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TODOS TENEMOS UNA NUEVA OPORTUNIDAD Desde pequeña, mi madre me había concienciado de lo importante que era ir a la escuela, ya que el día de mañana, aunque sólo hubiera sacado el título de E.S.O., me valdría de mucho. Siempre había soñado estudiar una carrera y poder ser independiente y valerme por mí misma. Al principio, lo tenía todo muy claro, pero la infancia transcurrió y una nueva forma de pensar se fue imponiendo. Sólo tenía 15 años, pero sentía como si fuese mi obligación ocuparme de las tareas de la casa. Mi madre ya no estaba. Había fallecido unos años atrás, y mi padre había estropeado su débil cuerpo dedicándose a ir de bar en bar y a estas alturas de mi vida, se pasaba el día metido en cama a causa de su debilidad. Tengo tres hermanos más pequeños que yo ¿quién si no yo iba a cuidar de ellos? Mi hermanos mayor se pasaba el día trabajando para poder aportar dinero a casa, y por las noches, cuando llegaba, se ponía a estudiar para poder sacar unos ciclos y formarse más ¿Quién si no yo iba a cuidar de esta familia? Viendo estas circunstancias, era obvio que debía quedarme en casa; era mi obligación. Los profesores del instituto habían hablado conmigo más de una vez sobre este tema, para que no abandonase los estudios. Después de pensarlo decidí no dejarlos: iría a clase siempre que pudiera, es decir, siempre que no me quedaran por hacer las tareas en casa. Sin embargo, al final, decidí no volver más al instituto. Los profesores, mis amigos, la gente que me rodeaba, me estaban agobiando. En mi entorno no se hacía más que hablar sobre los derechos a la educación. Lo sabía…, debía estudiar, tenía que formarme más como persona…, debería pensar más en mi futuro, tenía que centrarme más en aprovechar esta oportunidad única y no echarla a perder… Pero si no me quedaba en casa me sentía realmente mal, sentía que no había cumplido con mi deber y que mis hermanos no estarían en buenas manos. ***** Estaba sola en casa, planchando. Mi padre había ido de nuevo al bar, y los pequeños se encontraban en unas clases de refuerzo educativo. Sonó el timbre. Bajé a abrir la puerta y pude ver que, tras ella esta él…, estaban sus bellos ojos verde esmeralda…, esa piel tan blanca y esa sonrisa única en el mundo. Le franqueé la puerta y nos dirigimos al salón. Tras acomodarnos, comenzamos a charlar. -Sé que no vas al instituto… por favor, me gustaría que me dieses un motivo. -Creí que me habías dejado muy claro que no querías saber nada de mí. -Sí, lo dije… pero no me parece justo que no puedas estudiar. -Es que… es muy complicado. -¿Tan complicado como regresar al instituto?. Mira… sé realmente cuál es tu situación y siento decirte que vas por el lado equivocado. -Debo cuidar de mi familia.
