Agradecimientos. ron al equipo en 1982

1 Román Perroni 1 2 Agradecimientos A: Carlos Perroni (mi viejo), María del Rosario Nicodemo (mi vieja), Enrique Escande, Adolfo Res, Hugo Pagé

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Agradecimientos
Índice Nota del autor (cómo empezar...)......................... 11 Libro interactivo.................................................... 13 La moder

III. Agradecimientos
II III Agradecimientos Quiero dar las gracias a mis padres: Lina y Hugo por el enorme esfuerzo y sacrificio que hicieron para darme la oportunidad

Acknowledgments Agradecimientos
Contents Contenido Acknowledgments | Agradecimientos.................................................................................................

Story Transcript

1

Román Perroni

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Agradecimientos

A: Carlos Perroni (mi viejo), María del Rosario Nicodemo (mi vieja), Enrique Escande, Adolfo Res, Hugo Pagés, Norberto Ranalli, Mariano García, Diego Rodríguez, Carlos Poggi, Juan Carlos Pertuzzo, Favio Marrazzo, María Ángeles Campeñi, Javier Guastalegname, Marcos Suárez, Pablo Cavallero, Diego Santonovich, Eduardo Bejuk, Edgardo Cárdenas, Leandro Dambrosio, Esteban Bekerman, Matías Carioca, Oscar Romero, Osvaldo Tignanelli, Griselda Raffo, Juan Carlos Rennis, Héctor Canini, Lorena Alloni, Diego Martín, Marcelo Cerrudo, Romina Giordano, Enrique Tucoulat, Nicolás Zamorano, Fernando Vuotto, Alejandro Magaldi, Pablo Scagliarini, Diego Paulich, Néstor Zakim, Emiliano Rodríguez, Claudio De Simone, Alejandro Maccio, Rubén Becerra y familia, Agustín Carugo, Subcomisión del Hincha del CASLA, Museo de San Lorenzo de Almagro, Escuela y Biblioteca del Círculo de Periodistas Deportivos, Biblioteca de la Asociación del Fútbol Argentino, Biblioteca del Honorable Congreso de la Nación y en especial a todos los hinchas de San Lorenzo que respaldaron al equipo en 1982. Y un agradecimiento especial para la revista “El Gráfico”, que me facilitó el uso de algunas fotografías que se lucen en este libro, como la que ilustra la portada.

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Perroni, Román San Lorenzo de los milagros. - 1º ed. - Buenos Aires: el autor, 2007. 180 p.; 24 x 17 cm. ISBN

Fecha de catalogación: 11-11-07

Diseño Gráfico: Mariano García 2007 - Impreso en Artes Gráficas EL FENIX S.R.L. Murillo 924 - C1059AUT Ciudad de Buenos Aires Tel. 4854-9496 - 4856-4815 e-mail: [email protected] Queda hecho el depósito que marca la ley 11.723 Impreso en Argentina Printed in Argentina C Prohibida la reprodución total o parcial. 4

Prólogo El alma es inmortal San Lorenzo había perdido casi todo en aquellos tiempos fatídicos. El final de los años setenta y el principio de los ochenta marcaban para el ilustre club de Boedo un límite doloroso. El antes glorioso contrastaba con el patetismo de la duda atroz sobre el después. Y no fueron pocos los que suponían que de allí en más nada sería igual. En 1979 San Lorenzo había perdido su casa en Avenida La Plata, el club entrañable que era orgullo de los porteños, y en 1981 sufría otro golpe presuntamente mortal al bajar de categoría, su categoría de toda la vida, en la que había cimentado su gloria. A la distancia algunos se preguntarán si aquello pudo haber sido tan doloroso, tan trágico. Y vale la pena echar mano, entonces, a un recuerdo del gordo Osvaldo Soriano que sintetiza la impotencia de no advertir en otros el abatimiento que provocaba a los cuervos de ley aquella situación. “Julio Cortázar era de Banfield, pero no le gustaba el fútbol: le gustaba el boxeo. No le gustaban los deportes colectivos. Y no entendía de fútbol. Recuerdo que un día me habló mal del fútbol. Yo le había comentado mi pena porque San Lorenzo se había ido al descenso. Le dije que estaba hecho mierda, que ese día lloré como si se hubiera muerto mi vieja. No me entendió”. “¿Qué nos queda ahora?”, se preguntaban en aquellos días el gordo y millones de hinchas como él despojados de la ilusión. Y es ahí, en aquel momento de confusión, que comienza la historia que recrea Román Perroni en este libro de infinito valor. Y se me ocurre que para entender sin demasiadas vueltas lo que es el amor incondicional por un equipo de fútbol, bastará con ver una vez más la película El Hincha, con Enrique Santos Discépolo y Diana Maggi estrenada en 1951, y leer estas páginas. “¿Qué nos queda ahora?” era la pregunta del millón. El alma, fue la respuesta que pocos meses después de la mayor tragedia futbolística azulgrana afloró día tras día, hora tras hora en aquel 1982 sellado a fuego por acontecimientos estremecedores para todos los argentinos. 5

Según Platón, “en el hombre se encuentra presente el alma y con ella la vida que es inherente a la naturaleza misma del alma. Es lo mas valioso y divino del hombre. Es inmortal”. Sacada de contexto, la palabra del filósofo griego, alumno de Sócrates y maestro de Aristóteles, parece dicha por un sanlorencista dos mil años antes de ocurridos estos hechos. El alma. Eso le quedaba a San Lorenzo. Y con ella fue posible gestar uno de los mayores fenómenos sociales vinculados al fútbol en nuestra historia. Román Perroni, periodista cuervo donde los haya, ha hilvanado en esta obra un material que no deja lugar a dudas de que en aquella temporada de 1982 el equipo de Boedo encaró todos los partidos con 12 jugadores. Al hincha sólo le faltó entrar a la cancha y marcar un gol. Sólo eso, y su gesta queda plasmada en estas páginas. La historia de la que se ha hecho cargo Román es imprescindible en tiempos en los que San Lorenzo cumple sus primeros cien años. Y en ella queda claro que los triunfos de un equipo arrasador y la lealtad del hincha son el eje de un capítulo conmovedor del CASLA en la historia del fútbol nacional. Muchas veces una derrota deja vacías a las tribunas. San Lorenzo había sufrido la madre de todas las derrotas y colmó de hinchas a todos los estadios en todos los partidos. Siempre como visitante. Y volvió a la categoría de honor por la puerta grande. Vale la pena recordar aquellos hechos en detalle y por su fenomenal contenido es bienvenido este libro, escrito con profesionalismo y pasión. Enrique Escande Periodista

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Introducción Cuando inicié la investigación para realizar este libro, una inmediata pregunta me surgió internamente: ¿Fue cierto que San Lorenzo jugó en la B? Los testimonios y las fabulosas estadísticas que más adelante se detallarán, fueron los culpables de mi interrogante. Sonaba extraño ver a un grande como el Ciclón en una categoría inferior. Cuando en enero de 1982 se sorteó el fixture de la B, parecía incomprensible que una bolilla con la nomenclatura “San Lorenzo” esté junto a las de All Boys, El Porvenir, Argentino de Quilmes o Deportivo Armenio. Pero sí, la realidad estuvo sustentada por la maldita tabla de posiciones del Metropolitano de 1981. A San Lorenzo no le quedó otra alternativa que comprender este duro contexto, ese que además cerró para siempre las puertas del Gasómetro, aquel mítico estadio de avenida La Plata, dueño de cientos de hechos históricos no sólo para el Ciclón, sino también para el fútbol argentino y la cultura porteña. La complicidad interna y las amenazas desde el Estado, gobernado por las Fuerzas Armadas bajo el “Proceso de Reorganización Nacional”, desmontaron los tablones que supieron relucir a la hinchada más creativa del país y cobijar a una institución social que lo tuvo todo: deportes de alto nivel, talleres culturales y una biblioteca que era de las más importantes de la Ciudad de Buenos Aires. Ni bien el árbitro Carlos Espósito pitó el final de Argentinos Juniors-San Lorenzo el 15 de agosto de 1981 en Ferro, la gente, entre lágrimas y silencios de respeto por el fuerte golpe que recibió la institución de Boedo, pactó allá en las tribunas un juramento para recuperar lo perdido ahí abajo, en el verde césped. Sin mendigar por los escritorios del poder, San Lorenzo inició la cruzada más conmovedora que se haya visto en la historia del fútbol argentino. El club, cerca de sepultar 73 años de gloria, lo había perdido todo menos una cosa: su hinchada, un patrimonio intangible que en 1982 dio tanto que alteró los órdenes normales, produciendo un fenómeno social que “escapó a la página deportiva”, tal como tituló el diario La Razón. Los especialistas de las ciencias sociales vieron en San Lorenzo una revolución que terminó analizándose científicamente. La revista El Gráfico, al observar la imponente muchedumbre que acompañaba al Ciclón, se planteó por medio de una encuesta cuál era el día del fútbol. Los sábados de 1982 con San Lorenzo, eclipsaron a los domingos de la A que, por cierto, fueron inferiores en convocatoria respecto a la Primera B de ese mismo año. 7

Por ello, debí estar más atento para la confección del libro, porque la cobertura que se le asignó al club de Boedo desde los medios de alcance nacional fue continua y extensa, inclusive mayor a la que tuvieron los grandes equipos de la A. El encargado de sacar fotocopias en la hemeroteca del Congreso de la Nación temblaba cuando me veía llegar con una montaña de artículos periodísticos. “Quédese tranquilo que esto es lo último por hoy”, mentía piadosamente, porque cuando regresaba a mi pupitre volvía a encontrar más material valioso para reproducir en el láser… Otra vez a molestar al buen hombre y su santa paciencia en medio de un silencio que se profundizaba con el correr de las madrugadas que pasé en esta biblioteca. Para colmo, muchos hallazgos estaban –y siguen estando- en proceso de descomposición. Miles de manos han intervenido en los periódicos y diarios de este histórico año, donde también se desarrolló el conflicto bélico entre Argentina e Inglaterra por las Islas Malvinas, como la Copa del Mundo celebrada en España. Sin dudas que es un período para la investigación, y San Lorenzo no está ajeno a ella. Curiosamente, este es el primer libro de un equipo de San Lorenzo campeón; y eso que se consagró en la Primera B. Pero la hinchada que lo acompañó se convirtió en ese “jugador de mil rostros”, porque su aporte significó tanto como el esfuerzo desplegado por los eventuales once titulares. La convocatoria azulgrana sacó a los rivales de sus canchas, para llevarlos a los estadios más grandes del país, como Vélez, Boca, River o Independiente. Los dirigentes de los otros clubes esperaban jugar con San Lorenzo para salvarse económicamente. Sin embargo, de 42 fechas disputadas, en tan sólo cuatro San Lorenzo tuvo que actuar en el propio estadio del rival. En ninguna de ellas ganó: perdió tres y empató la restante. En este dato, se argumenta porqué la gente del Ciclón fue protagonista principal de este campeonato de la B, dejando en claro que la hinchada jamás descendió. Fue, es y será de Primera. Un par de años más tarde, Racing también tuvo que pasar por esta categoría. Si bien mucho público lo acompañó, no llegó a “empatarle” a San Lorenzo. Tardó dos temporadas en subir y no lo hizo con un título de campeón, sino por medio del Octogonal. La diferencia está en que los “cuervos” vivieron la B como una fiesta, mientras que para los de Avellaneda fue una angustia, ya que tuvieron que deambular por muchas canchas del ascenso, cosa que el Ciclón no. La algarabía de San Lorenzo relució tanto que, entre bombos y caravanas llenas de autos con banderas azulgranas, sumó a miles de “extraños” a la fiesta de los sábados, sin lugar a dudas el día del fútbol en 1982. Vélez Sarsfield y su entorno no parecían estar en Liniers, sino en Boedo. Juan B. Justo era avenida La Plata, a tal punto que los chicos del barrio comenzaron a ponerse la camiseta del Ciclón. Este panorama alteró a las autoridades velezanas que, en 1984, dejaron de alquilarle la cancha a San Lorenzo por el fuerte desarraigo que estaban sufriendo en su propia casa. Los hinchas de San Lorenzo lograron que 25 años después se recuerde al campeonato de la B hasta con una sonrisa. “Fue algo hermoso”, dicen muchos cuando sale el tema en cuestión. No hay vergüenza porque en 1982 todos 8

hablaron maravillas del Ciclón de Boedo, que llenaba las canchas en familia. La caravana del sentimiento empezó en Ferro y, como mucha gente quedaba afuera, hubo que mudarse a Vélez. Después se tuvo que recurrir a River, donde se celebró, el 13 de marzo, un encuentro histórico con Tigre. Más de 74.000 personas pagaron su entrada para ingresar al Monumental. Las crónicas compararon ese lleno con el de la final entre Argentina y Holanda en el Mundial celebrado en el país cuatro años antes. Pero no sólo Vélez y River supieron llenarse de San Lorenzo. La Bombonera es otro de los estadios de Primera que se vio desbordada por la fidelidad azulgrana. El 30 de octubre las tres bandejas de la cancha de Boca fueron ocupadas íntegramente por el pueblo del Ciclón. No se vio público del rival (Español). La recaudación de ese día, una de las más grandes del año, sirvió para que el club de la Ribera le pague deudas a su plantel profesional de fútbol. Así, al domingo siguiente, los futbolistas xeneizes pudieron salir a la cancha a jugar, tras amenazar durante una semana con no hacerlo por los compromisos atrasados. ¡Qué generoso, San Lorenzo! Pensar que del fútbol viven futbolistas, entrenadores, preparadores físicos, masajistas, utileros, jardineros, árbitros, periodistas, abogados, contadores, intermediarios, representantes, comerciantes, agentes de marketing, médicos… menos los hinchas que, en este caso de San Lorenzo, fueron los que más dieron y provocaron. En todo sentido. A causa de amor, fidelidad, compromiso, pasión y lealtad, lograron generar un “boom” que explotó tanto en el aspecto social como económico.

Arriba: Biaín, Quiroga, Insua, Hugo Moreno, Héctor O. López, Quinteros, Caffaro (Auxiliar). Abajo: Héctor R. López, Rinaldi, Batalla, Morel Bogado y Comelles. 9

Han pasado ya 25 años de un suceso popular que jamás volvió a repetirse. ¿Quién sino, es capaz de rendirle tanto tributo a una divisa cuando su equipo juega sin cancha propia y afronta un compromiso de segunda división? Sólo la gente de San Lorenzo es merecedora de este reconocimiento por su apoyo incondicional para levantar al club en un momento en que otros, ante tantas pálidas, hubiesen preferido el silencio o, peor aún, el abandono. Este libro es el recorrido a un año que se presumía en un comienzo como funesto, oscuro y atrapado en un túnel sin ninguna luz cercana. Sin embargo, por decisión del pueblo sanlorencista, 1982 figura entre las etapas más destacadas de una institución a punto de cumplir cien años. Por eso, antes de llegar al Centenario, consideré que esta causa merecía ser rescatada, investigada y vuelta a contar. A veces la memoria es traicionera y nos invita a equivocarnos fechas, lugares o resultados. Pero cuando el recuerdo viene desde el corazón, difícilmente un hecho como éste, pueda pasar al olvido. Se siente, y por eso está presente. Que lo disfrutes, cuervo.

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Capítulo 1 LA FRUSTRACIÓN “Usted tiene que cuidar al Gasómetro, que es un monumento al fútbol, y esforzarse para que el equipo se mantenga en Primera”, Roberto Resquín, cuando se alejó de la dirección técnica de San Lorenzo, al presidente Moisés Annan.

Para San Lorenzo el comienzo de los años setenta fueron de alto nivel futbolístico. En 1972 se coronó bicampeón tras ganar el torneo Nacional y el certamen Nacional (invicto), siendo la primera vez que en la era profesional un equipo lograba ambos títulos en un mismo año. En 1974, de la mano de Osvaldo Zubeldía, el Ciclón se consolidaba en la recta final y obtuvo otro lauro metropolitano. Por esos años, los hinchas disfrutaron de excepcionales futbolistas, como son los casos de Sergio Villar, Roberto Telch, Ramón Heredia, Rubén Ayala, Héctor Scotta, José Sanfilippo, Rodolfo Fischer, entre otras destacadas figuras. Sin embargo, el club no estaba ajeno a la situación del país y, por diversos errores administrativos de los dirigentes del Ciclón, comenzó a desprenderse de sus joyas futbolísticas para equilibrar la débil economía que ponía en jaque a la institución. A partir de 1976, San Lorenzo sufrió una importante caída deportiva y financiera que provocó diferentes fenómenos en los años posteriores: la venta de los terrenos de avenida La Plata y la pérdida de categoría del primer equipo de fútbol.

La primera alerta En el campeonato Metropolitano de 1980 San Lorenzo realizaría, hasta ese entonces, la peor campaña futbolística desde que ascendió a la división máxima 11

en 1915; y los hinchas tendrían un amargo aperitivo de lo que iba a ser 1981, teniendo en cuenta además que 1980 sería el primer año en que el Ciclón haría de local en otro estadio que no fuera el Gasómetro, ya que éste tuvo su última función el 2 de diciembre de 1979. El plantel de San Lorenzo estaba mechado por jugadores jóvenes y experimentados. Salvo el defensor Hugo Pena y el goleador Mario Rizzi -quien lleva el privilegio de ser el autor del último gol en el templo de avenida La Platano había futbolistas destacados de acuerdo a la historia del club. Como director técnico ese año arrancó Wladem Lázaro Quevedo Ruiz, más conocido en el ambiente como Delem. Como los resultados fueron negativos desde un comienzo, el brasileño decidió renunciar a su cargo tras dirigir al Ciclón por sólo siete fechas. Interinamente, hasta la jornada número nueve, se hizo cargo del primer equipo la Subcomisión de Fútbol, para dejarle el puesto en la décima fecha a Carmelo Faraone, quien trajo como ayudante técnico a un hombre de la casa, Héctor Rodolfo Veira. En aquel entonces, Faraone recibió un plantel de 37 profesionales, de los cuales usó solamente 16 más cinco juveniles, entre los que se destacaban Rubén Insúa y Jorge Rinaldi.

El Gasómetro, un ícono porteño que cerró sus puertas en diciembre de 1979. 12

Con un esquema cauteloso y conservador, el flamante DT guió a sus dirigidos para que San Lorenzo comenzara a salir de una comprometida situación que se traducía en los últimos puestos de la tabla de posiciones. Recién, en las jornadas finales, el Ciclón pudo escaparle al descenso. El 24 de agosto, en la trigésimo séptima fecha del Metropolitano (la anteúltima), el conjunto de Boedo recibió en la cancha de Huracán al ya descendido Tigre, mientras que Quilmes, el otro equipo que buscaba mantenerse en Primera, visitaba a Colón de Santa Fe. San Lorenzo tenía para esa jornada 30 puntos sobre 68 posibles, uno más que Quilmes, casualmente campeón metropolitano tan solo dos años antes, en 1978, previo al Mundial realizado en Argentina. Tanto el Ciclón como el Cervecero jugaron sus partidos simultáneamente, así que lo acontecido en Santa Fe tenía eco en Parque de los Patricios, y viceversa. El estadio Tomás Ducó estuvo cubierto en un 75 por ciento con gente de San Lorenzo, mientras que poco público de Tigre ocupó la tribuna visitante. Previo a este encuentro, por los altoparlantes se leyó un telegrama enviado por un reconocido simpatizante azulgrana, el presidente de facto de Brasil, general Joao Baptista Figueiredo, quien auguró éxitos y afirmó que “pronto llegarán para el club períodos de bonanza”. El Ciclón, a pesar de que su máxima figura, Hugo Pena, jugó infiltrado por no estar en óptimas condiciones físicas, fue un claro y justo vencedor. Goleó a Tigre 3 a 0, gracias al tempranero gol de Pena a los cuatro minutos, Torres a los 75 y Marchetti, diez minutos después. Por su parte, los hinchas de San Lorenzo, que estaban pegados a la radio que traía las noticias desde Santa Fe, se enloquecieron al enterarse del triunfo de Colón sobre Quilmes por 1 a 0, que condenaba a los sureños a la segunda categoría junto con All Boys y Tigre, sin importar lo que sucedería con el Ciclón en la fecha siguiente. A pesar de que parecía extraño e impensado ver a un equipo de los denominados “grandes” descender, la algarabía tras el triunfo frente al “Matador” generó una explosión en Parque de los Patricios que concluyó en avenida La Plata al 1700. En el vestuario local Rizzi y Torres lloraron abrazados durante quince minutos, mientras que sus compañeros se desahogaban al compás de un fuerte “Boedo no se va, Boedo no se va”. Tal es así que esta alegría se expresó en una caravana de miles de hinchas que, acompañados por el micro del plantel, se fue hasta el clausurado Gasómetro para descargar toda la furia contenida que contrajo este mediocre torneo metropolitano.

1981, el año que le pegó un cachetazo a la historia Ni bien zafó del descenso en 1980, el defensor rosarino de San Lorenzo Miguel Ángel Gette comentó: “Ahora que el problema pasó, tenemos que pensar en hacer un cambio radical. Sería tonto volver a equivocarse”. 13

El bar “San Lorenzo” de Avelino Díaz y avenida La Plata, fue punto de encuentro para los socios, previo al acto eleccionario de 1980. Las declaraciones de Gette no fueron comprendidas, y no porque el futbolista se alejó del club, sino porque San Lorenzo se sumergió en un clima político bastante hostil que desembocó el 29 de diciembre de 1980 con las elecciones que consagraron a Vicente Bonina como nuevo presidente de la institución. Para 1981 el flamante titular azulgrana modificó la estructura del plantel que venía de quedar eliminado en la primera fase del torneo Nacional del año anterior. En primer lugar, Bonina, nombró a Osvaldo Valiño (presidente del CASLA durante 1972-75) como encargado de la Subcomisión de Fútbol. Luego se procedió a contratar como director técnico a Victorio Nicolás Cocco, hombre que generaba buenos recuerdos por su pasado como jugador, con la obtención de cuatro títulos. Con un plantel insuficiente para encarar los dos torneos locales (Metropolitano y Nacional), San Lorenzo comenzó 1981 torcido: mientras el equipo llegaba en mediados de enero a Villa Gesell para iniciar la pretemporada, se conocía el fallecimiento de Hugo Pena, quien perdió la vida en su domicilio particular al recibir un golpe de corriente eléctrica. Cocco, cuestionado por la Asociación de Técnicos del Fútbol Argentino por no tener título que lo habilitase como tal, pretendía armar un “nuevo San Lorenzo” y para ello el Ciclón se reforzó con mayoría de jugadores veteranos: Larrosa, Suñé, Glaría, Capurro, Ceballos, Quinteros, Godoy, Delgado y Scotta. Además, retornaron dos que estaban a préstamo: Coscia y Corbo. Se alejaron Rizzi, Gette y Torres, entre otros. 14

El arranque del Metropolitano no pudo ser peor para el Ciclón. Estudiantes de La Plata lo venció por 4 a 1 en Ferro, cancha que le serviría a San Lorenzo para hacer de local durante todo 1981. Esta derrota marcó el comienzo de un ciclo lleno de frustraciones. San Lorenzo, a pesar de repuntar ganándoles a Huracán (3 a 1) y Platense (1 a 0) en las jornadas ocho y nueve, respectivamente, no llegó a conformar a los socios y simpatizantes que tanto criticaron el trabajo del director técnico. Esta debacle deportiva, acompañada de una crisis institucional, derivó en la renuncia de Cocco y en el fastidio de varios futbolistas, quienes sostuvieron que “a los dirigentes les faltó firmeza para sostener el proceso”. Caratulado como “el salvador”, Juan Carlos Lorenzo asumió a la dirección técnica el 1 de julio. Pero el Toto se vio contagiado desde un comienzo con la malaria que arrastraba San Lorenzo. En su debut cae ante Unión de Santa Fe por 2 a 1 y, tres días después, el Ciclón es goleado por Instituto de Córdoba 6 a 2. San Lorenzo llegó al cierre del Metropolitano con el agua al cuello, y cada encuentro se jugó como una final. Intentó salir a flote y, previo al choque clave con Argentinos en la última jornada, tomó un poco de aire al empatar tres encuentros (Newells, Independiente y Vélez) y ganar otro (River).

Una tarde soleada que se hizo noche en Boedo El 15 de agosto de 1981 a las 14 ya no entraba más gente en el estadio de Ferro. Llegando a las 15.28, el primero en ingresar al campo fue el árbitro Carlos Espósito. Seis minutos más tarde, con Osvaldo Rinaldi a la cabeza, salió San Lorenzo en medio de un ruidoso recibimiento producido por los 30.000 “cuervos” presentes. A las 15.37, le tocó ingresar a Argentinos Juniors, que recibió más silbatinas que aplausos. Finalmente, a las 15.41 el réferi dio comienzo al fin de las santas ilusiones. Ninguno de los dos equipos quería regalar nada. El inicio fue parejo, áspero y el encuentro tuvo que acomodarse al nerviosismo de los 22 jugadores. Pasado los dos minutos de juego, Espósito amonestó a Delgado por bajarlo desde atrás a Salinas. Ambos futbolistas, luego, serían trascendentales para el desenlace del cotejo. Lorenzo gritaba desde el banco. A pesar de que el empate le servía a San Lorenzo para quedarse en la A, el Toto arengaba a sus muchachos para que arriesgaran un poco más. Lo escuchó Insua, que la puso en el ángulo derecho, pero los reflejos del uruguayo Alles desviaron el intento azulgrana. El Ciclón insistía sin ideas. La hinchada que empujaba y Rinaldi que busca un centro y cabecea al primer palo. Magallanes intercede con la mano. Espósito no duda y sanciona penal a los 16 minutos. La tomó Delgado. Su carrera fue larga. Pateó fuerte al medio, donde un adelantado Alles rechazó el balón. Llegó el rebote, otra vez el propio ejecutor 15

El penal más doloroso de la historia. Alles le tapó el disparo a Delgado, que ni en el rebote pudo convertir. del penal que disparó con bronca, como desquitándose de su fallido primer intento. No hubo caso. El arquero del Bicho sacó el zurdazo con sus rodillas. De ahí en más, a pesar de que ambos equipos dividían el juego, Argentinos se alimentaba del hambre de San Lorenzo y crecía anímicamente, aspecto fundamental en un partido de esta magnitud. Después, el Ciclón se preocupó por cuidar el mediocampo y controlar a los delanteros Salinas y Magallanes. A los 36, Glaría cruzó a este último dentro del área y los visitantes se encontraron con una posibilidad desde los doce pasos cuando menos lo merecían. Salinas, muy decidido, la puso fuerte abajo, al palo derecho de Mendoza, para que festejasen los de La Paternal y sufrieran aquellos que gozaron con los Diego García, Lángara, Martino, Sanfilippo, Albretch, Ayala o Telch, nombres lejanos para aquella tarde. Lorenzo, ya en la segunda parte, sacó al volante Milano y se la jugó por Godoy, un uruguayo arremetedor. El Ciclón quería pero Argentinos no. Los bichitos cortaban el juego. Foul o al lateral. No querían saber nada con una ofensiva azulgrana. A cuatro minutos del final, cuando se confirmó el triunfo en el clásico cordobés de Talleres -el otro conjunto que buscaba mantenerse en la A- sobre Instituto por 2 a 1, los santos comenzaron con su último aliento. El “San Loreeeeenzo, y San Loreeeenzo…” desgarrador que bajaba desde tres sectores de la cancha, era el aviso de que el descenso estaba en Caballito. 16

2 Quedaba poco y San Lorenzo empujaba a base de centros, pero ninguno caía en una cabeza salvadora. Eran siempre cortos o largos, hasta que Godoy capturó uno. Era claro para empatar, el uruguayo disparó fuerte pero la ilusión que nació de su pié, murió en el travesaño. No había chances. Alles y su arco parecían invencibles. Argentinos se transformaba en el verdugo de San Lorenzo, que perdía la primera división en el estadio de Ferro, justo en el mismo predio en el que conquistó el ascenso en 1915, tras vencer a Honor y Patria 3 a 0 en la final. Las lágrimas fueron la instantánea reacción de los hinchas, pero no la única. Sorprendidos con la noticia de ser el primer “grande” que se fue a la B, una multitud que descubría a todas las edades bajo el relieve azulgrana, se despidió de pie, aplaudiendo hasta al propio arquero rival, aquel que tapó el sol de la tarde para que en Boedo cayera la noche.

El arquero Alles besa a Salinas. Ambos se convirtieron en un mal recuerdo para los santos.1 1LHOFDPELRGHFDPLVHWDVHQ HOHQWUHWLHPSRORVVDOYy

“Con esa hinchada no se puede estar en la B” Mario Alles, guardavallas de Argentinos Juniors, no sólo se mostró feliz por ayudar a su equipo a mantenerse en Primera, sino también por cómo lo despidieron los hinchas del Ciclón. “Estoy tremendamente emocionado por lo que ocurrió al final con la gente de San Lorenzo que me aplaudió. Continuamente alentaron a su equipo”, dijo para resumir: “Con esa hinchada no se puede estar en la B”.

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Sapo de otro pozo

Así lo lamentó el Toto

Sergio Bismark Villar, jugador que más veces vistió la camiseta azulgrana (446 partidos oficiales), supo desfilar siempre con elegancia por la punta derecha. Se inició en San Lorenzo tras llegar de Uruguay en 1968, año en el que formaría parte de un equipo record del fútbol argentino, “Los Matadores”. De aquel campeón invicto (el primero en la era profesional), el “Sapo” terminó su vínculo con el Ciclón en 1981, justamente el día que los santos perdieron la categoría ante Argentinos. Por ello, Villar tiene la particularidad de haber integrado uno de los equipos más categóricos de la historia y, también, el menos efectivo.

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Entre caras largas y silencios prolongados, Juan Carlos Lorenzo fue uno de los que pudo hablar sin lagrimear. “He vivido años maravillosos en esta institución y esta situación uno la siente internamente”, comentó. Respecto al partido, el entrenador opinó: “San Lorenzo ha sido perjudicado en la ejecución del penal. Se ve claramente que Alles se adelantó por lo menos dos metros”. Además, recordó: “Tengo que precisar que la Comisión Directiva, los jugadores y el cuerpo técnico se han brindado al máximo para mantener la categoría”. De cara al futuro, el Toto desafió: “Ahora habrá que ganar la categoría”.

Capítulo 2 NACIÓ UN JURAMENTO “Siento la piel de gallina, vayamos a saludar a la hinchada de San Lorenzo”, Gerónimo Saccardi.

Juntó (obligó moralmente) a todos sus compañeros en el círculo central para felicitar y homenajear a la hinchada rival. El Ferro de Cúper, Garré, Brandoni, Saccardi y Márcico, entre otros, enfiló hacia la cabecera de San Lorenzo, que dejó bien en claro su destino: “Ciclón, Ciclón, tan sólo un año te vamos a seguir, adonde quieras ir…”. Gerónimo Saccardi, capitán del equipo de Carlos Griguol, pareció un “cuervo” más, y no por haber anotado –en contra, claro- el gol del Ciclón. “Cacho” sintió un cosquilleo interno al oír el constante aliento que entonaron los fanáticos de San Lorenzo durante 90 minutos. El partido (perdió el Ciclón 3 a 1, quedando eliminado) se jugó el 29 de noviembre de 1981 en Caballito y correspondía a la última jornada de la Zona B del torneo Nacional, donde Ferro obtendría, luego, el subcampeonato. Miguel Ángel Bertolotto, del diario Clarín, en la edición del día siguiente, destacó: “Cacho Saccardi reunió a sus compañeros, enseguida del pitazo final, y encabezó la fila para homenajear, en un gesto inesperado y conmovedor, a la hinchada de San Lorenzo. Una hinchada que no dejó de gritar en toda la tarde, que no se cansó de alentar a once jugadores impotentes ante tanta superioridad rival, que despidió con pañuelos blancos a un equipo – a un club – con destino de sábados”. Otro medio destacado que se hizo eco del reconocimiento de los jugadores verdolagas fue la revista El Gráfico que, en el último párrafo de la editorial del 1 de diciembre de ese año, resaltó: “Dejamos para el epílogo un hecho emotivo. Tal vez escape al dramatismo de la clasificación. Pero está en el contexto de un hecho histórico: LOS HINCHAS DE SAN LORENZO ENTONARON LOS ÚLTIMOS QUINCE MINUTOS UN CANTO DE AMOR A LA CAMISETA. Fue el adiós a la 19

Primera División. Llegó tan hondo que Gerónimo Saccardi, capitán de Ferro Carril Oeste, llamó a sus compañeros luego de ganarle a San Lorenzo por 3 a 1 y les dijo: ‘Siento la piel de gallina, vayamos a saludar a la hinchada de San Lorenzo’. Después de la pitada final llamó a sus compañeros y dirigiéndose a la tribuna visitante, rindió un tributo de emocionada despedida. TODO EL MUNDO ESTABA DICIÉNDOLE HASTA PRONTO A SAN LORENZO”. El juramento de los hinchas se cumplió al año siguiente, siendo la sensación del ’82 al llamar la atención de todos los sectores que rodean a un deporte tan popular como el fútbol. Las páginas siguientes lo confirmarán.

Saccardi (derecha) tuvo un gesto que ningún cuervo presente aquel día olvidará.

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Capítulo 3 CAMBIOS POLÍTICOS EN LA INSTITUCIÓN “Cada uno de los sanlorencistas debe sentirse Presidente”, Héctor Habib, al asumir como máximo mandatario del CASLA.

Mientras la Argentina estaba gobernada por las Fuerzas Armadas bajo el denominado “Proceso de Reorganización Nacional”, San Lorenzo de Almagro adoptó una serie de cambios que fueron fruto inmediato del descenso de 1981. El Club, inmerso en un grave desequilibrio financiero, entró en un terreno hostil con una protesta social que causó un cambio de autoridades, ya que los asociados pretendían que gobernaran los mejores de todas las fracciones y se concretara la anhelada “unidad”. Los socios de San Lorenzo, ni bien el equipo perdió frente Argentinos Juniors, se dirigieron a la intendencia del Club para manifestar su bronca. Había mayores, adultos, adolescentes y menores. Se abucheó mucho. Querían responsables y largaron sus culpas sobre los directivos. “A Valiño y a Cocco debieron echarlos mucho antes”, dijo uno, mientras que otra garganta anónima gritó: “¡Años de políticos y políticos que complicaron la vida del Club! La culpa la tenemos nosotros que votamos a esta gente pensando en un cambio”. Estas quejas de socios y simpatizantes se prolongaron en los días posteriores. Inclusive, un sector solicitó que San Lorenzo no participara del torneo Nacional como expresión de protesta, mientras que otros pidieron directamente la desafiliación del club de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), ya que entendían que su presidente, Julio Grondona, que tenía dos años en el cargo, había “tirado al bombo” al Ciclón. Por su parte, el directivo Aldo Rodríguez, afirmó: “Se hará todo lo necesario 21

Socios e hinchas pidiendo responsables por el descenso.

Habib (izquierda) asumiendo como Presidente. A su lado, Vicente Bonina.

para que se revea el descenso de San Lorenzo, dado que este campeonato estuvo lleno de irregularidades”. A pesar de los intentos poco sustentables por parte de los dirigentes, en el orden deportivo las cosas continuaron como estaban y el Ciclón participó en el Nacional con un plantel completo de juveniles. Meses después, ya con este torneo consumado, se produjeron cambios institucionales con la intención de hacer frente a la crisis económica que padecía la entidad de Boedo, con el agregado de tener que encarar un torneo desconocido como la B y, encima, sin el Gasómetro, clausurado en aquel momento.

Héctor Habib, el presidente de la “Unidad” El sábado 12 de diciembre de 1981 fue el puntapié inicial de un nuevo modelo de gestión, aunque la mayoría de los nombres se repetirían. Con la intención de que renunciaran los pilares de la Comisión Directiva que gobernó durante el descenso de San Lorenzo, que se reformara el Estatuto Social y se organizara una nueva administración con los hombres más capacitados, los socios y directivos de todas las fracciones (inclusive del bloque oficialista) se dieron cita en el céntrico hotel Bauen. Diferentes socios e hinchas entendían que se debía procurar la integración de los mejores individuos de las distintas agrupaciones, para que fueran ellos quienes gobernaran en ese período de emergencia sin que se procediera a un acto electoral. En aquella jornada se presentaron funcionarios del Gobierno azulgrana (encabezado por el presidente Bonina), ocho corrientes políticas opositoras y algunos representantes de la hinchada. Luego de varias exposiciones, intercambios de opiniones y discusiones, se consensuó ejecutar tres puntos fundamentales: 1) Modificación del Estatuto; 22

2) Renuncia de la Comisión Directiva una vez lograda la modificación; 3) Integración de una lista única que afrontara y encarrilara los destinos del Club. Además, el oficialismo presentó su renuncia. Si bien todos estos cambios requerían de un tiempo considerable para que se concretaran y sin objeción alguna de la aprobación de la Asamblea de Representantes -únicamente el movimiento “Resurgimiento Sanlorencista” amenazó con impugnar lo tratado- el 26 de enero de 1982 Héctor Hugo Habib, empresario automotor de la firma Mercedes Benz, se proclamó como nuevo Presidente del CASLA. Habib, fogoneado por el relator José María Muñoz, asumió durante una ceremonia que albergó a más de 250 personas, en la que se destacó la presencia del ex piloto automovilístico Juan Manuel Fangio. Otro que se hizo presente, pero por medio de un telegrama, fue el sindicalista Lorenzo Miguel. Después de un discurso del escribano Bartolomé Lastreto, quien hasta ese día ejerció la presidencia del Club en nombre de la Asamblea de Representantes, Habib enumeró varios conceptos que merecen destacarse: a) “San Lorenzo no inicia una nueva etapa, sino que continuamos con lo ya emprendido alguna vez por otros”. b) “Queremos devolverle al padre Massa, nuestro fundador, que nos está observando desde muy arriba, la sonrisa que pudo perder con la caída en el descenso”. c ) “Hay una Ciudad Deportiva que es un orgullo para todos los sanlorencistas. Hay que explotar su ubicación geográfica”. d) “Tengo tres premisas que deben lograrse simultáneamente: sanear la economía, consolidar la institución y afirmarla en el plano deportivo. e) “Debemos ascender este mismo año. No sólo nosotros sino el fútbol argentino necesita de San Lorenzo en Primera A”. f ) “Funcionando bien en el aspecto fútbol, el Club logrará beneficios”. g) “Mi posición irreversible es mirar hacia delante. No se buscan culpables en el pasado”. Desde estos puntos de vista del flamante Presidente, San Lorenzo se encaminó a buscar el campeonato que lo depositara nuevamente en la división que recorrió con más gloria que pena.

