Territorio, Sociedad y Poder

8 2013 Territorio, Sociedad y Poder Territorio, Sociedad y Poder R evista de e studios M edievales Miguel Ángel García Guinea, José Ignacio Pad

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Territorio, Sociedad y Poder

Territorio, Sociedad y Poder

R evista

de

e studios M edievales

Miguel Ángel García Guinea, José Ignacio Padilla Lapuente, María del Carmen Rodríguez González In memoriam

El altar mayor y el altar matinal en el presbiterio de la Catedral de Santiago de Compostela. La instalación litúrgica para el culto a un apóstol Eduardo Carrero Santamaría

El monasterio de San Pelayo de Oviedo: infantado y memoria regia Laura Cayrol Bernardo

Polygraphisme et mixité graphique. Note sur les additions d’Arias (10601070) dans l’Antiphonaire de León Thomas Deswarte

En ese país que por siglos fue el final de la tierra. Una aproximación a los orígenes del sistema castral del obispado de Iria-Santiago (ss. IX-XI) Carlos J. Galbán Malagón

Alfares, hornos y producción de cerámica en la Cataluña Medieval y Moderna: una reflexión para su estudio

Esther Travé Allepuz, José Ignacio Padilla Lapuente (†)

Uniformitas vs diversitas en los monasterios femeninos de la Orden de Predicadores en Castilla (ss. XIII-XV) Mercedes Pérez Vidal

Un intento de reconstrucción de las desaparecidas miniaturas del Libro de los Testamentos de la Catedral de Oviedo La Edad Media asturiana en el año 2012: notas de bibliografía histórica. Con un aditamento al repertorio bibliográfico de los años 2010 y 2011 Carlos Benjamín Pereira Mira

Recensiones

Número 8 2013 issn

1886-1121

Territorio, Sociedad y Poder R evista

de

e studios M edievales Número 8 • 2013

EdicionEs TrEa, s. L. EdiUno

Territorio, Sociedad y Poder. Revista de Estudios Medievales Número 8. Año 2013 Consejo de redacción Director: F. Javier Fernández Conde Editor: Raquel Alonso Álvarez Consejo editorial: L orenzo Arias Páramo. Universidad de Oviedo. Ramón Bohigas Roldán, Instituto de Prehistoria y Arqueología «Sautuola», Santander. Julio Escalona Monge. Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Margarita Fernández Mier. Universidad de León. Alessandra Molinari. Universitá degli Studi di Roma “Tor Vergata”. Juan Antonio Quirós Castillo. Universidad del País Vasco. Andrew Reynolds. University College London Comité científico M.ª Isabel Torrente Fernández M.ª Jesús Suárez Álvarez Chris Wickham Patrice Cressier Patrick Henriet Philipe Senac Lech Leciejewicz Sauro Gelichi José María Minguez Fernández Antonio Malpica Cuello María del Carmen Pallares Méndez Ermenindo Portela SilvaVicente Salvatierra Sonia Gutiérrez Lloret

Hans-Werner Goetz Achim Arbeiter Manuel Acién Agustín Azkarate Garai-Olaun Javier Faci Lacasta José Ángel García de Cortázar Carlos Estepa Esther Peña Bocos Carmen Fernández Ochoa Almudena Orejas Saco del Valle Christopher Gerrard Gian Prieto Brogiolo

Redacción y correspondencia Territorio, Sociedad y Poder Departamento de Historia del Arte y Musicología Universidad de Oviedo Campus de Humanidades 33071 Oviedo [email protected] © de los textos: sus respectivos autores, 2013 © de esta edición: Ediciones Trea, S. L. Polígono industrial de Somonte C/ María González La Pondala, 98, nave D 33393 Cenero. Gijón (España) Tel.: 985 303 801 – Fax: 985 303 712 [email protected] / www.trea.es Coedita: ediuno (Ediciones de la Universidad de Oviedo) Servicio de Publicaciones de la Universidad de Oviedo Campus de Humanidades Edificio de Servicios 33011 Oviedo (España) [email protected] / www.uniovi.es/publicaciones Diseño, maquetación y producción digital: Proyecto Gráfico [Alberto Gombáu] Impresión: Gráficas Ápel Depósito Legal: As-504/ 2006 ISSN: 1886-1121 Impreso en España –Printed in Spain Todos los derechos reservados

Índice Miguel Ángel García Guinea, José Ignacio Padilla Lapuente, María del Carmen Rodríguez González In memoriam . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5 El altar mayor y el altar matinal en el presbiterio de la Catedral de Santiago de Compostela. La instalación litúrgica para el culto a un apóstol Eduardo Carrero Santamaría . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 19 El monasterio de San Pelayo de Oviedo: infantado y memoria regia Laura Cayrol Bernardo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 53 Polygraphisme et mixité graphique. Note sur les additions d’Arias (1060-1070) dans l’Antiphonaire de León Thomas Deswarte . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 67 En ese país que por siglos fue el final de la tierra. Una aproximación a los orígenes del sistema castral del obispado de Iria-Santiago (ss. IX-XI) Carlos J. Galbán Malagón . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 85 Alfares, hornos y producción de cerámica en la Cataluña Medieval y Moderna: una reflexión para su estudio Esther Travé Allepuz, José Ignacio Padilla Lapuente (†) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 105 Uniformitas vs diversitas en los monasterios femeninos de la Orden de Predicadores en Castilla (siglos XIII-XV) Mercedes Pérez Vidal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 133 Un intento de reconstrucción de las desaparecidas miniaturas del Libro de los Testamentos de la Catedral de Oviedo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 153 La Edad Media asturiana en el año 2012: notas de bibliografía histórica. Con un aditamento al repertorio bibliográfico de los años 2010 y 2011 Carlos Benjamín Pereira Mira . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 169 Recensiones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 195 Normas de presentación de originales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 107

in memoriam Miguel Ángel García Guinea José ignacio Padilla Lapuente María del carmen rodríguez González

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guiente a su incorporación al Museo- del seminario sautuola y de su sección de Espeleología (s.E.s.s.). En aquel santander de luces culturales estivales, estepario y desértico pese a la lluvia y su posición costera el resto del año, sirvieron para aglutinar a numerosísimos colaboradores a los que asoció en sus trabajos de investigación, estudio y publicación de los trabajos de investigación. Prácticamente todos aquellos nombres que han tenido alguna relevancia en la investigación prehistórica, arqueológica, artística e histórica de la cantabria del final del siglo XX o inicios del XXi tuvieron, de una u otra manera, también alguna después distanciada, relación con la figura de García Guinea. de las dos instituciones, la s.E.s.s., reconvertida en sociedad de Espeleología sautuola de santander desapareció en la última década del siglo XX después de tres décadas de actividad exploratoria y haber desempeñado un papel decisivo en la gestación de la Federación cántabra de Espeleología. El seminario sautuola transformó su estructura jurídica en 1987 a raíz de su jubilación, convirtiéndose en el actual instituto de Prehistoria y arqueología sautuola, que aún mantiene la actividad iniciada por García Guinea, de la que se ha conmemorado hace bien poco su quincuagésimo aniversario, y que aspira a proyectar a futuro las líneas y empresas investigadoras emprendidas bajo su mandato. Heredó un Museo con unas instalaciones precarias en los bajos del demolido edificio de la diputación Provincial de santander, que se mantuvieron hasta la

MiGUEL ÁnGEL GarcÍa GUinEa (1922-2012)

El pasado 5 de noviembre de 2012 nos dejaba el dr. d. Miguel Ángel García Guinea, a la elevada edad de noventa años. Hacía un cuarto de siglo que se había jubilado –corría el año 1987- como director del Museo regional de Prehistoria y arqueología de cantabria, antes denominado de santander. Había llegado a ese puesto en 1962 después del fallecimiento del fundador de ese Museo, dr. d. Jesús carballo, en 1961. cubrió en ese puesto otro cuarto de siglo y su llegada se produjo después de la defensa de su Tesis doctoral sobre El Románico en Palencia, la provincia castellano-leonesa vecina meridional de cantabria, con la que tantos vínculos humanos y familiares comparten los campurrianos de cantabria, como era el caso del propio García Guinea. En esos mismos años anteriores a la asunción del puesto de director del Museo santanderino impartió clases en las universidades de Valladolid y Madrid, actual complutense, y se vinculó al Museo arqueológico nacional, desde donde estableció contactos con la mayor parte de los protagonistas de la arqueología española de la postguerra civil, tras su participación en los cursos de ampurias de 1947. su actividad al frente del Museo santanderino fue enormemente diversa y variada con una proyección social considerable. Pieza clave de esa actividad casi incesante fue la creación –casi desde el momento si-

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empeños de García Guinea tuvieron un papel decisivo para la creación de la Facultad de Filosofía y Letras en la Universidad de cantabria a partir del curso 19781979, que le permitió recuperar la docencia universitaria a una edad ya algo avanzada, que compatibilizó con la dirección del Museo hasta la Ley de incompatibilidades de 1982 no le permitió proseguir la dedicación docente que inauguró su vida laboral. a estas funciones, quizás las más específicamente propias de los museos, se sumó una trayectoria investigadora de dimensión regional, nacional e internacional, que puso al Museo de santander en puestos de vanguardia de la arqueología y la Prehistoria españolas de la segunda mitad del siglo XX. Fue una trayectoria en la que hubo iniciativas individuales de García Guinea, pero la mayoría lo fueron colectivas con los sucesivos integrantes del seminario; como al propio Miguel Ángel le gustaba decir: “...yo sin mis alumnos no hubiera sido nada”. no es ésta ocasión de recopilar su copiosa bibliografía, pero sí de sintetizar los grandes apartados de su trabajo investigador, que se mantuvo tanto en su etapa de director del Museo de santander como después de su jubilación casi hasta la antesala más cercana de su fallecimiento. abordó numerosas publicaciones dedicadas al arte rupestre paleolítico cantábrico, el auténtico buque insignia del Patrimonio arqueológico de cantabria. En sus trabajos tuvieron cabida las publicaciones relacionadas con los descubrimientos e investigaciones producidas en el curso de su gestión como director del Museo, que incluyó diversas responsabilidades en el Patronato de las cuevas Prehistóricas de la Provincia de santander. así abordó los estudios de las manifestaciones parietales de las cuevas de cobrantes (Voto), el cuco (castro Urdiales) y la cueva de Micolón (rionansa), más las primeras valoraciones y sondeos en la cueva asturiana de Tito Bustillo, descubierta en 1968. su papel relacionado con el arte rupestre paleolítico cantábrico abordó también un amplio papel como difusor y divulgador a nivel general durante más de treinta años a través de las sucesivas guías que dedicó a las cuevas de altamira y otras cuevas prehistóricas co-

clausura definitiva de éstas en 2008. Bajo su impulso y gestión se llevaron a cabo las obras de remodelación y adecuación con que perduró el Museo desde 1975 hasta su última remodelación de 2002. además de las labores de mantenimiento del contenedor del Museo, que no por ello dejaron de dar problemas intermitentes de inundaciones por encontrarse a baja cota respecto a la calle circundante; bajo su mandato se dotó al Museo de una biblioteca amplia y bien nutrida, digna de tal nombre, que contaba en el momento de su jubilación con una dotación de volúmenes y números de revistas superior a las dos decenas de miles y una continua tendencia al crecimiento, hasta la actualidad, gracias al intercambio de las publicaciones igualmente creadas bajo su mandato. además de las funciones de exhibición y conservación de los bienes culturales de naturaleza arqueológica custodiados en el Museo, impulsó decisivamente la difusión social del conocimiento de ese Patrimonio a través de los cursos Públicos de arqueología que se organizaron durante once veranos a caballo entre las décadas de los sesenta y setenta del siglo XX. La colaboración en su organización y desenvolvimiento de los miembros del seminario sautuola fue decisiva. Una parte relevante de su quehacer en la proyección social fue la promoción en santander de los estudios de Filosofía y Letras, particularmente los referidos a las especialidades de Historia e Historia del arte. En este apartado deben enfatizarse sus esfuerzos para el impulso de estos estudios en la capital de cantabria a través de la denominada “academia de Filosofía y Letras” que tuvo su espacio físico en los locales del Museo de Prehistoria y arqueología de santander; sus estudiantes cursaban las asignaturas allí y se examinaban como alumnos libres en la Universidad de Valladolid, a cuyo distrito pertenecía entonces cantabria. El firmante recuerda, en términos personales, las clases que bajo el amparo de García Guinea pudimos preparar en el Museo de santander algunos alumnos santanderinos de la Facultad de Filosofía y Letras de Valladolid en los primeros meses de 1975, cuando nuestra Universidad fue clausurada por el Gobierno de Franco, siendo ministro de Educación cruz Martínez Esteruelas. Estos

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nocidas entonces en cantabria. En los mismos ámbitos de cronología paleolítica desarrolló excavaciones en cuevas con ocupaciones de estas facies, como sucedió en los casos de las cuevas de El otero y la chora, ambas en el municipio de Voto, la ya citada de cobrantes, abordada conjuntamente con sus manifestaciones rupestres. También prehistórica, aunque epipaleolítica, fue la excavación del yacimiento aziliense del Piélago i y ii en el valle del Miera. no sólo el arte rupestre paleolítico cantábrico fue objeto de su atención, ya que dedicó un estudio puntual al arte rupestre levantino por medio del estudio y publicación de los abrigos de los cañones de la localidad de nerpio en albacete. La edad del Hierro fue otro de los períodos a los que dedicó su atención y trabajo Miguel Ángel García Guinea. El yacimiento cántabro de Las rabas, en celada Marlantes, cuyo final hoy sabemos es consecuencia directa del “Bellum Cantabricum”, fue el primero de este ámbito cronocultural excavado en la comunidad de cantabria, lo fue bajo su dirección y durante décadas el único yacimiento de esta etapa histórica intervenido en ella. Materiales arqueológicos de la ii Edad del Hierro había conocido ya en las tempranas excavaciones que realizó en la primera mitad de los sesenta el equipo del Museo santanderino en el yacimiento de Monte cildá (olleros de Pisuerga, Palencia). Fuera de cantabria, el poblado ibérico de El Macalón, también situado en localidad albaceteña del nerpio fue objeto de sus trabajos en ese espacio levantino del sE de la actual castilla La Mancha. El mundo romano de cantabria y Palencia había conocido la dedicación de Miguel Ángel García Guinea antes de ocupar la dirección del Museo de santander a través de su colaboración en los trabajos de Julióbriga dirigidos por antonio García y Bellido. Ya como director afrontó en los años setenta la dirección de los trabajos en la villa romana del pago de Tejada (Quintanilla de la cueza, Palencia) a petición de aquella diputación provincial. En la colonia romana de Flavióbriga, que yace bajo el actual castro Urdiales, dirigió las intervenciones, que hoy llamaríamos de urgencia de los solares de la casa de la Matra y del solar nº 22 de la

calle Belén, así como la primera documentación de los niveles romanos de Puerto (santoña). El mundo tardoantiguo, visigótico y altomedieval, fue objetivo pionero y preferente de su actividad investigadora, principalmente a través de las referidas excavaciones de Monte cildá y, particularmente, del castellar de Villajimena, también en la provincia palentina. sus conclusiones sobre las cerámicas de estas estaciones pueden considerarse como una espoleta de arranque de la arqueología medieval entre el cantábrico, el alto Ebro y el duero, como dijera García de cortazar. además de sus trabajos de investigación en casi todas las fases y períodos de la Prehistoria y la antigüedad de cantabria y España, su labor desbordó las fronteras nacionales llegando a Egipto y al sahara occidental. En el primero de estos países fue parte del equipo de arqueólogos españoles que colaboró en el equipo internacional de estudio y excavación de los espacios que iban a ser anegadas por la construcción y llenado de la presa de assuan; a esta circunstancia debe cantabria contar entre los fondos de su Museo con una ignorada colección de cerámica copta del poblado de ad-donga, estudiada por Eduardo Van den Eynde. El segundo de los territorios era la “provincia” española del sahara en los años de la dictadura franquista y, en ese contexto, García Guinea dirigió un equipo del seminario sautuola que realizó una exploración arqueológica del territorio, publicada en los años setenta, y una de las escasísimas iniciativas de investigaciones arqueológicas impulsadas en el sahara occidental antes del abandono del territorio en 1975. Tantas iniciativas y trabajos tuvieron su reflejo en una producción editorial considerable, que se plasmó desde sus primeros años de gestión en el Museo de santander en el impulso que dio, junto con otros integrantes del Patronato, a la serie “Publicaciones del Patronato de las cuevas Prehistóricas de la Provincia de santander”, debiéndose a su pluma y la de sus colaboradores una parte significativa de los títulos incluidos en ella. El redactor no resiste la tentación de subrayar también la inclusión en la misma de la revista Cuadernos de Espeleología, nacida del impulso emanado de la s.E.s.s. y a través de la que comenzó

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su relación personal con el Museo de santander y el propio García Guinea. Ya mediada la década de los setenta apareció el primer número de la revista Sautuola, fundada y dirigida por García Guinea hasta el número XVi-XVii, que actualmente ha pasado la fase de corrección de segundas pruebas. Esta cabecera -que compone y edita el instituto de Prehistoria y arqueología “sautuola”- se ha venido manteniendo con el apoyo económico de la administración de cultura del Gobierno de cantabria y constituye la vía de proyección al futuro principal de la herencia debida al impulso de García Guinea. Junto a la variadísima y polifacética dedicación arqueológica, el arte medieval y particularmente el románico de Palencia y cantabria fueron otro de los ámbitos de trabajo investigador. El estudio de El Románico en Palencia fue su Tesis doctoral y el primero publicado; años más tarde, en 1979, se publicó su clásico El Románico en Santander. su dedicación a los estudios románicos fue continua a lo largo de su vida, prolongándose durante toda su etapa de jubilado hasta momentos muy cercanos a su óbito. En esa circunstancia aparecieron las guías de El Románico en Cantabria y El Románico en Palencia y su obra más reciente, como director y autor, junto con otros colaboradores, fue La Enciclopedia del Románico de Cantabria, aparecida en 2007. Este vínculo, vital y afectivo con el románico, fue uno de los más intensos y duraderos de su vida, que le llevó junto al amigo José María Pérez “Peridis”, a fundar el centro de Estudios del románico-Fundación santa María la real de aguilar de campoo, de la fue presidente y presidente honorario hasta el final de su vida. La asociación amigos del románico, de ámbito español, y la asociación Española de arqueología Medieval le distinguieron respectivamente con la categoría de socio de Honor. En lo que a cantabria toca, la obra de síntesis de todas estas investigaciones y empeños puede considerarse la Historia de Cantabria. Edades Antigua y Media, que dirigió y elaboró junto con varios colaboradores, editada en 1985 por “Estvdio”, en los preámbulos del final de su vida laboral activa en el Museo de santander.

su dedicación a la Historia del arte de cantabria durante sus años de jubilación tuvo otros puntos de interés que sumaron títulos al vínculo amplísimo con el románico. Las solanas de la arquitectura barroca del campo montañés, los relojes de sol de la comunidad cántabra y el magno estudio dedicado a las obras arquitectónicas modernistas de comillas y, particularmente, al seminario Pontificio fueron obras pergeñadas –como la mayoría de las mencionadas- con diversos colaboradores en los años de su jubilación También su dimensión de divulgador fue otra faceta permanentemente presente. se han citado ya las dos guías dedicadas al románico de las provincias de Palencia y cantabria. La Guía Artística de Cantabria debida a su pluma se configuró, desde su primera edición, como un clásico para acercarse al conocimiento del Patrimonio cultural de esta autonomía. En fin, hemos intentado resumir con cierto detalle, la trayectoria colosal de un trabajador infatigable, maestro de varias generaciones de investigadores y profesores montañeses, que tuvieron en el Museo de santander dirigido por García Guinea una oportunidad de acercamiento al mundo de la arqueología y el arte en aquel santander culturalmente casi disecado del final del franquismo y primeros años de la Transición. disfrutó de la bendición vital que representa un camino pletórico de actividad y trabajo casi hasta su marcha. su última decisión fue impulsar la edición por el instituto sautuola del Homenaje a Javier cortes Álvarez de Miranda. In Durii Regione Romanitas, junto con la diputación de Palencia. su marcha de este mundo se produjo en la última corrección de pruebas. Una vida, en fin, colmada de intereses, trabajos, resultados y proyección, siempre guiado por un desinterés personal, que constituyó un modelo de compromiso vital, ejemplo para imitar por aquellos formados –siquiera parcialmente- a su sombra y quienes tuvimos el privilegio de conocerle personalmente ramón Bohigas roldán Director del Instituto Sautuola

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desde que nos conocimos a principios de los años ochenta, cuando en la reunión de Toledo comenzamos a dar pasos comunes en lo que sería la asociación Española de arqueología Medieval. nosotros continuamos trabajando en castilla, concretamente en el mundo de las necrópolis cristianas, el derivaría al mundo de la cerámica, de ahí su magnífica tesis doctoral: La cerámica gris en el ámbito de la Cataluña Medieval: los hornos de cerámica de Casampons, defendida brillantemente en el año 1983. de forma paralela a estas investigaciones desarrolló su labor docente en el departamento de Historia Medieval de la Universidad de Barcelona: profesor ayudante, profesor titular contratado, profesor titular por oposición en 1987 en la Universidad de Lleida, para regresar tres años después a su casa, a Barcelona, siendo director del mismo en dos fases 1993-1996 y 2002-2009. sería precisamente en ese año 1987 cuando intensificaríamos nuestra relación, se celebró en Madrid el ii congreso de arqueología Medieval y él presentó un trabajo de sumo interés Sepulturas y ritos funerarios cristianos en época medieval. Este nunca se publicó, ese año se centró en sus oposiciones, pero nosotros, que en aquellos momentos estábamos redactando nuestra tesis doctoral, grabamos su intervención y aún la conservamos. será un obsequio para Káren la próxima vez que nos veamos. aún recordamos diversas conversaciones sobre este campo de la arqueología y sobre otros temas durante

PrF. dr. José iGnacio PadiLLa LaPUEnTE donosTia 1953-sanT PErE dE riBEs 2012

La tarde del siete de diciembre, realizando nuestro obligatorio paseo diario, nos encontrábamos viendo ponerse el sol tras la cúpula de la barroca ermita de san saturio, junto al duero a su paso por soria, cuando sonó el móvil. Era Joan Menchón que nos comunicaba: Carlos, te llamo para decirte que a Iñaqui le ha pasado lo que a ti. Pero no lo ha superado. Fue un auténtico mazazo. Hacia poco tiempo que nos habíamos visto en la lectura de la Tesis doctoral de su querida esposa Káren, en donde tuvimos ocasión de hablar de su nuevo proyecto en la zona del alto arlanza. iñaqui comenzó en el mundo de la arqueología en tierras castellanas, Palacios de la sierra, duruelo de la sierra, cuyacabras, revenga, etc., con el Prof. alberto del castillo, y finalizó, su corta vida, con otro proyecto en nuestra tierra: La formación del paisaje medieval: el origen de la red aldeana en el Alto Arlanza. El Prof. Padilla, donostiarra de nacimiento, se formó universitariamente en Barcelona, allá por la década de los setenta, primero de la mano del ya citado Prof. alberto del castillo y posteriormente de la de nuestro común maestro el Prof. Manuel riu i riu. sus primeros contactos con la arqueología medieval estuvieron vinculados al mundo funerario, precisamente ese fue el principal nudo de unión con nosotros

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nuestras visitas bimensuales al departamento, en los años 1988-1990, con motivo de la redacción de nuestra tesis doctoral. Esa perfecta combinación investigadora y docente le permitió desarrollar su labor de forma perfecta y combinar la enseñanza a sus alumnos con las prácticas en los trabajos de campo, mostrando con ello ser un magnífico alumno del maestro riu. El fruto de su labor se ha visto reflejada, en gran parte, en el Grup de Recerca d’Arqueologia Medieval i Postmedieval de la Universitat de Barcelona (GraMP-UB), del que era su director, creado en el año 1995. igualmente debemos recordar el importante impulso que dio a la colección Monografies d’Arqueologia Medieval i Postmedieval, en donde han visto la luz diversas resultados de los trabajos del GraMP-UB. Pero la labor investigadora del Prof. Padilla no se limitó a su tierra de adopción, cataluña. su amplia visión del mundo medieval, fruto seguramente de su formación profesional y humana, le llevó a tener una perspectiva amplia e integradora y sus esfuerzos se diversificaron en diferentes aspectos: mundo funerario, cerámica, fortificaciones y, cómo no, en la organización del espacio y las estructuras del poblamiento. ampliando su territorio de investigación al País Vasco y a castilla, concretamente Burgos y soria. al redactar este obituario, y concretamente este último párrafo, recordamos el In memoriam que hace poco escribía conjuntamente con su compañera y amiga imma ollich sobre don Manuel riu. al releerlo pensamos en la impronta que el buen maestro dejó en su inmejorable alumno. no vamos hacer una relación de sus publicaciones, no es esa nuestra intención, pero si nos gustaría reseñar dos de sus últimos trabajos que vieron la luz en el homenaje al dr. riu: Arqueologia funerèria a nord-est peninsular (segles VI-XIII). dos magníficos volúmenes bajo la dirección de núria Molist y Gisella ripoll en donde se pone al día el mundo funerario en la citada zona. En ellos, iñaqui, en colaboración de su esposa Káren Álvaro, colaboró con dos trabajos: Alberto del Castillo y la cronología de las tumbas llamadas “olerdolanas” y “La organización del espacio funerario

entre la antigüedad Tardía y el mundo medieval: de la necrópolis a los cementerios medievales hispanos”. En estos artículos se ve su bagaje de más de treinta años de investigación y abre nuevas e importantes líneas de estudio que estamos seguros que sus compañeros y alumnos seguirán. El primer ejemplo es la propia tesis doctoral de Káren Álvaro, El poblamiento altomedieval y sus manifestaciones funerarias en la cuenca alta del río Arlanza (s. IX-XI), que esperamos que pronto vea la luz. a su labor de profesor universitario y de investigador se le unía una faceta, a veces difícil de compatibilizar, de buen pedagogo. Y esta se refleja de una forma muy especial en su monografía: Yacimiento arqueológico de Cuyacabras. Despoblado, iglesia y necrópolis. Eremitorio de Cueva Andrés. Quintanar de la Sierra (Burgos). Este libro que vio la luz hace justo una década es un claro ejemplo de nuestra afirmación. compagina labor de archivo, trabajo de campo y laboratorio, buena exposición, un material gráfico magnífico y sobretodo es, sin perder su valor científico, fácil de leer. sí, accesible a toda clase de público. Es comprensible para el mundo académico y para la sociedad en general. su exposición y presentación permite ser altamente valorado por un catedrático de arqueología medieval de la misma forma que por un pastor de los pinares burgaleses. así era el Prof. dr. don José ignacio Padilla Lapuente. La página quince de este estudio, la que realmente da inicio a la obra, la comienza iñaqui con un texto de la apocalipsis: Luego vi un gran trono blanco, y al que estaba sentado sobre él. El cielo y la tierra huyeron de su presencia sin dejar rastro. Y vi a los muertos grandes y pequeños, de pie delante del trono; fueron abiertos unos libros, y luego se abrió otro libro, que es el de la vida; y los muertos fueron juzgados según los escritos, conforme a sus obras. no queremos dejar al margen su faceta humana, al menos la que nosotros recordaremos siempre. Hombre llano y cercano, amigo de sus amigos, persona accesible y dispuesta siempre a escuchar y apoyar si estaba en sus manos. En definitiva, una buena persona. Y decimos esto ahora que no está físicamente con nosotros, pero

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también lo hemos dicho cuando contábamos con su presencia. no somos partidarios de los homenajes a los ausentes, estos hay que hacerlos antes. iñaqui, gracias por tu amistad y por tu siempre amable acogida en cuanto pisábamos la facultad.

iñaqui, volviendo a la apocalipsis, El que estaba sentado en el gran trono, es seguro que abrió el libro e incluso es posible que te juzgase. La nota fue la misma en el aspecto humano que en el profesional. CUM LAUDEM. Un abrazo amigo. 24 de septiembre de 2013 nuestra señora de las Mercedes Patrona de Barcelona carlos de la casa

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quier implicación afectiva. su personalidad pide mucho más. Y es esta personalidad la que plantea el reto mayor. Porque en ella se conjuntaban en síntesis armoniosa una enorme capacidad y eficacia intelectuales; una inmensa bondad que se derramaba a los demás en forma de simpatía y entrega generosa; y una especial elegancia en su comportamiento en todas las facetas de un quehacer diversificado. Todo intento de aislar alguno de estos elementos rompía el equilibrio de su personalidad y se me presentaba como una deformación de su memoria. Por otra parte no puede ser esta semblanza la del amigo que día a día ha disfrutado de su presencia. Los cuatrocientos kilómetros que nos separaban físicamente eran un dique aparentemente impenetrable; no obstante, las prolongadas y numerosas conversaciones telefónicas abrían grietas profundas por donde discurría una intensa comunicación. Pero era en encuentros periódicos, particularmente en el cálido sosiego con que mi esposa y yo la recibíamos en nuestra casa de salamanca, cuando la proximidad afectiva volcaba en unos instantes mágicos todo un torrente de vivencias; y se producía el fluir de informaciones, de proyectos, nos hacía participar de sus alegrías, de sus preocupaciones; también, en alguna ocasión, de desgarros interiores que Mari en su generosidad trataba de hurtar a los extraños tras una sonrisa luminosa. Esta era para mí la verdadera personalidad de Mari. Y es desde esta actitud hacia ella desde la que pretendo exponer una síntesis de sus valiosas aportaciones a un

MarÍa dEL carMEn rodrÍGUEz GonzÁLEz, in MEMoriaM.

El día 2 de enero nos enterábamos, consternados, de la muerte de nuestra amiga Mari. La noticia, no por esperada –ya había saltado la alarma cuatro días antes-, era menos dolorosa. Y en medio del estremecimiento de esta pérdida se me invita a escribir la semblanza de una mujer con la que en medio de un trabajo intelectual de dos décadas llegué a entablar la más reconfortante amistad. El encargo de la revista Tiempo, espacio, forma estaba motivado por la relación especial que me había unido a ella y por haber coordinado los cuatro Proyectos de investigación de los últimos quince años en los que ella había participado desde el principio. Unos Proyectos muy particulares, porque tienen para todos los que participamos en ellos unas connotaciones no solo de entrega científica, sino de relación profundamente humana. así lo expresan Mari y su inseparable amiga Merce en su último artículo publicado; se refieren a estos Proyectos como el ámbito en el que todos “compartíamos ideas y debates, pero sobre todo alegrías y momentos inolvidables como amigos”. acepté ilusionado el encargo, no sin percatarme de lo delicado del compromiso. Era obvio que, al tratarse de una revista científica, debía mantener embridado el flujo del afecto. Pero ni quiero, ni debo realizar una semblanza que sea la del analista frío, alejado de cual-

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conocimiento renovado de la Historia Medieval a través del estudio particular de su amada región de El Bierzo. Me servirán de guía las publicaciones más significativas que Mari ha realizado en el marco de los proyectos referidos, sin olvidar nunca que la mayor parte de estos trabajos son elaboraciones conjuntas de ella y de Merce durany en una relación paradigmática de la compenetración intelectual que la profunda amistad puede generar. Una fecha de referencia es el año 1993. Por entonces ya se estaban estrechando fuertes relaciones intelectuales –también de extraordinaria amistad- entre distintos miembros de los departamentos de Historia Medieval de las Universidades de oviedo, salamanca y santiago. Y como emanación de planteamientos coincidentes y de afinidades personales, se habían iniciado intercambios de ideas que apuntaban a la necesidad de una revisión de la historiografía sobre la alta Edad Media del reino de León planteada de manera concreta en la superación definitiva del viejo fantasma de “la despoblación”. no es casualidad que en el año 1993 estas ideas emergieran al debate abierto en dos congresos celebrados en los últimos días de septiembre y primeros de octubre de ese año. El primero de ellos, en oviedo –La época de Alfonso III y San Salvador de Valdediós-; el segundo, seis días después, en León –el IV Congreso de la Fundación Sánchez-Albornoz-. Y es en oviedo donde Merce y Mari presentan su ponencia “El Bierzo en la época de alfonso iii”. En la línea de algunas investigaciones anteriores, consolidan ya en esta ponencia unas líneas básicas de estudio global de la sociedad de El Bierzo. continuadoras de esta línea son dos publicaciones aparecidas en los años 1997 y 1998. La primera, la ponencia “Galicia desde o Bierzo”, presentada en el coloquio Galicia fai dovs mil anos. O feito diferencial galego, en santiago. La segunda, el artículo “ocupación y organización del espacio en El Bierzo Bajo entre los siglos V al X”, publicado en la revista Studia Historica. Historia Medieval. Es este un artículo memorable en el que, desde la atención precisa y rigurosa a los casos particulares, se plantea una visión globalizadora de la sociedad de El Bierzo en toda su complejidad. Partiendo de un análisis muy crítico y elaborado de las fuentes escritas y

de las aportaciones arqueológicas, se aborda el estudio de la sociedad berciana desde la óptica del poblamiento, como base de toda la estructura. En primer lugar, un dato básico: la existencia de algunas primeras villas ya desde mediados del siglo iX que se determinan por sus limites antiquos –indicio de permanencias- y que presentan una realidad interna bien organizada que no puede ser el resultado de unas pocas décadas de evolución, lo que desmonta la tesis de la existencia de una fractura demográfica secular y de un subsiguiente proceso reciente de repoblación. ahora se trata todavía de pequeños asentamientos dedicados a la producción agraria en los que son frecuentes las transferencias de tierras, de ganado o de otros bienes entre sus habitantes; transferencias que, además de reflejar la capacidad de este campesinado para disponer libremente de sus bienes, nos muestran a unos grupos dotados de vínculos económicos y sociales muy activos que son los que aglutinan a estas pequeñas villas. de la fuerza de estos vínculos se deriva la dinámica de estas sociedades que se plasma en el crecimiento y en una creciente complejidad, como refleja la aparición en el seno de estas villas de nuevas cortes, de barrios, de villas in villa que permiten seguir un proceso constante de organización interior cada vez más compleja. También, ya desde época temprana, se percibe una presencia muy activa de pequeños poderes locales o regionales que, a través del control de determinados asentamientos, comienzan a articular social y políticamente el territorio a escalas cada vez más amplias. Materialización de estos poderes es la fuerte presencia de pequeñas iglesias y monasterios. La enorme profusión de monasterios a lo largo de los siglos iX y X –hasta 25 fueron fundados o restaurados entre mediados del siglo iX y mediados del siguiente- es un fenómeno único de El Bierzo. se vincula a la persistente tradición eremítica y cenobítica de la región que perdura sin solución de continuidad desde la etapa visigoda y a través de la conquista islámica, hasta la época astur. En ocasiones, son indicativos de la existencia de un pequeño asentamiento, de una villa. otras veces, son centros en torno a los cuales se generan dichos asentamientos. Y casi siempre estas iglesias o monasterios van

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asociados a la iniciativa del poder local que aparece a veces como organizador de la vida de la comunidad o como dominador, en una vinculación progresivamente más estrecha con poderes superiores tanto laicos como eclesiásticos. no quedan al margen de estas actuaciones los grandes monasterios, tanto los monasterios de la región –sobre todo san Pedro de Montes, carracedo, san andrés de Espinareda- como algunos monasterios gallegos – samos, en primer lugar, sobrado, Meira-; aparte de absorber a otros pequeños cenobios, se benefician de abundantes y extensas posesiones donadas por la aristocracia o por los propios reyes. Entre los poderes eclesiásticos no es menor el papel jugado por la sede de Lugo y, más aún, de santiago; pero de manera más relevante por la sede astorgana. no todos los obispos muestran una actividad tan intensa como la de Genadio: anacoreta, fundador de cenobios y obispo por mandato de alfonso iii; pero su actuación marcará la pauta a sus sucesores que seguirán siendo elementos claves en la cohesión social y política del espacio berciano. igualmente relevante es el papel de la aristocracia a la que Mari dedicó su estudio “La aristocracia en el Bierzo altomedieval. ss. iX y X”, en Memoria Artis. Studia in memoriam Mª Dolores Vila Jato. Las donaciones de villas, heredades u otros bienes que, como se ha dicho, realiza esta aristocracia en favor de los grandes monasterios de la zona o a monasterios foráneos con sólidas bases de poder en la región son las vías eficaces a través de las cuales se generan poderosas redes de influencia, incluso de patronazgo, que articulan el conjunto de la sociedad berciana y que la vinculan con la monarquía astur. Esta ya se hace presente en la región al menos desde la época de ordoño i y, sobre todo, con alfonso iii y sus sucesores. relaciones entre la alta aristocracia y los reyes no siempre de plena sumisión; ejemplo de ello son los casos de los hijos de sarracino y sendino, de Vermudo ordóñez, Vermudo Gatóniz u osorio Gutiérrez castigados con la confiscación de sus posesiones y cargos a causa de su rebeldía. Ya desde época temprana se constata la actuación de algún destacado miembro de la aristocracia que actúa

como máximo representante del poder de la monarquía y que, como tal, constituye el referente de una aristocracia regional tanto laica como eclesiástica cada vez más vinculada al poder del monarca astur. Este es el caso del conde Gatón. su actuación como repoblador de astorga, por mandato de ordoño i, muestra no solo la estrecha vinculación política de este magnate con el rey, sino la decisión regia de fortalecer el proceso de integración de El Bierzo utilizando el prestigio de la antigua capital del conventum asturum. Que la monarquía no es ajena a esta decisión lo muestra la designación por alfonso iii de Genadio como obispo de la ciudad. con ello se cierra el círculo político-religioso de articulación del territorio con la monarquía astur y quedan establecidas las bases de una completa integración en la estructura política y eclesial del reino que el periodo siguiente no hará más que fortalecer. si las pequeñas iglesias y monasterios estaban, como se ha indicado, en la base de la articulación política de la región, la aristocracia, digamos la más alta aristocracia, va a tener un peso decisivo durante todo el siglo X y, ya con la dinastía navarra en el trono leonés, durante el siglo Xi. Este aspecto es al que Mari pretendía entregarse en un futuro inmediato con la ilusión y el rigor con que abordaba todos sus proyectos. a este objetivo responde su artículo “concubina o esposa. reflexiones sobre la unión de Jimena Muñiz con alfonso Vi”, aparecido en Studia Historica. Historia Medieval, del año 2007. La elección de Jimena Muñiz responde a una doble preocupación. Por una parte, una fuerte atracción por la personalidad de una mujer muy especial, una de las pocas que sin ser hija o hermana de rey llegaron a alcanzar las más altas cotas de prestigio y de autoridad política. Pero, más allá del estudio de una mujer extraordinaria, lo que Mari pretendía era consolidar sus tesis sobre la especial vinculación de El Bierzo con el conjunto del reino. como la propia autora escribe, “el estudio de Jimena ha de realizarse situándola en la sociedad de su tiempo y considerándola en virtud del papel que jugó en el entramado de relaciones de poder que caracterizaba en esos momentos a un feudalismo en pleno desarrollo. éste será nuestro proyecto en un futuro no muy lejano”(!!!). aquí

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se limita a iluminar las oscuridades sobre la verdadera personalidad de Jimena: concubina de alfonso Vi; familiar del obispo de astorga; amiga del primer abad cluniacense de sahagún depuesto por su conversión al rito mozárabe; partidaria, al parecer, ella misma del mantenimiento de este rito; objeto por ello de las iras del arrogante Gregorio Vii –perditam feminam- que, tras la máscara del dominio espiritual, reivindicaba la soberanía política sobre el reino de León. Pero la actividad e influencia de Jimena no terminan al finalizar su especial relación personal con el rey. apartada físicamente del monarca, llega a la cumbre de su poder como tenente del castillo de Ulver que le otorga una posición preeminente a nivel regional y la consolida como la aristócrata más poderosa del reino. no se le podía escapar a Mari la importancia de esta posición política de Jimena en la articulación del reino. Efectivamente, a través de amplias donaciones a distintos monasterios de la región y a la sede episcopal de astorga, Jimena entreteje vínculos de familiaritas que propician o forta-

lecen la arquitectura de las vinculaciones políticas entre los pequeños poderes locales, los poderes regionales, la tenente y el rey. Muere en 1128 y su figura se desvanece. Pero a través de Teresa, una de las hijas habidas con alfonso Vi, Jimena se constituiría “como tronco originario de una estirpe de reyes del naciente reino de Portugal”, algo que la documentación oficialista de la época parece ser que trató de oscurecer. aunque empañado por el dolor, para mí supone un conmovedor tributo que el último y póstumo trabajo de Mari, elaborado -¡cómo no!- con Merce, haya sido su contribución al homenaje que el departamento de salamanca me tributó con motivo de mi jubilación. desgraciadamente, la ilusión con que ella y sus/mis amigas proyectaban la asistencia al acto quedó frustrada. Y en esa frustración nos arrastró también a aquellos que la amamos. Pero queda ese pequeño-gran testimonio y, lo que es más, nuestro permanente recuerdo y nuestra admiración ante la grandeza humana de un espíritu noble y generoso. José María Mínguez Fernández Universidad de Salamanca

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El altar mayor y el altar matinal en el presbiterio de la catedral de santiago de compostela. La instalación litúrgica para el culto a un apóstol Eduardo carrero santamaría

[email protected] Universitat autònoma de Barcelona

Recibido: 20-06-2013 Evaluado y aceptado: 21-07-2013 Territorio, Sociedad y Poder, nº 8, 2013 [pp. 19-52]

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Resumen: a pesar de su reorganización barroca, la capilla mayor de la catedral de santiago de compostela tiene un notable número de noticias documentales, arqueológicas e imágenes históricas que permiten restituir su aspecto durante la Edad Media. de hecho, era un interesante conjunto en el que, en el extremo más oriental, se ubicaba el altar de prima en el que se celebraban las misas para los peregrinos y frente a éste, abierto al transepto de la catedral, el altar mayor dispuesto sobre el sepulcro apostólico y que recibía el culto de los peregrinos. Buena parte de los problemas que la historiografía contemporánea ha planteado sobre esta disposición topográfica se encuentran en la errónea lectura de su funcionamiento litúrgico desde unas coordenadas estilísticas histórico-artísticas, que han llevado a relacionar su

instalación litúrgica con la de san Pedro del Vaticano y otras iglesias romanas. si esta relación de dependencia con roma parecía ser lógica a partir de los vínculos que el arzobispado compostelano estableció con la santa sede desde finales del siglo Xi, por el contrario, éstos no tuvieron que ver con la organización de la capilla mayor compostelana. de hecho, ésta responde a un planteamiento común con el resto de la arquitectura religiosa de Europa, organizanda en torno a dos altares, el mayor y el matinal, en el que se realizaban las misas de prima para laicos y el altar relicario del apóstol santiago.

Abstract: (The hight altar and the matins altar in the presbitery of the cathedral of santiago de compostela. The liturgical installation for the worship to an apostle). despite its baroque reorganization the presbitery of the cathedral of santiago de compostela has a remarkable number of documentary evidences, archaeological data and historical images that allow us to restore its appearance during the Middle ages. in fact, the main chapel was an interesting group in which, in its eastern end, stood the morning altar where they celebrated the Morning Masses for pilgrims and facing it, open to the transept of the cathedral, there was the high altar disposed over the apostolic tomb, that recieved the cult and the visits of the pilgrims. This sacred topography is described by the first time in the Codex Calixtinus, and though across sources that include a chronological frame between the Xiith and XVith century more important aspects can be specified on his architectural image. nevertheless, many of the problems that contemporary historiography has raised over this topographical arrangement are in the wrong reading of this liturgical installation from stylistic historical-artistic coordinates, which have led to connect the Jacobean installation with that of st. Peter’s Basilica and other roman churches. anyhow, from the most radical positions in this respect, there has been smoothed the reality of the confessio of the cathedral raised first as a crypt and later as a open

space behind the high altar and several meters below its level, always with roman models as element of comparison. This relations of dependence with rome seemed to be logical due to the links that the archdiocese compostela established with the Holy see from the late eleventh century. However, this political relationship did not have to do with the liturgical organization of the main chapel of santiago. in fact, the high altar topography reflects a common approach with the rest of the religious architecture of Europe, organized around two altars, the matins altar, where the morning masses took place for the laity and the main altar, the altar reliquary of st. James. Thus, by means of the liturgical explanation of this type of altars, in this article there is argued the absolute normality of the matins altar of the cathedral in relation to its European context, and is underlined how the archaeology indicates that its level of soil was the same that that of the rest of the cathedral. This way, the architectural relationship of the sacred topography of the presbytery of the cathedral of santiago with solutions that could resemble some churches of rome is only a product of the contemporary historiography, from the monsignor Jose Guerra campos’ works, realized in the orbit of the studies on christian archaeology of the pontifical academies.

Palabras clave: catedral. santiago de compostela. altar matinal. altar de prima. altar mayor. Topografía sagrada

Keywords: cathedral. saint James of compostela. Matins altar. High altar. Morning Masses. sacred Topography.

El altar mayor y el altar matinal en el presbiterio de la catedral de santiago de compostela

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iglesias, a la par que subraya la funcionalidad relicaria de cualquier edificio cristiano, sin necesidad de girolas1. sin entrar en las soluciones particulares para cada uno de los edificios franceses, en el caso de santiago de compostela, la peculiaridad material de los restos del apóstol santiago condicionaría un modo singular de concebir funcionalmente su cabecera que, en contra de la idea tradicional de la girola como espacio de tránsito y circulación de peregrinos, proponía un modelo de uso muy diferente. En fechas recientes, donat Grueninger y sébastien Biay han llamado nuestra atención sobre la difícil relación funcional entre girola y peregrinos, o girola y circulación de laicos cuando habitualmente encontramos estatutos y sentencias capitulares o monásticas sobre los impedimentos que debían ponerse a los extraños a la comunidad religiosa para acceder a las girolas, tanto si éstas permitían acercarse a reli-

as vías de comunicación siempre han sido el lógico espacio de tránsito de las ideas, por lo tanto, la difusión de las formas artísticas entre distintos lugares toma en el camino su medio fundamental. no sólo las grandes vías de peregrinación como la de santiago y sus ramales funcionaron a modo de propagadores de cultura. cualquier camino se convierte per se en un ámbito para la circulación y transmisión de nuevos pensamientos artísticos, cuadernos de modelos, piezas de arte mueble y, sobre todo, libros. centrándonos en el camino a santiago de compostela, la catedral apostólica ha sido considerada tradicionalmente como el ejemplo más definido de la llamada “arquitectura de peregrinación”, en la que formaba grupo junto a conques, Tours, Toulouse y Limoges. Esta cadena de edificios se identificaban por una serie de características comunes: estar dotados de un amplio transepto, poseer una organización en tres o cinco naves y, sobre todo, una cabecera articulada mediante una girola de capillas radiales que favoreciera el culto alrededor de unas reliquias de importancia. La validez del apelativo de ‘iglesia de peregrinación’ –formulado en toda su extensión por émile Mâle en 1922–, ha sido puesta en tela de juicio por isidro G. Bango, a través de un estudio retrospectivo de la relación entre arquitectura y culto a las reliquias y sus efectivas soluciones funcionales desde época carolingia al románico. Por su parte, Beat Brenk también ha buscado una interpretación litúrgica más adecuada de dicho grupo de

MâLE, E., L’art religieux du XIIe siècle en France: étude sur les origines de l’ iconographie du Moyen Âge, París, 1966, pp. 297-298; BanGo TorViso, i. G., “Las llamadas iglesias de peregrinación o el arquetipo de un estilo”, en El Camino de Santiago, camino de las estrellas…, Madrid, 1994, p. 9-75; BrEnK, B., “Les églises de pèlerinage et le concept de prétention”, en Art, Ceremonial et Liturgie au Moyen Âge. Actes du colloque de 3e Cycle Romand de Lettres Lausanne Fribourg, 24-25 mars, 14-15 avril, 12-13 mai 2000, éd. n. Bock, P. Kurmann, s. romano y J.-M. spieser, roma, 2002, p. 125-139). Mucho más conservadoras son las síntesis de caiLLET, J.-P., “reliques et architecture religieuse aux époques carolingienne et romane”, en Les reliques. Objets, cultes, symboles. Actes du colloque internacional de l’Université du Litoral-Côte d’Opale (Boulogne-sur-Mer) 4-6 septembre 1997, eds. E. Bozóky y a.-M. Helvétius, Turnhout, 1999, pp. 169-197, o de PiVa, P., “Le déambulatoire et les parcours de pèlerinage dans les églises d’occident (Xe-Xiie siècles)”, en Art médiéval: les voies de l’espace liturgique, París, 2010, pp. 81-12. 1

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Territorio, Sociedad y Poder. Revista de Estudios Medievales / nº 8, 2013 [pp. 19-52]

quias como si no2. Personalmente, he insistido en esta cuestión tanto para compostela como para otros lugares de Europa, argumentando que la girola fue básicamente una estructura arquitectónica de prestigio y con un fin cultual primordial en la liturgia procesional que circundaba el altar mayor y sus alrededores3. Volveremos sobre este asunto más adelante.

EL PrEsBiTErio dE La caTEdraL dE sanTiaGo

El final del siglo Xi –c. 1075-1078– vio cómo un nuevo y gran edificio comenzaba a sustituir el viejo conjunto de iglesias que conformaba el locus apostólico, desde la inventio de los restos de santiago el Mayor en el siglo iX4. Las obras de la nueva iglesia, siguiendo los cánones del románico, tenían un problema para su avance: eliminar el edículo original donde se encontraba el sepulcro del apóstol. El animoso prelado diego Gelmírez (1100-†1140) retomó las obras con especial vigor durante su pontificado y, en 1112, sabemos que se procedió a derruir los viejos edificios entre los que se hallaba el martyrium de santiago, dando inicio a una auténtica historia de ocultaciones, pérdidas y recuperaciones de las reliquias apostólicas. El año 1117 se finalizó la cabecera y, por lo tanto, su altar mayor, cuya articulación interna es la que aquí nos va a interesar.

Fig. 1. catedral de santiago de compostela. reconstrucción del altar mayor del siglo Xii, según Mayer y publicada por López Ferreiro. siguiendo a la Historia Compostellana, el presbiterio de la catedral se situó encima del edificio tardoantiguo y su altar mayor sobre el sepulcro que albergaba los restos de santiago, guardado en un arca de mármol, en un excelente sepulcro abovedado, trabajado admirablemente y de conveniente amplitud, según nos narra el Codex Calixtinus5. además, diego Gelmírez cubrió el altar con un antependium de plata sobre el que, a su vez, se elevó un ciborio o baldaquino, y a los que

2 GrUEninGEr, d., Deambulatorium angelorum oder irdischer Machtanspruch? Der Chorumgang mit Kapellenkranz: von der Entstehung, Diffusion und Bedeutung einer architektonischen Form, Wiesbaden, 2005, y BiaY, s., Les chapiteaux du rond-point de la troisième église abbatiale de Cluny (fin XIe-début XIIe siècle). Étude iconographique, 2 vols., Universidad de Poitiers, 2011, . 3 carrEro sanTaMarÍa, E., “Le sanctuaire de la cathédrale de saint-Jacques-de-compostelle à l’épreuve de la liturgie”, en Saint-Martial de Limoges: ambition politique et production culturelle (X e-XIIIe siècles), ed. c. andrault-schmitt, Limoges, 2006, pp. 295-308; id., “retrocapillas, trasaltares y girolas. Liturgia, reliquias y enterramientos de prestigio en la arquitectura medieval”, en Estudios in memoriam del Prof. Dr. Fernando Galván Freile, 2 vols. León, 2010, ii, pp. 63-81; id., “Comulgar con ruedas de molino. arquitectura y liturgia medievales o los itinerarios de un desencuentro”, Medievalia, 15 (2012), pp. 63-66. 4 Para las etapas iniciales de la magna congregatio que se ocupó del culto al apóstol y el nacimiento de la ciudad de santiago, véanse los trabajos de LóPEz aLsina, F., La ciudad de Santiago de Compostela en la Alta Edad Media, santiago de compostela, 1988, e id., “de la magna congregatio al cabildo de santiago: reformas del clero catedralicio (830-1110)”, IX Centenário da Dedicaçâo da Sé de Braga. Congresso Internacional. Actas, vol. i, O Bispo D. Pedro e o Ambiente Político-Religioso do Século XI, Braga, 1990, pp. 735-762.

Historia Compostellana, ed. E. Falque rey, Turnhout, 1988, pp. 43-44, y Liber Sancti Jacobi “Codex Calixtinus”, eds. a. Moralejo, c. Torres, y J. Feo, santiago de compostela, 1951, edición facsímil, Pontevedra, 1992, p. 565. La historia de la capilla mayor de la catedral desde su origen a nuestros días fue magistralmente narrada por el canónigo antonio López Ferreiro (“altar y cripta del apóstol santiago. reseña histórica desde su origen hasta nuestros días”, [1891], reed. en LóPEz FErrEiro, a., El Pórtico de la Gloria, Platerías y el primitivo altar mayor de la Catedral de Santiago, santiago de compostela, 1975, pp. 113-137). a su obra añadiremos la bibliografía más reciente, recogiendo las últimas novedades y revisiones. 5

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El altar mayor y el altar matinal en el presbiterio de la catedral de santiago de compostela

Fig. 2. catedral de santiago de compostela. Topografía del presbiterio desde el siglo Xii, sobre la planta de conant. se añadiría una retrotabula completando el conjunto6. El altar se proyectaba así como centro escenográfico de la catedral, elevado sobre las consiguientes gradas y cerrado con las consabidas rejas (fig. 1). Pero la cosa no

quedaría aquí. ante la ausencia de cripta ni elemento parecido que permitiera una mayor intimidad entre los peregrinos y las reliquias del apóstol, Gelmírez optó por otra solución bien conocida en el medio románico europeo, como veremos más adelante. ésta no fue otra que la fundación de una confessio tras el altar mayor, dedicada al oración de los peregrinos y a la celebración de las misas matinales en la catedral a las que éstos podían asistir. El altar estuvo dedicado a la

El estudio de referencia sobre ambas piezas es el de Mor aLEJo, s., “Ars Sacra et sculpture romane monumentale: le trésor et le chantier de compostelle”, Les Cahiers de Saint-Michel de Cuxa, 11 (1980), pp. 189-238, reed. Patrimonio artístico de Galicia y otros estudios. Homenaje al Prof. Dr. Serafín Moralejo, 3 vols., santiago de compostela, 2004, i, p. 161-188. 6

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Magdalena con tales fines desde el mismo siglo Xii, siguiendo el calixtino: Inter altare Sancti Iacobi et altare Sancti Salvatoris est altare Sancte Marie Magdalene, ubi decantantur misse matutinales peregrinis 7. según la Compostellana, el acceso a esta confesión para orar al apóstol se hacía a través de las dos columnas que sostenían en ciborio: Quam equidem confessionem infra duas altaris columnas, que cibolium sustinent, quantam uel qualem construxerit, apparet, quando felicem aditum praebet intrantibus8. (Fig. 2) así estuvieron las cosas hasta 1462, fecha en que volvemos a tener noticias documentales sobre obras en el altar compostelano. En este año se alude por primera vez a la sustitución del baldaquino edificado por diego Gelmírez a comienzos del siglo Xii, por otro tardogótico, elevado durante la prelatura de don alonso Fonseca i (1460-1464), y cuyas obras se prolongarían hasta 14809. afortunadamente, el camino hasta la gran remodelación barroca que acabó con la capilla mayor medieval nos hace parar ante un manuscrito iluminado en los Países Bajos a finales del siglo XV10. se trata del cartulario del Hospital de santiago de Tournai (Tournai, Bibliothèque de la Ville, Ms. 27), atribuido al maestro del Libro de Horas de dresde (fig.3). El frontispicio del códice fue ilustrado con una imagen del altar

mayor de la catedral de santiago de compostela hacia 1489. La miniatura ha sido estudiada por dominique Vanwijnsberghe, quien ha subrayado sus características como documento gráfico fidedigno, en el que el presbiterio compostelano fue representado al detalle por un autor que, indudablemente, conocía la catedral. Mientras, por mi parte pude constatar la importancia de la imagen no sólo para el análisis antropológico del culto al apóstol, también para la historia arquitectónica de la catedral y sus instalaciones litúrgicas11. a nuestro interés, lo más interesante de la iluminación de Tournai es que ilustra dos momentos concretos de la paraliturgia que los peregrinos realizaban en compostela: la misa en la confessio construida por Gelmírez tras el altar mayor y el abrazo a la figura del apóstol que lo presidía.

La COnFESSIO coMPosTELana. PosTUras HisTorioGrÁFicas

desde antonio López Ferreiro, la confessio compostelana se ha identificado con el espacio situado tras el altar mayor de la catedral, es decir, la capilla de María Magdalena descrita en el Codex Calixtinus, lugar donde se celebraba la misa matutina de los peregrinos según citábamos líneas arriba (fig. 2). siguiendo el texto de la Historia Compostellana, el erudito canónigo propuso un acceso a la capilla a través de las dos columnas traseras del baldaquino románico12. algunos años después, Kenneth J. conant planteó algo similar, disintiendo únicamente en la cuestión de la entrada a la confessio aunque sin proponer una contrahipótesis. El problema de esta interpretación es que, en su reconstrucción hipotética de la catedral, representó una confessio subterránea tras el altar mayor y de la que, como veremos, no hay la menor

The Pilgrim’s Guide to Santiago de Compostela. Critical edition, eds. P. Gerson, a. shaver-crandell, a. stones y J. Krochalis, 2 vols., Londres, 1998, p. 78. 8 Historia Compostellana, p. 44. 9 Véanse FiLGUEira VaLVErdE J. y FErnÁndEz-oXEa, J. r., Baldaquinos gallegos, La coruña, 1987, pp. 23-32, sToKsTad, M., “T h e s a n c t u a r y o f s a i n t J a m e s a t t h e E n d o f t h e 15 t h c e n t u r y ”, C o m p o s t e l l a n u m , 32 (1987), pp. 527-531 y VanWiJnsBErGHE, d., “réalité et fiction chez le Maître du Livre d’Heures de dresde. Le frontispice du cartulaire de l’Hôpital saint-Jacques de Tournai (Tournai, Bibliothèque de la Ville, ms. 27)”, en‘Als Ich Can’. Liber Amicorum in Memory of Professor Dr. Maurits Smeyers, Leuven, 2002, pp. 1509-1546. 10 Entre 1660-1669 se rehizo la capilla mayor de la catedral, suprimiendo la confessio de la Magdalena –cuyas funciones se realizaban desde el siglo XVi en la capilla del salvador– y sustituyendo todo su mobiliario litúrgico por el altar y el baldaquino barroco. no sería hasta el siglo XiX cuando, con el reencuentro de los restos del apóstol santiago tras una minuciosa excavación del presbiterio catedralicio, se decidió dotarlo de la actual cripta para depositar el arca con las reliquias (MEra ÁLVarEz, i., “La capilla mayor y la cripta apostólica de la catedral de santiago en la Edad contemporánea”, Actas del Congreso ‘El comportamiento de las Catedrales Españolas del Barroco a los Historicismos, éd. Germán ramallo, Murcia, 2003, p. 149-158). La historia arqueológica de la catedral puede seguirse desde sUÁrEz oTEro, J., “La catedral de santiago de compostela: cien años de arqueología”, Codex Aquilarensis, 14 (1999), pp. 39-72. 7

11 VanWiJnsBErGHE, d., “réalité et fiction…”, op. cit.; carrEro sanTaMarÍa, E., “reliquias y relicarios en la Galicia medieval”, en En olor de Santidad. Relicarios de Galicia, coord. M. a. González García, santiago de compostela, 2004, pp. 523-537, e id., “Le sanctuaire de la cathédrale de saint-Jacques-de-compostelle… », op. cit. 12 LóPEz FErrEiro, a., Historia de la S.A.M.I. de Santiago de Compostela, 11 vols., santiago de compostela, 1898-1909, edición facsímil, santiago de compostela, 1999, vol. iii, p. 238.

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El altar mayor y el altar matinal en el presbiterio de la catedral de santiago de compostela

Fig. 3. catedral de santiago de compostela. Vista del altar mayor en el cartulario del Hospital de santiago de Tournai (Tournai, Bibliothèque de la Ville, Ms. 27).

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prueba arqueológica ni documental13. En este sentido, la piedra de toque la aportaría José Guerra campos quien dedicó una serie de estudios a la arqueología de la catedral, que fueron finalmente recopilados en un volumen monográfico en 1982. Guerra fue el primero en construir un puente arquitectónico entre compostela y roma, que gozaría de un éxito especial en fechas inmediatas. según dicho autor, la obra realizada por Gelmírez en el altar mayor debía ser semejante a la confessio de san Pedro del Vaticano y a la de san Pablo Extramuros en roma, es decir, una suerte de anillo de circulación que permitiera adorar al apóstol en un altar trasero. de este modo, se intentaba así aunar las descripciones de la compostelana y el calixtino con la topografía de un retroaltar adosado a la parte posterior del altar mayor de la catedral –el auténtico relicario-, siguiendo el descrito modelo de las confesiones vaticana y la paulina14. debe destacarse que la formación académica de monseñor Guerra fue la que indudablemente motivó el planteamiento de los vínculos romanos. alumno de la Università Pontificia Gregoriana donde cursó el Bachillerato en sagrada Teología y profesor, entre otras materias de Liturgia, en el seminario diocesano de santiago, su formación estuvo marcada por el “romano centrismo” de las instituciones académicas pontificias, en las que todo se vincula a la arqueología cristiana de la ciudad y, en particular, a sus etapas históricas más tempranas. Lógico por tanto que estableciera una relación de parentesco entre las dos confesiones, la romana y la compostelana, que mejor conocía, pero que no debiera haber pasado más allá de curiosidad historiográfica. serafín Moralejo admitió la hipótesis de Guerra campos, ya que apoyaba su propuesta de revisión de los vínculos artísticos entre compostela y roma a partir de la figura de Gelmírez15. Por su parte, en una primera

aproximación, Manuel a. castiñeiras partió de la idea de Guerra campos, con los supuestos paralelos italianos, a los que añadió san crisógono de roma, planteando la existencia de una cripta o espacio subterráneo tras el altar mayor de la catedral compostelana y con acceso desde la girola, manteniendo la interpretación tradicional del uso de este tipo de estructuras16. En contraposición a esto y con motivo del congreso sobre san Marcial de Limoges del año 2005, realicé una nueva interpretación sobre el asunto, basada en las noticias documentales jacobeas y en las soluciones que la liturgia ofreció a la topografía de altares de la catedral, en paralelo con otros ejemplos europeos. así, destaqué que los vínculos de la disposición del altar mayor de santiago debían establecerse con el restante panorama de iglesias en las que hallamos altares de prima o matinales sitos tras el altar mayor, como describe el calixtino –un modo de organizar un presbiterio perfectamente común–, negando al existencia de criptas ni espacios inferiores para el culto al apóstol y destacando la importancia que supone para la comprensión de todo este asunto la ya citada imagen del altar mayor compostelano respresentada en el cartulario de saintJacques de Tournai. aquí, aparecía por primera vez el muro de cierre que separaba el altar mayor y la confesión y que daté entre las obras de actualización de la catedral a comienzos del siglo Xiii, en paralelo a la construcción del coro tardorrománico de la catedral. además, destaqué la importancia de comprender el término confessio, utilizado en la documentación de santiago, como lugar de culto y no como ámbito subterráneo de adoración a unas reliquias que había asimilado parte de la historiografía restante. como se ha insistido desde diferentes frentes, una confessio era un lugar para orar y no implicaba que se tratara de una cripta ni, por extensión, un espacio dispuesto a un nivel altimétrico inferior17. Por descontado,

13 conanT, K. J., Arquitectura románica da Catedral de Santiago de Compostela, [cambridge (Mass.), 1926], santiago de compostela, 1983, p. 22-23 et Plate Vi. 14 GUErra caMPos, J., Exploraciones arqueológicas en torono al sepulcro del Apóstol Santiago, santiago de compostela, 1982, pp. 112-116 y 296-297. 15 MoraLEJo, s., “La imagen arquitectónica de la catedral de santiago de compostela”, en Il pellegrinaggio a Santiago de Compostela e la letteratura jacopea, Perugia, 1983, pp. 37-61, e id., “Le Lieu saint: Le tombeau et les basiliques mediévales”, en Santiago de Compostela. 1000 ans de Pèlerinage eurpéen. Europalia 85, Gante, 1985, pp. 41-52, reed. Patrimonio artístico de Galicia, op. cit., i, pp. 237-246, y ii, pp. 11-19.

casTiñEiras GonzÁLEz, M. a., “Topographie sacrée, liturgia pascale et reliques dans les grands centres de pèlerinage: saint-Jacques-decompostelle, saint-isidore-de-Léon et saint-étienne-de-ribas-de-sil”, Les Cahiers de Saint-Michel de Cuxa, XXXiV (2003), pp. 27-49, e id., “Los espacios arquitectónicos en función de las reliquias”, en En olor de Santidad. Relicarios de Galicia, op. cit., pp. 65-80. 17 La definición de la confessio es la de un espacio dedicado a acoger la oración de los peregrinos en el locvs apostólico (cf. HUBErT, J., “Crypta inferiores et Cryptae superiores dans l’architecture religieuse de l’époque carolingienne”, en Mélanges d’ histoire du Moyen Âge dédies à la mémoire de 16

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la confessio vaticana no fue la panacea de las instalaciones litúrgicas, como veremos ahora, ni condicionaba el uso del término en la documentación a que se imitara su topografía. al mismo tiempo, los registros compostelanos desdecían este espacio subterráneo al localizar algunos episodios de la azarosa vida de diego Gelmírez en su interior y, en particular, aquél que volveremos a describir más adelante y en el que, al verse obligado a refugiarse en la confessio, el arzobispo era visto desde la tribuna de la catedral, es decir, que se trataba de un ámbito abierto. Por último, insistí en que el deseado y efectivo contacto de los fieles con las reliquias en santiago no existió, sustituyéndose por una paraliturgia de adoración a una figura del apóstol datable en el siglo Xiii, a la cercanía del altar-relicario y, lo que es más importante, a la misa de prima para los peregrinos y que ahora algunos autores utilizan para intentar argumentar que la instalación litúrgica de Gelmírez fue eliminada a comienzos del siglo Xiii18. de hecho, tanto Manuel castiñeiras como ronny Horst han vuelto a insistir en el espacio cripta o pseudo cripta colocado tras el altar mayor compostelano, volviendo a utilizar los paralelos propuestos por Guerra campos, ahora acompañados de reconstrucciones infográficas del conjunto. ambos autores han planteando alguna puntualización especialmente significativa. La primera, matizar el carácter semi-subterráneo de la confessio, dejando la capilla de la Magdalena al aire y a varios metros por debajo del pavimento de la girola inmediata, desde cuyo tramo axial supuestamente se habría accedido a través de unas escaleras. La segunda y ante el testimonio básico e insoslayable del cartulario de Tournai, proponer ahora que lo allí representado es producto de una reforma del presbiterio que se llevó a cabo en el siglo Xiii, época en la que supuestamente se habría cegado la confesión original tal y como ya planteó Guerra19.

roMa Y coMPosTELa. soLUcionEs disParEs

Llegado este momento, merece la pena volver a retomar el asunto y hacer algunas puntualizaciones. comenzaremos con el asunto de los paralelos romanos. desde una perspectiva histórica, efectivamente, la mitra compostelana tuvo amplias relaciones con roma, motivadas por la consecución del título de apostólico para la sede y por su promoción de obispado a arzobispado, acontecimientos que llevaron a diego Gelmírez a residir temporalmente en la ciudad santa y establecer vínculos personales y corporativos con la curia papal. dichos contactos llevaron a trascendentales imitaciones institucionales de la iglesia romana en Galicia –como los siete cardenales autorizados a oficiar en el altar mayor de santiago20 –, pero debemos ser rigurosos al subrayar que la emulación de la curia papal o de la iglesia de roma no conllevó necesariamente el remedo de sus edificios y, menos aún, de su funcionamiento litúrgico. Entre otras cosas, porque los ejemplos puestos como paralelo son claras muestras de un conflicto topográfico y funcional. ni san Pedro, ni san Pablo Extramuros, ni san crisógono contaron inicialmente con instalaciones litúrgicas de culto a santos especialmente importantes. En el proyecto inicial de la basílica vaticana, el tropaion con la memoria Petri fue incluido detrás del altar mayor de san Pedro, en tanto que sería Gregorio Magno (†604) el encargado de construir la cripta anular de acceso al mismo, que ahora quedaba oculto con la recolocación del altar mayor sobre la confessio y la sobreelevación del presbiterio con la cátedra y en Compostela y Europa, la historia de Diego Gelmírez, Milán, 2010, pp. 3297, en particular, p. 89-90, id., “El altar románico y su mobiliario litúrgico: frontales, vigas y baldaquinos”, en Mobiliario y ajuar litúrgico en las iglesias románicas, coord. P. L. Huerta, aguilar de campoo, 2011, p. 9-76; id., “Puerta y metas de la peregrinación: roma, Jerusalén y santiago hasta el siglo Xiii”, en Peregrino, ruta y meta en las “peregrinationes maiores”, dir. P. caucci von saucken, coord. rosa Vázquez, santiago de compostela, 2012, pp. 327-37; id., ,”Un nuevo testimonio de la iconografía jacobea. Los relieves pintados de santiago de Turégano (segovia) y su relación con el altar mayor de la catedral de santiago”, Ad Limia, iii (2012), pp. 73-118, y HorsT, r. Santiago de Compostela: die sakraltopographie der romanischen Jakobuskathedrale, Korb, 2012. 20 cf. PérEz rodrÍGUEz, F. J., La Iglesia de Santiago de Compostela en la Edad Media: El cabildo catedralicio (1110-1400), santiago de compostela, 1996.

