UNA AMISTAD LITERARIA: LA CORRESPONDENCIA EPISTOLAR

UNA AMISTAD LITERARIA: LA CORRESPONDENCIA EPISTOLAR por W. H. SHOEMAKER Una concliisión iniportante de este estudio de la correspondeiicia epistolar

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UNA AMISTAD LITERARIA: LA CORRESPONDENCIA EPISTOLAR por W. H. SHOEMAKER

Una concliisión iniportante de este estudio de la correspondeiicia epistolar entre Narciso Oller Moragas y Benito Pérez Galdós se anuncia en el título: es decir, que las relaciones entre los dos seüores eran casi por completo epistolares o por medio del intercambio de cartas ; que esas relaciones versaban inayormeiite, si iio en su totalidad, sobre materias literarias y que la índole de las relaciones era sincera, cándida, cordial, de una calurosa franqueza de amigos verdaderos y hasta íiitimos. Porque los dos se vieron, se acompañaron en carne y liueso muy pocas veces -parece que una vez en Madrid (en 1906 '), posiblemente otra en Saiitander (en 1893 '), y algunas veces, siempre brevemente, en Barcelona ii partir de la primavera o el veraiio de 1888; cuando fueron presentados uno a otro por D." Emilia Pardo Bazán," y después de cambiadas veinte cartas y pasados cuatro años desde el comienzo de su amistad. Me encuentro obligado desde el principio a coi~fesarque, desgraciadamente, este pequeño estudio se presenta inevitablemente inacabado, porque me han quedado problemas sin resolver e incógnitas sin aclarar, algunos de los que se mencionarán de paso y otros saltarán a la vista del lector, como casos omisos, del texto de las cartas mismas. Pero lo dejo publicar coi1 la esperanza de que otros sabrán llenar los l. Vtaw abajo carta núm. LI. 2. Nhecís 0 ~ i . r ~Mcm&rr . lilcrdnri 1 hhrdrie dc(l meuc Ilibrtr, Prhlcg dc Gaziel, Editorial AEDOS, Barcelona [1962], p. xi sr., 179 sr.. 204-214. 3. Prabablcmcnte a partir del 20 de mayo, primer día de los nueve que p a d Galdós en Barcelona can motivo de 13 Exoozición Internacional.

