Declaración de intenciones

ÍNDICE Declaración de intenciones vii Editores viii Colaboradores xv Introducción 1 Brett de Bary (Traducción del inglés: Alejandro G. Lario.
Author:  Felipe Ortiz Parra

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LAS INTENCIONES PEDAGÓGICAS
LAS INTENCIONES PEDAGÓGICAS Referencia: Sauvé, L. et Panneton, F. (2003). Les intentions pédagogiques. Boîte à outils. Programme court e de 2 cycle en

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ÍNDICE

Declaración de intenciones

vii

Editores

viii

Colaboradores

xv

Introducción

1

Brett de Bary (Traducción del inglés: Alejandro G. Lario. Revisión: Blai Guarné y Carles Prado-Fonts)

A modo de prefacio: ¿hacia dónde van los intelectuales? (Seúl, Moscú)

Presentimiento de la muerte de los intelectuales en la sociedad coreana

31

Goh Byeong-Gwon (Traducción del coreano: Eduard Guiu Lasmarías)

Las Humanidades superando las fronteras: una visión desde la periferia

57

Helen Petrovsky (Traducción del inglés: Gustavo Pita Céspedes)

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Índice

Parte 1: La reforma universitaria y sus ironías: la globalización como retórica (Giessen, Tokio, Mérida, París, Shanghái)

Capitalismo académico: ¿un mercado libre global de servicios universitarios?

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Helmut Dubiel (Traducción del alemán: Gustavo Pita Céspedes. Revisión: Olga Curell Sanmartí)

El oxímoron de la educación superior: restructuración neoliberal y la reforma de las universidades nacionales de Japón

83

Iwasaki Minoru (Traducción del japonés: Mariano Sánchez García)

El contadólogo: una forma emergente de vida antropológica en las universidades mexicanas

99

Steffan Igor Ayora Diaz (Traducción del inglés: Alejandro G. Lario)

De las formas y re-formas en la educación superior francesa: la École normale supérieure

117

Laurent Dubreuil (Traducción del inglés: Benito Elías García)

Del elitismo al populismo: el modelo actual de la educación universitaria en China

133

Lei Qili (Traducción del chino: Lucia Salvia)

Parte 2: La reforma universitaria y el Bildung: tecnologías subjetivas, lenguaje y legados coloniales (Singapur, Beijing, Taipei, Hong Kong, Tokio, Seúl)

De nuevo, a reinventar la cultura: Singapur y la educación “globalizada” C. J. W.-L. Wee (Traducción del inglés: Jesús Sayols)

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Índice

Redefiniendo la “educación liberal” en la universidad china

171

Cao Li (Traducción del inglés: Mireia Vargas-Urpi)

Articulación en lugar de traducción: producción del conocimiento en la era de la globalización

185

Ding-tzann Lii (Traducción del inglés: Xavier Ortells-Nicolau)

Sobre el inglés como lengua china: la implementación de la globalización

199

Meaghan Morris (Traducción del inglés: Irene Masdeu)

La “era” de la universidad en Asia

223

Ukai Satoshi (Traducción del francés: María Teresa Rodríguez-Navarro. Revisión: Carles Prado-Fonts)

La reforma universitaria neoliberal y el intercambio internacional de intelectuales

235

Kang Nae-hui (Traducción del coreano: Esther Torres Simón)

Parte 3: Pensamiento y resistencia (Nueva York, Boulder, Cambridge, Ithaca, Aberdeen)

La Universidad sin muro: Estudios Judíos, Estudios del Holocausto, Estudios de Israel

257

Gil Anidjar (Traducción del inglés: Carles Prado-Fonts)

¿Cuántos Ward Churchills?: organizándose contra el racismo, el imperio y el asalto neoconservador a la universidad

283

Daniel Won-gu Kim (Traducción del inglés: Carles Prado-Fonts)

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Índice

Libertad académica y cambio político: lecciones desde Estados Unidos

293

Andrew Jewett (Traducción del inglés: Artur Lozano-Méndez)

El discurso de la universidad: moderna y posmoderna

313

Eric Cheyfitz (Traducción del inglés: Carles Prado-Fonts)

Gobernanza del profesorado en la “Universidad de la excelencia”: comentarios

331

Risa L. Lieberwitz (Traducción del inglés: Carles Prado-Fonts)

Las condiciones de la teoría

337

Alberto Moreiras (Traducción del inglés: Alba Serra Vilella)

Parte 4: La universidad y el proyecto de emancipación: límites y posibilidades (París, Ithaca, Providence, Mérida, Seúl)

Capitalismo cognitivo y educación: nuevas fronteras

357

Yann Moulier Boutang (Traducción del francés: Carles Prado-Fonts)

El capitalismo cognitivo y sus problemas

373

Dominick LaCapra (Traducción del inglés: Xavier Ortells-Nicolau)

Comentario sobre “Capitalismo cognitivo y educación: nuevas fronteras” de Yann Moulier Boutang

379

Naoki Sakai (Traducción del inglés: Blai Guarné)

Redes imaginadas: medios digitales, raza y universidad Wendy Hui Kyong Chun (Traducción del inglés: Mariano Sánchez García)

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383

Índice

Casi un Hijo de la Medianoche: el software y la traducción de los tiempos en la universidad

399

Gabriela Vargas-Cetina (Traducción del inglés: Tomás Grau de Pablos)

¿Cómo organiza los movimientos una “comuna intelectual”?

417

Ko Mi-Sook (Traducción del coreano: Elia Rodríguez)

Editoriales de Traces

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COLABORADORES

Gil ANIDJAR es profesor del Departamento de Lenguas y Culturas de Asia y Oriente Medio y del Departamento de Religión en Columbia University. Entre sus libros, destaca: Semites: Race, Religion, Literature (Stanford University Press, 2008). Steffan Igor AYORA DIAZ es catedrático de antropología en la Universidad Autónoma de Yucatán donde actualmente es coordinador del Cuerpo Académico de Estudios sobre Prácticas y Representaciones Culturales. Su trabajo, asentado en la teoría poscolonial y posestructural, se ocupa de los temas de la identidad, la globalización y el poder. Ha realizado investigaciones sobre el trabajo y las representaciones de los pastores en Cerdeña, Italia, la medicina indígena y el poder del Estado en Chiapas, México, y sobre la gastronomía e identidad en Yucatán. Actualmente estudia los efectos del cambio tecnológico sobre las prácticas culinarias y gastronómicas en Yucatán. Brett de BARY es catedrática de Estudios Asiáticos y de Literatura Comparada en Cornell University. Entre el 2000 y el 2008 dirigió la Society for the Humanities, y entre el 2000 y el 2003, el Programa de Estudios Visuales, ambos en Cornell. Ha publicado estudios críticos y traducciones en los campos de la ficción japonesa, el cine, la teoría literaria, y más recientemente, sobre las escritoras Morisaki Kazue y Tawada Yôko. Deconstructing Nationality, que coeditó junto a Naoki Sakai y Iyotani Toshio, fue publicado en 2005 por Cornell East Asia Series.

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Colaboradores

Joaquín BELTRÁN ANTOLÍN es antropólogo social, doctor en Ciencias Políticas y Sociología e investigador principal del Grupo de Investigación InterAsia de la Universitat Autònoma de Barcelona. Ha investigado sobre la diáspora china y otras comunidades asiáticas en España y ha trabajado teóricamente el concepto de interculturalidad. Es el director de la “Biblioteca de China contemporánea” de Edicions Bellaterra y autor entre otras obras de Los ocho inmortales cruzan el mar. Chinos en Extremo Occidente (2003); Interculturalitat (2005); Perspectivas chinas (2006); Empresariado asiático en España (con Amelia Sáiz, 2009). Es promotor del proyecto Traces: Estudios Multilingües de Teoría Cultural y Traducción en español. CAO Li es catedrática de inglés y directora adjunta del Programa de Educación Liberal en la Universidad Tsinghua. Es autora de Gayatri Spivak (1999), Critical Studies of Prize Winners of Fiction of the American National Book Award (coeditora, 2002), The Eternal Utopia: Introduction to the Great Works of World Literature (editora, 2004), y The Idea of the University and the Humanistic Spirit (coeditora, 2006). Sus intereses actuales incluyen la narrativa histórica y la literatura poscolonial, los críticos de Cambridge y la educación liberal. Eric CHEYFITZ ocupa la Cátedra Ernest I. White de Estudios Americanos y Letras Humanas y es director del Programa Indio-americano de Cornell University. Ha publicado en los campos de los Estudios Americanos, los Estudios Indio-americanos, y sobre temas que tratan la universidad corporativa y la libertad académica. Durante 2005-2007 fue miembro del Comité Especial del Senado sobre Gobernanza del Profesorado de Cornell, y ha participado como experto en el caso Ward Churchill sobre libertad académica. Wendy Hui Kyong CHUN es profesora titular del Departamento de Cultura Moderna y Medios de Comunicación en la University of Brown. Es especialista en ingeniería de diseño de sistemas y literatura inglesa, ámbitos que combina y transforma en su actual trabajo sobre medios digitales. Es autora de Control and Freedom: Power and Paranoia in the Age of Fiber Optics (MIT, 2006) y coeditora (junto a Thomas Keenan) de New Media, Old Media: A History and Theory Reader (Routledge, 2005). Ha sido miembro del Instituto Radcliffe de Estudios

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Colaboradores

Avanzados de Harvard University y miembro Wriston de la University of Brown. Actualmente trabaja en una monografía titulada Programmed Visions: Software and Memory (MIT Press, 2011). Olga CURELL SANMARTÍ es licenciada en Traducción e Interpretación por la Universitat Autònoma de Barcelona. Ha trabajado en empresas del sector audiovisual y de servicios lingüísticos. Ha co-traducido la obra de Wang Hui El nuevo orden de China: sociedad, política y economía en transición. Actualmente es traductora independiente. Helmut DUBIEL es catedrático de Sociología en Justus-Liebig-Universität de Giessen, Alemania. Sus áreas de investigación son la teoría crítica, la sociología política y la historia europea contemporánea. Entre los años 1989 y 1997 fue director del Institute für Sozialforschung de Frankfurt. Del 2000 al 2003 ocupó la cátedra Max Weber en el Center for European Studies de New York University. Entre sus publicaciones: Theory and Politics (1986), Niemand ist frei von der Geschichte (1999), La teoria critica della società (2000) y Deep within the Brain (2009). Su artículo en este volumen proviene del manuscrito de Critique of Excellence, donde realiza una crítica al sistema universitario europeo. Laurent DUBREUIL es catedrático de Estudios Románicos y Literatura Comparada y director del Programa de Estudios Franceses en Cornell University. Formado en Francia, destaca en su educación su paso por la École normale supérieure (ENS). En su función de estudiante elegido para el Panel Científico de la École y sindicalista, se opuso a lo que entonces era la preparación de la “reforma” en marcha. Alejandro G. LARIO es licenciado en Estudios de Asia Oriental por la Universidad de Salamanca y máster en Investigación en Asia Oriental Contemporánea por la Universitat Autònoma de Barcelona. Sus investigaciones exploran la construcción de la identidad cultural en las minorías étnicas del Japón contemporáneo, así como la evolución en las relaciones entre Corea y Japón. Su trabajo de máster Las nuevas generaciones zainichi: Aproximación a las identidades de los coreanos en Japón analiza la realidad identitaria de la minoría coreana en la

