vencedores y vencidos

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vencedores y vencidos En 1939 tuvo lugar el final de la Guerra Civil. Después de casi tres años de luchas en varios frentes, de bombardeos continuos sobre la población civil y de mucha hambre, el conflicto civil español llegaba a su fin. La guerra llevaría al poder al general Franco, uno de los máximos responsables del alzamiento militar de julio de 1936 contra el gobierno democrático de la República. Con el fin de la guerra, se inició una larga y terrible dictadura que derogó todas las libertades individuales y colectivas de los ciudadanos del país. La Guerra Civil es, sin lugar a dudas, uno de los hechos más terribles de nuestra historia contemporánea. El conflicto bélico causó cientos de miles de víctimas, daños materiales de valor incalculable en infraestructuras y localidades, así como la huida de miles de personas hacia el exilio.

Sin duda alguna, la Guerra Civil fue el preámbulo del posterior conflicto mundial que se iniciaría pocos meses después de su fin. Después de casi tres años de sufrir el conflicto, con enfrentamientos en la retaguardia que desembocarían en un conflicto civil entre los catalanes, Cataluña sería ocupada por las tropas franquistas. El fin de la guerra fue doblemente terrible para el territorio. Por un lado, la derrota llevó a decenas de miles de catalanes a exiliarse, a ser encarcelados y, en el peor de los casos, a ser fusilados y enterrados en fosas comunes. Por otro, el fin de la guerra supondría la supresión de la autonomía catalana y la persecución de su lengua y cultura. Así, se iniciaría la larga noche del franquismo, una dictadura que separaría la sociedad, hasta el último momento, entre vencedores y vencidos.

LA OCUPACIÓN MILITAR DE CATALUÑA Tras la ocupación de una parte del territorio en abril de 1938, el 23 de diciembre, haciendo caso omiso a la tregua navideña que había propuesto el Vaticano, se inició la ofensiva final de las tropas franquistas sobre el resto de la Cataluña autónoma y republicana. El avance franquista, que se marcó como objetivos principales la conquista de las tres capitales catalanas —Lérida había sido ocupada en buena parte—, estuvo en todo momento precedido de bombardeos que castigaron diferentes localidades cercanas al frente y algunas de las principales ciudades del país. La llegada de la noticia, el 15 de enero de 1939, de que Reus y Tarragona habían sido ocupadas por las tropas rebeldes desmoralizó de forma definitiva a los jefes militares republicanos, que fueron conscientes de que su ejército había llegado al límite de su capacidad de resistencia. Era un jueves, 26 de enero, cuando la ciudad de Barcelona fue ocupada por las tropas del general Francisco Franco, lo que tuvo un amplio eco nacional e internacional. Una vez que se confirmó la ocupación, las tropas franquistas siguieron hacia la frontera pirenaica. Antes de llegar a ese punto, fueron ocupando las diferentes poblaciones que quedaban todavía bajo control republicano. Gerona, la última capital catalana que todavía no había sido ocupada, cayó el 4 de febrero de 1939. El 10 de febrero de 1939 fue el último día que se habló de Cataluña en los diferentes comunicados de guerra. El ejército republicano se limitaba a decir: «Nuestras fuerzas continúan sus repliegues con orden

absoluto, salvando totalmente sus efectivos, material y armamentos». Por el contrario, el comunicado franquista dejaba clara la situación: «Nuestras fuerzas han alcanzado victoriosamente, en el día de hoy, todos los pasos de la frontera francesa desde Puigcerdá hasta Portbou. La guerra en Cataluña ha terminado». «Cataluña para la España triunfal de Franco».



ACB_1: Entrada de las tropas franquistas en Manresa, el 24 de enero de 1939 (Llorenç Gamisans i Vilaplana, Fondo Ausió-Gamisans, Archivo Comarcal del Bages)



ACG_1: Misa celebrada en Olot en lo alto del ferial para celebrar el final de la guerra el día 1 de abril de 1939 (Col. Josep M. Dou Camps, Archivo Comarcal de la Garrotxa)



ACPS_1: Misa de campaña celebrada en Tírvia. Año 1938 (Fondo Ayuntamiento de Tírvia, Archivo Comarcal del Pallars Sobirà)



ACPS_2: El general Sagardía saluda a las tropas franquistas en su entrada a Rialp. Año 1938 (Javier Araiz Espoz, Fondo Agustí López, Archivo Comarcal del Pallars Sobirà)



AHE_1: Misa de campaña en la plaza Víctor Català de la Escala. En la calle de la derecha de la fotografía, se ven casas derruidas durante el bombardeo de la aviación italiana que sufrieron en la Escala en enero de 1939. Año 1939 (Joan Lassús, Archivo Histórico de la Escala)

LA OCUPACIÓN MILITAR DE CATALUÑA •

AMVD_2: Misa de campaña en Vilassar de Mar. Año 1939 (Camil Villà, Archivo Municipal de Vilassar de Dalt)



APFV_1: Ciudadanos de Manresa leyendo el bando del teniente general franquista Fidel Dávila (Archivo particular Francesc Villegas)



ABPR_3: Llegada de las tropas franquistas a Le Perthus el 9 de febrero de 1939 (Album souvenir de l’exode espagnole dans les Pyrénées Orientales, Biblioteca del Pabellón de la República-CRAI. Universidad de Barcelona)



ANC_1: Ocupación y desfile del ejército franquista por la ciudad de Barcelona acompañada de manifestaciones de adhesión. 26 de enero de 1939 (Brangulí, Archivo Nacional de Catalunya)



MASMM_1: Desfile militar de las tropas franquistas en la Riera de Mataró. 29 de enero de 1939 (Santiago Carreras i Oliver, Archivo de imágenes, Museo Archivo de Santa Maria de Mataró)



MB_1: Entrada de les tropas franquistas en Badalona. 27 de enero de 1939 (Archivo Josep M. Cuyàs, Museo de Badalona)



MCU_1 (I, II, III y IV): Varias imágenes de la plaza Mayor de Tàrrega cuando fue ocupada por las tropas franquistas, celebrando la misa de campaña. Días 15 y 16 de enero de 1939 (Miquel Martí Florensa, Archivo Fotográfico del Museo del Urgell)

