CONFERENCIA MAGISTRAL. José M. Mateo Rodríguez Maira Celeiro Chaple. Cambios espaciales en el Caribe y su incidencia en los sistemas ambientales

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CONFERENCIA MAGISTRAL José M. Mateo Rodríguez Maira Celeiro Chaple

Cambios espaciales en el Caribe y su incidencia en los sistemas ambientales.

“Antología de Estudios Territoriales. Fomento de los Estudios Territoriales en Iberoamérica”

CONFERENCIA MAGISTRAL

CAMBIOS ESPACIALES EN EL CARIBE Y SU INCIDENCIA EN LOS SISTEMAS AMBIENTALES. José M. MATEO RODRÍGUEZ1 [email protected] Maira CELEIRO CHAPLE2 [email protected]

RESUMEN La tesis fundamental del presente trabajo es que en el planeta Tierra, los cambios en sus sistemas espaciales, motivados por fuerzas motrices de diversos tipos ( naturales, en particular el cambio climático; sociales; e infraestructurales y tecnológicas), dan lugar a procesos espaciales en los que se reacomodan las estructuras, las relaciones, las funciones, y las formas espaciales, las cuales se manifiestan en el medio ambiente de las sociedades humanas, o sea en el sistema de relaciones complejas entre las diversas jerarquías de los grupos sociales y sus entornos. Para ilustrar este planteamiento, se analizan cuatro estudios de casos, en la región del Gran Caribe: Cuba, Venezuela e islas del Caribe. Sobre la base de los estudios de casos analizados, se discuten tres cuestiones esenciales: •

La relación entre cambios climáticos y los cambios globales, regionales y locales que experimenta el planeta Tierra, sus diversos espacios, territorios y los sistemas ambientales en ellos contenidos.



La raíz de los cambios o las estructuras éticas y de consumo de las sociedades involucradas.



La soluciones que la humanidad debe emprender para salir de la crisis ambiental y ecológica en la cual está inserta.

Introducción El Gran Caribe es considerado como, todos aquellos espacios naturales y los territorios que cirucundan al Mar Caribe y que incluye junto con México, América Central y los litorales de Venezuela, Colombia y las Guyanas, el núcleo central de la región, o sea las Antillas Mayores y Menores. El Gran Caribe, tiene entre los rasgos que lo integran: la presencia del mar, la tropicalidad, el subdesarrollo y sobre todo un modelo y estilo de desarrollo marcado por la dependencia y la plantación azucarera. Ese modelo de desarrollo, se basó en una organización espacial fundamentado en la existencia de redes urbanas mas o menos centralizadas y en la homogeniedad estructural que le imprimía la gran plantación azucarera. La problemática ambiental, se derivó de ese patrón espacial, la presencia de espacios vírgenes poco alterados de naturaleza casi intocada, al lado de amplios espacios deforestados. Sin embargo, a fines del siglo XX se notan signos de transformaciones irreeversibles de ese modelo y estilo de desarrollo y con ellos cambios en la estructura espacial. La concentración urbana, el impacto sobre los litorales, el aumento de la alteración y la degradación geoecológica, se manifiestan en una seria profundización e intensificación de los procesos de deterioro ambiental. 1 2

Facultad de Geografía, Universidad de la Habana, Cuba. Instituto de Geografía Tropical, Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, Cuba.

Estos cambios, son extremadamente importantes en espacios fragmentados, pequeños, potencialmente frágiles, como lo son los litorales de las islas y del espacio continental que se enmarca en el entorno del mar Caribe. Si no se monitorean y corrigen o limitan los efectos negativos de los cambios, ello puede signficar un verdadero colapso social y ambiental para los más de 30 estados que se difunden en el entorno del mar Caribe. Se habla mucho del riesgo del Caribe a los cambios climáticos, al ascenso del nivel del mar, todo eso es cierto, pero el problema es mucho mas complejo y abarcador. Los cambios tienen que ver con todo el soporte espacial, territorial y vital de una región social, ambiental, natural y cultural, que de una u otra forma tiene un papel en la formación de la diversidad civilizatoria del mundo contemporáneo. Este trabajo, está dirigido justamente a analizar la cuestión del cambio global, regional y local, teniendo al Caribe como su escenario territorial. Para ilustrar este planteamiento, se analizan tres estudios de casos, en la Región del Gran Caribe: Cuba, Venezuela, e Islas del Caribe, prestando atención preferencial a los espacios litorales, que conforman ese amplio y complejo conjunto territorial.

