Una imagen. palabras Mil

Una imagen palabras Mil “En algún momento me pregunté cuál era el objeto de almacenar tantas fotografías que nadie nunca vería, pero también me dí c
Author:  Elena Rey Gil

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Una imagen y mil palabras: violencia contra violencia en imágenes de la Dictadura Militar Chilena1 Resultado de investigación finalizada Grupo de trab

Análisis de una imagen
Análisis de una imagen fotográfica publicitaria Alumno: Saman Al-Chakmakchi Año académico: 2005/2006 Universidad Rey Juan Carlos Facultad de Ciencias

CARTOGRAFIA DE UNA IMAGEN
UNIVERSIDAD DE CHILE Facultad de Artes Departamento de Artes Visuales CARTOGRAFIA DE UNA IMAGEN MEMORIA PARA OPTAR AL TITULO PROFESIONAL DE PINTORA

Story Transcript

Una imagen palabras Mil

“En algún momento me pregunté cuál era el objeto de almacenar tantas fotografías que nadie nunca vería, pero también me dí cuenta que no sólo deseaba mostrarlas sino también contar porque fueron tomadas o las impresiones que me provocan. Fue en ese instante que nació el blog Una Imagen Palabras Mil.”

Luis Santibáñez Miranda, fotógrafo y escritor aficionado y autodidacta, comparte periódicamente sus imágenes a través de su blog www.unaimagenpalabrasmil.blogspot.com en el cual además de contar la historia tras la captura fotográfica aborda diferentes temáticas relativas a la sociedad contemporánea, ecología, literatura, actualidad contingente, sus viajes y otros tópicos para que sean comentados por sus seguidores y visitantes. El presente libro busca rescatar lo más destacado de referido blog desde el espacio virtual al formato gráfico tradicional transcribiendo no solo las imágenes y los textos sino también algunos de los comentarios hechos por terceros en cada entrada. Actualmente Luis reside junto a su hijo en la ciudad de Villa Alemana a pocos kilómetros de su amado puerto de Valparaíso en el litoral central de Chile.

c 2010 Luis Santibáñez Fotos y textos: Luis Santibáñez Registro de Propiedad Intelectual xxxxxxxxxx www.safecreative.org Algunos de los textos han sido modificados en relación a su publicación original en beneficio de una adecuada diagramación.

Consideraciones Sociedad Viajes

Valparaíso Vivencias

Titicaca Bío Bío Santiago Introspección Gentes

Ecoconciencia Sucedió Reminiscencias Arte Revisitados Vida Salvaje Fotografía Poetas Chiloé

Folklore Neruda Simplicidad Trovadores Cavafis Música Nicanor

Lala dijo... Ese rostro no es un rostro, es toda una historia encuadernada en muchos tomos. Una historia llena de vida, para bien o para mal, pero llena de vida. Choca con la foto el contraste de ese rostro vivo con lo estático de un rostro sin piel. Sin duda, me quedo con el primero.

VIERNES 20 DE NOVIEMBRE DE 2009

Devoción Hace algunos días recibí un mail invitándome a participar en un concurso fotográfico patrimonial organizado por la Municipalidad de Valparaíso. Busqué entre mi archivos digitales y encontré está foto que titulé Devoción y la envié para participar en la categoría “Patrimonio humano, inmaterial e intangible”. Fue tomada con ocasión de la Festividad de San Pedro, patrono de los pescadores, que se celebra cada 29 de Junio siendo la principal fiesta costumbrista y religiosa de la ciudad. Pero a pesar del colorido de la celebración en esta ocasión no me quedé con la imagen de San Pedro llevada en procesión por cientos de pequeños botes finamente adornados recorriendo la bahía porteña, tampoco me quedé con las compañías danzantes que llenan de gritos, música y saltos las calles de la ciudad, tampoco me quedé con los mimos, malabaristas y batucadas congregados en los recintos portuarios. Me quedé con esta humilde mujer que a duras penas se abrió paso en la multitud tan solo para acercarse por unos minutos a contemplar con devoción la imagen de su santo, quizás agradeciéndole los favores recibidos quizás rogándole que prontamente le abra las puertas del cielo. Me quedé con sus andrajosos ropajes, me quedé con sus intensos ojos cafés, me quedé con su pelo enmarañado bajo su gorro de paño, me quedé con su cara curtida por el sol, me quedé con las profundas arrugas que cruzan su piel, me quedé con la enigmática mueca de su boca, me quedé con su serenidad, me quedé con su dejo de tristeza. No sé si la fotografía logrará algún reconocimiento, tampoco es lo que me motiva al tomarlas, yo simplemente me quedo con su rostro tan callado pero que a la vez me cuenta tantas historias.

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GENTES, INTROSPECCION, VALPARAISO

Kutxi dijo... La foto es hermosamente metafórica, por otra parte es muy cierto aquello de que “dejan de pertenecerte” al exponer. Siempre que termino una poesía y me dedico a compartirla, experimento un pequeño duelo por la obra que se fue de mi cabeza hacia mis manos, de mis manos al papel y del papel hacia el vacío, hacia la lejanía, hacia la interpretación de los otros ojos que tan alejados estarán de mi. Eso es mucho más “íntimo” que una exposición pública.

LUNES 5 DE ABRIL DE 2010

Un Minuto de Magia Hace algunos meses presenté en este sitio una foto titulada “Devoción” la que pensaba presentar a un concurso de fotografía patrimonial organizado por la Municipalidad de Valparaíso. Algunas semanas atrás recibí un llamado de la secretaria de la oficina de Arte y Cultura del referido municipio en la que me informaba que mi trabajo había sido seleccionado entre aquellos que pasarían a formar parte de la colección permanente del Patrimonio Fotográfico de la ciudad. Y días después allí estaba yo, al interior de esos salones consistoriales usualmente vedados al común de los mortales sintiendo una mezcla de orgullo, satisfacción, miedo y ansiedad por ver mi trabajo ampliado a 60 x 80 cm., cuidadosamente enmarcado y exhibido en las paredes de un museo junto a otras cuarenta fotografías de gran factura, algunas obras de prestigiados profesionales de las artes visuales y otras de tipos tan anónimos como yo. Como era de suponer la ceremonia donde se inauguró la exposición fue dirigida por un rimbombante locutor que saludo a todos los presentes haciendo especial mención a las autoridades comunales, a los representantes de las escuelas de arte de ciertas universidades y al agregado cultural de México que nunca entendí bien que hacía allí; luego vino el discurso del alcalde: “Gracias por su participación, bla, bla, bla… nos enorgullece su trabajo, bla, bla, bla… fueron seleccionados entre más de mil participantes, bla, bla, bla… buenos deseos para todos, etc, etc, etc”; acto seguido vino la presentación del jurado seleccionador en el que se contaba un respetado fotógrafo que por su edad debió iniciarse en los años de la fotografía en blanco y negro, un reconocido artista plástico nacional que por su vestimenta parecía venir llegando del concierto de Woodstock, el director de cultura del municipio y un trío de profesores universitarios. Luego de brindar un reconocimiento a cada obra en particular se dio inicio al usual “pan y circo” de estos eventos. El pan era un abundante coctel de camarones apanados, petit buches y vino, y el circo era un músico caracterizado como un bufón medieval que con su acordeón intentaba amenizar la velada. Junto con el coctel buena parte de los fotógrafos participantes, seguramente más avezados que yo, aprovecharon de acercarse al director de la oficina de Arte y Cultura de la municipalidad intentando encontrar su auspicio para exponer en solitario sus obras; otros buscaban la omnisapiente critica y consejos del mencionado artista plástico estilo años setentas; y otros sencillamente se dedicaban a coquetear con la agraciada secretaria del alcalde; en tanto yo,… bueno yo tan solo me dedicaba a disfrutar de mi minuto de magia sintiendo el orgullo (en términos más de satisfacción que de simple egolatría) de que una de mis fotos estuviera colgada en la sala de un museo mientras un simpático bufón entonaba con su acordeón buena parte de la banda sonora que Yann Tiersen compuso para la película Amelie.

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INTROSPECCION, VALPARAISO, VIVENCIAS

Raúl dijo... Me dejas que me imagine que esta fotografía habla de amor? Gracias.

MIERCOLES 15 DE JULIO DE 2009

Nuevo Plumaje Entre las cientos de fotografías que me quedan por tomar están la de un cóndor en majestuoso vuelo entre las cumbres andinas, la de un carpintero de cabeza roja horadando el tronco de un añoso roble o la de un colibrí succionando el polen de alguna flor. Entres mis obsesiones ornitológicas los pelicanos ocupaban un lugar menos que secundario, quizás porque para quienes vivimos cerca del litoral estas aves al igual que las gaviotas resultan tan habituales que llegan a pasar inadvertidas. Por lo mismo me llamó muchísimo la atención la imagen de esta pareja de hermoso plumaje que pareciera estar posando orgullosa para la ocasión. Hacia el comienzo de la primavera, luego de los vuelos migratorios invernales, los pelicanos, así como la mayoría de las aves, renuevan sus plumajes de cara a un nuevo ciclo de apareamiento y el posterior periodo de nidificación. En la necesidad de que los machos más aptos capten la atención de las hembras más fértiles, y viceversa, cada ejemplar se “viste” con sus mejor traje para iniciar la fascinante estación de cortejo. ¿Somos distintos los seres humanos? De mi experiencia y de la de más de algún cercano puedo decir con mediana certeza que después de una ruptura sentimental de relativa importancia solemos cambiar o ampliar nuestro círculo social, nos iniciamos en la práctica de algún deporte hasta entonces ajeno a nosotros o nos interesamos en alguna nueva actividad intelectual. En primera instancia esta es una medida de autoprotección que busca reasignar los espacios de tiempo antes dedicado a la vida en pareja, también en alguna forma buscamos levantar nuestra autoestima que sin importar las civilizadas condiciones en las que se haya dado un quiebre sentimental siempre resulta dañada. Pero también en esto buscamos cambiar nuestro plumaje, volver a sentirnos atractivos, no se trata de impostar una nueva personalidad sino de seguir siendo los mismos de siempre pero ojalá absolutamente renovados. Este renuevo (social, físico, intelectual o cultural) nos da la posibilidad de encontrar un nuevo ser querido o de volvernos notorios e interesantes para esas viejas amistades para las que siempre habíamos pasado inadvertidos. Después de un largo invierno sentimental un necesario cambio de plumas es indispensable para entrar de lleno en la fértil y florida primavera (reconozco que lo anterior suena bastante cursi y rebuscado pero ustedes entienden la idea). Sin embargo, y siguiendo la analogía, existen aves que son radicalmente monógamas teniendo una sola pareja de por vida, la más célebres de estas especies es el pingüino. Estos también cambian y renuevan su plumaje en la necesidad de continuar siendo un objeto de deseo (no sé realmente si a un nivel emocional o tan sólo instintivo) para la pareja que los ha acompañado toda una vida. La necesidad de conquistar y ser conquistado, la de cambiar el plumaje y ver un plumaje nuevo, también se mantiene en aquellas parejas que han permanecido juntas por años, tal vez lograrlo sea la clave para el éxito en una empresa que en los tiempos actuales se vuelve cada vez más difícil.

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CONSIDERACIONES, VALPARAISO, VIDA SALVAJE

MARTES 23 DE FEBRERO DE 2010

La Felicidad de los Uros Finalmente acabaron mis vacaciones y acá me encuentro de regreso. No puedo negar que fue un tiempo sencillamente exquisito en el que además de conocer lugares de una increíble belleza, gentes fascinantes, costumbres asombrosas y probar unos cuantos platos de comida fabulosos, también tuve la oportunidad de desconectarme por completo de la diaria rutina. Pero otro ingrediente que hizo este tiempo aún más especial fue el haber compartido una enorme cantidad de tiempo con mi hijo, no es que esto no lo haya hecho en viajes anteriores pero ahora me encontré conversando distendidamente con un muchacho mucho más maduro, más grande (y no me refiero a que ya me haya superado por un par de centímetros) sino que cada vez menos niño y más adulto. Cada noche al regresar al hostal donde nos hospedábamos yo me dedicaba a revisar las fotografías del día, intercambiar experiencias con los otros huéspedes (todos de distintas nacionalidades lo que hacía la conversación, usualmente en spanglish, bastante interesante) y planificar a que lugares valdría la pena ir al día siguiente. Mi hijo en tanto tomaba su laptop y se dedicaba a componer música mediante un software que reemplaza un piano, esta música surgía de las melodías que inventaba durante el día mientras viajábamos de un lugar a otro, mientras navegábamos a alguna isla o mientras caminábamos entre el bosque. Reconozco que en algunos aspectos soy un padre un tanto tradicionalista y me encantaría que mi retoño estudiara ingeniería, ciencias o cualquier carrera tradicional (entiéndase por ello las de fácil colocación y bien remuneradas), pero por primera vez me he planteado que quizás deba apoyarlo e incentivarlo a ingresar a un conservatorio o estudiar una maestría en música que es lo que realmente le entusiasma. Les soy honesto, el tema me provoca ciertas aprensiones, ¿y si le cuesta encontrar un trabajo? ¿y si ese trabajo es mal remunerado? ¿y si nunca logra lo que llamamos estabilidad económica?, pero por otro lado su futuro no es eso: “su futuro” y no el mío y al parecer es lo que él desea, y si es un error no tiene acaso el derecho a equivocarse. Hace un par de años en un viaje al Lago Titicaca en el altiplano andino tuve la oportunidad de conocer al pueblo de los Uros. Estos son una comunidad de indígenas que desde hace más de quinientos años habitan en isla artificiales hechas con totora que flotan sobre las aguas del lago, en otras palabras viven en verdaderas balsas de cien metros cuadrados tejidas con fibras vegetales. En estas islas/balsas tienen sus casas también hechas con totora, su colegio construido con totora en una isla de totora, navegan al cercano pueblo de Puno en canoas de totora a comprar mercaderías con el dinero que obtienen por la venta de sus artesanías hechas en totora y lo que reciben por las visitas de los turistas, incluso su dieta consiste principalmente en pescado atrapado con redes tejidas en totora y pulpa de la misma totora (que tiene un saber parecido al plátano). Estando allí le pregunté a una mujer mientras le compraba algunas artesanías si era feliz en ese lugar o si preferiría vivir en una casa de material sólido en tierra firme. La mujer me contestó que no podría ser más feliz en otro lugar porque allí, en medio de las pantanosas aguas del Titicaca, crecía lo único que ella necesitaba: totora. Quizás alimentarse de sus sueños sea lo único que mi hijo necesito en su futuro.

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CONSIDERACIONES, TITICACA, VIAJES

Ana dijo... Los sueños nos llevan adelante. No sé si cumplirlos como tales pero los que nos moviliza, alienta, anima,es la simple idea de poder construirlos una y otra vez por el goce supremo de rozarlos con las puntas de los dedos.

Ana dijo... Un rescate bosquejado con carbones, con los mismos carbones que dibujaron tu pasado; palabras venidas de las oscuras profundidades que te sostienen y animan. Un abrazo.

DOMINGO 15 DE NOVIEMBRE DE 2009

Trazos al Carbón Permítanme contarles sobre Lota, ciudad sin presente que avanza paso firme rumbo al pasado para salvar su futuro. Los yacimientos carboníferos en el subsuelo lotino la hicieron el motor de la Revolución Industrial en Chile. De la mano de la extracción minera llegó la tecnología: en Lota se instaló la segunda central hidroeléctrica de América latina, fue una de las primeras urbes chilenas en contar con alumbrado público, telégrafo, luego teléfono y sala de cine. La familia Cousiño Goyenechea, dueña del mineral, construyó magnñificas mansiones y el parque botánico más completo del hemisferio sur. Pero las duras condiciones laborales tambiñen hicieron que surgieran los primeros conflictos sociales, los movimientos obreros y el sindicalismo. Tras un siglo de explotación del carbón los lotinos no notaron que el mundo había cambiado, por permanecer sus hombres tantas horas bajo tierra y sus mujeres en la iglesia rezando recibieron como una inesperada y nefasta sorpresa la noticia del cierre de la mina a mediados de los noventas. Conceptos como “altos costos de extracción”, “energía no contaminante” y “riesgo laboral” les resultaban incomprensibles, solo entendían que aún quedaban miles de toneladas de carbón que podía seguir siendo extraído. Poco sirvieron la reconversión laboral y el dinero de las indemnizaciones pronto escaseó; jóvenes y viejos comenzaron a abandonar la ciudad en busca de nuevos horizontes y Lota pareció condenada a una lenta agonía rumboa convertirse en un pueblo fantasma igual que las abandonadas oficinas salitreras de Atacama o los campamentos mineros del oeste norteamericano . Algo cambio este sino trágico, quizás algún turista interesado en vivir la experiencia de internarse en las profundidades del Chiflón de Diablo, quizás algún botánico interesado en recuperar la belleza del parque de la ciudad; quizás algún sociólogo interesado en explorar la vida en el Chile del siglo XIX.. Fue así que en algún momento se abrieron los piques, se pintaron los antiguos galpones, se restauraron sus mansiones y se decidió rescatar el pasado carbonífero. Los mineros retomaron sus trajes y regresaron a las entrañas de la tierra como guías turísticos mostrando a los visitantes las duras condiciones en que trabajaron ellos, sus padres y abuelos. Los jóvenes vistieron trajes victorianos con los que muestran la belleza de mansiones y jardines señoriales. De paso se reabrieron los restaurantes con menús olvidados hace un siglo y los hoteles adornados cual belle epoque. Visitar Lota es regresar al pasado, contemplarlo como en un gigantesco museo viviente, aprender de él, de nuestros aciertos y abusos, de cómo se explotó sin piedad no solo los yacimientos sino también a los hombres que trabajaban en ellos, de cómo muchos vivieron la más completa miseria mientras unos pocos llevaban una vida de reyes, pero también aprender de los sueños de hombres que solo buscaban un futuro distinto para sus hijos y mujeres que solo añoraban ver llegar a sus hombres al atardecer. Lota parece pintada en trazos de carboncillo, llena de imperfecciones, pero allí radica su belleza, y de seguro seguirá explotando su pasado por los siguientes diez mil años hasta que el carbón bajo ella termine de convertirse en diamantes. Al abuelo que no conocí porque un día trastabilló con noventa kilos de carbón en su espalda; a la tía que no conocí porque la vida se le fue en un insalubre galpón consumida por una tuberculosis mal diagnosticada; a la abuela que no conocí porque tanto dolor terminó por llevarse su cordura y su vida; al padre que si conocí y amé, el que a los diez años se internó en las profundidades de la tierra, el que emigró en busca de otro destino, el que logró cambiar su suerte y el que por alguna razón misteriosa hasta el último instante de vida soñó con regresar algún día a Lota.

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BIO BIO, INTROSPECCIÓN, SOCIEDAD, SUCEDIÓ, VIAJES

Mi nombre es alma dijo... Me encanta la sonoridad de los nombre de Cochayuyo y Merquén, solo decirlos se paladean. Y bueno, teniendo en cuenta que aquí en la tierra de la paella y mi tierra (Valencia) decimos que la mejor que hemos comido ha sido la que nos ha hecho nuestra madre o nuestra abuela, no puedo dejar de estar totalmente de acuerdo contigo. Un abrazo.

JUEVES 10 DE DICIEMBRE DE 2009

Sabores con Historia Cochayuyo y Merquén, eso es lo que se aprecia en la fotografía, dos ingredientes heredados desde la época prehispánica y que han permanecido en la gastronomía chilena hasta nuestro días. El primero es un alga presente en buena parte de nuestras costas y que es usada en guisos y ensaladas, en tanto el Merquén es un ají extremadamente picante fácil de cultivar y que luego de ser deshidratado es utilizado como condimento en toda suerte de preparaciones. Ambos tienen algo en común: son fáciles de obtener y de preservar, estos elementos han marcado a la mayoría de los principales ingredientes de la tradición gastronómica en cualquier parte del mundo. El cebiche peruano, la paella española, los tamales mexicanos, el sushi japonés, la fejoada brasilera, el hagis escocés, la hamburguesa alemana, por nombrar algunos son platos que han nacido en la más completa y absoluta humildad, usando cereales como el trigo, el arroz o el maíz cultivados en la huerta familiar; peces, mariscos y algas extraídos libremente desde las costas; interiores de animales como el hígado, corazón o estomago que usualmente eran desechados por los patrones de antaño cuando mandaban a faenar un animal. De esa forma con sobras de la comida de otros y aquellos elementos de libre disposición las abuelas de nuestras abuelas crearon platos que fueran nutritivos y económicos a la vez. Los años han pasado y estas humildes preparaciones, consideradas en alguna época como comida de pobres y menesterosos, se han convertido en algunos casos en platos de la más alta gastronomía a la vez de ser valorados por médicos y nutricionistas que destacan sus cualidades alimenticias por sobre el moderno fast food. ¡Qué sabias fueron entonces nuestras abuelas!, ¡De que maravillosa forma lograron alimentar con poco a numerosas familias! ¡Cuánta dedicación y abnegación hay en estos platos hechos con manos repletas de amor! Ya no nos internamos en el oleaje buscando el cochayuyo ni cultivamos merquén en una huerta para secarlo durante todo el verano al sol, hoy día fácilmente podemos adquirirlos en cualquier mercado; por otro lado ya no están con nosotros nuestras abuelas indígenas, tampoco nuestras abuelas mestizas que cocinaban para el patrón ni nuestras abuelas campesinas que se preocupaban de alimentar a sus once hijos, pero ya sea siguiendo una receta o comprando un plato en un restaurant podemos saborear su infinito amor, sencillez y sabiduría que de alguna forma siempre las mantendrá a nuestro lado. ETIQUETAS:

CONSIDERACIONES, SANTIAGO, SOCIEDAD

Mabel Casas dijo... Este relato habla de identidades, de los que siempre la tuvieron y la conservan: los pescadores (este texto es un homenaje a ellos y a Horcón paisaje y calma) y de las identidades variables según la etapa de la vida, de quienes no pudieron sostener un modo de vivir, no pudieron sostener la libertad de ser con el otro; porque la globalización destruye identidades y confunde medios de vida, lujos y rejas con mantener el ser la ideología y elegir como al principio cada uno la propia manera de vivir... sin copias porque así es hoy, así se usa, así viven los colegas... Gracias porque hay quien cuenta, desmenuza el correr de los años, las variaciones y ve lo que podemos hacer al lugar que nos cobijó utopías; volverlo una urbe llena de miedos.

