TEMA 16: La literatura del siglo XVI. La prosa y el teatro. Lengua castellana y literatura 1º de Bachillerato

TEMA 16: La literatura del siglo XVI. La prosa y el teatro Lengua castellana y literatura 1º de Bachillerato LA PROSA RENACENTISTA Diálogos PROSA DI

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LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA
ÍNDICE LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA ......................................................................................... 2 LATÍN..............

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TEMA 16: La literatura del siglo XVI. La prosa y el teatro Lengua castellana y literatura 1º de Bachillerato

LA PROSA RENACENTISTA Diálogos PROSA DIDÁCTICA

Prosa histórica Libros morales o religiosos Relatos sentimentales

PROSA

Libros de caballerías Libros de pastores

PROSA NARRATIVA

Libros de tema morisco La lozana andaluza El Patrañuelo Lazarillo de Tormes CERVANTES

LA PROSA DIDÁCTICA

DIÁLOGOS • El modelo formal más utilizado en los textos en prosa es un DIÁLOGO. • En los diálogos dos o más interlocutores abordan cualquier asunto presentando sobre él diversos puntos de vista. Ello permite un tono coloquial y una lectura agradable como vehículo para transmitir determinadas enseñanzas.

Juan de Valdés

Diálogo de la lengua Expone el ideal renacentista de la lengua sencilla, pero cuidada.

Alfonso de Valdés

Diálogo de las cosas ocurridas en Roma

Diálogo de Mercurio y Carón

Defensa de la política imperial de Carlos I y ataque contra el Papado

Expone el ideal erasmista de un Estado universal fuerte y pacifico y deseos de reforma religiosa.

Epístolas Otros modelos prosísticos del siglo XVI

Historias Relatos

Facecias Apotegmas Misceláneas

Inmensa variedad de temas Huarte de San Juan

PROSA HISTÓRICA

Bartolomé de las Casas Diego Hurtado de Mendoza Jerónimo Zurita PROSA MORAL Antonio de Guevara

Fray Luis de León

Libro áureo de Marco Antonio

Juan de la Cruz

Epístolas familiares

Examen de ingenios

Menosprecio de corte y alabanza de aldea

Teresa de Jesús Fray Luis de Granada

PROSA NARRATIVA

• La prosa narrativa del siglo XVI se caracteriza por su enorme variedad de temas y géneros. • Gran parte de las narraciones son breves y se recogen dentro de otros modelos literarios sin tener carácter autónomo. • No puede hablarse de novela en el sentido actual del término, sí se utiliza para referirse a narraciones breves. • Los relatos más extensos se denominan: libro, historia, tratado, vida…

Libros de caballerías

Relatos sentimentales

Libros de pastores • La narrativa pastoril está relacionada con el auge de la literatura bucólica. • Representan utópicamente la vida primitiva rústica idealizada en donde se desarrollan historias de amor entre pastores. • Actitud escapista ante una sociedad conflictiva. Los siete libros de la Diana de Jorge Montemayor Diana enamorada de Gaspar Gil Polo La Galatea de Cervantes La Arcadia de Lope de Vega

Libros de tema morisco • En un ambiente idealizado se presenta la figura estilizada del moro, a veces en tolerante convivencia con los cristianos. Historia del Abencerraje y la hermosa Jarifa Guerras civiles de Granada de Ginés Pérez de Hita.

La lozana andaluza de Francisco Delicado • Obra dialogada emparentada con La Celestina • Se manifiesta una gozosa actitud vital y es patente un mordaz anticlericalismo.

El Patrañuelo de Juan de Timoneda • Primera colección española de novelas cortas imitadoras de las italianas.

NARRATIVA RENACENTISTA: NOVELA PICARESCA El Lazarillo de Tormes

ARGUMENTO Lázaro, un personaje de baja clase social, nacido en una aldea próxima a Salamanca, hijo de padres sin honra, cuenta su vida en primera persona, por medio de una carta a un noble y desconocido señor, a quien se dirige en el prólogo con el tratamiento de “vuestra merced” para explicarle los detalles del “caso”.

El “caso” es la explicación de los rumores sobre las posibles relaciones de la mujer de Lázaro con el Arcipreste de San Salvador.

Para ello, Lázaro habla de su vida desde su nacimiento

“Pues sepa vuestra merced, ante todas cosas, que a mí llaman Lázaro de Tormes, hijo de Tomé González y de Antonia Pérez, naturales de Tejares, aldea de Salamanca. Mi nacimiento fue dentro del río Tormes, por la cual tomé el sobrenombre.”

“Siendo yo niño de ocho años, achacaron a mi padre ciertas sangrías mal hechas en los costales de los que allí a moler venían, por lo cual fue preso y confesó y no negó, y padeció persecución por justicia (...) En este tiempo, se hizo cierta armada contra moros, entre los cuales fue mi padre, que a la sazón estaba desterrado por el desastre ya dicho, con cargo de acemilero de un caballero que allá fue. Y con su señor, como leal criado, feneció su vida.”

Su madre se dedicó a la prostitución, hasta establecerse con un hombre negro, con el que tuvo un hijo.

Como su madre no puede mantenerlo, Lázaro es entregado a un ciego para que se gane la vida guiándolo. Por eso a los perros que guían a los ciegos se les llama “perros lazarillo”.

El ciego lo trata rudamente y, desde el principio, decide “espabilarlo” para que pueda salir adelante en la dura vida que le espera.

Lázaro llega el oído a ese toro y oirás gran ruido dentro de él.

Necio, aprende, que el mozo de ciego un punto ha de saber más que el diablo

Verdad dice que este, que me cumple avivar el genio y avisar, pues solo soy y pensar cómo me sepa valer

El ciego es un amo mezquino y miserable, que maltrata cruelmente a Lázaro, pero con quien aprende a ganarse la vida.

El episodio de las uvas.

El episodio de la longaniza

El episodio del jarro de vino

Todas estas crueldades hacen que Lázaro odie cada vez más a su amo, hasta que llega un momento en que el discípulo supera al maestro y consigue vengarse de él antes de abandonarlo.

¡Sus! Saltá todo lo que podáis porque deis deste cabo del agua..

El aprendizaje de Lázaro comienza con un golpe que el ciego propina a Lázaro (en el toro) y concluye cuando Lázaro es capaz de engañar a su amo y devolvérselo.

Tras abandonar al ciego, Lázaro pasa a servir a un clérigo en Maqueda:

El clérigo es un hombre mezquino que mata de hambre al pobre Lázaro.

Lázaro tiene que inventarse tretas para poder comer. Consigue una llave para abrir el arca donde el clérigo guarda el pan.

Lázaro guarda la llave dentro de la boca para que el clérigo no la descubra, pero al final, el clérigo se entera de todo y lo despide, no sin antes propinarle una paliza:

Su siguiente amo es un escudero que aparenta ser rico y poderoso, pero en realidad es más pobre todavía que Lázaro.

Con él aprende la importancia de las apariencias, es decir, no importa lo que en realidad eres, sino lo que aparentas ser.

Pese a ser pobre, es el primer amo que no maltrata a Lázaro. Lázaro aprende a ser misericordioso con él.

Lázaro es abandonado por su amo y tiene que buscar otro. Habrá varios más hasta llegar a la situación final desde la que escribe:

Un maestro de pintar panderos

Un buldero

Un fraile de la Merced

Un alguacil…

La novela termina cuando Lázaro, a los veintitantos años y en Toledo, se casa, de modo deshonroso, con la criada del Arcipreste de San Salvador. La gente murmura que la boda ha sido un “apaño” y que la mujer de Lázaro es la amante del Arcipreste. Aunque Lázaro lo niega todo, ciertas afirmaciones suyas no dejan lugar a dudas, y él justifica su vida actual porque en ese momento él se encontraba “en mi prosperidad y en la cumbre de toda buena fortuna”..

Mirá, si sois mi amigo, no me digáis cosa con que me pese, que no tengo por mi amigo al que me hace pesar; mayormente, si me quieren meter mal con mi mujer, que es la cosa del mundo que yo más quiero y la amo más que a mí; y me hace Dios con ella mil mercedes y más bien que yo merezco: que yo juraré sobre la hostia consagrada que es tan buena mujer como vive dentro de la puertas de Toledo. Quien otra cosa me dijere, yo me mataré con él. Desta manera no me dicen nada, y yo tengo paz en mi casa.

ESPACIO Y TIEMPO EN EL LAZARILLO ESPACIO

TIEMPO

La acción se sitúa en la ciudad, un espacio urbano real y próximo, que facilita la práctica de comportamientos irregulares.

Se producen desfases entre el tiempo que duran los hechos narrados y el que dedica el narrador, Lázaro a narrarlos. El narrador selecciona los acontecimientos relevantes para la explicación del “caso” y le da la importancia que considera.

TEXTO 1554 Aparición de tres ediciones simultáneas de Vida de Lazarillo de Tormes y de sus fortunas y adversidades Éxito fulminante Prohibición por la Inquisición Sigue leyéndose en ediciones clandestinas hechas en el extranjero 1573 Volvió a autorizarse su impresión, suprimiendo los tratados IV y V, y varias irreverencias de los demás. 1834 Hasta esta fecha no volvió a autorizarse el texto completo.

FECHA DE COMPOSICIÓN • No se sabe a ciencia cierta la fecha de composición del Lazarillo. • En la misma obra aparecen ciertas referencias históricas, pero no son concluyentes. • Tales referencias llevarían a situar la acción del Lazarillo entre 1510 y, quizá, 1546. • Ello haría muy probable que la fecha en la que se escribió la obra fuera bastante próxima a la de las primeras impresiones conocidas, es decir, hacia mediados de siglo.

AUTORÍA • El Lazarillo se publicó anónimo. • Posteriormente se atribuyó a diferentes autores. • Ninguna de estas atribuciones son convincentes. • Las ideas dela obra han llevado a formular hipótesis sobre las características del autor: • erasmista • Converso • Criptojudío • Franciscano • Noble descontento…

Últimas teorías sobre el autor La paleógrafa Mercedes Agulló documenta que su autor es Diego Hurtado de Mendoza

En su libro A vueltas con el autor del Lazarillo (Calambur, 2010) Mercedes Argulló documenta que Diego Hurtado de Mendoza es, con toda probabilidad, el autor del Lazarillo. La investigadora encontró en una serie de serones y cajones el impresionante lote de documentos acumulados por don Diego Hurtado de Mendoza durante su larga vida. Ahí encontró, al lado de “Una copia hecha de Las guerras de Granada y otros papeles de la hacienda de Carmona”, dos líneas que dicen: “Un legajo de correcciones hechas para la impresión del Lazarillo y Propaladia” La investigadora afirma que “desde luego, nada puede darse como absolutamente definitivo, pero el hecho de que el legajo con correcciones hechas para la impresión del Lazarillo se hallara entre los papeles de don Diego Hurtado de Mendoza, me ha permitido desarrollar una hipótesis sobre la autoría del Lazarillo, que fortalecida por otros hechos y circunstancias apunta sólidamente en la dirección de don Diego.”

