CONOZCA SU BIBLIA. Un estudio del Antiguo y Nuevo Testamentos. Dr. Brian J. Bailey

CONOZCA SU BIBLIA Un estudio del Antiguo y Nuevo Testamentos Dr. Brian J. Bailey “Conozca su Biblia” Registrado © por Brian J. Bailey, agosto 2006

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CONOZCA SU BIBLIA Un estudio del Antiguo y Nuevo Testamentos

Dr. Brian J. Bailey

“Conozca su Biblia” Registrado © por Brian J. Bailey, agosto 2006 Libro de texto de Zion Christian University usado con permiso. Todos los derechos reservados Título original en inglés: “Know Your Bible” Registrado © 2005 Brian J. Bailey y sus licenciatarios. Todos los derechos reservados Oublicado por Zion Christian Publishers \ Diseño de portada: Copyright © 2005 Brian J. Bailey y sus licenciatarios. Todos los derechos reservados Traducción al español por: Marian Belmonte Editor de la edición en español: Raimundo J. Ericson, agosto de 2006 A menos que se indique lo contrario, todas las citas bíblicas fueron tomadas de la versión Reina-Valera en su revisión de 1960, © 1960, Sociedades Bíblicas Unidas. Abreviaturas de las otras versiones de la Biblia utilizadas: NVI: Nueva Versión Internacional DHH: Dios Habla Hoy BLS: Biblia en lenguaje sencillo. Copyright © 2000 Sociedades Bíblicas Unidas Para mayor información o copias adicionales diríjase a: Impreso en: Zion Christian Publishers P.O. Box 70 Waverly, New York 14892 Teléfono: 607-565-2801 Fax: 607-565-3329 www.zionfellowship.org ISBN 1-59665-230-6

RECONOCIMIENTOS Equipo editorial: Joyce Aw, Carla Borges, Sarah Heyer, Mary Humphreys, David Kropf, Justin Kropf, Sarah Montgomery, Leslie Sigsby, Caroline Tham, Paul Tham y Suzanne Ying. A las siguientes personas por su arduo trabajo y colaboración en la edición en español: Marian Belmonte, Raimundo Ericson, Carla Borges, Justin Kropf, y el equipo de traducción y edición de IBJ en Guatemala. Queremos expresar nuestra gratitud a estos amados hermanos por sus muchas horas de invalorable ayuda, sin las cuales este libro no habría sido una realidad. Reconocemos profundamente su diligencia, creatividad y excelencia en la compilación de este libro para la gloria de Dios.

ÍNDICE Estudio del Antiguo Testamento

9

Introducción

11

El Pentateuco

12

Los Libros Históricos

39

Los Libros de la Restauración

77

Los Libros Poéticos

85

Los Profetas Mayores

109

Los Profetas Menores

125

El Período Intertestamentario

149

Estudio del Nuevo Testamento

165

Introducción

171

Los Evangelios

170

Los Hechos de los Apóstoles

183

Las epístolas Paulinas

186

Las epístolas Generales

221

El libro de Apocalipsis

232

Epílogo

235

PREFACIO El tema central de la Biblia es la asombrosa compasión de Dios para con la raza humana, que fue creada a Su imagen y semejanza pero que está muy lejos de la naturaleza y de la bondad de su Creador. Por medio de la desobediencia de Adán, el primer hombre, el pecado (que significa todo aquello que es malo) entró en el mundo y destruyó la comunión entre Adán y su Hacedor. Dios mismo tuvo que pagar el precio para redimirnos y restablecer el compañerismo con Él. En consecuencia, fue Él quien tuvo que dar a Su Hijo Unigénito, Jesucristo, como sacrificio por nuestros pecados. Por esa razón tuvo que hacerse hombre. Dios el Padre preparó un cuerpo para Su Hijo en el vientre de María de Nazaret. Jesús fue concebido por el tercer miembro de la Santa Trinidad, el bendito Espíritu Santo. El Hijo de Dios se llamó Jesús, que significa “Salvador”, y vivió una vida sin pecado. Luego se ofreció sin mancha a Su Padre por el poder del Espíritu Santo. Aceptado y aprobado por Dios, Jesucristo fue el Cordero de Dios que se convirtió en el sacrificio realizado en la cruz del Calvario, fuera de los muros de Jerusalén, a favor de todos los que creyeran en Él. Fue sepultado en una tumba situada en un huerto y resucitó al tercer día como una señal para nuestra justificación. El Señor Jesús vive para siempre sentado a la diestra de Dios hasta que regrese con 10.000 de Sus santos para recibir a todos los que creen en Su nombre y para castigar con fuego eterno a todos los que lo rechazan. Esta gran salvación, que nos limpia por medio de Su sangre derramada en la cruz del Calvario, está disponible para todos. Simplemente debemos creer, confesar que somos pecadores, pedir a Jesús que nos perdone, pedirle que entre en nuestro corazón y recibirlo por fe. De esta manera nacemos de nuevo por el Espíritu de Dios y pasamos a ser un hijo o una hija del Dios vivo. Jesús dijo: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Jn. 3:16). Le invito, amable lector, a hacer eso ahora y recibir a Jesús como su Salvador. Ahora lo invitamos a que “Conozca su Biblia” por medio del siguiente estudio de los tesoros de la Palabra de Dios, que es una guía para el creyente desde la tierra hasta el cielo. Hágalo en actitud de oración y sus ojos serán abiertos a las asombrosas verdades que ella contiene. Jesús dijo: “[...]; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (Jn. 8:32).

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ANTIGUO TESTAMENTO

ESTUDIO

DEL

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11

INTRODUCCIÓN La gran necesidad de los estudiantes de la Biblia en la actualidad es tener una perspectiva amplia e integral de la Biblia, con el fin de que puedan entender las verdades sobresalientes que fluyen por las páginas del Libro de Dios. De ese modo, los estudiantes podrán comprender con más facilidad el mensaje central de la redención y el plan de Dios para las edades, al igual que Su plan para cada vida. Este estudio se ha escrito con ese objetivo en mente. La Biblia contiene 66 libros diferentes que han sido divididos en dos partes: el Antiguo Testamento (39 libros) y el Nuevo Testamento (27 libros). En primer lugar, consideraremos cómo fue escrito y compilado el Antiguo Testamento.

Las divisiones El Pentateuco Está compuesto por los cinco primeros libros, que los judíos llaman “Los cinco primeros libros de Moisés”. El mundo occidental los conoce como Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio.

Los Libros Históricos Comprenden los siguientes libros: Josué, Jueces, Rut, 1 y 2 Samuel, 1 y 2 Reyes, y 1 y 2 Crónicas.

Los Libros de la Restauración Los libros de Esdras, Nehemías y Ester, llamados de la Restauración, fueron escritos después del regreso de los judíos de la cautividad en Babilonia. Van de la mano de los libros escritos por los profetas de la Restauración: Hageo, Zacarías y Malaquías.

Los Libros Poéticos Son los libros de Job, Salmos, Proverbios, Eclesiastés y Cantar de los Cantares.

Los Profetas Mayores Estos libros proféticos recibieron este nombre por su extensión. Son las profecías de Isaías, Jeremías (incluido su libro de Lamentaciones), Ezequiel y Daniel.

Los Profetas Menores Los Profetas Menores comprenden doce libros, que contienen menos material que los denominados Profetas Mayores. Son los libros de Oseas, Joel, Amós, Abdías, Jonás, Miqueas, Nahum, Habacuc, Sofonías, Hageo, Zacarías y Malaquías.

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EL PENTATEUCO Pentateuco es una palabra griega que significa “cinco volúmenes” y se aplica al conjunto de los cinco primeros libros de la Biblia. A veces se hace referencia esta sección como el Libro de la Ley o “la Ley”. Este nombre se da en la Escritura, como leemos en 2 Crónicas 31:3: “El rey contribuyó de su propia hacienda para los holocaustos a mañana y tarde, y para los holocaustos de los días de reposo, nuevas lunas y fiestas solemnes, como está escrito en la ley de Jehová”. Nehemías 8:18 dice también: “Y leyó Esdras en el libro de la ley de Dios cada día, desde el primer día hasta el último; e hicieron la fiesta solemne por siete días, y el octavo día fue de solemne asamblea, según el rito”. Los judíos también se refieren a esta colección de escritos como la Torá, que significa “enseñanza, doctrina o instrucción”. Es la parte más importante del Antiguo Testamento, ya que sus enseñanzas constituyen el fundamento sobre el cual se basa el resto de la Escritura. Jesús se refiere a los Diez Mandamientos (que se encuentran en Éxodo 20 y se repiten en Deuteronomio 5) y declara que Él vino para cumplirlos (Mt. 5:17). Nosotros debemos guardar estos mandamientos, y deben estar escritos en nuestra mente y en las tablas de carne de nuestro corazón (Jer. 31:33).

ESTUDIO

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13

El libro de Génesis Introducción El primer libro de la Biblia se denomina así debido a que comienza con la palabra hebrea Bereshith, que significa “en el principio”. Génesis es la palabra griega que significa “principio u origen”. En este libro encontramos los comienzos de todas las cosas, algunas de las cuales son: 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8.

El comienzo del cielo y de la tierra (1:1). El comienzo de la vegetación y de la vida animal (1:12). La creación del hombre y la mujer, y también del matrimonio (2:21-24). El comienzo del pecado (3:1-24). El comienzo de la redención mediante el derramamiento de sangre (3:21). El comienzo del asesinato (4:8). El comienzo de la poligamia (4:19). El comienzo de la música (4:21).

Bosquejo 1.Siete días de creación a. Primer día: noche y día b. Segundo día: cielo c. Tercer día: tierra, mares y vegetación d.Cuarto día: sol, luna y estrellas e. Quinto día: peces y aves f. Sexto día: toda criatura viviente y el hombre g. Séptimo día: Dios descansó, día de reposo 2. El huerto del Edén 3. La caída 4. Anuncio de la redención 5. Caín y Abel 6. La línea de los justos desde Set hasta Noé 7. Cruce de las líneas de los justos y los injustos 8. Elección de Noé y la construcción del Arca 9. El Diluvio 10. Genealogías de Noé 11. La torre de Babel 12. Generaciones de Noé a Abraham 13. Vida de Abraham 14. Vida de Isaac 15. Vida de Jacob 16. Vida de José

1:1–2:3 1:5 1:8 1:9-13 1:14-19 1:20-23 1:24-31 2:1-3 2:4-25 3:1-20 3:21 4:1-24 5:1-32 6:1-7 6:8-22 8:1–9:29 10:1-32 11:1-9 11:10-32 12:1–18:33; 20:1–25:10 25:10–28:5; 35:27-29 25:26–37:34; 42:1-36; 45:25–50:24 30:24–50:26

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Temas principales

La creación El evento de la creación –muy combatido por quienes a sí mismos se llaman evolucionistas– está demostrado por el hecho de que en el mundo, y en particular en la vida animal, todo produce según su especie porque Dios lo ha ordenado (Gn. 1:11, 21, 24-25). Esto destruye la base misma de la teoría de la evolución, que presupone que hay una transmutación o evolución de las especies a lo largo del tiempo, de lo cual no existe evidencia. Los esfuerzos del hombre por ir más allá de lo que Dios el Creador ha ordenado han terminado en fracaso. Por ejemplo, Dios trabajó por seis días y después descansó el séptimo día y llamó santo a ese día (Gn. 2:3). De ese modo, se ordena tanto al ser humano como a los animales que trabajen seis días y descansen el séptimo, llamado el día del Señor. Los ateos de la Revolución Francesa, buscando cambiar los decretos de Dios, trataron de hacer que hombres y animales trabajaran en ciclos de diez días, pero descubrieron que tuvieron que volver al ciclo de siete días por el agotamiento que sufrían todos. Otro ejemplo fue cuando los científicos de la Unión Soviética se negaron a reconocer la creación y buscaron perpetuar la evolución. El resultado fue que la investigación científica en su país quedó con un retraso de 50 años por detrás de los países occidentales. ¿Creen los evolucionistas en sus teorías? ¡Difícilmente! Charles Darwin, en su lecho de muerte, pidió que le abrieran la ventana de su cuarto para poder escuchar los himnos que una congregación cercana estaba entonando. Cuando le preguntaron: “Señor Darwin, ¿y qué de sus teorías y creencias en la evolución?”, Darwin contestó que eran producto de imaginaciones de su juventud, (Bowden, Malcolm, págs. 259-276, sección 6.6). El agnóstico Aldous Huxley (un biocientífico británico que fue otro defensor de la evolución) confesó sinceramente: “Yo tenía motivos para no querer que el mundo tuviera significado; por consiguiente, supuse que no tenía ninguno y pude, sin ninguna dificultad, encontrar razones satisfactorias para esta suposición. El filósofo que no halla significado en el mundo no se ocupa exclusivamente de un problema de la metafísica pura; también se ocupa de demostrar que no existe razón válida por la cual él personalmente no debería hacer lo que quiere hacer, o por la cual sus amigos no deberían apropiarse del poder político y gobernar del modo que sea más ventajoso para sí mismos […]. Para mí, la filosofía de la falta de significado era esencialmente un instrumento de liberación, sexual y política” (Huxley, Aldous, pág. 270). En otras palabras, como respuesta a la pregunta sobre si él creía que existía un Dios, dijo, efectivamente: “Lo creo; pero me aferré a la vana esperanza de que no existía para calmar mi mala conciencia y así continuar en mis caminos de pecado”. La creación significa que hay un Creador al cual debemos rendir cuentas de la vida que vivimos aquí sobre la tierra. Su decreto de que nos reproduzcamos según nuestra especie también se extiende a la esfera espiritual: lo que somos determinará el fruto que produzcamos dondequiera que vayamos. Vivamos una vida piadosa, digna de hijos e hijas de un Dios santo, que fomenten la santidad y el temor del Señor en la vida de otros.

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Al escribir a los romanos, el apóstol Pablo declaró: “Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa” (Ro. 1:20). Apreciemos el esplendor y las maravillas de la creación de Dios caminando por las praderas y contemplando la increíble belleza de los paisajes montañosos y el firmamento. Entonces exclamaremos, como hizo David en el Salmo 8: “¡Oh Jehová, Señor nuestro, cuán glorioso es tu nombre en toda la tierra! Has puesto tu gloria sobre los cielos; de la boca de los niños y de los que maman, fundaste la fortaleza, a causa de tus enemigos, para hacer callar al enemigo y al vengativo. Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que tú formaste, digo: ¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, y el hijo del hombre, para que lo visites? Le has hecho poco menor que los ángeles, y lo coronaste de gloria y de honra. Le hiciste señorear sobre las obras de tus manos; todo lo pusiste debajo de sus pies: ovejas y bueyes, todo ello, y asimismo las bestias del campo, las aves del cielo y los peces del mar; todo cuanto pasa por los senderos del mar. ¡Oh Jehová, Señor nuestro, cuán grande es tu nombre en toda la tierra!”

Los patriarcas Adán Génesis 1:26-27 afirma: “Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza [...]. Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó”. El primer hombre fue creado a imagen de Dios, lo cual quiere decir que poseía el mismo tipo de cuerpo y de rasgos que Dios. “Conforme a nuestra semejanza” también significa similitud en el área de las emociones: con capacidad de amar, de odiar y todos los demás atributos que forman nuestro carácter. Adán fue creado en estado de inocencia, sin conocer el bien y el mal. Sin embargo, Dios es santo. En pocas palabras, santidad significa inocencia que ha sido probada. Por esa razón Adán fue puesto en el hermoso huerto del Edén, en el cual estaba el árbol de la vida y también el del conocimiento. Dios había dado el mandamiento de que no debían comer del árbol del conocimiento del bien y del mal, pues si lo hacían morirían. A Satanás, en forma de serpiente, se le permitió tentarlos. Eso hizo, tratando de desacreditar el carácter de Dios al decir: “¿Conque Dios os ha dicho...?” (Gn. 3:1). Entonces Eva, la esposa de Adán, fue engañada por sus palabras con respecto al fruto y dio de comer del fruto a su esposo. De este modo pecaron y perdieron el estado de inocencia. Al ser expulsados del huerto para que no tomaran del fruto del árbol de la vida y vivieran para siempre en su estado de pecado, fueron vestidos con pieles de animales. El dar muerte a animales para vestirlos describía el sacrificio del Cordero de Dios: el Señor Jesucristo que moriría por nuestros pecados. A Cristo se le llama el Cordero de Dios inmolado desde la fundación del mundo, ya que Dios sabía desde el principio que el hombre pecaría y necesitaría un Salvador. Leemos en Juan 3:16: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”.

CONOZCA SU BIBLIA Caín y Abel, los dos primeros hijos de Adán y Eva, ofrecieron sacrificios a Dios. Dios rechazó la ofrenda de Caín porque su vida era malvada, mientras que el sacrificio del justo Abel fue aceptado. Como resultado, Caín mató a Abel (Gn. 4:1-16). De Caín vino la línea de los malvados, mientras que otro hijo, Set (que fue dado para reemplazar a Abel), produjo la línea de los justos. Debido a que estas dos líneas se casaron entre sí, surgieron hombres violentos, hasta que toda la tierra se llenó de corrupción. Dios decidió destruir toda carne, pero Noé halló favor ante los ojos de Dios (Gn. 6:1-8). 16

Noé Noé fue uno de los tres hombres más justos del Antiguo Testamento, junto con Daniel y Job (Ez. 14:14). Dios ordenó a Noé que construyera un arca para salvar a su familia (ocho personas en total) cuando todo otro ser vivo fue destruido por el Diluvio. El Arca, que habla de seguridad en tiempos de problemas, revela verdades espirituales a través de sus medidas. Tenía una puerta, que habla de Cristo como la única Puerta para entrar al cielo, y una ventana, que habla de la necesidad de que el cristiano tenga sus ojos exclusivamente enfocados en las cosas celestiales y eternas en lugar de mirar las cosas de este mundo. Tenía una longitud de 300 codos, el número 300 habla de caminar con Dios, (Gn. 5:22). El Arca también tenía tres niveles, que representan las tres etapas de la vida cristiana: niños, jóvenes y padres (1 Jn. 2:12-14).

Abraham Hubo diez generaciones desde Adán hasta Noé, y otras diez generaciones desde Noé hasta Abraham, que fue el padre de la nación escogida (que después se llamaría Israel). Después de muchas pruebas, entre ellas el ofrecer en holocausto a Isaac, su hijo primogénito nacido de Sara (Gn. 22:1-19), Dios llamó a Abraham “el padre de muchas naciones”. De hecho, por medio de su hijo Ismael, Abraham se convirtió también en el padre de muchas naciones árabes. Tuvo además seis hijos con Cetura (Gn. 25:1). El Señor hizo una promesa de pacto a Abraham: darle el territorio desde el río de Egipto hasta el gran río Éufrates, y desde el río Jordán hasta el mar Mediterráneo. Dios prometió que eso se alcanzaría por medio de Isaac. Abraham no dudó, por incredulidad, de la promesa de Dios, sino que se fortaleció en la fe. Al estar persuadido de que Dios podía hacer aquello que había prometido, le fue contado por justicia. Esto se convirtió en el fundamento para nuestra salvación, ya que la justicia de Dios nos será imputada si creemos que Jesús murió por nuestros pecados (Ro. 4:20-25).

Isaac Este hijo milagroso de Abraham y Sara, nacido en su vejez, heredó las promesas. Isaac tuvo dos hijos gemelos con Rebeca: Esaú y Jacob. Cuando Esaú, el primogénito, estaba cansado y tenía hambre, vendió su primogenitura a Jacob por un guiso de lentejas. Esaú fue un fornicario y un blasfemo; despreció su primogenitura y el Señor le negó el arrepentimiento (He. 12:16-17). De allí en adelante, él y sus descendientes (Edom) se convirtieron en los constantes enemigos de Jacob (cuyo nombre más tarde fue cambiado por el de Israel). Junto con Moab y Amón (descendientes de Lot), la descendencia de Esaú forma la población que ocupa lo que hoy se conoce como el reino de Jordania.

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Jacob Jacob, cuyo nombre fue cambiado por el de Israel (que significa “un príncipe con Dios”), fue el padre de las doce tribus de Israel. Esas tribus más tarde heredarían la tierra de Canaán, tal como Dios había prometido a Abraham.

José Fue el heredero escogido de Israel cuando era un muchacho de 17 años de edad. Para expresar esa elección, su padre le regaló un manto de muchos colores. Sus hermanos tuvieron celos de él, en especial cuando su elección fue confirmada por Dios mediante dos sueños que le revelaron que él gobernaría sobre sus hermanos. Aunque los hermanos de José lo vendieron para que fuera un esclavo en Egipto, Dios estaba con él. Llegó a ser el mayordomo de la casa de Potifar, que era el capitán de la guardia de Faraón. Sin embargo, aquel a quien se le va a confiar un liderazgo debe ser probado de muchas maneras. Por lo tanto, la esposa de Potifar acusó falsamente a José de comportarse de modo impropio. Lo llevaron a la cárcel y allí permaneció entre rejas. Pero Dios estaba con él, y el carcelero le confió el cuidado de todos los prisioneros. Tiempo después, debido a que había interpretado correctamente los sueños del copero y del panadero de Faraón, fue sacado de la cárcel para que interpretara unos sueños que Dios le había dado a Faraón con respecto a una hambruna futura (Gn. 39:1–41:14). Reconociendo la sabiduría de José, el Faraón lo nombró segundo gobernante del país, a fin de prepararlo para la hambruna que llegaría. José construyó graneros durante el tiempo de abundancia, para así poder alimentar a los egipcios cuando llegara el tiempo de hambre y también a las personas de países cercanos que del mismo modo sufrirían la hambruna. Jacob, al oír que había grano en Egipto, envió a sus hijos allá para comprar. Ellos tuvieron que solicitar al gobernante comprar grano de sus graneros, y se encontraron cara a cara con su hermano José, al cual no reconocieron. Después de revelar su identidad, José los trató con compasión y bondad (Gn. 41-45). José reveló sus secretos espirituales mediante los nombres de sus hijos. Manasés, el nombre del primogénito, significa “Dios me ha hecho olvidar toda la tristeza de la casa de mi padre”. ¡Qué verdad tan preciosa! ¡Tener victoria sobre todas las injusticias de la vida mediante el olvido santo! Eso hace posible el perdón, porque no albergamos pensamientos del mal que se ha cometido contra nosotros. Desde este lugar de victoria disfrutamos de las bendiciones del segundo hijo, Efraín, que significa “doble fruto”. José ciertamente heredó la primogenitura. Él tuvo una doble bendición en la tierra de la promesa, al tener dos porciones por medio de sus hijos. Tanto Efraín como Manasés pasaron a ser tribus de Israel. José alimentó a sus hermanos y a su padre, Jacob, que había descendido a Egipto para vivir en lo mejor de la tierra. Allí se multiplicaron grandemente, comenzando con las 70 personas que llegaron, y se convirtieron en una gran nación de unos 3 millones de personas. Cuando José estaba a punto de morir, hizo que los hijos de Israel le prometieran que cuando Dios los llevara de regreso a la tierra de Canaán tomarían sus huesos y los enterrarían en el lugar de su herencia.

CONOZCA SU BIBLIA Podemos aprender mucho de la vida de este hombre piadoso, que aunque estuvo separado de sus hermanos según los propósitos de Dios, fue llamado una “rama fructífera” (Gn. 49:22). Éste también puede ser nuestro camino para llevar fruto. 18

Conclusión El libro de Génesis es un libro de comienzos. En él no solamente vemos el principio de la humanidad, sino también el comienzo de doctrinas que influyen en nuestra vida tanto aquí en el presente como en la eternidad. Una de ellas es la gran doctrina de la redención mediante el derramamiento de sangre. Otra, es la salvación por la fe en la Palabra de Dios. También vemos que la justicia de Dios es contada a favor de aquellos que creen lo que Él dice y por medio de sus obras revelan su fe (Stg. 2:21-22). Otras doctrinas que se revelan son la necesidad de que haya pruebas para formar el carácter de un hombre de Dios y lo esencial de la pureza sexual para llegar a un cargo elevado. Génesis cubre todos esos asuntos, al igual que otros que afectan al juicio eterno. Por ejemplo, Caín, de quien se dice que era “del maligno”, se usa como una advertencia aun para nuestra generación (1 Jn. 3:12). (Para un estudio más profundo de estas verdades recomendamos nuestro libro más extenso sobre Génesis, editado hábilmente por el Dr. Paul Caram).

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El libro de Éxodo Introducción El tema del libro se revela en su nombre: Éxodo. Es el relato de la estancia de los hijos de Israel en Egipto desde el tiempo de José hasta su liberación por medio de Moisés y su llegada al monte Sinaí. Fue el comienzo del viaje desde Egipto hasta el monte Sion. Este viaje fue concebido en el corazón de Dios antes de la fundación del mundo. El apóstol Pablo nos dice en 1 Corintios 10:11 que ellos emprendieron ese viaje para ejemplo nuestro, a quienes han alcanzado los fines de los siglos. Bien pudo decir San Agustín: “El Nuevo Testamento está latente en el Antiguo: el Antiguo Testamento se hace patente en el Nuevo”. En otras palabras: el Nuevo Testamento está oculto en el Antiguo Testamento, y el Antiguo Testamento es revelado en el Nuevo Testamento.

Bosquejo 1. El horno de hierro de Egipto a. Un Faraón que no conocía a José b. Comisarios de tributos c. El genocidio 2. La preservación de Moisés a. Se convierte en hijo de la hija de Faraón b. Es formado en la corte de Faraón c. Mata a un egipcio en defensa de un israelita d. Huye al desierto e. Se casa con la hija de un sacerdote de Madián 3. El encuentro de Dios con Moisés en la zarza ardiente a. El nombre de Dios: YO SOY EL QUE SOY b. Tres señales c. Es enviado al Faraón de corazón endurecido 4. Un Faraón que no conocía al Señor a. Aumento de la carga sobre los hijos de Israel b. Los hijos de Israel se quejan a Moisés c. Moisés acude a Dios 5. Moisés es enviado de nuevo a Faraón a. Dios da confianza a Moisés b. Las señales c. Las diez plagas 6. Institución de la Pascua 7. Institución de la fiesta de los Panes sin levadura 8. Viaje por el desierto desde Egipto hasta el monte Sinaí a. El cruce del mar Rojo

1:1-22 1:8 1:11 1:16-22 2:1-25 2:10 Hechos 7:22 2:12 2:15 2:21 3:1–4:31 3:14 4:3-9 4:21 5:1-23 5:1-19 5:20-21 5:22-23 6:1–12:51 6:1–7:7 7:8-13 7:14–11:10 12:1-51 13:3-10 13:17–19:2 14:1-31

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20 b. El canto de Moisés c. “YO SOY el Señor tu sanador” d. El maná e. Provisión de agua en la roca en Horeb f. La derrota de Amalec g. Delegación de responsabilidades 9. El monte Sinaí a. Entrega de los Diez Mandamientos y leyes b. El Tabernáculo de Moisés

15:1-21 15:23-26 16:12-36 17:1-7 17:8-16 18:1-27 19:1–40:34 20:1–24:18 25:1–40:34

Temas principales En este viaje de los hijos de Israel hay muchas verdades importantes que nosotros, como cristianos, necesitamos aprender. La primera de esas verdades es que Dios orquesta todas las cosas. Toda la historia está controlada por Dios, y Él rige los asuntos de los hombres. Esta misma verdad fue revelada en una época posterior a Nabucodonosor, rey de Babilonia, como leemos en Daniel 4:32: “Y de entre los hombres te arrojarán, y con las bestias del campo será tu habitación, y como a los bueyes te apacentarán; y siete tiempos pasarán sobre ti, hasta que reconozcas que el Altísimo tiene el dominio en el reino de los hombres, y lo da a quien él quiere”. El hecho de que Dios estuviera orquestando todos estos sucesos queda demostrado por el siguiente pasaje de la Biblia: “Trajo hambre sobre la tierra, y quebrantó todo sustento de pan. Envió un varón delante de ellos; a José, que fue vendido por siervo. Afligieron sus pies con grillos; en cárcel fue puesta su persona. Hasta la hora que se cumplió su palabra, el dicho de Jehová le probó. Envió el rey, y le soltó; el señor de los pueblos, y le dejó ir libre. Lo puso por señor de su casa, y por gobernador de todas sus posesiones” (Sal. 105:16-21). El Salmo 105 habla del descenso de Jacob a la tierra de Egipto y de que Dios hizo que el pueblo se multiplicara en gran manera. Entonces el Señor cambió los corazones de los egipcios para que odiasen a Su pueblo. Con respecto a Faraón, el Señor afirmó en Éxodo 9:16: “Y a la verdad yo te he puesto para mostrar en ti mi poder, y para que mi nombre sea anunciado en toda la tierra”. Los hijos de Israel, en su angustia, clamaron al Señor, quien envió a su libertador escogido, Moisés, para librarlos del horno de hierro de la esclavitud en Egipto. Eso le permitió al Señor realizar grandes señales y maravillas, llamadas las diez plagas, que llegaron como juicios sobre los egipcios, porque estaban dirigidas contra los dioses que los egipcios adoraban. Los hijos de Israel salieron victoriosos, bajo la conducción de Moisés, para regresar a la tierra de su herencia que había sido prometida a Abraham, Isaac y Jacob. A causa de aquellas plagas, los habitantes de las tierras que después atravesarían los hijos de Israel camino a Sion les tuvieron miedo. Antes de la última plaga, la muerte de los primogénitos del país, Dios instituyó la primera de las siete fiestas del Señor, todas las cuales tienen un gran significado para la Iglesia y para el cristiano individual. Las veremos en detalle más adelante en nuestro estudio del libro de Levítico. Por ahora, consideraremos solamente las tres primeras.

ESTUDIO

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La fiesta de la Pascua Se les ordenó a los hijos de Israel que tomaran un cordero por cada casa y con la sangre rociaran los dinteles de las puertas de su casa. Debían comer el cordero mientras estaban preparados como para salir de viaje. Cuando el ángel pasara por el país para matar a los primogénitos, pasaría de largo por la casa donde viera la sangre (Ex. 12:1-14). La primera fiesta fue llamada la fiesta de la Pascua. El apóstol Pablo nos dice en 1 Corintios 5:7 que Cristo es nuestra Pascua que fue sacrificada por nosotros. Por lo tanto, así como los israelitas de la antigüedad fueron salvos por la sangre de su cordero, nosotros somos salvos mediante la sangre que Cristo derramó en la cruz por nosotros.

La fiesta de los Panes sin Levadura En esta fiesta, toda levadura, que es un tipo del pecado, la hipocresía y la falsa doctrina, tenía que ser sacada de sus moradas (Ex. 12:15-20). Esto, explica el apóstol Pablo, es el pecado que debe ser purgado de nuestra vida (1 Co. 5:6, 8). Tras la celebración de esa primera Pascua, los hijos de Israel salieron de la tierra de Egipto en orden militar. Los egipcios, ansiosos por que se fueran, les entregaron muchos regalos, tal como Dios había declarado a Abraham que harían, cientos de años antes (Gn. 15:14).

El mar Rojo: la fiesta de las Primicias Por medio de un milagro que Dios hizo en el mar Rojo, los hijos de Israel cruzaron por tierra seca. Además, los egipcios que los perseguían fueron destruidos cuando las aguas volvieron a su cauce (Ex. 14). Espiritualmente hablando, la importancia de este episodio para el cristiano es la ordenanza del bautismo en agua: ser sepultado con Cristo y caminar en novedad de vida con Él. Después de haber atravesado el mar Rojo y haber salido de Egipto, cantaron el Cántico de Moisés: el canto de victoria. Este cántico será cantado por los redimidos aun en los cielos (Ap. 15:3). Este cruce del mar Rojo junto con el anuncio del bautismo es análogo a la resurrección de Cristo, a quien se denomina las primicias (1 Co. 15:20). Por lo tanto, es análogo a la fiesta de las Primicias. Su viaje continuó por las costas orientales del mar Rojo hasta las aguas amargas de Mara, que fueron convertidas en aguas dulces cuando el Señor le dijo a Moisés que lanzara un árbol en ellas. Esto tipifica al cristiano que acude a la cruz y recibe gracia para triunfar en los momentos de aflicción. Al sanar las aguas de Mara, el Señor promete ser nuestro Sanador. Así que quienes vivieron en tiempos del Antiguo Testamento también experimentaron la sanación (Ex. 15:23-25). Después recibieron agua de la roca cuando Moisés la golpeó según el mandato del Señor. La roca nos habla de Cristo, de quien brotó el agua de vida para Su pueblo cuando fue golpeado en la cruz.

El monte Sinaí Israel llegó al monte Sinaí en el mes tercero, que es el tiempo de Pentecostés, la cuarta fiesta. Allí, en el monte Sinaí, conocieron los poderes del mundo venidero: “Todo el monte Sinaí humeaba,

CONOZCA SU BIBLIA porque Jehová había descendido sobre él en fuego; y el humo subía como el humo de un horno, y todo el monte se estremecía en gran manera. El sonido de la bocina iba aumentando en extremo; Moisés hablaba, y Dios le respondía con voz tronante. Y descendió Jehová sobre el monte Sinaí, sobre la cumbre del monte; y llamó Jehová a Moisés a la cumbre del monte, y Moisés subió” (Ex. 19:18-20). Aquella manifestación del Señor se produjo para que ellos pudieran aprender a temer a Dios todos los días de su vida y a guardar Sus mandamientos. 22

Además, los ancianos de Israel tuvieron una manifestación de Dios única y singular sobre la montaña: “Y subieron Moisés y Aarón, Nadab y Abiú, y setenta de los ancianos de Israel; y vieron al Dios de Israel; y había debajo de sus pies como un embaldosado de zafiro, semejante al cielo cuando está sereno. Mas no extendió su mano sobre los príncipes de los hijos de Israel; y vieron a Dios, y comieron y bebieron” (Ex. 24:9-11). Allí Moisés recibió los Diez Mandamientos, escritos por el dedo de Dios sobre dos tablas de piedra: “Y dio a Moisés, cuando acabó de hablar con él en el monte de Sinaí, dos tablas del testimonio, tablas de piedra escritas con el dedo de Dios” (Ex. 31:18).

El Tabernáculo de Moisés El gran deseo del Dios tres veces santo de tener comunión con Su pueblo fue expresado de este modo a Moisés sobre el monte: “Y harán un santuario para mí, y habitaré en medio de ellos” (Ex. 25:8). Este santuario, conocido como el Tabernáculo de Moisés, estaba formado por tres partes: 1. El Atrio Exterior, al cual había acceso por una sola puerta. Esa puerta simboliza a Cristo, como leemos en Juan 10:7, 9, 11: “Volvió, pues, Jesús a decirles: De cierto, de cierto os digo: Yo soy la puerta de las ovejas. [...] Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos. [...] Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas”. El vallado que rodeaba el Atrio Exterior estaba hecho de lino fino, lo cual nos habla de la justicia de Cristo que es imputada al creyente cuando acepta a Cristo como su Salvador. El Atrio Exterior es el lugar de los principios elementales del estudio bíblico y de las experiencias, tal como se nos indica en Hebreos 6:1-3: “Por tanto, dejando ya los rudimentos de la doctrina de Cristo, vamos adelante a la perfección; no echando otra vez el fundamento del arrepentimiento de obras muertas, de la fe en Dios, de la doctrina de bautismos, de la imposición de manos, de la resurrección de los muertos y del juicio eterno. Y esto haremos, si Dios en verdad lo permite”. 2. El Lugar Santo contenía el candelero, que tipifica los siete Espíritus del Señor enumerados en Isaías 11:2: “Y reposará sobre él el Espíritu de Jehová; espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor de Jehová”. Son, entonces: 1. El Espíritu del Señor. 2. El Espíritu de sabiduría. 3. El Espíritu de inteligencia. 4. El Espíritu de consejo. 5. El Espíritu de poder. 6. El Espíritu de conocimiento. 7. El Espíritu de temor del Señor.

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Había otros artículos en el Lugar Santo: • • •

La mesa del pan de la proposición, que nos habla de Cristo: el Pan de Vida. También nosotros debemos llegar a ser pan partido para alimentar a las naciones. El altar del incienso simboliza la vida de oración de nuestro bendito Señor, así como la nuestra. El velo que separaba el Lugar Santo del Lugar Santísimo tipifica la carne de Cristo (He. 10:20) y, por lo tanto, la experiencia de la vida crucificada.

3. El Lugar Santísimo contenía el Arca del Pacto, en el cual estaban las dos tablas de piedra sobre las cuales Dios había escrito los Diez Mandamientos. Esos Diez Mandamientos deben estar escritos sobre la mente y el corazón de los creyentes del Nuevo Testamento. Los levitas fueron escogidos para ser los ministros del pacto del Antiguo Testamento, y en Éxodo 39:1-21 tenemos la descripción de las santas vestiduras del sumo sacerdote. De ese modo, en el monte Sinaí, se nos da la visión futura de la vida espiritual del creyente. Además, vemos las cualidades que le permitirán pasar del estado de niño, en el Atrio Exterior, a joven, en el Lugar Santo, y a padre en Cristo en el Lugar Santísimo. ¡Que logremos todo eso!

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El libro de Levítico Introducción Este libro a menudo se denomina el manual de los sacerdotes. Los temas principales son: la conducta del sacerdote, sus obligaciones y las ofrendas que en ciertas ocasiones debía hacer por el pueblo delante de Dios. También se dan los requisitos que debían cumplir las ofrendas que se hacían en las fiestas. (Para un estudio más extenso, por favor lea nuestro comentario sobre este libro, titulado Fiestas y ofrendas.) Todas estas cosas tienen su significado espiritual para aquellos que son llamados a ser sacerdotes del Nuevo Testamento, tal como se denomina al creyente en 1 Pedro 2:9: “Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable”. Este libro de Levítico también se dio sobre el monte Sinaí, como vemos en Levítico 27:34: “Estos son los mandamientos que ordenó Jehová a Moisés para los hijos de Israel, en el monte de Sinaí”.

Bosquejo 1. Las ofrendas a. El holocausto b. La ofrenda vegetal c. La ofrenda de paz d. La ofrenda por el pecado e. La ofrenda por la culpa 2. La investidura de Aarón como sumo sacerdote 3. Diferencia entre lo puro y lo impuro 4. El día de la Expiación 5. La importancia de los sacrificios 6. Matrimonios ilícitos e inmoralidades 7. Resumen de las leyes: ama a tu prójimo 8. Advertencia contra la idolatría y la homosexualidad 9. Leyes que gobiernan el sacerdocio 10. Las fiestas del Señor 11. Mantener las lámparas encendidas 12. Guardar el día de reposo y bendiciones de la obediencia 13. Maldiciones de la desobediencia 14. Acerca de los votos

1:1–7:38 1:1-17 2:1-16 3:1-17 4:1-35 5:1–7:38 8:1–9:24 10:1–15:33 16:1-34 17:1-16 18:1-30 19:1-37 20:1-27 21:1–22:33 23:1-44 24:1-23 25:1–26:13 26:14-46 27:1-34

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Temas principales

Las ofrendas Había cinco sacrificios principales que el creyente podía ofrecer: 1. El holocausto (u ofrenda completamente quemada) consistía en ganado vacuno, ovejas o aves, dependiendo de la riqueza del israelita. Este sacrificio era una ofrenda voluntaria que el creyente ofrecía para expresar su amor a Dios. Tipificaba el primer mandamiento: “Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento” (Mt. 22:37-38). 2. La ofrenda vegetal compuesta de harina fina y aceite tipificaba el siguiente gran mandamiento: “Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas” (Mt. 22:39-40). 3. La ofrenda de paz habla de Cristo, nuestra paz, y de la experiencia de estas palabras: “La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo” (Jn. 14:27). La paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento puede ser también su porción (ver Fil. 4:7). 4. La ofrenda por el pecado es representativa del trato del Señor con la naturaleza de pecado en nuestra vida. Podemos considerarnos muertos al pecado y vivos para con Dios (Ro. 6:6-13). 5. La ofrenda por la culpa habla del hecho que si pecamos contra los mandamientos de Dios, o sentimos que le hemos desagradado de algún modo, podemos pedirle perdón y la sangre de Jesús nos limpiará de toda iniquidad. La investidura del sumo sacerdote es importante para nosotros como sacerdotes del Nuevo Testamento, ya que las vestiduras que él llevaba tienen una importancia espiritual. Debemos subrayar que el sacerdote tenía que estar lavado (limpiado de pecado), vestido de lino fino (la justicia del Señor) y ungido. Además, sobre la corona que tenía en su cabeza estaban escritas las palabras: “Santidad al Señor”, porque el sacerdote debe recordar siempre que sirve a un Dios santo y, por lo tanto, él también debe ser santo. Hemos hablado de esto ampliamente en nuestro libro sobre Fiestas y ofrendas.

Diferencia entre lo puro y lo impuro Una de las verdades esenciales que debemos aprender es la insistencia de la Biblia en que un animal limpio rumia y tiene pezuña hendida. Ésas eran dos cualidades principales para distinguir el animal puro del impuro. La interpretación es que debemos meditar en los versículos de la Biblia que hemos leído y caminar de manera prudente, odiando el mal y escogiendo el bien.

El día de la Expiación Este era el día más santo del año para un israelita. Era el día en que el sumo sacerdote tomaba dos machos cabríos y escogía uno por suertes. El sumo sacerdote ponía sus manos sobre el escogido y

CONOZCA SU BIBLIA confesaba los pecados del pueblo. Entonces ese macho cabrío era llevado al desierto y liberado allí. El otro era sacrificado, y por su sangre el sumo sacerdote pasaba el velo y entraba al Lugar Santísimo. 26

El día de Expiación representa el ser crucificado con Cristo (Gá. 2:20). Hebreos 9:6-8 dice: “Y así dispuestas estas cosas, en la primera parte del tabernáculo entran los sacerdotes continuamente para cumplir los oficios del culto; pero en la segunda parte, sólo el sumo sacerdote una vez al año, no sin sangre, la cual ofrece por sí mismo y por los pecados de ignorancia del pueblo; dando el Espíritu Santo a entender con esto que aún no se había manifestado el camino al Lugar Santísimo, entre tanto que la primera parte del tabernáculo estuviese en pie”.

La importancia de los sacrificios El Señor no quería que los israelitas ofrecieran sacrificios a otros dioses. Para nosotros, es útil señalar que la gente hace donativos, grandes o pequeños, a diversas organizaciones caritativas que no fomentan la obra de Dios (la cual incluye, por supuesto, el dar a los pobres). Puede ser que ellos sean dignos de elogio a los ojos de los hombres, pero no son aceptables a los ojos de Dios. Por lo tanto, es muy importante, cuando se trata de dar, hacerlo bajo la dirección del Espíritu Santo.

Matrimonios ilícitos e inmoralidades Si hay un acto social en la vida que puede determinar nuestra felicidad y algunas veces nuestra prosperidad y eternidad, es nuestro matrimonio. Según la Biblia, es Dios quien escoge la que será nuestra pareja en la vida. Dios trajo a Eva a Adán. Él claramente escogió la novia para Isaac, y escogerá la pareja para nuestra vida. La clave para un matrimonio exitoso es caminar en el sendero que el Señor haya determinado para nosotros, y Él traerá a nosotros la pareja que haya escogido. Los matrimonios ilícitos son aquellos que se realizan entre parientes de sangre. Tampoco los creyentes deben casarse con incrédulos, porque estos pervertirán los caminos de los hijos de Dios, tal como las esposas paganas de Salomón hicieron con él. El buen Nehemías reconvino al pueblo de su tiempo diciendo: “¿No pecó por esto Salomón, rey de Israel? Bien que en muchas naciones no hubo rey como él, que era amado de su Dios, y Dios lo había puesto por rey sobre todo Israel, aun a él le hicieron pecar las mujeres extranjeras” (Neh. 13:26). Tengamos cuidado del viejo argumento que dice: “Cuando me case con él o con ella, se convertirá”. ¡A menudo sucede lo contrario!

Leyes diversas Todas quedan resumidas por el siguiente versículo: “No te vengarás, ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo, sino amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo Jehová” (Lv. 19:18). Esto es confirmado por nuestro Señor, que dijo que de los dos mandamientos de amar al Señor y a nuestro prójimo dependía toda la Ley y los Profetas (Mt. 22:37-40). El apóstol Pablo repite esto en Romanos 13:10: “El amor no hace mal al prójimo; así que el cumplimiento de la ley es el amor”.

Advertencia contra la idolatría y la homosexualidad Debemos ser santos, como Dios es santo. En toda la Ley y también en los Profetas, hay claras e inequívocas advertencias de no participar en la adoración idólatra. El salmista da la razón en Salmos 135:15, 18: “Los ídolos de las naciones son plata y oro, obra de manos de hombres. [...] Semejantes

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a ellos son los que los hacen, y todos los que en ellos confían”. Nos volvemos iguales a aquello que adoramos. El apóstol Pablo dijo en 1 Corintios 10:20-21: “Antes digo que lo que los gentiles sacrifican, a los demonios lo sacrifican, y no a Dios; y no quiero que vosotros os hagáis partícipes con los demonios. No podéis beber la copa del Señor, y la copa de los demonios; no podéis participar de la mesa del Señor, y de la mesa de los demonios”. Sin duda, la principal razón para no practicar la idolatría es que deshonramos al gran Creador mismo al atribuir a esos ídolos demoníacos poderes que le pertenecen solamente a Él. Consideremos ahora la homosexualidad. Es algo tan bajo y perverso que ningún animal la practica; es contrario a la naturaleza. Además, la Palabra de Dios declara que es uno de los juicios sobre la humanidad. Pablo escribe en Romanos 1:21-27: “Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se hicieron necios, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles. Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos, ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén. Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas; pues aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza, y de igual modo también los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos la retribución debida a su extravío”. La homosexualidad es juzgada con gran severidad, como se nos recuerda en Judas 1:7: “Como Sodoma y Gomorra y las ciudades vecinas, las cuales de la misma manera que aquéllos, habiendo fornicado e ido en pos de vicios contra naturaleza, fueron puestas por ejemplo, sufriendo el castigo del fuego eterno”. Finalmente, en Apocalipsis 22:14-15 el apóstol Juan dice: “Bienaventurados los que lavan sus ropas, para tener derecho al árbol de la vida, y para entrar por las puertas en la ciudad. Mas los perros estarán fuera, y los hechiceros, los fornicarios, los homicidas, los idólatras, y todo aquel que ama y hace mentira”. Dios es un Dios santo, y como el apóstol Pedro nos recuerda: “Sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo” (1 P. 1:15-16). Por lo tanto, meditemos en la importancia de lo siguiente: “El que es injusto, sea injusto todavía; y el que es inmundo, sea inmundo todavía; y el que es justo, practique la justicia todavía; y el que es santo, santifíquese todavía” (Ap. 22:11). Llega un tiempo en que aquellos que hayan escogido el camino de lo injusto y lo inmundo se quedarán en ese camino. No habrá regreso a los caminos de justicia.

Leyes que gobiernan el sacerdocio Muchas de estas leyes parecerían, al leerlas por primera vez, no ser aplicables a nosotros; sin embargo, cuando consideramos su interpretación espiritual vemos que ciertamente se nos aplican.

CONOZCA SU BIBLIA Están las advertencias con respecto a los matrimonios de los sacerdotes, las cuales sin duda se aplicarían a nosotros en cuanto a que no podemos casarnos con alguien que sea profano. 28

También hay doce defectos que impiden que alguien sea sacerdote (Lv. 21:18-24). Aunque que se refieren a defectos físicos para los sacerdotes del Antiguo Testamento, para nosotros la importancia que tienen es espiritual. Por lo tanto, a nuestro entender, los líderes religiosos, los escribas y fariseos, que no comprendían las verdades espirituales eran como hombres ciegos que descarriaban a otros hasta que todos cayeran en el foso del infierno. En Hebreos 12:13, Pablo advierte acerca de aquellos que son espiritualmente cojos, describiéndolos como quienes se desvían del camino de la justicia. Esto explica más extensamente en nuestro libro titulado Fiestas y ofrendas.

Las fiestas del Señor Son siete, y tienen cumplimiento espiritual tanto para la Iglesia como para el cristiano individual. Son las siguientes: 1. La Pascua, que es el mensaje de salvación. 2. La fiesta de los Panes sin levadura, que nos habla de la necesidad de que durante toda nuestra vida nos alimentemos de la Palabra de Dios en forma diaria y continua. 3. La fiesta de las Primicias, que nos habla del bautismo en agua. 4. La fiesta de Pentecostés, que representa el bautismo del Espíritu Santo, cuya evidencia inicial es hablar en otras lenguas. 5. La fiesta de las Trompetas, que representa a Dios que nos insta a nosotros y a la Iglesia a avanzar hacia la perfección. 6. El día de la Expiación, que es el mensaje de la santidad. 7. La fiesta de los Tabernáculos, que representa el glorioso derramamiento de la lluvia tardía y la cosecha final de la Era de la Iglesia.

Mantener las lámparas encendidas En el Tabernáculo de Moisés y en el Templo de Salomón las lámparas del candelero no debían apagarse, porque representaban al glorioso Espíritu Santo, quien siempre está trabajando. Nosotros también debemos estar continuamente ungidos por el Espíritu, como sacerdotes del Nuevo Testamento que tienen la unción que permanece. El pasaje de 1 Juan 2:27 dice: “Pero la unción que vosotros recibisteis de él permanece en vosotros, y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe; así como la unción misma os enseña todas las cosas, y es verdadera, y no es mentira, según ella os ha enseñado, permaneced en él”.

Ojo por ojo La Ley afirma que aquel que haga que su prójimo pierda un ojo, debe perder el suyo. Sin embargo, Jesús trastoca esto al enseñar: “Oísteis que fue dicho: Ojo por ojo, y diente por diente. Pero yo os digo: No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra; y al que quiera ponerte a pleito y quitarte la túnica, déjale también la capa; y a cualquiera que te obligue a llevar carga por una milla, ve con él dos. Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti prestado, no se lo rehúses” (Mt. 5:38-42).

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El guardar el día de reposo y las bendiciones de la obediencia Durante la creación, cuando Dios trabajó por seis días y luego descansó el séptimo día y lo santificó, Él instituyó el día de reposo. En ese día reverenciamos a Dios al no llevar a cabo nuestro trabajo secular y dedicarnos a adorarlo a Él. Se prometen grandes bendiciones a aquellos que guardan los días de reposo del Señor. Entre ellas están las promesas de fruto y multiplicación. El Señor también promete caminar entre nosotros y que nosotros seremos Su pueblo (Lv. 26:2-12). Es lamentable y doloroso que hoy día entre las naciones del mundo ya no se honre el día de reposo ni se guarde con reverencia como día de adoración. Es similar a los tiempos de Nehemías: “También había en la ciudad tirios que traían pescado y toda mercadería, y vendían en día de reposo a los hijos de Judá en Jerusalén. Y reprendí a los señores de Judá y les dije: ¿Qué mala cosa es esta que vosotros hacéis, profanando así el día de reposo? ¿No hicieron así vuestros padres, y trajo nuestro Dios todo este mal sobre nosotros y sobre esta ciudad? ¿Y vosotros añadís ira sobre Israel profanando el día de reposo?” (Neh. 13:16-18). ¿Cuáles eran las maldiciones que Dios dijo que traería sobre Israel y Su pueblo? Eran juicios tremendos, como los siguientes: 1. 2. 3. 4.

Serían pocos en número Sus ciudades serían desiertas La tierra sufriría desolación Serían esparcidos entre los paganos

(Lv. 26:22, Dt. 4:27) (Lv. 26:31, Is. 6:11) (Lv. 26:32, Jer. 44:22) (Lv. 26:33, Ez. 36:19)

Todo ello se cumplió, desde luego, en los sitios de Samaria en el año 722 a. C., cuando Israel fue invadido por los asirios, y de nuevo en el año 586 a. C., cuando Jerusalén fue capturada por los babilonios. ¿Y no volverá a ser así hoy día debido a que nuestras naciones han abandonado el día de reposo?

Leyes relativas a ofrecer votos Fundamentalmente, eran propias del Antiguo Testamento, pero citamos una de ellas que es de gran importancia para nosotros: “Pero no se venderá ni se rescatará ninguna cosa consagrada, que alguno hubiere dedicado a Jehová; de todo lo que tuviere, de hombres y animales, y de las tierras de su posesión, todo lo consagrado será cosa santísima para Jehová” (Lv. 27:28). Cuando dedicamos un bebé al Señor estamos, en esencia, devolviendo ese bebé al Señor, y en el momento de la dedicación se convierte en sumamente santo, ya que ahora le pertenece a Dios, quien es santo. El Nuevo Testamento, en general, no nos alienta a que realicemos votos, como leemos en el siguiente pasaje: “Pero yo os digo: No juréis en ninguna manera; ni por el cielo, porque es el trono de Dios” (Mt. 5:34). Jurar y hacer un voto son cosas similares, y no se recomienda que hagamos ninguna de las dos. Tanto el Señor como el apóstol Santiago, Su medio hermano, hablan contra tales prácticas. Santiago advierte: “Pero sobre todo, hermanos míos, no juréis, ni por el cielo, ni por la tierra, ni por ningún otro juramento; sino que vuestro sí sea sí, y vuestro no sea no, para que no caigáis en condenación” (Stg. 5:12).

CONOZCA SU BIBLIA ¿Cuál es, entonces, el tema principal de este libro de Levítico? ¿Acaso no es el de la santidad ante el Señor? Él es santo y, por lo tanto, nosotros Sus hijos deberíamos ser santos, para que Él pueda caminar entre nosotros y morar con nosotros. ¡Que sea ésta nuestra bendita experiencia! Amén. 30

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El libro de Números Introducción Como hemos dado a entender en nuestra introducción a estos libros del Pentateuco, sus nombres están tomados de los primeros temas que hay en los libros. Por lo tanto, este cuarto libro de Moisés se denomina el libro de Números en virtud del siguiente mandamiento del Señor: “Tomad el censo de toda la congregación de los hijos de Israel por sus familias, por las casas de sus padres, con la cuenta de los nombres, todos los varones por sus cabezas” (Nm. 1:2). Además, este libro registra muchos sucesos históricos y no sólo el número de los varones de Israel de 20 años o más. Vuelve a relatar el viaje por el desierto desde el monte Sinaí hasta las llanuras de Moab, junto a Jericó. Está lleno de emocionantes victorias y derrotas, triunfos para algunos y la caída de otros. El libro de Números tiene muchas verdades espirituales y está lleno de instrucción para todos nosotros.

Bosquejo 1. Censo de los varones de Israel 2. Familias levíticas 3. Limpieza del campamento 4. Ley de los nazareos 5. Bendición congregacional del sacerdote 6. Ofrendas en la dedicación del altar 7. La voz de Dios desde el Propiciatorio 8. El encendido de las lámparas y la preparación de los levitas 9. Se guarda la Pascua y la ley de los viajes 10. Dos trompetas de plata 11. Los que se quejan son consumidos 12. Los codiciosos mueren 13. Los ancianos comparten la carga del liderazgo 14. Aarón y Miriam hablan contra Moisés 15. Se espía la tierra por 40 días 16. Muerte en el desierto para quienes se rebelaron 17. Leyes para las ofrendas en Canaán 18. Rebelión de Coré y su compañía 19. La vara de Aarón reverdece 20. Encargos a los levitas 21. La vaca alazana y el agua de la separación 22. Muertes de Miriam y Aarón 23. Serpientes ardientes y la serpiente de bronce en el asta

1:1–2:34 3:1–4:49 5:1-31 6:1-21 6:22-27 7:1-88 7:89 8:1-26 9:1-23 10:1-36 11:1-3 11:4-10, 31-35 11:11-30 12:1-16 13:1-33 14:1-45 15:1- 41 16:1-50 17:1-13 18:1-32 19:1-22 20:1-29 21:1-35

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CONOZCA SU BIBLIA 24. Balaam y su daño 22:1–25:18 25. Segundo censo en las llanuras de Moab 26:1-65 26. Josué es el nuevo líder 27:1-23 27. Cumplimiento de las ofrendas 28:1-31 28. Fiestas solemnes y sus ofrendas 29:1-40 29. Votos de la mujer 30:1-16 30. Matanza de los madianitas 31:1-54 31. Las tribus de Gad, Rubén, y la media tribu de Manasés 32:1-42 32. Registro de los viajes por el desierto 33:1-56 33. Fronteras de Canaán 34:1-29 34. Ciudades de los levitas 35:1-34 35. Ley de la herencia de las mujeres 36:1-13

Temas principales

Primer censo y segundo censo El total del primer censo de los varones mayores de 20 años que salieron de Egipto fue de 603.550, pero los levitas no fueron contados (Nm. 1:46-47). Todos estos murieron en el desierto antes de llegar a las llanuras de Moab. El segundo censo tuvo lugar en las llanuras de Moab, donde el Señor ordenó a Moisés que contara a los hijos de Israel mayores de 20 años que eran aptos para ir a la guerra: 601.730, casi el mismo número que los que perecieron en el desierto (Nm. 26:51). El Señor compensó el número de quienes se perdieron. Esto da aliento a los pastores cuando a veces parecen ver reducido su rebaño debido a la desobediencia de una generación. Pueden entrar en las bendiciones de Isaías 49:20-23: “Aun los hijos de tu orfandad dirán a tus oídos: Estrecho es para mí este lugar; apártate, para que yo more. Y dirás en tu corazón: ¿Quién me engendró éstos? Porque yo había sido privada de hijos y estaba sola, peregrina y desterrada; ¿quién, pues, crió éstos? He aquí yo había sido dejada sola; ¿dónde estaban éstos? Así dijo Jehová el Señor: He aquí, yo tenderé mi mano a las naciones, y a los pueblos levantaré mi bandera; y traerán en brazos a tus hijos, y tus hijas serán traídas en hombros. Reyes serán tus ayos, y sus reinas tus nodrizas; con el rostro inclinado a tierra te adorarán, y lamerán el polvo de tus pies; y conocerás que yo soy Jehová, que no se avergonzarán los que esperan en mí”.

Bendición congregacional por el sacerdote Leemos en Números 6:22-27: “Jehová habló a Moisés, diciendo: Habla a Aarón y a sus hijos y diles: Así bendeciréis a los hijos de Israel, diciéndoles: Jehová te bendiga, y te guarde; Jehová haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia; Jehová alce sobre ti su rostro, y ponga en ti paz. Y pondrán mi nombre sobre los hijos de Israel, y yo los bendeciré”. Mientras que Aarón y los sacerdotes posteriores bendecían de ese modo a la congregación de Israel, esta bendición la siguen utilizando los pastores en la actualidad para la bendición de su congregación, porque somos lo que Pablo afirma en Gálatas 6:16: “El Israel de Dios”.

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La carga del liderazgo Moisés, aunque era un gran hombre, no pudo soportar la carga del liderazgo por sí solo. Anteriormente, en Éxodo 18, su suegro Jetro le había aconsejado que nombrase hombres sobre miles, sobre cientos y sobre decenas para que escucharan las quejas del pueblo. Solamente los asuntos que fueran demasiado difíciles debían llevarse ante Moisés. En ese momento, en el desierto, Moisés clamó a Dios: “Y dijo Moisés a Jehová: ¿Por qué has hecho mal a tu siervo? ¿y por qué no he hallado gracia en tus ojos, que has puesto la carga de todo este pueblo sobre mí?” (Nm. 11:11). Más tarde, en las llanuras de Moab, al final de su viaje por el desierto, Moisés lo relata de este modo: “¿Cómo llevaré yo solo vuestras molestias, vuestras cargas y vuestros pleitos?” (Dt. 1:12). Dios respondió diciendo: “Reúneme setenta varones de los ancianos de Israel, que tú sabes que son ancianos del pueblo y sus principales; y tráelos a la puerta del tabernáculo de reunión, y esperen allí contigo. Y yo descenderé y hablaré allí contigo, y tomaré del espíritu que está en ti, y pondré en ellos; y llevarán contigo la carga del pueblo, y no la llevarás tú solo” (Nm. 11:16-17). Entendemos el espíritu que había en Moisés cuando leemos: “Entonces Jehová descendió en la nube, y le habló; y tomó del espíritu que estaba en él, y lo puso en los setenta varones ancianos; y cuando posó sobre ellos el espíritu, profetizaron, y no cesaron” (Nm. 11:25). También así deberíamos nosotros pedirle al Señor que levante ancianos a los cuales Él pueda confiarles la unción para ayudarnos a llevar la carga del pueblo.

Se espía la tierra Dios había prometido una tierra que fluía leche y miel. Cuando el pueblo llegó a la frontera de la tierra prometida en Cades-barnea, Moisés envió a doce espías (uno de cada tribu) para que espiaran la tierra. Ellos regresaron con el informe de que ciertamente la tierra era maravillosa, pero que había gigantes y que los hijos de Israel eran como langostas comparados con ellos. Aquellas palabras desalentaron al pueblo, dando como resultado que no quisieran entrar en la tierra. Solamente Josué y Caleb tuvieron otro espíritu y trataron de exhortar al pueblo para que entrara. El resultado fue que el Señor declaró que permanecerían en el desierto otros 38 años, hasta que todos los que tenían 20 años de edad en adelante murieran en el desierto (Nm. 13-14).

Rebelión de Coré y su compañía Un líder debe estar siempre preparado para quienes se levanten buscando ocupar su puesto. Sea usted el pastor principal o líder de un área de mayor responsabilidad, sería extraño si no tuviera que enfrentar esta situación. Existe una razón espiritual para la rebelión. Comenzó antes de la fundación del mundo, con el levantamiento de Lucifer contra Dios. Por lo tanto, para compartir los sufrimientos de Dios tenemos que sufrir la traición de quienes están cerca de nosotros. Eso es lo que Moisés experimentó cuando los 250 príncipes de Israel se levantaron contra él, liderados por Coré, Abiram y Datán. Dios intervino y abrió la tierra, haciendo que se tragara a aquellos hombres (Nm. 16). El liderazgo viene de Dios, y aquel que se rebela contra la autoridad se rebela contra Dios (ver Ro. 13:1-3).