Habib: En 24 meses, despreció 75 años de historia Lo convocaron de urgencia para ser el Presidente de la “unidad”. Héctor Hugo Habib, socio vitalicio Nº 10.876, doctor en Ciencias Económicas y director adjunto de Finanzas de Mercedes Benz, afirmó ni bien asumió que “en San Lorenzo no se viene una nueva era”, destacando que “se continuará con la obra hecha”. Sin embargo, su corta gestión (desde enero de 1982 hasta diciembre de 1983) mostró lo contrario. Se modificaron los Estatutos, se redujeron a 20 los miembros de Comisión Directiva y se remató por una módica suma el predio de avenida La Plata, incluyendo al Gasómetro. 23

Fangio, a contramano por Boedo

Sin dudas que el piloto argentino cinco veces campeón mundial de Fórmula 1 tuvo una inoportuna aparición en San Lorenzo. Amigo personal de Héctor Habib, el “chueco” de Balcarce repartió elogios para el flamante Presidente del Ciclón: “Doy prueba fehaciente de la capacidad y honestidad de este hombre que hoy toma el mando”. Previo al partido con Atlanta del 6 de marzo en Vélez, Fangio fue galardonado con una plaqueta y reconoció ser hincha de San Lorenzo. Lamentablemente, el lobby de uno de los mejores deportistas de la historia nacional le fue útil a un Gobierno que tuvo como máxima premisa, además de ascender a Primera A, vender los terrenos de avenida La Plata.

Los 32 nombres de la lista única Presidente:

Héctor Hugo Habib

Vicepresidente 1º:

Enzo Zoppi

Vicepresidente 2º:

Alfredo Lantarón

Tesorero:

Bernardo Cainzo

Secretario:

Horacio Gilly

Protesorero:

Antonio Artesa

Presecretario:

Francisco Marcelo Nigro

Intendente:

Guido Mosqueira

Subintendente:

Hugo Dente

Vocales: Reynaldo Kopp, Arturo Devicente, Domingo Antonio Cremone, Roberto Riesco, Ricardo Andelsman, Ricardo Beatti, Joaquín Bonera, Alejandro Eglis, José Manuel Fraga, Mariano Moriones, Ricardo Temi, Horacio Cobeaga, Leandro Rey, Marcos Di Taranto, Juan Carlos Guglietti, Pantaleón Giuliano, Enrique Foscaldi, Alberto Castro, Antonio Dosdograyan, Francico Osvaldo Carra, Antonio Simonelli, Oscar Fullone.

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Capítulo 4 OPERACIÓN RETORNO “Mi encuentro con San Lorenzo se puede sintetizar así: dos amigos que están distanciados por vivir lejos se encuentran sólo en los casamientos o en los velorios. A mí el encuentro con San Lorenzo me tocó en el velorio…”, Juan Carlos Lorenzo, cuando decidió quedarse en el Ciclón para ascender.

Los rumores sobre la posible asunción de Héctor Veira como DT no se transformaron en realidad y Juan Carlos Lorenzo, quien tenía contrato hasta junio del ’82, fue el entrenador que comenzó en la primera semana de enero la pretemporada con San Lorenzo pensando en la rápida vuelta a la A.

Biaín, un duro central que llegó de Alte. Brown.

El tucumano Quinteros se quedó para ascender. 25

“Rechacé una oferta del Millonarios de Colombia porque quiero pelear el ascenso”, afirmó el Toto, aclarando también: “Necesitamos tres o cuatro jugadores de jerarquía, pero no muy viejos para no repetir la experiencia que tuve con Larrosa, Suñé y Capurro”. En aquel entonces, el club de Boedo le pagaba simultáneamente el sueldo a tres directores técnicos: Delem y Faraone más Lorenzo. A su vez, el Ciclón contraía grandes deudas con el plantel profesional, siempre motivadoras de conflictos. Lorenzo, en la primera quincena del primer mes del año, contó con diez refuerzos que, en su mayoría, contaban con experiencia de Primera B. Los “nuevos” eran: Abrahamián y Héctor “Gorrión” López (ambos de River), Ros (Tigre), Héctor Raúl López (Armenio), Morel Bogado (Argentinos Juniors), Hugo Paulino Sánchez (procedente de México), Osvaldo Biaín (Almirante Brown) y Batalla (Quilmes). De última, se sumaron los arqueros Suárez y Quiroga (llegó por un canje con Talleres de Córdoba por César Mendoza) y, con el torneo comenzado, arribó Pablo Comelles, ex Talleres y River, que no pudo arreglar con Boca y terminó en Boedo. En referencia a las incorporaciones, Lorenzo le comentó a la revista “El Ciclón”: “Dicen que tengo el seleccionado de los libres. Sí, ¿y qué? Ellos, más otros tapados, van a prestigiar al equipo”. Además, agregó: “Hay que ganar o ganar. Por eso trajimos diez jugadores, porque los que había no cumplían con las exigencias de un torneo tan duro y cambiante”. En un mercado de pases que se tornó tenso y complicado para el Ciclón, figuraron muchos nombres con pasado exitoso, como Ribolzi (llegó a entrenarse en San Lorenzo pero optó por seguir su carrera en el fútbol ecuatoriano), Pernía, Brindisi y Juan José López, entre otras “bombas”. Ante las flamantes incorporaciones, las cuales contaban con experiencia en los torneos de ascenso, Lorenzo se mostró satisfecho y no se hizo problema alguno. Por su parte, mientras clubes de Primera A y del exterior hacían sondeos por Rubén Insua y Jorge Rinaldi, jugadores que no hicieron la pretemporada en Necochea, San Lorenzo se desprendió de algunos valores. El joven delantero Walter Perazzo pasó a préstamo al Estudiantes de Carlos Bilardo, con quien saldría campeón en 1982.

Jorge Rinaldi 26

Osvaldo Rinaldi, hermano mayor de Jorge, era acreedor de la institución y presionó para irse: “Me tienen que cancelar todo lo que me deben del ’81 para que empiece a entrenar. Mi transferencia podría significarle una solución al club”, le

confesó el volante al diario Clarín. Finalmente, Osvaldo partió hacia Olavaria para sumarse al equipo patrocinado por Amalia Fortabat, Loma Negra. “Fíjense que los brasileños hacen batucada, en cambio nosotros parecemos que estamos tarareando Mi Noche Triste”, comparó el entrenador azulgrana frente a la requisitoria de la prensa, que le consultó sobre el “nuevo San Lorenzo”. Además, para el torneo de Primera B, el Ciclón sumó tres juveniles que fueron promovidos por Lorenzo: D. Acosta, R. Acosta y Leonardo Madelón.

La hinchada también tuvo su pretemporada En su edición del 2 de febrero de 1982, la revista “El Ciclón” motivaba a sus lectores: “Ningún sanlorencista debe dejar de ser uno más de los cientos de miles azulgranas que acompañarán al equipo en esta senda que se inicia hacia el recupero de la categoría superior”. Organizada por el núcleo fuerte de la hinchada, la convocatoria consistía en reunirse tres horas antes del partido en la sede de avenida La Plata para ir caminando en caravana hasta el estadio de Ferro, en medio de banderas, bombos y camisetas azulgranas. La expectativa fue tan grande que superó a la ilusión de los hinchas. El inigualable ingenio de los “cuervos” produjo, en la previa del campeonato, el siguiente cántico:

“Vamos mi San Lorenzo porque esta tarde tenemos que ganar y ya muy pronto volveremos a la ‘A’ Boca no me extrañes mucho, tampoco me extrañes Huracán, cuídense muy bien mis hijos hasta que vuelva papá, Grondona, cuando regrese voy a traerte algo que te haga mal un campeonato para gritar que todo Boedo te lo va a dedicar…” El entusiasmo de los hinchas se edificó tan alto que los dirigentes tuvieron que eliminar las “entradas de favor”, observando que un fenómeno popular comenzaba a golpear las puertas. “Es hora de recaudar. San Lorenzo está en la B y todos deben poner el hombro”, fue el claro mensaje de la Comisión Directiva. 27

Una bienvenida con todas las letras Grande en Primera, gigante en Segunda. Así se lo empezó a considerar a San Lorenzo antes de que comenzara su participación en la B. El ambiente del fútbol, sorprendido al ver en este torneo a uno de los equipos con más tradición y gloria en la máxima categoría, aguardaba su presencia en una competición con nuevo formato. Todos presumieron que un fuerte Ciclón iba a sacudir la estancada categoría. El vicepresidente de Atlanta, Antonio Carbone, después del sorteo del fixture de Primera B, destacó que “el torneo se ve jerarquizado con la presencia de San Lorenzo”. Por su parte, el directivo de la entidad de Villa Crespo, agregó: “Esto ayudará al resto de las instituciones en el nivel competitivo y económico. Lamento profundamente el traspié que ha sufrido; deseo que sus jugadores, dirigentes y simpatizantes se unan en pos de la obtención del título. Atlanta recibe a San Lorenzo con los brazos abiertos”. Otro Vice que se alineó a la bienvenida fue el de Gimnasia y Esgrima La Plata, Adolfo Serrano: “La lucha será ardua y nosotros comenzaremos justamente contra el gran candidato: San Lorenzo. Le deseo suerte como para que ocupe una de las dos plazas que permiten el ascenso”. Eduardo Deluca, en aquel momento presidente de Defensores de Belgrano, llenó de elogios al club de Boedo: “San Lorenzo prestigia el torneo de Primera B, y estoy plenamente convencido que los hechos futuros demostrarán que mis palabras son una realidad. Ayudará –San Lorenzo- a engrandecer el fútbol de los sábados”. De acuerdo con el resto de las autoridades, el máximo mandatario de Lanús, Carlos Alberto González, resumió: “Este torneo será el más atractivo que se ha disputado en los últimos años, y eso es porque interviene San Lorenzo”. Todos ya reconocían la importancia y el prestigio del Ciclón, el principal candidato para volver a la categoría de privilegio.

La Comisión Directiva del CASLA, analizando los pasos a seguir.

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Sin pentagonal de verano Principios de 1982. Juan Carlos Lorenzo quería tranquilidad para el trabajo y pretendía distanciarse del microclima azulgrana. “La Ciudad Deportiva es incómoda, dado que los socios usan las instalaciones de la pileta”, se quejó. Por ello, a mediados de enero, el plantel partió a Necochea. A pesar de estar en la costa atlántica, el Ciclón no participó del certamen que disputaron los otros cuatro grandes. El quinto conjunto, que ofició de “San Lorenzo”, fue el Rapid Viena. Los austriacos jugaron un solo partido ante River Plate, ganador del cuadrangular que también participaron Boca, Independiente y Racing. En tanto, los de Boedo no tuvieron amistosos de relevancia, salvo uno en el que vencieron a Vélez Sarsfield por 4 a 1 en la cancha de Ferro, días previos al debut con Gimnasia y Esgrima La Plata por la Primera B.

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Inédito torneo de Primera B El campeonato de Segunda en 1982 tuvo un formato moderno respecto al que se usó históricamente en Argentina. Con una duración de diez meses (desde el 6 de febrero al 23 de diciembre), el certamen, similar al mexicano, contó con 22 equipos divididos en dos zonas de once cada una, jugando todos contra todos en 42 fechas. El conjunto que más puntos sumara contando los dos grupos, lograría subir directamente a Primera A. El segundo ascenso lo lograría el ganador del Octogonal (cuartos, semi y finales) donde participaban los cuatro primeros de la otra zona, los tres escoltas del campeón y el equipo que hubiera finalizado quinto con mayor cantidad de unidades. En tanto, los dos últimos de la tabla conjunta bajarían automáticamente a Primera C. Casualmente, a partir de esta temporada, comenzaron a sumarse los puntos para que, a partir de 1983, hubiera descensos por el sistema de “promedios”, según dispuso la AFA en diciembre de 1981. El director técnico Carlos Cavagnaro, conocedor del fútbol azteca y del diseño de ese campeonato, destacó que “San Lorenzo dentro de este nuevo sistema puede ser el gran candidato. Quien despegue de salida será el campeón”.

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Capítulo 5 EL PUNTAPIÉ INICIAL DE UNA LEYENDA “En la B el público no puede pedir buen fútbol, sino resultados. Y en San Lorenzo hay dos alternativas: ganar o ganar”, Osvaldo Biaín.

Los siete meses antes del domingo 7 de febrero de 1982 nadie quería saber nada con lo que ocurriría esa jornada a las 17.28, momento en que San Lorenzo de Almagro salió a la cancha de Ferro para jugar ante Gimnasia y Esgrima La Plata en la primera fecha de Primera B. Sin embargo, la euforia no se contuvo y la gente del Ciclón reventó los tablones del estadio de Caballito desde dos horas antes del debut. Los hinchas dejaron en claro, desde el inicio, que podían llenar una cancha sin jugar en la A. Ambas cabeceras y las plateas estaban repletas, a tal punto que miles de fanáticos tuvieron que permanecer afuera. Inédita expresión popular para la categoría. A pesar del gran aporte de público que llegó de La Plata (los triperos arribaron en seis micros), los “cuervos” agotaron todas las localidades disponibles. Sin contar las entradas de protocolo, los colados y mangueros, ese mismo día se batió el record de venta de entradas de la división, privilegio que pertenecía al partido entre Chacarita y Platense de 1959, cuando se vendieron 19.895 boletos. En tanto, la gran convocatoria azulgrana provocó que ante el Lobo se expendieran 21.841 entradas, sumadas las 18.616 populares y las 3.225 plateas. En el predio de Ferro, curiosamente, estuvo presente el presidente de River Plate en aquel entonces, Don Aragón Cabrera. Sorprendido por la multitud, este dirigente expresó: “No sé qué decir, esto es realmente imponente, ni cuando jugaron Boca y Ferro había tanta gente en esta cancha”. Otra personalidad que se acercó a Caballito fue Carlos Bilardo, ex jugador y DT del 31

Madelón y Ros encabezaron la salida. San Lorenzo debutaba en la Primera B. Ciclón que en ese momento estaba a cargo del primer equipo de Estudiantes de La Plata. El Doctor fue a observar al joven Jorge Rinaldi. “Es un buen jugador para estos torneos por lo guapo y fuerte”, aseguró. La muchedumbre acompañó a San Lorenzo en su partido menos esperado e imaginado de la historia, que por el caudal de gente, no pareció tal. Los hinchas se autoconvocaron en las instalaciones del clausurado Gasómetro de avenida La Plata tres horas antes. Más de 5000 personas y 50 coches partieron hacia Rivadavia. A las 15.15 en avenida La Plata y Pedro Goyena se sumaron unos doscientos fanáticos más que, con banderas, bombos y paraguas, le dieron color a la “Marcha del Ascenso”, tal como la habían titulado en Boedo. Llegando a las 15.35, la caravana tomó por Rivadavia hasta Primera Junta, donde en los balcones aledaños se lanzaron papelitos blancos. Tres minutos antes de las 16 la gente ingresó por Cucha Cucha hacia Avellaneda para entrar media hora después al estadio de Ferro. La fiesta en los tablones ya estaba asegurada.

Duro y emocionante choque San Lorenzo de Almagro y Gimnasia La Plata desarrollaron su historia futbolística en Primera A. Los platenses hasta ese entonces habían jugado solamente seis temporadas en segunda, mientras que el Ciclón aparecía como el “novato” de la categoría. Inclusive, ambos clubes se disputaron hasta la última fecha el torneo de 1933. El mismo finalmente se quedó en Boedo y era el primero de la era profesional 32

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Higuaín cierra el avance de Hugo Paulino Sánchez. Una multitud los observa.

Héctor Raúl López, en su presentación oficial, domina el balón ante la atenta mirada de su compañero Morel Bogado. 33

para San Lorenzo, ya que “El Expreso” –nombre con el que se conocía a Gimnasia- se cayó al final del certamen. Pero en este 1982 el contexto era diferente. Después de que en Reserva el Lobo ganó por 1 a 0, se daría comienzo a un encuentro áspero y de mucha fricción, que se resolvería en los últimos minutos. El Ciclón formó con: Suárez; Demagistris, Verdecchia, Abrahamián y Héctor O. López; Quinteros, Ros y Madelón; Héctor Raúl López; Hugo Paulino Sánchez y Morel Bogado. Curiosamente, el técnico Lorenzo no incluyó de entrada a dos futbolistas que luego serían clave en el desenlace del campeonato: Jorge Rinaldi y Rubén Insua, quien ni siquiera estuvo en el banco de suplentes. Los dos equipos jugaron a ganar y dejaron en claro que serían serios aspirantes al ascenso. Y de hecho lo fueron. Pierna fuerte, poca cabeza levantada y los nervios del inédito debut animaban al público. A pesar del masivo apoyo de su gente, San Lorenzo tuvo que aguardar hasta los minutos finales del encuentro para cantar victoria. El Lobo fue firme en defensa con los cruces de Higuaín y Romero y sólo buscaba repartir puntos con el santo. Recién a los 39 minutos del segundo tiempo, luego de que GELP sufra la anulación de un gol del Potro Domínguez por offside, los “cuervos” gritaron el primer gol de este milagroso 1982. Morel mandó un centro, Rinaldi que recién ingresaba la cabeceó hacia adentro y Sanchez la empujó también con la cabeza para poner el 1 a 0. Pero la euforia de los santos no duró nada. A la jugada siguiente Suárez salió mal y otra vez Domínguez, esta vez de manera lícita, puso el uno a uno.

El arquero Suárez calculó mal su salida y el “Potro” Domínguez igualó transitoriamente. 34

Sin embargo, cuando parecía que el conjunto platense lograba su propósito, una travesía del pibe Marasco (17 años) dentro del área frente a Romero fue interpretada por el árbitro Héctor Truffa como penal. Mientras varios jugadores visitantes rodearon al réferi (luego se confesó hincha del Ciclón), Morel acomodó el balón para disparar desde los doce pasos y sentenciar, a un minuto del final, la primera alegría a esos 25.000 hinchas que ya habían ganado su partido allá en los tablones.

Morel marcó el segundo de penal, a los 90 minutos. La hinchada lo gritó con todo.

Números asombrosos A las 16 del domingo 7 de febrero de 1982 ya no quedaban entradas disponibles. Los fieles del Ciclón agotaron todos los sectores del histórico estadio de Ferrocarril Oeste. En las boleterías se recaudaron 274.928.000 pesos en concepto de generales y 62.505.000 por plateas, lo que dio un total de 336.433.000 pesos. En síntesis: pagaron por el ingreso 21.841 personas, cifra record e inédita para la Primera B. Lo destacable fue que en esa primera jornada del campeonato, la dirigencia del fútbol argentino tomó nota sobre la convocatoria de San Lorenzo y comprendió que las instalaciones del predio de Caballito eran insuficientes para el conmovedor respaldo de la hinchada azulgrana.

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“Lo de San Lorenzo en la B fue algo realmente impresionante” Por Héctor Truffa Árbitro del encuentro entre San Lorenzo y Gimnasia El debut fue un partido muy intenso, bravo. Eran dos grandes equipos y ambos jugaron a ganar. Sabía que serían animadores del campeonato. Y vaya si lo fueron. San Lorenzo terminó primero y Gimnasia segundo. En sus equipos había jugadores de gran nivel. En Gimnasia estaban Higuaín, el “Potro” Domínguez, Carrió… todos futbolistas que jugaron en la A. Y San Lorenzo lo tenía a Paulino Sánchez que era de Boca, después llegó Comelles y además contaba con dos grandes promesas como Insua y Rinaldi. La B en esa época era más competitiva, se reforzaba con jugadores de Primera, no como ahora, que es al revés. Del partido en sí me acuerdo del espectáculo de la hinchada. Ferro quedó chico ya en la primera fecha. Mucha gente se quedó afuera. Había mucho nerviosismo por ver a San Lorenzo. Era raro verlo en la B. Pero la gente acompañó igual. Vélez, Boca y River se llenaban. Fue algo realmente impresionante. El encuentro se resolvió al final. Iban 1 a 1 y Marasco, que hacía un minuto que había entrado, pisó el área y lo bajaron. Yo sancioné penal y fue mucha la polémica que se armó. Siempre me comporté como un profesional y por más que yo sea de San Lorenzo jamás actué de mala fe. Inclusive después en ese mismo campeonato volví a dirigirlo en un partido que Almirante Brown le ganó 2 a 0 en Vélez. Me crié en avenida La Plata y Las Casas. Practiqué handball con el profesor Donaruma. También hice hockey sobre patines. Vivía en San Lorenzo. Iba a los carnavales. ¡Qué recuerdos! Después me dediqué al arbitraje y me tocó dirigirlo, pero siempre manteniendo la distancia. Ese equipo del ’82 era bueno, y ganó el torneo de punta a punta.

“¿Qué cobró!”, parecen decir los jugadores del “Lobo” mientras rodean al árbitro Truffa.

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Capítulo 6 RESURGIMIENTO DE UN PUEBLO “Te juro que no entiendo nada. ¿Sabés cómo me imagino todo esto? Como si San Lorenzo fuese un viejito de ochenta años, enfermo, pobre y solo, y de golpe se saca el PRODE, se cura y se compra cuatro autos, una mansión y vive rodeado de afectos… Una locura”, Jorge Rinaldi.

Fabuloso. Estupendo. Fenomenal fue el arranque de San Lorenzo en la Primera B. En lo deportivo (ganó los cinco primeros encuentros que jugó) y en lo social (vendió todas las entradas que se le asignaron). Rápidamente atrajo la atención de todos. Propios y ajenos se asombraron con la multitud que copó las canchas, más tratándose en un momento en que el club atravesaba su peor etapa futbolística e institucional de la historia. Sus hinchas transformaron una desgracia –deportiva- en una fiesta sin precedentes.

El pibe Rinaldi, autor de un golazo ante Defensores de Belgrano, en la segunda fecha. 37

En el debut con Gimnasia y Esgrima La Plata, como ya hemos contado, se produjo el primer record de asistencia y taquilla de la divisional. Pero para la jornada siguiente –ya jugando un sábado- hubo que jugar en un estadio mundialista, generándose un nuevo record de recaudación. En el Amalfitani, ante Defensores de Belgrano, ingresaron a las boleterías 522.140.000 de pesos gracias a las 24.273 entradas que se compraron. “Defe”, reglamentariamente local, ofició de visitante. Apenas comenzó el encuentro, sus jugadores no podían hilvanar dos pases seguidos. Sus nervios no lograron entender que el entorno era de Primera, a pesar de que en el campo de juego los comprometía un partido de Segunda. “Quiero destacar a nuestra hinchada. Me infunde una fuerza especial. Es por eso que corro y muerdo más de lo común”, confesó el tucumano Quinteros al finalizar el encuentro en el que el Ciclón, que pese a no jugar bien y fallar un penal (Anhielo, ex San Lorenzo, se lo tapó a Morel), ganó por 2 a 0. En esta segunda fecha de la Primera B de 1982 ya hubo dos fenómenos provocados por la hinchada azulgrana. Defensores-San Lorenzo recaudó más que la suma de todos los partidos de la categoría, que en once encuentros, embolsaron unos 320.008.117 pesos, aproximadamente. El otro dato considerable es que al día siguiente comenzó el campeonato Nacional de Primera A, y ninguno de los 16 partidos disputados, entre los que se destacaron Estudiantes de Santiago del Estero-Independiente (11.005 entradas vendidas); Boca-Huracán (15.096) y Nueva Chicago-River (11.868), recaudó más que el encuentro que sostuvieron el “cuervo” y el “dragón”. En la tercera fecha San Lorenzo volvió a ser local en Ferro, y otra vez los gastados tablones del estadio de Caballito quedaron cubiertos por la marea azulgrana que salpicó todos los sectores. Toda la cancha fue del Ciclón.

Villar persigue a Morel. La lluvia no apagó el fuego azulgrana, los paraguas lo demuestran. 38

Postal de crack. Insua acaricia el balón frente a una tribuna repleta de “cuervos”. El interés de los hinchas fue realmente muy grande. A tal punto que previo a enfrentar al conjunto de Floresta, la Secretaría del Club comunicó que hasta ese momento se habían vendido 1.980 abonos de plateas mientras que, en todo el año anterior, la suma había llegado a 1.410. Y eso que, por ese entonces (febrero), mucha gente estaba veraneando fuera de Buenos Aires. Entre ocho bombos y cinco redoblantes, la orquesta empezó a funcionar dos horas antes del partido contra All Boys, restándole importancia a la lluvia que azotó desde temprano a la Ciudad de Buenos Aires en aquel sábado 20 de febrero. El fervor santo dejó en las ventanillas otra estupenda recaudación: 368.430.000 de pesos (16.376 localidades vendidas), mientras que el equipo volvió a sumar dos puntos (ganó 2 a 1) y se cortó solo en la punta de la tabla general. Nuevamente, ningún equipo de la A logró vender más que San Lorenzo en a B en aquel fin de semana. En la semana previa a la cuarta jornada, el Ciclón jugó un amistoso en Mar del Plata ante el último campeón doméstico, Boca Juniors, que ya no contaba con Diego Armando Maradona, vendido al Barcelona de España. Sin embargo, los xeneizes mantenían en su equipo futbolistas de jerarquía, como Gatti, Ruggeri, Mouzo, Gareca y Zanabria, entre otros. San Lorenzo, a pesar de ser superior en el transcurso del clásico, sólo pudo igualar 1 a 1, en un choque que fue presenciado por la selección argentina de César Luis Menotti. En el estadio José María Minella, asistieron 20.000 espectadores, donde la mitad alentó para el cuadro de Boedo desde la repleta cabecera Norte. 39

Antes y después de los partidos, la fiesta se hacía en avenida La Plata al 1700.

La “Chancha” Rinaldi fue pura potencia en ofensiva. Aquí contra Argentino de Quilmes. 40

Retornando al torneo local, San Lorenzo visitó nuevamente la cancha de Vélez Sarsfield para enfrentar a Almirante Brown. Tal como sucedió con Defensores de Belgrano, la muchedumbre azulgrana logró que sus jugadores volvieran a sentirse locales. Sin dudas, la hinchada también jugó el partido con otra manifestación de amor: 44.145 almas llenaron el Amalfitani, duplicando casi la recaudación de la segunda jornada. Esta vez, la taquilla ascendió a 1.018.430.000 pesos. Ya sin ser noticia –la opinión pública lo tomaba como normal y habitual- San Lorenzo logró que su encuentro fuera el más recaudador y con más venta de entradas, incluyendo cada uno del torneo Nacional. Lo máximo vendido en la A esa jornada fue en el partido de Talleres de Córdoba y Gimnasia y Esgrima de Mendoza, con asistencia de 18.649 personas.

La Platea Sur de Vélez explotaba. La gente tenía que sentarse en las escaleras. “San Lorenzo es un fenómeno”, tituló la revista El Gráfico luego del choque con los de Isidro Casanova, argumentando: “Porque ha provocado una revolución en el fútbol de Primera B, porque sus rivales esperan salvarse jugando frente a él. Porque su público invade los estadios, porque los jugadores se sorprenden ante tanta euforia. Porque el sábado volvió a ganar y sigue puntero e invicto”. Una manera razonable y justa de este prestigioso medio gráfico para describir y sintetizar el sentimiento que acompañó a la gente a provocar semejante fenómeno social. 41

La cancha de Huracán también se llenó de San Lorenzo. En la foto Héctor Raúl López.

Un justo reclamo ante la masiva convocatoria Dada la creciente afluencia de público que acompañó a San Lorenzo en los sábados de febrero, los dirigentes del Ciclón elevaron los primeros días de marzo un comunicado donde aconsejaron a sus pares de la Asociación del Fútbol Argentino a reconsiderar las condiciones de los estadios que debían recibir al equipo de Boedo, entendiendo que el promedio de ventas de entradas era superior a lo que ofrecía cada cancha de la categoría. “Lo de San Lorenzo es un hecho excepcional y como tal la AFA lo debe considerar”, comentó el vicepresidente de la institución, Enzo Zoppi. Por su parte, otro dirigente azulgrana, Alfredo Lantarón, justificó: “La cancha de Ferro nos queda chica”. El titular de la AFA, Julio Humberto Grondona, comprendió la situación y hasta comentó en su círculo que jamás podría haberse imaginado que una hinchada produjera un espectáculo semejante, y menos aún si el equipo disputaba un torneo que no es de Primera A. “San Lorenzo tiene una hinchada y caudal de primera división, sólo una desgracia hizo que descendiera”, afirmó el ferretero de Sarandí. Por ello, el máximo órgano que rige al fútbol local, luego de un debate, tomó la siguiente resolución: “Los clubes que tengan capacidad a los treinta mil espectadores no saldrán de su cancha frente a San cualquiera sea el promedio de ventas”. Catorce directivos apoyaron la mientras que dos se abstuvieron y seis votaron en contra. 42

extenso superior Lorenzo medida,

Artículo del diario La Razón. “San Lorenzo está llevando numeroso público a los estadios y la posición del Comité Ejecutivo es velar por la seguridad de los aficionados. Los clubes cuyos estadios no tengan una capacidad del orden de las treinta mil personas, deberán ceder la localía”, sentenció Grondona. A priori, en la jornada siguiente, San Lorenzo se mudó a Vélez para recibir a Atlanta. A partir de ese momento, comenzó una invasión azulgrana que no sólo comprendió Liniers, sino también sus adyacencias, generándole un llamativo desarraigo al club velezano.

San Lorenzo-Atlanta, pasión de multitudes El primer fin de semana de marzo de 1982 no puede darse por alto así nomás. En esos días nadie se consagró campeón ni hubo un éxito deportivo destacado. Sin embargo, se hizo historia: por primera vez un encuentro de la B vendió más localidades que el clásico más popular del fútbol argentino. El 6 de marzo San Lorenzo recibió a Atlanta en Liniers por la quinta fecha de Primera B y, un día después, Boca visitó a River en el Monumental (el estadio más grande del país), en un partido correspondiente a la fecha cinco del certamen Nacional. A pesar que el clásico recaudó más –hay que tener en cuenta que los precios de las entradas aumentan en este tipo de partidos-, en San LorenzoAtlanta (ganó 4 a 0 el Ciclón) se vendieron 27.801 populares y 11.678 plateas 43

(39.479), mientras que el “superclásico”, como lo llama la prensa moderna, se despacharon 25.607 generales y 7.009 plateas (32.616), dando lugar a un inédito acontecimiento en la Argentina. Para ese entonces, San Lorenzo, a pesar de estar en la segunda categoría, era el equipo más recaudador de la temporada.

Euforia en Liniers. Ante Atlanta, el Ciclón logró el triunfo más holgado del campeonato.

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Capítulo 7 SAN LORENZO, UN FENÓMENO SOCIAL “Un fenómeno para analizar por los sociólogos: ¿Por qué tanta gente de San Lorenzo está apoyando a este equipo? ¿Por qué se ven representados y llegan alegres y contentos a un escenario deportivo para ver un encuentro de Primera B? San Lorenzo está recaudando mucho más que muchos equipos de Primera A”, Enrique Macaya Márquez.

El espectáculo espontáneo y genuino que produjo la gente de San Lorenzo fue canalizado y analizado rápidamente por la dirigencia deportiva y hasta por especialistas de ramas ajenas al fútbol. El presidente de Boca, Martín Benito Noel, reconoció al diario La Razón: “Esto es sin lugar a dudas un fenómeno social motivado por la importancia que tiene San Lorenzo como institución y como gran hinchada, que al jugar en la B, produce esta congregación tan extraordinaria”. Por su parte, Santiago Leyden, por ese entonces subsecretario de deportes del ministerio de Acción Social, señaló: “Esto es un verdadero fenómeno y muy difícil de evaluar porque, sus connotaciones sociológicas, resultan un verdadero enigma que no admite una sola explicación. El descenso ha generado un apoyo incondicional y admirable por parte de su hinchada y masa societaria. Siempre la parcialidad de San Lorenzo se ha caracterizado como una de las más numerosas”. El enigma que plantea Leyden es bien aclarado por el sociólogo Héctor Aguiar, quien en la edición de El Gráfico del 16 de marzo de 1982, entre otras cosas, explicó: “Lo que está protagonizando la hinchada de San Lorenzo tiene una explicación científica. Se llama ‘motivación por el logro’. Está haciendo ahora lo que se hizo antes porque tiene motivaciones para conseguirlo. La hinchada es la gran protagonista porque es la que decide, ante la frustración vivida el 15 de agosto del año pasado, sacar adelante al club”. 45

No es nieve. Los papeles en Vélez fuero una constante. La Platea Norte llena, abajo y arriba. Siguiendo con el estudio, Aguiar amplió: “El hecho tiene una característica que es la siguiente: fue totalmente sorpresivo. Y como hecho presenta varias facetas que se prestan a ser analizadas y dan origen a diversas interpretaciones, algunas de las cuales salen del terreno estrictamente deportivo. Lo real, lo concreto es esto: la hinchada va y hace lo que tiene que hacer: protagoniza”. Alfredo Ginnani, titular de Platense, se sumó al análisis: “Afortunadamente esto le ha servido a los sanlorencistas para unirse sin distinción de banderías y volcarse masivamente, tanto socios como simpatizantes, para apoyar a su equipo. Aparte le servirá para salir adelante económicamente”. En tanto, el presidente de la AFA, Julio Grondona, optó ser más cauto y no dar tantas explicaciones. “Esto es un hecho fuera de lo común, pero prefiero no opinar del mismo, ya que a mí se me acusó de querer enviar a San Lorenzo al descenso; por eso ahora, que hablen los demás. El día de mañana diré lo mío. Aunque siempre sostuve que en el fútbol de hoy estar en una división menor no es ninguna desgracia y lo digo yo, que me inicié en la B. Lo importante es que el simpatizante pueda seguir viendo a su equipo y que el jugador pueda continuar jugándolo. Ahora todos tiran flores y pensar que antes me acusaban diciendo cualquier barbaridad sobre mí, pero perdónenme, sobre el tema no quiero hablar ahora, algún día diré mi verdad”, sostuvo a La Razón el 3 de marzo del ’82.

“San Lorenzo se escapó de la página deportiva” Así tituló La Razón un artículo difundido el 9 de marzo de 1982, donde cuatro especialistas de disciplinas sociales, entre ellos el reconocido escritor Marcos Aguinis, analizaron el fenómeno que produjo la gran masa de hinchas que iba a ver al Ciclón reventando todas las canchas. Por eso, es interesante transcribir íntegramente el informe: 46

El gran apoyo y el fervor que sábado a sábado recibe San Lorenzo por parte de sus simpatizantes ha producido un fenómeno sin precedentes, que es analizado por cuatro especialistas en disciplinas sociales. Dan su opinión los sociólogos José Luis de Imaz y Rosa Julia Bellizzi, la psicóloga social Gladis Adamson y el psicoanalista Marcos Aguinis. La participación de San Lorenzo de Almagro en la divisional B ha producido un acontecimiento futbolístico sin precedentes. El apoyo masivo y el fervor de los simpatizantes han ido en aumento en las 5 fechas que se llevan jugadas. Nosotros creemos que este fenómeno merece explicaciones extrafútbolísticas y es por eso que entrevistamos a cuatros especialistas en disciplinas sociales para que dieran su opinión al respecto: José Luis de Imaz (sociólogo, docente de la Universidad Católica Argentina): “Mi apreciación es la de una persona que no ha tenido la experiencia vivencial. Pero le diría que lo que está ocurriendo con San Lorenzo y su enorme masa de seguidores, es propio de una mentalidad ganadora. Existe en nuestro pueblo una necesidad de sacar las cosas adelante. Es ésta una necesidad colectiva por parte de todos los argentinos. Este estado de ánimo se expresa con San Lorenzo, donde el hincha tiene la posibilidad de participar con su ayuda en la empresa de lograr el ascenso para su equipo”. Gladys Adamson (psicóloga, docente de la Escuela de Psicología Social): “En primera instancia hay que destacar algo muy importante, como es el placer que causa participar en algo que puede ser exitoso, que ya lo va siendo. Esto es lo que sucede con todo el público que va a ver a San Lorenzo. Se me ocurre que 47

como barómetro es muy importante lo que se está expresando. Porque hay una necesidad de expresión, de participación en la gente. En este caso los que van a la cancha saben que cuentan para una tarea, para un triunfo. Está presente la necesidad de resurgir. Desde el punto de vista psicológico existe un fenómeno de identificación con un equipo que tiene características de ídolo, porque tiene la posibilidad de revertir una realidad como es la del descenso de categoría. Debe haber además, por parte de esa enorme multitud que concurre sábado a sábado, una derivación de otras expectativas que se vuelcan en la cancha de fútbol. Es que en el aspecto económico-social no les va bien, muchos también han descendido de categoría, ya no tienen el mismo nivel de ingresos y la empresa de recuperar la categoría para San Lorenzo es algo más fácilmente realizable que la problemática personal”. Marcos Aguinis (escritor y médico psicoanalista): “Este fenómeno de San Lorenzo despierta un genuino entusiasmo en todo ese público concurrente. Ahora bien, cuando una importante masa de población no puede expresar sus problemas, sus inquietudes y sus conflictos por los canales que la sociedad tiene previstos, entonces esa energía se manifiesta por los carriles permitidos y tolerados. Es en estos casos, donde puede aparecer la imagen del chivo expiatorio como el objetivo hacia donde se descargan otras culpas”. Rosa Julia Bellizi (socióloga, ex docente de la UNBA y de la UCA): “Normalmente la manera de ser del argentino es antinómica ya desde el fondo de nuestra historia. Unitarios y federales, mitristas y alsinistas, peronistas y antiperonistas, boquenses y riverplatenses en el caso del fútbol. San Lorenzo, en estos momentos, supera toda antinomia con una propuesta totalmente nueva, como es el ascenso. Esto provoca una convocatoria que es respondida masivamente, porque cuando al hombre se le propone expresar sus sentimientos, sus emociones, la adhesión que se manifiesta tiene características originales. En la cancha se pierden las diferencias sociales. Para alentar a San Lorenzo da lo mismo ser plomero, ciclista o cantor. Aquí no hay mito, aquí lo que está en juego es pasar de categoría, que es algo concreto, que se puede verificar. En un marco de desesperanza como el que estamos viviendo este lenguaje emocional nos demuestra un canal inédito que supera toda antinomia”.

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4 Capítulo 8 13 DE MARZO DE 1982, DÍA DE LA LEALTAD SANLORENCISTA “Se agotaron las entradas, este estadio no da más, vamos a hablar con Figueiredo, que nos de el Maracaná”, la hinchada de San Lorenzo. Los ingeniosos seguidores de San Lorenzo acudieron a su reconocida creatividad para reclamar un estadio acorde a las circunstancias. Ferro Carril Oeste fue chico y Vélez Sarsfield se vio desbordado. El 13 de marzo de 1982 designaron River para visitar a Tigre. Tampoco alcanzó: 74.048 entradas fueron vendidas en el partido que el Ciclón jugó por la sexta fecha de Primera B. La muchedumbre que fue llenando la cancha le pidió al presidente de Brasil, tal como marca la frase que encabeza este capítulo, por el estadio más grande de su país. El folklórico canto de los hinchas fue el mejor ejemplo para graficar la realidad de esa inolvidable jornada.

