15 DE NOVIEMBRE DEL 2014 LIBERTAD Y DROGADICCIÓN: TÉRMINOS INCOMPATIBLES CRISTINA GARCÍA-ARÉVALO CALLES

15 DE NOVIEMBRE DEL 2014 LIBERTAD Y DROGADICCIÓN: TÉRMINOS INCOMPATIBLES CRISTINA GARCÍA-ARÉVALO CALLES [email protected] ABSTRACT En el

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15 DE NOVIEMBRE DEL 2014

LIBERTAD Y DROGADICCIÓN: TÉRMINOS INCOMPATIBLES

CRISTINA GARCÍA-ARÉVALO CALLES

[email protected]

ABSTRACT En el siguiente artículo se expondrá la problemática situación de la drogadicción. Se tratará de explicar cómo el inicio del consumo de sustancias psicoactivas está impulsado por factores sociológicos, como la presión de grupo o el miedo al rechazo, y como la adicción y la dificultad para abandonar

el

consumo

de

drogas

está

condicionado

por

factores

psicológicos y neurológicos. En cuanto al problema de la drogodependencia, este artículo no se centra en los problemas de salud que producen las drogas, sino lo que se pretende demostrar es la relación de las drogas con problemas personales y sociales, como son la pérdida de libertad por depender de las drogas, y la exclusión social, es decir, se concibe que la drogadicción pueden ser tanto causa como consecuencia de la exclusión social.

INTRODUCCIÓN Todas las personas somos libres por naturaleza, pues podemos tomar nuestras propias decisiones en función de nuestros intereses personales y nuestro proyecto de vida. Sin embargo, muchas veces hacemos un mal uso de nuestra libertad, eligiendo, entre todas las opciones que nos presenta la vida, aquellas que hacen daño a otros o incluso a nosotros mismos, como ocurre en el caso de las drogadicciones. El consumo de drogas no es en sí un problema, e incluso algunas drogas como la marihuana pueden reportar beneficios a la persona en un momento determinado, como calmar el estrés. Sin embargo, cuando se llega a la adicción, al uso habitual y dependencia al consumo de drogas, la persona se sumerge en un problema del cual es muy difícil de salir. Hay que señalar que el hecho de que una persona pruebe algún tipo de drogas proviene de su libre elección, aunque siempre influyen factores sociales que mueven a la persona a hacerlo. Sin embargo, cuando este consumo se 1

transforma en un hábito, puede crearse una dependencia al consumo de esa sustancia, dando lugar a una adicción que resta libertad a la persona para decidir si quiere consumir o no. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), una adicción es una enfermedad física y emocional, una dependencia o necesidad hacia una sustancia, actividad o relación debido a la satisfacción que esta causa a la persona y que conlleva una conducta impulsiva e irresistible a ejecutar algo irracional o contrario a la voluntad de quien la ejecuta. En este artículo, hablaremos sobre la drogadicción, la dependencia a las drogas. Sin embargo, aquí no se comparte la clasificación de la drogodependencia como una enfermedad ni el término “enfermo” para hacer mención a personas con adicción a las drogas, pues enfermedad no es ausencia de salud del mismo modo que oscuridad es ausencia de luz. De hecho, si lo fuera, la mayoría de personas del planeta serían enfermas, ya que por unas cosas u otras nadie goza de buena salud: bien porque se come productos no saludables o no se come la cantidad de alimentos que se debería, bien porque se lleva una vida sedentaria o porque se abusa de la práctica de deporte, o bien porque las consecuencias de la contaminación hace que llega a nuestros pulmones aire contaminado. Por tanto, del mismo modo en el que no calificamos de enfermos a aquellos que comen comida “basura”, por ejemplo, a los drogodependientes tampoco. En este caso, preferimos denominar la drogadicción como un problema sobre la conducta de la persona que comienza siendo libre, de voluntad propia, pero termina restándole libertad al no ser capaz de abstenerse de su consumo. Lo que no negamos es que la drogadicción, al igual que cualquier tipo de abuso, por ejemplo, de la comida basura, puede traer consecuencias muy negativas para la salud de la persona e incluso ser causa de algún tipo de enfermedad; pero la drogadicción en sí no es una enfermedad, y por tanto, el drogadicto no es en sí enfermo. En este artículo, por tanto, se pretende estudiar los factores psicosociales que mueven a la persona a iniciar el consumo de drogas, los factores psicológicos que le dificultan la abstinencia a ese tipo de sustancias y las consecuencias que conlleva la drogodependencia, que como hemos dicho, existen. En este artículo, nos centraremos en los problemas personales y sociales de la drogodependencia y no tanto en los problemas de salud, ya que este artículo 2

no se enfoca desde el área de medicina, aunque nombrar algunos de ellos o mencionar estudios del campo de la medicina será inevitable.