-No…, debes cuidar de ti misma, para después cuidar de los otros. En aquel momento sonó su teléfono, y al ver quién lo llamaba, se despidió y salió. Me quedé pensando en la conversación y sí… podía ser que tuviera razón… ¿quién era mi padre para hacerme su esclava? E incluso… ¿Quién era yo para no valorarme como debía? Me armé de valor, volví al instituto y aclaré las cosas con mi padre. Fue una experiencia muy agradable y me sentía feliz, muy feliz, pero sobre todo, honrada de poder estudiar y recibir una buena educación y formación… y con esto llegué a mi meta… Mantengo una relación estable con aquel muchacho, estoy acabando la carrera de medicina y ya he decidido hacer la especialidad de dermatología. Alguien podría pensar que mi decisión pudo haber hecho más difícil la vida de mis hermanos pequeños… muy al contrario… mi decisión sirvió para que realmente formásemos una verdadera familia… cada uno, según sus posibilidades y capacidades, comenzó a ocuparse de alguna tarea doméstica, y entre todos salimos adelante dependiendo unos de los otros pero sin que ninguno tuviera que renunciar a su propio sueño. Miriam Crespo López 2º E.S.O. C.P.I. “Virxe da Cela” Monfero (A Coruña)
¿…Y QUÉ HARÍAS? ¿Qué harías tú si no tuvieses estudios? ¿Y qué harías si los tuvieras? ¿Si fueses una mujer, protestarías para tenerlos? ¿Y si fueses un hombre, protestarías por ellas? ¿Serías capaz de dejar a alguien sin estudios? ¿Dejarías a una mujer sin estudios siendo ellas las que mejores notas sacan? Las mujeres son simplemente seres humanos de otro sexo. De los seres humanos que son analfabetos, la mayoría son mujeres. Este es el caso de Fefé. Tenía un cociente intelectual altísimo. Podía haber sido otra Einstein, pero no pudo estudiar. Carla López Basteiro 2º E.S.O C.P.I “Virxe da Cela”
LA REUNIÓN Este año convocaremos una reunión para contar lo que sucede a muchas familias de este mundo… En muchas casas en las que hay niñas y mujeres, independientemente si son más o menos pobres, las niñas no pueden tener una educación reglada, un título o algún que otro estudio… mientras tanto, sus hermanos varones pueden ir a la escuela y estudiar. Por eso os vamos a contar una historia que ocurrió hace catorce años: “Esta era una familia que tenía dos hijos y una hija. Los padres prefirieron que la niña se quedara en casa para hacer las tareas con su madre y cuidar a sus hermanos. Ella tenía tan sólo doce años y sus padres decidieron casarla con un hombre de cincuenta años. Al casarse con él tuvo que irse a casa de la familia de su marido sin conocerlos de nada. Los hermanos consiguieron tener una buena carrera mientras que ella no había aprendido ni a leer ni a escribir, sólo sabía hacer las cosas de casa, cuidar de su marido, de sus suegros y de sus hijos” Es por casos como este que queremos conseguir que todas las niñas y mujeres de este mundo puedan tener una enseñanza, una educación, que las haga dueñas de su vida. Rocío Díaz Castrillón 2º E.S.O. C.P.I “ Virxe da Cela” Monfero (A Coruña)
LA EDUCACIÓN DE LAS NIÑAS Érase una vez una niña que al cumplir seis años quería ir al colegio, ya que a esa edad ya podía hacerlo. Ella estaba decidida a ir a la escuela y a esforzarse para conseguir aprobar todo y acabar los estudios. Su madre la apoyaba con toda su alma ya que la había preparado los años anteriores enseñándole las cosas más básicas. Por su parte, su padre, opinaba que era mejor que se quedara en casa, ya que tenía hermanos pequeños y era mejor que ayudara a su madre a cuidarlos. Ella era la única niña, la mayor de cinco hermanos. Cuando iba a lavar la ropa, pasaba por los alrededores del colegio y todos los alumnos la conocían. Un día la invitaron a ver el colegio y hasta le pidieron a sus padres que le3 permitieran ir a clase, y al final el padre cedió. Ella se esforzó y sacó los estudios adelante y ahora es una importante empresaria. Óscar Pérez Sanjurjo 2º E.S.O C.P.I. “Virxe da Cela” Monfero (A Coruña)
