Anexo 5.7. Historias de los personajes

Anexo 5.7. Historias de los personajes. Como se indica en las reglas se entregará la primera parte de cada historia al mismo equipo que en la activida

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Anexo 5.7. Historias de los personajes. Como se indica en las reglas se entregará la primera parte de cada historia al mismo equipo que en la actividad de los ODM tuvo ese país en concreto. Se explicará que son familiares de los niños y niñas que conocieron. Cada grupo leerá el contenido y cuando le toque comenzar a jugar, se presentará al resto. Cuando el juego finalice, el Kraal leerá el final de cada una de las historias, destacando que éstas son reales y pertenecen a personas migrantes que se encuentran hoy con nosotros en nuestro país. HISTORIA DE DEMBA PADRE DE NDUMBE (SENEGAL) 1ª parte Mi nombre es Demba, tengo 4 hermanos y soy el mayor de todos ellos. Durante muchos años viví con mi familia en Dakar, la capital de Senegal. Mi padre se dedicaba a la pesca, y en cuanto pudimos, todos los hermanos nos pusimos a trabajar vendiendo artesanía para poder apoyar los ingresos de toda la familia. Gracias a esto, mis hermanos y yo pudimos ir a la escuela. Pero la vida era bastante dura, y yo soñaba con un futuro distinto. Aunque podía estudiar, posiblemente no podría conseguir otro trabajo más que la pesca o la artesanía. Con 20 años encontré a mi esposa Ndumbe y nos casamos. Pronto tuvimos un hijo, Serigne. Cada vez me invadía más la pena por no poder asegurar un futuro para ellos y para el resto de mis hermanos. Entonces algo cambió. Poco a poco el trabajo en la pesca fue descendiendo. Cada vez teníamos menos aguas para pescar, y la única solución era trabajar para los barcos españoles que ahora ocupaban las aguas y los mercados y que pagaban apenas 5 € al día. Esta cantidad no me permitía acumular el dinero suficiente para la comida de mi mujer, mi hijo, mis padres y hermanos. Mucho menos poder contar con que tuvieran una educación adecuada para lograr una vida mejor. De esta forma decidí intentar migrar a Europa. Muchos amigos y vecinos lo habían hecho; de algunos no volvimos a saber nada, pero muchos otros habían enviado mucho dinero a sus familias, y habían podido construir nuevas casas donde poder vivir todos, y enviar a sus hijos a escuelas. Lo consulté con mi mujer y mis padres. Todos se apenaron, y mi mujer lloró mucho; estaba embarazada y pronto tendríamos otro hijo. Pero finalmente pensamos que sería una buena opción, intentaría hacerlo legalmente pidiendo un visado.

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2ª parte. (Leer al final del Juego). Estuve muchos meses haciendo colas en el consulado, buscando la documentación que me solicitaban, pero nunca llegaba el permiso. Ni siquiera pude lograr uno que me permitiera entrar de vacaciones. Finalmente escuché que por 700 € podría subir a un cayuco y probar suerte. Sabía que sería muy peligroso, pero debía intentarlo, no podía dejar de buscar una oportunidad. Entre toda la familia reunimos el dinero, hasta que llegó el día de marcharme y en una noche oscura, subí a la embarcación. El viaje fue una experiencia horrible, en la que muchas veces pensé que no sobreviviría. Al cabo de varios días conseguimos llegar a las costas de Canarias, pero la embarcación fue detenida por la policía y nos metieron en un centro de Internamiento. Durante días estuvimos agolpados en una sala sin comprender que estaba ocurriendo y en malas condiciones. Tras 40 días, alguien vino a recogernos y un senegalés nos indicó que nos ayudarían a encontrar algún contacto en España y nos llevarían con él.

