UNIVERSIDAD CENTRAL DE VENEZUELA FACULTAD DE HUMANIDADES Y EDUCACIÓN ESCUELA DE PSICOLOGÍA MATERIA: ESTUDIOS PSICOLÓGICOS II PSICODRAMA Y JUEGO

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UNIVERSIDAD CENTRAL DE VENEZUELA FACULTAD DE HUMANIDADES Y EDUCACIÓN ESCUELA DE PSICOLOGÍA MATERIA: ESTUDIOS PSICOLÓGICOS II

PSICODRAMA Y JUEGO

Profesor(a): Ramón Ochoa

Estudiantes: Andrés Álamo C.I.: 18154658 Isis Andrade C.I.:20.155.441

Caracas 30 de julio de 2014

ÍNDICE

INTRODUCCIÓN………………………………………………………………… Págs iii y iv

¿Qué es el juego? Y ¿Quiénes juegan? ………………………………….…….. Págs 4y5

El juego como herramienta diagnóstica…………………………………...…………..Pág 5

El juego como herramienta terapéutica……………………………………….……….Pág 6

¿Qué es el psicodrama?……………………………………..……..……..…...Págs 7,8,9,10

Psicodrama y juego…………………………………………………….……….……. Págs 10

Algunas Técnicas del Psicodrama como herramientas de juego…………………….………………...………. Págs 11,12 y 13

CONCLUSIONES……………………………………………………………..…..........Pág 14

REFERENCIAS……………………………………………………………………….…Pág 15

El juego existe desde que el ser humano vive, prefigurando su crecimiento y evolución. Un rasgo importante del juego es que en él, y quizá sólo en él, el niño o el adulto están en libertad de ser creadores; he aquí su relación con el origen del psicodrama, en donde este se inicia mediante el juego creador, desde la fantasía del niño, desde un sueño que quiere representar o simplemente de sus vivencias cotidianas. Es por esto que el psicodrama cultiva y utiliza la imaginación, la representación simbólica y la capacidad para ir y venir de los reinos de la imaginación a la realidad ordinaria (Brown y Gottfried, 1985 c.p. Blatner, 2005b). El juego implica la interacción de dos niveles de conciencia: la del jugador y la del monitor del jugador. Es este último rol el que convierte en juego la actividad, porque ejerce un proceso de distanciamiento mental, evaluación del progreso del juego y modificación de éste para hacerlo más eficaz o proponer otra meta (Blatner, 2005). Winnicott (1971) describió el juego como el “espacio de transición” creado por los niños para resolver la separación de la madre, e indicó que la necesidad de jugar es una elaboración mental social con fines terapéuticos. Aberastury (2002) explica, alterno a Winnicott, que Freud describió este mecanismo psicológico del jugar cuando interpretó el juego de un niño de 18 meses. El pequeño hacía aparecer y desaparecer un carretel, tratando así de dominar su angustia frente a la aparición y desaparición de su madre, simbolizada por el carretel, y al mismo tiempo echarla sin peligro de perderla, puesto que el carretel volvía cuando él lo deseaba. Este juego le permitía descargar fantasías agresivas y de amor frente a su madre sin riesgo alguno, ya que era dueño absoluto de la situación. Además, elaboraba así sus angustias ante cada despedida de su madre. Al jugar, el niño desplaza al exterior sus miedos, angustias y problemas internos, dominándolos mediante la acción. Repite en el juego todas las situaciones excesivas para su yo débil y esto le permite, por su dominio sobre objetos externos y a su alcance, hacer activo lo que sufrió pasivamente, cambiar un final que le fue penoso, tolerar papeles y situaciones que en la vida real le serían prohibidos desde dentro y desde fuera, y también repetir a voluntad situaciones placenteras (Aberastury, 2002). El juego también entraña la fantasía y reconoce la capacidad de introducción de esta actividad dramática interna confirmando el hecho de que se trata de una dimensión que merece su evaluación. Es esta la importancia que tiene el juego desde el psicoanálisis y la psicoterapia psicodramática, ya que desde ese punto de partida del juego con el niño o con el adulto se pueden extraer elementos que se conjugan con sus relaciones internas y externas.