SUSANA Érase una vez una niña llamada Susana. Cuando tenía siete años, sacaba dieces en los exámenes, pero cuando tenía doce años, sacaba cuatros, treses…, porque sus padres le mandaban trabajar y no querían que estudiara. Cuando Susana cumplió los dieciocho años, se fue a casa de su tía Loli y ella le proporcionó uno estudios, pero muy pocos, ya que no tenía dinero para pagarle más. Aún así, Susana salió peluquera. Yo pienso que si sus padres le hubieran proporcionado unos estudios decentes, Susana podría ser profesora, ingeniero técnico o mucho más… Óscar Vidal Couceiro 2º E.S.O. C.P.I. “Virxe da Cela”
¡DEJADME ESTUDIAR! Corría el año 1960 en una aldea llamada Ambroa de la provincia de La Coruña, vivía una adolescente llamada Ana Isabel. Un día por la mañana temprano, antes de dirigirse al instituto le dijo a su padre: -Padre, estoy en el último año y mis notas no bajan de ocho. Déjeme estudiar y hacer una carrera. -¡Ana Isabel, estás loca! Ya me cuesta trabajo daros alimentación a ti y a tu hermano y me pides tal capricho… La joven se fue llorando al colegio y al verla el director dijo: -Ana Isabel, ¿Qué te pasa? La chica, secándose las lágrimas dijo: –Es mi padre, dice que no me puede pagar los estudios y quiere que aprenda un oficio y cuide de mi hermano pequeño. -No hay problema, -dijo el director- el centro te proporcionará una beca. Es más, yo iré hoy a tu casa a habar con tu padre. Era al atardecer cuando se escuchó el timbre. El señor José, padre de Ana Isabel, abrió la puerta. -Señor José, soy el director del centro en el que estudia su hija y me gustaría hablar con usted. El padre lo invitó a entrar. Se sentaron en el sofá y empezaron a hablar. -Su hija puede llegar a ser una gran matemática, déjela seguir estudiando. -Lo siento, señor, pero eso no va a ser posible, mi familia no dispone de tantos recursos y además tiene que cuidar de su hermano. -No hay problema, -replicó el director-, el centro le dará una beca… Su hija tiene mucho potencial en matemáticas y pronto podrá ayudarle con las cuentas del negocio, con lo que usted se ahorrará el sueldo de un empleado… -Pues, adelante, dijo el padre sonriendo… Así, Ana Isabel se convirtió en una gran catedrática. Diego Rodríguez López 2º E.S.O C.P.I “Virxe da Cela” Monfero (A Coruña)
LA EDUCACIÓN Un valor al que no le damos importancia Empecemos por preguntarnos qué es la educación… ¿somos todos iguales? ¿por qué hacemos diferencias de oportunidades para los dos sexos? Ahora os voy a contar la historia de una familia: Érase una vez una señora de unos 60 años, llamada Doña Educación, casada con Don Machismo, que tuvieron una hija llamada Noelia. Doña Educación le dio a Noelia la oportunidad de ir al colegio, cosa que Noelia supo aprovechar. Doña Educación estaba muy contenta de su hija, y de que asistiera con asiduidad al colegio, solo que esa idea a Don Machismo no le gustaba mucho por el simple hecho de que Noelia era mujer. Pero Doña Educación no había tenido la oportunidad de estudiar y quería que su hija la disfrutara y aprovechara. Un día, a la cena, Doña Educación sacó el tema diciendo: -Tengo aquí unos billetes que me dieron por un trabajo que hice, pero no sé cuántos hay porque no sé ni contar… ¡Ay! Ojalá pudiera ir a la escuela, tener esa oportunidad, seguro que me habría gustado leer…, leería mucho y también tendría una letra perfecta, sin faltas… Don Machismo le cortó la conversación… no le gustaba ese tema. -Ya está bien, estoy harto de todo esto –dijo. -Mamá, estoy contigo, cuando tenía trece años estaba siempre quejándome, que me quería ir de aquella cárcel tan aburrida, pero ahora, con veinte, te agradezco mucho que me hayas dado la oportunidad de estudiar y tener un trabajo decente, ser igual que cualquier hombre, ni más ni menos. -Sí hija, tu padre dice eso porque él ha tenido la magnífica oportunidad de poder estudiar –dijo Doña Educación. -Déjame los billetes, que te los cuento –dijo don Machismo mientras se los sacaba de las mano y empezaba a contar- …cinco, diez, veinticinco… sesenta y cinco… toma. Tienes sesenta euros. Me quedo con cinco para ir después al bar… -Y… retomando la conversación –dijo Noelia- Ahora estoy estudiando para profesora, pero después quiero hacer algo para que las mujeres y las niñas puedan estudiar, y que eso cueste poco. -Estupendo, hija –dijo Doña Educación- Me parece muy bien. ¡Magnífica idea! Así, todos podremos ser iguales.