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Balaam y su daño Balaam era un profeta de Dios que se descarrió y comenzó a practicar la brujería. Cuando los hijos de Israel establecieron sus tiendas en las llanuras de Moab, Balac, el rey de Moab, tuvo miedo y envió a buscar a Balaam para que maldijera a Israel, diciendo: “[...] el que tú bendigas será bendito, y el que tú maldigas será maldito” (Nm. 22:6). A pesar de las inclinaciones personales de Balaam, Dios hizo que bendijera a Israel. Sin embargo, Balaam aconsejó a Balac que enviase mujeres moabitas al campamento de Israel. Allí ellas cometieron prostitución e idolatría con los jóvenes de Israel, haciendo que Dios enviara plagas a Su propio pueblo. Esto llegó a conocerse aun en tiempos del Nuevo Testamento como la doctrina de Balaam: “Pero tengo unas pocas cosas contra ti: que tienes ahí a los que retienen la doctrina de Balaam, que enseñaba a Balac a poner tropiezo ante los hijos de Israel, a comer de cosas sacrificadas a los ídolos, y a cometer fornicación” (Ap. 2:14). Judas 1:11 nos dice que Balaam hizo aquello para obtener beneficio: “¡Ay de ellos! porque han seguido el camino de Caín, y se lanzaron por lucro en el error de Balaam, y perecieron en la contradicción de Coré”.

Nombramiento de un nuevo líder Cuando llegó el momento en que Moisés debía morir, clamó al Señor para que nombrara un nuevo líder a fin de que Israel no fuera como ovejas sin pastor. Su oración específica se encuentra en Números 27:16-17: “Ponga Jehová, Dios de los espíritus de toda carne, un varón sobre la congregación, que salga delante de ellos y que entre delante de ellos, que los saque y los introduzca, para que la congregación de Jehová no sea como ovejas sin pastor”. Este versículo nos habla de las obligaciones de un pastor. Debe buscar pastos o verdades frescas para su rebaño y luego asegurarse de que las doctrinas sean buenas. Solamente entonces debe enseñar a la congregación esas verdades. Un líder debe ser muy cuidadoso a la hora de analizar nuevas doctrinas, a fin de estar seguro de que no sean doctrinas de demonios, las cuales envenenarían espiritualmente al rebaño. El libro de Números termina con estas palabras: “Estos son los mandamientos y los estatutos que mandó Jehová por medio de Moisés a los hijos de Israel en los campos de Moab, junto al Jordán, frente a Jericó” (Nm. 36:13). El siguiente libro, Deuteronomio, fue entregado en aquellas mismas llanuras de Moab antes de que Moisés muriera.

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El libro de Deuteronomio Introducción Este libro se compone de tres sermones que Moisés dio en las llanuras de Moab antes de su muerte.

Bosquejo 1. La historia de Israel desde Egipto hasta las llanuras de Moab a. Exhortación a avanzar desde el monte Sinaí b. Sabiduría del pueblo para guardar las leyes de Dios c. Solemne advertencia contra la idolatría 2. Repetición de la Ley a. Repetición de los Diez Mandamientos b. Exhortación a amar al Señor, que es nuestra justicia c. Exhortación a ser un pueblo santo para el Señor d. Propósito del viaje por el desierto e. Circuncisión del corazón f. Instrucciones para cuando Israel entren la tierra de la promesa 3. Maldiciones y bendiciones a. El pacto en las llanuras de Moab b. Exhortación a escoger la vida c. El canto de Moisés d. La bendición de Moisés a las tribus 4. Muerte de Moisés

1:1–4:43 1:6; 2:3 4:1-10 4:16-28 4:44–28:68 5:6-22 6:1-25 7:6 8:2-3 10:16 11:1–28:68 29:1–33:29 29:1–30:20 30:19 32:1-44 33:1-29 34:1-12

Temas principales Exhortación a avanzar desde el monte Sinaí El monte Sinaí tiene el significado espiritual de la fiesta de Pentecostés y, por lo tanto, tiene una gran importancia en nuestra vida espiritual. El hecho de que el Señor dijera a los hijos de Israel que no se quedaran allí y que avanzaran significa que también nosotros debemos avanzar desde nuestra propia experiencia de Pentecostés del bautismo en el Espíritu Santo. Nunca será excesivo el hincapié en la urgencia de este mensaje, porque el quedarse demasiado tiempo en esa meseta producirá estancamiento espiritual. Aun cuando esta experiencia es uno de los “rudimentos” (“enseñanzas elementales”, NVI) de Cristo, según Hebreos 6:1-3, no podemos avanzar desde ahí a menos que Dios lo permita. Cuando medito acerca de todos los queridos amigos que he conocido a lo largo de más de 50 años de ministerio, me doy cuenta de cuántos de ellos se han quedado en el monte Sinaí espiritual, mientras que yo he

CONOZCA SU BIBLIA tenido el tremendo privilegio de avanzar en Dios. Sé cuán poco lo merezco y, al igual que Pablo, digo que soy lo que soy solamente por la gracia de Dios (1 Co. 15:10). 36

La sabiduría es guardar las leyes de Dios En todo el libro de Deuteronomio hay continuas exhortaciones a guardar las leyes de Dios, y específicamente los Diez Mandamientos. Se le dice a Israel que eso es la sabiduría de ellos. La sabiduría es la capacidad de hacer elecciones correctas, además de llevar una vida íntegra. La sabiduría produce firmeza y sensatez de mente y de carácter, y hace que el rostro brille, como dice el rey Salomón en Eclesiastés 8:1: “¿Quién como el sabio? ¿y quién como el que sabe la declaración de las cosas? La sabiduría del hombre ilumina su rostro, y la tosquedad de su semblante se mudará”. La sabiduría es un regalo de Dios y es el resultado de guardar Su Ley.

Propósito del viaje por el desierto Para mí, el viaje de los hijos de Israel por el desierto es una de las lecciones más importantes en nuestro propio caminar espiritual desde la tierra hasta el cielo. El Señor da las siguientes razones para este viaje: “Y te acordarás de todo el camino por donde te ha traído Jehová tu Dios estos cuarenta años en el desierto, para afligirte, para probarte, para saber lo que había en tu corazón, si habías de guardar o no sus mandamientos. Y te afligió, y te hizo tener hambre, y te sustentó con maná, comida que no conocías tú, ni tus padres la habían conocido, para hacerte saber que no sólo de pan vivirá el hombre, mas de todo lo que sale de la boca de Jehová vivirá el hombre” (Dt. 8:2-3). Jeremías, en sus recuerdos sobre su propio viaje por el desierto, afirma en Lamentaciones 3:19-23: “Acuérdate de mi aflicción y de mi abatimiento, del ajenjo y de la hiel; lo tendré aún en memoria, porque mi alma está abatida dentro de mí; esto recapacitaré en mi corazón, por lo tanto esperaré. Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad”. Esas experiencias en el desierto nos humillan mucho, aparentemente hasta el fondo del pozo de la desesperación, ya que no parece haber esperanza ni tampoco salida. Resumiendo estos versículos a partir de mi propia experiencia, diría que produce una profunda humildad y dependencia de Dios y de Su Palabra. También produce gratitud cuando somos sacados del desierto. El desierto tiene el efecto de hacer que estemos muy atentos para apreciar cada oportunidad que se nos da de ministrar y servir al Señor. Lo hacemos con una profunda humildad y reconocimiento de nuestra propia indignidad, y de la humildad de Dios al dignarse usarnos. Queremos caminar con mucha prudencia a fin de seguir teniendo Su favor y permanecer en el centro de Su voluntad.

El cántico de Moisés Este cántico describe las bendiciones iniciales que el Señor dio a los hijos de Israel, cuando los alimentó con los más finos productos de los campos y de la viña. Sin embargo, cuando se saciaron se olvidaron de su Dios, y lo provocaron a celos al adorar a otros dioses.

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El único Dios vivo y verdadero que formó a los israelitas dijo entonces que Él los movería a celos mediante un pueblo que no sería un pueblo, o sea, la Iglesia (Dt. 32:21). Además, declaró que los esparciría entre las naciones, una profecía que se cumplió con las dispersiones asiria, babilonia y romana. Al final de este cántico está la profecía y la promesa del regreso de Cristo, a quien se refiere como Aquel que vive para siempre, como vemos en Apocalipsis 1:17-18: “[...] yo soy el primero y el último; y el que vivo, y estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos, amén. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades”. El cántico concluye con la seguridad de que el glorioso Señor vengará a Su pueblo de sus enemigos.

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LOS LIBROS HISTÓRICOS Tras la muerte de Moisés, Josué asumió el liderazgo de la nación de Israel. Con la información de diversos libros de la Biblia es posible compilar un relato bíblico de su historia, aproximadamente desde 1400 a.C. hasta 536 a.C. En el año 1400 a.C. los israelitas cruzaron el río Jordán, entraron en la Tierra Prometida de Canaán y comenzaron a ocuparla. Sin embargo, no lo hicieron por completo hasta el reinado de David, tal como se señala en 1 y 2 Samuel. Encontramos el reinado de Salomón y el tiempo del reino dividido en 1 y 2 Reyes y en 1 y 2 Crónicas. Se nos habla de los reinados de 20 reyes sobre Israel (el reino del Norte), que concluyen con la caída de su capital, Samaria, ante los asirios en el año 722 a.C. Luego tenemos la historia del reino del Sur (Judá), con su capital en Jerusalén, que cayó en el año 586 a.C. ante los babilonios. Los Libros Históricos terminan con el decreto de Ciro (el rey de Persia del que se profetiza en Isaías 44:28) de reconstruir el templo en el año 536 a.C. Tras ello sigue un nuevo período de la historia de Israel llamado la Era de la Restauración, que comienza con la repetición del decreto de Ciro en Esdras 1:1.

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El libro de Josué Introducción En los campos de Moab, el nuevo líder, Josué, se hizo cargo del mando de Israel, que hasta entonces había estado bajo el mando de Moisés. Dios enterró a Moisés en el monte Nebo. Josué condujo a los hijos de Israel a través del río Jordán para entrar en la Tierra Prometida. Aunque gobernó durante 30 años, Josué no hizo que Israel entrara en la plenitud de su herencia, algo que solamente logró por medio de David unos 350 años después. Entre esos dos períodos gobernaron 13 jueces y el rey Saúl.

Bosquejo 1. Nombramiento del nuevo líder 2. Josué envía dos espías 3. El cruce del Jordán 4. La circuncisión en Gilgal 5. La toma de Jericó 6. El pecado de Acán 7. La destrucción de Hai 8. Construcción del altar en el monte Ebal 9. El engaño de los gabaonitas 10. Muerte de los 31 reyes 11. División de la tierra 12. Se erige el tabernáculo en Silo

1:1-18 2:1-24 3:1–4:18 4:19–5:12 5:13–6:27 7:1-26 8:1-29 8:30-35 9:1-27 10:1–12:24 13:1–24:33 18:1

Temas principales

Nombramiento del nuevo líder Aunque no todos somos líderes de congregaciones, hay lecciones muy importantes que necesitamos aprender sobre la advertencia del Señor a Josué. Esencialmente, son las siguientes (Jos. 1:2-9): Cuando un nuevo líder asume su cargo, debe: 1. Tener un mandato fresco del Señor y avanzar. 2. Tener la seguridad de que Dios está con él. 3. Ser fuerte y valiente. 4. Meditar constantemente, día y noche, en la Palabra de Dios.

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El cruce del Jordán Aunque éste fue un suceso histórico, también es una experiencia espiritual análoga a la vida crucificada mediante la cual sabemos, según las palabras de Pablo, que estamos crucificados con Cristo (Gá. 2:20).

La circuncisión en Gilgal Hay, básicamente, cuatro áreas de circuncisión espiritual: 1. El corazón, mediante la cual ya no deseamos las cosas de este mundo y podemos amar al Señor (Dt. 30:6). 2. Los oídos, mediante los cuales oímos a Dios y no nos deleitamos en oír el mal (Jer. 6:10). 3. Los labios, mediante los cuales hablamos como los oráculos de Dios (Ex. 6:12, 1 P. 4:11). 4. Nuestro andar, mediante el cual andamos en el Espíritu (Ef. 5:15).

Batallas por la tierra Como cristianos, no tenemos que luchar con espadas o lanzas, pero sí debemos entablar batallas espirituales para tomar la tierra de nuestra herencia espiritual. Estas batallas llevadas a cabo en el ámbito humano, natural, nos proporcionan muchas y poderosas ilustraciones y verdades que necesitamos conocer para llevar a cabo las batallas espirituales. En Efesios 6 el apóstol Pablo utiliza la armadura natural de un soldado para explicar nuestra armadura espiritual. Los planes de batalla nos enseñan que debemos ser guiados por el Señor para derrotar a nuestros enemigos espirituales. En particular lo vemos en la batalla de Jericó, con su método preciso de caminar alrededor de la ciudad 13 veces y luego dar un grito de victoria (Jos. 6). La promesa que Dios le dio a Josué (que todo lo que su pie pisara sería suyo) es con frecuencia un método que el Señor sigue utilizando en la actualidad. Él nos envía a caminar primeramente sobre nuestra herencia antes de ocupar físicamente una propiedad o un país. El enviar a los espías a reconocer la tierra es a menudo una decisión muy sabia antes de enviar a queridos misioneros a la lucha (comp. Jos. 6:23). Envíelos primero para que hagan una visita, quizá con su pastor principal, a fin de que vean de antemano cuáles serán sus necesidades y para que tengan una comprensión de los obstáculos que tendrán que afrontar. Luego, cuando finalmente sean enviados, habrán ido preparados.

El pecado de Acán El Señor había dado instrucciones estrictas con respecto a la conquista de Jericó, de que no debían quedarse con ninguna cosa que perteneciera a los habitantes, sino que debían quemarlo todo. Sin embargo, Acán desobedeció y tomó oro y vestidos y los enterró debajo de su tienda. El resultado fue que cuando Israel salió a luchar contra una pequeña ciudad llamada Hai fueron derrotados y perdieron a 36 hombres, que murieron en la batalla. El número 36 es tres (el número para Dios) veces doce (que significa gobierno), lo cual significa que el gobierno divino había decretado la derrota. ¿Por qué? Debido al pecado de Acán. Una persona

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podía hacer que la ira de Dios se dirigiera contra Su pueblo. Salomón dijo: “Mejor es la sabiduría que las armas de guerra; pero un pecador destruye mucho bien” (Ec. 9:18). Por lo tanto, es esencial que todos los miembros del personal de una iglesia sean íntegros, lleven una vida limpia y estén comprometidos con la visión de la congregación y los líderes; porque si no es así, pueden obstaculizar la bendición del Señor. Yo he visto que cuando el ofensor es quitado, llega la bendición. Con frecuencia, junto con la bendición se dará también prosperidad económica para facilitar que se cumpla la visión que Dios ha dado para la iglesia.

División de la tierra Este tema ocupa unos once capítulos de este libro y era de suma importancia para los israelitas. Sin embargo, para nosotros también es importante, desde un punto de vista espiritual, conocer las fronteras físicas de la herencia que Dios nos ha dado sobre esta tierra. Es como leemos en el Salmo 47:3-4: “El someterá a los pueblos debajo de nosotros, y a las naciones debajo de nuestros pies. El nos elegirá nuestras heredades; la hermosura de Jacob, al cual amó. Selah”. Al conocer nuestra herencia espiritual, no buscaremos construir sobre el fundamento de otro ni tomar la herencia de otro. Dios, en Su infinita sabiduría, da herencias hasta a las personas más malvadas de entre Su pueblo, como hizo con Esaú. Dios no permitió que ni siquiera Israel invadiese la tierra de Edom (que descendía de Esaú). Quienes invaden las herencias de otros descubrirán en el día del juicio que solamente han estado cuidando la viña de otro hombre y han trabajado en ella, y tendrán que cederla a su propietario legítimo. El libro de Josué y su vida se resumen en Hebreos 4:8: “Porque si Josué les hubiera dado el reposo, no hablaría después de otro día”. Así que Josué no los llevó a la plenitud de su herencia, e Israel tuvo que esperar la llegada de David para entrar en toda la herencia que Dios les había designado y finalmente someter a sus enemigos. Aprendamos esta lección para que, por la gracia de Dios, podamos cumplir toda Su voluntad para nuestra vida.

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El libro de Jueces Introducción Este libro cubre el período de los 13 jueces o libertadores que Dios levantó para salvar a los hijos de Israel de sus enemigos en la tierra prometida. En esencia, este libro relata siete ciclos de sucesos que se repitieron en el transcurso de este período de unos 350 años. Los ciclos repetían el siguiente patrón: los hijos de Israel se rebelaban contra Dios de una forma u otra, Dios levantaba a un enemigo para castigarlos, Israel se arrepentía y clamaba a Dios pidiendo misericordia, el Señor les daba un juez por medio del cual Él otorgaría la liberación, y luego seguía un período de paz hasta que el ciclo volvía a repetirse. Estos ciclos bien podrían ilustrarse de la manera siguiente:

Bosquejo 1. Esencia de este período en la historia de Israel 2. Otoniel 3. Aod 4. Samgar 5. Débora y Barac 6. Gedeón 7. Abimelec 8. Tola 9. Jair 10. Jefté 11. Ibzán 12. Elón 13. Abdón 14. Sansón 15. Actos vergonzosos e idolatría de la tribu de Dan 16. Maldad de Gabaa y la aniquilación de Benjamín

1:1–3:6 3:7-11 3:12-30 3:31 4:1–5:31 6:1–8:35 9:1-57 10:1, 2 10:3-5 11:1–12:7 12:8-10 12:11, 12 12:13-15 13:1–16:31 17:1–18:31 19:1–21:25

Los capítulos del libro de Jueces no siguen necesariamente un orden cronológico (por ejemplo: los eventos narrados en los cinco últimos capítulos sucedieron anteriormente). Este libro se resume con la siguiente frase, que retrata la totalidad de este período histórico: “En estos días no había rey en Israel; cada uno hacía lo que bien le parecía” (Jue. 21:25).

Temas principales Una de las muchas lecciones que deberíamos aprender del libro de Jueces es que aunque fueron levantados por Dios, no todos aquellos hombres guardaron Sus leyes; por lo tanto, causaron deshonra

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al nombre de Dios. Ser llamado y escogido por Dios es un privilegio maravilloso, pero ser hallados fieles debe ser la meta en nuestra vida y en nuestro ministerio.

Otoniel Otoniel tenía un carácter noble, era un hombre de valor y coraje que permitió que su esposa lo impulsara de manera piadosa para pedir mayores cosas de Dios. Acsa persuadió a su esposo para que pidiera las fuentes de agua de arriba y de abajo, con el significado espiritual del deseo tanto de la bendición de Pentecostés como de un mayor derramamiento de la fiesta de los Tabernáculos (Jue. 1:12-15). Emulemos a este hombre piadoso y fiel que buscó lo máximo de Dios.

Débora Débora es un ejemplo a seguir para las mujeres que son escogidas para el ministerio público. Su esposo se menciona específicamente por nombre, lo cual significa que era un hombre importante. Podemos suponer que estaba sujeta a él. Con respecto a la guerra, un hombre fue elegido específicamente para dirigir al ejército. El papel de Débora fue el de una profetisa y, como tal, alentó al general, Barac, en la batalla. Su función la habilitaba para sentarse bajo un roble para juzgar asuntos del pueblo. Ella es conocida por su cántico, que la retrata con claridad como una madre de Israel. Por lo tanto, se supone que Débora tendría todas las características asociadas a una persona maternal. Ella era una esposa afectuosa y amorosa, y a la vez imbuida de esa autoridad espiritual que hizo que Israel, y aun el general, deseasen el consuelo y la seguridad de su presencia ungida (Jue. 4:8-9).

Gedeón A Gedeón se lo recuerda más por su vellón. En este sentido, ha transmitido a través de los tiempos la tendencia de los hijos de Dios de demandarle, cuando están en duda, un vellón para asegurarse de que están en el sendero correcto. Sin embargo, cuando examinamos con detalle este asunto del vellón, descubrimos que en realidad comenzó por incredulidad. En la que seguramente fue una ocasión de gran trascendencia, Gedeón recibió la visita de un ángel que le dijo que iba a ser usado para liberar a Israel. Sin embargo, leemos en Jueces 6:36: “Y Gedeón dijo a Dios: Si has de salvar a Israel por mi mano, como has dicho, [...]”. Sin duda esta es una muy peligrosa afirmación de incredulidad y casi una afrenta a Dios, porque pone en duda Su integridad. Pues aun Balaam dijo: “Dios no es hombre, para que mienta, ni hijo de hombre para que se arrepienta. Él dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará? He aquí, he recibido orden de bendecir; él dio bendición, y no podré revocarla” (Nm. 23:19-20). Gedeón, sin embargo, le dijo a continuación a Dios: “He aquí que yo pondré un vellón de lana en la era; y si el rocío estuviere en el vellón solamente, quedando seca toda la otra tierra, entonces entenderé que salvarás a Israel por mi mano, como lo has dicho. Y aconteció así, pues cuando se levantó de mañana, exprimió el vellón y sacó de él el rocío, un tazón lleno de agua. Mas Gedeón dijo a Dios: No se encienda tu ira contra mí, si aún hablare esta vez; solamente probaré ahora otra vez con el vellón. Te ruego que solamente el vellón quede seco, y el rocío sobre la tierra. Y aquella noche lo hizo Dios así; sólo el vellón quedó seco, y en toda la tierra hubo rocío” (Jue. 6:37-40).

CONOZCA SU BIBLIA Dios le dio a Israel grandes victorias sobre los madianitas por medio de Gedeón, pero al final de su vida leemos: “Y Gedeón hizo de ellos un efod, el cual hizo guardar en su ciudad de Ofra; y todo Israel se prostituyó tras de ese efod en aquel lugar; y fue tropezadero a Gedeón y a su casa” (Jue. 8:27). Por lo tanto, pedir vellones no parece glorificar a Dios, porque estamos poniendo en duda Su Palabra. Si continuamos de esa manera, puede volverse un peligro para nosotros. 46

Sansón Sansón fue famoso por la fuerza que Dios le había dado y también por el hecho de que perdió todo por su relación con Dalila. ¡Cuántas lecciones podemos aprender de este juez de Israel! Él fue escogido por Dios antes de su nacimiento (Jue. 13). Un ángel se apareció a su madre y le ordenó que fuese nazareo desde el vientre. El niño creció y Dios lo bendijo. Lamentablemente, Sansón tenía una insaciable sed de mujeres, lo cual Dios utilizó para generar una situación en la que mató a muchos filisteos. Según Jueces 14–16, sus notables hazañas de fuerza fueron: • Matar a un león con sus manos desnudas (de lo cual vino después el enigma: “Del fuerte salió dulzura”). • Matar a treinta jóvenes para quedarse con sus ropas. • Atar las colas de trescientas zorras y enviarlas a los campos de los filisteos con una antorcha encendida entre cada par de colas para destruir sus cosechas. • Matar a mil filisteos con una quijada de asno. • Tomar las puertas de la ciudad de Gaza y llevarlas al monte que estaba delante de Hebrón. Tristemente, luego llegó la caída de Sansón con Dalila. Ella lo persuadió para que le revelara la razón de su fuerza, que era su voto de nazareato. Cuando ella le cortó sus siete mechones, él perdió su fuerza y los filisteos lo capturaron, lo ataron y le sacaron los ojos (Jue. 16:1-21). Sin embargo, cuando su cabello volvió a crecer, su última oración a Dios hizo que volviera su fuerza. Se le permitió derribar las columnas del edificio a las cuales estaba atado, y con ellas mató a tres mil filisteos; aunque, al hacerlo, él también perdió su vida. La pérdida de consagración de Sansón le hizo perder su unción. Prestemos atención para no caer también nosotros, como han caído muchos. Una conclusión adecuada es que vuelva a contar con tristeza un relato que un piadoso pastor canadiense me contó. Estando en una reunión de ministros, lo abordó una persona que se burló de él por ser un fundamentalista lleno del Espíritu Santo. Después, se reunió con este ministro en su oficina cuando el hombre estaba mucho más sosegado. A poco de conversar con él, descubrió que el ministro había sido uno de los candidatos a profesores de su curso de maestría, en la universidad a la que asistía. Entonces el ministro confesó que toda su vida había estado consagrada a enseñar teología, pero que lo había perdido todo y había destruido su carrera al caer en la inmoralidad. Como dijo David al hablar de Saúl: “¡Ha perecido la gloria de Israel sobre tus alturas! ¡Cómo han caído los valientes!” (2 S. 1:19). Amados, guardemos nuestro corazón con toda diligencia, “porque de él mana la vida” (Pr. 4:23). Que nuestro testimonio sea el del apóstol Pablo, quien escribió a su amado hijo en el Señor: “He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida” (2 Ti. 4:7-8).

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El libro de Rut Introducción Este libro está situado cronológicamente entre los capítulos sexto y séptimo del libro de Jueces. Relata la historia de una moabita que se dedicó a su suegra israelita. Al hacerlo, se convirtió en la esposa de Booz, que estaba en el linaje de Cristo. Este suceso habla de que la sangre de los gentiles fue injertada en el flujo sanguíneo de la genealogía de Cristo y, por lo tanto, los gentiles han sido espiritualmente injertados en la vid que es Israel, Su Esposa. Podemos denominar a Rut “la esposa gentil de Cristo”.

Bosquejo 1. Elimelec lleva a su familia a Moab 2. Elimelec y sus hijos mueren 3. Noemí y sus dos nueras intentan regresar a Israel 4. Noemí las alienta a que regresen a su tierra 5. Rut se queda con Noemí y la acompaña a Belén 6. Rut espiga en el campo de Booz 7. Booz como pariente redentor 8. Obed se convierte en el abuelo de David

1:1-2 1:3-5 1:6-7 1:8-14 1:15-22 2:1-23 3:1–4:13 4:14-22

Temas principales Uno no puede estudiar el libro de Rut sin percatarse de Noemí, esta hermosa madre de Israel. Desde el comienzo es evidente que por su forma de ser se ganó el cariño de sus nueras, quienes la amaban y la respetaban profundamente, ya que estuvieron dispuestas a dejarlo todo para seguirla. ¡Qué modelo a seguir para cualquier suegra! A pesar de la pérdida de su esposo y de sus hijos, ella, como el Job de antaño, retuvo su integridad. Rut brilla en las páginas de este corto libro dedicado a ella. Las palabras de su consagración resuenan en el tiempo y han inspirado a muchos a seguir al Señor. Ella exclamó: “No me ruegues que te deje, y me aparte de ti; porque a dondequiera que tú fueres, iré yo, y dondequiera que vivieres, viviré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios. Donde tú murieres, moriré yo, y allí seré sepultada; así me haga Jehová, y aun me añada, que sólo la muerte hará separación entre nosotras dos” (Rt. 1:16-17). Vemos también el maravilloso testimonio de Rut como la persona diligente que cubría sus propias necesidades y también las de su suegra Noemí. Muchos que se encuentran en dificultades similares tienden a esperar que otras personas se ocupen de ellos, mientras que otros recuerdan la advertencia de que si alguien no trabaja, tampoco coma (2 Ts. 3:10).

CONOZCA SU BIBLIA Rut estaba en completa sujeción a su suegra. Ella buscaba solamente cumplir la ley que le mandaba dar una descendencia a su esposo muerto casándose con un familiar de él. Debido a esto recibió los elogios de Booz: “Y él dijo: Bendita seas tú de Jehová, hija mía; has hecho mejor tu postrera bondad que la primera, no yendo en busca de los jóvenes, sean pobres o ricos” (Rt. 3:10). 48

Este libro nos permite conocer las tiernas misericordias del Señor hacia todos aquellos que ponen completamente su confianza en Él. Noemí recibió la siguiente bendición de las mujeres de la ciudad: “Y las mujeres decían a Noemí: Loado sea Jehová, que hizo que no te faltase hoy pariente, cuyo nombre será celebrado en Israel” (Rt. 4:14). Rut llegó a ser la bisabuela del rey David. Booz, quien también siguió completamente al Señor e hizo su parte en cuanto a la ley familiar, llegó a ser el bisabuelo del rey David y del linaje de Cristo. Por lo tanto, seamos también fieles y llevemos a cabo las obligaciones que Dios nos ha dado, y heredaremos las promesas que el Señor ha reservado para nosotros.

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El libro de 1 Samuel Introducción Como vemos en el discurso de Pablo en Antioquía de Pisidia, Samuel sigue al libro de Jueces: “Después, como por cuatrocientos cincuenta años, les dio jueces hasta el profeta Samuel” (Hch. 13:20). Este libro cubre el período en la historia de Israel que abarca desde el nacimiento de Samuel hasta la ascensión de David al trono (pasando por el reinado de Saúl). Samuel sucedió al sacerdote Elí, quien fue rechazado por Dios debido a que no refrenó a sus hijos para que no hicieran el mal, sino que les permitió que continuaran en el sacerdocio. De Samuel, el Señor dijo que era un sacerdote fiel que haría todo según lo que estaba en el corazón de Dios (1 S. 2:35). Fue establecido para ser un profeta de Dios para Israel y cumplió la función de ungir tanto a Saúl como a David. Podríamos decir que este libro es la historia de cuatro hombres: dos que causaron la ira de Dios y fueron rechazados (Elí y Saúl), y dos que fueron hombres conforme al corazón de Dios y llevaron a cabo toda Su voluntad (Samuel y David), que sustituyeron a los primeros.

Bosquejo 1. Gozo de Ana por el nacimiento de Samuel 2. Canto de Ana 3. Samuel se queda en la casa del Señor 4. Elí es reprendido por la maldad de sus hijos 5. Palabra que el Señor le dio a Samuel para Elí y su casa 6. Muertes de Elí y de sus dos hijos 7. Los filisteos capturan el arca del Señor 8. El regreso del arca a Quiriat-jearim 9. Clamor de Samuel al Señor por la liberación de Israel 10. Israel pide un rey a Samuel: Saúl es designado 11. Renovación del reino en Gilgal 12. Samuel amonesta al pueblo a obedecer a Dios 13. Retraso de la llegada de Samuel 14. Victoria de Jonatán y su escudero 15. Dios comisiona a Saúl para que destruya a los amalecitas 16. Unción de David en lugar de Saúl 17. David derrota a Goliat 18. La sabia conducta de David en la casa de Saúl 19. Saúl persigue a David 20. Saúl recurre a la brujería 21. Pérdida y recuperación de David en Siclag 22. Muerte de Saúl y de sus hijos por mano de los filisteos

1:1-28 2:1-10 2:11, 18, 35 2:12-36 3:1-21 4:1-22 5:1–6:21 7:1-2 7:3-17 8:1–10:27 11:1-15 12:1-25 13:1-22 14:1-52 15:1-35 16:1-23 17:1-58 18:1-30 19:1–27:12 28:1-25 29:1–30:31 31:1-13

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Nacimiento de Samuel Siempre que Dios quiere hacer algo importante, ya sea grande o pequeño, levanta intercesores que preparen el camino para que Él se mueva. Tal es el caso cuando van a nacer hombres notables, quienes con frecuencia nacen de mujeres estériles que luchan en oración. Entonces esas mujeres dan a luz hijos distinguidos. Una de ellas era Ana, que dio a luz a Samuel, que significa “el que el Señor ha dado”. Otras fueron Sara, que engendró a Isaac; Rebeca, que dio a luz a Jacob; Raquel, cuyo hijo fue José; la esposa de Manoa, que dio a luz a Sansón; y Elisabet, cuyo hijo fue Juan el Bautista.

El profeta Samuel Samuel sustituyó a Elí, quien había sido rechazado por Dios. Elí, como el sacerdote de Israel, no había refrenado a sus hijos de sus malos caminos. Ellos no escucharon las reprimendas de su padre, porque Dios había determinado destruirlos. Elí debió haberlos expulsado del cargo de sacerdotes, pero no lo hizo. De ese modo, él honró a sus hijos más que a Dios (1 S. 2:12-17, 27-30). Dios, que conoce el fin desde el principio, declaró que Samuel era un fiel sacerdote que haría toda Su voluntad. Él fue el profeta reconocido de Israel, y Dios no permitió que ninguna de sus palabras cayera a tierra sin haber cumplido con su propósito. Dios lo utilizó para ungir a Saúl y a David como reyes del reino unido de Israel, y fue levantado desde el paraíso para que hablara con Saúl con respecto a su muerte (1 S. 28:7-20). Según 1 Crónicas 9:22, entendemos que David y Samuel ministraron juntos cuando pusieron guardas en las puertas: “Todos éstos, escogidos para guardas en las puertas, eran doscientos doce cuando fueron contados por el orden de sus linajes en sus villas, a los cuales constituyó en su oficio David y Samuel el vidente”. Aun después de que Samuel hubiera muerto, la palabra que el Señor habló por medio de Samuel fue obedecida en la segunda unción de David en Hebrón, como leemos en 1 Crónicas 11:3: “Y vinieron todos los ancianos de Israel al rey en Hebrón, y David hizo con ellos pacto delante de Jehová; y ungieron a David por rey sobre Israel, conforme a la palabra de Jehová por medio de Samuel”. Además, Samuel es considerado, junto con Moisés, como un intercesor, como vemos en los siguientes pasajes: “Moisés y Aarón entre sus sacerdotes, y Samuel entre los que invocaron su nombre; invocaban a Jehová, y él les respondía” (Sal. 99:6). “El SEÑOR me dijo: «Aunque Moisés y Samuel se presentaran ante mí, no tendría compasión de este pueblo. ¡Échalos de mi presencia! ¡Que se vayan!»” (Jer. 15:1, NVI). Pablo incluye a Samuel como uno de los héroes de la fe en Hebreos 11:32. Fue verdaderamente un gran hombre conforme al corazón de Dios.

El rey Saúl Desde los capítulos 11 al 31, Saúl ocupa una parte destacada de este libro; al menos dos terceras partes. Sin embargo, su reinado está desprestigiado por la desobediencia y los celos. Quebrantó el mandamiento de Dios al ofrecer sacrificios que él no tenía derecho a realizar porque no era un sacerdote.

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Además, cuando el Señor le ordenó que destruyera a los amalecitas, perdonó la vida al rey, a las ovejas y al ganado. Eso produjo la solemne advertencia de Samuel, que es aplicable a todos nosotros: “¿Se complace Jehová tanto en los holocaustos y víctimas, como en que se obedezca a las palabras de Jehová? Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros. Porque como pecado de adivinación es la rebelión, y como ídolos e idolatría la obstinación. Por cuanto tú desechaste la palabra de Jehová, él también te ha desechado para que no seas rey” (1 S. 15:22-23). Por esa razón Saúl perdió el reino y la unción, que fueron entregados al pastorcito David. El resto del relato de su vida está dedicado a su deseo de matar a David por celos y finalmente a su muerte.

David Los capítulos 16-31 contienen el relato de la unción del muchacho pastor, su victoria sobre Goliat y su huída de Saúl. Algunos de los Salmos más preciosos fueron escritos en esta parte de su vida, mientras Dios, en Su gracia, guardaba al hombre que era conforme a Su corazón de la maldad del rey rechazado. Vale la pena destacar que, en la vida, quienes han perdido su herencia persiguen a quienes los remplazan (comp. Gá. 4:29).

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El libro de 2 Samuel Introducción Este libro retoma la historia de Israel ofreciendo un relato más detallado de la muerte de Saúl, e incluye la totalidad del reinado de David hasta el final, cuando censó a Israel y atrajo la ira de Dios sobre ellos. Este libro debería estudiarse en conjunto con 1 Crónicas, que cubre gran parte del mismo material.

Bosquejo 1. Lamento por las muertes de Saúl y Jonatán 2. La segunda unción de David en Hebrón 3. Is-boset, hijo de Saúl, es hecho rey 4. Larga guerra entre la casa de Saúl y la casa de David 5. La muerte de Abner y de Is-boset 6. La tercera unción de David en Hebrón 7. David va a Jerusalén y toma Sion 8. David derrota a los filisteos 9. El regreso del arca 10. La promesa a David de una casa segura 11. Dios capacitó a David para someter a todas las naciones 12. David muestra bondad a Mefiboset 13. El sometimiento de los amonitas y los sirios 14. El adulterio de David con Betsabé 15. Juicios subsiguientes sobre David 16. La muerte de Absalón 17. El regreso del rey a Jerusalén 18. El hambre en la tierra 19. Canto de David 20. Las últimas palabras de David y los nombres de sus valientes 21. El pecado de David al censar al pueblo

1:1-27 2:1-11 2:10-32 3:1-6 3:7–4:12 5:1-5 5:6-16 5:17-25 6:1-23 7:1-29 8:1-18 (Sal. 60) 9:1-13 10:1-19 11:1–12:31 13:1–17:29 18:1-33 19:1–20:26 21:1-22 22:1-51 23:1-39 24:1-25

Temas principales

Las unciones de David David fue el único rey que recibió tres unciones. Saúl recibió dos, al igual que Salomón. Esas tres unciones se corresponden con: ser llamado, escogido y hallado fiel (ver Ap. 17:14). También pueden ser semejantes al Atrio Exterior, el Lugar Santo y el Lugar Santísimo.

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Otra analogía la constituyen los tres grupos de cristianos que Juan denomina hijitos, jóvenes y padres, como leemos en 1 Juan 2:12-14: “Os escribo a vosotros, hijitos, porque vuestros pecados os han sido perdonados por su nombre. Os escribo a vosotros, padres, porque conocéis al que es desde el principio. Os escribo a vosotros, jóvenes, porque habéis vencido al maligno. Os escribo a vosotros, hijitos, porque habéis conocido al Padre. Os he escrito a vosotros, padres, porque habéis conocido al que es desde el principio. Os he escrito a vosotros, jóvenes, porque sois fuertes, y la palabra de Dios permanece en vosotros, y habéis vencido al maligno”.

David toma Sion La toma de Sion por David dio cumplimiento a la visión del viaje desde Egipto hasta Sion. Esta pequeña colina en Jerusalén tipifica el monte de Sion en el cielo. Es el lugar al cual es llamada la Iglesia de los primogénitos (comp. He. 12:22-23). Se menciona 153 veces en el Antiguo Testamento. Este número significa los hijos maduros de Dios, quienes no solamente son llenos y ungidos sino que en realidad son también guiados por el Espíritu Santo (Ro. 8:14). El monte Sion es análogo al Lugar Santísimo. En una tienda levantada sobre el monte Sion, David situó el Arca del Pacto que contenía las dos tablas de piedra sobre las cuales estaban escritos los Diez Mandamientos. Fue allí donde Dios prometió edificar a David una casa segura y declaró que su trono permanecería para siempre. El significado de esa promesa era que Cristo descendería de David para gobernar y reinar por toda la eternidad. La batalla de David con los filisteos en el valle de Refaim (2 S. 5:18-19) proporciona para cada uno de nosotros una valiosa lección no solamente en la guerra espiritual, sino también en cómo conducir nuestros asuntos en forma general. A la hora de confrontarlos, David hizo dos preguntas: (a) “¿Iré contra los filisteos?” (b) “¿Los entregarás en mi mano?”. A ambas preguntas el Señor respondió: “Sí”. Deberíamos practicar esta lección en todas las situaciones, ya que no es suficiente sólo con saber que deberíamos hacer algo. Necesitamos saber cuál será el resultado del asunto. En especial, esto es cierto con respecto al matrimonio, porque sin duda no es suficiente conocer al potencial cónyuge o si uno puede casarse con cierto hombre o mujer. ¿Cuál será el resultado del matrimonio? ¿Va a terminar en divorcio o en felicidad? Uno podría decir que si ese matrimonio es voluntad de Dios, entonces seguro que habrá felicidad y victoria; sin embargo, si consideramos el libro de Jueces, el Señor le dijo a Israel que luchara contra los benjamitas y aun así, en varias ocasiones Él dio la victoria a los benjamitas (Jue. 20:23-25). Hay otra lección que este pasaje referente a la vida de David tiene para nosotros. Cuando los filisteos descendieron para buscar la victoria prometida, llegaron otra vez por el mismo camino. David podría haber dicho: “Ésta es una repetición de la vez anterior y yo tengo el plan de batalla. ¡El Señor me dijo que subiera y que Él me daría la victoria!” Sin embargo, David preguntó al Señor con humildad y se le dio otro plan de batalla. Esta vez el Señor le dijo a David que no subiera sino que rodease a los filisteos y que no se moviera hasta que escuchara el sonido de los pies del ejército celestial sobre las copas de los árboles. Igualmente, amados, no nos movamos basándonos en una palabra del pasado, sino humillémonos en cada situación, sea cuál sea la similitud que tenga con una situación anterior.

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El pecado de David con Betsabé David, este gran hombre de Dios, es muy conocido básicamente por dos eventos: su victoria sobre Goliat y su adulterio con Betsabé. Pero es posible que Dios vea las cosas de modo distinto, ya que David fue un hombre conforme al corazón de Dios, que conocía los caminos del Señor. Fue el dulce salmista de Israel y quien tuvo entendimiento y revelación del corazón de Dios. A pesar de todo ello, el asunto del adulterio con la esposa de Urías ensombreció la vida de este hombre piadoso. No sucedió al comienzo de su vida, cuando los apetitos de la carne son fuertes, sino en la mediana edad, cuando esos deseos ya deberían haber sido vencidos. Él moraba en Sion: el lugar de la presencia de Dios y de la nube de Su santidad (2 S. 11). Esto tiene una importancia superlativa, pues muestra que a pesar de la profundidad de nuestro caminar con Dios, siempre existe la posibilidad de una caída. Al meditar en este asunto, me acordé de varios predicadores de la santidad muy conocidos, de mi propia generación. Lamentablemente, ellos habían caído en pecado después de llegar a lugares de una gran eminencia en sus respectivas denominaciones. Eran líderes y propiciaban una vida de santidad; además, habían escrito libros que personalmente me proporcionaron mucha instrucción en mi propia búsqueda de esta clase de vida. De hecho, yo me convertí en un ardiente seguidor de uno de los que después cayó, y mediante ese fracaso recibí una gran enseñanza en cuanto a guardar mi corazón con mucha diligencia. ¡Nunca podremos llegar tan alto que no podamos caer! ¿Por qué, entonces, cayó David? El Señor podría fácilmente haber enviado una tormenta para evitar que David y Betsabé subieran a la terraza de sus respectivas casas durante aquella hora en particular de la tarde. O un profeta del Señor podría haber llegado con toda diligencia para advertir a David. Se nos dice que el Señor guardaba a David dondequiera que salía a la batalla. ¿Por qué no entonces en el caso de Betsabé? Con respecto a la batalla, David, como hemos visto, preguntaba con diligencia al Señor y cumplía las leyes de la guerra, apoyándose siempre en el Señor. Pero David no cumplió las leyes de los reyes con respecto a las mujeres, pues está escrito en Deuteronomio 17:17: “Ni tomará para sí muchas mujeres, para que su corazón no se desvíe”. Lamentablemente, David tuvo muchas esposas y, por lo tanto, no fue guardado de este pecado. ¡Oh, qué triste es el fruto del adulterio! Salomón, hijo de David, dijo: “Y encontré algo más amargo que la muerte: a la mujer que es una trampa, que por corazón tiene una red y por brazos tiene cadenas. Quien agrada a Dios se librará de ella, pero el pecador caerá en sus redes” (Ec. 7:26, NVI). Para nosotros, amados, hay muchas preciosas promesas, como la que acabamos de citar: si caminamos humildemente con Dios, Él nos guardará. Veamos lo que Pablo escribió: “En cuanto a las vírgenes no tengo mandamiento del Señor; mas doy mi parecer, como quien ha alcanzado misericordia del Señor para ser fiel” (1 Co. 7:25). Que recibamos misericordia del Señor para permanecer fieles, en especial en este asunto de la pureza sexual. La consecuencia del adulterio de David fue que recibió 15 juicios de mano del Señor. Algunos de los Salmos más patéticos y conmovedores de todos los que escribió David pertenecen a este período de su vida, incluyendo los siete Salmos penitenciales, como los denominaba San Agustín. Son los Salmos 6, 32, 38, 51, 102, 130 y 142.

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La conspiración de Absalón Uno de los 15 juicios fue la rebelión y usurpación del trono por parte de su querido hijo Absalón. Absalón había matado a Amón, otro de los hijos de David, porque había violado a Tamar, la hermana de Absalón (2 S. 13-15). Los lamentos recién empezaban, porque David ya había perdido al hijo que Betsabé le dio como resultado de su relación adúltera. Después, en una batalla contra las tropas de David, Joab mató a Absalón. Cuando David huía, Simei lo maldijo, por lo que su tristeza continuó. Sin embargo, en este tiempo de huída David escribió dos salmos muy triunfantes –el Salmo 3 y el 4–, los cuales recomendamos a nuestros lectores al igual que, desde luego, el principal salmo penitencial: el Salmo 51. Además de los ya mencionados, el Salmo 40 es muy útil para quienes hayan caído en el mismo pozo que David. Dios es misericordioso, y podemos salir de ese pozo si con humildad reconocemos nuestros pecados, tal como hizo David. Tras la muerte de Absalón, el pueblo llamó a su rey para que regresara, pero David no se aseguró el trono hasta después de la muerte de Siba, quien trató de hacer que las 10 tribus del norte rechazaran a David. Sin ninguna duda, el camino de los transgresores es difícil, como David descubrió tristemente.

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El libro de 1 Reyes Introducción Este libro comienza con la muerte de David y la ascensión al trono de Salomón. Continúa con los reinos divididos de Judá e Israel hasta los reinados de Josafat y Azías, reyes de Judá y de las diez tribus del norte de Israel respectivamente. Este libro debería estudiarse en conjunto con 2 Crónicas, que cubre el mismo período, pero trata casi exclusivamente de los reyes de Judá.

Bosquejo 1. David muere 2. Salomón se convierte en rey 3. El Señor se aparece a Salomón y le otorga sabiduría 4. Todos los hombres acuden a oír la sabiduría de Salomón 5. Hiram y Salomón hacen una alianza 6. Dimensiones del templo 7. Dedicación del templo 8. El Señor se aparece a Salomón por segunda vez 9. La reina de Sabá visita a Salomón 10. La consagración de Salomón es destruida por sus esposas 11. El reino se divide: Judá (sur) e Israel (norte) 12. Reinados de los reyes de Israel desde Jeroboam a Ocozías

1:1–2:11 2:12-46 3:1-28 4:1-34 5:1-18 6:1–7:51 8:1-66 9:1-28 10:1-29 11:1-43 12:1-33 13:1–22:53

Lista cronológica de los reyes de Judá e Israel en el primer libro de Reyes Esencialmente, puede decirse de los dos reinos que, en Judá (en su mayor parte), la vida de los reyes fue recta, mientras que en Israel fue malvada, desde la del primer rey, Jeroboam hijo de Nabat. Todos los reyes de Judá fueron juzgados en relación con la vida de David, mientras que los de Israel fueron comparados a Jeroboam, en cuyos pecados anduvieron casi todos ellos. En esta sección tenemos una breve biografía de cada rey.

Roboam, rey de Judá (930–913 a.C.) Fue conocido por su insensata respuesta a los representantes de Israel cuando le preguntaron cómo gobernaría. Aceptó el consejo de los jóvenes en cuanto a ser más severo que su padre, en lugar de escuchar a los ancianos que le aconsejaron que mostrara bondad. De este modo, las diez tribus del norte dejaron la casa de David.

ESTUDIO DEL ANTIGUO TESTAMENTO 57 La Biblia resume su vida de esta manera: “E hizo lo malo, porque no dispuso su corazón para buscar a Jehová” (2 Cr. 12:14). Había idolatría y sodomía en la tierra, y constantes guerras con Israel.

Jeroboam, rey de Israel (930-909 a.C.) Hizo tales maldades que los reyes que reinaron sobre Israel después de él siguieron en sus caminos e hicieron pecar a Israel. Hizo becerros de oro en Dan, en el norte, y en Belén, en el sur, y dijo: “He aquí tus dioses, oh Israel, los cuales te hicieron subir de la tierra de Egipto”. Estableció una fiesta siguiendo el impulso de su propio corazón el día 15 del mes octavo. Además, instituyó sacerdotes de las partes más bajas del pueblo que no eran descendientes de Leví. Aunque el Señor le envió profetas, no se arrepintió sino que continuó en sus malos caminos. Ahías el profeta pronunció el siguiente juicio sobre él: “Por tanto, he aquí que yo traigo mal sobre la casa de Jeroboam, y destruiré de Jeroboam todo varón, así el siervo como el libre en Israel; y barreré la posteridad de la casa de Jeroboam como se barre el estiércol, hasta que sea acabada. El que muera de los de Jeroboam en la ciudad, lo comerán los perros, y el que muera en el campo, lo comerán las aves del cielo; porque Jehová lo ha dicho” (1 R. 14:10-11).

Abiam, rey de Judá (913-910 a.C.) Éste fue un rey que anduvo en todos los pecados de su padre Roboam. Su corazón no fue perfecto para con el Señor su Dios, como lo fue el corazón de David, su antepasado.

Asa, rey de Judá (910- 869 a.C.) Hizo lo recto ante los ojos del Señor. Expulsó de la tierra a los sodomitas y también a todos los ídolos; también ordenó a Judá que buscara al Señor y obedeciera la Ley y Sus mandamientos. Al confiar en el Señor, obtuvo la victoria sobre más de un millón de etíopes. Un profeta del Señor salió a encontrarse con él cuando regresaba de la batalla y dijo: “Jehová estará con vosotros, si vosotros estuviereis con él; y si le buscareis, será hallado de vosotros; mas si le dejareis, él también os dejará” (2 Cr. 15:2). Lamentablemente, después de 36 años en el trono, cuando Baasa, rey de Israel se levantó contra él, Asa acudió al rey de Siria para buscar ayuda en lugar de acudir a Dios. Al recibir una fuerte reprensión de parte del Señor, Asa se enojó, echó a la cárcel al profeta y oprimió a algunos del pueblo. Además de eso, leemos en 2 Crónicas 16:12: “En el año treinta y nueve de su reinado, Asa enfermó gravemente de los pies, y en su enfermedad no buscó a Jehová, sino a los médicos”. Su vida y su reinado tuvieron un buen comienzo, pero ciertamente un triste final.

Nadab, rey de Israel (908 a.C.) El pasaje de 1 Reyes 15:26 dice de Nadab: “E hizo lo malo ante los ojos de Jehová, andando en el camino de su padre, y en los pecados con que hizo pecar a Israel”.

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Baasa, rey de Israel (908-886 a.C.) Conspiró contra Nadab y lo mató. Entonces procedió a matar a toda la casa de Jeroboam para cumplir la palabra del Señor por medio de Ahías el profeta. Sin embargo, aun cuando Dios lo había utilizado para juzgar a la casa de Jeroboam, Baasa hizo lo malo ante los ojos del Señor; anduvo en los caminos de Jeroboam y en su pecado de los becerros de oro. Por lo tanto, el profeta Jehú declara el juicio: “He aquí yo barreré la posteridad de Baasa, y la posteridad de su casa; y pondré su casa como la casa de Jeroboam hijo de Nabat. El que de Baasa fuere muerto en la ciudad, lo comerán los perros; y el que de él fuere muerto en el campo, lo comerán las aves del cielo” (1 R. 16:3-4). ¡Cuántas veces la gente no aprende de la vida de otros!

Ela, rey de Israel (886-885 a.C.) Al parecer, siguió los pecados de su padre Baasa, porque leemos que Zimri, su capitán, lo mató y que: “Así exterminó Zimri a toda la casa de Baasa, conforme a la palabra que Jehová había proferido contra Baasa por medio del profeta Jehú, por todos los pecados de Baasa y los pecados de Ela su hijo, con los cuales ellos pecaron e hicieron pecar a Israel, provocando a enojo con sus vanidades a Jehová Dios de Israel” (1 R. 16:12-13).

Zimri, rey de Israel (885 a.C.) Reinó siete días, y durante ese período mató a Ela cuando éste estaba ebrio en la casa de su mayordomo, que sin duda era otro conspirador. Entonces mató a toda la simiente de Baasa. Zimri cometió suicidio al incendiar el palacio en Tirsa con él dentro. Así que es conocido por su traición. De hecho, pasó a ser parte de una expresión popular en Israel, porque Jezabel lo citó muchos años después como ejemplo de uno que cometió traición y recibió su justa recompensa. Zimri no tuvo paz (2 R. 9:31).

Tibni, rey de Israel (885-880 a.C.) Reinó sobre la mitad de Israel, mientras Omri reinaba sobre la otra mitad.

Omri, rey de Israel (885-874 a.C.) Hizo lo malo ante los ojos del Señor, e hizo peores cosas que todos los que le habían precedido, andando en el camino de Jeroboam, hijo de Nabat, que hizo pecar a Israel.

Acab, rey de Israel (874-853 a.C.) Se ha escrito más sobre el reinado de este malvado rey que de todos los demás en los libros históricos. El profeta Elías ministró durante su reinado. La esposa de Acab fue la reina Jezabel,

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que lo indujo a cometer mucha maldad. El nombre de Jezabel es sinónimo de mujer malvada. Aun se la menciona en Apocalipsis 2:20, asociándola con una falsa profetisa de la iglesia de Tiatira del Nuevo Testamento. Aunque Acab tuvo más testimonios del poder y la realidad de Dios que quizá todos los demás reyes de Israel, no se arrepintió de sus idolatrías. Lo mataron en el campo de batalla por la voluntad predeterminada de Dios. Quizá Acab sea más recordado por su asesinato de Nabot, cuya viña él deseaba.

Josafat, rey de Judá (872-848 a.C.) Josafat fue un rey sumamente justo, quien envió maestros de justicia por todo su reino para enseñar la Ley al pueblo. Sin embargo, tuvo un defecto fatal en su carácter que casi destruyó su reino de Judá, afectando a muchas generaciones. Su error era una afinidad con Acab, un rey malvado, por la cual Dios lo reprendió. El hijo de Josafat se casó con Atalía, la hija de Acab y Jezabel. Después de la muerte de su esposo, Atalía mató a toda la simiente real de Judá a excepción de Joás. Es una solemne lección para todos nosotros: que no caminemos con los impíos, pues si lo hacemos podemos perder nuestra herencia y el fruto que permanece. Josafat también hizo una alianza con el hijo de Acab que era un hombre muy malvado, como su padre (2 Cr. 20:35-37).

Ocozías, rey de Israel (853-852 a.C.) Ocozías tuvo un reinado muy corto, pero considere lo que la Biblia dice de él: “E hizo lo malo ante los ojos de Jehová, y anduvo en el camino de su padre, y en el camino de su madre, y en el camino de Jeroboam hijo de Nabat, que hizo pecar a Israel; porque sirvió a Baal, y lo adoró, y provocó a ira a Jehová Dios de Israel, conforme a todas las cosas que había hecho su padre” (1 R. 22:52-53). El relato de su vida continúa en 2 Reyes. Como afirmamos antes, la Biblia nos muestra lo malvados que fueron los reyes de Israel, dedicados por completo a la idolatría. También vemos la tristeza causada por los defectos en los reyes rectos de Judá. ¡Oh, que busquemos servir al Señor en santidad todos los días de nuestra vida! ¡No quebrantemos el corazón de nuestro bendito Señor con defectos que no sean tratados en nuestra propia vida!

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El libro de 2 Reyes Introducción Los libros de 1 y 2 Reyes existían como un solo libro en la Biblia hebrea. Fueron divididos por los traductores de Alejandría. El libro de 2 Reyes continúa los relatos de la vida de los reyes de los reinos de Judá e Israel. Fue escrito en el segundo período babilonio, o período de la Restauración, y podemos sugerir que su autor fue Esdras. El relato de los reyes a veces es reemplazado por los relatos de la vida y las obras de los profetas fieles. Bien podríamos decir que 2 Reyes muestra cuántas de las gloriosas promesas dadas a David en 1 y 2 Samuel se perdieron como consecuencia de la conducta de líderes individuales que condujeron a su nación al pecado y a la degradación. El libro de 2 Reyes registra la caída de ambos reinos. El reino del Norte, con su capital en Samaria, cayó en el año 722 a.C. ante los asirios, mientras que Judá, el reino del Sur, con su capital en Jerusalén, cayó muchos años después, en 586 a.C., ante los babilonios.

Bosquejo 1. Reinados de los reyes de Israel: de Ocozías a Oseas 2. Caída de Samaria en 722 a.C. 3. Pecados de Israel y consiguientes juicios 4. Ministerio de Eliseo 5. Rapto de Elías 6. Reinados de los reyes de Judá: de Joram a Acaz 7. Reinados de los reyes de Judá: de Ezequías a Sedequías 8. Caída de Jerusalén

1:1–17:4 17:5, 6 17:7-41 2:1–13:21 2:1-11 8:16–16:20 18:1–25:30 25:8-21

Lista cronológica de los reyes de Judá e Israel en el segundo libro de Reyes Ocozías, rey de Israel (853-852 a.C.) Este rey resultó herido al caer por la ventana de una sala de la casa que tenía. Los mensajeros que él había enviado para consultar a una deidad pagana fueron interceptados por Elías, quien les dijo que el rey moriría. Ocozías, por lo tanto, envió dos compañías de 50 soldados para apresar a Elías, quien entonces ordenó que descendiera fuego del cielo y los consumiera. Ocozías envió otra compañía cuyo capitán, esta vez, pidió misericordia. Por orden del Señor, Elías finalmente fue a ver al rey y le entregó el mensaje de su muerte inminente.

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La lección a aprender aquí es que aun cuando el poder de Dios sea evidente para respaldar la verdad, los malvados no la aceptarán. ¿Por qué no se arrepintió Ocozías ante la evidencia de quién era el Dios verdadero y santo? Fue debido a que amaba la injusticia y se deleitaba en ella. Desde Caín hasta aquellos que seguirán al Anticristo en los últimos días, sucede lo mismo. Los hombres que aman la iniquidad no se arrepentirán ni abandonarán sus pecados. Leemos en Apocalipsis 9:20-21: “Y los otros hombres que no fueron muertos con estas plagas, ni aun así se arrepintieron de las obras de sus manos, ni dejaron de adorar a los demonios, y a las imágenes de oro, de plata, de bronce, de piedra y de madera, las cuales no pueden ver, ni oír, ni andar; y no se arrepintieron de sus homicidios, ni de sus hechicerías, ni de su fornicación, ni de sus hurtos”. También para su análisis, amable lector, hay otros dos pasajes de la Santa Biblia: “Y los hombres se quemaron con el gran calor, y blasfemaron el nombre de Dios, que tiene poder sobre estas plagas, y no se arrepintieron para darle gloria” (Ap. 16:9). “Y blasfemaron contra el Dios del cielo por sus dolores y por sus úlceras, y no se arrepintieron de sus obras” (Ap. 16:11).

Rapto de Elías Elías, junto con Enoc en la anterior dispensación antes del Diluvio, y con Jesús, quien inauguró la Era de la Iglesia, es uno de los únicos tres hombres que no vieron la muerte. Elías es uno de los dos testigos junto con Moisés que cumplirán las profecías de Apocalipsis 11. Antes del temible día del Señor (como se afirma en Malaquías 4), el Señor enviará a Elías. Nuestro Señor lo confirma en Mateo 17:11: “Respondiendo Jesús, les dijo: A la verdad, Elías viene primero, y restaurará todas las cosas”.

Ministerio de Eliseo Al tomar el manto de Elías que cayó a tierra cuando éste fue arrebatado, Eliseo ocupó su cargo de profeta. Su ministerio cubrió los reinados de Ocozías, Joram, Jehú, Joacaz y el comienzo del reinado de Joás, todos ellos reyes de Israel. Ministró al final del reinado de Josafat, y a lo largo de los reinados de Joram, Ocozías y Joás, todos ellos reyes de Judá. Posiblemente algunos de los más notables milagros de Eliseo fueran la sanación de la lepra de Naamán (general del ejército sirio, 2 R. 5:1-14) y la provisión de agua para socorrer a los tres reyes (de Judá, de Israel y de Edom) en el desierto (2 R. 3:6-20).

Joram, rey de Israel (852-841 a.C.) La Biblia relata que Joram hizo lo malo ante los ojos del Señor, pero no como su padre; aunque siguió en los pecados de Jeroboam, hijo de Nabat. Fue el rey que salió con Josafat y el rey de Edom cuando fueron bendecidos con el milagro de la provisión de agua en el desierto. Por su conversación con Giezi estuvo bastante familiarizado con los muchos milagros que se realizaron por medio de Eliseo. Es como dijo nuestro Señor: que esta generación adúltera busca señal (ver Mt. 16:4) pero, en realidad, no experimentan ningún cambio.

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Joram, rey de Judá (848-841 a.C.) El hijo del justo Josafat no siguió los pasos de su padre sino los caminos de los reyes de Israel. La Biblia nos da una explicación: la hija del malvado Acab era su esposa. Esto fue el resultado de la alianza que el justo Josafat había hecho con Acab, el malvado rey de Israel (2 R. 8:16-19).

Ocozías, rey de Judá (841 a.C.) Siendo el hijo de Atalía, hija de Acab, anduvo en los caminos de la casa de Acab y acompañó a su primo Joram, hijo de Acab, a la batalla contra los sirios (2 R. 8:25-27).

