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FRANQUEO COIICERIiiDO \ Año XII Julio de 1320 Núm. 7 W VERDAD RELIGIOSA RKVBSTPA M KEIMI!Afj arA Vista general del Convento de Dominicos de Salam

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FRANQUEO COIICERIiiDO \

Año XII

Julio de 1320

Núm. 7

W VERDAD RELIGIOSA RKVBSTPA M KEIMI!Afj arA

Vista general del Convento de Dominicos de Salamanca

PADRES D O M I N I C O S . - S A L A M A N C A 1920

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III. —Agua viva, , IV. —¿os mártires, . Sabiniano Cuende. V . — Z/po de un hombre Ubre, F r . V i d a l Luis G o m a r a . V I . —Sección de noticias.

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DOS

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- L a Virgen del Rosario. -Vista del Coleg-io-Noviciado de P P . Dominicos, y villa de mmmm Corias (Oviedo), donde se ha celebrado el Capítulo •atufe General de la O . P.

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A ñ o XII

La

J u l i o de 1 9 2 0

Núm. 7

Verdad

Religiosa

REVISTA MENSUAL

ILUSTRADA

Misión cosantificadora de María COMO ESPOSA DEL ESPÍRITU SANTO (1) Ego mater pulchrae dilectionis... In me gratia omnis viae et veritatis, in me omnis spes vitae et virtutis. Transite ad me omnes... Spiritus enim mcus super mel dulcis (Eccli., 24, 24-27).

Con gran placer de mi alma he recibido, aunque ya a ú l t i m a hora, un p r o g r a m a del Congreso M a r i a no-Montfortiano que v a a celebrarse en B a r c e l o n a , para fomentar en toda E s p a ñ a la verdadera d e v o c i ó n a l a dulce Madre del A m o r Hermoso y propagar su reinado en todos los corazones sedientos de justicia. U n Congreso así no puede menos de entusiasmar de un modo especial a todos los hijos de Santo Domingo, de aquel g r a n promotor del culto de M a r í a ; que abrasado del celo de l a gloria de Dios y de la salud de las almas, no hallo mejor medio de hacer que prendiese en los corazones el fuego en que él a r d í a , que propagar por todas partes la devoción del R o s a r i o ; mereciendo así v e r a todos sus Religiosos bajo el manto ,de la R e i n a del Cielo, y que el pueblo cristiano por alg ú n tiempo los designara con el nombre de "Religiosos de la V i r g e n , , . Y e n t u s i a s m a r á y r e g o c i j a r á t a m b i é n , como Montfortiano, a cuantos se precien de hermanos O hijos del B.0 G r i g n i o n de Montfort, el celosísimo T e r c i a r i o Dominico y Fundador de los Misioneros de la C o m p a ñ í a de M a r í a , en quien p a r e c í a r e v i v i r el espíritu de nuestro Santo P a t r i a r c a , de modo que mereció ser llamado el Santo Domingo de los tiempos modernos y reputado en F r a n c i a por el que en ellos m á s sobresalió por el celo en predicar y propagar l a devoción a l R o s a r i o ; en c u y a p r á c t i c a tanto se e j e r c i t ó (1) Memoria presentada a l Congreso M a r i a n o Mcntfortiano, de B a r c e l o n a , 1918, e insertada en las Actas.

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y tanto a p r o v e c h ó y se inspiró, bebiendo-en ella ese su espíritu m a ñ a n o , m á s dulce que la miel, con que tanto fomentó y sigue en sus escritos fomentando la m á s sólida piedad y con que tan suavemente conduce hasta la santidad m á s encumbrada a las almas fieles y generosas (Cfr. Q u é r a r d , L a Mission Provident. du V.

L . - M . Grignion de Montfort, 1884, ch. 17-19, 22).

Deseando, pues, contribuir con mis débiles fuerzas a l buen éxito del Congreso, quisiera tratar de esclarecer a l g ú n tanto, en los pocos días que me quedan disponibles, un punto que me parece fundamental en l a verdadera devoción a M a r í a y en la c o n s a g r a c i ó n montfortiana, y de suma importancia en el estado ac-

tual de l a Mariología; y es la Misión cosanüficadora

de la Santísima Virgen como Esposa del Espíritu Santo. I E s t a misión excelsa y m á s que maravillosa procur é y a hacerla resaltar cuanto pude en mi obra Desen-

volvimiento y Vitalidad de la Iglesia (T. I: Evolución, orgánica, 1911, cap. I), a l dar a conocer las prin-

cipales suertes de símbolos con que en las E s c r i t u r a s es representada la misma S. Iglesia, de la cual es M a r í a compendio y tipo acabado.-—Y como en cada uno de esos símbolos aparece esta V i r g e n benditísima ejerciendo en cierto modo dicha misión o dejándola v e r en un aspecto especial, entre todos ellos reunidos e ilustrados con testimonios de los Padres y teólogos, pueden p r e s e n t á r n o s l a en sus principales aspectos y así darnos de ella una idea lo m á s c l a r a posible. Allí, en efecto, podremos ver a M a r í a contribuyendo de muy diversas y maravillosas y eficacísimas maneras a nuestra santificación; pues aparece figurando: 1.° en el símbolo arquitectónico (p. 147-153), como mística escala de Jacob por donde, mediante la contemplación, se sube a la perfección m á s encumbrada; y t a m b i é n como verdadera "casa de Dios y puerta del Cielo,,-.—Es, s e g ú n la llamamos en las L e t a n í a s , casa de oro, donde reina la m á s pura y preciosa caridad y se sirve a Dios en perfecta santidad y justicia; y es

puerta del Cielo, por donde fácilmente se puede ent r a r en las m á s íntimas comunicaciones divinas. E s

