Universidad de Guanajuato , Septiembre 2008 PETRÓLEOS MEXICANOS? Is it Mexican Petroleum?

Vol 2 No 2 http://quimica.ugto.mx/revista Universidad de Guanajuato ® 04-2006-022718133800-102, Septiembre 2008 ¿PETRÓLEOS MEXICANOS? ¿Is it Mexican

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¿PETRÓLEOS MEXICANOS?

¿Is it Mexican Petroleum? Chávez Ortega B. Estudiante de la carrera de Ingeniería Química, Facultad de Química Universidad de Guanajuato, Col. Noria alta S/N, Guanajuato, Gto. [email protected] Resumen Actualmente nos vemos abrumados por las preguntas de los medios masivos de comunicación: ¿estás de acuerdo con la reforma energética? ¿con la privatización de Pemex?, aunque, como país, no podemos responder. No tenemos la información completa, y nos vemos limitados y hasta ignorantes respecto a un tema que nos afectará hondamente. Palabras clave: Pemex, reforma, petróleo. Abstract Nowadays we see ourselves crushed by the mass media’s questions: do you agree with the reform of energetics? with the Pemex privatization? Although, as a country we cannot respond. We don’t have the complete information, and we are limited and even ignorant about this subject that will affect us so deeply. Keywords: Pemex, reform, petroleum.

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Es una realidad que todos sabemos, o al menos imaginamos, las malas condiciones en que Pemex se encuentra actualmente, por cualquier lado que la veamos. A continuación se presenta parte de un análisis realizado por una importante publicación, que nos debe llevar a pensar qué podemos aportar como científicos, ingenieros, químicos, profesionistas, para que la decadencia de esta empresa no nos arrastre a todos. Se ha dicho que Pemex no tiene dinero, pero lo más cercano a esa afirmación es que la inversión extranjera ha invadido tanto a Pemex que la mayor parte de las ganancias se van a esos corporativos trasnacionales. En teoría, Pemex es una empresa mexicana, pero los números debaten esa afirmación. Sus actividades centrales son manejadas por grandes corporativos trasnacionales. También el sector privado mexicano tiene rebanadas de ese pastel, pero ¿no se suponía que esto aún está prohibido por la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos? Pues bien, Pemex se ha dedicado a subcontratar de forma desmesurada, y se ha convertido a sí misma en un gran negocio, pero para otras personas y empresas. De acuerdo con la revista Proceso1, “el catálogo de contratistas y proveedores de uno solo de los 4 corporativos que conforman la compañía, Pemex Refinación, actualizado al 31 de enero, 31

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consta de más de 37 mil nombres de compañías y personas, nacionales y extranjeras”. Entre esos nombres podemos encontrar miles de empresas extranjeras, además de los mexicanos “Juan Bosco Abascal Carranza (proveedor número 1000040812, hermano de Carlos, secretario del Trabajo y de Gobernación en el sexenio pasado)” y Carlos Slim, que con su empresa Swecomex se dedica a la construcción de plataformas petroleras. En los 4 corporativos de Pemex hay participación de particulares. Toda la cadena de producción está saturada de ellos. ¿Por qué hasta ahora eso se ha tratado de mantener oculto? ¿Por qué ahora promover, con la reforma anunciada, esas acciones “vetadas”? Simplemente porque ya era imposible esconderlo, era una realidad saliendo a flote, cada vez más velozmente, gracias a la escasez del petróleo y su subsecuente aumento de precio. Más temprano que tarde los ciudadanos se darían cuenta de la situación y empezarían las críticas. Mejor legalizarlo antes. Ahora todos quieren llevarse su rebanada del pastel sin tener que esconderlo. “Con Salinas la petroquímica legalmente dejó de ser un área estratégica – para que los capitales privados pudieran hacerse cargo de ella – y se inició la apertura de la industria del gas”. Luego, durante los gobiernos de Ernesto Zedillo y Vicente Fox, se les dieron facilidades a los extranjeros para competir en esas mismas áreas, tanto así que la industria del gas en el D.F. está controlada por una empresa extranjera. Asimismo, son pocas las familias que controlan la distribución de gas a lo largo y ancho del territorio nacional. Siguiendo con el tema del gas, su almacenamiento, distribución y comercio, según este mismo artículo, ya no encuentra casi participación de Pemex. “El gas es coto de empresas privadas, sobre todo extranjeras. La distribución es controlada por cinco trasnacionales. La principal de éstas, la española Gas Natural, es la distribuidora de gas número uno en México y tiene presencia en 7 de las 14 zonas de distribución en el país, con una red de más de 15 mil kilómetros; en el D.F. surte gas en 14 de las 16 delegaciones del gobierno capitalino. Las otras cuatro son: las estadounidenses Sempra Energy y KN Energy, con fuerte presencia en el norte del país; la franco-belga Tractebel-Suez, que controla la distribución en Jalisco, Tamaulipas y Querétaro, y la francesa Gaz de France, con presencia en el norte de Tamaulipas y dominio en el Valle de México.” Antes de 2003 Pemex era quien se encargaba de la producción y desarrollo de los campos de gas. Sin embargo, después de la instauración de los Contratos de Servicios Múltiples, las cuencas mexicanas de gas están ahora siendo explotadas por empresas extranjeras. Podemos enumerarlas, en nuestro campo hemos oído de ellas muchas veces: Petrobras, Repsol, Shell, y Lewis Energy son sólo algunos de estos nombres, tal vez los más fuertes. Son sólo algunas de las empresas extranjeras que están obteniendo ganancias a costa de nuestros recursos. Aunado a esto, el otro lado de la moneda es la bandera y lema de Pemex desde hace años: “No hay dinero”. Pero ¿cómo es que estas empresas extranjeras, que se supone están subcontratadas, y deben 32