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Colaboradores

sociedad japonesa. En la actualidad realiza el doctorado en la University of Leeds. Benito Elías GARCÍA realiza un doctorado en Estudios Literarios en la Universidad de Alicante. Desde la perspectiva interdisciplinar de la literatura comparada, revisa la vigencia del realismo mágico en Japón a través de las obras de Kenzaburo Oé y de Haruki Murakami, basando su crítica en las relaciones entre literatura y ciencia. Ha publicado trabajos sobre el existencialismo de Kenzaburo Oé en la posguerra japonesa (El ser y la carne, Saarbrücken: EAE), la narratología de Haruki Murakami y la vigencia del mito en los ciclos narrativos de la violencia colombiana. GOH Byeong-Gwon es presidente de la Máquina de Investigación Suyu+Nomo, una comuna de investigación en Seúl formada por expertos procedentes en su mayoría de los ámbitos de las Ciencias Humanas y Sociales que no están afiliados a instituciones de educación formal. Es en este grupo donde Goh lleva a cabo todas sus investigaciones, seminarios, conferencias y artículos. Sus publicaciones incluyen Nietzsche, A Thousand Eyes and A Thousand Ways (2001), Nietzsche’s Dangerous Book, Thus Spake Zarathustra (2003), Money, Its Magical Quartet (2005), y Commune-ist Manifesto (2007), escrito colectivamente con sus compañeros de Suyu+Nomo. Tomás GRAU DE PABLOS es graduado en Historia por la Universidad de Sevilla (2011) y doctorando en Estudios de Asia Oriental en la Universitat Autònoma de Barcelona como miembro del Grupo de Investigación InterAsia. Entre sus principales áreas de investigación se encuentran las dedicadas al mundo contemporáneo y la posmodernidad, así como la temática del transnacionalismo y la globalización cultural. Ha expuesto su trabajo en diversos congresos nacionales e internacionales. Actualmente, centra su investigación en el fenómeno de la colaboración industrial y deslocalización de la industria japonesa del videojuego. Blai GUARNÉ es profesor de Antropología de Japón en la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), institución en la que es Secretario del Centro de Estudios e Investigación sobre Asia Oriental. Doctor en Antropología Cultural, y posdocto-

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Colaboradores

rado por la Stanford University, ha sido investigador invitado en el National Museum of Ethnology (Minpaku) de Japón, investigador Juan de la Cierva en el Grupo de Investigación InterAsia de la UAB, e investigador doctoral becado por el gobierno japonés en la Universidad de Tokio. Dirige la “Biblioteca de Estudios Japoneses” en Ediciones Bellaterra con el patrocinio de Japan Foundation, y centra sus investigaciones en el estudio de la producción cultural e identitaria en el Japón de la globalización. Es promotor del proyecto Traces: Estudios Multilingües de Teoría Cultural y Traducción en español, y ha coordinado la edición de su primer volumen. Eduard GUIU LASMARÍAS es licenciado en Historia y en Estudios de Asia Oriental por la Universitat Autònoma de Barcelona. Durante el año 2006, se especializó en sociedad, cultura, economía, política y lengua coreanas en la Universidad de Cheonbuk (Jeonju, Corea del Sur). En 2012 obtuvo el nivel avanzado en el diploma de coreano como lengua extranjera (TOPIK). En la actualidad vive en Seúl, donde compagina sus estudios de posgrado en Estudios Coreanos y Relaciones Internacionales (Universidad de Hanyang) con la docencia de español y la participación en proyectos de traducción de obras históricas coreanas. IWASAKI Minoru da clases de Filosofía y Pensamiento Social en la Universidad de Estudios Extranjeros de Tokio, centrándose en la filosofía moderna de Alemania y Japón. Entre sus numerosos artículos y libros, destaca el volumen co-editado Sengô Japan Stadeizu [Estudios japoneses de posguerra], publicado por Kinokuniya Books en 2008. Iwasaki participó en la organización de protestas contra la Ley de la Incorporación de las Universidades Nacionales, aprobada por la Dieta japonesa en 2003, tiempo durante el cual co-editó, junto a Ôzawa Hiroaki, el libro Gekishin! Kokuritsu daigaku [¡Conmoción severa! Universidades nacionales] (Tokio: Miraisha, 1999). Andrew JEWETT es profesor adjunto del Departamento de Historia y Estudios Sociales de Harvard University. Su producción como investigador se ha centrado en las interacciones que las disciplinas académicas (especialmente las Ciencias Sociales) mantienen con el pensamiento y la cultura política en los EEUU. En la

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Colaboradores

actualidad está trabajando en dos obras tituladas Science, Democracy and the American University: From the Civil War to the Cold War y Against the Technostructure: Critics of Scientism Since the New Deal. KANG Nae-hui enseña en el Departamento de Inglés de la Universidad ChungAng, en Seúl. Editor de la revista de Estudios Culturales Munhwa/Gwahak desde 1992, también es co-director de Munhwa Yondae [Acción Cultural]. Su libro Shinjayujuui sidae Hanguk Munhwa wa Komunjuui [Cultura coreana en la era del neoliberalismo y el comunismo] fue publicado por Munhwa Gwahaksa en 2008. Daniel Won-gu KIM es profesor adjunto de inglés en la University of Colorado en Boulder y miembro del Labor/Community Strategy Center en Los Angeles. KO Mi-Sook es una académica especializada en literatura coreana moderna. En 1997, en un pequeño estudio donde distintos expertos en literatura se reunían para impartir seminarios, puso en marcha un experimento llamado Máquina de Investigación Suyu+Nomo. Dedicado a la búsqueda del conocimiento fuera de las instituciones universitarias y los think-tanks gubernamentales, Suyu es totalmente autosuficiente y se sustenta gracias a las matrículas de los seminarios y contribuciones de sus miembros. Actualmente el Espacio de Investigación ofrece clases y seminarios de teoría crítica, lengua (chino, japonés e inglés), literatura clásica, traducción y yoga. Es uno de los espacios de intercambio intelectual más activos en Seúl y recibe con frecuencia visitantes internacionales. El libro de Ko Mi-Sook sobre Yeonam, erudito iconoclasta del siglo XVIII, fue premiado y publicado en inglés con el título A Philosopher’s Journey into Rehe el año 2005. Dominick LaCAPRA es catedrático de Historia y Literatura Comparada, y ostenta la Cátedra Bryce and Edith M. Bowmar de Humanidades en Cornell University. Ha escrito trece libros, entre ellos History and Reading: Tocqueville, Foucault, French Studies (2000); Writing History, Writing Trauma (2001); History in Transit: Experience, Identity, Critical Theory (2004); y History and Its Limits: Human, Animal, Violence (2009).

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Colaboradores

LEI Qili es profesor titular y vicedecano de la Facultad de Comunicación de la East China Normal University. Entre sus publicaciones: 《傳媒的幻象——當代 生活與媒體文化分析》,[La ilusión de los medios: Un análisis de la cultura y la vida cotidiana en China contemporánea] (Shanghái: Shanghai Shudian Press, 2008); 《在呈現中建構——傳媒文化與當代中國人精神生活研究》, [Reconstrucción por representación: cine, video y la vida espiritual en la China contemporánea] (Shanghái: Wenhua Press, 2007). También es el director editorial de la revista académica Refeng Xueshu 《熱風學術》 (Guiling: Guangxi Normal University Press). Sus intereses de investigación se centran en el estudio cultural de los medios de comunicación, la modernidad de la imprenta y la actividad editorial a finales de la dinastía Qing y comienzo de la época republicana en China. Risa L. LIEBERWITZ es catedrática de Derecho Laboral en la Escuela de Relaciones Industriales y Laborales de Cornell University. Antes de mudarse a Cornell, era abogada de la Junta Nacional de Relaciones Laborales. Lieberwitz ha publicado numerosos trabajos sobre la “corporativización” de la universidad y las implicaciones de ello sobre la libertad académica. Asimismo, ha desempeñado un papel activo en la gobernanza del profesorado de Cornell University. Ding-tzann LII es catedrático de Sociología en la Universidad Nacional Tsing-hua en Taiwán, donde enseña Sociología Política y Cultural, y lleva a cabo una investigación sobre cultura democrática. Artur LOZANO-MÉNDEZ es profesor del Grado de Estudios de Asia Oriental de la Universitat Autònoma de Barcelona. Licenciado en Traducción e Interpretación, en Estudios de Asia Oriental y doctor en Estudios Interculturales con especialización de investigación en Asia Oriental Contemporánea. Su docencia comprende: Política de Japón, Pensadores Modernos y Contemporáneos de Japón, Sociedad Japonesa y Cultura Popular Nipona. Miembro del Grupo de Investigación InterAsia, ha realizado estancias de investigación en Japón y Reino Unido, y ha participado en diversas conferencias internacionales. Entre sus publicaciones destaca el capítulo “Techno-Orientalism in East-Asian Contexts: Reiteration, Diversification, Adaptation”, M. Telmissany y S. Tara Schwartz, eds., Counterpoints: Edward Said’s Legacy (Cambridge Scholars Publishing, 2010).

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Colaboradores

Irene MASDEU es licenciada en Antropología Social y doctora en Estudios Intelectuales, Asia Oriental, por la Universitat Autònoma de Barcelona. Actualmente está realizando una estancia investigadora en la Universidad de Xiamen en el marco de su investigación sobre la migración China en España y los vínculos transnacionales con las sociedades de origen, atendiendo especialmente el surgimiento de nuevas prácticas e ideologías vinculadas al retorno y la emergencia de múltiples identidades. Paralelamente continúa su interés investigador en otras áreas como la producción artística y la cultura material en el contexto de la migración y el transnacionalismo. Alberto MOREIRAS es catedrático de Estudios Hispánicos en Texas A&M University desde 2010. Anteriormente ha sido Sixth Century Professor de Pensamiento Moderno y Estudios Hispánicos en la University of Aberdeen, y ha enseñado en la Duke University, la Wisconsin University y como profesor visitante en muchos otros lugares. Ha publicado Interpretación y diferencia (Madrid: Visor, 1992), Tercer espacio: Duelo y literatura en America Latina (Santiago: Arcis-LOM, 1999), The Exhaustion of Difference: The Politics of Latin American Cultural Studies (Durham: Duke University Press, 2001), y Línea de sombra. El no sujeto de lo político (Santiago de Chile: Palinodia, 2006). Meaghan MORRIS es catedrática de Estudios de Culturales y de Género en la University of Sydney y ostenta la Cátedra de Estudios Culturales en Lingnan University de Hong Kong, donde además es coordinadora del Programa de Desarrollo e Investigación Cultural Kwan Fong. Entre sus publicaciones destacan los libros Identity Anecdotes: Translation and Media Culture (2006); Hong Kong Connections: Transnational Imagination in Action Cinema (coeditado con Siu-leung Li y Stephen Chan Ching-kiu, 2005); New Keywords: a Revised Vocabulary of Culture and Society (coeditado con Tony Bennett y Lawrence Grossberg, 2005); “Race” Panic and the Memory of Migration (coeditado con Brett de Bary, 2001); y Too Soon, Too Late: History in Popular Culture (1998). Yann MOULIER BOUTANG es catedrático de Ciencias Económicas de la Université de Compiègne y del Instituto de Investigación Política de París, y es economista, investigador, ensayista y militante político. Dentro del marco del CNRS

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Colaboradores

realiza investigaciones sobre la historia de los movimientos obreros, la esclavitud, el trabajo asalariado, las migraciones internacionales, el capitalismo cognitivo, y el impacto de las nuevas tecnologías en los nuevos modelos productivos y de formación social. Es una de las primeras figuras en Francia que introdujo las obras del operaísmo italiano (e.g. las de Mario Tronti y Antonio Negri) y actualmente ejerce de director senior de la revista Multitudes (París: Exils). Además de por numerosas obras colaborativas sobre economía política, migración y derecho internacional, es conocido por De l’esclavage au salariat: Economie historique du salariat bridé [De la esclavitud al trabajo asalariado: Economía histórica del trabajo asalariado embridado] (Paris: PUF, 1998). Multitudes es accesible en la web en: http://multitudes.samizdat.net [también en español: http://multitudes. samizdat.net/-Multitudes-en-espanol-]. Xavier ORTELLS-NICOLAU obtuvo un máster en Estudios Regionales-Asia Oriental en Columbia University, y es doctor en Traducción y Estudios Interculturales por la Universitat Autònoma de Barcelona, donde imparte cursos de arte y cine de China. Su investigación se centra en la producción artística de la China moderna y contemporánea, en particular en la relación de cultura visual y espacio urbano. Carles PRADO-FONTS es doctor en Teoría de la Traducción y Estudios Interculturales por la Universitat Autònoma de Barcelona y doctor en Asian Languages and Cultures por la University of California, Los Angeles. Ha investigado aspectos como el impacto del retorno a China en las obras de escritores del período republicano (1912-1949) o el papel de los traductores en el nacimiento de la literatura china moderna. Es profesor agregado de Estudios de Artes y Humanidades de la Universitat Oberta de Catalunya. Es promotor del proyecto Traces: Estudios Multilingües de Teoría Cultural y Traducción en español. Helen PETROVSKY es miembro del Instituto de Filosofía de la Academia de Ciencias de Rusia. Sus principales áreas de interés son la filosofía contemporánea, los Estudios Visuales y la cultura estadounidense. Ha traducido obras de Gertrude Stein, Jacques Derrida y Jean-Luc Nancy. Entre sus libros se encuentran: Lo no revelado. Ensayos sobre la filosofía de la fotografía (Editorial Ad Marginem,