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Conseguí hablar con mi primo Pap que llevaba 15 años en España. Él y la comunidad senegalesa de Málaga me ayudaron a encontrar un lugar donde dormir, en casa de otros senegaleses, y comencé a trabajar en la venta ambulante. Esto me ha permitido poder enviar poco a poco algo de dinero a mi familia en Senegal, y por fin mis hijos y mis hermanos pueden ir a la escuela. Duele mucho estar aquí, lejos de mi mujer, perdiéndome como crece mi hijo mayor Serigne y sin haber conocido a mi pequeña Aminata. Y aún más me entristece tener que levantarme cada día con el temor de que puedan expulsarme; cuando monto mi puesto, mis compañeros y yo estamos siempre alertas por si viene la policía. También me ocurre cuando voy camino de mi casa o a cualquier parte, siento miedo, angustia. Me gustaría poder tener por fin los “papeles” de esta forma estaría tranquilo, y sabría que el futuro de mi familia no corre peligro.

HISTORIA DE CORINE NGOMO PRIMA DE LEZINE (REPÚBLICA DEMOCRÁTICA DEL CONGO). 1ª parte Soy Corine Ngomo nací en la República Democrática del Congo. Soy prima de Lezine. Mi familia vivía en una casa con 13 habitaciones -y 12 sirvientes- en un buen barrio de Kinshasa. Pasábamos las vacaciones en países europeos como Francia y Suiza. Mis padres ocupaban altos cargos del Gobierno. Mis hermanos y yo estudiábamos en la Universidad. En 1998, estalló la segunda guerra congoleña, por motivo del coltán, ya que es un mineral muy apreciado por muchos países del Norte. Durante este período hubo asesinatos, persecuciones y mucho mal. No se podía vivir tranquilo, vivíamos en un miedo constante, no sabíamos cuando iba a llegar la guerra a nosotros, un día después del comienzo de la guerra, los soldados de Kabila entraron en mi casa en Kinshasa. Sabían que mi madre era ruandesa. Acusaron a mis padres de ayudar a los rebeldes y les llevaron a la cárcel. Mis hermanos y yo fuimos arrestados por no haberlos denunciado. Fue el peor día de mi vida, no sabía que iba a pasar con mi familia, nos habían separado de mis padres y nos trataron como animales. Durante año y medio, fui acosada junto con otras jóvenes para que firmáramos un contrato de soldado. Los primeros tres meses, la persuasión consistía en 100 golpes cada mañana y cada noche con una porra tan pesada que hacían falta dos hombres para levantarla. El resto del tiempo estuvimos

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haciendo trabajos forzados y estábamos encerrados en una celda sin luz. Sólo nos daban alimentos los fines de semana. Lo pasábamos muy mal, no sabía nada de mis padres, teníamos mucha hambre, calor…y todo el cuerpo dolorido, aquello era un infierno. Después de todos los abusos que recibimos teníamos que elegir si queríamos ser soldados o estar en la cárcel para siempre. El 14 de abril, nos trasladaron al aeropuerto de Kinshasa, íbamos al frente de batalla que había al este del país. Nuestro rango: blanco de primera fila, es decir, cebo humano. Llevábamos armas muy ligeras y los uniformes de presos políticos, estábamos vigilados constantemente. Al día siguiente, muchos de los presos que vinieron conmigo habían muertos, otros estaban heridos y casi un centenar había desaparecido. En ese momento tenía que pensar rápido, estaba muy asustada, no quería morir, aproveché el caos que se formó y le quité el uniforme al cadáver de un soldado de Zimbabue. Le quité los relojes, las cadenas de oro a otros cadáveres y fingiendo ser una soldado de patrulla conseguí escapar, vendí todos los artilugios que robé a cambio de dinero y ropa civil. Tiré mi arma y fui hacia el río Congo. 2ª parte (leer al finalizar el juego) Durante la noche crucé el río en canoa y me quedé escondida en un país extraño durante un mes. No había un único día en el que no recordara a mi familia, los echaba mucho de menos y tenía mucho