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entonces ganar menos dinero que Pemex, siguen siendo redituables, y Pemex nunca tiene dinero suficiente para invertir o dar mantenimiento adecuado a las plantas existentes? Según estudios de la revista Proceso, y otras (Contenido, Energía hoy), desde que Miguel de la Madrid depreció la industria petrolera y la dejó en manos de empresas privadas (hace unos 15 años), ésta se vino abajo, con el subsiguiente daño a la economía del país, y éste es un daño del que aún ahora pareciera que no queremos recuperarnos. Además, los petroquímicos básicos a producirse en México bajaron mucho: De la Madrid los redujo a la mitad, de 72 a 36, Salinas los dejó en 20 cuando comenzó su gestión, pero luego del TLCAN quedaron solamente 8. Esto provocó nuestra gran dependencia de importaciones. Pero, nuevamente, fue algo que no se planeó ni se trató de arreglar a tiempo. Simplemente, las cifras ya alcanzadas son de “12 millones de toneladas anuales, a un costo de 15 mil millones de dólares.” La pregunta correspondiente debe ser ¿cómo pensaban estas personas “dirigentes” seguir compitiendo en el mundo, con economía globalizada, teniendo menos productos para hacerlo? La misma paraestatal trata de explicar sus “números rojos” con las importaciones efectuadas. “Pemex refiere que así como el valor récord de las ventas totales – 1 billón 135 mil millones de pesos – se debió a un mayor precio internacional del crudo, las cuantiosas pérdidas netas de la paraestatal – 16 mil millones de pesos – fueron producto de una mayor importación de petrolíferos, principalmente de gasolinas.” El precio del petróleo sigue subiendo. Se supone que el régimen ahora trata de disminuir las importaciones. No hay suficiente producción de energéticos en México, empezando por la gasolina: “la oferta de gasolinas de Pemex sólo cubre el 62% de la demanda nacional”. Según declaraciones de Francisco Labastida Ochoa, presidente de la Comisión de Energía del Senado de la República, “No tenemos capacidad de almacenamiento suficiente y el sistema de transporte es costoso e ineficiente. Estuvimos a punto de quedarnos sin gasolina, en la zona metropolitana, en diciembre pasado, porque no tenemos almacenamiento suficiente en el país”. Tratando de ver esto desde una perspectiva externa, estamos sumidos en un círculo vicioso. Realmente hay que tomar medidas drásticas para salir de él. ¿Cómo saber que la reforma energética propuesta es la manera correcta? Necesitamos datos para poder analizar esta realidad que estamos viviendo. “La propuesta de Calderón, sin ser explícita, apunta a la creación de refinerías “nacionales” pero de propiedad privada, inclusive extranjera. “La propuesta de la corriente aperturista es que existan refinerías privadas que maquilen el crudo y entreguen los productos resultantes a Pemex.” Hay quien dice que esto está bien, puesto que las “refinerías maquiladoras” no estarían adquiriendo la propiedad del petróleo, sólo trabajándolo para Pemex, por lo que obtendrían un margen de las ganancias, pero Pemex, como dueño del petróleo crudo y sus productos, deberá llevarse la mayor 33