Iiuecos inás pronto g eficazineiite que yo y para no dejar desconocido ya más este i~itercsantísimoepistolario. El valor de uii estudio de esta indole recae por completo eii el valor de los dos hombres - literalos que eraii Galdós y Oller -, dos glorias espaiíolas, una canaria que es el primer novelista en castellano desde Cervautes, la otra el fundador y el veiierahle padre de la novela catalana moderna.' Se podría creer que después de taiitos libros, ensayos y artículos dedicados a los dos no quedaba gran cosa que aiiadir. Pero la verdad es que aiites que pasara hace poco uiia parte del archivo epistolar de D. Benito al nuevo Casa-Museo de Galdós en Las Palmas de Gran Canaria " no se sabía docunieiitaluieiite que siquiera existían estas cartas de Oller. Y el magnífico tomo mo~iurnentalde las Mernbries literdrics de Oller, publicado s61o poco más de un aiio ha por su distinguido hijo D. Joaii Oller i Rabassa, y meritorio gaiiador del Premio de la Crítica,' auiique nos trae datos, iioticias, juicios v aclaraciones de graii catitidad e iiicalculable valor, no incluye cartas de Galdós, por la se~icillísimarazóii de que el misiiio D. Narciso no las incluía ni las citaba eii el texto ya sacado taii fielmente a luz, aunque queda11 desde hace tieinpo bien conservados en el Archivo Histbrico de la Ciudad de Barceloiia. Así es que lo que nos traeii las cartas, sea de mucha o dc poca nioiita, es nuevo, y conio sienipre se ha dicho de hombres famosos, iiicluso de autores y iiovelistas, nada relacionado coi1 ellos puede sernos indiferente. Son ciiicueiita y cuatro las coinuiiicacioiies de la coleccióii combiuada, escritas eiitrc 1884 y 1915, o sea durante un período de treinta y dos aiios, veiiitinueve cartas de Oller a Galdós, inás dos tarjetas de visita con letra de aquél que en lo subsiguieiite se considerarán cartas también sin distinguir, y veintitrés de Galdós a 011er.' La mayor parte llevan fecha e indicacióii de su procedencia : una de Oller fue fcchada en Puigcerdá, las demás eii Barcelona, Rambla de Cataluña, 38, 3.', y, en un caso, número 14 ; la mayor parte de las escritas por Galdós lo fueroii en Madrid, pero seis llevan su dirección en Santander, Muelle 36, donde vivía en los veranos aiites de trasladarse a su nueva 5 . Luir Ruie Corirx~aas,Mcmoriar dc un dcrmemoriado. 11 r. l. n. a , , p. 146; Ma>iuz~ Moaroriu, nl'obra de Narcir Olleri, en Obrrr completes, Barcelona, s. r., p. x v r . 6 . Establecido en la casa donde mció don Benito, dc la calle de Cano. 33. 7. VCasc Inrula. Año XVIII. núm. 198, mayo de 1963, p. 15. 8. Quedo cn deuda cordial con dan Agustin Durán i Sinpere. diremar que fue del Archivo Histúrico de la ciudad, que puro a mi disposici6n lis veintidós cartas de Gald6s allí guardadas; n don José Schraibrnan, por haberme cotiseguido copia de veintinueve cartas de OUcr cn el Cara-Museo; y a don Federico Diaz lkrtrana, presidente del Cabildo Insular de Gran Canaria, quien más rccientcmentc mc abri6 lar puertas del Casa.Muuo, dandc pude dar can las dos tarjctar dc O l l a y una wru más dc Galdbs. DE

y bonita finca llamada de San Quititíii. Las oclio que no Ileraii fecha, ha sido relativametite fácil colocarlas en su debido orden con la ayuda de su contenido. Sólo una se resiste a ser fácilmeiite relacionada ; en ésta, ron menos de cincuenta palabras, Oller le ofrece a Galdós su mesa imaiiana a la una de la tardeu con otros invitados que serán Pardo Bazáii, Yxart y tal vez aalgfiii otro coinpañero~.Lleva como fecha solaniente: sHoy 23.n L a he puesto tentativainente (número XXII) eiitre 1888, cuaiido se coiiocieron, y 1895, año de la muerte ?e Yxart, con buenas ~robabilidadesde pertenecer al mes de mayo de 1888, por caer el día 2 3 entre los días de la estancia de Galdós en Barcelona. Junto con las tarjetas, esta carta es sin duda de lo más insignificante de toda la colección. Sería niuy grato poder asegurar que las cincuenta y ciiatro cartas son todas las cambiadas entre Oller y Galdós. Pero, desgraciadamente, no es así. E n dos ocasiones Galdós (iiúms. LII y 1,111) le agradece al amigo su carta de pésame que ya no existe en la colección. E n otra es muy posible que una carta de Oller que comenta la elección a la Real Academia Española del latinista Comelerán en Iugar de Galdós (núm. XXV) sea como respuesta a otra de don Benito informativa y de comentario que hubiera recibido. También parece probable que Oller le avisara a su amigo algún aviso anticipado de su visita a Madrid en 1906, pero no se encuentra tal carta en la colección. Finalmente, pues la correspondencia es discontinua y cae dividida en quince grupos sin enlaces evidentes entre sí, es siempre posible que otras, quizás muchas, hayan sido perdidas o que estén en otras partes y en otras manos. Sin embargo, la situación es algo menos dudosa que pudiera parecer. Las cuarenta y una primeras cartas caen en seis grupos sin relaciones evidentes entre sí, pero sí bien enlazados interiormente, de siete, trece, dos, dos,cuatro y trece cartas respectivamente, y escritas durante los primeros diez años (1884.1893) de su estrecha amistad. Con la excepción de la putativa carta de asunto académico, no hay la menor señal de pérdida. Las trece cartas que siguen y completan la coleccióii son todas muy cortas. Además, en los 6ltimos aiios, los intervalos eiitre las cartas son más largos, a los que haría referencia Galdós cuando eii la penúltima escribió : a y o en los años que ha durado el eclipse dc nuestras relaciones no he olvidado su amistad, mi querido Oller, y he continuado queriéndole y admirándole.# Así es que, en resumidas cuentas, las cartas que pecan por su ausencia se limitan a : dos seguras, pero de poco significado ; muchas posibles, pero pocas, muy pocas, probables.