FUENTES DEL LAZARILLO Rasgos folclóricos tradicionales

Rasgos innovadores

Muchos de los episodios que se le suceden a Lázaro son cuentecillos de origen folclórico, vinculadas a un autor narrador. Los personajes (el ciego y el niño) tienen carácter tradicional El autor no se limita a ensartar anécdotas sino que crea un relato compuesto por una serie de episodios perfectamente organizados gracias a dos recursos:

La autobiografía

La epístola

ESTRUCTURA DEL LAZARILLO

Forman parte de la historia de la vida de un personaje contada por él mismo. Todos los elementos adquieren sentido porque

La historia de la vida está contada por el mismo personaje tomando como modelo una larga carta dirigida a VUESTRA MERCED.

AUTOBIOGRAFÍA

Libro de buen amor La lozana andaluza El Crotalón El viaje de Turquía El asno de oro de Apuleyo

Cárcel de amor

EPÍSTOLA

Cartas coloquios

ORIGINALIDAD NOVELESCA DEL LAZARILLO

Por primera vez en la historia de la narrativa europea, hallamos en el Lazarillo el mundo de la realidad contemporánea convertido en materia de un relato.

El protagonista del relato es un personaje de condición humildísima que va construyendo su vida a golpes con la adversidad. Nada más lejos de los héroes de los relatos anteriores llenos de aventuras ideales. Lázaro sufre hambre, engaños, burlas y explotación. Es la historia del proceso “educativo” para la deshonra y la vileza, que Lázaro acepta al final y que se puede interpretar como la amarga queja del autor contra una sociedad que impedía salir de la miseria a los desheredados.

EL LAZARILLO: LA PRIMERA NOVELA MODERNA Novela moderna • Es característica de la novela moderna que los personajes se vayan haciendo y modificando a la par de las circunstancias de la vida. • Este rasgo se encuentra ya en el Lazarillo, cuyo protagonista va cambiando desde el principio al fin de la obra: el Lázaro niño es muy distinto del lázaro adulto.

ESTRUCTURA DEL LAZARILLO Prólogo Tratado I

Ciego

Tratado II

Clérigo

Tratado III

Escudero

Infancia Lázaro en la adversidad Crueldad de los amos Hambre

Tratado IV

Fraile

Tratado V

Buldero - Maestro de pintar

Adolescencia

Mejora su nivel de vida Tratado VI

Capellán

Tratado VII

Alguacil - Arcipreste

Juventud madurez

Se revela que la obra es una carta de contestación en la que se explica el “caso” a “vuestra merced”.

LENGUAJE DEL LAZARILLO Lenguaje llano

El Lazarillo está escrito en un lenguaje llano, sin artificios, directo.

Decoro

Los personajes se expresan de acuerdo a su condición social y se ajustan a lo que pide el momento: júbilo, tristeza, cólera… El uso de refranes, modismos, el vocabulario… guardan relación con el estrato social del protagonista narrador.

Estilo adecuado a la función

La frase corta, pero vivamente expresiva y ágil, o extensa, según la función narrativa que realice.

Precisión

Destaca la precisión en captar, con ironía o humor, lo esencial y revelador.

Dominio del lenguaje y el arte de narrar

LA IRONÍA Y LA CRÍTICA SOCIAL DEL LAZARILLO La ironía sólo se percibe atendiendo al contexto y depende de las intenciones del emisor y de la capacidad de interpretación del interlocutor.

Narrador, personajes y autor son irónicos en el Lazarillo. “Yo por bien tengo que cosas tan señaladas y por ventura nunca oídas ni vistas…”

“Lo que te enfermó, te sana y te da salud…”

“Si es por esa vida, nunca yo moriré, que siempre he guardado esa regla por fuerza, y aún espero, en mi desdicha, tenerla toda mi vida.”

“Toma, come, triunfa, que para ti es el mundo”

“Pues vente tras mí, que Dios te ha hecho merced en topar conmigo; alguna buena oración rezaste hoy”

SENTIDO DEL HUMOR

Éste me dio la vida y, siendo ciego, me alumbró y adentró en la carrera de vivir.

SENTIDO DEL HUMOR

Fue tal el golpecillo que me tuvo fuera de mí por espacio de tres días

IDEAS Y SENTIDO DE LA OBRA • La palabra con la que se abre el prólogo del Lazarillo es un rotundo YO. • A partir de ahí la obra es la historia de un personaje cuyos rasgos lo aproximan a un ser humano de carne y hueso, muy lejos de las figuras estilizadas de los otros relatos de la época. • Este personaje se desarrolla en un medio social concreto que lo condiciona y modifica decisivamente • La obra retrata el proceso de aprendizaje de un individuo y, al mismo tiempo, su adaptación a un medio social complejo, la España del siglo XVI, hasta conseguir su definitiva integración que se consigue a costa de su indignidad, tras comprender y asumir las reglas y formas del mundo. • Esta indignidad no es exclusiva de Lázaro, a quien puede disculparse su pobre y azarosa vida, sino que es común, en uno u otro grado, a todos los personajes del libro.

CRÍTICA SOCIAL EN EL LAZARILLO CRÍTICA DEL COMPORTAMIENTO DE LOS PERSONAJES

CRÍTICA DEL SISTEMA SOCIAL EXISTENTE

Dos mitos centrales de la España del XVI son el objeto central de la crítica: LA HONRA El episodio del escudero muestra la falsedad del sentimiento de honor de la nobleza. También se ataca la justicia y los militares.

LA RELIGIOSIDAD La mayor parte de los amos de Lázaro son clérigos y todos explotan, más o menos cruelmente al muchacho. El ANTICLERICALISMO evidente.

es

CRÍTICA SOCIAL EN EL LAZARILLO En la novela no aparecen valores positivos como el amor o la amistad.

Predominan la ambición, la avaricia, el dinero, la búsqueda del provecho propio por encima de todo, la importancia de las apariencias, la astucia, el cinismo… el autor pone así al descubierto la dura vida española de mediados del siglo XVI.

LA NOVELA PICARESCA El modelo de relato propuesto en el Lazarillo es tan innovador que resultó difícil de asimilar y continuar. Casi medio siglo tardará en aparecer la segunda novela picaresca, el Guzmán de Alfarache (1599) y no será hasta el siglo XVII cuando el Lazarillo, en el que no figura ninguna vez la palabra pícaro, tenga numerosa descendencia.

RASGOS DE LA NOVELA PICARESCA Es el relato de una autobiografía ficticia, por tanto en primera persona, de un personaje de orígenes miserables. El protagonista abandona el medio familiar siendo un niño y trabaja al servicio de varios amos. El carácter picaresco del protagonista: astuto, versátil, prudente y receloso. Era un personaje listo, sin oficio, que urde tretas para robar o vivir a costa del prójimo, con escaso sentido moral y que suele ser víctima de sus propios ardides. El protagonista tiene afán de medro, es decir, aspira a ascender socialmente y a mejorar su situación económica y su puesto en la sociedad. Explicación de un estado final de deshonor, aceptado o superado, a partir del pasado del protagonista.

EL LAZARILLO Textos

Comienza el relato con un prólogo, que Lázaro, como pregonero de Toledo, dirige a un caballero (“vuestra merced”), diciéndole que, pues le ha pedido que le cuente su caso, va a complacerle narrándole su vida desde el principio. El prólogo advierte que el libro tiene dos lecturas:

“Yo por bien tengo que cosas tan señaladas, y por ventura nunca oídas ni vistas, vengan a noticia de muchos y no se entierren en la sepultura del olvido, pues podría ser que alguno que las lea halle algo que le agrade, y a los que ahondasen tanto los deleite.” “Confesando yo no ser más santo que mis vecinos, de esta nonada, que en este grosero estilo escribo, no me pesara que hayan parte y se huelguen con ello todos los que en ella algún gusto hallasen, y vean que vive un hombre con tantas fortunas, peligros y adversidades (...) Y pues vuestra merced escribe se le escriba y relate el caso muy por extenso, parecióme no tomarle por el medio, sino del principio, porque se tenga entera noticia de mi persona; y también porque consideren los que heredaron nobles estados cuán poco se les debe, pues Fortuna fue con ellos parcial, y cuánto más hicieron los que, siéndoles contraria, con fuerza y maña remando, salieron a buen puerto.”

Tratado I: Su familia y servicio con el ciego Desde el principio, el protagonista se nos muestra como un antihéroe. Sus circunstancias familiares y sociales están muy alejadas de la idealización de los libros de pastores o moriscos. El aprendizaje de Lázaro comienza muy pronto: observa el tono en que se relatan las primeras peripecias del personaje. Especial atención al lenguaje del texto.

“Pues sepa vuestra merced, ante todas cosas, que a mí llaman Lázaro de Tormes, hijo de Tomé González y de Antonia Pérez, naturales de Tejares, aldea de Salamanca. Mi nacimiento fue dentro del río Tormes, por la cual tomé el sobrenombre, y fue desta manera: mi padre, que Dios perdone, tenía cargo de proveer una molienda de una aceña que está ribera de aquel río, de manera que con verdad me puedo decir nascido en elmovido río. por agua Aceña: molino Pues siendo yo niño de ocho años, achacaron a mi padre ciertas sangrías mal hechas en los costales de los que allí a moler venían,sangrías: por lo extracción cual fue de preso y sangre, aquí agujeros en losque sacos confesó, y no negó, y padeció persecución por justicia. Espero en Dios estéde harina. en la gloria pues el Evangelio los llama bienaventurados […]

En este tiempo, se hizo cierta armada contra moros, entre los cuales fue mi padre, que a la sazón estaba desterrado por el desastre ya dicho, con cargo de acemilero de un caballero que allá fue. Y con su señor, como leal criado, feneció su vida. Mi viuda madre, como sin marido y sin abrigo se viese determinó arrimarse a los buenos por ser uno de ellos, y vínose a vivir a la ciudad, y alquiló una casilla, y metióse a guisar de comer a ciertos estudiantes y lavaba la ropa a ciertos mozos de caballos del Comendador de la Magdalena; de manera que fue frecuentando las caballerizas. Ella y un hombre moreno, de moreno: eufemismo porveces negro aquellos que las bestias curaban, vinieron en conoscimiento. Este algunas se venía a nuestra y se iba por la mañana. Otras veces de día llegaba a la curaban:casa cuidaban puerta, en achaque de comprar huevos, y entrábase en casa. Yo, al principio de su entrada, pesábame con él, y habíale miedo, viendo el color y mal gesto que molestaba. tenía; masPesábame: de que vimeque con su venida mejoraba el comer, fuile queriendo bien, porque siempre traía pan, pedazos de carne, y en el invierno, leños a que nos calentábamos.”