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Desde muy temprano la gente fue colmando el estadio Monumental. La semana anterior, en el estadio Monumental, Boca había goleado 5 a 1 a un juvenil River por el campeonato Nacional, partido en el que se vendieron 32.616 localidades, es decir, menos de la mitad de lo que se expendieron en Tigre-San Lorenzo. Un Ciclón devaluó el “superclásico”. No había cancha y record que aguante la marea azulgrana. La recaudación con el “Matador” ascendió a 1.834.570.000 pesos, producto de las 47.609 populares ($ 976.050.000) y 26.439 plateas ($ 858.520.000) que se vendieron esa soleada tarde. La suma total del dinero equivalió a poco más de 160.000 dólares. Record de venta de entradas hasta hoy imbatido en el ascenso. Después de la final de la Copa del Mundo entre Argentina y Holanda en 1978, el encuentro entre Tigre y San Lorenzo, hasta ese entonces, fue el que más gente convocó al estadio Monumental, recientemente cerrado en su cabecera este, ya que previo al mundial organizado en el país, la cancha de River tenía forma de herradura, al no poseer tribunas detrás del arco que da al Río de la Plata. Dada la similitud de colores en sus camisetas entre ambos conjuntos, el entorno era todo azul y rojo. Tigre ocupó la popular local, dejándole el resto a los fanáticos de San Lorenzo de Almagro. No importaba tanto lo que sucedía en el campo de juego. Pocos recuerdan el gol de Pablo Comelles a los cuatro del segundo tiempo y el empate de Sierra dos minutos más tarde. Tampoco habrá memoria para los fallos del árbitro Coradina, quien logró la reacción de los hinchas del Ciclón por una clara mano del defensor Cheves dentro del área, privando a los santos de un penal a su favor. 50

Quiroga descuelga un centro. El marco de las plateas era azulgrana. Al término del cotejo, con la algarabía de haber enfrentado con éxito al equipo sensación del fútbol argentino, el delantero Sierra destacó: “Hacerle un gol a San Lorenzo con la cancha llena de gente, y empatarles el partido, no es cosa de todos los días”. Por su parte, los fotógrafos se vieron obligados a duplicar sus esfuerzos. Trabajaron como si fuese un encuentro decisivo de carácter internacional. Además de captar las imágenes propias del partido tuvieron que apuntar sus focos al lleno del estadio, pintado íntegramente de azul y rojo. Fue tan notorio el singular relieve que mostró el Monumental que el periodista Juan José Panno de El Gráfico, se sinceró en su crónica del partido de la siguiente manera: “Sigue siendo tentador y apasionante escribir del marco antes que del cuadro”. La noticia estuvo en las tribunas, en la algarabía de un pueblo que hacía historia en un simple encuentro de Primera B. Hoy el desarrollo del encuentro es anécdota, el contexto, un hito que perdurará en el tiempo.

Jornada recordada y patentada San Lorenzo y Tigre es un encuentro con algunas particularidades en común. Aparte de compartir los colores en sus casacas, ambos se enfrentaron en el primer partido de la era profesional. El 31 de mayo de 1931 el Ciclón lo superó en avenida La Plata por 4 a 2. 51

Sin embargo, el choque del 13 de marzo de 1982 superó todo: está registrado por los “cuervos” como el “Día de la lealtad sanlorencista”, tal como lo catalogó el historiador Adolfo Res en el almanaque que confeccionó la Subcomisión del Hincha del CASLA, en 2005. Merecido homenaje para una hinchada que llenó el estadio más grande del país en el peor momento futbolístico de la historia de San Lorenzo. Una conmovedora manifestación de amor y fe.

Santa recaudación, diabólica repartición En la semana previa al partido, los medios nacionales pronosticaban una suculenta taquilla en el primer encuentro que San Lorenzo jugaría en River. Anunciaban un nuevo record y que una fiesta se desataría en el Monumental. La venta anticipada no caminaba, volaba. Inclusive, los dirigentes santos decidieron fletar 40 micros desde avenida La Plata para ir hasta Nuñez. En un principio, hubo acuerdo entre ambos clubes para el reparto de la recaudación. San Lorenzo se quedó con el ocho por ciento del total de las plateas que la propia institución de Boedo vendió, y un alto porcentaje de las populares, que no se dio a conocer oficialmente. Los jugadores de Tigre se frotaron las manos al enterarse el cambio de cancha, dado que el estadio de ellos, ubicado en Victoria, permitía el ingreso máximo de 10.000 personas, según habilitó la municipalidad de mencionada localidad del norte bonaerense. 52

El plantel del “Matador” acordó, antes de comenzar el torneo de Primera B, que los premios de cada partido se ganarían de un porcentaje que arrojen las recaudaciones de turno. Por ello, entendible el esfuerzo de los once futbolistas que dejaron todo en la cancha para llevarse gran parte de lo que se generó desde las tribunas.

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Coradina se fue muy cuestionado por los setenta mil hinchas del Ciclón. El arreglo fue así: el cincuenta por ciento de lo recaudado en caso de ganar; y el 25 por empatar. Entonces, por el partido ante San Lorenzo a Tigre le quedaron 1.200 millones de pesos aproximadamente, mientras que a cada jugador, tras lograr la igualdad frente al Ciclón, le correspondió un premio de 18 millones. ¿Qué se podía adquirir en aquel entonces con ese dinero? Un televisor a colores, novedoso electrodoméstico de última generación que era un lujo para la familia. De todas formas, la ostentosa suma de dinero que contrajo el encuentro no fue fácil de administrar y repartir: la misma fue embargada por ambas instituciones; y dijeron que del lado de San Lorenzo, su embargante, habría sido el ex presidente Moisés Annan.

Los de la A se vieron chicos ante el Ciclón Un día después el encuentro entre Tigre y San Lorenzo se disputó la sexta fecha del torneo Nacional de Primera División A, en la que se jugaron 16 partidos divididos en cuatro grupos de cuatro equipos cada uno. Por la Zona “A”, el partido que más localidades vendió fue el que sostuvieron River y Quilmes en la cancha del primero. Fueron expendidas 6.635 entradas para recaudar 184.650.000 de pesos viejos. En tanto, San Lorenzo de Mar del Plata recibió a Independiente en el cotejo más recaudador de la Zona “B”. La taquilla fue 249.157.444 pesos, gracias a las 12.932 entradas que se vendieron. El partido más concurrido se jugó en La Plata y perteneció a la Zona “C”. Estudiantes recibió a Boca para embolsar 654.683.000 pesos. Esa tarde se compraron 18.636 boletos. Por último, en la Zona “D”, Vélez Sarsfield visitó Tucumán para jugar contra San Martín. Este encuentro en el interior provocó la venta de 13.600 entradas y el ingreso de 320.650.000 de pesos. 54

Para destacar: Todos los partidos de la sexta fecha del torneo Nacional (16 encuentros) vendieron 97.988 localidades, mientras que únicamente Tigre y San Lorenzo, en Primera B, convocaron a 74.048 espectadores. La suma de todas las recaudaciones en la A fue de 2.488.448.000 pesos, y solamente en choque de azulgranas llegó a 1.834.570.000. Resumiendo: muy baja concurrencia en los partidos más taquilleros de cada uno de los grupos del torneo Nacional en comparación con el Fenómeno San Lorenzo que, un día atrás, reventó el estadio Monumental para dejar en claro su incondicional fidelidad.

Cifras fabulosas Partidos con mayor concurrencia en el fin de semana 1. Primera B: Tigre 1 - San Lorenzo 1, 74.048 espectadores ($ 1.834.570.000) 2. Nac. Zona C: Estudiantes 0 - Boca 0, 18.636 espectadores ($ 654.683.000) 3. Nac. Zona D: San Martín (Tuc) 1 – Vélez 3, 13.600 espectadores ($ 320.650.000) 4. Nac. Zona B: San Lorenzo (MdP) 0 - Independiente 1, 12.932 espectadores ($ 249.157.444) 5. Nac. Zona D: Racing 1 - Deportivo Roca 2 (Río Negro), 8.144 espectadores ($ no fue suministrada) 6. Nac. Zona C: Talleres (Cba) 8 – Mariano Moreno (Junín) 2, 6.793 espectadores ($ 128.530.000) 7. Nac. Zona A: River 2 – Quilmes 3, 6.635 espectadores ($ 184.650.000)

El partido que menos vendió en el fin de semana Nac. Zona B: Unión San Vicente (Cba) 2 – Argentinos Juniors 2, 348 espectadores.

Monumental diferencia El 13 de marzo, Tigre y San Lorenzo convocaron 67.413 personas más que River y Quilmes, jugado un día después, en la misma cancha.

Localidades más vendidas en River 1. Final Copa del Mundo 25 de junio de 1978: Argentina 3 – Holanda 1, 80.597 espectadores. 2. Final Copa Libertadores 29 de noviembre de 1986: River 1 – América de Cali 0, 76.857 espectadores. 3. Sexta Fecha Primera B 13 de marzo de 1982: Tigre 1 – San Lorenzo 1, 74.048 espectadores. 55

Ante el lleno total, mucha gente tuvo que permanecer de pié en los pasillos.

Humillando al “superpromocionado” clásico En 1981 el Boca de Maradona y Brindisi recibió al River de Fillol, Passarella, Alonso y Kempes, en un cotejo que se vendieron un total de 44.639 localidades. En la revancha, en el estadio “millonario”, las boleterías denunciaron una venta de 65.358 entradas. Fueron los “superclásicos” más promocionados por la prensa en aquellos tiempos. Sin embargo, San Lorenzo, en el mencionado partido con Tigre, llenando la cancha prácticamente solo como fue costumbre en la Primera B, ya que los rivales no llegaban a aportar el diez por ciento de público, superó en 29.409 localidades al primer Boca-River y en 8.690 entradas al que se disputó en el Monumental.

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Capítulo 9 ¿CUÁL ES EL DÍA DEL FÚTBOL? “El caso San Lorenzo ha sido el elemento inspirador de esta encuesta”, editorial de la revista El Gráfico.

Domingos en familia. Al mediodía, pastas caseras. Por la tarde, la cancha. Una típica costumbre bien arraigada a la tradición de los argentinos. “Un domingo sin fútbol no es domingo”, es común escuchar desde los albores del siglo pasado. Cuando la pelota no rueda, brota la sensación de que algo le falta al primer día de la semana. A pesar del vínculo romántico y nostálgico que tiene el fútbol con los domingos, la revista El Gráfico, en su edición Nº 3259 del 23 de marzo de 1982, se tomó la molestia de lanzar una original encuesta que tenía tan solo un interrogante: “¿Cuál es el día del fútbol?”. Hubo tres opciones para contestarla: “Sábado; domingo a la mañana y domingo a la tarde”. Según informaron desde este medio escrito, el motivo de la encuesta se debió al “Fenómeno San Lorenzo”, manifestación promovida por una entusiasta masa de simpatizantes que colmaba los estadios, superando a cualquier equipo de Primera División. Para ilustrar el artículo que daba las explicaciones y normas de la encuesta, El Gráfico utilizó una fotografía que reflejaba el conmovedor recibimiento de la hinchada de San Lorenzo sobre sus jugadores, en el lleno River ante Tigre. Esta revista justificó el anuncio de la investigación de la siguiente manera: “El fenómeno San Lorenzo, arrastrando multitudes adonde quiera que va, despierta sensaciones y abre interrogantes que pueden llevarnos a una mejor comprensión de la realidad. Sensaciones emotivas que le hacen mucho bien al deporte, como es la lealtad y fidelidad a la divisa más allá de los sinsabores de una campaña que provocó la pérdida de la categoría, e interrogantes que obligan a plantearnos la necesidad de repensar en la conveniencia, o no, de 57

La prestigiosa revista, fundada en 1919, lanzó la encuesta con una doble página. modificar costumbres sin duda muy prácticas en su momento, pero superadas con el tiempo por la evolución social y analítico de este fenómeno San Lorenzo no puede dejar de preguntarse: ¿Son todos hinchas o simpatizantes de San Lorenzo los que llenan las tribunas? Y a partir de ahí enhebrar otra duda que indefectiblemente nos conducirá a la principal: ¿O no será que las actuales condiciones de vida, especialmente en lo que atañe a la organización familiar, favorecen la asistencia a los estadios del sábado por la tarde?”. “¿No será que a los hinchas de San Lorenzo les facilita su asistencia a la cancha el hecho de que su equipo juegue los sábados por la tarde?; ¿No es más cómodo ir a la cancha el sábado?; ¿Qué día le conviene a usted ir a ver fútbol?”, se interrogaba El Gráfico. Con el debate abierto, se procedió al voto. En la calle Azopardo al 579 (sede del semanario deportivo) se instaló el “cuarto oscuro” y a partir del 24 de marzo los amantes del fútbol podían enviar sus opiniones. Los participantes tenían que poner su nombre y apellido, edad, ocupación, estado civil y el domicilio particular. “Parece que a los hinchas les resulta más fácil ir a la cancha los sábados que los domingos”, insistía El Gráfico mientras le daba forma y estilo a su proyecto, entregando semanalmente diferentes opiniones calificadas de distinguidos personajes del fútbol y de los medios de comunicación más el parecer de varios lectores. 58

¿Qué se dijo? Pablo Abbatangelo (Secretario General de Boca Juniors): “Desde hace mucho tiempo me da vueltas una idea. Si otros espectáculos populares, como el cine y el teatro, ofrecen funciones todos los días, ¿por qué no hacer lo mismo con el fútbol en horario nocturno? A primera vista aparece una gran ventaja: la gente podría ver a su equipo preferido y después elegir otro partido. Con respecto a la encuesta pienso que es cierto, que se han modificado muchas costumbres de la familia argentina y que acaso el mejor día para el fútbol podría ser el sábado por la tarde. Pero también dejo mi idea…” José Alberto Pérez (Secretario General de Futbolistas Argentinos Agremiados): “Todos los que queremos al fútbol nos hicimos grandes pensando que un domingo sin fútbol no es domingo. Incluso, cuando se lo jugó por la mañana se hicieron buenas recaudaciones. Yo creo que, aparte de cambiar de horarios, habría que tratar de mejorar los espectáculos, porque el caso de San Lorenzo es un fenómeno atípico que, de ninguna manera, puede considerárselo y aplicarlo como regla general. Habría que analizar bien si el resto de los aficionados responden de la misma manera sin el aliciente emotivo que tiene para el hincha de San Lorenzo tratar de ayudar al retorno de su equipo a Primera División. Por eso tengo mis dudas y porque, como lo dije al principio, un domingo sin fútbol no es domingo. Al menos para mí…” Alfredo Cantilo (ex Presidente de la AFA): “El problema es bastante complejo y no se puede dar una respuesta antes de analizar detenidamente las estadísticas y la concurrencia de público. Si se modifica el día, habría que reformar los estatutos. De todas formas, puede ser una alternativa de valor si de estudia con seriedad y a fondo. Todo lo que se haga en ese sentido servirá para ayudar a conseguir un fútbol mejor, que es lo que todos pretendemos”.

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Martín Pando (DT de las inferiores de River Plate): “San Lorenzo no juega bien. Eso significa que no es una atracción futbolística sino emotiva la que provoca que tanta gente vaya a verlo. Por eso, su caso es atípico. Para mí, el día del fútbol sigue siendo la tarde del domingo”. Antonio Rattin (Ex futbolista): “No tengo ninguna duda: el fútbol se tendría que jugar los sábados a la tarde. Cualquier padre de familia diría lo mismo. El ritmo de vida cambió fundamentalmente. El sábado es el día ideal porque la mayoría de la gente no trabaja. Hace sus cosas por la mañana y a la tarde va a la cancha. Le queda toda la noche y el domingo para compartirlo con su esposa y los chicos”. Fioravanti: (Periodista programación produzca un las canchas se llenaban y domingo lo que provoca la espectáculo. Lo que habría se juega”.

y relator): “No creo que un cambio del día en la aumento de espectadores en los estadios. Antes eso me hace pensar que no es el sábado o el asistencia o no a las canchas, sino la calidad del que tratar de mejorar es, entonces, el fútbol que

A su vez, miles de lectores enviaron sus veredictos por correo y El Gráfico se fue encargando de seleccionar y difundir los más profundos. El escrutinio se iba conociendo durante el transcurso de la votación y los primeros números oficiales señalaron los siguientes porcentajes: Sábado a la tarde 53 por ciento Domingo a la mañana 13 por ciento Domingo a la tarde 34 por ciento

La voz del tablón Los amantes del fútbol fueron los que masivamente han participado enviando sus entusiastas votos desde cualquier parte del mundo, a fin de colaborar con este deporte que despierta multitudes como lo hizo San Lorenzo en 1982. “Prefiero el domingo por la mañana. De esa forma quedaría la tarde del domingo para salir con la familia” (César Loglio, Coronel Suárez, Buenos Aires). “El actual ritmo de vida en Buenos Aires, sumado a las tradicionales y prioritarias reuniones familiares de los domingos, son, a mi entender, razones suficientes para intentar darle mayor apoyo popular al fútbol. Por eso me parece magnífica la propuesta de jugarlo los sábados por la tarde. Y esto nada tiene que ver con el fenómeno San Lorenzo” (Raúl Arias, Berazategui, Buenos Aires). 60

“Esta opinión la comparte un grupo de argentinos residentes en Houston que siempre nos juntamos para leer la revista: el día más indicado es el sábado a la tarde” (Carlos Molina, Houston, Estados Unidos). Finalmente, en El Gráfico publicado el 4 de mayo de ese año se dio a conocer el escrutinio final. Nuevamente, para graficar el resultado de la encuesta, la revista hizo uso de una fotografía de la hinchada de San Lorenzo. La opción ganadora fue “Sábado a la tarde” con el 47 por ciento de los votos, seguido por “Domingo a la tarde” con el 40 por ciento y “Domingo a la mañana” con el 13. El resultado, anecdótico, no tuvo repercusiones para variar en lo inmediato al fútbol y sólo la televisión se convirtió en el factor de cambio para los días y horarios de este deporte que, inclusive, introdujo a los viernes por la noche como opción. Por ello, en aquel entonces, se comprendió que los sábados de 1982 fueron una fiesta por el apoyo incondicional de una hinchada grande como la de San Lorenzo, manifestando un fuego sagrado difícil de medir en cifras. Es un sentimiento inexplicable en el sentir de un cuervo.

Los motivos de la encuesta Es evidente que para que una revista con el prestigio y la experiencia como El Gráfico realice una investigación a través del voto popular, se debe a un hecho extraordinario. El propio semanario se encargó de explicar en su nota final que “la inquietud nació observando la muchedumbre que San Lorenzo moviliza sábado tras sábado”. Pero, ¿qué datos concretos tenía El Gráfico para tomar esta iniciativa? Bien vale resaltar números contundentes que convalidan tal decisión. La encuesta comenzó el 24 de marzo y, hasta ese momento, se habían disputado siete partidos en la Primera B como en el torneo Nacional (uno de ellos entre semana). Por eso, bien vale la comparación entre San Lorenzo – causante del proyecto- y el resto de los equipos que militaban en la divisional A.

Podios por venta de entradas durante los primeros siete fines de semana Fecha 1, disputada el domingo 7 de febrero 1. San Lorenzo vs Gimnasia La Plata– 21.841 personas

(No hubo fecha de Primera A)

Fecha 2, disputada entre el sábado 13 y domingo 14 de febrero 1. Defensores de Belgrano vs San Lorenzo – 24.273 personas 2. Boca Juniors vs Huracán – 15.096 personas 3. Renato Cesarini vs Vélez – 12.464 personas

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Fecha 3, disputada entre el sábado 20 y domingo 21 de febrero 1. San Lorenzo vs All Boys – 16.376 personas 2. Central Norte (Salta) vs Talleres (Cba) – 13.331 personas 3. Platense vs Racing – 10.998 personas Fecha 4, disputada entre el sábado 27 y domingo 28 de febrero 1. Almirante Brown vs San Lorenzo – 44.145 personas 2. Talleres (Cba) vs Gimnasia (Mza) – 18.649 personas 3. Racing vs Racing (Cba) – 14.955 entradas Fecha 5, disputada entre el sábado 6 y domingo 7 de marzo 1. San Lorenzo vs Atlanta – 39.479 personas 2. River vs Boca – 32.616 personas 3. Talleres (Cba) vs Instituto (Cba) – 18.482 personas Fecha 6, disputada entre el sábado 13 y domingo 14 de marzo 1. Tigre vs San Lorenzo – 74.048 personas 2. Estudiantes La Plata vs Boca – 18.636 personas 3. San Martín (Tuc) vs Vélez – 13.600 personas Fecha 7, disputada entre el sábado 20 y domingo 21 de marzo 1. San Lorenzo vs Argentino de Quilmes – 34.544 personas 2. Boca vs Talleres (Cba) – 16.841 personas 3. Instituto (Cba) vs River – 11.154 personas

Cuestión de “pesos” Jugadas siete fechas, el Ciclón se escapó en la punta de la tabla de recaudaciones de la Primera B. Los cinco primeros puestos estaban conformados de la siguiente manera: San Lorenzo ($ 5.900.000.000); Tigre ($ 2.130.000.000); Atlanta (1.310.000.000); Almirante Brown ($ 1.230.000.000); Gimnasia ($ 890.000.000). Casualmente, los cuatro equipos que siguen al club de Boedo lo han enfrentado. ¿Dónde habrán sumado tanto dinero?.

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Capítulo 10 BOOM MEDIÁTICO “Usted no se imagina lo que es el barrio los sábados al mediodía. Hay un entusiasmo tremendo. La gente va en caravana caminando y en todo tipo de vehículos. He visto a varios curiosos emocionados sacando fotografías para guardar el acontecimiento”, Sebastián Gualco, en una entrevista al diario La Razón.

El fenómeno San Lorenzo fue catalogado por los medios nacionales como la sensación del ‘82, a pesar de que en ese año hubo dos acontecimientos considerables para los argentinos: la guerra por las Islas Malvinas y la Copa del Mundo celebrada en España. A pesar de ello, fue notorio el espacio que se le asignó a San Lorenzo, tanto en los medios gráficos, orales y televisivos. Hasta las revistas de interés general se tomaron el trabajo de difundir la popular manifestación de los santos en la Primera B. Diarios como Clarín, La Razón, Crónica, La Prensa y Popular cubrieron toda la campaña azulgrana con gran dedicación. Lo mismo ocurrió en las revistas deportivas más trascendentes del país, como El Gráfico y Goles Match. Estos semanarios cubrieron cada partido de San Lorenzo. En la B, únicamente para el partido del Ciclón enviaban un cronista y un fotógrafo. Los kioscos de diarios de la zona notaron la creciente demanda. Los domingos posteriores a cada juego del Ciclón se agotaban los ejemplares. San Lorenzo, el boom del ‘82, era consumible para todos. Crónica, luego del triunfo ante Defensores de Belgrano por la segunda fecha, tituló: “San Lorenzo, el inventor de la fiesta perpetua”. Por su parte, la revista partidaria El Ciclón, no dudó en encabezar un artículo de la siguiente forma: “Somos La Taquilla”. 63

El fenómeno San Lorenzo invadió las páginas de los medios gráficos de mayor alcance nacional, superando en espacio a los equipos de Primera A.

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Después del primer encuentro con Atlanta, Clarín, en la tapa de su edición del domingo 7 de marzo, puso como única foto una imagen del partido que el Ciclón ganó por 4 a 0, titulando: “San Lorenzo golea y bate records”. Vale destacar que, en un espacio menos notorio de esta portada, el matutino anunciaba que esa tarde jugarían River-Boca e Independiente-Racing. Una revista de actualidad, fue muy original en uno de sus títulos: “Campeón del mundo…. No, San Lorenzo en 1 B”. Los de Boedo se transformaron en un fenómeno y su atención requería de toda la prensa deportiva y, también, general. En radio hubo cuatro transmisiones constantes. La voz de radio Splendid fue Carlos Félix Parnisari. “San Lorenzo, su tribuna, su hinchada, es un fenómeno social. Hace muchos años que no veía nada igual. Yo estoy convencido que ganó más partidos esa gente con su aliento y apoyo incondicional que los propios jugadores”, destacó. Miguel Ángel De Renzis, relator de radio Del Pueblo, opinó: “Seguramente no soy original si digo que lo que más me conmovió de esta campaña de San Lorenzo fue el apoyo que recibió de su gente”. Por radio Argentina el que estuvo a cargo del relato fue Humberto Dátola, mientras que Jorge Bullrich fue quien cantó los goles para Rivadavia. Por último, la televisión también se tiñó de azulgrana. Periodistas de trayectoria como Enrique Macaya Márquez o Julio Ricardo, entre otros, comentaron en los noticieros el andar de San Lorenzo en la Primera B. Concluido el certamen en el que San Lorenzo se consagró campeón, todos los matutinos dedicaron entre tres y cuatro páginas al Ciclón. Diarios como La Prensa o La Razón, en su formato sábana, desplegaron una cobertura jamás vista para un equipo que lograba el título de la B. Inclusive, la revista El Gráfico, número uno del país y Latinoamérica en materia deportiva, sacó una edición especial con toda la campaña del conjunto de Boedo. Un boom mediático que nació por febrero y concluyó a fin de año, cuando el Ciclón se despidió de la B con el mismo ruido que supo tener en Primera.

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Capítulo 11 ASI VEIAN A SAN LORENZO Textos selectos de la época San Lorenzo “se moviliza” todos los sábados Revista Goles Match 23 de marzo de 1982 Por Osvaldo Ardizzone

Todas las voces, todas; todas las manos, todas; todas las banderas, los gorros, las remeras; todas las mujeres, los viejos, los jóvenes, los pibes; todos los sueños, todas las esperanzas de un domingo con sol… En el año setenta y cuatro, allá en Munich, cuando se clasificó Alemania campeón del mundo, frente a Holanda, el festejo germano no superó la explosión de los gritos y los aplausos mientras transcurrió la ceremonia de la vuelta olímpica consagratoria. Antes de la media hora del final, mucho antes, ya habían enfundado sus banderas y se retiraban del estadio con la discreción de los respetuosos ciudadanos que son… Antes del crepúsculo, el último testimonio del acontecimiento mundial, era un chiquilín rubio que en el balcón de un quinto piso, hacía flamear una minúscula bandera de su patria. Para entonces, las calles ya ofrecían la fisonomía habitual del atardecer de un domingo alemán. Casi desiertas, silenciosas. En los restaurantes, alemanes que bebían cerveza como toda la vida la tomaron los alemanes desde Von Hinderburg hasta Goebbels, pasando por el Kaiser Beckenbauer y Marlene Dietrich… Como comentario recogido de los sociólogos y de los que no lo son, Alemania no es un pueblo folklóricamente futbolero. En Chile, en el año sesenta y dos, para ser más explícito en Santiago, cuando los chilenos le ganaron a Rusia, en Arica, una bulliciosa y encendida columna popular invadió todos los rincones de la capital, bares, restaurantes, 67

confiterías, entonando toda la variedad de marchas patrióticas y cantos alusivos al acontecimiento. Además, el gobierno chileno de entonces, expulsó a dos periodistas alemanes por transmitir cables a su tierra referidos al subdesarrollo que ellos le adjudicaban al país chileno. Entre las notas más destacadas de ese mundial, recuerdo un título de tapa de un diario que decía… “Viva Chile, m…”. Como conclusión de los expertos en problemas sociales, el pueblo chileno, además de ser futbolero, es excesivamente nacionalista. En nuestro setenta y ocho, los festejos se mantuvieron a lo largo de todo el torneo –incluido la derrota con Italia- y la jornada del veinticinco de junio cuando llegó la consagración, la gente prolongó su euforia hasta las primeras luces del amanecer… Entonces, algunos de esos mismos expertos que pretenden definir los fenómenos populares desde un ángulo muy sui géneris, dijeron que Argentina era un país eminentemente futbolero y que, al cabo de tantos años de frustraciones en materia de mundiales, alcanzaba el éxito.

Canta conmigo, canta, hermano de Boedo… Buenos Aires, Argentina, marzo del ’82… Voy a la cancha de Vélez… Sábado, las tres y media de la tarde. Autos, más autos. Todos llevan banderas. Banderas enormes que flamean fuera de las ventanillas. Llegando por Juan B. Justo, todo se transforma en apretada caravana. Caras iguales, que transmiten el mismo sentimiento, la misma inquietud, el mismo color en el entusiasmo. Ya cerca de Vélez, la abigarrada procesión de fanáticos vestidos de San Lorenzo, con banderas de San Lorenzo. Surgen de todos lados, se juntan en todos lados, siguen juntos hasta el acceso, entran todos juntos a las tribunas, gritan juntos, cantan juntos, ríen juntos, sueñan juntos. Al cabo, son todos, pero se funden nada más que un inmenso y estruendoso gigante que tiene una única cara, una única bandera. Todo Vélez para ellos. Todo el Vélez del mundial, el Vélez que ahora es estadio de grandes acontecimientos. No hay sector que no sea de ellos. Las que los amantes a las diferencias social-económicas suelen llamar populares, las que, por las mismas influencias mentales y lingüísticas se dio en llamar plateas. Todo para ellos. Sólo que aquí todo es pueblo, en esa magia de sentir y gritar la misma vocación que viene desde adentro… ¿Dónde estaba la gente del equipo rival que, habitualmente, se identifica en un sector de las tribunas? No hay. De Argentino de Quilmes no hay nadie. O, al menos, no se ve ni se oye nadie… Oí decir que uno de esos aspirantes a sociólogos que gustan incursionar en esos fenómenos populares –desde un ángulo o ángulos muy sui géneris- comentó que el Acontecimiento-San Lorenzo significaba un mentís para todos los derrotistas y agoreros que proclamaban y/o auguraban la muerte del fútbol en nuestro país. Y descansó. 68

Todas las voces, todas Yo no me siento capaz de definir los fenómenos populares, pero, sí de “sentirlos” y mucho más cuando guardan relación con el fútbol. Este es un país futbolero por antonomasia, por tradición, por folklore, por Adolfo, por Pontoni, por Martino, por Sarlanga, por Moreno, pos Sastre, por Maradona, por Amadeo, pero este Fenómeno-San Lorenzo apenas si guarda una minúscula relación con el fútbol. Digo, con el fútbol propiamente dicho. Porque allí, en Vélez, mirándole la cara a la gente que me rozaba, que palpitaba a mi lado, me encontré más al hombre que al hincha. Más al hombre que al enamorado de ese sortilegio de la pelota bien tratada o mágicamente tratada por la herencia que viene de los René, de los Mamucho, de Basso, del Banana Farro, de Zubieta, de Lángara, de Sanfilippo, de los Cara Sucias, de Los Matadores. Esa muchacha de la atrevida remera azulgrana, del short breve que se junta con la pandilla allá en lo alto de “las populares”, que grita, que baila, que canta, está lejos, muy lejos del fútbol. Ese pibe vestido como la Oveja Telch con una bandera en la mano, sólo se adhiere al canto, al grito, a la fiesta… Ese Misterio-San Lorenzo guarda una relación estrecha y casi exclusiva con la gente. Con la gente que se junta con la gente por la influencia de un San Lorenzo caído, postergado, deshilachado. Y, entonces, es cuando germina el sentimiento de reivindicación, hasta de revancha, hasta de justicia, hasta de bronca… Es el sentimiento San Lorenzo, pero sin los dirigentes de turno, sin Juan Carlos Lorenzo, sin los jugadores, sin nadie. Son ellos, ellos solamente, los creadores del 69

acontecimiento. Es el viejo, la vieja, el joven, la muchacha, los pibes. Es hasta la Industria-San Lorenzo, en la venta de souvenires, de banderines, distintivos, posters, gorros, revistas, folletos. Todo se vende. Todos compran. Todos se disfrazan. Todos pretenden sentirse protagonistas de un hecho que no está “dirigido” ni “organizado”, ni “programado”… Es esa generosa complicidad que impide la infidelidad, la pusilanimidad, la indiferencia. Hay que estar ahí, tengo que ir porque van a estar todos, porque necesito estar para gritar, para cantar, para decir presente por este Sentimiento-San Lorenzo que me viene de lejos, de aquel abuelo, de aquel mundo Sur que me dejó Homero Manzi, que me dejó mi vieja, mi calle, mi barrio, mi sangre… Tengo que ir, ¿se da cuenta? Porque, si no voy, sentiré vergüenza y hasta pena de no compartir con ellos esto que es nuestro, nada más que nuestro… “Canta conmigo, canta/hermano de Boedo”. En Alemania no ocurren este tipo de fenómenos porque la gente no necesita canalizar en el fútbol ningún desahogo, ninguna contrariedad. Es el fútbol, apenas el fútbol. En Chile, en esta América, donde nos acompaña Chile, el fútbol es cauce para que corra un río de impotencias personales. En nuestro país, el Mundial fue una convocatoria para todo el pueblo, hasta para la simpática “gorda” que vive al lado de mi casa y nunca se enteró quien fue Bernabé Ferreyra… El sábado que viene voy a ver a San Lorenzo otra vez. Desde la consagración de River, en el ’75, no sentía nada igual en manifestaciones populares. Y ese fenómeno-River tampoco tenía mucho que ver con el fútbol. Era el grito frente a tanto fracaso, a 18 años de fracasos, broncas y decepciones. Diario Clarín 15 de marzo de 1982 Solidaridad Popular

El fenómeno San Lorenzo Por Horacio Pagani El fenómeno es propio de los argentinos. Porque resulta como consecuencia de la particular personalidad de los argentinos, cuando se masifican detrás de un objetivo. Especialmente en las cuestiones deportivas. Y si decimos cuestiones deportivas es porque son más notorios los ejemplos. Tal vez porque es menos riesgosa la manifestación pública. O, quizás, por la ya histórica falta de enfrentamiento popular para el libre tratamiento de los temas más importantes. Políticos, económicos o sociales. El fenómeno de ahora es San Lorenzo de Almagro. La devoción de su público en cada una de las presentaciones. Las recaudaciones impresionantes para la Primera B (que lo serían también para la primera división, y fundamentablemente para este tiempo de bolsillos flacos) y el tema central de 70

todos los comentarios deportivos. El fenómeno es San Lorenzo. El eje de la cuestión se simplifica de esta manera: A una cancha de fútbol pueden ir, digamos masivamente, 50.000 personas. Como ocurrió el último sábado en River cuando Tigre y San Lorenzo empataron uno a uno. Pero del caso San Lorenzo hablan millones. A pocos les interesan las precisiones futbolísticas sobre la actuación del equipo. Lo primero que se pregunta es sobre la magnitud de la recaudación (para saber si cayó el record de la semana anterior), después sobre el comportamiento del público (si gritó, si cantó, si bailó, si se disfrazó, si mostró banderas), y recién en última instancia se inquiere sobre el resultado del partido. El objetivo es sentirse protagonista. Alguna vez, protagonista. Más que el equipo mismo. La consigna parece ser: hay que salvar a San Lorenzo, un grande “humillado” por el golpe que significó la pérdida de categoría. Un grande que, para colmo, se había quedado sin cancha (una angustia que solo podrán comprender los hinchas de fútbol) unos meses antes. Y, con semejantes desastres, estaban al borde de perder la identidad. Ahora resulta gracioso recordar cómo, el año pasado, muchos de sus dirigentes no podían someterse a la realidad de una derrota deportiva. Cómo llegaron a confundirla con un oprobio imposible de soportar. Y cómo un grupo de simpatizantes autocalificados los “jefes de la hinchada” descargaron todas sus presiones ante los directivos y sus amenazas contra aquellos que no respaldaran su idea de “salvar” a San Lorenzo de cualquier manera. Es curioso recordar cómo se les había cegado el sentido del honor (algo que todavía vive, aunque escondido, en la competencia deportiva, a pesar de todo). El honor de volver por el mismo camino. Y no por el de las triquiñuelas reglamentarias. Aquellas horas amargas le dejaron paso a este presente de esplendor. Tan grande que ni San Lorenzo lo cree. Porque en este fenómeno de solidaridad nada tuvieron que ver ni aquellos dirigentes, ni aquellos “jefes hinchas”. Y nos atrevemos más, todavía. Creemos que poco tienen que ver los propios jugadores (cuerpo técnico incluido) que están construyendo esta magnífica campaña deportiva de once puntos sobre doce. Este fenómeno nació de ese sentimiento especial del público de fútbol cuando se hace un deber tomar parte de un asunto –únicamente en las grandes emergencias- como si se tratara de un acto de servicio. San Lorenzo tiene una cantidad muy grande de simpatizantes en todo el país. Un ránking de popularidad bien podría ubicarlo en la disputa del tercer puesto con Racing, detrás de Boca y River. Pero este fenómeno no es patrimonio exclusivo de San Lorenzo, tampoco. Los curiosos imparciales que van a ver a la hinchada de San Lorenzo cada sábado son los que alimentan la leyenda. Son los que les ofrecen a otros curiosos la posibilidad de agendar “ver a San Lorenzo” como una salida novedosa a realizar próximamente. Y, de paso, tener la chance de sumarse a una multitud, de gritar con otros, de desahogarse, aunque sea con objetivos ajenos. Pero sin riesgos. Como ocurrió en cada partido de la Selección Nacional durante el Mundial del ’78. Como ocurrió aquel 25 de junio… Podríamos sumar otro detalle concluyente: el hecho de que los partidos 71

En reiteradas ocasiones, la policía tuvo que actuar para frenar la euforia de los hinchas. de la B se jueguen los sábados. Es un día muy especial, sin la tradición del domingo y la familia. Es de más fácil salida. Además, el hincha empedernido, el dominguero, lo tiene libre. Ya se hizo contagio. Es como una actitud narcisista, multitudinaria. La gente quiere verse, quiere oírse. Cada uno a los demás y así mismo. San Lorenzo produjo este fenómeno de solidaridad tan especial para los argentinos y del fútbol. Como para desmentir a aquellos que predicaron la destrucción definitiva del fútbol argentino en este Nacional porque los equipos no contarían con los jugadores seleccionados. Se olvidaron del sentimiento futbolero de la gente, más allá de los nombres de los jugadores, y de los milagros que puede producir. La Razón 7 de noviembre de 1982

La hinchada con su emocionado apoyo fue protagonista principal del ascenso “… Esta tu hinchada te seguirá a todas partes hasta volver a la ‘A’…”. Ya desde el año pasado, cuando San Lorenzo había descendido, y estaba jugando el Nacional, su seguidora parcialidad prometía consecuencia con los colores de sus amores profetizaba que rápidamente San Lorenzo volvería a la división privilegiada. El canto que entonaban los hinchas azulgranas fue una bandera y una consigna que asumió como todo el barrio de Boedo y todo aquel que simpatiza con esa camiseta. Había que apoyar al club en su momento más difícil, había que ayudar con el 72

aliento a que la permanencia en primera B no fuera más que un paso. Nadie podía pensar de otra forma. San Lorenzo no podía quedarse mucho tiempo sin volver a la división privilegiada. Todos lo entendieron así y la participación del equipo de Boedo revolucionó al torneo de ascenso. Nunca antes un club llevó tanto público en esa divisional. Los estadios no estaban preparados para recibir a la multitud que sábado a sábado convocaba San Lorenzo y casi todas las instituciones debieron resignar su condición de local porque no podían albergar tanto público. Además significaba la posibilidad de una muy buena recaudación en alguna cancha neutral. Y entonces San Lorenzo fue siempre local y sus recaudaciones comenzaron a asombrar, batiendo jornada tras jornada batiendo su propio record. El fenómeno fue tan impresionante que un equipo de 1º B lograba encaramarse en la punta de los clubes que más entrada vendía, más que un Boca o un River, pero no sólo fue el número de los asistentes lo que despertó la curiosidad y sorpresa de muchos. Los cánticos, las banderas y gallardetes con los colores azulgranas ya no eran patrimonio de unos pocos, de esos que forman la “barra brava”. La timidez propia de nuestro pueblo fue dejada de lado por los seguidores de San Lorenzo y cuando llegaba el sábado el viejo barrio de Boedo, cambiaba su fisonomía, se vestía de azulgrana y los bombos y otros elementos rítmicos, daban alegría a las caravana que desde avenida La Plata, recorrían la zona y se encaminaban hacia la cancha de Ferro primero y luego ante el imprevisible desborde de público a Vélez o eventualmente a River, estadios donde jugaron la mayoría de los partidos los Gauchos de Boedo. “Usted tiene que estar un