Jehú, rey de Israel (841-814 a.C.) Jehú debía ser ungido por mandato de Dios a Elías, como leemos en 1 Reyes 19:16-17: “A Jehú hijo de Nimsi ungirás por rey sobre Israel; y a Eliseo hijo de Safat, de Abel-mehola, ungirás para que sea profeta en tu lugar. Y el que escapare de la espada de Hazael, Jehú lo matará; y el que escapare de la espada de Jehú, Eliseo lo matará”. Fue Eliseo en realidad quien dio el mandato, como vemos en 2 Reyes 9:1, 3: “Entonces el profeta Eliseo llamó a uno de los hijos de los profetas, y le dijo: Ciñe tus lomos, y toma esta redoma de aceite en tu mano, y ve a Ramot de Galaad. [...] Toma luego la redoma de aceite, y derrámala sobre su cabeza y di: Así dijo Jehová: Yo te he ungido por rey sobre Israel. Y abriendo la puerta, echa a huir, y no esperes”. Jehú mató a Joram en el campo de Nabot jezreelita (Nabot había sido muerto por su padre, Acab). Ocozías, rey de Judá, fue muerto por mano de Jehú y murió en Meguido. Entonces Jehú mató a Jezabel y finalmente a los 70 hijos de Acab. Luego expulsó de la tierra la adoración a Baal. A pesar de llevar a cabo el mandato del Señor, Jehú no se preocupó de andar según Su Ley, sino que anduvo en el camino de Jeroboam, hijo de Nabat (2 R. 10:30-31).

Atalía, reina de Judá (841-835 a.C.) ¡Qué trágicos pueden llegar a ser los matrimonios equivocados! Después de la muerte de su esposo y de su hijo, Atalía, esposa de Joram, destruyó la simiente real y gobernó como reina, conduciendo a la apostasía al santo reino de Judá (2 R. 11).

Joás, rey de Judá (835-796 a.C.) Su tía lo guardó de la matanza de la simiente real que Atalía llevó a cabo, y fue ungido rey a la edad de siete años. Anduvo en los caminos del Señor mientras su tío, el sumo sacerdote, vivió. Cuando

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su tío murió, Joás se volvió a la idolatría y sus sirvientes lo mataron (2 R. 12). Muchas veces el ejemplo de los piadosos mantendrá a las personas en el buen camino; sin embargo, cuando su influencia es quitada, ¡se revelan los problemas reales del corazón! A menudo el resultado es que sin una influencia piadosa, la gente seguirá sus propias inclinaciones para su perjuicio eterno.

Joacaz, rey de Israel (814-798 a.C.) Joacaz fue hijo de Jehú, a quien el Señor había prometido que su simiente se sentaría sobre el trono de Israel hasta la cuarta generación. Sin embargo, Joacaz siguió los pecados de Jeroboam hijo de Nabat, el fundador del reino dividido. El Señor se llenó de ira y lo entregó en mano de Hazael, rey de Siria, quien oprimió al pueblo. Entonces Joacaz suplicó al Señor y Él tuvo compasión de ellos. El Señor levantó a un salvador que los libró de los sirios pero, a pesar de ello, continuaron en los pecados de Jeroboam (2 R. 13:1-9). Una vez más, tenemos la manifestación de la misericordia de Dios y un ejemplo de Su perfección, como Jesús nos enseñó en Mateo 5:44-48: “Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos. [...] Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto”.

Joás, rey de Israel (798-782 a.C.) El triste resumen de su vida (al igual que las de quienes lo precedieron) fue que hizo lo malo ante los ojos del Señor y no se apartó de los pecados de Jeroboam que hizo pecar a Israel. Sin embargo, este rey había conocido a Eliseo y estuvo presente en su lecho de muerte, porque fue a verlo. Sobre su lecho de muerte, Eliseo le dio a Joás la seguridad de tres liberaciones de Siria (2 R. 13:14-19). ¡Oh, con qué claridad vemos la perfección de la belleza de nuestro Dios puesta claramente delante de nosotros en Su Palabra!

Amasías, rey de Judá (796-767 a.C.) Amasías hizo lo recto ante los ojos del Señor. Y la Biblia agrega: “[...] aunque no como David su padre; hizo conforme a todas las cosas que había hecho Joás su padre” (2 R. 14:3). Después de derrotar a los edomitas, adoró a sus dioses; no quiso escuchar la reprensión del profeta y su corazón se llenó de orgullo. Amasías luchó con Joás, rey de Israel, y su situación empeoró debido a ello. Luego dejó de seguir al Señor y murió por una conspiración.

Jeroboam II, rey de Israel (793-753 a.C.) Hizo lo malo ante los ojos del Señor y anduvo en todos los caminos de su homónimo Jeroboam I, el fundador del reino del Norte. Según Oseas 7:3-5, fue un adúltero, un borracho y un amante de la maldad. Sin embargo, este hombre tan malvado fue usado por Dios para cumplir las profecías de Jonás

CONOZCA SU BIBLIA y para extender el reino. Israel prosperó bajo su mano: prueba de que la bendición de Dios no es señal de Su aprobación (2 R. 14:23-29). 64

Uzías, rey de Judá (792-740 a.C.) Al igual que su contraparte del reino de Israel, Jeroboam II, el reinado de Uzías fue un reinado próspero. Hizo lo recto ante los ojos de Dios, pero lamentablemente el orgullo demostró ser su caída. Uzías procuró ofrecer sacrificios que eran prerrogativa del sacerdote y, al hacerlo, fue herido con lepra y llevado a una casa solo mientras que su hijo se hizo cargo de los asuntos del reino (2 Cr. 26).

Zacarías, rey de Israel (753 a.C.) Reinó solamente seis meses y fue el cuarto en la dinastía de Jehú, cumpliendo de este modo la promesa de Dios a Jehú de que hasta la cuarta generación su simiente se sentaría sobre el trono de Israel porque había destruido la casa de Acab. Siguió en el mal camino de sus antepasados al andar en todos los pecados de Jeroboam I. Salum lo mató (2 R. 15:8-11).

Salum, rey de Israel (753 a.C.) Salum reinó un mes después de haber conspirado contra Zacarías y haberlo matado. Él, a su vez, fue muerto por mano de Manahem (2 R. 15:13-15).

Manahem, rey de Israel (752-742 a.C.) Manahem fue un gobernante muy cruel que abrió el vientre a todas las mujeres embarazadas. A su vez, él fue oprimido por Pul, rey de Asiria, a quien pagó mil talentos de plata. De este modo Manahem sobornó a Pul para que lo confirmara como gobernante del reino de Israel y que regresara a su propia tierra de Asiria (2 R. 15:17-22). ¡Cómo tiemblan los malvados y se apoyan en otros hombres malvados para sostenerse! Por otro lado, qué maravilloso es cuando nuestra confianza y nuestra esperanza están en el Señor. ¡Qué bendita paz disfrutamos!

Pekaía, rey de Israel (742-740 a.C.) Este rey anduvo en todos los caminos de Jeroboam I. Su capitán, Peka, hijo de Remalías, conspiró contra él y lo mató. Muchas veces el juicio del pecado del padre recae sobre el hijo u otros niños (2 R. 15:23-26).

Peka, rey de Israel (752-732 a.C.) Anduvo en todos los caminos de Jeroboam I, hizo lo malo ante los ojos del Señor y, como consecuencia, Oseas lo mató. Durante su reinado, Tiglat-pileser, rey de Asiria, comenzó a afligir a Israel y se llevó cautivos a muchos de ellos (2 R. 15:27-31).

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Jotam, rey de Judá (750-735 a.C.) Hizo lo recto ante los ojos del Señor (2 R. 15:32-34).

Acaz, rey de Judá (735-715 a.C.) Éste fue un rey muy malvado al que Dios concedió muchas señales. Isaías el profeta ministró extensamente en su reinado, pero Acaz anduvo en los pecados de Israel (2 R. 16). Algunas de las profecías más queridas de Isaías fueron dadas durante su reinado, entre ellas, Isaías 7:14: “Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel”. Isaías 9:6 es otra de estas profecías: “Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz”.

Oseas, rey de Israel (732-722 a.C.) Hizo lo malo ante los ojos del Señor y se convirtió en sirviente de Salmanasar, rey de Asiria. No fue leal con el rey de Asiria y envió embajadores a So, rey de Egipto, para pedir ayuda. Por lo tanto, el rey de Asiria lo encerró en una prisión y sitió Samaria (2 R. 17:1-6). La capital del reino del Norte cayó en el año 722 a.C. Con la caída de Samaria, el reino del Norte dejó de existir. El reino del Sur, Judá, continuó durante otros 136 años hasta su caída ante los babilonios en el año 586 a.C.

Ezequías, rey de Judá (715-686 a.C.) Fue uno de los más grandes reyes de Judá y fue conocido por su bondad. Experimentó una notable sanación acompañada de una señal: que el sol retrocedería 15 grados. También fue liberado milagrosamente del ejército sitiador de Senaquerib, rey de Asiria. El ángel del Señor mató a 185.000 soldados asirios en una sola noche (2 R. 18-20).

Manasés, rey de Judá (697-642 a.C.) Este rey fue quizá el más malvado de todos los descendientes de David que se sentaron sobre el trono de Judá. Sin embargo, Dios mostró una excepcional misericordia al llevarlo al arrepentimiento tras un período de encarcelamiento en Babilonia, donde clamó al Señor pidiendo perdón. Fue debido a los pecados de Manasés, de idolatría y el derramamiento de sangre inocente, que Dios determinó que Judá iría también a la cautividad (2 R. 21:1-17).

Amón, rey de Judá (642-640 a.C.) Abandonó los caminos del Señor, a los cuales su arrepentido padre había regresado, y sirvió y adoró a los ídolos. Murió como consecuencia de una conspiración de sus sirvientes en su propia casa (2 R. 21:19-26).

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Josías, rey de Judá (640-609 a.C.) Sin duda Josías, quien sirvió al Señor con todo su corazón, fue uno de los mejores de entre todos los reyes de Judá. Fue el responsable, junto con Jeremías y Sofonías, del mayor avivamiento que Judá hubiera conocido alguna vez. Debido a que el Imperio Asirio estaba preocupado por el surgimiento de los babilonios, Josías pudo recuperar todas las tierras del reino davídico. Perdió la vida por no prestar atención a las palabras del Señor por medio de Faraón Necao, de no meterse con él cuando subió para hacer la guerra al rey de Asiria, en Carquemis. El brillo del reinado de Josías fue luego manchado por sus hijos, quienes no anduvieron en los caminos del Señor (2 R. 22:1-23:30).

Joacaz, rey de Judá (609 a.C.) Joacaz reinó solamente tres meses. Luego Faraón Necao lo llevó a la cautividad en Egipto por voluntad de Dios, debido a sus iniquidades. Según 2 Reyes 23:31-35, el Señor lo aborreció.

Joacim, rey de Judá (609-598 a.C.) Joacim fue un rey extremadamente malvado que destruyó las profecías de Jeremías al cortar el rollo con un cortaplumas y lanzar al fuego el papel. Se convirtió en sirviente de Nabucodonosor (2 R. 23:34-24:6). La primera de las tres cautividades comenzó en el tercer año de su reinado. El profeta Daniel fue llevado cautivo en aquel tiempo. El fin de Joacim, según las Escrituras, fue que: “No lo llorarán, diciendo: ¡Ay, hermano mío! y ¡Ay, hermana! ni lo lamentarán, diciendo: ¡Ay, señor! ¡Ay, su grandeza! En sepultura de asno será enterrado, arrastrándole y echándole fuera de las puertas de Jerusalén” (Jer. 22:18-19).

Joaquín, rey de Judá (598-597 a.C.) Joaquín fue malvado. Aunque tenía sólo 18 años de edad y reinó apenas tres meses, fue rechazado por Dios y llevado a la cautividad en Babilonia junto con el profeta Ezequiel. La dinastía de Cristo, sin embargo, pasa por Josías y Joaquín. Cuando el nuevo rey, Evil-merodac de Babilonia, ascendió al trono sucediendo a su padre Nabucodonosor, liberó a Joaquín tras 37 años de encarcelamiento (2 R. 24:8-16; 25:27-30). Sin duda, los caminos del que se aparta del Señor son difíciles.

Sedequías, rey de Judá (597-586 a.C.) Fue el último de los reyes de Judá y, al igual que sus predecesores, hizo lo malo y rechazó la palabra del Señor por medio de Jeremías. Terminó su vida viendo cómo mataban a sus hijos ante sus

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ojos, y luego él mismo fue dejado ciego por orden del rey de Babilonia, quien lo llevó cautivo (2 R. 24:17-25:7). El libro de 2 Reyes termina con el relato de la caída de Jerusalén y el reinado de Nabucodonosor en Babilonia, como así también el regreso a Egipto de muchos judíos.

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El libro de 1 Crónicas Introducción “Un estudio detallado muestra que Crónicas es uno de los libros más desconcertantes y difíciles de toda la Escritura”, dice la introducción al libro 1 Chronicles/Divrei Hayamim en la serie ArtScroll Tanach. Esdras compiló el libro, y los sabios lo canonizaron porque contiene profundas lecciones para el pueblo de Dios. Entre otros aspectos que son únicos y singulares de este libro, está la vida de David, la cual se presenta desde un punto de vista totalmente distinto al del relato en Samuel. ¡Que a medida que leemos este estudio, nosotros también recibamos perspectiva sobre las verdades espirituales que pueden beneficiarnos profundamente y transformarnos para ser más semejantes a nuestro bendito Señor! Con respecto a su contenido, este libro puede dividirse en dos partes principales: las listas genealógicas (capítulos 1-9) y el relato del reinado de David (capítulos 10-29). Ofrecemos a continuación una explicación más detallada:

Bosquejo 1. Las listas genealógicas a. De Adán hasta Abraham y sus descendientes b. Los descendientes de Judá c. El linaje de David d. Los descendientes de Judá e.Cautiverio de las líneas de Rubén, Gad y la media tribu de Manasés f. El linaje de Leví g.Las líneas de Isacar, Benjamín, Neftalí,Manasés, Efraín y Aser h. La tribu de Benjamín i. El regreso de exiliados y los puestos de los levitas 2. Relato del reinado de David a. Muerte del rey Saúl b. Tercera unción de David c. Las compañías que llegaron para hacer rey a David d. El Arca es llevada a la casa de Obed-edom e. Victoria sobre los filisteos en el valle de Refaim f. Se saca el Arca de la casa de Obed-edom g. El Arca es colocada en la tienda sobre el monte Sion h. Promesa a David con respecto a su casa i. Castigo de los filisteos, Moab y Siria j. Batalla contra los amonitas

1:1-2:2 2:3-55 3:1-24 4:1-43 5:1-26 6:1-81 7:1-40 8:1-40 9:1-44 10:1-14 11:1-9 11:10–12:40 13:1-14 14:1-17 15:1-24 15:25–16:43 17:1-27 18:1-17 19:1-19

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k. Toma de Rabá l. David censa a Israel m. Preparativos para la construcción del templo n. David hace rey a Salomón o. Veinticuatro grupos/turnos de sacerdotes p. Veinticuatro grupos/turnos de cantores q. Las divisiones de los porteros r. Doce capitanes mensuales y los gobernantes del reino s. Exhortaciones finales de David a Israel y a Salomón t. Ascenso de Salomón y su segunda unción u. Muerte del rey David

20:1-8 21:1-30 22:1-19 23:1-32 24:1-31 25:1-31 26:1-32 27:1–28:21 29:1-21 29:22-25 29:26-30

Temas principales Como hemos visto en nuestro bosquejo, este libro se divide en dos partes principales. Los capítulos 1-9 están dedicados a las genealogías de Israel desde Adán hasta David pasando por Abraham, y hasta la cautividad en Babilonia. Entre estas genealogías aparentemente interminables (como Pablo las denomina en 1 Timoteo 1:4) hay preciosas perlas de verdad, algunas de las cuales examinaremos ahora. Encontramos la mención que se hace de un hombre llamado Jabes, que era más “ilustre” (“importante”, NVI) que sus hermanos y que le hizo al Señor la siguiente petición: “E invocó Jabes al Dios de Israel, diciendo: ¡Oh, si me dieras bendición, y ensancharas mi territorio, y si tu mano estuviera conmigo, y me libraras de mal, para que no me dañe! Y le otorgó Dios lo que pidió” (1 Cr. 4:10). Seamos ilustres y hagamos la oración de este hombre de Dios, y disfrutaremos de Su bendición en nuestra vida. La solemne advertencia de 1 Crónicas 5:1 reafirma el hecho que Rubén perdió su primogenitura debido a su inmoralidad, mientras que la pureza de la vida de José le hizo ganar la primogenitura o una doble porción entre los hijos de Jacob. Sin embargo, Judá prevaleció y se convirtió en el principal gobernante. El conocimiento de estos hechos nos ayuda a comprender los caminos de Dios y también a entender la historia posterior de Israel. En 1 Crónicas 5:18-26 tenemos una lección que nos muestra que Dios dio la victoria a los hijos de Rubén, a los de Gad y a la media tribu de Manasés porque ellos confiaron en Él. Cuando hicieron transgresión contra el Señor, entonces Él los entregó en manos de Pul y de Tiglat-pileser, reyes de Asiria. Por lo tanto, la lección es que cuando confiamos en Él somos victoriosos, pero podemos ser derrotados por el enemigo cuando quebrantamos Sus mandamientos. Seguidamente tenemos un relato detallado de la muerte de Saúl y su rechazo por parte de Dios, quien lo mató por medio de los filisteos y entregó el reino a David (1 Cr. 10:1-14). Una vez más hay una solemne advertencia de que podemos comenzar bien y ser ungidos, pero si somos desobedientes podemos perderlo todo. La vida de David se nos revela ahora de maneras que no se mencionan en los libros de Samuel. Los eventos no se dan necesariamente en su orden cronológico, y un relato muy importante que no aparece es su adulterio con Betsabé.

CONOZCA SU BIBLIA Una de las historias de la vida de David es su tercera unción en Hebrón, seguido de la toma de Jerusalén y cómo Sion se convierte en la ciudad de David (1 Cr. 11). Éste es un acontecimiento muy importante en su vida, puesto que estableció su papel como líder espiritual al igual que como capitán de los ejércitos de Israel. Después de esto (y obviamente no en un orden cronológico) está el relato de cómo David fue grandemente fortalecido por los ejércitos de las tribus de Israel en Siclag unos siete u ocho años antes de la tercera unción en Hebrón (1 Cr. 12). 70

Como el líder espiritual establecido, David llevó el Arca del Pacto a la tienda que había erigido sobre el monte Sion, después de que el Arca hubiera estado un tiempo en la casa de Obed-edom. Al contemplar su propia casa tan hermosa, David tuvo deseos de construir una casa para la presencia de Dios (representada por el Arca). Sin embargo, Dios envió al profeta Natán a decir a David que su hijo Salomón construiría el templo, porque David había derramado mucha sangre sobre la tierra ante los ojos del Señor (1 Cr. 17). Los últimos años de David estuvieron dedicados a organizar el reino, darle una sólida infraestructura y atender a las obligaciones espirituales que eran necesarias para la próxima construcción del templo, que fue uno de los edificios más espléndidos que se hayan construido en la historia de la humanidad. Estos tres aspectos del reino proporcionan una valiosa enseñanza para todo líder y pastor que sea responsable de los asuntos en el reino de Dios. Con respecto a la infraestructura sólida, el líder debe asegurarse de que las obligaciones estén claramente definidas y que se realicen las designaciones necesarias en esas áreas del ministerio. Las obligaciones seculares relacionadas con el funcionamiento de cualquier organización deben realizarse con toda atención (como contadores, secretarias y personal de mantenimiento para el cuidado de los edificios). ¡Cuántas obras destacadas han sido destruidas por la falta de infraestructura en esta área! Luego, por supuesto, para la sana dirección de los aspectos espirituales de la comunidad o de la iglesia, deben ser designadas las personas que se ocuparán de todos los ministerios espirituales. Es importante destacar que se menciona uno de los aspectos más importantes de la vida espiritual: el nombramiento del director de cantores, que se corresponde con nuestro líder de adoración en la iglesia. Estos líderes de adoración fueron designados para dar continuamente gracias y alabanza al Señor con arpas, címbalos y trompetas. Además, tenían el mandato de cantar al Señor con salmos y cantos, de hablar de todos Sus maravillosos actos y de dar a conocer Sus obras entre el pueblo. También había personas que debían profetizar con arpas, salterios y címbalos. Esta forma de profecía estaría dentro del ámbito de lo señalado en 1 Corintios 14:3: “[...] para edificación, exhortación y consolación”. Las formas más elevadas de profecía estaban reservadas para los profetas del Señor. Natán, Gad y hasta David mismo ministraron en una esfera que era análoga al don ministerial de profeta que se menciona en Efesios 4:11. Finalmente, los materiales y también el patrón del templo fueron provistos por David. Ésta es la tarea del líder, aunque puede que no sea él mismo quien supervise en realidad la construcción del edificio. Otra importante verdad que contiene este libro es el pecado de David al censar al pueblo. Los números en sí mismos pueden convertirse en dioses, porque los pastores y las juntas directivas se vuelven pendientes de los números e igualan el estado espiritual de la iglesia al número de personas que hay en la congregación.

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Seamos realistas y consideremos algunas historias relacionadas con los números. Le preguntaron a un pastor de una iglesia de muchos miles de miembros: “¿Cuántos de ellos cree usted que están en el reino?” A esa pregunta, él respondió: “Quizá unos 200”. Otro pastor le dijo a un ministro que estaba de visita que iba a predicar a unos 9000 miembros. Mientras se acercaba al púlpito, el Señor le habló y le dijo: “Tengo 890 almas en este lugar”. En Grecia, fui a una congregación de unas 3000 personas, pero una mujer del pueblo había tenido un sueño que le mostraba solamente nueve luces en esa iglesia. En la pequeña iglesia pentecostal de unos 200 miembros, despreciada por la congregación mayor, ella vio 200 luces. Recientemente, cuando viajábamos por Sudamérica, nos dijeron: “Todos nuestros miembros son salvos, bautizados en agua y llenos del Espíritu Santo, y hablan en otras lenguas”. Después de que terminamos de predicar, más de 200 personas pasaron al frente para que orásemos por ellas para que recibieran el Espíritu Santo, y el Señor se agradó de bautizarlas. Tengamos cuidado a la hora de juzgar por lo que ven los ojos o por lo que oyen los oídos. El Señor no se agrada cuando contamos el número de personas. Uno no sabe cuántas hay en realidad. Una iglesia no tuvo ninguna conversión durante un año, a excepción de un muchacho. La junta directiva de la iglesia consideró que el pastor era un fracaso y lo reemplazaron; sin embargo, el muchacho resultó ser Charles Spurgeon, quien fue el responsable de traer al reino de Dios a incontables personas y de influenciar a futuras generaciones. ¡Oh, la necedad y el pecado de contar números! Hasta un hombre tan grande como David cayó en este pecado. Que nosotros, que tenemos una estatura mucho menor, aprendamos la lección y pidamos al Señor que seamos guardados de la idolatría de manejar números.

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El libro de 2 Crónicas Introducción Este libro cubre el período desde la construcción del templo por el rey Salomón hasta su destrucción por los babilonios y el edicto de Ciro, rey de Persia, para su reedificación. Es esencialmente un libro dedicado a la vida religiosa de la nación en contraposición con su libro paralelo de 1 y 2 Reyes, el cual detalla la historia política de la nación de aquellos tiempos. Destaca los avivamientos durante los reinados de Asa, Josafat, Joás, Ezequías y Josías. Virtualmente pasa por alto a las diez tribus del norte que habían apostatado, porque no tomaron parte en la adoración del templo; en cambio, procura centrarse en los reyes que modelaron su vida conforme a la del piadoso rey David. Este libro de 2 Crónicas fue compilado por Esdras, el piadoso sacerdote maestro de la Era de la Restauración, al igual que el volumen que lo acompaña. En concordancia con la naturaleza de Esdras, el tema de la santidad fluye por sus páginas y nos inspira a emular la piedad de la vida de David, además de buscar la sabiduría de Dios tal como se manifestó primeramente en David y después de modo más conmovedor en las palabras de Salomón. Si pudiéramos hacer una analogía más detallada de sus reinados, podríamos decir que el reinado de David representa la Era de la Iglesia, mientras que el de Salomón representa el reino milenario de Cristo sobre la tierra. Al leer el libro, que aspiremos a la santidad, la sabiduría y la adoración del Dios tres veces santo y de Su amado Hijo, nuestro Señor y Salvador Jesucristo. Recordemos también que solamente aquello que se hace de acuerdo a la voluntad de Dios tiene un valor eterno o duradero.

Bosquejo 1. El reinado de Salomón (1:1–9:31) a. Salomón es establecido como rey b. Construcción y finalización del templo c. Dedicación del templo d. La gloria de su reino (incluida la visita de la reina de Sabá) 2. Reinados de los reyes de Judá (10:1–36:23) a. Roboam b. Abías c. Asa d. Josafat e. Joram f. Ocozías g. Atalía (reina) h. Joás i. Amasías

1:1-17 2:1–5:1 5:2–7:22 8:1–9:31 10:1–12:16 13:1-22 14:1–16:14 17:1–20:37 21:1-20 22:1-9 22:10–23:21 24:1-27 25:1-28

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j. Uzías k. Jotam l. Acaz m. Ezequías n. Manasés o. Amón p. Josías q. Joacaz r. Joacim s. Joaquín t. Sedequías

26:1-23 27:1-9 28:1-27 29:1–32:33 33:1-20 33:21-25 34:1–35:27 36:1-4 36:5-8 36:9-10 36:11-23

Temas principales En esta sección vamos a limitarnos a observaciones concernientes al reinado de Salomón y de los reyes notables de Judá que inspiraron a su pueblo por medio de su piedad. Lamentablemente, solo hay un puñado. Hemos elegido a Josafat, Ezequías y Josías, porque fueron ellos quienes llevaron avivamiento a su pueblo. Sin embargo, aun ellos tuvieron defectos que causaron tristeza y consiguiente dolor a la nación tras su muerte.

Salomón La gloria suprema de Salomón fue su sabiduría, que hasta el día de hoy se asocia con su nombre. Eso le dio honor, poder y riqueza en su época, de modo que todas las naciones buscaban su presencia para oír la sabiduría que Dios le había dado. Él construyó el templo al que dio su nombre. Edificado según el modelo que David había recibido del Señor, fue el edificio más magnífico de todos los tiempos. En su dedicación, la gloria del Señor llenó el santuario de manera que los sacerdotes no podían permanecer en pie para ministrar. Fue el lugar que Dios escogió para que se ofrecieran todos los sacrificios. El nombre de Salomón significa “pacífico” y él introdujo el reinado de paz, que es un tipo del reinado milenario del Príncipe de paz sobre la tierra. Este reinado de mil años de nuestro Señor Jesucristo comenzará con Su Segunda Venida. Lamentablemente, hubo graves errores en la vida de Salomón que causaron, como juicio, la división de su reino cuando murió. Esos errores fueron básicamente similares a los de su padre David, sólo que mucho mayores. Salomón tuvo muchísimas esposas, mil en total, y ellas apartaron su corazón de servir al único Dios santo y verdadero y lo llevaron a la adoración de ídolos, que son obra de manos de hombres (1 R. 11:3-4). La ira de Dios estuvo contra Salomón, aquel a quien, cuando era joven, Él llamó Jedidías, que significa “amado del Señor”. El Señor se apareció dos veces a Salomón en Gabaón. A diferencia de su padre David, fue ungido sólo dos veces, lo que significa que fue llamado y escogido, pero no fue fiel. Otro error casi fatal en su vida se registra en el pasaje siguiente. Salomón, al escribir sobre sí mismo, dijo: “No negué a mis ojos ninguna cosa que desearan, ni aparté mi corazón de placer

CONOZCA SU BIBLIA alguno, porque mi corazón gozó de todo mi trabajo; y esta fue mi parte de toda mi faena” (Ec. 2:10). Es decir que Salomón tuvo deseos incontrolados que lo condujeron a realizar proyectos extravagantes. Su propia casa tardó 13 años en construirse, en comparación con la casa de Dios, que se hizo en solamente siete. Meditemos en las palabras del apóstol Pablo: “Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento” (1 Ti. 6:6). 74

En las propias palabras de Salomón, él dijo de sí mismo: “Mejor es el muchacho pobre y sabio, que el rey viejo y necio que no admite consejos” (Ec. 4:13). Salomón murió en un estado de casi apostasía, tal como se nos dice en el libro de Reyes; sin embargo, 2 Crónicas describe su reino como uno de gran gloria. Reinó sobre todos los reyes desde el Éufrates hasta la tierra de los filisteos, aun hasta la frontera de Egipto. El libro de 2 Crónicas da mucha importancia a su gran riqueza, retratando de ese modo a Aquel que es mayor que Salomón, que es dueño de los millares de animales en los collados y es verdaderamente el Rey de reyes (Sal. 50:10). La gran riqueza de Salomón queda resumida en las palabras de la reina de Sabá: “Y viendo la reina de Sabá la sabiduría de Salomón, y la casa que había edificado, y las viandas de su mesa, las habitaciones de sus oficiales, el estado de sus criados y los vestidos de ellos, sus maestresalas y sus vestidos, y la escalinata por donde subía a la casa de Jehová, se quedó asombrada. Y dijo al rey: Verdad es lo que había oído en mi tierra acerca de tus cosas y de tu sabiduría; pero yo no creía las palabras de ellos, hasta que he venido, y mis ojos han visto; y he aquí que ni aun la mitad de la grandeza de tu sabiduría me había sido dicha; porque tú superas la fama que yo había oído” (2 Cr. 9:3-6). Los reyes que sucedieron a Salomón no obtuvieron su fama, su poder o su riqueza; sin embargo, quizá algunos de ellos hayan agradado más al Señor y le hayan dado más honra que Salomón. Hablaremos ahora de ellos.

Josafat Fue un hombre que anduvo en todos los caminos de David. Además, animó su corazón en los caminos del Señor. Josafat, en el tercer año de su reinado, envió príncipes y levitas para que enseñaran a Judá la Ley del Señor en todas sus ciudades. Por lo tanto, Dios exaltó a Josafat entre las naciones que temían al Señor. Ellos le llevaron presentes y él tuvo riquezas y honor en abundancia. De modo que Josafat es un ejemplo para cualquier líder, demostrando que nuestro corazón debe estar lleno de la Ley y de los caminos de Dios. Luego debemos formar y levantar en nuestras congregaciones maestros de justicia que a su vez enseñen al pueblo en las iglesias de las cuales son responsables. Lamentablemente, hubo un error fatal en su vida, ya que hizo migas con Acab, uno de los reyes más malvados de Israel. Esa afinidad hizo que su hijo se casara con la hija de Acab, con el resultado de que la familia de Acab corrompió a Judá tras la muerte de Josafat. Después de ser reprendido por el Señor por haber ayudado a los impíos, Josafat volvió a llevar al pueblo de regreso a Dios, enviando jueces que juzgaran al pueblo fielmente y con un corazón perfecto. Que nosotros seamos como este hombre bueno y fiel; sin embargo, tengamos en cuenta el no hacer alianzas con los impíos. Hacia el final de su vida, se le dio a Josafat una gran victoria sobre Moab y Amón en el valle de Beraca. El ejército de Judá recibió la palabra profética: “No habrá para qué peleéis vosotros en este

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caso; paraos, estad quietos, y ved la salvación de Jehová con vosotros. Oh Judá y Jerusalén, no temáis ni desmayéis; salid mañana contra ellos, porque Jehová estará con vosotros. Entonces Josafat se inclinó rostro a tierra, y asimismo todo Judá y los moradores de Jerusalén se postraron delante de Jehová, y adoraron a Jehová. Y se levantaron los levitas de los hijos de Coat y de los hijos de Coré, para alabar a Jehová el Dios de Israel con fuerte y alta voz. Y cuando se levantaron por la mañana, salieron al desierto de Tecoa. Y mientras ellos salían, Josafat, estando en pie, dijo: Oídme, Judá y moradores de Jerusalén. Creed en Jehová vuestro Dios, y estaréis seguros; creed a sus profetas, y seréis prosperados. Y habido consejo con el pueblo, puso a algunos que cantasen y alabasen a Jehová, vestidos de ornamentos sagrados, mientras salía la gente armada, y que dijesen: Glorificad a Jehová, porque su misericordia es para siempre. Y cuando comenzaron a entonar cantos de alabanza, Jehová puso contra los hijos de Amón, de Moab y del monte de Seir, las emboscadas de ellos mismos que venían contra Judá, y se mataron los unos a los otros. Porque los hijos de Amón y Moab se levantaron contra los del monte de Seir para matarlos y destruirlos; y cuando hubieron acabado con los del monte de Seir, cada cual ayudó a la destrucción de su compañero” (2 Cr. 20:17-23). Por lo tanto, vemos que debemos llevar a cabo la guerra espiritual recibiendo primero dirección mediante una palabra del Señor. Luego debemos adorar al Señor en la hermosura de la santidad y observar cómo Él obra. El resultado de una vida recta se ve en este versículo en 2 Crónicas 20:30: “Y el reino de Josafat tuvo paz, porque su Dios le dio paz por todas partes”.

Ezequías Éste es otro rey de quien se dijo: “E hizo lo recto ante los ojos de Jehová, conforme a todas las cosas que había hecho David su padre” (2 Cr. 29:2). Su celo por el Señor se manifestó en su orden para limpiar el templo de toda impureza. Los levitas llevaron a cabo esa tarea en 16 días. Entonces Ezequías les ordenó que ofrecieran holocaustos y, cuando lo hicieron, el canto al Señor comenzó con las trompetas, y la congregación adoró al Señor. Ezequías entonces convocó a Israel a celebrar una Pascua. Leemos los resultados del liderazgo piadoso de Ezequías: “En Judá también estuvo la mano de Dios para darles un solo corazón para cumplir el mensaje del rey y de los príncipes, conforme a la palabra de Jehová. [...] Hubo entonces gran regocijo en Jerusalén; porque desde los días de Salomón hijo de David rey de Israel, no había habido cosa semejante en Jerusalén. Después los sacerdotes y levitas, puestos en pie, bendijeron al pueblo; y la voz de ellos fue oída, y su oración llegó a la habitación de su santuario, al cielo” (2 Cr. 30:12, 26-27). Consideremos también este maravilloso testimonio de Ezequías en 2 Crónicas 31:21: “En todo cuanto emprendió en el servicio de la casa de Dios, de acuerdo con la ley y los mandamientos, buscó a su Dios, lo hizo de todo corazón, y fue prosperado”. Durante el reinado de Ezequías, Senaquerib rey de Asiria envió a su ejército contra Jerusalén. Cuando Ezequías clamó al Señor, experimentó Su maravillosa liberación: “Mas el rey Ezequías y el profeta Isaías hijo de Amoz oraron por esto, y clamaron al cielo. Y Jehová envió un ángel, el cual destruyó a todo valiente y esforzado, y a los jefes y capitanes en el campamento del rey de Asiria. Este se volvió, por tanto, avergonzado a su tierra; y entrando en el templo de su dios, allí lo mataron a espada sus propios hijos” (2 Cr. 32:20-21). También, cuando Ezequías estaba enfermo de muerte, el Señor en Su gracia lo sanó y alargó su vida (2 R. 20).

CONOZCA SU BIBLIA Sin embargo, a pesar de todo lo que el Señor había hecho por él, lamentablemente leemos que Ezequías “no correspondió al bien que le había sido hecho, sino que se enalteció su corazón, y vino la ira contra él, y contra Judá y Jerusalén” (2 Cr. 32:25). En aquel momento Dios lo había dejado, para ver lo que había en su corazón. 76

Que nosotros emulemos la vida de este hombre bueno pero que oremos al Señor para que todo orgullo sea quitado de nuestra vida, de modo que podamos caminar en humildad toda nuestra existencia.

Josías Hizo lo recto ante los ojos del Señor, anduvo en los caminos de David y no se desvió ni a derecha ni a izquierda. Cuando tenía solamente 16 años de edad comenzó a buscar al Señor, y cuando tuvo 20 años comenzó a limpiar la tierra de ídolos. En su época, se descubrió un libro de la Ley en la casa del Señor. Cuando se leyó delante del rey, él se humilló grandemente. Leemos en 2 Crónicas 34:31-32: “Y estando el rey en pie en su sitio, hizo delante de Jehová pacto de caminar en pos de Jehová y de guardar sus mandamientos, sus testimonios y sus estatutos, con todo su corazón y con toda su alma, poniendo por obra las palabras del pacto que estaban escritas en aquel libro. E hizo que se obligaran a ello todos los que estaban en Jerusalén y en Benjamín; y los moradores de Jerusalén hicieron conforme al pacto de Dios, del Dios de sus padres”. Cuando tenía 24 años celebró la mayor Pascua desde los días de Samuel. Los sacerdotes enseñaron al pueblo las cosas que eran santas y los cantores ministraron en su lugar según los mandamientos de David. Un sentimiento de santidad impregnó a la congregación. Sin embargo, hay pruebas necesarias a lo largo del sendero de la vida, y así sucedió con Josías. Este santo hombre de Dios fracasó, tal como había sucedido con muchos otros antes que él. Salió a luchar contra Faraón Necao, rey de Egipto, aunque Dios, por medio de la boca de Faraón, le había advertido que no lo hiciera. Resultó gravemente herido y sus sirvientes lo pusieron en el segundo carro, indicando que había perdido lo mejor de Dios (2 Cr. 35). ¡Que la humildad sea una de las virtudes por las cuales nos esforcemos, de modo que nosotros mismos no perdamos el alto llamado de Dios!

Conclusión Quizá uno de los versículos más conocidos y más utilizados de este bendito libro sea el siguiente: “Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra” (2 Cr. 7:14). Estos reformadores pusieron en práctica este versículo y obtuvieron gloriosos avivamientos en su nación. Que nosotros abracemos esta verdad y veamos de la misma manera un fresco derramamiento del Espíritu de Dios sobre nuestra propia vida, nuestra congregación y nuestro país. Al llegar al término de estos libros históricos, que son documentos que hablan de hombres que fueron ungidos por Dios, resumamos las lecciones que sus vidas nos enseñan: Caminar en los senderos de la santidad todos los días de nuestra vida dará honra y gloria a nuestro bendito Señor. Él ha dicho que honrará a quienes le honren; por lo tanto, al hacerlo recibiremos Su bendición aquí y en la eternidad. ¡Gloria a Dios! Amén. Que así sea, querido Señor Jesús.

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LOS LIBROS DE LA RESTAURACIÓN Introducción La Era de la Restauración abarca el período de la historia del pueblo elegido de Dios en el cual Israel fue restaurado a su tierra, comenzando con el edicto del rey persa Ciro (promulgado en el año 536 a.C.) y terminando con la época del último profeta, Malaquías (hacia el año 400 a.C.). En el marco de la historia del mundo, cubrió la época en que el Imperio Persa estaba en su apogeo y gobernaba no solamente sobre Israel (que era una colonia menor) sino desde India hasta Etiopía. Veremos que el Señor ubicó a personas de Su pueblo en lugares muy destacados en el Imperio para proteger a sus hermanos en tiempos de peligro, y también para llevar a cabo Sus propósitos en la reconstrucción del templo y los muros de Jerusalén. En esencia, los libros históricos de Esdras, Nehemías y Ester cubren este período, pero también son relevantes los libros de tres de los Profetas Menores: Hageo, Zacarías y Malaquías. En esta parte de nuestro estudio del Antiguo Testamento vamos a ceñirnos al orden bíblico; por lo tanto, solamente analizaremos los libros históricos correspondientes a esta sección. Para apreciar la secuencia de los sucesos, proporcionamos a continuación una lista de los reyes de Persia para ayudarle a usted, querido lector, a seguir el hilo histórico. Reyes de Persia Ciro Cambises Smerdis Darío I Jerjes (Asuero) Artajerjes I Darío II Artajerjes II Artajerjes III Arses Darío III

Reinado (a.C.) 539-530 530-522 522 522-486 486-465 464-423 423-404 404-359 359-338 338-336 336-331

El orden cronológico de estos libros de la Era de la Restauración es el siguiente: El libro de Esdras (capítulos 1-6) Reinados de Ciro–Darío I (primer regreso)

536-515 a.C.

El libro de Ester Reinado de Asuero (Jerjes)

483-473 a.C.

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El libro de Esdras (capítulos 7-10) Reinado de Artajerjes I (segundo regreso)

457 a.C.

El libro de Nehemías Reinado de Artajerjes I (tercer regreso)

444-425 a.C.

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El libro de Esdras Introducción Esdras, el autor del libro, fue un sacerdote maestro profundamente piadoso. Se nos dice que había preparado su corazón para inquirir en la Ley del Señor, ponerla por obra y enseñarla. Sin duda, la mención de esas claves para una vida de profunda piedad tiene el propósito de que las pongamos en práctica en nuestra propia vida. Necesitamos preparar nuestro corazón mediante el estudio diligente de la Biblia. No sólo debemos leer, sino también meditar y descubrir verdades como resultado de la influencia y la revelación del Maestro Celestial, el bendito Espíritu Santo. La Iglesia actual tiene una urgente necesidad de maestros de justicia como Esdras, quien, dicho sea de paso, era tan reverenciado por los judíos, que lo llamaban “el segundo Moisés”. A él se le atribuye la compilación y escritura de los libros de 1 y 2 Crónicas y también de Esdras y Nehemías. La tradición sostiene que Esdras reunió los libros del Antiguo Testamento en un conjunto; también originó la adoración en la sinagoga. Es digno de mencionar que cuando este avivamiento de verdadera adoración bajo Esdras y la sed de conocimiento de la Palabra de Dios volvieron a Israel, otras religiones surgieron del pozo del infierno: Buda, hacia 560-480 a.C. en India; Confucio, hacia 551-479 a.C. en China; y Sócrates, 470399 a.C. en Grecia. Bien puede suceder que cuando el Señor en Su misericordia otorgue un avivamiento en Espíritu y en verdad en estos últimos días, las inmundas doctrinas del Anticristo y del Falso Profeta también surjan. Básicamente, este libro puede dividirse en cuatro temas principales, que son los siguientes:

Bosquejo 1. Primer regreso bajo Zorobabel 2. Construcción del templo 3. Segundo regreso bajo Esdras 4. Pacto del pueblo de obedecer la Ley del Señor

1:1–2:70 3:1–6:22 7:1–8:36 9:1–10:44

Temas principales Este libro fluye históricamente de 2 Crónicas, que concluye con el edicto de Ciro, rey de Persia, para que los judíos reedifiquen el templo. El libro de Esdras comienza con la obediencia de Zorobabel. Zorobabel, el líder, estaba en la línea de descendencia directa de David mediante Joaquín, que fue el decimonoveno rey de Judá (no su tío Sedequías, que fue el último gobernante de Judá). Ésa es la genealogía que se incluye en Mateo 1:11-12.

CONOZCA SU BIBLIA Zorobabel, junto con el sumo sacerdote Josué, pusieron los cimientos del templo y, después de muchas dificultades con los reyes persas, la palabra profética de labios de Zacarías se cumplió y el templo se terminó de edificar: “Entonces respondió y me habló diciendo: Esta es palabra de Jehová a Zorobabel, que dice: No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos. ¿Quién eres tú, oh gran monte? Delante de Zorobabel serás reducido a llanura; él sacará la primera piedra con aclamaciones de: Gracia, gracia a ella. Vino palabra de Jehová a mí, diciendo: Las manos de Zorobabel echarán el cimiento de esta casa, y sus manos la acabarán; y conocerás que Jehová de los ejércitos me envió a vosotros” (Zac. 4:6-9). Estos eventos tuvieron lugar en los reinados de Ciro, Cambises, Smerdis y Darío I. 80

En el capítulo 7 tenemos un relato sobre Artajerjes, el nuevo rey que otorgó la petición de Esdras de proporcionar los utensilios necesarios para el servicio y el embellecimiento de la casa de Dios. La genealogía de Esdras se remonta directamente a Aarón a través de Sadoc, Finees y Eleazar. Descubrimos que la estima que el rey sentía por Esdras es notable al considerar estos pasajes. El rey y sus siete consejeros lo enviaron para que averiguase el estado en que se encontraban Judá y Jerusalén. Leemos en Esdras 7:20, 23, 25: “Y todo lo que se requiere para la casa de tu Dios, que te sea necesario dar, lo darás de la casa de los tesoros del rey. [...] Todo lo que es mandado por el Dios del cielo, sea hecho prontamente para la casa del Dios del cielo; pues, ¿por qué habría de ser su ira contra el reino del rey y de sus hijos?[...] Y tú, Esdras, conforme a la sabiduría que tienes de tu Dios, pon jueces y gobernadores que gobiernen a todo el pueblo que está al otro lado del río, a todos los que conocen las leyes de tu Dios; y al que no las conoce, le enseñarás”. Cuando Esdras llegó a Jerusalén, puso las cosas en orden. En particular, tuvo que abordar el grave problema de los judíos que se habían casado con mujeres de las naciones paganas. Eso era quebrantar la Ley, como se enuncia en Éxodo 34:14-16, que los hijos de Israel no debían casarse con habitantes de otros países que los apartarían para ir tras otros dioses. Este problema siguió prevaleciendo en la década siguiente, tal como se registra en el libro de Nehemías, que fluye históricamente junto con el libro de Esdras. Recordemos, con respecto a estos matrimonios entre los fieles y los incrédulos, que el apóstol Pablo advierte que no debemos unirnos en yugo desigual con los incrédulos (2 Co. 6:14). El hecho de que el decreto de Artajerjes fuera de suprema importancia profética merece una explicación. En Daniel 9:20-27 el profeta recibió la visita del arcángel Gabriel, quien le dijo que había llegado para darle sabiduría y entendimiento. Gabriel dijo a Daniel que 70 “semanas” (siendo cada semana de una duración de siete años, que suman 490 años en total) estaban determinadas sobre su pueblo Israel. Este período comenzó con el mandato de restaurar y reconstruir Jerusalén, que se promulgó en el año séptimo de Artajerjes, cuando Esdras fue comisionado por el rey y sus siete consejeros para que indagase con respecto a Judá y Jerusalén. La edificación propiamente dicha comenzó en el año vigésimo del rey, cuando Nehemías fue enviado. De las 70 “semanas”, en Daniel 9:25 se define un período de 69 “semanas” que comprenden 7 y 62 (“siete [...], y sesenta y dos”) “semanas”. Las 69 “semanas” comienzan con el mandato del rey de reedificar Jerusalén y terminan con la aparición del Mesías. Tomando una “semana” como de 7 años, 69 semanas formarían un período de 483 años desde el mandato del rey, promulgado en el año 457 a.C., lo cual nos lleva al año 26 d.C., el momento en que Jesús acudió a Juan el Bautista. La semana 70, la última semana, comenzará cuando el Anticristo firme un pacto de siete años con Israel, quebrantándolo en mitad de ese tiempo. Hará que cesen los sacrificios diarios y establecerá la Abominación Desoladora, lo cual marca el comienzo de la Gran Tribulación. (Este tema se trata con más detalle en nuestro tratado sobre el libro de Daniel).

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El libro de Nehemías Introducción Este libro, que es en realidad una continuación del libro de Esdras, trata del tercer regreso de los hijos de Israel a Judá. Mientras que el libro de Esdras habla de la edificación del templo, Nehemías se ocupa de los muros de la ciudad de Jerusalén. Nehemías era el copero del rey y, como tal, su confidente. Al haber estado muy triste por saber del estado de la ciudad de Jerusalén y de sus muros, Nehemías recibió permiso para reconstruirlos. Leemos acerca de esto en Nehemías 2:2-6: “Me dijo el rey: ¿Por qué está triste tu rostro?[...] ¿Qué cosa pides? Entonces oré al Dios de los cielos, y dije al rey: [...], envíame a Judá, a la ciudad de los sepulcros de mis padres, y la reedificaré. [...] Y agradó al rey enviarme, después que yo le señalé tiempo” Después de que Nehemías regresara a Jerusalén, el pueblo recibió más instrucciones del libro de la Ley.

Bosquejo 1. Noticias del estado de los muros y las puertas de Jerusalén 2. Petición al rey Artajerjes 3. Decreto de Artajerjes para reconstruir los muros 4. Llegada de Nehemías a Jerusalén 5. Reconstrucción de los muros y las puertas 6. Registro de los que regresaron 7. El pueblo recibe instrucción del libro de la Ley 8. Solemne ayuno y arrepentimiento 9. Diversas listas de oficiales y sacerdotes y de sus obligaciones 10. Separación de la multitud mezclada

1:1-11 2:1-5 2:6-8 2:9-20 3:1–6:19 7:1-73 8:1-18 9:1-38 10:1–12:47 13:1-31

Temas principales La construcción de las puertas de Jerusalén proporciona una rica fuente de tesoro espiritual para cada uno de los escogidos de Dios. Por lo tanto, procuraremos, por la gracia de Dios, examinar brevemente cada una de esas diez puertas, ya que arrojan luz sobre nuestro caminar espiritual hasta la perfección en Él. La puerta de las Ovejas significa la salvación cuando entramos por la puerta en la cual el Pastor de pastores cuida de nuestra alma y dice: “Todo aquel que quiera puede entrar”. La puerta del Pescado describe nuestra conversión en pescadores de hombres después de haber experimentado las bendiciones de Su gran salvación.

CONOZCA SU BIBLIA La puerta Vieja es andar en los caminos de quienes nos han precedido, tal como Jeremías nos exhorta a caminar en las sendas antiguas de los santos (Jer. 18:15). Tengámoslos como ejemplo para nosotros. 82

La puerta del Valle habla de humildad, que es una virtud esencial para el progreso continuo en nuestra vida espiritual. Podremos pasar de la cumbre de una montaña a otra cumbre solamente atravesando el valle de la humillación. La puerta del Muladar representa esos tiempos de profunda limpieza de toda la suciedad de la carne. La puerta de la Fuente nos habla de purificación. Cuando nuestro corazón es purificado de nuevo, entonces puede ser fuente de agua viva que brota del más profundo rincón de nuestra alma, lavándonos y ministrando el agua de vida a otras personas. La puerta de las Aguas corresponde a las doctrinas más profundas de la Palabra de Dios. Era la puerta desde la cual Esdras ministró en Nehemías 8:3. Esa agua es la que nos limpia y purifica de modo que podamos, en palabras de Pablo, ser la Esposa de Cristo sin mancha ni arruga (Ef. 5:26-27). La puerta de los Caballos nos habla de victoria. Los caballos se relacionan con la victoria y con el vencedor. Nosotros, como nuestro glorioso Señor, debemos cabalgar en victoria sobre nuestros enemigos. La puerta Oriental está reservada para el Señor mismo cuando Él entre victorioso en Su Segunda Venida. La puerta del Juicio [Mifcád], que significa “el lugar designado”, es a la que el vencedor llega al final de su viaje terrenal. Daniel, a quien se le dijo que al final de sus días estaría en su lugar designado (Dn. 12:13) la alcanzó. Otro de los temas principales de Nehemías tiene que ver con las sesiones de enseñanza en el mes séptimo y guardar la fiesta de los Tabernáculos. Nunca podremos enfatizar excesivamente la necesidad de que haya maestros de justicia en nuestros días, porque pronto veremos el cumplimiento espiritual de la fiesta de los Tabernáculos. Esta fiesta pondrá fin a la Era de la Iglesia, al igual que la fiesta de Pentecostés le dio comienzo. No podemos dejar este libro sin rendir un elevado tributo al carácter inigualable de Nehemías, tal como hicimos con Esdras en el libro que lleva su nombre. Nehemías fue un hombre de una profunda compasión, que se entristeció no solamente por el estado de la ciudad santa, sino que también sintió mucha preocupación cuando oyó de la opresión que sufrían los pobres. Nehemías fue un hombre de mucho valor ante la gran oposición por parte de los líderes paganos que había en Jerusalén. También poseía una profunda generosidad, al alimentar a muchos a su propia mesa y no aceptar lo que normalmente le correspondía a un gobernador (Neh. 5). Imitémoslo cuando se nos den autoridad y responsabilidad en el reino.

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El libro de Ester Introducción Como ya hemos dicho en el prefacio la presente serie de tres libros de la Era de la Restauración, este libro ocupa su lugar históricamente entre los capítulos 6 y 7 del libro de Esdras (el primer regreso de los exiliados judíos y el segundo regreso). El primer regreso bajo el gobierno de Zorobabel se produjo durante el período que comienza con el reinado de Ciro hasta el reinado de Darío I. Todo ello fue seguido por los sucesos del libro de Ester, que ocurrieron durante el reinado de Asuero. El libro de Nehemías y el resto del libro de Esdras transcurren durante el reinado de Artajerjes I. El núcleo del libro de Ester es que una muchacha judía llegó a ser reina del más grande de todos los emperadores persas y, al hacerlo así, fue el instrumento que Dios utilizó para guardar a Su pueblo de la destrucción.

Bosquejo 1. Ester es elegida para convertirse en reina 2. La amenaza de Amán de exterminar a los judíos 3. Ester apela con éxito al rey 4. El triunfo de los judíos sobre sus enemigos 5. La grandeza de Mardoqueo, el tío de Ester

1:1–2:23 3:1-15 4:1–8:14 8:15–9:32 10:1-3

Temas principales Asuero fue el más poderoso de todos los emperadores persas, y reinó desde India hasta Etiopía. Vasti, la reina, fue depuesta como resultado de un acto de desobediencia. Ese acto de Vasti hizo que el rey promulgara la orden de que todo hombre debía gobernar en su casa. El rey proclamó que se reuniera a todas las muchachas apropiadas que había en su reino. Las llevaron a la casa de las mujeres, poniéndolas bajo el cuidado de Hegai, que era el guarda de las doncellas. Durante doce meses las tuvieron allí para su purificación, con seis meses de mirra y seis meses de ungüentos aromáticos. Todo esto es un tipo de la preparación de la Esposa de Cristo, que es purificada mediante experiencias amargas y dulces. Ester, que era una de aquellas doncellas que pasaron por el proceso, era huérfana y su tío Mardoqueo la había adoptado. Mardoqueo la había llevado a su casa, y después la llevaron a la casa de las mujeres y finalmente a la casa del rey, donde éste le puso la corona real (Est. 2). Las tres casas donde vivió Ester tienen un especial significado espiritual para el cristiano. El cristiano primeramente es adoptado en la familia de Dios; luego pasa por el tiempo de preparación, y finalmente está en condiciones de convertirse en rey-sacerdote para gobernar y reinar con nuestro Señor y Salvador

CONOZCA SU BIBLIA Jesucristo, sentándose con Él en Su trono. Que agrademos a nuestro Rey, tal como Ester hizo con Asuero, su rey. 84

En este libro también tenemos una historia que nos muestra con mucha claridad que quienes buscan destruir a los justos caen en su propia trampa. Amán, que era un hombre malvado, intentó hacer que ahorcaran a Mardoqueo, el tío de Ester. El Señor dio vuelta las cosas y, por orden del rey, Amán fue colgado en la horca que él preparó (Est. 7). El libro termina con el triunfo de los judíos sobre los aliados del malvado Amán, que había intentado destruirlos. Además, Mardoqueo fue ascendido a un puesto en que estaba cerca del rey. Está escrito que fue grande entre los judíos, aceptado por la multitud de sus hermanos, buscó el bienestar de su pueblo y habló paz a toda su simiente (Est. 10). Fue verdaderamente un hombre de Dios noble y bendito.

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LOS LIBROS POÉTICOS Introducción El grupo de libros que están bajo este título son los de Job, Salmos, Proverbios, Eclesiastés y Cantar de los Cantares. Los hebreos son conocidos por su amor por la poesía y su capacidad de crear algunas de las odas más hermosas que la humanidad haya conocido. El Dios de la poesía sin duda ha utilizado los labios de Su pueblo para comunicarnos la esencia de Su naturaleza y ninguno lo ha hecho de manera tan sublime como el dulce salmista de Israel, el rey David. David ha sido el instrumento de Dios para elevar nuestro espíritu y darnos esperanza en los momentos más oscuros. Hasta inventó muchos instrumentos musicales, algunos de los cuales existen hasta el día de hoy (como el arpa). Parte del servicio en el templo está dedicado al canto de alabanzas a nuestro Dios. Entre los levitas, algunos fueron llamados “cantores”; éstos no sólo ensalzaban a nuestro amoroso Señor sino que también daban Su palabra en profecía. El canto del Señor se oía en la adoración en el templo. Por lo tanto, la Iglesia, Su Cuerpo, ha adoptado la poesía de los Salmos y le ha puesto música, cantando esos cantos virtualmente en cada servicio de un modo u otro.

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El libro de Job Introducción Este gran hombre vivió en la tierra de Uz, la cual, según Lamentaciones 4:21, está al sureste del mar Muerto en Edom. Él, Noé y Daniel son tres de los hombres más justos que hayan vivido alguna vez (Ez. 14:14). El Señor elogió a Job delante de Satanás como un hombre que era perfecto, recto, temeroso de Dios y que odiaba el mal. Además, declaró que no había hombre como él sobre la tierra (Job 1:8). Por diversas razones se estima que Job vivió aproximadamente en la misma época que Abraham. Después de su prueba vivió 140 años, de modo que la totalidad de su vida habría sido de unos 200 años. Ésa era la duración de la vida en tiempos de los patriarcas. Abraham vivió 175 años. La riqueza de Job se medía en ganado (el patrón normal de riqueza en tiempos de Abraham), en lugar de medirse en oro y plata. Además, él es el sacerdote de su propia familia, tal como lo era Jetro, el suegro de Moisés. Sin embargo, no hay ninguna referencia en este libro a la Ley de Moisés, lo cual sugiere, una vez más, que vivió antes que Moisés. No se conoce el autor del libro y solamente se puede especular, lo que no es prudente, ya que no será espiritualmente útil. Es suficiente decir que Job fue una persona histórica de gran estatura que se utiliza como lección de paciencia para todos los tiempos (Stg. 5:11). Dios exaltó a Job ante Satanás como un hombre perfecto, una afirmación que Satanás cuestionó. Entonces se le permitió a Satanás afligir a Job por dos veces, pero Job retuvo su integridad. El resto del libro se ocupa de los debates entre Job y sus tres amigos, quienes habían acudido con la genuina intención de consolarlo. Fue un hombre más joven, Elifaz, quien discernió correctamente cuál era la verdadera situación. Finalmente, Dios habló preguntando cómo alguien puede desafiar al Señor, el Creador del universo. Job entonces se aborreció a sí mismo por haberlo hecho y, por la tierna misericordia de Dios, recibió el doble de todo lo que había perdido.

Bosquejo 1. Satanás aflige a Job dos veces 2. Job retiene su integridad 3. Sus amigos llegan para consolarlo 4. Primer ciclo de debates entre Job y sus amigos 5. Segundo ciclo de debates 6. Tercer ciclo de debates 7. Argumento final de Job compuesto por dos monólogos 8. Discurso de Eliú 9. Primera intervención de Dios y respuesta de Job 10. Segunda intervención de Dios y segunda respuesta de Job 11. Job ora por sus amigos y es bendecido con una doble porción

1:1–2:7 2:8-10 2:11-13 3:1–14:22 15:1–21:34 22:1–26:14 27:1–31:40 32:1–37:24 38:1–40:5 40:6 –42:6 42:7-17

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Temas principales Este es un libro que presenta una perspectiva de las pruebas que pocas personas comprenden. Es Dios quien busca un nivel más profundo de perfección en la vida de uno de Sus mejores santos. De ahí que se nos permita escuchar una conversación en el cielo mediante la cual Dios provoca deliberadamente a Satanás para que pida permiso para afligir a Job para probar su integridad y su confianza en Él. Satanás está limitado en ambas pruebas. En la primera, solamente se le permite tocar las posesiones materiales de Job; en la segunda, se le permite tocar su cuerpo pero no quitarle la vida. Vemos aquí que el Señor establece fronteras soberanas sobre Satanás que este no puede cruzar. Este hecho es una fuente de gran consuelo para nosotros en los momentos de pruebas personales. Durante esta parte de su prueba, la esposa de Job le dijo: “Maldice a Dios, y muérete. Y él le dijo: Como suele hablar cualquiera de las mujeres fatuas, has hablado. ¿Qué? ¿Recibiremos de Dios el bien, y el mal no lo recibiremos? En todo esto no pecó Job con sus labios” (Job 2:9-10). Esto está en perfecta consonancia con Isaías 45:5, 7 donde Dios dice: “Yo formo la luz y creo las tinieblas, traigo bienestar y creo calamidad; Yo, el SEÑOR, hago todas estas cosas” (NVI). Algunas de las más profundas afirmaciones de la fe cristiana se encuentran en este bendito libro. Seguidamente examinaremos una verdad que ha dejado perplejos y a menudo ha causado angustia a los santos de todas las generaciones: la prosperidad de los impíos. Veremos que los amigos de Job asocian las bendiciones materiales de riqueza y salud con la aprobación de Dios, y las pruebas con el pecado. La respuesta de Job es: “¿Por qué viven los impíos, y se envejecen, y aun crecen en riquezas? Su descendencia se robustece a su vista, y sus renuevos están delante de sus ojos. Sus casas están a salvo de temor, ni viene azote de Dios sobre ellos. [...] Pasan sus días en prosperidad, y en paz descienden al Seol. [...] Dicen, pues, a Dios: [...]¿Quién es el Todopoderoso, para que le sirvamos? ¿Y de qué nos aprovechará que oremos a él? [...] Dios guardará para los hijos de ellos su violencia; le dará su pago, para que conozca” (Job 21:7-9, 13, 15, 19). Después Job continúa: “¿Enseñará alguien a Dios sabiduría, juzgando él a los que están elevados? Este morirá en el vigor de su hermosura, todo quieto y pacífico; sus vasijas estarán llenas de leche, y sus huesos serán regados de tuétano. Y este otro morirá en amargura de ánimo, y sin haber comido jamás con gusto. Igualmente yacerán ellos en el polvo, y gusanos los cubrirán” (Job 21:22-26). Otra poderosa declaración de fe del patriarca se encuentra en Job 13:15: “He aquí, aunque él me matare, en él esperaré”. También dijo en Job 19:25-27: “Yo sé que mi Redentor vive, y al fin se levantará sobre el polvo; y después de deshecha esta mi piel, en mi carne he de ver a Dios; al cual veré por mí mismo, y mis ojos lo verán, y no otro, aunque mi corazón desfallece dentro de mí”. Sin embargo, cuando el Todopoderoso le habla a Job, la respuesta de Su siervo es: “De oídas te había oído; mas ahora mis ojos te ven. Por tanto me aborrezco, y me arrepiento en polvo y ceniza” (Job 42:5-6). Aquellos agotadores meses que Job tuvo que soportar, de pruebas dolorosas y angustiosas, eran para elevarlo a un plano más elevado de purificación y justicia. Durante aquel tiempo tuvo

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que soportar la crítica de su esposa y de sus amigos, como también la pérdida de sus hijos, de sus sirvientes y de su riqueza. Dios evaluó a los amigos de Job con ira, pues estos no habían hablado rectamente con respecto a Dios, contrariamente a lo que Job sí hizo. Por lo tanto, Job pasó la prueba y su estado final fue superior al de su comienzo. Le recomendamos que medite profundamente en este libro en los momentos de prueba, de modo que todos digamos las cosas que son rectas con respecto a nuestro Hacedor.

