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Doña Soraya Rodríguez Secretaria de Estado de Cooperación Internacional
Celebrado el 24 de febrero de 2009. Madrid
Con la colaboración de
Doña Soraya Rodríguez, Secretaria de Estado de Cooperación Internacional Buenos días a todas y a todos. Muchas gracias al Foro Nueva Economía por darme la oportunidad de estar hoy en esta tribuna. Muchas gracias Elena por tu presentación. La verdad es que la garantía de pedírselo a una amiga pues es que va a decirte estas amables palabras. Muchas gracias, Elena. De nuevo muchas gracias a todos y a todas por estar hoy aquí para participar de este acto. Y muchas gracias Leire por estar hoy aquí, compañera y amiga, que pensé que con su entrega plena a la campaña electoral de Galicia y del País Vasco, hoy no estaría, o no podría estar presente en este desayuno. La última vez, la primera y última vez que estuve en este foro, en esta tribuna, lo hacía en mi condición de candidata a la Alcaldía de Valladolid. Es evidente que no logré ser Alcaldesa. Pero siempre en la vida cuando una puerta se cierra, es porque otra sigue abierta. Y la puerta que seguía abierta para mí, la de la cooperación internacional al desarrollo, pues puedo decirles sin duda que es una de las experiencias humanas, intelectuales, políticas, más apasionantes que nunca pensé que iba a vivir. Por eso estoy plenamente agradecida a aquellos que me dieron la oportunidad, pusieron en mí la confianza para dirigir la Secretaría de Estado de Cooperación Internacional. Para dirigir una política que en la pasada legislatura del Gobierno Socialista tuvo un cambio fundamental, un cambio tanto cualitativo como cuantitativo. Cualitativo en la calidad de la política de cooperación al desarrollo, que se colocó como una verdadera política de Estado, como un segundo pilar fundamental en la política exterior de este Gobierno. Y cuantitativa porque ese esfuerzo fue acompañado de un incremento necesario e importante en los presupuestos españoles dedicados a la ayuda oficial al desarrollo. Fue precisamente bajo la dirección del Ministro Moratinos, que hoy sigue al frente del Ministerio, y bajo el trabajo ejecutor directo de una mujer tenaz comprometida como Leire Pajín, cuando se consiguió este cambio fundamental. Hablar hoy de política de cooperación al desarrollo, de desarrollo, requiere que respondamos a algunas de las preguntas y de las consideraciones que en torno al compromiso con el desarrollo se realizan y se formulan, y se nos formulan a los responsables de la política del desarrollo en momentos de crisis económica profunda. Estas preguntas como comprenderán o adivinarán, vienen en relación a la oportunidad de mantener ayudas de cooperación al desarrollo en terceros países, cuando las necesidades sociales de los países desarrollados se incrementan, precisamente por la crisis económica que vivimos. Por la oportunidad de seguir destinando estos recursos fuera de nuestro Estado, cuando se incrementa el número de desempleados en estos países. También por aquellas afirmaciones, que no se dicen de forma expresa, pero se dejan sentir bajo algunas afirmaciones. Vale, de acuerdo, cooperación al desarrollo sí, pero en momentos de crisis con un concepto más utilitarista, más vinculados a propios intereses nacionales, más vinculados
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a nuestras políticas de inmigración, a nuestras políticas de intereses comerciales. Es decir, sí pero como acompañamiento de otras políticas, y con un concepto más marginal de la política al desarrollo, y otras consideraciones que sí se dicen expresamente, y que se dejaron plasmadas en muchos artículos de opinión, sobretodo al inicio de la crisis. Sería bueno aparcar los problemas de los países en desarrollo, mientras las economías desarrolladas solucionan el problema de la crisis financiera y económica que asola a sus países. Pues bien, en respuesta a estas preguntas yo les tengo que decir, que más que nunca hoy pensamos que las políticas de cooperación al desarrollo son necesarias. Y además somos optimistas, porque creemos que esta crisis lo que genera son nuevas oportunidades para afrontar el desarrollo de los países pobres, empobrecidos de forma diferente a como lo hemos venido haciendo. Y en segundo lugar, también para afirmar con rotundidad que sí a las políticas de desarrollo, no condicionadas a ningún otro interés