DESCRIPCIÓN

DEL

USO

DE

LAS

DROGAS. Las drogas son, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), toda sustancia que, introducida en un organismo vivo, puede modificar una o más funciones de este, capaz de generar dependencia caracterizada por el impulso a tomar la sustancia de un modo continuado a fin de obtener sus efectos y a veces evitar el malestar de su falta. (1969) Existen muchos tipos de drogas y se pueden dar muchos tipos de clasificaciones. Destacaremos la clasificación que hace Caudevilla (2012) según el efecto que se produce en el sistema nervioso central: Por un lado están las drogas depresoras, que provocan diferentes grados de inactivación cerebral, que pueden ir desde la relajación, la desinhibición, sedación, anestesia y coma. En este grupo entra el alcohol, la heroína, la metadona, los opiáceos, tranquilizantes e hipnóticos. Después encontramos las drogas estimulantes, las cuales producen una activación y aceleran el funcionamiento del cerebro, provocando diferentes grados de hiperactividad. Drogas de este tipo son la nicotina, la cafeína, la cocaína, anfetaminas y teobromina. Por último, distinguimos las drogas alucinógenas o perturbadoras, que alteran la percepción de la realidad. Producen extrañas sensaciones, ilusiones e incluso alucinaciones. En este grupo se encuentran drogas como el cannabis, que también tiene características de droga depresora, el LSD, mescalina, y drogas de diseño, que también combinan efectos de las drogas estimulantes.

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El efecto de cada droga es distinto […] pero todas son sensaciones físicas y mentales que se traducen en alteridad, en estar en otro estado o percibir de otra manera (Ghiardo, n.d.). Los efectos de las drogas dependen no solo de las características de cada una de las sustancias, sino también de las características del consumidor: no es un sujeto pasivo ante los efectos de las drogas.(Las Drogas - Drogadicción y sus Consecuencias - Documental Completo - Prevención de la Drogadicción.) Las drogas también se dividen en función de su aceptación por la ley en lícitas e ilícitas: las drogas lícitas son el alcohol y el tabaco, y el resto, son drogas ilícitas. Las drogas lícitas, al ser aceptadas por la ley, son a su vez drogas aceptadas por la sociedad. Es por esto que exista una gran aceptación social por su consumo y una gran minimización de sus riesgos en la salud, ya que inclusive el personal de salud lo consume a la vista de los propios pacientes que acuden a una clínica para tratar su adicción al tabaquismo (Cuevas & Fukushima, n.d.), por ejemplo. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), en 2011 había un 40,4% de personas entre quince y treintaicuatro años que fumó tabaco en los últimos treinta días, y un 63,7% que consumió alcohol. Es decir, que el consumo del alcohol y el tabaco es muy frecuente. A pesar de que sean drogas aceptadas por la ley y por la sociedad, esto no quita que produzcan adicción y los problemas que la adicción conlleva. Además, según apuntan los datos de este mismo estudio, el cannabis es la droga más consumida en España por personas de edades comprendidas entre quince y treintaicuatro años, después del alcohol y el tabaco. El cannabis suele ser la primera droga que consumen los jóvenes, y se dice que esta es una “droga puente”, aunque esto no ocurre en todos los casos. La posible explicación a todo esto es que la marihuana es una droga suave, que no produce efectos tan fuertes ni consecuencias tan negativas en la salud y en la mente de la persona como lo hacen las drogas duras. Sin embargo, en una búsqueda de sensaciones, de nuevas experiencias, es probable que la persona pase a tomar otro tipo de sustancias es momentos puntuales. Si este consumo se prolonga y es abusivo, puede llegar a darse el caso de adicción a estas sustancias que ha comenzado a consumir puntualmente. Es necesario 4

volver a resaltar que esto no se produce en todos los casos; depende de las características de personalidad de la persona, rasgos culturales, sociales, etc.

FACTORES PSICOSOCIALES QUE LLEVAN AL CONSUMO DE DROGAS.