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El libro de Salmos Introducción Los Salmos, denominados el himnario de Israel, retratan las batallas de la vida por medio de las experiencias de los antiguos. Un tema recurrente que veremos es el paso de los santos por el valle de lágrimas y su salida en gloriosa victoria, cantando los cantos de Sion. En estos Salmos encontraremos consuelo y solaz en nuestros momentos de temor y de tristeza; también el conocimiento de que la noche huirá cuando amanece el sol del Rey de justicia que acude en nuestra ayuda, porque Él oye nuestro más débil clamor. Que la meditación en este bendito libro y el compartir los altibajos de la vida del rey David sean una fuente de fortaleza y de consuelo para usted, querido lector. A continuación damos una breve sinopsis de cada Salmo. Se ofrece un versículo o idea clave del Salmo para ayudar a resumir su contenido general. Salmo 1 – Se consideran las claves del fruto y de la prosperidad, al igual que la importancia de quiénes son nuestros compañeros. Sobre todo, resalta la necesidad que tenemos de meditar continuamente en la Palabra de Dios. Salmo 2 – La rebelión de los impíos contra el Hijo y Su definitiva reivindicación y gobierno sobre los confines de la tierra se retratan con términos muy descriptivos. Salmo 3 – Angustiado, David huye de su hijo Absalón, clama al Señor, es oído y recibe del Señor la seguridad de salvación. Salmo 4 – David habla de un ensanchamiento en sus momentos de angustia y de que Dios le dio alegría de corazón, pudiendo acostarse y dormir en paz. Este Salmo está relacionado con el Salmo 3. Salmo 5 – La destrucción de los malos que son infieles se contrasta con la seguridad que el Señor le dio a David. David podía entrar en la casa del Señor gracias a Su misericordia y adorar al Señor con santa reverencia. Salmo 6 – Mientras estaba en su lecho de sufrimiento, David ora por sanación, y el Señor le asegura que Él ha recibido su súplica. Salmo 7 – David clama al Señor para que lo libre de sus enemigos, quienes caerán en el pozo que ellos mismos han cavado. Salmo 8 – Se retrata al Señor Jesús como el Hijo del Hombre. Partes de este Salmo se citan en Mateo 11:25 y Hebreos 2:6-10.

ESTUDIO DEL ANTIGUO TESTAMENTO 91 Salmo 9 – El recuerdo de los malvados y de todas las naciones que se olvidan de Dios perecerá. El Señor será un refugio para los oprimidos y los pobres. Salmo 10 – El malvado, en su orgullo, persigue al pobre. El Señor es quien ayuda a los huérfanos. Salmo 11 – David se niega a huir de los malvados, porque su confianza está puesta en el Señor. Huir significaría que los fundamentos de la confianza en el Señor serían destruidos. El Señor prueba a los justos, pero sobre los malvados hace llover calamidades, fuego, azufre y viento abrasador. Salmo 12 – David pide ayuda debido a los hombres que tienen doblez de corazón y se jactan con sus labios de que prevalecerán contra él. Como contraste, las palabras del Señor son puras, refinadas en el horno y soportan la prueba del tiempo. Salmo 13 – David clama al Señor para que sus enemigos no prevalezcan contra él. Su confianza está puesta en el Señor, que le hará bien. Salmo 14 – El necio dice que no hay Dios, y hace cosas abominables. Sin embargo, tendrá gran terror cuando Dios visite a Su pueblo afligido, que se regocijará grandemente en Él. Salmo 15 – Se exponen las once calificaciones para habitar en el Tabernáculo del Señor en el monte Sion, el monte santo de Dios. Salmo 16 – Dios preservó a Cristo de experimentar la corrupción de la tumba, y fue levantado para sentarse a la diestra del Padre en los cielos. Pedro citó partes de este Salmo el día de Pentecostés para demostrar la deidad de Jesús (Hch. 2:25-28). Salmo 17 – David pide que su sentencia proceda de la presencia del Señor y que el Señor lo guarde como a la niña de Sus ojos. David expresa su satisfacción cuando despierte a semejanza de Dios. Contrasta esta piadosa perspectiva con la de los hombres de este mundo, cuya porción está solamente en esta vida y que dejan sus bienes a sus hijos. Salmo 18 – David describe al Señor como su Fortaleza y su Alto Refugio, su Salvador y su Libertador. La bondad del Señor hizo grande a David, e hizo que triunfara sobre todos sus enemigos. Salmo 19 – Los cielos, la Ley y los estatutos del Señor nos advierten y nos dan enseñanza. Grandes recompensas esperan a quienes los tienen en cuenta. Salmo 20 – Quienes confían en los carros son derribados, pero quienes recuerdan el nombre del Señor son levantados y permanecen firmes. Salmo 21 – La primera mitad de este Salmo describe a Cristo el Rey disfrutando del deseo de Su corazón y de largura de días para siempre. La segunda mitad revela los tremendos juicios de Cristo sobre Sus enemigos. Salmo 22 – Se describen la agonía de Cristo en la cruz y Su triunfo como el Resucitado. Salmo 23 – El Señor es visto como nuestro Pastor, quien conforta a quienes están en angustia y en el valle de sombra de muerte.

CONOZCA SU BIBLIA Salmo 24 – Se dan cuatro condiciones para subir al monte del Señor y estar en Su lugar santo. Este Salmo debería leerse junto con el Salmo 15. 92

Salmo 25 – David ora para que se le muestren los caminos del Señor. La respuesta que recibe es que el Señor guía a los humildes por el juicio y enseña Sus caminos a los mansos. Salmo 26 – David clama desde lo más profundo de su alma que el Señor lo juzgue, lo pruebe y no lo condene junto con los demás pecadores. Salmo 27 – Se revela la integridad de corazón de David. Él solamente anhela morar en la casa del Señor, contemplar Su hermosura e inquirir en Su templo. Debido a que su corazón estaba totalmente enfocado en el Señor, no tenía temor cuando ejércitos enemigos salían contra él. Salmo 28 – El silencio del Señor hace sentir a David como quien ha descendido al sepulcro, pero debido a que su corazón confiaba en el Señor, puede decir que es ayudado. Salmo 29 – Se nos exige que adoremos al Señor en la hermosura de la santidad debido a Su grandeza, la cual se manifiesta por medio de las maravillas que Su voz proclama. Salmo 30 – David declara con gozo que cuando clamó al Señor, Él lo sanó y cambió su tristeza en danza. Salmo 31 – David declara su confianza en el Señor, que llega a su punto culminante al reflejar las palabras de Cristo en Su entrega suprema en la cruz: “En tus manos encomiendo mi espíritu” (Lc. 23:46). Salmo 32 – Éste es uno de los grandes Salmos de enseñanza con respecto al arrepentimiento y el perdón. La única manera de recibir el perdón de nuestros pecados y ser libres de la culpabilidad es reconocer nuestros pecados y confesarlos al Señor. Cuando lo hacemos, Él limpia por completo nuestro pecado y experimentamos el tremendo gozo de un delincuente que ha sido perdonado. Salmo 33 – Los justos son exhortados a regocijarse en el Señor y a alabarle por toda Su bondad. Todos los que temen al Señor y se regocijan en Su misericordia serán librados del hambre y de la muerte. Salmo 34 – Tenemos una maravillosa victoria, porque el Señor oye el clamor de los justos y los libra de todos sus temores. Salmo 35 – David clama al Señor para que lo defienda. Él se entristeció por sus enemigos cuando estaban en angustia, pero ellos, cuando él estuvo en adversidad, se alegraron. Pero David dice con confianza que quienes están a favor de su justa causa dirán: “Sea exaltado Jehová, que ama la paz de su siervo”. Salmo 36 – Los malos no temen al Señor, y como resultado caerán y no volverán a levantarse. Los justos, por otra parte, descubrirán que en la luz del Señor verán la luz, y beberán de la fuente de vida.

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Salmo 37 – El tema principal de este Salmo es la aparente prosperidad de los malvados en contraste con la obvia aflicción de los justos. Éste es un tema que ha atormentado a los justos desde el principio del tiempo y que ha causado permanente frustración. Se dan respuestas bíblicas a esta paradoja y también varias claves para obtener nuestra herencia. Salmo 38 – David, que escribe luego de su pecado con Betsabé, está sufriendo una terrible enfermedad que devora su carne. Muchos perseguían a David durante este período, pero él no buscó reivindicarse o defenderse. Salmo 39 – David se mantuvo en silencio delante de los malos, dejando su defensa en manos del Señor, y clamó a Él pidiéndole que le hiciera conocer cuál era su fin. Salmo 40 – David espera pacientemente en el Señor hasta que lo saque de un pozo terrible. El Señor restauró por completo a David después de su pecado con Betsabé porque hubo un verdadero arrepentimiento en su vida. Luego Dios elevó a David a alturas aun mayores en Él, dándole una revelación del Nuevo Pacto en los versículos 6-8. Salmo 41 – Se dan varias bendiciones que vienen sobre quienes ayudan a los pobres. Los enemigos de David esperaban que él muriera, y hasta su amigo íntimo, Aitofel, lo traicionó; pero el Señor defendió a David, y de manera soberana lo puso delante de Su rostro para siempre. Salmo 42 – Mientras David huye de Saúl, su corazón cada vez tiene más hambre y sed de la presencia de Dios. Se encuentra en angustia y su alma está abatida, pero toma el control de sus emociones y le dice a su alma que espere en el Señor. Se consideran las diferencias entre guiarse por los sentimientos y ser espiritual. Salmo 43 – Este Salmo habla del orden divino de Dios. En primer lugar, el Señor nos juzga y pone las cosas en su lugar en nuestra vida, y después quebranta el poder de nuestros enemigos. Seguidamente nos lleva a Sion, donde somos unidos con el Señor, quien es nuestro mayor gozo. Salmo 44 – Al recordar las misericordias de Dios hacia Israel en el pasado y cómo Él les ha dado su tierra, el salmista ahora clama porque el Señor los ha rechazado. Ruega al Señor que los levante y los redima. Salmo 45 – El tema de este Salmo es la majestad de Cristo y la belleza de Su Esposa, la Iglesia, plenamente gloriosa. La verdad, la humildad y la justicia son las claves de la prosperidad. Salmo 46 – Dios es nuestro refugio en los momentos de dificultad. El río de Dios contentará a la ciudad de Dios, y el Señor será exaltado entre los impíos en el Milenio, cuando cesarán las guerras. Salmo 47 – Éste es un Salmo de regocijo y victoria. Dios escogerá nuestra herencia, y Él reinará sobre los paganos como Rey de reyes. Salmo 48 – Este Salmo describe el monte de Sion: el monte de la santidad de Dios. En la descripción de esta ciudad hay también una descripción de sus habitantes, que son santos y sin mancha delante del Señor.

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Salmo 49 – El salmista habla de la sabiduría. Los necios ponen su propio nombre a sus tierras, pero no permanecerán. Los justos dominarán sobre ellos. Salmo 50 – Este Salmo describe los sacrificios que son agradables al Señor y la manera de glorificarlo. Salmo 51 – David reconoce sus pecados después de haber cometido adulterio con Betsabé y haber ordenado la muerte del esposo de ella. Clama al Señor por un corazón limpio y que le renueve el gozo de Su salvación. Salmo 52 – La lengua jactanciosa será destruida, llegando a un fin repentino. En contraste, David habla de sí mismo como un olivo verde en la casa del Señor. Salmo 53 – El necio dice: “No hay Dios”. Nadie entiende a Dios ni lo busca; pero cuando Dios haga volver la cautividad de Su pueblo, habrá regocijo. Salmo 54 – El Señor está con quienes sostienen el alma del justo. Salmo 55 – El guía y amigo de David se ha levantado contra él; por lo tanto, ora pidiendo que ese enemigo descienda rápidamente al infierno. Salmo 56 – Los malos quieren devorar al rey David, pero sus lágrimas están en la redoma (vasija de vidrio) del Señor. Dios librará sus pies de caer. Salmo 57 – Qué nota de confianza de David: “Clamaré al Dios Altísimo, al Dios que me favorece”. Salmo 58 – El salmista ora pidiendo que los malvados se disipen, y “entonces dirá el hombre: Ciertamente hay galardón para el justo”. Salmo 59 – En este Salmo, David ora pidiendo que Dios lo vengue de sus enemigos; sin embargo, pide al Señor que los disperse y los derribe en lugar de destruirlos, a fin de que Su pueblo no olvide los juicios de Dios sobre los malvados. Salmo 60 – Dios da una bandera a quienes lo temen. Galaad, Manasés y Efraín son suyos, pero Judá es su legislador. Salmo 61 – “Llévame a la roca que es más alta que yo”. Morando en el tabernáculo bajo el refugio de las alas de Dios, David ora que sus años sean prolongados y que la misericordia y la verdad lo guarden. Salmo 62 – David espera en Dios. Su esperanza viene de Dios, porque el poder le pertenece a Él. Salmo 63 – David anhela ver el poder y la gloria de Dios en una tierra seca y sedienta, de la misma manera que lo ha visto a Él en el santuario. Su alma busca intensamente a Dios. Salmo 64 – Sus propias palabras caerán sobre quienes buscan la iniquidad.

ESTUDIO DEL ANTIGUO TESTAMENTO 95 Salmo 65 – Bendito el hombre a quien Dios escoge y hace que se acerque a Él, para que pueda morar en los atrios del Señor. ¡Dios coronará el año con Su bondad! Salmo 66 – El salmista habla de los caminos de Dios que nos prueban y traen aflicción sobre nosotros, pero al final nos llevan a un lugar de abundancia. Salmo 67 – Dios juzgará a los pueblos con justicia y gobernará las naciones sobre la tierra. Salmo 68 – Hablando de los últimos tiempos, dice: “El Señor ha emitido la palabra, y millares de mensajeras la proclaman” (NVI). Salmo 69 – Este Salmo anuncia la crucifixión, mostrando la causa de la muerte de Cristo en la frase: “El escarnio ha quebrantado mi corazón”. Salmo 70 – Es un clamor al Señor para que se apresure y traiga liberación. Salmo 71 – El salmista ruega no ser abandonado en su vejez, a fin de poder mostrar la fortaleza y el poder de Dios a esta generación. Salmo 72 – Éste es un Salmo para Salomón: que en su tiempo florezca la justicia y haya abundancia de paz. Eso se cumplirá en el reinado del Hijo más grande del rey David: el Señor Jesucristo. Salmo 73 – El fin de los malos y el fin de los justos se contrastan. Después de considerar la prosperidad de los malos, el salmista entró en el santuario de Dios y vio su fin; entonces entendió y declaró que el Señor sería su guía, y que después de su muerte Dios lo recibiría en la gloria. Salmo 74 – Este Salmo, escrito en la época de la invasión de los caldeos, habla de la angustia del pueblo sin sinagogas, templo o profeta. El salmista ruega a Dios que muestre respeto hacia Su pacto. Salmo 75 – Con respecto al enaltecimiento, Dios es el Juez. Él derriba a uno y levanta a otro. Salmo 76 – Se enuncian con claridad las divisiones de Israel: En Judá Dios es conocido. En Israel Su nombre es grande. En Salem (Jerusalén) está el Tabernáculo de Dios. En Sion está la habitación de Dios. Salmo 77 – En la enfermedad, el salmista recuerda las anteriores obras de Dios en la historia de los hijos de Israel. Salmo 78 – Este Salmo habla de la historia de Israel. Registra el tiempo en que Efraín retrocedió en el día de la batalla y, como consecuencia, fue rechazado por Dios. En lugar de ellos, el Señor escogió a la tribu de Judá, el monte de Sion al que amaba. En particular, Dios escogió a David, un rey-pastor que alimentó al pueblo de Israel con integridad de corazón. Salmo 79 – Este Salmo refleja la destrucción del templo y de Jerusalén por parte de los babilonios, cuando Israel ruega: “Llegue delante de ti el gemido de los presos; [...] preserva a los sentenciados a muerte”.

CONOZCA SU BIBLIA Salmo 80 – Este Salmo es una alegoría de Israel como la viña que Dios plantó, con su cerco derribado. Todos los que pasan por su lado la vendimian. La destroza el puerco montés, y la bestia del campo la devora. “¡[...] restáuranos!” ora el salmista, “[...] y seremos salvos”.

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Salmo 81 – Si Israel hubiese sido obediente al Señor, habrían sido alimentados con lo mejor del trigo. Salmo 82 – El Señor citó este Salmo en Juan 10:35, cuando dijo que “Dios llamó dioses a aquellas personas a quienes dirigió su mensaje” (DHH). Salmo 83 – Este Salmo es una oración para que Dios destruya a quienes luchan contra Sus protegidos. Salmo 84 – El salmista habla de la grandeza del Tabernáculo de Dios y expresa la idea de que un día en Sus atrios es mucho mejor que mil días en cualquier otro lugar. Salmo 85 – Es una oración relacionada con el regreso de Jacob (Israel) de la cautividad. El salmista ora por avivamiento y que la tierra dé su abundancia y contenga justicia, verdad y misericordia. Salmo 86 – El salmista exalta las misericordias de Dios porque no ha permitido que su alma descienda al sepulcro. Ora por un corazón que sea íntegro para temer Su nombre. Salmo 87 – Dios ama las puertas de Sion más que todas las moradas de Jacob y lleva un registro eterno de todos aquellos que nacen espiritualmente a la visión del monte Sion celestial. Salmo 88 – Este Salmo habla del salmista, quien ha estado cerca de las puertas de la muerte debido a la feroz ira de Dios sobre él. Salmo 89 – Este Salmo habla de la misericordia y la fidelidad de Dios hacia el rey David, el primogénito, mayor que los reyes de la tierra. Sin embargo, el Salmo continúa diciendo que el Señor ha desechado y ha quebrantado el pacto acortando los días de su juventud (supuestamente habla de Cristo, el Hijo más grande del rey David). Salmo 90 – Es una oración del profeta Moisés sobre la brevedad de la vida, invitándonos a contar nuestros días y aplicar nuestro corazón a la búsqueda de la sabiduría. Salmo 91 – El salmista habla de las bendiciones de morar en el lugar secreto del Altísimo. Este Salmo fue citado por Satanás en su tentación de Cristo (Mt. 4:6). Salmo 92 – Los malos florecen por un tiempo, pero serán destruidos para siempre, mientras que los justos florecerán como la palmera y darán fruto en su vejez. Salmo 93 – Se destaca la certeza del reinado del Señor, al igual que el hecho de que la santidad conviene a (o es apropiada para) Su casa. Salmo 94 – El propósito del castigo del Señor y de la enseñanza de Su Ley es darnos descanso de los días de adversidad hasta que el pozo esté cavado para los malos.

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Salmo 95 – “Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestro corazón”. Esta frase fue citada en Hebreos 3:7-8 como advertencia, para no perder el reposo de Dios. Salmo 96 – Hay fortaleza y belleza en el santuario del Señor. El Señor viene a juzgar la tierra en justicia y en verdad. Salmo 97 – La luz está sembrada para el justo y la alegría para el recto de corazón. Salmo 98 – Este es un mandamiento de aclamar con gozo delante del Señor porque Él viene a juzgar la tierra con equidad. Salmo 99 – El énfasis aquí está en el hecho de que el Señor es santo. Moisés y Aarón estuvieron entre Sus sacerdotes, y Samuel estuvo entre los que invocaron Su nombre. Ellos clamaron y el Señor respondió. Salmo 100 – Entrar “por sus puertas con acción de gracias” precede a venir “a sus atrios con himnos de alabanza” (NVI). La gratitud es un requisito previo para la alabanza. Salmo 101 – El rey David habla de comportarse con sabiduría y caminar con perfección en su propia casa. Salmo 102 – El tiempo establecido para favorecer a Sion llegará cuando el Señor edifique Sion, y en ese momento Él aparecerá en Su gloria. Salmo 103 – David nos exhorta a no olvidar ninguno de los beneficios de Dios: a) Quien perdona todas nuestras iniquidades. b) Quien sana todas nuestras dolencias. c) Quien redime nuestra vida de la destrucción. d) Quien nos corona de favores y misericordias. e) Quien sacia de bien nuestra boca. f) De modo que nos rejuvenezcamos como el águila. La diferencia entre Moisés y los hijos de Israel se ilustra con toda claridad. Dios hizo conocer Sus caminos a Moisés, pero a los hijos de Israel solamente dio a conocer Sus obras (v. 7). Salmo 104 – Las múltiples obras de la creación del Señor revelan que Él las ha hecho con sabiduría. Salmo 105 – La simiente de Abraham recuerda las poderosas obras de Dios desde Abraham hasta el Éxodo. Salmo 106 – Revela una continuidad en la historia de Israel desde el desierto hasta la tierra prometida, y el tiempo de los Jueces. Salmo 107 – El regocijo de quienes han sido redimidos de la cautividad es seguido por unos preciosos versículos que muestran los métodos del Señor para doblegar sus corazones con duro trabajo hasta la sombra de muerte. Entonces ellos claman al Señor y Él envía Su Palabra para sanarlos y liberarlos. Quien sea sabio comprenderá la bondad del Señor.

CONOZCA SU BIBLIA Salmo 108 – Es un clamor a Dios para que se exalte a sí mismo y libre a Sus amados. Dios habla en Su santidad de que Él triunfará sobre Moab, Edom y Filistea. 98

Salmo 109 – El hombre malo de quien se habla es Judas Iscariote, quien persiguió al pobre y al necesitado: el Señor Jesús. En Hechos 1:20, Pedro cita el versículo 8 cuando los apóstoles decidieron dar el cargo vacante de Judas a Matías (comp. Sal. 69:25). Salmo 110 – El Señor Jesús es nuestro Sumo Sacerdote, según el orden de Melquisedec: el sacerdocio del Nuevo Testamento. Salmo 111 – El Señor es misericordioso y está lleno de compasión, santo y reverenciado es Su nombre. Buen entendimiento tienen todos los que guardan los mandamientos de Dios. Salmo 112 – Este salmo habla de varias cualidades del justo: muestra favor prestando a quienes tienen necesidad, conduce sus asuntos con discreción, su corazón está confiado en Dios, y da a los pobres. El justo será recordado para siempre. Salmo 113 – Este Salmo habla de la humildad del Señor, quien se humilla a sí mismo para contemplar las cosas que están en la tierra y en el cielo. Él levanta al pobre y al necesitado, y hace que la estéril habite en familia. Salmo 114 – Este Salmo contiene un llamado a la tierra a temblar ante la presencia del Señor, recordando cómo se abrió el mar Rojo y también el río Jordán. Salmo 115 – Se describen la grandeza del Señor y la impotencia de los ídolos. Quienes hacen ídolos y confían en ellos se vuelven semejantes a la obra de sus manos. Salmo 116 – Debido a la bondad del Señor hacia él, el salmista pregunta qué podría darle a cambio. La respuesta es invocar al Señor y pagar sus votos a Él. Salmo 117 – Este Salmo es un mandato a todas las naciones a alabar al Señor. Salmo 118 – Dos versículos del Salmo 118 son muy conocidos: el versículo 22, que se refiere a Cristo y a que los ancianos de Israel lo rechazaron, y el versículo 27, que habla de atar el sacrificio sobre el altar y no volverlo a tomar. Salmo 119 – Este es un hermoso Salmo que exalta la Palabra de Dios y Sus justos juicios. Hay 22 estrofas en este Salmo, que corresponden a las 22 letras del alfabeto judío. En cada estrofa hay 8 versos (en nuestra Biblia, coinciden con versículos), haciendo un total de 176 versos o versículos. Cada verso está formado por dos secciones. La primera línea de cada par comienza con una letra del alfabeto, y las letras están en orden alfabético. Salmo 120 – Este Salmo describe la angustia del salmista, que había habitado mucho tiempo en Mesec y Cedar, hablando de quienes tienen lenguas engañosas y odian la paz. ¡Qué victoria es conservar un amor por la justicia en medio de tales personas! Algunas veces el Señor nos hace habitar entre los inconversos.

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Salmo 121 – El Señor es el guardián de Israel. Él no duerme, sino que guarda cuidadosamente a los hijos de Israel. Salmo 122 – Ora por la paz de Jerusalén. Salmo 123 – La cercanía de nuestro caminar con Cristo se demuestra manteniendo nuestros ojos en Cristo y esperando en Él para la más mínima dirección. Salmo 124 – Israel testifica que sobrevivió solamente a causa de la ayuda de Dios. Nosotros también sobrevivimos solamente por Su ayuda. Salmo 125 – No es bueno que los malos gobiernen sobre los justos, no sea que los justos hagan maldades también. Salmo 126 – Cuando el Señor hizo volver la cautividad de Israel, ellos se llenaron de risa y de cantos. Las tristezas de la cautividad se desvanecieron como un sueño distante. Salmo 127 – A menos que el Señor edifique la casa, trabajamos en vano. Solamente hay valor y permanencia si el Señor es quien la edifica. Salmo 128 – Se enumeran las bendiciones de quienes temen al Señor. Salmo 129 – El versículo 3 preanuncia los azotes de Cristo, y el castigo de quienes tomaron parte en ello. Salmo 130 – En el Señor hay perdón para que Él sea reverenciado. Salmo 131 – Se ilustra la humildad de David. Su alma es tierna como un niño destetado, y no se ocupa en cosas demasiado difíciles para él. Salmo 132 – El salmista recuerda los votos de David con respecto a la edificación del templo. El salmista ora pidiendo que los sacerdotes sean vestidos de justicia y que los santos griten de gozo. Salmo 133 – Se describe la unidad de los hermanos. Salmo 134 – Quienes están de noche delante del Señor tienen el mandato de bendecirlo. Salmo 135 – Se exaltan las poderosas obras del Señor, y se enumeran Sus victorias sobre los reyes paganos. También tenemos la alentadora afirmación de que Él juzgará a Su pueblo. Salmo 136 – El tema de este Salmo es: “Porque para siempre es su misericordia”. Salmo 137 – Junto a los ríos de Babilonia los israelitas lloraron al recordar a Sion y pidieron a Dios que juzgara a Edom y a Babilonia. Salmo 138 – Hay dos frases alentadoras en este Salmo: “Tú me vivificarás” y “Jehová cumplirá su propósito en mí”.

CONOZCA SU BIBLIA Salmo 139 – David declaró que el Dios que todo lo ve conoce hasta las palabras que hay en su lengua y que lo conoció antes de que fuese formado. Con este conocimiento, David ora: “Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos; y ve si hay en mí camino de perversidad”. 100

Salmo 140 – Este Salmo habla de ser librado del hombre malo, que afila su lengua como una serpiente, con veneno debajo de sus labios. Salmo 141 – David habla de que su oración es como el incienso y que el levantar sus manos es como el sacrificio de la tarde. Le pide al Señor que ponga guarda a su boca. Salmo 142 – David dice que a ningún hombre le importaba su vida. Él clama al Señor para que saque su alma de la cárcel a fin de que pueda alabarlo. Salmo 143 – El salmista ora: “Enséñame a hacer tu voluntad, [...]”. Salmo 144 – Que no haya quejas en nuestras calles. Esto produce felicidad. Salmo 145 – La grandeza de Dios es inescrutable y está más allá de la comprensión del ser humano. Él sacia el deseo de todo ser viviente, y conoce las necesidades de todo lo que respira. Salmo 146 – Aquí tenemos una exhortación a no poner nuestra confianza en el hombre, sino a mirar al Señor que hizo los cielos y la tierra. Salmo 147 – Éste es un Salmo de restauración, que habla de la edificación de Jerusalén y de la reunión de los desterrados. Salmo 148 – Se ordena a toda la creación que alabe al Señor. Salmo 149 – Los hijos de Sion tienen el mandamiento de regocijarse en su rey. El honor de los santos es ejecutar el juicio escrito sobre los malvados. Salmo 150 – El libro de Salmos concluye apropiadamente con un Salmo de alabanza. Debemos alabar a Dios con varios instrumentos de alabanza. ¡Todo lo que respira alabe al Señor!

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101

El libro de Proverbios Introducción El propósito de este libro, titulado Proverbios, se nos proporciona en la introducción: “Para entender sabiduría y doctrina, para conocer razones prudentes, para recibir el consejo de prudencia, justicia, juicio y equidad; para dar sagacidad a los simples, y a los jóvenes inteligencia y cordura” (Pr. 1:2-4). La clave, entonces, es la sabiduría, la cual para los hebreos significaba vivir la vida con destreza. La sabiduría regía cada aspecto de su vida; proporcionaba un sentimiento de integridad a todo su ser. El autor de Proverbios fue Salomón, de quien la Biblia dice: “Y compuso tres mil proverbios, y sus cantares fueron mil cinco. También disertó sobre los árboles, desde el cedro del Líbano hasta el hisopo que nace en la pared. Asimismo disertó sobre los animales, sobre las aves, sobre los reptiles y sobre los peces” (1 R. 4:32-33).

Bosquejo 1. Colección de proverbios de las enseñanzas de David 2. Proverbios de Salomón 3. Ezequías nombra escribas para reunir más proverbios 4. Proverbios misceláneos atribuidos a Agur

1:1–9:18 10:1–24:34 25:1–29:27 30:1–31:31

De los 3000 proverbios originales de Salomón, solamente quedan 851. Junto con los 64 adicionales (capítulos 30-31), componen el libro que hoy denominamos Proverbios.

Temas principales El mensaje central de este libro puede resumirse en la instrucción de David a Salomón: “Sabiduría ante todo; adquiere sabiduría; y sobre todas tus posesiones adquiere inteligencia” (Pr. 4:7). David además declara que: “La sabiduría edificó su casa, labró sus siete columnas”. Los nombres de esas siete columnas nos los da el apóstol Santiago: “Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía” (Stg. 3:17, énfasis del autor). Estas siete virtudes ilustran nuestros anteriores comentarios con respecto a que la sabiduría posee un sentido de integridad y que todo aquel que la obtiene podrá, sin duda alguna, vivir la vida con destreza, tener un excelente carácter y ser una persona capaz y productiva. Los buenos frutos a los que Santiago alude son, desde luego, los frutos del Espíritu: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza (Gá. 5:22-23).

CONOZCA SU BIBLIA Otro tema que es de suprema importancia y que se encuentra en este libro es la advertencia al creyente en cuanto a no abandonar los senderos de la justicia ni seguir a mujeres extrañas. Para las mujeres, la enseñanza es también no seguir a hombres que hayan abandonado el sendero. Citemos, pues, estos pasajes: “Cuando la sabiduría entrare en tu corazón, y la ciencia fuere grata a tu alma, la discreción te guardará; te preservará la inteligencia, para librarte del mal camino, de los hombres que hablan perversidades, que dejan los caminos derechos, para andar por sendas tenebrosas” (Pr. 2:10-13). Luego se da la siguiente advertencia para los hombres: 102

“Porque los labios de la mujer extraña destilan miel, y su paladar es más blando que el aceite; [...]. Aleja de ella tu camino, y no te acerques a la puerta de su casa; para que no des a los extraños tu honor, y tus años al cruel; [...] y gimas al final, cuando se consuma tu carne y tu cuerpo, y digas: ¡Cómo aborrecí el consejo, y mi corazón menospreció la reprensión; no oí la voz de los que me instruían, y a los que me enseñaban no incliné mi oído! Casi en todo mal he estado, en medio de la sociedad y de la congregación” (Pr. 5:3, 8, 9, 11-14). Las palabras del sabio pueden resumirse con esta exhortación que se encuentra en Proverbios 4:23: “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida”. Este libro concluye con un hermoso pasaje sobre las virtudes de la mujer sabia, que ha sido una fuente de inspiración para las mujeres de todas las edades. En especial me gusta mucho esta pequeña frase: “La ley de clemencia está en su lengua”. Así era mi querida esposa.

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El libro de Eclesiastés Introducción El título Eclesiastés significa uno que convoca una asamblea y que habla ante ella y, por lo tanto, en cierto sentido, es el predicador. Este predicador es Salomón, el hombre más sabio y quizá más rico que haya vivido, y alguien que literalmente podría haber tenido cualquier cosa que su corazón deseara. El mensaje de este libro, el cual, en un sentido, es el testimonio del predicador, es que todo es vanidad o un soplo que se va. Nada tiene sustancia o valor permanente. Leído desde esta perspectiva, proporciona una visión de la vida bastante deprimente. Sin embargo, la vida cobra significado a partir de los consejos para los sabios, que fluyen entremezclados con la vanidad de este mundo: “Regocíjate, haz el bien, vive con alegría, teme a Dios y guarda Sus mandamientos”. Para los santos, la advertencia es para que nuestras vestiduras sean siempre blancas, y que a nuestra cabeza no le falte ungüento o unción; porque el que teme a Dios saldrá de toda la vanidad de este mundo.

Bosquejo 1. Salomón, el maestro, declara que la vida es vanidad 2. Los esfuerzos en la vida por acumular riqueza no traerán felicidad 3. La dicha de la santa tranquilidad nos permite disfrutar de la vida 4. En la juventud, debería apreciarse la vida 5. Dios requiere aquello que pasó 6. Conclusión: temer a Dios y guardar Sus mandamientos

1:1-18 2:1-23 4:4–6:2 11:9-10 12:1-7 12:13-14

Temas principales Aunque hemos dicho que el tema de estos mensajes de Salomón es la vanidad de este mundo y que nuestra vida es (como dice Moisés en el Salmo 90) como un pensamiento, hay algunos pasajes muy alentadores. Eclesiastés 2:26 promete que Dios da al hombre lo que es bueno para él: sabiduría, conocimiento y gozo. Esos tres preciosos dones tienen un valor mucho mayor que la plata y el oro de este mundo. También hay enseñanza para aquellos de entre nosotros que somos predicadores y maestros. Se nos dice que el predicador sabio enseña al pueblo conocimiento, pone en orden sus mensajes y saca la verdad de la Palabra de Dios. Sus palabras deben ser rectas y verdaderas, como clavos sobre los cuales los que oyen pueden colgar sus esperanzas. Todos nuestros mensajes y nuestras palabras deben provenir del Gran Pastor de nuestra alma (Ec. 12:9-11).

CONOZCA SU BIBLIA Además se nos promete que si guardamos Sus mandamientos no experimentaremos ningún mal. El corazón del sabio discierne, además, tanto el tiempo como el juicio (Ec. 8:5). Salomón concluye su predicación afirmando en Eclesiastés 12:13: “El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre”. 104

Es una lástima que, al igual que tantos predicadores en todos los tiempos, Salomón no practicara lo que predicaba. Como resultado, en lugar cerrar un ciclo de vida gozoso, él (en sus propias palabras) fue un “rey viejo y necio” que no admitía consejos (Ec. 4:13).

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El Cantar de los Cantares Introducción Éste es el tercero de los tres libros que Salomón escribió en el canon de la Biblia. No aparecen en orden cronológico, ya que el Cantar de los Cantares fue el primero en escribirse, seguido de Proverbios, escrito en la madurez de su vida, mientras que Eclesiastés se escribió en la desdicha de su vejez. Este libro habla de los gozos de la unión y de la comunión con Cristo, los gozos que una novia experimenta en presencia de su Novio. Este libro se compone de cinco cantos y, por tradición, son los últimos de los 1005 que Salomón escribió, según 1 Reyes 4:32b.

Bosquejo 1. El primer amor es renovado 2. El viaje por el desierto 3. El huerto cerrado 4. Un poderoso ejército 5. Una abundante cosecha

1:1–2:7 2:8–3:5 3:6–5:1 5:2–8:4 8:5-14

Temas principales Para esta sección vamos a ampliar los títulos de estos cinco cantos.

El primer amor es renovado El primer canto desarrolla la idea y la verdad de que un obrero cristiano con frecuencia cae en el error de concentrarse en cuidar el huerto o la vida de otra persona y descuida su propio corazón. Así que, cuando este libro comienza con un encuentro nuevo con el Señor, la joven que habla se da cuenta de cuál es el estado de su propio corazón y clama en Cantares 1:6: “No reparéis en que soy morena”. Los dos cantos siguientes se ocupan del estado del corazón del creyente.

El viaje por el desierto Una de las necesidades en la vida del creyente es pasar por experiencias de desierto. Los hijos de Israel lo hicieron, y la descripción de su experiencia se nos da en Jeremías 2:6: “Y no dijeron: ¿Dónde está Jehová, que nos hizo subir de la tierra de Egipto, que nos condujo por el desierto, por una tierra desierta y despoblada, por tierra seca y de sombra de muerte, por una tierra por la cual no pasó varón, ni allí habitó hombre?” Éste no es un cuadro muy agradable, pero a pesar de ello el viaje por el desierto es esencial para nuestro desarrollo espiritual.

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El Cantar de los Cantares 3:6 hace la pregunta: “¿Quién es ésta que sube del desierto [...], sahumada de mirra y de incienso [...]?” La interpretación espiritual de la mirra y el incienso son las virtudes de la mansedumbre y la fe. Por lo tanto, durante el viaje por el desierto, se desarrollaron en el carácter del creyente esas hermosas virtudes. Ahora el creyente está en condiciones de convertirse en el huerto del Señor.

El huerto cerrado Leemos en Cantar de los Cantares 4:12-14: “Huerto cerrado eres, hermana mía, esposa mía; fuente cerrada, fuente sellada. Tus renuevos son paraíso de granados, con frutos suaves, de flores de alheña y nardos; nardo y azafrán, caña aromática y canela, con todos los árboles de incienso; mirra y áloes, con todas las principales especias aromáticas”. Estos versículos contienen valiosas claves para el entendimiento espiritual de las plantas. Si situamos el fruto del Espíritu enumerado en Gálatas 5:22-23 junto con las plantas (según aparece en el esquema), podemos tener el significado espiritual de las plantas. Granados Alheña Nardo Azafrán Caña aromática Canela Incienso Mirra Áloes

Amor Gozo Paz Paciencia Benignidad Bondad Fe Mansedumbre Templanza

Un poderoso ejército La Iglesia no solamente está llamada a ser el Templo del Señor para adorarlo a Él, su Novio celestial, sino también a ser semejante a Él en cada detalle de Su maravilloso carácter y gloria. Así como Él se presenta a Josué como el Capitán del Señor de los ejércitos, también nosotros debemos ser como Cristo, el poderoso Guerrero. En esta tierra hay una poderosa batalla por las almas de los hombres, como así también un territorio que tiene que ser reconquistado al enemigo. Por eso Pablo habla del cristiano como un soldado; y en el Cantar de los Cantares la esposa es “imponente como ejércitos en orden” (6:4b). Ciñamos nuestros lomos, amados, y comprendamos que la trompeta del Señor ha sonado. Su amada debe estar al lado de Él, pelear la buena batalla de la fe y ver a Satanás bajo sus pies en breve. Así como nuestra Cabeza, nuestro amado Señor, ha triunfado de modo glorioso, nosotros (como dice Pablo) estamos destinados a ser “más que vencedores por medio de aquel que nos amó” con un amor eterno (ver Ro. 8:37).

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Una abundante cosecha Otro aspecto de nuestro glorioso Señor es que Él es el Labrador Divino, Aquel que ha salido a sembrar la buena semilla de la Palabra. Al igual que cualquier labrador, Él quiere recibir la abundante cosecha que con tierno amor ha plantado, ha regado y ha cuidado durante los muchos milenios de existencia de la humanidad sobre esta tierra. Nosotros somos Su labranza, como afirma Pablo en 1 Corintios 3:9. Asegurémonos (como Él dice en Juan 15:1-8) de dar no solamente fruto, o incluso más fruto, sino mucho fruto. Entonces habrá mucho gozo cuando llevemos la cosecha que hayamos producido en y por nuestra vida a Su reino eterno y la pongamos a Sus pies. En el Cantar de los Cantares la novia dice: “Mi viña, que es mía, está delante de mí; las mil serán tuyas, oh Salomón, y doscientas para los que guardan su fruto” (8:12). Observamos que este libro comenzó con el lamento: “[...] mi viña, que era mía, no guardé”, pero termina triunfalmente con la exclamación de que su viña dará mil para Salomón. Espiritualmente hablando, mil es un tipo de la abundancia. Salomón es el tipo del regreso de Cristo y Su gobierno en Su reino milenario. Por lo tanto, que tengamos por Su gracia una viña transformada en nuestro corazón a fin de que también nosotros podamos dar una abundante cosecha para nuestro amado Señor.

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LOS PROFETAS Como ya hemos señalado, nuestro precioso Señor dividió el Antiguo Testamento en las siguientes partes: la Ley, los Salmos y los Profetas. A su vez, esta sección de la Biblia fue dividida por los antiguos en dos secciones denominadas Profetas Mayores y Profetas Menores. Hay cuatro Profetas Mayores y doce Profetas Menores, y se denominan así según la extensión de sus libros. El sólido conocimiento de estos libros es un requisito previo esencial para cualquier maestro serio de la Palabra de Dios. Por lo tanto, trataremos de proporcionar un bosquejo y un comentario de los temas principales de estos libros que sean valiosos para el lector.

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LOS PROFETAS MAYORES Ésta es la primera de las dos secciones principales de los profetas, y comprende las obras de Isaías, Jeremías (con Lamentaciones), Ezequiel y Daniel. Para el profeta Isaías, el período de su ministerio abarcó los reinados de los siguientes reyes de Judá: Uzías, Jotam, Acaz y Ezequías; mientras que para el profeta Jeremías fueron los reinados de Josías, Joacaz, Joacim, Joaquín y Sedequías, quienes fueron también reyes de Judá. Estos dos profetas vivieron en Jerusalén. Por otra parte, el profeta Ezequiel fue llevado con Joaquín a la cautividad en Babilonia y profetizó desde esa ciudad. El profeta Daniel también fue llevado cautivo a Babilonia en el año tercero del reinado de Joacim, rey de Judá, que fue también el momento en que gobernaba Nabucodonosor, rey de Babilonia. Daniel ministró allí hasta que el último gobernante babilonio, Belsasar, fue depuesto por los medos y los persas. Después continuó hasta los reinados de Darío, el rey de los medos que capturó Babilonia, y de Ciro, rey de Persia.

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El libro de Isaías Introducción Este libro (junto con Génesis, Deuteronomio y Salmos) fue el más citado por nuestro bendito Señor durante Su ministerio terrenal. El libro tiene 66 capítulos, así como la Biblia tiene 66 libros. Asimismo, como la Biblia está dividida en 39 libros en el Antiguo Testamento y 27 libros en el Nuevo Testamento, Isaías puede dividirse en el “Antiguo Testamento de Isaías” de 39 capítulos y el “Nuevo Testamento de Isaías”, con 27 capítulos. El capítulo 40, el primer capítulo del Nuevo Testamento de Isaías, comienza con una profecía con respecto a Juan el Bautista, quien fue el primer profeta en ser el mensajero y el precursor que anunció la llegada del Señor. Isaías se refiere a él como la “voz que clama en el desierto: Preparad camino a Jehová; enderezad calzada en la soledad a nuestro Dios” (Is. 40:3). Este libro contiene notables profecías con respecto a la vida de Cristo, las cuales Él cumplió de modo magnífico, hermoso y preciso durante Sus aproximadamente 30 años de preparación y durante Sus tres años y medio de ministerio público. Estas profecías con respecto a Jesús revelan muchos de los tratos de Dios en la vida de Su amado Hijo que no se mencionan en los relatos que los Evangelios hacen de Su vida. Mencionaremos algunas de ellas a medida que vayamos desarrollando los temas principales del libro de Isaías.

Bosquejo 1. Capítulos proféticos a. La gran acusación contra Israel b. Llamado y comisión de Isaías c. El libro de Emanuel d. Profecías contra naciones extranjeras e. El Apocalipsis de Isaías f. El libro de cantos g. El libro de ayes h. El rey justo i. El sacrificio del Señor en Bosra j. El desierto florecerá como una rosa 2. Eventos históricos a. El sitio asirio de Jerusalén b. La sanación de Ezequías c. El anuncio de la cautividad en Babilonia 3. Capítulos mesiánicos a. El libro de la consolación b.El Libertador (la persona del Señor Jesucristo) c. Los libertados

1:1–35:10 1:1– 5:30 6:1-13 7:1–12:6 13:1–23:18 24:1-23 25:1–27:13 28:1–31:9; 33:1-24 32:1-20 34:1-17 35:1-10 36:1–39:8 36:1–37:38 38:1-22 39:1-8 40:1–66:24 40:1–48:22 49:1–57:21 58:1–66:24

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Temas principales Ante todo, es la vida de Cristo la que fluye a través de este maravilloso libro, y es el tema que abordaremos a continuación. Virtualmente cada detalle de Su vida es revelado por medio de los labios de Isaías para que todas las generaciones vean que Jesús cumplió las profecías que se habían hecho sobre Él unos 800 años antes de Su nacimiento. Contemplemos entonces la sabiduría de nuestro maravilloso, omnisciente y sabio Padre celestial, quien ordenó el nacimiento, la vida y la muerte de Su Hijo, el Señor Jesucristo, para que fuera nuestro querido Salvador. Para este fin, hemos escogido enumerar algunos aspectos específicos de la vida de Jesús tal como Isaías los declara, con su cumplimiento en el Nuevo Testamento para ayudarle a que aprecie la grandeza de nuestro Dios.

Sus primeros años Su concepción Su llamado desde el vientre Su nacimiento Su desarrollo

Is. 7:14 Is. 49:1 Is. 9:6 Lc. 2:40

Una virgen concebirá Y dará un Hijo, un Salvador Hijo nos es nacido comerá mantequilla y miel

Mt. 1:18-21 Mt. 1:21 Lc. 2:7, 12 Is. 7:15

Su ministerio El mensajero

Is. 40:3

El mensaje de Cristo El Pastor Sus sufrimientos Tus muertos vivirán con Mi cuerpo muerto

Is. 52:7 Is. 40:11 Is. 53 Is. 26:19

Juan el Bautista, una voz en el desierto Salvación El Buen Pastor El Varón de dolores Su muerte y resurrección

Jn. 1:23 Lc. 1:77 Jn. 10:11 Mt. 26:38 Mt. 27:50-53

Este bosquejo está muy ampliado en nuestro libro titulado Isaías. El siguiente tema principal de este libro aborda profecías con respecto a Israel: la subsiguiente dominación de los asirios y después de los babilonios. Una vez más recurrimos a un breve bosquejo histórico; en nuestro libro sobre Isaías se proporciona un bosquejo más completo.

Anuncio de la dominación asiria El sitio de Jerusalén La liberación prometida La liberación cumplida

Isaías 1:8-9 Isaías 10:24-27 Isaías 37:34-38

La era babilónica El sitio babilónico La caída de Babilonia

Isaías 47:5, 6 Isaías 44:27

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La liberación de los judíos de Babilonia Jerusalén será reedificada

Isaías 48:20 Isaías 44:28

De este modo vemos el notable entendimiento profético de Isaías con respecto a las cosas que iban a suceder, y especialmente los planes de Dios para Su Hijo, el glorioso Redentor de la humanidad, para dar entrada a la Era de la Iglesia. Isaías también menciona la gloriosa bendición del bautismo del Espíritu Santo (Is. 28:11-12), citado por el apóstol Pablo en 1 Corintios 14:21. Isaías, con su bello fluir profético, pasa a una descripción de la Era Milenaria de Cristo, en la que describe al lobo y al cordero habitando juntos (Is. 65:25). Luego el profeta declara que Dios creará nuevos cielos y una nueva tierra, y que los anteriores no serán recordados jamás (Is. 65:17, comp. Ap. 21:1). Recomendamos la lectura de Isaías para recibir consuelo y aliento para los tiempos en que vivimos.

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El libro de Jeremías Introducción El profeta Jeremías fue un hombre de profundos contrastes. Por un lado, era el profeta llorón, que rogaba a una generación apartada que regresara a Dios su Creador. Por otro lado, al enfrentarse al peligro personal y a los ataques de quienes eran sus contemporáneos, era tan resistente como cualquier fortaleza o columna en la tierra. Rechazado por su propia generación, Jeremías ha sido reverenciado desde entonces por incontables generaciones posteriores. Su nombre se conoce en todo el mundo, y muchos padres han puesto ese nombre a sus hijos como tributo a él. Jeremías vivió en una época que tiene muchas analogías con los últimos tiempos de la Iglesia, en los cuales el pecado abundará y el amor de muchos se enfriará. El suyo fue un tiempo en que los líderes estaban cada vez más dispuestos a transigir en la fe, y dados a falsas esperanzas basadas en la fantasía y no en la realidad. Comenzó su ministerio en el año decimotercero del reinado de Josías, el rey piadoso, que en aquella época quizá habría tenido apenas unos 20 años de edad. Jeremías difícilmente sería un poco mayor que él. Junto con Sofonías (uno de los Profetas Menores), que también era bastante joven, formaron un trío que encabezó el mayor avivamiento que la nación de Israel haya conocido en su historia. Tristemente, después de la prematura muerte de Josías (quien devolvió a Israel sus anteriores fronteras y la adoración en el templo) sus descendientes que se sentaron en el trono en Jerusalén llevaron a la nación a sufrir el juicio divino debido a sus caminos pecaminosos. Los últimos días del reino de Judá bien podrían demostrar ser un modelo de los últimos días antes del regreso de nuestro Señor. Habrá el mayor avivamiento que la humanidad haya conocido, seguido de una gran apostasía y la aparición del Anticristo y el Falso Profeta. Ésos son, sin duda, los eventos que la Biblia retrata para los últimos tiempos. El libro de Jeremías no sigue un orden cronológico; por lo tanto, es difícil componer un bosquejo. Sin embargo, hemos intentado dar un bosquejo básico. En nuestro libro titulado Jeremías está disponible uno más detallado para quienes deseen seguir estudiando a este gran hombre de Dios.

Bosquejo 1. Llamado de Jeremías 2. Profecías con respecto a Judá 3. Profecías contra naciones extranjeras 4. Notas históricas sobre la captura de Jerusalén

1:1-19 2:1–45:5 46:1–51:64 52:1-34

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Temas principales El libro de Jeremías quizá sea más amado y recordado por los siete sucesos de interés actual que detallaremos a continuación.

El llamado desde el vientre Este libro comienza con el relato del llamado del profeta en términos tremendos y profundamente teológicos, que en realidad nos afectan a todos. Afirma con toda claridad que antes que Dios formase a Jeremías en el vientre, lo conocía; por lo tanto, lo que se aplica a Jeremías se aplica también a todos nosotros. Dios nos conocía antes de la fundación del mundo y, al igual que con Jeremías, ordenó el plan y el propósito que tenía para nuestra vida. El apóstol Pablo alude a esta verdad cuando habla de que Dios lo apartó desde el vientre de su madre. David, igualmente, habla en los mismos términos con respecto al conocimiento previo de Dios. Citamos el Salmo 139:15-16: “No fue encubierto de ti mi cuerpo, bien que en oculto fui formado, y entretejido en lo más profundo de la tierra. Mi embrión vieron tus ojos, y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas, sin faltar una de ellas”. El hecho mismo de que Dios conociera y planeara nuestra vida antes de la fundación del mundo debería ser una fuente de consuelo y aliento para todos nosotros. Como vemos en Jeremías 10:23, eso significa: “Conozco, oh Jehová, que el hombre no es señor de su camino, ni del hombre que camina es el ordenar sus pasos”. Por lo tanto, no nos corresponde a nosotros procurar planear nuestra vida, sino más bien saber que Dios la ha ordenado de antemano. Nuestra parte es buscar el rostro de Él a fin de conocer Su voluntad y, por Su gracia, seguir en Sus pasos día a día. Al hacerlo, llegaremos a la meta del supremo llamamiento de Dios para nuestra vida.

La fuente de aguas vivas Uno de los fenómenos de la tierra de Israel es la abundancia de agua que literalmente brota de las rocas en ciertos lugares. Esa agua es de la más pura naturaleza y sacia la sed. Los habitantes del país cavaban cisternas para almacenar el agua de esas rocas y de otras fuentes, como el agua de lluvia. Cuando se producían terremotos, esas cisternas podían agrietarse produciendo filtraciones, y el agua se acababa. El Señor utiliza esto como analogía de una profunda verdad espiritual. Él se compara con la fuente de agua de vida eterna que fluye a chorros, es abundante, siempre está disponible y satisface todo el ser del hombre. Sin embargo, Israel ha rechazado esa pura fuente del agua de vida a cambio de sus propios recursos, que son como cisternas rotas que no tienen provisión en sí mismas. El contexto muestra claramente la interpretación. Israel se había vuelto a dioses que ellos mismos habían creado y que no tenían la fuente de vida eterna; por lo tanto, los decepcionarían (Jer. 2:10-13). Es lamentable que el hombre mortal, creado a la imagen del Todopoderoso (con una inteligencia que cada día demuestra ser más y más maravillosa), pueda llegar a estar tan ciego que se vuelva a

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objetos hechos de madera y piedra. Hasta llega a declarar que esos ídolos lo crearon y acudir a ellos para obtener ayuda y dirección. ¡Cómo el pecado distorsiona la realidad! En lugar de reconocer la inteligencia superior del Todopoderoso y humillarse ante el Señor Creador que hizo los cielos y la tierra, los hombres se vuelven a las miserables cosas que ellos mismos han hecho (comp. Ro. 1:21-24). Es cierto lo que se dice, que no hay nadie tan ciego como aquel que no quiere ver. Seamos sabios: volvámonos a la Fuente suprema de vida y bebamos de las aguas de vida abundantemente.

Pararse en los caminos El contexto de este pasaje halla al Señor deplorando el estado de Jerusalén como una fuente de la que brota maldad. Se afirma que esa maldad es la avaricia, la violencia y la falsedad, desde el profeta y el sacerdote hacia abajo. A pesar de las advertencias de Jeremías, esos hombres, anteriormente ministros de Dios, le han dicho al pueblo que tendrán paz, mientras que Dios declara que no habrá paz; además, no se avergonzaron cuando cometieron todas esas abominaciones. Por lo tanto, Dios dice que los visitará a causa de sus obras y los derribará (Jer. 6). El remedio de Dios para ese lamentable estado era que tenían que pararse en los caminos de Dios y preguntar por las sendas antiguas en las cuales los santos del pasado caminaron: las sendas de justicia, pureza y santidad (ver Jer. 6:16). Aquí hay sabiduría que nosotros también haremos bien en considerar. Cuando nos enfrentemos a las complejidades de la vida y a todas sus tentaciones y pecado, tomemos nuestra Biblia y leamos acerca de esos senderos en los cuales anduvieron los patriarcas Abraham, Isaac, Jacob, José y los demás, y así, según Su promesa, hallaremos descanso para nuestra alma.

Plata desechada Para este particular análisis del estado del pueblo de Dios el profeta utiliza la analogía de los metales. Usa el bronce y el hierro para representar la indignidad del pueblo. Luego Jeremías se refiere a la fundición, donde se funde la plata para separar el plomo del metal más precioso que es la plata. El fundidor funde en vano, porque el plomo no se puede quitar; de este modo, se convierte en plata reprobada o sin valor que debe ser desechada (Jer. 6:28-30). Aunque el Señor ha hecho que toda clase de advertencias y pruebas lleguen a Judá, su maldad no ha sido quitada. Se han vuelto semejantes a plata reprobada y son desechados por el Señor. ¡Oh, la sabiduría de permitir que las pruebas nos separen de la maldad de la vieja, malvada y caída naturaleza adámica con la cual nacemos, una naturaleza que solamente tiende al pecado y la ruina!

El cinto podrido Es notable el alcance y el detalle de la vida en la primitiva Israel que el Señor utiliza para retratar la verdad. Hablamos de las ricas ilustraciones poéticas de Jeremías pero, en realidad, fluyen de sus labios como profecía, inspiradas por el Espíritu Santo de Dios. Vemos verdades reforzadas por el Maestro de maestros, el Señor y Salvador de la humanidad: el Señor Jesucristo. Cuando estuvo en la tierra Cristo aplicó, con una elocuencia sencilla y sin embargo profunda, las verdades de la naturaleza y habló ampliamente sobre máximas celestiales y eternas. Aplicó esas verdades de una manera en la que todos los que le oían podían comprender.

CONOZCA SU BIBLIA Ahora, al profeta se le dice que tome una parte de su ropa (un cinto que normalmente llevaba la gente de su tiempo) para convertirlo en una señal para la nación de su lamentable estado espiritual. Se le dice que tome ese cinto y lo oculte en la hendidura de una roca al lado del río Éufrates. Después de muchos días, se le dijo a Jeremías que lo sacara de donde lo había escondido, y “he aquí que el cinto se había podrido; para ninguna cosa era bueno”. Por medio del profeta Jeremías, el Señor le dijo al pueblo que, debido a su orgullo, así eran ellos ante Sus ojos, y que Él los llenaría a todos de embriaguez. Serían castigados por una nación que llegaría del norte, de más allá del Éufrates, la nación de Babilonia (Jer. 13:1-15). 116

Después tenemos una vislumbre del juicio eterno de Dios. Citamos el versículo en el cual Dios declaró que ellos serían expulsados de la tierra de su nacimiento, la tierra de Israel. “Y si te preguntaren: ¿A dónde saldremos? les dirás: Así ha dicho Jehová: El que a muerte, a muerte; el que a espada, a espada; el que a hambre, a hambre; y el que a cautiverio, a cautiverio” (Jer. 15:2). Hay un juicio decretado en los cielos sobre los malvados, y se cumplirá de acuerdo a la infinita sabiduría de Dios. Por lo tanto, Dios ha declarado: “Mía es la venganza y la retribución” (Dt. 32:35). También Pablo lo cita en Romanos 12:19 como: “Mía es la venganza, yo pagaré”. No debemos buscar la venganza por el mal que otra persona nos haya podido hacer, sino que debemos comprender que esta prerrogativa le pertenece al tres veces Santo. Él los atormentará en presencia de los santos ángeles y en presencia del Cordero de Dios, el Señor Jesucristo. Hagamos solamente el bien a nuestros enemigos y dejemos su juicio en las manos del que siempre juzga con justicia.

La casa del alfarero Jeremías es ahora enviado a la casa del alfarero para aprender uno de los aspectos más preciosos y compasivos del carácter de nuestro amado Señor. El profeta observa cómo la vasija que está en las manos del alfarero se echó a perder por alguna impureza que no había sido quitada del barro en el que estaba trabajando. Esa impureza no se sometía a la tierna presión de sus manos. ésta es una lección muy importante que debemos comprender. Toda impureza y todas las áreas de resistencia deben ser quitadas de nuestra vida a fin de que no nos echemos a perder sobre la rueda de nuestro Alfarero celestial; sin embargo, esta vasija en particular se echó a perder. ¿Desechó el alfarero el barro? No. El alfarero siente afecto y simpatía hacia su barro, porque ha trabajado en él mucho tiempo antes de siquiera ponerlo en la rueda. Al mismo tiempo, el alfarero hizo otra vasija con esa misma porción de barro, tal como le pareció. El Señor habla a Jeremías: “¿No podré yo hacer de vosotros como este alfarero, oh casa de Israel? dice Jehová. He aquí que como el barro en la mano del alfarero, así sois vosotros en mi mano, oh casa de Israel” (Jer. 18:6). Esta hermosa verdad la repite Isaías: “Ahora pues, Jehová, tú eres nuestro padre; nosotros barro, y tú el que nos formaste; así que obra de tus manos somos todos nosotros” (Is. 64:8). Por lo tanto, el Señor, en Su tierna misericordia, hace de nosotros una vasija que es buena a Sus ojos, aun cuando podamos haber fracasado miserablemente. El Señor no desecha a los quebrantados y contritos de corazón que acuden a Él en completa humildad buscando Su misericordia y Su paciencia. Él nos toma otra vez y nos vuelve a convertir en otra vasija de acuerdo a Su sabiduría sin igual. ¡Oh, la infinita compasión de nuestro Dios todopoderoso y omnisciente, que oye el clamor del penitente!