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sábado al mediodía en Boedo para ver cómo se transforma el barrio”, nos decía el arquero Sebastián Gualdo, una gloria viva del club. El entusiasmo desbordante y el emocionado cariño hacia una camiseta se expresó a lo largo de todo al año. Es cierto que hubo reflujos en el número de gente, que a mitad de año no fue la misma cantidad que en los primeros partidos o en los últimos, pero es también cierto que el paso de este grande de verdad por la B, jerarquizó al campeonato y le dio una dimensión inusitada que escapó a la página deportiva. Fue entonces que psicólogos y sociólogos se ocuparon del fenómeno y destacaron la particularidad del barrio, de Boedo, la necesidad de mucha gente (hinchas de San Lorenzo) de volver a jugar, en todo sentido, en primera A y la certeza de que esta institución en su historia ha dejado huellas muy profundas tanto en lo deportivo como en lo social, para que un mal trance hiciera peligrar su destino de ser, ahora más que nunca, uno de los clubes de mayor arraigo y popularidad del país, con un futuro promisorio por delante. El Gráfico Especial Noviembre de 1982

La tarde de los brazos al cielo La tarde del seis de noviembre, la que no olvidarán. Esa tarde fue el título, el campeonato, el ascenso, el resumen. Descargó en sus pocas horas, mitad sol mitad lluvia inminente, los sentimientos de un año entero. O quizás más, si uno piensa que este San Lorenzo nació el mismo 15 de agosto de 1981 en que Argentinos Juniors lo condenó a la “B”, mezclando compulsivamente en la historia tantas veces victoriosa y brillante del Ciclón, nuevos nombres, lugares y circunstancias: Alles, la cancha de Ferro, el penal que le atajaron a Delgado, el gol también de penal de Carlos Salinas, el silencio incrédulo, las caras húmedas, los gestos agobiados… Entonces nació este San Lorenzo. Creció. Fortificó su espíritu con triunfos y paseó con orgullo su multitud ante el asombro del país. Se acercó al regreso con decisión y prácticamente sin interrupciones –los peores momentos fueron la racha de las fechas 14 a 18, con dos derrotas y tres empates, y las caídas consecutivas ante Banfield y Gimnasia-, llegó con luz, claramente, dejando establecido que fue el mejor, además y por encima de ser el campeón. Pero aquel dolor seguí pesando, martirizando el amor propio, amontonado en el espíritu las ironías “enemigas”, la sorna, las bromas… Por eso la explosión de la tarde que sí podemos llamar inolvidable sin exponernos a la erosión del tiempo; contra nadie, y al mismo tiempo contra todos. Por los que creían y por lo que no creían. Para entenderla como desquite, recompensa o desahogo, según se quiera, según se siente… En esas pautas se enderezó el júbilo, por esos caminos transitó cada grito de aliento. ¿Qué fue el gol de Insua? Todos los goles, empezando por el primero, aquel de Hugo Paulino Sánchez contra Gimnasia el día del debut. ¿Qué fue el 74

penal a Jorge Rinaldi? Todos los penales, “los que nos dieron y que no nos dieron”. ¿Qué fueron las atajadas de Scorza? Todas las atajadas de los arqueros rivales a través de cuarenta fechas, los gritos truncos, las ilusiones postergadas… Y así siempre, multiplicando las gambetas hasta abarcarlas todas, reviviendo los centros en cada centro. ¿Quiénes eran los de enfrente, esos once de El Porvenir, camiseta blanca y negra? Eran todos los equipos de Primera “B”, todos los equipos argentinos y todos los equipos del mundo. Eso mismo eran. Varias horas antes la cancha de Vélez ya era fiesta; azul y grana unánime, ruidoso, confiado. Unos minutos antes no existían pasillos ni huecos, tampoco indiferentes ni distraídos. Los ojos en el túnel. Las manos apretando banderas, papelitos, serpentinas. Y a las 16 y 28 la explosión emotiva: el equipo y su gente mano a mano, juntos, dispuestos a compartir la gloria de la reconquista. Por allí dice dulcemente Serrat: “… nada más amado que lo que perdí…” y de la sentencia pocos saben como San Lorenzo. Era el instante de recuperar lo perdido, de volver a la vida por el derecho propio. Después, el fútbol. Este grupo ansioso que fue progresando en la tabla sin deslumbrar sino aisladamente, sobre la base del esfuerzo común y un par de jerarquías individuales, luchando siempre contra los adversarios y contra el propio compromiso de ganar, ganar y ganar. El fútbol pobre, nervioso y discontinuo de casi todos los sábados, con momentos de abulia aparente, con lapsos de desconcierto… ¡Qué sufrimiento, San Lorenzo! A pesar de las circunstancias favorables, de llevar seis puntos sobre otros tantos a disputar, de que Gimnasia no puede superar a Talleres, de que el clima es de fiesta aquí para seguirla después en Boedo y después en donde sea, en cuanto el árbitro mandó empezar, ¡qué sufrimiento! No llega el gol tranquilizador pero tampoco el toque o la apostura que lo preanuncien, y para colmo El Porvenir se empieza a tomar confianza; está bien que no se acercan nunca a Quiroga, pero la tiene Caicedo –la tuvo todo el primer tiempo-, la tiene Héctor Fernández, a veces Molnar… Nadie cree en el fracaso, no es para tanto, pero el hincha quiere algo más que el título, y en eso también coincide absolutamente con los jugadores: hace falta la gran actuación, el despliegue físico que aplaste a ese equipo de enfrente que después de todo no es más que un candidato al descenso, los goles que paguen tantos meses de bronca, angustias y hasta de alegrías, porque las alegrías de San Lorenzo siempre fueron “a pagar”, alegrías parciales que sólo esperaban desembocar en la tarde definitiva para entonces sí soltarse abiertamente. Frenéticamente. Sin miedos ni reservas. Algunas cosas no pudieron ser. Algunas cosas elementales, cercanas a la imaginación más modesta: ver todo el partido, por ejemplo, o ver nítida y emocionante saludada con pañuelos y banderas desde las tribunas, la vuelta olímpica de los jugadores. Y en cambio se vieron otras inesperadas, tristes, absurdas… Algunas cosas no pudieron ser y eso cambió el sentido de la fiesta que había empezado a estallar después del gol de Insua, celebrado con rabia, pasión y fervor. No se vivió, ¡qué lástima!, la sensación completa del pueblo alegre, atenuada por la invasión del campo, los gases heridos, los insultos, las 75

agresiones. Detrás de esa cortina inoportuna quedó parte de lo proyectado, se esfumó un pedazo de la dicha. Pasó, pasará el tiempo. Esta tarde sin duda inolvidable se hará mayor en la semblanza, muchos recordarán nombres, lugares y anécdotas que tengan que ver con ella. Por aquí desfilarán Quiroga, Comelles, Biaín, Hugo Moreno, el Gorrión López, Quinteros, Insua, Batalla, Héctor Raúl López, Jorge Rinaldi y Morel, los hombres de la victoria; por allá, Yudica y sus colaboradores, el grupo conductor; por este lado los dirigentes, la hinchada innumerable, aquellos que también tienen que ver como Cousillas, Verdecchia, Demagistris, Ros, Hugo Paulino Sánchez, Madelón, Marasco, Juan Carlos Lorenzo, técnico hasta principios de junio… Pasará el tiempo, Boedo y el país futbolístico recordarán el 6 de noviembre de 1982 como el día en que San Lorenzo volvió a su lugar. Con esfuerzo. Trabajosamente. Empeñado en una tarea de reconstrucción profunda, que su hinchada fue a aclamar a la cancha de Vélez con todo el amor y todos los sentidos. El Porvenir, digno y limpio, quedará apuntado en el relato de todos los tiempos futuros; el árbitro Rubén Torres también; la recaudación, los incidentes, las jugadas más peligrosas, el penal a Rinaldi, el gol de Insua, el colorido del paisaje de las populares y las plateas, las radios transmitiendo… Todo. Todo eso quedará registrado para siempre en las letras, los grabadores y películas. Acudirá a revivir los hechos. Será eterno. Y más allá, en el reino inexpugnable de los sentimientos íntimos, cada hombre de San Lorenzo, haya o no jugado, haya o no gritado, haya o no estado en Liniers, guardará la imagen de una tarde que devolvió la vida, el orgullo y el sitio perdido, que conmivió su pecho y el pecho de sus hijos, que reveló el misterio noble de una devoción: “Nada más amado que lo que perdí”. La imagen del 6 de noviembre de 1982, la que no olvidarán.

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Capítulo 12 LLEGÓ PARA SER CAMPEÓN “Para las Batallas que se avecinan, el Almirante nos envió al Capitán Biaín”, titular de la revista El Ciclón.

Es maestro mayor de obras y no hizo las divisiones inferiores. Ni siquiera en su pueblo natal de Capitán Sarmiento, ubicado en el norte de la provincia de Buenos Aires. Osvaldo Biaín pegó el salto justamente desde esa localidad. “Yo jugaba en la liga de Salto, que era muy buena, con una competencia muy fuerte”, contó el zaguero, uno de los diez refuerzos que llegó a San Lorenzo en 1982. La historia profesional de Biaín comenzó a los 23 años, cuando viajó hasta la Capital Federal para probarse en Nueva Chicago. La prueba sería a principios de 1980 en un amistoso ante Almirante Brown. Pero el DT del Torito en aquel momento, decidió examinar en su puesto de marcador central a un tal Jorge Higuaín. Fastidioso por esto, su representante convenció al entrenador del equipo de Isidro Casanova para que le de la posibilidad de mostrarse. El pibe de Capitán Sarmiento se puso la del Mirasol sin chistar. El partido se jugó y Almirante ganó 1 a 0, justamente con gol de Biaín. El defensor permaneció dos años en Almirante Brown para disputar el torneo de Primera B. Jugó en las temporadas de 1980 y 1981. A fines de esta última, Banfield, que tenía a un novato como director técnico -Héctor Rodolfo Veira-, buscó los servicios de Biaín, que a pesar del puesto en que se desempeñaba, señaló 14 goles. Pero en diciembre, apareció un allegado de Juan Carlos Lorenzo para avisarle que el Toto quería hablar con él. “No lo podía creer. Me acuerdo que me citó en un departamento en la calle Riobamba”, recordó. “Lorenzo me preguntó si a mí me interesaba ser jugador de él. Me mostró una carpeta que tenía los goles que yo había hecho en Obras Sanitarias de Arrecifes. Sabía toda mi trayectoria futbolística. Hasta recortes míos guardó”. 77

La sorpresa duró poco porque Biaín no dudó y se fue rápido para Boedo. “Desde que el Toto me dijo eso jamás pasé por Almirante. Me fui directo a San Lorenzo”, destaca con orgullo. “Llegué una semana tarde a la pretemporada que se hizo en Necochea. Me acuerdo que me presenté con el Gorrión López”, amplió. “Hice una pretemporada muy buena con el profesor Julio Santella. Estaba diez puntos para arrancar el campeonato”. Si embargo, una desgracia en un partido de preparación lo privó del debut. “En un amistoso con Vélez en Ferro, el “Tano” Sciliano me metió un planchazo en el minuto noventa y me generó una distensión de ligamentos en la rodilla. Fue terrible. Estuve con yeso durante treinta días”, contó. Si bien su reaparición dentro de una cancha se dio en otro amistoso (ante El Salvador), Biaín recién pudo debutar oficialmente con la camiseta de San Lorenzo el 17 de abril, en el empate 1 a 1 con Talleres de Remedios de Escalada, por la fecha once.

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Previo al anteúltimo partido (Temperley), San Lorenzo dio la vuelta olímpica en la Bombonera. “Todo lo que pasó en el campeonato del ’82 fue como había anticipado Lorenzo. Él nos decía que ganemos los primeros tres partidos para que la gente venga y saque a los rivales de sus canchas. Recuerdo que nos advirtió: ‘Si jugamos en estadios de la A, el campeonato lo ganamos seguro’. Y así fue”, reconoció. Acostumbrado a jugar en clubes modestos, Biaín tuvo una grata sorpresa en su primera experiencia como jugador del Ciclón. Arrancó jugando justamente en el año que se desató un fenómeno social sin precedentes. “Fue un momento muy lindo, soñado. La euforia era de lunes a lunes, todos los días. Me acuerdo que las caravanas estaban llenas de autos, autos y más autos. Iban las familias. Nosotros lo veíamos apenas salíamos del hotel. Qué entusiasmo tenía la gente”. “En el ’82 San Lorenzo llenaba la cancha solo. Había cuarenta, cincuenta, sesenta mil personas. Era todo exclusivo de San Lorenzo”, grafica. Para él, el encuentro que más guarda con claridad es el de Español, en cancha de Boca. “La Bombonera se caía. Fue imponente el marco. Lo que sentí ahí fue increíble. La cancha parecía que se movía”. “El ’82 me marcó mucho. Yo de chico era de Boca, pero actualmente tengo más afinidad por San Lorenzo, que en esa época me marcó un montón”, confesó. Tanto le pegó 1982 al rubio defensor que su hijo mayor, Facundo, nació en ese año, para hacerse fanático de San Lorenzo. “Lo sigue a todas partes, es un enfermo. Desde ese momento comenzó a encariñarse con los colores”. Consumado el ascenso a Primera A, Biaín jugó en el Ciclón hasta 1985. “Me golpeó mucho cuando despidieron a Yudica. Tengo un gran respeto y aprecio por el Piojo”, subrayó para cerrar su sinopsis sobre aquella inolvidable temporada. 79

En la actualidad, más alejado del ambiente del fútbol profesional, es director técnico del equipo de la Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales (UCES). A pesar de las distancias, la memoria de Biaín no falla; y San Lorenzo como su gente están latentes. Para siempre.

En andas. Biaín y la satisfacción de ascender a Primera con el Ciclón.

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6 Capítulo 13 EN LAS MALAS PUSO EL HOMBRO “Racing no le empata a San Lorenzo”, titular del diario Tiempo Argentino, que comparó la convocatoria entre el Ciclón y la Academia en Primera B. San Lorenzo y Racing forjaron su grandeza desde los comienzos. El Ciclón tuvo su vertiginoso crecimiento en los años ‘20 del siglo pasado, época que le sirvió para sumar una gran cantidad de simpatizantes tras la obtención de cinco títulos: campeonatos amateurs de 1923, 24 y 27, más dos copas Río de la Plata, conquistadas en el 24 y 28. Por su parte, la Academia fue quien les quitó el predominio futbolístico a los ingleses. Con sus nueve campeonatos –siete de ellos consecutivamente- entre 1913 y 1925, Racing impulsó el fútbol criollo. En la era profesional compartieron –y comparten- el privilegio de pertenecer a los denominados “cinco grandes” del fútbol local, junto a Boca, Independiente y River. Sus equipos convocan multitudes, a tal punto que San Lorenzo y Racing se ubican tercero y cuarto, respectivamente, en la tabla histórica de venta de entradas. Por los años setenta, a ambos se les complicó en demasía el panorama institucional y deportivo, lo que contrajo una década del ochenta opuesta al éxito de sus inicios. Tanto San Lorenzo como Racing padecieron instancias difíciles como el descenso. Son los únicos “grandes” que jugaron en la B. Por ello, muchas veces se notaron semejanzas entre sus hinchadas, tan multitudinarias como sufridas. Sin embargo, la hinchada de San Lorenzo fue más activa que la de Racing cuando jugó en la segunda división. Como bien tituló El Gráfico tras el ascenso del Ciclón, la parcialidad azulgrana, en la campaña del ‘82, “fue el jugador más admirable”. 81

Aunque las comparaciones sean odiosas, bien vale marcar las diferencias entre una campaña y otra. No sólo es contraponer el desarrollo del equipo (San Lorenzo ascendió en un año siendo campeón, mientras que Racing tardó dos y lo hizo por un Octogonal), sino también desarrollar la convocatoria de la gente. Racing descendió en 1983, año que San Lorenzo volvió a jugar en Primera tras su fugaz paso por la B. El conjunto de Avellaneda perdió la categoría el 22 de diciembre, en la anteúltima fecha, al caer como local con su homónimo de Córdoba. Para colmo de males, la Academia se despidió de la A ante su clásico rival, Independiente, casualmente campeón por un punto sobre el Ciclón en ese Metropolitano del ‘83. La vergüenza deportiva que sufrió Racing generó innumerables problemas, que se maximizaban por la grave crisis económica que atravesaba el club por esos años. El 5 de febrero de 1984, la Academia debutó en el torneo de la B, que aún conservaba el mismo formato de competencia que se utilizó en 1982. El estadio Juan Domingo Perón, suspendido, no sirvió para el encuentro inicial contra Los Andes. La cita fue en Vélez y la convocatoria estupenda: 31.442 personas, casi diez mil más que en el debut de San Lorenzo en la B, aunque, vale remarcar, que los santos arrancaron en la cancha Ferro, más chica que el Amalfitani. A pesar de la muchedumbre que fue a Liniers, el partido no fue una fiesta completa. El núcleo duro de la barra de Racing se desplazó hasta la cabecera de Los Andes con el objetivo de robar una bandera. El episodio pudo suspender el encuentro, pero finalmente eso no ocurrió. Racing, sin lucirse, se impuso 2 a 1 con goles de Brindisi y Pavón. El mediocre segundo tiempo llevó a la parcialidad blanquiceleste a silbar el desempeño de sus jugadores. Con el correr de los partidos, la impaciencia y presión del público fue creciendo, situación que no ayudó a la formación del equipo de Jorge Castelli. Sólo hubo un poco de aire fresco para recibir a una gloria del club, el “Chango” Cárdenas, en aquel momento técnico de Deportivo Armenio, rival de Racing por la tercera fecha. La furia de los hinchas fue tal que, varios medios de prensa, no cubrieron el cotejo que Racing venció a Arsenal por 2 a 1 en la jornada número 20, el 16 de junio. El motivo de la ausencia periodística se originó por los reiterados incidentes que producían los racinguistas durante el torneo, atacando inclusive a los propios periodistas. Las crónicas destacaron siempre a la hinchada de Racing más por la violencia ejercida que por su propia convocatoria, lejana a la de San Lorenzo. No llegó a hablarse de fenómenos sociales ni apoyo masivo, a pesar de que la Academia vendía en casi todas las jornadas más entradas que los equipos de segunda, aunque no así con los de primera. Para la vigésima primera fecha, cuando concluía la rueda inicial, sólo 10.000 hinchas concurrieron a Vélez para ver Racing-El Porvenir. Por su parte, en aquel entonces, el equipo estaba tercero en la tabla general, detrás del Deportivo Español (a ocho puntos) y Defensores de Belgrano (a una unidad). De todas formas, la Academia era el más taquillero de la B, pero no en comparación con los clubes de la A. 82

En 1982, San Lorenzo vendió, en las primeras 21 jornadas, 579.324 localidades (27.586 por partido), mientras que Racing alcanzó, en 1984, las 416.340 entradas (19.825), es decir, ocho mil espectadores menos por encuentro respecto a la convocatoria del Ciclón. La segunda rueda sería aún más traumática para Racing. Lejos de la punta (en la fecha 30 Español lo aventajaba con 16 puntos) y con cambio de entrenador (Agustín Cejas por el renunciante Castelli), los hinchas blanquicelestes tuvieron que visitar estadios reducidos, como el de Los Andes, Sarmiento de Junín y Español, entre otras canchas de Primera B. Mientras tanto, el plano institucional era delicado. La deuda llegaba a 1.200.000 dólares y, a su vez, doce miembros de Comisión Directiva presentaron su renuncia. El presidente académico, Enrique Taddeo, se vio obligado a convocar a las agrupaciones opositoras para apagar el incendio. Entre varios temas, se debatió la venta de un predio: la sede de Villa del Parque. Lo único que motivó a los hinchas fue el ingreso al Octogonal, ya que, finalmente, el Deportivo Español logró el primer ascenso a Primera A tras coronarse campeón. La primera prueba de la fase final para Racing fue Morón. El partido de ida lo ganó la Academia como visitante por 2 a 1. Sin embargo, la revancha en Vélez, fue para el Gallo por 1 a 0. Si bien el global terminó 2 a 2, los de Avellaneda alcanzaron el pase a las semifinales por haber finalizado en mejor colocación durante el campeonato. El siguiente examen fue Lanús, equipo al que terminó de vencer en los escritorios. La primera semifinal fue favorable a Racing (2 a 0). Hasta ahí, todo en orden y regla. El desquite comenzó el jueves 13 de diciembre en cancha de Independiente, siguió siete días después en Atlanta y terminó en el Tribunal de Disciplina el 21 del mismo mes. En Avellaneda el partido se suspendió por una agresión del público al juez de línea Felix Grasso. La AFA decidió que el encuentro se reanude el jueves siguiente, en Villa Crespo. Lanús ganaba 2 a 1 y le faltaba un tanto para empatar la serie. El réferi Emilio Misic finalizó el encuentro antes. Un juez de línea le advierte el error al árbitro principal. “Quedan dos minutos todavía”, le confirmó el réferi suplente, Jorge Borrelli. Enterado de su falla, Misic fue al vestuario en busca de los jugadores de Racing, pero éstos le contestaron que ya no tenían camisetas y el cotejo quedó inconcluso hasta que, al día siguiente, el Tribunal de Disciplina, a pesar de la constante protesta de los granates, decretó la finalización de la semifinal, depositando a la Academia como uno de los finalistas del Octogonal. Después de este despolijo episodio, llegó el primer chico para el segundo ascenso. En el Cilindro de Avellaneda, el 27 de diciembre, Gimnasia de La Plata sorprendió a todos y venció claramente a Racing por 3 a 1. Una semana después, en la ciudad de las diagonales, se disputó el encuentro decisivo. La ventaja del Lobo era considerable, pero no terminante. Sin embargo, los hinchas de Racing arrojaron la toalla antes de tiempo. Mientras los fanáticos 83

de Gimnasia agotaban sus localidades, los directivos de la Academia devolvieron muchos boletos ante el poco incentivo de su gente. Racing fue en busca de esos dos goles de diferencia para estirar la serie a un tercer partido, que se había establecido –de ser necesario- para el 3 de enero de 1985 en River. Pero el Lobo lo barrió con un contundente 4 a 2 ante más de 26.000 triperos que llenaron el Bosque. El partido tuvo la recaudación más grande del año en la B, pero no así de venta de entradas. El record del ‘84 se generó gracias a los 12.833.000 pesos que recaudó Gimnasia en su cancha, superando a los 10.400.000 del choque de ida, en Avellaneda. En tanto, el club blanquiceleste vendió 5.500 entradas, donde 300 eran plateas. “Se fue la Guardia Imperial”, tituló Crónica, explicando: “Con el tercero de Gimnasia, la hinchada (la barra ruidosa) de Racing se fue del estadio. Algunos pocos, incluso, llegaron a aplaudir en la retirada, a esa enorme masa en movimiento que era la hinchada de Gimnasia…”. El Lobo volvía, junto a Español, a jugar los domingos. Racing debía esperar un año más de sábados.

Racing no le “empata” a San Lorenzo El diario Tiempo Argentino realizó un informe sobre la convocatoria de los primeros trece partidos de San Lorenzo y Racing en la Primera B. La difusión de la investigación, reflejada con el análisis de dos próceres del periodismo deportivo, como Villita y Osvaldo Ardizzone, se dio a conocer el 4 de mayo de 1984. A continuación la reproducción exacta de ambos puntos de vista. 84

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Todos pensaban en el “boom” pero casi se está en un “bum” Por Villita El “boom” –esa especie de ruido que hace la notoriedad- es cosa de dos caras, que pueden tener nombre y llamarse, entonces, San Lorenzo de Almagro y Racing Club. En ambos casos, el “boom” representa la curación de la penuria, produciendo un hecho difícil de obtener en la vida, cual es el salir de las sombras para penetrar raudamente en la luz, arribando el cielo social que es la velocidad, un oropel que llaman triunfo. Los aficionados al fútbol conocen el proceso de San Lorenzo de Almagro, desde que empezó la mala en Primera A, culminando con el descenso a Primera B: después, por orden de sensaciones, la permanencia fugaz en esa categoría inferior, sus victorias espectaculares, el seguimiento apasionado de sus hinchas, las reiteradas lluvias sabatinas de papelitos y, al fin, el estallido clamoroso del regreso al viejo sitial de los Cinco Grandes. Cuando ese arribo se registró airosamente, empezó el declive racinguista. Como en un tango discepoliano, Racing se ladeaba… se ladeaba… hasta que la hecatombe se materializó y los prestigios históricos se marchitaron y los colores tradicionales se palidecieron y el viaje al infierno fue un itinerario con una apasionante esperanza: que el trayecto resultase un periplo de la ida y vuelta, así, cual había sido el andar sanlorencista. Todo se fue reproduciendo, en verdad, mientras detrás de San Lorenzo marcharon viejos y nuevos fanatismos cordiales, en pos del resurgido ensueño de Racing anduvieron amigos de todas las épocas, y, por qué no afirmarlo, el sentimiento unánime de la hinchada gloriosa del fútbol. Junto con la nerviosa preocupación de sus símbolos de volver sin la frente marchita, marchaba como un virtual coro estimulante la voz desde el púlpito que es la tribuna en la asamblea futbolística: “¡Racing volverá! ¡Racing tiene que volver!” Todo parecido. La concurrencia reventando espacios, los papeles chorreando desde las nubes, los cánticos, las esperanzas, las recaudaciones formidables, las radios convocando a sus respectivas audiencias, casi todas detrás de Racing, y la victoria, y los pláceles generales. Todo parecido, casi igual. Racing, en definitiva, cumplía con el compromiso tácito de pegar la vuelta con idéntico envión y prontitud con las que realizó sus viajes de ida y vuelta el equipo de Boedo. Con relación a la campaña azulgrana, no faltaron algunas dubitaciones iniciales ni tampoco escasearon, a cierta altura, las depresiones anímicas, porque todo amagaba frenarse. Sin embargo, esa fe, que derriba paredes, montañas colosales y obstáculos mil, fue ganando “domingo a domingo”. Concretamente, San Lorenzo de Almagro constituía un “boom” que se permitía el lujo de alterar el almanaque haciendo de los sábados, domingos… Con relación a la campaña blaquiceleste, las dudas fueron menores. Si San Lorenzo era comprobante de que “jugar en Segunda” no es la muerte, sino la renovación de la vida, Racing debía resultar favorecido por la experiencia de su colega: “Tiene que volver” con rapidez, brillo, rotundidad y masacre de cifras goleadoras y recaudadoras. 86

Hasta aquí, el sector de los parecidos. De ahí en adelante, las diferencias. Racing no pudo “agarrar” la punta y sostenerse en ella; su hinchada tiene motivos para silbar, los jugadores no consiguieron quitarse los pesos simbólicos de las espaldas, el técnico no pudo imponer su aritmética que teoriza multiplicando el valor de no perder… y Racing vio cómo se le iba de las manos el colorido globo llamado “boom”, manejado ahora por Deportivo Español. En estos momentos, cuesta un poco creer que Racing se resarcirá inmediatamente de sus penurias modelo 1984, porque el “boom” se esfumó y el primer puesto se halla algo lejos y la racha adversa tiene visos de transformarse en ventarrón tempestuoso. La versión terminante ha degradado a una retórica negativista, al menos desconsolada: “¿Podrá volver Racing?”. Claro que estas disquisiciones, que detectan la angustia de los hinchas racinguistas, no constituyen agorería ineluctable. Simplemente, quisimos trazar un paralelo entre dos “boom” y el proceso nos ubica ante una flamante desventura, que tampoco tiene por qué considerarse “parate” definitivo. Racing, en verdad, tiene una chance suprema: iniciar ya mismo la nueva escalada al “boom”, ponerse el buzo sudoroso de ir para adelante. Pero, es sí: ¡hacia adelante!, lejos de teorías especulativas. Para entrar a Primera A hay que jugar de primera. Racing lo sabía antes, no puede olvidarlo ahora. El “boom” puede reanudarse en cualquier momento, pero deber tenerse cuidado con el ¡bum! San Lorenzo y Racing, dos grandes del fútbol argentino que conocieron la misma curva descendente, que entraron en el mismo túnel en busca de la misma luz. Dos enormes historias de fútbol, plenas de ídolos y lauros, empequeñecidas y humilladas por una tabla de posiciones que parecía invertida, de tan dramática. Dos personajes dispuestos a jugar el rol de muchachito-héroe, y a levantar las alas del eterno Ave Fénix. Dos ilusiones de fiesta, delirio, goles, victorias. Dos miras puestas sobre el ascenso, dos actitudes resueltas a jugarse la vida. San Lorenzo y Racing en Primera B, en el 82 los de Boedo, actualmente los de Avellaneda. Las comparaciones son odiosas, sobre todo para quienes son comparados. De todas formas, no hacen falta muchas palabras para verificar que, al menos en las primeras siete fechas, son dos caminos distintos aquel azulgrana del 82 y este albiceleste del 8. San Lorenzo llevaba 9 partidos ganados, 4 empatados y ostentaba su invicto, mientras este Racing ganó 6, empató también 4, pero el invicto quedó atrás en la sexta fecha, perdiendo hasta hoy 3 partidos. San Lorenzo era más goleador, con 25 contra 20; y tenía también menos goles en contra, 9 contra los 14 de Racing. Hasta en las tribunas, las cifras dan como ganador a los parias de Boedo, con 313.466 populares y 126.720 plateas contra 208.277 y 70.691. El final de San Lorenzo fue una gran fiesta. 87

1985. Racing sale al Monumental para jugar la primera final del Octogonal con Atlanta. No hizo falta habilitar las plateas.

En el caso San Lorenzo, un único sentimiento: la pasión Por Osvaldo Ardizzone Yo sé que cuando San Lorenzo se fue a la B, el quebranto fue casi nacional. Se advertía una pena de país, una piedad que albergaba un sentimiento de simpatía solidaria, como cuando nos enfrentamos a la arbitrariedad de la injusticia o a la crueldad de un despojo. Y también estoy convencido que ese desconsuelo nacional influyó mucho en el ánimo ya de por si agobiado de los simpatizantes de San Lorenzo. Ya no era sólo pena, postración, sino rebeldía. El sentimiento se fue irguiendo, fue adquiriendo más estatura, más vigor, más potencia espiritual. Ahí fue donde fecundó más el fenómeno del regreso. Los grandes movimientos se instalan más en la pasión que en el intelecto. Los ideólogos piensan, elaboran, diagraman, pero después es necesaria la pasión que impulsa, que arrasa, que se torna avalancha, torrente incontenible. Es la simpatía que crea la postergación, la solidaridad que fabrica la humildad. Eso fue San Lorenzo, en un momento todo fue San Lorenzo. Hasta la vestimenta de las damas. Remeras, pulóveres, gorros, boinas, camisas… Buenos Aires se vistió de San Lorenzo. Los sábados fueron propiedad exclusiva de “ellos” y adquirieron más calor popular que el fútbol más adulto de los domingos… Las canchas fueron todas pequeñas, incluida la de Vélez, a tal punto que en el mismo club de Liniers se temía por un éxodo del sentimiento. Vélez hacia San Lorenzo por esa psicosis que calaba hondo hasta el contagio… ¿Qué ocurría en los sábados de Buenos Aires cuando San Lorenzo actuaba en Vélez? La peregrinación de los fieles que se atravesaba la ciudad con el bullicio ensordecedor de los bombos, de los redoblantes, de los cánticos… Pero centenares de promesante todos, colorea dos de San Lorenzo, mujeres, pibas, matrimonios, abuelos… 88

1982. San Lorenzo sale al Monumental para jugar por la sexta fecha de la B con Tigre. Hubo que abrir todo el estadio para albergar los 74.048 fanáticos. Pocas veces asistimos a un fenómeno de esa magnitud en el medio futbolero. A tal punto que los sanlorencistas nunca capitalizaron tanta simpatía de los demás, en tiempos de la A, rivales enconados de toda la visa… ¿Y cómo se redondeó el fenómeno San Lorenzo? Que los jugadores, a despecho de alguna mediocridad, no pudieron salvarse del contagio. Ellos fueron los primeros en sucumbir a esa influencia que impulsaba desde arriba… Era la primera manifestación de un hecho semejante y los jugadores no pudieron sustraerse, fueron imponentes para ahuyentar esa presión espiritualmente apasionada que exigía cada vez más, más a medida que se consumaban los triunfos, que la expedición de regreso presentía más cercano al objetivo final… Por eso, aunque cueste admitirlo, es que nace el San Lorenzo ofensivo, el que se lanza al ataque sin meditar, sin reflexionar, desprotegiéndose, arriesgándose. San Lorenzo equipo-San Lorenzo-tribuna se funden en una única identidad indisoluble. Ni la tribuna puede sola, ni sólo puede el equipo. Los fundamentos técnicos son superados por los de la pasión… Ninguno de los dos, jugadores-hinchada pudo ya conformarse con el amor tibio, formal, reflexivo, a medias. Sólo la pasión, sólo el desborde. Por eso desde allá arriba, aún ahora mismo las exigencias no se calman, no silencias, no se conforman. Así creció la urgencia de San Lorenzo hasta transformarse en gesta que caló en lo más hondo de la popular… Y el fenómeno sólo puede y pudo plasmarse porque todos, todos, se sintieron modesta, humildemente, protagonistas de un sentimiento común a todos, en todo caso, único. ¿Por qué no se reproduce el fenómeno con Racing? Sí, amaga con alcanzar la misma dimensión, pero ya no es el primero, no provoca la misma piadosa simpatía. Ya había ocurrido con San Lorenzo, cuando fue injusto, cuando fue una crueldad, un despojo. Además, Racing acude a más “mercenarios de emergencia”, cree más en la historia-Racing, en la Academia en Racing-blasones… 89

Todos, hasta los ajenos, suponen –o suponían- que Racing regresaría a Primera A por linaje y en la sobrestimación se fue perdiendo modestia, humildad. Y frente a los primeros contrastes, las primeras decepciones, se fue debilitando el sentimiento… Faltó el fermento popular que acompañó a San Lorenzo, que fue protagonista en San Lorenzo, faltaron los gorros, las camisas, las muchachas con las remeras San Lorenzo, las marchas, las peregrinaciones, los cantos. Falta quien empuje al ataque. Pero no es fácil lograrlo. Por eso el fenómeno-San Lorenzo no puede ser igualado por Racing. Por eso la trascendencia es distinta… Porque, además, San Lorenzo fue el primero.

Los primeros 13 pasos “Las estadísticas no mienten y aquí se las ofrecemos completas”, anunció el matutino. Fecha 1: San Lorenzo 2 – Gimnasia LP 1: 21.841 entradas Racing 2 – Los Andes 1: 31.442 entradas Fecha 2: Defensores 0 – San Lorenzo 2: 24.273 entradas Talleres R.E. 2 – Racing 3: 23.179 entradas Fecha 3: San Lorenzo 2 – All Boys 1: 16.376 entradas Racing 1 – Armenio 1: 18.895 entradas Fecha 4: Almirante Brown 0 – San Lorenzo 1: 44.145 entradas All Boys 0 – Racing 1: 24.525 entradas Fecha 5: San Lorenzo 4 – Atlanta 0: 39.479 entradas Racing 0 – Tigre 0: 25.588 entradas Fecha 6: Tigre 1 – San Lorenzo 1: 74.048 entradas Morón 1 – Racing 0: 25.523 entradas Fecha 7: San Lorenzo 3 – Argentino de Quilmes 0: 34.544 entradas Racing 0 – Nueva Chicago 0: 15.085 entradas Fecha 8: Estudiantes 1 – San Lorenzo 2: 38.037 entradas Argentino (Rosario) 4 – Racing 0: 44.920 entradas 90

Fecha 9: San Lorenzo 0 – Lanús 0: 42.173 entradas Racing 4 – Gimnasia 0: 12.687 entradas Fecha 10: Los Andes 3 – San Lorenzo 3: 22.129 entradas Racing 2 – Sarmiento 1: 11.369 entradas Fecha 11: San Lorenzo 1 – Talleres R.E. 1: 25.576 entradas Lanús 0 – Racing 2: 15.800 entradas Fecha 12: Italiano 1 – San Lorenzo 2: 36.143 entradas Racing 0 – Español 0: 17.780 entradas Fecha 13: San Lorenzo 2 – Armenio 0: 24.622 entradas Banfield 4 – Racing 2: 12.175 entradas

Totales San Lorenzo: 443.386 localidades vendidas (34.106 por encuentro) Racing: 278.968 localidades vendidas (21.459 por encuentro)

En su segundo año, la Academia volvió a Primera En 1985 Racing volvió a su habitat natural. Pero para lograrlo, tuvo que recurrir nuevamente al Octogonal. Su desempeño en el campeonato fue irregular y mediocre, a tal punto que el equipo tuvo cuatro directores técnicos. Comenzó Agustín Cejas, que venía de la campaña anterior. Los malos resultados lo alejaron para darle lugar al breve interinato de Cacho Giménez. Luego asumió Vicente Cayetano Rodríguez, pero su gestión fue pésima y también se fue. Finalmente, llegó un hombre del riñón racinguista: Alfio Basile. Disputadas 42 fechas, Racing finalizó tercero, detrás del campeón Rosario Central y San Miguel, quien debutaba en el torneo proveniente de la Primera C. La Academia llegó a la final del Octogonal luego de eliminar a Banfield (Cuartos) y Quilmes (Semifinales). El último escollo para el ascenso fue Atlanta. En la final inicial, Racing cortó todas las aspiraciones de los Bohemios: 4 a 0 en cancha de River. A la semana siguiente, casi para cumplir con el reglamento, se jugó la revancha, que finalizó 1 a 1.

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La “B” fue record con el paso del Ciclón La diferencia en el paso por la B entre Racing y San Lorenzo no la marca únicamente la forma de ascender que cada uno conquistó. También existe otro contraste. En 1982, esta división vendió un total de 1.972.999 entradas, entre generales y plateas. En 1984, el año que la Academia debutó en la segunda categoría, se expendieron 1.685.694 localidades, mientras que, al año siguiente, donde Racing logró finalmente subir a la A, la venta cayó a 1.464.052 boletos.

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Capítulo 14 PARTÍCIPE DESDE EL CIELO “Hoy, muerto el Padre Massa, lo llamaremos el padre de San Lorenzo de Almagro, queda pendiente una deuda que por ser de gratitud habrá de ser eterna”, revista El Ciclón.