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La correspondencia la inició Narciso Oller el 20 de mayo de 1884, aiiuiiciáiidole a Galdós, un poco tímidamente, el envío de sus obras, pero liaciéiidolo a instancias de su comúii amigo, el novelista montañés José M."de Pereda. 171 tono es amistoso y humilde, de modesto iieófito adiiiirador del niaestro. La colección concluye tambiéii - por casualidad, seguramente - con otra carta de Oller, fechada el 23 de niarzo de 1915, que toca las mismas claves del instrumento cordial. El contenido de las cartas es siempre personal. Auuque el interés de los dos es priiicipalmente literario - es la literatura lo que les ha unido y que les sigue uniendo - no Iia? ni uua sola carta que pudiéramos llamar literaria, ~iiiiguiiaescrita para otros ojos que los del recipiente, ninguna hecha con miras a un público niás grande que pudiera leer algúii día en letras de inolde el epistolario del escritor, como ha sido el caso tan frecuente de otras eminencias literarias de todas las épocas. Asoma la cabeza la política en sólo dos reinas durante este largo i~itercambioepistolar y siempre relacionada coi1 la literatura personal de los dos aniigos. Galdós lamenta que Oller escriba en catalán, pero como tema tanto más literario que político, que lo comentaré rnás adelante. Por su parte, Oller laineiita la entrada de Galdós en las Cortes eu 1886, diciendo : u . . .me duele.. . ver que se ha hecho diputado. Usted se debe al arte por coinpleto, la política ha de robarle mucho tiempo y ocasionarle disgustos y desengaíios. ¿Por qué, pues, las emprende V.d por a h í ? Se me figura que no puede V.d tener temperamento para ello8 (XII). L a intuición de Oller y su razonamiento no podrían ser más finos y, con uria sola excepción, más exactos. Dolor sentían otros amigos, pérdida de tiempo se la pronosticaron muchos, y temperaniento político llegó a ser muy evidente que no lo tenía Galdós iii en 1886 ni más tarde eii s u época de republicano. Pero disgustos y desengaíios no se sabe que los tuviera nunca. Veamos cómo le contestó a Oller : olrjo se duela V. dc verme diputado. Yo no soy ni seré nunca político. H e ido al Congreso porque me llevaron, y no me resistí a ello, porque deseaba ira tirlqiz.po vivamente, conocer de cerca la vida plítica. Ya dentro del Congreso, rada día me alegro de haber ido, porque, si11 inezclarmc eu liada que sea política activa, voy comprendiendo que es imposible eti absoluto coiiocer la vida nacional sin haber pasado por aquella casa. i Lo que allí se aprende ! i Lo que allí se ve ! i Qué escuela ! Eii fin, 110 se duela. ... V. también debería venir para que completara su estudio de costumbres políticas, tan brillaiitemeiite iniciado en Vilavrizi., y sus cuadros de política localn (XIII). Antes de pasar a los temas literarios que comentaban Oller y Gal-

