ATIENZA DE LOS JUGLARES REVISTA DE ACTUALIDAD, HISTÓRICO-LITERARIA-DIGITAL AÑO 6. NÚMERO 62. JULIO-AGOSTO 2014 Atienza (Guadalajara)

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Atienza de los Juglares

Atienza de los Juglares Número 62. Julio-Agosto, 2014 Dirección y coordinación: Tomás Gismera Velasco

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SUMARIO:

.- 5.- Atienza siglo XX. Crónicas de la historia reciente (28). Tomás Gismera Velasco .- 13.- El Regimiento provincial de milicias de Sigüenza. Reclutamiento de las villas de Atienza y Salmerón (1735-1751). Juan Luis López Alonso. .- 25.- Bajo los cielos de Atienza. Catherine Ballestero. .- 27.- La Excursión al Alto Rey de Manuel Pérez Villamil de 1879, y último. .-31.- Atienza 1748. Un incumplimiento de la palabra matrimonial. Juan Luis López Alonso. .-33.- Baltasar Carrillo y Manrique. Juan Pablo Calero Delso. .-36.- Caballada de Atienza 2014. En seis imágenes. .-39.- Atienza a través de sus personajes. .-42.- Nos vamos al refranero de julio y agosto. Juan Luis López Alonso. .- 45.- Palazuelos: La Quema del Boto. Adolfo del Olmo.

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ATIENZA SIGLO XX, CRÓNICAS DE LA HISTORIA RECIENTE (28) Tomás Gismera Velasco

A la memoria de don Doroteo Cabellos Esteban, Alcalde Constitucional de Atienza; de don Juan Benito Arribas Lapastora y de don Mamerto Ranz Cabellos, bárbaramente asesinados en Atienza. Con mi gratitud y respeto hacía las personas que han depositado en mí la memoria de unos días tristes. Las lágrimas del recuerdo son las esperanzas de que cosas así no vuelvan a suceder, ni en Atienza, ni en parte alguna. Para aquel 2 de agosto de 1936 en el que Atienza entera se prepara para la batalla, la mayor parte de las personas que fueron señaladas como elementos de izquierda, y que habían salido del pueblo temerosos de las represalias de quienes en esos momentos gobiernan civil y militarmente el pueblo, regresan a sus casas. Es el propio arcipreste, según los diferentes testimonios recogidos, don Julio de la Llana quien personalmente convence a las familias para que les hagan llegar la noticia de que no les sucederá nada. Prácticamente todos los escapados al monte, salvo don Carmelo Martínez Aldaz, regresan a sus casas, entre ellos el maestro don Bruno Bayona, a quien anteriormente dimos por desaparecido, y que se pone al servicio del nuevo Ayuntamiento encabezado por don Luciano Más Casterad. Tanto don Luciano Más en su faceta de industrial y Alcalde de la población, como don Modesto Almazán, gerente de la Eléctrica de Santa Teresa, ponen al servicio del gobierno militar encabezado por el capitán Héctor Vázquez a todos sus obreros, familiares y amistades. Don Luciano incluso pone al servicio del ejército su propio vehículo para el traslado de tropas, así como el de su yerno, Antonio Barco Martín, casado con su hija Eloísa. No obstante, don Modesto Almazán, temeroso de lo que pueda suceder, organiza el viaje de su mujer e hijas hacía una zona menos peligrosa, enviándolas a Burgo de Osma, donde pasarán el verano. 5

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Atienza de los Juglares Por estos días, y a fin de organizar la defensa y preparar el avance de las tropas nacionales, a Atienza llegará el coronel García Escámez, quien dejará órdenes directas para el avance hacía Sigüenza, ocupada por fuerzas republicanas. Del mismo modo que las fuerzas que ocupan Sigüenza tienen como objetivo principal la toma de Atienza. Las noticias que ofrecen las fuerzas republicanas es que Atienza, en los últimos días de julio, sufre el ataque de la aviación republicana, que al parecer bombardea la villa, Medinaceli, Torralba y poblaciones cercanas. Sin embargo, nada hace suponer que Atienza, por aquellos días, sufra el bombardeo de la aviación. No obstante si es conocido que por aquellos días un vecino de Atienza, piloto de aviación bajo las fuerzas republicanas, hace constantes vuelos de inspección sobre el pueblo. Se trata del capitán Vicente Redondo de Castro, hijo de unos vecinos del barrio del Santo Cristo, a quien, por las horas en las que realiza los vuelos, lo apodarán “el churrero”. Y sí, para ese día 2 de agosto, las tropas republicanas acantonadas en Sigüenza avanzan sobre Atienza. Muchas personas salen del pueblo en busca de refugio en el monte obedeciendo a la orden general de evacuación anunciada en los pasquines que dejó caer la aviación. Algunas de aquellas personas se refugian en tainas próximas a La Miñosa, hasta donde llegan tropas del coronel Jiménez Orge, ordenando que todos los hombres acompañen a las fuerzas republicanas, y durante aquel día están al servicio de la república, haciendo trincheras. Los dejarán libres al cabo de la tarde tras el fracaso del avance, pues como tal ha de tenerse, ya que las tropas que intentan la aproximación son barridas por el fuego de ametralladoras que protege la villa, mandadas por Héctor Vázquez.

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Atienza de los Juglares A pesar de ello, desde el cuartel de Jiménez Orge en Sigüenza se da la batalla por una gran victoria: Orden de avance. Otra vez los camiones. Antes de salir han sido volados unos puentes de la carretera de Barcones. Atienza está a nuestra vista. Un nerviosismo intenso se propaga por la columna. Se quiere combatir inmediatamente. Circulan órdenes, y las milicias se abren en un ancho frente rodeando el pueblo faccioso (de Atienza). No se dispara un tiro. Frente a nosotros, a unos cuatro kilómetros, se alza el castillo con dos bastiones y sus torres. Al pie las casas del pueblo parece que se apiñan tundidas de pavor. La iglesia sube hacía el cielo su cruz como airón de combate, no como señal de amor a la humanidad. La batería toma posición. El teniente Barbeta dirige el tiro. Este oficial es todo ánimo y bravura. Siempre ríe, despreciando el peligro. El combate ha de empezar a los primeros cañonazos. Suena el cañón. Largo. Otro disparo estalla en el glacis del castillo. El tercero hace blanco en las murallas. Otro cae y levanta nubes de polvo. ¡Bien por Barbeta! Las milicias enardecidas lanzan vivas por la República que repiten los ecos. Empieza el tiroteo. Tabletean las ametralladoras. Los fascistas contestan desde el pueblo con las suyas y con fuego de fusil. Los nuestros se acercan. Corren, se guarecen. Disparan. Los cuatro cañones hacen fuego casi simultáneamente. El castillo es batido. Los facciosos salen de él y se refugian en la iglesia y en las casas del pueblo. Nuevo avance de los nuestros. Se han apoderado de un monte frente al pueblo que lo domina por completo. Los fascistas se defienden desesperadamente haciendo hablar a sus máquinas situadas en una torre al lado izquierdo del castillo (los restos de la torre de los Infantes). La artillería cambia de emplazamiento, avanza también y se coloca a mil setecientos metros en el monte alcanzado por nuestras fuerzas (se supone que nos hablan de Padrastro), desde allí los cañones dejan oír sus estampidos. Se tira sobre la parte alta de la población, los blancos son preciosos. Se disparan andanadas de ocho cañonazos. Arden las casas desde donde disparaban los rebeldes. Se hace callar a la ametralladora fascista de la izquierda. Los carros de asalto de combate se aproximan al pueblo. Desde el puente baten con ametralladoras las casas. El enemigo contesta débilmente. Son las seis de la tarde, y la operación de castigo comenzó a las dos. Es preciso el repliegue. Atienza está casi destruida… 7

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Atienza de los Juglares Evidentemente parece que quien esto nos relata, César Calderón desde la columna de operaciones del coronel Jiménez Orge, nos está contando lo que hubiera deseado que sucediese. Nada de esto ocurrió. O no al menos como se nos cuenta, a pesar de que Calderón, en su siguiente crónica, nos continuará pintando la desolación de la villa de Atienza. … en vista de que el vecindario se refugió en la iglesia fue ordenado el bombardeo de la población. Los efectos fueron terribles. La gente huía despavorida mientras los incendios y derrumbamientos se multiplicaban. Informes directos aseguran que por la noche del día 4 los vecinos de Atienza dejaron el pueblo, temiendo nuevos bombardeos… No se entró en el pueblo porque no fue ordenado pero moralmente Atienza fue copada por los nuestros… Las noticias ofrecidas por las fuerzas que ocupaban Atienza se limitarán a decir que repelieron el ataque, causando varias bajas entre las tropas enemigas. La realidad fue que algunos disparos alcanzaron a Atienza. Nos hablan de un conato de incendio en el atrio de la iglesia de la Trinidad, y poco más. En Atienza no hubo destrucción de casas, ni de iglesias y, ni mucho menos, el pueblo fue evacuado. De donde es fácil deducir que la propaganda, por ambos bandos tenía un papel primordial a la hora de levantar el ánimo de las tropas. Un nuevo combate, por las características de mayores dimensiones, tendrá lugar el día de San Roque Para ese día, temiendo la aproximación de las tropas acantonadas en Sigüenza, Atienza había sido reforzada. Más, para no caer en el error de falsas interpretaciones, tomamos textualmente las crónicas de la época: Así nos lo cuentan desde el bando “nacional”: Fue el domingo 16 de agosto, al venir el día, nuestras posiciones oyen y observan como una caravana de camiones venía dispuesta a copar lo perdido. Camiones rojos, la Pasionaria y otras rojas, tanques y cañones, orugas, en fin, hasta camisas de seda. Poca, muy poca táctica militar y mucho pánico. Rompen el fuego de cañón y dejan nuestras tropas llegar al enemigo que creía encontrar todo liso y llano. Ya, ya. Nuestras baterías, aeroplanos y fusilería que hacían trabajar rápidamente los percusores sostuvo un nutrido fogueo que duró bastantes horas haciendo verdaderos destrozos a los rojos que en huída buscaron la carretera a ocupar los camiones donde la aviación aprovechó unos blancos formidables. En una caseta, a donde fueron a guarecerse (Cantaperdiz) un 8

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Atienza de los Juglares gran número de rojos, les cayó una granada de nuestras baterías aprovechándose el tiro de tal manera que perecieron todos. La huída y desmoralización fue indescriptible. Se calculan en 260 los fenecidos y en 500 los heridos. Los rojos abandonan en el campo a muertos y heridos… Se les han ocupado cinco cañones, tanques blindados, fusilería, cartuchos, documentación importante y planos. En un coche que ocupaba la tal Pasionaria, acompañada por un francés, este resultó muerto. (En realidad la tal Pasionaria era Mika Etxekebere, y el fallecido su marido Hipólito). Las tropas republicanas, en número que se cifra entre dos y tres mil personas, habían avanzado sin orden a través de la carretera de Sigüenza, siendo ametrallados por las tropas que defendían Atienza. Otras informaciones hablan de un número de muertos cercano al medio millar. Fue una de las batallas más sangrientas de la zona. A pesar de ello, las tropas de la república, a través de César Calderón, darán la vuelta a la información una vez más: Al empezar el combate la aviación leal voló sobre Atienza, bombardeando el castillo y el pueblo. El ruido producido por las bombas al estallar era enorme. Esto enardeció a los nuestros hasta el punto de que los milicianos en un empuje valeroso y desafiando el nutrido fuego de las ametralladoras contrarias llegaron a entrar en las primeras casas. El aturdimiento del enemigo no es para descrito, pero unos aviones fascistas ponen un poco de prudencia en las columnas asediantes dejando caer alguna metralla que no hizo baja alguna, y desaparecieron. Nuestras piezas cambiaron de emplazamiento y durante ese tiempo hubo un alto en la lucha que se aprovechó para dar de comer a los nuestros. Inutilizado el cañón de que se servían los enemigos, estos pidieron otra pieza a Medinaceli. Las milicias hacían disparos sueltos que no eran contestados. De diferentes lugares del pueblo el humo de los incendios subía en espirales… Cerca de las tres de la tarde comenzaron los preparativos para el repliegue. El hospital de sangre registró cinco asistencias de otros tantos heridos siendo transportados a Sigüenza. Nuestras baterías se cubrieron de gloria… Sólo tenemos que registrar una muerte, la del valiente capitán Hipólito Etchebehere…