El concepto de cambio global En el artículo ¿Que son los cambios globales? de John Pernetta,1995, se plantea que el concepto de cambios globales, que se ha interpretado según diferentes acepciones ha pasado por tres etapas: • • •

El cambio global, como el cambio de los sistemas sociales, económicos y políticos internacionales. Esta era la acepción esencialmente antropocéntrica, asumida en los años 70 del siglo XX por las ciencias sociales. El cambio ambiental global, interpretado como el cambio en los sistemas atmosférico, biológico, geológico e hidrológico de la Tierra. Es la llamada visión geocéntrica asumida a partir de los años 80. La tendencia a considerar ambas visiones del cambio global, de manera interrelacionada. Ello ha sido asumido por la llamada concepción sobre las Dimensiones Humanas del Cambio Ambiental Global, a partir de los años 90. En este sentido, la visión geocéntrica del cambio global, está considerando a las actividades humanas como la fuerza motriz de los cambios.

De acuerdo con esta interpretación actualmente prevaleciente, el Instituto Inter Americano para la Investigación sobre el Cambio Global (IAI, 2003) define el cambio global como “la transformación biofísica de la tierra, los océanos y la atmósfera por un sistema interrelacionado de actividades humanas y procesos naturales”. En este sentido, se plantea “la necesidad imperiosa de conocer las actividades humanas que conducen específicamente a modificaciones de los sistemas físicos y biológicos terrestres, porque dichas modificaciones afectan la calidad de la vida humana y el desarrollo sustentable a escala mundial”. Los cambios que se producen en el medio ambiente de la sociedad humana en la región del Gran Caribe y en sus propios sistemas humanos, se pueden producir de acuerdo a tres niveles de escalas principales: •

Cambios del sistema global, relacionados en lo fundamental con factores naturales, que repercuten en los sistemas regionales y locales.

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Cambios del sistema mundial, relacionados con factores económicos, políticos, sociales y culturales, que se manifiestan en los sistemas regionales y locales.



Cambios internos, tanto de factores naturales como sociales, relacionados con factores evolutivos o auto reguladores a nivel regional y local, que pueden manifestarse a niveles supra regionales e incluso globales y mundiales.

Un cambio trae como consecuencia un reacomodo de las estructuras espaciales y de los procesos que en ellas ocurren. De esta manera, el impacto transformacional generará fuerzas vectoriales que de no ser armonizadas apuntarán al caos, en vez de producir las sinergias necesarias para unificar las diversas fuerzas y apuntar hacia un mismo objetivo. En el planeta Tierra los cambios en sus sistemas espaciales, motivados por fuerzas motrices de diversos tipos ( naturales, en particular el cambio climático; sociales; e infraestructurales y tecnológicas), dan lugar a procesos espaciales, en los que se reacomodan las estructuras, las relaciones, las funciones y las formas espaciales, las cuales se manifiestan en el medio ambiente de las sociedades humanas, o sea en el sistema de relaciones complejas entre las diversas jerarquías de los grupos sociales y sus entornos. Cuba Los territorios urbanos y en particular las ciudades constituyen el epicentro de la problemática ambiental. Ello es debido a que es en la ciudad donde se concentran con más intensidad los impactos ambientales y es en esos territorios donde más cantidad de población es afectada por la situación ambiental. En los últimos años, la influencia de las ciudades sobre el medio ambiente es cada vez mayor, porque el crecimiento de la urbanización es muy intenso, porque la mayor parte de la población se hace urbana, porque las actividades económicas se concentran alrededor de las ciudades y porque su distribución espacial se hace desordenada, abarcando cada vez mas espacios. Uno de los mayores cambios en las estructuras espaciales de los territorios se lleva a cabo en los alrededores de las grandes ciudades. En el entorno espacial de las grandes ciudades generalmente predomina una lógica de gestión, en la que las funciones urbanas prevalecen sobre las restantes funciones espaciales, sociales y económicas. Los impactos que las ciudades ejercen, se reflejan no solo en los sistemas sociales y económicos, sino en particular en los sistemas naturales. Todo el entretejido de esas complejas relaciones se manifiesta en el medio ambiente urbano y rural (Braun, 1999). Uno de los rasgos significativos de los procesos espaciales globales que se ha manifestado en los últimos años del siglo XX, ha sido el avance generalizado del proceso de urbanización, definido como el proceso social que se expresa bajo una forma material relacionada con una cierta concentración de personas y de edificaciones en un determinado espacio (Gama,1996). Ese proceso, sin embargo, se está produciendo de forma diferenciada de acuerdo a las características de los diferentes territorios, en particular en los países desarrollados y en vías de desarrollo. Influye también en ese proceso las diferentes formas de gestión territorial, en las cuales se lleva a cabo el proceso de urbanización, los cambios en el proceso de urbanización se manifiestan en la estructura espacial y territorial y por ende se reflejan de forma específica en los cambios de la estructura natural de los territorios, en los procesos biofísicos que en ellos transcurren y en la aparición de diferentes problemas ambientales (Dematteis y Governa, 1999).