A pesar de que en el discurso de los psicólogos el adicto pierde sus vínculos sociales, las primeras experiencias consumiendo drogas se enmarcarían dentro de un contexto social (Gaete, 2007, pág 68). Es decir, existen una serie de factores sociales que mueven a la persona a consumir un determinado tipo de drogas. En este sentido, los adolescentes son el grupo más vulnerable hacia los factores de riesgo de las drogas (Ghiardo, n.d.), ya que el proceso de desarrollo social implica para el adolescente cumplir ciertas tareas, entre ellas está establecer una identidad personal y grupal además de separarse gradualmente de los padres (Fraile Duvicq, Riquelme Pereira, & Pimenta Carvalho, 2004, pág 346). Desde la Psicología evolutiva se ha planteado una y otra vez que una de las principales cuestiones a resolver durante este periodo es el establecimiento de la propia identidad. Para ello, en las primeras etapas de la adolescencia tiene una importancia crucial la identificación con el grupo de iguales, lo cual debe incrementar la susceptibilidad a la influencia del grupo (Gómez-Fraguela, Luengo-Martín, Romero-Triñanes, & Sobral-Fernández, 2006, pág 594). La identidad social o grupal es la consecuencia de que una persona se defina a sí misma a partir de su pertenencia a un determinado grupo social. Por ello, el grupo será un elemento importante en la vida de la persona. Los grupos sociales tienen siempre una serie de características comunes: la identificación, es decir, una conciencia colectiva que comparten todos los miembros del grupo; la estructura del grupo y los roles que desempeñan los distintos miembros; la interacción entre ellos; normas, valores, objetivos e intereses compartidos y la permanencia de las relaciones. Sentirse identificado 5

con su grupo y ser aceptado por los demás son elementos prioritarios para los adolescentes. Por este motivo, cuando en un grupo se comienza a consumir algún tipo de droga, legal o ilegal, el adolescente es susceptible de la influencia de su grupo con el objetivo de lograr la identificación con él o por miedo al rechazo. Cialdini (1990) definió seis principios de influencia social, entre los cuales se encuentra el principio de validación social, que es, según él, la tendencia a actuar de la misma forma que las personas de nuestro alrededor. El pensamiento grupal interviene aquí haciendo que el sujeto se deje arrastrar por la tendencia mayoritaria; además, la necesidad de tomar una decisión grupal por unanimidad desplaza a los sujetos hacia posiciones más arriesgadas comparadas con las que ellos mismos tomarían en situaciones individuales. Por tanto, cuando el grupo de amigos comienza a consumir algún tipo de sustancia psicoactiva, la persona puede recibir la influencia del grupo y actuar de la misma forma, siendo más susceptibles ante este hecho los adolescentes, por las razones explicadas anteriormente. En un estudio realizado por el equipo de investigación del Instituto de Sociología Aplicada (1987), se detectaron cinco motivos fundamentales del consumo de drogas: el escapar de los problemas personales, la curiosidad ante la droga, experimentar placer, deseo de ser miembros del grupo y gusto por lo prohibido. Parece ser que la juventud contemporánea configura un mundo con sentidos propios, distintos o incluso opuestos a los del adulto: algo parecido a una cultura dentro de otra cultura, una subcultura juvenil que se vuelve espacio (material/simbólico) donde las prácticas –el uso de drogas entre ellas- adquieren un sentido que no siempre (o pocas veces) sigue la norma. El hecho de consumir algo prohibido entraña un desafío personal, que a veces es compartido por otros amigos o ídolos especialmente valorados por el adolescente. (Velásquez Carranza & Pedrao, 2005). Como hemos mencionado antes, otra de las tareas de los adolescentes es separarse gradualmente de los padres, comenzar una vida autónoma que no se tenía cuando se era niño. Muchos jóvenes consideran el consumo de drogas como un acto de libertad y autonomía con respecto a sus padres e incluso a la ley. Sin embargo, el solo uso de una droga no importa autonomía: 6

