B. Ubicación: San Pedro Sula, Departamento de Cortés, Honduras, Centro América

Programa OMEGAA ÍNDICE I. Datos Generales II. Antecedentes III. Filosofía de la Fundación IV. Justificación V. Objetivos del Proyecto VI. Grupo meta

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Programa OMEGAA

ÍNDICE I. Datos Generales II. Antecedentes III. Filosofía de la Fundación IV. Justificación V. Objetivos del Proyecto VI. Grupo meta VII. Plan de actividades VIII. Gestión IX. Funcionalidad y Metodología X. Recursos XI. Evaluación

I. DATOS GENERALES A. Nombre: Programa OMEGAA B. Ubicación: San Pedro Sula, Departamento de Cortés, Honduras, Centro América. C. Organización Promotora: Fundación “Amor y Paz”. D. Unidad Coordinadora: Departamento de Rehabilitación. Duración Prevista: Indefinido. II. ANTECEDENTES “Amor y Paz” nació en 1979 con la enfermedad de un alcohólico que, lleno de soledad y angustia, vivió una fuerte depresión emocional. El alcohólico logró superar la crisis y en la búsqueda de su salud mental empezó a ayudar a otros enfermos organizando la Granja de Rehabilitación de Alcohólicos en la Aldea de Armenta, ubicada en las cercanías de la ciudad de San Pedro Sula, Departamento de Cortés. En 1982 la Granja de Rehabilitación de Alcohólicos “Amor y Paz” obtuvo su personería jurídica de acuerdo a la Resolución Nº 23, emitida el 1 de Marzo de ese año.1 Doce años de trabajo con pacientes, en su mayoría alcohólicos consuetudinarios, permitieron a la Granja de Rehabilitación comprobar que si se desea resultados satisfactorios en el tratamiento de enfermos alcohólicos es necesario organizar un Departamento de Rehabilitación, el que será responsable de la planificación y ejecución de sus propios programas, con sus objetivos y fines específicos. En aquella primera etapa de organización que permitió el nacimiento de la Granja de Rehabilitación pudimos comprobar lo básico que resulta la selección de las personas aptas para vivir un proceso de recuperación pues de lo contrario se repetirán experiencias terapéuticas frustrantes y una subutilización de los recursos humanos con que cuenta la Fundación. El alcoholismo es un problema de salud complejo y delicado, por lo que en “Amor y Paz” debemos utilizar los aportes de las diversas disciplinas científicas que tienen relación con el problema y en forma particular los avances que en materia de alcoholismo han realizado la medicina, la psiquiatría, la psicología y la sociología que, al servicio de una COMUNIDAD TERAPÉUTICA, son excelentes

mecanismos para la recuperación de los enfermos alcohólicos que con honestidad quieren recuperarse del estigmatizante mundo del alcoholismo. Para hacer más comprensibles las acciones terapéuticas en “Amor y Paz” hemos dividido nuestro trabajo en tres áreas o niveles de prevención. A) Prevención primaria: de carácter educativo; se orienta hacia el aumento de conocimientos y acciones antes de que se desarrolle el problema; para esto la Fundación creó el Programa ALFAA. B) Prevención secundaria: estrategias empleadas para evitar que el alcohólico que ya se ha iniciado desarrolle en plenitud la enfermedad. Con la creación del programa OMEGAA se pretende ayudar a los grupos denominados de Alto Riesgo. C) Prevención terciaria: estrategias para el tratamiento de quienes han caído en un consumo crónico de bebidas alcohólicas. En esta área podemos ubicar la Granja de Rehabilitación de Alcohólicos La experiencia de una veintena de años nos permite señalar que no resulta cristiano el hecho de abandonar al enfermo alcohólico crónico a su suerte, pero la intervención terapéutica más pragmática es trabajar en los niveles de la prevención primaria y secundaria del alcoholismo. III. FILOSOFÍA DE LA FUNDACIÓN FRENTE AL TRABAJO En “Amor y Paz” trabajo y dignidad van de la mano. Creemos que el trabajo lo dignifica todo, que el ser humano vale por lo que es y no por lo que tiene. El trabajo tiene fundamento espiritual, realizado con amor produce LIBERTAD y, por el contrario, realizado por obligación u obsesión económica produce ESCLAVITUD El principio espiritual “El trabajo es dignidad” tiene su génesis cuando, presos en una anarquía financiera, vimos amenazado el programa de rehabilitación de alcohólicos a causa de la negligencia por parte de los asistidos, que por diferentes causas se negaban a trabajar y fue entonces como las circunstancias nos obligaron a poner en práctica el principio paulino que dice: “El que no trabaja que no coma”. Todo lo anterior es el antídoto para la pereza que, además de agredir a la dignidad humana, es el mayor condicionante de todos los vicios. El concepto “el trabajo es dignidad” constituye un verdadero tesoro espiritual que nos permite expresar con alegría y justicia que nuestra libertad se fundamenta en personas y no en máquinas de trabajo; hemos puesto la economía al servicio del ser humano.

IV. JUSTIFICACIÓN La Fundación “Amor y Paz” reconoce que el alcoholismo no solamente es una enfermedad; se trata también de una forma de alienación de un hecho social y de un proceso económico político. El sistema social y sus instituciones, específicamente las económicas, promueven y favorecen el consumo abusivo de bebidas alcohólicas como forma de conducta colectiva social y culturalmente aceptadas; así, las costumbres, tradiciones y otras manifestaciones de la cultura nacional han sido modificadas con fines económicos y egoístas, atentando contra un modo de vida sano y arraigado al cultivo del espíritu humano. Los grupos meta de esa enajenación sociocultural son los jóvenes y la población económica activa. La ignorancia, la pobreza y la falta de una identidad nacional contribuyen a distorsionar la percepción real y objetiva del alcoholismo como enfermedad y como alienación: de esta forma se condiciona la alcoholización y sus incalculables costos sociales en las familias hondureñas. Si bien es cierto que algunas medidas legislativas son necesarias para cambiar esta situación, hasta el momento no han tenido la aplicación que se espera, particularmente en lo que se refiere al control de la publicidad y la disminución de la oferta de bebidas alcohólicas. En este sentido, las medidas de difusión y de educación tendientes a modificar patrones o normas de conductas sociales vienen a constituir las formas preventivas más eficaces en una promoción de la salud mental, el uso adecuado del tiempo libre, el fomento de la unidad familiar e incorporación de conductas sanas y naturalmente provechosas son en sí mismas formadoras de la personalidad integral, que superan la simple información acerca de las bebidas alcohólicas y de los peligros que provocan. En este marco de la realidad la Fundación “Amor y Paz” crea el programa OMEGAA con el propósito de plantear opciones para la prevención secundaria del alcoholismo. La creación de OMEGAA llenará el vacío que existe por la falta de programas estatales y privados para evitar que las personas que se han iniciado y progresan en el consumo de las bebidas alcohólicas se conviertan en bebedores crónicos y pongan en peligro su fuente de trabajo y la unidad familiar.

V. OBJETIVOS DEL PROGRAMA l- Dar asistencia a personas con problemas de alcoholismo, bajo la modalidad del tratamiento ambulatorio. 2- Coordinar con empresas públicas y privadas los mecanismos necesarios para lograr la afiliación de trabajadores con problemas de alcoholismo al programa OMEGAA. 3- Dotarlo con los recursos necesarios para el buen funcionamiento del programa. 4- Asegurar un tratamiento profesional y humano a las personas afiliadas al programa. 5- Promover la recuperación de la salud mental y física de los beneficiados del programa mediante las distintas terapias y forma de apoyo hasta lograr su afiliación al programa ALFAA2 1

Morales Manuel. “Otro Rostro”. 1992. Pág. 73

2

ALFAA es un programa de la Fundación “Amor y Paz”. Fomenta la unidad familiar implementando medidas preventivas y planteando alternativas de solución a los problemas que ponen en riesgo la estabilidad funcional y estructural de la familia.

VI. GRUPO META El Programa OMEGAA está dirigido a beneficiar a la población económicamente activa que sufra de la enfermedad del alcoholismo, sin importar religión, credo político o nivel cultural. A.- Población: Al inicio se formarán grupos de autoayuda3 de 12 personas, con duración de un año; concluido este período el grupo piloto se dividirá en dos secciones para motivar y promocionar a 24 personas más, que también serán formadas por la Fundación, y así sucesivamente hasta alcanzar un número indefinido de miembros, según la necesidad de la sociedad hondureña. B.- Selección de los miembros: b1- Detectar los recursos con que cuentan las empresas donde laboran.

b2- Selección, a través de los gerentes de recursos humanos, de las personas a ser beneficiadas por el programa, esto es, el grupo piloto. b3- Evaluación, recuperación y formación del grupo piloto. b4- Expansión de la membresía, la cual puede resumirse en el logro del efecto multiplicador. C.- Expansión: En esta etapa se tendrán tres dinámicas para el grupo piloto: c1- El grupo piloto se estructurará en dos grupos, cada uno tiene como meta integrar y darle continuidad a un nuevo grupo para conformar el siguiente objetivo. c2- Los grupos formados en el programa OMEGAA pasarán a integrar el movimiento OMEGAA bajo la dirección de la Fundación “Amor y Paz”. c3- Los miembros de OMEGAA que califiquen solicitarán su ingreso formal al programa ALFAA. 3

Las personas beneficiadas serán empleados, de la empresa privada y pública, que padezcan de la enfermedad del alcoholismo.

VII. PLAN DE ACTIVIDADES I Fase: Divulgación y Organización II Fase: Educación y Capacitación I Fase: Divulgación y Organización: A- Información vía telefónica y personal para inscribirse. B- Visitas y promoción. C- Selección de miembros: Cl- El paciente debe haber recibido atención médica y psicológica. C2- El paciente debe estar libre de enfermedades infectocontagiosas. C3- El paciente debe ser apadrinado por el gerente de recursos humanos y llenar la hoja de admisión y de responsabilidades específicas. C4- El paciente también puede ser remitido por el sacerdote o pastor de la Iglesia, maestro o director de escuela donde se educan sus hijos o familiares cercanos.

III Fase: Educación y Capacitación La temática a desarrollar está en función de las diez actitudes de la rehabilitación establecidas por la Fundación “Amor y Paz”. El enfoque que se haga de los temas será de acuerdo a la naturaleza residente y recuperación del paciente en el programa OMEGAA. Actitud Nº 1 No ingerir nada que contenga alcohol 1.1. El alcoholismo como problema y enfermedad. 1.2. Usos psicológicos del alcohol. 1.3. El alcohol y sus múltiples efectos. 1.4. Factores que influyen en el consumo del alcohol y drogas. 1.5. La personalidad del alcohólico. 1.6. La iniciación en el alcoholismo. 1.7. Terapias de rehabilitación del alcohólico Actitud Nº 2 Aprender a vivir el presente 2.1. El aquí y el ahora. 2.2. La autoestima. 2.3. El uso del tiempo libre. 2.4. Cómo autoprogramarse. 2.5. La vida activa y la salud mental. Actitud Nº 3 Vivir una vida sencilla 3.1. La alienación psicológica-social. 3.2. La motivación para el logro. 3.3. La crítica y la autocrítica. 3.4. Las relaciones interpersonales. 3.5. Las necesidades e intereses humanos. Actitud Nº 4 Cuidar la salud 4.1. La salud como bienestar completo. 4.2. Prevención e higiene. 4.3. La dieta, el sexo y el sueño. 4.4. Perjuicios por el consumo de bebidas alcohólicas. 4.5. Efectos y daños del alcohol en el organismo.

Actitud Nº 5 Buscar a Dios 5.1. La convicción y la fe cristiana. 5.2. La toma de conciencia espiritual. 5.3. El sentimiento de culpa. 5.4. La conversión espiritual. 5.5. La práctica de los principios espirituales (la oración, la meditación y la acción). Actitud Nº 6 Agruparse con otros alcohólicos en recuperación 6.1. La solidaridad humana. 6.2. La cultura del alcoholismo. 6.3. Las reuniones de grupo como principio de recuperación. 6.4. La ley y el empleo en el alcoholismo. 6.5. Cómo obtener la abstinencia y la recuperación alcohólica. Actitud Nº 7 Tener un confidente comprensivo 7.1. La tensión y la descarga emocional. 7.2. Formas de liberarse del estrés. 7.3. El sentimiento de solidaridad. 7.4. La socialización como fuente de confianza y respeto húmedo. Actitud Nº 8 Vivir en armonía con la familia 8.1. La familia como sistema de relaciones humanas. 8.2. El alcoholismo como enfermedad de familia. 8.3. Realidad socioeconómica de la familia hondureña. 8.4. La comunicación familiar. 8.5. La adolescencia y sus crisis. 8.6. Los hijos y el papel socializador. 8.7. La familia como Iglesia. Actitud Nº 9 Practicar aficiones y deportes 9.1. Terapia recreativa y deportiva. 9.2. El deporte y la salud física y mental. 9.3. La lectura como forma de apropiarse de la realidad. 9.4. La imaginación creadora. 9.5. La personalidad de éxito.

