ASPIRACIONES., CUBA., PARIS Por D. RAMON JUST, Abogado. LAS. liarzo d.. 181'0. TIPOGRAFIA DE CHARLES DE MOURGUES HERMANOS

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DOS AÑOS DE CUSTODIA COMPARTIDA EN ARAGÓN Ilmo. Sr. D. Emilio Molins García-Atance –Magistrado– D. Manuel Ferrer Andrés –Abogado– Sumario: 1.- Introdu

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LAS .,

ASPIRACIONES DE CUBA., Por

D. RAMON -;:;JUST,

Abogado.

Gobelnar es prever: el modo mejor de asegurar la paz es salir al encuentro de las complicaciones susceptibles de provocar la guerra. En Italia hay peligros y los sefialamos: por ese lado hay que conceder garantlas á intereses fuudamentales, reclamamos esas garanUas. ! Napol,O'fI 111 y la Ilnlin.:

lIarzo d.. 181'0.

• PARIS TIPOGRAFIA DE CHARLES DE MOURGUES HERMANOS rue Jean-Jaeqlles R01l8leau. 8.

1859.

LAS :-. ;'"-.

ASPIRACIONES DE CUBA. J!n mi lUpia al talento el buen d_. QVIIlTAllA.

En los momentos presentes en que las nubes que cubren el horizonte pol1tico de Europa, y las que se amontonan en algun punto de la América amenazan una tempestad que puede llagar hasta España, hasta su preciosa isla de Cuba, todo buen español tiene obligacion de poner de su parte cuantos .medios estén A su alcance para conjurarla y evitar sus estragos. Callar hoy cuando, hablando, se puede alejar un mal, callar hoy, ocultar una verdad que puede influir en los futuros destinos de la patria, es no un deber, es mas que una falta, es un crimen, y un crimen imperdonable. Es cierto que, como dice un proverbio vulgar, las verdades amargan, y al que se atreve á publicarlas solo sinsabores esperan; pero lo es tambien que Ante esta consideracion y ánte el clamor de algunas vulneradas pasiones no debe cejar el que, !lin otras miras que las del bien de su pais, sin ambicion, sin pretensiones, abriga la conviccion de que lo que piensa, lo que siente, lo tIue dice, puede ahorrar muchas desgracias, y ser útil Ala patria, útil á la humanidad. Quizá al proclamar la necesidad de que sean atendidas

-4las justas aspiraciones de Cuba, 1!1 necesidad de que cese allí el sisteIM-.l1Qllt~o_ ..Il1!~__ r!g~, sI~Jstema.l?~e~e 1l~!1rse el no te~.er .I!i.n.@no !!jo, .y dejar indecisa y vacilante la

suerte'de ñ'n~~"O~I~guesé'

h~. he?h~=~~~:'!~rmarofre~í-

. Ir!-Íento] me engañen mis buenos deseos; pero, si así fuere, . yoespero que mis conciudadanos, aun en este CllSO, no me negarán la justicia de mi buena intencion. Doce años de residencia en aquella hermosa y rica Antilla, dote años de relaciones continuas con personas de todas las . clases de la sociedad, doce años de ejercicio de una profesion que permite estudiar las necesidades y el espíritu pú- blicos, como el ejercicio de la medil;ina permite al perito que la profesa estudiar las enfermedades endémicas, son, á mi entender, bastantes para que no se crea que mi opinion es hija de 1a impresion de un momento, hija, como suele decirse, de las circunstancias. ' '. No, las circunstancias no la han hecho nacer; las circunstancias me Jlevan á esponerla francamente; y, permitáseme que lo repita, á esponerla sin pretension de. ninguna clase, sin.otra mira que la 'felicidad de Cuba y la de mi siempre querida España, con el deseo único de que Cuba continúe siendó siempre española, y lo sea, I!0 por la déb~U~!:lrza de lM.. ~~_as, sino por el firmf). robusto é indestructibl~ lazo ~el amor, de las simpatías y del reconocimiento. . Creen el gobierno y la nacion que Cuba s,e halla hoy satisfecha de su actual estado politico, y que, aun cuando no lo esté, el actual estado politico es suficiente para mantenerla tranquila y adicta a España, é impedir que llegue el caso funesto en que aspire á separarse de_ la metrópoli, ó á formar parte de los Estados Unidos. Y este es un error, y un error que, si no se abandona, mas tarde ó mas temprano ha de costar muy caro, y ha de traer tristes consecuencias, ménos lejanas quizá de lo que muchos presumen ó fingen pensar. l El dia en que los representantes de Cuba dejaron de ser admitidos en el Estamento popular, aquel dia se abrió en el seno de la patria una llaga, que por desgracia han mantenido abierta los articulos de la Constitucion de 1837 y 1845

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que, disponiendo que las provincias de Ultramar se regir~n por leyes especiales (leyes que tampoco han ~ido hechas á pesar de haber trascurrido veintidos años), han impedido que la isla de Cuba sea representada en el Congreso de diputados y goce de las ventajas del sistema representativo. Estas disposiciones, fundadas en un motivo que no puede ya existir, hijas de un recelo injusto, ·han producido un resultado lamentable, y han hecho dudar' á los cubanos de la generosidad de una nacion magnánima. Estoy plenamente, persuadido de que, sin ese artículo en nuestra Constitucion, . sin la esc1usion de los diputados cubanos, con su admision " en el Parlamento español, con las demas garantías y libertades constitucionales, no hubiéramos'presenciado tristes escenas cuyo recuerdo aflige al alma, y que ningun .cubano hubiera pensado jamas en separarse de España. Estas palabras mías que envuelven quizá una censura mn- , tra los autores del articulo constitucional, son tanto mas sinceras cuanto, perteneciendo yo al partidq progresista, de este partido es hijo aquel artículo que fué adoptado á su vez por el partido moderado, y que se halla tambien en la Constitucion no publicada de 1855. Tanto mas sinceras cuanto, habiendo nacido de la inspiracion de los hombres de 1812, profeso á las virtudes que adornaron á aquellos honrados y sabios patricios un culto de veneracion y de respeLo dentro de mi corazon. Pero 1ah 1 aquellos hombres, hombres eran al fin, y pudieron engañarse, y se engañaron sin duda. Aquellos hombre tenian impreso en su memoria el recuerdo de tiempos gue ya habian pasado para no volver. Aquellos hombres, guiados por una luz que creyeron ser la· de la raZO~l y la de la esperíencia, no notaron que esa luz los deslumbraba, y que iban á precipitarse en el abismo que con tanto celo, tanta buena fé, y tanto patriotismo querian evitar. . Aquellos probos' é ilustres varones, lumbreras de nuestra patria, padres de nuestras modernas libertades, no vieron que del Nuevo Mundo descubierto por Colon y conquistado á la Cruz y á la España por Cortés, Pizarra 'y otros valientes capitanes, no quedaba ya en el vasto continente americano

-6un 8010 palmo de tierra en que poder plantar el uta del hermoso pabellon de Castilla. No vieron que 8010 obedeclan ya nuestras leyes dos islas, y que 10& diputados de estas islas no habian de ser lo que quizá fueran en 1812 los de las Córtes de Cádiz. No vieron ... Pero no anticipemos las reflexiones que han de tener su lugar á propósito mas adelante, y fijemos las cuestionas para mejor dilucidarlas y resolverlas. ¿ Esta satisfecha Cuba de su estado polttico actual T ¿ Qué pretendeT ¿qué derecho la asiste T¿Conviene é España satisfacer las aspiraciones de Cuba? ¿ Estas aspiraciones pueden causar perjuicio á España T Hé aquí las cuestiones que me propongo examinar, y deducir de su exámen, que debe concederse á Cuba la unidad conl'ltitucional con las modificaciones que aconsejan las especiales condiciones de aquella sociedad, y que esta concesion hoy no ofrece inconvenientes, y sera provechosa á España.

l. ¿ESTA SATISFECHA CUBA DE SU E5:rADO POLlTICO ACTUAL'

Cuando u~ pueblo rico que goza de un hermoso clima, ~ de un suelo feraz, que obtiene una crecida recompensa del . fruto de su comercio y de su agricultura, que tiene mercados, que goza de bienes materiales, está inquieto y desasose- , gado, cuando un pueblo en el que no abundan los pobres, y \ en que todo el que ama el trabajo sabe que llegara á ser rico, { 6 podrá á lo ménos vivir desahogadamente y sin la zozobra y la angustia del dia de mañana, se queja y conspira ) para salir del estado pol1tico en que se e~uentra, es evi~ dente, es indudable que este estado político no le satis(ace, y ,) que aspira á otro mejor, y que ha de proporcionarle ventajas de que carece. Cuba ¿quién lo ignora? es un pueblo rico; Cuba vende sus maderas, sus frutas, sú cacao, su café, su cera, su tabaco, s~ aguardiente y su azúcar á precios favorablés, y vende cuanto cosecha, cuanto produce. Los buques de todas las naciones del mundo civilizado acuden á sus hermosos puertos á buscar sus ricas producciones y á traerle las de Europa, Asia y otros paises de la misma América. De este activo é incesante cambio resulta para Cuba un sobrante de riqueza que permite á sus habitantes disfrutar de todas las comodidades de la vida y aun del lujo. Pues bien; á pesar de esta ventajosa situacion material, Cuba no está tranquila, Cuba siente una inquietud moral que es continua; Cuba tiende á cambiar su forma de gobierno, y no hay un cubano, uno, que no se halle animado de los mismos deseos, mas 6 ménos disimulados, mas 6 ménosencubiertos. No creo que ninguno de los que han permanecido algun

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tiempo en aquella preciosa reina de las Antillas, en aquella isla que, segun espresion de un inteligente escritor de nuestros dias, vale un reino y puede. valer un imperio, intente negar la verdad de mis aserciones,. y asegurar que Cuba s.e halla moralmente tranquila. Si le hubiere, yo le preguntaria : ~qué significan las conspiraciones descubiertas :en los ultimos años T ~ qué significan esas juntas formadaiJ en los Estados Unidos por hijos de Cuba T ~ qué significan las sublevaciones de las inmediaciones de Trinidad y Puerto Principe que pJ;ecedieron al desembarque de Lopez en 1851? ,qué significan esos periódicos publicado& en Nueva York, y otros puntos y que incesantemente circulan por la isla, á pesar de la vigilancia de las autoridades? ~ qué significan esos pasquines que aparecen hoy en un pueblo, mañªna en otro y que se dirigen todos contra el gobierno T No pretendamos hacernos ilusiones y engañarnos á nosolros mismos, porque nuestras ilusiones y nuestros engaños pueden traernos terribles y desengañadoras consecuencias. Esos pasquines, esas juntas, esos periódicos, ese oro enviado alglln dia á los Estados Unidos, significan que Cuba no está tranquila, que existe el desasosiego moral, que Cuba no está satisfecha de su estado politico, que busca otro. Dirig10s á los cubanos, hablad con ellos en Cuba, en España, en el estranjero, y si no descOIifian de vosotros, si os consideran justos, si mereceis su confianza, si pueden conteslar con efusion, y mas aun si saben que os interesais por la suerte de su pais, todos os dirán lo mismo. Nuestra hermosa Cuba, nuestra Cuba la hija del mar, la querida de las brisas, nuestra Cuba la preferida de la naturaleza, la hospitalaria Cuba es rica, si muy rica; pero no es feliz, porque el gobierno no quiere que lo sea; 1Yle costaría tan poco al gobierno proporcionarle la felicidad á que aspira 11 y esta concesion cuán util seria y cuántos males evitaria á España y á Cuba 1 Esto os dirá todo cubano, aun el mas prudente, aun el que mas uuido se halle á España por los vinculos de parentesco, de amistad, de intereses, aun aquel que reside en Europa y no piensa volver á su pais.

-9No se me objeLe que todo esto fué verdad, pero que ya no lo es porque la opinion ha cambiado. Si esta objecion se presenta de buena fé, ¡qué ilusion I si es interesada, I qué maldad I Hoy como ayer, ayer como tres años atras los hijos de Cuba tienen aspiraciones á cambiar de situacion política; hoy como ayer tienen ideas, é ideas que no mueren, sino que germinan, que crecen diariamente. Mal, muy mal conoce el cmazon del hombre, la fuerza de una idea, el efecto de ellas en los pueblos, el que afirme que han desaparecido de Cuba la agitacion moral y los deseos de reformas políticas. La tranquilidad material, el órden del momento no significan la muerte de una idea, cuya vida anuncian claramente otros sfntomas. Tambien la Hungrla, tambien la Italia, tamb~en la Polonia han tenido, y alguna de ellas tiene aun periodos de tranquilidad y órden material; y sin embargo l. habrá alguno que se atreva á asegurar que no aspiran á su independencia, que se atreva á asegurar que se hallan satisfechas de su actual estado politico'l' Tambien las islas Jónicas están tranquilas, tambien reina en ellas el. órden material. Tampoco hay en ellas conspiraciones, ni juntas que las esciten á sublevarse, y sin embargo ¿puede decirse que están moralmente tranquilas 'l'¿que están contentas'? ¿que no desean librarse del protectorado de Inglaterra 'l' l. que no desean unirse á la Grecia '1' y cuenta que, al citar estos ejemplos palpitantes, no trato de comparar la situacion presente de la Italia y de la Hungrfa con la de la isla de Cuba. Léjos de mi la idea de atribuir al gobierno español los escasos del gobierno austriaco. El gobierno español puede haberse equivocado, puede haber sido severo en algunos momentos dados, puede aun á su pesar haberse visto obligado á castigar, puede algun capitan general haber abusado de su autoridad (y yo mismo lo sé por una triste esperiencia, porque he sido vfctima de estos abusos, sin haber logrado aun conocer la causa), puede alguu capitan general haber olvidado que era la autoridad para acordarse de que era hombre y haber satisfecho algun resentimiento personal ó

- 10vengado alguna herida hecha l\ su amor propio, pero el gobierno español no ha sido cruel, y mucho ménos ha sido cruel por sistema. Al rigor" de un momento ha sucedido muy pronto una generosa y latisima amnistía, y el indulto ha librado alguna vez del cadalso l\ los que iban á dejar de existir No intento decir tampoco que España no haya hecho mucho por Cuba, esto seria ser injusto, ciegamente apasionado, enemigo de la verdad. Sus tesoros, sus hijos los ha sacrifit>ado España en Cuba, y hoy, hoy mismo vé desaparecer anualmente en aquella isla centenares de soldados y marinos que sucumben al rigor del 'clima, al azote de la fiehre amarilla. ' España ha hecho algunas reformas titiles y ha mejorado admirablemente la administracion de justicia, sobre todo en la parte civit, dando á los tribunales la debíaa organizacion. Tampoco cito el ejemplo de aquellos pueblos en el supuesto de que la isla de Cuba ~spira á su independencia. No, yo sé que esta idea era halagüeña para muchos cuba"· nos; pero" sé tambien que los hombres pensadores, los que ejercen sobre los demas la justa inOuencia de su talento, de sus luces y de su posicion, conocen la presente imposibilidad de la independencia de Cuba, y limitad sus deseos á conservar su nacionalidad española, y 3. obtener las libertadeg y garantias de que disfrutan los españoles en las provincias de .la pen1nsula. , He citado aquellos pueblos no con otro objeto que Con el de que no se confunda la instantánea tranquilidad material de Cuba, con la completa desaparicion, con la muerte de la idea que interiormente la trabaja y agita y conmueve, la idea de reformas politicas. Si las invasiones de filibusteros han cesado; si las juntas se han disuelto, si los pasquines han desaparecido, si algunos periódicos han dejado de publicarse en Nueva York, si el órden reina y la tranquilidad no se altera en Cuba ¿ q'!'é síntomas son estos? se me preguntarl\ tal vez. Estos sínto-' . mas están, contestaré yo, en la conciencia, en la opinion; en el sentimiento públicos de Cuba.

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Estos síntomas no se tocan, pero se divisan, se perciben, se traslucen, están al alcance de todo buen observador, y lo es muy poco el que solamente" sabe apreciarlos cuando se manifiestan por medio de las asonadas, de los motines y de las-sublevaciones. El sentimiento y la opinion pública cuando no pueden manifestarse abiertamente son como nuestros pesares; muchas veces queremos ocultarlos porque así nos conviene; pero no podemos, nos venden; los que nos observan con cuidado los leen impresos en los rasgos de nuestro rostro, conocen que ocultamos tras de una sonrisa forzada un sentimento que nos oprime, que nos abruma. En la aventurada hipótesis de que hayan cesado enteramente los planes y conspiraciones, la tranquilidad material de Cuba es nuestra sonrisa finjida," forzada; es nuestro continente al parecer sosegado, miéntras el pesar roe nuestro corazon y deseamog ponerle remedio. Estos son los síntomas, síntomas exactos, verdaderos, infalibles, que he indicado, síntomas que no se escapan al observador, y de que son una prue~a las repetidas indicacjones de la prensa estranjera, aun de la que no es nuestra enemiga ni desea ver á Cuba separada de España, de la prensa que nos dice que debemos hacer conce!liones. Al leer en los periódicos las noticias de los acontecimientos de Cuba en los últimos años, y sobre todo desde 1848, no os habeis preguntado á vosotros mismos; ¿ qué es lo que agita á Cuba? ¿qué causa produce estas conspiraciones? No habeis dicho en vuestro interior; algo hay cuando esto sucede en un pueblo rico. Pues bien, este algo que creéis necesario, esta causa, sin la cual no" podeis concebir los efectos cuya relacion teneis á la vista, son el deseo de un cambio político, la repugnancia con que Cuba mira el sistema que hoy rige para su gobierno, y la completa esclusion del pais eH la administracion pública. . Si el gobierno español quiere cerciorarse de la verdad, si quiere conocerla hasta no dudar ya de su existencia, esplore la opinion, consulte á los cubanos que residen en España, oigales sin prevencion, envie á la isla de Cuba comisiona:"

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- 12do~ que la estudien, pero no comisionados que sean em-. pleados, sino hombres desapasionados, concienzudos, que no tengan mas interés que el del bien general de España y Cuba, sin atender á los suyos propios, hombres que sepan introducirse en todos los círculos, que sepan distinguir la opinion interesada de la que nace del sentimiento, hombres que no sufran inspiraciones de aquellos á quienes favorece el sistema actual de gobierno, sino del pueblo de Cuba, del verdadero pueblo cubano, hombres que recorran las ciudades, los pueblos y aun los campos, que sepan mereeer la confianza de todos, y estos le dirán al fin que Cuba no está satisfecha del actual sistema politico, que la idea de vivir sugeta á leyes especiales la oprime, la atormenta.. Antes de entrar en el exámen de la segunda cuestion, Ó de lo que Cuba pretende, quizá seria este el lugar á propósito para esplicar la organizacion del gobierno de Cuba. Pero me abstengo de hacerlo porque dcberia entrar en detalles que no juzgo éonvenientes, cuando lo que me propongo es cicatrizar y tocar todo lo ménos posible la llaga, para no enconarla; y paso desde luego á examinar:

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,QUÉ PRETENDE CUBA'

Decir 'que todos los cubanos aspiran á un mismo fin seria ocultar la verdad á sabiendas, y supondria con razon una mala fé que no cabe ni puede caber en aquel á quien no guia otro interés que el de hacer conocer el espiritu público, y unir sus débiles esfuerzos á los de todos los que quieran alejar de Cuba y de España las calamidades que las amenazan. En Cuba, como he indicado ántes, hay algunos que desean que la isla sea anexada y forme un Estado de la Union Americana; otros anhelan por la absoluta independencia, ó ereccion de un Estado libre é independiente como las repúblicas hispano-americanas; otros, y esta es hoy la gran masa de los cubanos, quieren ser españoles, pero con los derechos políticos y con las garantías que nacen de la Constitucion de la monarquia, con la substitucion del gobierno militar por el civil, y demas consecuencias que no están en absoluta oposicion con las condiciones especiales de Cuba. Los que quisieran que la isla pasase á ser un Estado de la Union Americana son por fortuna pocos, muy pocos. Esta fraccion, pequeña, insignificante, puede llamarse la de la desesperacion, y la forman los que, convencidos de que España no consentirá jamas en alterar el sistema político de la isla, viendo con disgusto ese sistema, y creyendo que la independencia de Cuba y su ereccion en república Cubana es un' imposible, apelan, contra lo que su misma razon les aconseja, á un medio heróico, que mas que la vida habria de darles una muerte cierta y vergonzosa. Los que aspiran á la independencia de Cuba eran ántes mas; hoyes escaso tambien su número, y este número

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lo forman los que, con las mismas convicciones que los que desean -la anexacion á los Estados Unidos, no quieren correr los riesgos de esta anexacion; conocen el carácter invasor y esclusivo de la raza anglo-sajona; han aprendido en el libro que la esperiencia tiene abierto en la Florida, en Tejas, en California y en todos los paises que, poblado; por la. raza latina, han pasado al dominio de los yankees, y conocen tambien que serian vietimas de ese carácter; pero no reflexionan que la isla no tiene los elementos de poblacion, homogeneidad, fuerza, costumbres y posicion geográfica necesarios para constituir un Estado independiente. Los que limitan sus deseos, los que solo aspiran al cambio del sistema politico sin dejar de ser españoles son la gran mayoria de los cubanos, son todos los hombres pensadores, todos 10l> que mas pueden, mas valen y mas saben en Cuba, son la masa del pueblo, son, en una palabra, los que constituyen lo que se puede llamar la verdadera poblacion cubana, los que quieren y tienen á gloria conservar su antigua nacionalidad, su religion, las tradiciones de su patria, sus costumbres, su idioma; son los que siempre han mirado con horror la dominacion estranjera, los que se unieron á nuestras tropas para acabar con Lopez y S\]J secuaces, los que saben bien que la isla no puede ser independiente, y que si llegara á obtener su independencia, no podria sostenerla, y tendria que sucumbir á la fuerza de los Estados Unidos, los que desean el órden hermanado con la justicia yla libertad, los que miran á la España como su legÍtima madre y la aman, y aman de veras. Son, por fin, los que en el estado de la república mejicana y otras hispano-americanas ven un enseñamiento, y no le pierden, le utilizan. De las dos fracciones que se separan hoy del gran partido cubano español, permítaseme darle este nombre, desde el momento en que la nacion y el gobierno acordaran á Cuba la unidad constitucional con la metrópoli, la segunda desa. pareceria é iría á confundirse con la mayoría de los cubanos; y la primera, ó haria lo mismo, ó quedaria sumamente reducida, y del todo impotente é incapaz de infundir cuidados. Digo que las dos fracciones y, sobre todo la que aspira á o

-15 la independencia, desaparecerían', porque, en mi opinion, las tendencias de esas fracciones, como he dicho ántes, tienen su origen en la conviccion de que España no consentirá jamas en cambiar el actual régimen politico. Destruida por los hechos esta conviccion, careciendo de base, deberia por consiguiente dejar de subsistir. y como para la apreciacion del deseo y de la voluntad de un pueblo debemos atenernos Alas aspiraciones d., la mayoria, ya considerada en su número, ya en su riqueza, su saber y sus virtudes, y no á las de pequeñas fracciones, de aquí lo que quiere Cuba no es la anexacion á los Estados Unidos, no su independencia ó ereccion en nacion independiente y libre, sino el ejercicio de los derechos y garantías en que están las demas provincias..de España. ¿ Quién ha dicho que Cuba tiene aspiraciones 7 y si las tiene, ,quién ha dicho que son estas? J. Cuándo, dónde, cómo las ha manifestado Cuba? ¡, Para conseguirlas ha acudido al gobierno? ¿ ha acudido á las Córtes constituyentes 7 ¿ha acudido á las Córtes ordinarias de la nacion? ¿ Las han espuesto en ellas lQs senadores hijos de Cuba? ¿Las han indicado siquiera? ¿ Los periódicos que ven la luz en Cuba han hablado nunca de ellas? Es pues una quimera tuya, esas aspiraciones son las tuyas. son hijas de tu imaginacion, no son las de Cuba. Cuba no aspira mas que á ser, como es hoy, opulenta y floreciente ; no aspira á otra cosa que al pr.ogreso de su agricultura y de su comercio, á obtener brazos para darles un desarrollo mayor todavía, á tener ferro-carriles que faciliten ·las comunicaciones y los trasportes de sus ricos frutos. No, no; ¡Cuba no tiene aspiraciones políticas 1Cuba no quiere mas que las mejoras y el progreso de sus intereses materiales. QuiZá habrá alguno que presente estas objeciones. Si le hay, yo quiero contestarlas de antemano. Pudiera hacerlo copiando las palabras de un sabio y honrado escritor de esta Francia tan poderosa y tan ilustrada, M. Jules Simon : «si negais todos los supuestos no hay discusion, no hay demo8tracion posibles. » Pero, no; á los que digan que Cuba no aspira al cambio de su régimen pol1tiro porque no lo ha lDI.~