su significado es relativo y está sujeto a condiciones. Lo que realmente la importa es que el uso se siga de una opción del que decide usarlas libre y voluntariamente. El que lo hace porque quiere legitima la opción, y solo en ese caso se habla de un sujeto autónomo. El que lo hace porque cedió a la presión o porque los otros le obligaron, carece de voluntad, es débil y susceptible. Lo que importa no es la decisión tomada, sino su carácter de opción personal. Podemos concluir, tal y como se explica en Las Drogas - Drogadicción y sus Consecuencias - Documental Completo - Prevención de la Drogadicción, que las circunstancias y el entorno en el que se encuentra la persona también influyen a la hora de iniciar el consumo de drogas. Hay situaciones que hacen más probable que una persona consuma; estos serán los factores de riesgo. Por ejemplo, los entornos donde el consumo es elevado son un factor de vulnerabilidad, o si los hijos ven a sus padres y hermanos consumir determinadas sustancias es más fácil que ellos terminen imitándoles. El estilo educativo inapropiado es también un factor de riesgo: padres muy permisivos o demasiado autoritarios hace que los hijos crezcan sin un control adecuado de su conducta. Un factor de riesgo muy potente en los adolescentes es sentirse rechazado socialmente y que haya consumo de drogas en el grupo de iguales. Sin embargo, también existen factores de protección, que son aquellas características individuales, contexto ambiental y situaciones que reducen la probabilidad del consumo de drogas. El ambiente familiar, escolar, laboral, etc. puede ser al mismo tiempo un factor de riesgo y un factor de protección, en función de si en ellos se da un ambiente positivo o no para la persona. No obstante, también es necesario señalar que existen una serie de rasgos de personalidad que son comunes a la mayoría de los drogodependientes y de las personas que sienten atracción hacia el consumo de drogas, aunque estas características pueden variar de unas personas a otras, en función de su sexo, edad, rasgos culturas, circunstancias…Entre las variables de personalidad que han mostrado una relación consistente en el consumo de drogas está la búsqueda de sensaciones (Ramos Barbero & Garrote Pérez de Albéniz, 2008, pág 171). Cuanto mayor sea el grado de búsqueda de sensaciones de la 7

persona, mayor es la probabilidad de que esta inicie el consumo de drogas. Además, varios estudios confirman que, en la mayoría de los casos, a medida que los jóvenes buscadores de sensaciones se van desarrollando, participando más de su entorno y ampliando sus experiencias, el alcohol es sustituido por otras sustancias. Durante la adolescencia se experimentan importantes cambios. La pubertad y la maduración física son quizás los más evidentes, pero también se producen otros cambios a nivel cognitivo y social no menos relevantes. A la tensión derivada de todos ellos habría que sumarle la producida por la presencia de otros estresores no normativos como la aparición de enfermedades, la pérdida de seres queridos, los conflictos matrimoniales entre los padres, el fracaso escolar, el abuso por parte de compañeros, etc. (Gómez-Fraguela, LuengoMartín, Romero-Triñanes, & Sobral-Fernández, 2006, pág 583). Ante todos estos cambios, será importante que el adolescente haga uso de distintas estrategias de afrontamiento ante los problemas, las cuales pueden ser de aproximación o de evitación. En la adolescencia temprana se emplean dos tipos de estrategias de afrontamiento, de aproximación y de evitación, mientras que conforme aumenta la edad, los adolescentes se centran en estrategias de aproximación, tanto a nivel cognitivo como conductual. Al analizar las motivaciones que empujan a los jóvenes a consumir drogas se centran en tres: regular los estados emocionales desagradables, olvidarse de los problemas que les preocupan y buscar soluciones mágicas a sus problemas, (…) que coincide básicamente con las metas perseguidas con el empleo de estrategias de afrontamiento de evitación. Sin embargo, esta estrategia de afrontamiento, aunque resulte eficaz a corto plazo porque el adolescente consigue evadirse de los problemas y del estrés, no resulta muy efectiva a largo plazo, pues los problemas siguen estando ahí aunque se intenten evitar; de hecho, el evitarlos puede llegar a incrementar el estrés y la aparición de nuevos problemas.

8

DEL

CONSUMO

A

LA

ADICCIÓN.

