1 REYES. PROGRAMA No Cap. 12:31-14:9

PROGRAMA No. 0428 1 REYES Cap. 12:31 - 14:9 Estamos ya al final del capítulo 12 de este Primer Libro de Reyes. Y en nuestro programa anterior, diji

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PROGRAMA No. 0428

1 REYES

Cap. 12:31 - 14:9

Estamos ya al final del capítulo 12 de este Primer Libro de Reyes. Y en nuestro programa anterior, dijimos que Jeroboam había puesto un becerro de oro en Bethel, y el otro en Dan. Y los había puesto en esos lugares para que el pueblo no tuviese que subir a Jerusalén a adorar en el Templo. Y esto, dijimos, marca la división del reino, es decir, la formación del reino del norte y del reino del sur.

Continuaremos hoy leyendo los

versículos finales de este capítulo 12, o sea, los versículos 31 al 33:

1 Reyes 12:31-33 “. . . Israel, y subió al altar para quemar incienso.”

En nuestro estudio, vamos a seguir el reino del norte. Usted se dará cuenta que el método usado en los Libros de los Reyes, es el de registrar algo en cuanto a Israel, y luego algo en cuanto a Judá. O sea, que el registro va de uno a otro. Estaremos, pues, mirando a ambos reinos al seguir nuestro estudio. El reino de Judá duró más tiempo que el reino de Israel. Prácticamente todos los profetas, excepto los profetas después del cautiverio, profetizaron durante este período. Usted puede referirse a la Tabla Cronológica de los Reyes del Reino Dividido, que se encuentra en las Notas y Bosquejos que enviamos a nuestros oyentes que nos escriben, y allí podrá ver cuáles reyes de Judá y de Israel fueron contemporáneos, y cuáles profetas profetizaron durante cada reino. Ahora, si todavía

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usted no nos ha escrito, pues le invitamos a que lo haga ahora mismo solicitando su copia de las Notas y Bosquejos. Son absolutamente gratis y están a su disposición tan pronto usted nos escriba.

Bien, esto pues, nos trae al final del capítulo 12 de este Primer Libro de Reyes. Como hemos visto, Roboam es el rey del reino del sur siguiendo en la línea Davídica. Jeroboam, por su parte, se ha constituido en el rey del reino del norte. Implantó la idolatría en el norte al levantar dos becerros de oro, poniéndolos en Bet-el y en Dan para que el pueblo no tuviera que subir más a Jerusalén para adorar. Hay, pues, una división. Pronto, después de esto, estalló la guerra civil, y continuará hasta cuando el reino del norte vaya a la cautividad. Y veremos que el reino del sur también irá más tarde a la cautividad. Este es un período triste en la vida de la nación. Contiene muchas lecciones para nosotros y para los gobiernos del presente día.

Y pasamos ahora al capítulo 13 de este Primer Libro de Reyes. En este capítulo la mano de Jeroboam se seca y mediante la oración del profeta, la mano le es restaurada. El profeta desobediente es muerto por un león y sepultado por el viejo profeta. Tenemos al final, la terquedad de Jeroboam.

Hemos llegado ahora, a la división del reino bajo Jeroboam, quien encabezó una rebelión y tomó a las diez tribus del norte, con las que más tarde formó el reino de Israel. Roboam, quien ciertamente no tenía la sabiduría ni la cautela de su padre Salomón, en realidad fue el responsable de que ocurriera esta división del reino. Y veremos más adelante que el reino del norte fue a la cautividad en Asiria, mientras que el reino del sur fue a la cautividad en Babilonia.

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Ahora, puede ser que haya algo de confusión al estudiar esta sección y al leer acerca de un rey tras otro rey. Uno se pregunta si éste es un rey del reino del norte o del reino del sur; o si era un rey bueno o malo. Pero la Tabla Cronológica de los Reyes, que como ya mencionamos está incluida en las Notas y Bosquejos que enviamos a nuestros oyentes, le dará esta información. No sería, pues malo, recalcamos una vez más, enviarnos una carta pidiendo las Notas y los Bosquejos, que le ayudarán en este estudio, mientras usted nos acompaña en este viaje A Través de la Biblia.