Empieza la carrera de Lázaro como mozo de muchos amos, cuando su madre lo confía a un ciego mendigo para que sea su sirviente. El ciego es ruin y astuto. He aquí la primera enseñanza que le da:

Salimos de Salamanca, y llegando a la puente, está a la entrada della un animal de piedra, que casi tiene la forma de toro, y el ciego mandóme que llegase cerca del animal, y allí puesto, me dijo: —Lázaro, llega el oído a este toro y oirás gran ruido dentro de él. Yo simplemente llegué, creyendo ser ansí; y como sintió que tenía la cabeza par de la piedra, afirmó recio la mano y diome una gran calabazada en el diablo del toro, que más de tres días me duró el dolor de la cornada, y díjome: —Necio, aprende, que el mozo del ciego un punto ha de saber más que el diablo. Y rió mucho la burla. Parescióme que, en aquel instante, desperté de la simpleza en que, como niño, dormido estaba. Dije entre mí: “Verdad dice este, que me cumple avivar el ojo y avisar, pues solo soy, y pensar cómo me sepa valer.”

“Usaba poner cabe sí un jarrillo de vino cuando comíamos, y yo, muy de presto le asía y daba un par de besos callados; y tornábale a su lugar. Mas durome poco, que en los tragos conocía la falta y, por reservar su vino a salvo, nunca después desamparaba el jarro, antes lo tenía por el asa asido. Mas no había piedra imán que así atrajese a sí como yo con una paja larga de centeno que para aquel menester tenía hecha, la cual, metiéndola en la boca del jarro, chupando el vino, lo dejaba a buenas noches. Mas, como fuese el traidor tan astuto, pienso que me sintió, y dende en adelante mudó propósito, y asentaba su jarro entre las piernas y tapábale con la mano, y así bebía seguro. Yo, que estaba hecho al vino, moría por él, y viendo que aquel remedio de la paja no me aprovechaba ni valía acordé en el suelo del jarro hacerle una fuentecilla y agujero sutil y, delicadamente, con una muy delgada tortilla de cera taparlo y al tiempo de comer, fingiendo haber frío, entrábame entre las piernas del triste ciego a calentarme en la pobrecilla lumbre que teníamos y, al calor de ella, luego derretida la cera, por ser muy poca, comenzaba la fuentecilla a destilarme en la boca, la cual yo de tal manera ponía, que maldita la gota se perdía. Cuando el pobreto iba a beber, no hallaba nada. Espantábase, maldecíase, daba al diablo el jarro y el vino, no sabiendo qué podía ser. —No diréis, tío, que os lo bebo yo —decía—, pues no le quitáis de la mano. Tantas vueltas y tientos dio al jarro, que halló la fuente y cayó en la burla, mas así lo disimuló como si no lo hubiera sentido.

Y luego otro día, teniendo yo rezumando mi jarro como solía, no pensando el daño que me estaba aparejado ni que el mal ciego me sentía, sentéme como solía. Estando recibiendo aquellos dulces tragos, mi cara puesta hacia el cielo, un poco cerrados los ojos por mejor gustar el sabroso licor, sintió el desesperado ciego que ahora tenía tiempo de tomar de mí venganza y, con toda su fuerza, alzando con dos manos aquel dulce y amargo jarro, lo dejó caer sobre mi boca, ayudándose, como digo, con todo su poder, de manera que el pobre Lázaro, que de nada de esto se guardaba, antes, como otras veces, estaba descuidado y gozoso, verdaderamente me pareció que el cielo, con todo lo que en él hay, me había caído encima. Fue tal el golpecillo que me desatinó y sacó de sentido, y el jarrazo tan grande, que los pedazos de él se me metieron por la cara, rompiéndomela por muchas partes, y me quebró los dientes, sin los cuales hasta hoy me quedé. Desde aquella hora quise mal al mal ciego y, aunque me quería y regalaba y me curaba, bien vi que se había holgado del cruel castigo. Lavome con vino las roturas que con los pedazos del jarro me había hecho, y sonriéndome decía: —¿Qué te parece, Lázaro? Lo que te enfermó te sana y da salud.”

Visto esto y las malas burlas que el ciego burlaba de mí, determiné de todo en todo dejalle; y como lo traía pensado y lo tenía en voluntad, con este postrer juego que me hizo afirmelo más. Y fue ansí que luego otro día salimos por la villa a pedir limosna, y había llovido mucho la noche antes; y porque el día también llovía, y andaba rezando debajo de unos portales que en aquel pueblo había, donde no nos mojábamos, mas cuando la noche se venía y el llover no cesaba, díjome el ciego: —Lázaro, esta agua es muy porfiada, y cuanto la noche más cierra, más recia: acojámonos a la posada con tiempo. Para ir allá habíamos de pasar un arroyo, que con la mucho agua iba grande. Yo le dije: — Tío, el arroyo va muy ancho; mas si queréis, yo veo por donde travesemos más aína sin nos mojar, porque se estrecha allí mucho, y saltando pasaremos a pie enjuto. Parescióle buen consejo y dijo: — Discreto eres, por esto te quiero bien. Llévame a ese lugar donde el arroyo y se ensangosta, que agora es invierno y sabe mal el agua, y más llevar los pies mojados. Yo, que vi el aparejo a mi deseo, saquéle de bajo de los portales y llevélo derecho de un pilar o poste de piedra que en la plaza estaba, sobre el cual y sobre otros cargaban saledizos de aquellas casas, y dígole:

— Tío, éste es el paso más angosto que en el arroyo hay. Como llovía recio y el triste se mojaba, y con la priesa que llevábamos de salir del agua, que encima de nosotros caía, y, lo más principal, porque Dios le cegó aquella hora el entendimiento (fue por darme de él venganza), creyóse de mí y dijo: — Ponme bien derecho y salta tú el arroyo. Yo le puse bien derecho enfrente del pilar, y doy un salto y póngome detrás del poste, como quien espera tope de toro y díjele: — ¡Sús! Saltá todo lo que podáis, porque deis deste cabo del agua. Aun apenas lo había acabado de decir, cuando se abalanza el pobre ciego como cabrón, y de toda su fuerza arremete, tomando un paso atrás de la corrida para hacer mayor salto, y da con la cabeza en el poste, que sonó tan recio como si diera con una gran calabaza, y cayó luego para atrás, medio muerto y hendida la cabeza. —¿Cómo, y oliste la longaniza y no el poste? ¡Olé, olé!— le dije yo. Y déjele en poder de mucha gente que lo había ido a socorrer, y tomé la puerta de la villa en los pies de un trote, y antes que la noche viniese di conmigo en Torrijos. No supe más lo que Dios dél hizo ni curé de lo saber.

Tratado III: Al servicio del escudero

Estando así, díjome: --Tú, mozo, ¿has comido? --No, señor– dije yo--, que aún no eran dadas las ocho cuando con vuestra merced encontré. --Pues, aunque de mañana, yo había almorzado, y cuando así como algo, hágote saber que hasta la noche me estoy así. Por eso, pásate como pudieres, que después cenaremos. Vuestra merced crea, cuando esto le oí, que estuve en poco de caer de mi estado, no tanto de hambre como por conocer de todo en todo la fortuna serme adversa. Allí se me representaron de nuevo mis fatigas, y torné a llorar mis trabajos; allí se me vino a la memoria la consideración que hacía cuando me pensaba ir del clérigo, diciendo que, aunque aquel era desventurado y mísero, por ventura toparía con otro peor; finalmente, allí lloré mi trabajosa vida pasada y mi cercana muerte venidera. Y con todo, disimulando lo mejor que pude, dije: -- Señor, mozo soy que no me fatigo mucho por comer, bendito Dios. De eso me podré alabar entre todos mis iguales de mejor garganta, y así fui yo loada de ella hasta hoy día de los amos que yo he tenido.

Tratado III: Al servicio del escudero

--Virtud es esa– dijo él--, y por eso te querré yo más; porque el hartar es de los puercos y el comer regladamente es de los hombres de bien. “¡Bien he entendido!”, dije yo entre mí. “¡Maldita tanta medicina y bondad como aquestos mis amos que yo hallo hallan en el hambre!”. Púseme a un cabo del portal y saqué unos pedazos de pan del seno, que había quedado de los de por Dios. Él, que vio esto, díjome: --Ven acá, mozo. ¿Qué comes? Yo llegueme a él y mostrele el pan. Tomome él un pedazo de tres que eran, el mejor y más grande, y dijome: --Por mi vida que parece éste buen pan. --¿Y cómo ahora– dije yo– señor, es bueno? -- Sí, a fe – dijo él-- ¿Adónde lo hubiste? ¿Si es amasado de manos limpias? --No sé yo eso– le dije--; mas a mí no me pone asco el sabor de ello. --Así plega a Dios– dijo el pobre de mi amo. --Y llevándolo a la boca, comenzó a dar en él tan fieros bocados como yo en lo otro: --Sabrosísimo pan está – dijo--, por Dios.

Tratado III: Al servicio del escudero

Y como le sentí de qué pie cojeaba, dime prisa, porque le vi en disposición, si acababa antes que yo, se comediría a ayudarme a lo que me quedase. Y con esto acabamos casi a una. Y mi amo comenzó a sacudir con las manos unas pocas de migajas, y bien menudas, que en los pechos se le habían quedado. Y entró en una camareta que allí estaba, y sacó un jarro desbocado y no muy bueno, y desque hubo bebido, convídome con él. Yo, por hacer del continente, dije: --Señor, no bebo vino. --Agua es– me respondió--; bien puedes beber. Entonces tomé el jarro y bebí. No mucho, porque de sed no era mi congoja.

