CROMO MAGAZINE. de Escuela de Color

CROMO MAGAZINE de Escuela de Color marzo / 2014 CROMOM de Escuela 2 #6/M AGAZINE a de Color Morado Intro - Vanessa Rodríguez de Trujill C
Author:  Mario Nieto Martin

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CROMO MAGAZINE de Escuela de Color

marzo / 2014

CROMOM

de Escuela

2

#6/M

AGAZINE

a de Color

Morado

Intro - Vanessa Rodríguez de Trujill

Constanza Belda + Xevi Muntan

Raquel Lanseros + Lluis Lle

Daniel Pérez + Julio Gonzále

Isabel de Rueda + José Alberto Lópe

Ampharou + Monovampir

Amalia Quirós + Pedro Macía

Nené Ortiz + Pilar Lópe 4

Lorenzo Benítez + Cadigrafí

Daniel Lanza + Fernando Volke

Benjamín León + Rodrigo Leve

Jesús Cárdenas + Claudia Bonoll

Ana Isabel Espinosa + Iván Mario Dos Santo

Alejandro Pérez Guillén + María del Mar Rober

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l color violeta es utilizado en cromoterapia las obsesiones, el inso como armonizador del sistema nervioso. en paz con uno mism Un color que aporta calma, paz y serenidad. en uno mismo, tamb independencia y autono Se relaciona con el chakra número 7 o Corona, situado en la fontanela o parte superior de A nivel físico, es un c la cabeza, que es el chakra que conecta a la sangre, equilibra la canti persona con la plenitud de todo su ser, en el en el organismo. La lu plano físico, emocional, mental y espiritual. utilizada en la medicina antiinflamatorio y dilata Las personas a las que suele atraer este color, suelen ser personas que se sienten importantes, A nivel espiritual, es un personas que sienten que han venido a la la meditación ya que pr vida por un propósito específico, creativas, el universo y genera pro ambiciosas, influyentes, también personas que conectan fácilmente con la emoción del miedo, El violeta también cult nerviosas, perseverantes e incluso obsesivas, color con mucho signi con tendencia a la ensoñación. luto en Tailandia. Adem color ligado a las vest A nivel emocional, es un color relajante, altas de la sociedad, que proporciona paz, calma el nerviosismo, solía usar mantos de est

Vanessa Rodríguez de Trujillo

omnio, ayuda a estar color predominante en Egipto en los tiempos mo y aporta confianza de Cleopatra. bién ayuda a generar omía propia. En el Feng Shui, el violeta representa el elemento Fuego. Es bueno usarlo en tonos color purificador de la claros, en las zonas destinadas a la meditación idad de sodio y potasio y en zonas relacionadas con la salud, como uz ultravioleta es muy por ejempo el baño. Un violeta medio puede a, por su uso calmante, favorecer la pasión. Un exceso de uso de ador. violeta puede generar depresión y despertar la ansiedad. También dependiendo de la color muy usado para combinación con otros colores. ropicia la conexión con otección. Hay pocas piedras naturales de este color. Sin embargo, contamos con la amatista, fluorita, turalmente ha sido un espinela, turmalina, zafiro y calcedonia, que al ificado, es el color del llevarlas puestas nos potencian las propiedades más, ha sido siempre un derivadas de dicho color en sinergia con las timentas de las clases propiedades específicas de cada gema. como la realeza, que te color. También fue el

Texto: Constanza Belda / Imagen: Xevi Muntané

Pasarela púrpura

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El morado es un color que asociamos con la glotonería, lo digo por eso de ponernos morados a comer... Pero en realidad ponernos morados, y lo digo en sentido literal, no tiene ninguna gracia, estaríamos enfermos y con muy mal aspecto. Pero el morado es y será siempre un color elegante, si no que se lo digan a los cardenales... Es un tono que le sienta bien a todo el mundo (no hay más que mirar cómo favorece a la camaleónica actriz Tilda Swinton, una tarea nada fácil...). Las revistas de tendencias lo bautizarían como “el nuevo negro” pero no, no lo es, es y será siempre un tono que nunca se pasa de moda, que favorece y distingue. Así que sigamos o no la moda vamos a “ponernos morados” y, de paso brindar con un espumoso, cuyas uvas moradas alimentan alguno de los grandes vinos y dejémonos llevar por sus burbujas, que como el morado, también nos harán sentir especiales.

