Alguna vez te enamoraste?

¿Alguna vez te enamoraste? Todo el mundo crece. El tiempo no espera, se va en un instante, aprovecha y has buenos recuerdos con los que conoces y ama
Author:  Susana Salazar Paz

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¿Alguna vez te enamoraste?

Todo el mundo crece. El tiempo no espera, se va en un instante, aprovecha y has buenos recuerdos con los que conoces y amas, que después no lo podrás recuperar. Nadie tiene poder sobre tu límite, has lo imposible un posible. Alguna vez te gusto o te gusta alguien, te digo, no eres extraña, en el amor unos puede estar en el cielo y en otro instante caer desde lo más alto. Si amas a alguien, te pones nerviosa cuando está a tu lado, te emocionas cuando te toca por accidente, te molestas cuando habla con una chica, nerviosa cuando te mira, cuando sonríe piensas que puedes morir en ese mismo instante, cuando te presta atención sientes que eres la chica más dichada del mundo, te gusta. Inexplicablemente, simplemente, el corazón no juzga, te gusta, lo quieres y sobre todo lo amas. 1

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Capítulo 1 El amor en un preciso momento... Como siempre me levante a las seis de la mañana, no tenía ganas de ir a la escuela, otra lucha interior entre levantarme o quedarme dormida en la cama. Todos hubieran elegido la segunda, nadie lo hacía, no convenía, era más bien una carga, según piensan los adultos mayores que conozco. La alarma sonó por cuarta vez consecutiva, me di prisa, la apague, moví la cabeza en forma circular, para aliviar el entumecimiento, me levante y entre busqué sobre las cosas que había en el suelo. Lo pille, una toalla y la bata, perfecto. Enseguida me fui al baño, para asearme. Al salir, me quede hipnotizada por la luz que emanaba el ordenador de mi cuarto. Me acerque a ver lo que pasaba. Saque algunas pestañas y contemple a un joven de tez morena, ojos begue, cabello azabache, cejas largas, una cara no muy bien definida pero igualmente hermosa, aniñada, tierna, linda, por ahora su estatura no importaba, la foto se cerró al teclear la x de la pantallita. Suspire. Me aleje del arma mortal que se había vuelto la Pc y me dispuse a cambiarme. Primero lo primero, la polera, la falda, las medias, los zapatos y el cabello alborotado. Deprisa me puse todo, para verificar lo que se hallaba en la dichosa Pc. Al mirarme al espejo, lo que siempre encontraba. Una joven con cabellos canelas oscuros con toques de negro, ojos canillos, piel blanca, su cara tipo japonesa, labios rojos sin pintar, ojos grandes, adornados con algunas pequeñas ojeras, el cabello desordenado, un poco ondulado, con algunas puntas abiertas, saliendo por los lados de la cabeza aleatoriamente, estilo emo y actriz. La misma imagen siempre, nada fuera de lo común, siempre me caracterice por ser alguien que no le importa que piensa la gente de ella, más bien nunca me importo su opinión. Al fin y al cabo, no necesito caerles bien. Un sonido agudo provino del ordenador, me dirigí hacia él y mire el contenido "El chico más tierno del curso" decia. Muy cierto. Copie la imagen en donde salía el moreno y la pegue en el archivo que decia "Roma", si lo lees al revés lo entenderás, apague el monitor, levante la alforja que estaba lista y salí de la habitacion, cerré con llave la puerta. Camine hacia un lugar de la mesa de la sala, la cual tenía seis sillas, en el espacio que abarcaba donde me senté, había un plato de cereal de hojuelas de maíz, las puse leche y después de un rato lo acabe. Mis padres pasaron como siempre bajando las escaleras, las siete cumplidas. Hora de ir a clases. Baje por la escalera en forma de espiral, fui a la cocina y tome una manzana con dulce, para el descanso. Piteo una movilidad blanca tipo Benz. Directito para el auto. Estuve dentro, cuando arranco, me marea un poco, mis padres hablando de política y de economía. Mama con el cabello hasta los hombros tipo surfero color canilla y ojos negros, Papa por otro lado cabellos azabache y ojos cafés. Mi familia, excepto por una perrita blanca caniche y la que trabaja con mi mama, Airam. En unos cuantos minutos después de pasar 3

