Urb. Jorge Alberto Navarro Serrano. Universidad Autónoma de Guadalajara. Resumen

Los Colomos y su significado para la ciudad de Guadalajara. _______________________________________________________________ Urb. Jorge Alberto Navarro

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Los Colomos y su significado para la ciudad de Guadalajara. _______________________________________________________________ Urb. Jorge Alberto Navarro Serrano. Universidad Autónoma de Guadalajara. Resumen. Desde la fundación múltiple de Guadalajara, la ciudad ha sufrido problemas de abastecimiento de agua, ya sea porque sus fuentes no son suficientes, sufren polución o representan dificultades topográficas para resolver el tópico. Cuando se da la llegada de Pedro Buzeta a la ciudad de Guadalajara, con él llega la solución tan esperada por mucho tiempo por la población tapatía, y esta vendría de un lugar que desde el inicio sonaba ya diferente y especial, Los Colomos o el Colomo Grande como se le conoció en mucho tiempo, tal obra fue de vital importancia que en el siglo XIX el gobernador Luis del Carmen Curiel pide a Gabriel Castaños ampliar la obra para obtener un mayor abastecimiento de agua, sin embargo la cantidad de agua que nacía allí mismo la hace susceptible para otros usos, la industria en el caso de Atemajac y la recreación de los zapopanos y tapatíos de mayor abolengo. El visionario gobernador Curiel sabiendo de la importancia del sitio, lo adquiere para que en el futuro el agua no falte a la ciudad de Guadalajara, pero no cuenta con las irregularidades del siglo XX, donde el sitio pasa a ser invadido para proyectos privados, sufriendo esta suerte sobre todo desde la década de los 60’s hasta hoy día. Los Colomos en 2007 fueron declaradas área municipal de protección hidrológica y en 2015 como área estatal protegida. Sin embargo el peligro no se ha ido y es indispensable que la población y el gobierno continúen la lucha para proteger un sitio histórico y un hito de Guadalajara.

Palabras Clave.

Colomos, protección, agua, recreación, abastecimiento, bosque. Introducción.



Todos hemos alguna vez pasado por la avenida Patria, entre la avenida Américas y la avenida Acueducto y nos ha maravillado de algún modo el ver una zona arbolada, fresca y bonita junto con un canal que a simple apariencia no pareciese agradable, a la vez alguna vez hemos pasado del otro lado del parque, por las calles de El Chaco y Nueva Escocia y de nuevo nos topamos el terreno arbolado, agradable. Los Colomos alguna vez ha resonado en nuestros oídos, por boca de nuestra familia o amigos pero todos los que vivimos en esta ciudad de Guadalajara lo hemos escuchado nombrar.

De Los Colomos hemos escuchado el jardín japonés, un bello lugar con un lago, puentes de madera y un diseño que recuerda el zen o el Japón de los samuráis, el famoso castillo cerca que es un misterio entre los árboles y la abundante agua que cae en la pila de abajo, si se es más conocedor veremos el lugar donde se conjuntan las galerías y el agua puede correr, pero en general conocemos al parque más como un bosque, un bello bosque donde el aire es limpio, la ciudad parece que no existe y se puede tener un poco de paz. Muchas veces poco comprendemos la historia encerrada en ese lugar, que se respira y se puede observar, pues Colomos ha sido la compañera de Guadalajara de casi toda su vida y la primera siempre le ha dado agua y apagado la sed a la última, tanto así que en cada punto del bosque están sin querer inscritos nombres como el de Pedro Antonio Buzeta o Luis Carmen Curiel, hombres visionarios que sabiendo la necesidad se entregaron a su población para llevar un poco de agua para beber y a la vez para proteger al sitio de donde brotaba. Los Colomos sin embargo también en su existencia ha enfrentado amenazas, invasiones, la mano a veces cruel del hombre y la voracidad de una ciudad cuya planeación urbana es poco clara muchas veces, peligros que otros no comprenden y llevándose por sus bolsillos han visto en el espacio un negocio, más que un lugar maravilloso que se debe proteger. Guadalajara no puede ser sin Los Colomos, y a la vez Los Colomos, no puede ser sin Guadalajara, el bosque y la ciudad, relación a veces incomprendida pero necesaria, una relación que en la historia, en la sociedad y en otros aspectos deberá de continuar por el bien de la ciudad.