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CORRESPOXDENCIA ENTRE G . ~ L D Ó SY W R C I S O OLI,EK

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dós, conviene que nos demos cuenta de que los asuntos pers~~iales, aunque ocupan un lugar pequeño y poco prominciite, no dejan al mismo tiempo de aparecer en todas las cartas. E n el toiio de amistad cordial que persiste en todas se nota, desde el principio, una franqueza abierta poco comí~iientre personas que todavía no se conocen niás que en el carteo. Esta franqueza abierta corresponde en el caso de Galdós a una llaneza sencilla que er¿ su característica normal. E n Oller parece que refleja una inclinación espiritual g temperamental que distinguía sus relaciones con sus otros muclios amigos y que pronto se deja desarrollar y seguir su trayectoria normal eii las que tiene con Galdós. Los dos escriben mucho de sus cotiiuiies amigos y, después de conocerse materialmente, de sus familiares. Se agradecen mutuaineiite envíos de libros, noticias y avisos literarios, ofreciiiiientos de su casa. Piden y hacen efectivo el cambio de retratos. Se participan los dos sus planes de viajes dentro g fuera de Espafia, en inuchas cartas invitando al amigo a que le acompañe. También los dos tienen sus achaques que no esconden, avisando Galdós de sus dolores de cabeza (de que está bien sabido que sufría toda la vida), de una gripe, y iiltimainente de su ceguera ; Oller, de breves eiifermedades y de una muy larga y seria de los ojos. Escribe en abril del 87 que tsta ame impedía leer, escribir .y aun salir de casa» ; en junio confiesa que aesa fastidiosísima dolencia.. . no me ha abandonado aún del todon . Como ha previsto el médico, por ala coyuntivitis granulosa que me aquejaa, le manda a Bañolas por las aguas medicinales, donde devora, entre olras lecturas, los tres primeros tomos de Fortzrnatu y Jacinta. Con esto areapareció la dolenciao que no le dejó hasta fines de noviembre (XVI, XVII, XIX). No deja de ser cou~~~ovedora la reacción de Galdós a'estos dolores de los ojos de su amigo. E l 14 de jiiiiio, su carta comieiiia : @Amigo Oller: le escribo telegráficamente y coi1 letra gorda para que no se canse la vista." Y en su siguiente escribe : nSiento infinito su dolencia de la vista. ...Espero que a esta fecha habrá mejorado, si es que no ha desaparecido el mal por conipleto. Lo deseo vivamente, y le recomiendo a V. a Santa Lucía bendita. Hace mucho tiempo que perdí la costumbre de escribir y leer de noche. No hay cosa peor para la vista y para la cabeza. Gracias a la abstención de todo trabajo con luz artificial, me he preservado hasta ahora de todo padecimiento a los ojos. Yo ignoro las costumbres de V. Si se acostumbra a trabajar por las mañanas, proscribiendo en absoluto todo trabajo después de las comidas y de noche, no tendrá V. nada que temer. Recomiendo un sistema que me ha dado a mí excelerites resultados. (XVIII, XX). E n todas estas relaciones personales se nota, además de su can-

didez y su extremada sencillez, una llaneza y una casi, casi vulgaridad nada literaria, nada fuera de lo común en las relaciones de buenos con indicios sólo muy tenues dé e íntimos amigos cualesquiera, que, por esos mismos años, los dos que así carteaban se contaban entre los primerísimos novelistas de la península ibérica. E s importante esto, sin embargo, si heinos de apreciar en su justo valor, el contenido literario de las cartas, al qiie ahora nos dirigimos, y que, como verán, se expresa con las misulas características de tono y hasta de estilo.

