EL EVANGELIO DE
LUCAS
Dr. Brian J. Bailey
Título original: “The Gospel of Luke” Copyright © por Brian J. Bailey Septiembre de 1999 Todos los derechos reservados Traducción: Paula Alejandra De Monte Editor de la versión española: Raimundo J. Ericson Edición en español impresa en Febrero 2006.
A menos que se indique lo contrario las citas son tomadas de la Santa Biblia versión Reina-Valera Ó 1960, propiedad de Sociedades Bíblicas Unidas. Impreso por: Zion Christian Publishers P.O. Box 70 Waverly, NY 14892 Phone (607) 565-2801 Fax (607) 565-3329
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ISBN 1-59665-220-9
ÍNDICE
Prefacio
5
1
Prólogo (1:1-4)
9
2
Nacimiento y primeros años de Jesús y Juan el Bautista (1:5–2:52)
11
3
Comienzo del ministerio público de Cristo (3:1–4:13)
39
4
Su ministerio en Galilea (4:14–9:50)
51
5
De Galilea a Jerusalén (9:51–19:27)
103
6
Últimos días de Jesús en Jerusalén y Su crucifixión (19:28–23:56)
177
7
Su resurrección y ascensión (24:1-53)
215
EL EVANGELIO DE LUCAS
PREFACIO Cuando pienso en mi propósito al escribir este comentario del Evangelio de Lucas, descubro que sólo puedo repetir los mismos motivos que nos dio el autor en su introducción. Él se propuso contar “la historia de las cosas que entre nosotros han sido ciertísimas”. Cuando el autor del Evangelio declaró que había “investigado con diligencia todas las cosas desde su origen” (Lc. 1:3), me apresuro a añadir que yo nunca haría tal afirmación, sino que lo único que pretendo hacer es agregar otra perspectiva. Este maravilloso tercer Evangelio fue escrito por Lucas, un hombre al cual Pablo calificó cariñosamente de “médico amado” en Colosenses 4:14. Por ser Lucas un médico lleno del Espíritu y un apóstol de Dios, su Evangelio describe la naturaleza humana de Dios más que cualquiera de los otros autores del Nuevo Testamento. En Ezequiel se mencionan los cuatro lados de la naturaleza de Dios. En una visión celestial, Ezequiel vio las cuatro caras de los seres vivientes que rodean el trono de Dios (Ez. 1:10). Estas cuatro caras describen los cuatro aspectos de la personalidad de Dios que se revelan en los cuatro Evangelios. Ezequiel vio la cara de un león, la cara de un buey, la cara de un águila y la cara de un hombre. El Evangelio de Lucas cumple con el aspecto de la vida de Cristo descrito por la cara de un hombre. De hecho, Ezequiel mismo es un tipo de Cristo debido a que se le llama hijo de hombre más de setenta veces en su libro. Consideremos los cuatro aspectos de la naturaleza de Dios en los cuatro Evangelios: La cara de un león: el aspecto regio. La cara de un buey: el aspecto de siervo. La cara de un hombre: el aspecto humano. La cara de un águila: el aspecto divino.
Mateo presenta a Cristo como el hijo de Abraham. Marcos presenta a Cristo como el hijo de David. Lucas presenta a Cristo como el Hijo del Hombre. Juan presenta a Cristo como el Hijo de Dios.
Según la tradición, Lucas era oriundo de Antioquía de Siria. Era una persona que servía al Señor sin distracciones y sin culpas, ya que no tenía esposa ni hijos. A la edad de ochenta y cuatro años, murió mientras dormía, lleno del Espíritu Santo en Beocia, en el centro-oeste de Grecia. Según Ernest Renan, erudito y filósofo francés, el Evangelio de Lucas ha sido descrito como el libro más hermoso que se haya escrito. Lucas tiene bien ganado un lugar prominente entre los historiadores del mundo. Cuando uno lee este Evangelio, no puede dejar de apreciar la belleza de la personalidad de Lucas, porque es la personalidad de un hombre cuya naturaleza cariñosa e incomparable adornará los portales celestiales para toda la eternidad. Lucas es un cronista por excelencia. Tanto en este Evangelio como en los Hechos de los Apóstoles, registra acontecimientos en forma minuciosa. Hasta donde sabemos, Lucas nunca vio ni conoció a Jesús mientras estuvo en la tierra. Por lo tanto, Lucas seguramente obtuvo el material necesario para sus escritos de los relatos de testigos oculares como Pedro, Jacobo, Juan y Marcos, así como de otros cristianos que habían escrito acerca de aquellos sorprendentes días de Cristo sobre la tierra. Bajo la inspiración del Espíritu Santo, Lucas preparó este bendito registro de lo que el pueblo de Dios de la época del Nuevo Testamento realmente creía. 5
EL EVANGELIO DE LUCAS A Lucas se le ha llamado “el himnólogo de la Iglesia” debido a que en su Evangelio se registran el Ave María (1:28-31), el Magníficat (1:46-55), el Benedictus (1:68-79), el Gloria in excelsis (2:14) y el Nunc dimittis (2:29-32). El Evangelio de Lucas es el que contiene más alegría y júbilo, alabanzas a Dios, risa (6:21) y espíritu festivo (15:23, 32). Sin duda, Lucas era un hombre lleno del gozo del Señor, una persona que obviamente estaba ungida con el óleo de alegría, más que sus compañeros (comp. Sal. 45:7). En ocasiones, fue compañero de viaje de Pablo, quien escribió: “Regocijaos, otra vez digo: regocijaos” (Fil. 4:4). La alegría es contagiosa y no cabe duda que el haber estado cerca de estos dos apóstoles hubiera levantado el ánimo de cualquier persona. Pidamos al Señor que nos unja con alegría y nos llene de risa santa. Y no nos olvidemos de que estos alegres apóstoles fueron dos de los gigantes intelectuales y escritores más prolíficos de todos los tiempos. Ellos sabían lo que quiso decir Nehemías, el amado gobernador de Jerusalén del siglo V a.C., cuando dijo que “el gozo de Jehová es vuestra fuerza” (Neh. 8:10). Aunque Lucas nunca puso un pincel sobre un lienzo, sus cuadros descritos con palabras han servido de inspiración, hasta el día de hoy, para magníficas obras de arte. Citamos a modo de ejemplo: Conversión de San Pablo de Miguel Ángel, Liberación de San Pedro de Rafael y el cuadro Dos en el camino a Emaús, exhibida en muchos hogares de la actualidad. En el siglo XIII, Lucas fue llamado patrono de los pintores. La tradición también nos cuenta que Lucas escribió este Evangelio mientras se encontraba en Grecia, bastante antes del año 70 d.C. Lo más probable es que haya sido escrito en el año 60 d.C., antes del libro de Hechos (Hch. 1:1). El Evangelio de Lucas está dirigido a la sociedad griega. Mateo fue escrito para la comunidad judía, mientras que Marcos fue escrito principalmente para los romanos. El Evangelio de Lucas está escrito en un griego exquisito, con la pluma de un médico experimentado que describe con detalles muy precisos los relatos médicos, mientras que los otros escritores de los Evangelios tienden a generalizar cuando mencionan acontecimientos relacionados con personas enfermas y necesitadas. Algunas de las más amadas historias de los Evangelios se encuentran únicamente en el libro de Lucas y están especialmente dedicadas al aspecto humano de nuestro Salvador, así como de la vida en general. Al ofrecer este comentario, nuestra oración es que el lector llegue a conocer a nuestro Salvador de una manera más íntima en todo lo que hace a Su naturaleza humana y aprecie la vida devota del médico más amado.
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EL EVANGELIO DE LUCAS PALESTINA EN EL TIEMPO DE JESÚS
Damasco
Monte Hermón
Tiro
IC IA
Cesarea de Filipo
F EN
ITUREA TRACONITE
Corazín Capernaum
Gadara
Enón
Ll an
ura
Cesarea
Caná Nazaret Naín
Río Jordán
Mar Mediterráneo
de S arón
GALILEA
Betsaida
Mar de Galilea
SAMARIA Monte Ebal
Monte Gerizim
Jope
Arimataea
Sicar
Efraín
Lida
Azoto
Jericó Jerusalén Betania Belén
Betábara
Macaerus l
Gaza
Hebrón Mar Muerto
Masada Beerseba
A ATE B A N
IDUMEA
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Primera parte Prólogo (1:1-4)
EL EVANGELIO DE LUCAS
Capítulo 1 Este Evangelio comienza con una afirmación que es digna de un gran historiador. Lucas declara que ha investigado a fondo los hechos y las fuentes para escribir su Evangelio. Sigue un modelo adoptado por el griego Herodoto, quien comienza su tratado histórico con las palabras: “Esta es la investigación de Herodoto”. Un historiador muy posterior nos dice que antes de comenzar a escribir reunió la información necesaria de labios de hombres instruidos y también de historias escritas por los romanos. En consecuencia: Lucas comienza su relato de la siguiente manera: 1:1-4 - “Puesto que ya muchos han tratado de poner en orden la historia de las cosas que entre nosotros han sido ciertísimas, tal como nos lo enseñaron los que desde el principio lo vieron con sus ojos, y fueron ministros de la palabra, me ha parecido también a mí, después de haber investigado con diligencia todas las cosas desde su origen, escribírtelas por orden, oh excelentísimo Teófilo, para que conozcas bien la verdad de las cosas en las cuales has sido instruido”. Por la forma en la que Lucas se dirige a Teófilo, el destinatario parece haber sido un funcionario de alto rango del gobierno. Esto daría crédito al hecho de que la fe cristiana también había llegado (ya en la época del Nuevo Testamento) a la gente de la nobleza, aunque “no a muchos”, como el apóstol Pablo nos informa en 1 Corintios 1:26. Sin embargo, “gran multitud del pueblo le oía de buena gana” (Mr. 12:37). La mayor cantidad de adherentes a la fe cristiana se encuentra entre los pobres. Es cierto que Lucas tenía a su alcance relatos muy precisos acerca de los acontecimientos que culminaron con el nacimiento de Juan el Bautista y también de nuestro Señor Jesucristo. En algunos casos, alguien que no ha sido necesariamente testigo ocular pero cuenta con material proveniente de diversas fuentes puede escribir con mayor precisión y detalle que alguien que solo cuenta con su propia experiencia como referencia. Naturalmente, todos los escritores sinópticos escribieron bajo la inspiración del Espíritu Santo, pero el Espíritu también hace uso de aquellas cosas que hemos conocido y aprendido. Recuerdo bien a un joven de India que estudiaba en los Estados Unidos que fue felicitado por una conferencia que dio sobre su país natal. Muchas personas comentaron que seguramente habría viajado mucho a lo largo y a lo ancho del subcontinente. Sin embargo, él respondió que su conocimiento de su país había sido relativamente superficial y se limitaba a la zona en la que había nacido hasta que vino a los Estados Unidos y le pidieron que diera esa conferencia. Obtuvo su conocimiento, según confesó, después de pasar muchas horas estudiando en las bibliotecas locales. Así era el material con el cual el apóstol Lucas escribió su Evangelio. Se dedicó a acumular documentos y relatos de testigos oculares y de otras personas que habían participado en las cosas acerca de las cuales escribió. De hecho, esta es la forma en la predicamos. Al investigar los escritos y las vivencias de otras personas y agregar nuestro propio conocimiento limitado, damos vida a una imagen en forma de palabras para nuestra audiencia. 10
Segunda parte Nacimiento y primeros años de Jesús y Juan el Bautista (1:5–2:52)
EL EVANGELIO DE LUCAS 1:5 - “Hubo en los días de Herodes, rey de Judea, un sacerdote llamado Zacarías, de la clase de Abías; su mujer era de las hijas de Aarón, y se llamaba Elisabet”. Herodes fue considerado uno de los tiranos más malvados y degenerados que alguna vez se sentó en un trono. Tanto Zacarías como Elisabet pertenecían a la tribu de Leví. Los levitas eran los sacerdotes del Antiguo Testamento y Aarón fue el primer sumo sacerdote. David dividió más tarde en 24 turnos las tareas de los sacerdotes. Cada turno servía en el templo durante dos semanas y luego los sacerdotes regresaban a su hogar donde, por lo general, se desempeñaban como granjeros. Zacarías era descendiente de Abías, descendiente de Aarón, y cabeza por herencia del octavo de los 24 turnos (comparar 1 Cr. 24:10). Es importante destacar que el número ocho significa nuevos comienzos. Sin duda el octavo turno prefiguraba un tiempo de nuevos comienzos porque su hijo Juan se convertiría en el mensajero de la era del Nuevo Testamento. El nombre “Zacarías” significa ‘el Señor recuerda’ (por ejemplo, Su pacto), mientras que el nombre Elisabet puede interpretarse como ‘Dios es fiel a Su juramento’. Así que se nos dan dos datos importantes que nos ayudan a comprender e interpretar este versículo: que Dios está cumpliendo con la promesa hecha a Su pueblo y que es un tiempo de nuevos comienzos. 1:6 - “Ambos eran justos delante de Dios, y andaban irreprensibles en todos los mandamientos y ordenanzas del Señor”. Este es un elogio invalorable de las personalidades de Zacarías y Elisabet. Su espiritualidad es aun más destacada debido al hecho de que vivieron en un tiempo de profunda oscuridad política, moral y espiritual en Israel. En la actualidad, se tiende a disculpar el comportamiento de una persona señalando que “todo el mundo lo hace”. Recordemos que Dios siempre guarda para Sí un remanente de cada generación que se mantiene sin mancha del mundo, como los siete mil en los días de Elías que no doblaron sus rodillas delante de Baal (comparar 1 R. 19:18; Ro. 11:4). Procuremos ser uno de los “siete mil” de nuestra generación. 1:7 - “Pero no tenían hijo, porque Elisabet era estéril, y ambos eran ya de edad avanzada”. Con frecuencia en las Escrituras, cuando Dios quería producir un poderoso hombre de fe, la madre que elegía era estéril. Podemos citar como ejemplo a Sara, que dio a luz a Isaac, el hijo de la promesa; a Rebeca, madre de Jacob; a Raquel, madre de José; a Rut, madre de Obed, a Ana, madre de Samuel; a la esposa de Manoa, que dio a luz a Sansón; y a Elisabet, la madre de Juan. Esta bendición de la fertilidad después de la esterilidad es también un principio espiritual, ya que el profeta Isaías declara: “Regocíjate, oh estéril, la que no daba a luz; levanta canción y da voces de júbilo, la que nunca estuvo de parto; porque más son los hijos de la desamparada que los de la casada, ha dicho Jehová” (Is. 54:1). Por lo tanto, cuando el Señor tiene la intención de hacer alguna tarea de gracia importante en nuestra vida o en la Iglesia, esta es precedida por un tiempo de gran aridez espiritual. El comprender esta verdad nos ayuda a no caer en la desesperación cuando todo parece árido.
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EL EVANGELIO DE LUCAS 1:8 - “Aconteció que ejerciendo Zacarías el sacerdocio delante de Dios según el orden de su clase”. Es importante observar que en los momentos en que estamos cumpliendo con la tarea que nos encomendó Dios, cualquiera que sea, a menudo tenemos un encuentro con el Señor. La esposa de un pastor me dijo que ella siempre siente al Señor muy cerca al realizar sus tareas domésticas. Dios se apareció a Moisés mientras cuidaba del ganado (Ex. 3:1-2). 1:9 - “Conforme a la costumbre del sacerdocio, le tocó en suerte ofrecer el incienso, entrando en el santuario del Señor”. Este era el mismo incienso que Moisés menciona en Éxodo 30:34. Se colocaba en el altar del incienso y contenía: estacte, uña aromática, gálbano aromático e incienso puro. Estas especias hablan acerca de la vida de oración del mismo Señor Jesús. La interpretación sería la siguiente: 1. Estacte (o mirra): se refiere a Su vida de mansedumbre. 2. Uña aromática: representa la entrega de Su vida física y Su fortaleza en la oración, como se vio en Getsemaní, cuando de Su frente cayeron grandes gotas de sangre. 3. Gálbano aromático: simboliza las lágrimas. Hebreos 5:7 dice: “Y Cristo, en los días de su carne, ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte, fue oído a causa de su temor reverente”. 4. Incienso puro: es representativo de la fe que impregnaba Sus oraciones, como leemos en Hebreos 11:6: “Sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan”. 1:10 - “Y toda la multitud del pueblo estaba fuera orando a la hora del incienso”. No quiero forzar a este versículo más allá de su intención original, pero existe una verdad muy importante que no debemos descuidar. La Biblia en todo su contenido transmite la idea de que los líderes no pueden llevar a cabo su tarea sin la ayuda de los demás. El apóstol Pablo reconoció esta verdad cuando escribió en 2 Corintios 1:11: “Cooperando también vosotros a favor nuestro con la oración”. Necesitamos tener un grupo de guerreros de oración que nos rodeen y nos sostengan en todo tiempo; porque nadie vive para sí y nadie es autosuficiente para la tarea a la que es llamado. 1:11 - “Y se le apareció un ángel del Señor puesto en pie a la derecha del altar del incienso”. Cuando oramos, Dios está a nuestro lado. Me gustaría contarles una visión que el Señor me dio, que confío será de bendición para ustedes. Vi al Señor en lo alto, levantado sobre la tierra. Luego vi sobre la tierra a Sus amados orando. Cuando las personas que estaban orando mencionaron Su nombre en la oración, Él descendió y se quedó al lado de ellos (comparar Mt. 18:20). Cristo está literalmente en medio de nosotros cuando nos reunimos en Su nombre. Esto debe alentarnos. En esta ocasión el Señor envió al arcángel Gabriel, acerca de quien escribiremos más tarde con más detalles.
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EL EVANGELIO DE LUCAS 1:12 - “Y se turbó Zacarías al verle, y le sobrecogió temor”. El profeta Daniel reaccionó exactamente de la misma manera cuando vio un ángel (Dn. 10:8-12). No obstante, este no es siempre el efecto que la aparición de un ángel produce en nosotros, dado que la luz de su presencia no siempre es tan grande como lo fue para el profeta Daniel y para Zacarías. 1:13 - “Pero el ángel le dijo: Zacarías, no temas; porque tu oración ha sido oída, y tu mujer Elisabet te dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Juan”. Los ángeles son siempre amables y tienen el deseo de calmar nuestros temores y tranquilizarnos, porque en realidad son ministros enviados desde el trono de Dios para cuidar de nosotros, que somos herederos de la salvación (He. 1:14). Para algunas personas no es claro si esta oración a la que se refiere el ángel es por la salvación de Israel o por un hijo. No obstante, consideramos que se trata del deseo de la pareja de tener un hijo. Esta es además una de las raras ocasiones en las que se pone nombre a un niño antes de su nacimiento. Otros casos fueron el de Josías, rey de Judá (1 R. 13:2); el de Ciro, rey de Persia (Is. 44:28) y, por supuesto, el del Señor Jesucristo (Mt. 1:21). 1:14 - “Y tendrás gozo y alegría, y muchos se regocijarán de su nacimiento”. Aquí nos encontramos con la promesa del mensajero esperado que se menciona en Malaquías 3:1: “He aquí, yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí; y vendrá súbitamente a su templo el Señor a quien vosotros buscáis, y el ángel del pacto, a quien deseáis vosotros. He aquí viene, ha dicho Jehová de los ejércitos” (comparar Mr. 1:2; Mt. 11:10; Lc. 7:27; 1:76). En realidad se mencionan dos mensajeros en Malaquías 3:1: el mensajero que prepararía el camino para el Señor Jesús –que era Juan el Bautista– y el mismo Señor, que es el mensajero del nuevo pacto. Lo que dice Proverbios 13:12 también es cierto: “La esperanza que se demora es tormento del corazón; pero árbol de vida es el deseo cumplido”. Durante toda su vida, estos creyentes habían anhelado la manifestación del poder de Dios y el cumplimiento de Sus promesas hechas en las Sagradas Escrituras de visitar a Su pueblo. Ahora se regocijarían por el nacimiento de este mensajero del Señor que prepararía el camino para el Mesías. Pensemos también en la Iglesia mundial de nuestros días, que espera ver la manifestación de la gloria de Dios en su medio. Creemos que esto seguramente ocurrirá y que nosotros, que hemos esperado durante todos estos años, aún veremos el poder y la gloria de Dios en Su Iglesia, que se convertirá en una Iglesia gloriosa sin mancha ni defecto que manifestará Su sabiduría y Su poder a las naciones de este mundo. 1:15 - “Porque será grande delante de Dios. No beberá vino ni sidra, y será lleno del Espíritu Santo, aun desde el vientre de su madre”. Al pensar en la frase “será grande delante de Dios”, también debemos recordar lo que el Señor Jesucristo dijo acerca de Juan en Lucas 7:28: “Os digo que entre los nacidos de mujeres, no hay mayor profeta que Juan el Bautista”. Aquí vemos la verdadera grandeza de Juan, porque está al mismo nivel que Moisés, Elías y todos los notables profetas de aquel tiempo.
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EL EVANGELIO DE LUCAS Más tarde consideraremos el motivo por el cual Juan fue tan grande a los ojos del Señor. Uno de los motivos de su grandeza fue que guardó el voto de nazareo durante toda su vida. A diferencia de Sansón, que fue incapaz de cumplir con su voto, Juan se mantuvo fiel hasta el final. Además, Juan fue lleno del Espíritu Santo desde el vientre de su madre. Por lo tanto, seguramente estuvo continuamente bajo el control de Dios y su personalidad sin duda fue moldeada por Dios durante toda su vida. 1:16 - “Y hará que muchos de los hijos de Israel se conviertan al Señor Dios de ellos”. Este versículo nos demuestra que Juan se encontraba entre aquellos mencionados en Daniel 12:3: “Los entendidos resplandecerán como el resplandor del firmamento; y los que enseñan la justicia a la multitud, como las estrellas a perpetua eternidad”. De igual manera, nosotros también queremos ser diligentes y llevar muchas personas a los pies del Señor, porque el que gana almas es sabio (Pr. 11:30). 1:17 - “E irá delante de él con el espíritu y el poder de Elías, para hacer volver los corazones de los padres a los hijos, y de los rebeldes a la prudencia de los justos, para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto”. Es importante que entendamos que el mismo manto que estuvo sobre Elías estuvo sobre Juan. Sin embargo, Juan negó expresamente que él fuera Elías. Por lo tanto, Elías debe venir aún en el futuro para dar cumplimiento a la profecía de Malaquías 4:5-6: “He aquí, yo os envío el profeta Elías, antes que venga el día de Jehová, grande y terrible. Él hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres, no sea que yo venga y hiera la tierra con maldición”. Juan vino con el poder de Elías para preparar el camino del Señor Jesús. La preparación siempre comienza en casa, en las relaciones familiares. Ahora Zacarías cuestionó al ángel, pero no lo hizo con fe. 1:18 - “Dijo Zacarías al ángel: ¿En qué conoceré esto? Porque yo soy viejo, y mi mujer es de edad avanzada”. En respuesta a la aparición del ángel, el anciano sacerdote no habló con la fe de Abraham, que también estaba entrado en años, pero fuerte en la fe, y daba gloria a Dios (Ro. 4:19-21). Por este motivo, el ángel lo reprendió. 1:19-20 - “Respondiendo el ángel, le dijo: Yo soy Gabriel, que estoy delante de Dios; y he sido enviado a hablarte, y darte estas buenas nuevas. Y ahora quedarás mudo y no podrás hablar, hasta el día en que esto se haga, por cuanto no creíste mis palabras, las cuales se cumplirán a su tiempo”. La afirmación de Gabriel en cuanto a que estaba “delante de Dios” indica la dignidad de su jerarquía. Una de las verdades con respecto a los ángeles que el Señor me mostró en una visión fue que Él no los creó a todos iguales. Existen ángeles más pequeños que están a cargo del cuidado de los niños, mientras que hay otros de mayor estatura y majestad que se ocupan del cuidado de las naciones. Gabriel y Miguel están al mismo nivel en el reino de los arcángeles. Lucifer también perteneció a ese reino y era el encargado de guiar a los coros celestiales en alabanza al Altísimo antes de que se encontrara pecado en él. Gabriel también fue enviado a Daniel en varias ocasiones, como leemos en los capítulos 8 y 9, donde se confieren revelaciones profundas a aquel hombre amado de Dios. Por lo tanto, cuando Gabriel
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EL EVANGELIO DE LUCAS fue enviado a Zacarías, era un honor único para el sacerdote, por lo que fue reprendido cuando no recibió su mensaje con un corazón lleno de fe. Es realmente una situación solemne la de no tener un corazón lleno de fe cuando Dios habla. Este es el motivo por el cual los hijos de Dios no pudieron entrar en la tierra prometida. Quiera Dios que prestemos atención y tengamos un corazón como el de Abraham, quien cuando Dios le habló en circunstancias muy similares a la de Zacarías, “tampoco dudó, por incredulidad, de la promesa de Dios, sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios” (Ro. 4:20). La sentencia de Gabriel fue que Zacarías se quedaría mudo hasta el momento del cumplimiento de sus palabras. 1:21 - “Y el pueblo estaba esperando a Zacarías, y se extrañaba de que él se demorase en el santuario”. Este encuentro con Gabriel seguramente duró mucho tiempo. Como Zacarías no aparecía, el pueblo que esperaba afuera comenzó a preocuparse. Después de recibir esta visita, Zacarías se habría quedado sin fuerzas. Como muchos de nosotros, cuando hemos recibido una visión celestial podemos quedar sobrecogidos y sin conciencia del tiempo transcurrido. 1:22 - “Pero cuando salió, no les podía hablar; y comprendieron que había visto visión en el santuario. El les hablaba por señas, y permaneció mudo”. Resultaba ahora obvio para todos que el sacerdote había recibido una visita de parte de Dios. Su propia vida tiene que haber sido un testimonio de que era digno de recibir una visita de esa magnitud y por lo tanto el pueblo creyó rápidamente que hacía unos instantes había ocurrido algo sobrenatural. 1:23 - “Y cumplidos los días de su ministerio, se fue a su casa”. Es de notar que Zacarías no abandonó su puesto a pesar de la visión. Cumplió con los días que le correspondían estar en Jerusalén y luego se fue a su casa. Es importante que recordemos esto. Cuando Dios nos visita, debemos continuar cumpliendo fielmente con el ministerio para el cual nos ha designado. 1:24-25 - “Después de aquellos días concibió su mujer Elisabet, y se recluyó en casa por cinco meses, diciendo: Así ha hecho conmigo el Señor en los días en que se dignó quitar mi afrenta entre los hombres”. No cabe duda que el malestar y la incomodidad social que le causaba el estar embarazada a una edad avanzada contribuyó a su modestia. “Se recluyó en casa por cinco meses”. No obstante, también debe haber embargado su alma un sentimiento de gratitud hacia Dios. Es en esos momentos en los que Dios ha cumplido con nuestros anhelos de mucho tiempo, que deseamos estar a solas con Él y lejos de la compañía de otras personas que no comprenderían nuestros sentimientos y por lo tanto atenuarían lo sagrado de ese acontecimiento. Desde el principio de los tiempos, la mujer que no tenía hijos era considerada maldita de Dios. Además, la mujer tiene un deseo natural, dado por Dios, de tener hijos. Por lo tanto, encontramos varios ejemplos en las Escrituras de mujeres estériles que pedían a gritos poder sentirse realizadas en la vida. Lamentablemente, algunas personas toman medidas para tener hijos que están fuera de la voluntad de Dios, como lo hizo Sara
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EL EVANGELIO DE LUCAS al alentar a Abraham para que tomara a Agar su criada y tuviera un hijo con ella. Esto ha causado dolor a la raza humana durante miles de años. Tanto Lea como Raquel dieron sus criadas a Jacob para que le dieran hijos. Sin embargo, uno de sus hijos en especial, Dan, se convirtió en una espina en la vida de sus hermanos a lo largo de varias generaciones. También he conocido a mujeres que no están casadas y aun así tienen hijos fuera del matrimonio con el único objetivo de cumplir con sus propios deseos, sin pensar jamás en las consecuencias.
Visita del ángel a la virgen María 1:26-27 – “Al sexto mes el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un varón que se llamaba José, de la casa de David; y el nombre de la virgen era María”. Debemos comprender la ubicación geográfica de esta visita. Galilea abarca una región en el norte de Israel que es, en líneas generales, parte de la herencia de la tribu de Neftalí. Se extiende desde el monte Carmelo en el oeste hasta Samaria en el sur, y desde el río Jordán en el este hasta lo que es en la actualidad la frontera entre Israel y el Líbano. En tiempos de Jesús, se encontraba poblada por gente proveniente de varias tierras como consecuencia del exilio de los israelitas al momento de la conquista del norte de Israel por parte de los asirios. Otro factor que contribuyó a la población de esta región fue su colonización forzosa por parte de otros pueblos, como leemos en 2 Reyes 17:24: “Y trajo el rey de Asiria gente de Babilonia, de Cuta, de Ava, de Hamat y de Sefarvaim, y los puso en las ciudades de Samaria, en lugar de los hijos de Israel; y poseyeron a Samaria, y habitaron en sus ciudades”. En Isaías 9:1 se habla de la región como “Galilea de los gentiles”, porque los habitantes de la misma eran oriundos de diversas naciones. Esta multitud tan variada de gente, que se encontraba en tal oscuridad espiritual, estaba destinada a ver la gran Luz del mundo, el Señor Jesús. La mayoría de los milagros de Jesús ocurrieron en Galilea. Sin embargo, esta región no era la favorita de los judíos debido a esta mezcla de razas; aun Natanael dijo: “¿De Nazaret puede salir algo de bueno?” (Jn. 1:46). Quizá este era uno de los lugares más insólitos que Dios podría haber elegido (a los ojos de los judíos ortodoxos) para levantar al Mesías. No obstante, esta región se menciona en Isaías 9:1-2 para aquellos cuyos ojos espirituales estaban abiertos. “A una virgen desposada con un varón que se llamaba José, de la casa de David; y el nombre de la virgen era María”. Esta es, por supuesto, una confirmación de la profecía de Isaías 7:14: “Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel”. 1:28 – “Y entrando el ángel en donde ella estaba, dijo: ¡Salve, muy favorecida! El Señor es contigo; bendita tú entre las mujeres”. Este saludo simplemente significa que Dios mostrará Su gracia para con María y que ella ha sido aceptada por Él para dar a luz a Su Hijo unigénito. No significa (como algunos afirman) que ella sea en sí la fuente del favor o que tenga poder para otorgar favor a otras personas. Existe una diferencia bien definida. Ella era solamente un instrumento del Señor. El ser humano no debe adorar al instrumento, sino sólo al Señor.
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EL EVANGELIO DE LUCAS 1:29-30 - “Mas ella, cuando le vio, se turbó por sus palabras, y pensaba qué salutación sería esta. Entonces el ángel le dijo: María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios”. Debemos recordar que María era sólo una adolescente y que esta visita seguramente fue desconcertante para ella. No obstante, una vez más Dios la tranquilizó amorosamente. Vemos aquí que, así como en el caso de Noé, María “halló gracia en los ojos de Dios” y sería particularmente bendecida por Él. Ahora Gabriel especifica la bendición. 1:31 - “Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS”. El motivo para la elección de este nombre se explica en Mateo 1:21: “Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados”. Jesús significa ‘Salvador’ y en el Antiguo Testamento equivale a Josué, de ahí el intercambio de estos nombres en Hebreos 4:8. 1:32 - “Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre”. Gabriel anunció que tanto Juan como Jesús serían grandes. En griego, la palabra que significa ‘grande’ es mega, término que relacionamos con aquello que es extremadamente grande y poderoso. Esta fue la palabra elegida para expresar la grandeza de estos dos profetas. Luego Gabriel deja en claro que Jesús es el Hijo unigénito de Dios y que es el gran hijo prometido del rey David. Salomón fue el heredero al trono de David en aquella generación; por lo tanto, Salomón fue un tipo del más grande hijo de David. En el Salmo 72 se aclara que David está mirando más allá de Salomón, a su hijo más grande: el Señor Jesucristo. Salmos 72:1, 2, 4, 5 dice: “Oh Dios, da tus juicios al rey, y tu justicia al hijo del rey. El juzgará a tu pueblo con justicia, y a tus afligidos con juicio [...] Juzgará a los afligidos del pueblo, salvará a los hijos del menesteroso, y aplastará al opresor. Te temerán mientras duren el sol y la luna, de generación en generación”. Leemos en Salmos 72:7-8, 11, 17: “Florecerá en sus días justicia, y muchedumbre de paz, hasta que no haya luna. Dominará de mar a mar, y desde el río hasta los confines de la tierra [...] Todos los reyes se postrarán delante de él; todas las naciones le servirán [...] Será su nombre para siempre, se perpetuará su nombre mientras dure el sol. Benditas serán en él todas las naciones; lo llamarán bienaventurado”. 1:33 - “Y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin”. Gabriel continúa su discurso mencionando la naturaleza eterna del reino de Cristo. Esta es la verdad en la que hace hincapié el profeta Daniel: “Y que el reino, y el dominio y la majestad de los reinos debajo de todo el cielo, sea dado al pueblo de los santos del Altísimo, cuyo reino es reino eterno, y todos los dominios le servirán y obedecerán” (Dn. 7:27). Debemos observar, sin embargo, que esto sólo ocurrirá después de la Segunda Venida de Cristo. 1:34-35 - “Entonces María dijo al ángel: ¿Cómo será esto? pues no conozco varón. Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios”. La respuesta de María no es una exclamación de incredulidad como la de Zacarías, sino más bien una de perplejidad. Esta concepción es un acontecimiento teológico increíble pero recordemos que además implica un acto físico que no ha tenido precedentes en la historia de la humanidad. María no tenía punto de referencia alguno con el cual identificarse. Gabriel sigue hablando.
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EL EVANGELIO DE LUCAS 1:36-37 - “Y he aquí tu parienta Elisabet, ella también ha concebido hijo en su vejez; y este es el sexto mes para ella, la que llamaban estéril; porque nada hay imposible para Dios”. Estas palabras son pronunciadas con el fin de alentar a María y hacerle comprender que Dios se está moviendo en la vida de otras personas y especialmente de una persona cercana a ella, que había sido señalada como “estéril”. Obviamente, todos los vecinos de Elisabet habían perdido las esperanzas de que alguna vez llegara a tener un hijo. Ahora viene la declaración triunfante con respecto al poder de nuestro Dios: “Porque nada hay imposible para Dios”. Muchas veces necesitamos que los profetas nos recuerden la maravilla y la grandeza de nuestro Dios, como leemos en Jeremías 32:27: “He aquí que yo soy Jehová, Dios de toda carne; ¿habrá algo que sea difícil para mí?” El Señor mismo citó casi textualmente estas palabras de Gabriel a Sus discípulos: “Mas para Dios todo es posible” (Mt. 19:26). Por lo tanto, dejemos que esta misma fe de Dios habite en nuestro corazón, de manera tal que cuando Dios decida hacernos una promesa respondamos de la misma forma en que lo hizo María. 1:38 - “Entonces María dijo: He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra. Y el ángel se fue de su presencia”. Esta no fue solamente una declaración de fe en el poder omnipotente de Dios, sino también una aceptación sagrada de la vergüenza que tendría que soportar durante el resto de su vida. En verdad, esta fue una de las burlas provocadoras de los escribas y fariseos a Jesús unos treinta años después: “Nosotros no somos nacidos de fornicación” (Jn. 8:41). 1:39-40 - “En aquellos días, levantándose María, fue de prisa a la montaña, a una ciudad de Judá; y entró en casa de Zacarías, y saludó a Elisabet”. María acudió a los únicos que podían comprenderla porque ellos también habían recibido la visita del mismo arcángel. Qué bendición es en nuestra experiencia espiritual encontrar a alguna persona que tenga nuestro mismo sentir, alguien de quien podamos recibir consuelo en nuestra peregrinación de la tierra hacia el cielo. Este era un viaje largo en aquellos tiempos, especialmente para una joven mujer que se encontraba en la primera etapa de su embarazo. Había venido de Galilea a las montañas de Judá, que se encontraban al este de Jerusalén. Después de un viaje de dos o tres días a pie, entró en la casa de su prima. La diferencia de edad entre ellas seguramente era importante. Elisabet tendría al menos cincuenta años, mientras que María era sólo una adolescente. Ahora vemos los actos confirmatorios del Espíritu Santo con respecto al estado de estas dos mujeres. 1:41-43 - “Y aconteció que cuando oyó Elisabet la salutación de María, la criatura saltó en su vientre; y Elisabet fue llena del Espíritu Santo, y exclamó a gran voz, y dijo: Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre. ¿Por qué se me concede esto a mí, que la madre de mi Señor venga a mí”. Ha de haber sido un momento glorioso para los tres cuando Elisabet comenzó a profetizar. El Señor estaba ahora hablando proféticamente a María por medio de su prima. El deseo de Dios era alentar a María haciéndole saber que era verdaderamente una mujer bendita de Dios. Su propósito era disipar esos temores y dudas que todos somos propensos a tener, aun cuando el Señor nos visita de una manera excepcional. Todos necesitamos recibir consuelo, y tanto Elisabet como María fueron
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EL EVANGELIO DE LUCAS tremendamente fortalecidas a través del don de la profecía. ¡Realmente fueron palabras audaces las que pronunció Elisabet! Ahora por primera vez, en el versículo 43, se da una confirmación directa del hecho de que María lleva en su vientre al Hijo de Dios. Esto era algo que María no podría haber compartido con ninguna otra persona, porque ¿quién le habría creído? De hecho, se nos dice en Lucas 2:19 que María “guardaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón”. Hubiera recibido muchas burlas por parte de todos sus conocidos y probablemente habría sido acusada de mentirosa, blasfema y fabuladora, y se habría hablado mucho de su situación en muchos kilómetros a la redonda. Elisabet siguió contando alegremente a María lo que le había tocado vivir. 1:44 - “Porque tan pronto como llegó la voz de tu salutación a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre”. Mientras aún estaba en el vientre materno, Juan el Bautista estaba unido en el Espíritu con Jesús, la persona que presentaría a todo Israel. En el versículo 45, encontramos un principio que bien vale la pena tener presente y comprender. 1:45 - “Y bienaventurada la que creyó, porque se cumplirá lo que le fue dicho de parte del Señor”. Esta verdad se aplica a todos nosotros. Es un principio de la vida de fe que, aun cuando Dios nos ha hecho una promesa, el cumplimiento de esa promesa depende de que la recibamos con fe en nuestro corazón (comparar He. 4:2).
El Magníficat 1:46-55 1:46-47 – “Entonces María dijo: Engrandece mi alma al Señor; y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador”. Esta es una de las canciones proféticas más hermosas de la Palabra de Dios. Puede compararse con el canto que entonó Ana cuando nació su hijo Samuel y lo dedicó al servicio del Señor. Veamos brevemente la introducción al cántico de Ana. “Y Ana oró y dijo: Mi corazón se regocija en Jehová, mi poder se exalta en Jehová; mi boca se ensanchó sobre mis enemigos, por cuanto me alegré en tu salvación. No hay santo como Jehová; porque no hay ninguno fuera de ti, y no hay refugio como el Dios nuestro” (1 S. 2:1, 2). Esta actitud de magnificar al Señor con nuestra voz es muy agradable para nuestro Dios. En toda ocasión debemos procurar exaltarlo y levantarlo en alto. Al hacerlo estamos reconociendo que no hay otro Dios fuera de nuestro Señor. “Y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador”. Cuando nos regocijamos en el Señor, Él es glorificado. Al regocijarnos, estamos diciendo que es un gran privilegio para nosotros ser súbditos de Su reino. 1:48 - “Porque ha mirado la bajeza de su sierva; pues he aquí, desde ahora me dirán bienaventurada todas las generaciones”. Ahora María contempla en su canto la bendición que el Señor le ha concedido. En primer lugar, considera su posición en la vida como una pequeña doncella proveniente de la
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EL EVANGELIO DE LUCAS menospreciada ciudad de Nazaret, y aun así comprende que todas las mujeres algún día la considerarán la más bendita. Su nombre será venerado para siempre. Esta es también una promesa hecha proféticamente al Señor en Salmos 45:17: “Haré perpetua la memoria de tu nombre en todas las generaciones, por lo cual te alabarán los pueblos eternamente y para siempre”. También es una promesa hecha a Sus siervos más escogidos que le adoran de todo corazón y le son fieles. 1:49 - “Porque me ha hecho grandes cosas el Poderoso; Santo es su nombre”. Ahora compara la grandeza de Dios con su propia insignificancia, finalizando con la declaración de que Él es santo. Esta frase aparece porque Él hace todas las cosas conforme a la santidad de Su voluntad, lo cual significa que no existe parcialidad ni sombra de duda con Él, sino que todo se hace a la luz de Su rostro. Todos Sus actos y decisiones con respecto a Sus criaturas son absolutamente correctos y se hacen con los motivos más puros. 1:50 - “Y su misericordia es de generación en generación a los que le temen”. Ahora María invoca ese aspecto de la naturaleza de Dios que Él tanto se deleita en manifestar: el aspecto de la misericordia. Dios se presentó a Moisés con estas impresionantes palabras: “¡Jehová! ¡Jehová! fuerte, misericordioso y piadoso; tardo para la ira, y grande en misericordia y verdad” (Ex. 34:6). Dios es un Dios de misericordia. Como el mismo Señor dijo: “Tendré misericordia”. Pero Su misericordia es selectiva, “pues a Moisés dice: Tendré misericordia del que yo tenga misericordia, y me compadeceré del que yo me compadezca” (Ro. 9:15). ¿A quién, entonces, se digna mostrar Su misericordia? Siempre a aquellos que le tienen temor reverente y se humillan delante de Él (comp. Sal. 103:11; 1 R. 21:27-29). Otro aspecto es que, cuando recibimos misericordia de parte de Dios, podemos transferir esa misma misericordia a nuestros hijos, como fue el caso del rey David. Dios mostró misericordia a muchas de sus generaciones futuras porque David pudo cantar acerca de la misericordia del Señor que Dios había mostrado para con él. También procuremos ser de esas personas que se regocijan en Su misericordia de manera tal que nuestros hijos por muchas generaciones lleguen a conocer la misericordia del Señor, de la misma manera en que hemos sido receptores de Su misericordia en nuestra propia vida. Es un privilegio maravilloso dejar una herencia como esta a nuestros hijos. 1:51 - “Hizo proezas con su brazo; esparció a los soberbios en el pensamiento de sus corazones”. María contempla una verdad que se encuentra a lo largo de toda la Biblia. Dios se opone al orgulloso y muestra gracia al humilde. Acaba con los orgullosos que procuran levantarse en Su contra y los dispersa hacia los cuatro vientos con Su brazo poderoso y Su mano extendida. 1:52 - “Quitó de los tronos a los poderosos, y exaltó a los humildes”. Aquellos que ocupan puestos elevados en la tierra y se exaltan en contra de los planes de Dios serán eliminados. Puede ser que pensemos en gigantes como Goliat, quien resistió a los ejércitos de Israel y sin embargó cayó por una piedra proveniente de la honda de un joven pastor. Hubo mujeres que también fueron degradadas. Agar fue expulsada porque
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EL EVANGELIO DE LUCAS su hijo Ismael se burlaba de Isaac, el hijo de la promesa. Jezabel fue arrojada de una ventana por sus siervos y Vasti perdió su trono debido a su orgullo. 1:53 - “A los hambrientos colmó de bienes, y a los ricos envió vacíos”. Este es un principio del reino de Dios y es explicado en detalle en Mateo 5:6, cuando Cristo enseñó: “Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados”. Esto puede contrastarse con la actitud altanera de la iglesia de Laodicea en Apocalipsis, que pensaba que había alcanzado la cima de la espiritualidad. Sin embargo, el concepto que el Señor tenía de esa iglesia era muy distinto. Mientras ellos se consideraban ricos y que no tenían ninguna necesidad, el Señor los veía como desventurados, miserables, pobres, ciegos y desnudos (Ap. 3:17). Esta verdad también puede verse ejemplificada en las vidas de los gemelos Esaú y Jacob. Esaú despreció su primogenitura, mientras que Jacob la buscó. Esaú obtuvo las cosas de este mundo, pero Jacob recibió bendiciones eternas y se convirtió en príncipe de Dios. 1:54-55 - “Socorrió a Israel su siervo, acordándose de la misericordia de la cual habló a nuestros padres, para con Abraham y su descendencia para siempre”. Así, Jacob (o Israel) fue eternamente recordado por Dios, pero de Esaú se escribe que es el pueblo en contra del cual el Señor se indignó para siempre (Mal. 1:4). Cuando el Señor regrese en Su Segunda Venida, librará a Jacob pero ejecutará Su ira feroz contra Esaú. “¿Quién es éste que viene de Edom, de Bosra, con vestidos rojos? ¿éste hermoso en su vestido, que marcha en la grandeza de su poder? Yo, el que hablo en justicia, grande para salvar” (Is. 63:1). Leemos en Isaías 63:6: “Y con mi ira hollé los pueblos, y los embriagué en mi furor, y derramé en tierra su sangre”. Isaías 34:6 dice: “Llena está de sangre la espada de Jehová, engrasada está de grosura, de sangre de corderos y de machos cabríos, de grosura de riñones de carneros; porque Jehová tiene sacrificios en Bosra, y grande matanza en tierra de Edom”. Isaías 34:9, 10 continúa con la descripción de la destrucción: “Y sus arroyos se convertirán en brea, y su polvo en azufre, y su tierra en brea ardiente. No se apagará de noche ni de día, perpetuamente subirá su humo; de generación en generación será asolada, nunca jamás pasará nadie por ella”. “De la cual habló a nuestros padres, para con Abraham y su descendencia para siempre”. El Señor cumplirá con todas Sus promesas hechas a Abraham, Isaac y Jacob. Les dará toda la tierra de Canaán por heredad y muchas otras bendiciones, pero esto sucederá en el momento de Su Segunda Venida. 1:56 - “Y se quedó María con ella como tres meses; después se volvió a su casa”. En vista de la gran cantidad de gente que seguramente se reunió para el milagroso nacimiento de Juan, María naturalmente no habría deseado exponerse a las burlas o a la vergüenza, y no habría querido quitar mérito al bendito acontecimiento.
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EL EVANGELIO DE LUCAS Nacimiento de Juan el Bautista 1:57 - “Cuando a Elisabet se le cumplió el tiempo de su alumbramiento, dio a luz un hijo”. Hay mucha alegría cuando Dios, en Su tiempo, cumple con Sus promesas. En este caso se trataba de un niño, pero nosotros experimentamos una gran alegría cuando lo que nos ha prometido se hace realidad en el tiempo señalado. 1:58 - “Y cuando oyeron los vecinos y los parientes que Dios había engrandecido para con ella su misericordia, se regocijaron con ella”. Es una señal de madurez espiritual el poder regocijarse con las bendiciones que otras personas han recibido de parte del Señor, ya que cumple con el mandamiento de Romanos 12:15: “Gozaos con los que se gozan; llorad con los que lloran”. También guarda la regla de oro, que dice: “Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas” (Mt. 7:12). 1:59 - “Aconteció que al octavo día vinieron para circuncidar al niño; y le llamaban con el nombre de su padre, Zacarías”. Se hace gran hincapié en el hecho de que la ley y el mandamiento de Levítico 12:3 (“Y al octavo día se circuncidará al niño”) se guardan celosamente. El rito de la circuncisión fue establecido en Génesis 17:10-12: “Este es mi pacto, que guardaréis entre mí y vosotros y tu descendencia después de ti: Será circuncidado todo varón de entre vosotros. Circuncidaréis, pues, la carne de vuestro prepucio, y será por señal del pacto entre mí y vosotros. Y de edad de ocho días será circuncidado todo varón entre vosotros por vuestras generaciones; el nacido en casa, y el comprado por dinero a cualquier extranjero, que no fuere de tu linaje”. El acto de circuncisión consistía en cortar la carne con la que nacía un varón. Sin embargo, tiene una connotación espiritual más importante. El apóstol Pablo escribe: “Pues no es judío el que lo es exteriormente, ni es la circuncisión la que se hace exteriormente en la carne; sino que es judío el que lo es en lo interior, y la circuncisión es la del corazón, en espíritu, no en letra; la alabanza del cual no viene de los hombres, sino de Dios” (Ro. 2:28-29). Por lo tanto, el Señor prefiguró el significado espiritual de la circuncisión en el Antiguo Testamento, al decir: “Y circuncidará Jehová tu Dios tu corazón, y el corazón de tu descendencia, para que ames a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, a fin de que vivas” (Dt. 30:6). La circuncisión física representa la obra espiritual hecha en nuestro corazón por la Espada de Dios, Su Palabra. Significa cortar la carne, o sea los rasgos pecaminosos de la naturaleza caída con la cual nacimos. Volviendo a nuestro texto, los vecinos querían que el niño llevara el nombre de su padre, Zacarías. Esta era una práctica común, como así también la costumbre de que los vecinos eligieran el nombre del bebé. 1:60-61 - “Pero respondiendo su madre, dijo: No; se llamará Juan. Le dijeron: ¿Por qué? No hay nadie en tu parentela que se llame con ese nombre”. El método normal para la elección de los nombres era honrar
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EL EVANGELIO DE LUCAS a los parientes del niño al ponerle el nombre de alguno de ellos. Por eso, la sugerencia de los vecinos era que el niño se llamara como su padre. Elisabet dijo: “No”. Esta actitud, por supuesto, fue adoptada en obediencia al mandamiento del arcángel Gabriel de llamar al niño Juan. 1:62 - “Entonces preguntaron por señas a su padre, cómo le quería llamar”. Al recordar que el padre no podía hablar, intentaron comunicarse con él de la mejor manera que pudieron. Pero Zacarías, al comprender la pregunta, les hizo señas para que le trajeran una tablilla, que quizá haya sido un trozo plano de madera cubierto por una película de cera, sobre la cual seguramente escribió las palabras con algún instrumento de punta filosa. 1:63 - “Y pidiendo una tablilla, escribió, diciendo: Juan es su nombre. Y todos se maravillaron”. Aquí encontramos una sólida confirmación de las palabras de Gabriel. Zacarías no escribió: “Hemos decidido llamarle Juan”, sino que escribió la declaración de un hecho: “Juan es su nombre”. Dios ya había puesto nombre a este niño. Juan significa “gracia” y este mensajero del Señor que iba a preparar el camino del Mesías expresaría con su nombre la misericordia de Dios al visitar a Su pueblo. Además, Juan estaba anunciando el evangelio de gracia. 1:64 - “Al momento fue abierta su boca y suelta su lengua, y habló bendiciendo a Dios”. La obediencia trae liberación, como se ilustra en este versículo. En su incredulidad, Zacarías había cuestionado el mensaje de Gabriel y había quedado mudo. Ahora, al obedecer, su lengua fue liberada y su boca se llenó de alabanza. 1:65 - “Y se llenaron de temor todos sus vecinos; y en todas las montañas de Judea se divulgaron todas estas cosas”. Este fue un milagro de Dios y todos los que lo presenciaron y oyeron acerca de él se llenaron de asombro ante la manifestación del poder de Dios. Este es verdaderamente el efecto que producen en nosotros las visitaciones de Dios. 1:66 - “Y todos los que las oían las guardaban en su corazón, diciendo: ¿Quién, pues, será este niño? Y la mano del Señor estaba con él”. Estas señales extraordinarias crearon mucho suspenso y especulaciones entre todos los habitantes de la región acerca de quién llegaría a ser Juan. Debemos observar que esto no se hizo en secreto, sino que muchas personas presenciaron el milagro que se le había concedido a Zacarías. 1:67-68 – “Y Zacarías su padre fue lleno del Espíritu Santo, y profetizó, diciendo: Bendito el Señor Dios de Israel, que ha visitado y redimido a su pueblo”. Aquí vemos otro caso de la intervención divina del Espíritu Santo, como en el caso de Elisabet y María, para confirmar estos acontecimientos notables que estaban ocurriendo en la historia de Israel. Como está escrito, “Porque no hará nada Jehová el Señor, sin que revele su secreto a sus siervos los profetas” (Amós 3:7). Luego Zacarías comienza su declaración profética en el versículo 68. “Bendito el Señor Dios de Israel, que ha visitado y redimido a su pueblo”. Se refiere a la visita tan esperada de Dios a Su pueblo Israel: la llegada del bendito Mesías. La redención del yugo de los romanos
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EL EVANGELIO DE LUCAS y de otros poderes extranjeros era lo que Israel esperaba que trajera su amado Mesías. Pero al enviar a Su Hijo Dios tenía en mente algo mucho mejor que la libertad nacional y política: la redención de nuestros pecados y de todas las ataduras resultantes de la caída. 1:69 - “Y nos levantó un poderoso Salvador en la casa de David su siervo”. Este “poderoso Salvador” que salvaría a la humanidad, era descendiente del rey David. 1:70 - “Como habló por boca de sus santos profetas que fueron desde el principio”. Hay numerosas profecías mesiánicas en el Antiguo Testamento, algunas de las cuales ya hemos mencionado, con relación a la llegada de Cristo a Israel. El mismo Señor hizo alusión a estas palabras proféticas en Lucas 24:25: “Entonces él les dijo: ¡Oh insensatos, y tardos de corazón para creer todo lo que los profetas han dicho!” Lucas 24:44 dice: “Y les dijo: Estas son las palabras que os hablé, estando aún con vosotros: que era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos”. 1:71 - “Salvación de nuestros enemigos, y de la mano de todos los que nos aborrecieron”. Sin duda alguna, la palabra opresión o persecución puede resumir la historia de los hijos de Israel, dado que sus enemigos estuvieron continuamente rodeándolos y atacándolos a lo largo de todas las generaciones. El deseo ferviente de todos los israelitas es la paz. Incluso en este tiempo en el que estamos viviendo hay agitación en la tierra de Israel, y también muchas personas tienen el deseo de que haya paz a cualquier precio. Sin embargo, esta salvación, que tiene características militares, sólo se logrará cuando el Príncipe de Paz llegue en las nubes del cielo y aplaste bajo sus pies a los enemigos de Israel. 1:72 - “Para hacer misericordia con nuestros padres, y acordarse de su santo pacto”. El “santo pacto” es el que hizo el Señor con Abraham (o Abram) en Génesis 15:18: “En aquel día hizo Jehová un pacto con Abram, diciendo: A tu descendencia daré esta tierra, desde el río de Egipto hasta el río grande, el río Eufrates”. En el pacto, Dios otorgó a Abraham la tierra de Canaán, pero esto implicaba mucho más que una tierra. Incluía la redención eterna que sería consumada en aquella tierra, no sólo para los descendientes de Abraham, sino para todas las naciones. Esta misericordia, las promesas y el santo pacto pasaron entonces a Isaac y Jacob. 1:73 - “Del juramento que hizo a Abraham nuestro padre”. Este juramento se menciona en Génesis 22:16, 17, después de que Abraham estuvo dispuesto a ofrecer a su hijo Isaac en el altar: “Por mí mismo he jurado, dice Jehová, que por cuanto has hecho esto, y no me has rehusado tu hijo, tu único hijo; de cierto te bendeciré, y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena que está a la orilla del mar; y tu descendencia poseerá las puertas de sus enemigos”. 1:74-75 -“Que, librados de nuestros enemigos, sin temor le serviríamos en santidad y en justicia delante de él, todos nuestros días”. El pensamiento dominante en la mentalidad y la literatura judía es la liberación de sus enemigos, y ese pensamiento emerge una vez más en esta profecía. El rey David dice en Salmos 120:7: “Yo soy pacífico; mas ellos, así que hablo, me hacen guerra”.
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EL EVANGELIO DE LUCAS “En santidad y en justicia delante de él, todos nuestros días”. La nación de Israel experimentará justicia y santidad cuando Cristo regrese. Serán liberados de todos sus enemigos y servirán al Señor su Dios en justicia y santidad. Este es el propósito final de las setenta semanas establecidas para Israel, según se menciona en Daniel 9:24. Después de la gran tribulación, Israel estará listo para recibir a su Rey, cuyo nombre es El Señor nuestra Justicia. Debido a que Israel rechazó a Cristo y Su nuevo pacto, es incapaz de volverse justo o santo, aunque hay un remanente de los judíos que es creyente (Ro. 11:1-7) y ha recibido todas las bendiciones del nuevo pacto. Sólo cuando Jesús venga por segunda vez, Israel se convertirá en una nación piadosa. Sin embargo, por causa de Cristo, la Iglesia tiene el poder para llegar a ser justa y santa. El Señor anhela que Su pueblo le sirva en justicia y santidad. 1:76 - “Y tú, niño, profeta del Altísimo serás llamado; porque irás delante de la presencia del Señor, para preparar sus caminos”. En tiempos antiguos, todo rey tenía que tener un mensajero que fuera delante de él anunciando su llegada. Este fue el verdadero ministerio de Juan, quien tuvo el privilegio inigualable de ir delante del Rey de reyes, para preparar los corazones del pueblo por medio del arrepentimiento, para que recibieran al Rey de Israel. El ministerio de Juan de preparar el camino para el Señor había sido profetizado por Isaías: “Voz que clama en el desierto: Preparad camino a Jehová; enderezad calzada en la soledad a nuestro Dios” (Is. 40:3). 1:77 - “Para dar conocimiento de salvación a su pueblo, para perdón de sus pecados”. Aquí nos encontramos con el propósito presente de la primera venida del Señor: iba a ser el Salvador de la humanidad. La liberación de la opresión política tendría que esperar hasta Su Segunda Venida. 1:78-79 - “Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, con que nos visitó desde lo alto la aurora, para dar luz a los que habitan en tinieblas y en sombra de muerte; para encaminar nuestros pies por camino de paz”. Dios, en Su infinita misericordia, no nos ha dejado morir en nuestros pecados, castigo que tanto merecemos. En lugar de eso, ha enviado a Su Hijo a morir por nosotros y salvarnos de nuestros pecados. Nos ha visitado debido a Su misericordia entrañable. En este pasaje, se habla de Jesús como “la aurora”. Zacarías desarrolla este tema al decir: “Para dar luz a los que habitan en tinieblas y en sombra de muerte; para encaminar nuestros pies por camino de paz”. Esta es una cita de Isaías 9:2: “El pueblo que andaba en tinieblas vio gran luz; los que moraban en tierra de sombra de muerte, luz resplandeció sobre ellos” (ver Isaías 9:1, 2). En especial aquellos que vivían en la tierra de Galilea verían la Luz del mundo, ya que Cristo realizó en Galilea la mayor parte de Sus milagros. 1:80 - “Y el niño crecía, y se fortalecía en espíritu; y estuvo en lugares desiertos hasta el día de su manifestación a Israel”. Desde una edad temprana Juan estuvo en los desiertos de Judá, cerca de donde vivían sus padres. El niño creció fuerte en el Señor y estuvo en ese lugar hasta el momento señalado en el que debía manifestarse a la nación de Israel. Es interesante observar que tanto Juan como Jesús pasaron la mayor parte de su vida en preparación para su ministerio.
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EL EVANGELIO DE LUCAS Por consiguiente, no debemos irritarnos si Dios nos llama a momentos de espera o a pasar por Su escuela, ocultos por un tiempo del ministerio activo. No debemos pensar que estamos desperdiciando nuestra vida. ¡Todo lo contrario! Estos momentos son sumamente importantes, dado que determinarán si hemos aprendido nuestras lecciones de manera adecuada. Durante estos momentos ocultos de preparación estamos siendo capacitados para que Dios nos use y de esta manera le estamos permitiendo que alcance el objetivo que Él desea para nuestra vida.
Capítulo 2 2:1 - “Aconteció en aquellos días, que se promulgó un edicto de parte de Augusto César, que todo el mundo fuese empadronado”. Este hombre llamado César se llamó en realidad Octavio u Octaviano hasta el año 27 a.C., cuando el senado de Roma le puso el nombre de Augusto, según el historiador Suetonio. Nació el 23 de septiembre del año 63 a.C. en la mansión de campo de su abuelo, cerca de Veletri, en la región palatina. Julio César lo nombró heredero al trono y se hizo cargo del gobierno del imperio después del asesinato de este el Idus de Marzo (15 de marzo). Gobernó al principio junto con Antonio durante doce años y luego sólo durante otros cuarenta y cuatro años hasta el momento de su fallecimiento, a las 3 de la tarde del día 19 de agosto del año 14 d.C. Treinta y cinco días después del día de su muerte hubiera cumplido setenta y seis años. Fue un administrador capaz que hizo posible la propagación de la fe cristiana por medio de su Pax Romana, la cual permitía libertad de tránsito por todo el imperio. En lo personal, fue un homosexual afeminado y un adúltero empedernido, así como un hombre muy cruel que no mostraba misericordia para con sus conquistados. Era la persona que gobernaba en el momento del nacimiento de Jesús. 2:2 - “Este primer censo se hizo siendo Cirenio gobernador de Siria”.Este fue el primero de los dos censos que se registran en el Nuevo Testamento. El otro se llevó a cabo en el año 6 d.C., según se menciona en Hechos 5:37: “Después de éste, se levantó Judas el galileo, en los días del censo, y llevó en pos de sí a mucho pueblo. Pereció también él, y todos los que le obedecían fueron dispersados”. Cirenio fue dos veces gobernador de Siria. La primera vez ocupó este cargo en algún momento de la primera década a.C. y la segunda vez entre los años 6 y 9 d.C. Cuando César anunció el censo, Cirenio era gobernador de Siria por primera vez, aproximadamente en el año 5 a.C. 2:3 - “E iban todos para ser empadronados, cada uno a su ciudad”. El decreto emitido con respecto al censo de todos los habitantes del imperio tomó en cuenta la sensibilidad de los judíos y les permitió ir a su ciudad natal. Esto era consecuente con la actitud de Augusto, que tenía consideración por las costumbres de las naciones sojuzgadas, especialmente la de Israel, que era directamente gobernada por Herodes.
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EL EVANGELIO DE LUCAS 2:4 - “Y José subió de Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por cuanto era de la casa y familia de David”. Los factores importantes que rodean el nacimiento de nuestro Salvador son dignos de destacar. El municipio de Belén, que significa “casa de pan”, fue un lugar adecuado para el nacimiento del “Pan de vida”. Además, al ser la ciudad en la cual nació David, Belén identificó claramente a Jesús como el mayor de los hijos de David. 2:5 - “Para ser empadronado con María su mujer, desposada con él, la cual estaba encinta”. José llevó a María a su viaje porque según la ley judía, aunque aún no se habían unido en matrimonio, a las parejas desposadas (o comprometidas) se las consideraba casadas y ese estado sólo podía disolverse por medio del divorcio. Según la costumbre judía, al hombre y a la mujer se les llamaba esposos incluso durante su compromiso. (Ver Mateo 1:18, 19, donde se confirma esta verdad). 2:6 - “Y aconteció que estando ellos allí, se cumplieron los días de su alumbramiento”. Los tiempos de Dios son siempre perfectos. En este caso, el decreto del emperador romano cumplió con los propósitos de Dios acerca del lugar escogido en el que iba a nacer nuestro Salvador. Qué maravilloso es comprender que todos en el cielo y en la tierra son usados para cumplir con la voluntad del Padre, aunque algunas personas ignoran por completo el papel que les toca desempeñar. La sumisión de José y María a los decretos de las autoridades contribuyó al cumplimiento de la voluntad perfecta de Dios en cuanto al nacimiento de Jesús. Es una lección que debemos tomar en serio, porque el apóstol Pablo escribe en Romanos 13:1: “Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas”. En obediencia a los decretos de los gobiernos, la mano de Dios guía a Su pueblo, excepto, por supuesto, cuando dichos decretos se oponen directamente a las Sagradas Escrituras. En tales casos se espera que los cristianos sean guiados por su conciencia, así como lo fue el profeta Daniel. “Cuando Daniel supo que el edicto había sido firmado, entró en su casa, y abiertas las ventanas de su cámara que daban hacia Jerusalén, se arrodillaba tres veces al día, y oraba y daba gracias delante de su Dios, como lo solía hacer antes” (Dn. 6:10). 2:7 - “Y dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón”. El nacimiento de Jesús ocurrió en el lugar más humilde. El pesebre era un establo que daba a un patio común. Es probable que el mesonero no les haya provisto nada, con la excepción quizás de algo de heno y forraje para los animales. ¡Qué diferente de los palacios de marfil de la gloria celestial a la que Jesús estaba acostumbrado! Sin embargo, se había despojado de Su divinidad y de los privilegios para convertirse en hijo de Adán en virtud del hecho de que había tomado sobre sí nuestra naturaleza humana. 2:8 - “Había pastores en la misma región, que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su rebaño”. Es un hecho de la vida que muchos de los hijos de Dios tienen un encuentro con Él cuando están
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EL EVANGELIO DE LUCAS desempeñando fielmente sus tareas cotidianas. Este fue el caso de los pastores que estaban cuidando fielmente de su ganado y también fue el caso de Moisés (Ex. 3:1-2). 2:9 - “Y he aquí, se les presentó un ángel del Señor, y la gloria del Señor los rodeó de resplandor; y tuvieron gran temor”. El motivo del anuncio a los pastores fue que el Señor Jesús era el Buen Pastor (Jn. 10:11) y el “Príncipe de los Pastores” (1 P. 5:4). 2:10 - “Pero el ángel les dijo: No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo”. Observemos el saludo típico de las criaturas celestiales a las pobres criaturas terrenales: “No temáis”. Esta fue la forma en que Gabriel saludó a Zacarías y a María. Después de decir “no temáis”, el ángel anunció las buenas noticias. Esto es exactamente lo que significa la palabra “evangelio”: buenas noticias. De hecho, este es un mensaje de “gran gozo”. El mensaje del Evangelio es siempre un mensaje de gran gozo. Los hombres y las mujeres han buscado y deseado desde el principio de los tiempos que les fuera revelado el camino de la salvación. No obstante, fue sólo en la plenitud del tiempo establecido por el Padre que el Cristo, nacido de una virgen, fue enviado a esta tierra. El rey Salomón declaró que hay un tiempo para todo lo que se quiere debajo del cielo (Ec. 3:1). 2:11 - “Que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor”. Vemos que en el mismo día del nacimiento de Jesús, se anunció Su llegada a estos simples pastores que se encontraban en un campo adyacente a Belén, en el lado este de la ciudad. Según la tradición, se cree que era el campo de Booz. También se cree que de este campo se sacaban los corderos para el templo. ¡Cuán apropiado que los ángeles salieran al encuentro de aquellos que proveían los corderos para los sacrificios ofrecidos en el templo! Estos pastores iban a ver a la persona que era el cumplimiento de todos los tipos de sacrificios: el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. 2:12 - “Esto os servirá de señal: Hallaréis al niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre”. Aparentemente, no había muchos pesebres junto a un mesón en Belén y obviamente había uno sólo en cuyo interior había un bebé recién nacido. 2:13 - “Y repentinamente apareció con el ángel una multitud de las huestes celestiales, que alababan a Dios, y decían:”. Ahora aparece en escena un coro celestial que canta al unísono alabanzas a Dios por Su bondad para con los hijos de los hombres. 2:14 - “¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!”. Todo lo que se hace en el cielo y en la tierra tiene el expreso propósito de dar gloria a Dios. El Salvador nació para traer paz entre Dios y el hombre y para derribar la pared divisoria que nuestros pecados han erigido entre nosotros y Dios. La palabra “paz” significa, literalmente, unidad.
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EL EVANGELIO DE LUCAS Religión significa “la nueva unión de aquello que alguna vez estuvo unido y luego se separó”. El Padre, en Su corazón bondadoso, nos ha entregado a Su Hijo para que muriera por nuestros pecados y para que Su sangre nos reconciliara con Él. El plan de la salvación tuvo origen en el Padre y vino de Su gran corazón amoroso. 2:15 - “Sucedió que cuando los ángeles se fueron de ellos al cielo, los pastores se dijeron unos a otros: Pasemos, pues, hasta Belén, y veamos esto que ha sucedido, y que el Señor nos ha manifestado”. Luego de la visita celestial, los pastores fueron a ver lo que los ángeles les habían dicho. No se quedaron allí parados alabando a Dios por Su mensaje. Pusieron por obra el mensaje recibido y fueron a Belén para ver lo que estaba sucediendo en ese lugar. Aunque esto puede parecer muy natural, muchas personas no ponen por obra lo que Dios les ha dicho que hagan. Por lo tanto, se pierden los múltiples propósitos de Dios para su vida. 2:16 - “Vinieron, pues, apresuradamente, y hallaron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre”. Los pastores se apresuraron. Está escrito que “la orden del rey es apremiante”, como David dijo a Ahimelec (1 S. 21:8). Cuando el Señor nos pide que hagamos algo, debemos ser como Abraham, que se levantó temprano y acudió al llamado. No podemos ser negligentes o lentos para responder a la obra del Señor. Si no somos diligentes, podríamos perder gran parte de nuestra cosecha. Cuando es el tiempo de la cosecha, tenemos que movernos con rapidez. 2:17 - “Y al verlo, dieron a conocer lo que se les había dicho acerca del niño”. Como ya hemos señalado, el nacimiento de Juan el Bautista no permaneció oculto, sino que fue conocido por todos los vecinos. De la misma manera, el nacimiento de Jesús fue difundido a los cuatro vientos para que todos se enteraran. 2:18 - “Y todos los que oyeron, se maravillaron de lo que los pastores les decían”. Aunque el acontecimiento fue contado a otras personas, sólo los iniciados llegaron a comprender lo que en realidad estaba sucediendo. Mucha gente oye la verdad, pero son pocos los que realmente la entienden, porque muchos no están en sintonía con el Espíritu Santo. Sus corazones están en otro lugar. 2:19 - “Pero María guardaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón”. Al encontrarse en el centro de todos estos acontecimientos maravillosos, María fortaleció su fe por medio de la meditación de todas estas cosas en su corazón. La meditación es un excelente ejercicio espiritual que todos deberíamos practicar. Debemos recordar y repetir continuamente todas las cosas que el Señor nos ha dicho y las promesas que nos ha hecho. 2:20 - “Y volvieron los pastores glorificando y alabando a Dios por todas las cosas que habían oído y visto, como se les había dicho”. Es maravilloso que Dios nos visite como a estos queridos pastores. Produce alabanza en las partes más profundas de nuestro ser. Qué reconfortante es vivir nuestra vida a la luz de estas experiencias que Dios nos concede y traerlas con frecuencia a nuestra memoria. Hace que le demos toda la alabanza a Él.
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EL EVANGELIO DE LUCAS La alabanza nos purifica de las murmuraciones y la incredulidad. Aumenta nuestra fe y abre el camino para que Dios nos bendiga con nuevos dones de lo alto. Que siempre seamos un pueblo que alaba y se regocija. Entonces seremos victoriosos en cada aspecto de nuestra vida. 2:21 - “Cumplidos los ocho días para circuncidar al niño, le pusieron por nombre JESÚS, el cual le había sido puesto por el ángel antes que fuese concebido”. Es importante observar que, como en el caso de Juan, los padres de Jesús se cuidaron de guardar la ley concerniente a la circuncisión, de manera tal que Jesús también soportó en Su carne la señal del pacto de Dios con Abraham. Se ponía nombre a los niños oficialmente en el momento de la circuncisión. 2:22 - “Y cuando se cumplieron los días de la purificación de ellos, conforme a la ley de Moisés, le trajeron a Jerusalén para presentarle al Señor”.Esta ley fue establecida en Levítico 12:2-4: “Habla a los hijos de Israel y diles: La mujer cuando conciba y dé a luz varón, será inmunda siete días; conforme a los días de su menstruación será inmunda. Y al octavo día se circuncidará al niño. Mas ella permanecerá treinta y tres días purificándose de su sangre; ninguna cosa santa tocará, ni vendrá al santuario, hasta cuando sean cumplidos los días de su purificación”. 2:23 - “(Como está escrito en la ley del Señor: Todo varón que abriere la matriz será llamado santo al Señor)”. Esto es según Números 3:13: “Mío es todo primogénito; desde el día en que yo hice morir a todos los primogénitos en la tierra de Egipto, santifiqué para mí a todos los primogénitos en Israel, así de hombres como de animales; míos serán. Yo Jehová”. Los primogénitos tenían el privilegio de recibir la porción doble de todos los bienes y posesiones del padre (comparar Dt. 21:17). La Iglesia es llamada “la congregación de los primogénitos” (He. 12:23). Por lo tanto, la Iglesia heredará las mayores obras de las que habla el Señor en Juan 14:12. 2:24 - “Y para ofrecer conforme a lo que se dice en la ley del Señor: Un par de tórtolas, o dos palominos”. Encontramos esta ley en Levítico 12:6-8: “Cuando los días de su purificación fueren cumplidos, por hijo o por hija, traerá un cordero de un año para holocausto, y un palomino o una tórtola para expiación, a la puerta del tabernáculo de reunión, al sacerdote; y él los ofrecerá delante de Jehová, y hará expiación por ella, y será limpia del flujo de su sangre. Esta es la ley para la que diere a luz hijo o hija. Y si no tiene lo suficiente para un cordero, tomará entonces dos tórtolas o dos palominos, uno para holocausto y otro para expiación; y el sacerdote hará expiación por ella, y será limpia”. El hecho de que pudieran ofrecer únicamente tórtolas o palominos demuestra que José y María eran muy pobres, porque no tenían los recursos necesarios para ofrecer un cordero. Así que el Hijo de Dios, el Salvador del mundo, aunque venía de la gloria celestial, aceptó la pobreza extrema de la familia de un carpintero. Esto tiene que haber ocurrido cuarenta y un días después del nacimiento de nuestro Salvador. Ahora nos encontramos con las profecías pronunciadas en el templo por Ana y Simeón.
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EL EVANGELIO DE LUCAS Las profecías pronunciadas en el templo 2:25 - “Y he aquí había en Jerusalén un hombre llamado Simeón, y este hombre, justo y piadoso, esperaba la consolación de Israel; y el Espíritu Santo estaba sobre él”. Isaías 53:2 señaló que Jesús sería como “raíz de tierra seca”. Jesús crecería en una tierra espiritualmente árida y alejada de Dios. A pesar de esto, había algunos judíos que eran piadosos y devotos. Así era Simeón, un hombre justo ungido con el Espíritu Santo. Estaba entre aquellos a los que llamamos el remanente de los fieles. Simeón esperaba al Mesías prometido en medio de una generación de burlones, cuya actitud era preguntar: “¿Dónde está la promesa de su venida?” 2:26 - “Y le había sido revelado por el Espíritu Santo, que no vería la muerte antes que viese al Ungido del Señor”. A diferencia de muchos que alcanzaron buen testimonio mediante la fe pero murieron sin haber recibido lo prometido (He. 11:39), Simeón estuvo entre los privilegiados que vieron al Hijo de Dios encarnado. 2:27 - “Y movido por el Espíritu, vino al templo. Y cuando los padres del niño Jesús lo trajeron al templo, para hacer por él conforme al rito de la ley”. Hasta ahora se realizaron tres ceremonias: 1. La circuncisión. Se cumplió al octavo día de Su vida y lo hizo entrar al pacto que Dios había hecho con Abraham. 2. La redención de los primogénitos. Se hizo conforme a Números 3:13 y 18:15, 16: “Porque mío es todo primogénito; desde el día en que yo hice morir a todos los primogénitos en la tierra de Egipto, santifiqué para mí a todos los primogénitos en Israel, así de hombres como de animales; míos serán. Yo Jehová” (3:13). “Todo lo que abre matriz, de toda carne que ofrecerán a Jehová, así de hombres como de animales, será tuyo; pero harás que se redima el primogénito del hombre; también harás redimir el primogénito de animal inmundo. De un mes harás efectuar el rescate de ellos, conforme a tu estimación, por el precio de cinco siclos, conforme al siclo del santuario, que es de veinte geras” (18:15, 16). 3. La purificación después del parto. Esto ya lo hemos mencionado. Aparece en Levítico 12:6-8 y era exigida para toda mujer que daba a luz a un hijo varón. 2:28 - “Él le tomó en sus brazos, y bendijo a Dios, diciendo”. ¡Qué privilegio para Simeón el haber tenido en brazos, por la gracia y la voluntad predeterminada de Dios, a Aquel a quien adoran todas las criaturas celestiales! Sin embargo, nosotros tenemos una bendición aun mayor que esa, como dice Pablo: “Cristo en vosotros, la esperanza de gloria”. No sostenemos al niño, pero lo tenemos viviendo dentro de nuestro corazón. Simeón, cuyo nombre significa ‘oír’, era un hombre piadoso, devoto y justo. Con el santo niño en sus brazos, pronunció lo que se conoce como el Nunc dimittis. El nombre proviene de las primeras dos palabras de la traducción Vulgata Latina, que significa ‘despide ahora’. El Nunc dimittis es uno de los himnos más extraordinarios y preciosos de la Iglesia. 32
EL EVANGELIO DE LUCAS 2:29 - “Ahora, Señor, despides a tu siervo en paz, conforme a tu palabra”. Debido al concepto implícito de realización (paz y descanso), la Iglesia primitiva pensaba que era adecuado cantar este himno al final del día. Por lo tanto, a partir del siglo IV d.C., ha sido utilizado en servicios vespertinos de adoración tales como Completas, Vísperas y los oficios vespertinos. Al comprender que ahora las promesas de Dios para su vida estaban cumplidas, Simeón deseaba una sola cosa: ir a su lugar de descanso celestial. 2:30 - “Porque han visto mis ojos tu salvación”. Qué gloriosa declaración de fe. Ojalá cada uno de nosotros también podamos ver a Cristo con los ojos de nuestro entendimiento y declarar que hemos visto Su “magnífica salvación”. 2:31 - “La cual has preparado en presencia de todos los pueblos”. Ahora Simeón comienza a profetizar acerca del ministerio más amplio de Cristo, que va mucho más allá de las estrechas fronteras y confines de la nación de Israel hasta los extremos de la tierra. Por lo tanto, Simeón continúa diciendo... 2:32 - “Luz para revelación a los gentiles, y gloria de tu pueblo Israel”. Esta es una cita de parte de Isaías 49:6 y también de Isaías 46:13, que dice: “Haré que se acerque mi justicia; no se alejará, y mi salvación no se detendrá. Y pondré salvación en Sion, y mi gloria en Israel”. Cristo, por supuesto, es la salvación que trae gloria a Israel. 2:33 - “Y José y su madre estaban maravillados de todo lo que se decía de él”. Después de las visitas de Gabriel, los ángeles y los pastores, José y María se quedaron maravillados de toda la situación. ¿No ocurre lo mismo con nosotros cuando Dios nos habla con respecto a Sus planes y propósitos para nuestra vida? ¿Acaso no nos quedamos casi sin habla y aturdidos, a pesar de las numerosas confirmaciones, por causa de su bondad para con nosotros? (comparar 2 S. 7:18-22). 2:34 - “Y los bendijo Simeón, y dijo a su madre María: He aquí, éste está puesto para caída y para levantamiento de muchos en Israel, y para señal que será contradicha”. En el primer caso, el rechazo de Jesús por parte de Israel significaría que Israel sería reducido y dejaría de ser una nación, hecho que ocurrió en el año 70 d.C. No obstante, en el momento de la Segunda Venida del Señor, Israel se levantará otra vez después de haber pasado por la gran tribulación de la aflicción de Jacob, mediante la cual habrá sido purificado de su impiedad (Jer. 30:7-9; Ro. 11:26). El mismo Señor Jesús, sin embargo, es una señal contra la cual se hablará a lo largo de todas las generaciones en la era de la Iglesia hasta el momento de Su Segunda Venida. Entonces todos inclinarán su rodilla cada vez que se mencione Su maravilloso nombre. 2:35 - “(Y una espada traspasará tu misma alma), para que sean revelados los pensamientos de muchos corazones”. Esta profecía se refiere principalmente al hecho de que, en el momento de la crucifixión, el corazón de María sería atravesado como por una espada. Además, en ese momento, serían revelados los verdaderos pensamientos de muchos corazones y se vería si fueron verdaderos creyentes o no. Cada experiencia que aparece en la Biblia se corresponde con una experiencia personal para los creyentes
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EL EVANGELIO DE LUCAS individuales. Cuando mi querida esposa se sometió a una terrible cirugía del corazón, yo sentí que entraba una espada a mi propio corazón. El dolor era increíble. Después de esa experiencia, mis ojos espirituales fueron abiertos y fue como si pudiera leer los corazones de las personas que acudían a mí. Podía ver más allá de la apariencia de las palabras de la gente. Podía ver el dolor de sus almas y podía sentir sus cargas. Al finalizar este relato de la profecía de Simeón, debemos mencionar que el motivo de su visita a Jesús fue que él mismo era un hombre justo, y por lo tanto era un tipo de Jesús, cuyo título es “el Señor nuestra justicia”. Los pastores visitaron al Príncipe de los Pastores. Ana, la profetisa, también se acercó al mayor Profeta de todos los profetas. 2:36 - “Estaba también allí Ana, profetisa, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, de edad muy avanzada, pues había vivido con su marido siete años desde su virginidad”. Ana, la profetisa, era un tipo del profeta de quien habló Moisés en Deuteronomio 18:18: “Profeta les levantaré de en medio de sus hermanos, como tú; y pondré mis palabras en su boca, y él les hablará todo lo que yo le mandare”. Ana pertenecía a la tribu de Aser. Moisés profetizó acerca de Aser en Deuteronomio 33:24: “Moje en aceite su pie”, refiriéndose, desde el punto de vista espiritual, a la unción. Entonces aquí, en cierto sentido, a través de Ana hay un cumplimiento de la profecía de Moisés para aquella tribu. Resulta sorprendente que cuando en las Sagradas Escrituras se menciona a parejas casadas, a veces no se da el nombre de uno de los cónyuges, como en el caso de la esposa de Manoa y algunas de las esposas de los profetas, mientras que otros son tenidos en cuenta y nombrados. La esposa de Samuel no se nombra, pero la esposa de Isaías sí y es llamada profetisa. Esto nos permite comprender el juicio eterno. No resulta suficiente el hecho de estar casado con una persona de alta reputación. Cada uno en forma individual tiene que estar habilitado. Recuerdo a cierto piadoso pastor canadiense que tuvo la experiencia de comparecer ante el tribunal de Cristo. Se encontraba completamente solo y uno de los aspectos aterradores era que su esposa y querida compañera no estaba allí con él. Esto pone de manifiesto la realidad del juicio eterno. Debemos dar cuenta de nuestra propia vida. No podemos buscar la protección y el refugio de nuestros seres queridos. Es tal como Dios dice por medio del profeta: “Si estuviesen en medio de [la tierra] estos tres varones, Noé, Daniel y Job, ellos por su justicia librarían únicamente sus propias vidas, dice Jehová el Señor” (Ez. 14:14). “Y [si] estos tres varones estuviesen en medio de ella, vivo yo, dice Jehová el Señor, no librarían a sus hijos ni a sus hijas; ellos solos serían librados” (Ez. 14:18). Es una verdad formidable el hecho de que nuestra situación eterna no depende de nuestra esposa o esposo, padre o madre, sino únicamente de nuestra propia condición espiritual para con Dios. Por consiguiente, aunque ella era profetisa, el nombre del esposo de Ana no se menciona como digno de recibir el honor que se concede en Salmos 45:17: “Haré perpetua la memoria de tu nombre en todas las generaciones”.