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La cesta de higos Como hemos señalado, Jeremías vivió en los reinados de Josías, el rey piadoso, y sus sucesores Joacaz y Joacim (durante cuyos reinados se produjo la primera cautividad en Babilonia, en el año 606 a.C.). También vivió durante el tiempo de Joaquín, que fue llevado en la segunda cautividad, y Sedequías, que era rey en el tiempo de la caída de Jerusalén. La visión de la cesta de higos fue dada en el tiempo en que Joaquín fue a la cautividad y Sedequías ocupó el trono. Joaquín salió para encontrarse con los babilonios y fue llevado cautivo junto con todos los príncipes, los hombres valientes, unos 10.000 cautivos, y todos los artesanos y herreros; en otras palabras: todas las personas trabajadoras y diligentes (2 R. 24:12-16). El Señor dijo de ellos: “Así ha dicho Jehová Dios de Israel: Como a estos higos buenos, así miraré a los transportados de Judá, a los cuales eché de este lugar a la tierra de los caldeos, para bien. Porque pondré mis ojos sobre ellos para bien, y los volveré a esta tierra, y los edificaré, y no los destruiré; los plantaré y no los arrancaré. Y les daré corazón para que me conozcan que yo soy Jehová; y me serán por pueblo, y yo les seré a ellos por Dios; porque se volverán a mí de todo su corazón” (Jer. 24:5-7). Ellos habían obedecido al Señor y habían ido a la cautividad, y el Señor promete bendecirlos y establecerlos en Babilonia; sobre todo, les daría un corazón dispuesto para conocerlo a Él. Aun el rey Joaquín fue reconocido al cabo de unos 37 años por Evil-merodac, el nuevo rey de Babilonia, quien le habló con amabilidad. De este modo fue bendecida la cesta de higos buenos. Quienes permanecieron en Jerusalén fueron los higos malos, que más tarde fueron llevados a la cautividad y fueron esparcidos entre los reinos para mal de ellos. Se convirtieron en una maldición dondequiera que fueron. De esto aprendemos una lección. Quienes son diligentes y obedientes para aceptar el castigo de Dios, y quizá hasta experiencias de cárcel determinadas por Él, al final recibirán Su bendición, pero quienes son malos serán maldecidos. Que nos beneficiemos de esta enseñanza, porque a medida que nos sometamos a los tratos de Dios en nuestra vida, al final recibiremos Sus bendiciones (comp. Lv. 26:40-42).

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El libro de Lamentaciones Este libro es una composición de cinco poemas, denominados “lamentos”, que están elegantemente escritos en el original hebreo de tal manera que son fáciles de memorizar. Contiene valiosas lecciones para todos nosotros, no sólo para el pueblo hebreo. Por lo tanto, este libro no debe tratarse simplemente como un apéndice al libro de Jeremías. Estos poemas expresan la profunda aflicción del profeta cuando examina las ruinas del templo y de la ciudad de Jerusalén tras los estragos de los babilonios, que fueron usados por Dios como juicio por los pecados de Su pueblo. En Lamentaciones 3 hay esperanza para los oprimidos del pueblo de Dios, porque Jeremías dice del Señor en los versículos 21 a 23: “Esto recapacitaré en mi corazón, por lo tanto esperaré. Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad”. Recomendamos la meditación devocional y en oración al leer este libro a todos ustedes, queridos lectores, que estén atravesando su propio valle de lágrimas. Al así hacerlo recibirán consuelo y aliento; aunque por la noche dure el llanto, a la mañana vendrá la alegría (Sal. 30:5). El Señor es el Dios de toda restauración, consuelo, consolación y esperanza. Aunque Él aflige, sin duda alguna venda las heridas de quienes se acercan a Él quebrantados y contritos de corazón.

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El libro de Ezequiel Introducción Ezequiel profetizó en Jerusalén desde el año quinto de la cautividad de Joaquín. Todas sus profecías están datadas según los años del reinado de este rey de Judá. Joaquín fue considerado el rey legítimo, y no su tío Sedequías, quien lo sustituyó en Jerusalén cuando Joaquín fue llevado a la cautividad por Nabucodonosor. Ezequiel ministró en Babilonia, habiendo ido a la cautividad con el rey Joaquín. Fue contemporáneo de Daniel en Babilonia y de Jeremías en Jerusalén. Este libro está lleno de visiones celestiales, así como también de las visiones que retratan la gloria de Dios abandonando el templo, la caída de Jerusalén y el nuevo templo que será edificado en Jerusalén después de la Segunda Venida del Señor. Ezequiel tenía el sentido de santidad del sacerdote, el sentido del mensaje confiado a él del profeta y el sentido de responsabilidad hacia el pueblo del pastor.

Bosquejo 1. Profecías contra Judá e Israel 2. Profecías contra naciones extranjeras 3. Restauración de Israel 4. Visión del nuevo templo; el reinado milenario

1:1–24:27 25:1–32:32 33:1–39:29 40:1–48:35

Temas principales

Las cuatro criaturas vivientes El libro comienza con la visión y la revelación de las cuatro criaturas vivientes que están alrededor del trono de Dios. Tienen apariencia de hombres, y cada una tenía cuatro rostros: de hombre, de león, de buey y de águila (Ez. 1:4-14). Esos rostros revelan el carácter y el ministerio del Señor Jesucristo; también se reflejan en los cuatro Evangelios del modo siguiente: Mateo retrata a Cristo como el Rey (el León); el Evangelio de Marcos retrata, más que los demás, el sacrificio de Cristo y, por lo tanto, es el que representa el Buey, el Sacrificio. Lucas, el médico amado, retrata la humanidad de Cristo, el Hijo del Hombre. Juan retrata al Señor como el Hijo de Dios como el Águila que se remonta a los lugares celestiales.

La señal de los justos Ezequiel tiene una visión muy significativa con respecto a la caída de Jerusalén en Ezequiel 9. En ella ve a los ángeles que están a cargo de la ciudad poniendo una señal en aquellos que suspiran y se

CONOZCA SU BIBLIA lamentan por las abominaciones que los habitantes cometen allí. Esas abominaciones son la razón de los inminentes juicios de Dios. Esas señales de los ángeles son para proteger a los justos y los piadosos que se duelen por las iniquidades de su generación. 120

Aquí vemos una de las cualidades para ser tenido digno de escapar a los juicios que llegarán en los últimos tiempos. Es la condena del pecado y la tristeza por él, en cualquier forma en que este levante su repugnante cabeza.

Un nuevo corazón y espíritu Otra verdad muy bendita (y ciertamente una promesa de Dios) para quienes tienen hambre y sed de pureza es que Dios nos limpiará profundamente, como Él dice en Ezequiel 36:25-26: “Esparciré sobre vosotros agua limpia, y seréis limpiados de todas vuestras inmundicias; y de todos vuestros ídolos os limpiaré. Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne”. Él también promete poner Su Espíritu dentro de nosotros, hacer que caminemos en Sus estatutos y que guardemos Sus juicios; sobre todo, que los cumplamos. ¡Qué bendita esperanza para todos los que tenemos sed de una vida santa! Al mismo tiempo, observemos que las bendiciones y las promesas de la Biblia no se nos dan sin condiciones. Ezequiel 36:37 concluye con la advertencia de que a fin de disfrutar de Su santidad y ser participantes de ella, debemos solicitar con diligencia del Señor que lo haga por nosotros.

El Templo del Milenio Ezequiel, como corresponde al sacerdote que era, habla con tristeza del templo de su tiempo que Salomón había edificado según el patrón que David su padre le dio. Eso se debe a que él ve, en forma de visión, la gloria de Dios que se levanta y se aleja de ese magnífico edificio (Ez. 10). Sin embargo, para alentar a este hombre piadoso y santo, el Señor le concedió una visión de un Templo que será edificado para adorar al Señor en Su reino milenario, aquí sobre la tierra, después de Su Segunda Venida. * Este templo del Milenio será la séptima de las siete moradas de Dios sobre la tierra. Las moradas de Dios que se encuentran en la Biblia son: 1. El Tabernáculo de Moisés, dado en el monte Sinaí. 2. El Tabernáculo de David, que era una tienda erigida sobre el monte Sion en el cual estaba el Arca del Pacto. 3. El Templo de Salomón. 4. El templo restaurado de Zorobabel, que fue erigido tras el regreso de los judíos de la cautividad en Babilonia. 5. El templo de Herodes en el que Jesús ministró. 6. La Iglesia, porque somos el Templo de Dios. 7. El Templo del Milenio revelado a Ezequiel, sacerdote y profeta de Dios. Deberíamos añadir que otro templo será edificado en Jerusalén antes de la Segunda Venida del Señor; pero será aquel en el cual el Anticristo se sentará (Mt. 24:15, 16). El Anticristo se mostrará a sí mismo como Dios; además, hará que su imagen, la Abominación Desoladora, sea erigida.

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El mensaje subyacente en la revelación del Templo del Milenio era el de “Santidad al Señor”. Este mensaje se enseñaba en el tiempo de Ezequiel, y es un mensaje que continuará siendo enseñado a los que vivimos en este tiempo.

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El libro de Daniel Introducción El libro de Daniel es un relato de la vida de Daniel, quien junto con Noé y Job, fue uno de los hombres más rectos en la historia de la humanidad (Ez. 14:14). En el transcurso de su vida ocupó varios altos cargos en el gobierno, primeramente con el Imperio Babilonio y después con el Persa. Daniel fue un profeta que tuvo un notable discernimiento profético con respecto a sucesos futuros entre las naciones. Esos sucesos cubrían un período que abarcaba desde los primeros años de Nabucodonosor, rey de Babilonia, hasta Cristo; y luego los últimos tiempos de la Era de la Iglesia, culminando con la Segunda Venida de Jesús y Su reino milenario sobre la tierra. Las profecías de Daniel permiten conocer muchos aspectos de la persona del Anticristo, al igual que los sucesos que conducen a su aparición y su desaparición. También habla de la gran tribulación. El libro puede dividirse en partes iguales, a las cuales hemos denominado históricas (que cubren los eventos de la época de Daniel) y proféticas (las dedicadas a eventos futuros).

Bosquejo 1. Sucesos históricos 1–6 a.Primeros años de Daniel, en preparación para el gobierno b.El sueño de Nabucodonosor c.La imagen de Nabucodonosor y el horno de fuego d.El testimonio de Nabucodonosor e.La fiesta de Belsasar y la caída de Babilonia f.Daniel y el foso de los leones 2. Futuros sucesos entre las naciones 7–12 a.Las cuatro grandes bestias y el cuerno pequeño b.El carnero y el macho cabrío c.La oración de Daniel y la revelación de las 70 semanas d.La guerra en los lugares celestiales e.La historia, desde Chipre hasta Antíoco Epífanes IV f.La gran tribulación

1:1-21 2:1-49 3:1-30 4:1-37 5:1-31 6:1-28 7:1-28 8:1-27 9:1-27 10:1-21 11:1-45 12:1-13

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La imagen de Nabucodonosor Dios había dado rey de Babilonia un sueño de una imagen con una cabeza de oro, el pecho de plata, el vientre y los muslos de bronce, las piernas de hierro, y los dedos de los pies de hierro

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y barro. Nadie excepto Daniel sabía cuál era el sueño ni su interpretación, y ambas cosas el Señor se las reveló. El sueño hablaba de los reinos que se levantarían secuencialmente después del Imperio Babilonio: Persia, Grecia y Roma, seguidos por diez reyes que surgirían de las fronteras del Antiguo Imperio Romano. El Señor entonces los destruiría y establecería Su Reino eterno (Dn. 2). Este sueño es significativo, porque es la base de todas las futuras revelaciones de los próximos sucesos nacionales alrededor del mar Mediterráneo.

La caída de Babilonia La caída del Imperio Babilonio se retrata de modo muy gráfico. Belsasar, el último rey, dio una gran fiesta para sus príncipes y sus mujeres, y después hizo traer los vasos santos del templo de Jerusalén que había sido capturado por su abuelo Nabucodonosor. Sobre la pared, al lado del candelero de Dios, el dedo de la mano de un hombre escribió: “MENE, MENE, TEKEL, UPARSIN”. Ninguno de los magos del rey pudo interpretar la escritura. Daniel fue llamado y dio esta interpretación, hablando de Belsasar: “[...] Contó Dios tu reino y le ha puesto fin. [...]: Pesado has sido en balanza y fuiste hallado falto. [...]: Tu reino ha sido roto, y dado a los medos y a los persas” (Dn. 5:26-28). Aquella misma noche Babilonia fue tomada, y Belsasar resultó muerto. De este modo se cumplió la parte siguiente de la visión de la imagen: Persia siguió a Babilonia como el reino siguiente que gobernó el mundo conocido de aquella época.

El foso de los leones La llegada del Imperio Persa bajo Darío hizo que Daniel fuera promovido a primer presidente sobre los 120 príncipes que gobernaban el nuevo reino (Dn. 6:1-3). Los celos causaron que los príncipes engañaran al rey Darío para que metiera a Daniel en el foso de los leones; sin embargo, debido a su fe y al hecho de que fue hallado inocente delante de Dios, no habiendo hecho daño alguno al rey, un ángel del Señor fue enviado a cerrar la boca de los leones. Los enemigos de Daniel fueron lanzados, junto con sus familias, al foso de los leones, los cuales los devoraron. Aquí está la confianza para el cristiano en los últimos tiempos, donde habrá tiempos de persecución. El Señor puede guardarnos de nuestros enemigos si nosotros, como Daniel, estamos llenos de fe, justicia e integridad ante Sus ojos.

La Abominación Desoladora En Mateo 24:15 nuestro Señor habló de la llegada del Anticristo en los últimos tiempos, y de la Abominación Desoladora, refiriéndose al libro de Daniel. En Daniel 11, el Anticristo es denominado “el rey del norte”, quien hará que la Abominación Desoladora (un ídolo, posiblemente con forma de puerco) sea erigida en el templo. El libro de Daniel termina señalando que, después de la Abominación, juicios y desolación llegarán sobre la nación de Israel y sobre otras naciones. Entonces el arcángel Miguel (que es el príncipe de Israel) se levantará, y vendrá la gran tribulación. Esto será seguido por la Segunda Venida de Cristo,

CONOZCA SU BIBLIA y la primera resurrección de aquellos que sean hallados dignos de gobernar y reinar con Cristo en el Milenio. Quienes hayan sido maestros de justicia brillarán como las estrellas para siempre (Dn. 12). 124

Aprendamos de todas las hermosas verdades que hay en este libro para asegurarnos de buscar una vida sin mancha, como la de Daniel, y así ser considerados dignos de escapar a esas pruebas que van a llegar sobre la tierra.

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LOS PROFETAS MENORES Esta sección de la Biblia se denomina así por los doce libros proféticos que contiene. Oseas, Joel, Amós, Abdías, Jonás, Miqueas, Nahum, Habacuc y Sofonías: estos son los profetas que ministraron antes de la cautividad en Babilonia y se denominan “pre-exílicos”. Hageo, Zacarías y Malaquías son los profetas “post-exílicos”, o los de la Era de la Restauración, cuando los judíos regresaron a Judá. Los Profetas Menores son libros más breves que Isaías, Jeremías, Ezequiel y Daniel; son conocidos como los Profetas Mayores. Los Profetas Menores, que no están necesariamente en orden cronológico, cubren un período en el reino dividido de Judá e Israel: desde Joel, quien profetizó en los primeros tiempos de las invasiones asirias de Israel (hacia el año 800 a.C.), hasta Malaquías, quien ministró unos 400 años antes del nacimiento del Señor Jesucristo.

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El libro de Oseas Introducción El mensaje de Oseas es la restauración del que se ha apartado. En las páginas de este libro vemos la extrema compasión y paciencia de Cristo al tratar con la nación apóstata de Israel. Dios ama al que se ha apartado, aun cuando no ame su pecado. Dios utilizó a la esposa de Oseas para demostrar Su amor firme e inagotable por la apóstata Israel. Los capítulos 1-3 describen la vida familiar del profeta, mientras que los capítulos 4-14 hablan del espantoso pecado de Israel, los venideros juicios de Dios y la restauración definitiva de Israel.

Bosquejo 1. La familia del profeta 2. Condenación del pueblo, sacerdotes y reyes 3. Llamado a regresar a Dios 4. Continua condenación a causa del engaño 5. Advertencia de juicios venideros 6. Compasión de Dios por Israel 7. Repaso histórico de Israel 8. Anuncio de la destrucción de Samaria 9. Restauración definitiva de Israel

1:1–3:5 4:1–5:15 6:1-3 6:4–7:16 8:1–10:15 11:1-12 12:1-14 13:1-16 14:1-9

Temas principales La familia del profeta es un tema que se estudia mucho no solamente a causa de la compasión por Oseas, sino también para ver cómo Dios puede usar condiciones familiares angustiosas para Sus propósitos. Oseas, a quien el Señor le dijo que se casara con una mujer infiel, sintió que su corazón era exigido al punto de rompimiento. Aunque su esposa se fue con otros hombres, él permaneció fiel. El Señor prometió restauración, y Gomer, después de haber pasado por un horno de aflicción, regresó a su esposo. El Señor dice que tal será el caso con Israel en los últimos tiempos, cuando David sea levantado para volver a ser su rey. La gran compasión de Dios por Israel es el tema principal de este libro, y en ningún otro lugar en la Biblia se demuestra con más patetismo que en el capítulo 11. Después de enumerar todos los pecados de Israel y de declarar que Su pueblo está inclinado a la apostasía, Dios clama desde el tierno y amoroso corazón de un padre: “¿Cómo podré abandonarte, oh Efraín? ¿Te entregaré yo, Israel? ¿Cómo podré yo hacerte como Adma, o ponerte como a Zeboim? Mi corazón se conmueve dentro de mí, se inflama toda mi compasión. No ejecutaré el ardor de mi ira, ni volveré para destruir a Efraín; porque Dios soy, y no hombre, el Santo en medio de ti; y no entraré en la ciudad” (Os. 11:8-9).

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Al leer este versículo con atención, vemos que la única excusa para que el Señor no destruyera a Israel es el hecho de que Su anhelante corazón es el corazón de la Deidad. El corazón del hombre habría abandonado desde hace mucho tiempo a ese pueblo apóstata. ¡Que clamemos para tener un corazón que nunca pierda esperanzas en la persona que se aparta! Hay varias causas para apartarse, y consideraremos dos de ellas. Oseas 4:6 dice: “Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento”. Comparemos esto con Isaías 33:6 donde se nos dice: “Y reinarán en tus tiempos la sabiduría y la ciencia, [...]”. Entonces entenderemos la gran importancia que se da al aprendizaje de la Palabra de Dios. El apóstol Pablo nos exhorta a estudiar para comportarnos “como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad” (2 Ti. 2:15). A todos los reyes y líderes se les aconsejó que leyeran las Escrituras para que pudieran ser prósperos y tener éxito (ver Jos. 1:8). El otro tema principal, que se encuentra en Oseas 4:11, es la advertencia de que la fornicación, el vino y el mosto quitan el juicio. A lo largo de toda la Biblia hay una constante advertencia de los peligros de la mujer extraña y de beber bebidas alcohólicas (Pr. 2:16-19; 23:29-33). El camino de regreso a Dios se muestra con toda claridad, y debería ser escrupulosamente seguido cuando ayudemos a regresar al Señor al que se ha apartado. Los pasos adecuados se enumeran en Oseas 14:1-2: a. Regresar a la iglesia. b. Llevar palabras de súplica y volverse al Señor. c. Pedir al Señor que quite “toda iniquidad”. Esto es esencial: estar dispuesto a abandonar todos los caminos pecaminosos que nos hayan conducido a nuestro lamentable estado de esclavitud al pecado. d. Rogar al Señor que nos reciba por Su gracia, recordando que la salvación y la restauración dependen, precisamente, de la gracia. David encontró un lugar de arrepentimiento, pero Esaú no (He. 12:16-17).

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El libro de Joel Introducción Más conocido como el profeta del derramamiento pentecostal, Joel profetizó también acerca de eventos que sucederían en los tiempos de las invasiones asirias y babilonias. Se cree que ministró en tiempos del rey Joás de Judá (hacia el año 810-750 a.C.).

Bosquejo 1. Destrucción mediante plagas sucesivas 2. Llamado al arrepentimiento y sus consecuencias 3. Derramamiento del Espíritu Santo sobre la Iglesia 4. Juicios finales sobre las naciones que salen contra Jerusalén

1:1–2:11 2:12-27 2:28-32 3:1-21

Temas principales Antes de Joel, Dios había enviado a naciones contra Israel para llevarlo al arrepentimiento, pero no se había arrepentido. Joel entonces profetizó sobre invasiones futuras y aun más terribles. El único propósito de todo ello era hacer que la nación se volviera a Él. Joel los llama a santificar un ayuno, a reunir a los ancianos y a todos los habitantes de la tierra en la casa del Señor y a clamar al Señor (Jl. 1:14). Éste es un mensaje muy necesario para los días en que vivimos. Después siguió una exhortación a tocar la trompeta en Sion en el santo monte del Señor, advirtiendo de los juicios venideros en forma de las invasiones asirias y babilonias. Esta exhortación fue repetida, y se hizo un ruego para que los sacerdotes y los ministros del Señor lloraran delante del altar para que el Señor salvara a Su pueblo. Existía la promesa de que al hacerlo así, Dios se apiadaría de la tierra y expulsaría al ejército del Norte (Jl. 2:15-20). Esto se cumplió en tiempos de Ezequías, cuando el Señor mató al ejército de Senaquerib e hizo que los asirios regresaran a su propia tierra (2 Cr. 32:1-23). El tema ahora cambia al derramamiento del Espíritu Santo. El Señor dijo en Joel 2:28-29: “Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones. Y también sobre los siervos y sobre las siervas derramaré mi Espíritu en aquellos días”. Este pasaje fue citado por el apóstol Pedro el día de Pentecostés para explicar el derramamiento del Espíritu Santo en Jerusalén (Hch. 2:17-18). Joel entonces hizo la advertencia de que el Señor mostraría señales en el cielo. El sol se convertirá en tinieblas y la luna en sangre antes del grande y temible día del Señor. En su último capítulo, Joel habló concretamente de los eventos que sucederán en Jerusalén, cuando el Señor convoque a todas las naciones contra la ciudad amada en los últimos tiempos. En ese momento, el Señor será la esperanza de Su pueblo y los defenderá, derrotando a los ejércitos gentiles por su gran maldad (Jl. 3).

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El Libro de Amós Introducción Se nos dice específicamente que Amós, que era pastor, profetizó durante los reinados de Uzías, rey de Judá, y de Jeroboam II, rey de Israel. Por lo tanto, ministró en los primeros años del profeta Oseas. Amós fue un hombre pobre, de orígenes muy humildes, cuando el Señor lo tomó mientras seguía a las ovejas y le ordenó que fuese y profetizase al pueblo de Dios: Israel. Comenzó su ministerio dos años antes del terremoto en el reinado de Uzías, el cual tuvo lugar aproximadamente en el año 763 a.C. Aunque no tenía educación formal, sus escritos revelan una riqueza de conocimiento histórico y profundas ilustraciones. El tema del libro es la justicia social en medio de la prosperidad económica. Los ricos estaban oprimiendo a los pobres.

Bosquejo 1. Juicios sobre naciones 2. Tres mensajes presentados por la frase: “Oíd esta palabra” 3. Anuncio del exilio 4. Cinco visiones de juicio 5. Restauración de Israel

1:1–2:16 3:1–5:17 5:18–6:14 7:1–9:10 9:11-15

Temas principales Algunas de las ricas ilustraciones que están esparcidas a lo largo de este libro revelan profundas verdades muy instructivas. Estas verdades no son solamente para entender la época en que Amós vivió, sino también para nuestra vida espiritual y aun para entender los últimos tiempos, a los cuales nos acercamos actualmente. Consideremos la condenación de Edom o Esaú, en Amós 1:11: “[...]; porque persiguió a espada a su hermano, y violó todo afecto natural; y en su furor le ha robado siempre, y perpetuamente ha guardado el rencor”. Qué advertencia para nosotros: no albergar resentimiento contra otros; en lugar de eso, busquemos al Señor para ser limpiados de tales sentimientos, para que no caigamos bajo el mismo juicio que Esaú y vayamos a la cautividad. Comprendamos también que en los últimos tiempos la tierra de Edom se convertirá en brea ardiente (Is. 34:9). Otra excelente cita y una de solemne enseñanza es la de Amós 3:3: “¿Andarán dos juntos, si no estuvieren de acuerdo?” Esto podría aplicarse, desde luego, a dos personas que solamente pueden caminar en armonía y amor fraternal si fluyen en el mismo espíritu y doctrina; sin embargo el contexto es más inquietante. Es Dios que habla de Israel, Su amada nación, diciendo que Él solamente puede caminar con ellos si están de acuerdo con Él y se regocijan en Él en justicia.

CONOZCA SU BIBLIA Bien haremos en meditar en este versículo, porque algunos han errado (como lo hizo el justo rey Josafat) al caminar junto con los malos. Al aliarse con el rey Acab, causó desastrosas consecuencias al reino de Judá (2 Cr. 19:2-3). ¿Continuará Dios caminando con nosotros si nos apartamos del sendero de justicia? ¡Claro que no! Tengamos cuidado y consideremos sabiamente nuestros caminos para no perder la presencia de Dios. 130

Esa solemne frase y advertencia, tan querida y a menudo usada por los evangelistas: “Prepárate para venir al encuentro de tu Dios, oh Israel” (Am. 4:12) no es solamente para los no salvos; se aplica aun más al cristiano. ¡Cuántos testimonios he oído recientemente del Señor que habla a pastores advirtiéndolos del estado espiritual de sus rebaños, a pesar de que se sentían muy tranquilos pensando que todos estaban bien delante de Dios! El Señor se apareció a un pastor que tenía una congregación de unas 10,000 personas y le dijo que había solamente siete que estaban preparadas para el cielo, y que el pastor no era una de ellas. Dos o tres días después el pastor murió. Lamentablemente, no se trata de un caso aislado, pues sé de muchos ejemplos como ése en los que pastores de grandes iglesias han recibido advertencias similares, aunque ninguna tan dramática. Sin duda, esta advertencia en el libro de Amós no estuvo destinada a los no salvos, sino al pueblo de Dios. Él está hablando mediante el profeta a Israel, que es Su Iglesia, porque nosotros somos el Israel de Dios. Una profecía muy conocida se encuentra en Amós 9:11-12: “En aquel día yo levantaré el tabernáculo caído de David, y cerraré sus portillos y levantaré sus ruinas, y lo edificaré como en el tiempo pasado; para que aquellos sobre los cuales es invocado mi nombre posean el resto de Edom, y a todas las naciones, dice Jehová que hace esto”. Este pasaje es citado por Santiago ante el primer concilio apostólico en Jerusalén en Hechos 15:13-18 como prueba de que la Iglesia debiera abrir sus puertas al derramamiento pentecostal sobre los gentiles y recibirlos en el rebaño. El libro de Amós termina, como lo hacen muchos de los libros de los demás Profetas Menores, con una visión de la restauración de Israel (Am. 9:11-15). De la última cautividad que tendrá lugar en el tiempo del Anticristo y el Falso Profeta, ellos serán llevados de vuelta a su tierra y serán plantados. Sus ciudades serán restauradas y vivirán en paz durante Su glorioso reino milenario. La nación agrícola de Israel recibe una imagen radiante de una abundante cosecha que deleitaría y abrumaría el corazón de cualquier labrador. Nuestro Dios satisface los anhelos de toda carne y se encuentra con nosotros según nuestros deseos.

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El libro de Abdías Introducción Este libro trata sobre los juicios de Dios sobre Edom, un descendiente de Esaú, que era el hermano de Jacob. Como leímos en Amós, éste muestra una gran y continua ira contra Jacob, su hermano, que es Israel. Para apreciar este breve libro tenemos que entender que Esaú era el hermano mayor de Jacob y, como tal, tenía todos los privilegios que la primogenitura otorgaba al hijo mayor. Él debería haber recibido las promesas del pacto hechas por Dios a Abraham con respecto a la tierra de Palestina. En cambio, Esaú despreció la primogenitura y la vendió a Jacob por un guiso. Más tarde buscó obtener de nuevo la primogenitura, pero no tuvo oportunidad de arrepentimiento (He. 12:16-17); por lo tanto, Esaú y todas sus generaciones posteriores han odiado a Israel por haber tomado la primogenitura que era de ellos por derecho, cuando su padre Esaú la despreció y la perdió en beneficio de Jacob. Este libro fue escrito poco después de que Edom hubiera entrado en Jerusalén con gran deleite, danzando sobre las montañas de su enemigo durante el reinado de Joram, cuando los filisteos y los árabes habían entrado en la ciudad (alrededor de 848-841 a.C.).

Bosquejo 1. Juicio sobre Edom 2. El día del Señor 3. Restauración de Israel

1:1-14 1:15-16 1:17-21

Temas principales Toda la Escritura es inspirada por Dios, para nuestra enseñanza, y por cierto hay conmovedoras lecciones que este breve libro nos puede proporcionar. Una de ellas es que el principal pecado de Edom fue el orgullo, el cual había engañado a su corazón, porque el engaño es el fruto del orgullo. En Abdías 1:3 leemos: “La soberbia de tu corazón te ha engañado, [...]”. El orgullo también da un falso sentimiento de seguridad. Edom pensaba que el enemigo no podía tocarlo; sin embargo, el Señor dijo que Él lo derribaría. Ante Sus ojos, eran muy despreciables porque ellos habían despreciado las bendiciones de Dios. Entre los paganos, Edom tenía la reputación de ser sabio, pero el Señor dijo que Él destruiría a sus sabios y quitaría el entendimiento del monte de Edom. ¿Por qué? Debido a la violencia de ellos contra su hermano Jacob (Abd. 1:8-10). Una lección a aprender de esto es que nuestra actitud hacia nuestro hermano ciertamente afectará nuestro estado espiritual, así como la capacidad de entender no solamente la Biblia sino también todas las cosas de la vida.

CONOZCA SU BIBLIA Luego, en los últimos días, la promesa del Señor para aquellos que habiten el monte de Sion espiritual es que experimentarán liberación de sus enemigos, y que la verdadera santidad de Dios será su porción. Abdías también declara que el Señor dará guerreros, hombres de valor sobre el monte de Sion que juzgarán a sus enemigos sobre el monte de Esaú (Abd. 1:17-21). Esto se relaciona con el hecho de que Israel tendrá dominio sobre Edom cuando el Señor regrese. ¡Gloria al Señor! 132

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El libro de Jonás Introducción Jonás es más conocido por su experiencia en el vientre del gran pez, un relato que en realidad algunos han ridiculizado. El Señor Jesús habló de Jonás como una señal de Su muerte y resurrección, ya que Él mismo pasaría tres días y tres noches en las entrañas de la tierra. Este libro es la historia del trato de Dios con uno de sus siervos más preciosos, al llevarlo de nuevo a su llamado original y hacer que lo cumpliera para la gloria de Dios. Ésta es una lección en la que bien haríamos en meditar en aquellos momentos en que no queremos llevar a cabo las tareas que Él requiere de nosotros, tareas que no nos resultan agradables.

Bosquejo 1. El llamado de Jonás a Nínive y su rebelión 2. Jonás es liberado del vientre del gran pez 3. La restauración del llamado de Jonás a Nínive 4. La tristeza de Jonás ante el arrepentimiento de Nínive; el trato de Dios

1:1-17 2:1-10 3:1-10 4:1-11

Temas principales La tierra de Israel había sido tomada por los crueles asirios; de ahí que hubiera odio por los asirios en el corazón de los israelitas. Cuando a Jonás se le dijo que profetizase con respecto a la destrucción de Nínive, la capital de Asiria, no tuvo deseos de hacerlo. Conocía la misericordia de Dios y sabía que, si les profetizaba, Dios les daría arrepentimiento para que se volvieran de sus caminos de pecado. El deseo de Jonás era que Nínive fuera juzgada. Por eso, tomó un barco que iba a Tarsis, un lugar muy lejos de Nínive. Cuando Dios levantó una tormenta, Jonás confesó a los marineros el motivo por el que se había embarcado y les explicó que la única manera de detener la tormenta era que lo echaran por la borda, ciertamente una afirmación muy valiente. Cuando hicieron lo que les pidió, se hizo la calma; sin embargo, Dios había preparado un pez para que se tragase a Jonás. Allí permaneció tres días y tres noches, y durante ese período Jonás se arrepintió. Su oración desde el vientre del gran pez se nos da en el capítulo 2. Entonces Dios, que es el Dios de las segundas oportunidades, habló de nuevo a su profeta: “Levántate y vé a Nínive” (Jon. 3:2). Esta vez el corazón de Jonás había sido condicionado para obedecer, así que entregó el mensaje de Dios: “De aquí a cuarenta días Nínive será destruida”. Había un rey en el trono que tembló ante la profecía; se sentó sobre ceniza y promulgó un decreto para que todos ayunaran y se volvieran de sus malos caminos. Entonces Dios vio sus obras, que se habían apartado de sus malos caminos, y se arrepintió del juicio que había decretado.

CONOZCA SU BIBLIA Sin embargo, hay un tema más, el cual tiene que ver con el trato adicional de Dios con Su profeta, a quien no le agradó nada que Nínive se hubiera arrepentido. Jonás había salido de la ciudad para ver qué sucedería. Los potentes rayos del sol cayeron sobre su cabeza, y Dios preparó una calabacera para que le diera sombra. Luego Dios preparó un gusano que hirió a la calabacera y ésta se secó. Jonás se enojó cuando la calabacera se secó, y entonces Dios le habló: “Y dijo Jehová: Tuviste tú lástima de la calabacera, en la cual no trabajaste, ni tú la hiciste crecer; que en espacio de una noche nació, y en espacio de otra noche pereció. ¿Y no tendré yo piedad de Nínive, aquella gran ciudad donde hay más de ciento veinte mil personas que no saben discernir entre su mano derecha y su mano izquierda, y muchos animales?” (Jon. 4:10-11). 134

Esto no permite ver que la personalidad y el carácter del profeta eran sumamente preciosos ante los ojos del Todopoderoso. Aparte de mostrar Su infinita misericordia y gracia al enviar el mensaje de juicio a Nínive y darle a esa malvada nación una oportunidad para arrepentirse, Dios también puso en el profeta esas mismas virtudes de misericordia y gracia. Ciertamente, el Señor quiere que Su pueblo sea misericordioso como Él es misericordioso. Que aprendamos de este libro las cosas que son preciosas ante los ojos de Dios, para que seamos semejantes a nuestro bendito Señor. Amén.

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El libro de Miqueas Introducción Miqueas fue contemporáneo de Isaías y Oseas, y profetizó en los reinados de Jotam, Acaz y Ezequías, reyes de Judá, y de Peka y Oseas, los últimos reyes de Israel. Miqueas es más conocido por su profecía con respecto al nacimiento de Cristo: “Pero tú, Belén Efrata, pequeña para estar entre las familias de Judá, de ti me saldrá el que será Señor en Israel; y sus salidas son desde el principio, desde los días de la eternidad” (Mi. 5:2). Esta profecía se utilizó para responder a Herodes el rey cuando preguntó dónde nacería el Cristo (Mt. 2:4-6).

Bosquejo 1. La conducta pecaminosa de Israel y de Judá 2. Castigo de Israel y subsiguiente restauración 3. Condena de los príncipes y los profetas 4. Futura gloria y paz de Jerusalén 5. Sufrimiento y restauración de Sion 6. Contraste entre la vida profética y religiosa del pueblo 7. Conclusión: “No confiar en los valores de la vida sino sólo en Dios”

1:1-16 2:1-13 3:1-12 4:1-13 5:1-15 6:1-16 7:1-20

Temas principales El libro comienza con la inevitable destrucción de Israel por el Señor debido a sus muchos pecados. Los israelitas piensan iniquidad mientras están en su cama, y en la mañana la ejecutan porque tienen el poder para hacerlo. Codician las heredades de otros y las toman con violencia (Mi. 2:1-2). Aman a quienes les dicen: “Yo les anuncio vino y cerveza” (2:11 NVI). Miqueas se queja amargamente contra los príncipes que deberían conocer juicio, pero en lugar de eso odian el bien y aman el mal. Declara que sus falsos profetas serían juzgados. Miqueas revela la fuente de su poder y autoridad en las siguientes palabras: “Mas yo estoy lleno de poder del Espíritu de Jehová, y de juicio y de fuerza, para denunciar a Jacob su rebelión, y a Israel su pecado” (Mi. 3:8). Concluye este tema declarando que Sion será arada como un campo (3:12), una profecía citada por los príncipes en defensa de Jeremías. Jeremías había profetizado juicios similares, y mientras que en este caso Ezequías aceptó la profecía de Miqueas y no le dio muerte, el rey Joacim buscó matar a Jeremías por haber dado profecías similares (Jer. 26). El tema siguiente en Miqueas 4 habla de la promesa de que todas las naciones irán al monte de Sion para que les enseñen los caminos del Señor, con la final restauración de todos los habitantes de Sion. Después, en Miqueas 5, está la profecía por la cual Miqueas es tan conocido (y que ya hemos

CONOZCA SU BIBLIA citado en nuestro prefacio) con respecto a que Belén sería el lugar de nacimiento de David y de su Hijo más grande, el Señor Jesús. 136

Con frecuencia nos preguntamos: ¿Cuál es la voluntad de Dios para nuestra vida? ¿Qué es lo que agrada al Señor? Aquí tenemos la respuesta, en Miqueas 6:6-8: “¿Con qué me presentaré ante Jehová, y adoraré al Dios Altísimo? ¿Me presentaré ante él con holocaustos, con becerros de un año? ¿Se agradará Jehová de millares de carneros, o de diez mil arroyos de aceite? ¿Daré mi primogénito por mi rebelión, el fruto de mis entrañas por el pecado de mi alma? Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno, y qué pide Jehová de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios”. A medida que practiquemos en nuestra vida estas cualidades de justicia, misericordia y humildad, seremos aceptados por Él y todos nuestros pecados serán echados al mar de Su olvido (Mi. 7:18-19). ¡Gloria al Señor!

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El libro de Nahum Introducción Este libro fue escrito poco después de la caída de Tebas (también conocida como No o NoAmón) en Egipto, ante Asurbanipal, rey de Asiria, en 664/663 a.C. Es una advertencia para Nínive, la capital del Imperio Asirio, de que ella también caerá, aunque se considera inexpugnable, tal como le sucedió a Tebas. El libro contiene también una declaración del juicio venidero de Dios sobre todos los impíos.

Bosquejo 1. Declaración de juicio sobre Nínive 2. Sitio y destrucción de Nínive 3. Más descripciones de la maldad de Nínive y su caída

1:1-15 2:1-13 3:1-19

Temas principales Este breve libro, a la vez que se limita a los juicios de Dios sobre Nínive, describe para nosotros la indignación de Dios por toda maldad. Además, revela que Dios es un Dios celoso que se vengará de Sus adversarios. Aunque el Señor es lento para la ira, como se ve por Su infinita compasión hacia Nínive en tiempos de Jonás, no olvidará al malo ni lo absolverá. Los malos serán castigados por sus pecados. Al creyente, el Señor le dice después que Él es una fortaleza en el día malo. Advirtió a Judá que guardase las fiestas del Señor (Nah. 1:15), que son siete en número. Las tres fiestas principales son la Pascua (que habla de salvación), Pentecostés (que habla del bautismo del Espíritu Santo) y la de los Tabernáculos (que habla de la cosecha final de la Era de la Iglesia). En Nahum 3 se anuncia la destrucción de Nínive, el lugar de brujería, mentiras, robos y sangre. Aunque Nínive es una ciudad poderosa y aparentemente inexpugnable protegida por ríos, sus puertas serán abiertas y la ciudad será tomada. Quienes deberían estar vigilando estarán embriagados, y los defensores huirán sin hacer frente a los atacantes babilonios. El clamor subirá: “Nínive es asolada”. La caída de Nínive es típica de los juicios de Dios sobre todas las naciones de los impíos. Su juicio sobre las ciudades malvadas culminará en los últimos días con la total destrucción de Babilonia. Esta ciudad del Anticristo caerá en una sola hora, tal como se declara y se decreta en Apocalipsis 18.

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El libro de Habacuc Introducción Profetizando en lo que se denomina el período caldeo, cuando Babilonia era la gran potencia emergente del mundo conocido de aquel tiempo, Habacuc fue contemporáneo de Sofonías. Israel, el reino del Norte, hacía mucho tiempo que había caído, y sus advertencias fueron entonces dirigidas al reino de Judá y a su capital, Jerusalén. No se conoce nada sobre Habacuc; por lo tanto, debemos esperar hasta llegar al cielo para contemplar la obra asombrosa y majestuosa que la mano de Dios ha efectuado en la vida de Sus mensajeros de gracia. Junto con los apóstoles, los profetas como Habacuc brillarán con toda su belleza celestial, como las obras maestras de Dios entre los redimidos de la raza caída de Adán. Este libro destaca la angustiosa perplejidad de los santos de todos los tiempos cuando contemplan a los malos triunfando sobre los elegidos de Dios, con ninguna respuesta aparente por parte del Señor. Sin embargo, Dios sí responde a Su tiempo con una venganza que ningún poder terrenal sería capaz de lograr o impartir. Lo que sucede es, sencillamente, que el Señor espera hasta que la copa de iniquidad de los transgresores esté llena. Algunas veces esto requiere varias generaciones, como lo vemos expresado en Génesis 15:16: “Y en la cuarta generación volverán acá; porque aún no ha llegado a su colmo la maldad del amorreo hasta aquí”. Ahora llegamos a nuestro bosquejo, donde se reflejan las perplejidades de Habacuc.

Bosquejo 1. El profeta ve que los malos rodean a los justos 2. Dios declara los juicios venideros ejecutados mediante los caldeos 3. El profeta comprende que los caldeos están ordenados para juicio 4. La visión es para un momento determinado 5. El profeta explica la pecaminosidad de los babilonios 6. La gloria de Dios será revelada 7. Ayes para quienes se vuelven a los ídolos 8. El Señor está en Su santo templo 9. La oración de Habacuc: aviva tu obra

1:1-4 1:5-11 1:12-17 2:1-3 2:4-13 2:14 2:15-19 2:20 3:1-19

Temas principales Al escribir antes de la invasión babilonia de Judá y de Jerusalén, Habacuc recibe una revelación con respecto al juicio venidero sobre el pueblo de Dios debido a sus iniquidades. Los jueces en Israel son mucho peores en carácter que quienes son juzgados; por lo tanto, ellos a su vez sufrirán un castigo mucho mayor.

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Ya que Habacuc profetiza (según la tradición) antes de la invasión babilonia, la visión es para un momento aún por venir (Hab. 2:3). Se cree que Habacuc ministró en los últimos años de Manasés, unos 40 años antes de la primera deportación de Judá a la cautividad en Babilonia en el año 606 a.C. Nabucodonosor, el más importante de los reyes, es descrito como alguien que: “[...]; ensanchó como el Seol su alma, y es como la muerte, que no se saciará; antes reunió para sí todas las gentes, y juntó para sí todos los pueblos” (Hab. 2:5). Qué ciertas son las palabras del apóstol Pablo: “Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento” (1 Ti. 6:6). El infierno y sus habitantes, al igual que la muerte, nunca pueden ser satisfechos. La oración de Habacuc tiene un gran significado para los devotos de todas las épocas. En primer lugar, le pide al Señor que avive Su obra en medio de los tiempos (Hab. 3:2). De esta manera reconocía que habrá un gran avivamiento en los últimos tiempos, y que también es necesario un avivamiento antes de los últimos tiempos. El profeta vio los terribles juicios sobre las decadentes Judá y Jerusalén que marcaron el final de la monarquía; también vio los juicios que vendrán sobre la tierra en los últimos tiempos antes de la Segunda Venida del Señor. Su oración es que él pueda descansar en aquellos días, o en palabras del Señor: “Velad, pues, en todo tiempo orando que seáis tenidos por dignos de escapar de todas estas cosas que vendrán, y de estar en pie delante del Hijo del Hombre” (Lc. 21:36). En medio de todas esas tragedias, cuando la viña no florezca, él se regocijará en el Señor. Amados: ésa es la actitud de victoria personal que debe sostener nuestro espíritu en los momentos de problemas. En tales momentos, Dios también debe ser nuestra fortaleza a fin de que podamos caminar en los lugares altos de la tierra por encima de las dificultades, regocijándonos en el Señor (Hab. 3:17-19). Esta actitud y obra de victoria debe ser nuestra también cuando vemos que el día del Señor se acerca.

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El libro de Sofonías Introducción El rey Josías, junto con los profetas Jeremías y Sofonías, todos ellos hombres jóvenes de entre veinte y treinta años, encabezaron el mayor avivamiento que la monarquía haya conocido, anterior a su declinación y al sitio final de Jerusalén por los babilonios. Esto presagió el gran avivamiento que tendrá lugar antes de que el Señor regrese otra vez. Este avivamiento preparará a la Iglesia para los oscuros días de la gran tribulación y el último sitio de Jerusalén. En aquel día el Señor se pondrá en pie sobre el monte de los Olivos y luchará por los defensores de Sion (Zac. 14). Sofonías fue el único profeta de descendencia real. Podía determinar su linaje a través de cuatro generaciones hasta el piadoso rey Ezequías, así que durante su época tenía acceso libre a la corte. El tema principal del libro lo forman los juicios venideros del Señor sobre toda carne y se refleja en el bosquejo de Sofonías.

Bosquejo 1. El día del juicio del Señor 2. Recomendación para buscar protección en ese día 3. Juicio sobre diferentes naciones 4. Ay sobre Jerusalén por negarse a buscar a Dios y arrepentirse 5. El remanente será redimido en pureza

1:1-18 2:1-3 2:4-15 3:1-8 3:9-20

Temas principales Al comienzo del libro el Señor declara que Él consumirá por completo todas las cosas que hay sobre la faz de la tierra, incluidas las aves del cielo y los peces del mar (Sof. 1:1-3). No hay ningún relato que indique que los peces hayan caído bajo juicio; por lo tanto, esto debe de referirse al día final, cuando el juicio será universal sobre toda criatura viviente. Incluirá a Judá y a Jerusalén, y serán salvas solamente por la llegada del Señor al monte de los Olivos. Al estudiar, pues, este bendito libro, deberíamos comprender desde un principio que existe una relevancia directa en sus profecías para la Iglesia y para los tiempos en que estamos a punto de entrar. A través de toda la Biblia fluye una esperanza muy bendita de ser escondidos en los últimos tiempos (y también de todos los momentos de juicio). Sofonías nos dice que los mansos y quienes han puesto por obra los juicios de Dios debieran buscarlo tenazmente procurando dos cosas: justicia y mansedumbre, a fin de que puedan ser escondidos en el día del enojo del Señor (Sof. 2:3). Debemos hacer eso antes del comienzo del derramamiento de Su ira. Esto coincide con la advertencia del Señor, que dijo: “Velad, pues, en todo tiempo orando que seáis tenidos por dignos de escapar de todas estas cosas que vendrán, y de estar en pie delante del Hijo del Hombre” (Lc. 21:36).

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Habacuc pidió poder estar quieto en aquellos días (Hab. 3:16). Así que, aun en momentos de intenso juicio hay esperanza para el piadoso de que podrá ser escondido y librado de las terribles atrocidades que sucederán sobre la tierra. De igual manera, Ezequiel 14:14 afirma que en cierto momento de juicio solamente Noé, Daniel y Job serían librados debido a su justicia. Jeremías 15:1 dice que aun Moisés y Samuel, aquellos dos grandes intercesores, no pudieron cambiar los pensamientos del Señor hacia los transgresores que había entre Su pueblo. Digamos que en momentos de juicio, el Señor eleva las normas de justicia que Él requiere de nosotros a fin de ser guardados, pero hay esperanza para los justos y los mansos de la tierra. Sofonías concluye este tema de la preservación del justo, hablando de un remanente que será guardado. Citamos Sofonías 3:9, 12-13, 17: “En aquel tiempo devolveré yo a los pueblos pureza de labios, para que todos invoquen el nombre de Jehová, para que le sirvan de común consentimiento. [...] Y dejaré en medio de ti un pueblo humilde y pobre, el cual confiará en el nombre de Jehová. El remanente de Israel no hará injusticia ni dirá mentira, ni en boca de ellos se hallará lengua engañosa; porque ellos serán apacentados, y dormirán, y no habrá quien los atemorice. [...] Jehová está en medio de ti, poderoso, él salvará; se gozará sobre ti con alegría, callará de amor, se regocijará sobre ti con cánticos”. Seamos quienes buscan justicia y mansedumbre, hablemos verdad desde el corazón y regocijémonos grandemente en nuestro Dios.

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El libro de Hageo Introducción Esta sección, que contiene los tres últimos libros de los Profetas Menores y pone fin al Antiguo Testamento, se denomina el período post-exílico. Todos ellos profetizaron durante el período de la Restauración, cuando los judíos regresaron a su tierra para reconstruir el templo, y más tarde la ciudad de Jerusalén, según el decreto de Ciro el Grande, rey de Persia. Estos profetas deberían estudiarse en el contexto de los libros de Esdras y Nehemías, los cuales proporcionan el trasfondo histórico de sus profecías. Hageo profetizó durante un período de solamente 15 semanas en el año segundo de Darío, rey de Persia, en un período muy crítico en la historia de la Restauración. La edificación del templo había estado detenida durante unos 16 años. Los judíos estaban desanimados y decían que el momento de reedificar el templo no había llegado aún. Como respuesta a eso, Dios levantó a Hageo y a su compañero profeta, Zacarías, para movilizar al pueblo y a sus líderes, a Zorobabel el gobernador y a Josué el sumo sacerdote, para reemprender su trabajo. Este propósito es el tema de sus profecías.

Bosquejo 1. Consideren sus caminos y sean sabios 2. Yo estoy con ustedes 3. La gloria de la casa postrera será mayor que la de la primera 4. Desde este día los bendeciré 5. Dios hará temblar los cielos y la tierra

1:1-12 1:13-15 2:1-9 2:10-19 2:20-23

Temas principales Los cinco mensajes señalados en el bosquejo constituyen material ideal para una enseñanza o predicación para cualquier iglesia o programa de estudio en grupo. El título mismo del primer mensaje puede aplicarse de inmediato a cualquier situación en que pueda encontrarse una persona, en especial los jóvenes. Esencialmente, el Señor estaba hablando a la nación para alentarlos a que lo pusieran a Él y a Su casa en primer lugar. Debido a que ellos no lo estaban haciendo, tenían problemas económicos y su dinero no les alcanzaba para satisfacer sus necesidades (Hag. 1:4-11). Ésta es una exhortación muy oportuna para quienes asisten a la iglesia y, en el mejor de los casos, diezman esporádicamente y de manera escasa. Si enmendamos nuestros caminos y lo ponemos a Él en primer lugar, el segundo mensaje es para nosotros, ya que Él estará con nosotros y prosperará nuestros caminos. El tercer mensaje se aplica a la bendición del Señor sobre una iglesia que le sirve incondicionalmente y experimenta un avivamiento en su vida espiritual. Sin embargo, el mensaje tiene

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un tono mucho más profético, ya que habla de la Iglesia de los últimos tiempos, llena del poder y de la gloria de su Señor resucitado. El cuarto mensaje, ahora lleno de esperanza, promete que a partir de este tiempo de avivamiento y de un cambio completo en nuestra vida, Él nos bendecirá. Esto nos recuerda el pacto abrahámico, por el cual el Señor prometió al fiel Abraham bendecirlo y multiplicarlo (Gn. 22:17). Pablo lo aplica a la Iglesia fiel en Hebreos 6:14. Estas promesas están enumeradas para Israel y para la Iglesia en Deuteronomio 28:1-14 y son una recomendada fuente de meditación y de consuelo para todo creyente nacido de nuevo. El último mensaje es un recordatorio de los juicios de los últimos tiempos, y nos impulsa a vivir una vida temerosa de Dios en toda santidad y pureza.

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El libro de Zacarías Introducción Zacarías comenzó a profetizar en el mes octavo del año segundo de Darío I, rey de Persia, solamente dos meses después de Hageo. Por lo tanto, reforzó el mensaje de Hageo, avivando el ánimo de Zorobabel, quien era gobernador de Judá y de Josué, el sumo sacerdote, quien era la cabeza de los asuntos religiosos de los judíos. Josué era un tipo de Cristo, quien reconstruiría el templo. Según la tradición judía, Zacarías fue uno de los miembros de la gran sinagoga que reunió y preservó el canon de la Escritura. Después de una breve introducción que consiste en una apelación a volverse al Señor, hay una serie de ocho visiones que se dan en una noche (el día 24 del mes undécimo), cinco de consuelo y tres de juicios inminentes. Esas visiones son seguidas de cuatro mensajes (capítulos 7, 8) y luego de dos cargas (capítulos 9-14). Nuestro bosquejo está organizado de manera ligeramente diferente para ayudar a la comprensión del material.

Bosquejo 1. Introducción 2. Llamado al arrepentimiento 3. Ocho visiones dadas en la misma noche 4. Coronación de Josué, el sumo sacerdote 5. La cuestión del ayuno 6. La restauración de Israel 7. La Segunda Venida

1:1 1:2-6 1:7–6:8 6:9-15 7:1-14 8:1–11:17 12:1–14:21

Temas principales

Promesa de restauración El escenario, al comienzo de este libro, es que el fundamento del templo ya se ha puesto, pero Jerusalén está en ruinas. Por lo tanto, la primera visión es decirle a ese joven (que probablemente sea Zacarías, el profeta) que la casa de Dios será edificada y que Jerusalén será reconstruida. Además, Jerusalén sería habitada como una ciudad sin muros por la multitud de hombres y de ganado que habría en ella (Zac. 1:16; 2:4). La visión va entonces más allá del presente y anuncia un tiempo en que el Señor morará en medio de Jerusalén, con muchas naciones que se unirán al Señor en aquel día (Zac. 2:10-12). Esto se cumplirá en el reinado milenario de Cristo sobre la tierra.

ESTUDIO

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Después las visiones vuelven a la situación del momento, y se da la promesa de que Zorobabel, quien puso el fundamento de la casa del Señor, ciertamente la terminaría (Zac. 4:6-9). Esta es una preciosa promesa de la que todos aquellos que edifican para el Señor pueden apropiarse: participar del carácter de nuestro bendito Señor, que es el Alfa y la Omega. Él es quien comienza y termina todo lo que empieza, ya sea un edificio o alguna obra de gracia en nuestra vida. ¡Bendito sea Su santo nombre! Entretejida en esta visión está la revelación de los dos ungidos, Moisés y Elías, que están delante del Señor de toda la tierra (Zac. 4:11-14). Éste es un hecho mencionado en Apocalipsis 11, donde se registra el ministerio de los dos testigos de los últimos días, identificándolos con los dos ungidos del capítulo 4 de Zacarías. En Zacarías 9:9 tenemos una profecía que se cumplió en la primera venida de Jesús: una declaración de que Él entraría en Jerusalén sobre un pollino, hijo de asna (comp. Mt. 21:1-5). Después se da la gloriosa promesa de que en Su Segunda Venida, los pies de Jesús estarán sobre el monte de los Olivos (Zac. 14). Ciertamente el libro de Zacarías es un libro de consuelo para todas las épocas, y en especial para nosotros mientras esperamos el pronto regreso de Jesús. El Señor vendrá y salvará a Sus amados. ¡Amén!

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El libro de Malaquías Introducción Este último libro, que completa el Antiguo Testamento, fue escrito unos 400 años antes de la primera venida del Señor. Se escribió para contrarrestar la apatía y el desaliento que se habían apoderado de la congregación de Israel, porque pensaban que su Mesías ya debería haber regresado. Es similar a la situación que existe en muchas iglesias en la actualidad, en las que la expectación de un pronto regreso de nuestro Señor ha dado paso a la apatía, a la tibieza y a una vida mundana. Malaquías significa el “mensajero de Jehová”. Ésta es la principal promesa y el mensaje del libro: el Señor llegará repentinamente a Su templo, y se sentará como un Refinador y purgará a los hijos de Leví para que ellos puedan ofrecer al Señor una ofrenda en justicia. Luego concluye con la promesa de la venida de Elías antes del día terrible del Señor. De este modo, Malaquías profetiza tanto sobre la primera como la Segunda Venida del Señor.

Bosquejo 1. El amor del Señor por Israel contrastado con Su odio por Esaú 2. Condición pecaminosa de Israel 3. Matrimonios mixtos y divorcio 4. La venida del Señor 5. Arrepentimiento y diezmo 6. Promesas a los piadosos 7. Se da la promesa del regreso de Moisés y de Elías

1:1-5 1:6–2:9 2:10-17 3:1-6 3:7-15, 4:1 3:16-18, 4:2-3 4:4-6

Temas principales Debido a que Israel se sentía abandonado por Dios, el Señor buscó, mediante la comparación entre su trato con Jacob y con Esaú, asegurarle Su amor eterno (Mal. 1:1-5); sin embargo, el estado pecaminoso de Israel era lo que preocupaba al Señor. Es un hecho que, sin una visión progresiva, el pueblo vive desenfrenadamente (ver Pr. 29:18). Debido a que el pueblo no tenía visión, eso era exactamente lo que el Señor buscó poner delante de ellos: una visión de la llegada de Él a Su templo. El Señor quería que se prepararan. Un ejemplo para los sacerdotes es el hermoso cuadro de Leví, quien recibió el pacto de la paz de Dios debido a su temor reverencial por el Señor. Este maestro de justicia, en cuya boca estaba la ley de verdad, se volvió de muchas iniquidades (Mal. 2:7). Él debería ser un modelo para nosotros, de modo que también guardemos la sabiduría y seamos similares a Leví, el mensajero del Señor. Ahora se desvela una preciosa verdad: el Señor escucha a aquellos que le temen y que hablan con frecuencia entre ellos de las cosas de Dios. Un libro de memorias registra esas piadosas

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conversaciones, y esas personas piadosas serán libradas en el día de la angustia, llegando a ser Su especial tesoro (Mal. 3:16-17). Luego sigue una declaración de que el Señor es ese Sol de justicia que amanecerá con sanidad en Sus alas (Mal. 4:2). Esto es todo un consuelo para nosotros cuando estamos postrados en lechos de enfermedad. El libro de Malaquías concluye con la promesa de la llegada de los dos testigos antes del día del Señor, grande y terrible. Esto también se confirma en Apocalipsis 11:3-7. Así finaliza el mensaje del Antiguo Testamento entregado a los profetas. Hay a continuación unos 400 años de silencio antes de que hable el siguiente profeta, el Profeta de todos los profetas, el Señor Jesucristo, el unigénito Hijo de Dios, cuyas palabras serán registradas en las páginas del Nuevo Testamento. Es como el apóstol Pablo escribe en Hebreos 1:1-3: “Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo; el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas”.

EL PERÍODO INTER-TESTAMENTARIO

EL PERIODO INTERTESTAMENTARIO

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INTRODUCCIÓN Este período cubre el tiempo en la historia de la nación judía entre el último libro del Antiguo Testamento, Malaquías, y el primer libro del nuevo Testamento, el Evangelio de Mateo. Mateo registra el nacimiento de Jesús, al igual que los otros Evangelios Sinópticos de Marcos y Lucas. Cronológicamente, el Período Intertestamentario abarca aproximadamente desde el año 425 a.C. hasta el año 5 a.C. (cuando nació Cristo).

El Imperio Persa Al comienzo de este período, el Imperio Persa tuvo prominencia; luego llegó el Imperio Griego, seguido por el Imperio Romano. En Daniel 2 esos imperios fueron descritos en la imagen que Nabucodonosor vio en su sueño. La cabeza de oro de la imagen representaba al Imperio Babilonio, mientras que las partes de plata, bronce y hierro representaban a los imperios persa, griego y romano.

Ciro I El Imperio Persa había tratado, en general, a los judíos con bondad. Unos 150 años antes de su nacimiento, su primer rey, Ciro I, había sido denominado como el pastor de Dios. Él declararía que Jerusalén sería reconstruida y que se pondrían los fundamentos del templo (Is. 44:28). En el año 536 a.C., durante el primer año de su reinado, Ciro I promulgó ese decreto, según el cual se produjo el primer regreso de los judíos de Babilonia a Jerusalén bajo Zorobabel y Josué, el sumo sacerdote. (Ver los libros de Esdras y Nehemías). Ellos pusieron los fundamentos, pero después los enemigos se opusieron a la obra y ésta se detuvo hasta tiempos de Darío I, cuando el templo fue finalizado.

Jerjes (Asuero) ataca a los griegos Jerjes, cuyo nombre hebreo era Asuero, hizo una gran fiesta, tal como se registra en Ester 1:3, en el año 483 a.C., el año tercero de su reinado. El historiador Herodoto se refiere al banquete como la ocasión para la planificación de la campaña militar contra Grecia. Esta campaña tiene importancia en cuanto a que ha afectado la actitud y el temperamento de los griegos, en especial en el Período Intertestamentario, hasta la actualidad. Jerjes cumplió efectivamente la profecía de Daniel 11:2, que dice: “Y ahora yo te mostraré la verdad. He aquí que aún habrá tres reyes en Persia, y el cuarto se hará de grandes riquezas más que todos ellos; y al hacerse fuerte con sus riquezas, levantará a todos contra el reino de Grecia”. Como cuarto rey de Persia, fue él quien movilizó un ejército con dos millones y medio de hombres y 3000 barcos, destruyó Atenas y quemó la Acrópolis en el año 480 a.C. Sin embargo Temístocles, comandante de la flota ateniense, destruyó a la marina persa en el valle de Salamina. Sin marina, los persas sufrieron una gran derrota por parte del ejército griego en Platea en 479 a.C. De este modo, Jerjes se vio obligado a replegarse a Persia, donde el historiador Herodoto nos dice que se mantenía ocupado con su harén. Fue en el año séptimo de su reinado cuando Ester fue elegida nueva reina.