Actitud Nº 10 Trabajar con otros alcohólicos 10.1. El ejemplo como forma de vivir. 10.2. El voluntariado y sus beneficios formadores. 10.3. La justicia, la paz y los derechos humanos. 10.4. El liderazgo natural y la solidaridad. 10.5. Cómo crecer ayudando. IV. Fase: Participación Comunitaria: Afiliación al programa ALFAA. VIII. GESTIÓN El programa es coordinado inicialmente por el Departamento de Rehabilitación de la Fundación “Amor y Paz” y en su etapa de consolidación será administrado por un Director y/o Coordinador nombrados expresamente para tal fin. IX. FUNCIONAMIENTO y METODOLOGÍA 1) El Programa OMEGAA contará con la asesoría de profesionales que dirigen al programa ALFAA para auxiliarse en aspectos técnicos tales como: 1- Atención sicológica individual. 2- Psicoterapia familiar y de grupo. 3Capacitación. 4- Organización. 5- Visitas a empresas. 6- Visitas al hogar. 7Consejería. 2) En el período inicial se trabajará con un grupo de 12 pacientes para observar el programa. Posteriormente se formarán otros grupos, conforme a la disponibilidad de los recursos de la Fundación. a) Después de recibir la información necesaria los pacientes solicitarán su ingreso formal, por lo cual deberán llenar una ficha o formulario para completar la información que el programa requiere. b) Los grupos son cerrados; formados por integrantes que reúnen los requisitos establecidos, pero el grupo puede ser ampliado con nuevos miembros que llenen el espacio dejado por quienes eventualmente se retiren. c) Los grupos se reúnen tres veces por semana por tiempo indefinido. d) Las sesiones durarán entre una hora y 90 minutos y serán planificadas previamente.

e) En todo grupo debe organizarse una directiva interna debidamente autorizada por la dirección del Departamento de Rehabilitación. f) La directiva interna se regirá por su respectivo reglamento. g) La dinámica de cada sesión estará centrada en el propio grupo en el cual el coordinador sólo dirige. h) Las reuniones de los grupos deben realizarse en locales que cuenten con condiciones adecuadas y sobre todo privacidad. X. RECURSOS A. INSTITUCIONALES: 1. Instituciones educativas. 2. Empresas públicas y privadas. 3. Instituciones religiosas. 4. Instituciones de salud. 5. Otras. B. HUMANOS: 1. Médicos 2. Psicólogos 3. Psiquiatras 4. Maestros y Directores 5. Sacerdotes y pastores 6. Gerentes y/o jefes de personal 7. Otros que sean de apoyo al programa. C. MATERIALES 1. Ayudas audiovisuales. 2. Material educativo. XI. EVALUACIÓN A. El coordinador y el Director del programa OMEGAA se reunirán mensualmente para evaluar el desarrollo del programa en función de los criterios siguientes: - Metodología - Asistencia - Organización - Plan de trabajo

- Coordinación - Recursos - Cumplimiento de objetivos B. El programa también será evaluado mediante diálogos con los beneficiarios del mismo. C. La experiencia obtenida permitirá realizar los ajustes necesarios.

Grupos de Transición OMEGAA

Grupos de Transición OMEGAA BREVE HISTORIA DE OMEGAA Dios, en su infinita misericordia, permitió que un hombre en harapos, que agonizaba y pedía ayuda en un intento por no morir en la vía pública, sirviera de instrumento para el nacimiento de OMEGAA. Aquel hombre hacía esfuerzos, su débil voz era un frágil murmullo imposible de escuchar por los transeúntes del lugar. De manera inesperada alguien detuvo su caminar y brindó ayuda al moribundo del populoso barrio Medina-Concepción de San Pedro Sula, Honduras, C.A. El caminante pertenecía al movimiento de alcohólicos anónimos y convertido al cristianismo. Aquel día marcó el inicio de un apostolado de lucha contra el alcoholismo y de un nuevo instrumento de evangelización. Las obras de Dios nacen, nadie las organiza. La voz de un Poder Superior habla en el interior del corazón de los escogidos, para convertirlos en operadores de la redención de la humanidad. El hombre de la vía pública manifestó llamarse “Dulce Amor”. Fueron muchas las personas, tanto niños como adultos, que conocieron a Dulce Amor Valle. ¡Salvó su vida y la nuestra! El Estado en aquella ocasión no prestaba asistencia a personas que se enferman al consumir bebidas alcohólicas, drogas legales que producen enorme cantidad de millones de impuestos al tesoro estatal. La experiencia del hombre de la vía pública fue el inicio de los “Amigos del Rey” un pequeño movimiento de alcohólicos de la calle o “pachangueros”, como los conoce la sociedad hondureña. Con el correr del tiempo se buscó un lugar adecuado para construir un centro de rehabilitación para alcohólicos que se conoció como Granja “Amor y Paz”. La aldea de Armenta fue la sede de la Granja “Amor y Paz”, en ella hubo que superar experiencias duras y difíciles tanto dentro como fuera de este centro asistencial. La Granja “Amor y Paz” prestó sus servicios por casi dos décadas, sin embargo sus iniciadores dieron un giro al trabajo que realizaban debido a que existían varias entidades dedicadas a rescatar enfermos de la calle y enfocaron la misión a la prevención.

La prevención secundaria en “Amor y Paz” tiene como instrumento los Grupos de Transición OMEGAA, ofrece asistencia a personas con problemas de alcoholismo y que aún mantienen familia y trabajo. OMEGAA coordina con empresas públicas y privadas los medios necesarios para lograr la afiliación a los trabajadores hacia instituciones afines que en “Amor y Paz” reconocemos como amigos solidarios: Alcohólicos Anónimos, Narcóticos Anónimos y otros. Fundación “Amor y Paz” como institución, dentro de su autonomía y cuando sus autoridades lo estimen conveniente, pueden poner en funcionamiento grupos OMEGAA ante la inexistencia de grupos AA y NA. Los grupos OMEGAA tienen fundamentado su programa en diez actitudes: 1. No ingerir nada que contenga alcohol. 2. Aprender a vivir el presente. 3. Vivir una vida sencilla. 4. Cuidar la salud. 5. Buscar a Dios. 6. Agruparse con otros alcohólicos en recuperación. 7. Tener un confidente comprensivo. 8. Vivir en armonía con la familia. 9. Practicar aficiones y deportes. 10. Trabajar con otros alcohólicos. Fundación “Amor y Paz” puede hacer convenios con instituciones específicas para ejecutar el programa OMEGAA. Entre estas instituciones sobresalen: Seguro Social, la Dirección de Tránsito, la Policía, sindicatos, patronatos, cooperativas, etc. El programa OMEGAA en su actitud sexta, declara: “Agruparse con otros alcohólicos en recuperación”. En la sexta actitud se recomienda que deben evitarse fricciones o controversias que pongan en peligro la vida emocional de las personas en recuperación. Por lo anterior, y como un aporte cultural “Amor y Paz” agrega a su bibliografía el trabajo del sacerdote, Padre Fau, de su libro “Sobriedad sin fin”: LA VIDA EMOCIONAL Uno de los puntos neurálgicos de todo enfermo alcohólico es su descontrol emocional. En la vida emocional está el epicentro de su mal, porque, incluso, si no existiera esa incapacidad para dominar la obsesión mental por la bebida, el problema orgánico de susceptibilidad hacia la primera copa quedaría manifestado. He ahí por

qué el programa de A.A., a través de su plan de recuperación, carga insistentemente con instrumentos terapéuticos para que nosotros, conforme consideremos conveniente, los utilicemos y poco a poco conozcamos lo que es estar libres de influencias poderosas negativas que, como una bomba nuclear, llevamos dentro de nosotros mismos y que con el menor descuido amenazan hacernos estallar. En el carácter del hombre existen tres componentes: LA INTELIGENCIA, LA VIDA AFECTIVA Y LA VOLUNTAD. Para que haya éxito el carácter de la persona conserva la armonía entre dichos factores, y el factor preponderante es la vida afectiva, o sea las emociones. Para ilustrar lo expresado nos detendremos en un ejemplo: Un individuo X está poseído de la ira. En ese momento puede tomar medidas absurdas, incluso hasta matar a su mejor amigo. Más tarde puede recapacitar, pero el daño ya está hecho. En este caso, la inteligencia no pudo actuar porque fue ofuscada por la emoción, y la voluntad fue servidora incondicional del estado emotivo. Así como este caso suceden muchos en la vida. Pueden ser menos graves y tener rectificaciones, pero no por esto dejan de ser problema. Los tres componentes fundamentales de la vida afectiva son: el Miedo, la Ira y el Amor, y los tres son poderosos, tan es así que un conocido psiquiatra español los llama "Gigantes del Alma". El primer gigante que asoma a la penumbra del alma es el miedo. Y el primer miedo lo sentimos al nacer, al enfrentarnos a un mundo desconocido. El recién nacido reacciona con el llanto, al sentirse desposeído de la seguridad del vientre materno y tener que enfrentarse a algo nuevo. Nadie puede decir que no ha sentido miedo alguna vez. Cuando el gigante negro se apodera de nuestra personalidad, nos tornamos tímidos, cobardes, escrupulosos, escépticos, aburridos, vanidosos, hipócritas o mentirosos. Éstos son los defectos de carácter producidos por el dominio de nuestro gigante negro. El miedo que llevamos dentro nos empuja a no tener el suficiente valor para afrontar los problemas de la vida. El miedo se alía al instituto de conservación y nos hace inseguros hasta de nuestra propia vida. Tomemos como ejemplo al vanidoso. En el fondo sabe que no vale nada o vale muy poco y ante los demás se siente inseguro. Necesita aparentar que vale más y trata de convencerse de que es así y hace ostentación de virtudes de las cuales carece. Se da gran importancia vistiendo bien, hace obsequios, se hace propaganda por medio de sus amigos y agota cuanto recurso tiene a su alcance, para encubrir el miedo de saber que su capacidad es falsa, simple oropel, sus méritos imaginarios y sus riquezas simple ambición.

Tenemos también el caso del altanero, que taconea o golpea la mesa, grita, insulta, para demostrar que no tiene miedo, cuando en realidad lo hace para encubrirlo. El miedo, debido a los innumerables fracasos que sufre el enfermo alcohólico, se apodera de su alma y llega tan hondo que puede convertirse en fobia (miedo patológico). Y es así como tropieza con muchos obstáculos, incluso imaginarios, que no lo dejan desenvolverse y que restan energías a sus propósitos de luchar por la vida, se encarga de los defectos de carácter inherentes al miedo y se torna en un esclavo de esta poderosa emoción central. Desde lo más profundo de nuestra biología nace el gigante rojo, es decir como la ira, gusta de aliarse con otro gigante. Cuando lo hace con el amor nos produce los celos; cuando lo hace con el deber que creemos correcto, según nuestro "ego", nos da la intolerancia. Si lo hace con el miedo nos da el pánico y los peores resultados, incluso la muerte. La ira es un estado mental que se caracteriza por la agresividad en cualquier forma, ya sea física (golpeando, matando), verbal (insultando), moral (depreciando, rebajando al prójimo, etc.). De todas maneras, si queremos causar daños a otros estamos siendo manejados por el gigante rojo. El estado de ira produce un emponzoñamiento en nuestra alma que no nos permite vivir tranquilos y mucho menos disfrutar de salud mental. La persona que odia se destruye a sí misma porque no puede destruir a los demás. El odio es un veneno que va aniquilando el alma de quien lo posee. El odio es la ira en conserva, algo que no pudo descargar a golpes y que se lleva alimentando constantemente la venganza. Desde luego, esa venganza a veces nunca llega a consumarse y el daño mental está hecho en la persona vengativa. Y como sustitución al hecho no consumado aparece ahora dueño de los siguientes defectos de carácter: sed de Justicia (se torna líder desfacedor de entuertos), se hace criticón, usa frases irónicas y murmura; su humorismo es burlón y se posesiona de él la soberbia. El soberbio es aquel individuo que se ha visto privado de muchas gratificaciones. Se siente frustrado y por ello trata de demostrar a los demás, con actitudes, su "Gran importancia". Probablemente nunca triunfó en lo que él quiso; fue despreciado en el amor y ahora es desdeñoso; fue relegado a cargo de otra categoría a los que aspiraba tener; la sociedad a la cual pertenece no le ha dado la importancia que él cree poseer, etc. Estas chispas avivan las llamas del gigante rojo y desencadenan la conducta soberbia de proceder.