Louis Halphen, París, 1951, p. 351-357, reed. en Arts et vie sociale de la fin du monde antique au Moyen Âge. Études d’archéologie et d’ histoire. Recueil offert à l’auteur par ses élèves et ses amis, Genève, 1977, p. 409-416). 18 carrEro, “Le sanctuaire de la cathédrale de saint-Jacques”, op. cit. ; id., “centro y periferia en la ordenación de espacios litúrgicos: Las estructuras corales”, Hortus Artium Medievalium, 14 (2008), p. 159-17916, e id., “Presbiterio y coro en la catedral de Toledo. En busca de unas circunstancias”, Hortus Artium Medievalium, 15/2 (1999), pp. 315-327 19 casTiñEiras GonzÁLEz, M. a., “Didacus Gelmirius, patrono de las artes. El largo camino de compostela: de periferia a centro del románico”,

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Fig. 4. roma, san Pedro del Vaticano. sección del presbiterio en el siglo Vii, según de Blaauw. 1. altar mayor de Gregorio Magno. 2. confessio. 3. cátedra. 4. altar de la cripta. el coro (fig. 4). En san Pablo, la solución que se adoptó fue todavía es más llamativa y singular frente al complicado edificio original con su transepto enrasado. se levantó un segundo ábside en el interior del templo y en eje con el mayor, destinado a hacer las funciones de plataforma coral sobre el espacio cemententerial paulino, en tanto que la cabecera arquitectónica quedaba detrás de ésta, dotada de otros dos altares y desde la que se tenía acceso a la confessio (fig. 5), solución trasera que en buena medida fue repetida en san crisógono21.

Efectivamente, si algo identifica a los tres edificios es carecer en origen de girola o de plataformas corales sobreelevadas que permitieran un acceso fácil a los restos santos, tratándose por el contrario de antiguas basílicas de un ábside. En los tres se tuvieron que hacer actualizaciones que facilitaran el contacto con los cuerpos santos que custodiaban. al contrario de, por ejemplo, santa María la Mayor o san Juan de Letrán, no se les añadieron girolas, pero sí se hicieron remedos de estructuras corales sobreelevadas, que permitían el acceso a la zona trasera del altar mayor y la vecindad de los sepulcros santos. Tanto san Pedro como san Pablo contaban con una tradición de adoración sobre

FiLiPPi, G. y dE BLa aUW, s., “san Paolo fuori le mura: La disposizione liturgica fino a Gregorio Magno”, Mededelingen van het nederlands Instituut te Rome, LiX (2000), pp. 5-25, y dE BLaaUW, s., “immagini di liturgia: sisto V, la tradizione liturgica dei papi e le antiche basiliche di roma”, Römisches Jahrbuch der Bibliotheca Hertziana, XXXiii 21

(2003), pp. 259-302.

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Fig. 5. roma, san Pablo Extramuros. Planta y sección del presbiterio en época medieval, según Tolontti y de Blaauw.

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Fig. 6. catedral de santiago de compostela. reconstrucción del frontal y retablo del altar mayor de diego Gelmírez, según Moralejo. el sepulcro pero quizá lo que deba destacarse es que la cercanía propuesta no era tanto con los propios restos santos como con el locvs en el que se situaba: el muro rojo vaticano y el muro cementerial paulino22.

¿Fue éste el caso de compostela? indudablemente no. La catedral se edificó con un modelo funcional claro, procedente del románico francés: una cabecera dotada Gelmírez. Para san Pedro antes y después de la intervención de Gregorio Magno, dE BLaaUW, s., Cultus et Decor. liturgia e architettura nella Roma tardoantica e medievale: Basilica Salvatoris, Sanctae Mariae, Sancti Petri, roma, 1994, ii, pp. 470-486 y 530-565.

Pensemos, además, que siempre se usa como paralelo con compostela la intervención vaticana de Gregorio Magno al despuntar el siglo Vii, cuando ésta ya había sido modificada a finales del siglo Xi en que pudo verla diego 22

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Fig. 7. catedral de oviedo. arca santa. de girola con capillas radiales, rodeando un amplio espacio presbiterial. El altar mayor se colocó cubriendo el supuesto sepulcro apostólico siguiendo un ejemplo bien conocido en la Península. como tantas veces se ha insistido, el frontal con su retrotábula respectiva mandados fundir por Gelmírez deben ser entendidos a modo de un auténtico estuche de plata destinado a engastar el sepulcro del apóstol (fig. 6), pieza que era la que recibía culto por los peregrinos. de hecho, el altare parvum y el altare magnum a los que alude el calixtino como el que contenía el sepulcro y el que lo cubría, eran dos piezas complementarias, una dentro de la otra y el Corpus venerandum sub altari maiori –indicado por la misma fuente– quedaba oculto por la cubierta

románica. Tres pasos: el sepulcro, el altar que se quiso edificado por los discípulos del apóstol y la cubierta de éste por diego Gelmírez con el altar mayor de la catedral, como en un fascinante juego de muñecas rusas, en cualquier caso siguiendo de forma canónica lo que Josef Braun definió como un altar-confessio, sin más23. de hecho y como describe el calixtino, el altar viejo había sido revestido por sus laterales y trasera, pero todavía podía verse quitando el frontal24. como decía, BraUn, J., Der Christliche Altar in seiner geschichtliche Entwincklung, München, 1924, i, pp. 205-207. 24 Est igitur altare parum ex tribus lateribus, ad dexteram scilicet, et leuam, et retro, sub eodem altari magno clausum, sed in antea apertum, ita ut uideri aperte potest ablanta tabula argentea, altare uetus (The Pilgrim’s Guide to Santiago de 23

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el modelo de altar-relicario no era desconocido en la Edad Media peninsular. El arca santa de la catedral de oviedo se hizo en fechas semejantes y con intenciones paralelas: un gran altar-relicario, una obra programática de exaltación político-religiosa (fig. 7)25. El arca santa ovetense o el altar mayor compostelano ideado por Gelmírez son claros paralelos de otros ejemplos como el altar de san crisógono de roma, que antes citábamos, y sobre todo el monumental altar-relicario de la capilla papal del Laterano, el arca-lipsanoteca de ciprés contenedora de las reliquias del Sancta Sanctorum (fig. 8). ésta fue estuchada en un altar convirtiéndose en el punto focal de la liturgia del palacio lateranense, puesta en paralelo con la cámara santa oventese y su arca correspondiente26.

La orGanización dEL PrEsBiTErio coMPosTELano a La LUz dE Las noTicias docUMEnTaLEs, arQUEoLóGicas Y sUs ParaLELos FUncionaLEs

Volviendo ahora a compostela, tras el altar mayor, Gelmírez instaló un espacio secundario, el altar de prima catedralicio dedicado a la Magdalena, en el que los peregrinos tenían la ocasión de asistir a la misa pública a primera hora de la mañana y, de paso, adorar el vecino altar sobre el cuerpo del apóstol. Hay algo importante a destacar en este sentido. sin lugar a dudas –y en contraposición a lo que han planteado Manuel castiñeiras y rolf Horst a partir de la propuesta de Guerra campos–, el suelo de la capilla de la Magdalena se encontró al mismo nivel que el de la girola, algo que con la excavación del baldaquino barroco

Fig. 8. roma, Palacio Lateranense, capilla de san Lorenzo. Esquema de composición del relicario del sancta sanctorum con la cubierta marmórea cubriendo el arca, y puertas de madera de ésta con la inscripción en recuerdo del papa León iii (†816).

Compostela. Critical edition, eds. P. Gerson, a. shaver-crandell, a. stones y J. Krochalis, 2 vols., Londres, 1998, ii, pp. 80-82). 25 sobre el arca santa, el trabajo de referencia es aLonso ÁLVarEz, r., “Patria vallata asperitate moncium. Pelayo de oviedo, el arca de las reliquias y la creación de una topografía regia”, Locvs Amoenvs, 9 (2007-2008), pp. 17-29. 26 carrEro sanTaMarÍa, E., El conjunto catedralicio de Oviedo en la Edad Media. Arquitectura, topografía y funciones en la ciudad episcopal, oviedo, 2003, pp. 72-76. algunas imágenes del arca lateranense y, sobre todo, la detallada descripción del contenido en su pionera apertura en LaUEr, P., “Le Trésor du sancta sanctorum”, Monuments et mémoires de la Fondation Eugène Piot, 15/1-2 (1906), pp. 7-146.

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Fig. 9. catedral de santiago de compostela. sección del presbiterio a partir de las excavaciones, según Guerra campos. 1. deambulatorio de la girola. 3. nivel de suelo medieval de la capilla de la Magdalena según las excavaciones aqueológicas. 4. Muros del edículo original, adaptados como cabecera de la iglesia prerrománica. 10. nivel de suelo del altar mayor en tiempos de Gelmírez. 12. corredor de la cripta edificada en época contemporánea. que podemos ver hoy resulta complicado imaginar. En el siglo XVii, contamos con el testimonio de José andiano en unas constituciones capitulares en las que se anotó cómo En 26 de henero de 1660 se començó a rromper el sócalo de la capilla maior para rebistirle de jaspes y mármoles y poner los pedestales de los mismo para poder sentar el tabernáculo 27. López Ferreiro ya propuso que toda la plataforma del presbiterio estuvo unos 45 centímetros por encima del nivel de suelo del entorno, pero el asunto parece quedar sancionado en las excavaciones arqueológicas del presbiterio catedralicio, cuando apareció el suelo original de la 27

Magdalena casi a la misma altura que el del resto de su entorno, sólo separado menos de un metro de altura del nivel de suelo del altar mayor, lógicamente la estructura más elevada del conjunto (fig. 9)28. Este pavimento estaba recortado para instalar en el mismo un osario construido con materiales reaprovechados y que Guerra campos data en el siglo XVi, en relación a los escombros que rodeaban el edificio, posteriores al 28 Y digo parece, porque las excavaciones se realizaron con la intención de hallar lo que se quería encontrar, como se extrae del a veces caótico relato de las mismas recogido por BarToLini, d., Apuntes biográfico de Santiago Apóstol el Mayor y esposición histórico-crítica y jurídica de su apostolado traslación del cuerpo del mismo a españa y su reciente descubrimiento, roma, 1885, pp. 163-167, o por el mismo GUErra, Exploraciones arqueológicas, op. cit.

Publ. GUErra, Exploraciones arqueológicas, op. cit., p. 222.

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año 1532, en que la zona comenzó a sufrir los cambios más drásticos29. El altar matinal de la Magdalena se encontró allí hasta fechas modernas y a su interior se trasladó el santo sacramento, siguiendo una costumbre generalizada sobre capillas sacramentales en el eje axial de la cabecera entre los siglos XV y XVi. Parece que fue en la década de los treinta del siglo XVi cuando nuestra capilla fue desmontada, trasladándose sus funciones de altar de prima y capilla del sacramento a la vecina capilla del salvador, la central de las de la girola, que se mantuvo con tal uso hasta dos siglos después. Mientras, la vieja confessio se dedicó plenamente a sacristía del altar mayor, oscura y destartalada, siendo así todavía descrita por Juan Bautista confalonieri en 1564 30. Quizás la última imagen de la Magdalena se la debamos a claude de Bronseval, cronista del visitador general de la orden de císter, de viaje por la Península. su relato está lleno de los habituales lugares comunes de los peregrinos franceses: la catedral había sido construida por carlomagno y, que los restos del apóstol estuvieran allí, no estaba de acuerdo con lo que proponían desde Toulouse, donde se atribuían parte de los mismos. Pero lo que realmente nos interesa de su relato es que describe cómo el día de san Juan asistieron a la misa de prima en la que denomina capilla de los reyes de Francia, sita directamente tras el altar mayor –retro altare maius– y que tenía pintadas las lises, en respuesta a las donaciones de carlos V y Luis Xi de Francia en 1380 y 144731. se trata de las mismas lises que el miniaturista del cartulario de Tournai representó en una suerte de tapiz que colgaba desde el muro norte del altar mayor, a finales del siglo XV. Evidentemente, todo esto nos habla de la progresiva traslación de las funciones de la Magdalena a la capilla del salvador que también

unos meses después es titulada capilla de los reyes de Francia, recibiendo un altar de la Magdalena con su retablo correspondiente, según fue sancionado definitivamente en la documentación de finales del siglo XVi: Inbentario de la capilla de la Madalena que por otro nombre se dize do rrei de Francia, donde está el Santísimo Sacramento32. La comprensión de la confessio compostelana pasa por su contextualización en el medio litúrgico y arquitectónico de la época. de hecho, Gelmírez no tuvo a roma como modelo para la articulación de la confessio catedralicia y, según hemos tenido ocasión de ver, los paralelos italianos propuestos no tienen ningún punto de contacto con los modos seguidos en santiago que, por el contrario, siguieron patrones bien conocidos hasta la fecha en la arquitectura religiosa. Es más y si se me permite la expresión, ante la inexistencia de un gran relicario que adorar, la confessio compostelana fue más una solución de conveniencia que otra cosa, aunando en un mismo espacio el altar matinal de la catedral y una típica sacristía de trasaltar. al fin y al cabo, el altar de la Magdalena no fue otra cosa que el altare matutinale, documentado en todas las grandes iglesias medievales de occidente, como tendremos ocasión de ver por largo en el apartado siguiente. además de todas estas razones, hay una cuestión que creo básica y sobre la que me gustaría hacer hincapié. de haber existido la propuesta confessio abierta y semisubterránea de Gelmírez, la descripción de aymeric Picaud en el siglo Xii cita su función como altar matinal para peregrinos pero no menciona en ningún momento que tras el altar mayor de la catedral de santiago hubiera un espacio a la manera de una cripta y menos aún que allí se adoraran las reliquias del apóstol. dada su insistencia en los lugares donde había reliquias que adorar, una paraliturgia de esas características no le habría pasado desapercibida, tampoco que pudiera uno acercarse al sepulcro y, menos aún, habría sido obviado en un texto dedicado a honrar el culto a santiago, que quedó referido simplemente como el lugar de las misas de prima.

LóPEz FErrEiro, Historia de la S.A.M.I. de Santiago, op. cit., Viii, p. 313; GUErra, Exploraciones arqueológicas, op. cit., pp. 117-125. 30 GUErra caMPos, J., “Viaje de Lisboa a santiago en 1594 por Juan Bautista confalonieri”, Cuadernos de Estudios Gallegos, XiX (1964), pp. 185250. 31 Die XXIIIª, videlicet nativitatis Sancti Iohannis Baptistae, summo mane Dominus celebravit missam in capella Franciae quae erat directe retro altare maius in oriente structa singulariter depicta, armis lilii permagnificis multis in locis insignata (BronsEVaL, c. de, Viaje por España: 1532-1533 (Peregrinatio Hispanica), ed. F. calero, Madrid, 1991, pp. 188-189). 29

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Publ. GUErra, Exploraciones arqueológicas, op. cit., p. 116.

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los oficios nocturnos o durante la celebración ad matutinum, cuestión que ha sido enfatizada para destacar la importancia litúrgica del Pasionario Hispánico34. otra de las características de estas misas de prima era que en ocasiones se mezclaban con el oficio matinal dedicado a la Virgen, llegando incluso a unirse a éste. Por ejemplo, en la Regla Puerorum redactada para los escolanos del monasterio de Montserrat, la misa matinal dedicada a la Virgen se celebraba antes del alba, reglamentando que los novicios se asearan rápidamente antes de dirigirse al altar35. En concordancia con estas significación mariana, las catedrales de las islas Británicas terminaron generando una particularidad propia como fue la Lady chapel, una estructura independiente localizada tras el conjunto del presbiterio y autónoma del altarrelicario que solía contener los restos del santo local, como veremos, localizado habitualmente al Este del altar mayor36. Por último, la misa matinal también contó con un trascendental significado fúnebre. así, el costumbrero de sant cugat del Vallès, redactado en el siglo Xiii, describe cómo la misa matinal debía celebrarse pro defuncti37. En la consueta de 1511 de la catedral de Mallorca, la misa matinal es directamente responsabilidad de los niños de coro y tiene un fuerte carácter funerario, con un calendario propio de fundaciones luctuosas38. Los libros de aniversarios de la catedral de Valladolid situaban el sepulcro de la esposa del conde ansúrez junto al altar de prima, basándose en los antiguos códices de santa María la Mayor que

La caPiLLa dE La MaGdaLEna En conTEXTo: aLGUnas noTicias soBrE EL aLTar MaTinaL

Un altar matinal no es otra cosa que aquél en el que se celebraba la primera misa del día, la de prima o ferial –que luego devendría en la popular misa del alba-, entendiendo por tal la missa pro populo, destinada al personal de servicio, niños de coro, novicios, fieles o a los canónigos que a ella quisieran asistir y caracterizada por una mayor sencillez respecto a la misa mayor, o conventual. ésta última era más larga y compleja desde todos los puntos de vista y, en algunas ocasiones, pudo doblarse en dos misas distintas, siendo la segunda de réquiem, y afectando tanto a monasterios como a catedrales, colegiatas y parroquias. Por ejemplo, en la de san nicolás de Burgos se reglamentaban tres misas consecutivas a comienzos del siglo XV, celebrabándose en altares distintos por el semanero correspondiente. Entre éstas, la misa matinal tuvo un significativo contenido mariano, localizándose en el altar de la Trinidad. La segunda era la de requiem, pudiendo ubicarse en el altar que los própios clérigos eligieran, mientras la tercera, la principal, se oficiaba en el altar mayor de la iglesia33. centrándonos en la misa matinal, en un edificio insitucional y funcionalmente complejo como una catedral pudieron existir al menos dos misas matinales: la dedicada al propio cabildo catedralicio y una segunda destinada a los fieles, que se ubicaba en un altar diferente de la primera y vinculada a la función parroquial que tuvieron algunas capillas catedralicias. de su antigüedad no hay lugar a dudas. En la liturgia hispánica, la lectura de las Passio de mártires se podían realizar en

34 Véanse aquí GaiFFiEr, B. de, “Les lectures des actes des martyrs dans la prière liturgique en occident. a propos du passionnaire hispanique”, Analecta Bollandiana, 72 (1954), pp. 134-166. 35 coLoMBÁs, G. M., Un reformador benedictino en tiempo de los Reyes Católicos: García Jiménez de Cisneros, abad de Montserrat, abadia de Montserrat, 1955, p. 219. 36 centrado en los Usos de sarum, véase al respecto MorGan, n. J., “Marian Liturgy in salisbury cathedral”, en The English Medieval Cathedral. Papers in Honour of Pamela Tudor-Craig. Proceedings of the 1998 Harlaxton Symposium, ed. J. Backhouse, donington, 2003, pp. 89-111. 37 El costumari del monestir de Sant Cugat del Vallès, ed. E. E. compte, Barcelona, 2009, p. 127-131. 38 sEGUÍ i TroBaT, G., “La consueta de sagristia de la seu de Mallorca de 1511”, en La ciutat de Mallorca i els segles del gòtic., eds. T. sabater y E. carrero santamaría, Palma de Mallorca, 2010, pp. 351-359; e id., La consueta de sagristia de 1511 de la Seu de Mallorca (Palma, Arxiu Capitular de Mallorca, Ms. 3400). Estudi de les fonts literàries i edició del text, 2 vols., Palma de Mallorca, Universitat de les illes Balears, 2011 (tesis doctoral inédita).

33 Otrosí, mandé e ordené que se digan en la dicha iglesia cada día tres missas: la primera, la matinal, e esta missa que se diga al altar de la Trinidat. E los sábados que sea cantada una missa al altar de Santa María, de buena mannana. E quel semanero si la non dixere que pague tres maravedíes, e los otros clérigos todos, que la vengan a offiçiar so pena de quinze dineros cada uno que non veniere. E acabada esta dicha missa matinal que digan la segunda missa, a qual altar quisieren los dichos clérigos. E esta segunda missa acabada, que el sacristán que tanga a la missa mayor e el que fuere semanero que la diga al altar mayor de Sant nicolás, e todos los otros clérigos que la offiçien (PEñaLVa GiL, J., “Las iglesias patrimoniales en la castilla medieval. La iglesia parroquial de san nicolás de Burgos: institución, ordenanzas y regla de 1408”, Anuario de Estudios Medievales, 38/ 1 (2008), pp. 301-366).

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se utilizaron para reestructurar el culto una vez fue la iglesia mayorada a catedral. Esta misma exégesis de celebración memorial es la que se ha querido destacar en las misas matinales de muchos monasterios benedictinos de tradición cluniacense, al terminar siendo también objeto de fundaciones particulares en memoria de un personaje e, incluso, con dedicación a santos concretos39. En resumidas cuentas, de la importancia de la celebración nos da buena imagen el hecho de que se convirtiera en uno de los momentos claves a partir de los cuales organizar la vida cotidiana, cuya mañana quedaba articulada entorno a la misa matinal y la mayor. En las cortes de zamora de 1274, los juristas de alfonso X establecieran que los nueve jueces del reino debían permanecer en su puesto desde la misa matinal, en prima, hasta la misa mayor a la hora de Tercia, costumbre que aparece también recogida en varios fueros locales40. del mismo modo, en la Gerona de 1330, el enfrentamiento entre la comunidad de sant Feliu de Guíxols y el obispado se dirimió en un terrible proceso en el que se vieron inmiscuidos el veguer y sotveguer de la ciudad, a los que se sometió a un pleito público con penitencia incluída ante las puertas de la catedral, precisamente durante la misa matinal y ante el pueblo41.

ser habitual en todas las relaciones entre arquitectura y/o arte y función en la Edad Media, hay una corriente generalizada y toda una batería de excepciones que nos obligan a considerar cada caso en su medio particular. Lo normal es que la misa matinal tuviera lugar en un segundo altar presbiterial, situado por tanto en la misma capilla mayor del edificio. Estos altares estaban situados unos metros más al Este del altar mayor, quedando muchas veces separados por un muro, o por estructuras de cierre como un retablo. En multitud de ocasiones, estos segundos altares en cabecera pudieron estar consagrados a santos particulares y contar con sepulcros y relicarios asociados, además de realizar las funciones de altar de sacristía, al terminar definiéndose como espacios asociados al culto en el altar mayor, retrocapillas presbiteriales acogiendo en su entorno cajoneras y armarios para los objetos del culto litúrgico diario en el vecino altar mayor. Esto viene al caso porque una costumbre muy difundida fue la de situar un sepulcro santo y su altar correspondiente en el extremo del presbiterio, detrás del altar mayor, de forma idéntica a como situábamos los altares de Prima y en ocasiones mezclados con los mismos. conocemos muy bien la topografía de estos altares en el contexto de las catedrales y abadías inglesas42, y contamos con algunos ejemplos peninsulares destacados, como el del altar-sepulcro de san Vicente Mártir en la catedral de Lisboa, con todo un complicado proceso político a sus espaldas, reflejado en un destacable ejemplo figurativo como es el sello del concejo de Lisboa del siglo XiV43. alain Erlande-Brandenburg ha insistido en que es a partir de los siglo Xii cuando se produjo un auténtico proceso de “sacralización” de la cabecera de la iglesia, en función de la instalación de este tipo de sepulcros

La sucesión de altares en cabecera: altares de prima, altares de sacristía, altares-relicario

En relación a la arquitectura de la iglesia, la misa de prima se complica al requerir por escenario un altar diferente del mayor. así, para el conocimiento del funcionamiento interno de un edificio y la topografía de sus altares, una cuestión importante es localizar el que acogía su celebración. En este caso, como suele

niLson, B., Cathedral Shrines of Medieval England, Woodbridge, 1998. coincidí con carla Varela Fernandes en la identificación del escenario litúrgico de la catedral lisboeta representado en el sello, aunque disentamos en la interpretación política del culto al santo y en las implicaciones arquitectónicas que tuvo finalmente la real construcción de una girola catedralicia a mediados del Trescientos (FErnandEs, c. V., “d. afonso iV e a sé de Lisboa: a escolha de um lugar de memória”, Arqueologia e história, 5859 (2006-2007), pp. 143-166, y carrEro sanTaMarÍa, E., “La catedral, el santo y el rey: alfonso iV de Portugal, san Vicente mártir y la capilla mayor de la Sé de Lisboa”, en Hagiografia peninsular en els segles medievals, eds. F. Español y F. Fité, Lérida, 2008, pp. 73-92). 42

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39 JUnGMann, J. a., El sacrificio de la misa. Tratado histórico-litúrgico, Madrid, 1953, p. 275, y HEiTz, c., “autels et fêtes de saints (Viiie-Xie siècles)”, Les Cahiers de Saint-Michel-de-Cuxa, 13 (1982), pp. 75-98. 40 …que sean hi a la misa matinal e estén hi en verano fasta que sea dicha la missa mayor (MarTÍnEz Marina, F., Teoría de las Cortes o grandes juntas nacionales de los Reinos de León y Castilla, ii, Madrid, 1813, p. 278). 41 ViLLanUEVa, J., Viage literario a las iglesias de España, vol. 13, Viage a Gerona, Madrid, 1850, pp. 215-216.

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santos tras el altar mayor y de la elevación de grandes altares de reliquias dispuestos en la zona donde hasta ahora habíamos visto que se localizó el altar matinal44. Buena parte de las noticias proceden de estas fechas –el siglo Xii en adelante-, pero debemos indicar que altares con una función relicaria ya aparecen descritos desde época carolingia –la sucesión de altares presbiteriales de centula, con el propio dedicado a san ricario es notoria- y muy posiblemente se trató una constante que fue en aumento durante toda la Edad Media, en el proceso de traslado de cuerpos santos desde la cripta al altar45. Por lo tanto, los altares situados a continuación del altar mayor en todo tipo de presbiterios desde la alta Edad Media pudieron tener las funciones de altar matinal, altar vinculado a un sepulcro santo o altar preparatorio de sacristía, ya que estos espacios traseros pudieron terminar dedicándose a ámbito auxiliar del culto en el altar mayor, depositándose en su interior los armarios del ajuar y vestimentas litúrgicos46. así debe interpretarse desde la primera mitad del siglo Xii el altar compostelano de la Magdalena, en el que se oficiaban las misas matinales dedicadas a los peregrinos y en el que, al menos desde el siglo XiV en que es citada por primera vez, se instaló una sacristía que asistiera al altar del apóstol, semejante a las que existieron en las catedrales de Ávila, Lérida, Mondoñedo, Tarragona, zaragoza o Vic, en un priorato benedictino como el de santa María de cambre o en diversos ejemplos monásticos. Para contextualizar de una vez por todas este asunto, propongo un breve recorrido por algunos ejemplos

bien documentados, que vendrían a completar los que tuve ocasión de destacar en otras ocasiones como los altares de santa ana y san Fructuoso en las catedrales de Lérida y Tarragona, los de angers, arras, París, Beauvais, Bourges, Macon, Metz, chartres, Toul, Toledo, Lisboa, o en las abaciales y colegiales de cluny, Limoges, claraval, Westminster, saint-Menoux, o saint-denis, sin tener en cuenta aquí aquéllas en las que se podría investigar la topografía inicial, desfigurada por intervenciones tardías, como en conques, Tours o Toulouse47. En la abadía benedictina de saint-Jean de Montierneuf, el altar matinal data del 22 de enero de 1096, día en que el papa Urbano ii lo consagró con las reliquias de los mártires Esteban, Lorenzo, Vicente, crisanto y darío. El epígrafe, que comienza evocando la consagración del altar mayor catorce años antes por el legado pontificio Hugues de die, fue trasladado al menos en dos ocasiones durante las reformas de la iglesia en tiempos modernos48. Muy cerca, en sainteradegonde también tenemos noticias del altar de prima localizado tras el altar mayor y que tenía una imagen de la aparición de cristo a la santa (fig. 10)49. debemos insistir sobre santa radegonda de Poitiers porque es un buen ejemplo de la disociación espacial entre culto matinal y culto a santos ya que el altar de prima se ubicaba en el extremo del presbiterio en tanto que el sepulcro de la santa se situaba en la cripta bajo la capilla mayor. sin salir del culto a las reliquias, otra demostración de la complejidad funcional de un altar mayor con una sucesión de altares y, en este caso, de coros la hallamos en san Vito de Praga. En la catedral románica marcada por su planta bipolar, el importante colegio de capellanes de la Virgen fundado en 1343 ocupó el ábside occidental, frente al oriental perteneciente al cabildo. Una vez edificado el presbiterio de la nueva catedral gótica y hacia 1365, los tramos más orientales

44 ErLandE-BrandEnBUrG, a., “La sanctuarisation du chevet”, en L’architecture gothique au service de la liturgie. Actes du Colloque organisé à la Fondation Singer-Polignac (Paris), le jeudi 24 octobre 2002, eds. a. Bos y Xavier dectot, Turnhout, 2003, pp. 17-41, e id., “L’autel des reliques et la sanctuarisation du chevet”, Hortus Artium Medievalium, 11 (2005), pp. 183-188. 45 HUBErT, J., “Introibo ad altare”, Revue de l’art, 24 (1974), pp. 9-21, reed. en nouveau recueil d’ études d’archéologie et d’ historie. De la fin du monde antique au Moyen Age, Ginebra-París, 1985, pp. 128-153.Véanse aquí las palabras de Benito aniano sobre la iglesia carolingia a partir de PaLazzo, E., “relics, Liturgical space and the Theology of the church”, en Treasures of Heaven. Saints, Relics and Devotion in Medieval Europe, Baltimore, 2010, pp. 99-109, en particular, p. 104. 46 carrEro sanTaMarÍa, E., “La sacristía catedralicia en los reinos hispanos. Evolución topográfica y tipo arquitectónico”, Liño. Revista anual de Historia del Arte, 11 (2005), pp. 49-60, e id., “retrocapillas, trasaltares y girolas…”, op. cit.

47 ibid., Más recientemente, sobre noyon, daUssY, s. d., “L’aménagement liturgique du chevet de la cathédrale de noyon”, Viator, 42 Multilingual (2011), pp. 169-204. 48 FaVrEaU, r., “Les inscriptions de Montierneuf”, en Poitiers. SaintJean-de-Montierneuf, Poitiers, 1996, pp. 25-29. 49 Fr aVrEaU, r., Marcadé, J. y MaTHiEU, M., “Histoire de chapitre de la Paroisse de sainte-radegonde”, en Poitiers. Sainte-Radegonde, dir. r. Favreau, Poitiers, 1999, pp. 27-75.

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del mismo se organizaron en torno al altar de san Vito rodeado del coro capitular, el chorus major. Tras éste se situaba el altar de santa catalina inter choros y después una segunda sillería presidida por el altar de la Virgen que acogió a los capellanes ahora trasladados desde el contraábside, que además en su centro contó con el sepulcro de carlos iV precedido de tres altares en línea dedicados a san nicolás, san Luis y los santos inocentes50, siguiendo el modelo de tres altares dispuestos en capilla mayor, documentado desde la alta

Fig. 10. sainte-radegonde de Poitiers, según Blomme. Fig. 11 (derecha). saint-savin-sur-Gartempe, según z. Lambert. Topografía de la capilla mayor: 1. altar matinal. 2. altar mayor. 3. accesos a la cripta de los santos mártires.

50 crossLEY, P., “our Lady in nuremberg, all saints chapel in Prague, and the High choir of Prague cathedral”, en Praga and Bohemia. Medieval Art, Architecture and Cultural Exchange in Central Europe, ed. zoë opačić, Leeds, 2009, pp. 64-80.

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Edad Media. Lo mismo ocurría en la catedral de sens y su complejo presbiterio ordenado entre el altar mayor, el altar de san Pedro y san Pablo consagrado en 1164 y finalmente la tribuna de reliquias que ocupaba el tramo axial del intercolumnio de la girola, o en san sebaldo de nuremberg, con un profundo presbiterio en cuyo extremo se situaba el altar mayor, delante de éste el alatar-relicario del santo y lindando con el transepto los tres altares de santa María, los apóstoles y san Juan51. Unos siglos antes y de nuevo en el Poitou, la interpretación del altar matinal del monasterio de saintsavin-sur-Gartempe resulta especialmetne compleja por su conexión con el culto a las reliquias que pudo amparar. Yvonne Labande-Mailfert publicó un relato del siglo XVii en el que se aludía al altar de prima que se localizaba en el extremo oriental del presbiterio, rescatando un epígrafe que aclaraba su dedicación al salvador y el testimonio sobre un pequeño sarcófago asociado al mismo con una suerte de aperturas con rejas que la autora interpretó como fenestellae (fig. 11). Evidentemente, relacionarlo con el culto a los hermanos sabino y cipriano parecía lo más lógico, aunque en su interior se encontraran los huesos de un niño de unos diez años. de este modo, siguiendo a LabandeMailfert, la topografia de la cabecera de saint-savin pasaría por el altar mayor, un altar matinal con los sepulcros de los dos hermanos y un tercer monumento, localizado en la capilla axial de la girola, con los restos de san Marino52. a nadie escapa que, en consonancia con la conocida cripta bajo el altar mayor y su ciclo de pintura mural dedicado a los santos hermanos, resulta una escenografía grandilocuente y con una casi imposible interpretación funcional desde una perspectiva de culto a las reliquias, dada la actual ausencia de un costumbrero entre los fondos documentales de la abadía. En todo caso debe destacarse que, de haber sido así, es decir, de haberse ubicado un sepulcro-relicario junto

al altar matinal, la adoración de las reliquias habría sido unos días concretos, mientras que si éstas hubieran estado en la cripta de los mártires, los peregrinos es muy posible que ni siquiera se hubieran acercado a la girola, asunto que nos interesa de manera muy especial, habida cuenta de la difícil relación entre culto a reliquias y girolas, a la que aludimos al inicio de este trabajo. de hecho, la girola de catedrales y monasterios debe redefinirse como un espacio de funcionalidad básicamente litúrgica, de circulación para los ritos estacionales y con un componente de prestigio claro: ni todas las instituciones pudieron pagar una estructura tan cara y compleja, ni todos los talleres de canteros supieron enfrentarse a semejante reto. recordemos cómo entre los benedictinos el circuire altaria –la procesión de altar en altar en recorridos predeterminados y sobre la que llamara nuestra atención carol Heitz para entender la arquitectura de un monasterio– jugaba un importante papel, teniendo lugar precisamente entre la misa de prima y la misa mayor53. Para los cistercienses, las noticias sobre el oficio matinal son innumerables, aunque su topografía sigue tanto el modelo de altar de localización variable, en cualquiera de los numerosos que estaban destinados a las misas privadas, o de altar dúplice en cabecera, detrás del altar mayor, tal y como se documenta en santa María de Gómez román, con el sepulcro de los fundadores situado en el luzillo de la capilla maior entre los dos altares54. ahora desde una perspectiva netamente arquitectónica y aún carentes de cualquier refrendo documental hasta la fecha, contamos con dos elementos singulares en la organización de una cabecera que quizás pudieran relacionarse con el tema que nos ocupa. Me estoy refieriendo a la singularidad arquitectónica de la catedral de la seo de Urgel, cuyo presbiterio fue dotado de una absidiola central abierta en el muro, pequeña, pero de entidad suficiente para hacernos cuestionar una funcionalidad determinada y, desde luego, de cierta

51 LE GEndrE, a., “Les autels du choeur de l’église métropolitaine de sens au Moyen âge”, Hortus Artium Medievalium, 11 (2005), pp. 233-243, y WEiLandT, G., Die Sebalduskirche in nürnberg. Bild und Gesellschaft im Zeitalter der Gotik und Renaissance, Petersberg, 2007. 52 LaBandE-MaiLFErT, Y., “L’autel matutinal disparu de saint-savinsur-Gartempe”, Cahiers de Civilisation Médiévale, 17 (1974), pp. 41-49.

HEiTz, c., “architecture et liturgie procesionnelle à l’époque préromane”, Revue de l’art, 24 (1974), pp. 30-47. 54 Publ. GarcÍa FLorEs, a., “nuevos datos en torno a la fundación del monasterio cisterciense de santa María de Gómez román (arévalo, Ávila)”, Cistercium, 240 (2005), pp. 907-922. 53

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Fig. 12. La seu d’Urgell. Vista de la capilla mayor con la absidiola para el altar matinal.

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importancia (fig. 12). La absidiola se proyecta sobre el grosor de la superficie muraria. En la seo de Urgel, se cubrió con bóveda de horno, está dotada de su propia ventana y de una cuidada articulación muraria mediante una arquiería ciega que recorre el alzado de sus muros. a esto deben añadirse toda una serie de noticias fascinantes que, aunque de época moderna, deben ser tenidas muy en cuenta debido al conservadurismo litúrgico que ha caracterizado al císter hasta el concilio Vaticano ii. dichas referencias ponen de manifiesto la importancia en el ceremonial de la chirola, en tanto en cuanto era un espacio vertebrador del movimiento en el ritual estacional alrededor del altar mayor55. de hecho, la fácil accesibilidad del laicado al interior de los edificios antes del siglo Xiii debe matizarse y el proceso de encapsulamiento de la comunidad catedralicia o monástica en su propio coro es algo que parte en paralelo y en la misma centuria. Hasta entonces, toda la iglesia era territorio suyo y los laicos quedaban relegados a parcelas menores de la misma, sobre todo en el mundo de los monasterios56. En este mismo sentido, el abad suger no nos deja dudas sobre el problema cuando, al tratar la ampliación de la iglesia de saint-denis, usa la sugestiva imagen de una mujer que, para acercarse al altar del santo, era llevada en volandas por encima del gentío, sin llegar a tocar el suelo. así ponía expresamente de manifiesto la incomodidad del edificio e instalación litúrgica previos para la visita de los fieles y –lo que más nos interesa aquí- que ésta se realizaba durante los días festivos, en particular la fiesta de san dionisio o la semana de la Feria –diebus festis, videlicet in festo beati Dionysii et Indicto et in aliis quamplurimis57. Esta delimitación de días no deja lugar a duda de que el acceso al interior del edificio y la adoración

de sus reliquias por los laicos se hacía en momentos concretos del calendario litúrgico y no alegremente y en cualquier momento. Por otro lado, algo que suele ser ignorado por historiadores e historiadores del arte –sobre todo cuando pretenden plantearse categorías de sesgo generalista como la de “iglesia gregoriana”– es que la interpretación funcional de un edificio de estas características pasa, inevitablemente, por su consideración institucional: no es lo mismo una catedral que un monasterio y, por tal razón, la adoración de las reliquias en un santuario monástico debía ser más restrictiva que en una catedral precisamente debido a la clausura del primero. Líneas arriba insistía en que para el culto al apóstol en compostela existían momentos determinados del día, básicamente la misa de prima para los peregrinos y el momento inmediato en que podían realizar el abrazo a la figura que presidía el espacio del altar mayor. El tiempo restante, la catedral era del cabildo. no en vano, cuando hablamos de procesos de sacralización del presbiterio con grandes instalaciones mostrando la colección de reliquias de la institución y coronando la estructura de altares del altar mayor, efectivamente dicha organización permitía una mayor y mejor visibilidad de los objetos sagrados pero, cuidado, esta transparencia visual no tuvo por qué estar a libre disposición de los fieles ya que, como muy bien ha destacado armelle Le Gendre para el caso concreto de la catedral de sens, la visibilidad estaba subordinada al ceremonial y al control del propio clero58. del mismo modo, en chartres en el siglo XVii y en clara respuesta a la organización medieval, se documentan tres altares presbiteriales: el mayor, el que mostraba las reliquias y, vecino a éste, el altar de los aniversarios de la institución. no en vano, en saint-Germain-de-Prés y en número de cuatro, los altares del presbiterio recibían el nombre de altaria conuentualia59. sería muy largo detenernos más en el asunto, pero además y durante

55 carrEro sanTaMarÍa, E., “arte y liturgia en los monasterios de la orden de císter. La ordenación de un ambiente estructurado”, en Actas del III Congreso internacional sobre el Císter en Galicia y Portugal, 2 vols., ourense, 2006, i, pp. 503-565. 56 carrEro sanTaMarÍa, E., “Una simplicidad arquitectónica por encima de los estilos. La iglesia del monasterio cisterciense entre espacios y funciones”, en Mosteiros Cistercienses. História, Arte, Espiritualidade e Património, ed. J. alburquerque carreiras, 3 vols., alcobaça, 2013, ii, pp. 117-138. 57 suger de sainT-dEnis, Sobre la abadía de Saint-Denis y sus tesoros artísticos, ed. E. Panofsky, Madrid, 2004, pp. 60-61.

LE GEndrE, a., “Les autels du choeur…”, op. cit., p. 241. BoUiLLarT, J., Histoire de l’Abbaye de Saint-Germain-des-Prez, París, 1724, p. 309, y LEcocQ, a., “dissertation historique et archéologique sur la question: où est l’emplacement du tombeau de Fulvert, évêque de chartres au Xie siècle?”, Mémoires de la Société Archéologique d’Eure-et-Loir, V (1872), pp. 303-391, en particular, pp. 325-326. 58 59

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festividades concretas, varias de las reliquias eran sacadas mostrándose abiertamente en público, desde púlpitos, balcones y en procesiones, dando lugar a las famosas ostensiones documentadas por toda Europa y que nos han dejado testimonios iconográficos tan fascinantes como las xilografías del libro de san servando de Maastricht o la del Heiltumsbüchlein de nuremberg (fig. 13)60. Por último, y en relación a la accesibilidad de los fieles a celebraciones y oficios intra ecclesia, querría enfatizar aquí la cuestión a la que aludía al comienzo de este apartado: las misas matinales no tenían por qué estar dirigidas a los fieles y a los laicos en general y en ocasiones sabemos de dos altares destinados a tales fines para la propia comunidad y para los laicos: uno reservado en el coro y su entorno y otro fuera, en la zona de acceso permitido del templo o incluso en la parroquia de la institución, como tendremos ocasión de ver ahora en las catedrales de Toledo y Vic. Por otro lado, la interpretación de este altar presbiteral sito tras el altar mayor pasa inevitablemente por su polifuncionalidad, variedad de usos en la que las misas matinales, el culto a santos y los altares preparatorios de sacristía se dan la mano.

boreali parte altaris ubi missa matutinalis siue capitularis celebratur61. La consueta del monasterio de sant cugat del Vallès localiza la misa matinal en los altares de san Miguel, de san Juan, de san Benito, de santiago, de la santa cruz y de santa María, en correspondencia con los seis días extra dominicales62. En la catedral de Gerona, el emplazamiento de la misa matinal variaba en función del discurrir del año litúrgico, hasta que en las consuetas modernas es fijada en la capilla claustral de la Virgen, claramente relacionada con la fusión entre misa matinal y oficios marianos que vimos páginas atrás63. En la Mallorca de comienzos del siglo XVi, la misa matinal ocupaba distintos altares de la catedral: el de san Pedro, el de san Blas, el de san Bernardo o el de la festividad correspondiente al día64. otro altar de prima fuera de la capilla mayor, y para más abudancia conservado, es el de la catedral de Toledo. se encuentra en medio del coro de los canónigos, junto a la reja de cierre entre éste y el transepto. con noticias documentales al menos desde el siglo XiV, cuando el arzobispo don Gómez Manrique (1362-1375) –a la sazón procedente del arzobispado compostelano- dotó la misa de prima en el altar frente al que se enterraría (fig. 14). Esto no quiere decir en ningún modo que hasta la fecha no se celebraran misas matinales en Toledo, por el contrario lo que nos expresa es la importancia de las mismas nada más y nada menos que con una dotación económica arzobispal. como nos narra sixto ramón Parro, al menos desde fechas modernas a estas misas se dejaba entrar en el coro a los laicos, con la única condición de que fueran vestidos convenientemente, aunque sabemos que desde el siglo XVi atendían fuera de las rejas, es decir, confinados al transepto a ambos lados de la vía sacra y estrictamente vigilados por los sirvientes del cabildo, en una evidente muestra de obli-

altares matinales fuera del presbiterio

Frente a la costumbre topográfica de los dos o más altares en cabecera, uno de ellos destinado a las misas de prima y oficios marianos, debe matizarse que la localización de los altares matinales no tuvo que ser siempre la capilla mayor. citemos algunos ejemplos significativos. En la catedral de Winchester, al refererir los sepulcros regios en 1118, se indicaba como jalón el lugar donde se celebraban la misa matinal, al norte: ex

WiLLis, r., “The architectural History of Winchester cathedral”, en Proceedings at the annual meeting of the Archaeological Institute of Great Britain and Ireland, Londres, 1846, pp. 1-80, en particular, p. 21. 62 El costumari del monestir de Sant Cugat, op. cit., pp. 128-129. 63 roUrE i GiBas, G., “La festa de l’assumpció de la Mare de déu a la seu de Girona, segons la consueta de 1655”, Miscel·lània litúrgica catalana, 9 (1999), pp. 387-414, y sUrEda JUBanY, M., “altars, beneficis i arquitectura a la seu de Girona (993-1312)”, Annals de l’Institut d’Estudis Gironins, XLV (2004), p. 667-678. 64 sEGUÍ i TroBaT, G., La consueta de sagristia de 1511, op. cit. 61

60 KüHnE, H., ‘Ostensio reliquiarum’. Untersuchungen über Entstehung, Ausbreitung, Gestalt und Funktion der Heiltumsweisungen im römischdeutschen Regnum, Berlín, 2000, MonTGoMErY, s. B., “relics and Pilgrimage in the Xylographic Book of st. servantius of Maastricht”, en Art and Architecture of Late Medieval Pilgrimage in northern Europe and the British Isles, eds. s. Blick y r. Tekippe, 2 vols., Leiden-Boston, 2005, i, pp. 669-691, y diEdricHs, c. L., ‘Man zeigte uns den Kopf des Heiligen’. Bausteine zu einer Ereigniskultur in Mittelalter und Früher neuzeit, Berlin 2008.

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Fig. 13. ostensión de reliquias en la schopperschen Haus de nuremberg, grabado de 1487, staatsarchiv nürnberg, rst. nürnberg Handschriften 399a.

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Fig. 14. catedral de Toledo. altar de prima del coro, visto desde el transepto. gatoria adaptación a un marco escénico que no era el apropiado65. de hecho, la capilla destinada a los laicos en Toledo era la de san Pedro, que sustituyó desde el siglo XV a la de san Pedro el Viejo –hoy de san Eugenio- abierta en el muro sur a unos metros de la Puerta de los Leones y en la que, dadas sus reducidas proporciones, durante el pontificado de don sancho de rojas (1415-1422) se afirmaba taxativamente que no se podía bien administrar a los parroquianos y, además,

alteraba los oficios corales ya que, cuando se celebran los divinales oficios cantados y se hacen algunas solemnidades de matrimonios o oficios divinales, empachan el oficio del choro por ser cercana la dicha capilla del dicho coro66. desde la perspectiva de estas noticias sobre los altares de prima y parroquial de la catedral de Toledo debemos traer a colación una interesante documentación relativa a la desaparecida catedral medieval de Vic. El necrologio de la misma cita tres consagraciones de altares durante el pontificado de Guillem de Tavertet (11951223) entre las que debemos prestar especial atención

65 raMón Parro, s., Toledo en la mano o descripción histórico-artística de la magnífica catedral y de los demás célebres monumentos, 2 vols., Toledo, 1857, reed. facs., Toledo, 1978, i, pp. 171-172. Las noticias del siglo XVi en PULVErTaFT, T. J., “The Eastward Position. a roman innovation in spain”, The Churchman, 18/5 (1904), pp. 221-227, y ViLLaLUEnGa dE Gracia, s., “La remuneración y el control del servicio cultual en la iglesia de Toledo (siglo XVi)”, Pecvnia, 8 (2009), pp. 325-370.

66 LoP oTÍn, M. J., “Los ‘espacios’ de la catedral de Toledo y su funcionalidad durante la Edad Media”, Sacra Loca toletana. Los espacios sagrados en Toledo, coords. J. c. Vizuete Mendoza y J. Martín sánchez, cuenca, 2008, pp. 223-262.

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El altar mayor y el altar matinal en el presbiterio de la catedral de santiago de compostela

a la del altar de santa María, según la fuente sito iuxta altare maius Sancti Petri y datado en 1205. a pesar de su brevedad, la información es especialmente rica. En mi opinión, por un lado, la data de la consagración se debe corresponder con la finalización de las obras de ampliación de la tribuna coral que ocupaba el presbiterio de la catedral y, por otra, este altar de santa María era, indudablemente, un altar de prima o altar matinal de los canónigos que articulaba, junto al altar mayor dedicado a san Pedro, la cabecera de la catedral vicense67. de hecho, en la visita pastoral de 1388, aparece citado como el altar de santa María del cor, en clara referencia a su situación en el coro de los canónigos en la capilla mayor, y que en este caso insiste en su uso como altar de prima y por tal localizado en el coro capitular. Por otro lado, sabemos que los altares de la misa matutinal fueron variando desde el de san Pedro de la confesión al de san nicolás o el de san Esteban, según recoge la visita pastoral del siglo XiV, o el de san Pablo, citado en la consueta del siglo XV en la festividad de san Pablo de narbona68. La interpretación de estos datos pudiera ser interesante. Hablamos de un altar coral sito junto al mayor en el presbiterio y dedicado a la Virgen y otros altares del resto de la catedral dedicados indistintamente a la misa matinal a la que asistían los legos. Junto a esto, frente a las puertas de la catedral se ubicaba la iglesia parroquial de la rodona, en la que posiblemente no se celebraron misas matinales. Parece bastante claro que nos encontramos ante los altares catedralicios de una misa de prima para laicos y el altar privado en el coro para la de los canónigos. Por último, en Winchester y en algunas catedrales inglesas, el altar matinal se situó en el altar de la cruz, que habitualmente cerraba las esctructuras corales hacia occidente69. Es evidente que nos hallamos ante la clara significación parroquial o,

al menos, extracapitular del altar de prima, al ser localizado precisamente en el lugar donde el espacio de la catedral se segregaba entre la iglesia destinada al cabildo –coro y cabecera– y la dedicada a los fieles –trascoro. El altar matinal compostelano

¿Qué se extrae de todo lo expuesto? Que la afirmación del calixtino sobre las misas matinales en el compostelano altar de la Magdalena significa la más absoluta normalidad litúrgica de la costumbre tratándose de uno de los lugares más habituales para la ubicación de un altar de prima, vecino al altar mayor y que poco o nada tenía que ver con la supuesta dependencia del modelo de instalación litúrgica de san Pedro del Vaticano propuesta por Guerra campos y desarrollada por los restantes autores después. Hay algo importante y es indicar y subrayar que las misas para los peregrinos eran las matinales, las pro populo, y no las misas mayores que estaban destinadas al propio cabildo compostelano. se trata de una puntualización básica, acostumbrados como estamos a presuponer una catedral poblada por romeros que iban y venían por doquier, cuando no era así. La catedral tenía unas horas determinadas para adorar al apóstol, al igual que los oficios reservados a laicos y peregrinos eran los de la misa matinal. En paralelo e insistiendo en la misma cuestión, en el otro extremo de la Península, el Liber Miraculorum de Montserrat describe el milagro de la curación de la mujer sin fe durante la fiesta de Todos los santos, precisamente en la misa matinal celebrada en la abadía: et crastina die sumo mane cum missa matutinalis celebraretur, loquelam recepit, deo gratias agens70 Mientras, la funcionalidad de la capilla de la Magdalena como sacristía catedralicia está ampliamente documentada durante toda la Edad Media, en consonancia a otros ejemplos peninsulares y europeos71.

Para la delimitación topográfica de la tribuna coral vicense, carrEro sanTaMarÍa, E., “centro y periferia”, op. cit., e id., “Presbiterio y coro”, op. cit. 68 GUdioL i cUniLL, J., “sant Pau de narbona i lo Bisbat de Vich”, Memorias de la Real Academia de Buenas Letras de Barcelona, 8 (1901), pp. 527582, y sUrEda JUBanY, M., “La catedral de Vic a les darreries del segle XiV. Edició i comentari de la visita pastoral de 1388”, Miscel·lània litúrgica catalana, 18 (2010), pp. 323-361. 69 HEaLEs, a., The Archaeology of the Christian Altar in Western Europe, with its Adjuncts, Furnitures and Ornaments, Londres, 1881, pp. 14-15. 67

Publ. BaraUT, c., “Les cantigues d’alfons el savi i el primitiu Liber miraculorum de nostra dona de Montserrat”, Estudis Romànics, ii (1949-50), pp. 79-92. 71 La sacristía se trasladó ya en fechas tardías a una de las dependencias del claustro renacentista, desapareciendo definitivamente en la transformación de 70

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Fig. 15. catedral de santiago de compostela. santiago del presbiterio.

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ambos factores, altar matinal y sacristía, no hacen más que subrayar la normalidad de la articulación del presbiterio en dos altares y su clara relación con la topografía sacra de los edificios del románico pleno europeo. ¿cómo pudo ser esta capilla de la Magdalena, de la que sólo vemos su entrada en la miniatura de Tournai? indudablemente se trató de un espacio cerrado y dotado de las medidas de seguridad suficientes para proteger el tesoro sagrado que, como sacristía, custodiaba en su interior. de hecho, un pasaje de la Compostelana recoge el enfrentamiento entre el arzobispo Gelmírez y unos laicos de la ciudad de santiago que obligó al prelado a protegerse en el altar del apóstol y bajo su baldaquino, al que aludimos páginas atrás. Una vez allí protegido, se cerraron las rejas y –lo que considero más importante–, Gelmírez debió resguardarse en la capilla de la Magdalena, ya que sus agresores tuvieron que subirse a las tribunas de la catedral para lanzarle objetos contundentes, ya que desde el suelo “no podían matarle”72. respecto a las entradas, vimos cómo la Compostellana las situaba entre las columnas del baldaquino del altar mayor. no veo el menor inconveniente a tal cuestión, muy probablemente favorecida por algún tipo de viga de la que colgaran cortinajes. como defendí en mi primera aproximación al problema, en un momento indeterminado de la Edad Media y que me inclino a situar en el siglo Xiii, se construyó una separación de fábrica entre ambos altares –el de santiago y el de la Magdalena– con dos puertas en sus laterales, tal y como refleja la miniatura de Tournai73. ambas puertas favorecerían la entrada y salida de la capilla y la asistencia a la misa matinal de peregrinos. además, en dicho muro se situó la figura del apóstol sedente que desde comienzos del siglo Xiii, si seguimos a Jesús carro García74, presidió el altar mayor y fue objeto de una práctica ceremonial entre los peregrinos, según veremos a continuación (fig. 15).

TEsTiMonios dE dEVoción JacoBEa En La dEFinición dE Un EsPacio Y Un cErEMoniaL caTEdraLicio

como es bien sabido, la presencia de un cuerpo santo condicionó no sólo la construcción de edificios religiosos y la creación de grandes centros de peregrinación, sino también, en una esfera local, favoreció la aparición de liturgias y paraliturgias vinculadas al culto del santo en cuestión75. Las segundas, es decir, las ceremonias relacionadas con el propio cuerpo santo venían motivadas por el deseo de contacto directo con las reliquias, ya fuera físico o simplemente visual. En compostela, la instalación del sepulcro del santo en el altar matinal –tal y como veíamos en otros ejemplos– tuvo que evitarse, ya que se trataba de unas reliquias que no se podían ver ni tocar. de hecho, según vimos líneas atrás, el cuerpo apostólico se localizó en un sepulcro en el altar mayor de la catedral, lugar recóndito para una religiosidad acostumbrada a la búsqueda de la relación física con las reliquias, en ceremoniales que incluían el paso bajo el sepulcro e incluso la entrada al mismo, como tenemos ampliamente documentado en toda Europa. Es muy probable que el ocultamiento del relicario de santiago obligara a crear otro tipo de paraliturgia que cubriera las aspiraciones de los peregrinos al llegar a la basílica del apóstol. En todo caso, debe destacarse aquí que la presencia de los peregrinos en la catedral pasaba por tres puntos primordiales: la visita del altar mayor, el abrazo al apóstol y la misa de prima en la capilla de la Magdalena. si el abrazo no puede documentarse antes del siglo Xiii por la cronología de la propia ima75 En el caso de la liturgia, en santiago contamos con los trabajos de roMano rocHa, P., “La liturgia de compostela a fines del siglo Xii”, en Actas Simposio Internacional sobre ‘O Pórtico da Gloria e a arte do seu tempo’. Santiago de Compostela, 3-8 de outubro de 1988, santiago de compostela, 1991, p. 397-410; TEMPErÁn ViLLaVErdE, E., La liturgia propia de Santiago en el Códice Calixtino, santiago de compostela, 1997; dÍaz FErnÁndEz, J. M., “celebraciones descritas y textos litúrgicos del Iacobus”, en El Códice Calixtino y la música de su tiempo, éds. José López-calo et carlos Villanueva, La corogne, 2001, p. 53-71, y LóPEz-MaYàn naVarrETE, M., “Los libros litùrgicos en la catedral de santiago de compostela (siglos Xi-XV): anàlisis de su circulaciòn y vicisitudes”, en In Marsupiis Peregrinorum. Circulación de textos e imágenes alrededor del Camino de Santiago en la Edad Media. Actas del congreso internacional, Santiago de Compostela, 24-28 marzo 2008, ed. E. díaz corral, Florencia, 2010, pp. 401-414.

la cabecera en el siglo XVii, Eduardo carrero santamaría, Las catedrales de Galicia. Claustros y entorno urbano, La coruña, 2005, p. 289-290. 72 Historia Compostellana, op. cit., pp. 508-510. 73 carrEro, “Le santuaire de la cathédrale de saint-Jacques”, op. cit., p. 300. 74 carro GarcÍa, J., “La imagen sedente del apóstol en la catedral de santiago”, Cuadernos de Estudios Gallegos, 5 (1950), p. 43-51.

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gen objeto de culto76, las otras dos ceremonias debieron ser las básicas en tiempos de Gelmírez, en relación a la perfecta articulación de la capilla mayor. El altar mayor estaba protegido por las consabidas rejas hasta las que se acercaban los fieles. Este acercamiento debía ser, necesariamente, a través de los brazos del transepto, cuyas puertas son las que los textos nos describen como entrada de los fieles. La entrada hasta el altar mayor se realizaba cruzando las rejas frontales que protegían el santuario. La documentación de mediados del siglo Xiii, relativa al pleito que enfrentó a los dos limosneros más importantes de la catedral, es especialmente llamativa en este sentido. Entre 1243 y 1250, las arcas del altar de santiago y el arca de la obra parecían querer saldar una rivalidad que puede remontarse por lo menos hasta 1228. a petición del arzobispo don Juan arias, se levantó un documento que narra cómo ambas instituciones competían por las limosnas de los peregrinos, ubicándose el arca de la obra en el ángulo del transepto norte y, por tanto, en pleno recorrido de los peregrinos hacia el altar mayor y entre los siglos Xiii y XiV, además, se decoró con una imagen de santiago alfeo, todavía hoy in situ (fig. 16), acompañada de un altar que la documentación denomina el altar de fuera, en referencia a su posición afuera del recinto del presbiterio cerrado con sus consabidas rejas77. La historia, una más entre los desatinos y enfrentamientos habituales en una instiución como la catedral compostelana, nos interesa muy especialmente porque insiste en que los peregrinos adoraban el altar mayor de la catedral y era allí adonde dirigían los pasos. En ningún momento se habla de confessio alguna, ni de la girola para acceder a la misma. no en vano, el ritual descrito por la documentación de mediados del siglo Xiii incide en lo que sin lugar a dudas fue la liturgia de peregrinos compostelana desde

Fig. 16. catedral de santiago de compostela. santiago alfeo del limosnero de la obra, transepto norte de la catedral. sus inicios y no lo contrario, una supuesta novedad de comienzos del siglo Xiii, como se ha querido exponer78. de hecho, daba comienzo con lo que ya recogía el calixtino: la misa de prima. siguiendo el Libro de las Constituciones de la catedral parcialmente publicado por varios autores, se tocaba la campana que anunciaba la misa matinal. El responsable de la limosna de la obra –el llamado arquero- y un clérigo de la catedral se situaban junto al arca de las donaciones para la obra y cum suis uaris in manu –que utilizaban para golpear in

carrEro, “Le sanctuaire de la cathédrale de saint-Jacques”, op. cit., p. 302. 77 Los documentos del proceso y otros igualmente interesantes del siglo XiV son recogidos por LóPEz FErrEiro, a., Fueros municipales de Santiago y su tierra, 2 vols., santiago de compostela, 1895, i,. pp. 8386; PérEz rodrÍGUEz, La Iglesia de Santiago…, op. cit., pp. 146-151, y GarcÍa iGLEsias, J. M., “santiago de compostela y la devoción al apóstol santiago alfeo, la otra faz del culto jacobeo”, en Actas del I Congreso Ibero-Asiático de Hispanistas Siglo de Oro e Hispanismo general, eds. V. Maurya y M. insúa, Pamplona, 2011, pp. 207-236. 76

78 casTiñEiras, “Un nuevo testimonio de la iconografía jacobea”, op. cit., p. 97.