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utilidad. Sin embargo, esta afirmación sigue estando envuelta en las sombras del misterio, hasta ahora no sabemos exactamente qué contendrá esa reforma. Después llegaría la libre importación y la liberación de las actividades comerciales. Las estaciones de servicio ya no serían sólo de Pemex, y es que Calderón parece querer abrir por completo las puertas a la iniciativa privada, tanto nacional como extranjera, incluso en áreas que, todavía, el día de hoy se consideran reservadas. Según datos publicados, “en el gobierno de Zedillo las inversiones en el sector energético, financiadas por el sector privado, sumaron 8 mil millones de dólares; en el de Fox, ascendieron a 30 mil millones. En el primer año del gobierno de Calderón se firmaron 642 contratos con valor de 9 mil millones”. Asimismo, Pemex y CFE manejan contratos con más de 3,000 empresas, pero son las extranjeras las que tienen mayor parte en obras y proyectos, por supuesto también en ganancias. De ellas, la mayor parte son estadounidenses, y otras tantas son españolas, chinas, canadienses, francesas y otras. Hasta ahora se supone que no está permitido, pero trabajan desde explotación y producción de gas, perforación de pozos profundos, producción, almacenamiento y descarga de petróleo, hasta generación de electricidad. No obstante, son empresas mexicanas las que tienen la labor de construir las plataformas marinas; la parte mala es que la demanda sobrepasa la capacidad de estas empresas, por lo que también han incursionado en el área empresas extranjeras, principalmente estadounidenses e inglesas. No es raro ver actualmente a Pemex en crisis, en todas sus áreas están inmiscuidas empresas foráneas. Desde 1970 es una compañía en números rojos, causados por el círculo vicioso de una industria en la que el monto de las compras superó al de las ventas, junto con una administración política con total desinterés en ella. Aumentando el valor y volumen de las importaciones, se cayó en la dependencia del exterior, que se acentúa cada año, conforme esta tendencia continúa. No se ha aumentando, desde hace años, la producción de Pemex; es más, ha caído. Según cifras de la ANIQ, la producción de Pemex cayó, entre 1995 y 2006, 41%. En 1996 esta producción alcanzó para abastecer el 67% de la demanda, pero en 2006 esto sólo significó una cobertura del 35% del consumo nacional. ¿Cómo llegamos a esto? Un dato importante es que en 2007 la producción petrolera del país resultó insuficiente para mantener el volumen de exportación a E.U. y, al mismo tiempo, enviar el crudo de maquila a la refinería Shell para producir parte de la gasolina que se consume en el país. Se optó entonces por cancelar el contrato de maquila. Extrañamente, Pemex evaluó como mejor opción aumentar la importación de gasolina, pero por ningún motivo disminuir las ventas a su socio comercial.

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En palabras de Francisco Rojas Gutiérrez, Presidente de la Fundación Colosio, “el estado en que se encuentra Pemex es resultado del lamentable manejo de las finanzas públicas. El régimen fiscal que se le impuso no le permitió utilizar recursos para la inversión en infraestructura y la obligó a endeudarse hasta la quiebra técnica. Es una forma de evadir responsabilidades y las acusaciones de ineficiencia preparan el terreno para que sea aceptable la privatización.” No digo que la privatización sea llanamente mala, no he podido decidir si estar a favor o en contra. Pero es muy cierto que si entra la inversión privada más fuertemente, con cuentas claras, se puede intentar disminuir el número de gente corrupta o sin quehacer dentro de la paraestatal, y podemos también pensar que por fin sabremos a dónde se está yendo el dinero que SÍ HAY en Pemex. Ahora es muy tarde para estar buscando culpables, sólo queda voltear y ver la manera de, verdaderamente, se pudiera arreglar la situación, por el bien de todos los mexicanos, a quienes por “herencia” nos toca, por ahora al menos, sólo lo malo que Pemex trae consigo. Tenemos un panorama pesimista, pero, como dicen por ahí, “no hay mal que por bien no venga”, y que se cumpla ese adagio dependerá sólo de nosotros.

Referencias 1Artículo Petróleos ¿Mexicanos?, escrito por Carlos Acosta Córdoba,Revista Proceso, No. 1635, 2 de marzo de 2008, México

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