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Colaboradores

Moscú, 2002); La antifotografía (Editorial Tri kvadrata, Moscú, 2003); y Teoría de la imagen: conferencias (Editorial de la Universidad Estatal de Humanidades de Rusia RGGU, Moscú, 2010). Desde el año 2002 ha sido jefa de redacción de la revista teórica bianual Siniy Divan. Gustavo PITA CÉSPEDES es licenciado por la Facultad de Filosofía de la Universidad Estatal de San Petersburgo, graduado de la Maestría en Estudios de Asia y África, especialidad Japón, por el Colegio de México, y doctor en Traducción y Estudios Interculturales, especialidad Estudios de Asia Oriental por la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB). Sus intereses investigadores se centran en la cultura bushi, el pensamiento japonés, la historia de la filosofía, la culturología y la semiótica. Es autor del libro Genealogía y transformación de la cultura bushi en Japón (Barcelona, Edicions Bellaterra, 2014). Ha realizado diversas estancias investigadoras en las universidades de Hanazono y Tsukuba de Japón, y en la actualidad es investigador posdoctoral en el Grupo de Investigación InterAsia de la UAB. Elia RODRÍGUEZ es licenciada en Filología Hispánica y Estudios de Asia Oriental por la Universitat Autònoma de Barcelona, y posgraduada en Estudios Coreanos por la Universidad Nacional de Kangwon (becada por el Programa KGSP del gobierno coreano). Ha publicado “Comparación entre la poesía existencial de posguerra de España y Corea del Sur”, en 452ºF (núm. 10, 2014), y su versión coreana en Geonji Inmunhak (núm. 10, 2013). Su investigación se enmarca en el estudio de la literatura coreana contemporánea, la literatura comparada entre Oriente y Occidente, y las influencias de Occidente en la teoría de la literatura y la poesía de Corea del Sur y Japón. María Teresa RODRÍGUEZ-NAVARRO es doctora en Traducción e Interpretación por la Universidad de Granada. Centra sus investigaciones en el tratamiento de los elementos culturales y el reflejo del contexto y el pretexto en les traducciones entre el japonés y las lenguas europeas. Estudia el papel de los traductores como mediadores interculturales, especialmente, de los autores japoneses que han reinterpretado la cultura occidental desde una perspectiva propia. Actualmente es profesora de lengua japonesa en el Programa de Estudios de Asia Oriental de la Universitat Autònoma de Barcelona.

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Colaboradores

Naoki SAKAI es catedrático de Literatura Comparada y Estudios de Asia en la Cornell University. Sus publicaciones se centran en los campos de la literatura comparada, la historia intelectual, el estudio de la traducción, y el estudio del racismo y el nacionalismo. Entre sus publicaciones destacan: Translation and Subjectivity (en inglés, japonés y coreano) y Voices of the Past (en inglés, japonés y coreano). Es promotor del proyecto Traces: Estudios Multilingües de Teoría Cultural y Traducción en cinco lenguas —coreano, chino, japonés, inglés y español (con ediciones en alemán e italiano en desarrollo), del que ha sido editor fundador sénior (1996-2004). Lucia SALVIA se formó en Filología y Cultura de China en el Istituto Universitario l’Orientale de Napoli (Italia), y tiene un máster en Economía y Comercio Internacional, y en Estudios de Asia Oriental por la Universitat Autònoma de Barcelona. Ha centrado sus investigaciones en el estudio de la realidad LGBT en China, en particular en las revistas de ese colectivo publicadas en el país asiático. Desde 2006 vive en Barcelona, y periódicamente viaja a China para desarrollar su investigación. Como documentalista, en 2011 realizó Colorful Beijing, sobre el trabajo de grupos LGBT en Beijing. Mariano SÁNCHEZ GARCÍA es licenciado en Estudios de Asia Oriental por la Universitat Autònoma de Barcelona y máster de Investigación en Asia Oriental Contemporánea por la misma universidad con una tesina titulada Nacionalismo e identidad nacional en Corea, 1876-1945. En 2007 llevó a cabo una estancia en la Seoul National University como becario de Asem-Duo Fellowship Program (2007-2008) y en 2011 obtuvo una beca del Ministerio de Educación, Cultura, Deporte, Ciencia y Tecnología japonés (Monbukagakushô) para investigar en la Universidad de Kobe. Entre sus publicaciones destaca el capítulo dedicado a Corea en Manual d’història moderna universal (Servei de Publicacions de la UAB, 2011). Jesús SAYOLS es doctor en Traducción y Estudios Interculturales por la Universitat Autònoma de Barcelona. Sus investigaciones se centran en el campo de la traducción de literatura china moderna, en el papel de la traducción en la construcción del discurso de la modernidad en China y en la concepción de la inter-

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Colaboradores

culturalidad como elemento catalizador de la globalidad. Ha llevado a cabo parte de sus investigaciones en dos de las universidades más prestigiosas de China, la Universidad de Pekín y la Universidad Qinghua. Actualmente es investigador en el Centre for Translation, Hong Kong Baptist University. Alba SERRA VILELLA es licenciada en Traducción e Interpretación por la Universitat Autònoma de Barcelona, especializada en lengua y cultura japonesa. Actualmente está desarrollando su tesis doctoral sobre el papel de los paratextos de la traducción del japonés en la creación de la alteridad, en el Programa de Doctorado en Traducción y Estudios Interculturales de la Universitat Autònoma de Barcelona. Esther TORRES SIMÓN es licenciada en Traducción e Interpretación por la Universitat Autònoma de Barcelona y doctora en Traducción y Estudios Interculturales por la Universitat Rovira i Virgili. A  lo largo de su carrera profesional y académica ha cubierto abundantes aspectos de la traducción: cuenta con más de quince años de experiencia como traductora de coreano, inglés español y catalán, tanto en el ámbito académico (resúmenes, artículos, revisión de tesis), como en el audiovisual (subtitulación y doblaje) y el literario, con una larga trayectoria en traducción de manhwa al español. UKAI Satoshi es catedrático en la Escuela de Posgrado de Lengua y Sociedad de la Universidad Hitotsubashi. Su nombre se relaciona a las numerosas traducciones y estudios críticos del trabajo de Jean Genet y Jacques Derrida de las que es autor, y de forma más amplia, a sus estudios sobre filosofía, deconstrucción y poscolonialismo. Entre sus libros, destacan Oginai no Arukeologii [Arqueología de la reparación] (Kawade Shobo, 1997), Teiko e no Shôtai [Invitación a la resistencia] (Misuzu, 1997), y Shuken no Kanata de [Más allá de la soberanía] (Iwanami Shoten, 2008). Gabriela VARGAS-CETINA es catedrática de antropología en la Universidad Autónoma de Yucatán en Mérida, México. Su trabajo académico se ha centrado en el estudio de organizaciones (especialmente cooperativas) y en la cultura expresiva (sobre todo la música y el baile) en México, Canadá e Italia. Como

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Colaboradores

directora del Programa de la Licenciatura de Antropología en la Universidad Autónoma de Yucatán (2002-2006), coordinó una modificación del currículo de la licenciatura en Antropología para diversificar los cursos optativos, y al mismo tiempo enfatizar tanto la teoría como el trabajo de campo. Actualmente realiza estudios sobre música urbana en Yucatán, sobre la desigualdad estructural en el ámbito académico, y sobre el futuro de la educación superior. Mireia VARGAS-URPI es doctora en Traducción y Estudios Interculturales por la Universitat Autònoma de Barcelona. Actualmente, es profesora visitante en el Departamento de Traducción y Ciencias del Lenguaje de la Universitat Pompeu Fabra. Es miembro de los grupos de investigación InterAsia, MIRAS y TXICC del Departamento de Traducción e Interpretación y de Estudios de Asia Oriental de la Universitat Autònoma de Barcelona, y del proyecto Sosvics, liderado por la Universidad de Vigo. C. J. W.-L. WEE es profesor titular de lengua inglesa en el Instituto Nacional de Educación de la Universidad Tecnológica de Singapur y anteriormente fue investigador en el Programa de Estudios Regionales, Culturales y Sociales del Instituto de Estudios del Sureste Asiático de Singapur. Ha realizado estancias de investigación en el Centro para los Estudios de Sociedades en Desarrollo de Delhi, India, en el Centro de Investigación en Humanidades de la Universidad Nacional de Australia y en la Sociedad para las Humanidades de Cornell University. Además, es autor de las obras Culture, Empire, and the Question of Being Modern (2003) y The Asian Modern: Culture, Capitalist Development, Singapore (2007), y editor de Local Cultures and the “New Asia”: The State, Culture, and Capitalism in Southeast Asia (2002). Actualmente, centra sus investigaciones en la formación de y la relación entre el arte visual, el teatro, el cine, la literatura y la cultura urbana en Asia Oriental y en Singapur.

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INTRODUCCIÓN

BRETT DE BARY (Traducción del inglés: Alejandro G. Lario. Revisión: Blai Guarné y Carles Prado-Fonts)

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l presente volumen contiene una serie de artículos breves sobre la universidad contemporánea de la mano de académicos que trabajan en diversos lugares de Asia, Europa y Norteamérica. La mayor parte de los autores desarrollan su actividad en universidades públicas y privadas en sus respectivos contextos nacionales, mientras que el resto trabajan en institutos o cooperativas de investigación fuera de la universidad. Los autores no son especialistas en políticas educativas. Sin embargo, accedieron a contribuir con artículos breves, no como especialistas, sino ofreciendo sus impresiones personales sobre la universidad en cada uno de los contextos en los que trabajan. Este volumen de Traces no se plantea como un compendio de artículos de investigación, sino como un simposio; un conjunto de comentarios de profesores e investigadores situados en diferentes lugares. Tal y como es práctica habitual en Traces, los artículos originales se presentaron no solo en inglés, sino también en chino, japonés, coreano, francés y alemán, y fueron posteriormente traducidos. Este volumen lo componen las traducciones al español de los originales escritos en cada una de estas lenguas y no de su versión en inglés. Cabe destacar que en el momento de solicitar los diferentes artículos se tuvo