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tergis et in membris peregrinorum- llevar a los peregrinos hasta el arca de la obra junto al altar mayor, para que hicieran su contribución correspondiente a la causa anunciada mediante una indulgentia siue perdonem, en la que se llamaba a los francigenis, lombardis, campesinis et toscanis allí presentes. a partir de este momento se abría el altar mayor para su adoración y la asistencia a la misa de prima tras el mismo; después de ésta, el altar quedaba abierto recibiendo las limosnas hasta la hora de comer, en que era cerrado. Por la tarde, ambos limosneros –el de la obra y el del altar mayor– volvían a ser abiertos para continuar su recaudación79. sin lugar a dudas, esta apertura del altar mayor es la misma que se describía en el milagro recogido en el calixtino y en el que el conde Poncio de saint-Gilles y su hermano no pudieron visitar el oratorio –oratorio in quo corporis apostolis iacuerat– donde se daba culto al sepulcro “pues era costumbre que las puertas de dicho oratorio estuviesen cerradas desde la puesta de sol hasta el amanecer” – nam most illic fuerat ut post solis occubitum ianuae, donec illucesceret mane, clausae maneret. ante esta situación, reunieron a todos los demás peregrinos que había en la ciudad y dirigiéndose hasta la catedral e invocando el nombre del apóstol, las puertas se abrieron rompiéndose “los cerrojos, cerraduras y cadenas con que estaban cerradas” –Verum inspectis illis, repagula, serae, atque catenae quibus obserebantur, rupta atque disiecta sunt80. según hemos venido insistiendo y como se documenta desde comienzos del siglo Xii, la misa matinal para los peregrinos era celebrada en el altar de la Magdalena, sito tras el altar mayor. Parece claro que dicha costumbre tuvo un premeditado paralelo en los

ritos celebrados en aquellos edificios donde el altar matinal albergaba las reliquias del santo al que se daba culto, y que en compostela destacaban por su ausencia. Una vez planteadas estas cuestiones, poco importa ya si el acceso a la capilla de la Magdalena se hacía desde la girola o no. Evidentemente, si alguna vez se hizo desde ésta y no de forma frontal, cruzando la superficie donde se disponía el altar mayor, fue antes de la construcción del muro de cierre con las puertas correspondientes, representado por el maestro del cartulario de Tournai. Lo que es evidente es que el entorno del altar y la confessio debieron estar cerrados con sus rejas correspondientes, en una disposición muy similar a la todavía conservada hoy en sainte-Foy de conques (fig. 17) que, por cierto, debió gozar de una organización presbiterial muy semejante a la compostelana, hoy totalmente alterada. Para santiago contamos con algún testimonio interesante sobre estos cierres, como el de las tablas pintadas que cegaban el intercolumnio de la girola hacia la capilla de la Magdalena y que funcionaron como trasaltar. restauradas en 1587, López Ferreiro y Guerra campos las describen pintadas por ambas caras y las entonces conservadas decoradas con una Epifanía, una resurrección, una crucifixión y una ascensión81. Pero aquí no quedaba todo. además de visitar el altar mayor y asistir a prima, los peregrinos tenían la oportunidad de entrar en contacto con objetos jacobeos de carácter espurio, vinculables al mundo de la peregrinación, como un bordón, un cuchillo, un capelo, un morral y una corona que, además, eran motivo de juegos y chanzas por los habitantes de santiago y por los propios peregrinos82. Los textos recogen además, cómo accedían mediante una escalera de madera hasta

79 LóPEz FErrEiro, Historia de la S.A.M.I…., op. cit., V, ap. XXV, pp. 64-67; PérEz rodrÍGUEz, La Iglesia de Santiago…, op. cit., pp. 149-150. se me permitirá indicar que la entrega de bienes junto al altar mayor en el arca del propio apóstol recuerda mucho al uso del cierre de coro de la catedral de chartres –las noticias proceden del jubé de c.1520–, cuando los fieles depositaban sobre su superficie exvotos y otras donaciones ante la imposibilidad de acercarse hasta el santuario de las reliquias marianas, sito en el altar-relicario en el eje axial del presbiterio (cf. BUGsLaG, J., “Pilgrimage to chartes: The Visual Evidence”, en Art and Architecture of Late Medieval Pilgrimage in northern Europe and the British Isles, eds. s. Blick y r. Tekippe, 2 vols., Leiden-Boston, 2005, i, pp. 135-183). 80 Liber Sancti Iacobi, op. cit., p. 372-373. El texto latino en anselmo d’aosTa, nel ricordo dei discepoli: parabole, detti, miracoli, eds. i. Biffi, a. Granata, c. Marabelli y c. riserbato, Milán, 2008, p. 354.

81 LóPEz FErrEiro, Historia de la S.A.M.I., op. cit., Vii, p. 302, y Viii, pp. 397-398; GUErra, Exploraciones arqueológicas, op. cit., pp. 233234. Para las rejas de conques, sirE, M.-a., TEXiEr, a. y PEnnEc, s., “La restauration des grilles du sanctuaire, abbatiale sainte-Foy, conques, aveyron”, Monumental 17 (1997), pp. 20-29. 82 LóPEz FErrEiro, Historia de la Santa A. M. Iglesia de Santiago de Compostela, 11 vols., santiago de compostela, 1898-1909, vol. V, p. 64-65; roMano rocHa, P., “El peregrino a santiago y la oración de la iglesia”, Santiago, Camino de Europa. Culto y cultura en la Peregrinación a Compostela, santiago de compostela, 1993, p. 14-34; PérEz rodrÍGUEz, La Iglesia de Santiago…, op. cit., p. 147; GonzÁLEz VÁzQUEz, M., “La iglesia catedral”, Santiago. La Esperanza, santiago de compostela, 1999, p. 45-50; VanWiJnsBErGHE, op. cit., p. 1516-1521.

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Fig. 17. sainte-Foy de conques. Vista del presbiterio desde el tramo axial de la girola.

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un piso superior, una especie de tribuna habilitada sobre el muro de separación entre el altar mayor y la capilla de la Magdalena. desde este piso era accesible la señalada figura sedente del apóstol y a la que se daba el célebre abrazo por la espalda, como todavía se acostumbra en nuestros días83. no sabemos a ciencia cierta cuándo comenzó la tradición del abrazo a la figura de santiago. En el siglo Xii aymeric Picaud aludía a la celebración de la misa de peregrinos en la capilla de la Magdalena y, por lo tanto, ya debía existir una delimitación clara entre el altar del apóstol y su trasera destinada a las misas de prima. Por el contrario y como indiqué en su momento, si la obra original de la imagen de santiago es datable en el siglo Xiii, debió ser en este preciso momento cuando se comenzó a practicar el rito a su alrededor y terminó siendo tan potente en ausencia de reliquias, que en el siglo XVi ambrosio de Morales calificaba este acto como el culmen de la peregrinación: el fin del romage y su complimiento es llegar el peregrino a esta Imagen (del Apóstol), y besándola con reverencia en la cabeza, y abrazándola por el cuello, ponerse aquella corona en su cabeza, que para eso está pendiente de una cadena84. Lo que resulta claro es que dicha paraliturgia de peregrinos nació en respuesta a la inexistencia de un ritual de mayor enjundia para entrar en contacto con el apóstol. no se veían reliquias, no había fenestella desde la que acceder a ellas, pero sí una monumental figura de santiago, mayor que el natural, a la que abrazar en un auténtico acto físico, abarcando una materialidad tangible que estrechaba el lazo entre la cotidianidad del peregrino y la deseada realidad ultraterrena a la que se dirigía mediante la peregrinación. si, por ejemplo, en Westminster o en salisbury los peregrinos entraban en los shrines de san Eduardo el confesor o de san osmundo, pasando de un lado a otro y de una vida vieja a una nueva, en compostela se abrazaba al propio santo, para lo que era necesario subir y bajar de

la tribuna: ascender a encontrarse con el apóstol y descender a una nueva realidad. se obviaba así el problema de unas reliquias intangibles, sólo la imagen bastaba.

EPÍLoGo

acabando por donde comenzábamos, indudablemente, en compostela, la adopción de una monumental y económicamente costosa cabecera con girola no vino motivada únicamente por el culto a unas reliquias cuyo ritual de adoración, por otra parte, casi tuvo que improvisarse una vez finalizado el templo. Para su construcción debieron influir cuestiones de carácter iconológico, como la concepción de la imagen del edificio en el que desembocaba el más importante camino de peregrinación occidental, cuestión a entenderse mejor desde la perspectiva simbólica de serafín Moralejo, que desde la utilitaria creación de una superficie para la exposición de reliquias, defendida por Thomas W. Lyman85. no está de más recordar aquí que la cabecera compostelana no dejó ‘descendencia’ aparente entre las otras cuatro catedrales gallegas, mientras que de la vecina y rival Braga o en el seguro y fascinante ejemplo de oporto sigue discutiéndose el alcance de sus proyectos iniciales. cuando la influencia de la catedral se hizo sentir en el resto de los edificios catedralicios gallegos, curiosamente nunca se copió la girola. si en la catedral de Tuy un ambicioso transepto de tres naves abierto a una cabecera de cinco capillas en batería tuvo que suspenderse por cuestiones económicas, en la poco estudiada catedral de Lugo la huella de santiago se percibe en la organización general y en la tribuna, ya que su girola no fue edificada hasta el siglo XiV sustituyendo a una cabecera de tres ábsides, de clara impronta leonesa. Mientras orense vio levantarse un macizo occidental imitando el Pórtico de la Gloria y los arranques de una truncada tribuna que modificaba la estructura previa, la modesta catedral de Mondoñedo vería la efectiva construcción

83 no sería hasta la transformación barroca cuando se redujo la altura a la que se situaba la figura y se favoreció su acceso a la misma a través del mobiliario litúrgico del retablo, sin entorpecer la visibilidad del nuevo altar mayor. 84 Mor aLEs, ambrosio de Viage a los Reinos de León y Galicia y Principado de Asturias, ed. facsímil, oviedo 1977.

85 Mor aLEJo, “La imagen arquitectónica”, op. cit., pp. 237-246, y LYMan, T. W. “The Politics of selective Eclecticism: Monastic architecture, Pilgrimage churches, and ‘resistance to cluny’”, Gesta, XXVii/1-2 (1988), p. 83-92.

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de una falsa tribuna sobre sus naves laterales86. Vuelvo a insistir, en ningún caso se adoptó una costosa cabecera con girola y capillas radiales al modo de santiago, sino que se optó por cabeceras con ábsides en batería, incluso en orense donde se guardaban reliquias procedentes de san Martin de Tours. Tendría que ser en algunos de los grandes monasterios benedictinos y cistercienses gallegos como carboeiro, osera o Melón87, y como la cabecera del priorato de cambre, donde la huella de la girola compostelana se dejó sentir, ya entre los siglos Xii y Xiii. La comprensión de la realidad material de un edificio debe hacerse no a través de una teoría fija y, sobre todo, apriorística, una de las célebres imposturas intelectuales a las que nos hemos peligrosamente acomodado, sino por medio del paralelo real, el uso litúrgico y la idiosincrasia puntual de cada edificio particular. Todos estos argumentos se dan en la reconstrucción del mobiliario litúrgico compostelano: la veraz interpretación de unas fuentes que nos hablan de la capilla y confesión de la Magdalena –el códice

calixtino y la Historia Compostellana-, una realidad arqueológica que desdice la existencia de una cripta y evidencia la retrocapilla y, sobre todo, el amplio abanico de espacios semejantes que existieron en la arquitectura europea de la época, frente a la consideración aislada de san Pedro de roma como único ascendente. Para terminar, una reflexión a modo de invitación para una segunda parte. ningún autor ha valorado un hecho básico, que cuando Gelmírez organizó la nueva capilla mayor lo hizo construyendo también un coro para los canónigos de la catedral, que habían ascendido a más de setenta, un número nada despreciable de miembros que necesitaba ubicarse en la catedral. según la Compostellana, el mismo obispo, como sabio arquitecto, construyó en la esquina derecha del mismo coro un elevado púlpito, en el que los cantores y los subdiáconos cumplen el orden de su oficio. Y en el lado izquierdo otro, donde se leen las lecturas y los Evangelios88. Establecer los problemas de interpretación de esta pieza de mobiliario litúrgico debe ser objeto de otro estudio.

86 BanGo TorViso, i. G., Galicia Románica, Vigo, 1987, p. 140-153 et 231-244. sobre Tuy, cEndón, M., La catedral de Tuy en época medieval, Poio, 1995. Para Mondoñedo y orense, carrEro sanTaMarÍa, E., “de la influencia cisterciense en la catedral de santa María de Mondoñedo (Lugo), a la evolución arquitectónica de un proyecto basilical románico”, Actas del II Congreso Internacional sobre el Císter en Galicia y Portugal, 3 vols., orense, 1998, vol. iii, p. 1165-1186, e id., El Pórtico del Paraíso de la Catedral de Ourense, orense, 2000. sobre Braga, rEaL, M. L., “o projecto da catedral de Braga, nos finais do século Xi, e as origens do românico português”, en IX Centenário da Dedicação da Sé de Braga. Congreso Internacional. Actas, vol. i, O Bispo D. Pedro e a Ambiente político-religioso do século XI, Braga, 1990, pP. 435-512, y sobre oporto, BoTELHo, M. L., “sé do Porto”, en Arte Românica em Portugal, coord. L. rosas y M. L. Botelho, aguilar de campóo, 2010, pp. 201-208. 87 VaLLE PérEz, J. c., La arquitectura cisterciense en Galicia, 2 vols., La coruña, 1982, i, p. 39, 99, 212.

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Historia Compostelana, op. cit., p. 189.

El monasterio de san Pelayo de oviedo: infantado y memoria regia Laura cayrol Bernardo

centre d’études supérieures de civilisation Médiévale (cEscM), Université de Poitiers - cnrs [email protected]

Recibido: 9-7-2013 Evaluado y aceptado: 21-7-2013 Territorio, Sociedad y Poder, nº 8, 2013 [pp. 53-66]

d

R esuMen: El presente trabajo aborda una revisión del vínculo entre el monasterio de san Pelayo de oviedo y la monarquía leonesa, analizando cómo su carácter regio y su tenencia por las mujeres de sangre real fueron los pilares sobre los que construyó su memoria antigua en los siglos centrales de la

a bstRact: royal memory and the Infantado in the monastery of San Pelayo (oviedo) although there were those who believed it had been founded by king silo, who would have been burried in its church, the most widespread tradition makes the monastery of san Juan Bautista de oviedo, later san Pelayo, the last foundation made by king alfonso ii in the vicinity of the church of san salvador in oviedo. However, more recent scholarship has tended to delay the founding of san Pelayo until the time of alfonso iii based, above all, in the absence of references to the monastery in the asturian chronicles. all indications are that the monastery of san Juan was linked from the beginning to the celebration of the royal memory, with the nuns performing liturgy in the pantheon of santa María, just as did those of san Juan and san Pelayo de León, another burial site of

Edad Media, siendo estas ideas retomadas en la Edad Moderna y perdurando, en gran medida, hasta tiempos muy recientes. PalabRas clave: oviedo. san Pelayo. infantado. Memoria. alfonso ii.

the royal family which also belonged to the Leonese infantas. However, there is some evidence that this feature was consciously revived in the second half of the twelfth century and throughout the thirteenth century, coinciding with the loss of importance of san Pelayo as a main royal nunnery and a head of the Infantado. This paper deals with a review of the link between the monastery of san Pelayo de oviedo and the Leonese monarchy, analyzing how its royal status and its tenure by women of royal blood were the pillars on which the nunnery constructed its historical memory in the central Middle ages, these ideas being taken up in the Early Modern age and enduring, largely, until very recent times. K eywoRds: oviedo. san Pelayo. infantado. royal memory. alfonso ii.

El monasterio de san Pelayo de oviedo: infantado y memoria regia

con la catedral, utilizada por las religiosas para asistir a los oficios en santa María4. dentro del propio monasterio el vínculo con la memoria regia y santa María fue también muy estrecho. ambrosio de Morales recoge que en su época alfonso ii era todavía recordado como fundador5, y Yepes nos habla incluso de la existencia de una misa dedicada al propio rey casto6 de la que, lamentablemente, hoy en día no queda rastro alguno en el archivo del monasterio. sin embargo, en los últimos años se ha tendido a retrasar la fundación de san Pelayo hasta la época de alfonso iii 7 basándose, sobre todo, en la ausencia de menciones al cenobio en las crónicas asturianas. así, en opinión de F. J. Fernández conde, la primitiva iglesia de san Juan Bautista habría sido edificada después del año 900, una vez finalizada la redacción de las crónicas8. El conjunto eclesial ovetense estaba compuesto

inTrodUcción

s

i bien hubo quienes lo creyeron fundado por el rey silo, que lo habría elegido como lugar de enterramiento, la tradición más extendida hace del monasterio de san Juan Bautista de oviedo, después san Pelayo, la última fundación realizada por alfonso ii en las proximidades de la iglesia de san salvador1. así, sabemos a través de Fray antonio de Yepes que, todavía en el siglo XVi, cada año el día de san ildefonso, se celebraba el aniversario de la memoria del monarca. Las voces de los canónigos de la catedral, que se ocupaban de decir los responsos en la sepultura del rey en la iglesia de santa María, eran escuchadas por las monjas que hacían lo mismo de procesión por el llamado claustrillo2. El mismo autor describe el arco de piedra que comunicaba este espacio con la iglesia real para que los capellanes (¿o quizá las propias monjas?) pasaran al panteón regio a celebrar el recuerdo del monarca3. años más tarde, cronistas como Marañón de Espinosa hacen referencia a la puerta que comunicaba el monasterio

a. Marañón de Espinosa, Historia eclesiástica de Asturias [c. 1614], Gijón, 1977, p. 51. 5 a. Morales, Viage a los reynos de León y Galicia y Principado de Asturias [1572], Madrid, 1765 (reed. oviedo, 1977), p. 51. 6 a. Yepes, Crónica general..., vol. i, p. 398. 7 F. J. Fernández conde, «orígenes del monasterio de san Pelayo», pp. 103 y 106, en VV. aa., Semana de Historia del monacato cantabro-astur-leonés, oviedo, 1982, pp. 99-121; E. carrero santamaría, «La ciudad santa...», pp. 383-384. 8 F. J. Fernández conde, «orígenes del monasterio...», pp. 99-106. Para i. ruiz de la Peña González, sin embargo, el silencio de las fuentes no es motivo suficiente para descartar la fundación del monasterio por alfonso ii: i. ruiz de la Peña González, «La arquitectura religiosa en asturias en torno al año mil», p. 355, n. 82, en La Península Ibérica en torno al año 1000; VII Congreso de Estudios Medievales, 2001, pp. 337-368. 4

1 a. Yepes, Crónica general de la Orden de San Benito (F. J. Pérez de Urbel ed.), Madrid, 1960, vol. i, pp. 391-393; L. a. carvallo, Antigüedades y cosas memorables del Principado de Asturias, Madrid, 1695 (reed. Gijón, 1988), p. 191; J. B. sitges, El monasterio de religiosas benedictinas de San Pelayo de Oviedo, Madrid, 1915, p. 67. 2 desarrolla este tema E. carrero santamaría, «La ciudad santa de oviedo, un conjunto de iglesias para la memoria del rey», pp. 383-384, en Hortus Artium Medievalium, 2007, pp. 357-389. 3 a. Yepes, Crónica general..., vol. i, pp. 394-395.

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por múltiples centros cultuales en torno a la iglesia del salvador, una serie de edificios con diferentes funciones entre los que cabe destacar la iglesia y panteón regio de santa María, el monasterio de san Vicente y el de san Juan Bautista y san Pelayo, además de otros monasterios más pequeños a los que se refiere la documentación9. El vínculo que unía en época altomedieval san Vicente, san salvador y san Juan, después san Pelayo, y la causa que los mantuvo cohesionados cuando se convirtieron en tres instituciones reglares bien diferenciadas10, fue la defensa de la memoria de los reyes11. así pues, se desarrolló a partir de este núcleo una verdadera «ciudad santa» cuyo centro neurálgico fue, como ya advirtió r. Walker, la iglesia funeraria de santa María del rey casto12. En opinión de E. carrero santamaría, el hecho de que en época de alfonso iii se produjera la escisión entre el clero catedralicio y los monjes de san Vicente así como la supuesta aparición de las monjas de san Pelayo, apunta a que fue el rey Magno quien estableció este ceremonial litúrgico dedicado a la memoria regia 13. El monasterio de san Juan se supone unido desde sus inicios a estas celebraciones memoriales, pues, según una sugerente hipótesis planteada por F. J. Fernández conde y secundada por otros autores, las monjas de san Pelayo habrían desarrollado funciones litúrgicas en el panteón regio de santa María, del mismo modo en que lo hicieron las de san Juan y san Pelayo de León, también perteneciente a las infantas y lugar de enterramiento de la familia real leonesa14.

El presente artículo pretende demostrar cómo su condición de monasterio regio, sede del infantado, y su papel como protector de la memoria de los reyes, fueron los pilares sobre los cuales san Pelayo construyó su memoria antigua en un proceso iniciado durante la Plena la Edad Media y que culminaría a finales del siglo XViii.

Un MonasTErio rEGio

El infantado, herencia exclusiva de León y castilla por lo que parece, ha sido hasta el momento muy insuficientemente estudiado y resulta difícil de analizar. aunque en los últimos años han sido varios los trabajos consagrados al mismo15, sigue siendo poco lo que conocemos acerca de sus orígenes y peculiaridades. sabemos con certeza que, a partir de mediados del siglo X, al menos, los reyes de León realizaron una serie de fundaciones monásticas al frente de las cuales se situaron mujeres vinculadas a la corte, que gozaron de importantes poderes a nivel carrero santamaría, «La ciudad santa...», p. 384. 15 sobre el infantado destacan los trabajos de L. García calles, Doña Sancha, hermana del emperador, León, 1972; a. Viñayo González, «reinas e infantas de León, abadesas y monjas del monasterio de san Pelayo y de san isidoro», en Semana de historia del monacato cántabro-astur-leonés, oviedo, 1982, pp. 123-135; M. i. Pérez de Tudela y Velasco, «El Papel de las hermanas de alfonso Vi en la vida política y en las actividades de la corte», en Estudios sobre Alfonso VI y la reconquista de Toledo (Actas del II Congreso internacional de Estudios mozárabes, Toledo, 20-26 Mayo 1985), Toledo, 1988, vol. 2, pp. 163-180; P. Henriet, «Deo votas. L’Intantado et la fonction des infantes dans la castille et le León des X-Xii siècles», en P. Henriet; a. L. Legras, Au cloître et das le monde. Femmes, hommes et sociétés (IX-XV siècles). Mélanges à l’ honneur de Paulette L’Hermite-Leclercq, Paris, 2000, pp. 189-199; T. Martin, Queen as King: Politics and Architectural Propaganda in Twelfth-Century Spain, Leiden-Boston, 2006. La publicación del número 5 de la revista e-Spania (http://e-spania.revues.org/8613, consultado el 21 septiembre 2011) en diciembre de  2008, reuniendo las conclusiones del coloquio Infantes (Péninsule ibérique, XIe-XVIe siècle), que tuvo lugar un año antes en la Universidad de Paris-sorbonne en el marco del sirEM, contribuyó a aumentar considerablemente la bibliografía sobre este tema. Vid. también G. Martin, «Hilando un reinado. alfonso Vi y las mujeres», e-Spania [En línea], 10 | diciembre 2010, consultado el le 04 marzo 2012. UrL : http://espania.revues.org/20134 ; M. r. Ferreira, «Entre conselho e incesto: a irmã do rei», e-Spania [En línea], 12 | décembre 2011, consultado el 04 marzo 2012. UrL : http://e-spania.revues.org/20879; T. Martin, «Mujeres, hermanas e hijas: el mecenazgo femenino en la familia de alfonso Vi», Anales de Historia del Arte, Volumen Extraordinario (2) 147-179, Madrid, 2012; c. M. reglero de la Fuente, «Omnia totius regni sui monasteria: la Historia Legionense, llamada Silense y los monasterios de las infantas», e-Spania [En línea], 14 | décembre 2012, Puesto en línea el 05 enero 2013, consultado el 10 febrero 2013. UrL : http://e-spania.revues.org/21775 .

9 E. carrero santamaría, El conjunto catedralicio de Oviedo durante la Edad Media, oviedo, 2003, p. 42. 10 a propósito del atrio en la arquitectura religiosa altomedieval hispana, vid. i. G. Bango Torviso, «atrio y pórtico en el románico español: concepto y funcionalidad cívico-litúrgica», en Boletín del Seminario de estudios de Arte y Arqueología, XL, Valladolid, 1975, p. 175-188; e id., «La iglesia monástica en la España medieval», en J. a. García de cortázar (coord.) Monasterios románicos y producción artística, aguilar de campoo, 2003, p. 213-232. Para el contexto europeo, J.c. Picard, «Les origines du mot paradisus-parvis», en Mélanges de l’École Francaise de Rome, 83, 1971, p. 159-186 (reed. en Évêques, Saints et Cités en Italie et en Gaule. Études d’archéologie et d’ histoire, roma, 1998, p. 3-30). 11 E. carrero santamaría, «La ciudad santa...», p. 383. 12 r. Walker, «images of royal and aristocratical burial in northern spain, c. 950 - c. 1250», en E. van Houts (ed.), Medieval Memories..., pp. 150-171. desarrolla esta hipótesis E. carrero santamaría, «La ciudad santa...», p. 383. 13 E. carrero santamaría, «La ciudad santa...», p. 384. 14 F. J. Fernández conde, «orígenes del monasterio...», p. 102 ; E.

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territorial y espiritual. Las apariciones del término son escasas y, por lo general, tardías, y su significado parece variar a lo largo de los siglos16. Pero, para el tema que nos ocupa, podemos definirla en líneas generales como una herencia recibida por una infanta, separada del realengo, otorgada por el monarca y que se puede transmitir exclusivamente de unas infantas a otras 17. Parece estar ya consolidado en época de Elvira ramírez 18, hermana de sancho i, experimentando un extraordinario crecimiento en época de las hermanas de alfonso Vi gracias a la incorporación de territorios castellanos 19, y alcanzando una importancia sin par con su centralización en manos de sancha raimúndez (m. 1159)20. su existencia se vio favorecida por el sistema de sucesión extenso, que permitía a las mujeres acceder a las herencias y disponer de sus propios bienes. así pues, las damas vinculadas a la corte y las procedentes de las principales familias aristocráticas ejercieron en los reinos hispánicos un poder inusual en el medievo europeo21. al menos hasta la muerte de la infanta sancha en el año 1159, la vinculación entre el monasterio ovetense y

las mujeres de la familia real fue constante y, en ocasiones, muy intensa. a través de una donación realizada por el rey Vermudo ii en el año 99622 nos consta que Teresa ansúrez, viuda del rey sancho i el Gordo, se encontraba entonces al frente de la comunidad de san Pelayo23, probablemente acompañada por Velasquita, primera esposa de Vermudo ii, repudiada por él para contraer matrimonio con la castellana Elvira 24. según el siempre dudoso obispo Pelayo de oviedo, la infanta Teresa, hermana de alfonso V, terminó sus días entre sus muros, donde fue hallada una inscripción que recuerda su muerte en el año 103925. al parecer, su hermana sancha ya vivía allí, y éste pudo ser el motivo de su llegada desde el monasterio homónimo leonés26. no existen referencias documentales que recojan la presencia de las infantas Urraca y Elvira, hermanas de alfonso Vi, en san Pelayo, si bien tenemos constancia de que ambas se desplazaron a oviedo en el año 1075 con ocasión de la apertura del arca santa 27. apenas disponemos de documentación que aluda a la actividad de la infanta Elvira en relación con la parte asturiana de su infantado, y resulta imposible determinar en qué medida se relacionó con san Pelayo. sin embargo, ciertos indicios parecen vincularla con el monasterio ovetense. En el año 1097, una dama llamada Mumadonna dona a la iglesia de oviedo el monasterio de san

c. M. reglero de la Fuente, «Omnia totius regni...». T. Martin, Queen as king..., p. 65. 18 M. carriedo Tejedo, «Una reina sin corona en 959-976: la infanta Elvira, hija de ramiro ii», en Tierras de León: Revista de la Diputación Provincial, Vol. 39, nº 113, 2001 , pp. 117-138; T. Martin, Queen as king..., p. 33; r. alonso Álvarez, «Los enterramientos de los reyes de León y castilla hasta sancho iV», e-Spania [En línea], 3 | junio 2007, consultado el 29 de octubre 2011. UrL  : http://e-spania.revues.org/109  ; doi  : 10.4000/e-spania.109. 19 Vid. la bibliografía proporcionada en la n. 18. 20 Idem. 21 B. F. reilly, The Kingdom of León-Castilla under Queen Urraca, p. 352.; T. Martin, «de “gran prudencia, graciosa habla y elocuencia” a “mujer de poco juicio y ruin opinión”: recuperando la historia perdida de la reina Urraca (1109-1126)», Compostellanum , L, 1-4 (enero-diciembre 2005), pp. 551-578; c. García, « Le pouvoir d’une reine”, e-Spania [En línea], 1 | juin 2006, consultado el 08 marzo 2012. UrL : http://e-spania.revues.org/319; G. Martin, «Berenguela de castilla (1214-1246): en el espejo de la historiografía de su época», en i. Morant (dir.), Historia de las mujeres... , vol i. de la prehistoria a la Edad Media, pp. 569-594; id. Mujeres y poderes en la España medieval, alcalá de Henares, 2011; J. F. o’callaghan, «The Many roles of the Medieval Queen: some Examples from castile», en T. Earenfight (ed.), Queenship and Political Power in Medieval and Early Modern Spain, cornwall, 2005, pp. 21-32; r. alonso Álvarez, «Los promotores de la orden del císter en los reinos de castilla y León: familias aristocráticas y damas nobles », en Anuario de Estudios Medievales 37/2, Barcelona, 2007, pp. 704705; id., «La cabecera de las iglesias cistercienses en la corona de castilla: clausura, cura monialum y representación aristocrática y regia», en Hortus Artium Medievalium , 2009, pp. 341-354; G. Baury, Les religieuses de Castille. Patronage aristocratique et ordre cistercien, XIIe’XIIIe siècles, rennes, 2012. También, vid. supra , n. 16. 16 17

F. J. Fernández conde, i. Torrente Fernández, G. de la noval Menéndez, El monasterio de San Pelayo. Historia y Fuentes, oviedo, 1978, vol. i, doc. 1. En adelante, SP. 23 si bien el documento que conservamos es una copia del siglo Xii severamente interpolada (vid. infra) , sabemos con seguridad que la reina Teresa estaba en oviedo antes del 994. F. J. Fernández conde, i. Torrente Fernández, «Los orígenes del monasterio de san Pelayo (oviedo): aristocracia, poder y monacato», p. 188, en Territorio, sociedad y poder, no 2, 2007, pp. 181-202. 24 cabe suponer que Velasquita llegaría a oviedo poco después de su repudio. aunque en la documentación ovetense lleva, por lo general, el título de regina, en un documento del 1020 aparece también con el de Christi ancilla (CDCO, doc. 44). F. J. Fernández conde, i. Torrente Fernández, «Los orígenes...», p. 190. sobre la posible ascendencia de esta mujer, vid. a. sánchez candeira, «La reina Velasquita de León y su descendencia», Hispania, 10 (1950), pp. 449-505. 25 Vid. infra, n. 44. 26 a. Viñayo González, «reinas e infantas...», p. 130. 27 s. García Larragueta, Colección de documentos de la catedral de Oviedo, oviedo, 1962, no 72. En adelante, CDCO. 22

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Pedro de Teverga 28. confirman esta donación, entre otros, el abad de san Vicente, la abadesa de san Pelayo y la infanta Elvira. así pues, sabemos que la infanta se encontraba en ese momento en oviedo, y su presencia junto a la abadesa de san Pelayo, aunque no tratando un asunto relacionado con este instituto, nos lleva a suponer una relación cercana con el mismo. además, sabemos a través de su testamento que a su muerte la infanta realizó una generosa donación al monasterio, que quedó bajo el control directo de su hermana Urraca 29. En época de la infanta sancha raimúndez, hermana de alfonso Vii, la relación con san Pelayo fue particularmente cercana. ésta se desplazó al monasterio asturiano en varias ocasiones y lo favoreció ampliamente mediante diversos procedimientos30. no parece casual que en esta época encontremos al frente del mismo a varias abadesas procedentes de los sectores de la alta nobleza más cercanos a alfonso Vii, que actuaban en ocasiones con el consilium de doña sancha31. Pero, mientras sancha residía en León, es sumamente importante destacar el papel que la reina Urraca, llamada la asturiana, desempeñó desde la propia ciudad de oviedo. Hija ilegítima del emperador y de la dama asturiana Gontrodo Petriz, su padre le cedió una serie de heredades realengas, creando para ella una especie de infantado similar al de su tía 32. Benefició generosamente al monasterio de san Pelayo, concediéndole,

entre otros bienes, la iglesia de santa María de la corte33.

EL cLaUsTriLLo dE san PELaYo, Un EsPacio Para La MEMoria

como consecuencia del enfrentamiento de Gonzalo Peláez con alfonso Vii, tuvieron lugar en asturias una serie de sucesos bélicos en los que la fábrica del monasterio de san Pelayo resultó dañada. En 1153, recibiría del emperador una cuantiosa donación destinada a reparar las pérdidas y daños sufridos, quizá como recompensa por su fidelidad a la causa imperial34. a partir de este momento, se organizaría un panteón de abadesas en la zona conocida como claustrillo, limítrofe con la iglesia funeraria de santa María del rey casto. allí fueron hallados los restos de una arquería, dos arcos de medio punto hechos con sillares regulares, considerada una de las manifestaciones escultóricas y arquitectónicas más tempranas del románico en asturias. suele asociarse a la donación otorgada por Fernando i y doña sancha en 1053, destinada a sufragar obras en el monasterio35. interpretada por G. a. ramallo asensio y por M. s. Álvarez Martínez como vestigio de un pórtico-panteón construido para acoger las reliquias de san Pelayo 36, lo cierto es que resultaría realmente insólito que un edificio de estas características desempeñara una función martirial37. además, se trata de una estructura evidentemente modificada: el fragmento de arco que suele definirse como «pe-

CDCO, no. 110. M. E. Martín López, Patrimonio Cultural de San Isidoro. Documentos SS. X-XIII, León, 1995, doc. 11. El testamento ha sido analizado por G. Martin, «Le testament d’Elvire (Tábara, 1099)», e-Spania [En línea], 5 | juin 2008, Puesto en línea el 16 diciembre 2012, consultado el 14 abril 2013. UrL : http://e-spania.revues.org/12303. Traducido en “El testamento de Elvira (Tábara, 1099)”, Mujeres y poderes en la España medieval, alcalá de Henares, 2011, pp. 19-44. 30 además de realizar ella misma unas pocas donaciones directas, el emperador concedió a san Pelayo importantes privilegios a instancias de su hermana, entre ellos la tercera parte del portazgo de olloniego (1145), el diezmo del de oviedo y la quinta parte del de Gozón (1147). En 1153, ambos hermanos confirmaron las donaciones anteriores y futuras de cualquiera de los dos, concediendo además al monasterio el diezmo de los derechos de navío en oviedo. asimismo, muchas de las donaciones que la infanta realizó a particulares incluyeron una cláusula según la cual, a la muerte del receptor, los bienes donados debían revertir a san Pelayo. L. García calles, Doña Sancha..., pp. 96-97. 31 L. García calles, Doña Sancha..., p. 97 32 F. J. Fernández conde, «La reina Urraca la asturiana», pp. 75-76 y 78, en Asturiensia Medievalia 2, oviedo, 19, pp. 62-94. 28 29

33 Ibidem, pp. 86-87. sobre los orígenes de esta iglesia, resulta muy sugestiva la hipótesis planteada en E. carrero santamaría, El conjunto...., p. 39. 34 SP, vol. 1, doc. 19; M. s. Álvarez Martínez, i. Torrente Fernández, «consideraciones sobre algunos restos de la fábrica románica del monasterio de san Pelayo y de la plástica monumental de oviedo en el siglo Xii», en Scripta. Estudios en homenaje a Élida García García, vol. ii, oviedo, 1998, pp. 669-697; M. s. Álvarez Martínez, El románico en Asturias, Gijón, 1999, p. 115. 35 SP, vol. 1, doc. 3. 36 G. ramallo asensio, «El hipotético pórtico de san Pelayo», en Vè Congrés Espanyol d’Història de l‘Art, Barcelona, 29 octubre al 3 de noviembre de 1984, vol. i, Barcelona, 1984, pp. 249-251; M. s. Álvarez Martínez, El románico..., pp. 25-32. 37 i. G. Bango Torviso, El espacio para enterramientos privilegiados en la arquitectura medieval española, Anuario del Departamento de Historia y Teoría del Arte, nº 4, 1992, pp. 93-132.

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El monasterio de san Pelayo de oviedo: infantado y memoria regia

raltado», asociándolo al prerrománico asturiano38, es a todas luces un arco de medio punto contemporáneo a los otros conservados, fragmentado y reconstruido para adaptarse a un nuevo espacio, quizá en el momento de la construcción de la nueva iglesia (1599)39, o bien con motivo de las obras de la sacristía interior (1657-58)40. si admitimos que los restos se encuentran en su ubicación original, lo cual dista mucho de ser una realidad indiscutible, quizá la hipótesis más convincente sea la de E. carrero santamaría, quien sugiere que la arquería pudo haber pertenecido a un claustro donde, ya en el siglo Xi, habrían recibido sepultura las abadesas del monasterio41. En cualquier caso, todo apunta hacia una importante reorganización de las tumbas abaciales a partir de la segunda mitad del siglo siguiente. se conservan en este espacio un conjunto de lápidas, la más antigua fechada en 117742. aunque tenemos constancia de que el emplazamiento de algunas dentro del claustrillo varió durante el curso de los siglos, sabemos con certeza que todas las conocidas en la actualidad se encontraban en este lugar desde, al menos, la época de Tirso de avilés, quien describe su ubicación y recoge el contenido de sus inscripciones43. Uno de los epitafios, el único con fecha anterior al último cuarto del siglo Xii, merece particular atención. se trata del de doña Teresa, hermana de alfonso V que, según el obispo Pelayo de oviedo, había terminado sus días como abadesa de san Pelayo. narra el prelado que la infanta había sido obligada a contraer matrimonio con un rey musulmán cuya identidad desconocemos44.

Tras una serie de acontecimientos un tanto fabulosos, Teresa enviudó y se instaló en san Pelayo de León, desde donde se trasladaría al monasterio asturiano con su hermana sancha. Efectivamente, allí fue hallada una inscripción que da cuenta de su muerte en el año 103945. El hecho de que se trate de una copia tardía de una lápida perdida hace pensar a F. J. Fernández conde e i. Torrente Fernández que pudo haber sido redactada con el fin de justificar epigráficamente el relato pelagiano46. a mi modo de ver, aunque es más que probable que Teresa hubiese recalado en el monasterio ovetense, tradicionalmente unido a las mujeres de la familia real, el epitafio recogido por los cronistas fue seguramente redactado con posterioridad y colocado en el nuevo panteón abacial con el fin de engrandecer los orígenes de san Pelayo, destacando la presencia de una infanta entre sus abadesas. El reempleo de objetos antiguos, las llamadas relics of the past por P. Geary47, en nuevos contextos políticos y propagandísticos, fue una constante en toda Europa durante los siglos centrales de la Edad Media formando parte, como veremos en las páginas sucesivas, de complejos discursos que integraron con frecuencia leyendas fundacionales, colecciones documentales y textos cronísticos o hagiográficos48.

aLFonso ii, rEY FUndador

otra pieza clave en la construcción de la memoria del monasterio aparecerá por vez primera en el manipulado contexto historiográfico promovido por el mismo obispo Pelayo. En su versión interpolada de la Adefonsii

38 G. ramallo asensio, «El hipotético...», pp. 250-251; M. s. Álvarez Martínez, El románico..., pp. 26, 31 y 32. 39 J. a. samaniego Burgos, Arquitectura del monasterio de San Pelayo de Oviedo (siglo XVII), memoria de licenciatura presentada en el departamento de Historia de la Universidad de oviedo, 1976, inédita; G. ramallo asensio, «Los monasterios benedictinos como promotores de la evolución artística en asturias», pp. 443-450, en Semana de historia del monacato cántabro-asturleonés, oviedo, 1982, pp. 421-453. 40 Y. Kawamura, «Proyecto de Melchor de Velasco para el monasterio de san Pelayo de oviedo», LIÑO. Revista Anual de Historia del Arte, 11, pp. 93-102. 41 E. carrero santamaría, «La ciudad santa...», p. 383. 42 F. diego santos, Inscripciones medievales de Asturias, oviedo, 1994, pp. 120-129. 43 T. de avilés, Armas y linajes de Asturias y antigüedades del Principado, manuscrito de fines del siglo XVi, ed. oviedo 1991, pp. 194-199. 44 F. J. Fernández conde, i. Torrente Fernández, «Los orígenes...»,

p. 191. 45 c. Miguel Vigil, Asturias monumental, epigráfica y diplomática, 1887 (ed. fascimilar 1987), vol i, p. 133. 46 F. J. Fernández conde, i. Torrente Fernández, «Los orígenes...», p. 191, n. 37. 47 P. J. Geary, Phantoms of Remembrance, Memory and Oblivion in the End of the First Millenium, Princeton University Press, 1994, passim, especialmente p. 7. 48 sobre las reutilizaciones materiales vinculadas a operaciones propagandísticas, sigue resultando muy sugerente el trabajo pionero de L. Theis, «dagobert, saint-denis et la royauté française au Moyen âge», en B. Guenée (dir), Le métier d’ historien au Moye Âge. Études sur l’Historiographie médiévale, Paris, 1977, pp. 19-30. Para más bibliografía relacionada con este tema, vid. infra, n. 56.

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arcos del claustrillo. Foto Yayoi Kawamura Tertii Chronica, a la que añade el relato de la traslación del arca santa a san salvador de oviedo, recoge cómo, ya entonces, la iglesia dedicada a san Juan Bautista, después san Pelayo, se encontraba al norte del panteón regio de santa María49. aunque no alude expresamente a la labor del rey como promotor del templo, se trata de la primera referencia que vincula la época del monarca con el mismo. a este propósito cabe aquí recordar cómo el prelado ovetense, dentro de sus estrategias destinadas a reactivar la memoria de la sede episcopal de oviedo frente a las pretensiones de las más antiguas y recién restauradas Braga y Toledo50, utilizó una serie de elementos

materiales más o menos antiguos conservados en su catedral, insertándolos en una nueva topografía simbólica cuyo centro fue la ciudad de oviedo, elaborando un discurso que tiene como protagonista indiscutible alfonso ii51. resulta tentador interpretar la utilización Oviedo, roma, 1971; id., «El obispo don Pelayo. reorganización eclesiástica y señorial en la diócesis de oviedo/Uviéu», en Orígenes: Arte y Cultura en Asturias. Siglos VII-XV, Barcelona, 1993, pp. 347-353. 51 r. alonso Álvarez, «Patria uallata asperitate moncium. Pelayo de oviedo, el archa de las reliquias y la creación de una topografía regia», Locus amœnus, 9, 2007-2008, pp. 17-29; id., «El obispo Pelayo de oviedo (1101-1153): historiador y promotor de códices iluminados», SEMATA, Ciencias Sociais e Humanidades, 2010, vol. 22, pp. 331-350; id., «El origen de las leyendas de la “cruz de los Ángeles” y la “cruz de la Victoria” (catedral de oviedo). Cruces gemmatæ al servicio de la propaganda episcopal», Territorio, Sociedad y Poder, 5, 2010, pp. 23-33 ; id., «El Corpus pelagianum y el Liber Testamentorum Ecclesiae Ouetensis: las “reliquias del pasado” de la catedral de oviedo y su uso propagandístico en la obra del obispo Pelayo de oviedo (1101-1153)», en M. F. alamichel, r. Braid (ed.), Texte et Contexte. Littérature et Histoire

49 J. Prelog, Die Chronik Alfons’III. Untersuchung und kritische Edition der vier Redaktionen, Francfort, 1980, p. 4. 50 F. J. Fernández conde, El Libro de los Testamentos de la Catedral de

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El monasterio de san Pelayo de oviedo: infantado y memoria regia

que el prelado hace de san Pelayo, monasterio regio por excelencia, como un modo de reforzar el vínculo antiguo entre oviedo y la monarquía asturiana, tratando de recuperar la protección de unos reyes cada vez más alejados de la antigua sede regia. a su vez, el monasterio integraría los relatos pelagianos en la construcción de su propia memoria. En este contexto probablemente empezó a forjarse la leyenda según la cual el rey casto habría sido el fundador del monasterio que nos ocupa y su hermana, doña Jimena, la primera abadesa, siendo rápidamente asimilada por la comunidad monástica con el fin de engrandecer sus orígenes. casada con don sancho, conde de saldaña, contra la voluntad de su hermano, la supuesta madre del famoso héroe Bernardo del carpio habría tomado el hábito tras ser su esposo encarcelado por el enfurecido monarca 52. Un siglo más tarde, esta creencia parece totalmente consolidada: en 1231, una monja llamada Mayor Pétriz realiza una donación a cambio de veinte misas, una de ellas «pro anima Adefonso rege casto»�. asimismo, resulta significativo que aparezca, también hacia mediados del siglo Xiii, una cofradía funeraria que se encargaría a partir de entonces de la celebración del culto en la iglesia santa María53. En los siglos Xii y Xiii fueron habituales en toda Europa la restauración o la reorganización de monumentos y conjuntos memoriales anteriores, la emergencia de leyendas fundacionales e incluso los intentos de santificación de los fundadores de un monasterio54. como recuerda a. remensnyder a propósito de los monasterios del sur de Francia, fueron comunes desde fines del siglo Xi las leyendas fundacionales protago-

nizadas por monarcas, que en ciertos casos como el de Moissac desembocaron en una liturgia para conmemorar la figura regia, llegando a obtener el apoyo de reyes posteriores55.

EL Fin dEL inFanTado Y La rEiVindicación dE Un Pasado GLorioso: rEorGanizacionEs, rEELaBoracionEs Y ManiPULacionEs

siguiendo la norma europea, san isidoro de León, principal sede del infantado hasta entonces, fue el escenario de un proceso de reivindicación memorial estrictamente contemporáneo al descrito en oviedo. Tras la muerte de la infanta sancha en el 1159 algunos de sus bienes fueron donados a nuevas congregaciones (hospitalarios, cistercienses), mientras que otros volvieron a integrar el patrimonio del soberano. san isidoro continuó siendo un monasterio regio, pero ya no existía una autoridad que agrupara las posesiones que, dispersas en los reinos de castilla y León, habían constituido durante siglos los distintos infantados 56. En 1165 la institución volvería a aparecer, esta vez en relación con otra sancha, la hermana de Fernando ii, casada con el rey sancho iV de navarra 57, a quien su hermano donó una serie de heredades y monasterios situados en León y en torno a Toledo. La intervención de esta infanta en los asuntos relacionados con san isidoro fue, sin embargo, prácticamente nula 58. Pero no parece que la institución desapareciera por completo, sino que experimentó algunos cambios al adaptarse a los nuevos tiempos, siendo el centro de poder trasladado a castilla. En este sentido, resulta muy atractiva la propuesta de r. Walker que considera Las Huelgas de Burgos un producto de la evolución de este tipo de propiedad tan característicamente hispano59.

de l’Europe médiévale, Paris, 2011, pp. 519-548. 52 F. J. Fernández conde, «orígenes del monasterio...», pp. 54-55; F. J. Fernández conde, i. Torrente Fernández, «Los orígenes...», p. 184. 53 E. carrero santamaría, El conjunto..., p. 38. 54 a. G. remensnyder, Remembering Kings Past: Monastic Foundation Legends in Medieval Southern France, ithaca-Londres, 1995, passim; id., «Topographies of Memory. center and Periphery in High Medieval France», en G. althoff, J. Fried, P. G. Geary, Medieval Concepts of the Past. Ritual, Memory, Historiography, Washington, 2003, pp. 194-197. centrado exclusivamente en monasterios femeninos, H. rökerlein, “Founders, donors and saints. Patrons of nuns’ convents”, pp. 211-221, en J. F. Hamburger, y s. Marti, Crown and veil. Female monasticism from the Fifth to the Fifteenth Centuries, new York, 2008, pp. 207-224.

a. G. remensnyder, Remembering..., pp. 100-103. P. Henriet, «Deo votas...», pp. 198-199. 57 T. Martin, Queen as king..., p. 63. 58 P. Henriet, «Deo votas...», pp. 199-200. 59 r. Walker, «Leonor of England, Plantagenet queen of King alfonso Viii of castile, and her foundation of the cistercian abbey of Las Huelgas. in imitation of Fontevraud?», en Journal of medieval history, Vol. 31, nº 4, 2005 , pp. 346-368. 55

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asimismo, el significativo hecho de que una parte sustancial del infantado de castilla fuera donada a este mismo monasterio, cuyas señoras eran precisamente las infantas castellanas, parece reforzar esta teoría60. a partir de este momento, tras haber sido las monjas desalojadas y habiendo abandonado las infantas su residencia leonesa, la que había sido caput del infantado quedó bajo el control exclusivo de una comunidad de canónigos regulares que iniciaron una operación de prestigio motivada por la pérdida de relevancia de san isidoro como cementerio regio. realizaron reformas en el pórtico-panteón, cuyas tumbas fueron reorganizadas, actualizando el culto a la memoria de sus difuntos, sobre todo a los principales benefactores del monasterio: Fernando i (m. 1065), la reina Urraca (m. 1126) y la infanta sancha raimúndez (m. 1159). La dedicación de este espacio a catalina de alejandría, santa y princesa, también parece conectar con la intención de destacar el vínculo del mismo con las mujeres de la casa real61. Ya en el siglo Xiii, en una segunda fase, las tumbas e inscripciones del panteón regio fueron sometidas a nuevas interpretaciones y manipulaciones, unidas a un complejo bloque textual compuesto por la obra cronística y hagiográfica de Lucas de Tuy, apoyada en los diplomas producidos en el scriptorium isidoriano62. La obra del Tudense proporciona una visión sobredimensionada de un pasado memorable, relacionado con el presente a través de la figura de la infanta sancha, «esposa de san isidoro» y responsable de la instalación de la comunidad de canónigos por iniciativa del propio santo63.

algo similar ocurrió en oviedo. aunque san Pelayo continuaría siendo un monasterio favorecido por los reyes, las infantas ya no volverían a actuar como señoras del mismo, y se consolidaría como un cenobio cada vez más vinculado a la aristocracia regional64. En este contexto de pérdida de atención por parte de la monarquía, san Pelayo comenzó a reactivar su memoria antigua rindiendo tributo a su pasado como prestigioso monasterio regio. En el caso ovetense, como en el leonés y en tantos otros, la documentación fue utilizada como prueba justificativa de las ideas difundidas en las obras cronísticas contemporáneas, a su vez materializadas en inscripciones, imágenes o sepulcros. así, el diploma que recoge la donación relizada por Vermudo ii al monasterio de san Juan y san Pelayo en el 996 con motivo del traslado a oviedo de las reliquias del mártir cordobés, considerado original durante un tiempo, fue catalogado hace unos años como una refacción del siglo Xii65. La expresión «sub regimine electa et deo vota Teresa» resulta completamente anacrónica al tratarse san Pelayo de un centro monástico de tipo familiar, escasamente regulado66. no deja de resultar significativo que la supuesta abadesa, elegida por la comunidad, fuera precisamente una reina. El escatocolo del documento presenta también una serie de irregularidades muy llamativas: mientras que los nombres de la primera columna pertenecen a la misma época que la donación, la presencia de los restantes es cronológicamente imposible. Por supuesto, algunos de los confirmantes más valde propinquus, recede ab isto palatio, et aliud tibi edifica et hoc trade meis canonicis...” Convocatis ad se reverende sanctitatis Petrum Arie priorem cum suis canonicis, illico illis palatium contullit supradictum... Quibus peractis ad aliam in platea eiusdem ecclesie se transtulit domum ». aparición de san isidoro de sevilla a la regina sancha según Lucas de Tuy, Liber miraculorum beatissimi Isidori, cap. 35, archivo de la real colegiata de san isidoro de León, Ms 63, fol. 18r‐18v. Publicado y traducido en P. Henriet, « infantes, infantaticum. remarques introductives », e-Spania [En línea], 5 | juin 2008, Puesto en línea el 27 mayo 2010, consultado el 12 octubre 2011. UrL : http://e-spania. revues.org/12593. 64 i. Torrente Fernández, «Familia monástica del monasterio de san Pelayo de oviedo», Asturiensia Medievalia, 8, 1995-96, pp. 153-171. 65 F. J. Fernández conde, i. Torrente Fernández, «Los orígenes...», p. 192. 66 F. J. Fernández conde, «orígenes del monasterio...», pp. ; F. J. Fernández conde, i. Torrente Fernández, «Los orígenes...», pp. 197202.

60 G. Baury, Les religieuses de Castille. Patronage aristocratique et ordre cistercien, XIIe-XIIIe siècles, rennes, 2012, pp. 46-47. 61 r. sánchez ameijeiras, «The Eventful Life of the royal Tombs of san isidoro de León», pp. 486-490; En T. Martin (Ed.), J. Harris (Ed.), Church, State, Vellum, and Stone: Essays on Medieval Spain in Honor of John Williams, 2005, pp. 479-520. 62 r. sánchez ameijeiras, «The Eventful...», pp. 493-508. 63 « Cum regina prefacta Santia in palatio quod erat contiguum beati confessoris ecclesie moraretur, et per fenestram que in eminentiori templi eiusdem parieti, id est in pinaculo contra maius altare respicit aspiciendo frequenter almi doctoris corpus, hoc est sepulcrum, oraret dominum... quadam die rapta in extasi vidit celos apertos, et in thalamo auro et gemmis radiantibus insignito, sponsum suum magnum doctorem Ysidorum... sibi dicentem : “Soror mea, dilecta et dulcissima sponsa... dum vero quia his qui te continet locus est domino consecratus, et ecclesie

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destacados son figuras regias: Adefonsus rex y Giloyra regina (alfonso V y Elvira: 999-1027); Veremundus rex y Scemenas regina (Vermudo iii y Jimena: 1027-1037). asimismo, son muy posteriores los obispos y los condes incluidos67. El hecho de que defina oviedo como sede metropolitana llevó a F. J. Fernández conde y a i. Torrente Fernández a datar el documento en el siglo Xii, en una fecha posterior a la obra del obispo Pelayo, pues la ciudad nunca tuvo ese rango y su consecución se corresponde muy bien con las aspiraciones del prelado, que intentaba conservar la exención de la diócesis frente a las pretensiones bracarenses y toledanas 68. así pues, parece que el copista tenía ante sí un documento anterior, del rey Vermudo ii o incluso de alguien distinto, que modificó sustancialmente con el fin de darle mayor relevancia. además, el larguísimo escatocolo que sigue a la donación parece haber sido realizado en su totalidad por una sola mano, quizá una diferente de la que se ocupó del texto 69. otro de los diplomas regios más significativos para la historia de san Pelayo, que recoge la visita al monasterio de los reyes Fernando i y doña sancha, acompañados de los principales magnates del reino, para asistir al traslado de las reliquias del mártir cordobés, también ha sido calificado como una copia del siglo Xii o incluso posterior, aunque en esta ocasión parece que más fiel al original que reproduce70. En definitiva, si bien es probable que el conjunto de oviedo haya estado relacionado con la familia real y la celebración de su recuerdo desde sus mismos orígenes, contamos con algunos indicios que hacen sospechar que esta función fue conscientemente reactivada y revalorizada a partir de la segunda mitad del siglo Xii y a lo largo del Xiii, coincidiendo con la definitiva pérdida de importancia de san Pelayo como cabeza de infantado y su progresiva aristocratización. no es de extrañar que la pretendida primera abadesa de la

casa ovetense fuera precisamente la hermana de un rey, una infanta: el monasterio reivindica su pasado como una importante sede del infantado y, además, la más antigua.

«En MEMoria dE Las MUcHas PrincEsas Y rEinas, HiJas ProFEsas dE EsTE MonasTErio, QUE YacEn sEPULTadas En La ParEd dE EsTE cLaUsTro»

En 1705 se inició la completa reconstrucción en clave barroca del antiguo panteón de santa María del rey casto, una iniciativa del obispo reluz en estrecha conexión con el rey Felipe V. Ello implicó la total destrucción del muro que, durante siglos, había separado san Pelayo de la iglesia funeraria. aunque en un principio las religiosas se mostraron reticentes a unas obras que entorpecerían las procesiones que habitualmente se realizaban en el claustrillo y que alterarían severamente la clausura monástica, tuvieron que llegar, al intervenir el monarca, a un acuerdo con el obispo y el cabildo. decidieron que se levantaría un muro provisional para cerrar el espacio reservado a las monjas, que sería derribado al finalizar los trabajos 71. La construcción del nuevo edificio se terminó en 1712, aunque sería objeto de pequeñas reformas a lo largo de los años siguientes, no siendo la imagen titular de santa María trasladada a su nueva ubicación hasta 171772. no sabemos en qué momento se derribó el muro provisional, dejando al descubierto la pared que todavía podemos observar en la actualidad, pero sí que en 1770 el panteón de las abadesas sufrió importantes modificaciones. Es muy probable que en este momento se encalaran sus paredes, macizando y ocultando los arcos románicos comentados más arriba. Los sepulcros ubicados en el antiguo muro, que habían tenido que ser completamente desmontados, fueron reconstruidos de una forma un tanto torpe, reaprovechando materiales

F. J. Fernández conde, i. Torrente Fernández, «Los orígenes...», p. 192, n 42. 68 Ibidem, p. 192, n. 41. 69 Ibidem, p. 192, n 42. 70 Ibidem, p. 197. 67

71 V. de la Madrid Álvarez, «La construcción de la capilla de nuestra señora del rey casto y panteón real de oviedo», pp. 84-85, en Liño. Revista Anual de Historia del Arte, 1990, (9), pp. 77-107. 72 Ibidem, p. 101.

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de aspecto «antiguo» como las losas trapezoidales, originalmente tumbas de suelo, que sirvieron para cerrar dos sepulcros bajo arcosolio, uno de ellos el de la abadesa inés suárez (m. 1200)73. Poco después, fueron colocadas en distintos lugares del claustrillo una serie de inscripciones de sumo interés, que serían transcritas en 1828 por el padre de c. M. Vigil. Una de ellas, situada sobre uno de los sepulcros recientemente recompuestos, rezaba:

al adjudicarle un sepulcro a la infanta, culminaba la leyenda desarrollada durante la Edad Media, que ahora contaba con un soporte material. no menos expresivos resultan el resto de los epígrafes dieciochescos. Mientras que uno de ellos hacía referencia al traslado de las reliquias de san Pelayo en el año 1053, en presencia del rey Fernando i76, otro recordaba a las muchas princesas y reinas enterradas en el claustrillo77. Que sepamos, la única tumba perteneciente a una mujer de la familia real que se conservó en este espacio a partir del siglo XVi fue la de la ya mencionada infanta Teresa (m. 1039), hoy desaparecida. Un último letrero, sobre el cual estaba pintado el retrato de medio cuerpo de alfonso ii, aludía a su labor como fundador del monasterio en el año 79778. santa María del rey casto conservó tras su reconstrucción barroca su tradicional función como santuario mariano y panteón real pero, además, actuó como un instrumento de legitimación dinástica al servicio de Felipe V en el marco de la Guerra de sucesión al trono (1701-1714). El nuevo templo pretendía demostrar la protección que María, como Virgen de las Batallas,

cUando En EL año dE 1770 sE rEEdiFicaBa EsTE cLaUsTro, Los oFiciaLEs Poco a Pr Eci a dor Es dE L as cosas anTiGUas, Para iGUaLar Las ParEdEs Macizaron Los sEPUL cros dE Va r i as Pr incEsas Y rEinas aQUÍ EnTErradas, Y En EsTE siTio EL dE La inFan Ta doña JiMEna 1 aBadEsa dE EsTE Mo nasTErio Y HErMana dEL rEY don aLonso EL casTo 74

conservada en a actualidad en el Museo arqueológico de oviedo. según F. J. Fernández conde, intervinieron el el texto tres manos diferentes, y pudo haber sido realizada en cualquier momento de la alta Edad Media. resulta sumamente improbable que tenga alguna relación con el claustrillo pero, incluso en tal caso, no sería prueba suficiente de la historicidad de doña Jimena como primera abadesa de san Pelayo. Vid. c. M. Vigil, Asturias monumental..., vol. i, p. 199 y F. J. Fernández conde, «orígenes...», p. 110. 76 «año dE 965 sE TrasLadó dEsdE LEón EL cUErPo dE san PELaYo, Y sE coLocó En Una caPiLLa QUE HaBÍa En EsTE siTio. PErMa nEció En ELLa HasTa EL dE 1.053 En QUE EL rEY don FErnando iº: acoMPañado dE Los oBisPos Y GrandEs dEL rEino Lo TrasLadó aL aLTar MaYor En dondE EXisTE En EL dÍa» c. Miguel Vigil, Asturias monumental..., vol i, pp. 134-135. 77 «En MEMoria dE Las MUcHas PrincEsas Y rEinas, HiJas ProFEsas dE EsTE MonasTE rio, QUE YacEn sEPULTadas En La ParEd dE EsTE cLaUsTro». Ibidem, p. 134 78 «año dE 797 don aLonso ii LLaMado EL cas To rEY dE asTUrias Y dE GaLicia Y dE LEon FUndó EsTE MonasTErio QUE sE LLaMó dE san JUan BaUTisTa HasTa EL año dE 965 En QUE Por HaBErsE TrasLadado Á éL dEsdE La ciU dad dE LEon EL cUErPo dE san PELaYo, coMEn zó Á ToMar EL noMBrE dE EsTE GLorioso MarTir». Idem.

su fuerte significado no es un producto inocente ni espontáneo sino el resultado de una nueva operación de propaganda y prestigio. ninguno de los cronistas de época moderna que se hicieron eco de la tradición que vinculaba a doña Jimena con el monasterio asturiano, ni siquiera Yepes, quien recogía que había sido enterrada entre sus muros, había mencionado nada relacionado con su tumba en el claustrillo, mientras que los enterramientos y epitafios de otros personajes considerados relevantes sí habían sido descritos con cierto detalle75. 73 sabemos a través de los cronistas de época moderna que su epitafio se encontraba ya en la misma ubicación desde, al menos, el siglo XVi. F. diego santos, Inscripciones..., pp. 121-122. 74 c. Miguel Vigil, Asturias monumental..., vol i, p. 134. 75 a. Yepes, Crónica general..., vol. i, p. 398. Fue hallada en el entorno de las construcciones del naranco una clave de arco, en forma de T, con la siguiente inscripción: ViGiLa in / dono... arMU / KasTissiMa / scEMEna,

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Muro de separación entre el claustrillo de san Pelayo y la iglesia funeraria de santa Mar ía del rey casto había proporcionado a la monarquía española en su lucha contra los enemigos del catolicismo, sirviéndose para ello de un complejo programa iconográfico que insiste en la continuidad dinástica del cuestionado borbón con los venerables reyes asturianos, asegurando su legitimidad histórica y religiosa79. así, el culto a alfonso ii se puso de actualidad en el siglo XViii, y parece razonable pensar que san Pelayo pudo haber bebido de estas ideas al reactivar su propia memoria antigua como fundación del casto monarca. como colofón de este proceso, a finales del siglo XViii o inicios del XiX se promovió la redacción

del Becerro de san Pelayo, escrito por el P. ildefonso rubiano, monje archivero del monasterio de san Vicente80. Un becerro es, al fin y al cabo, un moderno cartulario, y es bien sabido que éstos, lejos de ser meros recopiladores de documentos, actuaban como verdaderas creaciones historiográficas y propagandísticas81.

VV. aa., Real monasterio de San Pelayo, oviedo, 1994, p. 76. Entre la abundante bibliografía en la que se aborda el estudio de los cartularios desde este punto de vista, destacan: L. Theis, «dagobert...», passim; B. Guenée, Histoire et Culture historique dans l’Occident médiéval, Paris, 1980, pp. 34 y 94; M. sot, Gesta episcoporum. Gesta abatum. Typologie des sources du Moyen âge occidental, fasc. 37, Turnhout, 1981, pp. 20-21; P. Geary, «Entre gestion et gesta», en o. Guyotjeannin, L. Morelle, M. Parisse (actes reunies par), Les cartulaires, Paris, 1993, pp. 14 y 24; P. Geary, Phantoms..., passim; a. G. remensnyder, Remembering..., pp. 135-137; a. G. remensnyder, «Topographies...», pp. 194-197. sobre el Liber Testamentorum de la catedral de oviedo, muy próximo al tema del presente estudio, vid. supra, n. 52. 80 81

V. de la Madrid Álvarez, «La capilla real de la catedral de oviedo, Felipe V y la Virgen de las Batallas. La creación de un instrumento de legitimación borbónica», passim. En G. ramallo asensio (coord.), La catedral guía mental y espiritual y espiritual de la Europa Barroca Católica, Murcia, 2010. 79

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colectiva que dista mucho de haber sido espontánea o casual. En este caso, la operación no pudo haber sido más exitosa: hoy en día las nuevas tecnologías se encargan de que las voces de las monjas de san Pelayo, que cantan en su coro los responsos de su fundador, sean escuchadas en la capilla del rey casto, así como de que las religiosas puedan seguir desde su iglesia la ceremonia en honor a alfonso ii que tiene lugar, cada año, en la catedral.

concLUsionEs

Es indudable que algunos objetos y enclaves históricos desafían al olvido al que otros muchos se ven condenados por el paso del tiempo, cargándose de nuevos significados en función de diferentes problemas e intereses. nuestro conocimiento de la historia altomedieval de asturias, así como de la del propio infantado, es el resultado de una «creación del pasado»� y de la memoria

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Polygraphisme et mixité graphique. note sur les additions d’arias (1060-1070) dans l’antiphonaire de León Je remercie chaleureusement Michael i. allen (Université de chicago), david Ganz (King’s college, Londres) et dominique stuztmann (cnrs) pour leur relecture critique de cet article et leurs utiles conseils.