* * * De primera notabilidad es que la uiateria literaria comentada y discutida por Oller y Galdós es casi enteramente suya propia. Aparte de dos comentarios breves -uno de Galdós en que le recomienda a su amigo La Pq~chera,de Pereda, por sus inmejorables cuadros y caracteres (XXVI), y otro de Oller en que declara su adesencantoo con la biografía que de Galdós ha hecho Clarín: aparece increíble que entusiasta de Vd haya escrito una cosa tan flojau (XXVII) - aparte de estos dos, no liay ni uno solo que no se refiera directamente a la obra del escritor mismo o a la del amigo. Pero ni aún estos dos corneiitarios carecen tampoco del elemento personal, siendo Pereda amigo del mismo Oller que de Galdós, y galdosísimo el sujeto de la poco estimada biografía. . . Varios temitas o asuntos de interés literario sc presentan como de rebote, tan de soslayo que no son más que referencias a temascuyo estudio promete iuucho pero todavía queda por hacer. Eii enero del 8j' Oller le pide a Galdós algún escrito suyo para una publicacibn que quiere Iiacer Matlieu upara coadyuvar a los auxilios que se merecen hoy los desdichados alidaluceso. Al poco tiempo Galdós coutesta con el envío de algún testo, diciendo: aSi esa papa le parece impropia, devuélvamela, pues con ser una sandez, me sirve vara tapar otra fosa, de las muclias que hag aquí abiertas pidiendo cosas para los victimas.~ Oller coutesta eii seguida, diciendo: aTengo el disgusto de no poder devolverle el autógrafo para tapar otros huecos. Mathen y yo, que se lo agradecemos en el alma, no hemos sabido eiicontrarlo malo y tenemos el egoísmo de conservarlo entre otras firmas de fama uiiiversaln (IV, V, VI). Ahora salen las incógnitas (o que lo son para mí hasta el momento). Supongamos que los víctimas andaluces lo eran de la epidemia de cólera que causó por aquellos meses tantas muertes e incluso la del rey Alfonso XII. Siipongamos esto sin estar seguros. Pero, i qu8 upapaa era ésa que envib Galdós 7 (Yse pitblicó el proyectado tomo de Matheu ? Dos años uiás tarde, Galdós le pide a Oller informacioiies sobre

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traduccioiies a lenguas extranjeras de sus obras, diciei~do: ~ E s t o gcoleccionando traducciones estranjeras de novelas espafi'olas. Ya tengo mis 0bras.o Oller contesta que ha escrito na Mr. Savine [Albert], hoy dueño de la Noz~vellelibruirie parisienlte, rogándole mandase a Vd un ejemplar de Le Papillonn (XV, XVI). Esta sería la edición que prolegó nada menos que Emile Zola. ¿ Recibió Galdós el tomo? Supongamos que sí. Pero, para qué le sirvió? Es la primera vez que sabemos que coleccionaba traducciones, y i qué quiere decir uYa tengo mis obraso ? En 1891, Oller lepid- a Galdós una autorieacióii (que después agradece, señal de baberla recibido) para que una señorita norte: americana llamada Ogden haga una traducción al inglés de algo titulado Una coniida e n casa Caqnila. D. Narciso supone que será una parte de la novela L o firohibido (XXX BIS, XXXI), y así parece por el nombre Camila. Pero no se. sabe niás de esto - iii si se hizo la traducción, ni que se publicara, ni siquiera quién seria la tal señorita Ogden. Tampoco se sabe si Galdós dedicaba unas pedidas líneas o iin artículo a la nieinoria del malogrado Yxart para un nGmero extraordinario q u e e n 1895 L a Vanguardia habia de consagrarle (XLTV), ni que escribiera aalgún artículo, cuento o novelitaa, como le pide Oller en el 97, para la nueva revista quiticenal que proyectaba Hermeiiegildo Miralles al estilo de la tan conocida alemana titulada Jlr,g~nd. A esto último contesta Galdós en seguida, como sigue: aAntes que ; V . me había escrito el si.i?~plli,e y arrastrar manto y cala ; la nuestra es riida, nerviosa, m i s aiiiiga del lncoiiismo y l a enerpa del leñador zahareño y inás colorida y piiitoresca por su misma itliosincracia, por condiciones de raza y por la misma orografía del país. Son pues dos hermanas de genio, temperamento é incliiiaciones distintas ; cstas difer 6acriFic;lda por la bárh:ira veii.-aiiza

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