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arca de la alianza, donde se guarda el " m a n á escondido,, que se reserva para los vencedores, junto con la

LA VIRGEN DEL ROSARIO

nueva uLey del E s p í r i t u de vida,, que redime de todas nuestras esclavitudes (Apoc. 2, 17; Rom. 8, 2). A l a vez es refugio de. pecadores. Dichosos los que a E l l a acuden y perseveran de continuo a sus puertas, pues

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e n c o n t r a r á n l a vida y r e c i b i r á n del S e ñ o r l a salud! (Prov. 8, 34-35).—"María, d e c í a m o s (p. 138), es aquel misterioso " Trono de la gracia, a que debemos acudir confiadamente para alcanzar l a misericordia y encon„ t r a r los auxilios oportunos,, (Hehr. 4, 16); pues con la g r a c i a s i n g u l a r í s i m a que, s e g ú n el testimonio del A n gel, halló ante Dios, vino a ser el propiciatorio de oro donde se aplaca l a i r a d i v i n a . — Y es t a m b i é n el místico " S a g r á r i o del E s p í r i t u Santo,,, donde E l dispensa sus dones y realiza sus mayores portentos de amor, formando en E l l a las almas como las forma en l a Iglesia, y valiéndose de su C o r a z ó n p u r í s i m o , cual de un v i v o y maravilloso molde, p a r a configurar a los fieles verdaderamente devotos y espirituales con E l l a y, por tanto, con el divino Modelo, y formar así perfectos cristianos, a l modo como f o r m ó a l mismo Cristo,,. Y en efecto, pues conforme escribe el B.0 Montfort en su Secreto maravilloso: " C o n razón llama S a n A g u s t í n a M a r í a "molde viviente de Dios: Forma Deiv. Pues es el g r a n molde divino fabricado por el E s p í r i t u Santo para formar a l natural un Dios-Hombre por medio de l a unión hipostática, y para formar un hombre-Dios por l a g r a c i a . N i n g ú n rasgo de l a D i vinidad falta en esta forma; y quien es vaciado en ella y se deja manejar, recibe allí todos los rasgos de Jesucristo, verdadero Dios, y esto de una manera suave y proporcionada a l a flaqueza humana...; de una manera segura, sin temor de ilusiones... ¡Oh qué diferencia entre un alma formada por las v í a s ordinarias de los que, a manera de escultores, con fian en su habilidad e industria, y un alma tierna, dócil y sencilla,, que sin fiarse para nada de sí misma, se arroja en M a r í a y allí se abandona totalmente a l a operación de! E s p í r i t u Santo! ¡ C u á n t a s manchas, defectos, tinieblas e ilusiones, y c u á n t o de natural y humano hay en la primera; y c u á n pura, divina y semejante a Jesucristo es l a segunda!,, (1). Desde ese Trono de la gracia empezó el A u t o r de ella a derramarla tan copiosamente sobre el P r e c u r sor y S t a . Isabel, para seguir d e r r a m á n d o l a siempre (1) Sobre esta diferencia n o t a b i l í s i m a de los que van por las «vías ordinarias» de sus propios m é t o d o s , habilidades e industrias, y los que son llevados por las v í a s del E s p í r i t u , v é a s e a S. J u a n de l a C r u z , Noche, I, c. 1-6; y nuestras Cuestiones místicas, 4.a, a. L

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fen cuantos son visitados de M a r í a , o a E l l a confiados recurren. E s asiento de la Sabiduría, que desde allí se complace en comunicarse a los p e q u e ñ u e l o s , a quienes a grandes voces llama para que vengan y gocen de sus regalos y de este modo dejen las cosas propias de la infancia y entren por las v í a s de la prudencia (Prov. 8, 1; 9, 1-6).—Así es t a m b i é n E l l a un vaso espiritual, y sobremanera admirable, como obra portentosa del Altísimo (Eccli. 43, 2), digno de todo ho-

