UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE SINALOA FACULTAD DE CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN DOCTORADO EN EDUCACIÓN

UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE SINALOA FACULTAD DE CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN DOCTORADO EN EDUCACIÓN SUTESTANTE: MC FERNANDO RODELO MENDOZA ANTEPROYECTO: LA
Author:  Emilia Rubio Cruz

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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE SINALOA FACULTAD DE CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN DOCTORADO EN EDUCACIÓN

SUTESTANTE: MC FERNANDO RODELO MENDOZA

ANTEPROYECTO: LA EDUCACIÓN URBANA POSREVOLUCIONARIA EN SINALOA. LA REPRESENTACIÓN DE TRES CIUDADES ÍCONOS, MAZATLÁN, CULIACÁN Y LOS MOCHIS: 1920-1940.

Culiacán, Sin., febrero del 2011.

1

PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA Las décadas de los veinte y de los treinta se caracterizaron por el constante surgimiento de grupos y facciones, donde se encontraban muchos inconformes con las políticas adoptadas por los “gobiernos de la Revolución”.1 El ideal revolucionario se concentró en su proyecto, el de dar difusión a las escuelas rurales, aún así, la demanda de la educación correspondió más a un discurso nacionalista que a la veracidad del núcleo de la enseñanza. Así, mientras el Estado alcanzaba su completa formación e institucionalización en la política, numerosas regiones del país fueron escenario de violentos enfrentamientos por diversas facciones que luchaban por imponerse. Ese dogma lo encontramos en el análisis de Francois-Xavier Guerra, donde menciona en la entrevista que se le realiza al presidente Porfirio Díaz en 1907 por James Creelman, sobré qué era lo que estimaba más importante para la paz: ¿la escuela o el ejército?, donde responde: La Escuela, si usted se refiere a la época actual. Quiero ver a la educación llevada a cabo por el Gobierno en toda la República, y confío en satisfacer este deseo antes de mi muerte. Es importante que todos los ciudadanos de una misma República reciban la misma educación, porque así sus ideas y métodos pueden organizarse y afirmar la unidad nacional. Cuando los hombres leen juntos, piensen de un mismo modo; es natural que obren de manera semejante.2

Si el discurso del presidente Díaz era dar confort al pueblo mexicano de retomar al positivismo como icono de la educación, estaríamos equivocados, ya que ni el mismo era positivista. Para esto, grupos revolucionarios tomarían el mando en los diferentes puntos del país y mutarían este ideal. Ahora, quienes tomarían la batuta en el sector de la enseñanza, serían aquellos militares que participaron en la lucha armada de 1910. A pesar que su ideología era impulsar a la educación rural, la escuela urbana toma un papel

1

Ariadna García García, “La justicia de la revolución”, en Revista Metapolítica, México, Noviembre-Diciembre, 2008, Núm. 62. p. 1. 2 Francois-Xavier Guerra, México: del Antiguo Régimen a la Revolución, México, FCE, 2000, p. 376.

2

fundamental en la conformación de la élite intelectual, cultural y política en Sinaloa. El fin de enfocar la educación al sector urbano no era prioridad en los años revolucionarios, sin embargo, el proceso migratorio de la comunidad estudiantil se consolida durante los años posrevolucionarios a la capital del Estado, con ello el brote académico. Esto lo podemos corroborar con estadísticas obtenidas durante la segunda década del siglo XX, que el porcentaje de la población estudiantil estaría concentrada en la capital sinaloense. Sinaloa contaba con 300 mil habitantes para 1920.3 Al inicio de su mandato contaba con 280 escuelas el Estado, para 1924 serían 4754 y para el año 1940, contaba con 487 escuelas.5 El crecimiento cultural por su estructura, estaría enfocado en ciudades como: Culiacán, Mazatlán y Los Mochis, como receptoras de mentes y el sector rural se enfocaría a tomar una educación técnica, como lo menciona el Secretario de Educación Narciso Bassols García: La educación técnica se refiere a aquellas disciplinas científicas o artísticas que se ejercen para realizar obras materiales, cuyo fin es satisfacer diversas necesidades humanas. En contraste con este concepto, la enseñanza de carácter universitario consistía, fundamentalmente, en impartir el conocimiento de las humanidades. Los universitarios, cualquiera que fuera el punto de partida de sus estudios, debían necesariamente convergir en el último escalón. En cambio, los técnicos debían seguir, como el ferrocarril, en sus rieles, líneas de conocimiento que no se confunden en una síntesis superior. Por tanto, las escuelas técnicas producirían siempre hombres que por necesidad quedarían subordinados al pensamiento director que, a su vez, sería engendrado en el seno de la universidad.6

