Diez playas perfectas para septiembre y octubre

Diez playas perfectas para septiembre y octubre Vista de cala Macarella, en la isla de Menorca. / ÍÑIGO QUINTANILLA GÓMEZ (ISTOCK) Llega el momento d
Author:  Luz Vargas Herrera

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Diez playas perfectas para septiembre y octubre

Vista de cala Macarella, en la isla de Menorca. / ÍÑIGO QUINTANILLA GÓMEZ (ISTOCK) Llega el momento de disfrutar de algunos de los mejores arenales de España sin las masificaciones estivales y con mejores precios. Diez playas para el ‘veroño’. Tras los chubascos de fin de temporada, los bañistas huyen y las costas presentan una disponibilidad más que seductora. Que se lo digan a la minoría afectivamente playera –no aquejada del síndrome posvacacional– que reserva días de asueto para gastarlos en otoño junto a un Mediterráneo templado, apetecible. Es la ocasión de disfrutar de los arenales más deseados, esos cuya fama precede a su masificación. De aprovechar los precios tirados. Aparcaremos junto a la arena y tendremos asegurada mesa en los restaurantes. Relax. Con un solo condicionante: desplazarse con poca antelación para asegurar el tiempo soleado.

Playa Norte de Peñiscola, en Castellón. / PEPE LAHUERTA (GETTY) 1 Familiar por excelencia Playa Norte (Peñíscola, Castellón) En fechas otoñales, Peñíscola da un respiro al “hervor turístico” que diría el escritor Roberto Bolaño, muy acentuado después de aparecer en la serie Juego de tronos. Su baño es uno de los más panorámicos de la costa española: frente a un imponente tómbolo (no península como se escucha a veces), monumental y cargado de historia merced al tozudo Papa Luna. Tampoco hay colas para degustar el arroz Calabuig en el restaurante Casa Jaime. Nunca falla.

Playa de los Genoveses, en el Cabo de Gata. / NURIA TALAVERA (GETTY) 2 Al fin solos (o casi) Bahía de los Genoveses (Cabo de Gata, Almería) Suprimidas las restricciones de acceso, aconsejamos rendir pleitesía a la gran dama de la costa mediterránea; ensenada

del parque natural del Cabo de Gata-Níjar cuya curva de exquisitas líneas abrocha el altozano del Ave María con el morrón Genovés. Para el director del parque, Emilio Roldán del Valle, “octubre es un mes perfecto. La luz y los colores del otoño, a poco que llueva, resultan excepcionales”. Cercana al altozano se halla un sector naturista.

Ses Illetes, en Formentera (Baleares). / STBAUS7 (ISTOCK) 3 Para envenenarse de azules Ses Illetes (Formentera) “Un verano conté mil yates”. Exagerado o no el censo del trabajador de esta playa icónica del Mediterráneo, el caso es que ahora como nunca Ses Illetes se deja disfrutar dejando atrás los desembarcos náuticos. Desnudarse es una práctica más íntima y propicia, cerca de las dunas, frente a un mar de azules imposibles que hipnotiza como ojo de serpiente. Acudir mejor en transporte público, y no olvidar que estamos en un parque natural: el de las Salinas de Ibiza y Formentera.

Playa de Aiguablava, en Girona. / HANS GEEL (ISTOCK) 4 Con todos los colores

Aiguablava (Begur, Girona) Esta bombonera de la bahía de Fornells, de 80 metros de largo por 40 de ancho, se defiende de la tramontana al socaire del cabo de Begur. La variedad cromática es apabullante y contamos además con el restaurante Toc al Mar cuyas paellas cuadradas (individuales y cocinadas al horno) tienen tal éxito que han sido suprimidas de la web (hay que reservarlas). Los bañistas, acostados sobre la arena fina, no saben que toman el sol junto al parador de Aiguablava, situado en un enclave idílico. Cierra el 16 de octubre.

Playa del Arenal-Bol, en Alicante, con el Peñón de Ifach al fondo. / MAYLAT (ISTOCK) 5 Estruendo de trabucazos Arenal-Bol (Calpe, Alicante) Uno de los contados playones de arena de la costa norte alicantina, el Arenal-Bol no podía mostrar su mejor cara sino en fechas otoñales, con amplios claros y la supresión de la tarifa roja de aparcamiento. Cómo se disfruta percibiendo la faz del peñón de Ifach, o paseando junto a los yacimientos arqueológicos. Sirve además de escenario a la fiesta de Moros y Cristianos, con el desfile hasta la playa (15 de octubre), seguido, a la mañana siguiente, del desembarco y vistosa batalla sobre la arena.

Cala Macarelleta, en Menorca (Baleares). / MICHELE FALZONE (GETTY) 6 Calas virales Macarella y Macarelleta (Ciudadela, Menorca) Joyas desclasadas entre las de su clase, su éxito mediático obliga a solazarse en ellas, ahora, cuando florecen los brezos. Dejando el coche junto al hotel Audax de Cala Galdana se llega a pie en media hora a esta piscina centelleante y adánica. Aquí las encinas y los pinos caen en cascada sobre aguas de tonalidades turquesas producto del fondo arenoso, blanco, tan depurado. Hasta el 20 de octubre contamos con las ensaladas del agradable chiringuito Susy (+34 971 35 94 67), abierto en 1971.

Playa de La Rijana, en la Costa Tropical de Granada. / M. ZARZA 7 Relajación y buceo La Rijana (Castell de Ferro, Granada) Un lujo de acantilados situados en las estribaciones de la

sierra de Lújar. El agua, cristalina, en permanente quietud por la protección de los islotes, atrae a numerosos buceadores por sus ecosistemas únicos. Playa de guijarros y grava. De época cristiana es la única intervención humana a la vista: los vestigios de la torre de La Condenada. Ojo: yendo desde Calahonda está prohibido girar hacia al aparcamiento; es preciso realizar el cambio de sentido a un kilómetro de distancia. A La Rijana siempre hay que asociarla con el restaurante y casa rural La Ventera.

Vista aérea de la playa de Moraig, en Alicante. / FERNANDO PRIETO (GETTY) 8 Acantilados a pico Cala de Moraig (Benitatxell, Alicante) El mar a finales de septiembre se muestra más encalmado casi que en agosto, comentan en esta cala tan artificial como asombrosa a la vista. Tampoco el recomendable restaurante La Cumbre, con su toque afrancesado, registra aglomeraciones. Consultar su menú de 18 euros. A Moraig se permite que los coches negocien la cuesta del 22% de desnivel solo para descargar. El cóctel de la casa en el Cocoro Beach Club, único local permitido este año en la playa, se elabora con melón y ron.

Cala de Deià, en la vertiente costera de la sierra de Tramuntana (Mallorca). / CORNELIA DOERR (GETTY) 9 El capricho de Graves Cala de Deià (Mallorca) Los problemas de espacio ya son menos en esta deliciosa caleta enmarcada en la sierra de Tramuntana. Ya es factible negociar la enrevesada bajada que promovió el poeta, escritor y mitólogo Robert Graves –gustaba de bañarse a diario– e incluso hay plazas vacantes de aparcamiento, aunque sigue vigente la zona azul. Por su abrupta configuración conviene ir en las horas centrales del día (nunca por la tarde). Una roca dentro del mar sirve de trampolín.

Cala Cortina, en la costa de Cartagena (Murcia). / TONO BALAGUER (ISTOCK) 10 Urbana y sin embargo apartada Cala Cortina (Cartagena, Murcia)

Quien ejerce la búsqueda de playas tiene en esta caleta razones de sobra para enorgullecerse. Muchos caminan desde el puerto por el paseo marítimo con bancos hasta esta concha enmarcada por las baterías de Trincabotijas (todo el litoral de Cartagena está fuertemente artillado). Cala de arena gruesa y aguas calmas, con trazos ascensionales de prodigiosa escala. Al estar cerrado el restaurante, la ocupación de los de 210 metros es muy dispersa; los hay que se pasan el día buceando. Fuente: Elviajero.elpais

¿Es Viena la mejor ciudad del mundo?

Palacio Imperial de Hofburg, el más grande de Viena Arquitectura, gastronomía y exposiciones. Un recorrido, muy poco científico, por la ciudad que año tras año se impone por su calidad de vida. La playa más cercana se halla a 500 kilómetros tras atravesar la frontera de dos países, cuesta encontrar una cerveza bien tirada pese a la vecindad con el gigante alemán y sus equipos de fútbol son incapaces de dar una alegría europea a los vieneses. Da igual. Anécdotas. Viena se impone año tras año según los estudios de la prestigiosa consultora Mercer como la ciudad con mayor calidad de vida del

mundo. Algunos datos deslumbran. El ayuntamiento es el mayor propietario de pisos de Europa: posee las llaves de 220.000 apartamentos, lo que permite que el 60 por ciento de los habitantes viva en una casa de protección oficial. Otro: para matricularse en la universidad no hay que pagar un euro. La universidad en sí merece la pena la visita.