Thomas deswarte

Université d’angers / cErHio (UMr 6258) – cEscM (UMr 7302) [email protected]

Recibido: 4-02-2013 Evaluado y aceptado: 20-07-2013 Territorio, Sociedad y Poder, nº 8, 2013 [pp. 67-84]

d

Resumée: durant les années 1060/1070, des additions sont ajoutées en cursive wisigothique sur plusieurs folios introductifs de l’antiphonaire de León, et un nouveau cahier écrit en minuscule y est inséré (fol. 20-27). ces ajouts, qui traitent tous de computistique, émanent peutêtre d’une seule et même personne dénommée arias. cette hypothèse est renforcée par l’existence d’autres cas de polygraphisme déjà mis en évidence et qui ne

s’accompagnent jamais de contaminations entre les écritures. a l’issue de cette analyse, nous proposons donc cette hypothèse: polygraphisme et mixité graphique sont deux réalités distinctes et contradictoires.

arias’ additions (1060-1070) in the antiphonary of León). The antiphonary of León is a manuscript composed in the middle of the 10th century, perhaps in the monastery of santiago of León. it is constituted by 306 folios divided in two parts: introductory folios (f° 1-27) and the antiphonary itself. during the 1060’s, some texts in visigothic cursive are added on several introductory folios, and a new quire in minuscule is inserted (fol. 20-27). in this two cases, the copyist give his name: arias. This additions may proceed from two diferent persons, because there are indeed two arias during this years: arias díaz, main «notarius» of the king during the 1060’s, and arias Vimaraz, procurator of santa María’s chapter in León during the 1070’s. But there is maybe only one copyist behind this two scripts, in particular because this texts are all about computistic. Moreover, the copyist is more probably arias díaz, because of his status of «notarius regis» and the chronology ; in this case, this identification would confirm the close relationship between the kingship and the antiphonary of León in the middle of the 11th century. We know others copyists who are able to write several scripts, for example Vigila, who writes in 974-976 his famous manuscript Escorial d-i-2 in minuscule, cursive and litterae elongatae. in fact, this polygraphism - that is the ability for one person to use several scripts -, is more widespread than we thought before; but it seems to cause rarely contaminations between writings: in sahagún, Munio’s minuscule never influenced his cursive. on the other hand, graphic mixity, that is the mixing by one hand of letters coming from different alphabets, prove the porosity

of a script, when his ‘monograph’ copyist is under pressure from another script, which he doesn’t master. Graphic mixity is characteristic of period of graphic transition, for example in catalonia during the 9th century, when frankish script increase little by little at the expense of visigothic writing. in this respect, a small note in the antiphonary (f° 12r), which can’t proceed from arias, is written in a visigothic cursive influenced by minuscule. on the other hand, about 1100, the adoption of french writing causes less graphic mixity than polygraphism and ‘multigraphism’, that is the coexistence in one scriptorium of copyists using each one a different script (as in san Vicente de oviedo, where two monks write respectively in visigothic and caroline). By studying additions of arias in the introductory folios of the antiphonary of León, and other cases of ‘polygraphism’ and graphic mixity, we state that, in most of the cases, one copyist has got as many scripts as alphabets, but no more. only few polygraph copyists use very punctually a mixted script, as in Monte cassino during the 11th century. Usually, mixed writing is not the third writing of a copyist mixing two alphabets which he masters perfectly: it is the only script of one copyist, whose principal alphabet is under pressure from another script, which he masters imperfectly. so our hypotesis is that, during the Early Middle ages, polygraphism and graphic mixity are most of the time two different and contradictory realities.

Mots-clé: Paléographie. écriture wisigothique. León. Xie siècle Abstract: (Polygraphism and graphic mixity. note about

Keywords: Paleography - visigothic script - León - Xith c.

Polygraphisme et mixité graphique

L

e manuscrit de l’Antiphonaire de León (archivo de la catedral de León, ms. n° 8, désormais acL 8), dont l’origine remonte au milieu du dixième 1 siècle , est constitué d’un codex de [i-ii] + 306 + [iiiiV] folios2 organisés en trente-neuf cahiers : après un premier cahier de trois folios, suivent trente-huit quaternions. Le cœur de ce livre liturgique (f ° 28v-306r) rassemble les chants de la messe (ad missam) et ceux de l’office dit ‘cathédral’, généralement ceux des vêpres (ad vesperum) et des matines (ad matutinum)3. avant l’antiphonaire proprement dit, figurent ab initio des folios introductifs (f ° 1-27) contenant des textes liturgiques, une présentation de l’antiphonaire, des miniatures décoratives, un calendrier, des tableaux, des rosaces et un traité de comput. Le codex originel, qui ne comprenait ni les actuels folios 2 et 3, ni le quatrième cahier (f° 2027), était un livre monastique, probablement destiné à la communauté de santiago de León ; il fut réalisé pour

l’abbé ikila, dont le nom apparaît dans le petit poème du folio 1v (Agustior promicans mente Ikilani abba tue) et dans l’ex-libris du folio 6r (Librum Ikilani)4. au onzième siècle, sur les espaces demeurés vierges des folios 1 et 4-19, ce manuscrit s’enrichit de diverses additions, notamment de marginalia, de souscriptions, de seings royaux et de pièces liturgiques. Une place à part doit être réservée à plusieurs ajouts réalisés entre 1060 et 1070 : il s’agit de commentaires computistiques écrits en cursive wisigothique sur plusieurs folios et d’un traité de comput copié en minuscule wisigothique sur le quatrième cahier. derrière ces deux écritures, dom Louis Brou voyait deux copistes homonymes, qu’il dénommait par commodité arias i et arias ii5, alors que d’autres n’envisageaient qu’un seul scribe – le futur évêque d’oviedo (1073-1094) selon Justo Pérez de Urbel6. de fait, nous devons nous départir de l’idée qu’une même personne ne puisse utiliser qu’une seule écriture.

1 zacarías García Villada, Catálogo de los códices y documentos de la Catedral de León, Madrid, 1919, n° 8, p. 38-40 ; agustín Millares carlo, Corpus de códices visigóticos, Manuel c. díaz y díaz et al. (éd.), 2 vol., Las Palmas de Gran canaria, UnEd, 1999, vol. 1, n° 81, p. 69-71; susana zapke, « antifonario », dans susana zapke (dir.), Hispania Vetus. Manuscritos litúrgico-musicales de los orígenes visigóticos a la transición francorromana (siglos IX-XII), Bilbao, Fundación BBVa, 2007, p. 252. 2 Fac-similé : ismael Fernández de la cuesta (éd.), Liber antiphonarivm de toto anni circulo a festivitete sancti aciscli vsque ad finem, Madrid, 2011 ; Louis Brou, José Vives (éd.), Antifonario visigótico-mozárabe de la catedral de León, Madrid-Barcelone, csic, t. i : Edición del texto, notas e indices, 1959, t. ii : Edición Facsimil (sans les prologues), 1953 , coll. Monumenta Hispania sacra (V, 1-2). 3 Jordi Pinell, « El oficio catedral hispánico », Phase, 175, 1990, p. 9-37.

4 Thomas deswarte, « analyse codicologique du manuscrit », dans susana zapke & Thomas deswarte (dir.), Les folios introductifs de l’Antiphonaire de León. (ms. 8). Edition, étude et reproduction facsimilée/Los folios introductorios del antifonario de León (ms. 8). Edición, Estudio y reproducción facsimil, Turnhout, Brepols [à paraître]. 5 Louis Brou, « Le joyau des antiphonaires latins : le ms. 8 des archives de la cathédrale de León », Archivos Leoneses, 8, 1954, p. 7-114, p. 13-14. 6 Justo Pérez de Urbel, « antifonario de León, el escritor y la época », Archivos Leoneses, 8, 1954, p. 115-144, p. 118-122 ; José Vives, Ángel Fábrega, « calendarios hispánicos anteriores al siglo Xiii », Hispania Sacra, 2, 1949, p. 339-380, p. 346.

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Le ‘polygraphisme’7 a ainsi été parfaitement prouvé par de nombreux travaux, notamment par ceux en Espagne de José a. Fernández Flórez et de Marta Herrero de la Fuente. ce phénomène était d’ailleurs encouragé par la manière dont étaient copiés les manuscrits durant le haut Moyen age, puisqu’ils étaient divisés en parties, chacune confiée à un scribe8 : le manuscrit real Monasterio de san Lorenzo de El Escorial (désormais Escorial) n° d-i-2 (976, albelda) rassemblait trois grandes parties copiées par Vigila (Liber Judicum, Liber canonum) et sarracinus (Decretales)9. Mais si ‘digraphisme’ il y a dans ces folios introductifs de l’antiphonaire, il nous faut aussi comprendre ses modalités et, plus généralement, nous interroger sur le lien éventuel entre le polygraphisme et la mixité graphique – que nous définissons comme le mélange par une même personne de lettres venus d’alphabets différents à l’intérieur d’un même mot et/ou d’une même phrase. Peut-on suivre carmen del camino Martínez quand, à la fin de son article sur les origines de l’écriture wisigothique, elle affirme « qu’une personne habituée aux deux variétés fondamentales [d’écriture, i.e. la minuscule redonda et la cursive] mélange les formes des deux », jusqu’à parfois provoquer l’apparition d’une nouvelle écriture, en l’occurrence la semi-cursive10 ou bien, par exemple pour une époque antérieure, la semionciale11 ? ou bien, au contraire, la mixité graphique

résulte-t-elle d’abord d’un phénomène de contamination d’une écriture dominante (celle d’abord apprise par le copiste) par une autre, elle imparfaitement maîtrisée ?

1/ dEUX arias ?

dans les folios introductifs de l’antiphonaire de León, les écritures ajoutées en cursive et en minuscule sont incontestablement très différentes. arias ii augmente le codex originel de l’antiphonaire au moyen de son actuel quatrième quaternion écrit en minuscule wisigothique, qui comprend un traité de comput contenant des argumenta pour différents calculs, entrecoupés de développements computistiques et répartis en deux séries (f° 20r-23r et 23r-27v)12. il écrit durant les années 1067-1070 : Modo vero colligitur omne tempus ab exordio mundi usque ad præsentem, era millesima CVIIIa (1070), et fiunt sub uno annos VI mille CCLXIIII (6264)13 ; et ab incarnatione Christi usque nunc, in era mille CVIIa (1069), sunt anni mille LXVII (1067). Secundum ego Arias exposui (f° 26ra)14 (Planche 1). ce copiste, qui utilise à l’occasion des formes de lettres différentes (par ex. le d droit et le d oncial), possède intesti, 40), 1924, p. 34-36, p. 35 (rééd. dans Palaeographical Papers 1907-1965, éd. Ludwig Bieler, oxford, clarendon Press, 1972, vol. 1, p. 139-141). 12 a. cordoliani, « Les textes et figures de comput… », art. cit. 13 Le v est barré deux fois. Je remercie Michael i. allen de m’avoir proposé cette lecture. 14 remarquons que les conversions entre l’ère hispanique et celle de l’incarnation sont systématiquement erronées dans les passages originaux du traité : Quando autem hoc scriptum est, sic fuerunt anni incarnationis Domini mille LXVII (1067) in era millesima CVIIa (1069) (f ° 26ra). d’ailleurs, notre computiste se trompe également avec l’era quand il s’agit d’en dater l’invention, qui a lieu non pas en 5154 anno mundi mais en 5162 : Ab exordio mundi usque ad tempus Iulii Cesaris, quando era inuenta est, fuerunt anni V mille CLIIII (5154) ; et ex eo tempore usque anno incarnationis Domini fuerunt XXXVIII. Annos de incarnatione Christi sunt modo mille LXVIII (1068), in era mille CVIIIa (1070) (f ° 27vb). arias hésite aussi parfois dans ses calculs et retouche certains chiffres, comme au f ° 27vb, où l’on hésite à lire mille LXVIII ou mille LXVII ; de même, au f ° 26ra, VI mille CCLXIIII est le fruit d’une correction apportée au chiffre initial (VI mille CCLXVIII), qui était pourtant juste, puisqu’il correspondait à une différence de 5201 années (conforme aux calculs médiévaux) entre la datation anno mundi et celle anno Domini (6268 1067). ces corrections sont certainement le fait d’arias lui-même, qui l’avoue au f ° 26ra : Secundum ego Arias exposui, que l’on peut traduire : « Moi, arias, j’ai exposé cela une seconde fois » (et non pas : « selon ce que moi, arias, j’ai exposé »). Je remercie Michael i. allen pour cette suggestion.

7 nous utilisons ce néologisme, afin de désigner la capacité à maîtriser plusieurs écritures. il est forgé à partir de l’adjectif « polygraphique », dont le sens 2 dans le Trésor de la langue française (http://atilf.atilf.fr/) est : « art d’écrire de plusieurs manières » (attesté en 1611). 8 Jean Vezin, « La répartition du travail dans les ‘scriptoria’ carolingiens », Journal des savants, 3, 1973, p. 212-227. 9 José a. Fernández Flórez, « Los protagonistas del año mil », Codex Aquilarensis, 16 (actas del Xiii seminario sobre Historia del Monacato, aguilar de campoo, 2-5 de agosto de 1999), aguilar de campoo, 2000, p. 153-180 ; José a. Fernández Flórez, Marta Herrero de la Fuente, « copistas y colaboradores en el monasterio de albelda », H. spilling (dir.), La collaboration dans la production de l’ écrit médiéval : actes du Xiiie colloque du comité international de paléographie latine (Weingarten, 22-25 septembre 2000), Paris, 2003, p. 105-130. Je remercie José a. Fernández Flórez pour son aide bibliographique. 10 carmen del camino Martínez, «  Los orígenes de la escritura visigótica : otras posibilidades para su estudio ? », Actas del VIII Coloquio del Comité International de Paléografía Latina (Madrid-Toledo, 1987), Madrid, 1990, p. 29-37, p. 35. 11 Elias a. Lowe la définit comme une onciale utilisant au moins quatre lettres étrangères à cet alphabet : « a hand-list of half-uncial manuscripts », Miscelanea Francesco Ehrle, t. iV: Paleografia e Diplomatica, rome (studi e

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Polygraphisme et mixité graphique

Planche 1

Planche 2 miques, le même copiste effectue quelques calculs computistiques dans la partie inférieure droite. Enfin, dans la partie supérieure des folios 18v-19r, au-dessus d’une grande roue de comput, figure une autre interpolation à propos des années communes et embolismiques. or, toutes ces additions en cursive sont de la même main : l’écriture, un peu maniérée, ajoute à l’occasion des fioritures aux lettres et souligne les pleins et les déliés ; les lettres sont identiques (en particulier le g et le a) ; les ligatures (en particulier ta, et, te, as) sont formées de la même façon ; les abréviations sont rigoureusement les mêmes. Malgré la plus grande souplesse de son tracé et une plus nette accentuation des pleins et des déliés, la cursive du f° 18v émane très probablement de la même main, même si elle fut peut-être écrite à une autre époque (Planche 6): Une notice (fol. 10v) permet de dater ces ajouts des années 1060-1064 : In era millesima LXLVIIIa (1060),

contestablement de bonnes aptitudes graphiques, tant il joue sur le module de sa minuscule, alternativement gros (pour le premier paragraphe) et petit (Planche 2): simultanément, de nombreuses additions en cursive wisigothique sont ajoutées dans l’antiphonaire par arias i, notamment sur les folios 6v, 7r, 10r, 10v, 12rb, 18v-19r. Est ainsi copiée à côté du mois de février du calendrier (f ° 6v, marge de gouttière) et du mois de mars (f ° 7r, marge de reliure) (Planche 3) une note expliquant l’utilisation des deux séries de lettres du calendrier (lettres a-K et lettres dominicales a-G) lors d’une année bissextile. dans un cadre situé en-dessous de trois petites tables de comput (f° 10r), une notice de la même main attire l’attention sur les modifications en cas d’année bissextile (ligne 1) ; puis elle commente le jeûne du 1er janvier et justifie la date de l’Epiphanie pour les années bissextiles (lignes 2-6). au verso du folio 10, sur lequel sont reproduites cinq roues astrono-

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d’une Histoire ecclésiastique tripartite « composée par trois auteurs de Grèce, à savoir un saint évêque, Théodoret, et deux hommes, sozomène et socrate », et que le « sénateur cassiodore » reçut d’un « Epiphane le scholastique » – en fait la traduction latine réalisée par Epiphane à la demande de cassiodore d’une compilation de ces trois auteurs (330-420) réalisée par Théodore Lecteur en 520-53015 : Est liber storia eclesiastica que dicitur tripertita / a tribus auctoribus de Grecia compositum, uno scilicet / Teodorito sancto episcopo et duobus uiris sozomeno / et socrater, incipiens a constantino / imperatore usque ad Teodosium iuniorem per multa / interualla tempora. cassiodorus senador / accipiens per Epifanium scolasticum et dedit sancto / uiro regi Teodosio. / Ego arias uidi ipsum librum in Francia, que nondum / uideram in Gallicia. 2/ Une seule main pour deux écritures ?

d’un strict point de vue paléographique, il faut bien reconnaître que cette théorie de deux arias est celle qui s’impose naturellement, tant la minuscule et la cursive diffèrent entre elles par le ductus des lettres (par ex. le g) et celui des ligatures (par ex. te) ; à vrai dire, rien ne les rapproche si ce ne sont les similitudes habituellement rencontrées entre ces deux écritures – le d droit etc. Même leurs systèmes abréviatifs divergent, puisque la minuscule use du tilde pointé et la cursive de la seule barre horizontale. Malgré cela, l’hypothèse la plus vraisemblable est celle d’un seul et même copiste utilisant deux écritures différentes. En effet, ces différents ajouts en cursive et en mi-

Planche 3 bissextum ad lune cursu XXIII : Ia feria deducit annus. In era mille CII (1064) fuit bissextum, lune cursu VIIIo : VIa feria deduxit annum (Planche 7). Enfin, l’identité de leur auteur-copiste nous est donnée à la fin d’un autre petit texte, écrit avec une encre plus pâle ou bien largement effacée par dilution, dans une cursive qui est de la même main : « Moi, arias (i), je vis en Francie ce livre, que je n’avais jamais vu en Galice ». y (f° 12rb) (Planche 8). afin de gagner de la place et d’insérer son texte dans l’espace laissé disponible par le copiste suivant (dont nous étudions le texte p. 79 et suiv.), arias i adopte un retrait à gauche plus réduit et ne respecte pas la réglure horizontale : il écrit dix lignes là où n’en sont tracées que neuf. cette petite notice décrit la découverte en Francie

15 Pierre nautin, «  Théodore Lecteur et sa ‘réunion de différentes Histoires’ de l’église », Revue des études byzantines, 52, 1994 (n° 52), p. 213243. sur ces trois auteurs : Hartmut Leppin, « The church Historians (i): socrates, sozomenus, and Theodoretus », G. Marasco (éd.), Greek and Roman Historiography in Late Antiquity. Fourth to Sixth Century A.D., LeidenBoston, Brill, 2003, p. 219-254. cette Historia tripartita de Théodore faisait partie d’une vaste histoire ecclésiastique commençant avec Eusèbe et Gélase et poursuivie après 420 par Théodore lui-même : Michael Whitby, « The church Historians and chalcedon », ibid., p. 449-495, p. 467-472.

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nuscule ont tous en commun de traiter exclusivement de computistique. En outre, ces textes s’inspirent largement de sources identiques : l’interpolation des folios 18v-19r se trouve dans les deux manuscrits Escorial n° d-i-2 et d-i-1 (992, san Millán de la cogolla)16, où figurent aussi de nombreux passages du traité de comput17. Enfin, ajoutons un argument proprement paléographique, même s’il est plus faible : les chiffres sont toujours tracés par arias i et arias ii de la même manière, notamment les ligatures unissant les X et les V. La différence est nette entre ces chiffres et ceux originellement écrits au dixième siècle dans les folios introductifs de l’antiphonaire ; par exemple, chez ces derniers, les barres d’arrêt des jambages sont horizontales, alors qu’elles sont systématiquement obliques sous la plume d’arias (Planches 9-12). il est donc probable qu’un seul et même arias ait ajouté les principaux passages en cursive et en minuscule wisigothiques dans les folios introductifs de l’antiphonaire. a cet égard, cette capacité pour un seul et même copiste à maîtriser deux écritures différentes, qui ne se contaminent pas, est parfaitement attestée à l’époque : dans le manuscrit Escorial n° d-i-2, Vigila écrit en minuscule, en capitale et en lettres allongées18. certains faussaires n’hésitent pas même à imiter d’anciennes écritures, àl’instar de l’abbé Berengosus de saint-Maximin de Trèves (1106/7-1125) réalisant un faux privilège d’Henri iii pour Fulda (1111)19. durant ces années 1060, deux arias léonais sont envisageables, même si, malheureusement, leurs écritures ne nous sont connues par aucun autre document original. Le premier est arias díaz (Arias Didaz ou Didaci), « diacre »� et principal notarius du roi20. il apparaît comme tel dans

plusieurs actes importants (transmis sous forme de copies) : une confirmation des biens et privilèges de l’évêché de León en 1047 (monogramme Ari)21 ; une confirmation de privilèges à l’évêché de Palencia en 1059 (monogramme ARIS)22 ; une donation à celanova en 106123 ; la grande donation à san Juan Bautista/san isidoro de León (après la translation du corps du sévillan)24 ; et deux actes à destination de l’église de santiago (1065)25 ; il est aussi nommé juge par le roi en 1062 pour régler un litige impliquant l’évêque de Lugo26. dans un jugement du roi alphonse Vi en faveur de l’évêque Pélage de León en 1067, arias díaz apparaît de nouveau comme scribe (avec son monogramme Arias) aux côtés d’un autre arias, arias Vimaraz, qui figure parmi les témoins invoqués par le prélat devant le roi contre le plaignant27. cet arias Vimaraz – second scribe possible – est ensuite très actif dans l’entourage de l’évêque : mentionné comme témoin dans plusieurs documents léonais à partir de 1073, il effectue cette même année en tant que « confrère et procurateur » du chapitre de santa María de León un échange avec l’évêque dudit lieu28 ; il est sans doute témoin d’un pacte en 1076 entre l’évêque Pélage et plusieurs hommes pour une terre29. cependant, arias díaz s’impose au détriment d’arias Vimaraz pour trois raisons. Tout d’abord, ce notarius 21 José Manuel ruiz asencio (éd.), Colección documental del archivo de la catedral de León (775-1230), t. iV : 1032-1109, León, centro de Estudios e investigación san isidoro, 1990, coll. Fuentes y estudios de historia leonesa (44), n° 1048, p. 226 (copie du Xiie s.). arias díaz confirme aussi une donation de l’infante Elvire à l’évêché de León en 1077 : ibid., n° 1207 (Tumbo de la catedral de León, a° 1124). 22 P. Blanco Lozano (éd.), Colección diplomática de Fernando I…, op. cit., n° 54, p. 152 (copie du Xiie s., acte suspect). 23 Ibid., n° 59, p. 160 (Tumbo de celanova, treizième siècle). 24 Ibid., n° 66, p. 172 (copie de la fin du onzième siècle). 25 Manuel Lucas Álvarez (éd.), La documentación del Tumbo A de la catedral de Santiago de Compostela : estudio y edición, León, centro de Estudios e investigación san isidoro, 1997, coll. Fuentes y Estudios de Historia Leonesa (64), n° 69, p. 193. 26 avelino de Jesus da costa (éd.), Liber Fidei Sanctae Bracarensis Ecclesiae, Braga, Junta distrital, vol. 1 (1965), n° 23, p. 253-255. 27 andrés Gambra (éd.), Alfonso VI : cancillería, curia e imperio, t. ii : Colección diplomática, León, centro de Estudios e investigación san isidoro, 1998, coll. Fuentes y Estudios de Historia Leonesa (63), n° 2, p. 7 (Tumbo de la catedral de León, a° 1124). il confirme encore un acte de l’infante Elvire en 1077 (ibid., n° 1207). 28 J.M. ruiz asencio (éd.), Colección documental del archivo de la catedral de León, t. iV, op. cit., n° 1189, p. 437-439. il apparaît ensuite jusqu’en 1087 dans de nombreux documents léonais : ibid., n° 1190 (equonimus), 1191, 1199, 1205, 1208, 1211, 1213 (…) 1242. 29 Ibid., n° 1198, p. 463.

a. cordoliani, « Les textes et figures de comput… », art. cit., p. 266. Juan Gómez Pallarés, «  sobre manuscritos latinos de computo en escritura visigótica », Hispania Sacra, 39, 1987, p. 25-48. ils se trouvent également dans le codex Bibliothèque nationale de France, nouvelle acquisition latine n° 2169 (1050/1100, silos). 18 J. a. Fernández Flórez et M. Herrero de la Fuente, « copistas y colaboradores en el monasterio de albelda », art. cit. 19 Theo Kölzer, « Le faussaire au travail », dans Michel zimmermann (dir.), Auctor et Auctoritas : invention et conformisme dans l’ écriture médiévale, Paris, école des chartes, 2001, coll. Mémoires et documents de l’école des chartes (59), p. 477-485, p. 480-481. 20 Ibid., p. 26-27. 16

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Planche 13 du roi était, de par sa profession, spécialiste en écriture. Ensuite, son activité diplomatique se déploie surtout durant les années 1060, qui correspondent précisément à l’époque de ces additions en minuscule et en cursive. Enfin, cette identification confirmerait la proximité de l’antiphonaire avec la royauté léonaise – proximité par ailleurs attestée par l’ajout de plusieurs seings de la famille royale (Ferdinand ier, sa femme sancha et leurs enfants) à la même époque (1062-1063)30.

a côté de ces deux écritures minuscule et cursive nettement distinguées, un seul texte dans les folios introductifs de l’antiphonaire témoigne d’une influence de la minuscule sur la cursive – influence à l’origine de la « semi-cursive » – : il s’agit de la petite notice ajoutée en bas de la seconde colonne du folio 12r et énumérant « les noms des saints qui furent trouvés dans

Thomas deswarte, « royauté et liturgie dans le monde léonais :

l’antiphonaire de León », Cahiers de civilisation médiévale [à paraître, 2014].

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3/ UnE aUTrE noTicE d’arias (FoL. 12rB) ?

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Planche 14 les archives de Tolède ». La cursive de cette liste de saints antiques (accompagnés du lieu de dépôt de leurs reliques) diverge notablement de celle d’arias en raison de son emprunt du g et du tilde pointé à la minuscule : la contamination reste donc limitée à une lettre et au système abréviatif (Planche 13). Par ailleurs, la mise en page de cette notice, écrite suivant les lignes horizontales de la réglure et dotée d’un important retrait à gauche, diffère profondément de celle du texte écrit juste avant par arias et narrant sa découverte en Francie d’une Histoire ecclésiastique tripartite. L’analyse de la mise en page et de l’écriture nous conduit donc à la même conclusion: la petite liste de « noms de saints » est d’une autre main que celle d’arias. or, une même notice de « noms des saints » fut ajoutée en minuscule par une autre main dans le manuscrit real academia de la Historia (désormais raH) n° 78 (rioja, problement san Millán ou nájera, début du onzième siècle), en bas de la première colonne du folio 193v31 (Planche 14). Malgré quelques menues différences orthographiques, grammaticales et lexicologiques, ces deux

versions des manuscrits acL 8 et raH 78 sont très proches, y compris dans leur présentation, puisqu’un alinéa (acL 8) ou une majuscule rouge (raH 78) mettent en valeur les mêmes débuts de phrases (la version de raH 78 est entre parenthèses) : Hec sunt nomina sanctorum que in arciuo (arcibo) Toletano repperta sunt. Emeterium et celedonium calachorritana (Kalagorritana) eclesia suscepit in urna. Fa g undum (Facundum) et Primitiuum (Primitibum) ceiensis monasterii aula retentat (retemtans). claudium et Lupercum atque Victoricum Legionensis continet cives (cibes). seruandum et Germanum Ursinensis (Ursianensis) alma uicus coronat, sed corpore divisos seruandus (serbandus) ispalis (spalim), Germanus Emerita pietas diuina locauit (conlocavit). Marcellum parentem Tingitana urbs fide religionis (religiosa) retinet (retemtat). Là encore, le choix de la cursive dans un cas (l’antiphonaire de León), de la minuscule dans l’autre, nous renseigne sur le statut de ce texte – qui est à ma

31 Elisa ruiz García, Catálogo de la sección de códices de la Real Academia de la Historia, Madrid, real academia de la Historia, 1997, p. 395-405.

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connaissance le premier du genre en Péninsule. dans raH 78, cette notice est interpolée après une liste des empereurs persécuteurs et de leurs victimes martyrisées (f° 193ra-193va), afin de la compléter (seuls Facond et Primitif sont communs aux deux listes) : en clair, l’usage de la minuscule (et des capitales rouges) ambitionne d’octroyer à l’addition un statut identique à celui du texte principal. En revanche, dans acL 8, cette notice est recopiée avec un objectif bien différent : écrite en cursive, elle est visuellement bien distinguée des tables de conversion (sous, onces, siliques…) du f° 12r, dont elle est totalement indépendante ; en position subordonnée au sein du manuscrit, elle apporte manifestement quelques informations sur des saints figurant dans le calendrier (f° 6v-9r) – Emetère et céledoine à calahorra (2 mars) ; Facond et Primitif au monastère de ceia (sahagún) (29 novembre) ; claude, Luperque et Victoricus à León (30 octobre) ; servand à séville et Germain à Mérida (23 octobre) ; et leur père Marcel à Tanger (31 octobre).

donc pas forcément de contamination scripturale. selon notre hypothèse la plus probable, un seul et même arias choisit ainsi une minuscule dépourvue de tout trait de cursivité pour le traité de comput inséré dans l’antiphonaire de León, et la cursive pour les commentaires explicatifs ajoutés sur les folios introductifs de ce manuscrit. Même chose pour Vigila, qui copie en litterae elongatae un acte original daté de 950, et écrit en minuscule le texte principal du ms. Escorial n° d-i-2, les épigraphes en capitale et les réclames en lettres allongées. a sahagún, le prêtre Munio copie en 1110 le Becerro Gótico en minuscule wisigothique ainsi que, entre 1102 et 1115, des documents originaux et des copies d’actes antérieurs en minuscule et en litterae elongatae34 ; à Eslonza, un moine dénommé Martín utilise alternativement dans six documents entre 1100 et 1116 la minuscule wisigothique et la caroline, sans jamais que l’une influence l’autre35. Un dernier exemple mérite d’être cité : celui de Florencio du monastère san Pedro de Valeránica, dont nous avons conservé quatre manuscrits écrits principalement en minuscule et deux actes en lettres allongées 36. dans le monde franc, poligraphisme et hiérarchisation des écritures fonctionnent semblablement de conserve: un certain Gundohinus écrit en 754 un Evangéliaire (autun, Bibliothèque municipale n° 3) en utilisant la minuscule et, pour le texte des évangiles, une onciale encore maladroite37 ; plus tard, les

4/ LE PoLYGraPHisME

il est maintenant temps de répondre à nos interrogations premières. certains copistes sont polygraphes et usent intentionnellement de diverses écritures – que l’ont peut alors classer en « degrés » (grade of script) selon l’expression de Julian Brown32 – en fonction du public visé, de la nature du texte copié et, ce qui nous importe ici le plus, du statut que l’on souhaite lui donner dans le manuscrit. ce polygraphisme s’enracine dans l’apprentissage d’alphabets différents, tant la minuscule et la cursive wisigothiques sont deux écritures autonomes depuis le septième siècle33 : la maîtrise de plusieurs systèmes graphiques ne provoque

34 José a. Fernández Flórez, Marta Herrero de la Fuente, « Libertades de los copistas en la confección de cartularios : el caso del Becerro Gótico de sahagún », E. condello, G. de Gregorio (dir.), Scribi e colofoni. Le sottoscrizioni di copisti dalle origini all’avvento della stampa : atti del seminario di Erice, X colloquio del comité international de paléographie latine (23-28 octobre 1993), spolète, centro italiano di studi sull’alto Medioevo, p. 301-324, p. 308-311 et planches ; Marta Herrero de la Fuente, « de cluny a sahagún : la escritura carolina en el monasterio de sahagún (siglos Xi-Xii) », Marie-clotilde Hubert et al. (dir.), Le statut du scripteur au Moyen Age : actes du Xiie colloque scientifique du comité international de paléographie latine (cluny, 17-20 juillet 1998), Paris, 2000, coll. Matériaux pour l’histoire publiés par l’Ecole des chartes (2), p. 29-40, p. 37-38. 35 José Manuel rUiz asEncio, «  notas sobre la escritura y monogramas regios en la documentación real astur-leonesa », Monarquía y sociedad en el reino de León. De Alfonso III a Alfonso VII, t. i, León, centro de Estudios e investigación san isidoro, 2007, coll. Fuentes y estudios de historia leonesa (117), p. 265-312, p. 304-307. 36 Elena García Molinos, « Florencio de Valeránica, calígrafo y notario del siglo X », El reino de León en la Edad Media, t. Xi, León, 2004, p. 241-430. 37 armando Petrucci, Writers and Readers in Medieval Italy. Studies in the History of Written Culture, new Haven/Londres, Yale University Press, 1995, p. 81 et suiv.

32 Par ex.: Julian Brown, « The irish Element in the insular system of scripts to circa a.d. 850 », A Palaeographer’s View: Selected Writings of Julian Brown, Janet Bately, Michelle Brown, Jane roberts (éd.), Londres, Harvey Miller, 1993, p. 201-220. 33 En dernier lieu : Jesús alturo, « La escritura visigótica. Estado de la cuestión », Archiv für Diplomatik, Schriftgeschichte, Siegel- und Wappenkunde, 50, 2004, pp. 347-386, p. 379-383 ; isabel Velázquez soriano, « La escritura visigótica cursiva en su periodo primitivo », Jesús alturo, Miquel Torras, ainoa castro (éd.), La escritura visigótica en la Peninsula ibérica : nuevas aportaciones, Bellaterra, Universitat autònoma de Barcelona, 2012, coll. congressos (3), p. 15-54.

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poèmes et les prières du Liber benedictionum, rédigé puis révisé par le moine Ekkehart iV de saint-Gall (ca 10101060), sont en minuscule caroline, alors que les gloses interlinéaires et marginales sont dans une écriture plus cursive38. L’abbaye du Mont-cassin, où se rencontrent l’écriture locale bénéventaine et la caroline venue du monde franc, constitue un autre bon observatoire de ce phénomène, ici étudié par Francis newton39. Un certain Grimoald copie ainsi sous l’abbé desiderius du Mont-cassin (1058-1087) trois manuscrits dans une minuscule bénéventaine pure de toute influence extérieure (Mc 104 et 109, Vat. lat. 3784). En revanche, dans le beau manuscrit 230, il use très ponctuellement de la caroline, notamment pour les titres et ce vraisemblablement dans un but purement pratique : la souplesse de la minuscule franque lui permet soit de gagner de la place, soit d’occuper un espace plus important. ce digraphisme apparaît parfois de manière éclatante lorsque le copiste relâche son attention : ainsi en est-il à deux occasions dans le manuscrit 359 du Mont-cassin, où le copiste principal adopte brutalement la caroline (vraisemblablement sa première écriture) durant quelques lignes avant de revenir à la bénéventaine (p. 358).

alphabets40 ; la caroline dont use quelque fois Grimoald dans le manuscrit 230 s’avère très légèrement influencée par l’écriture bénéventaine, notamment dans les e41 ; enfin, d’autres copistes de ce monastère introduisent de manière intentionnelle dans leur écriture bénéventaine une ou deux lettres venues d’un autre alphabet (caroline, onciale…), en particulier en fin de lignes afin de gagner de la place42. cependant, la plupart du temps, cette mixité graphique est le fait de copistes ne maîtrisant parfaitement qu’un seul alphabet et incorporant involontairement certains éléments graphiques venus d’une autre écriture : le mélange des écritures manifeste alors la porosité de l’écriture d’un scribe monographe soumise à la pression d’une autre. cette mixité, qui suppose une certaine indifférenciation des alphabets, est plus nette dans les chartes et dans les manuscrits de moindre qualité. En témoigne l’écriture de Cidi, copiste dans la région de Valdoré (crémenes, León) : dans les vingt-six chartes que l’on conserve de lui entre 1001 et 1030, il utilise une cursive qui, avec le temps, s’ouvre très timidement à la minuscule – comme le prouvent la lettre g de deux documents de 1029 et 1030, ainsi que l’abréviation q + s suscrit (pour que) en 1019 et 103043. c’est aussi le cas du copiste de la petite liste de « noms de saints » de notre antiphonaire (f° 12rb), qui incorpore dans sa cursive quelques éléments graphiques empruntés à la minuscule. La mixité graphique est caractéristique des périodes de transition graphique, par exemple lorsque les copistes carolingiens adoptent la minuscule caroline tout en continuant d’utiliser à l’occasion des lettres antérieures à la réforme, en particulier le a ouvert. c’est de cette manière que s’opère au neuvième siècle la transition graphique en catalogne, qui amène cette région à abandonner son ancienne écriture wisigothique. dans

5/ La MiXiTé GraPHiQUE

a contrario, la mixité graphique semble en premier lieu se manifester sous la plume de scribes monographes. certes, certains copistes digraphes peuvent la pratiquer, inconsciemment ou non, mais toujours de manière très ponctuelle : lorsque le copiste principal du manuscrit 359 du Mont-cassin renonce au bout de trois lignes à l’écriture caroline et revient à la bénéventaine, la transition entre les deux écritures s’opère par le biais de deux mots (de gentilibus) écrits au moyen des deux

Ibid., p. 88. Ibid., p. 89-95. 42 Ibid., p. 86 et suiv. cependant, rien ne nous assure du réel digraphisme de ces copistes. 43 Marta Herrero de la Fuente, José a. Fernandez Florez, « cidi, ‘scriptor’ de documentos altomedievales del fondo monástico de otero de las dueñas », Escritos dedicados a José María Fernández Catón, León, centro de estudios y investigación ‘san isidoro’, 2004, coll. Fuentes y estudios de historia leonesa (100), p. 651-688, p. 676 et suiv. 40 41

38 Je remercie mon ami Vincent debiais (cEscM) d’avoir attiré mon attention sur ce manuscrit, qui est consultable en ligne : http://www.ecodices.unifr.ch/fr/list/one/csg/0393. 39 Francis newton, The scriptorium and library at Monte Cassino, 10581105, cambridge, cambridge University Press , 1999, respectivement p. 34-51, 89-95 et 86-89.

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Polygraphisme et mixité graphique

les actes à partir de 833 et, surtout, des années 870, l’écriture péninsulaire est influencée par la minuscule caroline, souvent utilisée pour quatre lettres (a, g, t et e) ; mais cette écriture reste bien fondamentalement wisigothique, par la plupart de ses abréviations et la majorité de ses lettres. Quand la caroline apparaît en tant que telle durant les années 880, elle est en revanche souvent accompagnée de réminiscences wisigothiques, par la suite de moins en moins nombreuses ; vers 900, cette caroline est désormais largement utilisée, tandis que perdure l’usage de l’écriture péninsulaire dans les zones reculées. de même, les manuscrits sont souvent rédigés à partir du second quart du neuvième siècle en caroline ou dans une wisigothique influencée par l’écriture franque, avant que ne s’impose au siècle suivant la caroline, encore parfois accompagnée de survivances graphiques wisigothiques44. En revanche, le passage de la wisigothique à la caroline dans le royaume de León-castille donne lieu à une mixité graphique plus limitée. La caroline apparaît ainsi d’emblée très largement dépourvue de toute influence wisigothique, comme sous la plume de Martín à Eslonza. Les contaminations sont peut-être un peu plus fréquentes de la caroline vers la wisigothique : Pedro ii écrit à sahagún vers 1100 une minuscule et une cursive indépendantes l’une de l’autre, mais qui contiennent quelques lettres (notamment les majuscules) et abréviations venues d’outre-Pyrénées45. En fait, de nombreux copistes castillano-léonais s’avèrent parfaitement

digraphes : la caractéristique de cette époque est donc moins la mixité graphique que le polygraphisme et le « multigraphisme », c’est-à-dire la coexistence dans un même scriptorium de copistes utilisant chacun des écritures différentes46. derrière les deux écritures attribuées à arias dans les folios introductifs de l’antiphonaire de León, se cache donc probablement une seule et même personne maîtrisant parfaitement la minuscule et la cursive wisigothiques. cette polygraphie, bien attestée par ailleurs, permet à un copiste d’organiser seul d’un point de vue visuel les différents éléments textuels d’un manuscrit. En revanche, durant le premier Moyen age, cette capacité à maîtriser plusieurs écritures ne semble pas expliquer la plupart des cas de mixité graphique ; nous n’avons à aucun moment pu identifier de copistes polygraphes usant régulièrement d’une écriture mixte. Habituellement, plus un copiste maîtrise ses différentes écritures, moins il les mélange. L’écriture mixte, qui implique une certaine indifférenciation des alphabets, ne semble jamais être la troisième écriture d’un copiste mélangeant deux écritures qu’il domine parfaitement ; bien au contraire, elle paraît être l’unique écriture d’un scribe dont l’alphabet principal est soumis à la pression d’une autre écriture, qu’il ne domine qu’imparfaitement. notre hypothèse est donc que polygraphisme et mixité graphique constituent la plupart du temps, dans les chartes et les manuscrits du haut Moyen age, deux réalités distinctes et même contradictoires.

anscari M. Mundó et Jesús alturo, « La escritura de transición de la visigótica a la carolina en la cataluña del siglo iX », Actas del VIII Coloquio del Comité International de Paléografía Latina (Madrid-Toledo, 1987), Madrid, 1990, p. 131–138. Version augmentée : Jesús alturo y Perucho, « Escritura visigótica y escritura carolina en el contexto cultural de la cataluña del siglo iX », Memoria Ecclesiae, 2, 1991, p. 33-44. 45 María isabel ostolaza Elizondo, « La transición de la escritura visigótica a la carolina en los monasterios del reino de León », Actas del VIII Coloquio del Comité International de Paléografía Latina, op. cit., p. 149-163, p. 155.

46 ainsi en est-il des moines domingo (1122-1159) et Pelagio (11411143) à san Vicente de oviedo, qui usent respectivement de la minuscule wisigothique et de la caroline : Miguel calleja Puerta, « de la visigótica a la carolina en los documentos del archivo de san Vicente de oviedo : laescritura de dominicus y Pelagius », José antonio Fernández Flórez, sonia serna serna (éd.), Paleografía I: La escritura en España hasta 1250 : iV jornadas de ciencias y técnicas historiográficas (Burgos, 2006), Universidad de Burgos, 2008, p. 191-200.

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En ese país que por siglos fue el final de la tierra. Una aproximación a los orígenes del sistema castral del obispado de iria-santiago (ss. iX-Xi) carlos J. Galbán Malagón

doctor por la Universidad de Barcelona [email protected]

nisi Dominus custodierit civitatem, Frustra vigilat qui custodit eam Psalmus 126 (127) 1

Recibido: 6-12-2012 Evaluado y aceptado: 29-05-2013 Territorio, Sociedad y Poder, nº 8, 2013 [pp. 85-103]

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Resumen: Las fortalezas presentes en el entorno de la sede santiago suelen analizarse como un conjunto homogéneo diseñado para la defensa. sin negar o afirmar esto, ha de tenerse en cuenta la temprana intervención de la monarquía en la configuración de un sistema de fortificaciones en el occidente gallego y la peculiar inclusión del señorío de los prelados dentro del mismo. así, se presta especial atención, primero, a los problemas

intrínsecos para el estudio de fortificaciones en el área de influencia de la sede de iria, segundo, la acumulación de un grupo de fortificaciones dentro de un dominio centralizado y, por último, a las posibles modalidades de control de las fortificaciones.

Abstract The fortresses around the see of santiago have been traditionally analyzed as a homogeneous group designed for defense. in this way, the situation during the golden years of diego Gelmirez -with a very strong role of the church in the power contest between lords and kings-, has been the ideal model for interpreting the development of castles. This unfortunate comparison, although favored by Gelmirez chroniclers, has produced the misinterpretation of the previous church castle building policies. Being the result of, at least in theory, an precocious castle building policy designed for the protection of Galicia, taken as a whole territory, from the menaces coming from the sea. serving thus as a deterrence measure against Vikings and saracens. albeit this point of view, after a revision of the archaeological data and documentary sources, some elements should be considered in a more holistic approach. First of all, the intrinsic matters and problems regarding castle studies in the sphere of influence of the see of iria. The existence of earlier fortifications with little or none references in contemporary sources, but proved by archaeology and later documents, could not be neglected. This written vacuum would be more tied both to the progressive diffusion of new forms of organization of men and lands and to medieval document conservation practices. Yet there exists many questions regarding properly definition, chronology and functions played by those early ‘castles’. second, the early intervention of the crown in the configuration of a network of fortresses in Western Galicia

and the unusual inclusion of the bishops’ lordship within, have to be considered. The delegation of some attributions of royal power to laic lords and bishops must not be regarded as a symptom of chaos, but of strict and correct regulation of the Galician territory, even if incomplete. The political and territorial rise of the see of iria is in good measure a mean for spreading royal control over not so trustable lords. From this perspective, the configuration of a group of fortifications inside a centralized dominion is not a byproduct from the military royal policy or the initiative of a particularly clever bishop is the main consequence of a conscious and systematic strategy of land control and economic exploitation. as the origins of each castle belonging to the see proves. so the growing complexity and the creation of a system of dominion incorporating castles should be taken as a hint of the intimacy relations and ties between church and kingship. Third, it has to be considered the ways of control and tenure of fortifications in the lands of the see. despite the paucity of data regarding such aspects, it has to be highlighted the role of individuals from the local nobility, as officers and bishops, for the proper rule of the dominion. Equally, episcopal elections have an special meaning for the kings, the possibility of controlling the political orientation of the see.

Palabras clave: castillos, fortalezas, sede iria - santiago, Galicia, alta Edad Media.

Keywords: castles, fortresses, iria - santiago, Galicia, High Middle ages.

En ese país que por siglos fue el final de la tierra

datos existentes al respecto y valorar en su justa medida el papel de las fortificaciones como parte integrante de un sistema de dominio territorial más allá de su manida utilidad de defensa frente a amenazas exteriores, reales o imaginadas1.

inTrodUcción

a

lo largo de las últimas décadas se ha avanzado notablemente en el estudio de las fortificaciones medievales gallegas. El proceso de creación de fortalezas y su evolución en las tierras dependientes de la sede iriense, luego compostelana, es, tal vez, uno de los mejores casos posibles de estudio por su relevancia política y duración. Pero siempre se ha destacado la prelatura de diego Gelmírez como punto clave en la conformación de un sistema de fortalezas exclusivo de la sede. Las líneas generales del modelo gelmiriano serían, en teoría, el esqueleto que sus sucesores intentarían mantener y que, tras varios y destacados fracasos posteriores, se complicaría en la Baja Edad Media bajo arzobispos como Juan arias o Berenguel de Landoira. La aparente especificidad de una prelatura muy destacada en todos los aspectos, incluyendo la fijación de una tradición al respecto, ha limitado las interpretaciones en torno al rol de las fortificaciones de la mitra bajo los antecesores de Gelmírez, aparentemente incapaces y pusilánimes frente a reyes y nobles. Esta visión reduccionista parte, sin duda, de varios tópicos historiográficos, de una sobreabundancia relativa de fuentes y, por tanto, de un mayor interés historiográfico en la figura del último obispo compostelano frente a sus predecesores. Pero, ¿existió o no un sistema de fortalezas previo exclusivo de la mitra y cómo fue concebido? En las siguientes líneas se pretende pues, presentar los

orÍGEnEs Y PriMEras ForTiFicacionEs

Un paso previo de cara al análisis de los grandes sistemas de fortificación en el entorno de la diócesis iriense, y de la futura Terra de Santiago, ha de ser considerar la existencia de fortificaciones, apenas sí mencionadas en las fuentes tempranas, que guardan una relación directa con las modalidades de poblamiento desarrolladas en la transición de la antigüedad al Medievo2. En cualquier 1 sobre sistemas de fortificaciones, líneas defensivas y redes castrales cabe tener presente las limitaciones y problemas de concepto ya expuestos en García Fitz, F., “Fortificaciones, fronteras y sistemas defensivos en al-andalus, siglos Xi-Xiii”, I Congreso Internacional: Fortificacionesen al-Andalus, algeciras, 1998, pp. 269-280 y “Guerra y fortificaciones en la Plena Edad Media Peninsular: una reflexión en torno a la existencia y funcionalidad bélica de los sistemas defensivos”, V Estudios de Frontera (Toro, F. y rodríguez, J., coords.), salamanca, 2004, pp. 223-242. 2 sánchez Pardo, J.c., “castros, castillos y otras fortificaciones en el paisaje sociopolítico de Galicia (siglos iV-Xi)”, Los castillos altomedievales en el noroeste de la Península Ibérica (Quirós, J. a. y Tejado, J. M., coords.), Bilbao, 2012, pp. 29-55. Martín Viso, i., “Una periferia creativa: la articulación del territorio en la comarca de riba côa (Portugal) (siglos Vi-Xi)”, Territorio, Sociedad y Poder, 3, 2008, pp.85-109, Gutiérrez González, J. a., “sobre la transición del sistema antiguo al sistema feudal: una revisión arqueológica del altomedievo hispano”, Territorio, Sociedad y Poder, 1, 2006, pp. 53-77 y Francovich, r. et alii, “dalla villa al castello: dinamiche insediative e

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caso, la definición de su cronología, sus comitentes y su relación con otras formas de hábitat constituyen las principales incógnitas historiográficas del periodo. además, hasta principios del Xi no se dieron intentos serios por parte de la sede iriense para determinar qué fortificaciones existían dentro de su señorío, lo que se relaciona con el creciente interés que se dio en otras zonas por adquirir, crear o reorganizar las fortificaciones de cara a su integración con otros elementos3. a ello se unen una serie de problemas metodológicos que dificultan aproximarnos al fenómeno: 1-Gran sesgo arqueológico: Pese al aumento numérico de las excavaciones, pocas han tenido lugar en este tipo yacimientos. igualmente, durante los primeros momentos de la arqueología gallega se prestó escasa atención a la aparición de materiales medievales en yacimientos definidos de antemano como pre-romanos o romanos4. Por ello, gran parte de los datos se basa en

la prospección y el análisis documental, lo que no está permitiendo afinar cronologías. a nivel poblacional, ha de considerarse el papel que jugaban los asentamientos fortificados en altura desde la tardoantigüedad en adelante. Más allá de los castella tutiora, puesto que una dinámica general de abandono y reocupación de los asentamientos como refugio no explica totalmente la realidad arqueológica, y habría que pensar en una amplia diversidad de procesos5. 2-Problemas de conceptualización: aquí se da un choque entre el concepto de castro y el de castillo, esto es, lo antiguo contra lo medieval. La utilización de antiguos asentamientos o su pervivencia tiende a verse desde una perspectiva ‘indigenista’ pese a los acusados cambios sociales y económicos. además, la existencia de asentamientos fortificados -o la aparición de otros nuevos- es interpretada como derivada del caos social o de perentorias necesidades defensivas6. sin entrar a señalar la divergencia entre los términos de las fuentes escritas y la toponimia, con la terminología y la conceptualización académica. 3-Pervivencia de estos asentamientos en la percepción del territorio durante centurias posteriores: Hay que destacar lo temprano del fenómeno de apropiación de antiguas fortificaciones por parte de autoridades centrales, como medio de implementar el dominio más que la defensa7. Y este fenómeno de apropiación puede

tecniche costruttive in Toscana fra tardoantico e bassomedievo”, Archeologia Medievale, 16, 1989, pp. 47-78. 3 López alsina, F., La ciudad de Santiago en la Alta Edad Media, santiago de compostela, 1988, p. 225 y vid. Finó, J.-F., Forteresses de la France Médiévale, París, 1967, p. 27, Barroca, M. J., “Fortificações e Povoamento no norte de Portugal (séc. iX a Xi)” Portugalia, 25, 2004, p. 193, casset, M., “Les stratégies d’implantation des châteaux et manoirs des évêques normands au Moyen âge (Xie-XVe siècle)”, Lieux de pouvoir au Moyen Âge en normandie et sur ses marges (Flambard, a-M., ed.), caen, 2006, pp. 37-39, Gutiérrez González, J. a., “sobre la transición..., p. 66, renoux, a., “Pouvoirs, terroirs et territoires au nord-ouest du comté du Maine (Vie-Xie siècle)”, Del documento escrito a la evidencia material, Actas del I Encuentro Compostelano de Arqueología Medieval (López-Mayán, M. y Galbán, c. J., coords.), santiago de compostela, 2007, pp. 187-188 y Tente, c., “do século iX ao Xi no alto vale do Mondego (Guarda, Portugal): dinâmicas de povoamento e estructuras sociais”, Debates de Arqueología Medieval, 1, 2011, pp. 32-33. aunque fuera de la diócesis, hay ejemplos en el iX como el “castellum, qui uocatur sancta cristina”; Baliñas Pérez, c., Do mito a realidade. A definición social e territorial de Galicia na Alta Idade Media (Séculos VIII e IX), Lugo, 1992, pp. 590-591, recuero astray, M. J, “castillos y fortalezas del reino de Galicia: entre el Medievo y la Modernidad”, Modernitas. Estudios en Homenaje al Profesor Baudilio Barreiro Mallón (García, M-r., ed.), a coruña, 2008, p. 25, andrade cernadas, J. M., “La iglesia de iria-santiago, el mar y las fortalezas costeras de la Galicia Medieval”, Padrón, Iria y las tradiciones Jacobeas (almazán, V., dir.), santiago de compostela, 2004, p. 30, López Quiroga, J. y rodríguez Lovelle, M., “Un modelo de evolución del poblamiento rural en la Galicia interior (s. V-X): El territorio en torno a la depresión de sarria y al monasterio de samos”, Boletín do Museo Provincial de Lugo, 9, 1999, pp 181-182. En todo caso, ha de añadirse la sobrerrepresentación documental de fortificaciones ligadas a circunscripciones territoriales posteriores, Johans, E., “Les résidences aristocratiques du rouerge et de cévennes à la fin du Moyen âge (Xie-XVe siècle)”, Lieux de pouvoir..., pp. 189-190. 4 Vid. sánchez Pardo, J. c.,“Poblamiento rural tardorromano y altomedieval en Galicia (ss.V-X). Una revisión arqueológica”, Archeologia Medievale, 37, 2010, p. 288.

5 Martín Viso, i.,“central places and the territorial organization of communities: The occupation of Hilltop sites in northern castile (6th-11th centuries)”, People and Space in the Middle Ages, 300-1300 (davies, W., et al. eds.), Turnhout, 2006, pp. 167-185. Vid. sánchez Pardo, J. c.,“Poblamiento rural…,p. 290. González Paz, c. a., “castrum et castellum: algunos ejemplos del marco altomedieval gallego”, Actas III Congreso de Castellología Ibérica (ruibal, a., coord.), Madrid, 2005, pp. 108-111. 6 Vid. suárez otero, J., “os castros máis alá do castrexo ¿continuidade histórica ou recurrencia tópica?”, Cuadernos do Museu Municipal de Penafiel, 11, 2005, pp. 281-293. cf. los problemas interpretativos derivados de ignorar este tipo de consideraciones, Gago Mariño, M., “castillos (casi) en el aire. Una aproximación a las fortificaciones tardorromanas y altomedievales en Galicia”, Castillos de España, 164-165, 2011, pp. 23-40. Vid. rodríguez resino, a., “ciudades, vicus, castra y villae en el nW durante la Tardoantigüedad. Ensayo de un modelo arqueohistórico para el período”, Gallaecia, 26, 2007, p. 138 (n.9). 7 Martín Viso, i., “central places…, p. 176. Vid. las reflexiones de Bradley, r., “Time regained: The creation of continuity”, Journal of the British Archaeological Association, 140, 1987, pp. 1-17 y creighton, o. H., Designs upon the land. Elite landscapes of the Middle Ages, Woodbridge, 2009, pp. 188-189, 217-218.

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En ese país que por siglos fue el final de la tierra

Fig. 1- Fortificaciones tempranas en el entorno de los ríos Ulla y Tambre (por Luis Martínez Vázquez) verse a lo largo de todo el Medievo, favorecido por la propia legitimidad simbólica que da la apropiación de una fortificación antigua, de un elemento del pasado; lo que será fuente de no pocos conflictos y confusiones. Visto esto, resulta de interés observar algunos ejemplos en el entorno de la sede iriense, partiendo de los trabajos de a. rodríguez resino, en la zona comprendida en los Giros de la ciudad de santiago. así, se han hallado varias fortificaciones poco conocidas, al menos desde un punto de vista textual, como castro Maior, Luxu, Ermida de san Marcos, Vigo8 y o Lamascal; 8

mencionándose la posibilidad de otros asentamientos similares, más allá de este espacio (caso de alcobre, Pena angueira y castro Valente). Hay que destacar la clara relación de estos asentamientos directamente con el control de pasos y vías naturales o, en el caso de o Lamascal, incluso podría tratarse de una relocalización de la fortificación de castro Maior. no resulta sencillo, en todo caso, verificar las cronologías propuestas por este autor sin intervenciones y estudios de materiales en contextos que permitan dataciones9. a estas posibles Santiago (‘arqueoloxía/investigación’, 3) (acuña, F., dir.), a coruña, 1987, p. 142, se mencionan unos cimientos de una posible torre en Vigo. 9 rodríguez resino, a., “Metodología de prospección de yacimientos

aa.VV., Catalogación de Yacimientos prerromanos del Ayuntamiento de

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fortificaciones se pueden añadir, a modo de hipótesis, las de angrois-santa Lucía, Luaña y castro Vite. angrois resulta un caso dudoso, puesto que las primeras referencias al mismo son excesivamente tardías, indicando un reaprovechamiento ocasional por la presencia de elementos defensivos. su cercanía a santiago, dominando uno de los accesos a la ciudad, de hecho ha dificultado tanto su adscripción cronológica como su definición arqueológica pese a las dataciones disponibles10. Luaña introduce la espinosa cuestión del uso referencial de las fortificaciones en la delimitación territorial -y los gravísimos problemas para fecharlas e interpretarlas. así, en 927, sancho ordóñez donó a la sede iriense una propiedad, “quod est in latere montis Luanie”. Pero esta ubicación cobró mayor importancia en el siglo Xii para el monasterio de Toxosoutos -“monasterio sancti Justi quod est situm in monte Luania”-, puesto que “ob honorem monasterii

sanctorum Justi et Pastoris quorum Baselica in Luania Monte, territorio nogia”. Las diversas demarcaciones del territorio dependiente acabaron configurando, ya en 1156, una zona de transición nueva, el territorium Luanie. no obstante, y a pesar de los restos existentes11, la documentación escrita no permitiría decir que Luaña sea una fortificación en uso, pues en las diversas acotaciones aparecen varios elementos significativos espacialmente como una laguna, varios agros, unas mamulas y diversos términos “sicut uadunt ad castellum de Luania”12. al margen de ello, cabe destacar que Luaña tuvo relevancia en la documentación para amojonar un espacio, que cobró mayor entidad después de la fundación y dotación del cenobio. cabe pues la duda de que castellum no sea en este caso un término que excluye otras posibilidades arquitectónicas13. algo parecido sucede con castro Vite14. Pero, su interés radica en que las fuentes escritas mencionaban sólo un referente territorial, lo suficientemente antiguo y visible para ser significativo. En 1115, la reina Urraca donó el monasterio de camanzo a la sede compostelana refiriéndolo15. cuarenta años después, se vuelve a tener noticia del castro, pero ya como algo contenido dentro de los términos de la fortaleza de cira. no se mencionaba un titular de Vite, la donación asociaba a los hombres de los términos de las iglesias al territorio mismo y no a la fortificación. Podría, pues, tratarse de un castro-fósil desfuncionalizado. El lugar había perdido su sentido territorial original con la incorporación a la sede. Esto implica que o la zona se desarticuló por

tardoantiguos y altomedievales: una ref lexión teórica a partir de una experiencia concreta en el entorno de santiago de compostela”, Gallaecia, 28, 2009, pp. 187-198, “comunidades rurales, poderes locales y señorío episcopal en la tierra de santiago de los siglos V a Xi: una visión desde el registro arqueológico”, MUnIBE (Antropologia-Arkeologia), 59, 2008, pp. 219-245 y “documentación y arqueología: El caso del Tumbo ‘a’ de santiago de compostela”, Cuadernos de Arqueología y Prehistoria de la Universidad Autónoma de Madrid, 31-32, 2006, pp. 247-258. Problemática del modelo en Marazzi, F., “El ‘incastellamento’ veinte años después: observaciones de la generación post-toubertiana”, Studia Historica. Historia Medieval, 13, 1995, pp.191-192. Para el conjunto del territorio gallego remitimos a la reciente síntesis de sánchez Pardo, J.c., “castros… 10 Ballesteros arias, P. y Blanco rotea, r., “aldeas y espacios agrarios altomedievales en Galicia”, The Archaeology of Early Medieval Villages in Europe (Quirós, J. a., ed.), Álava, 2009, pp. 129-130, Ballesteros arias, P. et alii, “The early medieaeval site of a Pousada (santiago de compostela, a coruña, spain)” (apéndice a Quirós, J. a. y Vigil-Escalera ‘networks of peasant villages between Toledo and Velegia alabense, northwestern spain (V-X centuries)’), Archeologia Medievale, 33, 2006, pp. 118-119, Ferreira Priegue, E., Los caminos medievales de Galicia, ourense 1988, p. 123. En superficie aparecían “grandes tejas y cerámicas de color rosada”, desde principios del XX se extrajeron materiales para la cercana carretera a ourense, vid. la identificación del castro de santa Lucía con angrois y su ubicación en Bouza Brey, F., “castros de la comarca compostelana”, Archivo Español de Arqueología, 40-45,1941, pp. 543-545, García Martínez, M. c., “Morfoloxía castrexa das Terras de compostela”, Compostellanum, 16, 1971, pp. 218, 224 y aa.VV., op.cit., pp. 112-114, 122-124. García Martínez llegó a parangonar tipológicamente castro Maior con angrois mientras que, los últimos, al prospectar castro Maior inciden en su probable datación diferente del resto de castros del área por su concentración de elementos defensivos en relación a su espacio habitable. referencias similares a la de angrois en aponte, V. de, Recuento de las casas antiguas del Reino de Galicia (díaz y díaz, M. et alii, eds.), santiago de compostela, 1986, pp. 173, 199, 225.

11 Pese a ser un enclave ya conocido, referencia gráfica al mismo en Gago Mariño, M., op. cit., pp. 30-31. 12 Lucas Álvarez, M., La documentación del Tumbo A de la Catedral de Santiago de Compostela. Estudio y edición, León, 1997, p. 152, Pérez rodríguez, F. J., Os documentos do Tombo de Toxos Outos, santiago de compostela, 2004, pp. 22.23, 240, 376-377, 486. Vid. González Paz, c. a., “castrum…, pp. 112, 114 y carneiro rey, J. a., “Toponimia e arqueoloxía (algunhas notas verbo de toponimia arqueolóxica)”,Gallaecia, 19, 2000, pp. 370-373. 13 Verbruggen, J. F., “note sur le sens des mots castrum, castellum, et quelques autres expressions qui désignet des fortificacions”, Revue belge de philologie et d’ histoire, 28, 1950, pp. 148-149. 14 Vid. rey castiñeira, J. et al., “castroBYTE: un modelo para a xestión da información arqueolóxica”, Gallaecia, 30, 2011, pp. 88-89. 15 Pallares Méndez, M. c. et alii, “La tierra de santiago, espacio de poder (siglos Xii-Xiii)”, Poder y sociedad en la Galicia medieval, (‘semata’, 4), santiago de compostela, 1992, p. 138 y Lucas Álvarez, M., op. cit., pp. 214, 279-280.

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Fig. 2 –Ubicación de castro Vite y su iglesario (por Mariña Bermúdez Beloso) su incorporación a un nuevo marco de dominio, o se donaba a la sede ya en un contexto de resignificación territorial16. Esta sustitución del castrum, Vite, por el castellum, cira, marca, por un lado, el desplazamiento de los elementos de referencia del territorio privilegiando los nuevos intereses eclesiásticos en la zona y, por el otro, su incorporación a un sistema más amplio de domino17. La mención en 1087 de otros dos castros cercanos, Luxu y Alcobre, en otra donación a la sede

arroja cierta luz sobre este proceso18. al margen de la definición de estos asentamientos, no constituyeron per se un sistema de fortalezas, pese a ubicarse en lugares con buena visibilidad y cercanía a vías de paso y/o límites naturales. su vocación era local, ligada a la topografía inmediata sin un interés general a nivel territorial, con un funcionamiento casi independiente. no se trataría de un fenómeno de caos en la organización de las fortificaciones, sino que indica la ausencia de un control directo por parte de las diferentes instancias del poder en los primeros momentos de asimilación y reorganización territorial o, al menos, la no interferencia de estos asentamientos en ese contexto con las nuevas formas de dominio19.