CONOZCA SU BIBLIA Como veremos, la invasión de Grecia por parte de Jerjes tuvo enorme influencia sobre los acontecimientos posteriores entre los dos países. La destrucción de Atenas enfureció a los griegos, y su enojo contra los persas perduró hasta tiempos de Alejandro el Grande, quien expulsó a los persas del territorio griego hasta los límites de su imperio. Finalmente, él gobernó sobre toda Persia. 152

Jerjes, Artajerjes y los judíos Otro factor de importancia, según aparece en el libro de Ester, es que Jerjes, el rey de Persia, promulgó un decreto muy favorable que dio permiso a los judíos para atacar a sus enemigos. Esta actitud favorable hacia Israel influyó grandemente sobre el hijo de Jerjes, Artajerjes I, quien mostró gracia hacia Esdras y Nehemías y les concedió sus peticiones de ir a ayudar a los judíos con su adoración en el templo, dándoles permiso para reconstruir los muros de la ciudad de Jerusalén. El mandamiento de reconstruir los muros de la ciudad fue en sí mismo un importante cumplimiento de la profecía de Daniel 9:25: “Sabe, pues, y entiende, que desde la salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta y dos semanas; se volverá a edificar la plaza y el muro en tiempos angustiosos”. Este mandamiento fue dado en el año séptimo del reinado de Artajerjes, que fue el año 457 a.C. Esas 69 semanas, en las que cada semana representa siete años, nos llevan hasta el año 26 d.C., el año de la aparición de Jesús en el río Jordán. Este año 26 d.C. queda autenticado por Lucas 3:1, ya que él da el año del bautismo de Jesús como el año decimoquinto de Tiberio. Tiberio cogobernó con Octavio Augusto en el año 11 d.C.

Reyes persas después de Artajerjes La Biblia no habla de reyes persas después de Artajerjes, pero la historia secular nos dice que reinaron los siguientes: Darío II Artajerjes II Artajerjes III Arsés Darío III

423–404 404–359 359–338 338–336 336–331

a.C. a.C. a.C. a.C. a.C.

El último rey persa, Darío III, es retratado en Daniel 8 como el carnero con dos cuernos. Se menciona en la Biblia que el primer rey griego (Alejandro el Grande) salió contra Persia con ira (Dn. 8:6, 7). Citamos Daniel 8:7: “Y lo vi que llegó junto al carnero, y se levantó contra él y lo hirió, y le quebró sus dos cuernos, y el carnero no tenía fuerzas para pararse delante de él; lo derribó, por tanto, en tierra, y lo pisoteó, y no hubo quien librase al carnero de su poder”. En este versículo se lo muestra como un carnero que salió del oeste y que tenía un notable cuerno entre sus ojos.

El Imperio Griego Primeros años de Alejandro Afortunadamente, hoy la historia nos puede informar acerca de los acontecimientos reales. La vida de Alejandro el Grande, si bien de gran interés histórico, tiene un interés mucho más importante

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para los estudiantes de profecía. Por lo tanto, en este punto presentaremos una versión abreviada de su vida y de su tiempo, a fin de poder valorar aquello que tiene importancia profética para nosotros. Alejandro nació en el año 356 a.C.; fue hijo de Filipo II de Macedonia y de Olimpia, su malvada esposa. Se dice que en el momento de su nacimiento el templo de Artemisa se incendió, y los sacerdotes locales declararon que eso era un mal presagio. Filipo era sensual tanto con hombres como con mujeres; también era un luchador valiente, rudo y dado a embriagarse mucho. Al mismo tiempo, era un astuto político, que hacía alianzas cuando le convenía y destruía a otros con gran crueldad. Se dice que sus compañeros macedonios eran los personajes más lascivos y corruptos de Grecia, dados a la bebida y al juego. Eran detestables y unos rufianes; sin embargo, eran admirables soldados. Como Alejando fue criado en tales circunstancias, no es sorprendente que pueda decirse lo mismo de él. Tanto su padre Filipo como su madre Olimpia estaban preocupados porque era afeminado. Alejandro también buscaba sobornar a personas para que fuesen sus amigos, un acto que le valió una profunda reprimenda de su padre, un gran sobornador. “¿Qué diablos -le preguntó él- te dio la engañosa idea de que alguna vez harías amigos leales de aquellos cuyo afecto has comprado?” (Peter Green, pág.68.) Alejandro era, sin embargo, muy distinto a su padre (quien no tenía educación formal en la filosofía y en el conocimiento escolástico de su tiempo), en cuanto a que amaba la erudición de Aristóteles, su tutor. Aristóteles le había transmitido un amor por La Ilíada de Homero. Con frecuencia se iba a dormir con ese libro bajo su almohada después de haber leído algunos de sus pasajes favoritos a la caída de la noche a la luz de una antorcha. Eso explica el hecho de que en años posteriores, cuando ya se había convertido en rey y en conquistador, buscara difundir la cultura y el idioma griegos por todos los territorios que había conquistado. El dominio de La Ilíada por Alejandro y las enseñanzas sobre retórica de Aristóteles le proporcionaron los poderes de persuasión para animar a sus tropas, con frecuencia en circunstancias difíciles, a alcanzar superiores niveles de valor. En los jardines de Midas recibió enseñanzas de Aristóteles y de otros eminentes maestros sobre medicina y biología. Posteriormente solía dar y prescribir ciertos tratamientos a amigos enfermos. En sus invasiones asiáticas llevaba con él una multitud de zoólogos y botánicos, cuya investigación proporcionó a Aristóteles material para su propia Historia Animalium. Esa formación le habría dado la flexibilidad de mente y la capacidad de abordar cualquier problema según sus propios méritos en lugar de hacerlo con ideas preconcebidas. Otra notable capacidad del joven Alejandro era su dominio del caballo. Un caballo llamado Bucéfalo aparentemente parecía incapaz de ser entrenado por los mozos de cuadra de Filipo. Para sorpresa de todos, Alejandro lo domó y lo reclamó para sí a la tierna edad de ocho años. Ambos eran inseparables, y ese caballo llevó a Alejandro a todas las batallas importantes donde combatió. El caballo murió cuando era muy viejo, a los 30 años, después de la gran victoria de Alejandro sobre el rajá indio Poros junto al que hoy es el río Jhelum.

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Alejandro se apodera del trono Al asesinar Pausanias a Filipo en junio de 336 a.C., Alejandro se apoderó del trono. (Pausanias era un amante homosexual rechazado a quien engañaron para que matase a Filipo, y él a su vez fue asesinado por tres amigos de Alejandro para silenciarlo). Alejandro ejecutó de inmediato a quienes consideraba que podrían volverse contra él, un hábito que practicó hasta el final de su vida al punto que virtualmente ningún hombre se sentía seguro cerca de él. Después de subyugar los estados griegos, que habían creído que podrían rebelarse contra el gobierno macedonio tras la muerte de Filipo, la atención de Alejandro se volvió hacia el Imperio Persa.

Darío III de Persia En aquel tiempo Persia estaba gobernada por Codomano (un sobrino de Artajerjes II). Codomano ascendió al trono como Darío III mediante las intrigas de Bagoas, un general que había asesinado al monarca títere Arsés. Bagoas lo había puesto en el trono para cumplir sus órdenes, pero Arsés había comenzado a desarrollar sus propias ideas. Con respecto a Darío III, Bagoas, el astuto, viejo y gran visir, volvió a juzgar mal a su hombre. Darío intercambió su copa con él y lo obligó a beberse el veneno que él había dado a muchos otros. Darío III era un militar con un buen historial, y no había que subestimarlo como oponente. Heredó un imperio floreciente. El maravilloso sistema de calzadas de Darío I aseguraba rápidas comunicaciones entre el rey y sus gobernantes en provincias lejanas. (Este sistema conectaba todos los puestos avanzados del Imperio y tenía, según las estimaciones más conservadoras, unos 9600 kilómetros de longitud, divididos en etapas de 30 kilómetros para permitir un fácil cambio de caballos). Esta calzada se hallaba aún en buen estado, al igual que todos los distritos administrativos. Sin embargo, con anterioridad a la coronación de Darío III, Egipto se había separado del Imperio. Así que, en enero de 334 a.C., Darío lanzó una campaña y recuperó el Nilo como río persa.

Alejandro ataca el Imperio Persa Entre sus campañas, Alejandro había sido capaz de subyugar toda Grecia y había sido declarado Capitán General de la Liga Ateniense. Su ambición era ahora vengar la invasión de Jerjes; por lo tanto, marchó hacia Asia Menor. En mayo del año 334 a.C. Alejandro derrotó a los ejércitos persas en el río Gránico. Con la repentina muerte de Memnón, su capaz general y comandante de sus ejércitos occidentales, Darío mismo tuvo que formar un ejército real y enfrentarse a Alejandro en las llanuras de Iso (también Isso), en la costa mediterránea, cerca de la actual ciudad turca de Iskenderun (Alejandreta). Darío sufrió una aplastante derrota y apenas pudo escapar con vida, llegando a perder a su esposa, que fue capturada por Alejandro. Darío huyó a Babilonia muy asustado, y sus ofertas de paz fueron rechazadas por Alejandro.

Más conquistas de Alejandro Tras derrotar a Darío, Alejandro se dirigió al sur para capturar Tiro y reducirla, tal como fue profetizado en Ezequiel 26:3-5: “Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor: He aquí yo estoy contra ti,

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oh Tiro, y haré subir contra ti muchas naciones, como el mar hace subir sus olas. Y demolerán los muros de Tiro, y derribarán sus torres; y barreré de ella hasta su polvo, y la dejaré como una peña lisa. Tendedero de redes será en medio del mar, porque yo he hablado, dice Jehová el Señor; y será saqueada por las naciones”. Desde Tiro, Alejandro marchó a Gaza y allí capturó la ciudad. Para noviembre del año 332 a.C. estaba ya en Egipto. Luego subió por el Nilo hasta Menfis, la capital del Bajo Egipto y llegó al palacio de los faraones. Allí, Alejandro fue coronado Faraón tanto del Alto como del Bajo Egipto. A principios del año 331 a.C. navegó hacia el norte para construir la ciudad de Alejandría, una de sus perdurables contribuciones a la civilización. Desde allí, con solamente unos cuantos seguidores, fue a Siwa, una ciudad en el desierto con un templo de Amón Zeus (un dios mitológico o demoníaco). Allí Alejandro fue denominado hijo de Zeus, y comenzó a creer que era un dios. Al regresar a Menfis tuvo que partir repentinamente en mayo del año 331 a.C. debido a la noticia de que Samaria se había revelado contra él. De camino a Samaria, Alejandro pasó por Jerusalén. Josefo es quien relata ahora la historia. Hacemos una paráfrasis de su obra Antigüedades de los judíos (libro IX, capítulo VIII). Aquí Josefo relata que Jaddua, el sumo sacerdote, que estaba muy angustiado por el avance de Alejandro sobre Jerusalén, tuvo un sueño. En su sueño Dios le dijo que saliera con sus sacerdotes a encontrarse con Alejandro, vestidos con sus trajes ceremoniales y que no tuvieran temor. Eso hicieron, y Alejandro rindió pleitesía al sumo sacerdote. Al preguntarle por qué lo hacía, se dice que Alejandro respondió que en un sueño que tuvo en Macedonia vio al sumo sacerdote, quien le aseguró que estaría a su lado y le daría el dominio sobre Persia. Alejandro entonces le dio su mano derecha al sumo sacerdote y después fue escoltado hasta el templo donde ofreció sacrificios. A Alejandro le mostraron pasajes del libro de Daniel en los cuales se profetizaba que un griego destruiría el poder de Persia. Se interpretó correctamente que ese griego era Alejandro mismo. Los judíos lo recibieron con entusiasmo (declarándolo un segundo Ciro) y Alejandro les concedió los privilegios que ellos deseaban. Samaria, al oír de la misericordiosa manera en que Alejandro trató a los judíos, envió a su propio sumo sacerdote y su séquito. Sin embargo, Alejandro comentó que no había recibido visión con respecto a ellos como la que había recibido con respecto a los judíos, y los ejecutó inmediatamente. Samaria fue arrasada.

Alejandro derrota de modo decisivo a los persas Alejandro siguió adelante en su búsqueda de derrotar a Darío, lo cual logró en la decisiva batalla de Gaugamela, en la que los persas fueron derrotados completamente y Darío huyó. Entonces Alejandro entró en Babilonia, la cual se rindió, seguida por Susa, en noviembre de 331 a.C. Alejandro entró en la ciudad religiosa de Persépolis el 31 de enero del año 330 a.C. Persépolis era una ciudad santa para los persas, similar a La Meca o Jerusalén. Destruyó esa ciudad real, reduciéndola

CONOZCA SU BIBLIA a cenizas a finales de mayo del año 330 a.C. Posteriormente, en junio, Alejandro persiguió a Darío hacia el norte. Darío fue asesinado por traidores y su cuerpo muerto se encontró en un carro al lado de un torrente en un valle. 156

Alejandro en India Alejandro entonces avanzó y sometió a todos los que se ponían delante de él; pero en India sufrió una herida de flecha casi fatal. Su notable resistencia física y su cuerpo tenían sus límites, y hay señales de que nunca se recuperó por completo de los efectos de aquella atroz herida. Su viaje hacia el sur por el Indo fue un período en el que peleó muchas batallas de intensa ferocidad. Según los historiadores, Alejandro difundió el terror de su nombre a lo largo de toda la región con fuego, destrucción y esclavitud en masa. Utilizó terrorismo puro contra los sacerdotes brahmines, quienes difundieron una propaganda santa contra él. La resistencia se hizo más fuerte, y antes del año 300 a.C. todas las guarniciones macedonias en la tierra de los cinco ríos al noroeste de la India habían sido destruidas. Durante un período muy breve Alejandro, por medio de sus representantes, gobernó una región que se extendía desde Cachemira hasta Karachi. Al abandonar India, Alejandro marchó con su ejército de regreso a Persépolis y desde allí finalmente regresó a Babilonia, la ciudad en la cual moriría más adelante.

Hazañas y carácter de Alejandro La historia más eficaz es el estudio de quienes la hacen. Obviamente, lo que hicieron tiene importancia, porque con frecuencia afectan a futuras generaciones; sin embargo, para recibir enseñanza para nuestra propia vida el estudio del carácter es seguramente el más significativo. ¡Por cierto, es más gratificante! Considerar el carácter de ciertas personas de la historia puede proporcionar lecciones que pueden ayudarnos en nuestra vida cotidiana. Ya que Alejandro es un personaje tan prominente en la historia y en la literatura, el estudio de su carácter nos capacita para identificar a aquel a quien Pablo denomina “el hombre de pecado” que debe aparecer en estos últimos tiempos (2 Ts. 2:3). Por lo tanto, teniendo eso en mente, examinemos el carácter y algunos de los logros de aquel a quien en la Escritura se le llama “el cuerno notable de Grecia”. En primer lugar consideraremos sus hazañas y títulos: • Era griego de nacimiento. • Fue un rey que gobernó sobre las siguientes naciones y tierras: • Fue rey de Grecia. • Fue rey de Persia. • La ciudad final desde la que gobernó su imperio fue Babilonia, en la que había entrado triunfalmente unos siete años antes. • Capturó Tiro. • Fue coronado como Faraón en Menfis, Egipto. • Fue amigo de los judíos, aclamado por ellos como el segundo Ciro y bienvenido en Jerusalén, donde ofreció un sacrifico en el templo. • Fue un general invicto.

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Fue un gran orador. Fue declarado dios, y exigió que sus súbditos lo reconocieran como tal.

Ahora consideremos su carácter: • Fue un homosexual indiscutible, tal como lo fue también su padre. • En años posteriores fue un borracho miserable. • Su valor y su coraje son innegables. • Recibió una herida, la cual habría sido mortal para un hombre con un cuerpo normal y corriente. Buscó nuevas empresas y nuevos campos para conquistar. Aun cuando murió, estaba planeando una incursión en Arabia. En opinión de sus consejeros más cercanos (debido a la gran flota naval que estaba construyendo), Alejandro planeaba ir luego más allá de Arabia, hasta el continente africano. Según su doctor griego, Alejandro había dicho, en una de sus prolongadas borracheras, cuando su ánimo estaba decaído, que estaba totalmente desconcertado en cuanto a saber qué debería hacer con el resto de su vida. El emperador romano Octavio Augusto hizo un comentario que muchos historiadores han repetido desde entonces. Observó con asombro que “Alejandro no consideraba que fuese más importante la tarea de poner en orden el imperio que había ganado, que la de ganarlo”. (Dicho por un gran constructor de imperios). De hecho, al emperador también se le atribuye haber dicho que cada hazaña que Alejandro había logrado se había desvanecido. (Peter Green, pág. 473.) Alejandro fue un asesino, un terror tanto para amigos como para enemigos. Una vez, en un ataque de ira, agarró a Casandro (quien después llegaría a ser rey de Macedonia) por el cabello con ambas manos y golpeó su cabeza contra una pared. Años después, al recordar tal demostración de odio, Casandro seguía temblando solamente con ver un retrato de Alejandro. Bien puede decirse de Alejandro que el muchacho que hizo arder Tebas (septiembre del año 335 a.C.) y el hombre que hizo arder Persépolis eran la misma persona. Desde el comienzo mismo, su ambición había sido insaciable, y era un asesino cuando se sentía frustrado. Sin duda alguna, ¡era el hijo de su padre Filipo II!

Muerte de Alejandro La muerte de Alejandro en Babilonia se debió a los excesos y a las borracheras, posiblemente junto con un brote de malaria debido a su viaje en barco por los pantanos, a lo cual ni siquiera su constitución de hierro pudo sobrevivir cuando se combinó con la terrible herida en India. Murió rodeado por sus amigos más íntimos en las primeras horas de la mañana del 10 de junio del año 323 a.C. La reacción a su muerte fue casi por completo negativa. En Grecia y Asia, durante su vida y a lo largo de varios siglos después de su muerte, fue considerado como un tirano agresor que había impuesto su voluntad solamente mediante la violencia. A lo largo de más de cuarenta mil kilómetros, Alejandro había dejado un rastro de rapiña, matanza y subyugación. Tras su paso, invariablemente surgían la rebelión y el caos. Como es el caso con la mayoría de los tiranos, Alejandro comenzó a sospechar de todo el mundo, de modo que nadie se sentía seguro en su presencia. Las ejecuciones de amigos y de enemigos eran comunes. Murió como un indeseable y odiado universalmente.

CONOZCA SU BIBLIA Durante su vida se había hecho la sugerencia de que sus rasgos fueran esculpidos sobre la superficie del monte Atos, cerca de Tesalónica. Actualmente se está volviendo a proponer, y ciertamente está gestándose con fecha de finalización prevista para el año 2015. La deificación que ansió en vida aparentemente fue surgiendo después hasta la época de los césares, cuando alcanzó proporciones monumentales. Actualmente parece haber un renacimiento de la “Alejandrología”, con importantes implicaciones para el futuro, como veremos más adelante en nuestro estudio. 158

Al considerar su carácter tan depravado, no debemos minimizar sus dotes de mando, que no tienen paralelo en la historia de la humanidad. Su verdadero genio fue su don de la rapidez, su frialdad ante la adversidad y su capacidad para motivar a sus tropas cuando aparentemente todo estaba en contra y conducirlas triunfalmente a la victoria. Todo esto hace de él el capitán de todos los generales, tanto del pasado como del presente. Su cadáver, que fue embalsamado tras su muerte, fue llevado por Tolomeo a Alejandría, donde se exhibía en un ataúd de cristal. Desde entonces ha desaparecido, y algunos dicen que cayó al mar.

Efecto de la profecía bíblica Los siete reinos Ahora queremos considerar la profecía bíblica a la luz de lo que aún falta que ocurra. En Apocalipsis 12:3, Satanás es descrito como el dragón con siete cabezas las cuales, según Apocalipsis 17:10, son siete reinos de los cuales el apóstol Juan escribe: “[...] Cinco de ellos han caído; uno es, y el otro aún no ha venido; [...]”. Así que, cuando el apóstol escribió el libro de Apocalipsis, cinco de los reinos ya habían caído. Ya que todo gira en torno a Israel, esos reinos serían los que lo habían afligido. Históricamente serían: • • • • •

Egipto Asiria Babilonia Persia Grecia

bajo Sisac en tiempos de Roboam principalmente bajo Senaquerib bajo Nabucodonosor bajo Ciro I cuyo primer rey fue Alejandro el Grande

Éstos son los cinco reinos que ya habían caído en la época del apóstol Juan; y el que existía en aquel tiempo era el Imperio Romano, el sexto reino.

Lo que dice la Biblia con respecto al Anticristo o la Bestia Del séptimo reino, del cual se nos dice que “aún no ha venido”, engloba los diez reyes que salen del antiguo Imperio Romano en los últimos tiempos. En Apocalipsis 13:1 el Anticristo, o la Bestia, como es denominado, tiene siete cabezas, lo cual lo relaciona con esos siete reinos. Se nos dice expresamente que los diez reyes que se levantarán darán sus reinos a la Bestia (Ap. 17:10-13). El libro de Apocalipsis afirma que la Bestia surgirá del mar (Ap. 13:1) y también del abismo (Ap. 11:7). Luego se le dijo a Juan que esta Bestia era (en el sentido de que en otro tiempo vivió), pero

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que no es (es decir, no estaba viva en la época de Juan). También se le dice en Apocalipsis 17:11 que la bestia es el octavo y, sin embargo, uno de los siete. Por lo tanto, siendo el octavo, surge después de los diez reyes del séptimo reino. Al ser también uno de los siete y habiendo vivido antes de la época de Juan, también debió haber sido un gobernante de uno de los cinco imperios anteriores que precedieron al Imperio Romano. En Daniel 7, Daniel vio en un sueño una visión de cuatro bestias: un león, un oso, un leopardo y una cuarta bestia con dientes de hierro, cada una representando imperios que surgirían de la tierra (Dn. 7:17). Históricamente, el león habla del Imperio Babilonio durante el cual él vivió, mientras que las otras tres bestias hablan de los imperios persa, griego y romano, los cuales sucedieron al Imperio Babilonio. (Ver esquema en la página opuesta. Para una explicación más extensa de este tema, favor de referirse a “El libro de Daniel”, del mismo autor). Este pasaje de Daniel es importante a la hora de interpretar Apocalipsis 13:2, en el que la bestia se describe como semejante a un leopardo (queriendo decir que vino de Grecia), con los pies de un oso (queriendo decir que gobernó sobre Persia), y con la voz de un león (que indica que debió de haber gobernado dando órdenes desde Babilonia). Después, Apocalipsis 13:4 habla de la bestia como alguien contra quien nadie podía “hacer guerra”, queriendo decir que mientras estuvo en la tierra seguramente fue un general invicto. Hasta vence a los santos (Ap. 13:7). Además, Apocalipsis 13:6 habla de ella como un poderoso orador, de la misma manera que Daniel 7:25.

Naciones asociadas con el Anticristo o la Bestia

que era

EL ANTICRISTO

que ha de venir

en el infierno su

b

del á ir

y no es

Otro de los aspectos de la profecía bíblica que no debería ser pasado por alto se refiere a las naciones con las que Satanás y la Bestia están particularmente relacionados. Leemos en Ezequiel 29:3: “Habla, y di: Así ha dicho Jehová el Señor: He aquí yo estoy contra ti, Faraón rey de Egipto, el gran dragón que yace en medio de sus ríos, el cual dijo: Mío es el Nilo, pues yo lo hice”. Por lo tanto, Egipto es claramente identificado como una nación en la que Satanás, como el dragón, tiene su morada. Por lo tanto, el Anticristo o la Bestia tiene que haber gobernado sobre Egipto como uno de los faraones.

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Tabla comparativa de los siete reyes y el Anticristo LOS SIETE REINOS

Daniel 2 La imagen

Daniel 7 Las 4 bestias

Apocalipsis 17 Los 7 reyes

1. EGIPTO

2. ASIRIA

Cabeza de Oro

El León

4. MEDOS Y PERSAS

Pecho de Plata

El Oso

5. GRECIA

Vientre y Muslos de bronce

El Leopardo

6. ROMA

Piernas de Hierro

7. DIEZ

Diez dedos

EL ANTICRISTO

La cuarta bestia (de dientes de hierro Diez Cuernos El Cuerno Pequeño

Han caído cinco

3. BABILONIA

Uno es

Uno que vendrá Los Diez Reyes (cuernos) La Bestia: el que fue, no es y será

Babilonia se identifica claramente con Satanás o Lucifer en Isaías 14, donde al rey de Babilonia se lo relaciona en el versículo 12 con Lucifer. El pasaje de Isaías 14:16 habla de un hombre que hizo temblar la tierra, la dejó como un desierto y destruyó las ciudades. Ahora bien, eso habla de la Bestia que, por lo tanto, debe de haber gobernado en Babilonia y destruido ciudades.

Después del Imperio Griego Regresamos ahora a la escena en el lecho de muerte de Alejandro. Sus amigos le hacen una pregunta muy vital y necesaria: “¿A quién legas tu imperio?” Débilmente, Alejandro respondió: “Al más

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fuerte”. Sus últimas palabras muy proféticas fueron: “Preveo una gran contienda sobre mí en mi funeral” (Peter Green, pág.475). Así es exactamente como Daniel había declarado que sería cuando leemos Daniel 8:8, 21-22: “Y el macho cabrío se engrandeció sobremanera; pero estando en su mayor fuerza, aquel gran cuerno fue quebrado, y en su lugar salieron otros cuatro cuernos notables hacia los cuatro vientos del cielo. [...] El macho cabrío es el rey de Grecia, y el cuerno grande que tenía entre sus ojos es el rey primero. Y en cuanto al cuerno que fue quebrado, y sucedieron cuatro en su lugar, significa que cuatro reinos se levantarán de esa nación, aunque no con la fuerza de él”. La historia interpreta estos versículos aun con más amplitud con respecto a los cuatro generales de Alejandro: • • • •

Casandro tomó Macedonia. Lisímaco tomó Tracia. Seleuco I gobernó sobre Siria y hacia el oriente. Tolomeo Soter comenzó una dinastía en Egipto y capturó Jerusalén un día de reposo en el año 320 a.C., pero trató con bondad a los judíos, muchos de los cuales se establecieron en Alejandría.

Tolomeo II Filadelfo reinó a continuación, y bajo su benevolente gobierno los judíos tradujeron el Antiguo Testamento al griego, que fue denominada la versión Septuaginta porque se emplearon 70 eruditos para esta tarea (72, para ser exactos, seis de cada una de las doce tribus). Los tolomeos reinaron sobre Palestina hasta la batalla de Panión en el año 199 a.C., donde fueron derrotados por Antíoco III, que fue llamado “el Grande”. Mientras que los tolomeos habían sido tolerantes con las costumbres judías, los seleúcidas decidieron imponer el helenismo (la cultura griega) sobre ellos. Esto alcanzó un punto crítico en el reinado de Antíoco IV.

El reinado de Antíoco IV Daniel 8 habla del hecho de que un cuerno pequeño saldrá de esos cuatro notables cuernos y que crecerá mucho hacia el sur, el oriente y la tierra gloriosa, es decir, Israel. Citamos literalmente: “Y se engrandeció hasta el ejército del cielo; y parte del ejército y de las estrellas echó por tierra, y las pisoteó. Aun se engrandeció contra el príncipe de los ejércitos, y por él fue quitado el continuo sacrificio, y el lugar de su santuario fue echado por tierra. Y a causa de la prevaricación le fue entregado el ejército junto con el continuo sacrificio; y echó por tierra la verdad, e hizo cuanto quiso, y prosperó. Entonces oí a un santo que hablaba; y otro de los santos preguntó a aquel que hablaba: ¿Hasta cuándo durará la visión del continuo sacrificio, y la prevaricación asoladora entregando el santuario y el ejército para ser pisoteados? Y él dijo: Hasta dos mil trescientas tardes y mañanas; luego el santuario será purificado” (Dn. 8:10-14). Daniel 11 nos proporciona un relato extraordinariamente detallado de eventos desde el comienzo de los cuatro reinos hasta el tiempo de este rey. Primordialmente, son los eventos que se relacionan con el amado pueblo de Dios y la tierra sobre la que Daniel escribe. Él habla de los reyes del sur (Egipto) y del norte (Siria).

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Desde Siria viene ese cuerno pequeño que pisotea la tierra durante 2,300 días. Debido a que esos eventos ya han tenido lugar históricamente, estamos en la posición de definir con claridad al cuerno pequeño como Antíoco Epífanes IV, y el período concreto de 2,300 días como el que comenzó el 15 de agosto del año 171 a.C. hasta el 25 de diciembre del año 165 a.C. Este cuerno pequeño de Daniel 8:9-10 no es el mismo cuerno pequeño de Daniel 7:8, porque ese cuerno pequeño sale del Imperio Romano y solamente después de que los diez cuernos o diez reyes hayan hecho su aparición, lo cual sucederá en los últimos tiempos. Antíoco IV fue un hombre con disposición al mal y pagano hasta la médula. Quitó el sacrificio diario e instituyó el sacrificio de una puerca sobre el altar del Señor en su templo; además, instaló una imagen de Júpiter sobre el altar, lo que recuerda mucho lo que está escrito con respecto al Anticristo (Ap. 13:14). Fue un tipo del Anticristo, pero el Anticristo aún debe aparecer desde la profundidad del abismo donde está, preparado para ser revelado en el momento preciso designado por la Majestad en las alturas.

La rebelión de los macabeos Durante el reinado de Antíoco, los judíos se rebelaron cuando un anciano sacerdote llamado Matatías se negó a ofrecer un sacrificio pagano. Con sus cinco hijos destruyó el altar pagano y huyó a las montañas para evitar represalias; otras personas con creencias ortodoxas lo siguieron. En su lecho de muerte, poco después de la rebelión, instó a sus seguidores a que escogieran a su tercer hijo como líder: Judas Macabeo (el Martillo); fue él quien, mediante un ataque sorpresa de noche destruyó a un ejército sirio, entró en la ciudad de Jerusalén, destruyó la estatua y el altar de Júpiter, y construyó un nuevo altar. Sus hombres limpiaron el templo de toda forma de paganismo y después hicieron una ceremonia de dedicación durante ocho días, la cual Jesús honró unos 200 años después, tal como se registra en Juan 10:22 (Flavio Josefo, Libro XII, capítulos VI y VII). Las intrigas políticas que siguieron no tienen importancia espiritual para nosotros; sin embargo, durante ese período emergieron ciertos partidos que se mencionan en el Nuevo Testamento. Dentro de ellos estaban los fariseos (que significa los separados), que eran judíos ortodoxos muy piadosos y devotos, deseosos de defender la Ley de Moisés; se los menciona por primera vez alrededor del año 120 a.C. Había dos escuelas: la de Hillel y la de Shamai. La que seguía las enseñanzas de Hillel tenía la actitud más moderada de acomodar las costumbres judías al gobierno romano. Los seguidores de Shamai eran más estrictos y se oponían implacablemente al gobierno romano; éstos eran los zelotes. Los saduceos estaban más interesados en la política y provenían de las acomodadas familias aristocráticas de Jerusalén. Aunque principalmente eran sacerdotes, sus creencias teológicas carecían de un fundamento bíblico sólido. Por ejemplo, negaban la resurrección, la existencia de los ángeles y el destino divino. Los herodianos eran judíos influyentes que tenían una buena disposición hacia el gobierno de la familia de Herodes y, por lo tanto, de Roma, la cual apoyaba a Herodes.

El Imperio Romano La situación política de este período estuvo llena de agitación y vio el surgimiento del denominado cuarto imperio en la imagen que vio Nabucodonosor. Sin embargo, según Apocalipsis 17, era el sexto imperio, ya que incluía a Egipto y Asiria, los cuales no estaban incluidos en la imagen de Babilonia.

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Roma era el reino de hierro, conocido por su terror y su fiereza. Sus fronteras se extendieron mucho más allá que las de cualquier otro imperio anterior. Los romanos fueron particularmente opresivos en la tierra de los judíos, donde sucedieron a los griegos. Según la mitología, Roma fue fundada en el año 753 a.C. por Rómulo, el primero en la línea de siete reyes. En el año 510 a.C., Bruto derrotó al último de esos reyes etruscos y estableció la República. Para el propósito de esta historia intertestamentaria, pasaremos al dominio de Roma sobre Grecia cuando se produjo la Primera Guerra Macedonia en el período comprendido entre los años 214-205 a.C. Luego llegó la Segunda Guerra Macedonia en el año 197 a.C., cuyo resultado fue la derrota de Felipe V de Macedonia. La Tercera Guerra Macedonia del año 168 a.C. terminó con la derrota del rey Perseo en Pidna. Alrededor de la misma época Antíoco II (que era descendiente de Seleuco I, uno de los cuatro generales de Alejandro), fue derrotado en la guerra de los años 192-188 a.C. Macedonia fue anexada como una provincia romana. Después, en la guerra contra la liga de los estados griegos, Corinto fue destruida por los romanos.

Influencia de Roma sobre Jerusalén En Palestina hubo constantes guerras civiles durante este período. Para proteger los intereses romanos, Pompeyo invadió y anexó Jerusalén, masacrando a unos 12,000 judíos. En la crisis que siguió al asesinato de Julio César en el año 44 a.C, Antípater, el gobernador idumeo, adoptó un vivo interés en la política de Judea y demostró lealtad al nuevo régimen de Casio. Herodes, el hijo de Antípater, fue nombrado procurador de Judea con la promesa de que un día sería nombrado rey. Cuando Antonio derrotó a Bruto y a Casio en Filipos, Herodes traspasó su lealtad a Antonio. Los partos, que gobernaban la parte oriental del que fuera una vez el poderoso Imperio Persa (y que no había sido subyugado nunca por Roma), atacaron Jerusalén e hicieron que Herodes huyera a Roma. Allí Antonio lo nombró rey de los judíos con la condición de que derrotara a los partos, lo cual hizo a su regreso, con la ayuda de los ejércitos romanos. Así que entró en Jerusalén de modo triunfal. El gobierno de Herodes se extendió desde el año 37 a.C hasta el año 4 d.C. En aquella época Roma estaba gobernada por Octavio, que fue llamado Augusto por el Senado en el año 27 a.C., y después Emperador de por vida en el año 23 a.C. Su gobierno se extendió efectivamente desde el año 27 a.C. hasta el año 14 d.C.; su co-regente fue Tiberio desde el año 11 d.C. hasta el año 14 d.C. Tiberio gobernó él solo desde el año 14 d.C. hasta el año 37 d.C. Fueron esos dos emperadores del cuarto Imperio de Roma quienes reinaban durante la vida de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. En los últimos días veremos levantarse el Imperio de los diez reyes dentro de los confines del Antiguo Imperio Romano. Después de la desaparición de este Imperio, cuando los reyes entreguen su reino a la Bestia, el Señor regresará y derrotará al cuerno pequeño: la Bestia, el Anticristo.

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INTRODUCCIÓN El Nuevo Testamento fue sellado con la sangre derramada del Señor Jesucristo, en contraposición con el Antiguo Testamento, que había sido establecido sobre la sangre de animales. Se compone de 27 libros, divididos básicamente en las siguientes categorías: 1. Los Evangelios, Mateo, Marcos, Lucas y Juan, que describen la vida y ministerio de nuestro Señor. 2. El libro de Hechos, que registra las obras del Espíritu Santo por medio de los líderes de la Iglesia de los primeros tiempos. 3. Las 14 Epístolas denominadas paulinas, Romanos, 1 y 2 Corintios, Gálatas, Efesios, Filipenses, Colosenses, 1 y 2 Tesalonicenses, 1 y 2 Timoteo, Tito, Filemón y Hebreos, escritas por el apóstol Pablo y cuyo fin es la instrucción en la doctrina y la conducta de la iglesia. 4. Las Epístolas Generales, Santiago, 1 y 2 Pedro, 1, 2 y 3 Juan, y Judas, las cuales tratan de la vida cristiana y el orden en la Iglesia. 5. El libro de Apocalipsis, que anuncia eventos de los últimos tiempos. Recomendamos la lectura diaria del Nuevo Testamento “[…], a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra” (2 Ti. 3:16-17).

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PREFACIO Hubo 400 largos años (llenos de lucha y de angustia para Israel) desde Malaquías, el último de los profetas que se registra, hasta el tan esperado nacimiento de nuestro Señor y Salvador Jesús. Su precursor, Juan el Bautista, nació solamente seis meses antes de la inmaculada concepción de Jesús, el tan esperado Emanuel, que significa “Dios con nosotros”. Como tal, todo lo que los profetas habían escrito de Él tenía que cumplirse, incluyendo que Él debía nacer de una virgen (Is. 7:14). Cristo no fue un hombre común, sino verdaderamente el Hijo de Dios encarnado. En el vientre de María, el Espíritu Santo estaba preparando un cuerpo para Él a fin de que pudiera llegar a ser el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. El arcángel Gabriel fue enviado al padre de Juan el Bautista con el mensaje de que él y su esposa, que eran entonces de edad avanzada, iban a tener un hijo al que debían llamar Juan y que sería un mensajero: “E irá delante de él con el espíritu y el poder de Elías, para hacer volver los corazones de los padres a los hijos, y de los rebeldes a la prudencia de los justos, para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto” (Lc. 1:17). Juan era quien cumpliría la profecía de Isaías 40, en la que está escrito: “Voz que clama en el desierto: Preparad camino a Jehová; enderezad calzada en la soledad a nuestro Dios. Todo valle sea alzado, y bájese todo monte y collado; y lo torcido se enderece, y lo áspero se allane. Y se manifestará la gloria de Jehová, y toda carne juntamente la verá; porque la boca de Jehová ha hablado” (Is. 40:3-5). El ministerio de Juan era el de llevar a las personas al arrepentimiento, a fin de que aceptasen a su Mesías. Los dos tuvieron un breve encuentro en el río Jordán, donde Juan bautizó a Jesús. Con admiración, Juan contempló a Aquel que él presentaría a Israel como el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Luego el ministerio de Jesús eclipsó al de Juan, quien poco tiempo después fue ejecutado por Herodes el Tetrarca.

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TRASFONDO HISTÒRICO Y POLÍTICO DE LOS EVANGELIOS Tres de los cuatro Imperios descritos por la imagen que Nabucodonosor vio en el sueño (Dn. 2): Babilonia, Persia y Grecia, habían pasado, y Roma era ahora la potencia gobernante. Era la cuarta bestia y, como tal, la más temible y poderosa. El Imperio Romano se extendía mucho más allá de las fronteras de los imperios anteriores. Roma gobernaba Israel por medio de una compleja forma de gobierno. Herodes el Grande, un edomita, gobernó en toda Judea desde el año 37 a.C. bajo el emperador romano Julio César. También comenzó la reconstrucción del templo en Jerusalén en el año 19 a.C. Cuando nació Jesús el Mesías en el año 5 a.C., Herodes el Grande aún gobernaba la tierra mediante acuerdo y estaba sujeto al Emperador, pero éste murió en el año 4 a.C. Fue él quien, ante el anuncio del nacimiento del Rey de los judíos por parte de los sabios, ordenó la matanza de todos los niños que tuvieran hasta dos años de edad (Mt. 2:16). Tras la muerte de Herodes el Grande, el territorio fue dividido entre sus tres hijos, siguiendo su testamento. Arquelao reinó en lugar de su padre en Judea y Samaria (Mt. 2:22) desde el año 4 a.C. hasta el año 6 d.C. Debido a su gobierno represivo e intolerable, fue expulsado y Judea se convirtió en provincia romana gobernada por prefectos nombrados por el Emperador. El más notable de ellos fue Poncio Pilato, que fue nombrado por el emperador Tiberio (el sucesor de Octavio) en el año 26 d.C. Pilato es llamado gobernador en Lucas 3:1, y fue él quien ordenó la crucifixión de nuestro Señor Jesucristo. Juan el Bautista comenzó su ministerio en el año decimoquinto de Tiberio. Herodes el Tetrarca gobernaba Galilea y Perea, y fue el responsable de la ejecución de Juan el Bautista. También vio brevemente a Jesús cuando Pilato lo envió a él para que lo juzgara (Lc. 23:7). Jesús se refirió a Herodes como “aquella zorra” en Lucas 13:32. Finalmente, los territorios del noreste pasaron a Felipe (Lc. 3:1).

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Los Evangelios Estos cuatro libros describen la vida y el ministerio de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A menudo se comparan con las criaturas vivientes en la visión de Ezequiel, que están alrededor del trono y tienen cuatro cabezas (Ez. 1). Esas cuatro cabezas describen diferentes aspectos de la naturaleza de nuestro bendito Señor, según lo siguiente: El león representa a Cristo como el Rey de reyes, y esta revelación es predominante en el Evangelio según Mateo. La cabeza del buey representa a Cristo como el sacrificio de Dios. Marcos dedica más contenido de su Evangelio a la pasión de Cristo que los escritores de los otros Evangelios. La cabeza del hombre revela la humanidad de Cristo como el Hijo del Hombre. Lucas, el médico amado, retrata Su humanidad de una manera en que solamente un médico sería capaz de hacer. Finalmente, la cuarta cabeza, la de un águila, retrata a Cristo como el Hijo de Dios, remontándose hacia las alturas, ciertamente el tema principal del Evangelio según Juan: presentar la deidad de Jesús. Los Evangelios también están divididos en dos secciones: • •

Los Evangelios sinópticos (que se pueden visualizar en conjunto) son: Mateo, Marcos y Lucas. El Evangelio no sinóptico de Juan fue el último en escribirse y presenta la vida y el ministerio de Cristo desde la perspectiva completamente distinta de quien quiere rellenar los espacios que los demás han dejado. Es un estudio muy íntimo de la vida y de las enseñanzas de Jesús por parte de quien fue denominado “el discípulo amado”, el que se recostó sobre el pecho de Jesús en la Última Cena.

Evangelio Mateo Marcos Lucas Juan

Tipo Sinóptico Sinóptico Sinóptico No-Sinóptico

Símbolo León Buey Hombre Águila

Cristo como: El Rey de reyes El Sacrificio de Dios El Hijo del Hombre El Hijo de Dios

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El Evangelio de Mateo Introducción Denominado el Evangelio didáctico o instructivo, está escrito en secciones claramente definidas por Mateo, que era un contador; por lo tanto, no fluye necesariamente en orden cronológico. El Maestro supremo, nuestro bendito Señor, tiene verdades agrupadas en secciones adecuadas que son fáciles de apreciar. Busca inculcar Sus enseñanzas en el corazón y la mente de quienes le escuchan, y también en los de nosotros que leemos y estudiamos este Evangelio.

Bosquejo 1. Genealogía de Jesús como Rey de los judíos y Su infancia 2. Proclamación: “El Reino de los cielos está cerca” a. Comienzo del ministerio de Jesús b. El Sermón del monte 3. Ministerio de Jesús en Galilea a. Diez milagros b. El discurso sobre el martirio 4. Oposición creciente 5. Parábolas sobre el reino 6. Viaje al monte de la transfiguración 7. Enseñanzas sobre la Iglesia 8. Jesús en Judea y en Jerusalén a. Viaje final de Jesús a Jerusalén b. Su discurso en el monte de los Olivos 9. La pasión de Cristo 10. La resurrección de Cristo

1:1–2:23 3:1–7:29 3:1–4:25 5:1–7:29 8:1–11:1 8:1–9:34 9:35–11:1 11:2–12:50 13:1-52 13:53–17:27 18:1-35 19:1–25:46 19:1–23:39 24:1–25:46 26:1–27:66 28:1-20

Temas principales En este Evangelio abundan las enseñanzas de Jesús, pero hemos escogido tres de las más conocidas e importantes: el Sermón del monte, las siete parábolas sobre el reino y su reino futuro (la enseñanza que dio en el monte de los Olivos). Aquellos fueron momentos maravillosos de estar sentados a Sus pies y aprender los caminos del reino.

Las nueve Bienaventuranzas El Sermón del monte comienza con las nueve Bienaventuranzas, que son las bendiciones que se pronuncian sobre los pobres de espíritu, los que lloran, los mansos, los que tienen hambre y sed de justicia, los misericordiosos, los puros de corazón, los pacificadores y los que son perseguidos por causa de la justicia y falsamente acusados por causa de Cristo.

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Luego sigue una serie de enseñanzas sobre la vida del reino, salpicadas de solemnes advertencias para quienes abandonan los senderos de la justicia y andan en pecado, aunque siguen ministrando la Palabra de Dios. Su fin será el de los hipócritas. Las enseñanzas del Señor terminan con la amonestación a escuchar y obedecer Sus palabras, a fin de que seamos semejantes al hombre que construyó su casa sobre la roca y que soportó todas las tormentas de la vida.

Las siete parábolas sobre el reino Las siete parábolas sobre el reino son enseñanzas que muestran la progresión de la vida cristiana, al igual que la progresión de la Iglesia desde su concepción, el día de Pentecostés, hasta su madurez en la cosecha final, cuando el Señor regrese. 1. Estas siete parábolas comienzan con la parábola del sembrador. El Señor Jesucristo siembra la Palabra en diferentes tipos de corazones, de los cuales solamente los corazones buenos y preparados dan fruto. 2. Luego está la parábola de la cizaña, que es mala, y que es sembrada por Satanás para destruir los buenos corazones de los fieles. 3. Es seguida por la parábola de la semilla de mostaza, que es la más pequeña de todas las semillas y que cuando crece, se vuelve grande y poderosa, lo cual muestra el poder de la Palabra de Dios en nuestra vida. 4. Luego tenemos la parábola de la mujer con la levadura, la cual oculta en tres medidas de harina hasta que toda queda leudada. Esto nos habla de la Palabra de Dios que penetra en nuestro espíritu, alma y cuerpo. 5. La quinta parábola es la del tesoro escondido. Cuando un hombre lo encuentra, da todo lo que tiene para comprar el campo, lo cual nos habla de los tesoros escondidos en la Palabra de Dios. 6. La parábola de la perla de gran precio es el sufrimiento de Cristo, de quien Pablo dice: “Para que pueda ganarlo a Él”. El costo de ganarlo a Él es conocer la comunión en Sus sufrimientos y ser conformado a Su muerte. 7. La séptima y última de esta serie es la parábola de la red, la cual cuando fue echada al agua recogió todo tipo de cosas. Cuando la red estuvo llena, fue llevada a tierra, donde se separó lo bueno y lo malo. Entonces el Señor dice: “Así será al fin del siglo: saldrán los ángeles, y apartarán a los malos de entre los justos, y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes” (Mt. 13:49-50).

Enseñanzas en el monte de los Olivos Las enseñanzas de nuestro Señor son muy solemnes y deberían estimularnos a la vida santa; esto es aun más cierto cuando consideramos Sus enseñanzas cuando se sentó sobre el monte de los Olivos. El monte de los Olivos es el escenario de Su Segunda Venida. Se nos dice en Zacarías 14:4: “Y se afirmarán sus pies en aquel día sobre el monte de los Olivos, que está en frente de Jerusalén al

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oriente; y el monte de los Olivos se partirá por en medio, hacia el oriente y hacia el occidente, haciendo un valle muy grande; y la mitad del monte se apartará hacia el norte, y la otra mitad hacia el sur”. En aquella memorable noche en que Jesús se sentó a enseñar, rodeado en privado por algunos de Sus discípulos, aludió a la caída de Jerusalén y a la destrucción del templo. Entonces le preguntaron cuáles serían las señales de Su venida y del fin del mundo. Sus primeras palabras fueron una advertencia contra el ser engañados, un tema que continuó en todo Su discurso. Luego procedió a dar una secuencia cronológica de eventos que comienzan con tribulación en el mundo, persecución y un avivamiento de alcance mundial. Esto fue seguido por la Abominación Desoladora (de la que habló el profeta Daniel) que está en el Lugar Santo del templo reconstruido. Después viene la gran tribulación, tras la cual el sol y la luna se oscurecerán y aparecerá la señal del Hijo del Hombre viniendo en las nubes. En ese momento todas las naciones y pueblos se reunirán ante Él cuando se siente sobre Su trono de gloria con todos Sus santos ángeles. Entonces Él separará a los pueblos como el pastor separa a las ovejas de los cabritos. Esas “naciones ovejas” (las obedientes) serán puestas a Su diestra; serán bendecidas y entrarán en Su reino, mientras que los cabritos (las naciones desobedientes) serán echados al lago de fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles.

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El Evangelio de Marcos Introducción Este Evangelio escrito por Juan Marcos es el de más temprana escritura entre los cuatro y está formado por notas de las enseñanzas del apóstol Pedro; coincide en gran parte con la naturaleza de este apóstol, porque avanza con rapidez y está salpicado de palabras tales como: “inmediatamente”, “enseguida” y “luego”. Fue escrito para la iglesia romana y, por lo tanto, contiene pocas citas del Antiguo Testamento (que abundan en los otros Evangelios). Es el relato más secuencial de la vida de Cristo que se encuentra en la Biblia, y el que contiene más detalles de Su pasión y Sus sufrimientos. La manera en la cual hemos escogido bosquejar este Evangelio es doble. En primer lugar, tenemos un bosquejo sencillo de los eventos en la vida de Cristo. Luego tenemos los 18 milagros registrados, las 18 enseñanzas (o parábolas) y los 18 discursos. De este modo, esperamos aumentar su apreciación y comprensión de este Evangelio tan dinámico.

Bosquejo de eventos 1. Prólogo al Evangelio 2. La fase inicial del ministerio en Galilea 3. Fases posteriores del ministerio en Galilea 4. La retirada más allá de Galilea 5. El viaje a Jerusalén 6. El ministerio en Jerusalén 7. Narración de la Pascua 8. La resurrección de Jesús 9. La ascensión de Cristo 10. El ministerio de los discípulos después de Pentecostés

1:1-13 1:14–3:6 3:7–6:13 6:14–8:30 8:31–10:52 11:1–13:37 14:1–15:47 16:1-18 16:19 16:20

Dieciocho milagros registrados 1. El endemoniado en Capernaum 2. La sanación de la suegra de Pedro 3. La sanación de un leproso 4. La sanación de un paralítico 5. La sanación de una mano seca 6. Una tormenta es calmada 7. La sanación del endemoniado gadareno 8. La resucitación de la hija de Jairo 9. La sanación de una mujer con flujo de sangre 10. La alimentación de los 5,000

1:23-28 1: 29-31 1:40-45 2:3-12 3:1-5 4:35-41 5:1-20 5:22-24, 35-43 5:25-34 6:35-44

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11. Jesús camina sobre el agua 12. La sanación de la hija de la mujer sirofenicia 13. La sanación del hombre sordomudo 14. La alimentación de los 4,000 15. La sanación del ciego en Betsaida 16. La liberación del muchacho lunático 17. La sanación del ciego Bartimeo 18. La maldición de la higuera

6:45-52 7:24-30 7:31-37 8:1-9 8:22-26 9:14-29 10:46-52 11:12-14

Dieciocho parábolas 1. Pescadores de hombres 2. El enfermo y el médico 3. El esposo 4. El paño nuevo y el vestido viejo 5. El vino nuevo y los odres viejos 6. El reino dividido 7. La casa dividida 8. Vencer al hombre fuerte 9. El sembrador 10. La lámpara 11. La semilla que crece en secreto 12. La semilla de mostaza 13. La contaminación en el interior 14. Los miembros que ofenden 15. Los labradores malvados 16. La piedra desechada 17. La higuera 18. El portero

1:16, 17 2:17 2:19-20 2:21 2:22 3:24 3:25 3:27 4:2-8 4:21-22 4:26-29 4:30-32 7:14-23 9:43, 45, 47 12:1-9 12:10-11 13:28, 29 13:34-37

Dieciocho discursos 1. El día de reposo 2. El pecado imperdonable 3. ¿Quiénes son mi madre o mi hermano? 4. La adoración ceremonial 5. El llevar la cruz 6. Humildad, tolerancia y ofensas 7. El divorcio 8. Las riquezas, el sacrificio de sí mismo y la recompensa 9. La verdadera grandeza 10. La fe y la oración 11. El dar al César 12. La resurrección 13. Los mayores mandamientos 14. El guardarse de los escribas 15. El dar

2:23-28 3:28, 29 3:33-35 7:1-23 8:34–9:1 9:33-50 10:1-12 10:17-31 10:13-16, 35-45 11:23-26 12:13-17 12:18-27 12:28-36 12:34-40 12:41-44

16. La Segunda Venida

CONOZCA SU BIBLIA 13:1-27

17. La Última Cena 18. La gran comisión

14:22-25 16:15-18

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Temas principales Hemos escogido como nuestros temas los que son particulares del Evangelio de Marcos y que no aparecen en los otros Evangelios.

La semilla que crece en secreto Una de las parábolas más hermosas es la de la semilla que un hombre entierra (Mr. 4:26-29). Éste no es consciente de cómo crece la semilla mientras él continúa con sus labores cotidianas. Mientras escribo esto estamos experimentando justamente un milagro de la naturaleza. Hemos echado semillas de césped a la tierra y hemos visto cómo un terreno baldío y bastante indeseable se ha convertido en un espléndido césped. Jesús asemeja este milagro con el reino de Dios, en el cual el predicador siembra la Palabra y ésta cae en buena tierra. Entonces, he aquí que produce primero la hoja, luego la espiga y después de eso el grano lleno en la espiga. Esto significa el crecimiento tripartito desde la Pascua hasta Pentecostés, y luego hasta la cosecha de la fiesta de los Tabernáculos.

La sanación del hombre sordomudo Hay dos milagros que están únicamente en el Evangelio de Marcos. En Marcos 7:31-37 leemos acerca de la sanación de un hombre sordo y que tenía un impedimento en el habla. Jesús lo sanó por completo; sin embargo, la parte del milagro que a mí me encanta particularmente es que la multitud dijera: “Bien lo ha hecho todo”. Es un elogio bien merecido de nuestro hermoso Señor.

La sanación del ciego en Betsaida La otra sanación es la del hombre ciego en Betsaida, que significa “casa de pesca” (Mr. 8:2225). Aquí, al Pescador de hombres le presentan a un hombre ciego. Jesús lo guió fuera de la ciudad a fin de que el milagro fuera hecho en secreto y nadie en la ciudad lo supiera. Después de la primera oración, esta persona solamente veía a los hombres como árboles que caminaban, pero Jesús volvió a orar hasta que vio perfectamente. ¡Qué escena tan alentadora para nosotros! Debemos perseverar hasta que la persona por la que oramos sea sanada por completo.

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El Evangelio de Lucas Introducción Éste es el más largo de los Evangelios, que fluye de la pluma del médico amado. Con la escritura de este Evangelio, y también del libro de Hechos, Lucas fue el segundo más prolífico en contenido de los escritores del Nuevo Testamento. Sólo Pablo escribió más. Lucas escribe en un griego exquisito y proporciona detalles muy concretos en los relatos médicos, mientras que los escritores de los otros Evangelios tienden a generalizar cuando hablan del estado clínico de los enfermos. Más que los otros, su Evangelio está lleno de gozo, regocijo, alabanza a Dios, alegría y risa; eso seguramente se debió a que fue el compañero del apóstol Pablo, quien escribió: “Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos!” (Fil. 4:4). Sin duda, habría sido un gozo estar al lado de estos dos apóstoles, pues irradiaban el gozo de Aquel que dijo a Sus discípulos la víspera de Su crucifixión: “Estas cosas os he hablado, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido” (Jn. 15:11). Aunque el bosquejo es similar al de los otros Evangelios, la belleza de este, junto con los tesoros del repertorio de Lucas, serán revelados en la sección de los temas principales.

Bosquejo 1. Prólogo 2. Nacimiento y primeros años de Jesús y de Juan el Bautista 3. Comienzo del ministerio público de Cristo 4. El ministerio en Galilea 5. Desde Galilea hasta Jerusalén 6. Los últimos días de Jesús en Jerusalén y la crucifixión 7. Su resurrección y ascensión

1:1-4 1:5–2:52 3:1–4:13 4:14–9:50 9:51–19:27 19:28–23:56 24:1-5

Temas principales Algunas de las historias más apreciadas del Evangelio se encuentran solamente en este libro, descrito por el filósofo francés Ernest Renans como el libro más hermoso jamás escrito. Es Lucas quien nos ha dado himnos tan benditos como el Ave María (Lc. 1:28-31), el Magníficat (Lc. 1:46-55), el Benedictus (Lc. 1:68-79), el Gloria in Excelsis (Lc. 2:14) y el Nunc dimittis (Lc. 2:29-32), ganándose el título de “el himnólogo de la Iglesia”. Fue Lucas quien inspiró algunos de los cuadros más gloriosos de todos los tiempos: “La conversión de San Pablo” de Miguel Ángel, “La liberación de San Pedro” de Rafael, al igual que el cuadro de los dos en el camino a Emaús, que actualmente adorna las paredes de muchos hogares. Debido a esta inspiración, en el siglo XIII Lucas fue denominado el patrono de los pintores.

CONOZCA SU BIBLIA ¿Quién no ha oído acerca de la historia del buen samaritano, que sólo se encuentra en el Evangelio de Lucas, o la historia del hijo pródigo? Sin embargo, no deberíamos restar importancia a estas historias tan conocidas, pues están llenas de advertencias y de enseñanza para todos nosotros. Estas grandes verdades, que tocan el fundamento del alma de la humanidad y de la vida cristiana, provienen de la pluma de aquel que escribe con gran elocuencia sobre quienes se encuentran en las profundidades de la necesidad y de la desesperación. 178

El buen samaritano El buen samaritano (Lc. 10:30-37) se basa en la verdad de que debemos tener un corazón sensible hacia quienes padecen necesidad, y que las cualidades de la misericordia y la verdadera religión son visitar a los pobres y necesitados. Los líderes religiosos ignoraron al hombre que había sido asaltado en la ruta a Jericó y pasaron por el otro lado del camino. Un samaritano, alguien fuera de los confines de la nación de Dios, respondió a la situación desesperada de aquel pobre hombre. Jesús relató esta historia como respuesta a la pregunta: “¿Y quién es mi prójimo?”. Quien la hizo acababa de oír a Jesús decir que los dos mandamientos más importantes son: “[...]: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo”. Cuando Jesús le preguntó quién de estos tres “fue el prójimo del que cayó en manos de los ladrones”, el intérprete de la Ley (que había hecho la pregunta original) reconoció que el que demostró misericordia había cumplido el mandamiento. El Señor entonces le dijo: “Vé, y haz tú lo mismo”. ¡Que esta historia quede escrita en nuestros corazones a fin de poder ayudar a quienes tienen necesidad!

El hijo pródigo Lucas también registra la historia del hijo pródigo (Lc. 15:11-32), que indudablemente ha inspirado, consolado y dado esperanza a incontables padres cuyos amados hijos se han apartado del rebaño. ¿Cuál es el núcleo de verdad en esta parábola? Sin duda, que una persona puede caer profundamente en el pozo de la iniquidad, aparentemente lejos de toda ayuda humana y, sin embargo, Dios puede hacer que recobre el sentido y llevarlo a que regrese al hogar de sus padres. Además, debe haber un corazón amoroso que salga, sin recriminaciones, a recibir con amor y respeto a quien ha errado, restaurándolo a la posición de un verdadero hijo (o hija) en la familia. Debemos prestar atención a la actitud del hijo mayor, quien objetó el afecto y la bondad que se le brindó al pródigo. Sin embargo, debemos recordar las palabras del padre al hijo mayor en la parábola: “[...] todas mis cosas son tuyas”. Aunque el pródigo fue restaurado, perdió la herencia que está reservada para los fieles, un punto que nunca debe pasarse por alto.

El rico y Lázaro Otra parábola que se encuentra únicamente en Lucas es la del rico y Lázaro (Lc. 16:19-31). Qué descripción tan gráfica del tormento de los perdidos, cuando el rico ruega: “[...] Padre Abraham, ten misericordia de mí, y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua, y refresque mi lengua; porque estoy atormentado en esta llama”. Cuando se le dijo que había un gran abismo entre el cielo y el infierno que nadie puede atravesar (Lc. 16:26), el rico ruega que Lázaro sea enviado a advertir a sus cinco hermanos, para que ellos no vayan a aquel mismo lugar de tormento.

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Abraham respondió: “[...] A Moisés y a los profetas tienen; óiganlos”. La razón de esa negativa se basa en una solemne verdad que todos haríamos bien en comprender. Aquí está la clave: debido a que ellos no prestaron atención a las enseñanzas de la Palabra de Dios, sufrirían la misma condenación eterna que su hermano. De igual manera perecerán todos los que no presten atención a las enseñanzas de la Biblia.

El fariseo y el publicano Nuestra actitud en la oración es el tema de la parábola del fariseo y el publicano (Lc. 18:10-14), quienes subieron al templo a orar. El fariseo confiaba en su propia justicia, declarando sus buenas obras al diezmar y ayunar. Se comparaba a sí mismo con otros hombres que eran injustos, adúlteros y extorsionadores, pero el publicano, quedándose lejos, se golpeaba el pecho pidiendo a Dios que tuviera misericordia de él, porque era un pecador. Jesús concluye esta parábola diciendo: “Os digo que éste descendió a su casa justificado antes que el otro; porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla será enaltecido” (Lc. 18:14). Acudamos siempre al Señor con la actitud del escritor del himno que dice: “Tal como soy, sin más decir que a otro yo no puedo ir”. En estas historias, que Lucas registra con tanta diligencia, vemos la clave de la buena enseñanza: relatar una historia que ilustre una verdad, de modo que los oyentes nunca la olviden. Ésa era la clave del ministerio del Maestro de maestros de todos los tiempos, cuyas historias, una vez aprendidas, permanecen en nuestro corazón y mente toda la vida. El Espíritu Santo puede traerlas a nuestra memoria, pues es Él quien toma las verdades de Jesús y las aplica para nosotros. Queremos recomendar sinceramente el Evangelio de Lucas, en el que las más grandes historias de todos los tiempos están escritas para nuestra edificación e instrucción, a fin de que podamos evitar las trampas de la vida y unirnos a Lázaro en el cielo y no al rico en el infierno.