Biblioteca de la Universidad de Economía. El mejor ejemplo es el campus de Economía, una auténtica ciudad de la arquitectura. Cojan el metro hasta el Prater porque cada edificio ha sido diseñado por un arquitecto de renombre internacional. Parece una ciudad del futuro. El edificio más interesante y que recibe visitas como si se tratara de un museo, es la biblioteca firmada por la arquitecta Zaha Hadid. Hasta los años 90, Viena era una ciudad gris y distante, con las obras de arte de los palacios del Belvedere cubiertas de polvo. Una soberbia ciudad de talla imperial pero que aburría al viajero inquieto. La caída del Telón de Acero agitó a los emprendedores y situó a Viena como puerta de entrada a Europa de los países del antiguo bloque comunista. Los vieneses se sacudieron el polvo y empezaron a presumir de la ciudad más verde del continente, de sus palacios imperiales y de sus joyas arquitectónicas barrocas.

Cuando hay que comer Hay cuatro restaurantes a partir de los cuales se puede interpretar la identidad que asumirá Viena en los años que vienen. El Salonplafond en el Museo de Artes Aplicadas (MAK) recuerda a los restaurantes modernos de Nueva York. Los camareros lucen tatuajes y barbas como filósofos clásicos atenienses y cuando llega la primavera el restaurante abre un jardín con DJ. Skopik und Lohn tiene un aire más berlinés, más canalla, con el techo salpicado de brochazos de pintura negra por el artista Otto Zitko. Cocina de inspiración francesa que encaja a la perfección en el segundo distrito donde se encuentra, el barrio hipster, moderno, cool o como quieran llamarlo.

Restaurante Konstantin Filippou. Lo de Konstantin Alexander Filippou es pura cocina de autor, la niña de los ojos de la crítica gastronómica austriaca y también de la guía Michelin, que le ha concedido su primera estrella. Cocina innovadora con platos que llevan comillas y se escriben en caja alta como “Sepia con Huevo de Codorniz ahumado y Caracol”. La buena acogida de sus fogones es un ejemplo de cómo Viena es capaz de pulir el talento que le llega de la provincia austriaca. Por último, una casa de comidas de toda la vida, Gasthaus Wolf, un restaurante tradicional con buen gusto y sin

ambiciones gulasch con Schnitzel, casera y el

y perfecto para comer sopas con brotes de carne, gnocchi y platos típicos como Gabelbissen o Wiener el mítico escalope vienés. El apego a la mesa respeto por la Viena clásica.

La Viena actual En 2016 se cumplen 100 años de la muerte del emperador Francisco José. ¿Le gustaría al káiser la Viena del siglo XXI, esta ciudad de bibliotecas futuristas, camareros tatuados, cocina de autor y que presume de su barroco?

Noria gigante en el Prater. La respuesta se puede encontrar en la contundente exposición ‘Francisco José 1830-1916’, que deja claro que a la Viena del siglo XXI sí que le gusta el emperador. La muestra se exhibe hasta el 27 de noviembre y se divide en cuatro exposiciones autónomas emplazadas en cuatro ubicaciones diferentes en Viena y la Baja Austria, el Palacio de Schönbrunn (Hombre y soberano), Museo de Carruajes Imperiales (Representación y humildad), Museo del Mueble (Fiesta y cotidianidad) y en el Palacio de Niederweiden (Caza y ocio). Por cierto, nota a pie de página: en Viena no hay buena cerveza artesanal porque hay vino blanco. Se trata de una de las capitales europeas del vino y la única con una gran producción dentro de sus propios límites municipales. La ciudad está alfombrada con 700 hectáreas de viñedos.

Fuente: Ocholeguas

Volar a Tailandia por siete euros, ¿leyenda urbana?

Y plantarse en Alemania por lo que cuesta una caña. Y dormir en un palafito sobre las aguas de Maldivas al precio de un desangelado hostal de carretera. Se le conoce como la tarifa error y es completamente factible. Cuando uno cree que ha dado con la ganga del siglo al reservar sus vacaciones, aparece de pronto ese dato que desmorona su ilusión. Se dice, se cuenta, se sabe que una vez alguien voló a Phuket por unos siete euros ida y vuelta. Y para más dolor, en fechas navideñas. Ante esta imbatible ofensa, sólo queda tirar de escepticismo. ¿Es realmente posible hacerse con un billete a Tailandia por lo que ni siquiera vale un trayecto en bus desde Madrid a Segovia? ¿No será el típico farol alimentado por el boca a boca? Por mucho que cueste asimilarlo, esta suerte de milagros viajeros son más comunes de lo que parecen. Y a la vista está el pantallazo con el famoso chollo tailandés (ver foto). Precios a todo punto inverosímiles como volar a Alemania por poco más de un euro o alojarse en un sofisticado bungalow con

el marco turquesa de las Islas Maldivas a unos 45 euros la noche. Cazarlas al vuelo

Chollo por 7 euros. La clave está en las tarifas error, vuelos o estancias en hoteles que aparecen de pronto en la red a un coste increíblemente más bajo del que sería su valor real. La razón: un fallo del sistema o un equívoco humano. Puede ser un problema técnico en el sitio web de la aerolínea o en la agencia online que reserva los alojamientos. O puede tratarse de una pifia cometida por una persona. A saber: no incluir el recargo por combustible, poner un cero menos en la tarifa, meter la pata en la conversión de divisas o acabar mostrando un precio ridículo debido al lío que ocasionan los cupones promocionales. Por una cuestión de estadística, es inevitable que estas tarifas error aparezcan de tanto en tanto. Y si se cazan al vuelo (y nunca mejor dicho) pueden ser una oportunidad de oro. No son pocos los afortunados que han logrado viajar a Los Ángeles por sólo 56 euros o a Tokio en la temporada más alta por menos de 200 euros. Completamente legales La cuestión es detectarlas a tiempo y ser raudo y veloz para adquirirlas. Porque una vez que se han pagado no hay espacio a la ilegalidad: nadie puede impedir que te subas a un avión, así el vuelo te haya costado lo mismo que una piruleta. Y

aunque las compañías aéreas podrían cancelar la reserva, en el 95% de los casos la tarifa error se hace efectiva. Por imagen de marca, pocas quieren arriesgarse a anular el billete erróneo y recibir reclamaciones sin fin.

Berlín, Alemania. Pero ojo, que lo más normal es que modifiquen el precio equivocado tan pronto como se dan cuenta. Por eso es importante dar con las tarifas error antes de que se esfumen. Minutos, horas, un día entero… si las hallamos por la noche o durante el fin de semana será por seguro más fácil que tarden en corregirlas. Buscadores expertos ¿Quiere todo esto decir que hay que estar las 24 horas del día pegados a un buscador? No, por suerte, ya que existen webs especializadas que se encargan de rastrearlos. Entre ellas, Exprime Viajes, líder en el sector, en la que se alerta a los internautas de estos trayectos irrisorios. Desde que se lanzó, a principios de este año, ya van más de 41.000 personas suscritas a su newsletter al acecho de las tarifas error. Su fundadora, Vanesa Gómez del Río, conoce todos los trucos. Por eso lanza tres consejos infalibles: «Actuar con celeridad, pagar con tarjeta de crédito (es más rápido y efectivo) y nunca, nunca, llamar a la línea aérea para notificar ese precio (serán conscientes del fallo y lo cancelarán de

inmediato)». Falta decir que sí, que ella misma ha viajado a Phuket por siete euros ida y vuelta. Fuente: Ocholeguas

Una ruta por los rincones más originales y desconocidos de Asturias

Incluso quienes no han visitado aún el paraíso asturiano saben de los espectaculares lagos de Covadonga, las espléndidas playas que aguardan al visitante, los montes que parecen sacados de cuentos, el multitudinario descenso del Sella, que es pecado irse de allí sin beber unos cuantos culines de sidra o que las fabes y los buenos quesos son sólo dos de las virtudes gastronómicas de la tierra. Y sí, todo eso es parte de esta alucinante comunidad que cuenta con más de 200 playas, 19 villas marineras y más de 60 espacios protegidos. Pero Asturias también posee otros tesoros que no tienen nada que envidiar al resto de sus atractivos turísticos por antonomasia. Recorrerlos sin prisa, dejando que la originalidad de estos lugares nos sorprenda, es un regalo

ante el que caerás rendido sin darte cuenta. Y esto es solo un aperitivo de una lista muy larga. Concejo de Caso En el sur asturiano, entre Piloña, Ponga, Aller y la provincia leonesa, se encuentra uno de los concejos con más personalidad de todo el territorio asturiano. Dicen que tras la victoria de Don Pelayo en la batalla de Covadonga, sus habitantes regalaron al monarca un enorme queso que tuvieron que llevar en carretilla, y también que a su majestad le supo a gloria. Tanto que concedió estado de nobleza a todo el concejo de Caso, donde llevan siglos elaborando ese queso especial cuyo último amasado debe coincidir con la luna menguante. Se trata del queso con Denominación de Origen Protegida Casín, y es sólo uno de los atractivos de esta tierra, que esconde otras muchas virtudes. Por ejemplo, una naturaleza completamente salvaje, con montañas como El Cantu L’Osu o Tiatordos y desfiladeros como el de los Arrudos. Esos lugares, y casi todo el concejo, forman parte del espléndido Parque Natural de Redes, el de mayor biodiversidad vertebrada de Asturias. Además, en el concejo de Caso también encontrarás pueblos tan singulares como Tanes, Caleao, Bueres y un largo etcétera entre los que se encuentra el emblemático Tarna, que acoge una fuente, la de la Nalona, donde nace como un pequeño arroyo el gran rio Nalón. Para no perdérselo.