El individuo irónico es cobarde porque no se atreve a atacar físicamente a su adversario. Y mediante un entrenamiento especial ataca en forma de humorismo. Trata de poner en ridículo al adversario, usa la amabilidad y otros recursos sociales; y hiere con refinamiento, humilla a sus adversarios con su intelecto y poderío social. Y, si es descubierto en sus aviesos propósitos, se disculpa para cubrir el miedo que lleva aleado a su vida, y para preparar otro golpe contundente que mata de una vez, si no el veneno disfrazado en un verso, una sátira o una sonrisa, pero siempre causa daño porque llega al alma. El odio va muy lejos en lo que la destrucción personal se refiere, es tan grande que en él se origina el resentimiento. Todo enfermo alcohólico ha sido empujado muchas veces a la bebida por la culpa del gigante rojo. La ira se posesionó de nosotros y creímos dominar ese molesto afecto con una copa, y esa copa desencadenó una borrachera. El odio y sus diferentes formas de reaccionar mantienen en el alcohólico el bacilo indispensable para contaminar la tranquilidad espiritual y cuando éste llega al borde de la saturación, la situación se torna insostenible y aparece como única salida la primera copa. A la par de estos gigantes, en lo más profundo de nuestra alma hay otro hermano tan poderoso como los primeros: el Amor. Bajo su aspecto romántico y suave se esconde el más inmenso poderío. Su decisión es definitiva, pues si se alía al miedo y a la ira con sus propósitos destructivos, el infeliz individuo es dominado por las más bajas pasiones. Pero si este rosado y lánguido gigante opina lo contrario, es capaz de derrotar a sus dos hermanos y convertirlos en sus vasallos. En cuanto al amor se refiere, en el hombre y la mujer pueden darse 3 etapas: 1. Amor físico 2. Amor psíquico 3. Amor espiritual Según el grado de evolución que tenga el individuo, puede estacionarse en cualquiera de estas etapas. EL AMOR FÍSICO viene aparejado con la urgencia biológica de satisfacer el instinto sexual. Nadie escapa a su propia biología y todos, al llegar a determinada edad, tenemos que cumplir esa necesidad física que Dios ha puesto en la creación para que la especie no desaparezca. Los animales tienen sus épocas de celo y una vez que llenan su objetivo reproductor quedan en receso un tiempo prudencial

marcado por el propio instinto. Pero el hombre, único animal de la creación dotado de una inteligencia superior, abusa de ese poder reproductor al usarlo como fuente de placer constante. Usa la razón para refinar ese placer y revolcarse en el fango de la pasión amorosa. En estas condiciones el acto sexual normal carece de atractivo. Cuando se abusa de él se vuelve insípido; al llegar a este punto inventa distintas maneras para procurarse ese placer y aparecen las perversiones sexuales. Éstas vienen ilustradas con lujo de detalles en las revistas y novelas pornográficas. Esta literatura se vuelve por un tiempo su ilustración más atractiva; tornándose en un monstruo antihigiénico de su poder reproductor. Su situación llega al hastío y sigue bajando en busca infructuosa de placeres físicos, cada vez más "refinados", hasta llegar a alcanzar la degeneración total de la persona que anda a la "caza" de placeres físicos; no se detiene más que en el cuerpo de la persona "amada". Busca lo mejor para sus exigencias y cuando esta fuente le produce tedio, busca otra, y otra, en una cadena interminable. Para esta gente, el aspecto físico, su bienestar económico, su posición social, es lo más importante. "Lo que se ve se cree, y lo demás son bobadas", es su máxima moral. EL AMOR PSÍQUICO, como todo amor, tiene que presentar bases físicas. Pero ya lo físico no es lo preponderante. En él entra el aspecto de la simpatía que puede despertar el objeto amoroso. Se llena de su presencia, se encanta haciendo feliz al ser amado con atractivos distintos, más allá de las "poses" sexuales. Ve en la mujer, si es varón, a la compañera de vida por quien es capaz de jurar amor eterno. Encuentra en su sonrisa toda la alegría que un poeta encontraría en un amanecer a la orilla del mar. Y en los momentos de dolor es su consuelo, su principal bastión para restablecerse. Ya en el amor psíquico hay más que placer, hay romanticismo. La vida no pierde sentido porque hay valor. La persona vale siempre a pesar de sus defectos. Hay compresión y sinceridad. Sin embargo, el amor psíquico puede disolverse cuando un torrente de pasiones inoportunas desemboca en el manantial que las sostiene. En síntesis: el amor psíquico es emocional y está teñido con la tinta indeleble de nuestras preferencias individuales. EL AMOR ESPIRITUAL también necesita de objetos amorosos. No es algo que esté flotando en el aire o represente una imagen jamás conocida en vida por nosotros. En este tipo de amor superior se llega a la comprensión total del objeto amado. Aquí sale sobrando el factor belleza física, apreciamos con mayor excelsitud los valores morales de la persona amada, sus cualidades intrínsecas. El amor espiritual es eterno. Damos cariño sin exigencias. Nos complacemos en compartir nuestra felicidad sin recibir nada en pago. Abandonamos el egoísmo y nos damos

completamente, sin reticencias ni vacilaciones. Aún en el caso de que llegara a desaparecer físicamente el ser amado, nuestro amor crecería ya más depurado sin la contaminación de la materia. Las distancias no significan un peligro de quebrantamiento porque hay comunión espiritual. Llega a adquirirse un compromiso moral profundo, no obligatorio, que nada ni nadie puede romper. El amor espiritual puede darse desde todos los ángulos: la esposa, los padres, los hijos, los amigos, etc. Su acción es interna. Naturalmente, sólo el hombre puede llegar a este tipo de amor. Como una paradoja, solamente el hombre puede descender a lo más bajo y elevarse hasta alcanzar la divina influencia de Dios. Puede llegar a Él el hombre superior, aquel que ha logrado sobreponerse a las pasiones y escapar como un héroe de la ruindad de los excesos. El amor espiritual es perdurable. No termina con el orgasmo ni en el prolongado beso lúbrico, su encanto está en la perennidad. Dichoso aquel anciano que no se siente insatisfecho, aun cuando su fuego sexual está apagado. Recuerdo allá lejos los versos de Rubén Darío: "Todavía sale con el cabello gris, a contemplar las rosas del jardín..." Con lo descrito en las líneas anteriores podemos apreciar que el amor es poderoso. Es el rey de los gigantes. Pero... ¿qué utilidad tiene esto para el enfermo alcohólico? Hemos dicho en varias oportunidades que estamos aprendiendo a conocernos a nosotros mismos. El alcohol, un agente químico externo, que actúa sobre el cerebro y desequilibra su normal funcionamiento, es el invitado de honor para desquiciar la vida afectiva de la persona que lo ingiere. De ahí que todo alcohólico sea un desequilibrado emocional. En otras palabras, un "psicótico". El hecho de ser neurótico no significa que el alcohólico sea "loco", pues la neurosis es la incapacidad de la persona para adaptarse al medio social en donde le toca vivir. Y todo alcohólico es un inadaptado. Su vida emocional se encuentra en desorden. Es un parásito de los sentimientos. Le falta seguridad y valor para vivir. Es un débil psíquico, aunque en el aspecto físico pueda ser un atleta. Los fracasos y pequeños desdenes de la vida diaria le afectan profundamente. Y ante la incapacidad para vencer sus conflictos internos, se refugia en la neurosis. Pero... el alcohólico encuentra, por su afinidad orgánica con las bebidas alcohólicas, un vehículo apropiado para escapar de la neurosis. Este vehículo es el alcohol. Es como un carro que le permite salir por momentos de sus situaciones embarazosas a visitar otras latitudes que, a su vez, le dan la oportunidad de gozar de la seguridad que normalmente no tiene. Estas salidas o "fugas", al principio son cortas y el

retorno se produce pronto. Pero a medida que la incapacidad orgánica va avanzando y los conflictos van creciendo, las "fugas" se vuelven más largas, hasta que llega el enfermo a refugiarse totalmente en la botella. En estas condiciones, la "fuga" se vuelve constante. El enfermo ya se ha apartado de la realidad y podríamos hacer la comparación de que cambió su carro por un avión o por un helicóptero. Aquí la "fuga" es persistente porque ve la realidad a distancia, la ve con telescopio, pero todavía dentro de su neurosis. Sin embargo, llega el momento en que la "fuga" es total y, si la comparamos con otro medio de transporte, podríamos decir que ahora el alcohólico "viaja" en un vehículo espacial y se aleja del planeta Tierra a visitar otras latitudes; en ese punto ya no estamos frente a la neurosis sino frente a la psicosis. Aquí el enfermo ha llegado a la locura porque ya no regresa a la realidad. Está viviendo en un mundo ficticio. De una cosa tan sencilla como son las Emociones, se puede desencadenar la Tragedia: la destrucción total de la personalidad del Enfermo Alcohólico, pues con el tiempo la psicosis puede degenerar en demencia. El Programa de A.A. a través de su literatura sugiere cómo afrontar estos problemas inherentes a la personalidad del alcohólico. Dichas sugerencias, en síntesis, son: 1.- Admisión del alcoholismo: reconocer hasta lo más profundo que se es un enfermo alcohólico y que el más leve contacto con el alcohol es suficiente para que se sufran cambios físicos y mentales que trastornan la personalidad. Si practicamos este primer punto hay humildad. 2.- Análisis de la personalidad y catarsis. Hacer un inventarío completo de su propia vida y reconocer sus faltas ante Dios y ante otro ser humano, con el fin primordial de limpiar todas las manchas que entenebrecen el alma. Aquí hay honradez. 3.- Dependencia de un Poder Superior. Reconocer que fue importante para resolver sus problemas y que necesita de ayuda externa. Al principio esta ayuda viene del grupo de A.A., pero finalmente se llega a la conclusión de que es un Poder Superior el que rige la conciencia de los grupos. Aceptando este punto estamos usando el gran Juicio. 4.- Reajuste de relaciones interpersonales. Se lleva a cabo un "aterrizaje" en la realidad, y cada quien va arreglando su parcela como mejor le parezca, reanudando sus relaciones con los vecinos y mejorándolas, hasta lograr el normal entendimiento que se había perdido. Aquí desaparece la neurosis.

5.- Trabajar con otros alcohólicos. Ésta en una sencilla forma de "pagar" la sobriedad adquirida, dándole la oportunidad a otro alcohólico de conocer el camino viable a la recuperación. Esa dadiva, la sobriedad, no nos reportó gasto alguno y en esa misma forma debemos proceder nosotros. Aquí hay amor espiritual y se practican otras virtudes, como la tolerancia y la humildad, que son básicas para el crecimiento espiritual de la persona enferma. Decimos que el programa de A.A. es de amor. ¿Por qué? Porque utilizamos inteligentemente los recursos del gigante rosa del amor para vencer al gigante negro del miedo y al gigante rojo de la ira, estabilizando así la vida emocional.

El mito de la perfección "Admitimos nuestras imperfecciones para que podamos empezar a crecer hacia la perfección” (San Agustín). El siguiente principio de A.A. es uno que siempre ha sido el preferido del escritor. Esto tal vez se deba a que lo fraguamos tal como aquí se expresa; quizás sea porque el escritor, al no reconocer este principio durante sus primeros años en A.A., consideraba, tanto en él mismo como en los demás, como anormal lo que era normal, y lo indujo a ser un perfeccionista de primer orden; o tal vez sea nuestro sincero deseo compartir nuestro descubrimiento logrado a través de los muchos alcohólicos perfeccionistas que hemos conocido en el camino de A.A. Sea cual fuere la razón, creemos que la ausencia de este principio en nuestras actitudes y actos es responsable de algunos de los trastornos más serios en la naturaleza, humana. Este principio es: “EL MITO DE LA PERFECCIÓN". En el lenguaje sencillo, el MITO DE LA PERFECCIÓN significa: "No hay nadie perfecto en este mundo". No señor, no lo hay; y el pensar que lo hay es uno de los mayores causantes de dificultades en nosotros, pobres seres humanos, y también es responsable de todo el perfeccionismo que existe, especialmente en los alcohólicos. Durante todas nuestras vidas esperamos la perfección, y cuando una y otra vez encontramos en su lugar la imperfección -faltas, fallas, y algunas de ellas realmente serias- nos "desilusionamos", lo que en realidad sólo es una forma sustituta de la autocompasión. Por eso nos alejamos de la realidad y seguimos buscando el fuego fatuo, el espejismo, la no existente perfección en nosotros y en los demás. ¿Nuestro motivo? Aunque en muchos casos subconscientes, un orgullo patológico que seguía exigiendo lo mejor para nosotros y los nuestros, y también fue una barrera para que admitiéramos que éramos alcohólicos. "¿Nosotros alcohólicos?" ¡Imposible! ¡Imposible! ¡Eso no nos puede suceder a nosotros! Lo que se traduce en: "¡Somos perfectos!". ¡Curiosamente, sí nos sucedió y no somos perfectos!

