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PROGRAMA No. 258
NUMEROS
Cap. 28:9 - 30:16
Continuamos hoy considerando el capítulo 28 de Números. Y en nuestro programa anterior, hablábamos del holocausto continuo que encontramos en los versículos 4 al 8. Y decíamos que esta ofrenda debía ser ofrecida todos los días por la mañana y por la noche. Un holocausto continuo, en olor grato a Dios. Usted recordará que todo el holocausto era ofrecido a Dios. Todo el holocausto subía, la libación subía en humo a Dios. Esto es realmente lo que Dios halla en Cristo. Cuán precioso es Cristo ante Dios. Tenemos ahora, algunas leyes específicas en cuanto a las ofrendas que debían ser ofrecidas, independientemente de otras ofrendas que se ofrecían en privado, como por ejemplo, las ofrendas voluntarias, o en cumplimiento de votos especiales.
Al leer estos dos capítulos, uno no puede menos que fijarse en el hecho de que todas las ofrendas que se mencionan, son adicionales, es decir, además del holocausto continuo que, como dijimos, habla de la Persona del Señor Jesucristo. Continuemos ahora, leyendo los versículos 9 y 10 de este capítulo 28 de Números:
Números 28:9-10 “ . . . y su libación.”
El día de reposo requería ofrendas especiales, pero éstas, siempre eran adicionales al TTB
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holocausto diario. Versículo 11, ahora:
Números 28:11 “ . . . año sin defecto;”
Aquí hay también holocaustos adicionales, y con esta ofrenda se ofrece también la ofrenda por el pecado. Pasemos ahora al versículo 15:
Números 28:15 “ . . . con su libación.”
Ahora, en los versículos 16 al 25 encontramos la ley de las ofrendas para la Pascua y para la fiesta de los panes sin levadura. En el versículo 22 se menciona la ofrenda por el pecado; pero, repetimos, lo que nos llama la atención en este pasaje, es el énfasis que se le da a los holocaustos.
En los versículos 26 al 31 tenemos la fiesta de las Primicias. La ofrenda por el pecado se menciona en el versículo 30, y una vez más, podemos notar el énfasis que se le da a los holocaustos.
Quizá usted, amigo oyente, esté preguntándose: ¿por qué se hace tanto énfasis en esto? Bueno, porque esto nos demuestra que Dios se deleita en Cristo. Cuando Dios mira nuestra adoración, busca nuestro deleite en Cristo.
El quiere que nosotros pensemos Sus
pensamientos junto con El, y que nos deleitemos en Cristo así como El se deleita en Cristo. Este es el maravilloso tema de estos capítulos.
Y llegamos, ahora, al capítulo 29. En este capítulo continuamos tratando el mismo
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tema del capítulo anterior.
La fiesta de las Trompetas se describe en los versículos 1 al 16 y aunque se menciona la ofrenda por el pecado, el mayor énfasis continúa siendo sobre los holocaustos. El Gran Día de la Expiación era el único día que Dios les había dado a los israelitas, como día de luto y duelo. Todos los demás días santos, debían ser días de regocijo y alegría. Dios siempre deseaba que Su pueblo se acercara a El con alegría durante esos maravillosos días santos; El quería que fuesen verdaderos días de fiesta.
La única excepción era el día de la
expiación. Leamos entonces el versículo 7 de este capítulo 29 de Números:
Números 29:7 “ . . . ninguna obra haréis.”
Esta es una repetición de la ley dada en Levítico capítulo 23, versículo 27, donde dice: “A los diez días de este mes séptimo será el día de expiación; tendréis santa convocación, y afligiréis vuestras almas, y ofreceréis ofrenda encendida a Jehová.”
El capítulo concluye con la ley sobre las ofrendas para la fiesta de los Tabernáculos. También se menciona las ofrendas por el pecado y de transgresión; pero siempre se dan además de los holocaustos.