1. - Antecedentes históricos. 1.1 – Fundación de Guadalajara. Es ya sabida de todos los tapatíos la fecha de fundación de la ciudad de Guadalajara, 14 de febrero de 1542 en el valle de Atemajac, esto después de una ardua discusión en la que la zona de Toluquilla (Arana 1980. P 12) se perfilaba como uno de los favoritos por la existencia abundante de agua, elemento que le ha traído problemas y contratiempos a la perla de occidente y en el que Colomos ha jugado y juega un papel fundamental.

Figura 1. Vista de Guadalajara, principios del siglo XX. Fotografía: Proyecto Diez.



Las fundaciones anteriores, Nochistlán, Zacatecas (1532), Tonalá (1534), Tlacotán (1535) tuvieron varios factores, en el primero el agua es el principal, según Marcos Arana (1980 P 10) la zona se caracterizaba por un pie de mesa y dos riachuelos, los cuales se contaminaron por los animales de granja, en el segundo caso, todo es meramente político, los planes de Nuño de Guzmán sobre Tonalá eran diferentes a los de los ciudadanos de Guadalajara y en el tercer y último caso, Tlacotán, en donde había: “…fuentes abundantes, vegas para huertas, pasto, clima y pobladísimos bosques” (Ibídem 1980 P. 12), las cuestiones bélicas (recordemos la guerra del Mixtón entre Caxcanes y españoles) hicieron que la ciudad tuviera que cambiar al Valle de Atemajac. 1.2 – Primeros años y primeras fuentes de abastecimiento. El Valle de Atemajac se caracteriza geográficamente por estar rodeado al norte por la Barranca de Huentitán, al sur por los cerros del Cuatro, El Gachupin, El Tesoro y el famoso El Tapatío, al oeste por la misma barranca y al este por el cerro del Colli y el bosque de la Primavera, las primeras fuentes de abastecimiento con las que se contó fueron el río San Juan de Dios, arroyos como La Campana, el Chocolate, Zapopan, Zoquipan y los nacimientos de Mexicaltzingo y Agua Azul eran los existentes en el lugar, todos estos junto con los pozos de abastecimiento daban el agua a la ciudad (Torres 2013, P. 316)

Figura 2. Vista del parque Agua Azul, principios del siglo XX. Fotografía: Guadalajara ayer y hoy.





Sin embargo los problemas que se presentan para el abastecimiento son las temporadas de secas combinada con la sobreexplotación y la ubicación de las fuentes de abastecimiento que en ocasiones estaban en terrenos más bajos que la propia ciudad (Ibídem, 2013, P 318). Se realizó un estudio para saber cuál era la fuente de abastecimiento que mayor disposición de agua tuviera y que fuera de buena calidad, según Manuel López Cotilla citado por Alicia Torres (2013, P 322) se pensó en el año de 1597 aprovechar los manantiales de Los Colomos (o El Colomo grande como se conocía en aquel tiempo), sin embargo al ser más baja que la ciudad misma, era el principal alegato para no aprovechar la fuente. 1.3 Los Colomos como fuente de abastecimiento Los Colomos entran en el escenario de la ciudad en el año de 1731 con la llegada de Fray Pedro Buzeta, franciscano, maestro de arquitectura y con el antecedente de haber dotado de agua al puerto de Veracruz, el fraile retoma los estudios y comienza la búsqueda de la fuente que apague la sed de la ciudad, llegando a la misma conclusión que todos, Los Colomos son la mejor fuente.

Figura 3. Vista del castillo en Colomos, principios del siglo XX. Fotografía: Guadalajara ayer y hoy.



Buzeta procede a la construcción de una galería filtrante, el cual consiste en un acueducto con bóveda de cañón construido con ladrillo de arcilla roja, el cual se localiza en el manto freático, filtra el agua hasta llevarla en un canal y esta es conducida hasta la pila para que la población pueda disponer del líquido. Estas galerías fueron finalizadas en 1734 y durante muchos años abastecieron de agua la ciudad de Guadalajara.

