EL EVANGELIO MARCOS. BRIAN J. BAILEY, Ph.D., D.D

EL EVANGELIO DE MARCOS BRIAN J. BAILEY, Ph.D., D.D. Titulo original en inglés: The Gospel of Mark Titulo en español: El evangelio de Marcos Regist

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EL EVANGELIO SEGUN SAN MARCOS Me 1, 1-8, 26 1 JOACHIM GNILKA CUARTA EDICiÓN EDICIONES SÍGUEME SALAMANCA 1999 Tradujo Víctor A. Martínez de Lapera

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LAS MUJERES EN EL EVANGELIO DE MARCOS X. Pikaza Aula de Teología, Santander 8 del XI de 2005 Comentarios – Gnilka, J., El evangelio según san Marcos

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EL EVANGELIO DE

MARCOS

BRIAN J. BAILEY, Ph.D., D.D.

Titulo original en inglés: The Gospel of Mark Titulo en español: El evangelio de Marcos Registrado © por Brian J. Bailey 2009 Libro de texto de Zion Christian University usado con permiso. Todos los derechos reservados.

Traducción: Equipo de traduccion de Honduras Edición: Carlota Samayoa Diseño de portada: Carla Borges Todas las cítas bíblicas de este libro han sido tomadas de la Santa Biblia en su versión Reina Valera 1960 © Sociedades Bíblicas Unidas a menos que se indique lo contrario. Primera edición en castellano septiembre del 2009 Primera impresión en Guatemala, Centroamérica Segunda impresión octubre 2009 por: Zion Christian Publishers P. O. Box 70 Waverly, New York 14892

ISBN # 1-59665-253-5

CONTENIDO Bosquejo.

5

Sinopsis.

11

Introducción.

15

1 Prólogo al evangelio (1:1-13).

19

2

La fase inicial del ministerio en Galilea (1:14–3:6). 29

3

Las fases posteriores del ministerio de Jesús en Galilea (3:7–6:13).

51

4

La retirada más allá de Galilea (6:14–8:30).

83

5

El viaje a Jerusalén (8:31–10:52).

105

6

El ministerio en Jerusalén (11:1–13:37).

141

7

El relato de la Pasión (14:1–15:47).

167

8

La resurrección de Jesús (16:1-18).

195

9

La ascensión de Cristo (16:19).

203

10 El ministerio de los discípulos después de Pentecostés (16:20).

205

Epílogo.

207

Apéndice.

209

5

BOSQUEJO Parte 1: PRÓLOGO AL EVANGELIO (1:1-13) 1. El ministerio de Juan el Bautista (1:1-8). 2. Jesús es bautizado por Juan en el río Jordán (1:9-11). 3. La tentación en el desierto (1:12-13). Parte 2: LA FASE INICIAL DEL MINISTERIO EN GALILEA (1:14–3:6) 1. Jesús predica el Evangelio del Reino (1:14-15). 2. El llamado a ser pescadores de hombres (1:16-20). 3. La nueva doctrina (1:21-28). 4. La sanidad de la suegra de Pedro (1:29-31). 5. La sanidad de los enfermos al anochecer (1:32-34). 6. Predicación en otras ciudades (1:35-39). 7. La limpieza de un leproso (1:40-45). 8. Conflicto en Galilea (2:1–3:6). a. La autoridad de perdonar pecados (2:1-12). b. El Llamado de Leví (2:13-14). c. Jesús come con los pecadores (2:15-17). d. La pregunta sobre el ayuno (2:18-20). e. Añadiendo nuevo a lo viejo (2:21-22). f. El Hijo del Hombre: el Señor del día de reposo (2:23-28). g. La sanidad del hombre con una mano seca (3:1-5). h. Los fariseos y los herodianos toman consejo para matar a Jesús (3:6).

6 Parte 3: FASES POSTERIORES DEL MINISTERIO DE JESÚS EN GALILEA (3:7–6:13) 1. Retirada al mar (3:7-12). 2. La elección de los Doce (3:13-19a). 3. El carácter de la familia de Jesús (3:19b-35). a. Las multitudes vienen a la casa (3:19b-21). b. Jesús es acusado de echar fuera demonios por el príncipe de los demonios (3:22-28). c. ¿Quién es Mi madre y Mi hermano? (3:31-35). 4. Parábolas concernientes al Reino de Dios (4:1-34). a. La parábola del sembrador (4:1-9). b. La razón de enseñar con parábolas (4:10-12). c. La interpretación de la parábola del sembrador (4:13-20). d. Al que tiene se le dará más (4:21-25). e. La parábola del crecimiento de la semilla (4:26-29). f. La parábola de la semilla de mostaza (4:30-32). g. Jesús explica las parábolas en privado a Sus discípulos (4:33-34). 5. Jesús toma autoridad sobre las fuerzas de maldad (4:35–5:43). a. Calma de la tempestad (4:35-41). b. Sometimiento del endemoniado gadareno (5:1-20). c. El ruego de Jairo (5:21-24). d. La mujer con el flujo de sangre (5:25-34). e. Resucitación de la hija de Jairo (5:35-43). 6. El rechazo en Nazaret (6:1-6a). 7. La misión de los Doce en Galilea (6:6b-13). Parte 4: LA RETIRADA DE GALILEA (6:14–8:30). 1. El encarcelamiento y muerte de Juan (6:14-29). 2. La alimentación de los cinco mil (6:30-44).

7 3. Jesús camina sobre las aguas (6:45-52). 4. Sanidad de los enfermos de Genesaret (6:53-56). 5. Las vanas tradiciones de los ancianos (7:1-8). 6. La Palabra de Dios es invalidada por las tradiciones (7:9-13). 7. La contaminación del interior (7:14-23). 8. La mujer sirofenicia (7:24-30). 9. La sanidad de un sordomudo en Decápolis (7:31-37). 10. La alimentación de los cuatro mil (8:1-10). 11. La demanda de una señal (8:11-13). 12. La levadura de los fariseos (8:14-21). 13. La apertura de los ojos ciegos (8:22-26). 14. La revelación de que Jesús es el Cristo (8:27-30). Parte 5: EL VIAJE A JERUSALÉN (8:31–10:52) 1. Los sufrimientos del Mesías. La primera profecía de la Pasión (8:31-33). 2. Los requisitos para seguir a Jesús (8:34-38). 3. El monte de la Transfiguración (9:1-8). 4. La venida de Elías (9:9-13). 5. La sanidad de un muchacho endemoniado (9:14-29). 6. La segunda profecía de la Pasión (9:30-32). 7. La verdadera grandeza (9:33-37). 8. El exorcismo a través del nombre de Jesús (9:38-42). 9. El precio del discipulado (9:43-50). 10. El divorcio (10:1-12). 11. La bendición de los niños (10:13-16). 12. Las riquezas y el Reino de Dios (10:17-27). 13. Las recompensas del apostolado (10:28-31). 14. La tercera profecía de la Pasión (10:32-34). 15. El mayor en el Reino (10:35-45). 16. Sanidad del ciego Bartimeo (10:46-52).

8 Parte 6: EL MINISTERIO EN JERUSALÉN (11:1–13:37) 1. La entrada triunfal a Jerusalén (11:1-11). 2. La higuera estéril (11:12-14). 3. La limpieza del Templo (11:15-19). 4. La higuera seca, la fe y la oración (11:20-26). 5. La autoridad de Jesús (11:27-33). 6. La parábola de los labradores (12:1-12). 7. El tributo (12:13-17). 8. La resurrección (12:18-27). 9. El mayor mandamiento (12:28-34). 10. El Hijo de David (12:35-37). 11. Guardaos de los escribas (12:38-40). 12. La viuda que dio todo (12:41-44). 13. El discurso del monte de los Olivos (13:1-37). a. Jesús predice la inminente destrucción (13:1-4). b. La advertencia contra el engaño (13:5-8). c. El llamado a perseverar bajo la persecución (13:9-13). d. La abominación desoladora (13:14-23). e. La Segunda Venida (13:24-27). f. La lección de la higuera (13:28-31). g. El llamado a velar (13:32-37). Parte 7: EL RELATO DE LA PASIÓN (14:1–15:47) 1. El complot para prender a Jesús (14:1-2). 2. Jesús es ungido en Betania (14:3-9). 3. La traición de Judas (14:10-11). 4. La preparación de la Pascua (14:12-16). 5. El anuncio de la traición (14:17-21). 6. La institución de la Cena del Señor (14:22-26). 7. La profecía de la negación de Pedro (14:27-31).

9 8. En el huerto de Getsemaní (14:32-42). 9. La traición y el arresto de Jesús (14:43-52). 10. Jesús en el palacio del Sumo Sacerdote (14:53-65). 11. Pedro niega a Jesús tres veces (14:66-72). 12. El juicio ante Pilato (15:1-15). 13. Se burlan de Jesús (15:16-20). 14. La crucifixión de Jesús (15:21-37). 15. El velo rasgado (15:38). 16. El testimonio del centurión (15:39). 17. Las mujeres que miraban desde lejos (15:40-41). 18. La sepultura de Jesús (15:42-47). Parte 8: LA RESURRECCIÓN DE JESÚS (16:1-18) 1. La piedra removida (16:1-8). 2. Jesús se le aparece a María (16:9-11). 3. Jesús se le aparece a dos discípulos en el camino a Emaús (16:12-13) 4. Jesús se le aparece a los once (16:14) 5. La gran comisión (16:15-18) Parte 9: LA ASCENSIÓN DE CRISTO (16:19) Parte 10: EL MINISTERIO DE LOS DISCÍPULOS DESPUÉS DE PENTECOSTÉS (16:20)

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SINOPSIS DE MARCOS A diferencia de Mateo el publicano, Marcos no divide los milagros de Jesús en grupos, sino que éstos simplemente fluyen a través de su Evangelio. De todas formas y para su conveniencia, hemos dividido el Evangelio de Marcos en tres categorías: 1. Los milagros de Jesús. 2. Las enseñanzas (parábolas) de Jesús. 3. Los sermones de Jesús. I. LOS DIECIOCHO MILAGROS DE JESÚS QUE FUERON REGISTRADOS 1. El endemoniado en Capernum. 1:23-28 2. La sanidad de la suegra de Pedro. 1:29-31 3. La sanidad de un leproso. 1:40-45 4. La sanidad de un paralítico. 2:3-12 5. La sanidad de una mano seca. 3:1-5 6. La calma de la tempestad. 4:35-41 7. La sanidad del endemoniado gadareno. 5:1-20 8. La resurrección de la hija de Jairo. 5:22-24, 35-43 9. La sanidad de la mujer con el flujo de sangre. 5:25-34 10. La alimentación de los cinco mil. 6:35-44 11. Caminar sobre el mar. 6:45-52 12. La sanidad de la hija de la mujer sirofenicia. 7:24-30 13. La sanidad del sordo y tartamudo. 7:31-37 14. La alimentación de los cuatro mil. 8:1-9 15. La sanidad de un ciego en Betsaida. 8:22-26

12 16. La liberación de un muchacho lunático. 9:14-29 17. La sanidad del ciego Bartimeo. 10:46-52 18. La maldición de la Higuera. 11:12-14 II.

LAS DIECIOCHO PARÁBOLAS DE JESÚS QUE FUERON REGISTRADAS 1. Pescadores de hombres. 1:16-17 2. Los enfermos y el médico. 2:17 3. El Esposo. 2:19-20 4. El paño nuevo en vestido viejo. 2:21 5. El vino nuevo en odres viejos. 2:22 6. El reino dividido. 3:24 7. La casa dividida. 3:25 8. Vencer al hombre fuerte. 3:27 9. El sembrador. 4:2-8 10. La lámpara. 4:21-22 11. La semilla que crece en secreto. 4:26-29 12. La semilla del grano de mostaza. 4:30-32 13. La contaminación interna. 7:14-23 14. Los miembros que son ocasión de pecado. 9:43, 45, 47 15. Los labradores malvados. 12:1-9 16. La Piedra desechada. 12:10-11 17. La higuera. 13:28-29 18. El Portero. 13:34-37 III. LOS DIECIOCHO DISCURSOS DE JESÚS QUE FUERON REGISTRADOS 1. El día de reposo. 2:23-28 2. El pecado imperdonable. 3:28-29 3. “¿Quién es Mi madre y Mi hermano?” 3:33-35 4. La adoración ceremonial. 7:1-23 5. Llevar la cruz. 8:34–9:1

13 6. La humildad, la tolerancia y las ofensas. 7. El divorcio. 8. Las riquezas, el auto-sacrificio y la recompensa. 9. La verdadera grandeza. 10. La fe y la oración. 11. El darle al Cesar. 12. La resurrección. 13. Los principales mandamientos. 14. “Guardaos de los escribas”. 15. El dar. 16. La Segunda Venida. 17. La institución de la Cena del Señor. 18. La gran comisión.

9:33-50 10:1-12 10:17-31 10:13-16, 35-45 11:23-26 12:13-17 12:18-27 12:28-36 12:34-40 12:41-44 13:1-27 14:22-25 16:15-18

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INTRODUCCIÓN Se cree que el Evangelio de Marcos fue el primero de los evangelios, escrito probablemente alrededor del año 50 d.C. Marcos es el más cronológico de los cuatro evangelios, y proporciona el relato con la secuencia más fluida de la vida de Cristo, que hay en las Escrituras. Los otros dos autores de los Evangelios Sinópticos, Mateo y Lucas, utilizaron el Evangelio de Marcos como base para sus libros. El Evangelio de Juan es diferente de los otros tres, a los cuales llamamos sinópticos, o “visión conjunta”. Marcos no fue uno de los doce discípulos originales, por lo tanto, no fue testigo de primera mano de las cosas que escribió. Los Padres de la Iglesia coinciden en que Marcos recibió la mayor parte de la información del apóstol Pedro, quien llamó a Marcos su hijo espiritual (1 P. 5:13). Él escribió lo que Pedro le contó acerca de la vida de Jesús y de Su ministerio. El Evangelio de Marcos fue escrito para los romanos, quienes eran conocidos por ser personas de acción. Es por ello que el Evangelio de Marcos no enfatiza en los detalles, sino que se mueve rápidamente de un evento de la vida de Cristo, al otro. Es un Evangelio a paso rápido. Marcos utiliza muchas veces las palabras “inmediatamente”, “luego” y “en seguida”. Se detiene a enfatizar las acciones de Jesús, más que Sus palabras y enseñanzas. Notará que por esta misma razón, no hallamos el Sermón del Monte. La meta de Marcos era la de presentar las acciones y obras de Cristo a los

16 romanos. Como para los no judíos hubiera significado poco, cuando Marcos les escribió a los romanos, no incluyó la genealogía de Cristo. Marcos interpretó varias de las palabras arameas que utilizó, para que los romanos pudieran entenderlas. Además, vemos relativamente pocas citas del Antiguo Testamento en comparación con los otros Evangelios, los cuales abundan de las mismas. Juan Marcos, el autor del Evangelio, es una persona muy interesante. Marcos era pariente del apóstol Bernabé (Col. 4:10), probablemente era su sobrino o primo. La madre de Marcos se llamaba María. Marcos era el hijo espiritual y compañero de Pedro. También tuvo el privilegio de acompañar a Pablo y a Bernabé en su primer viaje misionero, pero los abandonó en el camino (Hch. 12:25; 13:13). Por esta misma razón, Pablo se negó a llevar a Juan Marcos con ellos en el segundo viaje misionero (Hch. 15:36-41). Debido a que Pablo se negó a llevar a Marcos, hubo una severa discusión entre Pablo y Bernabé, resultando ésta en la separación de ellos. Bernabé se llevó a Juan Marcos con él a Chipre, su pueblo natal. Pablo llevó a Silas en sus viajes. Ambos, tanto Pablo como Bernabé, manejaron este asunto incorrectamente. Obviamente, Pablo tenía razón, Marcos todavía no estaba listo para partir en otro viaje misionero, pero debieron orar para saber qué pensaba el Señor al respecto. Recuerde, la controversia sólo viene por orgullo.De todas formas, con el tiempo, Pablo y Marcos se reconciliaron. Marcos estuvo con Pablo en Roma, como vemos en Colosenses 4:10.

17 Con el tiempo, Marcos reconquistó la confianza de Pablo. En Filemón 1:24, Pablo lo llamó su colaborador. Al final de sus días, Pablo dijo que Marcos le era útil para el ministerio (2 Ti. 4:11). Dios hizo que todas las cosas ayudaran a bien. Si Bernabé se hubiera sometido y acordado en no llevar a Marcos, Pablo y Bernabé nunca se hubieran separado, y Bernabé hubiera terminado su carrera. Marcos, con el tiempo, se convirtió en aquello que Bernabé quería para él, pero para Bernabé ya era demasiado tarde. Se tomó muy a pecho la ofensa a Juan Marcos, y perdió a causa de ello. Como su unión con Marcos era carnal, no volvemos a oír de Bernabé en las Escrituras; Silas lo reemplazó y tomó su corona. Si aprendemos a esperar, Dios se encargará de todo. Nunca debemos tomarnos la ofensa y defensa de alguien sobre nuestras espaldas, porque nos destruirá. Marcos era un joven con demasiada presión sobre sus hombros a temprana edad. Estar al frente de la línea de batalla con Pablo y Bernabé era demasiado para él. Aún así, más tarde, Dios permitió todo para su bien, y se convirtió en uno de los cuatro escritores de los Evangelios; y por ello, una de las personas más conocidas en el mundo. Este trasfondo es muy importante para ayudarnos a comprender que muchas veces, la gente falla al principio porque es inmadura, pero al final, Dios cambia las cosas y los bendice, si ellos se vuelven a Él en sus fallas.

18 Otra lección muy importante que podemos tomar de la vida de Marcos, especialmente para los líderes, es la de tener mucho cuidado en cuanto a dar demasiada responsabilidad a un joven ministro de una sola vez, porque la presión puede ser difícil de soportar. Marcos no estaba preparado, ni era lo suficientemente maduro para viajar con Pablo y Bernabé en su primer viaje misionero. Más tarde, Marcos fue enviado por Pedro para convertirse en el primer Obispo de Alejandría en Egipto. Fue martirizado allí, y sus cenizas fueron llevadas a Venecia, donde han sido preservadas en la Catedral de San Marcos. Marcos tuvo un ministerio muy fructífero y llegó a la meta que Dios había preparado para su vida.

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1 PRÓLOGO AL EVANGELIO 1:1-13 El ministerio de Juan el bautista (1:1-8) 1:1-2 “Principio del evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios. Como está escrito en Isaías el profeta: He aquí yo envío mi mensajero delante de tu faz, el cual preparará tu camino delante de ti”. En su Evangelio, Marcos busca presentar el Evangelio de Jesucristo, el Hijo de Dios. Comienza con la historia del antecesor de Cristo, Juan el Bautista. Cita al profeta Malaquías quien profetizó que Juan vendría antes de Cristo para preparar el camino delante de Él (Mal. 3:1; Mt. 11:10). 1:3 “Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor; enderezad sus veredas”. Marcos cita Isaías 40:3. El ministerio de Juan era el de preparar el camino al Señor. En los tiempos antiguos, todo rey debía tener un precursor para anunciar su llegada. Por lo tanto, el Rey de reyes no podía venir sin un precursor que anunciara Su llegada, y es por ello que Juan el Bautista fue levantado. Juan anunció la llegada del Señor Jesucristo. La misión de Juan era la de preparar los corazones de la gente para recibir al Señor. Moisés y Elías vendrán en los últimos días para anunciar la Segunda Venida del Señor.

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1:4-5 “Bautizaba Juan en el desierto, y predicaba el bautismo del arrepentimiento para perdón de pecados. Y salían a él toda la provincia de Judea, y todos los de Jerusalén; y eran bautizados por él en el río Jordán, confesando sus pecados”. Juan bautizaba la gente en agua para llevarlos al arrepentimiento. Cuando Juan bautizaba al pueblo, ellos eran convencidos de pecado. Querían arrepentirse. La palabra arrepentimiento significa “un cambio de mente o mentalidad” o también “un cambio de dirección”. En otras palabras, cuando alguien se arrepiente, da un giro, y camina en la dirección opuesta. Comienza a caminar en el camino del Señor. Había una tremenda unción sobre Juan el Bautista, que llevaba a la gente al arrepentimiento cuando lo escuchaban predicar. Como signo de arrepentimiento, se bautizaban en agua. El mensaje de Juan era el de un bautismo de arrepentimiento. Por lo tanto, el bautismo en agua es el reconocimiento de que nos hemos arrepentido. Esto es lo que sucede durante un avivamiento. Hay una tremenda convicción de pecado, y los corazones de las personas se preparan y alistan para que cuando llegue el nuevo mover de Dios, puedan fluir en él. Es por ello que debemos empezar a buscar a Dios intensamente, para que nuestros corazones puedan estar listos cuando llegue el avivamiento. En todo avivamiento hay un obstáculo. El obstáculo del avivamiento Carismático fue el hablar en lenguas. El propósito del obstáculo es el de apartar a aquellos cuyos corazones no están en el camino correcto. Dios envía estos obstáculos para darles una excusa a quienes no son

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auténticos, para que rechacen el avivamiento. Es por ello que debemos preparar nuestros corazones ahora, para que ninguno de nosotros se aparte del camino frente al nuevo mover de Dios que está por venir. Hubo un tremendo mover de Dios en Sudáfrica muchos años atrás. Andrew Murray, el conocido autor y misionero, se opuso a ese avivamiento por seis meses hasta que se dio cuenta de que era de Dios. No quisiéramos tropezar cuando venga el nuevo mover de Dios. 1:6 “Y Juan estaba vestido de pelo de camello, y tenía un cinto de cuero alrededor de sus lomos; y comía langostas y miel silvestre”. Esto nos recuerda al profeta Elías, de quien hallamos una descripción en II de Reyes 1:8 como “... un varón que tenía vestido de pelo y ceñía sus lomos con un cinturón de cuero...” Elías y Juan se parecen en muchas cosas. Juan vino con el espíritu de Elías para volver el corazón de los padres a los hijos, y de los hijos hacia los padres (Mal. 4:5-6; Mt. 11:9-14) Por supuesto, Elías vendrá nuevamente antes de la Segunda Venida de Cristo, pero Juan vino antes de la Primera Venida, con el espíritu de Elías. 1:7 “Y predicaba, diciendo: Viene tras mí el que es más poderoso que yo, a quien no soy digno de desatar encorvado la correa de su calzado”. Juan testificó acerca de la venida del Mesías. Los verdaderos ministros, aquellos que han experimentado la verdadera humildad en sus vidas, siempre llevan los ojos de la gente hacia Jesús, sin tratar de llevar la atención hacia ellos mismos. La humildad es una de las claves para ser utilizados por Dios en el avivamiento final.

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1:8 “Yo a la verdad os he bautizado con agua; pero él os bautizara con Espíritu Santo”. La afirmación hecha por Juan en el versículo 1:8 es muy importante. El Señor enfatizó esto mismo antes de Su ascensión en Hechos 1:4-5: “Y estando juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre, la cual, les dijo, oísteis de mí. Porque Juan ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días”. Antes de Su ascensión, Cristo prometió a Sus discípulos que en poco tiempo ellos serían bautizados con el Espíritu Santo, refiriéndose al día de Pentecostés; cuando los discípulos fueron bautizados con el Espíritu y hablaron en nuevas lenguas. La promesa del Padre, la cual debían esperar, era que Él derramaría de Su Espíritu sobre la simiente de Cristo. Leemos en Isaías 44:3: “Porque yo derramaré aguas sobre el sequedal, y ríos sobre la tierra árida; mi espíritu derramaré sobre tu semilla, y mi bendición sobre tus renuevos”. Ésta es una promesa del Padre a Cristo, el Siervo de Jehová. El Padre prometió que derramaría Su Espíritu sobre la simiente de Cristo, que es la Iglesia. Es interesante ver que Jesús no bautizó en el Espíritu Santo sino hasta después de Su resurrección. De los mensajes de Juan, usted hubiera podido pensar que Jesús bautizó en el Espíritu Santo mientras estuvo ministrando en la tierra. De todas formas, debemos tener cuidado de poner las cosas en su justa dispensación. El bautismo del Espíritu Santo fue reservado para la Era de la Iglesia, luego de la resurrección de Cristo.

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Jesús es bautizado por Juan en el río Jordán (1:9-11) 1:9 “Y aconteció en aquellos días, que Jesús vino de Nazaret de Galilea, y fue bautizado por Juan en el Jordán”. Mateo 2:23 dice de Cristo: “Y vino, y habitó en la ciudad que se llama Nazaret: para que se cumpliese lo que fue dicho por los profetas, que habría de ser llamado Nazareno”. El término “nazareno” es un sinónimo de menospreciado. Cristo no era un “nazareno” significando menospreciado, sino un “nazareno” significando “un habitante de Nazaret”. Cristo creció en Nazaret, una ciudad de terrible reputación. Natanael dijo en Juan 1:46: “¿De Nazaret puede salir algo bueno?”. Toda persona proveniente de Nazaret era considerada de mala reputación. Nazaret era una ciudad menospreciada. Así Cristo vino como menospreciado. Vino de Nazaret para ser bautizado en agua por Juan. 1:10 “Y luego, subiendo del agua, vio abrirse los cielos, y al Espíritu como paloma, que descendía sobre él”. Cuando Jesús salió del agua, el Espíritu Santo descendió sobre Él en forma de paloma. La paloma es un símbolo de Paz. Las palomas no tienen vesícula biliar (que representa la amargura). Las palomas tienen vista monocular, pueden enfocar una sola cosa a la vez. Otra característica interesante de las palomas es que se aparean sólo con una misma paloma. Si la pareja muere, no se apareará con ninguna otra. Nuestros ojos deben de ser como los de las palomas, con nuestra vista puesta en Jesús, y sólo en Él, con devoción.

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1:11 “Y hubo una voz de los cielos que decía: Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia”. La Trinidad se representa hermosamente en el bautismo de Cristo. El Hijo de Dios, el Señor Jesucristo, estaba parado en el agua. El Espíritu Santo viene sobre Él en forma de paloma. Y Dios Padre habló desde los cielos. Cristo había vivido una vida de obediencia para con Su Padre, y Su Padre estaba complacido con Él.

La tentación en el desierto (1:12-13) 1:12 “Y luego el Espíritu le impulsó al desierto”. Luego de Su bautismo, el Espíritu Santo impulsó (o guió) a Cristo al desierto por cuarenta días. Note como Marcos utiliza la palabra luego. Como dijimos en la introducción, el Evangelio de Marcos es un Evangelio de Acción. Marcos presenta a Cristo como un hombre impulsado a llevar a cabo la obra de Su Padre en la tierra. También necesitamos tener este sentido de urgencia en nuestras propias vidas, así como lo tenía Cristo. Se nos concede un breve período de tiempo para llevar a cabo el propósito de Dios en nuestras vidas; es por ello que deseamos correr detrás de Él con todo nuestro corazón, sin permitirnos distracciones con las cosas de este mundo. Debemos experimentar la paz y el reposo en nuestros corazones, pero al mismo tiempo, debemos tener una urgencia santa en cuanto a cumplir la tarea que Dios nos ha encomendado. Otro punto interesante que hallamos aquí es que el Espíritu de Dios guió a Cristo al desierto. Claramente, es Dios quien nos lleva al desierto (experiencias oscuras y secas), pero es también Él, quien nos levanta de nuevo y nos recuesta sobre Él (ver Cnt. 8:5).

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1:13 “Y estuvo allí en el desierto cuarenta días, y era tentado por Satanás; y estaba con las fieras; y los ángeles le servían”. Cristo tuvo que ejercitar Su fe en esos cuarenta días en el desierto porque estuvo allí con las fieras. Cristo confiaba en el poder de protección de Su Padre. Las tentaciones de Cristo se explican detalladamente en Mateo 4. Jesús fue tentado en tres áreas: en cuerpo, alma, y espíritu. Los médicos dicen que luego de un ayuno de cuarenta días, regresa el hambre, con intensos dolores. Cristo fue tentado cuando estaba pasando por Su momento de mayor debilidad. Satanás repitió una y otra vez “Si tú eres el Hijo de Dios…” Satanás invitaba a Cristo a realizar un milagro convirtiendo las piedras en pan para calmar Su hambre natural y Sus necesidades físicas (Mt. 4:3-4). Satanás quería que Cristo tratara de probar que Él era el Hijo de Dios. Citó las Escrituras para tentarlo, pero Jesús le respondió citando también las Escrituras. Satanás le dijo a Cristo que se tirara desde un lugar alto, sin temer, porque los ángeles le protegerían (Mt. 4:6). Esto hubiera saciado Su alma. Debemos tener cuidado de no hacer cosas para satisfacer nuestra alma. No debemos tentar a Dios haciendo algo para ver qué es lo que Él hará. Por último, Cristo fue probado en el área de Su espíritu (Mt. 4:8-10). Satanás le ofreció todos los reinos del mundo si Jesús se inclinaba y le adoraba. La adoración fluye de nuestro espíritu. Satanás no tenía temor de Jesús realizando milagros, ni tampoco de que la Escritura fuera cumplida. Él hubiera querido dar todo a Jesús, todos los reinos de este mundo, si tan sólo Él le hubiese adorado. La única

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cosa que Satanás quería era desviar a Jesús de Su ruta, porque sabía que si podía descalificarle, él hubiera tenido todo. Satanás entendía perfectamente lo que estaba sucediendo. Como veremos más tarde, todos los demonios sabían quien era Jesús. Sabían que vendría un tiempo en el cual serían atormentados delante de Él. Si Satanás conocía cual era la voluntad de Dios para Cristo, puede también conocer la voluntad de Dios para nuestras vidas. Él hará todo lo posible para desviarnos de llegar a la meta. Nos ofrecerá cualquier cosa para hacernos errar el blanco. Debemos de ser cuidadosos con nuestros deseos. Todos nuestros deseos deben estar en Dios. Debemos estar atentos a nuestros deseos y emociones, y también a nuestros deseos espirituales. Todos seremos probados en estas tres mismas áreas: nuestra carne, nuestra alma, y nuestro espíritu. Seremos probados algunas veces, en la comida, y en nuestras necesidades físicas. También seremos probados en nuestros deseos y amistades. Las amistades son buenas, pero a veces pueden alejarnos de alcanzar la meta establecida por Dios para nuestras vidas. Si estamos unidos con alguien que no está andando en la misma dirección que nosotros, corremos el peligro de tomar un lugar más bajo en Dios por mantener esa amistad. Cuando era joven, iba a una iglesia en donde me llevaba muy bien con todos los jóvenes de la iglesia, pero ellos no creían de la misma forma en que yo lo hacía. Para poder proseguir con Dios, tuve que dejar esa iglesia y asistir a una en donde no habían jóvenes. No había ningún tipo de satisfacción emocional para mí en esa iglesia, pero mi espíritu era alimentado.

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También debemos cuidar nuestros deseos espirituales. Hay gente que desea preeminencia espiritual, y están dispuestos a pagar cualquier precio con tal de obtenerla. Es por ello que muchas personas caen en errores espirituales, porque en lo profundo de sus corazones existe un deseo y un anhelo por preeminencia espiritual. Tienen celos y envidia. Déjeme advertirle en el nombre del Señor: ¡no trate de hacerse de un nombre por sí mismo! Una vez el Señor nos habló y nos dijo que todos están buscando una cosa: la felicidad. Muchos buscan la felicidad en las cosas de este mundo en lugar de en Cristo, y nunca están satisfechos. Algunos ministros buscan satisfacción en logros espirituales, pero esto tampoco les satisface. Sólo Cristo puede satisfacernos. Que nuestro único anhelo sea ganar a Cristo. Cristo fue tentado por el Diablo en el desierto por cuarenta días. Estos cuarenta días son comparables a los cuarenta años del pueblo de Israel en el desierto. Quizás se pregunte: “¿Por qué el Hijo de Dios pasó cuarenta días de Su precioso tiempo en el desierto?” Algunas lecciones pueden aprenderse sólo en el desierto. Hay tesoros escondidos que sólo pueden obtenerse a través de las duras pruebas en el desierto (Is. 45:3). Si estudia el Cantar de los Cantares, verá al amado subiendo del desierto perfumado con incienso y mirra (Cnt. 3:6). El Incienso nos habla de la fe, y la mirra representa la sumisión. En el desierto, aprendemos a tener fe y a depender de Dios. Cristo estaba completamente solo; nadie estaba con Él. Muchas personas tienen miedo de estar solos. El hecho

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de no poder estar solo, demuestra una gran deficiencia en el carácter. Debes festejar el hecho de que la presencia del Señor está dentro de ti. Cuanto más grande sea el oficio al que has sido llamado, más grande será tu experiencia con la soledad. El propósito de la soledad es desarrollar una completa dependencia del Señor. Como ministros, debemos aceptar y sobrellevar la soledad, porque el ministerio es una vocación muy solitaria.

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2 LA FASE INICIAL DEL MINISTERIO EN GALILEA 1:14 - 3:6 Jesús predica el evangelio del Reino (1:14-15) 1:14 “Mas después que Juan fue encarcelado, Jesús vino a Galilea predicando el evangelio del reino de Dios”. Juan tuvo que dejar de ser el centro de la atención para que Jesús pudiera entrar en la totalidad de Su ministerio. Algunos hubieran seguido a Juan y otros hubieran seguido a Jesús. Es por ello, que por divina providencia, Él permitió que Juan fuera encarcelado. 1:15 “Y diciendo: El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio”. Cristo estaba diciendo que los tiempos y los propósitos de Dios se habían acercado. Fue en “el cumplimiento de los tiempos” que Dios envió a Su Hijo. Dios tiene un tiempo para todo. Nosotros debemos estar listos, pero también debe de ser el tiempo perfecto de Dios. Una vez, fui frenado por un ángel porque estaba por hacer la voluntad de Dios, antes del tiempo determinado por Él. Algunas cosas pueden ser voluntad de Dios para nuestras vidas, pero también debemos asegurarnos que sea en Su tiempo.

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El llamado a ser pescadores de hombres (1:16-20) 1:16-17 “Y pasando junto al mar de Galilea, vio a Simón, y a Andrés su hermano, que echaban la red en el mar; porque eran pescadores. Y les dijo Jesús: Venid en pos de mí, y haré que seáis pescadores de hombres”. Jesús llamó a Simón y a Andrés, dos pescadores, para ser pescadores de hombres. Es interesante que el Señor asemeja su llamado espiritual, con el trabajo secular. Dios planificó nuestras vidas aún antes de la fundación del mundo. Dios dirige nuestras vidas aún antes de nuestra salvación. Nuestro empleo secular ha sido ordenado por Dios, y nos equipa para nuestro ministerio espiritual. Antes de entrar en el ministerio, trabajé en el campo de la investigación, y me ha ayudado inmensamente para estudiar la Palabra de Dios. Cuando se investiga, siempre nos preguntamos “¿por qué?” tratando de llegar a la fuente de las cosas. Mirando atrás en nuestra vida secular, es posible que veamos la mano de Dios dirigiéndonos y preparándonos para nuestro futuro ministerio. 1:18 “Y dejando luego sus redes, le siguieron”. Cuando Dios nos llama, debemos dejar todo inmediatamente y seguirle. No debemos titubear. No debemos tratar de racionalizar todo en nuestra mente; cuando Dios dice “ve”, debemos ir. 1:19-20 “Y pasando de allí un poco más adelante, vio a Jacobo, hijo de Zebedeo, y a Juan su hermano, también ellos en la barca, que remendaban las redes. Y luego los llamó; y dejando a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros, le siguieron”. Es interesante ver que dos

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hermanos estaban echando las redes, y otros dos, Juan y Santiago, las estaban remendando. Pedro fue un evangelista: lanzaba su red para pescar. Juan tuvo el ministerio de remendar. En otras palabras, fue llamado a pastorear. Ambos ministerios son necesarios para que el Cuerpo de Cristo llegue a la perfección. Los evangelistas son necesarios para traer gente al Reino de Dios, y los pastores son necesarios para curarlos y nutrirlos. En la iglesia, necesitamos a aquellos que pueden traer a las personas, pero también a aquellos que pueden remendar sus corazones rotos, una vez que ya son parte de ella. El pastor no puede hacer todo; necesita gente de su congregación que le ayude.

La nueva doctrina (1:21-28) 1:21 “Y entraron en Capernaum; y los días de reposo, entrando en la sinagoga, enseñaba”. Jesús se movió rápidamente. No perdió un sólo segundo. Él era un hombre con una misión. 1:22 “Y se admiraban de su doctrina; porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas”. Todos se maravillaban de la autoridad de las palabras de Jesús, que era notablemente diferente de las enseñanzas de los escribas. Los escribas citaban las opiniones de alguien más, y no había autoridad en sus palabras. Algunos comentarios están llenos de las opiniones de otros autores, quienes se contradicen entre sí. Esto confunde al lector. Debemos hablar la verdad enseñada en la Palabra de Dios, no en las opiniones de

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alguien más. La diferencia entre la predicación de Cristo y la de los escribas y fariseos, era que Cristo hablaba con autoridad. La Autoridad viene de Dios sobre aquellos que practican lo que predican, y caminan correctamente. 1:23-24 “Pero había en la sinagoga de ellos un hombre con espíritu inmundo, que dio voces, diciendo: ¡Ah! ¿Qué tienes con nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido para destruirnos? Sé quién eres, el Santo de Dios”. Los demonios sabían exactamente quien era Jesús. Esto es muy reconfortante. Santiago dice que los demonios creen en Dios y tiemblan (Stg. 2:19). Los demonios saben que han sido derrotados; su única esperanza es que los cristianos no se den cuenta de que ellos (los demonios) han sido derrotados. Una vez, cuando un ministro estaba sacando un demonio de una persona, dijo al demonio: “¿Te acuerdas de la cruz?” El demonio contestó: “Si, si hubiéramos ganado esa batalla, las hubiéramos ganado todas”. Los demonios conocían perfectamente el plan de Dios para la vida de Cristo. 1:25-26 “Pero Jesús le reprendió, diciendo: ¡Cállate, y sal de él! Y el espíritu inmundo, sacudiéndole con violencia, y clamando a gran voz, salió de él”. El demonio clamó a gran voz porque ya no tendría un cuerpo donde morar. Los demonios buscan desesperadamente una habitación, un cuerpo donde habitar. Cuando son echados de una persona, ya no tienen un cuerpo para habitar. 1:27-28 “Y todos se asombraron, de tal manera que discutían entre sí, diciendo: ¿Qué es esto? ¿Qué nueva doctrina es ésta, que con autoridad manda aun a los espíritus inmundos, y le obedecen? Y muy pronto se

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difundió su fama por toda la provincia alrededor de Galilea”. Cristo tenía autoridad sobre los demonios mientras estuvo sobre la tierra. No hay ninguna duda en cuanto a quien estaba al mando. Este milagro hizo que la fama de Jesús recorriera toda la región de Galilea. Los milagros propagan el Evangelio. Amados, necesitamos creer por milagros en nuestros ministerios.

