Una perspectiva sobre las actitudes y el deber ser de los docentes en el aula escolar ALEJANDRO VERA PEDROZA, TERESA DE JESÚS MAZADIEGO INFANTE1
Resumen El presente ensayo aborda la problemática de las actitudes inadecuadas que muestran los docentes en el aula escolar, comparados con el deber ser de considerar las diferencias individuales correlacionadas con las actitudes positivas del docente, puesto que sin esta correlación, se impide un adecuado proceso de enseñanza-aprendizaje y se fomenta el distanciamiento entre profesor-alumno y alumno-alumno; el trabajo propone el uso de la metacognición como herramienta cognitiva para enfrentar esta situación tan cotidiana en las aulas escolares que tanto dificulta la apropiación de conocimientos por parte de los estudiantes y la impartición de una adecuada cátedra por parte de los docentes universitarios. Profundiza en la cultura docente en aspectos como actitudes positivas, valores y las diferencias individuales de los estudiantes relacionadas con las actividades áulicas; además de mantener una actitud de respeto sobre ellos, ya que confían su formación integral al docente quién debe fomentar habilidades de razonamiento abstracto, analítico, hipotético-deductivo, facilitar el aprendizaje significativo, fusionando el conocimiento con las relaciones sociales y el contexto cultural. Descriptores: Actitud docente, Diferencias individuales, Habilidades de razonamiento, Metacognición.
A Perspective on the Attitudes and Must Be of Teachers in the Classroom
Abstract This paper addresses the problem of inappropriate attitudes shown by teachers in the classroom, compared to what it should be to consider individual differences correlated with positive attitudes of teachers, because without this correlation, it prevents a proper process of education and learning and encourages the distance between teacher-student and student-student, the paper proposes the use of metacognition as cognitive tool to address this situation as everyday in the classroom that hinder the appropriation of knowledge by students and the delivery of adequate teaching by university professors. Delving into the teaching culture aspects such as positive attitudes, values and students’ individual differences related to activity classroom, in addition to maintaining an attitude of respect for them because they trust their comprehensive training to teachers who must foster abstract reasoning skills, analytical, hypothetical-deductive, facilitate meaningful learning, combining knowledge with social and cultural context. Key words: Teaching Attitude, Individual Differences, Reasoning Skills, Metacognition.
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Artículo recibido el 13/04/2010 Artículo aceptado el 12/06/2010 Conflicto de interés no declarado
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Profesores investigadores de la Facultad de Pedagogía y de la Facultad de Psicología, Universidad Veracruzana, Zona Poza Rica-Tuxpan.
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do dominio y experiencia académicas, de preferencia en el área de conocimiento en que se desempeñe como profesional; en donde los grados académicos y la certificación laboral se ponderan como condiciones esenciales para elevar y garantizar la calidad de la formación en las entidades educativas.
Introducción
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a práctica educativa universitaria se asienta dialécticamente en un marco teórico y en una fundamentación epistemológica que permiten ubicar la problemática de la enseñanza-aprendizaje en la construcción del conocimiento científico. El éxito académico se obtiene en función de la interacción de una serie de cualidades, habilidades, estrategias de estudio o circunstancias personales que concurren en cada uno de los sujetos involucrados –alumnos y docentes– al momento de configurar la situación áulica (Vicentín, Graccia y Aranda, 2009:9). Una de los