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Otro tratado secreto sobre libre comercio amenaza al Acuerdo de París
Septiembre 2016
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TiSA Otro tratado secreto sobre libre comercio amenaza al Acuerdo de París
Otro tratado secreto sobre libre comercio amenaza al Acuerdo de París A finales del año pasado, representantes de casi 200 países se reunieron en París para negociar y firmar un tratado histórico que incluye el propósito expreso de limitar el calentamiento global a no más de 1,5 ºC con respecto a los niveles industriales anteriores. El Acuerdo de París confirmaba “la necesidad de promover el acceso universal a la energía sostenible” y solicitaba “que los flujos financieros conduzcan a un desarrollo resiliente y de bajas emisiones de gases efecto invernadero”.
Personas afectadas por TTIP, CETA y TiSA (en millones de personas): TTIP 500
EEUU 200
¿Qué significa esto en la práctica? La mayor parte de la contaminación que está calentando nuestra atmósfera proviene de la quema de carbón, petróleo y gas. Las aspiraciones del Acuerdo efectivamente implican la necesidad de iniciar desde ya la reducción progresiva del uso de los combustibles fósiles para que en 2050 haya sido eliminado en su totalidad. Sin embargo, reemplazar los combustibles fósiles por energías renovables representa un cambio fundamental para la economía mundial, algo a lo que las grandes empresas energéticas y algunos gobiernos se resisten.
The Economist dice que: “Tal vez el efecto más significativo del Acuerdo de París en los próximos años será la señal que este envía a los inversores: los gobiernos unidos del mundo confirman que la era de los combustibles fósiles se aproxima a su fin.” La única manera de conseguirlo es tomar muy en serio los objetivos del Acuerdo y acelerar la transición hacia las energías limpias.
TiSA 1850 Otros países 1315
EU 300 Canadá 35
CETA 335
Pero este Acuerdo histórico se enfrenta a una nueva amenaza: los tratados de comercio que se están llevando a cabo en todo el mundo podrían poner trabas a la utilización de energías renovables y extender la vida útil de los combustibles fósiles que precisamente el mundo necesita abandonar progresivamente. El último en llegar de estos acuerdos de libre comercio y que ha llamado la atención de la opinión pública es el Acuerdo sobre el Comercio de Servicios, más conocido como TISA. Tal y como sucedió antes con el TPP, la TTIP y el CETA, el TISA promete impulsar el proceso de desregulación y reducir la soberanía nacional para apoyar al comercio mundial.
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El TISA está rodeado de misterio (incluso más que la TTIP), su texto es un secreto bien guardado ya que ni siquiera las partes involucradas pueden revelar ningún tipo de información sobre las negociaciones hasta transcurridos cinco años una vez entre en vigor. Greenpeace Holanda ha conseguido documentos secretos del TISA que detallan una serie de acciones que podrían socavar las medidas frente al cambio climático y dar rienda suelta a la industria de combustibles fósiles.
El nuevo programa de comercio El sector servicios produce bienes intangibles, que hace que las implicaciones del TISA estén lejos de ser sencillas. Su anexo sobre “Servicios relacionados con la energía y minería” sugiere simplemente que debe aplicarse “a medidas que afecten al comercio de servicios relacionados con la energía y minería”.
Por supuesto este pacto sobre comercio no solo aborda cuestiones de energía, sino que hay grandes empresas implicadas capaces de utilizar cláusulas clave que podrían reprimir las políticas de los gobiernos centrales.
Incluye servicios “suministrados a una persona jurídica dedicada a la exploración, desarrollo, producción, transmisión, almacenamiento o distribución de energía o fuentes de energía”.
Greenpeace Holanda ha solicitado a otras ONG que analicen las diferentes partes de los documentos filtrados que en su debido momento se publicarán en www.tisa-leaks.org.
Puede parecer inofensivo, pero hay que entender que el TISA no es un acuerdo aislado: llega de la mano de tratados como la TTIP, el CETA y el TPP que establecen y consolidan términos comerciales similares.
¿Qué es el TISA? Mientras que la TTIP, el CETA y el TPP abordan el comercio de bienes y servicios, el TISA aborda únicamente el comercio de servicios. El Tratado describe las normas que rigen el comercio transfronterizo de servicios y, por tanto, la industria de servicios que constituye más de la mitad de la economía mundial, aunque el término es vago y posiblemente podría aplicarse también al comercio de determinados bienes. Entre otros, el TISA incluirá servicios financieros, comercio electrónico, servicios de tecnologías de la información y comunicación, servicios de transporte marítimo internacional, servicios relacionados con la informática, servicios postales y de mensajería y contratación pública de servicios. Está diseñado para crear el libre comercio entre más de 50 grandes economías, incluyendo a toda la Angloesfera y la UE y sus Estados miembros. Podría impactar en la vida de 1.800 millones de personas.