parques, casas y cuadras, el auto para en un edifico de tres plantas, color plateado, en la entrada una puerta de cristal, en el interior gradas en formas de semi-circulo, con puertas abiertas estaban los cursos y una tremenda bulla inundaba el espacio del terreno. Camine y subí las escaleras a un curso que decia segundo de secundaria, entre y me senté en el cuarto asiento de la segunda fila, no tan adelante, ni tan atrás, simplemente perfecto. Saque mi celular como es de costumbre para distraerme del mundo, mientras escuchaba "Es el amor" de Alex Campos, cerré los ojos y empecé a imaginarme varias imágenes mientras mis pies se movían gustosos por la canción. Estaba acabando cuando sentí que alguien me besaba en la frente, abrí los ojos y vi al chico de tez morena mirándome con una sonrisa deslumbrante y con hoyuelos adornándole la boca, es un actor -Buenas-saludo el chico sentándose al lado mío -Hola ¿Porque hiciste eso?- le respondí guardando mi celular en algún lugar de la mochila. -Para avisarte, es peligroso, te pueden robar un beso-dijo el chico acercándose a mi pupitre, con una sonrisa de burla y a la vez de risa -¡A ti que! No te incumbe-conteste girando mi cabeza para otro lado, mientras que este reía divertido. -Me gusta cuando dices eso, siempre, esa palabra no falta-respondio el moreno volviendo a su asiento sentándose correctamente, como debía de hacer desde un principio - Ya cállate-le dije entre furiosa y divertida -Esa expresión también me gusta-siguió el joven tocándome la nariz con el dedo índice, a lo cual me hizo subir los humos y el corazón no latía a un ritmo normal. Paff. Todo se arruino. Una chica de cabellos y ojos negros, piel blanca y boca pintada con un rosa claro se sentó adelante del moreno y le mando una sonrisa, a lo cual él lo evadió. -Buenas, Lucia-le salude, ella me miro, dio una leve sonrisa. -¿Qué tal?-respondio -Nada que debas saber-dijo el chico mirándola con tono molesto -Nope, estoy bien ¿y tú?-respondí acariciando los cabellos del chico mientras que este cerraba los ojos y sonreía -Bien-respondio la chica poniéndose recta, aviso, llego el profesor de computación, que bien. -Saquen sus libros-dijo el profesor que por cierto era muy alto, se llamaba Luis -Vale-contestaron todos al unísono

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Me pare en un momento, el moreno ya se había ido, mala suerte, mi amiga me miraba extrañada ¡Quien no! Estar así con un chico y que solo sea tu amigo, en estos tiempos es rarísimo. -Oye, baja de las nubes-hablo Lucia sonriendo, le mire y camine donde ella estaba, la chica rio y salimos del aula. Subimos para el tercer piso, pasamos casilleros, tres cursos y una palmera bien alta, aunque solo las hojas se podían ver. -¡Que sueño!-grito un chico con cabellos negros, ojos cafés, piel nívea y vestido con una polera blanca y un pantalón yin negro. -Pues si-le contesto una joven de cabellos canela y amarillo, ojos canilla, piel blanca y con el uniforme polera y short-falda blancas. - Que tiernos, la pareja Marie y Miguel-dijo una joven de cabellos cafés y ojos negros, tez morena, estatura algo baja, vestimenta la misma. -¡Ya cállate!-grito una rubia con ojos cafés claros y piel blanca, peinada con una coleta -Mira que no se calla-contesto una joven de cabellos negros ondulados, ojos negros, tez blanquecida y con pequeñas pecas alrededor de la cara -Hola, Claudine-salude a la chica morena -¿Que hay?-contesto esta -Nada nuevo-dijo Lucia -¡Ah! De nuevo-grito la rubia -¿Que sucede, Ann?-respondio la de cabellos ondulados -Te pasas, yo quería hablar con Marie, pero ese tipejo, la roba, has algo, Cindy-se quejó la rubia sacudiendo a la escuálida muchacha -Le vas a romper los huesos-advertí, a lo cual los chicos callaron y empezaron a reír. Perfecto, tiempo para ver al moreno, eche una mirada fugas sobre los hombres, en un segundo lo encontré, me estaba mirando con una sonrisa, empezó a reír, él se percató, aparto la mirada, después volvió a ver, y sonrió. Esta vez fui yo la que aparte la mirada, este chico me va causar un para cardiaco. -¡Ya no le mires!- grito Marie enojada -Acaso no puedo- conteste en mi defensa, esta me miro incrédula, ofendida y se empezó a mover a la sala donde había varias computadoras -¿Te gusta?-pregunto esta de repente sentándose en una máquina que decia 14 Casi y por poco me golpeo de la impresión, más lo pude disimular, me senté y estaba ya para responderle, a mí me tomo como un siglo, apenas unos segundos eran para poder responder. -No me gusta, ya sabes Inteligentes-respondí yo sonriendo, una falsa sonrisa