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Atienza de los Juglares A pesar de ello, en días siguiente conoceremos que hay muchos más fallecidos de los que se cuentan. Entre ellos el jefe de las milicias ferroviarias, Luis García Puente, o uno de los dirigentes de la Federación Obrera de Guadalajara, Luis Erguido. Otro cronista, Mauro Bajatierra, desde la línea de fuego de Atienza, sin dejar de engrandecer el ataque republicano, hablará de uno de los combates más duros y de mayor dramatismo al que ha asistido, y nos contará que la aviación causó numerosas víctimas, si bien también nos dirá que Atienza ha quedado destruida por el fuego de los cañones, y el incendio posterior, desconociéndose el número de fallecidos que deberían de haber quedado bajo los escombros del pueblo. Nunca conoceremos lo que realmente ocurrió, esto es únicamente una aproximación, si bien tenemos la certeza de que al menos en esta ocasión tres bombas “pequeñas”, a juzgar por quien relató lo sucedido, hicieron blanco sobre Atienza. Una en el paraje de La Mina, otra en el corral de la casa curato de San Juan y una tercera en la sala de la misma casa. El desarrollo de estos combates, con los testimonios del doctor Pedo Vallina y de Mika Etchbéhére los relatamos en Atienza de los Juglares, número 17, bajo el título de: Atienza, julio-agosto de 1936. No hubo en Atienza más combates, a pesar de que días después de que esto sucediese una patrulla de milicianos enviados desde Atienza a recorrer la zona será apresada en Paredes, algunos de ellos logran escapar de las tropas republicanas, mientras otro de estos es apresado y fusilado sin miramientos. Sin embargo, y a pesar de que no se volvió a intentar la dominación de la villa, constantemente leeremos en la prensa que Atienza ha sido tomada, destruida, incendiada… Años después, concluida la guerra, se nos contará desde el semanario Nueva Alcarria lo sucedido en aquellos días. Lo resumimos:

Mika Etchbéhére, en el frente de Guadalajara, junto a otros milicianos. 10

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Atienza de los Juglares El 26 de julio de 1936 toman posesión de la villa, en nombre de España y de Franco, unos ochenta falangistas a las órdenes del capitán Héctor Vázquez. El día 27 unos comunistas llegados desde Sigüenza llegaron a la entrada de Atienza como exploradores, saliéndolos al paso Héctor Vázquez, quien los detiene y aprisiona. El 29 los mismos comunistas intentan el ataque, que es repelido por 14 falangistas. El 30 tres aviones rojos arrojan un paquete de periódicos de El Socialista y se instalan dos ametralladoras, una en la Judería y otra en el castillo. El 2 de agosto se prepara para el ataque del día 3, que es repelido, incorporándose Atienza a la zona nacional. El 16 de agosto Atienza es nuevamente atacada, cayendo seis impactos de cañón en la plaza, iglesia de San Juan y cornisa de la Trinidad. Los rojos son abatidos, y en venganza destrozaron la imagen de Santa Lucía en su ermita… Por pocas partes encontraremos lo que sucedería en Atienza días después. Algunos testimonios refieren que lo ocurrido se debió a venganzas personales. Otros testimonios darán cuenta de que se trató de un escarmiento, por la muerte del falangista Marino Ulibarri Bastida asesinado en Paredes y los guardias civiles de Hiendelaencina. Es el caso que en los primeros días de septiembre de ese 1936, de regreso a su casa tras las garantías de que nada sucedería a su persona es detenido quien fuese alcalde de Atienza, don Doroteo Esteban Cabellos, hombre de conducta intachable, y hasta pocos meses antes regente del comercio de alimentación que se situaba junto al arco de San Juan. En los días previos a la festividad del Santo Cristo, sin poder concretar la fecha, a pesar de que todo apunta a que los hechos ocurrieron en la tarde del 11 de septiembre, don Doroteo es sacado de los calabozos del Ayuntamiento, e increpado por los nuevos miembros de la corporación municipal. Acto seguido tiene lugar uno de los más atroces espectáculos que pudo vivir la reciente historia de la villa de Atienza. Convocados los militares en la plaza, y bajo la atenta mirada de quienes militar, civil y religiosamente gobiernan la villa, a don Doroteo Esteban Cabellos se le pone un trillo a las espaldas y, bajo las burlas de quienes en aquellos momentos gobiernan la población, en los civil y militar es obligado a dar vueltas en torno a la plaza, hasta que cae rendido. En el suelo es vejado y humillado, hasta recibir el tiro de gracia. La autoridad militar, encabezada por el capitán Héctor Vázquez, autoriza su entierro, sin acompañamiento. A continuación, conforme a las informaciones recibidas, son detenidas tres personas más, las únicas que al parecer trataron de impedir semejante barbaridad, el veterinario de la localidad y 11

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diputado provincial don Francisco Espeja Cabellos, hasta ese día afín a la causa nacional; el presidente del Partido Radical, don Juan Benito Arribas Lapastora y el encargado de la gasolinera, don Mamerto Ranz Cabellos. Los tres son retenidos en los calabozos del Ayuntamiento. Aquella tarde, vísperas de las fiestas patronales, son convocadas las jóvenes solteras a un baile de honor que tiene lugar en el salón de actos del Ayuntamiento, obligándolas a bailar con los milicianos. Quienes no acuden o se niegan a los bailes son rapadas al cero. De madrugada el capitán Héctor Vázquez, quien ocupaba como anteriormente dijimos la casa hoy conocida como “de los Iturmendi”, donde estaba establecida la comandancia militar, antigua sede del concejo, cruzará la plaza para requerir la presencia del arcipreste don Julio de la Llana. Dirigiéndose en unión de varios milicianos, vecinos y concejales del Ayuntamiento, así como del jefe de las milicias populares de Atienza, a los calabozos, de donde son sacados los tres detenidos, presuntamente para ser trasladados a Soria. Una comitiva de cinco vehículos toma la carretera de Berlanga. El vehículo en el que viaja el Sr. Espeja continua en dirección a Soria, donde será encarcelado, y de cuya cárcel saldrá para ser fusilado más tarde. No tenemos la certeza de la fecha exacta de su asesinato. Sí conocemos que le fue anunciada la muerte, se le ofreció un confesor que le acompañó a lo largo de la noche, y que se le facilitó pluma y papel para despedirse de su familia. Se enfrentó al pelotón de fusilamiento con entereza y murió gritando: ¡Viva Cristo Rey¡ Moría asesinado por quienes hasta poco antes habían sido sus propios compañeros. El resto de los vehículos se detiene en las curvas de la Golondrina. Allí son sacados de los coches don Juan Benito Arribas y don Mamerto Ranz. Don Julio de la Llana, llevado al lugar para el efecto y probablemente desconociendo lo que está por suceder, les dará los auxilios espirituales, antes de que una descarga de fusilería acabe con sus vidas. El propio don Julio de la Llana será el encargado de comunicar a las familias el lugar en el que se encuentran los cadáveres. De la muerte de estos hombres son testigos varios concejales del Ayuntamiento de Atienza, el jefe de las milicias populares y Alcalde de la localidad, así el capitán Héctor Vázquez como comandante militar de la plaza y responsable del pelotón de ejecución. Los ejecutores pertenecen al Tercio de Requetés de Santa María de Estíbaliz, de Alava, que recibirán, al término de la guerra, la Medalla Militar de forma colectiva. La práctica totalidad de la prensa republicana se hará eco de semejante atrocidad. Sobre Atienza caerá la losa del silencio. Nadie se atreverá a mencionar aquellos crímenes ocurridos en medio de la barbarie que provoca una guerra. A pesar de que a Héctor Vázquez, en agradecimiento por haber liberado Atienza de “las ordas rojas”, el municipio de Atienza, a instancias de don Modesto Almazán, don Julio de la Llana y don Luciano Más pondrá su nombre a una de las calles principales de la localidad. Todavía hoy lo ostenta.

Nota.: Con fecha 12 de junio del presente año se informó al Sr. Alcalde de Atienza, entendiendo que por la distancia en el tiempo ciertos sucesos han pasado al olvido, de la personalidad de José Héctor Vázquez y de los sucesos que preceden, a fin de que trasladase la información al resto del Consistorio y valorasen si dicho señor es digno de figurar en el callejero de Atienza, entendiendo que mantener dicho nombre a dicha calle es una ignominia para la historia de Atienza, a pesar de que todavía, en Atienza se defienda la figura de Héctor Vázquez, por haber liberado Atienza “de las hordas rojas”. 12

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EL REGIMIENTO PROVINCIAL DE MILICIAS DE SIGÜENZA RECLUTAMIENTO EN LAS VILLAS DE ATIENZA Y SALMERÓN (1735-1751) Juan Luis López Alonso

Mediante la Ordenanza del 31 de enero de 1.734 se formaron 33 regimientos de milicias en diversos puntos de España, con el fin de reforzar el ejército regular. Uno de estos regimientos se estableció en Sigüenza, encuadrándolo en la Primera División de Granaderos de Castilla la Vieja, junto con los regimientos de Burgos, Laredo, Logroño, Soria y Valladolid. En la citada Ordenanza se expresa la manera de seleccionar a los mozos, eligiendo a los más idóneos, pero al mismo tiempo los menos ocupados en el cultivo de tierras, excluyendo, por supuesto, a los casados. El servicio duraba 10 años, realizándose únicamente unos ejercicios anuales denominados Asambleas. Estas Asambleas duraban unos 15 días, convocándose una vez al año en el tiempo considerado menos perjudicial para las labores del campo. Por ello solía ser a primeros de mayo. El Capitán General daba la noticia del punto de reunión de la Asamblea y los días que debía verificarse y se lo comunicaba al Inspector de Milicias. Durante la Asamblea se realizaban ejercicios militares, enseñando a los milicianos el uso de las armas y el combate en orden cerrado con la maniobra del regimiento. Durante esos días los milicianos recibían su prest1 y pan correspondientes. En la “Real Declaración sobre puntos esenciales de la Ordenanza de Milicias Provinciales de España”, de 30 de mayo de 1.767, se establecen las causas de exención de los sorteos para el alistamiento en los Regimientos de Milicias. Eran tan numerosas, que en los sorteos sólo participaban las clases más 1

Prest: el socorro diario que se da a los soldados para su mantenimiento 13

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humildes de la sociedad. Atienza de los Juglares Atienza, al igual que otros pueblos que pertenecían a Soria, estuvo incluida en 1.734 en el Regimiento Provincial de Sigüenza. En él estuvo incluida la propia Ciudad de Sigüenza, Villas, Lugares de su distrito y agregadas. Presentamos varios protocolos, tanto de la referida Atienza, como de la Villa de Salmerón. Los problemas para la formación del Regimiento son similares a las dos villas, y ambas realizan semejantes protocolos, sin influir su jurisdicción: Atienza es Villa de Realengo, y Salmerón Villa de Señorío, y cada una contribuye al Regimiento con 25 mozos.