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Los servicios al sector de energía no solo abarcan el transporte y almacenamiento sino también servicios para la exploración de combustibles fósiles. Y puesto que todas las naciones de negociación del acuerdo son miembros de la Organización Mundial del Comercio (OMC), los acuerdos de la OMC sobre bienes (GATT) y servicios (AGCS) son de aplicación.
Liberalización La liberalización no tiene por qué ser negativa per se. Significa que los mercados se abren, que se eliminan o reducen las barreras al comercio entre naciones. La liberalización del mercado de energías renovables, por ejemplo, ha reportado beneficios tangibles para el medio ambiente y ha ayudado a acelerar el desarrollo del sector, proporcionando energía limpia y creando miles de puestos de trabajo.
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Los países que participan en TiSA, TTIP en CETA:
Los países que participan en TiSA, TTIP en CETA Los países que participan en TTIP Los países que participan en CETA
La liberalización del comercio, sin embargo, no debería ser una vía unilateral. De igual forma en la que los gobiernos deberían poder liberalizar mercados, también deberían conservar su derecho a reintroducir medidas regulatorias en una etapa posterior si, por ejemplo, la liberalización no ha tenido el efecto deseado. El TISA amenaza con socavar este principio democrático básico. A los países que suscriban el TISA se les requerirá que mantengan la liberalización y se les podría impedir que den marcha atrás a las políticas que hayan fracasado debido a dos cláusulas esenciales - la cláusula de “statu quo” y la de “trinquete”. La cláusula de statu quo bloquea el grado de liberalización en determinados sectores, esto significa que los mercados de los estados que hayan suscrito el TISA no pueden estar menos liberalizados de lo que estaban en el momento de la firma del acuerdo.
Mientras tanto la cláusula de trinquete, que aparece también en otros acuerdos de comercio, impide que los países reintroduzcan las barreras al comercio que hubieran previamente eliminado de manera unilateral. Juntas, estas dos cláusulas socavan la capacidad de los gobiernos de revertir la liberalización de los servicios, incluso aunque se les hubiera votado para ello. Esto significa que se les podría impedir primero poner a prueba las políticas de liberalización, ya que no podrían dar marcha atrás si algo saliese mal. Para hacer realidad los objetivos del Acuerdo de París y para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y así evitar los impactos más nocivos del cambio climático, a los gobiernos se les tiene que permitir intervenir y utilizar todas las herramientas políticas que tengan a su alcance. Bloquear arbitrariamente a los gobiernos en la desregulación podría tener impactos muy negativos en su capacidad para implementar el tipo de políticas climáticas necesarias para permanecer dentro de los 1,5 ºC.
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Restringir el derecho a regular Aunque el derecho a regular se menciona en el TISA, figuran diversos obstáculos que limitan la capacidad de los gobiernos nacionales para hacerlo. Cuando un miembro del tratado intenta introducir una ley o regulación, los demás miembros pueden impugnarlo – presentando su desacuerdo ante un grupo especial del TISA para valorar si la medida propuesta es en realidad necesaria. El mecanismo, llamado la “prueba de necesidad”, dice que la parte que esté tratando de introducir la política objeto de desacuerdo debe demostrar que no se trata de una “restricción encubierta al comercio de servicios”. Es una iniciativa que ya ha utilizado la Organización Mundial del Comercio (OMC), pero casi siempre pronuncia veredictos contra toda regulación adicional. En los 44 casos de la OMC en los que se impugnó el derecho a la regulación, solo en uno de los casos la regulación objeto de desacuerdo fue valorada como necesaria. Se espera que esta tendencia continuará con el TISA, donde los socios se ven forzados a “aliviar las distor-
siones y barreras del mercado a la competencia en el suministro de servicios relacionados con la energía.” Y por ello las medidas de desregulación detalladas en el TISA podrían servir para detener la introducción de nuevas normas, primero reduciendo el derecho de los gobiernos nacionales a regular y luego estableciendo un sistema que probablemente conduzca al veto de muchas nuevas leyes.
El acuerdo intenta establecer su supremacía sobre el Acuerdo de París Mientras que el Acuerdo de París no contempla medidas de obligado cumplimiento, el TISA sí. Si un gobierno nacional está tratando de introducir una nueva ley o regulación en un mercado liberalizado, un miembro del TISA puede impugnarlo y someter a la nueva ley o regulación a pasar la “prueba de necesidad” aplicada por un grupo especial de solución de diferencias. Esto significa que mientras que el Acuerdo de Paris confía en la buena fe de las partes, el TISA tiene mecanismos legalmente vinculantes y aplicables que le dan más poder que al Acuerdo de Paris.
