VOLVER A EMPEZAR por el élder Hugh W. Pinnock del Primer Quórum de los Setenta

Conferencia General Abril 1982 VOLVER A EMPEZAR por el élder Hugh W. Pinnock del Primer Quórum de los Setenta Ultimamente he contemplado con algo de

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Conferencia General Abril 1982

VOLVER A EMPEZAR por el élder Hugh W. Pinnock del Primer Quórum de los Setenta

Ultimamente he contemplado con algo de dolor el gran número de situaciones que han terminado en frustración, angustia y desesperación. Hoy me dirijo especialmente a aquellos que están sufriendo dolor y que se encuentran en medio de la aflicción, la ira y la culpabilidad; y también a aquellos que todavía tendrán que pasar por períodos de angustia y dificultad. Hay un poema que cuando niño solía repetir y dice así: Me gustaría que en mundo existiera La Tierra de Empezar Todo de Nuevo, Donde nuestros errores y nuestras angustias Y todas nuestras congojas Pudieran desecharse como se desecha una vieja prenda para no volver a usarla jamás. (Louise Fletcher, "The Land of Beginning Again", Nueva York: Garden City Publishing Co., pág, 101.) La Tierra de Empezar Todo Nuevo no existe geográficamente, sin embargo, existe una posición específica de carácter espiritual, desde la cual todos podemos empezar de nuevo dejando a un lado nuestros dolores, culpabilidad y pesares. Acompañadme esta mañana a ese lugar. Un día, mientras el anciano profeta Jeremías se encontraba en su casa, oyó la voz del Señor que le decía: "Levántate y vete a casa del alfarero, y allí te haré oír mis palabras. "Y descendí a casa del alfarero, y he aquí que él trabajaba sobre la rueda. "Y la vasija de barro que él hacía se echó a perder en su mano; y volvió y la hizo otra vasija, según le pareció mejor hacerla. "Entonces vino a mí palabra de Jehová, diciendo: "¿No podré yo hacer de vosotros como este alfarero, oh casa de Israel? ... He aquí, que como el barro en la mano del alfarero, así sois vosotros en mi mano, oh casa de Israel." (Jeremías 18:2-6.) El Señor le explicó a Jeremías que cuando cometemos errores como los que cometió el antiguo Israel, podemos tomar lo que hemos estropeado y empezar de nuevo. El alfarero no se rindió y tiró el barro sólo por haber cometido un error; de la misma forma, nosotros no debemos perder las esperanzas ni menospreciarnos, sino que necesitamos vencer los problemas que se nos presentan, aceptar lo que tenemos y somos, y empezar de nuevo.

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Algunos de vosotros que me escucháis habéis pecado en forma grave, avergonzante y destructora; sin embargo, si seguís la simple instrucción dada por el Maestro, podéis hablar con el obispo y empezar de nuevo a vivir como si volvieseis a nacer. Tal vez hace poco hayáis puesto dinero en una inversión que haya resultado imprudente y desventajosa. Ahora tenéis la oportunidad de empezar de nuevo; no permitáis que un error os dañe dos veces como sucederá si lo ocultáis y dejáis que la ira os destruya. Algunos de vosotros habréis ofendido a otras personas, causándoles dolor, angustia y desesperación. Es ahora el momento de ir y expresarles el dolor que sentís por haberles ofendido, pedirles perdón y si es posible reparar el daño que habéis causado. ¿Cuándo debéis hacerlo? ¡Ahora! Es la voluntad del Señor que paguemos nuestras deudas, pues El dijo: "En cuanto a vuestras deudas, he aquí, es mi voluntad que las paguéis todas". (D. y C. 104:78.) Cuando el Imperio Griego se encontraba en la cumbre de su poder, arremetió desde la cuenca del Mediterráneo, en el Oeste, contra lo que hoy día se conoce como la India, en el Este, y por su gran fuerza militar conquistó innumerable cantidad de ciudades, estados y naciones en su marcha por Asia. Los griegos rendían honor a los soldados más valientes y consagraban el lugar en donde cada batalla había cambiado la historia. Marcaban un punto en el campo de batalla donde una pequeña victoria hacía que al final el triunfo fuera inevitable. En ese lugar, colocaban una piedra o un montón de armas capturadas y le daban el nombre de trofeo que en el lenguaje antiguo de los griegos significaba un cambio importante en la historia. ¿Es éste el momento de marcar con un trofeo vuestra vida? En las batallas que lucháis, ¿debéis erigir, un monumento o indicar que habéis llegado a un punto decisivo en que vuestra vida cambiará? Recordad que todos los problemas no se desploman como Goliat ante David; que todas las batallas no terminan en forma tan dramática, como la que se llevó a cabo en Cumora; que todos los milagros no se realizan en forma tan inmediata, como cuando José Smith bendijo a los enfermos a orillas del río Misuri. Sin embargo, los problemas desaparecen, las batallas se ganan y los milagros ocurren en la vida de todos nosotros. El Señor describe de la siguiente manera su plan de batalla para purificar a Israel: "Y Jehová tu Dios echará a estas naciones de delante de ti poco poco a poco. (Deuteronomio 7:22.) Con frecuencia la victoria viene poco a poco. Permitidme sugerir algunos pasos necesarios para poder hacer que nuestra vida tome una nueva dirección. El propósito de nuestras existencia es continuar avanzando, con el paso divino del arrepentimiento. Arrepentirse significa encontrar un camino mejor y seguirlo.