Tratado III: Al servicio del escudero

“Y comienzo a cenar y morder en mis tripas y pan, y disimuladamente miraba al desventurado señor mío, que no partía sus ojos de mis faldas, que aquella sazón servían de plato. Tanta lástima haya Dios de mí, como yo había de él, porque sentí lo que sentía, y muchas veces había por ello pasado y pasaba cada día. Pensaba si sería bien comedirme a convidarle; mas por me haber dicho que había comido, temía no aceptaría el convite. Finalmente, yo deseaba que aquel pecador ayudase a su trabajo del mío, y se desayunase como el día antes hizo, pues había mejor aparejo, por ser mejor la vianda y menos mi hambre. Quiso Dios cumplir mi deseo, y aun pienso que el suyo; porque como comencé a comer, y él se andaba paseando, llegóse a mí y díjome: —Dígote, Lázaro, que tienes en comer la mejor gracia que en mi vida vi a hombre, y que nadie te lo verá hacer que no le pongas gana aunque no la tenga. “La muy buena que tú tienes —dije yo entre mí— te hace parecer la mía hermosa.”

“Con todo, parecióme ayudarle, pues se ayudaba y me abría camino para ello y díjele: —Señor, el buen aparejo hace buen artífice. Este pan está sabrosísimo, y esta uña de vaca tan bien cocida y sazonada, que no habrá a quien no convide con su sabor. —¿Uña de vaca es? —Sí, señor. —Dígote que es el mejor bocado del mundo, y que no hay faisán que así me sepa. —Pues pruebe, señor, y verá qué tal está. Póngole en las uñas la otra, y tres o cuatro raciones de pan de lo más blanco. Y sentóse al lado y comienza a comer como aquel que lo había gana, royendo cada huesecillo de aquello mejor que un galgo lo hiciera.”

Tratado VII

En este tiempo, viendo mi habilidad y buen vivir, teniendo noticia de mi persona el señor arcipreste de Sant Salvador; mi señor, y servidor y amigo de Vuestra Merced, porque le pregonaba sus vinos, procuró casarme con una criada suya. Y visto por mí que de tal persona no podía venir sino bien y favor, acordé de lo hacer. Y así, me casé con ella, y hasta agora no estoy arrepentido. Porque, allende de ser buena hija y diligente servicial, tengo en mi señor arcipreste todo favor y ayuda […]. Y hízonos alquilar una casilla par de la suya. Los domingos y fiestas casi todas las comíamos en su casa. Mas malas lenguas, que nunca faltaron ni faltarán, no nos dejan vivir, diciendo no sé qué y sí sé qué de que ven a mi mujer irle a hacer la cama y guisalle de comer. Y mejor les ayude Dios que ellos dicen la verdad. Porque, allende de no ser ella mujer que se pague destas burlas, mi señor me ha prometido lo que pienso que cumplirá. Que él me habló un día muy largo delante della y me dijo: —Lázaro de Tormes, quien ha de mirar a dichos de malas lenguas nunca medrará. Digo esto porque no me maravillaría alguno, viendo entrar en mi casa a tu mujer y salir della. Ella entra muy a tu honra y suya; y esto te lo prometo. Por tanto, no mires a lo que pueden decir, sino a lo que te toca: digo a tu provecho.

—Señor— le dije—, yo determiné de arrimarme a los buenos. Verdad es que algunos de mis amigos me han dicho algo deso, y aun por más de tres veces me han certificado que antes que conmigo casase había parido tres veces, hablando con reverencia de Vuestra Merced, porque está ella delante. Entonces mi mujer echó juramentos sobre sí, que yo pensé que la casa se hundiera con nosotros; y después tomóse a llorar y a echar maldiciones sobre quien conmigo la había casado; en tal manera, que quisiera ser muerto antes que se me hubiera soltado aquella palabra de la boca. Más yo de un cabo y mi señor de otro tanto le dijimos y otorgamos, que cesó su llanto, con juramento que le hice de nunca más en mi vida mentarle nada de aquello, y que yo holgaba y había por bien de que ella entrase y saliese, de noche y de día, pues estaba bien seguro de su bondad. Y así quedamos todos tres bien conformes. Hasta el día de hoy nunca nadie nos oyó sobre el caso; antes, cuando alguno siento que quiere decir algo de ella, le atajo y le digo: — Mirá, si sois mi amigo, no me digáis cosa con que me pese, que no tengo por mi amigo al que me hace pesar; mayormente, si me quieren meter mal con mi mujer, que es la cosa del mundo que yo más quiero y la amo más que a mí; y me hace Dios con ella mil mercedes y más bien que yo merezco: que yo juraré sobre la hostia consagrada que es tan buena mujer como vive dentro de la puertas de Toledo. Quien otra cosa me dijere, yo me mataré con él. Desta manera no me dicen nada, y yo tengo paz en mi casa. Esto fue el mesmo año que nuestro victorioso Emperador en esta insigne ciudad de Toledo entró y tuvo en ella Cortes, y se hicieron grandes regocijos, como Vuestra Merced habrá oído. Pues en este tiempo estaba en mi prosperidad y en la cumbre de toda buena fortuna.

MIGUEL DE CERVANTES (1547-1616)  Nació en Alcalá de Henares en 1547 en Alcalá de Henares en el seno de una familia azarosa y deambulante en la que abundaban los problemas. Algunos han relacionado esto con su supuesto origen converso.

 Sobre su infancia y juventud hay pocos datos. Sabemos que fue discípulo del escritor erasmista López de Hoyos.  En 1570 viaja a Italia, donde queda impresionado por su arte, su literatura y su vida.  Participa como soldado en la batalla de Lepanto y permanece como militar en diversos lugares italianos.  A su vuelta a España en 1575 es apresado y conducido a Argel. Allí estuvo cautivo durante cinco años, lo que le da ocasión de observar la nueva civilización que descubre y acentúa su espíritu tolerante. Allí empiezan a fraguarse sus novelas.

MIGUEL DE CERVANTES (1547-1616)  Recorre buena parte del territorio, acumulando problemas y sinsabores: fue excomulgado dos veces y encarcelado otras dos.  Posiblemente en su última estancia en la cárcel en Sevilla, donde pasó unos meses, concibió el Quijote.  Mientras se publica la primera parte del Quijote, que tendrá un éxito fulgurante, marcha a vivir a Valladolid, donde residía la corte en compañía de su mujer, su hija, sus dos hermanas y la hija natural de una de ellas.  En Valladolid vuelve a conocer la prisión en compañía de toda su familia por un oscuro asunto relacionado con la muerte de un hombre a la puerta de su casa. La infundada acusación hace que pronto sea puesto en libertad, pero le hará incómoda su corta estancia en Valladolid.

MIGUEL DE CERVANTES (1547-1616)

 Sus años finales en complican por problemas varios de sus hermanos, supuesta hija, muerte de domicilio.

Madrid también familiares: muerte desavenencias con una nieta, cambios

se de su de

 A ello se añaden dificultades económicas. Sin embargo, prosigue su éxito como escritor y es en estos últimos años cuando publica la mayor parte de sus obras.  Murió en Madrid, el 23 de abril de 1616.

CERVANTES, POETA

Su obra lírica es lo menos valorado de su producción.

Ser poeta es “la gracia que no quiso darme el cielo” Gran parte de su obra se ha perdido, en especial los numerosos romances que escribió. Aparte de algunos que se han conservado manuscritos y de otros que se encuentran insertos en sus dramas y novelas, sólo publicó una obra en verso: El viaje del Parnaso. En ella presenta en conflicto a los malos y a los buenos escritores. Es interesante por sus juicios literarios y por las referencias autobiográficas que contiene.

OBRA DRAMÁTICA • Escribió Cervantes numerosas obras teatrales, de las que conservamos hoy más de una decena, a las que hay que sumar los ocho entremeses que también conocemos. • Sus comedias: • Son de muy diversos temas. • Siguen las normas clásicas de verosimilitud y respeto a las reglas. • Progresivamente va incorporando, parodiándolos en ocasiones, elementos propios de la comedia de Lope, un teatro que rompe con los moldes tradicionales. • Principales comedias: Los baños de Argel, El rufián dichoso, Pedro de Urdemalas, La casa de los celos, etc. • Tragedias: La Numancia. • Sus entremeses: • Partiendo de Lope de Rueda, Cervantes dota de mayor complejidad psicológica a los personajes característicos del entremés. • Así hay personajes que desaparecen o pierden importancia, como la negra, el barbero o el vizcaíno, mientras que dignifica al personaje básico del entremés: el simple o el bobo. • La construcción de las piezas y la trama argumental son más consistentes. • Principales entremeses: El retablo de las maravillas, La elección de los alcaldes de Daganzo, El viejo celoso, El rufián viudo…

OBRA NARRATIVA DE MIGUEL DE CERVANTES

La Galatea (1585)

El Quijote (1605-1615)

Novelas Ejemplares (1613)

El Persiles (1617)

OBRAS NARRATIVAS Los seis libros de la Galatea De tema pastoril. El mérito de la obra es escaso. Se limita a seguir al pie de la letra las características de las novelas pastoriles: •Idealización del paisaje •Desventuras sentimentales de los pastores/poetas. •Disquisiciones sobre el amor platónico… Incluye, como es habitual en Cervantes, comentarios de crítica literaria, juicios teóricos, etc.

OBRAS NARRATIVAS Novelas Ejemplares • Reunidas en un volumen en 1613. • Su éxito fue notable. • Es una colección de doce relatos cortos.

• Cervantes es el primero que compone estos relatos al modo italiano con argumentos originales. • El adjetivo ejemplares del título expresa su conexión con el género de los ejemplos medievales: se presenta una historia breve de la que se extrae una moraleja. • No todos los relatos tienen ejemplaridad moral, algunos son ejemplos de creación literaria.