Sanidad de la suegra de Pedro (1:29-31) 1:29-31 “Al salir de la sinagoga, vinieron a casa de Simón y Andrés, con Jacobo y Juan. Y la suegra de Simón estaba acostada con fiebre; y enseguida le hablaron de ella. Entonces él se acercó, y la tomó de la mano y la levantó; e inmediatamente le dejó la fiebre, y ella les servía”. Cristo sanó a la suegra de Pedro. Esto nos demuestra claramente que Pedro estaba casado. Los Católicos rebaten esto porque contradice sus creencias, pero es obvio que Pedro estaba casado.

Sanidad de los enfermos al anochecer (1:32-34) 1:32-34 “Cuando llegó la noche, luego que el sol se puso, le trajeron todos los que tenían enfermedades, y a los endemoniados; y toda la ciudad se agolpó a la puerta. Y sanó a muchos que estaban enfermos de diversas enfermedades, y echó fuera muchos demonios; y no dejaba hablar a los demonios, porque le conocían”. Éste es un cuadro de lo que es el avivamiento. Casi todos en la ciudad llegaban a oír predicar a Jesús. Los milagros hechos por Cristo atraían a las masas. Él sanaba a los enfermos y echaba fuera los demonios de los poseídos.

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Una vez más, Marcos registra el hecho de que los demonios sabían quién era Cristo. También vemos esto en la Iglesia del Nuevo Testamento. Cuando los siete hijos de Esceva trataron de echar fuera un demonio de un hombre, el demonio les dijo: “A Jesús conozco, y sé quién es Pablo; pero vosotros, ¿quiénes sois?” (Hch. 19:13-16). Los demonios saben quien es quien. Saben quien tiene y quien no tiene autoridad. He oído que muchas personas citan diferentes fórmulas para echar fuera demonios, pero el verdadero asunto es que para sacar demonios debemos tener la autoridad dada por Dios para cada situación. El gritar a los demonios no va a forzarlos a salir. Sólo responden a la autoridad de Dios. En Inglaterra, una mujer endemoniada vino a una reunión en la iglesia. El Señor le habló al evangelista que estaba predicando que bajara de la plataforma y echara fuera el demonio que estaba en ella. Dos filas atrás de ella, había una mujer misionera de la India que se levantó de un brinco y dijo que ella había experimentado lo mismo en la India, y trató de echar fuera el demonio de la mujer. El demonio salió de la mujer y entró en la misionera. Fue el orgullo espiritual lo que abrió la puerta para que la misionera fuera atacada por el demonio. Debemos echar demonios sólo cuando sentimos la guianza y la urgencia del Espíritu Santo, y cuando la unción está presente para hacerlo. Debemos cuidarnos de la presunción. Es interesante que Cristo no permitiera que los demonios le hablaran identificándole. Cristo no quería ser anunciado por los demonios. Una razón por la que Jesús hizo esto, y también muchas veces dijo a aquellos a quienes sanaban

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que no lo dijeran a nadie, es porque la multitud era tan intensa, que El y Sus discípulos ya no tenían tiempo ni para comer. Las grandes masas hubieran podido hacer que Su ministerio fuese infructuoso, porque pudo ser algo caótico. Cuando llegue el avivamiento, todos estarán muy ocupados. Descansar y dormir será una batalla, aún el tener tiempo para comer. Mi esposa y yo experimentamos el avivamiento en Nueva Zelanda. Algunas reuniones continuaban hasta las cuatro de la mañana. En tiempos de avivamiento, la unción es tan fuerte que la mayoría de la gente no se cansa, pero los líderes seguramente sí.

Predicación en otras ciudades (1:35-39) 1:35 “Levantándose muy de mañana, siendo aún muy oscuro, salió y se fue a un lugar desierto, y allí oraba”. Cristo se apartó a un lugar en donde pudiera estar a solas con Su Padre y orar. Cuando una persona está en el ministerio, por lo general el único tiempo en que puede estar a solas con Dios, es por la mañana. Un ministro debería levantarse temprano, antes de todos los demás, para poder orar y estar a solas con el Padre. En la Palabra de Dios, hallará que todos los que lograron impactar su generación fueron aquellos que se levantaban temprano por la mañana para tener comunión con Dios, a solas. Cuando llega el avivamiento, la oración debe ser, más que nunca, nuestra prioridad. Martín Lutero, durante el punto culminante de la Reforma, dijo: “Tengo tantas cosas que hacer, que me tengo que levantar dos horas antes para orar cada día”.

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1:36-39 “Y le buscó Simón, y los que con él estaban; y hallándole, le dijeron: Todos te buscan. El les dijo: Vamos a los lugares vecinos, para que predique también allí; porque para esto he venido. Y predicaba en las sinagogas de ellos en toda Galilea, y echaba fuera los demonios”. El ministerio de Jesús era consecuentemente acompañado por grandes señales y milagros. Cristo inició un avivamiento en una ciudad y todos le buscaban, pero en medio del avivamiento se trasladó hacia la próxima ciudad. Tenía que terminar Su recorrido. Felipe inició un avivamiento en Samaria, y luego el Señor le dijo que fuera a Gaza a predicarle a una persona: el eunuco Etíope (ver Hch. 8:5-40). Así como en el viaje de los hijos de Israel por el desierto, cuando la nube de Dios que cubría el campamento se movía, los Israelitas se movían con la nube. Cuando Dios nos pide que nos mudemos, no debemos dudar, aún cuando estemos siendo bendecidos en el lugar donde vivimos. Muchas veces en nuestras vidas, justo cuando comenzamos a ver las bendiciones de Dios, el Señor nos dice que debemos mudarnos a otro lugar. Algunas personas se niegan, argumentando que han trabajado arduamente para llegar al lugar donde han llegado. Pero después de todo, ¿de quién es la viña? ¿de quién es la obra, nuestra o del Señor? Cuando la unción se mueve, usted se mueve, aún si está experimentando tremendas bendiciones y hasta quizás, un avivamiento en donde se encuentra ahora. Pedro tuvo la pesca más grande cuando el Señor le dijo: “Ven y sígueme”. Hace muchos años, cuando mi esposa y yo estábamos

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en Hong Kong, se comenzaron a abrir muchas puertas para el ministerio. Una noche, el Señor me dijo: “¿Por qué has venido a Hong Kong? ¿Has venido a predicar o a seguirme? Yo dije: “Oh Señor, a seguirte”. Y Él me dijo: “Entonces mañana, toma el primer avión que te lleve a Tailandia”. La primera noche que estuve en Tailandia, se me apareció el ángel príncipe de Tailandia. No debíamos estar en Hong Kong, porque en ese momento, el Señor nos quería en Tailandia. A causa de nuestra obediencia, más tarde, tuvimos el privilegio de poder ministrar en Hong Kong nuevamente.

La limpieza de un leproso (1:40-45) 1:40 “Vino a él un leproso, rogándole; e hincaba la rodilla, le dijo: Si quieres, puedes limpiarme”. Lo que hizo Jesús aquí fue algo extraordinario. Era contrario a la Ley. Nadie podía tocar un leproso y, si lo hacían, inmediatamente se volvían impuros hasta la tarde. 1:41-44 “Y Jesús, teniendo misericordia de él, extendió la mano y le tocó, y le dijo: Quiero sé limpio. Y así que él hubo hablado, al instante la lepra se fue de aquél, y quedó limpio. Entonces le encargó rigurosamente, y le despidió luego, y le dijo: Mira, no digas a nadie nada, sino ve, muéstrate al sacerdote, y ofrece por tu purificación lo que Moisés mandó, para testimonio a ellos”. Jesús tuvo compasión del leproso y le sanó. La sanidad del leproso demostró un poder increíble. John Lake, un ministro de Sudáfrica, tenía un poder extraordinario contra las enfermedades. Virtualmente,

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no existía enfermedad que se pudiera resistir al poder sanador de su ministerio. El poder de Jesús es el mismo hoy. Un amigo nuestro estaba predicando en África, y un leproso pasó al frente para que le oraran. Había una gran multitud esperando para ver si Jesús le podía sanar. Nuestro amigo puso sus manos sobre el leproso, y Dios le sanó milagrosamente. Cristo dijo al leproso que no dijera a nadie acerca de la sanidad, porque no quería que Su ministerio fuese obstaculizado por las multitudes. El Señor mantuvo la Ley diciéndole al leproso que fuera y se mostrase al sacerdote. El Señor siempre apoyó la Ley (Mt. 5:17; Lv. 15:7,13,15). El hombre no podía ser parte de la sociedad, a menos que el sacerdote diera su aprobación. 1:45 “Pero ido él, comenzó a publicarlo mucho y a divulgar el hecho, de manera que ya Jesús no podía entrar abiertamente en la ciudad, sino que se quedaba fuera en los lugares desiertos; y venían a él de todas partes”. La fama de Jesús se extendió al punto que no podía entrar abiertamente a la ciudad. Esto era exactamente lo que el Señor trató de prevenir. Las multitudes no le permitían seguir Su camino. En nuestros días, las celebridades tienen guardaespaldas, porque si no fuese así, no podrían ir a ningún lado a causa de la gran cantidad de gente que les sigue. Los líderes deben moverse rápidamente porque tienen muchas cosas por hacer. Así es como Marcos nos retrata a Jesús. A los Romanos, quienes tenían el poder de gobernar, les gustaba hacer cosas, les gustaba la acción. Este es el tipo de gente a la que Marcos escribió. Y es por ello

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que este Evangelio está lleno de ímpetu. Inmediatamente es la palabra clave del Evangelio de Marcos.

Conflicto en Galilea (2:1 - 3:6) La autoridad para perdonar pecados (2:1-12) 2:1-2 “Entró Jesús otra vez en Capernaum después de algunos días; y se oyó que estaba en casa. E inmediatamente se juntaron muchos, de manera que ya no cabían ni aun a la puerta; y les predicaba la palabra”. Esto es avivamiento. Debemos prepararnos para esto. Debemos ser vasijas preparadas. Debemos tener tal relación con el Señor, que aun si nos piden para enseñar con poca anticipación, podamos declarar la Palabra de Dios. Debemos dedicar mucho tiempo a la oración y al estudio de la Biblia. Necesitamos entrar en espíritu de oración donde sea que estemos, siempre en contacto con nuestro Padre Celestial. 2:3-4 “Entonces vinieron a él unos trayendo un paralítico, que era cargado por cuatro. Y como no podían acercarse a él a causa de la multitud, descubrieron el techo de donde estaba, y haciendo una abertura, bajaron el lecho en que yacía el paralítico”. La multitud que rodeaba a Jesús era tan grande, que nadie podía pasar entre ella. Algunas personas que transportaban un paralítico estaban tan desesperadas por llegar a Jesús que literalmente levantaron el techo y bajaron al hombre en la casa para que Jesús pudiera orar por él. ¿Puede imaginarse esta escena? Mientras Jesús estaba predicando, esta gente, desesperada, estaba levantando el

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techo. Sin duda, parte del techo debe de haber caído sobre la gente que estaba en la casa. Pero no parece haber molestado a ninguno, todos estaban cautivados por la fuerte unción que salía de Jesús. Esto es lo que sucede cuando el Espíritu de Dios se mueve. He estado en reuniones de avivamiento en donde el mismo número de personas esperaban alineadas, adentro y afuera, para que les oren. 2:5 “Al ver Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: Hijo, tus pecados te son perdonados”. Jesús vio la fe de ellos. Tenían gran fe de que Jesús podía sanar al hombre. 2:6-8 “Estaban allí sentados algunos de los escribas, los cuales cavilaban en sus corazones: ¿Por qué habla éste así? Blasfemias dice. ¿Quién puede perdonar pecados, sino sólo Dios? Y conociendo luego Jesús en su espíritu que cavilaban de esta manera dentro de sí mismos, les dijo: ¿Por qué caviláis así en vuestros corazones?” Jesús conoce la intención y los pensamientos de nuestros corazones. Juan 2:24-25 dice: “Pero Jesús mismo no se fiaba de ellos, porque conocía a todos, y no tenía necesidad de que nadie le diese testimonio del hombre, pues él sabía lo que había en el hombre”. Cuando la unción crezca sobre su vida, podrá leer los pensamientos de la gente. Pueden estar diciendo una cosa, pero usted sabrá lo que en realidad están pensando en sus corazones. 2:9-12 “¿Qué es más fácil, decir al paralítico: Tus pecados te son perdonados, o decirle: Levántate, toma tu lecho y anda? Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados (dijo al paralítico): A ti te digo: Levántate,

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toma tu lecho, y vete a tu casa. Entonces él se levantó enseguida, y tomando su lecho, salió delante de todos, de manera que todos se asombraron, y glorificaron a Dios, diciendo: Nunca hemos visto tal cosa”. En muchos países, las reuniones tienen que comenzar con milagros para permitirle predicar el Evangelio. Estaba ministrando en un país, en donde la gente estaba más interesada en las sanidades que en escuchar el Evangelio. Eran las señales y prodigios los que atraían a las multitudes a las reuniones. Una vez, ministrando en India, el evangelista que tenía a cargo la reunión se sintió guiado a orar por los enfermos antes de presentarme para predicar. Oró por los que eran sordos, y fueron sanados. Luego yo prediqué sobre el ciego Bartimeo, y la gente estaba más receptiva. Cuatrocientas personas pasaron adelante a recibir al Señor como su Salvador, pero fue la sanidad de los sordos al inicio de la reunión lo que abrió el camino para lo que sucedió después. Muchas veces, es bueno orar para que el Señor haga milagros antes de predicar porque entonces, la gente recibirá el mensaje dado por Dios.

El llamado de Leví (2:13-14) 2:13 “Después volvió a salir al mar; y toda la gente venía a él, y les enseñaba”. El Evangelio de Marcos nos presenta una atmósfera de avivamiento, mucho más que los otros Evangelios. Los otros Evangelios presentan cada uno un mensaje desde un punto de vista diferente, pero Marcos nos hace ver cómo era en realidad: ¡agotador! Las multitudes seguían a Jesús a todas partes. Esto es lo que sucede durante un avivamiento. Las multitudes le seguirán a usted a todas partes.

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2:14 “Y al pasar, vio a Leví hijo de Alfeo, sentado al banco de los tributos públicos, y le dijo: Sígueme. Y levantándose, le siguió”. Esto esta interpuesto aquí. Durante el avivamiento debe dejarse guiar por el Espíritu, y debe saber qué es lo que Dios quiere que usted haga. En lugar de concentrarse en enseñar a las multitudes, Dios tenía una tarea muy importante para Jesús. Esta era el llamado de un hombre: Leví. Mateo (o Leví) era un hombre clave. Él se convertiría en uno de los Doce Apóstoles del Cordero y una de las doce piedras fundamentales de la Nueva Jerusalén. Usted debe buscar a aquellos que serán claves en su ministerio. Usted puede predicar a miles, y quizás ninguno de ellos jamás reproducirá su mensaje. Algunas veces hay una o dos personas claves a quienes el Señor quiere que ministre, porque ellos multiplicarán su ministerio y llevarán mucho fruto para el Reino de Dios. En ese momento en particular, el llamado de Mateo era más importante que la enseñanza a las multitudes. En Hechos 8, el Señor le dice a Felipe que deje el avivamiento en Samaria para ir al desierto a predicarle a un hombre en particular. Como ve, es muy importante reconocer a aquellas personas que reproducirán nuestro mensaje y ministerio. Son aquellos en los cuales vamos a querer invertir. En el campo misionero, debe pedirle al Señor que le muestre aquellos líderes que Él va a levantar, porque es a través de ellos que usted se reproducirá. Debe dar todo de sí mismo en estas personas claves, no sobre cualquiera. La palabra clave es reproducción. Usted quiere

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reproducirse donde quiera que vaya, y la clave es preparar líderes en esas áreas y que continúen con su visión cuando usted se vaya. Esta es una verdad muy importante. Usted tiene sólo veinticuatro horas al día; así que, asegúrese que la gente no le haga perder tiempo. Debe hacer que cada minuto cuente, como lo hizo Cristo. Muchos años atrás, conocimos a un hombre que se dedicó a enseñar en escuelas seculares en Camerún, en lugar de ministrar a la gente. Después de cinco años, fue expulsado por el gobierno. Mientras se estaba yendo, dijo: “No he dejado fruto duradero en este país”. Si se hubiera concentrado en reproducirse en líderes nativos, hubiera tenido gente que continuara con su visión. Pero no lo hizo. ¡Queremos fruto que permanezca, fruto que abunde! Leví había vendido su alma a la fuerza de ocupación Romana. Era responsable de cobrar los impuestos para Roma. Los judíos despreciaban a los cobradores de impuestos. Leví había sido rechazado por los Escribas y Fariseos. A sus ojos, él era un publicano y un pecador. Pero fue un vaso escogido por el Señor. Dios, por lo general, elige a aquellos que tendrían menores posibilidades de ser líderes, aquellos que son rechazados. Debemos tener mucho cuidado cuando elegimos líderes. No debemos juzgar por lo que ven nuestros ojos o lo que oyen nuestros oídos (Is. 11:3). Dios es el que llama a la gente al ministerio, no nosotros. Había un hombre en Inglaterra, que experimentaba avivamiento donde quiera que iba. Pero no tenía mucho

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discernimiento para elegir líderes. Quería levantar pastores que se hicieran cargo de las iglesias que él fundaba. A causa de su falta de discernimiento, cometió errores trágicos al elegir quienes debían estar a su lado. Jesús oró antes de elegir a los doce apóstoles. Cuando deba elegir líderes, debe orar para tener la mente del Señor, porque muchas veces son los que menos espera, quienes son elegidos por el Señor. Saulo de Tarso persiguió a la Iglesia antes de ser salvo, pero fue elegido por el Señor para ser el maestro de la Iglesia del Nuevo Testamento. Es por ello, que nunca debe pensar que no será usado por el Señor a causa de su pasado.

Jesús come con pecadores (2:15-17) 2:15 “Aconteció que estando Jesús a la mesa en casa de él, muchos publicanos y pecadores estaban también a la mesa juntamente con Jesús y sus discípulos; porque había muchos que le habían seguido”. Leví era publicano y pecador, y sus amigos eran publicanos y pecadores. Jesús fue a la casa de Leví y comió con él. 2:16-17 “Y los escribas y los fariseos, viéndole comer con los publicanos y con los pecadores, dijeron a los discípulos: ¿Qué es esto, que él come y bebe con los publicanos y pecadores? Al oír esto Jesús, les dijo: Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores”. Los escribas y fariseos criticaron a Jesús porque comía con los pecadores. Jesús respondió diciendo que había venido a sanar a aquellos que necesitaban doctor. Los sanos no necesitan al médico,

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sino los enfermos. Cristo es el Gran Médico. Los pastores, en cierto sentido, también lo son. Tienen que ocuparse de quienes están enfermos en su congregación.

La pregunta sobre el ayuno (2:18-20) 2:18-20 “Y los discípulos de Juan y los fariseos ayunaban; y vinieron, y le dijeron: ¿Por qué los discípulos de Juan y los de los fariseos ayunan, y tus discípulos no ayunan? Jesús les dijo: ¿Acaso pueden los que están de bodas ayunar mientras está con ellos el esposo? Entre tanto que tienen consigo al esposo, no pueden ayunar. Pero vendrán días cuando el esposo les será quitado, y entonces en aquellos días ayunarán”. Los discípulos de Juan y de los Fariseos, quienes estaban habituados a ayunar frecuentemente, le preguntaron a Jesús por qué Sus discípulos no ayunaban. Jesús respondió diciendo que no debían ayunar mientras Él estuviera con ellos, pero que cuando Él regresara al Cielo, entonces, lo harían. Jesús es el Novio Celestial, y volverá por Su Novia en gloria. En las Escrituras, cuando se habla de la Segunda Venida de Cristo se le compara con una fiesta de bodas Judía.

Agregar lo nuevo a lo viejo (2:21-22) 2:21-22 “Nadie pone remiendo de paño nuevo en vestido viejo; de otra manera, el mismo remiendo nuevo tira de lo viejo, y se hace peor la rotura. Y nadie echa vino nuevo en odres viejos; de otra manera, el vino nuevo rompe los odres, y el vino se derrama, y los odres se

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pierden; pero el vino nuevo en odres nuevos se ha de echar”. Esta es una verdad que se entiende fácilmente en lo natural. Pero la verdad espiritual, es mucho más importante. Francia se abrió al mensaje Pentecostal gracias a un inglés llamado Douglas Scott. Tuve el privilegio de viajar con él. Aprendí muchas cosas de él, algunas positivas, y otras negativas. Primeramente, fue a iglesias que ya estaban establecidas. Dios derramó Su Espíritu y ellos recibieron el bautismo en el Espíritu Santo. Pero él visitó las mismas iglesias años más tarde, y estaban muertas espiritualmente. Entonces, le preguntó al Señor el por qué de esto, y el Señor le respondió: “No puedes poner vino nuevo en odres viejos”. Este fue el error de muchos en el movimiento Carismático. Dios derramó Su Espíritu sobre los Católicos, pero se quedaron en la Iglesia Católica, y perdieron la visión porque no siguieron adelante, y se quedaron en la Iglesia Católica. No puedes poner vino nuevo en odres viejos. El mensaje en el movimiento Carismático decía que la gente debía recibir el bautismo del Espíritu Santo en sus iglesias denominacionales (las cuales no creían en el bautismo en el Espíritu Santo). Pero Dios me habló y me dijo: “Dile a la gente que tienen que ir a donde fluye el río”. Que un árbol lleve fruto o no, depende del lugar en donde está plantado.

El Hijo del Hombre, el Señor del día de reposo (2:23-28) 2:23-24 “Aconteció que al pasar él por los sembrados un día de reposo, sus discípulos, andando, comenzaron a

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arrancar espigas. Entonces los fariseos le dijeron: Mira ¿por qué hacen en el día de reposo lo que no es lícito?” Los fariseos adoraban la doctrina. La doctrina era más importante para ellos que cualquier otra cosa. No debemos ignorar los santos estatutos del Señor, pero en ciertas cosas debemos ser flexibles. Sin embargo, el legalismo es muy peligroso. Es la tradición de los hombres. Los fariseos tenían innumerables leyes y reglas para el día de reposo que no pertenecían a la Escritura. Para ellos, el día de reposo era lo más importante. Debemos cuidarnos de la santidad exterior. Debemos adorar a Cristo; Él debe ser aun más importante para nosotros que la doctrina y la santidad. 2:25-26 “Pero él les dijo: ¿Nunca leísteis lo que hizo David cuando tuvo necesidad, y sintió hambre, él y los que con él estaban; cómo entró en la casa de Dios, siendo Abiatar sumo sacerdote, y comió los panes de la proposición, de los cuales no es lícito comer sino a los sacerdotes, y aun dio a los que con él estaban?”. Cristo cita de 1 de Samuel 21:4. El Sumo Sacerdote dio de comer a David del pan de la proposición cuando tenía hambre. A pesar de que estos panes eran reservados sólo para los sacerdotes. Sin embargo, era más importante que David comiese. 2:27-28 “También les dijo: El día de reposo fue hecho por causa del hombre, y no el hombre por causa del día de reposo. Por tanto, el Hijo del Hombre es Señor aun del día de reposo”. El propósito final del día de reposo era para beneficio del hombre. El hombre no fue hecho para el día de reposo, sino el día de reposo para el hombre; y el Hijo del Hombre es el Señor del día de reposo.

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Sanidad del hombre de la mano seca (3:1-5) 3:1-2 “Otra vez entró Jesús en la sinagoga; y había allí un hombre que tenía seca una mano. Y le acechaban para ver si en el día de reposo le sanaría, a fin de poder acusarle”. Jesús entró en la sinagoga y vio un hombre que tenia la mano seca. Los Fariseos observaban a Jesús para ver si le sanaría. Sus motivos eran totalmente equivocados. Querían tenderle una trampa. 3:3-4 “Entonces dijo al hombre que tenía la mano seca: Levántate y ponte en medio. Y les dijo: ¿Es lícito en los días de reposo hacer bien, o hacer mal; salvar la vida, o quitarla? Pero ellos callaban”. Constantemente, Jesús atacó las tradiciones legalistas de los fariseos, concernientes al día de reposo. Las estrictas observaciones que ellos hacían eran pura hipocresía. Ellos rendían culto al día de reposo más que al Señor. Habían hecho un dios del día de reposo. 3:5 “Entonces, mirándolos alrededor con enojo, entristecido por la dureza de sus corazones, dijo al hombre: Extiende tu mano. Y él la extendió, y la mano le fue restaurada sana”. Las tradiciones y el legalismo endurecen el corazón. “… La letra mata, mas el espíritu vivifica” (2 Co. 3:6). El Señor sanó a este hombre en el día de reposo, para romper con la atadura del legalismo en la cual los fariseos estaban atrapados.

Los fariseos y los herodianos toman consejo para matar a Jesús (3:6) 3:6 “Y salidos los fariseos, tomaron consejo con los herodianos contra él para destruirle”. Este es un punto

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muy importante. Los fariseos fueron y tomaron consejo con los herodianos. Es importante que entendamos quiénes eran los fariseos, y los herodianos. Los fariseos emergieron durante el tiempo de los Macabeos. Eran llamados separatistas porque no se involucraban en la política. Eran los guardianes de la Ley, y se ocupaban únicamente de la vida religiosa de la comunidad. Por otra parte, los herodianos, eran un partido político. Tomaron su nombre de la familia de Herodes, la cual derivaba su autoridad del gobierno Romano. A ellos les interesaba el estado actual (no querían que las cosas cambiaran). Los fariseos y los herodianos eran enemigos jurados. Los fariseos querían levantar un estado Judío religioso, mientras que los herodianos eran devotos a Herodes, el cual se había aliado con Roma. Pero es interesante ver cómo estos dos enemigos, se unieron en la misma causa, para destruir a Jesús. Tenemos también el clásico ejemplo de Herodes y Pilato, reunidos para crucificar a Jesús. Tenían una causa en común: ambos, en cierto sentido, habían condenado a Jesús injustamente. También en nuestros días vemos este tipo de coalición de los enemigos. Generalmente, cuando hay una división en una iglesia, aquellos que una vez fueron enemigos, se unen con una causa común, menospreciar la autoridad del pastor. Si usted sigue al Señor, experimentará esto alguna vez, durante su vida.

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3 LAS FASES POSTERIORES DEL MINISTERIO DE JESÚS EN GALILEA 3:7-6:13 El retiro al mar (3:7-12) 3:7-8 “Mas Jesús se retiró al mar con sus discípulos, y le siguió gran multitud de Galilea. Y de Judea, de Jerusalén, de Idumea, del otro lado del Jordán, y de los alrededores de Tiro y de Sidón, oyendo cuán grandes cosas hacía, grandes multitudes vinieron a él”. Es asombroso cómo las multitudes venían de todas partes para escuchar la predicación de Jesús, especialmente considerando la manera en que se viajaba en aquellos tiempos (a pie, o en camello). Las ciudades mencionadas aquí distan aproximadamente ciento ochenta kilómetros una de la otra. Veremos que esto sucederá nuevamente cuando venga el avivamiento. La gente vendrá de todas partes para oír la verdad. 3:9-10 “Y dijo a sus discípulos que le tuviesen siempre lista la barca, a causa del gentío, para que no le oprimiesen. Porque había sanado a muchos; de manera que por tocarle, cuantos tenían plagas caían sobre él”.

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Para protegerse físicamente, el Señor se subió a una barca. Existía el peligro que la gente le pasara por encima. Querían tocar al Señor para ser sanados. Cuando las personas están enfermas, se desesperan, y harán cualquier cosa con tal de sanarse. 3:11-12 “Y los espíritus inmundos, al verle, se postraban delante de él, y daban voces, diciendo: Tú eres el Hijo de Dios. Mas él les reprendía mucho para que no le descubriesen”. Antes de la fundación del mundo, y de la rebelión de Lucifer en el Cielo, todos sabían quién era Jesús. Sabían que era el Hijo de Dios. Sentado en el trono al lado de Su Padre. Todo espíritu en el Cielo sabía quién era Jesús. Cuando tuvo lugar la rebelión, aquellos que se pusieron de parte de Lucifer fueron echados del Cielo. Se creó el infierno, y muchos de los ángeles fueron confinados allí en cadenas. Tenemos que entender la maravillosa soberanía de Dios. En Estados Unidos, el Presidente no tiene tanto poder como el de un monarca de un reino. La palabra de un rey es ley absoluta. El Señor es el Rey de reyes. Su Palabra es ley absoluta, aun en el infierno. Todos deben hacer lo que Él ordena que hagan. Todo espíritu está sujeto al Señor, aun aquellos que han caído, incluyendo a Satanás. Ellos conocen el plan de salvación. Los demonios tiemblan y creen. Todos saben que hay un tiempo determinado en el cual serán atormentados. Los espíritus inmundos que poseían a éstas personas, sabían exactamente quién era Jesús. Estaban a Sus órdenes por completo. Vemos esto claramente en la vida de Job. Satanás sólo podía hacerle a Job lo que Dios le permitía que hiciera; Satanás no puede pasarse de los límites. Debemos darnos

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cuenta de que estamos tratando con fuerzas espirituales. Sólo pueden hacer lo que Dios les permite hacer. Dios está en todas partes, gobernando como Rey del Universo.

La elección de los Doce (3:13-19a) 3:13 “Después subió al monte, y llamó a sí a los que él quiso; y vinieron a él”. Sólo el Señor decide a quien llamar al ministerio. “Y nadie toma para sí esta honra, sino el que es llamado por Dios, como lo fue Aarón” (He. 5:4). Dios tiene un propósito y una tarea específica que cada uno de nosotros debe llevar a cabo. No tenemos que planificar nuestras vidas; ya han sido planificadas por Dios. Simplemente debemos ajustarnos a Su plan para nuestras vidas. 3:14-15 “Y estableció a doce, para que estuviesen con él, y para enviarlos a predicar, y que tuviesen autoridad para sanar enfermedades y para echar fuera demonios”. Jesús quería reproducirse a Sí mismo para que una vez que Él fuera crucificado, y retornara a la gloria del Cielo, Su mensaje fuera llevado por estos doce hombres. Jesús estaba limitado en la tierra, a estar en un sólo lugar a la vez, por lo que no podía ir a todas partes. Necesitaba hombres que continuaran Su visión. Si lo meditamos, un grupo corporativo de doce hombres no era un gran número para proseguir Su obra, pero es la calidad lo que importa. Ahora, tenemos un listado de los doce apóstoles. 3:16-19a “A Simón, a quien puso por sobrenombre Pedro; a Jacobo hijo de Zebedeo, y a Juan hermano de Jacobo,

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a quienes apellidó Boanerges, esto es, Hijos del Trueno; a Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Jacobo hijo de Alfeo, Tadeo, Simón el cananita, y Judas Iscariote, el que le entregó”. Judas fue elegido por una razón específica. Judas tenía que cumplir la Escritura, en especial la Escritura que dice que uno traicionaría al Señor. El Salmo 109 habla de la vida de Judas proféticamente. Sin embargo, el propósito de la elección de Judas no fue tan sólo para cumplir la Escritura, sino para que Jesús pudiera conocer el dolor que experimentó el Padre cuando Lucifer se rebeló en Su contra. En su propia vida, usted experimentará la traición de alguien cercano a usted, como Judas. Es la única manera en que podemos ser partícipes de los sufrimientos de Cristo (Fil. 3:10). David fue traicionado por Absalón y Ahitofel quienes lo traicionaron; Pablo experimentó la cruel traición de Demas y de Alejandro, el calderero.

El carácter de la familia de Jesús (3:19b-35) Las multitudes vienen a la casa (3:19b-21) 3:19b-20 “Y vinieron a casa. Y se agolpó de nuevo la gente, de modo que ellos ni aun podían comer pan”. El avivamiento era tan intenso, que ni siquiera tenían tiempo para comer. Nosotros hemos experimentado esto durante un avivamiento, todos están tan ocupados que les es difícil encontrar tiempo para comer y descansar. Pero debe asegurarse de apartar tiempo para esto, porque si el líder se cansa demasiado, y se apaga, el avivamiento terminará en desastre.

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3:21 “Cuando lo oyeron los suyos, vinieron para prenderle; porque decían: Está fuera de sí”. Los amigos de Jesús tenían miedo de que Jesús se agotara.

Jesús es acusado de echar fuera demonios por el príncipe de los demonios (3:22-28) 3:22-26 “Pero los escribas que habían venido de Jerusalén decían que tenía a Beelzebú, y que por el príncipe de los demonios echaba fuera los demonios. Y habiéndolos llamado, les decía en parábolas: ¿Cómo puede Satanás echar fuera a Satanás? Si un reino está dividido contra sí mismo, tal reino no puede permanecer. Y si una casa está dividida contra sí misma, tal casa no puede permanecer. Y si Satanás se levanta contra sí mismo, y se divide, no puede permanecer, sino que ha llegado a su fin”. A causa de la envidia y de los celos, los escribas acusaban a Jesús de echar fuera demonios en nombre de Beelzebú, el príncipe de los demonios. Esto es un razonamiento ridículo. El diablo, obviamente, va a ser el último que eche demonios fuera de las personas. A continuación, Jesús habló del poder de la unidad. Si una casa está dividida contra sí misma, caerá y no podrá permanecer. Es por ello que una iglesia o comunidad (y aun un matrimonio) debe estar unido para ser exitoso. Sin unidad, vendrán las divisiones. Debemos clamar a Dios por la unidad de los hermanos como se nos describe en el Salmo 133:1-2: “¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es habitar los hermanos juntos en armonía! Es como el buen óleo sobre la cabeza, El cual desciende sobre la barba, la barba de Aarón, y baja hasta el borde de sus vestiduras”.

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3:27-30 “Ninguno puede entrar en la casa de un hombre fuerte y saquear sus bienes, si antes no le ata, y entonces podrá saquear su casa. De cierto os digo que todos los pecados serán perdonados a los hijos de los hombres, y las blasfemias cualesquiera que sean; pero cualquiera que blasfeme contra el Espíritu Santo, no tiene jamás perdón, sino que es reo de juicio eterno. Porque ellos habían dicho: Tiene espíritu inmundo”. La blasfemia contra el Espíritu Santo consiste en atribuir las obras del Espíritu Santo a Satanás, con conocimiento. Es un pecado imperdonable. En una de las escuelas bíblicas a la que asistí en Inglaterra, no creían en el hablar en lenguas. Yo no estaba al tanto de esto cuando me inscribí en ella. Cuando comencé a compartir con los otros estudiantes acerca del bautismo de el Espíritu Santo, fui llamado a la oficina del director. Me dijo que ellos no creían en el hablar en lenguas. En ese momento, la unción vino sobre mí y le dije: ¿El hablar en lenguas es de Dios, o de Satanás?”. Debería haber visto el terror en su cara. Estaba atrapado, y lo sabía. Sabía que si decía que era de Dios, yo hubiera dicho: “¿Entonces por qué no predica sobre el tema?”. Pero sabiendo que era de Dios, le hubiera costado su puesto en la denominación. Como no quería perder su puesto, dijo: “El hablar en lenguas es de Satanás”. Él y yo, ambos supimos que acababa de cometer un pecado imperdonable. Él conocía la verdad, pero atribuyó las obras del Espíritu Santo a Satanás.

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Quién es mi madre y quién es mi hermano (3:31-35) 3:31-35 “Vienen después sus hermanos y su madre, y quedándose afuera, enviaron a llamarle. Y la gente que estaba sentada alrededor de él le dijo: Tu madre y tus hermanos están afuera, y te buscan. Él les respondió diciendo: ¿Quién es mi madre y mis hermanos? Y mirando a los que estaban sentados alrededor de él, dijo: He aquí mi madre y mis hermanos. Porque todo aquel que hace la voluntad de Dios, ése es mi hermano, y mi hermana, y mi madre”. En este momento, sólo la madre de Jesús creía en Él. Sus hermanos y Sus hermanas no creyeron sino hasta después de Su ascensión a los cielos (vea Jn. 7:5; Hch. 1:14). Santiago y Judas, dos de Sus hermanos, quienes más tarde fueron escritores de la Biblia, no creían en Jesús en este momento. Debemos tener mucho cuidado con nuestras relaciones familiares. Dios, con frecuencia llama a una persona de la familia y aun divide ésta para Sus propósitos. Debemos amar y honrar a nuestros padres y nuestra familia, pero la voluntad de Dios para su vida debe de ser su prioridad. Debemos ser incondicionales para Cristo. Si yo hubiera escogido la profesión que mi padre, un hombre honrado, quería que yo siguiera, no estaría en donde me encuentro hoy. Existe un tremendo peligro, que tu familia te influya para no llevar a cabo la voluntad de Dios para tu vida. Nuestra familia no debe estar antes que Dios. Debe cuidarse de las ligaduras sentimentales con su familia. Bernabé se ofendió con Pablo porque no quiso llevar a Marcos, quien era pariente de Bernabé con ellos. No podemos

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ponernos de parte de nuestra familia cuando Dios nos está diciendo que hagamos otra cosa. He conocido muchos ministros que fallaron por causa de sus hijos. Un ministro pentecostal predicaba contra el divorcio y el volver a casarse, hasta que su hijo volvió a casarse luego del divorcio; al suceder esto, cambió su doctrina y permitió esto en su iglesia. No debemos transigir a causa de nuestra familia.