Playa de Los Quebrantos

En Asturias puedes encontrar algunas de las playas más espectaculares de España, con arena fina y dorada además de aguas limpísimas frente a un balcón natural completamente verde. Pero seguramente la de Los Quebrantos, en San Juan de la Arena, no entraría en la definición de playa de postal para los devotos de los cánones. La razón es su arena de color oscuro, que choca con la clásica imagen de playa paradisiaca. Y sin embargo, se trata de una playa muy especial. Para empezar porque permite dar paseos kilométricos, literalmente: es el arenal más extenso de Asturias si sumamos los metros de la playa de Los Quebrantos a los del Playón de Bayas, con el que está conectado. En total, tres kilómetros protegidos por un sistema dunar. O lo que es lo mismo: un regalazo para los amantes de las buenas caminatas que disfrutan del placer de pasear descalzo. Si vais por allí y tenéis buenos gemelos, un plan perfecto es subir al mirador de la playa, desde donde tendréis unas vistas de película. Torca Urriellu Aunque este lugar es bastante conocido para los asiduos a Asturias, lo cierto es que pasa más desapercibido de lo que debería. Se trata de una cueva de origen kárstico con una enorme sima de más de 1.000 metros de profundidad que impresiona incluso a los que no se sorprenden con facilidad. Un espectacular monumento natural que encontraréis en las estribaciones del Picu Urriellu, en el Macizo Central de los Picos de Europa, concretamente en el municipio de Cabrales. Está compuesto por dos sectores, uno repleto de pozos y meandros y otro formado por amplias galerías. El subterráneo río del Silencio discurre por aquí. Senda del oro Encontrar tesoros dorados, pero no metafóricamente sino de verdad, era no solo posible sino frecuente en algunos rincones asturianos desde la época castreña. De hecho, los romanos ya explotaron la riqueza de tierras como Navelgas a través de minas. Hoy se puede recorrer toda la zona del valle del oro

parando en pueblos donde se mezclan palacios, casonas, hórreos y templos: Tineo, Tuña, Pola de Allande, La Puela, San Martín de Beduledo o Montefurado son algunos de ellos. Además, en puntos como la Ruta de la Huella del Oro encontraréis antiguas minas de oro que merecen una buena excursión. Cuevona Cuevas del Agua ¿Un pueblo al que se accede por una cueva? Puede sonar a fantasía, pero lo cierto es que es así: la llamada cuevona Cuevas del Agua da acceso al pueblo que le ha proporcionado su nombre, y solo por la experiencia de poder conducir bajo una cueva natural merece la pena una visita a este lugar que se encuentra muy cerca de Ribadesella. Son únicamente 300 metros, aunque con unas cuantas curvas, pero resultan más que suficientes. A lo largo de este pequeño recorrido veréis algunas formas tan singulares que hasta han sido bautizadas, como La lengua del diablo. Ojo de Buey Desde lo alto de Peña Mea, a unos 1.557 m de altitud, la vista del valle lavianés es perfecta, de esas en la que no conviene haberse dejado la cámara en casa. Pero además aquí se encuentra un arco natural tan original que no podéis perderos la ascensión a esta cumbre. Lo llaman Ojo de Buey, y lo cierto es que parece exactamente eso: un enorme ojo desde el que ver parte del paraíso asturiano. Se trata de una enorme ventana natural en forma circular que traspasa el crestón de la peña. El plan perfecto para una mañana en la que os apetezca disfrutar de naturaleza y más naturaleza. Fuente: Vozpopuli

El rincón más raro de Ibiza

esotérico

y

Dicen que en el islote de Es Vedrà, justo enfrente de la bellísima Cala d’Hort, al suroeste de la isla, no sólo se avistan ovnis, sino que es uno de los lugares con más fuerza telúrica, una especie de Triángulo de las Bermudas donde desaparecen barcos y se desorientan los aviones. Hay quien dice que ha visto ovnis sobrevolando el lugar. Otros que un avión que iba de Palma a las Canarias tuvo que improvisar un aterrizaje de emergencia en Valencia por la aparición de unas misteriosas luces rojas que se movían a toda velocidad y con las que se iba a chocar. También aseguran que ni las palomas mensajeras logran orientarse cuando pasan por aquí. Y que más de un barco ha desaparecido al surcar estas aguas. Así. Tal cual. Y nunca más se supo… Son las leyendas (¿o no?) que circulan sobre el islote de Es Vedrá, situado justo enfrente de la hermosísima Cala d’Hort, al suroeste de la isla balear. A la lista de hipotéticas historietas en torno a su figura no le falta ni un enorme monstruo (se llama el Gigante de Es Vedrà) que se alimenta de los peces (y alguna persona, ya puestos) que pilla por la zona, declarada Reserva Natural y Área Natural de Especial Interés. Y eso que el islote es de propiedad privada. Sí, los dueños son un grupo de vecinos del municipio de Sant Josep de Sa Talaia, al que pertenece.

Refugio hippy por algo Hay más curiosidades: se supone que la fuerza magnética y telúrica del lugar es tal que cubre a toda Ibiza desde que se separara de ella en tiempos remotos (antes eran un solo cuerpo). De ahí que en los años 60 se convirtiera en un especie de meca para hippies, bohemios y artistas. Alguna explicación tenía que haber a tanto buenrollismo. De ahí también que no te sorprendas si el vecino de la toalla de al lado comienza a hacer un ritual en busca de buenas vibraciones. Porque dicen los que saben (parapsicólogos, videntes y compañía) que aquí hay de sobra.

Cala d’Hort, desde la que se divisa Es Vedrà. También hay gente que se ha vivido meses y meses entre las profundas cuevas de esta montaña rocosa salpicada de alguna que otra cabra. Como el misionero catalán Francisco Palau, fundador de las Carmelitas Misioneras, y que vino aquí en busca de apariciones marianas. Y las tuvo. O eso juró y perjuró. Sea como sea, Es Vedrà compite en términos de fenómenos paranormales (o de acumulación de energía) con monumentos tan famosos como las pirámides de Egipto (de hecho, Es Vedrà calca la forma de una más o menos), Stonehenge, en Reino Unido, o la mismísima isla de Pascua. Algo así como un Triángulo de las Bermudas donde puede pasar de todo. No en vano, ésa es la figura geométrica que dibuja con el peñón de Ifach alicantino. Tiene nombre propio y todo

el recorrido: el Triángulo del Silencio. Ifach, al igual que Es Vedrá, era un lugar sagrado para los antiguos. Es más, los fenicios llegaron a llamar a Ibiza la Isla de Bes, un dios de la mitología egipcia de aspecto rechoncho, barbudo y antipático, pero que por lo visto protegía de todo mal a sus súbditos. No es raro verlo en miniatura y en forma de colgante, llavero o imán para la nevera en las muchas tiendas esotéricas desperdigadas por la isla. O en el conocido mercado de las Dalias sin ir más lejos. Que tampoco te extrañe si los locales (o no) llevan un saquito de arena de los alrededores de Es Vedrà al cuello. Por si acaso… Fuente: Ocholeguas

Los 8 secretos mejor guardados del castillo Neuschwanstein

El castillo Neuschwanstein, en Baviera, fue la inspiración de Walt Disney para algunos de sus míticas películas, como la de ‘La Bella Durmiente’. Construcciones llenas de historia que esconden inspiraciones para libros, películas o para la creación de leyendas urbanas que crean misterio y que hace ser

objetivo principal de turistas de todo el mundo. Que Walt Disney se inspirara en él para sus películas no es ningún secreto. De hecho, el castillo Neuschwansteins en concreto, es más conocido porque Walt Disney se inspiró en él para sus películas infantiles que, por toda la historia que englobó su creación. En la actualidad, han salido a la luz 8 secretos desconocidos hasta ahora, en torno a este castillo, publicados en Get Your Guide. 1. Está ubicado en el lugar donde creció el rey Luis II Los turistas que van a visitar el castillo conocen que el Rey Luis II vivió allí (aunque más adelante contaremos que esto no es del todo cierto), en Hohenschwangau, el castillo medieval de sus padres. Pero lo que no saben, es que el motivo de que se realizara la construcción del castillo Neuschwansteins es porque el rey Luis II pasó su infancia viviendo a los pies de esta colina. Su sueño, desde pequeño, era crear un castillo encima de la colina, vistas con las que se despertaba cada mañana. Finalmente lo consiguió, aunque sus vivencias allí duraron poco. 2. Su inspiración tenia nombre propio: Richard Wagner El músico era fuente de inspiración del rey Luis II, quien se perdía escuchando la melodía de sus canciones e imaginándose las aventuras que el músico habría vivido bajo el embrujo de esa sintonía. Tanto fue así que se convirtió en un fiel seguidor de su ópera y le quiso hacer su ‘pequeño’ homenaje: el castillo esta creado inspirándose en las sagas germánicas del gran compositor de óperas. 3. El ‘arquitecto’ que la hizo, no era arquitecto La construcción del castillo era tan compleja y tan poco habitual, que un arquitecto cualquiera no podía realizarlo. La creatividad y la imaginación para construir algo así no eran

propias de un arquitecto los cuales son mucho más técnicos. Por ello, el rey Luis II decidió contar para la construcción y diseño de Neuschwanstein con Christian Jank, un escenógrafo de Múnich.