OBRAS NARRATIVAS Novelas Ejemplares NOVELAS “REALISTAS” Domina en ellas la observación realista: Rinconete y Cortadillo El Coloquio de los perros El celoso extremeño La ilustre fregona El casamiento engañoso El licenciado Vidriera La gitanilla

NOVELAS “IDEALISTAS” Se percibe un mayor grado de imaginación e idealización: La española inglesa El amante liberal Las dos doncellas La señora Cornelia La fuerza de la sangre

OBRAS NARRATIVAS Los trabajos de Persiles y Sigismunda • Publicada póstumamente en 1617. • Se trata de una novela bizantina en la que los protagonistas, Persiles y Sigismunda, una pareja de jóvenes y nobles amantes, realizan un peregrinaje por el norte de Europa, Italia y España. • En el recorrido se enfrentan con numerosos peligros (tempestades, naufragios, cautiverios, piratería…) que son pruebas (“trabajos”) de las que salen airosos. • Así es posible su matrimonio final, que es la recompensa a su virtud.

EL INGENIOSO HIDALGO DON QUIJOTE DE LA MANCHA EDICIÓN DE LA OBRA

PRIMERA PARTE • Apareció en 1605, con el título de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha. • Consta de un prólogo, poemas burlescos iniciales y finales y 52 capítulos agrupados en cuatro partes. SEGUNDA PARTE • Se publicó en 1615, con un cambio en el título: El ingenioso caballero don Quijote de la Mancha. • Consta de un prólogo y 74 capítulos, sin división en partes.

EL INGENIOSO HIDALGO DON QUIJOTE DE LA MANCHA Semejanzas y diferencias entre la primera y segunda parte del Quijote PRIMERA PARTE

SEGUNDA PARTE

• Es más espontánea • Parece escrita “sobre la marcha” • Contiene diversidad de elementos

• Está mucho más pensada • Responde a un plan bien trazado.

Paralelismo estructural • • • •

Capítulos iniciales introductorios Serie de aventuras Parada. Final trágico: derrotado y desengañado, don Quijote regresa a casa.

Capítulos dedicados al Quijote de Avellaneda

LA ESTRUCTURA DE LA NOVELA PRIMERA SALIDA: 6 capítulos (5 + escrutinio) Preparación

Salida

Venta y aventura (arrieros)

Vuelta con dos aventuras (labrador) (mercaderes)

Vuelve triunfante, armado caballero

SEGUNDA SALIDA: 46 CAPÍTULOS DON QUIJOTE SALE CON SANCHO

S A L I D A

Aventuras: -Molinos -Frailes -Vizcaíno

Episodios: “Marcela y Gristóstomo

V E N T A

Aventuras: -Rebaños - Cuerpo muerto. Episodios: “Cardenio y Luscinda” “Dorotea”

V E N T A

Vuelve enjaulado y maltrecho

Aventuras: - Cueros de vino. -Cuadrilleros -Disciplinantes Episodios: “Curioso impertinente” “Historia del cautivo” “Dª Clara”

V U E L T A

LA ESTRUCTURA DE LA NOVELA TERCERA SALIDA: 74 CAPÍTULOS P R E P A R A C I Ó N

S A L I D A

Aventuras: -Leones -Rebuznadores -Barco encantado

Encuentros y pláticas: -Caballero del bosque -Caballero del verde gabán. -Bodas de Camacho

CASTILLO DE LOS DUQUES -Desencantamiento de Dulcinea -Aventura de Clavileño. -Consejos a Sancho -La Ínsula Barataria -Episodio de la dueña Dolorida

Viaje a Barcelona y aventuras: - La cabeza encantada - Caballero de la Blanca Luna. -Aventuras de los cerdos.

Don Quijote vuelve a casa para morir

V U E L T A

M U E R T E

EL QUIJOTE DE AVELLANEDA • En 1614 apareció el Segundo tomo del ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, firmado por Alonso Fernández de Avellaneda, seudónimo quizá de Gerónimo de Pasamonte, autor de una autobiografía, y a quien Cervantes habría tomado como modelo para el personaje Ginés de Pasamonte, el galeote liberado por don Quijote.

• El Quijote apócrifo es literariamente mediocre, pero muy interesante porque revela la indignación que la publicación de la novela había provocado en el círculo de Lope de Vega, cuyas comedias son satirizadas por Cervantes. • Por otra parte, el Quijote de Avellaneda se convierte en el portavoz de una reacción señorial ante la impertinencia que para la alta nobleza supuso la pretensión de un mero hidalgo, como Alonso Quijano, de hacerse pasar por caballero.

ESTRUCTURA DE LA NOVELA EL CAMINO Desempeña un papel fundamental pues favorece el encuentro con personas de todo tipo y condición social.

Los encuentros de los protagonistas con otros personajes originan episodios ajenos a la acción central, con la cual se relacionan de algún modo. Esto da origen a las historias intercaladas. Los personajes de las historias intercaladas pueden participar en los hechos de los protagonistas: Dorotea y Fernando, por ejemplo. O bien, ser ajenos al relato principal: la novela El curioso impertinente.

Las historias destacan por su variedad formal y porque responden a todos los estilos de la narrativa anterior. Cervantes justificó su presencia para dar variedad. En la segunda parte, no incluyó novelas.

ARGUMENTO DE LA NOVELA PRIMERA PARTE • El caballero manchego don Alonso Quijano, llamado por sus convecinos el Bueno, enloquece leyendo libros de caballerías. Concibe la idea de lanzarse al mundo, con el nombre de don Quijote de la Mancha, guiado por los nobles ideales de Amadís o de Palmerín: deshacer entuertos, proteger a los débiles, destruir el mal, merecer a Dulcinea… • Con armas absurdas y un viejo caballo, Rocinante, sale por La Mancha y se hace armar caballero en una venta que imagina ser un castillo, entre las burlas del ventero y de las mozas del mesón. Libera a un muchacho a quien su amo está golpeando por perderle las ovejas (pero apenas se marcha, prosigue la paliza). Unos mercaderes lo golpean brutalmente; un conocido lo recoge y lo devuelve a su aldea. • Ya repuesto, convence a un rudo labrador, Sancho Panza, ofreciéndole riquezas y poder, para que lo acompañe en sus aventuras. Y siempre sale mal parado: lucha contra unos gigantes que no son otra cosa que molinos de viento; es apaleado por unos arrieros; da libertad a unos criminales, que luego lo apedrean, etc. Sus amigos, el Canónigo y el Barbero, salen en su busca y lo traen engañado a su pueblo, metido en una jaula.

ARGUMENTO DE LA NOVELA SEGUNDA PARTE • Don Quijote, obstinado en su locura, sale otra vez acompañado de Sancho Panza, de quien ha de sufrir la bellaquería de querer hacerle creer que una rústica que viene montada en un asno es Dulcinea. • En sus correrías por tierras de Aragón, llegan a los dominios de unos Duques, que se burlan despiadadamente de la locura del señor y la ambición del criado. Mandan a este como gobernador a uno de sus estados; Sancho da pruebas de un excelente sentido, pero cansado de la vida palaciega, organizada en son de burla por los Duques, se vuelve a buscar a don Quijote. • Tras constantes aventuras, marchan a Barcelona, y allí es vencido por el Caballero de la Blanca Luna, que es su amigo Sansón Carrasco disfrazado así para intentar que don Quijote recobre su cordura. • Sansón Carrasco, vencedor, le impone la obligación de regresar a su pueblo. El caballero, física y moralmente derrotado, vuelve al lugar y allí muere cristianamente después de haberse curado de su locura.

EL ESPACIO EN LA NOVELA

EL ESPACIO EN LA NOVELA

Los protagonistas se desplazan por los caminos y pasan por distintas localidades pero, aunque se citan algunos lugares, no se da una información geográfica detallada. Las descripciones físicas son imprecisas y se limitan a lo más importante.

EL ESPACIO EN LA NOVELA LA VENTA

En la primera parte, los protagonistas recorren La Mancha hasta Sierra Morena; cuando se detienen, la venta se convierte en el núcleo espacial, lugar de paso donde se mezcla gente de diversos grupos sociales

EL ESPACIO EN LA NOVELA EL PALACIO

En la segunda parte, los protagonistas se desplazan por Aragón y Cataluña y son menos “andantes”, pasan más tiempo detenidos. El espacio más importante es el palacio de los duques, donde se relacionan con la alta nobleza que ha leído la primera parte de la obra y quieren divertirse a su costa. Don Quijote es tratado como un caballero. Amo y criado se separan.

EL TIEMPO EN LA NOVELA La narración es cronológica y lineal El caballero sale un día de julio de un cierto verano y en ese verano (por licencia poética demasiado largo) ocurren las tres salidas y la muerte. Las alusiones temporales a lo largo de la obra son escasa e incoherentes.

Las incoherencias cronológicas no son percibidas como tales por el lector que asiste a una secuencia lógica que va desde la locura del protagonista hasta su muerte.

LOS PERSONAJES DE LA NOVELA DON QUIJOTE

Yo sé quién soy.

• Es un modesto hidalgo de un pueblo manchego, Alonso Quijano, que, loco debido a la lectura de libros de caballerías, decide convertirse él mismo en caballero andante. • Su extraña y anacrónica figura en la España del siglo XVII hace de él un personaje fundamentalmente cómico. • El diseño de su figura es muy complejo: fuera de su peculiar locura caballeresca, muestra buen juicio y expone atinadas opiniones sobre muy diversos asuntos, incluidos los literarios. • Rasgo esencial de su carácter es la pertinaz defensa de sus ideas, incluidas las que proceden de su extraña locura, lo que hace que, constantemente, sea vapuleado por la realidad.

LOS PERSONAJES DE LA NOVELA SANCHO PANZA

• Sancho Panza es el escudero que en los libros de caballerías acompañaba al protagonista.

• En su elaboración, Cervantes sintetiza muchas características de tipos folclóricos y literarios: el loco, el simple, el bufón, el rústico, el bobo, el enano, el gracioso, el pícaro o el criado. • Sancho es un personaje más complejo, porque, a partir de este modelo literario, crece y sobrepasa su original función cómica, al encarnarse en su figura la sátira de los libros de caballerías.

LOS PERSONAJES DE LA NOVELA SANCHO PANZA

DON QUIJOTE

Dos figuras distintas y complementarias DIÁLOGO AMISTAD

SANCHIFICACIÓN

QUIJOTIZACIÓN

LOS PERSONAJES DE LA NOVELA

• Todos los personajes se ven influidos por los rasgos de los demás: • La locura de don Quijote contagia a los duques, que se comportan insensatamente. • Sansón Carrasco, el bachiller del pueblo de Alonso Quijano, también se disfraza de caballero andante. • Las ilusiones de Sancho se desplazan a su mujer…

INTENCIÓN Y SENTIDO El propósito explícito del Quijote es, sin duda, la parodia burlesca de los libros de caballerías. De hecho fue leído como un libro exclusivamente cómico durante los siglos XVII y XVIII. Existía un anónimo Entremés de los romances, en el que un ignorante labrador perdía la razón leyendo el Romancero, e imitaba las hazañas de sus heroicos personajes.