Parábolas concernientes al Reino de Dios (4:1-34) La Parábola del Sembrador (4:1-9) 4:1 “Otra vez comenzó Jesús a enseñar junto al mar, y se reunió alrededor de él mucha gente, tanto que entrando en una barca, se sentó en ella en el mar; y toda la gente estaba en tierra junto al mar”. Había tanta gente, que Jesús tuvo que subirse a una barca y enseñar desde ella. A pesar de que había muchas personas, Jesús proyectó Su voz hacia todos los que estaban en la orilla para que le oyeran. John Wesley predicaba a multitudes de más de 60,000 personas al mismo tiempo, sin amplificación de sonido. Necesitamos practicar como proyectar nuestra voz, porque en muchos países no tienen micrófonos. 4:2-3 “Y les enseñaba por parábolas muchas cosas, y les decía en su doctrina: Oíd: He aquí, el sembrador salió a sembrar”. El Evangelio de Marcos fue el primero en escribirse. Los otros Evangelios Sinópticos amplían el Evangelio de Marcos. Mateo capítulo 13, nos amplía éstas parábolas, pero vamos a considerarlas tal como Marcos las registró.

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4:4-7 “Y al sembrar, aconteció que una parte cayó junto al camino, y vinieron las aves del cielo y la comieron. Otra parte cayó en pedregales, donde no tenía mucha tierra; y brotó pronto, porque no tenía profundidad de tierra. Pero salido el sol, se quemó; y porque no tenía raíz, se secó. Otra parte cayó entre espinos; y los espinos crecieron y la ahogaron, y no dio fruto”. La semilla, que representa la Palabra de Dios, fue sembrada en tres tipos de suelo, que a su vez, representan tres tipos de corazones; pero a causa de la condición del suelo, la semilla no llevó fruto. En otras palabras, la Palabra de Dios no produjo fruto en sus vidas a causa de la condición en que se hallaban sus corazones. 4:8-9 “Pero otra parte cayó en buena tierra, y dio fruto, pues brotó y creció, y produjo a treinta, a sesenta, y a ciento por uno. Entonces les dijo: El que tiene oídos para oír, oiga”. La Parábola del Sembrador es muy moderada. Se mencionan cuatro tipos de corazón. Tres de ellos, no son agradables ante los ojos del Señor, sólo uno lo es. Luego, vemos que la tierra fructífera posee tres tipos de productividad: del treinta, sesenta, y del ciento por uno. Por lo general, solo cerca del veinticinco por ciento de su audiencia llevará fruto, y sólo una pequeña parte de ese grupo llevará fruto al ciento por uno. Debemos recordar esto para que no nos desalentemos cuando quienes nos escuchan no están recibiendo el mensaje y llevando frutos del mismo. Solamente unos pocos serán cristianos al ciento por uno. Como ministros, debemos ser realistas. La clave principal es el corazón. Nuestro corazón es el que determina si llevaremos fruto, o no. Si miramos de cerca a los tres niveles de productividad, veremos que en realidad se trata de menos setenta (30%),

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menos cuarenta (60%), y cien porciento. Si tomamos un examen y obtenemos una calificación de un 30, la maestra nos dirá que fallamos en setenta de cien, o menos setenta. Ningún padre estaría contento con un hijo que obtiene como nota un treinta, y tampoco lo estará nuestro Padre Celestial. Él quiere que llevemos fruto al cien porciento como lo hizo Isaac (Gn. 26:12). No debemos contentarnos si llevamos fruto al treinta porciento porque en realidad hemos perdido o fallado en un setenta porciento. Existen tres formas por las cuales podemos evaluar a una persona: por su carácter, su habilidad, y su productividad (C.A.P.). He conocido a muchas personas admirables en cuanto a carácter y habilidad, pero virtualmente no son productivas. Nosotros queremos llevar mucho fruto. En el juicio del Gran Trono de Cristo, tendremos que rendir cuentas al Señor por nuestras vidas. Seremos juzgados en cuanto a si hemos cumplido todo aquello que el Señor nos ha encomendado. ¡Tenemos que llevar abundante fruto eterno!

El por qué de enseñar por medio de parábolas (4:10-12) 4:10-11 “Cuando estuvo solo, los que estaban cerca de él con los doce le preguntaron sobre la parábola. Y les dijo: A vosotros os es dado saber el misterio del reino de Dios; mas a los que están fuera, por parábolas todas las cosas”. Una parábola es una historia que oscurece la verdad divina; no explica la verdad. El Señor hablaba por medio de parábolas para que sólo aquellos que

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verdaderamente tenían el corazón abierto a conocer la verdad, pudieran entender. Él no quería dar Sus perlas y tesoros escondidos a aquellos que no lo apreciarían. 4:12 “Para que viendo, vean y no perciban; y oyendo, oigan y no entiendan; para que no se conviertan, y les sean perdonados los pecados”. Aquí Jesús está citando Isaías 6:9. En su iglesia, habrá algunos a quienes no les ha sido dado el entender la verdad. Durante el avivamiento muchos vendrán a la Iglesia, pero no todos tendrán un corazón dispuesto a comprender la verdad, porque no aman la verdad. La revelación viene a través de la relación. Tenemos que pasar mucho tiempo en intimidad con Dios para que Él abra nuestros ojos, para que descubramos las maravillas de Su Palabra.

La interpretación de la Parábola del Sembrador (4:13-20) 4:13 “Y les dijo: ¿No sabéis esta parábola? ¿Cómo, pues, entenderéis todas las parábolas?”. El Señor estaba diciéndole a Sus discípulos que ellos tendrían que haber entendido la Parábola del Sembrador, porque es la más simple y básica de las parábolas. Es la clave para conocer la interpretación del resto de las parábolas. Ahora el Señor continúa con la explicación de la Parábola del Sembrador. Estamos agradecidos que los discípulos no la entendieron, de otra manera, no tendríamos registro de Su interpretación de la misma. 4:14-15 “El sembrador es el que siembra la palabra. Y éstos son los de junto al camino: en quienes se siembra

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la palabra, pero después que la oyen, en seguida viene Satanás, y quita la palabra que se sembró en sus corazones”. El sembrador es cualquier persona que predica la Palabra del Señor, que es tipificada por la semilla. Cuando alguien predica, hay actividad en la atmósfera demoníaca, tratando de quitar la Palabra que fue sembrada en los corazones. Es por ello que debemos cuidarnos de pensamientos vanos mientras alguien está predicando. 4:16-17 “Estos son asimismo los que fueron sembrados en pedregales: los que cuando han oído la palabra, al momento la reciben con gozo; pero no tienen raíz en sí, sino que son de corta duración, porque cuando viene la tribulación o la persecución por causa de la palabra, luego tropiezan”. Muchos oirán la predicación de la Palabra y la recibirán con gozo, pero a causa de la dureza y rebelión de sus corazones, se ofenden y regresan al precedente estilo de vida. Esto es, porque no permiten que la Palabra de Dios penetre en lo profundo de sus corazones para cambiarlos, se ofenden por una cosa u otra, y no llevan fruto. 4:18-19 “Estos son los que fueron sembrados entre espinos: los que oyen la palabra, pero los afanes de este siglo, y el engaño de las riquezas, y las codicias de otras cosas, entran y ahogan la palabra, y se hace infructuosa”. Otros reciben la Palabra, pero las inquietudes de este mundo ahogan la Palabra que fue sembrada en sus corazones y no produce ningún fruto. No debemos sobrecargarnos los afanes de este mundo. Tenemos que aprender a separar las cosas. Si no, nos sobrecargaremos causando que seamos infructuosos.

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Las pasiones de la carne también ahogan la Palabra. Debemos observar cuáles son nuestros deseos. Debemos estar agradecidos con lo que Dios nos ha dado, sea esto un auto, una casa, o aun el ministerio. La persona que es verdaderamente libre, no desea otra cosa que al Señor. El peligro en el ministerio, es que el ministro sea tentado a querer un estilo de vida mayor del que posee. Esto, casi siempre lleva a la persona a la inmoralidad, porque si sus deseos no son controlados en un área, tampoco será disciplinado en otras áreas. 4:20 “Y éstos son los que fueron sembrados en buena tierra: los que oyen la palabra y la reciben, y dan fruto a treinta, a sesenta, y a ciento por uno”. El cuarto tipo de corazón, es la buena tierra, abierto, y receptivo a la Palabra de Dios. No obstante, tener un buen corazón no es suficiente, sino debemos ser productivos ¡y llevar mucho fruto para el Reino de Dios!

Se añadirá a los que oyen (4:21-25) 4:21 “También les dijo: ¿Acaso se trae la luz para ponerla debajo del almud, o debajo de la cama? ¿No es para ponerla en el candelero?”. No debemos esconder la luz que hemos recibido. Debemos compartir la luz de la Palabra de Dios con otros. No existe tal cosa como el cristiano encerrado. Si tenemos la vida de Cristo en nuestro interior, fluirá a través de nosotros en forma natural. 4:22 “Porque no hay nada oculto que no haya de ser manifestado; ni escondido, que no haya de salir a luz”. En otras palabras, el Señor dice que las obras siguen al

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hombre, I de Timoteo 5:25 dice: “Asimismo se hacen manifiestas las buenas obras; y las que son de otra manera, no pueden permanecer ocultas”. Todo será manifestado; por eso, procuremos las buenas obras. 4:23 “Si alguno tiene oídos para oír, oiga”. Esto se repite en los mensajes dados a las siete iglesias en Apocalipsis 2 y 3. No sólo tenemos que escuchar con nuestros oídos naturales, sino también con los espirituales. Un oído que oye y puede escuchar aquello que Dios está diciendo, y entender la verdad es uno de los dones más preciosos que un hombre pueda recibir (Pr. 20:12). Codiciemos un oído que oye. 4:24-25 “Les dijo también: Mirad lo que oís; porque con la medida que medís, os será medido, y aun se os añadirá a vosotros lo que oís. Porque al que tiene, se le dará; y al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará”. El Señor advirtió a Sus discípulos en cuanto a ser cuidadosos con lo que oían, porque lo que oímos, producirá fruto en nuestras vidas, sea este buen, o mal fruto. Luego el Señor continúa dando uno de los principios fundamentales en la Palabra de Dios. Es el siguiente: al que tiene se le dará más. Aquellos que crean la mayor cantidad de oportunidades, cosecharán más oportunidades. Es un principio natural. Hay un dicho muy conocido que dice: “El dinero genera más dinero”, y es verdad. Si pones tus pies en un camino, Dios te confirmará en ese camino, sea cual sea. En sentido negativo, el Faraón endureció su corazón diez veces, y en respuesta a ello, Dios se lo endureció diez veces. Dios da sabiduría a los

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sabios (Dn. 2:21). Por lo tanto, si buscamos sabiduría, Dios nos dará sabiduría. Si somos diligentes en estudiar y en buscar la verdad, Dios nos dará conocimiento. Entonces, pongamos nuestros pies en el camino de la justicia y Dios nos confirmará en ese camino.

La parábola del crecimiento de la semilla (4:26-29) 4:26-29 “Decía además: Así es el reino de Dios, como cuando un hombre echa semilla en la tierra; y duerme y se levanta, de noche y de día, y la semilla brota y crece sin que él sepa cómo. Porque de suyo lleva fruto la tierra, primero hierba, luego espiga, después grano lleno en la espiga; y cuando el fruto está maduro, en seguida se mete la hoz, porque la siega ha llegado”. En lo natural, cuando un hombre planta una semilla en la tierra, produce fruto de acuerdo a la estación, y el campesino no sabe cómo sucede. En cierto sentido, no podemos examinar el crecimiento de la Palabra de Dios en nuestro corazón, pero sabemos que igualmente crece. Primero, se desarrolla el sistema invisible de la raíz. Tenemos que concentrarnos en permitir que Dios quebrante todo el terreno sin cultivar en nuestro corazón, para que la semilla de la Palabra de Dios pueda extender raíces en nuestra vida. Luego, a su tiempo, producirá fruto.

La Parábola de la Semilla de Mostaza (4:30-32) 4:30-32 “Decía también: ¿A qué haremos semejante el reino de Dios, o con qué parábola lo compararemos? Es como el grano de mostaza, que cuando se siembra en

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tierra, es la más pequeña de todas las semillas que hay en la tierra; pero después de sembrado, crece. Y se hace la mayor de todas las hortalizas, y echa grandes ramas, de tal manera que las aves del cielo pueden morar bajo su sombra”. La semilla de mostaza es una de las semillas más pequeñas, pero cuando crece, es muy grande. Aun hombres a caballo, pueden gozar de sombra, debajo de las ramas de un gran árbol de mostaza. El Reino de Dios es como una pequeña semilla, pero cuando extiende su raíz en nuestras vidas y crece, se convierte en algo poderoso.

Jesús explica las parábolas en forma privada a Sus discípulos (4:33-34) 4:33 “Con muchas parábolas como estas les hablaba la palabra, conforme a lo que podían oír”. Jesús explicó las parábolas a Sus discípulos en forma privada, conforme a lo que podían comprender. Jesús dijo a Sus discípulos en Juan 16:12 “Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis sobrellevar”. Hay una progresión en la vida cristiana. En la vida, un niño debe progresar del jardín de infantes al primer grado, de primero a segundo, y así continuar hasta que se gradúe de la escuela Superior. Lo mismo sucede en el Reino de Dios. Nuestro nivel de comprensión inicia siendo muy elemental. Si continuamos aprendiendo y progresando, comprenderemos cada vez mejor Su Palabra y Sus misterios seremos capaces de comprender. Por esto, debemos continuamente estudiar la Palabra de Dios.

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4:34 “Y sin parábolas no les hablaba; aunque a sus discípulos en particular les declaraba todo”. El Señor hablaba en parábolas en presencia de las multitudes. Cuando estaba a solas con Sus discípulos, les explicaba la verdad detrás de las parábolas. Esto lo hacía a causa de la condición del corazón de la gente. La comprensión de la doctrina correcta es asunto del corazón.

Jesús toma autoridad sobre las fuerzas del mal (4:35-5:43) Jesús calma la tempestad (4:35-41) 4:35-38 “Aquel día, cuando llegó la noche, les dijo: Pasemos al otro lado. Y despidiendo a la multitud, le tomaron como estaba, en la barca; y había también con él otras barcas. Pero se levantó una gran tempestad de viento, y echaba las olas en la barca, de tal manera que ya se anegaba. Y él estaba en la popa, durmiendo sobre un cabezal; y le despertaron, y le dijeron: Maestro, ¿no tienes cuidado que perecemos?” El Señor estaba atravesando en una barca el Mar de Galilea con Sus discípulos. Mientras lo estaban atravesando, Jesús se durmió en la parte trasera de la barca. Se desató una tremenda tormenta y los discípulos se estaban hundiendo porque la barca se estaba llenando de agua. Aquellos que han tenido visiones de este incidente, dicen que los discípulos estaban tratando de sacar el agua del bote a más no poder, porque el agua entraba demasiado rápido. Luego, en un momento de exasperación, los discípulos despertaron al Señor diciendo: ¿Señor, no te preocupas por nosotros?

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4:39 “Y levantándose, reprendió al viento, y dijo al mar: Calla, enmudece. Y cesó el viento, y se hizo grande bonanza”. El Señor, simplemente se levantó y le ordenó a la tormenta que se calmara. Cristo era el Señor de cualquier situación. Sólo dijo: “Calla, enmudece”, y la tormenta cesó. ¿Quién aplastará a Satanás debajo de nuestros pies? El Dios de paz (Ro. 16:20). Tenemos la victoria sobre Satanás al tener la paz de Dios en nuestros corazones y mentes. 4:40-41 “Y les dijo: ¿Por qué estáis así amedrentados? ¿Cómo no tenéis fe? Entonces temieron con gran temor, y se decían el uno al otro: ¿Quién es éste, que aun el viento y el mar le obedecen?” Luego Jesús preguntó a Sus discípulos porqué tenían tanto miedo y porqué les faltaba la fe. El temor demuestra falta de fe. Cuando permitimos que el temor se aferre a nosotros, nos roba la fe. Debemos creer que el Señor tiene el control de cada situación. Tenemos que darle nuestra mano, y permitirle que nos guíe a través de las tormentas de la vida, hacia la perfecta paz.

El endemoniado Gadareno (5:1-20) 5:1-3 “Vinieron al otro lado del mar, a la región de los gadarenos. Y cuando salió él de la barca, en seguida vino a su encuentro, de los sepulcros, un hombre con un espíritu inmundo, que tenía su morada en los sepulcros, y nadie podía atarle, ni aun con cadenas”. Marcos dice que había un hombre, mientras Mateo dice que eran dos (Mt. 8:28). De todas formas, no existe una discrepancia. Marcos recibió la información de Pedro. Marcos no fue un testigo ocular, mientras que Mateo sí lo fue. Marcos se concentra

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en un hombre, a pesar de que en realidad había dos hombres endemoniados. Debemos estar seguros en nuestros corazones de que no hay contradicciones en la Palabra de Dios. A pesar de que hay muchas cosas que necesitan explicación, no hay discrepancias en la Biblia. Nadie podía atar a este hombre, ni siquiera con cadenas. Esta historia ilustra el poder de las fuerzas demoníacas. Satanás falsifica la realidad. Nadie podía atar a Sansón, a causa del espíritu de poder con que el Señor lo había ungido. De todas formas, en el reino de las tinieblas, ese mismo poder es multiplicado muchas veces. He visto a muchos hombres fuertes, tratando de sostener a un endemoniado, sin éxito alguno. 5:4-5 “Porque muchas veces había sido atado con grillos y cadenas, mas las cadenas habían sido hechas pedazos por él, y desmenuzados los grillos; y nadie le podía dominar. Y siempre, de día y de noche, andaba dando voces en los montes y en los sepulcros, e hiriéndose con piedras”. Este endemoniado era atormentado por los demonios que habitaban en él. Gritaba, y se cortaba con piedras. Los demonios siempre tratan de destruir a aquellos en quienes habitan. 5:6-7 “Cuando vio, pues, a Jesús de lejos, corrió, y se arrodilló ante él. Y clamando a gran voz dijo: ¿Qué tienes conmigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? Te conjuro por Dios que no me tormentes”. Este hombre vio a Jesús desde lejos, y corrió a Él y le adoró. El demonio dentro de él dijo: “¿Qué tienes que ver conmigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? Te conjuro que no me atormentes”.

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Los demonios sabían que Jesús era el Hijo de Dios. Rogaron a Jesús que no les atormentara, porque sabían que su tiempo de tormento todavía no había llegado. El Señor gobierna sobre todo. Aun sobre el infierno. Ellos saben que se les ha concedido un período de tiempo. Apocalipsis 12:12 dice que el diablo sabe que tiene poco tiempo. Es sorprendente ver como a pesar de que saben que han sido derrotados y que serán atormentados luego de que el Señor regrese, continúan peleando y resistiendo al Señor a causa de la envidia. La envidia no da descanso a la gente. 5:8-10 “Porque le decía: Sal de este hombre, espíritu inmundo. Y le preguntó: ¿Cómo te llamas? Y respondió diciendo: Legión me llamo; porque somos muchos. Y le rogaba mucho que no les enviase fuera de aquella región”. Jesús preguntó al demonio: “¿Cómo te llamas?” Y él respondió: “Legión porque somos muchos”. En esta frase vemos un cambio de número; al principio se refiere a él en singular, y luego cambia al plural. Esto se explica fácilmente. Por lo general, cuando una persona tiene posesión demoníaca, es poseída por varios demonios (porque los demonios son sociables), pero hay un tipo de demonio rey, por así decir, que es la fuerza dominante en la vida de esa persona. El rey de los demonios respondió: “Mi nombre es Legión”. La palabra griega legión significa: “un regimiento”. Una legión romana consistía de un número entre 4,500 a 6,000 soldados. En otras palabras, este hombre tenía muchos demonios. El demonio rogó al Señor que no le enviase fuera de la región. Sabía que Jesús tenía el poder de enviarles a donde quisiera. No quería irse. Se cree que los demonios son

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los espíritus de los antiguos habitantes de la tierra. Es normal que la gente no quiera irse de su lugar de origen. Los demonios sienten de igual manera. Es por ello, que le pidieron al Señor que no les enviara fuera de la región. 5:11-12 “Estaba allí cerca del monte un gran hato de cerdos paciendo. Y le rogaron todos los demonios, diciendo: envíanos a los cerdos para que entremos en ellos”. Al principio, hablaba sólo un demonio, pero luego, todos los demonios dentro de él pidieron al Señor que les enviase a los cerdos. Los demonios necesitan un lugar de habitación, un cuerpo en donde habitar. Ellos desean una habitación, sea ésta personas, animales, edificios, o ídolos. 5:13 “Y luego Jesús les dio permiso. Y saliendo aquellos espíritus inmundos, entraron en los cerdos, los cuales eran como dos mil; y el hato se precipitó en el mar por un despeñadero, y en el mar se ahogaron”. Jesús los echó. No podían hacer nada hasta que Jesús les dio permiso. Solo podemos imaginarnos lo que pasó cuando todos esos demonios entraron en los cerdos. Tomaron control de ellos, y se precipitaron por un despeñadero, cayendo al mar. Es interesante que aquí se mencione el número dos mil. Había dos mil cerdos que fueron habitados por los demonios, y que luego se tiraron por el precipicio y murieron. Dos mil, es aproximadamente el tiempo atribuido a la Era de la Iglesia. Al final de los dos mil años, todos los demonios serán echados al abismo del infierno. 5:14-15 “Y los que apacentaban los cerdos huyeron, y dieron aviso en la ciudad y en los campos. Y salieron a

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ver que qué era aquello que había sucedido. Vienen a Jesús, y ven al que había sido atormentado del demonio, y que había tenido la legión, sentado, vestido y en su juicio cabal; y tuvieron miedo”. Una vez que este hombre fue libre y que conoció al Señor, su mente fue renovada y restaurada. Su mente estaba bien y estaba vestido con las vestiduras de salvación. 5:16-17 “Y les contaron los que lo habían visto, cómo le había acontecido al que había tenido el demonio, y lo de los cerdos. Y comenzaron a rogarle que se fuera de sus contornos”. La gente de la ciudad no quería que Jesús se quedara allí por más tiempo. Le rogaron que se fuera porque temían a causa de la condición económica de ellos, puesto que ya habían perdido 2,000 cerdos y no sabían qué más podían llegar a perder. 5:18-20 “Al entrar él en la barca, el que había estado endemoniado le rogaba que le dejase estar con él. Mas Jesús no se lo permitió, sino que le dijo: Vete a tu casa, a los tuyos, y cuéntales cuán grandes cosas el Señor ha hecho contigo, y cómo ha tenido misericordia de ti. Y se fue, y comenzó a publicar en Decápolis cuán grandes cosas había hecho Jesús con él; y todos se maravillaban”. El hombre que había estado endemoniado dijo al Señor que quería seguirle, pero Jesús le dijo que volviera a su casa, y contara a todos lo que el Señor había hecho por él. El Señor llamó a algunos a que le siguieran, y a otros les dijo que debían regresar a sus ciudades a evangelizar en esas áreas. Este es un principio muy importante. Debemos estar en el lugar elegido por Dios. ¿De qué sirve ir a India como misionero, o ir a otro lado y ganar personas, si el

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Señor quiere que se quede en su ciudad? Debemos conocer la voluntad de Dios para nuestra vida y en qué lugar quiere que estemos. Todo esto es muy importante. Este hombre se fue, y evangelizó toda esa área para el Señor. La gente le creía porque todos le conocían y pudieron ver el cambio operado en su vida. Tenía un testimonio personal que contar. Nada puede tomar el lugar de la experiencia vivida. Un hombre con una experiencia, no está a merced de alguien con una teoría. Tenemos que pedirle al Señor que nos permita tener experiencias para que podamos compartirlas desde nuestro corazón y no desde nuestro conocimiento intelectual.

El ruego de Jairo (5:21-24) 5:21-24 “Pasando otra vez Jesús en una barca a la otra orilla, se reunió alrededor de él una gran multitud; y él estaba junto al mar. Y vino uno de los principales de la sinagoga, llamado Jairo; y luego que le vio, se postró a sus pies, y le rogaba mucho, diciendo: Mi hija está agonizando; ven y pon las manos sobre ella para que sea salva, y vivirá. Fue, pues, con él; y le seguía una gran multitud, y le apretaban”. Cuando Jesús pasó al otro lado del mar de Galilea, Jairo, uno de los principales de la sinagoga, vino a Él y se arrojó a Sus pies, rogándole que impusiera Sus manos sobre su hija para sanarla.

La mujer que padecía de flujo de sangre (5:25-34) 5:25-29 “Pero una mujer que desde hacía doce años padecía de flujo de sangre, y había sufrido mucho de

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muchos médicos, y gastado todo lo que tenía, y nada había aprovechado, antes le iba peor, cuando oyó hablar de Jesús, vino por detrás entre la multitud, y tocó su manto. Porque decía: Si tocare tan solamente su manto, seré salva. Y enseguida la fuente de su sangre se secó; y sintió en el cuerpo que estaba sana de aquel azote”. Mientras Jesús caminaba con Jairo, fue rodeado por una multitud de personas. Cierta mujer que había sufrido con una hemorragia por más de doce años, pasó por entre la multitud y tocó el borde del manto de Jesús. Apenas le tocó, fue instantáneamente sanada. El tocar el vestido de Jesús no fue lo que la sanó, porque muchas personas estaban tocando al Señor. Fue sanada porque tocó al Señor con fe, creyendo que sería sanada. 5:30-31 “Luego Jesús, conociendo en sí mismo el poder que había salido de él, volviéndose a la multitud dijo: ¿Quién ha tocado mis vestidos? Sus discípulos le dijeron: Ves que la multitud te aprieta, y dices: ¿Quién me ha tocado?” Jesús se dio cuenta de que virtud sanadora había salido de Él, y preguntó quién le había tocado. Sus discípulos le dijeron sarcásticamente: “¿Qué quieres decir con quién me ha tocado? ¿No te das cuenta de que a tu alrededor, hay muchos que están tocándote?” 5:32-34 “Pero él miraba alrededor para ver quién había hecho esto. Entonces la mujer, temblando, sabiendo lo que en ella había sido hecho, vino y se postró delante de él, y le dijo toda la verdad. Y él le dijo: Hija, tu fe te ha hecho salva: ve en paz, y queda sana de tu azote”. Mientras el Señor miraba a la multitud para ver quién le había tocado, esta mujer se acercó y le dijo que había sido ella. El Señor

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respondió diciéndole que la fe de ella la había sanado. Fue un toque de fe. Debemos alcanzar el toque de Dios para nuestras necesidades, pero es sólo por fe. No son los métodos los que producen los milagros, ¡es por fe, sólo por fe!

La resurrección de la hija de Jairo (5:35-43) 5:35-36 “Mientras él aun hablaba, vinieron de casa del principal de la sinagoga, diciendo: Tu hija ha muerto; ¿para qué molestas más al Maestro? Pero Jesús, luego que oyó lo que se decía, dijo al principal de la sinagoga: No temas, cree solamente”. Mientras Jesús estaba hablando, llegó un hombre de la casa de Jairo diciendo que su hija había muerto. Muchas veces las cosas empeoran antes de mejorar, de esta manera, nuestra fe es probada. Jairo tenía fe para creer que Jesús podía sanar a su hija enferma, pero ahora debía creer que para Él era posible levantar a su hija de entre los muertos. El Señor tenía un propósito para todo esto. Probó e hizo crecer la fe de Jairo, y a su vez, dio mayor gloria al Señor por haber resucitado a un muerto, ya que esto es mayor milagro que la sanidad de una persona. 5:37 “Y no permitió que le siguiese nadie sino Pedro, Jacobo, y Juan hermano de Jacobo”. Pedro, Jacobo y Juan, eran los más cercanos al Señor. Fueron privilegiados en estar con el Señor en algunos momentos en que el resto de los discípulos no lo hacía. Fueron los únicos que pudieron ver al Señor, a Moisés y a Elías en el Monte de la Transfiguración. Estuvieron con Él en el Huerto del Getsemaní. Y ahora, tuvieron el privilegio de ir con Jesús a la casa de Jairo para ser testigos de un milagro poderoso.

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5:38-39 “Y vino a casa del principal de la sinagoga, y vio el alboroto y a los que lloraban y lamentaban mucho. Y entrando, les dijo: ¿Por qué alborotáis y lloráis? La niña no está muerta, sino duerme”. En el Medio Oriente, se pagaba a las lloronas profesionales para que lloraran cuando alguien moría. Era toda una ceremonia. El Señor les preguntó por qué estaban haciendo mucho ruido por nada. Jesús, osadamente declaró que la niña no estaba muerta, sino que estaba durmiendo. Todos se rieron de Él, y se burlaron por haber dicho que la hija de Jairo no estaba muerta. 5:40-43 “Y se burlaban de él. Mas él, echando fuera a todos, tomó al padre y a la madre de la niña, y a los que estaban con él, y entró donde estaba la niña. Y tomando la mano de la niña, le dijo: Talita cumi; que traducido es: Niña, a ti te digo, levántate. Y luego la niña se levantó y andaba, pues tenía doce años. Y se espantaron grandemente. Pero él les mandó mucho que nadie lo supiese, y dijo que se le diese de comer”. El Señor tenía poder sobre la muerte. Levantó a esta niña de entre los muertos. Y luego, nuevamente pidió a la gente que no contaran acerca de lo que había hecho. Él no estaba manejando una agencia de publicidad. Es interesante que al endemoniado le dijo que fuera y contara las grandes cosas que Dios había hecho por él; porque claramente no tenía una multitud que le estuviese siguiendo en Decápolis. Sin embargo, ahora vemos que aquí le dice a la gente que no digan nada, porque aquí tenía demasiadas personas siguiéndole.

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Rechazo en Nazaret (6:1-6a) 6:1-2 “Salió Jesús de allí y vino a su tierra, y le seguían sus discípulos. Y llegando el día de reposo, comenzó a enseñar en la sinagoga; y muchos, oyéndole, se admiraban, y decían: ¿De dónde tiene éste estas cosas? ¿Y qué sabiduría es esta que le es dada, y estos milagros que por sus manos son hechos?” Cristo regresó a Su tierra natal de Nazaret, y enseñaba en la sinagoga en el día de reposo. Los contemporáneos de Jesús reconocían la gran sabiduría y las misericordiosas palabras dadas por Jesús, y también sabían que tenía el poder de Dios. El Apóstol Pablo fue el maestro de la Iglesia Neotestamentaria, y también vemos estas dos cualidades en él. Pablo era reconocido por su sabiduría y los tremendos milagros que sucedieron a través de su ministerio. Y podemos decir, que la Iglesia de los últimos tiempos, también será conocida por estas dos cualidades: Sabiduría y poder. Pablo habla sobre esto en Efesios 3:10 diciendo: “Para que la multiforme sabiduría de Dios sea ahora dada a conocer por medio de la iglesia a los principados y potestades en los lugares celestiales”. El propósito de la Iglesia, es el de revelar la sabiduría de Dios, y también Su poder. Daniel 11:32 dice: “Con lisonjas seducirá a los violadores del pacto; mas el pueblo que conoce a su Dios se esforzará y actuará”. La palabra actuará significa milagros. Busquemos la sabiduría de Dios y la manifestación de Su poder. 6:3 “¿No es éste el carpintero, hijo de María, hermano de Jacobo, de José, de Judas y de Simón? ¿No están

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también aquí con nosotros sus hermanas? Y se escandalizaban de él”. Para este momento, José el esposo de María ya había fallecido. María tuvo otros hijos con José luego de haber tenido a Jesús. Este versículo contradice la doctrina de la perpetua virginidad de María. Jesús fue conocido como el carpintero porque esa era la actividad de José, su padre. Es bueno tener conocimiento de algún oficio secular. Esto es lo que los Rabinos, el Señor, y el Apóstol Pablo practicaron y enseñaron. Pablo hacía tiendas (carpas), y estaba dispuesto a hacerlo por temporadas, para sustentar su ministerio (Hch. 18:3). Es interesante notar que a pesar de que los contemporáneos de Jesús reconocían la gran sabiduría y poder que Él poseía, continuaban escandalizándose de Él. Se escandalizaban porque Jesús no había concurrido a ninguna escuela Rabínica, ni se había sentado a los pies de Gamaliel, ni de ninguno de los grandes maestros de aquellos tiempos. Tampoco había asistido a ninguna de sus selectas escuelas. Porque si hubiera sido estudiante de alguna de sus escuelas, se hubieran atribuido el crédito de Sus enseñanzas, pero Él no fue uno de ellos. Jesús fue básicamente rechazado por dos cosas: Primero, porque era un carpintero y no había asistido a ninguna escuela selecta de los escribas, y fariseos. Segundo, Jesús no sostenía las tradiciones de los escribas, y fariseos. En todo avivamiento, hay un obstáculo. El obstáculo en esos tiempos era el Señor Jesús mismo. No reunía las expectativas de un gran maestro. Generalmente, Dios elige personas que no encajan en el molde en que las personas esperan que

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encaje. Pablo dijo en I de Corintios 1:27-29 que el Señor usa lo vil y menospreciado del mundo, para recibir Él toda la gloria. 6:4-6a “Mas Jesús les decía: No hay profeta sin honra sino en su propia tierra, y entre sus parientes, y en su casa. Y no pudo hacer allí ningún milagro, salvo que sanó a unos pocos enfermos, poniendo sobre ellos manos. Y estaba asombrado de la incredulidad de ellos…” Esto es tan real, que la gente siempre tiende a rechazar a los suyos. Un profeta es aceptado en todas partes, excepto en su propia tierra. La incredulidad de los Judíos provenía de su actitud. La incredulidad impidió que el Señor hiciera grandes cosas allí. Los hijos de Israel limitaron lo que el Señor podía hacer. El Salmo 78:41 dice: “Y volvían, y tentaban a Dios, Y provocabanN.T. al Santo de Israel”. Podemos limitar a Dios con nuestra incredulidad, y esto es lo que sucedió en Nazaret.

La misión de los doce en Galilea (6:6b-13) 6:6b-7 “…Y recorría las aldeas de alrededor, enseñando. Después llamó a los doce, y comenzó a enviarlos de dos en dos; y les dio autoridad sobre los espíritus inmundos”. El Señor llamó a los doce discípulos y los envió de dos en dos. Dándoles poder sobre los espíritus inmundos. Los demonios saben quienes tienen poder y autoridad, y quienes no. No hay necesidad de gritarles y llamarlos por nombre; sólo hay que ordenarles por la autoridad del Nombre de Jesús. Un simple sargento grita, pero un coronel habla suavemente, porque tiene autoridad. El coronel sabe que lo que ha ordenado, será hecho. 6:8-9 “Y les mandó que no llevasen nada para el camino, sino solamente bordón; ni alforja, ni pan, ni dinero en el N.T. En la versión King James en inglés dice limitaban.

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cinto, sino que calzasen sandalias, y no vistiesen dos túnicas”. Jesús quería enseñarles que debían depender de Él en forma total. El Señor no nos estaba ordenando que hiciéramos un voto de pobreza, sino que simplemente pusiéramos nuestra confianza en Él, y que dependiéramos de Él. Los conventos y monasterios de la Edad Media, comenzaron con el principio de la pobreza. El Señor me habló una vez respecto a esto y dijo: “No tienes que rebajarte a ti mismo. Yo lo puedo hacer sin problemas”. Cuando Dios nos rebaja, lo hace a través de Su gracia; cuando lo hacemos nosotros, no hay gracia. Hubo tiempos en nuestras vidas, cuando mi esposa y yo no teníamos en donde dormir, ni qué comer. Muchas veces, tuvimos que dormir en nuestro auto durante la peor parte del invierno. Caminábamos juntos por la calle, buscando una simple moneda para poder compartir una taza de café. Una vez que pasamos nuestras pruebas, Dios nos usó como canales financieros para bendecir a otros. Dios no desea que Su pueblo viva en pobreza, pero tampoco con lujo. Sin embargo, muchas veces nos lleva a través de dificultades económicas para que aprendamos a ser sabios con el dinero, y para que aprendamos a confiar en Él como nuestro proveedor. 6:10 “Y les dijo: Dondequiera que entréis en una casa, posad en ella hasta que salgáis de aquel lugar”. El Señor está diciendo que cuando vamos a predicar a algún lugar y nos ofrecen un lugar para quedarnos, debemos permanecer allí, aun si nos ofrecen un lugar mejor luego de que hemos predicado y seamos así mas apreciados, no podemos aceptar una nueva oferta porque podríamos ofender a la persona que nos ofreció hospedaje primero.

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No es sabio aceptar invitaciones para ir con otras personas sin el pastor cuando estamos visitando su iglesia, a menos que él nos lo pida, por supuesto. Esto es porque pueden hacerle una pregunta, a la cual usted puede responder inocentemente, sin saber que ésta persona lo puede estar haciendo con una segunda intención. De esta manera, a través de su respuesta inocente, usted puede estar poniendo en juego la autoridad del pastor. Es por ello que aconsejo a los ministros no aconsejar a gente de otras iglesias, a menos que el pastor esté presente, y exista una razón específica para ello. 6:11 “Y si en algún lugar no os recibieren ni os oyeren, salid de allí, y sacudid el polvo que está debajo de vuestros pies, para testimonio a ellos. De cierto os digo que en el día del juicio, será más tolerable el castigo para los de Sodoma y Gomorra, que para aquella ciudad”. Cuando una persona o una ciudad, rechaza a los mensajeros del Señor, en realidad está rechazando al Señor mismo, lo cual trae consigo gran juicio, y oscuridad espiritual sobre el área. 6:12-13 “Y saliendo, predicaban que los hombres se arrepintiesen. Y echaban fuera muchos demonios, y ungían con aceite a muchos enfermos, y los sanaban”. El mensaje de los discípulos básicamente era de arrepentimiento. Echaban fuera demonios y ungían a los enfermos con aceite, y los sanaban. Los milagros confirmaban su mensaje.