Texto: Raquel Lanseros / Imagen: Lluis Lleó

Imponente morado, luz exhausta hijo del fin del mar y de la sangre. Un beso anónimo entre infierno y cielo, el golpe de fortuna de las vísceras.

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Primavera incipiente, agua de ojos, repique de campanas de soslayo, ayer petrificado en el mañana, campos de miel, genitivo en lavanda, huellas de cementerio, nomeolvides. ¿A quién contar ahora que el arte es un enigma? ¿Qué mañana conduce al otro lado?

Texto: Daniel Pérez / Imagen: Julio González

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Días nublados También recuerdo otras cosas ridículas. Recuerdo, por ejemplo, que te subías los calcetines por encima de los bajos del pijama, que te daban grima los platos de plástico, los gatos, los acordeones, y que estabas bien hasta que de pronto estabas mal, y yo te preguntaba, a bocajarro, por los motivos de ese súbito cabreo, y tú me largabas una lista infinita de objetos y cuestiones: los paraguas perdidos, el olor del lavavajillas, las notas por poner, el puto seguro del coche. Recuerdo todas esas estupideces y descubro, ahora, tan tarde, que eran síntomas de algo, señales de algo, como esa afición extraña y tardía a los

malditos documentales de Ponías la tele y pedías sile desfilaban cebras y ñús, pr manadas de antílopes que las grandes superficies. Y t silencio, triste o seria, reple sucedía nada más hasta qu

Viste la foto, tragaste saliv ojos como platos. La foto: enguantada, un halcón cie en un gesto ambiguo de a bajo el cielo morado. Le di la imagen como si dentro h

el National Geographic. encio y por la pantalla rimates masturbándose, e cruzaban a trompicones te quedabas ahí, en egada en ti, y nunca ue por fin un día sucedió.

va, se te abrieron los un tipo ajeno, la mano ego, las alas desplegadas altivez y de i mpotencia, iste al “Pause”. Mirabas hubiera algo: una clave,

un mapa, un sortilegio. “¿No ves?”, dijiste. “Así me siento”. Así. Miro la foto, ahora, tan tarde, e intento desentrañar el misterio. Supongo que eras ese halcón domesticado y ciego, libre solo a ratos, y quizá por eso hiciste las maletas y te largaste sin dar más explicaciones. Querías volar. Intuyo, nena, que desde entonces vives surcando ese cielo cerrado que amenaza tormenta, ese cielo morado como nuestros últimos días, y me gustaría desearte una feliz travesía, pero pesan los años y las perversiones del alma, y por eso me veo en la obligación de confesarte, amor mío, que lo que realmente quiero es que te parta un rayo.

Texto: Isabel de Rueda / Imagen: José Alberto López

Eva desnuda Alguien que hubo en mí desciende por el alba entona melodías, pinta el bosque, los lagares de asombro nada teme...

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Alguien que hubo en mí se reconoce en las huellas moradas de algún frío, o en la lengua encarnada de un antiguo deseo, donde mano sobre mano tiende una Eva desnuda, púrpura y leve.

Texto: Ampharou / Imagen: Monovampiro

Le gustaba subir a aquel risco justo antes del amanecer, como le había enseñado su padre, y a éste a su vez su abuelo. El alba le daba una apariencia casi líquida al cielo, y la pradera y las montañas, y todo en lo que en ellas había, se tenían de morado, el color de la noche bostezando, antes de virar a los colores del sol.

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Desde esa altura dominaba todo lo que tenía: su caballo, el valle y las montañas; la libertad para recorrerlos al galope le henchía el pecho de vida. Todo le pertenecía y era todo lo que él era, como antes lo habían sido sus antepasados, más aún en aquella hora púrpura, antes de que los animales cobraran vida y tuviera que compartirlo con ellos. Por eso le gustaba esa luz, ese tono, cuando la hierba verde y las antiguas montañas eran uno solo, un inmenso mar morado. Pero eso fue antes de que apareciera el hombre blanco.