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nifestado, yo les preguntaré á mi vez, y estas preguntas servirán de refutacion al mismo tiempo, ¿Habéis estado en Cuba? ¿Conocéis su gobierno? ¿conocéis las leyes y órdenes que la rigen? Pueden reunirse 'los cubanos para tratar asuntos politicos? ¿Pueden representar? ¿ Tiene Cuba libertad de imprenta? ¿Ha sido representada aquella isla en las Córtes constituyentes? ¿ha sido representada en l.s ordinarias? ¿Cuántos naturales de Cuba han tomado asiento en el Senado? Pues si no pueden reunirse, si la imprenta está sujeta á una severa censura que permite elogiar todos los actos de las autoridades, pero que prohibe hasta la copia de los discursos que pronuncian en las Córtes los diputados, y la intrQduccion de periódicos de la Peninsula cuando en ellos es criticada alguna de las disposiciones del gobierno de la isla; si el intento de una representacion política ó de una publicacion de esta clase seria reputado alH como un crimen, y sus autores entregados á los tribunales, ¿cómo quereis que los cubanos ostenten sus aspiraciones? ;,cómo decir que no lo han hecho por medio de esposiciones, por medio de los periódicos de Cuba, y que-por consiguiente no pueden ser conocidas? Encerrad á un hombre en una cárcel, tenedle encadenado, y porque no puede moverse decHile que no desea la libertad. Hé aqui lo que son estas objeciones. Es verdad que cuatro ó cinco de los senadores son naturales de Cuba; pero en las dos épocas de Córtes constituyentes el Senado no existia; cuando han estado reunidas las Córtes ordinarias solo un cubano ha tomado asiento en el Senado, y un hombre solo, yen la alta Cámara ¿qué puede hacer? Se me dirá, y no se me oculta, que hoy, hoy mismo el partido progresista puro no tiene otro representante en el Senado español que el general Prim, y que este señor senador ostenta á la faz de la nacion sus principios. Sin embargo, la situacion no es la misma, ni son quizá iguales las fu'erzas. El senador cubano se halla en una posicion desventajosa para suscitar en la Cámara una cuestion constitucional, que ha sido resuelta repetidas veces contra Cuba, y el stma-

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¡ -17 dor cubano no ha visto triunfante desde el año 1836 la causa de Cuba, miéntras el señor Prim ha visto su glorioso partido en el poder repetidas veces; el senador cubano no cuenta con apoyos decididos en la Cámara popular como cuenta, aunque en reducido número, la causa que sustenta el señor Primo Ademas, ¿hay alguno en España que olvide lo sucedido en el Senado durante la legislatura de 1857 á 18581 Un señor senador que ha residido muchos años en la isla de Cuba, que conoce perfectamente su administracion, el señor Vazquez Queipo, que ha ocupado en la isla.y en España los primeros destinos, habló de los males que en aquellos momentos afligian á Cuba, efecto de la impremeditacion con que se habia formado una multitud de sociedades anónimas. ¿Qué sucedió entónces? El presidente del Consejo \le ministros y 1 otros señores senadores no tan solo quisieron probar que aquellos males, que habian previsto y de que habian hablado 1 varios periódicos franceses é ingleses,· no existían, sino que ¡ reprobaron acremente el discurso del señor Vazquez Queipo, \ porque suponian que habia revelado secretos que 'podian 1 perjudicar á la nacion y favorecer las J?iras de los Estados J Unidos y los intereses de Méjico en las reclamaciones que/ tenia pendientes nuestro gobierno. y si, al tratarse de una cuestion accidental, de un acto de administracíon, sucede esto, si tales contestaciones aguardan á un senador natural de la peninsula, ¿puede un senador cubano esponerse á tocar la cuestion de unidad constitucional Ó alguna otra que afecte la situacion politica de Cuba '1 No exijamos de los hombres actos de heroismo cuando saben que han de ser inútiles, infructuosos, considerados tal vez como actos de defeccion. I Pero no nos preocupemos; el silencio de Cuba no es la). falta de aspiraciones, es el silencio de la mordaza. No es' el s~lencio de la satisfaccion .de lo .que ~btiene, es la imposibilIdad de hablar para pedIr otra cosa~! y esta otra cosa, que' está en la opinion de la inmensa mayor1a de los cubanos, que es la que forma la verdadera alma del pa1s, que, como he dicho ya, no se toca, pero se conoce, se siente, preocupa,

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1 -18 domina, es la representacion por medio de diputados, es la unidad constitucional, la unidad constitucional con Es- . paña. Los que creen que para la felicidad de un pueblo bastan las mejoras materiales piensan de los pueblos lo que los sectarios de Mahoma de las mujeres, y quieren tratarles del mismo modo. Quieren vestirlas de ricas sedas, adornarlas con preciosas joyas, pero tenerlas encerradas y bajo el ojo suspicaz y receloso del eunuco. ¡,Creéis que esas mujeres, cuyos adornos son las mas admirables obras de la industria y del arte, cuyo precio bastaria para comprar un pueblo, una provincia, que esas mujeres son felices? ¿Creéis que no sacrificarian muchas de sus preseas por un poco de libertad? 1Qué I ¿los pueblos no tienen corazon, no tienen dignidad? ¿No conocéis la magía de esa palabra: libertad? ¿ No hay en el hombre otro móvil que el placer y el oro para satisfacerle? ¿Tan baja idea tenéis de la humanidad que le negáis los deseos nobles, y solo le concedéis los de su bienestar material? "Muchos hablan del poder de los intereses, y no pocos creen dar una muestra de circunspeccion y de buen sentido diciendo que los hombres no tienen otro móvil que el interés. Los que así piensan son observadores vulgares y superficiales.» Esto dice en sus Memorias M. Guizot, al que no habrá ciertamente quien acuse de revoluciohario. Progreso, intereses materiales, ¡, no véis que el desarrollo de estos mismos intereses lleva consigo la espansion de los sentimientos, conduce á desear la libertad? ¿No véis que al desenvolver los gérmenes de la riqueza, desenvolvéis los de la inteligencia, y que la inteligencia se rev:ela contra la opresion? Quizá alguno de los mismos que afirman que Cuba no quiere mas que brazos y caminos y vapores; que Cuba no vé mas que el mejoramiento de sus intereses; que Cuba no debe tener ni desea tener derechos políticos, seria en la peninsula el prImero en conspirar y en sublevarse contra el gobierno, si el gobierno le alejara de los negocios, y, col-

-19 mándole de bienes materiales, le mandara no tomar parte en la administracion del Estado. Pero hay aun mas. ¿ Por ventura la libertad y el progreso material están en oposicion? ¿por ventura no pueden marchar unidos? ¿ Qué era la peninsula á la muerte del último rey, y qué es ahora? Al morir Fernando VII, habia en España una sola fábrica movida por el vapor; hoy se cuentan por cientos las existentes. Las carreteras eran escasisimas y estaban descuidadas, los caminos vecinales no eran conocidos, nadie pensaba en ferro-carriles, nuestras marinas mercante y de guerra se hallaban abatidas; hoy hay carreteras, hay caminos, los ferro-carriles cruzarán dentro de Jlocos años toda España, nuestra marina de guerra es ya respetable, y la mercante cuenta ya mas de cinco mil buques. La libertad y el progreso material no solo no están en contradiccion, sino que van siempre unidos, son inseparables, y el mismo; digo mal, mayor desenvolvimiento adquiriría Cuba con derechos politicos, interviniendo directamente en la administracion del pais, que separada de ella y subsistiendo su actual sistema politico, la actual monstruosa centralizacion. ~-.." 1SiOl~be Cuba, y de esta conviccion, de la inclinacion natural en el hombre de salir"de la abyeccion, de la conciencia de su dignidad, que le hace mirar con repugnancia todo 10 que cree que le rebaja, todo lo que constituye una diferencia entre él y los que son sus iguales, como lo son para los cubanos los españoles de la penlnsula, nacen las aspiraciones existentes, aspiraciones nobles, aspiraciones que no deben ser condenadas ni consideradas como el producto de la enemistad y del odio á España, sino de los inipulsos del corazon, del desarrollo de la inteligencia, del deseo de elevar á Cuba al rango de una gran provincia española, cón los derechos y garantias de las demas. En la peninsula, en Madrid mismo, no solo ahora, sino en 1853, periódicos que recibian inspiraciones y ausilios de Cuba y de hombres de posicion independiente y que han nacido en la penlnsula, periódicos que no pueden ser hoy sospe-

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chosos, conocian y publicaban no ya la existencia de estas aspiraciones únicamente, sino su razon, la justicia, que las asistia. ¿Se quiere aun otra prueba, otros hechos? No acudiré á buscarlos fuera de la órbita del gobierno; dentro de ella podré encontrarlos. ¿Qué dice el articulo constitucional? ¿Ha llamado á Cuba colonia? No : ha dicho las pT01Jincias de Ultramar, porque ha reconocido que ya es imposible sostener aquella denominacion, que:no puede conservarse el carácter colonial. El gobierno de Cuba, el\.e mismo gobierno cuya estremada centralizacíon no tiene limites, este gobierno que (cedant armis togre) obliga al regente de la audiencia á someter al capitan general el discurso que ha de leer al abrirse el 2 de enero los tribunales, este gobierno no puede resistir la fuerza de la opinion, y en cierto modo la rinde homenaje. En febrero de 1856, cuando la isla de Cuba acababa de ser declarada en estadó de sitio, ollando la Gaceta. oficial de la Habana anunciaba que habia sido descubierta una vasta conspiracion, y que el gobierno tenia en su poder todos las pruebas, cuando creyó tan graves las circunstancias que armó numerosos batallones de voluntarios, y el gobernador civil de la ciudad, por ser militar, fué destinado á mandar una columna de ejército, ¿á quién nombró el capitan general para sustituir~e durante su ausencia? ¿Nombró á alguno de los oficiales generales que se hallaban de cuartel? ¿ nombró á alguno de los empleados civiles? ¿ nombró á algun peninsular? No, el nombrado fué un rico propietario, una persona dignisima, bajo todos conceptos, fué el señor conde de Cañongo, apreciado por todos cubanos y peninsulares, honrado varon que ni aspira á los destinos, ni los aceptaria jamas por un sueldo, por crecido que fuese, sino por el bien de su patria. ¿Qué significacion, pues, tenia en aquellos momentos, que f'n concepto de la autoridad superior de la isla eran tan criticos, semejante nombramiento? Significaba que el gobierno conocia la influencia que podia ejercer en el ánimo de los cubanos una muestra de confianza en uno de ellos, significaba que de esta suerte se daba á la opinion pública de Cuba

- 21una satisfaccion permitiendo á un hijo del país ocupar un puesto de tanta importancia politica. ¿ Qué significa sino la convocatoria de algunos llamados mayores contribuyentes para que se unan á los ayuntamientos, examinen y voten los presupuestos municipales, y el consiguiente aumento de las contribuciones? Significa que conoce que la opinion existe, que el pueblo deseala intervencion en el gobierno, que no se contenta ya con vivir alejado d~ él : significa que no es posible ya el antiguo régimen, y que las aspiraciones de Cuba son una verdad, y se dirigen á obtener los derechos y garantias que tienen los españoles de la pen1nsula.

III. ¿SON JUSTAS LAS ASPIRACiONES DE CUBA?

Dejando para mas adelante el exámen de la conveniencia de las aspiraciones de Cuba, vamos á entrar en el del derecho en que se fundan estas aspiraciones, fijándonos en la historia de nuestras libertades modernas, pues durante las antiguas Cuba apénas acababa de ser descubierta y su pohlacion era cortisima. La época de las modernas libertades españolas puede y debe fijarse en la Junta Central. Las antiguas libertades habian sucumbido en Castilla, en Aragon, en Valencia, en toda la monarquia bajo la dominacion de los reyes de la casa de Austria, bajo el dominio de un tribunal feroz, mezcla venenosa y nefanda de religioso y politico, y la dill:lstia de los reyes de la casa de Borbon, que empezó en España en un nieto de aquel rey de Francia que tenia por principio a el Estado soy yo», estuvo muy léjos de hacer renacer en nuestra patria la participacion del pueblo en el gobierno. Abandonada España por su monarca, poco tiempo llevaba de constituida la Junta Central, como poder general de la nacion, cuando el 29 de febrero de 1809 espidiÓ un decreto declarando que las colonias de América y Asia eran provincias españolas. Como tales provincias españolas, las ántes colonias estuvieron representadas en las Córtes de Cádiz por diputados, elegidos del modo que permitieron las circunstancias angustiadas á la par que gloriosas de aquellos momentos, y contribuyeron á la formacion del Código inmortal que fué proclamado en Cádiz en marzo de 1812. Hé aquí no solo el derecho, sino el ejercicio del mismo derecho: de-

- 23reeho y ejercicio del derecho igual al que tuvieron las demas prllvincias de la nacion, derecho imprescriptible, como lo son todos los derechos de los pueblos, aun cuando su ejercicio cese por algun tiempo. En 1814 aquel ingrato rey por quien la nacion habia vertido rios de sangre, sacrificado su heróica juventud y derramado torrentes de oro, premió tantos sacrificios y' tanto!' afanes, tanto valor y tantos esfuerzos, ahogando la naciente libertad,. y llenando con los que habian salvado su corona las cárceles y los presidios. Pero los derechos de los pueblos son imperecederos, he dicho, yen 1820 el pueblo español, levantando de nuevo su erguida cabeza, reconquistó su libertad. Las provincias, ántes colonias de América, formaban parte de este pueblo generoso y noble, y, las provincias de América que no habian desconocido el gobierno español, la isla de Cuba eligió y envió tambien sus diputados á las Córtes, y la Constitucion restablecida en la peninsula, estuvo tambien en vigor en Cuba. Cuando, apoyado por un ejército estranjero, el rey Fernando VII logró segunda vez abolir en la pen1nsula el sistema constitucional, Cuba siguió la suerte de las demas provincias, y volvió al régimen absoluto. Asomó por fin en 1834 una nueva aurora de libertad, ó á lo ménos de representacion nacional; tambien Cuba nombró y envió á Madrid sus procuradores, y estos tomaron asiento en el Estamento. Sucesos posteriores motivaron la disolucion de la Cámara y una nueva convocatoria. La isla de CUbil eligió tambien, pero esta vez ',funesto y trascendental error I los representantes de Cuba no fueron admitidos en el :parlamento, y desde aquel aciago dia, Cuba ha quedado sin representacion en las Córtes españolas, y sujeta en virtud de un articulo inscrito en todas las Constituciones posteriores, á leyes especiales', y lo que aun es peor, ~ la yoluntad ministerial ó á las no siempre bien aconsejadas, ni ~!llectiiadas disposiciones de los capitanes gen.erales. ¿Ha perdido por esto Cuba sus derechos? ,Han estos desaparecido? He sentado, y no cesaré de repetir, que los derechos de Jos pueblos son imprescriptibles, imperecederos. La Francia desde la creacion de la monarquia franca habia

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- 24 estado en posesion de intervenir en los negocios del Estado. Los Campos de MaIt.8primero, despues los Estados Generales fueron la voz de la nacion. Luis XIV privó á la Francia del ejercicio de este derecho, el· regente Orleans y Luis XV le tuvieron sofocado; pero llegó el año de 1789, y Luis XVI no , pudo ya resistir los deseos del pueblo francés, y tuvo que convocar los Estados Generales. Apénas reunidos, proclamaron no que los franceses adquirian sino que recobraban el ejercicio de sus derechos. Si estos derechos no hubiesen sido desconocidos la revolucion francesa no hubiera llegado á presentar las sangrientas escenas que todos conocemos. ¿ Que dijo la nacion española en 1812 cuando proclamó su Código constitucional? dijo que aunque habian pasado mas de dos siglos desde que habian sido usurpados sus derechos, estos derechos no habian muerto; lo mismo dijo en 1820, y desde 1834. no ha dejado de repetirlo. Dijo que si el pueblo no habia sido llamado á votar las contribuciones, que si no habia ejercido sus derechos, no era porque estos hubiesen jamas caducado, no porque los monarcas los hubiesen adquirido, sino porque la fuerza habia impedido su uso. En este mismo caso se halla Cuba : sus derechos viven; pero no puede ejerterlos porque no se le permite. La fuerza no es el derecho; la fuerza ni le da, ni le destruye. , Es verdad que esta vez no ha sido el monarca solo el que ha hecho callar la voz del pueblo de Cuba; es verdad que han sido las Córtes y el rey: pero en esas Córtes en que las provincias de Ultramar han visto desconocidos sus derechos, en esas Córtes constituyentes unas y ordinarias otras en que se ha sentenciado y confirmado la sentencia de Cuba, ¿ estaba Cuba representada? ¿se la habia oido? ¿Consintióespresamente Cuba la sentencia qUl) la condena á ser colonia, á vivir sujeta á leyes especiales, á no intervenir en el gobierno de la nacion, ni en la administracion de sus intereses? ¿Son ménos sagrados los derechos de un pueblo que los derechos de un particular, que quiera hacerse que Cuba acepte como válida la sentencia de un pleito· en que no ha podido defenderse?

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- ~5Si Cuba hubiese estado representada por sus diputados en las Córtes en que, por distintas veces, se ha decidido de su suerte, si sus diputados hubiesen tenido poderes especiales para consentir en la esclusion y en el régimen escepcional, aun en este caso la esclusion y el régimen escepcional no podria asegurarse, que mataban para siempre los derechos de Cuba, porque es dudoso que una generacion pueda disponer de las generaciones venideras; pero habria á lo ménos una renuncia por algun tiempo. Mas cuando esto no ha sucedido, cuando no solo no ha sido representada Cuba en las Córtes, sino que ni aun se la ha llamado, ni se ha permitido que nombrara sus representantes, por mucho que se quiera estender las facultades de una Cámara constituyente, no creo que puedan llegar hasta el estremo de hacer desaparecer derechos adquiridos por provincias ausentes de su seno, y me atrevo á decir que con la mia está la opinion de Cuba, y la de los hombres que antepongan la justicia á las prevenciones. Supongamos por un momento que Navarra, Aragon, Cataluña Ó, cualquiera otra de las provincias de la península hubiera sido escluida de la representacion nacional, y que las Córtes hubiesen decretado que quedaba sujeta á leyes escepcionales ; ¿ cuál hubiera sido el inmediato resultado '1 ¿Hubieran permanecido tranquilas'1 ¿hubieran aceptado la resolucion de las Córtes T ¿hubieran creido que sus derechos dejaban de existir y que debian someterse T No creo que haya un solo español que lo diga. La provincia escluida hubiera reclamado sus derechos, y si, como Cuba, hubiese debido permanecer silenciosa, hubiera creido conservarlos siempre, hubiera. aspirado á hacerlos revivir; y ¿por qué caIlarlo'? cuantas veces hubiese podido otras tantas hubiera apelado á las armas y confiado á su fortuna la causa de sus dereclios desconocidos. Cuba, ya porque no ha podido representar, ya porque, mas pruuente y mas sensata, no ha querido correr los azares de una sublevacion general, ha permanecido silenciosa y materialmente tranquila j sin embargo Cuba conoce, Cuba tiene conciencia de sus derechos, Cuba no los cree perdidos;

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pero en vez de lanzarse ~ la revolucion armada, que tantas calamidades y tan inevitable ruina atraeria sobre ella, Cuba espera, ansiosa, moralmente desasosegada que llegue para ella el dia de la justicia. el dia en que cesen las injustas pre-:venciones, los recelos infundados, el dia en que la razon obre en el ánimo de los españoles, el dia 6n que desaparezcan las nubes que la cubren, el día en fin en que la España, madre comun de todas las pmvincias, la diga : • Cuba, has ~erecido bien do la patria, recobra 61 ejercicio de tus derechos, sé una con todas mis hijas, ven á la representacio:Q n~cional, ven á contribuir á la formacion de las leyes, ven á votar tus tributos, ven á probar que los que sospechaban de tu lealtad y de tu hidalguía se han engañado; ven á probar á la faz de la nacion y á la faz (lel mundo entero que conservas la generosid~d, el patriotismo y todas l~s virtudes que te legar(ln tqs mayores. 1> Sin embargo, no todos convendrán en que subsistan los derechos de Cuba, y muchos habrá que, aun reconociendo que existieron, s(lstendrán que estos no deben medirse ni ser toq¡ados e~ consideracion por las rigurosas rfglas del derecho, sino por las del interés general de la nacion, por las de la salvac\on pública, que es el pr~mero de todos los derechos; y que ademas Cuba se halla compensada con otros privilegios de que no gozan las demas provincias, ni reune las circunstancias que en ellas concurren. Cuba, dirán, no contribuye con sus hombres al reemplazo del ejército, miéntras el resto de la nacion paga esta onefosa contribuoion de sangre. Es verdad: Cuba no está sujeta á quintas; pero }() eS tambien que Cuba sostiene numerosos escuadrones y algunos batallones de milicias provinciales ya con el nombre de milicias disciplinadas, ya con el de rurales de Fernando VII, que, cuando son llamados por el gobierno, acuden presurosos á prestar su servicio activo, y que han dado prueba, y la han repetido muy recientemente, de Su disciplina, de su patriotismo y de su lealtad. Cuba, como las provincias españolas, tiene formada su matrícula de mar, y con ella contribuye al reemplazo de nuestra escuadra sin haber dado jamas lugar á que se du'" •

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-27 dara de la bue.na disposicion y buenas cirounstancias de los marinos cubanos. Muchos hijos de Cuba han militado y militan aun en las filas de nuestro ejército, han vertido su sangre en la defensa del trono de doña Isabelll y -de las libertades nacionales; y nuestra distinguida marina y los brillantes cuerpos de ingenieros y otros cuentan en su seno muchos oficiales cubanos dignos de sus compañeros, de sus hermanos de armas. Mas, aun en el supue.sto de que asi no fuese ¿ seria esta una razon para que Cuba, que ha contribuido y contribuye tambien con SUl> tribulos ordinarios y estraordinarios á los gastos de la última guerra civil, y á los generales de la nacion, quedara privada de sus derechos? Las provincias Vascongadas nO conocen las matriculas de mar ¿ y están por esto escluidas de la representacion nacional? ¿ dejan de intervenir en su gobierno? Las provincias Vascongadas y Navarra tienen el privilegio de no usar del papel sellado, ¿ están por esto privadas de nombrar sus diputados? ¿ de votar sus contribuciones? Véase pues cómo, aun en la práctica, los privilegios especiales de algunas provincias no son una razon que amengüe sus derechos fundamentales. Ademas ¿quién ha dicho que Cuba se opondria á sufrir la contribucitm de sangre, por dolorosa que sea, el dia en que, asimilándola á las demas provincias españolas, las Córtes· y S. M. se la impongan' Yo no dudo que, como hizo Cataluña, que solo contribuia al reemplazo del ejército con dinero Ó con substitutos, Cuba se sujetaria á las obligaciones que llenan sus hermanas las provincias de la peninsula, del mismo modo que lo efectúa. con los r.eemplazos de la marina. Pero se añadirá: Cuba tiene esclavos, y este privilegio no alcanza á las demas provincias. ¡Triste privilegio, en yerdad I La esclavitud en Cuba es una condicion de su existencia que el tiempo y el gobierno han creado, y que es hoy imposible destruir de repente. El esclavo, como hoy existe, es una propiedad particular de su dueño, por el que ha pagado un precio, y que en nada obsta al ejercicio de los derechos de. Cuba, porque los esclavos, como no gozan de derechos civiles, mucho ménos los tienen politicos, ni aspiran á ellos. ¿Poi'