¿Recuerdan cómo solíamos esperar la perfección? Primero pensamos que nuestros padres eran perfectos. Luego encontramos que no lo eran. Frustración número 1. Luego conocimos a una muchacha (o muchacho) de nuestros sueños. Y pensamos: he aquí la perfección. Y luego nos casamos con ella (o él). Frustración número 2. (Hay tantos que piensan que su amada o amado es tan perfecto, tan maravilloso, que podrían comérselo, luego se casan ¡y no desearían haberlo hecho!). Luego llegan nuestros hijos. ¡Y sin duda eran perfectos! ¿No es el niño más perfecto que ha existido? Y luego un día el policía trajo a nuestro "hijo perfecto" a la casa, por encontrarse en dificultades. ¿Nuestro hijo? ¡Nunca! ¡Pero si era nuestro hijo! Y tuvimos otra frustración. Y luego estábamos nosotros mismos. Nos aferramos al espejismo hasta el último momento: Éramos perfectos, y si no lo creían, todo lo que tenían que hacer era preguntárnoslo. Y luego vino el alcoholismo, y para abajo, para abajo; pero todavía mascullábamos en medio de nuestras copas: "¡Soy el mayor tipazo que ha existido!” Bajó el telón, y luego vino a A.A. ¿La verdad? Nadie es perfecto. No importa quiénes sean o qué posición tengan en la vida. Nadie, y queremos repetirlo: NADIE ES PERFECTO. ¿Desean algunas pruebas de las Escrituras? “Si alguien entre ustedes dice que no tiene pecado es un mentiroso y la verdad no está con él" (1ª Juan 2,4). Ésta es sólo una forma más larga de decir: no hay nadie perfecto. El motivo que está detrás del perfeccionismo que hemos mencionado es el orgullo. Dios dice: "Sean perfectos", pero Él no dice: ahora mismo, quiere decir que hay que caminar hacia la perfección. "Creemos a través de líneas espirituales”. El libro de A.A. dice: "No somos santos". Pero el orgullo dice: "Nosotros (los nuestros) somos perfectos". Por otro lado, la humanidad dice: "Somos muy imperfectos, pero Dios nos perfeccionará a su tiempo y a su modo. Admitamos nuestra imperfección, para que podamos crecer hacia la perfección”. Este mismo motivo de orgullo y pensamiento perfeccionista es el responsable de que muchos rehúsen aceptar el problema del alcoholismo. Por ejemplo: "¿Un alcohólico en nuestra familia? ¡Ridículo!" ¡Imposible! ¡Es un costilla y pavón!”

"¿Mi hijo un alcohólico?

"¿Un médico un alcohólico? ¿Un sacerdote un alcohólico? Vamos, ¡eso no puede ser!”

“¿Yo un alcohólico? Hombre, ¡eso es absurdo! y más, y más, y más de... ¡esto no me puede suceder a mí!" Hace algunos años nos comunicamos con la madre de un amigo de A.A., quien era muy desgraciada al pensar que alguno de sus hijos era alcohólico y necesitaba de A.A.; cuando fuimos a verla, de inmediato dijo: "¡Nunca ha habido debilidad alguna en mi familia!". Cuando le dijimos que también nosotros éramos alcohólicos ¡casi se desmayó! Otra madre le dijo al suscrito cuando, con otro A.A., fuimos a ver a su muy intoxicado hijo para prestarle ayuda: "Mi pobre Carlitos, ¡él nunca ha hecho nada malo en toda su vida!". Y cuando se le insinuó que tal vez esa actitud de ella podría ser responsable de que el "pobre" Carlitos estuviera borracho, se enojó mucho. ¿Por qué sería? Pero en A.A. aprendimos que éramos alcohólicos, estábamos lejos, muy lejos de ser perfectos, y que probablemente nunca lo seríamos, sino hasta que: muriéramos, pero que podíamos empezar a crecer hacia la perfección -empezando desde abajo... y admitiendo que éramos importantes-; punto. Entonces, y sólo entonces, desde ese "Sótano de Humildad", podíamos esperar crecer, a través de líneas espirituales, si nos proyectábamos constantemente hacia la perfección, si sinceramente y con consistencia tratábamos, y además, "esperando la gracia de Dios". Aprendimos a no preguntarnos ya a nosotros mismos: "¿Cómo vamos progresando?", sino solamente: "¿Cuánto estamos tratando?", día a día. Apliquemos ahora este principio del mito de la perfección en todos nuestros asuntos: 1.- EN NUESTRA VIDA DE HOGAR. Nadie de nuestra familia es perfecto, INCLUYENDO A NOSOTROS MISMOS. Esto nos llevará a no trastornarnos, ni perturbarnos o irritarnos por las faltas de la esposa (o esposo). Nuestros hijos no serán los mejores del mundo, y estarán lejos de ser perfectos; cuántos dolores de cabeza se evitarían las madres y los padres si esperaran que sus hijos cayeran o fallaran. Entonces los escucharía en frecuente lamento: "¡Pensar que mi hijo hizo tal cosa! ¿Y por qué no? ¿Es nuestro hijo mejor que otro? ¿Realmente lo es? Desde luego que no, si es descendiente de Adán”. Sus hijos, los hijos de ellos, nuestros hijos, todos los hijos están expuestos a hacer cualquier cosa. Y esto hace resaltar la necesidad de rezar para que Dios los proteja de cualquier daño.

Y el hecho de que nuestro hijo sea un “costilla” o un “pavón”, o un aldama, no lo hace mejor que cualquier otro hijo en todo el mundo. Qué cruel es colocar en cualquier niño la carga de: "Recuerda siempre, muchacho, que tú eres un costilla", así es que es un costilla; y se emborracha. ¿Y qué? el pobre estaba tan ocupado recordando que era un "costilla" que no tuvo tiempo de contar los tragos. Dejemos que nuestros hijos sepan que somos humanos; ellos son humanos. Entonces tendrán confianza en nosotros. ¿Quién quiere confiar en una persona que se ha colocado a sí mismo en un pedestal? La perfección es un ideal -hacia el que hay que crecer- y nosotros no somos ese ideal para nuestros hijos -no somos su modelo de virtud. Por eso Dios nos dio a los santos y a sí mismo para que tratemos de imitarlos; así es que quitémonos de ese lugar. ¿Saben algo? ¡Sus hijos los querrán más así! 2.- EN NUESTRA VIDA SOCIAL. Al estar conscientes del mito de la perfección nos asociamos con nuestros amigos y conocidos, sabiendo que ni ellos ni nosotros somos perfectos. Somos débiles, también lo son ellos; tenemos problemas, también ellos los tienen; tenemos faltas, también las tienen ellos; estamos haciendo todo lo que podemos con las luces que nos han sido dadas, y también ellos lo están haciendo. Con esta actitud no imputaremos tan rápida y frecuentemente motivos maliciosos a los demás. Y, sorprendentemente, encontraremos que la mayoría de la gente no es maliciosa -aun cuando obra mal-, sino que el mal surge, en gran parte, de la ignorancia, de los extravíos y de la falta de reflexión y de la debilidad humana, que es inherente a todos nosotros. La actitud resultante de la convicción del mito de la perfección, también nos enseñará lo que nos gusta llamar la "Independencia" de los seres humanos. Entonces estaremos dispuestos a ayudar a los demás - sin importarnos quiénes sean-.Y también obtendremos la convicción de que la gente nos necesita y nosotros necesitamos a la gente; todos nos necesitamos los unos a los otros. De esta verdad crece la base para la " Hermandad del Hombre". 3.- EN NUESTROS ASUNTOS DE NEGOCIOS. No somos los más grandes hombres de negocios del mundo. Esto nos llevará a buscar consejo en aquellos renglones en los que no seamos expertos en nuestros negocios. Tendremos la mente abierta en los negocios. Lo que significa buscar caminos y medios desconocidos por nosotros para mejorar, en vez de proceder con la orgullosa convicción de que

conocemos todas las respuestas en nuestra especialidad. Una actitud como la segunda es la que llega a la existencia de los miles de "elefantes blancos" en todo el país. Y observen la cantidad de escuelas defectuosamente construidas, y las iglesias, y los auditorios -todo ello como resultado de cualquier persona no especializada, que pensó que era el mejor arquitecto y constructor. El suscrito era en un tiempo pastor de una iglesia de un pueblo muy pequeño. Teníamos dos calderas: Una en la rectoría y otra en la iglesia. Pensando que podíamos ahorrar en carbón, le preguntamos a los depositarios si podríamos tener una caldera para ambos lugares. "No, padre" -replicaron-; ya lo intentamos; una vez teníamos una caldera pero nunca logró dar calor a la rectoría". Todavía dudoso, y tal vez también aguijoneado o por un poco de flojera, buscamos a un experto en cuestión de calentadores. Él sugirió que se hiciera un examen de la propiedad. Se mandó hacer uno, y al efectuarlo encontraron que la caldera de la iglesia nunca calentaba la casa, pero una caldera en la rectoría calentaría con toda efectividad la iglesia ¿Por qué? Había un aumento de 30 grados en el piso hacia la iglesia. (En esos tiempos no teníamos ni bombas ni ventiladores). ¡El mito de la perfección! 4.- EN NUESTROS ASUNTOS FINANCIEROS. El mito de la perfección nos llevará a deshacernos, con prudencia, de ese anhelo de "hacer millones". Nos enseñará a estar satisfechos con lo suficiente, en vez de estar siempre deseando ganar más y más, lo que con tanta frecuencia lleva a las "RECAÍDAS". Y a ganar en realidad menos y menos. Las recaídas son caras, ¿no lo sabían? También sugerirá que proveamos con prudencia para contingencias futuras y para la vejez, ya que, como no somos perfectos, llegará el día en que necesitemos de esa ayuda. Pero no acumularemos. Haciendo lo que esté de nuestra parte, Dios proveerá lo demás. La fe y la confianza en Dios llena todo el vacío dejado por la imperfección de nuestra naturaleza. Dios perfeccionará, proveerá y santificará. Nosotros sólo haremos la rutina, proveyendo lo que podamos. 5.- EN NUESTRA VIDA EMOCIONAL. Con la práctica del principio del mito de la perfección llegamos a darnos cuenta de que nuestras emociones no estarán nunca plenamente bajo el control de la razón y de la voluntad, y que siempre -por el reconocimiento- nos debe capacitar para ignorar todos esos "sentimientos raros" que son tan reales pero al mismo tiempo tan evasivos. Cuántos llegan quejándose: "He estado tratando durante tanto tiempo -por años- de controlarme, y todavía me trastorno, todavía me sobresalto, todavía me enojo, todavía me pongo nervioso”.

Bueno ¿qué esperaban? ¿El control perfecto? ¿La perfección? Estamos convencidos de que la mayoría de la gente conserva la vana esperanza de lograr "el equilibrio perfecto". Sin embargo, la verdad es que nunca lo lograremos. El mito de la perfección, en el caso del alcohólico, es una lucha persistente por alcanzar esa sensación de tranquilidad. ¿Recuerdan? Esa "euforia" permanente que solía llegar con unos pocos tragos, ése es el motivo por el cual muchos ahora están tomando barbitúricos por toneladas en este país. Queremos sentirnos siempre bien, y en el caso del alcohólico, el aumento de la ingestión de barbitúricos es muy probable, y con ello la adicción. En diversas ocasiones fui paciente de sanatorios. En uno de estos lugares el psiquiatra a quien fui asignado hacía uso de una práctica que en aquel tiempo sólo se irritaba, pero en años recientes lo he recordado una y otra vez, y creo que contiene mucha sabiduría en relación con los "sentimientos raros". Cada mañana tenía que presentarme a su oficina, y cada mañana lo primero que este buen médico me preguntaba era: "Bueno, ¿cómo va usted hoy?". Invariablemente le contestaba: "Me siento divinamente bien", y entonces siempre me decía, aunque entonces tenía la cabeza muy dura para comprenderlo: "No pregunté cómo se sentía, le pregunté cómo iba". Piénselo: ¿Cómo va? Hay doctores que dicen, y citamos a uno de ellos, que: "Si los sedantes no se toman nunca en cantidad suficiente para producir euforia, por leve que sea, nunca habrá adicción". Sea lo que fuera, lo cierto es que da lugar a la meditación, pero la experiencia nos indica que el alcohólico no está interesado en ningún sedante, ya sea el alcohol o barbitúrico, a menos que de él obtenga euforia, que en el lenguaje alcohólico significa "no sentir dolor". ¿Perfeccionista? El mito de la perfección nos diría: Habrá días en que nos sentiremos de la patada, y habrá días en que estaremos prontos a enojarnos, y días en que nada nos perturbe, - y días en que nos sintamos malos, y días en que estemos en disposición de hacerle algún favor hasta al peor de nuestros enemigos; pero es que la vida y las emociones son así: Muy desequilibradas e imperfectas, aun en el mejor de los hombres. 6.-. EN NUESTRA VIDA FÍSICA. Físicamente tampoco somos "superhombres" nunca lo seremos- pero procediendo con base en la falsa esperanza de tanta gente, hay revista tras revista y anuncio tras anuncio que ofrecen proporcionar un físico perfecto (o a ustedes, estimadas damas, convertirlas en un 36 perfecto, o lo que sea),