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-Pues no parece-siguió la chica dejando todo en silencio, mientras que el profesor empezaba el devocional, me quede dudosa. Tanto se notaba que me gustaba, es cierto que no era amable mayormente con los chicos, que fuera solo así con uno, ya se tenía que sospechar. Siguió la clase normalmente, el profesor dictando y explicando cómo se debía de hacer para crear un blog. Algunos le ponían atención, otros ni le importaban, otros hablando y otros callados. Cada quien a lo suyo. Y yo, bueno, se podría decir, haciendo los procedimientos que decia el profesor, pero mi mente en otra cosa. Tenía que cambiar la manera de ser con el chico, porque si no él iba pensar lo que se sospechaba, tenía que cambiar, pero deprisa. Primero, no hablarle tanto. Segundo, no prestarle atención. Tercero, hacer todo lo posible para seguir las dos primeras. Sonó el timbre que avisaba el cambio de hora, los alumnos se pararon en unos segundos y se empezaban a irse. -No lo guarden-dijo el profesor a los que todos los chicos le hacían caso. Me levante y mire a Lucia, quien estaba ya con una multitud de chicos, ella estaba ocupada, me miro y con un movimiento me dijo que vaya yendo. Lo cual hice sin quejarme. Baje las gradas y el grupo de mis amigas me seguían por detrás, estaban hablando de cosas que no me interesaban mucho, así que ni me metí en la conversación -Te quiero, Rose- dijo el moreno dirigiéndose a mí, me di la vuelta, le puse atención, me impresione y esquive la mirada, estaba roja. -Idiota, deja de hacer eso-le conteste aun sin mirarle y el soltó una risa -No me da la gana, a pesar no estoy mintiendo, ni jugando, lo digo en seriorespondio el chico moviéndose para donde yo tenía la mirada -¡Idiota, Jackson!- le grite, el dio una carcajada y sonrió satisfecho -Pues sí, no hay nada de malo-dijo el entrándose al curso, suspire, y le seguí, después de todo mi asiento es continuo al suyo, que ironía. Y así otro intento para no ser tan buena con él, al desagüe. Me pone como una loca. Al sentarme al lado del chico, el muchacho sonrió, le mire a los ojos. Una competencia de quien aguanta la mirada sin reírse. Hurra. Siempre ganaba en ese juego. A no ser que el otro apartaba la mirada antes de todo. -Me ganaste- dijo el joven apartando la mirada de mí. Pues claro que voy a ganar. Si mirarle a él, no me causaba gracia, más bien felicidad y si pues un ofrecimiento para que lo mire solo un momento, no lo iba a rechazar, eso solo cuando se case conmigo. Sí, claro... -Jackson, siempre gano-conteste a lo cual este solo sonrió -No farsees-grito el moviendo la manos y riéndose -Si... No lo hago-hable yo a lo cual este solo asintió -Si lo haces-respondio el chico apuntando con el dedo índice

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-No apuntes, es mala educación-le dije agarrándole su mano para cerrarla, a lo cual el chico sonrió satisfecho -No farsees-grito de nuevo el chico, moviendo sus manos histéricamente -Mejor cállate-conteste a lo cual el dio una risa de triunfo, y se sentó correctamente, había llegado el profesor de educación cristiana y así continuo la clase, hasta el cambio de hora. Donde el joven estaba agarrando un celular azul, táctil, sonny, jugando un juego de autos. Él sonreía y me mostraba cada vez que ganaba con una risa de triunfo. Era siempre así, yo mirando y el jugando. Hasta que el me la prestaba. Le daba una leve risa y empezaba a jugar. -¡Rayos!-grite al perder en una jugada -¿Tan mala eres?-pregunto el riéndose mientras escribía las tareas que daba el profesor de música -Me da mal la tecnología-conteste poniendo en marcha el juego, dejando así en duda al joven. -Pues vale-dijo el asintiendo. Definición, no entendía ni pepa lo que estaba hablando. Pero no importa. La hora avanzo sin nada nuevo. Hasta que llegó la hora de matemáticas. Donde entro el profesor correspondiente, todos se levantaron, saludaron, el señor dio un sermón como era su costumbre y luego empezó a explicar y revisar la tarea asignada. Los compañeros de mi clase hablaban, jugaban y discutían. Todo menos atender a la clase y llevarse un regaño del profesor. Mientras que las chicas unas hablaban entre si y reían, otras contaban chismes y otras atendían al profesor obligadas por sus malas notas y las ultimas, quien sabe, las más o menos importantes, las que ponían atención al profesor. Una clase normal. Con los típicos estudiantes. No como en las películas donde las rubias eran bonitas y tontas. En el aula había una chica de cabellos de oros y ojos esmeraldas, la cual no era para nada tonta ¡Estaba en el primer lugar! La que le seguía era una de cabellos azabache y ojos negros era ¡Segundo lugar! Y la siguiente una de pelo castaño y ojos cafés, explicación yo ¡Tercer lugar! Bueno no era para impresionarse. Después de todo era fácil llegar a los primeros lugares. ¿Cómo lo hacía? Bueno, primero leer antes los temas del libro que se iban a avanzar, poner interés a las cosas claras, poner un poco de atención a la profesora, saber la raíz de todo, investigar y echo, llegas a los primeros lugares, nada del otro mundo. El que seguía después, el cuarto no me interesaba, en quinto lugar estaba Cindy, en el quince Ann, en el dieciocho Marie, en el veinte Jackson, en el veintidós Lucia, en el treinta Claudine y Miguel en el once. Fin del cuento. El grupo algunos tenías muy buenas notas, promedio y malas. No había discriminación. Bueno, eso no sería el término correcto de decirlo, pero no importa.

