DEL INSTITUTO HOMEOPÁTICO DE MADRID

BOLETÍN CLÍNICO DEL INSTITUTO HOMEOPÁTICO DE MADRID. áfio I. 15 de Noviembre de 1881. Núm. 21. DISCURSO leido en d Instituto lloincopático en el ac

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BOLETÍN CLÍNICO DEL INSTITUTO HOMEOPÁTICO DE MADRID. áfio I.

15 de Noviembre de 1881.

Núm. 21.

DISCURSO leido en d Instituto lloincopático en el acto de la aiHírtura del corso académico de 188i á 82, por el catedrático Dr. D, Vicente Vignau. (OONOLÜSION.)

No pudiendo nuestros adversarios negar que curamos, porque esto es por todo extremo público y notorio, dicen que las curaciones que atribuimos á los glóbulos sou debidas al poder de la imaginación délos enfermos. Mucho puédela imaginación, pero nunca llegará tí curar una sífilis inveterada, una intermitente perniciosa, ni una gastritis crónica, y estas enfermedades se curan con glóbulos, Y cuando los glóbulos se administran & enfermos privados del sentido, ó á los niüos ó á los animales, ¿también es entonces el poder de la imaginación el que cura? Este argumento, seüores, no pasa de ser una vulgaridad indigna de un médico. Dicen otros que gran parte de nuestras curaciones se debe al rigor de nuestro plan dietético. Elsto en primer lugar es un error, porque nuestros planes dietéticos no sou más rigurosos que los que imponen los alópatas. Pero supongamos por un momento que así es j demos que, á beneficio de un poco más de rigor en el régimen dietético, curamos todas las enfermedades que cura la alopatía, y algunas más que ésta no puede curar. ;,Y qué se infiere de aquí? La consecuencia no puede ser más funesta para la alopatía. Entóuces, les diremos, ¿por qué ese lujo de recetas, por qué martirissais á vuestros enfermos, si, por confesión propia, todo esto es iiiátil cuando con un poco do rigor en el régimen dietético se curan los enfermos ? Los alópatas no deberian nunca apelar á SI

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est« argumento, que, & ser cierüi, formaría por sí solo el proceso más sangriento contra la terapéutica tradicional. Veamos otro argumento de los alópatas. Lo que es evidentemente absurdo, ni es necesario someterlo á la experimentación, ni merece siquiera los honores de la discusión, y tal, dicen, sucede con nuestras dosis infinitesimales, porque en ellas no hay materia, y mal podemos decir que curamos con el opio, con la belladona ó con el acónito, si en nuestros glóbulos no hay opio, acónito, ni belladona, sino ^úcar de leche. Los que tal argumento hacen no están sin duda al corriente de los adelantos de la Física, no tienen idea de la divisibilidad de la materia, ignoran que la espectro-quimia, por ejemplo, nos hace ver la existencia de la materia hasta en la 20,' dilución de nnestros medicamentos, y si no la vemos en diluciones más altas no es porque no exista, sino porque nuestros reactivos, nuestros aparatos de análisis no están bastante perfeccionados para descubrirla. ¿Y por eso hemos de negar que exista materia en nuestras altas diluciones ? Como ejemplos de divisibilidad de la materia, os citaré cálculos hechos por Mr. Gaudin en su obra Arquitectura del mundo de los áiomos. El número de átomos, dice, contenido en un mib'metro cúbico de agua, es igual al cubo de 100 millones, ó sea á la unidad seguida de 24 ceros igual á 100 cuatrillones; y para apreciar lo que es un milímetro cúbico de agua, habéis de tener en cuenta que una gota de este líquido contiene 100 milímetros cúbicos de agua, y como sabéis, cada milímetro 100 cuatrillones de átomos. Cada gota de agua tiene 10 mil cuatrillones de átomos. 'Otro ejemplo : un pedazo de metal del tamaño de una cabeza de alfiler tiene 20 millones de átomos metálicos elevados al cubo, ó sea ocho cuatrillones. Ahora bien; para formarnos una idea de lo que son ocho cuatrillones hay que tener en cuenta que, para contar estos átomos, suponiendo que cada segando contáramos mil millones de átomos, se necesitarían para contarlos todos 253.078 ailos. Estos datos, señores, no son sospechosos; no son de ningún homeópata; son de un célebre matemático. Mal que les pese tienen que confesar nuestros adversarios que existe materia medicinal en nnestros glóbulos; \teco niegan su

BOI.TÍTIN OTifmOO.

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eficacia en el tratamiento do las enfermedades , y dicen que no cabe en cabeza liumana que unos cuantos átomos de materia puedan producir curación alguna. ¿Y es éste un argumento serio ? Si el hombre, en su orgullo satánico, pudiera negar todo lo que no comprende, ¿qué quedaría en pié, si es un misterio todo lo que nos rodea? Lo extraño es que este argumento proceda de las clases médicas, que saben y les consta

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