El 11 de noviembre de 1982, cinco días después de recuperar la máxima categoría, se conmemoró el Centenario del natalicio del Reverendo Padre Lorenzo Massa, fundador espiritual de una pasión llamada San Lorenzo de Almagro. Este cura salesiano, oriundo de la localidad de Morón, recibió los hábitos clericales el 13 de febrero de 1898. Diez años más tarde, fue designado como encargado del Oratorio San Antonio, anclado en pleno Almagro, ahí en México esquina Treinta y Tres Orientales. Decir que el Padre Massa fue el fundador directo de San Lorenzo es equívoco. Él adoptó, por intermedio del fútbol, a un grupo de purretes que querían jugar a la pelota. Ante los peligros de la calle, el cura les ofreció sus instalaciones a cambio de que ellos acepten tomar los hábitos religiosos los domingos. Conformes con la propuesta, los jóvenes de los barrios de Almagro y Boedo empezaron a darse cita cotidianamente en el Oratorio. A pesar de ello, Lorenzo Massa los aconsejó para que se organizaran un poco más. Los pibes, entre los que se destacaban los hermanos Monti, Scaramusso, Xarau, Coll, Gorena y Gianella, participaban en los desafíos barriales bajo el nombre de “Los Forzosos de Almagro”. Semejante distinción no era del agrado del cura. Por ello, el 1 de abril de 1908, los chicos se reunieron para fundar el Club Atlético San Lorenzo de Almagro. La definición de la entidad fue por los siguientes tres motivos: en homenaje al Sacerdote que los adoptó, al santo mártir de la iglesia cristiana y a la batalla que le sirvió al general San Martín para comenzar con su cruzada libertadora por América. San Lorenzo empezó a crecer vertiginosamente. Tres títulos locales y dos internacionales en la era amateur le bastaron para encaminarse entre los equipos 93

más poderosos del fútbol local. A su vez, el club evolucionó institucionalmente gracias a la inversión inmobiliaria que se gestó en avenida La Plata al 1700. Ahí Lorenzo Massa festejaría dos títulos más: 1933 y 1946. El 31 de octubre de 1949 se despidió de San Lorenzo para conocer directamente al Dios que tanto tributo le había brindado en vida. Muchos dicen que a partir de esa fecha, el club no fue el mismo. La hermandad que transmitía el Padre Massa fue única e irrepetible. Sin embargo, los éxitos deportivos –y no sólo futbolísticos- continuaron hasta mediados de los años setenta. Conocido el panorama financiero por aquellos tiempos, San Lorenzo comenzó a despedirse de avenida La Plata y de la Primera División. Así fue que, en 1982, cien años después del nacimiento del cura salesiano, esa confraternidad que él inculcaba, volvió a relucirse todos los

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sábados con el conmovedor apoyo de la gente del Ciclón en el momento más crítico de la institución. Parecía que Lorenzo Massa, desde el cielo, no quería que esa pasión social y deportiva que cultivó se viese en peligro, a punto de desaparecer. Los hinchas tomaron fielmente los hábitos en el ’82. No habrán ido a misa muchos de ellos, pero sí peregrinaron por todas las canchas –menos la propia, claro- para sentirse tan forzosos como aquellos pibes de principio de siglo veinte.

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La historia del cura Lorenzo fue tan particular que se llevó al cine. Su excepcional intérprete fue el actor Ángel Magaña, quien, casualmente, falleció en 1982… Quizás este protagonista le fue a avisar al Padre Massa que su club, por el que tanto amor entregó, estaba más vivo que nunca.

Escena de la película “El cura Lorenzo”

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7 Capítulo 15 POSTALES DE UNA PASIÓN “Nos fuimos al descenso, nos vendieron la cancha, lo que nunca pudieron es parar a esta hinchada...”, el pueblo de San Lorenzo. A pesar de la tristeza que se vivió en el duro 1981, los santos de Boedo anduvieron peregrinando por las canchas más grandes del país, derrochando una admirable alegría que atrajo a todo el ambiente futbolero. La fidelidad de San Lorenzo, traducida en llenos totales, quedó registrada en en imágenes que hoy están rescatadas y que ni el paso del tiempo podrá borrarlas de la memoria de aquellos hinchas que cumplieron con la misión de alentar al Ciclón donde quiera que juegue.

“Ciclón, Ciclón, es solamente un año, te vamos a seguir, a donde quieras ir”.

“Azul con azul, y en el medio rojo, esos son los colores que me vuelven loco”. 97

“Ponga garra San Lorenzo, ponga garra y corazón, esta hinchada, se merece, se merece ser campeón”.

“Vamos mi San Lorenzo, y pongan garra que tenemos que ganar, ésta es tu hinchada, te seguirá y ya muy pronto volveremos a la A”.

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“Globo, yo no lo niego, vos sos roñoso porque, naciste quemero, con el camión municipal, todas las noches vos salís a laburar, Juntando toda la basura, de toda la Capital, la llevás para tu casa, que es la cancha de Huracán”.

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“Ahí viene la hinchada, me gusta bailar, ahí viene la hinchada, me gusta bailar, y vamos, vamos San Lorenzo, que volvemos a la A”.

“Vamos, mi San Lorenzo, y ponga garra que tenemos que ganar, esta es tu hinchada, te seguirá, y ya muy prono volveremos a la A. No me importa el periodismo, no me importa el qué dirán, yo te sigo a todas partes, cada vez te quiero más”. 103

“Globo, fue caminando, junto con Boca y Grondona, hasta Luján, para pedirle ante al altar, y de rodillas que no suba tu papá. Tu papá viene subiendo, nadie lo puede parar, porque entre todos los santos, éste es que puede más”.

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“Vamos mi San Lorenzo, y ponga garra que tenemos que ganar, esta es tu hinchada, que te siguió, durante el año 1982. Ya llegamos ¡che bosteros! ya llegamos Huracán, nuestros hijos están contentos, porque llega su papá.

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“Vení, vení, cantá conmigo, yo te lo pido de corazón, cantá bien fuerte, no tengas miedo, que de Boedo salió el campeón”.

“Grondona que mal se te ve, Boedo se va de la B”.

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“Mirala, que linda viene, mirala que linda va, es la hinchada de Boedo, que volvió a Primera A. No me importa donde juegue, siempre lo voy a seguir, yo lo quiero a San Lorenzo, y con él voy a morir”.

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Capítulo 16 ENAMORÓ A PROPIOS Y… EXTRAÑOS “Vengo porque me gusta que mis dos hijos vean fútbol. No soy hincha de San Lorenzo, pero me decidí a venir los sábados porque me gustan los espectáculos populares y esto es un fenómeno popular y quiero que los chicos lo conozcan”, María Cecilia Centurión, una de las tantas de miles de personas que se sumaron a la fiesta azulgrana.

La hinchada de San Lorenzo mostró tener un don divino que no se apagó ni en las peores etapas. Sin cancha, en el año que jugó en la B, tuvo que peregrinar por todos lados y recurrir a alquileres. Si bien comenzó siendo local en Ferro, en Vélez se sintió más propietario que nadie. Inclusive que el propio Vélez. Ahí disputó veinte partidos durante 1982, casi la mitad del campeonato. El Amalfitani, espléndidamente ubicado y con un gran caudal de medios de locomoción para acercarse, resultó ser el más cómodo y el que depositó más hinchas del Ciclón en sus tribunas. Liniers, Villa Luro, Versalles y toda la zona Oeste empezaron a sentir el clamor del barrio de Boedo. San Lorenzo y su gente, a lo largo del torneo, sábado a sábado, contagiaron una franja de la ciudad que todavía no tenía un serio referente. Las calles aledañas se nutrían de caravanas que le daban vida a la zona. Los vecinos estaban gustosos de ver hinchas alegres en un momento que otros hubiesen preferido el silencio o, peor aún, el abandono. En el barrio, dos horas antes del partido, no había lugar para estacionar. La comisaría 44 de Versalles instalaba más efectivos para prevalecer el orden. Pero no hacía falta: una hinchada sola era la que siempre desbordaba la cancha de Vélez. 109

Conmovedor fue cada recibimiento de los hinchas. Acá Insua saliendo con un jóven. El fenómeno San Lorenzo, el de las convocatorias multitudinarias, captó el interés de extraños, foráneos que comprometieron su original sentimiento. Niños y adolescentes que concurrían a Vélez Sarsfield, como socios y vecinos de la entidad velezana, comenzaron a mirar con más cariño la casaca azul y grana. Los locales de indumentaria deportiva ubicados en Liniers poblaban sus vidrieras con camisetas del club de Boedo. El fenómeno San Lorenzo hacía al barrio hincha del Ciclón. Los dirigentes santos, astutos y despiertos ante la inédita causa popular, colocaron en diferentes partidos mesas dentro de las instalaciones de Vélez para atender a aquellos simpatizantes que buscaban asociarse. Esta iniciativa, disgustó a las autoridades locales. En números, la diferencia fue notable: mientras Vélez Sarsfield tenía, en el torneo Metropolitano (donde mejor se ubicó en venta de localidades) un promedio de 10.099 entradas por partido, San Lorenzo obtuvo una media de 25.361 boletos por encuentro. La diferencia relucía de un día a otro, de sábado a domingo. Esta revolución sabatina causada por San Lorenzo, motivó a los hinchas de otros equipos para sumarse a una fiesta que tomaron como propia, una fiesta que contrastaba con el Nacional y Metropolitano de ese año, torneos que el público dio la espalda desde un comienzo. Ver al Ciclón resultaba más sano. La alegría derrochada por los hinchas, con cánticos creativos y originales, sepultó la amargura del resto. Sin dudas que San Lorenzo ya era el “boom” deportivo del año. 110

Las familias enteras reconociendo el esfuerzo de Hugo Moreno. El espectáculo rendido entre papeles, gorros y banderas, acercó a la familia entera, que se reunía para ir a la cancha. Desde el abuelo que gritó los goles de Diego García, el papá que deliró con los caños de “Coco” Rossi hasta el chico que se encariñaba con la camiseta azulgrana gracias a la polenta de la “Chancha” Rinaldi. Una producción de la revista Goles Match evidenció el asombro del público que acompañaba a San Lorenzo, sin importar su sexo, edad, religión y, menos, su condición de hincha. Respetando los años de ese momento, reproducimos los testimonios más relevantes de quienes explicaron por qué seguían al Ciclón: “Sinceramente aún no me puse a analizar por qué vengo. Yo soy hincha de Boca y estoy viniendo todos los sábados a ver a San Lorenzo. Ahora que me hace esta pregunta, pienso que en realidad lo que me motiva es el espectáculo que brinda la gente. Por que si bien hay hinchadas numerosas como las de Boca o River, esto es distinto y no sé por qué”, Basilio Bruno, 40 años. “Porque en mi casa son todos de San Lorenzo y en la medida que puedo vengo casi siempre a verlo”, Ana María de Aquique, 42 años. “Ay, nene, vengo a verlo porque soy fanática desde que nací. Siempre lo fui a ver pero no tanto como ahora, que vengo siempre porque este año es una locura”, Ida Pauta de Liemi, 57 años. “Yo no soy de San Lorenzo, como mucha gente que viene ahora. Vengo a verlo porque tengo un amigo que juega en San Lorenzo. A mí me dio lástima cuando descendió y lloré un poquito. Ahora que está en la B creo que hay que alentarlo y aquí estoy”, Sandra Guliard, 19 años. 111

Los disfraces estaban a la órden de los sábados. Los chicos también se lucieron. “Porque acompaño a mi novio y como él siempre viene y no se pierde un partido… Además me gusta mucho el espectáculo de tanta gente junta”, María Velázquez, 31 años. “Porque soy hincha de San Lorenzo desde que en San Lorenzo no había alambrado olímpico, estaba la barandita. El año pasado no pude ir a verlo por razones particulares, pero este año pienso seguirlo siempre”, Roque Laurellana, 74 años. “Venimos porque está ganando y juega bien y no se dio nunca lo que se está viendo en este momento. Yo nunca lo seguí pero ahora usted ve que esto es tan lindo que yo vengo con toda la familia, mi marido, mi hermano, mi sobrino, mis hijos. Todo esto es muy lindo y no hay que desaprovecharlo”, Nélida Petit de Lorenzo, 36 años. “Porque soy hincha de San Lorenzo y si bien no venía seguido en años anteriores ahora que se juega los sábados, nos queda más cómodo para la familia”, Lidia Santos de Montejo, 27 años. “Yo vengo porque mi sobrina es fanática de San Lorenzo y tengo que traerla. Yo nunca venía a la cancha pero ahora tengo que venir a traerla a ella”, María Dolores Porcelia, 53 años. “Yo soy hincha de San Lorenzo desde que tengo uso de razón. Vivo en Castelar y como ninguno de mi familia es hincha del ‘santo’ me vengo en tren desde allá y mi tía me trae”, Liliana Andrea Lanatti, 13 años. 112

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“Yo soy hincha de Vélez y vengo porque mi marido es de San Lorenzo y quiero acompañarlo a él. Antes no iba casi nunca, pero ahora que juegan los sábados, sí”, Elina Martinoni, 30 años. “Porque soy hincha de San Lorenzo y porque me gusta todo esto, toda la gente de acá y me hace muy bien realmente. En el trabajo yo no tengo horario rotativo y por ahí no puedo venir, pero si no trabajo vengo porque es lindo estar con esta gente que quiere empujar toda junta para ver si pasa algo”, Hugo Testina, 24 años. “Yo vengo ahora porque me gusta todo el espectáculo y de paso acompaño a mi novio”, Laura Gatiche, 22 años. “Porque es mi equipo favorito y siempre lo seguí, así que ahora no le puedo fallar”, Walter Onainty, 22 años. “Yo vengo para hacerla la gamba a éste, que es hincha de San Lorenzo. Yo soy ‘gallina’, pero me gusta la fiesta ésta”, Gustavo Onainty, 24 años. “Siento mucho por San Lorenzo y lo voy a seguir adonde sea”, Héctor Néstor Jiménez, 17 años. “Ahora vengo con toda mi familia. Mi señora, mi nieto y mi yerno. Antes no, veníamos todos pero ahora es distinto. Al margen del partido incide el espectáculo que da San Lorenzo. Yo tengo una vida en San Lorenzo. Soy encargado de la pileta y tengo 33 años de servicio. Nos debían tres meses de sueldo, ahora sólo nos deben un mes, pero el cariño por San Lorenzo es tan grande que no puedo estar ausente”, Néstor Jiménez, 53 años. “Soy de River pero me gusta el juego que hace, aunque me gusta más la gente que llena la cancha”, Héctor Alberto Aracena, 22 años. “Soy hincha de San Lorenzo pero dejé de venir hace tiempo porque me descorazoné con el profesionalismo. Pienso que este años pueden cambiar algunas cosas y entonces vengo todos los sábados”, Erick Martensen, 45 años. “Porque soy hincha frustrado desde hace años y me parece que venir es una buena forma de ser hincha y a la vez poder presenciar un buen espectáculo no sólo en la cancha sino en el público y todo lo demás”, Alberto Martínez Costa, 30 años. “Porque soy fanático y creo que es un gran equipo. Siempre lo seguí a todas partes”, José Luis Arditti, 19 años. “Porque soy hincha de San Lorenzo desde que era chiquito. San Lorenzo es lo más grande que hay. ¿El año pasado? No, no iba. Este año vengo porque viene todo el mundo”, Julio González, 23 años. “Soy hincha de San Lorenzo y lo seguí toda la vida y mis pibes también”, Alfredo Ignacio del Campo, 44 años. “Yo soy mormón y antes no lo podía ir a ver porque los domingos se lo dedico a la iglesia. Ahora que juega los sábados puedo ver al equipo del cual soy hincha”, Julio Martínez, 50 años. “Porque me gusta el cuadro San Lorenzo. Cuando jugaban los domingos a veces faltaba pero este año vengo todos los sábados”, Ernesto Ricchieri, 11 años. 114

“Y… vengo porque gana siempre. Antes no ganaba nunca”, Antonio Rafaelli, 14 años. “Yo soy hincha de Boca, pero siento que toda la gente habla de San Lorenzo y vengo a ver algo bueno”, Carlos Fuzzi, 16 años. “Yo también soy hincha de Boca y vengo por lo mismo. Todo el mundo habla de San Lorenzo y pienso que debe ser lindo venir”, Adrián Fabián Otero, 16 años. “Porque pienso que en estos momentos es el equipo que está haciendo furor en la Primera B, cosa que nunca se vio. Soy hincha de Boca, pero como vivo cerca cada vez que juega en Vélez, vengo a verlo”, Héctor Murano, 29 años. “Yo soy hincha de Nueva Chicago y me gusta el buen fútbol. Como ahora con Chicago no veo buen fútbol, vengo a ver a San Lorenzo. Además, me gusta mucho el espectáculo que brinda la hinchada”, Edgardo Fabio Mistuzi, 17 años. “Soy hincha de San Lorenzo y antes no iba seguido, pero ahora uno tiene la oportunidad de sacar de adentro todo lo que no puedo sacar durante muchos años”, Norberto Polinaro, 47 años. “No, antes no venía nunca. Ahora vengo junto con mi esposo que es hincha de San Lorenzo y lo hago porque ahora todo el mundo parece que lo sigue. Debe ser porque está en la mala, ¿no?”, Silvia de Serra, 29 años. “Yo soy hincha de River, pero vengo porque mi papá es de San Lorenzo. Me gusta el fútbol y también la gente”, Mariano Reili, 10 años. “Antes no venía tan seguido, pero ahora que está en la B hay que ayudarlo… y uno es hincha y tiene que estar”, Raúl Ángel Juez, 29 años. “Porque siento que San Lorenzo me necesita. Antes no venía, pero ahora sí y traigo a los pibes porque quiero que ellos también participen”, José Cristiani, 37 años. “Hace 60 años que soy hincha de San Lorenzo y este año siento algo nuevo. Creo que el haber descendido al final le hizo bien”, Carlos Ruiz Cobo, 67 años. “Dejé de verlo el año pasado porque me había decepcionado bastante. Pero este años es una atracción extraña verlo en la B”, Hugo Eduardo Micheli, 36 años. “Porque me gusta el cuadro. Yo soy hincha desde los siete años y me gusta también la gente”, Carlos Enrique Moraita, 10 años. “Porque me apasiona el fútbol y me apasiona San Lorenzo. El año pasado no venía porque creo que no despertaba el entusiasmo necesario. Este año por lo que usted ve es distinto. Además el espectáculo de la gente es monumental”, Antonio Centreoni, 67 años. “Porque hace 21 años que soy socio de San Lorenzo y la verdad que nunca esperaba encontrar este espectáculo que está brindando toda la hinchada de San Lorenzo. Creo que esto se debe a que los grandes reveses de la vida 115

hacen que la gente siempre se agrupe y busque salir adelante. Ojalá que esto sirva de modelo para nuestro país en otras cosas”, Jorge Manfredi, 56 años. “Porque es una cosa que llevo en el corazón desde que tengo uso de razón. Es un sentimiento muy profundo y este año se ha dado una cosa que nunca vi. Un movimiento tan espectacular, cosa que yo nunca vi en el fútbol. Creo que se debe mucho a la necesidad de exteriorizarse de la gente, realmente se ha convertido en la fiesta semanal. Uno viene a la cancha y sirve para poder escupir un montón de cosas que junta en la semana, con todas las frustraciones que todos los argentinos hace años que venimos sufriendo y sirve para integrarse en forma conjunta y pelear por lo mismo”, Raúl Héctor Ramos, 44 años.

Dos años después, Vélez se negó a alquilarle el estadio a San Lorenzo Como consecuencia del arraigo que tuvo el Ciclón en Liniers durante 1982 en la B y, al año siguiente en el subcampeonato del Metropolitano, donde también fue primero en venta de entradas, para el Nacional del ’84 San Lorenzo tuvo que buscar otra cancha para ser local, ya que en una confusa negativa, las autoridades de Vélez le cerraron las puertas del Amalfitani a los “cuervos”. El presidente velezano Ricardo Pascual Petracca, empresario de una fábrica de ascensores, fue uno de los impulsores de esta iniciativa. ¿El motivo? El fervor que despertó San Lorenzo en Liniers provocó el traspaso del sentimiento de muchos socios y simpatizantes de Vélez. Tal es así, que por las instalaciones del club muchos circulaban con la camiseta del Ciclón, obligando a los directivos a colocar carteles (foto) con la siguiente leyenda: “En Vélez, la de Vélez. Está prohibida la utilización de toda indumentaria deportiva de clubes nacionales e internacionales, excepto la selección argentina…” Al respecto, los pares de San Lorenzo mostraron su enojo porque debieron buscar sobre la marcha otro predio –finalmente fue Atlanta- para recibir, por el torneo Nacional, a Temperley, Gimnasia de Mendoza y Unión del Chaco. “Lo que nos hizo Vélez Sarsfield no tiene calificativo –expresó el dirigente Devicente a El Gráfico-. Además no entiendo cómo la AFA no medió para que revocara su actitud. Pero el culpable de todo no es Petracca, sino el arquitecto Pérez. Varios directivos hablaron con Petracca y nunca pudieron sacar cuál fue el verdadero motivo de la negativa”. El “No” proveniente de Liniers tenía una sola explicación, y los hinchas de San Lorenzo, fiel a su estilo, lo dieron a entender con una sola canción: “Señor Petracca, ya no hay solución, los hinchas de Vélez ya son del Ciclón”. 116

“Papá: no quiero ir más a ver a Argentinos. Llevame a ver a San Lorenzo” Estas palabras pertenecen a Emiliano Rodríguez Leone, en su versión 1982. En ese año, el joven, portador de siete años de vida, era simpatizante de Argentinos Juniors. “Yo fui a la cancha el día que San Lorenzo se fue a la B, y lo curioso es que estaba en la tribuna del Bicho, del que yo era hincha”, confesó. “Ese día fui con mi papá, que es del Ciclón y se bancó estar en la popular del rival. Lo que más recuerdo es la salida de la cancha. Mi viejo no decía una sola palabra mientras todos los hinchas de Argentinos festejaban”, inmortalizó con mucho esfuerzo. Emiliano notó cómo su padre Manuel, un español que escapó de la Guerra Civil y vino al país cuando tenía 10 años, en 1954, sufrió el dolor del descenso en aquella tarde del 15 de agosto de 1981. “Mi papá se hizo cuervo por un tío de él, que también era español”, contó Emiliano, graficando con detalles cómo surgió el sentimiento de su progenitor: “Aquel tío le dijo terminantemente: ‘en Argentina los españoles son de San Lorenzo o Independiente’. Por suerte, mi viejo fue por primera vez a la cancha a ver al Ciclón. Y desde ahí que lo sigue siempre”.

Metamorfosis. A los 7 años, con la camiseta del Bicho. Dos décadas después con la del Ciclón, junto al arquero Oscar Passet, campeón con San Lorenzo en 1995. El romance entre Emiliano y el club de La Paternal nació por su abuelo materno, José Leone, un ex dirigente de aquella institución. “Mi mamá Lidia y mi hermana son del Bicho y de entrada yo iba con ellos a la cancha. Cuando San Lorenzo empezó a jugar en la B me repartía: los sábados iba a ver al Ciclón y los domingos a Argentinos”, contó. “Era tanta la gente que iba a ver a San Lorenzo que me impresionó mucho. Hasta la cuarta o quinta fecha seguía a los dos, pero a partir de ahí le dije a mi papá: no quiero ir más a ver a Argentinos. Llevame a ver a San Lorenzo”, resaltó. 117

Si bien todavía era un niño, Emiliano aún tiene grabado en su mente el mítico encuentro con Tigre en el Monumental: “El partido fue un embole, pero la fiesta de la gente no se me borra de la cabeza. Yo me hice hincha por el entorno más que por el equipo o algún jugador. De aquel momento me gustaban Rinaldi y Quinteros, pero la hinchada fue lo que me volvió loco”. Manuel admirable nunca me lo que vi cambio”.

jamás se hubiese imaginado la metamorfosis de su hijo, más por su paciencia para inculcarle los colores azulgrana. “Él –cuenta Emilianoinfluenció para que yo me haga cuervo. Fue una decisión propia por en el ‘82, aunque mi mamá Lidia le recriminaba bastante por mi

Actualmente, Emiliano es contador público e integrante de la Subcomisión del Hincha del Club Atlético San Lorenzo de Almagro. Lo sigue a todos lados y sueña con ganar la Copa Libertadores. Hoy cuenta esta experiencia con cierto humor, de forma pintoresca. “Pensar que festejé el penal que tapó Alles. Pero bueno, era muy chico. Ahora voy a todas partes a alentar a San Lorenzo y me enfermo cuando pierde”, resume. Emiliano Rodríguez Leone, uno de los tantos frutos que se cosecharon durante el fenómeno social que desató San Lorenzo en 1982. Y si bien su caso es especial, no es único, hubo miles que padecieron el mismo éxodo del sentimiento.

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Capítulo 17 CORRER, LIMPIAR Y GOLEAR “Lo vi en varios partidos y creo que está entre los mejores delanteros que tiene el país. Este año la rompió”, Carlos Bianchi, en aquel entonces delantero de Vélez Sarsfield.

En febrero de 1976 pisó el Gasómetro de avenida La Plata por primera vez. Una prueba en las inferiores de San Lorenzo lo esperaba. Quedó como número 5, pero inmediatamente lo ubicaron más arriba, de 9. Jorge Roberto Rinaldi tuvo una juventud particular. Vivió todo tipo de experiencias en el ámbito deportivo. En el ’77 se consagró campeón de Novena División, luego brilló en el título de Octava siendo el goleador con 20 tantos. Además, fue subcampeón de Séptima y posteriormente otra vez campeón, pero en Sexta. Más allá de los éxitos, Rinaldi tuvo un ligero crecimiento cuando pasó a integrar la Tercera con edad de Séptima. Sus formidables actuaciones lo obligaron a subir un escalón más. Su hermano mayor, Osvaldo, le avisó durante una tarde en su casa de Lugano que debía presentarse a entrenar con la Primera. “Pensé que me estaba cargando. Tuve que pedir permiso en el colegio, no lo podía creer”, sintetizó la “Chancha”. Su debut mayor fue el 31 de agosto de 1980. San Lorenzo, dirigido por Carmelo Faraone, luchaba por no descender y enfrentó a Independiente, en un clásico que terminó sin goles. “¿Sabés quiénes me marcaron? Olguín y Villaverde… casi nada”, recalcó con orgullo el rubio delantero. De todas formas, en esta especial etapa de su vida, hubo tiempos para los lamentos también. Rinaldi integró la Selección Juvenil de 1981, que consiguió la clasificación al Mundial que luego se disputaría en Australia. Pero su codo se descolocó y no le quedó otra alternativa que despedir a sus compañeros en Ezeiza. A este mal momento, se le sumó otro de relevancia: el descenso de San Lorenzo en ese mismo año. 119

Con 19 años, Rinaldi explotó en la B. Era el más admirado por los jóvenes. Fue un trago amargo para él, como para sus compinches de divisiones inferiores, Madelón e Insua. “Los que nos habíamos criado acá en el club sabíamos que era un momento muy importante y decisivo”, destacó. Llegó 1982 y parecía que el mundo se venía abajo para la joven promesa. Inicialmente Juan Carlos Lorenzo no lo tuvo en cuenta –no viajó a Necochea para hacer la pretemporada- y encima no tuvo suerte con el sorteo del servicio militar obligatorio. “Cuando llegó la cédula para presentarme al cuartel pensé que iba a tener un año tétrico”, sostuvo Rinaldi. “Me brindaron ayuda para no perderme ningún partido, aunque en algunos llegué un poco chamuscado. Siempre puse mucho esfuerzo para estar los sábados. Hacía lo imposible con tal de escaparme”, descargó respecto a su experiencia en la “colimba”. Una de las premisas que se inculca en el ejército a los soldados es el respeto a la autoridad, el orden y la conducta, practicando un régimen verticalista. A pesar de ello, la disciplina de Rinaldi fue la más alterada del plantel, provocando tres expulsiones a lo largo del campeonato. Sus protestas fueron criticadas –constructivamente- en su momento por algunos de sus compañeros. Él las aceptó y a pesar de sus frescos 19 años cambió su conducta y terminó desplegando un rendimiento extraordinario en el torneo del ’82, consagrándose como goleador del equipo con 15 anotaciones. Una de ellas, ante Deportivo Armenio, fue brillante, arrancando desde mitad de cancha: “Como gol fue muy lindo, más porque fue un partido reñido –ganó el Ciclón 2 a 0- que sirvió para seguir arriba”. 120

El campeonato de la B marcó decididamente la carrera de Rinaldi. Sobre todo por la expectativa que generó la gran muchedumbre que los siguió sábado a sábado. “Fue un año atípico. Sabíamos que la hinchada iba a acompañarnos, pero no creí que tanto como lo hizo. No era solamente en los días de partido, era durante toda la semana. Hasta los entrenamientos estaban llenos de gente”, graficó la “Chancha”. Veinticinco años después, la memoria del ex columnista del diario Clarín sigue intacta: “Lo primero que se acuerda la gente que en ese momento tenía entre siete u ocho años es del ascenso, sin dudas. Lo que hizo la hinchada en el campeonato del ’82 se lo puede comparar con una copa internacional”.

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En referencia al plantel que integró en la Primera B, destacó: “Era un collage de edades. Se basó en el respeto, principalmente cuando llegó Yudica, que fue el gran impulsor, más allá que el Toto Lorenzo había comenzado dirigiendo al equipo”. Al respecto, agregó: “José no sólo unió al grupo, también lo mentalizó para ascender. A mí de entrada me mandó al banco, pero terminé como titular. Cuando se fue me dolió mucho, porque él es un tipo muy querido”. La campaña de Rinaldi en la B fue el despegue absoluto de una admirable carrera como profesional. Carlos Bilardo, seleccionador argentino desde 1983 hasta 1990, lo convocó en reiteradas ocasiones para vestir la camiseta nacional. “Fue un año histórico que lo tengo guardado en mi corazón porque la gente no lo olvida, y si la gente de San Lorenzo no lo olvida es un orgullo para mí”, cerró el gran protagonista de aquel campeón de 1982.

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Capítulo 18 APOSTILLAS Y CURIOSIDADES DEL CAMPEÓN Un hincha a distancia El presidente de facto de la República de Brasil, General Joao Baptista Figueiredo, se confesó hincha del Ciclón, ya que en 1933 vivió en la Argentina y celebró el primer título profesional conquistado ese año. Admirador de Diego García, Figueiredo se alegró desde su tierra con el retorno a Primera: “Es un momento muy especial para mí, me siento pibe otra vez gracias a San Lorenzo. No todo en el mundo es crisis económica. Hoy es un día feliz”.

El otro ascenso del año Considerado como uno de los deportes más tradicionales de la historia del club, el básquetbol de San Lorenzo también retornó a la categoría máxima en 1982, dado que, un año antes había descendido, como el fútbol. En el campeonato de la B el Ciclón despachó a todos los rivales (alcanzó un record de 42 partidos invicto), jugando uno de sus últimos años en el recordado salón San Martín. En 1985, San Lorenzo participó de la primera Liga Nacional –jugó el partido inaugural en Obras- pero pronto, por la reinante crisis económica que el club vivió en los años ochenta, no sólo perdió la participación en el torneo Nacional, sino que la disciplina desapareció hasta su regreso a principios de los años noventa.

El humor del equipo estuvo garantizado La unión que mostró la gente se trasladó al plantel profesional. Los futbolistas se apegaron mucho para conseguir el ascenso. El técnico José Yudica, previo a los últimos encuentros, decidió concentrar 48 horas antes del partido. Tal medida fue tomada con 123

3 de abril de 1982. Un día después de iniciarse la guerra de Malvinas, los capitanes de San Lorenzo (Ros) y Lanús (Perassi) izaron la bandera argentina en River. gran aceptación por los jugadores. Pero para pasar el rato, en varias comilonas celebradas en los quinchos de la Ciudad Deportiva, se recurrió al humor. Quien tuvo primero el compromiso de entretener a la banda fue Antonio Indabert, más conocido como “Milanesa”. Pero quien finalmente apareció en escena para que las risas sean constantes, fue el cómico Jorge Corona.

Partidos amistosos de jerarquía Jugar en la B no le quitó cartel a San Lorenzo. Mientras disputó el certamen de Segunda, el Ciclón jugó algunos amistosos importantes. Enfrentó a Boca en Mar del Plata (1 a 1); venció en Ferro (2 a 0) al seleccionado de El Salvador, rival de Argentina en el Mundial que se celebró en España y goleó 3 a 0 a un combinado de Formosa en un cotejo que sirvió para inaugurar la luz del estadio municipal de esa provincia.

Un jugador “tribunero” En enero del ’82 San Lorenzo debía saldar una deuda con San Telmo por el préstamo del jugador Luis Martínez. En ese momento, el club de Boedo tenía la caja fuerte sin dinero, por lo que ofreció 200 tablones del Gasómetro de avenida La Plata para cancelar el pago. En la entidad de la Isla Maciel vieron con buenos ojos esta propuesta, pero finalmente apareció el efectivo y San Lorenzo pagó con dinero fresco. Lástima que los tablones no permanecieron donde estaban… 124

Con entusiasmo y espontaneidad, los hinchas fueron a buscar al “Bambino”, un prócer de la historia de San Lorenzo.

Bambino, querido, Boedo está contigo En la última fecha San Lorenzo –ya ascendido- recibió a Banfield en Vélez. Faltando veinte minutos, la gente invadió el campo de juego para arrebatarles la ropa a los jugadores, que dispararon para el vestuario. Lo llamativo fue que la gente no levantó en andas al DT campeón, José Yudica, sino al del rival: Héctor Rodolfo Veira. Al año siguiente, el Bambino fue el técnico del Ciclón.

San Lorenzo y las Malvinas El 30 de abril se envió, por intermedio de las autoridades del Ciclón, una carta de puño y letra a los soldados argentinos que estaban defendiendo las islas del Sur ante la invasión británica. “A ti, soldado argentino, heredero directo de la heroica tradición sanmartiniana nos dirigimos los Sanlorencistas para decirte: estamos contigo, al igual que todo el pueblo argentino que depositó en ti el amor, la fe, y la esperanza para que protejas exitosamente nuestra soberanía”, se destacaba en el comunicado. Ante Lanús, el 3 de abril, un día después de iniciada la defensa del territorio nacional por las tropas argentinas, se cantó el himno y los capitanes de ambos equipos izaron la bandera.

¡La hora, referí! En el partido de vuelta frente a Deportivo Armenio, Cousillas resolvió varias intervenciones ofensivas del rival. La defensa azulgrana estaba desorientada y cansada, reflejándose con claridad en uno de los centrales: Hugo Verdechia. El 125

defensor se fue rápido hacia el arco y le preguntó a Cousillas: “Flaco, ¿cuánto falta para terminar?” Decime la hora que no puedo más…”. El arquero lo miró sin saber qué contestarle. Recién se habían jugado tan sólo diez minutos.

La vida por el Ciclón Ante Morón, en Vélez, se desataron serios incidentes en las tribunas. Pablo Comelles, a pesar de los hechos lamentables, sintió orgullo por lo que le sucedió en esa jornada. “Estábamos por salir a la cancha y traen a un muchacho en la camilla, herido con la cara a la miseria y perdiendo mucha sangre. Casi no podía hablar, pero me miró a los ojos y me dijo: ‘No aflojen, muchachos. Fuerza, que hay que ganar…”, relató el lateral.

El benefactor del plantel Néstor Daniel Lammens, un socio caracterizado de San Lorenzo, presidente de Ramallo S.A., tuvo gestos que conmovieron a los jugadores del Ciclón. Previo al partido con Arsenal en la segunda ronda, el empresario había prometido para todos (incluido el cuerpo técnico) tres mil millones de pesos por el triunfo. El mismo llegó (1-0) y Lammens cumplió. Sin embargo, en la antesala del encuentro decisivo con El Porvenir, el desafío de este fanático fue más exigente. Prometió una suma considerable de dinero por cada gol convertido. Según los jugadores, frente a los de Gerli fue uno de los partidos que más goles se perdieron. La ventaja fue la mínima, al igual que el premio. Igual, valió la intención.

¿Para qué te metés? En el túnel del estadio de Colón –más conocido como el “Cementerio de los Elefantes”- Lorenzo le recalcó varias veces a Hugo Moreno las dificultades del campo para salir jugando. “No se le ocurra intentar dominar el balón ni jugarlo con el pecho como acostumbra usted”, le advirtió el Toto. Para qué… La primera que toca el defensor la domina con el pecho y se la toca sobradamente hacia atrás al arquero Quiroga. Éste, que estaba adelantado, no llegó y la pelota marchó hasta el fondo de la red. Durante el entretiempo, Lorenzo lo reprendió a Moreno por su actitud. Quiroga, en afán de defender a su compañero, interrumpió el reto adjudicándose la culpa. “Así que la culpa es suya –asintió Lorenzo-. Entonces el próximo partido usted va al banco”. Y eso fue lo que pasó. Ante Español, la fecha siguiente, el arco estuvo cubierto por el Flaco Cousillas.

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Capítulo 19 LA TARDE EN QUE LA BOMBONERA LATIÓ “Yo creí que Boca era el más grande, pero después de vivir ese día tengo mis dudas. Nunca vi la Bombonera tan llena”, José Yudica.

San Lorenzo llegó al sábado 30 de octubre con la posibilidad concreta de consagrarse campeón y, por ende, lograr el ansiado retorno a la Primera División A del fútbol argentino. Una semana previa al decisivo encuentro con Deportivo Español, el Ciclón venció en Vélez a Colón de Santa Fe por 2 a 1. Con esta victoria, el conjunto de Boedo se quedó a un paso del ascenso, y sus hinchas lo hicieron notar. Los dirigentes azulgranas tomaron cartas en el asunto y fueron en busca de un estadio amplio para albergar a los simpatizantes. “Pretendemos que el encuentro se juegue en River donde Español podrá recaudar mucho y los aficionados estarán más seguros. Como opción elegiríamos Boca”, le afirmó al diario Crónica el directivo Francisco Nigro. Sin embargo, en un principio, los popes gallegos descartaron River por considerarlo lejano, e intentaron alquilar el estadio de Huracán. Enterados de esta opción, los hinchas del Globo “aconsejaron” a sus dirigentes que no presten las instalaciones. Fue evidente: los 127

“quemeros” no querían que su clásico rival se consagre campeón y de la vuelta olímpica en el Tomás Ducó, como sucedió en 1972. Finalmente, el martes 26 se confirmó la Boca como escenario. En ese campeonato del ‘82, San Lorenzo todavía no había jugado en esa cancha. Su estreno sería a toda orquesta. El viernes 29, Crónica tituló: “San Lorenzo dejará chica la Bombonera”. Y no se equivocaron en el diario. En esa jornada ya se habían agotado todas las plateas y Español debió suministrar más localidades. Sus propias localidades. Por ello, en el día del partido, se pusieron en venta 10.000 populares y 400 palcos que el club anfitrión no había podido vender en su Ciudad Deportiva. Los hinchas de San Lorenzo acabaron con el remanente en dos horas, batiendo el record de recaudación del 13 de marzo, ante Tigre. En la Boca se embolsaron 2.449.175.000 de pesos. Para destacar: por primera vez en la historia, la Bombonera se llenó íntegramente por otra parcialidad que no fuese la de Boca Juniors. Vale resaltar que no había hinchas de Español, al menos que algún gallego curioso se haya infiltrado entre los más de cincuenta mil “cuervos” vestidos de azulgrana. Mientras se aguardaba por los jugadores, apareció en escena la reconocida actriz mexicana Verónica Castro, quien lucía con elegancia la camiseta de San Lorenzo y un pantalón de raso muy ajustado. La “Chaparrita”, que había llegado a la Argentina por la telenovela “Verónica, el rostro del amor” que protagonizaba con Jorge Martínez, se confesó hincha del Ciclón. La rubia de ojos verdes dio una vuelta al campo de juego arrojando besos para todos los rincones y, luego de clavarle la mirada a Jorge Rinaldi, procedió a dar el puntapié inicial. Párrafo aparte para el momento en que los Gauchos de Boedo salieron al campo. Los cincuenta mil rostros ilusionados con el ascenso desaparecieron por varios segundos debido a una intensa lluvia de papelitos que le daban la bienvenida al equipo de José Yudica. El terreno de juego quedó blanco de punta a punta. La pelota difícilmente podía apreciarse con claridad. Daba la sensación de que el césped estaba cubierto de nieve como sucede en las frías canchas del fútbol ruso. Pero no, era la Boca que rebalsaba de pasión. 128

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Las tres bandejas de la cabecera local estuvieron colmadas. La visitante tuvo el mismo aspecto. El encuentro no logró contagiarse del entorno. San Lorenzo no supo quebrar el cauteloso planteo del equipo dirigido por Iturrieta y menos aún la valla de Pedro Catalano. Los nervios del Ciclón y la avaricia de Español derivaron en un aburrido 0 a 0. El empate hubiese alcanzado para darle el título a los santos si Gimnasia de La Plata, su inmediato perseguidor, no ganaba. Pero el Lobo venció a Los Andes por 2 a 1 y el ascenso se daba cita para la próxima semana.