Vid. Martín Viso, i., “Territorios, poder feudal y comunidades en la castilla septentrional (siglos Xi-XiV)”, Edad Media, 5, 2002, pp. 219, 224 (n. 28), 233-234, “Una periferia…, pp. 87-88, Portela silva, E., “Galicia y los reyes de oviedo”, La época de la monarquía asturiana, oviedo, 2002, p. 361 y Pallares Méndez, M. c. y Portela silva, E., “El lugar del campesino. de repobladores a repoblados”, El lugar del campesino. En torno a la obra de Reyna Pastor (rodríguez, a., ed.),Valencia, 2007, pp. 66-67. 17 Galbán Malagón, c. J., “La fortaleza de cira, un caso de construcción y destrucción del poder señorial”, Actas del Séptimo Congreso nacional de Historia de la Construcción (Huerta, s. et al. eds.), Madrid, i, 2011, p.451. 16

Lucas Álvarez, M., op. cit., p. 224. Lo que coincide con lo señalado para nendos en sánchez Pardo, J. c., “Territorio y poblamiento en Galicia entre la antigüedad y la plena Edad Media”, Tesis doctoral-Usc, santiago de compostela, 2008, pp. 192, 195, 19818 19

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a ello hay que añadir que la propia documentación escrita, al margen de los avatares de su conservación, sufrió sus propios procesos de expurgación voluntaria que, a su vez, nos introducen en formas y medios de poder diferentes20. Por tanto, sólo con el desarrollo de los dominios ligados a la sede, mediante una constante negociación con la monarquía y la nobleza, se pudo ver una verdadera integración de las fortificaciones en un sistema de dominación centralizado, especialmente en el siglo X; si bien las fortificaciones erigidas, donadas o adquiridas por la sede en su expansión no pusieron fin a un proceso de fortificación propio de élites locales.

realidades presentes en el señorío. no obstante, hasta finales del Xi, los obispos serían nominalmente de iria. Las facilidades que presentaba la sede para implementar a escala local la nueva territorialización no implicaron una relación en pie de igualdad con la monarquía. Pues pese a que las concesiones reales se hacen, desde bien pronto, “pro reuerencia et honore beatissimi iacobi apostoli, nostri et tocius Hispanie patroni, cuius corpus tumulatum est in Gallecia in finibus amaea”22; estas acabaron constituyendo una cesión regia de la potestas publica. sin embargo, la preponderancia real quedó marcada tanto a nivel teórico como práctico23. se incluyó iria como parte del entramado ‘administrativo’ del reino. como se ref lejaba en la posesión, confirmada por alfonso iii (866), de santiago al obispo adulfo ii, que indicó un detalle significativo: “adicimus etiam uobis sedem hiriensem… cum omni plebe que de ipsa fuerunt uel sunt ratione, quemadmodum illud habuerunt antecessores uestri domnus Teodomirus et domnus athaulfus episcopus”24. Por más que se mencionaban prelados anteriores, era el poder real quien sancionaba el poder de la sede. La ordenación territorial en circunscripciones de poder civil tenía, en tierras del episcopado iriense, un claro precedente paralelo: la organización eclesiástica. siguiendo a F. López alsina, hacia el siglo iX las parroquias se conformaron con una delimitación similar a la de los commisos (c.X) y, a su vez, a la de

sisTEMa dE dEFEnsa o sisTEMa dE doMinio

La sede episcopal de iria sería el aliado perfecto de la monarquía en la reorganización territorial de la Galicia occidental. Este tipo de colaboración no era nuevo, pero sus peculiaridades condicionarían y encauzarían la estructuración territorial de la zona en las centurias siguientes21. Es aquí dónde ha situarse la inventio del sepulcro apostólico en el siglo iX y el desarrollo de un nuevo centro urbano: compostela. Esta fue sustituyendo en sus funciones de sede a iria, favoreciendo la concentración de población y la regulación y estructuración de nuevas formas de control y exacción fiscal. Tales elementos, con el tiempo, generarían formas nuevas de oposición al poder señorial, y la creación de una conciencia de pertenencia y diferencia respecto a otras

Lucas Álvarez, M., op. cit., pp. 64-65. Portela silva, E. y Pallares Méndez, M. c., “de la función de los castillos en el tiempo y los espacios de diego Gelmírez”, El Historiador y la Sociedad. Homenaje al profesor José Mª. Mínguez (de la cruz, P. et al., eds.), salamanca, 2013, pp. 193, 198, Portela silva, E., “El rey y los obispos. Poderes locales en el espacio galaico durante el periodo astur”, Territorio, Sociedad y Poder, anejo 2, 2009, pp. 215-226, Pallares Méndez, M. c. y Portela silva, E., “El lugar…, pp. 81-83, Mínguez Fernández, J. M., “Pervivencia y transformaciones en la concepción y práctica del poder en el reino de León (siglos X y Xi)”, Studia Historica. Historia Medieval, 25, 2007, pp. 15-65, davies, W., 2007, “Lordship and community: northern spain on the eve of the year 1000”, Rodney Hilton’s Middle Ages (‘Past and Present’, 195, supl. 2), 2007, pp. 24-25, Marazzi, F., op. cit., p. 197 y Baliñas Pérez, c., op. cit., pp. 650-651. Vid. Gutiérrez González, J. a., “La formación del dominio político y territorial: del realengo al señorío en León”, Arqueología y Territorio Medieval, 10.2, 2003, pp. 9 y ss. 24 cita de a. López Ferreiro en Baliñas Pérez, c., op. cit., p. 558. 22 23

199, con fortificaciones (c. iX-Xii) que presentan una escasa intervisibilidad; “análisis espacial de un territorio altomedieval: nendos (a coruña)”, Arqueología y Territorio Medieval, 13/1, 2006, pp. 33-34; López Quiroga, J. y rodríguez Lovelle, M., “Un modelo… y Tente, c., op. cit., pp. 35-36. 20 Vid. Morsel, J., “ce qu’écrire veut dire au Moyen âge…observations préliminaires à une étude de la scripturalité médiévale”, Memini. Travaux publiés par la Société des études médiévales du Québec, 4, 2000, pp. 3-43. 21 López alsina, F., “El encuadramiento eclesiástico como espacio de poder: de la parroquia al obispado”, Los espacios de poder en la España medieval. XII Semana de Estudios Medievales (nájera, 30 de julio-3 de agosto de 2001) (iglesias, J. i., coord.), Logroño, 2002, pp. 431-432 y rey souto, X. y Framiñán santas, a. M., “as orixes, a Terra de nemancos e os Trastámara”, Historia de Cee (cores, B., dir.), a coruña, 1999, pp. 173-174. Vid. rodríguezPicavea, E. “The frontier and royal power in Medieval spain: a development hypothesis”, The Medieval History Journal, 8, 2005, p., 286.

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En ese país que por siglos fue el final de la tierra

Fig. 3-Fortalezas en el entorno de la sede compostelana (por Luis Martínez Vázquez) los arciprestazgos (1177)25. se trataba de parroquias extensas con varias feligresías en su interior y en las que se multiplicaron los centros de culto. Tanto parroquia como commiso presentaban una base territorial

definida, una geografía con cierta homogeneidad, que permitía el correcto encuadramiento y distribución de la población; con una clara simetría –al menos para la sede- entre organización civil y eclesiástica. a partir de estos momentos puede verse la aparición de un primer grupo de fortalezas exclusivo de la mitra e integrado en su sistema de dominio26. se trata de

López alsina, F., La ciudad…, pp. 164-167,169-170 (n.184) y, cronología y situación de los commissos, 238-239, “El encuadramiento…, pp. 433-435 y sánchez Pardo, J. c., “Las iglesias rurales y su papel en la articulación territorial de la Galicia medieval (ss.Vi-Xiii). Un caso de estudio”, Mélanges de la Casa de Velázquez, 40, 2010, pp. 149-170. 25

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Vid. sánchez Pardo, J.c., “castros..., pp. 47-50.

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un sistema que presentaba claras diferencias con otros territorios del noroeste con una expansión más ‘dirigida’, pautada y sujeta a la iniciativa real27. cabe tener en cuenta, además, que no se dio una correlación exacta entre commisos y fortalezas regias en el área de expansión de la sede28. El descubrimiento de los restos del apostol, cambió el significado e importancia de la zona con un nuevo centro religioso de creciente importancia. Pero tal vez lo más relevante fue que la monarquía favoreció la modificación de la estructura territorial de la zona a favor de los obispos irienses. El locus santi, y los Giros en torno al mismo, pasaron a convertirse en el primer commisso cedido a los prelados que, ya desde finales del iX, pasan a ser verdaderos señores. Este condado rompía los antiguos condados de Amaea y Montesacro29, pero permitía que tanto iria como santiago, quedasen incluidas en una misma demarcación reconocida por la monarquía y con unos límites naturales bien definidos en los ríos Ulla y Tambre. además, la sede controlaba así dos polos de atracción en el antiguo eje viario n-s,

lo que conllevó, a su vez, la expansión y diversificación de los caminos existentes30. El locus comenzó a dignificarse desde el primer momento por parte de sisnando i con el apoyo real. Y, ya a principios del X, se contaba en el entorno de la iglesia, y al suroeste de los terrenos que poseía la comunidad de antealtares, con un palacio y un espacio acotado y segregado del resto del hábitat31. no obstante, el centro urbano se concibió como una fortificación más dentro del sistema de dominio episcopal, condición que durará al menos hasta las revueltas del siglo Xii y la edificación de un nuevo palacio episcopal al norte de la catedral32. La muralla urbana fue erigida y ampliamente reforzada por sisnando ii en tiempos del rey sancho33. a partir de ésta se gestaron unos asentamientos periurbanos 30 López alsina, F., La ciudad…, pp. 132, 138. Vid. Franco Maside, r. M., “rutas naturais e vías romanas na provincia de a coruña”, Gallaecia, 19, 2000, p. 152 (n. 10). La complicación de la red viaria dentro del señorío episcopal se vio influenciada a su vez por los procesos de fundación de villas costeras. Por ello, pese a seguir en la reconstrucción de la red viaria medieval a López alsina, F., “de asseconia a compostela: pervivencia de estructuras viarias antiguas en la alta Edad Media”, Compostellanum, 31, 1986 pp. 307314, Ferreira Priegue, E., op.cit., nardiz ortiz, c., “Vías y puentes en la Galicia Medieval”, Técnicas Agrícolas, Industriais e Constructivas na Idade Media (durany, M. et al., coords.), santiago de compostela, 1998, pp. 35-63 y El territorio y los caminos en Galicia: planos históricos de la red viaria, santiago de compostela 1992, ha de entenderse como un proceso con desarrollos discontinuos en lo local. 31 Hay una donación: “in circuitu Beati iacobi et similiter cum decimo pomerii palacii integro”, López alsina, F., La ciudad…, pp. 141, 143 (n. 118). sobre la posibilidad de que el espacio religioso estuviera cercado, carrero santamaría, E., Las catedrales de Galicia durante la Edad Media. Claustros y entorno urbano, a coruña, 2005, pp. 18 y ss y dimanuel Jiménez, M., “Estructuras y elementos militares en iglesias fortificadas medievales españolas”, Anales de Historia del Arte, 16, 2006, p. 82. 32 Martin, T., “chronicling the iberian Palace: written sources and the meanings of medieval christian rulers’ residences”, Journal of Medieval Iberian studies, 2/1, pp 117 y ss, senra Gabriel y Galán, J. L., “o pazo episcopal”, Santiago: A Esperanza (calvo, M., coord.), santiago de compostela, 1999, pp. 73-77, abou-El-aj, B., “santiago de compostela in the Time of diego Gelmírez”, Gesta, 36, 1997, p. 170 y Falque rey, E. (ed.), Historia Compostelana, Madrid, 1994, p. 345 33 carriedo Tejedo, M., “Locus sanctus ’arci Marmoricis’ (s. iX-X) et episcopi irienses (711-1011)”, Compostellanum, 45, 2000, p. 538, armas castro, J., “El afianzamiento de la realidad urbana después del año mil”, Historia de la ciudad de Santiago de Compostela (Portela, E., coord.), santiago de compostela, 2003, pp. 87-88 y López alsina, F., La ciudad…, pp. 255-256 (n. 370). Es pues una clara voluntad señorial de ‘encerrar’ la comunidad aprovechando las edificaciones previas como medio de manipulación del espacio, creighton, o. H., "The rich man in his castle, the poor man at his gate: castle baileyrs and settlement patterns in norman England”, Château Gaillard. Études de Castellologie Medievale, 21, 2004, pp. 30, 33. Vid. suárez otero, J.,“a arqueoloxía na catedral de santiago. novas intervencións e novas perspectivas”, Del documento escrito..,p.148.

Gutiérrez González, J. a., “sistemas defensivos y de repoblación en el reino de León”, III Congreso de Arqueología Medieval Española (Oviedo 27 marzo-1 abril 1989), vol. Ponencias, oviedo, 1992, pp. 169-191 y vid. Bianchi, G., “Tecniche costruttive e strutture di potere nella Toscana sud-occidentale (secc. Viii-XiV)”, Arqueología de la Arquitectura, 4, 2005, pp. 48-49. 28 cf. recuero astray, M. J, op. cit., p.25, anido rodríguez, J., “Un ejemplo de la lectura histórica del paisaje: castellum de Luparia”, Del documento escrito…, p. 300 y sánchez Pardo, J. c., “Territorio..., pp. 515-516, 520. El primero propone una relación directa entre construcción de fortaleza y la función condal de determinados magnates, mientras que la hipótesis del segundo de que los oppida o castella, vinculados a las circunscripciones, pertenecen al rey, no deja de plantear graves problemas, puesto que hay algunos territorios, como amaía o Postmarcos (Lucas Álvarez, M., op. cit., pp 134-135 y Baliñas Pérez, c., op. cit., p. 598 (n. 451), que repetidamente aparecen en la documentación altomedieval sin mención de fortaleza. incluso cuando se refiere un tenente por el rey no siempre aparece una fortaleza. 29 En 915, se incorporaron ambos a la sede. El auge de santiago debió restarle su sentido original a Amaea, marco de referencia empleado en las donaciones en el iX, y que quedaba así lateralizado a nivel administrativo. así: “confirmata permaneant, tam dioceses secundum in cronicis anticorum canonum conscriptum est, quam et omnem plebem que usque in tempore genitoris nostri ibi deseruiuit, seu eciam et uillule necon et comissos ingenuos, id est: Montem sacrum et ambas amaeas, secundum illas obtinuerunt Lucidus Uimarani et nunus Gutherrizi”, Lucas Álvarez, M., op. cit., pp. 154-155. La forma de referir amaía puede indicar la propia división geográfica en una zona alta cercana al Tambre y una zona de valle hacia el sur pero, al mismo tiempo, es posible que la demarcación de los Giros hubiera dividido el commisso con una zona al este de santiago. Tal vez algo favorecido por la menor formalización dinástica de los condados gallegos, Mínguez Fernández, J. M., op. cit., pp. 51-52. 27

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que siguieron los ejes generados por la muralla desbordándola. En tiempos de cresconio se dio un nuevo impulso constructivo acotando un espacio que superó sustancialmente al recinto previo. Pese al desarrollo compostelano la antigua sede iriense mantuvo su papel como núcleo urbano relevante, controlando el paso del Ulla, un centro de culto asociado a santiago y sirviendo de residencia ocasional de los prelados34. de hecho, el predecesor de Gelmírez realizó obras en el palacio iriense que han de ligarse con la propia iglesia de santa Baia de iria35 Vistos los dos principales centros urbanos del sistema de dominio de la mitra debería considerarse primero el propugnáculo de Torres do oeste (oeste, catoira). no se trataba de una fortificación ex nihilo 36. En origen hubo de ser de propiedad real, como evidencia un epígrafe descontextualizado cuyo paralelo más cercano sería la cruz donada a santiago por alfonso iii a finales del iX 37. Este fue, además, quien donó a la

sede la “insula de oneste”, por lo que tal hipótesis cobra fuerza 38. sin embargo, la fortaleza fue efectivamente donada, en 1024, por alfonso V: “in qua insulam nos postea ciuitatem edificauimus mire magnitudinus compositam ad defendendam ipsius apostoli patriam… et hic inimicos uincamus”39. Tales datos descartan, como mínimo, la fundación del “castellum Honesti” por cresconio y demuestran el activo papel de los reyes en la configuración de la infraestructura castral del sistema de dominio de la mitra40. La monarquía no perdió el interés por la fortaleza tras las donaciones, la isla de oeste ya se había donado en dos ocasiones. Pese a la atribución de reformas a cresconio y diego Peláez en la Historia Compostelana, parece que interesadamente se está refiriendo y justificando el límite territorial que alcanzó la sede más tarde, pues la costumbre de reparar la fortaleza anualmente es referida antes como desde el mar a Triacastela, mezclando dos conceptos y referentes jurisdiccionales distintos: el real y el episcopal41. Estas

34 Vid. Pérez Losada, F., 2002, Entre a cidade e a aldea. Estudio arqueohistórico dos ‘aglomerados secundarios’ romanos en Galicia (‘Brigantium’, 13), a coruña, pp. 92-99, 102-104, rodríguez resino, a., Do Imperio Romano á Alta Idade Media. Arqueoloxía da Tardoantigüidade en Galicia (séculos V-VIII), noia, 2005, pp. 45-48, naveiro López, J. L., Torres de Oeste. Monumento Histórico e Xacemento Arqueolóxico, Pontevedra, 2004, p. 64, suárez otero, J., “iria, Padrón, santiago, geografía mítica y realidad arqueológica”, Padrón, Iria y las tradiciones Jacobeas (almazán, V., dir.), santiago de compostela, 2004, pp. 245-272, díaz y díaz, M. c., “iria en época antigua”, Padrón..., pp. 13-19 y chamoso Lamas, M., “noticias sobre la importancia arqueológica de iria Flavia (Padrón-La coruña)”, Archivo Español de Arqueología, 125-130, 1974, pp. 125-137. 35 Vid. el relato de ibn idari respecto a las razzias de almanzor, carriedo Tejedo, M., op. cit.,p. 577. Las reformas son numerosas y fáciles de rastrear respecto a la iglesia, lo que no es extensible al palacio episcopal original. 36 naveiro López, J. L., op. cit., pp. 64, 78-84, 91 Galtier, F., “Las entreprises constructives du roi sanche le Grand el château galicien de Torres de oeste”, Catalunya i França meridional a l´entorn de l´any mil (Barral i altet, X., et al., dirs.), Barcelona, 1991, p. 286, López Quiroga, J. y rodríguez Lovelle, M., “de los vándalos a los suevos en Galicia: Una visión crítica sobre su instalación y organización territorial en el noroeste de la Península ibérica en el siglo V”, Studia Historica. Historia Antigua, 13-14, 1996, p. 435 y Fernández Pintos, M. P., “Torres de oeste: cerámica indíxena e romana nas excavacións dos anos 70”, Gallaecia, 18, 1999, pp. 231-232 (n.17). cf. Balil illana, a., “Torres do oeste, catoira (Pontevedra), 1973”, noticiario Arqueológico Hispánico, 5, 1977, p. 382. 37 datada normalmente en el X y que presenta la cruz con el alfa y el omega con el lema bastante fragmentado, castillo López, a. del, “La arquitectura en Galicia”, Geografía del Reino de Galicia (carreras candi, F., dir.), Barcelona, 1936, t. i, p. 1011 y Álvarez-Escarpizo, E., “Las torres del oeste en catoira: Galicia. su relación con las incursiones normandas y musulmanas”, Castillos de España, 78, 1973, p. 19. cf. Galtier, F., op. cit., pp. 286-287 y sánchez Pardo, J. c., “Los ataques vikingos y su influencia en la Galicia de los siglos iXXi”, Anuario Brigantino, 33, 2010, p. 82. no obstante, parece más acertada la

propuesta del iX de López alsina, F., “La invención del sepulcro de santiago y la difusión del culto jacobeo”, El camino de Santiago y la articulación del espacio hispánico. XX Semana de Estudios Medievales (Estella, 26 a 30 de julio de 1993), Pamplona, 1994, pp. 61-64, que añade el paralelo de la tumba de Teodomiro y replantea el análisis de la intervención real en la sede. Paralelos en Morales, a. de, Viaje a los reinos de León, y Galicia y Principado de Asturias, oviedo, 1572 (ed. facs. 1977), pp. 76-78, 125-126 y schlunk, H., “The crosses of oviedo: a contribution to the History of Jewelry in northern spain in the ninth and Tenth centuries”, The Art Bulletin, 32, 2, 1950, p. 100 (n.57a), cid Priego, c., “inventario iconográfico medieval de la cruz de los Ángeles de la cámara santa de la catedral de oviedo”, Anales de Historia del Arte, 4, 1994, pp. 732-732. Vid. Bango Torviso, i., “El verdadero significado del aspecto de los edificios. de lo simbólico a la realidad funcional. La iglesia encastillada”, Anuario del Departamento de Historia y Teoría del Arte, iX-X, 1997-1998, pp. 59-60. 38 El rey devolverá una villa cercana a iria usurpada por el conde Froila, Baliñas Pérez, c., op. cit., pp. 596, 605. 39 sánchez Pardo, J. c., “Los ataques…, p. 72, andrade cernadas, J. M., “La iglesia..., p. 34 (n. 62), Pérez rodríguez, F. J., “santiago, espacio de poder: la Tierra de santiago y su evolución (siglos Xi-XiV)” El Camino de Santiago, estudios sobre peregrinación y sociedad (Estepa c., et al., coords.), Madrid, 2000, pp. 36-37, 55, y Taboada chivite, J., Los Castillos, Vigo, 1963, pp. 39-40. cf. anido rodríguez, J. “castillos y poder en la Vita rudesindi”, Rudesindus. ‘San Rosendo. Su tiempo y su legado’. Congreso Internacional. Mondoñedo, Santo Tirso (Portugal) y Celanova 27-30 de junio, 2007 (Fernández-refoxo, c. et alii, coords.), santiago de compostela, 2009, p. 377 (n. 6) y recuero astray, M. J, op. cit., p. 22. 40 casos similares de intervención monárquica en contextos de amenaza externa en renoux, a., op. cit., pp. 188-189 y casset, M., op. cit., pp. 41-42. no obstante, vid. Gaier, c., Art et organisation militaires dan le principauté de Liège et dans le comté de Looz au Moyen Age, Bruxelles, 1968, pp.: 44-45 y Verbruggen, J. F., The art of warfare in Western Europe during the Middle Age, from the Eight Century to 1340, amsterdam, 1977, pp. 286-287. 41 Falque rey, E. (ed.), op. cit., p. 343, cf. Portela silva, E. y Pallares

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Fig. 4–La península de a Lanzada referencias sirvieron de explicación y precedente necesario de la labor constructiva de Gelmírez y su estrategia de afianzamiento territorial. de las estructuras conservadas en la fortaleza únicamente en el recinto interior han quedado dos torres que podrían interpretarse, por los adosamientos con el resto de estructuras, como anteriores a la obra del Xiii, y cerca de la actual capilla, debajo de un pavimento, han aparecido una estructura cuadrangular, interpretada como torre, y otra estructura sin funcionalidad defensiva, ambas con una técnica constructiva cualitativamente diferente a las técnicas empleadas en el resto de estructuras

en alzado (sillería y mampostería ordenada)42 . La interpretación de los datos arqueológicos correspondientes a las fases constructivas anteriores a Gelmírez sigue sin ser concluyente y el problema se centra entre dar por válidas todas las referencias textuales o negarlas frontalmente43. 42 no obstante, no ha habido un análisis estratigráfico de los alzados por lo que algunas estructuras de la fortaleza deberían verse en relación a los de a Lanzada (y con las mismas precauciones), algo que resultaría complejo por las continuas restauraciones, la pérdida parcial de información y el deterioro actual. Vid. Balil illana, a., “Excavaciones en Torres de oeste de catoira (Pontevedra)”, noticiario Arqueológico Hispánico, 13-14, 1971, pp. 300-303, Fernández Pintos, M. P., op. cit., p. 224 y Álvarez-Escarpizo, E., op. cit., pp. 17-23. además, resulta complicado datar con claridad las estructuras previas y las diversas fases de reutilización, como evidencia el recinto más exterior de la fortaleza. Por ejemplo, naveiro López, J. L., op. cit., p. 47. 43 sobre las valoraciones realizadas por chamoso Lamas relativas a la

Méndez, M. c., “de la función…, pp. 194-196.

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si oeste plantea problemas sobre su origen no sucede lo mismo con a Lanzada (noalla, o Grove). no se trataba tampoco de un lugar despoblado y presenta abundantes restos de una ocupación relevante desde antiguo 44 . Pero resulta un caso más complejo, a principios del Xi se indica la existencia de la“casam quam uocant Lancatam”. Existen evidencias de su utilización en períodos anteriores, tanto por su ubicación, que era idónea para la defensa pasiva y el control de la navegación de cabotaje, como por el hecho de no hallarse especialmente lejos de la boca de la ría de arousa45. resulta complicado discernir las relaciones entre esta fortificación y otras de propiedad regia presentes en el entorno, aunque es posible que tanto en caso de necesidad como en la organización de los territorios sureños, hubieran funcionado conjuntamente, esto es, el sistema de fortalezas del occidente gallego incluía el sistema de dominio episcopal. Por más que cada fortaleza aislada tuvo unas vocaciones defensivas, más o menos claras, su control sobre sus respectivos honores resultaba incompleto, tanto por la superposición de jurisdicciones –e intereses enfrentados- como por la propia topografía. sin embargo, en a Lanzada había elementos significativos del creciente interés episcopal en la zona inmediata a la fortaleza antes de que ésta sea mencionada o, lo que es lo mismo, antes de que la fortaleza se hiciese necesaria para articular la zona para

la mitra. así, la donación particular a la sede de la villa de noalia (?-910), la de la insula de o Grove (911), la de la villa de Armentarius (924) y la de unas salinas -“in littore maris in supradicto loco de termino de Plataneto et usque in Lanzada”- manifestaban el vigor económico y poblacional de la zona46. La cercanía del comitatus Luparie47 pudo ser un motivo de preocupación para la sede, puesto que las propiedades que se fueron articulando resultaban tentadoras para los señores vecinos. Por ello, al margen de la constante referencia al temor a los sarracenos que evidencian algunas fuentes, parece que esta fortaleza era una forma de apoyar la expansión del dominio episcopal, obviando la posible mediatización señorial (regia o no) desde la fortaleza de Lobeira48. El que, con el tiempo, se generase y percibiese un territorio de a Lanzada señala una dinámica similar, basada en el asentamiento de centros de cristalización de poder en el marco más directo de interés, si bien relacionando en lo posible las fortalezas de la mitra entre sí. arqueológicamente poco se puede interpretar de la fortaleza medieval puesto que las intervenciones que interesan se limitaron al entorno de la capilla actual, sacando a la luz algunas estructuras sin interpretar los materiales49. El deterioro del yacimiento 46 Vid. andrade cernadas, J. M., “La iglesia..., pp. 27-28 y Fariña Busto, F., “a Lanzada. introducción histórica”, El museo de Pontevedra, 28, 1974, p. 74. Localización del resto de donaciones en López alsina, F., La ciudad…, p. 170. cabe destacar respecto a la importancia de esta zona litoral el asentamiento de adro Vello, sánchez Pardo, J. c. y rodríguez resino, a., “Poblamiento rural altomedieval en Galicia: balance y perspectivas de trabajo”, The Archaeology of Early Medieval Villages in Europe (Quirós, J. a., ed.), Álava, 2009, p. 140. 47 López alsina, F., La ciudad…, p. 167 (n. 177). 48 a unos 17, 60 km. desde Lobeira se domina visualmente gran parte del salnés y la fortaleza de a Lanzada. En el X ya hay unas “hereditas subtus monte Leporario” (anido rodríguez, J. “castillos…, p. 378) que podrían referir la fortaleza como monte –vid. Baliñas Pérez, c., op. cit., pp. 590-591 y Barroca, M. J., op. cit., pp. 185-186–. de modo inequívoco ya en 1107: “in territorio saliniense subtus castro Lupario prope litore maris”, (Viqueira Barrio, V., El Castrum Lvparie (Folleto Histórico de la Byrxa o Torre de Lobeira en el Valle de Salnés), Pontevedra, 1960, pp. 13, 63). Esto coincide parcialmente con Barreiro somoza, J., El señorío de la Iglesia de Santiago de Compostela (Siglos IX-XIII), a coruña, 1987, p. 316. 49 se trataba de un pavimento apoyado, en algunos puntos, sobre el rebanque de la capilla y varios muros más. En superficie han aparecido materiales modernos, después un nivel de tierra compactada, con materiales cerámicos descritos como medievales, asentada sobre un pavimento. En todo caso, en una zona más alejada ha salido a la luz un nivel de incendio, con materiales coincidentes con los del nivel inferior que se superponen a una “capa débil de incendio” y a un nivel de tierra blanquecina con materiales cerámicos diferentes. Por las divergencias en los materiales el nivel de

técnica constructiva y los encintados en tierra, vid. aa.VV., Arqueología del Paisaje. El área Bocelo-Furelos entre los tiempos paleolíticos y medievales (Campañas de 1987, 1988 y 1989) (‘arqueoloxía/investigación’, 6) (criado, F., dir.), a coruña, 1991, pp. 221-223 y, descripción de la basílica de alfonso iii, chamoso Lamas, M., “Excavaciones realizadas en la catedral de santiago de compostela”, noticiario Arqueológico Hispánico, 5, 1962, p. 252. 44 suárez otero, J., “os castros..., pp. 286, 289 y Fariña Busto, F. y Filgueira Valverde, J., “a Lanzada. sangenjo (Pontevedra)”, noticiario Arqueológico Hispánico, 5, 1976, pp. 331-346. Vid. carro otero, J., et alii, “Un nuevo enterramiento de la necrópolis galaico-romana de La Lanzada (noalla-Pontevedra)”, Pontevedra Arqueológica, 2, 1986, pp. 246-247, Lópezcostas, o. y Varela López, T. a., “Estudio craneométrico comparativo de los esqueletos de la necrópolis romana a Lanzada, noalla, Pontevedra”, El Museo de Pontevedra, 62, 2008, pp. 29-48 y, especialmente, rodríguez Martínez, r. et alii, “Una posible factoría prerromana en el noroeste: primeras valoraciones de la intervención en el campo de a Lanzada (sanxenxo, Pontevedra)”, Férvedes,7, 2011, pp. 167-173. 45 como indica Falque rey, E. (ed.), op. cit., p. 344. se trataba de un reducto viable, pero con carencias topográficas notables como los bajíos del entorno o la altura de la península inmediata.

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Fig.5 – Torre de san sadurniño (por natalia conde cid) aconsejaría analizar detenidamente los alzados de la capilla, así como las varias piezas decoradas reutilizadas como capiteles y mechinales que podrían dilucidar la cronología de la fortaleza o, al menos, la del primer asentamiento altomedieval; ya que, pese a que la ermita ha sido muy retocada, hay elementos decorados fuera de contexto que presentan una factura primitiva (c. iXXi), quedando aún por clarificar la relación de la misma con el asentamiento de la fortificación. respecto a los lienzos de la torre que se conservan, por el momento, podrían datarse c.Xii-Xiii por su paralelo con algunas de las técnicas constructivas empleadas en oeste. igualmente problemática resulta la fortificación de san sadurniño. no se puede atribuir directamente a sisnando ii, como han planteado algunos autores50. Por su ubicación, aparenta tener la misma vocación

de control costero que presentan otras fortalezas del período. no obstante, el aspecto actual de la obra conservada no puede más que atribuirse a una obra plenamente bajomedieval muy retocada. otra fortificación relevante hacia el sur, en esa expansión y colaboración entre la mitra y la corona, es citofacta (Lérez, Pontevedra)51. Puede datarse su creación en torno a finales del siglo iX-X, puesto que, en 916, en la acotación del monasterio de s. salvador de Lérez, se indicaron unos límites “ad Petram scriptam, quae est in muro de citofacta”. La identificación de la fortaleza resulta inequívoca, el cenobio se hallaba “subtus castellum quod ab antiquis temporibus citofacta nuncupatur”, dentro de la diócesis iriense aunque no dentro del señorío directo de los prelados. Es pues arriesgado identificar un comitente, pese a que también suele atribuirse su erección a sisnando ii es anterior52. si bien estuvo en manos de la mitra

destrucción podría tener un correlato documental en época de Gelmírez y el otro nivel de incendio podría relacionarse con los trabajos de fundación de la fortaleza. Fariña Busto, F. y Filgueira Valverde, J., op. cit., pp. 339, 345-346, datan la capilla como del Xiii y mencionan la torre como “mozárabe”, para Taboada chivite, J., op. cit., p. 38 sería prerrománica. Esto no parece posible dadas las fases que evidencia la propia torre. 50 Taboada chivite, J., op. cit., pp. 41-42 y andrade cernadas, J. M., “La iglesia..., p. 32 (n. 50). no obstante, en su entorno aparecen abundantes estructuras y restos materiales de difícil datación.

51 La localización del mismo en González Paz, c. a., “cuatro ejemplos de fortificaciones altomedievales gallegas del siglo X: castellum de aranga, castellum Minei, castellum Berreti y castellum de citofacta”, Rudesindus..., p. 363. Ferreira Priegue, E., op.cit., pp. 101-103 y cf. anido rodríguez, J., “Un ejemplo…, pp. 308-309. 52 sánchez Pardo, J.c., “castros…, p. 45, González Paz, c. a., “cuatro ejemplos…, pp. 364, 368, Pérez rodríguez, F. J., “santiago…, p. 40 y cf.

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hasta 1019, para incorporarse nuevamente a la sede tiempo después. Ya se ha mencionado el claro interés de la mitra en mantener derechos sobre las fortalezas -concebidas como la unión del edificio, sus materiales y su ubicación en un sentido amplio. La oportunidad de justificar construcciones previas como nuevas permitía a reyes y prelados prevenir refortificaciones no deseadas o, cuanto menos, deslegitimarlas mediante precedentes de propiedad y señorío. En cambio, la construcción de fortalezas en tiempos del obispo sisnando ii, destacó aparentemente, por su utilidad “pro defensione ipsius plebis contra gentiles”. al mismo tiempo, principios del Xi, la Exquisitio Magna, realizada por representantes reales de alfonso V, mencionaba que a Lanzada y citofacta fueron edificadas “per iussionem pontificis domni sisnandi”, es decir, el derecho del prelado mismo a establecer fortificaciones en su señorío. si bien cabe no olvidar cuándo (y por quién) fue compilado el Tumbo A, lo cierto es que también se mencionó al prelado como “domni sisnandi episcopi maiorini Loci sancti de iria”, lo que salvaguarda las formas desde el punto de vista monárquico53. Tal derecho derivaba de una cesión real previa, y en el caso de citofacta una fortaleza preexistente ocupada de nuevo. Esto no es más que un reflejo por parte de la sede de las acciones regias, tendentes a la consolidación de las defensas litorales para el control de una población y unos señoríos pujantes. así, las acciones de sisnando ii presentaban un sistema débil e insuficiente, necesario de racionalización. Esto no llevaba aparejada una debilidad del poblamiento costero o un temor a las razzias pues estas, de producirse, no se darían en zonas marginales económicamente. Las fortalezas episcopales se (re)implantaron en localizaciones que presentaban en su entorno una cierta relevancia poblacional y, además, se hallaban en proceso de estructuración y/o

madurez. La defensa frente al exterior no fue el único motivo del proceso de fortificación episcopal, tampoco el primero, solo el más aparente. El que demostraba una preocupación señorial por el bien del reino54. Más persistentes fueron defender, consolidar y expandir el señorío eclesiástico frente a condes o príncipes y, cómo no, los propios reyes. al período X-Xi se atribuye el origen de la fortificación real de san Paio de Luto (Pontesampaio, Pontevedra). no obstante su ubicación en la desembocadura del río Verdugo, límite natural de la diócesis iriense, perteneció al menos hasta principios del Xii a la corona55. si bien, por el momento ni los materiales ni las referencias documentales directas, a excepción de alguna alusión indirecta, como la batalla de aceo (821), o directa, como la relativa a la campaña de almanzor (997), que lo mencionaba como hisn, apoyan su cronología56. Parece plausible la creación de un punto de control real de los caminos hacia el norte. El hecho de que no lo controlasen los prelados irienses es, en este aspecto, muy significativo por la importancia territorial del enclave. Esa visión tradicional de unas fortalezas costeras erigidas para la defensa frente a amenazas foráneas fija, por tanto, una visión pasiva del fenómeno de fortificación. La fortaleza no podía ser pasiva, ni como concepto ni como edificio; otro tema es la capacidad defensiva de cada una, pero hasta este momento se trata de fortificaciones puntuales de escasa entidad que se generaron como un elemento muy activo de dominio, especialmente en los territorios sureños de la diócesis. Lo que no implica que esta defensa fuera activa o, incluso, efectiva, García Fitz, F., “Fortificaciones…, pp. 272-273, 276, “Fortificaciones…, pp. 231-233 y cf. Pallares Méndez, M. c. y Portela silva, E., “de la función…, pp. 195 y ss. 55 sobre su incorporación a la mitra Portela silva, E. y Pallares Méndez, M. c., “de la función…, p. 192 56 Ferreira Priegue, E., op. cit., p.100 y González Paz, c. a., “Una fortaleza medieval en el camino portugués a santiago de compostela castellum sancti Pelagii de Luto”, Cuadernos de Estudios Gallegos, 122, 2009, pp. 154, 166. si bien la primera menciona posibles orígenes romanos para la fortificación no presenta evidencias y los materiales mencionados por el segundo son medievales pero sin poder precisar la cronología. sobre la localización de la batalla cerca del Verdugo, vid. Baliñas Pérez, c., op. cit., p. 465 (n.33). La referencia de ibn idhari -“wa fatahu hisn shant Balayuh, wa-ganamu-hu...”ha de agradecerse al dr. X. Ballestín. 54

anido rodríguez, J., “El castillo-palacio de la rocha Branca de Padrón y su influencia en el paisaje”, Medio ambiente y arqueología medieval (Martín, J. M, coord.), Granada, pp. 77-78 y López alsina, F., La ciudad…, p. 225. 53 López alsina, F., La ciudad…, pp. 28-43, “La invención…, pp. 76 y ss y Lucas Álvarez, M., op. cit., pp. 175-176, 45 y ss. cf. sánchez Pardo, J. c., “Los ataques…, p. 67. Vid. Bloch, M., La sociedad feudal, Madrid, 2011, pp. 418-420.

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En tiempos de la prelatura de rosendo (c.969-977) se incorporó a la sede el condado de Faro, consolidando la fachada atlántica como límite de expansión del señorío episcopal. En cambio la “pinnam fabricatam ab antiquis hominibus” no se incorporó hasta 99157. Puede aludirse su importancia para la defensa frente a amenazas externas pero quizá más por el interés en no consolidar en este punto un elemento de crecimiento del dominio episcopal58. Esto evidencia dos aspectos problemáticos de las fortificaciones en el contexto analizado. Por un lado, existió una separación clara entre territorio y fortificación. Un territorio puede tener fortificaciones asociadas, pues así lo estaba la fortaleza real de Farum Precantium, ya que la donación final se dio “secundum illud obtinuerunt comites de consensu avorum et parentum nostrorum cum suo commisso”. Y, por el otro, el poder real se permitió desligar íntegramente tal asociación. no fueron pocos los casos en los que una donación territorial bien delimitada no implicaba el traspaso de su fortaleza; incluso pudiendo darse casos de donaciones de fortalezas que o bien, al poco tiempo, fueron recuperadas o, directamente, se donaron sin entregarlas. Esta tensión fue constante en las relaciones entre la sede y los monarcas. Lo que no niega que la fortaleza sirviese más de elemento de dominio que de defensa59. En 1028 otra donación real incorporó a la sede la tierra de carnota con dos fortalezas, canedo y san Jorge 60. su localización, en la franja litoral entre la

desembocadura de los ríos Xallas y Tambre, y la cercanía de ambas entre sí evidencia la complejidad que subyació en la articulación de los territorios, antes de incorporarse a la mitra, puesto que dominaban visualmente las áreas aprovechables económicamente del litoral61. Lo lógico es que el traspaso jurisdiccional, incluyese el asentamiento físico del poder, ya sea en una fortaleza o varias. no porque una fuese la cabeza del territorio sino porque no donarlas, como en Faro, implicaba no ceder efectivamente el territorio; por ello tras esta cesión se donan otras propiedades62. aunque la edificación de las fortalezas debió darse c.iX-X, la pregunta clave es si las fortalezas constituyeron la cabeza de la tierra. La cuestión se complica porque canedo desapareció rápidamente de las fuentes, lo que no sucedió con san Jorge. así, durante la mayordomía real del señorío compostelano por parte de Pedro Vímaraz, la fortaleza fue intervenida hasta la prelatura de Gelmírez cuando el tenente reconoció la autoridad episcopal63. La desaparición, pues, de canedo hubo de obedecer a que resultaba accesoria en el marco del sistema de dominio de la sede o a que solamente quedaba el recuerdo de la fortaleza, por lo que sólo convenía registrarlo para evitar usurpaciones 64. En ambos supuestos pueden aducirse la cercanía y las mejores condiciones geográficas para gestionar el domino de san Jorge65. 61 La localización de san Jorge en el monte Pindo (en o Pedrullo) no suele discutirse, en cambio canedo (san Mamede de carnota, carnota) se ubica en una eminencia al sur, Bico do santo, que presenta dos núcleos al norte, canedo y castelo, y, al sur, el topónimo Lamas de castelo. ambas localizaciones distan c.6 km. s. Jorge se asienta sobre afloramientos graníticos mediante muros de contención y cierres realizados en mampostería ordenada, bastante arrasados, con frecuentes restos en superficie de teja de cocción irregular y pastas groseras. También ha aparecido un elemento arquitectónico indeterminado (posible remate de saetera o moldura para puerta). Ha de agradecerse todo el apoyo prestado por la asociación Monte Pindo Parque natural y, en especial, por M. Maceiras. 62 En este sentido lo hicieron pues las infantas sancha y Teresa en 1030, Lucas Álvarez, M., La documentación…, p. 238. 63 Falque rey, E. (ed.), op. cit., p. 78 y González Vázquez, M., El arzobispo de Santiago: una instancia de poder en la Edad Media (1150-1400), a coruña, 1996, p. 181 (n. 369). 64 En 1157 hay una referencia a que el conde rodrigo Pérez donó “in concambium medietatem de canedo”, que podría ser alguna propiedad en la zona, Pérez rodríguez, F. J., Os documentos…, pp. 56-58. 65 En el Tumbo de Sobrado, se ha conservado un listado de las villas de realengo adscritas a san Jorge anterior a la donación de la sede y que muestra cómo, pese a la clara vocación local de la fortaleza, hay unas implicaciones más

57 La donación indica: “post partem Beati iacobi et secundum illud obtinuit beatus et sanctus dei rudesindus episcopus”, carriedo Tejedo, M., op. cit., y andrade cernadas, J. M., “La iglesia..., pp. 33-34. Vid. Franco Maside, r. M., “Via per loca maritima: un estudio sobre vía romanas en la mitad noroccidental de Galicia”, Gallaecia, 20, 2001, pp. 225-226, Lucas Álvarez, M., El archivo de San Martiño de Fóra o Pinario de Santiago de Compostela, a coruña, 1999, pp. 162-166, Baliñas Pérez, c., op. cit., p. 344. 58 Vid. carriedo Tejedo, M., op. cit., pp. 428-429, Morales romero, E., op. cit., pp. 128-129, Jardin, J-P., “corónica de los reyes e emperadores”, e-Spania, 6, 2008, p. 9 y sánchez Pardo, J. c., “Los ataques…, pp. 61, 79. 59 Vid. anido rodríguez, J., “Un ejemplo…, p. 305. 60 “terram quam dicunt carnotam, quae est ad partem occidentis, quomodo est conjuncta cum celticos cum duobus castellis in ea fabricatis s. Jurgium et canetum cum omnibus suis commissis in ipso territorio habitantibus, sicut eos obtinuerunt majorini bisavorum et avorum nostrorum”, Barreiro somoza, J., op. cit., p. 317, López alsina, F., La ciudad…, p. 226 (342) y, otra versión del texto y datación de las fortalezas, andrade cernadas, J. M., “La iglesia..., p. 35 (n.66).

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Fig. 6–restos de la fortaleza de san Jorge en o Pedrullo desde el sur Hasta este momento se han señalado las fortalezas directamente relacionadas con la sede o la corona. Pero cabe preguntarse por la posibilidad de fortalezas patrimoniales de los prelados. En 966, sisnando ii donaba al monasterio de sobrado un “nostro castello de aranga cum omne sua prestantia”66. El problema radica en discernir su propiedad. La sede tuvo escasos intereses en la zona (incluyendo Présaras, condado

del padre de sisnando), aunque el desarrollo del cenobio generaría una zona más o menos excluida de la jurisdicción episcopal. Por otro lado, los familiares del prelado realizaron repetidas donaciones de bienes a sobrado (c.955-¿971?), al margen de que el aumento de propiedades por parte de la familia de sisnando se viera favorecida por la condición eclesiástica de éste67. Por tanto, aranga era una fortaleza basada sí en una circunscripción territorial, pero que sisnando empleó como vía de consolidar su papel como principal agente

generales entre fortaleza y territorio. Loscertales de García de Valdeavellano, P., Tumbos del monasterio de Sobrado de los Monjes, Madrid, 1976, t. i, p. 156. El documento no ha sido datado, pero que aparezca serantes como realenga permite establecer un término ante quem. 66 González Paz, c. a., “cuatro ejemplos…, p. 360 y Barros Guimeráns, c., “origen del castillo y coto de aranga, siglos X-Xii”, Cuadernos de Estudios Gallegos, 122, 2009, pp.142-143. Vid. recuero astray, M. J, op. cit., p. 25 y Baliñas Pérez, c., op. cit., pp. 334,356-357, 634 y Portela silva, E., “El rey…, pp. 222-224. aranga es una de las 3 fortificaciones datables (con Espenuca, 868, y Leira, 1112) de las 21 posibles de la tierra de nendos, sánchez Pardo, J. c., “Territorio..., p. 189 y “castros..., p.46.

67 Portela silva, E. y Pallares Méndez, M. c., “os mosteiros, protagonistas da colonización e do proceso de señorialización na Galicia medieval: o exemplo do mosteiro de sobrado”, Estudis d`Història agrària, 2, 1979, pp. 51-71 y Loscertales de García de Valdeavellano, P., op. cit., 23-26, 3137. Esto matiza que las élites se trasladen a la sede, puesto que la relación familiar con los prelados (vid. Falque rey, E. (ed.), op. cit., pp. 73-74) no implica necesariamente un traslado físico, cf. rodríguez resino, a., “documentación…, p. 237 (n. 53).

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Fig. 7–Potente torre de acceso, recinto exterior de oeste señorial en la zona, desdibujando dónde comenzaba el obispo y dónde el señor. Problema que volvería a plantearse con prelados posteriores.

de dominación68. o, en este caso, al contexto general del señorío de unos obispos que comenzaban a demostrar síntomas de una visión de conjunto territorial. Por más que su sistema de dominio hubiera de afrontar la presencia de otras fortalezas y la voluble voluntad real. respecto a la defensa concreta del territorio y cómo se ejerce desde las fortalezas apenas hay referencias directas. cabría pensar en una franca correlación entre el episcopado y los domini y milites menores presentes en los territorios de la sede. El clero de la mitra se nutrió de las filas de la clase señorial, por lo que la administración de la función defensiva, más allá del control territorial, debió recaer en primer término en manos del propio prelado y, por delegación, en sus afines, entendidos como una parentela amplia más que como una hidalguía de

ForTaLEzas Y sEñorEs

al margen del tipo de señorío y de que las fortalezas puedan generar nuevas formas de aprovechar y reorganizar el poblamiento de un territorio, este debía presentar un substrato sobre el que fortalecer las modalidades de ejercicio de autoridad, de detracción de renta y trabajo. En el caso de la mitra las fortalezas no fueron obras aisladas. Por ello, la prevención es clara respecto a las fuentes escritas para el período. no debe interpretarse, respecto a un territorio, únicamente el silencio o la ausencia en las fuentes escritas como decadencia, sino como falta de incorporación a las modalidades feudales

68 Vid. Gutiérrez González, J. a., “La formación…, p. 11, García Fitz, F, “Fortificaciones…, p. 225 y Gianatempo, M. y Giorgio, a., “Le fonti documentarie per la storia degli insedimenti medievali in Toscana”, Archeologia Medievale, 23, 1996, p. 9.

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Fig. 8–Vista de la capilla y torres del recinto interior de oeste servicio. Esto lo evidenció el asesinato en iria del obispo Gudestedo, nombrado por el rey García, a manos de su tío, el conde Fruela, y que tanto marcaría algunas de las acciones posteriores de Gelmírez69. de hecho, las intervenciones reales en el nombramiento de prelados bascularon entre miembros de diferentes grupos nobiliares. no obstante, la intervención real en la concesión de fortalezas ya existentes, en su creación en zonas cedidas a la sede, en su usurpación, y en la mediatización de las elecciones episcopales muestran que los reyes influyeron en la modalidad de control de las fortalezas, aunque fuera a través de la mera interacción de los miembros de la élite local con obispos y reyes para captar prebendas. así, la legitimación

del papel episcopal en el concurso aristocrático del territorio occidental del reino y en su administración era un hecho que la monarquía, mediante diversos mecanismos, se encargaba de recordar oportunamente -como en la reunión de notables en compostela en 1075 presidida por alfonso Vi. Lo que no implica que no hubiese duros enfrentamientos entre ambas instancias, como la deposición por traición de diego Peláez. En este sentido, al margen de que no resulta fácil delimitar una modalidad de tenencia, la asociación de determinados individuos con una fortaleza o un territorium u honor relativo al mismo parece clara. así lo evidencian las figuras de Gelmirio y del comes Guillermo sánchez. En el primer caso, el miles Gelmirio, tuvo la fortaleza de oeste en tiempos del obispo diego Peláez con el territorio de iria, amaía y Postmarcos70. cabe destacar que la familia de Gelmírez

Falque rey, E. (ed.), op. cit., p. 76. sobre el suceso y análisis la figura de Gelmirio, “miles ac praepotens”, en Portela silva, E., García II de Galicia, el rey y el reino (1065-1090), Burgos, 2001, pp. 103-107 y “diego Gelmírez. Los años de preparación (1065-1100)”, Studia Historica. Historia Medieval, 25, 2007, pp. 124-129, 133. 69

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Falque rey, E. (ed.), op. cit., pp. 298, 80.

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procedería de esa misma zona, que se hallaba bajo el señorío episcopal desde hacía tiempo, siendo un espacio de captación de elementos de la élite local, al margen del grupo de los Traba, por ejemplo, para el servicio de la sede71. no obstante, la definición de un marco geográfico tan amplio ligado puede evidenciar solo la zona de la que capta recursos el tenente de oeste, esto es, derechos o bienes asociados al ejercicio del cargo, más que una asociación fortaleza-territorio; puesto que también se menciona que Gelmirio “había gobernado iria y la provincia vecina, es decir, la zona comprendida entre Ulla y Tambre”. En un sentido similar puede ser interpretada la segunda figura; no es posible discernir de qué fortaleza o circunscripción pudo ser titular, pero no parece improbable una situación equiparable a la de Gelmirio, especialmente si se sitúa la referencia en el período en el que murió sisnando ii y le sucedió rosendo, por lo que incluso comes podría ser intercambiable con tenens e incluso por maiorini72. Finalmente, cabe señalar la progresiva presencia de miembros de la ‘nobleza ascendente’ de la zona como prelados ya desde principios del siglo X73. Y, desde entonces, fueron apareciendo prelados con un origen asociado al servicio a la monarquía o a la ‘nobleza territorial’, vinculada a su vez a la sede. En este último caso destacarían cresconio y, cómo no, diego Gelmírez, último obispo de la sede compostelana.

concLUsionEs

resulta difícil ser categórico en un tema tan complejo como el expuesto aunque, de modo provisional, cabe insistir en varios aspectos fundamentales. Por un lado, los numerosos problemas tocantes a los recintos fortificados en el área de estudio no son insoslayables. Es de esperar que, en poco tiempo, vaya definiéndose la cronología de muchos yacimientos más o menos desconocidos hasta la fecha, aunque tal vez su tipología se revelará más compleja. Y es necesario tener presente que la mención como referencia de algunos asentamientos en las fuentes escritas viene dada casi siempre por coyunturas e intereses ligados al control de los espacios en los que se ubican. Por el otro, resulta de capital interés el papel de la monarquía como principal agente interesado en dotar e integrar el dominio de la sede, como parte de su sistema de poder. Este hecho no implica la pérdida de papel político de los reyes, pero modifica el significado de cada fortaleza que pasa a manos de la sede –aunque sea brevemente- y que es usada para articular un señorío con unas necesidades propias que no siempre están en sintonía con las de la corona. necesidades que pueden llegar a ser, incluso, muy localizadas en su alcance y que pueden dar origen a fortalezas. centrarse en ver un sistema cerrado de fortalezas diseñado para la defensa frente al exterior no explica, por el momento, las circunstancias de un grupo de edificios con trayectorias heterogéneas. no se trata de negar la utilidad de cada propugnáculo en coyunturas bélicas, sino de afirmar que su principal función es articular el control y la organización de los hombres y el territorio. Por lo que sí puede hablarse de un funcionamiento deliberado como conjunto y, por tanto, de un sistema de dominio que emplea fortalezas de la misma manera que emplea documentos y hombres.

71 Lo que continuaría en el propio hermano de Gelmírez, Galtier, F., op. cit., p. 287. Propiedades ligadas a la familia de Gelmírez, Pérez rodríguez, F. J., Os documentos…, pp. 329-330, 464. Vid. Pascua, E., “south of the Pyrenees: kings, magnates and political bargaining in twelfth-century spain”, Journal of Medieval History, 2, 2001, pp. 105-106 y Álvarez Borge, i., “Vasallos, oficiales, clientes y parientes. sobre la jerarquía y las relaciones internobiliarias en la castilla Medieval (c. 1100-c. 1350). Una aproximación a partir de las fuentes documentales”, Hispania, 235, 2010, pp. 384-386. 72 carriedo Tejedo, M., op. cit., p. 548 y vid. Morales romero, E., op. cit., p. 185. 73 como sisnando, rosendo, Gundesindo o Pelayo rodríguez, vid. Baliñas Pérez, c., op. cit., p. 634-635 y Portela silva, E. y Pallares Méndez, M. c., “os mosteiros..., p. 54

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alfares, hornos y producción de cerámica en la cataluña Medieval y Moderna: una reflexión para su estudio Esther Travé allepuz

University college of London institute of archeology GraMP.-UB (Grup de recerca d’arqueologia Medieval i Postmedieval) [email protected]

José ignacio Padilla Lapuente (†)

GraMP.-UB (Grup de recerca d’arqueologia Medieval i Postmedieval) departamento de Historia Medieval, Paleografia i diplomática Universidad de Barcelona

Recibido: 15-04-2013 Evaluado y aceptado: 3-06-2013 Territorio, Sociedad y Poder, nº 8, 2013 [pp. 105-132]

d

Resumen: a lo largo de la última década, numerosas excavaciones arqueológicas –preventivas en su mayoría– han permitido la recuperación y el estudio de algunas estructuras de cocción de cerámica de cronologías medievales y postmedievales que se añaden al panorama conocido a finales del siglo XX. sin embargo, se constata la ausencia en el ámbito catalán de visiones de síntesis que aúnen esfuerzos por superar el localismo propio e inevitable de las memorias de excavación en favor de una interpretación más amplia acerca de la ocupación del territorio y de las estrategias de producción. En este trabajo, que no pretende ser exhaustivo, presentamos

un somero estado de la cuestión en relación con el estudio de las estructuras de cocción y los talleres de producción de cerámica en la cataluña de época medieval y moderna que nos permita ahondar en los problemas de fondo que dichas actividades plantean. nuestro objetivo, pues, es poner sobre la mesa una reflexión acerca de la actividad alfarera y del modelo de implantación de centros de producción en un territorio determinado, así como a la propia evolución de los hornos durante los siglos medievales y modernos en aras de una mayor adecuación técnica. Palabras clave: arqueología medieval, Hornos, alfarería, Tecnología, centros de producción.

Abstract: (Potteries, Kilns and ceramic production in Medieval and Modern catalonia: a suggestion for debate) during the last ten years, archaeological –mainly preventive– fieldwork allowed finding out some kilns from medieval and modern times that complete the panorama known until the end of 20th century. Even though, it should be pointed out that a global state of the art about firing structures lacked for medieval and modern catalonia. There is a strong need for some synthesis views making an effort to join results and exchange data in order to overcome the unavoidable localisms of emergency fieldwork for a better understanding of landscape occupation and craftsmanship strategies. Therefore, this paper aims to present a global –although non exhaustive– view on this matter in order to highlight some items concerning pottering activities, firing structures and workshops in Medieval and Modern catalonia in order to deep into the main issues of such activities. accordingly, our main goal is to propose some questions and reflexions for debate concerning pottery craftsmanship and its model of layout throughout the landscape; as well as the evolution of kilns during medieval and modern periods so as to achieve a better technical improvement. Within this piece of research, the location of this kind of manufacturing sites is discussed in order to detect some patterns of setting and developing throughout medieval and modern times, bearing in mind their rooting in the roman period. What we can observe is that there seems to be a

continued process, with no interruption, that leads from the roman pottery producing centres, mainly specialized in amphorae production and settled on the coastal catalonian Plane, to the medieval cave-dwelling workshops specialized in reduced cooking wares. These inland settlements, deal with the production of specialized wares according to the new demand of these centuries until social changes during the end of Middle ages, gradually forced their disappearance in favour of new ways of pottery-making related to the new enhancement of cities and the improvement of urban world. To sum up, pottery production can be considered quite a good reflect of social changes and it points towards the way in what societies occupy the landscape and interact with the natural environment. From the archaeological standpoint, scholars are given a boost to approaching to this subject in a deep insight that globally considers this kind of sites as a whole. Furthermore, we spotlight the strong need of detailed excavation field-works in order to gather as much information as possible from these sites in order to understand the entire productive process, focusing in the excavation of kilns, but as well in workshops and annexe areas, which frequently are much complex. Keywords: Medieval archaeology, Kilns, Pottery, Tecnology, Producing centres.

alfares, hornos y producción de cerámica en la cataluña Medieval y Moderna

sólidos de base que incidan en los aspectos explicativos de las producciones más que en los meramente descriptivos (Padilla, 1995). Estas consideraciones, inicialmente realizadas en relación con el estudio de la producción de cerámicas comunes de cocción reductora para uso culinario –las llamadas cerámicas grises– pueden hacerse extensivas de forma general para el análisis de las estructuras de cocción de época medieval y moderna de forma genérica. Este trabajo tiene por objeto, más allá de hacer un mero inventario de hornos, plantear algunas de las cuestiones inherentes a los centros de producción documentados en función de su tipología, adscripción cronológica y distribución territorial como elemento de reflexión para el conocimiento de los procesos de cambio social que se suceden a lo largo de los siglos medievales. ciertamente, los datos disponibles acerca de este tipo de estructuras no son en absoluto despreciables. Únicamente en la carta arqueológica, aparecen alrededor de cuarenta estructuras documentadas en yacimientos distintos y muchas de ellas han sido convenientemente excavadas y en algunos casos publicadas. aun así, el panorama resultante nos ofrece un conjunto de datos aislados en muchos casos con informaciones dispares pese a su abundancia numérica, que requieren de un esfuerzo de comprensión del conjunto. La cuestión de fondo del estudio que pretendemos acometer pasa por la superación de una escala de observación local a un análisis regional y diacrónico

inTrodUcción

El estudio de las estructuras de cocción de producciones cerámicas en general suscita numerosas cuestiones en relación con las sociedades que las han utilizado en el pasado, la tecnología de producción puesta en práctica, sus estrategias de implantación en el territorio y de comercialización de productos y los aspectos relativos al análisis diacrónico de estas estructuras; es decir, a la continuidad histórica de los espacios de asentamiento y las tradiciones de producción y a las propias trasformaciones sociales que se suceden a partir del declive de las producciones de época romana en adelante. En efecto, las profundas transformaciones sociales que se producen con el devenir de los siglos suelen tener un reflejo palpable en mayor o menor medida en la cultura material de las sociedades que las experimentan. En este sentido, es posible detectar cambios notables en las manufacturas de barro y sus espacios de producción. El trabajo que presentamos surge de la necesidad de aglutinar los datos relativos a esta problemática en una visión actualizada del conjunto que nos permita presentar nuevos elementos para la reflexión acerca de la producción de cerámica en un contexto cronológico y territorial amplio. La constatación de algunas carencias en el estudio de las estrategias de producción de cerámica medieval en un sentido extenso no es nueva en absoluto. desde hace años, se viene insistiendo en la necesidad de estudios

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de dichas estructuras en relación con los contextos de producción en los que éstas aparecen. sólo así, podremos hallar explicaciones plausibles acerca de las pautas de asentamiento y evolución de los centros de producción. Esto nos debe permitir establecer un marco explicativo válido como punto de partida para un análisis en profundidad de los patrones de ocupación del territorio y de las redes de distribución de los productos cerámicos. Este tipo de planteamientos tampoco constituye una novedad en relación con el contexto científico actual. recientemente, en 2010 se han llevado a cabo diversas revisiones del panorama relativo a las estructuras de cocción de arcilla, tanto en el contexto andalusí (coll, Porras, 2010) como centroeuropeo a partir de la celebración a finales de dicho año del congreso titulado Tourner autor du pot, que ha tenido lugar en douai, cuyas actas están actualmente en preparación. El contexto científico parece propicio, pues, para la revisión de los trabajos llevados a cabo en cataluña en las últimas décadas y para hacer un esfuerzo por relanzar este tipo de aproximaciones de síntesis, sin duda necesarias, para explicar un proceso de adecuación de la tecnología de producción a las transformaciones sociales de fondo a la luz de los resultados más recientes.

de percibir una cierta continuidad entre la distribución y tipología de estructuras en el mundo romano y el medieval. sin embargo, las transformaciones que se producen a lo largo de la antigüedad Tardía y la alta Edad Media tienen envergadura suficiente como para considerar que los profundos cambios sociales tienen una repercusión muy fuerte en las formas de producción y nos pueden llevar a pensar en una ruptura considerable entre mundo antiguo y mundo medieval en lo referido a las producciones alfareras. cabe preguntarse, pues, por las estrategias de producción y asentamiento de centros productores en esta etapa de transición. Las mutaciones sociales producidas a consecuencia de la crisis del Bajo imperio implican una ruralización creciente de la sociedad y la forja de un sistema social nuevo. El declive de las ciudades a favor del campo genera un cierto contraste –si no oposición– entre el mundo rural y el mundo urbano claramente reflejada en el sistema económico y, por extensión, en las manufacturas cerámicas y sus estructuras de producción. Esta disyunción, perenne en las sociedades humanas de todos los tiempos, se acentúa especialmente en los momentos de transición, por lo que no es exclusiva del cambio del mundo antiguo al mundo medieval. con el florecimiento del mundo mercantil, y el crecimiento de las ciudades en los siglos bajomedievales, las tensiones entre mundo rural y mundo urbano se acrecientan de nuevo propiciando nuevos cambios en los modos de producción de cerámica, que tendrán su reflejo inequívoco en las pautas de distribución de los alfares, en su estructura interna y en el tipo de productos que en ellos se fabrican. Todo ello nos lleva a cuestionarnos por los alfares en tanto que asentamientos productivos. Los hallazgos de hornos para la cocción de cerámica deberían suscitar un interés mayor en la posible detección de estructuras anejas complementarias de la propia estructura de cocción y relacionadas con el trabajo previo, almacenaje y preparación de arcilla. sin embargo, ésta es una carencia que podemos detectar en relación con los resultados frecuentemente presentados en relación con la excavación o estudio de una o diversas estructuras de cocción. ciertamente, la localización de espacios de producción relacionados con dichas estructuras

Los aLFarEs Y sU EsTUdio:

algunas reflexiones para su contextualización

El estudio de los hornos de cerámica en el mundo medieval y moderno, que limitamos en nuestro caso al ámbito cristiano, plantea diversas cuestiones que irremediablemente surgen al observar la distribución de las estructuras detectadas a lo largo y ancho del territorio analizado, su estructura, la producción resultante de su utilización y la presencia o ausencia de espacios de producción anejos. Estas cuestiones pueden ser ordenadas en función de distintos aspectos que es necesario analizar por separado. En primer lugar, cabe la posibilidad

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alfares, hornos y producción de cerámica en la cataluña Medieval y Moderna

de una simplificación de la tecnología utilizada y, lo que es más, de un merme de las capacidades tecnológicas de las sociedades que producen dichas manufacturas. La utilización de este tipo de lenguaje nos lleva irremediablemente a imaginar una ruptura total entre el mundo antiguo y el medieval que no se percibe de forma tan clara al observar las características de los centros de producción. Hablar de simplificación tecnológica o tecnología simple nos puede llevar al equívoco de pensar que las producciones de época medieval son las que son porque las sociedades no saben fabricar ningún otro tipo de productos. de ser así, debería sorprendernos sobremanera que las producciones decoradas de los siglos Xiii y XiV convivan durante más de doscientos años con estas producciones groseras de cocción reductora que han primado durante todos los siglos precedentes. Por todo ello, debemos reconsiderar este proceso de transición en una clave histórica mucho más amplia. La reciente caracterización de las producciones del alfar de cabrera d’anoia muestra como los productos que allí se fabrican presentan unas características técnicas especialmente buscadas, que se producen por necesidad y no por desconocimiento de la tecnología a emplear. Las transformaciones de tipo tecnológico entre el mundo romano y medieval, vienen más por un cambio previo en la demanda de productos en función de nuevas necesidades sociales que por un detrimento de la capacidad técnica. obviamente, dicho planteamiento no es excluyente con la realidad de que el desuso de ciertas técnicas pueda conllevar una cierta atrofia de la capacidad de producción y que la caída de la demanda de las producciones romanas va a relegar las antiguas innovaciones tecnológicas a un estado de latencia que tiene que ver con las necesidades de producción de un nuevo modelo social.

es compleja puesto que las actividades propias de la alfarería no son propensas a dejar excesivos vestigios materiales que permitan la reconstrucción arqueológica del proceso productivo más allá de los restos de la estructura de cocción. aun así, es necesario hacer un esfuerzo de comprensión de estas estructuras en un marco productivo que sigue unas pautas determinadas de asentamiento. Finalmente, y a pesar de no constituir el objetivo fundamental del trabajo que presentamos, no podemos olvidar en este análisis los aspectos relacionados con la distribución y exportación de las producciones. dada la duración de las manufacturas cerámicas, el hallazgo de diversas estructuras de cocción asociadas debe llevarnos a pensar en un proceso productivo que necesariamente sobrepasa una actividad de tipo exclusivamente familiar. La transición del mundo antiguo al mundo medieval: ¿continuidad o ruptura?

a grandes rasgos, la distribución de centros productores o, cuanto menos, de estructuras de cocción documentadas en el momento de transición entre el mundo antiguo y el medieval sigue fundamentalmente la línea de la costa central catalana. Los indicios de que disponemos nos llevan a pensar que no se produce una ruptura radical respecto del mundo antiguo en los primeros siglos de la Edad Media. La distribución de centros productores, parece encajar con las principales zonas de producción anfórica y sigilada de época imperial (fig. 1). sin embargo, en lo que a producción se refiere, las evidencias materiales nos indican claramente que las producciones estandarizadas tanto de vajillas como de cerámica de transporte, retroceden a favor de producciones mucho más toscas que llegarán a constituir el elemento diferenciador de las producciones alto- y plenomedievales. La homogeneización de los repertorios formales y el carácter grosero de los productos mayoritarios, encarnados en la denominada cerámica gris, frecuentemente ha sido interpretada como el resultado

La alternancia entre mundo rural y mundo urbano.