SÁBADO 5 DE SEPTIEMBRE DE 2009

Horcón Eterno Horcón es un pequeño poblado atrapado en el abrazo entre los cerros costeros y el Océano Pacífico, nunca mencionado en los folletos de las agencia de viajes, ignorado por el turismo masivo, congelado en el tiempo de la revolución de las flores, uno de aquellos lugares mágicos a los que siempre se desea volver y quizás esto último sea su mayor desgracia. Hacia mediados del siglo pasado Horcón era una humilde caleta de pescadores artesanales sumidos en la cruda pobreza y prácticamente aislados debido a las dificultades de acceso; y hubiera seguido así de no ser descubierto a mediados de los sesenta por la versión chilena de los poetas beatnik que encontraron allí un lugar de retiro e inspiración, estos mismos años después convertidos en su mayoría en profesores universitarios trajeron a sus alumnos transformando al lugar en la capital del hipismo en Chile. Los pescadores miraron con simpatía que su caserío se llenará con la música de Joplin y Hendrick, las casas se vistieron de colores psicodélicos y las playas ocultas se convirtieron en el lugar ideal para la práctica del amor libre, así a mediados de los setenta en Horcón se entremezclaba la venta de los productos del mar con la comercialización de artesanía hippie. Entre los nuevos y antiguos habitantes de la caleta se creó una productiva simbiosis, los artesanos atraían a los visitantes que buscaban paz y amor y los pescadores se encargaban de alimentarlos en sus restaurantes, trato solemnemente sellado con el habitual trueque de pescados por pitillos de marihuana. En los años ochenta Horcón fue el único sitio en Chile olvidado por los servicios de inteligencia del régimen militar quizás por considerar a sus habitantes unos pacifistas poco peligrosos. Fue en esta época que lo conocí. Solamente allí podía entonarse a viva voz al calor de una fogata canciones de los prohibidos Víctor Jara, Silvio Rodríguez o Jean Manuel Serrat sin que un piquete policial llevara detenidos a los concurrentes. Para visitarlo bastaban solo las ganas y una tienda de campaña pues siempre habría un vecino amable dispuesto a prestar su patio y compartir de su agua e incluso su comida. A pesar de que el olor a marihuana llenaba el ambiente y de que la venta de alcohol era la principal actividad económica puedo decir con certeza que la caleta era uno de los lugares más tranquilos y seguros en el cual se pudiera estar. Llegaron los noventas y ya en democracia el lugar evolucionó en un refugio de hiphoperos y cultores del grunge que buscaban un sitio donde aislarse de la avasalladora invasión del pop.

Pero como es lógico suponer muchos de los hippies de los setenta, los contestatarios ochenteros y los alternativos de finales de siglo crecieron, abandonaron sus jeans gastados y sus camisas leñadoras y se convirtieron en médicos, abogados e ingenieros, pero nunca se olvidaron de Horcón y desearon volver, ahora con mayor poder adquisitivo y acostumbrados a otras comodidades, así las playas solitarias y las cimas de los requeríos se llenaron de edificios de altura y condominios privados. Irónicamente en la playa Los Pelicanos ahora abundan los letreros de “Se prohíbe hacer fogatas” puestos allí por orden de los mismos que años atrás se amanecieron cantando al calor del fuego; los mismos que se aventuraron a descubrir playas inexploradas ahora niegan el acceso a las mismas; los mismo que un par de décadas atrás pidieron permiso a algún campesino para acampar en su terreno ahora llenan sus propiedades con rejas, alarmas y circuitos de vigilancia. Quizás han querido en alguna medida proteger a la caleta del turismo invasivo pero al hacerlo han alterado su esencia, quizás la han querido salvaguardar de la delincuencia pero al hacerlo solo la han atraído porque para los amigos de lo ajeno si alguien convierte su casa en una fortaleza es porque algo de valor hay en ella, quizás han querido reservar el recuerdo de sus días de juventud idealista sólo para ellos y no están dispuestos a compartirlo con otros, quizás pueden haber muchos. A la vuelta de los años lo único que ha permanecido inalterable en Horcón han sido sus habitantes originales: los pescadores, iguales en sus faenas, iguales en su miseria, iguales en su humildad, iguales en su cordialidad.

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CONSIDERACIONES, REMINISCENCIAS

Robërto Loigar dijo... No has dejado de creer, a lo mejor ya no te convencen. Una vez fuí creyente, pero me pasó como las orugas, metamorfosis, pura metamorfosis. Saludos.

VIERNES 25 DE SEPTIEMBRE DE 2009

Cuestión de Fe Siempre he encontrado los motivos religiosos “fotográficamente” interesantes, en especial esos antiguos vitrales y relieves que suelen adornar las paredes, cornisas y ventanales de las catedrales. No es necesariamente por una cuestión de fe y es que no sólo los creyentes devotos pueden admirar y conmoverse con las pinturas de la Capilla Sixtina, los escritos de Santo Tomas, el Ave María de Mozart o el Aleluya de Haendel. Pero no es menos cierto que el mundo eclesiástico en alguna época me fue especialmente cercano. Me crié al interior de una conservadora familia protestante. De niño cada noche encomendaba mi alma al creador de rodillas a los pies de mi cama y asentía con un amén cada vehemente frase de nuestro pastor en los imperdibles cultos del día domingo. Alcanzada la adolescencia mis héroes eran Guillermo Carey, primer predicador bautista en viajar a la India y padre de las misiones modernas, y Natanael Saint, misionero asesinado en el Amazonas ecuatoriano por los mismos indios Aucas a los que pretendía evangelizar. Luego aprendí a tocar piano motivado únicamente por poder interpretar los sentidos acordes de la música Gospel norteamericana e incluso pensé seriamente en estudiar teología. No recuerdo porqué razón ni en qué momento ya perdido en el paso de los años vividos, para bien o para mal, para salvación o condenación, sencillamente dejé de creer.

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INTROSPECCION, SANTIAGO

Rembrandt dijo... Nunca entendí bien el significado de la palabra “cursi”, pero si disfrutar de una hermosa flor, de un bello paisaje y ver a dos enamorados lo es, me alegro de ser muy cursi. Me encantan tus post, tenés la particularidad de ver con profundidad las cosas simples de la vida.

SÁBADO 1 DE MAYO DE 2010

Lugares Comunes Esta fotografía es un verdadero recuento de los lugares comunes propios del romanticismo en imágenes, están los hermosos botones de rosa en primer plano y la pareja de enamorados desenfocados en el fondo, tan sólo falta la puesta de sol en el mar para juntar todos los estereotipos propios de tarjeta del día de San Valentín. Hace años estudié por algunos años piano además de formar parte de una banda musical, pero aunque suene contradictorio en algún momento junto a mis compañeros dejamos de disfrutar de la música. Cada vez que asistíamos a una tocata prestábamos más atención a las desafinaciones, los descuadres y las desarmonizaciones en lugar de sencillamente escuchar y divertirnos. La cuestión al parecer no ha cambiado mucho con las nuevas generaciones, algunos días atrás una compañera de trabajo excelente cantante y fanática de la “buena música” me contó la forma increíble en la que se había aburrido al acompañar a unas amigas a una noche de karaoke: “¡Todas las canciones eran de melodías tan predecibles y letras tan rebuscadas!” De seguro tenía razón, pero cantar junto a los amigos al compás de un karaoke tiene más que ver con simple diversión que con análisis de armonías y letras. Volviendo al punto de la fotografía es cierto que está llena de lugares comunes, que puede ser cursi, que es absolutamente predecible, que no es en nada original, pero nadie puede negar que es simplemente una imagen hermosa.

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FOTOGRAFIA, SIMPLICIDAD

Mi nombre es alma dijo... Escribí hace tiempo que mi Alma no nació para sufrir, ni la de nadie. No me gusta tampoco creer que cuando alguién muere y sobre todo en casos como este es por voluntad divina...

SÁBADO 24 DE OCTUBRE DE 2009

Ausencia de Ángeles En cierta ocasión alguien comentó que el presente blog utilizaba las fotografías como un pretexto literario y hoy aquello es más cierto que nunca porque la imagen de la Iglesia San Marcos de la ciudad de Arica y que como dato general les contaré fue construida por el mismísimo Gustavo Eiffel, es solo un pretexto para profundizar en otra reflexión. Los últimos días de Agosto del 2009 en esta iglesia se oficio una misa por el descanso de nueve adolescentes alumnas del Colegio Cumbres fallecidas en un accidente de tránsito en la pre cordillera durante un viaje de estudios un año antes. El “Cumbres” es uno de los más exclusivos colegios de la ciudad de Santiago, de fuerte orientación católica y ligado a los Legionarios de Cristo. Sus alumnos pertenecen a familias de alto nivel socio económico entre las que se cuentan la de poderosos empresarios, renombrados políticos, y algunos de los más destacados profesionales del país, todos ellos usualmente ligados a la derecha conservadora y pertenecientes a influyentes grupos religiosos como los mencionados Legionarios o el Opus Dei. Como parte de su labor misionera cada año los jóvenes que cursan el segundo año de secundaria realizan un viaje de estudios en donde llevan a cabo labores sociales en localidades rurales sumidas en la extrema pobreza. Con esta idea un grupo de jovencitas visitó las comunidades indígenas que habitan la Cordillera de la región de Arica. Ya una vez de regreso el autobús que las transportaba desde las alturas andinas al aeropuerto ariqueño se desbarrancó en una curva del zigzagueante camino dejando un reguero de nueve adolescentes muertas y medio centenar gravemente heridas. El accidente conmovió por completo a la nación, resultaba estremecedor enterarse de la muerte de unas muchachas con todo el futuro por delante. Inmediatamente los periódicos y la televisión se hicieron cargo de la noticia y el gobierno dispuso de un avión militar que transportara a los familiares al norte del país y que luego retornara los cuerpos de las fallecidas a Santiago. La atención mediática dada a la tragedia despertó también algunas voces opositoras que argumentaban, creo que con justa razón, que si el accidente lo hubieran protagonizado humildes hijos de trabajadores obreros de seguro no se le hubiera dado tanta cobertura por parte de la prensa. Más allá de las consideraciones de muchos me llamó la atención la forma en que estas familias, como ya señalé profundamente católicas, asumieron la noticia. Más de alguno la consideró una penitencia, una suerte de incuestionable voluntad divina contra la cual no cabían los reclamos, un dolor que debía ser manejado con un estoicismo propio de los santos. El mayor consuelo para ellos era saber que ahora sus familias contaban con una hermosa ángel que los cuidaría de ahí en adelante. Respeto profundamente sus creencias y también la forma de llevar su dolor, pero creo que en ocasiones es necesario, prudente y entendible quebrarse por completo, derrumbarse, enloquecer, llorar hasta que no queden lágrimas, mostrarse débil, renegar, maldecir, cuestionar y de alguna forma liberar aquel tremendo dolor sin lugar a dudas indescriptible. Supongo que esa explosión de humanidad es la que nos permite sobrellevar el luto y hacer un necesario y sanador duelo. Si es que existen los ángeles el cielo está lleno de ellos, por eso mismo estas celestiales criaturas son más necesarias en la tierra junto a nosotros cambiando nuestro mundo. Algunos podrán encontrar consuelo con la existencia de nuevos ángeles en las alturas, otros en cambio preferimos lamentar la ausencia de estos ángeles acá en la tierra.

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CONSIDERACIONES, SUCEDIÓ

DOMINGO 10 DE ENERO DE 2010

Learning to Fly Indudablemente “Learning To Fly” es una de mis canciones favoritas de Pink Floyd, en especial de su última etapa y quizás una de las pocas en donde David Gilmour logra que no se extrañe la presencia de Roger Watter. Desde sus primeros acordes el tema es una invitación a saltar al vacío y echarse a volar. Hace un año atrás tuve la ocasión de ver esta canción hacerse carne con ocasión de la visita de una delegación de Veracruz a los Carnavales Culturales de Valparaíso, fue allí donde pude contemplar en vivo y en directo a los Voladores de Papantla, estos indígenas mexicanos que luego de danzar sobre un poste de más de treinta metros de altura y no más de cincuenta centímetros de diámetro se lanzan al vacío atados de los pies por una delgada soga que se va desenrollando lentamente por la acción de la gravedad en un espectáculo milenario y quizás tan solo igualado por las contemporáneas acrobacias del Circus Solei. Los indios totonacas están profundamente convencidos que este temerario acto de fe realizado con la llegada de cada primavera es la única forma de garantizar la necesaria fertilidad de la tierra. Honestamente, por mi escéptica forma de ver el mundo, dudo que dicha ceremonia realmente tenga algún efecto sobre la productividad de los suelos pero es innegable que tanto coraje, denuedo y respeto por sus tradiciones ancestrales resulta por decir lo menos admirable. Algunos lo verán como una interesante ceremonial religioso, otros como un número circense, para mi es ver como uno de los más arraigados sueño del ser humano: volar como un pájaro, se vuelve realidad por algunos minutos, así que solo me queda agradecer a estos arriesgados mexicanos por demostrarme que nada es del todo imposible y que las letras de Gilmour no son tan bizarras y oníricas.

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FOLKLORE, MÚSICA, VALPARAÍSO

Ursula dijo... Ah volar!!!! como los pájaros... siempre fue y es el sueño... tal vez realizado a medias en esos vuelos... padezco de vértigo y vuelo sí, pero en los sueños... y sabes lo raro de mis vuelos es que lo hago como levitando... no tengo alas... y me despierto con la imagen de mis pinos vistos desde arriba... volar!! volar!!!

Lala dijo... Desde que el hombre es hombre, son las jerarquías y las clases. La sociedad no ha evolucionado en pos de la igualdad nunca en toda su historia. Será porque aquellos que podrían cambiar algo, son los que están arriba en el poder, y eso no interesa para nada. En cuanto al comportamiento humano, a veces es absolutamente irracional... Ante un desastre semejante parece que uno no piensa en el equipo sino en uno mismo, como si uno pudiera vivir solo, sin necesidad de la gente. En fin, estas cosas destapan muchas veces la condición humana de la que estamos hechos.

LUNES 8 DE MARZO DE 2010

Jaque Mate Nadie discute las noblezas del ajedrez como un juego basado por sobre todo en la inteligencia y paciencia aplicada, pero también tiene algo de perverso en sí mismo. Quiero decir que si uno hace un análisis detenido el juego consiste en mediante una elaborada estrategia, el estudio de los movimientos del rival y el calculado sacrificio de las propias piezas, debilitar paulatinamente al oponente hasta el punto que este se vea obligado a rendirse. Expuesto así, y si no supiera que el juego lo crearon los hindúes y adquirió su actual forma en la Europa medieval, pensaría que fue ideado por el dueño de una corredora de bolsa o por el profesor de alguna escuela de negocios. Pero más allá de su objetivo también hay algo de clasista y de discriminatorio en la conformación de sus piezas que de alguna forma refleja muy bien nuestras sociedades modernas: en primer lugar de importancia están el rey y la reina, que de forma directa pueden representar a nuestras clases políticas gobernantes en donde todo al final gira en torno a proteger sus intereses; luego están los alfiles, con formas de obispos y que así como en el Medievo también en la actualidad simbolizan el poderío de la iglesia y su conservadurismo; en tercer lugar están los caballos, símbolo de la caballería la que en la antigüedad estaba conformada tan solo por los miembros de la nobleza y que podría representar nuestra nobleza aristocrática contemporánea o sea los representantes del estrato socioeconómico más acomodado; posteriormente aparecen las torres, que dada su forma podrían ser un símil de nuestra infraestructura industrial; y finalmente están los peones, cuyo único fin es ser sacrificados o a lo sumo ayudar a recuperar alguna de las piezas mayores pérdidas, indudablemente representan al pueblo llano, a la clase trabajadora, cuya única utilidad es la de favorecer los intereses y mantener el estatus de quienes están sobre ellos. ¿Qué pasaría si un día los peones se rebelaran y pusieran en jaque a su propio rey? De seguro han vistos en las noticias internacionales las gigantescas turbas saqueando supermercados, farmacias, bencineras y toda clase de comercio después del terremoto ocurrido en Chile a finales de Febrero. Es cierto que entre este mar humano abundaban descarados delincuentes que no tuvieron ningún empacho en huir con televisores LCD, lavadoras, ropa exclusiva, cajas de licores y todo aquello que les fuera fácil de vender a buen precio, pero en su mayoría esta avalancha humana estaba compuesta por dueñas de casa, por obreros, por estudiantes, por gentes comunes y corrientes usualmente honestas como aquellas con quien uno a diario cruza su andar pero ahora desesperadas por conseguir algo de leche, pan, pañales, agua embotellada y cualquier clase de alimentos.

También es cierto que esas imágenes me indignaron y que quizás fui uno de los primeros en pensar que el gobierno debía sacar al ejército a las calles a restablecer el orden a punta de culatazos y balas, pero al paso de los días y con la sangre más fría comencé a reflexionar en qué momento realmente se iniciaron los saqueos. Los saqueos no se iniciaron en las poblaciones marginales ni en las periferias, no se originaron inicialmente en la desesperación de los damnificados pasado un día del sismo. Los saqueos se iniciaron a las pocas horas de ocurrido el terremoto al interior de los hogares más acomodados del país en las zonas que no se vieron en nada afectadas cuando extensas filas de camionetas todo terreno y automóviles caros acaparaban todo el combustible disponible en las pocas bencineras que se mantenían en servicio. Continuó cuando, y de ello soy testigo presencial, los supermercados de los barrios acomodados se abarrotaban de hombres y mujeres histéricos que colmaban las cajas con dos y hasta tres carros repletos de varios kilos de pan, docenas de latas de conservas, litros y litros de leche y agua embotellada, en resumen de lo suficiente como para que una familia promedio pudiera subsistir por los siguientes tres o cuatro meses. Insisto en que esto tuvo lugar en zonas que no fueron gravemente afectadas y en donde el abastecimiento estaba absolutamente garantizado. Este insensible acaparamiento, esta sensación de que quienes tienen dinero se estaban llevando todos los bienes disponibles, provocó la desesperada idea de que era necesario abastecerse a como diera lugar y en algunos lugares ello tuvo mediana razón. Un ejemplo claro de esto es que días después y cuando el orden público se restableció, mientras en los hogares del barrio alto las despensas se encontraban repletas de alimentos que en muchos casos terminaran por superar sus fechas de vencimientos, en los supermercados de las barriadas fuertemente custodiados por los militares no se venden más de dos bolsas de mercadería por persona. El devastador terremoto de 1960 nos obligó como sociedad a replantearnos nuestras normas de edificación y el de qué manera estábamos levantando nuestros edificios; el terremoto del 27 de Febrero recién pasado nos obliga a replantearnos sobre qué clase de sociedad es la que estamos construyendo. ETIQUETAS:

CONSIDERACIONES, SOCIEDAD, VALPARAÍSO

Susana dijo... Sin dudas y categóricamente ningún dios desea recibir esa clase de acción de gracias. Y suprimir el tema o peor aún, intentar rebajar la gravedad de los hechos de pedofilia es propio de cómplices.