que no sea el objetivo de esta política, que es la lucha contra la pobreza, la lucha contra la desigualdad, la lucha contra la inequidad, y el trabajo por y a favor de las personas, por y a favor de sus derechos para que efectivamente el ejercicio de los derechos humanos, de los derechos sociales, de los derechos económicos de todos los hombres y mujeres del mundo, sean efectivos. Por lo tanto, el único condicionante, la única condicionalidad de la lucha de la política de cooperación, del trabajo de desarrollo, es efectivamente la pobreza y sus indicadores de mejora de esta situación. Les decía que pensamos que el estallido de la crisis financiera y sus consecuencias sobre la economía real, es una nueva oportunidad para dar un nuevo enfoque a las políticas de desarrollo. Es verdad que la crisis financiera ha puesto de manifiesto como nuestro sistema, las instituciones financieras y económicas que regulaban la economía de los países desarrollados y países en desarrollo, ha sido incapaz de prevenir una situación que por otra parte sí que estaba alertada. Naciones Unidas desde 1990 venía desarrollando los informes de desarrollo humano desarrollados por el PNUD, y en ellos se venía colocando la alarma de un sistema económico que funcionaba a dos velocidades. Una economía real, productiva; y una economía paralela que funcionaba al margen de la legalidad. Tráfico ilegal de capitales, pero también tráfico ilegal de personas dirigidas a trabajo no regulado, a la explotación infantil, a la prostitución, a la trata de mujeres, a la trata de niños. Y también tráfico ilegal de recursos naturales provenientes fundamentalmente de países en desarrollo, de países ricos en estos recursos cuya explotación ilegal les empobrecía más día a día. Por lo tanto, el problema de la desigualdad, de la pobreza, de esta economía paralela ilegal, se alertaba que podía llegar a estallar, a destruir la economía real, la economía productiva. Y eso ha sucedido.
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Por lo tanto, afirmamos que el problema del desarrollo de la lucha contra la pobreza no es algo que se pueda aparcar, sino que está en la génesis, en la primigenia, es una de las causas directas del problema del sistema económico y de la crisis económica que hoy vivimos. Y, por lo tanto, es parte importante de la solución al nuevo modelo económico del que debemos salir, porque sino no saldremos de la crisis actual. Los efectos de la crisis económica en los países desarrollados sabemos cuáles son, los estamos viviendo. Los efectos de la crisis en los países en desarrollo, son efectos más duros, más letales. Frente a aquellos que afirmaban que posiblemente los efectos no serían tan duros puesto que esto era una crisis de sistemas financieros maduros, y en los países pobres y países en desarrollo estas instituciones financieras no existían, y por lo tanto sus consecuencias no serían de las mismas dimensiones, y serían diferentes a la de los países desarrollados, hay que afirmar que no es así. E incluso nosotros estamos convencidos que los primeros que pagaron las consecuencias de esta crisis, fueron los países en desarrollo, y precisamente los países más pobres, los países más vulnerables y más dependientes de las importaciones de productos alimenticios. La crisis alimentaria provocada por la subida espectacular de los precios alimentarios el pasado año, fue realmente la primera manifestación de la crisis financiera que estalló en el pasado año, a finales de diciembre del pasado año. Y fue así porque a diferencia de muchas de las causas a las que se aludieron en relación a la subida espectacular de los alimentos básicos, había una muy clara y que ha tenido un peso definitivo en este incremento de los alimentos. La huída de muchos actores de los mercados financieros que huían de una situación que ya se avecinaba, a mercados de materias primas más seguras, entre ellos los mercados de productos básicos alimentarios. Esta huída de muchos especuladores financieros desestabilizó un mercado agrario, que hizo que el precio del cereal en el 2008 se incrementara un 80% al precio del cereal en los mercados agrícolas en el año 2005. Y que productos de los que no se puede sospechar en absoluto que hubieran sido dirigidos ni una sola tonelada para hacer biodiesel como el arroz, triplicaron su precio en tres meses en los mercados agrarios. Precisamente aquellos países que