Es así como a partir de esta pequeña introducción se realiza este trabajo, tomando en cuenta que el juego toma elementos del psicodrama y al mismo tiempo el psicodrama los toma del juego, para finalmente llevar a la sesión elementos combinados de ambos y poder realizar una hora de juego diferente, divertida, a la cual se le puede sacar el mejor provecho posible al momento de realizar un diagnóstico o de guiar al paciente en su proceso terapéutico.

1. ¿Qué es el juego? Y ¿Quiénes juegan? En su artículo "El poeta y los sueños diurnos" (1907) Freud habla del juego de la siguiente forma: "La ocupación favorita y más intensa del niño es el juego. Acaso sea lícito afirmar que todo niño que juega se conduce como un poeta, creándose un mundo propio, o, más exactamente, situando las cosas de su mundo en un orden nuevo, grato para él. Sería injusto en este caso pensar que no toma en serio ese mundo: por el contrario, toma muy en serio su juego y dedica en él grandes afectos." En este texto Freud da una pista acerca del estatuto del juego para la perspectiva dinámica, al comparar el acto lúdico con el hacer del poeta, Freud pone de relevancia el carácter simbólico del juego, es decir, su carácter de “no literalidad” su carácter “representacional”. Desde la perspectiva Lacaniana esta capacidad de representar y hacerse representar a través de lo simbólico sólo es posible a raíz de la emergencia del sujeto del inconsciente, sujeto que surge alienándose al lenguaje del Otro, al mundo de los significantes que lo precede, y lo constituye como “persona”, es decir, como máscara, como representación. La aparición del juego en los niños, señala este proceso, el proceso en que emergen como sujetos, a través del cual comienzan a identificarse con los significantes de los otros, y a construir el mundo de máscaras y ropajes simbólicos que les servirá de medio para vehiculizar sus deseos y gratificar sus mociones pulsionales, revelándose el lenguaje en su función de dispositivo de descarga de satisfacción para el sujeto.

Desde la perspectiva Lacaniana se considera que la actividad lúdica es una emergencia del lenguaje, indicando que el juego supone una forma de interacción simbólica, en la cual un sujeto inscrito en el lenguaje hace representar sus traumas, y las estrategias de gratificación pulsional asociadas a los mismos, a través de la puesta en acto de su fantasía. De hecho Freud señala que los juegos en los niños se corresponden con los sueños diurnos de los adultos, a este respecto Asturizaga y Unzueta señalan: “Cuando el niño se ha hecho adulto y ha dejado de jugar; cuando se ha esforzado psíquicamente, en aprehender con toda la gravedad exigida las realidades de la vida, puede llegar un día a una disposición anímica que suprima de nuevo la antítesis entre el juego y la realidad. (Freud, 1907). Así, pues, el individuo en crecimiento cesa de jugar; renuncia aparentemente al placer que extraía del juego, pero al conocer la vida anímica del hombre se sabe muy bien que nada le es tan difícil como la renuncia a un placer que ha saboreado una vez. El fantasear de los adultos es menos fácil de observar que el jugar de los niños, desde luego, el niño juega también solo o con otros; aun cuando no ofrece sus juegos, como un espectáculo al adulto, tampoco se los oculta. En cambio, el adulto se avergüenza de sus fantasías y las oculta; preferiría confesar sus culpas a comunicar sus fantasías.” 2. El juego como herramienta diagnóstica Partiendo de la premisa de que los juegos son por lo tanto formas análogas al soñar diurno de representar formaciones fantasmáticas, es decir, formas de simbolizar estrategias particulares de obtención de goce, que se han fijado en el inconsciente y por lo tanto condicionan las acciones de un sujeto, los juegos constituirían el equivalente en los niños de lo que en un adulto es la asociación libre. Este hecho hace de la sesión de juego uno de los mejores instrumentos en el repertorio de un psicoanalista para poner en evidencia las relaciones entre un sujeto y sus formas de tramitar la pulsión, que se hayan estabilizado en forma de estructuras o modos de funcionamiento que el analista puede identificar para orientar su aproximación terapéutica.