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Mientras que yo escribía y tomaba apuntes, mis amigas atendían o hablaban, Jackson reía y sonreía mientras jugaban a escondidas del profesor -Déjame jugar a mí también-dijo Lucia tratando de agarrar el teléfono -No te metas- le respondio Jackson lo cual hizo que me provocara una risita -Ya pues-insistió la muchacha acariciándole el pelo ¡Se había copiado! ¡La única que hacia eso era yo! -Detente, está bien-dijo el chico apartando su cabeza de la mano de la chica -Que bien-contesto la chica alegre, mientras que yo oía la escena, me enfurecía más y más, me sentía preocupada, me sentía frustrada. No quería que ninguna chica hable con el más de lo que es debido. Porque seguro él se interesara por ella. Y se ira. ¡No quiero eso! -Rose ¿Porque lloras?-me pregunto el moreno a lo cual yo gire la vista hacia el -¿Qué?-respondí sin enterarme de nada -Te decia porque lloras ¿Tanto no quieres que acabe Matemáticas?-dijo este sonriéndome -No, no es eso-conteste negándolo con las manos. -Pues está bien, vámonos-hablo el acariciándome la cabeza, lo cual me sorprendió, mire hacia arriba, él sonreía, la agache, me puse tensa, se me subieron los humos ¡Que caliente! -¡Que estás haciendo!-grite parándome de inmediato de la silla -Nada, solo que me gustas-respondio Jackson riéndose -Cállate-dije saliendo rápido del curso -Que graciosa eres, vayamos a la plaza-hablo el agarrando mi mano sin dudar un poco qué pensaría los extraños de eso. Si simplemente somos amigos, no hagas eso. Empezamos a bajar las gradas. Jackson dirigía, yo le seguía y de paso hería mi corazón. El decia "Me gustas" a las personas que le importaban. A la única persona que la decia en el curso era a mí. Su código era: Un me gusta para una amiga. Un te quiero para la que quería. Un te amo para quien se iba casar con él. Esa era siempre su regla. A mí solo me decia "me gustas" pero no cambiaba de esa palabra. Nunca. O tal vez nunca lo vaya hacer. -¡Oye! ¡Me escuchas!- exclamo Jackson molesto sentándose en una mesa de metal redonda con dos sillas. -¿Si?-interrogué yo poniendo atención a las demás cosas. Una plaza llena de árboles grandes, un perezoso en exhibición, monumentos, sillas puestas al azar, faroles en ciertas partes y alrededor, restaurantes, juegos y demás cosas...