y por millares la gente mantiene esas revistas y terapias funcionando y en el negocio, en la búsqueda de esa perfección del cuerpo, no existente. Este mismo perfeccionamiento es responsable de tanta charlatanería médica, de la que está lleno el mundo. Y sin embargo, ¿no es cierto que un exceso de gente condena al médico con ética que trata de contradecir esas falsas promesas? Ninguna pastilla, ni ejercicio, ni tratamiento, ni inyección en el mundo va a darnos ese cuerpo físico perfecto. No importa qué tomemos o hagamos. Vamos a seguir cargando con nosotros ese cuerpo con el que nacimos -y hasta el mejor de nosotros va a tener un "poderoso número de debilidades". Y hay algo más a este respecto, “ese cuerpo va a pesar duramente sobre el espíritu” mucha, mucha parte del tiempo, justo el Señor así lo dijo. De tal manera que el mito de la Perfección nos demuestra que siempre estaremos sujetos a la enfermedad, a las dolencias, a la aflicción y a los dolores. De hecho, conforme vayamos envejeciendo tendremos un número mayor de enfermedades, dolencias, aflicciones y dolores, día con día. Con frecuencia oímos decir que debemos "envejecer airosamente". ¿Saben quién es el que envejecerá más airosamente? El hombre o la mujer que acepte el mito de la Perfección y espere el deterioro gradual, y que en vez de tratar de retardar el llegar de los años con píldoras, pomadas, tintes y tratamientos de toda clase e índole, goce de cada día junto con aflicciones y dolores de los que se olvidará la mayor parte del tiempo, porque no se concentrará ya en ellos al tratar inútilmente de deshacerse de los mismos. ¡EL MITO DE LA PERFECCIÓN! Y finalmente, en el mundo físico llega la muerte -y la desintegración- llegando al polvo. ¡Es un tanto ridículo hacer tantos esfuerzos con respecto al hogar temporal en que habitamos! ¿No les parece? El capítulo final de todo ser humano es: ¡Murió! 7.- EN NUESTRA VIDA DEL PENSAMIENTO. Podemos vivir hasta llegar a los 100 años, pero seguiremos teniendo perturbaciones y "malos" pensamientos hasta que estemos muertos; ése es el mito de la Perfección. Sin embargo hay muchos que se preocupan en demasía porque después de muchos años de tratar de concentrarse o rezar, o meditar, todavía tienen perturbaciones. ¡Perfeccionismo! La verdad del caso es que hasta los grandes santos -gente que ha dedicado su vida a la oración y a la meditación-, sí, aun después de haber pasado 30, 40, 50 años dedicándose a esa práctica, todavía tienen perturbaciones y "malos"

pensamientos, pensamientos "chuecos". La solución está en esperar tenerlos, pero no prestarles atención. Ignorarlos es la mejor manera de manejarlos, es como el visitante indeseable que llega a la puerta, llegó sin que se le llamase. Se irá más pronto si lo ignoramos; pero puede llegar a entrar si abrimos la puerta y le decimos que se vaya o discutimos con él. La panacea universal para los pensamientos indeseables es ignorarlos. Hay que practicar lo "bueno" y "positivo". Se dice una historia de san Francisco. (Probablemente nunca sucedió de hecho, pero proporciona una buena lección, y resulta un ejemplo tan bueno como a cualquier otro que le haya sucedido). Un día cuando él y uno de sus cofrades paseaban montados a caballo por el camino, el buen hermano comentó: "Padre Francisco he llegado a un estado en mis meditaciones en que puedo ahora meditar durante horas y horas sin tener la menor distracción”. "Ah, ¿es así, hermano?". "Sí, padre Francisco", replicó el hermano. "Creo que estoy alcanzando la perfección". “No estaría demasiado seguro de eso, hermano", dijo el padre Francisco, "pero de cualquier modo veamos si es cierto lo que estás diciendo, y para hacerlo, te diré lo que haré. Te apuesto mi caballo contra el tuyo que no puedes decir el Padre Nuestro sin ninguna distracción". "Está bien, empecemos". “Padre Nuestro... que estás en los cielos... santificado sea tu nombre... venga a nos Tu Reino... hágase Tu voluntad..." Justo en este momento el buen hermano interrumpió diciendo: A propósito, padre Francisco, ¿entra la brida en la apuesta?". En ocasiones, durante toda nuestra vida, a pesar de lo que hagamos, tendremos distracciones y "malos" pensamientos, y pensamientos "chuecos", y pensamientos no caritativos. ¡EL MITO DE LA PERFECCION! 8.- EN NUESTRA VIDA ESPIRITUAL. En este renglón, quizás más que en cualquier otro de nuestra vida, el perfeccionamiento ocasiona daños a las almas que luchan por llevar una vida espiritual, como lo citamos antes. Creemos que muchos alcohólicos en una u otra época de su vida "iniciaron su camino con el propósito de ser santos". Pero al esperar la perfección y una fuerza rápida, con la misma rapidez abandonaron su búsqueda diciendo: "Esto no es para individuos como yo". El libro de A.A. dice que no somos santos, "estamos dispuestos a crecer a través de líneas espirituales". Y el crecimiento toma tiempo. Y Dios Todopoderoso, al indicarnos que debíamos de "ser perfectos", simplemente estableció una meta, "un

ideal", para ser alcanzado sólo después de atravesar un arduo camino, que toma desde el principio hasta el fin de la vida humana. El desaliento que es, por encima de cualquier otra cosa, el responsable de que dejemos de luchar por alcanzar la santidad o la perfección, nos indica que en la vida espiritual, por encima de cualquier otra cosa, con la carga de la naturaleza humana, caeremos y caeremos y volveremos a caer hasta "dos día después de la muerte" ¿Recuerdan? "Si entre ustedes hay alguno que diga que está libre de pecado, es mentiroso y la verdad no está con él". Estamos seguros de que había toda clase de gente entre la multitud a la que se dirigió el Señor -niños, jóvenes, adultos, mujeres, hombres, muchachas, muchachos, buenos, malos e indiferentes- y sin embargo él dijo: “Si alguno...” El crecimiento en la santidad significa crecimiento hacia la santidad; en lenguaje sencillo eso significa: cualquiera que trate lo más que pueda de cumplir con la Voluntad de Dios en todos sus asuntos -día a día- y continúe tratando a pesar de repetidas caídas y fallas. El dicho que indica que "no importa si ganamos o perdimos sino cómo jugamos", ciertamente contiene un axioma categórico para esta lucha por la perfección. Pues "Dios no preguntará si pecamos o no, sino qué tanto luchamos por cumplir con su voluntad". Paz en la tierra a los hombres de buena voluntad... al que sinceramente trata... Y acabaríamos con una buena cantidad de desaliento si sólo de una vez por todas, en vez de desanimarnos por las caídas repetidas, las esperamos, pero tratando siempre de superarlas. Admitamos nuestras imperfecciones para que podamos crecer hacia la perfección. Mucha gente también tiene la creencia errónea de que en los conventos, monasterios y demás no existe la fricción, ni el pecado ni la falta. De tal modo que se refieren a ellos como "El Cielo en la Tierra". Bueno, pueden ser un camino seguro para el cielo, pero no son cielos en la tierra porque no hay tal cosa. Y en los conventos y los monasterios y demás se encuentra la misma naturaleza humana llena de faltas que existe en todos los seres humanos. Esta idea errónea del "Cielo en la Tierra” es responsable de las duras acusaciones hechas por muchos en el sentido de que los conventos y monasterios son "mecanismos de escape" y que la religión es "el opio de la gente”. También lleva a

muchas almas confusas a entrar (por algún tiempo) a un convento o monasterio "con el fin de escapar de todo" o "para curar la herida dejada por un antiguo amor". Ése es el motivo por el cual tales personas pronto lo abandonan. Hay una historia que puede ayudar a colocar en su adecuada perspectiva esta idea del "Perfeccionismo Espiritual". Cuenta sobre una persona muy prominente que visitó un monasterio Trapense, la cual es una orden muy estricta que establece que se guarde silencio perpetuo, que haya ayuno, que se ore durante 8 horas, se duerma aproximadamente 8 horas y se trabaje más o menos 8 horas. "Ah, musitó el visitante cuando el Abad se aproximó a él para darle la bienvenida. He aquí la Perfección; todo es paz, no hay fricción, un "verdadero cielo en la tierra". Y cuando el Abad le dio la bienvenida, le expresó su pensamiento. "Sí, le replicó el Abad, "el cielo en la tierra... Paz perfecta., sin fricción. Usted olvida que todavía somos humanos y estamos lejos de la perfección. Ahora, déjeme darle un ejemplo de lo que quiero decir. ¿Ve a esos dos buenos hermanos allá en el campo trabajando juntos? Bien, pues continúe observando. Debido al reglamento, ellos no pueden hablar. Para las cosas necesarias debemos hacer uso de señas. Así es que ahora solamente observe. No pasará mucho tiempo antes de que se "hagan señas el uno al otro", y éstas no serán precisamente afectuosas”. 9.- EN NUESTRA VIDA DE A.A. Nadie en A.A. es perfecto. De hecho nadie en A.A. está dentro del programa un 100% ¡Y esto incluye a ti y a mí! Y sin embargo, ¿no es cierto que escuchamos una y otra vez? "¿Por qué no llevará él o ella perfectamente bien el programa?" El mito de la Perfección es lo que nos dice que en A. A. nunca habrá un "día de graduación", excepto en el día en que estemos muertos. Pues ciertamente en el renglón de la sobriedad no importa que hayamos hecho todo lo que podamos en A.A. -¡Tomamos un trago, y para abajo! Somos alcohólicos y eso nos indica que no sólo somos imperfectos sino que también en el terreno del deber, tenemos y tendremos siempre un gran defecto, que consiste en la incapacidad de beber un trago y garantizar nuestra sobriedad. Y esto es aplicable a todos los alcohólicos sin excepción alguna. El MITO DE LA PERFECCIÓN también nos hará ver que cualquiera puede recaer. Sí, cualquiera, hasta Bill W., hasta tú y yo. Y sin embargo, escuchábamos una y otra vez: “Sería espantoso si Bill recayese". ¿Por qué espantoso? ¿Qué tiene su sobriedad que ver con nuestra sobriedad? El programa debe de ser la base de nuestra sobriedad y permanecerá allí a pesar de que recaiga quien recaiga. Bill es humano, tu padrino

es humano, esos mandamás de tu grupo son humanos, tú eres humano, nosotros somos humanos; así es que cualquiera puede recaer. Pero si practicamos el MITO DE LA PERFECCIÓN, realmente no nos sorprenderá que cualquiera recaiga. De modo que ¿por qué habría de ser tremendo que un miembro prominente recayera? Indudablemente que él "se sentirá tremendamente mal (¿RECUERDAN?), Pero nosotros estamos sobrios -y después de todo ¿no es para eso para lo que estamos en A.A.?, para mantener nuestra sobriedad y dársela a quien sea que la pida, y cuidar nuestros asuntos practicando estos principios en todos nuestros actos, estando siempre conscientes de la gran necesidad que tenemos de continuar practicando -día con día- porque estamos lejos, muy lejos de la perfección.

PROGRAMA OMEGAA La Organización Mundial de la Salud en 1952 emitió el concepto: "Los alcohólicos son bebedores excesivos cuya dependencia del alcohol es suficiente para afectar su salud física y mental, así como sus relaciones con los demás y su comportamiento social y en el trabajo, o bien que ya presenten los indicios de tales manifestaciones". Fundación "Amor y Paz", acepta el concepto de la Organización Mundial de la Salud y propone un programa científico y espiritual que debe practicarse en una comunidad terapéutica para los alcohólicos y su familia, respetando sus credos políticos y religiosos.

Grupos de Transición OMEGAA Al gerente de Recursos Humanos

Grupos de Transición Los grupos de transición OMEGAA fueron creados por la FUNDACIÓN “AMOR Y PAZ” para prevenir el alcoholismo dentro de las Empresas, evitar que los trabajadores que han iniciado un consumo excesivo de bebidas alcohólicas pongan en riesgo su vida, bienestar familiar y fuente de trabajo. Los grupos de transición OMEGAA para su organización y funcionamiento estarán bajo la dirección del DEPARTAMENTO DE REHABILITACIÓN DE LA FUNDACIÓN “AMOR Y PAZ”. El alcoholismo es un problema de salud multifactorial que jamás podrá entenderse desde un solo punto de vista. Nosotros vamos a referimos a la faceta recreativa: al consumo de bebidas alcohólicas como diversión.  Toda persona que trabaja, que produce, termina "estresándose", cansándose física y emocionalmente, por lo que se hace necesario el descanso, la recreación, la diversión.  La recreación es una industria positiva, tenemos como ejemplo el turismo, el vacacionar, los cines, el teatro, la televisión, el estadio, la música, etc.  Todos necesitamos tener "válvulas" de escape, mecanismos que nos ayuden a recuperar energía, a descansar física y mentalmente.  Existen también mecanismos de evasión que afectan la salud, como es el consumo de bebidas alcohólicas, utilizar el tiempo libre para embriagarse fines de semanas y días festivos.  En Honduras como en el resto de los países de América Latina es un hecho normal, un acto cultural, consumir bebidas alcohólicas en ruedas de amigos, por lo que es posible encontrar bares y cantinas que proyectan con su nombre lo que exponemos: "Los amigos de Ruth", “Los amigos de Lacho", "Los amigos de Oscar”, "Los amigos de Lipa", "El Rincón de los Amigos”…

Ignorancia sobre el problema Los consumidores se creen inmunes, sostienen que saben beber y que nunca progresarán en el consumo. La presión del grupo bajo el efecto de esta droga legal es reforzado con música que aumenta la euforia emocional y el crecimiento de esta nefasta herencia cultural.