PODER DEL AYUNTAMIENTO DE SALMERÓN PARA ACUDIR A SIGÜENZA AL SORTEO Y REPARTIMIENTO DE MILICIAS2. El 18 de abril de 1.735, ante el escribano Francisco Domínguez se junta el Ayuntamiento, a campana tañida, como lo hacen de uso y costumbre, D. Francisco Hualde, Alcalde Ordinario por el estado noble; Miguel Velasco, Alcalde Ordinario por el estado llano; D. Fernando Falcón y Custodio del Pozo, Regidores; Juan de Sosa Falcón, Procurador Síndico General del Concejo y Común; y Juan de Villarreal, Alguacil Mayor, y juntos dicen: “Que habiendo Su Majestad (Dios le guarde) sido servido que la Ciudad de Sigüenza, Villas, Lugares de su Partido y otras agregadas, haya de contribuirle con un Regimiento de 700 hombres de soldados milicianos, para las referidas urgencias de la guerra. Se ha requerido a esta Villa, con Orden y Comisión de los señores Alcaldes Ordinarios de dicha Ciudad de Sigüenza, jueces privativos para ello, que por esta dicha Villa se envíe persona con Poder bastante, que en el día 20 del corriente se halle en dicha Ciudad para hacer el repartimiento de los dichos soldados entre los pueblos comprendidos y agregados para ello, y hacer proposición de personas para los empleos de coronel, sus tenientes, capitanes y alféreces, y otros oficiales que Su Majestad quiere y manda en sus Reales Órdenes, y a decir si se le ofreciese agravio sobre el número de vecinos de cada pueblo, y lo demás en dicha Orden contenido. Y para que tenga efecto, por nos, y en nombre de dicha Villa y sus vecinos damos y otorgamos todo nuestro poder (…) al dicho S. José Miguel Velasco, Alcalde Ordinario de esta Villa (…) y concurra al repartimiento de los soldados de dicho Regimiento, y proposición y nombramiento de oficiales para él, en conformidad de la Real Orden de Su Majestad, expedida a dicho fin, defendiendo cualquier agravio o perjuicio que se intente hacer contra esta Villa, así por razón de no haber dado las otras y Lugares que deben ser comprendidos, los testimonios de sus vecindades, entera y 2

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cumplidamente, como lo ha hecho ésta, como por cualquier otra causa, motivo o razón que hallase Atienza de los Juglares ser de perjuicio y no ser arreglado a dicha Real Orden, y por otra cualquier razón, vía y manera que sea. Hacer y proponer para oficiales de dicho Regimiento, la persona o personas que le pareciese, y por bien tuviese que sean…”. Firman los otorgantes, testigos y escribano. En la junta de Sigüenza del día 20 de abril de 1.735 entre los apoderados de los pueblos se determina el número de soldados que le corresponde a cada uno, así como el dinero efectivo que tienen que aprontar para uniformes y armas, que correrán por cuenta de los municipios. PODER DEL AYUNTAMIENTO DE SALMERÓN PARA PEDIR PRORROGACIÓN DE UNA REAL FACULTAD EN EL CONSEJO3 El 26 de mayo de 1.735 se reúnen las mismas personas del Ayuntamiento de Salmerón, al igual que en el protocolo anterior, y agregan: “…Y que los dichos pueblos le haya de asistir con los vestidos uniformes. Se ha hecho el repartimiento correspondiente a la vecindad de cada pueblo, y ha tocado a esta dicha Villa contribuir con 25 soldados y 5.174 reales y 33 maravedís. Que uno y otro se mande aprontar con término de 8 días, y procurando esta dicha Villa el más pronto cumplimiento y ejecución del Real Servicio (…). Se realiza la junta de vecinos “repúblicos” para hacer lo acordado, y se añade: “…Y viendo lo arruinado que se hallan los dichos vecinos con las ningunas cosechas que han tenido de aceite y vino, desde que acaeció la total asolación de las plantas de su término, de que se mantenían, en el año pasado de 1.728, que absolutamente perecieron. Y se han seguido las de las siembras de pan, que por la sequía y esterilidad de los tiempos han faltado. De que se han seguido los daños que se dejan prever. Y que muchos vecinos hayan desamparado sus casas y haciendas. Y echándose a pedir por tierras remotas y apartadas para conservar las vidas, dando por perdidas las haciendas. Y los vecinos que han quedado, tan sumamente alcanzados, que es incapaz poder cumplir con lo que Su Majestad manda (…) acordaron solicitar Real Facultad para poder arrendar para labor y siembra el baldío de Carra San Vicente, propio de esta Villa, para que le sirviese con el Real Donativo de doblón por vecino”. Esperan sacar 700 reales anuales de arrendamiento. Dan Poder al escribano de la Villa, Francisco Domínguez Soria, y al presbítero de Madrid D. Miguel Junquisu y a D. Alfonso Manuel Carriego, Procuradores del Consejo de Castilla, para que ante el Real y Supremo Consejo pidan y supliquen, que para poder subvenir esta Villa a la contribución de 5.174 reales y 33 maravedís, para el vestido de los 25 soldados que le han tocado, se pueda prorrogar el arrendamiento del baldío de 3

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Carra San Vicente por otros 8 años...”. Firman los otorgantes, testigos y el escribano. Atienza de los Juglares No llegan a pasar dos meses, cuando el 13 de julio de 1.7354, se vuelve a reunir el Ayuntamiento de Salmerón, y da Poder a Manuel Valladares, vecino de Sigüenza y al escribano de Salmerón Francisco Domínguez, para que en nombre de la Villa parezcan “ante los Señores Alcaldes Ordinarios de dicha Ciudad y demás partes, audiencias y tribunales que convengan y sean necesarios, y donde poder hacer la Obligación del Reemplazo de los soldados milicianos que se han repartido a esta Villa por el establecimiento del Regimiento de 700 hombres que se ha mandado levantar a la referida Ciudad, Villas y Lugares de su distrito y agregadas.”

ESCRITURA DE FIAZA CARCELERA PARA LOS MOZOS MILICIANOS DE ATIENZA. En Atienza había grandes dificultades para reunir el día convenido a los mozos del cupo que le había correspondido a la Villa. Los mozos tenían que hacer ante el escribano Escritura de Obligación, para tener la seguridad que se presentarían en el día indicado, especialmente los que no tenían padres que les afianzaran. Hasta el momento de encontrar fiador, se les recluía en la cárcel pública, como lo demuestran las numerosas obligaciones que se encuentran en los registros de los escribanos. A modo de ejemplo se adjunta la de José de la Iglesia5: “En la Villa de Atienza a doce días del mes de mayo de 1,735, ante mí el presente escribano y testigos parecieron presentes Domingo y Bernardo de la Iglesia, vecinos de la dicha Villa, y dijeron, que por el Licenciado D. Manuel de Prado, abogado de los Reales Consejos, Alcalde mayor en ella y su Tierra, para dar cumplimiento al Real Decreto y Ordenanza que se ha despedido por Su Majestad (Dios le guarde) para la formación de los Regimientos de Milicias, que pide a diferentes provincias y partidos de estos reinos, y alistar y sortear los 25 soldados que le piden a esta dicha Villa para el Regimiento que se ha de formar en la Ciudad de Sigüenza. Por su Auto tiene mandado su merced afiancen todos los mozos naturales de ella, para el fin de asegurar no se ausenten ni hagan fuga de esta dicha Villa, y en especial los que no tuvieren padres que se les pueda obligar a que los den de manifiesto. Para evitar por este medio los daños y perjuicios que se pueden originar a los demás mozos que deben ser comprendidos, y tenerlos a su disposición.

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Descripción del Cuartel de Milicias, en el Diccionario de Madoz Atienza de los Juglares Para que no falte en cosa alguna a lo que es del Real Servicio, se ha puesto preso en la Cárcel Real de esta dicha Villa, ínterin afiance, a José de la Iglesia, natural de ella. Y queriéndole, los otorgantes, hacer bien y merced al susodicho, teniendo, como de él tienen entera satisfacción y confianza, de que no faltará, como leal vasallo, a lo que en razón de lo referido le incumba y pertenezca”. Ambos fiadores juntos y mancomunadamente, otorgan y se constituyen como fiadores, obligándose a devolverlo a prisión cuando sea requerido por juez competente. El Poder continua y concluye con los habituales términos empleados por los escribanos.

AMPLIACIÓN DEL ÁREA GEOGRÁFICA DEL RECLUTAMIENTO Ante las repetidas quejas de los municipios, se agregan en 1.751 municipios de Segovia, Huete y del Común de Cuenca, como refleja el Protocolo del Ayuntamiento de Arbeteta:6 “Que habiendo Su Majestad sido servido que la Ciudad de Sigüenza, Villas y Lugares de su Partido, y otros agregados en el año pasado de 1.735, hubiesen de contribuir con un regimiento de 700 hombres de soldados milicianos para las urgencias que entonces concurrían. Hoy parece que dicho Partido y Villas han suplicado a Su Majestad lo cargados que están por el mucho número de soldados, y se ha servido agregar otras Villas y Lugares para descargar en algún modo a aquellos, y gravar con las cuales guste a éstas. Y entre ellas ha sido comprendida esta de Arbeteta, por lo que ha requerido con la Orden de Su Majestad, por medio de los Alcaldes Ordinarios de la Ciudad de Sigüenza, como Jueces Privativos para ello, para que en el día 10 del presente mes se envíe persona con poder bastante y testimonio del número de vecinos que se compone esta dicha Villa para hacer el repartimiento de dichos soldados entre los pueblos comprendidos y agregados para ello, y a decir sobre lo demás en dicha Orden contenido”.

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Atienza de los Juglares Arbeteta y su Ayuntamiento comisiona y da poder a D. Baltasar Antonio Carrillo Sicilia , vecino de la Villa, para asistir a Sigüenza con cláusula que pueda ser sustituido por otra persona en caso necesario. 7

A partir de 1.751 Arbeteta enviará sus soldados milicianos a Sigüenza, como lo hacen otras Villas del Común de Cuenca, entre ellas El Recuenco8 y Zaorejas9. El número de hombres que se hallaban obligados a servir en el Regimiento Provincial de Milicias se fijó en 30 por cada 1.300 habitantes mayores de 20 años y menores de 50. También se empleaba el cupo de un mozo por cada 40 vecinos. El Regimiento Provincial de Milicias de Sigüenza constaba de un batallón de 6 compañías y compañía de Plana Mayor. De las 6 compañías, una por lo menos, lo era de granaderos. La Plana Mayor la formaban 1 coronel, 1 sargento mayor, 2 ayudantes, 2 capitanes de granaderos y cazadores, 2 tenientes de granaderos y cazadores, 2 subtenientes de granaderos y cazadores, 2 tenientes de bandera, 2 sargentos de primera clase de granaderos y cazadores, 2 sargentos de segunda clase de granaderos y cazadores, 2 tambores de granaderos y cazadores, 1 capellán, 1 cirujano, 1 asesor, 1 escribano, 1 tambor mayor, 1 maestro armero, 1 primer pífano y 1 segundo pífano. Cada compañía la formaban 1 capitán, 1 teniente, 1 subteniente, 1sargento de primera clase, 2 sargentos de segunda clase, 1 cabo primero de granaderos o cazadores, 1 cabo segundo de granaderos o cazadores, 4 cabos primeros de fusileros, 4 cabos segundos de fusileros, 8 granaderos, 8 cazadores, 2 tambores y 64 fusileros (98 en total).