-¿Qué mierda os enseñan ahora en el colegio? –protestó Don Machismo- ¡Es que os llenan la cabeza de pájaros! ¡Lo que tenéis que hacer las mujeres es estar en casa, haciendo las labores que os son propias. -¿Y por qué no al revés: vosotros en casa y las mujeres a estudiar? –replicó Noelia harta ya de la situación. -¡Ya está bien! Soy tu padre y merezco un respeto. Marcho, que ya no os aguanto más. A Don Machismo nadie lo hacía entrar en razón. Al fin Noelia consiguió acabar la carrera de magisterio y abrió una escuela para mayores que no habían podido estudiar de pequeños. Doña Educación fue la primera en apuntarse. Dale un SI a la educación y a la igualdad. Lucía Bouzón Díaz 2º E.S.O C.P.I. “Virxe da Cela” Monfero (A Coruña)
Hace más de 30 años, cuando yo era una niña inocente y vivaracha, vivía en una pequeña ciudad con mi madre y mi tía. Yo tenía problemas con la escuela pues no me gustaba estudiar y cuando mi madre recibía mis notas, me azotaba y después se ponía a llorar. ¡Siempre la misma rutina!. Pero aquella vez fue diferente. Me cogió de la oreja y me sentó en una silla. -Pero Rosa, -empezó a hablarme con calma, entre sollozos- tú no te das cuenta de que si no estudias, cuando seas mayor nadie querrá que trabajes para él, pues no tendrás conocimientos ni de cálculo, ni de ciencias… La gente te engañará continuamente, so sabrás administrar el dinero y no tendrás qué comer. Mi madre, al ver que no le prestaba mucha atención, me cogió por el brazo y me llevó a la calle. -¿Qué ves? –me preguntó. -Pues, las tiendas y… gente –le contesté. -¿Qué gente? –me volvió a preguntar. -Vagabundos –contesté bajito. Me cogió de la mano y me llevó hasta ellos. Se paró delante de una señora que parecía ser su conocida. -¡Hola, Isabel! Te presento a mi hija. No quiere estudiar y yo ya no sé qué hacer, ¿puedes tú decirle algo? –le preguntó. Yo estaba pensando qué me podría enseñar esa mujer a mí… Sólo era una vagabunda. -Cuando yo tenía más o menos tu edad, al morir mi madre, mi padre me sacó de la escuela para que cuidara de la casa. Pasados los años mi padre también murió dejándome sola. Tenía que buscarme un trabajo pero nadie quería contratarme pues no tenía los conocimientos necesarios y me vi obligada a vivir de la mendicidad. Cuando Isabel terminó, se echó a llorar. Se levantó y se fue. Al día siguiente yo seguía pensando en cómo estaba desperdiciando la oportunidad que me estaban dando. Decidí estudiar, pero poco después, mi madre murió y mi padre me sacó del colegio cuando tenía doce años. Ahora soy una versión de aquella mujer, de Isabel. Elisa Fernández Martínez 2º E.S.O C.P.I. “Virxe da Cela” Monfero (A Coruña)
UNA EXTRAÑA SENSACIÓN Aquella mañana un sol reluciente entraba por mi ventana como incitándome a levantarme. Una extraña sensación recorría mi cuerpo, un hormigueo me anunciaba que había algo que cambiar, algo desconocido me mantenía intranquila. ¿Qué era aquello? No podía describirlo y entonces pensé…, pensé…, y pensé. Reflexioné sobre la sociedad y fue entonces cuando caí en la cuenta. Había demasiadas preguntas sin respuesta que quizá tuviesen una explicación en algún momento de la historia, pero ya era hora de cambiarlo todo. Sola, en silencio, en medio de la tranquilidad de mi cuarto, pensé en aquellas amigas que había ido perdiendo porque sus familias no les habían permitido seguir con los estudios. Rebusqué en medio de todos aquellos papeles olvidados que tenía, envejecidos, en un cajón y encontré sus números de teléfono. Sin pensarlo dos veces marqué, dudando de aquellos borrosos números. La voz de una joven me atendió. Sonaba entristecida, profunda y lejana. Saludé