Story Transcript
Test de intolerancia alimentaria ¿Qué es una intolerancia alimentaria? Los términos intolerancia y sensibilidad alimentaria se utilizan indistintamente para denominar toda reacción a los alimentos diferente de la clásica alergia medida por IgE. En general, las reacciones adversas a los alimentos pueden dividirse en dos grupos: 1‐Reacciones de naturaleza inmunológica, las más estudiadas, medidas por IgE. 2‐Reacciones no inmunológicas. En los últimos años se está empezando a hablar de otro tipo de reacción no medida por IgE, si no por IgG. Estas reacciones reciben el nombre de sensibilidad alimentaria o intolerancia alimentaria. Son más difíciles de detectar ya que suelen producirse después de horas o días de su ingesta. La intolerancia a alimentos puede conducir a un gran número de síntomas, generalmente sin relación aparente con los alimentos. Estos síntomas pueden hacerse evidentes hasta 30 horas o más después de la ingestión de determinados alimentos. Los datos nos informan que este tipo de intolerancias pueden afectar al 60% de la población y dar lugar a la aparición o agravamiento de cuadros clínicos, llegando a producir en algunos casos dolencias crónicas. El consumo continuado de un alimento dañino puede dar como resultado una reacción inmunológica en la que se incluye la formación de inmunocomplejos, capaz de agravar el desarrollo de trastornos gastrointestinales, dermatológicos, neurológicos, musculares y respiratorios. El hecho de que las reacciones no se produzcan inmediatamente tras la ingesta de alimento, sino después de horas e incluso días, dificulta el establecimiento de la relación entre el alimento y el síntoma que produce. Una vez detectados los alimentos que producen este tipo de intolerancia alimentarias, mejoran tras la retirada controlada. Pueden ser reversibles, si se sigue un tratamiento personalizado. Los mecanismos que causan las intolerancias alimentarias son completamente diferentes a los mecanismos que causan las alergias. Algunas de las patologías asociadas o que empeoran con las intolerancias alimentarias son el exceso de peso, la dermatitis, la artritis, astenia, síndromes del intestino irritable, migrañas, rosácea, …
Posibles síntomas y cuadros clínicos asociados a la intolerancia alimentaría: Digestivos:
Síndrome del intestino irritable. Estreñimiento crónico. Diarrea. Flatulencia. Indigestión. Cólicos.
Piel:
Rosácea. Acné. Enrojecimiento cutáneo. Eczemas.
Músculos y articulaciones:
Artralgias. Mialgias. Artritis.
Cabeza y cuello:
Goteo nasal. Congestión nasal. Irritación de garganta. Dolores de cabeza. Migrañas.
Psicológicos:
Astenia. Ansiedad. Letargia.
Otros:
Aumento de peso. Retención de líquidos. Hipersudoración.
A continuación mostramos los porcentajes de intolerancias relacionados con diferentes patologías y las consecuencias de las mismas, ya sea en la piel, aparato respiratorio, molestias neurológicas:
Procesos dermatológicos 16 % Trastornos gastro‐intestinales 50% Molestias neurológicas 10% Molestias respiratorias 10% Trastornos psicológicos 11%
Entre los cuadros clínicos más estudiados se encuentran el síndrome del intestino irritable (SII) y las migrañas. El síndrome del intestino irritable es un desorden muy común caracterizado por hinchazón abdominal, dolor, distensión y disfunción abdominal que abarca desde el estreñimiento a la diarrea fluctuando entre estos extremos. En cuanto a las migrañas, es conocido que ciertos alimentos actúan como factores precipitantes, en particular en niños y adolescentes. Los alimentos pueden desencadenar las migrañas por mecanismos químicos e inmunológicos. Componentes de la dieta pueden afectar a fases del proceso de la migraña dando lugar a la liberación de neurotransmisores, como serotonina o noradrenalina, (que provocan a su vez vasoconstricción o vasodilatación) o a la estimulación directa del trigémino y la corteza cerebral. Diversos estudios han