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Baltasar Carrillo Sicilia se casó posteriormente con Brígida Lozano Manrique, vecina de Campisábalos, y ambos serían padres de Baltasar Carrillo, Regidor Perpetuo y Alcalde de Atienza. 8 AHPGU P. 3299 L 9 AHN CONSEJOS 22662, Exp. 1 18

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Atienza de los Juglares Según el Reglamento de 1.784 la uniformidad básica de las milicias provinciales es la siguiente: casaca, chupa y calzones de paño azul turquí, con solapa, collarín y vueltas de la casaca de grana, con botones de cascarilla color oro. Zapatos con hebillas de latón, un par de medias y botines con botones. Gorro de cuartel de paño con forro de lienzo y frontache, ribeteado de hilo amarillo. Los oficiales del Regimiento provincial eran sacados de las familias nobles e hidalgas de la provincia. Sirva a modo de ejemplo el caso del capitán D. Juan Antonio Lozano Manrique, cuñado del mencionado D. Baltasar Antonio Carrillo Sicilia, natural del Lugar de Campisábalos, hijo del hidalgo Miguel Lozano Alcolea, ganadero fino trashumante y Capitán del Regimiento, a la vez que Regidor Perpetuo de la Villa de Atienza. En los sorteos de milicianos se congregaba gran parte del pueblo, lo que ocasionaba algunas veces grandes desórdenes públicos, como el promovido por vecinos de la Villa de Durón y El Olivar, el 26 de octubre de 1.806, con motivo del sorteo de un miliciano con destino al Regimiento Provincial de Milicias de Sigüenza. El Alcalde Mayor de Sigüenza comisiona al Alcalde Mayor de Budia para que averigüe los autores10. En Atienza el sorteo de milicianos tiene lugar en la Casa Capitular. Una vez que los Justicias realizan el listado de mozos, y hechas las exclusiones y exenciones, se formará el padrón exacto de los que entrarán en sorteo. MODO DE EJECUTAR LOS SORTEOS DE MILICIANO11 Disponiendo del padrón de mozos, e indicado el repartimiento por el Inspector, según la proporción del municipio, se realiza en la Casa Capitular, a toque de campana, como se realizaban las reuniones desde tiempo inmemorial. A esta reunión concurren los Alcaldes Mayor y Ordinario, los Regidores, el Procurador Síndico General, escribano, cura párroco, el oficial comisionado, el médico, el cirujano, los mozos a sortear, o en su caso los representantes de los ausentes, y los padres de los mozos. La presencia de todos hace que se eviten quejas y sospechas. Se usan para el sorteo unas bolas ovaladas de madera que tienen un orificio donde se introduce un papel. Estas bolas se conservan en el arca de tres llaves, y se utilizan para los sorteos anuales de Justicias de Ayuntamiento. En las bolas se introducen los papeles: si el número de mozos es de 100, se ponen los 100 nombres en sendas bolas que se introducen en el cántaro. En otro cántaro se introducen otras 100 bolas: 80 blancas, y 20 con la palabra “soldado”. Los concurrentes pueden comprobar el estado de las bolas y de los cántaros para que se mezclen las bolas. Y 2 niños de 6 a 8 años van extrayendo las bolas y las leen en voz alta: primero el nombre, después el destino. Si los niños no saben leer, se la entregan al Párroco. El escribano va anotando los nombres que salen de su correspondiente bola, y de la otra bola la anotación “blanco” o “soldado”. Concluidas las bolas se vuelven los cántaros para comprobar que no hay nada. El oficial o sargento que presencia el sorteo se hace cargo de los mozos a quienes ha tocado la suerte de miliciano, y les advierte que tienen 24 horas para reclamar lo que quieran ante la Justicia. Les indica el día que tienen que estar presentes en el pueblo, advirtiéndoles que el que no esté, será tenido y castigado por desertor. 10 11

ARCHVA. SALA DE LO CRIMINAL. CAJA 385, 4 NOV. REC., LEY IX, TIT VI, LIB VI. 19

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Atienza de los Juglares El escribano extiende Testimonio del sorteo con la debida formalidad, en el que firman los Justicias, Párroco, Procurador Síndico. Y el Testimonio se le entregará al oficial o sargento, que lo llevará a Sigüenza. El día fijado, un sargento o cabo recoge a los mozos, que le deberán obedecer como si fuesen legítimos soldados.

PODER DE LOS LUGARES DE JURISDICCIÓN DE ATIENZA En la Villa de Atienza, el 24 de abril de 1.736, ante el escribano Antonio Varona de Elgueta12 y los testigos Lucas Gil y Olmo, vecino de Atienza, y Francisco Morales y Blas Cendejas, vecinos de Congostrina, se congregaron Isidro Jodra y Juan Merino, vecinos y Regidores del Lugar de Cincovillas; Manuel de Mingo y Sebastián Galán, vecinos y Regidores del Lugar de Madrigal; Pedro Torija, vecino y Regidor del Lugar de Narros; Francisco Ramos y Juan Montero, Regidores del Lugar de Tordelloso; Crisóstomo García y Francisco Somolinos, vecinos y Regidores del Lugar de Prádena; y Andrés de Elvira, Regidor del Lugar de Aldeanueva. Todos de la Jurisdicción de la Villa de Atienza. Y así juntos y congregados dijeron: “Que por Despacho Librado por los Señores Alcaldes Ordinarios de la Ciudad de Sigüenza, como Jueces que son para la formación del Regimiento de Milicias que Su Majestad (Dios le guarde) ha sido servido pedir a dicha Ciudad, Villas y Lugares de su Partido, con que han sido requeridos dichos lugares. Se ha hecho saber cómo Su Majestad tiene mandado se haga Asamblea, Vista y Reconocimiento de los soldados que tiene alistados cada pueblo, para cuyo efecto se previene concurran a dicha Ciudad el día 25 del corriente dichos soldados y un Procurador o Comisario, con el Poder necesario para asistir a la Junta que se ha de celebrar, a fin de tratar la forma de practicar los utensilios13 y cuartel para los sargentos, cabos y tambores, y lo demás conducente. Y para que tenga efecto lo referido, otorgamos que damos todo nuestro Poder cumplido, el que a derecho se requiere, es necesario, y más puede y debe valer, a Antonio García, vecino de dicho Lugar de Narros, y Procurador de los dichos lugares, especialmente para que en nombre de ellos, y representando sus propias personas, pueda pasar a la dicha Ciudad de Sigüenza, y haga entrega de los 12 soldados milicianos, que pera la formación de dicho Regimiento le han sido repartidos a dichos lugares, según su vecindad a la persona o personas que debiere hacer dicha entrega, y de ella traiga recibo y el Despacho conveniente para el resguardo de ellos, y que en todo tiempo conste haber cumplido exactamente con las Reales Órdenes y Decretos de Su Majestad y Señor.” El reparto de soldados milicianos entre los pueblos ocasiona numerosas quejas. Como ejemplo citaremos las que se citan en el Poder que Simón Galán, Procurador de la villa de Ines14, otorga a D. Juan Manrique Lozano, Regidor Perpetuo de la Villa de Atienza, para que en representación de la villa de Ines, su vecindad, y común exprese “cuanto sea importante a 12

AHPGU. P-2305-1 UTENSILIOS: Contribución establecida en España en el año 1.719 para satisfacer el importe de camas, luz, aceite, leña, vinagre y sal que se suministra diariamente a las tropas. Antiguamente los pueblos acudían en especie con estos artículos para el servicio de los soldados, y con cierta cantidad de dinero para los oficiales; pero siendo molestísimo un método semejante, tomó la hacienda a su cargo el proveer a las tropas de lo necesario, reintegrándose del desembolso por un repartimiento anual que hace sobre cada provincia, pagándole los pueblos en razón del número de sus vecinos. (Diccionario de Hacienda de José Canga Argüelles). 13

14 Hoy pertenece al municipio de San Esteban de Gormaz. Pese a estar bastante lejos de la Villa, perteneció al Alfoz de Caracena. 20

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Atienza de los Juglares coadyuvar la justa y arreglada pretensión de que mediante lo muy cargado que están los pueblos del repartimiento de soldados para dicho Regimiento de Milicias, por los pocos que comprende, se amplíe y extienda a más, de modo que cada 100 vecinos salgan por los soldados que las demás provincias en que se han formado otros Regimientos, atento asimismo a la cortedad de vecinos que tienen los comprendidos en éste, por hallarse situados los más en el número en país de sierra, sin más cosecha de frutos que trigo, cebada, y centeno.” El Poder lo otorgan para dirigir la queja ante el Gobierno o Comisario General de Milicias. Como se ha visto, los pueblos enviaban comisionados y apoderados para alegar las malas cosechas, la pobreza de los vecinos, y el corto número de éstos. Los gastos que ocasionaban el mantenimiento del Regimiento para muchos pueblos, era realmente una carga insoportable, que se alivió cuando se amplió en 1.751 el área de reclutamiento.

PODER DEL AYUNTAMIENTO DE SALMERÓN PARA ACUDIR A SIGÜENZA A RECIBIR LAS ARMAS15. El 13 de diciembre de 1.738 se reúne en la casa del concejo el Ayuntamiento, compuesto por el Alcalde Ordinario por el estado noble, D. José de Trúpita; el Alcalde por el estado llano, Francisco Manzano; los Regidores D. Fernando Hualde y Juan González Díaz; el Procurador Síndico General del Concejo y Común, Francisco Sáez de Arratia; y el Alguacil Mayor, Miguel Poveda. Todos juntos de mancomún dijeron que otorgaban por sí mismos, y por sus vecinos Poder cumplido al dicho Alguacil Mayor Miguel Poveda “…especialmente para que en nuestro nombre, y representando nuestras propias personas y esta Villa, pueda acudir y acuda a la Ciudad de Sigüenza, ante la persona o personas a quien está encargado el armamento de su Regimiento de milicias, y reciba el que corresponde a los soldados que le han tocado a esta dicha Villa para dicho Regimiento; y recibido que sea, otorgue la Escritura o Escrituras de Recibo y Obligación que fuesen necesarias (…) que siendo hechas y otorgadas por el dicho Miguel Poveda, desde luego las aprobamos y ratificamos en nombre de la Villa.”. Firman los otorgantes, testigos y escribano.

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Atienza de los Juglares PODER DE LA VILLA PARA EL PROCURADOR SÍNDICO GENERAL DE ATIENZA El 24 de septiembre de 1.751 se reúnen en las salas consistoriales de la “muy noble y Real Villa de Atienza”, ante el escribano y testigos, el Licenciado D. Juan Antonio Santa María, abogado de los Reales Consejos y Alcalde Mayor de la Villa y su Tierra, D. José Álvarez y Torres, Diputado por el estado de los hijosdalgo, Manuel Gonzalo, Diputado Regidor por el estado de hombres buenos, y Manuel Clemente, Procurador Síndico General de ella, y dijeron: “Que ayer 23 del que rige se requirió a dicho señor Alcalde Mayor, y notició a este Ayuntamiento dos despachos a vereda. El primero librado por D. José García Peñalosa, Alcalde Mayor por Su Majestad, de la Ciudad de Soria, teniente de Intendente de ella y su provincia, en que es comprendida esta Villa y Lugares de su Jurisdicción. Y el otro de D. José Blas Montero, Alcalde Ordinario de la Ciudad de Sigüenza por su estado noble, Juez Privativo conservador del Regimiento de Milicias de ella, a que está agregada esta referida Villa y pueblos de su Jurisdicción, haciéndose notorio por uno y otro que por carta del Señor D. Francisco Antonio Chirino, Inspector General de las Milicias del Reino, su fecha en Madrid, a cuatro del que rige, se previene y manda practicar las más vivas y eficaces diligencias para el reemplazo de los Regimientos de Milicias, (…) se completen los alistamientos de todos los de esta clase por las beneficiosas consecuencias que de ello se siguen a su Real Corona (…) que se haga más suave y cómodo este servicio de los pueblos de Castilla, para que separándose estos, demarcándolos y señalándolos a las capitales de más inmediación para los ejercicios militares, se experimente el mayor alivio y más puntual cuidado de sus oficiales, observándose para ello el capítulo 47 de la Segunda Adición a la Ordenanza para abolir los privilegios (…) por lo tocante alistamiento de soldados, señalando día para que concurran con acopio de sus de sus vecindarios por medio de Procuradores encargados de cuanto convenga para precaver fraude ni ocultación, bajo la instrumentación de ser recargados con tantas plazas más, cuanto fueren los vecinos que ocultaren, relevando de otros tantos al pueblo que habitare, y que con dichos documentos y Poder se transfieran a la Ciudad de Palencia, el comisario o comisarios, que se nombraren por las capitales, para que con dicho Sr. Inspector, y los diputados de las otras se forme una Junta para dicha reunión, haciendo constar la distancia que cada pueblo tiene, con otros aditamentos que contienen dichos despachos (…) resuelve Su Majestad agregar a dicho Regimiento de la Ciudad de Sigüenza los partidos de Medinaceli, Segovia, Guadalajara, Cuenca y Huete (…) y para que por parte de esta Villa no se experimente la menor retardación en el Real Servicio, efectuó en virtud de su acuerdo ayer, dicho día 23, el vecindario y alistamiento de todos los vecinos y viudas de una y otra clase, con asistencia de 8 vecinos, nombrados dos de cada uno de los cuatro barrios de que se compone esta población.” Otorgan que dan su poder cumplido al dicho Manuel Clemente, Procurador Síndico General de la Villa de Atienza para que representando la Villa, pase a Sigüenza y presente el recurso, comunicando el número de soldados, vecindario, y demás requerimientos. Firman los otorgantes, testigos y el escribano que da fe. 22