3. El juego como herramienta terapéutica Desde la interpretación que realiza Lacan de Freud, se concibe que la dimensión terapéutica del psicoanálisis descansa sobre el proceso de aflojar las identificaciones más estables que fijan al sujeto a un modo de funcionamiento particular que le genera sufrimiento. Dicho en otras palabras se trata de debilitar los nexos entre significados y significantes en el sujeto a través de los cuestionamientos y puntualizaciones del psicoanalista sobre el discurso que trae al sujeto. El psicoanalista se sitúa en la posición de la pregunta por el deseo del analizante, y se mantiene en ella, permitiendo que el deseo pueda emerger de entre los nexos rotos de los significantes que lo anclaban a un modo de particular de obtención de goce que repite y paradójicamente lo hace sufrir. Una vez que el sujeto se percata de que su “verdad” obedece a una forma particular de tramitar el goce, puede comenzar a optar por una forma alternativa de gratificación que no le atormente, orientándose por su propio deseo emergente y las nuevas formas que haya encontrado de unir sus significados y significantes en la forma de una nueva verdad. Sin embargo para que este proceso pueda darse es necesario que el analizante asocie libremente en la sesión, es necesario que despliegue los significantes con los que representa la relación con sus modos de satisfacción, para poder así comenzar a aflojar y cuestionar sus fijaciones, ya que como dice Eric Laurent el síntoma está articulado a la materialidad del inconsciente, a su dimensión simbólica. Al plantear que el juego es una forma de interacción simbólica en la que el niño despliega y representa una forma fijada de tramitar su goce, se desprende que un psicoanalista puede valerse de la observación del juego de un niño con el objeto de puntualizar, y cuestionar sus producciones para así ayudarlo a aclarar su propio deseo, de forma análoga a lo que ocurre a partir de la asociación libre en el trabajo con adultos. Esto muestra el gran potencial terapéutico que guarda el uso de la sesión de juego dentro del encuadre analítico con niños. A partir de la elaboración anterior, el presente trabajo plantea la pregunta por la posibilidad de una modalidad terapéutica en adultos que haga uso del juego como forma de expresión de las fantasías inconscientes, en lugar del medio de expresión propio del psicoanálisis: la asociación libre. Se tomará al psicodrama como posible modalidad terapéutica alternativa que se vale del juego como forma de manifestar las dinámicas de satisfacción fijadas en el inconsciente del sujeto, para finalmente concluir en que medida es cónsona con las concepciones teóricas del psicoanálisis, y cómo concibe el uso del juego como estrategia terapéutica alternativo al método analítico de la asociación libre.

4. ¿Qué es el psicodrama? El psicodrama consiste en la escenificación de un problema a la manera de una obra teatral, lo que en él sea común el uso de términos derivados del teatro: protagonista, director, escenario, audiencia, etc. (Moreno, 1946 c.p. Blatner, 2005a). Finalmente es un método terapéutico aplicable a niños, jóvenes y adultos, bien sea que estén en buen estado de salud mental o no (Ramírez, 1998). Moreno habla de cuatro antecedentes del psicodrama y les llama la cuna del psicodrama (Bello, 2002): ·

El primero en el tiempo es un juego de su infancia, el juego de Dios y los ángeles.

·

El segundo es la revolución de los niños en los jardines de Viena

·

El tercero es la primera sesión en la Komödian Haus.