Hay lecciones maravillosas para nosotros en estos dos capítulos. Amigo oyente, usted y yo somos pecadores. Aunque usted no lo sepa, o no se dé cuenta, usted amigo oyente, es pecador. Si usted y yo prestamos atención a la Palabra de Dios, encontraremos allí que somos pecadores y que necesitamos un Salvador. Necesitamos un sacrificio por nosotros. ¡Necesitamos a Cristo! Necesitamos a ese Salvador que murió por nosotros y que pagó la pena de nuestros pecados. El pecado es lo que ha causado tristeza en el mundo. El pecado TTB
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ha causado las lágrimas y la angustia; y Dios odia el pecado. Y yo, amigo oyente, me alegro de que El odie el pecado.
Hoy en día, Dios continúa sin rodear, sin vacilar, sin concesión alguna su lucha contra el pecado. Su propósito es erradicarlo completamente de Su universo. Dios no hace compromiso alguno, ni acepta tregua alguna. Su único propósito es eliminar el pecado. Y yo le doy gracias a Dios por esto. El pecado, amigo oyente, es lo que nos ha apartado a usted y a mí de nuestra relación con Dios, de nuestro compañerismo con El, es decir, ha producido nuestra muerte espiritual. Por tanto, el pecado es causa de duelo.
¿Cuánto tiempo hace que usted no llora por sus pecados? ¿Se ha acercado usted a Dios, amigo oyente, ¿llorando por sus pecados, por los fracasos en su vida, porque está muy alejado de El, o por su frialdad e indiferencia? ¡Cuánto necesitamos confesarle todo, hoy en día! No es porque Dios está tan alto y nosotros tan abajo, ni porque El es tan grande y nosotros tan pequeños, ni porque El es infinito y nosotros finitos, que estamos apartados de El. Dios dice que son nuestros pecados lo que nos ha separado de El. El pecado es la causa del duelo.
El Dr. McGee, autor de estos estudios bíblicos, nos cuenta que él fue ordenado como ministro del Evangelio en el año 1932, y dice: “He sido Pastor por mucho tiempo. Me he gozado de un pastorado exitoso; por lo menos, como el mundo o como la Iglesia juzga estas cosas. Siempre ha habido un aumento en la asistencia, un mayor interés, y muchas almas han llegado a conocer a Cristo como su Salvador. Alguien quizá preguntará: “Bueno, y ¿no es este un motivo para regocijarse?” Y en verdad lo es. Pero, permítame confesarle, continúa el Dr. McGee; que al mirar atrás, veo mis fallas y las veo de una manera muy penetrante. Fallé para con mi Salvador de tantas maneras y tantas veces, y esto se lo
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confieso a El. Yo dejaba entrar cosas que me separaban de Dios, en las horas cuando necesitaba Su compañerismo, y cuando deseaba tener ese compañerismo. Pero, siempre le daba la entrada a otras cosas.” Y concluye el Dr. McGee diciendo: Esto es motivo de duelo; aún hasta el día de hoy. ¡Sí! ¡Un motivo de llanto! Es que, amigo oyente, una porción de la Escritura como ésta, debe conmover nuestros corazones.
Pero, Dios no quería que Su pueblo se pasara toda la vida llorando. Por eso les dio solamente un día reservado para el duelo. Todos los demás eran para ¡fiestas de alegría! Amigo oyente, Cristo ha expiado los pecados en la cruz. ¡Y cuánto lo necesitamos! Pero, el énfasis en estos dos capítulos, es sobre los holocaustos; los holocaustos continuos todos los días y los holocaustos de los días de fiesta. Dios, amigo oyente, se deleita en Su Hijo. ¡Cuán maravilloso es eso!
Todos los detalles aquí, han hablado de nuestro Salvador y de lo maravilloso que es El. El es una ofrenda de olor grato. Y la ofrenda de olor grato nos habla de la Persona de Cristo; es decir, nos dice quién es El. La ofrenda de olor no grato, por otra parte, nos habla de Su obra; es decir, nos dice lo que El hizo. Fue hecho pecado por nosotros, El, que no conoció pecado.