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Atienza de los Juglares Al día siguiente, 25 de septiembre de 1.751, la Tierra de Atienza da un poder igual que el anterior, y con el mismo fin, a su Procurador General, Andrés de Elvira, cuyo encabezamiento es el siguiente: “Sépase que nosotros los Regidores, Procurador General, y Teniente de los Lugares y Tierra de la Leal y Noble Villa de Atienza, estando juntos y congregados en ella y casas que acostumbramos, convocados con despacho para ello, a fin de lo que se expresará en esta Escritura de Poder especial, y señaladamente presentes, Pedro Berlanga y Miguel Pascual, Regidores del Lugar de Cincovillas; Francisco de Francisco y Gabriel Serrano, del Lugar de Madrigal; Diego Mayor y Manuel Ramos, del de Tordelloso; Agustín Cañas, del de Narros; Manuel Cerrada y Juan Núñez, del de Prádena; Felipe Núñez, Regidor del de Aldeanueva; Andrés de Elvira, vecino de él, Procurador General; Alonso Francisco, su teniente, vecino del dicho Lugar de Madrigal. Todos comprendidos en la Tierra y Jurisdicción de dicha Villa”. Otorgan que dan su Poder a Andrés de Elvira, su Procurador General, para asistir a la Junta General señalada en la Ciudad de Palencia, con asistencia de D. Antonio Chirino, Inspector General de las Milicias del Reino. El protocolo continua con los mismos términos que el expedido por la Villa de Atienza en el día anterior. Lo firman los otorgantes, testigos, y el escribano que da fe.

EL MONCAYO DE FOUCAULT, DE TOMÁS GISMERA, PREMIO VILLA DE AGREDA DE NARRATICA Y DE TURISMO MEDIOAMBIENTAL DEL MONCAYO, REGRESA PARA SER ANALIZADA EN LOS CURSOS DE VERANO DE LA LOCALIDAD SORIANA Será los próximos días 26 y 27 de julio, dentro de los cursos de verano a celebrarse en Ágreda, donde será analizada y comentada la obra, en cuyo acto intervendrá el autor, donde desarrollará, invitado por aquel Ayuntamiento, el argumento de la obra. En la mañana del domingo 27, siguiendo el itinerario que llevó a los científicos europeos a la cima, tendrá lugar el ascenso hasta el Santuario de la Virgen del Moncayo.

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BAJO LOS CIELOS DE ATIENZA Catherine Ballestero (Imagen)

Jorge Moya (Poemas) Vuelven las yuntas ligeras -campanillas-; y las gentes jornaleras -tonadillas-. De los incultos oteros y los baldíos alcores, los rebaños de corderos, baladores. El mastín –carlanca fiera y el ojos amenazador-, fiel ayudante, a la vera del pastor. Bien cargada de retamas y romero, la carreta reposada; y el boyero, en el hombro la aguijada, delantero. Dulcemente, se va la luz apagando sobre el tapiz de las lomas; y en el palomar entrando las palomas. En las bardas, el cuclillo de su chillido burlón, mientras llama el cimbalillo a la oración. Canta el caño en el pilón. Carcajadas… Las mozas, alegremente, traen y llevan, descuidadas, el cantarillo a la fuente. Humea el horno; convida de la cochura el olor; ¡y son un himno a la vida el pan tierno, y el amor! 25

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Atienza de los Juglares

La madera del balcón tiene un angosto agujero. Los que por la calle cruzan se pasean por el techo. Dentro de la siesta oscura todo se llena de sueños. Hemos encerrado al Sol en una jaula de velas. El Sol nos manda un rayito, fugitivo, desde lejos, reluciente en la fortuna de azófar del barquillero. Las vallas de los solares tienden sus tapices negros, juegan al ratón y al gato los polluelos. Se estira un auto, y se encoge; viene y se va, todo negro, todo absurdo, todo largo, todo estrecho… ¡Todo es un hilo que cruza viviente sobre mi lecho! Siento el dolor de ser ojo, de tener el sentimiento del mundo que se nos entra la cámara oscura adentro. Se nos ha ido dilatando el pensamiento, y ha llenado todo el cuarto de imágenes y silencio. Todas se van apagando, y a lo lejos, detrás de todas las sombras, se van yendo. Y el Sol que se fue… ¿Hacía dónde?... Dejó los cielos desiertos.

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LA EXCURSIÓN AL ALTO REY DE MANUEL PEREZ VILLAMIL, DE 1879, y último El término medio de las entregas hechas á la fábrica La Constante, desde 1849 hasta 1852, ha sido, aproximadamente, de siete onzas de plata por quintal de mineral; es decir, la misma ley de los minerales de La Almagrera, según los ensayos de los célebres metalurgistas Duro y Kersten. Dejo de hablar, por no ser de la competencia de mis estudios, de la constitución química del filón de Hiendelaencina, si bien he oído decir que carece de plomo, y es abundante en sulfato de barita y carbonato de cal. La consecuencia inmediata del descubrimiento de estas minas, fue el establecimiento de fábricas para el beneficio de sus minerales; siendo la primera la que en término de Gascueña construyó por el año de 1846 una sociedad inglesa, y que con el título La Constante ha sobrevivido á todas las demás que con igual objeto se construyeron. La explicación de este hecho no carece de importancia; y aunque reitero la declaración de incompetencia en materias industriales, voy á hacer sobre este punto algunas breves indicaciones.

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Atienza de los Juglares Por uno de esos contrastes, tan frecuentes en España, con ser nuestro país abundantísimo en minerales de plata, plomo y otros metales, ha sido, de todos los de Europa, el más atrasado en la industria fabril metalúrgica. Hasta hace muy pocos años, toda la ciencia de nuestros industriales se reducía al principio de que, para fundir los minerales, se necesitan sólo dos cosas: carbón y fuerza de viento. Atrincherados en esta preocupación, despreciaban los adelantos de las ciencias naturales, y especialmente de la química, llamando con desdén hombres teóricos á los que á tales estudios se dedicaban. En este lamentable atraso nos hallábamos, cuando en el barranco Jaroso de la sierra Almagrera fué descubierto, por el año 1838, uno de los filones de plata más ricos que se han conocido en el mundo. Tal era á la sazón nuestra ignorancia metalúrgica, que ni los ingenieros del Gobierno conocieron en un principio que el mineral era argentífero, ni mucho menos la calidad del filón y su dirección oblicua. Fue necesario pensar en el beneficio de aquellos ricos minerales, y claro está que la industria nacional se hallaba en malísimas condiciones para realizarlo. Vinieron ensayos y más ensayos; duras contiendas entre los mineros y los fabricantes; desfalcos de inmensa cuantía y un descrédito tal de nuestra industria metalúrgica, que las sociedades mineras, después de invocar en balde la protección del Gobierno para salir de una situación tan bochornosa, tuvieron que recurrir á los extranjeros, que se apresuraron á levantar la losa que oprimía los manantiales de la riqueza española. Al charlatanismo de los franceses, los primeros en acudir á la demanda, sucedió bien pronto el talento más profundo y experimentado de los ingleses, que trajeron á nuestro país los adelantos de la metalurgia moderna. A ellos se deben los hornos altos de Feiberg, los de copelación sajones, los de reverbero, que llevan su nombre, para fundición y copelación. Ellos nos enseñaron el uso de estos y otros aparatos excelentes, y diversos métodos para el afino de la plata y la concentración de otros metales. Cuando tales adelantos alcanzaba la industria metalúrgica en España, merced á la influencia de los ingleses, fué cuando las minas de Hiendelaencina comenzaron á dar sus ricos productos y hacer necesario su beneficio, y he aquí explicado ya el hecho que antes he consignado de haberse sobrepuesto La Constante á todas las fábricas que trataron de hacerle competencia. Esta magnífica fábrica es hoy un verdadero pueblo, pues además de los edificios propios del establecimiento, que ocupan una gran extensión de terreno, fuera de la alta cerca que los abraza, se han construido muchas casas para las 30 ó 40 familias que la fábrica sostiene. Más de cuatro horas empleamos en visitar el establecimiento y sus diversos talleres de herrería, carpintería, etc., admirando, á pesar de nuestra incompetencia en esta materia, la sencilla ordenación de sus máquinas, la marcha bien combinada de sus operaciones, la exquisita perfección de sus beneficios y el buen régimen que preside en aquella colonia fabril. El químico del establecimiento, D. Benjamín Davey, que es un inglés tan ilustrado como atento, nos condujo, después de visitar la fábrica, á su laboratorio, donde nos ofreció ocasión de ver no sólo los ensayos y aparatos de su profesión, que son excelentes, sino también una abundante colección de instrumentos de la edad de piedra, recogidos por él en el país con un afán digno del mayor aplauso. Nuestra visita á Hiendelaencina fué corta, pero suficiente para formar idea de la población y de las minas. En una despejada llanura, dominada por extenso horizonte, hállase situado este pueblo, que si un día fué el peor y más miserable de la sierra, es hoy, no sólo el mejor de la comarca, sino uno de los mejores de la provincia. Tiene casas altas y espaciosas, una plaza cuadrada y extensísima, en ésta una iglesia moderna de buenas proporciones, bastante comercio y población animada y laboriosa. En dirección N. están las minas que, partiendo del mismo pueblo, van á buscar el Otero formando una línea de casas bajas y altas chimeneas de ladrillo, que es el aspecto que por fuera presentan las minas. Mucho han decaído éstas de algunos años á esta parte, y aunque todavía la natural codicia del 28