·

El cuarto es la historia de Bárbara y George en el teatro para la espontaneidad.

a) Primer antecedente El juego de Dios y los ángeles es un episodio con el que Moreno inicia la actuación y hasta representación de roles, cuando este era muy pequeño. Se trata de una anécdota de su infancia, en Viena, cuando tenía cuatro años y medio, una tarde en que sus padres habían salido, estaba con sus amigos jugando en un sótano y les propuso jugar a Dios. Para eso hicieron un cielo poniendo sillas sobre una mesa; sus amigos eran los ángeles y él era dios, Le ayudaron a trepar a la silla más alta y luego lo estimularon a volar. “Si eres Dios ¿por qué no vuelas?”, el resultado fue un brazo fracturado y una anécdota que nos sirve para entender algunas de las ideas que lo llevaron a la creación del psicodrama (Bello, 2002). En el psicodrama se desarrollan dos vertientes del juego: como psicoterapia es un camino para entender, elaborar y dar un nuevo significado a los conflictos mediante un juego no siempre divertido, aunque sí emotivo, donde se recrean escenas y personajes, se despliega la historia y se buscan respuestas nuevas a situaciones viejas. Como forma expresiva busca desarrollar aquellas matrices lúdicas, en las que se origina el juego y a su vez se relacionan con el instrumento creador del adulto (Bello, 2002).

b) Segundo antecedente Se remonta a la época estudiantil de Moreno, cuando solía caminar por los jardines de Viena. Allí reunía a los niños que jugaban en los parques, les contaba cuentos y los estimulaba a representarlos y a inventar sus propios cuentos. Cuando refiere este episodio, Moreno dice una frase bastante significativa para entonces: “Les permitía jugar a Dios si querían hacerlo. Comencé a tratar sus problemas cuando fallaban, tal como yo fui tratado cuando me fracture el brazo, dejándolos actuar improvisadamente: una especie de psicoterapia para dioses caídos” (Moreno, 1946 c.p. Bello, 2002). Fundamentalmente aquí nace una manera nueva de enseñar y de aprender. Moreno, 1946 (c.p. Bello, 2002) lo describe como “un jardín de infantes en una escala cósmica, una revolución creadora entre los niños”. Podemos decir que aquí comienza el psicodrama pedagógico:  Aprender mediante la acción  Una pedagogía fundada “completamente y sin ningún compromiso en el acto creador… Una técnica del acto creador, un arte de la espontaneidad.  Un método de enseñanza-aprendizaje integral en el que no se educa solamente el intelecto, sino que se trabaja también con el cuerpo y las emociones.  En que la experiencia es primero que el concepto, al contrario de lo que sucede en general en nuestra sociedad, cuando “el niño se ve frente a un nombre definido cuya realidad lo ha abandonado”. c) Tercer antecedente Es la primera sesión oficial que dirige Moreno en la Komödian Haus, en la Viena de la posguerra. Moreno, a su manera mesiánica y exhibicionista, pretende salvar al mundo europeo de la catástrofe que se avecina presentándose frente a un público de más de mil personas en un escenario donde sólo había un sillón, y sobre el una corona de cartón (Bello, 2002). Desde allí se insta su auditorio a pasar al escenario y ocupar el sillón como si fuera un trono, los invita a todos a que sean su propio líder. El