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EL EVANGELIO DE LUCAS 2:37 - “Y era viuda hacía ochenta y cuatro años; y no se apartaba del templo, sirviendo de noche y de día con ayunos y oraciones”. A una edad muy avanzada, esta querida santa de Dios se encontraba aún ministrando fielmente al Señor. Un aspecto que no debemos olvidar es que los santos y los ministros no se jubilan, sino que permanecemos en la tarea hasta que la muerte nos libere para desempeñar mayores responsabilidades en el cielo. 2:38 - “Esta, presentándose en la misma hora, daba gracias a Dios, y hablaba del niño a todos los que esperaban la redención en Jerusalén”. Vemos otra vez que esto no fue hecho en secreto. Dios dio muchas señales infalibles a Israel de que Jesús era en verdad el Redentor prometido. 2:39 - “Después de haber cumplido con todo lo prescrito en la ley del Señor, volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret”. Lucas hace hincapié, al relatar esta visita al templo, en que los padres de Jesús cumplían siempre rigurosamente con la ley. Jesús habló acerca de este tema cuando dijo en Mateo 5:17: “No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir”. Después de todo, el nuevo pacto cuyo comienzo Jesús iba a inaugurar a través de Su propia sangre tenía el propósito de escribir la ley de Dios en las tablas de carne de nuestro corazón. 2:40 - “Y el niño crecía y se fortalecía, y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios era sobre él”. Aquí se mencionan varias virtudes agradables que cualquier padre querría ver en el desarrollo de sus hijos: 1. Crecía: el crecimiento físico saludable es una gran bendición del Señor. 2. Se fortalecía: se refiere a una mente fuerte y atenta, y también a una actitud muy saludable ante la vida. 3. Se llenaba de sabiduría: es lo principal en la vida. La sabiduría es la capacidad para tomar decisiones y emitir opiniones sensatas. 4. La gracia de Dios era sobre él: significa que disfrutaba del favor del Padre. Qué hermoso es cuando los padres comprenden que su hijo tiene el favor de Dios.
La Pascua de nuestro Salvador a los doce años 2:41 - “Iban sus padres todos los años a Jerusalén en la fiesta de la pascua”. Nuevamente vemos que José y María cumplían al pie de la letra con la ley, que exigía ir a Jerusalén tres veces al año para celebrar las fiestas más importantes: “Tres veces cada año aparecerá todo varón tuyo delante de Jehová tu Dios en el lugar que él escogiere: en la fiesta solemne de los panes sin levadura, y en la fiesta solemne de las semanas, y en la fiesta solemne de los tabernáculos. Y ninguno se presentará delante de Jehová con las manos vacías” (Dt. 16:16). 2:42 - “Y cuando tuvo doce años, subieron a Jerusalén conforme a la costumbre de la fiesta”. Cuando un niño llegaba a los doce años, se convertía en hombre y era considerado un “hijo de la ley”. Entonces debía asumir todos los requisitos de la ley.
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EL EVANGELIO DE LUCAS 2:43 - “Al regresar ellos, acabada la fiesta, se quedó el niño Jesús en Jerusalén, sin que lo supiesen José y su madre”. Para poder explicar la forma en que José y María perdieron a Jesús, tenemos que comprender que la gente acostumbraba viajar en dos grupos: las mujeres con los niños más pequeños, que viajaban más despacio, salían antes, y los hombres después. Entonces, José podría haber pensado con toda razón que Jesús estaba con María y viceversa. Cuando las dos compañías se unieron al final del día, se dieron cuenta que Jesús no estaba. 2:44 - “Y pensando que estaba entre la compañía, anduvieron camino de un día; y le buscaban entre los parientes y los conocidos”. Como los parientes y amigos viajaban juntos en esta ocasión feliz, no habría sido raro que los niños estuvieran con los hijos de sus amigos, ya que esta también era una gran ocasión social. 2:45-46 - “Pero como no le hallaron, volvieron a Jerusalén buscándole. Y aconteció que tres días después le hallaron en el templo, sentado en medio de los doctores de la ley, oyéndoles y preguntándoles”. Es interesante observar que el futuro Rey de Israel fue encontrado en Su ciudad capital, instruyendo a sus súbditos. Si creemos que toda Escritura es inspirada por Dios, entonces aun los acontecimientos registrados en esta búsqueda de Jesús deben tener importancia espiritual. Los “tres días después” encierran una verdad conmovedora en la vida de nuestro Señor. Él fue resucitado después de haber estado en la tumba durante tres días y tres noches. Fue en ese momento que se convirtió en el Maestro y la Luz del mundo. También es importante el hecho de que lo encontraron en el templo. Cristo también habitará en el templo de Ezequiel que será construido después de Su Segunda Venida. 2:47 - “Y todos los que le oían, se maravillaban de su inteligencia y de sus respuestas”. El orden divino mediante el cual el Padre formó a Su Hijo amado para que se convirtiera en el Salvador del mundo tiene una importancia fundamental para nosotros. Esto se revela con toda claridad en Isaías 49:1-3: “Oídme, costas, y escuchad, pueblos lejanos. Jehová me llamó desde el vientre, desde las entrañas de mi madre tuvo mi nombre en memoria. Y puso mi boca como espada aguda, me cubrió con la sombra de su mano; y me puso por saeta bruñida, me guardó en su aljaba; y me dijo: Mi siervo eres, oh Israel, porque en ti me gloriaré”. En este pasaje de Isaías se compara a Cristo con una flecha. En primer lugar, el Padre plantó a Su Hijo como una semilla en el vientre de María. Luego, cuando aún se encontraba en el vientre, el Padre le puso por nombre Jesús. Al venir del cielo, Cristo declaró al Padre: “Me preparaste cuerpo” (He. 10:5). Cuando el niño Jesús creció, el Padre preparó Su boca para que fuera como una espada cortante (He. 4:12). Llenó Su boca de la Palabra de Dios. Apocalipsis 1:16 dice: “De su boca salía una espada aguda de dos filos”. El conocimiento y la comprensión dados a Jesús fueron tan increíbles que a la edad de doce años desconcertaba a los doctores de la ley. No obstante, tuvo que aprender a obedecer por medio de lo que padeció, para poder ser la pulida saeta en la aljaba de Dios que alcanzaría el objetivo de Su vida: la cruz. Por lo tanto, a diferencia de algunos
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EL EVANGELIO DE LUCAS predicadores “niños prodigio”, explotados por sus padres e impulsados demasiado pronto a la batalla, Jesús permaneció oculto durante los siguientes dieciocho años de Su vida. 2:48 - “Cuando le vieron, se sorprendieron; y le dijo su madre: Hijo, ¿por qué nos has hecho así? He aquí, tu padre y yo te hemos buscado con angustia”. Los padres se asombraron no solo de las increíbles profecías de Simeón y Ana, sino también de la extraordinaria capacidad hecha evidente en la vida del joven Jesús. Pero no entendieron por qué no les había dicho acerca de Sus intenciones. 2:49 - “Entonces él les dijo: ¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que en los negocios de mi Padre me es necesario estar?”. Jesús comprendió claramente a la edad de doce años que era el Hijo de Dios y que los negocios de Su Padre Celestial tenían prioridad por sobre los de sus padres terrenales. 2:50 - “Mas ellos no entendieron las palabras que les habló”. Los ojos de su entendimiento aún no se habían iluminado y no pudieron comprender lo que les estaba diciendo. Es muy importante que aprendamos algo de este hecho. En todo momento debemos pedir a Dios que nos dé Su interpretación acerca de lo que tan gentilmente nos está diciendo, ya sea por medio del espíritu de profecía, la revelación por la Palabra o algo que Él nos diga directamente a nuestro corazón. 2:51 - “Y descendió con ellos, y volvió a Nazaret, y estaba sujeto a ellos. Y su madre guardaba todas estas cosas en su corazón”. Nuevamente Lucas destaca el cumplimiento de la ley, esta vez del quinto mandamiento: “Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da” (Ex. 20:12). Se nos dice que en esta sumisión santa el Señor aprendió a obedecer por las cosas que padeció. “Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia” (He. 5:8). Durante este tiempo (como mencionamos en Isaías 49:2) el Señor permaneció oculto bajo la sombra de la mano de Su Padre Celestial y no tenemos registros acerca de los padecimientos por los que tuvo que pasar durante aquellos años de formación en Nazaret para perfeccionarse como el autor de nuestra salvación (comparar He. 2:10). Nuestro historiador simplemente afirma: 2:52 - “Y Jesús crecía en sabiduría y en estatura, y en gracia para con Dios y los hombres”. ¡Con cuánta frecuencia se relaciona a la sabiduría con nuestro Salvador! Por consiguiente, debemos clamar al Señor pidiendo esta virtud maravillosa, ya que Santiago 1:5 señala: “Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada”. La palabra “estatura” en este versículo tiene la connotación de crecimiento en edad. Esto significa que Jesús tendría la altura y el crecimiento físico adecuado para Su edad. Tenía “gracia para con Dios”. Su Padre diría más tarde con mucho placer: “Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia”. Jesús también crecía en gracia “para con [...] los hombres”. Proverbios 16:7 dice: “Cuando los caminos del hombre son agradables a Jehová, aun a sus enemigos hace estar en paz con él”.
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Tercera parte Comienzo del ministerio público de Cristo (3:1–4:13)
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Capítulo 3 3:1 - “En el año decimoquinto del imperio de Tiberio César, siendo gobernador de Judea Poncio Pilato, y Herodes tetrarca de Galilea, y su hermano Felipe tetrarca de Iturea y de la provincia de Traconite, y Lisanias tetrarca de Abilinia”. En este versículo, Lucas hace uso de su habitual estilo meticuloso y su atención a los detalles para definirnos el tiempo preciso en el que Juan comenzó con su ministerio público. Fue en el año decimoquinto de Tiberio, el emperador romano que sucedió a Octavio Augusto. Esto debe haber sido en el año 26 d.C., ya que Tiberio fue gobernador junto con Augusto en el año 11 d.C. Poncio Pilato fue gobernador durante los años 26 a 36 d.C. Herodes Antipas fue tetrarca de Galilea entre los años 4 a.C. y 39 d.C. Felipe fue tetrarca de Iturea y de la provincia de Traconite entre los años 4 a.C. y 34 d.C. Lisanias fue tetrarca de Abilinia (a veces se le llamaba “el más joven” porque hubo otro gobernador en Abilinia más famoso, con el mismo nombre, alrededor del año 36 a.C.) Sin embargo, se desconoce el número exacto de años de su período como gobernador. 3:2 - “Y siendo sumos sacerdotes Anás y Caifás, vino palabra de Dios a Juan, hijo de Zacarías, en el desierto”. Los dos sumos sacerdotes que se mencionan en este versículo estaban emparentados, ya que Anás era el suegro de Caifás. Aunque Anás fue el único sumo sacerdote durante los años 6 a 15 d.C., el gobernador romano Valerio Grato lo sacó de su puesto y puso a Caifás en su lugar. Sin embargo, Anás todavía ejercía cierta autoridad de sumo sacerdote, y de ahí es que Lucas se refiere a los dos como sumos sacerdotes. Este fue uno de los momentos más oscuros de la historia del mundo. El emperador Tiberio fue uno de los hombres más crueles y viles. La familia de Herodes, que gobernaba Palestina, fue descrita por el historiador judío Josefo (37-100 d.C.) como “personas que se sentaron en tronos de sangre”. El sumo sacerdote Anás era corrupto e impío, y su yerno, Caifás, era su aliado estrecho. Juntos degradaron la alabanza y las ofrendas del templo. En este desierto espiritual de confusión política y religiosa, la Palabra del Señor vino a Juan, que físicamente se encontraba en el desierto de Judea. Esto se ha repetido muchas veces en la historia. En Inglaterra, hace muchos años había carteles afuera de las cantinas que decían: “Emborráchese por un centavo. Emborráchese por completo por dos centavos”. No obstante, fue en este clima espiritual que el Señor llamó a John Wesley y produjo el avivamiento metodista que se extendió como un reguero de pólvora en el mundo de ese entonces. 3:3 - “Y él fue por toda la región contigua al Jordán, predicando el bautismo del arrepentimiento para perdón de pecados”. El mensaje de Juan fue uno de arrepentimiento, arrepentimiento que todo cristiano necesita comprender a fondo. Arrepentirse significa, literalmente, detenerse, girar y caminar en la dirección opuesta. Por lo tanto, la persona que anda por caminos pecaminosos cambiará totalmente su rumbo y andará por el sendero de la rectitud, alejándose de sus pecados.
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EL EVANGELIO DE LUCAS Para expresar el cambio operado en su corazón y su voluntad para volverse de sus pecados, las personas que escuchaban a Juan se sumergían en las aguas del bautismo para limpiarse de sus malos caminos. Antes de continuar, ¿me permite sugerirle que le pregunte al Señor si existe algo en su vida que pueda desagradarle, algo de lo cual necesita arrepentirse? 3:4 - “Como está escrito en el libro de las palabras del profeta Isaías, que dice: Voz del que clama en el desierto: preparad el camino del Señor; enderezad sus sendas”. Juan fue el profeta que cumplió con la profecía de Isaías 40:3. Él fue la voz del Señor que retumbó en el desierto de Judea junto al río Jordán. Juan bautizó en el Jordán porque allí había mucha agua; bautizaba a los que se arrepentían. Él fue la persona designada para ir delante del Rey de reyes, porque ningún rey venía a menos que su mensajero fuera delante de él para preparar al pueblo. Por lo tanto, Juan fue enviado a preparar al pueblo de la nación escogida, a través del arrepentimiento, para el mensaje de Su Rey. 3:5 - “Todo valle se rellenará, y se bajará todo monte y collado; los caminos torcidos serán enderezados, y los caminos ásperos allanados”. Desde el punto de vista espiritual, los valles representan las deficiencias de nuestra personalidad, mientras que los montes y collados representan las áreas encumbradas de nuestra vida, en la cual habitan el orgullo y la rebelión. Se necesita revelación divina para reconocer estas cosas y luego la gracia necesaria para tratar con ellas. Los caminos torcidos representan la falta de rectitud en nuestras relaciones, ya sea con Dios o con nuestro prójimo. Los caminos ásperos hablan de la falta de gentileza social, las cortesías comunes de la vida, nuestra forma de hablar, así como también la falta de dulzura y amabilidad en nuestra manera de dirigirnos a los demás. 3:6 - “Y verá toda carne la salvación de Dios”. Todo el pueblo vería al Salvador de la humanidad en la persona de Jesús. 3:7 - “Y decía a las multitudes que salían para ser bautizadas por él: ¡Oh generación de víboras! ¿Quién os enseñó a huir de la ira venidera?”.No era raro que hubiera incendios repentinos en el desierto. Cuando se desataban estos incendios, las víboras salían de sus escondites. Por eso Juan comparó esa multitud con víboras que salían en tropel de los pueblos y ciudades cercanas en búsqueda de la seguridad de su bautismo. Eran pecadores de todo tinte y credo: fariseos, publicanos, adúlteros, ladrones y murmuradores, cuyas lenguas venenosas destruían a sus semejantes. Por eso Juan procedió a hacerles la siguiente advertencia en el versículo 8: 3:8 – “Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento, y no comencéis a decir dentro de vosotros mismos: Tenemos a Abraham por padre; porque os digo que Dios puede levantar hijos a Abraham aun de estas piedras”. El tema de las enseñanzas de Juan y luego de Jesús es el de llevar fruto. Jesús dijo: “Por sus frutos los conoceréis”. Esto es lo que enseñó cuando habló en contra de los malos frutos de los falsos profetas (Mt. 7:16-20):
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EL EVANGELIO DE LUCAS “Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos. Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego. Así que, por sus frutos los conoceréis”. Por consiguiente, Juan dijo en el versículo 8 que la persona que se había arrepentido no se dejaría llevar más por las obras de la carne, sino por el fruto de la justicia (rectitud), que es el fruto del Espíritu. “Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley” (Gá. 5:22-23). Los judíos decían que Abraham era su padre, lo cual era cierto en el sentido físico. Sin embargo, al decirlo, estaban deduciendo que debido a que Abraham había hallado gracia delante de Dios, todos sus hijos también tenían gracia para con el Señor. Por consiguiente, no importaba cuán malvado pudiera ser uno sobre esta tierra, de todos modos tenía asegurado un lugar en el cielo en virtud del hecho de que era hijo de Abraham. Este razonamiento falso es lo que Juan quería refutar, advirtiéndoles que Dios podía fácilmente hablar a las piedras y hacer nacer de ellas hijos a Abraham. Juan dejó en claro que la condición de los judíos como hijos de Abraham no tenía valor a los ojos de Dios. Luego Juan hizo uso de otra analogía para dar esta solemne advertencia: 3:9 - “Y ya también el hacha está puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no da buen fruto se corta y se echa en el fuego”. A menudo se utilizan los árboles como ejemplo de la humanidad en las Sagradas Escrituras. Así que en realidad el profeta Juan está diciendo que aquellos que no producen el fruto del Espíritu en su vida serán arrojados al fuego del infierno. Debemos tomar esto con mucha seriedad y aplicarlo a nuestra vida. No debemos tomarlo simplemente como una advertencia para aquellos que vivían en los días del Antiguo Testamento. Jesús usó un lenguaje muy parecido cuando se dirigió a Sus discípulos en el camino a Getsemaní, al decir en Juan 15:2: “Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará”. También dijo en Juan 15:6: “El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden”. Recuerdo bien la historia que me contaron acerca de un cristiano que leía su Biblia diligentemente, pero no seguía sus estatutos. Cuando finalmente la muerte era inminente, lloraba en su lecho de muerte: “Está cada vez más caliente; tráiganme agua”. Tuvo una muerte dolorosa, sintiendo de antemano los tormentos de la condenación eterna y el calor del infierno por varios días hasta que realmente descendió al lago de fuego. En ese lugar, nunca volvería a saber lo que es disfrutar de las noches frescas y agradables del clima de su ciudad natal. 3:10 - “Y la gente le preguntaba, diciendo: Entonces, ¿qué haremos?”. Esta es la pregunta que todos debemos hacer al Señor, como lo hizo Pablo en el camino a Damasco al ser confrontado por el Señor Jesucristo. “¿Qué quieres que yo haga?” preguntó Pablo al Señor en Hechos 9:6. El Padrenuestro hace hincapié en que no estamos para hacer nuestra voluntad, sino que debemos orar:
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EL EVANGELIO DE LUCAS “Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra” (Mt. 6:10). Además, el mismo Señor dijo: “He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad” (He. 10:7). Pablo estaba parafraseando las palabras del rey David en Salmos 40:7- 8. Cuando la gente preguntaba a Juan, “¿Qué haremos?” su respuesta cae dentro de las siguientes tres categorías: 1. Dar 2. Honestidad 3. Contentamiento
1. Dar 3:11 - “Y respondiendo, les dijo: El que tiene dos túnicas, dé al que no tiene; y el que tiene qué comer, haga lo mismo”. En la medida que podamos, debemos dar de lo que tenemos para proveer para las necesidades de los demás. Por lo tanto, necesitamos tener un espíritu de generosidad, como leemos en la ley. “Cuando haya en medio de ti menesteroso de alguno de tus hermanos en alguna de tus ciudades, en la tierra que Jehová tu Dios te da, no endurecerás tu corazón, ni cerrarás tu mano contra tu hermano pobre, sino abrirás a él tu mano liberalmente, y en efecto le prestarás lo que necesite” (Dt. 15:7-8). El rey Salomón también nos enseña en Proverbios 22:9: “El ojo misericordioso será bendito, porque dio de su pan al indigente”.
2. Honestidad 3:12 - “Vinieron también unos publicanos para ser bautizados, y le dijeron: Maestro, ¿qué haremos?”. Debemos analizar quiénes eran los publicanos. Eran judíos que se habían alistado en el servicio de César o de Herodes para recaudar derechos de aduana y, al hacerlo, llenaban sus propios bolsillos mediante la recaudación de cuotas excesivamente altas. Por lo tanto, los publicanos eran odiados por sus compatriotas. Los líderes religiosos los consideraban pecadores. Juan les respondió: 3:13 - “El les dijo: No exijáis más de lo que os está ordenado”. Juan les dijo que debían dedicarse con diligencia a su oficio y cuidarse de no cobrar de más a la gente.
3. Contentamiento 3:14 - “También le preguntaron unos soldados, diciendo: Y nosotros, ¿qué haremos? Y les dijo: No hagáis extorsión a nadie, ni calumniéis; y contentaos con vuestro salario”.Contentarse con su salario supone un contraste directo con el concepto habitual de los trabajadores en cualquier tipo de negocio u ocupación a la que se dediquen. No obstante, el contentamiento santo debe ser un ejercicio espiritual a practicar por todos los cristianos en cualquier tipo de circunstancias en las que se encuentren. Esto es confirmado en Filipenses 4:11: “Pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación”. Evitemos involucrarnos en huelgas, boicots y cosas por el estilo. 3:15 - “Como el pueblo estaba en expectativa, preguntándose todos en sus corazones si acaso Juan
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EL EVANGELIO DE LUCAS sería el Cristo”. Un hermano amado en el Señor me contó que había recibido una visión acerca de Juan. Había una unción tan tremenda en Juan el Bautista que la gente literalmente se sentía intimidada por él. Por eso no es de extrañarse que muchas personas se preguntaran en su corazón si acaso él no sería precisamente el Cristo de Dios. 3:16 - “Respondió Juan, diciendo a todos: Yo a la verdad os bautizo en agua; pero viene uno más poderoso que yo, de quien no soy digno de desatar la correa de su calzado; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego”. No importa cuán cerca de Dios pueda encontrarse una persona (como lo estaba el bendito precursor), no existe punto de comparación entre el hombre mortal y el Señor de Gloria, a través de quien brillan la indescriptible luz y la naturaleza de Dios. Cuanto más se acerca a Dios una persona, más conciencia toma de su propia indignidad. Luego Juan comparó su ministerio de bautismo con agua con el ministerio de Jesús, que bautizaría con la tercera persona de la bendita Trinidad: el Espíritu Santo. Esta experiencia bendita fue dada después de la ascensión del Señor al cielo, donde la señal inicial fue el hablar en otras lenguas. Además, está el fuego con el que se relaciona esta experiencia. Recuerdo bien que cuando el Señor me bautizó por Su gracia con el Espíritu Santo, no podía tocar mi cuerpo con las manos porque ardía con fuego. 3:17 - “Su aventador está en su mano, y limpiará su era, y recogerá el trigo en su granero, y quemará la paja en fuego que nunca se apagará”. Aquí vemos la otra cara de la naturaleza del Señor: Su severidad. “Mira, pues, la bondad y la severidad de Dios” (Ro. 11:22). El fuego consumirá no solamente la paja que hay en nosotros, sino que literalmente devorará a los incrédulos en el lago de fuego que arde eternamente. 3:18 - “Con estas y otras muchas exhortaciones anunciaba las buenas nuevas al pueblo”. Un gran predicador siempre repite su mensaje, como afirma Fénelon en Las aventuras de Telémaco, el libro que escribió para la educación del Delfín de Francia. En su libro usó distintas ilustraciones para transmitir una verdad. Así que Juan predicaba muchas cosas, de las cuales, en la Biblia solamente se registran las fundamentales. Esto ocurrió también con las enseñanzas de Jesús, como observa el apóstol Juan en Juan 21:25: “Y hay también otras muchas cosas que hizo Jesús, las cuales si se escribieran una por una, pienso que ni aun en el mundo cabrían los libros que se habrían de escribir. Amén”.
El encarcelamiento de Juan el Bautista 3:19 - “Entonces Herodes el tetrarca, siendo reprendido por Juan a causa de Herodías, mujer de Felipe su hermano, y de todas las maldades que Herodes había hecho”. Juan no temía condenar a los pobres y a los poderosos por igual, y no dudaba en reprender al gobernador por sus malas acciones. Herodes se había divorciado de su esposa, la hija de Aretas IV de Arabia, y había seducido a la esposa de su medio hermano Felipe para que lo dejara, junto con su hija Salomé. 3:20 - “Sobre todas ellas, añadió además esta: encerró a Juan en la cárcel”. Lucas no está registrando
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EL EVANGELIO DE LUCAS estos acontecimientos en orden cronológico, de modo que volveremos al tema del encarcelamiento más tarde en Lucas 9:7.
El bautismo de Jesús 3:21 - “Aconteció que cuando todo el pueblo se bautizaba, también Jesús fue bautizado; y orando, el cielo se abrió”. Tenemos aquí una frase muy hermosa: “También Jesús fue bautizado; y orando”. Qué privilegio glorioso ha de haber sido estar allí para presenciarlo. En nuestra exégesis del Evangelio de Juan hemos descrito la visión del encuentro de los dos profetas. Lucas agrega otra particularidad que los demás escritores de los Evangelios omiten: el hecho de que estaban orando en este bautismo incomparable. Esto nos alienta a los pastores a orar cuando bautizamos y también a los que son bautizados, pidiendo la inspiración del Espíritu Santo para orar dentro de la voluntad de Dios en esta ocasión tan prometedora para nuestra vida. “Y mientras Jesús oraba los cielos se abrieron”. En ese momento y por el resto de Su vida terrenal hasta llegar a la cruz, Jesús tuvo un cielo abierto. Podía mirar directamente al cielo y ver el rostro de Su Padre. Durante tres años y medio Jesús tuvo, literalmente, un cielo abierto. Cuando estuvo en la cruz, el Padre ocultó Su rostro y por eso Jesús clamó: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?” (Mr. 15:34). 3:22 - “Y descendió el Espíritu Santo sobre él en forma corporal, como paloma, y vino una voz del cielo que decía: Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia”. Aquí tenemos a las tres Personas de la Santa Trinidad fluyendo claramente. En primer lugar, vemos al Espíritu Santo en forma de paloma. La paloma es un símbolo de paz y quietud, pero también de poder. Fue por medio de la paz que el Señor calmó la tormenta en el lago y es el Dios de Paz el que aplastará a Satanás en breve bajo nuestros pies (comparar Ro. 16:20). En ese momento, nuestro Señor estaba vestido con los siete espíritus del Señor que se mencionan en Isaías 11:2: “Y reposará sobre él el Espíritu de Jehová; espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor de Jehová”. (Vea nuestro libro titulado El Espíritu Santo donde encontrará una explicación detallada de estos siete espíritus y sus funciones en nuestra vida). Era el Hijo de Dios, por supuesto, quien se encontraba en las aguas del río Jordán y fueron para Él las palabras del Padre: “Tú eres mi Hijo amado”. Debemos recordar siempre que Jesús es el unigénito del Padre. Él salió del Padre. Nosotros fuimos creados para ser hijos de Dios por adopción, si en verdad hemos recibido a Jesús como nuestro Salvador. Además, así como nosotros tenemos que creer que somos los hijos adoptivos de Dios, Él tuvo que creer desde una edad muy temprana que era el Hijo unigénito de Dios, el Mesías, el Cristo de Dios. Tuvo que creer que había descendido de Su Padre y que existió desde el principio con el Padre, antes de la fundación de la tierra. Por lo tanto, esta palabra del Padre, “Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia”, fue dicha también para que Jesús tuviera fe acerca de Su identidad. Además, tuvo el propósito de confirmar
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EL EVANGELIO DE LUCAS que Él era realmente grato a los ojos del Padre Celestial. 3:23 - “Jesús mismo al comenzar su ministerio era como de treinta años, hijo, según se creía, de José, hijo de Elí”. El nacimiento de Jesús tiene que haber sucedido antes del año 4 a.C., que fue el año de la muerte de Herodes, acaecida en el mes de marzo. Por lo tanto, se supone por lo general que nuestro Salvador nació en el año 5 a.C. La experiencia del río Jordán seguramente ocurrió (según los cálculos de Lucas 3:1) como mínimo en el año 26 d.C. Por consiguiente, Jesús habría tenido ya treinta años de edad, lo que habría correspondido con la edad de los levitas. “De edad de treinta años arriba hasta cincuenta años, todos los que entran en compañía para servir en el tabernáculo de reunión” (Nm. 4:3).
La genealogía de Jesús “Hijo, según se creía, de José”. En realidad, Jesús era el Hijo de Dios; por lo tanto, José era sólo Su padre adoptivo. José era hijo (en realidad yerno) de Elí. Elí era el padre de María, y vamos ahora a ocuparnos de la genealogía de María, mientras que el Evangelio de Mateo detalla en su primer capítulo la genealogía de José. El padre de José era Jacob (Mt. 1:16). El propósito de esta genealogía es demostrar que Jesús era descendiente de David por parte de la familia de María. Este era un requisito legal necesario, ya que el Mesías tenía que ser descendiente de aquel gran rey, según las Sagradas Escrituras. Además, Lucas va más allá de David en Su genealogía hasta llegar a Adán, y luego a Dios. La humanidad desciende de Dios (Hch. 17:28; Lc. 3:38). Sugerimos que ahora vaya al capítulo 4 del Evangelio de Lucas y retomemos el relato de la vida de Jesús. 3:24-38 – “Hijo de Matat, hijo de Leví, hijo de Melqui, hijo de Jana, hijo de José, hijo de Matatías, hijo de Amós, hijo de Nahum, hijo de Esli, hijo de Nagai, hijo de Maat, hijo de Matatías, hijo de Semei, hijo de José, hijo de Judá, hijo de Joana, hijo de Resa, hijo de Zorobabel, hijo de Salatiel, hijo de Neri, hijo de Melqui, hijo de Adi, hijo de Cosam, hijo de Elmodam, hijo de Er, hijo de Josué, hijo de Eliezer, hijo de Jorim, hijo de Matat, hijo de Leví, hijo de Simeón, hijo de Judá, hijo de José, hijo de Jonán, hijo de Eliaquim, hijo de Melea, hijo de Mainán, hijo de Matata, hijo de Natán, hijo de David, hijo de Isaí, hijo de Obed, hijo de Booz, hijo de Salmón, hijo de Naasón, hijo de Aminadab, hijo de Aram, hijo de Esrom, hijo de Fares, hijo de Judá, hijo de Jacob, hijo de Isaac, hijo de Abraham, hijo de Taré, hijo de Nacor, hijo de Serug, hijo de Ragau, hijo de Peleg, hijo de Heber, hijo de Sala, hijo de Cainán, hijo de Arfaxad, hijo de Sem, hijo de Noé, hijo de Lamec, hijo de Matusalén, hijo de Enoc, hijo de Jared, hijo de Mahalaleel, hijo de Cainán, hijo de Enós, hijo de Set, hijo de Adán, hijo de Dios”.
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EL EVANGELIO DE LUCAS
Capítulo 4 Las tentaciones 4:1 - “Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán, y fue llevado por el Espíritu al desierto”. Jesús es la flecha de la que se habla en Isaías 49:2. Durante muchos años, esta saeta (es decir Su naturaleza humana) había sido pulida y preparada. Luego fue puesta en la aljaba del Padre y allí esperó hasta que llegara el momento de ser disparada hacia el objetivo. Ahora el Padre lo había sacado de Su aljaba de oscuridad en el taller de carpintería. Fue colocado en el arco del Padre para poder comenzar el recorrido que inevitablemente lo llevaría al objetivo del supremo llamamiento de Dios para Su vida: la cruz del Calvario. Pero antes de que pudiera comenzar Su ministerio, debía ser probado, lejos de todas las miradas humanas, en la quietud del desierto de Judea. 4:2 - “Por cuarenta días, y era tentado por el diablo. Y no comió nada en aquellos días, pasados los cuales, tuvo hambre”. A menudo, al leer los relatos de los otros autores de los Evangelios, tenemos la impresión que el Señor pasó cuarenta días tranquilos en soledad, preparándose para el ataque final de la astucia del adversario. Lucas demuestra más gráficamente que Satanás estaba continuamente al acecho (quizás no abiertamente) con tentaciones insidiosas en contra de Aquel a quien más odia. Los cuarenta días se encuentran varias veces en la vida de los siervos más escogidos de Dios. Vamos a señalar sólo algunos de esos casos. Este número se menciona por primera vez en las Escrituras en el Diluvio: “Porque pasados aún siete días, yo haré llover sobre la tierra cuarenta días y cuarenta noches; y raeré de sobre la faz de la tierra a todo ser viviente que hice” (Gn. 7:4). Por lo tanto, el número cuarenta está relacionado con la destrucción de la carne. El ayuno debilita e incluso destruye algunas áreas de los apetitos de la carne. También debilita bastante al enemigo. 4:3 - “Entonces el diablo le dijo: Si eres Hijo de Dios, di a esta piedra que se convierta en pan”. Durante un ayuno de cuarenta días, el hambre disminuye después de varios días (dependiendo de la persona) y luego regresa cerca del día cuarenta en su punto más alto. En ese momento, la persona se encuentra en el punto más bajo de su resistencia. Así que el diablo atacó en este momento en dos áreas. Jesús fue probado en el área de la fe. El diablo comenzó con estas tres tentaciones tratando de sembrar dudas en el corazón y la mente de nuestro Salvador al decir: “Si eres Hijo de Dios”. Los santos debemos comprender que nuestro Señor fue tentado con severidad en Su fe mientras estuvo en la tierra. Así como nosotros tenemos que creer a través de Su Palabra que somos salvos, Cristo tuvo que creer que todas las Escrituras hablaban de Él. Satanás comprendía que el estado eterno de todos los ángeles caídos y de los demonios, además de su propio destino, dependían de la derrota de Jesús. Por lo tanto, utilizó sus armas más poderosas en contra del Señor en el desierto. Debemos comprender que Satanás también intentará debilitar y destruir nuestra fe en Dios y Sus propósitos para nuestra vida. Nos arrojará todos sus dardos feroces de duda y desesperación. 47
EL EVANGELIO DE LUCAS Luego Satanás puso a prueba al Señor donde Esaú había fracasado: el aspecto de su apetito. Muchos de Sus santos han sido probados de esta misma manera y han obtenido el glorioso triunfo por Su gracia. Uno de mis compañeros en el Instituto Bíblico no comió nada que no fuera arroz durante varios meses seguidos, mientras que otro amigo misionero tuvo sólo bananas del árbol de su jardín para su sustento durante un período de tiempo muy largo. No obstante, ninguno de estos queridos hermanos se quejó siquiera una vez, sino que aceptaron su prueba con alegría, alabando al Señor. Cuando somos probados de esta manera, apelemos igualmente a Su gracia en tiempos de necesidad (He. 4:16), para glorificar a Dios cuando pasemos por el fuego de la aflicción (Is. 24:15). 4:4 - “Jesús, respondiéndole, dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra de Dios”. Para vencer a esta tentación, nuestro Señor Jesús respondió al tentador con una cita de las Escrituras: “Y te afligió, y te hizo tener hambre, y te sustentó con maná, comida que no conocías tú, ni tus padres la habían conocido, para hacerte saber que no sólo de pan vivirá el hombre, mas de todo lo que sale de la boca de Jehová vivirá el hombre.” (Dt. 8:3). Mateo 4:4 también incluye la frase “que sale de la boca de Dios”. Esta pequeña frase contiene una clave importante para la vida cristiana. El cristiano debe estar siempre dispuesto a escuchar. El rey David declaró en Salmos 40:6: “Has abierto mis oídos”. Debemos orar constantemente para que el Señor abra nuestros oídos. Esta fue la clave para el andar de nuestro bendito Señor sobre la tierra. Isaías 50:4 dice: “Jehová el Señor despertará mi oído para que oiga como los sabios”. Si seguimos este precepto de escuchar a Dios a diario, descubriremos que nos resultará más fácil caminar con Él y seguramente será más instructivo. Creceremos y maduraremos como becerros de la manada, según declara Malaquías 4:2. Es obvio que el diablo no se va a dar por vencido. Su eternidad depende de lograr que el Señor no alcance Su objetivo. Pero también, en cierto sentido, él es gobernado por el Padre. En realidad, el Padre fue quien organizó esta tentación. Lo hizo con el propósito de probar en primer lugar que el Señor estaba preparado para ser la flecha del arco divino que ahora estaba listo para ser enviado en Su recorrido. Además, tenía el fin de demostrar al diablo que ya no tenía poder en contra del Hijo del Dios viviente. La primera prueba nos demuestra que Cristo obtuvo la victoria por sobre los apetitos carnales del hambre. Ahora Jesús tendría que pasar por otra tentación. 4:5 - “Y le llevó el diablo a un alto monte, y le mostró en un momento todos los reinos de la tierra”. En realidad hubo tres pruebas, como leemos en el relato de Mateo. Nuestro Señor fue probado en las esferas del cuerpo, el alma y el espíritu. Lucas brinca de la prueba del alma a la prueba del espíritu; pero al final, él registra la prueba del alma. A propósito, en la esfera del espíritu es posible asimilar el conocimiento a la velocidad de un procesador Pentium en una computadora (billones de operaciones por segundo), si no es que más rápido. En esta esfera, nuestra mente se libera de los confines de su tabernáculo terrenal y nos movemos y comprendemos como lo hacen las criaturas en el cielo. Por lo tanto, fue posible para el diablo (que aún conservaba los poderes que tenía antes de la rebelión) mostrar a Cristo en un momento todos los reinos de la tierra.
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EL EVANGELIO DE LUCAS 4:6 - “Y le dijo el diablo: A ti te daré toda esta potestad, y la gloria de ellos; porque a mí me ha sido entregada, y a quien quiero la doy”. El ofrecimiento de Satanás de dar a Cristo los reinos de la tierra tuvo su fundamento en el hecho de que en verdad estaban bajo su poder, porque él era el príncipe y gobernador de este mundo, debido a que había conquistado al primer gobernador de este mundo: Adán. A continuación se da la condición para el ofrecimiento: 4:7 - “Si tú postrado me adorares, todos serán tuyos”. Esta era realmente una mentira, ya que Satanás nunca hubiera cumplido con su palabra. No obstante, en otro sentido, el mundo significa muy poco para Satanás en comparación con el cielo, que habría sido suyo en caso de que Jesús hubiera aceptado el ofrecimiento. Era un camino rápido e ilegítimo hacia lo que Dios ya había prometido a Jesús. El Padre ya había prometido al Hijo todos los reinos de esta tierra en Salmos 2:8, que dice: “Pídeme, y te daré por herencia las naciones, y como posesión tuya los confines de la tierra”. Satanás estaba ofreciendo a Jesús su propia herencia, pero por medio de un atajo: evitar la cruz. En esta tentación se revela el verdadero deseo de Satanás. Él desea lo que es prerrogativa exclusiva de Dios: adoración. Al hablar con la mujer en el pozo, el Señor dijo: “Los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren” (Jn. 4:23-24). Jesús hace hincapié en la demanda de pureza en la adoración cuando dice: “Vete de mí, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él solo servirás”. 4:8 - “Respondiendo Jesús, le dijo: Vete de mí, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él solo servirás”. El Señor cita aquí el pasaje de Deuteronomio 6:13: “A Jehová tu Dios temerás, y a él solo servirás, y por su nombre jurarás”. La adoración tiene un poder enorme, porque nos hacemos semejantes a lo que estamos adorando. Satanás desea que todos se asemejen a él. Ahora Lucas describe la segunda prueba o tentación. (En Mateo es la segunda tentación; en Lucas es la tercera). El motivo por el que damos la secuencia de las pruebas en el orden del Evangelio de Mateo y no en el de Lucas es que en Mateo hay un orden de cuerpo, alma y espíritu, que cierra con el mandamiento del Señor “vete de mí”, después de que Satanás expresara su deseo de recibir adoración. 4:9 - “Y le llevó a Jerusalén, y le puso sobre el pináculo del templo, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate de aquí abajo”. En estas tentaciones vemos la increíble humildad y condescendencia del Señor de Gloria al acceder a ser puesto a prueba por aquel que lideró la rebelión en el cielo en contra del Altísimo: un ser creado por Él, al que había dado una posición de jerarquía inmediatamente inferior a la suya. Necesitamos tener esa misma humildad. A veces se nos exige estar sujetos a personas que han sido muy injustas con nosotros. Pero al mismo tiempo debemos discernir hasta qué punto debemos obedecerles. Por ejemplo, Cristo se sometió a ser llevado al pináculo del templo, pero no obedeció a la orden de Satanás de echarse abajo.
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EL EVANGELIO DE LUCAS 4:10-11 - “Porque escrito está: A sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden; y, en las manos te sostendrán, para que no tropieces con tu pie en piedra”. Aquí Satanás cita directamente el pasaje de Salmos 91:11-12, pero fuera de contexto. Esta promesa fue dada a Cristo para Su propia protección, no para alentarlo a tentar a Dios o satisfacer sus propias emociones o deseos. Nuestro Salvador ahora habla en contra de tentar al Señor para satisfacer las emociones personales. 4:12-13 - “Respondiendo Jesús, le dijo: Dicho está: No tentarás al Señor tu Dios. Y cuando el diablo hubo acabado toda tentación, se apartó de él por un tiempo”. Siempre debemos tener cuidado de no caer en este error de tentar a Dios, como lo hicieron los hijos de Israel durante su estadía en el desierto. Concretamente, en Números 14:22 el Señor los acusó de haberle tentado diez veces desde el momento en que salieron de Egipto hasta que llegaron a Cades-barnea. Una tentación en la cual los cristianos llenos del Espíritu son propensos a caer, es la de intentar obligar a Dios a actuar en su beneficio, ya sea a través de las donaciones, del ayuno o de declaraciones que vienen de su propio espíritu o deseo. En efecto, están desafiando a Dios a acudir en su auxilio. Esta era la tentación a la que Satanás quería someter a Cristo. Todo esto se basó en una interpretación incorrecta de las Escrituras. Pero Dios es omnipotente y nunca se deja influenciar por las malas intenciones. Debemos procurar únicamente hacer las cosas que le agradan y que son para Su gloria. Ahora Satanás dejó a Jesús tranquilo por un tiempo.
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Cuarta parte Su ministerio en Galilea (4:14–9:50)
EL EVANGELIO DE LUCAS En Galilea 4:14 - “Y Jesús volvió en el poder del Espíritu a Galilea, y se difundió su fama por toda la tierra de alrededor”. “Galilea” viene de la palabra hebrea “galil”, que significa círculo. La región obtuvo ese nombre porque estaba rodeada de regiones no judías. Era una región de cerca de 80 kilómetros de longitud y 40 kilómetros de ancho. Josefo, quien fue gobernador de la región, escribió que tenía alrededor de 204 aldeas con poblaciones de hasta 15.000 personas. Por lo tanto, puede haber habido más de un millón de habitantes en este distrito relativamente pequeño. Como estaba rodeada de asentamientos no judíos, esta región sucumbió a las ideas liberales y era la menos conservadora de Palestina. El clima era ideal y era famosa por su agricultura: especialmente olivos. El Padre había magnificado ahora a Su amado Hijo a los ojos de todo Israel y por eso, aquí en Su región natal de Galilea, todos habían oído acerca de Él y de los milagros que había realizado en Judea. Debemos detenernos en este momento para afirmar que ninguno de los escritores de los Evangelios incluye todas las obras de Jesús. Sólo a través de la armonía de los Evangelios (que he usado en mi libro La vida de Cristo) podemos tener un orden cronológico de todos los acontecimientos registrados en Su ministerio. 4:15 - “Y enseñaba en las sinagogas de ellos, y era glorificado por todos”. Nuestro Señor acostumbraba estar con los santos en las reuniones de los días de reposo. Este es el aspecto al cual se refiere el apóstol Pablo cuando escribe en Hebreos 10:25: “No dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca”. Debemos seguir el ejemplo del Señor y estar en la asamblea de los santos cada día del Señor y en todas las reuniones de nuestra iglesia, cuando nos sea posible.
Su primer rechazo 4:16 - “Vino a Nazaret, donde se había criado; y en el día de reposo entró en la sinagoga, conforme a su costumbre, y se levantó a leer”. Es tan importante la necesidad de reunirnos que el Espíritu Santo vuelve a enfatizar esto a través de Lucas en este versículo siguiente. Hay una pequeña ilustración que quizás nos ayudará en este momento. Somos en realidad como ramas. Las ramas, cuando se colocan juntas y se queman, producen un fuego maravilloso. Sin embargo, la rama que está sola pronto se apaga. Cuando estamos junto con nuestros hermanos y hermanas en Cristo ardemos intensamente para el Señor. Cuando un carbón encendido es apartado de los demás, se vuelve negro y se apaga. Fuimos creados para ser parte de una familia. Una familia que ora junta y se congrega junta, permanece junta y continúa su rumbo. Así como ocurrió con Jesús, quien fue guiado por el Espíritu Santo para regresar a Su pueblo natal, nosotros tendremos que dar testimonio a nuestros propios familiares. 4:17 - “Y se le dio el libro del profeta Isaías; y habiendo abierto el libro, halló el lugar donde estaba escrito”. El orden del servicio en una sinagoga establecía que después de la sesión de oración tenían la lectura de las Escrituras, que era traducida por un intérprete al arameo de esos días. 52
EL EVANGELIO DE LUCAS Después seguía la sesión de enseñanza, que no estaba a cargo de un ministro profesional, sino más bien de cualquier persona considerada capaz de hablar acerca del pasaje que se había leído. Así fue que, en ese día en particular, se leyó el rollo de las profecías de Isaías. Jesús posiblemente eligió la porción que deseaba comentar. 4:18-19 - “El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos; a predicar el año agradable del Señor”. Esta es una de las partes más extraordinarias y útiles del Nuevo Testamento para ayudarnos a comprender el método por el cual puede interpretarse el Antiguo Testamento. El texto original de Isaías 61:1-2 del cual Jesús leyó, termina con una coma y continúa diciendo en la siguiente frase: “y el día de venganza del Dios nuestro”. En efecto, el Señor estaba separando “el año agradable del Señor” de “el día de venganza del Dios nuestro” con una coma. Una coma separa dos mil años. El año agradable del Señor hace referencia a Su primera venida. El día de venganza es el momento inmediatamente anterior a Su Segunda Venida, cumplido por los tres juicios registrados en el libro de Apocalipsis. En Su primera venida, Cristo no vino para anunciar el juicio. La era de la Iglesia es la era de la gracia. Es un tiempo en el cual se predica acerca del perdón. Es la oportunidad misericordiosa que Dios da a la humanidad para que se arrepienta antes del día de la venganza de nuestro Dios en la Segunda Venida de Cristo. 4:20 - “Y enrollando el libro, lo dio al ministro, y se sentó; y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en él”. El ministro en este caso no era un pastor como los que conocemos, sino alguien designado para cuidar de la sinagoga y de los rollos de las Escrituras. Era un subordinado del líder principal de la sinagoga. 4:21-22 - “Y comenzó a decirles: Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros. Y todos daban buen testimonio de él, y estaban maravillados de las palabras de gracia que salían de su boca, y decían: ¿No es éste el hijo de José?”. La creencia popular era que Jesús era simplemente otro buen hombre, alguien a quien habían conocido desde Su nacimiento. No comprendían Su divinidad. Por lo tanto, se ofendieron con Él. 4:23 - “El les dijo: Sin duda me diréis este refrán: Médico, cúrate a ti mismo; de tantas cosas que hemos oído que se han hecho en Capernaum, haz también aquí en tu tierra”. Este versículo es de suma importancia para todos nosotros. Puede ser que el Señor nos haya usado, quizá en la esfera de la sanidad o los milagros en alguna nación, para después descubrir que el mismo fluir no se encuentra presente en otra nación. Recordemos que nosotros no somos la fuente. ¡Dios es la fuente! Él no se mueve de la misma manera en todas partes. Esto se debe no sólo a Su soberanía, sino también a la situación de la gente, así como también a los espíritus que gobiernan en ciertos lugares. 4:24 - “Y añadió: De cierto os digo, que ningún profeta es acepto en su propia tierra”. Este tema se repite en las Escrituras, porque el Señor dijo al profeta Ezequiel: “Porque no eres enviado a pueblo de habla
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EL EVANGELIO DE LUCAS profunda ni de lengua difícil, sino a la casa de Israel. No a muchos pueblos de habla profunda ni de lengua difícil, cuyas palabras no entiendas; y si a ellos te enviara, ellos te oyeran” (Ez. 3:5-6). A menudo las personas que nos conocen no quieren escuchar el mensaje del evangelio a través de nosotros, pero cuando somos enviados a otros lugares, los extranjeros sí quieren escucharnos. 4:25 - “Y en verdad os digo que muchas viudas había en Israel en los días de Elías, cuando el cielo fue cerrado por tres años y seis meses, y hubo una gran hambre en toda la tierra”. El Señor desarrolla aquí el concepto que la bendición es selectiva. Él también dice en la ley: “Tendré misericordia del que tendré misericordia, y seré clemente para con el que seré clemente” (Ex. 33:19). Nuestro querido Señor Jesús continúa diciendo en el versículo 26: 4:26 - “Pero a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una mujer viuda en Sarepta de Sidón”. El profeta Elías fue enviado a una sola viuda. Sólo una fue hallada digna de aquel milagro bendito. Elías y Moisés son los dos testigos de Apocalipsis 11. Son los dos candeleros que están delante del Dios de toda la tierra (comparar Ap. 11:4; Zac. 4:2-4). 4:27 - “Y muchos leprosos había en Israel en tiempo del profeta Eliseo; pero ninguno de ellos fue limpiado, sino Naamán el sirio”. Eliseo también sanó únicamente a un leproso: el general sirio Naamán. 4:28 - “Al oír estas cosas, todos en la sinagoga se llenaron de ira”. Estaba todo muy claro para los que se encontraban en la congregación de Nazaret. Jesús les estaba diciendo que no cumplían con los requisitos necesarios para ver la bondad de Dios en su vida. Debemos observar bien este pasaje porque nos enseñará a caminar con humildad delante del Señor en nuestra propia vida y ministerio. Este pasaje nos advierte que no debemos suponer que Dios va a responder a todas nuestras oraciones de manera indiscriminada. Sólo Dios decide quién recibirá de Su misericordia y quién no está en condiciones de recibirla. 4:29 - “Y levantándose, le echaron fuera de la ciudad, y le llevaron hasta la cumbre del monte sobre el cual estaba edificada la ciudad de ellos, para despeñarle”. El efecto que produce el rechazo es la ira y la envidia, y a veces hasta el homicidio. Este espíritu se ve en personas como Caín y el rey Saúl. Caín mató a su hermano Abel porque el sacrificio de Abel fue aceptado por Dios, mientras que el suyo no. Cuando el rey Saúl fue rechazado debido a su desobediencia, intentó matar a David, la persona a la cual Dios aceptaba. Echémonos a los pies de Dios y busquemos hallar gracia y misericordia en tiempo de necesidad de manera tal que no lleguemos a ser personas que persiguen a los benditos del Señor. 4:30 - “Mas él pasó por en medio de ellos, y se fue”. Hay un tiempo para morir y un tiempo para no morir. Hay un tiempo para todo. Salomón afirmó en Eclesiastés 3:1- 2: “Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora. Tiempo de nacer, y tiempo de morir; tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado”. Todavía no era el tiempo en el que nuestro Señor debía morir, porque estaba destinado a ir a la cruz tres años más tarde. Por consiguiente, Dios le permitió ejercer Su milagroso poder y caminar a través de la multitud de malhechores que trataba de matarlo.
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EL EVANGELIO DE LUCAS Su nuevo hogar en Capernaum 4:31 - “Descendió Jesús a Capernaum, ciudad de Galilea; y les enseñaba en los días de reposo”. Capernaum ahora se convirtió en el centro de Su ministerio. En el aspecto natural era una región muy fructífera, y en el aspecto espiritual se convirtió en lo mismo para el Señor: cerca del setenta por ciento de Sus milagros registrados fueron hechos durante el tiempo que estuvo en Capernaum y las regiones de alrededor de la provincia de Galilea. Su rechazo en Nazaret, lejos de ser una derrota, le permitió ministrar de una manera mucho más eficaz en toda la región en la que fue recibido con alegría. Otro aspecto del ministerio de Jesús fue que enseñaba a la gente. Nunca debemos descuidar los dos aspectos de Su vida: la enseñanza y los milagros. Debemos creer que ambos ministerios pueden fluir en nuestras iglesias hoy. 4:32 - “Y se admiraban de su doctrina, porque su palabra era con autoridad”. La enseñanza sin unción es árida y sin vida. La Palabra ungida es la que trae convicción e imparte la vida de Dios a los que la escuchan. La letra de la Palabra mata (2 Co. 3:6). 4:33 - “Estaba en la sinagoga un hombre que tenía un espíritu de demonio inmundo, el cual exclamó a gran voz”. Siempre debemos recordar que los demonios son personas en el sentido de que son seres verdaderos y no abstractos. Tienen formas, rasgos y personalidades distintas, así como nosotros. Analicemos lo que dijo este espíritu a través del hombre. 4:34 - “Diciendo: Déjanos; ¿qué tienes con nosotros, Jesús nazareno? ¿Has venido para destruirnos? Yo te conozco quién eres, el Santo de Dios”. Aunque fue un solo demonio el que clamó, resulta evidente que este hombre estaba poseído por muchos más. Hay muchos otros aspectos importantes que debemos observar en este pasaje. Sin duda, los demonios sabían que Jesús era el Hijo de Dios. También sabían que había un tiempo establecido para que fueran juzgados y estaban aterrorizados de solo pensar en eso. 4:35 - “Y Jesús le reprendió, diciendo: Cállate, y sal de él. Entonces el demonio, derribándole en medio de ellos, salió de él, y no le hizo daño alguno”. La expulsión de demonios fue una característica importante del ministerio de Jesús, y ese ministerio también fue dado a Sus discípulos. El mismo ministerio de liberación es sumamente necesario en nuestros días. 4:36 - “Y estaban todos maravillados, y hablaban unos a otros, diciendo: ¿Qué palabra es esta, que con autoridad y poder manda a los espíritus inmundos, y salen?” La expulsión de demonios era algo que resultaba obvio para todos. Aquellos que hemos tenido el privilegio de tener esa autoridad comprendemos el tremendo poder de algunos de los demonios que en este mundo poseen a personas desafortunadas. 4:37 - “Y su fama se difundía por todos los lugares de los contornos”. Sin duda, el Señor usa los milagros para levantar a Sus escogidos sobre la tierra. En los comienzos de Su ministerio, el Señor fue muy famoso y buscado. Sin embargo, durante el último año de Su vida, sufrió mucha oposición y rechazo.
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EL EVANGELIO DE LUCAS 4:38 - “Entonces Jesús se levantó y salió de la sinagoga, y entró en casa de Simón. La suegra de Simón tenía una gran fiebre; y le rogaron por ella”. Aquí encontramos una clara indicación de que Pedro estaba casado. Pablo advirtió que algunos prohibirían casarse, prestando atención a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios (1 Ti. 4:1-3). Los mandamientos que prohíben el matrimonio son satánicos. La Palabra de Dios dice expresamente: “Honroso sea en todos el matrimonio, y el lecho sin mancilla; pero a los fornicarios y a los adúlteros los juzgará Dios” (He. 13:4). 4:39 - “E inclinándose hacia ella, reprendió a la fiebre; y la fiebre la dejó, y levantándose ella al instante, les servía”.Esto prueba el hecho de que uno puede dirigirse a la enfermedad como a un espíritu y expulsarla. También demuestra que la sanación puede ser inmediata, evidenciado por el hecho de que la suegra de Pedro recuperó fuerzas instantáneamente, de manera tal que pudo abandonar su cama y reanudar sus actividades, que en esos días deben haber sido muy arduas para las mujeres. 4:40 - “Al ponerse el sol, todos los que tenían enfermos de diversas enfermedades los traían a él; y él, poniendo las manos sobre cada uno de ellos, los sanaba”. Aquí tenemos un ejemplo de cómo el Señor sanaba a todos los que acudían a Él. Esto representa un contraste con la enseñanza que dio en Nazaret acerca de que Eliseo sanó únicamente a uno de los tantos leprosos que había en Israel en ese momento. Debemos ver que Jesús actuaba bajo la dirección del Padre. Por lo tanto, no podemos estereotipar a Dios. “La sabiduría es justificada por sus hijos”. En otras palabras, la sabiduría es reconocida como tal por el fruto que produce. Dios hará cualquier cosa que le parezca bien. Debemos escuchar con una actitud humilde lo que Dios nos dice a cada momento. Otro pensamiento que debemos considerar aquí es el hecho de que los milagros se realizaban al ponerse el sol. Aquí encontramos una verdad importante. En los días finales de esta dispensación de la Iglesia debemos estar preparados para ver el poder de Dios liberado de tal manera que en ocasiones todos sean sanados para la gloria de Dios. 4:41 - “También salían demonios de muchos, dando voces y diciendo: Tú eres el Hijo de Dios. Pero él los reprendía y no les dejaba hablar, porque sabían que él era el Cristo”. Este es otro testimonio de la realidad en cuanto a que “los demonios creen y tiemblan” (Stg. 2:19). 4:42 - “Cuando ya era de día, salió y se fue a un lugar desierto; y la gente le buscaba, y llegando a donde estaba, le detenían para que no se fuera de ellos”. Este fue el año de Su popularidad, cuando todos los hombres le buscaban y deseaban Su presencia. Así también sucederá con nosotros. Hay ocasiones en las que somos valorados y la gente desea escucharnos, pero más tarde, como en el ministerio de Jesús, el mensaje se vuelve desagradable. 4:43 - “Pero él les dijo: Es necesario que también a otras ciudades anuncie el evangelio del reino de Dios; porque para esto he sido enviado”. Otra verdad que debemos aprender es la siguiente: no podemos quedarnos en un solo lugar cuando Dios nos ha llamado a otras áreas. Vemos esta verdad en la vida de Felipe el evangelista. Él estaba disfrutando de un gran avivamiento en Samaria, cuando el Espíritu Santo le dijo que se
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EL EVANGELIO DE LUCAS fuera de ese lugar y se dirigiera hacia el sur: “Entonces él se levantó y fue. Y sucedió que un etíope, eunuco, funcionario de Candace reina de los etíopes, el cual estaba sobre todos sus tesoros, y había venido a Jerusalén para adorar, volvía sentado en su carro, y leyendo al profeta Isaías” (Hch. 8:27-28). El resultado de la obediencia de Felipe fue que este oficial de alto rango de la corte de la reina se convirtió y por medio de él la fe cristiana llegó a Etiopía. Por lo tanto, debemos estar abiertos para ir a cualquier lugar al que el Espíritu nos pida que vayamos. Debemos ser como “los vástagos que se extienden sobre el muro” y no quedarnos en los confines de nuestro pequeño campo (comparar Gn. 49:22). 4:44 - “Y predicaba en las sinagogas de Galilea”. Dejemos que nuestra luz brille para que todo el pueblo de Dios reciba el mensaje que nos ha sido encomendado. Recordemos la exhortación y la promesa de Isaías 32:20: “Dichosos vosotros los que sembráis junto a todas las aguas, y dejáis libres al buey y al asno”.
Capítulo 5 Jesús junto al mar y el llamamiento de cuatro discípulos 5:1 - “Aconteció que estando Jesús junto al lago de Genesaret, el gentío se agolpaba sobre él para oír la palabra de Dios”. En tiempos del Nuevo Testamento, esta gran extensión de agua tenía unos veintiún kilómetros de longitud, y en su punto más amplio medía trece kilómetros de ancho. Estaba a 207 metros por debajo del nivel del mar y tenía un clima casi tropical. Es llamado con cuatro nombres diferentes en las Escrituras: • Mar de Cineret (Nm. 34:11; Jos. 11:2; 12:3): en la actualidad es conocido como Yam Kinneret, debido a su forma de arpa. “Kinnor” es la palabra hebrea que significa arpa. • Mar de Galilea: recibió este nombre por la región en la que estaba ubicado. • Lago de Genesaret: recibió este nombre por la llanura llamada Genesaret que se extendía al lado oeste del lago, que era una tierra fértil y hermosa. El nombre significa “príncipe de los jardines” (Gan significa “jardín”; sar significa “príncipe”). Por supuesto, Cristo “el Príncipe de los Jardines” realizó la mayor parte de Sus obras en este lugar, el jardín de los corazones de Su pueblo. • Mar de Tiberias (Jn. 6:1): recibió este nombre por la ciudad fundada por Herodes Antipas en el año 20 d.C. Herodes le puso nombre en honor del emperador romano Tiberio. Es la única ciudad de la zona que rodea el mar de Galilea que permanece desde el tiempo de Jesús hasta la actualidad. 5:2 - “Y vio dos barcas que estaban cerca de la orilla del lago; y los pescadores, habiendo descendido de ellas, lavaban sus redes”.Esta es una escena pintoresca de la vida cotidiana de los pescadores. Junto a los botes vacíos estaban sus dueños trabajando para limpiar las algas marinas y otros desechos de las cuerdas de sus redes. Todo este arduo trabajo era por nada, porque después de haber pasado toda la noche en el agua no habían podido atrapar ni un solo pez. 57
EL EVANGELIO DE LUCAS El pescador exitoso es alguien que conoce el trabajo duro, que debe sobreponerse a muchas desilusiones y seguir perseverando. Estas cualidades también son necesarias para las personas que están en el ministerio. No es de asombrarse que varios de estos apóstoles del Cordero fueran pescadores. 5:3 - “Y entrando en una de aquellas barcas, la cual era de Simón, le rogó que la apartase de tierra un poco; y sentándose, enseñaba desde la barca a la multitud”. Jesús ya conocía a Pedro. Por eso no se trataba de un acto atrevido sino que era el pedido de un amigo a otro amigo. Esto nos enseña que, como pastores, no debemos ser atrevidos o o suponer algo al requerir la ayuda de otros. El entorno aquí es una imagen muy bella que ha sido reproducida por muchos pintores. Jesús ahora estaba sentado en la proa del bote, a unos pocos metros de la orilla. La multitud escuchaba embelesada las palabras invalorables que salían de Sus labios. Los oyentes podían oír Sus palabras con facilidad, ya que los vientos que soplaban desde el interior del lago las transportaban hasta las personas que estaban en la playa. 5:4 - “Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar”. Como era típico de nuestro Señor, después de haber usado el bote de Simón Pedro decidió recompensarlo. De la misma manera, no debemos ser deudores de nadie. Quizás Pablo explica esta verdad de la mejor manera en 1 Corintios 9:1-14. En resumen, dice que aquellos que trabajan en las cosas espirituales deben ser recompensados con cosas temporales por su congregación. De la misma manera, cuando alguien nos bendice en el aspecto material, debemos recompensarlo por medio de una bendición espiritual. El Señor mismo dijo: “El obrero es digno de su salario” (Lc. 10:7). 5:5 - “Respondiendo Simón, le dijo: Maestro, toda la noche hemos estado trabajando, y nada hemos pescado; mas en tu palabra echaré la red” Para que ocurra un milagro se requieren los siguientes elementos: 1. La voluntad de Dios: Jesús quería recompensar a Pedro. 2. La Palabra hablada: Jesús dijo la Palabra. 3. Un corazón que crea: Pedro creyó. 4. Un acto de fe: Pedro echó la red. 5:6 - “Y habiéndolo hecho, encerraron gran cantidad de peces, y su red se rompía”. El Señor es el “Señor de la Cosecha” y el Señor de la abundancia, porque Él dijo: “Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia” (Jn. 10:10). 5:7 - “Entonces hicieron señas a los compañeros que estaban en la otra barca, para que viniesen a ayudarles; y vinieron, y llenaron ambas barcas, de tal manera que se hundían”.El Señor no hace las cosas a escondidas y Sus milagros no son cuestionables. Con toda seguridad, los pescadores hablaron acerca de esto durante toda su vida. Recordemos que Lucas no fue testigo ocular, sino que obtuvo la información de los otros discípulos.
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EL EVANGELIO DE LUCAS 5:8 - “Viendo esto Simón Pedro, cayó de rodillas ante Jesús, diciendo: Apártate de mí, Señor, porque soy hombre pecador”. Tal manifestación del poder milagroso de Dios estuvo acompañada por una sensación de Su santa presencia que hizo sentir culpable a Pedro. Que Dios nos conceda asimismo tal poder de convicción que haga que la gente reconozca sus pecados y se arrepienta. 5:9 - “Porque por la pesca que habían hecho, el temor se había apoderado de él, y de todos los que estaban con él”. Estos pescadores nunca habían visto una pesca de tal magnitud. Un milagro es algo extraordinario (“fuera de lo común” o “que sale de lo ordinario”), de aquí, que el término “milagroso” ahora forma parte del vocabulario común de un individuo. En los últimos días, “la multitud del mar” se volverá al Señor (Is. 60:5). Estamos a la espera del mayor avivamiento que el mundo haya visto alguna vez, prefigurado por esta pesca milagrosa, extraordinaria. Además, prefiguró el ministerio exitoso de Pedro en Pentecostés y la posterior apertura de la puerta de la fe a los gentiles. 5:10 - “Y asimismo de Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Pero Jesús dijo a Simón: No temas; desde ahora serás pescador de hombres”. Vemos que los tres apóstoles del Cordero que estuvieron en el monte de la Transfiguración también fueron testigos de este milagro de la abundante recolección de peces. Jesús entonces tranquilizó a Pedro, al decirle: “No temas; desde ahora serás pescador de hombres”. Esto indica no sólo el llamado apostólico de Pedro, sino también su llamado a ser evangelista. No es poco usual que el trabajo secular de una persona sea una preparación para su ministerio espiritual. Cuando el ángel visitó a María le dijo: “No temas”, y a los pastores los ángeles dijeron: “No temáis”. Jesús mismo habló al líder de la sinagoga cuya hija había muerto, diciendo: “No temas”. También dijo a los discípulos: “No temáis”, porque ellos valían más que muchos gorriones. El Señor dijo: “no temáis” a Su pequeño rebaño de creyentes, “no temas” al apóstol Pablo cuando estaba en el barco en camino a Malta, y “no temas” al apóstol Juan en la isla de Patmos en Apocalipsis 1:17. Dios ha dicho al hombre continuamente que no tema, porque somos muy temerosos por naturaleza. 5:11 - “Y cuando trajeron a tierra las barcas, dejándolo todo, le siguieron”. En su momento más exitoso como pescadores, estos hombres dejaron su oficio para seguir a Jesús. Esta es una verdad importante. Exigió un nivel muy alto de consagración para estos dedicados trabajadores. Estaban dejando sus ocupaciones en un momento en el que les estaba yendo bien. Por lo tanto, este acto representa una caída desde las alturas hasta las profundidades de la realización económica. Es una situación que se repite en la vida de muchas de las personas que son llamadas por Dios. En mi caso, para poder seguir al Señor y prepararme para el ministerio, tuve que dejar mi trabajo cuando estaba a punto de conseguir un ascenso y una nueva oportunidad comercial. Tuve que dejar todo para ir al
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EL EVANGELIO DE LUCAS instituto bíblico, lo cual exigió dar un gran paso de fe. En muchos casos, Satanás ofrece oportunidades tentadoras en nuestra carrera, como un incentivo para que algunos no acudan a Su llamado. Esto obviamente no fue el caso de los discípulos, ya que el milagro de la pesca fue realizado por el Señor.
La sanación del leproso 5:12 - “Sucedió que estando él en una de las ciudades, se presentó un hombre lleno de lepra, el cual, viendo a Jesús, se postró con el rostro en tierra y le rogó, diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme”. Aquí tenemos dos elementos esenciales para que se libere el poder de Dios: 1. Un reconocimiento humilde de la voluntad soberana de Dios. 2. Una declaración de fe en la capacidad de Jesús para sanar. 5:13 - “Entonces, extendiendo él la mano, le tocó, diciendo: Quiero; sé limpio. Y al instante la lepra se fue de él”. Así que el hombre fue sanado al expresar Jesús Su voluntad para hacerlo. Entonces, conforme a la declaración de fe del hombre, el poder de Dios fue liberado para limpiarlo de su lepra. 5:14 - “Y él le mandó que no lo dijese a nadie; sino ve, le dijo, muéstrate al sacerdote, y ofrece por tu purificación, según mandó Moisés, para testimonio a ellos”. Qué distintos son los caminos de Dios de los caminos del hombre. Muchos pastores están ansiosos por divulgar aquellas cosas que Dios ha hecho a través de su ministerio en un intento por atraer a las multitudes hacia sí mismos. En este caso, Cristo no quiso que el milagro se diera a conocer en otros lugares. Además, vemos que el Señor respetó la ley. Nunca debemos olvidar las palabras de nuestro bendito Señor, que dijo: “No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir” (Mt. 5:17). 5:15 - “Pero su fama se extendía más y más; y se reunía mucha gente para oírle, y para que les sanase de sus enfermedades”. Parece que el hombre sanado de lepra no pudo contenerse, sino que habló acerca del poder sanador del Señor por todas partes; por consiguiente, las multitudes comenzaron a buscarlo.
La fortaleza viene por medio de la oración 5:16 - “Mas él se apartaba a lugares desiertos, y oraba”. Los predicadores pueden ministrar durante algún tiempo, pero de vez en cuando necesitan tomarse un descanso. Tienen que detenerse y beber del agua de vida en oración. Es muy necesario que tengamos continuamente experiencias renovadoras con el Señor que siempre nos permitan tener algo nuevo para compartir con los demás. 5:17 - “Aconteció un día, que él estaba enseñando, y estaban sentados los fariseos y doctores de la ley, los cuales habían venido de todas las aldeas de Galilea, y de Judea y Jerusalén; y el poder del Señor estaba con él para sanar”. Un grupo selecto de los destacados líderes religiosos de Israel se había reunido para escuchar al Señor. Estos líderes instruían y enseñaban a los demás, ya que eran grandes conocedores de las 60
EL EVANGELIO DE LUCAS Escrituras. Debemos detenernos aquí para considerar que quizás este haya sido uno de los seminarios más potencialmente gratificantes en los que Jesús pudo haber enseñado. Estaba instruyendo a los maestros de Israel. Los eruditos que estaban sentados frente a Él se reproducirían en muchos miles de vidas. Pensemos en la productividad que se puede lograr al tener seminarios para pastores y líderes cristianos en otras tierras. Si se enseña a los maestros es mucho más probable que se produzca fruto duradero en muchos corazones que si sólo se predica a las multitudes. Me gustaría darles un ejemplo acerca de esto. Estábamos realizando un seminario para alrededor de cien pastores en un país del oeste de África. Debido a las verdades que estábamos tratando, el presidente comentó que tendríamos que haber invitado a todos los miembros de la iglesia a ese seminario, así como también a los líderes. En la reunión del domingo a la mañana posterior al seminario hablamos a cerca de dos mil de los miembros comunes de la iglesia. No obstante, el nivel de revelación de las verdades que presentamos fue mucho menor que el nivel de revelación que dimos en el seminario. Cuando el presidente vio esto comprendió el valor de la selectividad de los matriculados. Verdaderamente, el Espíritu Santo se revela conforme al nivel de la mayoría de los presentes. Otra verdad importante es que la presencia del Señor estaba allí para sanar a esos líderes. Como ya hemos dicho en varias ocasiones, la voluntad de Dios siempre domina por encima de todas las demás consideraciones. Si aún no ha llegado el tiempo o no está en Su voluntad manifestar Su poder, no podemos hacer absolutamente nada. Esto se deja en claro en Salmos 62:11: “Una vez habló Dios; dos veces he oído esto: que de Dios es el poder”.
El hombre paralítico 5:18 - “Y sucedió que unos hombres que traían en un lecho a un hombre que estaba paralítico, procuraban llevarle adentro y ponerle delante de él”. La parálisis (o atrofia muscular) puede inutilizar los brazos o las piernas. El estado de la enfermedad de este hombre era tan grave que tuvieron que llevarlo en su cama. 5:19 - “Pero no hallando cómo hacerlo a causa de la multitud, subieron encima de la casa, y por el tejado le bajaron con el lecho, poniéndole en medio, delante de Jesús”.Podemos ver la fe y la perseverancia de los amigos de este pobre hombre. Siempre admiro a aquellos que se ocupan de los enfermos. Al haber tenido que cuidar de mi propia esposa, que quedó paralítica después de sufrir una embolia, sé con cuánta entrega hay que tratar a aquellos que se encuentran en esa condición desafortunada. El acto de bajarlo por el tejado implicó literalmente la rotura del techo de la casa del propietario. Esto requería mucha osadía y seguridad del resultado final. De otra manera, jamás lo habrían intentado. 5:20 - “Al ver él la fe de ellos, le dijo: Hombre, tus pecados te son perdonados”. El Señor reconoció de inmediato la fe de los amigos del paralítico. Sus palabras sorprendieron a todos los presentes porque no mencionó la enfermedad, sino que se refirió a los pecados del hombre. Jesús le dijo que sus pecados eran perdonados. Los supersticiosos israelitas de aquel entonces pensaban que la enfermedad estaba relacionada con el pecado. Vemos esta actitud en la mente de los amigos del patriarca Job. Lo acusaban de haber pecado porque estaba cubierto de sarna y había perdido todas sus posesiones. 61
EL EVANGELIO DE LUCAS 5:21 - “Entonces los escribas y los fariseos comenzaron a cavilar, diciendo: ¿Quién es éste que habla blasfemias? ¿Quién puede perdonar pecados sino sólo Dios?”. En la era del Nuevo Testamento el Señor dio poder a Sus ministros, como vemos en Juan 20:23: “A quienes remitiereis los pecados, les son remitidos; y a quienes se los retuviereis, les son retenidos”. Bajo la unción del Espíritu, hay ocasiones en las que se puede decir a alguien en nombre de Dios: “Tus pecados te son perdonados”. 5:22 - “Jesús entonces, conociendo los pensamientos de ellos, respondiendo les dijo: ¿Qué caviláis en vuestros corazones?”. Una de las características de la vida llena del Espíritu de nuestro Señor fue que era capaz de leer los pensamientos de la gente. En el cielo, todos nuestros pensamientos son hechos manifiestos a todos los demás, es decir, los demás pueden saber nuestros pensamientos. El Señor Jesús ahora responde a la oposición con una pregunta: 5:23 - “¿Qué es más fácil, decir: Tus pecados te son perdonados, o decir: Levántate y anda?”. Jesús demostró así que tenía poder no sólo para sanar, sino también para perdonar pecados, y que Él mismo era Dios. 5:24 - “Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados (dijo al paralítico): A ti te digo: Levántate, toma tu lecho, y vete a tu casa”. En muchos casos el Señor apeló a la demostración del poder de Dios manifestado en Su ministerio para probar que Su mensaje era auténtico. Esto fue cierto para la Iglesia del Nuevo Testamento, dado que Jesús dijo en Marcos 16:17-18: “Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán”. Volviendo al relato del hombre paralítico, leemos: 5:25 - “Al instante, levantándose en presencia de ellos, y tomando el lecho en que estaba acostado, se fue a su casa, glorificando a Dios”. No cabe duda alguna que el enviar al enfermo de regreso a su casa era un nuevo acto de misericordia y compasión del Señor, que tenía el fin de traer gozo y alegría a su familia. 5:26 - “Y todos, sobrecogidos de asombro, glorificaban a Dios; y llenos de temor, decían: Hoy hemos visto maravillas”. Es digno de señalar que cuando Jesús manifestaba Su extraordinario poder, la gente se llenaba de un temor reverente por el milagro que habían presenciado.