dependen fundamentalmente de la importación de estas materias básicas para la alimentación de sus poblaciones, agotaron ya en el 2008 su escaso margen presupuestario para hacer frente a esta crisis alimentaria; o si hablamos con mayor propiedad y con mayor claridad, a la crisis del hambre. Ya las instituciones financieras internacionales nos avanzan cuáles pueden ser las consecuencias en términos económicos de esta crisis en los países en desarrollo. El informe sobre perspectivas económicas mundiales del Banco Mundial, indica que los países en desarrollo pasarán a crecer en torno a un 4%. Esta es una tasa de crecimiento alta en relación al crecimiento de los países desarrollados, pero es realmente una cifra a tener en cuenta en relación a los países en desarrollo, que han tenido una tasa media de crecimiento del 8%. En África el Banco Mundial estima que el freno del crecimiento del PIB será equivalente a una pérdida de 50.000 millones de dólares en el año 2009. Digamos que con todas estas estimaciones, tanto del Fondo Monetario Internacional como del Banco Mundial, tenemos frente a nosotros lo que podríamos denominar una
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tormenta perfecta. En los países en desarrollo claramente ya se ha producido una disminución de sus ingresos vía impuestos, recordemos que el 57% de los países en vías de desarrollo se han visto ya obligados a reducir sus impuestos sobre alimentos y sobre combustible. Hay ya una perspectiva clara de una disminución de inversiones directas en estos países afectados por la crisis de los países desarrollados. Una disminución importante de sus exportaciones de recursos naturales y materias primas, por la disminución de la demanda de sus principales clientes, que son economías emergentes como China, India, Brasil. Y un incremento importante de su remesa, por como a su población inmigrante les afecta el paro en los países desarrollados. No es menor este último dato que les doy. Piensen que por ejemplo en países como Haití, el 33% de su PIB está basado en las remesas que reciben por su población inmigrante, fundamentalmente en Canadá y Estados Unidos. Quisiera decirles que estos datos económicos, estas perspectivas económicas que nos dan las instituciones financieras, miden el nivel de pobreza de los países en desarrollo, pero no son capaces de medir el nivel de sufrimiento de los pobres. Elena Valenciano ha dado algunas cifras. Los niños menores de cinco años que mueren por causas claramente vitales, la desnutrición, las mujeres que mueren hoy en el mundo cada minuto por causas relacionadas con el parto, fundamentalmente por falta de bancos de sangre en los hospitales, por falta de hospitales cercanos al lugar donde viven. Por lo tanto, este nivel de sufrimiento, de humillación, de falta de expectativas, de posibilidades de desarrollo, no se puede medir en ninguno de los informes de las perspectivas económicas que nos da el Banco Mundial. Pero intentaré dar una cifra económica con una cifra de nivel de drama humanitario, de drama humano. Por cada punto porcentual de crecimiento que se pierde en el conjunto de los países en desarrollo, tendremos el equivalente a 20 millones más de personas que pasarán a vivir en la pobreza y en la miseria extrema. Esta situación se une además a la situación que ya existía y que el Programa Mundial de Alimentos venía denominando tsunami silencioso, que es la crisis alimentaria, la crisis del hambre. 860 millones de personas pasando hambre extrema en el mundo, bolsa que se incrementó en el año 2008 con 120 millones de personas más, y 2.000 millones de personas aquejados de severos problemas de desnutrición, que les afectan a lo largo de toda su vida. Me decían un grupo de mujeres subsaharianas en la pasada reunión de alto nivel sobre crisis alimentaria que se realizó en Madrid por el Gobierno de España con Naciones Unidas, con una frase que describía muy bien cuál es la situación de las mujeres agrícolas subsaharianas, el 80% de ellas son las que trabajan la tierra, y solamente tienen el 1% de la propiedad. Y me decían, Secretaria nuestro drama es que producimos lo que no comemos, y comemos lo que no producimos. Por lo tanto, el control de nuestra agricultura, de nuestra política agraria, está fuera de, no sólo de nuestras manos, que no tenemos la propiedad, sino también fuera del propio control o planificación de nuestros gobiernos.