PROBLEMAS QUE CONLLEVA. Como dijimos anteriormente, las primeras experiencias del consumo de drogas se enmarca en un contexto social, (…) pero, por alguna razón, ese consumo puede perder su función vinculante a un grupo donde la droga es solo un objeto parcial: el consumo comienza a hacerse en solitario o apartado, se deja de compartir y es el individuo quien pasa a regular por sí mismo las condiciones del consumo (Kooyman, 2007). Tal y como señala Kooyman (2007; pág 6), es importante establecer la diferencia entre el uso y la adicción. Las personas en tratamiento tienden a ignorar el hecho de que las drogas pueden ser usadas por personas sin que estas causen daño a los demás y a sí mismas (del mismo modo que algunas personas pueden beber solo durante los fines de semana). El consumo puntual de drogas no tiene por qué suponer ningún problema; sin embargo, cuando se hace necesario su consumo, cuando se alcanza un punto en el que la persona depende de esa droga y de sus efectos, puede suponer un problema que conlleva muchas consecuencias negativas para la persona en relación con su entorno social, además de su salud. La adicción no es automática ni llega de un momento a otro. Hay detrás un proceso largo y complejo que se sigue de una relación problemática con una o varias sustancias. En ella, las cantidades de droga ingerida y la frecuencia en el abuso se reconocen como los factores que más influyen. (Ghiardo, n.d.) El doctor Marquínez Bascones (2003), en una conferencia en las Jornadas de Drogas, Salud y Juventud, en Bilbao, explicaba cómo el consumo de drogas influye en las funciones psicológicas de la mente humana. El alcohol y el cannabis producen una desconexión con las preocupaciones de la vida ordinaria,

mayor

diversión,

y una

disminución de

la

capacidad

de

razonamiento cognitivo. Además, Marquínez añade que la persona adquiere una perspectiva más emocional, enfocada en el aquí y ahora, que es un rasgo 9

propio de los niños. En consecuencia, al igual que el tiempo transcurre lentamente para los niños, una característica del abuso de cannabis es el enlentecimiento del tiempo. El resultado final del consumo de este tipo de drogas es un retraso en la comunicación neuronal y por tanto, restricción de la explotación de las asociaciones individuales idiosincráticas. En cuanto al proceso por el que se llega a la adicción, resulta interesante también hacer referencia al doctor Marquínez Bascones, que comentaba que algunas drogas como el cannabis y la heroína, tienen moléculas cerebrales en las que hacen su efecto, a las cuales, denomina “molécula diana”. Esto se debe a la existencia de las encefalinas, que actúan en nuestro cerebro como mensajeros químicos, transmitiendo señales de una neurona a otra. Estas juegan un papel muy importante en el placer y en el alivio del dolor. Las encefalinas no solo se liberan con el consumo de drogas, sino también con la excitación al practicar deporte o al producir un orgasmo. ¿Cuál es la diferencia? Que cuando practicamos deporte o sexo, estas substancias se liberan por las neuronas en cantidades minúsculas (…) que son rápidamente retiradas de su lugar de acción (metáfora de la llave que abre la puerta y se quita). Además, solo son liberadas por ciertas neuronas y solo en algunos lugares, según sea el estado funcional del cerebro en ese momento. En cambio, el efecto de la droga accede a todo el cerebro. Siempre que encuentre un receptor (puerto molecular) o una cerradura para su llave, se unirá a él y tendrá efecto. Otra diferencia importante es que las substancias químicas naturales del cerebro, son activadas solo durante un corto periodo de tiempo y son segregadas esporádicamente, mientras que las sustancias artificiales no se degradan por las enzimas naturales y otros mecanismos (recaptación) y continúan haciendo efecto durante más tiempo. Cuando el consumo es regular, se produce la dependencia, es decir, un comportamiento en el que el consumo es lo más importante para el sujeto, y su vida gira en torno al consumo. La dependencia depende de la frecuencia del consumo y la cantidad que se consume. La dependencia física es un estado de adaptación de organismo con la necesidad de mantener ciertos niveles de la sustancia para que aparezca el síndrome de abstinencia-tolerancia. Es decir, que se necesitará más cantidad de sustancia para producir el mismo efecto