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muy en cuenta el hecho de que la universidad —siendo una institución que ha emergido simultáneamente en la modernidad y el Estado-nación— es objeto de fuertes presiones. Esta situación se ha descrito de formas muy diversas: como una transformación escalar, de renovación y reforma institucional, o incluso de crisis y precariedad. La globalización de la vida cultural y económica, irreversible en los últimos años del siglo XX, parece haber dejado a la universidad —institución con un origen fuertemente nacional— en una situación de inestabilidad. No debería resultar sorprendente el hecho de que, en las últimas dos décadas, desde las Humanidades, expertos en teoría crítica hayan respondido con un aumento en el número de estudios dedicados al análisis de las prácticas del conocimiento en las universidades. Lejos de considerar los estudios estadounidenses de Marc Bousquet, Frank Donoghue, o de su precursor Bill Readings, por ejemplo, como innecesariamente apocalípticos o fatalistas en sus ideas, este volumen pretende ampliar la práctica de reflexión crítica sobre las condiciones de producción del conocimiento que en ellos se aborda.1 En un momento en el que el futuro de la universidad se ha convertido en un discurso global de una manera tan obvia, debemos, sin embargo, trascender el limitado enfoque nacional de estos estudios. Un punto de partida para las reflexiones que contiene este volumen es precisamente la referencia a lo “global”, que se ha convertido en indispensable tanto para la retórica de la actual reforma de la educación superior como para describir con exactitud su amplio despliegue. Visto desde un contexto global, el destino de la universidad parece estar inmerso en las contradicciones contemporáneas en torno a la soberanía, tal y como ha propuesto Ned Rossiter.2 Sus fronteras se han vuelto cada vez más porosas al tener que afrontar las presiones de las economías del mercado global y la creciente internacionalización de los estudiantes. Asimismo, el gobierno de la universidad todavía se encuentra circunscrito al plano nacional, ya que sigue dependiendo en varios grados de la financiación estatal y sigue implicado en regímenes de derechos de propiedad intelectual impuestos por los Estados-nación. No obstante, por muy generalizada que pueda parecer la contradicción estructural entre soberanía nacional y neoliberalismo global en la universidad, las manifestaciones de esta contradicción son dispares. Esto explica que la retórica sobre la reforma de la educación superior demuestre, tal y como veremos en este volumen, lo que Rossiter denomina

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“homogeneidad distintiva como discurso político”, y que aun así la encontremos “traducida” de diversas maneras cuando miramos más allá del nivel de reproducción política y nos fijamos en lo local.3

El discurso político: globalizando el conocimiento y el trabajo intelectual de la globalización La “homogeneidad distintiva” del discurso político sobre la reforma de la educación superior queda patente en los artículos que han aportado especialistas de China, Francia, Alemania, Hong Kong, Japón, Corea, México, Rusia, Escocia, Singapur, Taiwán y los Estados Unidos. Hasta el momento se ha prestado poca atención a las continuidades que vinculan, por ejemplo, las políticas de educación superior de Singapur y Francia. No obstante, dichas continuidades no resultan extrañas en absoluto, ya que están en consonancia con las características del capitalismo neoliberal, cuya descripción ha centrado la atención de los teóricos desde hace ya varias décadas. Así pues, la creciente afinidad global en los imperativos legales, económicos y curriculares dirigidos a las instituciones de educación superior corrobora la inevitable “compresión espacio-temporal” que implica el principio neoliberal según el cual “el bien social se maximiza al maximizar el alcance y la frecuencia de las transacciones del mercado”, siguiendo la formulación de David Harvey que se cita frecuentemente.4 En tanto que instituciones básicas (aunque no sean las únicas) para el desarrollo y amplia diseminación de las tecnologías de la información sobre las cuales recae este alcance y frecuencia, las universidades se han convertido en elementos clave en dichos procesos de compresión espacio-temporal. El hecho de que los defensores de las políticas neoliberales actualmente “ocupen cargos de considerable influencia en la educación (en universidades y muchos think tanks)”, no es solo un reflejo de que el neoliberalismo ha accedido al estatus de “sentido común según el cual muchos tendemos a interpretar, vivir y entender el mundo”.5 Es también una prueba del interés estratégico del neoliberalismo por la universidad. Para ilustrar la “homogeneidad” global del discurso político el presente volumen recurre a temas de gran alcance. En primer lugar, estos artículos muestran cómo se está desarrollando un proceso de transformación escalar de la educación

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superior. En algunos contextos nacionales (en China, por ejemplo), esto se traduce en una explosión en el número de instituciones de educación superior y en el de los aspirantes en edad universitaria a acceder a ellas. En países como Corea o Japón, donde la población joven está disminuyendo, se ha instado a las universidades a ampliar el sector demográfico al cual sirven mediante el desarrollo de programas de educación continua. Además, puesto que las transformaciones escalares están vinculadas a las eficiencias de escala, estas políticas también han incluido prominentemente la fusión entre instituciones de educación superior. Universidades emplazadas en áreas vecinas han sido obligadas a fusionar sus administraciones y campus; convenios internacionales y programas de titulación conjunta entre instituciones lejanas se están multiplicando con rapidez. Dentro de la Unión Europea (así como en otros países participantes en el Proceso de Bolonia), el intento de coordinar la política de educación superior entre cuarenta y seis países distintos no tiene precedente de tal magnitud. Esta transformación escalar de la universidad como planta industrial y unidad administrativa se ha emparejado al carácter global del movimiento de reorganización de las universidades en torno a los principios empresariales. Es cierto que la expansión global del número de instituciones educativas superiores conllevó un claro aumento del gasto que los gobiernos destinaron a la educación superior a finales del siglo  XX y a principios del siglo  XXI.6 Al mismo tiempo, tanto las nuevas como las viejas universidades han ido adoptando paulatinamente las características de entidades comerciales. Los efectos contradictorios de la teoría que plantea Rossiter sobre “la fuerza combinatoria de la soberanía nacional y la ideología neoliberal” resultan más visibles en naciones con un sistema sólido de universidades públicas. En algunos casos, la aparición de nuevas políticas y la imposición de medidas aún más coercitivas —tales como cambios en las leyes nacionales— han reducido descaradamente las responsabilidades fiscales de los gobiernos hacia algunas universidades públicas, a la vez que han exigido su comercialización. Bajo el pretexto de dar a las universidades nacionales mayor “autonomía” y libertad respecto a la intereferencia del gobierno, la Ley japonesa para la Corporativización de las Universidades (aprobada por la Dieta en 2003) impuso sobre las universidades nacionales nuevos requisitos de autosuficiencia financiera, así como nuevos regímenes contables y de gestión. Estas universidades siguen recibiendo del Estado una parte de su presupuesto (aunque está

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previsto que disminuya progresivamente), pero su estatus legal ha pasado a ser, casi literalmente, el de una empresa. En la medida en que esta “autonomía” y autosuficiencia impuestas obligan a las instituciones universitarias a generar la mayor parte de sus ingresos mediante el incremento del coste de las matrículas, la gestión de estas universidades nacionales se asemeja cada vez más a la del sector universitario privado japonés. En una maniobra distinta, pero dentro de la misma dinámica, el gobierno coreano hizo público en 2005 el “Plan Básico para el Desarrollo de las Universidades Nacionales” que animaba explícitamente a dichas universidades a adoptar un comportamiento más empresarial y orientado comercialmente. Los nuevos marcos legales para la colaboración entre universidad e industria (ampliables también a la colaboración del Estado), que incluyen el reparto de beneficios, propiciaron la adopción de tales pautas. En Singapur, país que durante muchos años careció de un sistema de educación superior privada, recientemente se han fomentado iniciativas privadas para complementar a las prestigiosas universidades públicas e incluso competir con ellas. De manera similar, en África, Latinoamérica y otras partes de Asia se pueden encontrar programas gubernamentales que fomentan la financiación privada de la educación superior.7 El aumento del número de estudiantes de educación superior que pagan el coste de la matrícula ha sido una tendencia global y con el paso del tiempo ha llevado a la percepción de que las universidades ya no están orientadas a la producción de “sujetos-ciudadanos”, sino de “consumidores”, a los cuales les ofrecen “servicios”. Rossier, consciente de la transformación escalar, califica a este nuevo sujeto muy particularmente como un “cliente consumidor transnacional”.8 En su papel como proveedora de servicios, la universidad debe cumplir con los principios administrativos que se expresan por medio de la proliferación de términos traducidos del mundo de la industria y los negocios: “eficiencia”, “transparencia”, “control de calidad”, “acreditación”, “accionariado” y demás. Los expertos en políticas educativas (que pueden ser también asesores de estas mismas políticas) suelen describir la adopción, o imposición, de nuevos regímenes contables y de gestión como una consecuencia lógica del aumento del número de estudiantes que pagan sus correspondientes matrículas. En su descripción de la aprobación en 1988 de la Ley de Reforma Educativa, en el marco de las reformas de la nueva gestión pública de Margaret Thatcher —un caso emblemá-

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tico de reestructuración neoliberal de la educación superior—, Roger King se muestra favorable a la superación del elitismo informal que había preservado a universidades nacionales británicas como Cambridge y Oxford como “jardines académicos secretos”. Una mayor rendición de cuentas del gobierno ante los estudiantes, los contribuyentes y otros usuarios de los servicios universitarios se hizo inevitable en el ambiente de las décadas de 1980 y 1990 cuando se produjo un cambio de rumbo (…) hacia formas más transparentes y cuantitativas de evaluación pública y responsabilidad democrática.9

El énfasis de King en el surgimiento de una clientela “masiva” para la educación superior en el Reino Unido durante la década de 1980 se repite en la construcción que Philip Altbach hace de la relación entre “oferta” y “demanda” en la “masificación” de la educación superior en Asia Oriental aproximadamente en el mismo periodo: “con el desarrollo de una clase media (…) y con la generalización de los niveles de alfabetización y la escolarización secundaria, la demanda de acceso a la educación superior sufrió un incremento”.10 Por supuesto, no vamos a cuestionar las posibilidades de empoderamiento y creatividad ofrecidas a los sujetos individuales gracias a la expansión global de la educación superior descrita como “masificada” y “democrática” en esta bibliografía. Sin embargo, desde una perspectiva más amplia, la adopción de nuevas reformas en la gestión de la educación superior por parte de los gobiernos de todo el mundo debe verse también como una continuación de la reorganización de la vida social y económica de la época, inaugurada con el surgimiento del neoliberalismo en 1979-1980.11 El tema de la globalización constituía por aquel entonces la base fundamental para la formulación de políticas empresariales e industriales, tanto en sociedades “avanzadas” como en “desarrollo”. Los responsables de formular las políticas educativas no solo tendieron a presentarse a sí mismos como respuesta a los “desafíos” de la globalización y las “demandas” de la industria. También se dio el caso de que la presencia ubicua de categorías de gestión como “recursos humanos” en el discurso de políticas educativas representó un pliegue progresivo y cada vez más intenso de las políticas educativas ante las estrategias nacionales para la productividad empresarial y laboral.

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Tanto King como Altbach se refieren en repetidas ocasiones al modo en que la reforma de la educación superior de la década de 1980 se reformuló alrededor de preocupaciones por la competitividad nacional y la reestratificación de los mercados laborales a escala global. “Vivimos una época con cada vez más competitividad entre los Estados-nación”, afirma King, “y las universidades son consideradas elementos clave facilitadores de nuestras actuales sociedades predominantemente basadas en el conocimiento”.12 Altbach ofrece esta generalización bastante directa sobre la educación y la reestratificación del trabajo en Asia en la década de 1980: A medida que países como Japón, Corea del Sur, Taiwán, Singapur y otros se desarrollaban, sus economías se hacían más sofisticadas, los salarios aumentaban y dejaban así de ser competitivas respecto a las economías de salarios bajos. Se dieron cuenta de que tenían que desarrollar industrias más sofisticadas y un sector servicios para seguir resultando competitivos. En resumen, se vieron forzados a convertirse en “economías basadas en el conocimiento”; y la educación superior se vio como un elemento clave para la supervivencia de la economía nacional.13

En relación con el desarrollo de los recursos humanos, las recientes políticas de educación superior confirman la tendencia del capitalismo por re-diferenciar continuamente los mercados laborales. La intensificación de la llamada productividad basada en el conocimiento también ha provocado, sin embargo, la subversión de la base geográfica de esta misma diferenciación. Desde este punto de vista, la masificación y la comercialización sugieren que podemos entender la “homogeneidad distintiva” del discurso de la globalización en la educación superior de finales del siglo XX, no tanto como “ideología” —en el sentido de un tipo de reflexión discursiva sobre condiciones materiales— sino más bien como algo inherente al colapso mismo de la distinción entre lo económico y lo cultural en los nuevos modos informáticos de capitalismo. Como una forma de biopolítica preocupada por el control de poblaciones enteras, la educación superior ha sido necesariamente partícipe de la transición, dentro del modo de producción capitalista, por la cual “el protagonismo del trabajo industrial” circunscrito territorialmente se ha visto “desplazado por la prioridad que se le da hoy al trabajo comunicativo, cooperativo y afectivo”.14