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4 LA RETIRADALA RETIRADAMÁS ALLÁ DE GALILEA 6:14 - 8:30 Prisión y muerte de Juan (6:14-29) 6:14 “Oyó el rey Herodes la fama de Jesús, porque su nombre se había hecho notorio; y dijo: Juan el bautista ha resucitado de los muertos, y por eso actúan en él estos poderes”. En realidad Herodes no era rey, sino el Tetrarca de Galilea. Esta historia nos hace ver el corazón de los malvados; y Herodes ciertamente era un hombre malvado. 6:15-16 “Otros decían: Es Elías. Y otros decían: Es un profeta, o alguno de los profetas. Al oír esto Herodes, dijo: Este es Juan, el que yo decapité, que ha resucitado de los muertos”. Herodes escuchó hablar de Jesús. Algunos decían que era Elías o uno de los profetas, pero Herodes pensó que Jesús era Juan el Bautista resucitado de los muertos. Como sabemos, Herodes había matado a Juan el Bautista, sabía que lo que había hecho estaba mal, y su conciencia lo acusaba. La sangre de Juan estaba en sus manos. Ahora veremos la historia de cómo Herodes hizo matar a Juan. 6:17-18 “Porque el mismo Herodes había enviado y prendido a Juan, y le había encadenado en la cárcel por

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causa de Herodías, mujer de Felipe su hermano; pues le había tomado por mujer. Porque Juan decía a Herodes: No te es lícito tener la mujer de tu hermano”. En el Nuevo Testamento tenemos tantos Herodes que necesitamos un poco de explicación. El Herodes que se menciona aquí es Herodes Antipas, el hijo de Herodes El Grande y Maltace. El se había casado con Herodías, la esposa anterior de Herodes Felipe II, que era su hermano. La Ley de Moisés prohibía el matrimonio con la esposa de un hermano, mientras éste estuviera con vida (Lv. 18:16; 20:21). Esto era adulterio. Herodías estaba muy enfadada porque Juan el Bautista había condenado este acto de adulterio. Juan el Bautista sostuvo las leyes divinas, respecto al matrimonio ¡costándole su propia vida! No debemos comprometer nuestras creencias, aun si tenemos que enfrentar la muerte. Debemos sostener lo que es correcto, como lo hizo Juan. 6:19-20 “Pero Herodías le acechaba, y deseaba matarle, y no podía; porque Herodes temía a Juan, sabiendo que era varón justo y santo, y le guardaba a salvo; y oyéndole, se quedaba muy perplejo, pero le escuchaba de buena gana”. Quien comete adulterio sabe lo que es correcto, pero no tiene el poder para hacerlo. Los que cometen adulterio saben que están equivocados, pero quieren que la gente les diga que lo que están haciendo está bien, para acallar sus conciencias. A Herodes le encantaba escuchar a Juan, pero no tenía el poder de poner su vida en orden, porque en su corazón no estaba el hacerlo. A él le gustaba demasiado su estilo de vida. 6:21-23 “Pero venido un día oportuno, en que Herodes, en la fiesta de su cumpleaños, daba una cena a sus príncipes y tribunos y a los principales de Galilea,

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entrando la hija de Herodías, danzó, y agradó a Herodes y a los que estaban con él a la mesa; y el rey dijo a la muchacha: Pídeme lo que quieras, y yo te lo daré. Y le juró: Todo lo que me pidas te daré, hasta la mitad de mi reino”. Herodes dio una fiesta en su cumpleaños para todos sus príncipes y tribunos en Galilea. Esta fiesta era vergonzosa, llena de adulterio. Estaban en Maqueronte, una ciudad al este del Mar Muerto, en donde tenían una fortaleza y un palacio (Marcos no nos dice en donde estaban, pero Josefo lo registró para nosotros). En esta fiesta, Herodías instruyó a su hija Salomé, para que fuera y bailara desenfrenadamente delante de estos hombres y tocara el corazón de Herodes, y hacer que éste le diera lo que quisiese. El resultado de esto, fue que Herodes le ofreció hasta la mitad de su reino. Esta es una expresión tomada de Ester 5:3,6. Es una referencia proverbial indicando generosidad, pero no debía tomarse literalmente. Salomé corrió a su madre para preguntarle qué debía pedir. 6:24-25 “Saliendo ella, dijo a su madre: ¿Qué pediré? Y ella le dijo: La cabeza de Juan el Bautista. Entonces ella, entró prontamente al rey, y pidió diciendo: Quiero que ahora mismo me des en un plato la cabeza de Juan el Bautista”. Herodías todavía estaba molesta con Juan, y sólo podía pensar en verlo muerto. Era una mujer perversa. En lugar de permitir que la verdad le cambiara, endureció su corazón. Como consecuencia, ella planeo la muerte de Juan el Bautista. Le dijo a su hija que pidiera a Herodes la cabeza de Juan el Bautista. 6:26 “Y el rey se entristeció mucho; pero a causa del

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juramento, y de los que estaban con él a la mesa, no quiso desecharla”. Herodes había dado su palabra, y no quería ser avergonzado, ni perder respeto delante de los ojos de sus príncipes. Por haber jurado, se rindió a los deseos de esta mujer adúltera, Herodías, y dio la cabeza de Juan el Bautista a su hija. Herodes tampoco tenía dos dedos de frente. No es bueno saber lo que es correcto, si no tienes la fibra moral para hacerlo. Muchas personas estarán de acuerdo con los principios establecidos en la Palabra de Dios, pero no están dispuestos a sostenerlos por la presión exterior. Muchos políticos dicen que no son partidarios del aborto, pero lo apoyan con tal de ganarse la opinión pública. En el día del juicio, serán atormentados, porque conocían la verdad, y no se mantuvieron en ella. Debemos sostener lo que sabemos que es lo correcto, aunque nos cueste la vida. 6:27-29 “Y enseguida el rey, enviando a uno de la guardia, mandó que fuese traída la cabeza de Juan. El guarda fue, le decapitó en la cárcel, y trajo su cabeza en un plato y la dio a la muchacha, y la muchacha la dio a su madre. Cuando oyeron esto sus discípulos, vinieron y tomaron su cuerpo, y lo pusieron en un sepulcro”. Juan estaba preso en Maqueronte. Una vez que Herodes lo hizo decapitar, sus discípulos vinieron y enterraron su cuerpo. Esto es un interludio entre paréntesis, y ahora volvemos al tema principal, que concierne a los doce apóstoles.

La alimentación de los cinco mil (6:30-44) 6:30-31 “Entonces los apóstoles se juntaron con Jesús, y le contaron todo lo que habían hecho, y lo que habían enseñado, Él les dijo: Venid vosotros aparte a un lugar

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desierto, y descansad un poco. Porque eran muchos los que iban y venían, de manera que ni aun tenían tiempo para comer”. Los doce apóstoles regresaron de su designio misionero por las regiones de los alrededores y contaron a Jesús todo lo que les había sucedido. El Señor les dijo que tenían que alejarse de la gente por un tiempo y descansar. Ellos tenían poco tiempo para comer, porque las multitudes eran muy grandes. En los Evangelios, vemos que el Señor constantemente busca alejarse de las multitudes y descansar. Muchas veces, luego de una cruzada o de un seminario, es bueno descansar y estar a solas con Dios para encontrarnos con Él de nuevo. Entonces, estaremos refrescados y recargados. 6:32-34 “Y se fueron solos en una barca a un lugar desierto. Pero muchos los vieron ir, y le reconocieron; y muchos fueron allá a pie desde las ciudades, y llegaron antes que ellos, y se juntaron a él. Y salió Jesús y vio una gran multitud, y tuvo compasión de ellos, porque eran como ovejas que no tenían pastor, y comenzó a enseñarles muchas cosas”. El Señor tuvo compasión de la gente porque no tenían buenos líderes. Eran como ovejas sin pastor. 6:35-37 “Cuando era ya muy avanzada la hora, sus discípulos se acercaron a él, diciendo: El lugar es desierto, y la hora ya muy avanzada. Despídelos para que vayan a los campos y aldeas de alrededor, y compren pan, pues no tienen qué comer. Respondiendo él, les dijo: Dadles vosotros de comer. Ellos le dijeron: ¿Que vayamos y compremos pan por doscientos denarios, y les demos de comer?” Se estaba haciendo tarde y la gente necesitaba comer; entonces los discípulos dijeron al Señor que enviara a

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la gente a comprar comida para ellos. Pero el Señor dijo a los discípulos que eran ellos quienes debían alimentar a la gente. La reacción de los discípulos fue de incredulidad. Ellos sabían que no tenían suficiente dinero para comprar comida para todos. Un denario, que era la moneda de esos días, era el salario de un jornal de trabajo. Para alimentar a toda esa gente, les hubiera costado el salario de doscientos días de trabajo. 6:38-39 “Él les dijo: ¿Cuántos panes tenéis? Id y vedlo. Y al saberlo dijeron: Cinco, y dos peces. Y les mandó que hiciesen recostar a todos por grupos sobre la hierba verde”. Tenían sólo cinco panes, y dos peces, pero era suficiente para que Dios lo multiplicara. Jesús dijo a Sus discípulos que hicieran que la gente se recostara sobre la hierba verde. El hecho de que estuvieran recostados sobre hierba verde no contradice el versículo 32, porque pueden haber áreas verdes en el desierto. Esto es muy común en Palestina. 6:40 “Y se recostaron por grupos, de ciento en ciento, y de cincuenta en cincuenta”. La gente se recostó en filas de cincuenta y de cien (la medida del Patio del Atrio del Tabernáculo de Moisés era de ciento cincuenta). 6:41 “Entonces tomó los cinco panes y los dos peces, y levantando los ojos al cielo, bendijo, y partió los panes, y dio a sus discípulos para que los pusiesen delante; y repartió los dos peces entre todos”. Había cinco panes y dos peces. Cinco es el número de la gracia, y dos es el número de testimonio. Por lo tanto, este milagro fue un testimonio de la gracia divina. 6:42-44 “Y comieron todos, y se saciaron. Y recogieron de

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los pedazos doce cestas llenas, y de lo que sobró de los peces. Y los que comieron eran cinco mil hombres”. Todos comieron hasta que se saciaron. Aquí tenemos la figura del Señor como Jehová Jireh, alimentando a Su pueblo. Cuando los discípulos recogieron lo que sobró, y juntaron doce cestas. El número doce es el de gobierno, correspondiendo al número de los doce apóstoles.

Jesús camina sobre las aguas (6:45-52) 6:45-46 “Enseguida hizo a sus discípulos entrar a la barca e ir delante de él a Betsaida, en la otra ribera, entre tanto que él despedía a la multitud. Y después que los hubo despedido, se fue al monte a orar”. Jesús envió a Sus discípulos para poder estar a solas con el Padre. Durante un avivamiento, debemos pasar tiempo a solas con Dios. Su cuerpo y su espíritu pueden recibir hasta cierto punto. Necesita tener comunión con el Señor. Esto nunca puede ser dejado de lado, ni siquiera durante un avivamiento. 6:47 “Y al venir la noche, la barca estaba en medio del mar, y él solo en la tierra”. El Señor estaba en una de las montañas que rodean el Mar de Galilea, y podía ver a los discípulos del otro lado del mar. 6:48 “Y viéndoles remar con gran fatiga, porque el viento les era contrario, cerca de la cuarta vigilia de la noche vino a ellos andando sobre el mar, y quería adelantárseles”. Jesús vio que Sus discípulos remaban con gran fatiga a causa de los grandes vientos. El Señor usó Su poder como el Creador del Universo para caminar sobre las aguas. El Mar de Galilea, en este punto, es de casi 11

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kilómetros, por lo que Jesús debe de haber caminado al menos 6 kilómetros. Una vez que se encontró cerca de la barca, hizo como si fuera a continuar caminando. 6:49-50 “Viéndole ellos andar sobre el mar, pensaron que era un fantasma, y gritaron; porque todos le veían, y se turbaron. Pero enseguida habló con ellos, y les dijo: ¡Tened ánimo; yo soy, no temáis!” Los discípulos le vieron caminando sobre el mar y pensaron que era un fantasma. Pero Jesús les habló asegurándoles que era Él. 6:51-52 “Y subió a ellos en la barca, y se calmó el viento; y ellos se asombraron en gran manera, y se maravillaban. Porque aún no habían entendido lo de los panes, por cuanto estaban endurecidos sus corazones”. Jesús entró en la barca y la tormenta cesó inmediatamente. Estaban maravillados y asustados a la vez. Ellos estaban con Jesús todo el tiempo, y habían visto Sus grandes milagros, incluyendo la alimentación de los cinco mil, pero todavía no creían, porque sus corazones estaban endurecidos. Puede ser que usted haya estado en un avivamiento y lo haya experimentado, pero esto no quiere decir que tenga avivamiento en usted. Los discípulos habían sido usados por Dios, pero sus corazones aún estaban endurecidos.

Sanidad de los enfermos en Genesaret (6:53-56) 6:53-56 “Terminada la travesía, vinieron a tierra en Genesaret, y arribaron a la orilla. Y saliendo ellos de la barca, enseguida la gente le conoció. Y recorriendo toda la tierra de alrededor, comenzaron a traer de todas partes enfermos en lechos, a donde oían que estaba. Y

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dondequiera que entraba, en aldeas, ciudades o campos, ponían en las calles a los que estaban enfermos, y le rogaban que les dejase tocar siquiera el borde de su manto; y todos los que le tocaban quedaban sanos”. El Señor sanó a los enfermos de Genesaret. Todos cuantos tocaban al Señor por fe, eran sanados. Debemos alcanzar al Señor y tocarle, entonces, también nosotros seremos sanados espiritualmente.

Las vanas tradiciones de los ancianos (7:1-8) 7:1-2 “Se juntaron a Jesús los fariseos, y algunos de los escribas, que habían venido de Jerusalén; los cuales, viendo a algunos de los discípulos de Jesús comer pan con manos impuras, esto es, no lavadas, los condenaban”. Un grupo de Fariseos y de escribas vinieron a escuchar al Señor. Tristemente no vinieron con corazones abiertos; vinieron buscando fallas. Aquellos que están inmersos en el legalismo, son muy críticos con los demás, y siempre encuentran algo que está mal en aquellos que no hacen las cosas en la misma manera en que ellos las hacen. Los Fariseos estaban ofendidos porque los discípulos no se lavaban las manos antes de comer. 7:3-4 “Porque los fariseos y todos los judíos, aferrándose a la tradición de los ancianos, si muchas veces no se lavan las manos, no comen. Y volviendo de la plaza, si no se lavan, no comen. Y otras muchas cosas hay que tomaron para guardar, como los lavamientos de los vasos de beber, y de los jarros, y de los utensilios de metal, y de los lechos”. Los escribas y los Fariseos sobresalían en cuanto a

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la limpieza exterior y la santidad. Observaban todo tipo de reglas y regulaciones legalistas que se habían convertido en ataduras. No comían sino se habían lavado las manos, y no comían ni bebían si la vasija no había sido lavada. Obviamente la limpieza es una buena cosa. Sin embargo, Jesús señaló que ellos eran puros exteriormente, pero que internamente, estaban llenos de impurezas. Por eso, es mejor sobresalir en santidad interior. 7:5-7 “Le preguntaron, pues, los fariseos y los escribas: ¿por qué tus discípulos no andan conforme a la tradición de los ancianos, sino que comen pan con manos inmundas? Respondiendo él, les dijo: Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, como está escrito: Este pueblo de labios me honra, mas su corazón está lejos de mí. Pues en vano me honran, enseñando como doctrinas mandamientos de hombres”. El Señor cita Isaías 29:13. Los escribas y los fariseos tenían reglas interminables, regulaciones y tradiciones, pero sus corazones estaban lejos del Señor. Muchos de las lumbreras de la Edad Media tenían una mezcla en sus mensajes también. El legalismo y las tradiciones son una atadura. No agregue sus propias ideas al verdadero mensaje de Dios. 7:8 “Porque dejando el mandamiento de Dios, os aferráis a la tradición de los hombres: los lavamientos de los jarros y de los vasos de beber; y hacéis otras muchas cosas semejantes”. Sus propias ideas y tradiciones, venían antes que los mandamientos de Dios.

La Palabra de Dios es invalidada por la tradición

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de los ancianos (7:9-13) 7:9 “Les decía también: Bien invalidáis el mandamiento de Dios para guardar vuestra tradición”. Rechazaban los mandamientos de Dios, para guardar sus propias tradiciones. Romanos 10:3 nos dice: “Porque ignorando la justicia de Dios, y procurando establecer la suya propia, no se han sujetado a la justicia de Dios.” Ellos buscaban establecer su propia justicia. 7:10-11 “Porque Moisés dijo: Honra a tu padre y a tu madre, y: El que maldiga al padre o a la madre, muera irremisiblemente. Pero vosotros decís: Basta que diga un hombre al padre o a la madre: Es Corbán (que quiere decir, mi ofrenda a Dios) todo aquello con que pudiera ayudarte”. Para demostrarles que estaban rechazando los mandamientos de Dios, a través de sus tradiciones, Jesús utilizó como ejemplo el quinto mandamiento. La Ley decía honra a tu padre y a tu madre. Pero los fariseos habían cambiado este mandamiento para adaptarlo a sus necesidades. Corbán significa “una ofrenda o un regalo dedicado a Dios”. Cuando un israelita quería dar una ofrenda a Dios, como por ejemplo una copa, lo dedicaba a Dios y lo llamaba Corbán, porque había sido apartada para el uso de Dios. Ellos decían que habían dedicado sus vidas a Dios, y que por ello, si su padre o madre estaban enfermos, estaban libres de toda responsabilidad de cuidarlos, porque sus vidas habían sido dedicadas a Dios. Jesús dijo que eso estaba mal. Solo porque usted haya dedicado su vida a Dios, no quiere decir que no deba guardar el quinto mandamiento, el cual es cuidar a sus padres. Ellos habían dejado sin efecto la Palabra de Dios, a causa de sus tradiciones. 7:12-13 “Y no le dejáis hacer más por su padre o por su

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madre, invalidando la palabra de Dios con vuestra tradición que habéis transmitido. Y muchas cosas hacéis semejantes a éstas”. Necesitamos ser purificados de nuestras propias ideas y tradiciones para que no seamos aquellos que invalidan la Palabra de Dios, como lo hacían los escribas y los fariseos.

La contaminación interior (7:14-23) 7:14-15 “Y llamando a sí a toda la multitud, les dijo: Oídme todos, y entended: Nada hay fuera del hombre que entre en él, que le pueda contaminar; pero lo que sale de él, eso es lo que contamina al hombre”. El Señor demostró que las formalidades de santidad exterior de los escribas y de los fariseos eran completa locura. Se preocupaban por lavar las copas para no ser contaminados con una copa sucia. Jesús dijo que lo que importa es la limpieza y la santidad interior. No es lo que entra dentro de nosotros lo que nos contamina, sino lo que sale. Por esto, la pureza interior es lo más importante. 7:16 “Si alguno tiene oídos para oír, oiga”. Este mensaje sobre la verdadera santidad no puede ser entendido por cualquiera. Es sólo para aquellos que tienen un corazón abierto a oír y a hacer lo que es correcto. 7:17-19 “Cuando se alejó de la multitud y entró en casa, le preguntaron sus discípulos sobre la parábola. Él les dijo: ¿También vosotros estáis así sin entendimiento?¿No entendéis que todo lo de fuera que entra en el hombre, no le puede contaminar, porque no entra en su corazón sino en el vientre, y sale a la letrina? Esto decía, haciendo limpios todos los alimentos”. Cuando hubo entrado en la

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casa con Sus discípulos, ellos le preguntaron acerca de este nuevo mensaje, que era tan diferente de aquel que habían oído de los escribas y fariseos durante todas sus vidas. El Señor les explicó que es el corazón el que contamina al hombre, no lo que come o lo que bebe. Debemos cuidar nuestros corazones de impurezas. 7:20-23 “Pero decía, que lo que del hombre sale, eso contamina al hombre. Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios, los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, la lascivia, la envidia, la maledicencia, la soberbia, la insensatez. Todas estas maldades de dentro salen, y contaminan al hombre”. El Señor hace una lista de trece pecados que salen del corazón. El homicidio nace en el corazón, porque es el enojo el que lleva al homicidio. El Señor nos llevó a la raíz de todos los pecados, el corazón. ¡La verdadera santidad en tener un cambio de corazón!

La mujer sirofenicia (7:24-30) 7:24 “Levantándose de allí, se fue a la región de Tiro y de Sidón; y entrando en una casa, no quiso que nadie lo supiese; pero no pudo esconderse”. Luego de esta denuncia en cuanto a la santidad exterior de los escribas y de los fariseos, el Señor se fue a la región de Tiro y de Sidón. Su fama era tan grande, que no podía esconderse. 7:25-28 “Porque una mujer, cuya hija tenía un espíritu inmundo, luego que oyó de él, vino y se postró a sus pies. La mujer era griega, y sirofenicia de nación; y le rogaba

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que echase fuera de su hija al demonio. Pero Jesús le dijo: Deja primero que se sacien los hijos, porque no está bien tomar el pan de los hijos y echarlo a los perrillos. Respondió ella y le dijo: Sí Señor; pero aun los perrillos, debajo de la mesa, comen de las migajas de los hijos”. Una mujer sirofenicia tenía una hija poseída por un demonio, y le pidió al Señor si podía liberarla. En el mismo relato de ésta historia en Mateo 15:24, el Señor le dijo que Él había sido enviado para buscar a las ovejas perdidas de la casa de Israel (esto es, antes de Su resurrección). Por lo tanto, como ella no pertenecía a la casa de Israel, no calificaba para la sanidad. Esto hubiera desanimado a cualquiera de nosotros, pero la mujer insistió diciendo: “Es verdad Señor, no merezco la más mínima de tus misericordias, pero aun los perrillos comen las migajas que caen de la mesa. ¿Podrías hacer que caiga una migaja de Tu mesa?” A causa de su insistencia, el Señor liberó a su hija. Algunas veces, aun el Señor nos va a tratar de desanimar a seguir adelante, para probar nuestros corazones, pero debemos perseverar hasta recibir la respuesta de nuestras peticiones. 7:29-30 “Entonces le dijo: Por esta palabra, ve; el demonio ha salido de tu hija. Y cuando llegó ella a su casa, halló que el demonio había salido, y a la hija acostada en la cama”. Cuando la mujer sirofenicia regresó a su casa, su hija había sido liberada de la posesión demoníaca. El relato en Mateo de este milagro dice que el Señor le alabó a causa de su fe, (Mt. 15:28).

Sanidad de un sordo y tartamudo en Decápolis

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(7:31-37) 7:31 “Volviendo a salir de la región de Tiro, vino por Sidón al mar de Galilea, pasando por la región de Decápolis”. El término Decápolis es usado para un grupo de diez ciudades y sus territorios. Estaban situadas alrededor del Mar de Galilea y del Río Jordán. 7:32-35 “Y le trajeron un sordo y tartamudo, y le rogaron que le pusiera la mano encima. Y tomándole aparte de la gente, metió los dedos en las orejas de él, y escupiendo, tocó su lengua; y levantando los ojos del al cielo, gimió, y le dijo: Efata, es decir: Sé abierto. Al momento fueron abiertos sus oídos, y se desató la ligadura de su lengua, y hablaba bien”. El Señor sanó al sordo y tartamudo en Decápolis, y esto expandió Su fama por toda la región. Fue en Decápolis donde rechazaron a Jesús luego de haber echado la Legión, de todas formas, más tarde, fue recibido a causa de este hombre, quien había sido liberado y había evangelizado aquella área. 7:36-37 “Y les mandó que no lo dijesen a nadie; pero cuanto más les mandaba, tanto más y más lo divulgaban. Y en gran manera se maravillaban, diciendo: Bien lo ha hecho todo; hace a los sordos oír, y a los mudos hablar”. Jesús hace bien todas las cosas. Debemos confiar en Él, aun cuando las cosas no andan bien, porque al final, como sucedió a este hombre, todo saldrá bien.

La alimentación de los cuatro mil (8:1-10)

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8:1 “En aquellos días, como había una gran multitud, y no tenían qué comer, Jesús llamó a sus discípulos, y les dijo:...” Marcos nos ofrece una excelente imagen de lo que es un avivamiento. Las multitudes serán grandes, y tendremos que aprender cómo manejarnos ante numerosas personas. Debemos aprender a caminar en el Espíritu. 8:2-3 “Tengo compasión de la gente, porque ya hace tres días que están conmigo, y no tienen qué comer; y si los enviare en ayunas a sus casas, se desmayarán en el camino, pues algunos de ellos han venido de lejos”. Jesús tiene mucha compasión y considera las necesidades de los demás. Él es el verdadero Buen Pastor. También nosotros debemos ser sensibles a las necesidades de los demás. Jesús no quería enviarlos con hambre porque podrían haberse desmayado en el camino, ya que muchos habían viajado de lejos para oírle predicar. 8:4-5 “Sus discípulos le respondieron: ¿De dónde podrá alguien saciar de pan a éstos aquí en el desierto? Él les preguntó: ¿Cuántos panes tenéis? Ellos dijeron: Siete”. Los discípulos dijeron a Jesús, lo mismo que los hijos de Israel dijeron en el desierto. No creían que Dios podía proveer para ellos. 8:6-7 “Entonces mandó a la multitud que se recostase en tierra; y tomando los siete panes, habiendo dado gracias, los partió, y dio a sus discípulos para que los pusiesen delante; y los pusieron delante de la multitud. Tenían también unos pocos pececillos; y los bendijo, y

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mandó que también los pusiesen delante”. Esto es similar a la alimentación de los cinco mil del capítulo seis. Sólo que esta vez, tenían siete pedazos de pan, y algunos pocos pececillos, mientras que en el capítulo seis tenían cinco panes y dos peces. 8:8-9 “Y comieron, y se saciaron; y recogieron de los pedazos que habían sobrado, siete canastas. Eran los que comieron, como cuatro mil; y los despidió”. La Escritura registra meticulosamente el número de personas que fueron alimentadas cada vez: cinco mil, y cuatro mil. Por lo tanto, obviamente hay aquí una verdad divina. Jesús usó siete panes y unos pocos pececillos para alimentar a 4,000 personas. Con lo que sobró, llenaron siete canastas. El siete es el número de la perfección y de la realización. El cuatro significa universal (Norte, Sur, Este, Oeste). Mil habla de abundancia. Por eso, en este milagro de la alimentación de los cuatro mil, vemos la perfección de la abundancia universal. Debemos pensar en la abundancia. Cristo desea llevarnos a la abundancia en cada área de nuestra vida. Quiere que tengamos una entrada plena en los Cielos (II P. 1:11). Debemos creer que el Señor nos llevará a la abundancia, aun cuando nuestros comienzos son insignificantes. En el principio de su ministerio quizás tenga una pequeña congregación, y tendrá que creer que Dios proveerá para las necesidades de su familia y de su pequeña iglesia. Pero Dios es un Dios de progresos. Si nos mostramos fieles en lo poco, Dios trae multiplicación y nos confía más. Debemos estar preparados para ensancharnos y extendernos.

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Isaías 54:2 dice: “Ensancha el sitio de tu tienda, y las cortinas de tus habitaciones sean extendidas; no seas escasa; alarga tus cuerdas, y refuerza tus estacas”. La palabra clave para los últimos tiempos es multitudes. Vemos esto muy claramente en el Evangelio de Marcos. Marcos, constantemente nos habla de las multitudes que seguían a Jesús durante el avivamiento. Aun Daniel nos habla de las multitudes en los últimos tiempos (vea Dn. 11:33; 12:3). Debemos pensar en abundancia. Dios es un Dios de abundancia. ¿Por qué Jesús no multiplicó los panes y los peces justo para alimentar el número de personas allí representadas? ¿Por qué sobraron siete canastas? Para demostrar que Dios es un Dios de abundancia. 8:10 “Y luego entrando en la barca con sus discípulos, vino a la región de Dalmanuta”. Jesús hizo un milagro y rápidamente se movió a hacer la próxima cosa que el Padre quería que hiciera. No perdió un solo minuto, y tampoco nosotros debemos hacerlo. Debemos redimir el tiempo.

La demanda de una señal (8:11-13) 8:11 “Vinieron entonces los fariseos y comenzaron a discutir con él, pidiéndole señal del cielo, para tentarle”. Los fariseos pidieron al Señor que les mostrara una señal del cielo, pero ellos tenían motivos ocultos. Estaban tentando a Jesucristo. 8:12-13 “Y gimiendo en su espíritu, dijo: ¿Por qué pide señal esta generación? De cierto os digo que no se dará señal a esta generación. Y dejándolos, volvió a entrar en la barca, y se fue a la otra ribera”. El Señor no iba a hacer nada (a pesar de que los fariseos lo estaban presionando) sin

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que Su Padre se lo dijera. Debe asegurarse que cuando Dios lo esté usando con milagros, éstos sean controlados por Dios, y no por la gente.

La levadura de los fariseos (8:14-21) 8:14-15 “Habían olvidado de traer pan, y no tenían sino un pan consigo en la barca. Y él les mandó diciendo: Mirad, guardaos de la levadura de los fariseos, y de la levadura de Herodes”. Jesús podría haberse irritado con ellos a causa del olvido del pan; sin embargo, tuvo mucha gracia para con ellos. Como líder, usted debe ser lleno de gracia para con aquellos que se olvidan de hacer las cosas de las cuales son responsables. Debemos permitirles cometer errores. No podemos esperar demasiado de la gente, si no seremos nosotros quienes arruinaremos la obra que el Señor está haciendo en sus vidas. Jesús advirtió a Sus discípulos acerca de la levadura de los fariseos y de Herodes. En la Palabra de Dios, la levadura representa el pecado, la hipocresía, y la falsa doctrina (vea Mt. 16:11-12; Lc. 12:1; I Co. 5:6-8). Jesús les estaba advirtiendo de cuidarse de las falsas doctrinas, y de la hipocresía de los fariseos y de Herodes. 8:16-17 “Y discutían entre sí, diciendo: Es porque no trajimos pan. Y entendiéndolo Jesús, les dijo: ¿Qué discutís, porque no tenéis pan? ¿No entendéis ni comprendéis? ¿Aún tenéis endurecido vuestro corazón?”. Los discípulos pensaron que Jesús les estaba hablando de la levadura porque habían olvidado llevar el pan. Entonces, Jesús les preguntó por qué no entendían de lo que les estaba

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hablando. La respuesta era, porque habían endurecido sus corazones. La falta de entendimiento, usualmente es indicio del endurecimiento del corazón. 8:18-21 “¿Teniendo ojos no veis, y teniendo oídos no oís? ¿Y no recordáis? Cuando partí los cinco panes entre cinco mil, ¿cuántas cestas llenas de los pedazos recogisteis? Y ellos dijeron: Doce. Y cuando los siete panes entre cuatro mil, ¿cuántas canastas llenas de los pedazos recogisteis? Y ellos dijeron: Siete. Y les dijo: ¿Cómo aún no entendéis?” Jesús les hizo recordar la alimentación de los cinco mil, y los cuatro mil, y de cuantos pedazos habían sobrado. Estaba siendo muy paciente, pero a su vez, se estaba exasperando con ellos. ¿Cuántas veces tenía que hacer algo para que entendieran? Como vemos, podemos tener ojos y, aun así, no ver; oídos y no oír lo que el Señor está diciendo. Moisés habló sobre esto a los hijos de Israel en Deuteronomio 29:2-4: “Vosotros habéis visto todo lo que Jehová ha hecho delante de vuestros ojos en la tierra de Egipto a Faraón y a todos sus siervos, y a toda su tierra, las grandes pruebas que vieron vuestros ojos, las señales y las grandes maravillas. Pero hasta hoy Jehová no os ha dado corazón para entender, ni ojos para ver, ni oídos para oír”. Ellos habían visto todos los milagros que el Señor había hecho para ellos (al igual que los discípulos) pero a pesar de ello, no tenían un corazón para percibir y entender. La comprensión depende del corazón; es por ello que debemos mantener nuestros corazones puros y suaves delante del Señor.

La apertura de los ojos de un ciego (8:22-26)

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8:22-24 “Vino luego a Betsaida; y le trajeron un ciego, y le rogaron que le tocase. Entonces, tomando la mano del ciego, le sacó fuera de la aldea; y escupiendo en sus ojos, le puso las manos encima, y le preguntó si veía algo. Él, mirando, dijo: Veo los hombres como árboles, pero les veo que andan”. Luego, el Señor llegó a Betsaida y le trajeron un ciego. Jesús fue muy amable y compasivo con este ciego. Le guió tomándolo de la mano. Jesús era sensible a sus necesidades. Deben haber caminado una distancia considerable para llevarle fuera del pueblo, y le llevó toda esa distancia, tomado de la mano. Isaías 40:11 dice con respecto al Señor: “Como pastor apacentará su rebaño; en su brazo llevará los corderos, y en su seno los llevará; pastoreará suavemente a las recién paridas”. Nosotros debemos ser amables y guiar a las personas en la forma que deben caminar, como hace un pastor con sus ovejas. Jesús escupió en los ojos de este hombre y oró por él. El Señor no solo oró por el hombre y luego lo mandó a casa abruptamente. Primero le preguntó, muy amablemente, si veía algo. El hombre respondió diciendo que podía ver a los hombres como árboles caminando. En otras palabras, su vista estaba regresando, pero aún no “enfocaba” bien. Podía ver, pero todo era borroso. El Señor no dijo: “Gloria a Dios”, y siguió Su camino, sino que oró por él, hasta que recibió la sanidad en forma completa. 8:25-26 “Luego le puso otra vez las manos sobre los ojos, y le hizo que mirase; y fue restablecido, y vio de lejos y

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claramente a todos. Y lo envió a su casa, diciendo: No entres en la aldea, ni lo digas a nadie en la aldea”. Luego que el Señor hubo orado por el hombre la segunda vez, él pudo ver perfectamente. A veces, es necesario orar más de una vez. Debemos perseverar en oración, como hizo Elías cuando oró siete veces para que lloviese (vea I de R. 18: 41-46).

La revelación de que Jesús es el Cristo (8:27-30) 8:27-28 “Salieron Jesús y sus discípulos por las aldeas de Cesarea de Filipo. Y en el camino preguntó a sus discípulos, diciéndoles: ¿Quién dicen los hombres que soy yo? Ellos respondieron: Unos Juan el Bautista; otros Elías; y otros, alguno de los profetas”. Después de esto, el Señor y Sus discípulos viajaron a la región de Cesarea de Filipo. Mientras iban por el camino, el Señor les preguntó quién decían los demás quien era Él. Ellos respondieron que algunos decían que era Elías, Juan el Bautista, o alguno de los profetas. 8:29-30 “Entonces él les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy? Respondiendo Pedro, le dijo: Tú eres el Cristo. Pero él les mandó que no dijesen esto de él a ninguno”. Luego el Señor preguntó a Sus discípulos quién pensaban ellos que era Él. Pedro le dijo: “Tú eres el Cristo”. Vemos esto más claramente en los otros Evangelios (ver Mt. 16:13-20 para tener más detalles). En Mateo 16:17 el Señor le dice a Pedro que ni carne ni sangre le habían revelado quien era el Cristo, sino Su Padre que estaba en los Cielos. Solo podemos saber quien es el Cristo si el Padre nos lo revela.

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5 EL VIAJE A JERUSALÉN 8:31 - 10:52 Los sufrimientos del Mesías – La primera gran profecía de la pasión (8:31-33) 8:31-32 “Y comenzó a enseñarles que le era necesario al Hijo del Hombre padecer mucho, y ser desechado por los ancianos, por los principales sacerdotes y por los escribas, y ser muerto, y resucitar después de tres días. Esto les decía claramente. Entonces Pedro le tomó aparte y comenzó a reconvenirle”. Jesús comenzó a revelar a Sus discípulos los sufrimientos que le esperaban en Jerusalén–cómo sería rechazado por los líderes religiosos y cómo moriría, y resucitaría luego de tres días desde el corazón de la Tierra. El Señor compartió todo esto abiertamente con Sus discípulos. 8:33 “Pero él, volviéndose y mirando a los discípulos, reprendió a Pedro, diciendo: ¡Quítate de delante de mí, Satanás! Porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres”. Jesús tuvo que reprender a Pedro por su inconsistencia. Unos minutos antes había tenido la revelación de que Jesús era el Hijo de Dios, y el Señor lo bendijo y le dio las llaves del reino de los cielos, (Mt. 16:17-19). Y al siguiente minuto, su corazón se llenó de orgullo, dándole lugar al diablo para entrar en él, por unos pocos momentos y hablar a través de él. ¡Pedro

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reprendió al Señor de gloria! Pensó que sabía más que el Señor mismo. Satanás habló a través de Pedro, tratando de persuadirle de no ir a Jerusalén para ser crucificado. La cruz fue planeada antes de la fundación del mundo. Satanás sabía que si Jesús iba a la cruz, él sería derrotado. Por esto, el diablo hizo todo lo que pudo para impedir que Jesús fuera a la cruz. Decir que la cruz fue una idea tardía, es absolutamente ridículo.