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porque el organismo se adapta como un mecanismo de defensa ante el toxico, aunque esto no sucede de igual forma con todas las drogas. La drogadicción presenta una estrecha relación con la exclusión social, pues puede ser causa consecuencia de esta. La exclusión social es el mecanismo a través del cual la sociedad deja fuera a aquellos grupos sociales que no se adaptan al imaginario común (Fundacion Atenea, 2013). Por una parte, la drogadicción puede ser consecuencia de la exclusión social debido a que, como hemos mencionado antes, la pertenencia a un grupo es un factor importante en la persona, sobre todo para el adolescente, y el sentirse excluido del grupo puede hacer que el adolescente sea más susceptible ante la influencia del grupo y tienda a imitar los comportamientos de los otros para sentirse identificado con el grupo, por lo que podrá tener comportamientos que realmente no tendría por propia voluntad sin influencia externa. Por otro lado, puede ser causa de exclusión social, ya que existen prejuicios sociales hacia este tipo de personas. La sociedad desvincula a quien consume drogas por placer y para eludir responsabilidades, alejándose de él, marginándolo, señalándolo como enfermo, disolviendo sus lazos sociales, etc. (Gaete, 2007, pág 71) El problema, entonces, es que la drogadicción, al tornarse una cuestión no solo de salud mental sino también un asunto de seguridad ciudadana, le da al drogadicto una connotación doble: la de enfermo y la de delincuente(Gaete, 2007, pág 60). Sin embargo, el perfil de drogodependiente ha cambiado mucho con respecto a épocas pasadas. El perfil de personas con problemas de adicción hoy en día es cada vez más joven. Además, se trata de gente integrada socialmente y con una vida normalizada (Hoy.es, 2014). Se menciona un nuevo perfil que surge a raíz de la crisis, (…) que es el de la persona (joven o más adulta)- aún integrada socialmente, es decir, no desestructuradadesempleada, de mediana edad, que acude a los locales a pasar el tiempo e ingiere abundantes cantidades de alcohol (…). En este sentido, no se realiza ninguna penalización social ni penal. (Fundacion Atenea, 2013). Otro perfil que señala Proyecto Hombre (2012) es el de personas consumidoras de cannabis, que son el perfil más joven de edad y de menor tiempo de consumo, que están socialmente integradas y presentan una baja percepción de problemas 11

familiares. Sin embargo, esto no quita que sigan existiendo problemas causados por la drogadicción en relación con la exclusión social. Al principio las personas son amistosas, pero se aíslan cuando fuman de manera continua (Davidoff, 1989, pág 200). En este caso, son los propios drogodependientes los que se encierran en una especie de mundo que gira en torno al cannabis; mantener conversaciones distintas a la marihuana se les hace difícil, y se alejan poco a poco de aquellos que no consumen. Se ha de tener en cuenta de que, a pesar de que el alcohol sea legal, es una droga más, y por tanto, su consumo excesivo puede llevar a la adicción y, en consecuencia, traer muchos problemas a la persona alcohólica. Por ejemplo, los problemas familiares de algún tipo son casi seguros si el alcohólico tiene familia. El nivel de alcohol que a menudo caracteriza al bebedor es incompatible con mantener relaciones. Las esposas de los alcohólicos tienden a responder con ira, subestimación, maltrato físico o peticiones molestas de divorcio. El padre alcohólico es inconsistente; es posible que los parientes se sienten avergonzados y guarden el secreto, llevando a los niños a la baja autoestima y a criterios demasiado altos para compensar el fracaso de los padres (Davidoff, 1989, pág 583). En conclusión, quien presenta un consumo problemático o abusivo de sustancias está afectando negativamente su vida y también (en la mayoría de las ocasiones) la de quienes lo rodean; sin embargo, de estas personas, algunas

continúan el consumo, mientras que otras lo dejan o lo moderan

hasta evitar la problemática concomitante en el que ya no se presentan consecuencias negativas relacionadas. (Pérez Gomez & Sierra Acuña, 2007)

POR QUÉ ES TAN DIFÍCIL DEJAR LAS DROGAS Dejar la adicción a las drogas es un proceso largo y difícil al que el drogodependiente debe enfrentarse. Uno de los obstáculos principales a la hora de terminar con el consumo de una droga es la red de creencias disfuncionales que se centran alrededor del consumo de drogas (Gómez, 12