VIERNES 21 DE MAYO DE 2010

Cielo o Subsuelo Hace casi una década la Catedral Metropolitana de Santiago, presente en la fotografía, fue sometida a un completo trabajo de restauración estructural. Era sabido que durante la colonia más de algún clérigo de relativa importancia fue sepultado en su interior, lo que nadie esperaba era descubrir en su subsuelo el cadáver de don Diego Portales, ministro de estado de la primera mitad del siglo XIX considerado uno de los padres de nuestra República y quien fuera asesinado durante una revuelta ya que de acuerdo a la información histórica hasta entonces existente su cuerpo había sido arrojado a una fosa común por sus ejecutores. Para el objeto de esta entrada lo anterior es sólo un dato anecdótico pero para complementarlo les contaré que posteriormente a los restos de Portales se les dio un funeral de estado y fueron trasladados a un mausoleo en el Cementerio General. De acuerdo a una serie de informaciones aparecidas tanto en la prensa nacional como internacional al parecer el cadáver de uno de nuestros próceres no es lo único oculto y en descomposición que se mantiene en el subsuelo de la iglesia. La palabra pedofilia ha venido a ser una inquietante y constante problemática para las autoridades católicas en los más variados lugares del planeta. Está de más decir que las desviaciones de uno cuantos sacerdotes no implican que la iglesia en su conjunto sea participe de tan repudiable acto, sin embargo la actitud pasiva del clero frente al preocupante tema es lo que los hace al menos “pecar por omisión”. Me queda la sensación de que la iglesia desde sus más altas esferas ha tratado de remitir las investigaciones a los sacerdotes acusados de abusar de menores al ámbito del derecho canónico, como si sus sanciones fueran suficientes como medio de castigo del victimario y de reparación de la víctima, deseando ignorar que aunque los integrantes del clero son miembros del estado Vaticano también están sometidos a la justicia penal de los países donde se desempeñan. Otro elemento molesto es que la iglesia ha participado de los procesos, ya en el ámbito penal, como un mero observador sin hacerse parte del asunto y como si esto fuera una demanda entre particulares. En ese sentido por ejemplo si una enfermera es violada en un hospital por un médico no es sólo la afectada la que denuncia el hecho e interpone una demanda sino que también la dirección del hospital e incluso el Ministerio de Salud participan como patrocinantes de las acciones legales que haya que llevar a cabo. Siguiendo esta línea les comentó que en la actualidad tan sólo en los tribunales chilenos existen al menos una veintena de investigaciones abiertas por abuso y violación de menores y de ninguna de ellas la iglesia como institución se ha hecho parte, incluso por el contrario en ocasiones parecieran querer obstaculizar el accionar de las fiscalías. Se puede perdonar y dar segundas oportunidades al cura párroco que robó dinero de las limosnas, pero frente a denuncias serias de pedofilia debería ser la iglesia antes que nadie la que alejé al susodicho de su cargo y ponga toda la información a disposición de las policías. Y es que hechos tan graves como el abuso de menores, en especial cuando se ejerce desde una posición de autoridad, es un delito para el que en mi opinión no hay ni perdón ni olvido. Hace un par de semanas consultado sobre el caso el Cardenal y Arzobispo de Santiago Monseñor Francisco Javier Errázuriz, el mismo que canta misa cada domingo en la iglesia de la fotografía, señaló textual: “Es cierto que han habido algunos casos de pedofilia, pero son poquitos gracias a Dios”….. ¿Gracias a Dios? Creó que ningún dios desee recibir esa clase de acción de gracias.

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SANTIAGO, SOCIEDAD, SUCEDIÓ

Mi nombre es alma dijo... Esta foto podría ser tomada en cualquier sitio y en cualquier país, hoy mismo yo hubiera podido hacerla. Que tristeza me embarga al escribir esto.

VIERNES 31 DE JULIO DE 2009

Forzosa Desesperanza Medio día en Santiago de Chile, en las calles alrededor de la Iglesia San Ignacio, sector conocido como la pequeña Lima por la gran cantidad de inmigrantes peruanos que allí se congregan, se vocea a voz en cuello la compra de divisas, las llamadas al Perú a precios ultra convenientes, así como ofertas de alojamiento y opciones de colocación laboral, más en silencio también los ofrecimientos contemplan el cómo obtener de forma “milagrosa” una visa de residencia permanente. En el interior de la parroquia los fieles, en su mayoría personas de la tercera edad que alguna vez pertenecieron a la aristocracia santiaguina y que no quisieron trasladarse a los exclusivos suburbios, escuchan la misa de doce cantada por un anciano sacerdote. En el portal del templo, a medio camino entre los gritos callejeros y los rezos litúrgicos, esta mujer, también inmigrante, se aferra con una forzosa desesperanza a su hijo mientras un vaso de refresco oficia de reciclado plato de limosnas. Quizás espera que alguno de sus compatriotas le comparta algo de la fortuna que le ha sido tan esquiva, quizás espera que alguno de los fieles recuerde que la caridad se demuestra con hechos concretos y no solamente con diez padrenuestros, quizás espera sencillamente ser notada por algún mal humorado policía de inmigración que creyendo hacerle un bien al país la deporte de regreso a la tierra de donde cierta vez quiso escapar y a la que ahora tanto añora, en donde a pesar de la dura pobreza nadie se referirá a ella como “chola mugrienta” (negra sucia). Espero que en algún momento dejemos de ser indolentes ante nuestra propia indolencia.

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CONSIDERACIONES, GENTES, SANTIAGO, SOCIEDAD

Tomasuncafé dijo... El hombre, el imperio, la colonia, son miserables y eligen sus iconos de cualidades insoslayables para las aves, en general nunca tomamos de la naturaleza su sabiduría y si nuestra especie alega tomarla lo hace siempre con la parcialidad de lo misérrimo.

MARTES 15 DE SEPTIEMBRE DE 2009

Rapaz El protagonista de la fotografía es un joven Aguilucho posado en lo alto de una de las miles de Araucarias de la Cordillera de Nahuelbuta. Excúsenme que no les dé los correspondientes nombres científicos pero desde niño que aquellas denominaciones en latín me recuerdan algunos jocosos capítulos del Coyote y el Correcaminos. Algo tienen las aves rapaces que a lo largo de la historia se han convertido en un símbolo tan representativo del poder como lo son las cruces o las medias lunas en el contexto religioso. Fue siguiendo el emblema de un águila que las legiones romanas conquistaron las Galias, Hispania, el norte de África y Oriente Medio; reyes, duques y barones del Medievo solían incluir halcones en sus escudos de armas usualmente acompañados de leones o dragones, sus símiles entre los mamíferos y las criaturas mitológicas. El asunto no se limita a Europa porque también en América el águila fue un animal totémico para los aztecas y las tribus de las grandes praderas así como el cóndor para el mundo andino; estas aves también estuvieron presentes en la iconografía de emperadores orientales, emires árabes y reyes tribales africanos. Hacia la edad moderna fueron insignias de batalla de los ejércitos al servicio de los Imperios Coloniales y luego de las naciones que lograron su independencia de estos. Su analogía con el poder continúa hasta nuestros días, no en vano fue delante de la imagen de un águila calva que se anunciaron las invasiones de Afganistán e Irak, y han pasado a formar parte de los emblemas corporativos de bancos y farmacéuticas transnacionales que en una época globalizada han heredado de imperios, reinos y naciones el control del orbe. El porqué de esta devoción por las aves rapaces quizás sea por su vuelo majestuoso, por lo imponente de su estampa o por su aguda visión, pero no debemos olvidar que estos nobles pájaros fueron dotados por la naturaleza de tales condiciones con el único fin de mantenerse en el tope de la cadena alimenticia dejándose caer inmisericordes con sus letales garras sobre sus presas. Consecuentemente los siglos de historia nos han demostrado que quienes han usado halcones y águilas como emblema también han tomado de estos su implacable letalidad ante todo lo que se cruce en su camino. Al parecer poder y rapacidad van de la mano. ETIQUETAS:

BIO BIO, CONSIDERACIONES, SOCIEDAD, VIAJES, VIDA SALVAJE

DOMINGO 20 DE SEPTIEMBRE DE 2009

En Camino Recuerdo con especial cariño a Oscar Otárola, mi profesor de filosofía en mis años de secundaria, recuerdo sus debates en los que buscaba adentrar en las profundidades del pensamiento a un grupo de desordenados estudiantes cuya idea más elaborada hasta ese entonces había sido como conseguir pedir permiso a sus padres para asistir a la fiesta del fin de semana. Recuerdo en particular dos interesantes discusiones sobre qué cosas en nuestra vida cotidiana constituían una “causa y/o un efecto” y cuales podían ser determinadas como “un fin o un medio”. En buena parte de mi vida consideré a los caminos, sean estos literales o simbólicos, tan sólo un medio para alcanzar un fin, una vía conducente a un lugar, una forma de obtener un resultado, un recorrido que alcanzaba su valor tan sólo una vez completado. Hace casi exactamente una década atrás me encontraba atravesando una época particularmente difícil, desempleado, sin dinero y con un matrimonio hecho trizas hacía poco. En aquellas poco gratas noches en las que el insomnio era una constante mis más leales compañeros eran el café y el tabaco, por lo mismo no era extraño que a altas horas de la madrugada me encontrara con que acababa de fumar el último cigarrillo de la cajetilla, en dichas circunstancias mi única alternativa era realizar una caminata de más de media hora hasta una estación de venta de combustible donde podía comprar mis ansiados Marlboro o Lucky Strike. A poco andar me di cuenta que no eran unos pocos más o menos miligramos de nicotina los que me calmaban, los que me hacían ver las cosas con mayor claridad y finalmente conciliar el sueño, sino que era en sí la caminata en compañía tan sólo de mis pensamientos escuchando a lo sumo el ladrido de un par de perros lo que resultaba terapéutico. Supongo que desde aquellos años que he aprendido a disfrutar los caminos sin siquiera importarme a donde conducen, deleitándome sencillamente en el hecho de recorrerlos, aprovechando cada instante de caminata para depurar pensamientos. Es interesante cuantas ideas se pueden obtener usando el supuesto “tiempo perdido” en nuestros desplazamientos de la casa al trabajo o cuantos detalles pueden observarse en el camino que se recorre yendo al mercado. De igual forma he aprendido a valorar aquellos caminos simbólicos, esos procesos que nos permiten obtener un resultado, a veces incluso sin lograr alcanzar las metas propuestas pero encontrando un alto grado de crecimiento personal en la senda recorrida. A fin de cuentas nos encontramos permanente “en camino” y cuando llegamos a algún lugar únicamente es para iniciar un nuevo viaje. Tan sólo como dato informativo les contaré que el camino de la fotografía atraviesa entre campos y barrancas el extremo norte de la Isla del Sol en medio del Titicaca boliviano y finaliza en un conjunto de ruinas prehispánicas conocidas como el laberinto de Chikana, pero si algún día lo recorren no esperen llegar hasta el final para disfrutarlo.

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INTROSPECCIÓN, TITICACA, VIAJES, VIVENCIAS

África dijo... En mi tierra es el poema de Antonio Machado quien lo describe muy bien: “Caminante no hay camino, se hace camino al andar...”

Ursula dijo... Los apellidos más que un origen genético o biológico deberían implicar pertenencia, fundación, cimiento, por consiguiente no necesariamente deben estar con quien nos procreó sino más bien deberían estar con nuestras verdaderas raíces, las de afecto, educación y esa hermosa y compleja palabra llamada crianza.

LUNES 5 DE OCTUBRE DE 2009

Raíces Hace unos años un fuerte temporal de viento derribó un añoso ciprés que coronaba el centro de la Plaza de Armas de la ciudad de Quillota. En lugar de ser convertido en leña un tallador local lo transformó en una interesante escultura alegórica a la agricultura en donde la figura central está construida con las mismas raíces del gigante caído. Observando esta fotografía no pude dejar de pensar en mis propias raíces y en ese ir y venir mental propio de las mentes desordenadas recordé un proyecto de ley que se discute en nuestro congreso que busca el que cada ciudadano pueda elegir cuál de sus apellidos, paterno o materno, sea el prioritario y por consiguiente el usado para todo fin de identificación. Sé que a muchos esta discusión puede parecer irrelevante y hasta anacrónica pero permítanme contextualizar el hecho de que hace tan sólo una década en Chile todavía existía una marcada diferencia de derechos entre los hijos nacidos dentro de un matrimonio, legítimos, los nacidos fuera del matrimonio, ilegítimos, y los no reconocidos por el padre, naturales. Como algo hemos avanzado, desde el gobierno de Ricardo Lagos y reformas constitucionales mediante en nuestro país actualmente se garantiza la igualdad de derechos de cuna y obra y gracia de las pruebas de ADN todo menor debe llevar el apellido de su padre quiéralo este o no. Volviendo al punto central la mencionada iniciativa parlamentaria despertó mucho más polvareda de la que se podría suponer. Los sectores conservadores se opusieron tenazmente alegando que el uso en primer término del apellido paterno es parte de nuestra tradición republicana la que se basa y condice con los usos de los colonizadores españoles y las costumbres de nuestros pueblos originarios, cuestión que es cierta. Por contraparte los más progresistas señalaron que cada individuo tiene el derecho a elegir libremente aquellos elementos que constituyen su identidad y que priorizar el apellido paterno por sobre el materno es una discriminación por género, cuestión que también es cierta. Como es lógico suponer no ha habido acuerdo y el proyecto de ley permanecerá en discusión eternamente como siempre ocurre. Más allá de los enunciados de nuestros “honorables” diputados, en mi opinión si el nombre define la identidad el apellido define la procedencia, la raíz de la cual somos originarios. En mi caso llevo orgulloso el apellido de mi padre que sin ser de alta alcurnia es el de un hombre honesto, trabajador y esforzado que hasta sus últimos días siempre estuvo manifiestamente preocupado por mí. En él están mis raíces, de él heredé buena parte de mis virtudes y también mis defectos; lo que soy, mucho o poco, se lo debo a él, aunque no puedo dejar de aclarar que no por lo anterior menosprecio el aporte de mi querida madre. Pero esa es mi experiencia, lo que a mí me tocó vivir, porque igualmente conozco decenas de casos de personas que nunca tuvieron una imagen paterna sino que fueron sus madres las que debieron asumir el rol de ambos padre y madre a la vez, o esa imagen fue encontrada en la figura de un padrastro, un tío o un abuelo. Porque entonces estás personas deben verse obligadas a rendir honra con su apellido a alguien al que en muchos casos ni siquiera conocen y a quien poco o nada le deben. Los apellidos más que un origen genético o biológico deberían implicar pertenencia, fundación, cimiento, por consiguiente no necesariamente deben estar con quien nos procreó sino más bien deberían estar con nuestras verdaderas raíces, las de afecto, educación y esa hermosa y compleja palabra llamada crianza. Luis Santibáñez Miranda.

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CONSIDERACIONES, SOCIEDAD

Robërto Loigar dijo... Me gusta cuando escribes con tu cámara y retratas con las palabras.

MARTES 19 DE MAYO DE 2009

Cambio de Enfoque Un paseo a mediados de primavera parecía ser la perfecta ocasión para probar mi cámara reflex recién adquirida, y así avanzando por calle Prat me encuentro con la perfecta ocasión de fotografiar la típica postal de un trolebus avanzando por las calles porteñas. Bastaría sólo un par de horas para que sentado frente a mi PC me diera cuenta que el mal manejo del cilindro de enfoque había transformado mi estupenda postal en la foto de una señora portando una bolsa anaranjada con un trolebus de fondo. Muchas cosas requieren ser adecuadamente digeridas o revisadas y es así como al tiempo descubrí cierta frescura en esta imagen. La señora en cuestión en lugar de estropear la toma le dió una frescura y calidez que hubiera sido imposible lograr manteniendo el enfoque proyectado. En tiempos de crisis como los actuales me he visto cotidianamente obligado a cambiar el enfoque de muchos de mis planes y si bien me he privado de ciertas cosas he recibido a cambio la satisfacción de vivir situaciones que nunca estuvieron proyectadas. Las anheladas vacaciones en el extranjero debieron ser cambiadas por la visita a la casa de esa tía sureña que me hizo revivir los regaloneos recibidos en mi infancia; las onerosas salidas a comer en algún restaurant se reemplazaron por económicas pero infinitamente cálidas tertulias con amigos de años; la actitud ante mi hijo de todopoderoso proveedor de cuanta cosa se le ocurriera se reenfoco en la explicación de que hay tiempos para ser austeros y ahorrativos. El cambio de enfoque me ha enseñado que puedo continuar usando el mismo celular aunque su pantalla no sea táctil, que mi pc es lo suficientemente rápido para lo que yo lo ocupo, que no se justifica tener cincuenta canales de televisión contratados si solamente veo los noticiarios y un sin fin de pequeños reenfoques que han hecho mi vida más sencilla y me han ahorrado unos cuantos pesos en la pasada. Desde hace algún tiempo esta es la hermosa foto de una porteña caminando por calle Prat una tarde de primavera, como dato anecdótico se ve un trolebus detrás de ella. PD: Esta entrada la publique en el contexto de la crisis económica mundial del 2008/2009, y aunque la situación general ha cambiado muchas cosas aprendí de esos meses difíciles y espero recordar en la actualidad y a futuro las lecciones recibidas. ETIQUETAS:

REVISITADOS, VALPARAÍSO, VIVENCIAS

Raúl dijo... Quién no tiene (o necesita) un lugar al que “regresar”. Siempre me resulta paradójico una navidad en manga corta. Sonrío.

LUNES 30 DE NOVIEMBRE DE 2009

Un Lugar al que Regresar Llegó la Navidad y como trabajo en el comercio los días se me pasan entre atender centenares de clientes, reponer stock de mercadería, coordinar entregas. organizar turnos, para regresar rendido a casa, comer algo, dormir un poco e iniciar otro día igual que el anterior. En esta vorágine cuando vuelva a tener tiempo de descansar y sumirme en mis pensamientos me encontraré ad portas de Enero, mi mes más ansiado del año no sólo por la llegada del verano sino por ser sinónimo de “merecidas vacaciones”, quince añorados días que justifican un año de esfuerzos. La elección del destino para vacacionar siempre ha sido un asunto al que le he dedicado una suma importancia, y creo que más importante que el lugar elegido en sí son las razones para viajar hasta allí. A los quince años me limitaba a acatar el lugar elegido por mis padres para vacacionar, ya en los veinte mi motivador era un destino donde la cerveza fuera barata y la fiesta no tuviera fin; hacia los veinticinco, en mis primeros años de casado, quería descubrir el rincón más romántico del mundo; luego a los treinta, ya separado, sólo quería un refugio donde sanar mis heridas; a los treinta y cinco mi busqueda se orientó a la aventura, quizás como una forma de aferrarme a la juventud ya en retirada. Mucho he pensado en lo que metiva ahora encima de los cuarenta, sin dudas la razón es compartir experiencias y descubrir lugares junto a mi hijo que al igual que yo en su tiempo se limita a aceptar mis planes veraniegos. Pero el verdadero elemento motivador, la verdadera búsqueda, está en construir “futuras nostalgias”, imágenes y vivencias dignas de ser recordadas cuando ya no sean posibles de repetir, me refiero a esos lugares grabados no en la mente sino en el alma, esos a los que sin importar el paso del tiempo se hacen tan propios que siempre dan ganas de regresar. Eso es los que busco: un viaje que me lleve a un lugar al que querer regresar. Sobre mi próximo destino les contaré más adelante, por ahora les comparto la imagen del lugar al que llegué casi por casualidad hace un par de años: se trata de Yumani, asentamiento aymara ubicado al oriente de la Isla del Sol en medio del Lago Titicaca en el altiplano boliviano. Para llegar allí se debe navegar dos horas desde Copacabana hasta bordear los acantilados del extremo sur de la isla donde es posible contemplar las ruinas de un palacio inca de más de quinientos años. Tras bordear los roqueríos por media hora se accede a una pequeña playa cubierta de una fina arena blanca con un embarcadero de piedra en su centro en el que recalan vistosas embarcaciones hechas en totora como las que surcaban el Titicaca en la antigüedad. La arena es seguida por un frondoso prado verde luego del cual se alza la pendiente de una colina que sube a la parte alta de la isla coronada de grandes árboles. En uno de sus extremos, casi oculta en la floresta, se encuentra una escalinata construida por los incas en piedra blanca con peldaños de regular altura que sube por la pendiente hasta alcanzar una vertiente enlozada en roca cuyas aguas descienden canturreantes por el costado de las gradas hasta unirse con el lago. Paradojalmente la constante búsqueda de nuevos lugares a los que querer regresar de seguro me impedirá volver algún día a Yumani, pero aunque nunca vuelva a estar allí de alguna forma tampoco nunca he regresado de ese viaje y una buena parte de mí se quedó eternamente sentada en la hierba junto a la fuente del Inca una soleada tarde estival observando a los timidos y distraídos comuneros aymaras llenar sus vasijas con las aguas del manantial, en tanto abajo el Titicaca como un espejo refleja el profundo azul del cielo andino hasta perderse en el horizonte donde parece fusionarse con las cumbres nevadas de Los Andes orientales.