Texto: Amalia Quirós / Imagen: Pedro Macías

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- Abuela, ¿por qué tienes el pelo lila?, ¿yo también puedo tener un pelo así? - Sólo cuando seas mayor. ¡No te comas las flores! - Se llaman violetas, abuela. ¿Me dejas tu combinación malva? - No, las niñas sólo pueden usar el blanco y el rosa. - ¿Me prestas tu carmín, ese que parece morado? - ¡No, aún eres muy pequeña! - ¿Y si froto los pétalos de los lirios y me doy en los labios con su jugo? - ¡Cualquier día te envenenas! A ver... ¿por qué te gusta tanto el color violeta? - Porque es un color de mujer... y de flores mágicas. - ¡Vaya!... No lo sabía... - En la Plaza de San Antonio, donde tú me llevabas a patinar, hay una ventanita que esconde un tronco secreto; parece seco pero no lo está, porque cuando llega la primavera se llena de unas flores moradas que corren en dirección a la casapuerta, y la pared se vuelve violeta con el sol. - Se llaman buganvillas, Amalita, y es verdad... son mágicas.

Texto: Nené Ortiz / Imagen: Pilar López

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Yo tenía un caleidoscopio por el que veía los colores bailar, hacerse estrellas en un cielo violeta que cabía en un ojo. La luz rebotando en los espejos del pequeño cilindro ensanchaba mi mundo y me lanzaba a un universo paralelo en el que navegaba en un mar sin pasado, sin estela. Un mar solo horizonte, solo presente. Ahora. El cielo se dormía y, entre rojos y azules, emergía el morado como un manto de luna que se llevaba el sol en el carruaje de los días felices. Acababa dormida sobre un lecho de algas, enredada en la auscencia de las luces que pasan.

Texto: Lorenzo Benítez / Imagen: Cadigrafía

A la par que elegante

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Si un desconocido te invita a escribir sobre el color morado, quizá no sea el color morado. Igual es un azul que pinta cárdeno. Así como una noche inacabada de junio. Podría ser un propósito de violeta hecha mujer en la terraza de una playa. Si alguien te lanza esa sugerencia, pienso que es un amante del jazz y las umbrías. Supongamos que sea cierto. Ese desconocido existe y te propone hacer un texto de una ilustración púrpura. Te arrancas a palabras. Morado y pálpito. Trombocid, pezón y galaxias. El morado me lleva al fin del tiempo, donde el sol de medianoche. A tu sexo en Reykiavik. El morado me estela a Punta Arenas, desnudos bajo una frazada araucana. El morado es la noche eterna, sin negruras. La noche cósmica. La ilusión de romper los ciclos y las obligaciones. El acto de ponerse púo a la par que elegante.

Texto: Daniel Lanza / Imagen: Fernando Volken

Licor morado

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Se fijó en lo que había detrás de la barra. Una colección de botellas parecía soportar una estantería que tenía un agrietado espejo como fondo. Discos de Jazz apilados, encima de un polvoriento equipo que a día de hoy sería catalogado por algún hipster como vintage. Luces fundidas, suciedad en la última balda. Un hombre maduro, con el pelo rizado y con una camisa de cuadros le miraba desde el otro extremo de la barra. Un licor morado que procedía de una botella ovalada con un nombre impronunciable lo estaba alimentando desde hacía algún tiempo. El borracho llevaba una pistola escondida en la cazadora de polipiel. Esta mierda de color morado no la pide nunca nadie.- Dijo el barman que no era amigo pero que sí había escuchado como escupía toda su porquería desde hacía diez años. Ya - dijo el borracho. ¿Quieres otra copa? Sí. Mezclada con ginebra otra vez, supongo. Pues claro - dijo mientras bajaba la vista en dirección al fondo del vaso. El barman lo miró como si no estuviera acostumbrado a verlo de aquella manera. Y sacó otro vaso para servirle licor de moras con ginebra. ¿Por qué te ha dado por beber esto hoy? - Siguió insistiendo. Porque a ella le gusta. “La botella de color morado. El líquido de color morado. El vestido de color morado. La ebriedad o su morado. Su miseria morada. Sus labios, morados”. Dos hombres de uniforme entran en el bar. Saben perfectamente a dónde tienen que ir. Saben a por quién tienen que ir. Se acercan y uno de los policías le pregunta: - ¿Es usted Mario Sánchez Espinosa? El hombre asiente con la cabeza y da el último trago a su vaso lleno de licor morado. - Queda usted arrestado. Se le considera sospechoso del asesinato de Marta Sánchez.