Bien, hace años, algunos estudiantes del primer año en un Instituto Bíblico, se enfrentaban constantemente en clase a la pregunta: ¿Puede nombrar los reyes de Israel y de Judá brevemente, describiendo el reinado de cada uno? Y en su afán de encontrar una respuesta que pudieran recordar con facilidad, hicieron un descubrimiento profundo. Descubrieron que si se aprendían de memoria los nombres de los reyes, y escribían después de cada nombre las palabras malo o bueno, podrían salir bien en su examen. Y eso es lo que hicieron estos estudiantes del primer año. Ahora, usted se dará cuenta que en el reino del norte, todos los reyes son calificados como malos. No hubo ni uno entre ellos, que fuera bueno. Esto, por supuesto, simplifica el estudio.

Ahora, en el reino del sur, tenemos algunos reyes que podríamos llamar buenos. Diríamos que probablemente había ocho reyes en el reino del sur durante un período de 200 años, que podríamos llamar buenos. Los demás, eran malvados. Esta es una mancha negra sobre la historia de Israel. Ahora, lo que hace que esta situación sea tan negra, es que esta gente tenía luz del cielo, tenían una revelación de Dios, y por lo tanto, su responsabilidad era diferente. Y quisiéramos reflexionar aquí un poco sobre la vida de Salomón para ver el motivo por el cual, el reino fue dividido. Y aquí tiene usted lo que pasó.

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A Salomón le fue dada una dispensación especial de sabiduría de Dios para administrar el reino.

Sin embargo, al parecer, esa sabiduría no formó parte de su propia vida

personal. Salomón evidentemente no tenía ninguna sabiduría ni discernimiento espiritual. Sí tenía ciertos principios y conceptos fundamentales que le ayudaron a ser un soberano muy sabio, pero parece que éstos no formaban parte de su vida personal y privada; porque, ciertamente no formaron parte de su vida espiritual. Se ve temprano en su vida que nunca en verdad rompió con la falsa religión. Usted recordará que en el principio cuando llegó al trono había idolatría y que no hizo nada por eliminarla. Luego empezó a ocuparse en lo que consideró su marca de prosperidad material. Envió naves para traer de vuelta monos y pavos reales. Ahora, es malo dedicarse a tales cosas, si uno ha sido llamado para glorificar a Dios. Es malo si uno ha sido llamado a testificar y a vivir para Dios. Y Salomón tenía una verdadera debilidad en cuanto a estas cosas.

El Libro de Proverbios revela la sabiduría de Salomón, pero el Libro de Eclesiastés revela su necedad. Usted no encontrará ninguna falla de Salomón ni de su padre David, registrada en los Libros de Crónicas. Los dos Libros de Crónicas abarcan el mismo período que tenemos aquí en los Reyes, con una sola diferencia. En Crónicas tenemos el punto de vista de Dios. Dios perdonó a David, y cuando Dios lo perdonó deshizo como una nube sus pecados. Desde el punto de vista de Dios, el pecado perdonado es olvidado y considerado borrado; por eso no se menciona en los Libros de Crónicas. Pero, Dios lo puso en los Libros de los Reyes para que lo vean los hombres. Dios perdonó a Salomón su falla y asimismo su pecado; y por eso no se registra en Crónicas. Ahora, en Reyes vemos la debilidad de Salomón. Empezó aumentando el número de sus mujeres, y Dios nunca ha aprobado la poligamia. Se enojó vivamente contra Salomón por este pecado.

Lo interesante es que la inmoralidad y la falsa religión siempre van juntas. Juan expresó claramente para los cristianos, cuando dijo allá en su primera carta, capítulo 1, TTB

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versículo 6: “Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad.” No se engañe, hermano que nos escucha. No se puede vivir en pecado, y a la vez servir a Dios y tener comunión con El. Es posible quizá engañar a todos en su derredor. Desafortunadamente hay hermanos hoy en día que viven en el pecado; quienes se portan como si estuvieran sirviendo al Señor. Nunca nos ha sido posible comprender cómo piensan que están engañando a Dios. Dios, amigo oyente, no puede ser burlado ni engañado. Ciertamente tales personas no tienen comunión con El.