Daños sociales

La familia es la más afectada con el consumo excesivo de bebidas alcohólicas. En la sociedad actual la familia enfrenta situaciones y problemas complejos como la drogadicción, pandillas juveniles o maras, violencia, prostitución, alto índice de madres solteras y divorcios. En lo educativo se están enfrentando mayores índices de deserción escolar, inasistencia a clases, apatía de los padres en la formación de los hijos como producto del uso inadecuado del tiempo libre y la adicción a drogas legales e ilegales.

La empresa El alcoholismo ha sido catalogado como el cuarto problema de salud del mundo. Los consumidores excesivos de bebidas alcohólicas, según cálculos estimados, faltan a su trabajo un promedio de 15 a 20 días por año. La pérdida anual en la industria, banca y comercio en Honduras a causa del consumo excesivo de licores se estima en cientos de millones de dólares por accidentes de tránsito, accidentes de trabajo, desperdicio de materiales, daños a equipos y maquinaria debido al trastorno nervioso del enfermo alcohólico. Las industrias más afectadas son la de la construcción y la artesanal, que presentan los índices más altos en ausentismo laboral. Igual ocurre con los profesionales de la medicina y leyes que son consumidores fuertes de licores. El mayor perdedor es el Estado hondureño que como patrono tiene en su haber miles de bebedores con problemas de alcoholismo. La ciudadanía en general debe tener presente que con sus impuestos se cubre una suma millonaria del costo social del alcoholismo para los gastos en las emergencias de los hospitales a causa del abuso del consumo de licores; la organización policial para la prevención de accidentes de tránsito y el sostenimiento de millares de reos en las cárceles y enfermos de los hospitales con historial de alcoholismo y sida.

Una alternativa de solución Ante este marco de la realidad de la sociedad hondureña la Fundación "AMOR Y PAZ" ha creado el programa OMEGAA. OMEGAA es un programa para la prevención secundaria del alcoholismo, donde se utilizan estrategias para evitar que las personas que ya se han iniciado en el consumo excesivo de bebidas alcohólicas desarrollen a plenitud la enfermedad.

Objetivos del programa 1. Dar asistencia a personas con problemas de alcoholismo bajo la modalidad del tratamiento ambulatorio. 2. Coordinar con empresas públicas y privadas los mecanismos necesarios para lograr la afiliación de trabajadores con problemas de alcoholismo al programa OMEGAA. 3. Dotar de los recursos necesarios para el buen funcionamiento del programa. 4. Asegurar un tratamiento humano y profesional a las personas afiliadas al programa. 5. Promover la recuperación de la salud mental y física de los beneficiados del programa mediante las distintas terapias y forma de apoyo hasta lograr su afiliación al programa ALFAA.* * ALFAA es un programa de la Fundación "Amor y Paz" que fomenta la unidad familiar implementando medidas preventivas y planteando alternativas de solución a los problemas que ponen en riesgo la estabilidad funcional y estructural de la familia.

Responsabilidades Para ejecutar el programa OMEGAA a través de los grupos de transición se requiere la edición de un contrato de servicios educativos y culturales por parte de la EMPRESA y la FUNDACIÓN. Ambas instituciones delegarán una o más personas, para supervisar la buena marcha del programa de prevención. Los ejecutivos de la Fundación y las personas nombradas por la Empresa determinarán las condiciones bajo las cuales debe funcionar el grupo, incluyendo todas las restricciones necesarias: cantidad de reuniones, lugar y horarios, tomando en consideración las precauciones que garanticen la seguridad de las personas, bienes y pertenencias de la Empresa.

10 actitudes 1.- No ingerir nada que contenga alcohol. 2.- Aprender a vivir el presente.

5.- Vivir una vida sencilla. 4.- Cuidar la salud. 5.- Buscar a Dios. 6.- Agruparse con otros alcohólicos. 7.- Tener un confidente comprensivo. 8.- Vivir en armonía con la familia. 9.- Practicar aficiones y deportes. 10.- Trabajar con otros alcohólicos.

Grupos de Transición OMEGAA

A los Médicos

“Amor y Paz” Fundación “Amor y Paz” es una institución comunitaria que tiene como fines: la prevención del alcoholismo y las adicciones, a través de los criterios de acción que emanan de la Doctrina Social de la Iglesia Católica. “Amor y Paz” promueve el estudio e investigación de las adicciones con la ayuda de disciplinas que tienen relación con este problema. Vemos con rigor científico el problema de las adicciones que afectan a la sociedad. En materia de adicciones no debe buscarse una causa única. Son varias las causas que predisponen y desencadenan el consumo. Los médicos, y de manera particular psicólogos y psiquiatras, pueden remitir pacientes a los Grupos de Transición Omegaa, quienes, a su vez, los remitirán a los amigos solidarios: Alcohólicos Anónimos y Narcóticos Anónimos. Los pacientes libres de alcohol y drogas regresarán a sus médicos en mejores condiciones para ser tratados en las fallas de la estructura de su personalidad. “Amor y Paz”, mediante el Programa Omegaa como herramienta terapéutica de remisión, da preferencia a personas que aún mantienen familia y trabajo: Prevención secundaria. Omegaa coordina sus acciones con instituciones públicas y privadas, empleando los medios necesarios para lograr la afiliación de trabajadores, evitando así el desarrollo pleno de la enfermedad.

El Programa Omegaa está fundamentado en 10 actitudes: 1. 2. 3. 4. 5.

No ingerir nada que contenga alcohol. Aprender a vivir el presente. Vivir una vida sencilla. Cuidar la salud. Buscar a Dios.

6. Agruparse con otros alcohólicos en recuperación. 7. Tener un confidente comprensivo. 8. Vivir en armonía con la familia. 9. Practicar aficiones y deportes. 10. Trabajar con otros alcohólicos. El Programa Omegaa en su actitud cuarta nos dice: “Cuidar la salud”. “Amor y Paz” acepta y reconoce el concepto que sobre alcoholismo dio en 1952 la Organización Mundial de la Salud (OMS) y que expresa: “Los alcohólicos son bebedores excesivos cuya dependencia del alcohol es suficiente para afectar su salud física y mental, así como sus relaciones con los demás y su comportamiento social y en el trabajo, o bien que ya presenten los indicios de tales manifestaciones”. “Amor y Paz” ofrece a través de sus programas Alfaa y Omegaa la oportunidad para que las personas gocen de salud mental que, según el Comité de Expertos en esta materia de la Organización Mundial de la Salud, la definen así: “Salud mental es la capacidad de establecer relaciones armónicas con otros y para participar en modificaciones de su ambiente físico y social o de contribuir a ello, de manera constructiva”. “Amor y Paz” acepta que el alcohólico o adicto es el condicionante o sujeto principal en la prevención de la enfermedad y que tanto las circunstancias, ambiente y aún las drogas son sólo detonantes. Nosotros prestamos más atención en las personas y no en las drogas que producen alivio emocional en el enfermo. Reconocemos desde luego que existen drogas que permiten que las personas se vuelvan adictas en el sentido metabólico por su fuerte poder adictivo: la cocaína, la nicotina, la morfina y otros derivados del opio que se encuentran dentro de este poderoso grupo de drogas. En los alcohólicos en proceso de recuperación debe tenerse sumo cuidado de no sustituir la droga alcohol por barbitúricos, anfetaminas y tranquilizantes, que sin vigilancia médica y por tiempo limitado pueden crear el hábito o dependencia en perjuicio de la recuperación integral de la persona.

Las personas que son adictas a las bebidas alcohólicas por lo general lo son también a otras drogas. La experiencia nos demuestra que a los alcohólicos en recuperación les va mejor sin drogas. Los médicos deben tener presente y tomar en consideración que existe la personalidad del adicto. Es responsabilidad entonces del terapeuta elaborar el historial y el debido diagnóstico de cada caso en particular. “Amor y Paz” como institución comunitaria y fundamentada en principios espirituales no se ocupa de la enfermedad sino de la recuperación y que ésta tiene la solución en una genuina conversión espiritual. La teoría espiritual está reforzada por la opinión del Dr. Carl J. Jung, uno de los fundadores del psicoanálisis, quien recomendó a uno de sus pacientes (Rowland H.) esta alternativa. Rowland H. era miembro de una familia prominente de Norteamérica, quien viajó a Suiza para ponerse al cuidado de esta relevante figura del campo de la medicina, y quien después de un año de tratamiento y sin los resultados para lograr la liberación de la adicción, recomendó “un despertar espiritual”, que es poco común, en la religión institucional. Rowland H., el prominente hombre de negocios norteamericano, regresó a su tierra natal y se unió a los grupos Oxford, dedicados a tratar alcohólicos y que predicaban vivir una vida sencilla e imitar las enseñanzas del cristianismo primitivo. El paciente del psiquiatra Carl J. Jung se recuperó, se encontró a sí mismo amando a Dios por sobre todas las cosas y a su prójimo como a sí mismo en comunidad. Los Grupos Oxford se desviaron del espíritu que les inspiraba y desaparecieron del mapa terapéutico de los Estados Unidos de Norteamérica. De los Grupos de Oxford en Akron, Ohio, el 10 de junio de 1935 nació el movimiento de los Alcohólicos Anónimos y en 1953 en el Sur de California nació el Movimiento de Narcóticos Anónimos, que en la actualidad cuenta con millones de alcohólicos y adictos en recuperación en el mundo entero. “Amor y Paz” como institución comunitaria ha capitalizado las experiencias de Oxford, de Alcohólicos Anónimos y de Narcóticos Anónimos. Inició su caminar

como terapia personal de uno de sus fundadores el 10 de julio de 1979 en San Pedro Sula, Honduras, Centro América, quedando una vez más en evidencia la efectividad de la fórmula del gran psiquiatra de Zúrich. El doctor Carl J. Jung manifestó: “Spiritus significa alcohol en latín, así que se usa la misma palabra para la experiencia religiosa de mayor elevación que para el más degradante de los venenos. Por tanto la fórmula reveladora es: Spiritus contra Spiritum”. En 1985, uno de los fundadores de “Amor y Paz” escribió: “Si reviso mis experiencias encuentro fácilmente que al margen de cualquier concepto médico, psicológico o psiquiátrico existe una lucha entre el espíritu y la carne en cada hermano, y que sólo la fuerza superior del Altísimo puede confortar los espíritus en los momentos más difíciles y que es entonces cuando nuestra acción se convierte en instrumento y no en medicina”. De ahí que el respaldo espiritual que se le dé a nuestra obra es de incalculable valor. Cada sacerdote tiene que infundir ánimo y apoyar a los alcohólicos en su búsqueda del amor y a sí mismo. Cristo ordenó amar al prójimo; san Agustín enseñaba que no se puede amar al prójimo si no se ama a sí mismo, de ahí que el alcohólico debe de amarse a sí mismo para sentir amor por Dios y la humanidad. Hay además una responsabilidad que se ha eludido y es ayudar a los esposos o esposas y demás parientes que sufren también por el problema del enfermo alcohólico, pero, claro está, que esto no es sólo responsabilidad de los sacerdotes, debe ser preocupación de la comunidad cristiana en general a fin de proporcionar el respaldo moral a las víctimas directas e indirectas del alcoholismo, puesto que son personas que, superado el problema central, tienen mucho que dar tanto en su Iglesia como fuera de ella. El amor fraterno, el apoyo y la aceptación que surgen de la comunión de entre los hermanos de una congregación pueden ayudar a estas personas a recuperar la confianza en sí mismos. Otra enseñanza obtenida de nuestra experiencia es que el alcohólico necesita ayuda para entender que la sobriedad y el crecimiento espiritual dependen de desplazar a su YO del centro y poner ahí a Dios. También hemos entendido que, aunque se pueden tratar los problemas espirituales, no se deben tratar de resolver hasta que el