El cambio social producido durante la transición de la antigüedad Tardía y la alta Edad Media implica una ruralización creciente de la sociedad a con-

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secuencia del declive de las ciudades. La evolución anteriormente mencionada de las producciones cerámicas halla en este alejamiento del mundo urbano hacia el mundo rural una de sus principales razones de ser. durante los siglos altomedievales, el terreno cultivado en época romana se reduce en favor de una extensión boscosa mayor y las transformaciones en las formas de hábitat, la estructura social y las costumbres alimentarias acaban favoreciendo también un traslado de los centros productores hacia el interior del territorio. La distribución de los alfares arraigados en la tradición romana se desplaza ahora hacia el interior hasta el punto en que podemos distinguir algunas formas nuevas de asentamiento que no se habían producido hasta ahora, claramente representadas por el traslado de los centros productores tradicionalmente ubicados en el llano hacia las zonas de montaña. ciertamente, los centros productores propios de época romana, en zonas preferentemente de llanura, cercanas a los cursos de agua y a la costa por regla general se diferencian en este sentido de los alfares de época alto- y plenomedieval, de los cuales el de cabrera d’anoia constituye el exponente principal en cataluña. La tensión existente entre mundo rural y mundo urbano parece quedar nuevamente de manifiesto durante la Baja Edad Media, cuando los grandes centros productores de las zonas de montaña entrarán en un claro declive en favor de los nuevos alfares de vajillas decoradas que se establecen en las ciudades y que se perpetúan a lo largo de toda la época moderna. Estos alfares modernos de vajillas decoradas alcanzan gran renombre en las ciudades y suponen la decadencia generalizada de unas producciones altamente utilitarias, las de obra gris o negra, que habían perdurado durante más de cinco siglos pero que no llegarán, sin embargo, a desaparecer por completo, al menos hasta épocas ya muy avanzadas. se establece pues a finales de la Edad Media, un nuevo proceso de complementariedad entre mundo rural y mundo urbano, de modo que ambos tipos de alfares van a satisfacer en cada caso una demanda especializada.

Los aLFarEs coMo asEnTaMiEnTos ProdUcTiVos:

La ocupación y explotación del territorio

Frecuentemente, la presencia de un alfar o taller de cerámica viene definida a partir de la evidencia arqueológica que supone el hallazgo de uno o más hornos. ciertamente, la construcción y utilización de un horno implica una estructura fija, identificable y sintomática de la existencia de un proceso de cocción y por lo tanto de producción de cerámica ya sea de forma puntual o continuada. sin embargo, esta deducción lógica del proceso productivo a partir de la estructura de cocción presenta algunos problemas de fondo que es necesario comentar, puesto que podríamos caer en el riesgo de focalizar la atención en la detección y excavación de las estructuras de cocción como único elemento válido a la hora de estudiar un centro alfarero. La producción de cerámica requiere de una serie de espacios anejos relacionados con la preparación y modelado de las pastas que rara vez generan estructuras ni vestigios claros durante la época medieval y cuando lo hacen nos estamos refiriendo sin duda a cronologías bastante tardías. aun así, para cronologías altomedievales, la ocupación de determinados espacios para el trabajo de la arcilla es detectable de forma más o menos sutil al observar el yacimiento en su conjunto máxime cuando se trata de un centro de envergadura donde los hornos no aparecen de forma aislada. Tal es el caso de cabrera d’anoia y lo hubiera sido probablemente el de casampons si el yacimiento no hubiera sido destruido. El alfar de cabrera d’anoia, anteriormente mencionado, constituye un centro productor con un emplazamiento bien característico: el alfar queda situado en un entorno agreste y montañoso, al pie de un pronunciado escarpe y a lo largo de tres terrazas sucesivas, en donde las estructuras de cocción se concentran en los reducidos espacios abiertos, mientras que las áreas de trabajo quedan emplazadas a merced de los numerosos abrigos naturales. En el interior de

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estas covachas, los alfareros tallan la piedra y agrandan el espacio a voluntad en función de sus necesidades, puesto que la naturaleza del sustrato geológico favorece dicho proceso. de hecho, la geología del lugar presenta una alternancia de niveles de travertino de dureza considerable superpuestos a niveles de granodiorita altamente meteorizada de consistencia mucho menor que favorecen el tipo de ocupación descrito. Las tenues trazas de ocupación de estos espacios (fig. 2), formadas en su mayoría por capas arcillosas, encajes de poste, recortes en la roca, mechinales y en algunos casos pequeñas cubetas reflejan los vestigios de una preparación sencilla de la pasta a la luz de la comparación etnoarqueológica. no podemos negar la dificultad de detección e interpretación de este tipo de vestigios, que pueden pasar fácilmente desapercibidos si no se realiza una minuciosa excavación en extensión que, a menudo, se ve impedida por el encorsetamiento de las excavaciones preventivas forzado por múltiples factores ajenos a la voluntad del arqueólogo. Pero, aun así, es necesario hacer hincapié en la necesidad de prestar una atención especial en la medida de lo posible a la detección de este tipo de restos. Hay que tomar en consideración también un fenómeno frecuente en los centros productores: la reparación de estructuras y la reutilización de las mismas para la construcción de hornos de nueva planta. dichas prácticas vienen condicionadas por lo general por las dimensiones reducidas del espacio disponible. Tanto es así que en ocasiones la excavación de un horno aporta vestigios significativos para determinar distintas fases de utilización interrumpidas por las reformas practicadas ya sea para reparar las parrillas o soleras, que tienden a desplomarse a consecuencia del uso continuado de las estructuras, como para transformar la disposición interna de las cámaras, como sucede en el alfar moderno de la Familia Escayola, recuperado en sabadell. Junto con la existencia de espacios de producción anejos, los testares constituyen otro elemento claramente visible por lo general en relación con las estructuras de cocción. Formados por acumulaciones considerables de fragmentos de cerámica desechada habitualmente

caracterizada por la presencia de defectos evidentes de cocción, su sola existencia ya es sintomática de la producción de cerámica en mayor o menor proporción. En algunos casos, el hallazgo de uno o más testares en un yacimiento determinado ha constituido la prueba concluyente de la existencia de un centro productor, aun en el caso de no haber detectado estructuras de cocción, tal como sucede con los testares recuperados en el Carrer dels Forns, en Llívia (Girona), que permiten documentar la existencia de un alfar de época medieval a pesar de no haber recuperado en él ningún horno. La repercusión económica de los alfares y la distribución de las producciones.

analizar los centros productores de cerámica en un periodo de tiempo dilatado y en un territorio extenso permite plantear algunas cuestiones derivadas de la propia naturaleza de los centros y de las manufacturas que en ellos se fabrican, en relación con el impacto que ejercen sobre el área circundante y con la distribución de sus producciones. Parece comúnmente extendida la percepción de que el declive de los centros urbanos de producción anfórica o sigilada estandarizada de época romana, actúa en detrimento de unas líneas regulares de exportación y distribución de productos hacia un mercado amplio cada vez mejor conocido gracias a las caracterizaciones arqueométricas tanto de centros productores como receptores. Ello nos llevaría a afirmar que las producciones medievales están destinadas a un consumo local ajeno a circuitos de distribución de la envergadura de los existentes en época romana o bien de las nuevas líneas de distribución de las producciones decoradas bajomedievales y modernas. si bien, dicha afirmación no es refutable en su totalidad, sí que es matizable en muchos aspectos, puesto que la naturaleza de los alfares de cerámica gris en algunos casos –cabrera d’anoia y casampons, principalmente– implica volúmenes de producción que necesariamente deben superar el ámbito estrictamente local a favor de un espacio regional inevitablemente más amplio. En este sentido debemos plantear la necesidad

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de revisar la terminología que habitualmente empleamos y que contrapone los productos de importación/ exportación a los productos locales. deberíamos definir con gran precisión lo que consideramos propiamente importaciones y lo que entendemos por producciones locales, puesto que hablar de productos importados en oposición a lo local sin mayor especificidad a menudo genera la sensación en el lector de que entre unas y otras no existe término medio. nos referimos con esta ref lexión al hecho de que lo que a menudo denominamos producciones locales, constituye un conjunto de manufacturas cuya distribución e intercambio puede abarcar un ámbito regional relativamente extenso. ciertamente, la producción y distribución de cerámicas en el mundo altomedieval se relaciona de forma necesaria con el funcionamiento de las comunidades de aldea. de este modo, pequeños núcleos de población muy reducidos y diseminados por el territorio dan respuesta a sus necesidades comerciales en circuitos reducidos y mercados locales, pero en este nuevo orden social en el que el feudalismo se va forjando paulatinamente, debemos constatar la existencia de una cierta jerarquización de centros de producción en función de sus dimensiones, su capacidad productiva y la continuidad de su producción, al menos en lo que a alfares se refiere. En este sentido, los alfares de casampons y cabrera d’anoia, suponen un exponente claro de estos centros de gran envergadura y producción continuada durante un largo periodo de tiempo. se plantea la necesidad, pues, de hacer un esfuerzo a la hora de excavar complejos de producción por determinar tanto su posible impacto como el volumen de manufactura que en ellos se produce. Lo cierto es que un taller como el de cabrera d’anoia, con más de treinta hornos documentados no puede responder de ningún modo a las necesidades de un mercado local entendido en un sentido estricto de impacto territorial muy reducido. Tras la reciente caracterización arqueométrica de las producciones de cabrera d’anoia (Travé, 2009), el devenir de la investigación debería llevarnos a definir con una precisión mayor el posible impacto territorial

de este centro a fin de clarificar este panorama de mercados de base aldeana1.

La EVoLUción dE Los cEnTros ProdUcTorEs:

una propuesta de ordenación cronológica

En relación con la necesaria jerarquización de centros que acabamos de comentar y con las distinciones existentes entre ellos en función de su morfología, atribución cronológica y naturaleza de su producción hemos hecho un esfuerzo por jerarquizar los datos disponibles a fin de ilustrar los planteamientos de base hasta ahora expuestos. Para ello, hemos optado por una ordenación prioritariamente de tipo cronológico que responde, sin embargo, a la evolución natural de los centros de producción en función de las transformaciones sociales anteriormente apuntadas (fig. 3). Por ello, optamos por estructurar nuestro discurso a partir de la distribución entre (1) centros de transición del mundo romano al medieval, (2) alfares de cerámica gris alto- y plenomedievales, (3) centros bajomedievales de transición al mundo urbano y (4) grandes centros productores de época moderna. centros de transición del mundo romano al medieval

En el periodo de tiempo comprendido entre el fin de lo que consideramos como antigüedad Tardía y la alta Edad Media el principal problema de análisis es que a actualmente se está llevado a cabo en este sentido un proyecto de investigación [“La cerámica común de cocina en época medieval: Proveniencia, tecnología y comercio en el campo catalán” – referencia: BP 2010-a 00335] destinado a la caracterización arqueométrica de un conjunto amplio de cerámicas grises muestreado en distintas áreas del territorio catalán. Buena parte de las muestras analizadas corresponden a los territorios circundantes de los alfares tanto de cabrera d’anoia como de casampons, por lo que dicho estudio podrá aportar algo más de luz acerca de la distribución de dichas producciones y el impacto territorial de los alfares. Los primeros resultados preliminares serán publicados en breve. 1

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menudo los datos de que disponemos son escasos y dispares. La distribución de estos centros, parece coincidir a grandes rasgos, tal como hemos comentado anteriormente, con antiguos centros de producción de época imperial. de hecho, en el litoral mediterráneo, algunos hornos de tradición romana continúan fabricando tejas y ladrillos bien avanzado el siglo Viii y iX e incluso, probablemente, estén en actividad en pleno siglo X. Tal podría haber sido el caso del horno recuperado en el Camp d’en Ventura Oller, en santa Perpètua de Mogoda, de cronología inequívocamente romana y en el contexto claramente productivo de una villa (García Batalla, 2006). Este horno de grandes dimensiones estaba destinado a la producción anfórica del tipo Pascual 1, dressel 2/4 y dolia, aunque se puede constatar también su utilización para la producción de teja. Este tipo de ocupación continuada entre época romana y medieval, es especialmente visible en la zona del Maresme, en la antigua área Layetana, a partir de las trazas arqueológicas. J. Llinàs y J. Merino nos hablan de “una serie de elementos distribuidos por todo el territorio ligados a los trabajos agrícolas o antiguas actividades de aprovechamiento de los recursos naturales (molinos, hornos de cerámica, cal o vidrio, pozos de nieve o ventisqueros)” (Llinàs, Merino, 1999). dichos elementos a menudo presentan dificultades notables de datación que impiden adjudicarles una cronología claramente romana, por lo que debemos considerar la posibilidad que correspondan a este periodo posterior, cuyo conocimiento es mucho más escaso. sin movernos aún de santa Perpètua de Mogoda, tenemos noticia en Can Vinyalets de un horno probablemente de tiro vertical de cronología indeterminada, presumiblemente tardoantiguo, con un hogar excavado en las arcillas naturales, de planta circular (Garcia Batalla, 2006; Mauri, 2006). En la población de Tiana (Maresme) conocemos también hasta cinco hornos de producción cerámica que ref lejan estos problemas de datación y que presentan características que, a pesar del contexto en que se encuentran –área Layetana con un gran número de centros de producción anfórica de época romana–, difícilmente pueden ser adjudicados a una cronología

romana. En las fichas de la carta arqueológica para la provincia de Barcelona (ca, en adelante) se mencionan tres hornos en la Bòbila d’en Jordana “presumiblemente romanos” (ca, 4), uno de ellos de planta rectangular (ruestes, 2002: 124). La ausencia de cerámica, sin embargo, impide ofrecer una adjudicación cronológica precisa. de hecho, la carta arqueológica, ante esta ausencia de materiales nos habla de una “romanidad dudosa” de estos hornos (ca, 28), por lo que a. Mauri apunta la posibilidad de que pudiera tratarse de hornos medievales (Mauri, 2006). no podemos precisar más datos acerca de este conjunto. Lo mismo sucede con el horno del Pont de Tiana (ca, 17) de difícil atribución cronológica a causa de la ausencia de materiales, cuyos restos no son visibles hoy día a causa de la actividad constructiva acelerada. Un elemento algo más claro de este momento tardío de transición es el horno de Can Parxet, también en Tiana, ya mencionado por M. riu en su estudio sobre hornos y talleres de cerámica gris en cataluña (riu, 1990). Este horno se encuentra excavado en la arcilla, en donde todavía se puede observar –aunque seccionadas por el camino– gran parte de la cámara de cocción y la parrilla. Por desgracia, la ausencia de materiales relacionados dificultó notablemente su datación. La cronología de este horno, que difícilmente puede ser catalogada como romano, posiblemente nos permita situarnos en este período tardío, lamentablemente desconocido en gran medida. Las noticias acerca de estos hornos de atribución cronológica incierta, se extienden también hacia el interior del territorio y el sur del área de influencia layetana. En sant Pere de ribes, se conoce la existencia del llamado Forn de les Timbes de atribución romana muy incierta, descubierto en 1945 del cual únicamente se pudieron hallar las paredes del hogar, de planta circular, con restos de cenizas y afectadas por la acción del fuego. no es posible comprobar la cronología de dicha estructura, puesto que se han perdido los materiales y únicamente se conserva un croquis (fig. 4) realizado por c. Mestre artigues (Miret, Miret, 1984). cabe mencionar otro ejemplo, también algo problemático en cuanto a su cronología: En el límite entre los términos

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municipales de Montmany i Figaró, se conoce el Forn de les Planes, al norte del camino que va de La Garriga a Puig Graciós, fuertemente afectado por las lluvias de noviembre de 1984 y descalzado en parte. Este horno de planta cuadrangular, con paredes de barro cocido y una cubierta presumiblemente de piedra arenisca no ha sido excavado, por lo que su atribución cronológica es también dudosa, posiblemente de este periodo (Mauri, 2006; Gómez, 2005). Finalmente debemos mencionar dos casos más, en esta ocasión de cronología probablemente medieval que permiten enlazar también esta época de transición. Uno de ellos es el horno de tiro vertical recuperado en la c/Vídua Vives, en sant Boi de Llobregat. Presenta planta cuadrangular excavada en el suelo natural, una solera con 16 perforaciones y conserva dos paredes de la cámara de cocción. Podemos hallar precedentes claros de este horno en los hornos romanos de producción anfórica documentados en este mismo municipio (López Mullor, 2009), por lo que podemos considerar que también en este caso, las estructuras documentadas responden a un modelo de producción que arraiga en una tradición anterior y que se mantiene en los inicios de la Edad Media. El último caso, algo más problemático, corresponde al Forn de Sant Adjutori, en sant cugat del Vallès. En relación con la Ermita de sant adjutori, se ubica un horno de planta cuadrada muy bien conservada, construido todo él de adobe o ladrillo refractario (suau, López, 2003). aunque a menudo se le haya otorgado una cronología ibérica o romana, actualmente se cree que el horno es de época medieval, contemporáneo de la construcción de la ermita (Mauri, 2006). Los problemas de interpretación de esta estructura de cocción no quedan limitados únicamente a la cronología. Tipológicamente, bien podría tratarse de un horno para la cocción de metales, aunque la ausencia de cualquier resto de escoria dificulta mucho su interpretación como tal (suau, López, 2004). El conjunto se revela francamente heterogéneo, con hornos de plantas cuadradas y circulares, de dimensiones varias pero con una tendencia a presentar tamaños considerables, generalmente excavados en

el suelo geológico y con una atribución cronológica bastante imprecisa. no se puede obviar, sin embargo, su relación con los antiguos asentamientos romanos del litoral catalán, especialmente patente en los casos de santa Perpètua de Mogoda, Tiana y sant Boi de Llobregat, al amparo de los antiguos centros anfóricos del área layetana. Los alfares de cerámica gris alto- y plenomedievales

a medida que avanzamos hacia los siglos iX – Xiii, el nuevo modelo de sociedades medievales y el nacimiento y consolidación de un sistema económico y social de tipo feudal se refleja tanto en la producción de cerámica, marcada fundamentalmente por la presencia de las llamadas cerámicas grises, como por la estructura de los centros de producción de dichas manufacturas y su diseminación por el territorio. Junto con los grandes centros productores de cerámica gris de cabrera d’anoia y casampons, se detectan algunos otros centros menores, con áreas de impacto probablemente más reducidas y que, en algunos casos pudieron llegar a quedar absorbidos por los centros de mayor envergadura. El principal volumen de producción se desplaza hacia el interior del territorio, en las áreas del Berguedà y de l’anoia, cuyos alfares poseen una capacidad productiva suficiente como para abastecer a buena parte de la cataluña central (fig. 5). La reciente caracterización arqueométrica de las producciones de cabrera d’anoia a partir del estudio de los materiales procedentes de los testares (Travé, 2009) permitirá en un futuro precisar las redes de distribución de las producciones de este taller y ayudará significativamente a dibujar este panorama de distribución de producciones. aunque en los últimos años se han tenido noticias de algunos hornos recientemente descubiertos, la mayoría de ellos son bien conocidos a partir del trabajo de M. riu en este campo (riu, 1990). El horno de tiro vertical y planta circular, total o parcialmente excavado en la roca deviene paradigmático de las estructuras de cocción de

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este momento2. En 1958 se excavaron cinco hornos en el taller de cerámica de casampons, los únicos que se pudieron documentar del taller, actualmente destruido. Todos ellos presentaban una planta circular u oval, excavada en el suelo natural, a la cual se accedía a partir de una fosa de acceso también excavada, reforzada o no mediante muretes laterales. La plataforma rocosa que cubre los hogares es perforada mediante chimeneas de planta variable –triangular, trapezoidal, rectangular o circular– cilíndricas o troncocónicas a modo de parrilla. sobre dicha parrilla, que se sustenta por sí misma sin ningún tipo de estructura de soporte en el hogar, se construye en adobe la cámara de cocción o el horno, propiamente dicho. sabemos de la existencia de espacios anejos de obrador que lamentablemente fueron arrasados por las palas excavadoras sin mayor posibilidad de documentación que la somera descripción que ofrece M. riu:

Este tipo de ocupación, al amparo de una ladera, presenta paralelismos claramente identificables con la ocupación del territorio que se lleva a cabo en el alfar de cabrera d’anoia. En este caso, el proceso de ocupación sistemática de las grutas que se forman en el escarpe, al abrigo del cual se ubican las instalaciones, condiciona notablemente los procesos de producción (Padilla, Álvaro, Travé, 2008, 2011a, 2011b; Padilla, Travé, 2010). La excavación de este centro permitió recuperar las trazas de hasta cuatro talleres. La impresión general que nos ofrecen este tipo de instalaciones en ambos casos es la de un espacio reducido con algunos enseres básicos –un hogar, alguna estructura de madera o una pequeña cubeta– para una preparación sencilla de una pasta grosera, por lo general poco decantada, posiblemente trabajada con percutores, a juzgar por los vestigios documentados en cabrera d’anoia (Padilla, Vila, 1998). Esta forma de explotación del terreno, no requiere de espacios excesivamente amplios para la instalación de unos alfares de dimensiones considerables, a juzgar por el número de estructuras recuperadas, ya que la ocupación intensiva de la zona y el progresivo agotamiento de las áreas de trabajo obligan a los alfareros a realizar un aprovechamiento exhaustivo del espacio disponible. Los hornos de cabrera difieren muy poco de los de casampons en cuanto a su estructura. Todos ellos presentan cámaras de fuego y parrillas excavadas, formadas a partir de una plataforma perforada por una serie de agujeros cilíndricos u ovalados que actúan a modo de chimeneas. El principal problema de este tipo de estructuras es la debilidad de las parrillas, que a consecuencia de las cocciones sucesivas, a menudo se hunden por el peso de la carga especialmente en los hornos de mayores dimensiones. En estos casos, se opta por distintas estrategias de reparación antes de la amortización definitiva del horno. En cabrera d’anoia, fue frecuente la reparación de parrillas construyendo unos arcos de piedra en el interior del hogar para el sostenimiento de la solera (fig. 6), aunque ésta no fue la única solución practicada. En algún caso se construyeron hogares pequeños con parrillas también reducidas en comparación con grandes

“Se podía ver, al norte del solar, la existencia de un macizo de conglomerado que se extendía en vertical de Oeste a Este como formando un muro natural, en el cual se abrían cuatro agujeros hechos a la misma altura en sentido horizontal, que pudieron servir para sujetar las vigas de la techumbre de una cabaña. En la parte baja de dicho muro sobresalía una banqueta o plataforma horizontal, en la cual se habían abierto a golpes de piqueta una hornilla y un depósito rectangular con un rebaje menor a uno de los lados, el contrario de la hornilla. […] Es posible que a lo largo de la arista rocosa hubiese adosadas otras cabañas, posiblemente cubiertas como ésta por un envigado a una sola agua o vertiente y con tejas gruesas encima.” (riu, 1990: 106-107) 2 dichos hornos de tiro vertical son bien conocidos a partir de las excavaciones en casampons y cabrera d’anoia. Para una síntesis gráfica de este tipo de estructuras, que pueden presentar cubiertas permanentes o no, véase la figura 4 de nuestro trabajo «El alfar medieval de vajilla culinaria de cabrera d’anoia», publicado en el número 6 de esta misma revista (Padilla, Álvaro, Travé, 2011a: 98, fig. 4), en donde aparecen representados los modelos teóricos determinados para cabrera y casampons, entre otros.

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cámaras de cocción. curiosamente, la construcción de un pilar central para soportar el peso de la parrilla, frecuentemente utilizado en esta época, no se registra en ninguno de los hornos excavados en cabrera d’anoia. Los alfares de cabrera d’anoia y casampons constituyen centros de producción de envergadura a los que debemos suponer un impacto territorial considerable. Junto con estos grandes centros, se detecta una multiplicidad de centros menores de tipo rural –y rupestre en muchos casos–, que en algunos casos vienen definidos por la presencia de hornos aislados pero que a menudo permiten intuir, cuando no recuperar, la presencia de instalaciones complementarias propias de un centro productor. Un buen número de ellos fueron estudiados durante los setenta y ochenta, en un momento en que suscitaron especial interés en el ámbito de la arqueología medieval catalana (riu, 1990). Tal es el caso, por ejemplo, del Horno de Les Ribes, excavado en el yacimiento de santa creu d’ollers a cargo de M. riu a finales de los sesenta (fig. 7). Este horno, de cronología plenomedieval, claramente anterior al siglo XV y probablemente del Xii o Xiii, constituye otro ejemplo de estas estructuras de tiro vertical. En este caso, la disposición de las estructuras anejas permite suponer que dicho horno no fue un elemento aislado sino que habría formado parte de un conjunto de hornos similares posiblemente excavados a la misma altura. Podría tratarse pues de un pequeño alfar que en el siglo XV ya debía llevar bastante tiempo abandonado (riu 1972). Un caso muy parecido, el de un horno recuperado en un contexto arqueológico que permite sospechar de la existencia de un centro productor, es el que se documentó en la Vinya d’en Sant, en el término municipal de castellar del Vallès (fig. 8). La descripción que se ofrece de los alrededores es significativa por la similitud que presenta con el tipo genérico de caracterización de los espacios que pretendemos analizar:

dependencias anejas, que quedaron sin excavar. Asimismo, el alto número de fragmentos cerámicos y el área amplia de dispersión de dichos fragmentos (500 m2) permiten pensar en la existencia probable de otros hornos alrededor.” (Coll, Molina, Roig, 1993: 883) nos hallamos pues ante alfares todos ellos muy similares, alejados de las ciudades, en espacios rupestres o semirupestres, que se distinguen fundamentalmente por sus dimensiones respecto de los restos recuperados. salvo en los casos de cabrera d’anoia y casampons, donde la ingente cantidad de estructuras y la presencia de espacios complementarios claramente identificables implican el asentamiento de centros productores de grandes dimensiones, en el resto de casos debemos hablar de centros más reducidos que debieron abastecer un entorno indiscutiblemente menor. En algunos casos, debemos considerar la hipótesis de que esta jerarquización de talleres y el libre juego de la oferta y la demanda en relación con las producciones cerámicas hubiera influido significativamente en la creación y desaparición de centros de producción. Especialmente en el área del anoia, la presencia del alfar de cabrera d’anoia habría podido fagocitar algunos centros menores que conocemos de forma muy imprecisa. Este podría haber sido el caso de las estructuras de producción de cerámica detectadas en el municipio de Vallbona d’anoia, en la zona denominada Sobre el salto del Met, a unos 200 m de la necrópolis de la Creueta. En esta área aparecen una gran cantidad de cerámicas grises medievales y algunas estructuras que podrían relacionarse con ellas, con una datación posible entre 1150 y 1230 (Mauri, 2006). Una situación similar es la que interpretamos para el horno del Llobetó, situado –como su nombre indica– a unos 100m del Llobetó, en el municipio de carme, también en la comarca del anoia. Este horno, que no ha sido aún excavado, parece presentar una cronología imprecisa oscilante entre 1230 y 1492, en todo caso en la época más tardía de la Edad Media (Mauri, 2006). En esta revisión del panorama de hornos y alfares de época medieval, hemos de mencionar algunos

“Ultra la estructura del propio horno, también se localizan los restos de un pavimento de arcilla pastada, de gran consistencia; así como unos muros, a unos 5m probablemente del obrador y

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hallazgos recientes: En castellnou de Bages (Barcelona) la excavación de los hornos de cal Ticó (Folch, Gibert, 2010) ha dado a conocer un pequeño centro productor de cerámica gris, de época altomedieval, que ha permitido detectar tanto la existencia de algunos hornos como de espacios de taller e incluso zonas susceptibles de haber sido utilizadas como punto de extracción de arcillas. También tenemos noticia, en el área ampurdanesa, de un pequeño alfar recientemente excavado en Peralada, en el que se ha recuperado un conjunto de estructuras bajomedievales relacionadas con la producción de cerámica formado por tres hornos, tres silos y un testar; todo ello elementos significativos para la detección de obradores, tal como hemos comentado anteriormente. Finalmente, debemos prestar atención a los llamados testares, que constituyen un elemento indisociable de los centros productores y que en determinados casos constituyen el único indicio para recuperar las trazas de algunos centros productores muy reducidos, en su mayoría arrasados. durante la excavación del yacimiento romano de iulia Lybica, en Llívia, se recuperaron en los niveles medievales una serie de estructuras de muros y pozos amortizados con cerámica gris, entre cuyos fragmentos hay que destacar la presencia de numerosas piezas deformes, defectuosas, que justifican la hipótesis de que estos hallazgos son contemporáneos de la existencia de un posible horno cerámico que no ha sido posible recuperar, datable de los siglos XiV – XV (Padró, 2000).

los centro urbanos. a su vez, las principales producciones también sufren una transformación profunda que hacia los siglos Xiii y XiV ya será claramente irreversible. Por un lado, a pesar de la creciente caída de la demanda de las producciones de cerámica gris, este tipo de cerámica gozará aún de una cierta continuidad gracias a su profundo arraigo durante mucho tiempo y experimentará un resurgir más que destacable a lo largo de los siglos XVi y XVii con la extensión del viñedo y el florecimiento del campo catalán. Este es el caso de centros como los de Verdú, Quart, la Bisbal d’Empordà o Vilafranca del Penedès, que mantendrán una tradición productiva de cerámica gris, incorporando también las producciones decoradas, a fin de satisfacer una nueva demanda creciente de este tipo de piezas. de todos modos, la transformación en los usos y costumbres de producción y explotación de cerámica gris es evidente: las antiguas funciones de este tipo de materiales, paradigmáticamente representados en la Edad Media por la forma emblemática de las ollas de cuerpo globular o troncocónico, generalmente destinadas a usos culinarios, y excepcionalmente complementadas por algunas otras formas destinadas a la contención y trasiego de líquidos, quedan radicalmente transformadas y las piezas de cerámica gris de época moderna. Estas producciones nuevas, de pastas mucho más finas, quedarán indisociablemente ligadas a la forma del cántaro, que pasará a ser el elemento por excelencia de este tipo de producciones. sin embargo, aún podemos hallar en este momento de transición algunos elementos residuales de los antiguos hornos de producción de cerámica gris, como es el caso del horno recuperado en Sant Fost de Campsentelles. Esta estructura de época medieval tardía responde a la tipología habitual de doble cámara superpuesta anteriormente descrita (riu, 1990), en este caso, apoyada sobre un pilar central. Junto con este horno destinado a la producción de cerámica gris, tenemos que mencionar también algunos centros tempranos de producciones decoradas en el área metropolitana de Barcelona, generalmente conocidos de manera imprecisa, que documentan este

centros bajomedievales de transición al mundo urbano

a medida que nos alejamos de los siglos centrales de la Edad Media, con el declive de las estructuras feudales y la consolidación del mundo urbano, nos encontramos con un nuevo modelo de transición en lo que concierne a los usos de producción y consumo de manufacturas cerámicas. Los centros de producción cerámica, concentrados en las áreas urbanas y costeras en época romana y en los espacios rupestres del interior en época medieval sufren ahora un nuevo desplazamiento hacia

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proceso de nueva aproximación a las ciudades y que pueden constituir un preludio de les grandes centros productores de cerámicas vidriadas que a lo largo de la Edad Moderna se documentan en los principales núcleos urbanos. nos referimos a los alfares del Bullidor, en sant Just desvern, y de Can Trias, en Viladecans. a pesar de conocer muy bien las producciones del Bullidor, las trazas de las estructuras de producción de estas cerámicas son mucho más inciertas. Tal como sucedía con casampons y como documentan los autores, las estructuras de este alfar también fueron arrasadas antes de su documentación:

hasta el XV y un horno de época indeterminada, muy probablemente medieval (Mauri, 2006). En épocas relativamente antiguas de esta fase de transición encontramos producciones cerámicas decoradas en verde y manganeso en la ciudad de Barcelona, designada recientemente con la terminología de pisa arcaica (Beltrán, 2007). La especialización y complementariedad, pues, entre centros urbanos y centros rurales se dibuja claramente ya a partir de los siglos Xii y Xiii, donde las producciones decoradas de las áreas urbanas –que gozan de una división del trabajo y especialización mayores– conviven durante casi dos siglos con la obra gris del mundo rural. En este marco de producciones urbanas en época medieval, debemos destacar el descubrimiento y excavación de un horno en la c/Hospital de la ciudad de Barcelona. Esta estructura, destinada a la producción de cerámica común vidriada de época gótica, responde como es habitual a una construcción de doble cámara con fosa de acceso (dehesa, ramos, alsina, 2009).

“En este lugar la riera corta unas potentes capas de arcillas cuaternarias que reposan sobre la pizarra de base de las últimas estribaciones de la Sierra de Collserola. Esta arcilla […] se explota desde hace muchos años para fabricar materiales de construcción (ladrillo y teja), como lo demuestran los hornos, de los cuales hemos desenterrado uno prácticamente entero y los restos de otros que aún hemos podido ver antes de ser engullidos por las máquinas excavadoras.” (Amigó et al. 1986: 11)

Los grandes centros productores de época moderna

Un par de hornos más de esta época medieval tardía son los que conocemos al borde del camino de can Trias, en Viladecans. En esta zona se excavó un pequeño solar con cuatro silos, a unos 250 m. de los cuales encontramos un horno de cronología medieval, de planta circular y tiro vertical, y, unos 150 m más al sur se descubre otro horno éste ya de época moderna (Mayoral, Miret, 1983). Poco más podemos precisar de estos momentos de transición, a excepción de algunas noticias respecto de un horno también de época medieval tardía en sant Boi de Llobregat, en las inmediaciones de la Torre de Benviure. En relación con las estructuras de esta torre circular, encontramos los restos de un edificio rectangular que podía pertenecer a la iglesia de Sant Miquel (siglo Xi) y vestigios de tres estructuras de hábitat, probablemente mansos, anejos a la torre. En este conjunto se recuperaron también hasta 20 silos con cerámica datada desde los siglos Xiii

con el advenimiento de los últimos años de la época medieval y durante todos los siglos posteriores se consolida un nuevo modelo producción de cerámica en las ciudades, marcado por la presencia de alfares de obra vidriada y producciones de reflejo metálico. La aproximación a los restos arqueológicos de estos centros productores complementa significativamente –y a su vez es complementada– por una nutrida presencia de documentación escrita que nos habla acerca del asentamiento de ceramistas en distintos locales de las principales ciudades, en donde llevarán a cabo tanto la producción como el comercio de cerámicas. Los grandes centros urbanos de Barcelona, Vilafranca del Penedès, reus, sabadell o Lleida, entre otros, constituyen elementos clave para la comprensión de este tipo de modelo productivo, en cierta manera podríamos decir que ya incipientemente industrializado.

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En estos casos, la envergadura de los centros tiene su repercusión también en la aproximación arqueológica, puesto que junto con las estructuras de cocción en ocasiones es posible también recuperar con claridad, por un lado, elementos relacionados con las áreas de taller y, por el otro, evidencias claras de una transformación creciente en los procesos productivos que evolucionan hacia una mayor tecnificación de los procedimientos. En este panorama productivo, las ciudades de reus y Barcelona parecen ser las que presentan un volumen mayor de producción y tráfico de mercancías de cerámica decorada en época moderna (García iñáñez, 2007). a modo de ejemplo, podemos focalizar la atención en el centro urbano de reus, en donde entre los años 2000 y 2001 fue excavado un centro productor de dimensiones ingentes, donde se recuperaron hasta catorce hornos de tipología diversa. La ciudad de reus deviene un caso paradigmático para el conocimiento tanto arqueológico como documental de este tipo modelo productivo. La investigación documental (Vilaseca 1964) da a conocer la existencia de hasta 278 ceramistas en dicha ciudad a lo largo de los siglos XVi y XVii, en concreto desde 1550 hasta 1650. El estudio de la documentación permite conocer tanto los centros y alfareros documentados, como el consumo de materia prima, las técnicas empleadas y los circuitos de distribución de las producciones resultantes. desde el punto de vista arqueológico, un volumen tal de alfares tiene su reflejo claro en las intervenciones en el subsuelo, hasta el punto de que la detección sucesiva de estructuras relacionadas con dicha actividad se mantiene activa des de 1915, momento en que se detectó de forma fortuita uno de los primeros hornos descubiertos en la ciudad, el Forn dels quatre cantons, o de las cuatro esquinas. dicha estructura considerada para la cocción mayormente de pan, apareció relacionada con algunos testares en los que se descubrieron algunos útiles destinados a la cocción de cerámica como los trípodes empleados para la separación de las piezas durante su colocación en el horno, por lo que al menos esporádicamente también habría podido ser empleada para la cocción de cerámica.

El descubrimiento de testares de gran envergadura con numerosos fragmentos de producción vidriada en los años 1933 y 1940 supone una evidencia más de la actividad constante de los ceramistas de la ciudad. En efecto, los pozos negros hallados en 1933 cerca de la plaza del Mercadal y los abundantes lotes de cerámica desechada cercanos al portal de santa ana, descubiertos en 1940 y sumados a todos los hallazgos esporádicos realizados a lo largo de la guerra civil y hasta mediados de siglo XX, constituyen una evidencia material de primer orden acerca de la actividades descritas por las fuentes documentales. debemos también tener en cuenta la existencia de un corredor dels escudellers a lo largo del actual callejón del Hospital, en donde los hallazgos de testares cerámicos fueron también significativos (García iñáñez, 2007). sin embargo, la documentación arqueológica y la secuencia estratigráfica de estos hallazgos realizados a lo largo del siglo XX es claramente deficitaria en comparación con el vasto taller descubierto y excavado en el raval del Pallol. En este alfar moderno fueron documentadas hasta catorce estructuras de cocción todas ellas de tiro vertical, aunque de morfologías dispares. El tipo mayoritario lo constituyen los hornos de planta circular excavada directamente sobre el suelo natural, con una banqueta adosada a las paredes de la cámara de fuego (ramón, carbonell, Bravo, 2003). Junto con estos hornos, bien conocidos, de planta circular fueron hallados cinco hornos más de plantas trapezoidales. Finalmente habría que mencionar en este conjunto dos últimos hornos, uno de planta cuadrada y el otro rectangular, con el hogar excavado sobre el suelo natural y cámaras de cocción muy erosionadas, en todo caso, construidas en ladrillo (ramón, carbonell, Bravo, 2003). Este constituye, pues un caso paradigmático de las estructuras de un alfar moderno de ámbito urbano, entre los que debemos considerar también las producciones de Barcelona, Lleida, Vilafranca o Manresa. En ocasiones, las evidencias arqueológicas de dichos centros están constituidas por trazas algo más tenues, en las que hay que prestar atención nuevamente a la presencia de testares. En este caso destaca, por

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ejemplo, el hallazgo de un testar de dimensiones considerables asociado a algunas estructuras de producción en la plaza Jaume i de Vilafranca, en donde no fue posible recuperar ninguna estructura de cocción, pese a las evidencias claras de hallarse en un espacio productivo. ciertamente, entre la gran cantidad de material cerámico fue posible detectar numerosas piezas de cocción defectuosa y herramientas desechadas por los alfareros como los trípodes anteriormente mencionados. Este testar de dimensiones considerables apareció también en relación con algunas estructuras presumiblemente destinadas a la preparación de las pastas como las cubetas de decantación (Garcia i Targa, 1990). a medida que avanzamos en los siglos XVi y XVii, percibimos una creciente tecnificación de los alfares, que sin embargo no rompe con la tradición anterior en lo que a hornos y espacios de producción se refiere. En este sentido, es significativo el alfar recuperado en el Raval de Dins, en los solares de Vía Massagué 5-8, en sabadell (roig, roig, 2004). La excavación arqueológica de este yacimiento singular permitió recuperar el obrador de cerámica de la familia Escayola, con dos hornos de tiro vertical y las estructuras y dependencias del obrador en el solar 6-8. Las estructuras de este obrador, datado entre los siglos XVi y XViii, presentan las características de construcciones claramente modernas (roig, 2001b). Un primer horno, presenta un hogar de planta circular con muros perimetrales que revisten la cavidad excavada en el subsuelo mediante cantos y pequeños fragmentos de ladrillo ligados con un mortero de cal. dicha cámara queda dividida en dos espacios por un pilar central realizado con ladrillos. El horno presenta una parrilla construida también en ladrillo. En este centro productor, fue hallado también un segundo horno en el que se detectan dos fases o momentos de utilización claramente diferenciados. Esta estructura, muy probablemente en uso durante el siglo XVii para la producción de loza azul catalana (roig, 2001a), no conserva ni la parrilla ni la cámara de cocción, pero en los restos del hogar se perciben claramente los vestigios de este proceso de reparación. La primera fase de utilización de este segundo horno se corresponde

con una estructura de planta circular asentada sobre un recorte en el suelo natural. Esta estructura inicial fue parcialmente desmontada para transformar el hogar en una cámara de planta rectangular con un eje norte-sur realizado también con losetas que se adosan sobre la base anterior y las paredes precedentes desmontándolas parcialmente. Junto con estas estructuras de época moderna, se hallaron también dos elementos singulares que evidencian el proceso de tecnificación anteriormente descrito. En el área del obrador fueron hallados los restos de dos molinos de tracción animal probablemente utilizados para la preparación de la pasta o la molienda de desgrasantes. dichas estructuras complementan a las del solar 5-7, en donde también se hallaron instalaciones de obrador, además de otros dos hornos algo más complejos de tiro vertical, con diversas cámaras superpuestas, descubiertos en 1997 (fig. 9). dichos espacios, conservados en buen estado fueron rehabilitados para acoger una exposición monográfica sobre el alfar. Hemos visto, pues, un proceso de evolución de modelos de producción de cerámica a lo largo de los siglos medievales y modernos, en el cual tanto las manufacturas cerámicas como los espacios de producción se adaptan a la demanda y las necesidades de sistemas sociales cambiantes sin soluciones de continuidad marcadas. Las evidencias arqueológicas de los principales alfares documentados, cuyo estudio se remonta a los años sesenta del pasado siglo y ha sido prácticamente continuado hasta hoy en buena parte gracias a las intervenciones de urgencia y hallazgos fortuitos, aportan datos muy significativos acerca de la distribución y características de estos centros de producción.

concLUsionEs

El panorama de hornos y centros productores de cerámica durante la Edad Media supone un caso de estudio ciertamente complejo a causa de la disparidad de datos analizables. sin embargo, nos parece oportuno insistir en la necesidad de hacer aproximaciones en clave dia-

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crónica, tomando en consideración un radio de acción amplio, que permita observar los principales patrones de asentamiento y explotación del territorio y de los recursos disponibles para el análisis de los modelos de producción y distribución de manufacturas cerámicas a lo largo de la Edad Media. Es necesario, pues, hacer un esfuerzo de abstracción para comprender la relación de este tipo de actividad económica con la sociedad que la pone en práctica y se beneficia de ella. La propuesta que planteamos, no deja de ser un modelo teórico, dibujado a partir de la observación, clasificación y análisis de los datos arqueológicos de que disponemos hasta ahora, en el que se debería de profundizar a lo largo de los próximos años a partir del estudio de producciones, especialmente para los siglos más tempranos del periodo en cuestión. En este sentido, realizar aproximaciones de tipo arqueométrico a las producciones de cerámica, tal como se viene haciendo desde ya hace bastantes años en los contextos de época romana y más recientemente en las cerámicas bajomedievales y modernas, debería de constituir un elemento base para la comprensión de este tipo de alfares en los siglos centrales de la Edad Media, donde la producción y distribución mayoritaria de manufacturas de cerámica gris deviene un elemento clave y permanece aún desconocida en buena medida. dichas aproximaciones permitirán aportar algo más de luz en un panorama que se revela confuso. Los indicios que nos aporta esta visión de conjunto nos dejan entrever una continuidad histórica entre el mundo romano y el medieval y, a su vez, entre el medieval y moderno, mucho mayor de lo que se pueda suponer a priori. nada parece indicar que haya rupturas significativas respecto a las estructuras y modelos de explotación en lo referente a los centros productores de cerámica. sí que se observa, sin embargo, un proceso de evolución lento pero sostenido en los modelos de ocupación y explotación del territorio para la realización de este tipo de actividades productivas que tiene mucho

que ver con la propia evolución de la sociedad que produce y consume dichas cerámicas. de este modo, la producción de cerámicas, que aparece diseminada a lo largo y ancho de territorio, cuenta con algunos centros de grandes dimensiones y de una producción abundante y regular durante varios siglos que necesariamente debe abastecer algunos circuitos regionales, superando la definición de lo que podemos considerar estrictamente local. El alcance de dichos centros, su relación con otros centros menores coetáneos o el mapa de distribución de las producciones que allí se fabrican permanece todavía ignoto. su declive y posterior desaparición a favor de centros de nueva creación asentados mayormente en las ciudades, con una mentalidad que podríamos denominar ya industrial, son una realidad a partir de los siglos XiV y XV cuando la creciente tecnificación de los métodos de producción confiere a los modelos de producción de cerámica unas características de cambio ya irreversibles. Ha sido nuestra intención a lo largo de este trabajo llamar la atención, por un lado, en la necesidad de ahondar en los estudios de base, sistemáticos, y entendidos desde un punto de vista amplio y pluridisciplinar para la comprensión de estos modelos productivos, más allá de la mera aproximación arqueológica puntual; y, por el otro, en la necesidad de retomar algunas cuestiones respecto del estudio de las producciones cerámicas en la cataluña medieval, como herramienta de trabajo para interpretar los procesos de asentamiento, producción y distribución de manufacturas cerámicas como reflejo de los modelos de comportamiento social. Es por ello que presentamos como punto de partida una síntesis de los datos disponibles ordenados en función de su cronología y localización, a fin de contribuir al enriquecimiento de la visión de conjunto acerca del panorama de centros productores y de los rasgos principales de esta actividad productiva en la cataluña medieval.

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Fig. 1: Principales áreas de producción alfarera en época tardoantigua y medieval. al observar la superposición de los alfares y hornos documentados en época medieval respecto de los de época antigua, se produce un cierto desplazamiento hacia el interior de territorio que contrasta con la gran concentración de centros de época romana en la zona de la costa; hecho especialmente constatable en la producción anfórica del área layetana.

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Fig. 2: secciones longitudinal y transversal obrador 3 de cabrera d’anoia, en donde pueden verse los niveles de construcción, uso y amortización de la cueva (arriba; dibujos de J.I. Padilla y E. Travé); y fotografía tomada desde el lateral norte de la balma que acoge el obrador (cliché J.I. Padilla).

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Fig. 3: distribución de los principales centros productores de cerámica de época Medieval documentados en cataluña. a pesar de que nuestro trabajo se centra en los centros cristianos, conviene destacar la existencia de los centros de producción islámica documentados en Balaguer (número 3 en el mapa).

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Fig. 4: Forn de les Timbes, croquis de c. Mestre artigues y representación de la planta circular (cf. Miret, Miret, 1984: 158-159, figs 4-5).

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Fig. 5: Posibles áreas de influencia de los alfares alto- y plenomedievales. Las investigaciones en curso permitirán profundizar en la distribución de la producción de dichos centros, así como precisar los radios de impacto de los alfares conocidos, especialmente los de cabrera d’anoia y casampons, que, a priori, cabría suponer de entre unos 15 y 45km.

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Fig. 6: Planta y fotografía de los hornos a y r de cabrera d’anoia, ambos reparados con arcos para sostener la parrilla (dibujos de J.I. Padilla y E. Travé; clichés J.I. Padilla).

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Fig. 7: Planta y sección longitudinal del horno de les Ribes, en santa creu d’ollers (cf. riu 1972: 259 y 261, figs. 1-2).

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Fig. 8: Horno de la Vinya d’en sant (castellar del Vallès) (cf. coll, Molina, roig, 1993: 837. Lámina 2).

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Fig. 9: Hornos del alfar y obrador de la familia Escayola, recuperados en el solar Vía Massagué 5-7 de sabadell, Barcelona: (a) sección del Horno de Poniente, (b) sección del Horno de Levante, (c) Planta y sección general de los hornos y obradores (cf. roig, roig, 2004: 857-858, láminas 2-3).

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Uniformitas vs diversitas en los monasterios femeninos de la orden de Predicadores en castilla (siglos Xiii-XV) Mercedes Pérez Vidal

UnEd [email protected]

Recibido: 10-06-2013 Evaluado y aceptado: 30-06-2013 Territorio, Sociedad y Poder, nº 8, 2013 [pp. 133-152]

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Resumen: Una revisión y replanteamiento de los procesos de fundación y adscripción a la orden de Predicadores, la adopción de un cierto corpus legislativo, las relaciones de patronazgo, así como de los aspectos jurisdiccionales, ponen de manifiesto un panorama de las dominicas castellanas bastante más complejo y heterogéneo de la visión ofrecida por la historiografía tradicional, todavía basada en la visión idealizada ofrecida por las crónicas y documentos oficiales. La magna tarea reformadora auspiciada por Humberto de romans (1254-1263) no alcanzó la pretendida uniformitas ni en estos ni en otros aspectos, situación que se intentó

ocultar por medio de un corpus de escritos propagandísticos. El presente artículo explora la diversitas existente en el caso concreto de los monasterios femeninos en castilla, así como la autonomía de estas religiosas respecto a la orden, tanto antes como después del generalato de romans, en las cuestiones arriba mencionadas, y la pervivencia de esta situación hasta finales del XV o incluso hasta el concilio de Trento.

Abstract: a review and reconsideration of the foundation processes, the joining at the order, the adoption of a certain legal corpus, the jurisdictional issues, and the patronage relationships, show a much more complex view of the dominican nuns from the 13th to the 15th century than what has been generally assumed by the traditional historiography, and even nowadays. This oversimplified scene of nuns is a consequence of a non critical reading of the official documents of the order, as well as a generalised lack of a gender perspective. The master general Humbert of romans was not successul in bringing order, and ending the previous confusion in affiliations of women to the order of Preachers, and far from being settled in 1267, the cura monialium controversy carried on and the legal status of nunneries remained variable at least until the council of Trent. The yearning uniformitas remained an utopia, and regional and local peculiarities on issues such as legislation, jurisdiction, observance of enclosure, liturgy and architecture lingered on for a long time. although romans himself was aware of this, he also tried to conceal it by comissioning, supporting or even writing himself some texts which settled the oficial historiographical tradition of the order. Together with the works of romans himself, Thomas of cantimpré and Gerard of Frachet, we can also include in this corpus some texts related to particular monasteries, like the Vita of diana di andaló and the inquiry of raymond of Peñafort about san Esteban de Gormaz. Both before and after the general chapter of 1255 new communities of females joined at the order in different

ways. in contrast to the cistercians nuns, nuns affiliated to the order of Preachers did not have proper dominican uses and customs until 1259, and even after that, influences from other orders persisted. The papacy, kingship, and from the 14th onwards, the aristocracy, founded and took under their protection many nunneries, pursuing their independence from episcopal jurisdiction. However, some nunneries stayed under the power of bishops, even until the 16th century, sometimes coerced by them, but in other cases voluntarily, seeking more autonomy. in other cases, they rejected both the dominican and episcopal jurisdiction. although noble patronage was not important during the 13th century, it increased significantly tis importance throughout the next century, and even in the 15th century. some nunneries were under the protection and government of an outstanding female figure, sometimes a founder, which could be linked with the «señoras» of the cistercian nunneries, and with the spanish tradition of the «infantado». Thus, in some cases, and especially during the 15th century, nuns got to act with great independence and autonomy in the management and administration of their nunnery, getting rid of the friars’ supervision, and they enjoyed great freedom of movement which frequently transgressed the norm established by the order and the papacy. However, these nunneries coexisted with others which pursued a stricter observance of the enclosure and a closer relationship with the order.

Palabras clave: Cura monialium. Monjas dominicas. Humberto de romans. Patronazgo. constituciones.

Keywords: Cura monialium. dominican nuns. Humbert of romans. Patronage. constitutions.

Uniformitas vs diversitas en los monasterios femeninos de la orden de Predicadores en castilla

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a situación jurisdiccional de las monjas dominicas fue, al menos hasta mediados del Xiii, ciertamente heterogénea, siendo su modo de filiación con frecuencia bastante más oficioso que oficial. sin embargo, tales cuestiones no han suscitado el mismo debate historiográfico que en el caso de otras órdenes, como el císter, situación que se agrava en el ámbito hispano.1 En este, la visión que aún hoy se tiene de los procesos fundacionales- así como también de la reforma de finales del XV y de otros muchos aspectos de la vida monástica-resulta excesivamente simplificada e idealizada, definiendo un papel uniforme y claramente pasivo para las monjas. Tal situación se debe a que el discurso historiográfico se hace eco aún, sin someterlas a crítica, no solo de las crónicas de la Edad Moderna, sino también de documentación medieval, realizada a instancias de la autoridad central de la orden, en la que con fre-

cuencia se reelaboró la historia con una clara función propagandística y legitimadora.2 así pues, mientras que en el caso de otras órdenes se ha insistido en el curso de los últimos años en la autonomía alcanzada por las religiosas frente a jerarquía masculina, demostrando cómo la actitud de estas varió de un monasterio a otro, buscando siempre las circunstancias más provechosas, en el caso de las dominicas se niega aún que estas hubiesen gozado de una independencia similar.3 Puesto que sus superioras nunca tuvieron el rango de abadesas, como las cistercienses, ni participaron en los capítulos generales, se ha considerado su papel fuera de 2 El objetivo del presente artículo es el análisis de los aspectos legislativos, jurisdiccionales y de patronato y protección en los monasterios de dominicas en castilla. La variedad devocional, litúrgica y arquitectónica será objeto de futuras publicaciones y ha sido tratada en detalle en mi tesis doctoral inédita. M. Pérez Vidal: Arte y arquitectura de los monasterios de la Orden de Predicadores en la “Provincia de España”. Desde los orígenes a la reforma (12181506), Tesis doctoral inédita, Universidad de oviedo, 2013. 3 En el análisis de la cura monialium y la clausura de las dominicas castellanas desde una perspectiva de género, se sigue defendiendo la existencia de roles y relaciones de poder definidos de forma inquebrantable en función del sexo. La clausura habría sido un instrumento de control, usado por los religiosos varones, al que las religiosas habrían quedado totalmente sometidas, siendo confinadas en el interior del claustro, sin que pudiesen actuar con independencia del control de frailes y capellanes «at the same time, masculine and femenine roles in the dominican order were established (management and control of nuns for men, prayer and manual work in cloisters for women). so it is not possible to understand the enclosure of nuns and the cura monialium without taking gender into consideration». r. ríos de la Llave: «Gender, the Enclosure of nuns and the Cura Monialium in castile during the 13th century. the dominican order as a case study », Paths to Gender. European Historical Perspectives on Women and Men, Pisa, 2009, pp. 179-193 (p. 189). no obstante, esta misma autora reconoce previamente que la decretal Periculoso de 1298 no surtió efecto hasta el siglo XVi. Íbidem, p.181.

1 En el caso de la orden cisterciense, desde los años noventa se ha llamado la atención sobre la necesidad de realizar no solo estudios generales basados en la documentación oficial de la orden- los statuta emanados del capítulo General- sino de analizar también los casos particulares, estudiando en qué medida se aceptó y aplicó la legislación oficial. En el caso de las monjas cistercienses, solo recientemente, en el curso de la revisión de la hipótesis tradicional elaborada por los historiadores del derecho canónico y reinterpretada en clave feminista en la década de los setenta, se ha llamado la atención sobre la necesidad de estudiar los casos particulares y evitar las generalizaciones y simplificaciones. G. Baury: «émules puis sujettes de l’ ordre cistercien. Les cisterciennes de castille et d’ ailleurs face au chapitre général aux Xiie et Xiiie siècles», Cîteaux. Commentarii cistercienses, 52, 2001, fasc.1-2, pp. 27-60; Ídem: Les religieuses de Castille. Patronage aristocratique et ordre cistercien XIIe-XIIIe siècles, rennes, 2012., pp. 117-187.

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la clausura prácticamente inexistente. sin embargo, el estudio de determinados casos particulares revela que la influencia de estas mujeres trascendió en muchos casos los muros del monasterio y que lejos de ser sumisas, tuvieron voluntad propia que se manifestó claramente en diversas cuestiones. si creemos a fray antonio de la Peña, quien se ocupó de la atención de las monjas caleroganas en el siglo XVi, ya en los albores de la primitiva comunidad, establecida por entonces en san Esteban de Gormaz, dos prioras de la misma- Grama de santo stephano y Marina Majoritensis- habrían acudido respectivamente a roma, en 1233, y al capítulo General de la orden en París, en 1241. Los resultados de tales viajes habrían sido la exención de la jurisdicción episcopal, la concesión de la regla de san sixto y el hábito de la orden, en el primer caso, y la visita y corrección, es decir la cura monialium, a cargo del provincial y de los frailes burgaleses, supuestamente ordenada por el maestro Juan el Teutónico, en el segundo.4 de ser ciertos tales testimonios podrían de manifiesto la autonomía de movimientos de estas religiosas y su intervención incluso en el capítulo General, pero no concuerdan con la tradición que, desde inicios de la década de los sesenta del siglo Xiii, suponía que tal comunidad había sido recibida en la orden de Predicadores por el propio santo domingo.5 Tal planteamiento carece, sin embargo, de bases documentales y debe situarse, a mi juicio, en el contexto de la campaña legitimadora y propagandística auspiciada por Humberto de romans, de forma paralela a su magna labor reformadora, como se verá a continuación.

algo similar había ocurrido pocos años antes en el caso del monasterio boloñés de santa inés. La Vita Beatae Dianae, redactada entre julio de 1256 y marzo de 1257, atribuía su fundación al propio santo domingo, pese a que esta no se llevó a cabo hasta 1223, dos años después de su muerte.6 asimismo, también la creación de santa María de Prouilhe- considerada la primera fundación dominica, a pesar de que tal evento antecedió a la propia creación y aprobación de la orden-, fue atribuida al propio santo domingo por Humberto de romans, quien otorgó poco después la primera normativa a esta comunidad, ratificada de forma oficial por el capítulo de Valenciennes de 1259.7 sin embargo, los relatos anteriores de Jordán de sajonia, Pedro Ferrand y constantino de orvieto, atribuían su fundación a diego de acebes, mientras que santo domingo únicamente habría quedado al frente tras la marcha del prelado a España, poco después del establecimiento de La Vita Beatae Dianae se conserva en dos copias manuscritas del siglo XV en la biblioteca del convento de santo domingo de Bolonia y en la Biblioteca comunal del archiginnasio de Bolonia. La edición crítica del texto se encuentra en a. roncelli: Il monastero di Sant’Agnese in Bologna e l’ordine dei frati predicatori nel secolo XIII secondo la Vita Beatae Dianae, Tesi di laurea presso l`Università cattolica del sacro cuore di Milano, 2004-2005, pp. 162-173.cfr. G. cariboni: «domenico e la vita religiosa femminile. Tra realtà e finzione istituzionale», Domenico di Caleruega e la nascita Dell`Ordine dei Frati Predicatori, atti del XLi convegno storico internazionale, Todi , 10-12 ottobre 2004, spoleto, 2005, pp. 327-360; G. Barone: «alle origini del secondo ordine domenicano: esperienze religiose femmnili nei secoli XiiXiii», Il Velo, la Penna e la Parola, Gabriella zarri e Gianni Festa (eds), Florencia, 2009, pp. 21-30 (p. 29). 7 «in vita beati dominici. in rubrica ubi dicitur. qualiter episcopus oxomensis instituit monasterium de Pruliano. deleatur. episcopus oxomensis. et dicatur. beatus dominicus. etc. similiter ibidem. in textu ubi dicitur. dei servus didacus. deleatur hoc totum. et dicatur. beatus dominicus», acta capituli generalis Valencenis celebrati anno domini MccLiX, en Constitutiones et acta Capitulorum Generalium Ordinis Fratrum Praedicatorum : 1232 -2001, Berlín, 2002, p. 373 (cf. MoPH 3, p. 98); H. de romans:. Legenda Sancti Dominici, 19, angelo Walz (ed), MoPH, XVi, roma, 1935, p. 382. Por su parte, Bernardo Gui, a partir de un documento, cuya falsedad demostró posteriormente Kouldelka, consideró que santo domingo habría sido también el primer prior de Prouilhe. Todos estos supuestos se insertan dentro de una política de revalorización de Prouilhe como cuna de la orden, que se vio apoyada por la concesión de indulgencias a quienes visitasen la iglesia en cualquiera de las festividades marianas, el día de santo domingo y el de san Pedro Mártir, así como sus respectivas octavas. c. Peytavie: «construcction de deux lieux de la mémorie dominicaine: Prouilhe et Fanjeaux ( Xiiie-XVe siècle)», Cahiers de Fanjeaux, 36, 2004, pp.418-446 (p.434). sin embargo, las supuestas primeras constituciones de Prouilhe no se han conservado, ni tampoco noticia documental de las mismas, por lo que se ha dudado seriamente de su existencia. M. Pontenay de Fontette :Les religieuses a l`age classique du droit canon. Recherches sur les structurs juridiques des branches féminines des ordres, Paris, 1967, p. 94. 6

M. de los Hoyos: Registro Documental de la Provincia de España, Valladolid, 1961-1963, Tomo iii, pp. 145-146 y 174-175. según este autor la carta original de fray antonio de la Peña se conservaba en aHn, clero, leg 952, pero actualmente este fondo corresponde al monasterio de Bujedo, y ríos de la Llave no la encontró entre los fondos de san Pablo de Burgos. r. ríos de la Llave: Mujeres de Clausura en la Castilla Medieval: El monasterio de Santo Domingo de Caleruega, Madrid, 2007, p. 84. 5 Este fue el resultado de la investigación sobre la comunidad de san Esteban de Gormaz encomendada por Humberto de romans en 1261 a fray raimundo de Peñafort, quien a su vez delegó en fray rodrigo de atienza, fraile de san Pablo de Burgos. cfr. E. Martínez Vázquez: Colección diplomática de Santo Domingo de Caleruega, Vergara, 1931, docs nº ccXXiii y ccXXVii, pp.291-302; T. Portillo capilla: Dominicas de San Esteban de Gormaz, fundación de Santo Domingo de Guzmán (1218/19-1270), salamanca, 2003, pp. 71-90 y apéndice documental, docs. 8-12. 4

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la comunidad en marzo de 1207.8 Brett retomó esta versión, señalando que diego de acebes habría encomendado la cura monialium, espiritual y material, a santo domingo, y que, solo tras la muerte del obispo, este habría asumido toda la responsabilidad sobre la fundación.9 sea como fuere, la intención del obispo oxoniense y del propio santo domingo no fue crear una nueva forma de vida monástica, sino, simplemente, proporcionar una vida religiosa ortodoxa a un grupo de mujeres que hasta entonces habían profesado en la herejía albigense, sirviendo al mismo tiempo de base para un grupo de predicadores activos en la zona. a mi juicio, en un momento en que se estaba dirimiendo no solo la cuestión de la cura monialium, sino, más importante aún, la propia coherencia de la identidad de la orden de Predicadores, la elaboración a posteriori de estas leyendas, vinculando la fundación de los primeros monasterios a santo domingo no debió ser inocente. Bajo el generalato de Humberto de romans se acometió una importante labor de reforma, centralización y unificación que pretendía acabar con la diversidad existente a nivel legislativo, jurisdiccional, litúrgico y también arquitectónico. a nivel legislativo esto se concretó en la redacción de unas nuevas constituciones para los frailes, aprobadas en 1256, y para las religiosas en 1259. En lo que respecta a la liturgia, en la revisión, corrección y unificación de todos los libros litúrgicos que dio como resultado el Ecclesiasticum officium, o corpus de catorce libros aprobado también en el capítulo General de París 1256.10 asimismo, fue en este momento cuando, a instancia de romans, se intentó que el capítulo General legislase respecto a las comunidades femeninas adscritas o vinculadas de una u otra forma a la orden de Predicadores, buscando una uniformitas en su estatus legislativo y jurisdiccional.11 sin

embargo, como se verá a continuación, tal pretensión distó mucho de lograrse, pero tal fracaso fue convenientemente silenciado en los escritos del propio Humbert de romans, de Thomas de cantimpré y de Gerard de Frachet, que dieron origen a la que podríamos llamar la tradición histórica oficial de la orden.12

aFiLiación dE La ordEn dE PrEdicadorEs, COnSUETUDInES Y CURA MOnIALIUM. dE Los PriMEros inTEnTos dE rEGULación a La TarEa rEForMadora Y ProPaGandÍsTica dE HUMBErTo dE roMans.