Requerimientos para seguir a Jesús (8:34-38) 8:34 “Y llamando a la gente y a sus discípulos, les dijo: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame”. Para seguir a Jesús, debemos negarnos a nosotros mismos (nuestra voluntad, planes, derechos y deseos) y tomar nuestra cruz personal. Lo que Jesús está diciendo a los discípulos y a todo el que desee ser Su discípulo, es que Él tuvo una cruz a la cual tenía que ir, pero también una que llevar. La cruz de Cristo era una cruz literal. Él fue crucificado sobre esa cruz, y murió por los pecados del mundo. Pero para nosotros, no habla de una cruz literal, sino de un oprobio y pesar que tenemos que llevar. Cada uno de nosotros, tiene su cruz hecha a la medida. El Señor sabe qué tipo de pruebas llevarán nuestros corazones hacia Él, y es por esto que cada uno de nosotros atraviesa diferentes circunstancias y sufrimientos. Por esto, no podemos

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decir a la gente que nuestra cruz es la misma que la de ellos, porque puede ser que no lo sea. Para poder tomar la cruz que el Señor ha ordenado para nosotros, tenemos que negarnos a nosotros mismos. Tenemos que rendir nuestra voluntad, y decir al Señor: “Padre, que en mi vida, sea hecha Tu voluntad, y no la mía”. El camino de la cruz, que es el camino de victoria sobre sí mismos y sobre el adversario, requiere una negación a las comodidades y a las seguridades. Muchas veces el Señor nos pedirá que le entreguemos una linda casa, o auto, o una entrada de dinero estable. Aquí es donde tanta gente falla y se rinde. No quieren entregar aquellas cosas que le dan comodidad y seguridad, y por esto, no avanzan en el camino del Señor. De hecho, comienzan a alejarse cada vez más de Él. La cruz y las pruebas se vuelven más grandes a medida que crecemos y maduramos. 8:35 “Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí y del evangelio, la salvará”. Para ser uno con el Señor, tenemos que perder nuestra identidad y nuestra voluntad. Si buscamos preservar nuestra identidad y hacer nuestra voluntad, perderemos al final. Tenemos que negarnos a nosotros mismos constantemente, rendir las cosas que queremos hacer, y hacer lo que el Señor nos dice que hagamos. Un día, Sadhu Sundar Singh iba caminando por la India, totalmente agotado, y de repente, oyó que alguien estaba gritando desde un pozo. Reunió algunas ramas, las bajó dentro del pozo, y sacó a la persona fuera de él. Más tarde,

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esa misma persona le ayudó. Si hubiera pasado de largo y hubiera dicho: “Tengo que conservar mi vida y mis fuerzas”, quizás hubiera podido perder su vida más tarde. Pero por haberla usado para salvar otra vida, se le dio vida a cambio. Debemos perder nuestras vidas por Cristo, porque solo así encontraremos la verdadera vida. 8:36-37 “Porque ¿qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?” Muchos hombres que han sido de gran estima a los ojos de los hombres, han terminado en el infierno. ¿De qué sirve recibir honores durante nuestra vida, si al final de ella nos encontramos en el infierno? Necesitamos valores reales. Es como la historia del hombre rico y de Lázaro, el hombre pobre. El rico había llevado una vida maravillosa, pero perdió su alma y se fue al infierno, mientras que el pobre, fue reconfortado. El Señor me ha mostrado el destino eterno de algunas personas famosas que habían sido adorados por el mundo en el transcurso de sus vidas, ahora están en el infierno. Puedo asegurarle, que las aclamaciones del mundo no significan absolutamente nada. ¡Lo que cuenta es que el Señor nos apruebe! 8:38 “Porque el que se avergonzare de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, el Hijo del Hombre se avergonzará también de él, cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles”. En la misma manera en que tratamos a Cristo, Él nos tratará. Si nos avergonzamos de Él, Él se avergonzará de nosotros. En la misma manera, si le exaltamos y le magnificamos en nuestra

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vida, Él nos exaltará y reinaremos con Él.

El Monte de la Transfiguración (9:1-8) 9:1-2 “También les dijo: De cierto os digo que hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte hasta que hayan visto el reino de Dios venido con poder. Seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Jacobo y a Juan, y los llevó aparte solos a un monte alto; y se transfiguró delante de ellos”. Mateo y Marcos dicen que fue después de seis días que Jesús llevó a Pedro, Jacobo y Juan al monte, pero Lucas registra que este evento sucedió ocho días después (Lc. 9:28). Mateo y Marcos dicen luego de seis días, y Lucas dice que fue como ocho días después. No existe contradicción. Puede ser que hayan pasado seis días hasta llegar al pie de la montaña, y un día o dos más, hasta haber alcanzado la cima. Este pensamiento de seis días tiene una importante verdad escondida. Porque es luego de seis mil años del hombre que el Señor vendrá en Su gloria. Por lo que podemos tranquilamente decir, con la seguridad de las Sagradas Escrituras que, ¡la Iglesia de los últimos tiempos experimentará gran gloria! 9:3-4 “Y sus vestidos se volvieron resplandecientes, muy blancos, como la nieve, tanto que ningún lavador de la tierra los puede hacer tan blancos. Y les apareció Elías con Moisés, que hablaban con Jesús”. Jesús fue transfigurado ante los tres discípulos más cercanos a Él. Pudieron ver la gloria de Dios sobre Él. Éste es otro incidente en donde estos tres discípulos fueron privilegiados de estar allí con Jesús. Sólo aquellos que están cerca del Señor le

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verán en Su Gloria y tendrán experiencias como éstas. Elías y Moisés, los dos ungidos que están parados delante del Señor de toda la Tierra (Zac. 4:14), aparecieron y hablaron con Jesús en el monte. Lucas nos dice sobre qué estaban hablando (Lc. 9:31). Estaban hablando sobre la muerte de Jesús. Vinieron a confortar y a fortalecerle por las cosas que estaba por enfrentar. Había tremendas presiones que estaban viniendo contra Jesús, especialmente en el Jardín de Getsemaní, tratando de evitar que fuera a la cruz y, Moisés y Elías, fueron enviados para animarle y fortalecerle. También nosotros debemos animar a otros a continuar haciendo la voluntad de Dios para sus vidas, especialmente cuando están siendo presionados a no continuar. No es suficiente con decirle a la gente que no deben desanimarse, tenemos que levantar sus espíritus, y animarles. Jesús necesitaba aliento. Casi todos, Sus contemporáneos y los líderes religiosos de aquellos días le rechazaban. Estaba muy solo, y necesitaba de esta experiencia que le fortaleciera para continuar y llegar a la meta para Su vida, que era la cruz. Jesús tenía que creer que Él era el Hijo de Dios. Esto no era una cosa fácil de hacer. Éste era Su punto débil, y Su batalla de toda la vida, y Satanás lo sabía. Es por ello que cuando Satanás lo tentó en el desierto, en Mateo capítulo cuatro, le decía una y otra vez: “Si tú eres el Hijo de Dios...” Sabía que esto llegaba a Su corazón, y esperaba que causara que Él dudara si realmente era el Hijo de Dios. Satanás sabía que Jesús era el Hijo de Dios; su única esperanza era poder persuadir a Jesús a que no lo creyera. Por eso, si el Señor mismo luchó por creer, podemos estar

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seguros que Sus siervos lo harán también. Así como ésta fue Su batalla y prueba más grande, también lo será para nosotros. Consideremos a los discípulos. Habían visto todos esos milagros, y aún tenían dificultad para creer. Son los Apóstoles del Cordero, y sus nombres (menos el de Judas) están escritos en las piedras fundamentales de la Nueva Jerusalén. Ellos fueron los más cercanos al Señor mientras estuvo en la tierra, y aun así, todavía tenían dificultad para creer. Por eso, hermanos, pensemos que no es extraño, respecto a las duras pruebas de nuestra fe, porque están purificando nuestra fe para dar gloria y alabanza al Señor. El Monte de la Transfiguración tuvo dos propósitos básicos: fortalecer y animar al Señor, y darnos un anticipo de la gloria que la Iglesia de los últimos días experimentará. Este último propósito, nos es dado en Isaías 60:1-2 y II de Corintios 3. Moisés y Elías tuvieron una parte importante en la Primera Venida del Señor, y también tendrán una parte importante en Su Segunda Venida. Moisés y Elías son los dos olivos y las lámparas que Zacarías vio (Zac. 4). Para este momento, ellos ya habían estado en el cielo por muchos años. Ellos estaban ministrando uno a la derecha y el otro a la izquierda del Señor. Habían visto a Jesús levantarse de Su trono, y dejar toda Su indumentaria real y Su gloria, y descender para volverse el Hijo del Hombre, y morir por los pecados de los hombres. Ellos sabían que Él había venido para ser crucificado, porque su verdadera redención dependía de esto. Ellos eran quienes estaban más cerca de Él en el cielo y vinieron a la tierra para fortalecerlo por Su crucifixión. Jesús los había fortalecido durante sus vidas, y ahora ellos le estaban fortaleciendo a Él. Jesús necesitaba aliento. Esta

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experiencia ocurrió como seis meses antes de Su crucifixión. 9:5 “Entonces Pedro dijo a Jesús: Maestro, bueno es para nosotros que estemos aquí; y hagamos tres enramadas, una para ti, otra para Moisés, y otra para Elías”. Pedro, como siempre, no sabía que decir, así que, de todas formas dijo algo. “Señor es bueno para nosotros que estemos aquí”, dijo Pedro. Este es quizás el eufemismo mas grande de todos los tiempos. Pedro dijo al Señor que deberían construir tres tabernáculos: uno para Él, uno para Moisés, y otro para Elías. La mención de los tabernáculos aquí, significa que existe una verdad espiritual detrás de esto. Espiritualmente habla de la Fiesta de los Tabernáculos. En el avivamiento de los últimos días, cuando la Iglesia celebre espiritualmente la Fiesta de los Tabernáculos, habrá una gran gloria como hubo sobre ese monte. La gloria de Dios descendió sobre el Templo de Salomón durante la Fiesta de los Tabernáculos (I R. 8). He oído de una iglesia en Francia en donde una nube de gloria, literalmente hablando, llenó la iglesia. Nuestro deseo debe ser ver la gloria de Dios descender en estos últimos días. Creamos que vendrán manifestaciones sobrenaturales de la gloria de Dios, ¡porque la gloria de Dios será vista sobre los rostros de los santos del Dios Altísimo! 9:6-8 “Porque no sabía lo que hablaba, pues estaban espantados. Entonces vino una nube que les hizo sombra, y desde la nube una voz que decía: Este es mi hijo amado, a él oíd. Y luego, cuando miraron, no vieron más a nadie consigo, sino a Jesús solo”. Esto es exactamente lo que ocurrió en el Templo de Salomón. En I de Reyes 8:10-11

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leemos: “Y cuando los sacerdotes salieron del santuario, la nube llenó la casa de Jehová. Y los sacerdotes no pudieron permanecer para ministrar por causa de la nube; porque la gloria de Jehová había llenado la casa de Jehová”. Una nube les oscureció y el Padre dijo: “Este es mi Hijo amado, a él oíd”. Esta es la segunda vez que el Padre dice estas palabras desde el cielo durante el ministerio de Jesús. La primera vez fue cuando Jesucristo estaba siendo bautizado por Juan en el Río Jordán. Entonces el Señor dijo: “Este es mi Hijo amado en quien tengo complacencia”. Aquí dijo: “Este es mi hijo amado, a él oíd”. En otras palabras, había una nueva autoridad, y una nueva unción sobre las palabras de Jesús.

La venida de Elías (9:9-13) 9:9-10 “Y descendiendo ellos del monte, les mandó que a nadie dijesen lo que habían visto, sino cuando el Hijo del Hombre hubiese resucitado de los muertos. Y guardaron la palabra entre sí, discutiendo que sería aquello de resucitar de los muertos”. Debemos orar por este tipo de experiencias, como la del monte, para luego descender, reavivados, para ministrar a los que están en el valle y para traerles a la presencia de Dios. ¿Por qué Jesús insistió tanto que los discípulos no dijeran nada acerca de esta experiencia y acerca de quién era Él hasta Su resurrección? Pablo nos lo dice en I de Corintios 2:7-8 diciendo: “Mas hablamos sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría oculta, la cual Dios predestinó antes de los siglos para nuestra gloria, la que ninguno de los príncipes

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de este siglo conoció; porque si la hubieran conocido, nunca habrían crucificado al Señor de gloria”. Si los príncipes (gobernadores) de este mundo hubieran sabido quien era Jesús, no le hubieran crucificado. Es por esto, que tenía que escondérselos, para que el propósito de Dios pudiera cumplirse en Él. 9:11 “Y le preguntaron, diciendo: ¿Por qué dicen los escribas que es necesario que Elías venga primero?”. Era una creencia común que Elías debía venir antes del Mesías. Esto es tomado de Malaquías 4:5-6 que dice: “He aquí, yo os envío el profeta Elías, antes que venga el día de Jehová, grande y terrible. Él hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos, hacia los padres, no sea que yo venga y hiera la tierra con maldición”. 9:12-13 “Respondiendo él, les dijo: Elías a la verdad vendrá primero, y restaurará todas las cosas; ¿y cómo está escrito del Hijo del Hombre, que padezca mucho y sea tenido en nada? Pero os digo que Elías ya vino, y le hicieron todo lo que quisieron, como está escrito de él”. Cristo sostuvo esta creencia que Elías vendría antes de la venida del Señor (la Segunda Venida), diciendo que efectivamente vendría. Jesús dijo que uno ya había venido en el espíritu de Elías, y ése fue Juan el Bautista (Lc. 1:17). Pero a pesar de que Juan vino en el espíritu (o unción) de Elías, esto no significa que Elías no venga en persona antes de la Segunda Venida del Señor. Juan no era Elías, él solo vino en el espíritu de Elías. Las multitudes preguntaron a Juan si él era Elías, y él dijo que no lo era (Jn. 1:21). Los ministerios de Juan y de Elías eran muy similares; ambos apuntaban al Cordero de Dios.

La sanidad de un muchacho poseído (9:14-29)

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9:14-15 “Cuando llegó a donde estaban los discípulos, vio una gran multitud alrededor de ellos, y escribas que disputaban con ellos. Y enseguida toda la gente, viéndole, se asombró, y corriendo a él, le saludaron”. Jesús debe de haber tenido un aura asombrosa al descender del monte. Él estaba resplandeciendo con la gloria de Dios. La gente estaba admirada y corría hacia Él. La gente corre hacia aquellos que conocen a Dios y tienen Su presencia. 9:16-18 “Él les preguntó: ¿Qué disputáis con ellos? Y respondiendo uno de la multitud, dijo: Maestro, traje a mi hijo, que tiene un espíritu mudo, el cual, dondequiera que le toma, le sacude; y echa espumarajos, y cruje los dientes, y se va secando; y dije a tus discípulos que lo echasen fuera, y no pudieron”. Cierto hombre tenía un hijo que estaba endemoniado. Lo trajo a los otros nueve discípulos, quienes no habían subido al monte con Jesús, Pedro, Jacobo, y Juan; pero no pudieron sacarle el demonio. 9:19-20 “Y respondiendo él, les dijo: ¡Oh generación incrédula! ¿Hasta cuándo he de estar con vosotros? ¿Hasta cuándo os he de soportar? Traédmelo. Y se lo trajeron; y cuando el espíritu vio a Jesús, sacudió con violencia al muchacho, quien cayendo en tierra se revolcaba, echando espumarajos”. Los nueve discípulos no tuvieron fe suficiente para echar fuera el demonio, y el Señor señaló su falta de fe. 9:21-22 “Jesús preguntó al padre: ¿Cuánto tiempo hace que le sucede esto? Y él dijo: Desde niño. Y muchas veces le echaba en el fuego y en el agua, para matarle; pero si puedes hacer algo, ten misericordia de nosotros, y

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ayúdanos”. Este muchacho había estado poseído desde niño. Es triste ver a niños poseídos porque son atormentados. Los demonios tratan de destruirles, como hacían con este niño. El corazón dolido del padre, rogó al Señor que tuviese compasión de ellos, y que les ayudara, porque también el padre estaba sufriendo. 9:23-24 “Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo le es posible. E inmediatamente el padre del muchacho clamó y dijo: Creo; ayuda mi incredulidad”. Todo es posible para los que creen. Este hombre dijo al Señor: “Creo; ayuda a mi incredulidad”, en otras palabras, creía que Jesucristo podía sanar a su hijo, pero no tenía la fe para que este milagro ocurriese. Es bueno pedir al Señor que nos ayude cuando nos falta la fe, si nuestros corazones están bien, nos llenará con Su fe. 9:25 “Y cuando Jesús vio que la multitud se agolpaba, reprendió al espíritu inmundo, diciéndole: Espíritu mudo y sordo, yo te mando, sal de él, y no entres más en él”. El Señor ordenó al demonio que saliera del niño y no volviera más. Esto es muy importante, porque he visto a muchas personas ser poseídas nuevamente. Son liberados, pero los demonios regresan. 9:26 “Entonces el espíritu, clamando y sacudiéndole con violencia, salió; y él quedó como muerto, de modo que muchos decían: Está muerto”. Jesús echó fuera el demonio, pero al salir, casi mata al muchacho. La gente tuvo la intención de decirle: “Oh gran Jesús, ahora sí que lo hiciste. Está muerto”. Jesús tenía que creer que el Padre

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podía regresar a este muchacho de entre los muertos. 9:27-29 “Pero Jesús, tomándole de la mano, le enderezó; y se levantó. Cuando él entró en casa, sus discípulos le preguntaron aparte: ¿Por qué nosotros no pudimos echarle fuera? Y les dijo: Este género con nada puede salir, sino con oración y ayuno”. Algunos demonios son muy testarudos, y no salen a menos que sea a través de ayuno y oración.

La segunda gran profecía sobre la Pasión (9:30-32) 9:30-32 “Habiendo salido de allí, caminaron por Galilea; y no quería que nadie lo supiese. Porque enseñaba a sus discípulos, y les decía: El Hijo del hombre será entregado en manos de hombres, y le matarán; pero después de muerto, resucitará al tercer día. Pero ellos no entendían esta palabra, y tenían miedo de preguntarle”. Jesús nuevamente habló a Sus discípulos acerca de Su muerte, Sus sufrimientos, y Su resurrección, pero los discípulos no lo entendían. Obviamente, ésta era una doctrina totalmente diferente para la mentalidad de los judíos. Ellos pensaban que el Mesías sería un poderoso general que vendría a derrocar al enemigo: Roma. Esto era completamente justificado por un gran número de profetas que dijeron que el Mesías vendría para liberar y defender a Sion. Por lo tanto, que Jesús dijera que el Hijo del Hombre, quien los discípulos creían que era el Mesías, debía sufrir y morir para ser resucitado, era algo totalmente diferente de lo que estaban acostumbrados a oír. Aun en nuestros días, la mayor parte de los judíos no aceptan a

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Jesús porque no creen que su Mesías hubiera podido morir. Toda la nación de Israel cree que el Mesías está por venir. No entendieron que su Mesías sería asesinado. No comprendieron Isaías 53. Pensaron que se refería a otro profeta.

La verdadera grandeza (9:33-37) 9:33-34 “Y llegó a Capernaum; y cuando estuvo en casa, les preguntó: ¿Qué disputáis entre vosotros en el camino? Mas ellos callaron; porque en el camino habían disputado entre sí, quién había de ser el mayor”. El Señor y Sus discípulos fueron a Capernaum y entraron en una casa. Los doce habían estado discutiendo acerca de quién de ellos sería el mayor. Podemos ver el tipo de problema que Jesús tenía en Sus manos. Primero, los discípulos no creían. Segundo, no podían entender. Y además, estaban obsesionados con ser los mayores. 9:35 “Entonces él se sentó y llamó a los doce, y les dijo: Si alguno quiere ser el primero, será el postrero de todos, y el servidor de todos”. Jesús era muy afable con Sus discípulos. Les dijo: “¿De qué estaban hablando por el camino?” No querían decírselo, pero Él lo sabía todo, incluyendo el tema que estaban discutiendo. El Señor prosiguió mostrándoles lo que es la verdadera grandeza. Él les dijo: “Si alguno quiere ser el primero y el mayor, les mostraré qué requisitos debe tener—tiene que ser el siervo de todos”. Los caminos del Señor son siempre mucho más altos que los nuestros. Jesús dijo que para ser el mayor, tenemos que tomar el sitio más humilde y servir a todos. 9:36-37 “Y tomó a un niño, y lo puso en medio de ellos; y

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tomándole en sus brazos, les dijo: El que reciba en mi nombre a un niño como este, me recibe a mí; y el que a mí me recibe, no me recibe a mí sino al que me envió”. Cuando recibimos con amor a otros cristianos, lo estamos haciendo al Señor mismo. Y cuando rechazamos a Sus mensajeros, lo estamos rechazando a Él. Veremos esto más adelante en los otros Evangelios.

Exorcismo a través del nombre de Jesús (9:38-42) 9:38 “Juan le respondió diciendo: Maestro, hemos visto a uno que en tu nombre echaba fuera demonios, pero él no nos sigue; y se lo prohibimos, porque no nos seguía”. Juan había visto a alguien echando demonios en el Nombre de Jesús, pero como esta persona no les seguía, Juan le dijo que dejara de hacerlo. Éste fue el comienzo de las luchas y divisiones denominacionales. Mucha gente dice: “Usted no pertenece a nuestra denominación, ¿por qué predica así? ¿No se da cuenta que sólo nuestra denominación tiene toda la verdad?” Juan tenía el problema de ser exclusivo y sectario, como muchos hoy. 9:39-40 “Pero Jesús dijo: No se lo prohibáis; porque ninguno hay que haga milagro en mi nombre, que luego pueda decir mal de mí. Porque el que no es contra nosotros, por nosotros es”. Jesús dijo a Juan que no debería de haber hecho esto, porque si alguien no se le oponía, era por Él. 9:41 “Y cualquiera que os diere un vaso de agua en mi nombre, porque sois de Cristo, de cierto os digo que no perderá su recompensa”. El Señor continúa hablando acerca de buenas obras, recompensas y pequeños actos de

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gentileza. Conocimos a una mujer que murió cuando tenía diecisiete años, y en el cielo le hicieron ver que somos recompensados por cada pequeño acto de amabilidad, incluyendo nuestras sonrisas o el estrecharse la mano. Del mismo modo, cada palabra amable será también recompensada en los cielos. Y se tendrá en cuenta toda palabra vana que salga de nuestra boca. Debemos abundar en buenas obras. En Efesios 2:10 dice: “Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas”. Tenemos que realizar buenas obras todos los días. Pídale al Señor que le revele las buenas obras que Él ha ordenado que haga usted cada día. 9:42 “Cualquiera que haga tropezar a uno de estos pequeñitos que creen en mí, mejor le fuera si se le atase una piedra de molino al cuello, y se le arrojase en el mar”. Si ofendemos a la gente, y causamos su tropiezo, seremos juzgados severamente.

El precio del discipulado (9:43-50) 9:43-44 “Si tu mano te fuere ocasión de caer, córtala; mejor te es entrar en la vida manco, que teniendo dos manos ir al infierno, al fuego que no puede ser apagado, donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga”. El Señor continúa hablando sobre los requerimientos demandantes del discipulado. Dice que si nuestras manos nos son ocasión de caer, es mejor que nos las cortemos, que ir al infierno con ellas. Jesús no está enseñando que debemos cortar diferentes partes de nuestro cuerpo, sino simplemente está diciendo, que necesitamos

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poner las cosas en orden en nuestra vida. Quiere hacernos entender que es mejor estar mutilados que ir al infierno, pero no está justificando la auto mutilación. 9:45-46 “Y si tu pie te fuere ocasión de caer, córtalo; mejor te es entrar a la vida cojo, que teniendo dos pies ser echado en el infierno, al fuego que no puede ser apagado, donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga”. El infierno es eterno, dura hasta el fin del Milenio, cuando será echado al lago de fuego eterno (Ap.20:14). 9:47-48 “Y si tu ojo te fuere ocasión de caer, sácalo; mejor te es entrar en el reino de Dios con un ojo, que teniendo dos ojos ser echado al infierno, donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga”. El Señor repite tres veces la frase: “Donde el gusano de ellos nunca muere, y el fuego nunca se apaga”. Es una repetición de Isaías 66:24 que dice: “Y saldrán, y verán los cadáveres de los hombres que se rebelaron contra mí; porque su gusano nunca morirá, ni su fuego se apagará, y serán abominables a todo hombre”. Cristo habló del juicio eterno para advertir a la gente. De hecho, se estima que Jesús habló más sobre el infierno, el juicio eterno, y el destino de los malvados, que lo que habló del cielo y de la recompensa de los justos. Si tenemos entendimiento de lo que es el infierno trataremos de salvar a todos de él. 9:49-50 “Porque todos serán salados con fuego, y todo sacrificio será salado con sal. Buena es la sal; mas si la sal se hace insípida, ¿con qué la sazonaréis? Tened sal en vosotros mismos; y tened paz los unos con los otros”.

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La sal se usa para dar sabor a las comidas, exalta todos los sabores. Por ejemplo, agregamos un poco de sal a una torta, para exaltar su sabor. Otra característica interesante de la sal, es que demasiada sal, arruina el leudado en el horno. Somos llamados a ser la sal de la tierra, por el Señor mismo (Mt. 5:13). Nuestro llamado es a sacar lo mejor de la gente destruyendo la levadura que está en sus vidas. La levadura nos habla de pecado, hipocresía, y falsa doctrina. No obstante, la sal puede perder su sabor si es expuesta a la humedad. Debemos cuidarnos de no ser arruinados y corrompidos por este mundo. Pablo dijo en I de Corintios 15:33 que las malas comunicaciones corrompen las buenas costumbres. Debemos guardarnos sin pecado de este mundo, pero al mismo tiempo, mostrar al mundo el camino a la santidad.

El divorcio (10:1-12) 10:1-2 “Levantándose de allí, vino a la región de Judea y al otro lado del Jordán; y volvió el pueblo a juntarse a él, y de nuevo les enseñaba como solía. Y se acercaron los fariseos y le preguntaron, para tentarle, si era lícito al marido repudiar a su mujer”. Los fariseos preguntaron al Señor acerca del divorcio, buscando atraparle diciendo algo contrario a la Ley para tener algo para acusarle. 10:3-4 “Él, respondiendo, les dijo: ¿Qué os mandó Moisés? Ellos dijeron: Moisés permitió dar carta de divorcio, y repudiarla”. Jesús les dijo: “Bueno, ¿qué os ordenó Moisés?” Moisés permitió (era permitido, no aprobado) que los israelitas se divorciaran de sus esposas (ver Dt. 24:1-4). 10:5 “Y respondiendo Jesús, les dijo: Por la dureza de

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vuestro corazón os escribió este mandamiento”. Jesús nos explica el por qué de este permiso de Moisés a los Israelitas con respecto a divorciarse de sus esposas: era por la dureza de sus corazones. La raíz del divorcio es porque la gente se ha vuelto dura, insensible, y sin consideración a las necesidades de sus cónyuges. 10:6 “Pero al principio de la creación, varón y hembra los hizo Dios”. El Señor regresa al principio: al plan y a la intención original de Dios. El divorcio nunca fue bendecido o sancionado por Dios. El divorcio vino como consecuencia de la caída, luego que el corazón del hombre se había endurecido. El divorcio nunca estuvo en el corazón de Dios, pero durante la Era de la Ley lo permitió a causa de la dureza de sus corazones. Esto fue un juicio de Dios (Ez. 20:24-25). Ahora estaba volviendo a levantar los patrones de lo que siempre estuvo en Su corazón y en Su mente. En los niveles de aceptación de Dios, el divorcio está mal, y el divorcio y el casarse de nuevo mientras el cónyuge anterior está con vida, es adulterio. 10:7-8 “Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne; así que no son ya más dos, sino uno”. Ésta es una cita de Génesis 2:24. Esto es lo que Dios dijo en el principio. Su plan y propósito es que una pareja se una en matrimonio y sean una sola carne, sean uno en Sus manos (Ez. 37:16-19). Por ello, si se convierten en una sola carne en el matrimonio, no deben separarse. 10:9 “Por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el

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hombre”. El divorcio es una cosa terrible, pero aun peor, es cuando son los ministros quienes aconsejan el divorcio. Esta es una directa violación de la Palabra de Dios. Cuando los ministros aconsejan a la gente que deben divorciarse, están separando algo que Dios ha unido, y Dios los hará responsables por ello. El divorcio, nunca es una opción ante los ojos de Dios, y entonces ¿cómo pueden Sus ministros hacer que ésta sea una opción para la gente? Aquellos que recomiendan el divorcio no tienen idea del juicio que recibirán por quebrantar las disposiciones de Dios. Jesús siempre regresa al principio, al plan original de Dios. En nuestros días, tenemos que cuidarnos de no ser influenciados por la moral contemporánea. La moral de este mundo, y sus gobiernos, en este tiempo son muy malos y, lamentablemente, están permeando la Iglesia también. Gran parte de la Iglesia está comenzando a adoptar un patrón moral muy liviano y contemporáneo. Muchos permiten el divorcio y el volver a casarse luego de un divorcio porque esto es lo que la gente quiere. Bueno, lo lamento, pero yo me niego a estar de acuerdo con algo que la Palabra de Dios condena tan claramente. Yo no lo apoyaré, y ningún verdadero ministro de Dios lo debería de hacer. La tendencia es a ser humanistas. Muchos años atrás, estábamos en la Costa Este, como invitados a la casa de un líder laico de una iglesia local. Él no estaba allí cuando nosotros llegamos, pero su esposa sí. Ella nos contó que estaban teniendo un problema en su matrimonio. Ella se había divorciado de su primer marido, y se había casado con este hombre, quien a su vez, se había divorciado de su primera esposa. Después de un corto tiempo de matrimonio,

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este hombre se sintió culpable por haberse divorciado de su primera esposa y haberse casado nuevamente, y decidió dejar a su actual esposa. La tendencia es a compadecerse por la gente en este tipo de situaciones, cosa en la que todos caemos. Esa noche nos compadecimos de ella. Bueno, la verdad es que no quiero volver a experimentar otra noche como esa. El Señor nos visitó y fue como si una oscura nube de juicio estuviera viniendo sobre mí por haberme compadecido de ella. El Señor me dijo muy claramente: “Es Mi Palabra, y Mi Ley, y no debes compadecerte de aquellos que quebrantan Mi Palabra”. El Señor comenzó a hablarme acerca de David y Betsabé. Me dijo que una vez que una pareja se ha vuelto a casar, aun si se han arrepentido y comprenden que lo que hicieron estaba equivocado (como lo hicieron David y Betsabé), tienen que permanecer casados y aceptar su juicio. Por supuesto que hay misericordia y perdón por el divorcio y el volver a casarse, si la pareja es consciente de su pecado, pero el divorcio y el volver a casarse descalifica a la gente para asumir determinadas posiciones en el ministerio. Al día siguiente oramos con esta mujer para que su esposo actual volviera con ella. Eventualmente, él regresó y le dije lo que el Señor me había dicho. Nos fuimos, y como un año después, le volvimos a ver. Me dijo: “Luego que usted nos aconsejó permanecer juntos, todo ha sido maravilloso”. El divorcio y el volver a casarse es algo claramente equivocado, pero cuando una pareja se vuelve a casar, debe permanecer unida y reconocer que han pecado y aceptar las consecuencias. El divorcio y el volver a casarse se ha convertido en un problema

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grande en la Iglesia. La mayor parte de la Iglesia está transigiendo, con tal que la gente no se ofenda. No dicen la verdad a la gente, porque no quieren que la gente deje sus iglesias. ¡Esto es una complacencia absoluta con la gente! Si usted lo piensa, aun la mayoría de los no salvos saben que el divorcio y el volver a casarse está mal. Uno de los más distinguidos abogados de América, F.Lee Bailey, escribió un libro sobre los abogados. En su libro él dice: “Nunca tomaré la parte de abogado acusador porque pienso que deben tener un alto nivel moral, y yo soy divorciado. Por lo que creo que no estoy calificado”. La Reina de Inglaterra tiene un palco especialmente reservado en el Hipódromo de Epson. Lo interesante es que no permite que ningún divorciado y vuelto a casar se siente en su palco. Todos saben que el divorcio y el volver a casarse está mal. Muchos divorciados y vueltos a casar están sólo interesados en que alguien esté de acuerdo con ellos, y justifique sus matrimonios, pero aun así, saben que está mal. 10:10-12 “En casa volvieron los discípulos a preguntarle de lo mismo, y les dijo: Cualquiera que repudia a su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra ella; y si la mujer repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio”. El Señor deja claro como el agua que el divorcio y volver a casarse es adulterio. Quisiera contarle una historia. Había una pianista en cierta iglesia que conoció a un hombre divorciado que estaba acudiendo a otra iglesia. Comenzaron a verse, y después de un tiempo, él le pidió matrimonio. Ella preguntó a su pastor

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si podía casarles, pero él les dijo: “Yo no puedo oficiar la ceremonia porque mi denominación no me lo permite, pero, preguntaré al pastor de tu novio si él puede oficiar la ceremonia, y tendremos la ceremonia en nuestra iglesia”. El otro ministro aceptó, e hicieron la boda en la iglesia de ella. El pastor de ella, por causa de su denominación, no pudo oficiar la ceremonia, pero predicó durante la ceremonia y los bendijo. A causa de esta hipocresía, el Señor puso un espíritu de ceguera sobre la iglesia. Como resultado, la iglesia se dividió, y este hombre no es más el pastor de ella. Muchos años atrás, yo estaba ministrando en Australia en un seminario para pastores. Al finalizar, varios pastores que habían asistido al seminario me pidieron si podían tener un tiempo de preguntas. Yo acepté con gusto. Al poco tiempo, el pastor que estaba a cargo del seminario me dijo: “Todos sabemos cual es su parecer con respecto al divorcio y el volver a casarse. Bueno, ¿usted qué me diría si dos personas divorciadas de mi iglesia quisieran que yo les case? Por supuesto que mi denominación no me permite oficiar la ceremonia. Pero... ¿qué sucedería si los envío a casarse a otra iglesia y luego los recibo en la mía otra vez? ¿Usted diría que soy un hipócrita?” Yo respondí: “Si, seguramente usted es un hipócrita”. Obviamente, la reunión terminó allí. La situación era que él sabía que estaba equivocado, pero quería burlar la Palabra de Dios de todas formas. Aun si una pareja se divorció y se volvió a casar antes de ser salvos, a pesar de ello, están descalificados para ciertas posiciones en el ministerio. Si alguien comete homicidio y luego se convierte, ¿está acaso limpio de haber asesinado de acuerdo a la ley? Por supuesto que no. Será llevado a la

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corte y será juzgado de acuerdo a las leyes, aun si ha nacido de nuevo. Igual sucede con el divorcio y el volver a casarse. Si, hay perdón, pero las consecuencias permanecen. Sin embargo, muchas personas quieren justificar su nuevo matrimonio y nunca reconocer su pecado. No hay arrepentimiento o perdón para ellos. La Palabra de Dios claramente condena el divorcio y el volver a casarse, por lo que yo también lo hago. No obstante, quiero dar esperanza a aquellos que se han divorciado y se han vuelto a casar, quizás aun antes de haber sido salvados. Si está dispuesto a reconocer su pecado, a poner las cosas en orden, y a aceptar las consecuencias de su pecado, puede vivir una vida feliz y fructífera en Cristo. El divorcio y volver a casarse no son un pecado imperdonable. Si se encuentra en esta situación, hay esperanza. Dios quiere restaurar sus vidas y hacerles una sólida pareja de la iglesia local. No se den por vencidos, sino acérquense a Dios de todo corazón, y Él les perdonará y les restaurará. Por supuesto que habrán limitaciones, pero hay muchas formas en las cuales pueden ser de bendición para el reino de Dios, y desarrollarse en su vida cristiana.

La bendición de los niños (10:13-16) 10:13 “Y le presentaban niños para que los tocase; y los discípulos reprendían a los que los presentaban”. Los discípulos aún estaban llenos de dureza en sus vidas. Reprendían a la gente que traía a sus hijos para ser bendecidos por Jesús. Siempre debemos ser pacientes y amables con la gente. 10:14-15 “Viéndolo Jesús, se indignó, y les dijo: Dejad a

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los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de Dios. De cierto os digo, que el que no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él”. Un verdadero ciudadano del reino de Dios es como un niño: humilde y dependendiente de su padre. Un hijo confía en su padre sin lugar a dudas, y nosotros debemos confiar en nuestro Padre Celestial ciegamente. 10:16 - “Y tomándolos en los brazos, poniendo las manos sobre ellos, los bendecía”. Es por esta razón que dedicamos a los niños, es escritural, Jesús bendijo a los niños, pero no bautizó a los niños pequeños ni a los infantes. Hubo cierto pastor en Australia cuya denominación creía en el bautismo infantil. Un día, una señora miembro de su iglesia le dijo que ella tenía una amiga que le había dicho que el bautismo de los niños no tenía base en las Escrituras. El pastor, completamente confundido, fue al obispo que estaba sobre él, y le preguntó acerca del bautismo de los niños. El obispo le respondió: “Oh, si que es bíblico. Le trajeron los niños a Jesús, Él los levantó en Sus brazos, los bautizó”. Esto satisfizo al pastor y dio la misma respuesta a la señora de su iglesia. Cuando esta mujer vio a su amiga de nuevo le dijo: “Si que es bíblico, nuestro obispo dijo que ellos trajeron los niños a Jesús, y Él los bautizó”. Su amiga le respondió: “Eso no está escrito en la Biblia”. Entonces esta mujer volvió a su pastor y le contó lo sucedido. Como el pastor no sabía en qué lugar de la Biblia se encontraba esto, fue a preguntarlo a su Obispo. Tampoco el obispo sabía en dónde estaba. Esto convenció al pastor acerca de estudiarlo por sí mismo. Estudió la Palabra de Dios,

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y encontró que el bautismo de niños no era bíblico. Como resultado, dejó la denominación. No existe ningún tipo de base bíblica para el bautismo de los niños, pero la dedicación de los niños, sí es bíblica.