Los Colomos en los siglos XIX y XX. El sistema de abastecimiento se consideró tan eficiente que se propuso su ampliación en el siglo XIX tomando en cuenta los mismos estudios del padre Buzeta. Sin embargo Samuel L. Trant realiza otro estudio en 1833 para saber la nivelación de los manantiales de Los Colomos (Ruíz Barajas 2008) resultando como conclusión la dificultad de subir el agua a la parte occidente de la ciudad, por lo que se continuó con las galerías como fuente de abastecimiento. Las aguas de Colomos en cambio se usaron para la industria, acorde a Jaime Olveda (2004, P. 64) en el año de 1841 se construyó cerca del pueblo de Atemajac del Valle, la fábrica “La Prosperidad Jalisciense” en las márgenes del río Atejamac o Colomos, cuyas aguas sirvieron para mover la rueda hidráulica que permitiría mover su rueda hidráulica y a la vez las máquinas, Manuel Portillo en los Apuntes histórico geográficos del departamento de Zapopan (1889, P. 7) nos da el mismo dato y lo amplia al explicar que las aguas del afluente también alimentan las fabricas La Experiencia y El Batán, en el mismo año de la apertura de la fábrica se iniciaría la construcción de la presa de Zoquipan, finalizándose en 1843 (Partida Flores, 2009, P. 55), en el mismo año la fábrica comienza a trabajar (Portillo, 1889 P. 151). Un dato curioso que a la vez demuestra la deseabilidad del lugar, es el litigio de 1847 de Los Colomos entre los indígenas y la “testamentaria del licenciado Gregorio Dávila” (Olveda, Muriá y Aldana, 2004, P. 90)

Posteriormente Gabriel Castaños es contratado por el gobernador de Jalisco Luis Carmen Curiel en el año de 1893 para encontrar una solución al abastecimiento de agua, consiguiendo la ampliación de las galerías hasta el Colli y la construcción de la caja de agua que se sitúa en la esquina de Arcos y Circunvalación Agustín Yáñez y otras obras como el acueducto Porfirio Díaz. En el libro Colomos de Antaño (1997 P. 3) se cita por medio de correspondencias entre en el que se informa que: “Existen al suroeste de la villa de Zapopan, en el municipio del mismo nombre, manantiales que producen agua potable en abundancia y que son llamados “El Colomo grande” los cuales Guadalajara puede aprovechar.” Estas palabras se mencionan por medio de las ya mencionadas correspondencias entre el gobierno del estado y el de Zapopan que se fechan en el año de 1896, momentos posteriores al trabajo de Gabriel Castaños para ampliar las galerías de Buzeta y traer agua no solo de Los Colomos, sino de El Collí, los cuales dejan notar la importancia de la zona y la calidad de agua que podría en ese momento abastecer a Guadalajara.

Figura 4. Vista del acueducto Porfirio Díaz. Fotografía: Guadalajara ayer y hoy.



El 7 de junio de 1898 el gobierno del estado de Jalisco por parte Luis Carmen Curiel y el secretario de gobierno Emiliano Robles quien da fe de lo anterior, los cuales compran a la señorita María Gil Romero los siguientes predios: El predio que ocupa el arroyo de Los Colomos, El Chuchucate o Chochocate al sur del río, Coyotes o Loma de Coyotes situado en una Loma en el camino de Zapopan a Ocotán, El Tarbadillal, al otro lado del nacimiento del río con dirección a Ocotán, La Coronilla, situado según el libro en los planes de arriba del nacimiento del río Colomos; todos los predios son obtenidos por el gobierno a costo de $50,000.00 y en el que el gobierno se compromete a entregar el dinero a más tardar el 31 de agosto próximo a la fecha anterior (Patronato Bosque de los Colomos, 1997, P. 5). En el “Colomo grande” se instala una bomba de agua que procede de las compañías de Ernesto Paulsen en el año de 1900 (Curiel, 1900 P. 56),