nor

que inspira insigne devoción;donde sólo se bebe

la p u r í s i m a "agua de la s a b i d u r í a saludable,,, el "vino que a l e g r a los corazones,, y el E s p í r i t u de amor y de s a b i d u r í a que vivifica y rejuvenece... V e r d a d e r a m e n te es su seno aquella misteriosa "taza torneada, que nunca e s t á falta de bebidas., (Cant. 7, 2), pues contiene en Sí a la misma Fuente de las gracias, para rebosar siempre con ellas y derramarlas en abundancia sobre sus devotos. E s l a mística Ciudad de Dios, de que tantas maravillas gloriosas se cuentan fPs. 86, 3), y h a b r á siempre que contar, sobre todo viéndola i r r a d i a r con la misma claridad divina (Apoc,, 21, 11); pues E l l a es la nueva J e r u s a l é m que S a n Juan vio bajar del Cielo, adornada como Esposa, para ser digna morada de Dios con los hombres, y para que su nombre gloriosísimo sea grabado, junto con el Nombre nuevo de Nuestro S e ñ o r (¿los Sdos. Corazones de J e s ú s 3' María?) en todos aquellos ilustres vencedores que merecieren llegar a ser columnas vivas del Templo de Dios (Apoc., 3, 12; 21, 1-3).—Todos los hambrientos de justicia, y especialmente los que ha3^an tardado mucho en convertirse, t e n d r á n que andar en torno de esta gloriosa Ciudad (Ps. 58, 7).

E s mansión de la paz, y a Sí misma se pone por muro p a r a defensa de cuantos a E l l a se acogen, y sus propios pechos, tan llenos de amor y dulzura, los hace servir de torre protectora y salvadora (Cant. 8, 10).

Así es Torre ae David, y Torre de marfil; por la fortaleza inexpugnable, candor y pureza de vida, y altur a sublime de perfección y santidad que a sus protegidos comunica e imprime. -íf

2.° E n el símbolo sociológico (p. 157-68), se nos m o s t r a r á , por una parte, como R e i n a del Cielo, R e i n a

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de todos los Santos y R e i n a y S e ñ o r a nuestra, que en unión de N t r o . S e ñ o r y de aquel Soberano E s p í r i t u que por naturaleza es " S e ñ o r y Vivificador,,, tiene derecho a ejercer en nuestros corazones un imperio absoluto p a r a dirigirlos y gobernarlos a su gusto, que es siempi-e el de Dios, y configurarlos con el divino Modelo c u y a v i v a imagen l l e v a E l l a en su pecho; y por otra, como verdadera Madre espiritual de toda l a g r a n familia de los hijos de Dios: y así como tal tiene el oficio de "criarnos a sus pechos y acariciarnos en su regazo,. (Is. 66, 12) y educarnos y formarnos a imagen de su U n i g é n i t o , cuya carne y sangre es el pan y vino que, p a r a mejor imprimirnos su v i r t u d y condiciones. E l l a misma nos p r e p a r ó (Prov., 9, o).—Así con g r a n razón debemos saludarla e i n v o c a r l a de lo íntimo de nuestros corazones como a ! R e i n a y M a d r e de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra...,, Pues como dulce Esposa del E s p í r i t u Santo, que con tanta plenitud se le c o m u n i c ó para hacerla M a d r e de Dios y M a d r e de los hombres, goza de esas condiciones divinas; y así es t a m b i é n M a d r e a l a vez que tipo y compendio de l a S. M . Iglesia. " M a r í a , dice a este p r o p ó s i t o el R m o . P . M a r é c h a u x

(Elévations sur la S. V. Epouse du St.-Esprit, élév. X X ) , fué asociada a l E s p í r i t u Santo en la p r o d u c c i ó n y nacimiento de l a Iglesia, a l a cual formó E l a semejanza de su amada Esposa... A l descender sobre é s t a el día de la E n c a r n a c i ó n , l a hizo M a d r e de Dios; y a l descender de nuevo el día de P e n t e c o s t é s , hízola M a dre de l a Iglesia, y le concedió los dones correspondientes a esta nueva maternidad.—Estos dones no son otros que los mismos del E s p í r i t u Santo en un grado eminente no sólo para su santificación personal, sino t a m b i é n para influir sobre toda l a Iglesia y cada uno de sus miembros... Estos dones admirables, tesoros de la Iglesia y riqueza de las almas, V o s , oh M a r í a , los poseéis con poder de contribuir a su c o m u n i c a c i ó n . . . ¡Poned en nosotros el temor, que resulta de una im, p r e s i ó n de l a santidad divina; l a piedad, que suaviza el temor; la ciencia, que r e g u l a la piedad; l a fortaleza, que da el realizar lo que l a ciencia indica; el consejo, qüe dirige el empleo de l a fortaleza; la inteligencia, que harmoniza las decisiones del consejo; y en fin, la s a b i d u r í a , mediante l a cual penetra Dios hasta la m é dula del alma, y en ella consuma la semejanza divina...

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3. °

E n el

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símbolo sacramental (p. 188-92), aparece