Salomón fue un gran fracaso. Probablemente hay dos hombres en las Escrituras que tuvieron grandes posibilidades y oportunidades como pocos otros las hayan tenido. Uno fue Sansón y el otro Salomón. Pero ambos, fallaron a Dios. Se trata de una cosa muy trágica. Allá en el libro de Eclesiastés, capítulo 2, versículo 17, Salomón dijo: “Aborrecí, por tanto, la vida, porque la obra que se hace debajo del sol me era fastidiosa; por cuanto todo es vanidad y aflicción de espíritu.” La gloria de Salomón fue una gloria momentánea. Ahora, en el evangelio según San Mateo, capítulo 6, versículos 28 al 30, el Señor Jesucristo mismo, dijo esto: “Y por el vestido, ¿por qué os afanáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan; pero os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió así como uno de ellos. Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe? Sentimos como si debiéramos predicar el sermón del servicio fúnebre de Salomón ahora mismo, porque estamos viendo una división del reino; una división que había sido ocasionada por el pecado de este hombre.

Vamos a considerar ahora, la profecía contra el falso altar de Jeroboam, y el juicio contra Jeroboam. Y vamos a pasar algo rápido por esta sección. Es un pasaje histórico y a veces es algo complicado. Estaremos siguiendo el curso de los dos reinos. Veremos a uno, inmediatamente después del otro y los veremos juntos también. Tenemos aquí que a TTB

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Jeroboam, quien llegó al trono en el reino del norte, le fue dada la oportunidad de verdaderamente servir a Dios. La dificultad era que tenía miedo que las tribus norteñas fueran a Jerusalén para adorar. Si lo hacían, pensaba él, podría resultar en la unificación del reino; y él quería mantener separadas a estas diez tribus de las otras. De modo, que Jeroboam mandó a fundir dos becerros para la adoración, a fin de que no subieran más a Jerusalén para adorar. Comencemos, pues, leyendo los primeros dos versículos de este capítulo 13 del Primer Libro de Reyes:

1 Reyes 13:1-2 “. . . y sobre ti quemarán huesos de hombres.”

Permítanos, amigo oyente, pausar un momento aquí. Es interesante notar cuándo reinó Josías. Reinó unos trescientos años después, pero el profeta de Dios lo señala ahora, llamándolo por su nombre, mucho antes que naciera. Josías fue un buen rey y reinó durante 40 años. Joel fue el profeta durante su reinado. Josías fue el impulsor de uno de los cinco grandes reavivamientos que tuvieron lugar durante este período de los reyes. Estaremos hablando más acerca de esos reavivamientos cuando lleguemos en nuestro estudio a los Libros de Crónicas. Estos reavivamientos no se mencionan aquí en los Libros de Los Reyes, sino solamente en Crónicas, los libros que presentan el punto de vista de Dios. Y el reavivamiento siempre es desde el punto de vista de Dios.

Pues, bien, este profeta de Dios profetizó contra un altar. Dijo que Dios iba a levantar a un varón que destruiría estos altares, y Josías sería ese varón que cumpliría esta profecía. Continuemos ahora, leyendo los versículos 3 y 4 de este capítulo 13 del Primer Libro de Reyes:

1 Reyes 13:3-4 “. . . contra él, se le secó, y no la pudo enderezar.”

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Jeroboam estaba junto al altar cuando el varón de Dios profetizó. Estaba haciendo un sacrificio al becerro de oro. Ahora, cuando el varón de Dios terminó de hablar, Jeroboam extendió su mano contra él.

En otras palabras, el rey estaba diciendo: “¡Préndanle!

Tiene que ser muerto.” Cuando el rey señaló con el dedo al varón de Dios, su mano se le secó y no le fue posible recogerla otra vez. Su brazo quedó paralizado. Prosigamos ahora con los versículos 5 hasta el 10 de este capítulo 13 del Primer Libro de Reyes:

1 Reyes 13:5-10 “. . . por el camino por donde había venido a Bet-el.”

El rey imploró al varón de Dios que rogara por él para que su mano fuera restaurada. Ahora, la mano le fue restaurada, y estando agradecido ofreció llevar consigo a casa al varón de Dios para darle una recompensa. El rey cambió de actitud. Pero, vemos que el varón de Dios, no se comprometerá con la maldad e idolatría. Y esto es muy admirable.

Y aquí debemos decir que hay muchísima palabrería ambigua y mucho subterfugio en algunos círculos cristianos.