demostrado que las reacciones inmunitarias a alimentos mediadas por IgG pueden asociarse a las migrañas y que un cambio de dieta para eliminar alimentos específicos puede ser potencialmente efectivo. Intolerancia alimentaría y obesidad. En personas obesas que no responden a los tratamientos habituales de adelgazamiento, se han experimentado pérdidas de peso, al eliminar de la dieta alimentos frente a los que se presentaba intolerancia. ¿Por qué realizarme un test de intolerancia alimentaria? Si piensas que puedes tener algún problema digestivo o síntomas como hinchazón abdominal, dolores de cabeza frecuentes, catarro, ansiedad, falta de energía, sobrepeso,…. Quizás sería interesante realizarte una prueba de intolerancia alimentaria. Comer bien, basando nuestra alimentación en un plan especialmente diseñado para nuestro organismo, puede ser una solución efectiva y definitiva para paliar todas esas patologías. Método utilizado en el test de intolerancia alimentaria El test se realiza mediante bio‐resonancia, una técnica electro‐cutánea, no invasiva e indolora. Se evalúan un total de 230 elementos entre alimentos, aditivos y conservantes de forma directa y otros relacionados, habituales en nuestra dieta. Aprovecha y utiliza uno de los meridianos que conecta con el aparato digestivo y que se localiza a través del punto Ting en zona próxima a la uña del dedo índice, superficie cutánea con unas características físico‐ químicas diferentes a las de su alrededor y que permiten las mediciones eléctricas que nos interesan para la realización del test.
Para la medición de la intolerancia de los alimentos partimos del conocimiento previo de los parámetros de longitud de onda y frecuencia de los diferentes alimentos, sometidos a métodos espectroscópicos mediante radiaciones electromágneticas sobre un medio acuoso. El equipo emite unas corrientes de baja intensidad, que no son molestas para el paciente y en función de la respuesta del sistema enzimático procesa la información aplicándolas a unas tablas de alimentos. Dichas tablas permiten clasificar la respuesta obtenida. Asimismo el equipo del test dispone de sus aplicadores, su polo emisor y su polo receptor, que son los encargados de emitir una información y recoger la respuesta de la misma. La respuesta obtenida que dependerá de la medición efectuada y su comparativa con unos estándares establecidos nos dará la información correspondiente a los 4 niveles de intolerancia medidos: 1. Ninguna intolerancia. 2. Semi‐intolerancia. 3. Intolerancia. 4. Intolerancia muy grave. El resultado del test, queda reflejado en 20 familias: 1ª Proteína animal. 2ª Pescados. 3ª Frutas. 4ª Polenes. 5ª Hongos. 6ª Levaduras (químicas e industriles) 7ª Azucares. 8ª Especias. 9ª Minerales I (dificultades de absorción). 10ª Minerales II (dificultades de absorción). 11ª Sal. 12ª Aditivos y conservantes. 13ª Condimentos. 14ª Estimulantes. 15ª Fibras y tejidos.
16ª Frutos secos. 17ª Cereales. 18ª Legumbres. 19ª Lácteos y derivados. 20ª Verduras. La eficacia del equipo ha sido evaluada por la Cátedra Técnica de Física de la Universidad de Bolonia (Italia) y testado por la Facultad de Medicina de la Policlínica de Catania (Italia). Este es un sistema no invasivo, no requiere extracción de sangre. Puede realizarse en todo tipo de personas incluso niños a partir de 7 años, están excluidas personas con marcapasos. Si estas tomando medicación deberás avisarlo, quizás te recomiende dejarla durante unos días para que no afecte al resultado de la prueba. Evitar los protectores digestivos y los diuréticos ya que pueden afectar a los resultados. Para realizar satisfactoriamente el TEST, se deberá estar bien hidratado, por lo que se recomienda, beber 500 ml. de agua, una ½ hora antes. Los elementos metálicos, pueden provocar alteraciones con el equipo, por lo que se aconseja no llevar PULSERAS, RELOJ, ANILLOS o PIERCING durante la realización del test.