elementos importantes en el contexto de la educación universitaria es la figura docente, quien al ser señalado en sus errores y aciertos, permite recuperar el sentido de la formación profesional y de sus valores como formadores permanentes en un contexto crítico y auto-generador de nuevas alternativas, lo cual les permite superar las deficiencias mostradas ante los grupos de estudiantes que semestre con semestre transitan por las aulas con expectativas de ser formados en un marco de conocimientos, actitudes y valores propiciados por el docente (Rivarossa y Perales, 1998:141-159). Normalmente en los debates académicos se argumenta sobre la importancia que tiene la aplicación de estrategias y medios educativos sustentados en la teoría constructivista, la cual propone la creación de espacios educativos participativos, donde los alumnos construyan y reconstruyan sus propios conocimientos y se conviertan en sujetos autónomos, críticos y propositivos en lo que se refiere a sus actividades académicas. Se discute entre actores educativos sobre lo pertinente que es el uso de los medios audiovisuales como apoyo de las tareas escolares, en donde el manejo y aplicación del proyector de computadora, de acetatos o de cuerpos opacos, combinados con los pizarrones electrónicos y láminas de rotafolio, por cierto herramientas hoy repletas de mapas conceptuales, mentales y/o cuadros sinópticos; tan utilizados actualmente en las aulas escolares y son reconocidos por su fundamento teórico conductista, representado en educación por el modelo de la tecnología educativa y su contraposición con la didáctica crítica. Bajo este esquema únicamente se enfatiza sobre lo fundamental que es la plantilla de personal para las instituciones educativas, que en su techo financiero existan catedráticos calificados con un profun-
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Las diferencias individuales en el aula Sin embargo, dista mucho de hacer énfasis en la educación desde la perspectiva de las diferencias individuales en donde la habilidad cognitiva de cada estudiante le permitirá el procesamiento de la información en forma eficaz, por lo que el docente debe entender y profundizar, el estudio de los procesos que subyacen al razonamiento humano, teniendo en cuenta las teorías del proceso dual del razonamiento, que permiten explicar dos sistemas diferentes de entenderlo y de comprender el pensamiento humano, para adecuar el aprendizaje a las diferencias individuales de los estudiantes (Stanovich, 2009). El docente en el aula debe comprender la ejecución diferencial de los estudiantes en la resolución de tareas de razonamiento hipotético-deductivo, atendiendo a las características diferenciales de cada uno, implementando estrategias de aprendizaje, adecuando la enseñanza en relación tanto a sus limitaciones personales (capacidades y habilidades cognitivas) como a las diferencias individuales a nivel intencional en el desarrollo, así como fortaleciendo el razonamiento verbal, las habilidades para comprender y resolver problemas lógicos, la memoria a corto plazo y la flexibilidad cognitiva. Se requiere enseñar a los estudiantes que a través de la metacognición serán capaces de autorregular su propio aprendizaje, es decir, de planificar qué estrategias podrán utilizar en cada situación de aprendizaje, aplicarlas, controlar el proceso, evaluarlo para detectar posibles fallos y como consecuencia, poder realizar transferencias a una nueva acción o situación de aprendizaje. Sin embargo, en los debates académicos, donde la repetición de contenidos y la memorización no tienen cabida, poco se cuestiona sobre las actitudes que debe mostrar el educador para facilitar el aprendizaje; como si la mayor parte de la comunicación que se da con el colectivo no tuviera que ver con las actitudes, el desarrollo de habilidades de razonamiento, la metacognición y las expresiones verbales que se utilizan en las clases (Cárdenas, 2004:4-5).