4. Fue habitado solo 172 días El rey fue obligado a abdicar a tan solo 172 días de ocupar el castillo y pasar a ser su vivienda oficial a tener que abandonarla. Antes de marcharse definitivamente, al día siguiente de la noticia de que debía abdicar, salió a dar un paseo por la colina donde horas más tarde, se lo encontraron muerto. 5. La obra no está acabada La desesperación (y locura, por eso era conocido como ‘El Loco’) del rey era tal que decidió irse a vivir al castillo antes de estar terminado. No es para menos y es que, 300 habitaciones con todo lujo de detalles, requiere mucho tiempo y los escasos 172 días no fueron suficientes. De hecho, si aún visitas el castillo, se pueden percibir zonas sin construir. 6. Quería destruir el castillo Adoraba sus pertenencias tanto que no quería que en su ausencia, nadie pudiera disfrutar de ellas. Por ello, que uno de los puntos más importantes de su testamento fuera que sus construcciones (incluido el castillo), se destruyeran tras su muerte. Obviamente, no hicieron caso a sus plegarias y lo mantuvieron más vivo que nunca.

7. Foco turístico Si el Rey Luis II levantara la cabeza, se asustaría muchísimo de ver a los millones de turistas que vistan cada año el castillo y es que, el rey era un hombre solitario que no le gustaba el bullicio y encontró en su colina el lugar perfecto para aislarse.

No respetaron su perdida (ni sus intenciones con la construcción del castillo) y a tan solo siete semanas después de su muerte, abrieron las puertas del castillo al público. Actualmente, es el edificio más fotografiado de Alemania y uno de los destinos turísticos más populares en ese país, con 1,4 millones de visitantes anuales en el año 2013. 8. Protagonista de videojuegos El videojuego de estrategia ‘Civilization V’ utiliza el castillo de Neuschwanstein como una maravilla en la que poder conseguir bonificaciones. Esta no ha sido su única aparición en pantalla, también lo hizo en las películas ‘Chitty Chitty Bang Bang’ y ‘Spaceballs’, además de en dos temporadas de la serie televisiva ‘The Amazing Race’. Fuente: Vozpopuli

Descubriendo Cuba

La espectacular playa de Cayo Largo Cuba siempre ha sido un país turístico por excelencia, caracterizándose por tener una economía que depende enormemente de dicho sector. Con el desbloqueo de las relaciones con Estados Unidos, se han reabierto antiguas vías de transporte hacia y desde la isla. Cuba se reabre al mundo y nos muestra su verdadera esencia: la singularidad en lo que a patrimonio histórico se refiere y la riqueza de su biodiversidad. Cabe destacar que la UNESCO ha declarado nueve emplazamientos cubanos Patrimonio de la Humanidad. Entre estos se incluyen diversos lugares de interés histórico en La Habana, Trinidad, Cienfuegos y Santiago de Cuba. La arquitectura mezcla diferentes estilos –colonial, barroco, neoclásico– y ha sido conservada en perfecto estado, hasta tal punto que caminar por las calles de La Habana Vieja, por ejemplo, es casi como viajar en el tiempo. Pero si lo que te gustaría es descubrir nuevas plantas y animales, Cuba es tu lugar. Posee una biodiversidad endémica, lo que quiere decir que muchas de sus especies no se pueden encontrar en ninguna otra parte del mundo. Tal es la importancia de su fauna y flora que dos de sus Parques Nacionales también han sido declarados Patrimonio de la

Humanidad por la UNESCO. En el Parque Nacional Alejandro de Humboldt –el ecosistema mejor conservado de todo el Caribe– un tercio de los mamíferos e insectos y gran parte de los reptiles y anfibios son exclusivos de la isla. El Parque es el hogar de especies endémicas como el carpintero real cubano –ave en grave peligro de extinción– o el almiquí de Cuba –un pequeño mamífero de la misma familia que los topos, cuya mordedura es venenosa y que también se encuentra en peligro de extinción–. Además, en Cuba podrás disfrutar de un gran número de playas, idílicas en su mayoría: arena blanca y aguas cristalinas de un intenso color azul. También puedes visitar los diversos cayos cubanos, donde normalmente encontrarás una gran oferta de actividades deportivas y de ocio junto al mar. También te puede interesar: Las mejores playas del mundo ¿CUÁNDO VOY? Esta isla caribeña se caracteriza por el calor agobiante en los meses de verano (de junio a julio). Las temperaturas son más agradables en primavera, especialmente en los meses de abril y mayo, y también en otoño, entre septiembre y noviembre. Aunque entre junio y septiembre se incrementa la posibilidad de huracanes y lluvias, la meteorología es muy variable, así que no siempre puedes fiarte. Por ello, los meses de abril, septiembre u octubre se presentan como los ideales para visitar Cuba. ANTES DE VIAJAR 1. Documentación Asegúrate de solicitar con tiempo tu visado o bien de que tu billete de avión incluye el visado turístico. También tendrás que haber formalizado el seguro de viaje, en caso de que

necesites atención médica o sufras algún tipo de incidente. Un contacto útil: puedes pulsar aquí para ver los datos de contacto de la Embajada española en La Habana. 2. Formas de pago en Cuba Respecto a la moneda, en Cuba existen dos: el peso cubano (CUP) y el peso cubano convertible (CUC). Aunque ambas se encuentran en proceso de unificación, como turista solamente utilizarás pesos cubanos convertibles (CUC). Debes saber que esta es una divisa que no se puede conseguir fuera del propio país, por lo que deberás llevar suficiente efectivo –preferiblemente euros, ya que se aplica un cargo adicional al cambio de dólares americanos– para poder obtener la moneda en una casa de cambio una vez llegues a Cuba. Podrás encontrar estos establecimientos en aeropuertos y hoteles. Para más información: puedes consultar aquí los tipos de cambio actualizados antes de tu viaje. Respecto al pago con tarjeta, mejor ve olvidándote: la economía cubana se mueve principalmente en efectivo. Los cajeros no son especialmente abundantes y en muchas tiendas o restaurantes no tendrás la posibilidad de pagar con tarjeta. Además, solo se aceptan tarjetas VISA –no MasterCard– siempre y cuando no hayan sido emitidas por bancos estadounidenses. 3. Cuestiones de seguridad Cuba se caracteriza por ser un país muy seguro. Hay presencia policial en las zonas turísticas, con el objetivo de evitar hurtos u otros incidentes. No obstante, debes mantener las precauciones que tomarías en cualquier otro lugar y no perder de vista tus pertenencias. 4. Conexión a Internet en Cuba Si estabas pensando en compartir en tus redes sociales las

fotos de tu viaje mientras estás en Cuba, será mejor que te hagas a la idea de que tendrás que vivir desconectado: Cuba es un país conocido por su falta de conexión y la mala calidad de la misma. Pero si eres incapaz de vivir offline durante unos días, tendrás que recurrir a Etecsa, la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba. Puedes comprar tarjetas prepago en cualquier establecimiento de la empresa y también en hoteles y aeropuertos, y crear una cuenta provisional para acceder. La tarifa por una hora de conexión es de 2 CUC. 5. ¿Necesito vacunarme contra alguna enfermedad? Para viajar a Cuba, no hay vacunas recomendadas que no sean las de la hepatitis, el tifus y el tétanos, enfermedades contra las que generalmente todos estamos vacunados desde pequeños. Para más información acerca del sistema sanitario y la vacunación consulta la web del Ministerio de Sanidad. Sigue leyendo: Los mejores destinos urbanos para este verano ¿CÓMO LLEGO? El modo más fácil y rápido de llegar a Cuba es en avión. Existen vuelos directos desde Madrid al Aeropuerto Internacional José Martí (La Habana), que suelen rondar los 600 euros (ida y vuelta) en septiembre. Desde Madrid también existe la posibilidad de viajar al aeropuerto de Varadero, haciendo escala normalmente en Alemania, pero es una opción mucho menos económica. Otros aeropuertos españoles como el de Barcelona o Valencia también realizan vuelos con escala a diversos aeropuertos cubanos, aunque la mejor opción sería coger un vuelo nacional hasta Madrid para así poder coger el vuelo directo a Cuba. ¿DÓNDE ME ALOJO?