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Por lo tanto, reitero de nuevo que la lucha contra la pobreza, contra la desigualdad, no es hoy el problema, sino que es una parte de la solución. Trabajar para cambiar un sistema económico, político e institucional, que ha creado supuestamente riqueza durante los últimos años, reproduciendo la miseria. Un sistema económico, político e institucional que nos ha empobrecido a todos, y desde luego ha perseverado en las condiciones de miseria en las que viven muchos millones de hombres y mujeres. Quisiera también decirles que algunas de las propuestas que hace cinco años en la Cumbre Internacional de Monterrey sobre arquitectura financiera de la ayuda oficial al desarrollo, se pusieron encima de la mesa como un elemento básico para poder afrontar las condiciones de subdesarrollo de los países pobres o empobrecidos, hoy se manejan en la mesa del G-20 como un elemento fundamental para la resolución de la crisis. Me refiero concretamente a la lucha contra los paraísos fiscales y la evasión fiscal. En la Cumbre de Monterrey se pidió una lucha clara contra los paraísos fiscales, que requería indudablemente unos mecanismos de control del sistema financiero que no permitiera la evasión de miles y miles de millones de divisas de dólares de países empobrecidos, que dejaban de estar en las arcas, en los presupuestos de esos países, para trabajar en sanidad, en salud, en educación, y que se iban, desaparecían en paraísos fiscales. En aquel momento los países desarrollados pensaron que ese era un problema de los países pobres, y por lo tanto la lucha contra los paraísos fiscales, la lucha contra la evasión fiscal, no figuró en las agencias internacionales de los organismos financieros. Y sin embargo hoy, esa trampa, ese pozo oscuro en el que miles y miles de divisas se estaban evadiendo de forma ilegal, nos ha atrapado también a nosotros. La interdependencia de un mundo global, de una economía global, no permite hoy, porque nos equivocaremos severamente, establecer fronteras entre aquellos países, aquellos hombres y mujeres que necesitan un determinado sistema, y aquellos otros problemas que pueden ser aplazados en la agenda para cuando los problemas de los países desarrollados estén solucionados. La pobreza no tiene fragmentación. Podría pensarse que la pobreza es un problema de quien la sufre, pero la pobreza es un problema de todos. El mayor foco de riesgo de inseguridad, de guerras en el mundo de hoy, tiene su causa en la pobreza y en la miseria. Por lo tanto, desde esta perspectiva y desde una concepción egoísta también desde los países desarrollados, tenemos que decir claramente que no podemos permitir que miles y millones de hombres y mujeres jóvenes, la población más joven menor de 35 años se encuentra en países en desarrollo, en países pobres, gasten sus energías en pensar qué comerán mañana, o si podrán comer mañana. Les doy una cifra que me parece que da una imagen muy importante de la cantidad de recursos humanos, de energía humana productiva positiva que podría estar trabajando para generar riqueza, nos da esta imagen. Las mujeres subsaharianas dedican al año 40.000 millones de horas de trabajo en acarrear agua de los pozos de donde se encuentran, a los lugares donde ellas viven, donde están sus familias. 40.000 millones
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de horas de trabajo, que son el equivalente a todas las horas de trabajo productivo de la población del estado francés. Todo este trabajo realizado fundamentalmente por mujeres, por niñas, dedicado al esfuerzo productivo, a la capacidad de crear, a la capacidad de trabajar en servicios, de generar riqueza, es un elemento fundamental, imprescindible, del que hoy la sociedad, el mundo global, no puede prescindir si quiere realmente avanzar y salir de esta situación. Por lo tanto, hoy más que nunca cooperación al desarrollo. Hoy más que nunca utilizar la inteligencia para buscar una oportunidad en un nuevo paradigma, en una nueva concepción del desarrollo, y dar soluciones globales a las crisis que se demuestran efectivamente como la primera crisis global, económica, climática y humanitaria que vive la sociedad en el siglo XXI. ¿Qué respuestas intentamos dar en esta situación desde el Gobierno de España? Esas respuestas, esa política de cooperación al desarrollo, se encuentran en el nuevo Plan Director de la Cooperación Española 2009-2012, que felizmente aprobamos hace dos semanas en Consejo de Ministro. Este Plan Director es la hoja de ruta por la que la cooperación española trabajará en los próximos cuatro años. Quisiera, si me permiten, hacer aquí un agradecimiento expreso a todos los colectivos que han trabajado en este Plan Director muy cerca, a todas las administraciones, administraciones locales, administraciones autonómicas, agentes activos de la cooperación