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Los cambios en las modalidades y los patrones de la urbanización, se consideran como uno de los más importantes problemas globales de nuestro tiempo. A nivel global el proceso de urbanización se entrelaza de manera compleja a diferentes niveles regionales y locales (Santos; 1994, 1996). En Cuba, el proceso de urbanización se ha incrementado de manera particular en los últimos 40 años y si bien refleja ciertos rasgos de las modalidades inherentes a los países en vías de desarrollo, se caracterizan en particular por la planificación de las estructuras espaciales urbanas y por un fuerte control ejercido por los diferentes niveles y autoridades estatales y en particular por el logro de un balance territorial en el crecimiento y formación de las estructuras urbanas. Por otra parte, son evidentes ciertos cambios en los patrones de urbanización (Scarpaci et.al; 2002). De tal manera, pueden determinarse tres etapas fundamentales en el crecimiento urbano después del Triunfo de la Revolución (Mateo; 2006): • •



La etapa inicial: vinculada con una planificación estricta del crecimiento de las ciudades, y sobre todo una reutilización de los espacios urbanos anteriormente existentes. Es la etapa del “Cordón Verde” y de los Parques Urbanos. La etapa desarrollista: vinculada con una estructura planificada, mediante los planes directores de las ciudades, en las que se establecieron viales, zonas de conjuntos habitacionales, espacios de reserva, zonas industriales y otros espacios, que dieron lugar a un amplio proceso de expansión urbana. La etapa actual, relacionada con una alteración significativa de esa estructura urbana planificada. Esa alteración ha sido el resultado en gran parte de procesos espaciales urbanos que reflejan los cambios sociales y económicos llevados a cabo en Cuba los cuales han sido el resultado a la adaptación a nivel regional y local de los cambios de los sistemas políticos y económicos globales.

Son cambios de la estructura urbana, resultado de la adaptación a esos cambios globales, los siguientes (Mateo; 2003): • • • •

El auge y expansión de la autoconstrucción. El deterioro del espacio urbano edificado en el período republicano inicial. El surgimiento de nuevos espacios urbanos. La ocupación de espacios vacíos y de áreas de plantaciones de frutales que constituían el “Cordón Verde”.

Cada una de estas etapas, en las que ha predominado un determinado patrón de la estructura urbana, se ha caracterizado por un nivel de impacto y de efectos ambientales que se manifiestan en patrones de uso de los potenciales y grados de estado y la degradación ambiental, o sea, en una determinada situación ambiental. Ello se ha debido a que la estructura urbana, ha estado de manera diferenciada relacionada con la estructura natural ambiental del territorio. Esta estructura natural del espacio en el territorio, ha estado formada como consecuencia de la interacción de estructuras geólogo – geomorfológicos, hidro climatológicas y bio pedogénicas. La misma en estado natural se formó por el equilibrio de factores tales como la interacción entre las aguas dulces y marinas, el drenaje de las aguas superficiales y en particular del potente manto de aguas freáticas, la adaptación de los suelos y la vegetación a las diferencias litogeomorfológicas y climatológicas, la estabilidad de las vertientes y en particular de los territorios carsificados y la evacuación de las aguas en condiciones de inundaciones permanentes y estaciónales. 4

Si bien en las primeras dos etapas del desarrollo urbano posterior al Triunfo de la Revolución, ha existido un determinado control sobre el uso de las unidades ambientales, en la última etapa se ha detectado una significativa expansión del área propiamente urbana, de muchas áreas en las que predominaba un uso no urbano (plantaciones, agricultura, bosques y matorrales). Esta expansión y en particular los procesos de cambios de la estructura urbana, asociados con los cambios globales, regionales y locales, han dado lugar a una significativa alteración del equilibrio de la estructura natural del espacio en el territorio. De lo que se trata es que esta alteración del equilibrio, pone en peligro la posibilidad por parte de los sistemas ambientales de cumplir las funciones ambientales estratégicas y por ende conducen a una reducción de la calidad ambiental que repercute en la calidad de vida de la población. La experiencia cubana, muestra que el régimen político existente, caracterizado por un fuerte control por parte del Estado del uso de los espacios y de los territorios, si bien ha sido efectivo, en líneas generales ha sufrido alteraciones en los últimos años. Esas alteraciones se han debido a dos causas fundamentales: • •

El afán de industrialización, expansión urbana y modernización, vinculada con la etapa “desarrollista”, en que Cuba se asoció a la ex Unión Soviética y a los planes del Consejo de Ayuda Mutua Económica (CAME). La pérdida parcial de control de uso del espacio por parte del Estado, en la época de la crisis económica surgida a partir de 1990, que ha dado lugar a un uso incontrolado y espontáneo de parte de los territorios.