El llamamiento de Leví 5:27 - “Después de estas cosas salió, y vio a un publicano llamado Leví, sentado al banco de los tributos públicos, y le dijo: Sígueme”. Los publicanos o recaudadores de impuestos eran judíos que se habían alistado al servicio del gobierno romano y oprimían a su propio pueblo. El sistema romano para la recolección de impuestos consistía en dividir a las naciones en ciertas regiones y luego determinar una cierta suma para cada distrito. Luego se vendía el derecho de recaudación de dichos impuestos al mejor postor. En tanto que el recaudador de impuestos entregara cada año el monto determinado, no había problemas.
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EL EVANGELIO DE LUCAS Sin embargo, el recaudador de impuestos podía exigir a los habitantes de su distrito lo que él determinara. De esta manera, podía enriquecerse mucho porque el común de la gente no tenía idea de cuál era el monto determinado para su distrito. Los recaudadores de impuestos eran clasificados de ladrones y se les prohibía la entrada a la sinagoga porque eran considerados traidores a su nación. Por eso el llamamiento de Jesús a Leví, que también era conocido con el nombre de Mateo, provocó un gran rechazo entre los líderes religiosos. Mateo sería más tarde el autor del primer Evangelio. La orden de Cristo a Leví de seguirle fue dada en el modo imperativo: “Sígueme”, y Leví obedeció al llamado. 5:28 - “Y dejándolo todo, se levantó y le siguió”. ¿Qué fue lo que dejó? ¡Su dinero! En el momento en que Cristo lo llamó, Leví seguramente tenía dinero sobre la mesa. ¿Cuál fue el motivo principal por el que Leví se había convertido en recaudador de impuestos? Fue su búsqueda de dinero. Por consiguiente, debió vencer su amor al dinero. Que Dios nos conceda por Su gracia que podamos llegar a ese mismo nivel de consagración a nuestro amado Maestro. 5:29 - “Y Leví le hizo gran banquete en su casa; y había mucha compañía de publicanos y de otros que estaban a la mesa con ellos”. En este contexto vemos a Mateo (Leví) que da testimonio valiente ante todos sus amigos y colegas acerca de su fe en Cristo y de su llamado al ministerio de tiempo completo para el Señor. 5:30 - “Y los escribas y los fariseos murmuraban contra los discípulos, diciendo: ¿Por qué coméis y bebéis con publicanos y pecadores?”. Los líderes religiosos farisaicos enseñaban la doctrina de la santidad exterior y la no-circuncisión del corazón. Criticaban la actitud de Jesús de comer junto con los recaudadores de impuestos. 5:31 - “Respondiendo Jesús, les dijo: Los que están sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos”. Jesús no cuestionó el hecho de que los recaudadores de impuestos fueran pecadores. De hecho, confirmó que lo eran, pero dijo que así como los que están enfermos físicamente necesitan la ayuda de un médico, estos pecadores necesitan un médico espiritual. Por lo tanto, dijo: 5:32 - “No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento”. Mediante esta franca respuesta, Jesús está declarando que vino a salvar a los que estaban perdidos. Por este motivo, el apóstol Pablo también escribió en 1 Corintios 9:19-22: “Por lo cual, siendo libre de todos, me he hecho siervo de todos para ganar a mayor número. Me he hecho a los judíos como judío, para ganar a los judíos; a los que están sujetos a la ley (aunque yo no esté sujeto a la ley) como sujeto a la ley, para ganar a los que están sujetos a la ley; a los que están sin ley, como si yo estuviera sin ley (no estando yo sin ley de Dios, sino bajo la ley de Cristo), para ganar a los que están sin ley. Me he hecho débil a los débiles, para ganar a los débiles; a todos me he hecho de todo, para que de todos modos salve a algunos”. Por consiguiente, debemos “ceñir los lomos de nuestro entendimiento” a fin de ser ganadores de almas. “El que gana almas es sabio” (Pr. 11:30). En el versículo 33, los fariseos hicieron otra pregunta a Jesús con respecto a las prácticas religiosas:
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EL EVANGELIO DE LUCAS Acerca del ayuno 5:33-34 - “Entonces ellos le dijeron: ¿Por qué los discípulos de Juan ayunan muchas veces y hacen oraciones, y asimismo los de los fariseos, pero los tuyos comen y beben? El les dijo: ¿Podéis acaso hacer que los que están de bodas ayunen, entre tanto que el esposo está con ellos?”. Jesús usa el ejemplo de una boda judía para ilustrar este aspecto. En una boda judía, el novio es la figura principal. Hay gran alegría cuando él aparece. Cristo mismo es nuestro Novio celestial. En su presencia hay plenitud de gozo, y a su diestra hay delicias para siempre (Sal. 16:11). Mientras Él estuvo en la tierra, Sus discípulos (a quienes se compara con los invitados a la boda) no podían ayunar y estar tristes en Su presencia. No obstante, el Señor advierte que llegará el momento de Su partida (se refiere a Su ascensión), y sólo entonces los discípulos van a ayunar. 5:35 - “Mas vendrán días cuando el esposo les será quitado; entonces, en aquellos días ayunarán”. El ayuno, por lo tanto, constituye la norma para la vida cristiana, en especial cuando el Espíritu Santo nos induce a hacerlo.
La parábola del vino nuevo Una parábola es una historia terrenal que tiene un significado celestial o espiritual. Por consiguiente, es sumamente importante que tomemos para nosotros las instrucciones que el Señor intentó dar a Sus discípulos. Leamos esta parábola en actitud de oración y pidamos al Señor que nos dé Su interpretación. 5:36 - “Les dijo también una parábola: Nadie corta un pedazo de un vestido nuevo y lo pone en un vestido viejo; pues si lo hace, no solamente rompe el nuevo, sino que el remiendo sacado de él no armoniza con el viejo”. Esto es lo que nos dice la sabiduría natural con respecto al remiendo de ropas viejas. Se fundamenta en una observación de la vida y era, indudablemente, una palabra de advertencia que las madres darían a sus hijas. No obstante, esta parábola es una de dos historias relatadas en forma consecutiva y que hablan del mismo tema general. Por lo tanto, para poder interpretar la primera historia correctamente necesitamos compararla con la otra. Entonces, antes de intentar buscar una interpretación, sigamos leyendo. 5:37 - “Y nadie echa vino nuevo en odres viejos; de otra manera, el vino nuevo romperá los odres y se derramará, y los odres se perderán”. En Palestina, las “botellas” estaban hechas de pieles de animales y se llamaban odres. Cuando el vino nuevo era echado dentro del odre, se fermentaba y despedía gas de dióxido de carbono. El odre nuevo tenía cierta elasticidad y se expandía con la presión del gas; sin embargo, el odre viejo se secaba y se volvía quebradizo, perdía su elasticidad y se rompía. Por lo tanto, el Señor continúa con Su consejo para ese día. 5:38 - “Mas el vino nuevo en odres nuevos se ha de echar; y lo uno y lo otro se conservan”. Esta advertencia se convirtió en realidad para mí una vez que estaba escuchando a un anciano evangelista en Francia. Él era un inglés a quien Dios había usado para difundir el mensaje del bautismo del Espíritu Santo en esa nación. Había levantado muchas iglesias pentecostales, pero también había ministrado en cierta iglesia de una 64
EL EVANGELIO DE LUCAS denominación establecida. Como muchas personas abrieron su corazón al Espíritu Santo, fueron llenas del Espíritu y hablaron en otras lenguas. Cuando el evangelista regresó a esa iglesia varios años más tarde, descubrió que todos sus miembros se habían secado y ya no manifestaban los dones espirituales. Cuando preguntó al Señor por qué había ocurrido esto, le contestó: “No se puede poner vino nuevo en odres viejos”. ¿Por qué esto es así? Porque las denominaciones que no avanzan con Dios se conforman con la meseta espiritual que han alcanzado y no pueden aceptar nuevas revelaciones. Se convierten en odres quebradizos y rígidos. El Señor termina la parábola agregando otra verdad importante. 5:39 - “Y ninguno que beba del añejo, quiere luego el nuevo; porque dice: El añejo es mejor”. Ese es el problema: la gente está satisfecha con lo antiguo y conocido. Se requiere mucha persuasión para que el pueblo de Dios acepte nuevas verdades o un nuevo mover de Su Espíritu Santo. Esto fue dejado en claro para nosotros en Myanmar (la antigua Birmania), donde realizamos un seminario para pastores. Alrededor de la mitad de los pastores eran pentecostales, mientras que los demás eran bautistas. Fueron necesarios cuatro días de predicación, enseñanza y persuasión hasta que las dudas, temores y actitudes de los queridos bautistas fueron cambiados de manera tal que aceptaron orar para recibir el bautismo del Espíritu Santo. El cuarto día por la tarde, más de cien personas recibieron al Espíritu Santo y hablaron gloriosamente en otras lenguas. En ambas parábolas hay un tema común que es claro: lo viejo contra lo nuevo. A la gente no le gusta el cambio; quieren quedarse con la misma forma de siempre para hacer las cosas. Los israelitas no querían el nuevo pacto. La mayoría de ellos estaban conformes con el pacto antiguo. Los que aceptaron el nuevo aún querían aferrarse al viejo. Intentaron remendar el viejo con el nuevo para poder tener los dos. Harían cualquier cosa para conservar el viejo.
Capítulo 6 El Señor del día de reposo 6:1 - “Aconteció en un día de reposo, que pasando Jesús por los sembrados, sus discípulos arrancaban espigas y comían, restregándolas con las manos”. Este día de reposo se refiere al “segundo primer día de reposo; i.e., el segundo día de reposo después del primero” (Nota en el margen de La Biblia de las Américas); es decir, el día de reposo siguiente al día de reposo que correspondía a la fiesta. (La RV 1909 dice: “un sábado segundo del primero”.) La Pascua se celebraba el día 14. Los días 15 a 21 eran los siete días de los panes sin levadura. El primer y último día de la fiesta de los panes sin levadura eran considerados días de reposo de fiesta o días de santa convocación (ver Lv. 23:6-8). No se podía hacer ningún tipo de trabajo durante esos días. 65
EL EVANGELIO DE LUCAS Hubo cuatro Pascuas durante el ministerio de Jesús. 1. 2. 3. 4.
La primera Pascua: Juan 2:13 - Año 27 d.C. La segunda Pascua: Lucas 6:1 - Año 28 d.C. La tercera pascua: Juan 6:4 - Año 29 d.C. La cuarta Pascua: Juan 13:1 - Año 30 d.C., cuando fue crucificado.
La recolección de las espigas estaba permitida por la ley, según Deuteronomio 23:25: “Cuando entres en la mies de tu prójimo, podrás arrancar espigas con tu mano; mas no aplicarás hoz a la mies de tu prójimo”. Sin embargo, los fariseos se opusieron porque era un día de reposo. 6:2 - “Y algunos de los fariseos les dijeron: ¿Por qué hacéis lo que no es lícito hacer en los días de reposo?”. Según la ley, estaba prohibido cosechar los días de reposo (Ex. 34:21). Técnicamente, los discípulos estaban haciendo algo incorrecto. Esta tradición judía estaba en la Mishna. La respuesta de Jesús fue la cita de algo que tenía prioridad por sobre este mandamiento. 6:3-4 - “Respondiendo Jesús, les dijo: ¿Ni aun esto habéis leído, lo que hizo David cuando tuvo hambre él, y los que con él estaban; cómo entró en la casa de Dios, y tomó los panes de la proposición, de los cuales no es lícito comer sino sólo a los sacerdotes, y comió, y dio también a los que estaban con él?”. Cristo se refirió al momento de la vida de David en el que estaba huyendo de Saúl y se encontró hambriento en la presencia del sumo sacerdote. “Ahora, pues, ¿qué tienes a mano? Dame cinco panes, o lo que tengas. El sacerdote respondió a David y dijo: No tengo pan común a la mano, solamente tengo pan sagrado; pero lo daré si los criados se han guardado a lo menos de mujeres. Y David respondió al sacerdote, y le dijo: En verdad las mujeres han estado lejos de nosotros ayer y anteayer; cuando yo salí, ya los vasos de los jóvenes eran santos, aunque el viaje es profano; ¿cuánto más no serán santos hoy sus vasos? Así el sacerdote le dio el pan sagrado, porque allí no había otro pan sino los panes de la proposición, los cuales habían sido quitados de la presencia de Jehová, para poner panes calientes el día que aquéllos fueron quitados” (1 S. 21:3-6). La ley es explícita en Levítico 24:5-9: “Y tomarás flor de harina, y cocerás de ella doce tortas; cada torta será de dos décimas de efa. Y las pondrás en dos hileras, seis en cada hilera, sobre la mesa limpia delante de Jehová. Pondrás también sobre cada hilera incienso puro, y será para el pan como perfume, ofrenda encendida a Jehová. Cada día de reposo lo pondrá continuamente en orden delante de Jehová, en nombre de los hijos de Israel, como pacto perpetuo. Y será de Aarón y de sus hijos, los cuales lo comerán en lugar santo; porque es cosa muy santa para él, de las ofrendas encendidas a Jehová, por derecho perpetuo”. Pero cuando el Señor se refirió a este acontecimiento en la vida de David, quiso señalar que la necesidad del hombre tiene prioridad por sobre la ley en un caso como ese. Aun los rabinos reconocían en sus enseñanzas que el día de reposo estaba hecho para el hombre y no el hombre para el día de reposo. Por lo tanto, la necesidad del hombre tenía mayor prioridad que el cumplimiento de la ley ritual.
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EL EVANGELIO DE LUCAS 6:5 - “Y les decía: El Hijo del Hombre es Señor aun del día de reposo”.Jesús se estableció a Sí mismo como el administrador, y por lo tanto Señor, del día de reposo.
La sanación del hombre de la mano seca 6:6 - “Aconteció también en otro día de reposo, que él entró en la sinagoga y enseñaba; y estaba allí un hombre que tenía seca la mano derecha”. Supuestamente, este día de reposo no era uno de los siete enumerados entre la Pascua y Pentecostés. Levítico 23:15 dice: “Y contaréis desde el día que sigue al día de reposo, desde el día en que ofrecisteis la gavilla de la ofrenda mecida; siete semanas cumplidas serán” (es decir, siete días de reposo). 6:7 - “Y le acechaban los escribas y los fariseos, para ver si en el día de reposo lo sanaría, a fin de hallar de qué acusarle”. Después de Su primer año de popularidad, el Señor se encontró con la oposición de los líderes religiosos que lo sometían cada vez más a prueba. Lo mismo ocurre con los líderes levantados por Dios. Necesitan ser muy cautos en su vida personal, dejándose guiar por el Espíritu Santo, porque los demás observan cada una de sus palabras y acciones. 6:8 - “Mas él conocía los pensamientos de ellos; y dijo al hombre que tenía la mano seca: Levántate, y ponte en medio. Y él, levantándose, se puso en pie”. Aquí no había milagros ocultos, sino que eran hechos delante de los propios ojos de los allí presentes. En un lugar importante, el Señor demostró Su poder y gloria. 6:9 - “Entonces Jesús les dijo: Os preguntaré una cosa: ¿Es lícito en día de reposo hacer bien, o hacer mal? ¿salvar la vida, o quitarla?”. Si había una doctrina por encima de todas las demás con la que el Señor se tenía que encontrar en Su ministerio, esta era la doctrina de las enseñanzas erróneas con respecto al día de reposo que se habían vuelto idolátricas para los rabinos. Una doctrina puede convertirse en un ídolo. Digno es de señalar que en las sucesivas generaciones de la era de la Iglesia, cada generación también ha tenido su propia falsa doctrina en particular que necesitaba ser rebatida. El Señor apela nuevamente al espíritu de la ley, no a la letra de la ley, al decir: “¿Es lícito en día de reposo hacer bien, o hacer mal? ¿salvar la vida, o quitarla?” . 6:10 - “Y mirándolos a todos alrededor, dijo al hombre: Extiende tu mano. Y él lo hizo así, y su mano fue restaurada”. El Señor quería asegurarse de que todos los presentes vieran este milagro. Sin embargo, en lugar de alegrarse por el milagro, se enojaron mucho. 6:11 - “Y ellos se llenaron de furor, y hablaban entre sí qué podrían hacer contra Jesús”. Una creencia, doctrina o dogma puede convertirse en un ídolo. Ahora que su ídolo había sido tocado y eficazmente destruido, los líderes religiosos procuraban matar al Señor. Qué importante es que cada uno de nosotros se deshaga de sus ídolos y busque al Señor para tener un corazón puro. De otra manera, terminaremos rechazando y oponiéndonos con todas nuestras fuerzas a lo que el Señor haga en el futuro. Nuevamente el Señor busca un poder renovado en la oración para poder enfrentar los días que tenía por delante en el ministerio. 67
EL EVANGELIO DE LUCAS La elección de los doce 6:12 - “En aquellos días él fue al monte a orar, y pasó la noche orando a Dios”. Este pasaje nos enseña una lección muy importante. Antes de poner a una persona en una posición de liderazgo, un pastor debe orar hasta interpretar lo que piensa el Señor al respecto. Una vez que ha puesto a una persona en una posición de liderazgo en la iglesia es muy difícil sacarla si su gestión es poco satisfactoria, y esto puede causar mucho daño a la iglesia. Por lo tanto, debemos prestar atención al ejemplo de Jesús. Él pasó mucho tiempo en oración antes de designar a los apóstoles, para poder pensar como Su Padre al tomar esta decisión tan crítica. 6:13 - “Y cuando era de día, llamó a sus discípulos, y escogió a doce de ellos, a los cuales también llamó apóstoles”. El número doce aparece varias veces en las Escrituras y está relacionado con el gobierno. El número 12 significa gobierno. Considere los siguientes ejemplos: • 12 patriarcas • 12 tribus • 12 apóstoles • 12 tronos • 12 príncipes de Ismael (Gn. 17:20) • 12 jueces • 12 puertas • 12 cimientos en la Nueva Jerusalén • 12 años: la edad que tenía Jesús cuando enseñó a los doctores de la ley 6:14-16 - “A Simón, a quien también llamó Pedro, a Andrés su hermano, Jacobo y Juan, Felipe y Bartolomé, Mateo, Tomás, Jacobo hijo de Alfeo, Simón llamado Zelote, Judas hermano de Jacobo, y Judas Iscariote, que llegó a ser el traidor”.
La llanura de las Bienaventuranzas 6:17-19 - “Y descendió con ellos, y se detuvo en un lugar llano, en compañía de sus discípulos y de una gran multitud de gente de toda Judea, de Jerusalén y de la costa de Tiro y de Sidón, que había venido para oírle, y para ser sanados de sus enfermedades; y los que habían sido atormentados de espíritus inmundos eran sanados. Y toda la gente procuraba tocarle, porque poder salía de él y sanaba a todos”. La mayoría de los comentaristas están de acuerdo en que Lucas brinda aquí un relato muy abreviado del Sermón del monte. Se dan muchos más detalles en Mateo capítulos 5 al 7. Debido a que eso es así, relataremos muy brevemente los sucesos ocurridos en la noche y el día de este acontecimiento. El Señor subió la suave cuesta desde Capernaum hasta la cima de la montaña. Cuando llegó allí oró. Al amanecer, llamó a Sus discípulos y escogió de entre ellos a los doce apóstoles. De allí descendió a un lugar llano, donde en primer lugar sanó a los enfermos. 68
EL EVANGELIO DE LUCAS El Sermón del monte Después Jesús se sentó, con Sus doce discípulos a Su alrededor. Había también una gran cantidad de otros discípulos, y más afuera estaban las multitudes. Eran tres grupos en total. Este sermón fue el más extraordinario de todas Sus enseñanzas, porque como nos dice Mateo 7:28-29, “se admiraban de su doctrina porque les enseñaba como quien tiene autoridad, no como los escribas”, que solían citarse unos a otros para fundamentar sus enseñanzas. Aquí estaba el profeta “como Moisés” que había sido prometido, quien dio los Diez Mandamientos y la ley en el monte Sinaí. No obstante, uno “mayor que Moisés” estaba allí, porque era el mismísimo Hijo de Dios que declaraba las leyes de Su Reino. Con esto en mente, debemos procurar estudiar estos preceptos en actitud de oración y reverencia. 6:20 - “Y alzando los ojos hacia sus discípulos, decía: Bienaventurados vosotros los pobres, porque vuestro es el reino de Dios”. Las Escrituras se interpretan a sí mismas. La mejor manera de comprender un versículo es analizar los demás pasajes de las Escrituras. Por consiguiente, por medio de la Biblia podemos comprender el mensaje de nuestro Señor. Con referencia a los ricos, Él deja muy en claro que “es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios” (Mt. 19:24). El propio hermano del Señor dio una advertencia similar cuando dijo: “¡Vamos ahora, ricos! Llorad y aullad por las miserias que os vendrán. Vuestras riquezas están podridas, y vuestras ropas están comidas de polilla. Vuestro oro y plata están enmohecidos; y su moho testificará contra vosotros, y devorará del todo vuestras carnes como fuego. Habéis acumulado tesoros para los días postreros” (Stg. 5:1-3). El apóstol Pablo también advirtió que “los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición; porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores” (1 Ti. 6:9-10). Por lo tanto, sería sabio escuchar la advertencia del rey Salomón, cuando dijo: “No te afanes por hacerte rico; sé prudente, y desiste. ¿Has de poner tus ojos en las riquezas, siendo ningunas? Porque se harán alas como alas de águila, y volarán al cielo” (Pr. 23:4-5). En el Evangelio de Lucas se dan otras advertencias sobre la riqueza; en particular, la historia del hombre rico y el mendigo Lázaro. Al morir el rico fue al infierno, mientras que el mendigo fue al cielo. Sin embargo, en este momento creo que sería prudente aclarar algunas de estas afirmaciones, ya que podríamos llegar a creer que todos los pobres van al cielo y todos los ricos van al infierno. Los requisitos para ir al cielo son nacer de nuevo y llevar una vida recta. Esto se aplica a los ricos y a los pobres por igual. Otro punto a considerar es que algunos de los santos más selectos de Dios fueron muy ricos. Algunos buenos ejemplos son Abraham, Job y David. No obstante, todos ellos pudieron decir como David: “Una cosa he demandado a Jehová, ésta buscaré; que esté yo en la casa de Jehová todos los días 69
EL EVANGELIO DE LUCAS de mi vida, para contemplar la hermosura de Jehová, y para inquirir en su templo” (Sal. 27:4). El simple hecho de dar nuestras posesiones a los pobres nunca nos hará aptos para ir al cielo, ya que el apóstol Pablo afirma: “Si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve” (1 Co. 13:3). La clave radica en el hecho de que Dios no hace distinción de personas. Toda persona, sea rica o pobre, debe seguir obedeciendo al Señor. Si somos ricos, no debemos encariñarnos demasiado con nuestras riquezas, y debemos recordar que estas provienen de Dios. Nuestras posesiones están en todo momento a disposición del Señor. No nos pertenecen. “Porque ¿quién te distingue? ¿o qué tienes que no hayas recibido? Y si lo recibiste, ¿por qué te glorías como si no lo hubieras recibido?” (1 Co. 4:7). Como dijo Juan el Bautista: “No puede el hombre recibir nada, si no le fuere dado del cielo” (Jn. 3:27). El apóstol Pablo también dijo: “Porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar” (1 Ti. 6:7). Por lo tanto, con un corazón lleno del amor de Dios, demos de aquello que el Señor nos ha dado de manera tal que podamos ser de bendición a nuestro prójimo, y consideremos los dichos de Salomón en Proverbios 13:7: “Hay quienes pretenden ser ricos, y no tienen nada; y hay quienes pretenden ser pobres, y tienen muchas riquezas”. Siguiendo ahora con nuestro relato, el Señor dice: 6:21 - “Bienaventurados los que ahora tenéis hambre, porque seréis saciados. Bienaventurados los que ahora lloráis, porque reiréis”. Las adversidades son parte de esta vida, como declara el patriarca Job: “Pero como las chispas se levantan para volar por el aire, así el hombre nace para la aflicción” (Job 5:7). Sin duda, los que experimentan los dolores más profundos por causa de Cristo en esta vida van a ser los más recompensados en la vida venidera. En Salmos 56:8, David dice que el Señor recuerda estos pesares: “Mis huidas tú has contado; pon mis lágrimas en tu redoma; ¿no están ellas en tu libro?”. El libro al que David hace referencia es el libro acerca del cual leemos en Apocalipsis 20:12: “Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras”. Cada uno de nosotros tiene un libro en el cielo, en el cual constan todos nuestros actos realizados en la tierra. 6:22 - “Bienaventurados seréis cuando los hombres os aborrezcan, y cuando os aparten de sí, y os vituperen, y desechen vuestro nombre como malo, por causa del Hijo del Hombre”. Un amigo muy querido escribió un libro titulado “Mi amado enemigo” [My Beloved Enemy]. El fundamento de su libro era demostrar que los enemigos y los problemas eran en realidad bendiciones disimuladas que redundaban en nuestro beneficio. Mi amigo decía que cuando un adversario lo atacaba, esto hacía que las necesidades ocultas de su corazón salieran a la superficie, lo cual le hacía buscar al Señor con más diligencia. Las agresiones de sus enemigos en realidad mejoraban su vida espiritual y su carácter, dado que lo hacían clamar a Dios para que las cosas
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EL EVANGELIO DE LUCAS se resolvieran en su propia vida. Amados, esto es cierto también para nosotros. Cuando ponemos todo en orden en nuestra vida, Dios se ocupa de nuestros enemigos (ver Pr. 16:7) Encontramos esta promesa en 2 Corintios 10:6: “Y estando prontos para castigar toda desobediencia, cuando vuestra obediencia sea perfecta”. No sólo nuestra vida espiritual se ve mejorada por los ataques de nuestros enemigos, sino que también nuestras recompensas eternas aumentan, como leemos en el versículo 23: 6:23 - “Gozaos en aquel día, y alegraos, porque he aquí vuestro galardón es grande en los cielos; porque así hacían sus padres con los profetas”. Una verdad importante que no debemos olvidar es la siguiente: nuestra actitud durante estos ataques de nuestros enemigos debe ser de perdón y gozo (Col. 1:11). Es mucho más fácil perdonar cuando recibimos la gracia de Dios para olvidar. José tuvo dos hijos: Efraín y Manasés. Manasés significa “olvidar”. José llamó “Manasés” a su primer hijo, porque le hizo olvidar todo el mal que sus hermanos le habían hecho. “Porque dijo: Dios me hizo olvidar todo mi trabajo, y toda la casa de mi padre” (Gn. 41:51). Por lo tanto, debemos proponernos en nuestro corazón regocijarnos delante del Señor. Este es un acto voluntario. Al hacerlo, seremos “más que vencedores por medio de aquel que nos amó” (Ro. 8:37) Como resultado de estos ataques seremos mejores personas; y no personas rencorosas. Los problemas nos ayudarán a crecer en lugar de convertirse en obstáculos. Nuestro Señor ahora regresa a Su tema anterior al advertir a los ricos: 6:24 - “Mas ¡ay de vosotros, ricos! porque ya tenéis vuestro consuelo”. La verdad que el Señor destaca en este sermón es que, si queremos tener una vida fácil aquí en la tierra, esta será nuestra recompensa, pero en el mundo venidero no habrá nada para nosotros. Debemos meditar profundamente en esta tremenda verdad porque con mucha frecuencia, en nuestra vida cotidiana, nos vemos confrontados con elecciones de esta naturaleza: recibir una recompensa inmediata o esperar hasta que llegue la resurrección de los muertos. 6:25 - “¡Ay de vosotros, los que ahora estáis saciados! porque tendréis hambre. ¡Ay de vosotros, los que ahora reís! porque lamentaréis y lloraréis”. Recordemos que si hemos elegido recibir ahora el pago completo y la alabanza de los hombres por nuestras buenas obras, ya tenemos nuestra recompensa y nada nos espera en la eternidad. Cuando las personas se alegran con el mundo y se acostumbran a rodearse de las cosas de este mundo y de la carne, en la eternidad sufrirán de hambre en el infierno, desgracia eterna y el llorar y el crujir de dientes en las profundidades de la desesperación. El infierno no es un mito, sino una solemne y eterna realidad. 6:26 - “¡Ay de vosotros, cuando todos los hombres hablen bien de vosotros! porque así hacían sus padres con los falsos profetas”. Todo líder sabe que cuando hace lo correcto, al principio será poco popular, muy criticado, y se hablará en su contra en todas partes. Sin embargo, el andar por los caminos correctos es como tomar medicamentos amargos. Aunque al principio es muy desagradable, al final cura al paciente. Por ejemplo, por causa de la justicia, los pastores tienen que decir a las parejas que está mal volver a casarse si alguna de las dos partes se ha divorciado y sus primeros cónyuges aún viven. Al hacerlo, por lo general se les considera insensibles, sin compasión, etcétera.
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EL EVANGELIO DE LUCAS No obstante, cuando se cumple con estas enseñanzas de Jesús se producen los frutos pacíficos de la justicia (rectitud). Por otra parte, a los defensores del divorcio y el nuevo casamiento se les considera personas que tienen un corazón comprensivo y misericordioso. Lamentablemente, estos cosecharán la furia de Dios en el día del juicio. Los falsos profetas siempre han tenido su día, pero es más prudente provocar la ira del hombre que la ira de Dios.
La regla de oro Ahora nos introducimos en una serie de enseñanzas que pueden traer sanación a nuestro cuerpo, nuestra alma y nuestro espíritu. Si nos concentramos en las verdades contenidas en los versículos siguientes, experimentaremos una sanación divina en nuestro ser. Nos sentiremos bien. Así que considerémoslas en actitud de oración y apliquémoslas a nuestro corazón. 6:27 - “Pero a vosotros los que oís, os digo: Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os aborrecen”. Siempre vamos a tener enemigos en esta vida. Pablo afirma en 2 Timoteo 3:12: “Y también todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución”. Podemos obtener la victoria sobre nuestros enemigos mediante nuestra actitud hacia ellos. El apóstol Pablo dice en Romanos 12:21: “No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal”. En 1 Corintios 13:4 Pablo describe al amor como sufrido y dulce para todos. De esta manera, no debemos simplemente fingir amor para con nuestros enemigos, sino pedir al Señor que nos dé Sus propios sentimientos de bondad para con ellos. Hay otro pasaje de las Escrituras que va de la mano con esta verdad y nos trae a la mente un testimonio maravilloso. “Con larga paciencia se aplaca el príncipe, y la lengua blanda quebranta los huesos” (Pr. 25:15). Pienso en varias señoras que estaban casadas con hombres que no eran bondadosos ni con ellas ni con el Señor. No obstante, al manifestar un tierno cuidado para con ellos, los han visto cambiar y transformarse en los esposos que Dios quiso que fueran. Ahora el Señor continúa Su enseñanza con respecto a nuestras actitudes para con las personas que nos odian: 6:28 - “Bendecid a los que os maldicen, y orad por los que os calumnian”. Este no es un simple ejercicio mental, sino más bien un ejercicio espiritual por medio del cual pronunciamos con nuestra voz una bendición hacia nuestros adversarios y oramos enérgicamente por su bien. Mientras escribía esto, me detuve, bendije a varias personas que el Señor me trajo a la mente y oré por ellas. Le aconsejo que haga lo mismo en este momento de nuestro estudio de manera tal que usted también pueda recibir a cambio una bendición de parte del Señor. 6:29 - “Al que te hiera en una mejilla, preséntale también la otra; y al que te quite la capa, ni aun la túnica le niegues”. Aunque el Señor está hablando de un golpe físico como el que Él mismo recibió (Mr. 14:65), también se refiere a los ataques espirituales (palabras, miradas, actitudes) que pueden producir un impacto físico sobre nosotros.
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EL EVANGELIO DE LUCAS El apóstol Pablo dice en Gálatas 6:17: “De aquí en adelante nadie me cause molestias; porque yo traigo en mi cuerpo las marcas del Señor Jesús”. La palabra “marcas” es una traducción de la palabra griega stigma, que se refiere a las heridas en el cuerpo de Cristo. Cuando pasamos por el sufrimiento (que generalmente es causado por los ataques verbales de otras personas cristianas o no cristianas), a veces podemos realmente sentir las heridas en nuestro cuerpo. En ocasiones he sentido como si, literalmente, unas manos hubieran golpeado mis mejillas cuando me han insultado verbalmente. No obstante, ya sea que se trate de ataques físicos o espirituales, no debemos defendernos en represalia, sino más bien permitir que nos hieran en la otra mejilla. Además, no debemos resistirnos cuando alguien tome nuestras posesiones, sino más bien dejar que se lleven lo que quieran. Esto exige un alto grado de consagración. Debemos dejar en el altar todas nuestras posesiones materiales. El Señor desarrolla este pensamiento al decir: 6:30 - “A cualquiera que te pida, dale; y al que tome lo que es tuyo, no pidas que te lo devuelva”. Todas estas enseñanzas se resumen en la regla de oro del versículo 31: 6:31 - “Y como queréis que hagan los hombres con vosotros, así también haced vosotros con ellos”. Cuando meditemos continuamente en esto, de manera tal que se convierta en parte de nuestro ser más íntimo, descubriremos que este precepto gobernará nuestros actos para con nuestro prójimo, y también que nuestros pensamientos hacia ellos cambiarán. Esta es en realidad otra forma de cumplir con el segundo mandamiento: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. 6:32 - “Porque si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? Porque también los pecadores aman a los que los aman”. Uno de los aspectos concernientes al amor es que no hace falta ser cristiano para amar a los demás. Los pecadores se aprecian entre sí, pero la diferencia radica simplemente en que el de ellos es un amor selectivo. Aman a los que los aman, mientras que el amor cristiano fluye hacia todos por igual. 6:33 - “Y si hacéis bien a los que os hacen bien, ¿qué mérito tenéis? Porque también los pecadores hacen lo mismo”. Si ayudamos solamente a las personas que nos “devolverán el favor”, no seremos recompensados por el Señor, porque nuestra recompensa será únicamente la devolución de ese favor (comparar Lc. 14:12-14). Para remarcar este punto, el Señor continúa diciendo: 6:34 - “Y si prestáis a aquellos de quienes esperáis recibir, ¿qué mérito tenéis? Porque también los pecadores prestan a los pecadores, para recibir otro tanto”.Por lo tanto, no debemos ser como la gente de este mundo, cuyo único deseo es obtener el beneficio propio. Ellos dan con la intención de recibir. Debemos dar con la idea de bendecir a los demás y no con la idea de que nos darán algo a cambio. Por consiguiente, el Señor hace hincapié en la personalidad del verdadero cristiano con respecto a las dádivas, al decir: 6:35 - “Amad, pues, a vuestros enemigos, y haced bien, y prestad, no esperando de ello nada; y será vuestro galardón grande, y seréis hijos del Altísimo; porque él es benigno para con los ingratos y malos”. Por lo tanto, el Señor señala que el camino hacia las recompensas eternas es amar a nuestros enemigos y
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EL EVANGELIO DE LUCAS dar sin esperar nada a cambio. Luego Jesús agrega cuatro virtudes adicionales que deben motivar a todo cristiano: 1. Tener misericordia 2. No juzgar 3. No condenar 4. Perdonar 6:36 - “Sed, pues, misericordiosos, como también vuestro Padre es misericordioso”. Cuando el Señor se apareció a Moisés en el monte Sinaí por segunda vez, se presentó a Sí mismo diciendo: (Ex. 34:6). La misericordia fue el primero de los atributos por los cuales Dios quiso ser conocido. Esta verdad es confirmada en el Tabernáculo de Moisés con sus siete muebles, el último de los cuales era el Propiciatorio o Trono de la misericordia. Además, el Señor dijo a los líderes religiosos: “Misericordia quiero, y no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores, al arrepentimiento” (Mt. 9:13). Es obvio que el Señor quiere que tengamos un espíritu de misericordia unos hacia otros. La misericordia proviene de Dios, y debemos pedirle que desarrolle esta virtud en nuestra vida. 6:37 - “No juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados”. Mateo desarrolla esto al decir: “Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido” (Mt. 7:2). Seremos juzgados con la misma medida que usemos para con los demás. Por lo tanto, debemos pedir al Señor que nos dé un espíritu de misericordia y comprensión para que no seamos duros con los demás ni los condenemos. La clave radica en una relación más profunda con el Señor para que podamos ver como Él ve. El Señor comprende perfectamente los motivos por los que las personas son como son y hacen lo que hacen. Cuando vemos con los ojos del Señor, se desarrolla compasión hacia los demás en nuestro corazón, porque Él fue tentado en todo de la misma manera en la que nosotros somos tentados, pero con la diferencia de que Él no cedió. Recordemos cuántas veces hemos sido reprobados al ser puestos a prueba. Al recordarlo, veremos a los demás de una manera más bondadosa. El perdón está arraigado en el olvido. Seamos entonces realmente como nuestro Señor: un pueblo misericordioso y perdonador. Para terminar con este conjunto de instrucciones, el Señor habla acerca de lo que damos: 6:38 - “Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir”. A veces se hace mal uso de este versículo, ya que existe la tendencia de dar a Dios con motivos erróneos. Debemos equilibrar este versículo con el versículo 35, en el que se nos enseña a dar sin esperar nada a cambio. He conocido a muchas personas que dan con el único propósito de recibir algo del Señor. Permítanme ilustrar esto con una breve historia.
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EL EVANGELIO DE LUCAS Un pastor fue a un campamento cristiano cuando era joven. Este pastor tenía un traje que no le gustaba mucho; entonces se lo regaló a otra persona, completamente seguro de que el Señor le daría otro traje. En verdad recibió otro traje, pero estaba en peores condiciones que el que había regalado. El Señor supo cuáles eran sus intenciones. Sin embargo, existe un breve dicho que me gustaría citar: “La persona que da nunca es un mendigo, y el mendigo nunca es una persona que da”. El que da generosamente nunca tiene necesidad, ya que el Señor provee ampliamente para sus necesidades.
Reglas adicionales para llevar una vida recta 6:39 - “Y les decía una parábola: ¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán ambos en el hoyo?”. Tomando como base el pasaje de Mateo 15:14, comprendemos que el Señor se refería a los fariseos, los líderes religiosos de Su tiempo. Lamentablemente, muchos de los líderes religiosos de nuestro tiempo están ciegos desde el punto de vista espiritual. En su esfuerzo por procurar mostrar a los demás el camino de la salvación, ellos mismos caen en el pozo del infierno, al igual que aquellos que los siguen. Su situación en el infierno será terrible. Estarán rodeados de gemidos, burlas y odio. Serán blanco de la amargura y el resentimiento de aquellas personas que estuvieron bajo su responsabilidad, por haberlas guiado a ese lugar de sufrimiento absoluto y al tormento de la condenación eterna. Siempre tengamos devoción por la verdad, de manera tal que podamos liberar a otras personas y guiarlas en los caminos de la justicia. En el día del juicio final, veremos en el cielo con nosotros a las personas a las que hemos influenciado, y sentiremos un gozo indescriptible que nunca nadie nos podrá quitar. Queridos amigos, he visto el infierno personalmente y he estado allí. Haría todo lo que está a mi alcance para convencer a la gente de todas partes que se vuelva de los caminos de la oscuridad a la luz admirable del Señor. 6:40 - “El discípulo no es superior a su maestro; mas todo el que fuere perfeccionado, será como su maestro”. Este versículo contiene una meta y también una promesa. Es evidente que existe un solo Señor y que solamente Jesús podrá cumplir por completo la voluntad del Padre Celestial como lo hizo en la tierra. Sin embargo, aquí tenemos una meta y una promesa muy preciosas: que nosotros podemos alcanzar la perfección cristiana y ser conformados a Su imagen. ¡Alabado sea el Señor! 6:41 - “¿Por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo?”. Esto es lo que ocurre frecuentemente en nuestra vida: podemos ver con gran claridad la debilidad y los problemas en la vida de nuestros hermanos y hermanas. No obstante, somos completamente ciegos ante nuestros propios defectos, o bien los descartamos por medio de alguna excusa. 6:42 - “¿O cómo puedes decir a tu hermano: Hermano, déjame sacar la paja que está en tu ojo, no mirando tú la viga que está en el ojo tuyo? Hipócrita, saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja que está en el ojo de tu hermano”. Para poder ayudar a los demás de manera sincera necesitamos primeramente ser limpios, así podremos ver con claridad la manera de llevarlos a una mayor comprensión de su situación.
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EL EVANGELIO DE LUCAS He notado, en más de 45 años de ministerio, que los que están muy dispuestos a señalar los defectos de los demás tienen problemas mucho mayores en su propia vida. Con frecuencia, lo que estas personas perciben en los demás está en ellos mismos en una medida mucho mayor. Amados, procuremos ser generosos en nuestra valoración de los demás, para luego poder orientarlos hacia una verdadera liberación y no hacerlos objeto de nuestra crítica. El Señor ilustra este principio al decir: 6:43 - “No es buen árbol el que da malos frutos, ni árbol malo el que da buen fruto”. A simple vista puede parecer que esto no tiene conexión alguna con los versículos anteriores, pero en realidad, los que procuran decir a los demás que están equivocados tienen problemas en su propio corazón. Por ejemplo, tuvimos en una iglesia una familia cuyos miembros hablaban continuamente a los pastores acerca de los problemas que había en la vida de otras personas de la congregación. Además, se sentían en la plena libertad de decir a los ministros en qué áreas consideraban que la iglesia estaba fracasando debido a su ministerio. Sin embargo, cuando hicieron sugerencias e intentamos implementarlas a pesar de que no sentíamos que tuvieran razón, los integrantes de esta familia no respondieron a los cambios que ellos mismos habían propuesto. Después de un tiempo, se fueron de la iglesia, nuevamente con la excusa de que no se estaba haciendo tal y tal cosa. Cuando consultamos al Señor en oración, Él nos reveló que la raíz de los problemas de la iglesia se encontraba en esta familia, especialmente en la madre, que sólo sabía criticar. 6:44 - “Porque cada árbol se conoce por su fruto; pues no se cosechan higos de los espinos, ni de las zarzas se vendimian uvas”. Cualquier cosa que esté creciendo en nuestro corazón producirá su fruto en nuestros pensamientos, palabras y acciones. No podemos pretender recibir gozo (simbolizado por las uvas) como resultado de las obras de la carne (una zarza). Tampoco los espinos (preocupaciones, riquezas, placeres) pueden darnos higos, que representan la dulzura. Continuando la misma idea, el Señor dice: 6:45 - “El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca”. Hagamos caso a esta enseñanza, porque seguramente no sólo nos salvará, sino que también nos ayudará a discernir correctamente las necesidades de los demás. La clave radica en el corazón del hombre, porque como dijo el rey Salomón: “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida” (Pr. 4:23).
El fundamento firme 6:46 - “¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo?”. Lamentablemente, el llamar a Jesús “Señor” es simplemente algo que muchos hacen (con sus labios nada más); porque cuando Él habla, no obedecen. El precio del verdadero discipulado es la obediencia y el hacer lo que Él nos pida, ya sea por medio de la Palabra escrita o a través de algo que nos diga en nuestro corazón. 6:47 - “Todo aquel que viene a mí, y oye mis palabras y las hace, os indicaré a quién es semejante”. Ahora el Señor está a punto de presentar una de las ilustraciones más conocidas del Nuevo Testamento, concerniente a la vida cristiana. 76
EL EVANGELIO DE LUCAS 6:48 - “Semejante es al hombre que al edificar una casa, cavó y ahondó y puso el fundamento sobre la roca; y cuando vino una inundación, el río dio con ímpetu contra aquella casa, pero no la pudo mover, porque estaba fundada sobre la roca”. En la vida natural, muchas viviendas hermosas han sido arrasadas o demolidas como consecuencia de vientos o lluvias fuertes. No obstante, las que fueron construidas sobre roca sólida permanecieron cuando muchas otras cayeron. De manera que el Señor hace esta advertencia: 6:49 - “Mas el que oyó y no hizo, semejante es al hombre que edificó su casa sobre tierra, sin fundamento; contra la cual el río dio con ímpetu, y luego cayó, y fue grande la ruina de aquella casa”. En California, muchas viviendas que costaron una fortuna cayeron después de que los incendios dejaron al descubierto las cuencas colectoras y luego vinieron las lluvias y arrasaron con ellas. Así que debemos tener presente que si nuestra vida está fundada en la obediencia a la Roca, Cristo Jesús, pasaremos la prueba cuando lleguen las tormentas de la vida. Mas si nuestra vida y ministerio son poderosamente bendecidos y fructíferos, pero no estamos viviendo personalmente en obediencia a la Palabra de Dios, seguramente caeremos cuando Dios envíe Sus pruebas.
Gran fe Así termina el Sermón del monte. Se registra más detalladamente en Mateo capítulos 5–7. No obstante, Lucas proporcionó sus propios detalles únicos. Luego el Señor descendió de esa llanura y regresó a Su ciudad de Capernaum. 7:1 - “Después que hubo terminado todas sus palabras al pueblo que le oía, entró en Capernaum”. Inmediatamente antes de entrar a la ciudad Jesús había sanado a un leproso, pero ahora, cuando estaba en la ciudad, se encontró con otra necesidad. 7:2 - “Y el siervo de un centurión, a quien éste quería mucho, estaba enfermo y a punto de morir”. El centurión, como su rango lo indica, tenía cien soldados a su cargo. Quizás sería el equivalente a un capitán en los ejércitos modernos. En este relato, el carácter del centurión se hace evidente de muchas maneras. En primer lugar, se dice que amaba a su siervo. Esto saca a colación una verdad muy importante, porque la fe genuina tiene su origen en el amor. Aquí nos encontramos con un hombre que tiene compasión de aquellos que lo sirven. Esta es en verdad una cualidad poco frecuente. 7:3 - “Cuando el centurión oyó hablar de Jesús, le envió unos ancianos de los judíos, rogándole que viniese y sanase a su siervo”. El hecho de que los ancianos judíos vinieran en su nombre también habla muy bien de él como un hombre conocido por su integridad y su comprensión espiritual. 7:4 - “Y ellos vinieron a Jesús y le rogaron con solicitud, diciéndole: Es digno de que le concedas esto”. La palabra traducida como “digno” significa “persona que merece ser recompensada por su servicio”.
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EL EVANGELIO DE LUCAS 7:5 - “Porque ama a nuestra nación, y nos edificó una sinagoga”. En este versículo se ven profundas convicciones religiosas. El hambre de Dios que tenía el centurión le permitió recibir el conocimiento de la verdad, incluso en un momento en el que la salvación estaba disponible fundamentalmente para los judíos (comparar Jn. 4:22). Hasta construyó una sinagoga con su propio dinero. Jesús dijo: “Donde esté tu tesoro, también estará tu corazón”. Qué gran homenaje para este centurión. Este gentil había llegado a conocer la verdad de tal manera que había dado generosamente para la obra del reino de Dios. 7:6 - “Y Jesús fue con ellos. Pero cuando ya no estaban lejos de la casa, el centurión envió a él unos amigos, diciéndole: Señor, no te molestes, pues no soy digno de que entres bajo mi techo”. Al continuar con nuestro análisis de la hermosa personalidad del centurión (que puede servir fácilmente de modelo para cada uno de nosotros), debemos notar la humildad de este funcionario. Su profunda humildad se ve reflejada en la respetuosa cortesía que muestra a Jesús al no desear ocupar su tiempo. No obstante, hay otro aspecto de este versículo que no debemos dejar de lado. Él tiene una revelación dada por Dios en cuanto a que Jesús es realmente el Señor. “Señor, no te molestes, pues no soy digno de que entres bajo mi techo”. 7:7 - “Por lo que ni aun me tuve por digno de venir a ti; pero di la palabra, y mi siervo será sano”. No sólo vemos la fe de este precioso hombre de Dios, sino también otra expresión de humildad absoluta: sentía que no era digno de contemplar el rostro del Señor. El centurión ahora expone el motivo de su fe, y esto representa una lección y una enseñanza para todos nosotros. 7:8 - “Porque también yo soy hombre puesto bajo autoridad, y tengo soldados bajo mis órdenes; y digo a éste: Ve, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace”.¡Él respetaba la autoridad! Daba órdenes a los que tenía a su cargo y esperaba que sus hombres obedecieran sus palabras. El centurión mismo estaba bajo autoridad y obedecía las órdenes de sus superiores. Sabía que si Cristo simplemente daba la orden, su siervo se sanaría. Precisamente, las lecciones de obediencia que había aprendido como soldado lo prepararon para poder comprender y apreciar los valores y preceptos espirituales. El Señor se quedó tan impresionado por la respuesta de fe del centurión (que estaba arraigada en una vida de obediencia) que lo usó como ejemplo para todos, como vemos en el versículo siguiente. 7:9 - “Al oír esto, Jesús se maravilló de él, y volviéndose, dijo a la gente que le seguía: Os digo que ni aun en Israel he hallado tanta fe”. Repasemos los puntos que han hecho a este soldado anónimo digno de ser incluido en las Sagradas Escrituras. 1. El amor por su siervo 2. La excelente relación y el buen testimonio que tenía entre los ancianos de su comunidad judía 3. El amor por el pueblo de Dios, demostrado en la construcción de una sinagoga con su propio dinero 4. Su evidente humildad absoluta. 5. Su gran fe arraigada en una vida de obediencia y autoridad 78
EL EVANGELIO DE LUCAS Que podamos demostrar estas virtudes en nuestra propia vida. 7:10 - “Y al regresar a casa los que habían sido enviados, hallaron sano al siervo que había estado enfermo”.El resultado de la fe del centurión fue que el Señor recibió lo que pidió: su siervo fue sanado. Nosotros también recibiremos de parte del Señor si seguimos estos principios.
La resurrección del hijo de la viuda 7:11 - “Aconteció después, que él iba a la ciudad que se llama Naín, e iban con él muchos de sus discípulos, y una gran multitud”. Al Señor no le gustaba descansar y establecerse en un sitio, por lo que continuamente cambiaba de lugar. Siempre estaba ocupándose de los negocios de Su Padre. Naín se encontraba aproximadamente a un día de viaje de Capernaum. Estaba ubicada a unos pocos kilómetros al sur de Nazaret en la llanura de Jezreel al borde del pequeño Hermón. 7:12 - “Cuando llegó cerca de la puerta de la ciudad, he aquí que llevaban a enterrar a un difunto, hijo único de su madre, la cual era viuda; y había con ella mucha gente de la ciudad”. El cementerio estaba a apenas diez minutos de caminata desde la puerta de la ciudad. Este cortejo fúnebre, con las mujeres que lloraban seguidas de la pobre viuda, era suficiente para hacer que todos se entristecieran, especialmente si se tiene en cuenta la situación extrema en que se encontraba ahora esta mujer. Se esperaba que las mujeres fueran cuidadas, protegidas y sustentadas por su padre desde la cuna y, al casarse, por su esposo. Si el esposo llegara a morir antes, su hijo debería ocuparse de ella. Entonces aquí se nos muestra la difícil situación de esta pobre viuda que pierde a su único hijo y en consecuencia queda desprovista de todo sustento natural. Ahora depende de la misericordia y la caridad de los demás. En esta escena de profundo dolor Jesús aparece con palabras de autoridad, consuelo y poder. 7:13 - “Y cuando el Señor la vio, se compadeció de ella, y le dijo: No llores”. La palabra traducida como “compadeció” es quizás la palabra griega más fuerte para expresar lástima. Bien podría traducirse como “sentir que las entrañas anhelan”, o como hoy nosotros diríamos, a Jesús “se le partió el corazón por amor”, al decir a la mujer: “No llores”. Pero ¿quién podría decir eso a esta pobre viuda, que no fuera el Único que podía remediar la situación? Esto es lo que hizo, ya que Él es la resurrección y la vida. 7:14 - “Y acercándose, tocó el féretro; y los que lo llevaban se detuvieron. Y dijo: Joven, a ti te digo, levántate”. Cuánto amor, compasión, preocupación y bondad fluyeron de aquellos labios cuando ordenó al joven que se levantara. Nunca debemos olvidar que todos los milagros y sanaciones que se manifestaron en la vida de Jesús salieron de un corazón lleno de deseos de aliviar el sufrimiento de Sus criaturas. Esa misma preocupación y compasión deben fluir a través de nosotros. Entonces nos convertiremos en Su mano extendida para suplir las necesidades de nuestro prójimo por la liberación de Su poder contra toda atadura de espíritu, alma y cuerpo.
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EL EVANGELIO DE LUCAS Observemos ahora la dulzura de Jesús al ayudar al joven a salir de su ataúd y tomarlo de la mano para llevarlo a su madre. Esta es la bondad y consideración del Todopoderoso para con las viudas que le hicieron pensar en el cuidado de Su propia madre, a quien más tarde encomendó a Juan mientras Él estaba en la cruz (comparar Jn. 19:26-27). 7:15-16 - “Entonces se incorporó el que había muerto, y comenzó a hablar. Y lo dio a su madre. Y todos tuvieron miedo, y glorificaban a Dios, diciendo: Un gran profeta se ha levantado entre nosotros; y: Dios ha visitado a su pueblo”. Lógicamente, este acontecimiento suscitó profundas emociones por parte de los que habían visto el milagro. La multitud, de la cual se había apoderado un temor reverencial, reconoció que Dios estaba en medio de ellos. 7:17 - “Y se extendió la fama de él por toda Judea, y por toda la región de alrededor”.La fama de Jesús se extendió ampliamente porque el milagro se dio a conocer no sólo en la región de Galilea, sino también en toda la nación, porque Judea se encontraba al sur.
El elogio del Señor a Juan el Bautista 7:18 - “Los discípulos de Juan le dieron las nuevas de todas estas cosas. Y llamó Juan a dos de sus discípulos”. Ahora llegamos a la enfática declaración del Señor con respecto al ministerio y propósito de Juan, Su primo. La declaración fue ocasionada por una pregunta que Juan hizo a Jesús por medio de Sus propios discípulos. En ese momento, Juan estaba preso en la fortaleza Macaerus, al este del mar Muerto. Había sido encarcelado por Herodes Antipas, tetrarca de Galilea y Perea. Herodes se había enojado con Juan porque este lo había reprendido por haberse casado con Herodías, la mujer de su hermano Felipe. Encerrado en su celda, Juan envió a sus discípulos a Jesús. (Su encarcelamiento seguramente hizo que su vibrante fe flaqueara.) 7:19 - “Y los envió a Jesús, para preguntarle: ¿Eres tú el que había de venir, o esperaremos a otro?”. Entonces los discípulos, quienes al parecer tenían acceso a su celda de la prisión, viajaron desde el otro lado del Jordán y vinieron a Jesús. 7:20 - “Cuando, pues, los hombres vinieron a él, dijeron: Juan el Bautista nos ha enviado a ti, para preguntarte: ¿Eres tú el que había de venir, o esperaremos a otro?”. Si pensamos que toda la misión de Juan el Bautista consistía en presentar a Jesús como el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, nos parece raro que Juan ahora pusiera en duda su propia misión. Aun así, nunca debemos olvidar el efecto que la vida en prisión, en una de esas estrechas e insalubres celdas, producía en el ánimo de una persona. No puede compararse con las prisiones de estos días, con todas las comodidades modernas y los llamados “derechos de los reclusos al trato humano”. Aunque no contamos con registros o relatos acerca de las condiciones de esa prisión en la fortaleza, podemos analizar el relato de la cisterna en la que fue puesto el profeta Jeremías. “Entonces tomaron ellos a Jeremías
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EL EVANGELIO DE LUCAS y lo hicieron echar en la cisterna de Malquías hijo de Hamelec, que estaba en el patio de la cárcel; y metieron a Jeremías con sogas. Y en la cisterna no había agua, sino cieno, y se hundió Jeremías en el cieno” (Jer 38:6). Una experiencia semejante sería suficiente para quebrar el espíritu de cualquier hombre y hacer que las dudas oscurecieran su mente. Como primera respuesta a la pregunta: “¿Eres tú el que había de venir, o esperaremos a otro?” Jesús continuó su ministerio a los necesitados. Esto lo hizo delante de los dos discípulos de Juan. 7:21 - “En esa misma hora sanó a muchos de enfermedades y plagas, y de espíritus malos, y a muchos ciegos les dio la vista”. Se produjeron milagros extraordinarios de sanación ante los propios ojos de los mensajeros de Juan. 7:22 - “Y respondiendo Jesús, les dijo: Id, haced saber a Juan lo que habéis visto y oído: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos son resucitados, y a los pobres es anunciado el evangelio”. Jesús respondió a Juan mediante la demostración del poder de Dios en acción. Precisamente, Juan había profetizado que Jesús seguramente haría milagros. Luego Jesús agregó: 7:23 - “Y bienaventurado es aquel que no halle tropiezo en mí”. Es un impresionante recordatorio para nosotros el hecho de que una relación constante con el Señor determina nuestra situación eterna. Llegado el caso extremo, Pablo nos advierte en 2 Timoteo 2:12: “Si sufrimos, también reinaremos con él; si le negáremos, él también nos negará” (énfasis del autor). Oremos para que nuestra fe no decaiga y para que nunca nos avergoncemos del Salvador del mundo. Ahora nuestro Señor, con la generosidad que lo caracteriza, elogia a Juan el Bautista: 7:24 - “Cuando se fueron los mensajeros de Juan, comenzó a decir de Juan a la gente: ¿Qué salisteis a ver al desierto? ¿Una caña sacudida por el viento?”. En cierto sentido, esta ilustración de una caña que no fuera sacudida por el viento resulta interesante. Juan ciertamente está siendo sacudido, pero el Señor lo está elogiando. Al mirar a su punto débil, el Señor lo está fortaleciendo al decir: “Juan se está manteniendo firme”. También hay otro ejemplo en la Biblia en el que Dios demuestra mucha más misericordia que los hombres al presentar una evaluación de nuestra vida. Pensemos en Moisés, cuya razón para abandonar Egipto (dada por él mismo) era su temor a Faraón (comparar Ex. 2:14-15). No obstante, Dios lo incluye en su lista de héroes de la fe en Hebreos 11:27: “Por la fe dejó a Egipto, no temiendo la ira del rey; porque se sostuvo como viendo al Invisible”. A la luz de esto, ¿no debemos ser más generosos unos con otros cuando nos vemos decaer? También, quizá a veces debemos ser un poco menos críticos de nosotros mismos. Volviendo al relato, el Señor ahora pregunta: 7:25 - “Mas ¿qué salisteis a ver? ¿A un hombre cubierto de vestiduras delicadas? He aquí, los que tienen vestidura preciosa y viven en deleites, en los palacios de los reyes están”. Obviamente, el Señor contrasta aquí el abrigo de piel de camello de Juan y su alimentación sencilla con las finas vestiduras y la alimentación suntuosa de los que viven en los palacios reales. Juan no vivió como un rey mientras estuvo en la tierra. Su vida fue muy sencilla. Aun así, prestemos atención a la manera en que a este hombre se lo vio desde el cielo:
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EL EVANGELIO DE LUCAS 7:26 - “Mas ¿qué salisteis a ver? ¿A un profeta? Sí, os digo, y más que profeta”. Los que habitan en los palacios de los reyes y los gobernantes de este mundo no disfrutan del mismo prestigio, ante la mirada celestial, que un profeta del Señor. No obstante, Juan es aun más grande que los profetas. 7:27 - “Este es de quien está escrito: He aquí, envío mi mensajero delante de tu faz, el cual preparará tu camino delante de ti”. Juan es el hombre escogido para cumplir con las profecías de Malaquías 3:1 y de Isaías 40:3. Malaquías 3:1 dice: “He aquí, yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí; y vendrá súbitamente a su templo el Señor a quien vosotros buscáis, y el ángel del pacto, a quien deseáis vosotros. He aquí viene, ha dicho Jehová de los ejércitos”. Leemos en Isaías 40:3: “Voz que clama en el desierto: Preparad camino a Jehová; enderezad calzada en la soledad a nuestro Dios”. En la siguiente declaración, el Señor sigue recalcando la grandeza de Juan: 7:28 - “Os digo que entre los nacidos de mujeres, no hay mayor profeta que Juan el Bautista; pero el más pequeño en el reino de Dios es mayor que él”.Juan ocupa un lugar destacado junto a Moisés y Elías. De hecho, él vino en el poder y el espíritu de Elías. No obstante, los que están en el reino de los cielos son mayores que él. Este versículo puede comprenderse únicamente cuando nos damos cuenta de que Juan aún estaba viviendo bajo el antiguo pacto y por lo tanto no había nacido de nuevo de la manera en que nosotros lo hemos hecho mediante el nuevo pacto. Podemos comprender este concepto mediante la comparación de un gran mariscal de campo con el hijo del rey. Un príncipe tendría un rango superior, aunque sus hechos no pudieran compararse con los de un gran guerrero. 7:29 - “Y todo el pueblo y los publicanos, cuando lo oyeron, justificaron a Dios, bautizándose con el bautismo de Juan”. Muchos de los que oyeron a Juan creyeron en su mensaje y se bautizaron con su bautismo. Por consiguiente, se encontraban en una relación correcta con Dios, al haber sido perdonados de sus pecados y haber sido bautizados con el bautismo de Juan, que era un bautismo de arrepentimiento. Muchas personas del pueblo tomaron en serio el mensaje de Juan y hallaron el perdón. 7:30 - “Mas los fariseos y los intérpretes de la ley desecharon los designios de Dios respecto de sí mismos, no siendo bautizados por Juan”. Sin embargo, la mayoría de los líderes religiosos eran santurrones y se negaron a recibir el perdón de Dios. Por lo tanto, se quedaron afuera de la justicia de Dios. Lo mismo ocurre en estos días. Muchas personas intentan establecer su propia justicia y rechazan la justicia que es por medio de la fe en Cristo (comparar Ro. 10:1-4).
El humor cambiante del género humano 7:31-32 - “Y dijo el Señor: ¿A qué, pues, compararé los hombres de esta generación, y a qué son semejantes? Semejantes son a los muchachos sentados en la plaza, que dan voces unos a otros y dicen: Os tocamos flauta, y no bailasteis; os endechamos, y no llorasteis”.
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EL EVANGELIO DE LUCAS En este pasaje tenemos un mensaje importante, especialmente para los líderes. El mensaje es este: ¡No importa lo que hagas, nunca podrás complacer a la gente! La gente suele tratar de dirigir a sus líderes y a instarlos a que sigan ciertas líneas de acción. No obstante, un líder debe tener cuidado de no dejarse guiar por cada antojo o capricho, porque al hacerlo se convierte en un “pollo sin cabeza”. Una familia de nuestra iglesia local encontraba continuamente defectos en los otros miembros de la iglesia. Luego instaron a los líderes a que pusieran en marcha un nuevo programa para los jóvenes. Cuando diseñamos el nuevo programa y los pusimos a cargo del mismo, no movieron un dedo para ayudar. En lugar de eso, comenzaron a criticar otros aspectos de la iglesia. Poco tiempo después, se fueron de la iglesia dominados por un espíritu de amargura. A partir de ese momento, el ambiente de la iglesia mejoró mucho. Debemos recordar que el Señor es quien tiene que ser la cabeza de la iglesia. Cristo dirigirá la iglesia en Su sabiduría y no a través de los caprichos y antojos de los miembros. De todos modos, no podemos complacer a niños inmaduros y no consagrados. En esencia, esto es lo que el Señor nos enseña aquí. 7:33-35 - “Porque vino Juan el Bautista, que ni comía pan ni bebía vino, y decís: Demonio tiene. Vino el Hijo del Hombre, que come y bebe, y decís: Este es un hombre comilón y bebedor de vino, amigo de publicanos y de pecadores. Mas la sabiduría es justificada por todos sus hijos”. Juan no era sociable y no se mezclaba con la gente. Entonces los fariseos lo criticaron. Decían que estaba poseído por un demonio. El estilo de vida que llevaba Jesús era básicamente lo contrario. Era sociable, pero los fariseos también lo criticaron. Independientemente de lo que estos hombres de Dios hicieran, la gente encontraba algún defecto en ellos. La lección que esto nos deja es que no debemos vivir para agradar a la gente, sino a Dios. La gente nos distraerá y nos provocará úlceras y un estrés mental grave si escuchamos todo lo que dicen. En lugar de eso, debemos andar con sabiduría. Jesús dijo: “La sabiduría es justificada por todos sus hijos”. Esta es otra forma de decir que, al final, se demuestra que la sabiduría es verdadera cuando se hace lo correcto. Cuando vemos el fruto de la sabiduría (es decir, sus hijos), al final la sabiduría es justificada.
Jesús perdona a la mujer pecadora 7:36 - “Uno de los fariseos rogó a Jesús que comiese con él. Y habiendo entrado en casa del fariseo, se sentó a la mesa”. En un acto muy gentil de Su parte, Jesús se dignó a entrar en la casa de este fariseo llamado Simón. 7:37 - “Entonces una mujer de la ciudad, que era pecadora, al saber que Jesús estaba a la mesa en casa del fariseo, trajo un frasco de alabastro con perfume”. Por la descripción que se da de esta mujer, podemos suponer que era una conocida prostituta de la ciudad. El frasco de alabastro era una posesión necesaria y muy costosa para todas las mujeres de aquellos días. El frasco era abierto en la noche de bodas y a veces se usaba alrededor del cuello o se guardaba en la casa. El hecho de que la mujer tuviera en su poder este frasco
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EL EVANGELIO DE LUCAS de alabastro nos demuestra que dentro del corazón del peor de los pecadores existe un deseo de respetabilidad. Nunca debemos olvidar esto. Un capellán de una prisión me dijo que hasta los criminales más viles valoran que su pastor se vista correctamente cuando los visita en sus celdas. En aquellos tiempos era costumbre que cuando un fariseo ofrecía una comida, especialmente a invitados distinguidos, la gente común podía sentirse en la libertad de entrar y escuchar las sabias palabras que se decían en una reunión de esa magnitud. La comida se servía en el patio interior de la casa porque en aquellos días las casas de los ricos eran construidas alrededor de un patio abierto, en el cual por lo general había una fuente y un jardín. Volviendo a nuestro relato, leemos que esta mujer entró. 7:38 - “Y estando detrás de él a sus pies, llorando, comenzó a regar con lágrimas sus pies, y los enjugaba con sus cabellos; y besaba sus pies, y los ungía con el perfume”. En tiempos bíblicos, se comía en una posición recostada, apoyándose con la mano izquierda, mientras que los pies estaban lejos de la mesa. Esto explica el hecho de que la mujer estuviera detrás de Jesús mientras le regaba los pies con sus lágrimas. Estas lágrimas provenían del arrepentimiento profundo que se estaba produciendo en su corazón. Tan profundo era su espíritu de arrepentimiento que ella estaba dispuesta a entregarse completamente al Señor. En aquellos tiempos, todas las mujeres tenían el cabello recogido en público. Tenerlo de otra manera era considerado impúdico. Además, besar los pies de un hombre era inadmisible; y sin embargo el Señor también dio Su aprobación a esto. No obstante, Simón cuestionó en su corazón la actitud y los actos de Jesús. 7:39 - “Cuando vio esto el fariseo que le había convidado, dijo para sí: Este, si fuera profeta, conocería quién y qué clase de mujer es la que le toca, que es pecadora”. A los fariseos les preocupaba mucho la santidad exterior. Para ellos, habría sido impensable aun el estar en compañía de una mujer como esa; y mucho menos que les ministrara o besara los pies. 7:40 - “Entonces respondiendo Jesús, le dijo: Simón, una cosa tengo que decirte. Y él le dijo: Di, Maestro”. Simón se dirigió a Jesús como “Maestro”. Esta forma de dirigirse a Jesús revela claramente que Simón le reconocía como un maestro respetado. Sin embargo, la forma en que lo recibió fue muy descortés, como lo indicaría Jesús. 7:41-42 - “Un acreedor tenía dos deudores: el uno le debía quinientos denarios, y el otro cincuenta; y no teniendo ellos con qué pagar, perdonó a ambos. Di, pues, ¿cuál de ellos le amará más?”. Ante esta pregunta, Simón el fariseo respondió correctamente y Jesús lo reconoció así. 7:43 - “Respondiendo Simón, dijo: Pienso que aquel a quien perdonó más. Y él le dijo: Rectamente has juzgado”. Ahora el Señor aplica esta parábola a la situación actual y se refiere a la forma descortés en la que Simón lo había recibido. 7:44 - “Y vuelto a la mujer, dijo a Simón: ¿Ves esta mujer? Entré en tu casa, y no me diste agua para mis pies; mas ésta ha regado mis pies con lágrimas, y los ha enjugado con sus cabellos”. El primer acto que se
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EL EVANGELIO DE LUCAS concedía a un invitado en aquellos tiempos era hacer que el menor de los criados tomara un recipiente con agua fresca y lavara los pies del invitado. Las calles eran muy polvorientas. Por lo tanto, forzosamente, al entrar a una casa (especialmente al sentarse a la mesa) lo normal era tener los pies limpios. Esto, según señaló Jesús, era lo que la mujer había hecho, pero Simón había desatendido su obligación para con un invitado de honor. 7:45 - “No me diste beso; mas ésta, desde que entré, no ha cesado de besar mis pies”. Otra costumbre importante que Simón descuidó era un saludo adecuado. Al recibir a un invitado, el anfitrión debía dar un beso de paz en su mejilla, lo cual era una señal de respeto que jamás se omitía cuando se recibía a un rabino o maestro. De nuevo, la mujer había hecho esto con los pies de Jesús. 7:46 - “No ungiste mi cabeza con aceite; mas ésta ha ungido con perfume mis pies”. Normalmente, la cabeza del invitado era ungida con un aceite de aroma agradable. La omisión de Simón fue nuevamente compensada por la mujer. Luego, después de enumerar las evidentes descortesías de Su anfitrión, Jesús volvió a la parábola. 7:47 - “Por lo cual te digo que sus muchos pecados le son perdonados, porque amó mucho; mas aquel a quien se le perdona poco, poco ama”. Por medio de esta ilustración, queda claro que Jesús supo todo el tiempo quién era la mujer. No sólo valoró ella mucho más que Simón a Jesús, sino que también reconoció su necesidad de recibir perdón mucho más de lo que lo hizo el fariseo. Simón estaba demasiado ciego por su santurronería como para comprender su necesidad. Ahora, al volverse a la mujer y dirigirse directamente a ella, Jesús le dijo: 7:48-49 - “Y a ella le dijo: Tus pecados te son perdonados. Y los que estaban juntamente sentados a la mesa, comenzaron a decir entre sí: ¿Quién es éste, que también perdona pecados?”. Los que estaban en la mesa comenzaron a cuestionar la autoridad de Jesús. Anteriormente en Su ministerio, Jesús había perdonado los pecados del paralítico. Ciertamente, probó Su autoridad al hacerlo. (Vea nuestros comentarios acerca de Lucas 5:20-24.) En este caso, no tiene problemas en repetir lo mismo. 7:50 - “Pero él dijo a la mujer: Tu fe te ha salvado, vé en paz”. Probablemente el Señor no sentía mucho respeto hacia los que estaban sentados a la mesa con Él. Es una máxima interesante en las Escrituras, así como también en la vida misma, el hecho de que el Señor nos tratará de la misma manera en la que nosotros lo tratemos a Él. Por consiguiente, debido a las evidentes descortesías de Simón, el Señor no se sintió obligado a responder a ninguna otra pregunta. Esta podría ser una lección útil para nosotros al tratar con la gente.
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Capítulo 8 Las mujeres que servían al Señor 8:1 - “Aconteció después, que Jesús iba por todas las ciudades y aldeas, predicando y anunciando el evangelio del reino de Dios, y los doce con él”. Vemos nuevamente que el ministerio del Señor era muy activo. No había momento que no aprovechara. Aunque todos los días de Su ministerio no se registran en detalle en los Evangelios, esto no sugiere que algunos días fueran menos notables o fructíferos que los demás. No obstante, aquí vemos un modelo que haríamos bien en imitar. Debemos en todo momento dedicarnos a los negocios de nuestro Maestro, sembrando junto a todo tipo de aguas. Pablo dice en 1 Corintios 3:6: “Yo planté, Apolos regó; pero el crecimiento lo ha dado Dios”. Puede ser que lo que sembremos hoy no produzca fruto hasta dentro de algunos años. Sin embargo, es imprescindible que plantemos continuamente. 8:2 - “Y algunas mujeres que habían sido sanadas de espíritus malos y de enfermedades: María, que se llamaba Magdalena, de la que habían salido siete demonios”. Esta misma María fue la primera persona a la que Jesús se apareció después de Su resurrección (Jn. 20:15-18). María nos da una confirmación muy adecuada de la parábola de los dos deudores del capítulo anterior. Verdaderamente el Señor la había levantado del lodo profundo de la atadura satánica. De esta manera, ella se convirtió en una de las personas que se apegaron profundamente al Salvador. Las personas santurronas sienten que han cometido pocos errores y tienen pocas cosas por las cuales ser perdonadas. Por consiguiente, aman poco. Las personas que comprenden en qué gran medida han sido perdonadas, aman mucho. 8:3 - “Juana, mujer de Chuza intendente de Herodes, y Susana, y otras muchas que le servían de sus bienes”.Al mirar esta lista, vemos que seguía al Señor gente de todas las clases sociales. Juana era una dama de la corte. Estaba casada con uno de los empleados de mayor confianza del rey, pero aun así estaba en compañía de la despreciada María. Esta verdad es la clave para la vida de la iglesia. Personas de contextos y llamados muy diversos pueden habitar juntas en armonía cuando Cristo es su vínculo en común. Este es el milagro de la fe cristiana. Mientras seguimos con el tema de las mujeres, resulta interesante observar que las mujeres tienen la tendencia a ser más abiertas al evangelio que los hombres. Cerca del 65 por ciento de los lectores de libros cristianos son mujeres. Otro aspecto importante que sería apreciado por los pastores es el hecho de que las mujeres son por lo general las mejores guerreras de oración. Por lo tanto, contribuyen en gran manera a la extensión de la luz del evangelio. A la luz de estos hechos, las mujeres deben ser reconocidas públicamente y alentadas.
La parábola del sembrador 8:4 - “Juntándose una gran multitud, y los que de cada ciudad venían a él, les dijo por parábola”. Esta parábola, la primera de las siete parábolas del reino, está registrada en Mateo 13 y Marcos 4. 86
EL EVANGELIO DE LUCAS Cuando el sembrador siembra su semilla, cae en cuatro clases de tierra diferentes. Veamos las cuatro condiciones de la tierra donde cayó la semilla. Después de eso, analizaremos la interpretación dada por el Señor. 8:5-8 - “El sembrador salió a sembrar su semilla; y mientras sembraba, una parte cayó junto al camino, y fue hollada, y las aves del cielo la comieron. Otra parte cayó sobre la piedra; y nacida, se secó, porque no tenía humedad. Otra parte cayó entre espinos, y los espinos que nacieron juntamente con ella, la ahogaron. Y otra parte cayó en buena tierra, y nació y llevó fruto a ciento por uno. Hablando estas cosas, decía a gran voz: El que tiene oídos para oír, oiga”. Después de haber oído esta parábola, los discípulos quisieron que Jesús les explicara su significado. 8:9-10 - “Y sus discípulos le preguntaron, diciendo: ¿Qué significa esta parábola? Y él dijo: A vosotros os es dado conocer los misterios del reino de Dios; pero a los otros por parábolas, para que viendo no vean, y oyendo no entiendan”. En respuesta a este pedido, el Señor les dijo el motivo por el cual hablaba en parábolas. El Señor estaba en realidad citando Isaías 6:9: “Y dijo: Anda, y di a este pueblo: Oíd bien, y no entendáis; ved por cierto, mas no comprendáis”. Una parábola puede definirse como “una historia terrenal con un significado espiritual”. El Señor hablaba en parábolas por un motivo muy importante: ocultar la verdad de aquellos que no eran dignos de ella. Dios oculta la verdad a algunas personas, mientras que a otras se les permite entenderla. Es algo tremendo que la verdad y el entendimiento son bendiciones dadas únicamente a aquellos que caminan en rectitud. Dice Proverbios 9:10: “El temor de Jehová es el principio de la sabiduría, y el conocimiento del Santísimo es la inteligencia”. Esto coincide con la advertencia del Señor en Mateo 7:6: “No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos, no sea que las pisoteen, y se vuelvan y os despedacen”. La clave para comprender la Biblia es andar de una manera que agrade a Dios. He visto a muchos cristianos en mi vida que se han apartado de los caminos de la rectitud y tuercen las “Escrituras, para su propia perdición”, como dice el apóstol Pedro (2 P. 3:16). El Señor comienza a explicar la parábola a Sus discípulos en el versículo siguiente: 8:11 - “Esta es, pues, la parábola: La semilla es la palabra de Dios”. Lo que comenzó como una historia terrenal acerca de un sembrador que iba a sembrar tiene ahora un significado espiritual. El sembrador representa obviamente a un predicador que está proclamando el mensaje del Evangelio. Alguien que habla es un sembrador de palabras. 8:12 - “Y los de junto al camino son los que oyen, y luego viene el diablo y quita de su corazón la palabra, para que no crean y se salven”. Esta es la primera de las cuatro clases de corazones humanos que oyen la predicación del evangelio. El primer grupo está constituido por personas que oyen al predicador pero no comprenden el mensaje. Así como las aves del cielo arrebatan la semilla que yace en la superficie de la
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EL EVANGELIO DE LUCAS tierra, los demonios se llevan el recuerdo del mensaje para que los que lo oyen no crean ni lleguen al conocimiento de la salvación por medio de la fe en Jesucristo. 8:13 - “Los de sobre la piedra son los que habiendo oído, reciben la palabra con gozo; pero éstos no tienen raíces; creen por algún tiempo, y en el tiempo de la prueba se apartan”. En la segunda categoría de oyentes están los que al principio aprecian las verdades del evangelio y andan en ellas con gozo por un breve tiempo. Pero la Palabra es recibida en una tierra pedregosa, no comprometida y muy poco profunda. Un corazón de piedra representa la dureza y la rebelión. Estos oyentes no permiten que la Palabra entre a las partes más profundas de su corazón, donde habita el pecado, y se resisten a obedecer totalmente las enseñanzas de la Biblia. Por lo tanto, cuando llegan las pruebas de la vida se apartan rápidamente del Señor y vuelven al mundo. 8:14 - “La que cayó entre espinos, éstos son los que oyen, pero yéndose, son ahogados por los afanes y las riquezas y los placeres de la vida, y no llevan fruto”. Estas personas aceptan la Palabra de Dios y hasta puede ser que caminen con Dios por algunos años. La Palabra sembrada en su corazón crece, pero también puede ser que otros “brotes” se enrosquen alrededor de ella y la ahoguen. Hay muchas otras metas y asuntos sin resolver en su corazón que actúan como espinos que desplazan a la Palabra de vida. Estos son los afanes, las riquezas y los placeres. Afanes. Las preocupaciones arruinan nuestra vida espiritual. Por lo tanto, el apóstol Pablo nos amonestó: “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús” (Fil. 4:6-7). No nos enredemos en los negocios de la vida, no sea que nos volvamos incapaces de cumplir con los propósitos de Dios para nuestra vida (2 Ti. 2:4). ¿Somos prudentes en nuestro uso del dinero? ¿Es necesario conservar dos trabajos para poder acceder a cosas que en realidad no necesitamos? ¿Nos hemos sometido a muchas presiones innecesarias? Riquezas. Se nos advierte muchas veces en la Biblia acerca de los peligros de las riquezas, pero quizás la más tremenda de estas advertencias se encuentra en 1 Timoteo 6:9-10: “Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición; porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores”. Placeres. Me gustaría recordar una historia apócrifa que se atribuye al apóstol Juan. Es algo así: un discípulo encontró al apóstol jugando con peces en un estanque. El discípulo comentó que eso era una pérdida de tiempo para un apóstol del Cordero. Se dice que el apóstol respondió: “Un arco que está siempre tenso perderá su elasticidad”. Así como Jesús dijo a Sus discípulos: “Venid vosotros aparte a un lugar desierto, y descansad un poco”, naturalmente es necesario que a veces nos relajemos.