RETIRADA Y EXILIO Los últimos días de la Guerra Civil en Cataluña fueron un verdadero calvario para las tropas republicanas en retirada y para gran parte de la población. A pesar de los varios intentos, fue imposible poder estabilizar una línea de frente, y lo único que conseguía retrasar el avance de las tropas franquistas era la voladura de los puentes. Mientras la Generalitat emitía una orden de desalojo, la retirada del ejército hacia Francia se vio dificultada por los constantes bombardeos de la aviación franquista, por la avalancha de la población civil que huía de los invasores y por el trágico deambular de las autoridades republicanas. En suma, un número muy importante de catalanes y de desplazados internos procedentes del resto del Estado emprendía el camino del exilio en una dramática escalada hacia la frontera con las tropas franquistas que les pisaban los talones. En los últimos días, la masía de Can Perxers de Agullana se convirtió en la residencia provisional del presidente de la Generalitat —Lluís Companys— y del presidente del Gobierno vasco —José Antonio Aguirre. Asimismo, el castillo de Figueras lo fue del Gobierno de la República española encabezado por Juan Negrín, y fue también en Figueras donde se reunieron por última vez las Cortes de la República en territorio peninsular el 1 de febrero de 1939. Las palabras del consejero de la Generalitat Carles Pi i Sunyer dan cuenta de ese éxodo final hacia una Francia que no recibiría precisamente a los republicanos con los brazos abiertos: «Ya las había visto antes, las filas de gente que se iban, huyendo

con dolorosa angustia; las interminables caravanas de carros, coches y camiones; mujeres y niños, apilados encima del amontonamiento de equipajes, cajas y fardos. Y, a un lado y al otro, las hileras de los que iban a pie, cansados pero ​​ firmes con su determinación de irse, de huir del enemigo que avanzaba, mucho más numeroso todavía en aquella faja de terreno próximo a la frontera, en ese último trozo de tierra catalana que pisaban [...]». Después de la salida del presidente Companys y los miembros del Gobierno de la Generalitat, la caravana de refugiados todavía se prolongó algunos días más hasta el final de la guerra en Cataluña, que oficialmente los vencedores dataron el día 10 de febrero. Unas 500.000 personas —tanto catalanes como refugiados de otras partes del Estado— tomaron el camino del exilio. Buena parte de ellos fueron internados en campos de concentración en Argelès-sur-Mer, Saint-Cyprien, Le Barcarès, Agde, Bram, Gurs, Vernet y Setfonts, entre otros. Meses más tarde, en diciembre de 1939, habían regresado a España casi 200.000 refugiados, mientras que unas 175.000 personas no volverían hasta el fin de la dictadura o nunca más. Muchos vivirían las vicisitudes de un nuevo exilio o la reemigración hacia América (especialmente a México), Argelia o la URSS.



ACAE_6: Panorámica del Mas Perxers de Agullana, residencia provisional del presidente de la Generalitat y del presidente del Gobierno vasco los últimos días de la Cataluña republicana. Ca. 1900

RETIRADA Y EXILIO (Joan Corney, Archivo Comarcal del Alt Empordà) •



ACAE_7: Panorámica parcial del cementerio, las arcadas del puente y la puerta principal del castillo de Sant Ferran de Figueres a principios del siglo pasado. Aquí se celebraron las últimas Cortes republicanas en territorio peninsular el 1 de febrero de 1939. Con la llegada de las tropas franquistas, pasaría a ser una cárcel (Fototipia Thomas, Archivo Comarcal del Alt Empordà) ACAP_1: Familia huyendo por la carretera de Tarragona en dirección Barcelona el 15 de enero de 1939 (Henry Buckley, Archivo Comarcal del Alt Penedès)



ACAP_2: Imagen de una tienda de campaña donde se refugiaban los exiliados republicanos del campo de concentración de Sant Cebrià (Henry Buckley, Archivo Comarcal del Alt Penedès)



ACAP_3: Imagen de las barracas y de los exiliados republicanos en el campo de concentración de Argelers. Sin fecha (Henry Buckley, Archivo Comarcal del Archivo Comarcal del Alt Penedès)



ABPR_1: Mujeres y niños concentrados en la estación de ferrocarril de Le Bolou, mientras esperan su traslado a varios campos de acogida en el interior de Francia. Sin fecha (Album souvenir de l’exode espagnole dans les Pyrénées Orientales, Biblioteca del Pabellón de la República-CRAI. Universidad de Barcelona)



ABPR_2: Auca del refugiado (Biblioteca del Pabellón de la República-CRAI. Universidad de Barcelona)



ABPR_4: Imagen de miles de refugiados republicanos esperando a cruzar la frontera con Francia por el paso de Le Perthus (Album souvenir de l’exode espagnole dans les Pyrénées Orientales, Biblioteca del Pabellón de la República-CRAI. Universidad de Barcelona)



ADPO_1: Campo de Le Barcarès. Vista general de los primeros barracones donde se instalaron los refugiados republicanos. 27 de febrero de 1939 (Fondo Chauvin, Archivo Departamental de los Pirineos Orientales)



ADPO_2: Llegada de soldados republicanos a la playa de Argelers escoltados por gendarmes franceses. 24 de febrero de 1939 (Fondo Chauvin, Archivo Departamental de los Pirineos Orientales)



ADPO_3: Los refugiados republicanos ocupando la parte central del campo de concentración. En la imagen se pueden observar los barracones y los alambres con que se dividía el campo de Le Barcarès (Fondo Chauvin, Archivo Departamental de los Pirineos Orientales)



Mapa exili



Mapa camps concentració Europa

LOS VENCEDORES 3.1 Las nuevas autoridades El ejército franquista había ganado la guerra y sobre el ejército se sustentaría el cuerpo de la dictadura. A diferencia de otros fascismos europeos, como el italiano o el alemán, los militares habían sido la pieza fundamental para conseguir el poder en España, y el general Francisco Franco lo tendría muy presente a la hora de estructurar el nuevo orden. El general Eliseo Álvarez Arenas dirigiría un régimen especial de ocupación constituido expresamente para gobernar Barcelona hasta el 1 de agosto de 1939, y mientras se restablecía la IV Región Militar —equivalente a Cataluña—, pronto dirigida por el capitán general Luis Orgaz Yoldi. Por otra parte, el Gobierno Civil de cada provincia era la institución encargada de aplicar las políticas del franquismo. Los gobernadores civiles, que dependían del Ministerio de Gobernación, también podían ser militares, y ejercían el cargo con un férreo control sobre la población y el resto de autoridades. Dirigían a las fuerzas policiales, controlaban las administraciones locales, los nombramientos de las comisiones gestoras de las diputaciones y de los ayuntamientos. Sin embargo, los jefes provinciales de FET y de las JONS, el partido único del franquismo, consideraban que su papel era ejercer la máxima autoridad política provincial, lo que condujo a enfrentamientos con los gobernadores, como el vivido en Barcelona entre el falangista Mariano Calviño y el gobernador civil de Barcelona, Wenceslao González Oliveros, o en Tarragona entre el jefe provincial José María Fontana Tarrats y los sucesivos gobernadores. Finalmente, a

partir de 1940, los gobernadores acumularon ambos cargos y mantendrían una autoridad sin contestación en la provincia.