A la hora de buscar alojamiento en Cuba, tienes varias opciones. Si lo que buscas es estar rodeado de lujo y de todas las comodidades posibles –media pensión o pensión completa, piscina, spa, etc. – puedes elegir una gran variedad de resorts y hoteles de lujo. Por ejemplo, en La Habana podrás quedarte en el célebre Hotel Nacional de Cuba, donde han dormido celebridades como Gary Cooper, Walt Disney, Ava Gardner o Frank Sinatra, por 300 CUC la noche (unos 270 euros). Si prefieres algo más asequible en pleno corazón de La Habana, el Hotel Conde de Villanueva es la opción perfecta. Situado en un edificio emblemático, esta antigua residencia que lleva el nombre de su habitante más célebre te fascinará. Además, el precio por noche es deaproximadamente 70 €. Si eres un espíritu independiente y prefieres ahorrarte las aglomeraciones de turistas en los hoteles, puedes buscar apartamentos en alquiler en la web de AirBnB Cuba. En La Habana encontrarás opciones muy económicas: en torno a los 40 € la noche, dependiendo de la zona. Pero si lo que quieres es ahorrar a la vez que vives una auténtica casa cubana, escoge las casas particulares, la versión cubana de AirBnB. Estas propiedades cuentan con la autorización previa del gobierno cubano y son muy baratas, costando entre 30 y 40 euros la noche. Existe la opción de compartirlas con su propietario o bien alquilar la propiedad entera. Sigue descubriendo: Las playas caribeñas más bonitas ¿CÓMO ME MUEVO? La mejor opción es desplazarte por el país con los autobuses de la compañía Viazul. Puedes reservar tus viajes con antelación una vez llegues a Cuba en cualquiera de las

oficinas de la compañía y, aunque los precios varían dependiendo del viaje, no suelen ser excesivamente caros. Hay quien apuesta por el alquiler de coches, pero es una alternativa excesivamente cara y arriesgada, ya que las carreteras cubanas no se encuentran en muy buen estado y podrías acabar perdiéndote debido a la falta de señalización. Aunque si finalmente optas por la opción del coche, evita problemas y alquila un coche con chófer incluido. El precio varía dependiendo del tipo de coche: entre 100 y 80 CUC (90 y 70 euros respectivamente) si se trata de un coche de 4 plazas, y entre 180 y 150 CUC (160 y 130 respectivamente) si cuenta con 8 plazas. ¿DÓNDE COMO? Respecto a la comida, la gastronomía cubana destaca por tener influencias de diferentes culturas: española, caribeña y africana, entre otras. Y existe un tipo de restaurante muy popular en Cuba donde podrás encontrar la cocina más auténtica: los paladares. Se trata de restaurantes privados, llevados por particulares con la autorización del gobierno. En ellos podrás disfrutar de platos tradicionales, como por ejemplo de la cocina caribeña en el O’Reilly 304, en La Habana, o de la cocina criolla en el Paladar Estrella, en Trinidad. ¿CUÁLES SON LOS LUGARES IMPRESCINDIBLES? 1. Explorando la capital: cuatro días en La Habana La primera parada obligatoria es la capital cubana. Aquí podrás sumergirte de lleno en la historia de Cuba simplemente caminando por sus calles. O, si lo prefieres, existe una amplia variedad de museos en los que descubrir el pasado de esta ciudad. Es imprescindible visitar el barrio de Habana Vieja, el casco

histórico de la ciudad, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. En este distrito podrás viajar atrás en el tiempo y perderte entre las diversas plazas que conservan su aspecto colonial, como la Plaza de la Catedral o la Plaza de Armas, y admirar edificios emblemáticos como la Catedral de La Habana. Además, si quieres vivir una experiencia culinaria cubana puedes conseguir una mesa en el emblemático restaurante la Bodeguita del Medio, donde el mismísimo Hemingway disfrutaba de la especialidad de la casa: los mojitos. Puedes desplazarte hasta el Malecón, un extenso paseo marítimo que culmina en el Castillo del Morro, parada obligatoria donde podrás presenciar la ceremonia del “Cañonazo” a las 21:00, un desfile militar cuyo punto y final lo pone el disparo de uno de los cañones de la fortaleza. Por último, si lo que buscas es adentrarte en el corazón artístico de La Habana, el pintoresco callejón de Hamel en el barrio de Centro Habana es un hervidero de cultura afrocubana con ritmos de rumba y bailes en plena calle. También es posible reservar mesa en el mítico Cabaret Tropicana, donde podrás asistir a un espectáculo de música y baile tan representativo de Cuba como el ron o los habanos. 2. Desconectando en la naturaleza de Viñales Si después de recorrer La Habana quieres relajarte durante un par de días lejos del ajetreo urbano, una excursión al Valle de Viñales es lo que necesitas. En esta localidad de Pinar del Río, al suroeste de La Habana, se encuentra el Parque Nacional de Valle de Viñales, catalogado como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 1999. Las montañas de Guaniguanico, concretamente la Sierra de los Órganos, rodean esta formación natural en la que podrás explorar a tus anchas las diversas cuevas que alberga el parque, visitar el Mural de la Prehistoria o acercarte a una

plantación de tabaco para conocer de primera mano cómo se fabrican los emblemáticos puros habanos. 3. De la montaña a la playa: excursión a Cayo Largo Si eres un amante de los animales, no dejes de visitar Cayo Largo, una pequeña isla que se encuentra al norte de Cuba. Existe la posibilidad de realizar excursiones de un día desde La Habana. En este pequeño oasis caribeño podrás disfrutar de la fauna, tanto marina como terrestre: peces coralinos, iguanas, pelícanos, flamencos o tortugas marinas son solo algunas de las numerosas especies que habitan este cayo. Pulsa aquípara ver una galería de fotos con escenas de Cuba. 4. La Perla del Sur: dos días en Cienfuegos Esta espléndida ciudad costera puede presumir de poseer la elegancia de la arquitectura francesajunto con el atractivo del Caribe. Aquí podrás pasear por el magnífico parque de José Martí, donde encontrarás varios monumentos que permanecen como recuerdo de los colonos franceses, como el Arco del Triunfo de Cuba. No te pierdas el Palacio del Valle en la bahía de Cienfuegos, toda una belleza arquitectónica. Si tu preferencia son las actividades junto al mar, puedes tomar el sol en la Playa Rancho Luna, bucear en sus arrecifes de coral o vivir toda una experiencia nadando con delfines en el Delfinario de Cienfuegos. 5. La ciudad-museo: dos días en Trinidad Trinidad, célebre antiguamente por su industria de producción de azúcar, destaca ahora por la extraordinaria labor de conservación llevada a cabo para preservar el encanto de su arquitectura. Durante dos días tendrás la oportunidad de

viajar en el tiempo caminando por las calles adoquinadas de esta joya colonial cubana. O, si te sientes con energía, aventúrate por la Sierra del Escambray para descubrir el impresionante parque nacional de Topes de Collantes. Además, si viajas en mayo o junio podrías tener la suerte de vivir las fiestas más populares de la localidad: el Carnaval de Trinidad. 6. Visitando los Jardines del Rey: Cayo Coco y Cayo Guillermo ¿Vuelves a necesitar un descanso de las ciudades? Viaja a Cayo Coco y Cayo Guillermo, situados al norte de Trinidad. La recompensa del viaje te espera al llegar: extensas playas de aguas cristalinas como la Playa Pilar o Playa Flamenco. Estos mares caribeños, de aguas claras y escasa profundidad, son el lugar idóneo si además de tomar el sol quieres practicar buceo o submarinismo. 7. La Ciudad Héroe: finalizando el viaje en Santiago de Cuba La parada para los dos últimos días es la antigua capital cubana y segunda ciudad más grande del país. Santiago es la perfecta combinación entre historia, cultura y naturaleza. Ofrece la oportunidad de perderse por las calles de su casco antiguo y así descubrir sus casas coloniales o edificios como el Castillo del Morro y la Basílica de Nuestra Señora de la Caridad del Cobre. Por último, es imprescindible la visita a alguno de sus parques nacionales, entre los que destaca el Parque Baconao, declarado Reserva de la Biosfera por la UNESCO. Fuente: National Geographic