Las riquezas y el reino de Dios (10:17-27) 10:17-18 “Al salir él para seguir su camino, vino uno corriendo, e hincando la rodilla delante de él le preguntó: Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna? Jesús le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno, sino sólo uno, Dios”. Cierto hombre vino corriendo a Jesús y le preguntó cuáles eran los requerimientos para heredar la vida eterna. En este pasaje, recibiremos la respuesta a esta pregunta. 10:19 “Los mandamientos sabes: No adulteres. No mates. No hurtes. No digas falso testimonio. No defraudes. Honra a tu padre y a tu madre”. Jesús enumera los mandamientos que tienen que ver con la forma como tratamos a la gente, no con nuestros deberes para con Dios. 10:20-21 “Él entonces, respondiendo, le dijo: Maestro, todo esto lo he guardado desde mi juventud. Entonces Jesús, mirándole, le amó, y le dijo: Una cosa te falta: anda, vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme, tomando tu cruz”. Este hombre era justo y muy devoto. Había guardado todos los mandamientos desde su juventud. La Escritura nos dice que Jesús le amó. Éste es el registro más maravilloso que se puede tener sobre alguien. El Señor le amó, y pensó que era maravilloso, pero vio que tenía

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un problema: amor por el dinero. El Señor le dijo que diera todo a los pobres, que tomara su cruz, y que le siguiera. Le estaba llamando a ser un discípulo. Jesús estaba diciendo que lo importante era tener tesoros en los cielos. 10:22 “Pero él, afligido por esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones”. Este hombre se volvió y se retiró porque no quería dejar sus tesoros terrenales. El dinero era su ídolo. Quería seguir a Jesús, pero tenía atado el dinero a su corazón y no le permitía hacerlo. Su corazón era como el tipo de corazón descrito en Marcos 4:18-19. La semilla (la Palabra de Dios) fue sembrada en su corazón, pero las riquezas ahogaron la Palabra y no le permitieron producir frutos. 10:23-24 “Entonces Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos: ¡Cuán difícilmente entrarán en el reino de Dios los que tienen riquezas! Los discípulos se asombraron de sus palabras; pero Jesús, respondiendo, volvió a decirles: Hijos, ¡cuán difícil es entrar en el reino de Dios, a los que confían en las riquezas!”. Es muy difícil encontrar personas ricas completamente comprometidas con Dios. Cuando el Señor les pide dejar sus riquezas (por lo general sólo por un tiempo) y seguirle, no pueden, porque sus riquezas tienen sus corazones atados. El problema no es el dinero, sino el estar ligado a él. Abraham, Job y David eran muy ricos, pero a pesar de ello, fueron algunos de los santos más especiales del Antiguo Testamento. El amor al dinero, es la raíz de toda

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maldad, no el dinero en sí mismo (I Ti. 6:10). Algunas veces, Dios nos reduce a nada, para que nuestra confianza no esté en el dinero, sino en Él. Una vez que hemos pasado la prueba, nos lleva a la abundancia para que nosotros podamos proveer a otros. 10:25-27 “Más fácil es pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios. Ellos se asombraban aun más, diciendo entre sí: ¿Quién, pues, podrá ser salvo? Entonces, Jesús, mirándolos, dijo: Para los hombres es imposible, mas para Dios, no; porque todas las cosas son posibles para Dios”. Jesús no estaba diciendo que un rico no puede entrar en el reino de los cielos, sino que es difícil, porque muchos ricos están atados al dinero y su confianza está en las riquezas. En el mundo occidental, la mayor parte de la gente se preocupa por tener una buena pensión para jubilarse. Esto no es malo, pero muchos ponen su confianza en la pensión, y no en Dios.

Las recompensas del discipulado (10:28-31) 10:28 “Entonces Pedro comenzó a decirle: He aquí, nosotros lo hemos dejado todo, y te hemos seguido”. Pedro, quien generalmente hablaba por el resto de los apóstoles, dijo al Señor que ellos (los doce apóstoles) lo habían dejado todo para seguirle. En otras palabras, le estaba preguntando cuál sería la recompensa que tendrían. Jesús les responde hablándoles sobre las recompensas del discipulado. 10:29-30 “Respondió Jesús y dijo: De cierto os digo que no hay ninguno que haya dejado casa, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por

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causa de mí y del evangelio, que no reciba cien veces más ahora en este tiempo; casa, hermanos, hermanas, madres, hijos, y tierras, con persecuciones; y en el siglo venidero la vida eterna”. Como seguidores de Jesús, ¿qué podemos esperar? El mundo dice que la pasamos mal, pero, ¿qué dice Jesús? Él dice que recibiremos cien veces más. ¿Cuándo recibiremos cien veces más? Recibiremos recompensas ahora, en esta vida, y en el cielo. Recibiremos cien veces más a cambio de lo que hemos dejado por el Señor. Nuestra motivación no debe ser recibir la recompensa, pero si seguimos al Señor, recibiremos cien veces más, a su debido tiempo. 10:31 “Pero muchos primeros serán postreros, y los postreros, primeros”. Jesús concluye esta enseñanza con una advertencia: muchos primeros, serán postreros, y muchos últimos, serán primeros. Muchos que han sido líderes y primeros en el reino de Dios, serán los últimos porque no han seguido al Señor de todo corazón; y muchos postreros y que posiblemente han ocupado una posición menor en la Iglesia, serán primeros en el reino de Dios, por haber seguido al Señor de todo corazón.

La tercera gran profecía de la Pasión (10:32-34) 10:32 “Iban por el camino subiendo a Jerusalén; y Jesús iba adelante, y ellos se asombraron, y le seguían con miedo. Entonces volviendo a tomar los doce aparte, les comenzó a decir las cosas que le habían de acontecer”. Yendo de camino a Jerusalén, Jesús vuelve a hablar a Sus discípulos con respecto a los sufrimientos que le esperaban en Jerusalén. 10:33-34 “He aquí subimos a Jerusalén, y el Hijo del Hombre

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será entregado a los principales sacerdotes y a los escribas, y le condenarán a muerte, y le entregarán a los gentiles; y le escarnecerán, le azotarán, y escupirán en él, y le matarán; mas al tercer día resucitará”. El Señor dijo a los doce discípulos lo que le iba a suceder en Jerusalén. La Escritura establece claramente que, el Señor, nunca hace algo sin que revele Su secreto a Sus siervos, los profetas (Amós 3:7). Jamás podremos decir que algo pasó y que Jesús no lo sabía. Los sufrimientos y la muerte de Cristo fueron preordenados, y planificados con anterioridad. Fue en la Fiesta de Pascua que toda la congregación de Israel mató al Cordero Pascual (Éx. 13:6). Esto se cumplió cuando Jesús, el Cordero de Dios, fue muerto por toda la congregación de Israel.

El mayor en el Reino (10:35-45) 10:35 “Entonces Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo, se le acercaron, diciendo: Maestro, querríamos que nos hagas lo que pidiéremos”. Jacobo y Juan, al igual que Pedro, eran los discípulos más cercanos a Jesús, pero tenían motivos egoístas en sus vidas que, con el tiempo, fueron limpiados. El Señor los llamó los “hijos del trueno” (Mc. 3:17). Porque quisieron hacer descender fuego del cielo sobre un pueblo Samaritano (Lc. 9:54). Dijeron a Jesús: “Querríamos que nos hagas lo que pidiéremos”. Ésta fue una gran presunción por parte de ellos. Jesús es el Rey de reyes. Una persona jamás se atrevería a hacer un pedido tal a un monarca reinante. Aun así, ésta es la manera en la cual Jacobo y Juan le hablaron al Señor Jesucristo. Muchos cristianos hoy, sirven al Señor, sólo por lo que Él puede hacer por ellos. 10:36-37 “El les dijo: ¿Qué queréis que os haga? Ellos le

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dijeron: Concédenos que en tu gloria nos sentemos el uno a tu derecha, y el otro a tu izquierda”. Jesús les respondió afablemente, diciéndoles: “Bueno, mis queridos discípulos ¿qué queréis que os haga?” Jesús no respondió sarcásticamente, ni les reprendió. Era muy paciente, y tuvo que esperar que fueran transformados y se hubieran liberado de su búsqueda con motivos egoístas. También nosotros tenemos que ser resignados y pacientes con la gente. 10:38 “Entonces Jesús les dijo: No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber del vaso que yo bebo, o ser bautizados con el bautismo con que yo soy bautizado?” Jacobo y Juan, buscaban la prestigiosa posición de sentarse a la derecha y a la izquierda de Jesús. El Señor les respondió diciendo que hay que tener ciertas cualidades para obtener posiciones en el cielo. El sufrimiento es uno de los requisitos principales. II de Timoteo 2:12 dice: “Si sufrimos, también reinaremos con él”. El sufrimiento es uno de los cuatro bautismos de los cuales se habla en las Escrituras: 1. 2. 3. 4.

El bautismo en agua (Mt. 3:13-16; Ro. 6:3-4). El bautismo en el Espíritu Santo (Mt. 3:11; Hch. 2:3-4). El bautismo de fuego (Mt. 3:11; Hch. 2:3-4). El bautismo de sufrimiento (Mc. 10:38; He. 2:9-10).

Hebreos 6:2 habla de las doctrinas de los bautismos (plural). El Señor fue bautizado en agua por Juan, en el Jordán, y luego fue ungido con el Espíritu Santo cuando descendió sobre Él en forma de paloma. Mas tarde,

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experimentó los bautismos de fuego y de sufrimiento. 10:39 “Ellos dijeron: Podemos. Jesús les dijo: A la verdad, del vaso que yo bebo, beberéis, y con el bautismo con que yo soy bautizado, seréis bautizados”. Jacobo y Juan respondieron con presunción diciendo que podían beber de la misma copa de Jesús. Estas palabras fueron proféticas porque años más tarde, bebieron de la misma copa que Jesús bebió. Experimentaron tremendos sufrimientos. Jacobo fue martirizado por Herodes (Hch. 12:2), y Juan fue hervido en aceite, pero sobrevivió y luego fue exiliado a la isla de Patmos. ¿Quién es Jesús? Es el varón de dolores, experimentado en quebrantos (Is. 53:3). Hace muchos años, mientras mi esposa estaba en el hospital pasando por una serie de operaciones en el corazón, el Señor se me apareció en Su figura normal y me dijo: “Me has conocido como tu sanador”. Luego caminó hacia el rincón de la habitación y se volvió y estaba transfigurado como el Varón de Dolores como lo vio Isaías, y me dijo: “Pero tienes que conocerme como el Varón de Dolores”. Tenemos que conocer al Señor como el Varón de Dolores, no sólo como nuestro Salvador, o quizá como Jehová Jireh, nuestro Proveedor. La única manera a través de la cual podrá conocer al Varón de Dolores es pasando a través del valle de Baca (el valle de las lágrimas y del dolor) del cual se habla en el Salmo 84:6. 10:40 “Pero el sentaros a mi derecha y a mi izquierda, no es mío darlo, sino a aquellos para quiénes está preparado”. Jesús dejó bien claro que no era Él quien asignaba las posiciones en el cielo; sino que era

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responsabilidad del Padre. Hay diferentes niveles de posición en el cielo. Deseamos estar tan cerca del Señor como podamos, pero el requerimiento es el de ser bautizado en el bautismo de sufrimiento como Él lo fue. 10:41 “Cuando lo oyeron los diez, comenzaron a enojarse contra Jacobo y contra Juan”. Los otros discípulos estaban muy disgustados con Jacobo y con Juan. Estaban celosos de ellos porque habían preguntado primero. ¿Puede imaginarse esta escena en su mente? Sucedió sólo pocos meses antes de la crucifixión, y todos Sus discípulos estaban preocupados por quién sería el mayor. Éstos eran los hombres en quienes Jesús estaba confiando para llevar Su mensaje, después de Su muerte. Esto debe haber entristecido Su corazón. 10:42-45 Ante los ojos del mundo, la verdadera grandeza se mide por la posición de autoridad sobre otros, y por cuantos están al servicio de uno. Pero, cuán diferente es esto de la grandeza en el reino de Dios. En el reino de Dios, la verdadera grandeza se alcanza convirtiéndose en siervo de todos.

La sanidad del ciego Bartimeo (10:46-52) 10:46 “Entonces vinieron a Jericó; y al salir de Jericó él y sus discípulos y una gran multitud, Bartimeo el ciego, hijo de Timeo, estaba sentado junto al camino mendigando”. Ahora nos presenta al ciego Bartimeo, un mendigo. 10:47-48 “Y oyendo que era Jesús Nazareno, comenzó a dar voces y a decir: ¡Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí! Y muchos le reprendían para que callase, pero él clamaba

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mucho más: ¡Hijo de David, ten misericordia de mí! Bartimeo continuó llamando al Señor mientras éste pasaba, diciendo: “Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí”. Todos hubieran reconocido este título como Mesiánico. La gente trató de detenerle, pero él insistió hasta llegar a Jesús. Siempre encontraremos obstáculos que vencer y oposición cuando nos acercamos a Jesús. Pero éstos no detuvieron a Bartimeo; él era persistente. 10:49 “Entonces Jesús, deteniéndose, mandó llamarle; y llamaron al ciego, diciéndole: Ten confianza; levántate, te llama”. Al principio, la multitud le dijo a Bartimeo que se callara, y luego le dijeron: “Ten confianza, te llama”. La gente va de un extremo al otro. En Hechos 14:8-19, vemos que en un momento, la multitud quería hacer sacrificios a Pablo y a Bernabé; y al minuto siguiente, apedrearon a Pablo. Por lo general, no podemos confiar en la gente, en general, son inconstantes, en un primer momento, le aman, y al siguiente minuto, le odian. 10:50 “El entonces, arrojando su capa, se levantó y vino a Jesús”. Bartimeo se despojó de sus viejos vestidos de mendigo, y fue a Jesús. Esto quería significar que estaba entregando su antigua vida para comenzar una nueva. Debemos despojarnos de la vieja vida, y tomar la nueva en Cristo. Colosenses capítulo 3, nos habla de dejar la vieja vida y de tomar las virtudes de la nueva vida. (Lea nuestro libro sobre Colosenses titulado: El camino a la Santidad). 10:51 “Respondiendo Jesús, le dijo: ¿Qué quieres que te

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haga? Y el ciego le dijo: Maestro, que recobre la vista”. Jesús preguntó a Bartimeo qué quería que le hiciera. Él respondió: “Señor, que recobre la vista”. El Señor hizo esta misma pregunta a Salomón: “¿Qué quieres que te haga?” (I de R. 3:5-14). Cuando el Señor le lleve a esta situación en la cual le pregunte qué puede hacer por usted, debe ser cuidadoso con lo que responde, porque obtendrá lo que pida. Debemos pedirle al Señor sabiduría para poder alcanzar la meta que Él ha dispuesto para nuestras vidas. 10:52 “Y Jesús le dijo: Vete, tu fe te ha salvado. Y enseguida recobró la vista, y seguía a Jesús en el camino”. Jesús usó las mismas palabras una y otra vez, para con aquellos que sanó “Vete, tu fe te ha salvado” (Mc. 5:34; Lc. 17:19). Es la fe la que nos sana. Bartimeo tenía que tener fe para creer y recibir su sanidad, es posible que nosotros tengamos fe para que alguien mas sea sanado, pero si ellos no tienen fe, no serán sanados.

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6 MINISTERIO EN JERUSALÉN 11:1 - 13:37 La entrada triunfal a Jerusalén (11:1-11) 11:1 - “Cuando se acercaban Jerusalén, junto a Betfagé y a Betania, frente al monte de los Olivos, Jesús envió dos de sus discípulos”. Marcos capítulos 11 al 16 registran los últimos días de Jesús en Jerusalén. Marcos dedica más de un tercio de su Evangelio a los últimos días de Jesús en la tierra. 11:2 “Y les dijo: Id a la aldea que está enfrente de vosotros, y luego que entréis en ella, hallaréis un pollino atado, en el cual ningún hombre ha montado; desatadlo y traedlo”. Tenemos que detenernos aquí y examinar este versículo. Primeramente, ¿por qué Jesús quiso este pollino? Para cumplir Zacarías 9:9, que dice: “Alégrate mucho, hija de Sion; da voces de júbilo, hija de Jerusalén; he aquí tu rey vendrá a ti, justo y salvador, humilde, y cabalgando sobre un asno, sobre un pollino hijo de asna”. Éste es un ejemplo de la humildad de Jesús. En Su Primera Venida, Jesús entró a Jerusalén cabalgando sobre un pollino (un animal de muy bajo nivel). Pero cuando regrese en poder, lo hará montando un caballo blanco como el Victorioso (Ap. 19:11). Números 19:2 dice: “Ésta es la ordenanza de la ley que

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Jehová ha prescrito, diciendo: Dí a los hijos de Israel que te traigan una vaca alazana, perfecta, en la cual no haya falta, sobre la cual no se haya puesto yugo”. Para los propósitos sagrados, un animal no debía de haber sido utilizado para propósitos comunes. Este pollino nunca había sido utilizado para un propósito común, y éste era el requerimiento para el sagrado uso de el Rey de reyes. 11:3 “Y si alguien os dijere: ¿Por qué hacéis eso? Decid que el Señor lo necesita, y que luego lo devolverá”. El Señor dijo a Sus discípulos que si alguien les preguntaba qué estaban haciendo, simplemente le dijeran que el Señor necesitaba el pollino. Había un misionero en la India que estaba pidiéndole al Señor que le diera una confirmación en la Escritura para que estuviese seguro de su llamado. El Señor le dijo: “El Señor te necesita”. Comenzó a declarar esta palabra por todas partes, preguntándose en que lugar de la Palabra se encontraba; y cuando lo descubrió en el contexto de este versículo, adquirió la verdadera perspectiva de su llamado. 11:4 “Fueron y hallaron el pollino atado afuera a la puerta, en el recodo del camino, y lo desataron”. Ésta es una pequeña frase interesante: “en el recodo del camino”. ¿Qué camino escogeremos: el camino del Señor o del mundo? Dos caminos se encontraban aquí. Estaba Cristo, y estaban los líderes religiosos; la gente debía escoger a quién querían seguir. 11:5-7 “Y unos de los que estaban allí les dijeron: ¿Qué hacéis desatando el pollino? Ellos entonces les dijeron como Jesús había mandado; y los dejaron. Y trajeron el

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pollino a Jesús, y echaron sobre él sus mantos, y se sentó sobre él”. Dos de los discípulos del Señor fueron y encontraron el pollino, lo desataron, y lo trajeron a Jesús. 11:8 “También muchos tendían sus mantos por el camino, y otros cortaban ramas de los árboles, y las tendían por el camino”. La gente tendía sus mantos por el camino. Esto es tomado de II de Reyes 9:12-13. Era un cumplido para un soberano. 11:9-10 “Y los que iban delante y los que venían detrás daban voces, diciendo: ¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Bendito el reino de nuestro padre David que viene! ¡Hosanna en las alturas!” Estaban citando el Salmo 118:26. Jesús era el Hijo de David. 11:11 “Y entró Jesús en Jerusalén, y en el templo; y habiendo mirado alrededor todas las cosas, como ya anochecía, se fue a Betania con los doce”. Aparentemente los eventos de este versículo duraron por poco tiempo ya que ocurrieron por la tarde. Es bueno tomar en cuenta este versículo. Porque nos indica que cuando Jesús limpió el templo al día siguiente (Mc. 11:15-16), no lo hizo como una reacción, sino premeditadamente. Vio la terrible situación en la que se encontraba el templo, pero no actuó inmediatamente. Regresó, quizás oró, y determinó lo que iba a hacer al día siguiente. Cuando se nos presenta una cierta situación, no debemos actuar inmediatamente, como resultado de una reacción. Pensemos en ello todo lo que podamos. Una noche de sueño puede aclarar nuestra mente para pensar en la situación.

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La higuera estéril (11:12-14) 11:12 “Al día siguiente, cuando salieron de Betania, tuvo hambre”. De camino a Betania, Jesús tuvo hambre. Jesús era el Hijo de Dios, pero también era el Hijo del Hombre. Experimentó las mismas cosas que experimentamos nosotros. Él sabe lo que es tener hambre y sed. 11:13 “Y viendo de lejos una higuera que tenía hojas, fue a ver si tal vez hallaba en ella algo; pero cuando llegó a ella, nada halló sino hojas, pues no era tiempo de higos”. Este evento nos presenta un problema. ¿Cómo esperaba Jesús encontrar higos en el árbol, cuando todavía no era el tiempo de higos? Era Abril, el tiempo de la Fiesta de Pascua. Los higos no vienen sino hasta la Fiesta de los Tabernáculos en octubre. No obstante, la higuera tipifica la nación de Israel (Jer. 8:13; 29:17; Os. 9:10,16; Jl. 1:17). En esta historia, la higuera estaba asociada con Israel. Muchos años atrás, mi esposa publicó un libro titulado: Frutos no Hojas. En nuestras vidas, debemos llevar fruto, no hojas. Las hojas tienen buena apariencia, pero no son fructíferas, como muchos cristianos. Nuestra meta, es la de llevar fruto. Jesús, como el Creador, tenía todo el derecho de hacer lo que quería con la higuera. Ésta era un tipo de Israel. Jesús, había estado buscando fruto por todo Israel, y no había encontrado nada. Ahora, estaba llegando el final de Su ministerio, y ellos aún no llevaban fruto. 11:14 “Entonces Jesús dijo a la higuera: Nunca jamás coma nadie fruto de ti. Y lo oyeron sus discípulos”. Ésta es una declaración muy interesante, porque supuestamente,

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Israel debía alimentar a las naciones espiritualmente. Lo que Jesús estaba diciendo era: “No alimentarás más a las naciones, alguien más lo hará”. Ahora será la Iglesia la encargada de alimentar a las naciones (Dt. 32:21). Nuestro ministerio es el de alimentar a otros espiritualmente.

La purificación del Templo (11:15-19) 11:15-16 “Vinieron, pues, a Jerusalén; y entrando Jesús en el templo, comenzó a echar fuera a los que vendían y compraban en el templo; y volcó las mesas de los cambistas, y las sillas de los que vendían palomas; y no consentía que nadie atravesase el templo llevando utensilio alguno”. El templo es un tipo de la Iglesia. No es mencionado en Marcos, pero en el Evangelio de San Juan, tenemos registrado que Jesús limpió el templo al inicio y al final de Su ministerio (Jn. 2:14-17). Es por esto, que podemos esperar que así como Jesús purificó a la Iglesia Primitiva con un bautismo de fuego, también purificará la Iglesia al final de los tiempos, con un bautismo de fuego. Cuando Jesús hacía algo, obviamente no estaba haciendo algo solamente físico, sino que estaba demostrando una verdad espiritual. Jesús purificó el templo del comercio. En la Iglesia del Nuevo Testamento, Ananías y Safira fueron removidos a causa su problema financiero y de su codicia. El Señor purificará Su Iglesia en los últimos días, para que esté sin mancha y sin arruga. Será una casa de oración. Los cambistas, estaban cambiando el dinero Romano, entre el dinero del templo, porque todos debían pagar un impuesto al templo. Estos puestos se ponían justo antes de la

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Pascua, porque era entonces que el impuesto del templo debía pagarse. Los cambistas cobraban una comisión exagerada por su trabajo. Estaban engañando a la gente. Otros vendían palomas, corderos, y otros animales que se utilizaban para los sacrificios del templo. Caifás había introducido un sistema de comercio por el cual nadie podía ofrecer sacrificio si no lo había comprado en el templo, y los precios eran exagerados. Todas las ganancias iban a Caifás. Debemos purificarnos de la codicia. Necesitamos ser íntegros en el área financiera. Algunos dicen que si le envían mil dólares serán sanados. En una iglesia, cuando un hombre pidió oración por la sanidad de su esposa, le preguntaron cuánto valía para él la sanidad de su esposa. Al dar cierta suma de dinero, le dijeron: “Seguramente su esposa vale más de esto”, presionándolo a dar más. El Señor purificará de esto a la Iglesia de los últimos tiempos, como lo hizo en la Iglesia Primitiva. 11:17 “Y les enseñaba, diciendo: ¿No está escrito: Mi casa será llamada casa de oración para todas las naciones? Mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones”. Aquí está citando Isaías 56:7. La casa del Señor debe ser una casa de oración y de adoración para Él, y no un lugar de comercio. 11:18-19 “Y lo oyeron los escribas y los principales sacerdotes, y buscaban cómo matarle; porque le tenían miedo, por cuanto todo el pueblo estaba admirado de su doctrina. Pero al llegar la noche, Jesús salió de la ciudad”. Los escribas y los sacerdotes, querían matar a Jesús porque estaba amenazando sus entradas de impuestos y de influencia, pero la gente común estaba admirada de Su doctrina.

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La higuera seca, la fe, y la oración (11:20-26) 11:20-21 “Y pasando por la mañana, vieron que la higuera se había secado desde las raíces. Entonces Pedro, acordándose, le dijo: Maestro, mira, la higuera que maldijiste se ha secado”. Al día siguiente, pasaron al lado de la higuera, y ya se había secado desde sus raíces. Llega un tiempo en el cual, si no estamos llevando fruto, el Señor dice que nunca más seremos fructíferos, y nuestra oportunidad en la vida, se habrá terminado. 11:22 “Respondiendo Jesús, les dijo: Tened fe en Dios”. En el griego original, este versículo se lee: “Tened la fe de Dios”. Los versículos sucesivos, nos hablan sobre tener, no simplemente fe en Dios, sino en tener la fe del Hijo de Dios. 11:23 “Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho”. Debemos ser cuidadosos con esto. Muchos han caído en error por este versículo. Conozco personas que han declarado ciertas cosas, y éstas han sucedido, pero eran sólo para beneficio de ellos mismos. Y después de un tiempo, otro espíritu tomó el control. Sólo debemos decretar cosas, cuando Dios nos lo dice. Job 22:28 dice: “Determinarás asimismo una cosa, y te será firme, y sobre tus caminos resplandecerá la luz”. Declaramos aquellas cosas que Dios nos dice, no nuestra propia voluntad. Muchos han caído en errores serios con la doctrina de “decláralo y reclámalo”. Hay un tremendo poder en las palabras que declaramos,

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pero debemos declarar sólo las cosas que el Señor nos dice que declaremos. Debemos ser el eco de Sus palabras. En humildad, pedimos a Dios que nos hable, y declaramos lo que Él nos dice. Es orgullo decir: “Quiero esto, y lo llamo a existencia”. 11:24 “Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá”. Cuando oramos, debemos hacer nuestro pedido a Dios, creyendo que Él nos responderá. Y a veces la respuesta es “no”. 11:25-26 “Y cuando estéis orando, perdonad, si tenéis algo contra alguno, para que también vuestro Padre que está en los cielos os perdone a vosotros vuestras ofensas. Porque si vosotros no perdonáis, tampoco vuestro Padre que está en los cielos os perdonará vuestras ofensas”. Debemos tener espíritu de perdón. Si no perdonamos a otros, El Señor no nos perdonará cuando nosotros le fallemos. El perdón tiene sus raíces en el olvido. Para perdonar, debemos olvidar lo que la otra persona nos ha hecho. José llamó a su primer hijo Manases, que significa: el que hace olvidar. José pudo perdonar a sus hermanos por las maldades que le hicieron porque el Señor le había hecho olvidar (Gn. 41:51).

La autoridad de Jesús (11:27-33) 11:27-28 “Volvieron entonces a Jerusalén; y andando él por el templo, vinieron a él los principales sacerdotes, los escribas y los ancianos, y le dijeron: ¿Con qué autoridad haces estas cosas, y quién te dio autoridad para hacer estas cosas?” Los líderes religiosos

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preguntaron al Señor con qué autoridad estaba haciendo lo que hacía. La envidia era la raíz de la pregunta. 11:29-30 “Jesús respondiendo, les dijo: Os haré yo también una pregunta; respondedme, y os diré con qué autoridad hago estas cosas. El bautismo de Juan, ¿era del cielo, o de los hombres? Respondedme. Jesús respondió a la pregunta con otra pregunta. Les preguntó si el bautismo de Juan era del cielo o de los hombres. 11:31-32 “Entonces ellos discutían entre sí, diciendo: Si decimos, del cielo, dirá: ¿Por qué, pues, no le creísteis? ¿Y si decimos, de los hombres…? Pero temían al pueblo, pues todos tenían a Juan como un verdadero profeta”. El Señor les puso una trampa. Ellos habían rechazado a Juan el Bautista. Por ello, si decían que era de Dios, Jesús les hubiera preguntado por qué no le habían creído. Pero al mismo tiempo, si decían que el bautismo de Juan era de los hombres, sabían que la gente hubiera causado una revuelta y se hubieran enojado con ellos porque todos creían que Juan era un verdadero profeta. 11:33 “Así que, respondiendo, dijeron a Jesús: No sabemos. Entonces respondiendo Jesús, les dijo: Tampoco yo os digo con qué autoridad hago estas cosas”. Jesús tomó control de la situación. Los líderes religiosos pensaron que iban a poner a Jesús en la mira, y que le iban a rebajar delante de los ojos de todos, pero en lugar de eso, el Señor lo hizo al revés. Él estaba al mando, y no los fariseos. Esto nos muestra la hipocresía de los fariseos.

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La parábola de los labradores malvados (12:1-12) 12:1 “Entonces comenzó Jesús a decirles por parábolas: Un hombre plantó una viña, la cercó de vallado, cavó un lagar, edificó una torre, y la arrendó a unos labradores, y se fue lejos”. Esta parábola es muy similar a la de Isaías, capítulo 5. A través de las Escrituras, Israel es representada como la viña (Sal. 80:8,14; Jer. 2:21; Os. 10:1). La viña es símbolo de Israel. El hombre que plantó la viña (Israel) es Dios Padre. El propósito de la viña era el de producir fruto. En Juan capítulo 15, el Señor utiliza la misma ilustración, diciendo que Él es la Vid Verdadera y que Su Padre es el Labrador, quien plantó la viña. 12:2-5 “Y a su tiempo envió un siervo a los labradores, para que recibiese de éstos el fruto de la viña. Mas ellos, tomándole, le golpearon, y le enviaron con las manos vacías. Volvió a enviarles otro siervo; pero apedreándole, le hirieron en la cabeza, y también le enviaron afrentado. Volvió a enviar otro, y a éste mataron; y a otros muchos, golpeando a unos y matando a otros”. Los siervos pueden ser interpretados como los profetas. El Señor envió muchos siervos a Israel, pero ellos les rechazaron, matando a unos, y golpeando a otros. 12:6-7 “Por último, teniendo aún un hijo suyo, amado, lo envió también a ellos, diciendo: Tendrán respeto de mi hijo. Mas aquellos labradores dijeron entre sí: Este es el heredero; venid, matémosle, y la heredad será nuestra”. El hijo amado es Jesús. El Señor está hablando de Su

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propia crucifixión por manos de los labradores (los sacerdotes y los líderes religiosos). Vemos con que gran desprecio los sacerdotes, trataban al Hijo de Dios. Los sacerdotes buscaban ganar control sobre los judíos gracias a sus posiciones. Ellos amaban el lugar que ocupaban y amaban recibir gloria de los hombres. 12:8 “Y tomándole, le mataron, y le echaron fuera de la viña”. Esto es exactamente lo que sucedió. El Señor fue rechazado por la nación de Israel y le crucificaron. 12:9 “¿Qué, pues, hará el Señor de la viña? Vendrá, y destruirá a los labradores, y dará su viña a otros”. Esto es lo que Dios hizo en el año 70 d.C. Él destruyó Jerusalén porque rechazaron a Su Hijo. El ejército romano, bajo el liderazgo de Tito, saqueó y tomó Jerusalén. Luego el Padre dio la viña (el ministerio espiritual) a otra nación, la Iglesia, la cual es llamada “nación santa” en I de Pedro 2:9. 12:10-11 “¿Ni aun esta escritura habéis leído: La piedra que desecharon los edificadores ha venido a ser cabeza del ángulo; El Señor ha hecho esto, y es cosa maravillosa a nuestros ojos?” Aquí está citando el Salmo 118:22-23. Los edificadores eran los sacerdotes. La Piedra desechada, el Señor Jesús. 12:12 “Y procuraban prenderle, porque entendían que decía contra ellos aquella parábola; pero temían a la multitud, y dejándole, se fueron”. Los principales sacerdotes entendieron esta parábola. Ellos sabían que Jesús estaba hablando de ellos. En lo profundo de sus corazones sabían que estaban haciendo mal.

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El tributo (12:13-17) 12:13 “Y le enviaron algunos de los fariseos y de los herodianos, para que le sorprendiesen en alguna palabra”. Los fariseos, como mencionamos anteriormente, eran los líderes religiosos, y los herodianos, eran un partido político. Eran enemigos, pero se unieron por una misma causa. 12:14 “Viniendo ellos, le dijeron: Maestro, sabemos que eres hombre veraz, y que no te cuidas de nadie; porque no miras la apariencia de los hombres, sino que en verdad enseñas el camino de Dios. ¿Es lícito dar tributo a César, o no? ¿Daremos, o no daremos?”. Ésta era una pregunta muy interesante. Roma estaba subyugando la adoración de Israel. Preguntaron a Jesús si Él estaba a favor o en contra del César. Pensaron que con esta pregunta le habían acorralado, teniendo que hacer una declaración que pusiera a los judíos, o los romanos, en contra de Jesús. 12:15-17 “Mas él, percibiendo la hipocresía de ellos, les dijo: ¿Por qué me tentáis? Traedme la moneda para que la vea. Ellos se la trajeron; y les dijo: ¿De quién es esta imagen y la inscripción? Ellos le dijeron: De César. Respondiendo Jesús, les dijo: Dad a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios. Y se maravillaron de él”. Cristo es la sabiduría en persona respondió lleno de sabiduría. Debemos dar a César lo que es de César (este mundo), pero debemos dar a Dios, lo que Él se merece: obediencia. En otras palabras, debemos pagar los impuestos de este mundo, y debemos dar a Dios lo que le pertenece.

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La resurrección (12:18-27) 12:18 “Entonces vinieron a él los saduceos, que dicen que no hay resurrección, y le preguntaron diciendo”. Los fariseos eran conservadores y los saduceos, liberales. Los saduceos no creían en los ángeles, ni en los demonios, o en la resurrección. 12:19 “Maestro, Moisés nos escribió que si el hermano de alguno muriere y dejare esposa, pero no dejare hijos, que su hermano se case con ella, y levante descendencia de su hermano”. Esto es tomado de Deuteronomio 25:5. Los saduceos estaban torciendo las Escrituras para probar sus creencias, porque no creían en la resurrección de los muertos. 12:20-25 “Hubo siete hermanos; el primero tomó esposa, y murió sin dejar descendencia. Y el segundo se casó con ella, y murió, y tampoco dejó descendencia; y el tercero de la misma manera. Y así los siete, y no dejaron descendencia; y después de todos murió también la mujer. En la resurrección, pues, cuando resuciten, ¿de cuál de ellos será ella mujer, ya que los siete la tuvieron por mujer? Entonces respondiendo Jesús, les dijo: ¿No erráis por esto, porque ignoráis las Escrituras, y el poder de Dios? Porque cuando resuciten de los muertos, ni se casarán ni se darán en casamiento, sino serán como los ángeles que están en los cielos”. Erramos, cuando no conocemos las Escrituras. Es por eso, que debemos estudiar la Palabra de Dios diligentemente. Jesús dijo a los saduceos que estaban errando porque no conocían las Escrituras, porque en el cielo la gente no se dará en matrimonio.

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12:26-27 “Pero respecto a que los muertos resucitan, ¿no habéis leído en el libro de Moisés cómo le habló Dios en la zarza, diciendo: Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob? Dios no es Dios de muertos, sino Dios de vivos; así que vosotros mucho erráis”. El Señor mostró a los Saduceos que Dios es (tiempo presente) el Dios de Abraham. Por lo tanto, Abraham debe de estar vivo en los cielos, lo que iba en contra de la creencia de ellos sobre que no hay resurrección ni vida futura.

El gran mandamiento (12:28-34) 12:28-30 “Acercándose uno de los escribas, que los había oído disputar, y sabía que les había respondido bien, le preguntó: ¿Cuál es el primer mandamiento de todos? Jesús le respondió: El primer mandamiento de todos es: Oye Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento”. Un cierto escriba preguntó al Señor cuál era el primero y más grande mandamiento. Jesús le respondió citando Deuteronomio 6:4-5. El mandamiento más grande consiste en amar a Dios con todo nuestro corazón, alma, mente, y fuerzas. 12:31 “Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que éstos”. Jesús cita Levítico 19:18. Este mandamiento viene del primero. Si amamos a Dios, amaremos a nuestros hermanos quienes fueron hechos a semejanza de Dios. 12:32-33 “Entonces el escriba le dijo: Bien, Maestro, verdad has dicho, que uno es Dios, y no hay otro fuera de

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él, y el amarle con todo el corazón, con todo el entendimiento, con toda el alma, y con todas las fuerzas, y amar el prójimo como a uno mismo, es más que todos los holocaustos y sacrificios”. El amar a Dios y a nuestro prójimo significa más para Dios, que todo lo que podríamos sacrificar para Él. Él quiere que tengamos una relación con Él, y que de allí fluya hacia nuestra relación con los demás. Los fariseos se especializaban en cosas sin importancia. Si sólo hubieran leído el Salmo 40:6-8 con cuidado, hubieran descubierto que Dios no quiere sacrificios de nosotros, sino una relación personal y obediencia. Mateo 22:40 desarrolla esto aun más, diciendo: “De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas”. 12:34 “Jesús entonces, viendo que había respondido sabiamente, le dijo: No estás lejos del reino de Dios. Y ya ninguno osaba preguntarle”. Este escriba estaba en el camino correcto, pero no tenemos registro que nos diga si, eventualmente, se convirtió a Jesús, o no. Quiero enfatizar, en la importancia de hacer un compromiso completo con el Señor. Mucha gente se acerca al Señor, pero no parece entrar al reino de Dios.

El Hijo de David (12:35-37) 12:35 “Enseñando Jesús en el templo, decía: ¿Cómo dicen los escribas que el Cristo es hijo de David?”. Todos los escribas enseñaban que el Cristo vendría de la casa de David, pero la intención de Jesús era la de mostrarles que el Cristo es mucho mayor que David. En realidad el Hijo es más grande que el Rey David.

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12:36-37 “Porque el mismo David dijo por el Espíritu Santo: Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi diestra, hasta que ponga tus enemigos por estrado de tus pies. David mismo le llama Señor; ¿cómo, pues, es su hijo? Y gran multitud del pueblo le oía de buena gana”. El Señor Jesús cita el Salmo 110:1. Cristo fue llamado el Hijo de David porque descendía de David, pero en realidad, Él es el Hijo de Dios. David se tendría que inclinar delante de Él. Cristo es en realidad el Señor de David. Es interesante ver que es la gente común quien oía a Jesús con gusto; los líderes religiosos buscaban la forma de matarle porque les estaba poniendo en peligro sus posiciones.