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INTROSPECCIÓN, REMINISCENCIAS, TITICACA, VIAJES

MARTES 20 DE ABRIL DE 2010

Perfección al Blanco y Negro Algo extraño me ocurre con la escultura en mármol. La encuentro sin ningún lugar a dudas la forma más sublime y perfecta de arte en donde no hay cabida a los errores ya que basta un poco más de presión de la necesaria en el cincel para que lo que estaba destinado a ser una pieza de museo se convierta en un mamarracho inservible. Una vez escuche decir a un crítico que “la arcilla es para los artesanos, el metal para los orfebres, el granito para los artistas pero el mármol tan sólo para los maestros”. Probablemente sea así pero tanta perfección me provoca cierta apatía, no sé si será lo frío del material o el que comúnmente sea usado en los mausoleos de los cementerios lo que hace que las obras de mármol se me hagan distantes, lejanas, carentes de vida, demasiado perfectas al punto de resultar frías y poco cercanas. Difícilmente tendría una escultura de aquellas en mi jardín, preferiría para ello el crudo fierro forjado o la tosca pero cálida madera. Hace años atrás conocí a una mujer que se asemejaba a lo que uno podría definir como la perfección. No puedo decir que fuimos amigos, no sé si ella realmente tenga amigos, pero algo de ella pude conocer. La naturaleza, o los genes, la habían dotado de un rostro armonioso, piel tersa, hermosos ojos verdes y cabello dorado como el trigo, a ello sumaba de seguro varios años de trabajo en el gimnasio y dietas estrictas que le permitían lucir un cuerpo que ya se quisiera cualquier modelo y que no dejaba indiferente a nadie, cuestión que complementaba con un exquisito gusto a la hora de elegir que vestir. Supongo que para no caer en el odioso estereotipo de la “rubia tonta” desde niña fue una estudiante aplicada y sobresaliente que continuó sus sesudos estudios en una de las más prestigiosas universidades nacionales y complementó con post grados en el extranjero, así que como era de esperar el éxito profesional (y de paso económico) no tardó en llegar, pero como no era de quienes se les van los humos a la cabeza además poseía bastante simpatía y carisma. En pocas palabras hermosa, atractiva, inteligente, exitosa y de trato agradable, ¿Qué más se podría necesitar para pedirle que fuera la madre de nuestros hijos? En cierto reunión social en la que había abundado el champagne y con la confianza, y hasta cierto punto impertinencia, que un par de copas otorga le pregunté, más por curiosidad que por galantería, porqué siendo la mujer que era permanecía a nivel de pareja en la más completa y absoluta soledad. Con sus hermosos ojos verdes llenos de una sinceridad aplastante me contestó “porque la mayoría de los hombres me ve como una mujer inalcanzable, y los que no… me ven como un trofeo”. Supongo que la perfección también tiene sus blancos y negros. ETIQUETAS:

ARTE, CONSIDERACIONES

Rembrandt dijo... El mármol es un maravilloso elemento para construir una sublime obra de arte, perfecta e inalcanzable que sólo se la pueda admirar. No así las personas, quienes piensan que los demás las ven como inalcanzables o como trofeos es porque no han sabido mostrar lo bello que hay en su interior, eso es lo que realmente nos hace humanos y plausibles de ser amados.

Patricia González Palacios dijo... Sientete privilegiado de compartir tan grande tesoro, que maravilla, tengo de esas paciencias para escuchar y escuchar historias y más aún si son de personas mayores, me encantan esas nostálgias de buenos y lindos recuerdos. Disfrútalo, con envidia sana te dejo un besito y saludos a la sra. Doris, debe ser encantadora...

MARTES 11 DE MAYO DE 2010

Nostalgia “La juventud se lleva por dentro” y “el espíritu no envejece” son dos frases bastante esperanzadoras y en algunos casos muy ciertas pero que se transforman en simples eufemismos cuando las fuerzas comienzan a flaquear, cuando el corazón y los pulmones ya no son tan resistentes, cuando el botiquín empieza a llenarse de prescripciones médicas y por sobre todo cuando aquellos a quienes hemos amado y con quienes hemos compartido una vida comienzan a partir. Hace algunos días Doris, una jovial señora de algo más de setenta años, me contrató para que convirtiera a medios digitales su colección de fotografías tomadas a lo largo de toda su vida. Cuando acepté el trabajo no imaginé que de un armario saldrían cajas y cajas con varios centenares de diapositivas y en un momento pensé si realmente había sido una buena idea acceder a dicho requerimiento, pero mucho más que el trabajo la experiencia ha valido de sobra la labor. Es sencillamente increíble poder revisar en detalle más de cincuenta años de vida de una persona y en especial si esa persona es Doris. Cuando tenía poco más de veinte años viajó por un par de meses a Suiza, pero de allá tardó treinta años en regresar, allí conoció a Osvaldo, un italiano que junto con llevársela consigo a Turín capturó su corazón y le entregó por completo el suyo. Una a una vamos proyectando las diapositivas sobre un telón desde donde las fotografío con una cámara digital para después retocarlas y ordenarlas en el computador. Una a una se suceden las imágenes de las costas de Portugal, del carnaval de Venecia, de los Alpes suizos, de sus viajes en bote por las islas griegas, de sus travesías en camello por el Sahara, de las ruinas mayas en México, de las aguas turquesas de Bora Bora, siempre acompañada de Osvaldo, siempre abrazados y me parece que siempre mirándose con ternura y pasión. Mientras ajusto la nitidez y encuadro los diaporamas Doris suele dar prolongados suspiros o largar inmensas carcajadas, de seguro recordando alguna cena romántica o cierta travesura juvenil. Recuerda a perfección donde y en qué circunstancias fue tomada cada foto y no duda en contarme cada detalle al respecto, así supe porque se tomó una foto desnuda en una playa desierta en Costa de Marfil, los nombres de cada uno de los castillos del Loira o porque se le ve buceando junto a un tiburón en los corales tahitianos. Y de esta forma hasta el momento en varias jornadas hemos digitalizado más de dos mil fotografías y he escuchado más de dos mil historias al punto que ya me siento en condiciones de escribir sus memorias pero aún no he llegado ni siquiera a la mitad del trabajo encomendado y es que es imposible avanzar rápido cuando existe tanto por escuchar, tantos lugares que conocer de primera fuente, tantas recetas que compartir y un largo sin fin de etcéteras.

Osvaldo, su gran amor, falleció hace ya algún tiempo. Paradojal y tristemente sus últimos años los convivió con el mal Alzhéimer lo que hizo que para él toda esta inmensa colección de diapositivas no fuera más que una serie de imágenes sin sentido. Tampoco tuvieron hijos, no sé realmente porqué razón pero me parece que disfrutaban tanto estando juntos que no necesitaban nada más, así que ahora estás fotos son su principal compañía. Sé que en este punto el relato puede parecer triste, pero Doris no es una mujer embargada por la tristeza sino más bien una mujer cautivada por la nostalgia, no una nostalgia de deudas pendientes sino una nostalgia de momentos y amores vividos y disfrutados al máximo. Una nostalgia que envidio, admiro y respeto. Ayer me agradeció por ayudarla a rescatar estos recuerdos que tan solo eran importantes para ellas y que de seguro muy pronto cuando ya no esté, certeza que la da su diagnóstico de cáncer, no le interesaran a nadie. En eso se equivoca porque sin proponérselo me ha impregnado de sus memorias, me ha enseñado en sus historias el devenir de buena parte del siglo pasado y de lo que va del presente, me ha compartido un tesoro de imágenes que de seguro, cuando ella se encuentre nuevamente en brazos de su amado Osvaldo paseando por los campos de la Toscana, seguiré visitando desde mis disco duro.

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CONSIDERACIONES, GENTES, REMINISCENCIAS, VALPARAÍSO

Robërtier dijo... En mi país se dice que todos alguna vez tuvimos nuestro carnaval. Yo tuve el mío. Después que todo pasa queda otra oportunidad. Los fracasos son otra forma de comenzar.

DOMINGO 16 DE MAYO DE 2010

Mal de Altura No sé si alguno de ustedes ha estado por sobre los 3.000 metros sobre el nivel del mar, si es así habrán sentido los efectos del temido mal de altura y sino habrán escuchado de él. La concentración de oxígeno en el aire es la misma que en menores alturas pero con una menor presión atmosférica lo que obliga a nuestros pulmones a trabajar mucho más para llevar el vital elemento al torrente sanguíneo. Lo interesante de este mal, tambiñen conocido como soroche o puna, es que presenta síntomas distintos en cada personas, alteraciones que además de la obvia falta de aire se manifiestan como alzas de presión, taquicardias, dineas, fatigas, cefaleas y un amplio abanico de malestares ninguno de ellos gratos por cierto. Las comunidades originarias del altiplano de Los Andes o de la meseta del Tibet se han aclimatado a la perfección a tan duras condiciones de vida, como lo demuestra el comunero peruano de la fotografía que sobre los 4.000 msnm se desplazaba con una agilidad felina mientras quienes le observabamos no podiamos dar más de diez pasos sin detenernos a resoplar profusamente. Los efectos de la altura no pueden evitarse pero si minimizarse siguiendo un par de coonsejos. El primero es ascender en forma lo más gradual posible, lo ideal es una vez superada la barrera de los 3.000 metros dar al organismo un tiempo de adaptación de dos días por cada quinientos metros ascendidos. Si no se dispone de los días adecuados la segunda opción es evitar los esfuerzos físicos y caminar lo más lentamente posible, en resumen o nos tomamos el tiempo necesario o nos tomamos las cosas con calma. Hace algunos años mi estatus laboral y económico vario bruscamente al alza, fue como ascender de golpe desde el nivel del mar a los 4.000 metros. Como no seguí los consejos antes mencionado el resultado fue que sencillamente la altura me afectó profundamente y me mareé por completo. Renové el mobiliario de mi hogar, cambia las marcas del guardarropa, concedí a mi hijo sus caprichos, reemplacé la cerveza por el whisky y una serie de muestras de que no estaba en mi juicio. Arribismo, estupidez, inmadurez, ustedes elijan el adjetivo y estará en lo cierto. Como era lógico que ocurriera al poco tiempo mi tarjeta de crédito se vió sobrepasada, los cheques comenzaron a ser protestado, mi ejecutivo del banco se convirtió en mi constante pesadilla, y lo que es peor algunos de mis amistades se deterioraron porque nadie está dispuesto a soportar al pedante en el que me había convertido. Después de algunos días en la altura son necesario varios meses para que el cuerpo vuelva a la normalidad y de la misma forma después que finalmente volví a reencontrarme con el sentido común debió pasar bastante tiempo antes de que pudiera colocar mi vida en el orden necesario. Gracias a Dios, o a lo mucho que algunos me quieren, recuperé buena parte de las amistades dejaas de lado, también pude enseñar a mi hijo con mi ejemplo lo que la falta de prudencia puede provocar. De las cosas materiales les contaré que me robaron los anteojos de sol de diseñador, se me extravió la sofisticada agenda electrónica, regalé alguna de la ropa de marca y la que no a la vuelta de los años no me queda en talla, cerré mis tarjetas y cuentas, aunque seguiré pagando mis pecados en comodas cuotas mensuales por un buen tiempo, pero ¿saben la verdad? todo lo anterior ya no me importa porque aunque afortunadamente mantengo el mismo trabajo mi encuentro de golpe con la realidad me hizo desarrollar un profundo desapego por las cosas materiales y la certeza de que como todo en la vida está en constante cambio, por sobre todo en lo laboral, algún día el dinero podrá ser más o podrá ser menos pero me siento lo suficientemente maduro para enfrentarlo. Por cierto no me enorgullece en nada mi ataque de arrogancia tampoco quiero pontificar mi actual actitud desprendida ni menos quiero dar lecciones de vida,… sólo necesitaba contarlo.

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INTROSPECCIÓN, TITICACA, VIAJES, VIVENCIAS

Alís dijo... “Soy pobre, pero honrada... porque las desgracias nunca vienen solas”, dice mi madre con su peculiar sentido del humor. Me saco el sombrero (si lo tuviera) y te aplaudo de pie. Me encantó el relato. La fotografía me gusta mucho, pero es que el relato lo supera, que ya es decir.

SÁBADO 26 DE JUNIO DE 2010

En la Esquina de las Banderas “Permítame decirle mi caballero que desde pequeñita se me enseñó a ser pobre pero honrada. Claro que en estos tiempos modernos y en el villorrio de donde vengo ser ambas cosas cada vez es más difícil. El dinero nunca alcanzaba para llegar a fin de mes y siempre debía pedirle unas monedas a la señora Rosa que aunque igual que yo vendía bizcochos en la feria su hija, la Juanita, le enviaba siempre alguna platita por correo. La señora Rosa no dejaba de contarme lo bien que estaba su hija trabajando como empleada doméstica en Santiago – los chilenos no saben cocinar por eso nos pagan bien por hacerlo, usted es buena cocinera debería probar suerte allá en el sur – siempre me decía. Un día me armé del valor y con unos pocos ahorritos tomé el bus hasta la frontera donde por obra de Nuestro Señor de Mayo la inmigración me dejó pasar y continué camino hasta Santiago. Imagínese si son casi dos días de viaje en total. Acá en el barrio Santo Domingo, la pequeña Lima como le llaman ustedes, encontré a la Juanita pero ahí me di cuenta que sus trabajos no tenían nada de domésticos, pero no la juzgo mire usted caballero. Si yo hubiera tenido sus caderas, sus tetas y unos veinte años menos también me hubiera dedicado a hacer favores a los señores de plata. De todas maneras la Juanita me ayudó harto, primero acomodándome en una pieza junto a una docena de paisanos que buscaban algún trabajito igual que yo y luego de un par de semanas me consiguió un puesto como empleada en una casa enorme del barrio alto, y es que parece que el que fue mi patrón era cliente frecuente de ella y a cambio de sus favores le cumplía todo lo que le pedía. Pase bueno años allí. La plata que pagan no es tanta como a uno le dicen allá en el Perú pero alcanza para darse algún gustito y enviarle algo a la familia. A fin de cuentas yo solo tenía que cocinar, las mismas comidas que hacía en la villa pero que acá dicen que son un manjar, y preocuparme de mantener la casa ordenada. Cuando el caballero llegaba tarde yo tomaba su ropa y la metía enseguida a la lavadora porque venía pasada al perfume de mi Juanita. Cuando le señora se sentía mal le llevaba una agüita de hierbas, ella decía que era cansancio pero yo sé que era porque vivía tomando esos malditos martinis. A los niños mayores solo había que ordenarle la pieza, esos eran una mezcla de los vicios de los padres, y a los menores había que aguantarles los caprichos de chicuelos mal enseñados. Todo iba bien hasta que un día a la señora le robaron de su cartera una buena suma de dinero, y usted se imaginara mi caballero, me pusieron inmediatamente de patitas en la calle. Yo lo entiendo en todo caso, es más fácil echar a la empleada inmigrante que reconocer que se tiene un hijo adicto. Y así no más aquí me tiene vendiéndole banderitas en esta esquina ¿Cuántas quiere llevar? Hay que adornar la casa y el auto para las fiestas. Oiga mi caballero, ¿usted trabaja en la televisión? mire que hay un tipo con una cámara apuntando hacia acá, tiene que ser a usted que lo están fotografiando porque a mi pa’que me van a estar sacando fotos.”

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GENTES, SANTIAGO, SOCIEDAD

Alimontero dijo... “Quien busca siempre encuentra...” y aunque satisface plenamente esta búsqueda, el trayecto transcurrido es otra belleza... es otro descubrir, detallado de lo ordinario y que nos transcurre sin darnos cuenta de ello... y nos perdemos de la belleza y riqueza de estos instantes. Gracias por permitirme estas sutilezas que pasan sin darnos cuenta...

LUNES 5 DE JULIO DE 2010

Detener el Tiempo Hace algunas semanas junto a un par de amigos al igual que yo aficionados a la fotografía nos encaramamos a la azotea del edificio de departamentos donde vive uno de ellos a capturar imágenes de la ciudad de Viña del Mar de noche. Para mí, que siempre he vivido a ras del suelo, resultaba particularmente interesante contemplar la urbe desde sesenta metros de altura. Buena parte del tiempo lo dedicamos a intentar atrapar el desplazamiento del flujo vehicular en la intersección de calles que se encontraban a nuestros pies. Fotográficamente hablando la idea consistía en “congelar” el punto de vista del observador mientras los objetos fotografiados parecieran conservar su movimiento. Como dato les comento que se logra manteniendo abierto el obturador durante algunos segundos y siempre y cuando la luz ambiente sea baja y en lo posible los objetivos a capturar posean luz propia ojala contrastante, como los focos de los automóviles, que ayudan a crear estas estelas lumínicas. Durante los días siguientes me quedé pensando en esta idea pero transportada al diario vivir, en otras palabras congelarme por unos instantes mientras al mundo continuaba su alocada marcha. Aunque parezca exagerado hice varias pruebas para lograr esa sensación: visité un antiguo claustro religioso convertido en museo en el corazón de Santiago, en su patio interior observando una fuente de agua y escuchando suaves cantos gregorianos me relajé como hacía mucho tiempo no lo lograba, incluso redescubrí el hermoso sonido que producen las hojas otoñales al caer al suelo, pero aunque grato no era lo que estaba buscando; visité la iglesia contigua y me di maña de notar como un cirio encendido por uno de los fieles se derretía milímetro a milímetro, también relajante y una excelente forma de ejercitar la paciencia pero no era lo que buscaba porque aún despojado de mi reloj notaba como el tiempo transcurría sin lograr desatenderme de él; luego opté por un camino contrario me dirigí al Paseo Ahumada, el lugar más transitado y estresante en todo Chile, y allí me quedé inmóvil en medio de la acera mientras un cuarto de millón de personas caminaban presurosas a mi alrededor y la verdad lo único que obtuve fue unos cuantos empujones y un desesperante deseo de huir de allí. Debieron pasar unos cuantos días hasta que encontrara la respuesta a mi búsqueda y esta era mucho más simple de lo que esperaba. Encontré una instancia en la que todo parecía congelarse mientras tan sólo sentía el latido de mi corazón pero a la vez en la que yo parecía estar petrificado en un segundo eterno mientras el mundo alrededor indiferente continuaba su acelerado ritmo. Esa instancia fue un tierno y dulce beso. ETIQUETAS:

FOTOGRAFÍA, INTROSPECCIÓN, VIVENCIAS

MARTES 30 DE JUNIO DE 2009

¿Me Tomas Una Foto? Febrero de 2008, junto a mi hijo caminábamos por un sendero altiplánico rumbo a unas ruinas prehispánicas cuando esta niña se cruza en nuestro camino y dulcemente me dice “¿Me tomas una foto?”, inmediatamente la enfoque y apreté el obturador. Acto seguido cambió su dulzura por un tono enérgico y me dijo “Ahora págame”. Más sorprendido que molesto hice el ademán de borrar la imagen (cuestión que como se darán cuenta no hice realmente) y retomé mi rumbo. El altiplano sudamericano es una extensa meseta en medio de la Cordillera de Los Andes compartida por Perú, Bolivia, Chile y el Noroeste de Argentina. Sus principales grupos étnicos son quechuas y aymaras, pero más allá del país o pueblo originario en cuestión dos elementos están siempre presentes: el inmenso flujo turístico mayoritariamente europeo y la presencia de niños de corta edad a los costados de los caminos ofreciendo de todo cuanto hay, cuanto se amerite y cuanto se necesite. Basta la presencia de alguien de tez clara con cámara fotogrñafica en mano para que un niño se acerque vendiendo toda clase de suvenir, siel calor es agobiante ofrecerá agua embotellada, si el clima cambia y es inminente una lluvia sacará de algñun lado una capa impermeable a módico precio, si el mal de altura ha hecho estragos en el visitante ofrecerá las insuperables hojas de coca, y si nada de eso resulta ofrecerá oficiar de guía o entonar alguna canción folklórica. No importa la barrera idiomática, estos pequeños son capaces de ofertar sus productos en español, portugués, inglés, francés y alemán. En cierta ocasión mientras bebía una cerveza en la terraza de un local en Bolivia intentando inútilmente desentenderme de los requerimientos comerciales del enjambre de niños del lugar, noté que un francés también turista se negaba cortes pero tajantemente a cada oferta mientras yo ya acumulaba media docena de pulseras artesanales. Bastaron algunos minutos de conversación para entender que su postura no era apatía o que no estuviera interesado en conservar algún recuerdo de su viaje, sencillamente por nada del mundo le compraría algo a un menor de edad porque en su visión aquello sólo fomentaba el trabajo infantil por inocente que pareciera. Esa conversación cambió mi perspectiva de muchas cosas. Indudablemente también me opongo a la explotación de los menores pero no me había dado cuenta que cada sol peruano o peso boliviano del que distraídamente me desprendí tan solo ayudaba a que estos pequeños fueran enviados por sus padres a ofrecer sus productos a los turistas en lugar de estar en una escuela aprendiendo o jugando en sus casas como cualquier niño de ocho años debería estar haciendo. Muchas veces la ternura nos engaña, nos da una imagen distorsionada de las cosas, nos impide ver objetivamente los hechos, nos hace ponernos a repartir pescados al hambriento cuando la solución al hambre es enseñarle a pescar. Lamentablemente muchas de nuestras actitudes nobles en ocasiones tan solo ayudan a la mantención de una serie de vicios sociales. Las principales decisiones en lo que respecta a trabajo infantil, superación de la extrema pobreza y otras corresponden al estado y por consiguiente al gobierno de turno, pero eso es en lo macro, también frente a estos desafíos es necesario una postura, una decisión y una acción a nivel personal. Las sociedades cambian cuando las personas que las componen cambian, el primer paso es hablar de ello.