- 28ventura no habia esclavos en Cuba en 18121 ~dejó de haberlos en 18201 Rabian sido emancipados al publicarse el Estatuto real, cuando Cuba nombró los representantes que tomaron asiento en el Estamento de procuradores. Este privilegio, ¡triste privilegio I repito, existia cuando Cuba adquirió sus derechos, y no puede por consiguiente ser causa suficiente para anularlos. Queremos conceder que Cuba ha tenido derecho á nombrar diputados, él enviarlos á las Córtes, objetarán algunos; pero el interés general, la salud del Estado, la propia conservadon de Cuba, su existencia misma, todos estos objetos sagrados exigen el sistema escepcional, y ánte ellos deben callar los derechos especiales. Si no estuviera firmemente convencido de que los que estas razones alegan obran de buena fé, y con la misma creen que es incompatible la libertad de Cuba con el interés general y con la salud del Estado, contestaria que todas las leyes escepcionales, todas las tiranlas, desde la de la Comision de salvacion pública, formada durante la revolucion francesa, hasta los injustificados estados de sitio que por largo tiempo han pesado sobre varias provincias de España, y que felizmente acaban de desaparecer con mengua de los que los mantuvieron, que todas las leyes escepcionales, digo, han tenido por pretesto la salud del Estado. En nombre del interés general y de la salud del Estado bebió Sócrates la cicuta; Aristides, llamado el justo por sus virtudes, y el vencedor de Salamina, el que salvó la Grecia, fueron condenados al ostracismo. En nombre del interés público y de lo salud del Estado, los cristianos eran arrojados á las fieras, ó quemados vivoi en tiempo de los emperadores romanos. En. nombre del interés público y de la salvacion del Estado fueron desterrados de España los judlos y espulsados los moriscos. Faltaron los brazos, la industria desapareció, decayó la, agricultura; la España, no ha podido -recobrarse completamente de aquel terrible sacudimiento. En nombre del interés público Y de la salud del Estado, Paris presenció el horrible espectáculo de los asesinatos de

-29 la noche de San Bartolomé, que aun hoy, despues de tres siglos, horrorizan. En nombre de la salud del Estado fué revocado el edicto de Nantes en tiempo de Luis XIV, Ylos infelices protestantes, alejados de su patria, fueron a llevar las artes y la industria á otros países, quedando la Francia privada de un gran número de sus hijos. En nombre del interés público y de la salud del Estado, fueron decretadas en la misma época las famosas dragonadas, de que hoy se avergüenzan los mismos franceses. . En nombre del interés general y de la salud del Estado, los desgraciados reyes Luis XVI y María Antonieta, y la bon_ dadosa y angelical princesa hermana de aquel monarca, subieron al cadalso. En nombre del interés público y de la salud del Estado, caian diariamente bajo la cuchilla de la guillotina centenares de cabezas. En nombre del interés público y de la salud del Estado... :.. Seria nunca acabar si de. biera referir aqui todos los errores, todas las injusticias, todos los crímenes que han abortado las palabras interés público y salud del Estado, no solo en España, no solo en Francia, no solo en Inglaterra, en esa Inglaterra, tan liberal hoy; pero donde han ardido tambien las hogueras para los protestantes y para los católicos, sino en todas las naciones del mundo. ¿ Cuál ha sido el resultado de esos errores, de esas injusticias, de esos crimenes ? ¿ Ha sido el interés general t ¿ha sido la salud del Estado? No, mil veces no: ~ras la pasion, tras los enconos ha venido la razon con su inapagable antorcha, y las naciones que incurrierron en esos errores, las naciones que permitieron esas injusticias, que cometieron esos crimenes, se tapan el rostro al recordarlos, y quisieran poder borrarlos de su historia. Tras el ofuscamiento, tras las tinieblas viene la luz; y lo que se creia ser el interés geReral, lil salud del Estado, aparece ser ó un error Ó una injusticia, ó un crimen. Lo que muchas veces consideramos como interés general y como la salvacion del Estado, está solo en el interés de unos pocos, y este interés, presentado de una manera engaI

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ñosa, logra fascinar á la muchedumbre y forma por un momento, durante una época, si se quiere, la opinion pública; y el que se atreve á contrariarla es escarnecido, vilipendiado, considerado quizá como un mal ciudadano. Pero, no hay que dudarlo, llega al fin el día en que la razon vence, llega el dia del desengaño, y entónces la historia se encarga de hacerle la justicia que le han negado sus obcecados contemporaneos, y lo que se creyó ser el interés público y el bien del Estado, perdido su prestigio, resulta haber sido una calamidad funesta. . Sentimos tener que decirlo j pero ¿ ha habido alguna institucion mas popular en España que haya sido considerada, durante algun tiempo, mas útil al interés general, a la salvacion del Estado que el sangriento tribunal de la Inquisicion? ¿ Hay hoy un español que no se sienta estremecerse al recordarle, que no confiese los males que originó, que no reconozca que fué una de lás grandes causas, la principal, de la decadencia de nuestra patria T Pero yo sé bien que en el magnánimo y generoso corazon de los españoles no cabe el deseo de tiranizar a Cuba j sé que España quiere ardientemente la prosperidad y la dicha de Cuba; sé que son muy pocos los que, p~t:ª.1!~~is.~~er su ambicion .Y proporcionar mayor medio á sus intereses "jiartícul~!:es, aspiran á co'nservar a Cuba sometida al actual régimen pol1tico y administrativo, y por lo mismo, dejando probado que las aspiraciones de Cuba son justas, paso a probar tambien que el interés público y la salvacion del Estado ~o están en contradiccion con estas aspiraciones, examinando la cuestion siguiente.

, ¿CONVIENE A ESPAÑA SATISFACER LAS ASPIRACIONES DE CUBA '?

Los que desean la anexacion de CUbá á los Estados Unidos, y los que quieren la completa independencia de la isla Ó su

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ereccion en nacion independiente y sin patronato ninguno, se fundan en el régiinen escepcional que rige en Cuba, y en la creencia de que España hO convendrá jamas en alterarle. Unos y otros consideran opresor el gobierho español, unos y otros dicen sin cesar: ft Queréis que seamos españoles, y nos rehusais los beneficios que su Constitucion asegura á los espáñoles. Queréis que amemos á España, y España hos mira con ceño y desconfianza. Queréis que tengamos orgullo en pertenecer á la familia española, y'la que llamais nuestra madre, y los que llaII1ais nuestros herIilanos, con su rigor y sus leyes nos rechazan . .. Queréis que estemos tranquilos y satisfechos, y nos coÍlsiderais como hijos espúreos. Queréis que nos interesemos en la suerte de España y nos vedais toda particlpacioIi en ella. Quereis pues un imposible. Dejad que nombremos nuestros diputadas; permitid que intervengamos en la formacion de las leyes j consentid en qua votemos nuestras contribuciones en el Párlamento general de la nacion; ho toleréis que los capitanes generales nombren nuestros concejales; dejad que seamos nosotros los que los elijamos; quitad esos presidentes militares; igualad nuestra condicion politica con la vuestra; no nos impidais que gocemos de nuestros derechos; abolid las odiosas diferencias que existen entre nosotros; consideradnos como hermanos, no nos miréis con prevencion ; confiad en nuestra lealtad, y entónces seremos españoles de corazon j entónces amaremos á España,

- 32entónces estaremos unidos á ella constantemente, y no pretenderemos separarnos. Mas como sabemos que no consentiréis en hacernos estas concesiones, por mas que la justicia las dicta, y vy.estro interés las aconseja, por esto aspiramos á unirnos á un pueblo que nos ofrece sus leyes y su libertad, ó á ser independientes, y á vivir con las institucione8 que nosotros nos demos á nosotros mismos.» Estas palabras las ha oldo todo el que ha vivido algun tiempo en Cuba; han sido el tema obligado de los' periódicos y folletos publicados por los cubanos en los Estados Unidos y en otros puntos, y los mismos periódicos de la Union Americana las han reproducido de continuo para mantener en incesante agitacion á Cuba, para escitar los flnimos, para adquirir adeptos, y de esta suerte conseguir mejor el fin que se proponen de robar á España la joya mas preciosa de su brillante corona, encubrilmdo el robo infame y traidor con la mflscara de la proteccion, del interés, de las simpatías por Cuba. Sí, renunciando al sistema escepeional, la España, que verdaderamente obra de buena fé, aunque en mi concepto, equivocada, concediera á Cuba los derechos y garantias constitucionales, cesaria desde luego esa arma que con tanta destreza eslán blandiendo contra ella sus enemigos, y está fuera de toda duda que Cuba y España ganarian moral y ·materialmente en el cambio de política. , El dia en que España dijera á los cubanos : las leyes fundamentales de la nacion serán las leyes fundamentales de Cuba; podréis nombrar vuestros representantes en el Congreso de diputados; popréis elegir libremente los que hayan de administrar vuestros municipios y vuestras provincias; podréis escribir sin la prévia censura y con sujecion á las prescripciones de la ley general; nadie podrá atentar contra vuestra seguridad individual sino con arreglo á las leyes. ¿ Qué razon, qué pretesto quedaria á los enemigos de España para exaltar las pasiones politicas, para hacer un llamamiento á la dignidad, al amor propio de los cubanos ~ ¿ Qué razon, qué pretesto habria para apelar al infame medio de unirse al estranjero, ó de buscar una independen-



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33eia imposible y cuya consecuencia final habria de ser la estincion !le la noble raza española T Y la desaparicion de esta causa, de estos argumentos ¿no es útil T ¿no conviene á España 1 No creo que haya quien lo niegue, ni quien desc~­ nozca la influencia que puede ejercer en los ánimos. Abolida toda diferencia entre cubanos y peninsulares. taniendo estos los mismos derechos que aquellos, los cubanos se dedicarian á estudiar mas y mas las necesidades de su pais, á estudiar los negocios de España; tendrian su vista fija en ella y apartada con horror de su natural enemiga la Union americana. Naceria en ellos la noble ambicion de merecer la honra de asistir .al Parlamento español, de ostentar en él sus talentos : la gloria de España seria su gloria, y si sobrevenía á España una calamidad, nos ayudarian gustosos A remediarla, si tenia remedio, y sino la Horarian con nosotros. Los cubanos vendrian á la península y lIevarian á los negocios de su pais que se ventilaren en las Córtes la luz de sus estudios y de sus conocimientos tópicos, facilitarian el despacho, y al volver á su hermosa isla, contarian las ventajas de nuestra sociedad, las simpatías que habian merecido de sus conciudadanos, las virtudes de nuestro pueblo, su laboriosidad, virtudes y laboriosidad tan calumniadas por nuestros enemigos. Los diputados dirian á sus compatriotas: " los que escriben que España es un yermo, que el español es haragan é indolente, que en España no hay mas que corrupcion é inmoralidad; os engañan; quieren vuestra ruina y vuestra perdicion. España tiene un pueblo hidalgo y laborioso, España progresa todos ios dias, léjos de decaer, .léjos de ser débil, es ya fuerte, y se robustece mas y mas. " ¿ Sabéis el efecto que habian de producir estas esplicaciones, estas manifestaeiones hijas de la razon tranquila, del animo libre ya de prevenciones1 El efecto seria grande, inmenso, superior á todas las fuerzas materiales que pueden ser enviadas á Cuba: ¿ Y no es esto útil, no es esto conveniente 1 Tambien ahora van a España los cubanos, habrá quien diga, tambien ahora son considerados en ella como hermao

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nos, tambien son obsequiados y se les dispensan las simpa-o tías, tambien ahora los cubanos reciben del gobierno y de S. M. honores y condecoraciones. Es verdad: pero ni estos obsequios, ni estas simpatias, ni estas distinciones satisfacen su aspiracion, ni pueden borrar en ellos la idea de la diversidad de condiciones políticas, ni la'prevencion que esta diversidad sostiene, ni los cubanos que van á la peninsula son generalmente los que llevarían la santa y honrosa misiol1 de representar ~ Cuba. Si la isla tuviera diputados, estos diputados podrian ser consultados por el gobierno acer.ca de las cosas y de las personas de Cuba. Por ellos sabria el gobierno cual es la conducta de los empleados, y esto seria un freno para los que intentaran separarse de su deber, seria una garantía de moralidad y una garantía tambien para los mismos empleados que miran con mas celo su honor y los intereses del Estado que el aumento de los suyos particulares. ¿Y no es esto útil? ¿ no es esto conveniente? Si Cuba estuviese en el ejercicio de sus derechos politicos, los empleos de Ultramar no serian jamas el premio del ) favor, de la ambicion, de la intriga; sino el premio del saber, de los servicios, de la probidad, porque el gobierno al } concederlos indistintamente Acubanos y peninsulares teme· j ria que si desatendia al méríto para servir A los que no le ~ tuviesen, los diputados y la prensa de Cuba le acusarian. \ Entónces conoceria del mismo modo el gobierno cualea...eran ,~ los cubanos dignos de sus gracias, de sus recompensas, y podria utilizarlos ya en Cuba ya en la peninsula. Entónces no se levantaría jamas en Cuba la justa queja de que la isla carece de un órgano propio para hacer llegar Alas gradas del trono las necesidades del pals. No se repetiria que la isla depende enteramente del capitan general, que no puede tener mas voluntad ni mas opiIiion que la del gefe " . militar. Entónces una obra proyectada Ó empezada á ejecutar por un gobernador no seria abandonada por el que le sucediera sino que seria llevada á término, y el erario público no veria perdidas las sumas empleadas en ella hasta el mOD;lento de su



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- 35'abandono, porque los celes entre IDa gobernadores entrante y saliente Ó DO existirian ó no podrian m.anifestarse 4e modo que perjudicasen los fundos públicos, y qlJe el plJeblo llagase á conocerlos. Entónces el gobierno de la illla seria IIlénos perllOnal, y adquiriria un carácter de est¡¡bilidad qUe no dependeria de un gafe, sino de la lagislacion........ Entónces el gobierno podria fomentar francamente y sin recelos la poblacion blanca de Cuba, y lograr que pasasen á ella las numerosas espediciones de españoles que desgraciadamente se dirigen de nuestrlls provincias del nprte á las repúblicas de la América del Sur, dOIlde }ell aguarda ~si siempre una suerte desgraciada. Entónces los tribunales tendrían tolla la in4ependencia que necesitan, y no deberiap salir de so esfera de jUf¡gilr Y hacer ejecutar lo juzgado, porque el gobernador dp la isl,¡ buscaria su consejo d9nde le hallan en la Penlnspla los gobernadores de provincias. Entópces los jueces y magistrados no se verian jamas colocados en la dllra altefIJ.~tiva de sacrificar su destinQ Ó sacrificar su opinion. Cop.tra lln ip.forme del gefe de la isla, que puede ser aNsionado, Ybasta hoy para dejar ces¡mte, no digo á un ~gistrado, sino á casi todo un tribunal superior, si los jueces y magistrados tenian de su parte la razon, tendrian tam.Pien el apoyo de los diputados, el apoyo de la pren&a; y la administracion de justicia ganarilt mucho, y no ·pOCí) el prestigio de la IIlagistr¡¡.tura : lo y no seria esto útil? ¡, no seria conveniente? Ent.6nces el gobierno podria saber la vard~der4 opfnion pública, los sentimientos verda4eros del pals, porque los diputados y la prensa se los manifestariall con evidencia. Entónces no estaria obliglldo á juzgar de una y otros por los meros informes de sus llelegados, que, aun en el supuesto de que sean desinteresados é imparciales, Plleden aIgun dia dejar de serlo, sobre todo si la opinion pública les es contraria, si las medidas que adoptan gravaIl á los hélbitantes y no favorecen todos sus legitimos intereses. Sentemos por un momento que llega el caso en que el capitan general dicta disposiciones que le enagenan las simpatías públicas, y que ejerciendo, como ejerce, la censura de

-36la imprenta, no permite que sean discutidas, y que sus hechuras ~quién no las tiene en un mando tan estenso! las aplauden en los periódicos; que él mismo informa al gobierno que son muy saludables, que han sido 3ceptadas con aplauso general, que solo algun discolo las reprueba de palabra ó en sus correspondencias á los periódicos de oposicion de la Peninsula ~ cómo sabe el gobierno la verdad? ~Cuándo!... La verdad no puede estar mucho tiempo oculta, la verdad trasluce.~Enhorabuena; pero la verdad tarda muchas veces en abrirse paso; y quizá cuando llegue al gobierno, el mal sea tan grande que no pueda ó cueste mucho remediarle. Con diputados, con prensa libre este caso es imposible. ~Y no será útil? ~ no ·~á conveniente para España que este caso, que yo quiero' llamar escepCional, muy raro, no llegue nunca? ¿Se atreveria entónces el gobierno de los Estados Unidos á insistir en su absurda, ridicula é ihsidiosa pretension de que se faculte al Capitan general para arreglar con él todas las dificultades que se susciten entre ambas naciones, sin que sea necesaria la intervencion previa de S. M.? Entónces el presidente de los Estados de la Union americana no consideraria ni podria considerar al gobernador de la isla como una potencia con quien puede tratar de igual a igual. Entónces las inmensas facultades de que se halla revestido el Capitan general de la isla no permitirian al primer magistrado americano afectar las dudas que hoy afecta y en que sin duda apoya sus pretensiones. Entónces sabria que Cuba no es mas que una provincia de España, ni el capitan general mas que un gefe militar de distrito, y no el gobierno de la nacion, único directamente responsable de las resoluciones relativas á otras potencias. ~ Y no seria útil, no seria . conveniente para España hacer cesar esta estraña y maliciosa pretension? Satisfechos los deseos de los cubanos, alejada toda razon de disgusto, los Estados Unidos no se atreverian á turbar la tranquilidad de la isla, porque sabrian que la opinion no podia nunca serIes favorable, temerian hacer la guerra en. un pais que habia de serIes contrario, donde no podrian

- 37hallar el menor apoyo material ni moral, y al fin, tal vez, desistirian de la nefanda pretension de apoderarse de Cuba. Entónces el gobierno podria disminuir las fuerzas de mar .y tierra que hoy se vé obligado á mantener alH, y que tendrá que ir aumentando continuamente. ¿ Quién desconoce las ventajas que esto produciria T Los caudales queeconomizaria la nacion, y, lo que es mas, las víctimas que arrancaria á la muerte, ¿ no merecen fijar la consideracion T ¿No seria útil, no seria conveniente hacer desaparecer esa pesadilla que tiene siempre en cuidado á la nacion? ¿No seria útil, no seria conveniente poder aplicar á la agricultura, á la industria, al comercio los brazos que hoy nos arrebata la fiebre .amarilla, y poder dedicar nuestros buques de guerra á proteger nuestro comercio en el Pacifico y en otros mares T Entónces, alejada toda desconfianza y toda zozobra, afIuirian y podrian hallar lucrativa y fácil colocacion en Cuba muchos capitales que hoy no acuden á ella, porque la situacion política de aquella isla no les ofrece las seguras garantías de estabilidad que necesita el dinero, que, como todos sabemos, es espantadizo, se alarma con mucha facilidad, y huye siempre de los peligros. Estos capitales nuevos empleados en la agricultura aumentarian de un modo considerable sus productos, y con ellos las rentas del Estado, darian á la isla nueva vida, acrecerian su poblacion, y facilitarian el principio de una lenta y espontánea sustitucion del trabajo del esclavo por el de los brazos libres, no por medio de contratas impías, crueles é impoliticas como las que llevaron á morir en Cuba á centenares de gallegos, labradores un dia, soldados el siguiente y desgraciados siempre, sino por el de una verdadera colonizacion provechosa al colono y provechosa al dueño de terrenos, provechosa á Cuba y no ménos provechosa á España. Entónees pudiera plantearse en grande escala la division entre el cultivo de la caña y la fabricacion del azúcar; division que, ensayada ya, ha dado felices resullados, y que seria un venero inagotable de riqueza y de moralidad. Entónces habria en Coba verdaderos labradores, como los hay en Europa; y esta clase, la mas parca, la mas sobria, la

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Ae mejores oostumbres erl todas lá9 naclones, seria una ntreva garantIll de órden J de tranquilidad, on poderoso apoyo para el gobierno español, un elemento eMable .,. altltmente satial que haria desaparecer 6 minoraria los grandl!s males de que VII aOdmpañada siempre la esclaVitUd. España tealitaria en CUba 10 que algonos esperan de los americanos,·nn seguro y dicbosa porvenir. EntOnces un empleada de corto sueldo no llegaria a la penInsula, desp088 de haber pasado algunos años en Cuba, ostentando una fortuna que á todos admira, que todos censuran, y cuyo origen nádie desamoce, nadie duda que es debido á la r,orrupcion. ¿ Y no seria esto útil? l.no seria oon- . veniente ., Substituyendo el gobierno civil al gobierno IIDlitar, podrian utilizarse los conocimientos teóricos y prácticos de algunos hombres versados en la administracion y de otras sumidades sociales y polfticas de que España no carece, y que hoy no lienen ni pueden tener cabida en la de la isla de Cuba, donde el Gobernador general. los gobernadores civi- . les, los gobernadores pol1ticos ,. los directores generales y particulares de obras públicas, los gefes de policia, los tenientes de gobernador son todos militares, y las mas veces hasta los secretarios politicos, los capitanes de partido, y algunas hasta los comisarios del gobierno en las sociedades anónimas, No es esto decir que no haya habido Capitanes generales gobernadores, tenientes de gobernador y otros militares que hayan dejado muy gratos recuerdos en la isla, en los departamentos ó jurisdicciones que han tenido á su cargo. Muchos de ellos han desplegado uu celo tan laudable, que su nombre sera siempre pronunciado con gratitud y veOeracion por los pueblos. Pero es fuerza recordar tambien que los militares no son los mas á propósit(j para el gobierno en tiempos normales. La rigidez de ia disciplina, la costumbre de mandar soldados sujetos á una precisa y rigurosa ordenanza, los hábitos de una ciega obediencia los hacen algunas 'veces ásperos y poco flexibles, y ya los tiempos pasaron en que se podia mandar á los pueblos.

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.HbY no basta mandar, hoy es preciso gobernár y gobernar bien; y para gobernar se necesitan conocimientos especiáles que se ádquieren cOIÍ el estudio especial tambien de la adIIíinistracion, y que generalmenté no reunen los militares; dedicados desde jóvenes al pecUliar de sn noJjle profesion, E~~atiRma._ en Culja lo !J1jslIIpque e~ ~la península,. ....choca ya con la opinion pública, y debe ceder !ffi ,. . puesto. - tniónces no sucederia como ahora, que al relevo de un capitan general son relevados tambien casi todos los demas gobernadores, muchos de los tenientes de gobernador, varios otros funcionarios, y reemplazados por los que llegan á la isla, cuya mayor parte no ha estado en ella, ni conoce sus costumbres, ni su legislacion, y cuyo mayor mérito con· siste en el favor de que goza con el nuevo gefe. Otra ventaja, y no de poca importancia, traeria consigo la descentralizacion. Hoy, como el capitan general es á la vez capitan general, gobernador civil y politico, presidente de la Audiencia, superintendente, vice real patrono, director de todas las armas, es el gefe de todos los ramos de la administracion. De aquí resulta que la rnasligera falta de un subal-· terno, la circunstancia mas insignificante, el pueblo las atribuye siempre al capitan general, y que el prestigio de estos gefes se gasta con estraordinaria facilidad, y, como en ellos ve la isla de Cuba al gobierno supremo, el mal tieRe una trascendencia mucho rnayor de lo que se cree. La administracion pública ganaria tambien con g~fes es-' peciales ; porque por grande que sea el talento de ui}, hombre, por vastos que sean sus conocimientos, por much~ que sea su aplicacion y su laboriosidad, es imposible que con~zca con perfeccion todos los ramos que abraza el gobierno, y aun cuando fuese posible, no lo es que el tiempo le baste para estudiarlos y resolverlos todos con el acierto que los gobernados tienen derecho á esperar. Separado el gobierno militar de la administracion civil, estos inconvenientes cesariano Los gefes conservarian siempre su prestigio, y el gobierno de la nacion ~eria desaparecer un obstáculo que hoy existe'

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y que influye muy poderosamente en la opinion pública. ¿ y no seria esto útil? J, no seria conveniente? La concesion por consiguiente á Cubil del ejercicio de sus antiguos derechos, satisfacer sus justas aspiraciones, léjos de ser perjudicial conviene á España, y puede prodncir ventajosisimos resultados morales y efectivos. ¿Ofrece inconvenientes esta concesion T Esto es lo que paso á examinar con la misma verdad y rapidez qne las anteriores cuestiones.