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EL EVANGELIO DE LUCAS Para encontrar el equilibrio perfecto, también debemos recordar la advertencia del rey Salomón: “Hombre necesitado será el que ama el deleite, y el que ama el vino y los ungüentos no se enriquecerá” (Pr. 21:17). Si bien necesitamos esparcimiento, debemos tener cuidado de que eso no consuma nuestro tiempo y pensamientos. Recordemos lo que el Señor nos advirtió en Lucas 8:14. Los hombres y mujeres que se dejan capturar por los afanes, las riquezas y los placeres nunca traerán a la perfección el glorioso fruto del Espíritu. “El fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza” (Gá. 5:22-23). Ahora consideremos la cuarta categoría de creyentes en la parábola del sembrador, que es la “buena tierra” que produce el buen fruto duradero. 8:15 - “Mas la que cayó en buena tierra, éstos son los que con corazón bueno y recto retienen la palabra oída, y dan fruto con perseverancia”. Mateo y Marcos agregan algo más a esto. Las personas que representan la “buena tierra” tienen diversos grados de productividad. Algunos producen a ciento por uno, otros a sesenta por uno y otros a treinta por uno (Mt. 13:23; Mr. 4:8). Por la gracia de Dios, seamos de aquellos que se encuentran en el grupo de los cristianos que producen a ciento por uno. Repasemos ahora el significado de las cuatro clases de tierra. 1. La semilla que cayó junto al camino. Son los que no reciben la Palabra para nada. El borde del camino es un sendero apisonado. Es duro y no está preparado para recibir semillas. La semilla no penetró en la tierra de su corazón y nunca germinó. Esta clase de personas no experimentó el nuevo nacimiento. Satanás vino y robó la semilla, así como las aves arrebatan las semillas que yacen en la superficie de la tierra. 2. La semilla que cayó sobre la piedra. Son los que reciben la Palabra de manera muy poco profunda. La semilla cayó sobre las piedras que tenían poca tierra. Las piedras representan la dureza y la rebelión. Esta clase de personas recibió la Palabra de manera superficial. Se regocijaron en la Palabra sólo por un breve tiempo, pero debido a la rebelión y la dureza (piedras), la Palabra no pudo echar raíces en las profundidades de su corazón donde habita el pecado. Por lo tanto, cuando llegaron las pruebas de la vida, se marchitaron y murieron rápidamente y la palabra no produjo fruto. 3. La semilla que cayó entre espinos. Son los que demuestran un poco de receptividad a la Palabra y algo de crecimiento. Estas personas recibieron la Palabra y dejaron que creciera en su corazón durante algún tiempo. La Palabra creció pero otros brotes malignos la envolvieron, estrangulando de esta manera la vida de la Palabra. En su primera etapa de creyentes creció fruto, pero nunca llegó a madurar. Los placeres, los apetitos, las riquezas y los afanes destruyeron el fruto. Estas personas nacieron de nuevo por algún tiempo, pero después murieron. 4. La semilla que cayó en buena tierra. Los que demuestran una alta receptividad a la Palabra producen fruto duradero. Tienen “un corazón bueno y recto”. Además, pasan la prueba del tiempo. Son los que “dan
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EL EVANGELIO DE LUCAS fruto con perseverancia”. Algunos dan fruto a ciento por uno, otros a sesenta por uno y otros a treinta por uno. Las personas que pertenecen a esta cuarta categoría tienen algo que los demás no tienen. Son sinceras. Aman la verdad y permiten que esta los cambie. ¡También esperaron! Nuestro amor por Dios se comprueba por nuestra espera en Él (Is. 64:4). 1. La semilla que cayó junto al camino: no hay nuevo nacimiento. La semilla nunca germina (no hay fruto). 2. La semilla que cayó sobre la piedra: nuevo nacimiento, muere rápidamente cuando llegan las dificultades (no hay fruto). 3. La semilla que cayó entre espinos: nuevo nacimiento, un poco de crecimiento con el tiempo. Luego es vencida y muere (no hay fruto maduro). La planta que no da fruto no tiene ningún valor. 4. La semilla que cayó en buena tierra: nuevo nacimiento. La palabra crece con fuerza en los corazones sinceros y pacientes (hay mucho fruto duradero).
Las cosas ocultas que serán manifestadas 8:16 - “Nadie que enciende una luz la cubre con una vasija, ni la pone debajo de la cama, sino que la pone en un candelero para que los que entran vean la luz”. La idea de este versículo es que el Señor no quiere que seamos discípulos secretos. Él dijo que Sus seguidores eran la luz del mundo. Esto es cierto porque Cristo la Luz del Mundo está en nuestro interior. Debemos dejar que Su luz brille intensamente para que todos la vean. Entonces todos los que contemplan las buenas obras para las cuales fuimos predestinados desde antes de la fundación del mundo glorificarán al Padre de Luz, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación. Ahora el Señor continúa con el mismo tema: 8:17 - “Porque nada hay oculto, que no haya de ser manifestado; ni escondido, que no haya de ser conocido, y de salir a luz”. El reino de Dios es un reino de luz. Nada está oculto, sino que todo será revelado en el día en que los libros de nuestra vida se abran para que todos los lean. Por tanto, debemos vivir a la luz de Su presencia, para que no seamos avergonzados en el día del juicio final. Por consiguiente, Él dice a los prudentes: 8:18 - “Mirad, pues, cómo oís; porque a todo el que tiene, se le dará; y a todo el que no tiene, aun lo que piensa tener se le quitará”. Debemos ser no sólo oidores, sino también hacedores de la Palabra. También debemos comprender este principio del reino: aquellos que tienen recibirán. Quizás podamos explicar esto con las palabras de Daniel: “Da la sabiduría a los sabios, y la ciencia a los entendidos” (Dn. 2:21). Si andamos en el camino de la sabiduría, recibiremos cada vez más sabiduría. Proverbios repite el mismo pensamiento: “Oirá el sabio, y aumentará el saber, y el entendido adquirirá consejo” (Pr. 1:5). Pero para los que rechazan la sabiduría, encontramos esta tremenda advertencia: “Por cuanto llamé, y no quisisteis oír, extendí mi mano, y no hubo quien atendiese… Entonces me llamarán, y no responderé; me buscarán de mañana, y no me hallarán” (Pr. 1:24-28).
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EL EVANGELIO DE LUCAS María, la madre de Jesús 8:19 - “Entonces su madre y sus hermanos vinieron a él; pero no podían llegar hasta él por causa de la multitud”. Ahora vamos a ver una verdad muy importante acerca de la relación entre Jesús y Su madre María sobre la tierra. 8:20-21 - “Y se le avisó, diciendo: Tu madre y tus hermanos están fuera y quieren verte. El entonces respondiendo, les dijo: Mi madre y mis hermanos son los que oyen la palabra de Dios, y la hacen”.El Señor demuestra aquí que María no tenía privilegios especiales sobre la tierra por encima de los demás creyentes. Por consiguiente, ella no tiene derechos especiales en el cielo como intercesora de los que estamos en la tierra. Se nos ordena siempre orar al Padre en el nombre de Jesús, no en el nombre de María.
La tormenta en el lago En este relato, vemos que Lucas ha registrado muy brevemente este acontecimiento que los otros Evangelios dan con más detalles. Lucas se concentra en la intensidad de la tormenta, que puede hacer que el lago se vuelva tempestuoso en tan sólo un momento. Entonces leamos y apreciemos el hecho de que Jesús, que ahora estaba muy cansado, con plena confianza en la experiencia de Sus amigos en este lago, se acurruca en una almohada en la popa de la barca y se queda dormido. 8:22-23 - “Aconteció un día, que entró en una barca con sus discípulos, y les dijo: Pasemos al otro lado del lago. Y partieron. Pero mientras navegaban, él se durmió. Y se desencadenó una tempestad de viento en el lago; y se anegaban y peligraban”. En muy poco tiempo estuvieron en peligro de hundirse. 8:24 - “Y vinieron a él y le despertaron, diciendo: ¡Maestro, Maestro, que perecemos! Despertando él, reprendió al viento y a las olas; y cesaron, y se hizo bonanza”. Era una escena de contrastes. Los discípulos sacudieron al Maestro, desesperados, porque el agua entraba en la barca más rápidamente de lo que podían sacarla. Pero el Señor se levantó y, después de estirarse tranquilamente, fue al costado del bote y se dirigió con calma a la tormenta con las palabras: “Calla, enmudece” (Mr. 4:39). Al decir esto, la tormenta se calmó inmediatamente y los temerosos discípulos quedaron sobrecogidos ante el dominio de Jesús sobre los elementos. 8:25 - “Y les dijo: ¿Dónde está vuestra fe? Y atemorizados, se maravillaban, y se decían unos a otros: ¿Quién es éste, que aun a los vientos y a las aguas manda, y le obedecen”. Queridos hermanos, nosotros también podemos creer que el Señor va a responder a nuestras oraciones con respecto a las condiciones meteorológicas cuando surja la necesidad. Podemos hacerlo por medio de la fe en el Hijo de Dios que mora en nosotros (Gá. 2:20). No se trata de nuestra fe, sino de la fe del Hijo de Dios dentro de nosotros.
El hombre que tenía una legión de demonios 8:26 - “Y arribaron a la tierra de los gadarenos, que está en la ribera opuesta a Galilea”. La región de los gadarenos estaba en el lado este del mar de Galilea, frente a Capernaum. Era un territorio montañoso muy bello.
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EL EVANGELIO DE LUCAS 8:27 - “Al llegar él a tierra, vino a su encuentro un hombre de la ciudad, endemoniado desde hacía mucho tiempo; y no vestía ropa, ni moraba en casa, sino en los sepulcros”. La posesión demoníaca se presenta de muchas formas diferentes y variadas. Esta era una forma grave de posesión, en la cual los demonios se habían apoderado de la sensibilidad del hombre de tal manera que estaba desnudo y vivía entre los muertos. 8:28 - “Este, al ver a Jesús, lanzó un gran grito, y postrándose a sus pies exclamó a gran voz: ¿Qué tienes conmigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? Te ruego que no me atormentes”. Los demonios estaban hablando a través de los labios del hombre al cual habían entrado. La verdad alentadora, desde nuestro punto de vista, es que los demonios conocen a Jesús y saben que su final será el tormento eterno. Santiago 2:19 confirma esto cuando dice: “Los demonios creen, y tiemblan”. 8:29 - “(Porque mandaba al espíritu inmundo que saliese del hombre, pues hacía mucho tiempo que se había apoderado de él; y le ataban con cadenas y grillos, pero rompiendo las cadenas, era impelido por el demonio a los desiertos)”. Debemos comprender que los demonios poseen una fuerza que sólo podemos llamar sobrenatural. Tienen la capacidad de romper toda clase de limitaciones humanas, como por ejemplo cadenas y grillos. Los demonios intentan destruir, como declaró Jesús en Juan 10:10: “El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia”. El “ladrón”, en todo el sentido de la palabra, es el mismo diablo. 8:30 - “Y le preguntó Jesús, diciendo: ¿Cómo te llamas? Y él dijo: Legión. Porque muchos demonios habían entrado en él”.Una “legión” en el ejército romano consistía en 6.000 hombres; entonces había una cantidad importante de demonios que vivían en este pobre hombre. Los demonios sabían demasiado bien quién era Jesús. 8:31 - “Y le rogaban que no los mandase ir al abismo”. El “abismo” se refiere al infierno, y ellos le rogaron a Cristo que no los obligara a ir al infierno antes del tiempo señalado. Como los demonios por lo general intentan habitar un cuerpo, y como Jesús les estaba ordenando salir del hombre, ellos buscaron otros cuerpos en los cuales vivir. Por tanto, le pidieron a Cristo que los enviara a un hato de cerdos. 8:32-33 - “Había allí un hato de muchos cerdos que pacían en el monte; y le rogaron que los dejase entrar en ellos; y les dio permiso. Y los demonios, salidos del hombre, entraron en los cerdos; y el hato se precipitó por un despeñadero al lago, y se ahogó”. Debemos recordar que los demonios nunca ganan. Estos espíritus inmundos habían esperado tener un hogar seguro en los cerdos, que eran animales impuros. En lugar de eso los espíritus, llevados por el pánico, entraron en los cerdos y los llevaron a precipitarse en el mar de Galilea. Como resultado, el hato murió y los demonios se quedaron sin un cuerpo en el cual morar. Por lo tanto, los cuidadores de los cerdos se atemorizaron. 8:34-35 - “Y los que apacentaban los cerdos, cuando vieron lo que había acontecido, huyeron, y yendo dieron aviso en la ciudad y por los campos. Y salieron a ver lo que había sucedido; y vinieron a Jesús, y hallaron al hombre de quien habían salido los demonios, sentado a los pies de Jesús, vestido, y en su cabal juicio; y tuvieron miedo”. Aquí vemos la transformación que ocurrió en el hombre una vez que los demonios
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EL EVANGELIO DE LUCAS fueron expulsados de su cuerpo. Su mente se volvió normal y recuperó su sensibilidad a tal punto que ahora estaba vestido. Debemos pedir al Señor el don de discernimiento de espíritus (1 Co. 12:10). Necesitamos saber cuándo una persona está verdaderamente poseída por los demonios y luego necesitamos la fe necesaria para liberarla. 8:36 - “Y los que lo habían visto, les contaron cómo había sido salvado el endemoniado”. Desde nuestro punto de vista, la actitud de los dueños de los cerdos fue increíble. Quisieron que Jesús se fuera de la región y, al parecer, agitaron también a toda la multitud. 8:37 - “Entonces toda la multitud de la región alrededor de los gadarenos le rogó que se marchase de ellos, pues tenían gran temor. Y Jesús, entrando en la barca, se volvió”. Cuando Jesús subió a la barca, el hombre que había sido liberado quiso ir con Él. 8:38-39 - “Y el hombre de quien habían salido los demonios le rogaba que le dejase estar con él; pero Jesús le despidió, diciendo: Vuélvete a tu casa, y cuenta cuán grandes cosas ha hecho Dios contigo. Y él se fue, publicando por toda la ciudad cuán grandes cosas había hecho Jesús con él”. Cuando recibimos algo de parte del Señor, tenemos que compartir esa bendición con los demás. Por lo tanto, debemos dar testimonio a los demás acerca de la gracia salvadora de Cristo. El hombre hizo esto de manera muy eficaz, ya que fue a dar testimonio en las diez ciudades de la región llamada Decápolis (ver Mr. 5:20).
La sanación de la mujer con flujo de sangre y de la hija de Jairo 8:40 - “Cuando volvió Jesús, le recibió la multitud con gozo; porque todos le esperaban”. La gente que habitaba del lado oeste del lago valoraba mucho más el ministerio de Cristo que la gente de la tierra de los gadarenos, quienes parecían más preocupados por la pérdida de los cerdos que por el hecho de que el joven había sido liberado y restaurado. Ahora ingresemos al relato en el que se realizan dos sanaciones notables. 8:41-42 - “Entonces vino un varón llamado Jairo, que era principal de la sinagoga, y postrándose a los pies de Jesús, le rogaba que entrase en su casa; porque tenía una hija única, como de doce años, que se estaba muriendo. Y mientras iba, la multitud le oprimía”. Este es un relato fuera de lo común. Mientras Jesús estaba prestando atención al pedido del principal de la sinagoga de que supliera la necesidad de su hija, ocurrió otro milagro cuando iba de camino a su casa. 8:43-44 - “Pero una mujer que padecía de flujo de sangre desde hacía doce años, y que había gastado en médicos todo cuanto tenía, y por ninguno había podido ser curada, se le acercó por detrás y tocó el borde de su manto; y al instante se detuvo el flujo de su sangre”.Este no fue un toque común. Fue el toque de alguien que extendió su mano con fe divina. Es importante que comprendamos esto porque la manera en la que tocamos al Señor en oración es lo que determina si vamos a recibir o no. “Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan” (He. 11:6). La reacción de Jesús demuestra claramente que había sentido el toque.
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EL EVANGELIO DE LUCAS 8:45 - “Entonces Jesús dijo: ¿Quién es el que me ha tocado? Y negando todos, dijo Pedro y los que con él estaban: Maestro, la multitud te aprieta y oprime, y dices: ¿Quién es el que me ha tocado?” Los discípulos no comprendieron el toque de fe y recurrieron a su comprensión natural. Estaban asombrados de que Él hiciera una pregunta semejante, siendo que la multitud le oprimía por todas partes. El Señor, al darse cuenta de que alguien lo había tocado con fe, explica: 8:46 - “Pero Jesús dijo: Alguien me ha tocado; porque yo he conocido que ha salido poder de mí”. Cuando tocamos al Señor con fe, Su bondad fluye hacia nosotros en cualquier forma que le hayamos pedido. La mujer estaba obviamente aún parada cerca de Él. 8:47 - “Entonces, cuando la mujer vio que no había quedado oculta, vino temblando, y postrándose a sus pies, le declaró delante de todo el pueblo por qué causa le había tocado, y cómo al instante había sido sanada”. Aquí encontramos una de las lecciones de vida que no debemos dejar pasar: cuando el Señor nos bendice o contesta nuestra oración, debemos regresar a agradecerle y también reconocer Su bondad para con los demás. Para esta señora hubo una bendición adicional, ya que el Señor le dijo con la generosidad que le caracterizaba: 8:48 - “Y él le dijo: Hija, tu fe te ha salvado; ve en paz”. El consuelo y la paz vienen de Aquel a quien Pablo llama “Dios de toda consolación” (2 Co. 1:3) y “Dios de paz” (Ro. 15:33). Con frecuencia nos perdemos las bendiciones adicionales porque no regresamos a dar las gracias. Que a partir de este momento no descuidemos esta virtud espiritual, de manera tal que podamos recibir todas las bendiciones que Él desea concedernos. 8:49 - “Estaba hablando aún, cuando vino uno de casa del principal de la sinagoga a decirle: Tu hija ha muerto; no molestes más al Maestro”. Con mucha frecuencia sucede que cuando esperamos que el Señor haga un milagro en nuestra vida, ocurre alguna otra tragedia por medio de la cual se libera un milagro mayor de las manos del Maestro. Este fue el caso de Jairo. 8:50 - “Oyéndolo Jesús, le respondió: No temas; cree solamente, y será salva”. ¡Qué fe poderosa se libera en la presencia del Señor! Debemos habitar en Su presencia, donde esa plenitud de fe puede sernos conferida por medio de Su Palabra de consuelo y aliento. Uno o dos días antes de escribir esto, fui blanco de un ataque devastador. Dardos de duda e incredulidad provenientes del enemigo me fueron arrojados desde los labios de otro pastor. El ataque sugirió que el trabajo de toda mi vida estaba en ruinas. Pero al volverme al Señor, palabras de aliento salieron de Sus labios al recordarme Sus promesas con respecto a la obra que me había encomendado. Esto cambió mi lamento en baile. Y para que no piensen que las palabras del adversario fueron sólo comentarios, el poder espiritual de esas palabras fue tan grande que me provocaron arritmia cardiaca y subieron mi presión arterial a un nivel que nunca había tenido. Luego las palabras de Jesús volvieron todo a la normalidad, y sólo quiero alabarle más y más por Su bondad para conmigo.
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EL EVANGELIO DE LUCAS 8:51 - “Entrando en la casa, no dejó entrar a nadie consigo, sino a Pedro, a Jacobo, a Juan, y al padre y a la madre de la niña”. Cuando se necesita fe, es importante que se cierre toda vía de incredulidad, duda y burla. Por consiguiente, el Señor entró solamente con los verdaderos creyentes. 8:52 - “Y lloraban todos y hacían lamentación por ella. Pero él dijo: No lloréis; no está muerta, sino que duerme”.Cuando la multitud oyó esas palabras de aliento, su reacción fue totalmente distinta de la de los padres y los tres discípulos más cercanos: 8:53 - “Y se burlaban de él, sabiendo que estaba muerta”. Los que miran con el ojo natural nunca van a ver con el ojo de la fe. Por eso hizo salir a todos de la habitación. 8:54-56 - “Mas él, tomándola de la mano, clamó diciendo: Muchacha, levántate. Entonces su espíritu volvió, e inmediatamente se levantó; y él mandó que se le diese de comer. Y sus padres estaban atónitos; pero Jesús les mandó que a nadie dijesen lo que había sucedido”. Cuando los que se burlan se van, la fe en acción se pone de manifiesto. La enfermedad que había tenido la niña la había debilitado. Entonces el Señor, que se preocupa de las necesidades de todos nosotros, se aseguró de que su cuerpo fuera alimentado. Los padres habían creído en la sanación y ahora, para su asombro, había ocurrido un milagro mucho mayor. Su hija fue resucitada de los muertos. En este caso, a diferencia de la liberación del endemoniado en la región de los gadarenos, Jesús no quiso que el milagro se diera a conocer. El motivo es claro. Él quería que el este de Galilea fuera evangelizado a través del testimonio del hombre que había sido liberado. Aquí quería alejarse de la multitud.
Capítulo 9 El envío de los doce 9:1-2 - “Habiendo reunido a sus doce discípulos, les dio poder y autoridad sobre todos los demonios, y para sanar enfermedades. Y los envió a predicar el reino de Dios, y a sanar a los enfermos”. En el envío de los discípulos debemos tener presente varias verdades muy importantes. El apóstol Pablo dice en Romanos 10:15: “¿Cómo predicarán si no fueren enviados?” No podemos ir a menos que Dios nos envíe. Por lo tanto, tenemos que conocer el mandato del Señor para nosotros. A los apóstoles se les dio: 1) autoridad para expulsar demonios y 2) poder para sanar todo tipo de enfermedades. En su otro libro, Hechos de los Apóstoles, Lucas describe una situación en la que los apóstoles tuvieron autoridad para expulsar demonios. Leemos en Hechos 19:13-17: “Pero algunos de los judíos, exorcistas ambulantes, intentaron invocar el nombre del Señor Jesús sobre los que tenían espíritus malos, diciendo: Os conjuro por Jesús, el que predica Pablo. Había siete hijos de un tal Esceva, judío, jefe de los sacerdotes, que hacían esto. Pero respondiendo el espíritu malo, dijo: A Jesús conozco, y sé quién es Pablo; pero vosotros, ¿quiénes sois? Y el hombre en quien estaba el espíritu malo, saltando sobre ellos y dominándolos, pudo más que ellos, de tal manera que huyeron de aquella casa desnudos y heridos. Y esto fue notorio a 95
EL EVANGELIO DE LUCAS todos los que habitaban en Efeso, así judíos como griegos; y tuvieron temor todos ellos, y era magnificado el nombre del Señor Jesús”. Podemos ver, entonces, que no debemos tratar de expulsar demonios a menos que el Señor nos faculte y nos dirija a hacerlo. A los doce se les dio el poder de sanar. Debemos pedir al Señor que nos dé el privilegio de ver señales y maravillas hechas en el nombre de Jesucristo, el Hijo de Dios. Otra verdad que no debemos pasar por alto es el hecho de que a Judas Iscariote se le dio ese mismo poder. El hecho de tener un gran ministerio no significa que nuestra alma sea salva. Aunque Judas realizó maravillas poderosas mediante la imposición de sus propias manos, él no era como los otros once. No quiso la bendición, sino que amó la maldición (Sal. 109:17). Ni el tener los dones del Espíritu ni el predicar cambia nuestra vida: un nuevo corazón es lo que la cambia. Judas predicó y manifestó el poder de Dios, pero nunca hubo un cambio en su corazón. Ahora el Señor da más instrucciones acerca de los cuidados que debían tener para el viaje: 9:3 - “Y les dijo: No toméis nada para el camino, ni bordón, ni alforja, ni pan, ni dinero; ni llevéis dos túnicas”. Mateo 10:10 incluye algo que Lucas no mencionó: que “el obrero [o pastor] es digno de su alimento”. Pablo confirma esta verdad cuando dice que los que anuncian el Evangelio deben vivir del Evangelio (ver 1 Co. 9:14). El Señor esperaba que los que recibían el evangelio y sus bendiciones se ocuparan de los que llevaban el mensaje. 9:4 - “Y en cualquier casa donde entréis, quedad allí, y de allí salid”. De este pasaje comprendemos que no debemos ir de casa en casa cuando vamos a una ciudad a predicar. Debemos quedarnos en la misma casa hasta que salgamos de esa ciudad. Es mejor que los evangelistas no se hospeden en varias casas cuando predican en un determinado lugar. Todos querrán llenar sus oídos de quejas y reclamos acerca de cuestiones de iglesia, y esto puede ser un obstáculo para su eficacia. 9:5 - “Y dondequiera que no os recibieren, salid de aquella ciudad, y sacudid el polvo de vuestros pies en testimonio contra ellos”. He visto el poder y la realidad de este versículo. Cincuenta años atrás, cierta ciudad expulsó a un evangelista de sus fronteras. El evangelista se sacó los zapatos y sacudió el polvo de esa ciudad de sus suelas. A partir de ese momento y hasta la actualidad, nadie ha podido comenzar una iglesia en esa ciudad. 9:6 - “Y saliendo, pasaban por todas las aldeas, anunciando el evangelio y sanando por todas partes”. Los discípulos entonces comenzaron con sus viajes. El relato se ve ahora interrumpido porque Lucas vuelve su atención por un momento hacia el gobernador malvado, Herodes. 9:7-8 - “Herodes el tetrarca oyó de todas las cosas que hacía Jesús; y estaba perplejo, porque decían algunos: Juan ha resucitado de los muertos; otros: Elías ha aparecido; y otros: Algún profeta de los antiguos ha resucitado”. Un poco más tarde, cuando Jesús pregunta a Sus discípulos: “¿Quién dicen los hombres que soy yo?” había distintas opiniones entre Sus contemporáneos con respecto a quién era Él. Herodes no era la excepción, pero como ahora se cita directamente algo que dijo Herodes, se nos da una idea acerca de su personalidad.
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EL EVANGELIO DE LUCAS 9:9 - “Y dijo Herodes: A Juan yo le hice decapitar; ¿quién, pues, es éste, de quien oigo tales cosas? Y procuraba verle”. La actitud de Herodes para con Juan el Bautista y Jesús revela a un hombre que conoce la verdad y se regocija en ella. Marcos 6:20 dice: “Porque Herodes temía a Juan, sabiendo que era varón justo y santo, y le guardaba a salvo; y oyéndole, se quedaba muy perplejo, pero le escuchaba de buena gana”. Sin embargo, Herodes era un hombre dominado y manipulado por los imperiosos deseos de Herodías, la esposa de su hermano Felipe, con la cual él se había casado. Los adúlteros quedan reducidos, como se nos dice en Proverbios 6:26, a “un bocado de pan”. Tal es la descripción de una persona que no tiene carácter. Así era Herodes Antipas. No tenía fortaleza para hacer lo que sabía que estaba bien, aunque realmente quería ver a Jesús. El relato ahora sigue con el regreso de los discípulos de su viaje de predicación. 9:10 - “Vueltos los apóstoles, le contaron todo lo que habían hecho. Y tomándolos, se retiró aparte, a un lugar desierto de la ciudad llamada Betsaida”. Los doce estaban gozosos (al menos once de ellos) mientras contaban a Jesús que hasta los demonios se les habían sujetado. No obstante, Jesús les recordó que era más importante que sus nombres estuvieran escritos en el libro de la vida. Sin duda alguna, esta era una advertencia para Judas así como también para otros que son como él, quienes son usados en ministerios poderosos pero cuya vida está llena de iniquidad. Después de un tiempo de ministerio intenso que los discípulos habían experimentado, surgió la necesidad de un tiempo de descanso reparador. Por lo tanto, Jesús los llevó aparte al desierto, pasando Betsaida, en la costa este del mar de Galilea.
Alimentación de los cinco mil 9:11 - “Y cuando la gente lo supo, le siguió; y él les recibió, y les hablaba del reino de Dios, y sanaba a los que necesitaban ser curados”. Jesús había llevado a Sus discípulos a un lugar apartado para que descansaran. Tanto ellos como Él necesitaban imperiosamente alejarse de la multitud. Cualquiera que se encuentre en el ministerio sabe el cansancio que produce el ser continuamente acosado por la gente. 9:12 - “Pero el día comenzaba a declinar; y acercándose los doce, le dijeron: Despide a la gente, para que vayan a las aldeas y campos de alrededor, y se alojen y encuentren alimentos; porque aquí estamos en lugar desierto”. En ese momento el Señor seguramente estaría muy cansado. Sin embargo, se nos dice que fue movido a compasión por la multitud. 9:13 - “El les dijo: Dadles vosotros de comer. Y dijeron ellos: No tenemos más que cinco panes y dos pescados, a no ser que vayamos nosotros a comprar alimentos para toda esta multitud”. Jesús no se dejó intimidar por los cuestionamientos de Sus discípulos. Él sabía muy bien lo que estaba a punto de hacer. 9:14 - “Y eran como cinco mil hombres. Entonces dijo a sus discípulos: Hacedlos sentar en grupos, de cincuenta en cincuenta”. Cinco mil equivale a 50 x 100, las medidas del Atrio exterior del Tabernáculo de
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EL EVANGELIO DE LUCAS Moisés. Aquí estaba Aquel del cual Moisés había profetizado, ministrando en el Atrio exterior para suplir las necesidades físicas de Su pueblo. 9:15-16 - “Así lo hicieron, haciéndolos sentar a todos. Y tomando los cinco panes y los dos pescados, levantando los ojos al cielo, los bendijo, y los partió, y dio a sus discípulos para que los pusiesen delante de la gente”. Aquí estaba Jehová–Jireh (Jehová proveerá), ocupándose de las necesidades materiales de la vida cotidiana de la multitud para que no desmayaran en el camino. 9:17 – “Y comieron todos, y se saciaron; y recogieron lo que les sobró, doce cestas de pedazos”. Él Shaddai (Dios Todopoderoso), el que provee en abundancia, proveyó más que suficiente para la multitud. Sobraron doce canastas de alimentos. El número doce es importante. Es un número divino que significa “gobierno”. El gobierno del universo está a Su cargo. El profeta Isaías declaró que “el principado está sobre su hombro” (Is. 9:6). Por consiguiente, no debemos preocuparnos por lo que vamos a comer o beber, porque nuestro Padre Celestial conoce nuestras necesidades. El rey David dice: “Los leoncillos necesitan, y tienen hambre; pero los que buscan a Jehová no tendrán falta de ningún bien” (Sal. 34:10). Tengamos ánimo; Él seguramente cuidará de nuestro bienestar.
Jesús comienza a anunciar su crucifixión y resurrección 9:18 - “Aconteció que mientras Jesús oraba aparte, estaban con él los discípulos; y les preguntó, diciendo: ¿Quién dice la gente que soy yo?” Este es un preludio para demostrar a Pedro que únicamente por medio de la revelación divina se puede saber realmente quién es Jesús. 9:19 - “Ellos respondieron: Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, que algún profeta de los antiguos ha resucitado”. La gente común de Israel no tenía idea de quién era Jesús. Ahora el Señor limita la pregunta a Sus discípulos. 9:20 - “El les dijo: ¿Y vosotros, quién decís que soy? Entonces respondiendo Pedro, dijo: El Cristo de Dios”. Aunque Lucas no desarrolla esto, Mateo lo hace en Mateo 16:17: “Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos”. 9:21 - “Pero él les mandó que a nadie dijesen esto, encargándoselo rigurosamente”. Esta revelación no era de común conocimiento en esa época. Como siempre, es un don de Dios el hecho de saber quién es el Salvador del mundo. Ahora Jesús debe comenzar a preparar a Sus discípulos para el único propósito verdadero de Su venida al mundo; por eso dice: 9:22 - “Es necesario que el Hijo del Hombre padezca muchas cosas, y sea desechado por los ancianos, por los principales sacerdotes y por los escribas, y que sea muerto, y resucite al tercer día”.
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EL EVANGELIO DE LUCAS El costo del discipulado 9:23 - “Y decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame”. La cruz a la que el Señor hace referencia es el morir cada día a uno mismo. La verdad fundamental de la vida cristiana es la que expresa Pablo cuando afirma: “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí” (Gá. 2:20). Pablo también afirmó en 1 Corintios 15:31 que él “moría cada día”. 9:24 - “Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, éste la salvará”. El entregar nuestra vida totalmente al servicio y placer del Señor es lo que nos permite ser salvos por la eternidad. La gran elección a realizar en esta vida es entre buscar los bienes y honores de este mundo o buscar los del mundo venidero. No podemos servir a dos señores. 9:25 – “Pues ¿qué aprovecha al hombre, si gana todo el mundo, y se destruye o se pierde a sí mismo?” Este mundo durará únicamente mientras vivamos, que será como máximo cien años. ¿Y qué es eso comparado con una eternidad en el infierno? Nuestra relación con Jesús es lo importante, como dice Él en el versículo siguiente: 9:26-27 - “Porque el que se avergonzare de mí y de mis palabras, de éste se avergonzará el Hijo del Hombre cuando venga en su gloria, y en la del Padre, y de los santos ángeles. Pero os digo en verdad, que hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte hasta que vean el reino de Dios”. Pidamos Su gracia continuamente para que podamos siempre dar la gloria y el honor que debemos a Su nombre incomparable. Ya que estamos en este tema, permítanme decirles que esta clase de “vergüenza” (vacilación, timidez) es un espíritu proveniente de Satanás que intenta ocultar a los santos de Dios y evitar que testifiquen del Señor en público. Ahora Jesús concentra la atención de Sus discípulos en la transfiguración que estaba a punto de suceder.
El monte de la transfiguración 9:28 – “Aconteció como ocho días después de estas palabras, que tomó a Pedro, a Juan y a Jacobo, y subió al monte a orar”. El ocho es el número de los “nuevos comienzos” y, con toda seguridad, esta iba a ser una experiencia que recordarían por el resto de su vida. Pedro la describió treinta y seis años más tarde en su epístola: “Pues cuando él recibió de Dios Padre honra y gloria, le fue enviada desde la magnífica gloria una voz que decía: Este es mi Hijo amado, en el cual tengo complacencia. Y nosotros oímos esta voz enviada del cielo, cuando estábamos con él en el monte santo” (2 P. 1:17-18). Si no nos apartamos del camino, seguramente habrá experiencias con Dios que nos durarán toda la vida y por la eternidad. 9:29 - “Y entre tanto que oraba, la apariencia de su rostro se hizo otra, y su vestido blanco y resplandeciente”. Aquí vemos la pureza de la blancura de la santidad de Cristo brillando para que los discípulos la vieran. Sin embargo, estas son las vestiduras con las que se viste todo santo. En ocasiones (aunque no con la misma intensidad que en el monte), he visto con mis ojos espirituales la pureza gloriosa de las vestiduras blancas de los santos. 99
EL EVANGELIO DE LUCAS 9:30 - “Y he aquí dos varones que hablaban con él, los cuales eran Moisés y Elías”. Estos son los dos candelabros de los cuales leemos en Zacarías 4:14: “Estos son los dos ungidos que están delante del Señor de toda la tierra”. Estos dos hombres fueron enviados por Dios con un propósito muy importante. El versículo 31 explica el motivo de su venida. 9:31 - “Quienes aparecieron rodeados de gloria, y hablaban de su partida, que iba Jesús a cumplir en Jerusalén”. La cruz era el propósito por el cual el Señor había venido al mundo. Él era el Cordero que fue muerto antes de la fundación del mundo para quitar el pecado de la humanidad. Los discípulos no oyeron esta conversación entre Jesús y los dos profetas porque estaban profundamente dormidos. 9:32 - “Y Pedro y los que estaban con él estaban rendidos de sueño; mas permaneciendo despiertos, vieron la gloria de Jesús, y a los dos varones que estaban con él”. Aunque Pedro nunca había visto a Moisés y Elías, supo de inmediato quiénes eran. En el cielo somos perfeccionados en el conocimiento no sólo del Señor, sino también de cada uno de nosotros. Allí conoceremos el nombre de todos y sabremos quiénes son. 9:33 - “Y sucedió que apartándose ellos de él, Pedro dijo a Jesús: Maestro, bueno es para nosotros que estemos aquí; y hagamos tres enramadas, una para ti, una para Moisés, y una para Elías; no sabiendo lo que decía”. Es de interés profético y espiritual el hecho de que Pedro sugiriera que se construyeran tres enramadas. Había tres fiestas principales en Israel. La primera era la Pascua, que representa la salvación. Pentecostés representa el bautismo en el Espíritu Santo. La tercera fiesta principal era la fiesta de los Tabernáculos, que era una fiesta de gloria. Desde el punto de vista espiritual, la fiesta de los Tabernáculos aún tiene que cumplirse en la era de la Iglesia. Esta fiesta se destacará por la gloria de Dios manifestada en el rostro de los santos, como leemos en Isaías 60:1-2: “Levántate, resplandece; porque ha venido tu luz, y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti. Porque he aquí que tinieblas cubrirán la tierra, y oscuridad las naciones; mas sobre ti amanecerá Jehová, y sobre ti será vista su gloria”. Luego ocurrió otra maravilla. 9:34 - “Mientras él decía esto, vino una nube que los cubrió; y tuvieron temor al entrar en la nube”. La nube de gran gloria (la presencia de Dios) ahora los estaba cubriendo como había hecho con Moisés en el monte Sinaí y también en el Templo de Salomón durante su dedicación. 9:35 - “Y vino una voz desde la nube, que decía: Este es mi Hijo amado; a él oíd”.Esta es la segunda de tres veces que la voz audible de Dios se oyó durante la vida y ministerio de Jesús. La vez anterior fue en el río Jordán, donde Dios dijo: “Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia”. Sin embargo, en esta segunda ocasión Él advierte: “A él oíd”. El tercer caso fue en respuesta a la oración de Jesús en Juan 12:28: “Padre, glorifica tu nombre. Entonces vino una voz del cielo: Lo he glorificado, y lo glorificaré otra vez”. 9:36 - “Y cuando cesó la voz, Jesús fue hallado solo; y ellos callaron, y por aquellos días no dijeron nada a nadie de lo que habían visto”. Por el momento, estas experiencias eran únicamente para Pedro, Jacobo y
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EL EVANGELIO DE LUCAS Juan. Si todos hubieran conocido estas cosas podría haberse hecho difícil para Cristo el ir a la cruz. Hay experiencias en nuestra vida que no es prudente compartir con los demás.
El descenso de la montaña 9:37 - “Al día siguiente, cuando descendieron del monte, una gran multitud les salió al encuentro”. Este episodio nos deja la sensación de que no siempre podemos “quedarnos” en las experiencias que vivimos “en la cima de la montaña” con Dios. Se nos conceden estos momentos gloriosos para que podamos ocuparnos de manera más eficaz de las necesidades de aquellos que están abajo, en el valle. Debemos comprender que entre la multitud que lo estaba esperando al pie de la montaña se encontraba un hombre con una necesidad urgente. 9:38 - “Y he aquí, un hombre de la multitud clamó diciendo: Maestro, te ruego que veas a mi hijo, pues es el único que tengo”. Una de las tragedias de la vida, especialmente en aquellos días, era cuando un hijo único estaba aquejado de una enfermedad. Todas las esperanzas de sus padres estaban puestas en él. Este niño no sólo era anormal sino que, obviamente, estaba poseído por un demonio, lo que hacía que la situación fuera aun más difícil. 9:39 - “Y sucede que un espíritu le toma, y de repente da voces, y le sacude con violencia, y le hace echar espuma, y estropeándole, a duras penas se aparta de él”.Es desgarrador ver a padres con hijos retrasados. La situación es muy evidente para los demás y al mismo tiempo es una carga muy pesada para esos padres y madres. Entonces, el padre siguió abriendo su corazón al Señor. 9:40 - “Y rogué a tus discípulos que le echasen fuera, y no pudieron”. Se necesita cierto grado de poder para expulsar demonios. Los demonios más pequeños salen al apuntarles con el dedo en el nombre de Jesús, pero otros son mucho más pertinaces o rebeldes, como en este caso. 9:41 - “Respondiendo Jesús, dijo: ¡Oh generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo he de estar con vosotros, y os he de soportar? Trae acá a tu hijo”. No obstante, como explica Mateo: “Este género no sale sino con oración y ayuno” (Mt. 17:21). 9:42 - “Y mientras se acercaba el muchacho, el demonio le derribó y le sacudió con violencia; pero Jesús reprendió al espíritu inmundo, y sanó al muchacho, y se lo devolvió a su padre”. El demonio, al percibir que Jesús estaba cerca, intentó atormentar al muchacho por última vez antes de tener que salir cuando Jesús, que estaba lleno de poder y gloria, diera la orden. Es importante que comprendamos esto porque el enemigo, sea cual fuere la forma en la que nos encontremos con él, a menudo librará la mayor batalla inmediatamente antes de ser derrotado. Esto a veces confunde a los santos, ya que piensan que Satanás es más fuerte de lo que es en realidad. Sin embargo, no nos dejemos engañar por lo que hagan los demonios; perseveremos hasta que ya no puedan resistir.
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EL EVANGELIO DE LUCAS Jesús habla nuevamente de su muerte 9:43-44 - “Y todos se admiraban de la grandeza de Dios. Y maravillándose todos de todas las cosas que hacía, dijo a sus discípulos: Haced que os penetren bien en los oídos estas palabras; porque acontecerá que el Hijo del Hombre será entregado en manos de hombres”. El centro de atención de todos era, lógicamente, el tremendo poder de Dios que se había manifestado en la maravillosa liberación de este muchacho. No obstante, la mente de Jesús estaba en la meta más alta de Su vida: la cruz. 9:45 – “Mas ellos no entendían estas palabras, pues les estaban veladas para que no las entendiesen; y temían preguntarle sobre esas palabras”. Al parecer, los apóstoles se sentían algo temerosos acerca de lo que Él estaba intentando comunicarles, porque Él ya había tratado de prepararlos en el camino al monte (9:22). Se trataba en realidad de un mensaje que no comprendieron por completo hasta después de Su resurrección.
El mayor en el reino 9:46 - “Entonces entraron en discusión sobre quién de ellos sería el mayor”. Hay algo que todos debemos comprender claramente: no seremos todos iguales en el reino. Por lo tanto, haríamos bien, por nuestro propio beneficio eterno, en analizar y meditar en las enseñanzas de Jesús acerca de la verdadera grandeza en el reino de Dios. 9:47 - “Y Jesús, percibiendo los pensamientos de sus corazones, tomó a un niño y lo puso junto a sí”. Al usar un niño para ilustrar la grandeza del reino, el Señor nos dice que seamos como niños, pero no infantiles. 9:48 - “Y les dijo: Cualquiera que reciba a este niño en mi nombre, a mí me recibe; y cualquiera que me recibe a mí, recibe al que me envió; porque el que es más pequeño entre todos vosotros, ése es el más grande”.Esto puede resumirse en una sola palabra: ¡Humildad!
Los que están a favor de nosotros 9:49-50 - “Entonces respondiendo Juan, dijo: Maestro, hemos visto a uno que echaba fuera demonios en tu nombre; y se lo prohibimos, porque no sigue con nosotros. Jesús le dijo: No se lo prohibáis; porque el que no es contra nosotros, por nosotros es”. Marcos 9:38-40 amplía este pasaje: “Pero Jesús dijo: No se lo prohibáis; porque ninguno hay que haga milagro en mi nombre, que luego pueda decir mal de mí. Porque el que no es contra nosotros, por nosotros es” (Mr. 9:39-40). Estos versículos deben ayudarnos en nuestro trato con otros cristianos. Debemos intentar recibirlos en comunión en la medida en que estén dispuestos, sin aislarlos en la forma en que lo hacen tantas iglesias. Al fin y al cabo, por la gracia de Dios, todos vamos a vivir juntos por la eternidad como hermanos y hermanas.
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Quinta parte de Galilea a Jerusalén (9:51–19:27)
EL EVANGELIO DE LUCAS El camino a Jerusalén 9:51 - “Cuando se cumplió el tiempo en que él había de ser recibido arriba, afirmó su rostro para ir a Jerusalén”. Ahora entramos en la sección especial del Evangelio de Lucas en la que el Señor pasa por Samaria por última vez. Esta sección está llena de ricas enseñanzas. La mayoría de ellas son registradas únicamente por Lucas, sin que los otros escritores de los Evangelios las mencionaran. En este versículo tenemos el cumplimiento de la visión que Isaías tuvo de Cristo: “Por eso puse mi rostro como un pedernal” (Is. 50:7). Una vez tuve una visión del rostro de Jesús. En la visión vi Su rostro, que era de mucha firmeza y apuntaba hacia Su destino. Por Su gracia, necesitamos tener esa misma fuerza y determinación santa para cumplir con el rumbo que Él ha predestinado para nuestra vida. Debemos concluir la carrera y no distraernos hacia la derecha o la izquierda del camino que Él ha planificado para nosotros. 9:52 - “Y envió mensajeros delante de él, los cuales fueron y entraron en una aldea de los samaritanos para hacerle preparativos”. Este es el principio que han seguido muchos evangelistas y pastores desde entonces. Es prudente enviar a alguien de antemano para preparar las reuniones de manera tal que, cuando lleguemos, la gente ya nos esté esperando. 9:53 - “Mas no le recibieron, porque su aspecto era como de ir a Jerusalén”. Jesús estaba pasando por Samaria en Su camino a Jerusalén. Los samaritanos eran básicamente un pueblo gentil que tenía su propio lugar de adoración en el monte Gerizim, y por eso eran hostiles para con los que estaban resueltos a adorar en Jerusalén. A continuación se describe la reacción de Sus impulsivos discípulos. 9:54 - “Viendo esto sus discípulos Jacobo y Juan, dijeron: Señor, ¿quieres que mandemos que descienda fuego del cielo, como hizo Elías, y los consuma?”. Con frecuencia, cuando somos jóvenes, pensamos que la solución es liquidar a la oposición mediante cualquier medio que creamos tener a nuestra disposición. Los años tienden a sosegar el corazón. Jesús reprendió a estos jóvenes discípulos. 9:55 - “Entonces volviéndose él, los reprendió, diciendo: Vosotros no sabéis de qué espíritu sois”. Recordemos lo que dice Proverbios 16:32: “Mejor es el que tarda en airarse que el fuerte; y el que se enseñorea de su espíritu, que el que toma una ciudad”. Jesús sigue recordando a Sus discípulos el motivo de Su venida. 9:56 - “Porque el Hijo del Hombre no ha venido para perder las almas de los hombres, sino para salvarlas. Y se fueron a otra aldea”.Necesitamos cultivar el dulce espíritu de la tolerancia porque, al hacerlo, puede ser que salvemos a algunos que de otra manera se perderían.
Requisitos para el discipulado Dietrich Bonhoeffer, un encantador pastor de origen alemán, comentó los versículos 57-62. Apenas siete días antes de que los aliados llegaran al campo de prisioneros, Bonhoeffer sufrió el martirio por orden de Heinrich Himmler, jefe de la Gestapo nazi. No puedo hacer nada mejor que presentar una paráfrasis de sus comentarios. 104
EL EVANGELIO DE LUCAS Se mencionan tres clases de aspirantes a discípulos: 1. El que no tenía el llamado 2. El que estaba atado a obligaciones legales 3. El que puso sus condiciones
1. El que no tenía el llamado 9:57 - “Yendo ellos, uno le dijo en el camino: Señor, te seguiré adondequiera que vayas”.La Palabra de Dios nos enseña claramente que no podemos ir si no somos enviados (Ro. 10:15). Las exigencias que recaen sobre un ministro son altas. Sin la gracia de Dios es imposible pasar por las presiones y pruebas a las que es sometido un ministro. Esto es, básicamente, lo que Jesús dice a este hombre que se ofrece a seguirlo adondequiera que vaya. Pablo nos recuerda que “a cada uno de nosotros fue dada la gracia conforme a la medida del don de Cristo” (Ef. 4:7). 9:58 - “Y le dijo Jesús: Las zorras tienen guaridas, y las aves de los cielos nidos; mas el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar la cabeza”. Hay tremendas dificultades y sufrimientos relacionados con el llamado de Cristo al ministerio. Sólo podemos soportarlos si recibimos gracia de parte de Dios. Se nos concede gracia de acuerdo con nuestro llamado. Si no somos llamados al ministerio, no se nos concede gracia para estar en el ministerio.
2. El que estaba atado a obligaciones legales 9:59-60 - “Y dijo a otro: Sígueme. El le dijo: Señor, déjame que primero vaya y entierre a mi padre. Jesús le dijo: Deja que los muertos entierren a sus muertos; y tú ve, y anuncia el reino de Dios”. La respuesta de Jesús fue muy firme. Los asuntos del reino de los cielos deben tener preeminencia sobre cualquier otro asunto terrenal. A la tierna edad de doce años, Jesús dijo a Sus padres en el templo: “¿No sabíais que en los negocios de mi Padre me es necesario estar?”
3. El que puso sus condiciones 9:61 - “Entonces también dijo otro: Te seguiré, Señor; pero déjame que me despida primero de los que están en mi casa”. Hay una cantidad sorprendente de personas en esta categoría de discípulos. Dicen a Dios que le servirán, pero luego le ponen sus condiciones. He conocido a algunos que dicen que necesitan un sueldo determinado para servir al Señor. Otros dicen que le servirán siempre y cuando Él no los envíe a determinados países. 9:62 - ”Y Jesús le dijo: Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios”. Después de leer estos versículos, debemos comprender que el hecho de ser salvos constituye un tremendo privilegio. El precio que Jesús pagó personalmente por nuestra salvación fue tan grande que cualquier cosa que se nos pida sacrificar a cambio es nada en comparación. No negociemos ni regateemos con Dios por nuestros servicios.
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EL EVANGELIO DE LUCAS Con alegría y entusiasmo digamos como el profeta Isaías: “Heme aquí, envíame a mí”. Sea cual fuere la tarea que nos asigne, estemos sinceramente agradecidos porque Él quiera usarnos.
Capítulo 10 El envío de los setenta 10:1 - “Después de estas cosas, designó el Señor también a otros setenta, a quienes envió de dos en dos delante de él a toda ciudad y lugar adonde él había de ir”.Setenta es el número de la “ancianidad”. Así que tenemos una verdad aquí: que el Señor no sólo envió a Sus apóstoles, sino que debido a la expansión del trabajo se le hizo necesario enviar a estos ancianos. Hay cinco dones de Cristo para el ministerio que son ordenados y dados de manera soberana por el Señor en persona. “Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros” (Ef. 4:11). Nadie puede “reclamar” estos oficios por fe. Nadie puede decir “quiero ser apóstol, evangelista o pastor”. Estos dones son dados por Dios de manera soberana (comparar He. 5:4). No obstante, los puestos de anciano y diácono pueden ser “deseados” y buscados. “Palabra fiel: Si alguno anhela obispado, buena obra desea” (1 Ti. 3:1, énfasis del autor). Por lo tanto, es posible que a los que son piadosos y desean servir al Señor en Su iglesia local se les dé la oportunidad de hacerlo, siempre y cuando cumplan con los requisitos enumerados por Pablo en 1 Timoteo 3:2-7. Jesús dice en el versículo 2 a los que se encuentran en esta categoría: 10:2 - “Y les decía: La mies a la verdad es mucha, mas los obreros pocos; por tanto, rogad al Señor de la mies que envíe obreros a su mies”. Como en los días de Jesús, así será en los tiempos finales cuando Dios derrame Su Espíritu con poder manifestado en avivamiento. Se necesitarán pastores, ancianos y diáconos para recoger la cosecha. En el versículo 3, Jesús da instrucciones a estos setenta ancianos. 10:3 - “Id; he aquí yo os envío como corderos en medio de lobos”.El Cordero de Dios envía mensajeros con el carácter del Cordero. Este es un principio de Dios, como vemos en Isaías 16:1: “Enviad cordero al señor de la tierra”. Debemos pedir al Señor que desarrolle en nosotros las cualidades de Cordero que caracterizaron a Jesús, algunas de las cuales vemos en Isaías 53:7: “Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca”. La mansedumbre y la paz que emanan del Cordero de Dios superan la naturaleza de lobo de aquellos a los que somos enviados. 10:4 -“No llevéis bolsa, ni alforja, ni calzado; y a nadie saludéis por el camino”. Cuando el Señor envió a Sus apóstoles, Él esperaba que quienes los recibían se ocuparan de ellos. Por lo tanto, Sus mensajeros tenían que viajar con pocas cosas. La idea de “no saludar a nadie por el camino” simplemente significaba que no debían retrasarse ni distraerse con conversaciones frívolas con personas conocidas. 106
EL EVANGELIO DE LUCAS 10:5 - “En cualquier casa donde entréis, primeramente decid: Paz sea a esta casa”. Este es un excelente consejo que todos debemos poner en práctica para que el manto de la paz y la sangre de Cristo sean nuestra cobertura espiritual a dondequiera que vayamos. 10:6 - “Y si hubiere allí algún hijo de paz, vuestra paz reposará sobre él; y si no, se volverá a vosotros”. Si los habitantes de la casa son verdaderos adoradores del Señor, la paz de Dios que nos cubre reposará sobre la casa. Si no es así, entonces ese manto se volverá otra vez sobre nosotros. 10:7 - “Y posad en aquella misma casa, comiendo y bebiendo lo que os den; porque el obrero es digno de su salario. No os paséis de casa en casa”. El ir de casa en casa trae como resultado personas entrometidas. Lo último que Jesús quiere es que Sus mensajeros sean instrumentos de chismorreo. Quedémonos en la misma casa en la que nos reciben y no nos paseemos “de casa en casa”. Los que nos reciben serán bendecidos por el Señor a cambio de su hospitalidad. 10:8 - “En cualquier ciudad donde entréis, y os reciban, comed lo que os pongan delante”.Uno de los distintivos de la madurez es el santo contentamiento. El contentamiento aparece muy claramente en el asunto de la comida y el alojamiento. Pablo testifica en Filipenses 4:11-13: “He aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”. Permítanme recalcar que el contentamiento llega al ser instruido por el Señor y recibir Su gracia. No se aprende de la noche a la mañana sino a través de años de experiencia. Pablo dijo que había “aprendido” a contentarse. 10:9 - “Y sanad a los enfermos que en ella haya, y decidles: Se ha acercado a vosotros el reino de Dios”. En los Evangelios siempre está la idea de la sanación. Tenemos que esperar, mediante la imposición de nuestras manos, que el Señor sane a los que tienen problemas físicos. Hay sanación en la expiación, como dice Pedro: “Por cuya herida fuisteis sanados” (1 P. 2:24, énfasis del autor). 10:10-11 - “Mas en cualquier ciudad donde entréis, y no os reciban, saliendo por sus calles, decid: Aun el polvo de vuestra ciudad, que se ha pegado a nuestros pies, lo sacudimos contra vosotros. Pero esto sabed, que el reino de Dios se ha acercado a vosotros”. Se pronuncia una tremenda serie de juicios contra aquellos que se niegan a recibir a los mensajeros de Cristo. Al seguir las instrucciones del Señor en estos versículos abrimos el camino para el juicio que recaerá sobre la ciudad que nos ha rechazado. Ahora el Señor nos da una perspectiva tremenda del juicio eterno. 10:12 - “Y os digo que en aquel día será más tolerable el castigo para Sodoma, que para aquella ciudad”.Se identifica a Sodoma con aquel pecado espantoso de la homosexualidad. Sodoma no tuvo la oportunidad de ver las señales y maravillas de la era del Evangelio. Si la hubiera tenido, se habría arrepentido y aceptado a Cristo como su Salvador. Habría permanecido hasta el día de hoy (Mt. 11:23). Este hecho revela una verdad importante: Dios no solamente sabe lo que hemos hecho, sino que también sabe lo que habríamos hecho si hubiésemos tenido más luz. El Señor sabe lo que habríamos hecho si las circunstancias de nuestra
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EL EVANGELIO DE LUCAS vida hubiesen sido diferentes. Jesús ahora continúa reprendiendo a las ciudades de la costa del mar de Galilea, lugar donde fueron realizados algunos de Sus milagros más importantes. 10:13 - “¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! que si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que se han hecho en vosotras, tiempo ha que sentadas en cilicio y ceniza, se habrían arrepentido”. Los judíos rechazaron las señales milagrosas, pero esas ciudades paganas (Tiro y Sidón) se habrían arrepentido con muchas lágrimas. Por lo tanto, el Señor continúa diciendo: 10:14 - “Por tanto, en el juicio será más tolerable el castigo para Tiro y Sidón, que para vosotras”. Esto no significa que los habitantes de Tiro y de Sidón estén en el cielo. Significa que están en un lugar en el infierno de menor tormento que los judíos incrédulos de Betsaida, Corazín y Capernaum. Vemos, entonces, que el infierno tiene distintos grados de condena. 10:15 - “Y tú, Capernaum, que hasta los cielos eres levantada, hasta el Hades serás abatida”. Para los que vieron todos los milagros realizados en la ciudad natal de Jesús durante ese tiempo pero no se arrepintieron, la condenación estaba asegurada. Ahora el Señor concluye este mensaje al ubicar a Sus siervos casi en el mismo nivel que Él. Lo que se nos hace a nosotros se cuenta como si se hiciera al Señor y al Padre Santo. 10:16 - “El que a vosotros oye, a mí me oye; y el que a vosotros desecha, a mí me desecha; y el que me desecha a mí, desecha al que me envió”.
El regreso de los setenta discípulos 10:17 - “Volvieron los setenta con gozo, diciendo: Señor, aun los demonios se nos sujetan en tu nombre”. Como ya hemos mencionado, estos setenta hombres no representan al quíntuple ministerio, sino que representan a los ancianos. Estos hermanos estaban entusiasmados con la manifestación del poder de Dios a través de su vida. Los que hemos experimentado en alguna medida el fluir de ese poder a través de nosotros, conocemos el tremendo gozo que inunda nuestro corazón cuando liberamos, en el nombre de Jesús, a los que están atados por las cadenas del demonio. 10:18 - “Y les dijo: Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo”. Estas palabras del Señor profetizan acontecimientos futuros. Satanás no cae del cielo hasta que se produce la guerra entre las fuerzas opositoras de ángeles (comparar Ap. 12:7-17). En ese momento, Satanás es expulsado del cielo. Luego desciende a la tierra durante los tres años y medio anteriores a la batalla de Armagedón. En Armagedón, la trinidad profana es derrotada (Ap. 19:11-21). 10:19 - “He aquí os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará”. El Señor ahora da poder adicional a Sus seguidores. Vemos esto también en Marcos 16:17, 18: “Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán”. Ahora el Señor agrega una palabra de advertencia.
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EL EVANGELIO DE LUCAS 10:20 - “Pero no os regocijéis de que los espíritus se os sujetan, sino regocijaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos”.Esta exhortación es muy necesaria, porque se nos advierte en Mateo 7:21-23: “No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad”. El hecho de tener un ministerio poderoso no nos salva. El apóstol Juan nos recuerda que lo que nos salva no es tener un gran ministerio, sino el andar en luz. En 1 Juan 1:7 leemos: “Si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia [constantemente] de todo pecado”. Cuando andamos en luz (la verdad), la sangre de Jesucristo nos limpia continuamente.
La revelación del Padre 10:21 - “En aquella misma hora Jesús se regocijó en el Espíritu, y dijo: Yo te alabo, oh Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y entendidos, y las has revelado a los niños. Sí, Padre, porque así te agradó”. Una verdad que el cristiano nunca debe olvidar es el hecho de que nuestro nuevo nacimiento (y cada paso posterior) es pura y exclusivamente por gracia. Si Dios quitara Su mano de sobre nosotros, nos derrumbaríamos en forma inmediata. Pablo ilustra esta verdad acerca de la gracia en Romanos 9:15, 16, 18: “Pues a Moisés dice: Tendré misericordia del que yo tenga misericordia, y me compadeceré del que yo me compadezca. Así que no depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia. De manera que de quien quiere, tiene misericordia, y al que quiere endurecer, endurece”. Lo tremendo de esta verdad es que no podemos hacer nada sin la gracia de Dios. Por consiguiente, debemos clamar a Dios pidiendo gracia. Hace muchos años intenté terminar mis estudios de griego. Creía que un conocimiento profundo de la lengua original en el que fueron escritas las Escrituras me daría las respuestas a las preguntas teológicas, pero entonces el Señor me habló. Me hizo saber que la comprensión de los misterios de Dios venían por gracia y revelación, no por un profundo estudio del griego. La comprensión llega por medio de la unción y por la gracia de Dios. Todos los eruditos religiosos del primer siglo dominaban el hebreo y el griego originales, pero aun así la mayoría de ellos no podía reconocer al Señor Jesucristo. La verdad estaba oculta de sus ojos cuando leían las Escrituras. Muchos de los más destacados eruditos del idioma griego de la actualidad no están en armonía entre sí. La verdad llega pura y exclusivamente por gracia, y Dios no concede gracia a todos. 10:22 - “Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y nadie conoce quién es el Hijo sino el Padre; ni quién es el Padre, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar”. Todo el poder es entregado a Jesús por el Padre, y nadie puede saber quién es Cristo sin la revelación que viene del Padre. Además, sólo podemos conocer al Padre por la voluntad del Hijo. Al comprender esto, debemos humillarnos delante del Señor, porque Dios da gracia solamente a los humildes, mientras que resiste a los soberbios (Stg. 4:6; 1 P. 5:5; Pr. 3:34). El reconocimiento de nuestra absoluta dependencia de Dios es lo único que
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EL EVANGELIO DE LUCAS abre el camino para que el Señor nos bendiga y nos manifieste Su presencia. Solamente los humildes reciben todas las bendiciones espirituales de los lugares celestiales. “Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos” (Mt. 5:3). 10:23 - “Y volviéndose a los discípulos, les dijo aparte: Bienaventurados los ojos que ven lo que vosotros veis”. Es un gran privilegio que se abran los ojos de nuestro entendimiento para que podamos percibir las verdades espirituales. Este versículo se aplica especialmente al hecho de que los discípulos estaban escuchando y viendo cosas que hasta los hombres más piadosos durante la era de la ley habían deseado ver y escuchar, pero sin embargo no se les concedió esa bendición. 10:24 - “Porque os digo que muchos profetas y reyes desearon ver lo que vosotros veis, y no lo vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron”. Debemos comprender que tenemos una responsabilidad mucho mayor que los que vivían en tiempos de la ley. Tenemos el Nuevo Testamento con todos los dichos maravillosos de Jesús. Además, tenemos la posibilidad de entrar a Su misma presencia, un privilegio que se les negó a ellos, debido a que el velo del Lugar Santísimo aún no había sido abierto.
La parábola del buen samaritano Esta es una de las parábolas más conocidas de la Biblia. Hasta se ha introducido en el vocabulario del mundo secular. La historia fue contada como respuesta a una pregunta planteada al Señor por un intérprete de la ley. 10:25 - “Y he aquí un intérprete de la ley se levantó y dijo, para probarle: Maestro, ¿haciendo qué cosa heredaré la vida eterna?”. Como sucedía con muchos intérpretes de la ley, la pregunta que este hombre en particular hizo al Señor no fue sincera. Por lo tanto, el Señor, que conocía los corazones de los hombres, respondió: 10:26 - “El le dijo: ¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo lees?”. Una de las respuestas habituales del Señor Jesús al ser interrogado era hacer otra pregunta a Sus adversarios, ya que la única intención de estos era hacerle caer. Éste es un método que nosotros también podríamos usar cuando nos enfrentemos con preguntas hechas por personas cuyas intenciones son sospechosas. 10:27 - “Aquél, respondiendo, dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo”. Aquí vemos la absoluta hipocresía del intérprete de la ley, porque él mismo conocía la respuesta a su propia pregunta. De hecho, estaba citando las Escrituras (Deuteronomio 6:5 y Levítico 19:18). El Señor Jesús reconoció que la respuesta era correcta. 10:28 - “Y le dijo: Bien has respondido; haz esto, y vivirás”. El Señor agregó “haz esto”. Lamentablemente, mucha gente sabe lo que está bien, pero no lo hace. Tal era el caso de este intérprete de la ley. Al darse cuenta de que su propia vida no se ajustaba a su conocimiento, intentó justificarse a sí mismo.
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EL EVANGELIO DE LUCAS 10:29 – “Pero él, queriendo justificarse a sí mismo, dijo a Jesús: ¿Y quién es mi prójimo?”. El hombre natural siempre tiene el deseo de justificarse a sí mismo. ¿Cuántas personas son realmente sinceras y están dispuestas a confesar sus faltas y reconocer sus errores? ¡Muy pocas! Ante la pregunta: “¿Quién es mi prójimo?” el Señor respondió con esta parábola. 10:30 - “Respondiendo Jesús, dijo: Un hombre descendía de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de ladrones, los cuales le despojaron; e hiriéndole, se fueron, dejándole medio muerto”. Las parábolas e historias del Señor eran tan gráficas que parecía estar narrando acontecimientos reales. Quizás se trataba de historias que le habían contado sus conocidos. Más probable aun es que estas historias hubieran ocurrido en el pasado y que el Espíritu Santo se las hubiera revelado. Jesús dijo al intérprete de la ley que cierto hombre en realidad había descendido a Jericó y había sido asaltado por ladrones en esa zona. El hecho de que se mencionen ciudades específicas nos lleva a creer que esta historia realmente sucedió. 10:31 - “Aconteció que descendió un sacerdote por aquel camino, y viéndole, pasó de largo”. Esto es muy característico de una persona religiosa que considera al sacerdocio como una profesión en lugar de una vocación que debe ser parte de su vida cotidiana. 10:32 - “Asimismo un levita, llegando cerca de aquel lugar, y viéndole, pasó de largo. Este miembro de la tribu de Leví, cuyo privilegio era enseñar la ley de Dios a otras personas, no ponía en práctica lo que predicaba”. 10:33 - “Pero un samaritano, que iba de camino, vino cerca de él, y viéndole, fue movido a misericordia”. Aquí tenemos a un hombre, a quien los judíos consideraban marginado y extranjero en la casa de Dios, pero que sin embargo cumplió con la ley aunque fuera incapaz de citarla. Este es el tema de las enseñanzas de Pablo en el libro de Romanos. Romanos 2:13-15 dice: “Porque no son los oidores de la ley los justos ante Dios, sino los hacedores de la ley serán justificados. Porque cuando los gentiles que no tienen ley, hacen por naturaleza lo que es de la ley, estos, aunque no tengan ley, son ley para sí mismos, mostrando la obra de la ley escrita en sus corazones, dando testimonio su conciencia, y acusándoles o defendiéndoles sus razonamientos”. Así que el samaritano estaba cumpliendo con la ley, mientras que los maestros de la ley no lo estaban haciendo. 10:34 - “Y acercándose, vendó sus heridas, echándoles aceite y vino; y poniéndole en su cabalgadura, lo llevó al mesón, y cuidó de él”.El vino y el aceite representan el gozo y la paz. No obstante, la parábola está en realidad instruyéndonos a nosotros a derramar esas preciosas virtudes sanadoras en las personas que están desesperadas o necesitadas. Hay dos caras del evangelio que no debemos descuidar: la espiritual y la natural. Debemos prestar atención a las palabras del apóstol Santiago, cuando escribe: “Y si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día, y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha?” (Stg. 2:15-16). Las bendiciones espirituales son maravillosas, pero a menudo se perfeccionan mediante actitudes y respuestas adecuadas a las cosas naturales.
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EL EVANGELIO DE LUCAS 10:35 - “Otro día al partir, sacó dos denarios, y los dio al mesonero, y le dijo: Cuídamele; y todo lo que gastes de más, yo te lo pagaré cuando regrese”. El samaritano dio al mesonero el salario de dos días con la promesa de darle más. Este no era un simple gesto superficial, sino más bien un compromiso profundo en la sanación de este hombre desafortunado. Debemos hacer lo mismo cuando nos sea posible. Después de haber narrado esta historia, el Señor preguntó al intérprete de la ley: 10:36 - “¿Quién, pues, de estos tres te parece que fue el prójimo del que cayó en manos de los ladrones?”. La respuesta que el intérprete de la ley se veía forzado a dar lo condenaría el día del juicio final. 10:37 - “El dijo: El que usó de misericordia con él. Entonces Jesús le dijo: Ve, y haz tú lo mismo”. Nuevamente vemos que los hacedores y no los oidores de la Palabra serán justificados. ¡La fe sin obras es muerta!
Marta y María 10:38 - “Aconteció que yendo de camino, entró en una aldea; y una mujer llamada Marta le recibió en su casa”. Esta no es la casa de Betania en la que el Señor cenó con Lázaro, sino más bien una casa que Marta tenía en el norte de Jerusalén, porque Jesús aún no había llegado a la ciudad. 10:39 - “Esta tenía una hermana que se llamaba María, la cual, sentándose a los pies de Jesús, oía su palabra”. María era la hermana contemplativa que fue transformada para ser como el Maestro por medio de su acto de silenciosa devoción de “sentarse a Sus pies”. 10:40 - “Pero Marta se preocupaba con muchos quehaceres, y acercándose, dijo: Señor, ¿no te da cuidado que mi hermana me deje servir sola? Dile, pues, que me ayude”. Marta era la hermana “de acción”, cuya idea de servir y ministrar a Jesús era preparar una comida muy elaborada. Al hacerlo, sin embargo, se había perdido esa disposición santa que es el distintivo del verdadero cristiano. No sólo criticó a su hermana, sino que también estaba criticando al Señor. “Señor, ¿no te da cuidado?”. Estaba en realidad acusando a Jesús de ser insensible a sus necesidades. “Señor, ¿por qué no enviaste a María para que me ayude? ¿No te das cuenta de que estoy presionada?” ¿Le recuerda a alguien conocido? 10:41 - “Respondiendo Jesús, le dijo: Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas”. El Señor reprendió a Marta porque estaba consumida con muchos “afanes”. Los afanes son uno de los motivos principales por los cuales el cristiano no lleva fruto duradero (comparar Lc. 8:14). Marta había perdido toda su paz y gozo. Había perdido su perspectiva acerca del deseo supremo de Dios, que es que demos mucho fruto, porque al hacerlo es glorificado nuestro Padre que está en los cielos. Ese fruto del que hablamos es principalmente el fruto del Espíritu: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza. Jesús continúa diciendo: 10:42 - “Pero sólo una cosa es necesaria; y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada”. Lo que María había escogido era ser fructífera: una vida espiritual interior transformada para ser como
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EL EVANGELIO DE LUCAS Jesús. El tiempo que pasamos en la presencia de Dios da fruto que permanece por la eternidad. Tengamos cuidado de no enredarnos en los asuntos de esta vida. Más bien, dejemos que el Señor por medio de Su Espíritu pode las obras superfluas de este mundo para que seamos ramas fructíferas que se extienden hasta el otro lado del muro.
Capítulo 11 El Padrenuestro 11:1 - “Aconteció que estaba Jesús orando en un lugar, y cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: Señor, enséñanos a orar, como también Juan enseñó a sus discípulos”. La oración es como la sangre para la vida del cristiano. Nadie puede triunfar en la vida si descuida la práctica de la oración. Por Su gracia debemos intentar desarrollar una vida de oración que hará que se cumpla la voluntad de Dios en la vida de los demás y también en la nuestra. Prácticamente nada se puede lograr en el reino de Dios sin la oración. Dejemos que Aquel que “vive siempre para interceder por nosotros” (He. 7:25) nos enseñe a orar. Padre nuestro 11:2 - “Y les dijo: Cuando oréis, decid: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra”. Toda oración debe dirigirse al Padre en el nombre de Jesús, porque Él dijo en Juan 16:23-24: “En aquel día no me preguntaréis nada. De cierto, de cierto os digo, que todo cuanto pidiereis al Padre en mi nombre, os lo dará. Hasta ahora nada habéis pedido en mi nombre; pedid, y recibiréis, para que vuestro gozo sea cumplido”. En primer lugar, debemos cultivar nuestra relación con Dios como nuestro Padre celestial. A muchas personas esto se les hace difícil debido a que no han tenido buenas experiencias con su padre terrenal. Algunos perciben a Dios como alguien que está alejado y muy distante, o como Aquel que castiga continuamente con Su ira. Nuestra relación con el Padre celestial debe estar basada en el amor y la confianza. Nuestro anhelo debe ser agradarle y glorificarle en todo lo que hacemos. Santificado sea tu nombre La siguiente exhortación es a reconocer que el Padre es santo. Isaías oyó la proclamación de la santidad de Dios en una visión en la que vio el trono de Dios y los serafines alrededor del trono: “Y el uno al otro [los serafines] daba voces, diciendo: Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria” (Is. 6:3). Esto se vio otra vez en una visión concedida al apóstol Juan en Apocalipsis 4:6-8: “Y delante del trono había como un mar de vidrio semejante al cristal; y junto al trono, y alrededor del trono, cuatro seres vivientes llenos de ojos delante y detrás. El primer ser viviente era semejante a un león; el segundo era semejante a un becerro; el tercero tenía rostro como de hombre; y el cuarto era semejante a un águila 113
EL EVANGELIO DE LUCAS volando. Y los cuatro seres vivientes tenían cada uno seis alas, y alrededor y por dentro estaban llenos de ojos; y no cesaban día y noche de decir: Santo, santo, santo es el Señor Dios Todopoderoso, el que era, el que es, y el que ha de venir” (énfasis del autor). Por consiguiente, al acercarnos al Dios tres veces santo, también debemos recordar la exhortación de Pedro: “Sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo. Y si invocáis por Padre a aquel que sin acepción de personas juzga según la obra de cada uno, conducíos en temor todo el tiempo de vuestra peregrinación” (1 P. 1:15-17). Venga tu reino Volviendo al texto de Lucas 11:2, nuestro Señor nos dice que oremos: “Venga tu reino”. Entendemos, por lo que dice la Biblia, que la oración para que venga el reino de Dios tiene tres aplicaciones: El reino de Dios sobre la tierra: el Milenio El reino de Dios demostrado a través de la Iglesia El reino de Dios que se vuelve poderoso dentro de cada creyente, 1) Debemos desear fervientemente que Su reino venga literalmente sobre la tierra en forma tangible. Esto sucederá durante el reino milenario de Cristo sobre la tierra después de Su Segunda Venida. Esta bendita esperanza estará precedida por varios acontecimientos importantes, uno de los cuales será la aparición del Anticristo. 2) El mensaje del reino y sus virtudes deben ser reveladas aquí en la tierra por medio de Su Iglesia. 3) El reino de Dios que reside dentro de cada creyente nacido de nuevo debe ser perfeccionado (Lc. 17:20-21). Jesús enseñó: “Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto” (Mt. 5:48). Hágase tu voluntad “Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra”. Esto implica un andar personal en el Espíritu, de manera tal que cumplamos no solamente con la justicia de la ley (Ro. 8:4), sino también con las buenas obras que Dios nos ha ordenado cumplir (Ef. 2:10). Digamos continuamente como dijo Pablo “¿Qué quieres que yo haga?” (Hechos 9:6). El pan nuestro de cada día 11:3 - “El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy”. Aquí tenemos una oración pidiendo provisión, que también nos hace entender que tenemos que vivir día a día dependiendo de la gracia de Dios. Esto se vio reflejado en el viaje por el desierto, cuando el Señor suplió las necesidades de Su pueblo al enviar maná a diario desde el cielo. Este tema de vivir “un día a la vez” también fue tratado por Jesús cuando dijo: “Así que, no os afanéis por
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EL EVANGELIO DE LUCAS el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal” (Mt. 6:34). No quiere decir que no debemos ser prudentes y hacer preparativos para el futuro, pero debemos comprender que no sabemos lo que nos deparará el futuro, como dice Santiago: “¡Vamos ahora! los que decís: Hoy y mañana iremos a tal ciudad, y estaremos allá un año, y traficaremos, y ganaremos; cuando no sabéis lo que será mañana. Porque ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece” (Stg. 4:13-14). Perdónanos, perdonamos 11:4 - “Y perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todos los que nos deben. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal”. Uno de los obstáculos más grandes para la oración es la presencia de pecados que no han sido perdonados, o bien de un espíritu que no quiere perdonar. Debemos asegurarnos, antes de venir al Padre en oración, de que nuestros pecados hayan sido perdonados y de haber perdonado a todos los que nos han hecho algún mal. No nos metas en tentación, mas líbranos del mal Además, debemos andar con el Señor en humildad, pidiéndole que no permita que seamos tentados más allá de nuestra capacidad para soportar la prueba. Para ilustrar esto, debemos analizar el caso del piadoso rey Ezequías. Se nos dice que el Señor estaba con él adondequiera que iba. Así que prosperó grandemente (2 R. 18:7). Sin embargo, “en lo referente a los mensajeros de los príncipes de Babilonia, que enviaron a él para saber del prodigio que había acontecido en el país, Dios lo dejó, para probarle, para hacer conocer todo lo que estaba en su corazón” (2 Cr. 32:31). ¿Por qué “dejó” el Señor a Ezequías en ese momento de tentación? Ezequías se había vuelto muy soberbio y desagradecido. “No correspondió al bien que [por Dios] le había sido hecho, sino que se enalteció su corazón, y vino la ira contra él” (2 Cr. 32:25). De esto aprendemos una lección de gran importancia. Cuando somos humildes, Dios nos guardará y protegerá “como la niña de sus ojos”. Pero cuando las personas se vuelven soberbias y expulsan a Dios de su vida, se valen por sí mismas y ya no cuentan con la protección de Él. “Antes del quebrantamiento es la soberbia, y antes de la caída la altivez de espíritu” (Pr. 16:18; 29:23). Sin la gracia de Dios, ¿quién puede mantenerse en pie? Nuestra sabiduría consiste en clamar humildemente al Señor pidiendo gracia que nos advierta del peligro, porque está escrito en Proverbios 22:3: “El avisado ve el mal y se esconde; mas los simples pasan y reciben el daño”. Ahora el Señor habla acerca de la necesidad de la importunidad en la oración.