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SOCIEDAD, TITICACA, VIAJES, VIVENCIAS

Pamela dijo... En el tren del Cuzco a Machu Pichu una niña se sentó a mi lado, compartimos la comida (queso y maíz blanco) conversamos y cuando se bajó me dñi cuenta que me habñia robado el dinero que llevaba inocentemente en mi bolsillo. A ella le habían robado hace tiempo la inocencia...

Mabel Casas dijo... Tu pasión por la fotografía tiene la palabra incorporada y la foto se vuelve vida vívida... es tan dulce tu modo de contar loco y sabio un ejemplo para estos tiempos, se puede, él lo dijo “La necesidad es la que crea al órgano” vos creas la belleza del paisaje unido a las personas, doble valor.

JUEVES 10 DE SEPTIEMBRE DE 2009

Nicolino La poca habitual coincidencia de una soleada mañana de invierno y uno de mis días de descanso laboral fue una ocasión perfecta para dedicarla a mi pasión por fotografiar Valparaíso. Estando en lo alto de un mirador con magnífica vista al Pacífico se me acercó un anciano, después supe sumaba más de ochenta años, que me preguntó si era turista y si me gustaba contemplar el mar, a lo primero dije no y a lo segundo si. Inmediatamente y sin pedir ningún permiso previo comenzó a entonar una bella y simple canción acerca de la belleza de las costas. Lo poco inusual de su presentación me convenció de que se trataba o de un viejo loco o de un anciano sabio, cualquiera fuera la respuesta estaba más que justificado detenerme a conocer más del amistoso personaje. Nicolino nación en Nápoles, cuando tenía trece años sus padres decidieron abandonar Sicilia y cambiar las vistas del Vesubio por las del Pacífico Sur, quizás buscando una nueva vida en las costas americanas quizás huyendo de alguna vendetta, sea como fuere arribaron a Valparaíso a finales de 1939. Las cosas no comenzaron bien, a los pocos meses de llegado murió su padre. Nicolino se vio obligado a convertirse en Nicolás y asumir como el sostén familiar. Extranjero, con problemas con el idioma, sin educación, todo parecía estar en contra. Debió comenzar por recoger los desechos de telas en las manufactureras textiles los que después vendía como “guaipe” o paños de limpieza, en algún momento descubrió que estas sobras de género podían volver a hilarse y se inició en la venta de carretelas de hilo a las costureras y sastres de Valparaíso. Previo a cada giro en su relato el hombre decía con tono solemne “La necesidad es la que crea al órgano” y su historia parecía darle la razón. Luego de algunos años vendiendo y trabando amistad con los sastres porteños se adelantó a su época iniciándose en el outsourcing y contratando servicios externos terminó instalando la tienda más fina y exclusiva de corte y confección del Valparaíso de los años cincuenta. En las décadas siguientes incursionó en la venta de automóviles, la gastronomía y el negocio inmobiliario. Comentando mi encuentro con otras personas supe que Nicolino llegó a ser dueño de una hacienda de varias miles de hectáreas y de un par de edificios en la zona más exclusiva de la Viña del Mar de la época. Incluso hasta el día de hoy uno de los más prestigiados restaurantes de comida italiana lleva su nombre. Solo regresó a Sicilia en una ocasión a finales de los cincuenta a dejar flores en la tumba de su abuelo. La no despreciable fortuna que logró reunir es ahora administrada por sus nietos. Actualmente a sus ochenta y algo espera los días soleados para poder observar el mar sentado en lo alto de un mirador y ocasionalmente contar su historia de vida a algún desconocido. Al momento de despedirnos comenzó a entonar quietamente el “O Sole mío” y finalizado agregó “es que los napolitanos somos así le cantamos al mar, al sol, a las flores, porque solo nos interesan las cosas simples”. Nicolino ¿viejo loco o anciano sabio? Creo yo que una mezcla de ambos, pero decidan ustedes.

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GENTES, VALPARAÍSO, VIVENCIAS

Ursula dijo... Cuánta verdad en lo que decís... uno es parte del lugar donde se nace... donde se vive... donde se construye... raíz del árbol...

SÁBADO 31 DE OCTUBRE DE 2009

La Ciudad Calle Nueva York en el mismísimo centro de la ciudad de Santiago capital de Chile. Sobre ella más de un millón de partículas contaminantes forman una capa de smog que convierte a la urbe en una de las más contaminadas del continente; a su costado en el edificio de la Bolsa de Valores se mueven diariamente millones de dólares en acciones; y a pocos metros, en el Paseo Ahumada, a diario más de dos millones de personas transitan entre empujones rumbo a sus trabajos. Además de su mal humor, su ritmo acelerado y su estrés constante, una de las cosas que más me llama la atención de los habitantes de Santiago es su aparente falta de pertenencia hacia su ciudad. La gran mayoría rehúsa considerarse “santiaguino”, se observan a sí mismos como una especie de inmigrantes internos oriundos de otras ciudades y obligados a permanecer en la capital por razones laborales, de estudio o económicas, esperando cada ocasión posible para huir por algunos días al litoral próximo y soñando con poder algún día, ya finalizada su vida laboral, cambiar su departamento en los suburbios por una casa en algún pueblo de provincia. Quizás no se han dado cuenta que ellos mismos son la ciudad y que la llevan bajo su piel de la misma forma que Santiago lleva el tren subterráneo bajo sus calles. Es donde han crecido, es donde han construidos sus vidas y es a lo que pertenecen, huir de ella es imposible como bien lo expresó el poeta griego Constantino Cavafis en sus versos destinados a Alejandría y que bien aplica para cualquier gran metrópolis contemporánea. “Dices: Iré a otra tierra, y hacia otro mar y una ciudad mejor con certeza hallaré. Pues cada esfuerzo mío está aquí condenado, Y muere mi corazón lo mismo que mis pensamientos en esta desolada languidez. Donde vuelvo los ojos sólo veo las oscuras ruinas de mi vida Y los muchos años que aquí pasé o destruí. No hallarás otra tierra ni otro mar, la ciudad irá en ti siempre. Volverás a las mismas calles y en los mismos suburbios llegará tu vejez; En la misma casa encanecerás pues la ciudad es siempre la misma. Otra no busques – no la hay – ni camino ni barcos para ti. La vida que aquí perdiste la has destruido en toda la tierra.” La Ciudad (Constantino Cavafis)

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CAVAFIS, POETAS, SANTIAGO, SOCIEDAD

Mi nombre es alma dijo... Suscribo todas tus palabras y las traslado a un lugar cerca de mi casa, las dunas del Saler. Para bien y para mal somos iguales.

MARTES 10 DE NOVIEMBRE DE 2009

Duna Una de las cosas que me encanta de la primavera es poder planificar alguna salida al aire libre para los días de descanso laboral y no destinarlos exclusivamente a ver algunos cuantos discos de películas como suelo hacerlo en invierno, cuestión que de seguro no debe ser del gusto del casero de mi video club habitual. Hace sólo un par de semanas, en vísperas de un fin de semana libre, le consulté a un colega que pensaba hacer en los siguientes días y me contestó que esperaba ir a elevar volantines (nombre que en Chile damos a los cometas) a lo que “quedaba de las dunas de Con Con”. El campo de dunas de Con Con es una seguidilla de médanos que se extienden entre esta localidad y el balneario de Reñaca en el litoral central de Chile. Recuerdo haberlo conocido cuando era un niño de pocos años acompañando a mis padres, inmediatamente me impresionó ver tanta arena junta y los extraños dibujos que el viento hacía en ella. En mi óptica infantil imaginaba estar en medio del desierto del Sahara porque internándose solo un poco entre las dunas se perdía todo punto de orientación y daba la sensación de estar en el centro de un mar de arena. Lo más entretenido era arrojarse rodando desde los montículos más altos, en especial de aquellos que finalizaban en las playas cercanas. En algún momento alguien decidió que ahorrar veinte minutos de viaje entre Reñaca y Con Con era razón más que valedera para instalar una carretera en medio de las dunas. Como era de suponer, junto con el asfalto y el tráfico automovilístico, los envases de botellas vacías, las bolsas plásticas y los papeles también lograron abrirse camino hasta las mismas entrañas del campo dunar, pero al menos tan solo ocupaban unos pocos centímetros a la vera del camino peores cosas estaban por ocurrir. Recuerdan la parábola bíblica del hombre necio que construyó su casa en la arena y que cuando vinieron las lluvias esta se derrumbo en contraparte al hombre sabio que construyó su casa en la roca y esta resistió todas las inclemencias climáticas. Pues bien supongo que la parábola en cuestión no consideró una tercera opción: la del hombre igualmente necio pero que dotado de una retroexcavadora y estudios de geología decidió remover toneladas de arena hasta alcanzar la roca viva y sobre ella construir un edificio de varios pisos de altura que luego vendió a un elevado precio (quizás después de todo no era tan necio). En Chile siempre reaccionamos tarde, le dimos el premio nacional de literatura a Neruda cuando este ya había ganado el Nobel, reconocimos el talento de Claudio Arrau o Isabel Allende cuando estos ya se habían nacionalizado estadounidenses, y declaramos como Santuario de la Naturaleza al Campo Dunar de Con Con cuando ya era bastante poco lo que quedaba por preservar. Actualmente el referido santuario natural son solo unas cuantas dunas atrapadas en el medio de lujosos condominios, casi como si fueran el patio trasero de estos. Irónicamente hablando ya es imposible perderse entre los médanos porque siempre estará a la vista alguna torre de treinta pisos de altura para orientarnos. Cuantas dunas más removeremos considerándolas tan sólo arena, cuantos humedales secaremos viéndolos como inútiles pantanos, cuantos glaciares trasladaremos por ser únicamente hielo, lamentablemente la respuesta aún está en espera.

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CAVAFIS, POETAS, SANTIAGO, SOCIEDAD

MARTES 26 DE ENERO DE 2010

Los Colores del Wanderers Hace un par de semanas recibí la llamada telefónica de un viejo amigo que se encontraba de visita en Valparaíso junto a su hijo en donde me pedía les oficiara de guía por la ciudad. Como bien saben soy un apasionado por esta urbe así que acepté inmediatamente. Mientras visitábamos algunos de sus barrios más tradicionales Miguel Ángel, el amigo en cuestión, me preguntó porque buena parte de las casas y establecimientos comerciales estaban pintados de un intenso color verde inglés. La respuesta me pareció fácil: sencillamente porque eran los colores de la camiseta del club deportivo Santiago Wanderers, el equipo de futbol emblema de la ciudad, seguidamente conversamos de cómo las casa del barrio La Boca en Bueno Aires están pintadas azul y oro como la camiseta de Boca Junior y de cómo seguramente en Madrid debe abundar el merengue, en Barcelona el azulgrana y en los barrios de Milán el azul y negro o rojo y negro según se sea hincha del Intenazionale o del AC Milán. Meditando horas después esta respuesta basada en la pasión futbolera me empezó a parecer un tanto más compleja, en especial para mi que no soy un tipo particularmente fanático del balompié. No me malinterpreten, también tengo un club preferido del cual celebro sus triunfos y seguramente me levantaré de madrugada para ver los partidos de la selección chilena en el mundial de Sudáfrica, pero mi devoción por el “deporte rey” es apenas insignificante al lado de algunos amigos que podrán olvidar el cumpleaños de alguno de sus hijos pero pueden recitar de memoria la alineación de los finalistas del mundial de Francia ’98 o cada detalle de la jugada con la que el Real Madrid ganó la Liga de Campeones el 2001. ¿Porque el futbol despierta tal nivel de pasiones? ¿Por qué personas comunes y corrientes pueden transformarse en verdaderos energúmenos si un cobro arbitral les es contrario? ¿Por qué tipos racionales son capaces de hipotecar todos sus bienes con tal de poder cruzar medio continente para apoyar al club de sus amores? ¿Por qué un chico de veinte años particularmente hábil con sus pies puede ganar en un mes lo que un médico gana en diez años o lo que un obrero no alcanzará a recibir como sueldo en toda su vida? Quizás en lo más profundo de nosotros deseamos y necesitamos seguir viendo batalles campales en donde algún héroe enarbolando nuestra bandera derrote en una lucha épica los colores del enemigo. Quizás los estadios de futbol han venido a reemplazar al circo romano y a los torneos medievales, o quizás tan solo queramos ver como otros sudan mientras nosotros bebemos cerveza en la comodidad de una butaca. PD: Algunas citas han sido dadas tan sólo como ejemplo porque en realidad no tengo la menor idea si el Real Madrid ganó la Liga de Campeones el 2001.

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CONSIDERACIONES, SOCIEDAD, VALPARAÍSO

Lala dijo... En serio se pintan las casas así por el futbol? Dios mío, sé que levanta pasiones, pero hasta ese punto... Y se sabe porque por qué el futbol es el deporte rey y no otro? La verdad es que es todo un fenómeno, como tú dices, igual es el sustituto de ciertos espectáculos. En fin, sigo en mi ignorancia futbolera...

Patricia González Palacios dijo... Muy de acuerdo, la gente común y corriente a veces sin entender demasiado aún manifiestaesa capacidad de asombro que se pierde día a día y que otros sólo la actúan.

DOMINGO 31 DE ENERO DE 2010

Ave María Quien no ha escuchado el Ave María de Franz Schubert, omnipresente en bautizos, matrimonios, funerales y ceremonias varias. Bien interpretado resulta por decir lo menos emocionante incluso para un no creyente como yo. Haciendo memoria y como no soy mucho de ir a ceremonias eclesiásticas creo que lo he escuchado en vivo y en directo sólo en dos ocasiones. La primera fue hace bastantes años atrás en un estación del tren subterráneo de Santiago, allí se encontraba una improvisada orquesta de cámara con violín, violoncelo, flauta traversa y guitarra acústica acompañando a una delicada chica de no más de veinte años dotada de una voz espectacular, imagino que eran estudiantes de alguna academia de música y que presentándose en dicha estación buscaban ganar algún dinero para sus estudios. La segunda vez fue hace muy poco durante un picnic familiar en el Jardín Botánico de Viña del mar, una especie de pequeño Central Park con jardines, lugares de juego, una laguna y muchas actividades al aire libre. Mientras estábamos sentados en el pasto notamos que en una tarima a pocos metros de nosotros un ensemble compuesto por violín, celo y flauta traversa comenzaban a entonar el referido tema seguido de un amplio repertorio de lo mejor de la música selecta. Estaciones del metro y parques públicos, esos son los lugares donde el arte debe estar presente y no exclusivamente recluido en museos, bibliotecas y ostentosos teatros. Nunca he entendido esa actitud de los supuestos defensores de la cultura que parecieran hacer todo lo posible para que las manifestaciones artísticas sean elitistas, excluyentes, reservadas a unos pocos y critican todo aquello que sea público o masivo tratándolo de vulgar y chabacano. Quizás supongo está sea la única forma de sentirse culturalmente superiores y mirar por sobre el hombro al obrero y a la dueña de casa, pero estos últimos son tal vez los que más aprecian y más se emocionan cuando el arte está a su alcance.

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ARTE, CONSIDERACIONES, SOCIEDAD

Zayi dijo... Creo que toda Latinoamérica es bellísima... He tenido la suerte de conocer mi país (entero y con salto Ángel incluído) y algunos más al sur y en todos he encontrado una riqueza natural maravillosa. Cuando fuí a la parte selvática de Brasil sólo pude decir; “Con razón Chico Mendes se dejó el pellejo en esto”.

MIÉRCOLES 10 DE FEBRERO DE 2010

Torrente Mientras publico esta entrada me encuentro en un terminal de buses esperando iniciar viaje al extremo sur de Chile, a las puertas de la Patagonia, a aquellas tierras en donde volcanes cubiertos de nieves eternas, ríos caudalosos, lagos escondidos entre bosques impenetrables, islas deshabitadas y extensas llanuras se funden en un solo paisaje sorprendente y complejo. Aquellos lares son atravesados por el Yelcho, el Futaleufú, el Palena, el Cisnes y el Baker, algunos de los ríos más caudalosos del mundo, una delicia para los fanáticos de la pesca con mosca, el rafting, el kayaking y en general para todos aquellos que disfrutan del contacto con la naturaleza en su estado más puro y salvaje. Lamentablemente sus torrentosas cuencas también se han convertido en un apetecido tesoro para los dueños de las empresas generadoras de electricidad que en cada salto de agua ven la posibilidad de instalar una monumental represa que abastezca de miles de mega watts hora a nuestro país y al sur de Argentina. Es innegable la necesidad de energía para mantener el desarrollo económico de dichas regiones, también es cierto que de todas las formas de generar electricidad la producción hidroeléctrica es una de las menos contaminantes, pero también es cierto que esta es una de las que más afecta los ecosistemas circundantes. El avance productivo puede justificar entonces alterar el curso de los ríos, inundar miles de hectáreas y llenar de torres de alta tensión un paisaje hasta entonces en estado virgen. No es más racional continuar potenciando las actividades económicas ligadas al turismo, mal que mal cada año son miles quienes están dispuestos a cruzar medio mundo para conocer estas tierras dejando una importante cantidad de divisas a su paso (estamos hablando de un promedio de U$ 500 diarios por visitante).He escuchado a ciertos líderes de opinión declarar que “es preferible que estas aguas se destinen a la producción energética antes que se pierdan en el mar”, es que acaso las aguas ¿se pierden en el mar? Me parece que dichas declaraciones son un absoluto desconocimiento del ciclo del vital elemento (cuestión conocida por cualquier niño de primaria). Además puede el estado de Chile vender los derechos de uso de un agua que no le pertenece a ningún gobierno de turno en particular sino que es patrimonio no de todos los chilenos sino de toda la humanidad. Gracias a Dios en algunos casos ha primado la cordura y una visión a largo plazo y es así como Comisión de Protección del Medio Ambiente ha declarado innegociables los derechos de agua sobre los cursos del Palena y el Cisnes, es de esperar que igual situación ocurra con los demás ríos patagónicos. Por otro lado en España la casa matriz del BBVA, hasta hace poco principal financista del proyecto HydroAysén, señaló que ha optado por retirar su apoyo a dicho proyecto debido a que su ejecución contradice la visión ambiental del banco hispano. Honestamente creo que esta decisión tiene más que ver con un estudiado plan de relaciones públicas que con un verdadero compromiso con la ecología, pero sea como sea ya es un avance. De mi paso por este rincón austral de seguro les contaré más adelante, por el momento sólo permítanme tener un lapsus de ecologista furioso y gritar a viva voz: PATAGONIA SIN REPRESAS!

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BIO BIO, ECOCONCIENCIA, VIAJES

MaLena Ezcurra dijo... Llegar a su casa y ser ecibida por el inmenso Nicanor, su relato sobre las musas y los poetas de mirada fértil del sur de Chile, me maravilla. Gracias por su mirada.

VIERNES 19 DE MARZO DE 2010

La Muerte del Sol Imaginario Supongo que las Musas de la poesía prefieren la hora del atardecer y en especial cuando este es junto al mar para hacerse presentes, por sobre todo cuando se producen algunos de los paisajes más hermosos e inspiradores a mi juicio, y al parecer no sólo al mío. Quizás lo anterior explique porque en unos cuantos kilómetros de costa al sur de Valparaíso se encuentren las casas de algunos de los más renombrados poetas que ha producido el suelo chileno: la de Pablo Neruda, en los roqueríos de Isla Negra en las proximidades del Quisco; la de Vicente Huidobro, en la en antaño aristocrática Cartagena; y la de Nicanor Parra, en la rural localidad de Las Cruces. Nicanor a lo largo de su vida ha sido y continúa siendo tan impredecible, enigmático y poco convencional que es probable que le resulte más inspirador el plato de cereales del desayuno que la más perfecta puesta de sol junto al Océano, pero si eligió vivir allí debe ser por algo. Que mejor al contemplar un atardecer de fuego y hierro que uno de los mejores, desconcertantes y profundos versos de don Nicanor Parra:

“El hombre imaginario vive en una mansión imaginaria Rodeada de árboles imaginarios a la orilla de un río imaginario. De los muros que son imaginarios penden antiguos cuadros imaginarios Irreparables grietas imaginarias que representan hechos imaginarios Ocurridos en mundos imaginarios en lugares y tiempos imaginarios. Todas las tardes, tardes imaginarias, sube las escaleras imaginarias Y se asoma al balcón imaginario a mirar el paisaje imaginario Que consiste en un valle imaginario circundado de cerros imaginarios. Sombras imaginarias vienen por el camino imaginario Entonando canciones imaginarias a la muerte del sol imaginario Y en las noches de luna imaginaria sueña con la mujer imaginaria Que le brindó su amor imaginario Vuelve a sentir ese mismo dolor, ese mismo placer imaginario Y vuelve a palpitar el corazón del hombre imaginario.” El Hombre Imaginario – Nicanor Parra

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NICANOR, POETAS, VALPARAÍSO

Ana dijo... Acoplarnos a los ritmos de la naturaleza pareciera ser el gran secreto, la gran revelación. Coincido con vos que es la manera secilla, sabia y armoniosa de vivir. Mi luz de otoño para vos.