Cervantes lo leyó, probablemente, y pensó escribir una novela corta en la que el protagonista enloqueciera leyendo libros de caballerías, pues en un principio su objetivo era precisamente censurar estas novelas.

“No ha sido otro mi deseo que poner en aborrecimiento de los hombres las fingidas y disparatadas historias de los libros de caballerías”.

INTENCIÓN Y SENTIDO

Cervantes, como muchos moralistas de la época, consideraba que estas novelas estaban mal escritas, narraban hechos inverosímiles y eran obscenas.

Los libros de caballerías tuvieron un enorme auge tanto entre los lectores cultos (Carlos V, Lope de Vega, San Ignacio de Loyola, Santa Teresa… eran ávidos lectores de este tipo de obras) como entre el pueblo iletrado. Se dieron casos, incluso, de personas que enloquecieron leyendo el Amadís y otras novelas de caballerías. Por estas razones, Cervantes se propuso acabar con este tipo de novelas y lo consiguió. Tras la publicación del Quijote, ya no se publicarán más. Sin embargo, el propósito del autor quedó rebasado por su obra, porque ésta es mucho más que una sátira de estos libros.

INTENCIÓN Y SENTIDO

• Desde el Romanticismo hasta hoy los lectores de la novela ven en ella una defensa del ideal: • El ansia de libertad • La fe • La justicia • El amor absoluto hacia una amada inventada… • Estos ideales se defienden en un mundo en que los grandes ideales han perdido su sentido.

INTENCIÓN Y SENTIDO • Estas dos interpretaciones irreconciliables (libro cómico / libro romántico) son probablemente insuficientes: Interpretación como libro romántico

Interpretación como libro cómico

• El romanticismo del texto es anacrónico, Cervantes defiende los ideales del mundo renacentista en un mundo en el que ya no tienen valor.

• Tampoco la mera comicidad explica el libro: los libros de caballerías ya estaban desacreditados intelectualmente y no tendría mucho sentido componer una obra tan esforzada y ambiciosa simplemente para parodiarlos. • En verdad, la locura inquebrantable del protagonista contra todo sentido común y contra toda experiencia acaba por hacer patético al personaje y termina por producir la compasión del lector.

INTENCIÓN Y SENTIDO • La novela puede interpretarse como un libro de crítica y teoría literaria y un notable fresco de la vida española de su tiempo. Libro de crítica y teoría literaria • Los personajes hablan constantemente de literatura y en ella se vierten los más diversos juicios sobre los géneros literarios en boga en el siglo XVI. • Se exponen de modo teórico conceptos e ideas sobre temas géneros y formas literarias. • El Quijote es, además, un ejercicio de experimentación literaria: se encuentran relatos pastoriles, moriscos, cortesanos, poemas, diálogos, etc.

INTENCIÓN Y SENTIDO • La novela puede interpretarse como un libro de crítica y teoría literaria y un notable fresco de la vida española de su tiempo. Retrato social de la vida de su tiempo

• Por sus páginas desfilan nobles, hidalgos, escuderos que buscan recuperar una posición social digna, labradores ricos o míseros labriegos, moriscos perseguidos, etc. unidos por el afán de medro y ascenso social. • Alonso Quijano es uno de esos hidalgos que, ante la hostilidad de los villanos y el desdén de la alta nobleza, desean ascender socialmente. • Su vida triste y mediocre le impulsa a huir de la aldea y cambiar de vida. Con absoluta lógica sus desvaríos se relacionan con los libros de caballerías que ofrecen la imagen más perfecta y hermosa de su esplendor anterior.

• Esto explicaría la opinión adversa de los nobles encumbrados, lo que justificaría el Quijote de Avellaneda.

INTENCIÓN Y SENTIDO • La novela puede interpretarse como un libro de crítica y teoría literaria y un notable fresco de la vida española de su tiempo. Retrato social de la vida de su tiempo

• Sancho Panza responde a la perfección al labriego pobre que ansía prosperar con su mezcla de agudeza y estupidez, ingenio e ignorancia. • El recelo y la socarronería son su únicas armas de autodefensa en una sociedad hostil. • Ambos personajes son reflejo de la sociedad donde el deseo de mejorar social y económicamente es una obsesión generalizada. • Cervantes estaría parodiando la ilusión caballeresca y pastoril, la utopía humanista del Renacimiento, que es ya una respuesta inútil a los problemas de la España del momento.

• En el transcurso de la obra, los dos protagonistas lograrán un conocimiento de la dura realidad.

Cada uno es hijo de sus obras y vale tanto cuanto valgan ellas…

LENGUAJE Y ESTILO El lenguaje del Quijote es un acabado resumen de la variedad de estilos típica del Renacimiento. En él se combina el estilo elevado con el propio de la parodia burlesca, el habla culta con la popular, las disquisiciones eruditas con los refranes y dichos de profundo saber popular…

Estilo elevado

Dichosa edad y siglos dichosos aquéllos a quienes los antiguos pusieron nombre de dorados, y no porque en ellos el oro, que en esta nuestra edad de hierro tanto se estima, se alcanzase en aquella venturosa sin fatiga alguna, sino porque entonces, los que en ella vivían ignoraban estas dos palabras de tuyo y mío.

Parodia burlesca

[…] y de todos, ningunos le parecían tan bien como los que compuso el famosos Feliciano de Silva, porque la claridad de su prosa y aquellas entrincadas razones suyas le parecían de perlas, y más cuando llegaba a leer aquellos requiebros y cartas de desafíos, donde en muchas partes donde en muchas partes hallaba escrito: La razón de la sinrazón que a mi razón se hace, de tal manera mi razón enflaquece, que con razón me quejo de la vuestra fermosura. Y también cuando leía: …los altos cielos que de vuestra divinidad divinamente con las estrellas os fortifican, y os hacen merecedora del merecimiento que merece la vuestra grandeza.

LENGUAJE Y ESTILO Habla culta –Así es verdad– replicó don Quijote– por lo cual los no de principios nobles deben acompañar la gravedad del cargo que ejercitan con una blanda suavidad que, guiada por la prudencia, los libre de la murmuración maliciosa, de quien no hay estado que se escape. Haz gala, Sancho, de la humildad de tu linaje, y no te desprecies de decir que vienes de labradores; porque viendo que no te corres, ninguno se pondrá a correrte; y préciate más de ser humilde virtuoso que labrador soberbio. Innumerables son aquellos que, de baja estirpe nacidos, han subido a la suma dignidad pontificia e imperatoria; y desta verdad te pudiera traer tantos ejemplos, que te cansaran

Habla popular —Eso Dios lo puede remediar— respondió Sancho—, porque sé más refranes que un libro, y viénenseme tantos juntos a la boca cuando hablo, que riñen, por salir, unos con otros; pero la lengua va arrojando los primeros que encuentra, aunque no vengan a pelo. Mas yo tendré cuenta de aquí delante de decir los que convengan a la gravedad de mi cargo; que en casa llena, presto se guisa la cena; y quien destaja no baraja; y a buen salvo está el que repica; y el dar y el tener, seso ha de menester.

LENGUAJE Y ESTILO

RECURSOS DE LA TRADICIÓN ORAL Dualidad de narradores Ambivalencia del léxico Sonoridades y ritmos Uso de deíctivos Recurso al apóstrofe Proyección del gesto y la imagen Dramatización del retrato Juegos equívocos de la primera persona Atención a las inflexiones de la voz Técnicas de puesta en escena Incisos del narrador…

LENGUAJE Y ESTILO NARRADOR PRINCIPAL Cuenta desde un nivel superior y externo a la historia, es omnisciente y, en ocasiones, usa la primera persona para designarse a sí mismo como responsable directo de lo narrado

“En un lugar de La Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme…”. En los primeros ocho capítulos, el narrador alude a diversas fuentes de información: los distintos “autores que de este caso escriben” y unos supuestos “anales de La Mancha”. En el capítulo IX se introduce como personaje para contar cómo encontró y editó el manuscrito de don Quijote.

AUTORES FICTICIOS El narrador interrumpe el relato en un momento clave de un episodio (en plena pelea con un vizcaíno) y dice que aquí se acaba el documento que le servía de base.

Entonces, el narrador principal explica que, casualmente, ha encontrado el texto original en árabe, de un tal Cide Hamete Benengeli, y se lo hace traducir por un morisco aljamiado y así continúa.

Parodia de los pseudoautores y traductores que aparecían en las novelas de caballerías. Cervantes puede hacer comentarios a la “traducción”: distanciamiento irónico.

NARRADORES PERSONAJES El narrador principal cede la palabra a los personajes que cuentan relatos.

LENGUAJE Y ESTILO

Cervantes contribuye con todo ello a gestar un nuevo lector entendido y cómplice, a quien dirige prólogos y preliminares que reclaman su connivencia, que se deja llevar, pero no engañar, por tantos embaucadores cervantinos maestros en el arte de hablar —Cide Hamete Benengeli, el ficticio y burlón narrador arábigo que, supuestamente, escribe casi toda la novela—. Estamos ya ante la creación del lector moderno: un lector escéptico que erigirá la duda en sistema.

AL TÚMULO DEL REY FELIPE II EN SEVILLA “Voto a Dios que me espanta esta grandeza y que diera un doblón por describilla; porque ¿a quién no sorprende y maravilla esta máquina insigne, esta riqueza? Por Jesucristo vivo, cada pieza vale más de un millón, y que es mancilla que esto no dure un siglo, ¡oh gran Sevilla, Roma triunfante en ánimo y nobleza! Apostaré que el ánima del muerto, por gozar este sitio, hoy ha dejado la gloria donde vive eternamente”. Esto oyó un valentón, y dijo: “Es cierto cuanto dice voacé, señor soldado. Y el que dijere lo contrario, miente”.

Y luego, incontinente, caló el chapeo, requirió la espada, miró de soslayo, fuese, y no hubo nada.