como la Esposa por excelencia, la única, la perfec-

ta en todo, la inmaculada, la verdadera paloma', hecha tal con la plenitud de gracias y comunicaciones del E s p í r i t u Santo; la Reina que está siempre a la diestra del R e y , vestida de oro y adornada de preciosidades, y en pos de l a cual son conducidas todas las v í r g e n e s a l R e y de l a gloria; y por eso es de todas ellas, y de l a misma Iglesia—virgen y madre y reina a semejanza suya—tan admirada y alabada y aclamada por dichosísima, viéndola "avanzar como la naciente aurora, bella como la luna, escogida como el sol y terrible como un ejército en orden de batalla,, (Cant. 6, 8-9; 5, 2; Ps. 44, 10, 15). F i g u r a d a por E v a , la "madre de los vivientes,,, e s t á asociada en todo el nuevo A d á n , para comunicarnos a todos la vida verdadera; y así es nuestra corredentora y Madre de la divina gracia, con poder de comunicarla "a cuantos quiere, cuando quiere y como quiere,, s e g ú n dice S. Bernardino de Sena.., C o m o predilecta del S e ñ o r y nuestra R e i n a y C o rredentora?, es nuestra Mediadora universal ante É l , a la cual habemos siempre de r e c u r r i r a íin de que, pasando por sus benditas manos, sean en la divina presencia aceptas nuestras pobres oblaciones y salgan bien despachados nuestros ruegos. Así debemos invo c a r i a muchas veces diciéndole con el B.0 Enrique Susón: " O h Esposa escogida de Dios,... ilustre Soberana nuestra. R e i n a del cielo y de la tierra: V o s sois la puerta de la misericordia, siempre abierta y j a m á s cerrada a nadie; antes p e r e c e r í a todo el universo, que V o s n e g á s e i s vuestra ayuda a quien l a implore del fondo de su c o r a z ó n . A s í por la m a ñ a n a a l levantarme y a la noche al acostarme. V o s sois la primera a quien mi alma invoca, porque sé que todo cuanto vuestras p u r í s i m a s manos ofrecieren y recomendaren a Dios, le a g r a d a r á y r e s u l t a r á precioso a sus ojos, aunque en sí nada v a l g a . T o m a d , pues, mis obras, mis pensamientos, mis afectos, mi cuerpo, mi alma y toda mi vida: presentadlos a Dios como cosa que os pertenece, v s e r é dichoso.,. « ** 4. ° E n el símbolo agricológico (p. 203-6), se nos m o s t r a r á ora como "huerto cerrado y fuente sellada,,

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por ser tan verdaderamente "toda para su A m a d o , que se apacienta entre azucenas.,; ora como "fuente de huertos y pozo de aguas vivas,,, p o r ser tal la abundanc i a de gracias en que rebosa, que con ellas riega a toda la cristiandad y muy especialmente a los corazones que se le aproximan. A s í todo cuanto E l l a produce y hace producir es un p a r a í s o de delicias, con toda suerte de frutos y plantas preciosas (Cant. 4, 12-15). E l l a

es el misterioso "árbol de la vida, que está en el par a í s o divino., y del cual se d a r á de comer a los vencedores f./í/wc-. 2-, 7)... E s la ú n i c a asnee na que b r o t ó p u r a e ilesa entre las espinas del pecado original que a los otros a c o m p a ñ a (Cant. 2, 2); y es, en fin la mística Rosa, cuya hermosura y fragancia cautivan y embelesan m á s que las de todas las otras flores, y cuyas hojas—desplegadas en el Santo Rosario—, son, como las

del árbol de vida (Apoe. 22, 2), salnd de las gentes... "Por mi parte, decía el B.0 Montfort (Amouf de la divine SagesseK no he encontrado nada m á s poderoso para traer el reino de Dios, la S a b i d u r í a eterna a dentro de nosotros, que juntar la o r a c i ó n mental con la vocal, rezando el Santo R o s a r i o y meditando los quince misterios que encierra... Y en otro libro recientemente publicado (Le Secret admirable de T. S. R., 1912, p. 2), exclama: "¡Oh cuan dichoso es el sacerdote y el director de almas a quien el E s p í r i t u Santo haya revelado este secreto!... Entonces lo rezará todos los días y lo h a r á rezar a los otros; y Dios y su Santa M a d r e derramar á n copiosamente la g r a c i a en su alma para hacerle instrumento de su gloria, de modo que en un mes con su palabra, aunque sencilla, haga m á s fruto, que los otros predicadores en muchos años.,, "Creedme, a ñ a d e (p. 77); si q u e r é i s llegar a un alto grado de oración sin pretensiones ni peligros de ilusiones..., rezad todos los días,, si podéis, el R o s a r i o entero, o a lo menos una tercera parte.,,—Este es, advierte en uno de sus Cánticos, un secreto admirable para alcanzar la perfección: O c'wiseü salutaire! O Texcellent secrel! P o u r devenir parfait, P a r iour d i r é un rosaire.

Fr. J. G. Arintero, ( Cóntimidrd),

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En los jardines de Dios (ALEGORÍA) (A U N A S R E L I G I O S A S ) Azotadas por el soplo ardoroso del desierto, desmayadas florecillas apenas se alzan del suelo. En sus corolas no duerme el viento del alba fresco. Cabe ellas no canta un ave ni susurra un arroyuelo. ¡Oh, c u á n t o triste era la vida de las flores del desierto! Mas visitadas un día por un caminante fueron, quien mirando condolido el mustio cáliz abierto de las florecillas pálidas, resolvió en su pensamiento del arenal trasplantarlas a un j a r d í n fresco y ameno. A r r a n c ó , pues, de la arena las flores el viajero y se las llevó a otras tierras de clima m á s halag-üeño. De un collado en la ladera y al resguardo del cierzo, buscó a las flores azules, abrigo y fecundo suelo. De blancas piedras labradas las g u a r d ó con bello cerco. Cabe las flores se alzan plantas y árboles diversos en cuyas hojas mil sones produce hablador el viento. Del collado derivó limpidísimo arroyuelo, que adormece con rumores y a las flores da sustento. ¡Cuán lozanas éstas crecen, gozando un Abril eterno