alcohólico no haya dejado de beber. La sobriedad da la tranquilidad necesaria para pensar claro y libre de influencias distorsionadas emanadas por un cerebro presionado. El alcohólico enfrenta una variada clase de problemas espirituales, al recuperar la sobriedad puede comenzar un crecimiento espiritual que se vuelve indispensable para mantenerle sobrio. A simple vista podría pensarse que la preocupación de los miembros de la Iglesia debe estar relacionada con los problemas que interfieren con la relación con Dios, pero creo firmemente que la preocupación principal debe de ser más amplia, si existe el deseo genuino de sanar al hermano alcohólico y confortar y curar también a los dependientes del alcohólico que vive su propio calvario. Nuestra labor en "Amor y Paz" ha sido la de ayudar a quien desea dejar de ingerir, pero sería una irresponsabilidad nuestra la de detectar situaciones como las planteadas y no buscar quién pueda procurar esa ayuda, que no está a nuestro alcance por muchas razones, pero estos hermanos, los alcohólicos y sus dependientes, necesitan desesperadamente más de lo que nosotros podemos darle en "Amor y Paz", necesitan el apoyo y el amor de la Iglesia. El Ministerio de la Palabra y el Ministerio Sacramental como alimento espiritual en la vida cotidiana son de capital importancia en el desarrollo de una perspectiva saludable y sobre todo cristiana para los recuperados. El continuo bombardeo de los reproches hace que cada enfermo alcohólico y aún sus dependientes comiencen a dudar de su creación "a imagen de Dios". Por eso necesitan encontrar de nuevo la verdad del Evangelio. Deben de volver a creer. A creer que fueron creados a semejanza de Dios, que el amor cristiano existe, que ellos valen por sí mismos y que son dignos de ser amados. Todo esto es realizable siempre y cuando se disponga de la asistencia de quien pueda impartir, a la par del sustento material, el sustento espiritual a través de sermones, acciones y gestos de amor y confianza, y es aquí donde surge la necesidad de que se involucren sacerdotes y hermanos en general, como debe ser en una comunidad cristiana. La estimulación a usar sus dones, la guía vocacional y el consejo pastoral cumplirán un enérgico papel en la vitalización del receptor. La aceptación social en una congregación y el permitirle asumir responsabilidades contribuirán decididamente en la reintegración social del paciente. Mi pretensión no llega a aspirar la formación de un centro religioso, sino que la granja, los centros de producción y cualquier otra dependencia sean lugares en

donde se siembre claramente una semilla espiritual que no puede ser otra más que el Amor Cristiano y todos los valores positivos del cristianismo, entendido éste como una doctrina fundamental para la convivencia humana cotidiana. Pero esta pretensión va íntimamente ligada a una aspiración: no admitir que la duda y la ambigüedad limiten el conocimiento de la gran verdad. Dios ama al hombre, el hombre debe amarse a sí mismo y amar al prójimo; por ello el mandato de Cristo: "Ámense los unos a los otros" adquiere una dimensión palpable en la proyección del verdadero cristianismo hacia nuestros hermanos alcohólicos. En otras palabras, que a la par de la salud física ofrezcamos a cada paciente la oportunidad de crecer en la fe para que Dios guíe su caminar por las sendas del cristianismo. Esto, unido a mi deseo de que "Amor y Paz" no muera conmigo, me ha llevado a trabajar para conseguir que la Iglesia dé su apoyo a este movimiento permitiéndonos convertirnos en un movimiento de Iglesia que tenga la oportunidad de activar en el marco de la doctrina social de la Iglesia y cumplir a cabalidad nuestro papel, al tiempo que se vigorice la acción antialcohólica con el respaldo y uso de las estructuras eclesiales para tan noble fin. He construido para testimoniar que el cristianismo no es doctrina muerta ni panacea mental. "Amor y Paz" me ha dado la certeza de que el dolor ajeno es el dolor de todos y que con una acción inspirada en el sagrado mandamiento amoroso de Jesucristo se alcanza una genuina expresión espiritual que beneficia al hombre en cuerpo y alma Así propongo la realización de este ensayo en el que la Iglesia no tiene más que cristalizar los contenidos e intensiones de muchas encíclicas y hacer realidad las prédicas, con lo que alcanzaríamos la dimensión necesaria para poder ser en verdad una solución concreta, positiva y decisiva para el galopante problema del alcoholismo”. Fundación “Amor y Paz” en la actualidad es una institución de la Iglesia Católica. Tiene como fuente central de sus programas el Evangelio de Jesucristo y la Doctrina Social de la Iglesia, cuya finalidad es la promoción de la liberación integral de la persona humana en su dimensión terrena y trascendente. “Amor y Paz” hace esfuerzos por hacer realidad teorías sociales y religiosas como la que encierran los Documentos Completos del Vaticano II en los capítulos II y III del Decreto sobre el Apostolado de los Seglares:

Capítulo II Fines que hay que lograr 5. La obra redentora de Cristo, aunque de por sí tiende a salvar a los hombres, se propone también la restauración de todo el orden temporal. Por ello, la misión de la Iglesia no es sólo ofrecer a los hombres el mensaje y la gracia de Cristo, sino también el impregnar y perfeccionar todo el orden temporal con el espíritu evangélico. Los seglares, por tanto, al realizar esta misión de la Iglesia, ejercen su propio apostolado tanto en la Iglesia como en el mundo, lo mismo en el orden espiritual que en el temporal; órdenes ambos que, aunque distintos, están tan íntimamente relacionados en el único propósito de Dios, que es el mismo Dios el que quiere, en Cristo, reasumir todo el mundo en la nueva creatura, incoativamente aquí en la tierra, plenamente en el último día. El seglar, que es al mismo tiempo fiel y ciudadano, debe guiarse, en uno y otro orden, siempre y solamente por su conciencia cristiana. 6. La misión de la Iglesia tiene como fin la salvación de los hombres, la cual hay que conseguir con la fe en Cristo y con su gracia. Por tanto, el apostolado de la Iglesia y de todos sus miembros se ordena en primer lugar a manifestar al mundo con palabras y obras el mensaje de Cristo y a comunicar su gracia. Todo esto se lleva a cabo principalmente por el ministerio de la palabra y de los sacramentos, encomendado de forma especial al clero, y en el que los seglares tienen que desempeñar también un papel de gran importancia para ser cooperadores de la verdad (3ª Jn. 8). En este orden sobre todo' se complementan mutuamente el apostolado seglar y el ministerio pastoral. Son innumerables las ocasiones que tienen los seglares para ejercitar el apostolado de la evangelización y de la santificación. El mismo testimonio de la vida cristiana y las obras buenas realizadas con espíritu sobrenatural tienen eficacia para atraer a los hombres hacia la fe y hacia Dios. Lo avisa el Señor: Así ha de lucir vuestra luz ante los hombres, para que, viendo vuestras buenas obras, glorifiquen a vuestro Padre, que está en los cielos (Mt. 5, 16).

Este apostolado, sin embargo, no consiste sólo en el testimonio de vida. El verdadero apóstol busca ocasiones para anunciar a Cristo con la palabra, ya a los no creyentes, para llevarlos a la fe; ya a los fieles, para instruirlos, confirmarlos y estimularlos a mayor fervor de vida: la caridad de Cristo nos constriñe (2 Cor. 5, 14). En el corazón de todos deben resonar aquellas palabras del Apóstol: ¡Ay de mí si no evangelizare! (1 Cor. 9, 16).* Mas como en nuestra época se plantean nuevos problemas y se multiplican errores gravísimos que pretenden destruir desde sus cimientos la religión, el orden moral e incluso la sociedad humana, este santo Concilio exhorta de corazón a los seglares a que cada uno, según las cualidades personales y la formación recibida, cumpla con suma diligencia la parte que le corresponde, según la mente de la Iglesia, en aclarar los principios cristianos, difundirlos y aplicarlos certeramente a los problemas de hoy. Cf. Pío XI, ene. Ubi arcano, del 23 de diciembre de 1922: AAS 14 (1922) 695; Pío XII, ene. Summi Pontificatus, del 20 de octubre de 1939: AAS 31 (1939) 442-443. 7. El plan de Dios sobre el mundo es que los hombres restauren con espíritu de concordia el orden temporal y lo perfeccionen sin cesar. Todo lo que constituye el orden temporal: bienes de la vida y de la familia, la cultura, la economía, las artes y las profesiones, las instituciones de la comunidad política, las relaciones internacionales y otras realidades semejantes, así como su evolución y progreso, no son solamente medios para el fin último del hombre, sino que tienen, además, un valor propio puesto por Dios en ellos, ya se les considere en sí mismos, ya como parte de todo el orden temporal: Y vio Dios todo lo que había hecho, y era muy bueno (Gen. 1, 31). Esta bondad natural de las cosas temporales recibe una dignidad especial por su relación con la persona humana, para cuyo servicio fueron creadas. Plugo, finalmente, a Dios el unificar todas las cosas, tanto naturales como sobrenaturales, en Cristo Jesús, para que Él tenga la primacía sobre todas las cosas (Col. 1, 18). Este destino, sin embargo, no sólo no priva al orden temporal de su autonomía, de sus propios fines, leyes, medios e importancia para el bien del hombre, sino que, por el contrarío, lo perfecciona en su valor y excelencia propia y, al mismo tiempo, lo adapta a la vocación plena del hombre sobre la tierra. En el decurso de la historia, el uso de los bienes temporales se ha visto desfigurado por graves aberraciones, porque los hombres, tarados por el pecado original, cayeron

con frecuencia en muchísimos errores acerca del verdadero Dios, de la naturaleza del hombre y de los principios de la ley moral, de todo lo cual se siguió la corrupción de las costumbres y de las instituciones humanas y la no rara conculcación de la persona del hombre. Incluso en nuestros días, no pocos, confiando más de lo debido en los progresos de las ciencias naturales y de la técnica, incurren en una especie de idolatría de los bienes materiales, convirtiéndose en siervos más bien que en señores de ellos. Es obligación de toda la Iglesia trabajar para que los hombres se capaciten a fin de establecer rectamente el orden temporal íntegro, y ordenarlo hacia Dios por Jesucristo. Toca a los pastores el manifestar claramente los principios sobre el fin de la creación y el uso del mundo y prestar los auxilios morales y espirituales para restaurar en Cristo el orden de las realidades temporales. Es preciso, sin embargo, que los seglares acepten como obligación específica suya el restaurar el orden temporal y el actuar directamente y de forma concreta en dicho orden, dirigidos por la luz del Evangelio y la mente de la Iglesia y movidos por la caridad cristiana; el cooperar como ciudadanos con los demás con sus conocimientos profesionales y su responsabilidad propia, y el buscar en todas partes y en todo la justicia del reino de Dios. Hay que restaurar el orden temporal de tal forma que, salvando íntegramente sus propias leyes, se ajuste a los principios superiores de la vida cristiana y se mantenga adaptado a las variadas circunstancias de lugar, tiempo y nación. Entre las obras de este apostolado sobresale la acción social cristiana, la cual desea el santo Concilio que se extienda hoy día a todo el ámbito temporal, incluida la cultura. 8. Todo ejercicio de apostolado tiene su origen y su fuerza en la caridad. Pero hay algunas obras que, por su propia naturaleza, ofrecen especial aptitud para convertirse en expresión viva de esta caridad; Cristo nuestro Señor quiso que fueran prueba de su misión mesiánica (ver Mt. 11, 4-5). El mandamiento supremo de la ley es amar a Dios de todo corazón y al prójimo como a sí mismo (Mt. 22, 37-40). Cristo hizo suyo este mandamiento del amor al prójimo y lo enriqueció con un nuevo sentido al querer identificarse Él mismo con los hermanos como objeto único de la caridad, diciendo: Cuantas veces hicieron eso a uno de estos mis hermanos menores, a mí me lo hicieron (Mt. 25, 40). Cristo, pues, al asumir la naturaleza humana, unió a sí con cierta solidaridad sobrenatural a todo el género humano como una sola familia y estableció la caridad como distintivo

de sus discípulos, con estas palabras: En esto conocerán todos que son mis discípulos* si tienen caridad unos con otros (Jn. 13, 35). En sus comienzos, la santa Iglesia, uniendo el "ágape" a la cena eucarística, se manifestaba toda entera unida en torno a Cristo por el vínculo de la caridad; así en todo tiempo se hace reconocer por este distintivo del amor y, al paso que se goza con las iniciativas de los demás, reivindica para sí las obras de caridad como deber y derecho propio que no puede enajenar. Por lo cual, la misericordia para con los necesitados y los enfermos y las llamadas obras de caridad y de ayuda mutua para aliviar todas las necesidades humanas son consideradas por la Iglesia con singular honor. Estas actividades y estas obras se han hecho hoy día mucho más urgentes y universales, porque, con el progreso de los medios de comunicación, se han acortado en cierto modo las distancias entre los hombres, y los habitantes de todo el mundo se han convertido en algo así como miembros de una sola familia. La acción caritativa puede y debe abarcar hoy a todos los hombres y todas las necesidades. Dondequiera que haya hombres carentes de alimento, vestido, vivienda, medicinas, trabajo, instrucción, medios necesarios para llevar una vida verdaderamente humana, o afligidos por la desgracia o por la falta de salud, o sufriendo en el destierro o la cárcel, allí debe buscarlos y encontrarlos la caridad cristiana, consolarles con diligente cuidado y ayudarles con la prestación de auxilios. Esta obligación se impone ante todo a los hombres y a los pueblos que viven en la prosperidad. Para que este ejercicio de la caridad sea verdaderamente irreprochable y aparezca como tal, es necesario ver en el prójimo la imagen de Dios, según la cual ha sido creado, y a Cristo Jesús, a quien en realidad se ofrece lo que se da al necesitado; respetar con máxima delicadeza la libertad y la dignidad de la persona que recibe el auxilio; no manchar la pureza de intención con cualquier interés de la propia utilidad o con el afán de dominar; cumplir antes que nada las exigencias de la justicia, para no dar como ayuda de caridad lo que ya se debe por razón de justicia; suprimir las causas, y no sólo los efectos, de los males y organizar los auxilios de tal forma que quienes los reciben se vayan liberando poco a poco de la dependencia externa y se vayan bastando por sí mismos. Aprecien mucho, por consiguiente, los seglares y ayuden en la medida de sus posibilidades a las obras de caridad y a las organizaciones asistenciales, privadas o públicas, incluso las internacionales, con las que se hace llegar a todos los hombres

y a todos los pueblos necesitados un auxilio eficaz, cooperando en esto con todos los hombres de buena voluntad.