Pisamos el lugar más caliente del planeta: el Desierto de Lut

70,7 ºC es la temperatura que detectó en 2005 un satélite de la NASA sobre el Desierto de Lut. También se le llama ‘trigo quemado’ y en este lugar la NASA registró la temperatura más alta dada sobre la superficie terrestre. “En esta época del año no se puede ir. Imposible”. El no del Ministerio de Cultura llegó cuando ya había comprado los billetes de avión para volar a Kermán, la árida y sofocante provincia al sudeste de Irán donde se extiende el Desierto de Lut.”Ve en invierno, ahora hace demasiado calor… El riesgo de muerte es real”. Necesité dos semanas para convencer al oficial del ministerio de que el objetivo de mi viaje no era otro que poner los pies en el que está considerado científicamente el lugar más caliente de la Tierra. Y de que viajar en invierno, cuando las temperaturas son moderadas, carece de todo sentido. Finalmente llegó el permiso, abarrotado de advertencias y un aviso: “Tras 48 horas, tienes que regresar”. Es la una de la madrugada y acabo de aterrizar en Kermán, sudando. En verano, el sur de Irán es un fogón y se alcanzan fácilmente los 50 grados a primera hora de la tarde, cuando las ciudades se convierten en páramos hasta que cae el día y vuelven a

recuperar el latido. Amir Houshang, un sherpa del desierto, me recoge en el aeropuerto ataviado con un fino blusón blanco hasta las rodillas sobre unos anchos pantalones de lino. Aunque preparado para la aventura, me confiesa que es la primera vez que viajará a Gandom Beryan por estas fechas. “Es una locura pero el gobernador de la provincia me lo ha encargado porque eres periodista. Si fueras turista, por supuesto no iríamos”, dice Amir. En 2005, un satélite de la NASA documentó en esta zona del Desierto de Lut, conocida como Gandom Beryan, la temperatura más alta jamás registrada en la superficie de la Tierra: 70,7ºC. Hasta hoy no se ha detectado en ninguna otra parte del planeta un calor superior. A 70ºC se puede freír un huevo sobre la superficie de la tierra, el cuerpo humano tarda escasos minutos en sufrir un fallo orgánico y la vida animal y vegetal es extravagante y misteriosa. LA CALDERA DEL PLANETA Un satélite registró en 2005 que la tierra allí marca 70,7ºC. El lugar se encuentra en el desierto iraní de Lut. La zona habitada más próxima a la caldera del planeta está a unas cinco horas en coche. Nos ponemos en marcha en un Nissan 4×4 de doble cabina equipados con dos neveras llenas de botellas de agua, dos GPS, un teléfono vía satélite, té, café, pistachos y galletas de avena. Conducimos por una carretera secundaria asfaltada rumbo al desierto y durante todo el trayecto no ponemos el aire acondicionado. “Es la manera de adaptar nuestros cuerpos a la temperatura extrema del exterior”. Tras dos horas en ruta con las ventanillas bajadas, nos acercamos a Shahdad, una villa histórica famosa por sus exquisitos dátilesy poblada de torres de adobe con cenefas esculpidas y antiguos caravasares. El lugar devuelve al viajero a los días de la Ruta de la Seda, cuando los comerciantes y su ganado pernoctaban varios días en

estas edificaciones, precursoras de los hoteles. Shahdad está habitada por un millar de familias que en verano sufren las inclemencias del clima extremo del desierto y los efectos de las tormentas de arena. Durante los meses más calurosos apenas hay turistas, pero a partir de otoño empieza un goteo de visitantes que llegan hasta esta pequeña villa atraídos por la belleza y magnificencia del lugar. Dasht-e Loot -Desierto de Lut, en persa- fue inscrito el pasado 17 de julio en lalista del Patrimonio Mundial de la Unesco.Se trata del primer vestigio natural de Irán declarado Patrimonio de la Humanidad. El enclave se extiende sobre una meseta árida e hirviente de 480 km de largo y 320 km de ancho y alberga fenómenos geológicos únicos, como la duna más imponente del mundo, de 500 metros de alto. “Es posible escalarla, pero se tardan unas dos horas o más en llegar a la cima”, cuenta Amir, que también me habla de los Kaloots, unos accidentes geomorfológicos fascinantes en forma de corredores que visitaremos justo antes de llegar a Gandom Beryam. Bajamos del coche con la espalda y la nuca sudadas. Son las tres de la madrugada. En Shahdad recogemos a Amid, miembro del equipo de rescate de la Media Luna Roja del Desierto de Lut y segundo conductor, que nos acompañará hasta el lugar más abrasador. “Viajamos con dos coches porque a la temperatura a la que nos enfrentaremos la probabilidad de que un vehículo sufra una avería es muy alta. Si nos quedamos tirados, la unidad de auxilio tardará unas tres horas en llegar, por lo menos. Necesitamos un segundo coche sin falta», me insiste Amir, recordándome lo que ya me explicó por teléfono cuando organizamos el viaje. En la ‘ciudad muerta’ Dejamos atrás Shahdad por una carretera asfaltada que pronto abandonamos para adentrarnos en el desierto en plena noche.

El coche empieza a brincar y los faros iluminan intermitentes protuberancias montañosas que van surgiendo de la tierra a medida que avanzamos. Después de una hora en marcha, llegamos. No se ve nada. Nos ponemos los frontales en la cabeza y empezamos a caminar. Les comento, porque me brota como un suspiro, que la sensación de estar en medio del desierto, de noche, con dos desconocidos, ahora mismo no es agradable. Pero rápidamente se me va el agobio y continuamos subiendo. El ascenso hasta los Kaloots dura unos 20 minutos, hasta que nos detenemos a esperar el amanecer. Y como si se tratara de un telón que se levanta, lentamente descubrimos unos pasillos cóncavos paralelos en forma de U -conocidos técnicamente como yardang- impresionantes. Son formaciones rocosas de más de 200 metros de profundidad resultado de la erosión causada por el viento y la lluvia durante miles de años. “Este lugar se conoce como la ciudad muerta, porque desde lejos las rocas esculpidas por el viento parecen ruinas históricas, pero aquí nunca hubo una ciudad, sino un vasto océano hace 50 millones de años. Cuando sopla el viento, los corredores de aire recrean un zumbido que recuerda a gente hablando, como si fueran las almas de los antiguos habitantes que susurran”, narra Amir, relatando la mística oral que acompaña el tenebroso lugar. Nos vamos. Rondamos los 45 grados y decidimos, al fin, poner el aire. Sólo paramos una vez más para desayunar. En medio de la nada. Desierto hacia dentro. Sentados a lo indio sobre una alfombra persa, sorbemos té negro y comemos tomates y pepino -

típico desayuno iraní-, pan, cacahuetes y queso feta. Deberemos conducir todavía 40 kilómetros más hacia el corazón más profundo del desierto antes de alcanzar el punto más caliente del planeta. “¿A quién se le ocurre venir aquí por estas fechas? ¿Sabes que es muy arriesgado y que una vez allí no podremos estar más de 15 minutos fuera del coche? Tengo miedo de que te dé un golpe de calor”. Pero las palabras de Amir no hacen más que aumentar mi impaciencia por llegar. Con el aire a tope, nos olvidamos del calor exterior durante las horas que dura la travesía hasta alcanzar, por fin, Gandom Beryam.

El Desierto de Lut, al sudeste de Irán, está considerado el lugar más caliente del planeta. ZAHIDA MEMBRADO Las piedras tienen la culpa “¡Bueno!, aquí estamos. El punto más caliente en la superficie del planeta Tierra. ¿Preparada?”, zanja Amir. Abro la puerta del coche y el guantazo es enorme. Son las ocho de la mañana y la temperatura alcanza los 53 grados. La dificultad para moverse es evidente. Frente al coche empapamos los fulares con agua y nos envolvemos la cabeza con ellos. Me tapo la cara, untada de crema, y camino sobre un manto negro que cubre la tierra. Piso firme pero los pies tropiezan sobre millones de piedras oscuras incandescentes. “Son rocas volcánicas que al ser negras absorben los rayos del sol y ello provoca que la superficie terrestre se caliente hasta alcanzar los 70 grados”. Aunque la temperatura es muy alta, la humedad es prácticamente inexistente, con lo que la sensación es la de arder dentro de

un horno sin sudar en exceso. Un relato persa cuenta que hace muchos años, una caravana cargada de trigo tuvo que abandonar la mercancía sobre el suelo en este lugar. Al cabo de unos días, otros comerciantes cruzaron el mismo punto y encontraron el trigo totalmente tostado. Esta anécdota le dio al lugar el nombre de Gandom Beryan, que en farsi significa “trigo quemado”. Aunque parezca imposible, pese a las condiciones extremas hay vida en este lugar. La ciencia ha identificado un tipo de lagartija, una araña del sol, un saltamontes y una extraña especie de abeja amarilla que sólo aparece en invierno. Yo no veo más que piedras y arena. Cada 15 minutos entramos al coche para refrescarnos y al salir, Amir me vierte una botella de agua en la cabeza. Mientras estoy grabando, ocurre lo esperado: la cámara se para por el calor y tengo que ir al todoterreno a bajar la temperatura de la máquina. Esto ocurre varias veces, hasta casi desesperarnos, pero pese a las interrupciones, finalmente logro registrar un pequeño vídeo que pruebe la aventura. Son las 10 de la mañana y Amir avisa de que hay que irse. Se registran 55 grados. “Dentro de dos horas, la temperatura subirá hasta los 65 grados, hay que marcharse”. Así que recogemos y deshacemos el camino durante varias horas hasta llegar de nuevo a Shahdad. Al ser mediodía, la temperatura allí es igualmente sofocante. Amid nos lleva a su casa, donde su mujer y su hija pequeña de 10 años, Setayesh, nos han preparado una rica comida a base de arroz, yogur y pollo. Bebemos un brebaje con semillas, dátiles y una variedad de naranjas que se llama Valencia. La relación con nuestras naranjas parece evidente, pero nadie es capaz de explicarla con exactitud. “Algún comerciante las debió de traer desde España a Kermán”, intuye la mujer mientras me enseña el camino al baño. Abro el grifo para refrescarme la cara, pero desisto. El agua arde. Fuente: El Mundo