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v.

¿ESTAS ASpmACIONES PUEDEN CAUSAR PERJlJICIOS A ESPAÑA?

El primer inconveniente que, en opmlOn de muchos, ofrece el cambio de sistema politico en Cuba es, mas que de fondo, de oportunidad. Hacer concesiones á Cuba, dicen, consentir lo que desea, permitirle que nombre diputados, que tenga ayuntamientos electivos, que los gefes ó gobernadores civiles reemplacen á las gobernadores militares, en una palabra, otorgar á Cuba todos los derechos y garantias que emanan de la Constitucion, y otorgar estas concesiones en los momentos en que la isla se ve amenazada por la ambicion de una potencia vecina, y cuando algunos cubanos insisten aun en su rebelion, probaria u.na de~il!dad por parte del go:bierno eSE.~.~~I,. que' ni .eiiite, ni conviene á su decoro:y á su pOde~.

Para contestar á esta objecion, séame permitido citar la ) idea de un historiador inglés, reproducida no hace mucho por uno de los periódicos de esta capital: « Cuando los go- : biernos se proponen resistir las justas aspiraciones de los ), pueblos, ó mantener el régimen que han adoptado, acuden siempre á los mismos argumentos. Si los pueblos á quienes dominan se agitan ó se sublevan, dicen que toda concesion seria atribuida á debilidad, y daria mayores alientos, é infundiria mas audacia á los descontentos. Si los pueblos aguardan resignados y no se sublevan, dicen entónces que,-··f la misma tranquilidad prueba la escelencia del régimen adoptado, y que, por consiguiente, no debe hacerse en él alteracion alguna. De suerte que, unas veces porque los pueblos se mueven, otras porque están quietos, el tiempo da

- 42¡as reformas no llega jamas, y los sufrimientos de los pueblos no tienen remedio. D Para hacer justicia á un pueblo no hay tiempo determinado; todos los dias que pasan, todos los momentos son á propósito; y el gobierno que la administra, el gobierno que hace una concesion, no da una prueba de su debilidad, da una prueba de su justicia, que es la mayor que puede dar. En lo mas encarnizado de la guerra homicida que sostiene en 1a india, cuando los subievados contaban con mas de cién mil hombres bien armados, dueños de una vasta estension de territorio, de plazas fuertes, de recursos inmensos, cuando de parte de los sliblevados no habia aparecido el menor sintoma de samision; la Inglaterra no tacH(j en satisfacer tInQ de los deseos del pais, quitó á la Compafiia la direeciori y el gobiernó de la India. Este caiIibio trascendental ¿hubO algano que lo atribuyera á debilidad? La Francia en estos mismos momentos, en tInI calonia nueva, como es para ella la Argellai conquista de ayer, ¿ no está sustituyendo en muchos puntos la administracioD civil á la IidnlinistracioIi militar? ¿ Habrá alguno que se atren decir que esto prueba la debilidad del gob'ierno francés? No, esto no prueba falta de vigor, falta de energia; falta de fuerzas en un gobierno ~ esto prueba coniJcimiento de las necesi~ dades de un pais, deseos de satisfacerlas, buena voluntad, justicia. Un gobierno nunca es tan fuerte coma cuando pnede decir : he. sido justO. Los gatrM' la sábia Íloclri'ftíi de la libertad de 00lOOF6io -C08' tOdM4as llabiÓOel extranjeras " fué precis()'I'eduéida'·í· práó~ieil' y e~ableoet UD3. I~ gi!l{aéitm'llduanera acorde -non la lfIovedéid lntrlnsec.:oo :la sitm• .J cion,o·Enlonees', pue3" ge senrnron "as bases d~ ·noostros actuales aranceles; qué aun slJ.bs¡:~te'8 asimismo: s,m :alteracioo 8otable, puesto Iflle si alguna han'8llfritf¡j'noha sido' eD-defi8idai eu:enLas paríi"su mejora; liraneetes ,en· ~U8 reside la verdldoPa fl1&n(e del engrandecimiento' mercantil· y;de J:t' pi'o9p8l!idad i Ger i1'JC1is ~ ..si biM . á esto ooadyuvó la rlgidi l coDservaeion 'del óMen, poU(ic,,:eR~om.­ tenor. 1\188 aun .euando lés' altas preAdas'de·e~te Sistema se"pa'tpllD en consecueiícias mucbo, me temo ~ue su,oaturaleza; se·vé poco conncida y ailn menos 'estudiada. :En el el.tranjer(), dtmde -sigue aun -de moda el 'hablar mal de las cosas de: E!p~a f nalia tiene de extriliío q~e, partu:por malida -y parte'.COdavhli , mayor por, ignoraDCia~ se d9nigre ló 'que D& Sé CODote ;.y'qtreiq'tiiene¡; roa se aprovecha.ron y. apr()'foohan de nuestra 'legi6laoion· mercantil', sean de paso sus prigCipales de tractore!l.En la Península,' y con dolar lo digo; especialme8le'en Madrid, donde las ideas de oomercio se limitan al juego de Bolsa, y naS, contratas.ooh el Tesoro, reína sobre tales malerias la mas deplorable iMuria: P~tm~. pues, que -con' la brevedad oportuna trace 'í grandes' rasgoS on bosquejo de la legislacio~' adu.anera de Cuba; obra de las que mas ~onor hacen á España en el presente sigl'O ,y CUYG mérito se rea}¡.

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- 65za.. por su profllDda aDalogía con las tendeneiaseconómicas de aDestroS tiempos. . Los aranceles de .Cuba tienen por base el ilimitado tráfico con todas las n,cionesamigas, bajo el pié de equitativa -igualdad entre ellas, pero concediendo una justa supremaéia á. los intereses n¡¡.. elonales. Por' lo tanto, son proteccionistas eDla elevada y cuerda interpretacion de una· teoria que la elp'eriencia unánime de 101 siglos ha sancionado; .yque tras haber imperado universalmente, consen8 aun no leve influjo en la legislacion de casi' todos los \ pueblos civilizados. Sin embargo, este ·esplritu' proteccioni&ta guarda estrechos limites y evita esa funesta exageracion que-desvirtúa los mas sanos principios. Nada de prohibiciones (1) en la legislacion aduanera de Cuba, cuales las que todavía afean el código mercantil de Francia; y nada tampoc8 de esos rigores fiscáles apllcados en grande, por donde se negan á conseguir iguales resul.tados. Los dos puntos extremos de partida se cifran en el· dereehQ de un 7 112 por 100 para los frutos peQinsulares introducidos en" derechura bajo bandera española; y un 33 412 por 400 para las mercancías y frutos extranjeros que se introducen en bandera extraña. (2). Entre ambos estremOS fluetlÍala escala segan la mercancia, la precedencia' y el' pabellon introductor. Al@uóa .que otra elcepcion rarísima, (dicho sea de paSo) ·no afecta: la esencia del sistema; yen verdad, salvo la malhadada y mal comprendida enestion de las harinas, no hay un solo caso 'práclioo donde las exigencias del fisco traspasen de la señalada raya. Yen cuantO á la aplicaeioD de un sistema notable por sus fraDquici~. hay establ~id() el método universal de avalúo fijo para .cada imerI

. (1) . Debe entenderse qoe hablo en el sentido práctico; es decir. qoe no hay prohibido nioguo objeto de los que sin dicha traba podrian recibi~se de ehxtranjero. Los frutos del pais. que no admiten rivalidad interior, están en dífeJ:,ente caso. ~ . .t' ':. (1) Puesto que eo realidad lejos de.mejorar hemos empeora.do, á COD8eeuencla de uoa legislacioo ultra-estacionaria. los derechos de ;l.rsenal'suft:im hoy dia un recargo de dos por ciento sobre el avalúo i .merGe(r~ertClll a.... bitrios introducidos por causas accideutales y qoe despues s~tier0!lP mudanza. 1.08 verdaderos ¡¡pos extremos IlOn en la actua1iil.~·el· 9 11rf el S5 tI! por 100. . .....: . '. i', "

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- 66cancia, equitlüvo y ballÚl módico en 'principio, ,á la recha de Mi señalamiento; y que todavía -por regla general conserva dieko caráctor. l8gun me al.revo á dOOW8&rarlo cuando seeseluyan quizá les tejidos extraoj~s. Abora biea. la decantada legislaewn • Iaglawra admite UD deredlo de .5.cbeliaes y 6 peniques. &ob.. cada gaton de vino, lo que suele repr~ntar el 300 y 8tQl el 600 por 400 de su. val« primHir;Q. Del tabaco DO hablemos ,por ser. objeto de especial gravám.en en casi toda legisllcieo"; pero la pfo. mesa mas ámplia. y apenaa realizada por b~evi8imo espacio, to- . cante á los derechos del azúcar en aquel mismo pais, era la de cobrar 10 cbelines por quintal sin distincion 4ec1ases , lo qúe para las calidadei inferiores .de nuestro fruto reptesentab.a á la SUOD cosa de Un 4DO por 100 sobre los precios de venta de es&e mercado. Tales anoOlIUas, que á-cada paso se descubren cuaedo de la deelamacion vaga y superficial se pasa al concienzudo exámea de los hechos, me exoneran de seguir analizando los aranceles bri\ánicos. Por lo que á Francia toca, liada bay que .decir; pero ~ los E8\ado~ UQidos recordaré que hasta el prólimo pasado año la cédula A de sus aranQeles reeonocia el derecho de un 100 por 100para los' licores 8ipirituosos, y que el impuesto de por H)Q. abarcaba crecidisimo número de renglones, incluso el tabaco ~la. horado. Sobre ello bay que mencionar los vejámel)e8 qu.e origiaa el sistema de avalú.o sobre factura'jurada, que ha de,someters&al juicio de los vidlJl Ó apprail6rs. Y cuidado que hasta aqlli sol.. ~mo 81 cuenta los principios generales, olvidando al parecar .la legislacioll inicua, especial y parcial que, mancha al ~ód.igo· dIt.IC;l8. Estadoi Unidos en perjuicio, de la bandera mercante' ~pañola; la, leg,slacion que, Gomo casi todas las medidas económicas de notoria injusticia; dictadas ah ¡ralo, opera en daño de sus autores, impidiendo la estensíOD del tráfico norte-americano con Cuba mucho mas que todas nuestranupuestas lrabas, y amena~aodo Ql imperio en Duestro mer'cado de algunos renglones que ellos en el día nos sumiDistran, ' . Alln cuando nutrido en mi juventud de las ideils d~ la e$CU.ela economista inglesa,. desde Adam Sniith hala Mac-Culloch, y: au·o.

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67 Cllando posteriorl'lln baya procurado por medio de una asidua . lectura IDiJIlLenerme al corriente del estado de la ciencia ~"de sus doctrinas, me precio en ;lIto grado de no ser lo que ahora se llama un lib,.e-cambisla. Mas por esla disidencia solo. pretendo· indicar que no cedo al torrrentede la moda (moda ya un tanto de vencida) hasla afiliarme entre los secuaces de Si,. Peel y Si,. ColRJén, quienes en eSos propios ridículos apodos acUs;m su profunda ignorancia de la sociedad inglesa t que apenas han visto ni por el forro •. No' soy libre-cam~ista, repito, hastapres\arme al delirio de esOI OO\os que yo califico de traducciones legislatívaI , en que se de~ conocen la autoridad de los hechos, los antecedentes J 118'neoosi:dades económicas. de cualquier pais, dado, y hasta el significado delas leyes que servilmenLe,sepretende copiar; por lo que reiultilO á D\enudo de Lales oonatos mamarrachos ,tan estupeodO'S como cuantos hacen gemir las prensas con la version de pésimas novelas del francés al gringo de uso vulgar. Y si.Q. que se entienda. que por esto aludo á los ensayos de aclimatar la alta admillistracían ~n el para ella i~r.ato terreno de la Península ó el ingratísimo de Cuba, tomaré, sí, noLa de que cualquier tesLimonio prestado J!OI' 10,5 hombres de mi sentir en favor de una j~sta liberalidad en ma... terias comerciales, adqnieFe mayor peso .. Pero lambien fuera. im~ posible hacer oposicion á una máxima universalmente acatada en nuestro siglo y admitida por legítima bªse de criterio. En obedien~ cia á sus preceptos proclamo las graiJ.des dotes porqll~ se distingueel sistema aduanero de Cuba, y que mucho may-ores fueroll en-' la era de sti establecimiento. En efecto, no se hará debida justicia: á lo que .ahora exiSLe, sino se entablare la .comparaeion con 108 hechOs contemporáneos á su fundacion. Los principios domUiaotes de. nueilro actual arancel s~ fijaron en sustancia durante el-quinqueni()-que media desde ~625 H830. Para no mencionar la impeOOLrab~ barrera que entonces y aun largos' añoi despties cerraba . las posesiones coloniClles británicas al tráfico. exterit)f J bueno es reoordar que los primeros débiles y hasta embotadotl esfuerzos de Mr. Huskinson para temjllar el feroz. aiejo proteccionismo. de la legisllWion mercantil i~le8a, no cuentan fedlél mas atrasada.

- 48B4cia los mismos tiempos eundia y S8 arraigaba en Francia el rígido sistema de prohibiciones y subidísimos. derechos, inaugurado por Mr. de Saint-Cricg durante la restauracion, y llevado á 111 apogeo con el influjo estimulante de las Cámaras en el reinado' de Luis Felipe. Por fin, tan unísonos en su modo de sentir iban los Estados Unidos en el citado periodo, ql1e llegó á decretarse en él aquel sl1bido arancel, origen de la semi-insurreccion de la Carolina del Sur en .832 ; legislacion modificada antes por cons~deraciones pol\ticas que por un convencimiento de su error eco:" nómico, puesto que la mayoda parlamentaria 'volvió á.sancionar su espiritu por el lÓ"ancel de i 81.2. Basta!} tales ejemplos para . demostrar que, si aun hoy dia no debe asustarnos una comparacion oon los paises de mas reol>mbre, infinitamente mayor fué la de.,.. lantera que les habiamos cobrado cosa de veinticinco añQs atrás. El escelenLe resultado de nuestra oonducta °de entonces se halla visible ;' de donde deduzco yo el tino de perseverar en su obser. vancia, proourando recobrar el terreno perdido. Pero, iDt~rrumpieJ.ldo de momento el hilo de tales deducciones, fijemos la vista ea otro'ra~go mas vital, si cabe, del sistema ecoDómico-administrativo planteado po~ el Conde de Villanueva. Su lutor,fiel á las antiguas tradiciones de la dominacion española en América, asi como á los dictados de la sana razon, no· acometió la loca empresa .de uniformar en un todo la legislacion de Cuba oon la del resto de la monarquiá. Y digo fiel á la tradicion espa- _ ñola, por cuanto España no intentó jamás el imposible absurdo de rejir por el mismo texto y por idéntico meéanismo las vastalt' posesiones ultramarinas y las provincias eutopeas;· que si lo. hubiera intentado, ni conservára por espacio de siglos su. imperio , sobre aquellas·, ni habria acertado á dejarlas en tan florecient& estado. Ni es menos evidente la enseñanza que se desprende en igual sentido del mas somero .exámen teórico; 'puesto que comar1 ¡ cas, tan divergen\is, para no decir encontradas, en· las condicioI Des fisicas y morales de su entidad, no pueden humanamente amoldarSe á las mismas form~s sin violentar la esencia de las tosas. La legislacion para los paises ~8 ccJl¡o el ,vestido para el

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individ~o • que nunca sale bien cu~ndo se q\~iere ~olo patron ; pues entonces lo que a este le VIene

cortar por un \ ancho al otro le '\ viene estrecho. Apenas acertaré á decir si el Conde de Villanueva llegó á comprender tamaña ~erdad en virtud de, un raciocinio 'abitruso, ó si empapado como lo estaba en las' Iiecesidades de la 1 situacion cedió por instinto á sus mandatos. Ambos influjos operarian sóbre él. á lo que opino , ~n diverso gradó; si bien el carácter de hombre 'práctico que le ne atribuido. pres~aria mayor accion al segundo elem~nto. Pero sea de ~llo lo que fuere, consta el re,sultado obtenid& y esto nos exime de alambicar su origen. Por la organizacion administrativa y ~conómica concedida al pais en _ aquella época, y bajo cuyos auspicios se ha elevado á tanta grandeza • Cuba quedó constituida en una entidad casi perfecta. Diferentes arancéles, diferente sistema tributario, diferentes oficinas con diferentes reglamentos, todo en fin; se hallaba calcado coa arreglo á un pllm definido. Y si algo habia de incompleto en el aspecto material de las cosas. quedaba subsanado 'en la práctica medijlnte el decisivo influjo que el Sr. Conde ejercia en la eórle por la autoridad de SftS consejos. Algo de esto sé por 'esperiencia propia respecto á ciertos años de los de su mando; y mayor aUD (sj mis noticias no yerran) fué la: accion de ~ste poder duranle la vida del difunto rey D. Fernando VII, mientras 'el sistema atravesaba los criticos dias de su naCimiento. 'Asi la: legislacion económica procedia casi directamente del mismo pais donde sesentian las necesidades que la situacion engendra, y donde se las comprendia 'de ~leno y era dable tratar de satisfacerlás con pleno conocimiento de causa. Asi, pues, quedó establecido el régimen qua desde 4854 , tras estudiar los elementoslde la situacion en Cuba. califiqué (bajo el imperio de la censura), de resumir en sí )a Unidad nacional con la federacion administrativa: atinadisima ClJmbinacion á que presté mi humilde pero ili'milado asenso. por reputarla hermanada con elJama de flacionalidad, órden y profl"es(} \ que en la misma época y con igual autorizacion estampé en las ! eolumnas del Diario 4e la Alarina. y' para coronar en ciertfl modo la fábrica, vino la institucion da la Real JUflta de Fomento; o

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eorporaeion emanada de los consejos del Conde de Villanueva. Hago esta breve meneion de su existencia potquesin ellapareceria haber omitido'un punto de alta importancia. Por lo demás, ya vendrá el lugar en que me oeupe de este tema con infinita mayor amplitud. Lo fecundo de este plan, como nunca me cansaré de, repetir, se palpa en las consecuencias que de sí ha arrojado. El vasto desenvolvimiento de los recursos materiales de la Isla no es menos maravilloso qu'e lo saludable de su accion indirecta sobre los problemas políticos. El sesgo dado á los negocios contribuyó con eficacia á que- en el período de mayor. abatiníiento para España, y pel'iodo lleno de peligros por la vecindad de'las nuevas repúblicas hispano-americanas, llenas ªun de fogosas ilusiones, nO,solo conservásemos este resto de nuestros dominios, sino que consi'"guiésemos aplacar bastante los ánimos. El reinado' de Fernando ~II ha dejado en Cuba recuerdos que PQr lo grato de su naturaleza hacen notable contraste con los del resto dela moóarquía; y que casi exclusivamente se,deben á .la aplicacion y tendencias del nuevo régimen económico. La gran belleza de dicho régimen consiste en la profunda verdad de admitir, no un antaganismo y sí una positiva armonía entre los intereses provipciales d~ Cuba y los intereses generales de la nacion; de modo que el paralelismo de su desenvolvimiento ni . los separa entré sí, ni menos conduce á promQver un choque. Su robustez emana de que sentada la conveniencia de fomentar sin recelos ó cortapisas la vida industrial y mercantil dentro' del paia, acepta en práctica y en doctrina el único método adaptallil para conseguirlo, Hay quienes estiman en poco el poderío de los grandes principios, pero yo tengo fe especial en la fuerza lógica de las ideas, que todo 10 avasallan á su influjo y que no tardan en encarnarse en lo~ hechos. Establecida la base de una legislacion especial, se implica el acomodamiento de sus medidas á las neee. sidades locales, yeso arrastra en pos de sí la probabilidad de acim'to para el número infinitamente mayor de .casos ; siempre que al dictarlos se consultase el voto de quienes sienten aqueUa~ necesidades y sobre sentirlas las comprenden. Mas aun: el error

- 74 que quepa cometerse. en un caso da41o. no afecta la. regla fllDda-' ! mental; por donde puede, no solo pel'cibiri!ele coo mayor pronti~ tud, SiDO eliminarlo sin .grave sacudida y sin peoeren riesgo I~ estabilidad de la fábrica. Para resumir IRi teOlía, el principio de un~ legislaeion ecollómica, especialc\igé, por cierto inexorable eDCadeoaOliento del raciocinio, que' los trámites para fijarla (',,01'-' respolldan á l~ idiosilK{raeia que la distincion revela: de aqui repito, verosimilitud mayor para el acierto, y facilidades ilimi\3~~ mente mayores para la enmienda, cuando enmi'PIa se necesita~. . " Mis últimas palabras preparan, nO sio estudio, la transicion pa.·a esforzar otra nueva série de ideas; conciliando mi admiracioo y respeto háeia el sistema antiguo con el clamor' por extensas mudanzas. Ent~ la bondad intrinseea de un principio y las formas . ~pleadas para utilizarle, no es justo olvidar la distancia enorme que existe. Ahora bien, las formas de nuestro régimen economico-admioistrativo están ya mas qQ.e medianamente gastadas; y no corresponden ni al mérito radical del sistema, cuya efi~cia aminoran, ni á las cendiciones de la época presente, cuya magniiud deseonocen. El prop~o éxito, fuera ~ toda medida; que por 8U aooion se obtuvo, acarrea la conveniencia de sustituirlas con otro mecanismo mas avanzado y que se encuentre á la altura de las D~evas circunstancias. La sociedad para qqe legialó el Conde de Villanaeva ka desaparecido ya en su esencia y pertenece moralmente á la categoria de lo pasado, gracias á ese espiritu de pro-" ' greso que todo lo domina en el siglo presente y que hace sentir aqui su empuje con peculiar intensidad. La Cuba de 4825 era cual 'un. niño rayando en los años de la pubertad y dotado de belUsimas cualidades, pero dócil y con la necesidad de un guia: la Cuba de 4858 es un joven robusto, el! que á la espansion de las fuerzas materiales acompaña el aguijon de los instintos prol.. pios de la edad varonil;jóven que se siente casi un hQmbl'e, y por ~I aspira á ser tenido, mostrándose á consecuencia menos sumi'so pero mas abierto á escuchar el raciocinio, Niéguese la exactitud de esta pintura, 'cosa equivalente á negar la luz del s!ll á mi-

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\/id de su carr,ra, ó no será dable negar la rigurosa y apremiaB-. le necesidad de un camb.io. El método estacionario no se concibe. _ La alternativa queda limitada á dar buena ó mala salida· á esa acumulacion de vigor juvenil; y por lo tanto pretendo c.Onsumar una semi':'revolucion económica, por evitar otra especie de conatos. Veo en Cuba los elementos de un comerciante emprendedor, y busco á darle con tiempo carrel'a adecuada á sus deseos,' para distraerle de que se me eche á calavera ó quiera sentar algun dia plaza de soldado. . .Aceptadas que fueren mis premisas. es obvio qué género de novedades pretendo introducir. He dicho antes. que. el sistema ren"stico del Conde de Villanueva era empírico y .que lejoJl de llevar por llorte los principios de una teoría avan~ada, se cifró en acomodar á sus necesidades los hechos pre-existentes. Semejal)t8 plan podria servir para un período de inicia~ion; pero el pai~ se halla hoy dia maduro para dar un paso mas' por la recta send~. De los arbitrios del Sr. Lopez Ballesteros conviene, dar á.nuestro turno un salto al sistema tributario del Sr. 1\1on. ó á una cosa parecida; cosa mejor arreglada bajo el punto de vista financiero V mej¿r combinada.para el justo reparto de las cargas públicas que no la rancia estructura. En verdad varias de nuestras contribucio:nes terrestres son indefendib'es, salvo en el concepto de hallarsesancionadas por el ,uso y como tal toleradas por la opinion. ·A dicha clase pertenece el diezmo • tributo que recopila en. Cuba cuantos vicio& sea dable co~cebir así PQlIticos como económicos; á punto de que por el legítimo descontento provocado en los distritos rurale~ de la Isla. casi se le podria calificar de máqijina inI ventada ex-professo para acuñar tilibusteros. A dicha clase ~r­ ·tenece asimismo la doble alcabala de bienes.- inmuebles y de: e&. clavos; puesto que sobre ser un gravámen odioso. entorpece las facilidade~ de negociacion cabalmente sobre . aquellos objetos cuya movilidad seria mas conducente al bien público en general. Tales lunares no admiten escusa. ni tienen estos tributos partidarios. Bien reconozcl> que las nuevas. cargas escitan siempre ma- . yor repugnancia; y que la impopularidad de toda contribucioD