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Atienza de los Juglares hombre se afana por abrir nuevos veneros de riqueza en aquella tierra acribillada, la tristeza de los recuerdos domina hoy allí más que la alegría de las esperanzas. El viaje tocaba á su término, y al considerar el rico botín de ideas que en él había recogido, me felicitaba de haberlo llevado á cabo y daba por bien empleados los calores y fatigas, las noches pasadas sobre la paja, las comidas de difícil digestión, y cuantas incomodidades lleva consigo un viaje improvisado por un país tan pobre y un terreno tan escabroso como la sierra del Alto-Rey. Continuamente tenía en la memoria las siguientes palabras de Bécquer: «Es preciso salir de los caminos trillados, vagar al acaso de un lugar á otro, dormir medianamente y no comer mejor; es preciso fe y verdadero entusiasmo por la idea que se persigue para ir á buscar los tipos originales, las costumbres primitivas y los puntos verdaderamente artísticos á los rincones donde su oscuridad les sirve de salvaguardia, y de donde poco á poco los van desalojando la invasora corriente de la novedad y los adelantos de la civilización." Este había sido justamente mi propósito al emprender el viaje, y la experiencia había venido á confirmar mis esperanzas. Estoy bien persuadido, en efecto, que para encontrar las costumbres sencillas de los antiguos tiempos, los monumentos más originales de nuestro arte nacional, las sublimes escenas de la naturaleza y las profundas emociones de la religión, hay que abandonar las grandes ciudades, donde el positivismo de nuestros días ha establecido el teatro de sus dramas sangrientos ó de sus comedias vergonzosas, y recorrer los valles melancólicos, los montes sombríos, las aldeas olvidadas y las sierras inclementes, donde aún subsisten vivos los recuerdos de lo pasado. MANUEL PÉREZ VILLAMIL. Arqueólogo y escritor español, nacido en Sigüenza (Guadalajara) el 3 de octubre de 1849, hijo de Manuel PérezVillamil Fernández-Villamil y de María del Carmen García Somolinos. Estudió en las Facultades de Derecho y Filosofía y Letras y el primero de marzo de 1886 ingresó como Aspirante en el Cuerpo de Archiveros, prestando desde entonces sus servicios en la Sección de las Edades Media y Moderna del Museo Arqueológico Nacional, de la que ha sido jefe y donde llevó a cabo la redacción de cédulas de los Bronces Visigodos. Tomó posesión en el Museo en 3 de Marzo de 1886, cesando por jubilación en 7 de octubre de 1916. Es elegido miembro de la Diputación Provincial de Guadalajara (en 1872 participa en las reuniones de la misma). El 14 de marzo de 1904 hizo su ingreso en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Obtuvo en 1905 el premio al Talento, concedido por la Real Academia de la Historia, en cuya corporación ingresó el 18 de mayo de 1906, leyendo su discurso de ingreso el 12 de mayo de 1907. Participó en la fundación de la Unión Católica en 1881, junto con personalidades tales como Menéndez y Pelayo; esta asociación era de tendencia católico-integrista, con raíces carlistas. Entre los años de 1879 y 1887 dirigió "La Ilustración Católica", la que se dedicó principalmente a divulgar en España la arqueología cristiana. Fue también Catedrático de Teoría e Historia de las Bellas Artes del Centro de Estudios Católicos de Madrid y además de su nutrida colaboración en "La Crónica", "El Siglo Futuro", "La Ciencia Cristiana", "La Lectura Dominical", "Revista de Archivos", "Boletín de la Real Academia de la Historia", "Catholic World", etc, ... 29

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ATIENZA 1748 UN INCUMPLIMIENTO DE LA PALABRA MATRIMONIAL

Juan Luis López Alonso En el siglo XVIII, los pleitos por incumplimiento de palabra de casamiento eran relativamente comunes y los trataba normalmente la jurisdicción eclesiástica. En el caso que traigo a la consideración del lector, la jurisdicción será civil y no eclesiástica. No cumplir con la palabra matrimonial, que más que un compromiso, era obligación moral, demostrativa de respeto y de responsabilidad absoluta, pasaba a ser un acto delictivo, penado por la legislación civil y eclesiástica. Ahora bien, una cosa es que la parte supuestamente ofendida (normalmente, la mujer) interpusiera una demanda de este tipo, y otra que los tribunales la admitieran a trámite o emitieran sentencia favorable. En el presente caso, no sólo se acepta la demanda, sino que el demandado termina con sus huesos en la cárcel. Los apellidos Bodera y Arribas ya aparecieron en el caso de Juan Bodera, coincidiendo también los testigos, por lo que se deduce que seguramente existen lazos familiares con ellos, que desconocemos. Ese caso se publicó en el número 59 de esta revista, correspondiente al mes de abril de 2014. El presente protocolo16 es una fianza carcelera a Francisco de Castro, natural de la Villa de Atienza. En él se indica que en dicha Villa, el día 12 de agosto de 1.748, ante el escribano Diego Fernández Sopeña, y los testigos Juan de Mateo, Pedro Ranz y Domingo de Diego, vecinos de Atienza, comparecieron Águeda Bodera, viuda de Blas de Castro, Antonio de Diego, y Francisco Lucía, vecinos de dicha Villa, y dijeron: 16

AHPGU, P-2318.01.A 31

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Atienza de los Juglares Que por Juana Arribas, viuda de Ramón de Castro, de la misma vecindad, se tiene puesta demanda criminal contra Francisco de Castro, mozo soltero, natural de esta dicha Villa, hijo del dicho difunto Blas de Castro y la referida Águeda, sobre palabra matrimonial que dijo haberle dado y tenido con la susodicha, porque se le puso, y se halla preso en la Real y Pública Cárcel de esta Villa. Y habiéndose seguido Causa en este Juzgado por testimonio de Derecho, se dio y presenció sentencia absolviendo a dicho acusado, y mandando se le soltase de dicha prisión, de que apeló la dicha Juana Arribas, para ante los Señores Presidente y Alcaldes del examen de la Real Chancillería de Valladolid, de donde ganó Real Provisión Compulsoria. Y por no haber usado de ella, sin embargo de que se ganó y requirió por parte de dicho Francisco a pedimento de éste, y por no tener bienes con que alimentarse, ni querer concurrir a ella la dicha Juana Arribas por Auto que se proveyó en día 10 de este presente mes, el Señor Licenciado D. Francisco Gómez del Río, abogado de los Reales Consejos y Alcalde Mayor de la dicha Villa, se ha mandado salvar de dicha Prisión al referido Francisco de Castro, reduciéndola a esta Villa y Arrabales, dando fianza de estar a derecho en dicha Causa, como consta todo de los Autos y Diligencias obradas en ella, que pasan por testimonio del presente escribano. Y cumpliendo con dicho mandato y Auto, estando todos tres juntos como nombrados son, de mancomún, a voz de uno, cada uno de por si, y por el todo insolidum, con renuncia de las Leyes de Mancomunidad, otorgan: Que se constituían y constituyeron fiadores de dicho Francisco de Castro, y como tales, haciendo como hacen de hecho y deuda ajena suya propia, sabedores de que en este caso les asiste, se obligaban y obligaron a que el dicho Francisco de Castro estará a derecho en la citada Causa, haciendo y cumpliendo en ella cuanto se demandare y ordenare por dichos Señores. Y cuando no, lo harán los otorgantes como sus fiadores y principales pagadores, quienes darán satisfacción entera de las cantidades de maravedís que importan las condenas y costas que deba satisfacer, y en que está condenado por sentencia. Por todo lo cual quieren ser compelidos y apremiados por Ejecución, Auto, y demás remedios del derecho emanados por la superioridad. Y para ello obligan sus personas y bienes, muebles y raíces, habidos y por haber, y dan Poder a las Justicias de S.M. para que a ello les compelan, como por sentencia pasada en cosa juzgada, y renunciaron a todas las leyes, fueros y derechos de su favor. Y la dicha Águeda por ser viuda en segundas nupcias, con la general en forma. Así lo otorgaron, siendo testigos Juan de Mateo, Pedro Ranz y Domingo de Diego, vecinos de esta dicha Villa de Atienza. Y yo, el dicho escribano de S.M., número y Ayuntamiento de ella y su Tierra, presente me hallé, conozco a los otorgantes, que no firmaron porque dijeron no saber. Lo hizo a su ruego uno de los dichos testigos, de que doy fe. Firmaron: testigos y escribano. 32

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BALTASAR CARRILLO Y MANRIQUE Juan Pablo Calero Delso Baltasar Carrillo Manrique, o más apropiadamente Baltasar Joaquín Mariano Carrillo Lozano Sicilia y Manrique nació el 28 de noviembre de 1770 en el pueblo de Arbeteta, en la Baja Alcarria, del que su familia tenía el señorío desde el siglo XVI, de la mano de Gómez Carrillo de Sotomayor, y en el que sus padres ocupaban una posición tan preeminente que están enterrados en el crucero de su iglesia parroquial. Era hijo de Baltasar Antonio Carrillo, familiar del Santo Oficio de Cuenca, y de Brígida Lozano Manrique. Fueron sus abuelos paternos Gaspar Carrillo de Toro y Magdalena Sicilia y los maternos Miguel Lozano Alcolea y Mariana Manrique. Sus estudios Estudio en el Seminario de Nobles de Madrid, sucesor del Colegio Imperial que regentaban los jesuitas hasta su expulsión de España por el rey Carlos III en 1767, y en julio de 1785 fue uno de los alumnos examinados públicamente ante Carlos IV para mostrar el alto nivel de instrucción de los estudiantes. Al completar sus estudios no quedó al frente de la fábrica de vidrio y cristal que su padre había abierto en Arbeteta, y de la que nos habla Francisco Larruga, y optó por dedicarse a la ganadería lanar en las comarcas serranas de la provincia de Guadalajara, ocupación que ejercía su familia materna. En 1804 ya le encontramos residiendo en Atienza, villa a la que acababa de trasladarse, pues en ese año Francisco Chicharro, alcalde de la cuadrilla de Atienza del Honrado Concejo de la Mesta, pleiteó contra él por negarse a sufragar allí los derechos de ganadero alegando haberlos satisfecho en la cuadrilla del Ocino; perdió el pleito y en abril de ese año se le obligó a pagar en la cuadrilla de Atienza por tener allí su domicilio. En la Guerra de la Independencia La Guerra de la Independencia, que conmovió profundamente los cimientos del Imperio español, también perturbó la vida de muchos españoles. Baltasar Carrillo Manrique se unió a la resistencia contra el rey José I Bonaparte y su régimen títere y fue miembro de la Junta de Armamento y Defensa de Guadalajara y el 25 de abril de 1813 asistió en la localidad de Anguita, por no estar aún 33