El mirador giratorio más alto del mundo

Mide 162 metros de altura, caben 200 personas y hace un recorrido de 20 minutos. El nuevo observatorio de cristal ofrece espectaculares vistas de 360 grados de Brighton y la costa sur de Inglaterra hasta 41 kilómetros a la redonda. Si hablamos de marcar nuevos records, el recién inaugurado British Airways i360 se lo toma en serio. Uno: es el observatorio móvil más alto del mundo. Dos: Es el primer teleférico vertical del globo. Y tres: Es la torre más esbelta jamás construida. Además, ¿a quién no le gusta surcar los aires mientras se admira un paisaje de sueño? Se trata de una cápsula ultra moderna -rompiendo la arquitectura de Brighton del siglo XIX-, que sube desde el suelo hasta 156 metros de altura, y con capacidad para 200 personas, quienes, durante 20 minutos, disfrutarán de espléndidas vistas de 360 grados hasta 41 kilómetros a la redonda. La cápsula de cristal (diez veces más grande que la del London Eye) ofrece espacio suficiente para admirar el paisaje desde todos los ángulos, además de espacios para sentarse y un skybar.

A las 10pm será la inauguración oficial del i360. Brighton, al sur del Reino Unido, es famosa por su parque de atracciones frente al mar y por sus playas, y está lleno de paisajes por descubrir. Desde el nuevo mirador giratorio podrán observarse las callejuelas estrechas de la ciudad y su arquitectura característica de la época Regency (1800), la bella costa y el mar azul brillante, acantilados y las amplias extensiones del Parque Nacional de South Downs y de la Reserva de la Biósfera de la UNESCO. Los miradores siempre son ideales para atraer al turismo y Brighton lo ha hecho con altura. Lo afirma uno de sus arquitectos, David Marks, quien en compañía de su esposa Julia Barfield, (también son la pareja detrás del London Eye) diseñaron y construyeron esta futurista torre. «A la gente le encanta ver un paisaje desde arriba. Cualquiera que haya visitado la Torre Eiffel, el Empire State Building o el London Eye, sabe que ver una ciudad desde el punto de vista de un pájaro, es algo que nunca se olvida. Monumentos de este tipo no sólo mejoran el horizonte sino que embellecen las ciudades a las que pertenecen». La tecnología va de la mano de la construcción de este mega mirador. Una aplicación, disponible en inglés, francés, alemán, español, italiano, holandés, portugués, ruso, japonés y mandarín, permitirá a los usuarios identificar, durante el trayecto, los diferentes espacios turísticos que pueden verse. Además tiene un vídeo que muestra el proceso de construcción

de la torre, y un espacio para niños con juegos y búsqueda de tesoros.

La parte baja de la torre está abierta al público. Y si el recorrido o las vistas de vértigo le dejaron con un poco de hambre, (eso para quien no le teme a las alturas), el edificio de la playa en la parte baja del recinto, le espera. El restaurante The Belle Vue, a cargo del ganador de la versión profesional de MasterChef 2013, Steven Edwards, un salón de té en la caseta del muelle oeste de la costa, y un café más casual al frente de la playa conforman este edificio en la parte baja de la torre, también de construcción modernista y con vistas a la playa, que estará abierto al público tras la inauguración del mirador. (No se necesita subir a la torre para poder acceder a él). Brighton se ha ido convirtiendo en el destino de playa preferido de los ingleses, recibiendo casi 11 millones de visitantes en 2015. Ahora, una nueva atracción se suma a la ciudad de la costa de Sussex, eso sí, solo apta para quienes les gusta desafiar las alturas sin sufrir de vértigo. El precio del recorrido es de 15 libras esterlinas (18 euros) y 7,50 libras (9 euros) para niños hasta los 15 años. Fuente: Ocholeguas

12 playas kilométricas

españolas

La soledad impregna la playa de Cofete, en Fuerteventura, de 12 kilómetros de recorrido. / SIMONE SPADA (GETTY) De Cofete, en Fuerteventura, a Zahora, en Cádiz, arenales sin problemas de aglomeraciones para amantes del senderismo, las aves y el mar. En un agosto turísticamente congestionado, lo que a sensación de libertad, espacio disponible y perspectiva hacia el infinito se refiere no hay espacio que dispute la supremacía de las playas kilométricas. Es este el mundo de la rectitud, asociado a cierto misticismo, en el que no cabe parcelación con toallas, sino integración de personas y ecosistemas. La felicidad es un don paseando por arenas húmedas, a veces por enclaves que Cervantes describió en el Quijote como “esquivas playas, desnudas de contrato humano”. Sedentarios, abstenerse. Siesta en el pinar El Rebollo, Elche, Alicante ¡Qué arduo resulta descubrir playas dilatadas y salvajes sombreadas por amplios pinares protegidos en los que echar la siesta, seguidos de dunas de alto porte y un punto de fuga sin

apenas construcciones! Bordeando el impresionante La Marina Camping & Resort —dotado con parque acuático, spa, villas y trenecito a la playa del Rebollo—, caminamos el último tramo a la playa por una pasarela flotante de 650 metros. Solo en la entrada principal se registra aglomeración, pero en cuanto el bañista pone tierra de por medio, amplitud total. El chiringuito aporta zona de sombra. Muchos tiran hacia el Sur, a la playa naturista de Los Tusales (Guardamar del Segura), igualmente bella e intocada y de equivalente arena fina, para acabar enseguida en la gola del río Segura.

Por Boca do Río se conoce en la playa de Carnota a la desembocadura del río Valdebois / GETTY La playa terapéutica Carnota, A Coruña Uno se queda perplejo al abarcar íntegramente este horizonte atlántico que mantiene las características propias de la Galicia rural. Ello gracias a integrarse la playa más amplia de Galicia -ocho kilómetros- en la Red Natura 2000. Después de fotografiar el hórreo de 34 metros, una vez en la rompiente conviene ir con cuidado para no pisar sus acumulaciones dunares, valiosa zona de cría del chorlitejo patinegro. Hay que sumar el pinar. Carnota es zona de paseo, pero también de senderismo, por ejemplo entre Lira y Boca do Río; o windsurfista. Los hay que buscan potenciar la zancada practicando running descalzos. Los mayores prefieren las propiedades talasoterápicas de la pisada sobre arena y la inmersión en aguas vigorizantes. La casa de aldea O Fogar do

Carpinteiro organiza un retiro de yoga para septiembre.

Paseo a caballo por la playa gaditana de Zahora (Barbate). / ALAMY STOCK PHOTO Amarna, culto al sol Zahora, Barbate, Cádiz Al norte del faro de Trafalgar, en plena Costa de la Luz, se extiende un continuo playero que incorpora la novedad del restaurante Amarna Zahora, accesible solo a pie puesto que ocupa, rodeado de naturaleza, un antiguo cuartel de la guardia civil. Usar el aparcamiento del restaurante Sajorami (tres euros diarios), situado a 500 metros. Las mesas exteriores del Amarna Zahora, corridas y perpendiculares al mar, recuerdan las del Sajorami (de hecho pertenece al mismo propietario). Muchos bañistas caminan después en dirección a la playa virgen de la Mangueta, donde siempre hay un espacio para extender la toalla, a menudo acompañados de naturistas. Al atardecer llega el momento de regresar al Amarna Zahora para ver caer el sol, cenar arenques y ahumados de Dinamarca -o alguna receta asiática-, y disfrutar de actuaciones entre jueves y domingo. Robinson por un día Cofete, Pájara, Fuerteventura “La playa más larga, hermosa, bravía y solitaria que hubiese visto nunca”. Tal es la descripción que Alberto VázquezFigueroa volcó en su novela Fuerteventura. Cofete genera en el viajero un efecto de pertenencia en cuanto llega a la aldea del mismo nombre, al suroeste de la península de Jandía. Antes

habremos reconocido la carretera por donde bajaban a toda pastilla los carros del faraón en la película Exodus: dioses y reyes (2014), de Ridley Scott. Bañarse entraña peligro, por la fuerza atlántica y más todavía por esa soledad buscada que en caso de apuro se vuelve en contra del veraneante. No menos de hora y media se tarda en descubrir el denominado islote, en realidad un farallón emplazado en la orilla (una maravilla); o, en dirección contraria, el roque del Moro, otro vistoso farallón inclinado. En ambos casos hay que portar agua en abundancia, comida y crema solar. Mucho ojo: el seguro de los turismos de alquiler no cubre el tránsito por pistas de tierra, al contrario que los todoterrenos.