Hemos visto que hay muchos que están dispuestos a

comprometer su testimonio hoy en día en algunos círculos cristianos. Ahora, no queremos decir que debemos ponernos mal encarados y avinagrados, ni que debemos dejar de hablar con ciertos individuos o de tener comunión con ellos. Eso no viene al caso. Lo que necesitamos, amigo oyente, es una declaración bien definida en cuanto al resistir la maldad. Estos son días malos en los que estamos viviendo. Eran días malos durante los tiempos de Jeroboam, y el profeta no estaba dispuesto a quedarse y almorzar con el rey.

De modo, que el varón de Dios volvió y continuó su camino, e hizo bien en hacer eso. Pero vemos que este profeta era también muy humano, como lo revela el relato de su trágico fin, que encontramos aquí en los versículos 11 al 32 de este capítulo 13 del Primer

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1 Reyes 13:11-32 “. . . los lugares altos que están en las ciudades de Samaria.”

Es triste que este varón de Dios no hubiera ejercido un poco más de discernimiento para detectar la mentira del otro anciano, y evitar así, desobedecer a Dios. Por eso, tuvo que pasar por este fin trágico. Ahora, uno creería que la experiencia de Jeroboam con el varón de Dios, le habría hecho cambiar. Su mano se le había secado y se le había sanado otra vez. ¿Cree usted que él cambió? Escuche lo que dicen aquí los versículos 33 y 34 de este capítulo 13 del Primer Libro de Reyes:

1 Reyes 13:33-34 “. . . fue cortada y raída de sobre la faz de la tierra.”

Amigo oyente, cuando la Iglesia de Dios hoy en día se involucra en estos movimientos de protesta, y cuando se trae y se introduce en la iglesia la música sacrílega, y cuando se hace toda clase de compromisos, todo esto es una hediondez ante la nariz de nuestro Dios Todopoderoso.

En los tiempos de Jeroboam, y en nuestros tiempos, los verdaderos

hombres de Dios siempre han resistido la maldad. ¡Cuán trágico es que Jeroboam no hubiera cambiado! Y a propósito, ¿resiste usted amigo oyente, la maldad hoy en día? Y así llegamos al final del capítulo 13 del Primer Libro de Reyes.

Llegamos ahora al capítulo 14. En este capítulo, Abdías enferma. Jeroboam envía a su esposa disfrazada con regalos al profeta Ahías. Ahías pronuncia el juicio de Dios. Abdías muere. Nadab sucede a Jeroboam. Tenemos también el reino malo de Roboam. Sisac, sitia a Jerusalén y Abiam, sigue a Roboam. Ahías, el profeta, pronuncia juicio sobre Jeroboam y lo compara con David en el versículo 8. Roboam, rey de Judá, guía al pueblo TTB

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hacia la idolatría y el pecado; denota un crecimiento anormal de la homosexualidad. Sisac, rey de Egipto, ataca y despoja a Jerusalén. Lleva como despojos, los escudos de oro que Salomón había hecho. Roboam, substituye los escudos por otros escudos de bronce. Ahora, además de la división, también hay deterioración en el reino. También tenemos en este capítulo 14, la muerte de Roboam, hijo de Salomón.

Este capítulo que describe los reinados de Jeroboam y Roboam, nos abre el escenario para el relato sórdido de los reyes del reino dividido. No hubo ni siquiera un rey bueno en el reino norteño de Israel. Todos fueron malvados. Hubo 19 reyes. En el reino del sur hubo 20 reyes y 12 de ellos fueron malos. Solamente 8 de ellos podrían ser considerados buenos. De estos 8, solamente 5 se destacaron en alguna manera. Y volvemos a sugerirle, amigo oyente, que consulte la Tabla Cronológica de los reyes del reino dividido que le enviamos en las Notas y Bosquejos. Bien, comencemos pues, considerando la muerte del hijo de Jeroboam. La profecía contra Jeroboam será cumplida. De aquí en adelante, David será la norma con la cual debemos comparar los reyes de los reinos del norte y del sur. Leamos los primeros 9 versículos de este capítulo 14 del Primer Libro de Reyes:

1 Reyes 14:1-9 “. . . para enojarme, y a mí me echaste tras tus espaldas.”

Como usted ve, amigo oyente, Jeroboam no es igual a David y Dios le pondrá a un lado. El hijo de Jeroboam no vivirá. Pero vamos a detenernos aquí, amigo oyente, porque nuestro tiempo se ha agotado. programa.

Continuaremos Dios mediante, en nuestro próximo

Será pues hasta entonces, que el Señor derrame sobre usted las ricas

bendiciones del cielo.

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