3.2 El partido único A pesar del decreto de unificación del 19 de abril de 1937, era evidente que las diferencias y las discrepancias continuaban entre las diversas familias del franquismo, agrupadas ahora bajo el partido único de Falange Española Tradicionalista y de las Juntas de Ofensiva Nacional-Sindicalista (FET y de las JONS). Las aspiraciones de los falangistas eran discutidas por los sectores más conservadores y los carlistas. Además, existían diferencias entre los que pretendían que el partido conquistara realmente el Estado y creara un sistema fascista totalitario similar al alemán o al italiano, y los que eran más pragmáticos, los que, conscientes de que el general Franco era la única fuente de poder, eran partidarios de participar en el régimen compartiendo el poder dentro del «bloque franquista», diverso, y de acumular más cuotas de influencia en el nuevo régimen. Las funciones del partido único, subordinado totalmente al Caudillo, eran asegurar el apoyo político de la población en diferentes organizaciones de masas (el Frente de Juventudes, la Sección Femenina, el Sindicato Español Universitario y, destacadamente, las Centrales Nacionales Sindicalistas y la Organización Sindical); dirigir la propaganda, controlar los medios de comunicación y la censura, y participar directamente en la represión mediante la

LOS VENCEDORES investigación y la denuncia (su Delegación Nacional de Información y de Investigación, una especie de policía paralela que tenía presencia en todos los municipios ). Para los falangistas, había que «superar» la lucha de clases, abolir los «separatismos», prohibir los partidos políticos y sindicatos, impedir la difusión de ideas democráticas y revolucionarias, borrar cualquier rastro de heterogeneidad política, de identidad o cultural y fomentar, en cambio, un «Nuevo Estado» donde se «reunificaría» a toda la población antiguamente dividida en partidos para conseguir tanto «la España Grande» como mayores cuotas de justicia social.

3.3 La Iglesia de Franco En 1939 el papa Pío XII felicitaba al general Franco por su victoria en la guerra, el dictador era «el hijo predilecto y más querido de la Iglesia entre los jefes de Estado», y España era «la nación elegida por Dios como principal instrumento de evangelización del Nuevo Mundo y como baluarte inexpugnable de la fe católica, [que] acaba de dar a los prosélitos del ateísmo materialista de nuestro siglo la prueba más excelsa de que por encima de todo están los valores eternos de la religión y el espíritu». Patriotismo y catolicismo se fusionaban, el Estado y la Iglesia entraban en una relación simbiótica, era el conocido «nacionalcatolicismo». La Iglesia había bautizado la guerra civil como «Santa Cruzada». Desde el principio, gran parte de la estructura eclesiástica apoyó a los militares golpistas y participó directamente en el sistema represivo de la dictadura. En cuanto acabó la guerra, sacaba partido de ello: más allá del apoyo institucional y político, obtenía el monopolio de la cultura y la moral. Controlaba gran parte de la educación, estaba presente en cárceles y hospitales, en la censura de la prensa, los espectáculos, la moda, etc. Los pocos que dentro de la Iglesia habían trabajado por la conciliación antes, durante y después de la guerra, como el cardenal Francesc Vidal i Barraquer, no tenían lugar en esta Nueva España y morirían en el exilio.

3.4 Los catalanes de Franco Con la victoria de las tropas rebeldes y el inicio de la dictadura franquista en 1939, los catalanes que apoyaron a Franco se apresuraron a tomar posiciones y a utilizar sus méritos durante los años de guerra. Pocos podían probar que habían sido contrarios a la democracia y el catalanismo. Sí que había habido muchos otros que podían manifestar sus intervenciones durante la guerra, desde los que habían colaborado con los servicios de espionaje y propaganda hasta los que habían constituido organizaciones falangistas y carlistas, con sus unidades combatientes y servicios de retaguardia, incluyendo acciones de propaganda como la creación de la revista falangista Destino. Aproximadamente 20.000 refugiados en la zona franquista constituyeron los llamados «Catalanes de Burgos», entre ellos militantes de derecha y ultraderecha de la época republicana y una parte de las élites económicas y sociales del país que habían abandonado el territorio mayoritariamente, durante la violencia de la retaguardia de 1936 en parte gracias a la ayuda de la misma Generalitat. Con la ocupación progresiva del territorio, los catalanes de Franco empezaron a ocupar los puestos de responsabilidad. Sin embargo, su autoridad era bastante limitada y se circunscribía a los ámbitos provincial y local, su presencia en los órganos de poder central fue escasa y ocuparon cargos en el Consejo Nacional de FET y de las JONS y algunos cargos ministeriales, como el ocupado por Eduardo Aunós Pérez como ministro de Justicia en 1943. Los catalanes que dieron una cobertura religiosa al golpe de Estado militar dentro de la jerarquía eclesiástica —especialmente el arzobispo de Toledo, Isidro Gomá, y el obispo de Salamanca, Enrique Pla i Deniel— tendrían también una importante influencia política en el nuevo régimen. La inmensa mayoría de cargos municipales recayeron en falangistas —tanto anteriores a 1936 como sobrevenidos de guerra—, algunos tradicionalistas, algunos monárquicos de extrema derecha y un buen

LOS VENCEDORES grupo de tránsfugas del catalanismo conservador. De entre todos ellos, destacaron algunos nombres, como por ejemplo Miquel Mateu, alcalde de Barcelona en 1939 y amigo personal de Franco, u otros alcaldes con un cierto peso, como Josep Maria Marcet, en Sabadell, o Víctor Hellín, alcalde de Lleida.

3.5 La simbología franquista Desde el inicio, el franquismo creó todo un entramado de símbolos para legitimarse y proyectarse sobre la población. Se pretendía dar forma, continuidad y definición a la noción de España por la que habían luchado y modelarla a través de una iconografía con suficiente capacidad para crear emociones colectivas y movilizar. Este intento de definición del discurso simbólico tampoco estuvo exento de tensiones por cuestiones ideológicas entre los diferentes colectivos que apoyaban a Franco (falangistas, monárquicos carlistas, monárquicos alfonsinos, jerarquía eclesiástica), pero esta narrativa iconográfica y simbólica inundó el espacio público y fue desde los objetos más ordinarios (sellos, monedas, billetes) hasta el calendario (Día del Alzamiento, Día de la Victoria, Día del Caudillo, etc.), pasando por los himnos oficiales, la bandera, el nomenclátor de las calles o los monumentos dedicados a los muertos franquistas que se extendieron por todas las poblaciones. La finalidad política de monumentos como los dedicados a los «Caídos por Dios y por España» era recordar la Victoria de la guerra como mito fundacional del régimen y mostrar alguno de sus fundamentos ideológicos: la República era la caída; la guerra, la redención, y la sangre derramada por los «mártires», el tributo necesario para encontrar el camino de la resurrección y levantar la «Nueva España». Un símbolo clave en todos los monumentos debía ser la cruz, aunque podía ir acompañada de otros motivos iconográficos (yugo y flechas, escudo de España, emblema del Víctor y otras figuras alegóricas como el águila y el laurel) que recordaban la España de los Reyes Católicos o el imperio de Carlos V, imagen histórica en la que se reflejaba el franquismo.