Yo soy pecador, pero El tomó mi lugar aquí y me dio Su lugar en el Cielo. Si usted ya es salvo, amigo oyente, usted tiene tanto derecho de estar en el Cielo, como lo tiene Cristo mismo. ¿Sabía usted eso? Usted tiene derecho de estar allí, porque somos aceptos en el Amado. Esa es la manera en que Dios nos recibió. ¡Cuán maravilloso es esto!
Y así, amigo oyente, concluimos nuestro estudio del capítulo 29 de Números. Ahora, en el capítulo 30, encontramos la ley de los votos o juramentos.
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Después de la ley que regula las ofrendas, tenemos ahora la ley de los votos. La ley de los votos en este capítulo 30 de Números, tiene referencia especial a los votos que hacían las mujeres.
En el programa anterior, vimos cómo la Biblia asegura a las mujeres sus
derechos. Vimos en esa ocasión, que les daba el mismo derecho que a los hombres, de reclamar una herencia. Pero aquí, aprendemos que las mujeres también tienen sus deberes y responsabilidades.
En primer lugar, vemos que un voto, es inviolable. Estudiamos un capítulo entero en Levítico, que trata el tema de los votos, y allí dirigimos nuestra atención a la importancia que Dios le da a los votos. Amonesta a Sus hijos que tengan mucho cuidado cuando hacen un voto a Dios, porque Dios hará responsable a la persona que haga un voto, y por tanto la amonestación es de no hacer un voto tonta o irresponsablemente.
Creemos que hay un gran peligro entre los creyentes de hoy en día, de prometerle demasiado al Señor y sin pensarlo mucho. En realidad, amigo oyente, no debemos pedirle a los hermanos que hagan un voto delante de Dios, excepto el voto de aceptar a Cristo Jesús como Salvador. ¿Por qué? Bueno, porque muchas de estas personas que llegan al altar para dedicar sus vidas, luego rompen esos votos.
Y Dios amigo oyente, nos hace
responsables de los votos que hagamos. El no nos pide que hagamos votos. Los votos son totalmente voluntarios. Pero si usted amigo oyente, hace un voto, entonces, acuérdese de cumplirlo. Porque Dios así lo exige. Entonces, acuérdese de cumplirlo. Porque Dios así lo exige y de no hacerlo, Dios le hará responsable. Leamos, pues, los primeros dos versículos de este capítulo 30 de Números:
Números 30:1-2 “ . . . salió de su boca.”
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Hoy en día, esto es muy importante para nosotros los cristianos. ¿Qué quiere decir el apóstol Pablo cuando escribiendo en su carta a los Romanos, dice allá en el capítulo 10, versículos 9 y 10: “Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación” (Romanos 10:9,10).
¿Cómo cree usted, amigo oyente, en el Señor Jesucristo? Pues, con su corazón, y luego, ¿qué pasa? La confesión se hace con la boca. El confesar con la boca es su voto; es su declaración de fe. La cuestión no es solamente lo que la boca diga, sino que el corazón debe creer lo que habla la boca. Estas dos cosas deben de estar de acuerdo. “Porque con el corazón se cree para justicia,” dice el apóstol Pablo. Usted amigo oyente, no cree con la boca. Usted lo confiesa con la boca. “Pero con la boca,” continúa el apóstol Pablo, “se confiesa para salvación.” No lo confiese con la boca amigo oyente, a menos que su corazón cante la misma melodía. El corazón y la boca deben cantar un dúo. Deben de estar en armonía. Eso es exactamente lo que significa esta ley que reglamenta los votos.
Vemos ahora, que el voto de una mujer, depende de su padre o de su esposo. Leamos los versículos 3 y 4, de este capítulo 30 de Números:
Números 30:3-4 “ . . . hubiere ligado su alma, firme será.”
En otras palabras, si una mujer hace un voto mientras todavía es soltera y está en casa de su padre, el padre se hace responsable de ella. Si el padre se calla cuando le oye hacer el voto, entonces, ese voto que ella hizo, quedará firme. Sin embargo, si el padre se interpone TTB
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y dice que el voto no es válido, entonces, ese voto no es obligatorio y él está protegido en el asunto. Veámoslo aquí en el versículo 5 de este capítulo 30 de Números:
Números 30:5 “. . . por cuanto su padre se lo vedó.”