Guardaos de los escribas (12:38-40) 12:38-39 “Y les decía en su doctrina: Guardaos de los escribas, que gustan de andar con largas ropas, y aman las salutaciones en las plazas, y las primeras sillas en las sinagogas, y los primeros asientos en las cenas”. Los escribas y fariseos amaban sus posiciones. Eran un ídolo para ellos, y harían cualquier cosa con tal de mantenerlas, aun si esto significaba matar a Jesús.El ministerio puede ser un ídolo para nosotros si no somos cuidadosos. El ministerio debe estar en la correcta perspectiva en nuestras vidas. Si, el Señor tiene un llamado para que cumplamos, pero esto es una preocupación mínima comparada con nuestra relación con Él. Por supuesto, si amamos a Dios de todo corazón, haremos todo lo que podamos para llevar a cabo nuestro ministerio. 12:40 “Que devoran las casas de las viudas, y por pretexto hacen largas oraciones. Estos recibirán mayor

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condenación”. Los escribas hacían que la gente les pagase por sus oraciones. Este espíritu religioso es muy codicioso. Jesús, también habló de juicio eterno. Quienes hacen estas cosas, recibirán gran tormento. Aquellos que conocían la verdad, pero no caminaron en ella, recibirán gran juicio en el infierno. Los hipócritas sufrirán el mayor de los infiernos.

La viuda que dio todo (12:41-44) 12:41-42 “Estando Jesús sentado delante del arca de la ofrenda, miraba cómo el pueblo echaba dinero en el arca; y muchos ricos echaban mucho. Y vino una viuda pobre, y echo dos blancas, o sea un cuadrante”. Jesús estaba en el templo, cerca del Arca mirando como la gente ofrendaba. Muchos ricos, estaban poniendo mucho dinero dentro del arca. Luego observó a una pobre viuda poniendo dos cuadrantes. Esto correspondía a un cuarto de un jornal. 12:43-44 “Entonces llamando a sus discípulos, les dijo: De cierto os digo que esta viuda pobre echó más que todos los que han echado en el arca; porque todos han echado de lo que les sobra; pero ésta, de su pobreza echó todo lo que tenía, todo su sustento”. Una persona tuvo una visión de la casa de esta viuda en los cielos. Era magnífica. Ella dio todo lo que tenía; los demás dieron pequeños porcentajes de lo que poseían. El Señor quiere que le demos lo mejor de nosotros, quienes hagan así, recibirán la mejor recompensa de todas.

El discurso del Monte de los Olivos (13:1-37) 13:1-2 “Saliendo Jesús del templo, le dijo uno de sus discípulos: Maestro, mira qué piedras, y qué edificios.

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Jesús, respondiendo, le dijo: ¿Ves estos grandes edificios? No quedará piedra sobre piedra, que no sea derribada”. En Su camino fuera del templo, Jesús predice la destrucción del templo por Tito en el 70 d.C. Luego subió al Monte de los Olivos. 13:3-4 “Y se sentó en el Monte de los Olivos, frente al templo. Y Pedro, Jacobo, Juan y Andrés le preguntaron aparte: Dinos, ¿cuándo serán estas cosas? ¿Y qué señal habrá cuando todas estas cosas hayan de cumplirse?. Los discípulos estaban interesados en los últimos tiempos (Hch. 1:6). Era un tema que preocupaba a la nación de Israel. Sus esperanzas estaban puestas en el Mesías que al venir, pudiera liberarlos y restaurar el reino de Israel. Preguntaron a Jesús, cuándo sería el tiempo final.

Prevención contra el engaño (13:5-8) 13:5 “Jesús, respondiéndoles, comenzó a decir: Mirad que nadie os engañe”. La primera cosa que Jesús dijo acerca de los últimos tiempos fue una advertencia en cuanto al engaño. Un buen maestro siempre comienza con lo más importante. Es por ello que es obvio que muchos cristianos serán engañados en los últimos tiempos, porque esta advertencia fue para los discípulos de Jesús. II de Tesalonicenses 2:11 dice: “Por esto Dios les envía un poder engañosoN.T., para que crean la mentira”. El espíritu de engaño, es la marca de los eventos que darán marco a la Segunda Venida de Cristo. A causa de la gran equivocación, debemos cuidarnos de no ser engañados. Debemos analizar con mucho cuidado lo que el Señor nos dice acerca de Su N.T. En la versión King James en inglés dice: “una gran ilusión”.

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Segunda Venida, porque son aquellos que no conocen las Escrituras quienes caen en error (Mc. 12:24). 13:6 “Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y engañarán a muchos”. Los primeros dos versículos relacionan la Segunda Venida con el engaño. Tengamos amor por la verdad para no ser engañados. Muchos vendrán en el Nombre del Señor y engañarán a muchos, no a pocos, ¡sino a muchos! 13:7 “Mas cuando oigáis de guerras y de rumores de guerras, no os turbéis, porque es necesario que suceda así; pero aún no es el fin”. Muchas guerras y rumores de guerra precederán a la Segunda Venida. Vemos que esto sucede hoy. Hay rumores de guerras alrededor de todo el mundo, pero el Señor nos dice que aún no es el fin. 13:8 “Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá terremotos en muchos lugares, y habrá hambres y alborotos; principios de Dolores son estos”. Hoy, vemos cómo se levanta nación contra nación, terremotos, hambre, y todo tipo de dificultades. Pero éstos son solo principio de dolores. Todo esto son señales de que el fin se está acercando.

El llamado a perseverar bajo la persecución (13:9-13) 13:9 “Pero mirad por vosotros mismos; porque os entregarán a los concilios, y en las sinagogas os azotarán; y delante de los gobernadores y de reyes os llevarán por causa de mí, para testimonio de ellos”. La Iglesia será

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grandemente perseguida en los últimos días. Esto es sin duda muy claro. En nuestros días ya estamos viendo un aumento de la persecución contra la Iglesia. 13:10 “Y es necesario que el evangelio sea predicado antes a todas las naciones”. Toda nación debe escuchar el Evangelio antes de la Segunda Venida del Señor. El Señor le dijo a un amigo nuestro, que era pastor en el lejano Oriente: “Yo soy el Señor de las Américas. Soy el Señor de Europa y de África. Pero también seré el Dios de Asia”. Creo con todo mi corazón que la Iglesia tendrá una gran cosecha en China y en otras naciones de Asia. 13:11 “Pero cuando os trajeren para entregaros, no os preocupéis por lo que habéis de decir, ni lo penséis, sino lo que os fuere dado en aquella hora, eso hablad; porque no sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu Santo”. El hecho de que Jesús haya puesto estos tres versículos juntos, nos deja claro que el avivamiento y la persecución ocurrirán al mismo tiempo en los últimos días. Durante el avivamiento habrá gran persecución contra la Iglesia. 13:12 “Y el hermano entregará a la muerte al hermano, y el padre al hijo; y se levantarán los hijos contra los padres, y los matarán”. Otro aspecto de los últimos tiempos es la traición. Las familias se dividirán. Hemos visto esto de primera mano. Sucedió en Yugoslavia muchos años atrás, cuando la nación estaba bajo el comunismo. Viajamos en tren por el interior de un país y nos encontramos con un pastor que acababa de ser liberado de la prisión. Había sido traicionado por gente de su misma congregación ante autoridades comunistas.

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En Alemania Oriental, algunos años atrás, la gente que quería dejar el país secretamente, no podía decirlo ni siquiera a sus hijos, por temor a que lo dijeran a las autoridades. Una persona de cada diez, reconocía ser un informante. Veremos que esto sucederá de nuevo en los últimos tiempos. Los hijos entregarán a sus padres a muerte. 13:13 “Y seréis aborrecidos de todos por causa de mi nombre; mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo”. La Iglesia será odiada por muchos, pero nunca debemos avergonzarnos de llevar el vituperio de Cristo (He. 11:26). Aquellos que perseveren hasta el final serán salvos.

La abominación desoladora (13:14-23) 13:14 “Pero cuando veáis la abominación desoladora de que habló el profeta Daniel, puesta donde no debe estar (el que lee, entienda), entonces los que estén en Judea huyan a los montes”. Daniel habló de la Abominación Desoladora en Daniel 12:11: “Y desde el tiempo que sea quitado el continuo sacrificio hasta la abominación desoladora, habrá mil doscientos noventa días”. El lugar santo sólo puede referirse al lugar del templo, en el Monte Moriah. Es el lugar en donde Abraham ofreció a Isaac (lea nuestro libro sobre Daniel para obtener más detalles). El único período de tiempo dado para la Segunda Venida es la Abominación Desoladora, y es dado por el Señor mismo. Es el único punto de referencia que tenemos para cualquier cálculo sobre la Segunda Venida. No podemos

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hacer ningún cálculo hasta después de la Abominación Desoladora. Cualquier otro cálculo, es completamente erróneo, porque éste es el único punto de referencia que Jesús nos da. Por ello, le advierto en Nombre del Señor, no dar ninguna fecha para la Segunda Venida, antes de la Abominación Desoladora. Y aun después, sólo tenemos un período de tiempo aproximado: tres años y medio. Jesús continúa diciendo que Él no sabe el día de Su venida. Sólo el Padre sabe el tiempo exacto de la Segunda Venida. Otra cosa interesante que Jesús nos dice en este versículo es que aquellos que estén en Judea, a los comienzos de la Gran Tribulación, escapen a las montañas. El Señor no puede haberles dicho acerca de escapar de Judea a las montañas, a menos que la persecución y los problemas, no sean tan grandes. Así que las montañas serán un lugar seguro, relativamente hablando. Judea y Jerusalén verán la mayor parte de los problemas. La Tribulación no será global. Habrá lugares que estarán a salvo de ella. 13:15-18 “El que esté en la azotea, no descienda a la casa, ni entre para tomar algo de su casa; y el que esté en el campo, no vuelva atrás para tomar su capa. Más ¡ay de las que estén encintas, y de las que críen en aquellos días! Orad, pues, que vuestra huida no sea en invierno”. Una vez que sea manifestada la Abominación Desoladora, todas las fuerzas demoníacas de Satanás serán desatadas. Los que estén en Judea deben escapar rápidamente, o estarán en gran peligro. Es por ello que el Señor les dice que huyan rápidamente y que no vuelvan a sus casas a buscar sus pertenencias.

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13:19 “Porque aquellos días serán de tribulación cual nunca ha habido desde el principio de la creación que Dios creó hasta este tiempo, ni la habrá”. La Gran Tribulación, comienza inmediatamente después que la Abominación Desoladora sea ofrecida en el Lugar Santo (Mt. 24:15). Daniel deja bien claro que la Abominación Desoladora será ofrecida en un ala del templo. Dice en Daniel 9:27: “Durante una semana ese gobernante hará un pacto con muchos, pero a media semana pondrá fin a los sacrificios y ofrendas. Sobre una de las alas del templo cometerá horribles sacrilegios, hasta que le sobrevenga el desastroso fin que le ha sido decretado” (NVI). 13:20 “Y si el Señor no hubiese acortado aquellos días, nadie sería salvo; mas por causa de los escogidos que él escogió, acortó aquellos días”. Los escogidos son los redimidos. Así que los escogidos estarán en la tierra durante la Gran Tribulación. Esto ni siquiera es debatible de acuerdo a las palabras de Jesús. Por eso, esta doctrina errónea que dice que toda la Iglesia será raptada antes de la Gran Tribulación es totalmente contradictoria a las Escrituras y a las palabras de Jesús mismo. 13:21-22 “Entonces si alguno os dijere: Mirad, aquí está el Cristo; o, mirad, allí está, no le creáis. Porque se levantarán falsos Cristos y falsos profetas, y harán señales y prodigios, para engañar, si fuese posible, aun a los escogidos”. La Trinidad impía estará extremadamente activa durante la Gran Tribulación. El Anticristo y muchos otros falsos cristos realizarán milagros y prodigios, engañando a muchos. En Apocalipsis capítulo 13, habla

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de las grandes señales y maravillas que la Trinidad impía hará en los últimos tres años y medio. 13:23 “Mas vosotros mirad; os lo he dicho todo antes”. El Señor es muy claro al advertir a Su pueblo que no preste atención para no ser engañados. Esto nos demuestra claramente que muchos redimidos serán engañados y guiados a seguir al Anticristo, así como muchos cristianos y aun ministros siguieron a Hitler en la Alemania Nazi.

La Segunda Venida (13:24-27) 13:24-27 “Pero en aquellos días, después de aquella tribulación, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor, y las estrellas caerán del cielo, y las potencias que están en los cielos serán conmovidas. Entonces verán al Hijo del Hombre, que vendrá en las nubes con gran poder y gloria. Y entonces enviará sus ángeles, y juntará a sus escogidos de los cuatro vientos, desde el extremo de la tierra hasta el extremo del cielo”. ¿Cuándo vendrá Cristo? Luego de tres años y medio, de la Gran Tribulación. Habrá varias cosas que sucederán luego de la Gran Tribulación. El sol y la luna se oscurecerán, las estrellas caerán de los cielos, y ocurrirán muchos otros fenómenos. Entonces, y sólo entonces, Cristo vendrá con gran poder y gloria, como se nos representa en Apocalipsis 19, viniendo en un caballo blanco.

La lección de la higuera (13:28-31) 13:28-29 “De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama está tierna, y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca. Así también vosotros, cuando veáis

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que suceden estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas”. Toda esta evidencia es una señal de que el fin está cerca, así como podemos decir que el verano está cerca por las hojas de una higuera. 13:30-31 “De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán”. El Señor dice que esta generación no pasará hasta que todas estas cosas hayan sucedido. Aquí se está refiriendo a la generación que presencie la Gran Tribulación. Ellos también verán la Segunda Venida del Señor. Esto también se refiere a la dispensación de la Edad de la Iglesia. No pasará hasta que todas estas cosas se hayan cumplido. Entonces el Señor vendrá y establecerá Su reinado milenial.

El llamado a velar (13:32-37) 13:32 “Pero de aquel día y de la hora nadie sabe, ni aun los ángeles que están en el cielo, ni el Hijo, sino el Padre”. Cristo dejó muy claro que El no sabía el día exacto de Su Segunda Venida. Esto es reservado sólo al Padre (Hch. 1:7). Esto es confirmado por la fiesta de bodas Judía (Mt. 22:1-14). En la cultura Judía, era el padre del novio quien decidía cuando éste debía de ir a buscar a su novia. El hijo podía saber el tiempo aproximado, pero no conocía con exactitud el día. Esto es lo que el Señor Jesús está diciendo aquí. Dijo que no sabía el día exacto de Su venida. Es por esto que es imposible para cualquier hombre mortal saber el exacto día de la Segunda Venida del Señor. Sea muy cuidadoso en cuanto a dar fechas para la Segunda Venida del Señor.

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13:33 “Mirad, velad y orad; porque no sabéis cuándo será el tiempo”. Jesús, nuevamente nos deja bien claro en este versículo que no podemos saber el día exacto, y nos exhorta a velar y a orar. 13:34-35 “Es como el hombre que yéndose lejos, dejó su casa, y dio autoridad a sus siervos, y a cada uno su obra, y al portero mandó que velase. Velad, pues, porque no sabéis cuándo vendrá el señor de la casa; si al anochecer, o a la medianoche, o al canto del gallo, o a la mañana”. El Señor ha dado a cada uno de Sus siervos un ministerio y una tarea para llevar a cabo, y seremos recompensados por cumplir con nuestra tarea. Debemos velar y orar hasta la venida del Señor. Nuestra responsabilidad no consiste en descifrar cuándo volverá, sino en velar y orar hasta Su venida. 13:36-37 “Para que cuando venga de repente, no os halle durmiendo. Y lo que a vosotros digo, a todos lo digo: Velad”. La advertencia es a velar. Muchos creyentes creen que esto significa que Jesús puede volver en cualquier día. Entonces muchos pastores dicen a su congregación al final de la reunión: “Nos vemos el miércoles para la reunión, a menos que el Señor venga antes”. Esta teología y forma de pensamiento no corresponde a las Escrituras. La Escritura nos dice que vendrá después de los días de tribulación, que dura tres años y medio. Por lo que, como este período todavía no ha comenzado, el Señor no puede volver mañana. El Señor no puede venir hasta que no se cumpla toda la profecía.

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7 EL RELATO DE LA PASIÓNELE 14:1 - 15:47 El complot para matar a Jesús (14:1-2) 14:1-2 “Dos días después era la Pascua, y la fiesta de los panes sin levadura; y buscaban los principales sacerdotes y los escribas cómo prenderle por engaño y matarle. Y decían: No durante la fiesta, para que no se haga alboroto del pueblo”. Los principales sacerdotes y los escribas no se preocupaban de lo que pensaba Dios, sino de lo que pensaban los hombres. Eran tan hipócritas. No querían matar a Jesús en un día festivo, no porque estuviera mal, sino porque no querían disgustar a la gente. Ésta es una trampa en la que caen muchos ministros. Sus intereses comienzan a concentrarse en la gente y en lo que la gente piensa, en vez de preocuparse por lo que Dios piensa y desea. Son gobernados por los deseos de la gente, en vez de buscar el agradar a Dios, y terminan al final, siendo rechazados por Dios como lo fue Saúl (I de S. 13:8-14; 15:24-30). Una vez, Stalin, invitó a un Obispo a su casa particular para que le visitara. Stalin en persona, había asistido al seminario cuando era joven y conocía a este obispo muy bien, desde que ambos eran jóvenes. El obispo optó por vestirse de civil porque no quería ofender a Stalin. Cuando Stalin vio al obispo vestido de civil, le dijo: “Veo que me

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temes más a mí, que a Dios”. Mucha gente, como este Obispo, teme más al hombre, que a Dios. Esto también sucedió en la Alemania Nazi. La mayor parte de los ministros, siguieron a Hitler con tal de no perder sus vidas y sus comodidades.

La unción en Betania (14:3-9) 14:3 “Pero estando él en Betania, en casa de Simón el leproso, y sentado a la mesa, vino una mujer con un vaso de alabastro de perfume de nardo puro de mucho precio; y quebrando el vaso de alabastro, se lo derramó sobre su cabeza”. Una muchacha de aquellos días, debía ahorrar todo su dinero para comprarse un vaso de alabastro y llenarlo con costosos aceites, el cual rompería en el día de su boda. La fragancia del vaso de alabastro debe de haber llenado la casa. La novia guardaba este vaso de alabastro para su novio. El nardo es símbolo de paz (comparar Cantar de los Cantares 4:13-14 con Gálatas 5:22-23). La mujer estaba ungiendo a su Novio Celestial. 14:4-5 “Y hubo algunos que se enojaron dentro de sí, y dijeron: ¿Para qué se ha hecho este desperdicio de perfume? Porque podía haberse vendido por más de trescientos denarios, y haberse dado a los pobres. Y murmuraban contra ella”. Algunos de Sus discípulos se enojaron por esto. Hubieran preferido gastar ese dinero en caridad para los pobres, que en ungir al Señor de gloria. No tenían sus prioridades en orden. Juan nos dice que fue Judas Iscariote quien dijo esto, porque era el tesorero y quería el dinero para sí mismo (Jn. 12:4-6). La discusión se divulgó al resto de los discípulos quienes comenzaron a repetirlo a otros. Trescientos denarios era el salario de

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un año entero, en aquellos días. El número trescientos, nos habla de caminar con Dios (Gn. 5:22). Por eso, en cierto sentido, esto simbolizaba que Jesús era el Ungido de Dios para llevar a cabo la voluntad de Su Padre. 14:6-7 “Pero Jesús dijo: Dejadla; ¿por qué la molestáis? Buena obra me ha hecho. Siempre tendréis a los pobres con vosotros, y cuando queráis les podréis hacer bien; pero a mí no siempre me tendréis”. El dar a los pobres es bueno, no cometamos un error con esto, pero nuestra relación con el Señor es más importante. Debemos tener nuestras prioridades en forma correcta. Él, es más importante que cualquiera de Sus criaturas. 14:8 “Esta ha hecho lo que podía; porque se ha anticipado a ungir mi cuerpo para la sepultura”. Ella ungió al Príncipe de Paz con nardo, que nos habla de paz, para Su entierro. Jesús era la ofrenda de paz, quien rompería la pared divisoria con Su muerte en la cruz. El es nuestra paz (Ef. 2:14-16). 14:9 “De cierto os digo que dondequiera que se predique este evangelio, en todo el mundo, también se contará lo que ésta ha hecho, para memoria de ella”. Esta mujer invirtió su más costosa posesión en el Señor, y recibió algo aún mayor en recompensa. Su acto de amor y de devoción al Señor fue registrado por la eternidad.

La traición de Judas (14:10-11) 14:10-11 “Entonces Judas Iscariote, uno de los doce, fue a los principales sacerdotes para entregárselo. Ellos, al oírlo, se alegraron, y prometieron darle dinero. Y Judas

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buscaba oportunidad para entregarle”. Judas era ambicioso y codicioso. Si en nuestras vidas no tratamos con la codicia, nos llevará hacia el camino que Judas tomó. Jesús sabía quien era el traidor. Sabía que Judas le traicionaría cuando lo eligió para ser uno de los doce discípulos. Sabía que Judas tenía que llevar a cabo la profecía, pero había otra razón para la traición de Judas. Dios Padre anhela compañerismo, pero éste está basado en experiencias similares. Lucifer se rebeló contra el Padre y tomó consigo un tercio de los ángeles que Dios había creado. El propósito de la traición de Judas era el de hacer experimentar al Hijo, la agonía del Padre, para así calificarle en íntimo compañerismo con Su Padre. Si usted continúa su vida con el Señor, usted puede tener su propio Judas personal, alguien muy cercano a usted que le traicionará. David tuvo a Absalón y a Ahitofel como sus traidores para poder conocer el corazón del Padre. Pablo fue traicionado por varios, incluyendo a Demas y a Alejandro, el copero. La razón por la cual experimentamos la traición, es para poder compartir con el Padre. Porque sólo cuando hemos sido tricionados, podremos conocer la agonía del corazón del Padre.

La preparación de la Pascua (14:12-16) 14:12-13 “El primer día de la fiesta de los panes sin levadura, cuando sacrificaban el cordero de la pascua, sus discípulos le dijeron: ¿Dónde quieres que vayamos a preparar para que comas la pascua? Y envió dos de sus discípulos, y les dijo: Id a la ciudad, y os saldrá al encuentro un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidle”. El Evangelio de Lucas registra

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que Pedro y Juan fueron enviados por el Señor para esta misión (Lc. 22:8). Ésta era una señal extraordinaria. En muchos países del Medio Oriente, eran normalmente las mujeres quienes llevaban el agua (ver Gn. 24:13-16; Ex. 2:16; Jn. 4:7). Debe de haber sido muy extraño ver un hombre llevando un cántaro. Esto nos muestra la humildad de este hombre. Ahora, consideremos el significado espiritual de este hombre llevando el agua. En cierto sentido, Jesús también era un portador de agua. Él prometió derramar el agua de Su Espíritu Santo sobre la Iglesia luego de Su muerte (Jn. 7:37-38). Esto se cumplirá en los últimos tiempos cuando la Iglesia celebre la Fiesta de los Tabernáculos espiritualmente. El signo de Acuario en el Zodíaco es representado por un hombre llevando un cántaro de agua. Aquarius es una palabra en latín, que significa “portador de agua”. En Febrero de 1962, cambió la carta del zodíaco de la constelación de Piscis (del latín “peces”) a la constelación de Acuario. Éste fue un tiempo muy significativo de la historia. El 28 de Febrero de ese mismo año, todos los planetas se alinearon. Mucha gente predijo grandes problemas para Estados Unidos, que han sucedido. El Presidente Kennedy fue asesinado al poco tiempo, y la oración, fue prohibida en las escuelas públicas. No obstante, como nos dice Isaías 60:1-2; cuando grandes tinieblas cubran la tierra, la gloria de Dios será vista sobre la Iglesia. Por lo tanto, el cambio al signo de Acuario también tuvo una connotación positiva. Es una señal del gran derramamiento del Espíritu Santo sobre la Iglesia de los últimos días. Mientras esto fue parcialmente cumplido con

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el avivamiento carismático del final de los sesenta, será enteramente cumplido en el avivamiento final durante el tiempo de la celebración espiritual de la Fiesta de los Tabernáculos. Con esto no deseamos sugerir que alentamos los horóscopos o la astrología. En Isaías 47:13-14 leemos: “Te has fatigado en tus muchos consejos. Comparezcan ahora y te defiendan los contempladores de los cielos, los que observan las estrellas, los que cuentan los meses, para pronosticar lo que vendrá sobre ti. He aquí que serán como tamo; fuego los quemara, no salvarán sus vidas del poder de la llama; no quedará brasa para calentarse, ni lumbre a la cual se sienten”. 14:14-16 “Y donde entrare, decid al señor de la casa: El Maestro dice: ¿Dónde está el aposento donde he de comer la pascua con mis discípulos? Y él os mostrará un gran aposento alto ya dispuesto; preparad para nosotros allí. Fueron sus discípulos y entraron en la ciudad, y hallaron como les había dicho; y prepararon la pascua”. El propósito de la vida de este hombre era preparar el Aposento Alto para el Señor Jesús. Él era un vaso preparado. Esto es como el momento cuando Simeón fue guiado por el Espíritu en un cierto día para recibir en el templo al bebé Jesús en sus brazos. Algunas personas son creadas para realizar un solo evento significativo en toda su vida. El resto es preparación. Por eso, seamos diligentes y preparémonos para el servicio especial que el Señor ha determinado que llevemos a cabo.

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El anuncio de la traición (14:17-21) 14:17-19 “Y cuando llegó la noche, vino él con los doce. Y cuando se sentaron a la mesa, mientras comían, dijo Jesús: De cierto os digo que uno de vosotros, que come conmigo, me va a entregar. Entonces ellos comenzaron a entristecerse, y a decirle uno por uno: ¿Seré yo? Y el otro: ¿Seré yo?” Jesús dijo a Sus discípulos durante la Última Cena que uno de ellos le traicionaría. Entonces ellos, comenzaron a decir: “¿Seré yo?” Y finalmente, Judas preguntó hipócritamente: “¿Seré yo?” 14:20 “Él, respondiendo, les dijo: Es uno de los doce, el que moja conmigo en el plato”. Esto fue profetizado en el Salmo 41:9 que dice: “Aun el hombre de mi paz, en quien yo confiaba, el que de mi pan comía, alzó contra mí el calcañar”. 14:21 “A la verdad el Hijo del Hombre va, según está escrito de él, más ¡ay de aquel hombre por quien el Hijo del Hombre es entregado! Bueno le fuera a ese hombre no haber nacido”. Deben de existir ofensas, pero Jesús dijo: “¡ay de aquel hombre por quien viene el tropiezo!” (Mt. 18:7). Jesús tenía que ser traicionado, pero esto no exonera a Judas de haber traicionado al Señor. Como Judas se deleitaba en la maldad, el Padre lo usó para cumplir Sus propósitos con Su Hijo.

La institución de la Cena del Señor (14:22-26) 14:22 “Y mientras comían, Jesús tomó pan y bendijo, y lo partió y les dio, diciendo: Tomad, esto es mi cuerpo”. En la Última Cena, el Señor instituyó lo que llamamos “La Cena del Señor, o la Santa Cena, o Comunión”. El pan que partimos

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durante el servicio de la comunión es símbolo de Su cuerpo que fue quebrantado por nosotros. Él es el Pan de Vida (Jn. 6:35). 14:23-24 “Y tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio; y bebieron de ella todos. Y les dijo: Esto es mi sangre del Nuevo pacto, que por muchos es derramada”. La copa representa Su sangre vertida por nosotros en la cruz del Calvario. Por esa sangre somos salvos. Pablo explica la comunión en I de Corintios 11:23-26, diciendo: “Porque yo recibí del Señor lo que también os he enseñado: Que el Señor Jesús, la noche que fue entregado, tomó pan; y habiendo dado gracias, lo partió, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo que por vosotros es partido; haced esto en memoria de mí. Asimismo tomó también la copa, después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el Nuevo pacto en mi sangre, haced esto todas las veces que la bebiereis, en memoria de mí. Así, pues, todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que él venga”. 14:25-26 “De cierto os digo que no beberé más del fruto de la vid, hasta aquel día en que lo beba Nuevo en el reino de Dios. Cuando hubieron cantado el himno, salieron al Monte de los Olivos”. Luego de la Última Cena cantaron un himno y fueron al Monte de los Olivos. Muchos teólogos han sugerido que ellos cantaron el Salmo 118.

La profecía de la negación de Pedro (14:27-31) 14:27 “Entonces Jesús les dijo: Todos os escandalizaréis de mí esta noche: porque escrito está: Heriré al pastor,

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y las ovejas serán dispersadas”. Ésta es una cita de Zacarías 13:7. El Buen Pastor, el Señor Jesús, sería herido, y las ovejas (los discípulos) serían dispersados. Si un lobo puede herir al pastor, entonces puede atacar a las ovejas fácilmente. Lo mismo sucede en el reino de Dios. Si Satanás puede herir al pastor de una iglesia, entonces podrá atacar fácilmente a los miembros de su congregación. 14:28 “Pero después que haya resucitado, iré delante de vosotros a Galilea”. Una vez que el Señor hubo resucitado, apareció a los discípulos en Galilea. Estas palabras fueron repetidas por dos ángeles a los discípulos en Lucas 24:6. 14:29 “Entonces Pedro le dijo: Aunque todos se escandalicen, yo no”. Pedro estaba contradiciendo al Señor y a las Escrituras. Se estaba exaltando sobre los otros discípulos. Pedro en realidad dijo: “Aunque todos ellos (refiriéndose a los demás discípulos) te abandonen, yo no te abandonaré. Puedo entender que ellos lo hagan, pero yo nunca lo haré. Yo soy más devoto a ti que ellos”. Al momento que nos exaltamos a nosotros mismos, nos estamos aproximando a una gran caída y le estamos abriendo la puerta a Satanás para entrar. En Lucas 22:31, Cristo dijo a Pedro que Satanás deseaba zarandearlo como el trigo. Ésta era la oportunidad para que Satanás entrara y tratara de destruir a Pedro. Tenga cuidado, no se ponga en la mira para después caer. Estoy de acuerdo con predicar contra el pecado, pero no exagere. Porque si lo hace, se pondrá en la mira. Cierto ministro solía hacer guerra contra el alcohol y, al final, él mismo terminó cayendo en el alcoholismo. Cuando se presenta la ocasión en la cual tiene que hablar contra algo, no tenga temor; pero no se concentre en lo negativo, sino en lo positivo.

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14:30-31 “Y le dijo Jesús: De cierto te digo que tú, hoy, esta noche, antes que el gallo haya cantado dos veces, me negarás tres veces. Mas él con mayor insistencia decía: Si me fuere necesario morir contigo, no te negaré. También todos decían lo mismo”. El Señor dijo a Pedro que sin dudas le negaría tres veces antes que el gallo cantara dos veces. Pedro discutió con Jesús y le dijo que estaba equivocado. Pedro, hubiera tenido que ponerse en una posición humilde y clamar al Señor pidiéndole gracia para no caer. Aprendamos de la falla de Pedro para no cometer el mismo error.

En el Jardín del Getsemaní (14:32-42) 14:32 “Vinieron, pues, a un lugar que se llama Getsemaní, y dijo a sus discípulos: Sentaos aquí, entre tanto que yo oro”. Fueron al Getsemaní, un jardín del Monte de los Olivos. Getsemaní significa “prensa de aceite”. Muchos años atrás, estábamos pasando por una prueba difícil y vi en una visión dos piedras similares a las piedras que usaban en Israel para prensar las aceitunas. Vi que la piedra que estaba encima giraba hacia un lado, y la de abajo, hacia el otro. Luego vi una pequeña aceituna que estaba siendo aplastada entre las dos piedras. Mientras la aceituna era aplastada, salía el aceite. En mi espíritu, supe que la pequeña aceituna era yo, y que la prueba me estaba aplastando para producir aceite (la unción del Espíritu Santo). Hay una sola manera por la cual sale aceite de la aceituna, y esto es aplastándola. La aceituna es comprimida y pierde toda su forma y su belleza, pero al mismo tiempo, sale un magnífico aceite como resultado. La única manera por la

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cual obtendremos la unción en nuestras vidas, es a través de ser quebrantados y machacados. Como dice en Isaías 61:3, que nos dará gloria en lugar de cenizas. Jesús fue a Getsemaní para ser aplastado, y a través de la prensa, obtuvo la preciosa unción para Su pueblo. 14:33-34 “Y tomó consigo a Pedro, a Jacobo, y a Juan, y comenzó a entristecerse y a angustiarse. Y les dijo: Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí y velad”. Sólo Pedro, Juan y Jacobo, tuvieron el privilegio de ir con el Señor. Su corazón estaba sumamente entristecido. 14:35-36 “Yéndose un poco adelante, se postró en tierra, y oró que si fuese posible, pasase de él aquella hora. Y decía: Abba Padre, todas las cosas son posibles para ti; aparta de mí esta copa; mas no lo que yo quiero, sino lo que tú”. Jesús oró a Su Padre para que removiera esa copa de Él si fuera posible, pero oró diciendo que sea hecha la voluntad del Padre, y no la suya. La copa que Jesús tenía que beber, estaba llena de los pecados del mundo. Jesús no podía morir a menos que se hubiese convertido en pecado, porque Él era sin pecado. El apóstol Pablo desarrolla esto en Romanos, que la muerte reina a causa del pecado (Ro. 5:12-16). La muerte no tuvo poder sobre Adán y Eva, sino hasta que pecaron, y la muerte no tuvo poder sobre el Señor Jesucristo porque Él era perfecto. Él, sólo podía morir si se convertía en pecado. En el Getsemaní, se convirtió en pecado tomando la copa de los pecados del mundo. No era la cruz lo que preocupaba a Jesús, sino el hecho de convertirse en pecado. El Señor no estaba pidiéndole al Padre que lo librara de la cruz, sino de

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beber los pecados del mundo en esa copa. El Santo, estaba abrumado, por el sólo pensamiento, de volverse pecado. 14:37-38 “Vino luego y los halló durmiendo; y dijo a Pedro: Simón, ¿duermes? ¿No has podido velar una hora? Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil”. Jesús regresó a Sus discípulos y los halló durmiendo. En Su momento de mayor necesidad, le dejaron solo. Aun sus discípulos más cercanos no pudieron orar con Él por una hora. Satanás quería zarandear a Pedro, pero éste, en vez de buscar a Dios con todo su ser, ¿qué hizo? Se quedó dormido. Debería de haber estado clamando al Señor con todo su corazón, para ser librado de negar a Jesús. A causa de su falta de oración, la tentación vino sobre él. Si no vivimos una vida de oración, la tentación nos sobrevendrá eventualmente. 14:39-40 “Otra vez fue y oró, diciendo las mismas palabras. Al volver, otra vez los halló durmiendo, porque los ojos de ellos estaban cargados de sueño; y no sabían que responderle”. El Señor volvió, y oró a Su Padre otra vez. Al regresar, volvió a encontrar a Sus discípulos durmiendo. Tenemos que comprender lo que estaba sucediendo en el Getsemaní. Ésta fue una de las últimas oportunidades que tuvo Satanás para que Jesús no llegase a la meta. Todos los poderes demoníacos estaban viniendo contra Su mente y corazón. Los vasos sanguíneos de Su mente se rompieron en el Getsemaní (Lc. 22:44). Estaba resistiendo toda la tentación que Satanás podía poner sobre Su cuerpo. Aun así, Sus discípulos, no pudieron mantenerse despiertos para orar con Él. Esto debe de haber entristecido muchísimo a Jesús.

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14:41-42 “Vino la tercera vez, y les dijo: Dormid ya, y descansad. Basta, la hora ha venido; he aquí el Hijo del Hombre es entregado en manos de los pecadores. Levantaos, vamos; he aquí, se acerca el que me entrega”. El Señor había ganado la batalla en oración, y había sido lleno con todo el vigor que siente un guerrero luego de haber ganado una batalla. Estaba preparado para enfrentar al traidor.

Traición y arresto de Jesús (14:43-52) 14:43 “Luego, hablando él aún, vino Judas, que era uno de los doce, y con él mucha gente con espadas y palos, de parte de los principales sacerdotes y de los escribas y de los ancianos”. Mientras Jesús estaba hablando, Judas, el traidor, llegó. Las palabras usadas en el Griego, nos sugieren que fueron enviados contra Jesús aproximadamente dos mil hombres armados. En realidad, los líderes Judíos estaban haciéndole un gran honor enviándole tanta gente. Conocían el gran poder que poseía, y querían asegurarse de que no se les escapara. 14:44-45 “Y el que le entregaba les había dado señal, diciendo: Al que yo besare, ése es; prendedle, y llevadle con seguridad. Y cuando vino, se acercó luego a él, y le dijo: Maestro, Maestro. Y le besó”. Los traidores, son las personas más hipócritas. Te llenan de cumplidos en la cara, pero tratan de destruirte a tus espaldas. 14:46-47 “Entonces ellos le echaron mano, y le prendieron. Pero uno de los que estaban allí, sacando la espada, hirió al siervo del sumo sacerdote, cortándole la oreja”. Mientras pusieron sus manos sobre Jesús para

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llevárselo, Pedro le cortó la oreja derecha al guardia (Jn. 18:10). El nombre del guardia era Malco. El Señor reprendió a Pedro por haber hecho esto en Juan 18:11, diciéndole: “Mete tu espada en la vaina; la copa que el Padre me ha dado, ¿no la he de beber?” 14:48-49 “Y respondiendo Jesús, les dijo: ¿Cómo contra ladrón habéis salido con espadas y con palos para prenderme? Cada día estaba con vosotros enseñando en el templo, y no me prendisteis; pero es así, para que se cumplan las Escrituras”. Jesús les mostraba que eran hipócritas. Si Él hubiera estado haciendo algo malo, ¿por qué no le prendieron en el templo? La respuesta, es obvia. Sabían que no hubieran podido justificar sus acciones delante del pueblo. Tenían que hacer ver como si Le hubiesen tenido que llevar por la fuerza. 14:50 “Entonces, todos los discípulos, dejándole, huyeron”. Todos abandonaron al Señor, así como Él lo había dicho. Esto fue profetizado en las Escrituras, y éstas no podían fallar. Aun Juan escapó del Señor en este punto, pero más tarde, estaba con Pedro en la casa del Sumo Sacerdote, observando el juicio a Jesús. Juan amaba al Señor profundamente, pero debía cumplirse la Escritura. Los discípulos no podían quedarse con Jesús, porque no era el tiempo de sus martirios. Hubo sólo gracia para que el Señor fuese martirizado en ese momento en particular. 14:51-52 “Pero cierto joven le seguía, cubierto el cuerpo con una sábana; y le prendieron; mas él, dejando la sábana, huyó desnudo”. Tenemos registro de esto sólo en Marcos, por lo que generalmente se piensa que el joven

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haya sido Marcos, el mismo autor. Marcos quería seguir al Señor desesperadamente. En toda situación, quiso seguirle, pero en este caso, no tuvo la gracia para hacerlo. También se retiró con Pablo y Bernabé, porque aún no había madurado en la gracia del Señor, lo suficiente como para soportar las presiones (Hch. 13:13), pero al final, fue contado como un ministro fiel al Señor.