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Papá, dame plata para ir a jugar Boca Juniors, campeón en 1981, no tuvo un buen 1982. En el plano deportivo no estaba fuerte y económicamente tenía serios inconvenientes. A fines de octubre el plantel profesional mantuvo un conflicto con los dirigentes por la deuda de dos premios y el mes de septiembre. Tal es así que los jugadores dejaron de entrenarse y amenazaron con no jugar. El 31 de octubre Boca debía recibir a Rosario Central por el torneo Metropolitano y, en la semana previa, el dinero no aparecía y los futbolistas se mantenían firmes, argumentando que los atrasos de los pagos se presentaban desde ocho meses atrás. El miércoles 27 hubo un principio de acuerdo. La institución xeneize recibió un ofrecimiento para disputar un amistoso en Perú el 7 de noviembre próximo. Por ese encuentro, Boca recibió un adelanto de ocho mil dólares de los 20.000 que prometió por el desafío el club Juan Aurich, de Chiclayo. Con este premios que personal de pero faltaba

ingreso, los directivos boquenses le abonaron al plantel los dos restaban y, a su vez, se saldó una deuda que se mantenía con el maestranza. De este modo, los futbolistas volvieron a entrenar, el sueldo de septiembre para poder salir el domingo a la cancha.

El gerente de Boca, Marcos Franchi, luego de reunirse con un referente del equipo como Roberto Mouzo, explicó que el sueldo de septiembre se pagará “con el dinero que ingresará al club por el alquiler del estadio para el partido Español-San Lorenzo”. ¿Cuánto le correspondía a Boca por la cesión del estadio? El cinco por ciento de la recaudación, que finalmente equivalió a catorce mil millones de pesos. Con esta suma que Boca adquirió gracias al lleno que produjeron los “cuervos” en la Bombonera, el encuentro con Central no corrió riesgos, ya que todo el plantel xeneize quedó al día. San Lorenzo, reconocido padre futbolístico de Boca, le tendía una mano a pesar de estar en una categoría menor. Favores que nunca se van a olvidar.

¿Cómo hace un gallego para perder dinero? No ir al Monumental para jugar con el equipo más taquillero del año, y uno de todos los tiempos. Los dirigentes de Español decidieron que el partido se dispute en un estadio de la zona Sur de la Ciudad de Buenos Aires como lo es Boca. Esto les terminó saliendo caro. O mejor dicho, los imposibilitó de recaudar más dinero para sus arcas. A las 14.45 el Gerente de Español mostró su arrepentimiento tomándose la cabeza. Informó que ya no quedaban entradas de ningún tipo. Se habían vendido 51.035 localidades, producto de las 36.973 populares y 14.062 plateas que adquirieron los hinchas del Ciclón.

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Capítulo 20 DE CUANDO EN BOEDO SE HIZO LA NOCHE Por Enrique Escande

La pérdida del estadio fue el principio de la etapa más oscura en la vida de la entidad azulgrana, que pondría a prueba la fortaleza anímica y espiritual de sus seguidores, sin que hubiera garantías de que ese capital -al fin y al cabo fundamental para la supervivencia- fuera capaz de aguantar tanta tristeza. Los dos hechos más dolorosos que precedieron a la desaparición del viejo Gasómetro en la historia de San Lorenzo fueron obra de la parca. El primero ocurrió en 1922 con la muerte del futbolista Jacobo Urso y el otro en 1949, cuando se apagó la vida del cura Lorenzo Massa, quien arropó la ilusión del grupo de pibes del barrio de Almagro que fundaron el club. Todo lo demás, sin lugar a dudas, fue un permanente disparador de alegrías y glorias, no sólo por los resultados deportivos sino por la fenomenal influencia del club azulgrana en la vida cotidiana de millones de personas que identificaban a ese punto estratégico del paisaje porteño como un sitio de culto de la pasión popular. El Coloso de hierro y madera de la Avenida La Plata al 1700 era mucho más que un estadio de fútbol, cuya fisonomía definitiva adquirió en 1930. Se había convertido en una verdadera ciudad deportiva, social y cultural embellecida por obras extraordinarias inauguradas en 1945. Los mejores futbolistas del siglo XX, todos, jugaron en su cancha y cientos de miles de deportistas campeones en numerosas disciplinas compitieron en sus instalaciones. Artistas nacionales e internacionales famosos actuaron en sus escenarios. Millones de pibes pasaron allí los mejores momentos de su vida. Buenos Aires consideraba aquel lugar como un monumento. Pero el destino se empecinó en hacerlo desaparecer sin que hasta hoy resulten lógicas, comprensibles y aceptables las causas que así lo determinaron. 131

La promoción del exilio comenzó en el propio club a la sombra de trasnochados afanes de un presunto crecimiento que perdió de vista cuestiones tan elementales como la identidad. Craso error de un mal entendido modernismo que ya en los años 60 comenzaba a destruir otros tesoros del patrimonio cultural y arquitectónico de la capital más bella y atractiva de América del Sur. Los promotores del éxodo hicieron un trabajo de hormiga durante casi dos décadas y encontraron pista libre en los tiempos de la presidencia de Moisés Annan, que cedió con una curiosa premura a las presiones de la administración militar encabezada en Buenos Aires por el intendente Osvaldo Cacciatore. Una Asamblea decidió entregar el patrimonio y el club cobró por la venta del solar aproximadamente un diez por ciento de lo que posteriormente pagó la cadena de supermercados francesa Carrefour, previa intervención de intermediarios que negociaron con otro presidente sanlorencista, Héctor Habib. San Lorenzo comenzó a jugar de visitante todos los partidos desde los comienzos de 1980 (en diciembre de 1979 se disputó el último partido en Avenida La Plata ante Boca Juniors) y, dos años después de deambular por distintos estadios, se fue al descenso. Parecía el final de una historia de terror, digna de Narciso Ibáñez Menta. Durante esos tiempos, los del bajón y los de la fenomenal campaña del equipo que recuperó su lugar en la Primera División, el viejo Gasómetro estuvo en pie, desvencijado, a la espera de que lo desguazaran. Los hinchas se despidieron de él lentamente, con numerosas y melancólicas visitas a sus maderas deterioradas, hierros oxidados y matorrales donde en casi 65 años hubo césped. Poco antes de la aparición de este libro San Lorenzo recuperó unos 4.500 metros cuadrados de los 36.000 que le pertenecían en aquel histórico lugar, lo cual fue motivo para que sus hinchas recordaran con doble satisfacción el 25 aniversario del ascenso. Y hay quienes van a por más. El corolario de esta historia es que el efecto negativo que provocó el éxodo azulgrana de Boedo sirvió como enseñanza a otros clubes. Boca, bajo la presidencia de Mauricio Macri, amagó con irse de su barrio y se arrepintió, mientras que Estudiantes de La Plata se resistió a dejar su lugar, pese a las presiones políticas que intentaron desalojarlo, en resguardo de su identidad.

Cacciatore (medio) negociando con Moisés Annan la partida de avenida La Plata.

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Capítulo 21 EL MILLONARIO DEL AÑO “San Lorenzo se ha convertido en un gran ‘negocio’ no solo

para sí mismo, sino también para todos sus ocasionales rivales”, diario Clarín, el 6 de marzo de 1982.

Gracias a la presencia de San Lorenzo, el torneo de Primera B tomó mayor relevancia y se vio jerarquizado como nunca antes había ocurrido. Las recaudaciones se superaban con el correr de las fechas y los dirigentes rivales se frotaban las manos cuando les llegaba el turno de enfrentar al Ciclón. Ellos mismos –los directivos- pedían el cambio de cancha para que en las tesorerías de sus clubes se trabajen horas extras, a fin de contar los billetes que salían de los bolsillos azulgranas. El entusiasmo de los cuervos dejó chicos los estadios y las millonarias cifras que arrojaban las boleterías ridiculizaron a las taquillas de los clubes de la A. En la segunda fecha del campeonato de la B, contra Defensores de Belgrano, San Lorenzo provocó un caso sin precedentes. La institución de Nuñez tuvo una ganancia de 60 millones de pesos más que la obtenida durante todo el año anterior (1981). “Con ese dinero se logró dejar al día a todo el plantel profesional, inclusive al cuerpo técnico. Además se hicieron muchas refacciones en el club y se compró indumentaria deportiva para todas las inferiores”, informó Enrique Tucoulat, historiador del Dragón. Por su parte, Almirante Brown también padeció un caso extraordinario. Por un solo partido (en la cuarta fecha), embolsó 680 millones de pesos limpios, duplicando casi a toda la recaudación junta de los restantes partidos de la B. De todas formas, este no fue el único caso. Clubes como Deportivo Armenio, Tigre, Español, Italiano y All Boys también se beneficiaron económicamente con el fervor de San Lorenzo. El diario Clarín realizó un informe titulado: “Y Boedo volvió a vivir”, remarcando una “conmoción en la B” por los números sin precedentes que arrojaban las recaudaciones, producto de la voluminosa venta de entradas durante los partidos que jugaba San Lorenzo los sábados. 133

“Lo que está ocurriendo con nosotros supera todos los cálculos; y para nuestros rivales también. Ellos salen de sus canchas porque obtienen un beneficio” declaró el español Alfredo Lantarón, vicepresidente primero del Ciclón. Las recaudaciones y venta de entradas que fue produciendo San Lorenzo fueron aumentando sucesivamente, a pesar de una merma que existió durante los meses de junio y julio, justo cuando el país estuvo en guerra por las islas Malvinas. Los números que causó el Ciclón acabaron pronto con los records históricos de la B. En 1959 se había dado la mayor concurrencia cuando Platense se enfrentó con Chacarita y vendieron 19.985 generales. Fue tanto el fenómeno azulgrana que recién en la octava fecha, un partido de la A pudo llevar más público que uno del Ciclón. “Superaron a San Lorenzo”, encabezó el diario La Razón en un artículo que decía: “Por primera vez en lo que va del Nacional, un partido fue presenciado por mayor cantidad de público, con respecto a San Lorenzo, boom en el torneo de Primera B”. La referencia era al encuentro que sostuvieron en Mendoza el local Gimnasia con Boca. Este cotejo vendió 53.193 localidades, mientras que en Estudiantes de Buenos Aires y San Lorenzo fueron 38.037 espectadores los que pagaron su entrada. Vale remarcar que, por esos tiempos, en la Argentina circulaba el peso ley 18.188, una moneda que comenzó su curso el primer día de 1970 tras una gestión del ministro de Economía José Dagnino Pastore. Esta divisa sufrió varios golpes inflacionarios y estuvo atada a los repentinos cambios en el poder, ya que hasta su finalización el 31 mayo de 1983, pasaron veinte ministros de economía, entre los que resaltan Aldo Ferrer, Celestino Rodrigo, José Martínez de Hoz y Roberto Alemann. Justamente en 1982, año en que San Lorenzo reventó las boleterías, el “peso ley”, como se lo llamaba por aquellos tiempos, tuvo una fuerte inflación, cuadruplicando el valor del dólar. Hasta se emitió un billete de 1.000.000 pesos, el cual ilustraba el rostro del General José de San Martín. Durante toda la temporada de Primera B, es decir durante 42 jornadas, los partidos que jugó San Lorenzo recaudaron la suma total de 30.338.725.001 peso ley, que en su época equivalía a 1.716.173.06 dólares, la cifra más grande del año, incluyendo a los clubes de la división A. Por eso, el millonario en 1982 fue el Ciclón, que no solo recaudó para sí mismo, sino también generó ingresos genuinos para las demás instituciones que, por cierto, han sabido utilizar ese dinero para obras o cumplir con compromisos que estaban impagos.

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Capítulo 22 EL PORVENIR ES LA “A”“ ¿Y cómo querés que me sienta? Si el año pasado jugaba con diez tipos mirándome y en este partido había cuarenta mil personas como en todos los partidos”, Héctor Raúl López, ni bien San Lorenzo logró el ascenso.

La ansiedad no podía matar las ilusiones que se vieron postergadas una semana antes cuando el Deportivo Español, y su arquero Catalano, bloquearon todo intento azulgrana en la Bombonera. Para despejarse un poco, José Yudica optó por alejar un poco a sus dirigidos para quitarles presión ante la insistente masa de hinchas que los seguía hasta en los entrenamientos que se celebraban en la Ciudad Deportiva. Por eso, el “Piojo” utilizó los bosques de Palermo para practicar previo al decisivo choque contra El Porvenir del 6 de noviembre. A San Lorenzo le faltaba solamente un punto para coronarse campeón. Con empatar, automáticamente recuperaba su lugar en la Primera División A. El Ciclón continuó siendo local en Vélez y ahí tuvieron que ir los de Gerli. Por su parte, Gimnasia de La Plata, el inmediato perseguidor del líder, visitaba a Talleres de Remedios de Escalada. La diferencia entre cuervos y triperos era de seis unidades. Eran poco más de las 14 y el Amalfitani se iba llenando. Prácticamente, para esa hora, el ochenta por ciento de la capacidad del estadio estaba cubierto. Mientras más gente se acercaba, por los altoparlantes fueron reproduciendo los goles de la campaña con las voces de los diferentes relatores que siguieron al Ciclón, como Parnisari, Bullrich y De Renzis. Llegando a las 16.30, momento en el que el partido daría su inicio, en la cancha ya no había más lugar para nadie. A pesar del calor, la gente empezó a cantar y a ilusionarse con la despedida de la B. Finalmente, llegó la aparición de San Lorenzo al campo de juego. Un Ciclón de papeles cubrió el estadio de blanco durante no menos de dos minutos. El fervor resultó impactante y la algarabía inexplicable. Nunca se repitió semejante 135

recibimiento en esa cancha. Fue necesario recurrir al personal de maestranza para que, previo al pitazo del árbitro Torres, se quemaran todos los papeles que imposibilitaban el desarrollo del encuentro en condiciones normales. La taquilla ante El Porvenir fue la máxima que se registró en todo el año, comparándola también con los partidos de la A, tanto por el Nacional como el Metropolitano. Las boleterías denunciaron unos 2.510.993.000 de pesos recaudados, mientras que en toda la división mayor (se disputaron 9 encuentros) se registró la suma total de 2.834.585.000. Y eso que los valores de las localidades de la B eran menos costosos que los de la A.

Para nunca más volver Los datos oficiales dicen que 57.382 personas compraron su entrada, aunque la apariencia del estadio de Vélez Sarsfield mostraba no menos de 70.000 almas, tal como registran muchos testigos. Es que no había blancos ni tribunas separadas por cordones policiales. Todo era gente. Todo era del Ciclón. “De El Porvenir éramos cuatro: mis dos hermanos, mi viejo y yo. Cuando salió San Lorenzo no se vio nada por varios minutos. Nunca vimos tantos papeles para un recibimiento”, contó un simpatizante del “Porve” que no dio su nombre a una revista de la época. Entre toda esa masa de seguidores exaltados que no paraban de cantar, se encontraron algunas personalidades en las plateas del estadio, como Carmelo Faraone, Carlos Cavagnaro, Juan Carlos Lorenzo y Carlos Salvador Bilardo. Todos fueron a ver fútbol, pero el espectáculo otra vez llegó desde las tribunas, porque el partido fue muy pobre. Los once del Ciclón fueron: Quiroga; Comelles, Biaín, Moreno, H.O. López; Quinteros, Insua, Batalla; H.R. López, Rinaldi y Morel Bogado. Todavía con la espina clavada del encuentro anterior con Español, los jugadores de San Lorenzo relucieron sus nervios ante un equipo que se encontraba en los últimos lugares de la tabla, pero que le jugó a cara de perro. 136

Los futbolistas de El Porvenir sabían que podían ser noticia si vencían a la sensación del año. El Ciclón sólo tuvo dominio absoluto en los primeros quince minutos. En ese lapso lo tuvo el “Negro” Quinteros con un cabezazo que dio en uno de los postes del arco defendido por el “Tano” Scorza. A partir de ahí El Porvenir se soltó un poco e intentó hacerse dueño del balón, pero su esquema estaba muy retrasado y no peligraba al lejano Quiroga. El primer tiempo transcurrió prácticamente en la mitad de la cancha, dejando a ambos equipos sin goles. La segunda mitad tuvo un poco más vértigo, y eso se debió a la mejora de los puntas de San Lorenzo, como López, Rinaldi y Morel. La “Chancha” encaró a todos pero siempre desperdició sus posibilidades ante el guardameta visitante. Mientras el Ciclón no podía, parecía que los minutos avanzaban a la velocidad de segundos. Pero, tras una avivada de Rinaldi dentro del área a los 34 minutos, llegó el penal que aumentó el nerviosismo de los hinchas. Otra vez había que definir el cambio de categoría desde los doce pasos. Si bien habían pasado catorce meses del último partido con Argentinos Juniors, la gente tenía el recuerdo fresco del penal de Delgado como el del propio Salinas. Rubén Insua fue el que tomó la pelota. Una vez que la acomodó pensó en un lugar y tomó carrera. El propio volante reconoció que el arco parecía más chico. Una multitud desde los cuatro sectores esperaba gritar lo mismo que él. Corrió, la cruzó y adentro. Llego el grito de gol más esperado del año. Era la seguridad de la vuelta. En nueve minutos El Porvenir debía hacer dos goles para que San

Scorza no llegó e Insua lo grita con el alma, como todo el estadio, repleto por el Ciclón. 137

Lorenzo no ascienda. Parecía utópico. Lo fue. La gente no aguantó y su entusiasmo se vio desbordado como el campo de juego. Faltaban tres minutos para el cierre pero ya nadie quiso saber nada con San Lorenzo en la B. Tampoco el árbitro Torres, que comprendió el contexto y finalizó el encuentro. Después de 40 fechas llenas de pasión, fervor y color, San Lorenzo, empujado por su pueblo, ese que jamás lo abandonó a pesar de las malas y los momentos vividos, volvía con toda la gloria a la A. Con la cabeza bien alta. Como un grande. Siendo más que todos los que, supuestamente, eran de Primera. El 7 de febrero de 1982 el Ciclón inició una cruzada que concluyó el 6 de noviembre del mismo año. Sólo por cuestiones deportivas tuvo que jugar en Primera B. Pero si de cuestiones sociales se trata, la hinchada de San Lorenzo nunca descendió. Con toda desventaja posible, sin cancha y con la motivación de jugar contra equipos desconocidos, dejó asentado que su pasión está más allá de un título o buena campaña. Está en el amor a una camiseta, a la pasión azulgrana. Según dicen los cuervos, esa que se lleva en la sangre. Parece simbólico y figurativo, pero no lo es. La historia esta que narró la gente durante diez meses transformó aquella metáfora en realidad. Un milagro de los santos.

Una euforia incontenible Lo negro de la jornada se vio al forzoso término del partido. Ante la masiva invasión al terreno de juego, la policía reprimió brutalmente con gases y balas de goma, desatando serios incidentes que terminaron con decenas de heridos y detenidos. La vuelta olímpica no fue completa. Los jugadores se vieron obligados a desprenderse de sus ropas porque así lo quisieron algunos desesperados. La furia que se desató en Liniers produjo la suspensión de los festejos oficiales, tal como lo dispuso el presidente del Ciclón Habib, quien fue el único que defendió el accionar policial. Esta medida disgustó profundamente a la parcialidad azulgrana, que dijo que el mandatario no es quién para interrumpir la celebración de la conquista. La revista de actualidad “Somos”, en su edición del 12 de noviembre, realizó una editorial sobre “Un festejo poco santo”. No obstante, este semanario destacó: “¿Cómo sucedió esto? –por el rápido ascenso- Es una intríngulis para sociólogos y futbólogos, porque no hubo (como es común) un equipo que arrastró una hinchada, sino más bien todo lo contrario: fue una hinchada que propulsó a un equipo. Jugando en segunda, San Lorenzo vendió más entradas que Boca en Primera”. Igualmente, a pesar de los disturbios, los jugadores pudieron descargar su alegría dentro de los vestuarios. “Cuando vimos la pelota adentro del arco me quedé abrazado con el Gorrión López y nos pusimos a llorar. No podíamos parar. Fue el gol que más grité en mi vida”, relató Biaín. Por su parte, el lateral Pablo Comelles no minimizó los elogios al éxito obtenido: “Esto es lo más importante que me sucedió en mi carrera. No lo puedo comparar con nada, ni siquiera con River del ’75. La diferencia la dio la gente. Lo que hizo la hinchada de San Lorenzo durante todo el año fue impresionante”. 138

En tanto, el autor del gol destacó: “Lo que hizo la gente fue tan importante como lo que hicimos nosotros. Por eso era justificado el festejo que intentaron realizar al ingresar a la cancha. Tenían demasiadas cosas contenidas como para aguantar”. “Acá están los frutos: cuando se escriba dentro de unos años la historia de San Lorenzo, vamos a estar orgullosos de haber luchado por volver a la A”, advirtió Hugo Moreno, uno de los más regulares del certamen. Por último, Miguel Batalla, que no tuvo mucha acción en el campeonato, relució: “Lo de esta tarde no me lo olvido más. ¡Qué hinchada! ¡Qué apoyo!”. A 25 años del fenómeno, ningún cuervo olvidará esa magnífica demostración de amor.

Bronca desde El Porvenir Las autoridades del club de Gerli presentaron formalmente una queja en la Asociación del Fútbol Argentino, solicitando la pérdida de puntos para San Lorenzo, ya que su parcialidad provocó la suspensión del partido cuando restaban tres minutos por jugarse de los noventa reglamentarios. A pesar de que Gimnasia no ganó –por ende no podía alcanzar al Ciclón por más que se le descuenten estos puntos- la AFA revocó el pedido de El Porvenir y el Tribunal de Disciplina “dio por terminado el encuentro con el score existente”.

Toda la carne en el asador Néstor Daniel Lammens se quedó con las ganas de pagar un premio mayor por la goleada que no fue ante El Porvenir. Sin embargo, el titular del Frigorífico Ramallo S.A. regaló carne para 10.000 personas. Empero, la Comisión Directiva convocó a la masa societaria a participar de un asado que sirvió como excusa para celebrar el retorno a la máxima categoría del fútbol argentino.

El destino de un pibe del club Cuando ganó la Copa Sudamericana como técnico del Ciclón en 2002, Rubén Darío Insua le confesó a la revista El Gráfico: “El ascenso en el ’82 fue para mí algo impresionante. San Lorenzo salió campeón sin dejar de ser líder en todo el torneo, pero lo más destacado fue la gente. Caravanas de hinchas yendo a todas las canchas y alentando siempre. Nunca me pareció que era la consagración de un equipo de la B; a mí me marcó porque fue un hecho grandísimo, extraordinario. Canchas llenas, banderas azulgranas por todos lados. 139

No digo que esta Copa Sudamericana no sea un gran halago, pero aquel campeonato fue inolvidable”. El destacado volante central de aquel campeón en la B durante 1982, también tiene una particularidad única. Insua jugó el último partido que se disputó en el Gasómetro de avenida La Plata (0-0 con Boca el 2 de diciembre de 1979), estuvo presente cuando se perdió la categoría contra Argentinos en Ferro dos años después, y participó del choque con El Porvenir, que depositó al Ciclón nuevamente en su lugar de origen.

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Los hinchas no querían saber más nada con la B e invadieron con fervor el campo de juego.

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-¿Qué recuerdos te vienen a la mente apenas te nombran el ’82? Muchos. Me acuerdo que lo importante era salir campeón y volver a la A. No quedaba otra alternativa. Pero lo más destacado fue la gente. Hubo una gran euforia desde el principio, para mí inesperada, fuera de lo normal. Eso le sirvió al equipo para sentirse confiado y hacer un gran torneo. -El apoyo también sirvió para sacar a los rivales de sus canchas… Sí, fue importante jugar en estadios buenos, amplios. Y eso fue por la gente. Nosotros teníamos jugadores de buena técnica. San Lorenzo jugaba rápido, por abajo e iba siempre al ataque. Generalmente todos se venían a defender, y el campeonato se hubiese hecho más difícil si se jugaba en canchas chicas. Insua sabe que San Lorenzo no pudo ganar cuando no sacó a los rivales de sus canchas, por eso destaca el aporte de la gente del Ciclón en un torneo que duró 255 días para el cuadro campeón. -¿Qué balance hacés del desarrollo del campeonato? Fue largo, difícil. Había muchos equipos acostumbrados a jugar en Primera, como Colón, Banfield o Gimnasia. Pero San Lorenzo tenía jugadores de jerarquía en un plantel numeroso. Fuimos justos campeones ganando de punta a punta. -¿Cómo definirías Lorenzo y Yudica? Dos grandes técnicos, experimentados y acostumbrados a ganar campeonatos. Por eso el resultado final de la campaña fue la consecuencia lógica de formar un gran plantel con buenos entrenadores. Por eso se salió campeón con esa diferencia. El Toto sabía mucho y tuvimos un buen arranque con él. Y eso que al principio yo no jugaba. Cuando José llegó ubicó a Batalla de diez y a mí me puso de número cinco. Ahí el equipo tomó más poder ofensivo. -¿Cómo viviste el momento previo a patear el penal contra El Porvenir? Apenas puse la pelota en el punto penal elegí un lugar. El arco estaba chiquito (cuenta entre risas) y la cancha enorme, llena de gente. Le pegué fuerte cruzándola al palo derecho. Traté de asegurarlo porque la hinchada quería ganar el partido, por más que con el empate éramos campeones. Estuvo en San Lorenzo desde 1970, cuando por primera vez pisó el predio azulgrana en avenida La Plata al 1700. Con 21 años se dio el gusto de integrar un plantel que quedará en la historia, por más que haya jugado en el torneo de Primera B. “A mí, en lo personal, el campeonato ese me sirvió para afianzarme en Primera como titular”, cuenta Insua. Además, jamás volvió a sentir algo tan conmovedor como lo que vivió con la gente en 1982. “Entrenamientos y partidos. Siempre llenos de gente que nos seguía siempre”. Sí, el autor del gol del retorno, veinte años después, pone al acontecimiento a la altura de una copa internacional. Y no se equivoca.

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Capítulo 23 DE LA MANO DEL TOTO Y EL PIOJO “Juan Carlos me enseñó un montón de cosas; José soltó al equipo y nos dio confianza”, Jorge Rinaldi, goleador del campeón.

Dos hombres diferentes, de distintas generaciones y experiencias. Dos ganadores con sistemas tácticos diversos. Dos personalidades con criterios disímiles para manejar al equipo. Dos entrenadores que supieron encaminar el ansiado e inmediato retorno a la A. Juan Carlos Lorenzo y José Yudica, dos campeones con San Lorenzo de Almagro en un mismo torneo. La etapa inicial quedó a manos de quien sufrió el descenso, el Toto Lorenzo. El ex DT de Boca, Lazio y Roma, ya había tenido dos ciclos en el Ciclón, allá por 1961 –año previo al Mundial de Chile, donde dirigió al seleccionado nacionaly 1972, alcanzando el bicampeonato. Lorenzo fue uno de los entrenadores que innovó con sistemas tácticos y estratégicos el fútbol argentino cuando regresó al país a principios de los sesenta. Claro, el Toto fue discípulo del ítalo-argentino Helenio Herrera. “Aunque hoy todos digan que somos culpables, el mismo fútbol nos dará la posibilidad de una revancha”, les manifestó Lorenzo a sus jugadores luego de caer con Argentinos Juniors y consumar la pérdida de categoría. Sin embargo, el inicio de la recuperación no fue fácil. El Toto pretendía varios refuerzos que tardaron en llegar. La demora de los dirigentes impacientó al DT, que recibió ofertas de otros clubes y amagó con dar un paso al costado. Pero Lorenzo prefirió seguir: “Estuve a punto de irme porque no llegaban las incorporaciones. Siempre pensé que con la camiseta sola San Lorenzo no le ganaba a nadie, ni aunque jugara en la B. Finalmente fueron importantes los refuerzos y la nueva mentalidad con que los dirigentes encararon la cosa”. 143

El Toto encaró el torneo con seriedad. Mostró compromiso y destacó cómo debía ser el andar del Ciclón en el inicio. Para Lorenzo era fundamental que el equipo gane los primeros partidos. Él intuyó que con una racha triunfal desde la primera jornada, los rivales se iban a ver obligados a salir de sus canchas para jugar en a estadios de Primera. El presagio de Lorenzo fue acertado: el Ciclón ganó sus primeros cinco juegos del certamen y la gente reventó los estadios más grandes del país.

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Este arranque le dio a San Lorenzo más comodidad, y a su vez no sufrió tanto el cambio de categoría porque casi nunca visitó estadios de la B, salvo en cuatro oportunidades, de los cuales llamativamente el Ciclón no ganó en ninguna oportunidad (tres derrotas y un empate), dejando en claro que el apoyo de la hinchada repercutió tanto o más que el desarrollo del equipo en el campo de juego. Los exitosos cinco cotejos iniciales, se tornaron clave para el futuro azulgrana. A esa altura San Lorenzo era el único puntero de la tabla general con puntaje ideal (10), seguido por Deportivo Italiano, que había cosechado dos unidades menos. Tras golear 4 a 0 a Atlanta, quinto equipo vencido consecutivamente por el Ciclón, la perspectiva del Toto dejó de ser una apuesta. La realidad marcó que San Lorenzo debió visitar Tigre en el estadio Monumental. Justo ahí, en la cancha más grande del país, como las que le gustaba a Lorenzo, el conjunto de Boedo perdió su primer punto del año. Igualmente, San Lorenzo se recuperó, venciendo a Argentinos de Quilmes (3 a 0) y Estudiantes de Buenos Aires (1-0) en las jornadas siguientes. A mediados de mayo, el rumor sobre el posible alejamiento de Lorenzo tomó forma. Y había sólidos argumentos para creer en esa radio pasillo que se sintonizaba en las instalaciones de avenida La Plata. Enterados de ello, los dirigentes se movieron para conversar rápido con él e intentar buscar una solución a su contrato, que vencía en junio. “El equipo va primero, invicto. Esto es trabajo de los directivos y del técnico… indudablemente”, inflaba el pecho con firmes convicciones el vicepresidente de San Lorenzo, Alfredo Lantarón. Este conflicto que definía la continuidad o no de Lorenzo, repercutió profundamente en el rendimiento del equipo, que comenzó a mostrarse frágil para los rivales de entonces, quienes paulatinamente le fueron tomando la mano al juego del Ciclón. San Lorenzo no ganó ningún partido desde la fecha 14 a la 18 inclusive, con cuatro empates y una derrota. En la jornada 14 igualó sin goles con Arsenal; en la 15 empató 1 a 1 frente a Morón*, luego igualó con idéntico score ante Chacarita; perdió el invicto en la 17 con Colón en Santa Fe (2 a 0) y repartió puntos con Español (0 a 0) en el último partido de Lorenzo como director técnico del Ciclón. El “Toto”, al término de este encuentro, optó por no hablar, y se despidió de San Lorenzo tras dirigirlo en 18 fechas, donde obtuvo nueve triunfos, ocho empates y dos derrotas. El destino de Lorenzo, que se veía venir desde un comienzo, no fue lejano. Se quedó en Liniers para dirigir al local de los domingos: Vélez Sársfield. Los multitudinarios sábados recibieron a otro entrenador, también de currículum ganador, José Yudica, quien le había dado a Quilmes su primer título profesional en el Metropolitano de 1978. No fue fácil tomar la conducción de San Lorenzo en aquel entonces, por lo que el desempeño del “Piojo” se premia doble. El Ciclón seguía primero, pero las persecuciones de Italiano, Chacarita, Los Andes, Lanús y la asombrosa remontada de Gimnasia, cuestionaban las aspiraciones de ascenso directo. 146

Yudica apostó fuerte en su debut: mandó al banco a la figura del puntero, Jorge Rinaldi. Sin embargo, el inicio de su ciclo fue exitoso, con dos victorias clave, ante El Porvenir y Temperley, respectivamente, recolectando cinco goles a favor y ninguno en contra. “Me interesa que San Lorenzo toque un poco más; encontré a los muchachos ansiosos, con garra”, destacó el flamante director técnico. Pero, en el cierre de la primera rueda, el Ciclón sufrió su segundo traspié del año. Banfield, en su casa, lo venció por 2 a 0. Además, la apertura de la segunda etapa del campeonato fue negativa también. San Lorenzo, en su viaje a La Plata, cayó con Gimnasia en cancha de Estudiantes 2 a 0. Con este éxito, el Lobo se puso a tres puntos del conjunto del “Piojo”. Los nervios, potenciados por el fantasma del descenso originado justo un año antes, preocupaban a todo el pueblo sanlorencista. De andar irregular entre las fechas 22 y 30, Yudica intentó soltar el juego esquematizado que desarrolló San Lorenzo en la etapa anterior. A su vez, el equipo fue creciendo en los tramos finales del campeonato. “Mi primer objetivo fue conseguir que el grupo confiase en mí”, destacó Yudica, que tomó la confianza de los muchachos con el correr de los partidos y con la aparición de resultados positivos. Si bien Lorenzo desembarcó en el momento más caótico en la historia del club, Yudica tomó el timón en un momento crucial. No podía hundirse ni quedarse a mitad de camino en un habitat que no era el de San Lorenzo. “De entrada fui consciente y supe que no tenía alternativas: era una obligación ganar el campeonato, sí o sí”, sostuvo el entrenador.

“Milanesa”, un personaje querido por el plantel que compartió las dos etapas. 147

San Lorenzo encaró las fechas finales a cancha llena, y siempre con rivales que se jugaban algo más que bajar al equipo –o a la hinchada mejor dichosensación de 1982. Si no luchaban por la permanencia, buscaban un lugar en el Octogonal para ir por el otro ascenso. Empero, el “Piojo” se la jugó y siguió tomando decisiones importantes. El capitán Oscar Ros dejó su lugar de número cinco para que lo ocupe Rubén Insua que, junto a Quinteros y Batalla, le dieron un volumen más ofensivo al mediocampo. De esta manera, Yudica fue soltando a sus jugadores y la gente volvía a batir records de recaudaciones en encuentros decisivos, como lo fueron ante Colón, Español y El Porvenir. “Nunca creí que San Lorenzo tenía una hinchada tan numerosa”, se sorprendió el “Piojo”. Una vez cumplido el objetivo, tras pasar el complicado partido con el equipo de Gerli en un Vélez desbordado, Yudica dirigió dos partidos más que fueron sólo para cumplir con el fixture. El “Piojo” condujo a San Lorenzo en 24 jornadas, ganando en 14 de ellas, empatando cuatro y perdiendo en seis oportunidades. Cada uno con su libro, su estilo, diferentes por cierto. Ambos le han servido a San Lorenzo para conquistar la única meta que se familiarizaba con el desarrollo que tuvo la hinchada durante el ’82. Lorenzo y Yudica, “Toto” y “Piojo”, distintos, pero emparentados bajo el fenómeno San Lorenzo. * Debido a serios incidentes que produjeron los simpatizantes de San Lorenzo previo a un penal que debía ejecutar el club Morón, el 3 de junio, por intermedio del Boletín Nº 981, “el Tribunal de Disciplina de la Asociación del Fútbol Argentino dio por perdido este partido al Club Atlético San Lorenzo de Almagro. El TdP dio por terminado el encuentro con el score Morón 1 – San Lorenzo 0”.

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Capítulo 24 ASÍ LO VIVIERON, ASÍ LO RECUERDAN “El San Lorenzo de la B fue el equipo más impactante que me tocó transmitir”, Jorge Bullrich, que relató la campaña azulgrana para radio Rivadavia. Varios integrantes de aquel plantel que logró el retorno a la “A” no olvidan lo vivido durante ese fenómeno social. Rememoran su aporte personal como la campaña que realizó el equipo. Y todos destacan con honores la grandeza de la hinchada de San Lorenzo, que los ayudó a conseguir el objetivo que se pusieron a principios de 1982. Los futbolistas Leonardo Madelón, Armando Quinteros, Hugo Paulino Sánchez, Héctor Raúl López y el entrenador de la segunda etapa, José Yudica, cuentan minuciosamente sus experiencias en el título conseguido en la Primera B.

Madelón durante el partido debut en la B, con Gimnasia. 149

Leonardo Madelón, otro pibe del club Llegó de Santa Fe directo a Boedo en 1980, cuando tenía 17 años. Hizo parte de las divisiones inferiores en el club azulgrana. Ahí creció, se educó y maduró futbolísticamente. Digerió el descenso desde la tribuna, a pesar que de ya había debutado en la primera de San Lorenzo. Madelón no tuvo demasiado rodaje en el torneo de 1982, y él mismo lo reconoce: “No jugué mucho ese certamen, pero lo tengo muy presente”. Estuvo en 15 partidos de las 42 jornadas disputadas, y la mayoría de ellas viniendo desde el banco de los suplentes. Lo que más le impactó sin dudas, como a todos, fue el apoyo de los hinchas. “En un momento el país estaba mal de ánimo y San Lorenzo era lo único que le daba un poco de alegría”, compara en referencia al conflicto argentino y británico por las islas Malvinas. “Las recaudaciones eran más grandes que la de los equipos de la A”, destacó. “Los dirigentes rivales –reconoció Madelón- ni se oponían a resignar la localía. Iban a Vélez, River o Independiente. Con el dinero recaudado pagaban todas las deudas que tenían”. Para él, el encuentro que más gente vio fue ante Español por la trigésimo novena fecha, cuando a San Lorenzo le faltó ganar para ganar el ascenso. Ese día, que ingresó por el Negro Quinteros en la segunda mitad, “era el día de la vuelta olímpica”, según sus propias palabras. Finalmente la vuelta llegó a la fecha siguiente y, a pesar de que no tuvo minutos en cancha, él lo disfrutó como un hincha más. “Fue impresionante el recibimiento de la gente. Por suerte se ganó para volver rápido a la A”, definió.

