I.C.M. Villa María Academy Pastoral Familiar

Tema IV El Credo, las bases de la Fe. Objetivo: Confirmar una expresión clara, breve y completa de nuestra Fe, descubriendo en el Credo una declaración de profundo significado teológico aplicable a la vida diaria. •

Oración inicial.

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Compartir vivencias

¿Qué es para mí el Credo? ¿ Qué siento cuando lo rezo? ¿Reflexiono frecuentemente sobre lo que repito en la oración del Credo? ¿He enseñado esta Oración a mis hijos? ¿Soy capaz de explicar su contenido? Presentación: El Credo es el resumen de las enseñanzas que los Apóstoles recibieron de Jesús y que se ha predicado desde el comienzo hasta hoy. Cuando profesamos nuestra fe, comenzamos diciendo: “Creo”. Es la confesión de la Fe de la Iglesia celebrada en la Liturgia, vivida en la práctica de los mandamientos y en la oración. La Fe es un regalo de Dios donde se revela y se entrega Él , dando al mismo tiempo una luz sobreabundante para que el hombre encuentre el sentido último de su vida. El Credo es la profesión de Fe, quien dice Creo adhiere a una misma confesión de la Fe de los Apóstoles . “Creo en Dios, Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra” Creo en Dios, la primera afirmación, es también la más fundamental. Todos los artículos -1-

del Credo dependen de este primero, los demás artículos nos hacen conocer mejor a Dios tal como se reveló progresivamente a los hombres. Creer en Dios, el único, y amarlo con todo el ser, tiene consecuencias inmensas para toda nuestra vida. Es reconocer la grandeza y majestad de Dios. Es vivir en acción de Gracias. Es reconocer la unidad y la verdadera dignidad de todos los hombres (Todos han sido hechos a imagen y semejanza de Dios). Es usar bien de las cosas creadas. Es confiar en Dios en todas las circunstancias. En resumen, Creer en Dios creador es reconocer en Él la supremacía, la bondad y la paternidad. Creo en Jesucristo hijo único de Dios La transmisión de la fe cristiana es ante todo el anuncio de Jesucristo, Él es el centro de la catequesis. Catequizar es descubrir en la persona de Cristo el designio eterno de Dios, comprender el significado de sus gestos y palabras. El fin de la catequesis es conducir a la comunión con Jesucristo. Decir creo en Jesucristo implica una firme adhesión a su enseñanza, tiene como consecuencia el compromiso de seguirlo a Él y cumplir sus mandamientos. Implica sentir para nosotros, hoy en día el llamado “vayan y hagan discípulos míos” Jesucristo fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo y nació de Santa María Virgen. Jesús se encarnó para ser nuestro modelo de santidad y para hacernos partícipes de la naturaleza divina. La fe en la encarnación es el signo distintivo de la fe cristiana. Jesús es realmente verdadero Dios y verdadero Hombre, es nuestro hermano sin dejar de ser Dios, nuestro Señor. Jesús se encarna en María, quien generosa, no cuestiona y acepta los designios de Dios, es el Espíritu Santo el que obra en ella quien siendo Virgen concibe y da a luz. Jesucristo padeció bajo el poder de Poncio Pilatos, fue crucificado, muerto y sepultado En este párrafo del Credo expresamos nuestra adhesión al Jesús sufriente que padece y muere por nosotros. De esta forma asumimos con Él su cruz y sentimos su amor por nosotros.

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Jesucristo descendió a los infiernos y al tercer día resucitó de entre los muertos La resurrección de Cristo, su victoria definitiva, es la verdad culminante de nuestra fe “Si Cristo no ha resucitado, vana es nuestra Fe” (1 Co. 15,14) Jesucristo subió a los cielos y está sentado a la derecha del Padre Todopoderoso La ascensión de Jesucristo marca la entrada definitiva de la humanidad de Jesús en el dominio celestial de Dios. Jesús cabeza de la Iglesia nos precede en el Reino glorioso del Padre para que nosotros, miembros de su cuerpo, vivamos en la esperanza de estar un día con El eternamente. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos Es la profesión de fe en el segundo advenimiento, nos declaramos en camino hacia Él quien volverá en Su gloria. A Él debemos rendir cuenta de nuestra vida, de nuestras acciones, de nuestros sentimientos, de nuestros amores y desamores. Creo en el Espíritu Santo “Nadie puede decir “Jesús es Señor” sino por influjo del Espíritu Santo” (1 Co. 12,3) Creer en el Espíritu Santo es profesar que el Espíritu Santo es una de las personas de la Santísima Trinidad. El Espíritu Santo que Cristo derrama sobre cada uno de nosotros, construye, anima y santifica a la Iglesia. Ella es el sacramento de la comunión de la Santísima Trinidad con los hombres. Creo en la Santa Iglesia Católica, en la Comunión de los Santos, en el Perdón de los pecados, la resurrección de los muertos y en la vida eterna. La iglesia es, en este mundo, el sacramento de la salvación, el signo y el instrumento de la comunión con Dios y entre los hombres. La comunión de los santos es la expresión de la Iglesia en cuanto asamblea de todos los santos. La fe en el perdón de los pecados está vinculada a la fe en el Espíritu Santo, pero también a la fe en la Iglesia y en la comunión de los santos. Al dar el Espíritu santo a sus Apóstoles, Cristo resucitado le confirió su propio poder divino de perdonar los pecados “Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos” (Jn 20, 22-23) Por último expresamos nuestra Fe en nuestra propia Pascua, que nos permitirá unirnos eternamente a la alabanza y alegría de Dios. -3-

Reflexión grupal Se proponen las siguientes preguntas para estimular la reflexión del grupo: ¿Siento que la fe que profeso y vivo es la misma que la que profesan y viven los otros católicos con los que me toca compartir? ¿Cuáles son las diferencias? ¿Cómo puedo vivir la Fe que profeso en mi familia? ¿En mi trabajo? ¿En mi comunidad? ¿Cuáles son los artículos del Credo que más me cuesta testimoniar con mi vida? ¿Por qué? ¿Qué compromisos de cambio en mi vida me invita el profesar el Credo?

Conclusión Compartir nuestras respuestas a las preguntas: ¿Qué descubrí en la reunión? ¿Cambió en algo mi visión sobre el tema?

Oración final: Credo para los Padres Creo en los niños como el regalo más precioso del cielo a la tierra. Creo que ellos tienen almas inmortales a imagen de Dios. Creo que en cada niño hay infinidad de posibilidades para el bien o el mal, y que la clase de influencia que nosotros le ofrecemos desde su primera infancia determina en su mayor parte la clase de persona que será en el futuro. Creo en una dirección prudente, en lugar de una actividad sin control. Creo en saber inspirar al niño escoger el bien, verdad, la belleza y contribuir a la felicidad de los demás en palabra y hechos.

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Creo en que en todas estas cosas nuestro ejemplo es mucho más importante que nuestras palabras. Creo en el cultivo del intelecto y la voluntad, pero creo, también, en la cultura del alma, y que de este cultivo nos viene la vida más abundante que trae consigo los frutos del Espíritu........ bondad, mansedumbre, alegría, paz, verdad, esperanza, fe, amor, reverencia por Dios, y consideración por todas las criaturas de Dios. Creo que el llamado a la paternidad y maternidad es santo y debe ser la más feliz de las tareas del mundo. Puesto que a esta labor nos has llamado, Padre, ayúdanos a poner en ella todo lo que nos has dado de visión, saber, fuerza, amor, bondad, paciencia y perdón Amén

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