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El Evangelio de Juan Introducción Este Evangelio fue escrito por el apóstol a quien Jesús amaba, después de que los otros Evangelios hubieran estado en circulación por muchos años. Fue escrito para completar la revelación de Jesucristo dada por los otros tres escritores. Es el libro de la Biblia más impreso y más conocido en todo el mundo. Escrito originalmente en griego, tiene un vocabulario limitado a sólo 1,500 palabras. Un niño puede entenderlo y, sin embargo, los teólogos pueden pasarse toda una vida sondeando las profundidades de sus verdades. Es el más sencillo y a la vez el más profundo de los Evangelios. Este Evangelio está lleno de conjuntos de siete (el número de lo completo y lo perfecto), igual que el libro de Apocalipsis, que también fue escrito por Juan. Denominado “el Evangelio espiritual” por los primeros padres de la Iglesia, es representado por el águila de la visión de Ezequiel. El águila se remonta hasta las alturas, de modo similar a lo que Juan hace al describir a Cristo como el Hijo de Dios. Proporcionamos a continuación un sencillo bosquejo y reunimos los tres conjuntos de siete en este Evangelio, a fin de brindar un panorama más claro para apreciar este libro tan querido.

Bosquejo 1. El ministerio público de Jesús 2. Los discursos de Jesús en el Aposento Alto 3. La pasión y resurrección de Jesús

Capítulos 1–12 Capítulos 13–17 Capítulos 18–21

Los tres conjuntos de siete en el Evangelio de Juan Los siete YO SOY de Jesús 1. El Pan de vida 2. La Luz del mundo 3. La Puerta 4. El Buen Pastor 5. La Resurrección y la Vida 6. El Camino, la Verdad y la Vida 7. La Vid verdadera

6:35, 48 8:12; 9:5 10:7, 9 10:11-14 11:25 14:6 15:1

Las siete señales de Jesús antes de la resurrección (No son simplemente milagros, sino señales destinadas a presentar una verdad espiritual.) 1. Jesús convierte el agua en vino 2. Jesús sana al hijo de un noble

2:1-11 4:46-54

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3. Jesús sana al hombre paralítico 4. Jesús alimenta a los 5,000 5. Jesús camina sobre el agua 6. Jesús sana al hombre que nació ciego 7. Jesús resucita a Lázaro

5:1-9 6:1-14 6:15-21 9:1-41 11:1-44

Señal después de la resurrección 8. La milagrosa pesca de 153 peces

21:11

Los siete discursos principales de Jesús 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7.

El nuevo nacimiento El agua de vida El Hijo divino El Pan de vida El Espíritu que da vida La Luz del mundo El Buen Pastor

3:1-36 4:1-42 5:19-47 6:22-66 7:1-52 8:12-59 10:1-42

Temas principales

Los siete títulos de Jesús Hemos proporcionado los tres conjuntos de siete destacados de Jesús, pero aun en el primer capítulo de este Evangelio hay siete títulos de Jesús que revelan Su deidad, Su vida y Su ministerio. Son los siguientes: 1. El Verbo de Dios hecho carne – Nosotros también deberíamos personificar la verdad de la Palabra de Dios. 2. El Cordero de Dios – Igualmente, la mansedumbre de Jesús representada por un cordero debería incorporarse a nuestra vida. 3. El Hijo de Dios – Por Su gracia, somos hijos e hijas adoptados del Dios vivo, y deberíamos caminar como corresponde a este alto y santo llamamiento. 4. Rabí, que significa maestro – Se nos aconseja que nos convirtamos en maestros de justicia. 5. El Mesías, o el Ungido (la palabra griega es Cristo) – Somos llamados cristianos o ungidos, siendo llenos, revestidos y guiados por el bendito Espíritu Santo de Dios. 6. El Rey de Israel – Cristo nos ha hecho reyes y sacerdotes para nuestro Dios. 7. El Hijo del Hombre (su título favorito) – Ciertamente somos llamados a manifestar las más elevadas cualidades como hombres, tal como hizo Jesús. Aunque el Evangelio de Juan está lleno de muchas verdades, hemos seleccionado como nuestros temas principales de este Evangelio los últimos discursos pronunciados en el Aposento Alto. A unas pocas horas de Su captura y crucifixión, Jesús tuvo la última oportunidad de dar instrucciones finales antes de dejar a quienes había amado hasta el fin. De entre esas enseñanzas hemos escogido la parábola de la Vid verdadera. Ciertamente fue una de Sus más exquisitas enseñanzas.

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La parábola de la Vid verdadera Después de levantarse de la mesa en la última cena, Jesús caminó junto con Sus discípulos y cruzó el valle de Cedrón. A medida que caminaban, comenzó a hablarles sobre una planta con la que los judíos estaban familiarizados, especialmente considerando que Israel se compara a la vid sacada de Egipto (Sal. 80 e Is. 5). “Yo soy la vid, vosotros los pámpanos” –nos dice Él–. “Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará”. Esta solemne advertencia es seguida por la afirmación de que los pámpanos que sí lleven fruto serán limpiados para que lleven más fruto y mucho fruto. Se nos dice que la clave para llevar fruto es permanecer en Cristo y que Él permanezca en nosotros. Cristo permanece en nosotros cuando Sus palabras permanecen en nosotros; al guardar Sus mandamientos permanecemos en Él. De esta manera, Su gozo permanece en nosotros y nuestro gozo será cumplido. Al llevar mucho fruto, glorificamos al Padre. El fruto de que se habla aquí es el fruto del Espíritu, que se encuentra en Gálatas 5:22-23: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza. En la última cena, Jesús dio un nuevo mandamiento: que nos amáramos unos a otros. Esto es seguido de una promesa: “El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él. [...] Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él” (Jn. 14:21, 23). Por lo tanto, guardemos Sus mandamientos como prueba de que lo amamos verdaderamente. Esto es seguido de la hermosa promesa de que Él nos dará Su paz, porque ciertamente la paz está intrínsecamente unida a la obediencia. No hay paz para los impíos (Is. 48:22). En Su oración sacerdotal Jesús pidió al Padre Santo unidad, tal como leemos en Juan 17:21, 23, 26: “Para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste. [...] Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado. […] Y les he dado a conocer tu nombre, y lo daré a conocer aún, para que el amor con que me has amado, esté en ellos, y yo en ellos”.

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Los Hechos de los Apóstoles Introducción Escrito por Lucas, el médico amado y uno de los historiadores más destacados de todos los tiempos, el libro de Hechos continúa el relato de su Evangelio y está dirigido al mismo alto funcionario: Teófilo. Ésta es una clara indicación de que el testimonio cristiano ya había penetrado en los altos círculos de las autoridades gubernamentales. Como veremos en este libro, Pablo compareció ante gobernadores y reyes para dar testimonio de aquello que se creía comúnmente entre los discípulos de Jesús. El autor relata los eventos que comenzaron con el mandamiento del Señor a Sus discípulos en el monte de los Olivos, de esperar hasta ser investidos de poder de lo alto, después de lo cual serían Sus testigos desde Jerusalén hasta Judea, Samaria y lo último de la tierra. Después de la ascensión de Cristo, ellos esperaron por diez días en el Aposento Alto, hasta que el día de Pentecostés hubo llegado en su plenitud. Entonces lenguas como de fuego descendieron sobre ellos y fueron llenos del Espíritu Santo y fuego, y hablaron en otras lenguas. Poniéndose en pie con los doce apóstoles, Pedro declaró que aquello era lo que había sido dicho por el profeta Joel: “Y en los postreros días, dice Dios, derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; vuestros jóvenes verán visiones, y vuestros ancianos soñarán sueños; y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos días derramaré de mi Espíritu, y profetizarán” (Hch. 2:17-18). Ese fue el comienzo del derramamiento pentecostal que ha continuado hasta nuestros días, a medida que creyentes jóvenes y ancianos por igual han sido bautizados con el Espíritu Santo y con la señal inicial de hablar en otras lenguas. Esta es la promesa del Padre (Hch. 1:4): derramar Su Espíritu sobre aquellos que lo obedecen (Hch. 5:32). En este libro Lucas muestra cómo el Evangelio fue propagado por la Iglesia primitiva por medio de señales y maravillas, y principalmente mediante el ministerio de Pedro a los judíos y de Pablo a los gentiles.

Bosquejo 1. La ascensión de Jesús 2. El día de Pentecostés y los primeros milagros 3. El martirio de Esteban 4. El ministerio de Felipe 5. La conversión de Pablo 6. El ministerio de Pedro para abrir la puerta a los gentiles

1:1-26 2:1-47; 3:1–5:42 6:1–7:60 8:1-40 9:1-31 9:32–12:24

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7. El primer viaje misionero de Pablo 8. El concilio en Jerusalén 9. El segundo viaje misionero de Pablo 10. El tercer viaje misionero de Pablo 11. El viaje de Pablo a Jerusalén y su encarcelamiento 12. El viaje a Roma

CONOZCA SU BIBLIA 12:25–14:28 15:1-35 15:36–18:22 18:23–21:14 21:15–26:32 27:1–28:31

Temas principales En este glorioso relato de la Iglesia de los primeros tiempos los grandes acontecimientos son, desde luego, la ascensión de Jesús y Su mandamiento a los discípulos para que esperaran ser bautizados con el Espíritu Santo, y luego evangelizaran. Esto se llevó a cabo a costa de un gran sufrimiento personal. Las oportunidades llegaron por medio de la milagrosa manifestación del poder del Espíritu Santo que confirmaba la Palabra con señales. El libro de Hechos contiene una secuencia de eventos que son importantes y dignos de mención: •

Uno de esos eventos fue la elección de alguien que reemplazara a Judas, el traidor, para hacer que el grupo apostólico volviera a tener el número original de doce. Esos doce se sentarán sobre los tronos para juzgar a las doce tribus de Israel en el cielo. Matías fue el que eligieron por suertes (Hch. 1:15-26).



El derramamiento del Espíritu sobre los 120 en el Aposento Alto es también un acontecimiento importante. La importancia del número 120 ocurre a lo largo de la historia bíblica cuando Dios se mueve de una manera fresca (Hch. 2:1-40).



La persecución de los apóstoles por parte de los líderes religiosos es un ejemplo del viejo orden que oprime al nuevo (Hch. 4:1-23).



Esteban, el primer mártir, tuvo un glorioso regreso a casa al ver a Jesús en pie para recibirlo en el cielo. Que nosotros también seamos fieles si somos llamados a sufrir el mismo destino (Hch. 7:54-60).



También vemos al evangelista Felipe predicar a los no judíos en Samaria, quienes oyeron el Evangelio con alegría. Felipe envió a buscar a Pedro y a Juan para que impusieran sus manos sobre ellos a fin de que también pudieran recibir el don del Espíritu Santo. Felipe fue enviado desde el lugar del avivamiento al desierto, para encontrarse con el noble etíope de la corte de la reina de Etiopía. Su conversión es considerada, por tradición, como el comienzo de la Iglesia en Etiopía (Hch. 8:5-40).



Pablo se convirtió por medio de una aparición sobrenatural de Jesús en el camino a Damasco (Hch. 9:1-23).



Pedro fue enviado a la casa de Cornelio por guía divina, y mientras predicaba vio al Espíritu Santo caer sobre sus oyentes (Hch. 10).



En cierto momento el relato de Lucas deja a Pedro para seguir a Pablo cuando éste emprende tres diferentes viajes misioneros que abrieron al Evangelio a Grecia y después a Roma.

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Algunas veces Lucas, nuestro historiador, acompañó personalmente a Pablo, mientras que en otras ocasiones el relato se dio mediante otros testigos. El libro de Hechos es vibrante y vivificante, y late con la energía de los mensajeros del Señor. Esos mensajeros, impulsados por el Espíritu Santo, proclamaban osadamente, con valentía (“denuedo”), su fe en el Cristo resucitado. Lograron muchas cosas en un período de tiempo relativamente corto, si se tiene presente que en aquellos tiempos viajar era difícil y tomaba mucho tiempo. Pablo reconoció en sus Epístolas a los Corintios que parte de su sacrificio por Jesús era el viajar con frecuencia. El libro termina con Pablo en una casa alquilada en Roma, encadenado a soldados romanos quienes oyeron el Evangelio de sus labios. Durante aquel tiempo se dictaron las que conocemos como “epístolas carcelarias”, no con una computadora portátil, sino a un compañero que no se avergonzaba de sus cadenas y que ministraba a sus necesidades. Según Colosenses 4:14, Lucas estuvo con él durante un tiempo en Roma. Hechos 28 termina declarando que Pablo estuvo en aquella casa alquilada por dos años predicando y enseñando las cosas referentes al Señor Jesús. En efecto, los actos o hechos de los apóstoles y de otros seguidores de Jesús continúan y nunca cesarán hasta que Él venga en las nubes con gran gloria para llevar a Sus santos a su hogar celestial. Por lo tanto, esos hechos acerca de los cuales leemos son para que nosotros creamos y continuemos con el mismo fervor del Espíritu Santo. Los apóstoles nos dejaron un patrón que nosotros debiéramos seguir. Amados: que éste sea también nuestro testimonio.

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La carta a los Romanos Introducción Al escribir este libro, Pablo dijo que fue estorbado para viajar en aquel momento a Roma. Podemos decir: “¡Gracias, Jesús!” Si Pablo hubiera ido a Roma en aquel momento, nunca hubiésemos tenido lo que ha sido denominado “La obra maestra de la teología del Nuevo Testamento”. Fue escrito por Pablo desde Grecia en su tercer viaje misionero, durante los denominados años dorados del gobierno del emperador Nerón, cuando la justicia y el juicio prevalecían en el Imperio. Roma, la capital del Imperio, ya estaba al tanto del Evangelio, dado que los creyentes se habían establecido allí. Sin embargo, al igual que en nuestros días cuando se reúnen los nuevos creyentes, los cristianos romanos lamentablemente ignoraban la Biblia y sus tesoros de sabiduría y de conocimiento. Este libro, quizá más que todos los demás libros del Nuevo Testamento, pone en nuestra vida el fundamento de las sanas verdades doctrinales. Nos capacita para entender las experiencias progresivas que debe atravesar el cristiano para proseguir hacia la perfección, y también nos proporciona pautas para la vida cotidiana práctica.

Bosquejo 1. Introducción 2. La ira de Dios 3. La justicia de Dios 4. La vida de Dios 5. La elección de Dios 6. El servicio de Dios 7. El Reino de Dios 8. Paciencia, esperanza y poder de Dios

1:1-17 1:18–3:20 3:21–5:21 6:1–8:39 9:1–11:36 12:1-21 13:1–14:23 15:1–16:27

Temas principales Esta Epístola explica los principales principios de la fe cristiana. Uno de los principios fundamentales es que todos los hombres (incluyendo a judíos y a gentiles) han pecado y, por lo tanto, todos están perdidos. En Romanos 3:10 el apóstol Pablo destaca: “Como está escrito: No hay justo, ni aun uno”; y más adelante, en el mismo capítulo, explica: “por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios” (3:23). Por eso advierte solemnemente en Romanos 1:18–3:20 que la ira de Dios se revela contra toda injusticia. Entonces, ¿cómo se justifica uno ante los ojos de Dios? Pablo afirma que no somos salvos por las obras de la Ley, hablando de nuestros propios esfuerzos por ser buenos, sino que somos salvos por

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la fe en el Hijo de Dios (Ro. 1:17). En otras palabras, cuando creemos que Cristo murió en la cruz del Calvario por nuestros pecados y que fue resucitado de la muerte para salvarnos de nuestra naturaleza de pecado, Dios nos considera justos ante Sus ojos. Al instante eso nos sitúa en una relación correcta con Dios, aunque puede seguir habiendo errores en nuestra vida. ¿Cómo puede un Dios justo declararnos justos (rectos)? Un Dios santo debe tener alguna base sobre la cual pueda declararnos libres de nuestra deuda o justificados de nuestra culpa. Un juez no puede liberar a un ladrón que haya robado una suma importante de dinero a menos que alguien reponga el dinero faltante. Alguien tiene que decir: “Aquí está, yo lo pagaré”. ¡Eso es precisamente lo que Jesús hizo! Aparte de esta justicia (rectitud) instantánea, hay también una justicia o rectitud progresiva que Dios desea impartirnos, a fin de que triunfemos sobre nuestra naturaleza de pecado. Las experiencias del bautismo en agua y la vida crucificada nos conducen a esta victoria. El capítulo 6 de Romanos habla de la bendición del bautismo en agua, que se produce cuando somos sumergidos indicando que nosotros, junto con nuestra vieja naturaleza de pecado, somos sepultados con Cristo y resucitamos para caminar con Él en novedad de vida. ¡El rito del bautismo en agua es poderoso! Produce cierta liberación de las ataduras y de los pecados del pasado, pero la plenitud de la provisión del Señor para la victoria sobre el pecado llega con la siguiente experiencia: ser crucificado con Cristo. En el mismo capítulo, Pablo pasa al tema de saber que somos crucificados con Cristo. Este saber no es un conocimiento académico, sino “un profundo conocimiento por experiencia propia”. Hace tiempo el Señor me dio una maravillosa experiencia de Romanos 6:6: “Sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él[...]” Previamente, el Señor comenzó a hablarme sobre cosas concretas que quería que yo entregara, incluyendo a mi esposa. Por la gracia de Dios, pude entregar esas cosas. Entonces, un día tuve la experiencia de ser arrebatado en el Espíritu, y me encontré colgando con Cristo en la cruz y siendo hallado en Él. De mi boca salieron las palabras de Gálatas 2:20: “Con Cristo estoy juntamente crucificado”. La paz y la liberación que llegaron a mi alma eran indescriptibles. Desde entonces he experimentado el poder de decir “no” al pecado y “sí” a la santidad. Pablo continúa diciendo que después de haber experimentado la vida crucificada, y a medida que andamos en el Espíritu, cumpliremos la justicia de la Ley. Andar en el Espíritu es caminar con nuestro corazón abierto al Señor. Somos conscientes de que prestamos atención a Sus pequeños impulsos y andamos obedeciéndole a Él. Otro tema muy importante de esta Epístola es el de la elección de la gracia, la cual Pablo ilustra con los gemelos Esaú y Jacob. De ellos, según Romanos 9:13, Dios pudo decir antes de que nacieran:“A Jacob amé, mas a Esaú aborrecí”. Esto es posible como resultado del conocimiento previo de Dios quien, debido a que es Dios, sin duda conoce todas las cosas desde antes de la fundación del mundo. Por lo tanto, sabía que Esaú rechazaría Sus cosas y que Jacob las atesoraría; por lo tanto, debido a Su conocimiento previo, Dios puede hablar de Sus sentimientos hacia una persona porque conoce las decisiones que ésta tomará. En Romanos 10:10 Pablo vuelve a hacer hincapié en el hecho de que: “[...] con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación”. Es una confesión con nuestra boca la

CONOZCA SU BIBLIA que sella nuestra experiencia de salvación. Pablo también destaca que la fe viene “por el oír, y el oír, por la Palabra de Dios” (Ro. 10:17). 188

Después Pablo aclara en Romanos 11 que aunque Israel ha sido cortado a causa de la incredulidad y por negarse a aceptar a su Mesías, sigue siendo amado por causa de su padre (Abraham). Después de que se cumpla el tiempo de los gentiles, Israel será salvo. En Romanos 12 el apóstol asemeja a la Iglesia con nuestro cuerpo natural, que tiene muchos miembros, aunque no todos los miembros son iguales. Señala que en la Iglesia todos somos miembros de un cuerpo, aunque tenemos diferentes funciones. Algunos enseñan, algunos profetizan, otros exhortan, y otros dan, mientras que otros administran. En Romanos 13 Pablo nos recuerda que todas las autoridades son de Dios y que debemos estar sujetos a ellas por causa de la conciencia. Así que el cristiano debe cumplir la ley y pagar sus impuestos. Por lo tanto, nos exhorta a andar honestamente, vistiéndonos del Señor Jesús y no proveyendo para la carne. Luego Pablo nos exhorta a recibirnos unos a otros como Cristo nos ha recibido, soportando las flaquezas de los hermanos más débiles (Ro. 14–15). Pablo concluye entonces con la triunfante declaración de que mediante poderosas señales y maravillas operadas por el poder del Espíritu, había predicado todo el Evangelio de Cristo desde Jerusalén hasta Ilírico, lo que actualmente serían los estados serbios. Recomendamos la lectura de esta Epístola a fin de afianzar las propias creencias doctrinales y la caridad cristiana hacia los demás.

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La Primera Epístola a los Corintios Introducción El apóstol Pablo estableció esta iglesia en su segundo viaje misionero, cuando pasó 18 meses en la ciudad. Unos seis años después, mientras estaba en su tercer viaje misionero en Éfeso, le llegaron noticias de los graves problemas morales que había en la congregación. También acudió a verlo una delegación de Corinto mientras él estaba allí, para hablarle esencialmente de las profundas divisiones que había en la iglesia y también para pedirle que resolviera algunos problemas teológicos que estaban experimentando. Esta carta fue escrita, pues, para abordar esas diversas situaciones, diez de las cuales hemos enumerado en el bosquejo.

Bosquejo 1. Problemas con respecto a las divisiones 2. Un grave caso de incesto que la iglesia no había abordado 3. Prohibición de los pleitos entre cristianos 4. La fornicación 5. Enseñanza sobre el matrimonio 6. Comer comida ofrecida a los ídolos 7. El uso del velo 8. La Cena del Señor 9. Discurso sobre los dones espirituales 10. Resurrección de los muertos 11. Comentarios finales

1:1–4:21 5:1-13 6:1-11 6:12-20 7:1-40 8:1–11:1 11:2-16 11:17-34 12:1–14:40 15:1-58 16:1-24

Temas principales La ciudad de Corinto, en la cual esta iglesia estaba establecida, tenía en toda Grecia la reputación de ser un lugar de borracheras y prostitución. De hecho, si un corintio era retratado en una tragedia griega, llegaba al escenario tambaleándose como si estuviera completamente ebrio y era recibido con burla. Por lo tanto, con aquel trasfondo los cristianos afrontaban muchas tentaciones; y Pablo tuvo que recordarles que su vida tenía que ser diferente. Tan triste era la situación en la iglesia que ellos ni siquiera corrigieron un caso de incesto sino que, por el contrario, aprobaban la situación. Así, Pablo tuvo que reprenderlos con firmeza y dar instrucciones para disciplinar a las partes que habían participado y expulsarlas de la iglesia (1 Co. 5). En la segunda Epístola leemos que esta disciplina fue correctiva e incluía otras instrucciones para la restauración del hermano que estaba implicado (2 Co. 2).

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Abordar las divisiones Esta iglesia estaba plagada de divisiones debido a que se apoyaban en la sabiduría humana más que en la sabiduría que viene de Dios. Pablo tuvo que recordarles que Jesús nos ha sido hecho sabiduría, justificación, santificación y redención (1 Co. 1:30), y que su fe no debía apoyarse en la sabiduría de los hombres sino en el poder de Dios (1 Co. 3). Dios nos ha revelado lo profundo de Dios mediante Su Espíritu, quien examina todas las cosas; así, podemos tener la mente de Dios. Los santos también estaban llevando sus quejas unos contra otros para ser resueltas por los jueces seculares. En cuanto a eso, Pablo les dijo en 1 Corintios 6:2-3: “¿O no sabéis que los santos han de juzgar al mundo? Y si el mundo ha de ser juzgado por vosotros, ¿sois indignos de juzgar cosas muy pequeñas? ¿O no sabéis que hemos de juzgar a los ángeles? ¿Cuánto más las cosas de esta vida?”. Fue aun más lejos, diciendo que los inocentes deberían aceptar los agravios en lugar de ir a los tribunales contra sus hermanos. Al mismo tiempo, recordó a los culpables que los injustos no heredarían el reino de los cielos.

Matrimonio Pablo explicó las leyes del matrimonio, afirmando que la esposa está atada por la ley mientras su esposo viva, pero si su esposo muere ella tiene libertad de volver a casarse con quien quiera (sólo que debe ser un creyente). Sugirió que ella será más feliz si se queda soltera, porque quien se casa tiene problemas en la carne debido a que se ocupa de las cosas de este mundo (cómo poder agradar a su esposo), mientras que la mujer no casada puede servir al Señor sin distracción (1 Co. 7).

Dominio propio En 1 Corintios 9 Pablo declara que había obtenido misericordia del Señor para permanecer fiel y que había mantenido su cuerpo bajo sujeción, no sea que, después de haber predicado a otros, él mismo fuese eliminado. Aquí Pablo utiliza la ilustración natural de un atleta para describir el dominio propio. Los atletas tienen una meta: ganar el premio. Deben ser muy disciplinados y tener un gran dominio propio. De igual manera, a fin de obtener lo mejor de Dios en la vida cristiana, debemos tener dominio propio y debemos dedicarnos por completo al Señor y al Evangelio.

Dones espirituales La enseñanza sobre los dones espirituales ocupa 1 Corintios 12-14, donde Pablo explica el uso correcto de estos nueve dones del Espíritu Santo. En esencia, aplica la mayor parte de su enseñanza a los dones de hablar en otras lenguas y de profecía. El hablar en lenguas puede manifestarse en privado como un idioma de oración; de hecho, el apóstol Pablo expresa su deseo de que todos hablasen en lenguas, ya que él mismo daba gracias a Dios por hablar en lenguas más que todos los demás. Quien habla en lenguas se edifica a sí mismo y habla misterios, teniendo comunión directamente con Dios. Si bien hablar en otras lenguas en privado edifica nuestro espíritu, Pablo destaca que si se da un mensaje en lenguas en la iglesia (el don de lenguas), debe ser interpretado a fin de que pueda entenderse, de modo que la congregación se beneficie de ese mensaje. Por lo tanto, debe haber alguien que tenga el don de interpretación de lenguas.

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Pablo también exhorta a aquellos que son bautizados en el Espíritu Santo y que hablan en lenguas a desear ardientemente el don de profecía. La profecía es para la edificación, exhortación y consuelo de los santos. En 1 Corintios 13 encontramos una enseñanza sobre el amor, al que se denomina el “camino más excelente”. Nosotros, por lo tanto, debemos hablar la verdad en amor, ya sea en profecía o en otras lenguas. Todo lo que hagamos debe estar impregnado del amor de Dios, el cual es la mayor de todas las virtudes y dones.

La resurrección de los muertos En 1 Corintios 15 Pablo da una disertación sobre la resurrección de los muertos. Desarrolla la idea de que la gran esperanza del cristiano es la resurrección de Cristo (que es las primicias para Dios) y de aquellos que estén en Cristo cuando Él venga. En la resurrección tendremos un cuerpo glorioso, pero así como las estrellas difieren en gloria unas de otras, también nosotros seremos diferentes en gloria unos de otros. El concepto de que brillaremos como las estrellas está tomado de Daniel 12:3, donde se da la promesa de que quienes hagan volver a muchos a la justicia brillarán como las estrellas para siempre.

Vivir lo que enseñamos El Señor también ha dicho que quienes quebranten el menor de Sus mandamientos y enseñen a otros a hacer lo mismo serán llamados pequeños en el reino, pero aquellos que los guardan y enseñan a otros a hacerlo serán llamados grandes en el reino. Vivamos de tal manera, amados, que nuestra luz brille en este turbado mundo y que otros puedan ver nuestras buenas obras y en el día de visitación puedan glorificar a Dios (1 P. 2:12).

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La Segunda Epístola a los Corintios Introducción Esta Epístola tuvo que ser escrita porque la primera no tuvo el resultado deseado. En la segunda Epístola corintia Pablo hizo frente a los falsos maestros que aparentemente habían puesto a la congregación en contra de él, llamando a Pablo insignificante en aspecto y en habla y descalificado para ser un apóstol de Cristo. Fue escrita desde Macedonia (posiblemente Filipos) y enviada con Tito. Después de esto Pablo realizó su tercer viaje misionero a Corinto. En esta Epístola aprendemos que aun alguien tan poderoso como Pablo tuvo sus problemas con las congregaciones que él mismo había levantado. No es de extrañar que nosotros, quienes somos de una estatura mucho menor, tengamos una oposición similar por parte de aquellos que una vez fueron nuestros amigos y colaboradores. Esencialmente, esta Epístola está formada por tres partes, las cuales damos como bosquejo:

Bosquejo 1. Definición del ministerio de Pablo 2. Donativos en la iglesia 3. Defensa del apostolado de Pablo

1:1–7:16 8:1–9:15 10:1–13:14

Temas principales

El Dios de toda consolación Pablo comienza esta Epístola exaltando a Dios como “el Dios de toda consolación”, quien “nos consuela en todas nuestras aflicciones”. ¡Qué revelación del carácter de Aquel que desea que lo llamemos Padre nuestro! ¿Acaso este aspecto de Su caridad no irradia la naturaleza del Padre que valora enormemente a Sus hijos y los consuela en sus momentos difíciles?

Restauración Al volver al caso de incesto al que se refirió en su Epístola anterior, Pablo también da instrucciones para perdonar al miembro arrepentido que estuvo implicado en la inmoralidad y para restaurarlo a la comunión (2 Co. 2). Cuando el Señor nos perdona, también perdona nuestro pecado y no nos lo vuelve a recordar. ¡Al perdonar a otros nosotros deberíamos olvidar también sus pecados!

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El precio del ministerio En 2 Corintios 3 Pablo trata con ciertas acusaciones referentes a su ministerio y señala que, a diferencia de otros, él no necesitaba cartas de recomendación. La prueba de su ministerio yacía en el hecho de que ellos, la congregación, eran su epístola, conocida y leída por todos los hombres en todas partes. Pablo también había sufrido mucho por causa del Evangelio y los sufrimientos de Cristo abundaban en él. Fue perseguido, atribulado en todo, derribado (pero no destruido), en apuros, siempre llevando en el cuerpo la muerte del Señor Jesús (2 Co. 4). Sin embargo, a la luz de lo eterno, él podía declarar de manera triunfal: “Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria”. De la misma manera, cuando participamos de los sufrimientos de Cristo al morir a nosotros mismos, liberamos la vida y la gracia de Cristo para otros. En 2 Corintios 6 Pablo declara que él era un ministro aprobado por Dios, porque no había ofendido en nada, para que el ministerio no fuese culpado. Él se aprobaba a sí mismo “[...] en mucha paciencia, en tribulaciones, en necesidades, en angustias; en azotes, en cárceles, en tumultos, en trabajos, en desvelos, en ayunos; en pureza, en ciencia, en longanimidad, en bondad, en el Espíritu Santo, en amor sincero” (2 Co. 6:4-6). En 2 Corintios 7 vemos a Pablo clamando para que sus hijos perfeccionaran la santidad en el temor del Señor. Luego, con el corazón de un padre, ruega a los creyentes corintios que lo reciban.

Dádivas, donativos Los capítulos 8 y 9 están dedicados al asunto de dar a los pobres. Hay algunos pasos excelentes que Pablo establece, a fin de que el dar pueda convertirse en otra de las virtudes que el Señor perfecciona en nuestra vida. El primer paso para el creyente lleno del Espíritu Santo es darse a sí mismo al Señor. El siguiente paso es que el creyente se dé a sí mismo al liderazgo de su iglesia. Esto es seguido por tener una mente dispuesta (2 Co. 8:3-5). Entonces, este regalo o donativo es dado generosamente y aceptado por Dios. De otro modo, esa dádiva podía estar corrompida por un mal motivo, como, por ejemplo, que alguien pudiera dar con la idea de comprar un puesto en la iglesia o hacer que Dios se mueva a favor suyo. Además, una ofrenda es aceptada según lo que una persona tenga y no según lo que no tenga. En otras palabras, el Señor sabe y comprende que solamente podemos dar de acuerdo a lo que poseemos. Es por eso que la viuda que dio su última moneda dio, ante los ojos del Señor, más que el fariseo rico, quien había dado de su abundancia (Lc. 21:1-4). Tener una actitud de alegría al dar es muy agradable a los ojos de Dios. Debemos recordar que: “[...]: El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará” (2 Co. 9:6). La justicia de aquel que es generoso y ha dado a los pobres permanece para siempre. Por lo tanto, el dar [de nuestro dinero] está relacionado con la justicia. Que seamos siempre fieles en este ministerio a fin de que la justicia de Él pueda ser perfeccionada en nuestra vida.

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La defensa del apostolado de Pablo La tercera parte de esta Epístola está dedicada a la defensa del apostolado de Pablo, que seguía siendo cuestionado por una minoría locuaz de la congregación. Pablo recuerda a esas personas que aunque no tenía una fuerte presencia corporal y su forma de hablar no era destacada, el aprobado es aquel a quien el Señor expresa Su reconocimiento. Afirma que él no era menos ni aun que el principal de los apóstoles, a pesar de que no tuviera mucha elocuencia (aunque sí conocimiento). Quienes se habían levantado en contra de él eran falsos apóstoles y obreros engañosos, que se transformaban en apóstoles de Cristo. Después procede a dar algunas de las calificaciones de un apóstol, enumerando incontables sufrimientos que había soportado por causa de Cristo (2 Co. 11:22-30). Luego habla de las visiones y revelaciones que había recibido del Señor, al ser llevado al paraíso y oír palabras inefables que un hombre no puede expresar sobre la tierra. Debido a la abundancia de la revelación que había recibido, le había sido dado un aguijón en la carne a fin de que no se exaltara desmedidamente. Pablo conocía revelaciones y milagros tan grandes que el Señor puso un aguijón en su carne para mantenerlo humilde. El Señor declaró que Su gracia era suficiente para Pablo y que Su fortaleza se perfeccionaba en la debilidad (2 Co. 12:1-10). Que oremos de todo corazón para que Dios, en Su misericordia, haga todo lo que sea necesario para mantenernos humildes, aun si eso significa un aguijón en la carne como el que Pablo experimentó. Finalmente, Pablo los amonesta a que se examinen a sí mismos para determinar si están en la fe o son reprobados (2 Co. 13:5). ¡En cuántas ocasiones hemos oído de la aparición del Señor a pastores, declarando que solamente unas pocas personas de su congregación le pertenecían realmente a Él! ¡Tristemente, en algunos casos eso no incluía al pastor! Oh, que siempre caminemos en humildad con nuestro Dios.

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La Epístola a los Gálatas Introducción Esta Epístola, llamada “la Carta Magna de la libertad cristiana”, proclama en términos doctrinales claramente definidos que somos salvos por medio de la fe en Jesucristo y no por las obras de la Ley. Fue en esta Epístola, con su estridente mensaje, que Martín Lutero se basó en sus escritos y argumentos para contrarrestar la práctica papal de las indulgencias y otras obras para ganar la salvación. Con frecuencia se hacía referencia a este libro como “el libro de Lutero”, y fue el redescubrimiento del mensaje de este libro lo que produjo la Reforma. A la iglesia de Galacia pertenecían numerosas congregaciones en la provincia romana que actualmente forma parte de Turquía. Al comienzo de su ministerio anduvieron bien; desgraciadamente, como es el caso de muchas iglesias a lo largo de la historia de la humanidad, no terminaron bien. Éste habría sido el caso de estas iglesias gálatas si no hubiera sido por la oportuna intervención de su amado apóstol Pablo. El problema de estas iglesias era que algunos maestros habían entrado en su congregación, buscando pervertir el Evangelio de Cristo que Pablo les había entregado al principio. Enseñaban doctrinas erróneas, que afirmaban que el hombre es justificado por las obras de la Ley en lugar de por la fe en Jesucristo (Gá. 2:16). Pablo contendió por la fe de Jesucristo en contra de los falsos maestros que predicaban otro evangelio.

Bosquejo 1. Introducción 2. Pablo declara su autoridad 3. Pablo declara su doctrina 4. Pablo exhorta a manifestar los frutos del Espíritu y a andar en Él 5. Nuestra gloria es la cruz

1:1-10 1:11–2:21 3:1–4:31 5:1–6:10 6:11-18

Temas principales

La autoridad de Pablo Con frecuencia la autoridad de Pablo era cuestionada por sus detractores, quienes pensaban que su oratoria era pobre y despreciaban su poca estatura. Por lo tanto, en Gálatas 1, Pablo comienza con una declaración de su autoridad, que viene del Señor y no de los hombres; su apostolado no provenía del hombre sino de Jesucristo y de Dios Padre. Además, declara que el Evangelio que él predica lo recibió por revelación de Jesucristo, y que cuando fue a Jerusalén (tres años después) lo hizo con el propósito de ver al apóstol Pedro y a Santiago

CONOZCA SU BIBLIA (Jacobo), el hermano del Señor. Catorce años más tarde regresó a Jerusalén para ver a los pilares de la iglesia: Jacobo, Pedro y Juan y asegurarse que no había corrido en vano. Ellos entonces le tendieron la mano derecha de la comunión. De este modo, Pablo establece su autoridad con relación al Evangelio que predica. La recibió mediante revelación directa del Señor y fue aprobado por los líderes de la iglesia en Jerusalén. 196

La verdadera justicia Seguidamente Pablo se dedica a los capítulos que han transformado la vida de incontables millones de personas a lo largo de la historia de la Iglesia. Estos capítulos moldearon la Reforma, y han dado dirección a los maestros de justicia, quienes a su vez han conducido a muchos a sanas verdades doctrinales. Comienza su disertación preguntando: “¿Quién os fascinó?”. Obviamente, él atribuía la fuente de aquellos falsos maestros a los demonios. Luego hace una pregunta que muchas personas que buscan la santidad han tenido que plantearse: “¿Habiendo comenzado por el Espíritu, ahora vais a acabar por la carne?” (Gá. 3:1-3). Los libros que yo leí y estudié cuando era joven en mi propia búsqueda de una vida santa me condujeron por senderos de búsqueda de la perfección mediante la Ley, por una metodología de “qué hacer y qué no hacer”. ¡Oh, qué glorioso es ser liberado por la verdad que nos hace libres! Eso hace Pablo apelando a la vida de nuestro padre espiritual, Abraham. Pablo destaca con toda claridad que Abraham no fue justificado por las obras de la Ley sino por la fe. Citamos Génesis 15:4-6: “Luego vino a él palabra de Jehová, diciendo: No te heredará éste, sino un hijo tuyo será el que te heredará. Y lo llevó fuera, y le dijo: Mira ahora los cielos, y cuenta las estrellas, si las puedes contar. Y le dijo: Así será tu descendencia. Y creyó a Jehová, y le fue contado por justicia”. Se nos cuenta por justicia cuando creemos lo que Dios dice. Para Abraham fue que su simiente sería como las estrellas del cielo. Para nosotros es creer que Jesús murió por nuestros pecados. Obviamente, la justicia de Dios se revela por fe y para fe. Pablo afirma rotundamente que ante los ojos de Dios el hombre no es justificado por la Ley, porque “el justo por la fe vivirá” (Gá. 3:11).

La carne y el Espíritu En Gálatas 5 Pablo nos ofrece un contraste entre diecisiete obras de la carne (comenzando con el adulterio que, si se practica, evitará que la persona herede el reino de los cielos) y la belleza de los nueve frutos del Espíritu (los cuales surgen del amor, contra el cual no hay Ley). Luego vemos la libertad que produce la experiencia de la vida crucificada y la vida guiada por el Espíritu, por medio de la cual andamos en el Espíritu.

Advertencias finales Hay una advertencia final que se encuentra en Gálatas 6:2, donde Pablo dice: “Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo”. Somos llamados no sólo a llevar nuestras propias cargas, lo cual significa las preocupaciones propias del ministerio,, sino también las cargas de los

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demás. Una advertencia final fluye de la pluma del apóstol: “No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna” (Gá. 6:7-8). Todo hombre será juzgado según sus obras. Por lo tanto, amados, andemos en el Espíritu. Conforme lo hagamos, el amor de Dios (que es el vínculo perfecto) llenará nuestros corazones y mentes para que ciertamente, haciendo buenas obras con paciencia, heredemos la vida eterna y tengamos una bendita herencia en el reino de Su amado Hijo.

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La Epístola a los Efesios Introducción Esta Epístola está llena de gracia, amor y poder, y está impregnada de oración. Magnifica al Señor y, debido a su alto grado de verdad espiritual y profundidad de revelación, ha llegado a conocerse como “la reina de las Epístolas del Nuevo Testamento”. Pablo escribió esta epístola junto con la de Colosenses, Filemón y Filipenses durante su primer encarcelamiento en Roma. Constituye sin ninguna duda una de las enseñanzas más ricas en toda la Palabra de Dios, debido a que los efesios tuvieron el privilegio de sentarse a los pies de Pablo durante unos tres años. Uno de los temas predominantes es el amor. La Epístola puede dividirse de modo fácil y conveniente en dos partes bien definidas y, en consecuencia, el bosquejo se simplifica y es fácil de asimilar:

Bosquejo 1. La posición del creyente en Cristo: la vida interior a. Ser bendecidos con toda bendición espiritual por medio de Cristo b. La necesidad de recibir el Espíritu de sabiduría y revelación c. Las bendiciones de los miembros de la Iglesia d. Ser una morada de Dios por medio de Su Espíritu 2. La conducta del creyente en Cristo: la vida práctica a. Las cualidades del liderazgo b. Los dones del liderazgo c. Las metas del liderazgo d. El caminar en Cristo e. La vida abundante en Cristo

1:1–3:21 1:1-16 1:17-23 2:1-19 2:20-22 4:1–6:24 4:1-3 4:7-11 4:12-16 5:1-16 5:22–6:18

Temas principales Hay también en esta Epístola otro modo delicioso de describir el mensaje y el progreso espirituales del creyente, mediante tres términos: sentarse, andar y estar firmes. Estas palabras muestran que en primer lugar debemos sentarnos a los pies de Jesús para aprender de Sus caminos; el siguiente paso es practicar esas verdades en nuestra vida diaria (es decir, andar en ellas), lo cual es seguido por la siguiente verdad: “habiendo acabado todo, estar firmes” contra las asechanzas del diablo, sus principados de maldad y sus potestades en los lugares celestiales. Siempre descubriremos que la vida interior del creyente proporciona la fortaleza de la cual puede echar mano para las batallas de la vida.

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La vida interior Pablo comienza esta Epístola enumerando todas las bendiciones espirituales que pertenecen al creyente en Cristo. El creyente es elegido, adoptado, redimido, perdonado y sellado con el Espíritu Santo. La oración de Pablo es que podamos recibir el espíritu de sabiduría y de revelación pues, de este modo, podremos comprender la esperanza de Su llamado, la gloria de Su herencia en los santos y la supereminente grandeza de Su poder cuando resucitó a Cristo del sepulcro (Ef. 1). Como miembros de la Iglesia de Jesucristo, somos salvos de nuestras transgresiones y pecados; después se nos hace sentar en los lugares celestiales con Jesús. Somos salvos por Su gracia y somos convertidos en hechura Suya, como nuevos hombres en Cristo (Ef. 2). Esta sección sobre la vida interior concluye con una notable expresión de la obra que el Señor desea hacer dentro de nosotros, al fortalecernos mediante Su Espíritu en el hombre interior. Jesús desea morar en nosotros de manera más significativa, de modo que, arraigados y cimentados en amor, podamos ser llenos de toda la plenitud de Dios (Ef. 3). ¡Gloria a Dios! Amados, oremos para no perdernos esta bendita posición y privilegio que el Señor nos ofrece.

La vida práctica La exteriorización práctica de estas experiencias en nuestra vida interior es que estamos calificados para el liderazgo. Estas cualidades son esenciales para todo aquel que es llamado a ser un líder en la iglesia. Debe estar impregnado de la humildad de Dios (una completa dependencia de nuestro bendito Señor para todas las cosas), comprendiendo que sin Él no podemos hacer nada. La mansedumbre, la paciencia, la tolerancia y el estar en paz con nuestro prójimo son otras cualidades esenciales (Ef. 4:1-3). Los cinco dones de Cristo a Su Iglesia son: apóstol, profeta, evangelista, pastor y maestro. Estos dones están determinados por el Señor desde antes de la fundación del mundo y no es posible apropiarse de ellos por la voluntad del hombre. Su propósito es llevar a los santos a la perfección y la madurez en Cristo y equiparlos para la obra del ministerio al cual Dios los ha llamado (Ef. 4:7-16). También debemos andar prudentemente en amor y en la luz, para que podamos glorificar a nuestro bendito Señor en nuestro vivir diario (Ef. 5). Luego el apóstol Pablo nos enseña que nos pongamos toda la armadura de Dios como un soldado romano de su tiempo, vestidos con el casco de la salvación, la coraza de justicia, el escudo de la fe y los pies calzados con el Evangelio de la paz. Así podremos estar firmes contra los ataques del enemigo. Por lo tanto, practiquemos la advertencia de Pablo de sentarnos en la presencia de Dios, andar en el Espíritu y, habiendo hecho todo, estar firmes contra los ataques del maligno (Ef. 6). De este modo, la vida abundante de Jesús se manifestará por medio de nosotros en nuestro matrimonio, nuestra familia y nuestras ocupaciones seculares, al igual que en nuestra vida de oración. Oremos que Dios sea glorificado en nosotros a fin de que Él se agrade de nosotros. ¡Amén!

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La Epístola a los Filipenses Introducción Junto con Efesios, Colosenses y Filemón, ésta fue una de las cuatro Epístolas carcelarias que el apóstol Pablo escribió durante su primer encarcelamiento en Roma. Es una Epístola de gozo. Podríamos denominar a Pablo el prisionero gozoso, aun cuando estaba encadenado por turnos a ordinarios y toscos soldados romanos. La iglesia filipense fue la primera en terreno europeo. Fue el resultado de su llamado para ir a Macedonia, que recibió en una visión cuando estaba en Troas durante su segundo viaje misionero. La iglesia se fundó cuando Lidia (una comerciante de Tiatira) se convirtió, una joven esclava fue liberada de un espíritu de adivinación, y el carcelero y su familia se volvieron a Cristo. Este carcelero había sido responsable de Pablo y Silas (a quienes los magistrados habían encomendado a su custodia) cuando un terremoto hizo temblar la prisión y todas las puertas se abrieron de par en par. El carcelero procuró suicidarse, pero Pablo le aseguró que todo estaba bien. Entonces él se convirtió junto con toda su casa. Había relativamente pocos problemas en la iglesia cuando Pablo escribió esta carta, y por eso pudo indicar a los santos un terreno espiritual más elevado. Lo hace, como vemos en el bosquejo, mediante cinco temas principales.

Bosquejo 1. La necesidad de unidad 2. Bendiciones de los sufrimientos 3. La mente de Cristo 4. La primera resurrección 5. La paz de Dios

1:27; 2:1-2 1:12-20 2:3-11 3:1-15 4:1-9

Temas principales

La necesidad de unidad Nuestro Señor afirmó que una casa dividida contra sí misma caerá inexorablemente (Lc. 11:17). Por lo tanto, la unidad es esencial para una Iglesia fuerte. Hay cuatro tipos de unidades que se mencionan en la Palabra de Dios: •

En primer lugar está la unidad de corazón, como encontramos en Salmos 86:11, donde el rey David clama: “Afirma mi corazón para que tema tu nombre”. Así que la unidad comienza en el ámbito de nuestro propio corazón; no podemos tener un corazón dividido y esperar tener unidad con otros.

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En segundo lugar está la unidad del Espíritu. La Iglesia la experimenta al recibir el derramamiento del Espíritu Santo, como en los tiempos de Los Hechos de los Apóstoles, con la evidencia inicial de hablar en otras lenguas.



En tercer lugar está la unidad de la fe, que se produce mediante el ministerio de los cinco dones (Ef. 4:13). Con esta unidad, hablamos una misma cosa y los mensajeros del Señor están de acuerdo (Is. 52:8), que será el caso en el avivamiento de los últimos tiempos.



Finalmente, la unidad de los hermanos (según aparece en el Salmo 133) se produce cuando vivimos unidos. Por lo tanto, Pablo exhorta a los queridos creyentes filipenses a permanecer firmes en un espíritu con una misma mente, esforzándose juntos por la fe del Evangelio.

Las bendiciones del sufrimiento Pablo, que nos dice en 1 Timoteo 1:16 que fue escogido por Dios para ser un ejemplo de clemencia para todos aquellos que después creerían en Cristo, escribe extensamente con respecto al sufrimiento. En Filipenses 1:12-20, habla de sus prisiones durante la cautividad en Roma y de quienes predican a Cristo por contención y no con sinceridad, pensando añadir aflicción a sus cadenas. Exhorta a la iglesia a no sentir temor de sus adversarios, porque nos es dado no solamente creer en Cristo, sino también sufrir por causa de Él (Fil. 1:29). Recordémonos a nosotros mismos que al sufrir con Él, también reinaremos con Él (2 Ti. 2:12). En los cielos, nuestra posición reflejará en qué medida hemos abrazado los sufrimientos de Cristo.

La mente de Cristo La naturaleza de la mente de Cristo puede describirse con una sola palabra: humildad. Por lo tanto, en este discurso Pablo nos recuerda que nuestro bendito Señor, aunque era igual a Dios, no consideró esa cualidad como algo a qué aferrarse, sino que más bien se despojó a sí mismo; tomó forma de siervo y fue hecho semejante a los hombres. Luego se humilló aun más y fue obediente hasta la muerte, y muerte de cruz, la forma más ignominiosa de muerte, que llevaba consigo la maldición de Dios (Fil. 2:5-8). La humildad de Jesús, que produjo Su humillación, es un ejemplo para todos nosotros. Recordemos Sus palabras: “Y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo” (Mt. 20:27). Oremos para que seamos revestidos de su divina humildad.

La primera resurrección Una de las verdades más profundas de esta Epístola se refiere a las enseñanzas sobre las calificaciones necesarias para formar parte de la primera resurrección. Estas calificaciones se enumeran del siguiente modo en Filipenses 3:10: conocerlo a Él, y el poder de Su resurrección, y la participación de Sus padecimientos, y ser hechos semejantes a Él en Su muerte. Luego Pablo añade: “si en alguna manera llegase a la resurrección de entre los muertos (o ex-resurrección en el griego original)”. Por lo tanto, debemos proseguir hacia la meta del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús (Fil. 3:13-14) a fin de poder asir aquello para lo cual fuimos asidos por Dios. Así podremos cumplir todos los propósitos de Dios para nuestra vida.

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La paz de Dios Pablo da un hermoso discurso acerca de la paz de Dios y nos muestra los pasos hacia un estado tan celestial. En primer lugar, Filipenses 4:6 afirma: “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias”. Al hacerlo, la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento guardará nuestra mente, como si soldados armados estuvieran allí para protegernos de cualquier distracción que nos hiciera perder esa paz. Pero nosotros debemos disciplinar nuestra mente para pensar solamente en las cosas que son verdaderas, honestas, justas, puras, amables, de buen nombre, virtuosas y dignas de alabanza (Fil. 4:7-8). Concluyamos esta homilía sobre la paz citando Isaías 26:3: “Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado”. Cuando hayamos hecho eso, experimentaremos esa paz permanente que solamente Jesús puede dar.

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La Epístola a los Colosenses Introducción Esta Epístola podría titularse “El camino hacia la santidad”. Después que el cristiano ha experimentado las bendiciones de la salvación, el bautismo en agua y el bautismo del Espíritu Santo, comienza a sentir hambre y sed de santidad. Desgraciadamente, la iglesia de Colosas, al igual que la de Galacia, estaba cayendo en el error de las observancias externas para producir una bendición interior. Por eso Pablo tuvo que contrarrestar esas falsas doctrinas y mostrarles el camino correcto hacia la santidad, el cual es por la fe en Cristo.

Bosquejo 1. Saludos 2. Acciones de gracias 3. Oraciones 4. El Cristo glorioso 5. El ministerio 6. Falsas enseñanzas y doctrina correctiva 7. El camino hacia la santidad 8. La vida familiar y social 9. Noticias personales

1:1, 2 1:3-8, 12-14 1:9-11 1:15-22 1:23–2:5 2:6-23 3:1-17 3:18–4:6 4:7-18

Temas principales

Oraciones de Pablo por los colosenses Las oraciones del apóstol Pablo que aparecen en sus Epístolas son muy reveladoras y con frecuencia tienen gran importancia para nosotros. Esto ocurre especialmente con la que encontramos en Colosenses 1:9-11. La oración expresa lo que el apóstol deseaba para los colosenses, y es una oración que también nosotros haríamos bien en elevar. La oración de Pablo es que el creyente sea lleno del conocimiento de la voluntad de Dios para su vida. En esta oración reconocemos, en primer lugar, que fuimos creados por Dios con un propósito. A nosotros nos corresponde preguntarle a Él para conocer Su voluntad, a fin de que no corramos en vano la carrera de la vida. En segundo lugar, Pablo ora pidiendo que podamos andar como dignos del Señor. A menudo se dice que, si cuidamos nuestra vida privada, Dios se ocupará de nuestra vida pública. En tercer lugar, la oración es que seamos fortalecidos en toda paciencia para que nunca, nunca nos demos por vencidos. A esto le sigue la idea de que poseeremos toda paciencia en nuestro trato con la gente, con alegría y con una buena actitud.

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El Cristo glorioso El pasaje que hemos titulado “el Cristo glorioso” es denominado por los teólogos la más elevada forma de cristología (o revelación de Cristo) en la Biblia. Lo retrata como la imagen de Dios, como el Primogénito de toda creación, como el Creador que es antes de todas las cosas y por medio del cual todas las cosas subsisten, como el que está lleno de toda la sabiduría y el conocimiento de Dios, y también como el que está lleno de toda la plenitud de la Deidad. Pablo afirma que es Cristo quien nos presentará santos, sin mancha e irreprensibles delante del Padre en el cielo.

La verdadera santidad Los errores en los cuales aquellos queridos creyentes habían caído eran que, en lugar de confiar en Cristo, miraban a otras fuentes, tales como la filosofía, las tradiciones de hombres, la astrología, la atadura a reglas sobre el comer y el beber, la observancia de días, la adoración a los ángeles, y otras formas de santidad exterior, todas las cuales manifestaban falsa humildad (Col. 2:8). En Colosenses 3 se define claramente el camino hacia la santidad: debemos poner nuestro afecto en las cosas de arriba y no en las cosas de esta tierra. Debemos mortificar prácticas tan degradantes como la fornicación y la impureza, y debemos desechar pecados como el enojo, la ira y la mentira (Col. 3:5, 8). Luego debemos revestirnos de virtudes como: entrañable misericordia, benignidad, humildad y mansedumbre, tal como encontramos en Colosenses 3:12, 14. Dejar que la paz de Dios gobierne en nuestros corazones y ser siempre agradecidos es el siguiente paso. Esto produce una actitud muy sana. Finalmente, Pablo también nos manda que nos revistamos de amor, que es el vínculo perfecto.

La vida familiar El apóstol habla de la vida familiar. Cuando la esposa se somete a su esposo, el esposo ama a su esposa y a sus hijos, los hijos obedecen a sus padres y los padres son razonablemente dulces con ellos, en cualquier hogar se producirá una atmósfera muy amorosa y saludable. Por lo tanto, recomendamos esta Epístola a todo aquel que, al igual que nosotros, busque andar en santidad y que ésta sea perfeccionada en su vida para la gloria de Cristo. En especial le recomendamos que practique diariamente Colosenses 3 y ande según sus enseñanzas, porque es un pasaje que proporciona los pasos prácticos en relación con una vida santa.

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La Primera Epístola a los Tesalonicenses Introducción El tema principal de las Epístolas a los Tesalonicenses es la Segunda Venida de Cristo. La segunda de estas Epístolas fue escrita para contrarrestar malentendidos de los creyentes con respecto a las enseñanzas de Pablo en la Primera Epístola. Era una iglesia que había sido establecida en el transcurso de tres días de reposo, cuando una gran multitud de devotos griegos y algunos judíos creyeron. Los judíos incrédulos, movidos por la envidia, agitaron a la gente y la ciudad se alborotó; por lo tanto, los hermanos enviaron a Pablo y a Silas en su camino hacia Berea (Hch. 17:1-15). Cuando Pablo llegó a Atenas, su amoroso interés por la joven iglesia en Tesalónica le hizo enviar a Timoteo para evaluar cuál era su estado. Se sintió lleno de gozo cuando Timoteo regresó con buenas noticias. Ellos se habían convertido en seguidores de Pablo y del Señor, y por medio de ellos la Palabra de Dios se esparció por toda Grecia. Esta carta fue escrita después que Pablo se trasladara de Atenas a Corinto.

Bosquejo 1. Las doctrinas fundamentales de Pablo 2. Afecto y conducta de Pablo hacia los tesalonicenses 3. Oraciones de Pablo por la Iglesia 4. La Segunda Venida 5. Diversas exhortaciones sobre la vida santa

1:1-10 2:1-19 3:1-13 4:1–5:11 5:12-28

Temas principales

Doctrinas fundamentales Una verdad muy importante se nos da en esta Epístola cuando Pablo nos dice en qué doctrinas hizo hincapié al establecer esta iglesia, donde ministró durante apenas tres semanas. En primer lugar, debían dar la espalda a la idolatría y servir al Dios vivo y verdadero; esto fue seguido por la doctrina de la Segunda Venida de Cristo, Su resurrección de la muerte, y que Él nos libera de la ira venidera (1 Ts. 1:9-10). Por lo tanto, éstas deberían ser las doctrinas principales que reciban los nuevos creyentes. De esta manera, estarán arraigados y cimentados en una base doctrinal sólida, sobre la cual pueden edificar su fe.

Afecto y conducta de Pablo hacia los tesalonicenses Pablo escribe acerca de sus sentimientos para con la iglesia. Emplea frases como: “tiernos entre vosotros, como la nodriza que cuida con ternura a sus propios hijos”, “tan grande es nuestro

CONOZCA SU BIBLIA afecto por vosotros”, y “hubiéramos querido entregaros [...] nuestras propias almas”. Luego pregunta: “¿Cuál es nuestra esperanza, o gozo, o corona de que me gloríe? ¿No lo sois vosotros, delante de nuestro Señor Jesucristo, en su venida?” (1 Ts. 2:7-8, 19). 206

De este modo, el profundo amor de Dios fluye por el corazón de Pablo hacia los creyentes de Tesalónica; es como el apego que un padre tiene con sus hijos. Así debería ser entre el pastor y su rebaño.

Oraciones de Pablo por la iglesia El fervoroso ruego de Pablo ante el trono de la gracia por sus hijos espirituales es que el Señor haga que crezcan y abunden en amor, los unos hacia los otros y hacia todos los hombres. Pablo utilizó esta hermosa frase: “[...] como también lo hacemos nosotros para con vosotros” (1 Ts. 3:12). ¿Qué mejor manera hay de enseñar sino que con el ejemplo? Pablo demostraba sus enseñanzas con su vida; y el amor, gozo y paz de Dios eran evidentes para todos los que le conocían. Que sea así con nosotros, amados. Pablo añade su deseo de que ellos sean establecidos por el Señor, con corazones sin culpa en santidad delante de Dios en Su venida. También declara con valentía que la voluntad de Dios es nuestra santificación y que deberíamos abstenernos de fornicación, porque Dios no nos ha llamado a impureza, sino a santidad (1 Ts. 4:1-7).

La Segunda Venida En toda esta Epístola, Pablo ha aludido a la Segunda Venida de nuestro bendito Señor y Salvador Jesucristo. Continúa con este tema al declarar que el Señor descenderá del cielo con voz de mando, con voz de arcángel y con trompeta de Dios; y los muertos en Cristo resucitarán primero. “Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor” (1 Ts. 4:17). Pablo dice luego que ellos conocen los tiempos y las estaciones, y saben perfectamente que el Señor vendrá como ladrón en la noche; sin embargo, no estaban en oscuridad, de modo que ese día no los sorprendería como si fuera un ladrón. Estos versículos fueron malinterpretados por los creyentes de Tesalónica; como consecuencia, dejaron sus trabajos y andaban de aquí para allá sin hacer otra cosa que mirar hacia el cielo esperando la llegada del Señor. Pablo tuvo que corregir rápidamente ese concepto erróneo en la segunda Epístola que les escribió.

La vida santa El apóstol concluye esta primera carta con diversas exhortaciones sobre la vida santa, utilizando frases como: “seamos sobrios”, “absteneos de toda especie de maldad”, “que sostengáis a los débiles” y “que seáis pacientes para con todos” (1 Ts. 5:12-28). También les ordenó que dieran gracias en todo. Termina con la promesa de que el Dios de paz los santificaría totalmente y que todo su ser, su espíritu, alma y cuerpo serían guardados sin mancha hasta la venida del Señor.

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La Segunda Epístola a los Tesalonicenses Introducción Como ya hemos señalado, esta Segunda Epístola tuvo que ser escrita apresuradamente para disipar las ideas erróneas de los creyentes tesalonicenses con respecto a la Segunda Venida. La expectativa de que el Señor podría regresar en cualquier momento hizo que muchos dejasen su empleo remunerado y se dedicaran a caminar por las calles, mirando al cielo y esperando que Él apareciera de inmediato. Pablo les recuerda que les había enseñado otra cosa, y que existían condiciones que tenían que cumplirse antes de que el Señor pudiera regresar. El otro motivo principal para escribir la Epístola era consolarlos en las persecuciones y tribulaciones que estaban sufriendo.