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- 73,directa deillguna euantla es en' Cuba el.Ceslva. Sin embargo, no 8810 juzgo'iácil para' personas entendidas la 'maleria el' com~i'Dar en la Isla un'.si~a tributario mas arreglado á los buenos principios de la ~cia y' fecundo en feliees resultados, sino tambien·hacederG-.el· .que la opinioD pública lo acepte hasta con júbilo;, sqlega:á 'pelietrarse' del: ilivioque habrá de proporcionarle. la,soprésioo. del diezmo, de la: alcabala y del derecho de consumo soltre' carnes , para no mencionar' algunas otras JlIenudencias de idéBüoo género, caso que las hubiere. El solo requisito indispensahle consiste .en no preparar tamaño cambio á la sordina, ~~ medio dersimples.expedientes gubernativos,. cuya inslruccion ' quizá peqli.e deescasil, pero que de seguro no inspiran á los' con· ttibu!entes la menor pizca de confianza.; Gonsultar siquiera al pais,-no poNnera fórmula siDo de hecho, y por conducto de corlioraeiones-que sean verdaderos órganos de laopinion; y obtener, ! por medio de lata y -detenida discusión, el convencimiento de la utilill0d pública de.la reforma propuesta antes de dictarla cual ley obligatoria; tales son los·preliminares que aconsejo. En cuanto á la variacion de los aranceles vigentes en un sentido liberal, la conveniencia será mayor aun, sin que medie el menor obBtáculo. La situacion del Tesoro permite, á Dios gracias, arrostrar los inconvenientes pasajeros de cualquier mudanza; con la , casi total certeza de que, á la larga, la suma total de ingresos re-sarcirá con. creces la pérdida (n'O segura) sufrida en el primer momento. Por lo que á la popularidad dél cambio se -refiere, será universal y en an grado imposible de' describir. Todos los partidos en Cuba estarían un~nimes para alabar el acto, ni seria menor el aplauso recogide en, paises extranjeros; por lo cual la supuesta rebaja en 10& derechos de' ,aduana mereceria tal vez contarse entre los rasgos de aUa sabidl1ria politica. De las innovaciones áque daria yo pr~ferencia, no me ocuparé ahora; por no ser tiempo oportuno para entrar en pormenores. Solo si sentaré que de nada leniria hacer las cosas á medias y con timidez; pues ya para crear. nna impresion favorable, ya para obtener en breve la debida recompensa, DO bay otro camino que el de elegir ciertas cIa·

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-74.BeS de efec&M '! obrar respecto á ellos oon valeiJUa, come se hace cuando se -tiene fe. Colocarnos,. ha8ta donde dable fuere, en la misma delantera que por la liberalidad de nuestra 1~8'aci .. · , mercantil obteniamos veiDte años atrás, y de qUe tamañobeoeficio hemos reportado, tal deberá de ser el fin de Duestros .rabajos, y mucho cabe efectuar en este seDtido, sin saeritieio alguno de los intereses del comercio nacional, á la vez que se fomeldeel deo de Cllba con aquellas naciones: que son poüticament6 Daes\1'U amigas naturales, y que se a\a.je en grao ~anera la eacandalosa práctica del contrabando. -, Vastas coml) son las reformas á que aspiro y que vengo de quejar ,-nada se nota con todo en ellas que- desvirtúe -ó eootririe el carácter de la organizacion primitiva. Al eontrario, bIy 11.000--· nato visible hácia robustecer los principios de- que emana, COIl- / cediendo 108yor amplitud á lU aooion, por cuanto 16 «reo conforme con la verdadera indole del pais, tanto en el Mntido moral . cuanto en el de sus necesid!ldes materiales. Dé aqui ,:pues, llegado el caso de apuntar otra dístíncion tan vital que, .mieRtras DO se comprenda y DO se reconozca 8U iómenso poderlo, DO ~be corresponder dignamente á la¡ exigencias del lance, ni legiRla; coo'tino para Cnba. En medio al comun empuje porque S0 di8ti&guen las sociedades modernas ea el desenvolvimiento de 8U riqueza, imposible_fuera ,cerrar los ojos á la exiscencia de dés es.cuelas inconciliables entre 8i , por lo que toca al método- mas adecuado á realizar 8U mútuo anhelo. En sentir de la una, todomovimiento debe venir de arriba y señalarse por su sistemátít.3 regularidad. En sentir de la otra, el interés individllal es el gran móvil de todo pragreso económico; y las manifestaciones d& este último deberán brotar de abajo, por cuanto su efqloD\Íneo pod&río-recompensa entonces con mucho los lunares de 80 aparente de8Órden. Ahora bien: entre la Península y Cuba reina sobre-este pnnw la mas absoluta divergencia. La c\vilizacion material de esta Isla es por esencia ,anglo-sajona, y radicalmen~ opuesta al galicanismo que impera con tan ilimitado inRujo en las provincias europeas de la monarquía. &te principio q1le acabo de establecer,

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Ycuya aooioD todo lo domina, no es una cnesLion de do~nnas 'Sino de heehos, cuya explicitcion filosófica. de puro'sencilla ape- nas requiere aclaraciones. Sujeta la Peniosula desde principios del pasado siglo al imperio lIe las ideas francesas ,- introducidas por la dinasUa reinante, se ha ido penetrando de su sll8taQcta, y amoldando á este precepto tod8s sus form.lls administrativas y hasta Sü-o' eiales. El sesgo de los estudios que en la actualidad se ha~n, va énderezado por idéntica via; y con aquella ciega fe propia de guien no leyó mas que UD libro, y _á'puño cerrado cree en cada linea de su texto, percibo dominante en la madre patria cierto fervor casi incomprensible de imitacion hicia los tipos franceseS, de modo .que ,quien consigue trasplantar algo del suelo vecino al suelo español. se imagina haber puesto noa pica en.Flandes. Acá en Cuba, laswsas corrieron de muy diferente manera. Nues- \ lra sociedad que yacia aletargada. Ó mejor dicho en embrion, \ haSta ya· bastante adel~tado el presente siglo. entró en Úl vida I activa bajo diversas condiciones y obedeció á diverso empuje. No ' ¡ola el influjo de las doctrinas británicas era infinitamente mayor en la úlLima época, sino que Duestro cará~ler de país comercial nos puso mas en 'contacto con los grandes. pueblos mercantiles. Sus ideas lIOn las que hemos absorbido, y sus práoticas las que nos han servido de modelo; circunstancia que lejos de ir desapa- \ reciendo, crece aun por dias y por horas y por instantes. !si como \ en la Peninsula por ~da individuo que me(,lianamente posee el . idioma inglés se cuentan docenaS que degüellan el francés, asi en Cuba se observa y con usura la proporciQu inversa. En cuantó. al lengl,laje comercial y á las form8i que se emplean,para el despacho de los negDOios, la de semejanza entre la Peninsula y 'Cuba no es de menor blllto. reproduciéndose en uno y otro caso ambos delos tiposprimiLivos. Ylo peor del negocio es que. lejos de irnos i}cá enmendando, nuestro convencimiento se arraiga mas y mas.' Si la supremacia económica de Inglaterra pudo con razon deslumbrarnos. el roce continuo con los Estados Unidos y el espectáculo de su engrandecimiento material, ejercen una acoion constanle y en gran parte justificada. Acaso DO se haga debida justieia en el'

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antigllo mundo á los vicios y peligros de las ins~ituciones poÍiticu de la república 'recina, citada hasla hace pocos años cual unmodelo ideal; pero en cambio se trata con demasiada severidad Sil regimen económico, imperfectisimamente conoCido entre las nacionesdel continente europeo. Los mismos qlle como yo abominan de co~azon el gobierno de la deQlocracia pura, y q~ b~se._~J?a.so r~~ido. e~ _~I loda~al de la demago¡i;l., no p\ledeo désconocer (si entienden la materia de que se. babia) los grandes rasgos de energia y progreso. porque la 9ivilizacion material norteamericana descllella, y que ada,tándose á las exigencias de todo pais nlleVQ. arrojan de si tan jigantesco ad~lanto. Copiar lo bueno de tal ejemplo, descarcando sus errores, ese es el ideal que nos forjarnOS; y al que damos cabida: en D\~estro ánimo sin el menor recelo, porque conocemos á fondo lo inconexo de tales fenómenos con la naturaleza del régimen poUtico. Las ideas económicas fundamentales son comunes entre la monárquic~ y aristocrática Inglaterra y la democracia absoluta de los Estados Unidos; y aun á todo rigor pued~ decirse que poseen mas afinidad con la primera de ambas sociedades, puesto que en ella nacieron y de ella las tiene la segunda heredadas. Los conservadores progresistas, entre cuy~ número tengo la arrogancia de incluirme, aspiramos por lo consiguiente á realizar iguales ventajas bajo los auspicios de la dominacion española; arrebatando con esto de manos del enemigo el arma mas poderosa d~. cuantas en nuestro daño esgrime. Posible es tambien, no pretendo negarlo, que vayamos eqULvQcados en sustentar ~emejantes doctrinas; mas entretanto no se nos ilumin~ y se nos- introduzca el convencimiento de la belleza innata de la burocracia, de 10 fecundo de la centralizacion administrativa, y de lo útil y agradable del reglamentarismo. entretanto asi~ mismo habremos de permanecer impenitentes. Ahora bien: repito que esto nos trae al terreno de los hechos, dejando á un lado la .doctrina. Sea para 'bien ó sea· para mal, el principio del individualismo económico constituye la base de nuestras creencias y obtieDe en Cuba universal adhe$ion. Hasta quienes pueden no. haberse ocupado de profundizar la teoria cedieron á· sus mandatos. Por

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ejemplo ~ cuando uno de los hombres iluitres que han rejido á Cuba, el general Tacon, quiso hermosear nuestra ciudad, DO tomó sobre sl directlmente la ejecucion de sus provectos, sino que acudió al plan de contratas, particulares. Mucho han dado estas que hablar, quizá en parte con razon y quizá tambien porque (ptnitet me) nos hayamos mostradó ciertos criticos con demasia exigentes y quisquiUosos en estrema. A sangre fria no es . posible ahora desconocer que, ejecutados aquellos planes por una 'direccion de obras públicas, habrian salido de seguro mas caros~ y serian probablemente peores sus resultados. No quiero con todo extendel=me sobre UD cil~o, incidental y que solo, cito eualautorizado ejemplo de la obediencia impUcita que aqui se tributa al principio de la a(:cion individual. Si de sus véntajas aspirásemo~ , á convencernos por hechos de mas alta trascendencia, ahi está la historia de nuestros ferro-carriles.. Cuando tras una de esas in:" fracciones que lapoUtiea elevatla aconseja y que el s~bio ccleclismo admite por regla universal, el gobierno (siempre por conduelo de la semi-popular junta de Fomento) se encargó de iniciar en Cuba este gran adelanto del siglo, no tardó en descargarse del empeño y en depositar su propiedad y manejo en manos de la industria privada. Fiel á esa planta, promovió luego la fecunda actividad de los intereses particulares; y Cuba española tUYO la gloria \ de ser con mucho el primer pais de los trópicos que, con escasa \ poblacion, y con esclavitud en su seno, y con insuficiencia relativa \ de capitales, estableció un estenso sistema de ferro-car:riles por I donde logró aprovechar la riqueza latente de su suelo. Sáquese \ por la muestra una idea de los beneficios que del individualismó 1 económico hemoa reportado; y con ello se comprenderá de golpe ji la instintiva y h'onda repugnancia que abrigamos hácia mudar en este, punto de sistema. Tamaña diversidad de antecedentes y de manera de sentir, cual la que acabo de consignar entre la peniusula y Cuba, compone uno de los términos fundamentales del problema cuando se procore regir con acierto y axito feliz los destinos de esta provincia ul\ramarina. Dable es que 88 me tache de alambicar principio•

- 78metafisicos ; mas auo cuando asi fuere ,mi metafisica es de naturaleza muy 'Práctica, pues sus efectos cunden por donde quierA. El vulgo podrá pasar por alto tales investigaciones, pero Sil ignorancia no es licita para quien siquiera tenga pretensiones á la éa.. lidad de hombre de estado. Si se desconociere verdad de tan subida importailcia " habrá la casi certeza de violentar á cáda paso la indole de la situacion, y de obstinarse en cuantos erasos errores puedan haberse cometido. No me agrada espaciatme. sobre los peligros posibles, y aun probables, de semejante conduela; y me contentaré con recordar (cual on mal pOrtitivo) que en toda situa· cion violenta y Conada se neutralizan euaodo menos lo~ gérmenés de adelanto-. -

v. " Ultima necesaria pincelada del retrato que vengo' á la carrera trazando, será la, que va enderezada á representar los r~sgo8 que constitnyen el 'desarrollo intelectual de Cuba. Y desde lQ.ego tomo por senta90 que el adelanto bajo este concepto -ha sid!> simultáneo con el que se ha consumado en el terreno de los hechos ma\eriales; si bien no pretenderé que esté. tan aparenle ni que posea quizá d,imensiooes tan gigantescas. La suposicion contraria Ó Beg~ti va, eD®lTaria un baldon para· nuestro dl)minio ; pue~ si España hubiese cl)n.segu~do' en, pleno siglo diez y nlleve conservar estaciQnaria á 'oda una sociedad" dentro á la esCera intelectual, y refrenar sus aspiJ:8.ciones ide~les, PQco motivo tendria en verdad para vanagloriarse de su obra. Todas las' maravillas.de la civiU~acion lDaterial que :aleg~ en su abono, no disculparían lamaña ofensa contra la -índole di la civilizacion verdadera. Mas por fortuna oo. hay para que deten6rse en el ex.ámen de una hipótesis radicalmente llbsurda, y que pngna con la razon y los becbos~ Sin el espiritu que vivifica y sostiene, Ji). materia inerte jamás alcan~

79 ..... á desempeñar los grandes,f6DÓmenps de la ,vida. El 'mismo empuje de que Cuba da ,muestras en ~8 e.xislencia económica acusa la actividad mental de donde procede;. y nos reveLa que puesta en contacto· ton el movimiento del siglo, obsorbió los principios eleIDeB&ales que confieren á esle su sér, y que se halla de ellos, pe-< oetrada hama la misma médula de sus huesos. Lo único digno de. eMudio y de especial averigu~ien consiste en comprender y defmir la idiosincracia de ese desarrollo intelectual, que tomo por axioma inconcuso, puesto que, merced á cierto paralelismo de muy fácil comprension en el terreno filosófico, el desenvolvimiento de las facultades mentales posee grande analogia con las ciernas condiciones de la situaoion general. Mi manera de ver sob~ tan vital asunto es el fruto de un desapasionado exámen; y por su absoluta imparéialidad es muy posible que á nadie satisfaga, por cuauto ofende las preocupaciones de unos y las aspiraciones de otr.os. Nada me arredrará con todo de exponer mi sentir con aquella ilimitada franqueza qlie llevo por guia, confiado en que tras el ,primer momento de enojo lo equitativo de mi apreciacion se verá unánimemente reconocido. y para empezar por la parte mas sensihle, advertiré primero á los hijos del país que ceden á su exagerado, amor de locálidad cuando pretenden ·colocar á ~u patria en una altura que no le ha 'sido aun dable el conquista\". N\ Cuba posee.:una -litera'UTa propia, bajo concepto -alguno, ni hay hasta aqul en las produooion6a de'SllS mas aventajados varones nada de verdaderamente grandio. so y que se- 'pueda con impavidez presentar para que arrostre la critica de propios y de esh'años. Sémejantes ilusiones dan un resollado diametralmente opnesto'á 'lo que se pretende por ellas coll~uir. Y cuenta que mi fallo DO encierra ni remotamente cosa qoe sea, ofBnsiva. Nadie como yo se complace en reconocer ) lal· grandes dotes intelectuales porque. espontáneamen~ se distin- I guen los naturales de Cuba, y,que tan' ~illantes esperanzas les ofrecen en lO presen~ Y'en lo .venidero. Lo' delicado de sus percepciones, lo rápido de su compreosion, ..lo agudo de so iDgénio y io impetuoso de su fantasía, los constituyen sin disputa en uno

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de esos tipos perCecto!! de las razas meridionales á que pe~, y coya porcion de renombre mental ni ha sido ni será nunca escasa. Pero tu ricas facultades requieren" como todo en el m~n­ do, el debido tiempo para desenvolver ,su Poderío; y la vida moral da Cuba es demaBiado moderna para qu.e todos los trámites de esa noble 8yolucion se·mir:enya tr83cnrridos..Riea 'ensma y frondosa en sus aun tiernos vástagos es la pblDta, pero né' ha llegado la época de que rinda. sazonado 'fnlto; ni hay' que engreirse por su lozanía hasta descuidar el cultivo á riesgo de com~ prometer Sil futura robustez. Con' Corzarla naturaleza de lascosas nada se consigue,; La tar.ea de .las generaciones actuales es menos deslumbrante quizá,' pero lio menos fecunda' en gloriosa recompensa para qui~ne8 con lo j'usto' y noble se satisCacen. Absorber las ideas dominantes de la civilizacion; y trasmitirsli accion bienhechora, y asimilárselas amoldándulils á las peculiares circunstancias, hé aquí el oficio .que al pais corresponde en esta .era de incubacion moral, y el que está desempeñando á la som~ bra con éxito maravilloso. Ni mas, ni menos. La falta de iniciativa que reconozco no implica, sin embargo, la paralizacion de las inteligencias; y así combatiré coil. duplicada energía los temerarios juicios de quienes ábrigan preocupaciones opuestas á la exag~rada pretension que acabo de rechazar. Risa me dá á mi vez oir la sentencia que condena in tato áCuba, fundándose en los abominables renglones mal cortados ql:le con el Calso titulo de versos abruman las columnas de los diarios, ya Celebrando los natales de las señoñtas A ó B., ya poniendo flor las nubes las ignotu virtudes de algun honrado'veCino, ya ensalzando la prodigioia ciencia de esa doctor Ú ,esotro licenciado; sentencia que de camino su,elen dictar personas no muy calificadas para emitir su voto 8n achaques literatul'll'. Que el signo es malo y que se presta ~l ridíeulo, 80 pretenderé negarlo; péio bueno es recordar que por donde.quiera se coMeten iguales atro'cidades seudo-poéticas, y que la 'sola diCerencia consiste en la pésima maña que aqui aun ·reina de publicarlas, malgastando en .Uo tiempo y .dinero. ~as el dato no es 'suficiente, ni, aun con .

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- 8.mncho, para fallar en tÓDO deeisivo aCer~a de la situacion inteleotual del pais. A lo sumo acusa .~na ..escesiva aflcion á la poe... aía" rasgo hastante comun ,eolas razas meridionales.; aficion .que me parepe il; .en menguante,. y que por otrI.) lado arroja de sí Crulos muy dignos de' estima. Entre lo~ jóvenes de ~uba que aun hoy.dia .cultivan l!8ta seducloDa rama de.las bellas letras ,hay variosquem~recenelogios por la gala de su. diccÚm y por el nervio ó la sensibilidad de su fantasía. No es aquí, 'eon todo, don-' de yo cifraré' mi principal defensa del eitado inteotual del pais. Los estudioS sérios obtienen un séquito mas numeroso de lo que vulgarmente se opina, tanto én las filas' de la juventud cuanto entre hombres de edad' ya mas madura. Y obedeciendo,' cual'an- tes he indicado, á la tendencia general de la situa.cion;, el adelan,o se hace especial'mente .sentir sobre cuanto' se. refier.e ála ciencia de 10& intereses ·materiales. Aquí se lee mucha y muy lJue- ' na ecoDomia polit~ca, y no solo se hi le~ sino que sé la digiere y comprende su· significado, sin' cuyo requisito en balde son 1011 estudio¡¡. En materias potiticas mucho me temo que nO'hay tanto progreso, y que todavía pudieran encontrarse sugetos dignos de gran respeto que creen en el Contrato sQ.cial,ó que adOl'an .la democracia cual unhien abstruso; .atribu·yendo á las instituoiones gubernativas el faiso'carácter de ser un fin en sí y no un simple medio de promover la felicidad gen6ral.. La carenci,a de una discusioI). lata sobl'e tales temas '. á consécuencia de trabas qÚ6 por ahora admito cual hijas de una legítima é. imperiosa necesi'dad~ propende á perpetuar esa crudeza de ideas. Si, lo que Dios no,,\ permila, viésemos aquí-reunida una asamblea deliberante dotada de atribuciones· políticas, cierto ,es qlle daria muestras de aqueUa deplorable illesperiencia. q~e siempre acompaña al .tránsito de. \ la vida ideal á la vida .pr.á~tica; y de qlle' ni Francia ni España,. ni,pais alguno colocado.. bajo iguales condiciones; acerló nunca á ~apar. Pero en los problemas económicos, ora sea por sU: mas deSémbarazado.,exámen, ora· por ,~quella útil preparacioD que DoS ofrece e.Lc~nQcimiento práctico de los negocios, la posicion° inlelectllal d'eLpais.es de mucha mas encumbrada esfera. Si en Cuba o

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llegásemos á ver una 'tratase á fondo tales riaa, no titubeo en anunciar que m.anif8S.taria inmensa 6 indisputal,»le superioridad, respecro á lo~ debates de igual naturaleza qu. !le ventilen en las Córtes peninsDlare». Y, á la veiVad, tampoco ha- .

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. bria en ello mérito exoesiV8, p~es no ~este cabaJmeme el punto donde lilas se aventajan -nuestras Asambleas parlamentarias-, ni !lDbre el cual pueden desafiar con mayor lucimieia'o los juicios de la critica extranjera. , Este fiel traslado de la situacion in\electual del pais, completa la primer parte d~SQripli va· de mi trabajo,' y encierra avisos de subida entidad. En primer lugar refuta la creencia de un atraso q. no existe; creencia que'1lna vez admitida se pre~ta ápeligrOl3l dedúcciones. Aqui, como en todo, conviene tener preseDte que la IIOciedad en Cuba no atraviesa el periodo de..los años inflllltiles,. '( ¡ino que recorre la época de una juventud vigorosa, aproximáJr . dose mucho á la edad varonil; de modo qlle eltratamientoá.qll. se la sujete deberá ser.adecuado á su condicion verdadera. ,Eu.s&. gundo lugar nos dicta la convenioncia de abrir cauce fraooo al . '. lmpetu qua.aqui ~ anida, y de abrirsele por donde él busca ya dé . lUYO espontánea salida, Ypor donde puede desahogar en general '-beoeOeio la IUperabUDdancia de su elástico poderio.