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da estudiante recibe y diferencias individuales con respecto a la capacidad de utilizar recursos que demandan algunos estudiantes para un aprendizaje accesible. El docente debe permitir el razonamiento abstracto, analítico, hipotético-deductivo, facilitar el aprendizaje significativo en cada uno de sus estudiantes correlacionado con actitudes positivas (Evans, 2006:202-207). No considerar una diversidad de actividades para la apropiación del conocimiento en función de las diferencias individuales, es discriminación intelectual que separa a los estudiantes como aptos y como no aptos para la vida. Al respecto, la estrategia VAK propone que cada alumno percibe las cosas de manera diferente y que el docente responsable debe identificar a estos estudiantes e implementar con ellos estrategias de enseñanza-aprendizaje diferentes, ya sea a nivel personal o grupal. Se trata de reconocer que una propuesta pedagógica crítica distingue la individualidad del sujeto, como un ser pensante y creativo capaz de innovar en la resolución de problemas cotidianos y escolares; situación en la que el docente es un facilitador del aprendizaje que aprovecha las habilidades y actitudes del colectivo escolar para conformar un ambiente apropiado a las necesidades y cualidades de cada educando, entendiendo que la actitud es una disposición de ánimo que tiene un ser humano ante su medio ambiente (Rubio, Martínez, Rico, Revillas y Romero, 2001:2). Se trata de dejar de lado la didáctica tradicional, basada en la teoría sensual-empirista, que tanto se aplica hoy en día en las aulas escolares y que ha sido muy difícil de combatir en el aula, sobre todo con docentes que tienen mucho tiempo de experiencia; la cual, se caracteriza por un centralismo magisterial donde el alumno se convierte en un sujeto pasivo e irreflexivo que tiene que soportar el poder irrestricto del profesor cuando hace gala del pase de lista, de retirar a un alumno de clases porque no esta poniendo atención y de valorar su rendimiento en cuanto a cuestiones de memorización. Este tipo de educación se riñe con el paradigma global que propone la UNESCO sustentado en el trabajo de Delors (1994:91-103) quien propone se sustente en cuatro pilares: 1) aprender a conocer, 2) aprender a ser, 3) aprender a hacer y 4) aprender a convivir. De ellos, la Universidad Veracruzana recupera y propone tres como los mas importantes e incluyentes, el aprender a conocer, aprender a hacer y aprender a ser que son los tres principios en que se funda el nuevo modelo educativo: intelectual, profesional y social-
La actitud del docente y el deber ser En diversas ocasiones se ha observado a catedráticos que cuentan con una formación y experiencia profesional sobresaliente pero que tienen actitudes negativas ante los alumnos, que bloquean de manera inmediata cualquier posibilidad de aprendizaje eficaz, como parte de un proceso de común entendimiento y empatía. Al final de algunos cursos universitarios, los instructores solicitan la evaluación sobre los aspectos sobresalientes del mismo (refiriéndose a la temática) siendo la respuesta de la mayoría de los estudiantes: las actitudes docentes. Se están refiriendo a la actitud de entrar al aula con una sonrisa, de desplegar humildad, de compartir los conocimientos con calidez considerando las diferencias individuales de aprendizaje de cada estudiante, recurriendo a una anécdota para despertar emociones guardadas sobre sí mismo y la vida, recurriendo a lecturas e imágenes que motivan el trabajo grupal e individual, palabras que exaltan y convidan a la comprensión y a la tolerancia mutua, frente a un imprevisto personal o a la apropiación de un contenido complicado de manejar y aprender dada la individualidad humana. También se refieren a que los docentes recurran a reforzadores sociales, a mostrar interés particular por el bienestar de cada estudiante, por sus motivaciones, por sus necesidades de logro, por darles la oportunidad de formarse como profesionistas, entre otros aspectos; simplemente el tratar a los estudiantes como individuos que quedan bajo la responsabilidad del docente en su participación de formación integral, dejando a un lado actitudes de soberbia e intolerancia en aras de la excelencia académica, recordando que la calidad del maestro exige dar al alumno lo mejor de sí, en la búsqueda permanente del éxito individual y colectivo del grupo. No pensar y actuar así por parte del docente es olvidar que en un grupo escolar existen individualidades afectivas, físicas y cognitivas; entidades biológicas; con canales de percepción de aprendizajes distintos: visual, auditivo y kinestésico (Seoane, Valiña, Rodríguez, Martín y Feraces, 2007:206-211), diferencias individuales en cuanto a funciones en el procesamiento cognitivo (automático y en paralelo), frente a un procesamiento controlado y secuencial en el sistema; diferencias individuales en la velocidad del procesamiento (los estudiantes que son rápidos y lentos en el aprendizaje); diferencias individuales en procesamiento consciente de la información que ca55
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tecnológicos, pero sin que olviden sus valores y tradiciones históricas. Se trata también de formar sujetos pensantes con una actitud humanista y progresista, para quienes compartir y apoyar a sus iguales se convierta en parte de su vida social y laboral; que no se dejen seducir por las mieles de un capitalismo oscuro que propone como recompensa intelectual un estatus social elevado y la formación de una actitud individualista en donde sólo el más competente triunfará en esta nueva sociedad.