2008). Aaron Beck (1999) introdujo el término creencias adictivas para referirse a aquellas que contribuyen a mantener la adicción y facilitar la recaída. Este autor distingue tres tipos de creencias adictivas que suponen un obstáculo a la hora de dejar de consumir drogas: el sujeto puede creer que el consumo de drogas reporta determinadas recompensas (creencias anticipadoras), que las drogas reducirán o eliminarán un cierto malestar (creencias de alivio), o el sujeto minimiza sus consecuencias adversas (creencias permisivas). Existe, de este modo, una dependencia al consumo de drogas centrada en estas creencias, y el miedo del adicto a abstenerse de esas ventajas que cree que le proporcionan las drogas. Es muy difícil superar la drogodependencia si la persona no es consciente de que tiene un problema con las drogas. Además, controlar el uso y dejarlo es difícil porque no ingerirlas genera síntomas de abstinencia desagradables. Por ejemplo, temblores matutinos y malestar general (sentirse en mal estado) motivan a muchos alcohólicos a que tomen el “primer” trago del día (Davidoff, 1989, pág 582). Esto está muy relacionado con lo que hablábamos anteriormente: la dependencia física, entendida como el estado de adaptación del cuerpo ante el consumo de sustancias psicoactivas, que supondrá un mayor consumo para poder conseguir el mismo efecto que se tenía al principio de la droga. La dependencia física no se puede superar si aún no se ha intentado superar la dependencia psicológica, que es el deseo imperioso de consumir la sustancia, el convencimiento de necesitarla para experimentar un estado agradable o evitar un estado afectivo desagradable.(Las Drogas - Drogadicción y sus Consecuencias - Documental Completo - Prevención de la Drogadicción) A pesar de que se conozcan los efectos negativos de las drogas por las múltiples campañas de comunicación del Ministerio de Sanidad, u otras organizaciones no gubernamentales, la gente sigue consumiendo drogas. Esto se debe a que, ante estos mensajes que suelen apelar al miedo, se pueden activar acciones de reducción del miedo, que buscan reducir la percepción del riesgo mediante respuestas defensivas como la negación o la crítica del mensaje (Moral & Igartua). Un mecanismo de defensa ante los mensajes sobre las consecuencias negativas de las drogas, por ejemplo, es decir la típica frase “yo controlo”, o “no me hace mal”. 13

Por eso, cuando el uso de drogas se hace más fácil al disminuir las condiciones negativas (por ejemplo, con la reducción del daño), escoger el abandono de su uso y entrar en un programa libre de drogas es más difícil de hacer. (Kooyman, 2007)

DEJARLO ES POSIBLE: CÓMO SUPERAR LA DROGODEPENDENCIA. A pesar de todas las dificultades, dejarlo es posible; pero lo primero que es necesario para superar la drogodependencia es afrontarla, reconocer que se tiene un problema y querer buscar una solución, una alternativa. Depende de la persona y del grado de adicción que tenga, necesitará más tiempo para poder superar la drogodependencia, pero a esto hay que sumarle las circunstancias en las que se encuentre la persona. Uno de los factores determinantes en la recuperación, con o sin tratamiento formal, es el apoyo por parte de la familia y amigos. (Pérez Gomez & Sierra Acuña, 2007). De hecho, muchos de los drogodependientes que inician tratamientos de desintoxicación lo hacen debida a la presión de sus familiares; o incluso uno de los motivos prioritarios de los drogodependientes para querer, por propia voluntad, solucionar sus problemas con las drogas es el miedo a perder a su familia. El apoyo de la familia es muy importante a la hora de enfrentarse ante un problema como es el de la drogodependencia; sin la presencia de los familiares, el abandono del consumo de drogas se hace más difícil. Una forma efectiva para superar la drogodependencia serían los tratamientos de rehabilitación. En el informe de Cáritas regional de Andalucía (Marzo 2011) se distinguen diferentes tipos de centros para la rehabilitación de toxicómanos: centros de carácter privado, de carácter religioso, de carácter público y centros propios o en colaboración con entidades religiosas. Entre los principales servicios prestados por estos centros destaca en orden de importancia los de rehabilitación, desintoxicación y reinserción- resocialización. (Instituto de Sociología Aplicada, 1987) El objetivo de los tratamientos frente a drogodependencias es promover la salud y la inclusión social. El tratamiento, desde el momento en que está 14