3. 6. Un nuevo mundo laboral para un nuevo régimen La autarquía fue una opción voluntaria del régimen franquista. Era una pieza más de su proyecto político totalitario a partir del cual se aspiraba a la independencia económica, se sublimaba el aislamiento y se desconfiaba tanto de la economía liberal como de cualquier influencia exterior. Se daba continuidad a la economía de guerra que se venía aplicando en la zona franquista desde 1936, el intervencionismo del gobierno estaba presente en todos los aspectos de la actividad económica y el resultado final fue desastroso —hasta 1950 no se recuperó el nivel de producción industrial de 1930. Aún así, el mundo empresarial fue el gran beneficiario de la nueva legislación laboral y del control policial que el franquismo impuso sobre el obrerismo. La derogación de la práctica totalidad de la legislación social, económica, agraria y laica republicana supuso la eliminación total de los instrumentos de defensa y presión que tenían los trabajadores para mejorar sus condiciones laborales (sindicatos obreros, huelgas, etc.). Encuadrados en «sindicatos verticales» que integraban tanto a trabajadores como a técnicos y patrones, y que estaban supeditados al partido único y a la administración, los trabajadores veían que el nuevo sistema político suponía el reforzamiento de la propiedad privada y los derechos de los empresarios, que disfrutarían de ventajas económicas y sociales a cambio de renunciar a instrumentos políticos autónomos.

3.7 La cultura de la dictadura «¡Habla el idioma del Imperio!» o «¡Habla como Franco!» eran las consignas habituales que se publicaban en los medios. El catalán era considerado un simple dialecto que había que suprimir del espacio público. A lo largo de 1939, fueron numerosas las normativas publicadas que querían desterrar el catalán de la enseñanza, de la administración pública, de la rotulación en la calle, etc. La normalidad cultural tuvo que refugiarse en el exilio, que hizo un destacable esfuerzo para preservar y difundir la lengua y la cultura catalana a lo largo de toda la dictadura. La política represiva

LOS VENCEDORES del régimen no se aplicaba solamente al catalanismo político, sino a la catalanidad, a la identidad — algunos historiadores lo han calificado de intento de «genocidio cultural». La prohibición de utilizar el catalán en publicaciones, revistas, radio y cine fue absoluta, y como consecuencia desaparecieron cientos de publicaciones periódicas y se procedió a la destrucción de todo el tejido asociativo que había constituido un elemento básico de la catalanidad y del republicanismo popular. La propuesta cultural oficial de la dictadura se basaba en la mezcla del viejo antiliberalismo católico y el nuevo fascismo. La mayor parte de la intelectualidad catalana, comprometida con la causa republicana, se marchó al exilio o fue depurada. La depuración fue masiva en todas las administraciones del Estado, con especial ensañamiento en el mundo de la enseñanza y la educación (uno de cada cuatro maestros recibió algún tipo de sanción), así como otras profesiones como médicos, periodistas, arquitectos y abogados, entre otros. Se desmontaron las reformas educativas republicanas (coeducación, laicidad en las aulas, pedagogía moderna) y acentuó la desigualdad al endurecerse las condiciones de acceso (hasta 1951 no se alcanzó el nivel de escolarización de la preguerra, el 66%).

Las nuevas autoridades •





ACBP_1: Conmemoración del 20 de enero de 1940 presidida por el coronel Fernando Morillo Farfán, en la plaza de España (actual plaza Nova) del Vendrell (Col. Rosa Font, Archivo Comarcal del Baix Penedès) ANC_5: Clausura del primer campeonato nacional deportivo femenino organizado por la Falange en el camp de las Corts de Barcelona. La celebración fue presidida por el capitán general de Cataluña, Luis Orgaz, y la delegada nacional de la sección femenina del Movimiento, Pilar Primo de Rivera. Año 1939 (Brangulí, Archivo Nacional de Cataluña) CIMIR_3: Desfile militar y falangista para conmemorar el primer aniversario de la ocupación franquista de Reus. Año 1940 (Antoni

Martra Nolla, Fondo Antoni Martra Solé, Centro de la Imagen Mas Iglesias de Reus) •

MB_2: Visita del gobernador de Barcelona, Antonio Correa Veglison, en la ciudad de Mataró el 27 de enero de 1943 (Fondo Ayuntamiento de Badalona, Museo de Badalona)



MCU_2: Las nuevas autoridades de Tàrrega presidiendo con el brazo en alto la misa de campaña que se celebró cuando fue ocupada la ciudad. Días 15 y 16 de enero de 1939 (Miquel Martí Florensa, Archivo Fotográfico del Museo del Urgell)

La Iglesia de Franco •

ACBE_2: Autoridades de la Bisbal d’Empordà presidiendo una procesión en el año 1943: a la izquierda, el alcalde Robert Figueres y a la derecha el jefe local del Movimiento, Albert Frigola; en medio, los representantes del Gobierno Civil y la Diputación (Col. Jordi Frigola i Arpa, Archivo Comarcal del Baix Empordà)



ACPE_1: El rector de Banyoles, mosén Joaquim Blanch, y el capitán del ejército, brazo en alto, presidiendo el desfile del día del final de la guerra. Año 1939 (Manel Pigem Roset, Archivo Comarcal del Pla de l’Estany)



ACR_2: Misa solemne en el monasterio de Santa María de Ripoll. Año 1939 (E. Graells, Archivo Comarcal del Ripollès)



AMV_2: Visita a Valls del cardenal Isidro Gomà. De izquierda a derecha, mosén Ramon Pinyes Morlà; el jefe local de Falange, Lluís Clols Rabassó; el cardenal Isidro Gomà, y el alcalde gestor, Joan Cusidó Calbet. 22 de junio de 1939 (Agustí Gurí, Archivo Municipal de Valls)



FM-LG_1: Misa de campaña en la plaza de la Església (en aquellos momentos plaza 1 de febrero) de la Garriga para conmemorar el final de la Guerra Civil en abril de 1939. (Fundación MauriLa Garriga)