Novelas Ejemplares: El licenciado Vidriera Seis meses estuvo en la cama Tomás, en los cuales se secó y se puso, como suele decirse, en los huesos, y mostraba tener turbados todos los sentidos; y aunque le hicieron los remedios posibles, solo le sanaron la enfermedad del cuerpo, pero no del entendimiento, porque quedó sano, y loco de la más extraña locura que entre las locuras hasta entonces se había visto. Imaginose el desdichado que era todo hecho de vidrio y con esta imaginación, cuando alguno se llegaba a él, daba terribles voces pidiendo y suplicando con palabras y razones concertadas que no se le acercasen, porque le quebrarían: que real y verdaderamente él no era como los otros hombres; que todo era de vidrio, de pies a cabeza. Para sacarle de esta extraña imaginación, muchos, sin atender a voces y rogativas, arremetieron a él y le abrazaron, diciéndole que advirtiese y mirase cómo no se quebraba. Pero lo que se granjeaba en esto era que el pobre se echaba en el suelo dando mil gritos, y luego le tomaba un desmayo del cual no volvía en sí en cuatro horas; y cuando volvía era renovando las plegarias y rogativas de que otra vez no le llegasen, porque a todo les respondería con más entendimiento, por ser hombre de vidrio y no de carne: que el vidrio, por ser de materia sutil y delicada, obraba por ella el alma con más prontitud y eficacia que no por la del cuerpo, pesada y terrestre.

Novelas Ejemplares: El licenciado Vidriera

Quisieron algunos experimentar si era verdad lo que decía, y así, le preguntaron muchas y difíciles cosas, a los cuales respondió espontáneamente con grandísima agudeza de ingenio, cosa que causó admiración a los más letrados de la Universidad y a los profesores de la medicina y filosofía, viendo que en un sujeto donde se contenía tan extraordinaria locura como era el pensar que fuese de vidrio, se encerrase tan grande entendimiento que respondiese a toda pregunta con propiedad y agudeza.

El Quijote En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor. Una olla de algo más vaca que carnero, salpicón las más noches, duelos y quebrantos los sábados, lentejas los viernes, algún palomino de añadidura los domingos, consumían las tres partes de su hacienda. El resto de ella concluían sayo de velarte, calzas de velludo para las fiestas, con sus pantuflos de lo mesmo, y los días de entresemana se honraba con su vellorí de lo más fino. Tenía en su casa una ama que pasaba de los cuarenta, y una sobrina que no llegaba a los veinte, y un mozo de campo y plaza, que así ensillaba el rocín como tomaba la podadera. Frisaba la edad de nuestro hidalgo con los cincuenta años; era de complexión recia, seco de carnes, enjuto de rostro, gran madrugador y amigo de la caza. Quieren decir que tenía el sobrenombre de Quijada, o Quesada, que en esto hay alguna diferencia en los autores que deste caso escriben; aunque por conjeturas verosímiles se deja entender que se llamaba Quejana. Pero esto importa poco a nuestro cuento; basta que en la narración dél no se salga un punto de la verdad.

CAPÍTULO 1

CAPÍTULO 1

Es, pues, de saber, que este sobredicho hidalgo, los ratos que estaba ocioso —que eran los más del año— se daba a leer libros de caballerías con tanta afición y gusto, que olvidó casi de todo punto el ejercicio de la caza, y aun la administración de su hacienda; y llegó a tanto su curiosidad y desatino en esto, que vendió muchas hanegas de tierra de sembradura para comprar libros de caballerías en que leer, y así, llevó a su casa todos cuantos pudo haber dellos; y de todos, ningunos le parecían tan bien como los que compuso el famosos Feliciano de Silva, porque la claridad de su prosa y aquellas entrincadas razones suyas le parecían de perlas, y más cuando llegaba a leer aquellos requiebros y cartas de desafíos, donde en muchas partes donde en muchas partes hallaba escrito: La razón de la sinrazón que a mi razón se hace, de tal manera mi razón enflaquece, que con razón me quejo de la vuestra fermosura. Y también cuando leía: …los altos cielos que de vuestra divinidad divinamente con las estrellas os fortifican, y os hacen merecedora de/ merecimiento que merece /a vuestra grandeza.

CAPÍTULO 1

En resolución, él se enfrascó tanto en su lectura, que se le pasaban las noches leyendo de claro en claro, y los días de turbio en turbio; y así, del poco dormir y del mucho leer se le secó el cerebro, de manera que vino a perder el juicio. Llenósele la fantasía de todo aquello que leía en los libros, así de encantamientos como de pendencias, batallas, desafíos, heridas, requiebros, amores, tormentas y disparates imposibles; y asentósele de tal modo en la imaginación que era verdad toda aquella máquina de aquellas sonadas soñadas invenciones que leía, que para él no había otra historia más cierta en el mundo. […] En efecto, rematado ya su juicio, vino a dar en el más extraño pensamiento que jamás dio loco en el mundo, y fue que le pareció convenible y necesario, así para el aumento de su honra como para el servicio de su república, hacerse caballero andante, e irse por todo el mundo con sus armas y caballo a buscar las aventuras y a ejercitarse en todo aquello que él había leído que los caballeros andantes se ejercitaban, deshaciendo todo género de agravio, y poniéndose en ocasiones y peligros donde, acabándolos, cobrase eterno nombre y fama

En efecto, rematado ya su juicio, vino a dar en el más extraño pensamiento que jamás dio loco en el mundo, y fue que le pareció convenible y necesario, así para el aumento de su honra como para el servicio de su república, hacerse caballero andante, e irse por todo el mundo con sus armas y caballo a buscar las aventuras y a ejercitarse en todo aquello que él había leído que los caballeros andantes se ejercitaban, deshaciendo todo género de agravio, y poniéndose en ocasiones y peligros donde, acabándolos, cobrase eterno nombre y fama. Imaginábase el pobre ya coronado por el valor de su brazo, por lo menos, del imperio de Trapisonda; y así, con estos tan agradables pensamientos, llevado del extraño gusto que en ellos sentía, se dio priesa a poner en efecto lo que deseaba. Y lo primero que hizo fue limpiar unas armas que habían sido de sus bisabuelos, que, tomadas de orín y llenas de moho, luengos siglos había que estaban puestas y olvidadas en un rincón. Limpiólas y aderezólas lo mejor que pudo; pero vio que tenían una gran falta, y era que no tenían celada de encaje, sino morrión simple; mas a esto suplió su industria, porque de cartones hizo un modo de media celada que, encajada con el morrión, hacían una apariencia de celada entera. Es verdad que para probar si era fuerte y podía estar al riesgo de una cuchillada, sacó su espada y le dio dos golpes, y con el primero y en un punto deshizo lo que había hecho en una semana; y no dejó de parecerle mal la facilidad con que la había hecho pedazos, y, por asegurarse deste peligro, la tornó a hacer de nuevo, poniéndole unas barras de hierro por de dentro, de tal manera, que él quedó satisfecho de su fortaleza, y sin querer hacer nueva experiencia della, la diputó y tuvo por celada finísima de encaje.

CAPÍTULO 1

Fue luego a ver su rocín, y aunque tenía más cuartos que un real y más tachas que el caballo de Gonela, que tantum pellis et ossa fuit, le pareció que ni el Bucéfalo de Alejandro ni Babieca el del Cid con él se igualaban. Cuatro días se le pasaron en imaginar qué nombre le pondría, porque —según se decía él a sí mesmo— no era razón que caballo de caballero tan famoso, y tan bueno él por sí, estuviese sin nombre conocido; y ansí, procuraba acomadársele de manera, que declarase quién había sido antes que fuese de caballero andante, y lo que era entonces; pues estaba muy puesto en razón que, mudando su señor estado, mudase él también el nombre, y le cobrase famoso y de estruendo, como convenía a la nueva orden y al nuevo ejercicio que ya profesaba; y así después de muchos nombres que formó, borró y quitó, añadió, deshizo y tornó a hacer en su memoria e imaginación, al fin le vino a llamar Rocinante, nombre , a su parecer, alto, sonoro y significativo de lo que había sido cuando fue rocín, antes de lo qu ahora era, que era antes y primero de todos los rocines del mundo.

CAPÍTULO 1

Puesto nombre, y tan a su gusto, a su caballo, quiso ponérsele a sí mismo, y en este pensamiento duró otros ocho días, y al cabo se vino a llamar don Quijote; de donde, como queda dicho, tomaron ocasión los autores desta tan verdadera historia que, sin duda, se debía llamar Quijada, y no Quesada, como otros quisieron decir. Pero, acordándose que el valeroso Amadís no sólo se había contentado con llamarse Amadís a secas, sino que añadió el nombre de su reino y patria, por hacerla famosa, y se llamó Amadís de Gaula, así quiso, como buen caballero, añadir al suyo el nombre de la suya y llamarse don Quijote de la Mancha, con que, a su parecer, declaraba muy al vivo su linaje y patria, y la honraba con tomar el sobrenombre della.

CAPÍTULO 1

Limpias, pues, sus armas, hecho del morrión celada, puesto nombre a su rocín y confirmándose a sí mismo, se dio a entender que no le faltaba otra cosa sino buscar una dama de quien enamorarse; porque el caballero andante sin amores era árbol sin hojas y sin fruto y cuerpo sin alma. Decíase él a sí: — Si yo, por malos de mis pecados, o por mi buena suerte, me encuentro por ahí con algún gigante, como de ordinario les acontece a los caballeros andantes, y le derribo de un encuentro, o le parto por mitad del cuerpo, o finalmente, le venzo y le rindo, ¿no será bien tener a quien enviarle presentado y que entre y se hinque de rodillas ante mi dulce señora, y diga con voz humilde y rendido: “Yo, señora, soy el gigante Caraculiambro, señor de la ínsula Malindrania, a quien venció en singular batalla el jamás como se debe alabado caballero don Quijote de la Mancha, el cual me mandó que me presentase ante vuestra merced, para que la vuestra grandeza disponga de mí a su talante”? ¡Oh, cómo se holgó nuestro buen caballero cuando hubo hecho este discurso, y más cuando halló a quien dar nombre de su dama! Y fue, a lo que se cree, que en un lugar cerca del suyo había una moza labradora de muy buen parecer, de quien él un tiempo anduvo enamorado, aunque, según se entiende, ella jamás lo supo, ni le dio cata dello. Llamábase Aldonza Lorenzo, y a ésta le pareció ser bien darle título de señora de sus pensamientos, y buscándole nombre que no desdijere mucho del suyo y que tirase y se encaminase al de princesa y gran señora, vino a llamarla Dulcinea del Toboso, porque era natural del Toboso; nombre, a su parecer, músico y peregrino y significativo, como todos los demás que a él y a sus cosas había puesto.