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VI. -In C'lUDt~ hasla aqui he ellCri'o no se me ha podido ótultar, ni iost.aiKe, el riesgo en que incurria de no· satisfa-· cer plenamente á BBdie y de herir á derecha é izqaierda intinital lDaceptib~,_ merced á la desDudez y aspereza de esa y~ que caneteriza' mis palabras. Más azarosa Bin embargo 1 y fo'U':l . de: toda medida .. es aqueUa porcion de mi tarea que paso ahóra á -desempeiat. Las opniOlles. doctrinales,· dado que no congenien 00Il , las.as del Jeden" rarlsima.-vez alpanzao á producir grave ole... 11 , PUfll¡ no hieren la ieosible y delicad\Ñma estructur.a del- amor ~ .pcír UD

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, propio. En fas cuestiones personales no es dable rebuir,este 58-, gondo compromiso; 1 si licito.me fuera escusar su invest-igacion, no arrostraria á fe mia 1 por mero capricho.tan desagradable empeño. Pero la obligacion existe, pues sin un conocimiento, de las perSonas 1 de. su accmn, mal se puede comprender el estado 'actual de los negocios públicos en Cuba. Echo por lo tanto elpe-~ 000 al 'agua, y acepto con toda su latitud la carga que me he im,-' puesto, confiado en los mismos principios que hasta aqui.me sirvieron de guia p~ra salir con bien del peliagudo lance-. Mis júicios pued~ tambien pecar, pero expresan mi convencimiento \ , intimo, formado tras deliberado estudio 1 con riquísima copia de datos. Por lo que toca á la parte anecdótica, que habrá de hacer aq\\l. papel de alguna entidad, no refiero. cosa alguna que DO pro"ceda directamente 'Ó de mi. pr(}pio conocimiento ó de informes ian 'auténticos 1 !lutor.izados euales no dejan lugar á la duda. De: una vez por todas desafio la contradiccion en tésis general ,y , ooantos esten 'algun 'tanto en 'autos prestarán sin titubear plena f{) h á mis -asertos. ' ~~~ Para principio de esta reseña retrospectiva adoptaré' la administraoion del general O'Donnell, que cierra una'dé las grandes eras, en la situacion moral del pais. Esta misma calificacion implica qu~ puedo en muy pocas palabras describir la nat.uraleza de a.qnel. gobierno, al que en lÍu conjunto apellidaré bueno sin el menor rebozo. Fue noa administra~ion fuerte, muy fuerte, acaso demasiado fuerte, por lo dificil que se hace, mantener con firmeza, el ~l de la balanza en su estricto equilibrio,' sin in,clinarse un tanto á lado -aÍguno. Pero sobre que la fuerza era, es y será por largo tiempo aun , condieion precisa de gobierno en este pais, corr$p9ndia maravillosamente á 'la situacion que el general O' DonneU habia heredado y qlle supo trasmitir intacta á su súcesor. Repito. pues, que la administracioR del general O'Donn~U luvó sua lnnarés: como, por ejemplo, algunos de sUs ladot (segun la frase usual) y el poder de algunas otras.inUoencias eeónólÍlicas que; por venir de Madrid no le era quizá dable el suprimir; pero, deja~l~:l apañe elt_.insondable enigma de la cotlspiraeion de los negros'{ pues oo'

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como todo cuanto S6 refiere á la esclavitud es agello de mi actlJal propósito') fue buena en,su esencia, atendidas l~s circunstancia¡, que la rodeaban. Las altas dotes de gobierno qu~ el general Q'DOIine11 ha desplegado despues" en teatro mas elevado y en'po-sicion mucho, mas escabrosa, no solo abo~an la calidad de so. mando, sino que sirvieron de templar los raSgos mas des&pacibl~ del sistema~ ~obre todo es de encor,niarse que hubo entoces una ' fijeza de direccionen.los negocios, para lodo's m,as aceptable que esas caprichosas oscilaciones del tira y afloja en que el prestigio. del poder tanto padece y con que los ánimos tanto se irritan',' Y esa misma serenidad de espíritu contribuyó, ,no menos, á evitar ciertos destemplados actos de autoridad que, cuando no son nece-. sados, gastan la elasticidad de los resortes. Sabido es (10 que cito por via de muestra) que cuando aquel gobernador creyó que las , tendencias de la Junta de Fomento no eran las mas convenientes.: ó las mas adecuadas para armonizar con Srls propias miras, no acudió por ello con la impaciencia de 1,ln niño mal criado á t.Iesba'ratar el instrQ.mento que no sabia manejar. Empleando ciertos recursos é influjo, que están siempre y por donde qui'era -al alcanee del poder, y que mientras,los hombres fueren homb{es hay que aceptar' salvo á nutrirse de infantiles ilu's~ones, el general O'Oonne11 cambió la rriayoria de la Íunta ,por trámites legal~s ,y sin aparato alguno de violencia. No quiero discutir ahOra sobre si la mudanza efectuada eJa ó no apetecible en si; pero insisto en lá inmensa superioridad d~1 método adoptado para llevarla á cabo: En ello encuentro una prenda decisiva de las calidades que sefia... lan al verdadero hombre de gobierno; y por ello creo firmeménte que, asi como el, general O'llonne11 supo, ser estacionario en una época de 'índole tambien estacionaria, así lograria ahora acomodarse al temple ,de una situacion muy diversa, dirigiendo el espía:-' tu de reformas por la recta senda, y conteniéndolo dentro á sua () debidos límites. . .'," ' Jl t').t~t: Siguióse á su gobierno el del general Roncali,'y escusado casi me pareee el decir que Cuba s81~ó-bajo todos conceptos perqierido en el cambio•. Manda el' adagio que de los muerLos no se, diga itinQ

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lo bueno, pero á mi sentir la justa pauta consiste én decir .sobr. vivos y muertos la verdad lisa y Hana. y principalm~nte si me..;. diaren allisimas consideraci0!1es de publico interés. Ahora bien: cuantos estudiaron 1a vida polltica del difunto general, Ó cuantos tuvieron algun medio mas' directo de juzgar al simple indl~iduo, estarán forzosamente acordes en reputarle poi hombre de muy diferente calibre m~ntar que el general O'Dónnell. Facultades de representacion teatral le asistiªll en grandiosa ,e!ical~, pero 'flaqueaba s.obre puntos de mayor solidez; y así lo que se ganaba .en el ramo de prosopopeya, habia que descontal'lo .en achaques de madurez y tino. Que no supo ~anejar, pues, con pulso firme las riendas del mando, cosa es que s~ cae de su propio peso;-y " esa inferioridad intelectual del individuo ha influido mucho (porque influir debiera) sobre el desprestigio de la iQstitucion por el representada. En verdad, al vas.to y casi ilimitado poderío de que un Capitan general' en Cuba, está ó se cree hoy dia re.vestido 1 va aneja una responsabilidad moral en idéntico grado. inmensa; y que para ser con impunidad lH"rostrada, exige imperiosaménta UDa capacidad adecuada al empeño por sus colosales dimensiones. NI.} me entretendré á ,examinar ahora si -tales inteligencias andan de sobra por el.mundo, ósi merced á su escasez el mecanismo que las requ~re para funcionar con éxito queda ipso {acto oonde. nado. Bástame solo consignar que cuando el paralelismo no exis. t!3,todo se falsea. El que' aun estando quizá d{)tade de muy respetable robustez, toma sobre si el papel de Atlas, queda para 108 espectadores convertido en raquítico énano; y pues no acierta á sostener el firmamento sobre sus hombros, perece abru,mado bajo el peso d,e su intempestiva grandeza. • Algo de muy parecido aconteéi6 con el general Roncali durante la época de su ~ando, en.que lleg6, á.iniciarse la impopularidad , del sistema á la vez que el desquiciamiento de sus ruedas. O por falta de voluntad clara, ó'por mero abandono, todos los añejos abusos subsistieron sin el menor conato para refrenarlos; arrai., gándose y estendiéndose en virtu~ de su innato soplo vital, mientras .por la misma caus~ se hacian- mas vejamino~os ,e intolerable,

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para cu'anlos no entraban á la parte del'provecho.' El pertinaz fa:. voritismo que en el ramo de negócios seguia dispensándose á un circulo en estremo re~ucido de personas, sembró gérmenes de ,hondo descontento entre otros que veian desde afuera el reparto de la torta, y que quizá, se abultaban ló ,grande de su tamaño y sabroso de su gusto al paladar. Ora esto procediese de envidia, ora de caridad, porque todo es posible, ~abo de referir uno de' los móviies que mas han contribuido á la fermentacion de' los espiritos dentro del partido español. Y como si este disgusto incipiente en las filas ·de las dases mercantiles no bastára de si propio· á cobrar raudo vuelo, vino á facilitar su desarrollo otra torpeia _ en que incurrió la primera autoridad. Cediendo Ruizá al peligroso, pero casi natural prurito de distinguirse de' su antecesor,' ó tal vez ' obed9ciendo al temible poderioqué sobré las personas con nuevOs cuárteles en su escudo ejercen las meras apariencias aristocráticas, eno es que el general Roncali no solo se desvió en sus re1.aciones· fallliliares del' circulo español, sino que dejó, traslucir hácia él cierto desden. A lo menos así se supuso, y la suposicio!!, no del!(mentida produjo idéntico resultado que la misma verdad del hecho. Por fin, el general. Roneali con escasa reflexion cometió una extrav~ancia tanJnaudita, 'que al referirla incurro visiblemente en el riesgo de que los lectores peninsulares recelen que invento Ó . que exajero mis noticias..Afortunadlmente el caso es ~atl notorio, .que aun el mas superficial informe hastará á horrar cúalquier duda que abrigar pudiesen;'Y ojalá el Gonvencimiento de 'mi rlgida exac'titud en este punto, les induzca á fijar la vista con mayor cuidado sobre lo que en Cuba pasa. , Ya he dicho como en el geniQde aquella autoridad se encerraba 'cierta desusada afieion hácia las cosas de aparato teatral; por lo que presumo que si ei libro de las Mil y una noches estaba incluso en el circulo de su lectura, hubo de quedar seducido pI»' las historias del califa Harouo al Raschid y la manera de regir Sus ' pueblos. Pero como la copia de los mejores modelos suele quedarse á gran dístancia del original', el conato de reducir á práctica , aquel ramos.o ejemplo flaqueó ea no teve grado;' viniendo á ser

tia fruw algo de

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muy parecido al .'Munal de un simple cadl

tarco, ó bien al del nuestro inmortal Sancho Pii.nza en la iosula . Barataria. El Capitan general de Caba abrió, pues" tienda de. ju... licia, franqueando su divan á las quejas del públiCo; pero no á titulo gtablito como, 19S monarcas orieótáles, sino con su cuenta ) 'y razono M!!!jante el p~o de un peso fuerte (precio sino me equi~ voeo de la papeleta ~e cltaéíóijTCidii'cúaituvo entrada al sagra~o .recinto donde, hora tras hora y dia tras dia, dispeosaba la cabeza del gobierno los tesoros,.dé su ,sabiduria judicial. No permita el cielo que yo me propase hasta poner en duda la equidad y aciert() de tales,sentencias , puesto que no las conozco uuaá una, ni por . su infinita muchedum~re fuera dable .el conocerlas. El d~ño por gt~ parte no habria sido nunca de grave monta; porque no ob&\ante el atractivo de la novedad ,. que multiplicó las demandas, y .no obstante lo que se ióclinaítoda jurisdü;cion mal definida á ex\ralimitar su ,esfera , la casi totalidad de los casos fueron de Ipinima importancia, reyertas de. vecinos ~ chismeS de familia, reclamaciones tocante á esclavos, deudas de menor cuantía y otroll asuntos de idéntico jaez. Por de pronto la condescendencia da s. E. en atender á tales nillliedades, le proporcionó una breve ráfaga de vulgar pOpularidád ; pero segun creció el número d. descollentos (una de las partes contrincantes cuando menos, y ;tmbas á dos á ÍD_enud9) ,el abuso llegó á juzgarse bajo un punto de visla mas encto. Lo inColfgruente de ver á la primera 'llutori- dad de la Isla convertido en alcalde de monterilla ó simple- juez d• .paz, con\ribuyó á rebajar su prestigio hasta un grado inconcebible-. Me he detenido sobre episodio, al parecer, tan trivial, porque pienso rastrear en él, lecciones de muy encumbrada trascendencia. Ol\fidadas las formas y escudriñado. el principio, hallo un síntoma de ese espíritu invasor de toda otra atribucion legal por donde el ~obierno de Cuba se va triste~ente señalando en el curso de 101 üimos años. El primer ejemplo ya citado fué 'con demasía ridbulo , pero al .fui Ypostre se consumó á costa del buen órden -aGninistl'ativo y de lo sagrado de la potestad judicial; y no es d. dlldeilarsela ponzoña que contiene y cuyas ulteriores rnanifestao

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ciones seránlÍUizá mas peligrosas y de mayor ,escándalo , sin que 'por ello haya variado ó empeorado ~u esencia. Hé allul por qué desearia que el público peninsul'ar ~ enterase c(m mas deteni, miento de cuanto en Cuba ocurr.e, para 'evitar ciertos estravjos que en nada robustecen la causa nacional, sino que operan.al coo';' trari,o en mengua de su solidez y deQoro. . ' Pero interin tales elementos de d~scontento 89 aéumulaban, bajo cuerda y ,seguian fermentando en' eJ periodo de su' incubaoíoD, ocurrió el incidente político bajo cuyo' influjo la situacion moral del pais se ha trasformado tan completamente. A1' descubrimiento de la conspiracion tramada por Narciso'Lopel. siguióse la manifestacion del filibusterismo, engendrado ó fomentado perla ~nfeliz guerra de Méjico entre los génios mas turblilentos de la vecina república. A la aparicion de este nuevo peligro ,sério 'en si y to-, davia mas temible por lo de'sconocido de sus fuerzas ~l ,primer momento, acompañó aquel desasosiego que (segun an~es he dicho) , arrancó al partido español de su antiguo letargo~ _Apenas formulado aun 'ese nuevo instinto, los amagos 'de la Isla Redonda' le hicieron rápidamente cundir, hasta que la invasion de ,Cárilenas, en Mayo de 1850 precipitó la cl'isis. Qúe la c~nducta del Capitan General en aquel lance no estuvo ála altura 4e las circunstancias, punto es universalmente concedido y que no se hace necesario probar. La,s muestrqs'de atolondramiento que amontonó, en lós instantes criticos fueron jnnumera,bles; y SiD embargo el a~arato , } de defensa superó á las necesidades reales del casó. La creacion de lá milicia, instilucion co~dicionalmen.te buena y de cuya naturaleza me haré mas adelante cargo, fué desde h,legomedidajnfiecesaria por ,entonces, y que propendia á difundir la alarma dentro ~, y fuera del pais. La tormenta, ,pues, que estaba suspendida solre su. cabeza desde largo tiempo atrás estalló coa inaudita violencia, &in el texto ,de DUestras cODversaciones. 'Mas esa misma facilidad' meridional (de c¡aeen la Peniosula en no leve grado adolecemOB,l encierra el JI&'" Jigro de seducir por la brillantez del primer resultado. y de dar por completa UDa abiorcion intelect.ual que no se halla SiDO ape~. DaS bosqueja4ia. Las·ideas sujetas á semejante tratamiento me parecell como el territorio dominado por una irrupcion de cabaUeria Ijgera,yeD que no se notan señales de abierta resistencia, pero que dista aun mucho de constituir una sólida y verdadera oonquista. y si tal especie de insuficiencia es, propia del tipo, con mayor raron se observará en quien le representa tan eumplidamente. En areeto, no dudo que el general ~oDcha sea un buen matemático.

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, puesto qu~ estudi6 en 1a car.rera dé arti1l8rla~ y tambieD la oon.:-' cederé sin empacho que sea un excelerite tácUeo en'el arma :de cabaHerla, cuaqdo publico sobre hi materia un libro quep;¡.retA merecer bastante aceptadon entre los inteligentes. Pero en los 'de. mas grandes r¡lmos del ,saber, y sobre todo' en las cuestiones econ6micas ,sospechome que S. E. es de una' suPerficialidad verda,deramente lastimosa; por mas que se cúente .entre los adeptQs de esa pseudo-ciencia, hoy dia en boga, llamada adminis'rlJCÍOn, y que se, reduce al -empeño de :orga,nizar la sóc¡edad á manera de un ejéricito, igriórando un todo lo complejo de sos probltmlas yl3 irresistible elasticidad' de sus encontradas aspiraciones. En la cabeza del general 'Concha bullen- en deplorable confusioD mil y mil nociones crudas; que las faenas de tina vida activa (parlid~ enire el, campamento y los manéjos de la. polltica 'militante) no le permitieron digerir, si ya no' fué que el temple de su ingenio era po~oaptopara semejante oficio. No hay, por lo tanto, coordinacion ni asimilacion, no hay método ni enlace que permita' uiilizar tales. elementos, separando lo bueno de lo malo,.lo aplicable de lo il,'útil, 'para sacar de 'aquello el legitimo partido, Además, esa falla de fijeza en las ideas se inclilta á crear un ¡mevay cO'losal peligro. Creo ser observacion de.los·médicos cien\ificos que, mientras reina con violencia cualquier virus epidémir:o, todas las enferme- dades comunes al alcance de su foco properid~n á revestirse de SUB sintomas, y aun á dejenerar de especie cediendo al influjo del -contagio. En-el mundo 'de la inteligencia esa -teoria'es, si cabe, aun/mas positiva. Quien carece de creencias bien definidas y armoni~adas entre si por un deliberado raciocinio, suele d&jarse arrastrar, sin percibirlo él mismo , por el torrente de lás. doctrinas domiQantes.Mucho me temo, pues, que el general Concha., nutrido, á la carrera en las'ideas franceSas de- nuestra época, á medio acomodar en castellano, 'abrigue en so espirito losgérm.enes de un socialismo latente y de la clase mas perniciosa. A lQ' -. menos, la-nocion de legalidad civil nopareee ocupar poesto en su ánimo; ó vejeta, á :10 sumo, raquitica yen recinto múy estrecho, bajo Ia sombra nocin con que:de una, banda hi cubren 101

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93 bábitos'del mando ,militar ,y de la otra banda los principios ,de

ildministracicm., _ ~ Nueva peculiaridad en igual grado ostensible' de S. E., Yqua tampoco discrepa de mi definici~ll prillritiva , se cifra en lo-impetuoso, de sus sensaciones y de los ·actos que de ello, se originario Cualquier novedad, grande ó chica, excelente, mediana ó pésima, se apodera de su espíritu con igual entusiasmo y promueva arranques, apenas meditados, para poner por obra el capricho del instante. De, aquí una necesidad de movimiento perpétuo que borra toda idea de justa relacion e~tte el tamaño, la importancia y la oportunidad de las cosas; y entre cuyo bulle bulle se'acometén sin cesar mil y mil empreilas ,destinadas á fracasar por de contado en Sil, inm~nsa mayoría:. A la verdad ~ si prestásemos fe á. la doctrina india de la ~etempsícosis, estaríamos inclinados á suponer qu.e el alma del general Concha habitó antei'tormente en el' cuerpo de una ardilla y que ·conserva renilniscenéias de su pristino estado; ó bien, que destinada á pasar _allí en castigo da sos culpas actuales, deia ya traslucir muchas de sus in({linaciones fuluras. Mas sin insistir en ese símil aJgo fantástico afirma~, ré que, si'de tales conatos se vislumbra un 10aJ>.le deseo de progreso, su naturaleza pugna con la posesion de aquel aplomo y d~ aqllella sangre .fria que son' las eondiciones fundamentale3 de., mandó, y las -virtudes cardinales del verdadero hom,bre de Es~ado •. Además (y con esto llego áJá .par,te mas sensible .de mi juicio),. esa vehemencia en oeder·á la iltlpresion del,momen'o, abultándo--, se su legitima entidad, secombinacou la escasez de fijeza en los ,. principios para engendrar de consuno l~ mas deplorable iQstabiU~ dad de, propósitos. En el curso de mi trabajo he de verme impelido á consignar' con dolor ''algunos ejemplos visibles de lama,. naqueza. En Pllnto á dotes soalter.nas he de mencionar' aqui cierta ClI-pacidad inilata para la diplomacia, que no .quiero escudriñar nimiamente hasta que grado quepa confundirse con la astucia, ó avenirse con las exigencias de.una sinceridad cabal. De cualquier modo, no puede disputarse que.cotlSlituye üu instrumento de goI

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memo, si ya no de los ~e mas elevada gerarquia en el órden moral. El general Concha posee cierta afabilidad un tanto severa y .cierta expontaneidad ostensible en "la cOnversaeion (la que, dicbo sea de paso, monopoliza por regla geIieral) por donde seduce y se capta en gran mllDera las voluntades. De mi se deoir qno' no soy hombre muy blando de oorazon, ni apto para dejarme ·deslumbrar por grandezas con que e~ri.ve desde niño un tanto familiarizado, nifácirpara variar en mis opiniones que no concibo á la Hjera; y sin embargo, coiifieso que tras de desempeñar el papel de oyente en alguna que otra conferenci'a, á que no entré 'con el ánimo muy bien -preparado, :saH no convencido pero -sl un mucho suavizado en mis ideas de censura y aun en mis pro-· yectos de oposicion indirecJá. Esa ,accion, no del todo desvirtuada en el eaBO menos propicie), hobo de operar'" con lato, poderio baja circunstancias mas favorables; y creo que contribuyó' eficazmente á la inmensa y positiva popularidad de que aIgun tiempo el general Cencha 'ha disfrutado.' El único mal que en ello descubro se ciñe á la posibilidad de abrigar esperanzas exageradas respecto á la trascelldencia de esa facultad de alraceion personal. Es tan enmera de suyo que á vecés quedó ya desvanecida mientras se bajan las escaleras de Palacio; y á lo somésus efectos DO resisten 'á la experiencia, cuando 108 actos no corresponden :á· las promesas empleadas -ó entendidas, siendo luego muy dé temer la reaocion en opuesto sentid{). Sin emli3rgo, las ventajas b~ dudables que por ello ha conseguido el general Concha pueden, se"ir de aviso á 80& sucesores. La 8uavidad de "modaleS J ta Ha.. neza del trato y cierta templanza normal que reserVa la éllergia para casos escepeionales, son prendas muy útiles por donde .qui&. ra, pero que en toda la América española, sin esceptuar-á Guba, se convierten en absoluta necesidad para gobernar con tino y éxito" Nuestra sociedad democrátic~mercantil no &010 :mim: con desvio u~a conducta opuesta; sinO quse venga'á so sabóriabi'u..¡: mándola 'de ridicalo. . , . Quizá ,á esta misma afabilidad 88 deba :61, qUe todos 'hayamos: por cierto tiempo ooncedido' al generlll Concha"el dote de .DI ,



95·bondad absOluta y perpétu8 de 'corMon; punto que ya hoy dia Je mira mas abiérto , debate. No seré,' oon todo, t;lO severo que 1. niegue por1'edondo esta calidad; ,limit4ndome á decir qué lIler-cedá lo impresionable de 'sñ" génio suele, si se ~e hiere en la valiidad; ceder á' qiertas impaciencias propias de un niño mim,ado cuando' se ie contraria,' y desahogar sU resentimiento con :aqoel ardor pueril qu~ ni mide el aspecto moral de sus actos, ni se euida eh demasla d~ la dignidad. Cierta anécdota 'de cierto fusil atrancado á cierto 1'01 unta~io, ex-eomandante de batallon y examigo de S. E. , podriadar mucho que reir si yó la relatase aqui con todos sos ~108 y señales. Mas aun cuando tales pequeñeces faciliten tal vez el juzgar el ca¡:ácter de lID hombre, no quiero cebarme ahora en' ellas. Pase, pues, la 'bondad como prendll' ' positiva; advirtiendo solo que, si por una parte· no es de gigante . estatura, por'otra ofrece .bastantes rasgos de semejanza con so. cercana parienta la debilidad. ' Lo que si no puede displltárse1é al general Concha es ona sed. \ ardiente de fuma 'y gloria. Se CORoce que hasta las manifestacio- .., pes mas subalternas le satisfllCeD y llenan, cU!lndo van endereza- I das· á 'démostra\' la re4ilizacion de su anhelo; y que su oido se re- 1 gala y nutre con Jos vivas y aclamaciones en, no menor grado 1 que con las maestraA de una popularidad mas sólida y razonada. .1 -A este generoso movil, estlmulo de toda gran etnpre8a cuando al ve bien dirigido, no puedo Degar mi ilimilada si ya Ilnmilde apro.baeion. 1Ie vis\O y he oidl)~ &l curso d~ mi vida no pocos hom-brespúblieos que hacian alarde de menospreciar elaora popular, pero no se cómo, ó por qO&, nunca pode impedirme de recor'..;,. dar- la zorra y las uvas··verdes de-la fábala. La OpiAiOlÚ~8 en este siglo-la'r8Ba del-mundo; y e(}litra su'fallo no es dable vivir. No digo que se sacrifique á sus ráfagas lae id&a 's que ea Mi p~la~ras, S. E. ha 80$tenido" y