Todo lo explicado permite afirmar, que en Cuba se observan cambios en la estructura urbana, que se manifiestan en la dinámica de los procesos y unidades naturales y que esos cambios y esa manifestación tienen sus rasgos específicos a nivel regional, e incluso mundial. Venezuela La matriz que se creó durante los diferentes procesos de cambios y transformaciones en Venezuela durante todo el siglo XX, castraron la capacidad de desarrollar iniciativas, colocaron a la mayor parte de la población como sujetos pasivos de la sociedad, lo cual produjo los resultados de una Venezuela dependiente de la renta petrolera y una libertad exagerada de los valores democráticos, que fueron la puerta abierta a la generalización de la corrupción (Acevedo Torres; 2004). Esta perplejidad y adormecida capacidad de adaptación, sin que importara en mucho el destino del país, ha sido reanimada desde 1998, con la construcción de un nuevo proyecto social bolivariano. Se tiene ahora la conciencia de lo que se debe hacer, estos síntomas son positivos, pues constituyen la antesala para crear un proyecto de culturización de la sociedad y construir energías positivas de transformación, donde lo importante sea la sociedad en su conjunto. Ejemplo concreto de cambios espaciales, sumergidos en el contexto anteriormente explicado, fueron los acontecimientos ocurridos en 1999, en el Estado de Vargas, en la parte Centro Septentrional del país. Durante prácticamente una semana ocurrieron fuertes aguaceros que provocaron la formación de deslizamientos, que alimentaron corrientes de lodos y piedras, que a través de pequeños riachos y ríos de tamaño mediano y pequeño, se explayaron en la estrecha llanura y conos de acumulación a barlovento del sistema montañoso paralelo al Caribe (MARNV; 2003).

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El sistema montañoso del Caribe en su parte baja, e incluso en las terrazas y los planes de inundación habían sido ocupados en lo fundamental por poblaciones pobres, de manera espontánea, sin la existencia de una estructura urbana consolidada. El paisaje urbano así formado se componía por casas agolpadas, sin ninguna separación, siendo sus calles estrechos pasadizos y escaleras empinadas. Las partes más planas de la llanura coluvio – diluvial, fueron asiento de ciudades originales de estilo hispánico, con más de 300 años de existencia. En los últimos 50 años del siglo XX, se formaron nuevas estructuras, tales como el aeropuerto de Maiquetía, el principal del país, el sistema portuario de La Guaira, balnearios circundantes a estrechas playas, e incluso áreas residenciales de modernos rascacielos, que fungían en lo fundamental como las segundas residencias de las clases medias y altas de Caracas. Sin embargo, la raíz de la significativa alteración del equilibrio geoecológico, estuvo básicamente en la tala indiscriminada en las laderas, cabezadas y picos de la parte superior del sistema montañoso, para instalar potreros y cultivos de frutas y vegetales de regiones templadas en el entorno del llamado Pico del Ávila, en las cercanías de Caracas. Con posterioridad a los sucesos de 1999, en el que se produjo un colapso total de los geosistemas y una alta cifra de fallecidos (hay reportes que los calculan hasta en 30000), el Gobierno Bolivariano ha tratado de reestablecer la situación, con al menos tres medidas fundamentales: • • •

La recuperación de los espacios degradados. La reubicación de las poblaciones en otras regiones del país. La construcción de canales, trampas y otros sistemas técnicos y de espigones en la línea costera.

A pesar, de los ingentes esfuerzos de las autoridades, estas medidas no han rendido el fruto que se esperaba: las poblaciones han vuelto a su lugar de origen, incluso creciendo la ocupación en las laderas inestables de las colinas; los sistemas técnicos no han tenido la capacidad de absorber los materiales que se desprenden con aguaceros incluso de porte pequeño; los espacios no han logrado ser del todo recuperados (Díaz Martín, 2007). La causa de estos errores es que la raíz del problema está en la cultura como razón de ser de la sociedad venezolana. La falta de memoria histórica, los dirigismos y voluntarismos burocráticos de las autoridades intermedias heredaras en lo fundamental de la Cuarta Republica, el participacionismo pasivo y el paternalismo son formas de conducta que tiene una fuerte raíz cultural basada en el inmovilismo y el escepticismo. La construcción de un proyecto social verdaderamente participativo y protagónico, deberá cambiar de forma radical la mentalidad de la población, lo cual es el requisito fundamental para emprender nuevas estrategias de planificación y gestion ambiental y territorial.