Bosquejo 1. Aliento para quienes sufren persecución 2. La Segunda Venida 3. El mandato de separarse de los desordenados

1:1-12 2:1-17 3:1-18

Temas principales

Aliento en la persecución La Epístola comienza con palabras de aliento para aquellos amados creyentes que estaban sufriendo mucho por su fe. Pablo habla del juicio de Dios contra quienes los han estado angustiando, diciendo en 2 Tesalonicenses 1:7-8: “Y a vosotros que sois atribulados, daros reposo con nosotros, cuando se manifieste el Señor Jesús desde el cielo con los ángeles de su poder, en llama de fuego, para dar retribución a los que no conocieron a Dios, […]”. Ésta es una doctrina importante que haríamos bien en considerar. La forma en que sobrellevamos las tribulaciones debería ser con paciencia y fe. Esta actitud de confianza revela que somos considerados dignos del reino de Dios por el cual sufrimos. Al mismo tiempo, Dios dará su pago a quienes hayan perseguido a otros. Como Pablo escribió a los romanos: “No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor” (Ro. 12:19). Esta cita de Pablo está tomada de Deuteronomio 32:35: “Mía es la venganza y la retribución; a su tiempo su pie resbalará, porque el día de su aflicción está cercano, y lo que les está preparado se apresura”. Por lo tanto, soportemos con paciencia las calumnias de los malvados, sabiendo que llegará el día de ajustar cuentas, y no volveremos a ver a quienes nos hayan afligido.

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La Segunda Venida La Segunda Venida ocupa ahora el pensamiento de Pablo, por lo que aborda la principal razón de esta Epístola. Su principal argumento para el hecho de que el Señor no puede venir en cualquier momento es que el hombre de pecado, o el Anticristo, debe llegar primero. Luego describe al Anticristo como alguien que se opondrá a Dios, se exaltará a sí mismo y se sentará en el templo como si fuera Dios (2 Ts. 2:3-4). Al Anticristo se le permitirá que haga muchas señales y maravillas, y que engañe a muchos, porque Dios enviará un poder engañoso, a fin de que todos los que no creen en la verdad, sino que se deleitan en la injusticia, sean condenados (2 Ts. 2:11-12). Pablo dijo a los tesalonicenses: “¿No os acordáis que cuando yo estaba todavía con vosotros, os decía esto?” (2 Ts. 2:5).

Separación de los desordenados Para concluir la Epístola, el apóstol insta a los creyentes a separarse de quienes no caminan con rectitud. Es un hecho en la vida que si caminamos con los sabios, también nosotros seremos sabios. Según 1 Corintios 15:33b: “[...] Las malas compañías corrompen las buenas costumbres” (NVI). Por lo tanto, el rey Salomón, al mostrar el camino hacia la bendición, escribió: “Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado; sino que en la ley de Jehová está su delicia, y en su ley medita de día y de noche. Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo, y su hoja no cae; y todo lo que hace, prosperará” (Sal. 1:1-3). Por lo tanto, amados, seamos sabios y escojamos bien quiénes son nuestros compañeros, asegurándonos de que ellos mismos anden en el sendero de la justicia y que nos alentarán en la dirección correcta. En una última advertencia a los que habían dejado su empleo y andaban de manera desordenada, Pablo dice que si un hombre no trabaja, tampoco debería comer. Esto significa que la Iglesia no tiene obligación alguna de alimentar a los indolentes.

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La Primera Epístola a Timoteo Introducción Escrita por el apóstol Pablo a su amado hijo en la fe, esta Epístola contiene muchos tesoros tanto para jóvenes como para mayores. Está pensada principalmente para un joven ministro en la fe que había comenzado su primera experiencia pastoral propia después de haber estado muchos años al servicio de un ministro experimentado. Es un recordatorio de algunas de las muchas lecciones que Timoteo aprendió cuando estaba en compañía del gran apóstol a los gentiles. En esencia, Pablo da enseñanza y dirección sobre los muchos problemas que se enfrentan en el ministerio.

Bosquejo 1. Instrucción con respecto a la doctrina 2. Instrucción con respecto a la adoración pública 3. El problema con los falsos maestros 4. La disciplina eclesial 5. Análisis de las motivaciones

1:1-20 2:1–3:16 4:1-16 5:1-25 6:1-21

Temas principales

Instrucciones con respecto a la doctrina La Iglesia del Nuevo Testamento estaba llena de peligros por parte de quienes buscaban perpetrar sus propias enseñanzas insidiosas. Por esa razón Pablo aborda prontamente este problema. El fin del mandamiento (el fin es siempre una consideración importante en la vida) es el amor que surge de un corazón puro con una buena conciencia y una fe transparente (1 Ti. 1:5). Uno siempre necesita una visión claramente definida, ya sea para un negocio, una empresa, un edificio, una enseñanza. ¿Cuál es su objetivo? ¿Hacia dónde se dirige? ¿Cuál es el fin del asunto? Las doctrinas extrañas estaban llevando a la gente por una dirección incorrecta, y Pablo declara que quienes siguen tales cosas se han desviado hacia la vana palabrería; ellos deseaban enseñar la Ley, pero no comprendían lo que decían o afirmaban (1 Ti. 1:6-7). Pablo da gracias a Dios por Su glorioso Evangelio de la gracia que le fue encomendado, y luego da el motivo por el cual él fue escogido para convertirse en un ministro de Cristo. Esto es algo en lo que todos haríamos bien en meditar y digerir en nuestro interior. Citamos 1 Timoteo 1:12: “Doy gracias al que me fortaleció, a Cristo Jesús nuestro Señor, porque me tuvo por fiel, poniéndome en el ministerio” (énfasis del autor). La clave es que el Señor busca fidelidad en los que harán toda Su voluntad. Dios busca a personas que se aferren firmemente a la verdad y no se desvíen ni a derecha ni a izquierda.

CONOZCA SU BIBLIA Además, Pablo entiende que está llamado a manifestar la paciencia de Cristo, convirtiéndose en un ejemplo para todos los que luego creerían en Él. Por eso manda a Timoteo que mantenga la fe y la buena conciencia, las cuales algunos habían desechado, haciendo naufragar su vida (1 Ti. 1:16-19). 210

Instrucciones con respecto a la adoración pública Con respecto a la adoración pública, Pablo habla de oraciones por todos los que están en puestos de autoridad; también insta a los hombres a orar en todo lugar, levantando manos santas. Las mujeres deben llevar ropas no ostentosas y estar llenas de buenas obras. Pablo también da la promesa de que serán salvas teniendo hijos si permanecen en la fe, el amor, la santidad y la modestia (1 Ti. 2). El apóstol Pedro dice a las mujeres: “Vuestro atavío no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de vestidos lujosos, sino el interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios” (1 P. 3:3-4). Los ministros deben ser honestos, y no codiciosos de dinero. Deben gobernar bien su propia casa y tener buena reputación aun entre quienes están fuera de la iglesia; sus esposas también deben ser fieles y sobrias (1 Ti. 3:1-11).

Los falsos maestros Los falsos maestros han abundado a lo largo del tiempo, y el apóstol da una oportuna advertencia: que en los últimos días espíritus seductores apartarán de la fe a algunos. Entre algunas de esas falsas doctrinas estarán la prohibición de casarse y la de comer alimentos que Dios ha creado para ser recibidos con acción de gracias. El ejercicio físico es beneficioso solamente por un poco de tiempo, pero la piedad tiene promesa de la vida presente y de la venidera, con beneficios eternos (1 Ti. 4:8).

La disciplina eclesial La disciplina de la Iglesia es esencial para una comunidad bien ordenada. Por eso Pablo habla de ciertos elementos de la vida de la Iglesia. Los ancianos deben ser tratados como padres y las ancianas como madres, mientras que las familias de las viudas deben ocuparse de ellas. Sin embargo, si la viuda no tiene familia, la Iglesia debe ocuparse de ella si ha vivido una vida piadosa. Las viudas jóvenes deben ser reprendidas si son ociosas y van de casa en casa causando problemas con sus chismes. Los ancianos que gobiernen bien deben ser considerados “dignos de doble honor” (“merecen que se les pague el doble” (BLS); sin embargo, quienes pequen deben ser reprendidos delante de todos. Se advierte a Timoteo que observe todas esas cosas y que no haga nada con parcialidad (1 Ti. 5:1-20).

Examen de las motivaciones La Epístola termina con una advertencia referente a las motivaciones, en la cual Pablo habla de quienes piensan que la prosperidad es igual a la piedad, queriendo decir que si una persona prospera, esa prosperidad es considerada como una indicación de la aprobación de Dios sobre su vida. El apóstol afirma que ese no es el caso. Por el contrario, la piedad acompañada de contentamiento sí es una gran ganancia.

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Quienes son ricos caen en muchas tentaciones, y la raíz de todo mal es el amor al dinero (1 Ti. 6:5-9). Se enseña a Timoteo que se aparte de tales personas y que decididamente huya de esas cosas, para que no sea él también traspasado de muchos dolores. Por otro lado, se le amonesta a que sea rico “en buenas obras”, edificando para sí mismo un buen fundamento para los días futuros y, de ese modo, echar “mano de la vida eterna”. Pablo concluye con un último encargo: Timoteo debe guardar la doctrina que le ha sido encomendada y evitar vanas palabrerías y falsa ciencia. Quizá para nosotros un ejemplo serían los argumentos de la evolución, una teoría que carece de todo fundamento científico. Sin embargo, el tema de esta Epístola es una advertencia para que el cristiano no abandone los senderos de la justicia, como muchos a lo largo de los siglos han hecho, al volverse a los senderos del pecado.

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La Segunda Epístola a Timoteo Introducción Mientras que la Primera Epístola había sido escrita después de que Pablo fuera liberado de su primer encarcelamiento, esta carta se escribió bajo circunstancias muy diferentes. El primer encarcelamiento había sido más fácil, ya que Pablo estaba sólo bajo arresto domiciliario, podía recibir a sus amigos y no tuvo obstáculos en su ministerio. Ahora Nerón se había vuelto cruel e irracional, cubriendo su propia responsabilidad por el incendio de Roma acusando, en primer lugar, a los cristianos, y luego persiguiéndolos abiertamente. Así que Pablo fue acusado la segunda vez y no tuvo a nadie que saliera en su defensa. Cuando todos los de Asia lo abandonaron, quedaban pocas esperanzas de ser absuelto. Esta Epístola demostró ser el último de los escritos registrados de Pablo, y nos da un excelente entendimiento de sus últimos días, pues esperaba con gozo su coronación real en los cielos. La Epístola es, esencialmente, un recordatorio a Timoteo de que solamente quienes soporten hasta el fin cosecharán las recompensas.

Bosquejo 1. Un recordatorio de las responsabilidades de Timoteo 2. Las características de un ministro fiel 3. La apostasía venidera 4. El encargo de predicar la Palabra 5. La actitud de Pablo hacia su muerte

1:1-18 2:1-26 3:1-17 4:1-5 4:6-22

Temas principales Aunque Timoteo era un gran discípulo y ministro de Cristo, había algunas áreas de su vida y ministerio que necesitaban corrección. No estaba desarrollando cierto don espiritual que le había impartido Pablo, su padre espiritual. No sabemos concretamente cuál era, pero es una advertencia para nosotros de utilizar todo aquello que hayamos recibido del Señor y no permitir que quede inactivo. Obviamente, Timoteo estaba atado por el temor; por eso Pablo tuvo que recordarle que Dios no nos ha dado un espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio (2 Ti. 1:6-7). Además, Timoteo tenía un problema en cuanto a avergonzarse del Evangelio y al hecho de que su mentor estuviera preso en una cárcel romana. Pablo declara que él es un predicador, apóstol y maestro de los gentiles; y aunque esté sufriendo, no se avergüenza del Evangelio de Cristo, el cual es poder de Dios para salvación. Luego Pablo destaca a un hombre, Onesíforo, que le buscó solícitamente y que no se avergonzó de sus cadenas (2 Ti. 1:8, 16-18).

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Las características de un ministro fiel El apóstol Pablo alienta a Timoteo a que encomiende las enseñanzas que ha recibido a hombres fieles que sean capaces de enseñar a otros. ¡Cuán importante es levantar maestros fieles y reconocer a quienes ya están calificados como maestros de justicia! Al hablar de las características de un ministro fiel, Pablo destaca que todo ministro debe soportar dificultades como un buen soldado de Cristo, sin enredarse en las cosas de esta vida; y por otra parte, a menos que uno luche legítimamente, no será coronado. La vida de un ministro es difícil, no solamente en el ámbito del sufrimiento sino también en el aspecto del estudio constante. Así que Pablo exhorta a Timoteo: “Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad” (2 Ti. 2:15). Un conocimiento profundo de la Biblia es inestimable para contrarrestar el error. Además, Timoteo es alentado a recordar, en medio de todas sus dificultades, que “Conoce el Señor a los que son suyos” (2 Ti. 2:19).

La apostasía venidera Pablo declaró de sí mismo que era un apóstol “nacido fuera de tiempo” (1 Co. 15:8 NVI) en el sentido de que sus escritos eran más para la Iglesia de los últimos días que para la Era del Nuevo Testamento. Por ejemplo, escribe con frecuencia respecto a los últimos tiempos, tal como hace en 2 Timoteo 3, donde dice que en los últimos días vendrán tiempos peligrosos; luego pasa a describir una espantosa apostasía, que incluye el hecho de que los hombres serán amadores de los placeres más que amadores de Dios; resistirán la verdad, siendo corruptos de mente y reprobados con respecto a la fe.

El encargo de predicar la Palabra Además, Pablo encarga a Timoteo que predique la Palabra, que inste a tiempo y fuera de tiempo. Por lo tanto, bien podríamos decir que deberíamos sumergirnos en la Palabra de Dios, porque es eso lo que debemos predicar y no fábulas o historias interminables de tradiciones de hombres. Alienta a Timoteo a perseverar en las Escrituras que ha conocido desde su juventud, las cuales pueden hacer que el hombre de Dios sea perfecto y completamente preparado para toda buena obra. Eso se debe a que toda la Biblia es dada por inspiración de Dios y es útil para la doctrina y la enseñanza en la justicia.

Actitud de Pablo hacia su muerte La Epístola termina con un hermoso cuadro de este gran y amado apóstol esperando su fin con gozo y aplomo. Está preparado como un sacrificio vivo para ser ofrecido al Señor; le espera una corona de justicia. Pablo dice que ha peleado la buena batalla, ha terminado su carrera y ha guardado la fe. ¡Que ése sea también nuestro testimonio, amados, cuando llegue nuestra hora!

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La Epístola a Tito Introducción A Tito, un joven predicador de la Palabra e hijo espiritual de Pablo, se le dio la poco envidiable tarea de poner en orden a la Iglesia que estaba en Creta. Él había ministrado junto con Pablo en la isla después de que el apóstol fuera liberado de su primer encarcelamiento en Roma. Los cretenses eran notorios por ser personas mentirosas e inmorales. “Actuar como un cretense” se convirtió en una frase que significaba “jugar a mentir”. Pablo los denomina “glotones ociosos”.

Bosquejo 1. Ordenar a ancianos calificados 2. Reprender a los falsos maestros 3. Establecer una sana doctrina 4. Enseñar a los creyentes a ocuparse en hacer buenas obras

1:1-9 1:10-16 2:1-15 3:1-15

Temas principales

Ordenar a ancianos calificados A fin de establecer cualquier obra, ya sea secular o espiritual, deben designarse buenos líderes. Por eso, el mandamiento de Pablo a Tito fue que ordenara ancianos. Luego enumera los requisitos, que bien podrían aplicarse a quienes están en el campo secular. El candidato debe ser “irreprensible, marido de una sola mujer, y [que] tenga hijos creyentes que no estén acusados de disolución ni de rebeldía” (Tit. 1:6). El argumento de una familia fuerte como uno de los requisitos es, sencillamente, que si uno no puede gobernar su propia familia, ¿cómo podrá gobernar una iglesia, que está compuesta por familias? Después Pablo añade las siguientes hermosas virtudes: 1. No ser soberbio, en otras palabras, tener una naturaleza benigna (uno de los siete pilares de la sabiduría en Santiago 3:17). 2. No ser iracundo (no enojarse fácilmente, ser paciente). 3. Ser amante de lo bueno. 4. Ser justo. 5. Ser santo. 6. Ser dueño de sí mismo (“disciplinado” [NVI]). Tito debía ser una persona que se aferrara a la Palabra de Dios como se le había enseñado.

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Reprender a los falsos maestros Después se le dice a Tito que reprenda a los falsos maestros a cuyas bocas hay que poner freno porque pueden trastornar congregaciones y familias enteras, todo por causa de ganancias o dinero deshonesto. Estos maestros profesan conocer a Dios, pero con sus obras lo niegan (Tit. 1:16). Por cierto, como dice Santiago: “Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma. Pero alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras” (Stg. 2:17-18).

Establecer una sana doctrina Para contrarrestar a esos maestros de maldad se exhorta a Tito a enseñar la sana doctrina. Los ancianos deben ser sobrios (y las ancianas también) a fin de que su conducta se corresponda con quienes profesan santidad. Las ancianas deben ser maestras de las mujeres más jóvenes, enseñándoles a amar a sus esposos y a sus hijos, y que sean castas y obedientes cada una a su propio esposo. Los siervos igualmente deben ser obedientes a su amo. El apóstol alienta a Tito a enseñar mediante su ejemplo, siendo un modelo de buenas obras (Tit. 2:1-10).

Enseñar a los creyentes a ocuparse en hacer buenas obras Pablo desarrolla el tema de las buenas obras, declarando que uno debe estar sujeto a todos los que están en autoridad. El cristiano no debe hablar mal de nadie y debe ser amable, mostrando mansedumbre hacia todos los hombres (Tit. 3:1-2). Por cierto, todos los que creen en Dios deben estar dispuestos para hacer buenas obras, una enseñanza que repite en su conclusión. Nuestras congregaciones deben aprender a ocuparse en buenas obras como si ello fuera una virtud. Debemos asegurarnos con diligencia de no dejar que decaigan nuestras normas.

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La Epístola a Filemón Introducción Mientras Pablo estaba encarcelado por primera vez escribió esta carta a Filemón, el obispo de la iglesia de Colosas. El propósito de esta Epístola era rogar por Onésimo, el esclavo fugitivo de Filemón que había llegado a Roma, donde se encontró con Pablo y se convirtió en un hijo espiritual del apóstol. Pablo pide a Filemón que perdone a Onésimo y que lo reciba, ya no como esclavo sino como hermano en Cristo.

Bosquejo 1. Comunicación sobre lo que Cristo ha hecho en nuestros corazones 2. Ruego de Pablo por Onésimo 3. Promesa de Pablo a Filemón

1:1-7 1:8-16 1:17-25

Temas principales Engastadas en el texto de esta Epístola hay preciosas perlas de verdad que pueden ser de infinita bendición para todos los creyentes. Pablo habla del amor y de la fe de Filemón y luego aborda el tema de la comunicación de esa fe a los demás mediante el reconocimiento de toda buena dádiva que está en nosotros por Cristo Jesús. Uniendo este pasaje al de 2 Pedro 1:5-8 hemos creado un esquema (que se muestra en la página siguiente) que creemos que será una bendición para usted y que también ilustrará esta verdad de la que Pablo habla con respecto a transmitir nuestra fe a otros.

Ocho pasos hacia la perfección y el poder Por lo tanto, cuando subimos los escalones de 2 Pedro 1:5-8 estamos en condiciones de liberar o transmitir a otros ese paso y experiencia de gracia apropiados y, sobre todo, la fe que fluye del amor. El ruego de Pablo por Onésimo está lleno de toda la pasión de un padre que pide, llegado el caso, a un superior que perdone y ayude a restaurar a un pródigo descarriado. Onésimo obviamente había robado cierta cantidad de bienes de la casa de Filemón antes de huir de los dominios de su amo. Ahora, como converso del apóstol Pablo y alguien a quien él quería mucho, estaba verdaderamente arrepentido y deseoso de arreglar las cosas no solamente con Dios, sino también con Filemón, su anterior amo. Según la ley romana, Filemón tenía poder absoluto sobre su esclavo fugitivo y podría haber hecho que lo mataran. Sin embargo Pablo, que conocía la tierna y amorosa naturaleza de Filemón, apeló a él para que perdonara a Onésimo y lo recibiera como a un hermano en Cristo. Fue lo que hizo, como la tradición confirma, porque los primeros padres de la Iglesia hablan de que Onésimo más tarde llegó a ser un amado obispo de Éfeso. Ignacio, uno de los primeros padres de la Iglesia, al utilizar un juego de palabras

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para ilustrar una verdad, se refiere a él como Onésimo de nombre (pues el nombre de Onésimo significa útil) y útil de carácter. Tal fue el fruto de la amorosa obediencia de Filemón a la petición de Pablo. La Epístola concluye con el ofrecimiento de Pablo de pagar las pérdidas que Filemón hubiera sufrido por la conducta de Onésimo. Nunca debemos olvidar que la restauración conlleva restitución. La historia de la salvación y recuperación de Onésimo ha hecho que más de un padre y una madre confíen en Dios por su propio “Onésimo”.

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La Epístola a los Hebreos Introducción Escrita por el apóstol Pablo después de ser liberado de su primer encarcelamiento en Roma, Hebreos está dirigida a creyentes hebreos. Es una de sus Epístolas generales dirigidas a un grupo de personas en lugar de a una iglesia en particular, como sucedió con la Epístola a los Gálatas. Es una Epístola muy preciosa, pues procura llevarnos detrás del velo, al Lugar Santísimo, a una comunión íntima con nuestro bendito Señor; por lo tanto, está salpicada de referencias a pasajes del Antiguo Testamento sobre el Tabernáculo de Moisés, sus sacrificios y el sacerdocio. Continuamente Pablo procura demostrar que el Nuevo Testamento es muy superior al Antiguo porque se basa en un sacrificio superior: el del Hijo de Dios mismo, cuya sangre es muy superior a la de los bueyes y de las cabras. Mediante Su sacrificio en la cruz del Calvario se ha abierto el camino para que nosotros podamos atravesar el velo. La Epístola es notable porque también, intercaladas entre esas afirmaciones profundamente teológicas, hay cinco solemnes advertencias a las que haríamos bien en prestar atención.

Bosquejo 1. Cristo: superior a los profetas y a los ángeles Primera advertencia: “Prestar atención a lo que Dios dice” 2. He aquí el Hombre: Jesús 3. Cristo: mayor que Moisés Segunda advertencia: “No dejar de alcanzar el reposo de Dios” 4. Cristo: muy superior a Aarón Tercera advertencia: “Guardarse de la pereza y de la apostasía” 5. El sacerdocio según el orden de Melquisedec 6. Un nuevo santuario y un nuevo pacto 7. La sangre de Cristo: superior a la sangre de animales 8. El camino nuevo y vivo 9. La vida en el Lugar Santísimo Cuarta advertencia: “Guardarse del pecado deliberado y de retroceder” 10. El testimonio de la fe 11. La paciencia de la esperanza Quinta advertencia: “Guardarse de amargura y de rechazar a Cristo” 12. El amor y las buenas obras

1:1-14 2:1-4 2:5-18 3:1-6 3:7–4:13 4:14–5:10 5:11–6:20 7:1-28 8:1-13 9:1-28 10:1-20 10:21-25 10:26-39 11:1-40 12:1-13 12:14-29 13:1-25

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Temas principales

El Cristo glorioso Como vemos en el bosquejo, esta Epístola es rica en verdades que fortalecen nuestra vida espiritual. Fue difícil decidir qué temas deberíamos incluir en nuestro breve comentario sobre esta Epístola. Hemos escogido, en primer lugar, la grandeza de Cristo. Podemos denominarlo “el Cristo glorioso de Dios”, quien eclipsa a todos los tipos de Él mismo (no importa cuán majestuosos sean). Ninguno de los profetas (ni Moisés, aquel hombre de Dios) puede compararse a Cristo, porque Él no es un hombre de Dios, sino Dios mismo. Ninguno de los sacerdotes puede compararse a Él. El Nuevo Testamento se basa en el sacrificio del Hijo de Dios, el Cristo glorioso, que se ofreció a Sí mismo sin mancha a Dios. Aarón, hombre santo y sacerdote de Dios (quien ofrecía sacrificios de bueyes y machos cabríos), no puede compararse con Aquel que se ofreció a Sí mismo como el Sacrificio supremo de todos los tiempos por los pecados del mundo. Cristo es el Sumo Sacerdote según el orden de Melquisedec, que es un sacerdocio eterno, inmensamente superior al sacerdocio levítico (que terminaba con la muerte). El sacerdocio del Nuevo Testamento (que es según el orden de Melquisedec), está arraigado en el rey-sacerdote de Jerusalén que salió a encontrarse con Abraham cuando este regresaba de la matanza de los reyes. Abraham pagó diezmos a este hombre, y él lo bendijo, lo cual sustenta aun más la superioridad del sacerdocio de Melquisedec (Gn. 14:18-20; He. 7). Éste es el sacerdocio al cual pertenecen los creyentes del Nuevo Testamento y al cual alude el apóstol Juan cuando dice, en Apocalipsis 1:6, que el Señor nos ha hecho para Sí mismo reyes y sacerdotes, y que reinaremos con Él para siempre. Al recordar que la ofrenda de Cristo, nuestro Sumo Sacerdote, fue Su propio cuerpo, comprendemos por qué en Romanos 12:1 el apóstol Pablo nos exhorta a presentar nuestros cuerpos como sacrificio vivo al Señor, que es nuestro culto racional. Se debe a que somos sacerdotes que seguimos el ejemplo de nuestro Señor.

Entrar en el reposo La vida cristiana se describe como un viaje; y no debemos dejar de alcanzar el fin (que espiritualmente es el reposo de Dios, por medio del cual cesamos de nuestras obras). Uno entra en el reposo y la paz de Dios cuando Dios es todo en todo. Es traspasar el velo, que es Su carne. Esto significa que cuando Él murió en la cruz, el velo se rasgó; de modo que la experiencia de traspasar el velo es saber que estamos crucificados con Cristo. Se trata de una experiencia gloriosa, sumamente gratificante y consoladora, en la cual uno se ve envuelto en la paz de Dios.

Las cinco advertencias Para nuestra seguridad, es necesario considerar con atención las cinco advertencias de la Epístola. La vida cristiana está llena de experiencias instantáneas, como la salvación, el bautismo en agua, el bautismo en el Espíritu Santo y la vida crucificada. Pero esas experiencias, a pesar de lo maravillosas

CONOZCA SU BIBLIA que son, deben ser conservadas y diligentemente guardadas para no perderlas. Debemos andar continuamente en ellas y alimentarlas; nunca podremos progresar en el camino de la vida sin que exista el peligro de perder lo que tenemos, o de apartarnos, aun al final. 220

En la Palabra de Dios tenemos muchos ejemplos de hombres que se apartaron al final. El sacerdote Abiatar fue expulsado del sacerdocio porque, aunque caminó con David durante su vida, se apartó al final al apoyar a Adonías en lugar de apoyar a Salomón para que ascendiera al trono (1 R. 1:110). Demas fue un compañero del apóstol Pablo por muchos años y, sin embargo, se apartó al final, al amar más este mundo presente (2 Ti. 4:10). Estas advertencias, que hemos enumerado en nuestro bosquejo, deben estar siempre delante de nuestros ojos, para que después de haber corrido bien no sea que no mantengamos nuestro cuerpo en sujeción y seamos eliminados (1 Co. 9:27).

Avanzar hacia la perfección Otro tema del que deberíamos tomar nota es la advertencia de Pablo con respecto a nuestras obligaciones ministeriales, la cual se aplica a todos los cristianos. El apóstol declara que todos somos llamados a ser maestros. Aquellos a quienes Pablo escribía se seguían alimentando de la leche de la Palabra. Esa “leche” consistía en las doctrinas del arrepentimiento de obras muertas, la fe en Dios, los bautismos, el juicio eterno, la imposición de manos y la resurrección de los muertos (He. 6:1-2). Pero debemos avanzar para participar de la carne sólida de la Palabra, la cual es solamente para los que tienen sus sentidos ejercitados para discernir tanto el bien como el mal (He. 5:12-14). Así, debemos avanzar hacia la perfección –nos dice Pablo–, no alimentándonos constantemente de la leche de las verdades elementales de la Palabra de Dios, sino buscando el maná escondido (o las verdades escondidas). Que nosotros, como el salmista, clamemos: “Abre mis ojos, y miraré las maravillas de tu ley” (Sal. 119:18). Al hacerlo, podremos crecer en la gracia y en el conocimiento de Cristo, y convertirnos en maestros capaces de Su Palabra, alimentando a otros, como lo hizo el rey David, con lo mejor del trigo.

El viaje de Israel Intercalada entre las páginas de esta Epístola está la historia del viaje de los hijos de Israel desde Egipto hasta la tierra prometida. Este viaje, emprendido bajo el liderazgo de Moisés alrededor del año 1,447 a.C., era un tipo del viaje espiritual del creyente. En Hebreos 4:1-2 Pablo había advertido a los creyentes acerca de no “dejar de alcanzar”, tal como sucedió a los hijos de Israel porque la palabra que se les dio no estaba acompañada de fe. Por lo tanto, la generación original que salió de Egipto no entró en la tierra prometida, y fue una nueva generación la que alcanzó las promesas. En Hebreos 12:18-24 el apóstol hace la solemne amonestación de que no hemos llegado al monte Sinaí (que es análogo al bautismo del Espíritu Santo), sino al monte Sion, a la Iglesia de los primogénitos, a los espíritus de los hombres justos hechos perfectos. Utilizando la analogía de las fiestas del Señor, tenemos que llegar a la fiesta de los Tabernáculos, la fiesta séptima y final, cuando la cosecha de los maduros sea recogida. Como conclusión, podríamos decir que esta Epístola conduce hacia la santidad, la perfección y la madurez. La aman todos los que anhelan subir más alto a la montaña para estar en comunión con Dios.

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La Epístola de Santiago Introducción A menudo denominado el libro de las dos sabidurías (la natural y la divina), la Epístola de Santiago fue escrita por Jacobo (nombre que equivale al de Santiago), el medio hermano de nuestro Señor. Se cree que es una de las Epístolas más tempranas, escrita cuando la Iglesia era esencialmente judía en naturaleza. Él fue el pastor principal de la Iglesia en Jerusalén, y junto con Pedro y Juan fue uno de los tres pilares que gobernaron a la comunidad cristiana. Fue él quien presidió el Primer Concilio de la Iglesia en Hechos 15. Según Josefo, fue martirizado en el año 62 d.C. El estilo de Santiago es muy semejante al de su medio hermano mayor: directo, firme y concreto. Como dice un comentarista, la Epístola está escrita de manera escueta y moralista; a veces, al referirse a ella se la denomina “los Proverbios del Nuevo Testamento”. Por lo tanto, al igual que el libro de Proverbios, es muy difícil de bosquejar. Hemos escogido hacerlo utilizando los temas principales de este libro:

Bosquejo 1. Introducción 2. El propósito de las pruebas 3. La fuente de las tentaciones 4. La fe y las buenas obras 5. La imparcialidad de la fe 6. “La fe sin obras es muerta” 7. El hombre perfecto 8. Dos sabidurías: la falsa y la verdadera 9. Humildad: la clave para recibir la gracia de Dios 10. La santa dependencia de Dios 11. Las miserias de los ricos 12. La paciencia de los santos 13. La oración de fe 14. La conversión de quienes yerran

1:1 1:2-12 1:13-18 1:19-27 2:1-13 2:14-26 3:1-12 3:13-18 4:1-12 4:13-17 5:1-6 5:7-12 5:13-18 5:19-20

Temas principales

Las dos sabidurías Como mencionamos en nuestra introducción a esta Epístola, la sabiduría es uno de los temas principales del apóstol Santiago. Hace un contraste entre las dos sabidurías; la de este mundo (a la cual llama animal [“puramente humana”, NVI] y diabólica porque proviene de los celos, la contienda y la

CONOZCA SU BIBLIA amargura), produce perturbación y toda obra perversa. Pero luego Santiago da la interpretación de los siete pilares de la verdadera sabiduría (que es la naturaleza de la sabiduría según Pr. 9:1), declarando que es pura, pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía. (Vea Stg. 3:17.) 222

Para los judíos, sabiduría significaba integridad, un carácter completo que, desde luego, también significaba hacer elecciones correctas en la vida cuando había que tomar decisiones. La sabiduría viene de Dios, y es dada, como dice Salomón en Eclesiastés 2:26, a aquellos que le agradan. Santiago 1:5-6 afirma: “Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada. Pero pida con fe, no dudando nada; […]”.

El hombre perfecto El hombre perfecto, nos dice Santiago 3:2, es aquel que no ofende en palabra y es capaz de gobernar todo el cuerpo. Por lo tanto, nos dice: “[…], mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse” (Stg. 1:19). El hombre que puede controlar su lengua puede, por lo tanto, controlar todos sus otros miembros y así andar en rectitud delante de Dios y de los hombres.

La demostración y la prueba de nuestra fe Santiago también señala que si decimos que tenemos fe y no tenemos las obras de la fe, ¿podrá la fe salvarnos? Nuestra fe se demuestra por nuestras obras. Deberíamos mostrar nuestra fe por medio de nuestras obras, porque la fe sin obras es muerta (Stg. 2:14-26). Santiago añade: “Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos” (Stg. 1:22). Ahora bien, nuestra fe debe ser probada, porque la prueba de nuestra fe produce paciencia. Cuando la paciencia haya hecho su obra, seremos perfectos y cabales, sin que nos falte nada (Stg. 1:3, 4). Santiago explica: “Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman” (Stg. 1:12). Santiago dirige después nuestra atención a los profetas como un ejemplo de aflicción sufriente y de paciencia. Luego destaca a Job como el hombre que rebosa paciencia, y declara que al final el Señor es muy misericordioso y compasivo (Stg. 5:11).

La oración de fe La Epístola concluye con una exhortación a la oración, señalando que Elías fue un hombre sujeto a pasiones similares a las nuestras y, sin embargo, oró fervientemente y no llovió; luego volvió a orar y llovió, y la tierra dio su fruto. Por lo tanto, Santiago dice que la oración eficaz del justo puede mucho, aun en el ámbito de la sanación (Stg. 5:16-17). Después nos enseña que si alguien yerra de la verdad y otro hace que se convierta, salvará un alma de la muerte y cubrirá multitud de pecados (Stg. 5:20). Necesitamos ser celosos maestros de justicia, afirmando y fortaleciendo a los cristianos al igual que a quienes se hunden en los mares del pecado. Debemos lanzarles el salvavidas y con seguridad sacarlos a la orilla.

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La Primera Epístola de Pedro Introducción Pedro, el que en su juventud fuera un impetuoso discípulo, ahora se ha convertido en un anciano maduro en Cristo. Como tal, escribe a los santos dispersos en las provincias romanas donde los cristianos sufren diversas persecuciones. Procura alentarlos diciéndoles que no piensen que es extraño que estén atravesando tales pruebas, porque su fe es mucho más preciosa que el oro que perece, el cual, a pesar de eso, se prueba con fuego.

Bosquejo 1. Saludos 2. Gratitud por la nueva vida en Cristo 3. Un fervoroso llamado a una vida de santidad 4. Cristo, la piedra angular de la casa espiritual 5. La carne debe mantenerse bajo control 6. La sumisión a todas las autoridades por causa de Cristo 7. Obligaciones de esposos y esposas 8. Exhortación a la unidad y al amor 9. Sufrir por la justicia como lo hizo Jesús 10. Nueva exhortación a vivir según Dios en el Espíritu 11. El uso de nuestros dones para beneficiar a otros 12. Participantes de los sufrimientos de Cristo 13. Instrucciones a los ministros 14. Saludos finales

1:1-2 1:3-12 1:13-25 2:1-10 2:11-12 2:13-25 3:1-7 3:8-12 3:13-22 4:1-7 4:8-11 4:12-19 5:1-10 5:12-14

Temas principales

El sufrimiento Una de las enseñanzas destacadas en esta Epístola del primordial apóstol del Cordero es la relacionada con el sufrimiento. Vivía en la época de Nerón, y las persecuciones aumentaban contra esa denominada secta, muy odiada, de los cristianos. En consecuencia, Pedro aconseja a los creyentes señalando que su actitud hacia las pruebas podía mejorarlos o amargarlos. Hay una hermosa verdad en esta carta, que confío será una bendición para todos nosotros, cuando Pedro habla de “diversas” pruebas o tentaciones (1 P. 1:6) y de la “multiforme” gracia de Dios (1 P. 4:10). En ambos casos el término griego es el mismo (poikílos) y significa “multicolor”, en el sentido de variadas, diversas. La idea aquí es que las pruebas vienen en “muchos colores diferentes”, porque pueden ser muy distintas. Cualquiera que sea el color de la prueba, existe el color de gracia que

CONOZCA SU BIBLIA encaja exactamente y que nos capacita para triunfar en esa prueba. Debemos tener cuidado, como advierte el apóstol Pablo en Hebreos 12:15, de mirar con diligencia, para que ninguno caiga de la gracia de Dios y se convierta en un amargado. 224

Una vida de santidad Pedro también nos exhorta a llevar una vida santa, al vivir en el Espíritu. Esta vida debería manifestarse en nuestro hogar entre los esposos; un dulce ambiente de sumisión debe impregnar el ser entero de la esposa, mientras que el esposo debe cuidar de ella con amor y ternura, como al vaso más frágil (1 P. 3:1-7).

El poder de la resurrección En 1 Pedro vemos una revelación con respecto a Cristo: después de Su muerte, fue y predicó a los espíritus encarcelados que habían sido desobedientes en otro tiempo, “cuando una vez esperaba la paciencia de Dios en los días de Noé”. Por lo tanto, tenemos una nueva comprensión del poder de Dios que resucitó a Jesús de la muerte. Jesús estuvo en medio del reino del diablo cuando ascendió y llevó cautiva la cautividad (Ef. 4:8). ¡Oh, la grandeza de nuestro Señor! ¿Hay algo demasiado difícil para Él? Dios responde: “He aquí que yo soy Jehová, Dios de toda carne; ¿habrá algo que sea difícil para mí?” (Jer. 32:27). Qué consolador es leer en 1 Pedro 1:5 que somos guardados por Su grandioso poder. ¡Gloria a Su maravilloso nombre!

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La Segunda Epístola de Pedro Introducción Pedro escribe sabiendo que la hora de su martirio estaba cerca, y en esta carta da sus últimas instrucciones a la Iglesia en general. Mientras que en cierto sentido su primera Epístola se ocupa de las persecuciones y problemas que venían de afuera, ésta se concentra en los peligros que había adentro. Para cualquier iglesia los problemas internos son mucho más graves que los que provienen de adversarios del exterior, porque en este último caso la iglesia tiende a unirse. De todos modos, los problemas internos dividen al rebaño y crean confusión.

Bosquejo 1. Saludos 2. El desarrollo del carácter cristiano 3. El testimonio de Pedro sobre la transfiguración de Cristo 4. La seguridad del testimonio de la Escritura 5. Peligros de los falsos maestros 6. El fin de los falsos maestros 7. Descripción de los falsos maestros 8. Los burladores y escarnecedores de los últimos días 9. La seguridad absoluta de la venida del Señor 10. Advertencia de vivir una vida sin tacha

1:1-2 1:3-14 1:15-18 1:19-21 2:1-3 2:4-9 2:10-22 3:1-7 3:8-10 3:11-18

Temas principales Pedro sabe que el momento de su partida está cercano, y por eso da una solemne instrucción a aquellos amados santos a quienes también escribió su Primera Epístola.

El desarrollo del carácter cristiano En primer lugar, muestra a sus lectores (y también a nosotros) cómo desarrollar el carácter cristiano. Todo comienza con la fe, la cual es la base de nuestra vida en Cristo y el fundamento mediante el cual pueden recibirse todas las demás virtudes. La pureza sexual es lo siguiente, porque las concupiscencias pueden (como las pequeñas zorras), destruir pronto la vida de Cristo en nuestro interior. Después debemos aplicarnos al estudio de la Biblia, creciendo en el conocimiento de Jesús y de Su Palabra. Luego sigue el dominio propio, guardando nuestro cuerpo para que seamos nosotros quienes gobernemos nuestros apetitos y no ellos a nosotros. Sigue la paciencia, porque es la “persona laboriosa” la que, al dar un paso tras otro, avanza constantemente en y a través de las tormentas de la vida. Así comenzamos a revestirnos de la hermosura de Su belleza, que es la piedad, llegando a ser cada vez más semejantes a Él.

CONOZCA SU BIBLIA Esto conduce a que el afecto fraternal fluya de nosotros hacia nuestros hermanos en Cristo, hasta que alcancemos el pináculo de la perfección cristiana, que es el amor. “Hagan todas estas cosas –dice Pedro– , y tendrán amplia y generosa entrada en el reino de los cielos” (ver 2 P. 1:5-7, 10-11). 226

Los falsos maestros Los falsos maestros pasan ahora a ser su principal preocupación, a medida que contempla la erosión de la fe que están creando en las congregaciones que los reciben. Advierte que muchos seguirán sus malos caminos; sin embargo, declara que el juicio que les espera no tardará, sino que llegará tan ciertamente como Dios arrojó al infierno a los ángeles que se rebelaron. Tampoco salvó el viejo mundo, destruyéndolo con el Diluvio, y luego con fuego y azufre a las ciudades de Sodoma y Gomorra. La descripción que hace Pedro de esos falsos maestros es muy reveladora, ya que no enseñan simplemente falsas doctrinas y ridiculizan la verdad, sino que su naturaleza es por completo corrupta. Habla de ellos como personas que han abandonado el camino de la justicia, queriendo decir que una vez conocieron la verdad. ¿Por qué la abandonaron? Porque tenían ojos llenos de adulterio y no podían dejar de pecar. Caminaron tras la carne en la lujuria de la impureza y están ejercitados en las prácticas codiciosas. Siguieron el camino de Balaam, quien amó el premio de la maldad. Mientras que esos falsos maestros prometen a otros liberación y libertad, ellos mismos son siervos de corrupción. Pedro concluye su condenación diciendo que habría sido mejor para ellos no haber conocido nunca la verdad que haberla conocido y luego haber abandonado el camino de la justicia; su condenación será peor (2 P. 2:1-21).

Los burladores y escarnecedores Esta Epístola concluye diciendo que no debemos angustiarnos por los burladores y por los escarnecedores, que dirán cosas como: “¿Dónde está la promesa de la venida del Señor?”, porque lo mismo hicieron en tiempos de Noé y, sin embargo, el juicio llegó con toda seguridad. Pedro les asegura que el día del Señor llegará como ladrón en la noche y que los cielos pasarán con grande estruendo. Después, tal como Pedro solía hacer al hablar de la Segunda Venida, ruega a sus lectores que sean diligentes para que Él los halle en paz, sin mancha ni arruga. También desea que ellos crezcan en la gracia y en el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. Si nuestra experiencia cristiana es tan pequeña como un grano de mostaza (la más pequeña de todas las semillas), por medio de la oración diligente y el estudio de la Palabra de Dios nuestra fe y conocimiento de Dios crecerán, como ese grano de mostaza, para convertirse en un gran árbol (Lc. 13:18-19).

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La Primera Epístola de Juan Introducción Escritas por el Apóstol del amor en sus últimos años de vida, estas Epístolas afirman el mensaje de que Dios es Amor. Por lo tanto, deberíamos también amar a Dios y amarnos unos a otros. El propósito de esta Primera Epístola fue alentar la comunión con Dios, proteger, y contrarrestar las insidiosas doctrinas que estaban infiltrándose en las siete iglesias sobre las cuales Juan tenía autoridad apostólica. Esas iglesias se mencionan en el libro de Apocalipsis: Éfeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardis, Filadelfia y Laodicea (Ap. 2, 3). La principal herejía que quiso refutar era la negación de que Jesús hubiera venido en la carne.

Bosquejo 1. Introducción 2. La comunión de la luz 3. La confesión del pecado 4. La obediencia a los mandamientos 5. El amor unos por otros 6. Advertencias con respecto al Anticristo y el amor al mundo 7. Exhortación a una vida santa 8. La victoria sobre el mundo y el pecado

1:1-4 1:5-7 1:8–2:2 2:3, 4 2:7-14 2:15-27 2:28–5:3 5:4-21

Temas principales

La comunión de la luz En esta Epístola Dios es magnificado como la fuente de amor, de luz y de vida. Juan habla de Dios en los términos más íntimos; declara que él lo ha oído, lo ha visto con sus propios ojos, lo ha contemplado y lo ha tocado con sus manos (1 Jn. 1:1). Como creyentes, nuestra comunión es con el Padre y con Su Hijo Jesucristo. Él es luz; y cuando andamos en la luz, como Él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesús nos limpia de todo pecado. Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel para perdonarnos y limpiarnos de toda maldad (1 Jn. 1:7-9).

La obediencia a los mandamientos ¿Cómo sabemos que conocemos al Señor? Si guardamos Sus mandamientos, lo conoceremos, y entonces el amor de Dios será perfeccionado en nosotros. El que ama a su hermano permanece en la luz (1 Jn. 2:3, 10). Nuestra relación con los demás determina nuestra relación con Dios.

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Diferentes niveles de madurez espiritual Juan habla luego de tres clases de cristianos. Los hijitos saben que sus pecados son perdonados; los jóvenes han vencido al maligno, son fuertes, y la Palabra de Dios permanece en ellos; los padres son quienes lo han conocido a Él. Podemos decir entonces que esos tres niveles también constituyen las categorías de quienes son llamados, escogidos y fieles. Otra analogía de estas tres clases es la siguiente: quienes habitan en el Atrio, en el Lugar Santo y en el Lugar Santísimo (ver el esquema que se encuentra a continuación). Busquemos, por Su gracia, pasar de un nivel de gloria a otro.

Grupos selectos de tres en la Biblia

El amor al mundo

Quienes aman al mundo (con la lujuria de la carne, la lujuria de los ojos y la vanagloria de la vida) no tienen el amor de Dios permaneciendo en ellos. Por lo tanto, busquemos limpiarnos de toda impureza de la carne, y así andar en pureza delante de Él, viviendo una vida separada de esas cosas del mundo.

Discernimiento y victoria sobre el mundo Seguidamente Juan aconseja a los creyentes que prueben los espíritus, porque hay muchos falsos profetas que niegan que Jesús haya venido en carne. Esos maestros son del diablo. Tenemos victoria en esta vida; porque mayor es el que está en nosotros que el que está en el mundo (1 Jn. 4:4). En 1 Juan 5:4-5 el anciano explica: “[...]; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe. ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?”

Exhortación a una vida santa Juan nos exhorta a andar como Cristo anduvo (1 Jn. 2:6). Porque todo el que tiene la bendita esperanza de Su venida debe purificarse a sí mismo, como Él es puro (1 Jn. 3:3). En ese día el amor de Dios estará dentro de nosotros; y el perfecto amor echa fuera el temor. Los cristianos reciben esta seguridad a fin de que puedan vivir una vida victoriosa en esta tierra. Juan nos da la confianza de que así como Cristo fue victorioso, nosotros también podemos hacer nuestra esa misma victoria, porque Él es nuestro precursor. ¡A medida que lo sigamos, podremos alcanzar nuevas cumbres cada día y hollar a nuestros enemigos!

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La Segunda Epístola de Juan Introducción Al escribir a aquellos que, evidentemente, lo conocían muy bien, el apóstol Juan se regocija por las buenas noticias que ha recibido de ellos. Sin embargo, él no da nada por sentado y les alienta a mirarse a sí mismos, para que no pierdan lo que han obtenido y reciban una plena recompensa por sus labores. Esta Epístola también prohíbe la comunión con falsos maestros.

Bosquejo 1. Saludos 2. Andar en la verdad 3. Andar en amor 4. Los falsos maestros 5. Saludos finales

1-3 4 5-6 7-11 12-13

Temas principales La Epístola está escrita a una señora de renombre que tenía hijos que obviamente seguían al Señor, para regocijo del apóstol. Ellos andan en la verdad, y Juan les señala el camino más excelente: andar en amor.

Andar en amor Juan define el amor como andar en los mandamientos del Señor. Este es un hecho que él había establecido en su Evangelio, donde, citando al Señor, leemos: “El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él. [...] Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él” (Jn. 14:21-23). Como hemos visto tan frecuentemente en otras epístolas, la Iglesia primitiva (y de hecho, la Iglesia en toda su historia), estaba plagada de falsos maestros. En ese momento particular de la historia de la Iglesia aquellos engañadores (como los denomina Juan), negaban que Jesús hubiera venido en carne. Por eso Juan advierte a esta familia que no les presten atención a fin de que no sean privados de la plenitud de Su recompensa. (Ellos no deben recibir a quienes tienen esas falsas doctrinas.) Del mismo modo nosotros deberíamos cuidarnos a la hora de recibir a personas en nuestra casa, asegurándonos de que sean verdaderos ministros de Cristo. No seamos contaminados por quienes tienen falsas doctrinas.

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La Tercera Epístola de Juan Introducción Esta tercera Epístola de Juan elogia a Gayo, su destinatario, por su hospitalidad y por la comunión demostrada a los hermanos cristianos.

Bosquejo 1. Saludos 2. La piedad de Gayo 3. La hospitalidad de Gayo 4. El orgullo de Diótrefes 5. Demetrio, un hombre de buen testimonio 6. Saludos finales

1 2-4 5-8 9-11 12 13-14

Temas principales Gayo, el destinatario de esta carta, era un hombre de buena reputación en una iglesia en Asia; además, era muy querido. Evidentemente era hospitalario y muy conocido por su ministerio. Ayudaba a los ministros itinerantes con bienes y probablemente con dinero. ¡Quienes viajamos sabemos qué bendición son esas personas tan amables y afectuosas! Nos permiten predicar el evangelio en lugares distantes, que es exactamente el fruto del ministerio de Gayo. Sin embargo, había otros (como alguien llamado Diótrefes) que, estando llenos de orgullo, querían tener preeminencia y refutaban la autoridad del apóstol Juan. Además, evitaban que las personas de la iglesia ayudaran a los predicadores itinerantes; por eso el apóstol les exhorta a no seguir su ejemplo sino, por el contrario, a seguir lo bueno. Por lo tanto, amados, seamos hospitalarios como Gayo y también como Demetrio (otro discípulo a quien Juan menciona), que tenía buen testimonio. Asimismo, guardémonos de quienes son como Diótrefes, que están llenos de palabras maliciosas.

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La Epístola de Judas Introducción Esta Epístola fue escrita por el apóstol Judas, quien declara que es el hermano de Santiago (“Jacobo”), el cual escribió una Epístola. Por lo tanto, él es el hombre que se menciona en Mateo 13:55 y en Marcos 6:3 como el medio hermano de nuestro Señor Jesús. Esta Epístola, como las de Pablo, Pedro y Juan, hace un llamado a defender la fe dada una vez a los santos. Los falsos maestros abundarán, y deben ser confrontados.

Bosquejo 1. El propósito de la Epístola 2. Los falsos maestros y su juicio 3. La defensa contra los falsos maestros 4. La doxología de Judas

1-4 5-16 17-23 24-25

Temas principales El propósito de esta Epístola era que los creyentes fueran conscientes del hecho de que falsos maestros habían entrado en las congregaciones; por eso ellos debían contender ardientemente por la fe que una vez les había sido dada. Luego Judas recuerda a sus lectores los juicios de Dios sobre aquellos que fueron destruidos en el desierto, sobre los ángeles que se rebelaron, y sobre Sodoma y Gomorra, cuyo juicio se presenta como una advertencia para quienes van tras vicios contra la naturaleza (perversión). Los falsos maestros mancillan la carne, blasfeman de las autoridades superiores, y siguen el camino de Caín, de Balaam y de Coré. En el versículo 13 Judas declara que son: “ [...]; estrellas errantes, para las cuales está reservada eternamente la oscuridad de las tinieblas”. Enoc ya ha hablado del juicio de tales personas (quienes andan según sus propios deseos, murmuran y son querellosos) cuando el Señor venga con decenas de millares de Sus santos para ejecutar juicio sobre todos los impíos. Esta Epístola contiene una interesante verdad teológica con respecto al hecho de que el cuerpo de Moisés, que fue enterrado por Dios, fue llevado por el arcángel Miguel al cielo a fin de que estuviera preparado para la aparición en el monte de la transfiguración junto con Elías. Esta Epístola tiene mucho en común con las de Pedro, mostrando que los problemas que prevalecían en las iglesias les eran comunes a todas. En los últimos tiempos podemos esperar un intento universal del diablo y sus demonios de introducir falsa doctrina en la Iglesia de nuestra época. ¡Que el amado Señor nos guarde!

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El libro de Apocalipsis Introducción Escrito por el apóstol Juan mientras estaba exiliado en la isla de Patmos durante el reinado del emperador romano Domiciano (81-96 d.C.), este libro contiene una serie de visiones que le fueron concedidas, principalmente con respecto a los últimos tiempos. Apocalipsis 1-3 contiene la introducción y los mensajes a siete iglesias en Asia que eran supervisadas por el apóstol Juan. Después, desde Apocalipsis 4 en adelante, Juan es llevado al futuro para que vea el fin de la era de la Iglesia, los juicios de Dios sobre los malvados y el surgimiento y la caída del anticristo y el falso profeta. Él también vio a la gloriosa Iglesia de Jesucristo, preparada como una esposa radiante para la Segunda Venida. Luego, tras habérsele mostrado el reinado milenario de Cristo sobre la tierra, Juan vio el nuevo cielo y la nueva tierra.

Bosquejo 1. Introducción 2. Los mensajes a las siete iglesias 3. Una puerta abierta en el cielo 4. El libro con los siete sellos 5. La apertura de seis sellos 6. 144 000 israelitas son sellados 7. Los mártires triunfantes 8. Se abre el séptimo sello: suenan seis trompetas 9. Los siete truenos y el librito 10. La medición del templo 11. Los dos testigos 12. Un gran terremoto 13. Suena la séptima trompeta 14. La Iglesia de Jesucristo 15. La trinidad impía 16. Los segundos 144,000 17. Los anuncios de los tres ángeles 18. El juicio de la siega 19. Los siete ángeles con las siete últimas plagas 20. El juicio de la gran ramera (Roma) 21. La destrucción de Babilonia 22. La cena de las bodas del Cordero 23. La Segunda Venida de Cristo 24. Satanás es atado por 1,000 años

1:1-20 2:1–3:22 4:1-11 5:1-14 6:1-17 7:1-8 7:9-17 8:1–9: 21 10:1-11 11:1, 2 11:3-12 11:13-14 11:15-19 12:1-7 13:1-18 14:1-5 14:6-13 14:14-20 15:1–16:21 17:1-18 18:1–19:6 19:7-10 19:11-21 20:1-3

ESTUDIO

DEL

NUEVO TESTAMENTO

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25. El reinado de los santos por 1,000 años 26. Satanás es liberado por un tiempo para dirigir una rebelión 27. El tormento de Satanás para siempre 28. El juicio ante el gran trono blanco 29. Nuevo cielo y nueva tierra 30. La nueva Jerusalén desciende 31. Mensaje final: “He aquí Yo vengo pronto”

20:4-6 20:7-9 20:10 20:11-15 21:1 21:2–22:6 22:7-21

Temas principales

Los mensajes a las siete iglesias Los mensajes a las siete iglesias adoptan una nota solemne cuando consideramos las palabras de nuestro Señor: “Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad” (Mt. 7:22-23). Muchas de estas iglesias, aunque eran supervisadas por el apóstol Juan, fueron severamente reprendidas por nuestro Señor. Nosotros, como pastores, deberíamos sentarnos en silencio en presencia de Él, pidiéndole que nos corrija tiernamente ahora y no al final, cuando toda esperanza de remediar la situación haya desaparecido.

Los juicios de los sellos, las trompetas y las copas Existe lo que se denomina los tres juicios en series de siete, correspondientes a los sellos, las trompetas y las copas, que transcurren consecutivamente a lo largo del tiempo que culmina en la segunda venida. Estos juicios están intercalados con eventos que suceden simultáneamente y que ahora consideraremos. Hay un período de 1260 días en que los dos testigos (Elías y Moisés) ministran en Jerusalén; son muertos por el Anticristo, que sube del abismo (Ap. 11); este ministra junto con el Falso Profeta en su plenitud durante otros 1,260 días. Ellos engañan a muchos que aman la injusticia y hacen guerra contra los santos (a quienes se les permite vencer) (Ap. 13). A su vez, el Anticristo y el Falso Profeta reúnen a todos los reyes de la tierra para la batalla de Armagedón, donde son derrotados por el Señor en Su regreso (Ap. 19). Ambos son lanzados al lago de fuego y confinados allí eternamente. Esto es seguido por los 1,000 años del reinado de Cristo sobre la tierra, período en el que la Iglesia victoriosa tendrá el privilegio de reinar juntamente con Él. Satanás es lanzado al abismo durante otros 1,000 años, al final de los cuales vuelve a engañar a los malvados y sale contra la ciudad de Jerusalén. Esta vez es echado para siempre al lago de fuego (Ap. 20). Después habrá nuevos cielos y nueva tierra, donde los santos vivirán eternamente en bendita armonía (Ap. 21). En Apocalipsis 22:11 hay un solemne mandamiento: “El que es injusto, sea injusto todavía; y el que es inmundo, sea inmundo todavía; y el que es justo, practique la justicia todavía; y el que es santo, santifíquese todavía”. Por lo tanto, prestemos atención y pongamos nuestros pies firmemente en los caminos de la justicia que conducen a la santidad. ¡Gloria a Su maravilloso nombre! Él ha anunciado todo lo que va a suceder. Cobremos ánimo sabiendo que Aquel que comenzó la buena obra en nosotros ciertamente la cumplirá (Fil. 1:6). Por lo tanto, adoremos al que puede guardarnos sin caída, y presentarnos sin mancha delante de Su gloria con gran alegría. ¡Amén! Que ésta sea nuestra porción.

EPÍLOGO Sugerimos la lectura diaria de la Palabra de Dios para fomentar ese fervor por aprender, buscar y hallar nuevas verdades, y para que seamos alimentados del maná escondido de las Santas Escrituras. Prestemos atención a las últimas palabras de William Booth, fundador del Ejército de Salvación, dichas a sus líderes reunidos alrededor de él para darle su último adiós: “La naturaleza del fuego es extinguirse, razón por la cual ustedes deben seguir avivándolo y alimentándolo, y quitando las cenizas”. Orar fervientemente en el Espíritu nos abre nuevos pensamientos y verdades, y nos da ese fervor de espíritu que desea ascender a un mayor nivel de comunión con nuestro bendito Señor. Ciertamente, conocerlo a Él es la vida eterna. Para muchos las primeras horas de la mañana y las últimas horas de la noche han sido los momentos más satisfactorios para estudiar Su Palabra. Subrayar pasajes que nos llamen la atención y tomar buenas notas son herramientas inestimables para el maestro. Al hacerlo, uno tiene a su disposición una abundante fuente a la cual acudir para futuros estudios. El objetivo es que, independientemente de nuestro ministerio, busquemos, como afirma Eclesiastés 12:10, “[…] palabras agradables, y escribir rectamente palabras de verdad”. Entonces podremos impartir conocimiento a la gente, dándoles tanto la leche como la carne de la Palabra, a fin de que ellos puedan crecer por medio de ella y llegar a la madurez y a la perfección, para gloria y satisfacción de nuestro bendito Señor, quien dio Su vida por nosotros para que heredásemos la vida eterna en el gozo del cielo.

Bibliografía Bowden, Malcolm. True Science Agrees with the Bible. Sovereign Publications, Kent, 1998. (Consultado el 15 de noviembre de 2005 en http://www.carm.org/evo_questions/deathbed.htm). Green, Peter. Alexander of Macedon, A Historical Biography. Berkeley y Los Angeles, California, University of California Press, 1991. Herodoto. Historias. Huxley, Aldous. Ends and Means [Fines y Medios]. London, Chatto and Windus, 1938. (Consultado el 15 de noviembre de 2005 en http://www.worldinvisible.com/apologet/god.htm#ft3rt). Josefo, Flavio. Antiquities of the Jews [Antigüedades de los Judíos], traducido por William Whiston, A.M. Baker Book House, 1974. Rabbi Danzinger, Yehezkel. “Introduction to 1 Chronicles/Divrei Hayamim.” Rabbi Scherman, Nosson and Rabbi Zlotowitz, Meir. “1 Chronicles/Divrei Hayamim”. Artscroll Tanach Series. Brooklyn, N.Y., Mesorah Publications (1987). San Agustín, (Consultado el 15 de noviembre de 2005 en http://lifeoftheworld.com/lotw/02-03/02-0301.php).

Libros por el Dr. Brian J. Bailey Comentarios sobre los libros de la Biblia Génesis: El libro de los orígenes Fiestas y Ofrendas, el libro de Levítico Rut: La novia gentil de Cristo Las tres casas de Esther Salmos I: Capítulos 1-50 Salmos II: Capítulos 51-100 Salmos III: Capítulos 101-150 El libro de lamentaciones El carro del trono de Dios: Una exposición del libro de Ezequiel Daniel Profetas Menores I: La restauración de los caídos (Oseas) Profetas Menores II: Joel – Sofonías Profetas Menores III: Hageo – Zacarías El Evangelio de Mateo El Evangelio de Juan El Evangelio de Lucas Romanos: Más que vencedores Soldados de Cristo: Una exposición de la epístola de Pablo a los Efesios Dando en el blanco: Una exposición de la epístola a los Filipenses Colosenses y Filemón: La Senda de la Santidad Hebreos: Detrás del velo La Era de la Restauración Las dos Sabidurías: La epístola de Santiago Las Epístolas de Juan Apocalipsis

Otros libros Conozca su Biblia El Viaje de Israel El Tabernáculo de Moisés Estudios sobre las vidas de David y Salomón Pilares de la fe El Espíritu Santo La vida de Cristo La Segunda Venida: Una exposición de la segunda venida del Señor Liderazgo Los Nombres de Dios Maestros de Justicia

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BOLIVIA Instituto Bíblico Sion Casilla 4252 Cochabamba BOLIVIA Tel: (591) 4 448-7562 [email protected] ARGENTINA Instituto Ministerial Sion Bermudez 455 1407-Buenos Aires ARGENTINA Phone: (5411) 46.36.2595 Fax: (5411) 46.72.6541 Email: [email protected] [email protected]

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