El caso de Eneco
© GP/Cris Toala Olivares
Para entender las consecuencias reales de la política de liberalización unidireccional del TISA sirve como ejemplo la empresa de energía holandesa Eneco. En 2013, la empresa del sector de la energía integrada, que es propiedad de un grupo de gobiernos locales, sometida a las presiones de las leyes de liberalización del Parlamento holandés, se vio obligada a dividir sus negocios de producción y distribución. Esto condujo a Eneco a recortar su inversión en renovables en 400 millones de euros y a cancelar la construcción de nuevos parques eólicos en el extranjero. En tales casos, la liberalización se debería poder reconsiderar.
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¡VICTORIA!
La UE ha propuesto también incluir en el TISA los servicios relacionados con la eficiencia energética, aunque Australia, Islandia y Noruega todavía lo están considerando. La definición propuesta parece débil en comparación con las actuales políticas de la UE como la Directiva de eficiencia energética de 2012, refiriéndose solo a “refrenar el crecimiento del consumo de energía”.
Secretismo El TISA es aún más hermético que otros acuerdos de comercio como el CETA y la TTIP, famosos de hecho por su extrema confidencialidad. Las negociaciones del TISA se llevan a cabo completamente a espaldas de la opinión pública, y sus negociadores se reúnen regularmente en embajadas repartidas por toda Ginebra. Aunque algunas de las partes han revelado algunos detalles de las negociaciones, esto depende por completo de la voluntad de los países de divulgar la información y no ofrece de modo alguno una visión general para la población.
El medio ambiente Además está la cuestión de cómo estos tratados abordan el medio ambiente. Aunque el último borrador del texto de la TTIP incluye un capítulo propuesto específicamente sobre el desarrollo sostenible - que se refiere al Acuerdo de Parísdifiere de su capítulo sobre energía y materias primas, que parece diseñado para aumentar el comercio de combustibles fósiles entre las partes.
EL PRESIDENTE OBAMA BLOQUEA EL OLEODUCTO “KEYSTONE XL”
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Eficiencia energética
El CETA no contiene ningún capítulo especial sobre energía, y su texto dificulta el derecho de los países y empresas a distinguir entre los tipos de combustible, presumiblemente para proteger al petróleo a partir de arenas bituminosas que produce Canadá. Aunque el CETA incluye un capítulo sobre comercio y medio ambiente, viene con una salvedad clave: se excluye del mecanismo de solución de diferencias entre estados, podría decirse que el mecanismo de aplicación más sólido del CETA. Mientras que las partes relacionadas con el comercio del CETA tienen acceso a este poderoso mecanismo diseñado para garantizar el cumplimiento, el capítulo sobre el medio ambiente no lo tiene. Los documentos filtrados del TISA no hacen referencia a ningún capítulo sobre desarrollo sostenible o al Acuerdo de París. En esencia estos acuerdos comerciales se repiten: el clima y la energía limpia son un elemento adicional, si no un obstáculo absoluto.
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Conclusión El TISA es el último de una serie de acuerdos de comercio global diseñados para impulsar la liberalización y reducir la soberanía nacional en apoyo al comercio mundial. Su anexo sobre energía no está especialmente claro, con los términos “servicios relacionados a” suficientemente vagos como para abordar una serie de medidas y expresiones como “distorsión del mercado” que dan lugar a diversas interpretaciones.
El control sobre las políticas de energía y clima debe estar en manos de representantes electos, debe permanecer en manos de los votantes. Los gobiernos elegidos por los ciudadanos deben poder introducir y eliminar las normas y regulaciones. Es necesario un nuevo programa en materia de comercio que se centre en el medio ambiente y el clima. Greenpeace exige parar las negociaciones del TISA
Lo que está claro, sin embargo, más allá de las especificidades de las cláusulas statu quo o trinquete o de las pruebas de necesidad, es que hay un riesgo de que el TISA pueda ser utilizado para tomar y apoyar medidas que son contrarias al acuerdo climático mundial firmado en París. Para conseguir limitar el calentamiento global a 1,5 ºC, los gobiernos de todo el mundo deben ser capaces de tomar todas las medidas necesarias y necesitan flexibilidad reguladora en lugar de una liberalización irreversible. Los países deben favorecer y apoyar las energías renovables para eliminar rápidamente los combustibles fósiles, incluso aunque no estén en consonancia con las operaciones de libre mercado.
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Greenpeace pide que el objetivo de los 1,5 ºC acordado en París se incluya en cualquier versión futura del TISA y todos los demás acuerdos sobre comercio que actualmente están pendientes de negociación o aprobación. Las futuras negociaciones sobre comercio deben estar a disposición de la opinión pública. Deben ser tan libres como el propio libre comercio.
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