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,muy sistemáticam'ebte, que la mayor suma de atribooi80el' pesí'bles, y compatibles con la necesidad de subordinaeioll politiGl.. son de colocarse en mano de la aotoridad provioeial. DiAlreJl8FÍIiet general Concha-de los principios de mi 'propta ,escuela ID 1& tocante al reparto de esa suma de poder l'Oeal , pero no '8H C1IIlDW . á la esencia del negocio; y aun quizá por lo que se 'trastoce.. Mi.aspiraciones van mas allí de lo Dueslras. Ni en verdad lAt es CUl. "posible abrigar 'otras ideas á quien IMM' tao dilatado eapaeio.fle tiempo bao ejeroido el mando en Cllba. Con el espedJeiM' de mo:neda aRte la vista, y aun sin tomarle eo cuen\a y oeo 8010 reeordar ta inconcebible demora Clue para H molucion'8xpertmenéaD en Ma4lrid todas las. propuestas de 1llguna emídad, bien pudo-y debió IMdir las coosecuebeias' de sacrificar, en iMl arrebato y aturmmnmto, aquellas faeul\ades~C'lIÓmicas de que· la auoridld se veia aqoi revestida. Tamaña humildad individua. redunda ea perjuioie del pais, para cuyo desarrollo se creare. Buet:9S obi.táeulos. l Se reputará ahora . mi cali8cacioD de demasiado dora 7·, Pero. que lo fwese ó no, asi oomo las otru dos- que le preefMell, tina cosa hay de pública notoriedad y fama, á saber: que 'ese famoso decreto DO surtió los efeetos que iba eoderer.ado á oonsegllir. Publicóse un sábado, y ,,,'Orisis, casi adormecida en 3tl1W1 momeDto, estalló con doble vinllencia á los dos 0 dias.. Pi'obable es que lo mismo hablia sucedido con ó sin decreto; pero lo sumo que le es licito alegar á sus defensores, será que ejerció UR influjo neutro. A mi enlender ni aun eso puede concedérseles, 'porque al sobrecogimiento inspirado por medida ~D violenta se agregó la innecesaria devolucion de las primas., que su tenor implicaba y que todos comprendieron cuando Ile magulló y digil'ió el sentido de su texto. Unos por cubrir los compromiáos de tal liquidacion, y otros de peor fe para rehuirlos, es. de suponer que cada cual tratase con mayor empeño de realizar sus valores. y de pracUl'ar metálico ó de conservarle en taja, cnaooo el inelálieo ya de suyo se escondia. No pretendo, sin embargo, insistir en una pesquisa, hasla cierto punto inaveriguable, de las causas qoe cooperaron á crear la situacion, Báslel8e reconocer que ei decreto

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no cortó la crisis, y que ·antes· bien esta arreciÓ, desplegando fuera de toda medida un grado de "mayor iD&eDsidad. , . Cuantos- vieron de ceroa en aqueUos días al Capitan General me , hao heehouna' pintora lastimosa de Sil eslado mental ; y si ya 10 he :contemplado direetameote el cuadro coO mis propios ejos, , - pongo plena fe ~n mis infonDes., "reeibidos de muchas personas de indudable veracidad, yeuando )a impresion formada en SIl ánimo se hallaba aun clara y reciente. COllfundido por el golpe y . atolondrado, quejábase S. E. de que se le h8bia engañadore8'pecto á los recursos' y prosperidades ge1 pais; .' buecaodo de. un lado y otro coosejos para sal.ir del a\olladero, dado que 110 siempre prestase oidós á Jos mas razonables. Y aqui es de cODsignarse, para perpétua memoria, otro de esos espontáneos y deeisivos homenajes tributados á la etema verdad y autoridad de los g'raodes principios! V,ritas mag~, el preualebil. La autoridad que sistemáticamente aspira á absorber en si toda ac.cion y á céntralizar e) moyjmiento de )os negocios, no volvió en la borrasca )a vista hácia sus oficinas, ni confió en si propia. siD~ que imploró el apoyo material y moral del gran cuerpo de hacendados, 00Rlercian~s y capitalisÍ3s. La especie de comision porque se rodeó el general, era una corporacion anómala y eX\ralegal, de personal ' , casi incierto. y de.. atribuciones mal deslindadas que á nadie le . era dable definir con certeza. Una institución análoga pero per-. manente, y con facultades bien traiadas, babria ejercido influjo Íodavia mayor y mas provechoso, ya. por el prestigio de que se ,iera investida, ya por aquel superior conocimiento de los negocios y de 8US antecedentes,. y aquella maestria fruto de la experiencia que siempre proporciona el anterior manejo. Y sin embargo, tal es la potencia de todo lo que se apoya en grandes y fecundas doctrinas, que cuanto se hi~ de verdaderamente útil y eficaz para dominar la crisis y a~jar sus '63tragos, partió, como centro, de esta accion extraoficial. El hábil Ygeneroso arranque con que una multitud ,de acaudaladas personas comprometieron 'sus intere5es particulares para garantizaT lBS ope~aciones del Banco, dá derecho á sus aulores para reclamar la g.ra\itud del pais y del

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pbierno. Verdla es q.e algan de los no.brel posterienDenteañadidos á la lista n~ aumtMaban en mucho el valor de· la garantia; pero sieqapre quedaba ~lCta una masa de BÓlida riqueza propia. para acallar TaDOS recelos. Vfl'dad es tambiea que ti rulilaaon de~la oferta hubiera acoutndo no le'eI II poros tropiezos t si desgraciadameDl& ae hubi888'hecho necesaria, jrediendo por ·11) 'anta repularae en alguna muera cUQllln golpé de teatro; eD ,.tes momentos. J cuando el daño le ·cifra en la' 'uaesta de... CGIlfianm que uDi\'8r&al meRte pretaleee t auanllo mere ·11. imd~ 08eKNl y propende á sosegada. ea á na proveehol1O y legttimo. Tal aolo, pues, f.é IDU feealldo en resaltados que toda. las pro.. 'fideMcias guberna\i.vas en aquellos diu dietadas. No por esto' negaré t pues B080' amigo de ellagerar, llUe 1. pro\eCCion dilJPeD88da por el Piobiel1lo al Banoo" sobre. ieDtnIr en elHeao de las altibu.cioDeS que para semejantes casos renonozco ClJmo, buenas en priooipw heCho veotajOI8I' ~ pllede· ~r en ID favor la citclUlsteocia dé un bito '(eliJ. Y 'diCir ,virdad i esté trieCo fué cololll, pus de la e~bilidad del tanoo ptDdilit al~ ~08 int&rellel; consiatie8do. en ella 8i la .crisis bibia de· !lar su... perficial Ó p6liüvameote delll8\mlll, y 9i 108 oirnieÍlt08 ddl '~e8 oreado sistema decrédilo qoeduian po.eMo& á 'Ilvo. Tal' h"por\8Mla es de· darae á· lo oblMlnido, que DO fuera q'Oizá jU8lQ. criticar OOIl.demasi~da I&veridad 101 trámites que media.... '. flim· lodo, cre~ queDO solo pudo el CApitaa General antiolparse In 'tOfttfJ • fl)buJ~ecer la relarva metálica del elbblecimiellto. le que :10 118 ele~U:ó basta últi~:OOra, sino'qne asimismo debiera mostrarse maaliheral en la ceocesioo de mediós pari atrJl'f~sar aqu~' flifíen pertodo. La:' ampliacioD en la facilitad de emitir billetes egtá ..... OOIKKlida, por la teoría l' per re'pelidOlejtJrnplol y como- el r~Cúr• .10 anas eficaz y seguro para llevar. i cabo uua liquidaoiaD ~& &ab peno80 genero. ~o estoy en disposicion de escribir aqut ..... 1t8&at1o de economia poHtiea sebre los espinosos problemas de la ctréUltIoieD; pero si alluDa málima 88 reoonoce por verdadera éllll'e.1fM Plecea 8Dlendiq08, et la de que los billetes de banco no realizaD el IbiDeDo de ,un papll moftlda, ni .represntaD ull tipo de 18Ior t!a

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ab!f\1'aeto, sino qae constituyen, por su promesa del reintegro inmediato en metálico "la forma mas perfecta y adelantada de 101 documentos de crédito (cuales letras, pagares, ete., et~.) Yson el eslabon maa útil y necesariO' en. toda la' cadena del movimi~to económico (4). Cuando tal masa de papel de giro se' habia acumulado en lag Bancos, y aun en la plaza por regla general, ensanche de la cireulacion éon aU"lilio de hUl billetes saltab~ ya a 108 ojos cual el medio mas espedito Y' ventajoso de que cabia echar mano para restablecer eí equilibrio. La reciente Yvictoriosa esperiencia de la crisis posterior en Europa- Y los Estados-Unido. DO ~ podia alegar aun en ,apoyo de esa conducta; pero 'el ejemplo de Inglaterta en 48i7 era ya decisiyo, cimentado cual lo eat~ba: en esceleríte doctrina. La gran mayorla, pUllS, de la especie d. comisioD consuttiya, creo que opinaba por una ampliacion 611 laemisioD6ll del Banco; y en cuanto á la opinión de las cta'Se'9 eomerciales enteBdídas, no me queda dada de- que abundaba en el mismo sentido. Peto las negociaciones y esfuerzos que se ensayaron no daban esperanza d~ éxito; ,alegándose en contl'a la enormidad de alterar una providencia del superior gobierno. Como _eon otra8 leyes de igual categoria, cuando 'menós, se tomaroll mayores libertades, DO me satisface por entero dicho reparo, y lo atribuyo (expUcooioo mucho mas natural) á una falta absaluta de lucidez en las altas teorias económicas. De cualquier modo, en la imposibilidad ya patente de ensanchar la circulacion por UDa

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(1) Sin poseer gtan novedad cientifica me alrel'o á recoOll!ndar por 8(1 extraordinaria' lucidez un articulo recien te de' la Revista de Westminster (We.tminster Retliew) donde se exponen la utilidad práctica y la lI.11toridad teórica de aumenlar • en vez de restringir • ta circulacion por billetes en los momentos de crisis. En el ya cilado artictllo, cuyo mismo titulo (Slate-tamperiFlg. with Money /Jfld Bank.) revel.a las ~anas doctrinas que le sirven de fundamento. se discuten con maeslria y con gran copia de ejemplos casi todos los problemas económicos que pertenecen á ese éomphcado punto; siendo por lo tanto uno dé los mas notables trabajos á que dio origen la última sacudida cllmereial en Inglaterra. Los leclores curiosos podrán hallarle en el número CXXXV de la l\evista., correspondiente á Enero de 1888. Son lambieo. muy dignos de ateocion todo~ los escritos respecto al giro , de banca que incesantemente ven la lua en las columnas del Bconomuf diLóndres, y qne se atribuyen á la pluma de su entendido fundador lit. James WilsoD.

- n6 via directa. se acudió á la combinacion de emitir bODOS' con interé8 ; aceptada y aun ¡'ooomendada á la sazon, h~ciel1do, de la necesidad virtud. p()r el motivo decisivo tle no poder .Q.btenerse mas, y de que algo siempre será preferible á nada. Sin embargo, entonces como ahora se percibió con claridad por los jueces competentes, que la emiston de bonos reunia todos los inconvenientes de la emisiop de billetes, con otros varios por añadidura, y sin alcanzar sus principales ventajas. En cuanto á infringir en.su espiritu la cédula del Banco ape~as cabe señalar diferencia, 8al\"0 á emplear los argumentos de uo alambicado casuistno. Eo cuanto á aumentar los compromisos del establecimiento, la misma Faridad subsiste, pues cuaodo hubo fr.acasado el loco intent6 (4) de que su emision procedie3e de la entrega de numel'al'io efectivo~' hubo que emitirlos sobre depósito de valores. De este modo la reserva metálica del Banco no logró robustecerse,.y los bonos tuvieron por basa esclusiva el crédito del propio establecimiento, que habria tambien sostenido igual suma de billetes con iguales garanti~s. En.cambio, los bonos apenas proporcionaban provecho al Banco, y 'por lo mismo no daban incremento ni á s~s recursos ni á su prestigio; mientras, por otro lado, no eran ,tan aptos para circulal' como lo es el billete, y con su menor movilidad prestaban menores servicios en promover ó facilitar la liquidacion pendiente. (1) La autorizacion para emitir bonos. contra la entrega de numerario. estuvo viendo la luz pública en balde por varios dias en la Gaceta ; Jo cual es muy'fácil de comprender. pues cuando el dinero valía del 15 al 18 por 100 con excelente hipoteca sobre fincas de triple valor óprendas de igual solidez • la oferta hecha por el Banco no podia seducir á los capitalistas. Posteriorment~, y cuando un poco á las calladas hubo forzosamente que .autorizar la emision de bonos sobre depósito de valores industriales 1 se tropezó con el nuevo inconveo·ieble de que no servian para la circulacion.·EI comercio de la Habana rué quien solo pudo salvar en parte lamaño reparo. mediante la publicacion de una lista cuyos firmantes se comprometian á re- , cihirlos en pago de sus créditos activos. Sin embargo la accion de este auxilio fué siempre incompleta; pues los bonos. por su Calla tle subdivision y por otras circunstancias. no eran aptos á desempeñar las funciones generales de la circulacion monetaria. Lo que de esto se deduce Cil , que legiillar sin atender á las circunstancias del momento, equivale á ensuciar papel: y que aun dentro á los Iimiles de lo factible; la voluntad gubernativa perman~ estéril sino se atrae. el :Isenlimienlo y coopera,cion de las clases illnuyenles por su riqueza é inteligellcill.

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! solidez, .iemp're qne los agen.tes en que se encarna emanen del 'propio.origen. Mas hay aun: la verdadera unidad nacional, simboUzada en el influjg' de los consejeros responsables del trono, se.' • halla todavia colocada en una esfera superior á la de las cuestiones que ahora se veJltilan. Confundir los intereses y decoro del Consejo de Ministros 600 los de la direccion de, Ultramar, ú otra oijcina análoga, es error tan ,craso qiJe apenas acierto como pueda calificarse. ' Péro si bien oOpino que lá situacion, tal cual es en si, debe de ' reconocerse', y que la autoridad 11lcal de-Cuba constituye el mejor eslaoon en la cadena de nuestra unida~ nacional,' para trasmitir á los gobernados la accion del poder gobernante; y que por ,lo tanto gran suma de atribuciones administrativas es de colocar~ en sus manos, no por eso se deduce que el sistema de centraliza" ci9n quede recomendado. Tal al menos cual aquí se le entiende. y se le quiere' plantear, encierra vicios irreparables y de espaotosa magnitud. En efecto, cada siste'ma posee condiciones propias de vida y. eficacia sin cuyo sosten no acierta á funcionar con provecho j y de dichas condiciones acaso no, sean las menos indispens~bles aquellas que van enderezadas á moderar y suavizar el rigor de sus principios dominantes. La tendencia universal de toda fúerza á perecer y aniquilarse por el irreflexivo ahuso de su poderío, es una de aquel1a~ máximas de eterna verdad que no p~ , dable ni poner ¡m 'olvido ni quebrantar impunemente. Ahora bien.: por lo mismQ que la doctrina de centralizacion conduce á intervenir con gran latitud y fuerza en todo género de negocios, por lo . mismo le urje tomar precauciones contra su propia violencia; y. rodearse de fórmulas y trámites que amortigüen su ímpetu y que le permitan guardar hilacion y armonía entre todos sus actos. La centralizacion ad ministrativa, es pues, por esencia y potencia una im;titucion civil, en abierto antagonismo con.el ~spíl'itu militar; y , el instru!Dento favorito (indi,spensable iba á decir) de que para obrar so vale, consiste en la burocracia con sus tradiciones, y no en el individualismo con sus arrebatos. ,Para quien ha leido con pllliO y fruto,la historia, y trata de comp¡'ender su ~1!-3- enseñanI

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ni género de duda cabé por lo tocante á estos 'rasgos caractedlticoa, siempre patentes y puestos en ámplio relieve desde la época mas antigua que nuestros conocimientos abareao y en la que podemos penetrar bastante á fondo para descifrar .con fruto 8U significado. Acaso la primera "i mas n'otable entre esas organizaciones sea la que bosquejó Diocleciano , planteó Constantino, y encanlada en las instituciones del llamado Bajo Imperio, sudlinistra tal copia de argumentos en pro y. en contra de su idea matriz.' Pero no es preciso acudir 'á tan remotos hechos, envueltos acaso en un tanto de nebulosidad para quienes, merced á eualquie~ causa, no 'se toman el trabajo de estudiar filosóficamente los anales de la humanidad á través de sus infiuitas evoluciones. variaa siempre -en aspectes, idénticas siempre en sustancia. Los tiempos presentes bastan á ofrecernos ejem¡1los mas al 'comun alcance, y de autoridad no menos decisiva. Sin mencionar el caso de la burocracia y de la centralizacion en Prusia, y de su hostilidad , abierta é incesante con el espíritu militar de la aristocracia en el mismo pais, acudamos 'al 'Qto del primer adalid de la doctrina centralizadora en nuestros dias , y estudiemos lo que su conducta nos enseña. No se culpará á Napoleon 1de ser anti-militar en sus ideas ó aspiraciones; pero al pietar y regularizar la planta administrativa que aun hoy dia en Francia rige (institucion para mí falsa en doctrina, funesta desde luego á la libertad juiciosa, y no menos funesta para el órden en sus c'onsecuencias filiales, pero institlJCion cuyo fugaz, esplendor confieso que deslumbra y cautiva á infinitas capacidades cuya superioridad acato) sU: altisima inteligencia le avisó lo incompatible del propósito con sus propias aficiones. En el sistema departamental francés el Genera} queda enteramente eclipsado y oscurecido por el Prefecto; y com~' centro director de todo ,el mecanismo, descuella el Consejo de Estado, ÚDica barrera ante. cuya resistencia 'solian cejar ó contenerse de momento las ,",oluntades del colosal dictador. Al copiar, pues, el modelo no púeden alterarse SIlS proporciones sin obtener' un inónstruo informe. Los partidarios sensatos de la eentralizacioD ban de reconocer que si ~e infrlnje e~a regla fundamental de la iU": 18,

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premacia da lO carácter civil, la idea queda falseada, destruida eficacia y desautorizada ,su existencia. ' Con recordar, por lo tanto, que la primera autoridad de Cuba ba procedido, procede y habrá inevitablemente de proéeder del gremio de nuestro ejército, no necesitaré esforzar' mi aserto tocante á lo inaplicable y ruiuoso del sistema de centraliiacion dentro de la Isla, al lDenos .bajo aquella forma absoluta y barredera' con· que nos ha ¡;ilio présentado: Porque muy fácil y lindo PUEDE ser el discurrir sobre las prendas innatas del principio de autoridad ó sobre. el método, armouia y regularidad que de suaccion. se desprenden; pero nadase consig'ue por es~ via h~sta tanto que se nos enseiie dónde. y-cómo aquel principia, se encar,na y simboliza, al, trasladarse de los espacios ideales' á la region del mundo positivo.. Al ente vivo y activo ,en que se conseryen todas las calidades abstruliUs de un principio y que Sil llame Don Gobierno ó Don Capitan . , General; no le conozco,; yalin cuando me eche en su busca á rceorrer todos, los ámbitos del mundo; linterna en mano', como Diógen~s buscaba á su hombre, témome mucho que no he de alcanzar encontrarle. Lo que si conozco son individuos, Don Pedro ó Don Juan, Don~Diego ó Don José, con todas las .cond!cione~ humanas de fuerza y de flaqueza: individuos,que no solo' ('epro... ducen emblemáticamente la idea de autoridad, sino que la ejercen de un modo bien palpable. Aqui es donde flaquea en su base, 'y por su propio peso se desmorona la fábrica teórica,de q~iene,; abogan por la centralizacion en Cuba, sin tomar en cuenta la manera en que ha de acomodat:Se á lo.existente. Los vicios que, por un raciocinio á priori, fueran de suponerse en la ~xcesiva perso-~alidad,del militar, acaban de confirmarse por la esperiencia y de reCibir una forma concreta en los actos de nuestros Don J uanes y Don Josés, El general Pezuela, por mero- pique de amor pro- \ pio, agitó al pais hasta sus. mas recónditos senos, y le colocó al borde de ún abismo: el general Concha, en su afanpor constituirse ! en sálvador económico de ese mismo pais, ha conculcado áciegas los principios elementales del derecho civil y de la propiedad, sin que de ello se palp9 otro fruto sino el de haher ílocavado la idea. IiU

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de seguridad, y el ile haber introducido los gérmenes de nuevo descontento entre las clases ricas é industrIosas, pues en ellas y no en los "matos partidarios de la pert~rbacion poUtica 'es donde veo ahora apuntar síntomas de efervescencia. Y lo que mas me aterroriza, de todo el negocio., 'consiste en la buena fe con que visiblemente cedieron ambos Generales á su arrebato; porque la corrupcion, que siente Raquear la propia conciencia, suele moderarse por temor á los ulteriores compromisos, mientras el fanati~• mil sincerO no reconoce obstáculo. Y si la integridad de los pasados gobernantes no ofreciere tacha, tampoco descubro visos de , una mejora sostenida en el pel'sonal futuro. A nadie pl'etendo ofender con mi compal'acion, pero léase detenidamente·fa larga lista de nuestros militares de rango, y dígase' si en ella abundan los nombres cuya capacidad y antecedentes basten á infundir razonables ~speranzas de mayor áeierto. Ahora bien, .iniimtras mejores sean los hombres, comparativamente hablando, mas decisi.: va será tambien la ellsei'!aza- de lo 1>currido; y donde aquellos f¡'acasaron, podemos vaticinar que se estrelle asi mismo ]a vasta . mayoría ·de sus sucesores, p.arque, desengañémonos, la raii del mal es 'muy honda y se esconde, no en el carácter de uno á otro individuo, sino en la miS'nla esencia del problema. No reside solo en 10 incompleto de "aquellos estudios (y Diol; sabe si Jo son ó no) que califican á ul1 General para tan espinoso cargo,' pues esta COll_ di.cion negativa podria suplirse.quizá, yademái se reproduce casi por completo en las restantes profesiones ó carreras. Lo· radical del caso se cifra en que 10s hábitos'de la vida militar, y el sesgo de ideas á que induce, encierran un antagonismo absoluto eoolas necesidades del gobierno civil. El hábito de hacer evolucionar. grandes masas de hombres en su entidad física, y de desplegarlos en linea ó cerrarlos en masa conforme á 'un método invariable y .8encilto, sugiere la idea de que los hombres en su 'ent!dad moral , y enlazados con la cuestíon de intereses, admiten manejarse con idéntica facilidad y éxito; pero.si hay en el mundo una nocion falsa y peligrosa es la de concebil' :i fas sociedades como un mero. ellCuadron D balallon, De otra parte aquel facile ubb1'dir de Man- "

497 zoni, aqll~Ua estricta observancia de una obediencia pasiva é ,ili~ mitada ,vicia el entendimiento -de los militares, y les mueve á consider¡¡r cualquier disidencia Ó cl,lalquier conato de oposicion legal, haata en materias eCQnómicas, cual un rasgo de' lnsubordinacion que merece castigarse con todo el rigor de la disciplina. VéaSe, pues, porque invencibles razones la suma de omnipoten-. cia gubernativa á que'los Capital,les Generales de Cuba aspiran, agena de toda barrera ó de tod'a responsabilidad, siquiera del ó¡'dcn moral, es iuadmisible en doctrina y casi me atre,veré á decir imposible de realizar en los hechos. La autocracia basada en la personalidad militar ~s institucioD \ que pugna abiert~mente con el espíritu del siglo décimo nono, ~i en sus 'doctrinas como en sns necesidad~s, asi en la esfera de las.ideas como en el tel'reno de los hechos materiales. Si llegase . por un momento á establecer~e en su cabal latitud, careceria del primer 'requjsito apetecible en toda forma de gobierno; porque, edificada sobre arenas movedizas, no ofrece prenda alguna de estabilidad Di puede satisfacer las exigencias ~e lÍna escuela inteH;gente á la par que conservadora. Y sin embargo, puesto que no se haya ,llega,do aun á tal extremo, hácia él uos vamos resbalando con triste c~lel'idad, No se me tache, pues, de quejumbroso cuando denuncio taleti tendencias; ni se me repute por visionario , cuando prot\lamo la imposibilidad moral de sóstener semejante mecanismo. -