Islas del Caribe El análisis de las islas del Caribe (además del caso cubano, que por su singularidad y su complejidad se analiza como un caso aparte), se basa en dos territorios concretos: Trinidad y Tobago y República Dominicana. De las pequeñas islas del Caribe Oriental, Trinidad, con 5128 kilometros cuadrados es la de mayor extensión. Otra característica que la hace diferenciar del resto de los territorios insulares caribeños, es el hecho de tener grandes yacimientos petroliferos. Esos dos rasgos le han permitido tener un nivel de desarrollo relativamente mayor.

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República Dominicana por otra parte, comparte con Haití la Isla de la Española, con una extensión de 76 480 kilómetros cuadrados. Además de su tamaño, que es mucho mayor y también la complejidad físico geográfica y espacial, el desarrollo ha estado sustentado en una combinación entre la agricultura y el turismo. Ambos casos sin embargo, se caracterizan de manera clara por algunas características comunes en relación con el resto de los estados insulares caribeños, (Mc Gregor et, al, 1998) como: • •

• •

El papel significativo del turismo, como motor de los procesos de crecimiento económico y de aseguramiento vital de gran parte de la población. Constituir economías relativamente poco dimensionadas, dependientes y de nivel de desarrollo humano de medio a alto (Trinidad y Tobago, es alto y ocupa el lugar 59 en el IDH mundial; República Dominicana, ocupa el lugar 79 y el IDH se considera como medio), (ONU, 2007;). Estructuras espaciales relativamente simples, fuertemente dependientes de un centro urbano principal, organizador de la estructura territorial que corresponde con la capital del Estado. Limitada existencia de recursos naturales y de condiciones físico – geograficas para la explotación y aprovechamiento de sus riquezas.

Desde el punto de vista de los cambios espaciales, una particularidad fundamental ha ocurrido en las islas caribeñas en los ultimos 40 años, o sea, el brusco reacomodo de la orientación de los procesos de desarrollo y del patrón de explotación de los recursos. Ello se ha manifestado de manera clara en las estructuras espaciales y en su incidencia sobre los procesos ambientales. Así, la armazón de la explotación económica, en el Caribe, practicamente desde inicios de la colonización en el siglo XVI, estuvo vinculada con la plantación azucarera. La caña de azucar, junto con otros cultivos acompañantes representaba entre el 70 y el 90 % de la explotación económica, en que se sustentó el desarrollo económico de las Islas del Caribe (Heileman, 2005). Este modelo de explotación económica, se manifestó de manera clara en la estructura espacial. La misma se caracterizó por la presencia de amplios espacios dedicados homogeneamente a la explotación de la caña de azucar, una bien estructurada y fuertemente centralizada red de asentamientos con un núcleo central desempeñaban el papel de organizador espacial, la mayor parte de la población vivia en asentamientos, la población dispersa era reducida, la explotación agrícola para garantizar cultivos de subsistencia se concentraba alrededor de los asentamientos y las ciudades. Sólo en las montañas y terrenos marginales de suelos poco productivos, la organización espacial tomaba otro carácter, predominando una estructura areal más difusa, en manchas y con un poblamiento disperso. Gran parte de los litorales, las colinas y las montañas estaban poco ocupadas, la urbanización tenía el carácter de ciudad región, con un núcleo central, pero con asentamientos de menor categoría relativamente difundidos en el territorio, entrelazados en forma de red por caminos y carreteras (Seguinot, 2005). Desde los años 60 al 70 del siglo XX con el dominio del modelo neoliberal de desarrollo, las islas del Caribe, han comenzado a experimentar nuevos procesos de reocupación y reordenamiento ambiental y territorial, en ese modelo se han establecido los siguientes procesos (Delgado; 2006): •

El expansivo crecimiento de las estructuras urbanas, fundamentalmente espontáneas y de baja calidad a partir de la capital, con un desmedido proceso de conurbación de los pequeños asentamientos. 7

• • •

La industrialización y urbanización dispersa y no consolidada, de viviendas de auto construcción e incluso tugurios. La ocupación de espacios tradicionalmente agrícolas y su conversión en espacios urbanos no consolidados. La ocupación de terrenos marginales, fundamentalmente para la explotación turística.