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La integración constante de los sectores industrial y cultural bajo nuevos regímenes gerencialistas que se ha producido en tándem con esta profunda reorganización del trabajo social ha provocado que las divisiones entre lo “intelectual” y lo “manual” sean imposibles de mantener. Tal y como observó Maurizio Lazzarato en 1996, el “mandato de gestión” constituyó un nuevo modo de regulación entre una mano de obra que en su definición de producción incluía de manera cada vez más profunda a los intelectuales y sus actividades.15 Lazzarato observó que “la integración del trabajo científico dentro del trabajo industrial y terciario se ha convertido en una de las principales fuentes de creatividad”; con este declive de “la otrora rígida separación entre trabajo intelectual y trabajo manual (…) el capitalismo busca involucrar en el valor de la producción incluso a la subjetividad y personalidad del trabajador”.16 Desde esta perspectiva, las prácticas de autosuficiencia, responsabilidad, autonomía, emprendimiento y flexibilidad que se le exigen a la universidad contemporánea simplemente están en consonancia con el tipo de gubernamentalidad neoliberal más amplio que se ha correspondido a esta transformación de los procesos productivos dominantes. Podríamos decir que la globalización del trabajo intelectual ha sido concomitante con el “trabajo intelectual de la globalización” al que se refiere el título de este volumen. Si bien se basan en distintas aproximaciones y desarrollan diferentes problemáticas, tanto el concepto de “culturas auditoras” propuesto por Marilyn Strathern y sus colegas como la noción de “sistema de trabajo académico” americano planteada por Marc Bousquet sostienen que el nuevo régimen de autogestión debe analizarse como una tecnología disciplinar aplicable del mismo modo al trabajo dentro y fuera del mundo académico. La “cultura auditora” se refiere a la manera en que las reformas educativas que se pusieron en práctica bajo el nuevo modelo de gestión británico tradujeron técnicas de auditoría utilizadas en el sector empresarial a instituciones del sector público como las universidades.17 Esta reorganización de la universidad en torno a los principios de responsabilidad formalizada fue parte, según Cris Shore y Susan Wright, de un “viraje total”, el surgimiento de una “nueva racionalidad de gobierno, o lo que, siguiendo a Foucault (1991), podríamos denominar ‘gubernamentalidad neoliberal’”.18 Shore y Wright consideran la “responsabilidad formalizada” como una tecnología política que pretende alinear a las personas, organizaciones y objetos a lo largo

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de las sociedades. En las culturas auditoras, argumentan, los principios organizativos de la vida económica (los principios del mercado libre) se extienden a la conducta de los individuos con el fin de convertirlos en “agentes autorrealizados”: “(…) la sujeción externa y la sujeción interna se combinan de modo que los individuos se comportan de acuerdo con las normas de pensamiento mediante las cuales son gobernados”.19 De hecho, algunas de las contribuciones a este volumen muestran exactamente cómo los ideales de responsabilidad y autogestión prescritos a la universidad como institución se registran en la conducta de los empleados universitarios. Al igual que en la descripción de las culturas auditoras, el estudio polifacético de Bousquet también insiste en el hecho de que, puesto que “el trabajo intelectual es de hecho trabajo”, “las equiparaciones del trabajo académico especializado con otras formas de trabajo cualificado son esencialmente válidas”.20 El principal interés de Bousquet está en sostener, siguiendo a los autonomistas italianos, que por muy abstracta que sea la forma, el valor en las economías basadas en el conocimiento o en la información sigue estando basado en la explotación del trabajador. Su concepto del “sistema de trabajo académico” sitúa a la universidad estadounidense, con su dependencia de un gran cuerpo de profesorado contingente, directamente dentro del sector informal de la economía donde se espera que el trabajo aparezca y desaparezca a demanda. Para Bousquet, el trabajo académico y otras formas de trabajo de tipo informático no son formas de “trabajo con menos esfuerzo”, sino de “trabajo de un modo que no implica esfuerzo para la gestión”. Esta forma de trabajo debe presentarse a sí misma como “independiente”, “auto-motivada”, e incluso “feliz”.21 Dado que el trabajo de Bousquet destaca las implicaciones para la universidad del aumento del profesorado asociado de un modo que no abordan los ensayos de este volumen, deberíamos dejar claro aquí que no negamos que un régimen global de autogestión afecte de manera diferencial, más brutal aun, al profesorado universitario contratado a tiempo parcial. (La creciente relevancia de la explotación auto-gestionada en ciertas economías, por la misma razón, en ningún caso debería eclipsar la persistente existencia global de la explotación bajo condiciones más coercitivas físicamente.) En este sentido, muchos de los artículos aquí reunidos plantean cuestiones sobre la rotunda incapacidad, si no el fracaso, de los profesores titulares para resistir la imposición de estas reformas,

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e incluso para desarrollar un lenguaje crítico con ellas. Puede que, tal y como sugiere Bousquet, además de gestionarse a sí mismos, los profesores titulares hayan sido cooptados en un cierto papel de sustitutos de las administraciones universitarias en sus funciones de gestores de estudiantes de posgrado con salario (que ejercen de asistentes docentes y de investigación).22 Pero también es cierto que, situada justo en la tenue frontera entre lo cultural y lo económico, la universidad ilustra los desafíos que plantean el nuevo terreno de lucha política en el cual la distinción entre lo material y lo subjetivo (y entre subjetivación física e intelectual) se está desmoronando junto con la diferenciación de lo físico y lo virtual. En esta última fase de la producción capitalista, las fronteras se desvanecen continuamente, aunque también se desplazan. Así, en sus escritos sobre el trabajo inmaterial, Lazzarato comenta agudamente que la autogestión no elimina el antagonismo en el proceso productivo. La gestión participativa, “lejos de eliminar la jerarquía entre (…) autonomía y mando, en realidad replantea el antagonismo a un nivel superior”, dentro de la personalidad misma de cada trabajador.23 Al igual que Bousquet, Lazzarato habla sobre la naturaleza autoritaria que implica el requisito de que el trabajador autogestionado deba ser expresivo. Su idea de que una mayor implicación de la subjetividad del trabajador en la producción del valor “amenaza con ser incluso más totalitaria que la otrora rígida separación entre el trabajo intelectual y el trabajo manual”, aunque pueda sorprender, resulta bastante plausible en los términos de su análisis.24 Puede que esta sea la razón por la cual la narrativa repetitiva y unidimensional sobre la “corporativización de la universidad”, que intenta basar su fundamento ético simplemente asumiendo la oposición entre (como afirma el título de un libro) “conocimiento y dinero”, no haya sido políticamente eficaz hasta el momento.25

Las universidades en traducción Como se ha expuesto anteriormente, la expansión global de las instituciones de educación superior durante los últimos años del siglo XX y los primeros del siglo XXI se ha vinculado con la reestratificación del trabajo. La constante búsqueda por parte del capital de economías de bajos salarios a las que exportar el trabajo

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industrial de las fábricas ha obligado a un gran número de naciones a buscar una ventaja competitiva redefiniéndose como economías “basadas en el conocimiento” después de la década de 1980. Aun así, los avances revolucionarios en las tecnologías de la información y la comunicación durante este mismo periodo han hecho posible a su vez la externalización de nuevas formas de trabajo inmaterial. Esto explica la percepción común del mundo actual, caracterizada por la homogeneidad y la diferenciación, así como por la desterritorialización y la reterritorialización. La división global del trabajo coexiste con la relajación de una división más rígida entre el trabajo intelectual y el manual, algo que conduce a heterogeneidades en la situación de las universidades de diferentes lugares. Por esta razón, aun debiendo reconocer la existencia de una tendencia global hacia la comercialización de la educación superior, este volumen no presenta una narrativa de la corporativización de la universidad como una simple monodia. De hacerlo, correríamos un grave riesgo: estaríamos confundiendo el aspecto escalar de la actual reforma de la educación superior con un proceso de subsunción totalizante de la diferencia.26 No solo el capitalismo sigue confiando en las desigualdades generadas con la división internacional del trabajo, sino que la gubernamentalidad neoliberal en todas partes también recurre a dichas desigualdades en sus tecnologías disciplinares, que totalizan y diferencian al mismo tiempo. Por ejemplo, la creciente ubicuidad de las prácticas evaluativas en la educación superior, ya sean los rankings internacionales de universidades, los ejercicios de evaluación, o las gráficas de rendimiento, además de la paranoia que provocan, junta a instituciones e individuos tan solo para enfrentarlos. Nuestros artículos identifican diferencias, estratificaciones y también jerarquizaciones en un proceso de alcance global. En consecuencia, el compromiso de Traces con la traducción ha sido imprescindible para este estudio en varios aspectos. En primer lugar, la traducción como práctica (ciertamente una forma del trabajo inmaterial al que nos hemos referido anteriormente) nos ha permitido abordar la cuestión de la globalización y la educación superior no solo como una problemática relativamente nueva dentro del campo de las Humanidades, sino también, y de modo aún más importante, como un nuevo tipo de práctica académica y como una nueva conversación. Solamente por medio de la traducción hemos sido capaces de yuxtaponer perspectivas que pocas veces se habían abordado conjuntamente, en un

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espacio intermedio que rechaza tanto las restricciones monolingües de las industrias editoriales nacionales como las exclusiones y asimetrías del sistema editorial académico global en lengua inglesa. Asimismo, la teoría de la traducción, entendida en un sentido amplio, se dedica a aquellos procesos, ya sean voluntarios o coercitivos, de interpretación y adaptación local del discurso político al que Rossiter se refiere. Nuestros artículos ofrecen análisis matizados de tales procesos locales. Resulta igualmente relevante para este volumen la noción de traducción como tecnología subjetiva o aspecto del Bildung, y, por tanto, como acuerdo disciplinario para la producción de sujetos nacionales (codificados diferencial y jerárquicamente dentro del contexto global), cuya administración ha sido confiada a la universidad moderna desde sus comienzos.27 Por último, nuestro uso de la traducción en este volumen refleja un intento por ser más conscientes de cómo múltiples historias afectan de manera diferente a la reestructuración de la educación superior que se está llevando a cabo actualmente en tantos contextos. Naturalmente, este volumen no pretende ofrecer una representación exhaustiva de dichas diferencias. No obstante, varios de los artículos aquí reunidos hacen alusión, aunque sin entrar en detalles, a los rastros de historias heterogéneas sobre los terrenos de las actuales reformas de la educación superior. Estas historias merecen una mayor atención e incluyen, entre otros, los legados de los sucesos de 1968 en Europa; del reciente movimiento minjung (democracia), mediante el cual una alianza entre intelectuales y trabajadores derrocó la dictadura militar de Corea en 1988; de la tradición de experimentos con políticas de educación socialistas en lo que hoy es la Universidad Autónoma de Yucatán; de la turbulenta historia de la universidad china en relación con los movimientos revolucionarios y el Estado, etcétera. A  pesar de que los breves artículos que aquí presentamos solo ofrecen una ojeada a estas historias, plantean el reto de una elaboración mucho más profunda. ******** Abrimos este simposio con un par de reflexiones a modo de prefacio desde Corea del Sur y Rusia que abordan la amplia cuestión sobre el futuro del “intelectual”. Desde Seúl, Goh Byeong-Gwon nos plantea la paradoja de “la muerte de los intelectuales en las sociedades basadas en el conocimiento”. Helen Petrovsky en Moscú describe al especialista en Humanidades de hoy en términos de la