y pregunté por mi amiga. Era ella… la voz desanimada que me había contestado, era ella. Pasamos un rato hablando y me contó cómo le había ido. Relataba que, como sus padres no le habían permitido continuar sus estudios, ahora tenía que trabajar duro en el campo. Le di ánimos que le expliqué que aún tenía oportunidades, pero ella contestó con un tono apagado que en casa no se lo permitirían. Después de hablar con esta amiga llamé a las demás y se repitió la misma historia una y otra vez. Aquella mañana me había levantado con ganas de cambiar aquellas situaciones pero sólo conseguía sentirme impotente. Lucía Otero Rodríguez 2º E.S.O. C.P.I “Virxe da Cela” Monfero (A Coruña)
HISTORIA DE UNA ESCUELA “-Señoras y señores, bienvenidos todos, hoy celebramos los cincuenta años de nuestra querida escuela. –Dijo el director- hoy conmemoramos a todos los que levantaron estas paredes y, en especial a la persona que fundó, en 1969, la escuela “Freebird” en esta nuestra ciudad de Edimburgo…” El director continuó su discurso durante tres horas en las que se levantaron la cantidad de dudas que me llevaron a hacer este trabajo acerca de la vida de Sharim Al-Adbejadul, también conocida como Sharon Pitsburg. Durante toda la mañana hemos podido escuchar el discurso del Sr. director, don Richard Johnson, un veterano de la escuela que llegó en 1979 y ejerce de director desde 1990. También se expusieron los trabajos de Ciencias y se vieron actuaciones de los más pequeños. Lo que más me chocó fue la ausencia de información sobre la fundadora de la escuela. Sólo ha sido mencionada en el discurso del director una vez y no aportó nada acerca de su vida y su historia. Quizá estos hechos me chocaron porque soy el alumno más novato del colegio. Llegué aquí en el segundo trimestre de este curso y no sé mucho acerca de la escuela. Así, aquel día me decidí a investigar acerca de la vida de Sharim Al-Adbejadul. ***** Martes, 1 de noviembre de 2011 Llegamos al colegio a las 9:30h, tuvimos nuestras tres clases de Matemáticas, Biología y Francés y nos fuimos al recreo. Lo primero que hice fue ir al despacho del director y comunicarle mi9 “proyecto”… -Hola, Sr. director –saludé yo- si no le importa, le querría comentar una serie de asuntos. -Claro, ahora no tengo nada que hacer. -Verá, como usted sabe, llegué aquí el trimestre pasado y aún no conozco muy bien el colegio…, pues bien, me sorprendió mucho que en el festival del aniversario de la escuela, sólo usted mencionó a la fundadora de la escuela. -¿A quién?, ¿a Sharon Pitsburg? -Sí, a Sharim Al-adbejadul. -¿Y qué? No hay nada que decir sobre ella, ya he hecho bastante con nombrarla. -¿Cómo dice? ¡¡¡Ella es la responsable de que usted sea el director de esta escuela y dice que no merece ser nombrada!!!
-¡Basta ya! ¡Dime de una vez qué quieres y déjame en paz! -Pues bien, se lo diré, quiero hacer un trabajo acerca de la vida de Sharim Al-Adbejadul. -¿Y qué quieres de mí? –preguntó el director. -Que me proporcione información acerca de su persona. -¡Fuera de mi despacho! ***** Esas fueron las últimas palabras del director, sin embargo, no me eché hacia atrás y conseguí lo que me proponía. El director me miró mal durante todo el trimestre siguiente y me interrumpía cuando estaba entrevistando a alguno de los profesores de los más veteranos. De todas formas, los profesores se hacían los suecos y no contestaban. Al fin, me decidí a “registrar” la biblioteca. Era muy hermosa, las paredes cubiertas de madera y unas vitrinas antiguas ornamentadas con figurillas de madera y, en el medio de la biblioteca, había una estatua de la “Venus” de Milo, en cristal. La “Venus” estaba