al suave soplo del aura y del sol al casto beso! Viéndolas crecer hermosas se pasea el jardinero por entre ellas embebido en dorados pensamientos. El contempla con delicia un rojo cáliz abierto; él aspira enajenado su purísimo alientoY dicen cuantos se acercan a ver las flores del huerto: « ¡Cuán lindas las florecillas trasplantadas de! desierto!» (?) Vírgenes puras do Cristo, ángeles de nuestro suelo, de los jardines de Dios so;s lirios de cáliz bello, vosotras las flores sois trasplantadas del desierto. En el arenal del mundo, y agostadas por el viento de su atmósfera abrasada, un día os vió J e s ú s bueno y compasivo os condujo a la sOmbra de un convento. A q u í florecéis hermosas con mil virtudes del cielo. De E l esposas os decís, y E l se dice vuestro d u e ñ o . A l mundo embriaga el aroma de vuestra virtud y ejemplo. A contemplaros se acercan los angelitos del cielo, y dicen todos: «jCuán bellas las esposas del Cordero!> Fr. José L . TASCÓN,

Salamanca, 14 de Junio de 1 9 2 0 .

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AGUA

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VIVA

(CORRESPONDENCIA PRIVADA)

M i querida E : Aludo con esta letra al nombre que llevas y sobre el que pensaba hablarte en este mes, si no fuera que urge aclarar lo que tan a deshora ha venido a enturbiar el lago claro y sereno de tu alma. E n la vida espiritual hay muchas maneras de perder el tiempo, todas ellas muy perjudiciales para el alma, y no es la me* nos frecuente y nociva la de pararse a considerar y lamentar cosas que no tienen remedio, con lo que muchas, siguiendo el ejemplo de ¡a mujer de Lot, se exponen a quedar convertidas en estatuas de sal, que el liempo y el agua se encargan de reducir a la nada. Nosotros vivimos para algo m á s , y, por eso, quiero hablarte de lo que tanto te ha impresionado, para que viendo la realidad de! caso, te despreocupes de él, sigas adelante como si nada hubiera ocurrido, y dejes, como dice Jesucristo, «a los muertos que enlierren a sus muertos», al mundo, que acomode como pueda a los que mueren para Dios. Es muy triste, pero no es menos lógico que sucedan cosas así; jsi no hubieras de ver m á s en tu vidaí... Así te convencerás también de que en este mundo quien no se consuela es porque no quiere. E l amor natural es muy sutil, y se amaña para enredar el corazón en los afectos terrenos, haciéndoles detenerse m á s de la cuenta en sentir bajo un aspecto sobrenatural, lo que en realidad ama mucho humanamente; así sucede que muchas almas se vuelven locas remirando lástimas espirituales, torturando su imaginación con violentas reflexiones, para venir a parar a que sufren ellas más que los interesados, y les resulta corta la vida para llorar la desgracia de un ser a quien aman, y porque le

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aman más de lo que ellas creen. Y no debe ser así; da gracia brinda al alma con una libertad e independencia tan grandes que nn para hasta sobreponerla a esos sentimentalismos, restos de la escoria que aún empaña el brillo de la caridad en su corazón. Los males de los prójimos, por muy espirituales que ellos sean, hay que llorarlos sólo en Dios y para Dios; estirar la mano cuanto se pueda mientras haya esperanza de salvarlos; pero una vez que el remolino de la desgracia los aleja de nuestra ayuda, lo cristiano es asegurarse del peligro, y alejarse, lo antes posible para no perder con esos amigos la alegría del corazón y la bendita conformidad, mil veces más estimables que todos ellos. Por lo demás, no creas que lo ocurrido sea tan sin ejemplo en la vida de la gracia. Cuando Jesucristo dijo que «son muchos los llamados y pocos los escogidos», daba por seguro que habría muchas almas, como ésta, a quienes prodigaría sus consuelos, y señalaría con los privilegios, y que, sin embargo, darían al traste con todo para volverse a vivir como si tal cosa hubieran disfrutado. Y ¿qué tiene de particular que te toque a tí conocer alguna de las infelices llamadas que no han de ser escogidas? ¿Que se pierden tantos desvelos y sacrificios? No lo creas; es Dios muy Aprovechado, y segura puedes estar de que, si E l saca de los males bienes, mucho mejor sacará partido de los que son bienes de verdad. E l caso es muy sensible, pero lo sería más, si tú dejaras desgarrar tu corazón llorando lo que es más generoso olvidar, para obrar como buena amiga de quien más desairado queda, Jesucristo. Fíjate bien, y acaso tengas a menos hacer sentimiento por cosa semejante. Es un alma llamada a la vida sobrenatural, que ha probado a qué saben las caricias de Jesucristo, ha respirado estos aires de vida, y vió que con sólo esto le bastaba para ser dichosa. Para ello, no omitió Dios facilidades; compañía, interés, consuelo, tranquilidad y hasta sufrimientos, que suelen ser los que, bien llevados, afianzan m á s el corazón a