JUEVES 25 DE MARZO DE 2010

Hojas Interiores El individuo de la fotografía es un noble Nogal Negro, aunque de negro bastante poco. Durante los mese de primavera sus hojas se pintan de un rojo intenso, hacia el verano adquieren su perfecto verdor y ya en el otoño adquieren un delicado dorado opaco justo antes de que el viento las arrastre dejando el oscuro tronco desnudo durante el invierno. Esta cambiante condición estacional es una constante en todos los seres vivos, no siempre en la forma del color de hojas o cambios de pelaje, pero sí al menos en cuento a comportamiento. Es un hecho comprobado que los distintos niveles de luminosidad y temperatura, en especial en los extremos australes y boreales, afectan el comportamiento de todo organismo viviente y los seres humanos no somos la excepción. No sé si en mi vida anterior habré sido alguna clase de osezno pero el invierno me sumerge en un potente letargo, las sabanas me resultan mucho más seductoras que de costumbre y sólo deseo estar convenientemente abrigado al interior del calor de mi hogar, todo lo anterior no es en ningún caso malo pues es la época donde me doy más tiempo de leer, revisar ciertos clásicos del cine en dvd y escuchar muchísima buena música, en cierta medida los meses invernales me refinan intelectualmente hablando. Sin embargo la llegada de la primavera me despierta una verdadera sed de contacto con la naturaleza, de aprovechar el día al máximo, vuelvo a recordar con más fuerza que nunca que mi pasión es la fotografía. Este estado llega a su pick en el verano donde prácticamente me sacio de amaneceres y atardeceres. Pero el otoño acaba de llegar, no solo porque lo diga el calendario, pude comprobarlo hace algunos días cuando visite el parque donde se encuentra el nogal de la fotografía y me entretuve caminando entre las hojas secas desperdigadas por todos lados, escuchando el crujiente crush que producen cuando se resquebrajan debajo de mis pies. El otoño me resulta un tiempo para bajar las revoluciones aceleradas por las actividades veraniegas, la ocasión de nuevamente empezar a meditar, a leer, a descansar. Hay días soleados donde se puede disfrutar de una caminata al aire libre pero sin esa premura del verano y sin que las playas estén llenas de equipos publicitarios regalando cremas, protectores solares y suscripciones a compañías telefónicas. Pero también hay días fríos donde se redescubre lo sabroso que es quedarse en casa bien abrigado no solo por ropa más gruesa sino también por el calor de quienes uno ama.

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CONSIDERACIONES, INTROSPECCIÓN

Tía Elsa dijo... La última parte de tu post “aclaración” me dejó pensando que si el hombre no tuviera esa habilidad de reinventarse no hubiera sobrevivido, tendemos a esquivar los cambios, nos altera, nos confunde, sin embargo ante hechos terribles resurgimoscomo el ave fénix. Dura la tarea del minero.

SÁBADO 16 DE ABRIL DE 2010

Reinventado En 1997 luego de un siglo y medio de faena llegó a su fin la explotación de las minas de carbón en la ciudad de Lota. Al cabo de algunos años piques mineros como el famoso Chiflón del Diablo se convirtieron en destacados atractivos turísticos y los mismos mineros que trabajaron allí toda su vida continuaron internándose en las profundidades de la tierra ahora como guías de visitantes ávidos de conocer la vida Subterra. Pocos meses atrás el protagonista de esta fotografía me guió por los intrincados laberintos subterráneos del novelístico Chiflón del Diablo. La interesante experiencia allí vivida sería bastante larga de relatar pero me remitiré a los comentarios de este ex minero respecto a las interminables jornadas de trabajo de más de doce horas, la imposibilidad de calentar alimentos o líquidos pese al frío imperante por temor a provocar una explosión de gas, el cómo niños de ocho años eran iniciados en las faenas mineras, los constantes accidentes fatales y el como buena parte de los mineros desarrollaba enfermedades crónicas como artritis o silicosis. Todo lo visto y oído en aquel lugar me pareció más cercano a una forma moderna de esclavitud que a una actividad productiva, pero este hombre parecía añorar con melancolía sus años horadando la tierra prefiriendo mil veces esa dura forma de vida antes que vivir dependiendo del caprichoso flujo de turistas y curiosos. La reconversión laboral ha sido difícil para estos rudos hombres, pero para bien o para mal la reconversión o más aún la propia reinvención es una constante y casi una necesidad en los tiempos modernos. Cuantos de nosotros hemos estudiado una carrera por vocación y hemos terminado haciendo algo completamente distinto, cuantas veces los cambio de trabajo han implicado también un cambio radical en nuestra forma de mi vida. Entre mis colegas directos cuento un ex estudiante de arquitectura, un ex estudiante de psicología, un ex miembro de las fuerzas armadas y un contador, todos ellos ahora dedicado a la atención de público. La reinvención marca la posibilidad de adaptarnos al siempre caprichoso y cambiante mercado laboral, pero también marca la posibilidad de irnos superando, de continuar creciendo, de no rendirnos ante las circunstancias, de ser capaces de seguir adelante más allá de las vicisitudes de tal o cual crisis personal, laboral o económica. La reinvención es lo que nos permite no anclarnos al pasado ni conformarnos con nuestro presente sino continuar mirando al futuro y aunque encuentro de pésimo gusto vivir citando frases ajenas en esta ocasión se justifica parafrasear las palabras del poeta Nicanor Parra : “...Yo levanto mi copa por el día que vendrá,... que es lo único de lo que realmente disponemos”. Actualización: Después del violento terremoto y siguiente tsunami que estremeció el centro sur Chile, y en donde Lota fue una de las zonas más afectadas, la necesidad de reinventarse se ha hecho más patente y potente que nunca, ya no reinventarse de una actividad laboral a otra sino reinventarse por completo desde donde vivir y en qué trabajar hasta que futuro esperar y que sueños perseguir.

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BIO BIO, CONSIDERACIONES, SOCIEDAD, VIAJES

Mi nombre es alma dijo... Lamentablemente quizás sea así, que camaradería, compañerismo y lealtad sea algo que se tenga que aprender en una escuela (con o sin barco), da que pensar.

DOMINGO 25 DE ABRIL DE 2010

Camaradería, Compañerismo y Lealtad El pasado 13 de Abril arribaron a Valparaíso los once veleros que participan en la Regata Bicentenario, una travesía naval de varios meses que recorre buena parte de los mares de las Américas. La mayoría de los participantes son buques escuelas en los que los guardias marinas realizan su crucero de instrucción antes de convertirse en oficiales de las marinas de sus respectivos países. El ingreso a la bahía porteña fue por decir lo menos espectacular dotado del toque de surrealismo propio de ver a una flota naval propia del siglo XIX acercarse a un moderno puerto del siglo XXI. Cada buque avanzaba imponente con sus velas completamente desplegadas al viento y con la totalidad de su tripulación, como reza la tradición marinera, de pie sobre sus mástiles. La inusual escuadra era encabezada por la “Esmeralda” de Chile y su hermano gemelo el “Juan Sebastián Elcano” de España, seguidos por el “Capitán Miranda” de Uruguay, el “Europa” de Holanda, la fragata “Libertad” de Argentina, el “Cisne Branco” de Brasil, el “Cuauhtémoc” de México, el “Gloria” de Colombia, el “Simón Bolívar” de Venezuela, el “Sagres” de Portugal y el “Guayas” del Ecuador. Todos ellos hermosos, imponentes y dotados de nombres llenos de tradición y heroísmo. Durante la semana que duró la visita de la regata a Valparaíso, al igual como ocurrió anteriormente en Río de Janeiro, Montevideo, Mar del Plata y Buenos Aires, y como de seguro también ocurrirá en el Callao, Guayaquil y su destino final en el puerto mexicano de Veracruz, más de medio millón de visitantes repletó las instalaciones del Molo de Abrigo con la intención de conocer los magníficos veleros, sus mástiles de madera, sus poleas y trinquetes, sus hermosos mascarones y sus gallardas (algunas más otras menos) tripulaciones. Mientras visitaba y fotografiaba las embarcaciones y conocía de sus historias y métodos de navegación me preguntaba, más allá del romanticismo propio de cruzar los siete mares impulsado por el viento, cual es la utilidad de entrenar a nuestros futuros oficiales en buques y métodos propios de hace más de un siglo atrás cuando su futura vida profesional de seguro la llevaran al interior de una sofisticada sala de control completamente computarizada en donde las condiciones climáticas son de sobra anunciadas por información satelital, las cartas de navegación han sido reemplazadas por el GPS y los sistemas de armamentos son absolutamente autónomos, incluso no es absurdo pensar que más allá de la práctica deportiva difícilmente estos jóvenes volverán a tensar poleas, izar velas y observar el firmamentos con sextantes. La situación podría ser igual a entrenar a un piloto de F16 en un biplano de la Primera Guerra Mundial o enseñar a disparar al artillero de un blindado con cañones de la guerra civil americana. Cuando tuve la ocasión le expresé mis interrogantes a un oficial de la Armada española parte de la dotación del “Elcano”, este muy cortés me contestó que los cruceros de instrucción más allá de capacitar técnicamente son el ambiente ideal para enseñar los valores de la camaradería, el compañerismo y la lealtad, indispensables para llevar a cabo en forma exitosa su vida como oficiales navales. Encontré la respuesta bastante lógica y lo afirmado por el oficial en cuestión de seguro no dudo que sea cierto, pero no dejó de preguntarme si acaso vivimos en una sociedad tan individualista y desleal que ¿es necesario hacer que nuestros jóvenes vivan varios meses a la usanza de hace doscientos años para poder enseñarles ciertos valores?, quizás lamentablemente sea así.

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CONSIDERACIONES, SOCIEDAD, VALPARAÍSO

Belén dijo... Somos de la misma condición¡¡¡ Y eso veo que pasa en todos los países y en todos los lugares... los solteros de convicción parece que somos denostados, pero cada uno vive su vida como quiere (o puede).

SÁBADO 5 DE JUNIO DE 2010

El Patito Feo De niño solía siempre discutir el cuento del “Patito Feo”, en mi óptica infantil era absurdo que nadie, y en especial mamá pata, se diera cuenta que la criatura en realidad era un cisne. Tan sólo con los años pude entender que en ocasiones una moraleja puede estar por sobre la exactitud y lógica de un cuento. Hace algunos días, frente a la laguna del Jardín Botánico nacional observé una versión un tanto más coherente de este clásico infantil. Se trataba de una bandada de patos que buscaban su alimento entre las aguas, todos de un blanco resplandeciente menos uno, el de la fotografía, a mi gusto el más hermoso de todos pero también el único distinto. De ahí en más mientras continué mi paseo entre los árboles otoñales no pude dejar de reflexionar sobre el tema de la discriminación y como está nos afecta. Debo señalar que durante años me sentí un individuo no discriminable, quiero decir que no soy gay, no pertenezco a una minoría étnica ni provengo de un estrato marginal de la sociedad. Aclaro en este punto que NO pretendo insinuar que dichos sujetos deban ni menos merezcan ser discriminados, pero la realidad es que en nuestras sociedades lamentablemente siempre habrá quienes hagan de estos objetos de diferenciación. Aclarado el punto no pretendo adentrarme en los absurdos de la homofobia o xenofobia que daría para largo, sino que quiero centrarme en aquel ámbito de la discriminación sutil, vedada, silenciosa, esa que se da a quienes sencillamente no viven de acuerdo a como nosotros pensamos que deben vivir. Nuestras familias, amigos y cercanos suelen esperar que vivamos nuestras vidas en forma predecible y de acuerdo a un patrón predefinido. En mis años de soltería mis padres solían preguntarme cuando iba a tener una pareja estable, cuando lo hice bastó que llevara a mi novia a unos cuantos almuerzos para que la pregunta fuera ¿Cuándo van a casarse?; acabábamos de regresar de la luna de miel y el tema era ¿Cuándo van a tener un hijo?; y aún no terminaba de pagar los gastos de la maternidad cuando el cuestionamiento pasó a ser ¿Cuándo van a tener el segundo?. La verdad es que en ese punto nos detuvimos, decidimos dejar el nacimiento de un segundo hijo para más adelante pero lo que en realidad trajo el futuro fue nuestra separación, cuestión que también se puede clasificar como esperable y de acuerdo al molde preestablecido. Supongo que el machismo latente en la sociedad hace mucho más difícil el divorcio para las mujeres que para los hombres. Usualmente una divorciada debe soportar el alejamiento de sus amigas que comienzan a verla como un rival, no vaya a ser cosa que les robe a sus maridos, y también el de sus amigos que temen que la nueva liberada se convierta en una influencia peligrosa que aleone a sus sumisas cónyuges.

Para los hombres es esperable que vivan algún tiempo de duelo, cuestión que hice, que luego entren a la fase de “Living la Vida Loca”, cuestión que también hice, y que luego “rehagan” sus vidas estableciéndose junto a una nueva mujer y entrando de nuevo al círculo predefinido de pareja, matrimonio, hijo, segundo hijo, etc. En este punto fue donde decidí detenerme y empezar a actuar distinto. Realmente he perdido la cuenta de las veces que cuando alguien sabe que me divorcié hace años me pregunta ¿Y rehiciste tu vida?, la respuesta es “si la rehíce, en la actualidad vivo sólo junto a mi hijo”, acto seguido me replican “me refería a si tenías una nueva pareja”, y es que acaso ¿solo viviendo en pareja de acuerdo a lo que todos esperan se puede rehacer una vida?, quiero decir: no tengo cuentas con mi pasado, me encuentro concentrado en mi trabajo, mis aficiones y la educación de mi hijo lo que me hace bastante feliz y una vez que mis obligaciones concluyan sueño con retirarme y viajar a la infinidad de lugares que me maravillan (a la hora de viajar y fotografiar prefiero hacerlo en solitario) en otra palabras tengo mi vida completamente rehecha.. Sé que para las esposas de algunos amigos soy algo así como la encarnación del demonio, un tipo que hace lo que quiere sin rendirle cuentas a nadie, si supieran que usualmente soy yo el que ando frenando las ansias de desorden de sus mariditos. Otros al verme medianamente maduro y soltero me preguntan si acaso soy gay, la verdad es que no lo soy y no tendría problemas en reconocerlo si lo fuera, tampoco soy célibe pero he decidido construir mi vida en base a relaciones ocasionales en las que de vez en cuando sexo y amor logran coincidir pero con personas que se han planteado de igual forma que yo ante la vida. Existen también los que se compadecen, “debe ser triste no tener alguien que te acompañe”, sería difícil explicarles que tengo la compañía que necesito y que aprender a vivir con uno mismo es un proceso tan complejo y desafiante que en ocasiones no da tregua para compartirlo con otros. Bien, es cierto que aún es complicado cuando llego a alguna reunión social y más de alguno se queda mirando hacia la puerta preguntándose dónde está mi acompañante, es cierto también que en las noches de invierno a veces es preferible el calor humano a la calefacción central, es cierto también que con las parejas ocasionales no necesariamente se coincide en tiempo y ansias, pero es la vida que quiero vivir, no sé si en la mejor o peor forma pero es en la manera que decidí vivirla. No critico a aquellos que esperan morir rodeados de nietos mientras su pareja sostiene devotamente su mano, pero espero que estos tampoco me critiquen si yo espero morir descubriendo algún rincón lejano y enviándole correos electrónicos a mis nietos. ETIQUETAS:

CONSIDERACIONES, INTROSPECCIÓN

Susana dijo... Me has presentado uan leyenda que no conocía y la encuentro bella¡ Por supuesto también me quedo con la explicación de los abuelos huilliches.

JUEVES 10 DE JUNIO DE 2010

Navegantes de Mareas Según los ancianos indios huilliches hace muchos miles de años la isla de Chiloé, en la puerta noroeste de la Patagonia, estaba unida al continente hasta que apareció Caicaivilú, la serpiente del mar enemiga de toda vida y señora de todo lo que es maligno, quien deseo incorporar dichas tierras a sus territorios inundándolas por completo. Entonces surgió Tentenvilú, la serpiente de la tierra señora del bien y la fecundidad, quien elevó los cerros hasta convertirlos en islas donde se refugiaran los hombres y a aquellos que no alcanzaron a escapar los convirtió en lobos marinos o en aves como las gaviotas y los cormoranes. Pero aunque han pasado los milenios la malvada serpiente marina no cesa en sus intentos de inundarlo todo y es por eso que junto con la llegada del atardecer comienza a subir el nivel de las mareas hasta que pasada la medianoche la situación es notada por Tentenvilú quien combate con su enemiga hasta hacerla retroceder a la llegada del amanecer para que así los chilotes puedan adentrarse en las riberas y extraer de allí los peces y mariscos atrapados en los pozones. Sin embargo en ese mismo instante Caicaivilú se aprovecha del cansancio de la benefactora de los hombres y comienza nuevamente su inundación. Los chilotes que con los años se han convertido en hábiles navegantes y están acostumbrados a esta lucha cósmica aprovechan el oleaje enviado por la serpiente señora del mar para desamarrar sus embarcaciones y “hacerse a la mar”. Hacia el mediodía Tentenvilú ha recuperado sus fuerzas por lo que vuelve a forzar a dar pie atrás a su adversaria, cuestión que le toma hasta el atardecer hora en la que el mar se ha retirado tanto que los botes quedan varados en las proximidades de las costas obligando a los hombres a regresar a sus hogares al igual como lo hace su protectora, pero en cuanto cierran sus puertas Caicaivilú ayudada por la Luna reinicia el circulo eterno. El muy gradual declive del fondo marino presente en el mar interior de Chiloé sumado a que la isla en sí misma actúa como un gigantesco obstáculo que retarda el avance de las corrientes marinas, es la explicación del porqué la diferencia entre la línea de alta y baja marea en algunos lugares supere el kilometro generando frente a las caletas de pescadores a primera y última hora del día este surrealista cuadro de decenas de botes varados en la arena a la espera de que el mar nuevamente los libere….. Pero yo prefiero quedarme con la explicación de los abuelos huilliches. ETIQUETAS:

CHILOÉ, FOLKLORE, VIAJES

MaLena Ezcurra dijo... Miguel me hizo llorar, es tan sanador ver la inmensidad de nuestro lago. La majestuosidad está en un punto dentro nuestro, creo. Te abrazo largamente, sé de lo que hablas, sé como se siente.

DOMINGO 20 DE JUNIO DE 2010

Dueño de su Inmensidad Miguel sabe que hay un mundo enorme más allá de lo que le muestra el horizonte, lo sabe porque a diario estrecha cordialmente decenas de manos venidas de los más diversos rincones del orbe interesados en conocer como su etnia aún vive sobre islas flotantes hechas de totora, para estos mismos visitantes es que sus niños han aprendido a cantar en varios idiomas y también para ellos es que cada tarde sale a navegar en su canoa de juncos como espectáculo final de despedida. Pero aunque sabe que muchos de quienes los visitan han cruzado en avión el Atlántico o el Pacífico, y aunque lo ha visto en los libros, en fotografías y en la televisión, se niega a creer que pueda existir otra extensión de agua más grande que su amado Titicaca sagrado. Hace varios años pasé algunos días en un concurrido balneario del litoral central. En medio de unos roqueríos los lugareños construyeron un mirador que simula la proa de un barco, mi hijo que en ese entonces no tenía más de siete años se subió a los barandales de este y con la brisa marina en el rostro y los brazos extendidos gritó, al más puro estilo de Di Caprio, “I’m the king of the world”. Sé que tan sólo fue una humorada infantil, ni siquiera sé si había visto Titanic a esas alturas, pero algo hay en esa frase que por sobre la dudosa calidad del guión de la película hizo que quedará grabada como un ícono de nuestra cultura pop y quizás sea porque en alguna u otra medida todos deseamos en algún momento sentirnos los reyes del mundo y poder gritarlo a los cuatro vientos. Mientras escribo esto me encuentro iniciando una licencia médica de dos semanas por diagnóstico de estrés laboral que ya está empezando a arrojar algunas crisis de angustia y de pánico (síntomas créanme bastante físicos para una problema psíquico). El punto es que estoy en esa etapa de reflexión pensando en que quizás la constante lucha por ser “the King of my world” me está pasando la cuenta. Estando en la consulta de la agraciada psiquiatra que me atendió le escuché decir “estos trastornos suelen ocurrir en personas muy autoexigentes, altamente competitivas, que suelen mantener las situaciones bajo control y actúan de forma muy estructurada”. ¿Perdón, escuché bien? Pero autoexigencia, competitividad, y demases no son las “cualidades” con las que se inicia todo buen curriculum, ¿quiere decir que lo que me dijo más de algún profesor, los cursos de perfeccionamientos y las frases típicas de las charlas motivacionales solo fueron pavimentando el camino para que en estos instantes tenga este casi irrefrenable deseo de mandar a mis adorados clientes al carajo? Pues al parecer así es. Ahora envidio a Miguel y entiendo porque se niega a creer en la existencia de los inmensos océanos, mientras no lo acepte continuará siendo dueño de su majestuosa inmensidad y seguirá viendo a su lago como el curso de agua más hermoso y enorme de todo el mundo.