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Primero, eliminemos de nuestro vocabulario y de nuestra mente la frase, "hubiera hecho esto en forma diferente". Si Sansón hubiera sabido los resultados de su relación con Dalila, nunca la hubiera visitado. (Jueces 16.) Si Sidney Rigdon hubiera previsto su patético final, tal vez se hubiera humillado y permanecido en la Iglesia. Si el hombre rico hubiera visto lo que sucedería más allá de la muerte, tal vez hubiera empezado a orar con más anticipación; pero fue solamente en el infierno donde empezó a hacerlo. (Lucas 16:19-25.) Si no hubierais hecho esa inversión, o salido con ese amigo, o hecho ese viaje, o conocido a esa persona, tal vez vuestra vida hubiera sido diferente. Todos podemos desperdiciar tiempo precioso diciendo: "¡Ah! Si no hubiera hecho esto o lo otro". Hermanos y hermanas la expresión "si tan sólo" no es una frase apropiada si en verdad deseamos empezar de nuevo. Contemplemos sin temor nuestra situación, dónde estamos ahora y adónde deseamos llegar, y no nos detengamos a pensar en los "si tan sólo" del ayer. Segundo, no esperéis hasta mañana para empezar de nuevo. "No te jactes del día de mañana; Porque no sabes qué dará de sí el día." (Proverbios 27:1.) Hoy es el día en que cada uno de nosotros debe erigir aquellos monumentos en su propio campo de batalla, y marcar el lugar donde empezará de nuevo. Una de las razones por las que tenemos conferencias es para aprender a ser mejores. Tercero, tomad la determinación de vivir plenamente el Evangelio de Jesucristo. "Porque viviréis de toda palabra que sale de la boca de Dios" (D. y C. 84:44). Muchas personas viven su propio evangelio, pero se engañan a sí mismas. No hay sino un solo evangelio verdadero, aun cuando a veces lo adaptemos a nuestras propias conveniencias; pero si nos adherimos a las enseñanzas puras de Jesucristo, eliminaremos muchas de nuestras propias conclusiones, que son la causa de nuestros problemas. El menú tiene únicamente un plato principal y el escoger cuál de todos los preceptos de Dios vamos a guardar es egoísmo satánico. La integridad es la base de nuestro estilo de vida. Cuarto, enfrentaos a la realidad. Tal como el rey David, algunas veces deseamos alejarnos de nuestras dificultades. El había sido un buen hombre pero permitió que lo dominaran las grandes dificultades. Parecía estar sufriendo más de lo que podía soportar, y en una ocasión clamó: ". . .¡Quién me diese alas como de paloma! Volaría yo, y descansaría." (Salmos 55:6.) Sus sentimientos de culpabilidad lo habían vencido y deseaba alejarse de todo. Algunos tratan de escapar físicamente mientras que otros lo hacen emocionalmente, lo cual no resuelve ningún problema. La única verdadera ruta de escape es la que tiene el signo "Responsabilidad personal". Recordad que el Salvador dijo:

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"Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar." (Mateo 11:28.) El nos invita a aprender de El y a llevar su yugo sobre nosotros (Mateo 11:29). Quinto, enfrentad la vida con una actitud positiva, tomad la iniciativa, sed vosotros los que estéis al mando. Un poeta escribió: "¡Nunca te rindas! Si la adversidad te abruma, la providencia el cáliz de amargura combina, y el mejor consejo en toda tu angustia, es que seas firme ¡y nunca te rindas!". (Martin F. Tupper, "Never Give Up", en Poems of Inspiration. Haleyon House, pág. 77.)

Nueva York:

Con claridad recordamos las palabras del Maestro: "Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas." (Mateo 6:33.) "Y más adelante el Salvador nos dice: "Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá." (Mateo 7:7.) Sexto, no empecéis parcialmente sino del todo; de otra forma sería como si estuvierais poniendo un remiendo de paño nuevo en un vestido viejo, pues al hacerlo la rotura sería peor, como lo dijo Jesús: "Nadie pone remiendo de paño nuevo en vestido viejo; porque hace peor la rotura" (Mateo 9:16). No pongáis remiendos, empezad una nueva vida. El joven rico estuvo dispuesto a darlo todo seguir al Maestro totalmente y fue por eso que "se fue triste" (véase Mateo 19:22), y nunca más se oyó hablar de él. Séptimo, sed sinceros en vuestras relaciones con los demás, pues muchas de las dificultades de la vida surgen por la falta de sinceridad. Aprendamos a decir las cosas como son. Pensad en lo incómodo que Pedro se sintió cuando el Maestro se dirigió a él después que el discípulo había enseñado un concepto falso: "... me eres tropiezo, por que no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres" (Mateo 16:23). Desde ese momento Pedro convirtió en mejor discípulo. La persona que es honesta será compensada; el tiempo es su aliado y la verdad será al fin su recompensa. Y por último, y tal vez el punto más difícil de todos, debemos perdonar. Pablo dijo: "Y al que vosotros perdonáis, yo también. . ." (2 Corintios 2:10). Por cierto que, una parte de este comienzo es: ". . . Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os aborrecen; bendecid a los que os maldicen. y orad por los que os calumnian." (Lucas 6:27-28.) Y Pablo recalcó este mandato cuando dijo:

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"Mirad que ninguno pague a otro mal por mal; antes seguid siempre lo bueno unos para con otros, y para con todos." (1 Tesalonicense 5:15.) La venganza no tiene lugar en la vida de una persona que ha llegado al punto de comenzar de nuevo. Pensad en el mal que recibió el joven José por parte de sus hermanos, que hasta lo vendieron a Egipto como esclavo. El tenía toda razón para vengarse, pero con el tiempo, cuando las circunstancias hicieron que nuevamente se encontraran en Egipto, José les dijo: "Vosotros pensasteis mal contra mí, mas Dios lo encaminó a bien. . . para mantener en vida a mucho pueblo." (Génesis 50:20.) En verdad, muchas de nuestras tribulaciones y congojas se convierten en bendiciones, en nuestra guía terrenal y nos preparan espiritualmente. Aun si no podemos entender las "razones" por las que tenemos que sufrir tribulación, podemos todavía dirigirnos a Dios y renovar con El la dedicación de nuestra vida a servirle, porque "el que hiciere obras justas recibirá su galardón, sí, la paz en este mundo y la vida eterna en el mundo venidero" (D. y C. 59:23). Que siempre que sea necesario, todos nosotros podamos empezar una nueva vida. Os testifico que el Evangelio de Jesucristo fue restaurado y es verdadero, y que si vivimos sus principios y preceptos, seremos exaltados. Y dejo mis palabras humildemente, en el sagrado nombre de Jesucristo, nuestro Maestro. Amén.

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