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un género de vida. Para sus dudas, se la dió luz en abundancia; para sus vacilaciones, seguridad; para su timidez, firmeza; no sabía qué elegir, y tuvo en sus manos el mejor camino; la libertad la hacía sufrir, y se la dió en su lugar una obligación, que bendijo y abrazó como principio de su verdadera felicidad. ¿Podría pedirse más para creerla en el número de las llamadas? Pero no ha sido elegida, y cree que su razón hay para ello. Es muy sencilla. Hay temperamentos que son una mezcla informe de timidez, deseos, indecisión, educación mundana y piadosa, tan de almíbar para Dios como para el mundo, que tienen siempre buena cara para el primero que a ellos se acerque. Cuando la gracia quiere deslindar en ellos sus dominios con los de la naturaleza, tropieza siempre con ésta llorando y mendigando a favor de sentimientos que la gracia no puede patrocinar. Para almas así, se5ría precisa una religión de dos caras, mezcla monstruosa de mundo y de Dios, de espíritu y de materia. Espíritus antojadizos, sueñan con una parte toda buena, dulce y agradable, sin mezcla de amarguras ni sacrificios. Buscan la felicidad pasando por todo, y cuando ya la tienen entre las manos, la descuidan por salvar todo lo demás. Tendrán delante dos cosas buenas, y aún ha de parecerIes una mucho mejor que la otra; no sabrán cuál elegir, porque no se atreven a dejar lo bueno de la peor; pero les bastará elegir la mejor, obligarse a seguirla, y, desde ese momento, se les irán los ojos y el corazón tras de lo bueno que había en la otra. ¿Te das cuenta del caso? Son demasiado aprovechadas; lo quieren todo, porque no quieren nada de verdad; pretenden que la gracia se ande en contemplaciones ociosas, y no es de extrañar, si al cabo de muchas vueltas, se marcha de ellas la gracia, como la abeja de una flor donde nada tiene que libar. No hay que hacerse ilusiones; cuanto la vocación es más clara, es m á s costoso el ser elegidos; y es muy necio el deseo de mezclar lo que Dios nos ofrece separado, para no elegir lo uno sin renunciar aj

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otro. Si todo lo bueno estuviera junto, y nada de ello hubiera en los demás caminos, ¿dónde estaría la dificultad, ni el sacrificio de la fidelidad a la vocación? ¿No lo ves tú así? Y ¿no ves que lo ocurrido a esa alma, es precisamente lo que acabo de indicarte? Buscaba una solución, la tuvo, se ratificó en ella, gozó con ese motivo por algún tiempo; pero después se le fueron los ojos tras lo que ya le era verdad, y ha llegado a parecerle esto mejor que lo primero. Es un rasgo de generosidad muy raro, que debes grabar bien en tu corazón. Viste al Salvador pasar por todo para dar la felicidad a una mujer, junto al pozo de Sicar; aquella mujer, le hizo caso, le siguió, fué //amada y escogida. Esta le obligó a hacer otro tanto, por darle la misma felicidad; agradeció la atención, dió crédito a sus palabras; y acercó a sus labios el agua viva que podía hacerla dichosa. Pero desde esta altura, con estas ventajas, volvió la vista al pasado, tuvo lástima de lo que tan de poco le sirvió, y con un saludo frío al que con tanto amor y ternura vino a salvarle, se da media vuelta, y le deja a solas cón sus sacrificios, y deseos de santificarla. ¿Quién te parece más digno de tu compasión, esa mujer o su Salvador? Yo me quedo con Jesucristo, y, como E l , me contento con asegurar lo que queda, sin violentar su libertad; por eso se me ocurre la pregunta; «Y tú, ¿no quieres marchar también?» Es del mismo Jesucristo. E.

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LOS

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MARTIRES

Primeros cristianos. Unidad de sentimientos. Unidad de fe. La Iglesia perseguida. Una vez constituida la Iglesia cristiana, con la venida del Espíritu Santo, comenzó a dilatarse prodigiosamente. Los Apóstoles, de tímidos e irresolutos, se convirtieron en esforzados campeones de la fe. La Judea se llenó de su predicación. San Pedro, el mismo día de Pentecostés, convirtió a muchos, no solamente judíos, sino también de otras muchas nacionalidades. Naturalmente estos nuevos cristianos serían en sus tierras Apóstoles de la fe que en Jerusalén habían recibido. De ahí que en muy poco tiempo se hiciese célebre el nombre cristiano en casi todo el mundo conocido. U n favorito de la reina de Gandaces, oyó de San Felipe la explicación de un texto de Isaías que hablaba del Salvador, y al instante, movido de la gracia, creyó y pidió el bautismo (I). De tal manera crecía la fe en Samaría, que juzgaron los Apóstoles conveniente enviar allá a San Pedro y San Juan, para confirmar a los fieles y comunicarles el Espíritu Santo (2). No tardó en extenderse también entre los gentiles. San Pedro, amonestado del cielo, recibió y bautizó al centurión Cornelio, a toda su casa y familia (3). San Pablo, convertido de perseguidor en vaso de elección, predicó incansable, llegando hasta atraer a la fe al Procónsul Sergio Paulo (4). Toda el Asia Menor oyó la voz del Evangelio, y produjo abundantísimos frutos, aun en medio de espantosas persecuciones. (1) (2) (3) (4)

Acta Apost. c, VIII. Id. Idc. X e t X I . Id. c. XIII-7.