Si las cabeceras más importantes del Estado de Sinaloa, eran encabezadas por la élite cultural, estas tendrías que ser engarzadas al engrane 3

Archivo General de la Nación (AGN), Galería presidencial O-C No. 3, Exp. 711-F-5, C-204. Archivo Histórico General del Estado de Sinaloa (AHGES), Informes de Gobierno de Ramón F. Iturbe (1920-1924). 5 AHGES, Informe de Gobierno del Coronel Alfredo Delgado (1940). 6 Carlos Muñoz Izquierdo, Educación, Estado y Sociedad en México, 1930-1976, Colima, Ponencia presentada en I Foro Latinoamericano de Educación Comparada, Centro de Estudios Educativos, A.C., 19 al 22 de Marzo, 1980, p. 3. 4

3

político-cultural, por lo que, el vinculo sería el factor de la organización administrativa sinaloense. Los gobernantes apostaban por un ideal nuevo, México era un país en transición y sus jóvenes estaban ansiosos de plasmar su conocimiento. La consolidación de la élite sinaloense en el espacio urbano, daba a cuestionar el modelo homogéneo educativo. Como lo mencionamos, sus prácticas eran totalmente diferentes, en la ciudad se tomaría al pensador como su procreación y benefactor. La escuela rural quedaría situada todavía en el sostén de la mano de obra tanto del Estado de Sinaloa como del país. Por citar un ejemplo, el discurso del Gral. Ramón F. Iturbe encontramos esa alusión: Talleres de carpintería, hojalatería, talabartería, zapatería y Sastrería, y además clases de dibujo industrial, ornato, música y telegrafía, los educandos pueden adquirir los conocimientos necesarios para la lucha por la vida.7

La finalidad era conservar el rumbo del corporativo capitalista, para el favorecimiento del inversionista, tanto nacional como extranjero. Así lo menciona Carlos Martínez Assad, “se intentó dar una visión a la educación más racionalista y popular”.8 Sin duda, el trabajo intelectual de José Vasconcelos era dar prioridad a la comunidad rural en su visión de atacar el analfabetismo nacional. Donde afirmaba que “a pesar de las limitaciones de presupuesto, se ha aprobado la creación de mil nuevas escuelas rurales, y se ha ampliado a diez el número de Misiones Culturales”.9 Lo anterior se debe a que: "existen numerosísimos poblados que por su alejamiento, no han conseguido hasta ahora los beneficios de una escuela rural..." Dichas escuelas se instalarían en los lugares más recónditos de la nación. Esto nos indica que la visión de la política educativa al sector rural mejoró. 7

AHGES, Informe de Gobierno de Ramón F. Iturbe, 1917. Carlos Martínez Assad, Los lunes rojos, la educación racionalista en México, México, Secretaría de Educación Pública, 1985, pp. 30 y 31. 9 Luz Elena Galván de Terrazas, “El discurso de la política educativa: 1930-1958”, en La tarea, Guadalajara, Revista de educación y Cultura de la Sección 47 del SNTE, Marzo, 1997, Núm. 9, p. 3. 8

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La realidad del manejo de la política y la cultural estaría aglutinada en las “metrópolis” de cada estado de la República, Sinaloa no sería la excepción y ese fenómeno lo viviría en tres puntos, Los Mochis, Culiacán y Mazatlán. La búsqueda de mecanismos, dogmas y cambios que sufre una sociedad en su necesidad de construir un nuevo esquema de vivir o sobrevivir mediante ideas adoptadas de otras culturas, son espacios de transculturización que el pueblo mexicano tomó.10 Ilustrados de las cabeceras estarían trabajando para conformar e integrar11 a la sociedad. Para ello el puerto de Mazatlán dirige un pensamiento a la prensa: La instrucción es la potencia más activa para la felicidad; es, por lo mismo, la necesidad más apremiante para el engrandecimiento de los hombres y las naciones, y aún en medio de las más azarosas circunstancias, no debe jamás dejarse en el olvido y en el abandono.12