Esta nueva estructura espacial que ha conformado el cambio de las funciones y las relaciones espaciales, ha provocado un sinnúmero de problemas ambientales y territoriales, entre los cuales pueden mencionarse: • • • •



El incremento de la presión sobre los recursos hídricos, los cuales además de experimentar una sobreexplotación, no están suficientemente protegidos, dando lugar a un intenso proceso de contaminación hídrica. La fragmentación de las tierras agrícolas, con el aumento de la intensidad de su explotación y el incremento de los procesos erosivos y de contaminación del suelo. El aumento de la pérdida de biodiversidad, por el incremento de la tala, la deforestación y la ruptura de los flujos de conectividad. La inoperancia y decrecimiento de la eficiencia y eficacia de la explotación de los sistemas técnicos (embalses, sistemas de irrigación, purificación y abastecimiento de agua potable), motivado por el aumento del costo de la explotación de los sistemas, y la implementación de la lógica de mercado, que solo privilegia los sistemas que rinden beneficios económicos a las empresas privadas. El proceso de desarrollo turístico y de crecimiento urbano, está dando lugar a una alteración irreversible de los procesos de funcionamiento y equilibrio del litoral y a cambios en el estilo y el modelo de desarrollo de las poblaciones locales, que están poniendo en peligro la propia sostenibilidad social, económica y ambiental de todo el litoral.

Los cambios en la estructura espacial, como resultado de los procesos de ocupación y extensión urbana en el litoral del este de las islas del Caribe se manifiestan mediante la secuencia de los siguientes procesos elementales: • •

• • • •

Aumento significativo de la erosión de la playa, por la construcción de barracas y el incremento de la energía de las ondas marinas (se reporta un retroceso de la línea costera de 10 a 20 metros). Degradación significativa de los sistemas de dunas, como consecuencia del aumento significativo de la deflación y la erosión eólica, al concentrarse los corredores de deflación en algunos ejes por la creación de barreras con muros, con la consecuente formación de dunas internas y franjas de acumulación. Relleno de lagunas, por intensificación de la actividad de deflación y por la agricultura intensa en su entorno. Descenso significativo del nivel de agua dulce por la explotación intensiva de pozos y de la alimentación hídrica de las lagunas litorales, debido a la deforestación generalizada de las llanuras y las dunas circundantes . Descenso significativo del aporte de arena a los ríos en las llanuras aluvio marinas por la interrupción del ciclo de movimiento de arenas por la construcción de muros. Decrecimiento del aporte de arena al mar abierto debido a la pérdida de energía del movimiento lacustre, con el consiguiente cierre de los pasos de comunicación entre el mar, los ríos y las lagunas.

Todo el conjunto de procesos elementales, están conduciendo a una significativo deterioro geoambiental de los litorales, sumado a los procesos de contaminación, ineficiente