CAPÍTULO 35

En esto, oyeron un gran ruido en el aposento, y que don Quijote decía a voces: —¡Tente, ladrón, malandrín, follón; que aquí te tengo, y no te ha de valer tu cimitarra! Y parecía que daba grandes cuchilladas por las paredes. Y dijo Sancho: —No tienen que pararse a escuchar, sino entren a despartir la pelea, o a ayudar a mi amo; aunque ya no será menester, porque, sin duda alguna, el gigante ya está muerto, y dando cuenta a Dios de su pasada y mala vida; que yo vi correr la sangre por el suelo, y la cabeza cortada y caída a un lado, que es tamaña como un gran cuero de vino. —Que me maten— dijo a esta sazón el ventero— si dijo don Quijote, o don diablo, no ha dado alguna cuchillada en alguno de los cueros de vino tinto que a su cabecera estaban llenos, y el vino derramado debe de ser lo que parece sangre a este buen hombre. Y con esto, entró en el aposento, y todos tras él, y hallaron a don Quijote en el más extraño traje del mundo. Estaba en camisa, a cual no era nada cumplida, que por delante le acabase de cubrir los muslos, y por detrás tenía seis dedos menos; las piernas eran muy largas y flacas, llenas de vello y no nada limpias; tenía en la cabeza un bonetillo colorado, grasiento, que era del ventero. En el brazo izquierdo tenía revuelta la manta de la cama, con quien tenía ojeriza Sancho, y él se sabía bien el porqué, y en la derecha, desenvainada la espada, con la cual daba cuchilladas a todas partes, diciendo palabras como si verdaderamente estuviera peleando con algún gigante. Y es lo bueno que no tenía los ojos abiertos, porque estaba durmiendo y soñando que estaba en batalla con el gigante; que fue tan intensa la imaginación de la aventura que iba a fenecer, que le hizo soñar que ya había llegado al reino de Micomicón, y que ya estaba en la pelea con su enemigo. Y había dado tantas cuchilladas en los cueros, creyendo que las daba en el gigante, que todo el aposento estaba lleno de vino.

Fue recogido de los cabreros con buen ánimo, y, habiendo Sancho, lo mejor que pudo acomodado a Rocinante y a su jumento, se fue tras el olor que despedían de sí ciertos tasajos de cabra que hirviendo al fuego en un caldero estaban; y aunque él quisiera en aquel mismo punto ver si estaban en sazón de trasladarlos del caldero al estómago, lo dejó de hacer, porque los cabreros los quitaron del fuego y, tendiendo por el suelo unas pieles de ovejas, aderezaron con mucha prisa su rústica mesa y convidaron a los dos, con muestras de muy buena voluntad, con lo que tenían. Sentáronse a la redonda de las pieles seis de ellos, que eran los que en la majada había, habiendo primero con groseras ceremonias rogado a don Quijote que se sentase sobre un dornajo que vuelto del revés le pusieron. Sentóse don Quijote, y quedábase Sancho en pie para servirle la copa, que era hecha de cuerno. Viéndole en pie su amo, le dijo: —Porque veas, Sancho, el bien que en sí encierra la andante caballería y cuán a pique están los que en cualquiera ministerio de ella se ejercitan de venir brevemente a ser honrados y estimados del mundo, quiero que aquí a mi lado y en compañía de esta buena gente te sientes, y que seas una misma cosa conmigo, que soy tu amo y natural señor; que comas en mi plato y bebas por donde yo bebiere, porque de la caballería andante se puede decir lo mesmo que del amor se dice: que todas las cosas iguala . P. 302 Libro

—¡Gran merced! —dijo Sancho—; pero sé decir a vuestra merced que como yo tuviese bien de comer, tan bien y mejor me lo comería en pie y a mis solas como sentado a par de un emperador. Y aun, si va a decir verdad, mucho mejor me sabe lo que como en mi rincón sin melindres ni respetos, aunque sea pan y cebolla, que los gallipavos de otras mesas donde me sea forzoso mascar despacio, beber poco, limpiarme a menudo, no estornudar ni toser si me viene gana, ni hacer otras cosas que la soledad y la libertad traen consigo. Así que, señor mío, estas honras que vuestra merced quiere darme por ser ministro y adherente de la caballería andante, como lo soy siendo escudero de vuestra merced, conviértalas en otras cosas que me sean de más cómodo y provecho; que estas, aunque las doy por bien recibidas, las renuncio para desde aquí al fin del mundo. […] No entendían los cabreros aquella jerigonza de escuderos y de caballeros andantes, y no hacían otra cosa que comer y callar y mirar a sus huéspedes, que con mucho donaire y gana embaulaban tasajo como el puño. Acabado el servicio de carne, tendieron sobre las zaleas gran cantidad de bellotas avellanadas, y juntamente pusieron un medio queso, más duro que si fuera hecho de argamasa. No estaba, en esto, ocioso el cuerno, porque andaba a la redonda tan a menudo ya lleno, ya vacío, como arcaduz de noria, que con facilidad vació un zaque de dos que estaban de manifiesto. Después que don Quijote hubo bien satisfecho su estómago, tomó un puño de bellotas en la mano y, mirándolas atentamente, soltó la voz a semejantes razones: P. 302 Libro

—Dichosa edad y siglos dichosos aquellos a quien los antiguos pusieron nombre de dorados, y no porque en ellos el oro, que en esta nuestra edad de hierro tanto se estima, se alcanzase en aquella venturosa sin fatiga alguna, sino porque entonces los que en ella vivían ignoraban estas dos palabras de tuyo y mío. Eran en aquella santa edad todas las cosas comunes: a nadie le era necesario para alcanzar su ordinario sustento tomar otro trabajo que alzar la mano y alcanzarle de las robustas encinas, que liberalmente les estaban convidando con su dulce y sazonado fruto. Las claras fuentes y corrientes ríos, en magnífica abundancia, sabrosas y transparentes aguas les ofrecían. […] Todo era paz entonces, todo amistad, todo concordia […] Entonces sí que andaban las simples y hermosas zagalejas de valle en valle y de otero en otero, en trenza y en cabello, sin más vestidos de aquellos que eran menester para cubrir honestamente lo que la honestidad quiere y ha querido siempre que se cubra, y no eran sus adornos de los que ahora se usan, […] sino de algunas hojas verdes de lampazos y yedra entretejidas, con lo que quizá iban tan pomposas y compuestas como van ahora nuestras cortesanas con las raras y peregrinas invenciones que la curiosidad ociosa les ha mostrado. Entonces se decoraban los conceptos amorosos del alma simple y sencillamente, del mismo modo y manera que ella los concebía, sin buscar artificioso rodeo de palabras para encarecerlos. No había la fraude, el engaño ni la malicia mezcládose con la verdad y llaneza. La justicia se estaba en sus propios términos, sin que la osasen turbar ni ofender los del favor y los del interese, que tanto ahora la menoscaban, turban y persiguen. La ley del encaje aún no se había sentado en el entendimiento del juez, porque entonces no había qué juzgar ni quién fuese juzgado.

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EL TEATRO DEL SIGLO XVI

• El desarrollo del género teatral manifiesta un notable vigor durante el siglo XVI. • Desde fines del siglo XV los textos dramáticos conservados aumentan notablemente y en la primera mitad del XVI autores como JUAN DEL ENCINA componen obras muy significativas. • Discípulos de Juan del Encina fue LUCAS FERNÁNDEZ, autor de dramas todavía muy próximos al teatro medieval, como es el caso de su Auto de la pasión.

GIL VICENTE • Es un escritor portugués que, además de en su lengua nativa, escribió también en castellano. • En su producción alternan las obras de índole religiosa: • Trilogía de las barcas • Auto de la Sibila Casandra • Con las obras de tipo profano: • Don Duardos • Destaca en su obra: • La sátira antieclesiástica • La incorporación de elementos folclóricos. • Su notable sensibilidad lírica en los poemas y canciones que incluye en sus dramas.

BARTOLOMÉ DE TORRES NAHARRO • Dividió sus propias obras en: • Comedias a noticia: de carácter realista: • Soldadesca • Tinellaria • Comedias a fantasía: de carácter más imaginativo: • Serafina • Himenea • Son rasgos de su teatro: • La variedad de tipos y clases sociales • Dominio del diálogo y las técnicas dramáticas. • Jovial vitalismo • Anticlericalismo

Segunda mitad del siglo XVI • Se produce la consolidación del fenómeno teatral y la desaparición de los contenidos satíricos por la censura de la Inquisición. • Continúan las muestras de teatro religioso medieval, como demuestra el Códice de autos viejos: casi un centenar de piezas dramáticas, anónimas en su mayoría, de temas religiosos y alegóricos. • Obras de carácter religioso y profano. • Obras de teatro popular representado en pueblos y ciudades y puesto en escena en corrales de comedias que van surgiendo en las ciudades más importantes a partir de 1570 y que serán el centro de las destacadísima actividad teatral del siglo XVII. • Se mantiene el teatro clásico grecolatino en universidades y colegios.

LOPE DE RUEDA • Dentro de este rico magma dramático del siglo XVI, en gran parte desconocido por la pérdida de textos, tendrá notable importancia la aclimatación al castellano de la comedia italiana que influirá en Lope de Rueda. • Lope de Rueda fue un hombre de teatro que adaptó las comedias cultas italianas al medio popular en el que representa sus obras. • Muy conseguidos son sus pasos (breves piezas cómicas incluidas en las comedias, con las que no guardaban ninguna relación argumental, y, por ello, finalmente segregadas de aquellas y representadas en los entreactos). • Lope de Rueda introduce elementos tomados del folclore. • Los pasos surgen en el siglo XVI y se prolongan hasta hoy con el nombre de entremeses.

Pasos= entremeses Los entremeses son obras breves y cómicas. El tema principal es el amor y la muer es un personaje activo central. Es fundamental el lenguaje.

• Este desarrollo del teatro conducirá al modelo teatral establecido por Lope de Vega y continuado por muchos otros en el siglo XVII, tendrá especial repercusión en ciudades como: • Sevilla: • Juan de la Cueva • Valencia: mantienen intensos contactos con Italia e introducen elementos que aprovechará Lope de Vega: • Timoneda • Virués • Rey de Artieda • Tárrega • Gaspar de Aguilar

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