humano, mismos que han de alcanzarse a través de tres ejes integradores: teórico, heurístico y socio axiológico, con los que se pretende alcanzar una educación superior de tipo integral, que se complemente con el concepto de competencia académica, que se conceptualice como una red de conocimientos, habilidades y actitudes que preparan a una persona para un desempeño pertinente en su realidad profesional, laboral, social o personal (Sánchez, 2005). Estos principios universales buscan instaurar un equilibrio entre el ser intelectual y el ser afectivo como alternativa de equilibrio para formar mejores seres humanos en las instituciones escolares, en donde los valores humanos tienen un lugar preferente en el aprender a ser y aprender a convivir; pues de qué sirve tener ciudadanos altamente capacitados laboralmente, si como seres humanos no respetan a sus semejantes y no se solidarizan con ellos en momentos críticos de su vida. En este contexto, partimos del supuesto de que el aprendizaje significativo no puede ser trasmitido en los salones de clase si los profesores no se dan cuenta que sus actitudes son un elemento fundamental en el proceso enseñanza-aprendizaje, dado que el dominio de contenidos y estrategias de aprendizaje es sólo una parte del proceso educativo, que debe ser completado con una verdadera empatía entre el facilitador y el aprendiz (Zabalza y Beraza, 2003). Plantear esta posibilidad es reconocer que los trasfondos ideológicos estructurados a lo largo de la vida del sujeto, las formas individuales de observar, creer y actuar se pueden modificar, parcial o totalmente a partir de procesos metacognitivos, entendidos como los procesos que permiten darse cuenta de, tener conciencia de, donde los pensamientos y, por consecuencia, las actitudes tanto de profesores como de los estudiantes, pueden mejorar e impactar de manera relevante en el quehacer educativo. Se trata de concebir que en las aulas escolares los profesores y alumnos universitarios incorporen en sus saberes herramientas cognitivas que les permitan desarrollar sus habilidades de pensamiento crítico y creativo, estrategias que favorezcan el desarrollo de las habilidades básicas y su pasaje hacia habilidades analíticas y reflexivas (Vargas y Arbeláez, 2001:115). Este es un proceso ideal para formar individuos autónomos, inteligentes y sensibles a las necesidades humanas de la comunidad en donde habitan; para formar profesionales competentes capacitados para triunfar personal y profesionalmente en la era de los avances científicos y Revista de Educación y Desarrollo, 14. Julio-septiembre de 2010.
Mejorar la actitud docente Para lograr lo anterior, como una alternativa viable, sería necesario actualizar y capacitar a los catedráticos en el desarrollo de habilidades del pensamiento crítico y creativo, dado que actualmente en la Universidad Veracruzana no existe esta competencia académica en la plantilla docente de las facultades. Se requiere además de involucrar a los catedráticos en cursos, talleres y conferencias de especialistas, para sensibilizarlos e interesarlos en formarse en este campo del conocimiento (Gutiérrez y cols., 2006:116). De no ser posible un cambio de actitud en el docente actual, la educación propuesta por el nuevo modelo educativo (MEIF) centrado en el aprendizaje, no será posible ya que se propone que el docente se convierte en el mediador y tutor, que debe realizar la tarea de favorecer la formación de estudiantes autónomos independientes y reflexivos críticos, para que puedan alcanzar por sí mismos las competencias integrales que requieren los estudiantes universitarios (Garner, 1995:20). De no lograrse lo anterior, las escuelas se verían convertidas en espacios con ausencia de conocimientos críticos, que no fomenten las habilidades de razonamiento, encaminadas hacia una instrucción técnica, en donde el humanismo y la metacognición no tienen cabida. Aceptar esta situación en las aulas universitarias, es concebir a la educación sólo como un instrumento de ascenso laboral y social y no como el proceso cotidiano y continuo que promueve en el hombre un razonamiento ético y humano apegado a la verdad y a la subsistencia social como especie pensante. Tales precisiones conllevan a un gran reto educativo, el de ser los catedráticos detonantes del desarrollo sostenible y humano de los seres humanos con los que se comparte un espacio y un tiempo. Desde la óptica propia como docentes también implica un 56