resultado es un fracaso rotundo, pero es en ese momento que nace el sociodrama, que históricamente precede al psicodrama (Bello, 2002). d) Cuarto antecedente Este es el origen más directo del teatro para la espontaneidad. Moreno todavía no buscaba una técnica terapéutica, buscaba un teatro pleno donde no hubiera textos rígidos, donde el actor no estuviera atado a argumentos y donde no debiera repetir noche a noche las mismas palabras (Bello, 2002). Una de las formas de trabajar el teatro espontáneo fue el periódico viviente. Se escogía una noticia de un periódico de ese día y se representaba, con actores entrenados y otros que surgían del público. Barbará era una actriz entrenada, que realizaba papeles románticos y muy femeninos, pero en casa con su esposo era todo lo contrario, grotesca, agresiva, desarreglada, por lo que George le pide a Moreno que lo mejor es que en la actuación Barbará realice papeles como los que en casa representaba, por lo que en principio las actuaciones de Barbará en el escenario sirvieron como catarsis. Sus explosiones en casa iban disminuyendo y terminaban en general en risas cuando su esposo y ella recordaban las representaciones realizados en el teatro espontáneo (Bello, 2002). Es aquí cuando se origina el teatro terapéutico. Pero Moreno da otro paso que lo lleva al nacimiento del psicodrama: le propone a Barbará y a George que representarán escenas de sus respectivas vidas familiares, infantiles, de sus sueños, miedos, sus proyectos, etc, pasando de la representación teatral a la dramatización. El público acudió a decirle a Moreno que las escenas de Bárbara y George los conmovían mucho más que otras representaciones y es aquí cuando la audiencia pasa a ser observador participante de las dramatizaciones y coro de resonancia para los protagonistas. Moreno por otra parte, deja de ser un director teatral y comienza a ser director de psicodrama, el resto de los actores se convierten en yoauxiliares y el escenario adquiere su carácter de espacio dramático (Bello, 2002). Es así como Bárbara deja de intervenir como actriz para ser protagonista y abre el camino para que George también se convierta en protagonista; con el tiempo otros protagonistas surgen del auditorio, dando pie a los elementos más importantes del psicodrama:

 Protagonista  Espacio dramático  Yo-auxiliares  Audiencia  Director 5. Psicodrama y juego El psicodrama brinda un nuevo espacio entre el nivel imaginario y el real donde verter, comprender y recolocar el mundo fantasmal de manera más coherente y real. A algo parecido Winnicott (1971 c.p. Gómez, 1995) llamaba “espacio transicional”. Es a través de la activación de lo imaginario y de su expresión simbólica, cuando nos acercamos al desvelamiento y conocimiento de nuestro “ser así”. Los principales activadores son las escenas psicodramáticas, las fantasías dirigidas, los cuentos y los sueños (Gómez, 1995). Ninguno de estos cuatro elementos pertenece a rutinas cotidianas o vivencias excepcionales; sin embargo, movilizarán fuerzas que en la su mayoría permanecieron adormecidas en el nivel imaginario. El juego psicodramático invita al individuo a expresar su deseo, su auténtico “sí mismo” y, por tanto, a enfrentar por ejemplo, el tema de la castración, dándose paso las vías inconscientes, desbloqueándose escenas y cadenas asociativas de escenas que no hubieran podido tener acceso a la realidad. Es decir, a través de la acción psicodramática se abre paso el discurso consciente para desarrollar la cadena asociativa del discurso inconsciente (Gómez, 1995). Gracias al juego, el individuo percibe qué es lo que frena, impide o tergiversa su deseo y puede ensayar formas de enfrentamiento y resolución a los obstáculos del mismo. De esta manera, determinamos roles ensayados que se vivirán como lo más real, llegando a formar parte del ser. Por lo tanto, el grupo de psicodrama es, a la vez, el lugar de la ilusión, el lugar de la realidad. El juego y la práctica del mismo permiten establecer el vínculo entre la ilusión y la realidad (Gómez, 1995). Winnicott (c.p. Gómez, 1995) señala que el juego grupal aporta al individuo algo fundamental para su desarrollo, la presencia de un campo neutro entre la realidad exterior y la interior, que llama: “el campo de la ilusión”. En psicodrama las “criaturas” del mundo imaginario, salen a escena jugando, ensayando, encarnando roles que informan al individuo de su deseo y de sus pulsiones, de lo que es suyo y de lo que es del otro, así como también de lo que puede llegar a ser.