española, a los sindicatos, a la Confederación Española de Empresarios, que han estado trabajando con nosotros en todo el proceso y que finalmente de forma mayoritaria han dado su aprobación a este Plan Director. En este Plan Director desde luego nos planteamos más esfuerzo económico de la comunidad internacional para luchar contra la pobreza. Reiteramos y manifestamos el compromiso de España de llegar al 0,7% de nuestro PIB, dedicado a la ayuda oficial al desarrollo para el 2007. Y como dijo el Presidente del Gobierno en Naciones Unidas el pasado septiembre del 2008, para alcanzar los objetivos del milenio en el año 2015 no podemos detenernos. No podemos excusar el cumplimiento de nuestras obligaciones en la situación de los mercados. No podemos escudarnos en las circunstancias económicas actuales, para eludir los compromisos del futuro. Por lo tanto, digamos que el Plan Director de la Cooperación Española 2009-2012, dice claramente que ni un paso atrás en los compromisos de ayuda oficial al desarrollo que España ha contraído con los países socios con los que trabajamos. Pero además este Plan Director de la Cooperación Española 2009-2012, es un plan que avanza en la eficacia y en la calidad de la ayuda oficial al desarrollo. No podemos olvidar que hoy España, gracias al trabajo que se ha realizado, representa una de las políticas de cooperación al desarrollo más madura, más comprometida en la comunidad internacional. Por lo tanto, nuestro esfuerzo debe ser, ser capaces de integrar en nuestra política, en todo lo que hacemos, tanto en las políticas bilaterales, en la relación directa con los países socios en desarrollo con los que trabajamos, como en nuestro esfuerzo y
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compromiso en la comunidad internacional, sobretodo en Naciones Unidas, y en las mayores agencias de desarrollo de Naciones Unidas, poder poner en la práctica los principios de calidad, de eficacia de la ayuda, que hemos aprobado con el resto de nuestros socios en los consensos internacionales, sobretodo en la Conferencia de París y en la Conferencia de Accra. El Plan Director de la Cooperación Española establece siete ámbitos estratégicos de actuación, establece sectores prioritarios donde va a actuar la cooperación española, y establece también las prioridades geográficas de la cooperación. En relación a los siete ámbitos estratégicos, les diré que recogemos estos principios a los que me he referido de consenso de la comunidad internacional: asociación en el terreno, acción multilateral, coherencia de políticas, educación para el desarrollo, investigación por y para el desarrollo, coordinación de todos los agentes de la cooperación española, y dotación de capacidades humanas e institucionales. Les diré que en estos ámbitos estratégicos de la actuación están recogidos los principios básicos sobre los que queremos que este nuestra acción real de ejecución de las políticas de cooperación. Miren, partimos de la base de que el desarrollo es una responsabilidad compartida entre el país socio con el que trabajamos y los países donantes. El desarrollo, como la paz, no se pueden imponer. Debe, por lo tanto, haber un compromiso claro, firme, una estrategia de desarrollo comprometida de los países en desarrollo con los que trabajamos. Y desde ese ámbito de la responsabilidad compartida tenemos que trabajar para la sostenibilidad de lo que hacemos. Y no hay forma de que a largo plazo realmente sean sostenibles las acciones en educación, en sanidad, en políticas agrarias, en políticas medio ambientales, sino se asumen en un periodo de tiempo razonable como políticas públicas por los estados en los que trabajamos. Deben ser ellos, por lo tanto, los que junto con nosotros asuman el protagonismo y el liderazgo de las acciones de desarrollo que se realizan en sus países. Deben ser los gobiernos con una amplia participación de los hombres, de las mujeres, de los colectivos, de los sindicatos, de las asociaciones de empresarios, de esos países. Por lo tanto, los principios de responsabilidad, de alineamiento, de rendición de cuentas mutuas, responden a este principio. Queremos trabajar con y con los países, queremos trabajar con sus sistemas públicos, queremos mejorarles y queremos que en plazos comprometidos ellos asuman esas políticas como políticas públicas que deben financiarse a lo largo del tiempo a través de sus propios recursos. En el ámbito de los sectores prioritarios se recogen los ámbitos prioritarios que estaban en el anterior Plan Director de la Cooperación, pero introducimos sectores que hoy nos parecen fundamentales. Agricultura y desarrollo rural, las políticas de desarrollo dirigidas al sector agrario y rural han sido un fracaso. Y el hambre hoy en el mundo es consecuencia de un fracaso colectivo, de los países en desarrollo y de los países desarrollados.