Jesús en el palacio del Sumo Sacerdote (14:53-65) 14:53-54 “Trajeron pues, a Jesús al sumo sacerdote; y se reunieron todos los principales sacerdotes y los ancianos y los escribas. Y Pedro le siguió de lejos hasta dentro del patio del sumo sacerdote; y estaba sentado con los alguaciles, calentándose al fuego”. Jesús fue llevado al palacio del sumo sacerdote para ser juzgado. Pedro abandonó al Señor en el Getsemaní, pero le siguió al palacio del sumo sacerdote junto a Juan. Pedro era muy valiente. Fue Pedro quien caminó sobre las aguas, no los otros; y ahora fue él quien fue al palacio. Juan y Pedro entraron al palacio, aparentemente gracias a la influencia de Juan (Jn. 18: 15-16). 14:55 “Y los principales sacerdotes y todo el concilio buscaban testimonio contra Jesús, para entregarle a la muerte; pero no lo hallaban”. El concilio estaba buscando gente que diera falso testimonio contra Jesús para poder justificar Su muerte, pero no encontraban testigos creíbles. 14:56-59 “Porque muchos decían falso testimonio contra él, mas sus testimonios no concordaban. Entonces levantándose unos, dieron falso testimonio contra él, diciendo: Nosotros le hemos oído decir: Yo derribaré este

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templo hecho a mano, y en tres días edificaré otro hecho sin mano. Pero ni aun así concordaban con el testimonio”. Había muchos testigos falsos que testificaron contra Jesús, pero ninguna de sus historias concordaba para que el testimonio fuera tenido como evidencia. 14:60 “Entonces el sumo sacerdote, levantándose en medio, preguntó a Jesús, diciendo: ¿No respondes nada? ¿Qué testifican éstos contra ti?”. El Sumo Sacerdote se levantó y reprendió a Jesús diciéndole: “¿No tienes nada que decir para defenderte?” Pero Jesús no respondió. Él era el Cordero de Dios que no buscaba defenderse a sí mismo. Cumpliendo así Isaías 53:7 que dice: “Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero, y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca”. 14:61-62 “Mas él callaba, y nada respondía. El sumo sacerdote le volvió a preguntar, y le dijo: ¿Eres tu el Cristo, el Hijo del Bendito? Y Jesús le dijo: Yo soy; y veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del poder de Dios, y viniendo en las nubes del cielo”. Los líderes religiosos buscaban matar a Jesús, pero tenían que juzgarlo de acuerdo a la ley. El Sumo Sacerdote, finalmente le preguntó si Él era el Cristo, o no. Jesús tuvo que responder honestamente, entonces dijo que Él era el Cristo (el Mesías). 14:63-65 “Entonces el sumo sacerdote, rasgando su vestidura, dijo: ¿Qué más necesidad tenemos de testigos? Habéis oído la blasfemia; ¿qué os parece? Y todos ellos le condenaron declarándole ser digno de muerte. Y algunos comenzaron a escupirle, y a cubrirle el rostro y

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a darle de puñetazos, y a decirle: Profetiza. Y los alguaciles le daban bofetadas”. Las palabras de Jesús hicieron enfurecer a los sacerdotes. Comenzaron a pegarle y a escupirle. Aquí se cumple Isaías 50:6: “De mi cuerpo a los heridores, y mis mejillas a los que me mesaban la barba; no escondí mi rostro de injurias y de esputos”.

Pedro niega a Jesús tres veces (14:66-72) 14:66-71 “Estando Pedro abajo, en el patio, vino una de las criadas del sumo sacerdote; y cuando vio a Pedro que se calentaba, mirándole, dijo: Tú también estabas con Jesús el Nazareno. Mas él negó, diciendo: No le conozco, no sé lo que dices. Y salió a la entrada; y cantó el gallo. Y la criada, viéndole otra vez, comenzó a decir a los que estaban allí: Este es de ellos. Pero él negó otra vez. Y poco después, los que estaban allí dijeron otra vez a Pedro: Verdaderamente tú eres de ellos; porque eres Galileo, y tu manera de hablar es semejante a la de ellos. Entonces él comenzó a maldecir, y a jurar: No conozco a este hombre de quien habláis”. Pedro negó a Jesús tres veces así como Jesús lo había dicho que haría. No debemos condenar a Pedro por esto, sino decir como dijo D. L. Moody cuando vio a un borracho tambaleando fuera de un bar: “Ése no soy yo, por la gracia de Dios”. 14:72 “Y el gallo cantó la segunda vez. Entonces Pedro se acordó de las palabras que Jesús le había dicho: Antes que el gallo cante dos veces, me negarás tres veces. Y pensando en esto, lloraba”. Pedro lloró amargamente luego de haber negado a Jesús. La tristeza de Dios produjo arrepentimiento en su vida (II Co. 7:10).

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El juicio frente a Pilato (15:1-15) 15:1 “Muy de mañana, habiendo tenido consejo los principales sacerdotes con los ancianos, con los escribas y con todo el concilio, llevaron a Jesús atado, y le entregaron a Pilato”. Los sacerdotes tenían ciertos poderes judiciales, pero no tenían el poder para crucificar a Jesús. Entonces, lo mandaron a Pilato, esperando que fuera Pilato quien lo condenara a muerte. 15:2 “Pilato le preguntó: ¿Eres tu el Rey de los judíos? Respondiendo él, le dijo: Tú lo dices”. Pilato preguntó a Jesús si era el Rey de los Judíos, y Él asevero que era el Rey de los judíos. 15:3-5 “Y los principales sacerdotes le acusaban mucho. Otra vez le preguntó Pilato, diciendo: ¿Nada respondes? Mira de cuántas cosas te acusan. Mas Jesús ni aun con eso respondió; de modo que Pilato se maravillaba”. El Sumo Sacerdote acusó a Jesús de muchas cosas, pero Él no respondió a las acusaciones. Había encargado Su alma a Su Padre. Ninguna de estas cosas le hacían cambiar. Sabía que debía ser crucificado, y se había entregado para cumplir la misión. Pilato se maravillaba de cómo Jesús se comportaba y de cuán calmo era. 15:6-7 “Ahora bien, en el día de la fiesta les soltaba un preso, cualquiera que pidiesen. Y había uno que se llamaba Barrabás, preso con sus compañeros de motín que habían cometido homicidio en una revuelta”. Cada año, durante la fiesta de la Pascua, Pilato les soltaba un prisionero, cualquiera que le pidiesen. Pilato quería soltar a Jesús, pero

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los judíos querían a Barrabás, un notorio criminal, para ser liberado. Barrabás era un hombre muy malo quien lideró una revuelta en donde murieron varias personas. 15:8-10 “Y viniendo la multitud, comenzó a pedir que se hiciese como siempre les había hecho. Y Pilato les respondió diciendo: ¿Queréis que os suelte al Rey de los judíos? Porque conocía que por envidia le habían entregado los principales sacerdotes”. Pilato preguntó a los judíos si querían que les entregara a Jesús, el Rey de los judíos. Pilato estaba acostumbrado a juzgar casos, y sabía que los sacerdotes le habían entregado a Jesús por envidia. La envidia y los celos son fuertes como el Seol (Cnt. 8:6), y no darán descanso ni paz a la persona, hasta que haya herido o difamado al objeto de su envidia. Obviamente, Pilato estaba familiarizado con los sacerdotes y su amor a las posiciones de poder y los títulos; y percibía que Jesús había amenazado a ambos. 15:11 “Mas los principales sacerdotes incitaron a la multitud para que les soltase más bien a Barrabás”. Los sacerdotes incitaron a la gente a pedir por la liberación de Barrabás en vez de la de Jesús. Los sacerdotes estaban liderando una insurrección contra el Rey de reyes, y ellos persuadían a la gente a pedir por Barrabás. 15:12-14 “Respondiendo Pilato, les dijo otra vez: ¿Qué pues, queréis que haga del que llamáis Rey de los judíos? Y ellos volvieron a dar voces: ¡Crucifícale! Pilato les decía: ¿Pues qué mal ha hecho? Pero ellos gritaban aun más: ¡Crucifícale!” Como juez, Pilato no debía hablar con la gente. Simplemente debía haber

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pesado los hechos, para luego tomar una decisión basándose en lo que pensaba que era justo en este asunto. 15:15 “Y Pilato, queriendo satisfacer al pueblo, les soltó a Barrabás, y entregó a Jesús, después de azotarle, para que fuese crucificado”. Pilato sabía que Jesús era inocente, pero para agradar a la gente, dio el permiso para que los judíos le crucificasen. Pilato hizo esto porque la gente le estaba chantajeando. Juan 19:12 nos dice: “Desde entonces procuraba Pilato soltarle; pero los judíos daban voces, diciendo: Si a éste sueltas, no eres amigo de César; todo el que se hace rey, a César se opone”. La gente había reportado a Pilato, al emperador Romano, a causa de sus injusticias en otros casos. Esto ponía a Pilato en una situación difícil. Porque corría el riesgo de perder su posición, entonces entregó a Jesús al pueblo. Pilato tampoco tenía dos dedos de frente. Debía de haber defendido lo que sabía que era justo. Su esposa, aun le había dicho que no tocara a Jesús porque había tenido un sueño acerca de Él la noche anterior (Mt. 27:19). Para acallar su conciencia sabiendo que lo que estaba haciendo estaba mal, Pilato, hipócritamente lavó sus manos delante del pueblo diciendo: “Soy inocente de la sangre de este justo”.

Jesús es burlado (15:16-20) 15:16-20 “Entonces los soldados le llevaron dentro del atrio, esto es, al pretorio, y convocaron a toda la compañía. Y le vistieron de púrpura, y poniéndole una corona tejida de espinas, comenzaron luego a saludarle: ¡Salve Rey de los judíos! Y le golpeaban en la cabeza con una caña, y le

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escupían, y puestos de rodillas le hacían reverencias. Después de haberle escarnecido, le desnudaron la púrpura, y le pusieron sus propios vestidos, y le sacaron para crucificarle”. Los soldados tomaron a Jesús y le vistieron de púrpura y le pusieron una corona de espinas. Luego le golpearon en la cabeza y le escupieron, burlándose de Él, haciendo como si lo estuviesen adorando.

Crucifixión de Jesús (15:21-37) 15:21-22 “Y obligaron a uno que pasaba, Simón de Cirene, padre de Alejandro y de Rufo, que venía del campo, a que le llevase la cruz. Y le llevaron a un lugar llamado Gólgota, que traducido es: Lugar de la Calavera”. Como Jesús estaba agotado por los golpes, y no podía llevar Su cruz por el camino, los soldados obligaron a un tal Simón a que la llevase por Él. Jesús fue crucificado en el Gólgota, que significa “calavera”. La palabra en latín es Calvaria, de donde viene la palabra en español Calvario (Lc. 23:33). El Gólgota es un monte situado al norte de Jerusalén, donde se tomaba la ofrenda por el pecado. Jesús fue el Cordero de Dios, que llevó los pecados del mundo. Todo aspecto de la crucifixión de Jesús cumplió la Escritura. 15:23 “Y le dieron a beber vino mezclado con mirra; mas él no lo tomó”. La razón por la cual Jesús no tomó el vino mezclado con la mirra fue porque lo daban a aquellos que eran crucificados para drogarlos, y Él no quería ser drogado. 15:24 “Cuando le hubieron crucificado, repartieron entre sí sus vestidos, echando suertes sobre ellos para ver qué se llevaría cada uno”. Los soldados repartieron los

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vestidos de Jesús y echaron suertes sobre ellos, como fue profetizado en el Salmo 22:18: “Repartieron entre sí mis vestidos, y sobre mi ropa echaron suertes”. Una de las peores tareas de un soldado era la de llevar a cabo una crucifixión y presenciar la agonía de un condenado. Como recompensa, se les permitía tomar los vestidos de los que eran crucificados. 15:25 “Era la hora tercera cuando le crucificaron”. El día Judío comenzaba a las 6 de la tarde y terminaba a las 6 de la tarde del día siguiente, mientras que el día de los Gentiles comprende de una medianoche a la otra. La hora tercera judía, serían las nueve de la mañana de nuestra hora. Una vez, el Señor me pidió que hablara sobre la cruz, no pude dormir en toda la noche antes de la predicación. Pregunté al Señor el por qué de mi insomnio, y me dijo: “Para que sepas que yo tampoco dormí la noche anterior a Mi ejecución”. 15:26 “Y el título escrito de su causa era: El REY DE LOS JUDÍOS”. El crimen de aquellos que eran ejecutados se escribía encima de ellos. El único crimen del Señor era el ser el Rey de los Judíos. Sólo le pudieron acusar de ser Él mismo. ¡No tenía mancha! No había pecado en Su vida por el cual Satanás pudiera acusarle. 15:27 “Crucificaron también con él a dos ladrones, uno a su derecha, y el otro a su izquierda”. Jesús fue crucificado junto a dos ladrones, uno a Su derecha y otro a Su izquierda. Ambos maldijeron a Jesús primeramente, pero luego, Lucas nos registra que uno de ellos se arrepintió y obtuvo la salvación (Lc. 23:39-44). Aun colgado en la cruz, Jesús fue maldecido por aquellos que Él había venido a salvar. ¡Cuán maravilloso carácter demostró Jesús hasta el final!

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15:28 “Y se cumplió la Escritura que dice: Y fue contado con los inicuos”. Ésta es una cita de Isaías 53:12. La muerte de Jesús fue muy humillante y degradante. Fue contado con los malhechores. 15:29-30 “Y los que pasaban le injuriaban, meneando la cabeza y diciendo: ¡Bah! Tú que derribas el templo de Dios, y en tres días lo reedificas, sálvate a ti mismo, y desciende de la cruz”. La gente caminaba y se burlaba del Señor. No tenían compasión de Él. Él hubiera podido descender de la cruz, pero prefirió quedarse. 15:31-32 “De esta manera también los principales sacerdotes, escarneciendo, se decían unos a otros, con los escribas: A otros salvó, a sí mismo no se puede salvar. El Cristo, el Rey de Israel, descienda ahora de la cruz, para que veamos y creamos. También los que estaban crucificados con él le injuriaban”. Estaban blasfemando. Estaban tratando de tentar a Jesús a que descendiera de la cruz. Ésta era una terrible tentación para Jesús, pero la rechazó para cumplir con la voluntad de Su Padre. 15:33 “Cuando vino la hora sexta, hubo tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora novena”. La sexta hora Judía es nuestro mediodía, y la novena es igual a las tres de la tarde. Hubo tinieblas que cubrieron toda la tierra desde el mediodía hasta las tres de la tarde. 15:34 “Y a la hora novena Jesús clamó a gran voz, diciendo: Eloi, Eloi, ¿Iama sabactani? Que traducido es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?” A las tres de la tarde el Señor gritó a Su Padre en agonía:

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“Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?” Ésta es una expresión profética tomada del Salmo 22:1. La mayor agonía que el Señor experimentó fue que Su Padre se alejó de Él. El Padre no pudo quedarse con Su Hijo, quien se había hecho pecado, a causa de Su santidad absoluta. Esto fue lo que más hirió a Jesús. 15:35-36 “Y algunos de los que estaban allí decían al oírlo: Mirad llama a Elías. Y corrió uno, y empapando una esponja en vinagre, y poniéndola en una caña, le dio a beber, diciendo: dejad, veamos si viene Elías a bajarle”. Los que estaban allí, no entendieron que Jesús estaba hablando en Arameo. Pensaban que estaba llamando a Elías. Entonces se dieron cuenta de que no era un hombre cualquiera a quien estaban crucificando. 15:37 “Mas Jesús, dando una gran voz, expiró”. El Señor murió a las 3 de la tarde, dando gran voz. Había cumplido con la misión de Su vida. Todo había terminado. En tres días resucitaría triunfante de la tumba.

El velo rasgado (15:38) 15:38 “Entonces el velo del templo se rasgó en dos, de arriba a abajo”. Cuando el Señor fue crucificado, el velo del templo que separaba el Lugar Santo del Lugar Santísimo, se rompió de arriba abajo. La interpretación espiritual es dada por Pablo en Hebreos 10:19-20: “Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo, por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a

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través del velo, esto es, de su carne”. El velo se rasgó para abrirnos el camino para entrar en el Lugar Santísimo, a la presencia manifiesta de Dios. El velo rasgado, representa el Cuerpo (o la carne) de Cristo que fue crucificado por nosotros. En otras palabras, debemos morir a nosotros mismos para entrar a través del velo al Lugar Santísimo.

El testimonio del centurión (15:39) 15:39 “Y el centurión que estaba frente a él, viendo que después de clamar había expirado así, dijo: Verdaderamente este hombre era el Hijo de Dios”. Ésta es una declaración increíble. Este centurión Romano, que seguramente había presenciado muchísimas crucifixiones, debe de haber estado en una posición única, para haber notado la diferencia entre la actitud de Cristo sobre la cruz y la conducta del resto de los criminales que había visto crucificar en el pasado. Entendió y testificó diciendo que Jesús de Nazaret, era sin dudas el Hijo de Dios.

Las mujeres que miraban de lejos (15:40-41) 15:40-41 “También había algunas mujeres mirando de lejos, entre las cuales estaban María Magdalena, María la madre de Jacobo el menor y de José, y Salomé, quienes, cuando él estaba en Galilea, le seguían y le servían, y otras muchas que habían subido con él a Jerusalén”. Había algunas mujeres que miraban desde lejos. Sus nombres eran María Magdalena, María la madre de Jacobo y José, y Salomé. Estas mujeres santas, habían apoyado a Jesús en Su ministerio.

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El entierro de Jesús (15:42-47) 15:42 “Cuando llegó la noche, porque era la preparación, es decir, la víspera del día de reposo”. Jesucristo, nuestro Cordero Pascual que fue inmolado por nosotros y cumplió así la fiesta de la Pascua (Ex. 6). 15:43 “José de Arimatea, miembro noble del concilio, que también esperaba el reino de Dios, vino y entró osadamente a Pilato, y pidió el cuerpo de Jesús”. José de Arimetea fue osadamente a Pilato y pidió permiso para enterrar el Cuerpo de Jesús. Al hacer esto, José se estaba declarando, abiertamente, un discípulo de Jesús. José era un hombre devoto que esperaba el reino de Dios. 15:44-45 “Pilato se sorprendió de que ya hubiese muerto; y haciendo venir al centurión, le preguntó si ya estaba muerto. E informado por el centurión, dio el cuerpo a José”. Sabemos, gracias al Salmo 69:20 que Jesús murió porque Su corazón fue quebrantado: “El escarnio ha quebrantado mi corazón, y estoy acongojado. Esperé quien se compadeciese de mí, y no lo hubo; y consoladores, y ninguno hallé”. Cristo no murió a causa de la cruz, en sentido físico; a pesar de que esto seguramente le hubiera podido matar, Él murió a causa del quebrantamiento de Su corazón. La muerte de cruz era una muerte lenta, y dolorosa, que no le hubiera hecho morir tan pronto. Cuando los soldados regresaron para quebrar las piernas de los otros dos que estaban siendo crucificados con Jesús, encontraron a Jesús ya muerto.

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El soldado tomó una lanza y atravesó Su costado y, agua y sangre salió de Su costado. Su corazón se había quebrantado, y es por eso que de Su costado salió agua y sangre (Jn. 19: 31-37). Esto cumplió la Escritura que dice que ningún hueso sería quebrantado (Sal. 34:20). El Cordero Pascual, no podía tener ningún hueso roto (Éx. 12:46), puesto que los pastores sólo quebraban los huesos de los corderos que acostumbraban escapar. Cristo era Obediente. 15:46 “El cual compró una sábana, y quitándolo, lo envolvió en la sábana, y lo puso en un sepulcro que estaba cavado en una peña, e hizo rodar una piedra a la entrada del sepulcro”. José envolvió a Jesús en lino fino, que nos habla de justicia (Ap. 19:8). Jesús era el Justo. José, le colocó en su propio sepulcro, cumpliendo así Isaías 53:9 que dice: “Y se dispuso con los impíos su sepultura, mas con los ricos fue en su muerte; aunque nunca hizo maldad, ni hubo engaño en su boca”. Cristo recibió sepultura digna de la realeza, Él verdaderamente era el Rey del Universo. 15:47 “Y María Magdalena y María madre de José miraban dónde lo ponían”. Estas dos mujeres, miraron el lugar de sepultura de Jesús. María Magdalena había sido liberada de siete demonios y María la madre de José era, sin duda, una mujer devota. Estas dos mujeres representan a la Iglesia, que se compone de fieles y de reincidentes restaurados. Esto es tipificado en Cantar de los Cantares 6:4, donde se compara a la Novia de Cristo (la Iglesia), con Tirsa, la capital de la rebelde Israel, y Jerusalén, la capital de la fiel Judá.

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8 LA RESURRECCIÓN DE JESÚS 16:1-18 La piedra que rodó (16:1-8) 16:1 “Cuando pasó el día de reposo, María Magdalena, María la madre de Jacobo, y Salomé, compraron especias aromáticas para ir a ungirle” Todavía no habían embalsamado al Señor a causa del día de reposo. 16:2 “Y muy de mañana, el primer día de la semana, vinieron al sepulcro, ya salido el sol.” Esto sucedió el domingo, bien temprano por la mañana, el día después del día de reposo semanal (sábado). Sabemos que Cristo fue crucificado un miércoles, porque Él mismo dijo que iba a estar en el corazón de la tierra por tres días y tres noches. El jueves era un día de reposo porque era un día festivo (Jn. 19:31). Entonces, Jesús estuvo en la tumba desde el miércoles por la tarde hasta el domingo por la mañana bien temprano, cuando resucitó de entre los muertos. 16:3-4 “Pero decían entre sí: ¿Quién nos removerá la piedra de la entrada del sepulcro? Pero cuando miraron, vieron removida la piedra, que era muy grande”. La piedra del sepulcro del Señor, tuvo que rodar. He visto el lugar tradicional de la tumba de Jesús en Israel. Hay una pequeña hendidura por la cual rodó la piedra, con una inclinación

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hacia abajo, tapando así la entrada de la tumba. La piedra era muy grande y pesada, haciendo imposible que dos mujeres la hicieran rodar. Para sorpresa de ellas, la piedra ya había sido rodada por un ángel (Mt. 28:2). 16:5-6 “Y cuando entraron en el sepulcro, vieron a un joven sentado al lado derecho, cubierto con una larga ropa blanca; y se espantaron. Mas él les dijo: No os asustéis; buscáis a Jesús Nazareno, el que fue crucificado; ha resucitado, no está aquí; mirad el lugar en donde le pusieron”. Un ángel, apareció a estas mujeres diciéndoles que Jesús había resucitado de entre los muertos. El ángel les mostró el lugar en donde habían puesto el cuerpo de Jesús. 16:7 “Pero id, decid a sus discípulos, y a Pedro, que él va delante de vosotros a Galilea, allí le veréis, como os dijo”. El ángel les ordenó decirles a los discípulos y a Pedro, que Jesús había resucitado y que se les aparecería en Galilea. El Señor había dicho a Sus discípulos en Marcos 14:28, que se les aparecería en Galilea luego de Su resurrección. Es sorprendente que el ángel especificó decirle a Pedro. El Señor estaba preocupado por Pedro, esperando que su fe no hubiera decaído a causa de su negación y porque no hubiera entendido la crucifixión. El Señor amaba a Pedro y quería que triunfara, para que pudiera predicar con poder, en el día de Pentecostés. Jesús tenía un propósito para la vida de Pedro, y no quería que se rindiera a causa de su desánimo. 16:8 “Y ellas se fueron huyendo del sepulcro, porque les había tomado temblor y espanto; ni decían nada a nadie, porque tenían miedo”. Las mujeres se fueron de la tumba rápidamente, y fueron a contar lo sucedido a los discípulos.

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Los versículos concluyentes de Marcos (16:9-20) Los versículos concluyentes de Marcos capítulo 16, versículos 9-20, son objeto de gran discusión porque tratan sobre el hablar en otras lenguas, y de milagros. De todas formas, las matemáticas de estos versículos, prueban que ningún hombre hubiera podido escribirlos o agregarlos, sino que fueron divinamente inspirados. Muchas personas que no creen que el hablar en lenguas sea para nuestros días, cuestionan este pasaje. Diciendo que fue agregado y que no era parte del texto original. Pero las siguientes evidencias prueban más allá de cualquier duda, que estos versículos son divinamente inspirados. Ningún hombre hubiera sido capaz de escribirlos con tal exactitud matemática. Primeramente, haremos un listado del alfabeto Griego y de los números asociados a cada letra. En el griego, se puede descifrar el valor numérico de cada palabra, porque cada letra y palabra en griego, tiene un valor numérico.

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EL ALFABETO GRIEGO Valor numérico

Nombre

Letra griega

1 2 3 4 5 7 8 9 10 20 30 40 50 60 70 80 100 200 300 400 500 600 700 800

Alpha Beta Gamma Delta Epsilon Zeta Eta Theta Iota Kappa Lambda Mu Nu Xi Omicron Pi Rho Sigma Tau Upsilon Phi Chi Psi Omega

Αα Ββ Γγ ∆δ Εε Ζζ Ηη Θθ Ιι Κκ Λλ Μµ Νν Ξξ Οο Ππ Ρρ Σσ Ττ Υυ Φφ Χχ Ψψ Ωω

Letra equivalente en español

a b c d e z (ds) e th i k l m n x (cs) o p r s t y ph (f) qui,ki (aspirada) ps O

* El alfabeto griego contiene veinticuatro letras. * En griego no existían los números, porque cada letra tenía un valor numérico.

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La matemática del griego en Marcos 16:9-20 es tan extraordinaria que sería imposible que algún mortal hubiera podido inventar estos versículos. Son absolutamente divinos. Este pasaje es una compilación de sietes y de múltiplos de siete.

MARCOS 16:9-20 En este pasaje hay 175 palabras Los versículos 9-11, son una división separada, y contienen 35 palabras Los versículos 12-18 contienen 105 Los últimos dos versículos (19-20) contienen 35

25 x 7 5x7 15 x 7 5x7

El número de formulismos es de 133 (la suma es 7) 19 x 7 Hay 112 de éstas formas que aparecen una sola vez 16 x 7 Hay 21 que aparecen más de una vez

3x7

Hay 98 palabras del diccionario

14 x 7

El número de letras es de 553

79 x 7

El número de vocales es de 294

42 x 7

El número de consonantes es de 259

37 x 7

Las palabras del diccionario usadas por Jesús son 42

6x7

El promedio de las palabras del vocabulario es de 56 8 x 7

* Este cuadro es tomado del griego original.

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Su aparición a María (16:9-11) 16:9-11 “Habiendo, pues, resucitado Jesús por la mañana, el primer día de la semana, apareció primeramente a María Magdalena, de quien había echado siete demonios. Yendo ella, lo hizo saber a los que habían estado con él, que estaban tristes y llorando. Ellos, cuando oyeron que vivía, y que había sido visto por ella, no lo creyeron”. La primera persona a la cual se le apareció el Señor, fue a María Magdalena. Esta aparición es registrada con más detalles en el Evangelio de Juan. (Referirse a nuestro libro sobre El Evangelio de Juan). Luego de haberse encontrado con el Señor, María fue y dijo a los discípulos que le había visto, pero ellos no le creyeron. Estaban llorando a causa de la muerte de Jesús, y la tristeza, les impedía que creyeran que Él había resucitado.

Su aparición a los dos discípulos en el camino a Emaús (16:12-13) 16:12-13 “Pero después apareció en otra forma a dos de ellos que iban de camino, yendo al campo. Ellos fueron y lo hicieron saber a los otros; ni aun a ellos creyeron”. Esta aparición a los dos que iban en el camino a Emaús se desarrolla con más detalle en Lucas 24:13-33.

Su aparición a los once (16:14) 16:14 “Finalmente se apareció a los once mismos, estando ellos sentados a la mesa, y les reprochó su incredulidad y dureza de corazón, porque no habían creído a los que le habían visto resucitado”. El Señor se les

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apareció a los once discípulos. Los reprendió por su incredulidad y dureza de corazón. No obstante, no les echó a causa de ello. Como líderes, debemos ser pacientes con los jóvenes en la fe, así como el Señor lo fue con Sus discípulos.

La Gran Comisión (16:15-18) 16:15 “Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura”. El Señor encargó a Sus seguidores ir a todo el mundo y predicar a toda criatura. Su “Gran Comisión” es para todo creyente. Debemos ser activos en cuanto a la expansión del Evangelio. Somos la única esperanza que muchas personas tienen, y si no les contamos acerca de Jesús, quizás nunca vuelvan a oír el Evangelio. 16:16 “El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado”. Jesús dijo que todo aquel que cree en Él y se bautiza en aguas, será salvo, pero que quienes no creen; serán condenados. Ahora, debemos dejar bien claro, que Jesús no estaba diciendo que no entraremos en el cielo si no somos bautizados en aguas. A pesar que he visto que muchas veces, quienes entregan sus vidas al Señor y no se bautizan, generalmente se apartan, y se olvidan del Señor. Es por ello, que debemos exhortar a todos, a que sean bautizados en aguas. Ya que es un acto de justicia. No podremos ser completamente justos, y a semejanza de Cristo, a menos que seamos bautizados en aguas (Mt. 3:15). 16:17 “Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas”. La razón por la cual muchos han cuestionado este pasaje, es porque no creen en el hablar en otras

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lenguas, y este pasaje confirma la validez de hablar en otras lenguas. El hablar en otras lenguas es para aquellos que creen. Aquellos que rechazan el bautismo del Espíritu Santo, que es evidenciado por el hablar en otras lenguas, rechazan gran parte del Evangelio. Nunca conocerán la llenura del Espíritu Santo o de Cristo. Además, como creyentes, tenemos poder por la sangre de Jesús para echar fuera demonios. No queremos limitar al Señor a causa de nuestra incredulidad o de nuestra teología. El Señor no dijo que estos milagros y que el hablar en lenguas eran sólo para la Iglesia del Nuevo Testamento; dijo que era para todos aquellos que creen en el nombre de Jesús. 16:18 “Tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán”. Además, como creyentes, cuando hacemos la voluntad del Señor, tenemos protección divina. Este versículo necesita ser aclarado, porque algunos lo han llevado a extremos. Jesús no nos dice que debemos agarrar serpientes y beber veneno como practica corriente, pero si sucede podemos creer en la protección divina. La sanidad también es parte de la Gran Comisión. La sanidad es parte del plan de Dios para el mundo. Frecuentemente la utiliza para que la gente sea salvada. Debemos creer que el poder de Dios vendrá sobre nosotros en estos últimos tiempos, para sanar a los enfermos y resucitar a los muertos.

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9 LA ASCENSIÓN DE CRISTO 16:19 16:19 “Y el Señor, después que les habló, fue recibido arriba en el cielo, y se sentó a la diestra de Dios”. El Señor ascendió a los cielos en las nubes, así como regresará (Hch. 1:9-11). Su ascensión tomó lugar en el Monte de los Olivos (Hch. 1:12), y cuando regrese, lo hará sobre el Monte de los Olivos (Zac. 14:4). Él cumplió con el propósito por el cual fue enviado al mundo, para morir en la cruz. Ahora el Señor Jesús puede sentarse a la diestra del Padre, el lugar en donde estaba sentado antes de descender de la gloria del cielo, para convertirse en hombre, y morir por los pecados del mundo (He. 1:3).

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10 EL MINISTERIO DE LOS DISCÍPULOS DESPUÉS DE PENTECOSTÉS 16:20 16:20 “Y ellos, saliendo, predicaron en todas partes, ayudándoles el Señor Y confirmando la palabra con las señales que la seguían. Amén”. Ésta es la descripción del ministerio de los discípulos después del día de Pentecostés, que era diez días después de la ascensión de Cristo. Este versículo nos lleva directamente a los Hechos de los Apóstoles. Ellos predicaban la Palabra, y las señales les seguían. Necesitamos creer que cuando predicamos, el Señor confirmará Su Palabra con señales y milagros. Los Hechos de los Apóstoles no tienen un final. Cierra con el Espíritu Santo trabajando a través de Sus siervos. Marcos y Hechos finalizan en una manera que apunta al continuo derramamiento del Espíritu Santo con señales y maravillas a través de la Era de la Iglesia, y no sólo en la Iglesia Neotestamentaria. Por eso, ¡esperemos grandes cosas de parte de Dios!

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EPÍLOGO Como dijimos al principio, el Evangelio de Marcos es una narración muy rápida de la vida del Señor Jesús. Su tema principal es mostrar que en la vida de Jesús había acción, y que Él se movía con un propósito, y en forma veloz, para cumplir con la obra que Su Padre le había encomendado. Meditando en el Evangelio de Marcos, me recuerda un hábil escultor, que trabaja con precisión, sin apuro; cada movimiento es calculado y determinado. Quien domina su arte, se mueve a un ritmo pausado, mientras crea su obra maestra. Un novicio muchas veces es reconocido por la agitación que acompaña sus esfuerzos. Lo mismo sucede espiritualmente. Quienes son maduros, son conocidos por su serenidad y seguridad de movimientos, llevando a cabo sus trabajos para el Señor, con gracia, sin esfuerzos. Mi oración, es que cada uno de nosotros sea controlado por el Espíritu Santo, para que nuestras acciones cuenten para la eternidad. Y que haciendo así, ¡seamos tan fructíferos y productivos como nuestro Señor Jesús!

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APÉNDICE EL ANTIGUO TESTAMENTO EN EL EVANGELIO DE MARCOS Es importante notar que Marcos, el primero de los cuatro Evangelios, tenga tal abundancia de citas y referencias del Antiguo Testamento, especialmente, porque no fue escrito para los Judíos, sino para los Gentiles. Encontramos al menos sesenta y cuatro referencias (citas y alusiones) a pasajes del Antiguo Testamento.

1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11. 12. 13. 14. 15. 17. 18.

Marcos 1:2 1:3 1:15 1:44 2:24 2:25-26 4:12 4:29 4:32 6:15 6:18 6:34 7:6 7:10a 7:10b 8:28 9:4

Paralelo —— Mt., Lc. —— Mt., Lc. Mt. Mt., Lc. Mt., Lc. —— Mt., Lc. Mt. Mt. Mt. Mt. Mt. Mt. Mt. Mt., Lc.

Número Referencia A.T. Mal. 3:1 Is. 40:3 A.T. profecía cumplida Lv. 13:49 Ex. 20:9-11 I de S. 21:6 Is. 6:9 Jl. 3:13 Ez. 17:23, Dn. 4:12, 21, Mal. 4:5, Dt. 18:15 Lv. 18:16, 20:21 I R. 22:17, Nm. 27:17, Ez. 34:5 Is. 29:13 Ex. 20:12, 21:17, Dt. 5:16 Ex. 21:17 * referirse a Marcos 6:15 Moisés, Elías

210

19. 20. 21. 22. 23. 24. 25. 26. 27. 28. 29. 30. 31. 32. 33. 34. 35. 36. 37. 38. 39. 40. 41. 42. 43. 44. 45. 46. 47. 48. 49.

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Marcos 9:11, 12a, 13 9:12b 9:48 10:3-4 10:6 10:7 10:19 10:27 11:9 11:17a 11:17b 12:1 12:10-11 12:19 12:24 12:26 12:29 12:30 12:31 12:32a 12:32b 12:33a 12:33b 12:33c 12:36 13:8 13:12 13:14 13:19 13:22 13:24-25a

Paralelo Mt. Mt. —— Mt. Mt. Mt. Mt., Lc. Mt., Lc. Mt. Mt., Lc. Mt., Lc. Mt., Lc. Mt., Lc. Mt., Lc. Mt. Mt., Lc. —— Mt. Mt., Lc. —— —— Mt., Lc. Mt., Lc. —— Mt., Lc. Mt., Lc. Mt., Lc. Mt. Mt. Mt. Mt.

Número Referencia A.T. Mal. 4:5 Sal. 22:6-7, Is. 53:2-3, Zac. 13:7 Is. 66:24 Dt. 24:1-4 Gn. 1:27 Gn. 2:24 Ex. 20:12-17, Dt. 5:16-20 Gn. 18:14, Zac. 8:6 Sal. 118:25-26 Is. 56:7 Is. 56:7 Is. 5:1 Sal. 118:22 Dt. 25:5, Gn. 38:8 A.T. Ex. 3:6 Dt. 6:4 Dt. 6:5 Lv. 19:18 Dt. 6:4 Dt. 4:35 Dt. 6:5 Lv. 19:18 I S. 15:22 Sal. 110:1 Is. 19:2 Miq. 7:6 Dn. 9:27, 11:31, 12:11 Dn. 12:1 Dt. 13:1 Is. 13:10

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50. 51. 52. 53. 54. 55. 56. 57. 58. 59. 60. 61. 62. 63. 64.

Marcos 13:25b 13:26 13:27 14:12 14:18 14:24 14:26 14:27 14:29 14:62 15:24 15:28 15:29 15:34 15:36

Paralelo Mt. Mt., Lc. Mt. Mt., Lc. —— Mt. Mt. Mt. Mt. Mt. Mt., Lc. Lc. Mt. Mt. Mt.

211 Número Referencia A.T. Is. 34:4 Dn. 7:13 Dt. 30:4 Ex. 12 Sal. 41:9 Ex. 24:8, Zac. 9:11 * del Sal. 114-118 Zac. 8:7 Escrituras Sal. 110:1, Dn. 7:13 Sal. 22:18 Is. 53:12 Sal. 22:7, 109:25 Sal. 22:1 Sal. 69:21

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