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miedo, quería volverlos a ver. En este país lo pasé muy mal, no tenía donde dormir, pasaba las noches en la calle y robaba para poder comer algo. Conocí a gente que estaba en mi misma situación, así me sentía un poco menos sola. Fue entonces cuando pensé en ir a Europa, allí estaría mejor y podría ponerme en contacto con mi madre y mi padre. Llegué a Marruecos después de un largo viaje de más de 4000km a pie y sin saber si realmente estaba haciendo el camino correcto, sólo pensaba en huir de mí país, no quería vivir allí mientras siguiera esa situación. El camino fue un horror, continuamente estaba huyendo de las autoridades, había policías y militares por todas partes. Me pasaba días sin comer, sin beber agua…sin hablar con nadie. Llegar a Marruecos fue como un sueño, ya estaba más cerca de Europa. Encontré a personas de mi país y ellos me pusieron en contacto con una persona que me traería a España en patera. Tuve que pagarle mucho dinero, por lo que en Marruecos también estuve bastante tiempo mientras reunía el dinero, tuve que volver a robar… Cuando conseguí el dinero me puse en contacto con este señor y le pagué. El viaje en patera fue terrible, hacía muy mal tiempo, teníamos mucho frío y no llegábamos nunca, no se me quitaba de la cabeza la imagen de mi familia y como era mi vida antes, como perdimos todo en dos días. Cuando llegamos a España, nos llevaron a un Centro de internamiento para migrantes. No es lo que me imaginaba, he pedido el asilo político, está en trámite, no entiendo porque no me lo dan, en mi país hay un conflicto, si vuelvo me pueden asesinar. Pude ponerme en contacto con mi familia, siguen encarcelados, pero se alegraron de tener noticias mías ya que pensaban que había muerto. De mis hermanos no sé nada, tengo la ilusión de encontrármelos cualquier día, aquí, en España.

HISTORIA DE MATILDE, TÍA DE FATOU (RUANDA). 1ª parte Mi nombre es Matilde. Soy originaria de Ruanda. Soy de una familia numerosa. Mi vida aquí era muy bonita, mi familia era feliz, teníamos muchas ilusiones. Los más pequeños iban a la escuela, y los demás teníamos trabajo. Nos gustaba mucho estar juntos, las horas de la comida eran una fiesta, nos reuníamos todos y contábamos como nos había ido el día. Mis padres se querían mucho y nos transmitían ese valor. Éramos una piña. Antes de la guerra, no sabía mucho acerca de España, porque la mayoría de la gente en mi país suelen

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hablar de lugares como Bélgica o Francia. Cuando estalló la guerra la vida de las personas fue destruida. Las familias fueron separadas y las personas fueron asesinadas sin motivos. Fue un momento de supervivencia. Debíamos salir del país como fuese o seríamos asesinados sin piedad. Como yo ya había perdido algunos de los miembros de mi familia, tuve que tomar la decisión de escapar con los que vivían conmigo. Mi familia fue una de las pocas afortunadas que pudieron huir del país para ir a la vecina Tanzania. 2ª parte (leer al finalizar el juego) Tuvimos que esperar muchos meses en Tanzania, donde nos sentimos aislados y tuvimos malas experiencias. Finalmente nos marchamos a un campo de refugiados en Uganda. La vida en un campamento de refugiados es muy difícil, ya que falta comida, saneamiento, agua potable, escuela para los niños y las niñas...Pero al menos no teníamos que escuchar disparos o el temor de que podían incendiar nuestra casa. Los campamentos de refugiados son buenos cuando se busca la seguridad, pero no son lugares en los que las personas pueden encontrar un futuro mejor. Pasé un tiempo muy triste, ya que perdí a muchos miembros de mi familia. De algunos sabía cuál era su destino pero de otros no. También perdí a mis padres, fueron asesinados durante la guerra. Algunos de mis hermanos y hermanas tuvieron que huir para salvar sus vidas. Cuando fui a Uganda, empecé a pensar en la idea de viajar hasta España, sabía que allí había familiares y quizás podría localizarles. Así que finalmente emprendí el viaje. Cuando llegamos a España pedimos el estatuto de Refugiados, pero antes de pedirlo estuvimos yendo de un lado para otro, no sabíamos que hacer, estábamos muy perdidos. Vivía con un miedo constante por si nos repatriaban, no quería volver a pasar por todo lo que había pasado. Una vez que supe lo que tenía que hacer, lo pedí, tardaron siete meses en concedérnoslo y ese tiempo vivía en una angustia constante. Una vez que lo conseguimos, mi hermana y mi hermano (Naomi y Sheku) fueron directamente a la escuela secundaria, y mi hijo Alfred fue a la escuela primaria. En cuanto a mí, he realizado mucho

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trabajo voluntario, con asociaciones de personas migrantes. Venir a España ha sido una experiencia muy bonita, hemos conocido a personas muy buenas y que nos han ayudado bastante. Nos gustaría que el conflicto que sufre nuestro país desapareciera porque también echamos mucho de menos nuestra vida allí.