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dialéctica de lo ordinario y lo extraño, de lo visible y lo invisible. Aunque escritos en lugares distintos y con estilos bastante diferenciados, ambos ensayos se preguntan si la talla y el papel del intelectual individual no han quedado obsoletos por los “medios de comunicación” (las tecnologías de la información o las tecnologías de la comunicación de masas); y ambos se muestran ambivalentes para con este desarrollo. A pesar de lamentar la aparente desaparición del intelectual públicamente comprometido en Corea desde principios de los años 1990, Goh califica este proceso como simplemente una “tragicomedia”, dado que la inteligencia de masas basada en la red (una versión de la “inteligencia general” de Marx) ha demostrado su nueva y potente eficacia política, por muy anónima que sea. De un modo similar, Petrovsky, a pesar de mostrarse crítica con los intelectuales que buscan visibilidad superficial como figuras mediáticas, pregunta si los medios de comunicación realmente no “nos dicen más del mundo globalizado que cualquier lenguaje descriptivo individual”. Petrovsky sugiere que si miramos más allá de las imágenes ordinarias e inmediatamente visibles de la televisión, nos percataremos de la extraña existencia de unos lazos invisibles que unen a todos los telespectadores en tanto que comunidades globales. ¿Cómo podemos tomar en cuenta las bases inmateriales de estas nuevas subjetividades políticas? A la vez que nos animan a ser optimistas y perspicaces, los artículos de Goh y Petrovsky muestran también un debilitamiento de la reivindicación del monopolio del conocimiento por parte de los intelectuales establecidos en universidades. Al sugerir que, por el contrario, la producción de un “sujeto del conocimiento” ha quedado ahora ampliamente imbricada en procesos de producción económica y tecnológica en la sociedad contemporánea, preparan el terreno para nuestras consideraciones sobre la universidad contemporánea. Helmut Dubiel, Iwasaki Minoru, Steffan Igor Ayora Diaz, Laurent Dubreuil y Lei Qili han contribuido con los artículos que componen la primera parte de este volumen: La reforma universitaria y sus ironías: la globalización como retórica. Escriben sobre las universidades de Giessen, Tokio, Mérida, París y Shanghái, respectivamente. Todos ellos consideran la dialéctica entre homogeneidad y diferencia de la actual reforma de la educación superior como un tema repleto de ironías. Quizá porque describen universidades públicas que en sus respectivos contextos nacionales cuentan con cierto renombre, estos artículos exponen con gran intensidad las tensiones que rodean la soberanía nacional y

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la ideología neoliberal en la universidad contemporánea. Suponiendo que su objetivo es simplemente producir una “zona de libre comercio global para los servicios universitarios”, Helmut Dubiel compara de manera irreverente la puesta en marcha del Proceso de Bolonia en nada menos que cuarenta y seis países con otros “grandes” productos de la imaginación transnacional de la Unión Europea abocados al fracaso: el diseño del Airbus 380 o la fallida constitución europea. Laurent Dubreuil, en su descripción de las reformas llevadas a cabo en la École normale supérieure, delinea el proceso circular mediante el cual los políticos justifican en casa su reorganización de la universidad nacional francesa invocando, bajo la rúbrica de la “globalización”, las mismas políticas de la Unión Europea que ellos mismos han formulado a nivel internacional. Iwasaki Minoru detalla con crueldad el doble revés de la financiación de la universidad en Japón, que exige a las universidades públicas que cubran la mayor parte de sus propios costes de funcionamiento a la vez que reduce la financiación gubernamental a un plan de ajuste draconiano. El profesorado universitario japonés, que debe realizar agotadores ejercicios de evaluación anuales para un Ministerio de Educación al que ya ha dejado de pertenecer formalmente, considera que la “autonomía” ha provocado que de hecho esté regulado por el gobierno de una manera más intensa. Indudablemente, los artículos que componen la primera parte de este volumen ofrecen detallados testimonios locales de los estragos producidos por el nuevo modelo de gestión en la universidad. La descripción de sus efectos enhebra las múltiples preocupaciones similares que se tratan en los cinco artículos, ya tengan que ver con las crecientes presiones en las universidades no estadounidenses por publicar investigación en inglés; con la búsqueda acelerada y aparentemente burda de estudiantes internacionales para incrementar los ingresos de matrículas; con la exigencia de que el profesorado participe en sistemas autodegradantes de acumulación de “puntos” y recompensas por su trabajo; con órganos de gestión del profesorado que se debilitan; o con la sustitución del Bildung por una mera acumulación mecánica de hechos en la educación superior (uno de los temores articulados en la elocuente reinterpretación que Lei Qili hace de la obra de Durkheim, Evolution of Educational Thought en el contexto de una China del siglo XXI, y en su idea de la “industrialización de la educación superior”).

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En todos estos artículos se considera la retórica de la globalización en la educación superior en su implacable uniformidad y en sus, con frecuencia, aspectos absurdamente redundantes: en el discurso político, la “globalización” se plantea de manera tautológica como la causa y motivación para la reestructuración de la universidad pero también como su objetivo último. Siguiendo a Readings, los autores interpretan que la “globalización”, al igual que la “universidad de la excelencia”, funciona más bien a la manera del point de capiton de Žižek en su “colcha ideológica”: es el objeto unificador cuya identidad existe solo por el hecho de que “siempre se refiere a él mediante el mismo significante”.28 Su papel es siempre estructural y performativo. Sin embargo, tal repetitividad y previsibilidad no menoscaban la fuerza diferenciadora de esta política como elemento de gubernamentalidad neoliberal. Al contrario: la refuerzan. Tal y como sugieren nuestros autores, las demandas de una estandarización institucional no tienen como premisa ni propósito la igualdad global. El discurso de la reforma global de la educación superior se muestra así como más coercitivo en unos escenarios que en otros. El estatus de “universidad global” que ostenta la universidad estadounidense, por ejemplo, a menudo es motivo de satisfacción para sus propios miembros. Pero en otras partes la exigencia de “pasar a ser global” funciona como una amenaza, como el típico discurso disciplinar que sostiene y reproduce el deseo mimético por un objeto inalcanzable. Parece que la idea de “desfase temporal”, pieza clave del colonialismo, no ha perdido su predominio en el mundo de las políticas educativas actuales, con sus exhortaciones a “no quedarse atrás”, o “alcanzar” un modelo, que con frecuencia es implícita o explícitamente el de la universidad estadounidense. En sus ingeniosas reflexiones sobre la figura del “contadólogo” en la universidad mexicana, Steffan Igor Ayora Diaz analiza de manera mordaz cómo las dinámicas coloniales persisten en los esfuerzos mexicanos por modelar la educación superior como respuesta a las presiones que ejercen las agencias supranacionales.29 El autor sitúa la universidad mexicana contemporánea dentro de un orden global en el que el colonialismo cultural sigue siendo una presencia perceptiblemente persistente. Ayora Diaz sostiene que los complejos procesos de traducción de políticas educativas desde el nivel supranacional hasta los niveles nacional, regional y estatal generan nada menos que una forma del mimetismo que Bhabha describe en los sujetos coloniales: hace que las universidades públicas “parezcan algo deseado, aunque no

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del todo”. Además, tales imposiciones resultan sorprendentemente atractivas para un sujeto nacional una vez que se había previsto que quedaría obsoleto en la era de la educación global. Una vez más observamos las contradicciones que rodean la soberanía de la universidad. En la retórica neoliberal de la reforma, se recurre al nacionalismo con la única intención de desbancar a la universidad de ámbito nacional. La idea de identificación mimética, tan básica en los procesos educativos del Bildung, ejerce de puente hacia la segunda parte de este volumen, La reforma universitaria y el Bildung: tecnologías subjetivas, lenguaje y legados coloniales, compuesta por los artículos de C. J. W.-L. Wee (Singapur), Cao Li (Beijing), Lii Ding-tzann (Taipei), Meaghan Morris (Hong Kong), Ukai Satoshi (Tokio), y Kang Nae-hui (Seúl). Dedicados a la problemática del Bildung, los ensayos de esta segunda parte abordan muchas cuestiones relacionadas, en términos generales, con el papel de la universidad en la formación del sujeto, incluyendo la inculcación de tecnologías subjetivas tales como el aprendizaje de idiomas o los protocolos de redacción. Esta segunda parte se articula a partir de la conciencia del legado conflictivo de la universidad moderna en Asia como institución del colonialismo cultural par excellence, aunque con un compromiso con la razón y el pensamiento especulativo. C. J. W.-L. Wee, escribiendo sobre la universidad en Singapur, inaugura este apartado con una serie de reflexiones en torno a un tema de profundas implicaciones: la “re-invención”. Su artículo demuestra que el fin de la historia proclamado por el neoliberalismo no señaló que el capital dejaría de necesitar invención, ni que pondría punto y final al rol de la universidad en el Bildung: la fabricación, en este caso, de sujetos nacionales creativos. Dado que el trabajo inmaterial define cada vez más un límite decisivo para los mercados laborales reestratificados, en ciertos contextos se ha impuesto a las universidades la responsabilidad de crear sujetos que no sean simplemente “flexibles”, sino también enfáticamente “creativos”. Mientras algunos de los artículos anteriores han explicado que la reestructuración en la universidad podría conllevar un drástico debilitamiento de las Humanidades (como, por ejemplo, en Japón), los trabajos de Wee y Cao Li destacan algunos casos en los que, por el contrario, las políticas de educación superior han dado mayor prioridad a aspectos “culturales” de la educación. Tal resultado encaja en la lógica de las políticas neoliberales tanto

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como otro que simplemente podría ejemplificar la “perversidad” (término usado por Rossiter) de su fuerte disposición para desarrollar y explotar el trabajo creativo.30 Ambos autores muestran cómo los programas locales de este tipo se generaron como consecuencia de las demandas de las fuerzas inexorables del capitalismo global y se presentaron retóricamente como tales. Según Wee, Singapur, situado en una zona fuertemente afectada por la crisis monetaria de 1997, se vio obligada a enfrentarse a la necesidad de llevar a cabo una ambiciosa transformación del modo en que había venido participando del orden capitalista global (que, en los años ochenta, había permitido una cierta autonomía económica y cultural a nivel regional). El capitalismo del siglo  XXI exigiría nada menos que la incorporación subjetiva y física del ciudadano singapurense. Asimismo, Cao Li sitúa la actual política china de “educación cultural de calidad” ante el telón de fondo del alejamiento de la planificación centralizada de la economía (que asignaba un trabajo a cada graduado universitario), y el auge en la economía de la década de los noventa de las empresas de capital mixto chino y extranjero que exigían la flexibilidad de sus empleados, más que su especialización (valorada bajo las políticas educativas anteriores de corte soviético). En ambos artículos, los autores exploran —a la vez que explotan irónicamente— la disparidad entre el intervencionismo del gobierno y la “creatividad” que busca fomentar. No cabe duda, sin embargo, de que tales subjetividades se diseñan para que posean la capacidad de “autogestión”. Los artículos de Ding-tzann Lii y Meaghan Morris se centran en cuestiones referentes a la lengua. Sus observaciones sobre las exigencias lingüísticas que deben afrontar los académicos asiáticos en los diversos ámbitos de investigación, publicación, redacción y docencia, representan tan solo la punta del iceberg de las políticas lingüísticas en la universidad global. Ambos comienzan planteando una cuestión problemática: ¿La globalización ha desconectado a los académicos de sus respectivos contextos locales? Tal y como se describe en otros artículos del volumen, sus ensayos dejan constancia de la implementación generalizada de nuevos protocolos que se ocupan de la reforma universitaria en Asia —los ya conocidos “principios de responsabilidad formalizada” que controlan la productividad institucional e individual. Lii sostiene que esto ha propiciado una situación fuertemente sobredeterminada para los académicos asiáticos. Por ejemplo, los rankings globales de las universidades se cruzan con los rankings de los profe-