Ahora, la política sinaloense de 1921 tendría su propósito, la de construir un nuevo ciudadano. Dentro de esta idea, el individuo debería ser sano, esto por medio de una formación de higiene –salud pública-, prácticas deportivas y ejercicios militares. La Educación Pública inició una restructuración académica, donde implantó asignaturas como: ejercicios militares, gimnasia, trabajos manuales, higiene y aseo en los diferentes grados de la instrucción básica del Estado de Sinaloa.13 El Rector del Colegio Civil Rosales Dr. Bernardo J. Gastélum para amparar tal propósito, le envía una carta al Presidente Álvaro Obregón: La Universidad, cumpliendo fielmente el programa que se ha trazado, ha llevado a término sin ayuda oficial, la construcción de un stadium para sus alumnos, así como para todos aquellos que se dedican al sport. Su mira no es egoísta, está construcción hecha mediante un perseverante esfuerzo, significa muchos desvelos y muchos entusiasmos, su tendencia es: sacar al obrero de la cantina, al joven del prostíbulo, al hombre hacerlo gozar con

10

Fernando Rodelo Mendoza, La educación en Sinaloa. Los mecanismos en la búsqueda del hombre nuevo, 1917-1924, Culiacán, Tesis de grado de Maestría en Historia, Facultad de Historia de la UAS, Diciembre, 2009, p. 162. 11 Ana María Cerda… [et al.], El complejo camino a la formación ciudadana. Una mirada a las prácticas docentes, Santiago de Chile, LOM Ediciones, 2004, p. 27. 12 Biblioteca Miguel Lerdo de Tejada (MLT), El Monitor del Pacífico, Mazatlán, Sin., 30 de enero de 1880. Ubicada en la Ciudad de México. 13 AHGES, Fondo: Educación, Carpetón: 06U1, 1918-1923.

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sana alegría de las dulzuras de su propio hogar, pues nada hay mejor que ejercitar los músculos para tener un espíritu alegre y tranquilo.14

La posibilidad de mantenerse a la vanguardia en la educación estaría canalizada en zonas de progreso del Estado. Los trabajos comenzaron a intensificarse, y se comenzó una campaña formativa en la alimentación de los niños de México, así como en su cuidado y limpieza en las diferentes ciudades del país, como: México, Guadalajara, Puebla, Hermosillo, Culiacán, etc.15 Cabe señalar que la insistencia del Gobierno en sostener una educación enfocada al mejoramiento de salubridad, era por el quiebre demográfico que sostuvo el país durante los años de 1917 a 1921.16 Para esto, Vasconcelos antes de su renuncia, realiza la construcción de un estadio para la nación en la ciudad de México,17 teniendo con esto una simbiosis con la política educativa de Sinaloa. En otro enfoque, la educación privada sería una de las instituciones que fueron favorecidas durante los años treinta, a pesar que Sinaloa contaba con el menor número de escuelas privadas durante la época porfirista y revolucionaria – sólo cinco-, reflejaba menos del 1% de las escuelas privadas en el Estado18, y para finales del Gobierno de Ángel Flores la suma se había triplicado.19 La educación privada para el año de 1920 comenzó a tomar fuerza. La Compañía de Jesús se destacaba como en tiempo de colonia por la calidad académica, se dedicaban a transformar a los jóvenes de una oligarquía nacional. Esta avalancha, no fue una simple casualidad, ya que fue hasta al finalizar la gubernatura el Gral. Ramón F. Iturbe (1920) cuando el sistema educativo estatal recibió la debida atención.20

14

AGN, Galería Presidencial O-C, Exp. 816-U-4, C. 66. MLT, El Heraldo de México, enero de 1920. 16 Álvaro Matute, Historia de la Revolución Mexicana: 1917-1924. Las dificultades del nuevo Estado, México, El Colegio de México, 2005, Tomo II, p. 227. 17 John W. F. Dulles, Ayer en México. Una crónica de la Revolución: 1919-1936, México, FCE, 2000, p. 112. 18 Lourdes Cueva Tazzer, La educación socialista en Sinaloa: 1934-1940, México, Universidad de Occidente, 2001, p. 26. 19 AHGES, Informe de Gobierno de Ángel Flores, 1923. 20 Sergio Ortega Noriega, Breve historia de Sinaloa, México, FCE, 1999, p. 288. 15

6

Para el periodo del maximato, el discurso del Presidente Emilio Portes Gil, dice: Uno de los principales puntos del programa de Gobierno que piensa desarrollar el Sr. Presidente, es el fomento de la educación rural, que se desea llegue a alcanzar una extensión que nunca había tenido y que es indispensable para terminar la obra de la Revolución.21