La importunidad en la oración 11:5-8 - “Les dijo también: ¿Quién de vosotros que tenga un amigo, va a él a medianoche y le dice: Amigo, préstame tres panes, porque un amigo mío ha venido a mí de viaje, y no tengo qué ponerle delante; y aquél, respondiendo desde adentro, le dice: No me molestes; la puerta ya está cerrada, y mis niños están conmigo 115
EL EVANGELIO DE LUCAS en cama; no puedo levantarme, y dártelos? Os digo, que aunque no se levante a dárselos por ser su amigo, sin embargo por su importunidad se levantará y le dará todo lo que necesite”. Este tema de la perseverancia en la oración se enseña en toda la Biblia. Podemos ilustrarlo con el caso de la lucha de Jacob con el Señor en Peniel, detallada en Génesis 32:24-30: “Así se quedó Jacob solo; y luchó con él un varón hasta que rayaba el alba. Y cuando el varón vio que no podía con él, tocó en el sitio del encaje de su muslo, y se descoyuntó el muslo de Jacob mientras con él luchaba. Y dijo: Déjame, porque raya el alba. Y Jacob le respondió: No te dejaré, si no me bendices. Y el varón le dijo: ¿Cuál es tu nombre? Y él respondió: Jacob. Y el varón le dijo: No se dirá más tu nombre Jacob, sino Israel; porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido. Entonces Jacob le preguntó, y dijo: Declárame ahora tu nombre. Y el varón respondió: ¿Por qué me preguntas por mi nombre? Y lo bendijo allí. Y llamó Jacob el nombre de aquel lugar, Peniel; porque dijo: Vi a Dios cara a cara, y fue librada mi alma”.
La seguridad de que Dios responderá a nuestras oraciones 11:9 - “Y yo os digo: Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Ahora analicemos estos tres aspectos de la oración”. Pedir: se trata del simple ejercicio de decirle al Señor lo que queremos. Es importante desarrollar el hábito de integrar al Señor en cada pequeño detalle de nuestra vida. El principio del reino es este: si somos fieles en lo poco, entonces también seremos fieles en lo mucho. Buscar: es también un ejercicio espiritual y quizás se ve mejor en Proverbios 25:2: “Gloria de Dios es encubrir un asunto; pero honra del rey es escudriñarlo”. Debemos buscar la verdad diligentemente pero, además de una búsqueda diligente, aquí tenemos otro factor. El Altísimo es quien determina, en Su soberanía, quiénes pueden ver las verdades relacionadas con el reino. Solamente aquellos a los que Dios considera dignos pueden ver Sus misterios. Los que no aprecian verdaderamente estas perlas de sabiduría no pueden tenerlas. Por consiguiente, los sacerdotes y reyes del reino deben buscar a Dios de todo corazón mediante la oración y el estudio de Su Palabra para que Él los honre con el espíritu de revelación y les muestre los misterios del reino. Llamar: es el arte de la violencia espiritual, por medio de la cual literalmente bombardeamos el cielo de manera que las puertas (ya sea del cielo o de la tierra) se nos abran. “El reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan” (Mt. 11:12). Cuando nos dediquemos con diligencia a estos asuntos, las promesas del Señor serán nuestras. El Señor habla con esta certeza cuando dice: 11:10 - “Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá”. Pablo dice en Hebreos 4:16: “Así que acerquémonos confiadamente al trono de la gracia para recibir misericordia y hallar la gracia que nos ayude en el momento que más la necesitemos” (NVI). El Señor ahora se refiere a los muchos temores de Su pueblo al buscar el bautismo del Espíritu Santo.
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EL EVANGELIO DE LUCAS Muchas personas tienen miedo de recibir otro espíritu, entonces el Señor intenta disipar sus temores apelando a sus instintos naturales como padres. 11:11-12 - “¿Qué padre de vosotros, si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿o si pescado, en lugar de pescado, le dará una serpiente? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión?”. Las serpientes y los escorpiones significan los espíritus malignos. Cuando le pedimos a nuestro Padre celestial que nos dé el Espíritu Santo, Él no va a darnos otro espíritu (es decir una serpiente o un escorpión). 11:13 - “Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?”.Por lo tanto, no debemos tener miedo de pedir al Señor que nos dé los dones espirituales. En lugar de eso, debemos pedir con confianza y creer que “toda buena dádiva y todo don perfecto descienden de lo alto, donde está el Padre que creó las lumbreras celestes, y que no cambia como los astros ni se mueve como las sombras” (Stg. 1:17 NVI).
La expulsión de un demonio Una de las características principales del ministerio de Jesús fue la expulsión de los demonios que afligían a las personas. Necesitamos tomar muy en serio este aspecto de Su ministerio, especialmente porque en estos últimos tiempos se están liberando cada vez más demonios sobre la tierra. Aparecen de todas las formas. Algunos demonios afligen al cuerpo y provocan toda clase de enfermedades. Otros afligen al alma y se manifiestan en forma de ira, envidia, soberbia u otros vicios malignos. Otros demonios se introducen en el área del espíritu y se ponen de manifiesto a través de personas con falsas creencias y prácticas religiosas, soberbia espiritual, etcétera. 11:14 - “Estaba Jesús echando fuera un demonio, que era mudo; y aconteció que salido el demonio, el mudo habló; y la gente se maravilló”. Aquí tenemos otra manifestación de los demonios. Existen demonios mudos y sordos que impiden que una persona pueda hablar o escuchar correctamente. Además, hay demonios que pueden provocar ceguera o cáncer. 11:15-16 - “Pero algunos de ellos decían: Por Beelzebú, príncipe de los demonios, echa fuera los demonios. Otros, para tentarle, le pedían señal del cielo”. Esta liberación en particular no podía ser negada. Por lo tanto, algunos de Sus enemigos dijeron que estaba expulsando demonios en nombre de un demonio mayor. Jesús ahora se refiere a este razonamiento.
Una casa dividida 11:17 - “Mas él, conociendo los pensamientos de ellos, les dijo: Todo reino dividido contra sí mismo, es asolado; y una casa dividida contra sí misma, cae”. Esta verdad puede aplicarse perfectamente para cualquier congregación. Con frecuencia se ha dicho que la Iglesia es el único ejército que ataca a sus propios heridos. Los cismas, discusiones y divisiones son comunes en las iglesias. No obstante, algunas divisiones vienen del Señor, porque a veces Él es quien trae una espada para causar divisiones:
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EL EVANGELIO DE LUCAS “No penséis que he venido para traer paz a la tierra; no he venido para traer paz, sino espada. Porque he venido para poner en disensión al hombre contra su padre, a la hija contra su madre, y a la nuera contra su suegra; y los enemigos del hombre serán los de su casa” (Mt. 10:34-36). A veces Dios permite a propósito que haya errores para probar los corazones de Su pueblo. Pablo dijo: “Porque es preciso que entre vosotros haya disensiones, para que se hagan manifiestos entre vosotros los que son aprobados” (1 Co. 11:19, énfasis del autor; comp. Dt. 13:1-3). Cuando hay errores, se demuestra quién es quién. Se pone de manifiesto quiénes son aprobados por Dios y quiénes no lo son. Los errores doctrinales tienen el propósito de separar a los verdaderos creyentes de los que no andan en rectitud (comp. Mal. 3:18). Sin embargo, hay algunos cristianos que siembran discordia entre los hermanos y provocan divisiones en la iglesia. La discordia puede dividir congregaciones en facciones y hacer que se peleen unos contra otros. Los sembradores de discordia están llenos de envidia, crítica y soberbia. “Ciertamente la soberbia concebirá contienda” (Pr. 13:10). Los sembradores de discordia están en la categoría de personas a las cuales el Señor aborrece (Pr. 6:16-19). Recordemos que Lucifer destruyó un tercio de la congregación de los cielos con su lengua. Volviendo ahora al texto, el Señor continúa refutando la acusación de que ha expulsado demonios con el poder y la autoridad de Satanás. 11:18 - “Y si también Satanás está dividido contra sí mismo, ¿cómo permanecerá su reino? ya que decís que por Beelzebú echo yo fuera los demonios”. Obviamente, Satanás no toleraría que en su reino se pelearan unos contra otros. Todos en ese reino están llenos de odio y envidia hacia Cristo y Su Iglesia, porque los creyentes ocuparán los lugares en el cielo que ellos perdieron como consecuencia de su rebelión antes de la fundación del mundo. Entonces el Señor desafía a Sus oyentes con una pregunta: 11:19 - “Pues si yo echo fuera los demonios por Beelzebú, ¿vuestros hijos por quién los echan? Por tanto, ellos serán vuestros jueces”. Los “hijos” en este caso puede referirse a los apóstoles que ya habían experimentado el poder de Dios al expulsar demonios en su propio ministerio. También puede incluir a los setenta que habían regresado de los días exitosos que habían vivido en Galilea. Jesús ahora presenta el método general para la expulsión de demonios. 11:20 - “Mas si por el dedo de Dios echo yo fuera los demonios, ciertamente el reino de Dios ha llegado a vosotros”. Bajo la unción y la guía del Espíritu Santo, el pastor simplemente señalará a la persona afligida o poseída por un demonio y ordenará a los demonios que salgan en el nombre de Jesús. El demonio se irá, con o sin resistencia, dependiendo de su naturaleza. Los demonios lujuriosos a menudo gritan. 11:21-22 - “Cuando el hombre fuerte armado guarda su palacio, en paz está lo que posee. Pero cuando viene otro más fuerte que él y le vence, le quita todas sus armas en que confiaba, y reparte el botín”. El Señor dice que necesitamos un poder mayor que el del diablo para poder expulsarlo. Los demonios pueden tener diferente estatura, fuerza y poder. Algunos son tan pequeños que pueden ser desalojados sin esfuerzo; y estos tienden a reunirse en grupos. 118
EL EVANGELIO DE LUCAS Recuerdo que una vez vi en una congregación a una señora dominada por la depresión. Sentí que el Señor me decía que fuera hacia ella. Cuando me acerqué el Señor abrió mis ojos y vi una verdadera nube de demonios sobre su cabeza. Estos diablillos ponían toda clase de pensamientos depresivos en su mente, de tal manera que ella pensaba que eran reales. Bajo el poder de la unción, simplemente dije: “Salgan en el nombre de Jesús”, y esa nube de demonios huyó rápidamente. Después de eso, el rostro de la señora literalmente “brillaba”. Sin embargo, para algunas liberaciones de demonios se necesita más poder. Cuando el Señor descendió del monte de la transfiguración, se encontró con un muchacho poseído por un demonio. Como los apóstoles no pudieron liberar al muchacho del poder del demonio, Jesús les dijo que “este género no sale sino con oración y ayuno” (Mt. 17:21). 11:23 - “El que no es conmigo, contra mí es; y el que conmigo no recoge, desparrama”. Si no fluimos en el Espíritu y la voluntad de Dios, si no estamos llevando las almas perdidas a los pies de Jesús, entonces estamos literalmente sacando gente del reino. El criticar la obra de Dios tiende a hacer que la gente se aparte del evangelio y que deje de asistir con frecuencia a la iglesia. Necesitamos ser alentadores santos, que levanten los brazos de aquellos que los han bajado. Al hacerlo, podremos evitar que muchas almas vayan al infierno. Pocos cristianos son fuertes en la fe y creo que, si fuéramos honestos, reconoceríamos que nosotros mismos necesitamos y apreciamos una palabra amable de aliento de vez en cuando. El Señor sigue diciendo: 11:24-26 - “Cuando el espíritu inmundo sale del hombre, anda por lugares secos, buscando reposo; y no hallándolo, dice: Volveré a mi casa de donde salí. Y cuando llega, la halla barrida y adornada. Entonces va, y toma otros siete espíritus peores que él; y entrados, moran allí; y el postrer estado de aquel hombre viene a ser peor que el primero”. Aquí encontramos más instrucciones y una advertencia. Es muy importante que implementemos un programa permanente para las personas liberadas. Estas personas deben ser fortalecidas en la fe por medio de estudios bíblicos adecuados para su crecimiento espiritual. Es fundamental ser llenos del Espíritu Santo y hablar en otras lenguas para poder resistir los contraataques del enemigo. Lamentablemente, el caso que el Señor menciona aquí de una nueva posesión no es extraño. Recuerdo una ocasión en la que tuve que orar por la liberación de una mujer. Ella fue gloriosamente liberada y limpiada. Después de la liberación, asistió a la iglesia y recibió enseñanza. Luego fue llena del Espíritu Santo y tuvo un excelente don de profecía que fue de gran bendición para la iglesia. Sin embargo, otras dos mujeres que también fueron ministradas y liberadas recayeron. Empeoraron al punto que blasfemaron con relación a las cosas de Dios. Una de ellas hasta se casó por cuarta vez.
Los verdaderamente bienaventurados 11:27-28 - “Mientras él decía estas cosas, una mujer de entre la multitud levantó la voz y le dijo: Bienaventurado el vientre que te trajo, y los senos que mamaste. Y él dijo: Antes bienaventurados los que oyen la palabra de Dios, y la guardan”. 119
EL EVANGELIO DE LUCAS Esta es una referencia directa a María, la madre de Jesús. El Señor saca la atención de la bienaventuranza de Su madre y trata el tema de la obediencia. Los que escuchan la Palabra de Dios y la obedecen son los bienaventurados. Los que escuchan al Señor a diario y viven en comunión con Él, obedeciendo Sus mandamientos, esos son los benditos de Dios. Por eso leamos la Biblia cada día y pidamos al Señor que abra nuestros oídos para que podamos escuchar lo que Él desea decirnos. Jesús vuelve ahora al deseo de la gente de ver una señal.
El pedido de una señal 11:29-30 - “Y apiñándose las multitudes, comenzó a decir: Esta generación es mala; demanda señal, pero señal no le será dada, sino la señal de Jonás. Porque así como Jonás fue señal a los ninivitas, también lo será el Hijo del Hombre a esta generación”. Desde el punto de vista histórico, el profeta Jonás fue enviado por Dios a Nínive, capital del Imperio Asirio. Su misión consistía en declarar el mensaje de Dios en cuanto a que en cuarenta días la ciudad sería destruida. Sin embargo, antes de llegar a Nínive, Jonás había desobedecido a Dios y había huido en una nave a Tarsis. Mientras se encontraba en el mar, Dios creó una tormenta y Jonás, a su propio pedido, fue echado por la borda. Dios entonces preparó un gran pez que tragó a Jonás. El profeta permaneció tres días y tres noches en el vientre del pez. Este discurso acerca de “la señal del profeta Jonás” también está registrado en Mateo 12:39-40: “La generación mala y adúltera demanda señal; pero señal no le será dada, sino la señal del profeta Jonás. Porque como estuvo Jonás en el vientre del gran pez tres días y tres noches, así estará el Hijo del Hombre en el corazón de la tierra tres días y tres noches”. La generación del Señor era mala y adúltera. No querían la verdad, sino una señal, un fenómeno. El espíritu de adulterio trae ceguera espiritual. Los cristianos que caen en el adulterio están siempre buscando una señal o confirmación de que Dios está con ellos y los bendice. Las personas quieren pecar, pero sin perder la paz. Buscarán profecías para confirmar que su tercer o cuarto matrimonio cuenta con la aprobación de Dios. Jesús dijo a la generación mala y adúltera que buscaba una señal que la señal de Jonás sería la única que recibirían. Esto hace referencia a la muerte y la resurrección de Cristo. Jesús vuelve a hablar acerca del juicio eterno: 11:31-32 - “La reina del Sur se levantará en el juicio con los hombres de esta generación, y los condenará; porque ella vino de los fines de la tierra para oír la sabiduría de Salomón, y he aquí más que Salomón en este lugar. Los hombres de Nínive se levantarán en el juicio con esta generación, y la condenarán; porque a la predicación de Jonás se arrepintieron, y he aquí más que Jonás en este lugar”. En el gran día del juicio final, estará la condenación de la Santísima Trinidad y también la condenación de los demás hombres y mujeres. Dios, concédenos la gracia necesaria para que te seamos fieles. Jesús da ahora un discurso acerca de la luz.
El discurso acerca de la luz 11:33 - “Nadie pone en oculto la luz encendida, ni debajo del almud, sino en el candelero, para que los que entran vean la luz”. Jesús se refiere a que debemos dejar que nuestra luz brille, dando testimonio cuando nos sea posible a todas las personas con las que estamos en contacto. Pero ahora Jesús habla acerca de la 120
EL EVANGELIO DE LUCAS luz interior que hay dentro de cada creyente, la cual es nuestra conciencia. El amado apóstol Juan nos dice que Jesús “es la luz verdadera, que alumbra a todo hombre, que vino a este mundo” (Jn. 1:9). 11:34 - “La lámpara del cuerpo es el ojo; cuando tu ojo es bueno, también todo tu cuerpo está lleno de luz; pero cuando tu ojo es maligno, también tu cuerpo está en tinieblas”. Tener un “ojo bueno” significa tener un único deseo. El rey David tenía esta cualidad excepcional, como vemos en Salmos 27:4: “Una cosa he demandado a Jehová, ésta buscaré; que esté yo en la casa de Jehová todos los días de mi vida, para contemplar la hermosura de Jehová, y para inquirir en su templo”. De esta manera, David, al tener un ojo bueno, se volvió cada vez más como Jesús. De hecho, en su generación se decía que era “como un ángel de Dios” (1 S. 29:9; 2 S. 14:17, 20; 19:27). No obstante, lo contrario también es cierto. Si nuestro ojo es maligno, todo nuestro ser estará en tinieblas. Si frecuentamos bares, o vemos muchas películas, o si nuestros ojos no se apartan del mal en las pantallas de televisión, internet, revistas o literatura sucia, nuestro corazón estará lleno de las tinieblas de este mundo. Seamos como el rey David, que dijo: “No pondré delante de mis ojos cosa injusta” (Sal. 101:3). Por lo tanto, el Señor advierte solemnemente: 11:35 - “Mira pues, no suceda que la luz que en ti hay, sea tinieblas”. Prestemos atención a lo que leemos, vemos y escuchamos, porque esto determinará nuestro destino eterno. Busquemos más bien ser como Jesús, que es la luz del mundo. Que Su luz ilumine a través de nosotros. 11:36 - “Así que, si todo tu cuerpo está lleno de luz, no teniendo parte alguna de tinieblas, será todo luminoso, como cuando una lámpara te alumbra con su resplandor”. Andemos como hijos de luz (ver Ef. 5:8, 11; 1 Ts. 5:4-8).
Los tres ayes vv. 37-54 Esta parte comienza cuando un fariseo invita al Señor a su casa. 11:37 - “Luego que hubo hablado, le rogó un fariseo que comiese con él; y entrando Jesús en la casa, se sentó a la mesa”. La palabra griega traducida aquí como “rogar” es eroáo, que significa “interrogar”. De esta manera, vemos que este fariseo insistió mucho a Jesús para que comiera con él. Pero al hacerlo, el fariseo recibió una franca reprimenda por parte del Juez de toda la tierra.
1. ¡Ay de los fariseos! 11:38 - “El fariseo, cuando lo vio, se extrañó de que no se hubiese lavado antes de comer”. La santidad exterior era la norma de los rituales del Antiguo Testamento. Levítico, el manual de los sacerdotes, es una recopilación de prácticas religiosas externas. No obstante, muchas otras partes de la Biblia dejan muy en claro el hecho de que únicamente la santidad interior es agradable a Dios. 121
EL EVANGELIO DE LUCAS En la Ley: “Y circuncidará Jehová tu Dios tu corazón, y el corazón de tu descendencia, para que ames a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, a fin de que vivas” (Dt. 30:6). “No te vengarás, ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo, sino amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo Jehová” (Lv. 19:18). En los Salmos: “Sacrificio y ofrenda no te agrada; has abierto mis oídos; holocausto y expiación no has demandado. Entonces dije: He aquí, vengo; en el rollo del libro está escrito de mí; el hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado, y tu ley está en medio de mi corazón” (Sal. 40:6-8). “Porque no quieres sacrificio, que yo lo daría; no quieres holocausto. Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios” (Sal. 51:16-17). En los Profetas: “Y Samuel dijo: ¿Se complace Jehová tanto en los holocaustos y víctimas, como en que se obedezca a las palabras de Jehová? Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros” (1 S. 15:22; comparar Jer. 7:22-23). “¿Con qué me presentaré ante Jehová, y adoraré al Dios Altísimo? ¿Me presentaré ante él con holocaustos, con becerros de un año? ¿Se agradará Jehová de millares de carneros, o de diez mil arroyos de aceite? ¿Daré mi primogénito por mi rebelión, el fruto de mis entrañas por el pecado de mi alma? Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno, y qué pide Jehová de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios” (Mi. 6:6-8). Ahora Jesús llama la atención a los fariseos, porque ellos eran especialistas en agregar a la ley muchos rituales que no estaban estipulados en las Escrituras. 11:39 - “Pero el Señor le dijo: Ahora bien, vosotros los fariseos limpiáis lo de fuera del vaso y del plato, pero por dentro estáis llenos de rapacidad y de maldad”. El intento humano de ser santo es lo que lleva a este fariseo a observar prácticas externas tales como el lavado de manos, mientras que su corazón está lleno de toda clase de maldad. El verdadero problema está en el corazón: “Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias” (Mt. 15:19). El Señor también me ha hablado en forma personal acerca de la santidad. Me dijo que nuestras palabras son las que determinan nuestra condición o grado de santidad. Que Dios nos conceda que nuestras palabras sean siempre como en la oración de David: “Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti, oh Jehová, roca mía, y redentor mío” (Sal. 19:14). 122
EL EVANGELIO DE LUCAS 11:40 - “Necios, ¿el que hizo lo de fuera, no hizo también lo de adentro?”. En vista del hecho de que Dios hizo nuestras partes internas podemos comprender, como lo hizo David, que es aquí donde Dios quiere que seamos fieles. “He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo, y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría” (Sal. 51:6). El versículo siguiente necesitará algunas explicaciones. 11:41 - “Pero dad limosna de lo que tenéis, y entonces todo os será limpio”. La palabra griega que se traduce como “limosna” es eleemosune, que quiere decir “compasivo”. La esencia de este versículo es que por medio de la compasión alguien da, de un corazón motivado por el amor, a los pobres en su necesidad. Al hacer esto, todos los gestos exteriores también son puros. Si tenemos un corazón puro, las acciones exteriores también serán correctas. 11:42 - “Mas ¡ay de vosotros, fariseos! que diezmáis la menta, y la ruda, y toda hortaliza, y pasáis por alto la justicia y el amor de Dios. Esto os era necesario hacer, sin dejar aquello”. Aunque Jesús en todo momento confirma la ley, Él señala que estos diezmos no sirven de nada si nuestro corazón e intenciones no son rectos delante de Dios. 11:43 - “¡Ay de vosotros, fariseos! que amáis las primeras sillas en las sinagogas, y las salutaciones en las plazas”. Ahora Jesús revela la soberbia de los fariseos. De hecho, la soberbia es lo que les impide obtener las posiciones exaltadas en el cielo. Dios resiste a los soberbios. El reino de Dios pertenece a los pobres o humildes de espíritu. “Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados” (Is. 57:15).
2. ¡Ay de los escribas! Los escribas del tiempo de Jesús tenían por misión cuidar los textos de las Escrituras. También defendían la ley oral, las tradiciones de los hombres que ellos habían incluido junto con la ley de Moisés. Sus tradiciones eran mucho más apreciadas que las Escrituras en sí (Mr. 7:5-13). 11:44 - ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! que sois como sepulcros que no se ven, y los hombres que andan encima no lo saben. Estos escribas decían ser la fuente de vida para el pueblo, pero en realidad eran ministros de muerte.
3. ¡Ay de los intérpretes de la ley! 11:45-46 - “Respondiendo uno de los intérpretes de la ley, le dijo: Maestro, cuando dices esto, también nos afrentas a nosotros. Y él dijo: ¡Ay de vosotros también, intérpretes de la ley! porque cargáis a los hombres con cargas que no pueden llevar, pero vosotros ni aun con un dedo las tocáis”. Los intérpretes de la ley se encargaban, básicamente, de interpretar la ley de Moisés. En su interpretación de la ley, se hacían pasar por especialistas y establecían todo tipo de requisitos que no estaban en la ley de Moisés, para que el pueblo cumpliera con sus obligaciones religiosas. Muchos abogados actúan de esta manera en nuestros días. No obstante, como señala Jesús, estos intérpretes de la ley no obedecían sus propias normas rigurosas. 123
EL EVANGELIO DE LUCAS Eran totalmente hipócritas. No prestaban atención a las enseñanzas de los profetas, pero aun así les construían mausoleos muy elaborados. 11:47 - “¡Ay de vosotros, que edificáis los sepulcros de los profetas a quienes mataron vuestros padres!”. Era todo muy ritualista. No había reconocimiento real ni conformidad con el mensaje de los profetas a los que intentaban honrar. 11:48 - “De modo que sois testigos y consentidores de los hechos de vuestros padres; porque a la verdad ellos los mataron, y vosotros edificáis sus sepulcros”. Simplemente honraban de labios a los profetas, pero no llevaban una vida de obediencia a sus palabras. 11:49-50 - “Por eso la sabiduría de Dios también dijo: Les enviaré profetas y apóstoles; y de ellos, a unos matarán y a otros perseguirán, para que se demande de esta generación la sangre de todos los profetas que se ha derramado desde la fundación del mundo”. La generación de la cual Jesús hablaba era la suya propia, porque con sus acciones habían llenado la copa de iniquidad de la nación. Profesaban admiración por los profetas muertos, pero mataban a los que aún vivían. Estos hombres malvados mataron al mismísimo Señor de Gloria y luego siguieron matando a los primeros apóstoles. 11:51 - “Desde la sangre de Abel hasta la sangre de Zacarías, que murió entre el altar y el templo; sí, os digo que será demandada de esta generación”. El Señor incluye a Abel, quien fue asesinado por su propio hermano Caín, entre los profetas. ¿Por qué lo mató Caín? Porque las obras de su hermano eran justas y las suyas eran malas (1 Jn. 3:11-12). El problema era la envidia. Zacarías, hijo de Joiada, fue muerto por orden del rey Joás, apedreado en el patio de la casa de Jehová (2 Cr. 24:20-22). 11:52 - “¡Ay de vosotros, intérpretes de la ley! porque habéis quitado la llave de la ciencia; vosotros mismos no entrasteis, y a los que entraban se lo impedisteis”. El hecho interesante acerca de muchos de los intérpretes de la ley, incluyendo a muchos abogados de nuestros días, es que dicen que hacen respetar la ley pero ellos mismos no guardan los Diez Mandamientos. Shakespeare escribió: “Fuera todos los abogados”. Lógicamente, hay abogados que temen a Dios y procuran respetar la justicia, pero son contadísimos los que lo hacen. 11:53 - “Diciéndoles él estas cosas, los escribas y los fariseos comenzaron a estrecharle en gran manera, y a provocarle a que hablase de muchas cosas”. La pérdida de autocontrol fue el aspecto en el que Moisés fracasó: “Porque hicieron rebelar a su espíritu, y habló precipitadamente con sus labios” (Sal. 106:33). El rey David oró: “Pon guarda a mi boca, oh Jehová; guarda la puerta de mis labios” (Sal. 141:3). Debemos triunfar en cada detalle de esta vida para que podamos complacer al Señor. Recuerden, amigos, que “si alguno no ofende en palabra, éste es varón perfecto, capaz también de refrenar todo el cuerpo” (Stg. 3:2). La verdadera santidad y el autocontrol se encuentran en el dominio de la lengua.
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EL EVANGELIO DE LUCAS 11:54 - “Acechándole, y procurando cazar alguna palabra de su boca para acusarle”. Los escribas, fariseos e intérpretes de la ley eran hombres muy malvados. Encajan perfectamente con las palabras de Isaías 29:21: “Los que hacen pecar al hombre en palabra; los que arman lazo al que reprendía en la puerta, y pervierten la causa del justo con vanidad”. Pero nuestro Señor venció a Sus enemigos en esta y todas las demás batallas.
Capítulo 12 El temor de Dios 12:1 - “En esto, juntándose por millares la multitud, tanto que unos a otros se atropellaban, comenzó a decir a sus discípulos, primeramente: Guardaos de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía”. La levadura es un ingrediente que hace que el pan fermente y se expanda a través de los gases que se liberan. Desde el punto de vista espiritual, la levadura es un error que se introduce en la doctrina original. En este caso, la “levadura” produjo hipocresía en la secta de los fariseos, porque introdujo legalismo en lugar de verdadera santidad. Los fariseos aparentaban ser santos, pero en realidad estaban llenos de soberbia y santurronería como resultado de sus obras en lugar de la fe en Cristo. 12:2 - “Porque nada hay encubierto, que no haya de descubrirse; ni oculto, que no haya de saberse”. En el día del juicio final, todo (incluidas las pequeñas palabras) quedará al descubierto, como el Señor advierte: 12:3 - “Por tanto, todo lo que habéis dicho en tinieblas, a la luz se oirá; y lo que habéis hablado al oído en los aposentos, se proclamará en las azoteas”. Jesús nos advierte a quién debemos temer y que no debemos tener miedo a los hombres, ni aun al diablo. 12:4 - “Mas os digo, amigos míos: No temáis a los que matan el cuerpo, y después nada más pueden hacer”. El Señor siempre considera los valores eternos. Por consiguiente, la muerte no es algo a lo cual se debe temer, porque la muerte no es el fin de todo. En cambio, es el comienzo de una nueva vida de gozo para los redimidos. Para los que no han sido redimidos, la muerte es el comienzo de una eternidad de remordimiento, angustia y desesperanza. 12:5 - “Pero os enseñaré a quién debéis temer: Temed a aquel que después de haber quitado la vida, tiene poder de echar en el infierno; sí, os digo, a éste temed”. No tenemos que temer a la muerte ni a los que destruyen el cuerpo. En cambio, debemos temer a Dios, porque Su irrevocable decisión es la que determina si vamos a pasar la eternidad con Él o en la oscuridad de las tinieblas para siempre. Ahora el Señor pronuncia palabras de consuelo para los suyos. 12:6 - “¿No se venden cinco pajarillos por dos cuartos? Con todo, ni uno de ellos está olvidado delante de Dios”. Queda destacado ahora el manejo que Dios hace de los detalles más pequeños en el universo, ya que Él conoce el paradero de cada pajarillo. Esto fue de gran consuelo para mí cuando mi esposa y yo nos encontrábamos en medio de una gran tormenta en el extremo de la Isla Sur de Nueva Zelanda. 125
EL EVANGELIO DE LUCAS Mientras caminábamos por un sendero que pocas personas recorren, vimos una gran cantidad de aves que habían muerto a consecuencia de la tormenta. Nos tranquilizó mucho el hecho de que el Señor nos había protegido y recordamos que tenemos mucho más valor para Dios que todas nuestras amigas las aves. Por eso, el versículo siguiente se hizo muy real para nosotros. 12:7 - “Pues aun los cabellos de vuestra cabeza están todos contados. No temáis, pues; más valéis vosotros que muchos pajarillos”. Es tremenda la forma maravillosa en que hemos sido creados. Nuestro Padre celestial nos conoce en cada mínimo detalle, mucho más aun que nuestros padres terrenales, quienes no tienen la menor idea de cuántos cabellos hay en nuestra cabeza. El Señor ahora se vuelve al tema de nuestra relación personal con Él. 12:8 - “Os digo que todo aquel que me confesare delante de los hombres, también el Hijo del Hombre le confesará delante de los ángeles de Dios”. Debemos aprovechar cada oportunidad que se nos presente para dar testimonio acerca de Su maravillosa salvación y Su bondad para con los que se encuentran en la tierra de los vivos. Los mártires salieron victoriosos y lo seguirán haciendo mediante la palabra de su testimonio: “Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas hasta la muerte” (Ap. 12:11). Seamos fervientes a tiempo y fuera de tiempo, porque la confesión correcta hace maravillas a favor de nuestra fe. 12:9 - “Mas el que me negare delante de los hombres, será negado delante de los ángeles de Dios”. Lamentablemente, los que nieguen su fe en Cristo (a menos que se arrepientan como lo hizo Pedro) correrán el riesgo de que se les niegue la entrada a Su reino eterno de luz y paz. 12:10 - “A todo aquel que dijere alguna palabra contra el Hijo del Hombre, le será perdonado; pero al que blasfemare contra el Espíritu Santo, no le será perdonado”. Aquí vemos la misericordia de nuestro Señor Jesús. Él está dispuesto a perdonar a los que hablen en Su contra, porque es verdaderamente la mansedumbre personificada. Nosotros también debemos ser así. Al desempeñarnos como líderes, siempre alguien va a hablar en contra de nosotros, pero nunca debemos guardar rencor ni ofender a los demás. Al librar a los demás de las ofensas que nos causaron, actuamos como nuestro bendito Señor. El pecado de blasfemia contra el Espíritu Santo consiste en atribuir a Satanás las obras y milagros del Espíritu Santo. 12:11-12 - “Cuando os trajeren a las sinagogas, y ante los magistrados y las autoridades, no os preocupéis por cómo o qué habréis de responder, o qué habréis de decir; porque el Espíritu Santo os enseñará en la misma hora lo que debáis decir”. Qué maravilloso es saber que en tiempos de prueba nunca estaremos solos. Es precioso ser vestido con el Espíritu Santo.
El peligro de las posesiones Al analizar este pasaje acerca del peligro de las riquezas, debemos recordar que nunca se celebra un funeral con las posesiones del difunto en el ataúd. ¿A qué se debe esto? A que todos seguramente sabemos (a excepción de los paganos que entierran el oro junto con el muerto) que no podremos llevar nuestros bienes
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EL EVANGELIO DE LUCAS con nosotros. El Señor siempre habla concentrándose en la eternidad, y realmente necesitamos vivir a la luz de esta verdad. Con esto en mente, veamos qué nos dice el texto. 12:13-14 - “Le dijo uno de la multitud: Maestro, di a mi hermano que parta conmigo la herencia. Mas él le dijo: Hombre, ¿quién me ha puesto sobre vosotros como juez o partidor?”. El hombre que hizo esta petición a Cristo no estaba equivocado. Sin duda alguna, su hermano tendría que haber repartido la herencia. Como generalmente ocurre en las familias cuando hay dinero de por medio, el amor fraternal desaparece y cada uno busca su propio beneficio. El Señor se refiere a este problema, porque el que había sido perjudicado también estaba dominado por la avaricia. 12:15 - “Y les dijo: Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee”. El pensamiento del mundo es opuesto a las enseñanzas de Cristo. El hombre vive de manera materialista, ya que considera solamente su vida presente. Los hombres se alaban unos a otros cuando prosperan: “Aunque mientras viva, llame dichosa a su alma, y sea loado cuando prospere” (Sal. 49:18). No obstante, el Señor contó la siguiente parábola para ilustrar este punto. 12:16-19 - “También les refirió una parábola, diciendo: La heredad de un hombre rico había producido mucho. Y él pensaba dentro de sí, diciendo: ¿Qué haré, porque no tengo dónde guardar mis frutos? Y dijo: Esto haré: derribaré mis graneros, y los edificaré mayores, y allí guardaré todos mis frutos y mis bienes; y diré a mi alma: Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años; repósate, come, bebe, regocíjate”. Esto refleja con claridad el pensamiento de este mundo, que está fundamentalmente orientado al retiro (jubilación) y la tranquilidad. Las personas trabajan durante determinada cantidad de años con el fin de crear un patrimonio y una pensión que les permita vivir con comodidad y sin preocupaciones por el resto de su vida. Ese también era el pensamiento de este hombre rico, pero ¿para qué? 12:20 - “Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será?”. Sin duda alguna, cualquier tipo de riqueza que dejemos atrás no nos servirá para nada en el día del juicio final. En realidad, la acumulación de riquezas puede traer como resultado nuestro perjuicio eterno. El apóstol Santiago dice: “Vuestro oro y plata están enmohecidos; y su moho testificará contra vosotros, y devorará del todo vuestras carnes como fuego” (Stg. 5:3). A algunos de los que han visto en visiones esa parte del infierno se les ha llegado a mostrar las almas que se alimentan de oro líquido para aumentar su tormento. Santiago dice que los que han almacenado oro y riquezas han acumulado tesoros para su juicio eterno. 12:21 - “Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico para con Dios”. Es muy importante que cuando llegue nuestra hora de presentarnos delante de Jesús estemos llenos de fe y de buenas obras. Todas las riquezas del mundo son falsas. Seamos ricos para con Dios.
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EL EVANGELIO DE LUCAS La búsqueda del reino de Dios 12:22 - “Dijo luego a sus discípulos: Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué comeréis; ni por el cuerpo, qué vestiréis”. La vida está llena de afanes y preocupaciones. No obstante, Jesús ofrece a los cristianos “la paz que sobrepasa todo entendimiento”. Se nos exhorta a no estar ansiosos, sino a dar a conocer nuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias (Fil. 4:6). Porque como Jesús sigue diciendo: 12:23-24 - “La vida es más que la comida, y el cuerpo que el vestido. Considerad los cuervos, que ni siembran, ni siegan; que ni tienen despensa, ni granero, y Dios los alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que las aves?”. Necesitamos tener nuestras prioridades bien definidas. Tenemos que reconocer a Jesús como Jehová–jireh, Jehová proveerá, y no solamente como el Señor nuestro Salvador. Cristo ahora desarrolla el tema de nuestra debilidad. 12:25 - “¿Y quién de vosotros podrá con afanarse añadir a su estatura un codo?”. Debemos reconocer que no podemos cambiar nuestra estatura física, y meditar con mucho cuidado en este próximo versículo. 12:26 - “Pues si no podéis ni aun lo que es menos, ¿por qué os afanáis por lo demás?”. El Señor está colocando nuestra “incapacidad para aumentar nuestra estatura física” en el último lugar de prioridades y, en cierto sentido, está diciendo que la capacidad para proveer para nuestro sustento es más difícil. 12:27 - “Considerad los lirios, cómo crecen; no trabajan, ni hilan; mas os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió como uno de ellos”. El lirio tiene belleza interior, y esa belleza no puede compararse con nada de lo que Salomón haya conocido durante su reinado de esplendor (1 R. 10:1-6). Pidamos al Señor que desarrolle la belleza de Jesús en nuestro interior. 12:28 - “Y si así viste Dios la hierba que hoy está en el campo, y mañana es echada al horno, ¿cuánto más a vosotros, hombres de poca fe?”. Desde el punto de vista espiritual, en Job 5:25 la hierba es comparada con la gente: “Asimismo echarás de ver que tu descendencia es mucha, y tu prole como la hierba de la tierra”. Si el Señor puede vestir a la hierba natural (y no hay dos briznas que sean idénticas), entonces Dios con toda certeza va a asegurarse de que nosotros estemos vestidos. 12:29 - “Vosotros, pues, no os preocupéis por lo que habéis de comer, ni por lo que habéis de beber, ni estéis en ansiosa inquietud”. El tema de la enseñanza de Jesús es la relación con Dios como nuestro Padre celestial. Si sabemos que nuestros padres naturales van a cuidar de nosotros, debemos comprender que con más razón nuestro Padre Celestial, este querido Padre que es toda bondad y todo poder, se va a ocupar de nosotros. 12:30 - “Porque todas estas cosas buscan las gentes del mundo; pero vuestro Padre sabe que tenéis necesidad de estas cosas”. Las naciones de este mundo que no conocen a Dios están obsesionadas con la provisión de sus propias necesidades. Nosotros, que lo conocemos, debemos ser diferentes. Así que el Señor nos exhorta a buscar primeramente el reino de Dios y su justicia.
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EL EVANGELIO DE LUCAS 12:31 - “Mas buscad el reino de Dios, y todas estas cosas os serán añadidas”. Estamos llenos de fe, poder y gloria. Somos los hijos del Dios viviente, Aquel que se ocupará de todas nuestras necesidades. Nuestra única preocupación debe ser alimentar continuamente nuestro amor por Dios y procurar estar cerca de Él, como lo hacemos con nuestro padre terrenal. Intentemos alegrarlo y complacerlo con nuestra conducta. A continuación encontramos uno de esos benditos “No temáis” de las Sagradas Escrituras. 12:32 - “No temáis, manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido daros el reino”. Un lugar en el reino de Dios es infinitamente más importante que las casas y hogares de la tierra. Por eso “pongamos la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra” (Col. 3:2). 12:33 - “Vended lo que poseéis, y dad limosna; haceos bolsas que no se envejezcan, tesoro en los cielos que no se agote, donde ladrón no llega, ni polilla destruye”. En la medida que demos también recibiremos en la eternidad, como escribe el apóstol Pablo: “Pero esto os digo: El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará” (2 Co. 9:6). 12:34 - “Porque donde está vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón”. Esto impactó mi mente por la fuerza hace muchos años cuando estaba en Inglaterra, cuando era joven. Vi al ángel de la Segunda Venida que volaba hacia mí, pero se detuvo delante de mí en el aire y puso una mano sobre el banco en el que tenía todos mis ahorros. Comprendí claramente en el Espíritu lo que me estaba diciendo. Si iba a poner mi confianza en el saldo de mi banco, no podría cumplir con la voluntad de Dios para mi vida.
A la espera del Señor Con respecto a la Segunda Venida del Señor, la clave es estar preparado. 12:35 - “Estén ceñidos vuestros lomos, y vuestras lámparas encendidas”. Esta exhortación es similar a la parábola de las diez vírgenes. En esa parábola, cinco de las vírgenes tenían sus lámparas encendidas, mientras que las otras cinco se habían quedado sin aceite. Tiene que haber un sentido de preparación, que es el significado de tener los lomos ceñidos. Porque aunque la Segunda Venida en sí no puede ocurrir hasta que se cumplan muchas otras profecías, Su venida personal para nosotros puede suceder en cualquier momento. 12:36 - “Y vosotros sed semejantes a hombres que aguardan a que su señor regrese de las bodas, para que cuando llegue y llame, le abran en seguida”. Observemos las palabras “de las bodas” en este pasaje de la Biblia. El Señor ubica Su Segunda Venida después de la cena de las bodas del Cordero. Esto tiene importancia escatológica. Según Apocalipsis 19:1-10, la cena de las bodas del Cordero antecede a la batalla de Armagedón. Entonces el Señor aparecerá con decenas de miles de Sus santos. No obstante, debe haber creyentes que aún se encuentren sobre la tierra en ese momento, ya que de otra manera este versículo no tendría sentido. Nuevamente, el Señor hace hincapié en la importancia de estar preparados.
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EL EVANGELIO DE LUCAS 12:37 - “Bienaventurados aquellos siervos a los cuales su señor, cuando venga, halle velando; de cierto os digo que se ceñirá, y hará que se sienten a la mesa, y vendrá a servirles”. Aquí vemos la asombrosa mansedumbre y humildad del Señor. Encontramos al Señor de gloria, el gran YO SOY EL QUE SOY, humillándose para atendernos a nosotros, míseros pecadores. ¿Quién puede sondear el amor de Dios? 12:38 - “Y aunque venga a la segunda vigilia, y aunque venga a la tercera vigilia, si los hallare así, bienaventurados son aquellos siervos”. Aquí también el Señor habla de otra verdad importante con respecto a Su Segunda Venida, al decir que Él tampoco sabe el día ni la hora, sino que solamente lo sabe el Padre celestial. 12:39 - “Pero sabed esto, que si supiese el padre de familia a qué hora el ladrón había de venir, velaría ciertamente, y no dejaría minar su casa”. Con respecto a “velar”, esta advertencia se repite de otra forma adicional que Sus oyentes pueden comprender bien. 12:40 - “Vosotros, pues, también, estad preparados, porque a la hora que no penséis, el Hijo del Hombre vendrá”. Si esto es así, ¿cómo podemos saber el momento en el que vendrá?
Los siervos fieles y los siervos malvados 12:41 - “Entonces Pedro le dijo: Señor, ¿dices esta parábola a nosotros, o también a todos?”.Ahora, lo que el Señor ha estado diciendo está dirigido a todos por igual. Por eso no tenemos que caer en el error de pensar que la Biblia solamente se aplica a las personas a las que Jesús se dirigió en ese momento. Por lo tanto, prestemos cuidadosa atención a estas advertencias. 12:42 - “Y dijo el Señor: ¿Quién es el mayordomo fiel y prudente al cual su señor pondrá sobre su casa, para que a tiempo les dé su ración?”. Sea cual fuere la tarea que se nos haya asignado, que el Señor nos encuentre cumpliéndola con diligencia. Martín Lutero dijo una vez que si su tarea consistía en plantar árboles, esperaba que cuando el Señor viniera lo encontrara plantando árboles. No importa cuál sea la tarea que nos haya sido encomendada, que se nos encuentre cumpliendo con el versículo 43. 12:43-44 - “Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando su señor venga, le halle haciendo así. En verdad os digo que le pondrá sobre todos sus bienes”. Las recompensas de la fidelidad son grandes. El Señor recalca que la fidelidad es una cualidad imprescindible para convertirse en un gobernante de Su reino. El Señor ahora fija Su atención en los siervos malvados. Recordemos que no se refiere aquí a los incrédulos, sino más bien a los que ha escogido para que sean Sus ministros aquí en la tierra. Con toda seguridad, el pasaje siguiente se refiere a una persona muy conocedora de la Biblia. 12:45 - “Mas si aquel siervo dijere en su corazón: Mi señor tarda en venir; y comenzare a golpear a los criados y a las criadas, y a comer y beber y embriagarse”. ¿Cómo puede decir este ministro que el Señor retrasa Su venida si no cuenta con una fecha para la misma? Podemos decir con seguridad que un tren o un autobús están demorados porque tenemos un horario que nos dice exactamente el momento en el que deben llegar. Sin embargo, el Señor dice categóricamente que ni siquiera Él conoce la hora de Su venida. 130
EL EVANGELIO DE LUCAS Este siervo, entonces, está tan lleno de soberbia que se cree capaz de calcular, basándose en la Biblia, la hora de la Segunda Venida. Seguramente, la hora establecida no puede estar oculta en la Biblia, porque si hay alguien que realmente conoce las Escrituras es el Señor Jesucristo. Pero este siervo malvado se atreve a hacer una predicción. Y cuando esta predicción no se cumple en la fecha que él ha pronosticado, dice: “Mi Señor tarda en venir”. Entonces este siervo insensato se aleja de la cobertura de la gracia y su corazón se llena de ira y de odio para con los que están bajo su cuidado y comienza a golpearlos. Luego cae en la borrachera. ¡Qué advertencia para que nosotros no caigamos en el pecado de la osadía! Pidamos al Señor que limpie nuestro corazón de la soberbia de la predicción. 12:46 - “Vendrá el señor de aquel siervo en día que éste no espera, y a la hora que no sabe, y le castigará duramente, y le pondrá con los infieles”. La sentencia es muy grave para este siervo malvado que en realidad pensó que contaba con un favor mayor que el del Hijo de Dios al recibir una revelación con respecto a la fecha escogida para la Segunda Venida. Es una verdadera tragedia que tuviera que pasar la eternidad en el infierno, cuando debería estar en el cielo con los otros ministros, contemplando por toda la eternidad el rostro del Bendito en el reino del Padre. Ahora prestemos atención a la sentencia para los que conocían la voluntad del Señor pero aun así no la hicieron. 12:47 - “Aquel siervo que conociendo la voluntad de su señor, no se preparó, ni hizo conforme a su voluntad, recibirá muchos azotes”. ¡La situación de este siervo es realmente patética! Los siervos del Señor traen un gran pesar al corazón de Dios cuando conocen mucho acerca de Su Palabra, pero no la obedecen. Observemos, además, que la ignorancia no sirve como excusa. 12:48 - “Mas el que sin conocerla hizo cosas dignas de azotes, será azotado poco; porque a todo aquel a quien se haya dado mucho, mucho se le demandará; y al que mucho se le haya confiado, más se le pedirá”. Cuanto mayor sea nuestra revelación de las Escrituras y del Señor, mayor será nuestra responsabilidad de producir fruto para el reino.
La división santa 12:49 - “Fuego vine a echar en la tierra; ¿y qué quiero, si ya se ha encendido?”. Cuando Juan el Bautista anunció la llegada del Señor, dijo que Jesús bautizaría con el Espíritu Santo y con fuego. Este fuego es “el espíritu de devastación” del que se habla en Isaías 4:4. Es un fuego que expurga y consume la paja en nuestra vida. Además devora a aquellos que son la paja y la cizaña (es decir los incrédulos y los creyentes que constantemente obran iniquidad). 12:50 - “De un bautismo tengo que ser bautizado; y ¡cómo me angustio hasta que se cumpla!”.Este es el cuarto bautismo que se menciona. Los cuatro bautismos son: bautismo en agua, bautismo en el Espíritu Santo, bautismo de fuego y ahora el bautismo de dolor.
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EL EVANGELIO DE LUCAS 12:51 - “¿Pensáis que he venido para dar paz en la tierra? Os digo: No, sino disensión”. Hay dos formas fundamentales de disensión o división en la Iglesia: la división que es causada por la carne y por Satanás y la división que viene de Dios. Hay una forma de división que es obra del hombre y a menudo está inspirada por el diablo, que procura separar a los hermanos. Luego está la división que viene de Dios con el fin de separar a los creyentes en grupos. Algunos cristianos desean avanzar hacia una verdad fresca, mientras que otros se contentan con permanecer en la meseta espiritual que ya han alcanzado. A los que desean seguir adelante el Señor dice: “Entre éstos que aquí están te daré lugar” (Zac. 3:7). 12:52 - “Porque de aquí en adelante, cinco en una familia estarán divididos, tres contra dos, y dos contra tres”. Esta división profunda separa aun familias, porque no todos los nacidos de los mismos padres quieren avanzar con el Señor. A veces, este tipo de división hasta separa a los hijos de sus padres. 12:53 - “Estará dividido el padre contra el hijo, y el hijo contra el padre; la madre contra la hija, y la hija contra la madre; la suegra contra su nuera, y la nuera contra su suegra” (comp. Mt. 10:34-39). Esta es una situación muy dolorosa, pero si nuestra lealtad para con nuestros padres o hermanos es mayor que nuestra lealtad para con el Señor, no seremos dignos de Él. La única manera de superar este obstáculo es orar siempre pidiendo gracia. Sé por experiencia lo difícil que son las separaciones familiares. Pero si somos fieles al Señor, Él nos compensará ampliamente en esta vida y, obviamente, nuestra recompensa será mayor en el mundo venidero. Cuando era joven y estaba a punto de ingresar al ministerio, la persona que más se opuso fue mi propio padre. Tuve que elegir entre complacer a mi padre terrenal o complacer a mi Padre celestial. Como decidí honrar a Dios en primer lugar, mi padre después aceptó la decisión y me dio todo su apoyo. Deje que Jesús ocupe siempre el primer lugar en su vida.
El discernimiento de los tiempos Otra gran lección para la vida cristiana es comprender que Dios tiene Sus tiempos. El rey Salomón nos enseñó lo siguiente: “Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora” (Ec. 3:1). En Israel, la tribu de Isacar tenía un ministerio fuera de lo común porque sabía interpretar los tiempos. “De los hijos de Isacar, doscientos principales, entendidos en los tiempos, y que sabían lo que Israel debía hacer” (1 Cr. 12:32). Debemos pedir al Señor Su bendición para que sepamos interpretar los tiempos en nuestra vida, en la Iglesia y en nuestra nación. Ahora el Señor nos presenta una ilustración terrenal. 12:54 - “Decía también a la multitud: Cuando veis la nube que sale del poniente, luego decís: Agua viene; y así sucede”. Esto se aplica, por supuesto, a la tierra de Israel, donde las nubes de lluvia vienen del oeste, que es la zona del mar Mediterráneo. 12:55 - “Y cuando sopla el viento del sur, decís: Hará calor; y lo hace”.El viento del sur viene de Egipto y del desierto de Sinaí, los cuales son muy calurosos.
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EL EVANGELIO DE LUCAS 12:56 - “¡Hipócritas! Sabéis distinguir el aspecto del cielo y de la tierra; ¿y cómo no distinguís este tiempo [presente]?”. Esta gente tenía discernimiento natural de las condiciones atmosféricas y meteorológicas, pero carecían de la interpretación espiritual de los tiempos en los que vivían. No comprendían que había llegado el tiempo de la aparición del Mesías.
La necesidad de juicio natural El Señor ahora vuelve Su discurso a la idea de juzgar o discernir lo que es correcto hacer en las circunstancias de todos los días. 12:57 - “¿Y por qué no juzgáis por vosotros mismos lo que es justo?”.Lo que Jesús tiene en cuenta en esta ocasión es la reconciliación con nuestro enemigo en el caso de que estemos equivocados. Lógicamente, uno no desea llegar a un juicio si se puede llegar a un acuerdo “extrajudicial”, que resulta por lo general mucho menos molesto. 12:58-59 - “Cuando vayas al magistrado con tu adversario, procura en el camino arreglarte con él, no sea que te arrastre al juez, y el juez te entregue al alguacil, y el alguacil te meta en la cárcel. Te digo que no saldrás de allí, hasta que hayas pagado aun la última blanca”. La imposibilidad de llegar a un acuerdo extrajudicial puede tener resultados desastrosos en el caso de que estemos equivocados.
Capítulo 13 A menos que se arrepientan 13:1 - “En este mismo tiempo estaban allí algunos que le contaban acerca de los galileos cuya sangre Pilato había mezclado con los sacrificios de ellos”. Este incidente se produjo cuando los judíos se indignaron porque Pilato iba a usar el dinero de los impuestos del templo para la construcción de un nuevo acueducto para llevar agua a la ciudad de Jerusalén. La muchedumbre se reunió y Pilato dio instrucciones de que los soldados romanos llevaran garrotes pesados debajo de sus vestiduras para golpear a los manifestantes. Los soldados llevaron esa orden al extremo, ya que mataron a una cantidad de hombres que aparentemente eran galileos exaltados. La sangre de estos hombres fue mezclada con la sangre de los sacrificios. 13:2 - “Respondiendo Jesús, les dijo: ¿Pensáis que estos galileos, porque padecieron tales cosas, eran más pecadores que todos los galileos?”.La forma habitual de pensar, tanto de los judíos como de los cristianos, es que las calamidades vienen solamente como consecuencia del pecado. Ese fue el razonamiento de los tres amigos de Job. Sin embargo, cuando unos inmigrantes ilegales entraron a robar a mi auto y lo destruyeron, pregunté al Señor qué había hecho mal. El Señor simplemente me respondió con 1 Corintios 10:13: “No os ha 133
EL EVANGELIO DE LUCAS sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar”. El Señor me estaba confirmando que lo que había sucedido era normal y que no tenía nada que ver con mi comportamiento. 13:3 - “Os digo: No; antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente”. Jesús dice que esta calamidad no se debía a que ellos eran peores que los demás. “Me volví y vi debajo del sol, que ni es de los ligeros la carrera, ni la guerra de los fuertes, ni aun de los sabios el pan, ni de los prudentes las riquezas, ni de los elocuentes el favor; sino que tiempo y ocasión acontecen a todos” (Ec. 9:11). Jesús repite este tema por medio de otra ilustración: 13:4 - “O aquellos dieciocho sobre los cuales cayó la torre en Siloé, y los mató, ¿pensáis que eran más culpables que todos los hombres que habitan en Jerusalén?”. Hasta donde sabemos, no existe ninguna otra evidencia histórica de este acontecimiento. Algunos han sugerido que se trataba de trabajadores en un acueducto y que mientras se encontraban trabajando, la torre de Siloé se derrumbó sobre ellos. Si esto fue así, es una simple especulación. No obstante, no le resta valor al tema repetido: no importa lo buenos o malos que seamos, todos necesitamos arrepentirnos. De otra manera, pereceremos junto con todos los que no se han arrepentido. 13:5 - “Os digo: No; antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente”.Nuestra situación eterna depende de nuestro arrepentimiento de las obras muertas enumeradas en Gálatas 5:19-21.
La parábola de la higuera El tema de esta parábola es la productividad. Aquí se describe al Señor como un agricultor que tiene una higuera. Uno de los aspectos fundamentales de la agricultura es que toda la tarea está diseñada para producir fruto. Esto es también lo que ocurre en nuestra propia vida, porque Jesús dijo en Juan 15:8: “En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos”. La productividad en el sentido espiritual es: 1. El fruto del Espíritu en nuestra vida 2. La propagación del Evangelio a través del testimonio, la predicación, literatura o cualquier otra cosa que Dios nos ordene que hagamos para Él. 13:6 - “Dijo también esta parábola: Tenía un hombre una higuera plantada en su viña, y vino a buscar fruto en ella, y no lo halló”. Es algo muy normal para los agricultores el fijarse si los árboles están produciendo fruto o no. Así que lo que sigue sería lo natural. 13:7 - “Y dijo al viñador: He aquí, hace tres años que vengo a buscar fruto en esta higuera, y no lo hallo; córtala; ¿para qué inutiliza también la tierra?”. En otras palabras, el agricultor quería sustituir el árbol que no daba fruto por otro que produjera fruto. No obstante, el criado que estaba a cargo de cuidar de ese
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EL EVANGELIO DE LUCAS árbol quería darle otra oportunidad. Los árboles son tipos de personas. Quizás el pastor que está a cargo de algún santo poco fructífero suplicará al Señor que conceda más tiempo a esa persona. Un ejemplo de esto tomado de las Escrituras es el caso de Samuel y Saúl. Samuel lloró por Saúl y oró por él. “Dijo Jehová a Samuel: ¿Hasta cuándo llorarás a Saúl, habiéndolo yo desechado para que no reine sobre Israel?” (1 S. 16:1). 13:8 - “El entonces, respondiendo, le dijo: Señor, déjala todavía este año, hasta que yo cave alrededor de ella, y la abone”.Aquí podemos ver el amor de un pastor por su oveja, como si él estuviera pidiendo al Señor que le diera a esta oveja un poco más de tiempo. Esta fue la actitud de Moisés con respecto a los hijos de Israel. Moisés, el pastor de Dios, rogó a Dios que perdonara a los rebeldes hijos de Israel en el desierto: “Que perdones ahora su pecado, y si no, ráeme ahora de tu libro que has escrito” (Ex. 32:32). Entonces en esta parábola el viñador sigue diciendo: 13:9 - “Y si diere fruto, bien; y si no, la cortarás después”.Esta misma compasión es la que Dios desea inculcar a Sus pastores terrenales. Aunque la justicia siempre exige una sentencia, roguemos por una misericordia mayor para los santos que no producen fruto.
La mujer con la espalda encorvada 13:10 - “Enseñaba Jesús en una sinagoga en el día de reposo”. Durante la vida y ministerio de Jesús, los líderes religiosos se opusieron constantemente a que Él sanara en el día de reposo. El cuarto mandamiento hablaba de observar el día de reposo: “Acuérdate del día de reposo para santificarlo. Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; mas el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios; no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas. Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día de reposo y lo santificó” (Ex. 20:8-11). Lamentablemente, los líderes religiosos habían idolatrado ese día, sin darse cuenta de que ellos mismos estaban exigiendo del pueblo más de lo que ordenaban las Escrituras. Este mandamiento, como todos los demás, había sido dado para el bien de la humanidad. No tenía el propósito de ser una carga. 13:11 - “Y había allí una mujer que desde hacía dieciocho años tenía espíritu de enfermedad, y andaba encorvada, y en ninguna manera se podía enderezar”. Los problemas físicos pueden provenir de causas naturales, pero algunos también pueden ser espirituales, como en el caso de esta señora, que tenía un espíritu de enfermedad. Indudablemente, había acudido a muchos médicos que habían sido incapaces de ayudarla. 13:12 - “Cuando Jesús la vio, la llamó y le dijo: Mujer, eres libre de tu enfermedad”. La palabra de fe llegó, y esto trajo liberación. 13:13 - “Y puso las manos sobre ella; y ella se enderezó luego, y glorificaba a Dios”. En algunos casos, Jesús solamente habló y la gente fue sanada. En otros casos, Él puso Sus manos sobre ellos, mientras que en unos pocos casos utilizó otros medios. 135
EL EVANGELIO DE LUCAS 13:14 - “Pero el principal de la sinagoga, enojado de que Jesús hubiese sanado en el día de reposo, dijo a la gente: Seis días hay en que se debe trabajar; en éstos, pues, venid y sed sanados, y no en día de reposo”. Aquí vemos el efecto de la atadura a las prácticas religiosas. Esta atadura se oponía a la obra liberadora del Espíritu Santo. 13:15 - “Entonces el Señor le respondió y dijo: Hipócrita, cada uno de vosotros ¿no desata en el día de reposo su buey o su asno del pesebre y lo lleva a beber?”.Jesús ridiculizó la actitud de estos líderes religiosos, porque se ocupaban de sus animales en el día de reposo, pero no de la gente. Cuánto más grande es un ser humano a la vista de Dios que un simple animal. Así que Jesús continúa diciendo: 13:16 - “Y a esta hija de Abraham, que Satanás había atado dieciocho años, ¿no se le debía desatar de esta ligadura en el día de reposo?”. Jesús hace hincapié en que el problema físico de esta mujer tenía un origen espiritual, ya que había estado atada durante todos esos años por un espíritu de enfermedad. Cuando oramos por los enfermos, necesitamos pedir discernimiento al Señor. No podemos suponer que todo es demoníaco, o que todo es puramente físico. 13:17 - “Al decir él estas cosas, se avergonzaban todos sus adversarios; pero todo el pueblo se regocijaba por todas las cosas gloriosas hechas por él”.
Parábolas del reino de Dios 13:18 - “Y dijo: ¿A qué es semejante el reino de Dios, y con qué lo compararé?”. Aquí el Señor repite básicamente lo que había dicho en el Sermón del monte, aunque esta vez lo hace en un lugar diferente. 13:19 - “Es semejante al grano de mostaza, que un hombre tomó y sembró en su huerto; y creció, y se hizo árbol grande, y las aves del cielo anidaron en sus ramas”. El reino es comparado con la más pequeña de todas las semillas, que crece hasta transformarse en un árbol poderoso. Este principio del reino está muy bien descrito en Job 8:7: “Y aunque tu principio haya sido pequeño, tu postrer estado será muy grande”. Dios es especialista en hacernos comenzar desde lo más pequeño. En ese momento somos puestos a prueba. Si somos hallados fieles, entonces somos promovidos y se nos da un servicio mayor para el Rey. La siguiente parábola transmite el mismo pensamiento, aunque la manera de presentarla es diferente. 13:20-21 - “Y volvió a decir: ¿A qué compararé el reino de Dios? Es semejante a la levadura, que una mujer tomó y escondió en tres medidas de harina, hasta que todo hubo fermentado”. Al igual que la levadura, una vez que el reino de Dios se introduce en una situación, ya sea que se trate de una persona, una ciudad o una nación, existe un cambio gradual pero profundo para bien. Las leyes del reino intervienen y transforman las vidas y toda la atmósfera de esa ciudad y nación. Todo lo que se impregna del reino de Dios se vuelve bueno.
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EL EVANGELIO DE LUCAS Pocos se salvan 13:22 - “Pasaba Jesús por ciudades y aldeas, enseñando, y encaminándose a Jerusalén”. El viaje del Señor de Galilea a Jerusalén está relatado con muchos más detalles en el Evangelio de Lucas que en los otros Evangelios. Fue una gira de predicación y enseñanza recorriendo las ciudades que había en el camino. Nos da una idea acerca de la forma en que el Señor enseñó en el rol de predicador itinerante. Lo hizo, en parte, respondiendo a las preguntas que le hacía la gente. 13:23-24 - “Y alguien le dijo: Señor, ¿son pocos los que se salvan? Y él les dijo: Esforzaos a entrar por la puerta angosta; porque os digo que muchos procurarán entrar, y no podrán”. En todas Sus enseñanzas, el Señor recalcó los elevados principios de la vida en el reino. Él ordenó: “Sed perfectos, como vuestro Padre Celestial es perfecto”. La entrada y el camino son muy angostos. El Señor también menciona aquí otra verdad. 13:25 - “Después que el padre de familia se haya levantado y cerrado la puerta, y estando fuera empecéis a llamar a la puerta, diciendo: Señor, Señor, ábrenos, él respondiendo os dirá: No sé de dónde sois”. Aquí se menciona un factor temporal. David advirtió: “Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestro corazón, como en Meriba, como en el día de Masah en el desierto” (Sal. 95:7-8). Pablo se refiere a esto en Hebreos 4:7: “Otra vez determina un día: Hoy, diciendo después de tanto tiempo, por medio de David, como se dijo: si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones”. Debemos comprender que la gracia de Dios para con nosotros tiene sus límites temporales. La historia de Israel prueba esto. Cuando los israelitas pecaron contra el Señor y se les dijo que no podrían entrar en la Tierra Prometida, al día siguiente intentaron entrar, pero ¡era demasiado tarde! Dios ya no estaba con ellos y cayeron muertos delante de sus enemigos (ver Números 14:22-45). Esta verdad acerca de los límites temporales también se aplica a nosotros, porque Dios advierte: “Buscad a Jehová mientras puede ser hallado” (Is. 55:6). 13:26 - “Entonces comenzaréis a decir: Delante de ti hemos comido y bebido, y en nuestras plazas enseñaste”. Al negárseles la entrada al reino de Dios en el día del juicio final, estas mismas personas que estaban en esas ciudades y pueblos por los que Jesús acababa de pasar argumentarían que como Él había estado con ellos, se salvarían automáticamente. 13:27 - “Pero os dirá: Os digo que no sé de dónde sois; apartaos de mí todos vosotros, hacedores de maldad”. Serán justificados no los oidores sino los hacedores de la Palabra. Por eso Jesús les da una solemne advertencia. 13:28 - “Allí será el llanto y el crujir de dientes, cuando veáis a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, y vosotros estéis excluidos”. A medida que estudiamos cuidadosamente la Palabra, descubriremos que hay muchas más enseñanzas concernientes a los peligros del infierno que acerca de los placeres del cielo. 13:29 - “Porque vendrán del oriente y del occidente, del norte y del sur, y se sentarán a la mesa en el reino de Dios”. De todas partes de la tierra habrá gentiles que invocarán el nombre del Señor y se salvarán,
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EL EVANGELIO DE LUCAS mientras que muchos de los israelitas se privarán de la vida eterna por haberla rechazado (comparar Hechos 13:46). En el versículo siguiente nos enfrentamos con la realidad del juicio eterno. 13:30 - “Y he aquí hay postreros que serán primeros, y primeros que serán postreros”.Muchos de los que tienen un lugar destacado en la tierra obtendrán una baja categoría en el cielo. Muchos de los que fueron insignificantes en la tierra tendrán una categoría mayor que los demás. Llevemos una vida de tal fidelidad (aun en las pequeñas cosas y en humildad de alma y espíritu) que podamos ser hallados dignos delante de Él.
Juicios sobre Jerusalén 13:31 - “Aquel mismo día llegaron unos fariseos, diciéndole: Sal, y vete de aquí, porque Herodes te quiere matar”. En los Evangelios se nos brinda una impresión muy mala de los fariseos. Algunos de ellos, sin embargo, eran verdaderos hijos de Abraham, aunque los comentaristas calculan que la proporción era uno de cada siete. Mientras Jesús estuvo en Galilea, territorio gobernado por Herodes Antipas, algunos de los fariseos le aconsejaron que se fuera por su propio bien. Después de todo, Herodes era el hombre que había hecho decapitar a Juan el Bautista. 13:32 - “Y les dijo: Id, y decid a aquella zorra: He aquí, echo fuera demonios y hago curaciones hoy y mañana, y al tercer día termino mi obra”. Para llamar “zorra” a un rey que era un tirano absoluto había que ser un hombre muy valiente y seguro de sí mismo. Las zorras son conocidas por su astucia y su capacidad destructora. Además, al usarse como apelativo para un hombre tan vil, la palabra zorra sin duda resumía la vida y personalidad de este rey malvado. Luego el Señor demostró de manera muy decidida quién era el que tenía el control, al afirmar que iba a cumplir con el ministerio que se le había asignado. Los “tres días” que menciona el Señor aquí no se refieren a los tres últimos días de Su vida, sino que se tienen que interpretar proféticamente como una referencia a los tres mil años que aún le quedan al hombre sobre esta tierra: los dos mil años de la era de la Iglesia y luego los mil años del reinado milenario. 2 Pedro 3:8 nos dice que mil años son como un día y un día como mil años para el Señor. Cristo será perfeccionado en Su Iglesia, especialmente en la era del Milenio. 13:33 - “Sin embargo, es necesario que hoy y mañana y pasado mañana siga mi camino; porque no es posible que un profeta muera fuera de Jerusalén”. Estos días se refieren al viaje de tres días desde Galilea a la ciudad de Jerusalén, donde sería crucificado. Ahora el Señor prorrumpe en un lamento sobre la ciudad santa: 13:34 - “¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina a sus polluelos debajo de sus alas, y no quisiste!”. Cuando pensamos en lo que debería haber sido Jerusalén y lo que era en realidad, no podemos hacer otra cosa que llorar. Fue la ciudad escogida por Dios para ser el centro de adoración de la nación, por no decir del mundo entero. Fue el lugar en el que se había construido el Templo de Salomón. En un tiempo se la llamó “la ciudad fiel”, pero después de eso se corrompió tanto que Dios hizo que los babilonios la destruyeran, bajo las órdenes de Nabucodonosor. Más tarde fue reconstruida, para ser 138
EL EVANGELIO DE LUCAS nuevamente destruida por los romanos bajo las órdenes de Tito en el año 70 d.C. En Apocalipsis, se da dos nombres a Jerusalén que describen su condición espiritual malvada: se la llama Sodoma y Egipto. El Señor profetiza en el versículo 35 acerca de la próxima destrucción de Jerusalén bajo las órdenes del general romano Tito (año 70 d.C.). 13:35 - “He aquí, vuestra casa os es dejada desierta; y os digo que no me veréis, hasta que llegue el tiempo en que digáis: Bendito el que viene en nombre del Señor”.La última parte de este versículo se refiere a la Segunda Venida de Cristo, momento en el cual Sus pies se apoyarán sobre el monte de los Olivos.
Capítulo 14 La sanación del hombre hidrópico 14:1 - “Aconteció un día de reposo, que habiendo entrado para comer en casa de un gobernante, que era fariseo, éstos le acechaban”. Había una interacción importante entre Jesús y Sus adversarios. No se nos dice si estos hombres simpatizaban con Él o no al haberlo invitado a su casa a comer en el día de reposo, lo cual se consideraba un gran honor. Seguramente no todos ellos eran receptivos porque lo miraban con desconfianza. La palabra griega parathréo, traducida como “acechar”, puede significar “ser sutiles o poco sinceros” en la manera en que lo observaban. 14:2 - “Y he aquí estaba delante de él un hombre hidrópico”. La hidropesía es una afección que consiste en la acumulación anormal de fluido en las cavidades del cuerpo. 14:3 - “Entonces Jesús habló a los intérpretes de la ley y a los fariseos, diciendo: ¿Es lícito sanar en el día de reposo?”.Jesús sanó en el día de reposo en siete ocasiones, cuatro de las cuales se encuentran en Lucas: Lucas 4:38 – La suegra de Pedro Lucas 6:6 – El hombre de la mano seca Lucas 13:13 – La mujer con la espalda encorvada Lucas 14:1-6 – El hombre hidrópico Marcos 1:21 – El hombre poseído por un demonio en Capernaum Juan 5:9 – El paralítico en el estanque de Betesda Juan 9:14 – El ciego de nacimiento 14:4 - “Mas ellos callaron. Y él, tomándole, le sanó, y le despidió”. Estos hombres eran el equivalente a los incrédulos pastores “modernistas”. ¿Puede imaginar a algún pastor que no hubiera instado a Jesús con entusiasmo a que sanara a ese hombre? 14:5 - “Y dirigiéndose a ellos, dijo: ¿Quién de vosotros, si su asno o su buey cae en algún pozo, no lo sacará inmediatamente, aunque sea en día de reposo?”. Nuevamente, utilizó el mismo argumento que cuando sanó a la mujer con la espalda encorvada. 139
EL EVANGELIO DE LUCAS 14:6 - “Y no le podían replicar a estas cosas”. La actitud de los líderes religiosos era vergonzosa. No se preocupaban por los afligidos, sino más bien por sus tradiciones y doctrinas humanas. El espíritu de la Palabra de Dios y de la ley se fundamenta en el amor. El apóstol Pablo resume este concepto en Romanos 13:8-10: “No debáis a nadie nada, sino el amaros unos a otros; porque el que ama al prójimo, ha cumplido la ley. Porque: No adulterarás, no matarás, no hurtarás, no dirás falso testimonio, no codiciarás, y cualquier otro mandamiento, en esta sentencia se resume: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. El amor no hace mal al prójimo; así que el cumplimiento de la ley es el amor”. Que Dios nos conceda que tengamos la gracia necesaria para estar arraigados y cimentados en el amor.
La parábola de la humildad 14:7 - “Observando cómo escogían los primeros asientos a la mesa, refirió a los convidados una parábola, diciéndoles”. El Señor desarrolla, por medio de esta ilustración, una enseñanza acerca de la humildad, una cualidad de la personalidad que los líderes religiosos raramente poseían. Él usa la fiesta de bodas como ejemplo, ya que este era uno de los acontecimientos más importantes de la vida aldeana. 14:8 - “Cuando fueres convidado por alguno a bodas, no te sientes en el primer lugar, no sea que otro más distinguido que tú esté convidado por él”.Aunque en la actualidad por lo general hacemos las recepciones de bodas en las iglesias o en salones alquilados, en aquellos tiempos la fiesta de bodas se realizaba en la casa del novio. Por lo tanto, se necesitaban varias habitaciones para recibir a todos los invitados. Los novios se sentaban en la habitación principal y por eso esta era la habitación en la que estaban los invitados más importantes. Sin embargo, sentarse en esa habitación sin haber sido invitado a la misma significaba correr el riesgo de sufrir la siguiente escena degradante. 14:9 - “Y viniendo el que te convidó a ti y a él, te diga: Da lugar a éste; y entonces comiences con vergüenza a ocupar el último lugar”. El deseo principal de estos líderes era “recibir gloria los unos de los otros, y no buscar la gloria que viene del Dios único” (comparar Juan 5:44). Esto nos recuerda a Saúl cuando era viejo. Después de que Samuel lo había reprendido por su desobediencia, él contestó: “Yo he pecado; pero te ruego que me honres delante de los ancianos de mi pueblo y delante de Israel” (1 S. 15:30). Lo que más preocupaba al rey Saúl no era ser justo, sino mantener una posición de honor delante del pueblo. Volviendo a nuestro texto, Jesús ahora les hace una advertencia. 14:10 - “Mas cuando fueres convidado, ve y siéntate en el último lugar, para que cuando venga el que te convidó, te diga: Amigo, sube más arriba; entonces tendrás gloria delante de los que se sientan contigo a la mesa”. Realmente no somos nada y todo lo bueno que ocurre en nuestra vida se debe a la gracia de Dios. ¿Cómo podemos, entonces, tener un alto concepto de nosotros mismos, y por qué buscamos posiciones de honor a la vista de los hombres? 14:11 - “Porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla, será enaltecido”.Busquemos de todo corazón la verdadera humildad, que está arraigada en la revelación de Dios de nuestra propia falta 140
EL EVANGELIO DE LUCAS de mérito. Recordemos que el más grande de los hombres dijo: “Es necesario que él crezca, pero que yo mengüe” (Jn. 3:30).
Bienaventurados en la resurrección de los justos 14:12-13 - “Dijo también al que le había convidado: Cuando hagas comida o cena, no llames a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a vecinos ricos; no sea que ellos a su vez te vuelvan a convidar, y seas recompensado. Mas cuando hagas banquete, llama a los pobres, los mancos, los cojos y los ciegos”. Este pasaje se explica por sí solo, pero casi nunca se lo practica. Todos tendemos a tener prejuicios, y preferimos estar rodeados de nuestros propios amigos y de los que se parecen a nosotros. Pero al hacerlo no recibimos recompensa alguna en el reino por nuestros esfuerzos. Sin embargo, si invitamos a “los indeseables” y marginados, Jesús nos dice que seremos bienaventurados. 14:14 - “Y serás bienaventurado; porque ellos no te pueden recompensar, pero te será recompensado en la resurrección de los justos”.