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xv. El convencimiento de por cuan torcido rumbo' se dirigen laa . innovaciones últimamente ensayadas, 'con-rencimiento que tomo por bien arraigado ,no obsta en manera alguna para que en todo I!U vígor y fuerza subsista la idea primitiva respecto á la opartunidad, neeesidad y h,asta urgencia de una reforma; reforma que

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e!llá en la esencia de la sitoacion, que 'odos ape_n y que en fondo todos procuran realizar; y reformaf en fin._ que ya DO ei dable esquivar por largo periodo de tiempo. Pará buscar el oportuno enlace entre ambos principios, cúmplenos ahora definir con mayor claridad cuales son las dóclrinas en que deba- asentar· se un plan mejor adecuado á las exigencias del caso. Entre di~bas doctrinas, la primera segun el órden lógico, y la plimera segun el órden de su valor intelectual ~ es la que nos avisa -el rechazár con constancia todo conato de asimilacion entre el regi" men de la Península y el ~e las provincias ultramarinas. Inlerio , ¡ uo descartemos por completo de la fantasía ese sofisma de una , , semejanza ilUl~oria é inalcanzable, nunca se llegará á buen·pa~ i del'o; pues obrará, á manera d'e un fuego fátuó- qne á cada paso \ nos seduzca y desCarrie de la recta senda. ,Anotemos. pues,-de ! carrel'a, por ser inagotable el tema. algunos de los mas crasos i errores y de los mas trascendentales peligros anejos á la doctrina de la asimilacion. En el sentido polttico apenas se requiere detenernos.· Por 001'- . cenada que esté la actividad de la vida poUtica en la Península, y aun cuando todavía mas se la restringiese, seria de todo punto intrasplantable á Cuba, si ya no se apeteciera precipitar uo tras-torno general. Latransicion seria demasiado brusca para un paia . lan mal prep'arado, y donde hay almacenadas tan~as enconadas pasiones que nos convend¡'ia amortiguar y á las que por el C08trario infundirrnmos ~1}eVO aliento. Al menor' asomo de elecciones populares, ó semi-populares siquiera, renacería el encono de los \ dos partidos cuya existencia bosquejé al principio de mi presente . \ eilcl'ito, y enlre losique se cerraria la puerta á toda posibilidad \ de reconciliacion. Arrastrados por el 'ardor de la contienda '1 por, ! el irresistible influjo de la afiliaciQn bajo nuestr~ distiutas ó en'contradas banderas, hombres cuyas opiniones apenas se ven hoy día separadas por ligeros matices, y que á una anhela'mos. 'por el bien del pais donde se contiene nuestro comun bien, nos veria-' 'mos empujados á volar por candidaturas extremas en uno y otro sentido, y á odiarnos de nuevo con aquel Ó(ijo que subsana por I

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su vehemencia la falta de legitimo fundamento. Ni se limita el daño á esa antipaUa social que en otras sociedades subsiste sin acarrear su completa ruina, porque Jas consecuencias finales serian aqui mas desastrosas. La pugoa legal de los partidos tiene, . como todas las cosas, ciertas condiciones de verdad que cuando una vez se falsean' toda la naturaleza del neg~i~ queda viciada. Si '88 discute el modo m~s adoouado de dirigir la política'de UQ gobierno c~alquiera , cual en Inglaterra, ó hasta cierto punto, en la misma 'Peninsula hoy acontece; y 'si la lucha versa sobre' la mayor ó menor latitud que de concederse fuera á, ciertas doctrinas, eatonces será posible moderar 8U ardor y contenerlo dentro de justos limites. Pero 'cuando lo que en el fondo se'versa es la existencia de ese mismo gobierno, como en' Cuba vendda á suceder por una lógica. iollexible, entonces no hay oposicjon CUlO inevitable desenlace no sea un ¡:ompimiento á mano armada. Si esto se apetecieré, en buen hora sea ,abogar por la asimilacion poHtica; pero aun asiacaso-eoBviniera, obrando con mayor franqueza, 'suprimir cual inú.til prólogo ,la fada eleccionaria. Si se ha de representar u~a tragedia, ' ¿ por qué ~lzar ~l telon con Ull sainete? y lo que de las elecciones se observa, ~s de aplicarse con igual ó superior rigor á la libertad de impre,nta, otra de las condiciones que en mayor ó menor grado de amplitud, vá aneja al régimen en la Peninsula ya arraigado. Hombre soy -de pluma I por aficion y por carrera, y si el propio inter.és me guiara I pediria hasta con ahinco la introduccion de aquella mudanza. Mas aun: en .principio absoluto I soy celos() partidario ~e la publicidad I cuyas ventajas superan por incomens~rable distancia á sus inconvenientes. Pero si me detengo á observar las circunstancias socialei que en Cuba existen, tengo que retroceder horrorizado ante la simple idea de ,establecer aqui, por ahora, la libertad de ¡m, prenta. Y no son solo sos inconvénientes poHticos los que me asustan, aun cuando bien conozco que las palabras de paton y , de filibr"tero vendrian muy luego á crlHar&e en las' cólumnas di los periódicos, ya en 8U fea desnudez, ya por insinuaciones barto I

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tI'llllparentes, conll'ibuyendo en uno ú otrQ estremo á eoardecer las peores pasiones del, hombre. La cuestioode raza y de colores qll6 por donde quiera que tendamos la "ista descuella en lontananza, y cuyas preocupaciones y ódios se ciernen sobre nuestra sociedad, asomaria luego la cabeza con todo su horrible asp,ecto. Tras el apodo poHLico 'rendria el apodo de mulato, para no men- • ciona~ las calumnias de inferior categoría á que la estructurjl mercantil dél pais se presta tan maravillosamente. El breve, pero no ohídado.... ensayo de lo que fué la prensa de Cuba. durante el· ~riodo const~tucional de 4820 á 4823, nos a"isa bien á las claras que, si intempestivamente se alzasen ahora las barreras, pronto competirian nuestros periódicos con algunos de la América Meridional, que !la pueden tomarse siquiera en la mano sin sentir un profundo haslío. Bien conozco que Cuba es ya hoy dia, y á cada dia futuro lo será mas y mas, UfI. pais de discusion; y que f9rzo110 se hace reconocer este derecho incipiente', si no se pr~tende violentar nuestra Ilituacion; pero para el momento de transicion la censura es todavia una 'necesidad, si ya una censura tan liberal ( é inteligente cuanto concebirse quepa, y cuya elasticidad crezca \ por instantes en el sentido de las franquicias. Pero, mal,prepara. \ dos cual ,lo estamos á otra novedad de mayor bulto, no solo aearrearia esta en pos de. si la inseguridad del estado, sino tambien el desasosiego y la desorganizacion de l,a familia. Si se quisiere progreso y no revolucion , transicion y no t.rasLorno, lógico y forzoso será condenar en lo absol~to la idea de asimilacion polilica , semejante á comenzar la fábrica de un edi:- , licio por sus teohos. Mas acaso malgasto mi tiemp,o en demostrar 10 que no admite dÍ'-'puta. En realidad creo que el proyecto no .) cuenta con partidario alguno, por lo menos sincero. El partido ¡ eipiñol le abomina, y con sobrada copia de justicia. La parte \ sénsatay semi~coDservadora del p81~tido criollo, esto es, la que por ser acaudalada ó industl'iosa tiene miedo á las revueltas donde su riqueza está casi segura de hundir$e. le· mira con no levé de¡¡\ confianla. Si alguien apetece. pues, la compteta asimilacion poHtica, sel'án'qllÍenes deseen valerse de ella COlllO instrumento, be 7

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mej8rar y sí para subvertir el, régimen existente, bajo cuya hipótesis su adhesion IIO oie¡'ece calificarse de ·sinceFa. Cabe, coo todo, que se procure l'ebatil' mis reparos, alegando que si la Lotalidad del proyecto' es por abora inadmisible, puede desde luego efectuarse á medias. '¡Linda combinacion, por cierto, y en cuya anatomía voy por un rato á divertirme! ' Por de pt'onto m;l1 se concibe,lo que sea una asimilacion que I!ada ,asimila én realidad, y que por el contrario comienza por establecer una nuev.a diferencia hasta ofensiva. Si hubiere entre nosotros quien codiciare el movimiento polit\co de la madre patria, mal pudiera contentarse con la sombra de -lo que anhela, mientra» se le negare la sustancia. pe¡·o, sobre el enojo á que' tal burla-incita, bay, como acabo de sentar, implicada una ofensa. }. prorumpe en estas admirables frases: ' 'lePeur bien lipprecier le ¡>rogres dont 00 parle ici iI n.e faut jumais oUblier ~«; si, d'llIle 1J8rt, le pouvoir judiciaire dans I'ancien régime, l,;'eleodalt sans cesse au de la de la sphsere naturelle, de sQn a,utorité, d'ailtre part iI ne laremplissnitjamais ·complétemeot. Qui voil I'une de:ces deux BhQllel sans .l'autre, n'8 qu' une idée incompte\e etfausse del'objeto · Tantot ou permeltait aux tribunaux de faire des reglemens d'administratlOn ~Ilque:. ce qui était evidemmerit hors de leur ressort; lantot 00 leur lDteráisait deJlJger dli1s "éritaMes procés. ce-qui était I~s exc/ure de leor domaine propre. Nous avoos, iI e!lt vrai. chassé1a.justice de la sphere administrative. ÓU I'ancjen régime I'avnit lajssé s'introduire forl IOdulIWlt; mais dslns le mema temps comme' on le Vilit, le 89Jlvernemenl Iríiltrodujs ait sans cesse dans la sphere naturelle de lit justice, ~ nous t'yavons lilissé: comme si la confusion des pouvouirs, n'etait pas aüssi Uangereuoile de ce coté qoe de ¡'eutre, el meme pire; car ¡'intervention de la j!Jstice dans I'administration ne muit qu'aul'; affaires, tandis que t'inter1Jention de t'admtnistration dans la j',slice dépra1Jtl les lIommes, el lend á les 'relldre tout á la fOis revotutionaires el 8tlrtlite••• (L' Ancien Régime et la Revolution. Segunda edicion. Pal'jll en 1~!S&,

acl)ntinuacion-s6 estampa, creó que e~ el fondo

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y á la-:V:el de COIllleg'Ufr. finés' tan 'apelecibh3s , 'habremol desV8~ neeido el mayor esterbb que media 'oontra la. :adopeioo'del pridei" pi!>' da- reformas. 'Nildi~ ,es tan' oheehado .ó .l-an atrevido ~ que i1U8-tiW\e fi,ias claras el :sistema 'de lo arbitrario en toda sO'desoudez,' y. que ,se niegue á.reconooer:llt·, necesidad del 'método cODsultivo, (malla forma mas mitigada qti~admite el'íntlujo moderador. La resistencia soló sabe apo~ll¡'se en el p'~etexto de q~e tal ateocioD se .mira de antemaDo cubierta ;" pero· cuando se reeonO"lcÍl que' nada en re,aUdad ex'iQe' parapBner'coto' IÍ lós~posiblés'Y hasta ;pi-obai... bles'eXceilOs" pOT. ser u.n aéreo fantasma 'el podercoQc~idb 11 Ja i\udieneia ,:entonces no queda Inedio de rechazar mis, oonct• • Des. El estáblecilllieoto de. una robosta organizaeioh' consultrva que, eoo el carácter de provincial:, satisfaga: todas .135' etigencbill se presentará '! deberá presentarse.ll'I ánimooC1IaJ 'única solucioD del problema. . El punto de parÚdapara su C1'eacion, está en,una buena division . territorial y en ia:si:m~I~p'ublicacion,dfJ unilbu~ lerde , avuntllliÚeÍltos. Ambos de'estos estremos están iDtimamenle 8dla.;. zados, y ambos presentarian carácter io'negable de urgencia y de justicia. :La eonfusion' y ~asta el desórden que sobre el p~iméro prevalece, dimana moyO naturalmente de que • por 8tl aiiejafecha. , el rayarto y la 'CIasificacion del territorio 'Y de laspoblacióneÍl,:es~ tán en d~elDejanza con las circunstancias de la' vida moderna. Mientras.alredeoor:de bl B8bana tenemos juridcciones qoe. 1"6-lativamente lÍablaildo ~ son del tamaño de on p1ieg0 de papel ! éaya p,roporcion de riqneia es ,en 'igual Ómayor grado ~ba'lterDa. ' 'vemos en otra parte del te"ritorjo ininensosdistritos, cuya difeooiOll supera qnizás á 'las fuertasde todo' .hombre, 'y que 'deseguró abruman ,á sus actllales ~obernantes. Mientrail por' identie8 call1l8 'Vemosen la primera'de, estas subdivisiones pnebl'Os,Mmo San ÁD- . 10nio, ó Santiago de la.; Vega!i.· Ó él Bejucal, revestldps GOQ el títulO' pomposo de .eiuda~es·y con el aparato tIeuo completo-8YQiI~ tamiento, 1a organi~ciQn gubernáti,va de la Isla apenas reconoce ,la legítima entidad de otras pOblaciones ricas y progre~ivast cuya imp~rtancia está en razon inversa de su 'antigtiedad ~. techai:

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Cárdelea. 'uaa de las I§tnrias modernas de Cllba, y q!Je' victoriosamea _tigOIl lo fecundo- del esplritu de· empresa individual en comams, Cárdenas, digD, y Pinar del Bio, y Gibara, apenas. cftQtaItoon tlñadóbil Junta muniCipaL Tamaño desarreglo, porque degarreg16'es, BO' eorrbsponde á: ·lás doetr,inas' tle ninguna escuela, nisati8faOelas rectas coDdiclones dé éxito para sistema alguno.: La "~illarid'ád qllcápruebo, no"iínp'1ica 'Di el abn'SO de la centrali..: _bn á4ue 'me opongo ;ni menos es&, absorcíon d6 poderes á que la oontl'alizácion fatálisimamente arrastra. Una division territorial ' bien ordenada; que responda á los elementos acttí~les del pais y , que óoJiceda· á las cOs\3s.el influjó que de hecho pQs~en', cuando eB. 'ell1ll 'Se reconcentra el movimiento industrial,' hé aqul el primer requisito tod\) plan -de bien entendidas Feformas., Mas esa esirtlCtul'll' de oportuna uniformidad, sino ha de ser estéril, tiene que llevar por base el ~levar y DO' deprrmir.' Los dis:.: tritolr1l11l tl"élldos ó reducidos ~ un tipocomun, habrian de tener, por lo ménos ert su éabéCera, un ,verdad,ero lllunicipio; reformándose por lo tiinto la planta del actual ayuntamiento, d&nde ya le hübiere, ye8tableeiéndllle'de cOnformidat1con el' mismo m~todo yen', 'oda sti latitodsi ailteB no e~istíere. Una: ley uríicip'al; ta'ntas ve-, oa8 prometida y siémpre ansiada, es el' si~equ:a non para eJ bueQ g '&lno para el uso de todas la[l facultades de algun peso que en .la misma autoridad residao , ha de ser ,'lrámite obligatorio cl -de consultar el par~r de la luntll'. Re-: glamentos administrativOs, concesiones econó~icas, tpdo e~ fin. cuanto descuelle sob....e .el eorriellte despacho ~e ,los negocios-o..... din¡lI'ios~ se bailará sujelo á dicha regla; salvo á que el Capilao General e~, SIlS aouel'dos disponga lo qile juzgare JUSlO y '~óllve"'f niente ,':aUiDcuando db;erepe de.la opiuion. de la .Jun~ .. Bién se"ye quer.eduzco: las trabas á su mas Dlinima espresion,; peto dentrd del drculQ que. me trazo Be de in,sistil' por su ab501ut'a eficacia. Y' si la vía consultiva ·1)0 ha de convertirse' en .fórmula ,vaoia de t-odo' senlido. en u.na fi)rsacúaHa que.boy c'ontemplaoopS, fOI~zososer.a entonces qne se apoye en el inmeltSo pQderí~ de la Pu'1)1i9idad.; .Ni) que pretenda ,yo 'UIl3. ,tri buna ruidasa, llue á nada conducesiIio á- alborolar en balde.:La publicidad sériay de resultado.po5ilivo.. es la que sill agitacion~s esLériles, ,ápela ·al crio 'y desapasionado fallo dota ()Jljoion;.,y;tales I~ubliri.(.liid á que .asp.lI'O y, con, la que:roe doy. POI',contento. Publíque¡¡6 de ofioio,en. la Gac-eta el, dictálllen'decada ~om¡sioo'de la J~ta, con'etacuerdQ de e~ ~obl'e las 'mlllerias cons.uÚadas, y q\le:luego, eo~sl8, \a. reiolucion del-C~pilqD;,General, ya ·confQrme ó ya ~qnll'al'i¡l.,,: . ,Enes~ qo.mpa-raciOi.l ~,parncer~s y ~(}doctr~slhaYr u~a fuerza: mor~J in~ensa"ac~rde con el..esp1J;itu de.nn,!JsLra época. y. que, [liD aLar, las, cn;lJlos del po~er ejec!1tive, .1e atajar.á, en SllS~jlrrebatos. ~Qede que haya ¡ulla auloridlld que tenga en PQCO seoiejanl~



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y que la salte de ligero; pero mncho dudo,de que 8si· su-' ceda. sobre todo siitcmáticamente, y si sucediera no tal'dará en expiar su ,desacierto. Esas providencias' vitales farfulladas entre el;Jilencio. que afectan los intereses del capital y de la indusfria, y - que á cada paso. nos sobrecogen. abora inadvertidamente, tendrán que sometet:se á un exámen que les será funesto. Conste la disidencia cuando la hubiere, entre las ideas econó:... micas ó administrativas del píris y las de la autoridad superior,eli la Isla, y no temo al resultad!>. , El mispio gobierno.supremo, advertido de lo que ahora COIl (~ecU:encia ignora, se apresuraria por decoro y conveniencia ,á _refrenar los impetus de su agente, ,at,ajando una lucha éuyas consecuencias no pueden escoildérsele. Una organizacion consul~va, acomp~ñada pOl" la publicidad del Consejo, no para de ser lIn freno moral; pero,no creo que sea licito dudar de sueficacia~ Con su auxilio babrianse escusado casi en su totalidad dos graves errores de las dos últimas administraciones, la presente y la in':' rpediata antecesora. Con su auxilio es ,como únicamente lograremos restituir aquel sentimiento de confianza y ,de seguridad que • vivifica el espiritu.de empresas, y que va hoy dia con -rapidez desaparecie~do.

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Tres meses de sesiones al año " con facullad en el' Caprtan GeIleral para embocarla en reunion estraordinal'ia, pennitil'ian á la Junta,atender con desembarazo al desempeño de $US funciones. Vini~ndo ahora á fijar las-relaeiones. entre el gobierno de S. M. y la nueva Junta de FomentQ, creo que deben ser de la misma especie, esto es, consultivas de obligacion j dado que por mira,.. mÍlmtos de cierta esp~cie elevada, consienta yo en suprimir el requisito de la publicidad inmediata. Las providencias de elevada c1as~, que poseen el carácter de ley, quedan por este sistema exentas de la aprobacioD de fas córtes, declarada indispensable en lls provincias peninsulares de la monarquia j.y con'ello ganan en reali:fad y en .esplendor las prerog,ativas de la Corona, mas al propio tiempo se hace mas' obria la conveniencia de adquirir al,;. , gUn~s luces sobre el lino de aquellas medidas. Nadie es tan capaz . '46

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de,sumioist.ral'las cllal el pais que h,a de verse sometido á su Í1Dperio; y el'voto de ese pais, por conductQ de' la corparacipn constituida para servirle de ó!gano, es el que debe, solicitarse, no cual un mandato, pero si éual un dato de entidad. Aparte de que mas sabe el loco en su casa que el cuerdo en la agena, p~r donde comprendo que algo debe saberse en Cuba de lo'que.á Cuba conviene, no es tampoco d~ olvidarse aquella máximá de, derecho beneficium invito non datus. ' La legislacion mas perfecta en ,doctrina se vuelve ineficaz hasla se convierte en daños.sino armoniza eon los antecedentes. necesidades é ideas del pais .á que se le destina. Por esto me parece indispensable pedir el parecer de la Junta ~e Fomento sobre cualquier acto de legislacion, desde el mas bajo al mas encambrado, siempre que nQ versen sobre cuestiones internacio~ales. 1. pues la ley de presupu~stos es una de las de mayor entidampaña en Cuba al rapidísimo desan'olio de todos los elementos componentes. ¡ Cuánto no se ha hablado de reformas , con cuya necesidad ó justicia todos convienen, y siu embargo, cuán estériles fueron los frutos! Nuesh·o·sistema tributario, incluso el diezmo, y nuestra legislacion aduanera, perinaneéen en el mismo pié y e:llado que tenian cuando presidiel'on á lo que puede na-'-marse el nacimiento mercantil de la Isla, con 'mínimas alteraciones, ó' mejor dicho, remiendos; y cuando todo ha preeido alrededor,' dicho se está cuán bien han de llcomodarse á las ~e­ cesidades presentes. Estamos en todo lo económico .como el mn,... . chacho grandulon que conserva la ropa de niño, p~r ·10 qua.apenas le pas,!n las mangas del codo ~ y los tobillos quedan descu,biertos, y el cuerpo se ve comprimido y embarazado en sus mo\'imientos por la estrechez del ve~tido. Mas como he dicho ya, . cuantas tentativas se hicieron para introducir un· órden de cosas· mas armónico, vinieron á estrellarse en la fuerza de inercia que disftngue á la organizacion existente. En su silenciosa rutina mueren ábogadas todas las voces de reforma, ya sea por falta de inter~s directo en la' l'esolucion por quien haya de dicta.'la, ya .comocre'o mas .vel'dadel'o, por carencia de la necesaria lucidez sobre la nalUl'aleza de l(ls peticiones y de su origen ó consecuencias. Supongo que mis lectores no ignorarán el' rasgo' satírico de up escritor' británicó contemporáneo, y' que con tan e8trepi~osos aplausos se repite dentro 'i' fuera de su pals, A pesar de que

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Inglaterra es con mucho la nacion menos aquejada por el InOoio burocrático, y de que en su Celiz régimen inte~ior casi no euale una sombra de lo que se llama admin;slrac;on, con todo, la corta pantidad que posee, prestó ya uiárgen á iAventar la entidad de una oficina de, circunloquios (circOllllooution-office) donde se estudia con' esmero el 'modo de RO hacer las cosas (lJOR nol lo do in. Esa broma de notable á que ya obtuvo el éxito de toda carieatura que, en medio á su ex.ageracion, reproduzca fielmente el tipo de la ~sonomia 'retratada. La tendencia de toda planta puramente administrativa es hácia la inmovilidad; salvo en cuanlo lo concerniente á ir deduciendo l~s mas viciosas aplicaciones de las do'ctrinas admitidas en beneficio de su propio' poderío. Si no ae la aguijonea por el estimul ) de la publicidad y por l'a mayor amplitud co'ncedida á las demandas de I~gítimo progreso, prevalecerá la inercia y vendrá á caerse .en ese estado de letargo que es Cunesto mientras subsiste, porque enerva, y mas funesto aun si· llegase la hora de despertar por alguna violenta sac~dida- _ Expléndido y convincente testimonio ~e que el apólogo inglés 80 carece para nosotros de empleo, es el que acierta á suministrarnos el espediente de moneda. Proyectada tenia una detallada historia de este episodio tan curioso en los anales de nuestra moderna maquinaria administrativa; -pero sospéchome ahora que el • tema de la circulacion monetaria y de sús leyes es ilemasiado árido para que en el instante presente consiga interesar. Baste, pues, con anotar los principl\les datos donde se contiene toda la enseñanza á mis fines necesaria. Sabido es que á consecuencia de UD sobreprecio Ppremio abusivo, concedido de tiempo atrás en Cuba, y que se ha convertido en becho legal, la onza

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