El sistema educativo privado o religioso respalda aquellas familias o grupos de un nivel económico favorable, con el propósito de conservar y mejorar sus relaciones personales, por ello, el vínculo para una jerarquización de la sociedad. La institución privada fue favorecida por el crecimiento demográfico de la población y por el bajo nivel que comenzó a sostener la educación pública. Gracias a esto, la educación privada vino a dar importancia a la comunidad sinaloense, ya que para muchas familias significa el seguro de vida y el beneficio de las redes que crea la escuela privada en su futuro. Por último, quienes fueron beneficiados por la expansión escolar, son aquellos grupos colocados en nivel intermedio y superior de la escala social, los que viven en comunidades urbanas y en especial, en aquellas que corresponden a regiones de un mayor grado de desarrollo relativo. Es por ello mi atrevimiento a investigar esta periodización tan importante en la historia de la política educativa.

21

Luz Elena Galván… Op. cit., p. 2.

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OBJETIVO GENERAL  Dar a conocer el papel que jugó la escuela urbana en Sinaloa durante 1920 a 1940. OBJETIVOS ESPECÍFICOS  Conocer en cuáles espacios de Sinaloa se consolida el número de educandos.  Analizar el discurso político por el centro de la Nación y comparar

al

Gobierno del Estado de Sinaloa.  Mostrar donde se concentró más el desarrollo político-cultural de Sinaloa.  Verificar las prácticas educativas urbanas en Sinaloa con el sector rural.  Señalar dónde se encuentran los intelectuales de la región y cuál era su postura ante la educación.  Valorar si el discurso revolucionario era legitimador en su práctica. JUSTIFICACIÓN Hasta ahora los trabajos que se han realizado en corte histórico, no analizan el proceso de educación urbana. Muchos de los ensayos historiográficos o tesis en diferentes niveles, se inclinan por el estudio del sector rural o el papel de la mujer en la educación. Esta práctica es valorizada por el discurso revolucionario y su aplicación en la Nación. Para esto, examinamos algunas investigaciones como la de Marcela Camarena Rodríguez, La formación profesional de las mujeres sinaloenses 19471963, Melina Carrillo Gutiérrez, La instrucción femenina en Sinaloa. Aspectos generales sobre su orientación y desarrollo. 1877-1910, María Alejandra López Espinoza, La influencia del plan de once años en la educación primaria en Sinaloa 1958-1964, Lucila Martínez López, Evolución y características de la escuela rural en Sinaloa 1917-1930, Jesús Amado Monreal Ceyca, La política educativa nacional en Sinaloa de Colegio Civil Rosales a Universidad de Sinaloa 1935-1945, Jorge Luis Sánchez Gastélum, Educación y sociedad en Sinaloa: El Colegio 8

Rosales 1874-1918, Aguascalientes y Héctor Carlos Leal Camacho, La implantación del modelo educativo de la escuela activa y su impacto en la sociedad sinaloense: 1924-1934. Todos son trabajos de tesis en la historia de la educación en Sinaloa, donde el vacio de tomar el tema de educación urbana, me hace retomar como punto de partida. Ahora, en trabajos historiográficos de la región se valora la ausencia en estudios de la historia de la educación. Por citar un ejemplo, vemos el libro coordinado por Guillermo Ibarra Escobar y Arturo Carrillo Rojas, Sinaloa, 100 años. La gran aventura del siglo XX, donde no aparece ni un ensayo referente al espacio de la enseñanza. El tema por sí sólo da interés en la búsqueda del discurso revolucionario como espacio mítico en su aplicación, ya que la conformación se concentraba en las pequeñas metrópolis de la región de Sinaloa. HIPÓTESIS Principal: La idea central la visualizamos como la búsqueda del resultado de un discurso que quedaba aún lado de la realidad sinaloense. Esto lo podemos ejemplificar con la siguiente pregunta: ¿Cuál fue el impacto de la educación urbana posrevolucionaria en el Estado de Sinaloa y su desarrollo en la sociedad? Secundarias: ¿Qué número de escuelas sostenía el espacio urbano entre los 20’s y los 40’s en Sinaloa? ¿En cuál de estos espacios se concentra el mayor número de educandos? ¿La política educativa y su discurso iban a la par con su legitimidad? ¿Qué papel jugó la conformación de la élite política y cultural? ¿Las prácticas educativas eran homogéneas en Sinaloa?