Garra, sinónimo de Armando Quinteros Hablarle al tucumano del Ciclón es una satisfacción. Y si de 1982 se trata, con más entusiasmo salen sus declaraciones. “Me apasiono cuando hablo de San Lorenzo”, confesó el volante que jamás dejó de sudar la camiseta azulgrana durante el certamen de la B. “No habré tirado caños ni hecho sombreros, pero nadie me criticó por mi entrega. Siempre dejé todo”, advierte Quinteros. Inclusive, acotó: “A mitad de campeonato me rompí los meniscos de la rodilla derecha, pero seguí jugando. En aquel momento el técnico era Yudica y él sabía de mi problema. Recién me operé cuando logramos el título porque quería asegurarme la vuelta a la A, que era lo único que me importaba”. Según las propias palabras del Negro, 25 años después de aquella lesión, la rodilla aún le molesta. “Cuando descendimos sentí mucha tristeza, se me caían lagrimones. Lo sufrí como jugador y como hincha. Me daba hasta vergüenza salir a la calle, porque me sentía culpable, creía que yo había llevado al descenso a San Lorenzo. Sólo quería revancha para devolverlo a la máxima categoría”; rememoró. El tucumano fue uno de los más queridos por los hinchas. Su poca eficacia en ofensiva (no hizo ningún tanto) era totalmente compensada con un espíritu luchador que contagiaba a sus compañeros. “Teníamos un buen equipo, con 150

recambio. Fue fundamental la pretemporada que hicimos con Lorenzo y el profesor Santella, que se portó un fenómeno con nosotros. Por eso llegamos muy bien al inicio del campeonato y le ganamos con mucha claridad a los primeros rivales. Fuimos un equipo duro, que iba al frente siempre”, resaltó. Más allá de los atributos del plantel y el cuerpo técnico, Quinteros agradeció al pueblo azulgrana, por su heroica militancia en la campaña. “Era infernal lo de la gente. Ni en el Mundial hubo tanto público en las canchas. Fue espectacular. Recuerdo que iba la familia entera; desde el micro veíamos a los padres con sus hijos, abuelos, tíos… Un fenómeno la hinchada. Me daba fuerzas. Terminaba un partido, a la noche me iba a dormir y quería despertarme rápido para salir a jugar el siguiente”. “Ese año jugué al fútbol con alegría, sin dudas. Siempre jugábamos a cancha llena, llena… no cabía un alma. Los rivales me decían: ‘menos mal que después de enfrentarlos a ustedes vamos a poder cobrar’. Claro, los tipos cuando salían al campo de juego ponían cada cara que no entendían nada”, subrayó. Los otros elogios cayeron en el técnico del segundo ciclo del campeonato, José Yudica: “El ‘Piojo’ era un tipazo como persona y muy capaz como entrenador. Nos mantuvo los pies sobre la tierra ante tanta euforia”. “Una cosa que no me olvido es la cábala que tenía. Desde la primera fecha comencé a subirme último en el micro que nos llevaba del hotel a la cancha. Y todas las veces me senté en la última fila a la derecha. Después siempre bajaba último también”, reveló el Negro que, cuando habla de San Lorenzo, se emociona con la misma fuerza que corría y mordía rivales.

La experiencia ofensiva vino con Hugo Paulino Sánchez Surgió como una gran promesa en Boca Juniors, siendo un efectivo goleador. Jugó buenos torneos en Primera División y hasta una Copa Libertadores. Después emigró a Colombia, para sumarse a Independiente de Santa Fe. A principios del ’82, con 27 años y una basta experiencia, se sumó al Ciclón del Toto Lorenzo. Paulino Sánchez arrancó derecho en el conjunto de Boedo. En el debut azulgrana en la B con Gimnasia, marcó el primer gol santo. Fue el inicio de los cinco tantos que convirtió a lo largo del campeonato. “Cuando llegué había un clima de desconfianza, pero después con el correr de los partidos y los triunfos la cosa cambió para bien”, contó. El delantero, que luego pasó por Newells, no tenía historia en el club. Sin embargo, comprendió el contexto en que se vivía: “La sociedad no podía aceptar que un equipo grande como San Lorenzo estuviese en la B. Eso impactó en el fútbol y la gente”. Además, Paulino agregó: “San Lorenzo es parte de la cultura de Buenos Aires, Boedo…”. Si bien tuvo algunos altibajos durante el campeonato, Paulino Sánchez ofreció experiencia a la zona ofensiva, poblada de jóvenes promesas como Rinaldi (con quien llegó a disputarse el puesto), Héctor Raúl López y Claudio Marasco. Para no ser menos que el resto, el atacante de finos bigotes remarcó la importancia del público de San Lorenzo: “En el partido con Tigre en River hubo 151

Un luchador, Armando Quinteros.

La experiencia, con Paulino Sánchez.

gente que permaneció afuera. La cancha estaba llena. Ya en la primera fecha se veía venir, cuando Ferro quedó chico. Nos ayudaron mucho”.

López, el “irrespetuoso” del gol Bajo ese adjetivo lo presentó la revista El Ciclón ni bien abandonó Deportivo Armenio para traer sus goles a Boedo que, por cierto, se hicieron desear. “Al principio me puteaban tanto… también, me comía cada gol”, admitía Héctor Raúl López, el joven delantero que se sumó a San Lorenzo a mediados de enero de 1982. “En Armenio me iban a ver mi familia y diez tipos más. Cuando llegué a San Lorenzo, y veía hinchas por todos lados, hasta en los entrenamientos, no entendía nada. La presión al principio me costó superarla”, relató el segundo goleador del Ciclón en el campeonato, con doce tantos, detrás de Rinaldi. Para López 1982 también fue un año especial, y no sólo en lo futbolístico. “Después del partido con Tigre me tuve que ir rápido porque me casaba. Lorenzo se enteró el miércoles anterior y se tomaba la cabeza. Me decía que postergue la ceremonia porque sino no iba a rendir. Yo tenía preparada la fiesta y no podía plantar todo. Entonces el Toto a partir de ahí me hizo concentrar solo a partir de los miércoles, porque creía que con mi actividad sexual no tendría piernas”, recordó entre risas. 152

A pesar de ello, el delantero tiene un gran cariño por Lorenzo: “Él me trajo y me bancó todo. Un fenómeno como persona también. Le estoy muy agradecido porque me dio la posibilidad de jugar en un grande como San Lorenzo”. “Otro grande fue el Negro Quinteros. Me la dejaba servida siempre. ¡Qué pases gol me daba! Por suerte después tomé confianza y la empecé a meter seguido”, explicó. Tan solo ese año jugó López en San Lorenzo. En 1983 el nuevo técnico azulgrana, Héctor Veira, sumó dos delanteros: Raúl “Toti” Iglesias y Armando Husillos. En cambio, López pasó a Gimnasia de La Plata, donde conquistó el ascenso en 1984 para pasar luego a Colón de Santa Fe.

Héctor Raúl López. Hizo 12 goles.

Un ganador que dejó su sello Aunque jugó en Primera B, San Lorenzo se dio el lujo de contar con dos técnicos con mentalidad ganadora. Juan Carlos Lorenzo estuvo al principio para dejarle posteriormente el lugar a José Yudica, sin dudas un especialista a la hora de las definiciones. El “Piojo” previo a arribar a Boedo había conseguido un título con Quilmes. Después de dirigir al Ciclón, Yudica también se consagró como campeón en Newells y Argentinos Juniors, ganando en este último la Copa Libertadores. Su breve etapa en San Lorenzo es imborrable. Y no es únicamente porque logró el ascenso, sino también porque cada jugador que dirigió habla maravillas sobre él. Yudica valoró con creces la calidad de sus dirigidos, y creyó profundamente en el potencial de todos. “La mayoría habían jugado en Primera. Además aparecieron unos cuantos jóvenes que jugaban muy bien y que estaban desplazados cuando en verdad tenían que estar jugando para salvar al técnico, y a mí me salvaron”, respondió.

José Yudica, durante una práctica. 153

“A mí me contaron que cuando San Lorenzo se fue al descenso la gente se quedó en la cancha y juró que lo iban a seguir igual en la B. Jugábamos con tanta, tanta gente que parecía mentira”, contó. Para el “Piojo” el partido con Español en la Bombonera también fue especial. “No pudimos dar la vuelta ahí, pero ¡cuánta gente hubo! Nunca había visto esa cancha tan llena como ese día”. Respecto al desenlace del torneo, Yudica sostuvo que el Ciclón, a pesar de que perdió seis partidos durante su gestión, nunca se vio superado ni dominado por el rival. “Nosotros jugábamos con un sistema que hoy sería bueno también (4-3-3). Igualmente hay que tener los jugadores para plasmarlo. Y yo los tenía. Era un equipo superior el de San Lorenzo. En torneos largos siempre sale campeón el mejor, y por eso nosotros fuimos los mejores”, asentó. “La presión existía. No cabía otra que ascender, pero yo sabía que se iba dar porque San Lorenzo tenía un equipo de Primera con muy buenos jugadores jóvenes. Se notaba que íbamos a llegar porque ninguno pudo superarnos”, definió Yudica que, a días de comenzar el campeonato de 1983, se enteró de forma desprolija que no sería más el técnico del Ciclón. Una pésima actitud de los dirigentes que, igualmente, no borrará su paso por Boedo, dejando enseñanzas como profesional y persona. El “Piojo” es lo que se dice “un buen tipo”.

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Capítulo 25 LOS NÚMEROS DEL CAMPEÓN Partido por partido con la ficha de cada encuentro, detallando jornada, resultado, formaciones, goleadores, árbitros y un breve resúmen del acontecer de cada uno de ellos. Además, las apostillas y curiosidades más salientes del título obtenido pos San Lorenzo.

1º fecha, 7 de febrero

San Lorenzo 2 Suárez Demagistris Verdecchia Abrahamián H.O. López Quinteros Ros Madelón H.R. López H.P. Sánchez Morel

Gimnasia LP 1 R.O. Sánchez Lo Gatto Romero Higuaín Roma Pezzatti Cassinerio Carrió Cragno Domínguez Scatolaro

Cambios: Rinaldi por Abrahamián, Marasco por H.R. López. Goles: 84m Sánchez. 85m. Domínguez y 89m. Morel de penal. Estadio: Ferro Carril Oeste. Árbitro: Truffa. Resumen: En un debut con poco juego y mucha fricción, el Ciclón pudo quebrar al Lobo sobre la hora, en un final polémico. Ambos equipos serían los que luego se disputarían el título hasta las últimas jornadas.

2º fecha, 13 de febrero

Def. de Belgrano 0 Anhielo Fraga Iélamo Laguna Alalí Chammah Castellano Galván Cáceres Aguirre lannuzzi

San Lorenzo 2 Suárez Demagistris Verdecchia Moreno H.O. López Quintero Ros Madelón H.R. López Sánchez Morel

Cambios: Marasco por H.R. López y Rinaldi por Morel. Goles: 43m. Sánchez, y 90m. Rinaldi Incidencias: 55m Anhielo le contuvo un penal a Morel. Estadio: Vélez Sarsfield Árbitro: Torres Resumen: Sin poder contar con dos ex Huracán como Housemann y Beltrán, Defensores no mostró resistencia ante un San Lorenzo que dominó durante los noventa minutos. El triunfo se basó en la firmeza de Demagistris y la polenta de Rinaldi, autor de un golazo.

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3º fecha, 20 de febrero

San Lorenzo 2 Quiroga Demagistris Verdecchia H. Moreno H.O. López Quinteros Ros Madelón H.R. López Sánchez Morel

All Boys1 Brunetti Villar Pérez Medone Zárate González Del Capellán Mamberto Galván Zárate, Nieto Llorente Novoa

4º fecha, 27 de febrero

Almirante Brown 0 Pistone Sequeira Piaggio Amorone Tobio Pastor Veloso Rivoira Rojas Del Bono Candau

San Lorenzo 1 Quiroga, Demagistris Verdecchia H. Moreno H.O. López Quinteros Ros Rinaldi H.R. López Sánchez Morel

Cambios: Rinaldi por Madelón, R. Moreno por H.O.López. Goles: 37m. Novoa 44m. H. Moreno y 58m Morel Incidencias: 85m. Brunetti le atajó un penal a H.R. López Estadio: Ferro Carril Oeste Árbitro: Botelli Resumen: Bajo una lluvia torrencial, San Lorenzo dio vuelta un partido que se presentó complicado. Para All Boys jugó el futbolista que más veces vistió la camiseta azulgrana: Sergio Villar. El Sapo recibió un pergamino por parte de la hinchada y una plaqueta de oro por medio del club.

Cambios: Marasco por Rinaldi, Insua por Sánchez. Gol: 15m. Ros Estadio: Vélez Sársfield Árbitro: González Resumen: Fue un partido que San Lorenzo siempre lo buscó. Toda su ofensiva arrinconó a los de Isidro Casanova, sorprendidos por el imponente marco del Amalfitani. A pesar de ello, la victoria terminó siendo ajustada y el gol vino por obra de un volante de contención, como Oscar Ros.

5º fecha, 6 de marzo

6º fecha, 13 de marzo

San Lorenzo 4 Quiroga Comelles Verdecchia H. Moreno H.O. López Quinteros Ros Rinaldi H.R. López Sánchez Morel

Atlanta 0 O. López Raffaelli Bianchi Olmedo Hrabina Bianchini Zywica Ribolzi Porté Díaz Damiano

C a m b i o s : Demagristris por Comelles, Madelón por Quinteros. Goles: 21m. Morel, 46m. y 52m. de penal Rinaldi y 74m. Sánchez. Incidencias: 42m. expulsados Bianchini y 75m. Damiano. Estadio: Vélez Sársfield. Árbitro: Gallina. Resumen: El Ciclón fue contundente y aplastó al Bohemio de entrada. En Atlanta jugó el ex San Lorenzo Rubén Glaría y debutó como DT Victorio Nicolás Cocco. Fue el triunfo más amplio del torneo.

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Tigre 1 García Cheves Fertonani Urchevik Bustos Arregui Giachello Labonia Sierra Fiori Ruiz

San Lorenzo 1 Quiroga Comelles Verdecchia Moreno H.O. López Quinteros Ros Rinaldi H.R. López Sánchez Morel

Goles: 9m. Comelles y 51m. Sierra. Estadio: River Plate. Árbitro: Coradina. Resumen: E l g r a n e s p e c t á c u l o d e l a s tribunas no condijo con el partido. San Lorenzo se adelantó al comienzo pero después del gol se desinfló. Tigre aprovechó poco a poco el mal día del Ciclón y le jugó un gran partido de igual a igual, hasta el final.

7º fecha, 20 de marzo

San Lorenzo 3 Quiroga Comelles Verdecchia H. Moreno H.O. López Quinteros Ros Insua H.R. López Rinaldi Morel

Argent. de Quilmes 0 Nazar Wagner Wacñisky Barrera Casanueva De Marta Zielinsky Gutiérrez Solís Restelli Fernández

Cambios: Demagistris por Insua, Sánchez por H.R. López. Goles: 17m. H.R. López, 25m. Insua y 49m. Morel. Estadio: Vélez Sarsfield. Árbitro: Feola. Resumen: A cancha llena San Lorenzo volvió al triunfo ante un rival que presentó casaca roja, en lugar de la tradicional celeste y blanca. Fue el primer partido de Insua como titular, marcando su primer tanto del campeonato. El encuentro fue un trámite para el Ciclón.

9º fecha, 3 de abril

San Lorenzo 0 Quiroga Comelles Verdecchia H. Moreno H.O. López Quinteros Ros Marasco H.R. López Rinaldi Morel

Lanús 0 Perassi Stracquadaini Sánchez Beltrán Acuña Attadía Romero Altamirano Milano H. Enrique Crespín

Cambios: Milano por Marasco. Incidencia: 84m. expulsado Ros. Estadio: River Plate. Árbitro: Botellí. Resumen: Previo al cotejo ambos planteles izaron la bandera argentina y entonaron el himno, dado que un día antes comenzó el conflicto bélico ante Inglaterra por las Islas Malvinas. El partido se jugó bajo un diluvio. Llovió de todo, menos goles.

8º fecha, 27 de marzo

Estudiantes 1 Giorgetti Filipetti Aponte Paz Romano Carra Gerez Cortéz Savini Vázquez Baldovino

San Lorenzo 2 Quiroga Comelles Verdecchia H. Moreno H.O. López Quinteros Ros Rinaldi H.R. López Batalla Morel

Cambios: Marasco por Rinaldi, Madelón por Batalla. Goles: 28m. Rinaldi, 43m. Savini y 77m. Rinaldi. Incidencias: 63m. expulsado Paz. Estadio: River Plate. Árbitro: Torres. Resumen: El equipo del Toto ganó por la presencia oportuna de Rinaldi. San Lorenzo jugó mal y el partido fue más que aburrido. Quizás Estudiantes mereció llevarse, al menos, un punto.

10º fecha, 9 de abril

Los Andes 3 Yonadis Del Curto Giorgi Serrizuela Sánchez Ifrán Fuentes Pérez Ortíz Verde Cuellos

San Lorenzo 3 Quiroga Comelles Verdecchia H. Moreno H.O. López Quinteros Demagistris Insua H.R. López Rinaldi Morel

Cambios: Batalla por Rinaldi. Goles: 42m. Ortiz, 59m. Rinaldi, 62m. Rinaldi de penal, 72m. Verde, 84m. H.R. López y 88m. Ortiz. Estadio: Independiente. Árbitro: Rolando. Resumen: El partido más vibrante de la temporada. Mucha entrega de ambos equipos para construir un duelo emotivo que estuvo para cualquiera de los dos. Fue el primer partido del Ciclón en una cancha fuera de la Capital Federal.

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11º fecha, 17 de abril

San Lorenzo 1 Quiroga Comelles Biaín Demagistris H.O. López Quinteros Milano Rinaldi H.R. López Sánchez Morel

Talleres R.E. 1 Balbiano Laszlo Commisso Graciani González De Angelis Lenhart Pérez Álvarez H.D. López Filipetto Gómez

Cambios: R. Moreno por H.O. López, Insua por Milano. Goles: 62m. HD. López y 84m. HR. López. Incidencia: 81m. Expulsado Commisso. Estadio: Vélez Sarsfield. Árbitro: Borrelli. Resumen: El Ciclón hizo el gasto y mereció ganar por la cantidad de oportunidades que tuvo. Pero sus delanteros estuvieron imprecisos y los visitantes se llevaron un punto valioso. Osvaldo Biaín debutó en San Lorenzo luego de una fuerte lesión que sufrió en la pretemporada.

13º fecha, 8 de mayo

San Lorenzo 2 Quiroga Comelles Demagistris H. Moreno H.O. López Insua Ros Batalla H.R. López Sánchez Morel

Deport. Armenio 0 Quinteros Brai Vasolo R. Vicente Sassi Oca Pizarro Molina Ortega Lucero H. Vicente

Cambios: Quinteros por Batalla, Rinaldi por Sánchez. Goles: 64m. Insua de penal y 77m. Rinaldi. Estadio: Vélez Sarsfield. Árbitro: Savino. Resumen: Otra gran actuación de Rinaldi le dio el triunfo a San Lorenzo. La “Chancha” no fue titular, pero cuando ingresó hizo un gol brillante. Ros le pasó la pelota en la mitad de cancha y el delantero desde ahí avanzó eludiendo a tres hombres, hasta vencer en el vértice izquierdo del área chica al arquero Quinteros.

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12º fecha, 24 de abril

Deport. Italiano 1 Lanari Díaz Albariño Herrera Ríos Franceschini Seppaquercia Álvarez Valdivia Gómez Guillermo

San Lorenzo 2 Quiroga Comelles Verdecchia Demagistris H.O. López Quinteros Ros Batalla H.R. López Sánchez Morel

Cambios: Insua por Sánchez, Biaín por Demagistris. Goles: 39m. H.R. López, 49m. Guillermo y 80m. Morel. Incidencia: 87m. expulsado Franceschini Estadio: River Plate. Árbitro: Feola. Resumen: Con más esfuerzo que fútbol San Lorenzo sacó adelante un partido difícil ante uno de los rivales que, en ese momento, estaba en los puestos de vanguardia. Rinaldi no jugó al no poder entrenarse todos los días con sus compañeros porque, a su vez, tuvo que realizar el servicio militar.

14º fecha, 15 de mayo

San Lorenzo 0

Arsenal 0

Quiroga Comelles Verdecchia Demagistris H. Moreno Quinteros Ros Insua H.R. López Rinaldi Morel

Rivera Spinosa Pérez Rodríguez Luppo López Baglioni Flores Fernández Irigoyen Ramírez

Cambios: Batalla por Quinteros, Marasco por H.R. López. Estadio: Vélez Sarsfield. Árbitro: Sinnot. Resumen: Pobre partido en Liniers. Los visitantes se cerraron bien atrás e imposibilitaron todo avance del conjunto de Juan Carlos Lorenzo. Comenzaría un ciclo negativo para el Ciclón.

15º fecha, 22 de mayo

Morón 1 Poliserpi Marucci Astudillo Stagliano Leiva Larocca O. López Chazarreta Bianchini Rojas Colombatti

San Lorenzo 1 (x) Quiroga Comelles Verdecchia Demagistris H.O. López Quinteros Ros Insua Marasco Rinaldi H.R. López

16º fecha, 25 de mayo

San Lorenzo 1 Quiroga Comelles Verdecchia H. Moreno HO. López Quinteros Ros Batalla H.R. López Rinaldi Morel

Chacarita 1 Caffaro Abramovich De Santis Ingrao Villalba Ciccarello Rodríguez Borrelli G. Melado Yalvé Stelhik

Cambios: Sánchez por Ros, Batalla por Insua. Goles: 48m. Rojas y 82m. Rinaldi. Incidencias: 55m. expulsado Marucci y 85m. Stagliano. Estadio: Huracán. Árbitro: Hay. Resumen: El trámite del encuentro fue casi siempre desfavorable para el equipo de Boedo. Recién pudo empatarlo a ocho minutos del final, pero el réferi Aníbal Hay sancionó un penal a favor del local a los 40 que desató la furia de la hinchada azulgrana, que rompió el alambrado y produjo la suspensión del cotejo.

Cambios: Insua por Ros. Goles: 48m. HR. López y 88m. Ingrao de penal. Estadio: Vélez Sarsfield. Árbitro: Torres. Resumen: Todo se definió en la segunda etapa. San Lorenzo comenzó bien y se adelantó, pero no pudo sostener la victoria y terminó igualando ante un equipo que no había logrado inquietar en demasía el arco azulgrana.

17º fecha, 30 de mayo

18º fecha, 5 de junio

(x): El cotejo fue suspendido a los 86m. por invasión de campo. El partido fue dado por ganado a Deportivo Morón.

Colón 2 Erni Sañudo Werner Godano Bustingorria Mercado Lapalma Marioni Ferreyra Pesoa Espíndola

San Lorenzo 0 Quiroga Demagistris Biaín H. Moreno H.O. López Comelles Ros Insua H.R. López Batalla Morel

Cambios: Milano por Ros, Sánchez por Morel. Goles: 10m. Moreno en contra y 55m. Ferreyra. Incidencia: 30m. expulsado Comelles. Estadio: Colón. Árbitro: Feola. Resumen: Muy desconcentrado empezó el Ciclón el partido, a tal punto que una desatención entre Moreno y Quiroga derivó en el primer tanto del partido a los diez minutos. Desde ahí San Lorenzo no pudo recuperarse y se extrañaron las ausencias de Rinaldi y Quinteros. Fue el primer partido que perdió en el campo de juego.

San Lorenzo 0 Cousillas Araos Biaín H. Moreno R. Moreno Madelón Demagistris Batalla H.R. López Rinaldi Morel

Deport. Español 0 Catalano Márquez Trezeguet Pérez Bernárdez Vallejos Maletti Rota Rivero Arbelo

Díaz

Cambios: Sánchez por Araos, Insua por Madelón. Incidencias: 59m. expulsado Arbelo y 88m. Bernárdez. Estadio: Vélez Sarsfield. Árbitro: Gallina. Resumen: Ambos equipos se habían enfrentado tan solo dos veces en su historia, y San Lorenzo no le había podido ganar en ninguna oportunidad. Para este choque Lorenzo hizo algunas modificaciones pero no dieron resultado, ni cuando su equipo quedó con dos hombres más. Fue el último partido del Toto como DT del Ciclón.

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19º fecha, 13 de junio

El Porvenir 0 López W. López Domínguez Abdala Agostinelli Caicedo Fernández Coronel Molnar Palacios Godoy

San Lorenzo 3 Cousillas Comelles Biaín Demagistris H.O. López Madelón Ros Batalla H.R. López Sánchez Morel

20º fecha, 19 de junio

San Lorenzo 2

Temperley 0

Cousillas Comelles Biaín Demagistris H. Moreno Insua Ros Batalla H.R. López Sánchez Morel

Hernandorena Issa Piris Campelo Villalba Espósito Spataro Del Duca Dabrowsky Scotta Aldape

Cambios: Insua por Madelón, R. Moreno por Sánchez. Goles: 73m. Sánchez, 80m. Insua y 87m. Insua de penal. Estadio: Independiente. Árbitro: Tolando. Resumen: Debut de José Yudica como entrenador de San Lorenzo. Si bien el resultado terminó siendo contundente, el Ciclón lo resolvió recién en los últimos 25 minutos. Insua ingresó desde el banco y marcó dos veces. A partir de ahí pasó a ser el “cinco” titular.

Cambios: Rinaldi por H.R. López. Goles: 73m. Insua de penal y 84m. Morel. Estadio: Velez Sarsfield. Árbitro: González. Resumen: Durante una tarde fría, San Lorenzo obtuvo su segunda victoria consecutiva bajo la flamante conducción de Yudica. En ese entonces, la selección Argentina ya estaba disputando en España el Mundial, donde tuvo que defender el título.

21º fecha, 26 de junio

22º fecha, 3 de julio

Banfield 2 Baglioni Peñaloza Moris Fanesi Scavini Díaz Pumpido Ubeda Leguizamón Monteccelo Centurión

San Lorenzo 0 Cousillas Araos Biaín Damagistris Comelles Quinteros Insua Batalla Sánchez Rinaldi Morel

Cambios: H.R. López por Araoz. Goles: 16m. Centurión y 90m. Leguizamón. Estadio: Banfield. Árbitro: Coradina. Resumen: Por segunda vez San Lorenzo visitó la propia cancha de su rival, y por segunda vez volvió a caer, como sucedió con Colón en Santa Fe. Con el 0-1, el Ciclón fue más y mereció la igualdad, pero el diminuto reducto del Sur le quitó espacios a los de Boedo que jamás se sintieron cómodos durante los 90 minutos.

160

Gimnasia 2 Sánchez Comas Marchi Higuaín Roma Pantaleo Kuzemka Carrió Cragno Domínguez Rodríguez

San Lorenzo 0 Cousillas Araos Biaín Demagistris Comelles Insua Ros Batalla Sánchez Rinaldi Morel

Cambios: Quinteros por Ros, H.R. López por Rinaldi. Goles: 43m. y 81m. Cragno. Estadio: Estudiantes. Árbitro: Torres. Resumen: Segunda caída consecutiva de San Lorenzo. Sería la primera vez y única que esto sucedería en el campeonato. El conjunto de Yudica sufrió las dimensiones del terreno y Gimnasia lo aprovechó en los tramos finales de cada tiempo.

11 23º fecha, 10 de julio

San Lorenzo 2 Cousillas Araos Biaín Demagistris R. Moreno Quintetos Insua Batalla H.R. López Sánchez Morel

Defensores 0 Anhielo Fraga Iélamo Laguna C. Bois Chammah Castellano Galván Arbelo Beltrán Aguirre

24º fecha, 17 de julio

All Boys 0 Ortíz Villar Mora Zárate González H. González Mamberto Galván Zárate Nieto Llorente Novoa

San Lorenzo 2 Cousillas Araos Biaín Demagistris R. Moreno Quintetos Insúa Batalla López Sánchez Morel

Cambios: Rinaldi por Batalla, Ros por Morel. Goles: 26m. H.R. López y 87m. Insúa. Estadio: Vélez Sarsfield. Árbitro: Rolando. Resumen: A base de lucha San Lorenzo logró recuperarse venciendo a un modesto Defensores. El equipo volvió a jugar mal, la única diferencia fue que pudo ganar. Nada más.

Cambios: H.O.López por Araoz, Rinaldi por Batalla. Goles: 47m. Sánchez y 55m. Insúa de penal. Estadio: Ferro. Árbitro: González. Incidencia: 75m. expulsado Villar. Resumen: El equipo de Floresta tenía un invicto de ocho fechas y lo perdió con el Ciclón que, nuevamente, no lució. Sin embargo, ganó bien y tuvo a Paulino Sánchez como uno de los destacados del encuentro.

25º fecha, 24 de julio

26º fecha, 31 de julio

San Lorenzo 0 Cousillas Comelles Biaín Demagistris R. Moreno Quintetos Insúa Batalla H.R. López Sánchez Morel

Almirante Brown 2 Pistone Sequeira Rodríguez Amorone Tobio Crespo Ortíz Rojas Márquez Rivoira Candau

Cambios: Ros por Insua, Rinaldi por H.R. López. Goles: 77m. Rivoira y 83m. Márquez. Estadio: Vélez Sarsfield. Árbitro: Truffa. Resumen: Sorpresiva caída del Ciclón. Almirante fue quien jugó y San Lorenzo el que luchó. Los de Isidro Casanova fueron los que aprovecharon el campo de juego para hacer un trabajo ancho y profundo.

Atlanta 1 López Raffaelli Bianchi Elizeche Hrabina Jones Zywica Bianchini Porté Graciani Díaz

San Lorenzo 1 Cousillas Comelles Biain Demagristris Araos Quintetos Insúa Batalla H.R. López Sánchez Rinaldi

Cambios: Madelón por Batalla. Verdecchia por H.R. López. Goles: 24m. Rinaldi y 56m. Díaz. Incidencias: 65m. expulsado Insúa, 83m. Jones y 90m. Rinaldi. Estadio: Atlanta. Árbitro: Coradina. Resumen: Otro partido jugado en una cancha del propio equipo local. Otra vez San Lorenzo no pudo ganar. Si bien sumó un punto en un partido difícil, el Ciclón sufrió las expulsiones de dos jugadores clave como Insua y Rinaldi.

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27º fecha, 7 de agosto

San Lorenzo 0 Cousillas Comelles Biaín Verdecchia Araos Quintetos Demagistris Madelón H.R. López Sánchez Morel

Tigre 0 Ruíz Cheves Mantaras Giachello Fertonani Carrizo Bustos Arregui Rio Paruzzo Labonia

28º fecha, 15 de agosto

Argent. de Quilmes 0 Nazar Casanueva Magallán Barrera Benejú Zielinsky M. Gutiérrez Ruíz Díaz Restelli De Marta M.A. Gutiérrez

San Lorenzo 3 Cousillas Comelles Verdecchia H. Moreno H.O. López Quinteros Demagistris Insúa H.R. López Sánchez Rinaldi

Incidencia: 52m. Ruiz le atajó un penal a Verdecchia. Estadio: Vélez Sarsfield. Árbitro: Rolando. Resumen: El local lo buscó pero no pudo. Inclusive tuvo un penal pero el mismo fue detenido por el arquero. Tigre se conformó con el empate y San Lorenzo desperdició una gran chance. El Ciclón empató con los de Victoria los dos partidos que jugaron en Primera B.

Cambios: Madelón por Quinteros, Morel por Demagistris. Goles: 66m. Insúa de penal, 69m. Rinaldi, 73m. H.R. López. Incidencia: 23m. expulsado Sánchez y 26m. Casanueva. Estadio: Independiente. Árbitro: Gallina. Resumen: Justo a un año de haber descendido, San Lorenzo se desquitó y demostró su voluntad para volver a jugar los domingos. El Ciclón fue contundente en la segunda etapa y se sacó de encima a un rival que venía con cuatro victorias consecutivas.

29º fecha, 21 de agosto

30º fecha, 28 de agosto

San Lorenzo 1 Cousillas Comelles Verdecchia H. Moreno H.O. López Madelón Demagistris Insúa H.R. López Rinaldi Morel

Estudiantes 0 Giorgetti Filipetti Aponte Meneghetti Romano Gerez Mastromauro Cortés Baldovino Vázquez Morandini

Cambios: Quinteros por Madelón. Gol: 42m. H.R. López. Estadio: Vélez Sarsfield. Árbitro: Botelli. Resumen: Como lo fue en el partido de ida, San Lorenzo debió trabajar mucho para vencer al siempre complicado equipo de Caseros.

162

Lanús 1 Perassi Stracquadaini Sánchez Beltrán Acuña Romero Torres Milano Crespín Crocce Attadía

San Lorenzo 0 Cousillas Comelles Verdecchia H. Moreno H.O. López Quintetos Demagistris Insúa H.R. López Rinaldi Morel

Cambios: Sánchez por Demagistris, Schamberger por Rinaldi. Gol: 87m. R. Enrique. Estadio: Lanús. Árbitro: González. Resumen: El pálido empate estaba al caer. El que hacía el gol ganaba, y Lanús lo hizo porque Verdecchia dio un pase mal hacia atrás que derivó en los pies de Enrique, quien convirtió en gol el regalo azulgrana. Fue el último partido jugado en la cancha de un equipo de la B.

31º fecha, 4 de septiembre

San Lorenzo 2 Cousillas Comelles Verdecchia H. Moreno H.O. López Quinteros Insúa Batalla H.R. López Rinaldi Morel

Los Andes 1 Damiano Flores Del Curto Serrizuela Sánchez Ifrán Fuentes Cuellos Ortíz Castro Verde

Cambios: Marasco por Batalla, Sánchez por Rinaldi. Goles: 25m. Insúa, 36m. Fuentes y 93m. H.R. López. Estadio: Vélez Sarsfield Árbitro: Truffa Resumen: El Ciclón definió un partido duro en el minuto final de descuento, a pesar de que mereció mejor fortuna porque fue superior al rival durante todo el partido.

33º fecha, 18 de septiembre

San Lorenzo 4 Cousillas Comelles Verdecchia H. Moreno H.O. López Quinteros Demagistris Insúa H.R. López Rinaldi Morel

Deport. Italiano 1 Lanari Herrera Díaz Redondo Albariño Álvarez Ríos E. Gómez Seppaquercia Castro Valdivia

Cambios: Schamberger por Demagistris, Marasco por H.R. López. Goles: 21 m. 46m. y 68m. HR. López, 79m. Rinaldi y 84m. Seppaquercia. Incidencia: 47m. Lanari le contuvo un penal a Insúa. Estadio: Vélez Sarsfield. Árbitro: Rolando. Resumen: El contrincante no mostró fuerzas para detener la potencia ofensiva azulgrana. San Lorenzo jugó un gran partido gracias al volumen de juego que tuvo el mediocampo como la parte de arriba. El defensor Schamberger, luego de una prolongada ausencia por lesión, retornó al primer equipo del Ciclón.

32º fecha, 11 de septiembre

Talleres R.E. 0 Verea González Comisso Graciani Laszlo De Ángelis Lenhart P. Álvarez Filipetto López Giménez

San Lorenzo 3 Cousillas Comelles Verdecchia H. Moreno H.O. López Quinteros Insúa Rinaldi H.R. López Sánchez Morel

Cambios: Marasco por Rinaldi, Pérez por Sánchez. Goles: 2m. Insúa, 5m. Rinaldi y 12m. Rinaldi. Estadio: Independiente. Árbitro: Torres. Resumen: El encuentro que más rápido resolvió San Lorenzo en el año. Antes de los quince minutos iniciales ya ganaba 3 a 0. El arquero de Talleres, el “Ruso” Verea, no tuvo una buena tarde y los santos lo aprovecharon. Esa tarde debutó Claudio Pérez para el Ciclón.

34º fecha, 25 de septiembre

Deport. Armenio 2 Kadijevich Sassi Vassolo Garderián Bravi Oca Leone Molina Lucero Pagnotta Quiroga

San Lorenzo 1 Cousillas Comelles Verdecchia H. Moreno H.O. López Quiroga Demagistris Insúa H.R. López Rinaldi Morel

Cambios: Batalla por H.O. López, Sánchez por Morel. Goles: 19m. Morel, 39m. Molina y 80m. Ortega. Incidencia: 40m. expulsado Rinaldi y 64m. Leone. Estadio: Ferro. Árbitro: Borrelli. Resumen: La visita a Caballito fue negativa a pesar de la gran multitud de simpatizantes. Los de Boedo no jugaron bien y el árbitro le anuló un tanto a López por una dudosa posición adelantada. El Ciclón ganaba y, por primera y única vez en el torneo, un equipo le daba vuelta el resultado. Tercera vez que Rinaldi fue expulsado en la temporada

163

35º fecha, 2 de octubre

Arsenal 0

San Lorenzo 1

Luque Spinosa Pérez Novoa Luppo López Di Gregorio Torres Fernández Flores Corvo

Cousillas Comelles Biaín H. Moreno H.O. López Quinteros Insúa Batalla H.R. López Pérez Morel

Cambios: Demagistris por Batalla. Gol: 69m. Moreno. Estadio: Independiente. Árbitro: González. Resumen: Sin Rinaldi (le habían dado dos fechas de suspensión) Yudica recurrió al pibe Pérez. El encuentro fue áspero y duro, pero San Lorenzo aprovechó su oportunidad y ganó un partido clave de cara al ascenso. Fue el último cotejo disputado en cancha de Independiente.

37º fecha, 16 de octubre

Chacarita 0 Islas Abramovich Bianculli Ingrao M. Rodríguez Celin G. Rodríguez Yalvé Flores Echaniz Stelhik

San Lorenzo 1 Quiroga Comelles Biaín Moreno H.O. López Madelón Insúa Batalla H.R. López Rinaldi Morel

Cambios: Marasco - Pérez por H.R. López. Gol: 65m. Morel. Estadio: River Plate. Árbitro: Rolando. Resumen: Con otra estupenda convocatoria, el Ciclón ganó un partido importante, ya que su inmediato perseguidor, Gimnasia, cayó de local ante Estudiantes de Buenos Aires. La reaparición de Rinaldi fue un factor que San Lorenzo supo aprovechar.

164

36º fecha, 9 de octubre

San Lorenzo 0 Cousillas Comelles Biaín H. Moreno H.O. López Quinteros Insúa Batalla H.R. López Pérez Morel

Morón 0 Peidró Marucci Marchiano Semenewicz López Villa Chazarreta Colombatti Rojas Aricó Bianchini

Cambios: Quiroga por Cousillas, Marasco por Morel. Incidencia: 54m. expulsado Quinteros. Estadio: Vélez Sarsfield. Árbitro: Fernández.

Resumen: Un encuentro que será recordado porque en esa tarde falleció un hincha de San Lorenzo. Los noventa minutos también fueron accidentados: Cousillas, a los dos minutos del segundo tiempo, se fracturó el quinto metacarpiano de la mano derecha y en este torneo no volvió a jugar más. En Morón hubo dos caras conocidas: Enrique Chazarreta en el campo de juego y Roberto Resquín en el banco como DT del Gallito.

38º fecha, 23 de octubre

San Lorenzo 2 Quiroga Comelles Biaín H. Moreno H.O. López Madelón Insúa Batalla H.R. López Rinaldi Morel

Colón 1 Micheli Batelini Huens Werner Schneider Bustingorria Godano Balbuena Riveros Chena Espíndola

Cambios: Marasco por H.R. López. Goles: 36m. Biaín. 54m. Rinaldi y 86m. Espindola. Incidencia: 84m. Quiroga le contuvo un penal a Bustongorria. Estadio: Vélez Sarsfield. Árbitro: Coradina. Resumen: En un Vélez colmado y con previo desfile del plantel de básquetbol que festejaba el ascenso a la A, San Lorenzo superó a Colón sufriendo hasta el final. Con garra y mucho esfuerzo el local sumó dos puntos que lo dejaron a un paso del retorno a Primera. Los hinchas invadieron el campo y comenzaron por anticipado con las celebraciones.