Ahora, ¿qué pasa si la mujer es casada? Leamos los versículos 6 al 8:
Números 30:6-8 “ . . . y Jehová la perdonará.”
Si la mujer casada salía y hacía compras costosas y se comprometía, el esposo podía decir que lo vedaba, y entonces no era responsable de pagar sus deudas. El voto no era válido, y así él no estaba comprometido. De modo que, usted puede ver que un padre o un esposo, podría ser responsable del voto que hacía una mujer, a menos que lo hubiera vedado.
Hoy en día, a veces se pasa por alto este principio. Hay mujeres que son explotadoras de hombres.
Se casan con un hombre sólo para obtener su dinero.
Esto se ve
especialmente cuando una señorita joven se casa con un hombre de edad ya avanzada. Y esto ha ocurrido repetidas veces. Algunos hermanos, por ejemplo, se han sentido muy solos después de la muerte de su esposa, y luego se casan con señoritas jóvenes, que sólo estaban interesadas en su dinero. Algún bromista ha dicho que Dios hizo bellas y tontas a las mujeres. Las hizo bellas para que los hombres se casen con ellas, y las hizo tontas, para que ellas se casen con los hombres. Bueno, amigo oyente, algunas no son tan tontas. Algunas son muy vivas. Y algunas no usan su inteligencia para los mejores fines. Esta ley, pues, protegía a los hombres. Un padre o un esposo podía vedar o anular un voto hecho por su esposa, o por su hija. TTB
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Veamos ahora, que el voto de una viuda o divorciada, era válido y tenía que ser cumplido. Leamos el versículo 9 de este capítulo 30 de Números:
Números 30:9 “ . . . su alma, será firme.”
Una viuda es responsable de sus propios actos. De modo, que el voto que hacía, era firme. Ahora, note usted lo importante que son estos detalles para con Dios. El quiere que Su pueblo siempre cumpla su palabra. Por otra parte, consideremos que Dios nos ha dado Su Palabra, Su voto, Su contrato. Hizo un pacto con Abraham. Hizo una promesa a David. Dios fue, es y será fiel a Sus votos. Cumplió Su promesa y cumplirá todas Sus promesas. “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo Unigénito, para que todo aquel que en El cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” Esa es la Palabra de Dios, y la Palabra de Dios es fiel. Dios ha dicho que le salvará a usted si confía en Cristo, y esta es una promesa o un voto que es totalmente confiable.
Una madre muy devota escuchó una vez decir a su hijo que no era creyente, y que acababa de regresar de la universidad: “Tu alma no vale mucho ante Dios. Aun si la perdieras, no perderías mucho.” Ella consideró sus palabras y le contestó: “Claro que mi alma no vale tanto, pero si yo pierdo mi alma, Dios perderá más que yo. Dios perderá Su fama, porque El dijo que me salvaría, y yo he confiado en El.”
Amigo oyente, Dios todavía es fiel a Su palabra. No es necesario que El haga pacto alguno. Su Palabra es suficiente. Su palabra es buena. Su palabra es confiable, porque El solo habla la verdad. Basta con que Dios diga algo, para que sea verdad. El quiere que los que le representan aquí, sean personas que permanezcan fieles a Su palabra. Si hacemos un voto amigo oyente, tenemos que ser fieles a ese voto.
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Y así termina nuestro estudio del capítulo 30 de Números.
En nuestro próximo
programa, Dios mediante, comenzaremos a estudiar el capítulo 31.
En ese capítulo,
consideraremos el juicio de Madián. Recuerde que estamos tratando las cosas que tienen que ver con una nueva generación del pueblo israelita. Una generación que ha caminado a través del desierto.
Le invitamos pues, a sintonizarnos y a acompañarnos, mientras
recorremos el capítulo 31 de este libro de Números. Será pues, hasta nuestro próximo programa, amigo oyente, que las bendiciones del Señor, sean con usted en todo tiempo.
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