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Un solo dato. En el año 1980, el 20% de la ayuda oficial al desarrollo se dirigía al sector primario, al sector agrícola. En el año 2005, apenas el 7% de la ayuda oficial al desarrollo se dirige a las políticas públicas agrarias. La premisa de que la política pública agraria era el problema, y que por lo tanto el mercado solucionaría la producción, la distribución de los alimentos en el mundo, ha fallado estrepitosamente. Y hoy vemos que la solución está precisamente en volver a establecer estas políticas, que no sólo se componen del elemento productivo, sino que tienen un factor importantísimo en los productores. Y cuando hablamos de productores, que son el 75% de los pobres del mundo que viven en el medio rural, estamos hablando de políticas rurales, de políticas de servicio, de políticas de infraestructuras, de políticas de equipamiento, de políticas de formación. Y, por lo tanto, la agricultura y el desarrollo rural se convierte en este nuevo Plan Director de la Cooperación en un sector prioritario, así desde luego como la sostenibilidad ambiental. El problema ambiental, el problema del cambio climático, el problema de la sostenibilidad, no es un problema de generaciones presentes con generaciones futuras. Es un problema real, es un problema que afecta a los países desarrollados, y es un problema de clara iniquidad y desigualdad, porque estamos quitando recursos naturales a aquellos que los necesitan para vivir. Hoy la sostenibilidad ambiental es un problema real que afecta a nuestro modo de producir alimentos, a nuestro modo de enfrentarnos a la salud, y desde luego condiciona de forma sustancial el desarrollo de todos los países del mundo. Un sector prioritario también, nuevo en este Plan Director de la Cooperación, es el tejido socio económico productivo, donde hemos trabajado y seguimos trabajando de forma muy importante, con los agentes de la cooperación, con ONG´s, pero también con sindicatos y con empresarios. Porque indudablemente el factor fundamental de desarrollo es poder generar riqueza, e indudablemente repartirla de forma equilibrada. También introduce este Plan Director de la Cooperación, un nuevo ámbito de actuación que se contempla de forma específica e importante, que es la inmigración y el desarrollo. España, como diré a continuación, va a pasar a trabajar con un número muy importante de países de África, donde en algunos de ellos la inmigración es un elemento muy claro, presente en sus poblaciones, y sabiendo que la inmigración ha existido siempre y tiene múltiples causas, hay alguna inmigración cuya causa fundamental es el hambre y la miseria, y esta se encuentra en África Occidental y África Subsahariana. Por lo tanto, no podemos abordar el trabajo de desarrollo de estos países, obviando un hecho real y evidente que sucede en los mismos, como es esta huída del hambre a través de una inmigración desesperada. Por último, decirles que el género está presente en este Plan Director como lo estaban en el anterior Plan Director, y está presente como prioridad sectorial, como objetivo trasversal. Digamos que está en toda la columna vertebral del Plan Director de la
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Cooperación Española. ¿Por qué? Porque las mujeres son un agente fundamental del desarrollo. Quisiera decirles que cuanto más vulnerable es un estado, cuanta menos institucionalidad existe, cuanta menos infraestructura existe, cuantos menos servicios sociales básicos existen, más importante es el papel de las mujeres. Recientemente estuve acompañando a la Reina de España en Haití, estuvimos en Gonaïves, en uno de los lugares de Haití más golpeados por los huracanes del pasado mes de agosto. Y posiblemente les digo sin ningún género de