En un principio, la afiliación de las comunidades femeninas a la orden se llevó a cabo de forma heterogénea, sin un patrón claro, sin contar en muchos casos con la aprobación previa o a posteriori de las autoridades y organismos centrales de la orden. Tales circunstancias no fueron muy diversas de las vividas por las fundaciones femeninas de otras órdenes, como evidencia el caso, mucho mejor conocido, del císter.13 En el caso de las fundaciones femeninas de esta orden en castilla, usos y costumbres netamente cistercienses fueron adoptados por las religiosas, que también recibieron y compartieron determinados privilegios que habían sido concedidos a la orden de forma general. de esta forma, fueron reconocidas como cistercienses por poderes laicos y eclesiásticos, aunque no fueron admitidas como tales y, salvo excepciones, su situación no fue regulada oficialmente por el capítulo General de la orden hasta la década de 1210.14 Por el contrario, constituye una revisión de un capítulo de sus tesis doctoral The Life and Works of Humbert of Romans; Fifth Master General of the Dominican Order ( 1254-1263), new Brunswick, n.J, 1979. 12 T. de cantimpré: Bonum universale de apibus quid illustrandis saeculi decimi tertii moribus conferat, E. Berger (ed.), París, 1895; Gerard de Frachet: Vitae Fratrum ordinis Praedicatorum, ed. castellana en L. Galmes y V.T. Gómez (eds.): Santo Domingo de Guzmán. Fuentes para su conocimiento, Madrid, Bac, 1967, pp. 410-411; H. de romans: Opera de vita regulari, J-J. Berthier(ed), roma, 1888-1889, Vol ii, p.131. 13 G. Baury : Les religieuses de Castille…, o.cit.,pp. 120-122. 14 Únicamente las Huelgas, y previamente san clemente de Toledo habían sido puestos por los reyes de castilla bajo la autoridad del abad de cîteaux. El statutum de 1213 fue el primer documento que puso de manifiesto de forma clara la posición del capítulo general del císter sobre el estatus

ambas tradiciones fueron conciliadas por Vicaire, considerando a ambos merecedores del título de fundadores del monasterio M. H. Vicaire: «L` action de st. dominique sur la vie régulière des femmes en Languedoc», La femme dans la vie religieuse du Languedoc( XIII-XIV siècle), Cahiers de Fanjeaux, 23, 1988, pp. 217-240 (p. 220). 9 E.T. Brett: «Humbert of romans and the dominican second order», Memorie Domenicane, 12. Pistoia, 1981, pp. 1-25 (p. 2) 10 L. E. Boyle y P-M Gy (eds): Aux Origines de la Liturgie Dominicaine: Le Manuscrit Santa Sabina XIV L1, París y roma, 2004. 11 E.T. Brett: «Humbert of romans ….», o. cit, pp. 1-25. Este artículo 8

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las comunidades femeninas vinculadas a la orden de Predicadores vivieron una situación bien diversa, dado que las primeras Consuetudines adoptadas por estas no fueron netamente dominicas. En efecto, las dadas por santo domingo para Prouilhe debieron tener como modelo los usos de los monasterios cistercienses languedocianos.15 aunque durante un tiempo se pensó que esta normativa habría sido trasladada y copiada en la regla de san sixto de roma, como señaló creytens, esta última tuvo diversas fuentes. a la influencia de las Consuetudines de Prouilhe, se sumaron la de los estatutos del antiguo monasterio de Santa María in Tempuloque incluían referencias expresas a la regla benedictina y a los usos cistercienses- así como otros tomados de los Gilbertinos de sempringham.16 Las de san sixto tampoco fueron, por lo tanto, unas constituciones netamente dominicas, y su adopción tampoco implicó la incorporación de comunidades femeninas a la orden de Predicadores, aunque acabasen haciéndolo en muchos casos posteriormente. se trató de una de las tres formas de vida aceptadas en este momento- tras el concilio de Letrán de 1215-para las comunidades femeninas, junto a la forma vitae vel religionis pauperum dominarum del cardenal Ugolino, futuro Gregorio iX, y los usos y costumbres cistercienses. Todas ellas fueron utilizadas con frecuencia para dar un encuadre institucional a nuevas comunidades de religiosas, liberándolas de la

jurisdicción episcopal, pero sin que esto implicase una vinculación formal con una orden.17 Los primeros intentos de regulación de la afiliación de fundaciones femeninas a la orden de Predicadores tuvieron lugar en el capítulo general de París de 1228, cuando se prohibió la creación de nuevas casas, de forma casi contemporánea a lo sucedido en la orden del císter, como se ha visto.18 Esta limitación de las fundaciones femeninas por parte de diversas órdenes a inicios del Xiii ha sido interpretada durante mucho tiempo como muestra de actitud reticente o misógina de los varones respecto a las monjas, a la par que se explicaba tal rechazo por crecimiento exagerado de las vocaciones femeninas- Frauenbewegung- que habría desbordado a los religiosos. sin embargo, tal situación, que se documenta en el imperio, no parece haberse dado en castilla.19 En concreto, en el caso de la orden 17 La forma vitae vel religionis pauperum dominarum de valle Spoleti sive Tuscia, fue redactada entre 1218 y 1219 por el cardenal Ugolino para las comunidades religiosas que proliferaban por entonces en Toscana, como complemento a la regla benedictina. Este mismo, una vez en el solo pontificio concedió la regla de san sixto a la orden de las Penitentes de alemania, institución fundada en 1227 siguiendo también la regla de san Benito y los usos cistercienses. Lamentablemente, la bula original, otorgada el 23 de octubre de 1232 no nos ha llegado, y únicamente la conocemos por una copia de nicolás iV, de 1291, en la que se contienen las constituciones del monasterio romano, acompañadas de unos estatutos extraídos de las constituciones de los frailes en el estado en que estas se hallarían en 1236. a. simón: L`Ordre des Penitentes de Sainte Marie Madeleine en Allemagne au XIIIe siècle, Friburgo, 1918, pp.142-153 y p. 258; G. cariboni: «Gregorio iX e las nascita delle “sorores penitentes di santa Maria Maddalena” in alemannia», Annali dell ‘Istituto Storio italo-germanico di Trento, XXV, 1999, pp. 11-44. 18 Véase nota 13. a.H. Thomas: De oudste constituties van de Dominicanen: Voorgeschiedenis, tekst, bronnen, ontstaan en ontwikkeling (1215-1237), Lovaina, 1965, p. 68. 19 Brett llegó a calificar de anti-feministas- avant la letre- al maestro raimundo de Peñafort, y especialmente, a Juan el Teutónico, y también a Humberto de romans, aunque en este caso, como se verá más abajo, tal actitud no implicó un rechazo de la cura monialium. según este autor, las prohibiciones del capítulo general dominico habrían estado destinadas más bien al noreste de Francia, y sobre todo a alemania, donde los frailes habían otorgado el hábito dominico con cierta ligereza a varias comunidades de prostitutas convertidas. E.T. Brett: «Humbert of romans….», o.cit, pp. 5-8. Para el caso del imperio cfr. John, B. Freed: «Urban development and the Cura Monialium in the Thirteenth century Germany»; Viator, Medieval and Renaissance Studies, 3, 1972, pp. 311-327; H. Grundmann: Movimenti religiosi nel Medioevo. Ricerche sui nessi storici tra l`eresia, gli ordini mendicanti e il movimiento religiosi femminile nell XII e XIII secolo e sulle origini della mistica tedesca, Bologna, 1971( ed. italiana de la obra publicada originalmente en alemán en Leipzig, 1933), pp. 171-271. En el caso de las fundaciones femeninas del císter en castilla, Baury ha llamado también la atención sobre su escasa población y la inexistencia de la presión vocacional sí documentada en el imperio y norte de Europa. G. Baury: «émules puis sujettes de l’ ordre…», o. cit., pp. 27-60 y 66.

de las monjas. En 1228 un nuevo estatuto rechazó la admisión de nuevas fundaciones femeninas y restringía el empleo del término “monasterio cisterciense” y, finalmente, en 1251 inocencio iV renunció a su autoridad sobre los monasterios femeninos, a favor del capítulo general. G. Baury: «émules puis sujettes de l’ ordre cistercien…», o.cit., pp. 40-45; Ídem: Les religieuses de Castille…, o.cit., pp. 120-122. 15 Las monjas de Prouilhe habrían vestido incluso el hábito cisterciense durante los primeros años de su existencia. M.H. Vicarie: «L`action de st. dominique sur la vie régulière des femmes en Languedoc», en La femme dans la vie religieuse du Languedoc( XIII-XIV siècle), Cahiers de Fanjeaux, 23, 1988, pp. 217-240 (p. 230). 16 r. creytens: «Les constitutions primitives des soeurs dominicaines de Montargis (1250)», Archivum Fratrum Praedicatorum, XVii, 1947, pp. 41-84 (p. 51). Las constituciones de san sixto han sido traducidas el castellano en M. Gelabert; J.M. Milagros; J.M. Garganta., Santo Domingo de Guzmán visto pos sus contemporáneos, Madrid, 1966, pp. 792-806. Por otra parte, respecto a los Gilbertinos de semprigham, cabe recordar como estos también acusaron de forma notable la influencia de los usos y costumbres cistercienses. cfr. Katharine sykes: «cistercian influences on Gilbertine Legislation», Cîteaux – Commentarii cistercienses, 59, 3-4, 2008, pp. 209-235. Podemos decir, por lo tanto, que las constituciones de san sixto recibieron por vía triple la influencia cisterciense: Prouilhe, santa María in Tempulo y semprigham

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de Predicadores, en 1228 únicamente existía una fundación femenina: santo domingo de Madrid, pues la vinculación de san Esteban de Gormaz a la orden fue posterior, mientras que el monasterio de zamora no se creó hasta 1259, como se verá más adelante. 20 El capítulo General de Londres de 1235 fue más allá, prohibiendo a los frailes el ejercicio de la cura monialium sobre todas las comunidades de monjas, con excepción de roma y Bolonia, que dependían del papa.21 obviamente, esto motivó la protesta de numerosos monasterios ya vinculados a la orden, entre los que, además de Prouilhe, estuvieron santo domingo el real de Madrid y san Esteban de Gormaz.22 ante esta situación, las monjas solicitaron la protección e intervención de la curia romana, la realeza o la nobleza, buscando la vinculación, al menos de forma oficiosa a la orden. así pues, las religiosas de Gormaz imploraron mediante diversas cartas a Gregorio iX que las tomase bajo su protección.23 Este

respondió mediante la concesión de una serie de bulas entre 1233 y 1238, entre las que destacó especialmente la Religiosam vitam eligentibus, del 28 de enero de 1238, por la que les otorgó las mismas prerrogativas generales concedidos a la orden por Honorio iii en 1216.24 Esta bula pertenece al mismo tipo de privilegios solemnes que los privilegia communia cistercienses, y en ambos casos confirmaban a una comunidad concreta concesiones que se habían hecho previamente de forma general a la orden de pertenencia. Tales privilegios excedían la encomienda o protección sobre el monasterio y deben situarse dentro de los señalados esfuerzos de este pontífice por dotar de un encuadre institucional a las fundaciones femeninas. Finalmente, en abril de 1238 el pontífice accedió a la petición de las propias monjas de Gormaz de que les concediesen vivir sub regula dilectarum in Christo filiarum Abbatisse et monialium monasterii Sancti Sixto de Urbe.25 no obstante, la adopción de esta regla no suponía su incorporación y vinculación oficial a la orden de Predicadores, no solo porque, como se ha visto, no se vertebrase sobre usos y costumbres propiamente dominicos, sino porque no implicaba su aceptación oficial por parte del capítulo general de la orden. Las monjas de santo domingo el real de Madrid se pusieron también bajo la tutela papal, aunque en este caso previamente, en 1228, Fernando iii había establecido una encomienda regia sobre el monasterio, que fue confirmada por sus suce-

santo domingo el real de Madrid, fue transformado en monasterio femenino por el propio santo domingo, entre marzo y junio de 1220, momento en envió a estas religiosas la famosa carta que confirmaba la existencia de la institución y les daba un muy rudimentario reglamento, en el que se establecía ya la observancia de la clausura, y confería la cura monialium a su hermano Manés. El documento original, escrito en latín, se ha perdido pero se conservan diversas copias del mismo, tanto en latín como en castellano, estudiadas por Tugwell, quien propuso una reconstrucción crítica de la original. s. Tugwell: «st dominic`s letter to the nuns in Madrid», Archivum Fratrum Praedicatorum, 56, 1986, pp. 5-13. 21 M.Pontenay de Fontette : Les religieuses à l´ âge clasique du droit canon…, o.cit., p.117. 22 El 22 de marzo de 1236 Gregorio iX emitió una bula solicitando a Jordán de sajonia que asumiese la cura monialium del monasterio de Prouilhe. El 7 de abril de 1236 se dirigió de nuevo al maestro general y también al prior provincial de España instándoles a ocuparse de santo domingo el real de Madrid. En el caso de Gormaz, esto ya había sido ordenado al provincial en 1235 y fue reiterado posteriormente tanto a este como al obispo de osma, por medio de sendas bulas otorgadas en 1238. cabe recordar, además, que ya en 1233 el pontífice había tomado a las religiosas de Gormaz bajo su guarda y encomienda G. cariboni: «domenico e la vita religiosa femminile....», o.cit., p. 332; T. ripoll: Bullarium Ordinis FF. Praedicatorum sub auspiciis SS. D.n.D. Benedicti XIII, pontificis maximi, ejusdem, Tomo 1, ab anno 1215 ad 1280, roma, 1729, p 87; E. Martínez Vázquez: Colección diplomática de Santo Domingo…, o.cit., docs. cLXXXVii, cXcii y cXciii, pp. 239 y 246-248; La bula del 18 de mayo de 1235 no está recogida en la colección diplomática del monasterio sino en el Bullarium. T. ripoll: Bullarium Ordinis Fratrum…,o. cit.,, Tomo i, cXXViii, p. 76. cfr. r. ríos de la Llave: «La cura monialium en los monasterios de monjas dominicas de la castilla del siglo Xiii: un análisis comparativo entre dos comunidades», Hispania Sacra, 60, nº 121, 2008, pp. 47-65. 23 «Vestris suplicationibus inclinati»,«nobis petitione monstrarunt», «vestris iustis postulationibus clementis annuimus». cfr. E. Martínez Vázquez: Colección diplomática, docs, nº cLXXXViii; cLXXXiX, cXc, cXci. 20

24 Entre los que destacan la confirmación y protección de sus propiedades, la exención de la jurisdicción episcopal y la liberación del diezmo u otro tipo de contribución, la recepción de laicos, y el permiso para celebrar los oficios a puerta cerrada aún en casa de interdicto. E. Martínez Vázquez: Colección diplomática…,doc. cXci, pp. 242-245. dentro de este tipo de privilegios solemnes Religiosam vitam eligentibus existieron dos grupos distintos. En primer lugar aquellos concedidos a las órdenes o congregaciones en su conjunto, normalmente para su aprobación, o integrando nuevos derechos o prerrogativas, dentro de los cuales se encuadra la bula de aprobación de la orden de Predicadores de 1216. En segundo, los concedidos por la curia romana a favor de una fundación concreta y normalmente a petición de estas y en los que se enumeraban las libertates e immunitates propias de la misma, al que pertenece la bula de 1238 y los llamados privilegia communia cistercienses. Estos alcanzaron su forma definitiva bajo el pontificado de inocencio iii, proceso que culminó con su incorporación a la cancillería pontificia entre 1215 y 1228. G. cariboni: «Esenzione cisterciense e formazione del Privilegium commune. osservazioni a partir dai cenobi dell’ italia settentrionale», en n. d’ acunto: Papato e monachesimo esente nei secoli centrail del Medievo, Florencia, 2003, pp. 65- 107 (pp.73-77). 25 E. Martínez Vázquez: Colección Diplomática..,o. cit., doc. cXcii, p. 246 y doc. cXciii, p. 248.

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sores.26 asimismo, un año después este mismo monarca otorgó el primero de los tres privilegios a favor de las religiosas de santa María de san Esteban de Gormaz.27 Por el contrario, y a diferencia de lo sucedido, por ejemplo, en el caso de los monasterios del císter, en los que la adopción de los usos y costumbres cistercienses fue favorecida en su mayor parte por patronos pertenecientes a la nobleza, por resultar ventajosa para el ejercicio del ius patronatus, librándose de la injerencia episcopal, el patrocinio nobiliario no parece haber sido importante en las fundaciones de monjas dominicas durante el siglo Xiii. 28 Entre estas, únicamente Montargis y zamora fueron fundadas por miembros de la nobleza. El primero se debió a amicie, hija del conde simón de Monfort, y en él profesaron no solo otras mujeres pertenecientes a esta familia, sino otras damas nobles, e incluso princesas.29

Por su parte, el monasterio de zamora surgió ya en 1259, probablemente a partir de una casa de hermanas de la fraternidad de penitencia, debido a la iniciativa de la noble Jimena rodríguez.30 En este caso, no obstante, tal y como se establecía en la carta de fundación, las dueñas zamoranas debían obediencia al prepotente y belicoso obispo suero. La férrea oposición de este a la tentativa de las religiosas de liberarse de la tutela episcopal, poniéndose bajo la de los dominicos, acabó dando lugar al famoso y escandaloso enfrentamiento, y la situación jurisdiccional de las dominicas zamoranas no se resolvió hasta 1286.31 Volviendo a la injerencia pontificia, que buscó la vinculación y la adhesión de comunidades femeninas a la orden, esta no atañó únicamente a las monjas dominicas, sino que también se dio en el caso de las clarisas y cistercienses.32 En lo que respecta a estas últimas, el privilegio concedido por inocencio iV en 1251 por el que autorizaba a los cistercienses a rechazar la integración de fundaciones femeninas, ha sido interpretado como símbolo de la renuncia papal a cualquier injerencia en las abadías femeninas, que quedarían totalmente en manos del capítulo General.33 asimismo, se ha considerado que similares concesiones habrían sido otorgadas previamente tanto a franciscanos como a dominicos. sin

26 «sepades que yo recibo en mi encomienda y en mi defendimiento la casa de santo domingo de Madrid e las sorores e los frailes que hi son e todas sus cosas. E mando firmemente, que ninguno non sea osado de les fazer tuerto nin demás, ni entrar en sus casas por fuerza, nin en ninguna de sus cosas. si non el que lo ficiese abrió mi ira. E pechar mi e mil maravedís en coto, e a ellos el daño que les hiciere dárgelo, e he todo doblado». En Medina del campo, 23 de julio de 1228. Memorias de Fernando III, p. 170. cit. en J.L. santos díez: La encomienda de monasterios en la corona de Castilla, csic, roma, 1961, p. 30. Gregorio iX puso a las monjas bajo su guarda y encomienda mediante una bula otorgada el 14 de marzo de 1236. 27 documento del 7 de Febrero de 1229. aparecen denominadas como “duennas de la orden de predicadores que moran en sant Esteuan”, y por dicha carta de privilegio las eximen de pagar portazgo. Por otros dos privilegios las autorizó a que pudiesen comprar en sitio realengo hasta tres yugadas de heredades. E. Martínez Vázquez: Colección Diplomática…, o.cit, doc.i, p. 53. 28 En lo que concierne a la introducción del císter en castilla, la tesis tradicional que la atribuía a la iniciativa regia, en el contexto de la repoblación, ha sido contestada, relativizando el papel regio frente a la iniciativa de la aristocracia. sobre estas cuestiones a. rucquoi: «Les cisterciens dans la Péninsule ibérique», en Unanimité et diversité cisterciennes. FiliationsRéseaux-Relectures du XIIe au XVIIe siècle, saint-étienne, 2000, pp. 487-523 (pp. 498-499); sobre el papel del patronazgo aristocrático en las fundaciones cistercienses, el papel de las redes familiares, haciendo especial hincapié en el papel desempeñado por las mujeres nobles. r. alonso Álvarez: «Los promotores de la orden del císter en los reinos de castilla y León: familias aristocráticas y damas nobles», Anuario de Estudios Medievales, 37/2, 2007, pp. 653-710. 29 El monasterio de Montargis fue fundado en torno a 1242 y convenientemente dotado por amicie de Monfort, quien habría donado un pequeño oratorio. su incorporación a la orden fue prácticamente inmediata, en 1245, gracias a una bula del papa inocencio iV. allí profesaron la madre de la fundadora, Eleonora, y también su bisnieta Jeanne de dreux y otras damas pertenecientes a la nobleza, e incluso realeza. no obstante, junto a la importancia del patrocinio nobiliario, no podemos olvidar la atención que les dedicó Humberto de romans, por entonces provincial de Francia, que redactó unas constituciones para estas religiosas en torno a 1250, siguiendo el modelo de las redactadas para los frailes por raimundo de Peñafort en

1241.r. creytens: «Les constitutions primitives des soeurs dominicaines de Montargis (1250)», Archivum Fratrum Praedicatorum, XVii, 1947, pp. 41-84. 30 a petición de Jimena rodríguez, alejando iV otorgó sendos breves, dados el 23 y 28 de enero de 1259 respectivamente, por los que instaba a los Predicadores a autorizar la fundación de un monasterio sororum ordinis Sancti Augustinis secundum instituta ordinis fratrum predicatorum , así como a enviar dos monjas de Madrid para instrucción de las nuevas religiosas acz 1/3 y 1/3a. J.c. Lera Maillo: Catálogo de los documentos medievales de la catedral de Zamora, zamora, 1999, p. 222; cfr. P. Linehan: Las dueñas de Zamora: secretos, estupro y poderes en la iglesia española del siglo XIII, Barcelona, 2000 (ed. española, del original en inglés de 1997), p. 26 31 acz, 13/ 57b; asMrz, zamora, abril de 1287. cfr. P. Linehan: Las dueñas de Zamora: secretos, estupro y poderes…,o.cit., pp. 176 -177 y 191. algo similar ocurrió en el caso de las dominicas de Metz, también sujetas al poder episcopal hasta 1281. r. creytens: “Les “ admonitiones” de Jean de Luto aux moniales dominicaines de Metz (c.1300)”, Archivum Fratrum Praedicatorum, XXi (1951), pp. 215-227 (pp. 217-219). 32 Gregorio iX también instó a los franciscanos, por medio de diversas bulas, a asumir la cura monialium de las pauperes moniales reclusae de Toscana, cosechando el mismo rechazo que en el caso de los Predicadores. M. Bartoli: «Gregorio iX, chiara d’ assisi e le primer dispute all’ interno del movimento franciscano», Rendiconti Academia nazionale dei Lincei, 35,1980, pp. 97- 108. 33 Por medio de la bula Paci et tranquillitati vestrae, otorgada el 7 de agosto de 1251. G. Baury, «émules puis sujettes…», o.cit., pp. 41-42.

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embargo, al menos en el caso de estos últimos, en contra de lo que se ha dicho, esto no puso fin a la intervención del pontífice. 34 al contrario, está documentada la persistencia de esta en los años sucesivos, hasta el punto que inocencio iV emitió una bula el 4 de abril de 1246 por la que informaba a la orden que, pese a los privilegios anteriores, debían ocuparse de la cura monialium de cualquier monasterio que el papa considerase.35 asimismo, alejandro iV atendió de nuevo las súplicas de las monjas, y encomendó la resolución del asunto al cardenal dominico Hugo di saint-cher, que abogó claramente a favor de las religiosas. no obstante, de forma aparentemente contradictoria, este papa también renovó en 1257, a instancias de Humberto de romans, la bula Evangelice predicationis officium de inocencio iV de 1252, que eximía a los frailes de la cura monialium, exceptuando los monasterios establecidos por el propio santo domingo.36 así pues, el monasterio de santa inés de Bolonia, basándose en la Vita Beatae Dianae, fue reincorporado en 1257, mientras que santo domingo de Madrid lo hizo al año siguiente.37 En cambio, la cuestión de san Esteban de Gormaz quedó sin resolver, aunque lo haría poco después En contra de lo que pueda parecer, sin embargo, romans no intentó de este modo liberarse de la cura monialium, como ponen de manifiesto varias cuestiones. En primer lugar, porque, como se ha visto, su generalato se caracterizó por la búsqueda de la uniformitas en todos los ámbitos, lo cual incluiría también la filiación de las fundaciones femeninas. En segundo, porque, en contraste con la actitud misógina que traslucen sus obras- compartida, por otra parte, por la mayoría de sus contemporáneos- en ellas también mani-

festó la importancia que concedía a la cura mulierum.38 La intención de romans fue, por el contrario, conferir a la orden en exclusiva la autoridad y el poder de decisión sobre la cura monialium y la incorporación de nuevas fundaciones y, en concreto, a su órgano legislativo por excelencia: el capítulo general. así, bajo los auspicios de este maestro, el capítulo de Milán en 1255 estableció que, a partir de entonces, toda nueva fundación femenina que desease ser aceptada en la orden debía contar con la aprobación de tres capítulos sucesivos.39 La labor centralizadora y uniformadora se continuó con la aprobación en el capítulo de Valenciennes de 1259 de las constituciones de las monjas dominicas, que pretendían poner fin a la variedad legislativa existente hasta entonces.40 Estas acabaron, además, con la presencia obligatoria de frailes en los monasterios, tan gravosa a los dominicos. Por otra parte, en este mismo capítulo se amplió lo establecido dos años antes, aceptando la cura monialium de todas aquellas fundaciones que contasen con la aprobación de un prior provincial, un maestro general, un capítulo general o un Papa.41 según esto, la investigación encomendada a raimundo 38 aproximadamente un quinto de los sermones de romans estuvieron dedicados a mujeres o a sus capellanes. Este sector femenino comprendía tanto religiosas de diverso tipo, como laicas e incluso prostitutas. H. romans, De eruditione praedicatorum. en T. Kaeppeli, Scriptores Ordinis Praedicatorum Meddi Aevi, roma, 1975. sobre las prédicas dirigidas a las mujeres cfr. c. casagrande: Prediche alle donne del secolo XIII, Milán. 1978 agradezco a la profesora casagrande la gentileza con la que me proporcionó un ejemplar de su trabajo. 39 «item hanc. in capitulo de domibus concedendis. post illud ubi dicitur. ut cura seu custodia monialium. seu quarumlibet aliarum mulierum. nostris fratribus committatur. addatur. sub eadem districtione prohibemus. ne magister. vel capitulum aliquod curam monialium. seu quarumlibet aliarum mulierum recipiat. nisi per tria capitula fuerit approbatum », Constitutiones et acta Capitulorum Generalium, o. cit, p. 325 (cf. MoPH 3, p. 75). 40 Estas a su vez tuvieron como modelo las de los frailes aprobadas tres años antes, en 1256, que se habían basado en las del monasterio de Montargis, elaboradas por el propio romans, entre 1249 y 1251. r. creytens: «Les constitutions des Frères Prêcheurs dans la rédaction de s. raymond de Peñafort (1241)», Archivum Fratrum Praedicatorum, XViii, 1948, pp. 2968.( pp. 45-49). 41 «item. iniungimus districte. et in virtute obediencie. quod nulle mulieres pro sororibus habeantur. a fratre quocumque; nisi de quibus constiterit prioribus provincialibus. in quorum provinciis sunt constitute. quod auctoritate alicuius magistri ordinis. vel capituli generalis vel alicuius pape; cure ordinis sunt commisse. Priores autem provinciales. inquisicione facta super hiis diligenti. in sequenti capitulo magistro referant. quot et quas. et in quorum conventuum terminis. de huiusmodi sororibus domos habeant.» Constitutiones et acta Capitulorum Generalium Ordinis…, o.cit., p. 373 (cf. MoPH 3, p. 98)

34 La bula Inspirationis divinae del 25 de octubre de 1239 únicamente liberaba a los frailes de tomar bajo su cuidado comunidades de religiosas, a menos que se concediese una especial indulgencia. Recipete curam monialium, seu religiosarum quarumlibet, nulli fratrum vestrorum de cetero per litteras apostolicas teneantur, nisi expresse de hac indulgentia fecerint mentionem, T. ripoll: Bullarium Ordinis FF. Praedicatorum…o.cit. Tomo i, p. 107. 35 T. ripoll: Bullarium Ordinis FF. Praedicatorum…o.cit.,T omo i, p.160. 36 La bula de inocencio iV había sido emitida ante la presión del General Juan el Teutónico, y excluía a los monasterios de Prouilhe y san sixto. Fue renovada por alejandro iV, a instancias de romans, exceptuando los monasterios fundados por santo domingo, el 26 de noviembre de 1257, disposición reiterada dos años después. T. ripoll: Bullarium Ordinis FF. Praedicatorum…, o.cit., Tomo i, pp. 217, 354 y 385. 37 aHn, clero, carpeta, 1359/21.

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de Peñafort en san Esteban de Gormaz habría sido innecesaria, pues este monasterio ya había sido reconocido por Gregorio iX.42 su finalidad debió ser otra. no debemos olvidar que el corpus de escritos propagandísticos auspiciado por romans construyó una imagen de los primeros años de la historia de la orden con clara finalidad legitimadora, mostrando una coherencia y uniformidad que, sin embargo, ni existió ni se alcanzó nunca. además de las citadas obras generales del propio romans, Thomas de cantimpré y de Gerard de Frachet, también debemos incluir en este corpus otros escritos, o documentos, que tuvieron un carácter más local, o particular, como la citada Vita de diana de andaló, o la propia investigación raimundiana sobre las religiosas de Gormaz. Es probable que esta última pretendiese dejar clara la jurisdicción dominica sobre la institución desde los orígenes, silenciando tanto la injerencia y protección papal, como su independencia respecto a la orden. sea como fuere, si bien Humberto de romans dejó perfectamente regulados los modos de afiliación e incorporación de comunidades femeninas a la orden de Predicadores, clemente iV emitió en 1267 la bula Affectu Sincero en la que se establecieron las directrices generales respecto a los capellanes de los monasterios femeninos. Los dominicos quedaron al cargo de la visita, corrección y reforma, destitución o institución de la priora, recayendo tal responsabilidad en el prior del convento masculino más próximo a cada comunidad femenina. solo monasterios instituidos por el propio santo domingo: Prouilhe, san sixto y Madrid, contarían con una comunidad de frailes residentes.43 La confesión y administración de los sacramentos, quedaba, en cambio, en manos de «discretos et providos capellanos», aunque tal división de funciones no parece haber sido adoptada de forma rígida, y en ocasiones se intercambiaron los roles.44

PErViVEncia dE La diVErsidad MÁs aLLÁ dE La rEForMa HUMBErTina (siGLos. Xiii-XV)

Pese a todo lo dicho, una lectura entre líneas de algunos de estos escritos propagandísticos, como las Vitae Fratrum de Frachet, trasluce la difícil conciliación entre la aspiración a la universalidad de la orden y las distintas identidades locales, entre la pretendida uniformitas y la varietas.45. Más aún, el propio Humberto de romans fue consciente de que, debido a que los Predicadores tenían conventos en lugares muy apartados la pretendida uniformidad constituía ciertamente una utopía.46 Tales diferencias se tradujeron en la existencia de legislación complementaria, propia de cada monasterio y en una gran variedad en los aspectos jurisdiccionales y de patronazgo de unos monasterios a otros. Heterogeneidad legislativa: constituciones, legislación complementaria, clausura y cura monialium.

Ya el propio Humberto de romans había autorizado la adicción a las constituciones de declaraciones- una suerte de explicaciones que tendrían en cuenta las contingencias- y también las admonitiones, que regularían con detalle la vida de las monjas. Precisamente, las primeras fueron las redactadas por él mismo para Prouilhe en 1258- un año antes de la aprobación de las constituciones de 1259-,y algunos años después, entre 1298 y 1303, Jean de Luto, prior del convento de Metz, elaboró otras asuntos temporales, que en principio corresponderían a los frailes. 45 c. caby: «couvents et espaces religieux chez Gérard de Frachet et Bernard Gui: une topographie légendairedes origines dominicaines?», Moines et religieux dans la ville ( XII-XV siècle), Cahiers de Fanjeaux, 44, 2009, pp.357388, en concreto, p. 362 46 «sic nimirum invenitur apud approbatas religiones ejusdem professionis quod summam uniformitatem in exterioribus praetendant non solum in observantiis, sed etiam in habitu et in aedificiis et in aliis quibusdam. in quo cum gemitu quodam considerandum est quantum in hoc adhuc distamos ad illis. Habent namque ecclesias et officinas ejusdem formae, et eodem modo dispositas: nos autem fere quot domos tot varias formas et dispositiones officinarum et ecclesiarum habemus» H. de romans: «Expositio super constitutiones», Opera de vita Regulari...., o. cit., Vol.ii, p. 5; cfr. M. schürer: Das Exemplum oder die erzählte Institution: Studien zum Beispielgebrauch bei den Dominikanern und Franziskanern des 13. Jahrhunderts. Münster, 2005, pp. 117-123.

Véase nota 4. T. ripoll: Bullarium Ordinis FF. Praedicatorum…., o.cit., T. i, p. 481; M. Pontenay de Fontette :Les religieuses a l`age classique…, o.cit, pp. 125-127. 44 r. ríos de la Llave: «La cura monialium en los monasterios de monjas….», o. cit., pp. 56-64. Los capellanes intervinieron también con frecuencia en los 42 43

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para las monjas de esta ciudad.47 a diferencia de las declaraciones de los frailes, estas normas complementarias se limitarían a una provincia, evidenciando la mayor dependencia que tuvieron los monasterios femeninos de las circunstancias locales.48 Por otra parte, esta legislación complementaria no solo se debió a los dominicos, sino que en algún caso fue otorgada por los patronos o fundadores de un determinado monasterio. así sucedió en caleruega, fundado en 1266 con monjas procedentes de san Esteban de Gormaz por alfonso X, quien les concedió también unas ordenanzas o disposiciones, que si bien no se han conservado, fueron recogidas, en parte, en las dictadas en 1288 por el maestro general Munio de zamora.49 Probablemente, existieron normativas similares en otros monasterios castellanos redactadas tanto en el Xiii como en las sucesivas centurias, y que, lamentablemente, no han llegado hasta nosotros. su desaparición quizás tuvo por causa la introducción de la reforma, ya que a partir de este momento los frailes mediatizaron y revisaron no solo las crónicas monásticas, sino también posiblemente las constituciones y esta normativa complementaria asociada a ellas. En consecuencia, la mayoría de ellas solo nos son conocidas a través de copias tardías, posteriores la reforma. así sucedió en Madrid, donde, además de la breve carta enviada por santo domingo, las monjas contaron con un libro escrito en romance en el que se recogían las constituciones y disposiciones específicas destinadas al monasterio.50 de igual forma, un códice de las dominicas de Medina del

campo, datado en la primera mitad del XVi, contiene las constituciones con las únicas adiciones fueron una carta introductoria y el modo de elegir a la priora de Bonifacio Viii.51 Por último, las dueñas salmantinas, conservan también un volumen en el que, junto a las constituciones se incluye una relación de lecturas recomendadas y prohibidas que permiten situar su realización en la Provincia de España y probablemente en el siglo XVi.52 Pese a todo, los reformadores no lograron acabar con las peculiaridades de cada monasterio, que persistieron más allá, quizás no de forma escrita, pero sí de facto entre los muros de la clausura, como pone de manifiesto otro tipo de documentación, no emitida por la orden de Predicadores, así como la diversidad de prácticas devocionales y litúrgicas y la heterogeneidad de soluciones arquitectónicas adoptadas. Uno de los aspectos en los que más insistieron tanto las constituciones como las ordenaciones particulares de cada monasterio fue la observancia de la clausura. La regla de san sixto hizo hincapié en ella, algo que fue reiterado por las constituciones dominicas de 1259, estipulando además una serie de soluciones arquitectónicas destinadas a garantizar su cumplimiento.53 a fin de asegurar tanto la observancia de la clausura como la asistencia espiritual de las monjas, la regla de san sixto, y algunas de estas legislaciones complementarias, establecieron la existencia en los monasterios femeninos de una pequeña comunidad de frailes.54 no obstante, aunque la adopción de esta regla implicaría el acatamiento de esta norma, las reiteradas instancias del pontífice y la falta de referencias documentales pa-

47 T. M. Mamachi: Annales Ordinis Praedicatorum, roma, 1756, i, appen, pp. 168-170; J. Guiraud, Jean: Cartulaire de notre-Dame de Prouille,. París, 1907, i, p. 256. sobre el manuscrito BncF., Ms. G. 3.451, que contiene las constituciones de las monjas (ff. 66r-69v), seguidas de las “admonitiones” de Jean de Luto (ff. 69v-70r) cfr. r. creytens: «Les “ admonitiones” de Jean de Luto aux moniales dominicaines de Metz (c.1300)», Archivum Fratrum Praedicatorum, XXi, 1951, pp. 215-227, en concreto, p. 219. 48 M. Pontenay de Fontette: Les religieuses a l`age classique…o. cit, p. 102. 49 c. González González: Real Monasterio de Santo Domingo de Caleruega. Fundación de Alonso X El Sabio, salamanca, 1993, pp. 94; 316-317 y 319-320. 50 alonso Getino lo dato en el siglo XVi, mientras que romero FernándezPacheco retrasó su realización a 1642. aMsdM, Regla y Constituciones, cit., en J. r. romero Fernández- Pacheco: Santo Domingo el Real de Madrid, Ordenación económica de un señorío conventual durante la Baja Edad Media (1219-1530), salamanca, 2008, p.105. Esto es posible, pues pudo tratarse de una copia o traslado posterior de las constituciones redactadas probablemente entre finales del XV e inicios del XVi

51 BUo., Ms 454, cit. en M.J. sanz Fuentes: «constituciones de la orden dominicana femenina en un manuscrito de la Biblioteca Universitaria de oviedo», I Congreso Internacional del Monacato Femenino en España, Portugal y América, 1492-1992, León, 1993, pp.141-148. 52 c. Torres sánchez: La Clausura femenina en la Salamanca del siglo XVII: Dominicas y carmelitas descalzas, , salamanca, 1991, p.98. no obstante, los títulos de algunos capítulos no coinciden con los de las constituciones de las religiosas aprobadas por Humberto de romans en 1259 53 “De edificiis”, constitutiones sororum ordinis fratrum praedicatorum( 1259), p. 2, en Constitutiones et acta Capitulorum Generalium Ordinis…, o.cit., p. 150 (cf. const o-P1259, pp. 346-. 347) 54 así lo hicieron las ordenaciones dadas por alfonso X para las dominicas de caleruega, por ejemplo. c.González González: Real Monasterio de Santo Domingo de Caleruega…,o.cit., pp. 94, 316-317 y 319-320.

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recen poner de manifiesto que esto no se cumplió en los monasterios castellanos hasta la década de los sesenta del siglo Xiii. así pues, en Gormaz no se documentan hasta su traslado a caleruega en 1266, y tampoco en santo domingo de Madrid encontramos menciones a frailes residentes, con la anecdótica excepción de fray romero en 1252.55 La situación se resolvió, por medio de la bula otorgada por alejandro iV en 1258, en la que insistía en la pertenencia del monasterio madrileño a la orden de Predicadores, y en consecuencia, la obligación que esta tenía de ocuparse de la cura monialium.56 como se ha visto, a partir de 1259 y 1267 se prohibió la existencia de tales comunidades, salvo en roma, Prouilhe, Madrid y Bolonia y, en consecuencia, la mayoría de los monasterios no contaron con frailes residentes, quedando bajo la cura y supervisión de los conventos más cercanos, cuestión que no estuvo exenta de problemas. sin embargo, además de Madrid, en castilla se documenta su presencia, en contra de la norma, en aquellas fundaciones situadas en lugares apartados, que no contaban con un convento de frailes próximo. Este fue el caso de caleruega, como se ha visto, y también de Lekeitio, san ildefonso de la alberca- aunque en este caso se trató de capellanes sin que se especificase su pertenencia a la orden de Predicadores-, cifuentes, aldeanueva de santa cruz, la Encarnación de Bilbao, y probablemente Quejana. no obstante, el número de frailes no fue excesivamente numeroso y en ningún caso alcanzó las dimensiones de los coros de capellanes existentes en otras fundaciones como saint Louis de Poissy, dartford, o en el caso cisterciense hispano, Las Huelgas, Gradefes y cañas.57 Pese a todas estas medidas, la clausura fue frecuente-

mente infringida, tanto con la entrada de religiosos en la clausura- con motivo de diversas celebraciones- o la salida de las monjas fuera de ella, bien con la misma finalidad o con otras mucho más mundanas. asimismo, tampoco las disposiciones papales, a través de la decretal Periculoso de Bonifacio Viii en 1298, fueron observadas de forma universal. Lo señalado por creytens para el caso italiano antes de Trento puede hacerse extensivo también a castilla, donde existieron también dos tipos de monasterios, de acuerdo con su observancia o inobservancia de la clausura: «monasterios cerrados» y «monasterios abiertos». 58 variedad jurisdiccional y en los mecanismos de fundación e incoporación a la orden de predicadores. (siglos xiii-xv)

Lo establecido en el capítulo general de 1255 tampoco puso fin a la variedad de mecanismos adoptados en la incorporación de nuevos monasterios femeninos a la orden de Predicadores, ni a la diversidad de patronatos sobre estos. La protección regia se continuó y acrecentó durante el reinado de alfonso X y la reina Violante, y bajo el de su hijo sancho iV, y la mujer de este, María de Molina.59 como se ha visto, alfonso X 58 cfr. E. M. Makowski: Canon Law an Cloistered Women Periculoso and its Commentators, Washington, d.c, 1997; r. creytens: « La riforma dei monasterio femminili dopo i decreti Tridentini», en Il Concilio di Trento e la riforma tridentina, roma, 1965, Vol i, pp. 45-85. El tardío cierre de muchas cercas y recintos monásticos, constituye una prueba material de la inobservancia de la clausura. Por ejemplo, santo domingo el real de Madrid, careció de cerca hasta inicios del XiV, siendo atravesado por una calle de tránsito que comunicaba la puerta de Valnadú con el vecino monasterio benedictino de san Martín. dicha vía fue cerrada en 1301, con autorización de Fernando iV, uniendo así la «labor nueva» del monasterio y las casas de enfrente. según establecía este documento, la cerca podía ser de tapia y argamasa. aHn, clero, Pergaminos, 1358/ 8, 6º. M.i, Pérez de Tudela y Velasco: «Madrid en la documentación de santo domingo el real », En la España Medieval, nº 7, 1985, pp. 901-1010 (p. 1005.) 59 F. Gutiérrez Baños: Las empresas artísticas de Sancho IV el Bravo, Burgos, 1997; r. sánchez ameijeiras: «cultura visual en tiempos de María de Molina: Poder, devoción y doctrina», El conocimiento del Pasado. Una herramienta para la igualdad, salamanca, 2005, pp. 295-327. sobre la promoción de monasterios de clarisas y dominícas por parte de reinas, infantas y cortesanas, ctr. M. M. Graña cid: "reinas, infantas y damas de corte en el origen de las monjas mendicantes castellanas (c. 1222-1316). Matronazgo espiritual y movimiento religioso femenino", redes femeninas de promoción espiritual en los reinos Peninsulares (siglos xiii-xvi), Blanca Garí (ed), roma , 2013, pp. 21-43

55 aHn, clero, carp.1353, doc.18; carp 1353, doc. 19. r. ríos de la Llave: «La cura monialium en los monasterios…», o. cit., pp-52-56. 56 aHn, clero, carpeta, 1359/21. 57 a. Erlande Brandenburg: «La priorale saint Louis de Poissy», Bulletin monumental, 129, 1971, pp .85-113 (pp. 94-95); P. Lee: nunneries, learning and Spirituality in late medieval English society. The dominican priory of Dartford, York, 2001, p. 34; r. alonso Álvarez: «La cabecera de las iglesias cistercienses femeninas en la corona de castilla, clausura, Cura Monialium y representación aristocrática y regia», Hortus Artium Medievalium. Journal of the International Research Center for Late Antiquity and Middle Ages, 15/2, 2009, pp. 341-353.

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fundó en 1266 un monasterio de dominicas en la villa natal de santo domingo, al cual se trasladaron religiosas de san Esteban de Gormaz cuatro años después. El monarca no solo les otorgó el señorío de la villa y cuantiosos privilegios, sino que dio unas ordenanzas particulares para el monasterio.60 Ya en el siglo XiV, María de Molina participó activamente en el proceso fundacional de sancti spiritus de Toro, ejecutando, en calidad de tutora de su hijo alfonso Xi, las voluntades de la fundadora Teresa Gil.61 En las postrimerías de esta centuria, la reina catalina de Lancáster tuvo también un destacado papel como protectora y benefactora de la orden de Predicadores y, en concreto, de algunos monasterios femeninos. además de adquirir, junto a inés de ayala, diversas casas que fueron donadas a las dominicas de Toledo para la ampliación de su edificio, y otorgarles diversas mercedes y donaciones, dispuso de unas dependencias anejas a este, que finalmente fueron donadas en 1413 al monasterio.62 Previamente, en 1394, la reina había fundado un nuevo monasterio de dominicas en Mayorga de campos, donde es posible que también acondicionase unos cuartos para su uso, cuyos restos son visibles en la actual sacristía. 63 otra reina que tuvo una especial vinculación con las dominicas fue Leonor Urraca de castilla, esposa de Fernando de antequera, que, tras la muerte de este, se retiró a Medina del campo, alojándose en sus palacios, que donó en 1418 a las dominicas, para ampliación de su monasterio. no obstante, se reservó una parte para vivienda propia, en la que vivió antes de profesar como religiosa

y probablemente también después, junto a cuatro legas destinadas a su servicio.64 asimismo, Leonor también parece haber intervenido en la ordenación litúrgica del monasterio, como evidencia una carta enviada a su prima María de castilla, priora de Toledo, por la que le solicitaba un ordinario escrito en romance, a fin de que le hiciesen una copia del mismo, cabe suponer que destinada al monasterio de Medina del campo.65 su hermana, también llamada Leonor, profesó como monja en sancti spiritus de Benavente en 1394, pasando posteriormente al monasterio homónimo de Toro, donde murió en 1444 y recibió sepultura en el coro.66 aquí coincidió con la reina Beatriz de Portugal, que también parece haber habitado en unas dependencias fuera de la clausura y sin hacer profesión.67 Todas estas mujeres compartieron algunas características con las «señoras» de los monasterios cistercienses, pero también con algunas reinas y nobles, fundadoras de ciertos monasterios de clarisas, en los cuales dispusieron también de dependencias propias, fuera de la clausura.68 La similitud fue aún mayor en el caso de 64 El monasterio de las dominicas de Medina del campo surgió en 1402 a partir de una comunidad premostratense. J. López: Tercera parte de la historia de Santo Domingo y su Orden de Predicadores, Valladolid, 1613 Tomo ii, libro ii, cc. X-Xi-Xii, ff. 28 y 29; i. rodríguez Fernández: Historia de la muy noble y muy leal y coronada villa de Medina del Campo: conforme a varios documentos y notas a ella pertinentes, Madrid, 1903, p. 529 65 aMsdrT, doc. nº 117. La carta ha sido datada entre 1416 y 1424. B. Fueyo suárez: «El Breviarium Portatile (ss. XiV-XV) de santo domingo el real de Toledo», Toletana, Cuestiones de Teología e Historia, nº 19,2008, pp. 161-188,(p. 184) 66 aHn, clero, Libro 18314, Becerro compuesto por Fray Vicente de Figueroa, año 1775. folio 13 67 E. Flórez: Memoria de las Reinas Católicas, 1761, ed facsímil, Valladolid, 2002, p. 707; G. calvo alaguero: Historia de la muy noble, muy leal y muy antigua ciudad de Toro con noticias biográficas de sus más ilustres hijos, Valladolid, 1909, p. 118; M. ruiz Maldonado: «El sepulcro de doña Beatriz de Portugal en sancti spiritus de Toro», Goya: revista de arte, 237, 1993, pp. 142-148. 68 En la orden del císter, las “señoras” se vincularon tradicionalmente con el monasterio de las Huelgas de Burgos, donde las hijas del fundador, alfonso X, aparecen ya en 1232 y 1233 al frente de la comunidad como «infantas del monasterio», término que fue sustituido por el de «señora» tras la llegada de Berenguela, hija de Fernando iii, en 1245, y cuyas obligaciones y cometidos aparecen perfectamente definidos en un documento de 1295. no obstante, aunque el término no se documenta prácticamente en otros monasterios, Baury señaló como las otras fundadoras cistercienses desempeñaron ya en el siglo Xii un papel similar. así sucedió en cañas, Vileña, Ferreira de Pantón y probablemente en carrizo. G. Baury: Las religieuses de Castille…, o.cit., pp.4647 y 59-72; r. alonso Álvarez: «Los promotores de la orden del císter…», o. cit, p. 107. En el caso de los monasterios de clarisas, baste citar a las reinas Elisenda de Montcada e isabel de Portugal, fundadoras respectivamente de

60 E. Martínez Vázquez: Colección Diplomática…., o.cit., doc. Viii, p. 9; ccLXii, p. 352 y ccLXXVii, p. 364. 61 P. Galindo romeo: «catálogo del archivo del Monasterio de sancti spiritus», Archivos leoneses. Revista de Estudios y documentación de los reinos hispano – occidentales, 30, 59-60, 1976.pp. 205-236 (p. 210); aHn sección clero, sig Libro 18313.Libro del Becerro y memorias de las rentas y juros reales que tiene el Convento de Sancti Spiritus desta ciudad de Toro ansí en dineros como trigo, cevada, galinas, ansí en esta ciudad como fuera Della. 1626 .f.31.r. 62 Estas dependencias se situaron en unas casas pertenecientes a la reina, próximas a la puerta del azor, que ya existían en 1407, año en que aparecen referidas en un acta notarial. aMsdrT, doc. 736; aHn, clero, Pergaminos, carpeta. 3.081, número 4; aMsdrT, doc. 3.112. 63 se cubre con sencillo alfarje de doble orden, destacando únicamente en su decoración el saetino de eslabones blancos que bordea los cuadros de la tablazón y los canes que sustentan las jácenas, algunos de los cuales representan fieras decoradas con motas blancas, que podrían identificarse con leopardos, presentes en el escudo de armas de catalina de Lancáster

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santo domingo de caleruega, donde ya en el último cuarto del siglo Xiii encontramos una figura que debió tomar como modelo las «señoras de las Huelgas». Me refiero a una serie de mujeres, que vivieron en el monasterio, aunque sin profesar en muchos casos como religiosas, y que aparecen denominadas como protectoras, destacando entre ellas doña Brayda, profusamente citada en la documentación entre 1274 y 1281. aunque en el caso calerogano este cargo no fue exclusivamente femenino, ni vinculado a la realeza, posteriormente, a semejanza de lo que ocurrió en el monasterio burgalés de las Huelgas, encontramos algunas infantas en el mismo. En concreto, la infanta doña Blanca de Portugal, nieta de alfonso X, que recibió bajó su guarda y encomienda el monasterio entre 1298 y 1320. se dio la circunstancia, además, que esta infanta había profesado en el monasterio de las Huelgas de Burgos en 1295 o poco después, por voluntad de su tío sancho iV, fue también señora del mismo, recibiendo sepultura cerca de los fundadores, tras su muerte, acaecida en 1321.69 En consecuencia, doña Blanca no debió residir en caleruega, aunque, a mi juicio, debe relacionarse con ella la construcción del pabellón de la panda septentrional del claustro calerogano. En la armadura que lo cubría, lamentablemente destruida en un incendio en 1959, aparecían, junto a las armas de castilla, otras que he identificado con la de la propia Blanca de Portugal, y

que nos hablarían de la existencia de unas dependencias destinadas a las “protectoras”.70 al igual que las «señoras», también las «protectoras de caleruega» tomaban el monasterio bajo su tutela de forma similar a lo que hacían los encomenderos laicos, se ocuparon de las gestiones económicas y jurídicas, actuaron como intermediarias ante el soberano, a fin de conseguir concesiones para la comunidad y tuvieron con frecuencia un destacado rol político.71 así pues, estas mujeres gozaron de gran libertad de movimientos, desplegando una notable actividad fuera del claustro, transgrediendo abiertamente las disposiciones sobre la clausura. se insertaron, por lo tanto, dentro de una tradición propia de la Península ibérica, que, como ya señaló rose Walker, continuó en cierta medida la tradición hispana del infantado, iniciada en León en el siglo X, y extendida posteriormente a castilla.72 En contraste con este patronazgo regio, durante el Xiii, la nobleza no parece haber tenido especial relevancia en las fundaciones femeninas de la orden de Predicadores. sin embargo, su injerencia aumentó notablemente a partir de la siguiente centuria, al igual que sucedió también en los pertenecientes a otras órdenes, debido probablemente a la difícil coyuntura económica y política.73 70 se trata de las armas cuarteladas del reino de castilla y León y Portugal, inscritas en estrellas de ocho puntas, enlazadas unas con otras y distribuidas en franjas, las mismas que aparecen decorando su sepulcro situado en el coro de las Huelgas, y cuya realización se data en el primer cuarto del XiV. M.J. Gómez Bárcena: Escultura gótica funeraria en Burgos, Burgos, 1988, pp. 200-201 71 a. castro Garrido y J.M. Lizoain Garrido: Documentación del monasterio de Las Huelgas de Burgos (1284-1306), Burgos, 1987, pp. 187-188., nº 103. 72 Planteó precisamente la fundación de las Huelgas como una continuación de esta tradición, frente a la hipótesis tradicional que la consideraba un trasunto de Fontevraud. r.Walker: «images of royal and aristocratic burial in northen spain, c. 940-c. 1250c », en E. Van Houts (ed):Medieval memories. Men, women and the past. Harlow, 2001, pp. 150-172 (p. 154); Ídem: Leonor of England, Plantagenet queen of King Alfonso VIII of Castile, andher foundation of the Cistercian abbey of Las Huelgas. In imitation of Fontevraud?. JMH, 31, 4, 2005, pp. 346-368. 73 cabe recordar cómo la encomienda real alcanzó su culmen en el XiV, iniciándose también su decadencia., a la par que ascendía la importancia de la encomienda señorial y se corrompía abiertamente su naturaleza como institución de protección. Los monarcas- Fernando iV, alfonso Xi, Pedro i, Enrique ii y Juan i propusieron, a través de las cortes, un régimen jurídico para la encomienda, a la vez que lucharon para reprimir los abuses señoriales. Las primeras fueron las cortes de Valladolid de 1295, bajo el reinado de

los monasterios de Pedralbes y de santa clara-a-Velha. ambas construyeron palacios anejos a las dependencias conventuales, pero fuera de la clausura, a los que se retiraron al enviudar. de igual forma, Beatriz de Manrique, esposa del primer conde de Haro, Pedro Fernández de Velasco, construyó una casa en la huerta de las clarisas de Medina del Pomar, fundado por la familia de su marido, a la que se retiró en su viudez. c. sanjust i Latorre: L’obra del Reial Monestir de Santa Maria de Pedralbes desde la seva fundació fins al segle XVI. Un monestir reial per a l’orde de les clarisses a Catalunya, Tesis doctoral, Universitat autònoma de Barcelona, 2008, p. 99; F. Pato de Macedo: «isabel de aragão. rainha de Portugal rainha de Portugal Peregrina de santiago», III Memorial Filgueira Valverde , Santiago e a Peregrinación , Pontevedra 2004, pp. 9-43 (p. 18); F. Pereda: «Liturgy as women’s language: two noble patrons prepare for the end in fifteenth –century spain», en Reassesing the Roles of Women as Makers” of Medieval Art and Architecture, Therese Martin (ed), Vol. ii, pp. 937-988 ( p.981) 69 sabemos que su profesión tuvo lugar en una fecha posterior al 15 de abril de 1295 pues entonces se data una carta de sancho iV dirigida al monasterio burgalés en la que expresa como había sido su voluntad que la citada infanta ingresase como religiosa en las Huelgas tomando además bajo su guarda y encomienda al monasterio. doña Blanca no había querido hacerlo en un principio pero finalmente acabó acatando la voluntad de su tío. r. del arco y Garay: Sepulcros de la Casa Real de Castilla, Madrid, 1954, p. 262.

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a lo largo del siglo XiV, cabe destacar el papel desempeñado por una serie de mujeres nobles o señoras en la fundación de monasterios de dominicas. En 1305 doña Teresa alfonso fundó el monasterio de san cebrián de Mazote, y en este mismo año encontramos la primera donación de Teresa González a los dominicos de Bonaval para la creación de un monasterio de dominicas.74 dos años después, Teresa Gil manifestó en su testamento su intención de crear un monasterio de monjas dominicas en Toro, fundación que se concretó póstumamente con la intervención de la reina María de Molina.75 En 1363 tuvo lugar la fundación de santa María la nova en Lugo, debida a sancha de Bolaño y un año después doña inés García de Meneses creó santo domingo del real de Toledo, que fue desde sus orígenes refugio de numerosas damas nobles, emparentadas en algunos casos de forma estrecha con la realeza, como fue el caso de Teresa de ayala y María de castilla.76 En 1368 doña Juana ibáñez de arsuaga fundó en Lekeitio otro monasterio, inicialmente bajo la advocación de santa María, y más tarde de santo domingo, contando para ello con la autorización de las autoridades eclesiásticas locales, de don Tello, señor

de Vizcaya, quien donó su palacio, y, en un último momento, con la del provincial y el general de la orden. no obstante, cabe señalar que las monjas quedaron bajo la guarda y encomienda de don Tello, y que se alude a ellas como «monjas de caleruega»; evidenciando la filiación con este monasterio.77 Por último, sancti spiritus de Benavente se debió a la iniciativa de constanza Phelipes, en 1378.78 no he mencionado en este elenco santo domingo de segovia, cuya fecha de fundación se situó tradicionalmente en torno a mediados del XiV, pero que, si debemos hacer caso de un documento emitido por Bernardo Gui en 1303, este ya existía por estas fechas, dado que desconocemos los detalles de su proceso fundacional y únicamente sabemos que en 1345 fue tomado bajo la guarda y encomienda de alfonso Xi.79 Por su parte, los orígenes del monasterio de santa María de Valdeflores resultan también inciertos, aunque los datos conocidos parecen indicar que en origen se trató de una comunidad de terciarias establecida en torno a la capilla de santa María de Junqueira también a mediados del XiV.80 77 J. Enríquez Fernández; c. Hidalgo de cisneros amestoy; a. Lorente ruigómez; a. Martínez Lahidalga: Colección documental de los monasterios de Santo Domingo de Lequeitio (1289 -1520) y Santa Ana de Elorrio (1480-1520), san sebastián, 1993, docs. 12-14; 20-24; 58 y 60. 78 La fecha de fundación resulta controvertida, ya que los documentos en los que se basaron los cronistas de la orden para establecerla han desaparecido. López y Medrano la situaron en el año 1348. sin embargo, el incansable padre cristianópulo manifestó ya a mediados del XViii sus dudas sobre la corrección de tales fechas, debido a errores de cálculo al pasar de la Era Hispánica a la cristiana, habiendo olvidado además los cronistas dominicos que el uso de la primera fue abolido en 1383. Teniendo en cuenta esto, la fundación habría tenido lugar el 3 de marzo de 1378, por medio de una carta en la que la citada constanza Phelipes donó unas casas «con su palacio y con su bodega de mi morada», a fray Fernando rodríguez, para que estableciese en ellas un monasterio de dueñas de su orden., dejando además un juro de heredad para el mantenimiento de «doce dueñas» y «para capellanes, Procuradores, e cera, e lámparas de el dicho Monasterio». aGoP, serie XiV, Libro III, Primera parte, ff 291-295v, y serie XiV, Libro KKK, Relación de las Fundaciones de los Conventos de Religiosas de la Provincia de España por Fray Hermann Cristianopulo año de 1764, p.572; J. López: Tercera parte de la historia de Santo Domingo…, o.cit.,, ff. 334-335; M.J. Medrano: Historia de la Provincia de España de la Orden de Predicadores, Madrid 1725-1734, ff.463-465. 79 asV, Fondo ordini religiose/ domenicani. Index Alphabeticus Conventuum el Monasteriorum Ordinis Fratrum Praedicatorum ex notitia eiusdem Ordinis a Bernardo Guidonis anno 1303 Caenobia , et Monasterio, quibus annus adscriptus non est , fere omnia ante annum.1303 fuerunt constituta. Esta lista fue publicada en J. Echard y J. Quétif: Scriptores Ordinis Praedicatorum, París, 1719-1721, Tomo i, p. iV y ss. cfr. J. López: Tercera parte de la historia de Santo Domingo…, o. cit, p.339. 80 La fecha de fundación de esta comunidad de terciarias plantea serias dificultades. según Manso Porto hasta la segunda mitad del XV, o incluso

Fernando iV, culminando tal tarea legislativa en las cortes celebradas en soria en 1380 por Juan i, y que marcaron un punto de inflexión. J.L. santos díez: La encomienda de monasterios…o.cit., pp. 25 y 136-173. 74 c. rodríguez núñez: « santa María de Belvís, un convento mendicante femenino en la Baja Edad Media (1305- 1400)», Estudios mindonienses, 5, 1989, pp. 335- 407(pp. 336-338); c. Manso Porto: Arte gótico en Galicia, los dominicos, 2 vol, La coruña, 1993, p 581. ambas autoras señalan que el capítulo general de París de 1306 otorgó licencia para su fundación, pero en ambos casos toman estas noticias de fuentes secundarias, y no del acta capitular correspondiente, en la que, de hecho, no se hace mención alguna a esta nueva fundación. cfr. Constitutiones et Acta Ordinis Fratrum Praedicatorum, o. cit. p. 977-998 (cf. MoPH 4, P. 15-23) 75 La primera efectuó una donación a tal fin en presencia del prior provincial, fray Gil arévalo, del prior de los dominicos de san ildefonso de Toro, otros dos frailes y el capellán. H. del castillo: Primera y segunda parte de la historia General de Sancto Domingo y de su orden de predicadores, Valladolid, 2002(ed. facsímil del original editado en Madrid, 1584-1592), f. 35. El testamento de Teresa Gil en a. rucquoi: «Le testament de doña Teresa Gi l», Femmes, Mariages , Lignages XIIe-XIVe siècles, Bruselas, 1992, pp.305-323. 76 En el caso del monasterio lucense, sin embargo, las casas y huertas en las que se realizó la fundación habían sido donadas por el obispo dominico fray Pedro López de aguiar a los dominicos de Lugo, quienes a su vez las cedieron a doña sancha, y a doña Juana Estévez, priora de Belvís, de donde vinieron las primeras religiosas. c. Manso Porto: Arte gótico en Galicia..., o.cit., pp. 609-613. aHn, clero, Pergaminos, carpeta 3072, doc .15, aMsdrT, docs. 253 y 257. Por su parte, la fundación de santo domingo de Toledo, autorizada por Pedro i, fue encomendada a los frailes de san Pablo del Granadal, bajo cuya custodia quedarían las monjas.

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Frente a tal abundancia de fundaciones debidas a mujeres en el siglo XiV, el número de monasterios creados por hombres- todos ellos pertenecientes a la nobleza-, fue mucho más reducido, limitándose a san Juan Bautista de Quejana, fundado por Fernán Pérez de ayala81, y las dos fundaciones vinculadas a don Juan Manuel: san ildefonso de la alberca y san Blas de cifuentes. El papel del noble literato merece una mención aparte pues, además de su estrecha vinculación espiritual, intelectual y política con la orden de santo domingo, don Juan Manuel se convirtió en el más importante benefactor de la orden en castilla, rivalizando incluso con la realeza.82. Fundó varios conventos masculinos, y actuó como albacea de su canciller alfonso Pérez, quien en su testamento, otorgado en 1335 había manifestado el deseo de crear un monasterio de dueñas dominicas en la villa de la alberca, cuya dotación inicial fue ampliada por don Juan Manuel.83 asimismo, este fundó en 1344 el monasterio de san Blas de la villa de cifuentes, a fin de que las religiosas rezasen por su alma, la de sus familiares y la de todos aquellos a quien «yo fize algunos hurtos e tomé alguna cosa de lo suyo».84 Por último, fue también familiar del monasterio de caleruega y encomendero de santo domingo de Madrid. En este

último, la figura de los protectores, instituida por alfonso X, fue sustituida en este momento por la del encomendero, don Juan Manuel, cuyo mayordomo roy iñiguez llegó a residir en las cercanías del monasterio. no obstante, tal encomienda fue efímera, pues desapareció a la muerte del literato. 85 En el siglo XV la injerencia femenina en los claustros de dominicas en castilla manifestada en la centuria anterior, se afianzó e incrementó. no solo porque la mayoría de las nuevas fundaciones se debieron a mujeres, ya fuesen reinas, nobles u otras señoras, sino también porque aquellos monasterios más prósperos, con carácter señorial y vinculados a la realeza y nobleza, se convirtieron en auténticas ginecotopías, espacios construidos por y para las mujeres, y núcleos del poder femenino, cuya influencia trascendió más allá de los muros de la clausura.86 En estos casos queda claro cómo la presencia y la asistencia de los frailes dominicos lejos de ser deseada y vista por las religiosas como un sostén, constituyó un engorro para el ejercicio del poder omnímodo de algunas prioras, que no tuvieron reparo alguno en deshacerse de ellos. Este fue el caso de santo domingo el real de Toledo y de su homónimo madrileño, gobernado este último durante buena parte del siglo por constanza de castilla, la cual puede ser considerada también como continuadora de la tradición de las infantas y señoras, actuando de forma muy similar a las “abadesas señoras”

después de Trento, no se convirtieron en monjas dominicas. c. Manso Porto: Arte gótico en Galicia…, o. cit, p.615. 81 También en este caso se han barajado diversas opciones como fecha de fundación. aunque desde 1973, siguiendo a azcárate ristori, se acepta como correcto el año de 1378, debemos tener presente que el documento original se ha perdido, y únicamente lo conocemos a través de una copia realizada en 1513. cristianópulo, que quizás sí pudo ver el original, situó la fundación en 1375. aGoP, serie XiV, Liber KKK, f. 571 v; F. Martínez Vázquez: Reseña histórica y Catálogo monumental de Quejana, 1374- 1974, Vitoria, 1975, p. 111, doc.344. copia del documento original de fundación dada en Valladolid el 1 de septiembre de 1513. 82 a. Giménez soler: Don Juan Manuel. Biografía y estudio crítico,, zaragoza, 1932, p. 653ss; F. García-serraino: «don Juan Manuel and the order of Preachers», Anuario de Estudios Medievales, 23, 1992, pp. 151- 162 (152-154); Ídem: Preachers of the city: the expansión of the Dominican Order in Castile (1217- 1348), nueva orleans, 1997, pp.100-101 83 aHn, consejos, Leg. 24160, cit. en c. ayllón Gutiérrez: «El monasterio de dominicas de san ildefonso de la alberca (cuenca) en la Edad Media», Archivo Dominicano, 30, 2009, pp. 287-306 84 asBL, cE, carta de donación y privilegio, 20-6-1347. J. a. castillas García: El monasterio de San Blas de la villa de Lerma: una historia inmóvil, salamanca, 2008, pp. 286-288. además de recibir diversas mercedes regias, posteriormente, los principales patronos del monasterio fueron los señores de la villa de cifuentes, esto es, el marqués de Villena y, más adelante, los condes de cifuentes. aHn, clero, Legajo 1991; aGoP, serie XiV, Liber Q, parte prima, f. 532

85 J.r. romero Fernández- Pacheco: Santo Domingo el Real de Madrid, Ordenación económica de un señorío conventual durante la baja edad media (1219-1530), salamanca, 2008, p. 153. 86 doña Juana rodríguez, que había sido esposa de Juan sánchez de castilla, contador de castilla bajo el reinado de Juan ii; donó en 1419 unas casas para la fundación de un monasterio de dominicas en salamanca. santa catalina de Ávila surgió en 1463 como beaterio por iniciativa de catalina Guiera y estuvo sujeto al deán y cabildo catedralicio, hasta que, tras la fundación de santo Tomás de Ávila pasaron a depender del prior y prelados del mismo. María Gómez de silva, hija del conde de cifuentes, estableció en sus casas y otras adquiridas una comunidad de hermanas de la penitencia que fueron transformadas en monjas dominicas en 1486, bajo la advocación de la Madre de dios. La fundación de santa catalina de Valladolid en 1488 se debió a María y Elvira Manrique. santa isabel y san Miguel de Trujillo tuvo su origen en la donación de la antigua sinagoga judía por los reyes católicos en 1492, a fin de que pudiesen vivir en ella una serie de beatas hasta entonces dispersas en la población. En un momento desconocido se transformaron en monjas de la segunda orden, al igual que sucedió con las religiosas de la Encarnación de Bilbao. Por su parte, la creación del monasterio de aldeanueva en 1504 se debió a la beata de Piedrahita, que estableció allí una comunidad de terciarias, las cuales, al igual que en Ávila, nunca trocaron su estatus por el de monjas.