Con la entrada del siglo XX y la adquisición de Los Colomos por parte del gobierno del estado, citados en el párrafo anterior, el abastecimiento de agua debía estar garantizado, a esto se agrega la instalación de una bomba de agua que procede de las compañías de Ernesto Paulsen en el año de 1900 (Curiel, 1900 P. 56). Años después se sumaría otra compra de varios predios por parte del ayuntamiento de Guadalajara en el año de 1920 (Del Castillo 2016). Sin embargo Los Colomos también se vuelven un sitio preferido para el día de campo, Manuel Portillo refiere lo siguiente: “El Colomo es preciosísimo: es una barranca en que de los paredones saltan multitud de chorros de agua de dos temples: se han formado baños rústicos de zacate y son muy concurridos por los habitantes de Guadalajara” (1889, P. 196), así también lo refiere Mario Aldana Rendón (2004, P. 133) en los cuales refiere que a partir del año de 1907 cuando el tranvía eléctrico sustituye al de mulitas en la ruta de Guadalajara a Zapopan (Guadalajara, Mezquitán, Atemajac, Zoquipan, Zapopan) la gente aumenta y viene más seguido a pasar un día de campo en este sitio, en El Profundo y los Huertos de la Colonia Seattle, lo cual nos da cuenta del uso recreativo que le daba la población de Guadalajara y Zapopan desde el siglo XIX y como este aumento debido a la evolución de la ruta, sin embargo Manuel Portillo (1889, P. 196) hace mención del beneficio que tendría Zapopan y Guadalajara si hubiera un tranvía en la zona y el beneficio por el buen clima de Zapopan y la calidad del agua del “Colomo Grande”. El mismo Agustín del Castillo (2016) señala que desde 1962 se comienzan a presentar invasiones en las zonas aledañas a Los Colomos, entre ellas las del rancho El Gorupo y otros particulares que con escritos ante notario público alegan que son dueños de estos predios, uno de los que se señala de manera constante es Zotogrande en la avenida Acueducto, Plaza Pabellón, parte de Plaza Andares y otros predios. Durante mucho tiempo se especuló que la superficie perteneciente comprendía 248 has, en estudios que datan del 2004 se concluye que son dos polígonos, Colomos I y II en uno y Colomos III en otro, aunque en el estudio de Colomos-La campana se muestran tres. Por lo tanto y grosso modo las invasiones y litigios comenzaron a ser estragos en Colomos, la ciudad de Guadalajara creció y por lo tanto en la zona noroeste aledaña a Zapopan comenzó a ser víctima de tales. En un intento de parar estas invasiones y constantes invasiones al bosque y sus violaciones de la ley, se decretó en 1984 una protección ecológica y control de edificación a Los Colomos, siendo el último intento de protección.

Los Colomos hoy. Para los años 2000’s, exactamente en el año 2005 se llevó a cabo una minuciosa investigación patrimonial por parte del gobierno del estado de Jalisco, estas reconocen solo 198 hectáreas, 81 hectáreas pertenecen a Zapopan y de estas 40 aproximadamente están invadidos (Ruíz Barajas, 2008), el resto de la superficie pertenecen a Guadalajara, de estas, 90 son área municipal de protección hidrológica declaradas en 2007, esta medida surge por la invasión de barrancas, su relleno y urbanización en otros sitios cercanos (Ibídem, 2008).

Figura 5. Vista del castillo en Los Colomos. Fotografía: Jorge Navarro Serrano.



La zona sin embargo en los últimos tiempos se vio afectada o casi por afectarse por la orden del Tribunal Administrativo del Estado (TAE) quien dio la orden a la dirección de obras públicas de Guadalajara para que aprobara un proyecto inmobiliario en el predio conocido como “El Chuchucate”, lo cual dejo ver la unión y organización de los ciudadanos vista en redes sociales y las acciones del ayuntamiento y del gobierno del estado para recolectar firmas y defender la zona, a final de cuentas se juntaron 22,000 y los proyectos sobre este predio están suspendidos; sin embargo aún se pelean cinco litigios por varios predios cuyo total son 50 hectáreas (El Informador 2016). Con la intención de atraer a los paseantes pero a la vez dejar el carro, el ayuntamiento de Guadalajara subió el mismo mes de enero la tarifa a 20 pesos, generando todo tipo de opiniones y reclamos, a esto se sumó el proyecto de quitar la mitad de estacionamiento para reforestarlo. La queja principal de la población es que hay poco transporte público al lugar (cuatro rutas, dos por Avenida Patria y dos por Pablo Neruda) y no hay infraestructura para movilidad no motorizada, es decir ciclovías. Los Colomos el día de hoy es un parque con una capacidad de infiltración que hace que sus aguas el día de hoy abastezcan a 17 colonias de la zona, es además de área municipal de protección hidrológica un área estatal protegida promulgada en 2015 (Chávez, 2015) un lugar donde el agua brota y apaga la sed aún con todas las modernidades de los sistemas de abastecimiento. Es un área verde que cada fin de semana se llena de visitantes que gustan de ir a recrearse y apreciar las bondades de la zona, de allí que el día de hoy sea un sitio conocido no solo en la zona metropolitana sino fuera de ella y un hito urbano para todos los que habitamos la mancha urbana.