dudas, que estuvimos en uno de los lugares peores que hoy hay en el mundo. Aún las consecuencias de las inundaciones estaban presentes después de ocho meses de que habían sucedidos los huracanes, presentes en las calles. Agua que todavía corría por las calles, que llegaban por la rodilla, el lodo recogido ocupaba todos los espacios, las hectáreas de producción de arroz absolutamente destruidas, y desde luego ninguna infraestructura. Estuvimos visitando algunos colegios apoyados por la cooperación española, y los niños estaban allí sentados, lavados, las niñas tenían en sus cabezas un jardín con todas sus trenzas, todos sus colores, amarillos, blancos, con esos coleteros. Los uniformes estaban limpios, y los zapatos también. Era una cosa inexplicable, ¿cómo es posible que en esta situación estos críos puedan llegar al colegio en estas condiciones de limpieza, de pulcritud? Y yo le preguntaba a Sor Pilar, una de las hermanas que estaban con nosotros, ¿cómo es posible? Pues porque Soraya, sus madres se levantan a las cinco de la mañana, van con calderos a por el agua al río, les lavan la ropa, se la planchan con planchas que calientan con leña que han recogido, les hacen las coletas, les traen limpios, y cuando les dejan en la puerta se van durante todo el día a ver si encuentran algo para darles de cenar por la noche. Cuando invertimos en las mujeres en los países en desarrollo, invertimos en el país. Cuando una mujer en un país pobre, empobrecido, trabaja, mejora su situación económica, mejora la de su familia. Esto no lo digo yo, lo dicen ellos mismos. En República Dominicana nos decían, cuando un hombre tiene trabajo, vive mejor; cuando una mujer tiene trabajo, vive mejor toda su familia. Por lo tanto, este elemento de género está absolutamente presente en todo el Plan Director de la Cooperación. Y por último en relación a las prioridades geográficas. España mantiene su compromiso con América Latina. Mantiene su compromiso con América Latina porque también aplicamos los criterios de eficacia, de especialización de tareas. España tiene una gran infraestructura de oficinas técnicas de cooperación, una gran experiencia acumulada en América Latina, y no podemos olvidar que somos en estos momentos el primer donante, por encima desde luego de la Unión Europea, y de cualquier país de la comunidad internacional. Por lo tanto, seguiremos trabajando en América Latina, hay bolsas muy importantes de pobreza en América Latina. Y tenemos que trabajar también con los países, porque en América Latina el nivel de crecimiento macroeconómico ha sido muy importante en los
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últimos años; y sin embargo, este incremento macroeconómico en sus economías no se ha trasladado a una disminución de las bolsas de pobreza y de desigualdad, sino en muchos casos y en algunos países, han agrandado la diferenciación y la iniquidad. Pero además vamos a trabajar en África. En el 2012 queremos tener el mismo nivel de compromiso, de presencia y de ayuda que tenemos en América Latina, en el continente africano. Y les diré solamente una cosa que justifica este objetivo. Hemos dicho que la política de cooperación está dirigida a conseguir la agenda mínima de desarrollo de los Objetivos del Milenio del 2015. La miseria extrema, el hambre, la falta de agua, de salud, las vulnerabilidades de los no estados, los estados post conflicto, se encuentran fundamentalmente en África. De los 50 países del final, 30 están en África. Y para asumir el reto de conseguir esta agenda mínima del desarrollo, la cooperación española tiene que trabajar en África. Por primera vez, 14 de los países más pobres del mundo serán prioritarios para la cooperación española. Muchas gracias.
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