MASMM_2: Primera misa celebrada a Santa Maria de Mataró. 2 de febrero de 1939 (Archivo de Imágenes, Museo Archivo de Santa Maria de Mataró)

LOS VENCEDORES Los catalanes de Franco •

ACAE_1: Josep Jou Carreras, alcalde de Figueres, con militares durante un piscolabis en la cárcel de Figueres. Ca. 145 (Fondo Despacho de Procuradores Jou de Figueres, Archivo Comarcal del Alt Empordà)



ACAE_2: IV aniversario de la Liberación Nacional. Josep Jou Carreras, alcalde de Figueres, acompañado de dos jefes militares. Año 1943 (Fondo Despacho de procuradores Jou de Figueres, Archivo Comarcal del Alt Empordà)



ACA_1: Francesc Matosas Roca, propietario y apoderado de la banca que había luchado en la guerra con el Tercio de Nuestra Señora de Montserrat, presidió la Comisión Gestora de Igualada entre el 24 de enero de 1939 y el 5 de septiembre de 1940. Más tarde, repitió en el cargo y ejerció de alcalde entre el 30 de abril de 1941 y 21 de octubre de 1951. 1 de enero de 1940 (Procopi Llucià, Archivo Comarcal de Anoia)



ACBP_2: Emili Figueres Socias (1886-1958) fue el primer alcalde franquista del Vendrell (Colección M. Antònia Cabayol Figueres, Archivo Comarcal del Baix Penedès)



ACG_2: Rafael Hostench Arau, alcalde de Olot entre 1940 y 1942. Sin fecha (Carme Gotarde Camps, Archivo Comarcal de la Garrotxa)



ACPS_3: Ramon Rafel Civis, primer presidente de la Comisión Gestora de Sort. Sin fecha (Fondo fotográfico comarcal, Archivo Comarcal del Pallars Sobirà)



AHS_6: Esteve Maria Relat Corominas, presidente de la Comisión Gestora de Sabadell en 1939, haciendo un discurso a la población (Archivo Histórico de Sabadell)



AHT_7: A finales de enero de 1939, fue nombrado el primer alcalde de la dictadura en Tarragona que, durante seis meses, presidió la nueva Comisión Gestora Municipal. Militante de la CEDA y dentista de profesión, fue substituido por José Macián Pérez en agosto de aquel mismo año (Ayuntamiento de Tarragona. Centro de Imágenes de Tarragona / L’Arxiu. Col. Alcaldes de Tarragona)



CIMIR_4: Retratos de los tres presidentes de las comisiones gestoras de Reus a lo largo de 1939: primero lo fue Enrique Aguadé Parés, después Ramon de Amézaga Botet y, finalmente, José M. Fernández de Velasco. Sin fecha (Fotografías cedidas por el Ayuntamiento de Reus)



INSPAI_1: Retrato de Joan Tarrús Bru (Olot, 1880-Gerona, 1972), que fue el primer alcalde franquista de Gerona, entre el 6 de febrero y el 23 de octubre de 1939. Al abandonar el cargo, ejerció de presidente de la Diputación de Gerona hasta marzo de 1940. Sin fecha (Fondo Diputación de Gerona, INSPAI Centro de la Imagen de la Diputación de Gerona)



MASMM_5: Juan Brufau Cusidó, primer alcalde franquista de Mataró, en el centro, saliendo del oficio de las Santas el 27 de julio de 1939 (Archivo de imágenes, Museo Archivo de Santa Maria de Mataró)

El partido único •

ACBLL_1: Grupo de voluntarias del Auxilio Social vestidas con el uniforme falangista en los comedores infantiles de Sant Feliu de Llobregat. 11 de marzo de 1939 (Archivo Comarcal del Baix Llobregat)



ACR_3: Desfile militar protagonizado por la FET y de las JONS en Ripoll. Junio de 1939 (E. Graells, Archivo Comarcal del Ripollès)



AMV_1: Mujeres por las calles de Valls con el uniforme de la Falange y con un cartel en el que se puede leer: “Alabado sea Dios. Guerra a la blasfemia”. Año 1942 (Josep Rull, Archivo Municipal de Valls)



ANC_3: Obra de la institución benéfica de Falange, Auxilio Social. La delegada nacional de la sección femenina, Pilar Primo de Rivera, visita una guardería en Barcelona. Año 1939 (Brangulí, Archivo Nacional de Catalunya)



ANC_4: Primera colecta en Barcelona de la institución benéfica de Falange, Auxilio Social. Mayo de 1939 (Brangulí, Archivo Nacional de Cataluña)



MCU_3: Niños vestidos con el uniforme de Falange, también conocidos como “pelayos”, participando en la misa de campaña celebrada en Tàrrega

LOS VENCEDORES cuando fue ocupada por el ejército franquista. Días 15-16 de enero de 1939 (Miquel Martí Florensa, Archivo Fotográfico del Museo del Urgell)

La simbología franquista •



ACR_1: Desde el primer momento, las autoridades franquistas se dedicaron a honrar y recordar a sus muertos durante la guerra. Colocación de la primera piedra del monumento a los “Caídos” en la plaza de Sant Eudald de Ripoll, que no llegaría a erigirse. Marzo de 1939 (E. Graells, Archivo Comarcal del Ripollès) AHT_4: Comitiva encargada de trasladar a Madrid los restos del fundador de la Falange Española, José Antonio Primo de Rivera, a su paso por la provincia de Tarragona. Año 1940 (Ayuntamiento de Tarragona. Centro de Imágenes de Tarragona / L’Arxiu. Autor desconocido)



AME_2: Ceremonia de exaltación a los “Caídos por Dios y por España” en Esparreguera. 1939 (Archivo Municipal de Esparreguera)



AMVD_1: Tres jóvenes haciendo guardia ante un improvisado altar alzado en la plaza de Vilassar de Dalt. Año 1939 (Camil Villà, Archivo Municipal de Vilassar de Dalt)





ANC_2: Descubierta de una placa conmemorativa de la victoria franquista en el Ayuntamiento de Barcelona. Presiden el acto el administrador apostólico de la diócesis de Barcelona, Miguel de los Santos Díaz de Gómara; el alcalde de Barcelona, Miguel Mateu; el general en jefe de las fuerzas de ocupación, Eliseo Álvarez Arenas, y el presidente de la Diputación de Barcelona, Josep M. Milà i Camps, conde de Montseny. 19 de mayo de 1939 (Brangulí, Archivo Nacional de Cataluña) CIMIR_2: Inauguración de una placa en honor a José Antonio Primo de Rivera en Reus. Sin fecha (Antoni Martra Nolla, Fondo Antoni Martra Solé, Centro de la Imagen Mas Iglesias de Reus)