sobre un enorme macetero en el que había plantas y un estanque en miniatura, con algunos peces. Allí estaba la mesa de alquiler de libros, con la veterana bibliotecaria, doña Rosa. También había unos sofás, unas butacas, un gran ventanal que daba a la pradera, las vitrinas con los libros más preciados y una escalera que daba a la parte de arriba. En la parte de arriba había más libros y una puerta que daba a la sala de audiovisuales, muy bien equipada, y otra puerta que daba a la sala de trofeos (Freebird es una escuela muy aficionada al deporte, gracias a su director). El gobierno había donado tierras para crear el “Freebird Oficial Golf Club” (FOGC) y se celebraba n muchos campeonatos. En verdad era una escuela maravillosa. Cuando me concedieron la beca para venir a estudiar aquí, no me sentí feliz, ya que tenía a todos mis amigos en el otro colegio y me gustaban los profesores que allí había. Sin embargo, este edificio y sus alrededores lograron conquistarme al poco tiempo… Cuando salí del asombro, comencé a inspeccionar sigilosamente las vitrinas cuando fui sorprendido por Miss. Rosa, la bibliotecaria. Me dijo: -Aunque no te hayas dado cuenta te he estado observando desde que tuviste la discusión con el director, yo estaba en secretaría, esperando hablar con Miss. Katherine, la secretaria. Verás, todos los profesores conocen los deseos del director y están de acuerdo con él, sin embargo yo no. Aunque quisiera no te podría ayudar directamente, así que sólo te daré pistas. -¿Por qué tienen tan miedo Miss Rosa?
-No es miedo, pero el director es quien manda y los profesores están de acuerdo con él, so se enteran de que te ayudo, podría tener problemas. Y. si te digo la verdad, yo tampoco sé mucho acerca de Sharon Pitsburg y me gustaría conocer algo más. Yo también he investigado algo en la biblioteca, y sólo te diré que mires en la vitrina número ocho, la anciana bibliotecaria se habrá olvidado de quitar las llaves de allí… ya me entiendes… -Bueno, pues aprovecharé la ocasión. Busqué en la vitrina y encontré los primeros anuarios del “Freebird”. Curiosamente, dentro del primero estaba el diario de Sharon Pitsburg. ¡¡¡Aunque escrito en árabe!!! ¿Y ahora qué? ¡Tanto trabajo para encontrar un documento escrito en árabe! -“Mi gozo en un pozo” –pensé- ¿de qué me servía un diario en árabe? Se lo comenté a Miss Rosa. No parecía tener solución… Gracias a la Providencia, al día siguiente llegaron los alumnos de intercambio. ¡… de Sáhara Occidental, del Congo y de Arabia!!! Me llevó un mes hacerme amigo de Habraham, era un chico difícil, con raras aficiones como “disecar” moscas… Al final nos hicimos grandes amigos y mantuvimos una relación que dura hasta hoy. -“Qué mezquino” –pensé- “hacerme amigo de un niño para que me traduzca un texto”pero al final todo fue para bien. Cuando le pregunté si me podía traducir el diario aceptó encantado, pero le llevó un mes, el mes que estuvo aquí (digamos que la caligrafía de Sharim no era muy buena). Me sentí mal por hacer que tradujera un texto en su estancia aquí, en lugar de divertirse. Pero lo compensamos en la siguiente ocasión en que vino… Cuando lo leí me quedé reconfortado. Sin embargo el diario acababa de una forma brusca. ***** Miércoles 15 de febrero de 1982 “Hoy me siento muy feliz, mi proyecto ha sido aprobado por la delegación territorial del Gobierno en Escocia; me dirigiré a los representantes del gobierno así: y, ¡Huy!... lo siento, ya lo escribiré, me tengo que….” ***** Acababa con un manchón de tinta. Al día siguiente me dirigí al director sin rodeos y le dije: -¿Por qué Sharim no escribió más en este diario? ¿Qué fue de su vida?