Playa de Sa Canova, en Artà (Mallorca). / TOLO RAMÓN A salvo del ladrillo Sa Canova, Artà, Mallorca Uno de los últimos playones vírgenes de las Baleares, enclavado en una bahía de Alcudia cerrada majestuosamente por el cabo Farrutx. Sa Canova, de 1,8 kilómetros, y declarada lugar de interés comunitario (LIC), mantiene el sistema dunar, incluido dentro del proyecto Life Arena Blanca, así como un pinar hasta donde alcanza la vista, salvado del ladrillo hace tres décadas en parte gracias al cartel del artista Miquel Barceló, vecino de la zona. En S’Estanyol se acentúa la proximidad de los pinos al mar, como bien saben los clientes del hotel Naturplaya, naturista hasta el 31 de octubre. La posidonia, cuando llega, no se retira como medida de protección medioambiental. Y a modo de obeliscos, sobresalen torres que sirvieron como punto de referencia de tiro naval

submarino. Si entramos por Son Serra de Marina (Santa Margalida), nos toparemos con el torrente de Naborges, actualmente seco. En el restaurante Lago (con webcam playera) preparan paella y gallo de San Pedro en salsa de almendras.

Faro de la Punta del Falgar, en el Delta del Ebro (Tarragona). / JORDI SANS Desierto en miniatura El Fangar, Deltebre, Tarragona Pocos destinos ecoplayeros como este de aluvión situado en la punta del Fangar, península de la zona septentrional del parque natural del Delta del Ebro. A falta de pista (los temporales no perdonan), solo resta caminar los 3,8 kilómetros de playa y dunas colonizadas entre el restaurante Vascos y el faro, que pone la nota de orden y civilización. Unos 50 minutos de caminata, a veces entre veraneantes nudistas. Portar gorra, crema de protección solar y mucha agua. Moverse por el interior de la península está prohibido al encontrarse los charranes en época de cría, un ave muy sensible a las perturbaciones humanas. Otra especie nidificante, la gaviota picofina, ostenta en estas fechas reproductivas el pecho rosado.

Cuesta de Maneli, en Almonte (Huelva). / JOSÉ LUCAS Con la ayuda de Javier Cuesta de Maneli, Almonte, Huelva La playa española más dilatada -unos 30 kilómetros de arena y acantilado de duna fósil entre Matalascañas y Mazagón- goza de la protección del Espacio Natural de Doñana. El acceso mejor acondicionado, el de la Cuesta de Maneli, se encuentra en el kilómetro 39 de la A-494. Contamos con aparcamiento vigilado (dos euros) y el asesoramiento que desde hace 19 años dispensa Javier Palma en su aislado chiringuito de paellas y brochetas de atún. La vista, hacia Matalascañas, descansa en un horizonte de 15 kilómetros que provoca un compendio de sensaciones rayanas en el agradable aislamiento; a unos 400 metros hay una zona nudista. No está de más imponerse como objetivo senderista, a cuatro kilómetros, los restos de la torre del Loro, lugar perfecto para que nos sorprenda el crepúsculo.

Una pasarela de madera conduce a la playa de la Torre Derribada, en San Pedro del Pinatar, Murcia. / DELPHINE

ADBURGHAM (ALAMY STOCK PHOTO) Flamencos y charranes Torre Derribada, San Pedro del Pinatar, Murcia El parque regional Salinas y Arenales de San Pedro del Pinatar es, junto con Calblanque, el mejor aliado playístico en las inmediaciones del mar Menor. En la rotonda de entrada encontramos el centro de visitantes. La carretera se interna después entre charcas calentadoras de la salinera donde, en agosto, la colonia de flamencos alcanza su apogeo. Una pasarela comunica el aparcamiento del Coterillo con la playa de la Torre Derribada, de 2,3 kilómetros: ni una construcción visible hasta la Comunidad Valenciana. El bosquete fue plantado para evitar que la arena colmatara los estanques. Este arenal es doblemente afortunado: recibe constantes aportes de arena por el apantallamiento que ejerce el puerto, y no se retira la posidonia de la orilla para proteger el sistema dunar y servir de alimento a las aves. Al charrancito común es fácil reconocerlo por cómo se cierne en el aire, al estilo matrix, antes de zambullirse sobre sus víctimas. En la Albufera La Devesa, Valencia capital

JAVIER BELLOSO En El Saler, la ancha franja arenosa que separa la Albufera del mar Mediterráneo lleva por nombre la Devesa, y su tramo sur, entre las golas del Pujol y del Perellonet, es el mejor conservado. Tras documentarnos en el centro de visitantes del

parque natural de la Albufera (Racó de l’Olla), los que quieran podrán acceder a las dunas rehabilitadas detrás del estany del Pujol. No dejar en el coche objetos de valor. La seguridad que otorga para el coche el parador de El Saler compensa en verano el pago de 10 euros en concepto de aparcamiento, que luego se descuenta en cualquier gasto del parador: bar, spa, campo de golf…). Una vez en la orilla basta con caminar 200 metros para disfrutar de una tranquilidad casi milagrosa en el litoral de la capital valenciana. Reino dunar Razo-Baldaio, Carballo, A Coruña Playón prototípico de la Costa da Morte. Un total de 5,5 kilómetros tirados a cordel y recogidos en la Red Natura 2000 por la perfecta simbiosis entre playa, marismas y complejo lagunar. El aparcamiento se encuentra junto al puente que salva el canal de desagüe de la laguna de Baldaio. Después todo es atisbar aves o perderse sin rumbo entre uno de los sistemas dunares mejor conservados de Galicia, de un blanco refulgente y área de nidificación del chorlitejo patinegro. En aguas tan bravías se agradece que los socorristas acoten las zonas de baño. Podemos pasar después en coche por Razo, donde abrió el primer surfcamp de España, el Raz SurfCamp. Una última visión: la aérea que permite la capilla de Santa Mariña, en Razo da Costa.

Un surfero delante de la playa de Merón, en el cabo de Oyambre (Cantabria). / MARKUS GEBAUER (GETTY)

Aterriza como puedas Oyambre, Valdáliga, Cantabria Es larga la lista de playazos que sirvieron en bajamar de pistas de aterrizajes forzosos. El del Pájaro Amarillo -un hotel rural y un restaurante de la zona llevan su nombre- fue de lo más proceloso. El aparato, que cubría el vuelo transoceánico entre Maine (EE UU) y París, agotó el combustible antes de tiempo al toparse los tres tripulantes tras el despegue con un polizón, cuyo sobrepeso forzó el que tuvieran que planear y aterrizar sobre el abanico de arena de 1,8 kilómetros que enlaza el cabo de Oyambre con la ría de la Rabia (no llegaron a París, pero al menos cruzaron el Atlántico tras casi 30 horas de vuelo, y su llegada fue motivo de grandes celebraciones en la zona, como recuerda el documental El pájaro amarillo, dirigido por Juan Molina). Del monolito que lo recordaba queda la peana (hay controversia respecto a dónde reubicarlo), sin contar la escalera de madera que nos deposita en la arena. Alejarse lo más posible de los aparcamientos entraña buscar la tranquilidad y ese marcado carácter salvaje –y bello- que distingue al parque natural de Oyambre. Caminar y desnudarse Playón de Bayas, Castrillón, Asturias Con el clásico aumentativo asturiano se nombra al arenal más extenso del Principado, 4,7 kilómetros señalizados en la carretera como El Sablón. El estrecho vial de acceso, entre boscaje, no puede ser más panorámico (a mitad de la bajada hay una zona, junto a la Senda Norte, para hacer fotografías). A mano derecha, entre islotes de preciosa factura, se encuentra la zona naturista de Requexinos. El playón, a partir del arroyo Llumeres, pasa a llamarse playa de Los Quebrantos (Soto del Barco); por donde despegan los aviones del aeropuerto de Asturias se ha establecido un sector canino. Los Quebrantos también es accesible desde San Juan de

la Arena. En su extremo oriental, una punta impide el paso en pleamar, razón de la escalinata que la salva y que sirve a su vez de mirador. Fuente: El País

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