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mediador que conciba al aprendizaje como una actividad social y de experiencia compartida, cuya sustentabilidad sea el trabajo cooperativo, en al afán de provocar aprendizajes significativos acordes a la realidad social de cada uno de sus estudiantes (De Sánchez, 1996; Hay, 1998:77-86). En este sentido, en un mundo neoliberalista, donde la educación promueve el individualismo y la competencia académica, este propósito sólo se logrará a través de una actitud positiva por parte del docente para generar procesos cognitivos al formar a los estudiantes que este país requiere, competentes en saberes y deberes; con valores éticos por haber tenido un trato formativo dentro de las actitudes éticas del docente que lo prepara para una sociedad que busca afanosamente la modernidad y competitividad educativa y laboral con ética profesional (Hill y Ckements, 2000). En el futuro, consideramos que las principales teorías generales explicativas del pensamiento deberán tener en cuenta aspectos relacionados con los objetivos epistémicos, por ejemplo, en el caso de Stanovich, que considera las diferencias individuales como parte fundamental de su formación (2002:124-158; 2009:34-39). Además, desde una perspectiva claramente aplicada, se hace necesario: a) profundizar en la cultura docente aspectos vinculados con el razonamiento y la toma de decisiones en diferentes ámbitos vinculados con actividades áulicas, y b) seguir manteniendo una actitud de respeto sobre los estudiantes que nos confían su formación integral a través de las actitudes y valores del maestro y, por consiguiente, son susceptibles a fracasar o mejorar a través del modelo que representa el docente en la educación y sus habilidades de razonamiento para enfrentarse al quehacer diario en el aula relacionando la cognición con las actitudes, el afecto, la motivación, las relaciones sociales y el contexto cultural.
compromiso ético y uno profesional, ante los cuales se puede reaccionar de dos maneras: negarse y seguir en un cómodo lugar de docente frente a grupo, centrado en los contenidos del mapa curricular o aceptar el gran reto de enfrentarse a las propias limitaciones y apostar a una educación creativa que permita el desarrollo personal en primera instancia y después, permita a los docentes convertirse en hábiles orientadores para ser capaces de preparar la tierra fértil en que las personalidades de los estudiantes crezcan rebasando las propias expectativas del maestro, que es lo que menos se merece la humanidad que ha confiado a sus hijos para ser educados buscando el logro académico profesional. Conclusiones Así pues, el desarrollo de habilidades del pensamiento en los estudiantes universitarios, más que una estrategia educativa, se ha convertido en una necesidad personal y nacional ante los grandes retos que ha impuesto la globalización en el mundo. Se necesitan estudiantes y profesionistas competentes en distintas áreas del conocimiento, las cuales puedan ser abordadas desde la perspectiva del pensamiento y la transformación de la realidad a partir del dominio de habilidades analíticas y críticas que coloquen a cada egresado en la antesala del dominio de una diversidad de conocimientos y problemas sociales y científicos, para que puedan mostrar competitividad a través del razonamiento abstracto, analítico e hipotético-deductivo (Evans, 2006). En este escenario, se requiere que la metacognición, se convierta en una herramienta educativa, entendida como un estado de la conciencia que permite al estudiante darse cuenta de los conocimientos, habilidades y actitudes asociadas al proceso de pensar en sus distintos niveles: básico, analítico y crítico (Delacote, 1997:137), que le permita hacer un alto en el pensamiento reflexivo, para fomentar las habilidades de razonamiento mientras se están ejecutando tareas especificas y luego utilizar este conocimiento para controlar lo que se está haciendo (Campirán, 2000; Paris, Lipson y Wixson, 2009). Se necesita fomentar la reflexión en el docente en su quehacer áulico, que le permita participar en la formación de estudiantes más competentes y abiertos al cambio para que al egresar puedan ser competitivos, con la ayuda de actitudes llenas de autocontrol y dinamismo, siempre bajo el objetivo de ser un facilitador del aprendizaje, más que un guía, ser un
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