El director se derrumbó, convocó a todo el alumnado y al profesorado en la biblioteca y nos explicó la vida de Sharim. “Sharim tenía diecinueve años cuando comenzó y fundó la escuela Freebird. Adquirió una vieja casa de piedra en el Norte de Edimburgo, la compró por muy poco dinero en una subasta. La casa estaba sin tejado y completamente destrozada, además de alejada de la ciudad. Esta decisión no fue sin motivos… Ella había crecida en Arabi Saudí, y había tenido una infancia muy difícil. Por aquel entonces, el gobierno inglés rescató a un grupo de niñas y niños para que pudiesen estudiar, pero el padre de Sharim no estaba de acuerdo ya que no creía que las mujeres tuviesen que ir a la escuela. Sharim se escapo, pero hubo complicaciones y al cabo de dos años, el gobierno abandonó el proyecto. Se quedó ella sola al cuidado de los otros miembros del grupo. Su profesor, el Sr. Monroe, la había dejado al mando antes de morir. Sharim tenía entonces diecisiete años. Consiguió sobrevivir y cuidar a sus compañeros. Poco a poco fueron consiguiendo dinero de diferentes ONGs y construyeron la escuela. Parece difícil pensar que la gente de Edimburgo enviara a sus hijos a un colegio que era regido por extranjeros que en muchos casos no tenían el mínimo certificado de estudios primarios. No era una escuela de Ciencias, Matemáticas, Lenguas… al uso. En esta escuela se empezó a enseñar danza y cocina árabe. Acudían algunas mujeres. También había servicio de peluquería… La historia que conocéis es la de que siempre ha sido una gran escuela, pero como veis no es así; eso lo contamos para aumentar el prestigio… y vuestros padres nos ayudaron… ya sé que esta es una historia muy rara… Empezamos a impartir clase reglada cuando Sharim, Anna y Raúl acabaron sus estudios universitarios, cuando habían conseguido la carrera de Magisterio. Sí, Raúl y Anna, vuestros profesores, no llegaron en el ´83, sino en el´69. Yo llegué en el ´76 y comencé mi actividad en el ´79. Mis padres, al principio, no me apoyaron, pero después me dieron dinero que invertí en la bolsa, en pozos de petróleo… de Arabia, justamente. Mi noviazgo con Sharim comenzó el cuatro de febrero de 1982, el mismo año en el que Sharim perdió la vida en un accidente de coche. Siento haberos ocultado toda la verdad, espero que me perdonéis y… Tom, te diré lo que te hace falta para tu trabajo sobre Sharim: ¡Era maravillosa! Terminó de hablar el director, hicimos una fiesta en honor a Sharim Al-Adbejadul y así concluimos y conocimos la Historia de una escuela. Antonio González López
2º de ESO CPI “Virxe da Cela” Monfero (A Coruña)
…No podían estudiar!!! Había una familia compuesta por los padres, analfabetos, y cuatro hijos. Eran tan pobres que apenas tenían dinero para comer y los niños tenían que trabajar en vez de ir al colegio, y así pasaba un año tras otro hasta que un gran día, los hijos mayores empezaron a trabajar en una casa rica. Sus dueños, después de enterarse de la vida de los niños decidieron, decidieron que esos niños tenían que ir al colegio, y por tanto los mandaban por las mañanas al colegio por las tardes a trabajar, y así hasta que los propios niños fueron mayores y se volvieron cultos y, con sus esfuerzos y la ayuda de los señores consiguieron una carrera. Buscaron a sus hermanos pequeños para ayudarles y también a sus padres y al final, cuando los encontraron los ayudaron en lo pudieron puesto que ellos aún seguían siendo pobres. Yaiza Seijas Abeal 2º ESO C.P.I. Virxe da Cela Monfero (A Coruña)
IGUALDAD DE OPORTUNIDADES ¡Hola!, soy Carlota y os voy a decir mi punto de vista sobre las mujeres y de las niñas. Yo creo que las niñas tienen derecho a estudiar como los niños, en vez de quedarse en casa haciendo las tareas o cuidando a su madre, padre, abuelo, abuela, hermanos… Porque si estudian pueden tener un trabajo mejor, cosa que no suelen tener, en determinados lugares, porque, como ya dije se quedan en la casa. Yo también creo que las mujeres pueden elegir el trabajo: si quieren ser mecánicas, pues se lo deberían permitir, porque no hay ningún trabajo sólo para hombres. Natalia Rodríguez Iglesias 2º de E.S.O C.P.I. “Virxe da Cela” Monfero (A Coruña)