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Y era para maravillar a la sociedad judía y pagana, ver aquella unidad y concordia que entre los cristianos reinaba. Donde todos tenían un corazón y unos sentimientos comunes; donde todos perseveraban en la oración y fracción del pan; sin que se conociese entre ellos la disensión ni la discordia; regulado todo por la pruden-

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VISTA DELCOLSGIO-NOVICIADD DE PP. DOMINICOS Y VILLA DE CORI AS (OVIEDO) DONDE SE HA CELEBRADO EL CAPÍ1ULO GENERAL DE LA O. P.

cía de la palabra apostólica. Sus haciendas eran comunes; cuanto poseían era de todos, y el rico y el pobre gozaban de los dulces frutos de la paz y fraternidad cristianas; y esto de tal manera, que no se conocía entre ellos la necesidad ni el desalivio (I). Esta unión de corazones y voluntades nacía de la unidad de su fe. Uno era su Dios, una su esperanza, y uno era también su mediador: Cristo. No tenían dividido su (1)

Acta Apost. c. II, 41 y siguientes,

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pensamiento en infinidad de creencias, según la infinidad de las divinidades paganas; ni su corazón estaba partido en multitud de deseos, según la multitud de bienes, en su mayoría contrarios, de la moral de los gentiles. Uno era su dogma, una su moral, y unos sus maestros que la moral y el dogma confirmaban con su fe y sus milagros. Predicaban a Cristo por Hijo de Dios y en su nombre sanaban San Pedro y San Juan a un paralítico y daban salud a muchos enfermos (1). Su sombra obraba prodigios (2). San Pablo resucitó a un joven, muerto mientras él predicaba el,Evangelio (3); las cadenas y las puertas de las prisiones no ofrecían obstáculo, cuando los Apóstoles necesitaban libertad para confesar a Cristo (4); en fin, todo se sometía a aquellos que predicaban un dogma y una mora!, cuyo testimonio no debía ser otro que el de la virtud divina. Porque no en la fuerza de la humana sabiduría, sino en la virtud del espíritu de verdad realizaban los discípulos de Jesús, aquella gran transformación del mundo, que poco después había de concluir, por hom bres nuevos y sociedad nueva, tan distinta de la antigua como es la verdad de la mentira y el crimen de la virtud. Este es el primer paso que la humanidad ha dado en busca de una felicidad, cuyo avance llama ella progreso, y en cuyo camino, ni el mundo judío ni el pagano lo supieron orientar. Apenas había descendido el Salvador de la Cruz, cuando comenzaron a sufrir la misma suerte sus discípulos Los mismos que condenaron a Jesús, martirizaron a Santiago, hermano de San Juan. 7 el otro Santiago, pariente del Salvador, varón justísimo y de todos, hasta de sus enemigos, respetado, fué arrojado desde la terraza del Templo, por no obedecer a los impíos ruegos de los (1) (2) (3) (4)

Id. Id. Id. Id.

c. c. c. c.

III. V , 15. XX, 9-TO. V , 19.

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que ie pedían que blasfemase de Jesús delante del pueblo- San Esteban había pagado ya su tributo a la ira farisaica, a pesar de haber confirmado su fe, con la misma creencia de los fariseos y de todo Israel (T). Heredes mandó encadenar a San Pedro y su muerte hubiera sido segura, si el Angel del Señor no le hubiera libertado de sus cadenas (2). Entonces fué cuando la libertad cristiana dió testimonio de su dignidad ante los que tenían esclavizado el espíritu del hombre. Conviene que obedezcamos antes a Dios que a los hombres, dijeron los Apóstoles con San Pedro, ante el Sanedrín (3). Es que la conciencia había aprendido a reclamar sus derechos, y la libertad aprisionada buscaba su defensa en la obediencia divina. San Pablo es acusado ante el presidente romano; el rey Agripa y su mujer asisten al juicio, y el Apóstol, con la libertad propia del cristiano, habla de tal modo en su defensa, exponiendo al mismo tiempo la verdad evangélica, que temblando el juez pagano y maravillado el rey judío, dijeron: es inocente, podríamos absolverle si no hubiese apelado al César (4). 7 al César acudió el Apóstol y Roma oyó la predicación del Evangelio, arrojándose en medio de aquel campo abonado de corrupción el misterioso grano de mostaza, que creciendo prodigiosamente extendió sus ramas al cielo, con frecuencia podadas, es cierto, por la persecución, pero jamás destruido en su profunda y fecunda raíz. Así convenía que sucediese, para que a todos fuese manifiesto el dedo de Dios, haciendo sobreabundar la gracia allí donde más abundó la iniquidad. No es de extrañar que al dejarse ver la verdad en el mundo fuese perseguida; extraño hubiera sido lo contra(1) (2) (3) (4)

A c ^ . A p . c. VII. Id c. XII. Id. c. V , 29. Id. c. X X V I , 32.