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cistercienses.87 En efecto, además de su vinculación con la realeza, compartió con aquellas una serie de características. se ocupó de los asuntos del monasterio, dentro y fuera del claustro, gozando también de autorización para recibir visitas por sus familiares en las dependencias que se hizo construir, apartadas del resto de las monjas.88 Jugó también un destacado papel en la ordenación de la liturgia de santo domingo el real, e incluso de una casa filial, fundada por ella misma.89 Y, por último, y no menos importante, transformó la capilla mayor del monasterio en capilla funeraria de su linaje, trasladando a ella la sepultura de su abuelo Pedro i, y de sus padres, con una clara intención legitimadora, lo cual podría también enlazarse con el papel encomendado en la tradición hispana medieval a las infantas.90 como ha señalado Muñoz Fernández, es probable que «esta autoridad femenina fuerte» no fuese impuesta, sino deseada por las religiosas, que verían su protección más cercana a sus necesidades y preocupaciones que la dispensada por los varones.91 se establecía así una relación de «protección o encomienda femenina» sobre el monasterio, similar a la ejercida por las fundadoras o «señoras», o «abadesas señoras» de los

monasterios cistercienses. El poder de la rama femenina del linaje de los castilla estuvo también presente en esta centuria en santo domingo el real de Toledo. En concreto, entre la última década del XiV y el primer cuarto del XV el monasterio estuvo gobernado por Teresa de ayala, nieta de Fernán Gómez de ayala, fundador de Quejana, y su hija María de castilla, nacida de sus relaciones con Pedro i, mientras en las décadas centrales del XV fue una nieta del mencionado monarca, catalina de castilla, quien ocupó el cargo de priora. Todas estas mujeres, impulsaron importantes obras en el monasterio. Las primeras de ampliación de las dependencias monásticas y construcción de la iglesia, con la ayuda de inés de ayala y la reina catalina de Lancáster, mientras que la segunda acometió un vasto plan de reforma que comprendió el traslado de los restos de su padre y la renovación de las lápidas de este, de su tío y las pertenecientes a Juana de la Espina y Teresa de ayala.92 según esto, y a diferencia de lo señalado para el caso de otros ámbitos geográficos, en castilla, una dotación económica más sustanciosa no parece haber favorecido una observancia de la clausura más estricta, sino al contrario. como se ha visto, en los monasterios más ricos, al menos algunas religiosas gozaron de gran libertad de movimientos, a la par que aumentaba su control sobre la administración monástica y se liberaban del control ejercido por los frailes. En el XV, el nombramiento de mayordomos y procuradores laicos en algunos monasterios dotó a las monjas del control directo sobre sus bienes y haciendas-Madrid, Toledo, Medina del campo-, al contrario de lo que ocurrió en los monasterios en los que estos continuaron siendo dominicos-cifuentes, Belmonte, caleruega, aldeanueva-, los cuales dispusieron normalmente de dependencias dentro de la clausura. sin embargo, la situación de estos “monasterios abiertos”, contrasta abiertamente con la de otras monjas y, especialmente, de algunas terciarias dominicas, que a finales del XV vivieron voluntariamente

G. Baury: Las religieuses de Castille…,o.cit, pp. 46-47 y 59-72. aHn, Libro 7296, Libro de las licencias y gracias que los Sumos Pontífices y ministros generales del orden de Predicadores concedieron a la Serenísima Señora Doña Constanza, nieta del Rey Don Pedro y al Monasterio de Santo Domingo el Real donde fue priora 38 años, siglo XVii, s.f. Las constituciones de las monjas de la orden de Predicadores aprobadas en 1259 prohibieron la existencia de celdas individuales, lo cual fue reiterado sucesivamente. Constitutiones Sororum Ordinis Fratrum Praedicatorum (1259), en Constitutiones et Acta Capitulorum Generalium…, o. cit, p. 122 (cfr. const o-P1259, p. 341). 89 aHn, Libro 7296, Libro de las licencias y gracias que los Sumos Pontífices …s.f. constanza compiló además el famoso Libro de Devociones y oficios, destinado no solo a la devoción individual sino también a la práctica litúrgica comunitaria. Este y otros ejemplos, como el mencionado de la reina Leonor en Medina, de catalina de Lancáster en Toledo, santo domingo de Pisa con chiara Gambacorta, evidencian el papel jugado por protectoras y fundadoras en la compilación y renovación de las bibliotecas monásticas, algo que también se dio en los monasterios cistercienses. En este sentido también se asemeja a las fundadoras cistercienses, que donaron a sus fundaciones los libros necesarios para su vida espiritual y litúrgica. cfr. M. Pérez Vidal: «La liturgia procesional de completas en el ámbito de los monasterios femeninos de la orden de Predicadores en castilla», Hispania Sacra (en prensa); Ídem: Arte y arquitectura de los monasterios de la Orden de Predicadores…o.cit., pp. 161-162 y 175. 90 J.M. Eguren: Memoria histórico-descriptiva del Monasterio de Santo Domingo el Real de Madrid, Madrid, 1850, p. 21. Véase nota 52 91 a. Muñoz Fernández: Acciones e intenciones de mujeres. Vida religiosa de las madrileñas ( siglos XV-XVI), Madrid, 1995, p. 136. 87 88

92 Un detallado desarrollo de estos aspectos y otros en M. Pérez Vidal: Arte y arquitectura de los monasterios de la Orden de Predicadores…, o. cit. anexos ii, pp. 1412-1422.

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bajo clausura, a la manera de las monjas de «velo negro», llegando incluso a estar meses sin confesarse ni oír misa, a fin de no quebrantar la clausura.93 En la mayoría de los casos, sin embargo, no consta que este anhelo de una vida más estrecha y observante por parte de estas religiosas, hubiese implicado su transformación oficial en monasterios propiamente dichos. así, tanto santa catalina de Ávila como el homónimo beaterio de Toro o santa cruz de la Magdalena en aldeanueva parecen haber continuado en su estatus de terciarias, pese a que la clausura se observaba con mucho mayor celo que en el caso de los monasterios ricos mencionados anteriormente. Únicamente el beaterio de la Madre de dios de Toledo recibió en 1486 licencia de inocencio Viii a tal efecto, y al año siguiente profesaron en él doce religiosas como «monjas veladas y encerradas». 94 Finalmente, la relación con los poderes eclesiásticos locales fue también notablemente diversa de un monasterio a otro. al igual que sucedió en otras órdenes, las monjas buscaron en algunos casos liberarse de la tutela episcopal, a través de una adhesión más estrecha a la orden, amparándose en algunos patronos nobles o en la realeza.95 sin embargo, también es cierto que, desde que diego de acebes crease el monasterio de Prouilhe, los obispos tuvieron un papel destacado en muchas fundaciones dominicas, y en otros casos, las religiosas parecen haber permanecido bajo su tutela, de buen grado, hasta fechas tardías, ofreciendo resistencia a los reformadores o visitadores dominicos.96

de todas formas, la relativa independencia respecto a la orden de Predicadores y la supeditación a los poderes eclesiásticos locales no fue siempre voluntaria, sino que a veces se vio forzada por la ausencia tanto de un convento en la villa, como de una comunidad residente en el monasterio. así sucedió con las monjas de santa catalina de Belmonte que, desde su traslado desde la alberca a inicios del XVi, dependieron de la colegiata de Belmonte,- algo que quizás puede relacionarse también con la escasa simpatía de su patrón, el marqués de Villena, diego López Pacheco, por los Predicadores-,aunque posteriormente parece haber existido una comunidad de frailes residentes.97 Por último, también existieron casos en los que las monjas rechazaron tanto la autoridad la autoridad de la orden como la episcopal, mientras que en otros casos, la jurisdicción parece haber sido compartida por prelados y dominicos.98

concLUsionEs.

La uniformitas pretendida por la magna tarea reformadora de romans a mediados del siglo Xiii fracasó, y tanto antes como después existieron una gran variedad de soluciones tanto en los mecanismos de incorporación de comunidades femeninas a la orden de Predicadores, como en el corpus legislativo por el que estas se rigieron, 97 así parece indicarlo en que en la toma de posesión de antiguo alcázar de la villa, asignado a las dominicas por diego López Pacheco, se hubiese encomendado a diego López de Hinestrosa, prior de la colegiata de Belmonte, y no a un fraile dominico. BnE, Mss 13124, f. 165v. cit. en c. ayllón Gutiérrez: « El monasterio de dominicas de san ildefonso de la alberca (cuenca) en la Edad Media», Archivo Dominicano, nº 30, 2009, pp. 287-306 (p. 299). aGoP, serie XiV, Liber III, f. 219. sin embargo, posteriormente, encontramos referencias a la existencia de una comunidad de frailes dominicos residente, tal y como había sucedido en La alberca. Princeton Univertity Library, Manuscripts division. department of rare Books and special collections. charles carroll Marden collection of spanish documents, 1347-1887, Box 14/ 16. doc. 617.Letter to the town council of Alarcon from Garcia de Peralta concerning the lawsuit against the abbot and monks of Santa Catalina de Belmonte,Granada, 1621; Box 14/ 17. doc. 618, Letter to the town council of Alarcon from Lcdo. Antonio del Campo, concerning the lawsuit against the abbot and monks of Santa Catalina de Belmonte. the lawsuit involved the collection of sheep tolls (borras) Granada, 1621. 98 Este parece haber sido el caso de santa María la nova de Lugo, aunque debemos tener presente que el prelado lucense era él mismo dominico. En consecuencia, demás de donar varias casas para la fundación, la admisión de nuevas religiosas en este monasterio requería su autorización y la de los frailes dominicos. c. Manso Porto: Arte gótico en Galicia…o.cit, p. 609.

93 así lo refiere López, respecto al beaterio de santa catalina de Toro. J. López: Tercera parte de la historia de Sancto Domingo….pp.311-313. 94 cfr. nota 86. J. López: Tercera parte de la historia de Santo Domingo…, o.cit., Libro i, capítulo XXXVii y XXXViii, p. 281 95 También en el caso de las cistercienses existen ejemplos que prueban cómo las monjas prefirieron la jurisdicción episcopal y se mostraron reacias a aceptar los visitadores cistercienses. c.H. Berman:«Were There Twelfth-century cistercian nuns?», Church History, Vol. 68, nº4, 1999; pp. 824-864(especialmente p. 863). 96 Este fue el caso de las dominicas de santa María Magdalena di Val di Pietra de Bolonia, que, pese a haber adoptado la liturgia y calendario dominicos desde finales de Xiii, permanecieron bajo la jurisdicción episcopal hasta 1515. G. zarri: «i monasteri femminili a Bologna tra il Xiii e il XVii secolo», Atti e Memorie della Deputazione di Storia Patria per le Province di Romagna, XXiV( 1973), pp. 133-213, en concreto,p. 219; E. roncroffi: Psallite Sapienter. Codici Musicali delle Domenicane Bolognesi, Leo.s.olschki Editore, Firenze, 2009, p.25.

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Uniformitas vs diversitas en los monasterios femeninos de la orden de Predicadores en castilla

tervinieron. al patrocinio de papas y reyes, se sumó desde finales del Xiii, y especialmente en el XiV, una creciente injerencia de nobles y señores, especialmente de mujeres. Esta situación se mantuvo y acentuó en el XV, momento en que los monasterios más ricos y aristocráticos alcanzaron una notable independencia jurisdiccional no solo respecto a los prelados diocesanos, sino también frente a la orden de Predicadores, convirtiéndose en auténticos centros de poder femenino. no obstante, la heterogeneidad jurisdiccional se mantuvo también en esta centuria, y junto a estos, encontramos tanto monasterios como comunidades de terciarias que buscaron una vida observante y «encerrada» y una fuerte sujeción a la orden, y también monasterios con una estrecha dependencia de los poderes eclesiásticos locales, bien de forma voluntaria o impuesta. resulta clara, por lo tanto, la ausencia de un poder centralizado, o de una «casa-madre» y la complejidad de las redes de filiaciones, dependencias e influencias establecidas entre los distintos monasterios Esta variedad jurisdiccional y la ausencia de un poder centralizado, tuvieron su obvio reflejo en la legislación, con la existencia, ya desde tiempos de romans, de admonitiones y ordenationes complementarias de carácter provincial o local, en muchos casos probablemente perdidas a consecuencia de la depuración promovida por la reforma.

en la jurisdicción y patronazgo y en el ejercicio de la cura monialium, sin olvidar la observancia o no de la clausura. sin embargo, el corpus de textos propagandísticos auspiciados por el propio romans, con una clara finalidad propagandística y de legitimación de la orden sí alcanzó los objetivos perseguidos. En efecto, la visión falseada y simplificada en exceso difundida ya desde mediados del Xiii a través de estos escritos se perpetuó no solo en las crónicas y documentos oficiales de la orden, sino también en buena parte de la historiografía tradicional, e incluso actual. no obstante, un análisis particular y detallado de cada uno de estos aspectos, una lectura crítica de la documentación revela un panorama mucho más complejo. Las primeras comunidades femeninas vinculadas a la orden carecieron de usos y costumbres netamente dominicas, acusando la influencia de otras órdenes, sobre todo la cisterciense. durante la primera mitad del Xiii la incorporación a la orden de Predicadores fue más oficiosa que oficial, y fue auspiciada sobre todo por papas y reyes, sin que la nobleza haya tenido un papel destacado, a diferencia de lo ocurrido en el caso cisterciense, por ejemplo. aunque Humberto de romans intentó centralizar estos procesos, la diversidad de mecanismos persistió durante los siglos bajomedievales y fueron también distintos los agentes que in-

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noticia

Un intento de reconstrucción de las desaparecidas miniaturas del Libro de los Testamentos de la catedral de oviedo

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Un intento de reconstrucción de las desaparecidas miniaturas del Libro de los Testamentos

E

n el archivo de la catedral de oviedo se conserva el Liber Testamentorum Ecclesiae Ouetensis, que es uno de los mejores y más lujosos cartularios europeos del siglo Xii. El códice se ornamentó con una serie de miniaturas, muchas de ellas a página completa, de las cuales tres fueron robadas. algunas ilustraciones, sin embargo, dejaron su impronta en las páginas opuestas. Por ello se solicitó al instituto de Patrimonio cultural de España que se sometiera al LT a una serie de pruebas con el objeto de reconstruir, en la medida de lo posible, las desaparecidas miniaturas. Los técnicos, Tomás antelo y carmen Vega, desplazados a oviedo, realizaron los análisis propuestos el 23 de octubre de 2012, en presencia de Francisco Javier Fernández conde, raquel alonso Álvarez, los dos profesores de la Universidad de oviedo, y agustín Hevia Ballina, canónigo archivero de la catedral de oviedo. a causa del acuerdo suscrito entre la iglesia católica y el Estado Español, el iPcE realizó los citados análisis de manera completamente desinteresada, un proceso facilitado por la eficaz gestión llevada a cabo por Miriam Bueso. Los desplazamientos y gastos derivados de la estancia de los técnicos corrieron a cuenta de la Universidad de oviedo, con cargo al “Plan para la Promoción de la investigación”. creemos que debe destacarse y agradecerse la extraordinaria disponibilidad y generosidad de todos los organismos implicados: archivo de la catedral de oviedo, iPcE y Universidad de oviedo.

EL LiBro dE Los TEsTaMEnTos dE La caTEdraL dE oViEdo: asPEcTos HisTóricos, codicoLóGicos, MaTEriaLEs Y arTÍsTicos

aspectos históricos y codicológicos

El Libro de los Testamentos de la catedral de oviedo (Liber Testamentorum) abre el catálogo de los manuscritos del archivo capitular de esta institución con el número 1. Los diplomas copiados en él fueron trascritos y publicados parcialmente varias veces (s. a. García Larragueta, Colección de documentos de la catedral de Oviedo, oviedo, 1962), o en su totalidad y con criterios diplomáticos rigurosos (aa.VV., Liber Testamentorum Ecclesiae Ouetensis, Barcelona, 1995) 1. Mide 375x240 milímetros, tiene un cuadernillo introductorio no paginado y 113 folios en pergamino, escritos en bella y tardía minúscula visigoda con el texto dispuesto a doble columna y profusamente adornado con una serie espléndida de miniaturas: varias a toda página, y en las letras que comienzan los diferentes diplomas, así como mediante elementos de pequeñas E.E. rodríguez díaz, hizo el estudio codicológico; Mª. J. sanz Fuentes el estudio paleográfico, la transcripción completa y los índices; E. Fernández Vallina, la traducción de algunos documentos y el estudio sobre d. Pelayo, obispo de oviedo; y J. Yarza Luaces, un primer estudio sobre el conjunto de miniaturas del bello códice miniado. 1

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proporciones, todo ello rigurosamente ideado por su autor de acuerdo con un plan que tenía ya muy bien perfilado cuando comenzó a elaborar sus contenidos. se atribuye al conocido obispo de oviedo d. Pelayo (1101-1130), porque fue confeccionado durante su episcopado, respondiendo a unos criterios, precisos y bien fijados por él desde el principio (Pelagius episcopus opus hoc fieri iussit: f.iiiv.). La mayor parte del texto se debe a la pluma de un escribano, cuya personalidad histórica se nos escapa todavía en la actualidad 2. Los paleógrafos suelen destacar la presencia de varias manos3, que se ocuparon de partes menores, alguna de ellas de mucho interés, por cierto, y de numerosas notas posteriores de diferente significación. Puede decirse, sin ninguna duda, que el Liber Testamentorum destaca en el conjunto de los códices de la época por su magnífica conservación. Los objetivos que presidieron la confección de este valioso códice son también patentes. d. Pelayo quiso recoger en sus páginas la documentación relacionada con los intereses administrativos de su diócesis en unos años de numerosas y complejas controversias de carácter jurisdiccional entre obispados y metrópolis, después de la conquista de Toledo por alfonso Vi en 1085. La reorganización de todo el mapa eclesiástico hispano a partir de la restauración de la primada visigoda propiciaría una etapa histórica compleja de reivindicaciones, en las que se vio envuelta la sede de san salvador de oviedo como otras muchas en los últimos años del siglo Xi y a lo largo del Xii. El titular de la diócesis asturiana, creada otrora baja la éjida de alfonso ii (812), quería disponer así de un conjunto documental muy funcional: un instrumento fácilmente manejable en aquella coyuntura histórica difícil y llena de conflictos4. Pero en el proyecto compilador

y escriturario del mencionado prelado ovetense había también otros objetivos no menos relevantes. Pelayo no solo era obispo de una diócesis concreta, con límites más o menos precisos o en trámite de fijación definitiva; era también el titular de un señorío feudal vinculado a la mitra de san salvador, que había comenzado a perfilarse con nitidez y sólidas bases territoriales por aquellos mismos años, al igual que estaba ocurriendo en otras diócesis vecinas. Y al obispo y señor feudal también le venía bien disponer de todas las piezas diplomáticas relacionadas con su dominio señorial. Y las hizo compilar, lógicamente, en el mismo manuscrito confeccionado en su Scriptorium. Por eso el Liber Testamentorum tuvo, desde el principio, un valor y una significación histórica de claros perfiles administrativos, como lo tendrán, así mismo, los diferentes manuscritos que saldrán de la conocida oficina de otro prelado ovetense del bajo Medioevo, d. Gutierre de Toledo (1377-1389)5 . Pero lo que le confiere al famoso códice ovetense un valor especial no es la copia propiamente dicha de los documentos. su autor no se limitó, en la mayoría de las ocasiones, a hacer una copia textual de los originales o copias auténticas de las que pudiera disponer; utilizando su vasta cultura, de la que hace gala, sobre todo, en el imponente Corpus Pelagianum -otra obra manuscrita de su Scriptorium, aún sin estudiar con detalle e incluso sin una buena edición crítica disponible6-. Los que tiene a mano, los utiliza con admirable libertad, alterando estructuras formales de los mismos de acuerdo con el estilo diplomático de su cancillería, interpolándolos catedral de Oviedo, roma, 1971, pp. 72-80. 5 sobre este particular cfr. F, J. Fernández conde, “Los obispos ovetenses y la consolidación del feudalismo en la asturias medieval”, El Papado, la Iglesia Leonesa y la Basílica de Santiago a finales del siglo XI. El traslado de la Sede Episcopal de Iria a Compostela, consorcio de santiago, 1999, pp. 129-156. Una perspectiva amplia de las actuaciones de d. Pelayo en el contexto feudal de las asturias de su tiempo: F. J. Fernández conde, “El obispo Pelayo”, Asturianos universales,14, Madrid, 1997, pp. 9-56. 6 se trata de los códices de la Bn. Madrid. Ms. 1358 (s. Xii) y Ms. 1513 (s.Xii-Xiii). referencias sobre los mismos y su contenido: F. J. Fernández conde, El Libro de los Testamentos, pp. 67 y ss. También: Orígenes. Arte y cultura en Asturias. Siglos VII-XV, catálogo de la Exposición “orígenes”, oviedo, 1993 (r. rodríguez Álvarez), pp. 357-358. así mismo: E. Fernández Vallina, “El obispo de oviedo y su obra historiográfica”, Liber Testamentorum, pp. 335 y ss.

Mª. J. sanz Fuentes, “Estudio paleográfico”, VVaa, Liber testamentorum, pp. 107-111, propone la existencia de dos manos; una de ellas, la principal o “Mano a”, que podría corresponder al propio d. Pelayo. nosotros no estamos seguros. 3 E. E. rodríguez díaz, “Estudio codicológico”, V Va a, Liber testamentorum, pp. 69 y ss. 4 Una sucinta panorámica sobre los problemas de la reorganización administrativa de la iglesia hispana en los siglos Xi-Xii, así como la posición de la de san salvador de oviedo en todo el conjunto de polémicas administrativas: F. J. Fernández conde, El Libro de los Testamentos de la 2

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con añadidos muy bien pensados, e incluso creando piezas diplomáticas completas. En nuestro trabajo crítico sobre el Liber concluíamos así el estudio:

una serie larga de criterios histórico-diplomáticos, que permitieran descubrirle al lector científico de esos diplomas si existieron realmente documentos originales utilizados por d. Pelayo y sus amanuenses en la confección de las correspondientes copias de su Liber. no hacer un esfuerzo interpretativo de ese calibre y limitarse a decir que determinadas noticias de los falsos pelagianos son válidas solo para un periodo indeterminado, anterior al año 1100, por ejemplo, como hacen algunos historiadores recientes que manejan la documentación pelagiana en algunos de sus trabajos, sería un claro indicio de “pereza metodológica”8.

“Examinados críticamente cada uno de los 87 documentos, el balance final resultante parece casi increíble. según nuestro criterio contabiliza mos 25 fa lsif icaciones, 28 interpolaciones formales, 14 interpolaciones formales y de fondo, 6 documentos dudosos y sólo 14 plenamente auténticos” después de más de cuarenta años, seguimos manteniendo, de forma general, aquella primera valoración, por más que algún autor posterior se haya esforzado en liberar al obispo ovetense de la mácula de falsario7. Pero no por ello queda rebajado el valor histórico del códice del archivo capitular de san salvador de oviedo. Más bien todo lo contrario, pues, como es bien sabido, cuando existen falsificaciones o interpolaciones y se descubren las razones y el alcance real de las mismas, la categoría de esas piezas, en cuanto fuentes históricas, adquieren un relieve mayor que trasciende con mucho la mera textualidad de cada una. Es cierto que nos gustaría disponer de toda la información contenida en los numerosos Testamenta de los reyes asturianos y leoneses que fueron copiados en el Liber. Para la historia de la sociedad asturiana en general y de la iglesia de san salvador en concreto eso resultaría muy útil. Pero, aun admitiendo que se trata de grandes falsificaciones, las reales de manera particular, sus contenidos siguen siendo importantes desde diferentes puntos de vista, sobre todo si podemos descubrir el motivo de tales manipulaciones o elaboraciones completas del Scriptorium del gran prelado ovetense. En un trabajo reciente hemos intentado ofrecer

aspectos materiales y artísticos

El Liber Testamentorum Ecclesiae Ovetensis es un espectacular cartulario de gran tamaño (37,5x24 cm)9, ilustrado con ricas miniaturas, varias de ellas a página completa10. Tanto las medidas como la riqueza de la ornamentación convierten a esta pieza en una obra inusual tanto en el panorama hispánico como en el europeo del siglo Xii. El códice utiliza con gran acierto la imagen para la señalización y ordenación del contenido, desarrollándose un intenso diálogo entre ésta y el texto para la exposición de una ideología propagandística. El Liber no es en este sentido una pieza aislada, pues los estudios recientes sobre cartularios han puesto de manifiesto de qué modo los ejemplares más lujosos fueron encargados, más allá de la obvia finalidad de conservación documental, para su uso en campañas reivindicativas o políticas, especialmente F. J. Fernández conde, “Las fuentes escritas en la investigación del prerrománico”, Asturias entre visigodos y mozárabes (Visigodos y omeyas, Vi - Madrid, 2010), L. caballero zoreda - P. Mateos cruz - c. García de castro Valdés, eds., Anejos del Archivo Español de Arqueología, 53, Madrid, 2012, pp. 55-88 9 F. J. Fernández conde, «Libro de los Testamentos», Orígenes, pp. 355-357. 10 Para las miniaturas del códice desde un punto de vista estilístico, J. Yarza Luaces, “Las miniaturas del Libro de los Testamentos”, en Liber Testamentorum, pp. 147-230; J. Williams, “Liber Testamentorum”, The Art of Medieval Spain a.d. 500-1200, new York, The Metropolitan Museum of art, 1994, pp. 295-297. Una revisión del problema, situando el códice en un contexto más amplio, en r. alonso Álvarez, “El obispo Pelayo de oviedo (1101-1153): historiador y promotor de códices iluminados”, Semata, 22, 2010, pp. 331-350. 8

7 cfr. por ejemplo: E. Vallina Fernández, “El obiso Pelayo de oviedo. su vida y su obra”, Liber Testamentorum..., pp. 231 y ss. Y ha sido defendido siempre, en ocasiones de forma apasionada, por V. J. González García, cfr., por ejemplo: “El obisppo don Pelayo clave para el estudio de la Historia de asturias”, El Basilisco, 8, 1979, pp. 72-77. Para una valoración de la obra pelagiana a través de la historiografía general: F. J. Fernández conde, “La obra del obispo ovetense Pelayo en la Historiografía española”, Bol. Inst. Est. Asturianos, 25, 1971,pp. 249-291.

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en las ocasiones en que los privilegios de los organismos promotores se veían amenazados. sin embargo, sólo muy escasos ejemplares europeos contemporáneos se encuentran en condiciones de competir con el Liber en lujo y riqueza, un hecho que demuestra la relevante intención propagandística con que fue encargada la obra. su importancia se incrementa, además, si tenemos en cuenta que el obrador ovetense produjo igualmente un complejo conjunto historiográfico conocido como Corpus pelagianum, del que no conservamos los elementos originales pero sí una serie de copias medievales (BnE mss 1358, BnE mss 2805, raH 9/5496, Biblioteca Universitaria de Leiden Voss. Lat. 91 , BnE mss 1513) que permiten una reconstrucción aproximada de los contenidos y apariencia de los códices pelagianos. Tanto los aspectos narrativos como visuales de ambos conjuntos se encuentran íntimamente relacionados, manifestando una unidad de intención y proyecto que, sin ser una excepción europea, resulta infrecuente encontrar en su contexto cultural. En esta línea, en el Liber se advierte una clara utilización de la figura regia para el incremento del prestigio de la sede. así, el conjunto de testamentos correspondiente a cada reinado va precedido por una gran miniatura a página completa que incorpora en la parte inferior la frase inicial de la primera donación. inaugura la serie, aunque desplazada de su lugar original, alfonso ii en la famosa miniatura que lo sitúa arrodillado bajo la representación del salvador y los doce apóstoles (fol. iVv.). Le sigue la imagen en la que ordoño i y Mummadona entregan una donación a los “arzobispos” serrano y oveco (fol. 8v). alfonso iii y la reina Jimena aparecen junto a Gomelo, el beneficiario de su generosidad (fol. 18v.). ordoño ii y Teresa hacen entrega del correspondiente diploma a Hermenegildo (fol. 26v). Tras ellos, Fruela ii y nunilo se representan junto al obispo Placino (fol. 32v). siguiendo esta lógica, en el fol. 39v debió colocarse una miniatura representando a ramiro iii. sería la primera de las representaciones desaparecidas que motivaron la realización de los análisis encomendados al instituto del Patrimonio cultural de España, si bien en este caso la impronta sea difícil de percibir. Una nueva miniatura a página completa presenta a Vermudo ii y Elvira haciendo entrega de un testamento

a los arzobispos Vermudo y Gudesteo (fol. 49v) mientras que la serie de donaciones correspondientes a alfonso V se inaugura con una representación a media página del monarca junto con su madre Elvira (fol. 53v). El primer testamento concedido por Fernando i iba sin ninguna duda precedido por una ilustración a página entera del monarca (fol. 59v), que dejó su impronta en la cara recta del folio siguiente (fol. 60r). Los análisis revelan una escena de entrega documental en un ambiente eclesiástico, que creemos será posible reconstruir aproximadamente en posteriores estudios. La representación de su hijo, alfonso Vi, es otra de las desaparecidas, y debió situarse en un folio colocado entre los actuales 73 y 74, pues ha dejado su impronta en la cara recta de este último. Tuvo que ser sustraída, así pues, antes de realizarse la actual paginación. de nuevo se percibe con claridad, gracias a los análisis realizados, el momento en que el rey hace entrega al obispo de un documento de donación. a juzgar por la formulación del primer testamento correspondiente a Urraca, también se pensó en encabezar su capítulo de donaciones con un retrato de la reina. Puesto que ni a simple vista ni tras los análisis ha podido ser detectada huella alguna de éste, es probable que nunca se haya llegado a realizar. además de las ilustraciones de mayor tamaño, el códice se ornamentó igualmente con un buen número de miniaturas más reducidas, todas ellas referidas a personalidades y escenas de especial relevancia para los intereses defendidos por el obispo Pelayo a través del cartulario. Las más importantes son las siguientes: el obispo adolfo (fol. 3v); el papa Juan, acompañado por los emisarios severo y siderio (fol. 5v); los obispos Martín (fol. 74v) y Pelayo (fol. 78v); los papas Urbano ii (fol. 79 v) y Pascual (fol. 83r), este último entregando un privilegio a ivo y Pedro. Todo ello, unido a numerosos signos de confirmación ricamente ornamentados, algunas iniciales decoradas, y la inclusión de rotas y signos papales de gran tamaño, convierten a este cartulario en una excepcional pieza en su género. Los estudios que se le dediquen posteriormente podrán verse enriquecidos gracias a los análisis llevados a cabo por los técnicos del iPcE, que

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Un intento de reconstrucción de las desaparecidas miniaturas del Libro de los Testamentos

han revelado valiosos detalles de su ornamentación hasta ahora desconocidos.

de diferente forma dependiendo del tipo de tinta o pigmento utilizado y, en cuanto a la radiación ultravioleta sabemos que produce fluorescencia en soportes como el pergamino, permitiendo elevar el contraste entre éste y la tinta, posibilitando así la lectura en zonas prácticamente perdidas12. Una última capacidad que ofrecen las imágenes que se obtienen utilizando fotografía digital con fuentes luminosas de diferentes rangos espectrales es la posibilidad del subsecuente tratamiento informático al que pueden someterse para mejorar los resultados. con todo ello y conforme a la solicitud que se traslada a la sección de Estudios Físicos del Área de investigación y Formación del iPcE, se aborda la mejora de legibilidad de las improntas localizadas en diversas páginas de un códice medieval perteneciente al archivo de la catedral de oviedo conocido como Liber Testamentorum. se trata de un cartulario atípico, al contar con una serie de miniaturas polícromas a página completa, y en algunos detalles de su realización se observa el empleo de oro y plata. como ya se ha relatado, en época indeterminada tuvo lugar la desaparición de varias páginas; en algunas de las que se consideran contiguas a las desaparecidas se observan distintas marcas sin relación con el contenido expreso del texto existente, ni traspaso de su reverso. Es oportuno, por tanto, considerar dichas marcas como improntas por transferencia parcial de las imágenes contenidas en las páginas desaparecidas. así pues, el objetivo de la actuación del equipo de la sección de Estudios Físicos del iPcE es procurar una mejora de la legibilidad de las improntas que ayude a la interpretación del motivo representado en las ilustraciones desaparecidas.

EsTUdio Técnico dEL LiBro dE Los TEsTaMEnTos

Técnicas de imagen para el estudio de documentos

dentro del conjunto de los bienes culturales los documentos históricos son, por sus características materiales y por el valor de su contenido en toda su superficie, hoja a hoja y palabra a palabra, las piezas de arte que desde el punto de vista de su conservación requieren la mínima manipulación posible. su estudio implica por tanto, el uso de técnicas no invasivas que protejan el bien de cualquier tipo de deterioro innecesario. En este sentido habrá que admitir que la sola observación de un manuscrito implica necesariamente un deterioro ya que la luz es uno de los factores que influyen en su envejecimiento. La fotografía permite registrar la información contenida en cada página de un documento minimizando el tiempo de exposición a la fuente lumínica. La fotografía digital permite además guardar registros de calidad de forma inalterable con el tiempo y en la actualidad estas cámaras admiten tiempos de exposición muy cortos. Esta técnica resulta por tanto óptima para el estudio preliminar de documentos si añadimos además el hecho de que los equipos necesarios son de adecuada portabilidad permitiendo el trabajo in situ siempre deseable cuando se trata de piezas de excepcional delicadeza. La técnica fotográfica se convierte así en la herramienta idónea para los estudios históricos en documentos como el que nos ocupa. La información que podemos obtener se ve incrementada considerablemente si se utilizan diferentes fuentes luminosas11. así, la radiación infrarroja es absorbida y reflejada

METodoLoGÍa Para EL EsTUdio MULTiEsPEcTraL

Las técnicas empleadas para mejorar la lectura de las marcas encontradas en los folios: 40r, 60r y 74r del

Para una visión general sobre las técnicas de Estudios Físicos previos en bienes culturales se puede consultar T. antelo, M. Bueso, a. Gabaldón y c. Vega, “Un espacio para lo invisible”. La Ciencia y el Arte. Ciencias experimentales y conservación del Patrimonio Histórico, Ministerio de cultura, Madrid. 2008, pp. 25-38. También M. Hain, J. Bartl, V. Jacko. “Multispectral

analysis of cultural heritage artefacts” . Measurement Science Review, Vol. 3, sec. 3, 2003. 12 K. T. Knox and r. L. Easton, “recovery of Lost Writings on Historical Manuscripts with Ultraviolet illumination”. is&T reporter The window on imaging, 18, 3. 2003

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Liber Testamentarum de la catedral de oviedo que se supone que estuvieron en contacto con páginas desaparecidas son las siguientes: Fotografía en el rango visible (FV): se han realizado capturas en el rango visible con una cámara digital canon Eos-1 ds Marks ii con un objetivo canon coMPacT-Macro LEns EF 50 mm/ VariFocaL 24-70 mm, e iluminación con lámparas halógenas. Fotografía de fluorescencia inducida por radiación ultravioleta (FUV): Para inducir la fluorescencia del material de superficie se utilizaron tubos fluorescentes PHiLiPs TLd/ 18 / 8 que emiten radiación UV de 366 nanómetros, y para registrar la fluorescencia en el campo visible se utilizó una cámara digital canon Eos-1 ds Marks ii con un objetivo canon coMPacT-Macro LEns EF 50 mm. Fotografía Infrarroja (FIR): se ha obtenido una imagen general de las páginas en estudio utilizando una cámara digital niKon d100 con detector ccd, cuya respuesta máxima es de 1.100 nanómetros, y con filtro 93 de la marca B+W en la lente e iluminando con lámparas halógenas.

rEsULTados

Las figuras 2, 3 y 4 muestran el resultado obtenido para los folios 40 recto, 60 recto y 74 recto, respectivamente13. En ellas se presentan las imágenes obtenidas de la fotografía en el visible (FV), fotografía en el espectro visible de la fluorescencia inducida por radiación ultravioleta (FUV), tratamiento digital de la imagen FUV y fotografía en el campo infrarrojo (Fir). Las imágenes en el campo infrarrojo muestran que, en este espacio espectral, la intensidad de absorción de los residuos que generan las improntas, es similar a la percibida en el visible y por tanto el contraste con el fondo no presenta intensificación significativa. no obstante, la tinta correspondiente al texto registra muy baja absorción, con lo que la escritura pierde visibilidad, lo que beneficia la interpretación de las improntas. sin embargo, el poder de penetración de este tipo de radiación, provoca que también aparezca en la imagen y con similar intensidad señales que corresponden a la página siguiente. Un claro ejemplo se puede observar en el cuadrante inferior izquierdo del folio 74 recto. Una ampliación de esta zona de la página, en el campo infrarrojo, se muestra en la figura 5. Por otra parte, en el registro de FUV, tanto los caracteres escritos como las improntas muestran una elevada absorción que contrasta con la alta fluorescencia del pergamino, con lo que se intensifica la percepción de las improntas, con la consiguiente ganancia de legibilidad, ante todo en los espacios no ocupados por la escritura. Para ayudar en lo posible a la interpretación de las improntas, se han realizado diversos tratamientos de imagen sobre las capturas originales. se ha combinando la FV y la FUV, teniendo en cuenta la información de la Fir y el posible “traspaso” de la página siguiente. El resultado aparece en las figuras 2, 3 y 4, numerado con el dígito 3, en escala de grises y volteadas horizontalmente para una mejor interpretación de las observaciones que hayan de realizarse por un experto conocedor del códice en estudio.

Planteamiento del problema a abordar

como paso previo, se realizó un examen visual de las ilustraciones del códice. se constató que los trazados que se corresponden con aplicaciones de plata y oro (este último en menor medida) provocan dos tipos de marcas o señales en diferentes ubicaciones: • Un traspaso de material en la misma hoja de la ilustración por su reverso que denominamos “traspaso”. • Una transferencia de material en la página siguiente a la ilustración con la que hace contacto que llamamos “impronta”.

agradecemos sinceramente el apoyo recibido por ana rosa García en el tratamiento informático de las imágenes y la ayuda de Ángeles anaya en la elaboración del informe interno del iPcE. así mismo deseamos dejar constancia de nuestra admiración por la labor de gestión de todo este trabajo realizada impecablemente por Miriam Bueso. 13

La figura 1 muestra un ejemplo en una hoja ilustrada que se conserva.

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pectro electromagnético utilizadas para el estudio de las improntas encontradas en el Liber Testamentarum de la catedral de oviedo aportan importantes datos sobre los folios desaparecidos. El trabajo presentado en este artículo abre la puerta a posteriores estudios específicos y pormenorizados con nuevas técnicas no invasivas más complejas como pueden ser el análisis multiespectal en banda estrecha o el análisis hiperespectral.

concLUsionEs

Las huellas de miniaturas perceptibles en el Liber Testamentorum sugirieron la posibilidad de realizar un intento de reconstrucción de las mismas mediante la utilización de técnicas fotográficas y lumínicas. El resultado fue una notable aproximación a su aspecto original. Las técnicas de fotografía digital en diferentes rangos del es-

raquel alonso Álvarez Universidad de Oviedo Tomás antelo Instituto de Patrimonio Cultural de España(IPCE) Francisco Javier Fernández conde Universidad de Oviedo agustín Hevia Ballina Canónigo archivero de la Catedral de Oviedo carmen Vega Universidad Politécnica de Madrid (Colaborador del IPCE hasta 2013)

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Fig. 1: 1) Fotografía del folio 18 recto en donde puede verse el “traspaso de material” de las zonas de oro y plata del folio 18 verso. 2) Fotografía del folio 18 verso y folio 19 recto. 3) detalle de la fotografía anterior en donde se observa la “impronta de material” que deja sobre las letras la plata, y en menor medida el oro, de la figura situada a la izquierda del rey. 4) Misma imagen con FUV

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Fig. 2: Folio 40 recto: 1) FV; 2) FUV; 3) Tratamiento digital de las imágenes; 4) Fir

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Fig. 3: Folio 60 recto: 1) FV; 2) FUV; 3) Tratamiento digital de las imágenes; 4) Fir

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Fig. 4: Folio 74 recto: 1) FV; 2) FUV; 3) Tratamiento digital de las imágenes; 4) Fir

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Fig. 5: detalle de una zona de la imagen Fir del folio 74 recto Las señales que se observan se corresponden con las zonas oro y plata de la página siguiente del códice por lo que no deben tomarse en consideración para la interpretación de la página desaparecida.

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Fig. 6: detalle de la imagen obtenida por tratamiento digital del conjunto de capturas realizadas para el folio 60 recto. obsérvese las marcas oscuras que corresponden a las improntas y cómo puede reconocerse en ellas, la cruz, las lámparas, los bordes de los mantos….

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Fig. 7: detalle de la imagen obtenida por tratamiento digital del conjunto de capturas realizadas para el folio 74 recto. Las improntas que se observan permiten localizar a dos personajes por sus aureolas así como lo que puede ser interpretado como una ventana.

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La Edad Media asturiana en el año 2012: notas de bibliografía histórica. con un aditamento al repertorio bibliográfico de los años 2010 y 2011 carlos Benjamín Pereira Mira Equipo de investigación Episteme. Universidad de oviedo

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d

R esuMen: El presente repertorio bibliográfico tiene carácter especializado, regional, retrospectivo, descriptivo y acumulativo. su objetivo es registrar la producción impresa de temática medieval asturiana aparecida en el año 2012. con ello, pretendemos facilitar el trabajo intelectual de profesores, investigadores, estudiantes, eruditos locales o público interesado en general, mediante una periódica actualización del acervo de publicaciones sobre el Medioevo astur. completan esta contribución sendos aditamentos a los repertorios correspondientes a los años 2010 y 2011, recogidos por el autor ([email protected]) en , Territorio, Sociedad y Poder. Revista de Estudios Medievales, núm. 6 (2011), pp. [173]-191 y , Territorio, Sociedad y Poder. Revista de Estudios Medievales, núm. 7 (2012), pp. [221]-249. PalabRas clave: bibliografia, asturias (norte de España), Edad Media, año 2012, aditamento retrospectivo. 2010 and 2011. see also about it our articles titled: , Territorio, Sociedad y Poder. Revista de Estudios Medievales, núm. 6 (2011), pp. [173]-191 y , Territorio, Sociedad y Poder. Revista de Estudios Medievales, núm. 7 (2012), pp. [221]-249. K eywoRds: bibliography, asturias (north of spain), Middle ages, year 2012, retrospective addition.

La Edad Media asturiana en el año 2012: notas de bibliografía histórica

Uría Maqua (1998) y (2000)]1 del antecitado artículo, bajo una novedosa y manejable apariencia: la del libro exento de pequeño formato. En él, el lector interesado hallará numerosas y apasionantes informaciones sobre diferentes aspectos relativos a la trayectoria vital del biografiado: cuna, dominios, actividad militar, matrimonio pactado con la infanta isabel de Portugal, posterior anulación matrimonial, alianzas con ingleses, franceses y portugueses, conjura contra su hermanastro Juan i, fracaso y prisión, libertad y restitución de dominios, sublevación contra su sobrino Enrique iii, cercos a Gijón de 1394 y 1395, descendencia (cabe recordar aquí el prestigioso linaje luso de los noronha), y muerte. Las pesquisas del Prof. Uría Maqua sobre el atormentado don alfonso comenzaron, según él mismo refiere, en 1960, si bien cuestiones familiares y laborales habrían propiciado un prolongado postergamiento de quince años hasta que en 1974 pudo, finalmente, retomar y concluir su estudio. asiduas y fructíferas visitas al archivo de la catedral de oviedo y al archivo del Monasterio de san Pelayo, entre otros, le permiten la consulta de primera mano de diversas fuentes manuscritas -entre las cuales cobra especial relevancia el Libro Becerro (a. c. o., ms. 9), cuyo tenor textual será editado por Pedro Floriano Llorente- de uso ineludible para

1. La Edad MEdia asTUriana En EL año 2012: noTas BiBLioGrÁFicas.

rEEdicionEs dE cLÁsicos

a mediados de la década de los 70 del pasado siglo, vió la luz en el segundo número (hoy agotado) de la publicación seriada Asturiensia Medievalia un conocido artículo de algo mas de medio centenar de páginas que versaba sobre uno de los más importantes personajes históricos regionales: don alfonso Enríquez, conde de noreña y de Gijón, primogénito bastardo del monarca castellano Enrique ii, poseedor de uno de los más importantes señoríos de la decimocuarta centuria y cuyas sublevaciones están en la base de la creación del Principado de asturias por Juan i en 1388. su autor, el recientemente desaparecido medievalista d. Juan Uría Maqua (1931-2011), fue profesor de la Universidad de oviedo, firmó numerosos trabajos de alta investigación tanto de época medieval cuanto moderna, y coordinó la edición de las Opera Omnia de su padre, el también historiador d. Juan Uría ríu, estudioso insigne y maestro de maestros. Un año después de su fallecimiento, la institución académica ovetense y la editorial Krk han querido rendir un merecido homenaje al erudito y a la persona mediante la reedición actualizada [véanse a tal respecto las entradas bibliográficas correspondientes a

1 Uría Maqua, Juan: El Conde don Alfonso, oviedo: Krk y Universidad, 2012, 346 pp. (días de diario; 47). [Es reedición actualizada de: Uría Maqua, Juan: , Asturiensia Medievalia, núm. 2 (1975), pp. 177-238].

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un mejor conocimiento de los avatares existenciales del célebre personaje. corresponde la primacía, entre los impresos, al corpus cronístico [véanse los volúmenes correspondientes en la Biblioteca de autores Españoles, ed. rivadeneyra] de don Pero López de ayala acerca de los reinados de Pedro i, Enrique ii, Juan i y Enrique iii. no en vano son los principales episodios políticomilitares acaecidos durante dichos reinados -la guerra civil frente a la tiranía de Pedro i, el ascenso al trono de Enrique ii de Trastámara, las famosas mercedes enriqueñas, el paulatino reforzamiento centralizador del poder regio, la progresiva relegación de la nobleza de sangre y el paralelo encumbramiento de una nobleza de servicio, fundamentalmente- los que permiten contextualizar en buena medida las persistentes intrigas y deslealtades del señor de noreña cuyas posesiones habrán de engrosar, finalmente, la jurisdicción episcopal ovetense. Queremos subrayar en último lugar el especial interés y utilidad del apéndice documental que, integrado por veintidós piezas encuadradas en la horquilla cronológica que oscila entre los años 1377 y 1515, dan cierre (junto con un provechoso índice onomástico) a este clásico de la historiografía bajomedieval.

Encuadrada en el marco más amplio de sus pesquisas predoctorales en curso referentes a las manifestaciones arquitectónicas románicas de carácter religioso del occidente asturiano, la antecitada monografía principia con una imprescindible contextualización histórica que da cabida a los variopintos avatares que, en tiempos medievales -plenomedievales, paradigmáticamente-, modernos y contemporáneos, experimentó el que, sin ningún género de dudas, constituye uno de los cuatro principales conjuntos monásticos (junto con san Juan Bautista de corias (cangas del narcea), san salvador de cornellana (salas) y san Miguel de Bárzana (Tineo)) enclavados en la mencionada área geográfica. avatares que abarcan desde la legendaria fundación por el príncipe adelgaster -hijo bastardo del rey d. silo- y Brunilde en el año 781, pasando por la constitución como enclave de paso obligado en la ruta jacobea a raíz del célebre privilegio otorgado por el monarca castellano alfonso iX y, sucesivamente, la reforma normativa practicada por el obispo don Gutierre, la implantación de abades comendatarios, el ingreso en la congregación de la observancia de Valladolid, la asimilación a abadía, la inclusión de un colegio de artes, el papel protagonizado por el maestro arquitecto Melchor de Velasco, la reconversión en hospital durante la Guerra de la independencia, la exclaustración inherente a la desamortización mendizabalista, o la conversión en iglesia parroquial bajo la advocación de san antolín, entre otros, hasta llegar a su declaración como monumento histórico-artístico nacional (hoy, Bien de interés cultural) en 1982 y su dedicación como escenario de sendos campos de trabajo con fin recuperador en el estío de 1985. La investigadora gijonesa nos proporciona a continuación todo género de noticias referentes a la fábrica, las sucesivas reformas de época moderna (en claustro y dependencias fundamentalmente) y los diferentes proyectos (y, en su caso, ejecuciones) de restauración efectuados en las dos últimas centurias (L. Menéndez Pidal, J. r. alonso Pereira, J. a. Pérez Lastra). Y ello sin olvidarnos del ineludible catálogo de piezas artísticas, perdidas (como su emblemático altar portátil) o conservadas (caso de la singularmente valiosa talla del crucificado románico, auténtica joya de la

MonoGraFÍas dE JóVEnEs inVEsTiGadorEs

La cuadragésimo séptima entrega de la colección Fuentes y Estudios de Historia de asturias auspiciada por el ridEa, a saber, la condensada monografía interdisciplinar sobre la génesis, las vicisitudes y el patrimonio del cenobio benedictino (de estética cisterciense) tinetense de santa María La real de obona2 firmada por la joven historiadora del arte ana olay rodríguez (Gijón, 1981), sustancia el que fuera Trabajo de investigación de los cursos de doctorado defendido por la autora en la Universidad de oviedo en 2007, bajo la dirección de la Prof. dra. isabel ruiz de la Peña González. 2 olay rodríguez, ana: El Monasterio de Santa María La Real de Obona (Tineo), oviedo: real instituto de Estudios asturianos, 2012, 245 pp. (Fuentes y Estudios de Historia de asturias; 47). con de isabel ruiz de la Peña González, o. c., pp. [11]-16.

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imaginería regional). no falta, con todo, la imprescindible denuncia del deplorable estado de conservación de buena parte de los tesoros mencionados, así como la comprensible solicitud de una actuación global y de urgencia, petición que desde estas líneas suscribimos. El trabajo de la doctoranda olay rodríguez -que completa y actualiza las aportaciones pretéritas de L. Fernández Martín, E. zaragoza Pascual, J. a. Fernández Lamuño, J. i. ruiz de la Peña solar, Mª. J. sanz Fuentes…se cierra con tres jugosos apéndices de gran utilidad: el primero, integrado por once documentos -ocho de los cuales permanecían inéditos hasta la fecha-, que se incluyen en la horquilla cronológica que oscila entre los años 1645 y 1844, y que son aquí objeto de regesto, reproducción y transcripción parcial; el segundo, por ciento nueve fotografías; y, el tercero, por cuatro planos. reviste especial interés el tenor textual del legajo 5044 del madrileño archivo Histórico nacional, que al parecer no había visto la luz hasta el momento y que contiene un fundamental inventario de los bienes librarios, documentales y pictóricos del cenobio en 1821. Lástima que permanezca en paradero desconocido el libro de fábrica de la iglesia parroquial de obona objeto de cita hace años en un conocido trabajo de don agustín Hevia Ballina.

nes del congreso celebrado en el madrileño centro de ciencias Humanas y sociales en 2010 sobre el sesgo ideológico y sobre la diversificada impronta arqueológica de las ricas manifestaciones artísticas -preferentemente arquitectónicas, pero también escultóricas y pictóricas- de la monarquía asturiana (718-910). Esta nueva entrega, sexta ya, de las apasionantes reuniones científicas que, bajo la rúbrica Visigodos y omeyas, profundizan desde ópticas historiográficas novedosas e interdisciplinares en diferentes aspectos de la antigüedad Tardía y la alta Edad Media peninsulares, analiza con exhaustividad las fuentes escritas pero sobre todo materiales relativas a un cronotopo de carácter regional perfectamente delimitado, el del Asturorum Regnum, y lo hace en el contexto de los fastos conmemorativos del decimotercer centenario de la invasión islámica de 711. no faltan, con todo, trabajos alusivos a otros territorios peninsulares que nos suministran jugosas informaciones y sugerentes hipótesis orientadas a completar la imagen de conjunto del tema analizado. inciden los editores en su prólogo en dos circunstancias a tener muy en cuenta: de un lado, la ausencia de los reputados especialistas christian sapin, chris Wickham (autor, con todo, del epítome final conclusivo) y nuestro admirado roger collins; y, de otro, la no inclusión en las de las iglesias de san Miguel de Lillo y santianes de Pravia>>, o. c., pp. [89]123; Utrero agudo, María de los Ángeles: , o. c., pp. [125]-145; Villalón, María cruz: , o. c., pp. [147]-178; sastre de diego, isaac: , o. c., pp. [179]-207; coroneo, roberto: , o. c., pp. [209]-228; García de castro Valdés, césar: , o. c., pp. [229]-286; Untermann, Matthias: , o. c., pp. [287]-305; Larrea, Juan José y Ernesto Pastor: , o. c., pp. [307]-309; azkarate Garai-olaun, agustín e iñaki García camino: , o. c., pp. [331]-351; arias Páramo, Lorenzo: , o. c., pp. [353]-390; carbonell Esteller, Eduard: , o. c., pp. [391]413; suárez otero, José: , o. c., pp. [415]-441; Fontes, Luis: , o. c., pp. [443]-474; y Wickham, chris: , o. c., pp. [475]-478.

acTas dE conGrEsos

Los dres. Luis caballero zoreda, Pedro Mateos cruz y césar García de castro Valdés han editado el denso volumen de actas3 que recoge las dieciséis intervencio3 caballero zoreda, Luis, Pedro Mateos cruz y césar García de castro Valdés (eds.): Asturias entre visigodos y mozárabes (Visigodos y omeyas, VIMadrid 2010), Madrid: consejo superior de investigaciones científicas, 2012, 478 pp. (anejos de Archivo Español de Arqueología; LXiii). contiene: caballero zoreda, Luis, Pedro Mateos cruz y césar García de castro Valdés: , o. c., p. [9]; sin especificar: , o. c., p. [11]; Gimeno Pascual, Helena y Javier del Hoyo: , o. c., pp. [13]-26; Quirós castillo, Juan antonio y Margarita Fernández Mier: , o. c., pp. [27]-53; Francisco Javier Fernández conde: , o. c., pp. [55]-88; caballero zoreda, Luis: , La Balesquida, sin numerar (2011), pp. 90-102; García Linares, Manuel: , La Balesquida, sin numerar (2011), pp. 112-113; ruiz-Tilve arias, carmen: , La Balesquida, sin numerar (2011), pp. 146-147; sin especificar: , Vivir Oviedo, núm. 26 (2011), pp. [60]-62. 142 conde, Ernesto: , La Balesquida, sin numerar (2011), pp. 62-72. 143 Galán, José Luis: , Tudela Veguín. Anuario cultural de Box y Valle de Tudela, sin numerar (2011), pp. 30-33; id.: , A Santiago. Boletín de la Asociación Astur-Leonesa de Amigos del Camino de Santiago, núm. 38 (2011), pp. 11-13. 144 izquierdo Peralle, isabel y salvador García arnillas: , Museo.es. Revista de la Subdirección General de Museos Estatales, núms. 7-8 (2011-2012), pp. 264-279. 145 Lillo, Juan de: , La Balesquida, sin numerar (2011), pp. 130-135. 146 sin especificar: , Vivir Oviedo, núm. 26 (2011), p. 2. 147 campillo Meras, Lourdes: , A Santiago. Boletín de la Asociación Astur-Leonesa de Amigos del Camino de Santiago, núm. 38 (2011), pp. 4-6; La Junta directiva: , A Santiago. Boletín de la Asociación Astur-Leonesa de Amigos del Camino de Santiago, núm. 38 (2011), p. 6; campillo Meras, Lourdes: , A Santiago. Boletín de la Asociación Astur-Leonesa de Amigos del Camino de Santiago, núm. 38 (2011), pp. 8-11; López López, Juan: , A Santiago. Boletín de la Asociación Astur-Leonesa de Amigos del Camino de Santiago, núm. 38 (2011), pp. 25-32; crespo Páramo, antonio: , A Santiago. Boletín de la Asociación Astur-Leonesa de Amigos del Camino de Santiago, núm. 38 (2011), p. 33; García Hoya, Julio a.: , A Santiago. Boletín de la Asociación Astur-Leonesa de Amigos del Camino de Santiago, núm. 38 (2011), pp. 34-35. 148 andrés González, Víctor Jesús: El godo: la apasionante historia de un médico en la Alta Edad Media, [s. l.]: a cargo del autor, 2011, 352 pp.

131 Galán González, José Luis: , A Santiago. Boletín de la Asociación Astur-Leonesa de Amigos del Camino de Santiago, núm. 38 (2011), p. 3; id.: , A Santiago. Boletín de la Asociación Astur-Leonesa de Amigos del Camino de Santiago, núm. 38 (2011), pp. 7-8. 132 san Martín, anselmo: , A Santiago. Boletín de la Asociación Astur-Leonesa de Amigos del Camino de Santiago, núm. 38 (2011), pp. 20-21. 133 García, Paco: , Tudela Veguín. Anuario Cultural de Box y Valle de Tudela, sin numerar (2011), pp. 116-118. 134 Gracia noriega, José ignacio: , La Balesquida, sin numerar (2011), pp. 116-117. 135 González, Ángel: , Tudela Veguín. Anuario Cultural de Box y Valle de Tudela, sin numerar (2011), pp. 55-57. 136 Gutiérrez claverol, Manuel: , La Balesquida, sin numerar (2011), pp. 120-127. [Véanse fundamentalmnete pp. 122-123]. 137 alonso ruiz, Begoña y Javier Martínez de aguirre: , Artigrama. Revista del Departamento de Historia de la Universidad de Zaragoza, núm. 26 (2011), pp. [103]-147. [Véanse pp. 106-108 y figura 1]. 138 ruiz de la Peña González, isabel: , Boletín de Letras del Real Instituto de Estudios Asturianos, núm. 178 (2011), pp. [135]-160. 139 díez alonso, Matías: , A Santiago. Boletín de la Asociación Astur-Leonesa de Amigos del Camino de Santiago, núm. 38 (2011), pp. 22-23. 140 Guedes de castro, augusto: , Revista de Arte de Amigos del Románico, núm. 13 (2011), pp. 66-67. 141 Gracia noriega, [José] ignacio: , La Balesquida, sin numerar (2011), pp. 12-15; Felgueroso Blanco, José Luis: , La Balesquida, sin numerar (2011), pp. 84-87; López Villaverde, María del carmen: , en José Javier rivera Blanco (coord.): VI Congreso Internacional ”Restaurar la memoria”: La gestión del patrimonio: hacia un planteamiento sostenible, 31 de octubre-1 y 2 de noviembre de 2008, Volumen 2: Valladolid: Junta de castilla y León, 2010, pp. 157-162. 156 sin especificar: , Arquitectura Viva, núm. 132 (2010), pp. 54-57. 157 Galán, José Luis: , Anuario Cultural de Box y Valle de Tudela, sin numerar (2010), pp. 5-8; campillo Meras, Lourdes: , A Santiago. Boletín de la Asociación Astur-Leonesa de Amigos del Camino de Santiago, núm. 35 (2010), pp. 10-12; González García, Vicente José: , A Santiago. Boletín de la Asociación Astur-Leonesa de Amigos del Camino de Santiago, núm. 35 (2010), pp. 1618; ansala: , A Santiago. Boletín de la Asociación Astur-Leonesa de Amigos del Camino de Santiago, núm. 35 (2010), pp. 18-19; Galán [González], José Luis: , A Santiago. Boletín de la Asociación Astur-Leonesa de Amigos del Camino de Santiago, núm. 36 (2010), pp. 7-8; Milans del Bosch, Joaquín: , A Santiago. Boletín de la Asociación Astur-Leonesa de Amigos del Camino de Santiago, núm. 36 (2010), pp. 12-13. 158 campillo Meras, Lourdes: , A Santiago. Boletín de la Asociación Astur-Leonesa de Amigos del Camino de Santiago, núm. 35 (2010), pp. 4-9; sin especificar: , A Santiago. Boletín de la Asociación Astur-Leonesa de Amigos del Camino de Santiago, núm. 35 (2010), pp. 12-13; López López, Juan: , A Santiago. Boletín de la Asociación Astur-Leonesa de Amigos del Camino de Santiago, núm. 35 (2010), pp. 20-25; crespo Páramo, antonio: , A Santiago. Boletín de la Asociación Astur-Leonesa de Amigos del Camino de Santiago, núm. 35 (2010), pp. 26-27; campillo Meras, Lourdes: , A Santiago. Boletín de la Asociación Astur-Leonesa de Amigos del Camino de Santiago, núm. 36 (2010), pp. 4-6; López López, Juan: , A Santiago. Boletín de la Asociación Astur-Leonesa de Amigos del Camino de Santiago, núm. 36 (2010), pp. 20-26; crespo Páramo, antonio: , A Santiago. Boletín de la Asociación Astur-Leonesa de Amigos del Camino de Santiago, núm. 36 (2010), p. 26; id.: , A Santiago. Boletín de la Asociación Astur-Leonesa de Amigos del Camino de Santiago, núm. 36 (2010), pp. 28-30.

En EL año 2010: noTas BiBLioGrÁFicas.

cabe mencionar aquí: sermones y editoriales de publicaciones periódicas como las de r. Berzosa y J. L. Galán González sobre la ruta jacobea154. Ponencias y comunicaciones como la de L. r. Laca Menéndez de Luarca y s. ríos González sobre la casa del Marqués de santa cruz de Marcenado, del siglo XV155. artículos como los de: Vega, Pablo: La muralla esmeralda, [s. l.]: sapereaude, 2011, 395 pp. aurensanz, carlos: Banu Qasi. La guerra de Ál Andalus, Barcelona: Ediciones B, 2011, 703 pp. [1ª ed.]. 151 Álvarez García, ana y María azucena Álvarez García: , en III Congreso Virtual sobre Historia de las mujeres (Del 15 al 31 de octubre de 2011), Jaén: asociación de amigos del archivo Histórico Provincial, 2011, 23 pp. [En: dialnet-oficiosdeMujerEnLasordenanzasdelconcejodeoviedo ast-4095786[1].pdf]. [consultado el 13/03/2013]. 152 Frutos García, María ascensión de y Patricia Herrero sánchez: , en III Congreso Virtual sobre Historia de las mujeres (Del 15 al 31 de octubre de 2011), Jaén: asociación de amigos del archivo Histórico Provincial, 2011, 24 pp. [En: dialnet-LasconstitucionesdelcenobiodesanPelayodeoviedo-4095567[1]. pdf]. [consultado el 13/03/2013]. 153 Fuente Merás, Manuel de la: , El Catoblepas. Revista crítica del presente, núm. 115 (2011), p. 11. [En: http://www.nodulo. org/ec/2011/n115p11.htm]. [consultado el 02/01/2013]. 154 Berzosa, raúl: , A Santiago. Boletín de la Asociación Astur-Leonesa de Amigos del Camino de Santiago, núm. 36 (2010), pp. 10-11; Galán [González], José Luis: , A Santiago. Boletín de la Asociación Astur-Leonesa de Amigos del Camino de Santiago, núm. 36 (2010), p. 18; id.: , A Santiago. Boletín de la Asociación Astur-Leonesa de Amigos del Camino de Santiago, núm. 35 (2010), p. 3; id.: , A Santiago. Boletín de la Asociación Astur-Leonesa de Amigos del Camino de Santiago, núm. 36 (2010), p. 3. 155 Laca Menéndez de Luarca, Luis ramón y sergio ríos González: , o. c., pp. [137]-147; remis, Javier: , o. c., pp. [149]-155; González, Luis aurelio: , o. c., pp. [157]167; González, Luis aurelio: , o. c., pp. [169]-171; González, Luis aurelio: , o. c., pp. [173]-179; González, Luis aurelio: , o. c., pp. [181]-187; rodríguez, Jaime: , o. c., pp. [189]-197; rodríguez, Jaime: , o. c., pp. [199]-207; Hostelería del real sitio: , o. c., p. 207. 163 sánchez del Barrio, antonio (coord.): El Archivo del Mayorazgo de Alonso de Quintanilla. Fondos documentales conservados en la Fundación de las Ferias (1419-1918), Valladolid: Fundación: Museo de las Ferias / diputación de Valladolid, 2009, 239 p. (Monografías del archivo; ii). contiene: rodríguez de diego, José Luis: , o. c., pp. 9-11; Val Valdivieso, Mª. isabel del: , o. c., pp. 13-17; Morales Muñiz, dolores carmen: , o. c., pp. 19-26; sánchez del Barrio, antonio: , o. c., pp. 27-38; Moreno Moreno, Juan carlos: , o. c., pp. 39-100; Burón Álvarez, Milagros y Paloma castresana antuñano: , o. c., pp. 101-111; Moreno Moreno, Juan carlos: , o. c., pp. 113-195; ramos González, Fernando: , o. c., pp. 197-235; ramos González, Fernando: , o. c., pp. 237-239. 164 Galán [González], José Luis: Oviedo. Encrucijada del Camino de Santiago. Guía básica para el peregrino, [oviedo]: ayuntamiento, 2009, [46] pp. 165 Ladero Quesada, Miguel Ángel: , en id.: La Hacienda Real de Castilla 1369-1504. Estudios y Documentos, Madrid: real academia de la Historia, 2009, p. 184-187. [Veánse también pp. 496 y 537]. 166 calleja Puerta, Miguel: , en Alfonso X el Sabio. Catálogo de la exposición, Murcia, 2009, pp. 386-389. 167 M[ora] r[odríguez], G[loria]: , en Margarita díaz-andreu, Gloria Mora r[odríguez] y Jordi cortadella [Morral] (coords.): Diccionario histórico de la arqueología en España (siglos XVXX), Madrid: Marcial Pons Historia, 2009, pp. 537-538; B[lech], M[ichael]: , o. c., p. 598; G[onzález] B[aldoví], M[ariano]:

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