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Atienza de los Juglares liberada la capital, a la constitución de la primera Diputación Provincial de Guadalajara para la que fueron elegidos Joaquín Montesoro Moreno, Francisco Hernanz de Vargas, Baltasar Carrillo Manrique, Ventura Zubiaur, Fernando García del Olmo, Félix Herrero Valverde, párroco de Iriepal, y José López Santa María, canónigo de Sigüenza. En recompensa a su conducta durante el conflicto el 28 de octubre de 1815 se le concedió la distinción de caballero de la Real Orden de Carlos III. También fue nombrado regidor perpetuo de la villa de Atienza. Como la mayoría de los ricos propietarios de las comarcas más septentrionales de la provincia de Guadalajara, su riqueza estaba asentada en la ganadería lanar trashumante, por lo que entre 1840 y 1843 figuró en la Comisión Permanente de la Asociación General de Ganaderos del reino, entidad de derecho privado que representaba los mismos intereses que la antigua Mesta, disuelta por exigencia del liberalismo doctrinario. Su vasto patrimonio familiar se vio sustanciosamente incrementado con la Desamortización eclesiástica decretada por Juan Álvarez Mendizábal en 1836. Baltasar Carrillo pujó por 1.169 fincas que ocupaban 837 hectáreas, que obtuvo por un valor 483.476 reales. Sólo en 1840 se hizo con la propiedad, que antes había sido del convento de Franciscos observantes de Atienza, de 123 fincas rústicas, que sumaban 155 fanegas y 10 celemines, en Romanillos de Atienza, un lote que fue tasado en 27.167 reales y que él se adjudicó como mejor postor por 38.000 reales. La confusión entre ideología política e interés económico siempre estuvo presente en su biografía. En el año 1820, cuando era alcalde constitucional de Atienza, envió una Exposición que se debatió por las Cortes en su sesión del 2 de agosto, en la que sostenía que el estado ruinoso de la población rural se debía “a la injusta y desproporcionada contribución de los diezmos y primicias”. Ponía como ejemplo a un labrador y yuntero de su comarca que sembrase en renta 20 fanegas de tierra y cosecha 90 fanegas de grano sólo le restaban, después de pagar todas sus obligaciones, unas 33 fanegas para pagar a los segadores y asegurar el sustento familiar hasta la próxima cosecha. Su actividad política El 10 de abril de 1834 la regente, María Cristina de Borbón, firmó un nuevo marco legal que conocemos como Estatuto Real, y que, como su propio nombre indicaba, ni era una Constitución ni reconocía la soberanía nacional, pero establecía un sistema parlamentario bicameral. El 10 de junio se celebraron las elecciones para el Estamento de Procuradores, de las que salieron como representantes de la recién estrenada provincia de Guadalajara el moderado Baltasar Carrillo Manrique, que obtuvo el aval de los 18 electores que acudieron a la votación, y el progresista Gregorio García Tabernero, que posteriormente fue excluido por carecer de las rentas necesarias para el sufragio pasivo. Presentó la documentación pertinente, avalada por Gregorio García Tabernero, el día 20 de agosto de 1834, siendo aprobada el acta en el pleno del Congreso dos días después. Sin embargo, no juró su cargo y por lo tanto no tomó posesión de su escaño hasta el 30 de octubre de 1834 a causa de su mala salud, que ya se puso de manifiesto en el pleno de la Cámara celebrado el 6 de septiembre de 1834. Aún obtuvo dos licencias por enfermedad en el año 1835, concedidas por un mes el 12 de febrero y por dos meses el 24 de abril, por lo que su actividad parlamentaria fue muy escueta. Durante su paso intermitente por la Cámara Baja, en todo momento se alineó con el gobierno de Francisco Martínez de la Rosa, que estaba sustentado por 111 de los 188 procuradores que formaban la Cámara. Disueltas las cámaras, volvió a sus ocupaciones en Atienza, donde el día 15 de febrero de 1836 le sorprendió la ocupación de esa villa por la partida carlista que comandaba el canónigo de Sigüenza Vicente Batanero, que sumaba por entonces 240 hombres de a pie y 60 a caballo. Baltasar Carrillo, 34

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Atienza de los Juglares se escondió en el pajar de su casa pero una sirvienta, ante el temor de que los guerrilleros le matasen sin advertirlo por la ferocidad con la que le buscaban, delató su escondite y fue apresado. Ni su avanzada edad, sesenta y cinco años, ni su estado de salud, ni las peticiones del alcalde, sacerdotes y vecinos de Atienza convencieron a los carlistas y el canónigo Batanero se lo llevó consigo con la idea, según dijo, de llevárselo como rehén a Don Carlos y canjearlo por algún prisionero carlista. El día 20 la partida se encontraba a la vista de Beleña cuando fue atacada por una columna del ejército liberal. Cuando sonaron los primeros disparos la caballería que montaba Baltasar Carrillo se asustó, los carlistas le dispararon para impedir su huída, pero en su precipitación no le acertaron y, en medio de la confusión, pudo el rehén abandonar el escenario de la batalla, ocultarse y, en la mañana del día 21, llegar hasta Muriel y solicitar una cabalgadura en la que marchó hasta su casa en Atienza. En los comicios celebrados el 26 de febrero de 1836 fue elegido Miguel Calderón de la Barca, que no ocupó el escaño porque optó por el acta que había ganado en Madrid, por lo que fue sustituido como representante parlamentario de la provincia de Guadalajara por Baltasar Carrillo Manrique, que el 10 de marzo fue reelegido por una amplia mayoría, con el respaldo de 15 de los 18 electores. Juró y tomó posesión de su escaño el 22 de marzo de 1836 en el que permaneció hasta la disolución de las Cortes el 23 de mayo de 1836. Durante estos meses sus problemas de salud, lejos de haberse resuelto, habían empeorado a causa de su captura por los carlistas; así pues, no es de extrañar que en mayo de 1836 recibiese un nuevo permiso por enfermedad para que permaneciese en su casa durante los dos meses siguientes. En esta breve primera legislatura de 1836 se mantuvo coherentemente en las filas del liberalismo más conservador, aunque en esta ocasión estuviese en franca minoría, pues de los 149 procuradores que pertenecían al Estamento de Procuradores, 119 pertenecían a la mayoría progresista, como Joaquín Verdugo y Lizaur que también representaba a Guadalajara, y sólo treinta a la oposición. La agitación política que sacudía al país, con el trono de Isabel II acosado por los carlistas y defendido por los liberales que se desgarraban en luchas intestinas, forzó a la Regente a disolver las Cámaras cuando sólo hacía pocos meses que se habían constituido y convocar un nuevo proceso electoral para julio de 1836. En estos comicios sólo salió elegido por mayoría absoluta en la primera vuelta el moderado Ambrosio Tomás Lillo. Para las ternas de los otros dos diputados fueron elegidos: Francisco Romo y Gamboa, Baltasar Carrillo Manrique y Joaquín Berdugo, para la primera, y Alfonso Peralta, Jacinto Garrido y Joaquín Montesoro, para la segunda. Aunque volvió a ser elegido, en esta ocasión no pudo Baltasar Carrillo Manrique tomar posesión de su escaño pues una revolución progresista hizo que se convocasen nuevas Cortes para ese otoño sin que nunca se hubiesen reunido las elegidas en ese mes de julio. Sus contadas intervenciones en las Cortes estuvieron, como ya hemos señalado, a defender sus intereses particulares y los de los demás ganaderos castellanos. En una ocasión defendió que el gobierno concediese 179.000 reales al Concejo de la Mesta y en una segunda oportunidad solicitó que se autorizase a los ganaderos que precisasen grandes contingentes de sal para que pudiesen abastecerse directamente en las salinas, sin tener que hacerlo en los alfolíes costeando su transporte. Imágenes: Castillo de Arbeteta y casa de Baltasar Carrillo en Atienza. 35

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CABALLADA DE ATIENZA, 2014 En seis imágenes

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ATIENZA, A TRAVÉS DE SUS PERSONAJES LA ASOCIACIÓN CULTURAL SIBILAS DE ATIENZA, EDITA EL ÚLTIMO LIBRO DE TOMÁS GISMERA VELASCO, DENTRO DEL VERANO CULTURAL DE LA VILLA DE ATIENZA ATIENZA, A TRAVÉS DE SUS PERSONAJES, RECOJE LA BIOGRAFÍA DE MÁS DE 30 ATENCINOS QUE HICIERON HISTORIA.

LA PRESENTACIÓN OFICIAL TENDRÁ LUGAR EN ATIENZA, EL PRÓXIMO SÁBADO 2 DE AGOSTO La Asociación Cultural Sibilas de Atienza, fundada en la propia villa en 2007, con fines culturales y un claro afán de recuperar e incentivar la historia de Atienza, a través de encuentros, charlas y exposiciones, buscando el bien general para Atienza y su comarca, pondrá a disposición del público interesado, dentro de las actividades culturales a desarrollar en el presente verano el último libro del escritor atencino Tomás Gismera Velasco. Se trata del que lleva por título: Atienza, a través de sus personajes, con el que el autor de Atienza rebasa la docena de publicaciones, dedicado en esta ocasión a plasmar la biografía de más de 30 personajes, naturales o relacionados con la villa de Atienza, que han hecho historia a lo largo de los siglos. El autor atencino ha cedido los derechos de venta a la Asociación para, con el producto que se pueda obtener, colaborar al desarrollo de nuevas actividades culturales en Atienza. Es una obra sacada del corazón, adelanta el autor, Tomás Gismera, quien a lo largo de los años ha estado investigando en la vida y obra de sus paisanos para poner, en tiempo presente, el ejemplo de quienes en tiempos pasados habitaron la misma tierra y trabajaron por Atienza con el mismo entusiasmo que ahora lo hacen las generaciones actuales. Estructurado en seis apartados, Gismera da comienzo a su obra en el siglo XII, rescatando la memoria de los Vela, durante varias generaciones representantes de Atienza en las Cortes de Castilla, de los Ruíz Fernández, fundadores de los monasterios de Valfermoso y de Pinilla y, sobre 39

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Atienza de los Juglares todo, de Gonzalo Ruíz de Atienza, mano derecha de los reyes Fernando IV y Alfonso X, sin olvidar a don Aparicio, obispo de Albarracín y reformador de aquella diócesis, o de don Francisco de Atienza, reformador de la orden de San Benito. Los siglos XV y XVI estuvieron dominados por la familia Bravo de Laguna, Medrano y Ortega, de los que el atencino destaca a Juan de Ortega Maluenda, consejero de la reina Isabel la Católica, quien lo comisionó para firmar los tratados de paz con el vecino Portugal, o para casar a Juana la Beltraeja y a la infanta Isabel con el heredero de dicho reino, sin olvidar que Juan de Ortega figura entre los probables autores del Lazarillo de Tormes, siendo obispo de Coria. Capítulo especial merecen algunos de aquellos Bravo de Laguna que han pasado a la historia, de los que se destacan Luisa de Medrano, primera mujer que dio cátedra en una Universidad, la de Salamanca, cuando su hermano Luis era rector de la misma; su hermana Catalina de Medrano, protegida de Isabel la Católicam casada con uno de los hijos del marqués de Denia y asistente de la reina Juana en Tordesillas, protectora del antiguo convento atencino de San Francisco, en cuya iglesia se situó el panteón familiar, o del primo de estas, el inmortal capitán comunero Juan Bravo. El Siglo de Oro está representado por Luis de las Huertas, importante y desconocido personaje que vivió en el Alcázar de Madrid, y por Francisco de Segura, autor y recopilador de romances, amigo de Lope de Vega, Cervantes y sobre todo de Salas de Barbadillo, a quien editó alguna de sus obras, sin olvidar la época gloriosa del barroco atencino que dio a la diócesis importantes escultores y retablistas, entre los que nos destaca a Diego de Madrigal, Francisco del Castillo o Francisco Gonzalo, sin descontar a toda una pléyade de atencinos que cruzaron el mar para asentarse en el Nuevo Continente por esas mismas fechas. Fechas en las que una atencina, Ana Hernando, cerera de palacio, dejó su fortuna para levantar en Atienza el dieciochesco Hospital de Santa Ana, para el que se trajo el famoso Cristo del Perdón de Salvador Carmona, actualmente en la iglesia museo de La Trinidad. Testamentario de doña Ana Hernando, y auténtico artífice de que dicha obra llegase a Atienza fue un curioso y algo desconocido personaje, Baltasar de Elgueta Vigil, Intendente de Obras del Palacio Real de Madrid, y arquitecto de las mismas, bajo cuya mano y durante casi 30 años se desarrollaron la obras, quien llevó a la capital del reino no sólo a Salvador Carmona, sino a todos los grandes artífices de la época, al tiempo que fue cofundador, y director, de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. A Atienza llevó a su íntimo amigo Ventura Rodríguez quien, con los años, trazaría la fuente que actualmente se puede ver en la plaza de España. Baltasar de Elgueta tuvo entre sus colaboradores a alguno de sus hermanos, entre ellos Antonio, protector en Murcia de Francisco Salcillo, autor de importantes obras civiles y religiosas, y que dio a la imprenta el primer vocabulario murciano que se conoce. Dos hermanos más, Pedro Miguel y José triunfaron en campos diversos, el primero como administrador y reformador de las reales salinas de Imón y de La Olmeda, el segundo como gobernador del Estado de Concepción, en Chile. No faltan en el recorrido las figuras de Juan José Arias de Saavedra, tutor y sombra de Gaspar Melchor de Jovellanos, amigo de Francisco de Goya y por quien se dejó retratar; José María de Beladíez, representante de la comarca en las discusiones para la elaboración de la Constitución de 1812 en Cádiz; su hermano Joaquín, a cuyo cargo estuvo la Junta de Armamento y Defensa de Guadalajara en tiempo de la francesada; Antolín García Lozano, que tras luchar contra el invasor alcanzó el obispado de Salamanca, ni Baltasar Carrillo, uno de los fundadores de la Diputación Provincial de Guadalajara y cuya vida, como Gismera apunta, fue digna de una novela de misterio. 40