Capítulo III Los diversos campos del apostolado 9. Los seglares ejercen su múltiple apostolado tanto en la Iglesia como en el mundo. En uno y otro orden se abren varios campos a la actividad apostólica, de los que queremos recordar aquí los principales. Son éstos: las comunidades de la Iglesia, la familia, la juventud, el ambiente social, los órdenes nacional e internacional. Y como en nuestros días las mujeres tienen una participación cada vez mayor en toda la vida de la sociedad, es de gran importancia su participación igualmente creciente en los campos del apostolado de la Iglesia. 10. Los seglares tienen su parte activa en la vida y en la acción de la Iglesia por ser partícipes del oficio de Cristo sacerdote, profeta y rey. Su acción dentro de las comunidades de la Iglesia es tan necesaria, que sin ella el propio apostolado de los pastores no puede conseguir la mayoría de las veces plenamente su efecto. Porque los seglares de verdadero espíritu apostólico, a la manera de aquellos varones y mujeres que ayudaban a Pablo en el Evangelio (Hech. 18, 18- 26; Rom. 16, 3), suplen lo que falta a sus hermanos y confortan el espíritu así de los pastores como del restante pueblo fiel (1 Cor. 16, 17-18). Nutridos personalmente con la participación activa en la vida litúrgica de su comunidad, cumplen con solicitud su cometido en las obras apostólicas de la misma; devuelven a la Iglesia a los que quizá andaban alejados; cooperan intensamente en la predicación de la palabra de Dios, sobre todo con la instrucción catequística; con su competencia profesional, dan mayor eficacia a la cura de las almas y también a la administración de los bienes eclesiásticos. La parroquia ofrece un modelo clarísimo del apostolado comunitario porque reduce a unidad todas las diversidades humanas que en ella se encuentran y las inserta en la universalidad de la Iglesia1. Acostúmbrense los seglares a trabajar en la parroquia íntimamente unidos con sus sacerdotes2; a presentar a la comunidad de la Iglesia los problemas propios y del mundo y los asuntos que se refieren a la salvación de los hombres, para examinarlos y solucionarlos conjuntamente; y a colaborar según sus

posibilidades en todas las iniciativas apostólicas y misioneras de su familia eclesiástica. Cultiven sin cesar el sentido de diócesis, de la que la parroquia es como célula, dispuestos siempre a consagrar también sus esfuerzos a las obras diocesanas, siguiendo la invitación de su pastor. Más aún, para responder a las necesidades de las regiones rurales no limiten su cooperación dentro de los límites de la parroquia o de la diócesis; procuren más bien extenderla a los campos interparroquial, interdiocesano, nacional o internacional, sobre todo porque el aumento diario de las emigraciones, el incremento de las relaciones sociales y la facilidad de las comunicaciones no permiten que quede encerrada en sí misma parte alguna de la sociedad. Vivan, por tanto, preocupados por las necesidades del pueblo de Dios disperso por toda la tierra. Consideren, sobre todo, como propias las obras misioneras, prestándoles medios materiales e incluso ayuda personal. Es un deber y un honor para el cristiano devolver a Dios parte de los bienes que de Él recibe. 11. El Creador del mundo estableció la sociedad conyugal como origen y fundamento de la sociedad humana. Con su gracia la convirtió en sacramento grande en Cristo y en la Iglesia (Ef. 5, 32). Por ello el apostolado de los esposos y de las familias tiene singular importancia tanto para la Iglesia como para la sociedad civil. Los esposos cristianos son para sí mismos, para sus hijos y demás familiares, cooperadores de la gracia y testigos de la fe. Son para sus hijos los primeros predicadores y educadores de la fe; los forman con su palabra y ejemplo para la vida cristiana y apostólica, les ayudan con prudencia en la elección de estado, y cultivan con todo esmero la vocación sagrada cuando la descubren en los hijos. Siempre fue deber de los esposos, pero hoy constituye la parte más importante de su apostolado, manifestar y demostrar con su vida la indisolubilidad y santidad del vínculo matrimonial; afirmar con valentía el derecho y la obligación que los padres y tutores tienen de educar cristianamente a la prole; y defender la dignidad y la legítima autonomía de la familia. Cooperen, por tanto, los esposos y los demás cristianos con los hombres de buena voluntad para que se conserven incólumes estos derechos en la legislación civil; se tengan en cuenta en el gobierno de la sociedad las necesidades familiares en lo referente a vivienda, educación de los niños, condiciones de trabajo, seguridad social e impuestos; póngase enteramente a salvo la convivencia doméstica en la organización de las emigraciones.

Esta misión de ser la célula primaria y vital de la sociedad la familia la ha recibido directamente de Dios. Cumplirá esta misión si, por la mutua piedad de sus miembros y la oración en común dirigida a Dios, se ofrece como santuario doméstico de la Iglesia; si la familia entera se incorpora al culto litúrgico de la Iglesia; si, finalmente, la familia practica el ejercicio de la hospitalidad y promueve la justicia y demás obras buenas al servicio de todos los hermanos que padecen necesidad. Entre las diferentes obras del apostolado familiar pueden mencionarse las siguientes: adoptar como hijos a niños abandonados, acoger con benignidad a los forasteros, colaborar en la dirección de las escuelas, asistir a los jóvenes con consejos y ayudas económicas, ayudar a los novios a prepararse mejor para el matrimonio, colaborar en la catequesis, sostener a los esposos y a las familias que están en peligro material o moral, proveer a los ancianos no sólo de lo indispensable, sino también de los justos beneficios del desarrollo económico. Siempre y en todas partes, pero de manera especial en las regiones en que se esparcen las primeras semillas del Evangelio, o la Iglesia se halla en sus comienzos, o se encuentra en algún grave peligro, las familias cristianas dan al mundo testimonio valiosísimo de Cristo cuando ajustan toda su vida al Evangelio y dan ejemplo de matrimonio cristiano. Para lograr con mayor facilidad los fines de su apostolado puede resultar conveniente que las familias se reúnan en asociaciones. 12. Los jóvenes ejercen en la sociedad actual una fuerza de extraordinaria importancia. Las circunstancias de su vida, su modo de pensar, e incluso las mismas relaciones con la propia familia, han cambiado sobremanera. Muchas veces pasan con demasiada rapidez a una nueva situación social y económica. Pero, al paso que aumenta de día en día su importancia social e incluso política, parecen como impreparados para sobrellevar como es debido las nuevas cargas. Este crecimiento de la importancia de las generaciones jóvenes en la sociedad exige de ellos una mayor actividad apostólica, a la cual los dispone su misma índole natural. Madurando la conciencia de la propia personalidad, impulsados por el ardor de vida y por un dinamismo desbordante, asumen la propia responsabilidad y desean tomar parte en la vida social y cultural. Este celo, si está lleno del espíritu de Cristo y se ve animado por la obediencia y el amor a los pastores de la Iglesia, ofrece la esperanza cierta de frutos abundantes. Los jóvenes deben convertirse en los primeros

e inmediatos apóstoles de los jóvenes, ejerciendo el apostolado personal entre sus propios compañeros, habida cuenta del medio social en que viven. Procuren los mayores entablar con los jóvenes diálogo amistoso, que, salvadas las distancias de la edad, permita a unos y otros conocerse mutuamente y comunicarse lo bueno que cada generación tiene. Estimulen los adultos a la juventud hacia el apostolado, primeramente con el ejemplo y en ocasiones con prudentes consejos y auxilios eficaces. Los jóvenes, por su parte, sientan respeto y confianza en los mayores, y aunque sientan la natural inclinación hacia las novedades, aprecien, sin embargo, como es debido las tradiciones valiosas. También los niños tienen su propia actividad apostólica. Según su capacidad, son testigos vivientes de Cristo entre sus compañeros. 13. El apostolado en el medio social, es decir, el afán por llenar de espíritu cristiano el pensamiento y las costumbres, las leyes y las estructuras de la comunidad en que uno vive, es hasta tal punto deber y carga de los seglares que nunca podrá realizarse convenientemente por los demás. En este campo los seglares pueden ejercer el apostolado del compañero con el compañero. Es aquí donde se complementa el testimonio de la vida con el testimonio de la palabra. En el campo del trabajo, de la profesión, del estudio, de la vecindad, del descanso o de la convivencia, son los seglares los más aptos para ayudar a sus hermanos. Los seglares cumplen esta misión de la Iglesia en el mundo, ante todo, con la concordancia entre su vida y su fe, con la que se convierten en luz del mundo; con la honradez en todos los negocios, la cual atrae a todos hacia el amor de la verdad y del bien y, finalmente, a Cristo y a la Iglesia; con la caridad fraterna, por la que, participando en las condiciones de vida, trabajo, sufrimientos y aspiraciones de los hermanos, disponen insensiblemente los corazones de todos hacia la acción de la gracia salvadora; con la plena conciencia de su papel en la edificación de la sociedad, por la que se esfuerzan en llenar de magnanimidad cristiana su actividad doméstica, social y profesional. De esta forma, su modo de proceder va penetrando poco a poco en el ambiente de su vida y de su trabajo Este apostolado debe abarcar a todos los que se encuentran en el ambiente y no debe excluir bien espiritual o material alguno que pueda hacerles. Pero los verdaderos apóstoles, lejos de contentarse con esta sola actividad, ponen todo su empeño en anunciar a Cristo a sus prójimos, también de palabra. Porque son muchos los

hombres que sólo pueden escuchar el Evangelio o conocer a Cristo por sus vecinos seglares. 14. Es inmenso el campo del apostolado en los órdenes nacional e internacional, en los cuales los seglares son los principales administradores de la sabiduría cristiana. En el amor a la patria y en el fiel cumplimiento de los deberes civiles siéntanse obligados los católicos a promover el genuino bien común y hagan valer así el peso de su opinión para que el poder político se ejerza con justicia y las leyes respondan a los preceptos de la moral y el bien común. Los católicos preparados en los asuntos públicos, y firmes, como es debido, en la fe y en la doctrina cristiana, no rehúsen desempeñar cargos políticos, ya que con ellos, dignamente ejercidos, pueden servir al bien común y preparar al mismo tiempo los caminos al Evangelio. Procuren los católicos cooperar con todos los hombres de buena voluntad para promover cuanto hay de verdadero, de justo, de santo, de amable (Fil. 4, 8). Dialoguen con ellos, precediéndoles en la prudencia y en el sentido humano, e investiguen la forma de perfeccionar, según el espíritu del Evangelio, las instituciones sociales y públicas. Entre los signos de nuestro tiempo hay que mencionar especialmente el creciente e ineluctable sentido de la solidaridad de todos los pueblos. Es misión del apostolado seglar promover solícitamente este sentido de solidaridad y convertirlo en sincero y auténtico afecto de fraternidad. Los seglares deben ser, además, conscientes del campo internacional y de los problemas y soluciones, así doctrinales como prácticos, que en él se producen, sobre todo respecto a los pueblos en vías de desarrollo10. Recuerden todos los que trabajan en naciones extranjeras, o les prestan ayuda, que las relaciones entre los pueblos deben ser una comunicación fraterna, en la que ambas partes dan y reciben a la vez. Quienes viajan por motivo de obras internacionales, de negocios o de descanso, no olviden que son en todas partes heraldos itinerantes de Cristo y que deben portarse como tales con plena sinceridad.

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