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funcionamiento de infraestructuras (recogida de basura, saneamiento básico, desechos), pérdida de las biocenosis y de la biodiversidad. Estos procesos de degradación, en resumen, están conduciendo a una significativa alteración en la formación y regeneración de los litorales acumulativos, con la consiguiente destrucción de las playas, el deterioro de los recursos pesqueros y el deterioro del aporte de nutrientes a biotopos pesqueros. Estos procesos de deterioro ambiental están íntimamente ligados a la descaracterización del espacio geográfico original que sostenía a las poblaciones locales. Las poblaciones locales, de agricultores y pescadores van convirtiéndose en poblaciones urbanas marginales, los procesos de aseguramiento de la supervivencia y de seguridad alimentaria van siendo substituidos por la dependencia y la importación de alimentos. Las poblaciones o se van a las grandes ciudades constituyendo un proceso de éxodo litoral o se convierten en obreros urbanos marginales, realizándo trabajos diferentes a su ocupación original. Los procesos de solidaridad, cooperación y complementariedad en el ecotono pesca agricultura, se van substituyendo por el individualismo, el mercantilismo y la concurrencia. Esos nuevos estilos de vida son el resultado de los cambios en los procesos de valoración de los recursos y de ocupación del espacio, debido a la substitución de la ocupación rural – pesquera original, por una ocupación de segundas residencias y uso turístico. Al mismo tiempo, esos cambios en los estilos de vida, se van reflejando en el propio entorno al irse conformando un espacio que ya no responde al uso racional de los recursos, a la adaptación al medio natural y a la solidaridad. El nuevo espacio es homogéneo, deja de ser típico para convertirse en banal, deja de ser armónico para hacerse individualizado, se pierden o degradan los objetos de uso público, por todas partes dominan los muros como barreras visuales y culturales que señalan el límite de la propiedad y que son el contexto de la competencia. A ello se suma la fuerte segregacion espacial y ambiental y la privatización del espacio: los ricos encerrados y “enjaulados” en los mejores lugares, en los ambientes más bellos y de mejor calidad; los pobres, en los lugares mas insanos, de menor calidad ambiental y paisajistica, en la marginalidad, en la periferia. Es un espacio que responde cada vez mas a un modelo foráneo, que no se subordina a los patrones culturales tradicionales y que conducen a una “modernidad” en la que las poblaciones locales se hacen más dependientes del medio externo, más degradadas culturalmente y más vulnerables a los conflictos y las crisis sociales y ambientales. Los cambios del espacio natural en el litoral caribeño están conduciendo a una pérdida no solo del patrimonio natural, sino y de manera significativa del patrimonio cultural. La sustentabilidad social y económica de las poblaciones nativas, se construyó en varios siglos de adaptación cultural, de construcción de saberes, hábitos, técnicas y tradiciones por medio de las cuales la población local, de forma intuitiva y empírica fué asimilando las lecciones de un uso racional y sustentable de la naturaleza. El afán de lucro y la pérdida de perspectiva que se esconde por detrás de un cambio en los valores del litoral para las poblaciones urbanas y para el turismo, están alimentando una verdadera crisis ambiental y social. Sin embargo, esos cambios, no se dan sin resistencia. Las resistencias de los pobladores locales reflejan lo que a nivel mundial ha sido definido por Martínez Allier como una verdadera “Ecología de los Pobres”. Sin embargo, la experiencia está demostrando que el poder de las élites y del capital nacional, sumándose a las transnacionales en la época actual de globalización neoliberal, están movidos por una verdadera ceguera, seducidos por el afán del desarrollo que el turismo, la urbanización y la modernidad proporciona. 9

Lo mas lógico sería que la propia sociedad caribeña asuma y considere como un patrimonio, como una propia necesidad social, no solo el defender los procesos de resistencia de las poblaciones locales, sino que asuma que es imprescindible implantar y reforzar de un vez y por todas un modelo alternativo de desarrollo en el litoral caribeno . Ese modelo alternativo podría conformarse por los siguientes procesos: •

• • • •

Limitar por completo los procesos de expansión urbana y de ocupación desmedida del litoral por las segundas residencias y el uso turístico. Al contrario es necesario optimizar el uso e incrementar la eficiencia en las áreas ya transformadas de los litorales, que pueden en mucho garantizar las demandas para los crecimientos esperados en el mediano e incluso el largo plazo. Promover una verdadera apropiación de los recursos del litoral por parte de la comunidad y de la población local, que favorezca la explotación turística moderada y adaptada al medio. Fomentar el desarrollo de formas de economía solidaria (CITAR) mediante la creación de entidades autogestoras, solidarias, cogestoras y cooperativas, que de manera efectiva propicien el desarrollo local. Conducir a procesos de diseño ambiental y territorial, de acuerdo a los patrones culturales tradicionales, conservando y potencializando los objetos geográficos que funcionan de acuerdo a estilos de adaptación al medio. Promover el control social y la gestión efectiva de los recursos, el espacio y el ambiente por parte de la población local.

La sociedad de las islas del Caribe, debería asumir que el proceso de salvación del litoral, de sus recursos y del rico patrimonio cultural y natural, solo es posible, si de manera efectiva se acepta que es necesario la cohabitación de un modelo de desarrollo alternativo, que de manera coherente pueda articularse con los actuales procesos de aceleración del crecimiento económico que están ocurriendo en el Gran Caribe. Para ello es necesario un intenso debate en el que la educación pueda constituir un elemento esencial en abrir las mentalidades y asumir los retos. Consideraciones Finales: En la actualidad se habla cada vez más, de que estamos inmersos en una situación de cambio climático y los datos y apreciaciones científicas que se producen afirman que esa tendencia es cierta. Hay un amplio consenso científico que dice que tenemos que evitar que la temperatura global aumente en más de 2º C sobre los niveles preindustriales. Si superamos ese punto, las capas de hielo de Groenlandia se derretirán irreversiblemente, algunos ecosistemas colapsarán, billones de personas sufrirán por la escasez de agua, las sequías empezarán a amenazar la producción de alimentos globalmente (Mombiot; 2007). Los científicos del Panel Intergubernamental del Cambio Climático atribuyeron el calentamiento global a actividades humanas en 90% y pronostican un alza de la temperatura media del planeta en 2100 de entre 1,1ºC y 6,4ºC y confirmaron que inundaciones, sequías y hambrunas se intensificarán a raíz de los daños ecológicos si los gobiernos no adoptan medidas para proteger el medio ambiente (Lamas, 2007). Pero la cuestión es mucho más compleja, en realidad los cambios climáticos constituyen una de las manifestaciones del llamado cambio global y el cambio global, constituye en sí el cambio de la estructura, funcionamiento y evolución del planeta Tierra como un todo y de sus partes constituyentes. Se trata de cambios en las estructuras espaciales, territoriales y paisajísticas, de las diversas partes constituyentes del planeta Tierra, que de una u otra forma repercuten en las diferentes esferas y en sus relaciones con la Atmósfera e incluso con el Cosmos como un todo. El cambio climático, se percibe cada vez más como un nuevo 10