39º fecha, 30 de octubre

Deport. Español 0 Catalano Márquez Rocca L. Pérez Bernárdez Vallejos Maletti R. Moreno Rivero Pasini Quiroga

San Lorenzo 0 Quiroga Comelles Ruíz H. Moreno H.O. López Quinteros Insúa Batalla H.R. López Rinaldi Morel

40º fecha, 6 de noviembre

San Lorenzo 1 Quiroga Comelles Biaín H. Moreno H.O. López Quinteros Insúa Batalla H.R. López Rinaldi Morel

El Porvenir 0 Scorza H.W. López Domínguez Abdala Benedetti Caicedo Fernández Molnar Saturno Coronel Palacios

Cambios: Demagistris por H.O. López, Madelón por Quinteros. Incidencia: 90m. expulsado Moreno. Estadio: Boca Juniors. Árbitro: Gallina. Resumen: Ganando San Lorenzo volvía a la A. Con el empate debía esperar el resultado de Gimnasia, pero el Lobo venció a Los Andes. El Ciclón no pudo vencer al cerrado Español y postergó la vuelta a Primera, pero no así la fiesta, porque los hinchas llenaron la Bombonera de punta a punta como nunca –excepto Boca- lo hizo otra parcialidad.

Gol: 81m. Insúa de penal. Estadio: Vélez Sarsfield. Árbitro: Torres. Resumen: Con el empate, San Lorenzo se aseguraba la primera ubicación. Pero debía ganar para conseguir el ascenso directo. El rival estaba en los últimos puestos de la tabla general, pero aguantó la presión de los 70.000 cuervos que reventaron Liniers. Recién a nueve del final, y desde los doce pasos, el Ciclón pudo cantar victoria. El encuentro se suspendió a los 43 de la segunda parte por invasión del público. Igualmente, la historia estaba escrita: la máxima categoría le hacía lugar al cuadro de Boedo.

41º fecha, 13 de noviembre

42º fecha, 20 de noviembre

Temperley 0 Cassé Aguilar Piris Issa Villalba Espósito L. Schell Dabrowsky Massoto Scotta Spataro

San Lorenzo 1 Quiroga Comelles Biaín H. Moreno H.O. López Quinteros Insúa Batalla H.R. López Rinaldi Morel

Cambios: Demagistris por H.O. López, Madelón por Rinaldi. Gol: 28m. Rinaldi. Estadio: Boca Juniors. Árbitro: Coradina. Resumen: Mucho público en la Bombonera para ver al Ciclón, que sólo jugaba para cumplir con el reglamento. Una excelente maniobra de Héctor Raúl López por izquierda le posibilitó a Rinaldi conectar un cabezazo para vencer al arquero del Celeste.

San Lorenzo 0 Quiroga Comelles Biaín H. Moreno Demagistris Madelón Insua Batalla H.R. López Rinaldi Morel

Banfield 1 Buttice Guerreño Moris Fanesi Scavini Kohli Pumpido Ubeda Leguizamón Centurión Saa

Gol: 47m. Saa. Incidencia: 18m. expulsado Moreno y 83m. Comelles. Estadio: Vélez Sarsfield. Árbitro: Borrelli. Resumen: Banfield visitaba Liniers en busca de un lugar en el Octogonal, y San Lorenzo sólo jugaba para terminar la gran campaña. La expulsión de Moreno complicó al Ciclón y el Taladro se aprovechó de la ventaja numérica y se puso arriba en el marcador. La gente, que ya no quería saber más nada con la B, ingresó al campo de juego cuando todavía faltaban veinte minutos. El Tribunal de Disciplina dio por finalizado el encuentro con el resultado como estaba.

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Numeros limpios Campaña en primera rueda: Ganados 11 – Empatados 7 – Perdidos 3 Campaña en segunda rueda: Ganados 12 – Empatados 4 – Perdidos 5 Total: Ganados 23 – Empatados 11 – Perdidos 8 Puntos: 57 Goles a favor: 56 (31 en la primera rueda y 25 en la segunda) Goles en contra: 27 (15 en la primera rueda y 12 en la segunda)

Goleadores Jorge Rinaldi 15 (3 a Atlanta; 2 a Estudiantes, Los Andes y Talleres R.E.; 1 a Defensores, Armenio, A. de Quilmes, Italiano, Colón y Temperley). Héctor Raúl López 12 (4 a Italiano; 2 a A. de Quilmes y Los Andes; 1 a Talleres, Chacarita, Defensores y Estudiantes). Rubén Insua 11 (3 a El Porvenir; 2 a A. de Quilmes; 1 a Armenio, Temperley, Defensores, All Boys, Los Andes y Talleres). Eugenio Morel Bogado 8 (1 a Gimnasia, All Boys, Atlanta, A. de Quilmes, Italiano, Temperley, Armenio y Chacarita). Hugo Paulino Sánchez 5 (1 a Gimnasia, Defensores, Atlanta, El Porvenir y All Boys). Hugo Moreno 2 (1 a All Boys y Arsenal). Osvaldo Biaín 1 (a Colón). Pablo Comelles 1 (a Tigre). Oscar Ros 1 (a Almirante Brown).

Apostillas • San Lorenzo fue el equipo más ganador del campeonato con 23 victorias y el que menos perdió con siete caídas. Sin embargo, no fue el más goleador. El Ciclón anotó 56 goles mientras que Gimnasia hizo 72 tantos y Chacarita 65. • Hubo seis equipos que no le anotaron goles a San Lorenzo en los dos enfrentamientos que sostuvieron. Ellos fueron Defensores de Belgrano, Argentino de Quilmes, Arsenal, Deportivo Español, El Porvenir y Temperley. • En doce partidos San Lorenzo no marcó goles: Lanús (0-0), Arsenal (0-0), Colon (0-2), Deportivo Español (0-0), Banfield (0-2), Gimnasia (0-2), Almirante Brown (0-2), Tigre (0-0), Lanús (0-1), Deportivo Morón (0-0), Deportivo Español (0-0) y Banfield (0-1). • Cinco equipos terminaron invictos ante el Ciclón: Banfield (dos ganados), Lanús (un triunfo y un empate), Morón (un triunfo y un empate), Deportivo Español (dos empates) y Tigre (dos empates). • Siete rivales perdieron en ambos enfrentamientos con el campeón: Defensores, All Boys, Argentino de Quilmes, Estudiantes, Italiano, El Porvenir y Temperley. • De las 42 jornadas, 20 se jugaron en Vélez; 5 en River; 5 en Independiente; 4 en Ferro; 2 en Boca; 1 en Huracán; 1 en Colón; 1 en Banfield; 1 en Lanús; 1 en Estudiantes La Plata y 1 en Atlanta. • San Lorenzo no ganó ningún partido ante los equipos que no resignaron localía. Perdió con Colón, Banfield y Lanús, e igualó con Atlanta. • La mejor racha azulgrana fue en las primeras cinco fechas. Todas fueron victorias: Gimnasia (2-1), Defensores (2-0), All Boys (2-1), Atlanta (4-0), Almirante Brown (1-0). • Juan Rolando y Rubén Torres fueron los árbitros que más dirigieron a San Lorenzo, en seis oportunidades cada uno. Con el primero el Ciclón sumó 10 de doce puntos posibles, mientras que con el segundo logró 9 de 12. • Diez expulsiones sufrió San Lorenzo durante el torneo. Tres de Rinaldi (ante Atlanta, Chacarita y Armenio); dos de Quinteros (ante Chacarita y Morón), una de Ros (Lanús), Paulino Sánchez (Argentino de Quilmes), Insua (Atlanta), Comelles (Colón) y Hugo Moreno (Banfield). • San Lorenzo utilizó a 25 jugadores para el campeonato de Primera B. Héctor Raúl López fue el que más jugó (41 partidos) seguido por Morel Bogado, quien actuó en un encuentro menos.

166

Plantel Campeón Rubén Cousillas

Nacimiento: 9 de mayo de 1957 en Roque Pérez, Buenos Aires Puesto: Arquero Partidos jugados: 19

Oscar Quiroga

Eduardo Abrahamian Nacimiento: Puesto: Marcador de punta izquierdo Partidos: 1

Osvaldo Biaín

Nacimiento: 19 de febrero de 1951 en Bahía Blanca, Buenos Aires Puesto: Arquero Partidos jugados: 22

Nacimiento: 16 de junio de 1955 en Capitán Sarmiento, Buenos Aires Puesto: Zaguero Partidos jugados: 21 Goles: 1

Carlos Alberto Suárez

Carlos Schamberger

Nacimiento: Puesto: Arquero Partidos jugados: 2

Pablo Comelles Nacimiento: 4 de julio de 1954 en Córdoba Puesto: Marcador de punta derecho Partidos jugados: 35 Goles: 1

Ricardo Demagistris Nacimiento: 18 de agosto de 1957 en Rosario, Santa Fe Puesto: Zaguero Partidos jugados: 31

Daniel López

Nacimiento: 23 de enero de 1959 Puesto: Marcador de punta izquierdo Partidos jugados: -

Ernesto Araos

Nacimiento: Puesto: Marcador de punta derecho Partidos jugados: 7

Nacimiento: 20 de febrero de 1957 en Coronel Suáres, Buenos Aires Puesto: Zaguero Partidos jugados: 2

Víctor Barreras

Nacimiento: 12 de enero de 1960 en Capital Federal Puesto: Marcador de punta Partidos jugados: -

Hugo Verdecchia

Nacimiento: 10 de mayo de 1959 en Merlo, Buenos Aires Puesto: Zaguero Partidos jugados: 24

Héctor Osvaldo López

Nacimiento: 13 de diciembre de 1950 en Ramos Mejía, Buenos Aires Puesto: Marcador de punta izquierdo Partidos jugados: 33

Hugo Moreno

Nacimiento: 22 de mayo de 1955 en Ciodomira, Santiago del Estero Puesto: Zaguero Partidos jugados: 30 Goles: 2

Norberto Díaz

Nacimiento: 29 de enero de 1958 en Capital Federal Puesto: Marcador de punta Partidos jugados: -

Raúl Moreno

Nacimiento: 11 de noviembre de 1960 en Bragado, Buenos Aires Puesto: Marcador de punta Partidos jugados: 7

Armando Quinteros

Nacimiento: 28 de marzo de 1955 en Tucumán Puesto: Volante derecho Partidos jugados: 34

Ricardo Collavini

Nacimiento: 24 de enero de 1958 en Lanús, Buenos Aires Puesto: Volante central Partidos jugados: -

Oscar Ros

Nacimiento: 2 de enero de 1953 en Capital Federal Puesto: Volante derecho/central Partidos jugados: 20 Goles: 1 167

Rubén Insua

Nacimiento: 17 de abril de 1961 en Capital Federal Puesto: Volante central Partidos jugados: 34 Goles: 11

Leonardo Madelón

Nacimiento: 25 de enero de 1963 en Cafferata, Santa Fe Puesto: Volante derecho Partidos jugados: 17

Marcelo Milano

Nacimiento: 20 de marzo de 1960 en Capital Federal Puesto: Volante ofensivo Partidos jugados: 3

Miguel Batalla

Nacimiento: 10 de enero de 1955 en Córdoba Puesto: Volante izquierdo Partidos jugados: 27

168

José Acosta

Nacimiento: 6 de diciembre de 1961 en Vicente López, Bs. Aires Puesto: Volante ofensivo Partidos jugados: -

Claudio Marasco

Nacimiento: 6 de septiembre de 1964 en Capital Federal Puesto: Delantero Partidos jugados: 14

Jorge Rinaldi

Nacimiento: 23 de marzo de 1963 en Capital Federal Puesto: Delantero Partidos jugados: 36 Goles: 15

Héctor Raúl López

Nacimiento: 19 de noviembre de 1955 en Capital Federal Puesto: Delantero Partidos jugados: 41 Goles: 12

Hugo Paulino Sánchez

Nacimiento: 14 de enero de 1955 en Corrientes Puesto: Delantero Partidos jugados: 27 Goles: 5

Claudio Pérez

Nacimiento: 4 de agosto de 1962 en Capital Federal Puesto: Delantero Partidos jugados: 4

Eugenio Morel Bogado

Nacimiento: 1 de enero de 1950 en Asunción, Paraguay Puesto: Delantero Partidos jugados: 40 Goles: 8

Primera etapa

Segunda etapa

DT: Juan Carlos Lorenzo. Ayudante: Carlos Román. P. Físico: Julio Santella. Médico: Dr. Lobee. Masajista: Ángel Espadafore. Utilero: Salvador Ormaechea.

DT: José Yudica. Ayudante: Carlos Román. P. Físico: Carlos Carberol. Médico: Dr. Lobee. Masajista: Ángel Espadafore. Utilero: Salvador Ormaechea.

Capítulo 26 LOS NÚMEROS DEL TABLÓN Las estadísticas deportivas siempre sirven para diagnosticar y analizar la radiografía de un ciclo determinado. Ese ciclo o período puede resumirse a la campaña de un equipo, y si éste es campeón, más amplio será el campo laboral para la señora estadística. En el San Lorenzo de 1982, como apreciamos en las páginas anteriores, se destacan los números completos y las curiosidades de esa campaña transitada en la Primera B. Amén de la rareza de ver al Ciclón en esta categoría, los resultados en sí obtenidos y sus cifras no son inéditos ni mucho menos históricos. Son números fríos, nada más. Pero si de calentar la estadística se trata, habrá que abandonar las matemáticas que surgen en el verde césped para colarse en algún lugar –si es que lo hubo- de las repletas tribunas que los santos colmaron. Las estadísticas referentes al fenómeno San Lorenzo sí son inéditas e históricas. Han marcado un antes y un después. Ese quiebre (1982) quedó registrado como el suceso más conmovedor que una hinchada puede brindarle a su club. San Lorenzo necesitaba más que nunca de su gente y vaya si ésta respondió. Miremos los números de la epopeya azulgrana.

169

“La campaña de la hinchada” Fecha Estadio

1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30 31 32 33 34 35 36 37 38 39 40 41 42 Total: Prom. 170

Ferro Vélez Ferro Vélez Vélez River Vélez River River Independ. Vélez River Vélez Vélez Huracán Vélez Colón Vélez Independ. Vélez Banfield Estudiates Vélez Ferro Vélez Atlanta Vélez Inde. Vélez Lanús Vélez Independ. Vélez Ferro Independ. Vélez River Vélez Boca Vélez Boca Vélez

Rival

Gimnasia LP D. Belgrano All Boys Alte. Brown Atlanta Tigre Arg. Quilmes Estudiantes Lanús Los Andes Talleres Dep. Italiano Dep. Armenio Arsenal Morón Chacarita Colón Dep. Español El Porvenir Temperley Banfield Gimnasia LP D. Belgrano All Boys Alte. Brown Atlanta Tigre Arg. Quilmes Estudiantes Lanús Los Andes Talleres Dep. Italiano Dep. Armenio Arsenal Morón Chacarita Colón Dep. Español El Porvenir Temperley Banfield

Populares vendidas 18.616 18.799 13.533 33.342 27.801 47.609 23.858 26.237 27.308 17.487 18.610 24.937 16.789 15.100 16.894 25.305 10.467 14.209 7.664 6.828 8.316 12.475 7.230 14.257 18.935 16.100 11.564 10.082 12.242 9.959 12.243 11.189 16.716 17.901 14.388 19.803 24.249 23.051 36.973 40.572 18.297 21.615

Plateas vendidas

Total

Recaudado Peso Ley 18.188

Valor dólar 1982

3.225 5.474 2.843 10.803 11.678 26.439 10.686 11.800 14.865 4.642 6.966 11.206 7.743 6.700 2.147 10.518 971 6.248 1.675 2.327 567 988 2.654 3.109 7.152 2.303 3.691 1.864 3.492 768 3.283 1.971 4.688 4.690 4.557 7.130 9.069 9.078 14.062 16.810 6.014 8.642

21.841 24.273 16.376 44.145 39.479 74.048 34.544 38.037 42.173 22.129 25.576 36.143 24.622 21.800 19.041 35.823 11.438 20.457 9.339 9.157 8.883 13.463 9.884 17.366 26.087 18.403 15.255 11.946 15.734 10.727 15.526 13.160 21.404 22.591 18.945 26.933 33.318 32.129 51.035 57.382 24.311 30.257

336.433.000 522.140.000 368.430.000 1.018.430.000 1.078.000.000 1.834.570.000 742.500.000 989.730.000 1.091.473.000 541.400.400 556.540.000 957.880.000 479.240.000 417.000.000 497.020.000 682.310.000 317.300.000 338.420.000 199.166.820 187.910.000 257.592.180 260.584.012 193.590.000 430.490.000 516.480.000 485.220.000 365.355.000 577.677.000 364.825.000 229.579.938 416.360.000 332.511.287 580.702.000 856.735.000 385.167.000 814.275.000 1.350.000.000 1.029.386.000 2.499.175.000 2.510.993.000 1.130.835.000 1.595.299.000

33.475,92 51.954,23 36.659,70 101.336,32 107.263,68 166.779,09 67.808,22 86.818,42 93.288,29 46.273,54 47.567,52 79.823,33 34.109,61 29.469,96 34.635,54 47.547,74 21.882,76 22.712,75 13.233,68 12.281,70 16.512,32 16.545,02 9.631,34 21.154.30 24.652,98 22.360,37 16.274,16 24.899,87 15.406,46 9.455,52 16.707,87 13.003,96 21.193,50 30.434,64 13.290,80 27.251,51 44.088,83 32.606,46 76.850,40 63.090,28 27.730,14 38.110,34

789.640

275.540

1.065.180

30.338.725.001

1.716.173,06

18.800 x partido

6.560 x partido

25.361 x p-.

722.350.595,26

40.861.26

Antes del Ciclón, la B era así Visto esta completa radiografía con la fenomenal venta de entradas y recaudaciones que produjo la gente de San Lorenzo, hay que recalcar que en 1982 esta segunda división del fútbol argentino vendió un total de 1.972.999 localidades (1.637.714 generales y 335.285 plateas). El club de Boedo vendió el 53,9 por ciento de los boletos de la categoría, es decir la mitad más tres. La aparición de San Lorenzo en la B dio lugar a cifras sin precedentes en la historia de la divisional. A continuación la venta de entradas de los últimos diez años, testimoniadas en las Memorias y Balances de la Asociación del Fútbol Argentino:

Año

Generales

Menores

Jub, Dam y Pen

Plateas

1973 1974 1975 1976 1977 1978 1979 1980 1981 1982

454.299 673.093 902.264 791.728 550.630 470.166 519.654 835.587 872.203 1.521.973

74.208 95.907 100.903 104.844 -

12.270 115.741

32.649 51.496 65.707 48.038 23.398 25.852 23.780 42.688 55.079 335.285

Total 561.086 820.496 1.068.874 944.610 574.028 496.018 543.434 878.275 939.552 1.972.999

Detalle de venta de entradas durante 1982 Torneo Nacional “A” José de San Martín: Este certamen arrancó el 14 de febrero y concluyó el 27 de junio. Treinta y dos equipos de todo el país se dividieron en cuatro zonas de ocho representantes cada una, jugando en esta ronda clasificatoria un total de 16 encuentros por representante, incluyendo el choque “interzonal”. En esta fase se jugaron 256 partidos, clasificándose 8 equipos para el Octogonal, en el que se jugaron 14 cotejos más. Empero, en 270 juegos se vendieron 1.510.905 generales y 276.505 plateas, dando un total de 1.787.410 entradas vendidas, es decir 6.620 por partido. El campeón fue Ferro Carril Oeste. Torneo Metropolitano “A”: Del 18 de julio de 1982 al 5 de febrero de 1983 (tiempo que duró el campeonato), 19 equipos jugaron un total de 342 partidos en 38 fechas. En ese período, se vendieron un total de 2.137.494 populares y 373.915 plateas. La suma definitiva fue de 2.511.409 localidades vendidas, dando un promedio general de 7.343 entradas por partido. El campeón fue Estudiantes de La Plata. Torneo Primera División “B”: El campeonato de segunda, sin contabilizar lo desarrollado en el Octogonal, dando lugar a un segundo ascenso (Temperley lo logró), se disputó desde febrero hasta noviembre. Veintidós equipos jugaron 171

42 partidos cada uno, registrándose la suma de 924 encuentros. En total 1.972.999 personas compraron su entrada (1.637.714 generales y 335.285 plateas). Curiosamente, solo San Lorenzo vendió 1.065.180 localidades (789.640 populares y 275.540 plateas), logrando un estupendo promedio de asistencia: 25.361 personas por partido.

Boletos vendidos en 1982 Torneo Campeonato de Primera División A Campeonato Nacional Campeonato de Primera División B Copa Libertadores

Generales

Plateas

Total

2.137.494 1.510.905 1.637.714 91.524

373.915 276.505 335.285 42.378

2.511.409 1.787.410 1.972.999 133.902

Comparaciones odiosas (para ellos) A través de datos oficiales, se puede comprobar la hegemonía del Ciclón en su paso por la B, desplazando con creces a todos los equipos de la Primera A. San Lorenzo fue el equipo que más entradas vendió durante 1982.

Equipo SAN LORENZO Boca Juniors Talleres Córdoba Independiente River Plate Estudiantes La Plata Vélez Sarsfield Racing Club Ferro C. O.

PJ en 1982

Entradas vendidas

Promedio

42 52 56 52 52 56 52 52 58

1.065.180 859.046 622.844 616.954 554.311 536.961 502.808 447.158 431.725

25.361 16.520 11.122 11.864 10.659 9.588 9.669 8.599 7.443

Visto el cuadro de arriba, donde San Lorenzo alcanzó cómodamente el primer puesto de venta de localidades en 1982, comparándolos con los equipos más taquilleros de la A, podemos sacar algunas conclusiones que merecen ser desglosadas. Si juntamos la suma de venta de entradas de los dos campeones de la A en ese año, Ferro (Nacional) y Estudiantes (Metropolitano), llegaremos a la conclusión que no logran acercarse al Ciclón. Ferro: en 36 partidos del Metropolitano, vendió 236.997 entradas y, en 22 encuentros del Nacional, sumó 194.728 boletos, dando un total de 431.725 localidades. 172

Estudiantes: en 36 partidos del Metropolitano, vendió 353.112 entradas, y en 20 encuentros del Nacional, sumó 183.849 boletos, dando un total de 536.961 localidades. Sumando los totales de ambos, llegamos a la siguiente conclusión: 968.686 entradas vendidas en 114 partidos, mientras que San Lorenzo vendió 1.065.180 localidades en 42 jornadas. Si fusionamos a los dos equipos de Avellaneda, quienes integran la lista de los cinco grandes del fútbol argentino, también se apreciará que no llegan a vender más entradas que el campeón de la Primera B en 1982. Racing: en 36 partidos del Metropolitano, vendió 302.417 entradas y, en 16 ncuentros del Nacional, sumó 144.741 boletos, dando un total de 447.158 localidades. Independiente: en 36 partidos del Metropolitano, vendió 502.469 entradas y, en 16 encuentros del Nacional, sumó 114.485 boletos, dando un total de 616.954 localidades. Sumando los totales de ambos, llegamos a la siguiente conclusión: 1.064.112 entradas vendidas en 104 partidos, mientras que San Lorenzo vendió 1.065.180 localidades en 42 jornadas. 173

Si contrastamos al Ciclón con el que más vendió de la A, también obtendremos una diferencia notoria. Boca expendió 563.216 entradas por el Metropolitano y 295.830 por el Nacional, generando una venta total de 859.046 localidades en 52 partidos, es decir, 16.520 por encuentro, mientras que San Lorenzo vendió 1.065.180 localidades en 42 jornadas, es decir, 25.361 por partido.

Si comparamos –si es que hay punto de comparación- a San Lorenzo contra su clásico rival, lograremos una distancia humillante. Huracán vendió 217.655 entradas por el Metropolitano y 90.747 por el Nacional, generando una venta total de 308.402 localidades en 52 partidos, es decir, 5.930 por encuentro, mientras que San Lorenzo vendió 1.065.180 localidades en 42 jornadas, es decir, 25.361 por partido. Lo curioso es que a Huracán 308.402 entradas le demandaron 52 fechas para conseguirlas, mientras que San Lorenzo llegó a esa cifra en la novena jornada (334.916 boletos había vendido el Ciclón hasta ese momento). Fuentes consultadas: Memorias y Balances de la Asociación del Fútbol Argentino, diario La Razón, diario Crónica, diario Popular y revista El Gráfico.

174

Capítulo 27 REFERENTES EN LA MULTITUD “Se vendieron más de 50.000 entradas. San Lorenzo perdió su primer punto del campeonato ante un Tigre que manejó la pelota y por momentos el trámite. El público es el espectáculo y pese a que marcha puntero, por ahora… lo mejor sigue siendo la gente”, revista Goles Match del 16 de marzo de 1982.

Para el final la frutilla del postre. Después de todo lo ingerido entre crónicas, relatos, datos, fotografías y estadísticas, falta la última degustación de la obra. Y qué mejor que dos de los directores de orquesta de aquel fenómeno para que transmitan sus inolvidables vivencias entre el tablón y el paravalancha. Oscar Romero y Osvaldo Tignanelli fueron –en verdad lo siguen siendo- unos fervientes hinchas caracterizados durante la década del ochenta. Ambos, en dos entrevistas imperdibles, cuentan cómo fue organizar a la hinchada más taquillera y emotiva de 1982. Para narrar la epopeya, se regocijan con anécdotas que aún recuerdan con pasión y orgullo. Vale la pena escucharlos. “A San Lorenzo lo resucitó la gente” Oscar Romero se desvive por el Ciclón. “Si el tema es San Lorenzo, puedo hablar horas. Me encanta”, dijo apenas se sentó. Todos lo conocen como el “Colorado”, y algunos lo confunden con su hermano, dos años menor que él. “La diferencia es que yo soy más eufórico”, diferenció pronto. Para Romero el descenso era algo utópico. “Jugábamos de local, con un empate nos salvábamos y encima tuvimos un penal a favor. No lo podía creer cuando perdimos con Argentinos. Ese sábado no quería saber nada y disparé para mi casa de Acoyte y Yerbal. Me acosté temprano y me levante el domingo, solo, a las 8 de la mañana. Decidí ir caminando hasta el club y ni bien llegué a la esquina de Inclan vi que había mucha gente que se acercó espontáneamente”. 175

Durante esa jornada parecía que se estaba enterrando a un amigo. El inmenso dolor despejaba los ojos y tupía los labios. El “Colorado” se encontró con sus compinches “Poli”, “Madera”, “El Panadero” y “Ronco”. Buscaron alguna solución para un problema que no la tenía. “Yo organicé una marcha para pedir la desafiliación de AFA. Convocamos a más de tres mil personas en avenida La Plata, pero en esa época –durante el Proceso- estaba prohibida la aglomeración de personas en un espacio público. Entonces la policía empezó a preguntar por los hermanos Romero, y ahí comenzaron a buscarme. Tuve que escaparme por los techos…” Quien conoce al “Colorado” pensará que el tipo es una piedra, inquebrantable ante las emociones fuertes. Sin embargo no es así. “En el último partido en la A, con Ferro, lloré mucho. Fue la primera vez que lo hice por San Lorenzo, parecía una criatura”, recuerda quien en ese momento tenía 29 años. “Apenas terminó ese encuentro nuestros jugadores se fueron, pero los de Ferro vinieron a despedirnos por todo lo que habíamos cantado”. Una de las primeras anécdotas que le vino a la mente a Romero fue una que experimentó en la televisión. “Antes de empezar el campeonato de la B fui al programa de (Gerardo) Sofovich. Me acuerdo que dije despectivamente que San Lorenzo no podía jugar en esa categoría contra equipos como El Porvenir. Justo ahí estaba su Presidente, que me contestó: ‘Por lo menos tenemos cancha para recibirlos’. La verdad que el tipo tenía razón, yo le falté el respeto a su club y me respondió como un verdadero dirigente”, rescató entre risas. Ya en 1982, Romero aseguró que siguió al equipo a todos lados menos a dos partidos. “Fueron con Colón y Gimnasia, después estuve en las otras 40 fechas que se jugaron”, confesó. “Yo iba a todos lados, inclusive a las radios, como a Rivadavia o al programa Sport 80, donde estaba Marcelo Araujo. Desde ahí informaba cómo se organizaba la caravana. Fue impresionante la gente que llegó a avenida La Plata para ir caminando hasta Ferro en el partido inaugural. Hubo 5.000 personas. Luego se iba sumando más gente, en autos, camiones. Fue impresionante, y encima se repetía todos los sábados”, resaltó. El fenómeno social que contrajo la hinchada de San Lorenzo fue explicado por Romero con una simple experiencia que recordó al pasar: “El Teniente General Leopoldo Galtieri -en ese momento presidente argentino- iba a realizar un discurso por la tarde del viernes 9 de abril en la Plaza de Mayo con motivo de la guerra por las Islas Malvinas. Pero, previamente, le solicitó a la AFA que Los Andes-San Lorenzo, programado para la tarde de esa jornada, se dispute por la noche para que no le quite convocatoria a su acto. Al final el partido se jugó como él quiso, y en cancha de Independiente”. Otros de los recuerdos que guardó el “Colorado” es la importancia que los medios le asignaban a San Lorenzo. “Después del famoso partido con Tigre en River, me puse a escuchar en el auto al periodista Orlando Marconi, que estaba en radio Rivadavia con Bullrich. Contó que desde las 10 de la mañana ya se escuchaban las bocinas por su casa de Barrancas de Belgrano y que lo hacía acordar a la final del mundial entre Argentina y Holanda. ¿Sabés que dijo al aire? ‘Me voy a ver al fenómeno San Lorenzo’. Quedó impactado”. 176

12

177

“Te cuento otra”, despachó con ganas este hombre del tablón. “Una vez un dirigente que había estado ese año en España me trajo un diario de Madrid que decía: ‘En la Argentina, cuando juega San Lorenzo, nieva’. Claro, el título era por la gran cantidad de papeles que tirábamos cuando el equipo salía a la cancha”. Tal como señala, la revolución sabatina del Ciclón cruzó las fronteras vertiginosamente. Por ello se acordó: “En un partido vi a un morocho que nadie conocía en el medio de la hinchada. Estaba cerca de nosotros. Pensé que era un infiltrado y que tenía intenciones de robar alguna bandera. Me hice tanto la cabeza que fui y lo encaré con bronca. El tipo me miró sorprendido, hablándome con un acento que no distinguí bien… Resultó que era un sociólogo venezolano que había venido a estudiar y analizar al fenómeno San Lorenzo”. Hoy Oscar Romero tiene 56 años y busca un futuro como dirigente azulgrana, para intentar volcar su pasión por el Ciclón desde la Comisión Directiva. El 82 lo recuerda con orgullo, como un año diferente. “El club estaba grogui, como un boxeador a punto de ser noqueado. Que no queden que a San Lorenzo lo resucitó la gente, sino desaparecía”.

“La gente estaba más alterada que nosotros” A los 53 años, Osvaldo Tignanelli parece un tipo tranquilo. En verdad lo es, aunque cuando tenía 29 su andar era más intenso. Y más cuando la excusa era San Lorenzo. Lo vivía a mil, toda la semana. Su devoción era el Ciclón y su fiesta. Para él 1982 fue un año especial, distinto al resto. “Nunca volví a vivir nada igual”, asegura. Para “Madera” la revolución dio comienzo a fines del ’81. “El fenómeno comienza en el último partido del Nacional, con Ferro, cuando se canta la canción de Rubén Pérez, un poeta de la tribuna”. Sí, Osvaldo se refería al hit que dice “Ciclón, Ciclón, tan solo un año te vamos a seguir, adonde quieras ir…”. “Ese tema lo compuso en la semana Rubén, y el domingo en la cancha lo empecé a cantar yo sin la presencia del autor. Arrancamos cuando perdíamos 2 a 0. Después Ferro hace otro gol y más se cantó, con mayor fuerza. No se paró hasta el final del partido”, graficó. “Madera” prefirió no hacer tanto hincapié en el descenso. Lo sintió mucho, siendo uno de los momentos más duros de su vida. “Los días posteriores al partido con Argentinos fueron un velorio. Avenida La Plata estaba triste. Entrar al club era como ir a ver al cajón. Nos abrazábamos entre todos, parecía que nos dábamos el pésame”. Ni bien arranca 1982, luego de jurarse acompañar al Ciclón juegue donde juegue, arranca la fiesta. En la caravana a Ferro, según Osvaldo, se inventa una canción que hasta hoy perdura, y ha sido copiada sin pedir derechos de autor por otras parcialidades. “Te acordás –contó “Madera”- de esa que decía ‘Cuervo, mi buen amigo, esta campaña volveremos a estar contigo…’. El tema original (“Boby, mi buen amigo”) fue utilizado para una publicidad televisiva, donde se aconsejaba el cuidado de las mascotas. 178

“Cuando organizamos la caravana pensé que seríamos 500, pero me faltó un cero, éramos como cinco mil”, acotó. “Había de todo. Banderas, bombos… La gente estaba más loca que nosotros. Nos venía a buscar para que arranque la fiesta. No parecía que íbamos a ver un partido de la B”. Seguidor también del básquetbol azulgrana, Osvaldo asegura que en el fútbol argentino San Lorenzo tiene otra inventiva: las banderas de palo. “Contra Tigre en River, sin exagerar, había mil al menos. Y no las llevábamos sólo nosotros. Cualquiera las tenía. Los chicos también. Mucha familia iba a la cancha. Era una atracción ver a San Lorenzo”. El espectáculo sincero y abierto de San Lorenzo resultó protagonista principal de esta historia. Dejaba en segundo plano a quienes deberían tomar las riendas de la película. “La gente esperaba más la entrada de la hinchada que la del equipo. Esperaban la fiesta, que ingresemos con las banderas y los bombos cantando por el Ciclón. También nosotros somos pioneros en eso, en entrar a la tribuna ante las miradas de todos. Mientras cantábamos la gente se ponía a bailar rock and roll en la parte de abajo. ¡Qué locura!”, contó “Madera”. En cuanto a historias personales, Osvaldo recupera unas cuantas. “Hubo un partido en Vélez que ya no quedaba más lugar. Jugábamos con Argentino de Quilmes. Entonces tuve que cruzarme hasta la popular de ellos, que eran ochenta tipos. Con buenos términos les pedí que se corrieran porque tenía que seguir entrando gente de San Lorenzo, y lo entendieron por suerte. Claro, ¿qué culpa tenían ellos?”. “El que más gente trajo fue Almirante Brown. Pero generalmente siempre había gente de San Lorenzo. Los visitantes nos tenían que dar su tribuna. Inclusive, ya ascendidos, jugamos en el ’83 un amistoso con Boca en Vélez. También tuvimos que ir a correrlos. Nos habíamos acostumbrado a jugar con la cancha entera para nosotros”, relató con cierta picardía. 179

Había mística. Mística “ochentosa”, digna de una pasión teñida de azulgrana, contagiando los alrededores sin darse cuenta. “Yo no lo vi, lo viví, lo sentí…”, insistía Osvaldo. “Venía gente de todos lados. Desde el martes que empezaban las colas para sacar entrada. Contra Español, invadimos la Boca con un carnaval de Boedo”. “Madera” confesó que no prestaba mucha atención a los partidos. Lo suyo era la tribuna, la algarabía que pertenecía a la agenda de la opinión pública. “Cuando íbamos por San Juan, la gente común salí a la calle, mirándonos, sorprendidos por la manifestación que producía San Lorenzo. Después del partido con Chacarita en River, donde la gente se empieza a sentir campeón, nos fuimos en caravana hasta la Recoleta”. El final del torneo es el momento que quebró sentimentalmente Luego de enfrentar a El Porvenir no paró de lagrimear un instante. había descendido lloré”, aclaró. “Ese día en Vélez, entró una tribuna cancha para armar una fiesta que la policía no entendió y empezó Pero no exagero –insistió- toda la popular bajó al campo”.

a Osvaldo. “Ni cuando entera a la a reprimir.

Su última travesura se dio también en Liniers, con Banfield en la última fecha. “Antes del partido lo sacamos al Bambino Veira –técnico del Taladro- de la charla técnica, y él se nos acercó. Los jugadores nos miraron sin comprender nada. Después cuando la gente volvió a invadir la cancha, sin prepararlo, lo fue a buscar y lo llevó en andas. Fue espontáneo, sin arreglar nada antes”. Para “Madera” la hinchada es todo. El público en general. Popular, platea, palcos, escaleras o colgados de cualquier soporte. Él sostuvo que si no fuese por el fenómeno social, la historia pudo haber sido otra, quizás no tan feliz. “La gente lo hizo salir campeón a San Lorenzo. Ponele la firma”, sentenció.

180

Índice 1.

La frustración .................................................................. 11

2.

Nació un juramento ......................................................... 19

3.

Cambios políticos en la institución .................................... 21

4.

Operación retorno ........................................................... 25

5.

El puntapié inicial de una leyenda ..................................... 31

6.

Resurgimiento de un pueblo ............................................. 37

7.

San Lorenzo, un fenómeno social ..................................... 45

8.

13 de marzo de 1982, Día de la Lealtad Sanlorencista ....... 49

9.

¿Cuál es el día del fútbol? ................................................ 57

10.

Boom mediático ............................................................... 63

11.

Así veían a San Lorenzo ................................................... 67

12.

Llegó para ser campeón .................................................. 77

13.

En las malas puso el hombro ............................................ 81

14.

Partícipe desde el cielo .................................................... 93

15.

Postales de una pasión ................................................... 97

16.

Enamoró a propios y extraños ....................................... 109

17.

Correr, limpiar y golear ................................................... 119

18.

Apostillas y curiosidades del campeón ............................ 123

19.

La tarde en que la Bombonera latió ................................ 127

20.

De cuando en Boedo se hizo noche ................................ 131

21.

El millonario del año ...................................................... 133

22.

El Porvenir es la “A” ....................................................... 135

23.

De la mano del Toto y el Piojo ........................................ 143

24.

Así lo vivieron, así lo recuerdan ...................................... 149

25.

Los números del campeón ............................................. 155

26.

Los números del tablón ................................................. 169

27.

Referentes en la multitud ............................................... 175 181

182

Bibliografía consultada: Diarios: Clarín, La Razón, La Nación, Popular, Crónica, Tiempo Argentino y La Prensa. Revistas: El Gráfico, Goles Match, Estadio, Sólo Fútbol, El Ciclón, Gente, Somos, Humor, Mística y Fútbol. Libros: “Memorias del Viejo Gasómetro”; “Volver a Avenida La Plata”; “Breve historia contemporánea de la Argentina”; “Historia del fútbol amateur en la Argentina”; “Historia política del deporte argentino” “El Negocio del Fútbol” y “Deporte y Sociedad” (Eudeba). Otros textos: Diccionario Abc del Ascenso del diario Deportivo Olé; La Historia de San Lorenzo; Historia del Fútbol Argentino del diario La Nación; Memorias y Balances de la Asociación del Fútbol Argentino; Fútbol, historia del profesionalismo; Deporte y Sociedad (Salvat); Sitios Web: efdeportes.com; velezsarsfield.com; clubelporvenir.com.ar; defe.colm.ar; sentimientobohemio.com, mundoazulgrana.com y museodesanlorenzo.com.ar.

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“No se sale adelante celebrando éxitos, sino superando fracasos”, Orison S. Marden

Se terminó de Imprimir en Artes Gráficas El Fenix S.R.L. Murillo 924 - Ciudad Autónoma de Bs. As.- Argentina en el mes de Noviembre de 2007. Tirada: 2.000 ejemplares

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