6. Algunas Técnicas del Psicodrama como herramientas de juego A continuación algunas técnicas que pueden considerarse de calentamiento en el sentido de que preparan para una acción más profunda y organizada, pero que en sí son ya una breve acción dramática. Estas técnicas pudieran ser introducidas con el adulto o el niño en forma de juego o simplemente como una alternativa dinámica a la sesión que se realice, pudiendo ser aplicadas tanto para un grupo, como para una única persona (Ramírez, 1998). a) Personificación La personificación consiste en que las personas o persona piense en un personaje histórico o ficticio, o en alguna persona ideal que haya conocido durante su vida, y que después de identificarse mentalmente con tal personaje pase al escenario a presentarlo como si él mismo fuera tal persona. El grupo o director puede hacerle preguntas adecuadas, como si él realmente fuera el personaje representado, preguntándole qué piensa de la persona que hace la representación, que tanto lo admira y qué cree él que el tal sujeto puede hacer en la vida imitandolo (Ramírez, 1998). Lo importante de esta actividad es que la persona muestra cada uno de los ideales que tiene y cómo piensa realizarlos en la vida. b) Dramatización de una historia o fábula Esta es una técnica que el mismo Moreno usaba con frecuencia con los niños en Viena. En tal caso se les pide a los niños, qué fábula les interesa más o que novela o película les ha impresionado más, para que la actúen libremente. De las que el o los niños mencionen, el que eligió la historia procederá a escoger a cada uno de los personajes o representantes de los papeles que se encuentran en la historia seleccionada, haciendo las veces de director o productor, pudiendo modificar alguna representación y escenificación a su gusto. Cada actuación se verá relacionada con la persona que eligió la historia, así como cuando se trabaje con el grupo saldrán los problemas que existen en el mismo (Ramírez, 1998). c) Tienda mágica El director anuncia que va a abrir una tienda mágica que pondrá al servicio del grupo por una o dos horas. En ella se pondrán obtener cosas que no se venden en ninguna otra tienda, por ejemplo: paz, seguridad

interior, éxito en el amor, admiración, etc. Estas cosas no se compran con dinero, sino por medio del trueque. Se obtiene la cosa deseada dando a cambio algo personal y comprometiéndose a hacer algo en particular (Ramírez, 1998). El director podrá ser el mismo vendedor en la tienda o podrá elegir a un miembro del grupo para que lo haga (en caso de hacer la actividad grupal). En este juego de la tienda cada miembro del grupo expone lo que le falta y que quisiera obtener en psicodrama y el grupo juzga si está usando los medios adecuados. Ahora bien si es un juego entre el director (terapeuta) y el paciente, el director se encargará de hacer las preguntas pertinentes con respecto a la forma en que el paciente está negociando lo que quiere tener o lo que quiere ser y porque cosas está haciendo el trueque. d) Títeres Con niños se pueden usar títeres o muñecos con figuras de papá, mamá, niños o animales. El director les deja escoger el muñeco que quieran y que actúen y dialoguen con su personaje escogido o que coloquen a los títeres a interactuar simplemente (Ramírez, 1998). También pueden organizar una función más completa utilizando todas las figuras y dialogando y actuando como si fueran dichas figuras. Esta técnica en particular es muy utilizada en el ámbito terapéutico para realizar diagnósticos sobre la relación del niño con sus familiares o padres significativos. e) Representantes con animales Muy parecida a la técnica anterior, se le dice a los niños que actúen como si fueran el animal que quisieran ser y que los representen. Tanto los títeres como la representación de animales es una verdadera terapia de juego que en psicodrama sirve de calentamiento para enfrentarse después más directamente al problema que los inquieta y perturba (Ramírez, 1998).

f) Juego de roles El juego de roles iniciado por Moreno en su teatro de espontaneidad en Viena y practicado constantemente en su Teatro de psicodrama en Beacon, es una de las técnicas más importantes en cuanto a psicodrama y

psicoterapia se trata, pues ésta trata aspectos imaginarios o reales, según estén basados en la fantasía o en hechos reales. Por medio del juego de roles uno puede personificar otras formas de vida, tomando y actuando distintos roles (Ramírez, 1998). La personalidad puede expandirse, si por medio del juego de roles se explora lo desconocido, también sirve para estudiar y modificar ciertos aspectos de la vida de una persona. En tanto que la persona practique más roles podrá adquirir mayor flexibilidad para enfrentarse a los problemas de la vida.