Un nuevo mundo laboral para un nuevo Régimen •

AHS_1: Interior de las naves de la fábrica Manel Gorina decoradas con una pancarta “Viva Franco,

arriba España” con motivo de la visita del general Franco a Sabadell el 27 de enero de 1942. (Carlos Pérez de Rozas, Archivo Histórico de Sabadell) •

AHS_2: El industrial Manel Gorina Rodríguez mostrando al general Franco el proceso de transformación de la lana en la industria textil. Sabadell, 27 de enero de 1942 (Josep M. Pérez Molinos, Archivo Histórico de Sabadell)



AHS_3: El general Franco, acompañado por el empresario Manel Gorina y el alcalde de Sabadell, Josep M. Marcet Coll, entre otras autoridades, paseando entre los telares de fábrica Gorina. 27 de enero de 1942 (Carlos Pérez de Rozas, Archivo Histórico de Sabadell)

La cultura de la dictadura •

ACAP_4: Los falangistas locales intentaron crear una mezcla entre el ideario franquista y la tradición folclórica popular. A la izquierda, se ve al alcalde de Vilafranca del Penedès, Joan Francesch, el primero por la izquierda y bailando sardanas. Sin fecha (Fondo Histórico de Vilafranca del Penedès– Vinseum, Archivo Comarcal del Alt Penedès)



AHT_3: La escuela fue uno de los instrumentos que utilizó la dictadura para imponer su ideología. Niñas en el patio de una escuela, vestidas con el uniforme y haciendo el saludo fascista (Ayuntamiento de Tarragona. Centro de Imágenes de Tarragona / L’Arxiu. Cine Foto Vallvé)



AHT_5: Celebración de castellers en Santa Tecla, en la plaza de la Font de Tarragona. En la fachada del Ayuntamiento, se lee “Arriba España” y en el balcón, “Franco, Franco” (Ayuntamiento de Tarragona. Centro de Imágenes de / L’Arxiu. Cine Foto Vallvé)



AMV_3: Celebración de castellers en Valls ante la falangista Casa Sindical del Hogar. 23 de junio de 1950 (Agustí Gurí, Archivo Municipal de Valls)



ABPR_5: Bando preparado para la entrada de las tropas franquistas en Barcelona en catalán. Fue expuesto por la mañana por las calles del barrio de Gracia y retirado aquella misma tarde (Biblioteca del Pabellón de la República-CRAI. Universidad de Barcelona)

LOS VENCIDOS 4.1 La represión Desde el 28 de julio de 1936, cuando la Junta militar de Burgos decretó el estado de guerra, todos los delitos civiles y militares fueron competencia de la justicia militar, una justicia sin ningún tipo de garantía para el encausado. Aunque mucha gente pudo huir por la frontera con Francia, cerca de 4.000 personas fueron ejecutadas en Cataluña entre 1939 y 1953, y especialmente sangrantes fueron los meses de mayo, junio y julio de 1939, período en el que se fusiló a un millar de presos. Las aproximadamente 1.000 personas fusiladas en Lérida fueron ejecutadas en el cementerio y enterradas en una fosa común; lo mismo ocurrió con las 519 de Gerona. En Tarragona, fueron fusiladas 703 en la montaña de la Oliva y enterradas en la fosa común del cementerio. Y en Barcelona, la mayoría de los 1.717 ejecutados fueron fusilados en el Campo de la Bota y enterrados en el Fossar de la Pedrera del cementerio de Montjuïc. En 1940, después de haber sido detenido por la Gestapo de Hitler a petición del régimen franquista y de haber sido extraditado (ilegalmente) por las autoridades francesas, el presidente de la Generalitat de Cataluña, Lluís Companys, fue ejecutado en el Castillo de Montjuïc como consecuencia de un consejo de guerra sumarísimo. Las autoridades rebeldes promulgaron la Ley de Responsabilidades Políticas, una ley de carácter retroactivo que consideraba delito cualquier tipo de apoyo a la República desde octubre de 1934. Un día antes de que las tropas franquistas llegaran a La

Junquera, el día 9 de febrero de 1939, la ley represiva más importante no fue la ley de responsabilidades políticas, sino la jurisdicción militar. Sus penas eran fundamentalmente económicas y comportaban confiscaciones de bienes. Mientras se fomentaban las delaciones y denuncias anónimas, el nuevo Estado represor continuó construyendo con nuevas leyes (como la Ley de represión de la masonería y el comunismo de 1940, entre otras) a lo largo de toda la dictadura que, más allá de la represión física por causas políticas, coartaron la vida social y cultural buscando el castigo, el temor, la exclusión y el desprestigio social de los vencidos.

4.2 Desapariciones durante la guerra y dictadura y fosas comunes Miles de soldados republicanos nunca volvieron a casa. Muchos de ellos murieron o desaparecieron en combate, en diferentes frentes de guerra, y fueron enterrados en muchos casos de forma anónima en fosas comunes. La desaparición de esos jóvenes supuso un drama familiar sin precedentes. A la incertidumbre de no saber qué había pasado con sus seres queridos, se le añadía que la dictadura franquista ni siquiera permitía en muchos casos la inscripción de esos hombres en el registro civil. En los casos en que las personas afectadas hubieran sido fusiladas tras un consejo de guerra, sus restos eran inhumados en las fosas comunes de los cementerios de las cuatro capitales de provincia catalanas. En ningún caso las autoridades franquistas informaban a los familiares del destino final de sus parientes.

LOS VENCIDOS Por el contrario, la dictadura sí que se encargó de localizar, exhumar y dignificar a las víctimas de la violencia revolucionaria de los primeros meses de guerra, con actos públicos de propaganda. El régimen franquista se apoderó de todas estas víctimas, al margen, en varios casos, de las mismas familias. Todos ellos se convirtieron en «Caídos por Dios y por España».

4.3 Prisiones y campos de concentración La dictadura franquista se caracterizó, por encima de todo, por la terrible represión que llevó a cabo. Para poder realizar esta represión, el régimen utilizó varios centros de reclusión que se repartieron por toda Cataluña. Entre estos centros, cabe destacar: los campos de concentración, que acogieron a prisioneros de guerra; los batallones de trabajos forzados, que utilizaron a prisioneros de guerra para realizar trabajos de todo tipo, especialmente de construcción y reconstrucción, y las cárceles, que acogieron a decenas de miles de hombres y mujeres. En este caso, los presos y las presas quedaban privados de libertades durante un tiempo determinado después de haber sufrido un consejo de guerra y de haber sido condenados a diferentes penas de prisión. Algunas veces, parte de estas condenas se podían redimir por trabajos diversos que se podían hacer tanto dentro como fuera de las cárceles. Entre estos trabajos, cabe destacar los que miles de republicanos hicieron en el Valle de los Caídos, símbolo concebido para ensalzar al Caudillo, la victoria y una parte de las víctimas de la guerra.