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CONSIDERACIONES, INTROSPECCIÓN, TITICACA, VIAJES

Polidori dijo... Es muy Oweliano eso de borrar todos los datos y que no quede rastro de seis o diez y seis años de trabajo.

DOMINGO 5 DE JULIO DE 2009

Trascendencia La foto corresponde al frontis de la Universidad de Chile y la estatua es la de su fundador: el diplomático y académico venezolano avencindado en nuestro país Andrés Bello. ¿Porqué nuestras calles y plazas se encuentran llenas de estatuas de hombres ilustres? Sencillamente por su trascendencia. Las pirámides de Egipto, el Taj Mahal y buena parte de las grandes obras arquitectónicas de la humanidad son mausoleos levantados en busca de trascendencia. El sueño americano original se definía como “tener un hijo, plantar un árbol y escribir un libro” tres cosas que deberían perdurar más allá de nuestra muerte y marcar que nuestro paso por esta vida tuvo alguna trascendencia. En nuestra sociedad globalizada pareciera que la trascendencia es un objetivo inalcanzable, quizás porque ya todo ha sido inventado, descubierto o construido, pero quizás sea también porque casi todo lo que conocemos es desechable, descartable y de uso a corto plazo, y a ello no han escapado las personas. Hace algunas semanas en la empresa donde trabajo fue despedida una persona bastante cercana a mí. Bastaron sólo unos pocos minutos de notificada la medida para que su cuenta de correo electrónico, sesión y claves de usuario fueran borradas del sistema informático. En ese mismo momento se borraron de golpe los más de seis años que mi ahora ex colega dedicó a su trabajo. Me parece increíble que a pocos días ya casi lo hayamos olvidado, pero vivimos en una maquina productiva que no se puede detener y no hay tiempo para un minuto de recuerdo, en esas circunstancias ¿Es posible lograr algún grado de trascendencia? En fin, me quedo tarareando una vieja canción de Serrat que resume mis interrogantes. “Si la muerte pisa mi huerto ¿Quién firmará que he muerto de muerte natural? ¿Quién lo voceará en mi pueblo? ¿Quién pondrá un lazo negro al entreabierto portal? ¿Quién será ese buen amigo que morirá conmigo, aunque sea un tanto así? ¿Quién mentirá un padrenuestro y a rey muerto rey puesto… pensará para sí? ¿Quién cuidará de mi perro? ¿Quién pagará mi entierro y una cruz de metal? ¿Cuál de todos mis amores ha de comprar las flores para mi funeral? ¿Quién vaciará mis bolsillos? ¿Quién liquidara mis deudas? A saber… ¿Quién pondrá fin a mi diario al caer la última hoja en mi calendario? ¿Quién me hablará entre sollozos? ¿Quién besara mis ojos para darles luz? ¿Quién rezará a mi memoria, Dios lo tenga en su gloria, y brindará a mi salud? ¿Y quién hará pan de mi trigo? ¿Quién se pondrá mi abrigo el próximo diciembre? ¿Y quién será el nuevo dueño de mi casa y mis sueños y mi sillón de mimbre? ¿Quién me abrirá los cajones? ¿Quién leerá mis canciones con morboso placer? ¿Quién se acostará en mi cama, se pondrá mi pijama y mantendrá a mi mujer, Y me traerá un crisantemo el primero de noviembre? A saber… ¿Quién pondrá fin a mi diario al caer la última hoja en mi calendario?”

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CONSIDERACIONES, INTROSPECCIÓN, SANTIAGO, TROVADORES

LUNES 20 DE JULIO DE 2009

Profundidad Rural Fue parado frente a esta carretela tirada por bueyes que algo me indicó que acababa de abandonar, al menos por algunos días, la vorágine de la vida citadina para sumergirme por completo en la inquietante quietud de la naturaleza profunda y el mundo rural. Ese algo no fue lo autóctono del cuadro presenciado, no fueron los silbidos de las aves en la cercana floresta, no fue tampoco el encontrarme a unas seis horas de marcha del poblado más cercano, fue sencillamente la sonora alarma de mi teléfono móvil indicándome la total y completa ausencia de señal. Hace algunos años en una reunión social conversando con uno de esos conocidos ocasionales con los que se puede entablar una entretenida charla pero que horas después ni siquiera se recuerda su nombre, este me comentó acerca de sus magníficas vacaciones en las profundidades de la Patagonia. Como es lógico pensar de inmediato me imaginé una tienda de campaña sacudida por el viento junto a una fogata humeante a los pies de un glaciar milenario. A los pocos minutos de conversación me di cuenta que en lugar de la sacrificada carpa se trató de una suerte de yurt mongol de treinta metros cuadrados dotado de piso alfombrado con calefacción centralizada, cama king size y televisión y teléfono satelital. No critico a quienes optan por el contacto con la naturaleza con las comodidades de un hotel cinco estrellas pero no me interesa llevar mi sala de estar o el escritorio de mi oficina al lugar donde supuestamente viajo a desconectarme del cotidiano vivir, pero aún así sin proponérmelo me he terminado contradiciendo. De cara a las vacaciones estivales de este año opté por contratar el servicio de navegación por internet para mi teléfono móvil, la idea era poder revisar algunos correos electrónicos y consultar alguna información en la web que me fuera útil en mi plan de viaje. Sin darme cuenta me encontré revisando mis estados de cuenta bancarios, examinando la actualidad noticiosa y al visitar mi página de facebook enterándome del diario acontecer en mi trabajo. No fue hasta que parado frente a esa carretela de bueyes y tras darme cuenta que no contaba con señal de telefonía móvil finalmente me “desconecté” por completo. El comienzo fue casi traumático, por sobre todo porque me vi obligado a esperar. Mi conjugación habitual del verbo esperar consiste en aguardar el paso del autobús número 307 que me lleva a mi lugar de trabajo y que sagradamente pasa cada quince minutos; en aguardar el fin de mi jornada laboral que siempre ocurre a las 21 horas; en aguardar la llegada de mi pedido de comida a domicilio que de acuerdo a lo publicitado debe ser antes de treinta minutos o sino es gratuita. En resumen todas mis cotidianas esperas no son más que parte de una adecuada programación que suele cumplirse al pie de la letra. Inmerso en medio de la profundidad de la campiña me vi obligado a esperar llegar al final de un intricado camino sin poder consultar las vistas satelitales provistas por Google Maps; a esperar el fin de la lluvia sin poder consultar ningún informe meteorológico; a esperar el hervor del agua calentada por el fuego sin poder apurarlo con la programación de un micro hondas; a esperar el paso de un bus rural que cumple con su recorrido a “alguna” hora del día. Esas esperas son las que ayudan a calmar las pulsaciones, aquietadas por el murmullo de los árboles, y a clarificar la mente, libre de las programaciones cotidianas, por lo mismo esas esperas nos permiten alcanzar un renovado rendimiento físico y una sorprendente profundidad de pensamiento. Espero haber aprendido la lección y para la próxima vez no sólo mantendré apagado mi móvil sino que en una de esas quizás incluso me despojo de mi amado y fiel reloj de pulsera.

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BIO BIO, VIAJES, VIVENCIAS

Silencios dijo... Yo lo siento pero tengo tantas alergias declaradas y precisamente en paro condicional, que dejo el campo y sus bellezas para los demás...

Poetiza dijo... Pero llegaran los nietos un día y ya no estarás tan solo. Y respecto al can para elegir, yo en lo personal me quedo con el perro callejero.

MIÉRCOLES 5 DE AGOSTO DE 2009

Cuestión de Compañía A pesar de vivir a pocos minutos del litoral mi concepto de sol, arena y mar nunca ha sido la de cientos de cuerpos bronceándose cual pollo al espiedo o jugando paleta entre toallas multicolores. Más bien prefiero aquellas playas alejadas y solitarias donde es posible caminar junto al reventar de las olas al igual como lo hace la mujer de la fotografía jugando distraídamente con su mascota, una imagen que se ha vuelto cada vez más cotidiana y que ha reemplazado la clásica postal de una pareja tomada de la mano observando el atardecer. Recuerdo que mis padres eran los terceros o cuartos de siete hermanos, originarios de familias que habitaban amplias casas que los días domingos se llenaban con la multitud conformada por el clan familiar. Mis contemporáneos frecuentemente son el primogénito o segundo de no más de tres hermanos viviendo en casas de tres dormitorios con jardín y patio donde cada fin de semana se celebraba asando carnes. En tanto mi hijo y los hijos de mis amigos usualmente son el único hijo o a lo sumo el mayor de dos hermanos, que viven lunes a viernes con uno de sus padres y los fines de semana junto al otro en pequeños apartamentos de un par de ambientes. El concepto de familia ha ido cambiando, lo que no es una crítica sino la constatación de un hecho concreto quizás incluso necesario para ajustarse a los requerimientos de la vida moderna, así que mejor digamos que ha ido evolucionando. Creo que el matrimonio hasta que la muerte nos separe fue medianamente sencillo en el Medievo cuando las expectativas de vida no superaban los cuarenta años y cuando las mujeres aceptaban los maltratos y las infidelidades como condición propia de su género. A matrimonios de corto plazo y la hoy legítima opción de criar los hijos desde la soltería debemos agregar la realidad de muchachos que maduran mucho antes y que por lo tanto cada vez más jóvenes dejan el nido paterno en busca de sus propios horizontes, a lo anterior se contraponen padres cada día más longevos y activos incluso avanzada la tercera edad lo que contribuye a que los años en que la soledad es la principal compañía sean paulatinamente los más. El explosivo crecimiento de la industria de alimentos para perros y gatos, así como el surgimiento de peluquerías, clínicas e incluso spas para mascotas dan cuenta de que en los tiempos que corren un can juguetón o un tierno felino han pasado para muchos a entregar la compañía perdida desde que aquel hijo mayor se marchó a estudiar al extranjero, la fidelidad que no pudo ser conservada por la antigua pareja o las caricias que el menor de los niños una vez llegada la adolescencia dejó de dar y recibir. Las playas, antiguo refugio de jóvenes enamorados, y los parques, lugar del paseo familiar dominguero, han pasado a ser ocupados por hombres y mujeres acompañados de sus fieles canes con quienes comparten los atardeceres estivales, la caída de las hojas en otoño o las sonrientes mañanas de septiembre. Y es que a pesar de nuestro creciente individualismo, a pesar de que creamos en algún momento no necesitar a nadie más en el mundo, a pesar de que incluso en determinadas épocas añoremos nuestra soledad, en realidad no estamos hechos ni capacitados para estar solos y nadie en el fondo es tan lobo estepario como cree serlo. Anhelo enormemente que mi hijo, que ya suma quince años, algún día previo estudio, trabajo y esfuerzo alcance su independencia, corte el cordón umbilical y encuentre su propio camino. Pero como sé que ese día llegará mucho más pronto de lo que espero tal vez sea buena idea ponerme a pensar que será mejor: un labrador retriever, un dogo alemán, un fox terrier o un simple pero fiel perro callejero, ¿Con cuál se quedarían ustedes?

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CONSIDERACIONES, FOTOGRAFÍA, SOCIEDAD

Mi nombre es alma dijo...

Cuantas historias habrá detrás de esas puertas silenciosas, sencillas o imponentes, frágiles o duras, cuantas historias.

SÁBADO 10 DE OCTUBRE DE 2009

Londres 38 Tan solo la puerta de una casa antigua con un número en su costado, Londres 38 no pasa de ser una dirección más en medio del antiguo barrio Paris-Londres a pasos de la Iglesia San Francisco en pleno centro de Santiago, pero hay mucho detrás de esta simple trozo de madera. Luego del golpe militar de 1973 la antigua casa de Londres 38 fue usada durante un año como centro de detención por la Dina (Dirección Nacional de Inteligencia). En este lugar eran “interrogadas” aquellas personas supuestamente participes de planes subversivos en contra del recientemente instalado gobierno militar. Estos interrogatorios consistían en torturar a los detenidos, usualmente aplicándoles electricidad, hasta que entregaran la información buscada por la Dina, muchos de ellos no sobrevivieron la “experiencia” y aún persiste un centenar de personas que entraron forzados por esa puerta y hasta el día de hoy, más de veinticinco años después, no se sabe dónde o de qué forma fueron ocultados sus cuerpos. Pero mi reflexión no gira en torno a las atrocidades cometidas allí, con los años ya de sobra denunciadas, sino que tratar de entender cuál es la lógica detrás del torturador, detrás de quien da la orden de que esta sea ejecutada. Esa lógica no es otra que la que el supuesto bienestar de la patria estaba por sobre las vidas y los derechos de algunos pocos, en otras palabras la maquiavélica doctrina de que “el fin justifica los medios”. La pregunta es cuanta veces justificamos lo injustificable en nuestra vida diaria utilizando eufemismos como mentira piadosa, mal necesario o el sofisticado daño colateral?. Cuando el fin es proteger a nuestros hijos es justificable violar su privacidad? para afianzar nuestra posición en la empresa donde trabajamos se justifica exagerar más allá de lo prudente nuestros meritos y hacer notar los defectos de nuestros colegas? mentir a nuestra pareja para que “no sufra” es necesario? y así incluso en las situaciones más insignificantes solemos caer en la misma lógica de quienes establecieron los protocolos de la Dina. Lugares como Londres 38 en el pasado o Guantánamo en la actualidad nos deben recordar que no importa cuál sea la situación o su contexto “el fin no puede justificar los medios”.

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CONSIDERACIONES, SANTIAGO, SOCIEDAD, SUCEDIÓ

Belén dijo... A mi siempre me ha incomodado la Navidad... eso de ser feliz por imperativo legal me ha parecido la gota que colma el vaso de la rebeldía...

SÁBADO 26 DE DICIEMBRE DE 2009

El Altar de Navidad Por fin se fue Navidad, frase un poco hereje para los fanáticos de estas fechas, pero para mí el paso del 25 de Diciembre es sinónimo de recuperar mi vida, volver a tener tiempo para pensar y para escribir en esta columna que tenía bastante abandonada desde hace algunas semanas. De paso gracias por la preocupación de algunos y los buenos deseos de otros, Entre mi infancia y mi adolescencia la navidad se celebraba en algún lugar como el de la fotografía. Una hermosa iglesia perfectamente adornada con la presencia de un magnífico coro que interpretaba canciones de gozo, amor y esperanza. En la iglesia donde asistía para el culto navideño una a una las familias pasaban al altar y unidas daban gracias por las bendiciones recibidas durante el año. Los regalos no importaban por su valor y su objetivo único era compartir alegría y buenos deseos. Conforme llegué a la adultez y fuí dejando la fé de lado, la celebración navideña se trasladó al ambito familiar. La vispera del 25 era la ocasión para que todos nos reunieramos y cenaramos alegres de volver a encontrarnos. Recuerdo incluso que en alguna época en la que trabajaba en cierta distante ciudad debía soportar casi desde el mediodía los atochamientos en las vías, la dificultad para encontrar pasajes y un largo viaje para llegar a casa, cuestión que se veía de sobra recompensada con el abrazo de mi hijo y mis padres. Desde hace ya algunos años trabajo en una importante tienda de uno de los principales centros comerciales del país y desde entonces mi percepción de la fecha ha cambiado radicalmente. Como balance de este año puedo contar casi veinte días trabajando continúo, permaneciendo doce horas diarias en la tienda, dos alzas de presión, unas cien tazas de café, una docena de bebidas energizantes, más de cinco mil clientes atendidos, unos cincuenta reclamos por no ser atendidos a tiempo, un ciento cicuenta por ciento de cumplimiento de los presupuestos y una docena de palmoteos en la espalda por el trabajo bien hecho. También ví a gente humilde endeudarse por los siguientes tres años con tasas de interes que rozan la usura con tal de llegar a casa con el regalo prometido, a madres desesperarze porque el sueño de sus hijos se encontraba ya agotado, a otros despóticamente gastando cifras millonarias solo con el objetivo de quedar bien con su circulo social. En cuanto a mí tanta, vorágine consumista me ha llevado de un tiempo a esta fecha a entregar obsequios solo a las personas más cercanas y que estos no superen los U$ 20.-, alguno lo consieraran egoismo pero para mi es la forma de abtraerme de la corriente imperante, en la contraparte mis amigos y familia saben bien que no aceptó regalos caros y que valoró sobre todo los hechos manualmente. En lo que respecta a la celebración decidí mandar a mi hijo a pasar la navidad a casa de su madre y que mi madre la pasara junto a unos familiares, yo me serví dos copas de vino junto a un pavo recalentado, luego me tomé un valium (prescripción médica pues sufro de insomnio) al día siguiente realizé las visitas de rigor, fui con mi hijo al cine, me repetí la dosis de valium y desperté hace pocas horas por fin descansado, con la tranquilidad de saber que la navidad había pasado y firmemente convencido que el verdadero altar en estas fechas no se encuentra en un humilde pesebre sino que dentro de las atestada paredes de los centros comerciales.

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SOCIEDAD, VALPARAÍSO

SÁBADO 2 DE ENERO DE 2010

Carrusel Cuando niño tenía una verdadera obsesión por los carruseles, incluso la única rabieta infantil de importancia que recuerdo fue porque mis padres no quisieron llevarme en cierta ocasión a una feria vecina en donde estaba el carrusel de mis sueños. Me encantaba esa sensación de dar vueltas y vueltas sobre esos caballitos de madera pintados de vivos colores acompañado por la inigualable sensación de seguridad que me otorgaban los brazos de mi madre alrededor de mi cintura. En la medida que fui creciendo tomé conciencia que los caballos, camellos y delfines no eran reales; y que no importa cuántas vueltas diera el carrusel, cuánto tiempo permaneciera en él y cuantos kilómetros imaginarios recorriera montado en mi estático corcel, en realidad no había avanzado ni siquiera un metro. En estos primeros días de un nuevo año tengo una sensación parecida: avanzar y avanzar sobre una briosa montura para finalmente encontrarme de nuevo en el punto de partida. Nuevamente los meses de verano giraran en torno a las vacaciones, con los gastos que ello implica; luego en marzo afrontaré el regreso a clases de mi hijo, con los gastos que ello implica; de ahí entre junio y noviembre se suceden mi cumpleaños, el cumpleaños de mi madre, el de mi hijo y el de varios familiares y amigos queridos; llegando a diciembre nuevamente me haré de ánimo para enfrentar la locura de las ventas navideñas. Ya sé que todo lo anterior no clasifica necesariamente como rutina sino que es casi la ley de la vida y muchos acontecimientos, así como los meses, se sucederán eternamente, pero realmente deseo y me ilusiona el que algo positivamente nuevo ocurra este año, y no me refiero al mundial de futbol, cosa de no encontrarme en una año más con esta sensación de haber dado una vuelta en el carrusel de la supervivencia para regresar al punto de partida. Quizás sea la ocasión de buscar un nuevo trabajo o de cambiarme de casa, tal vez retomar algún estudio inconcluso (tengo varios), quizás embarcarme en algún viaje sea físico o interior, pero creo que comenzaré con un objetivo más práctico: dejar de fumar, y como la fuerza de voluntad me ha jugado varias malas pasadas al respecto acabo de agendar una consulta con una médico especialista. ….. Saben qué? Ahora que lo recuerdo lo exquisito de los carruseles no consistía en llegar a algún lugar sino en disfrutar el viaje, así que más allá de lo que ocurra espero que cuando nos leamos nuevamente en un año más todos hayamos disfrutado de la travesía por un feliz 2010. ETIQUETAS:

CONSIDERACIONES, REMINISCENCIAS

Jeanne dijo... Ummm carruseles... ya son objetos de anticuario, hace siglos que no veo uno. ¿Te imaginas un carrusel en tu jardín? Ponerlo en marcha en la puesta de sol de una tarde de primavera,...

Tomasuncafe dijo... Agradezco leerte aunque no tenga la capacidad para entender semejante fenómeno, ni tendría tu madera para poder reflexionar en tu calma, si entiendo las miserias humanas y lo lamento aunque sé que es inevitable. Un abrazo y agradezco tus manos sanas juntos con las de la señora del relato, lamento el sufrimiento del pueblo chileno.