HISTORIA DE SMART, HERMANO MAYOR DE RUPIAH (ZAMBIA). 1ª parte Me llamo Smart tengo 32 años y soy de Zambia. Soy el hermano mayor de Rupiah. Mi familia tenía un nivel económico medio/alto. Mi padre tenía su propia empresa de transportes y mi madre estuvo trabajando en Gran Bretaña durante una temporada, esto hizo que a mí se me despertara el interés por conocer nuevos países y vivir nuevas experiencias. Allí en Zambia me podía permitir ir a la Universidad, estuve estudiando durante cuatro años Medicina, porque quería ayudar a mi familia y amigos cuando se pusieran enfermos. Mi vida allí era tranquila, tenía mis estudios, mi familia, mis amigos… Pero un día me di cuenta que sería muy difícil poder encontrar trabajo como médico y quería aprender más.

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Así que un día decidí que quería ir a España, que allí tenía también familia que había migrado hacía unos años y me decían que la vida era mejor. Pensé que así podría continuar con mis estudios y trabajar de médico, para poder después volver a mi país y montar un centro donde atender gratis a las personas.

2ª parte (leer al finalizar el juego) Tardé varios meses en llegar a Ceuta, atravesando el desierto con una lata de agua, porque es lo único que podíamos llevar. Para evitar que nos robaran el dinero nos lo tragamos. Tras varios meses llegué al campamento de refugiados de Calamocarro, en Marruecos a solo 3 km de Ceuta, donde se concentran miles de migrantes, especialmente del África Negra, esperando dar un paso más en su camino. Varios fueron mis intentos de cruzar la verja de Ceuta. La primera vez que llegué me pedían 900 dólares por cruzar. Era el precio por llevarme hasta la verja de noche. Cuando llegó el momento de pagar, les dije que no tenía dinero y me dejaron solo. Pronto me detuvo la policía marroquí. Me agruparon con otras personas migrantes que también habían caído y nos devolvieron a todos a la frontera argelina diciéndonos que nos fuéramos por donde habíamos venido. Pero para entonces ya conocía el camino. Conseguí volver a Marruecos y gasté mis últimos dólares en un taxi de Tetuán hasta las colinas cercanas a Ceuta y, en una noche desesperada, logré atravesar la frontera. Conseguí llegar a Ceuta y algo de dinero para poder pagar la patera que me traería. Aquí era ilegal, no tenía “los papeles” por lo que compré un pasaporte por 300 euros y obtuve una identidad falsa, con la que pude irme a Holanda. En Holanda gracias a la documentación que había conseguido pude encontrar trabajo en una obra, con lo que ahorré algo de dinero. Una de las facilidades que encontré en Holanda fue el idioma, ya que todo el mundo sabe hablar inglés y me podía comunicar perfectamente. Tras bastante tiempo en Holanda, decidí volver a España, ya que tenía familia aquí y empezaba a tener un poco de miedo, tenía una documentación falsa y podían pillarme en cualquier momento. Cuando llegué a España me reuní con mi familia, fue uno de los momentos más especiales y bonitos, ya llevaba mucho tiempo sin verlos y con ellos me sentía mucho más arropado y menos solo. Estuve de “ilegal” durante tres años, entonces fue cuando solicité arraigo y me dieron la residencia durante un año; ahora estoy pendiente de que me la renueven. Estoy muy agobiado ya que si no me la

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dan volvería a ser ilegal y podrían detenerme o repatriarme. Conozco a amigos que en solo dos días los han devuelto a su país, en algunas ocasiones, y otras veces los meten en aviones y los sueltan en países que nos son los suyos de origen. No quiero que eso me pase, por eso tengo mucho miedo.

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