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sores en los índices de citación, que a su vez retroalimentan los rankings globales de instituciones. Ahora bien, precisamente en su calidad de instrumentos de medición globales, los índices de citación en los que tanto se confía son publicaciones en lengua inglesa que utilizan materiales en lengua inglesa (artículos publicados en las llamadas revistas “internacionales”) como base para sus mediciones. Lii se muestra crítico con la manera en que la consolidación de un sistema editorial académico anglófono global ha reforzado la hegemonía de paradigmas teóricos dominantes en el mundo académico anglosajón (y ha limitado las posibilidades de la teoría crítica). De un modo similar, Morris aprovecha las implicaciones de la globalización de la universidad para el campo cada vez más internacionalizado de los Estudios Culturales. La producción académica contemporánea en los Estudios Culturales, observa Morris, puede descuidar las condiciones de heteroglosia que caracterizan sus propios contextos locales de producción. En su artículo, el delineado sutil de las negociaciones lingüísticas diegéticas (en la película) y extra-diegéticas (en el aula) implicadas en el debate sobre una película de Johnnie To Kei-fung con un grupo de estudiantes en una universidad triglósica de Hong Kong desbanca la idea de que los Estudios Culturales pueden (o incluso deberían) describirse como una “actividad anglófona”. La discusión planteada por Morris en torno a la complejidad lingüística en Hong Kong, donde el inglés poscolonial ha logrado mantener el estatus de “inglés como lengua china”, abre el camino a las reflexiones de Ukai Satoshi sobre otros legados institucionales e intelectuales del colonialismo en las universidades de Asia. Estamos realmente agradecidos a Ukai por habernos permitido traducir un artículo originalmente publicado en coreano y francés en la revista coreana Daedong Chulak y dirigido directamente a colegas coreanos. Kang Nae-hui, al plantear gran parte de su artículo sobre la reestructuración universitaria como un diálogo con el trabajo previo de Ukai, nos ayuda a hacer realidad el propósito de Traces de participar en un intercambio intelectual internacional que no esté originalmente mediado por el inglés. Ambos artículos exploran los riesgos y las promesas de los intercambios intra-asiáticos de estudiantes y profesores promovidos recientemente por las universidades bajo la rúbrica de la globalización. Ukai sugiere que, aunque estén ampliamente impulsados por razones administrativas y económicas, estos intercambios podrían ofrecer posibilidades políticas productivas, siempre y cuando las universidades japonesas empezasen

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por romper su largo silencio sobre su complicidad con el imperialismo japonés y los crímenes de guerra. El artículo de Kang concluye la segunda parte de nuestro volumen retomando reflexivamente las consideraciones sobre el trabajo que abren esta introducción. Nos recuerda que ya ha llegado el momento de que los académicos acepten su estatus de trabajadores bajo el neoliberalismo. Incluso cuestiones tales como la “libertad de cátedra” se podrían gestionar mejor en términos de los marcos de referencia relativos al estatus del trabajador dentro y fuera de la universidad. En la tercera parte, Pensamiento y resistencia, se recogen varios comentarios sobre la universidad en Estados Unidos, siguiendo la línea de Kang Nae-hui al abordar la cuestión de la “libertad” en la educación superior. Sugerimos que el aspecto de la globalización del siglo  XXI de la universidad estadounidense que merece más atención es el impacto de la “guerra global contra el terror” promovida por la administración Bush. Si Helmut Dubiel e Iwasaki Minoru han cuestionado la aparente incapacidad del profesorado para protestar contra la reorganización generalizada de sus entornos laborales bajo la reforma universitaria, los artículos de la tercera parte se refieren al silencio incluso más llamativo de los profesores estadounidenses a la hora de afrontar una intensa censura del discurso académico a medida que la guerra se desarrollaba. Podría ser que la justificación de la guerra preventiva sobre Irak, que no buscó ninguna legitimación moral en los marcos previos de la ley internacional, planteara unos retos ideológicos tan inauditos que la movilización de las universidades estadounidenses resultara inevitable. No hay duda de que una tarea tan colosal como la total “reorganización del orden internacional mediante la cual la invasión pareciera algo justo” (en palabras de Brett Neilson) ha ejercido grandes presiones en las universidades estadounidenses y ha propiciado la reaparición de tácticas intimidatorias que nos recuerdan al macarthismo.31 La presencia dentro de las universidades de una infraestructura tecnológica dispuesta a ser empleada por los nuevos regímenes de vigilancia gubernamental —tecnologías, en muchos casos, diseñadas y perfeccionadas dentro de las universidades mismas— ha sido otro de los factores que ha puesto nuevamente de manifiesto el ambiguo quebrantamiento de la soberanía de la universidad. Estas cuestiones se abordan con compromiso y elocuencia en los artículos de Gil Anidjar (Nueva York), Daniel Kim (Boulder), Eric Cheyfitz y Risa Lieberwitz

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(Ithaca), Andrew Jewett (Cambridge), y en los comentarios finales de Alberto Moreiras (que escribió desde Durham pero que en la actualidad está en College Station tras su paso por Aberdeen). Los artículos de Anidjar y Kim son en sí mismos intentos por romper ese desalentador silencio que ha rodeado algunos de los espacios más tensos en la lucha sobre el discurso académico en la universidad estadounidense del siglo  XXI. Mediante una compleja serie de alusiones a “muros”, Anidjar subraya la violencia de los límites disciplinares que en la universidad moderna a menudo reafirman las construcciones arbitrarias de la etnicidad, con consecuencias devastadoras para el “mundo real”. Por medio de una búsqueda de los orígenes comunes de ambos campos, su artículo trata de desmantelar la problemática distinción entre Estudios Semíticos y Estudios Árabes (o Islámicos), institucionalizada en los departamentos estadounidenses de Estudios sobre Oriente Medio. Daniel Kim expone en detalle el escalofriante proceso por el cual la University of Colorado revocó en 2008 el contrato de un profesor titular cuyas críticas a la guerra habían desatado un gran revuelo en los medios de comunicación, así como la lucha de los académicos que protestaron ante su caso. Tenemos la sensación de que fuera de Estados Unidos no se conoce la existencia de estos graves ataques recientes al discurso intelectual en la universidad. Por otro lado, Andrew Jewett y Eric Cheyfitz nos llaman la atención sobre la construcción de una noción de “libertad académica” que es meramente una idealidad. Cheyfitz plantea que siempre ha sido difícil practicar la resistencia, o un pensamiento verdaderamente crítico, en la universidad estadounidense, dado que desde su fundación ha sido una institución corporativa basada en los derechos de la propiedad individual y comprometida con la reproducción de una amplia clase burguesa. Para Cheyfitz, incluso la sugerencia de Readings sobre una “comunidad de disenso” dentro de la universidad es una idealidad, ya que la “universidad des-referenciada” de Readings se presenta como una abstracción que no tiene en cuenta la existencia de prácticas educativas alternativas en su entorno inmediato. Además, Andrew Jewett nos recuerda que el pensamiento crítico no siempre puede equipararse con el discurso institucional de la “libertad académica”. Su artículo esboza una típica dialéctica de Guerra Fría por la cual los departamentos de Ciencias de la universidad se vieron cada vez más integrados dentro de las agendas de investigación determinadas por el gobierno esta-

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dounidense, a cambio de una financiación que les otorgaba autonomía departamental y “libertad”. Este patrón se ha venido repitiendo con empresas patrocinadoras en la actualidad. A continuación del artículo de Jewett hemos incluido los comentarios de Risa Lieberwitz, especialista en relaciones laborales e industriales, que nos ayudan a ver los vínculos entre, por un lado, los planteamientos de Cheyfitz y Kim y, por otro, las observaciones anteriores de Iwasaki Minoru sobre el declive de la gobernanza del profesorado en la universidad contemporánea. Lieberwitz insiste en que la libertad de expresión debe considerarse como un derecho esencialmente colectivo y que, por tanto, solo puede protegerse si se produce una renovación de los organismos solidarios que han quedado fragmentados por la gubernamentalidad neoliberal. Su insistencia en que en la actualidad dicha solidaridad solo se puede sustentar si el profesorado se redefine a sí mismo como parte de un cuerpo político más amplio de trabajadores y “empleados” (que incluiría al personal administrativo, al profesorado asociado y a los estudiantes de posgrado), recuerda el llamamiento que Kang Nae-hui lanzaba a los académicos para que se reconocieran como trabajadores. Concluimos esta parte con el decidido esfuerzo de Alberto Moreiras por reincorporar la cuestión de la “libertad académica” a la del pensamiento crítico, y por reflexionar sobre el destino de la teoría crítica en la universidad contemporánea. Su artículo nos advierte de que no se puede subestimar la dificultad de combinar un compromiso para con el “pensamiento sin condiciones” con el compromiso para con unas políticas responsables. No obstante, al sugerir que los esfuerzos radicales por conseguir un pensamiento transformador iniciados en 1968 siguen aún inacabados, y que no se ha culminado todavía la ardua tarea de crear nuevas categorías conceptuales, nos ofrece una agenda esperanzadora —aunque ambiciosa y aleccionadora— para el futuro trabajo teórico en la universidad. La cuarta y última parte, La universidad y el proyecto de emancipación: límites y posibilidades, contiene el artículo que ha aportado Yann Moulier Boutang (París) y los comentarios que, como respuesta, han escrito Dominick LaCapra y Naoki Sakai (Ithaca), y los artículos de Wendy Hui Kyong Chun (Providence), Gabriela Vargas-Cetina (Mérida), y Ko Mi-Sook (Seúl). Esta parte recapitula y reformula, a modo de conclusión del volumen, temas ya expuestos en artículos anteriores a la vez que plantea otras cuestiones referentes al futuro de la univer-

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sidad. En un diálogo con los trabajos de Lazzarato y otros autores sobre la creciente relevancia del trabajo inmaterial, Moulier Boutang afirma que estamos siendo testigos de una transición de lo industrial a lo que él denomina una forma de capitalismo “cognitivo”, basado en la acumulación de ingresos obtenidos a partir del conocimiento y la innovación. Moulier Boutang pone especial empeño en aclarar (sumándose a la tesis de Marc Bousquet y otros) que el capitalismo cognitivo no representa una mercantilización del conocimiento per se (razón por la cual rechaza formulaciones habituales como “sociedad basada en el conocimiento”). Más bien, son la innovación y la inventiva —es decir, la inversión de tiempo que hace el sujeto viviente— las que extraen un valor económico del conocimiento. Así pues, su afirmación de que el capitalismo privado “externaliza” muchos de los costes de este trabajo cognitivo viviente y los repercute en la sociedad en toda su extensión (“ya sea el gobierno o las familias”) concuerda con las observaciones de Lazzarato y Bousquet sobre la explotación (y la autoexplotación) del nuevo “proletariado intelectual”, aunque Moulier Boutang no profundiza en esta cuestión. El análisis de Moulier Boutang reafirma muchos de los planteamientos recogidos en este volumen sobre la integración cada vez mayor de la educación y la formación del sujeto dentro del capital. Pero añade además una inflexión importante y más optimista a estas historias al insistir que, bajo el capital cognitivo, “el proceso educativo no necesita estar dominado por un (…) proceso de mercantilización irresistible”. Señala que, en su impulso por obtener beneficios mediante la transformación de la innovación en bienes de información distribuibles a nivel global, el capital cognitivo tiene que depender de la tecnología informática que le permita una reproducción de la información que sea infinita y prácticamente sin coste, lo cual reduce el valor de su producto. Es precisamente esta debilidad inherente lo que ha proporcionado las bases para una lucha emergente y global sobre los derechos de propiedad intelectual. Moulier Boutang nos pide que nos unamos a esta lucha trabajando para asegurar la democratización del acceso tanto a las nuevas tecnologías de la información como a las universidades mismas, para avanzar así en la promesa de emancipación de la educación A  este artículo le siguen las respuestas de Dominick LaCapra y Naoki Sakai. LaCapra cuestiona las afirmaciones de Moulier Boutang sobre la significación histórica y global de la emergencia del “capitalismo cognitivo”, que ha mante-