9

¿La escuela urbana forjó al pensador de la época? ¿La escuela rural sostenía un ideal militar? MARCO TEÓRICO REFERENCIAL Para encontrar las respuestas a las hipótesis planteadas nos proponemos el esquema político socio-cultural, siendo está un área particularmente interesante en la que convergen variables antropológicas, socioeconómicas, políticas y culturales. Sin duda, el multiculturalismo es una problemática relacionada con los efectos paradójicos de una globalización que, a la vez que proclama la idea de una cultura “universal”, que en rigor revela como nunca antes la multiplicidad de las culturas. Para ello, tomamos a Peter Burke,22 en donde nos comenta que por medio de la cuantificación analiza los aspectos culturales y discursivos: La máxima innovación metodológica –y la más controvertida- en la última generación ha sido, seguramente, la aparición y expansión de los métodos cuantitativos, descritos a veces irónicamente como , es decir, las medidas de la musa de la historia. La introducción del discurso histórico de una gran profusión de estadísticas, han llevado a polarizar a los profesionales e incondicionales y oponentes. Ambas partes han tendido a exagerar la novedad de los problemas planteados por la utilización de cifras. Es fácil falsificar las estadísticas, pero lo mismo ocurre con los textos. Lo que se necesita son medios para discriminar, para descubrir que tipos de estadísticas son más de fiar, en qué medida y para qué fines. Cuanto más largo sea el período, menos probabilidades habrá de que las unidades de las series – testamentos, listas de cumplimiento pascual o cualesquiera otras- sean homogéneas.

Para el estudio del discurso histórico, nos apoyamos en el trabajo de J. G. A. Pocock,23 donde nos dice: El grado de autonomía y estabilidad de esos lenguajes será variable. “Dialectos” en un principio, se encaminan gradualmente a transformarse en

22

Peter Burke (ed.), Formas de hacer historia, Madrid, Alianza Editorial, 2003, p. 24-31. J. G. A. Pocock, “Historia Intelectual: un estado del arte”, en Prismas, Buenos Aires, Revista de Historia Intelectual, Universidad Nacional de Quilmes, 2001, Núm. 5, p. 145-173. 23

10

“estilos” y llegan a un punto en que la distinción trazada aquí entre langue y parole puede borrarse.

Por último citaré a Francois Xavier-Guerra,

en su apartado “Las

mutaciones culturales”, donde realiza un esquema sistemático, desarrolla su estudio en vincular aquellos linajes políticos de la educación; desde una visión nacional, transfiero al esquema estatal. El balance del autor, brinda una serie de información plasmada por medios cuantificables y cualitativos que emergen en la vida de aquellos personajes de la educación durante el Porfiriato y Revolución por la prosopografía. METODOLOGÍA Con el fin de mejorar y dejar atrás diferentes tipos de prácticas con la idea de avanzar en los procesos investigación, es menester adoptar diferentes actitudes y métodos específicamente en la historia de la educación. Por ello, la enseñanza de la historia no debe ser presentada como acumulación de datos sin más contexto que el que ofrecen los héroes y villanos. Para lo cual, habrá que pugnar por una metodología que promueva una integración del conocimiento y vincule todos los ángulos que son necesarios para la elaboración de una tesis doctoral. Uno de esos mecanismos sería sin duda, la oralidad, ya que… …el relato por lo tanto es una fuente válida para analizar la Historia desde el espacio marginal, y popular. La posibilidad de establecer una historia oral libera de alguna manera al historiador de las bibliotecas y de los legajos archivísticos y lo instala justo en medio de la cotidianidad transformándolo en un vocero de estas experiencias, permitiéndole saber y aprehender del pasado aquellos elementos poco conocidos –o definitivamente desconocidos.24

24

Véase Philippe Joutard, Esas Voces que Nos llegan del Pasado, Buenos Aires, FCE, 1999, p. 102.

11

La memoria o el recuerdo presenta una propuesta didáctica-metodológica dentro de los programas escolares, con ello, permite ampliar los límites del conocimiento específicamente en el campo de la historia social.25 También se contempla la crítica de fuentes, con la idea de compenetrar en la funcionalidad esquemática de su originalidad, contenido y realidad histórica. Estas puede ser bibliográfica, archivística, hemerográficas, iconográfica y oral. FUENTES ARCHIVOS Y FONDOS DOCUMENTALES Archivo General de la Nación (AGN), Ubicado en la Ciudad de México. Archivo Histórico General del Estado de Sinaloa (AHGES), ubicado en Culiacán. Biblioteca Miguel Lerdo de Tejada (MLT), Ubicado en la Ciudad de México. Biblioteca de la Facultad de Historia de la UAS, ubicado en Culiacán. HEMEROGRAFÍA El Monitor del Pacífico. El Heraldo de México. BIBLIOGRAFÍA Burke, Peter (ed.), Formas de hacer historia, Madrid, Alianza Editorial, 2003. Cerda, Ana María… [et al.], El complejo camino a la formación ciudadana. Una mirada a las prácticas docentes, Santiago de Chile, LOM Ediciones, 2004. Cueva Tazzer, Lourdes, La educación socialista en Sinaloa: 1934-1940, México, Universidad de Occidente, 2001.