La parábola de la gran cena 14:15 - “Oyendo esto uno de los que estaban sentados con él a la mesa, le dijo: Bienaventurado el que coma pan en el reino de Dios”. El comer pan en el reino era una de las metas de los judíos piadosos. Uno de los conceptos que tenían los judíos con respecto a la dispensación mesiánica era que consistiría en un prolongado y glorioso banquete. Todos los que habían tenido una vida respetable (o eran simplemente hijos de Abraham) calificaban para estar invitados a esa fiesta. Por este motivo, el Señor contó la siguiente parábola. 14:16 - “Entonces Jesús le dijo: Un hombre hizo una gran cena, y convidó a muchos”. “Un hombre” significa precisamente el Señor en esta parábola en particular. La “gran cena” representa la cena de las bodas del Cordero. 14:17 - “Y a la hora de la cena envió a su siervo a decir a los convidados: Venid, que ya todo está preparado”. En aquellos días, cuando una persona planificaba una fiesta, el día elegido se anunciaba con mucho tiempo de anticipación, lo cual hacía posible que los invitados apartaran ese tiempo de sus ocupaciones. No obstante, la hora de la fiesta no se establecía. Por consiguiente, cuando la fiesta estaba lista, los criados eran enviados a llamar a los invitados. Sería un insulto terrible negarse a ir después de haber aceptado la invitación con anterioridad. 14:18 - “Y todos a una comenzaron a excusarse. El primero dijo: He comprado una hacienda, y necesito ir a verla; te ruego que me excuses”. Las excusas que se presentaron no tenían ningún tipo de validez. Este primer hombre no tenía necesidad de ir a inspeccionar ese trozo de tierra ese día en particular. De todos modos, ¿quién compra una tierra sin haberla visto antes? Estas excusas, no obstante, tienen que ser examinadas a la luz de la condición espiritual de los corazones de estos invitados. ¿Tiene la tierra prioridad en nuestra vida sobre los asuntos espirituales? Lamentablemente, ¡puede tenerla! Recuerdo un desayuno de oración para hombres muy anunciado en cierta iglesia. El desayuno tenía dos 141
EL EVANGELIO DE LUCAS propósitos: en primer lugar, era para contribuir a que los hombres de la iglesia se interesaran más por los asuntos de la misma. Además, era una oportunidad para atraer a otros cristianos y para que se interesaran en recibir el bautismo del Espíritu Santo. No obstante, un agricultor de esa iglesia decidió dedicarse a plantar ese día en particular, aunque ya se había comprometido a llevar a otro hombre. 14:19 - “Otro dijo: He comprado cinco yuntas de bueyes, y voy a probarlos; te ruego que me excuses”. ¿Por qué se le ocurriría a alguien probar sus bueyes precisamente ese día? Hay un pasaje de la Biblia que todos debemos aprender de memoria para que se haga carne en nosotros. Es Salmos 15:4, que dice: “El que aun jurando en daño suyo, no por eso cambia”. Debemos cumplir nuestra palabra. La siguiente excusa, sin embargo, es aun más extraña. 14:20 - “Y otro dijo: Acabo de casarme, y por tanto no puedo ir”. Este hombre, con toda seguridad, sabía que en el momento de la fiesta ya estaría casado. Aquí encontramos otra importante lección espiritual. Las esposas nunca deben interferir en nuestras obligaciones para con Dios. Las esposas deben ser buenas compañeras que nos permitan cumplir con la voluntad de Dios para nuestra vida y nunca convertirse en estorbos o impedimentos. Así que limpiemos nuestro corazón de toda relación que pueda ser un obstáculo e impida que disfrutemos de la cena de las bodas del Cordero. 14:21 - “Vuelto el siervo, hizo saber estas cosas a su señor. Entonces enojado el padre de familia, dijo a su siervo: Ve pronto por las plazas y las calles de la ciudad, y trae acá a los pobres, los mancos, los cojos y los ciegos”. Debemos examinar esto desde el punto de vista espiritual. En el tiempo del Antiguo Testamento, a los mancos, cojos y ciegos se les prohibía participar del ministerio. “Habla a Aarón y dile: Ninguno de tus descendientes por sus generaciones, que tenga algún defecto, se acercará para ofrecer el pan de su Dios. Porque ningún varón en el cual haya defecto se acercará; varón ciego, o cojo, o mutilado, o sobrado, o varón que tenga quebradura de pie o rotura de mano, o jorobado, o enano, o que tenga nube en el ojo, o que tenga sarna, o empeine, o testículo magullado. Ningún varón de la descendencia del sacerdote Aarón, en el cual haya defecto, se acercará para ofrecer las ofrendas encendidas para Jehová. Hay defecto en él; no se acercará a ofrecer el pan de su Dios” (Lv. 21:17-21). El Señor quería sólo a hombres que no tuvieran defecto. El Señor exige perfección tanto en las personas como en sus ofrendas (comparar Lv. 22:19-20). Las imperfecciones mencionadas en Lucas 14:21 resultan interesantes, porque cada una de ellas tiene una importancia espiritual. Veámoslas brevemente: • Los ciegos: ceguera espiritual. Son las personas que carecen de visión. No saben hacia dónde van y, lógicamente, toda persona a la que guíen se saldrá del camino también. “Dejadlos; son ciegos guías de ciegos; y si el ciego guiare al ciego, ambos caerán en el hoyo” (Mt. 15:14). • Los cojos: lisiados espirituales. “Y haced sendas derechas para vuestros pies, para que lo cojo no se salga del camino, sino que sea sanado” (He. 12:13). Representan a las personas que no han seguido firmes en el camino recto de la justicia, sino que se han desviado hacia la derecha o la izquierda.
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EL EVANGELIO DE LUCAS • Los pobres: los descuidados. Proverbios 13:23 dice: “En el barbecho de los pobres hay mucho pan; mas se pierde por falta de juicio”. Los que normalmente no estarían en condiciones para acudir a la fiesta son invitados. Los que fueron invitados (los cristianos que deberían haber estado en la fiesta) se quedan afuera. Habrá muchos en la Iglesia que perderán el privilegio de estar en la cena de las bodas del Cordero. Hay otros que en este momento se encuentran en el mundo (los mancos, cojos, ciegos y pobres) que al final vendrán a Cristo y podrán entrar a la fiesta de bodas. Muchos primeros terminarán siendo postreros y muchos que llegarán a último momento (en la hora undécima) terminarán siendo primeros (comparar Mt. 20:16). 14:22 - “Y dijo el siervo: Señor, se ha hecho como mandaste, y aún hay lugar”. La casa de Dios debe llenarse para Su gloria. El hecho de que la casa de Dios esté “llena” se aplica no solamente al cielo, sino también a sus santuarios aquí en la tierra. A una iglesia que estuvimos ayudando a pastorear le había quedado chico su edificio anterior. El Señor nos ordenó que alquiláramos el edificio más grande del país en ese momento. Este edificio tenía capacidad para más de tres mil personas, pero la congregación tenía menos de mil miembros. Pero Dios nos dio este pasaje de las Escrituras: “Que se llene mi casa”. Después de eso vimos, para la gloria de Dios, numerosos servicios en ese edificio. Siempre debemos alquilar o construir según las especificaciones de Dios. 14:23 - “Dijo el señor al siervo: Ve por los caminos y por los vallados, y fuérzalos a entrar, para que se llene mi casa”. Esta idea de “forzar” a la gente para que asista a la iglesia fue usada anteriormente como justificación para la temida Inquisición de la Edad Media. La gente era obligada a convertirse bajo amenaza de tortura. Lo que este versículo realmente quiere decir es que se debe instar a la gente a que venga a Cristo y se salve. Esto no es una amenaza para ellos. 14:24 - “Porque os digo que ninguno de aquellos hombres que fueron convidados, gustará mi cena”. Los que tendrían que haber estado en la fiesta se perdieron ese privilegio. Lamentablemente, este ha sido el caso de muchas personas. Debían haber ido al cielo pero, en lugar de eso, están en el infierno. Hagamos que el reino sea la mayor prioridad en nuestra vida.
El costo del discipulado 14:25 - “Grandes multitudes iban con él; y volviéndose, les dijo”. Muchas de las clases rabínicas se daban mientras el rabino, seguido por sus estudiantes, caminaba por la plaza del mercado o por las calles. Hoy tenemos aulas. Un viejo profesor universitario comentó después de haberse jubilado: “En lugar de fastidiarme por todas las preguntas que me hacían mis alumnos mientras caminaba por el campus, debía haber comprendido que ese momento de interacción con ellos era el tiempo en el que más aprendían”. Jesús también aplicó aquí ese antiguo método de enseñanza. 14:26 - “Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su propia vida, no puede ser mi discípulo”. 143
EL EVANGELIO DE LUCAS Esta afirmación tiene que examinarse a la luz del quinto mandamiento, que afirma que debemos honrar a nuestro padre y a nuestra madre. El pensamiento que encontramos aquí es que Cristo debe tener el lugar principal en nuestra vida y que ningún tipo de amor o apego humanos debe impedir que sigamos al Señor de todo corazón. 14:27 - “Y el que no lleva su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo”. Esta cruz que nos vemos obligados a llevar es una que Dios nos ha asignado. No es una cruz autoasignada o autoinducida, porque no se recibe ningún tipo de gracia para eso. Nuestra cruz específica puede asumir distintas formas: un niño enfermo, un hábito o problema irritante de nuestro cónyuge, o una o más situaciones diferentes. No obstante, para cada forma de cruz hay una forma correspondiente de gracia de Dios que nos ayuda no sólo a soportarla sino también a triunfar sobre ella. El apóstol Pablo, que sufrió bastantes cruces, da el siguiente testimonio: “Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria” (2 Co. 4:17). Queridos amigos, todo habrá valido la pena cuando veamos a Jesús. Por lo tanto, tomemos con gozo esa cruz que Él desea que llevemos, conociendo la gloria que quiere darnos. A continuación, el Señor nos advierte que “calculemos los gastos” antes de emprender el camino de ser Sus discípulos. 14:28 - “Porque ¿quién de vosotros, queriendo edificar una torre, no se sienta primero y calcula los gastos, a ver si tiene lo que necesita para acabarla?”. Estas ilustraciones tienen valor propio, sin tener que espiritualizar su significado. Pueden tener un valor inapreciable para nosotros cuando nos encontramos en la situación de tener que construir el edificio para un centro educativo, un centro recreativo o una iglesia. Ante todo, debemos asegurarnos que el Señor nos haya ordenado construir. Muchos líderes tienen tendencia a copiar lo que algún otro líder ha hecho exitosamente. Suponen que pueden hacer lo mismo y lograr los mismos resultados. Estoy pensando en uno de estos líderes. Al ver que los demás construían enormes santuarios para sus rebaños crecientes, hizo lo mismo sin tener él un rebaño creciente. Lamentablemente, su edificio muy elaborado le dejó deudas importantes. Este querido hombre se vio obligado a dejar el ministerio y buscar un trabajo secular para poder pagar ese edificio, que al final no fue usado para propósitos divinos. 14:29-30 - “No sea que después que haya puesto el cimiento, y no pueda acabarla, todos los que lo vean comiencen a hacer burla de él, diciendo: Este hombre comenzó a edificar, y no pudo acabar”. En muchos lugares se ha intentado construir para Dios, pero los edificios se dejaron sin terminar y la obra de Dios cayó en descrédito. No olvidemos que cuando Dios nos pide que construyamos, Él es el que empieza y termina la construcción. Ahora el Señor presenta otra ilustración muy instructiva para Su pueblo: 14:31 - “¿O qué rey, al marchar a la guerra contra otro rey, no se sienta primero y considera si puede hacer frente con diez mil al que viene contra él con veinte mil?”. El cristiano no pelea contra sangre y carne, sino contra espíritus malignos. Es fundamental que, antes de comenzar cualquier batalla, nos aseguremos que el Señor quiere que participemos en ella.
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EL EVANGELIO DE LUCAS Además, debemos saber que se nos ha dado el poder y la autoridad necesarios para vencer. Uno nunca inicia una batalla si tiene pocas esperanzas de alcanzar la victoria. Si ese es el caso, es mejor no provocar al enemigo. En 2 Crónicas 35:20-24 se nos cuenta que Dios no quiso que el rey se metiera en una batalla que no le correspondía. 14:32- 33 - “Y si no puede, cuando el otro está todavía lejos, le envía una embajada y le pide condiciones de paz. Así, pues, cualquiera de vosotros que no renuncia a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo”. El pensamiento primordial de este versículo es que para ser discípulos de Jesús debemos serlo de todo corazón.
Advertencia a los cristianos de cuidar su corazón 14:34 - “Buena es la sal; mas si la sal se hiciere insípida, ¿con qué se sazonará?”. Es bueno considerar el gran valor que se daba a la sal en tiempos antiguos y comprender el cumplido que el Señor estaba concediendo a Sus discípulos cuando dijo: “Vosotros sois la sal de la tierra” (Mt. 5:13). 1. La sal se utilizaba como conservante para los alimentos. Nosotros somos los conservantes de la creación de Dios, manteniendo el bien en la tierra. 2. La sal se utilizaba (al igual que hoy) como condimento. Agregaba vida y sabor a los alimentos. Nosotros agregamos sabor a la vida y le damos significado. 3. La sal se utilizaba en la tierra para contribuir al crecimiento de las cosas buenas. Nosotros contribuimos al crecimiento de personas buenas. La sal es un símbolo de sinceridad. Si a la carne se le saca la sal, se corrompe. Si perdemos nuestra sinceridad, nos volvemos corruptos, perdemos el respeto de los demás y somos expulsados y pisoteados por los hombres. Si perdemos la belleza y el amor de Dios en nuestro corazón, y si la dulzura de Jesús se vuelve amarga, ya no servimos. Somos como la sal que ha perdido su sabor. 14:35 - “Ni para la tierra ni para el muladar es útil; la arrojan fuera. El que tiene oídos para oír, oiga”. Los que dejan que la amargura seque su espíritu de manera tal que se vuelven críticos y cínicos, serán expulsados del reino ese día. Seamos cuidadosos al guardar nuestro corazón, porque de él mana la vida (Pr. 4:23). La sal que ha perdido su sabor carece de valor tanto para Dios como para los hombres.
Capítulo 15 Tres parábolas acerca de encontrar lo perdido 15:1-2 - “Se acercaban a Jesús todos los publicanos y pecadores para oírle, y los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: Este a los pecadores recibe, y con ellos come”. El Hijo de Dios vino al mundo para salvar a los perdidos. Con ese fin presentó estas tres parábolas acerca de volver a encontrar lo que se 145
EL EVANGELIO DE LUCAS había perdido. El tema de todas estas parábolas es el mismo: lo que había estado antes en posesión del dueño ahora se había perdido. Así que estas parábolas están dirigidas a los creyentes apartados. Aunque estas tres parábolas presentan temas excelentes para alcanzar a los que aún no se han salvado, también están dirigidas a los creyentes que se han apartado del redil de Cristo. Las tres parábolas también muestran cómo alguien que alguna vez se salvó puede volver a perderse por medio de la ignorancia, el descuido y voluntariamente. La parábola de la oveja perdida: perdido por ignorancia La parábola de la moneda perdida: perdido por descuido La parábola del hijo pródigo: perdido voluntariamente y por rebelión
1. La oveja perdida 15:3-4 - “Entonces él les refirió esta parábola, diciendo: ¿Qué hombre de vosotros, teniendo cien ovejas, si pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto, y va tras la que se perdió, hasta encontrarla?”. En esta parábola de la oveja perdida, debemos recordar la naturaleza de las ovejas según se describe en Isaías 53:6: “Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros”. Las ovejas tienen muy poca inteligencia y, debido a su ignorancia, se descarrían con facilidad cuando desean seguir su propio camino. Esta parábola representa una oveja que se pierde por ignorancia. Si usted es pastor, debe pedir al Señor que le ayude a no perder, por causa de la ignorancia, ninguna de las ovejas que le han sido encomendadas. Enséñeles bien. Si alguna oveja se descarría y se pierde, debemos ir en su búsqueda. 15:5 - “Y cuando la encuentra, la pone sobre sus hombros gozoso”. Esto es lo que hace el Buen Pastor. Busca a Sus ovejas perdidas. Ezequiel 34:11 dice: “Porque así ha dicho Jehová el Señor: He aquí yo, yo mismo iré a buscar mis ovejas, y las reconoceré”. 15:6-7 - “Y al llegar a casa, reúne a sus amigos y vecinos, diciéndoles: Gozaos conmigo, porque he encontrado mi oveja que se había perdido. Os digo que así habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos que no necesitan de arrepentimiento”. El Señor ha venido a salvar a los que están perdidos y el gozo en los cielos es grande cuando se encuentra a los perdidos. Ahora llegamos a la segunda parábola de esta serie, que habla acerca del que se perdió por descuido.
2. La moneda perdida 15:8 - “¿O qué mujer que tiene diez dracmas, si pierde una dracma, no enciende la lámpara, y barre la casa, y busca con diligencia hasta encontrarla?”. La moneda de esta parábola sería una dracma, una moneda de plata que debe haber tenido un valor mayor que el salario de un día de trabajo. Quizás sería equivalente al pago de un día y medio. Por consiguiente, tendría muchísimo valor para una mujer pobre. Seguramente sería un motivo de preocupación para ella haber perdido el diez por ciento de sus ahorros.
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EL EVANGELIO DE LUCAS 15:9 - “Y cuando la encuentra, reúne a sus amigas y vecinas, diciendo: Gozaos conmigo, porque he encontrado la dracma que había perdido”. El Señor compara el gozo de la mujer al encontrar la moneda, que para ella era muy costosa, con el gozo que hay en el cielo cuando una persona que estaba perdida se arrepiente. 15:10 - “Así os digo que hay gozo delante de los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente”.Ahora llegamos a la tercera parábola: la parábola del hijo pródigo, aquel que se había perdido por rebelión (15:11-32).
3. El hijo perdido 15:11 - “También dijo: Un hombre tenía dos hijos”. Lamentablemente, en muchas familias hay hijos pródigos. Puede ser que haya un hijo que cumple fielmente con todos los deseos de su padre, lo cual trae a este mucho gozo y placer por la obediencia de su hijo. No obstante, puede ser que en esa misma familia haya un hijo que se ha criado en idénticas condiciones, pero que aun así se rebela y se aleja de su casa y de todas las protecciones que en ella hay. Esto es lo que pasa en esta parábola. 15:12 - “Y el menor de ellos dijo a su padre: Padre, dame la parte de los bienes que me corresponde; y les repartió los bienes”.Aquí nos encontramos con el trágico cumplimiento de Proverbios 20:21, que dice: “Los bienes que se adquieren de prisa al principio, no serán al final bendecidos”. Algunos ejemplos de hombres que surgieron demasiado rápido son Saúl y Salomón. Ninguno había sido probado cuando llegó al trono del reino unido de Israel. Sus finales no fueron buenos. Ambos perdieron el reino. Por otra parte, David, que había sido probado antes de llegar al trono, tuvo éxito. Esto debe enseñarnos a no ser impacientes por heredar el ministerio o las promesas que Dios nos ha hecho. Si llegamos a posiciones de autoridad con demasiada rapidez, es probable que al final las perdamos. 15:13 - “No muchos días después, juntándolo todo el hijo menor, se fue lejos a una provincia apartada; y allí desperdició sus bienes viviendo perdidamente”. Cuando uno es joven y carece de experiencia, se pierden fortunas. Esto fue lo que ocurrió a muchas familias poderosas y también podemos citar varios ejemplos bíblicos que ilustran esta verdad. Salomón se preguntó si el joven que iba a heredar su reino lo desperdiciaría o lo manejaría con sabiduría: “Y ¿quién sabe si será sabio o necio el que se enseñoreará de todo mi trabajo en que yo me afané y en que ocupé debajo del sol mi sabiduría? Esto también es vanidad” (Ec. 2:19). En realidad, los presentimientos de Salomón se cumplieron. Su hijo Roboam perdió gran parte de las riquezas que Salomón había acumulado ante Sisac, rey de Egipto, debido a su desobediencia y necedad (2 Cr. 12:1-5). 15:14 - “Y cuando todo lo hubo malgastado, vino una gran hambre en aquella provincia, y comenzó a faltarle”. Llega un momento en nuestra vida en el que Dios (que cuida de los suyos como un padre) comienza a cercarnos y abatirnos por nuestro propio bien. En la prosperidad, muy pocas personas piensan en Dios. Por eso Dios abatió al hijo pródigo.
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EL EVANGELIO DE LUCAS 15:15 - “Y fue y se arrimó a uno de los ciudadanos de aquella tierra, el cual le envió a su hacienda para que apacentase cerdos”. El Dios que puede levantarnos del estercolero y hacernos sentar junto con los príncipes es el mismo Dios que puede reducirnos a la pobreza más vil cuando Él considera que ese es el único camino que puede llevarnos a la salvación final. Esto era lo que se necesitaba para salvar a este hijo menor. 15:16 - “Y deseaba llenar su vientre de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba”.Una vez hablé con un joven que se parecía mucho a este hijo de la parábola. Le iba muy bien en sus negocios y era muy rico. Le dije: “El Señor me ha dado una visión para ti”. Entonces le dije que lo estaba viendo reducido al extremo y teniendo que limitar su estilo de vida, pero que veía que después de muchos años el Señor lo volvía a levantar. En el caso de este joven específico, esta era la única manera en que el Señor podía manejar su orgullo y hacerlo depender de Dios y no de sus propias capacidades. Era lo mismo que ocurría con este hijo menor. 15:17 - “Y volviendo en sí, dijo: ¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre!”. Qué poco podemos hacer por un pueblo hasta que comprendan lo rebeldes y soberbios que han sido. Por cierto, las personas son sus propios peores enemigos. Pablo dice: “Que con mansedumbre corrija a los que se oponen, por si quizá Dios les conceda que se arrepientan para conocer la verdad” (2 Ti. 2:25, énfasis del autor). Al volver a sus cabales, el hijo pródigo reconoció que su situación anterior (la cual había dejado en su rebelión) le había dado un buen sustento. Con mucha frecuencia he visto a hijas rebeldes, que se casaron en contra del consejo y las lágrimas de sus padres, que luego volvieron al hogar paterno después que el suyo fue deshecho por un esposo bebedor, insulso, cruel y mujeriego. Lágrimas de reconocimiento cayeron por sus mejillas, pero fue demasiado tarde cuando se dieron cuenta de que estaban mejor en la casa de sus padres, esperando a la persona que Dios había escogido para su vida. Esto fue lo que ocurrió con el hijo pródigo, que dijo: 15:18 - “Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti”.Para poder volver al lugar en el que dejamos de lado la voluntad de Dios, primero debemos reconocer nuestras iniquidades. El profeta dice: “Reconoce, pues, tu maldad, porque contra Jehová tu Dios has prevaricado [...], y no oíste mi voz, dice Jehová” (Jer. 3:13). Oseas 14:2 llamó al apartado para que llevara palabras de súplica y se volviera a Jehová y le dijera: “Quita toda iniquidad, y acepta el bien”. Entonces el hijo pródigo continúa diciendo: 15:19 - “Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros”. Uno de los aspectos distintivos del verdadero arrepentimiento es no solamente estar dispuestos a ocupar el lugar más humilde, sino también comprender desde nuestro corazón que lo único que merecemos es el lugar más humilde. 15:20 - “Y levantándose, vino a su padre. Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó”. Aquí vemos la hermosa personalidad del padre del hijo pródigo. Tiene un corazón lleno de compasión. Debemos comprender que no importa cuán buenos
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EL EVANGELIO DE LUCAS sean los padres terrenales, son sólo un pálido reflejo del Padre celestial. Al contar esta parábola, el Señor Jesús nos da una idea de las profundidades de la naturaleza de Dios, que es amor. Recordemos que “de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Jn. 3:16). Hay otras verdades que no debemos dejar pasar en esta parábola. Una de ellas se encuentra en Santiago 4:8: “Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros”. Cuando avanzamos un paso hacia Él, Él corre a nuestro encuentro. Y vemos también que el padre de esta historia no fue a buscar al hijo pródigo hasta que este volvió. Tenemos que esperar hasta que la persona apartada vuelva a sus cabales antes de poder tener alguna esperanza de recibirla de vuelta. La persona apartada tiene que estar dispuesta a reconocer su pecado antes de que sea posible la restauración. Veamos entonces su confesión. 15:21 - “Y el hijo le dijo: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo”. Este sentido de falta de mérito es lo que hace que el Padre nos tenga cariño. Le abre el camino para que pueda tomarnos en Sus brazos y bendecirnos como lo hizo con David cuando demostró verdadero arrepentimiento. Este proceso de restauración nos deja muchas lecciones como líderes. 15:22 - “Pero el padre dijo a sus siervos: Sacad el mejor vestido, y vestidle; y poned un anillo en su mano, y calzado en sus pies”. El vestido representa la salvación y la relación. El anillo es símbolo de autoridad. El calzado (los pies calzados con el evangelio de la paz [ver Ef. 6:15]) representa el ministerio. En este caso se trata de que el ministerio le fue restaurado. Esto debe darnos esperanza en el Dios de la restauración. Si seguimos estos pasos, nosotros también podremos ser restaurados a nuestra posición anterior, así como al rey David le fue restaurado su reino después de arrepentirse de su pecado. 15:23 - “Y traed el becerro gordo y matadlo, y comamos y hagamos fiesta”. Este becerro gordo era un novillo joven especialmente alimentado y guardado para ocasiones festivas de las familias adineradas. Se le mataba únicamente en un día muy especial de regocijo en el cual una circunstancia como esta lo justificara. 15:24 - “Porque este mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado. Y comenzaron a regocijarse”. Este versículo merece un análisis muy cuidadoso, especialmente porque el Señor mismo es el que está hablando. Debemos suponer que este hijo menor representa a una persona apartada. Por tanto, las palabras del padre toman un significado muy serio. Cuando una persona nacida de nuevo se va de la iglesia y deja de seguir a Jesús, esa persona muere desde el punto de vista espiritual. “Este mi hijo era muerto” (comparar v. 32). Está perdida y se irá al infierno. Numerosos pasajes de la Biblia respaldan esta verdad. Por consiguiente, debemos hacer todo lo que esté a nuestro alcance para traer de vuelta al redil a los que se han descarriado. De otra manera, su condición eterna será mucho peor que la de los que nunca conocieron el Evangelio (comparar 2 P. 2:20-22).
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EL EVANGELIO DE LUCAS 15:25 - “Y su hijo mayor estaba en el campo; y cuando vino, y llegó cerca de la casa, oyó la música y las danzas”. El caso del hermano mayor ha sido a menudo malinterpretado por comentaristas y predicadores por igual. Con la gracia de Dios, nos gustaría intentar interpretar correctamente la Palabra de Dios en este asunto del hermano mayor. 15:26 - “Y llamando a uno de los criados, le preguntó qué era aquello”. Queda claro que esta era una familia acaudalada de hacendados, porque hasta los hijos tenían sus criados personales. 15:27 - “El le dijo: Tu hermano ha venido; y tu padre ha hecho matar el becerro gordo, por haberle recibido bueno y sano”. El becerro gordo, como ya hemos mencionado, era matado únicamente para ocasiones muy importantes. Por lo tanto, se trataba de un animal muy valorado, al que se había alimentado y cuidado mucho. El becerro gordo debe haber sido uno de los animales de mejor calidad. Hasta cierto grado debemos tratar de comprender la actitud del hermano mayor, aunque sin intentar justificarlo. 15:28 - “Entonces se enojó, y no quería entrar. Salió por tanto su padre, y le rogaba que entrase”. Podemos deducir que el hermano mayor había procurado por todos los medios evitar que su hermano menor tomara este camino tan desastroso que había avergonzado el nombre de la familia. Habiéndolo hecho, naturalmente pensaría que era más digno de recibir el becerro gordo que su hermano pródigo. 15:29 - “Mas él, respondiendo, dijo al padre: He aquí, tantos años te sirvo, no habiéndote desobedecido jamás, y nunca me has dado ni un cabrito para gozarme con mis amigos”. Para él parecería natural ser mucho más merecedor de la ocasión festiva que su depravado hermano menor. Por lo tanto, recrimina a su padre, o al menos se le queja, con respecto a la desigualdad de trato. Pensaba que él merecía el becerro, en lugar de su hermano. 15:30 - “Pero cuando vino este tu hijo, que ha consumido tus bienes con rameras, has hecho matar para él el becerro gordo”. Hay varias acusaciones graves en contra del hermano menor: • • •
Tuvo trato con prostitutas. Malgastó en una vida desenfrenada y en la borrachera el dinero que a su padre le había costado tanto trabajo ganar. Avergonzó el nombre y la reputación de la familia.
Para el hermano mayor, los actos del padre eran inconcebibles. ¿Cómo podía matar al animal preciado para un derrochador como ese? El padre, sin embargo, veía el asunto desde un punto de vista muy diferente. 15:31 - “El entonces le dijo: Hijo, tú siempre estás conmigo, y todas mis cosas son tuyas”. Esta expresión es de primordial importancia. Está respaldada por muchos pasajes de la Biblia, así como también por una sensación de justicia en la mente de cualquier persona imparcial. Este fiel hermano mayor, por haber trabajando pacientemente, iba a heredar todo el patrimonio de su padre. Este le aseguró: “Todas mis cosas son tuyas”.
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EL EVANGELIO DE LUCAS En esencia, esta es la lección que aprendemos de los ministros que se apartan, los levitas que se apartaron de Dios y siguieron a sus ídolos en tiempos de Ezequiel. Cuando fueron restaurados, pudieron ministrar al pueblo pero no a Dios. Solamente a los fieles hijos de Sadoc se les permitió entrar detrás del velo y ministrar al Señor (ver Ez. 44:10-16). También se nos dice en Apocalipsis 17:14 que los que están con el Señor en la última gran batalla son los llamados, elegidos y fieles. En este sentido, seamos como el hermano mayor. Sin embargo, hay algo que debía cambiar en la actitud del hermano mayor y por eso el padre le habla con dulzura. 15:32 - “Mas era necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque este tu hermano era muerto, y ha revivido; se había perdido, y es hallado”. El hermano mayor debería haberse regocijado por la restauración del hermano apartado, pero no tenía el corazón amoroso de un padre. Recordemos que si bien el hijo pródigo recuperó su salvación, su autoridad, su posición y su ministerio, aun así perdió su herencia. Hay un precio que pagar por apartarse. Oremos, queridos hermanos, para que seamos hallados fieles en el día en que se abran los libros.
Capítulo 16 Parábola del mayordomo infiel 16:1 - “Dijo también a sus discípulos: Había un hombre rico que tenía un mayordomo, y éste fue acusado ante él como disipador de sus bienes”. El mayordomo de esta parábola era un hombre al cual el dueño había confiado todo su patrimonio. También era responsable del cuidado del bienestar general de la familia. Un ejemplo de mayordomo sería José en la casa de Potifar: Génesis 39:4, 6 dice: “Así halló José gracia en sus ojos, y le servía; y él le hizo mayordomo de su casa y entregó en su poder todo lo que tenía. [...]. Y dejó todo lo que tenía en mano de José, y con él no se preocupaba de cosa alguna sino del pan que comía. Y era José de hermoso semblante y bella presencia”. 16:2 - “Entonces le llamó, y le dijo: ¿Qué es esto que oigo acerca de tí? Da cuenta de tu mayordomía, porque ya no podrás más ser mayordomo”. Este es un pensamiento muy solemne: podemos conservar nuestro ministerio solamente en la medida en que seamos fieles (comparar 1 S. 13:13-14). Recordemos que el ministerio no nos pertenece, sino que nos ha sido dado por el Señor. “Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros” (Ef. 4:11, énfasis del autor). 16:3 - “Entonces el mayordomo dijo para sí: ¿Qué haré? Porque mi amo me quita la mayordomía. Cavar, no puedo; mendigar, me da vergüenza”. ¿Qué puede realmente hacer una persona que alguna vez fue elegida para el ministerio pero ahora ha sido rechazada por su falta de fidelidad? La solución para este mayordomo era la siguiente: 16:4 - “Ya sé lo que haré para que cuando se me quite de la mayordomía, me reciban en sus casas”. Desde el punto de vista natural, estas “casas” son las casas terrenales de los deudores de su señor. Una vez que fue 151
EL EVANGELIO DE LUCAS sacado de su propia casa que estaba en la propiedad de su rico empleador, esperaba que los deudores de su señor lo recibieran en sus casas en actitud de agradecimiento. Más tarde veremos el significado espiritual de esta parábola. 16:5-6 - “Y llamando a cada uno de los deudores de su amo, dijo al primero: ¿Cuánto debes a mi amo? El dijo: Cien barriles de aceite. Y le dijo: Toma tu cuenta, siéntate pronto, y escribe cincuenta”. Los actos del mayordomo infiel asombran a muchos. Habría estado todo bien si el mayordomo hubiera reducido las deudas de los que le debían dinero a él. Sin embargo, redujo las deudas que se le debían a su amo para ser bien recibido por los deudores. Lógicamente, lo que hizo no estaba bien. Al hacerlo, haría que su amo perdiera la mitad o más de lo que se le debía. 16:7 - “Después dijo a otro: Y tú, ¿cuánto debes? Y él dijo: Cien medidas de trigo. El le dijo: Toma tu cuenta, y escribe ochenta”. No queda claro el motivo por el cual había disparidad en los pagos, excepto que tal vez algunos podían pagar más que otros. 16:8 - “Y alabó el amo al mayordomo malo por haber hecho sagazmente; porque los hijos de este siglo son más sagaces en el trato con sus semejantes que los hijos de luz”.No obstante, el Señor está intentando enseñarnos una verdad más pertinente. 16:9 - “Y yo os digo: Ganad amigos por medio de las riquezas injustas, para que cuando éstas falten, os reciban en las moradas eternas”. Esta es una de las dos enseñanzas principales de esta parábola y es también una enseñanza muy solemne. En la eternidad hay dos grupos principales de personas: los que van al cielo y los que van al infierno. En el cielo hay a su vez muchos planos de gloria. Hay muchas categorías y grupos de personas. Así como una estrella difiere de otra en gloria, así también seremos en la resurrección (1 Co. 15:41-42). Asimismo en el infierno, de lo poco que he visto en visiones, hay muchos niveles y moradas diferentes. Aunque algunos lugares no son tan espantosos como otros, ninguna de las moradas eternas de los condenados es un lugar agradable. ¡Todo lo contrario! Están llenos de tinieblas y desesperación. Algunos de los condenados están a los costados del pozo del abismo. Oyen los llantos y los gritos de ciertas personas que están condenadas para siempre a caer de cabeza en ese pozo. Estos llantos de horror les traspasan los oídos y no pueden evitarlos. Luego hay serpientes (que representan los pecados específicos de cada persona) que se retuercen alrededor del cuerpo de los condenados. Hay también gusanos que roen continuamente los huesos de los que están en ese lugar y crean un dolor punzante en todo su ser. Sigamos con todo nuestro corazón al Señor de amor y no al maligno, para que podamos huir del infierno y morar con Cristo en la luz y el gozo de Su reino de paz y amor. Por tanto, el propósito completo de esta parábola es que lleguemos a conocer el versículo 10: 16:10 - “El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel; y el que en lo muy poco es injusto, también en lo más es injusto”. Es muy importante comprender que las pequeñas cosas de la vida determinan y dan forma a nuestra personalidad. En esta vida, estamos siendo forjados para llegar a ser de la manera que
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EL EVANGELIO DE LUCAS seremos durante toda la eternidad. Recordemos que tendremos que dar cuenta a Dios de cada palabra vana que digamos. Cada pequeño acto de bondad, hasta una sonrisa o un apretón de manos, no será olvidado en ese día. 16:11 - “Pues si en las riquezas injustas no fuisteis fieles, ¿quién os confiará lo verdadero?”. En primer lugar, Dios nos pone a prueba en el ámbito de nuestro trabajo natural o secular. Si somos fieles en eso, nos convertimos en candidatos a considerar para posiciones y responsabilidades espirituales. 16:12 - “Y si en lo ajeno no fuisteis fieles, ¿quién os dará lo que es vuestro?”. Se nos coloca, entonces, en la viña de otra persona. Nuestro comportamiento al participar en el trabajo de otra persona, ya sea en calidad de pastor auxiliar, anciano o diácono, determinará si podemos ser promovidos y obtener nuestro propio trabajo. Por consiguiente, para resumir las lecciones que nos deja esta parábola, podemos decir que es un llamado a la fidelidad en tres áreas: • Ser fieles en lo muy poco • Ser fieles en las cosas seculares y naturales • Ser fieles en el trabajo, la visión o la viña de otra persona
Diversas leyes espirituales del reino 16:13 - “Ningún siervo puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas”. Un corazón dividido –que desea las cosas de Dios pero aun así quiere aferrarse a las cosas de este mundo– nunca alcanzará el objetivo del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. Este era el problema de los fariseos y de muchos líderes religiosos, quienes intentaban tener un pie en el cielo y el otro en este mundo. Pidamos al Señor que limpie nuestro corazón de todos los deseos de este mundo. De otra manera, en el mejor de los casos seremos como Balaam, quien dijo con respecto a su lugar eterno: “Lo veré, mas no ahora; lo miraré, mas no de cerca” (Nm. 24:17). Que Dios nos conceda que estemos en el lugar de nuestro puesto divino, como el profeta Daniel, a quien se le dijo: “Y tú irás hasta el fin, y reposarás, y te levantarás para recibir tu heredad al fin de los días” (Dn. 12:13). 16:14 - “Y oían también todas estas cosas los fariseos, que eran avaros, y se burlaban de él”. Estos líderes religiosos procuraban guardar la ley, pero en realidad no prestaban atención alguna al décimo mandamiento, que dice: “No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo” (Ex. 20:17). El amor al dinero es raíz de todos los males. Roguemos al Señor que quite toda codicia de nuestro corazón. 16:15 - “Entonces les dijo: Vosotros sois los que os justificáis a vosotros mismos delante de los hombres; mas Dios conoce vuestros corazones; porque lo que los hombres tienen por sublime, delante de Dios es abominación”. Aquí el Señor resalta uno de los errores más graves del pensamiento humano. Hay una
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EL EVANGELIO DE LUCAS tendencia profunda en nuestra naturaleza a justificar todo lo que hacemos, aun cuando sea evidente para todos que estamos equivocados. También elogiamos a los hombres por sus actos exteriores visibles, pero Dios mira el corazón. En un momento de mi vida, el Señor me confrontaba todas las noches con los acontecimientos del día. Continuamente me preguntaba: “¿Por qué hiciste eso?” o “¿Por qué lo dijiste de esa manera?” La mayoría de las cosas, en términos generales, eran buenas y probablemente habrían sido elogiadas por los espectadores, pero Dios miraba mi corazón y veía las intenciones imperfectas con la que hacía las cosas buenas. En algunas ocasiones, los fariseos hacían cosas que estaban bien, pero con el propósito de fijar la atención de los demás en sí mismos y así recibir la alabanza de los hombres en lugar de la alabanza de Dios. 16:16 - “La ley y los profetas eran hasta Juan; desde entonces el reino de Dios es anunciado, y todos se esfuerzan por entrar en él”. Este versículo nos muestra algunas de las diferencias entre el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento. Juan el Bautista era la línea divisoria entre los dos Testamentos. El reino de Dios, sin embargo, fue presentado por Jesús. Y los que quieran entrar deben comprender que “estrecha es la puerta y angosto el camino que lleva a la vida eterna”. Por tanto, el reino se alcanza solamente luchando contra las fuerzas del maligno, que intentan desviarnos del camino de la justicia. Tenemos que proseguir a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. 16:17 - “Pero más fácil es que pasen el cielo y la tierra, que se frustre una tilde de la ley”. El énfasis que Jesús pone en la ley nunca debe ser tomado a la ligera. Algunas personas que lo han hecho así, denominándolo “legalismo”, se han apartado de la fe. Debemos comprender que la diferencia principal entre los dos pactos es la siguiente: el antiguo era externo, con las leyes escritas sobre tablas de piedra, mientras que el nuevo consiste en tener esos mismos Diez Mandamientos escritos en las tablas de carne de nuestro corazón. Así que el Nuevo Testamento tiene una norma muy superior al Antiguo Testamento. Esto se muestra vívidamente en el siguiente mandamiento, que se da en el versículo 18: 16:18 - “Todo el que repudia a su mujer, y se casa con otra, adultera; y el que se casa con la repudiada del marido, adultera”. Tengamos bien en claro que volver a contraer matrimonio con alguien que está divorciado es adulterio ante los ojos de Dios. Ninguna ley establecida por ningún gobierno puede anular los mandamientos del Señor. Además, no fue casual que Jesús decidiera usar este ejemplo específico para demostrar la ley superior del corazón.
El rico y Lázaro 16:19 - “Había un hombre rico, que se vestía de púrpura y de lino fino, y hacía cada día banquete con esplendidez”. La mayoría de las parábolas del Señor estaban basadas en acontecimientos reales. No eran simples ilustraciones que Él creaba para tratar un tema determinado. El relato del rico y Lázaro no es una excepción a esta regla. Este episodio realmente sucedió, e incluso se nos da a conocer el nombre del mendigo. Antes que nada, fijemos nuestra atención en lo que se nos dice acerca del rico. Se nos dicen tres cosas acerca de él:
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EL EVANGELIO DE LUCAS 1. Era rico. 2. Se vestía de púrpura. 3. Hacía espléndidos banquetes. Más adelante en la parábola se nos dirá que el rico perdió su alma por estos motivos. 16:20-21 - “Había también un mendigo llamado Lázaro, que estaba echado a la puert a de aquél, lleno de llagas, y ansiaba saciarse de las migajas que caían de la mesa del rico; y aun los perros venían y le lamían las llagas”. También se nos dicen tres cosas con respecto a Lázaro: 1. Era un mendigo. 2. Estaba lleno de llagas. 3. Estaba echado a la puerta del rico. 16:22 - “Aconteció que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham; y murió también el rico, y fue sepultado”. Al morir Lázaro, los ángeles lo llevaron al seno de Abraham, que era el nombre que se daba al “paraíso” en tiempos del Antiguo Testamento. El paraíso era el lugar en el cual los espíritus difuntos de los justos eran llevados en el momento de su muerte. En ese lugar esperaban la resurrección del Señor, quien luego los llevaba al cielo. Cuando Jesús se levantó de los muertos, “llevó cautiva la cautividad” (Ef. 4:8). Esto quiere decir que Él tenía las llaves del infierno y de la muerte, las cuales liberaban los espíritus de los justos que habían partido de ese lugar en las partes inferiores de la tierra para ir al cielo. Antes de la resurrección, los justos no iban al cielo. Descansaban en las partes inferiores de la tierra. Ahora veremos el destino del rico. 16:23 - “Y en el Hades alzó sus ojos, estando en tormentos, y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno”.Es un hecho que a algunas personas que están en el infierno se les permite ver el estado dichoso de los redimidos, al cual ellos mismos podrían haber entrado si tan solo hubieran prestado atención a estos asuntos durante su vida aquí en la tierra. 16:24 - “Entonces él, dando voces, dijo: Padre Abraham, ten misericordia de mí, y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua, y refresque mi lengua; porque estoy atormentado en esta llama”. Recuerdo bien una de las cartas que mi querido padre escribió a mi madre cuando estaba en África, en la Segunda Guerra Mundial. Escribió que comprendía bien cómo estábamos sufriendo nosotros en el frío invierno de Inglaterra, pero que al menos podíamos abrigarnos en caso de necesidad. En África, sin embargo, no había escapatoria del calor sofocante de los trópicos. De la misma manera, el juicio a los condenados consiste en el tormento del fuego eterno. La lengua literalmente arde con el fuego insaciable que nunca puede apagarse. 16:25 - “Pero Abraham le dijo: Hijo, acuérdate que recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro también males; pero ahora éste es consolado aquí, y tú atormentado”. Debemos tener mucho cuidado de permitirnos
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EL EVANGELIO DE LUCAS los lujos de este mundo y olvidar al Señor. Ahora veamos cuidadosamente las tres cosas que tenía el rico y por las cuales se le reprendió: 1. Riquezas: dinero, poder, influencia, seguridad falsa, falta de dependencia de Dios 2. Vestido de púrpura: ropas extravagantes para glorificar su propio ser y al hombre exterior 3. Espléndidos banquetes: alimentos de la mejor calidad (gula); mientras que otros se morían de hambre, su dios era su vientre.
Riquezas En la Biblia abundan los lamentos por los ricos. Citaremos las siguientes advertencias de ambos Testamentos: • “Dulce es el sueño del trabajador, coma mucho, coma poco; pero al rico no le deja dormir la abundancia” (Ec. 5:12). • “Así dijo Jehová: No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente, ni el rico se alabe en sus riquezas” (Jer. 9:23). • “Entonces Jesús dijo a sus discípulos: De cierto os digo, que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos” (Mt. 19:23). • “Mas ¡ay de vosotros, ricos! porque ya tenéis vuestro consuelo” (Lc. 6:24). • “Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición” (1 Ti. 6:9).
Vestido de púrpura • Jesús dijo que los que tenían vestiduras preciosas estaban en los palacios de los reyes (comparar Lc. 7:25). • El apóstol Pedro dice que nuestro énfasis debe estar puesto en el atavío del corazón y que no debemos preocuparnos demasiado por nuestra apariencia externa (1 P. 3:3-4). • Nuestra ropa debe ser simple y modesta en todo momento. Debemos estar vestidos adecuadamente para cada ocasión. Debemos concentrarnos en llevar las vestiduras de la salvación, humildad, sabiduría, alabanza, mansedumbre y acción de gracias. • Salomón ordena que nuestras vestiduras sean siempre blancas (Ec. 9:8). • Eliseo reprendió a su criado por su codicia, al decir: “¿Es tiempo de tomar plata, y de tomar vestidos, olivares, viñas, ovejas, bueyes, siervos y siervas?” (2 R. 5:26).
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EL EVANGELIO DE LUCAS Espléndidos banquetes • El rey Salomón advierte: “Cuando te sientes a comer con algún señor, considera bien lo que está delante de ti, y pon cuchillo a tu garganta, si tienes gran apetito. No codicies sus manjares delicados, porque es pan engañoso” (Pr. 23:1-3). • Seamos entonces como Daniel y comamos de manera simple. Es mejor para nuestra salud y también para nuestra alma. Además nos permitirá pensar con mayor claridad y nuestro espíritu no tendrá barreras para estar en íntima comunión con Dios. El ayuno no sólo nos ayuda a limpiar nuestro cuerpo, sino que también hace que nuestra mente y espíritu se agudicen para escuchar a Dios. Ahora el padre Abraham dice al rico: 16:26 - “Además de todo esto, una gran sima está puesta entre nosotros y vosotros, de manera que los que quisieren pasar de aquí a vosotros, no pueden, ni de allá pasar acá”. Tanto el cielo como el infierno tienen sus límites ordenados por Dios. Los que están en el infierno no pueden ir al cielo y los que están en el cielo tampoco pueden visitar el infierno. Estos límites son eternos. Por consiguiente, sea cual fuere la condición en la que muramos, permaneceremos en esa condición para siempre. Que Dios nos conceda estar en nuestro puesto celestial. Ahora el rico reflexiona sobre la segura situación difícil futura que tendrán que vivir por la eternidad sus hermanos, quienes con toda certeza se encontrarán con él en ese lugar de condenación eterna. 16:27-28 - “Entonces le dijo: Te ruego, pues, padre, que le envíes a la casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos, para que les testifique, a fin de que no vengan ellos también a este lugar de tormento”. Indudablemente, los cinco hermanos habían sido tan desalmados para con los pobres como lo había sido este hombre rico. Podemos suponer que todos ellos habían visto estas riquezas como algo que debían utilizar para su propio beneficio, pero Pablo nos recuerda que somos únicamente mayordomos de estas cosas. Cada bendición que se nos ha encomendado es para las necesidades de los menos afortunados (1 Co. 4:1, 2). 16:29 - “Y Abraham le dijo: A Moisés y a los profetas tienen; óiganlos”. Moisés nos instruye acerca de los pobres de la siguiente manera: “Cuando haya en medio de ti menesteroso de alguno de tus hermanos en alguna de tus ciudades, en la tierra que Jehová tu Dios te da, no endurecerás tu corazón, ni cerrarás tu mano contra tu hermano pobre, sino abrirás a él tu mano liberalmente, y en efecto le prestarás lo que necesite” (Dt. 15:7-8). De igual manera, los profetas nos hablan acerca de nuestra obligación: “¿No es que partas tu pan con el hambriento, y a los pobres errantes albergues en casa; que cuando veas al desnudo, lo cubras, y no te escondas de tu hermano?” (Is. 58:7). El rico y sus hermanos habían descuidado todas estas cosas. Pero al darse cuenta de que él mismo no había prestado atención a la ley y los profetas, el rico esperaba que hubiera otra forma de llegar a ellos. 16:30-31 - “El entonces dijo: No, padre Abraham; pero si alguno fuere a ellos de entre los muertos, se arrepentirán. Mas Abraham le dijo: Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán aunque alguno se levantare de los muertos”.Esta es una afirmación tremenda: ni siquiera los grandes milagros harán que algunas personas se vuelvan de su vida de excesos y pecado. Este era ciertamente el caso de la ciudad de Capernaum, cuyos habitantes disfrutaban de las mejores cosas 157
EL EVANGELIO DE LUCAS que la vida les podía ofrecer, porque oyeron y vieron los grandes milagros de Jesús pero aun así no se arrepintieron. Que tengamos un corazón sensible para con la Palabra de Dios, de manera tal que nuestra vida refleje Sus enseñanzas y las sigan.
Capítulo 17 Las ofensas Este tema de las ofensas es de gran importancia. Por causa de las ofensas, muchas personas han dejado de seguir a Cristo o han dejado de avanzar para poseer todo lo que el Señor tenía reservado para ellas. En otras palabras, han sufrido por la eternidad. Conociendo la seriedad de este asunto, debemos intentar por todos los medios no ser una ofensa para los demás ni serles de tropiezo. Así que ahora leamos las palabras de Jesús: 17:1 - “Dijo Jesús a sus discípulos: Imposible es que no vengan tropiezos; mas ¡ay de aquel por quien vienen!”. Dentro de nuestra naturaleza humana, tenemos sin duda la capacidad de ofender a los demás. Tendemos a mostrarnos insensibles ante los sentimientos de los demás a través de nuestras palabras, acciones y rasgos de nuestra personalidad, que pueden resultar detestables para los demás. Ya sea por el pecado de omisión o el de comisión, ofendemos a nuestros compañeros de trabajo, vecinos, parientes o hermanos y hermanas en Cristo. Santiago dice: “Porque todos ofendemos muchas veces. Si alguno no ofende en palabra, éste es varón perfecto, capaz también de refrenar todo el cuerpo” (Stg. 3:2). Por consiguiente, necesitamos orar para tener espíritu de entendimiento, que es uno de los siete espíritus del Señor que se mencionan en Isaías 11:2-3. El espíritu de entendimiento nos ayuda a ser muy sensibles en nuestros pensamientos, forma de hablar y acciones concernientes a las cosas que agradan al Padre. Esta sensibilidad para con los demás nos ayudará a no ofender a nuestros semejantes. No debemos tomar a la ligera el pensamiento de castigo si ofendemos a los demás y los hacemos caer. En el versículo siguiente, Jesús no se refiere a ofensas menores. 17:2 - “Mejor le fuera que se le atase al cuello una piedra de molino y se le arrojase al mar, que hacer tropezar a uno de estos pequeñitos”. También debemos asegurarnos que no nos ofendemos por otros. Esto es posible cuando pedimos a Dios lo siguiente: 1. Olvido (Gn. 41:51): Podemos perdonar con facilidad si olvidamos las ofensas. 2. Mansedumbre: Debemos procurar desarrollar la mansedumbre en nuestra vida para que en nuestro interior no haya ninguna parte de nuestro ser que pueda ofenderse. La mansedumbre es la “aceptación santa de las circunstancias”. Es lo contrario de la ira. Muchas personas tienen un gran ego que aún no han crucificado y son muy susceptibles. 3. Paz: “Mucha paz tienen los que aman tu ley, y no hay para ellos tropiezo” (Sal. 119:165). 4. Humildad: La Biblia nos enseña que la soberbia concibe contienda (Pr. 13:10). Por lo tanto, sólo podemos ofendernos verdaderamente si somos soberbios. Nuevamente, la humildad es la clave para la victoria por 158
EL EVANGELIO DE LUCAS sobre todos estos desaires y heridas que recibimos de parte de nuestros semejantes.
Acerca del perdón Es fundamental tener un espíritu perdonador si vamos a triunfar en este mundo de pecado que está lleno de acusaciones falsas y malicia. Por eso el Señor comienza con esta advertencia: 17:3-4 - “Mirad por vosotros mismos. Si tu hermano pecare contra ti, repréndele; y si se arrepintiere, perdónale. Y si siete veces al día pecare contra ti, y siete veces al día volviere a ti, diciendo: Me arrepiento; perdónale”. Debemos cuidar nuestro corazón con toda diligencia para que en la profundidad de él no guardemos rencor contra nuestros hermanos o hermanas. “Si tu hermano pecare contra ti, repréndele…” Está muy claro. Debemos decir a los demás con qué pecado nos han ofendido. “Y si se arrepintiere, perdónale”. Esto no significa que debemos hacerlo en una sola ocasión aislada. Aun si existe un patrón de agravios, de todos modos debemos tener un espíritu perdonador que fluya como un torrente desde nuestro corazón hacia nuestro hermano o hermana. Esto debe ser sobrenatural, porque no hay dulzura humana que sea capaz de tal gracia. De hecho, se compara a la dulzura humana con la miel. La miel estaba prohibida en los sacrificios de Levítico porque no puede soportar el fuego. La dulzura humana no puede soportar el fuego. Es únicamente por gracia que podemos perdonar continuamente. La gracia es una capacidad divina.
La fe 17:5 - “Dijeron los apóstoles al Señor: Auméntanos la fe”. En verdad, esta es una oración de muchos hijos de Dios. Una vez que llegamos al conocimiento de la salvación, comenzamos a comprender que así como nuestra salvación inicial es por medio de la fe, así también cada nueva bendición es pura y exclusivamente por medio de la fe. Por lo tanto, queremos que nuestra fe aumente. El apóstol Pablo nos dice cómo podemos aumentar nuestra fe en Romanos 10:17: “Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios”. La fe crece en nuestro corazón cuando recibimos la palabra a través de la lectura, el estudio y la predicación. Pero la fe también es un don. “No de vosotros, pues es don de Dios” (Ef. 2:8). La fe también es uno de los nueve dones del Espíritu Santo (1 Co. 12:9). Por lo tanto, debemos comprender que, como todos los dones, el don de la fe aumenta con el uso. Ahora el Señor, sin responder realmente a los discípulos en este caso, comienza a hablarles acerca de la inmensidad del poder de ese don de la fe. 17:6 - “Entonces el Señor dijo: Si tuvierais fe como un grano de mostaza, podríais decir a este sicómoro: Desarráigate, y plántate en el mar; y os obedecería”. En una pequeña medida, comprendo lo que el Señor quiso decir. En una reunión al aire libre en la India, mi intérprete fue acosado por un feroz insecto volador que se parecía a una abeja gigante. Sentí la unción venir de repente sobre mí y las palabras salir de mis labios mientras señalaba a aquel 159
EL EVANGELIO DE LUCAS insecto y le decía: “Vete en esa dirección en el nombre de Jesús”. El insecto no solamente se fue, sino que también lo hizo de la manera en que le había ordenado, para asombro de la convención de pastores que lo presenció. Permitamos que las palabras de nuestro Maestro nos alienten, ya que Él prometió: “Aun mayores [cosas] hará, porque yo voy al Padre” (Jn. 14:12).
La humildad del corazón de siervo 17:7 - “¿Quién de vosotros, teniendo un siervo que ara o apacienta ganado, al volver él del campo, luego le dice: Pasa, siéntate a la mesa?”. Era habitual tener siervos en aquella época y a estos no se los trataba bien. En realidad, aun en nuestros días he visto este maltrato con mis propios ojos. Un ejemplo que me viene a la mente es el de un siervo que dormía en el piso. Cuando su amo me estaba conduciendo a mi habitación, literalmente dio un puntapié al siervo, que se encontraba junto a la puerta, para despertarlo de modo tal que pudiéramos pasar. En los tiempos de Jesús, los siervos eran poco más que esclavos y la mayoría de sus amos les tenían muy poca consideración. Sin embargo había benditas excepciones, como la del centurión mencionado en el capítulo 7, quien realmente amaba a su siervo. 17:8 - “¿No le dice más bien: Prepárame la cena, cíñete, y sírveme hasta que haya comido y bebido; y después de esto, come y bebe tú?”. El puesto de siervo en aquellos días era ingrato, porque los siervos no sólo tenían que trabajar largas horas en el campo, sino que también tenían que preparar la comida para sus amos, después de haber trabajado todo el día. 17:9 - “¿Acaso da gracias al siervo porque hizo lo que se le había mandado? Pienso que no”. Jesús no está elogiando esta actitud desalmada para con los siervos. Simplemente está recalcando el hecho de que esta era la forma en la que actuaban esos amos. Sabemos que Jesús no está elogiando este trato rudo, debido a la manera tan bondadosa en que Él nos trata. No obstante, mediante las acciones de estos amos terrenales, el Señor procura desarrollar una verdad, que explica a continuación. 17:10 - “Así también vosotros, cuando hayáis hecho todo lo que os ha sido ordenado, decid: Siervos inútiles somos, pues lo que debíamos hacer, hicimos”. La esencia de esta verdad es que no debemos esperar recompensas o elogios por hacer lo que Dios nos ha encomendado. Pablo asume esta postura cuando escribe a sus hermanos creyentes y les dice: “Pues si anuncio el evangelio, no tengo por qué gloriarme; porque me es impuesta necesidad; y ¡ay de mí si no anunciare el evangelio!” (1 Co. 9:16). Seamos, entonces, muy agradecidos por cualquier tipo de oportunidad que el Señor nos conceda de estar a Su servicio.
Los diez leprosos 17:11 - “Yendo Jesús a Jerusalén, pasaba entre Samaria y Galilea”. Probablemente pasó por Bet-san, cruzó el Jordán en ese lugar y lo cruzó nuevamente cerca de Jericó. 17:12 - “Y al entrar en una aldea, le salieron al encuentro diez hombres leprosos, los cuales se pararon de lejos”. La lepra era la temida enfermedad que convertía a las personas en marginados sociales. Los leprosos eran obligados a mantenerse lejos de todas las demás personas, conforme a la ley de Levítico 160
EL EVANGELIO DE LUCAS (Lv. 13:45-46; Nm. 5:2). 17:13 - “Y alzaron la voz, diciendo: ¡Jesús, Maestro, ten misericordia de nosotros!”. Estos diez hombres vieron que podían tener una esperanza en Jesús y clamaron a Él en voz alta. La lepra es un tipo del pecado; por lo tanto, nosotros también debemos clamar al Único que puede limpiarnos de nuestra contaminación a causa del pecado. 17:14 - “Cuando él los vio, les dijo: Id, mostraos a los sacerdotes. Y aconteció que mientras iban, fueron limpiados”. Este es el cumplimiento de Salmos 107:20: “Envió su palabra, y los sanó, y los libró de su ruina”. ¿Pero cómo reaccionaron ellos ante este acto de gracia del Salvador? 17:15 - “Entonces uno de ellos, viendo que había sido sanado, volvió, glorificando a Dios a gran voz”. Solamente uno de los diez fue agradecido. ¡Qué lección para nosotros! Cuando estaba escribiendo este libro, oí acerca de un hombre que fue sanado de cáncer en su lecho de muerte. ¿Cómo reaccionó? No agradeció a Dios ni vino a la iglesia, aunque anteriormente había sido pastor. Dios fue misericordioso para con él y lo sanó. Aun así, este hombre no fue agradecido. Perfeccionémonos en dar gracias al ver la mano bondadosa de Dios en todas las pequeñas cosas de la vida. Esto nos permitirá parecernos mucho más a Jesús. 17:16 - “Y se postró rostro en tierra a sus pies, dándole gracias; y éste era samaritano”.Esto nos trae a una perspectiva de la vida muy interesante. El hecho de que este hombre sea identificado como “samaritano” sugiere que el resto de los leprosos eran judíos. Normalmente, los judíos y los samaritanos no se trataban pero, al tener una necesidad en común, estos leprosos se hicieron amigos. Esto es muy cierto en la vida y en la naturaleza. Cuando hay una inundación, los animales que normalmente se atacan unos a otros permanecen juntos pacíficamente en un terreno elevado, sin animosidad. A veces es necesaria una tragedia para hacer que los enemigos se unan. En los hospitales, los funerales y después de un huracán, las ofensas son olvidadas. A veces Dios se ve en la necesidad de traer estos contratiempos a nuestra vida para que nos unamos. Seamos prudentes y oremos para que el Señor ablande nuestro corazón de manera tal que no haya nada en nosotros que nos impida tener una actitud conciliadora para con otras personas en el cuerpo de Cristo, aun cuando no estemos de acuerdo con su conducta. 17:17 - “Respondiendo Jesús, dijo: ¿No son diez los que fueron limpiados? Y los nueve, ¿dónde están?”. Podemos percibir Su angustia y dolor al darse cuenta de que los otros leprosos no fueron agradecidos por el milagro que se había producido en sus cuerpos. 17:18 - “¿No hubo quien volviese y diese gloria a Dios sino este extranjero?”. Su propio pueblo fue desagradecido. Esto se vio especialmente en Su crucifixión, cuando prácticamente todos lo abandonaron. “A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron” (Jn. 1:11). No obstante, el samaritano o gentil (el que estaba afuera del reino de Dios) manifestó gratitud. 17:19 - “Y le dijo: Levántate, vete; tu fe te ha salvado”. Aquí vemos la bendición adicional que trae la
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EL EVANGELIO DE LUCAS gratitud. Este hombre fue “salvado”, en el sentido de que fue sanado en su espíritu y en su alma tanto como en su cuerpo, mientras que los demás fueron sanados únicamente en su cuerpo. Tengamos un corazón agradecido, pero no nos sorprendamos si no se nos agradece por lo que hacemos por los demás. La ingratitud de los demás nunca debe amargarnos ni hacer que dejemos de realizar buenas obras. En nuestra iglesia local funciona un banco de alimentos para los pobres y necesitados. Es muy raro que la gente agradezca al equipo que prepara los paquetes, pero ellos continúan con su obra de misericordia alegremente y con una sonrisa, porque lo hacen para Aquél que es invisible. Recibirán su recompensa en la mañana de la resurrección.
La Segunda Venida vv. 20-37 Las enseñanzas del Señor acerca de Su Segunda Venida deben comprenderse en el contexto de todas Sus enseñanzas. Es muy poco prudente tomar versículos aislados y crear una doctrina con ellos. La enseñanza de Cristo acerca de Su Segunda Venida puede ilustrarse con sólo unos pocos dichos de estos pasajes. Según Jesús, el reino de Dios tiene tres aspectos en su cumplimiento: 1. El reino de Dios es el cielo mismo. 2. El reino de Dios es el cielo traído a la tierra: el reinado milenario de Cristo. 3. El reino de Dios es el cielo dentro de la vida de cada creyente. El reino de Dios está dentro de usted. 17:20-21 - “Preguntado por los fariseos, cuándo había de venir el reino de Dios, les respondió y dijo: El reino de Dios no vendrá con advertencia, ni dirán: Helo aquí, o helo allí; porque he aquí el reino de Dios está entre vosotros”. El reino está donde está su Rey. Todo creyente que ha nacido de nuevo tiene a Cristo en su interior. Cristo en nosotros es la esperanza de gloria. Por consiguiente, el reino, que es justicia, paz y gozo (Ro. 14:17), reside en el corazón de cada uno de Sus hijos comprados por sangre. Ahora el Señor se refiere a otros aspectos de Su reino. 17:22 - “Y dijo a sus discípulos: Tiempo vendrá cuando desearéis ver uno de los días del Hijo del Hombre, y no lo veréis”. Aquí está hablando del tiempo en el que habrá un gran engaño, inmediatamente antes de Su Segunda Venida. 17:23 - “Y os dirán: Helo aquí, o helo allí. No vayáis, ni los sigáis”.Habrá muchas personas en nuestros días que dirán ser el Cristo. Estos falsos Cristos tendrán seguidores que intentarán apartar a los santos del camino. Pero la venida del Señor no es un secreto; es visible para todos. Los profetas, los libros de Hechos y Apocalipsis y el Señor mismo en los cuatro Evangelios dan fe de esto. Su venida no es un secreto, sino algo abierto para que todos lo vean. 17:24 - “Porque como el relámpago que al fulgurar resplandece desde un extremo del cielo hasta el otro,
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EL EVANGELIO DE LUCAS así también será el Hijo del Hombre en su día”. Para respaldar nuestras afirmaciones anteriores y también este versículo, enumeraremos algunas referencias bíblicas: “Miraba yo en la visión de la noche, y he aquí con las nubes del cielo venía uno como un hijo de hombre, que vino hasta el Anciano de días, y le hicieron acercarse delante de él” (Dn. 7:13). “Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria” (Mt. 24:30). “Y habiendo dicho estas cosas, viéndolo ellos, fue alzado, y le recibió una nube que le ocultó de sus ojos. Y estando ellos con los ojos puestos en el cielo, entre tanto que él se iba, he aquí se pusieron junto a ellos dos varones con vestiduras blancas, los cuales también les dijeron: Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo” (Hch. 1:9-11). “He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que le traspasaron; y todos los linajes de la tierra harán lamentación por él. Sí, amén” (Ap. 1:7). Luego Jesús hizo volver la atención de Sus discípulos a su tiempo presente y al orden cronológico y la secuencia de los acontecimientos. 17:25 - “Pero primero es necesario que padezca mucho, y sea desechado por esta generación. Cristo siempre enseñó que la cruz debe preceder a la corona. Esto fue cierto para Él y lo es también para nosotros. Fue una verdad que siempre repitió, aun después de Su resurrección. En aquellos días, aparentemente nadie comprendía que su Mesías tan esperado debía ir a la cruz antes de poder redimirlos. Tomemos nuestra cruz para poder algún día obtener la corona. En la misma medida en que sufrimos, reinaremos luego con Él. En la misma medida en que una pelota de goma se sumerge en el agua, se elevará luego en el aire. Ahora Jesús advierte acerca de lo repentino de Su venida. 17:26 - “Como fue en los días de Noé, así también será en los días del Hijo del Hombre”. Antes de seguir adelante, consideremos cómo fueron realmente los días de Noé. Se nos dice en Génesis 6 que eran días de violencia, opresión y extrema perversión sexual. Cuando vemos que estas cosas dominan el mundo de nuestros días, debemos comprender que se acerca el tiempo de la aparición del Señor. 17:27 - “Comían, bebían, se casaban y se daban en casamiento, hasta el día en que entró Noé en el arca, y vino el diluvio y los destruyó a todos”. No hubo advertencia previa alguna de la inminencia del Diluvio para los habitantes de la tierra de aquellos días. Así también será en el momento de la Segunda Venida. 17:28 - “Asimismo como sucedió en los días de Lot; comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, edificaban”. Los días de Lot están relacionados con Sodoma y Gomorra. Estas ciudades son conocidas porque allí se practicaron las perversiones sexuales más horrorosas que se conocieron en la historia de la
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EL EVANGELIO DE LUCAS humanidad, perversiones que ni siquiera los animales practican. Estamos viendo estas prácticas sexuales abominables en la vida social general de nuestros días. Están siendo aceptadas en la actualidad aun por los gobiernos que en el siglo pasado condenaban y encarcelaban a los que realizaban esos actos viles. 17:29 - “Mas el día en que Lot salió de Sodoma, llovió del cielo fuego y azufre, y los destruyó a todos”. El apóstol Judas nos recuerda este acontecimiento: “Como Sodoma y Gomorra y las ciudades vecinas, las cuales de la misma manera que aquéllos, habiendo fornicado e ido en pos de vicios contra naturaleza, fueron puestas por ejemplo, sufriendo el castigo del fuego eterno” (Jud. 7). 17:30 - “Así será el día en que el Hijo del Hombre se manifieste”. Aunque nadie sabe el día ni la hora de la Segunda Venida sino solamente el Padre, estemos atentos para que en todo momento Él pueda hallarnos sin mancha e irreprensibles, en paz (2 P. 3:14). 17:31 - “En aquel día, el que esté en la azotea, y sus bienes en casa, no descienda a tomarlos; y el que en el campo, asimismo no vuelva atrás”. Esto se refiere específicamente al inicio de la Gran Tribulación, que comienza con la “Abominación Desoladora” (Mt. 24:15-16). 17:32 - “Acordaos de la mujer de Lot”. La esposa de Lot fue convertida en una estatua de sal porque sus deseos estaban muy apegados a las cosas y al estilo de vida que había disfrutado en Sodoma. Recuerdo bien un sueño que tuvo una joven acerca de la Segunda Venida de Cristo, cuando la Iglesia vaya a encontrarse con el Señor en el aire. Mientras se elevaba, ella se volvió a mirar a la tierra y a todas las cosas que poseía. Entonces comenzó a descender. Dios le estaba advirtiendo acerca del amor que ella sentía por el mundo. Procuremos hacer que el apego y los deseos por las cosas de esta vida sean eliminados de nuestro corazón para que estemos verdaderamente preparados ese día. 17:33 - “Todo el que procure salvar su vida, la perderá; y todo el que la pierda, la salvará”. No nos aferremos hasta la muerte a todas las cosas de esta vida, para que podamos entregar libremente nuestra vida al Señor. Ahora el Señor vuelve a Su Segunda Venida literal, al decir: 17:34 - “Os digo que en aquella noche estarán dos en una cama; el uno será tomado, y el otro será dejado”. Aquí el Señor se refiere a la intimidad de la vida de dos personas que quizás han dormido juntas en la misma cama y sin embargo, en ese día, el malvado e incrédulo será separado del justo. 17:35 - “Dos mujeres estarán moliendo juntas; la una será tomada, y la otra dejada”. Aquí tenemos otro ejemplo de la separación del justo y el malvado. Estas dos mujeres tal vez trabajaron juntas durante muchos años, pero aun así su amistad no salvará a la que es impía en el día del juicio final. 17:36 - “Dos estarán en el campo; el uno será tomado, y el otro dejado”. Podemos ver esta situación en las familias. Con mucha frecuencia las obligaciones religiosas son relegadas a un miembro de la familia pensando que con esto los demás también estarán protegidos. El esposo que se va de la iglesia no puede depender de su esposa con la esperanza de que será salvo por la fe y la devoción de ella. En el momento de la Segunda
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EL EVANGELIO DE LUCAS Venida, será demasiado tarde. Los discípulos preguntaron entonces al Señor adónde serían llevados los impíos. 17:37 - “Y respondiendo, le dijeron: ¿Dónde, Señor? El les dijo: Donde estuviere el cuerpo, allí se juntarán también las águilas”. Su respuesta fue la cita de una parábola conocida en ese tiempo, que significaba que los cuerpos de los malvados serían dejados para que los consumieran los buitres. Esto concuerda con las visiones de los últimos días que fueron dadas por el profeta Ezequiel: “Sobre los montes de Israel caerás tú y todas tus tropas, y los pueblos que fueron contigo; a aves de rapiña de toda especie, y a las fieras del campo, te he dado por comida” (Ez. 39:4). “Y tú, hijo de hombre, así ha dicho Jehová el Señor: Di a las aves de toda especie, y a toda fiera del campo: Juntaos, y venid; reuníos de todas partes a mi víctima que sacrifico para vosotros, un sacrificio grande sobre los montes de Israel; y comeréis carne y beberéis sangre” (Ez. 39:17). Esto también es confirmado por el amado apóstol Juan en Apocalipsis 19:17-18: “Y vi a un ángel que estaba en pie en el sol, y clamó a gran voz, diciendo a todas las aves que vuelan en medio del cielo: Venid, y congregaos a la gran cena de Dios, para que comáis carnes de reyes y de capitanes, y carnes de fuertes, carnes de caballos y de sus jinetes, y carnes de todos, libres y esclavos, pequeños y grandes”. Seamos de aquellos que son tomados y no de los que son llevados a juicio.
Capítulo 18 El juez injusto 18:1 - “También les refirió Jesús una parábola sobre la necesidad de orar siempre, y no desmayar”. Uno de los grandes temas de la Biblia es el de la oración, porque la oración hace que se mueva la mano de Dios. Quizás no estemos exagerando al decir que la oración permite que Dios bendiga a Su pueblo y lo vengue de sus adversarios, como indica la siguiente historia. Jesús narra lo que sucedió en la vida de una mujer pobre: 18:2 - “Diciendo: Había en una ciudad un juez, que ni temía a Dios, ni respetaba a hombre”. Esta es una acusación tremenda para este hombre. Su corazón estaba tan endurecido que no podía temer a Dios ni sentir el menor respeto por la necesidad de sus semejantes. Él era el encargado de administrar justicia en la ciudad. No obstante, aunque tenía poder para ayudar y corregir las cosas, se negaba por completo a reparar los agravios. Jesús ahora nos presenta el caso de una mujer que tenía una necesidad. 18:3 - “Había también en aquella ciudad una viuda, la cual venía a él, diciendo: Hazme justicia de mi adversario”. Este relato deja en claro que la mujer tenía toda la razón. Sin embargo, el juez no hacía nada para ayudarla. Al menos, no lo hizo por un tiempo. 18:4 - “Y él no quiso por algún tiempo; pero después de esto dijo dentro de sí: Aunque ni temo a Dios, ni tengo respeto a hombre”. Esta actitud de soberbia es a la que tuvo Lamec, quien se atrevió a decir: “Que un varón mataré por mi herida, y un joven por mi golpe. Si siete veces será vengado Caín, Lamec en 165
EL EVANGELIO DE LUCAS verdad setenta veces siete lo será” (Gn. 4:23-24). Lamec no demostró remordimiento, sino que habló con admiración acerca de matar a un hombre en defensa propia. Luego supuso que Dios le debía protección y misericordia. Esta fue la actitud insensible de este juez para con Dios y los hombres. 18:5 - “Sin embargo, porque esta viuda me es molesta, le haré justicia, no sea que viniendo de continuo, me agote la paciencia”. El juez no se conmovió porque la causa de la mujer fuera justa. Fue únicamente porque le molestaban sus súplicas constantes para que tomara medidas. 18:6 - “Y dijo el Señor: Oíd lo que dijo el juez injusto”.La actitud despreciativa para con este juez injusto demuestra el desprecio que tiene la humanidad por todo sistema judicial. Es interesante observar que en un juicio, los acusados tienen derecho de cambiar de juez debido a los antecedentes de parcialidad del mismo en otros casos ante la corte. 18:7 - “¿Y acaso Dios no hará justicia a sus escogidos, que claman a él día y noche? ¿Se tardará en responderles?”. Jesús está diciendo que si al juez injusto le pudo haber afectado la importunidad de la pobre viuda, cuánto más hará justicia el Juez Justo de toda la tierra. Este pensamiento de que Dios “se tarda” debe comprenderse en el contexto de Romanos 9:22-23. Dios no se ocupa de los malvados de manera inmediata. Los soporta con mucha paciencia mientras hace por medio de ellos una obra especial con los justos. Cuando la obra con los justos termina, entonces Dios juzga a los malvados. 18:8 - “Os digo que pronto les hará justicia. Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra?”. Según la forma en que Dios mide el tiempo, Él obra rápidamente. Para nosotros parece una eternidad hasta que llega el momento en que obra a nuestro favor. Luego, al hacer referencia a la Segunda Venida, Jesús pregunta si Su pueblo estará lleno de fe y qué cantidad de creyentes habrá. Parece ser que cuando venga habrá relativamente pocos.
El fariseo y el publicano 18:9 - “A unos que confiaban en sí mismos como justos, y menospreciaban a los otros, dijo también esta parábola”. El pecado de santurronería o justicia propia es muy engañoso, porque las personas genuinamente bondadosas son atraídas hacia una falsa sensación de seguridad eterna debido a sus buenas obras. Pero la Palabra de Dios es muy clara con respecto a este tema, tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo: “Si bien todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras justicias como trapo de inmundicia; y caímos todos nosotros como la hoja, y nuestras maldades nos llevaron como viento” (Is. 64:6, énfasis del autor). “Su salvación de mí vendrá, dijo Jehová” (Is. 54:17b, énfasis del autor). “No teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe” (Fil. 3:9, énfasis del autor). “Porque ignorando la justicia de Dios, y procurando establecer la suya propia, no se han sujetado a la 166
EL EVANGELIO DE LUCAS justicia de Dios” (Ro. 10:3, énfasis del autor). “Pero sabemos que todo lo que la ley dice, lo dice a los que están bajo la ley, para que toda boca se cierre y todo el mundo quede bajo el juicio de Dios; ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado” (Ro. 3:19-20). Ver también Romanos 9:31-33; 10:1-4. 18:10 - “Dos hombres subieron al templo a orar: uno era fariseo, y el otro publicano”. Los fariseos procuraban cumplir con la ley, mientras que los publicanos eran ladrones. 18:11 - “El fariseo, puesto en pie, oraba consigo mismo de esta manera: Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano”. Esta era una valoración muy acertada del publicano. Es muy probable que esos tres pecados caracterizaran su vida. 18:12 - “Ayuno dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que gano”. Nuevamente, lo que el fariseo estaba diciendo de sí mismo era cierto. Cumplía con las prácticas exteriores de la ley. Se jactaba de su propia justicia, pero no quería someterse a la justicia de Dios, la justicia que nos dio Jesucristo. Por lo tanto, el fariseo estaba confiando en sus propias obras exteriores de justicia. 18:13 - “Mas el publicano, estando lejos, no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: Dios, sé propicio a mí, pecador”. El publicano, sin embargo, reconoció su necesidad de misericordia y perdón de Dios. De la misma forma, todos debemos pedir continuamente al Señor que nos limpie, nos perdone y tenga misericordia de nosotros. Que seamos “hallados en él, no teniendo nuestra propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe” (comparar Fil. 3:9). 18:14 - “Os digo que éste descendió a su casa justificado antes que el otro; porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla será enaltecido”. La humildad debe ser nuestra meta. Cuando los profetas tuvieron una revelación acerca de Cristo, se vieron a sí mismos: “Entonces dije: ¡Ay de mí! que soy muerto; porque siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos” (Is. 6:5). Cuanto más cerca estamos de la luz (y Jesús es la Luz), mejor podemos vernos a nosotros mismos y nuestra necesidad. Cuando Job vio al Señor, se vio a sí mismo y dijo: “De oídas te había oído; mas ahora mis ojos te ven. Por tanto me aborrezco, y me arrepiento en polvo y ceniza” (Job 42:5-6).
Como niños 18:15 - “Traían a él los niños para que los tocase; lo cual viendo los discípulos, les reprendieron”. Nuevamente, esta es una exhortación a la humildad. Antes de continuar, sería bueno que comprendamos que la verdadera humildad está arraigada en un conocimiento ineludible de nuestra propia falta de mérito.
