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AMOR INCONDICIONAL VIGESIMO CUARTO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO Año C 15 de septiembre de 2013 Exodo 32,7-11.13-14 1 Timoteo 1,12-17 Lucas 15,1-32 Acogida1 (Sobre una mesa ubicada en el lugar de la reunión se ubican una vela sin encender, una Biblia abierta en el Evangelio del día y algunas imágenes de personas reconciliándose. Si nuevos miembros se integran a la comunidad, se puede dedicar algo de tiempo a conocer mejor a los nuevos integrantes y a compartir la historia de la comunidad. Todos son invitados a compartir sus expectativas y esperanzas al ser miembros de una comunidad.) La historia del hijo pródigo es quizás la parábola de Jesús más conocida. Nos desafía a todos, seamos quienes perdonamos, necesitemos del perdón o nos han hecho mal. Oración (La vela se enciende. El líder invita a la comunidad a prestar atención en silencio a la presencia del Espíritu. Después de unos momentos de silencio,
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Al comenzar la sesión y antes de la oración, el líder invita a los miembros a leer el Prefacio. La comunidad se toma tiempo para reflexionar en conjunto sobre el valor del silencio en la experiencia de las pequeñas comunidades cristianas.
la comunidad hace oración de la siguiente manera, en dos grupos.)
Todos:
Volveré donde mi Padre.
I:
Misericordia, Dios mío, por tu bondad, por tu inmensa compasión borra mi culpa. Lava del todo mi delito, limpia mi pecado.
Todos:
Volveré donde mi Padre.
II:
Oh Dios, crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con espíritu firme; no me arrojes lejos de tu rostro, no me quites tu santo espíritu.
Todos:
Volveré donde mi Padre.
I:
Señor, me abrirás los labios, y mi boca proclamará tu alabanza. Mi sacrificio es un espíritu quebrantado, un corazón quebrantado y humillado tú no lo desprecias.
Todos:
Volveré donde mi Padre. Salmo 50
ESCUCHAR EL EVANGELIO DEL SEÑOR (Las lecturas son proclamadas en voz alta haciendo una pausa entre ellas. Haciendo una pausa después de la lectura del Evangelio, el líder invita a los miembros a compartir una frase o palabra del Evangelio que le haya llamado la atención, sin hacer comentarios. Alguien puede repetir lo dicho por otra persona. Al terminar este compartir, el líder distribuye las lecturas de la semana si así es necesario1. Luego el líder plantea las siguientes preguntas: ¿A qué le mueve el Evangelio? ¿A qué se resiste?. La comunidad se detiene por un momento para hacer reflexión en silencio. Luego de un minuto, el líder
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Se pueden obtener copias de las lecturas en este sitio de Internet www.ewtn.com/ devotionals/lecturas.htm 2
invita a los miembros a considerar la Reflexión y las Preguntas. Después de otro momento de reflexión silenciosa, el líder invita a la comunidad que se reúna en grupos pequeños de tres o cuatro personas. Estos grupos se esparcen por el salón para así no interrumpirse.) Reflexión Algunos años atrás mis hermanos nos contaron historias sobre el encargado de disciplina de su escuela. Tenía la costumbre de enviar a los muchachos que no se comportaban a caminar alrededor del campo de fútbol tantas veces como creía necesario. Cuando el muchacho terminaba su caminata, les preguntaba: ¿Y qué has aprendido? Como los dos hijos en el texto del Evangelio, no todos entendían bien. En esta historia, propia del Evangelio de Lucas, el hijo menor sabía que había pecado gravemente y no merecía ningún trato especial al volver a casa. Esperaba otra cosa. Por lo tanto, el abrazo amoroso del Padre, antes siquiera de pedir perdón, lo debió haber sorprendido. ¿Qué aprendió? Que el amor de su padre era incondicional. La palabra “mérito” no era parte de su vocabulario. El hijo mayor, obediente pero resentido, creía que el amor del padre, como el propio, era y estaba motivado por buena conducta. Este hijo se sintió ofendido con la amorosa bienvenida a su hermano y con la fiesta que se le ofreció. Hay algo de estos tres personajes en cada uno de nosotros. Nos arrepentimos… amamos como el padre… nos sentimos resentidos. El objetivo de las parábolas es ofrecer nuevas perspectivas y desafiar nuestro modo de pensar. ¿Qué podemos aprender de esta parábola? Primeramente, el amor puede ser derrochado, compartido generosamente o reservado para otras ocasiones. Depende de nosotros. En segundo lugar, el amor de Dios, ofrecido a todo el mundo, perdona sin distinción y da la bienvenida a todos los que quieran volver a El. Por último, como las lecturas lo señalan, el perdón nos mueve a la alegría y a la gratitud. ¿De qué manera celebra el amor incondicional de Dios? ¿Cuán generosamente comparte el don del perdón a los demás y a usted mismo?
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Preguntas para Reflexionar y Conversar1
Recuerde algún momento en que deseó reconciliarse con alguien importante en su vida. ¿De qué manera le impactó?
¿Cuándo le ha sido difícil perdonar a alguien?
¿Cuál es su mayor obstáculo en perdonar o ser perdonado?
¿Cuándo el perdón ha sido causa de alegría para usted?
ESCUCHAR AL SEÑOR DEL EVANGELIO (Después de cerca de 15 minutos de conversación en grupos pequeños, el líder convoca a toda la comunidad. Al reunirse, la comunidad hace reflexión en silencio para reflexionar personalmente. El líder, entonces, plantea las siguientes preguntas: ¿Con qué se queda después de este compartir? ¿Qué se siente invitado a hacer en su vida como respuesta a la palabra de Dios? Luego de un tiempo de reflexión, el líder invita a tener un momento para compartir. Al terminar, la comunidad se prepara para hacer oración.)
Sugerencias para la Respuesta en Acción
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Abrir nuestros corazones para recibir el amor abundante de Dios nos prepara para perdonar. Dedique 20 minutos algún día de esta semana a la oración en silencio. Repita la siguiente oración: “Señor, hoy abro mi corazón para convertirme en tu hogar.” Que esta, también, sea su petición durante el resto del día. No es necesario que los miembros respondan a todas las preguntas o sigan el orden de las mismas. 4
Lea el libro “Sin Perdón no hay Futuro” de Desmond Tutu. Es la historia de reconciliación y sanación del pueblo de Sudáfrica y un testimonio de la gracia del perdón.
Oración (Después de una breve pausa, el Evangelio del día, parte de él u otro texto, es leído por un miembro de la comunidad. La idea es escoger un texto que ayude a entrar en oración en silencio. Luego, el líder plantea las siguientes preguntas a la comunidad: ¿Qué le está diciendo Cristo, en su Espíritu, a usted? ¿Cómo le responde? La comunidad hace una pausa de al menos cinco minutos para prestar atención a la presencia de Dios. Puede escucharse una selección instrumental del CD MusicQuest. Luego, el líder invita a la comunidad a simplemente mencionar una palabra o frase que sintetice lo que cada uno escuchó que el Señor le decía personalmente. La oración continúa de la siguiente manera.) Líder:
Por el don del amor incondicional…
Todos:
Te damos gracias, Señor.
Líder:
Vamos con alegría…
Todos:
A compartir con quien lo necesite el don del amor que perdona. Amén.
(La comunidad se despide rezando un Padre Nuestro y al final compartiendo un signo de paz.)
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