25

Ana María de la O Castellanos, “La historia oral como recurso metodológico en la enseñanza de la historia”, en La tarea, Guadalajara, Revista de Educación y Cultura de la Sección 47 del SNTE, Marzo, 1997, Núm. 9, p. 5.

12

F. Dulles, John W., Ayer en México. Una crónica de la Revolución: 1919-1936, México, FCE, 2000. Joutard, Philippe, Esas Voces que Nos llegan del Pasado, Buenos Aires, FCE, 1999. Martínez Assad, Carlos, Los lunes rojos, la educación racionalista en México, México, Secretaría de Educación Pública, 1985. Matute, Álvaro, Historia de la Revolución Mexicana: 1917-1924. Las dificultades del nuevo Estado, México, El Colegio de México, 2005, Tomo II. Ortega Noriega, Sergio, Breve historia de Sinaloa, México, FCE, 1999. Guerra, Francois-Xavier, México: del Antiguo Régimen a la Revolución, México, FCE, 2000. REVISTAS Y PONENCIAS A. Pocock, J. G., “Historia Intelectual: un estado del arte”, en Prismas, Buenos Aires, Revista de Historia Intelectual, Universidad Nacional de Quilmes, 2001, Núm. 5. De la O Castellanos, Ana María, “La historia oral como recurso metodológico en la enseñanza de la historia”, en La tarea, Guadalajara, Revista de Educación y Cultura de la Sección 47 del SNTE, Marzo, 1997, Núm. 9. Galván de Terrazas, Luz Elena, “El discurso de la política educativa: 1930-1958”, en La tarea, Guadalajara, Revista de educación y Cultura de la Sección 47 del SNTE, Marzo, 1997, Núm. 9. García García, Ariadna, “La justicia de la revolución”, en Revista Metapolítica, México, Noviembre-Diciembre, 2008, Núm. 62 Muñoz Izquierdo, Carlos, Educación, Estado y Sociedad en México, 1930-1976, Colima, Ponencia presentada en el I Foro Latinoamericano de Educación Comparada, Centro de Estudios Educativos, A.C., 19 al 22 de Marzo, 1980.

13

TESIS Camarena Rodríguez, Marcela, La formación profesional de las mujeres sinaloenses 1947-1963, Culiacán, Tesis de Maestría en Historia, Facultad de Historia de la UAS, Marzo de 2006. Carrillo Gutiérrez, Melina, La instrucción femenina en Sinaloa. Aspectos generales sobre su orientación y desarrollo. 1877-1910, Culiacán, Tesis de Licenciatura en Historia, Facultad de Historia UAS, Diciembre de 2002. López Espinoza, María Alejandra, La influencia del plan de once años en la educación primaria en Sinaloa 1958-1964, Culiacán, Tesis de Maestría en Historia, Facultad de Historia de la UAS, Marzo de 2006. Martínez López, Lucila, Evolución y características de la escuela rural en Sinaloa 1917-1930, Culiacán, Tesis de Maestría en Historia, Facultad de Historia de la UAS, Junio de 2005. Monreal Ceyca, Jesús Amado, La política educativa nacional en Sinaloa de Colegio Civil Rosales a Universidad de Sinaloa 1935-1945, Culiacán, Tesis de Maestría en Historia, Facultad de Historia de la UAS, 2006. Rodelo Mendoza, Fernando, La educación en Sinaloa. Los mecanismos en la búsqueda del hombre nuevo, 1917-1924, Culiacán, Tesis de grado de Maestría en Historia, Facultad de Historia de la UAS, Diciembre, 2009. Sánchez Gastélum, Jorge Luis, Educación y sociedad en Sinaloa: El Colegio Rosales 1874-1918, Aguascalientes, Tesis Doctoral en Ciencias de la Educación, Universidad Autónoma de Aguascalientes, Julio de 1998.

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