Así, se puede entender que hasta 1952 el Estado no suprimiera el racionamiento de los víveres de primera necesidad. La comida se basaba en el pan y alguna otra cosa, ya que los alimentos básicos eran escasos. Con los productos que se vendían a través de las cartillas de racionamiento, no se podía vivir, no era suficiente para alimentarse, por lo que la población —que podía permitírselo— estaba abocada a acudir al mercado negro. España se convirtió en un gran mercado negro hasta el 1953-54 gracias a la tolerancia y la complicidad de muchas autoridades. Pero no sólo había mercado negro de comestibles, sino también de materias primas y de productos semielaborados y manufacturados. El estraperlo, como se llamaba la venta de productos al margen de los canales legales establecidos por el régimen, también se convirtió en un hecho usual. Los que podían hacerlo compraban gran cantidad de género a precios por encima del oficial. Estos acaparadores revendían los productos a precios prohibitivos a una minoría que se lo podía permitir. Las fortunas que amasaron como consecuencia del estraperlo fueron abundantes. Los casos más fuertes de corrupción provinieron de personas que tenían cargos oficiales o de los mismos servicios que debían controlar. El estraperlo generó unos beneficios económicos considerables y la formación del grupo social de los «nuevos ricos».

Todas estas tipologías de represión se caracterizaron por las terribles condiciones de vida que tuvieron que sufrir aquellos hombres y mujeres. El hambre, la falta de higiene, las enfermedades y los malos tratos estuvieron presentes en todo momento.

La subalimentación, el frío y la insalubridad provocaron una notable disminución de las defensas físicas de gran parte de la población y de los trabajadores, y los hizo más vulnerables a enfermedades que, teóricamente, ya habían sido erradicadas, como la tuberculosis, el tifus o el cólera, lo que provocó un aumento de la mortalidad entre la población más débil.

4.4 Hambre

La represión

El hambre fue un hecho habitual en la España franquista, ya que la producción agrícola no retornó a las cifras de 1935 hasta la cosecha de 1957-58.



ACAE_4: Grupo de presos asistiendo a un acto religioso en la cárcel de Figueres. Sin fecha (Archivo Comarcal del Alt Empordà)

LOS VENCIDOS •











AFRF_1: Familiares de presos en el patio de la cárcel de Figueres el día de la Mercè. 1942 (Familia Paronella, Asociación de Familiares de Represaliados por el Franquismo) AFRF_2: Para ayudar a los presos que vivían en unas condiciones terribles, sus parientes se movilizaban para hacerles llegar cualquier ayuda. Visitas esperando en la puerta de la cárcel provincial de Gerona en Salt. Año 1944 (Familia Alabau, Asociación de Familiares de Represaliados por el Franquismo) AHLL_2: Los presos que eran condenados a varias penas de cárcel podían conmutar parte de su condena realizando trabajos forzados. Destacamento penal en Vilanova de la Barca. Sin fecha (Fondo Oficina Comarcal de Lérida de la D.G. de Regiones Devastadas, Archivo Histórico de Lérida) AFB_1: Para conseguir la libertad condicional, los presos y presas tenían que solicitarlo a un tribunal que estudiaba su caso. Este tribunal estaba formado por un funcionario de prisiones, un representante de la Iglesia y un militar. Imagen de una presa ante la Junta de libertad vigilada. 3 de abril de 1944 (Pérez de Rozas, Archivo Fotográfico de Barcelona) ABPR(R)_3: Patio del castillo de Montjuïc de Barcelona con prisioneros de guerra republicanos en formación para entrar dentro del recinto. Año 1939 (Biblioteca del Pabellón de la República-CRAI. Universidad de Barcelona)

Ayuntamiento de Gerona, Archivo Histórico de Gerona) •

AHG_2: Capilla ardiente establecida en la Iglesia de Sant Pere de Galligants que acogió el centenar de féretros de las víctimas de la Guerra Civil, muertos mayoritariamente por los comités revolucionarios de Salt y Orriols. Año 1939 (Fondo Joaquim Nadal, Archivo Histórico de Gerona)



Mapa de fosses comunes Catalunya (expo)



Foto fossa Gurb

Cárceles y campos de concentración •

ACAE_3: Los trabajos forzados que tenían que hacer los presos eran de tipología diversa. En muchos casos, fueron destinados a trabajos de reparación de daños de guerra. Prisioneros construyendo el puente y la carretera de Llers. Sin fecha (Archivo Comarcal del Alt Empordà)



ACAE_5: Panorámica de los presos republicanos paseando por el patio del Castillo de Sant Ferran, en Figueres. Durante la posguerra, el castillo se utilizó como cárcel. Año 1940 (Archivo Comarcal del Alt Empordà)



AHT_2: Cárcel de Pilats de Tarragona (Ayuntamiento de Tarragona. Centro de Imágenes de Tarragona / L’Arxiu. Piñol)



AMDC_1: Cárcel de mujeres de las Corts de Barcelona. Las mujeres fueron doblemente represaliadas por la dictadura, por su condición de mujer y por su defensa de la legalidad republicana. Las órdenes religiosas femeninas regían en los centros penitenciarios para mujeres, como por ejemplo las oblatas de Tarragona o las adoratrices de Gerona. Sin fecha (Bonaventura Batlle i Piera, Archivo Municipal del Distrito de las Corts)



ABPR(R)_1(I-IV): Lista de prisioneros de guerra del campo de concentración de Lérida. Estas listas servían para controlar a los prisioneros que entraban y salían de esos lugares de privación de libertad (Biblioteca del Pabellón de la RepúblicaCRAI. Universidad de Barcelona)

Consell de guerra Lluis Companys (2)

Las desapariciones durante la Guerra Civil y las fosas comunes •

ACBE_1: Entierro de las víctimas asesinadas durante la guerra en la retaguardia republicana en la Bisbal d’Empordà. Año 1940 (Col. Jordi Frigola i Arpa, Archivo Comarcal del Baix Empordà)



AHG_1: Exhumación y exequias de los muertos de la Guerra Civil en Orriols. Año 1939 (Col.