MARTES 2 DE MARZO DE 2010

¿De Qué Madera Estamos Hechos? Antes de hablarles del fuerte terremoto que afecto a mi país la madrugada del sábado recién pasado permítanme presentarles la Iglesia de Quinchao, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y ubicada en una pequeña caleta de pescadores en la isla del mismo nombre al oeste de la isla grande de Chiloé en las puertas de la Patagonia. Fue levantada por los jesuitas en el siglo XVII con resistente madera de alerce y tepual, y aunque ha sido restaurada en numerosas ocasiones se mantiene fiel a su diseño y materiales originales. Ha resistido incontables temporales en una de las zonas con la mayor pluviometría en el mundo, sus cimientos han sido remecidos por al menos una docena de terremotos, las olas del Océano Pacífico llegaron hasta sus atrios para el maremoto de 1960 y hace un año atrás su techo se vio cubierto por las cenizas arrojadas por el volcán Chaitén; pero sigue en pie, sencilla y humilde en sus construcción pero a la vez orgullosa y altiva en el espíritu que representa. De los diez sismos más fuertes que han sacudido el planeta, desde que se tienen registros y mediciones, tres han ocurrido en Chile; el primer lugar lo tiene el terremoto y maremoto de Valdivia de 1960, calificado como el más devastador de la historia; el que tuvo ocasión hace cuatro días ingreso directamente al quinto lugar de este nefasto ranking. Para que se hagan una idea este sismo de 8,8 grados righter liberó una energía ochocientas veces mayor que la del terremoto que devastó a Haiti y más de mil veces mayor que la liberada por la bomba de Hiroshima. Pero para quienes vivimos en Chile bailar al compás de las fuerzas de la naturaleza es algo que se aprende desde niño, no en vano tenemos un fuerte sismo en algún punto del territorio en promedio cada diez años y sufrimos cuatro megaterremotos por siglo. En todos nuestros edificios emblemáticos y principales obra de infraestructura se repite como fecha de fundación 1906, 1939, 1960 y 1985, todos ellos años en los que un terremoto devastó al país, a estos de seguro se sumará el 2010. ¡Cuántas veces lo hemos perdido todo y cuantas veces lo hemos vuelto a levantar!; a lo largo de nuestra historia ciudades como Concepción, Chillán, Toltén, Chaitén y otras han sido refundadas y movidas desde su ubicación original luego de ser destruidas por un sismo, un tsunami o la erupción de un volcán, de seguro en los próximos meses fundaremos Nueva Constitución, Nuevo Pelluhue, Nuevo Cauquenes y cuantos otros. Sin embargo no se engañen no todo es devastación. El sismo de 1960 enseñó a nuestros arquitectos e ingenieros a levantar casas y edificios con una de las normas antisísmicas más exigentes del mundo, de hecho los edificios colapsados no alcanzan al 5% en toda la amplia zona que abarcó el terremoto. Obviamente los poblados más cercanos al epicentro quedaron completamente en el suelo pero en lugares como Valparaíso donde el movimiento alcanzó más de 7 grados cuando escribo esto, cuatro días después, la vida sigue absolutamente normal, más allá de algunos problemas de cortes de agua o electricidad en ciertos sectores. Si bien el maremoto cobró la vida de más de quinientas personas, lo cierto es que dada la población de un país con tres mil kilómetros de costa la cifra pudo haber alcanzado los varios cientos de miles, pero también desde niños se nos enseña a evacuar nuestras escuelas, casas y lugares de trabajo, y que una vez finalizado un sismo debemos trasladarnos a un lugar en altura a un par de kilómetros del océano.

Me llama la atención como el dolor puede sacar a luz lo peor que llevamos dentro con turbas de cientos de personas saqueando supermercados en zonas ubicadas a más de quinientos kilómetros del epicentro en donde el abastecimiento de encuentra absolutamente garantizado, pero si el saqueo se limitara a leche, pañales y alimentos podría ser medianamente comprensible pero estamos hablando de tipos que huyen con televisores LCD, lavadoras y cajas de licores en su espalda; peor aún hay quienes se dedican a saquear las casas y autos destruidos con cadáveres frescos aún en su interior. Igualmente surgen comerciantes inescrupulosos que en la zona afectada venden a seis dólares el kilo de pan y cuatro dólares el litro de agua embotellada (normalmente ambos ítem no superan el dólar con cincuenta). Pero también el dolor saca a la luz lo mejor que tenemos dentro, con bomberos voluntarios que han trabajado sin descanso durante setenta y dos horas intentando sacar, a riesgo de sus vidas, a los atrapados en medio de los escombros. Jóvenes estudiantes que han cruzado medio país para ir a sumergirse en el lodo para ayudar al rescate o que han trasladado por horas pesadas mochilas en sus espaldas cargadas con alimentos para hacerlas llegar a los puntos aislados. Son cientos los que hacen filas frente a la Cruz Roja, la Defensa Civil o la Oficina Nacional de Emergencia para ofrecerse como voluntarios. Hombres y mujeres anónimos distribuyen agua en sus vehículos en las poblaciones donde el servicio se encuentra interrumpido conformándose con una sonrisa y las gracias. Vecinos que quizás nunca habías conocido tocan la puerta de tu casa para preguntarte cómo estás y si necesitas algo, esa conversación se repite con el conductor del micro, con el cajero del banco, con la chica que te vende el café, todos parecieran estar genuinamente preocupados por todos; como nunca abundan los abrazos y los apretones de mano. Definitivamente una catástrofe no saca lo peor ni lo mejor de nosotros, sencillamente muestra de que madera estamos hechos. Me quedo con las palabras de una humilde mujer entrevistada con un equipo de prensa mientras observaba lo que había sido su casa ahora convertida en un amasijo de madera, concreto y lodo: “Lo perdimos todos, no se salvo nada, pero estamos vivo y tenemos las dos manas sanas para reconstruirlo todo….”

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CHILOÉ, SUCEDIÓ, VIAJES

Ana dijo... Que placer, recién sacadas, rociadas con un poquito de limón, acompañadas con un buen champagne y la luna saliendo, ahí, justo enfrente, sobre el mar¡... Delicioso.

LUNES 15 DE MARZO DE 2010

Simplemente Ostiones Me fascinan los productos del mar, entre ellos en especial los mariscos, y entre estos en especial las ostras. Muchas cosas se pueden decir de estas sorprendentes criaturas, durante horas se podría reflexionar y hacer profundas analogías acerca de lo resistente de sus caparazones y del asombroso proceso mediante el cual pueden transformar al más insignificante grano de arena en la más perfecta de la perlas. Sin embargo creo que lo mejor que se puede decir de las ostras es que son realmente deliciosas marinadas en limón y vino blanco o gratinadas con abundante queso parmesano. En ocasiones lo mejor que se puede decir de algo es simplemente lo más elemental.

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SIMPLICIDAD, SANTIAGO

Zayi dijo... A veces, el exceso de información es casi tan peligroso como la falta de ella. Yo soy de averiguar sólo lo justito y de revisar en varios lugares antes de crearme juicios...

MIÉRCOLES 26 DE MAYO DE 2010

El Cuarto Poder Basta un mínimo de conocimientos cívicos para tener claro que son los tres poderes del estado que en toda democracia son la representación de la soberanía y voluntad ciudadana. El ejecutivo administrando los recursos del pueblo, el legislativo estableciendo las leyes del pueblo y el judicial ejecutando la justicia del pueblo, aunque ministros, parlamentarios y jueces son cercanos a este pueblo ta sólo en la época de elecciones y de ahí en más persiguen sus propios objetivos partidistas. Esta suerte de voto sin voz originó a mediados del siglo XX el surgimiento de un tácito cuarto poder, el de la información, representado por la prensa que vino a ser la voz del pueblo. Pero los hechos nos demuestran que lo informado por la prensa también puede ser censurado y manipulado de acuerdo a los deseos del dictadorcillo de turno. En otras ocasiones son los mismos medios los que se autocensuran o privilegian cierta información sobre otra conforme a las líneas editoriales establecidas por sus directorios o los intereses de sus patrocinantes. Actualmente y por primera vez en la historia el poder de la información se ha vuelto absolutamente democrático. La voz ciudadana ha tomado cuerpo en redes sociales como facebook, twitter o los miles de blogs publicados, cambiando radicalmente la forma de hacer política, de comunicarnos y de hacer negocios. Ejemplos sobran: Las oficinas de atención al cliente de muchas empresas no eran más que un adorno encargado de tramitar interminablemente cualquier reclamo, sin embargo hoy los grupos de facebook pueden transformarse en la peor pesadilla para los encargados de relaciones públicas de cualquier compañía. Otro ejemplo tuvo lugar en el reciente terremoto de Chile donde, con carreteras cortadas y líneas telefónicas saturadas, fue a través de twitter que la prensa y las autoridades se enteraron que un maremoto había arrasado buena parte de la costa centro sur del país. De igual forma ha sido mediante blogs (quizás como los que solemos leer) que conocimos los horrores de la guerra en Georgia o hemos podido escuchar los puntos de vista de la disidencia en Cuba o China. Pero toda cuota de poder también exige una cuota de responsabilidad ya que de la misma forma por primera vez la capacidad de calumniar y echar a correr información errónea está al alcance de nuestro teclado. Muestra de ello es la cantidad de inexactitudes científicas presentes en los artículos de sitios como Wikipedia o las completas barbaridades que en más de una ocasión hemos recibido por twitter y que muchas personas aceptan como verdades absolutas sin contrastar con otras fuentes dicha información. Una semana tras el terremoto un esquizofrénco entró a un supermercado de Valparaíso gritando que un tsunami se acercaba a las costas porteñas. Alguien que creyó los gritos a pie juntillas subió la alarma a twitter y a los pocos minutos varios miles de persona huían despavoridos a los cerros arrancando de un maremoto inexistente y de un mar en perfecta calma. Resultan increíbles las posibilidades y beneficios que el democrático manejo de la información puede traer a la sociedad, pero también es increíble la responsabilidad que ello implica para cada uno de sus integrantes. PD: ¿Qué tiene que ver la fotografía con lo escrito? Pues se trata de un detalle del frontis del diario “El Mercurio de Valparaíso” uno de los más antiguos periódicos de habla hispana y el de más larga data en Latinoamérica.

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CONSIDERACIONES, SOCIEDAD, VALPARAÍSO

Mi nombre es alma dijo... Y sin embargo, esta insttantánea congelada, este instante precioso, es como un ballet en movimiento, con todos sus bailarines preparados para entrar en escena.

LUNES 31 DE MAYO DE 2010

Un Instante en Taquile Hay fotos que no se planifican, ni siquiera se piensan, tan sólo se levanta la cámara y se toman. Esta es una de esas, sencillamente alcé la cámara y disparé el obturador. El resultado: un instante cotidiano, simple y complejo a la vez en un día común y corriente en la isla de Taquile en el costado peruano del Lago Titicaca. En ella se aprecian sus escalinatas pavimentadas en piedra, sus angostas callejuelas, hombres con atuendos típicos, niños traviesos y los siempre infaltables turistas. La vida es como esta fotografía, un instante detenido en el tiempo seguido por otro y otro en forma infinita, al igual como cuando vemos una película en el cine donde nos parece ver una imagen continua cuando en realidad se trata de 24 fotogramas por minuto. El poder darse le tiempo de congelar estos instantes, más allá de en una fotografía en nuestras mentes, nos permite degustar, meditar, redescubrir y por sobre todo disfrutar estos momentos. Pero ello requiere tiempo un bien cada vez más escaso en nuestra alocada vida moderna en donde el “no tengo tiempo” o el “estoy apurado” se ha vuelto una constante. No hacerse de un momento es la verdadera pandemia de la sociedad contemporánea, nos impide disfrutar de nuestros hijos, de nuestros logros, de nuestras pequeñas cosas aparentemente insignificantes como también no nos posibilita aprender de nuestros errores y fracasos. Aquel que nunca tiene tiempo y que siempre vive ocupado no se da cuenta como la vida se le escurre entre las manos, como sus hijos se vuelven hombres, como sus amigos se convierten en extraños, ni siquiera es capaz de darse cuenta que tal vez ya haya cumplido us metas trazadas años atrás. Que sano sería diariamente al final de la jornada darnos el tiempo de congelar un instante del día vivido para disfrutarlo, para aprender de él, pero sobre todo para atesorarlo.

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CONSIDERACIONES, TITICACA, VIAJES, VIVENCIAS

MARTES 15 DE JUNIO DE 2010

Coexistencia Esta fotografía tiene dos actores: En primer plano un imponente lobo marino y al fondo las instalaciones del dique naval que flota en la bahía de Valparaíso y cuyo logo puede verse a la izquierda del animal. Por lo mismo la imagen podría ser usada por alguna ONG dedicada a la conservación del medio ambiente como por la oficina de relaciones públicas de la citada compañía. El compromiso con la ecología es una de las cuestiones que se ha vuelto de primera importancia en mi forma de enfocar la vida, quienes me conocen saben que en forma a veces incluso majadera privilegio el reciclaje, al ahorro de energía y todo aquello que ayude a salvaguardar los recursos naturales. Sin embargo me preocupan también otros asuntos como la superación de la pobreza, la disminución del desempleo, el mejoramiento del acceso a la salud y educación, todas ellas cuestiones en donde se debe llegar a un delicado punto de equilibrio entre no intervenir el medio ambiente y permitir el desarrollo sustentable. He apoyado el accionar de iniciativas que se oponen a la construcción de represas en la Patagonia o al traslado de glaciares de en Los Andes para facilitar la extracción minera no porque no valoré el crecimiento económico que las empresas involucradas puedan aportar o porque no sea consciente de la necesidad de producción de energía, sino porque creo que hay otros medios de generarla menos invasivos con el ecosistema y los minerales bajo los campos de hielo pueden perfectamente esperar hasta que nuestra tecnología permita acceder a ellos sin tener que hipotecar nuestras futuras reservas de agua. Sin embargo existen otras propuestas de grupos ecologistas radicales que encuentro inviables y que creo que en lugar de ayudar a la causa tan solo hacen que sean vistos como unos locos que poco menos pretenden regresemos a la Edad de Piedra. Absurdo sería pensar en que el inicialmente referido dique flotante cierre sus operaciones para que las colonias de lobos marinos cercanas no se vean amenazadas por las hélices de los barcos y la contaminación por petróleo, aún si se hiciera el único resultado sería que se construya un nuevo dique en otro lugar afectando a otro ecosistema y tan solo multiplicaríamos el problema por dos. Igualmente no tiene sentido marchar por las calles pidiendo eliminar los bosques artificiales de pino radiata levantados por las empresas forestales en la Araucanía para luego reforestarlo con árboles nativos, este simple hecho no va a disminuir el consumo de papel y lo único que se lograría es trasladar el problema a la Patagonia, el Amazonas o a algún lugar de África. La causa ecológica debe ser tomada con seriedad y no tan sólo con idealismo, con propuestas concretas y no únicamente con sueños utópicos. El trabajo de las instituciones verdes no puede consistir sólo en convocar a protestas frente a las plantas de celulosa, aunque en ocasiones es necesario hacerlo, sino también en promover iniciativas que solucionen el problema de raíz como que legalicen la firma digital y promuevan la facturación electrónica a fin de disminuir el consumo de papel; desincentivar el uso del automóvil mediante una adecuada red de transporte público; subsidiar la adquisición de paneles solares para disminuir los uso domiciliarios de energía y así un sinfín de ideas prácticas, concretas, viables y ejecutables que pueden marcar una gran diferencia. Industrialización y Medio Ambiente están ya condenados, para bien o para mal, a la coexistencia.

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ECOCONCIENCIA, SOCIEDAD, VALPARAÍSO

Alís dijo... Y que difícil es esa coexistencia ¿verdad? sobre todo cuando las diferentes posturas parecen tan irreconciliables y ni unos ni otros quieren ceder. ¿Seremos capaces de encontrar soluciones a tiempo?

Patricia González Palacios dijo... Que linda historia, me encantó el detalle tan dulce de tu madre de dejar ese lazo abierto día a día. Con todo respeto un pirata tu papi!!, que historias debe haber tenido. Aunque no hayas seguido sus pasos en el fondo creo que hubieras disfrutado esa libertad. El poema sólo me saca suspiros, adoro la poesía y me encanta Neruda entre tantos otros.

MIÉRCOLES 30 DE JUNIO DE 2010

Hombres de Mar Supongo que todos los puertos del mundo son en alguna medida iguales o al menos parecidos, intrínsecamente bohemios por decirlo de alguna forma, perfecta mezcla de decadencia y romanticismo. Quizás porque así son los hombres de mar, sin importar el tiempo pasado o los avances de la modernidad los largos meses alejados de tierra firme los convierten parte en una horda de vikingos ansiosos de cerveza y desenfreno y parte reencarnación de antiguos héroes griegos con alguna Penélope esperando su regreso. Durante más de veinte años mi padre navegó por los mares del mundo, era un trabajo duro pero mucho mejor que horadar las entrañas de la tierra al interior de las minas de carbón como había sido el destino de su familia. Por lo mismo hasta la adolescencia tuve la compañía de mi viejo cuando sumo dos meses al año pero al mirar atrás no recuerdo su ausencia ya que mi madre cada noche dejaba un juguete o una golosina junto a mi cama haciéndome creer que mi papá poseía poderes mágicos aprendidos de algún chamán africano mediante los cuales me visitaba durante mis sueños. En nuestro hogar mi padre era Ulises, por consiguiente nosotros Penélope y Telémaco, pero como la vida tiene su balance en otros lares debió haber sido Erick el Rojo. Una vez estando él ya retirado y cuando yo ya superaba la veintena tuvimos esa conversación inevitable, esa donde los padres se muestran ya no como héroes intachables sino como humanos imperfectos. Fue allí cuando me contó de las interminables noches de juerga en Tokio, Buenos Aires o Río, de la vez que cuchillo en mano debió defender su hombría en Manila, de la adinerada mujer de San Francisco por la cual estuvo a punto de dejarnos y de la hija perdida en algún puerto del sur de Chile que un día no quiso reconocer. No sentía culpa al respecto, supongo que consideraba todo como circunstancias propias de la vida del hombre de mar y creo que el objetivo de la conversación fue desanimarme en mis deseos de seguir sus pasos. No lo juzgo, no lo condeno, tampoco lo justifico, sencillamente comprendo que la vida que llevo lejos de nosotros fue un constante “Farewell”. “Desde el fondo de ti, y arrodillado, un niño triste, como yo, nos mira, Por esa vida que arderá en sus venas tendrían que amarrarse nuestras vidas, Por esas manos, hijas de tus manos, tendrían que matar las manos mías, Por sus ojos abiertos en la tierra veré en los tuyos lágrimas un día. Yo no lo quiero, Amada, Para que nada nos amarre que no nos una nada, Ni la palabra que aromó tu boca, ni lo que no dijeron las palabras, Ni la fiesta de amor que no tuvimos, ni tus sollozos junto a la ventana.

(Amo el amor de los marineros que besan y se van, Dejan una promesa, no vuelven nunca más, En cada puerto una mujer espera; los marineros besan y se van, Una noche se acuestan con la muerte en el lecho del mar). Amo el amor que se reparte en besos, lecho y pan, Amor que puede ser eterno y puede ser fugaz, Amor que quiere libertarse para volver a amar, Amor divinizado que se acerca, amor divinizado que se va. Ya no se encantarán mis ojos en tus ojos, ya no se endulzará junto a ti mi dolor, Pero hacia donde vaya llevaré tu mirada y hacia donde camines llevarás mi dolor, Fui tuyo, fuiste mía, Qué más? Juntos hicimos un recodo en la ruta donde el amor pasó, Fui tuyo, fuiste mía, Tú serás del que te ame, del que corte en tu huerto lo que he sembrado yo, Yo me voy, estoy triste; pero siempre estoy triste, vengo desde tus brazos, no sé hacia dónde voy. …Desde tu corazón me dice adiós un niño, y yo le digo adiós” PD: Sin lugar a dudas Farewell de Pablo Neruda es un verso duro, incluso a ratos chocante, pero indudablemente hermoso. No comparto la “elegante” forma en la que el poeta intenta huir de sus responsabilidades pero no me deja de conmover su genio creativo. De igual forma, a pesar de todo, nunca dejaré de recordar a mi viejo como un hombre de mar amante de los suyos por encima de cualquier cosa.

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NERUDA, POETAS, VALPARAÍSO, VIVENCIAS

Dedicado con especial cariño y aprecio a aquellos que se han dado el trabajo y la paciencia de visitar mi blog, leer mis historias y contemplar mis fotografías, y en especial para quienes se han tomado el tiempo para publicar sus comentarios e impresiones haciéndome crecer día a día.



Luis Santibáñez Miranda www.unaimagenpalabrasmil.blogspot.com

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