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-Te decia que vas a pedir-continuo el pasándome un menú que contenía panes, salteñas, empanadas, donas, almuerzo, sodas y postres -Una milanesa-conteste yo mientras echaba una hojeada rápida al menú -Bien-respondio el chico alzando la mano a lo cual un mesera se acercó a la mesa que estábamos sentados y el empezó a hablar -Una milanesa y un trozo de carne con ensalada ¿Verdad?- fue lo último que dijo la chica antes de marcharse y terminar de escribir lo que faltaba -Y dos refrescos de limonada-contesto Jackson mirando a su vez por última vez el menú -¿Cuánto?-pregunte a este, el cual me miro dudoso-El costo de la comidaseguí yo sacando de mi mochila una pequeña billetera -No, los hombres tienen que pagar-contesto este sonriendo y poniéndose serio a la vez -No es una cita, así que yo pago lo mío- insistí a lo cual este se rio conmocionado -Una mujer que paga su comida cuando un hombre quiere invitarla, ¿Qué sentido común es ese?-contesto este haciéndose la burla de las cosas que hacia -Bien. Te dejare pagar. Cambiando de tema. ¿Para qué nos reunimos aquí?-le pregunte a lo cual este primeramente se agacho, después suspiro y luego exhalo -Me gusta una chica-respondio este de un saque, una bomba había explotado -A si ¿Quién es?-pregunto haciéndome la indiferente como si no me importara, pero la verdad es de que me dolía y en algún rincón esperaba que esa chica fuera yo. -Tú la conoces-hizo una pausa - Lucia, es Lucia-prosiguió este dejando de reírse y poniéndose lo más serio que él podía estar. Mientras que él se ponía así, apreté los puños, fuertemente, si no lo hacía, de seguro golpearía a todo dar a Jackson, y también bajo el instinto de no empezar a llorar. ¡Lucia! ¡No! ¡Ella no! Ella es mi mejor amiga, entonces ¿Porque ella? Aunque me dijera eso a Lucia no la odiaba, no la odiaba, mejor dicho, no podía. Dicen que los amigos son enemigos que no te pueden hacer daño, eso era yo. No podía hacerle daño a ninguna de mis amigas. Y mucho menos por un chico... -¿Y cuándo te le vas a confesar?-pregunte sonriendo falsamente, porque ¿Que más iba hacer? No tenía derecho a nada y mucho menos con él. No los ayudaría a estar juntos. Pero no lo evitaría. Solo iba a ser una espectadora hasta el final. Donde solo era un simple personaje secundario que guardaba sus sentimientos hacia el principal y este no se daba cuenta -Nunca... La verdad es de que la odiaba-contesto el enojado ¿Porque sería? -Del odio al amor hay un solo paso-hable yo mirando hacia la mesera que depositaba los vasos y platos en la mesa, mientras que dejaba la cuenta sobre un cenicero 9

-See... Cambiando de tema, a ti ¿Quién te gusta?-pregunto el más emocionado agarrando los cubiertos ¡No se debe preguntar algo así! -ehhh... Pues ¿Qué tal si te lo describo? No te diré su nombre-sugerí yo porque nunca evito las respuestas y tan poco decia mentiras, así que solo no iba decir su nombre, aunque el que me gustara estaba justo enfrente de mí. -Está bien, aunque preferiría su nombre-contesto este tomándose su limonada de un solo trago -Él es... chistoso. Amable. Tierno. Y lo que más me gusta él es inteligente y astuto-dije sonriendo con la cabeza gacha. Porque en mi corazón quería que se diera cuenta y en otro no quería. Difícil. Contradictorios mis sentimientos -Una persona especial-soltó el seriamente aunque se le veía un poco dolido ¿Estaría Jackson extraño? -En efecto-respondí. A lo cual todo se empezó a estar en silencio -Tu celular está vibrando-apunto el a una esquina de la mesa -¡Ah! Gracias. No me di cuenta- le dije él sonrió, bajo la mirada y empezó a comer el trozo de carne. Para mi sorpresa, mire al teléfono móvil que me había salvado de un malentendido con Jackson, este en la pantalla decia "Un mensaje nuevo" lo mire, y lo lleve hacia la bandeja de entrada donde un número muy conocido estaba resaltado con letras negras. -¿Quién es?-pregunto el moreno incomodo -Un amigo importante-respondí sin dudar -¿Especial?-dijo el a lo cual eso no era correcto -No, es más que especial-conteste mirando el teléfono mientras se abría el mensaje Decia: De: Alexander Rose. Que tal. En serio espero que veas este mensaje. Respóndeme. Por cierto, me compre una capa de Akatsuki Sonreí, era el chico que cada vez que estaba triste, me topaba con él en un mensaje, siempre... -Rose ¿Qué pasa?-pregunto Jackson sacándome del trance que me había dejado el mensaje -Nada, solo que... Ibas a decir algo más-conteste sin poner atención ahora mucho al chico presente, sino al maravilloso aparato tecnológico, enviando una respuesta... -Sí, para causarles celos a Lucia, serias mi novia de mentira-dijo el medio que avergonzado. ¡Cómo se atrevía! ¡Novia de mentira! ¡Este loco! -Si es solo eso, me iré-conteste levantándome del asiento mientras que recogía mi mochila y acababa con el refresco -Es Alex-san ¿Verdad?-pregunto Jackson enojado 10

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