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EL EVANGELIO DE LUCAS Debemos recordar lo siguiente acerca de nuestra insignificancia: 1. Que somos todos pecadores incapaces que no hemos cumplido con el propósito de Dios para nuestra vida. Aun nuestra aparente bondad es como un trapo sucio, porque hasta a los ángeles de Dios se les atribuye la necedad: “He aquí, en sus siervos no confía, y notó necedad en sus ángeles” (Job 4:18). 2. Que no tenemos la capacidad para dirigir nuestro camino: “Conozco, oh Jehová, que el hombre no es señor de su camino, ni del hombre que camina es el ordenar sus pasos” (Jer. 10:23). Necesitamos de Su guía constante. 3. Que la voluntad de Dios para nuestra vida se cumple únicamente por la gracia de Dios: “(Pues no habían aún nacido, ni habían hecho aún ni bien ni mal, para que el propósito de Dios conforme a la elección permaneciese, no por las obras sino por el que llama)” (Ro. 9:11) Ver también 1 Co. 4:7. 4. Que no podemos salvarnos a nosotros mismos. Aun la fe es un don de Dios: “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios” (Ef. 2:8). Considerando sólo algunas de estas cosas, ¿cómo es posible que no nos hagamos como niños y los aceptemos tal como son? 18:16 - “Mas Jesús, llamándolos, dijo: Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de Dios”.Por Su gracia debemos ser como niños pero no infantiles. Los niños dependen totalmente de sus padres para todas las cosas. De igual manera, debemos depender de nuestro Padre celestial para que nos provea todas las cosas. 18:17 - “De cierto os digo, que el que no recibe el reino de Dios como un niño, no entrará en él”. Debemos deshacernos de toda soberbia y altivez de mente. Seamos pobres de espíritu, porque el reino de los cielos pertenece a los que son pobres de espíritu.
El joven rico 18:18 - “Un hombre principal le preguntó, diciendo: Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?”. Aquí nos encontramos con la pregunta antiquísima: “¿Cómo hacemos para heredar la vida eterna?” 18:19 - “Jesús le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno, sino sólo Dios”. Jesús refuta el hecho de que es bueno en el sentido de que Él no aceptará la alabanza de los hombres, sino únicamente la que viene del cielo. “Porque amaban más la gloria de los hombres que la gloria de Dios” (Jn. 12:43). A los fariseos les encantaba recibir en la plaza del mercado el halago de las multitudes y ser llamados rabí. Ahora Jesús continúa con Su respuesta. 18:20 - “Los mandamientos sabes: No adulterarás; no matarás; no hurtarás; no dirás falso testimonio;
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EL EVANGELIO DE LUCAS honra a tu padre y a tu madre”. Aquí el Señor confirma la ley. Nunca debemos olvidar que el Nuevo Testamento es la ley de Dios escrita en las tablas de carne de nuestro corazón. Por lo tanto, es superior. Va más allá de las acciones, a la actitud y las intenciones. 18:21 - “El dijo: Todo esto lo he guardado desde mi juventud”. Este hombre, al que comúnmente se conoce como el joven rico, fue realmente amado por el Señor, como leemos en Marcos 10:21. Según Mateo 19:20, el joven agregó: “¿Qué más me falta?”. 18:22 - “Jesús, oyendo esto, le dijo: Aún te falta una cosa: vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme”. El Evangelio de Lucas ha sido llamado “el Evangelio social”, debido a que Lucas escribe más acerca del tema de los pobres y los ricos que cualquiera de los demás autores de los Evangelios. Por este motivo sería prudente considerar con mayor detalle las enseñanzas de Jesús con respecto a los pobres y los ricos. Ubiquemos este tema en el contexto de la totalidad de la Biblia para así tener una comprensión equilibrada de este asunto tan importante. Ser rico no es pecado, ya que hubo muchos santos adinerados tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo Testamento. Abraham, Job y David fueron todos ricos en virtud de las bendiciones especiales que el Señor les concedió. Esto también ocurrió con algunos de los reyes de Judá y también con creyentes como José de Arimatea. El problema que presentan las riquezas es que los hombres tienden a confiar en ellas en vez de confiar en Dios. Además, el poner nuestro corazón en ellas nos hace caer en el horrible pecado de la codicia. Recuerdo bien haber sido puesto a prueba en una situación similar a la del joven rico. Fue con respecto a mi saldo bancario. Felizmente, Dios me dio de Su gracia para donar mis ahorros, que no se comparaban en ninguna medida con las riquezas del joven rico. Sin embargo, para este joven rico, sus riquezas fueron su perdición. 18:23 - “Entonces él, oyendo esto, se puso muy triste, porque era muy rico”. Estaba tan apegado a sus riquezas que no podía separarse de ellas. Muy diferente es lo que ocurrió con el misionero C. T. Studd, quien donó una fortuna para seguir a Cristo en China, en India y luego en África. 18:24 - “Al ver Jesús que se había entristecido mucho, dijo: ¡Cuán difícilmente entrarán en el reino de Dios los que tienen riquezas!”.Las riquezas pueden atar terriblemente a una persona porque “el amor al dinero es raíz de todos los males”. Las riquezas pueden convertirse en un ídolo y pueden llegar a adorarse más que a Dios. 18:25-26 - “Porque es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios. Y los que oyeron esto dijeron: ¿Quién, pues, podrá ser salvo?”. Esta ilustración se comprende mejor si se piensa en las puertas de una ciudad. Cuando las grandes puertas se cerraban, el comercio entraba por las puertas más pequeñas. Estas puertas más pequeñas estaban colocadas en las puertas más grandes y se las llamaba “el ojo de una aguja”. No obstante, únicamente las personas podían pasar por ellas. Eran demasiado chicas para que pasara un
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EL EVANGELIO DE LUCAS camello con carga. Era posible que un camello pasara por esta puerta más pequeña cuando se le sacaba la carga. La idea aquí es que una persona rica es incapaz de abandonar las riquezas que le impiden entrar por los portales del cielo. Los discípulos, asombrados ante la doctrina del Señor, le preguntaron: “¿Quién, pues, podrá ser salvo?” Estas condiciones les parecían imposibles de cumplir, pero Jesús les aseguró que con Dios todas las cosas son posibles. 18:27 - “El les dijo: Lo que es imposible para los hombres, es posible para Dios”.Dios nos puede dar la gracia que nos permita cumplir con Sus mandamientos. Para cualquier cosa que nos ordene hacer, siempre nos dará la gracia necesaria para obedecer. La gracia es algo que Dios nos imparte y nos da una capacitación divina. Ahora los discípulos (y Pedro en especial) consideran la consagración que ellos mismos han hecho al seguir al Señor. 18:28 - “Entonces Pedro dijo: He aquí, nosotros hemos dejado nuestras posesiones y te hemos seguido”. Cuando los discípulos fueron llamados, Pedro, Andrés, Jacobo y Juan dejaron su actividad como pescadores. Mateo dejó su puesto de funcionario público. Hicieron sacrificios muy importantes para seguir al Señor. Jesús responde diciéndoles lo que su sacrificio cosechará en la eternidad. 18:29-30 - “Y él les dijo: De cierto os digo, que no hay nadie que haya dejado casa, o padres, o hermanos, o mujer, o hijos, por el reino de Dios, que no haya de recibir mucho más en este tiempo, y en el siglo venidero la vida eterna”. A menudo se nos pide, en nuestro servicio al Señor, que hagamos consagraciones muy específicas con relación a nuestros seres queridos. A cambio de esto, el Señor nos recompensa con una familia muy extendida de creyentes que a veces están mucho más cerca y son más valiosos para nosotros que las personas de nuestra propia carne y sangre. Cuando le entregamos algo a Dios, nos da mucho más a cambio. Además de estas múltiples bendiciones terrenales, heredaremos la vida eterna. Por consiguiente, cualquier sacrificio que hagamos, sea grande o pequeño, valdrá la pena cuando veamos a Jesús.
Jesús habla de su crucifixión 18:31 - “Tomando Jesús a los doce, les dijo: He aquí subimos a Jerusalén, y se cumplirán todas las cosas escritas por los profetas acerca del Hijo del Hombre”. Jesús nunca perdió de vista Su misión, que era morir en la cruz por nuestros pecados. La cruz era la marca de Su llamado supremo en Dios. Dios amó tanto al mundo que envió a Su Hijo unigénito al mundo para que muriera por nosotros. Esto fue enfatizado por los profetas, especialmente en Isaías 53:5-6: “Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados. Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros”. Nuestro Señor continúa describiendo Su crucifixión.
18:32 - “Pues será entregado a los gentiles, y será escarnecido, y afrentado, y escupido. Esto también fue 170
EL EVANGELIO DE LUCAS profetizado en Isaías 50:6: “Di mi cuerpo a los heridores, y mis mejillas a los que me mesaban la barba; no escondí mi rostro de injurias y de esputos”. 18:33 - “Y después que le hayan azotado, le matarán; mas al tercer día resucitará”. Esto sería el cumplimiento de Salmos 129:3: “Sobre mis espaldas araron los aradores; hicieron largos surcos”. 18:34 - “Pero ellos nada comprendieron de estas cosas, y esta palabra les era encubierta, y no entendían lo que se les decía”. Al principio, este versículo puede parecer desconcertante. Amós 3:7 nos dice que Él no hará nada, sin que revele Su secreto a Sus siervos los profetas. Por lo tanto, el Señor declara Su crucifixión a los apóstoles, pero la oculta intencionalmente de su entendimiento en este momento para que no intenten frustrar el propósito divino para la redención de la humanidad. Después de Su resurrección, comprendieron estas cosas que les había hablado y les abrió el entendimiento para todo lo que los profetas habían dicho de Él.
El ciego Bartimeo 18:35 - “Aconteció que acercándose Jesús a Jericó, un ciego estaba sentado junto al camino mendigando”. Marcos deja en claro en su Evangelio que Jesús y Su grupo ya habían recorrido Jericó cuando se encontraron con el ciego (Mr. 10:46). Es evidente que ya habían entrado a Jericó y, ahora que estaban saliendo de la ciudad, se encontraron con Bartimeo. 18:36 - “Y al oír a la multitud que pasaba, preguntó qué era aquello”. Hay oportunidades que no se repiten en la vida y deben ser aprovechadas en ese momento y en ese lugar. Otras veces las oportunidades se repiten, en la misericordia del Señor, para darnos una ocasión de no perdernos Su voluntad. Sin embargo, para el ciego, esta oportunidad no se repetiría. Es una lección que debe contemplarse solemnemente. Dios nos conceda que no nos perdamos las citas divinas únicas con Él, como ocurrió con Moisés en la zarza que ardía. 18:37 - “Y le dijeron que pasaba Jesús nazareno”.En el momento en que “las aguas son agitadas” (Jn. 5:4) uno debe extender su mano y tocar al Señor cuando pasa. 18:38 - “Entonces dio voces, diciendo: ¡Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí!”. Siempre debemos reconocer que existe la voluntad del hombre pero también existe la soberanía de Dios. “Él tiene misericordia de quien quiere”, como nos recuerda Pablo en Romanos 9:18. Siempre hay un buen motivo por el que Dios decide no mostrar misericordia a determinadas personas. Recordemos que Él no hace acepción de personas. 18:39 - “Y los que iban delante le reprendían para que callase; pero él clamaba mucho más: ¡Hijo de David, ten misericordia de mí!”. Aquí también encontramos una lección. Cuando la liberación está cerca, a menudo los que están más cerca de nosotros intentarán detenernos para que no recibamos la bendición del Señor. Dios permite que esto ocurra para ponernos a prueba, así como Elías procuró impedir que Eliseo recibiera la bendita doble porción (2 R. 2:2, 4, 6). Pero la perseverancia tiene su recompensa, como vemos
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EL EVANGELIO DE LUCAS en los versículos 40-43: 18:40-41 - “Jesús entonces, deteniéndose, mandó traerle a su presencia; y cuando llegó, le preguntó, diciendo: ¿Qué quieres que te haga? Y él dijo: Señor, que reciba la vista”. En momentos como éste, es muy importante que sepamos qué pedir a Dios. Salomón supo que tenía que pedir sabiduría; Eliseo pidió la doble porción; Jacob pidió una bendición en Peniel; y este ciego no dudó, lleno de fe, en pedir su vista. 18:42 - “Jesús le dijo: Recíbela, tu fe te ha salvado”. “Pedid y recibiréis”. Aprovechemos de esta misma manera las oportunidades dadas por Dios y recibamos nuestra bendición. 18:43 - “Y luego vio, y le seguía, glorificando a Dios; y todo el pueblo, cuando vio aquello, dio alabanza a Dios”. Cuando recibamos nuestra bendición en particular, recordemos volver a glorificar a Dios, para que todo el que oiga acerca del milagro dé gloria al Señor.
Capítlo 19 La salvación de Zaqueo 19:1 - “Habiendo entrado Jesús en Jericó, iba pasando por la ciudad”. Enseguida después de haber sanado al ciego, Jesús tuvo una cita divina con otro hijo de Abraham. 19:2 - “Y sucedió que un varón llamado Zaqueo, que era jefe de los publicanos, y rico”. Esto ilustra el punto que hemos tratado antes, en cuanto a que “el hombre mira la apariencia exterior pero el Señor mira el corazón”. Con toda seguridad, este publicano se había enriquecido ilícitamente e iba, seguramente, camino al infierno, pero en la profundidad de su corazón anhelaba las cosas correctas de la vida. 19:3 - “Procuraba ver quién era Jesús; pero no podía a causa de la multitud, pues era pequeño de estatura”. El ferviente deseo de este pequeño hombre superó su baja estatura. 19:4 - “Y corriendo delante, subió a un árbol sicómoro para verle; porque había de pasar por allí”. Zaqueo estaba decidido a no dejar que nada le impidiera ver a Jesús. Asimismo, nosotros debemos vencer todos los obstáculos físicos, ya sea que se trate de mala visión, sordera, cojera o depresión, para poder encontrarnos con el Señor. Muchas personas se excusan porque no han podido lograr mucho para Dios. Sin embargo, cuando abundan las dificultades en nuestra vida, Dios nos da mucho más de Su gracia. 19:5 - “Cuando Jesús llegó a aquel lugar, mirando hacia arriba, le vio, y le dijo: Zaqueo, date prisa, desciende, porque hoy es necesario que pose yo en tu casa”. Dios ve nuestros deseos interiores y los recompensa en público. Los que pasan por las mayores dificultades en esta tierra son los que recibirán las mayores recompensas en el cielo. Por lo tanto, seamos como Pablo, que se gloriaba en las tribulaciones. Aun cuando tuvo tan mala visión, 172
EL EVANGELIO DE LUCAS triunfó sobre ella al aceptar las palabras de Jesús: “Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo” (2 Co. 12:9). 19:6 - “Entonces él descendió aprisa, y le recibió gozoso”. Qué alegría nos produce cuando el Señor sale a nuestro encuentro y nos trae a Su salón de banquetes, donde Su bandera sobre nosotros es el amor. No obstante, los que estaban mirando murmuraron. 19:7 - “Al ver esto, todos murmuraban, diciendo que había entrado a posar con un hombre pecador”. Una de las cosas que los escribas y fariseos decían despreciativamente de Jesús era que Él era amigo de publicanos y pecadores. Sin embargo, el arrepentimiento había llegado gloriosamente a este pequeño hombre. 19:8 - “Entonces Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: He aquí, Señor, la mitad de mis bienes doy a los pobres; y si en algo he defraudado a alguno, se lo devuelvo cuadruplicado”. El corazón de Zaqueo era muy diferente del corazón del joven rico, porque Zaqueo tenía un amor mayor por Jesús que el joven rico. El dinero ocupaba un lugar secundario en la vida de Zaqueo, mientras que el joven rico estaba dominado por el amor al dinero, el prestigio y el poder. 19:9 - “Jesús le dijo: Hoy ha venido la salvación a esta casa; por cuanto él también es hijo de Abraham”. Qué alegría y bendición llegan a nuestra vida cuando nos arrepentimos, y qué bendición trasmite al resto de nuestra familia. Recuerdo el momento en el que murió mi querido padre. Esa noche toda la casa estaba llena de luz, porque él había llegado a conocer la salvación de Dios en sus últimos días. Las decisiones correctas y las consiguientes bendiciones que recibimos de Dios impactan la vida de todos los que nos rodean. 19:10 - “Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido”. Ahora llegamos a la clara declaración del Señor concerniente a Su misión en la vida y también a la nuestra. Al igual que nuestro Salvador, vayamos por los caminos de esta vida y busquemos a los perdidos.
La parábola de las minas El prefacio a esta parábola es de suma importancia. Desde el principio del ministerio de Cristo, la idea predominante entre Sus discípulos era que Cristo iba a introducir en ese momento Su reino sobre la tierra. Durante todas las etapas de la Iglesia y especialmente en nuestros días, ese mismo pensamiento ha cautivado la imaginación de Su pueblo. Tan dominante es ese pensamiento para algunas personas que pierden de vista sus obligaciones espirituales y seculares y dejan de producir fruto aquí en la tierra. Con ese propósito el Señor narró esta parábola, porque algunos pensaban que el reino podía llegar inmediatamente. 19:11 - “Oyendo ellos estas cosas, prosiguió Jesús y dijo una parábola, por cuanto estaba cerca de Jerusalén, y ellos pensaban que el reino de Dios se manifestaría inmediatamente”. El propósito de esta parábola es que debemos “hacer negocios entre tanto que Él viene”. Tenemos que ocuparnos de los negocios de nuestro Padre para que podamos cumplir plenamente con Su voluntad para nuestra vida. 19:12 - “Dijo, pues: Un hombre noble se fue a un país lejano, para recibir un reino y volver”. En esta 173
EL EVANGELIO DE LUCAS parábola el “hombre noble” podría ser identificado como el Señor. 19:13 - “Y llamando a diez siervos suyos, les dio diez minas, y les dijo: Negociad entre tanto que vengo”. En esta parábola (que no debe confundirse con “la parábola de los talentos”) cada uno de los siervos recibió una mina. Podríamos decir que cada uno tuvo la “misma oportunidad”. En cierto sentido, el Señor ha dado un don a cada cristiano. ¿Qué estamos haciendo con el don que nos ha dado? ¿Qué estamos haciendo, por ejemplo, con nuestro tiempo, nuestras capacidades, nuestra vida? 19:14 - “Pero sus conciudadanos le aborrecían, y enviaron tras él una embajada, diciendo: No queremos que éste reine sobre nosotros”. Esto describe el rechazo de las personas de este mundo a ser gobernadas por el Señor Jesucristo. Representa su rechazo a la fe cristiana, su negativa a rendir su vida a las enseñanzas de la Palabra de Dios, la Biblia. A su vez, ellos se han entregado a doctrinas de demonios. Pero ahora veamos qué pasará cuando Cristo regrese en Su Segunda Venida. 19:15 - “Aconteció que vuelto él, después de recibir el reino, mandó llamar ante él a aquellos siervos a los cuales había dado el dinero, para saber lo que había negociado cada uno”. Todos tendremos que dar cuenta a Dios por lo que hemos hecho con nuestra vida, nuestro tiempo y nuestros dones. 19:16 - “Vino el primero, diciendo: Señor, tu mina ha ganado diez minas”. Se nos recompensará de acuerdo con nuestra productividad. 19:17 - “El le dijo: Está bien, buen siervo; por cuanto en lo poco has sido fiel, tendrás autoridad sobre diez ciudades”. Estas “ciudades” se refieren al tiempo del reino milenario de Cristo sobre la tierra, cuando Sus santos gobernarán y reinarán con Él: “Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad sobre éstos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años” (Ap. 20:6). 19:18 - “Vino otro, diciendo: Señor, tu mina ha producido cinco minas”. El siervo que había convertido su mina en cinco minas, aunque elogiado por el Señor, obtuvo una recompensa que tenía la mitad del valor de la de aquel que había producido diez minas. Esta verdad debe alentarnos a ser diligentes. El apóstol Pablo nos dice: “Conociendo el tiempo, que es ya hora de levantarnos del sueño; porque ahora está más cerca de nosotros nuestra salvación que cuando creímos” (Ro. 13:11). Dejemos de lado el sueño y el letargo y estemos atentos. 19:19 - “Y también a éste dijo: Tú también sé sobre cinco ciudades”.En el Milenio, este querido hermano reinará únicamente sobre cinco ciudades. 19:20 - “Vino otro, diciendo: Señor, aquí está tu mina, la cual he tenido guardada en un pañuelo”. Del perezoso, que guardó su mina en un pañuelo, tenemos esta excusa: 19:21 - “Porque tuve miedo de ti, por cuanto eres hombre severo, que tomas lo que no pusiste, y siegas lo
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EL EVANGELIO DE LUCAS que no sembraste”. Esta es una acusación contra el Señor con respecto a no ser justo que casi llega a ser una blasfemia. “¿No juzgará bien el juez de toda la tierra?” dijo el padre Abraham. Ante eso, debemos responder: ¡Amén! Por Su gracia, nunca cuestionemos al Señor de toda la tierra en Su trato con nosotros. La respuesta del Señor a este siervo malvado es severa. 19:22 - “Entonces él le dijo: Mal siervo, por tu propia boca te juzgo. Sabías que yo era hombre severo, que tomo lo que no puse, y que siego lo que no sembré”. Con respecto al día del juicio final, nunca debemos olvidar la declaración que hace nuestro Señor en Mateo 12:37: “Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado”. Él nos pedirá cuenta estricta de las cosas que hemos dicho y hecho. Si seremos responsables por cada palabra ociosa, ¿cuánto más por nuestras acciones? El apóstol Pablo, que conocía muy bien al Señor, no se hacía ilusiones acerca del juicio. Él dijo: “Conociendo, pues, el temor del Señor, persuadimos a los hombres” (2 Co. 5:11). También sabía que tenía que refrenar su cuerpo y su lengua. “Sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado [o rechazado]” (1 Co. 9:27). Andemos conforme a nuestro llamamiento supremo, según la advertencia de Efesios 4:1. El Señor, como un buen empresario que quiere un rendimiento para sus inversiones, continúa hablando a este trabajador poco fructífero: 19:23 - “¿Por qué, pues, no pusiste mi dinero en el banco, para que al volver yo, lo hubiera recibido con los intereses?”. Tengamos cuidado siempre de producir fruto para la gloria y beneficio del Maestro. El resultado de la negligencia es la pérdida de lo que alguna vez tuvimos. Esto se ve fácilmente en la vida. Si no seguimos estudiando y perfeccionándonos en alguna especialidad, pronto perderemos lo que alguna vez aprendimos. Recuerdo a un ex profesor de matemáticas que nos confesó en una clase que una vez había estudiado electricidad y luego abandonó sus estudios. Diez años más tarde, dijo que podía recordar muy poco de lo que alguna vez había aprendido. 19:24 - “Y dijo a los que estaban presentes: Quitadle la mina, y dadla al que tiene las diez minas”.Ahora fijamos nuestra atención en otro principio de la vida, que fluye junto con el que ya hemos mencionado: los que tienen recibirán más. Es cierto que obtendremos cada vez más de aquello a lo que nos dediquemos a buscar en la vida. Crecemos en la medida en que nos esforzamos. Esto también es cierto en ámbito espiritual, como vemos en Daniel 2:21: “[Dios] da la sabiduría a los sabios, y la ciencia a los entendidos”. 19:25 - “Ellos le dijeron: Señor, tiene diez minas”. Vemos la diferencia que existe entre el reino de Dios y el pensamiento socialista. El socialismo enseña que todos deben tener algo y que todo debe compartirse equitativamente. En el reino, cada uno recibe conforme a la gracia y al mérito, como el Señor afirma ahora. 19:26 - “Pues yo os digo que a todo el que tiene, se le dará; mas al que no tiene, aun lo que tiene se le
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EL EVANGELIO DE LUCAS quitará”. Uno siempre confía su dinero a los exitosos, y esta es exactamente la manera en la que opera nuestro querido Señor. 19:27 - “Y también a aquellos mis enemigos que no querían que yo reinase sobre ellos, traedlos acá, y decapitadlos delante de mí”. En Su Segunda Venida habrá un tiempo de tremenda matanza de los malvados: “Porque Jehová está airado contra todas las naciones, e indignado contra todo el ejército de ellas; las destruirá y las entregará al matadero. Y los muertos de ellas serán arrojados, y de sus cadáveres se levantará hedor; y los montes se disolverán por la sangre de ellos” (Is. 34:2-3).
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Sexta parte Últimos días de Jesús en Jerusalén y su crucifixión (19:28–23:56)
EL EVANGELIO DE LUCAS La entrada triunfal en Jerusalén Este pasaje describe la última semana de la vida de nuestro Salvador aquí en la tierra. La distancia entre Jericó y Jerusalén era escasamente de unos 27 kilómetros. Lucas no menciona que Jesús fue primero a Betania y cenó allí con Marta, María y Lázaro seis días antes de esa última Pascua (Jn. 12:1-11). 19:28 - “Dicho esto, iba delante subiendo a Jerusalén”. Es interesante observar que esta última semana de la vida del Señor es narrada por los autores de los Evangelios con más lujo de detalles que cualquier otro período de la vida de Cristo. La última semana se concentra en el motivo por el cual Él vino al mundo: para morir en la cruz por los pecados de la humanidad. Admiro la precisión absoluta y la economía de movimientos que el Señor usó en Su ministerio, y en esos pocos días en particular. Es como el jefe de cocina: cada uno de sus movimientos es importante. No hay movimientos superfluos cuando prepara las comidas. Esto fue lo que ocurrió con nuestro Señor mientras se preparaba para ir a la cruz. 19:29 - “Y aconteció que llegando cerca de Betfagé y de Betania, al monte que se llama de los Olivos, envió dos de sus discípulos”. Estas dos aldeas hermanas de Betfagé y Betania se encontraban al pie del monte de los Olivos. Betania (casa de dátiles) era casi un suburbio de Jerusalén, del otro lado del torrente del Cedrón. Betfagé (casa de higos) estaba a poco más de tres kilómetros de la ciudad, en el camino hacia Jericó. En aquellos días el monte de los Olivos estaba cubierto de los árboles que le daban nombre. Como ya hemos mencionado, Lucas omite el relato de Juan 12:1-11, que nos dice que el Señor había pasado la noche anterior en Betania, en la casa de Marta, María y su hermano Lázaro, a quien Jesús había resucitado de los muertos. 19:30 - “Diciendo: Id a la aldea de enfrente, y al entrar en ella hallaréis un pollino atado, en el cual ningún hombre ha montado jamás; desatadlo, y traedlo”. Este es otro de los sorprendentes cumplimientos proféticos de las Escrituras. Zacarías declara: “Alégrate mucho, hija de Sion; da voces de júbilo, hija de Jerusalén; he aquí tu rey vendrá a ti, justo y salvador, humilde, y cabalgando sobre un asno, sobre un pollino hijo de asna” (Zac. 9:9). Aquí estaba este pollino, esperando su misión divina en la vida: la de llevar al Señor de gloria a Su ciudad. Ahora había llegado el momento establecido por Dios para el cual el pollino había nacido y la orden del Señor fue: “desatadlo”. ¿No vemos aquí un paralelo con nuestra propia vida? Quizás hemos reconocido el llamado de Dios para nuestra vida y nos hemos estado preparando para el mismo. Entonces, después de haber esperado varios años, la palabra del Señor vendrá a nosotros: “¡Desátenle para aquello a lo que Yo lo (o la) he llamado!” A veces somos liberados de nuestro empleo secular para seguir por completo al Señor. 19:31 - “Y si alguien os preguntare: ¿Por qué lo desatáis? le responderéis así: Porque el Señor lo necesita”. Conocí a un pastor en Francia que me contó la siguiente historia. Dijo que el Señor le había dicho estas mismas palabras: “El Señor te necesita”. Él imaginó que esas palabras habían sido dichas a algún profeta poderoso en las Escrituras. Cuando descubrió que se aplicaban a un pollino, se sintió algo humillado.
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EL EVANGELIO DE LUCAS Sin embargo, por la gracia de Dios se consagró a la obra para la cual el Señor lo había llamado. Este hermano se preparó durante varios años y finalmente llegó el momento en el que fue liberado de su tarea pastoral para ir a un campo misionero. Fue fructífero para el Señor en el país al cual el Señor lo había enviado. 19:32 - “Fueron los que habían sido enviados, y hallaron como les dijo”. Otra lección que aprendemos de este pasaje es la siguiente: cuando el Señor habla, debemos obedecer. Estos actos pueden parecer muy pequeños, pero nos conducen a bendiciones eternas. El simple acto de la obediencia por parte de los discípulos permitió el cumplimiento de la entrada triunfal del Rey de reyes a Su ciudad. Su obediencia también permitió que el pollino realizara la tarea que se le había asignado. Nuestra obediencia a menudo hace que otras personas también cumplan con sus llamamientos divinos. 19:33 - “Y cuando desataban el pollino, sus dueños les dijeron: ¿Por qué desatáis el pollino?”. Muchas veces, embarcarnos en un nuevo rumbo puede significar que tengamos que dejar a nuestro empleador actual o la casa de nuestro padre. He descubierto que cuando tenemos la seguridad de que Dios nos está guiando, aun los que no son salvos comprenden que debemos cumplir con lo que Dios quiere que hagamos. 19:34 - “Ellos dijeron: Porque el Señor lo necesita”. Nosotros también podemos decir triunfantemente el Señor me necesita. ¡Qué privilegio es ser usado por Dios, aun de una manera tan insignificante como este pollino! 19:35 - “Y lo trajeron a Jesús; y habiendo echado sus mantos sobre el pollino, subieron a Jesús encima”. Esta es una escena preciosa. Los discípulos se quitaron sus mantos y los colocaron sobre el pollino para que Jesús pudiera subir a él. Qué maravilloso es colocar todo lo que tenemos ante el Maestro para que Él pueda usarlo para Sus propósitos. Esta consagración total permite que el Señor pueda cumplir con Sus planes. Que nuestro corazón sea libre para poder entregarle todo lo que tenemos. 19:36 - “Y a su paso tendían sus mantos por el camino”. Aunque es cierto que estos eran los mantos naturales que usaban los discípulos, en cierto sentido pueden representar los mantos espirituales de alabanza y gozo que colocamos delante de Su presencia en actitud de adoración. 19:37 - “Cuando llegaban ya cerca de la bajada del monte de los Olivos, toda la multitud de los discípulos, gozándose, comenzó a alabar a Dios a grandes voces por todas las maravillas que habían visto”. No puedo dejar de dar emfasis a la importancia de un corazón que es liberado para regocijarse y alabar al Señor. Es realmente maravilloso estar vestido de gozo y tener esa fuente de agua viva burbujeando dentro de nuestro corazón. 19:38 - “Diciendo: ¡Bendito el rey que viene en el nombre del Señor; paz en el cielo, y gloria en las alturas!”. Este espontáneo arrebato de adulación es profundo. Esta alabanza nos permite vislumbrar el éxtasis que había en el cielo, al saber que la voluntad de Dios se cumpliría en la tierra por medio de Cristo. Tendemos a inquietarnos con mucha frecuencia, preguntándonos si esto o aquello funcionará. No obstante, el cielo descansa en la paz y el conocimiento de que todo será tal como el Padre lo ha dispuesto. Qué
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EL EVANGELIO DE LUCAS hermoso será entrar en Su descanso y ver a Dios obrar y cumplir Su voluntad a través de nuestra vida y de las vidas de otras personas de las cuales dependemos. 19:39 - “Entonces algunos de los fariseos de entre la multitud le dijeron: Maestro, reprende a tus discípulos”.Los líderes religiosos, llenos de ira y envidia, no se atrevieron a intentar acallar a la multitud en forma directa, porque tenían temor de su desaprobación. Por eso se volvieron a Jesús, con la esperanza de que Él rechazaría esta alabanza. En lugar de eso, Él los reprendió, porque este era el cumplimiento de la profecía. 19:40 - “Él, respondiendo, les dijo: Os digo que si éstos callaran, las piedras clamarían. Este era el momento que el Padre había establecido para el reconocimiento de Su Hijo. Él podría haber hecho que hasta las piedras gritaran en alabanza si lo hubiera deseado.
La profecía de la caída de Jerusalén 19:41 - “Y cuando llegó cerca de la ciudad, al verla, lloró sobre ella”. Desde el monte de los Olivos hay una magnífica vista panorámica de la ciudad, y Jesús se detuvo en ese lugar. Las multitudes se regocijaban, como correspondía en Su presencia. Sin embargo, con los ojos de un visionario, Él vio que pronto sería rechazado y crucificado y que, como consecuencia, los juicios de Dios caerían sobre Jerusalén unos cuarenta años más tarde. Con esto en mente, pronunció un lamento sobre la ciudad santa: 19:42 - “Diciendo: ¡Oh, si también tú conocieses, a lo menos en este tu día, lo que es para tu paz! Mas ahora está encubierto de tus ojos”. Israel no reconoció el día de su visitación. Si hubieran aceptado a Cristo como su Rey, esto habría traído paz al corazón de los israelitas. En lugar de eso, se encaminaban hacia la destrucción. Jesús ahora describe ese juicio venidero. 19:43 - “Porque vendrán días sobre ti, cuando tus enemigos te rodearán con vallado, y te sitiarán, y por todas partes te estrecharán”. Jesús profetiza el sitio de Jerusalén que se realizó bajo las órdenes de Tito, el general romano. Este sitio culminó, como ahora el Señor describe, en la destrucción total de la ciudad y del templo en el año 70 d.C. 19:44 - “Y te derribarán a tierra, y a tus hijos dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, por cuanto no conociste el tiempo de tu visitación”. Qué serio y tremendo es el hecho de que su destrucción vendría porque no conocieron el día de su visitación. Esta es, entonces, una verdad en la que necesitamos meditar con seriedad, porque cada uno de nosotros también tendrá oportunidades dadas por Dios. Cuando Dios nos visita, podemos ver que el rumbo de nuestra vida cambia para bien si abrazamos Su visitación, o podemos experimentar una pérdida terrible si no lo hacemos.
Segunda purificación del templo 19:45 - “Y entrando en el templo, comenzó a echar fuera a todos los que vendían y compraban en él”. Aunque este fue un acontecimiento histórico, tiene un significado profético para nuestros días. Debemos observar que hubo dos purificaciones del templo. La primera fue en el momento de Su primera visita 180
EL EVANGELIO DE LUCAS ministerial al templo durante la Pascua, según se relata en Juan 2:15-17. La segunda fue al final de Su ministerio. Estas dos purificaciones representan las dos purificaciones de la Iglesia. La primera purificación del templo se ve representada en Hechos 5. La segunda purificación del templo representa la purificación de la Iglesia antes de la Segunda Venida, la cual, en cierta medida, estamos experimentando en este momento. 19:46 - “Diciéndoles: Escrito está: Mi casa es casa de oración; mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones”.La intención del Señor es que Su Iglesia siempre sea casa de oración para todas las naciones. Esto significa que deben elevarse oraciones continuamente por todos los pueblos del mundo. Los sirvientes del sumo sacerdote (Anás) habían convertido en aquellos días la casa de Dios en un antro de iniquidad. Lo hicieron al vender, a precios excesivos, animales para ser sacrificados. Cuidémonos de que este tipo de negocios no se introduzca en nuestra congregación. La oración, no los negocios, es la que abre las ventanas del cielo y provee para todas nuestras necesidades. 19:47 - “Y enseñaba cada día en el templo; pero los principales sacerdotes, los escribas y los principales del pueblo procuraban matarle. Admiro, entre otras características, la capacidad de Cristo para enseñar con Su clásico aplomo y fortaleza, sabiendo que sólo unos pocos días lo separaban de la cruz. Es muy importante ser capaces de dividir en compartimientos nuestra vida. No dejemos que los problemas nos desborden y distraigan de tal manera que dejemos de prestar atención a la predicación de la Palabra. 19:48 - “Y no hallaban nada que pudieran hacerle, porque todo el pueblo estaba suspenso oyéndole”.Sus enemigos declarados, los líderes religiosos, se sentían impotentes porque las multitudes escuchaban Sus enseñanzas. No debemos permitir que los ataques de nuestros enemigos nos desvíen de las tareas establecidas por Dios para nosotros. No obstante, es realmente difícil poder concentrarnos en la tarea que tenemos a nuestro cargo, mientras estamos sometidos al ataque del enemigo.
Capítulo 20 La pregunta acerca de la autoridad de Jesús para enseñar 20:1-2 - “Sucedió un día, que enseñando Jesús al pueblo en el templo, y anunciando el evangelio, llegaron los principales sacerdotes y los escribas, con los ancianos, y le hablaron diciendo: Dinos: ¿con qué autoridad haces estas cosas? ¿o quién es el que te ha dado esta autoridad?”. El templo, que representa la Iglesia, es el lugar destinado para la enseñanza. En los últimos días, Dios exaltará a Su Iglesia, y las naciones del mundo acudirán a ella para recibir instrucción. “Acontecerá en lo postrero de los tiempos, que será confirmado el monte de la casa de Jehová como cabeza de los montes, y será exaltado sobre los collados, y correrán a él todas las naciones. Y vendrán muchos pueblos, y dirán: Venid, y subamos al monte de Jehová, a la casa del Dios de Jacob; y nos enseñará sus caminos, y caminaremos por sus sendas. Porque de Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová” (Is. 2:2-3).
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EL EVANGELIO DE LUCAS Aunque siempre estaba rodeado de Sus enemigos, el Señor continuó con Sus enseñanzas, pero ahora le preguntaron: “¿Con qué autoridad haces estas cosas? o ¿Quién es el que te ha dado esta autoridad?” Es un hecho conocido que cuando la Iglesia entra en un estado de frialdad espiritual, los líderes intentan conservar sus puestos mediante reglas creadas por los hombres. Una de estas reglas era la necesidad de un permiso para predicar, que tenía que ser aprobado por los principales sacerdotes. 20:3 - “Respondiendo Jesús, les dijo: Os haré yo también una pregunta; respondedme”. Jesús usó en varias ocasiones este método de responder a una pregunta mediante la formulación de otra pregunta, y obtuvo buenos resultados. Esto hacía que Sus interrogadores se pusieran a la defensiva. Debemos intentar usar este método en momentos en los que somos acosados por aquellos que no buscan genuinamente la verdad. 20:4 - “El bautismo de Juan, ¿era del cielo, o de los hombres?”. Al elegir esta pregunta, el Señor hizo que Sus interrogadores se pusieran a la defensiva, como ellos mismos reconocieron de inmediato. 20:5 - “Entonces ellos discutían entre sí, diciendo: Si decimos, del cielo, dirá: ¿Por qué, pues, no le creísteis?”. La maldad de los fariseos se pone de manifiesto mediante sus propias palabras. Reconocieron abiertamente entre sí que no habían cumplido con los mandamientos que Dios había dado por medio de Juan. En realidad, también estaban reconociendo que Juan era un profeta que había sido enviado por Dios. 20:6-7 - “Y si decimos, de los hombres, todo el pueblo nos apedreará; porque están persuadidos de que Juan era profeta. Y respondieron que no sabían de dónde fuese”. Con hipocresía, admitieron entre ellos que sabían que el mensaje de Juan era verdadero; pero al negar a Juan, sabían que provocarían la ira del pueblo, cuya alabanza anhelaban. Se apoyaron en la excusa hipócrita de la ignorancia. 20:8 - “Entonces Jesús les dijo: Yo tampoco os diré con qué autoridad hago estas cosas”. Jesús los hizo caer en una trampa al hacer que la respuesta de ellos se volviera en su contra y lo favoreciera a Él.
La piedra que desecharon los edificadores 20:9 - “Comenzó luego a decir al pueblo esta parábola: Un hombre plantó una viña, la arrendó a labradores, y se ausentó por mucho tiempo”. Para reafirmar Su enseñanza acerca de la maldad de Sus enemigos, Jesús presenta una parábola que habla del señor de la viña y de los labradores malvados. 20:10 - “Y a su tiempo envió un siervo a los labradores, para que le diesen del fruto de la viña; pero los labradores le golpearon, y le enviaron con las manos vacías”. Esto representa el rechazo de los siervos del Señor durante toda la historia de Israel. Lamentablemente, esto también es cierto en la era de la Iglesia. 20:11 - “Volvió a enviar otro siervo; mas ellos a éste también, golpeado y afrentado, le enviaron con las manos vacías”. Estos versículos no sólo describen el rechazo de Israel a los profetas a lo largo de los siglos. La Iglesia también ha rechazado a sus mensajeros muchas veces durante su historia. En distintos
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EL EVANGELIO DE LUCAS períodos de tiempo, ha existido rechazo a los verdaderos siervos de Cristo por parte de la comunidad religiosa: John Wycliffe, Martín Lutero, William Tyndale y Francois Fénelon, para nombrar sólo algunos. 20:12 - “Volvió a enviar un tercer siervo; mas ellos también a éste echaron fuera, herido”. Otros rechazados por la familia de la fe fueron John Bunyan y John Wesley, así como también el movimiento de los hugonotes y los pentecostales en tiempos más modernos. El significado histórico literal de la parábola habla del rechazo de Israel a todos sus profetas, culminando con la aparición de Cristo, el heredero de todas las cosas, a quien Israel también rechazó. 20:13 - “Entonces el señor de la viña dijo: ¿Qué haré? Enviaré a mi hijo amado; quizás cuando le vean a él, le tendrán respeto”. Israel tuvo el testimonio de Juan el Bautista y de todos los profetas. Además, conoció los acontecimientos milagrosos que rodearon el nacimiento de Cristo, los sabios, la estrella milagrosa y el hecho de que el tiempo se había cumplido (Dn. 9:25-26). Aun así rechazaron a Aquel que había realizado tantos milagros en medio de ellos. 20:14 - “Mas los labradores, al verle, discutían entre sí, diciendo: Este es el heredero; venid, matémosle, para que la heredad sea nuestra”.Esto revela los pensamientos internos de los religiosos, como también percibió Poncio Pilato: “Porque [Poncio Pilato] sabía que por envidia le habían entregado” (Mt. 27:18; Mr. 15:10). “Entonces los principales sacerdotes y los fariseos reunieron el concilio, y dijeron: ¿Qué haremos? Porque este hombre hace muchas señales. Si le dejamos así, todos creerán en él; y vendrán los romanos, y destruirán nuestro lugar santo y nuestra nación” (Jn. 11:47-48). 20:15 - “Y le echaron fuera de la viña, y le mataron. ¿Qué, pues, les hará el señor de la viña?”. Aquí el Señor predice Su propia muerte en manos de los principales sacerdotes, los intérpretes de la ley y los escribas. 20:16 - “Vendrá y destruirá a estos labradores, y dará su viña a otros. Cuando ellos oyeron esto, dijeron: ¡Dios nos libre!”. Esto se refiere al hecho de que Israel como nación perdió su heredad como fuente de la verdad de Dios. Ese privilegio ha sido dado a otra nación, la Iglesia: “También digo: ¿No ha conocido esto Israel? Primeramente Moisés dice: Yo os provocaré a celos con un pueblo que no es pueblo; con pueblo insensato os provocaré a ira. E Isaías dice resueltamente: Fui hallado de los que no me buscaban; me manifesté a los que no preguntaban por mí. Pero acerca de Israel dice: Todo el día extendí mis manos a un pueblo rebelde y contradictor” (Ro. 10:19-21, comparar Mt. 21:43). Ahora Jesús se refiere a sí mismo como “la piedra que desecharon los edificadores”. 20:17 - “Pero él, mirándolos, dijo: ¿Qué, pues, es lo que está escrito: La piedra que desecharon los edificadores ha venido a ser cabeza del ángulo?”. El Señor cita Salmos 118:22, con lo cual se identifica. El apóstol Pedro confirma esto (1 P. 2:4, 7-8). Él es, como afirma Pablo en Efesios 2:20, la principal piedra del ángulo de la Iglesia, a partir de la cual debe medirse la vida de cada uno de nosotros. Haciendo referencia a Isaías 8:14-15, Jesús dice:
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EL EVANGELIO DE LUCAS 20:18 - “Todo el que cayere sobre aquella piedra, será quebrantado; mas sobre quien ella cayere, le desmenuzará”. Queridos amigos, seamos prudentes y con toda humildad caigamos sobre la piedra, Jesucristo, para que podamos tener un espíritu contrito y quebrantado y nos convirtamos en ese sacrificio que le agrada tanto, como dice David en Salmos 51:17. De otra manera, la piedra caerá sobre nosotros en juicio.
La controversia con respecto al tributo 20:19 - “Procuraban los principales sacerdotes y los escribas echarle mano en aquella hora, porque comprendieron que contra ellos había dicho esta parábola; pero temieron al pueblo”.Los líderes religiosos sabían que Jesús había sido más astuto que ellos y que se estaba ganando la aceptación del pueblo. Por consiguiente, la posición y prestigio de estos delante del pueblo se veía amenazada. Su único recurso era hacer que a Jesús lo mataran. Por lo tanto, buscaban algo de qué acusarle ante el gobernador romano, porque no tenían autoridad política propia para dar muerte a una persona. 20:20 - “Y acechándole enviaron espías que se simulasen justos, a fin de sorprenderle en alguna palabra, para entregarle al poder y autoridad del gobernador”. Es muy cierto en nuestros días que Satanás coloca a su gente en la congregación de los justos con el fin de destruirlos mediante acusaciones falsas. Esto es lo que ocurrió con William Tyndale, quien fue traicionado por un sinvergüenza reclutado por el obispo de Londres. Fingiendo ser un creyente genuino, este ladrón logró entregar a William Tyndale, en contra de los deseos de la Iglesia, en manos de sus enemigos, quienes lo quemaron en la hoguera. (Tyndale tradujo el Antiguo y el Nuevo Testamentos al idioma inglés.) Entonces estos espías vinieron a Jesús en busca de algo acerca de lo cual pudieran acusarle delante del gobernador Poncio Pilato. 20:21 - “Y le preguntaron, diciendo: Maestro, sabemos que dices y enseñas rectamente, y que no haces acepción de persona, sino que enseñas el camino de Dios con verdad”. Con estas mismas palabras los espías se condenaron a sí mismos. Estas palabras atestiguarán en su contra el día del juicio final. ¡Su afirmación era cierta! Jesús enseñó la Palabra de Dios con verdad. El intento de atrapar y condenar a Jesús demostró su propia situación depravada. Habían vendido su alma por la vana alabanza de sus líderes. Luego le hicieron otra pregunta. 20:22 - “¿Nos es lícito dar tributo a César, o no?”. Esta pregunta, formulada con toda sutileza, era acerca de un tema que la nación en su conjunto debatía con frecuencia. Nadie se habría opuesto si Jesús hubiera hablado en contra de los impuestos del invasor odiado y opresivo con la excepción, por supuesto, del partido herodiano, quien entonces tendría buenos motivos para acusarlo delante del gobernador. Sin embargo, por favor no tome este comentario como base para no pagar impuestos, porque como cristianos estamos regidos por lo que dice Romanos 13:1-7. 20:23-24 - “Mas él, comprendiendo la astucia de ellos, les dijo: ¿Por qué me tentáis? Mostradme la moneda. ¿De quién tiene la imagen y la inscripción? Y respondiendo dijeron: De César”. El Señor, que sabía todas las cosas, vio claramente su engaño.
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EL EVANGELIO DE LUCAS 20:25 - “Entonces les dijo: Pues dad a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios”. Con esta simple afirmación, el Señor declaró que debemos pagar nuestros impuestos y también dar diezmos y ofrendas a Dios. No dijo a Sus adversarios nada que les sirviese para acusarlo. 20:26 - “Y no pudieron sorprenderle en palabra alguna delante del pueblo, sino que maravillados de su respuesta, callaron”. La sabiduría de Dios hace callar a Sus enemigos. Nosotros también debemos pedir siempre al Señor sabiduría en nuestro hablar, pensamientos y acciones.
La doctrina de la resurrección La situación de los redimidos en la resurrección es un tema de gran importancia porque, si la entendemos, podemos prepararnos con gran diligencia. Más tarde comentaremos las preguntas de estos saduceos. Por ahora lea el texto según aparece en la versión Reina Valera de la Biblia, en su revisión de 1960, hasta que lleguemos a la respuesta de Jesús. 20:27-35 - “Llegando entonces algunos de los saduceos, los cuales niegan haber resurrección, le preguntaron, diciendo: Maestro, Moisés nos escribió: Si el hermano de alguno muriere teniendo mujer, y no dejare hijos, que su hermano se case con ella, y levante descendencia a su hermano. Hubo, pues, siete hermanos; y el primero tomó esposa, y murió sin hijos. Y la tomó el segundo, el cual también murió sin hijos. La tomó el tercero, y así todos los siete, y murieron sin dejar descendencia. Finalmente murió también la mujer. En la resurrección, pues, ¿de cuál de ellos será mujer, ya que los siete la tuvieron por mujer? Entonces respondiendo Jesús, les dijo: Los hijos de este siglo se casan, y se dan en casamiento; mas los que fueren tenidos por dignos de alcanzar aquel siglo y la resurrección de entre los muertos, ni se casan, ni se dan en casamiento”. Con esta respuesta, Jesús señala claramente que el matrimonio es un vínculo que se aplica solamente a la duración de esta vida aquí en la tierra. Sin embargo, no está diciendo que no nos encontraremos con los seres que amamos en el mundo venidero. Estaremos con ellos, pero no en la unión matrimonial. 20:36 - “Porque no pueden ya más morir, pues son iguales a los ángeles, y son hijos de Dios, al ser hijos de la resurrección. Seremos como los ángeles del cielo, y seremos todos hermanos y hermanas viviendo en esa bendita paz y gozo que llena a todos los que son contados como dignos de estar en la resurrección de los justos. Y ahora, para refutar la doctrina de los saduceos, quienes no creían en la resurrección, Jesús dice: 20:37-38 - “Pero en cuanto a que los muertos han de resucitar, aun Moisés lo enseñó en el pasaje de la zarza, cuando llama al Señor, Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob. Porque Dios no es Dios de muertos, sino de vivos, pues para él todos viven”. Abraham, Isaac y Jacob ya habían estado muertos cientos de años cuando el Señor se apareció a Moisés en la zarza. Abraham, Isaac y Jacob estaban en las partes inferiores de la tierra, muy conscientes y alertas. No pasaron al olvido cuando murieron. El espíritu de cada uno de ellos fue a las partes inferiores de la tierra, a un lugar de descanso. En el relato del rico y Lázaro podemos ver claramente que ellos podían hablar entre sí. El rico podía ver a Abraham y Abraham también le hablaba. 185
EL EVANGELIO DE LUCAS La pregunta formulada a los escribas 20:39-40 - “Respondiéndole algunos de los escribas, dijeron: Maestro, bien has dicho. Y no osaron preguntarle nada más. Después de haber hecho callar a todos Sus adversarios, nuestro Señor les planteó una pregunta doctrinal: 20:41 - “Entonces él les dijo: ¿Cómo dicen que el Cristo es hijo de David?”. El Señor les hizo esta pregunta porque se lo identificaba una y otra vez con el título de “hijo de David” (título que también usó el ciego Bartimeo). El Señor intenta demostrar aquí que Él es en verdad mucho mayor que David. 20:42-44 - “Pues el mismo David dice en el libro de los Salmos: Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies. David, pues, le llama Señor; ¿cómo entonces es su hijo?”. Los escribas no le respondieron, pero podían haber dicho que Jesús era descendiente directo de David a través de la línea de sangre de María, Su madre. No obstante, en realidad también era el Hijo de Dios, a quien David rendiría reverencia como Señor. Para decirlo en forma sencilla, Cristo creó a David, pero Él también se convirtió en hombre y fue descendiente suyo para llegar a la raza humana.
La condena de los escribas 20:45 - “Y oyéndole todo el pueblo, dijo a sus discípulos”. Ahora Jesús se dirige a todo el pueblo que lo rodea y pronuncia esta solemne advertencia con respecto a los escribas: 20:46 - “Guardaos de los escribas, que gustan de andar con ropas largas, y aman las salutaciones en las plazas, y las primeras sillas en las sinagogas, y los primeros asientos en las cenas”. La soberbia de la vida era quizás lo que caracterizaba el pecado destacado de este grupo, porque amaban las alabanzas del pueblo. Debemos procurar ser expurgados de toda esta vanidad y buscar el honor que viene únicamente de Dios. Por sobre todas las cosas, debemos esforzarnos para poder escuchar esas benditas palabras: “Bien, buen siervo y fiel; entra en el gozo de tu señor”. 20:47 - “Que devoran las casas de las viudas, y por pretexto hacen largas oraciones; éstos recibirán mayor condenación”. Estos escribas se enriquecían apoderándose de los bienes de los pobres e indefensos. Se aprovechaban de los desamparados. Debido a su despreciable hipocresía, el Señor dijo que su condenación eterna sería mucho mayor. Recordemos que existen distintos niveles de dolor y castigo en el infierno, así como hay niveles de gloria y recompensas en la luz de la dicha celestial.
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EL EVANGELIO DE LUCAS
Capítulo 21 La viuda pobre y sus dos blancas 21:1 - “Levantando los ojos, vio a los ricos que echaban sus ofrendas en el arca de las ofrendas”. En esta vida, nuestro sentido de juicio es muy diferente del que se tiene en el cielo. En este pasaje se nos enseña esta diferencia. Aquí tenemos a los ricos que echaban de su abundancia y recibían los aplausos de sus semejantes. Cuando estaba pastoreando una iglesia, hace muchos años, un miembro adinerado de la congregación decidió que yo necesitaba un traje nuevo y, de inmediato, me dio una importante suma de dinero delante de los demás. El Señor me dijo después que esa ofrenda era “nada” porque para él era equivalente a dar dos centavos. Ahora fijamos nuestra atención en otra persona que también puso su dinero en el arca de las ofrendas. 21:2-4 - “Vio también a una viuda muy pobre, que echaba allí dos blancas. Y dijo: En verdad os digo, que esta viuda pobre echó más que todos. Porque todos aquéllos echaron para las ofrendas de Dios de lo que les sobra; mas ésta, de su pobreza echó todo el sustento que tenía”.Esta viuda pobre ha recibido una recompensa celestial mayor que todos los que dieron de sus riquezas. En realidad, una vez leí que un santo había recibido una visión del cielo y que en la visión había visto la morada celestial de esta viuda. La belleza de su casa era proporcional a su ofrenda: ella había dado todo lo que tenía. Recordemos que Dios nos da lo mejor cuando nosotros le damos lo mejor a Él, y esta mujer había dado todo lo que tenía.
Las señales de los tiempos vv. 5-36 21:5 - “Y a unos que hablaban de que el templo estaba adornado de hermosas piedras y ofrendas votivas, dijo”. Ese hermoso templo de piedras de color crema y oro era conocido como el templo de Herodes. Era una renovación elaborada del templo que Zorobabel había reconstruido. En el momento de la primera Pascua ministerial de Cristo en el año 27 d.C., el templo llevaba cuarenta y seis años de construcción. Ahora tenía cuarenta y nueve años. No sería completado hasta el año 64 d.C., sólo seis años antes de su destrucción por parte de las fuerzas de Tito. Josefo afirma que la intención de Tito era preservar el templo. Sin embargo, primero fue incendiado por los defensores judíos y luego un soldado romano arrojó una tea ardiente dentro de la ventana dorada. Tito dio la orden de extinguir el fuego, pero fue en vano. Los soldados romanos, consumidos por un odio intenso por los judíos, avanzaron hacia el templo y lo destruyeron, dando así cumplimiento a las palabras de Jesús. 21:6 - “En cuanto a estas cosas que veis, días vendrán en que no quedará piedra sobre piedra, que no sea destruida”. La destrucción de la ciudad se realizó bajo las órdenes de Tito, según el libro de Josefo Las Guerras de los Judíos, libro 7:1:1. El comandante del ejército romano que quedó allí (Terencio Rufo) cumplió con la profecía de Miqueas 3:12: “Por tanto, a causa de vosotros Sion será arada como campo, y Jerusalén vendrá a ser montones de ruinas, y el monte de la casa como cumbres de bosque”. 187
EL EVANGELIO DE LUCAS De esta manera se cumplieron las palabras del Salvador y Jerusalén quedó desolada y sus habitantes muertos, mientras que otros fueron vendidos como esclavos conforme a la profecía de Deuteronomio 28:64-68 (que habla de que serán vendidos como esclavos pero que serán tan despreciables que nadie querrá comprarlos). 21:7 - “Y le preguntaron, diciendo: Maestro, ¿cuándo será esto? ¿y qué señal habrá cuando estas cosas estén para suceder?”. El Evangelio de Mateo expresa esto con mayor claridad. Los discípulos hacen varias preguntas. “¿Cuándo será esto?” se refiere a lo que iba a suceder en el año 70 d.C. (ni una piedra quedaría sobre otra, el templo y la ciudad serían destruidas y los habitantes dispersados). Luego le preguntaron acerca de las señales de la venida de Cristo. Por lo tanto, algunas de las cosas que Cristo dice eran para el primer siglo y otras son para nuestro tiempo. Algunas de las cosas que dijo podrían aplicarse a ambos momentos: Su tiempo y el nuestro. • Algunas de las cosas que Cristo dijo eran para el primer siglo. • Algunas de las cosas que Cristo dijo son para nuestro tiempo. • Algunas de las cosas que Cristo dijo podrían aplicarse a Su tiempo y al nuestro. La pregunta que se hace aquí: “¿Cuándo será esto?” seguramente estaba relacionada con la destrucción de Jerusalén por parte de Tito, y así la comprende Jesús. En Su respuesta, aunque habla de los acontecimientos que culminan con Su Segunda Venida, se refiere específicamente a la destrucción de Jerusalén en los versículos 20-24, lo que sucedió en el año 70 d.C. Ahora, en términos generales, Jesús dice acerca de la Segunda Venida: 21:8 - “Mirad que no seáis engañados; porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo, y: El tiempo está cerca. mas no vayáis en pos de ellos”. Primero advierte que habrá engaño y falsos cristos. Josefo nos informa que aun en ese tiempo había muchos que afirmaban tener inspiración divina y engañaban a la gente, llevando a muchos de ellos al desierto. Dijo que la tierra estaba llena de magos, seductores e impostores. Estos atraían a grandes multitudes y las llevaban a lugares desiertos y solitarios para que vieran las señales y milagros que les prometían mostrar en nombre de Dios. 21:9 - “Y cuando oigáis de guerras y de sediciones, no os alarméis; porque es necesario que estas cosas acontezcan primero; pero el fin no será inmediatamente”. La historia registra que antes de la destrucción de Jerusalén hubo agitaciones violentas en el imperio romano. Cuatro emperadores (Nerón, Galba, Otón y Vitelio) sufrieron muertes violentas en el breve período de dieciocho meses. Como resultado de estos cambios de gobierno, hubo alborotos en todo el imperio, aunque en ese momento el imperio estaba en paz. Diferentes partes defendían a distintos emperadores y hubo un gran derramamiento de sangre. 21:10 - “Entonces les dijo: Se levantará nación contra nación, y reino contra reino”.En Antigüedades XX:34, Josefo dice que primero Bardanes y luego Vologeses declararon la guerra a Jerusalén, pero esta no se concretó. También Vitelio, gobernador de Siria, declaró la guerra a Aretas, rey de Arabia, e intentó llevar a su ejército a través de Palestina. Sin embargo, la muerte del emperador Tiberio en el año 37 d.C. evitó la guerra (Antigüedades XVIII:5.3).
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EL EVANGELIO DE LUCAS 21:11 - “Y habrá grandes terremotos, y en diferentes lugares hambres y pestilencias; y habrá terror y grandes señales del cielo”. Terremotos: hubo muchos terremotos que sacudieron ciudades enteras antes de la destrucción de Jerusalén. El historiador Tácito menciona uno que se produjo durante el reinado de Claudio en Roma, y dice que durante el reinado de Nerón las ciudades de Laodicea, Hierápolis y Colosas fueron derribadas. Hambres: Tácito, Suetonio y Eusebio mencionan el hambre predicha por Agabo (Hch. 11:28). El hambre fue tan grave en Jerusalén que Josefo dice que muchas personas perecieron debido a la falta de alimentos (Antigüedades XX:2). El hambre prevaleció en Roma, Palestina y Grecia cuatro veces durante el reinado de Claudio (41-54 d.C.). Pestilencias: se registraron enfermedades epidémicas muy fuertes en Babilonia en el año 40 d.C. (Antigüedades XVIII:9.8) y en Italia en el año 66 d.C. (Tácito 16:13). Ambas se produjeron antes de la destrucción de Jerusalén. Señales: En su libro Las Guerras de los Judíos, Josefo afirma (en el libro 6, capítulo 5, párrafo 3) que ocurrieron ciertas señales antes de la destrucción de Jerusalén. Una de ellas fue una estrella en forma de cometa que permaneció sobre la ciudad durante todo un año. Además, antes del atardecer, se vio una cantidad importante de tropas con armaduras y carrozas en las nubes. La puerta oriental del atrio interior del templo que era cerrada dificultosamente por veinte hombres, se abrió por sí sola la noche de Pascua. Los eruditos interpretaron estos sucesos como indicios de los juicios venideros y de que el templo sería abierto a sus enemigos. Luego, en la fiesta de Pentecostés, los sacerdotes oyeron en el templo un temblor y un ruido, como si proviniera de una gran multitud, y una voz que dijo: “Salgamos de aquí”. 21:12 - “Pero antes de todas estas cosas os echarán mano, y os perseguirán, y os entregarán a las sinagogas y a las cárceles, y seréis llevados ante reyes y ante gobernadores por causa de mi nombre”. El Señor ahora advierte a los discípulos que habrá persecución en contra de los cristianos, lo cual ocurrió bajo la dirección de Saulo de Tarso. Antes de esto, Pedro y Juan habían sido encarcelados (Hechos 4:3) y Esteban había sido apedreado (Hechos 7). 21:13 - “Y esto os será ocasión para dar testimonio”. Con su muerte, Esteban se convirtió en el primer mártir cristiano, y muchas generaciones han elogiado su nombre debido a su testimonio invalorable. 21:14-15 - “Proponed en vuestros corazones no pensar antes cómo habéis de responder en vuestra defensa; porque yo os daré palabra y sabiduría, la cual no podrán resistir ni contradecir todos los que se opongan”. Esta promesa es muy similar a la de Isaías 54:17: “Ninguna arma forjada contra ti prosperará, y condenarás toda lengua que se levante contra ti en juicio. Esta es la herencia de los siervos de Jehová, y su salvación de mí vendrá, dijo Jehová”. Esteban recibió una sabiduría que desconcertó a sus adversarios: “Entonces se levantaron unos de la sinagoga llamada de los libertos, y de los de Cirene, de Alejandría, de Cilicia y de Asia, disputando con 189
EL EVANGELIO DE LUCAS Esteban. Pero no podían resistir a la sabiduría y al Espíritu con que hablaba” (Hch. 6:9-10). Esta es la clase de sabiduría que nos dará el Señor cuando tengamos que responder por la esperanza que tenemos en nuestro interior. 21:16 - “Mas seréis entregados aun por vuestros padres, y hermanos, y parientes, y amigos; y matarán a algunos de vosotros”. Lamentablemente, en tiempos de persecución las palabras de Satanás parecen muy ciertas en muchos casos: “Respondiendo Satanás, dijo [...]: todo lo que el hombre tiene dará por su vida. Pero extiende ahora tu mano, y toca su hueso y su carne, y verás si no blasfema contra ti en tu misma presencia” (Job 2:4-5). Podemos trasponer Job 2:4-5 y decir que muchas personas traicionan a los miembros de su propia familia para poder salvarse a sí mismos. 21:17 - “Y seréis aborrecidos de todos por causa de mi nombre”. Jesús dijo en Juan 15:18-20: “Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido antes que a vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no sois del mundo, antes yo os elegí del mundo, por eso el mundo os aborrece. Acordaos de la palabra que yo os he dicho: El siervo no es mayor que su señor. Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán; si han guardado mi palabra, también guardarán la vuestra”. No somos mayores que nuestro Señor. Si el mundo lo odió a Él, también nos odiará a nosotros. Todos los apóstoles sufrieron en gran manera por su Señor, y nosotros no somos mayores que los apóstoles. 21:18 - “Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá”. Este breve dicho se refiere al hecho de que ninguna parte de nuestro ser sufrirá la condenación eterna, sino que será conservada para la mañana de resurrección. 21:19 - “Con vuestra paciencia ganaréis vuestras almas”. Por lo tanto, debemos encomendarnos a las manos del Señor, que “hace bien todas las cosas”. 21:20 - “Pero cuando viereis a Jerusalén rodeada de ejércitos, sabed entonces que su destrucción ha llegado”. Ahora llegamos a los acontecimientos del año 70 d.C., cuando los ejércitos romanos rodearon la ciudad antes de su destrucción final. A medida que los ejércitos avanzaban hacia la ciudad para rodearla, los cristianos fueron advertidos por medio de profecías que huyeran, lo cual hicieron. Fueron a Pella y a otros lugares que estaban más allá del río Jordán. No se registra que algún cristiano haya muerto en el sitio y posterior destrucción de la ciudad. (Eusebio Hist. Ecl. libro III, capítulo 6) 21:21 - “Entonces los que estén en Judea, huyan a los montes; y los que en medio de ella, váyanse; y los que estén en los campos, no entren en ella. Sin duda había un momento para estar en Jerusalén y adorar al Señor, pero seguramente había un momento en el que sería mejor no ser hallado en la ciudad santa. Esto ocurrirá en los últimos días, ya que allí comenzará la Gran Tribulación (Mt. 24:15-22). 21:22 - “Porque estos son días de retribución, para que se cumplan todas las cosas que están escritas”. Es un hecho de la vida que los que niegan la gracia de Dios sufrirán Su ira. Esto es claramente lo que sucedió a los habitantes de Jerusalén. Crucificaron al Señor de gloria y más de cuatrocientos de sus jóvenes fueron crucificados por los romanos.
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EL EVANGELIO DE LUCAS 21:23 - “Mas ¡ay de las que estén encintas, y de las que críen en aquellos días! porque habrá gran calamidad en la tierra, e ira sobre este pueblo”. Las mujeres embarazadas habrían tenido una clara desventaja en tiempos como esos, porque habría sido muy difícil conseguir alimentos, y lo mismo sucedería con todas las otras provisiones que necesitan los niños pequeños. 21:24 - “Y caerán a filo de espada, y serán llevados cautivos a todas las naciones; y Jerusalén será hollada por los gentiles, hasta que los tiempos de los gentiles se cumplan”. Josefo calcula que cerca de 3.000.000 de personas estuvieron en Jerusalén para la fiesta de Pascua. Aproximadamente 1.100.000 de ellas murieron durante el sitio romano. Otras 250.000 de las provincias colindantes también perdieron la vida. Josefo escribió que todas las calamidades que habían ocurrido a cualquier nación del mundo eran leves comparadas con las de los judíos. También fue importante el holocausto en tiempos de la Alemania nazi. Ninguna nación estuvo tan señalada para el desagrado divino como Israel. Jerusalén fue gobernada por autoridades gentiles hasta el cumplimiento de Jeremías 30:3. “Porque he aquí que vienen días, dice Jehová, en que haré volver a los cautivos de mi pueblo Israel y Judá, ha dicho Jehová, y los traeré a la tierra que di a sus padres, y la disfrutarán”. Esto sucedió en 1948, cuando los judíos regresaron a su tierra natal e Israel volvió a ser una nación, pero regresaron para prepararse para la Gran Tribulación, que es conocida como el “tiempo de angustia para Jacob”. Por consiguiente, Jeremías continúa transmitiendo las advertencias de Dios: “Porque así ha dicho Jehová: Hemos oído voz de temblor; de espanto, y no de paz. Inquirid ahora, y mirad si el varón da a luz; porque he visto que todo hombre tenía las manos sobre sus lomos, como mujer que está de parto, y se han vuelto pálidos todos los rostros. ¡Ah, cuán grande es aquel día! tanto, que no hay otro semejante a él; tiempo de angustia para Jacob; pero de ella será librado” (Jer. 30:5-7). 21:25 - “Entonces habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, confundidas a causa del bramido del mar y de las olas”. Cuando ocurran estos acontecimientos, se cumplirá lo que dijo el profeta Joel: “Y daré prodigios en el cielo y en la tierra, sangre, y fuego, y columnas de humo” (Jl. 2:30). 21:26 - “Desfalleciendo los hombres por el temor y la expectación de las cosas que sobrevendrán en la tierra; porque las potencias de los cielos serán conmovidas”. El apóstol Pablo cita esto en Hebreos 12:26, lo cual es a su vez una cita de Hageo 2:6. Esto prueba que se cumplirá inmediatamente antes de la venida del Señor. 21:27 - “Entonces verán al Hijo del Hombre, que vendrá en una nube con poder y gran gloria”. El hecho de que el Señor vendrá en las nubes se enfatiza en la Biblia; mencionaremos solamente Apocalipsis 1:7: “He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que le traspasaron; y todos los linajes de la tierra harán lamentación por él. Sí, amén”. Después de haber presentado la secuencia histórica desde Su tiempo, pasando por el sitio del año 70 d.C. y hasta los días de la Segunda Venida, nuestro Señor dice:
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EL EVANGELIO DE LUCAS 21:28 - “Cuando estas cosas comiencen a suceder, erguíos y levantad vuestra cabeza, porque vuestra redención está cerca”. La redención final de Su Iglesia, Su esposa, sucederá cuando el Esposo Celestial venga en busca de Sus redimidos. Ese también será el momento de la resurrección. 21:29-30 - “También les dijo una parábola: Mirad la higuera y todos los árboles. Cuando ya brotan, viéndolo, sabéis por vosotros mismos que el verano está ya cerca”. En la naturaleza podemos discernir la llegada de las estaciones, pero es mucho más importante que podamos discernir las estaciones espirituales. Hay básicamente cuatro estaciones en la mayoría de los países del mundo: primavera, verano, otoño e invierno. Estas equivalen a las estaciones espirituales de nuestra vida. Son caracterizadas de esta manera en Cantar de los Cantares. En lo natural, la tierra realiza algo diferente en cada estación. El invierno es un tiempo de descanso, la primavera es el surgimiento de nueva vida, el verano es un período de crecimiento y el otoño, es el tiempo de la cosecha y recolección del fruto maduro. Necesitamos conocer y comprender las estaciones que estamos experimentando en nuestra vida, a fin de que podamos trabajar con Dios de manera más inteligente. Esta verdad acerca de las estaciones se aplica también a los misioneros. Ellos no pueden esperar cosechar antes de haber sembrado o de que otras personas hayan sembrado en ese campo específico. 21:31 - “Así también vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios”. Cuando veamos las señales, especialmente aquellas de la aparición del Anticristo, la Abominación Desoladora y, por supuesto, las señales en los cielos, debemos comprender que el momento de la Segunda Venida está cercano. 21:32 - “De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca. “Esta generación” se refiere a la actual era de la Iglesia”. 21:33 - “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán”.Las palabras del Señor son inmutables. No pueden ser modificadas o cambiadas. Lógicamente, todo lo que se encuentra registrado en las profecías de la Biblia se cumplirá, así como también se cumplirá todo lo que el Señor nos haya dicho personalmente a cada uno. Anímese y nunca se rinda, sino más bien espere pacientemente a que llegue el cumplimiento de esas promesas y verá la gloria del Señor. 21:34 - “Mirad también por vosotros mismos, que vuestros corazones no se carguen de glotonería y embriaguez y de los afanes de esta vida, y venga de repente sobre vosotros aquel día.Siempre existe el peligro de cansarse de hacer el bien y bajar la guardia. Cuando nos desanimamos, a menudo nos volvemos a las diversiones y el estilo de vida de este mundo mientras esperamos Su venida. Queridos amigos, ha habido muchos pastores influyentes que han sido atrapados de esta manera, cayendo en el jolgorio y aun en la borrachera. Esos que fueron los instrumentos de salvación para muchas almas se convirtieron en náufragos. 21:35 - “Porque como un lazo vendrá sobre todos los que habitan sobre la faz de toda la tierra”. Debemos cuidarnos de mantener nuestro cuerpo bajo sujeción para que nuestros apetitos no nos ahoguen en el fango
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EL EVANGELIO DE LUCAS del pecado. Somos como soldados, que están muy atentos al enemigo por un tiempo, pero que cuando el combate continúa tienden a descuidarse. Hay muchas advertencias en la Biblia en contra de aflojar. Pablo dijo a la iglesia de Galacia: “Vosotros corríais bien; ¿quién os estorbó?” Luego exhortó: “No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos” (Gá. 5:7; 6:9). 21:36 - “Velad, pues, en todo tiempo orando que seáis tenidos por dignos de escapar de todas estas cosas que vendrán, y de estar en pie delante del Hijo del Hombre”. “Velar y orar” es la clave para ser protegidos y cubiertos en los tiempos del juicio. Sofonías 2:3 confirma esto: “Buscad a Jehová todos los humildes de la tierra, los que pusisteis por obra su juicio; buscad justicia, buscad mansedumbre; quizás seréis guardados en el día del enojo de Jehová”. “Y de estar en pie delante del Hijo del Hombre”. Al “velar y orar”, también debemos ser considerados dignos de estar en pie en Su presencia. En el huerto de Getsemaní, los discípulos estuvieron en pie en Su presencia, pero los soldados y Judas retrocedieron y cayeron a tierra ante la revelación de Su nombre (Jn. 18:6). “Estar en pie en su presencia” también tiene otro significado. En la eternidad, los siervos que han sido “llamados y elegidos y fieles” tendrán el privilegio de estar en pie en Su presencia (Ap. 17:14). Todos los demás sólo lo conocerán desde una distancia. Oremos para que podamos obtener esa promesa de estar en pie en Su presencia.
La ocupación diaria de Cristo en sus últimos días 21:37 - “Y enseñaba de día en el templo; y de noche, saliendo, se estaba en el monte que se llama de los Olivos”. Durante las noches se quedaba en Betania, pero se levantaba temprano a la mañana para ir a enseñar. Esto sucedió apenas dos días antes de ir a la cruz. ¿No lo admira usted por ocuparse en todo momento de los negocios de Su Padre, aun en el momento de mayor tensión? Me maravillo ante Su calma y compostura. ¡Oh, cómo lo amo y adoro! 21:38 - “Y todo el pueblo venía a él por la mañana, para oírle en el templo”. Como hijos de Dios, estamos llamados a enseñar en alguna medida. En Hebreos 5:12–6:3 Pablo exhorta a los creyentes a enseñar. Aprendamos cómo enseñar. Por sobre todas las cosas, recordemos que somos epístolas vivientes conocidas y leídas por todos. Por consiguiente, debemos ser lo que predicamos. Ese es el método más importante para ayudar a los demás a encontrar el camino.
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Capítulo 22 El dinero de la traición 22:1 - “Estaba cerca la fiesta de los panes sin levadura, que se llama la pascua”. El origen de la Pascua se relata en Éxodo 12. El Señor ordenó a Su pueblo que tomara un cordero por familia en el décimo día del primer mes del año judío. (Nisán, el primer mes, corresponde a marzo o abril en nuestro calendario.) Luego, en esa fatídica noche del día 14, tenían que dar muerte al cordero y colocar su sangre en los dos postes y en el dintel de su casa. Luego debían comer el cordero y prepararse para el viaje de salida de Egipto. Esa noche, el ángel del Señor recorrió la región y mató a los primogénitos de cada familia, pero en las casas donde vio la sangre pasó de largo y no entró a matar a nadie. De esta manera, el pueblo fue salvado por la sangre del cordero. Cristo se convirtió en nuestro cordero pascual y, en esta Pascua divinamente establecida, debía derramar Su sangre por los pecados del mundo. Irónicamente, los líderes religiosos serían los responsables de Su crucifixión, como veremos a continuación. 22:2 - “Y los principales sacerdotes y los escribas buscaban cómo matarle; porque temían al pueblo”. Los líderes religiosos no podían cumplir en público su propósito de matar a Cristo, porque el común de la gente lo escuchaba de buena gana y los líderes temían perder su popularidad y posición. 22:3 - “Y entró Satanás en Judas, por sobrenombre Iscariote, el cual era uno del número de los doce”. La traición de Jesús por parte de uno de Sus doce discípulos era algo que Él sabía desde el momento mismo en que los escogió. Era necesaria para que se cumplieran las Escrituras: “Aun el hombre de mi paz, en quien yo confiaba, el que de mi pan comía, alzó contra mí el calcañar” (Sal. 41:9). El más grande de los traidores es Satanás. Como Lucifer, traicionó al Padre en presencia de la Luz y, por lo tanto, no había posibilidad de arrepentimiento. A menudo pensamos que la traición del Señor era para que se identificara con el hombre. Sin embargo, también fue para conocer el sufrimiento de Su Padre. Nosotros también tenemos que experimentar la traición para poder entrar en “la participación de sus padecimientos”. 22:4 - “Y éste fue y habló con los principales sacerdotes, y con los jefes de la guardia, de cómo se lo entregaría”. Al haber sido traicionado, sé cuán horrible es mirar a una persona con bondad, habiéndola querido mucho, y después enterarse de que por detrás está buscando nuestra ruina. Jesús tuvo que vivir tres años sabiendo esto acerca de Judas, pero aun así no permitió que Su espíritu se amargara. Sólo debemos permitir que la maldad de los demás nos haga mejores personas, nunca personas amargas. ¿Cómo hizo Jesús para salir victorioso? Se nos da la respuesta en el Salmo que está dedicado a Judas: “En pago de mi amor me han sido adversarios; mas yo oraba” (Sal. 109:4). En momentos como este, perdámonos en las esferas de la oración con nuestro Salvador y seguramente conservaremos la dulzura de Jesús en nuestra alma.
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EL EVANGELIO DE LUCAS 22:5 - “Ellos se alegraron, y convinieron en darle dinero”. Los malvados tienen momentos pasajeros de alegría cuando piensan que sus planes malignos van a triunfar. Pero al final, el bien siempre triunfa sobre el mal (Job 20:5). 22:6 - “Y él se comprometió, y buscaba una oportunidad para entregárselo a espaldas del pueblo”. Lejos de aquellos que sin duda alguna se habrían levantado para protegerlo, los malvados procuraron cumplir con sus conspiraciones malignas en secreto.
La cena de la Pascua 22:7 - “Llegó el día de los panes sin levadura, en el cual era necesario sacrificar el cordero de la pascua”. No podemos estar de acuerdo con el cronograma tradicional de la crucifixión. Por lo tanto, la ubicaremos en la cronología del Dr. Graham Scroggie y otros teólogos que afirman que ocurrió en la noche del martes. Para obtener una explicación más detallada, consulte nuestro libro titulado La Cruz y la Resurrección de Cristo. Esto sería el día 14 del mes de Nisán (marzo o abril en nuestro calendario). 22:8 - “Y Jesús envió a Pedro y a Juan, diciendo: Id, preparadnos la pascua para que la comamos”. Para una cena tan íntima, encomendó la preparación a Sus discípulos más allegados. 22:9 - “Ellos le dijeron: ¿Dónde quieres que la preparemos?”. Resulta interesante el hecho de que el Padre planificó meticulosamente hasta el más mínimo detalle de la vida de nuestro Salvador, como ahora vemos en la última cena. 22:10 - “El les dijo: He aquí, al entrar en la ciudad os saldrá al encuentro un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidle hasta la casa donde entrare”. Esta es una señal que no debemos pasar por alto, ya que los hombres no llevaban agua. Esa era la tarea de las mujeres. Esto demuestra humildad, que era la virtud que iba a ser la personificación de estas últimas horas de Su vida terrenal; como escribió Pablo: “Y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz” (Fil. 2:8). 22:11 - “Y decid al padre de familia de esa casa: El Maestro te dice: ¿Dónde está el aposento donde he de comer la pascua con mis discípulos?”. Aquí vemos que ese aguatero divinamente escogido conduciría a los dos discípulos a la casa elegida para preparar la que se convertiría en la cena más famosa de la historia. Pero los privilegios se merecen. No se trataba de una casa cualquiera, sino de una casa cuyo propietario era un hombre bueno. Es importante que procuremos estar llenos de Su bondad en todo momento, para que podamos ser también candidatos para Su servicio cuando sea necesario. 22:12 - “Entonces él os mostrará un gran aposento alto ya dispuesto; preparad allí”. Los rabinos siempre escogían un aposento alto para las discusiones con sus discípulos íntimos. En este caso, ¡qué discípulos! Pero, especialmente, ¡qué Rabino!