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Atienza de los Juglares Concluye la obra con la aproximación al siglo XX, destacando a uno de los historiadores comarcales más desconocidos, Dionisio Rodríguez Chicharro, quien escribió una decena de historias de los pueblos de la Serranía; del médico Pedro Solís, que llevó la luz eléctrica a la comarca; del ilustrado Eduardo Contreras, fundador de varias revistas y periódicos; de la familia Pascual Ruilópez: Bruno, senador y notario durante cerca de treinta años; Antonio, reformador de la viticultura riojana o Paquita, auténtica mecenas para la educación infantil en la villa. También la obra nos adentra en dos personajes que sufrieron las consecuencias de las guerras, la civil y la segunda mundial. Doroteo Esteban Cabellos, primer alcalde republicano de Atienza, asesinado en el mes de septiembre de 1936, y el también atencino Gil Ruíz Domínguez, impresor de profesión asesinado en el campo de exterminio de Mauthausen, y cuya memoria está presente en Francia, en la población de Champs.Geraux, donde encontró refugio su familia. Concluye la obra trazándonos a breves rasgos la vida y obra de Teodoro Romanillos Chicharro, autentico luchador por la dignidad de los maestros, fundador del semanario guadalajareño El Magisterio Arriacense y concejal del Ayuntamiento de la capital; de Julio Ortega Galindo, erudito afincado en Bilbao; de Juan Francisco Marina Encabo, el abogado que litigó con el Estado por la propiedad del Poema del Cid o las pinturas de la ermita de San Baudelio de Berlanga, y con un emotivo recorrido a través de los personajes, de todas las clases sociales, que dieron vida a la Atienza de la última mitad del siglo XX. Una obra encomiable que se puede leer de un tirón, sin la pesadez de los datos y las cifras, pues la vida y obra de cada uno de estos personajes se cuenta con la prosa ligera y la amenidad que dan a la lectura la solvencia necesaria para seguir los pasos de cada uno de ellos como si de un relato novelesco se tratase. Un acierto, la edición de la obra por parte de la Asociación Cultural, y también del autor, Tomás Gismera, auténtico cronista de la vida y obra de la villa de Atienza, tal vez la persona que más conocimiento tiene sobre ella y desde luego quien más ha escrito sobre su historia reciente y pasada. Recordemos que Gismera fue nombrado el pasado año por esta Asociación “Juglar de Atienza”, al tiempo que la Asociación Serranía lo nombró “Serrano del Año”, reconociendo su prolongada labor de difusión histórica en torno a la Serranía. Tomás Gismera es autor, como anteriormente señalamos, de una docena de obras relacionadas con Atienza y Guadalajara, entre las que destacan sus biografías sobre Francisco Layna y José Antonio Ochaíta. Ha publicado dos recopilaciones sobre la Guadalajara del siglo XX, “Guadalajara en la savia de Madrid” y “Guadalajara, crónicas de un siglo”, “La Caballada de Atienza”, “El vuelo del Cuatro Vientos”, “Guadalajara en los tiempos del cólera”, etc. Siendo igualmente fundador y director de la revista mensual “Atienza de los Juglares”. Habiendo recibido numerosos premios literarios y reconocimientos a su labor. 41

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NOS VAMOS AL REFRANERO DE JULIO Y AGOSTO Juan Luis López Alonso

JULIO -Un julio normal, seco todo el manantial. -Si llueve por Santa Ana (26), llueve un mes y una semana -Si quieres sandías por Santiago (25 julio), siémbralas para San Marcos (25 abril). -Que te bendiga julio, si mayo no pudo. -Por mucho que quieran ser, julio poco ha de llover. -Dice el labrador al trigo: para julio te espero, amigo. -La lluvia de San Fermín (7), en unas horas da fin. -Por San Joaquín y Santa Ana pintan las uvas; para la Virgen de Agosto ya están maduras. -Por Santiago los calores te agobiaran en un mar de sudores. - Por la festividad del Carmen (16), todo el mundo trabaja y come carne. - En Julio es gran tabarra, el canto de la cigarra. -El verano en la sierra comienza en Santiago y acaba en Santa Ana. 42

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Atienza de los Juglares -Julio es todo el día: los viejos y jóvenes tienen más vida. -Julio calorero, llena bodega y granero. -En julio, agua viene y toalla va, y el verano ya pasará. -En julio beber y sudar, y el fresco en vale buscar -Julio, triguero, septiembre, uvero. -En julio mi trigo, y en agosto el de mi amigo. -Por la Magdalena (22), la avellana es plena. -De Virgen (16 de Julio , el Carmen) a Virgen (15 de Agosto, la Asunción), el calor aprieta firme. -Por santa Marina (18), échale la hocina (segar el trigo). -Por santa Margarita (20), la lluvia más que dar, quita. -En el prado de santa Justa (19), Dios los cría y ellos se juntan. -Santa Librada (20), ¿por qué no es la salida como la entrada? -Santa Magdalena lluviosa, dos semanas tormentosas. -Santa María Magdalena, si es el año lluvioso quita penas. -Por Santiago, el buen nabo ha de estar sembrado. -Por Santiago esconde el conejo el rabo y por san Miguel (29 de Septiembre) se le vuelve a ver. -Olla puesta, santa Ana cuida de ella. 43

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Agosto SAN ROQUE -Agua en agosto, miel y mosto. -Quien en agosto ara, riqueza prepara. -Agosto fríe el rostro. -Agosto, frío al rostro. -En agosto ni Venus ni mosto. -Agosto tiene la culpa y septiembre lleva la fruta. -Tormentas en el mes de agosto, buenos racimos y mejor mosto. -Agua de agosto, azafrán, miel y mejor mosto. -Para Santa Gaudencia y Santa Tecla (30), ponte la chaqueta para ir a la fiesta. -Por la Virgen de las Nieves (5), el sol empieza a ser más leve. -San Lorenzo (10) calura, San Vicente friura, uno y otro poco dura. -Hasta la Ascensión (15), no te quites el ropón, y después, quita y pon. -Cuando San Roque vuelve la espalda (16), el tiempo cambia. -El buen otoño, las primeras aguas por San Bartolo (24). -Por san Bartolomé, tormentas ha de haber. SAN LORENZO

-El buen otoño, las primeras aguas en san Bartolo. -Si San Ginés (25) se pone montera, ha de llover aunque no quiera -Por san Justo y san Pastor (7) entran las nueces en su sabor y las mozas en amor y las viejas en dolor. -Nabo que sea bueno, ha de estar nacido por san Lorenzo. -San Lorenzo en la parrilla y el labrador en la trilla. -Agua por la Virgen de Agosto (15), año de mosto. -Por la Asunción (15), ni gachas, ni migas, ni sermón. -Por decir ¡Viva san Roque! me metieron prisionero, y ahora que estoy en la cárcel, ¡Viva san Roque y su perro! -¡Viva san Roque!. Si viene la peste, que no nos toque. -La salsa de san Bernardo (20), buena gana de comer. -Por san Agustín (28) hilan las mocitas al candil. -Dice san Ginés (25) que el que tiene cara de bruto lo es. -Si san Ginés se pone montera, ha de llover aunque no quiera. 44

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PALAZUELOS: LA QUEMA DEL BOTO Adolfo del Olmo-Asociación Cultural La Quema del Boto

San Roque y Palazuelos San Roque nació en Francia a mitad del s. XIV. Se dedicó a curar a los infectados de la peste y la devoción por él se extendió muy rápidamente. Su onomástica es el 16 de agosto. Santo protector ante la peste y toda clase de epidemias, su intervención era solicitada por los habitantes de muchos pueblos que, agradecidos, terminaban por nombrarlo santo patrón de la localidad. Palazuelos también fue azotado por la epidemia de peste que invadía la Península Ibérica en el S.XV; entonces, sus habitantes invocaron a San Roque para librarse del dolor y la muerte. La imagen de San Roque, además de la que existe en la iglesia parroquial, se encuentra también en Palazuelos en una hornacina incrustada en la muralla, en el lugar de la Puerta de la Villa. Tradición de la Quema del Boto No hay referencias precisas del inicio de esta tradición que, probablemente, se inicia entre los siglos XV y XVI. Los estudios históricos de D. Adrián Blázquez, Catedrático de la Universidad de Pau (Francia), nacido en Palazuelos, han prestado una especial atención a esta celebración. Los habitantes de la Villa de Palazuelos quemaban un boto, en honor al santo en un acto simbólico. Era el recuerdo del voto o promesa realizado a San Roque y conmemoraba el feliz resultado de su intercesión en la epidemia de peste. 45

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Atienza de los Juglares

Con el paso del tiempo la renovación del voto al santo se convirtió en la quema de un “boto” por parte de quienes almacenaban líquidos. El boto es un recipiente flexible de cuero, de gran tamaño, donde se guardaba el vino y otros líquidos en tiempos pasados. Está hecho con piel de cabra, impregnada de pez en su interior Quizás esta transformación de la tradición se produjo por pura homofonía para evitar su pérdida. La fiesta, tras años de olvido - debido en buena parte al éxodo rural- está hoy completamente viva.

Recuperación de la Tradición Un reducido grupo de vecinos del barrio de la Puerta de la Villa, decidieron recobrar algunas de las fiestas y costumbres perdidas de nuestros antepasados, entre ellas la “quema del boto”, celebrada el día 16 de agosto en la Festividad de San Roque. Fue el año 1984 cuando, sin dudarlo, restauraron la tradición. En años sucesivos, la asistencia al acto de la quema del boto ha venido aumentando hasta alcanzar una importante afluencia en las vacaciones estivales. Desde niños hasta los más ancianos de la localidad -, también aquellos con familiares y segunda residencia en Palazuelos- e incluso vecinos de pueblos colindantes y otras ciudades; muchos son ya los que se suman a la celebración. La dificultad de encontrar grandes “botos” se salva con una imitación hecha con cartón fallero o botillos pequeños. La tradición está enteramente rescatada. Manifestaciones de la Cultura Popular “QUEMA DEL BOTO” Tradición del siglo XVI Desaparecida en los años 1950 Recuperada en el año 1984. “LA TANGUILLA” Juego popular del siglo XII Desaparecida en los años 1950 Recuperada en el año 1996 Los usos y costumbres populares son parte de nuestro patrimonio. Recuperar las fiestas y juegos tradicionales supone una fuente de riqueza cultural importante que nos ayuda a recordar nuestro pasado y entender el presente. Redescubrirlas y darlas a conocer son nuestros objetivos prioritarios.

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Un libro en el que se da cuenta de “la otra historia de Guadalajara”, la de la lucha por la recuperación de su historia, de la reconstrucción de sus monumentos, y de las iniciativas culturales.

A la venta en: [email protected] 20 € (Incluidos gastos de envío) El importe íntegro de la venta de este libro está donado a la Casa de Guadalajara en Madrid, donde también se puede adquirir. Más información en: http://flaynaserrano.blogspot.com.es/ 48

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Para conocer el desarrollo de la medicina moderna en la provincia de Guadalajara, a partir del siglo XIX, y los sucesos y desarrollo de unas epidemias que en muchas ocasiones, diezmaron los pueblos. A la venta en: [email protected] 20 € (Incluidos gastos de envío) Más información en: http://guadalajaraentiemposdelcolera.blogspot.com.es/ 49

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