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Un señor se pasa una noche malísima por que su hijo tuvo un cólico que le puso, como dicen, a no poder acabar. Eso no le hace para que, a la mañana siguiente, salude al primer conocido de ésta o manera parecida: —Buenos días, Luis, ¿se ha descansado? —Muy bien, gracias; ¿y tú? —Bien, muchas gracias. E l chico... es el que tuvo un cólico y no nos ha dejado pegar ojo en toda la santa noche. Vamos a ver; ¿no sería m á s natural y más libre decir desde el principio que ha descansado mal? Pues, no, señor; y si uno, en ese caso dijera: «A medias, gracias a Dios», no dirán que sea un hombre con libertad para decir lo que siente; dirán que es un hombre muy especial; y el que no quiera ser especial no tiene más libertad que la de en lugar de dar gracias a secas, darlas en cristiano, . diciendo gracias a Dios. Con el comer y beber sucede otro tanto. V a uno a casa de otro, a hacerle una visita; el visitado tiene que invitar a tomar algo, según la costumbre de cada sitio; y el que visita tiene también que negarse, dando las gracias; de tal manera que, si e! primero no invita, queda mal; y si el segundo acepta de buenas a primeras, mal también; si el primero no insiste, peor, y así sucesivamente. Hoy no se sabe qué hacer para quedar bien. Lo corriente es que uno insista hasta que acepte el otro, y éste acepte aunque le cueste un berrinche al infeliz estómago. E l comer tiene por objeto remediar los desgastes del organismo; y hay horas en que el comer estropea más que el no comer cuando se tiene hambre; quiere decir que obligar a comer en unos casos, es lo mismo en sus efectos que quitar de comer en otro; y ¿puede darse absurdo mayor que poner la amistad y confianza a precio de que el amigo torture el estómago comiendo sin ganas o no comiendo si puede y tiene necesidad? — «Vamos, Juanito; para una vez que vienes, tienes que tomar algo.

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— No, gracias, he comido hace poco. - Hombre, si esto no va a ninguna parte —Ch ico, lo agradezco mucho, pero no acostumbro. —jUna vez siquiera!... Por hacer aprecio... —Vaya, porque no digas que es desprecio, lo tomaré». Y a lo mejor tendrá que pagar caro ese aprecio de una amistad que estaría mejor probada con sólo tomar asiento y... conversación Porque se dan casos de todo; y no falta quien ha ido a pedir prestado lo que tuvo mucho empeño en que el otro se lo aceptara. iManías de la educación, que no deja de tener sus abusos de confianzaí Y ¿qué diremos del vestir, si es donde m á s se destaca la falta de libertad? Los que visten mal es por que no pueden otra cosa; y los que visten bien, es un bien tan relativo, que sin temor a equivocarse, puede decirse que nadie viste a gusto suyo. E l vestido tiene varias finalidades impuestas por la propia naturaleza, y entre ellas la primera es cubrir la desnudez, la segunda la comodidad, la tercera el bien parecer, y la cuarta... disimular lo que de otro modo no estaría del todo bien. Pero la moda es tan despótica que tiene gusto «special en hacer vestir para todo lo contrario; viste la desnudez de manera que ésta resalte más; impone unos trajes molestos que muchos no llevarían por penitencia; da al cuerpo unas formas tan ridiculas, que sólo salvan la finalidad de llamar un poco la atención; y disimula tan bien las hermosuras que a veces se hace necesaria una cesta en el brazo de una criada para no dudar cuál de las dos es el ama de verdad. Cuéntense además las horas de tocador, las molestias de cambiar, y la preocupación de no descubrir el artificio, y se comprenderá que la sociedad hace del hombre un esclavo de sus exigencias,' por m á s que grite: «Viva la libertad». Fr. Vidal LUIS GOMARA, 0. P. (Continuará).

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SECCION

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bE

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NOTICIAS SALAMANCA.

C u l t o s y p r e d i c a c i ó n . — E n el mes de Junio predicaron en nuestra iglesia, el primer domingo, el R . P . Benigno R o d r í g u e z ; el tercero, el R P Luis A . Furones. E n la parroquia del Carmen, predicó el M R . P. Arturo Ortega, un s e r m ó n del triduo preparatorio para la Asamblea; el P. J o s é Iglesias, en Carrascales de Abajoí el M . R P. Prior, del S a n t í s i m o , en Villavieja, parroquias del C a r men y la C o n c e p c i ó n de Salamanca, en el Cristo de Cabrera y en B é j a r , y el R . P . Sabino Lozano, un s e r m ó n en Béjar. V i s i t a de n u e s t r o R v d m o . P . M a e s t r o G e n e r a l . Habiendo terminado el Capítulo General de Definidores, celebrado en Corias a ú l t i m o s de M a y o , nuestro R v d m o . P General F r . Luis Theissling, llegó a Salamanca el 8 de Junio y s a ü ó para Madrid el 1 5 . N o disponiendo de espacio, nos limitaremos a copiar la siguiente carta:

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