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nido intactos el sistema de bienes de consumo, muchas formas más antiguas de trabajo productivo y una distribución de los bienes todavía enormemente desigual, incluso de aquellos que ofrecen acceso al capitalismo cognitivo. Por su parte, Naoki Sakai dirige el interés del propio Moulier Boutang por las “externalidades” hacia la universidad estadounidense, cuya personificación global e incluso desterritorializada todavía preside las prominentes divisiones del trabajo intelectual. Wendy Hui Kyong Chun continúa la reflexión en su artículo sobre “Redes imaginadas”, en el cual negocia el terreno entre tecnología y educación, y complica sagazmente muchas de las asunciones habituales sobre los propios términos de su razonamiento en torno a “medios digitales, raza y universidad”. En sintonía con las políticas representacionales y con la imagen, Chun muestra que los estereotipos sobre “tecnología” suelen entrelazarse a menudo con los estereotipos sobre raza, y hacen así que resulte sospechosa mucha de la retórica que los vincula a ambos. Muestra escepticismo, por ejemplo, con el discurso de la “brecha digital” y los programas sociales que asumen a su vez que la tecnología automáticamente otorgará un mayor poder a los estudiantes. Sin embargo, al igual que Petrovsky, Chun también señala la importancia de las nuevas comunidades (“redes imaginadas”) que, por muy efímeras que puedan ser, mantienen las tecnologías digitales. El hecho de que en la actualidad las universidades de todo el mundo apoyen muchas de estas redes es un aspecto positivo de su dimensión “global”. Nuestro volumen concluye con dos artículos que van extremadamente más lejos a la hora de imaginar y/o poner en práctica una educación superior alternativa. Ambos comparten los intereses en educación y propiedad de este apartado. Conectando también con la problemática de lo digital de Moulier Boutang y Chun, Gabriela Vargas-Cetina analiza las luchas por la propiedad que han dividido el desarrollo de software, inicialmente creado desde la universidad. Con su atrevida conclusión, Vargas-Cetina proporciona el marco para una utópica “universidad de fuentes abiertas” que podría responder a la demanda de democratización masiva de la educación superior planteada por Yann Moulier Boutang. Para terminar, y quizá haciéndolo del modo más original, recogemos las palabras de Ko Mi-Sook, fundadora del espacio de investigación dinámica y comuna intelectual Suyu+Nomo de Seúl. Formada en literatura clásica coreana, Ko es un ejemplo de intelectual que llegó a la conclusión de que no había más opción

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que salir de la universidad contemporánea, y rechazar su práctica institucionalizada del conocimiento basada en un régimen de derechos de propiedad. Su descripción del “comuna-ismo” (distinto del “comunismo”) como práctica intelectual transnacional, nómada y poco organizada nos permite atisbar las luchas, alegrías e idiosincrasias provocadoras de esta práctica educativa alternativa. ******** Para terminar estas observaciones preliminares me gustaría dedicar unas palabras de agradecimiento. En primer lugar, quisiera dar las gracias a todos aquellos que han contribuido con sus artículos a la publicación de este volumen. Todos mostraron una gran generosidad al responder a mi invitación para escribir sobre un tema que, a pesar de resultar familiar y cercano, supuso en la mayoría de los casos un abandono de sus respectivos campos de especialización académica. Su trabajo ha permitido que este volumen sea diverso tanto lingüística como geográficamente, pero además ha hecho posible la yuxtaposición de diferentes perspectivas que no partían de un consenso teórico o político previo. Aunque en esta introducción me he dedicado a destacar (espero que no de una manera excesiva) los intereses compartidos y los temas que se superponen en estos artículos que abarcan un campo tan amplio, también he procurado dejar constancia de mi reconocimiento ante la multiplicidad de orientaciones políticas e intelectuales que en ellos se recogen. Estoy segura de que los lectores sabrán apreciar esta diversidad. Gracias también a los colaboradores por su paciencia en el proceso, inevitablemente largo, de traducción de muchas de las contribuciones, máxime considerando la importancia del factor tiempo en algunos de los temas que tratan. Asimismo, me gustaría decir a nuestros traductores que debatir con vosotros los sutiles e inmanejables problemas de la traducción ha sido el auténtico punto álgido intelectual del proceso de edición. Los artículos que componen este volumen tienen su origen en las presentaciones realizadas en dos eventos celebrados en la Cornell University en 2005. El primero de ellos fue un taller titulado “Globalizando el Trabajo del Conocimiento” que tuvo lugar en marzo de 2005 en Cornell. Phil Lewis, a la sazón director del Programa de Estudios Franceses en Cornell, ofreció entusiastas consejos para la conceptualización de este proyecto. Nos complació que Sun Ge, miembro del Grupo de Literatura Comparada de la Academia China de Ciencias

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Sociales, y Yukiko Hanawa, de la New York University, intervinieran en este acto. Otro simposio mucho mayor, titulado “La Universidad en Traducción: Globalizando el Trabajo del Conocimiento”, tuvo lugar en Cornell en septiembre del mismo año con motivo del cuadragésimo aniversario de la Society for the Humanities de Cornell, gracias a la financiación de esta misma Sociedad, del comité de conferencias de la Cornell University, del Departamento de Estudios Asiáticos, y de una generosa ayuda de la San Francisco Humanist Society (los breves artículos de Dominick LaCapra, Risa Lieberwitz y Naoki Sakai fueron redactados inicialmente como comentarios para mesas redondas de este simposio). Agradezco especialmente a la entonces rectora de Cornell, Biddy Martin, y a muchos otros colegas de Cornell que participaron como presidentes de sesión y comentaristas: Bruno Bosteels, Dominic Boyer, Susan Buck-Morss, Stuart Davis, Sandra Greene, Salah Hassan, Victor Koschmann, Natalie Melas, Timothy Murray, Tracy McNulty, Shirley Samuels y Shelley Wong. Ponentes invitados como Manthia Diawara, Dilip Gaonkar, Fuyuki Kurasawa y Catharine Stimpson intervinieron también en este simposio. Asimismo, recibí útiles consejos de Jon Solomon, que ha estado trabajando en el análisis de la universidad dentro del proyecto edu-factory. Por último, me gustaría agradecer el apoyo y ánimo recibidos en varias fases de este proyecto a Mary Ahl, Mark Anderson, Karen Brazell, Ding Naifei, la infatigable Dianne Ferriss, Tom Lamarre, John Kim, Andreas Langenohl, Christine Marran, Catherine and William Sleight, y a nuestros editores en la Hong Kong University Press, Dennis Cheung, Colin Day y Michael Duckworth.

NOTAS 1

Ver Marc Bousquet, How the University Works: Higher Education and the Low-wage Nation (New York and London: NYU Press, 2008); Frank Donoghue, The Last Professors: The Corporate University and the Fate of the Humanities (New York: Fordham University Press, 2008); Bill Readings, The University in Ruins (Cambridge, Mass.: Harvard University Press, 1996), entre otros muchos. Un estudio en lengua inglesa que elude dichas tendencias nacionales es Gendered Universities in Globalized Economies: Power, Careers, and Sacrifices (Lanham, MD and Oxford: Lexington Books, 2002) de Jan Currie, Bev Thiele y Patricia Harris. También nos han parecido muy interesantes los trabajos de especialistas en políticas educativas que han llevado a cabo amplios estudios comparados. Uno de estos trabajos sobre la política educativa en universidades asiáticas es Asian Universities: Historical Perspectives and Contemporary Challenges (Baltimore and London: The John Hopkins University Press, 2004) de Philip G. Altbach y Toru Umakoshi. Por su parte, The University: International Expectations

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(Québec: McGill-Queens University Press, 2004), editado por F. King Alexander y Kern Alexander, trata el tema de las reformas educativas en diferentes universidades anglófonas. Finalmente, Roger King (ed.) The University in the Global Age (Houndsmill, Basingstoke, Hampshire, UK; New York: Palgrave MacMillan, 2004) ofrece interesantes perspectivas sobre el desarrollo de las relaciones entre los mercados, los Estados y la educación superior a finales del siglo XX. Para saber más sobre la situación de la universidad entre “la fuerza combinatoria de la soberanía nacional y el neoliberalismo”, ver Ned Rossiter, Organized Networks, Media Theory, Creative Labor, New Institutions (Rotterdam: NAi Publishers), 17-8. Rossiter, 27 (la cursiva es mía). Mientras que Rossier utiliza los términos “homogeneidad” y “traducción” para referirse al discurso político de las “industrias creativas”, prefiero adaptar los términos descriptivos y aplicarlos al discurso sobre las reformas universitarias, que él toma como una parte de las “industrias creativas”. David Harvey, Breve historia del neoliberalismo (Madrid, Ed. Akal, 2007). La noción de “compresión espacio-temporal” la introdujo por primera vez Harvey en La condición de la posmodernidad (Buenos Aires, Ed. Amorrortu, 2008). Harvey, ibíd. King, xiv. King, 22-3. Rossiter, Organized Networks, 28. Roger King, “The Contemporary University”, en The University in the Global Age, 16. Philip G. Altbach, 20. Situando la aparición del neoliberalismo como un acontecimiento global desde sus inicios, Harvey señala la proximidad temporal entre una serie de eventos fundamentales: la liberalización de la economía china en 1978 de la mano de Deng Xiaoping, el nombramiento de Paul Volcker como director de la Reserva Federal de los Estados Unidos en 1979, la elección de Margaret Thatcher como primera ministra en el Reino Unido en 1979, y la de Ronald Reagan como presidente de los Estados Unidos en 1980. Para Harvey, estos años marcan un “punto de inflexión revolucionario en la historia social y económica del mundo”. Harvey, Breve historia del neoliberalismo, 5. King, xiv. Altbach, 20. Michael Hardt y Antonio Negri, Imperio (Barcelona, Ed. Paidós Ibérica, 2005), 15. Maurizio Lazzarato, “Immaterial Labor”, en Radical Thought in Italy: A Potential Politics, Paolo Virno and Michael Hardt (eds.) (Minneapolis: University of Minnesota Press, 1996), 133. Lazzarato, “Immaterial Labor”, 135-6. Marilyn Strathern, “Improving Ratings: Audit in the British University System”, European Review 5 (3): 305-21. Cris Shore y Susan Wright, “Coercive Accountability: The Rise of Audit Culture in Higher Education”, en Audit Cultures: Anthropological Studies in Accountability, Ethics, and the Academy, Marilyn Strathern (ed.) (London and New York: Routledge, 2000), 61.

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Ibíd., 61-2. Bousquet, How the University Works: Higher Education and the Low-Wage Nation, 59. Bousquet aquí expresa su acuerdo con reservas con la argumentación de David Noble en su obra Digital Diploma Mills: The Automation of Higher Education (New York: Monthly Review Press, 2002). Bousquet, How the University Works, 62-3. Ibíd., 20. Lazzarato, “Immaterial Labor”, 134. Ibíd., 135. Con ello no ponemos en duda el valor del análisis que Roget L. Geiger expone en Knowledge and Money: Research Universities and the Paradox of the Marketplace (Stanford: Stanford University Press, 2004). Ver el profundo debate que plantea Massimo de Angelis en torno a este tema en “Measure, Excess and Translation: Some Notes on ‘Cognitive Capitalism’”, http://www. edu-factory.org (5 de julio de 2007). [N. T. http://www.commoner.org.uk/12deangelis. pdf] La noción de “economía de transición”, que se constituyó mediante varios acuerdos disciplinares, establecidos bajo el colonialismo pero sobreviviéndolo, se explora en el volumen anterior de la colección Traces. Ver Naoki Sakai y Jon Solomon (eds.) Translation, Biopolitics, Colonial Difference (Hong Kong: Hong Kong University Press, 2006). Slavoj Žižek, El sublime objeto de la ideología (Buenos Aires: Siglo XXI Editores Argentina, 2003). En el caso mexicano, la reforma educativa se ha incorporado a una serie de amplias políticas de ajuste estructural formuladas por el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos. Ned Rossiter, “Organised Networks, New Institutions and the Legacy of Form”, comunicación presentada en la conferencia Culture in Context: Pragmatics, Industries, Technologies, Geopolitics, celebrada en el Institute of Ethnology, Academia Sinica, los días 16 y 17 de septiembre de 2006. Brett Neilson, “The Market and the Police”, en Sakai y Solomon (eds.) Translation, Biopolitics, Colonial Difference, 159.

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