Conclusión. Desde la fundación de Guadalajara, la ciudad ha sufrido un problema que es común en todas las ciudades, más en unas que en otras y que en este caso particular ha requerido la creatividad de los protagonistas de esta urbe, del agua hablamos y esta ha llevado a buscar alternativas y crear obras increíbles. Los Colomos entraron al escenario representando ese lugar fértil que facilito al vital líquido cuando la ciudad moría de manera metafórica de sed. Las obras de Fray Pedro Buzeta con sus galerías filtrantes, de Gabriel Castaños ampliándolos y las magnánimas obras del gobernador Curiel de comprar la zona a sabiendas de la vital importancia, no hacen más que decirnos de manera directa que este sitio es fundamental para Guadalajara, que ha estado con ella toda la historia y de alguna manera debemos protegerla si es que queremos tener a Los Colomos en el futuro. La gente comenzó a apreciar a Los Colomos y desde el siglo XIX comenzaron a verlo gracias a sus aguas, su ubicación y belleza como un sitio de recreación y esparcimiento para ricos y pobres por igual, donde la convivencia se llevaba a cabo y que de alguna manera estableció la base del arraigo y vocación que tienen hoy. Pero Colomos se convirtió en algo más, para algunos se hizo la joya más preciada en el botín, hablando de aquellos que preocupados por sus bolsillos buscan disminuir su superficie, tal vez porque está presente la ignorancia de las maravillas del lugar; sin embargo para la gente común de Guadalajara, para todos nosotros, Colomos es ese parque donde vamos cada fin de semana a caminar, a apreciar El Castillo, a observar la belleza del jardín japonés, a saber que es un bosque y en muchas ocasiones a ver el agua y respirar su historia. Si, en Colomos hay historia y puede palparse de tal manera que se enchina la piel, aún huele a la tierra mojada que Pepe Guizar hizo bien en notar de nuestra ciudad, aún hay naturaleza, aire limpio, ardillas, caminos y un sitio maravilloso que nos llama a hacerlo nuestro y a protegerlo para las nuevas generaciones, pues Los Colomos, son nuestros.

Bibliografía y fuentes. -

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Martínez Reding, Fernando (1974). Agua para Guadalajara. Guadalajara, Jalisco, México: Patronato de los servicios de agua y alcantarillado de Guadalajara.

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Muriá, José María, Olveda, Jaime. Aldana, Mario (2004) Historia de Zapopan. Guadalajara, Jalisco. H. Ayuntamiento de Zapopan, El Colegio de Jalisco. Partida Flores, María de los Ángeles (2009) Imágenes antiguas de Zapopan. Ayuntamiento de Zapopan. Zapopan, Jalisco.

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Patronato del Bosque de Los Colomos (1997) Los Colomos de Antaño. Guadalajara, Jalisco, México: Patronato del Bosque de Los Colomos, Ayuntamiento de Guadalajara, entre otros.

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Portillo, Manuel (1889) Apuntes histórico-geográficos del departamento de Zapopan. Guadalajara, Jalisco. Tipografía Manuel Pérez Lete.

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Del Castillo, Agustín (2016) Los Colomos: Narco, mentiras y terrenos. Verde bandera periodismo. Consultado el 10 de febrero del 2016. En: http://verdebandera.com.mx/los-colomos-narco-mentiras-y-terrenos/

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El Informador (2016) Frenan con amparo obras de Los Colomos. El Informador. Consultado el 11 de febrero del 2016. En: http://www.informador.com.mx/jalisco/2016/641576/6/frenan-con-amparo-obrasen-los-colomos.htm

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ambiental/ y http://www.semanario.com.mx/ps/2008/08/un-prodigio-en-colapsoambiental/ -



Chávez, Víctor Manuel (2015) Decreta Aristóteles Sandoval zona protegida del bosque de Los Colomos. El Occidental. Consultado el 13 de febrero del 2016. En: http://www.oem.com.mx/abcradio/notas/n3927995.htm

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