escenario, que lleva a los espacios, territorios y sus sistemas ambientales a nuevas necesidades de adaptación en cuanto al funcionamiento y provoca nuevas condiciones de susceptibilidad y vulnerabilidad, en realidad a nuevas exigencias en el balance de flujos de Energía, Materia e Información, lo que conduce a la presencia de una verdadera crisis ambiental y ecológica a nivel mundial. Son los lazos ambientales y ecosistémicos globales los que están amenazados, eso implica que ya el medio ambiente planetario de toda la Tierra está perdiendo su capacidad de reversibilidad, o sea, de eliminar los problemas ambientales porque está perdiendo la propiedad de autorregulación, ello significa, que los sistemas de respuesta positivos a los impactos o acciones impuestos por las tendencias de la dinámica civilizatoria, no son ya compensables con las respuestas negativas que provienen de la naturaleza. O sea, el medio ambiente natural no puede resistir más los impactos y acciones humanas y surgen los problemas ambientales naturales y socio culturales (N. Sosa, 1995). Por otra parte, las explicaciones y las soluciones a los cambios que experimenta el planeta Tierra por lo visto no atacan la realidad del problema. Las culpas, se diluyen en una moral industrialista y consumista que abarca a todo el mundo por igual, las soluciones como la nueva Revolución Verde, proclamada por Sarkozy y Al Gore, se dirigen a modificaciones en la operatividad del sistema, manteniendo a este último intacto. También se le dá atención al cambio climático, dentro de una filosofía de seguridad ambiental global que se dirige en lo fundamental a mantener la estructura actual a nivel mundial de países ricos y países pobres y dependientes. Al analizarse las causas de la crisis y de todos los problemas, poca atención se le da a la propia esencia del capital. Y esto es debido a que el capitalismo requiere el crecimiento incesante de la producción económica y como este crecimiento sirve a la causa del Capital pero no a las necesidades humanas reales, el resultado es la desestabilización continúa de su relación integral con la naturaleza. La razón esencial de esto depende de la diferencia distintiva del capitalismo con todos los otros modos de producción, la producción capitalista, en su búsqueda interminable de ganancias, busca convertir todo en mercancía, sólo de este modo la acumulación puede continuar expandiéndose (Kovel, 2007). De tal manera, no se tiene ninguna opción frente al hecho de que la crisis ambiental y ecológica conduce a un cambio radical del propio planeta Tierra . Se trata por lo tanto, de cambiar el mundo y construir un modo completamente diferente de producción, en el que los trabajadores libremente asociados produzcan espacios, territorios, paisajes y sistemas ambientales florecientes en lugar de mercancías. Tres ideas surgen, en relación a como reestructurar el uso del espacio, para promover una incorporación de la sostenibilidad a los procesos de desarrollo: • • •

Ir a la búsqueda de una nueva cultura geográfica y ambiental, a un cambio radical en las mentalidades, o sea, en las representaciones, significados y valoraciones del espacio, por parte de la población y en particular de los decisores. Promover la apropiación y control social, comunitario y colectivo del espacio y de los sistemas ambientales, de tal manera que el sentido de pertenencia corresponda con el de propiedad. La lucha por un nuevo orden económico, ambiental y social, a nivel local, regional y global, que elimine las injusticias, las desigualdades y los racismos de todo tipo.

Definitivamente, todo esto plantea mucho más preguntas que respuestas, lo cual es la medida de cuán profunda es la crisis ambiental y ecológica y atestigua evidentemente, de que estamos ante la necesidad de considerar la problemática ambiental en su trasfondo ideológico y político.

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