Texto: Benjamín León / Imagen: Rodrigo Level

Este color que traspasa los aullidos, que abriga el contorno de los huesos y su melancolía, ya estaba aquí su paz, su fruta o su lavanda que gotea en la memoria el pájaro, el poema, la cárdena esperanza de su voz. 26

Este color que arroja su justicia sobre el sueño, sobre los árboles del frío, y extiende su latido púrpura, para sanar con luz la oscura enfermedad del sol.

Texto: Jesús Cárdenas / Imagen: Claudia Bonollo

Purple velvet

Como lugar extraño, viven y traspasan lus labios.

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El vino derramado en el atanor del paisaje, con voluntad de esparcimiento. Siempre de paso. En tránsito. El camisón que antes abrasaba permanece ahí manchado, cárdeno despertando el aliento del poeta. Nadie espera que vuelvas con los versos nostálgicos en medio de la tarde con este sol muriendo en el mar. El sueño posee el color morado porque es de terciopelo morado el beso frío, aquella distancia en que se perdía las llamas, nuestros brazos, las palabras.

Texto: Ana Isabel Espinosa / Imagen: Iván Mario Dos Santos

Malvas y violetas

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El cielo está malva y taconeo. Pisoteo las nubes y las hago llorar sobre mi cabeza. Todo resuena al lado mío... las bocinas de los coches, las puertas abiertas, la lluvia y el viento... todo suena. Lo mismo mi corazón acecha por lo que sufro, en malvas y violetas, pasiones prohibidas, frutos maduros, lacerantes cardenales que invaden mi tragedia. Llueve, pero las lágrimas no entienden de salinidad, solo de mejillas vírgenes de presencia. El cielo está malva y taconeo, las luces me deslumbran y salto al vacío. Las ruedas chirrían, me embisten las dudas y salto lo más alto que salté nunca para luego caer como muñeca deshecha. Después, el silencio se impone y no importan las puertas que se abren, ni los pasos acelerados, ni los gemidos, que se desvanecen en torno mío, solo los malvas y púrpuras, los cenizos violetas.

Texto: Alejandro Pérez Guillén / Imagen: Mª. del Mar Robert

Amantes petrificados I El cielo se queda de piedra, absorto, y la piedra revela la caricia de una ternura. Dos cuerpos que se aman se mueven ajenos al paisaje y un susurro de besos se refugia en las desnudas faldas del silencio.

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El cielo arroja su sonrisa azulada sobre las espumas del mármol. Los amantes, la rosa avergonzada del deseo. II Un moral nos sorprende en el camino y su fruto se esparce por el aire como esos labios que se enredan a la inocencia de unas ramas, de unos dientes de nieve que adquieren tintes de morado, de pasión desbocada con dos bocas que se persiguen.

WE THEM Vanessa Rodríguez de Trujillo / Constanza Belda / Xevi Muntané Raquel Lanseros / Lluis Lleó / Daniel Pérez / Julio González Isabel de Rueda / José Alberto López / Ampharou / Monovampiro Amalia Quirós / Pedro Macías / Nené Ortiz / Pilar López Lorenzo Benítez / Cadigrafía / Daniel Lanza / Fernando Volken Benjamín León / Rodrigo Level / Jesús Cárdenas / Claudia Bonollo Ana Isabel Espinosa / Iván Mario Dos Santos/ Alejandro Pérez Guillén María del Mar Robert

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Dirección José Alberto López Diseño y maquetación Paco Mármol

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