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EL EVANGELIO DE LUCAS 22:13 - “Fueron, pues, y hallaron como les había dicho; y prepararon la pascua”. Seguramente los discípulos se encargaron de los detalles. Es de suma importancia que Jesús haya participado de este ritual ceremonial, porque en todas las situaciones respaldó la ley, que fue cumplida sólo por Él. 22:14 - “Cuando era la hora, se sentó a la mesa, y con él los apóstoles”. Debían ser cerca de las seis de la tarde, el principio de Su último día. El asiento de honor, ubicado en el centro, habría sido ocupado por el Señor. En aquellos días, cada invitado recostaba todo su cuerpo, apoyándose sobre su codo izquierdo de manera tal que su mano derecha quedara libre. A la derecha del asiento de honor se habría sentado Juan, el discípulo amado, cuya cabeza podría encontrarse en cualquier momento sobre el pecho de su amigo y Señor, Jesús de Nazaret. 22:15 - “Y les dijo: ¡Cuánto he deseado comer con vosotros esta pascua antes que padezca!”. Esta era una ocasión significativa para nuestro Señor. La razón precisa por la cual había venido a la tierra estaba cercana. Era el momento en el que finalmente debía despedirse de los que amaba tanto, antes de ir a la cruz. 22:16 - “Porque os digo que no la comeré más, hasta que se cumpla en el reino de Dios”. Luego de haber comido el cordero pascual que Sus dos discípulos habían conseguido, declaró que en efecto esta sería la última vez que comería en la tierra hasta que comiera en la mesa de Su Padre en los cielos. 22:17 - “Y habiendo tomado la copa, dio gracias, y dijo: Tomad esto, y repartidlo entre vosotros”. Esta era la copa de la comunión que el anfitrión ofrecía a sus invitados en ese momento de la cena. Fue un acto supremo de consolidación de los vínculos que lo unían a Sus discípulos. 22:18 - “Porque os digo que no beberé más del fruto de la vid, hasta que el reino de Dios venga”. Una vez más, era la última vez que se le permitiría beber aquí en la tierra.
La institución de la Cena del Señor 22:19-20 - “Y tomó el pan y dio gracias, y lo partió y les dio, diciendo: Esto es mi cuerpo, que por vosotros es dado; haced esto en memoria de mí. De igual manera, después que hubo cenado, tomó la copa, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que por vosotros se derrama”. Lucas no da los detalles que dan los demás autores de los Evangelios con respecto a esta institución sagrada. La Cena del Señor es una de las cinco ordenanzas de la Iglesia. Las cinco ordenanzas son: 1. La dedicación de los niños 2. El bautismo por inmersión 3. La Cena del Señor 4. La ceremonia de matrimonio 5. El servicio fúnebre Todos los creyentes comprados por la sangre de Jesús deben tomar la Cena del Señor con gran reverencia, porque todos los que así lo hacen son bendecidos. Sin embargo, los que participan de manera indigna serán juzgados, como declara el apóstol Pablo en 1 Corintios 11:27-32. 196
EL EVANGELIO DE LUCAS El anuncio de la traición 22:21 - “Mas he aquí, la mano del que me entrega está conmigo en la mesa”. La mano que participaba de la celebración del cordero pascual, el cual compartían todos en una comunión santa y sublime, sería la misma que lo entregaría a Sus adversarios esa misma noche (en realidad, unas pocas horas más tarde). Pero todo esto había sido planeado de antemano por el Padre. 22:22 - “A la verdad el Hijo del Hombre va, según lo que está determinado; pero ¡ay de aquel hombre por quien es entregado!”. La traición de Ahitofel a David era un tipo de esta traición. Coré es otro ejemplo de traición, porque se levantó en contra de Moisés. Los jóvenes iguales de Daniel intentaron traicionarlo y enviarlo al foso de los leones. Sin embargo, todos estos traidores habían muerto y, como se registra en la Biblia, Judas también moriría, aun antes de la crucifixión (Mt. 27:3-5). 22:23 - “Entonces ellos comenzaron a discutir entre sí, quién de ellos sería el que había de hacer esto”. Este es un punto que no debemos pasar ligeramente, porque es muy importante. Jesús tuvo tal control de Su espíritu que pudo vivir con el conocimiento de que Judas lo iba a traicionar, sin hacérselo saber a los demás discípulos. A menudo el Señor no puede confiarnos ciertas verdades porque somos incapaces de guardar secretos.
La discusión entre los discípulos acerca de quién sería el mayor 22:24 - “Hubo también entre ellos una disputa sobre quién de ellos sería el mayor”. Como si para Jesús no alcanzara con saber que Su traición estaba cercana y que no volvería a dormir antes de Su crucifixión, tuvo que enfrentarse, en ese momento en que necesitaba tanto del consuelo de Sus discípulos, a una discusión entre ellos. Este es uno de los grandes males de la humanidad: el deseo de ser el jefe. Esto fue lo que causó la rebelión en el cielo, cuando Lucifer declaró: “Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte; sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo” (comparar Is. 14:12-14). Esta discusión seguramente se originó por el hecho de que en la fiesta el lugar donde se sentaba cada uno indicaba su condición o nivel de privilegio. Las mesas se ordenaban en forma de cuadrado y se dejaba abierto uno de los costados (es decir, en forma de “U”). El anfitrión, que en este caso era Jesús, se sentaba en el centro exterior de la “U”. El que estaba a Su derecha, en el lugar de privilegio, habría sido Juan. Luego, en orden descendente, venía el que estaba a Su izquierda, seguido por el que estaba al lado de Juan, luego el que estaba al lado del discípulo que se encontraba a Su izquierda, y así sucesivamente. Era una distribución de lugares muy definida y, por lo tanto, podemos comprender el pedido de la madre de Jacobo y Juan, de que sus hijos se sentaran uno a la derecha y otro a la izquierda de Jesús en Su reino (Mt. 20:20). También podemos comprender la disputa por los mejores lugares en la fiesta ofrecida por el gobernante fariseo (Lc. 14:7). 197
EL EVANGELIO DE LUCAS 22:25 - “Pero él les dijo: Los reyes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que sobre ellas tienen autoridad son llamados bienhechores”. En efecto, lo que Jesús dijo era: “Sí, esa es la manera en la que actúa el mundo”. 22:26 - “Mas no así vosotros, sino sea el mayor entre vosotros como el más joven, y el que dirige, como el que sirve”. Esta lección de humildad debe llevarse a la práctica en nuestro corazón. El tomar el lugar inferior en todo momento, sea cual fuere nuestra condición o categoría, debe convertirse en un estilo de vida. 22:27 - “Porque, ¿cuál es mayor, el que se sienta a la mesa, o el que sirve? ¿No es el que se sienta a la mesa? Mas yo estoy entre vosotros como el que sirve”. Se nos llama ministros, que en realidad significa “siervos”. Como tales, debemos primero ocuparnos del bienestar de los demás antes que del nuestro. Ahora el Señor habla bondadosamente y en forma consoladora a Sus discípulos. 22:28 - “Pero vosotros sois los que habéis permanecido conmigo en mis pruebas”. El sufrimiento ocupa un lugar muy alto y es estimado en gran manera en el reino. En la medida en que hemos sufrido con Él, también reinaremos con Él (comparar 2 Ti. 2:12). Obviamente, los que habían sufrido más eran estos once que habían seguido fielmente al Señor y habían entrado en la participación de sus padecimientos en el nivel más alto. Por lo tanto, su recompensa sería una de las mayores. 22:29 - “Yo, pues, os asigno un reino, como mi Padre me lo asignó a mí”. Cada uno de ellos tendría un reino dentro del reino de Jesús y también disfrutarían de una maravillosa intimidad con su Señor en los cielos. Además, les prometió un trono. 22:30 - “Para que comáis y bebáis a mi mesa en mi reino, y os sentéis en tronos juzgando a las doce tribus de Israel. En los reinos hay diferentes niveles y posiciones. Puede ser que alguien sea gobernador, pero es necesaria la amistad para sentarse a la mesa del rey. Así que Jesús prometió ambas cosas a los discípulos. Seamos fieles como los once al entrar en la participación de sus padecimientos. Entonces oiremos las siguientes palabras: “Bien, buen siervo y fiel; entra en el gozo de tu Señor”.
La advertencia a Pedro 22:31 - “Dijo también el Señor: Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo”. Una de las realidades de la vida espiritual es el hecho de que Satanás puede tener, y tiene, acceso a Dios. Dios considera sus pedidos y, como en este caso, concede algunos de ellos. Un caso similar en la Biblia es cuando Dios permitió a Satanás que afligiera a Job. No obstante, siempre debemos tener en cuenta que, en Su soberanía, Dios permitió a Satanás avanzar únicamente hasta un límite determinado. Dios es quien establece los límites. Debemos analizar cuidadosamente y comprender la respuesta del Salvador. Vemos que Él no intentó evitar que Pedro pasara por esa prueba, sino que más bien oró para que no se perdiera.
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EL EVANGELIO DE LUCAS 22:32 - “Pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos”. La profunda preocupación del Señor era que Pedro, a través de su negación posterior del Señor, llegara a rendirse y a perder su fe en Cristo. Dios nos permite, en Su sabiduría, pasar por pruebas. Aunque al Señor le gustaría que pasemos por nuestras pruebas de manera victoriosa como Él lo hizo, conoce nuestras debilidades. Por lo tanto, oró para que la prueba no destruyera a Pedro. No obstante, Pedro ahora demuestra su confianza en sus propias fuerzas. 22:33 - “El le dijo: Señor, dispuesto estoy a ir contigo no sólo a la cárcel, sino también a la muerte”. Sin duda alguna, este era el verdadero deseo del corazón de Pedro. Sin embargo, aún no se había dado cuenta de que sólo podemos triunfar mediante la gracia de Dios o si Él nos permite hacerlo. Al declarar que podía ser leal con sus propias fuerzas, había impedido que la gracia de Dios estuviera allí para sostenerlo. Por tanto, Jesús respondió: 22:34 - “Y él le dijo: Pedro, te digo que el gallo no cantará hoy antes que tú niegues tres veces que me conoces”. El Señor sabe cuándo las personas de corazón sincero como Pedro van a fracasar. Por consiguiente, Él ya había orado para que después de su fracaso no le faltara fe. Esto debe ser una fuente de consuelo para todos nosotros.
Los preparativos para la traición 22:35 - “Y a ellos dijo: Cuando os envié sin bolsa, sin alforja, y sin calzado, ¿os faltó algo? Ellos dijeron: Nada”. Esta es una hermosa declaración de fe en el Señor como nuestro proveedor. Debe servirnos de aliento el hecho de que así como se ocupó de Sus amados discípulos, también se ocupará de nosotros. 22:36 - “Y les dijo: Pues ahora, el que tiene bolsa, tómela, y también la alforja; y el que no tiene espada, venda su capa y compre una”. En algunas ocasiones, el Señor desea que no tengamos nada, para que nos apoyemos en Él para todas las cosas. A veces, la provisión viene de alguna otra fuente. En algunos casos, el pastor debe tener un trabajo remunerado. Debemos asegurarnos de que en todo momento estemos escuchándolo y moviéndonos en la dirección en la que Él quiere encontrarse con nosotros. En mi vida personal, hubo ocasiones en las que Dios me impidió trabajar y proveyó para mí de una manera extraordinaria. En otras oportunidades, me dio un trabajo que suplió mis necesidades. La espada era el arma común de defensa. Sin embargo, en este caso, las Escrituras tenían que cumplirse por motivos más simbólicos, como explica Jesús. 22:37 - “Porque os digo que es necesario que se cumpla todavía en mí aquello que está escrito: Y fue contado con los inicuos; porque lo que está escrito de mí, tiene cumplimiento”. Esta es una cita de Isaías 53:12, que dice: “Fue contado con los pecadores”. Por lo tanto, las espadas eran necesarias para dar la apariencia de que ellos eran hombres malvados, como se los había acusado. 22:38 - “Entonces ellos dijeron: Señor, aquí hay dos espadas. Y él les dijo: Basta”. Las dos espadas serían suficientes para dar la impresión de que eran una banda de ladrones, de lo cual se los había 199
EL EVANGELIO DE LUCAS acusado. A veces, nos encontramos en situaciones en las que parecemos ser malhechores, cuando en realidad somos personas honestas.
La oración en Getsemaní 22:39 - “Y saliendo, se fue, como solía, al monte de los Olivos; y sus discípulos también le siguieron”. Esta montaña era el lugar preferido de nuestro Señor para la oración. Además sería el lugar de Su traición y de Sus victorias finales. En este lugar ascendió a los cielos y a este mismo lugar regresará otra vez en Su Segunda Venida. Mientras ascendía a los cielos, aparecieron dos mensajeros celestiales y proclamaron: “Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo. Entonces volvieron a Jerusalén desde el monte que se llama del Olivar, el cual está cerca de Jerusalén, camino de un día de reposo” (Hch. 1:11-12). Zacarías 14:4 confirma que este es el lugar al que Cristo regresará: “Y se afirmarán sus pies en aquel día sobre el monte de los Olivos, que está en frente de Jerusalén al oriente; y el monte de los Olivos se partirá por en medio, hacia el oriente y hacia el occidente, haciendo un valle muy grande; y la mitad del monte se apartará hacia el norte, y la otra mitad hacia el sur”. 22:40 - “Cuando llegó a aquel lugar, les dijo: Orad que no entréis en tentación”. El Padrenuestro contiene una súplica idéntica: “No nos metas en tentación, mas líbranos del mal”. Pedro no estaba protegido de la tentación porque caminaba con soberbia y arrogancia. Ciertamente no queremos encontrarnos en la situación de Pedro, sin la gracia necesaria para pasar por la prueba. La soberbia es el motivo por el cual fracasó. La humildad es fundamental para recibir la gracia necesaria para triunfar como lo hizo nuestro bendito Señor. 22:41 - “Y él se apartó de ellos a distancia como de un tiro de piedra; y puesto de rodillas oró”. En momentos de gran tensión debemos estar a solas para orar. Únicamente en esa soledad podemos abrir nuestro corazón y dejar que nuestras peticiones caigan como un torrente de agua acumulada hacia Aquel que está más cerca de nosotros que un hermano. 22:42 - “Diciendo: Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya”. Aquí, en intimidad con el Padre, ocurriría el acto más espeluznante de la historia del universo. Aquí se le ofreció al inmaculado Hijo de Dios una copa que contenía los pecados del mundo. En la agonía de Su alma, Él se convertiría en pecado, como dijo el apóstol Pablo: “Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él” (2 Co. 5:21). Mientras esta copa estaba delante de Él, se libró la mayor batalla de la tierra. El Hijo estaba luchando en contra de todas las fuerzas del infierno que habían sido arrojadas a la batalla para quebrar Su voluntad y hacerlo retroceder. 22:43 - “Y se le apareció un ángel del cielo para fortalecerle”. Jesús no estaba solo. Un poderoso ángel de Dios lo estaba fortaleciendo en este preciso momento, porque la carne y la sangre no podrían haber resistido por sí solas este ataque de los malignos. 200
EL EVANGELIO DE LUCAS 22:44 - “Y estando en agonía, oraba más intensamente; y era su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra”. El apóstol Pablo nos recuerda: “Porque aún no habéis resistido hasta la sangre, combatiendo contra el pecado” (He. 12:4). Él venció en oración. 22:45 - “Cuando se levantó de la oración, y vino a sus discípulos, los halló durmiendo a causa de la tristeza”. Los que estaban más cerca de Él, dominados por la tristeza de ese momento, encontraron consuelo en el sueño. 22:46 - “Y les dijo: ¿Por qué dormís? Levantaos, y orad para que no entréis en tentación”. Nuevamente, quizás dirigiéndose específicamente a Pedro, les exhorta a orar para que no sean tentados más de lo que puedan resistir.
La traición 22:47 - “Mientras él aún hablaba, se presentó una turba; y el que se llamaba Judas, uno de los doce, iba al frente de ellos; y se acercó hasta Jesús para besarle”. Qué hipócrita el hecho de que la señal de la amistad fuera usada como señal de la traición. 22:48 - “Entonces Jesús le dijo: Judas, ¿con un beso entregas al Hijo del Hombre?”. La pregunta que debemos hacernos es: ¿Por qué Judas traicionó al Hijo de Dios? ¿Fue dominado momentáneamente por un error, como más tarde veremos que fue el caso de Pedro? ¡No! Fue un acto premeditado que salió de un corazón lleno de maldición. Judas despreciaba la unción y tenía un profundo amor por el dinero, que se había desarrollado a lo largo de más de tres años, mientras robaba del dinero del grupo que estaba bajo su custodia (comparar Sal. 109:17). Nadie cae en pecado así porque sí: es un estilo de vida. 22:49 - “Viendo los que estaban con él lo que había de acontecer, le dijeron: Señor, ¿heriremos a espada?”. Sus discípulos, muy superados en número, se estaban preparando para morir con Él. Se calcula que había unos mil hombres en el ejército que vino a buscarlo. No obstante, los once estaban dispuestos a pelear en nombre de Jesús contra aquellos soldados armados. 22:50 - “Y uno de ellos hirió a un siervo del sumo sacerdote, y le cortó la oreja derecha”. Pedro era el que estaba usando la espada y estoy seguro de que su intención no era cortar la oreja del siervo, sino más bien su cabeza, aunque en el apuro erró a su blanco principal. 22:51 - “Entonces respondiendo Jesús, dijo: Basta ya; dejad. Y tocando su oreja, le sanó”. Aparentemente, el Señor dijo: “Ya es suficiente, ya has dejado en claro tu posición”, y luego sanó la oreja del siervo. Cristo demostró ser muy misericordioso, aun en este momento de gran adversidad. ¡Cómo necesitamos aprender de Él! Cuando estamos cansados o se nos provoca, con mucha frecuencia perdemos la dulzura de Cristo, pero este no fue el caso de nuestro Señor. ¿No le produce esto admiración y adoración hacia Él? Ahora Jesús reprocha las acciones de los líderes religiosos.
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EL EVANGELIO DE LUCAS 22:52 - “Y Jesús dijo a los principales sacerdotes, a los jefes de la guardia del templo y a los ancianos, que habían venido contra él: ¿Como contra un ladrón habéis salido con espadas y palos?”. Aquí el Señor los reprende porque lo tratan como a un criminal común, cuando podrían con tanta facilidad haberlo apresado en el templo. 22:53 - “Habiendo estado con vosotros cada día en el templo, no extendisteis las manos contra mí; mas esta es vuestra hora, y la potestad de las tinieblas”.Les demostró así su propia cobardía. No quisieron apresarlo cuando enseñaba en el templo porque temían al pueblo. Los justos son audaces como un león, pero los malvados temen a su propia sombra. Ahora el Señor dice: “Esta es vuestra hora, y la potestad de las tinieblas”. Para ellos era su momento de triunfo aparente. Sin embargo, en realidad estaban cumpliendo con un guión escrito cuidadosamente desde antes de la fundación del mundo. ¡Qué maravillosos son Sus caminos y qué inescrutables son Sus juicios! Los malvados son usados para llevar adelante Sus planes para nuestra redención eterna. ¡Alabado sea el Señor!
La negación de Pedro 22:54 - “Y prendiéndole, le llevaron, y le condujeron a casa del sumo sacerdote. Y Pedro le seguía de lejos”. Se trataba de la casa del sumo sacerdote Anás, cuyo yerno, Caifás, era el sumo sacerdote en el momento del juicio de Jesús. La mayoría de los comentaristas calculan que debía ser alrededor de la medianoche. 22:55 - “Y habiendo ellos encendido fuego en medio del patio, se sentaron alrededor; y Pedro se sentó también entre ellos”. A esta hora, el frío nocturno habría hecho necesario que se encendiera fuego. Pedro se unió a los soldados que estaban sentados alrededor del fuego. Se le había permitido entrar porque Juan, que también estaba allí, conocía a la portera. 22:56 - “Pero una criada, al verle sentado al fuego, se fijó en él, y dijo: También éste estaba con él”. A la luz del fuego, una criada dijo abiertamente que Pedro era uno de los seguidores de Jesús. 22:57 - “Pero él lo negó, diciendo: Mujer, no lo conozco”. En un estado de temor al ver a todos esos soldados a su alrededor y con la certeza de que lo arrestarían si se confesaba discípulo de Jesús, Pedro se dejó llevar por el pánico y negó la acusación. 22:58 - “Un poco después, viéndole otro, dijo: Tú también eres de ellos. Y Pedro dijo: Hombre, no lo soy”. Es fácil condenar a Pedro en esta situación, como muchos lo hacen, pero consideremos algunas cosas. Todos los discípulos, con la excepción de Juan, habían huido de la escena. Esto sucedió para que se cumpliera la profecía de Zacarías 13:7: “Levántate, oh espada, contra el pastor, y contra el hombre compañero mío, dice Jehová de los ejércitos. Hiere al pastor, y serán dispersadas las ovejas; y haré volver mi mano contra los pequeñitos”. Jesús citó esta profecía en Mateo 26:31: “Entonces Jesús les dijo: Todos vosotros os escandalizaréis de mí esta noche; porque escrito está: Heriré al pastor, y las ovejas del rebaño serán dispersadas”. 202
EL EVANGELIO DE LUCAS A esto, Pedro había respondido: “Aunque todos se escandalicen de ti, yo nunca me escandalizaré” (Mt. 26:33). En ese mismo momento Jesús le había advertido que antes de que el gallo cantara, Pedro le habría negado tres veces. Nuevamente, Pedro insistió diciendo que moriría por Jesús. Pero la profecía tenía que cumplirse. Además, Jesús tenía que cumplir con todos los tipos de los sacrificios del Antiguo Testamento. Por consiguiente, era imposible que Pedro muriera con Jesús. Había que detenerlo, y fue detenido por el hecho de que no se le concedió la gracia necesaria para confirmar en la práctica su declaración. ¿Cuántos de nosotros habríamos tenido el coraje necesario para seguir al Cristo apresado a la medianoche y llevado al palacio de ese tiránico sumo sacerdote que era amigo de los romanos? Tengamos compasión de Pedro, así como Dios ha tenido compasión de nosotros. 22:59 - “Como una hora después, otro afirmaba, diciendo: Verdaderamente también éste estaba con él, porque es galileo”. Esta es la tercera acusación. Otra persona dijo que había visto a Pedro con Jesús. 22:60 - “Y Pedro dijo: Hombre, no sé lo que dices. Y en seguida, mientras él todavía hablaba, el gallo cantó”. Tristemente, después de la tercera negación, el gallo cantó cuando habría sido cerca de las tres de la mañana. Durante todo ese tiempo, Jesús había permanecido amarrado y sin poder sentarse. 22:61 - “Entonces, vuelto el Señor, miró a Pedro; y Pedro se acordó de la palabra del Señor, que le había dicho: Antes que el gallo cante, me negarás tres veces. No fue una mirada de reproche, sino una de tristeza porque alguien tan cercano no había podido pasar la prueba. No entristezcamos a nuestro Salvador fallando alguna de las pruebas establecidas por Dios. En este caso, sin embargo, el mismo Pedro se buscó esta prueba. Oremos siempre para que no caigamos en tentación. 22:62 - “Y Pedro, saliendo fuera, lloró amargamente”. Cuando estudiamos el resto de los Evangelios, vemos que la preocupación del cielo fue que Pedro no fuera vencido por el remordimiento. ¿Es esto posible? ¡Sí! Lamentablemente, un pastor que tuve una vez se llenó de tal remordimiento después de haber caído en el adulterio, que finalmente se suicidó.
Jesús soporta las burlas 22:63 - “Y los hombres que custodiaban a Jesús se burlaban de él y le golpeaban”. Jesús ya había profetizado esta escena a Sus discípulos en varias oportunidades, especialmente cuando se acercaban a Jerusalén. También fue un cumplimiento de la profecía de Isaías 50:6, que dice: “Di mi cuerpo a los heridores, y mis mejillas a los que me mesaban la barba; no escondí mi rostro de injurias y de esputos”. 22:64 - “Y vendándole los ojos, le golpeaban el rostro, y le preguntaban, diciendo: Profetiza, ¿quién es el que te golpeó?”. ¡Qué humillación! Sin embargo, el bendito Hijo de Dios, quien tenía todo el poder necesario para vengarse de Sus enemigos, lo soportó con mucha dignidad. Podría haber llamado a muchas legiones de ángeles celestiales para que lo liberaran.
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EL EVANGELIO DE LUCAS 22:65 - “Y decían otras muchas cosas injuriándole”. “Quien cuando le maldecían, no respondía con maldición; cuando padecía, no amenazaba” (1 P. 2:23). ¡Qué control perfecto tenía este Hijo del Hombre sobre Su espíritu! Que comprendamos el gran valor que el cielo asigna a nuestro autocontrol. Está escrito: “Mejor es el que tarda en airarse que el fuerte; y el que se enseñorea de su espíritu, que el que toma una ciudad” (Pr. 16:32).
Jesús ante el concilio 22:66 - “Cuando era de día, se juntaron los ancianos del pueblo, los principales sacerdotes y los escribas, y le trajeron al concilio, diciendo”. En una ocasión en que tenía que hablar acerca del tema de la cruz en un culto de un domingo por la mañana, no pude dormir la noche anterior. Cuando pregunté al Señor por qué no podía dormir, me dijo: “Yo tampoco dormí la noche anterior a ir a la cruz”. 22:67 - “¿Eres tú el Cristo? Dínoslo. Y les dijo: Si os lo dijere, no creeréis”. Los líderes religiosos deseaban saber si Jesús era el Cristo simplemente para condenarlo, no debido a una búsqueda sincera de la verdad. Y realmente, como dijo Jesús, sus corazones no estaban predispuestos a recibir el amor de la verdad. Por lo tanto, no podrían haber creído. 22:68 - “Y también si os preguntare, no me responderéis, ni me soltaréis”. El Señor sabía que sea lo que fuere que Él les dijera, no tenían la intención de permitir que se les escape de las manos. Fue como el juicio de Martin Niemöller, en Alemania. Él fue absuelto por el tribunal, pero volvió a ser arrestado por los nazis a la salida del tribunal. 22:69 - “Pero desde ahora el Hijo del Hombre se sentará a la diestra del poder de Dios”. Jesús declara cuál será Su lugar eterno: a la diestra del Padre. Esto lo fortaleció. “Por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz” (He. 12:2). A veces el Señor nos permite vislumbrar nuestro lugar en el cielo para que podamos soportar las pruebas de la vida. 22:70 - “Dijeron todos: ¿Luego eres tú el Hijo de Dios? Y él les dijo: Vosotros decís que lo soy”. Sus adversarios ahora lo presionaron específicamente para que declarara Su identidad, lo cual Él no dudó en hacer. 22:71 - “Entonces ellos dijeron: ¿Qué más testimonio necesitamos? porque nosotros mismos lo hemos oído de su boca”. Esto era lo que habían deseado. Querían un hecho irrefutable en el cual todos ellos pudieran unirse para acusarlo. Ahora lo acusaron de supuesta blasfemia. Los demás autores de los Evangelios nos cuentan acerca de la gran dificultad que tenían para encontrar dos testigos. Buscaban desesperadamente pruebas de Su propia boca, las cuales Él les dio.
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Capítulo 23 Jesús ante Pilato 23:1 - “Levantándose entonces toda la muchedumbre de ellos, llevaron a Jesús a Pilato”. Poncio Pilato era el gobernador romano de Judea. Filón lo describió como un tirano: brutal, tosco y corrupto. Era el candidato ideal para presidir el juicio del Justo, cuyos acusadores eran iguales al juez. Como Jesús tuvo que ser condenado injustamente, nadie más apropiado para llevar a cabo el juicio que un juez injusto que daba muerte a personas inocentes a su antojo. 23:2 - “Y comenzaron a acusarle, diciendo: A éste hemos hallado que pervierte a la nación, y que prohíbe dar tributo a César, diciendo que él mismo es el Cristo, un rey”. Un tribunal no habría tolerado que personas gritaran estas acusaciones. 23:3 - “Entonces Pilato le preguntó, diciendo: ¿Eres tú el Rey de los judíos? Y respondiéndole él, dijo: Tú lo dices”. Jesús respondió claramente a esta pregunta acerca de Su realeza. El apóstol Pablo dijo que Cristo “dio testimonio de la buena profesión delante de Poncio Pilato” (comparar 1 Ti. 6:13). 23:4 - “Y Pilato dijo a los principales sacerdotes, y a la gente: Ningún delito hallo en este hombre”. El juez, después de haber pronunciado su sentencia, debía haber liberado a Jesús en ese mismo momento. Sin embargo, las acusaciones continuaron. 23:5 - “Pero ellos porfiaban, diciendo: Alborota al pueblo, enseñando por toda Judea, comenzando desde Galilea hasta aquí”. Las acusaciones eran obviamente falsas. Hasta cierto punto, todo lo referente al juicio era falso e ilegal. 23:6 - “Entonces Pilato, oyendo decir, Galilea, preguntó si el hombre era galileo”. No obstante, Pilato estaba intentando impedir que se condenara a Cristo. 23:7 - “Y al saber que era de la jurisdicción de Herodes, le remitió a Herodes, que en aquellos días también estaba en Jerusalén”. Pilato sintió que, por medio de un toque maestro de sagacidad política, podría ahora liberarse de una situación embarazosa y escapar de una decisión que no deseaba tomar. Así que envió a Jesús a Herodes. Este Herodes era Antipas, tetrarca de Galilea, hijo de Herodes el Grande y Maltace. Se había casado con la hija de Aretas, rey de Arabia. Posteriormente se casó con Herodías, esposa de Herodes Felipe I. Juan el Bautista lo reprendió por haber tomado la esposa de su hermano y Herodes lo hizo decapitar.
El juicio ante Herodes 23:8 - “Herodes, viendo a Jesús, se alegró mucho, porque hacía tiempo que deseaba verle; porque había oído muchas cosas acerca de él, y esperaba verle hacer alguna señal”. A Herodes no le preocupaba 205
EL EVANGELIO DE LUCAS enmendar su vida pecaminosa. Más bien, era un adúltero que simplemente deseaba ver señales y milagros para satisfacer su curiosidad. “El respondió y les dijo: La generación mala y adúltera demanda señal; pero señal no le será dada, sino la señal del profeta Jonás” (Mt. 12:39). Entonces este adúltero y asesino, Herodes Antipas, miembro de una de las familias más odiadas de todos los tiempos, le hizo muchas preguntas. 23:9 - “Y le hacía muchas preguntas, pero él nada le respondió”. El Señor de gloria no tenía deseos de satisfacer la curiosidad de este gobernador malvado. 23:10 - “Y estaban los principales sacerdotes y los escribas acusándole con gran vehemencia”. Estos líderes religiosos tampoco tenían intención alguna de dejar escapar a su víctima. Por eso, en presencia del odiado Herodes, continuaron con sus acusaciones. 23:11 - “Entonces Herodes con sus soldados le menospreció y escarneció, vistiéndole de una ropa espléndida; y volvió a enviarle a Pilato”. Ahora la vulgaridad salvaje de Herodes dejó salir todo el veneno de su naturaleza depravada. Sus palabras fueron tan groseras que profanaron al Señor de la gloria celestial y a todas las virtudes que Él representaba. Herodes y sus hombres se burlaron de Su inocencia y lo siguieron humillando al exhibirlo con una ropa espléndida. Pero Jesús, con el porte del verdadero Rey que era, no respondió una sola palabra.
El segundo juicio ante Pilato En efecto, aunque Lucas no los enumera todos, este es el sexto y último juicio de este interminable drama de iniquidad. Hubo tres juicios en la audiencia judía y tres en la audiencia romana. Al devolver a Jesús a Pilato, Herodes había frustrado los planes del gobernador romano de liberarse de esa situación tan difícil. 23:12 - “Y se hicieron amigos Pilato y Herodes aquel día; porque antes estaban enemistados entre sí”. Aquí nos encontramos con dos enemigos que se unieron por una causa: la oposición a los justos. Muy a menudo los malvados se reconcilian ante el placer de un delito compartido. Qué bueno sería que pudiéramos reconciliarnos unos con otros en la iglesia cuando el Espíritu Santo decide visitarnos. Esto en realidad ocurre en muchas iglesias. Hay arrepentimiento, reconciliación y perdón cuando Dios visita a cada congregación. Por eso, amados hermanos, reconciliémonos con los justos en las buenas cosas y no con los malvados en más delitos. 23:13 - “Entonces Pilato, convocando a los principales sacerdotes, a los gobernantes, y al pueblo”. Nunca debemos olvidar que aunque Pilato tenía que tomar la decisión final, los líderes religiosos (casualmente, los que estaban a cargo de matar el cordero pascual para Israel) fueron en realidad los responsables de la muerte de Cristo. 23:14 - “Les dijo: Me habéis presentado a éste como un hombre que perturba al pueblo; pero habiéndole interrogado yo delante de vosotros, no he hallado en este hombre delito alguno de aquellos de que le acusáis”. Estaba clarísimo para el procurador romano que las acusaciones eran falsas. Luego él agrega: 206
EL EVANGELIO DE LUCAS 23:15 - “Y ni aun Herodes, porque os remití a él; y he aquí, nada digno de muerte ha hecho este hombre”. Aquí se confirma que fue Pilato quien envió a los sacerdotes a Herodes para que pudieran presentar su caso en contra de Jesús al gobernante de Galilea. Pilato quería liberarlo, ya que creía que Herodes no lo declararía culpable. 23:16 - “Le soltaré, pues, después de castigarle”. Después de haber declarado “inocente” a Jesús, Pilato debía haberlo liberado de inmediato. Su ofrecimiento de azotarlo fue para intentar apaciguar a los judíos. Esto fue otra injusticia más. 23:17 - “Y tenía necesidad de soltarles uno en cada fiesta”. Para apaciguar a los judíos, los romanos soltaban a uno de sus prisioneros en el tiempo de la Pascua. Se trataba de una costumbre de larga tradición de los romanos. 23:18 - “Mas toda la multitud dio voces a una, diciendo: ¡Fuera con éste, y suéltanos a Barrabás!”. Barrabás era un hombre malvado y blasfemo, como leemos a continuación. 23:19 - “Este había sido echado en la cárcel por sedición en la ciudad, y por un homicidio”. El hecho de que el pueblo hubiera preferido a Barrabás en lugar del Santo indica la situación deplorable en que se encontraba Israel en ese momento. Los profetas la describen como una tierra árida y estéril. Como dijo Juan: “A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron” (Jn. 1:11). 23:20 - “Les habló otra vez Pilato, queriendo soltar a Jesús”. Pilato intentó nuevamente liberarlo. Quizás lo hizo por cierto temor supersticioso, ya que su propia esposa le advirtió que no tuviera nada que ver con este hombre justo y recto (Mt. 27:19). 23:21 - “Pero ellos volvieron a dar voces, diciendo: ¡Crucifícale, crucifícale!”. Resulta patético el hecho de que se hubiera permitido una situación como esa en un tribunal, pero esto quería decir que nada era justo en esta clase de juicios. 23:22 - “El les dijo por tercera vez: ¿Pues qué mal ha hecho éste? Ningún delito digno de muerte he hallado en él; le castigaré, pues, y le soltaré”. Es inadmisible en cualquier tipo de proceso legal que el juez negocie la sentencia con los demandantes. 23:23 - “Mas ellos instaban a grandes voces, pidiendo que fuese crucificado. Y las voces de ellos y de los principales sacerdotes prevalecieron”. De esta manera, la persona que se suponía que tenía que cumplir con la ley, la violó. Como consecuencia de su vida descarriada, no tuvo la fortaleza moral necesaria para hacer lo correcto. Por lo tanto, cedió a la multitud. Esto nos deja una verdadera lección, ya que debemos comprender que los justos son audaces como los leones. Los malvados no tienen fortaleza para hacer lo correcto. Esta era la lamentable condición de Poncio Pilato. 23:24 - “Entonces Pilato sentenció que se hiciese lo que ellos pedían”. Mediante este acto, Pilato se unió a las filas de los jueces injustos, cuyo final es el infierno. Pilato se suicidó varios años más tarde, después de que César lo desterrara como consecuencia de otro error judicial. 207
EL EVANGELIO DE LUCAS 23:25 - “Y les soltó a aquel que había sido echado en la cárcel por sedición y homicidio, a quien habían pedido; y entregó a Jesús a la voluntad de ellos”. El mundo ama a los suyos y no encuentra defectos en ellos. Aquí se encontraban los asesinos de Jesús, pidiendo que otro asesino fuera liberado. A menudo los pecadores creen que si son generosos con otras personas que han pecado de la misma manera que ellos pueden ser justificados. Sin embargo, no serán justificados delante de Dios. 23:26 - “Y llevándole, tomaron a cierto Simón de Cirene, que venía del campo, y le pusieron encima la cruz para que la llevase tras Jesús”. Era costumbre que aquellos que estaban condenados a ser crucificados llevaran al menos el travesaño de la cruz sobre sus hombros. No obstante, resultó evidente para los soldados romanos que Jesús carecía de la fuerza física necesaria para llevarlo desde el pretorio hasta el Gólgota. Por consiguiente, obligaron a cargarlo a Simón de Cirene, quien más tarde fue muy conocido en la Iglesia de los primeros tiempos por sus hijos, Alejandro y Rufo (Mr.15:21; Ro. 16:13).
De camino al Calvario 23:27 - “Y le seguía gran multitud del pueblo, y de mujeres que lloraban y hacían lamentación por él”. Queda en claro que el común de la gente lo oía de buen grado, pero los dirigentes decidieron crucificarlo debido a los celos que sentían por Él. ¡Qué gran responsabilidad encierra la condición de líder, sea secular o religioso! La vida de muchas personas resulta afectada por las decisiones que toman los líderes. Por lo tanto, decidamos someternos al liderazgo de personas bondadosas, que temen a Dios y lo consultan. Y si somos líderes, vivamos en la presencia de Dios y escuchemos permanentemente lo que nos dice, para que nosotros y los que guiamos lleguemos a la meta del supremo llamamiento de Dios. 23:28 - “Pero Jesús, vuelto hacia ellas, les dijo: Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí, sino llorad por vosotras mismas y por vuestros hijos”. En su momento de extremo sufrimiento, el corazón compasivo de nuestro Salvador habla a estas mujeres que lloran por Su muerte. Con voz tierna, les dice que deben llorar por sí mismas. Después de todo, Él está cumpliendo con gozo la voluntad de Dios, pero ellas y sus hijos vivirán para ver los horrores de la destrucción de Jerusalén en el año 70 d.C. 23:29 - “Porque he aquí vendrán días en que dirán: Bienaventuradas las estériles, y los vientres que no concibieron, y los pechos que no criaron”. Los ejércitos romanos, primero bajo las órdenes de Vespasiano y luego bajo el mando de Tito, iban a sitiar la ciudad. En el día de la tribulación que iba a ocurrir a Jerusalén, iba a ser mejor no haber tenido hijos que verlos morir de hambre en la gran hambruna del sitio. 23:30 - “Entonces comenzarán a decir a los montes: Caed sobre nosotros; y a los collados: Cubridnos”. Esta es una figura retórica. En un tiempo de grandes calamidades, la gente desearía que los montes y los collados los ocultaran de los juicios. Esta expresión es también utilizada con respecto al tiempo de gran tribulación que se menciona en Apocalipsis 6:16-17. 23:31 - “Porque si en el árbol verde hacen estas cosas, ¿en el seco, qué no se hará?”. La conclusión a la que podemos llegar aquí es la siguiente: si han demostrado tanta crueldad para con el árbol verde, que
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EL EVANGELIO DE LUCAS representa al inocente Señor Jesucristo, cuánto más descargarán los romanos su naturaleza cruel sobre la culpable nación de Israel. Esto es exactamente lo que sucedió entre los años 66 y 70 d.C., cuando los romanos dieron muerte a más de doscientas mil personas en las provincias, mientras que más de un millón de personas perdieron la vida en el sitio de Jerusalén. 23:32 - “Llevaban también con él a otros dos, que eran malhechores, para ser muertos”. Dos criminales también lo acompañaron al Calvario. Es probable que estos estuvieran maldiciendo y gritando en agonía y autocompasión. El trayecto del palacio de Pilato hasta el lugar de la crucifixión era el más largo posible, para que la población local se aterrorizara. Y a lo largo de este recorrido, Jesús tendría la compañía de estos miserables ladrones. 23:33 - “Y cuando llegaron al lugar llamado de la Calavera, le crucificaron allí, y a los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda”. Los autores de los Evangelios no se detienen en los detalles de la crucifixión, sin duda alguna porque era algo muy conocido para los que vivían en esa época. Por lo tanto, debemos obtener la información que necesitamos de autores contemporáneos. Crucifixión significa morir en una cruz. Una vez que el criminal había llevado la cruz al lugar de la crucifixión, acompañado de todos los insultos posibles, se acostaba la cruz en la tierra. El criminal era entonces desvestido y se clavaban sus manos y pies a la cruz. Esta luego se colocaba en posición vertical y se dejaba caer violentamente en un hoyo que ya se había cavado, lo cual producía sufrimiento adicional. Luego se dejaba colgada a la persona crucificada, hasta que el dolor, la sed, el hambre o el agotamiento le provocaban la muerte. La persona podía continuar colgada durante varios días y a veces hasta una semana antes de que llegara la muerte. Esta muerte era considerada tan ignominiosa que no se permitía que ningún ciudadano romano fuera crucificado.
En la cruz 23:34 - “Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Y repartieron entre sí sus vestidos, echando suertes”. Jesús pronunció siete frases, que habitualmente se denominan “palabras”. Ninguno de los autores de los Evangelios las incluye a todas. Esta fue la primera. Como era característico de nuestro Señor, el perdón fluyó de Su mismo ser aun hacia aquellos que estaban siendo tan terriblemente crueles y vengativos para con Él. Este ruego, “Padre perdónalos”, estaba arraigado en el hecho de que Sus perseguidores estaban actuando en su ignorancia. El apóstol Pablo confirma esto: “La que ninguno de los príncipes de este siglo conoció; porque si la hubieran conocido, nunca habrían crucificado al Señor de gloria” (1 Co. 2:8). El Padre había enceguecido intencionalmente a los gobernantes de los judíos y a su gobernador romano con respecto a la verdadera identidad de Jesús, para que pudieran crucificar al Señor y Él pudiera morir por nosotros. Sin embargo, debemos agregar rápidamente que Dios decidió hacerlos ciegos en virtud de sus propios caminos descarriados. Tengamos cuidado, no sea que seamos usados en los propósitos de Dios
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EL EVANGELIO DE LUCAS para crucificar a otras personas, figuradamente hablando, por causa de nuestro propio corazón descarriado. La otra verdad que debemos recordar es el perdón. Debemos procurar en todo momento que nuestro corazón esté lleno de perdón, de manera tal que podamos perdonar libremente a los que nos hieren. Ser como Jesús debe ser el clamor de nuestro corazón. El reparto de las prendas era también una tradición, porque se daban las ropas de la víctima como compensación a los guardias que eran obligados a llevar a cabo la crucifixión. No obstante, esto también se hizo para que se cumpliera la profecía de Salmos 22:18, que había sido pronunciada varios siglos antes. La crucifixión era una pena de muerte que, en realidad, fue primeramente instituida por los persas, que eran gente muy cruel. 23:35 - “Y el pueblo estaba mirando; y aun los gobernantes se burlaban de él, diciendo: A otros salvó; sálvese a sí mismo, si éste es el Cristo, el escogido de Dios”. Nuevamente vemos que los gobernantes se oponían vehementemente a Él. Ellos fueron los que alborotaron al pueblo. El común de la gente estuvo, simplemente, mal liderada. 23:36 - “Los soldados también le escarnecían, acercándose y presentándole vinagre”. A los condenados se les daba vinagre mezclado con hiel (que aletargaba los sentidos) para aliviar su sufrimiento. Sin embargo, leemos en Mateo 27:34 que Jesús lo rechazó. 23:37 - “Y diciendo: Si tú eres el Rey de los judíos, sálvate a ti mismo”.La burla misma debe haber sido muy angustiante. En realidad, Él podría haber descendido de la cruz. Este fue el último ataque de Satanás, quien estaba incitando a la multitud. Al haber fracasado en su intento de evitar que el Señor fuera a la cruz, Satanás ahora trataba de hacer que se bajara de ella. Intentó por todos los medios impedir que el Hijo de Dios cumpliera con Su misión. 23:38 - “Había también sobre él un título escrito con letras griegas, latinas y hebreas: ESTE ES EL REY DE LOS JUDÍOS”. Estos tres eran los idiomas principales del mundo civilizado. En realidad, en ese momento Jesús fue declarado Rey del mundo entero. ¡Alabado sea el Señor! 23:39 - “Y uno de los malhechores que estaban colgados le injuriaba, diciendo: Si tú eres el Cristo, sálvate a ti mismo y a nosotros”. Aun en la cruz se cumplieron las enseñanzas de nuestro Señor, cuando dijo: “Uno será tomado y el otro será dejado”. Esto es lo que ocurriría con estos ladrones. Uno de ellos siguió sin arrepentirse hasta el fin. 23:40 - “Respondiendo el otro, le reprendió, diciendo: ¿Ni aun temes tú a Dios, estando en la misma condenación?”. Aquí encontramos un acto de arrepentimiento de último momento. Esto da esperanza, a todos los pastores y a aquellos que han orado por los hijos pródigos descarriados, de que antes que las nubes de la muerte envuelvan el alma de estas personas puede producirse la conversión en el lecho de muerte. El ladrón arrepentido vio la luz al final y comprendió su situación perdida.
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EL EVANGELIO DE LUCAS 23:41 - “Nosotros, a la verdad, justamente padecemos, porque recibimos lo que merecieron nuestros hechos; mas éste ningún mal hizo”. Aquí vemos que el ladrón arrepentido recibió la gracia necesaria para comprender quién era la Persona que estaba a su lado. El comportamiento de nuestro Salvador en la cruz abrió sus ojos y entonces, en las últimas horas de su vida, se volvió a Jesús: 23:42 - “Y dijo a Jesús: Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino”. Jesús, que era un ganador de almas, ganó a un hombre en la cruz; y no solamente a este ladrón, como pronto veremos. 23:43 - “Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso”. Aquí debemos ver la misericordia del Señor, porque antes de su conversión el ladrón también había injuriado a Jesús. Esta es la segunda de las siete frases que Jesús pronunció en la cruz. 23:44 - “Cuando era como la hora sexta, hubo tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora novena”. Al mediodía, el sol se oscureció durante tres horas, en las cuales el Señor sufrió todos los ataques de la furia del infierno. Todos los demonios fueron llamados a la acción en contra del inigualable Hijo de Dios. Esto fue tan terrible que un ser humano mortal jamás lo podrá entender. 23:45 - “Y el sol se oscureció, y el velo del templo se rasgó por la mitad”. El velo del templo que separaba el Lugar Santo del Lugar Santísimo se rasgó “de arriba abajo” (Mt. 27:51). Esto quiso decir que tenemos entrada a la presencia de Dios por medio de la sangre de Cristo. Los santos del Antiguo Testamento no podían acceder a la presencia de Dios, porque la sangre de los toros y de los machos cabríos no tenía el poder suficiente para expiar sus pecados y permitirles entrar a través del velo. 23:46 - “Entonces Jesús, clamando a gran voz, dijo: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu. Y habiendo dicho esto, expiró”. Esta es una cita textual de Salmos 31:5 y es la última de las siete frases, la cual quería decir que la obra que el Padre había encomendado a Jesús estaba terminada. El supremo sacrificio por nuestros pecados había sido pagado. Alabado sea Su amado nombre. No hay otro nombre debajo de los cielos dado a los hombres mediante el cual podamos ser salvos. 23:47 - “Cuando el centurión vio lo que había acontecido, dio gloria a Dios, diciendo: Verdaderamente este hombre era justo”. Después de la muerte de Cristo, otro hombre vio la luz. Se trataba del capitán romano a cargo de los soldados cuyo deber era crucificar y luego vigilar las cruces para que nadie intentara quitarlas. Este fue un gran testimonio por parte de un hombre que estaba acostumbrado a ver morir a muchas personas de la misma manera. Pero nunca había visto a un Hombre como este. 23:48 - “Y toda la multitud de los que estaban presentes en este espectáculo, viendo lo que había acontecido, se volvían golpeándose el pecho”. El pueblo sentía una gran tristeza, porque habían escuchado a Jesús de buen grado. 23:49 - “Pero todos sus conocidos, y las mujeres que le habían seguido desde Galilea, estaban lejos mirando estas cosas”. Las mujeres tenían que ver de lejos porque Él estaba desnudo. Avergonzado ante
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EL EVANGELIO DE LUCAS todos, fue por el gozo puesto delante de Él que sufrió la cruz, menospreciando el oprobio (He. 12:2). La vergüenza no le pareció nada comparada con la gloria eterna que le esperaba. Que este sentir que hubo en Cristo esté también en nosotros.
La sepultura de Jesús Isaías escribió con respecto a la muerte y la sepultura de Jesús: “Y se dispuso con los impíos su sepultura, mas con los ricos fue en su muerte; aunque nunca hizo maldad, ni hubo engaño en su boca” (Is. 53:9). Jesús enfrentó la muerte junto con esos ladrones malvados, pero Su tumba fue la de un hombre muy rico llamado José. 23:50 - “Había un varón llamado José, de Arimatea, ciudad de Judea, el cual era miembro del concilio, varón bueno y justo”. Se nos dice en Mateo 27:57 que José era un hombre rico y que también había sido discípulo de Jesús. Su categoría era de “miembro del concilio”, lo cual significaba que era miembro del sanedrín judío, el cuerpo que regía a los judíos. Jesús fue condenado en Su tercer juicio ante esta asamblea. Para que se cumpliera la profecía, José enterró a Jesús en su propia tumba. Por lo tanto, fue enterrado con los ricos. 23:51 - “Este, que también esperaba el reino de Dios, y no había consentido en el acuerdo ni en los hechos de ellos”. La tradición dice que José fue el fundador de la primera iglesia de Inglaterra en Glastonbury, al haber sido enviado a ese lugar por Felipe. Se dice que su ciudad en Israel fue el lugar en el que nació Samuel, una ciudad ubicada a unos dieciséis kilómetros al noreste de Lidia. 23:52 - “Fue a Pilato, y pidió el cuerpo de Jesús”. Se nos dice en Marcos 15:43 que entró osadamente a la presencia de Pilato y le pidió que le entregara el cuerpo de Jesús. Normalmente se dejaba que los cuerpos de los que eran crucificados se pudrieran en las cruces. Al no permitir que se los enterrara, los buitres consumían su carne. Pilato se asombró de que Jesús hubiera muerto tan pronto, pero una vez que el centurión le confirmó la noticia de Su muerte, dio permiso a José para que se llevara el cuerpo. 23:53 - “Y quitándolo, lo envolvió en una sábana, y lo puso en un sepulcro abierto en una peña, en el cual aún no se había puesto a nadie”. El Señor murió aproximadamente a las tres de la tarde, y a las seis comenzaba el día de reposo. Después de esa hora, era ilícito hacer cualquier tipo de trabajo. Por lo tanto, José tuvo que acudir a Pilato para pedirle permiso para sacar el cuerpo de nuestro Señor de la cruz y colocarlo en su propia tumba, que estaba cerca, todo esto en un período de tres horas. 23:54 - “Era día de la preparación, y estaba para comenzar el día de reposo”. Era el día de reposo de la “Pascua”, cuando se había preparado el cordero. El día de reposo que se acercaba no era un día de reposo del fin de semana. 23:55 - “Y las mujeres que habían venido con él desde Galilea, siguieron también, y vieron el sepulcro, y cómo fue puesto su cuerpo”. A las mujeres se las menciona por nombre en Mateo 27:56. Son María
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EL EVANGELIO DE LUCAS Magdalena, María la madre de Jacobo y José, y la madre de Jacobo y Juan. Estas alcanzaron a ver dónde José había puesto el cuerpo del Señor. 23:56 - “Y vueltas, prepararon especias aromáticas y ungüentos; y descansaron el día de reposo, conforme al mandamiento”. Por lo tanto, el Señor no fue embalsamado, aunque Juan 19:40 nos dice que lo envolvieron en lienzos limpios con especias aromáticas. A veces se usaban las especias aromáticas en cantidades tan grandes como para formar un lecho en el cual se colocaba el cadáver. Se dice lo siguiente acerca del rey Asa: “Y lo sepultaron en los sepulcros que él había hecho para sí en la ciudad de David; y lo pusieron en un ataúd, el cual llenaron de perfumes y diversas especias aromáticas, preparadas por expertos perfumistas; e hicieron un gran fuego en su honor” (2 Cr. 16:14).
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Séptima parte Su resurrección y ascensión (24:1-53)
EL EVANGELIO DE LUCAS
Capítulo 24 La tumba vacía 24:1 - “El primer día de la semana, muy de mañana, vinieron al sepulcro, trayendo las especias aromáticas que habían preparado, y algunas otras mujeres con ellas”. Las mujeres habían venido con las especias para realizar el proceso de embalsamamiento del cuerpo de Jesús. 24:2 - “Y hallaron removida la piedra del sepulcro”. Lucas no brinda los detalles de la remoción de la piedra que da Mateo, sino que se conforma con dar esta simple declaración del hecho. 24:3 - “Y entrando, no hallaron el cuerpo del Señor Jesús”.Los que han estado en la tumba de nuestro Señor saben que hay una saliente sobre la cual estuvo colocado Su cuerpo, de manera similar a todas las tumbas judías de esa época. 24:4 - “Aconteció que estando ellas perplejas por esto, he aquí se pararon junto a ellas dos varones con vestiduras resplandecientes”. Se trataba de mensajeros celestiales, cuyas vestiduras divinas brillaban con una pureza desconocida e inalcanzable aquí en la tierra. 24:5 - “Y como tuvieron temor, y bajaron el rostro a tierra, les dijeron: ¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive?”. Los ángeles declararon triunfalmente que Jesús había resucitado. 24:6 - “No está aquí, sino que ha resucitado. Acordaos de lo que os habló, cuando aún estaba en Galilea”. Luego recordaron bondadosamente a las mujeres las palabras que Jesús había dicho a Sus discípulos antes de Su transfiguración. Los hijos de estas mujeres les deben haber mencionado estas palabras. Citamos aquí Lucas 9:22: “Es necesario que el Hijo del Hombre padezca muchas cosas, y sea desechado por los ancianos, por los principales sacerdotes y por los escribas, y que sea muerto, y resucite al tercer día”. 24:7 - “Diciendo: Es necesario que el Hijo del Hombre sea entregado en manos de hombres pecadores, y que sea crucificado, y resucite al tercer día”. Los ángeles repitieron textualmente esas palabras. Esto resulta interesante, porque el hecho de que ellos conocieran estas palabras significa que el cielo seguramente estuvo siguiendo la vida de Jesús sobre la tierra con intensa preocupación. Si no lo hizo el cielo en general, sí lo hicieron estos ángeles en particular (que tendrían participación en la historia de la resurrección). Ellos sabían lo que Jesús había dicho. 24:8 - “Entonces ellas se acordaron de sus palabras”. Es asombroso cómo podemos olvidar las palabras que el Señor nos dice, y sin embargo estas pueden volver con tanto vigor cuando el Espíritu Santo las trae a nuestra memoria. 24:9 - “Y volviendo del sepulcro, dieron nuevas de todas estas cosas a los once, y a todos los demás”. Somos propensos a pensar que los apóstoles eran los únicos que oraban en este tiempo, pero esto no era así. 216
EL EVANGELIO DE LUCAS Por lo que vemos en el relato de Lucas, hubo ciento veinte personas esperando en el aposento alto después de Su ascensión. Más de quinientas personas vieron al Señor en algún momento después de Su resurrección, según lo que dice Pablo en 1 Corintios 15:6: “Después apareció a más de quinientos hermanos a la vez, de los cuales muchos viven aún, y otros ya duermen”. 24:10 - “Eran María Magdalena, y Juana, y María madre de Jacobo, y las demás con ellas, quienes dijeron estas cosas a los apóstoles”. Como ya hemos mencionado, según los autores de los Evangelios una cantidad importante de mujeres estuvieron con Jesús en ese momento de Su crucifixión, y varias fueron parte de la historia de la resurrección. Ningún autor da la lista completa. Sin embargo, cuando estas mujeres fueron a los discípulos, estos no creyeron en su testimonio. 24:11 - “Mas a ellos les parecían locura las palabras de ellas, y no las creían”. Debemos recordar que estos discípulos tendrían menos de treinta años (es posible que Pedro ya tuviera un poco más de treinta). Entonces no los condenemos. 24:12 - “Pero levantándose Pedro, corrió al sepulcro; y cuando miró dentro, vio los lienzos solos, y se fue a casa maravillándose de lo que había sucedido”.Lucas avanza con los hechos fundamentales y no menciona que Juan también estaba con Pedro (ver Juan 20:1-8). Por tanto, es importante analizar una armonía de los Evangelios para obtener la imagen completa de estos acontecimientos. Es muy probable que Pedro fuera el personaje dominante; por consiguiente, Lucas se conforma simplemente con mencionarlo a él.
En el camino a Emaús 24:13 - “Y he aquí, dos de ellos iban el mismo día a una aldea llamada Emaús, que estaba a sesenta estadios de Jerusalén”. Josefo también nos dice en su libro Las Guerras de los Judíos que Emaús estaba a unos doce kilómetros de Jerusalén. Después del año 70 d.C., Tito entregó el pueblo de Emaús a ochocientos hombres que había dado de baja de su ejército. La totalidad de la tierra de Judea debía ser vendida por orden de César. Josefo comenta que resulta increíble que Tito no hubiera poblado esa parte desolada de Judea, así que fue dejada para la restauración futura de los judíos. 24:14 - “E iban hablando entre sí de todas aquellas cosas que habían acontecido”. Qué maravilloso es tener amigos con los cuales podamos hablar acerca de las cosas del Señor. Es uno de los mayores placeres de la vida. David sabía lo que era contar con ese compañerismo, ya que escribe en Salmos 55:14: “Que juntos comunicábamos dulcemente los secretos, y andábamos en amistad en la casa de Dios”. 24:15 - “Sucedió que mientras hablaban y discutían entre sí, Jesús mismo se acercó, y caminaba con ellos”. Esta historia inspira uno de los cuadros más famosos del mundo, titulado: “Dos en el camino a Emaús”. En la pintura aparecen los dos discípulos y Jesús en el medio. ¡Qué bendita comunión! 24:16 - “Mas los ojos de ellos estaban velados, para que no le conociesen”. Esto también ocurre con nosotros. El apóstol Pablo dice: “Algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles” (He. 13:2).
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EL EVANGELIO DE LUCAS 24:17 - “Y les dijo: ¿Qué pláticas son estas que tenéis entre vosotros mientras camináis, y por qué estáis tristes?”. Qué dulce es comprender que Él conoce todos nuestros estados de ánimo y que aunque muchas veces no somos conscientes de Su presencia, Él está allí para consolarnos, así como lo hizo con estos dos amigos. 24:18 - “Respondiendo uno de ellos, que se llamaba Cleofas, le dijo: ¿Eres tú el único forastero en Jerusalén que no has sabido las cosas que en ella han acontecido en estos días?”. Aunque Jesús sabe todas las cosas, es muy misericordioso al encontrarse con nosotros en nuestra situación y dejarnos hablar. 24:19 - “Entonces él les dijo: ¿Qué cosas? Y ellos le dijeron: De Jesús nazareno, que fue varón profeta, poderoso en obra y en palabra delante de Dios y de todo el pueblo”.Cleofas da un testimonio muy claro acerca de su fe en Jesús como el profeta del cual Moisés había hablado. 24:20 - “Y cómo le entregaron los principales sacerdotes y nuestros gobernantes a sentencia de muerte, y le crucificaron”. Como ya hemos señalado, el pueblo consideraba que los líderes religiosos y no el común de la gente, eran los que habían condenado y crucificado a Jesús. 24:21 - “Pero nosotros esperábamos que él era el que había de redimir a Israel; y ahora, además de todo esto, hoy es ya el tercer día que esto ha acontecido”. Aquí vemos nuevamente la creencia común entre los judíos de que Jesús era el Mesías que les daría una victoria militar y quitaría de su cuello el yugo de los agresores extranjeros. Esto sucederá únicamente en Su Segunda Venida, cuando Sus pies se posen ese día sobre el monte de los Olivos. Esta creencia acerca de la inminencia de Su venida y Su liberación es lo que Jesús había intentado contrarrestar en sus enseñanzas, especialmente en la parábola de las minas (ver Lucas 19:11-27). Lo mismo ha sucedido a lo largo de la era de la Iglesia. Muchos han creído que Él regresaría en cualquier momento. 24:22 - “Aunque también nos han asombrado unas mujeres de entre nosotros, las que antes del día fueron al sepulcro”. Vemos que las mujeres no informaron solamente a los once acerca de lo que había sucedido, sino que también había muchos otros esperando con los apóstoles, como ya hemos comentado en el versículo 9 de este capítulo. 24:23 - “Y como no hallaron su cuerpo, vinieron diciendo que también habían visto visión de ángeles, quienes dijeron que él vive”. La historia de la resurrección fue informada correctamente por muchos testigos oculares. 24:24 - “Y fueron algunos de los nuestros al sepulcro, y hallaron así como las mujeres habían dicho, pero a él no le vieron”. Vemos inmediatamente la gran lucha dentro de los corazones de Sus discípulos con respecto a sus creencias y esperanzas de que Él los liberaría, y la tragedia y aparente ruina de todo lo que habían vivido durante estos tres últimos años. Quizás podamos comprender su tristeza por el hecho de que nosotros también ya hemos pasado por períodos en nuestra propia vida en los que habíamos esperado algo que después no sucedió. Confundidos y frustrados,
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EL EVANGELIO DE LUCAS hemos pasado algún tiempo llorando o compadeciéndonos de nosotros mismos, sólo para descubrir que los acontecimientos que no sucedieron como esperábamos estaban en realidad cumpliendo perfectamente con la voluntad de Dios. Con mucha frecuencia malinterpretamos lo que Él nos ha dicho, y luego sufrimos emocionalmente y también quizá económicamente. El acontecimiento más importante de la historia del mundo, la crucifixión y resurrección del Hijo de Dios, fue muy bien documentado por muchos testigos, quienes a su vez han difundido la historia por todas partes. Ahora Jesús responde a todas sus palabras negativas. 24:25 - “Entonces él les dijo: ¡Oh insensatos, y tardos de corazón para creer todo lo que los profetas han dicho!”. La palabra “insensatos” utilizada aquí se refiere no a la maldad o la estupidez, sino más bien a la sensación de que tenían su percepción embotada, al no ser capaces de interpretar las Escrituras. A medida que seguimos leyendo se hace claro que este es el significado de la palabra, porque Él los reprende amablemente”. 24:26 - “¿No era necesario que el Cristo padeciera estas cosas, y que entrara en su gloria?”. Pocos o ninguno de los israelitas comprendía el concepto de “un Salvador sufriente”. Lo percibían únicamente como el victorioso Rey de reyes. En este momento podemos sugerir la oración de aquel precioso y anónimo hombre de Dios que escribió el Salmo 119. “Abre mis ojos, y miraré las maravillas de tu ley” (Sal. 119:18). Además, su corazón clamó: “Hazme entender el camino de tus mandamientos, para que medite en tus maravillas” (Sal. 119:27). Entonces Jesús comenzó a abrir los ojos de estos discípulos a las verdades bíblicas. 24:27 - “Y comenzando desde Moisés, y siguiendo por todos los profetas, les declaraba en todas las Escrituras lo que de él decían”. El Señor probablemente haya comenzado con Génesis, explicando que las ropas de Adán y Eva, hechas de pieles de animales, representan las vestiduras de justicia de Su pueblo obtenidas por medio de Cristo, nuestro Cordero Pascual. Luego, indudablemente les debe haber hablado acerca de todos los sacrificios de Levítico, explicándoles cómo Él los había cumplido. Abrió los Salmos, que son todos mesiánicos y hablan frecuentemente del Salvador sufriente, así como también Isaías, quien tuvo una tremenda revelación de Aquel al que denominó “varón de dolores”. Verdaderamente, Cristo aparece en cada página de las Escrituras. 24:28 - “Llegaron a la aldea adonde iban, y él hizo como que iba más lejos”. Aquí vemos la misericordia de Jesús, al ser una persona que no se entromete, sino que espera que lo invitemos. Asegurémonos de no permitirle pasar de largo, sino más bien implorémosle que se quede con nosotros. 24:29 - “Mas ellos le obligaron a quedarse, diciendo: Quédate con nosotros, porque se hace tarde, y el día ya ha declinado. Entró, pues, a quedarse con ellos”. La importunidad de los amigos hizo que ellos tuvieran el privilegio de recibir una revelación mayor de Jesús. Recordemos que sea lo que fuere que hayamos recibido del Señor en el pasado, Él siempre tiene mucho más para nosotros si le pedimos con perseverancia. 24:30 - “Y aconteció que estando sentado con ellos a la mesa, tomó el pan y lo bendijo, lo partió, y les
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EL EVANGELIO DE LUCAS dio”. Aquí nos encontramos con un tipo de la primera Cena del Señor posterior a la resurrección, el cual fue presidido literalmente por el Señor de Gloria. En cada Cena del Señor, Él está allí cuando por la fe lo invitamos a venir. 24:31 - “Entonces les fueron abiertos los ojos, y le reconocieron; mas él se desapareció de su vista”. Oremos para que tengamos una revelación continua de Jesús a través de Su Palabra y mediante Su Espíritu. A medida que Cristo nos es revelado, somos transformados en Su imagen de gloria en gloria. 24:32 - “Y se decían el uno al otro: ¿No ardía nuestro corazón en nosotros, mientras nos hablaba en el camino, y cuando nos abría las Escrituras?”. Cuando estudiamos la Palabra y meditamos en Su presencia, nuestro corazón también arde en nosotros, llenándonos de gran gozo y amor por Él. Luego se fue, después de haber cumplido con la voluntad de Su Padre, pero el gozo de los dos amigos no tenía límites y simplemente tenían que compartir las buenas noticias con los demás. 24:33-34 - “Y levantándose en la misma hora, volvieron a Jerusalén, y hallaron a los once reunidos, y a los que estaban con ellos, que decían: Ha resucitado el Señor verdaderamente, y ha aparecido a Simón”. Antes de que pudieran relatar su propia historia, los que estaban reunidos les dijeron que el Señor ya se había aparecido a Pedro. Pablo deja en claro que el Señor se apareció primero a Pedro (1 Co. 15:5). Este fue un acto de misericordia para la restauración de Pedro, que había quedado apenado por su negación del Señor. Luego, aparentemente los dos amigos, que no eran apóstoles porque vinieron a los once, tuvieron la oportunidad de dar su testimonio. 24:35 - “Entonces ellos contaban las cosas que les habían acontecido en el camino, y cómo le habían reconocido al partir el pan”. ¡Qué noche! Pero aún faltaba más.
El Señor en medio de sus discípulos 24:36 - “Mientras ellos aún hablaban de estas cosas, Jesús se puso en medio de ellos, y les dijo: Paz a vosotros”. Tal como lo había prometido en Sus enseñanzas, donde hay dos o tres reunidos en Su nombre, Él está allí en medio de ellos. Pero aquí estaba en persona el resucitado Señor de gloria entre Sus amados, entre aquellos que habían permanecido con Él durante Sus pruebas. Hay mucho gozo entre las personas que han sufrido y arriesgado todo por su bendito Señor, cuando Él viene a su encuentro. Esto me recuerda la historia de William Booth, fundador del Ejército de Salvación. Cuando él era un joven pastor metodista, tuvo visiones del cielo. Vio a un grupo de personas que estaba en el cielo esperando a su Señor con bendita anticipación, que sintieron gran gozo cuando Él llegó y se unió a ellos. Luego, volviéndose a William Booth, el Señor dijo: “¿Cómo puedes conocer el gozo de ellos si no has sufrido por el evangelio?” Más tarde, William Booth sufrió por Cristo en gran manera y sin duda alguna se ha unido a ese feliz grupo celestial de los que sufrieron. 24:37 - “Entonces, espantados y atemorizados, pensaban que veían espíritu”. A pesar de Su saludo
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EL EVANGELIO DE LUCAS misericordioso, “Paz a vosotros”, seguían atemorizados. 24:38 - “Pero él les dijo: ¿Por qué estáis turbados, y vienen a vuestro corazón estos pensamientos?”. De la abundancia del corazón habla la boca, pero también en el corazón es donde están nuestros pensamientos. Es muy importante que “sobre toda cosa guardada, guardemos nuestro corazón; porque de él mana la vida” (Pr. 4:23). Es muy importante que abramos nuestro corazón continuamente al Jardinero divino para que el fruto del Espíritu (amor, gozo y paz) se reproduzca constantemente en la totalidad de nuestro ser. Entonces el perfecto amor echará fuera todo temor. Jesús ahora procura probar manifiestamente Su resurrección, al decirles: 24:39 - “Mirad mis manos y mis pies, que yo mismo soy; palpad, y ved; porque un espíritu no tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo”. Aquí vemos la profunda diferencia que había entre los espíritus y el Señor resucitado. Así como nuestro Señor, en la resurrección tendremos cuerpos tangibles. Los demonios y los ángeles caídos no tenían cuerpos tangibles. Se nos dice claramente en Hebreos 2:16: “No socorrió a los ángeles, sino que socorrió a la descendencia de Abraham”. El título favorito del Señor era “el Hijo del Hombre”. Al haber nacido de una mujer, Él ha llevado sobre sí un cuerpo de carne, como está escrito: “Me preparaste cuerpo” (He. 10:5). Pero los ángeles no poseen ese cuerpo de carne, y aquí radica la diferencia entre nuestro Señor y los espíritus. ¡Cómo nos llena de humildad pensar que Él se humilló a sí mismo para ser como nosotros, los depravados hijos de Adán! 24:40-41 - “Y diciendo esto, les mostró las manos y los pies. Y como todavía ellos, de gozo, no lo creían, y estaban maravillados, les dijo: ¿Tenéis aquí algo de comer?”. Aun después de que les hubo mostrado Sus manos y pies, estaban tan desconcertados debido a su estado de éxtasis que Jesús comió con ellos para darles otra prueba. 24:42 - “Entonces le dieron parte de un pez asado, y un panal de miel”. Los espíritus incorpóreos no ingieren alimentos. En una oportunidad, los demonios dijeron a un predicador: “¿Crees que nos alimentamos de la misma manera que ustedes? No, nos alimentamos con odio, envidia, celos, sufrimiento, remordimiento y amargura”. 24:43 - “Y él lo tomó, y comió delante de ellos”. Uno de los placeres celestiales será la capacidad para comer los frutos de los árboles del cielo. Ahora el Señor les recuerda Sus enseñanzas durante Su ministerio en Su vida en la tierra. 24:44 - “Y les dijo: Estas son las palabras que os hablé, estando aún con vosotros: que era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos”. Esto es lo que dijo a los dos amigos en el camino a Emaús. Se repite con la intención de que nosotros también analicemos las profecías que están relacionadas con Su vida. Al hacerlo, estaremos firmes en la fe y creeremos que Jesús es verdaderamente el Mesías, nuestro Salvador y el Rey que pronto viene. 24:45 - “Entonces les abrió el entendimiento, para que comprendiesen las Escrituras”.Aunque habían
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EL EVANGELIO DE LUCAS caminado con Él durante tres años, queda claro que ni siquiera a los propios apóstoles de Cristo se les había concedido un entendimiento íntimo de Él o de las Escrituras hasta ese momento. Lo mismo sucedió con los hijos de Israel. No se les había dado ojos para ver u oídos para oír, aun después de que hubieron caminado durante cuarenta años en el desierto (Dt. 29:4). Se les dijo esto cuando estaban en la frontera del Jordán, después de su viaje de cuarenta años. Por lo tanto, es de primordial importancia que andemos por fe en los caminos en los que el Señor nos está guiando, aun cuando no comprendamos el cuadro completo. Al hacerlo, agradaremos al Señor, cumpliremos con Su voluntad y llegaremos al lugar en donde finalmente nos dará un corazón capaz de comprender. 24:46 - “Y les dijo: Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día”.El énfasis claro es que Jesucristo fue predestinado para sufrir y morir. Es justamente por este motivo que Él vino al mundo. Sin Su sacrificio, no habría salvación para la humanidad caída. Por lo tanto, todo lo que sucedió fue predestinado por el Padre celestial, quien nos dio a Su Hijo unigénito. 24:47 - “Y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén. Recordemos que no hay otro nombre bajo el cielo mediante el cual los hombres puedan ser salvos. Luego Jesús dijo a Sus discípulos: 24:48 - “Y vosotros sois testigos de estas cosas”.No sólo ellos, sino también nosotros tenemos que dar testimonio a los demás acerca de las grandes cosas que el Señor ha hecho.
La promesa del Espíritu Santo 24:49 - “He aquí, yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros; pero quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de poder desde lo alto”. La promesa del Padre se menciona en varios pasajes de las Escrituras. Isaías 44:3 - “Porque yo derramaré aguas sobre el sequedal, y ríos sobre la tierra árida; mi Espíritu derramaré sobre tu generación, y mi bendición sobre tus renuevos”. Hechos 1:4 - “Y estando juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre, la cual, les dijo, oísteis de mí”. Hechos 1:8 - “Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra”. La promesa del Padre se cumplió en Hechos 2:1-4. Hechos 2:1-4: “Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos. Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados; y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen”. Ahora bien, al decir que la promesa del Padre se cumplió, queremos enfatizar la experiencia continua que
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EL EVANGELIO DE LUCAS es para todos los creyentes, como dijo el apóstol Pedro en Hechos 2:38-39: “Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo. Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare”. El bautismo del Espíritu Santo se evidencia al hablar en otras lenguas. De ahí en más, el creyente puede pedir al Señor los nueve dones del Espíritu que se enumeran en 1 Corintios 12. El objeto del bautismo del Espíritu Santo es, como dice Jesús, poder para testificar. En 1 Corintios 14:4 el apóstol Pablo enfatiza que el hablar en otras lenguas “edifica” a los creyentes. Por tanto, al hablar con frecuencia y fluidez en otras lenguas, nos convertimos en testigos ardientes de Jesús.
La ascensión de Jesús 24:50 - “Y los sacó fuera hasta Betania, y alzando sus manos, los bendijo”. Betania es el lugar en el que Jesús resucitó a Lázaro y donde vivían Sus queridas amigas Marta y María. Fue el lugar de Su ascensión, ubicado en el monte de los Olivos. 24:51 - “Y aconteció que bendiciéndolos, se separó de ellos, y fue llevado arriba al cielo”. Lucas nos dice en el libro de Hechos, la continuación de este Evangelio, que mientras ellos tenían los ojos puestos en el cielo en tanto que Él se iba, he aquí se pusieron junto a ellos dos varones con vestiduras blancas (Hechos 1:10). El Dr. Paul Caram ha escrito un comentario del libro de los Hechos que de todo corazón recomiendo leer. Hechos 1:10-11 dice: “Y estando ellos con los ojos puestos en el cielo, entre tanto que él se iba, he aquí se pusieron junto a ellos dos varones con vestiduras blancas, los cuales también les dijeron: Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo”. Esto es el cumplimiento de la profecía de Zacarías 14:4: “Y se afirmarán sus pies en aquel día sobre el monte de los Olivos, que está en frente de Jerusalén al oriente; y el monte de los Olivos se partirá por en medio, hacia el oriente y hacia el occidente, haciendo un valle muy grande; y la mitad del monte se apartará hacia el norte, y la otra mitad hacia el sur”. Queridos hermanos, ¡qué bendita esperanza tenemos! Esto debe inspirar una adoración profunda, como veremos en el versículo siguiente. 24:52-53 - “Ellos, después de haberle adorado, volvieron a Jerusalén con gran gozo; y estaban siempre en el templo, alabando y bendiciendo a Dios. Amén”. Busquemos al Señor constantemente como lo hicieron ellos, ¡y seamos bendecidos para siempre!
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EPÍLOGO San Lucas fue básicamente el autor que hizo hincapié en dos aspectos de la vida cristiana: la compasión y el poder de Dios para hacer milagros, como se ve en particular en el libro de los Hechos. Pidamos al Señor que nos conceda tener estas dos virtudes para que nosotros también podamos convertirnos en testigos eficaces de Jesús. Esperamos que este libro haya sido de bendición para su vida y que Dios pueda usarlo para llevarnos a todos a caminar más cerca de nuestro bendito Señor.
Libros por el Dr. Brian J. Bailey Comentarios sobre los libros de la Biblia Génesis: El libro de los orígenes Fiestas y Ofrendas, el libro de Levítico Rut: La novia gentil de Cristo Las tres casas de Esther Salmos I: Capítulos 1-50 Salmos II: Capítulos 51-100 Salmos III: Capítulos 101-150 El libro de lamentaciones El carro del trono de Dios: Una exposición del libro de Ezequiel Daniel Profetas Menores I: La restauración de los caídos (Oseas) Profetas Menores II: Joel – Sofonías El Evangelio de Mateo El Evangelio de Juan El Evangelio de Lucas Romanos: Más que vencedores Soldados de Cristo: Una exposición de la epístola de Pablo a los Efesios Dando en el blanco: Una exposición de la epístola a los Filipenses Colosenses y Filemón: La Senda de la Santidad Hebreos: Detrás del velo Las dos Sabidurías: La epístola de Santiago Las Epístolas de Juan Apocalipsis
Otros libros El Viaje de Israel El Tabernáculo de Moisés Estudios sobre las vidas de David y Salomón Pilares de la fe El Espíritu Santo La vida de Cristo La Segunda Venida: Una exposición de la Segunda Venida del Señor Liderazgo Los Nombres de Dios Maestros de Justicia Conozca su Biblia Contendiendo por la fe
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