diseñado y dirigido para obtener cambios de conducta y estilos de vida, debe apelar como estrategia principal a la capacidad reflexiva de los actores, es decir, al control consciente y racional de sus acciones, el autodominio (Renoldi, 2001). De este modo, la persona podrá ser libre y capaz de elegir su propio estilo de vida. Lisa Davidoff (1989) considera los trastornos por el uso de sustancias, tanto legales como ilegales, una conducta desadaptada que puede ser tratada con diferentes tipos de psicoterapia. Una de las más empleadas en los centros de desintoxicación es la psicoterapia de grupos, que es considerada por muchos expertos más efectiva que el tratamiento individual porque se apoyan en una filosofía de grupo, gracias a la cual las personas en tratamiento no se sienten tan solos porque los miembros del grupo se apoyan entre sí; además, ofrece grandes oportunidades para practicar y mejorar las habilidades sociales. A pesar de todo, también puede darse la posibilidad de que una persona deje las drogas por propia voluntad sin necesidad de recibir un tratamiento formal. Augusto Pérez y Diana Sierra (2007) lo denominan recuperación natural, y es un proceso complejo en el que intervienen múltiples factores, entre los cuales se encuentran la creencia sobre la capacidad de la persona para conseguir positivamente los resultados, impulsada por los méritos individuales, la fortaleza, la responsabilidad… y en especial la idea de un proyecto de vida fuera de las drogas. Normalmente, estas personas se dan cuenta por sí mismas de que la adicción es un problema que deben superar, y se plantean como meta personal la superación de la drogadicción. El problema a la hora de abandonar el consumo radica en que deben evitar las tentaciones y controlarse por sí mismos, pues no reciben un seguimiento por parte de profesionales. Una de las cosas más importantes que se deben tener en cuenta es que dejarlo es posible; sin embargo, caer en la drogodependencia es muy fácil para aquellos que ya la han sufrido alguna vez. Deberán enfrentarse a infinidad de tentaciones, por ello, es realmente importante que tengan en cuenta los motivos por los que decidieron, bien desde un principio o bien conforme

se

les

estaba

tratando,

superar

la

drogodependencia.

El 15

autocontrol, y el proyecto de vida que se habían planteado cuando iniciaron el enfrentamiento con su adicción deben seguir presentes el resto de su vida si no quieren volver a caer en el mismo agujero. En el mantenimiento prima tener presente tener los compromisos que se han pactado consigo mismos, pensar en lo mejor que se está sin consumir y desear seguir de esta manera, y el apoyo de la pareja (Pérez Gomez & Sierra Acuña, 2007), la familia, y los amigos.

CONCLUSIÓN Cada día son más las personas, sobre todo adolescentes, que comienzan a consumir drogas sin ser conscientes de que se puede llegar a la dependencia y que esto trae consigo una serie de consecuencias que perjudica a la propia persona y a los que están a su alrededor. El problema de las drogas es que, a corto plazo, producen efectos en la persona que “cree” beneficiosos, como la diversión, la facilidad para abrirse a los demás, la evasión de los problemas, etc. Sin embargo, es justo el hecho de que las drogas reporten beneficios inmediatos lo que impulsa a que el consumo se vuelva más regular y, en consecuencia, pueda llegarse a producir la adicción. Aunque el consumo de drogas produzca los beneficios inmediatos mencionados, a largo plazo genera una serie de consecuencias negativas, tanto en su salud, como en su vida social. La drogadicción es un problema que coarta la libertad de la persona a la hora de tomar sus propias decisiones, ya que toda su vida gira en torno a las drogas, y todo lo demás queda apartado. Aunque en un principio el consumo de drogas comienza siendo como un ritual de libertad y una forma de vivir más autónoma, poco a poco el drogodependiente se convirtiendo en prisionero de las drogas, de un mundo del que es muy difícil salir. Sin embargo, a pesar de todas las dificultades que se presenten ante el intento de abandono de las drogas, dejarlo es posible. Gracias al esfuerzo personal, y al apoyo familiar, muchas personas cada día consiguen superar su adicción,

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aunque ese mismo esfuerzo empleado para superar la drogodependencia, se debe seguir manteniendo para evitar la recaída. La comunidad científica debe investigar los factores que influyen en las personas que han superado su adicción a la hora de las recaídas, con el fin de establecer medidas para poder evitarlo. Así mismo, en un sentido más estricto, se debe investigar cuáles son las medidas preventivas de inicio de consumo de drogas son más efectivas, sobre todo aquellas que estén dirigidas a los jóvenes, ya que son el grupo más susceptible ante las sustancias psicoactivas y, en especial, sus efectos relacionados socialmente con la fiesta y la diversión. A pesar de todo, sea cuales sean las conclusiones de futuras investigaciones sobre

las

drogodependencias

y

la

eficacia

de

los

tratamientos

de

desintoxicación, el mensaje que siempre se debe seguir transmitiendo es que dejarlo es posible, y que las segundas oportunidades existen.

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