LOS VENCIDOS •

ABPR(R)_2: Ficha con los datos de un prisionero de guerra internado en el campo de concentración de la plaza de toros de Santander (Biblioteca del Pabellón de la República-CRAI. Universidad de Barcelona)



AHLL_1: Para conmutar las penas, los presos lo podían hacer a través de diversas tipologías de trabajos forzados: colonias penitenciarias, destacamentos penales y los talleres penitenciarios. Destacamento penal de Vilanova de la Barca. Sin fecha (Fondo Oficina Comarcal de Lérida de la D.G. de Regiones Devastadas, Archivo Histórico de Lérida)



AFB_2: Imagen del interior de la cárcel Modelo de Barcelona durante la celebración de la misa del día de la Mercè. 24 de septiembre de 1944 (Pérez de Rozas, Archivo Fotográfico de Barcelona)



CIMIR_1: Columna de prisioneros republicanos internados en el campo de concentración del cuartel de Reus, destinados a hacer trabajos forzados en plaza del Mercadal. Sin fecha (Antoni Martra Nolla, Fondo Antoni Martra Solé, Centro de la Imagen Mas Iglesias de Reus)



IEI_1: Prisión provincial de Lérida. Sin fecha (Fondo Porta, Institut d’Estudis Ilerdencs)

Hambre •

AHT_1: Comedor del Auxilio Social de Tarragona con la presencia de las autoridades locales. Sin fecha (Ayuntamiento de Tarragona. Centre de Imágenes de Tarragona / L’Arxiu. Cine Foto Vallvé)



AHMC_2: Los comedores infantiles de Calella, que atendían niños y niñas huérfanos o familias muy necesitadas, se pusieron en marcha a partir de 1939 bajo la dirección del Auxilio Social (Archivo Histórico Municipal de Calella)



AME_1: La cola de la sopa. La carencia de muchos productos de primera necesidad durante los años de la posguerra provocaron colas constantes en tiendas para poderlos adquirir. Sin fecha (Archivo Municipal de Esparreguera)



ABPR_6 (I-II-IV-V): Las cartillas de racionamiento, emitidas por el Ministerio de Industria y Comercio, funcionaron hasta el año 1952, trece años después de haber finalizado la Guerra Civil (Biblioteca del Pabellón de la República-CRAI. Universidad de Barcelona)



MASMM_3: La pobreza y la falta de alimentos obligaron a las nuevas autoridades franquistas a realizar varias actuaciones de beneficencia. Cocina comedor del Auxilio Social de Mataró. Año 1940 (Archivo de imágenes, Museo Archivo de Santa Maria de Mataró)



MASMM_4: Tablero con detalle del racionamiento de productos de la tienda de comestibles de Can Pepet de la Riera de Mataró. Año 1939 (Fondo familia Clariana Coll, Museo Archivo de Santa Maria de Mataró)

ESPERANZAS ENFRENTADAS 5.1 La II Guerra Mundial Meses después de la victoria del ejército franquista, en septiembre de 1939 estalló la II Guerra Mundial. Ante el inicio del nuevo conflicto mundial, el régimen del general Franco se decantó por mantenerse neutral, a pesar de las simpatías evidentes que el régimen tenía hacia las potencias del eje nazi-fascista. En junio de 1940, la rápida victoria de los nazis sobre Francia y la ocupación del país parecía clarificar la evolución de la guerra. Ante esa situación, la dictadura franquista, consciente de que la victoria del nazismo era cercana, decidió cambiar su estatus para pasar de la neutralidad a la no beligerancia. Con esta nueva situación, se daba apoyo diplomático y económico a las potencias fascistas, sin intervenir de manera directa en el conflicto. Aún así, España negoció entrar abiertamente a cambio de territorios coloniales franceses en África, pero no lo consiguió. Después de entrevistarse con Hitler y Mussolini, el general Franco no entró en la guerra, aunque sí que participó del esfuerzo bélico del Eje mediante el suministro de materiales estratégicos en Alemania, alimentos, colaboración con el espionaje, etc. y del envío de voluntarios en el frente soviético, que serían conocidos como la División Azul. Desde octubre de 1943, cuando la evolución de la guerra comenzó a ser desfavorable para la Alemania nazi, los aliados comenzaron a presionar al gobierno franquista para que retirara el apoyo económico y humano que estaba dando a las potencias del eje. De este modo, España volvía al estatus de «neutralidad» estricta.

Con la derrota definitiva del nazismo y el fascismo en 1945, el franquismo quedaría aislado durante unos años hasta que el inicio de la Guerra Fría lo rescataría de ese aislamiento.

Segunda Guerra Mundial: esperanzas enfrentadas •

AHS_4: Visita a Sabadell de Louise Michel, jefa de las Juventudes Femeninas Hitlerianas. 8 de mayo de 1941 (Archivo Histórico de Sabadell)



AHS_5: Llegada de las autoridades de la Falange Española y las Juventudes Hitlerianas al Ayuntamiento de Terrassa. Actos con motivo del partido de hockey entre la Sección Femenina del Frente de Juventudes y las Juventudes Hitlerianas de Alemania en el campo del C.D. Tarrasa. 7 de junio de 1942 (Archivo Histórico de Sabadell)



AHS_7: El jefe del partido nazi en España, Hans Thomsen; el gobernador civil de Barcelona, Antonio Correa Véglisson, y el alcalde de Sabadell, Josep M. Marcet, paseando por las calles de Sabadell. 14 de abril de 1941 (Josep M. Pérez Molinos, Archivo Histórico de Sabadell)



AHT_6: Las relaciones entre la Italia fascista de Mussolini y la España de Franco continuaron siendo fluidas una vez acabó la guerra. Visita a Tarragona del ministro de Asuntos Exteriores italiano, el conde Ciano (Ayuntamiento de Tarragona. Centro de Imágenes de Tarragona / L’Arxiu. Autor desconocido)

ESPERANZAS ENFRENTADAS •

AHMC_1: En septiembre de 1939 se organizó en el parque Dalmau de Calella el Campamento Internacional Gibraltar, organizado por la Delegación Nacional de Organización Juvenil. El campamento llevó a un montón de chicos a Calella y tuvo la participación de falangistas y alemanes de las Juventudes Hitlerianas. Entre las actividades destacaron las marchas, la instrucción militar y las guardias a los Caídos (Archivo Histórico Municipal de Calella)



AHMC_3: La División Azul fue el ejército franquista que la España de Franco envió a luchar junto a los ejércitos nazis contra la URSS. Soldados de Calella, voluntarios de la División Azul, durante una celebración. Sin fecha (Archivo Histórico Municipal de Calella)



ANC_6: Durante los años de posguerra, los contactos entre la Alemana nazi y la España franquista fueron constantes. Llegada en Barcelona del jefe de las SS alemanas, Heinrich Himmler, que fue recibido por el capitán general de Cataluña, Luis Orgaz, entre otras autoridades. 23 de octubre de 1940 (Brangulí, Archivo Nacional de Cataluña)



FOT_1: Vista general de un grupo de guerrilleros maquis en el Valle de Arán en 1944 (Fototeca)

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