CONCLUSIONES El método psicodramático tiene multitud de aplicaciones por su interna multidimensionalidad. Moreno no empezó a desarrollar el psicodrama, en 1911, con fines terapéuticos, sino educativos y de crecimiento personal por medio del juego de roles, el uso de la imaginación y la dramatización de cuentos, mitos y fábulas especialmente adaptadas para niños. El psicodrama es educativo, preventivo y terapéutico, poniendo de resguardo a quienes lo practican de las restricciones sociales, que en ocasiones, no permiten que las personas expresen libremente sus emociones. El psicodrama es finalmente una técnica terapéutica, que por medio de la fuerte expresión corporal de los sentimientos humanos y de la actuación grupal espontánea de situaciones conflictivas, liberan al individuo de las prisiones y restricciones que le impiden expresar su emotividad y le dan una nueva perspectiva de sí mismo y de su relación positiva o negativa con los demás. Teniendo en cuenta lo dicho anteriormente se puede decir que el psicodrama toma muchos elementos que el juego recoge como una manera espontánea, didáctica, diferente y eficaz para ayudar a la persona o al niño a conocer más sobre su conflictiva y así pueda llegar a la resolución del mismo. Es así como el juego y el psicodrama se encuentran tan unidos y son tan utilizados hoy día en el ámbito individual, porque permiten que la persona sin restricciones o limitaciones hable sobre su vida personal. En este punto se observa claramente la relación que se especulaba al comienzo entre el uso del juego para el psicodrama y el uso de la asociación libre para el psicoanálisis, ambas disciplinas terapéuticas plantean una interacción entre terapeuta y paciente ubicada en el espacio de lo simbólico entre lo real y lo imaginario, como forma de expresión de modos de gratificación fijados en el inconsciente, que al ser elaborados en la conciencia permiten movimientos y reelaboraciones que a su vez hacen posible el cese a la repetición. Sin embargo ambos métodos, aunque análogos en funcionamiento, se posicionan en modelos terapéuticos independientes, que a su vez ofrecen ritmos y posibilidades terapéuticas bien diferenciadas, por lo que sería un error trascender de las analogías explicitadas en el presente trabajo alrededor del concepto de juego para pretender borrar los límites inherentes entre sus campos. Dicho de otra manera, tanto el psicodrama como el psicoanálisis conciben el juego como una forma de manifestación simbólica de modos de gratificación, y hacen uso del mismo para fines terapéuticos, pero más allá de estas semejanzas constituyen disciplinas independientes como métodos específicos que les son propios.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Aberastury, A. (2002), El niño y sus juegos. Buenos Aires: Paidós. Asturizaga, E. y Unzueta, C. (2008). El estatuto del juego en la clínica psicoanalítica con niños. Ajayu [Revista electrónica], 6, 1. Bello, M. (2002). Jugando en serio. México: Editorial Pax México. Blatner, A. (2005a). El psicodrama en la práctica. México: Editorial Pax México. Blatner, A. (2005b). Bases del Psicodrama. México: Editorial Pax México. Freud, S. (1907). Obras Completas, XXXV: El poeta y los sueños diurnos. Medio magnético. Gómez, D. (1995). Psicodrama y Psicoanálisis. Madrid: Fundamentos. Ramírez, J. (1998). Psicodrama, teoría y práctica. México: Diana. Winnicott, D. (1971). Realidad y juego. Barcelona: Editorial Gedisa.

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