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2005, de 10 de febrero, por la que, 6626 Jueves 24 febrero 2005 BOE núm. 47
6626 Jueves 24 febrero 2005 Subdirección General de Programas de Fomento de la Investigación Técnica sobre la Calidad de Vida Puesto adjudicado: Núm

(Universidad de León, 20 al 24 de septiembre de 2005)
Armando López Castro María Luzdivina Cuesta Torre (editores) ACTAS DEL X I CONGRESO INTERNACIONAL DE LA ASOCIACIÓN HISPÁNICA DE LITERATURA MEDIEVAL

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KALKI Actitudes humanas

Nos hemos reunido aquí para hablar sobre el Yoga, de temas relacionados con el Yoga. Lo que pretende el Yoga, es enseñarnos a vivir más conscientemente. El Yoga, siempre digo que nos invita a vivir. A Vivir con mayúsculas; conscientemente. La palabra invitar es bonita y significativa; in-vitar quiere decir ‘introducirte en la vida’ ¿Os han invitado alguna vez a alguna boda? ¿Os han invitado alguna vez a alguna conferencia sobre Yoga? ¿Habéis sido invitados? ¿Alguien os ha introducido en su vida? La Vida de alguna forma nos ha invitado a venir aquí; habéis visto algún cartel, o un amigo os ha dicho que es interesante la conferencia que se va a dar aquí, etc. La Vida nos ha reunido aquí a todos, posiblemente no sea de una forma casual, seguramente aquí hoy algo interesante sucederá para todos. ¿Traéis muchas expectativas en torno a lo que se cocerá aquí? ¿Habéis traído muchas ilusiones? Pues vamos a ver si entre todos conseguimos crear algo interesante. El Yoga nos invita al conocimiento de nosotros mismos, entonces lo primero que te viene a la cabeza, es preguntarte ¿es que yo no me conozco a mí mismo? ¿Tendrá que venir alguien desde fuera para darme pautas para que yo me conozca? ¿Qué es lo que he hecho con mi vida para no conocerme, si siempre he estado junto a mí? Pero es curioso, porque a veces nos hemos relacionado con cantidad de cosas de nuestra vida, pero así y todo, nos resultan ser grandes desconocidos. El elemento más cercano que tenemos es nuestro cuerpo; hemos estado con él durante toda esta existencia, hemos nacido en él, estamos en él en este momento. El cuerpo que tenemos, a veces es también un gran desconocido; el Yoga también te enseña a conocer el cuerpo, porque si el Yoga es el conocimiento de uno mismo, significa conocer todo lo que existe en nosotros, en nuestra vida. Toda la vida nos hemos pasado respirando y de pronto el Yoga te dice: tienes que fijarte en la respiración, tienes que poner ojos nuevos en ella, tienes que poner ojos nuevos para sentir; sentir la respiración, tus articulaciones, tus músculos. Ponemos atención al cuerpo, por ser lo más cercano que tenemos, lo más accesible, tangible; porque ya cuando miremos las emociones, los pensamientos y empecemos a indagar en estos mundos, veremos que son mucho más escurridizos. Si empezamos a hablar de cuestiones humanas ¿dónde está lo humano? ¿Está en el cuerpo lo humano? ¿Está en el alma? Lo humano a qué se refiere, porque la charla de hoy se titula

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“Actitudes humanas”. ¿Quiere decir que en alguna medida habrá actitudes inhumanas? ¿Os habéis visto en alguna actitud inhumana alguna vez? Todos los días ¿no? ¿Somos gente muy humana todos nosotros? En el Yoga decimos que aunque pertenezcamos al reino humano, tenemos que alcanzar el hecho de ser humanos, la dignidad de ser humanos, tenemos que conquistarla, nos tenemos que ganar la condición o la categoría de humanos. Nunca os han dicho eso de que nosotros somos angelitos caídos del cielo. Mi madre, a veces cuando ve algún niño dice: ”Es como un angelito caído del cielo”. En realidad, nosotros somos algo que ha venido de algún sitio, y se ha depositado en este lugar, en este habitáculo, en este recipiente que es nuestro cuerpo. Pero no es como una gota de agua que cae en un vaso, que se mantiene separada del vaso en alguna medida y es contenida por él pero no se mezclan. En nuestro caso no es así; nosotros hemos caído en un lugar donde nos hemos fundido completamente en él. Imaginaros un azucarillo al que de pronto le cae una gota de café, de agua o de leche ¿Podríamos separar la gota del azucarillo? ¿Podemos separar el azúcar del ‘LLO’, o está ahí compenetrándolo todo? Pues a nosotros nos ha pasado prácticamente lo mismo. Nosotros nos hemos introducido en este terrón corporal (también emocional y mental), en este conjunto de materiales de lo que están configurados los cuerpos, y nos hemos hecho uno con ellos y ya no nos distinguimos de ellos. Somos nosotros, somos el cuerpo y ya no hay posibilidad de distinguir, porque estamos identificados con todo esto, estamos hechos uno con ellos. Cuando tú enseñas el carné de identidad, la identidad ¿qué es? El nombre, la foto, el día de nacimiento,.. Estamos identificados con el recipiente, con el vehículo que estamos habitando. ¿Se entiende esto? Porque aquí empieza toda la película evolutiva; resulta que a su vez este vehículo, este recipiente, este conjunto de materiales donde estoy yo manifestado, tiene en sí mismo unas tendencias, unas fuerzas, que son inherentes a esta materia. A estas fuerzas la Ciencia del Yoga les asigna el nombre de “Gunas”. Por ejemplo, nuestro cuerpo tiene una tendencia a estar siempre parado. Te tumbas en el sofá y sientes esa resistencia a levantarte. Parece ser que la materia del cuerpo físico, tiende a esto. A esta fuerza o cualidad de la materia la conocemos como “Tamas” que tiene relación con esto que os estoy diciendo: con la inercia, con la pereza, con el pararse, con el quedarse quieto, inerte. Esta tendencia la vencemos a través de otra tendencia que tiene

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nuestra naturaleza, pero ya emocional, no física. Si fuese por el cuerpo, la verdad es que no nos moveríamos. Os habéis movido hoy de casa con el frío que hace para venir aquí, pero ¿qué os ha traído aquí? Pues tratarse de una fuerza que pertenece al campo emocional, cuya cualidad es el movimiento. Es una fuerza que está generada por el juego de las emociones y los deseos, y hace que nos movamos. Supongo que habéis tenido el deseo de venir aquí y esa fuerza os ha movido o no teníais deseo y habéis venido por el deseo de vuestros amigos, eso es una fuerza también, aunque sea la del amigo, habéis acudido en base a esa fuerza. ¿Notáis, sentís estas fuerzas que están en nosotros? En todos nosotros simplemente por estar manifestados en este vehículo. Esta es la fuerza que se llama “Rayas”, que es la fuerza de la agitación, del movimiento. Claro, lo ideal es que estas fuerzas no estén demasiado exageradas y nos esclavicen; si la alteración y el movimiento son excesivos, es cuando se dice aquello de: “es que no puede parar”. ¿Por qué?; porque está esa fuerza del deseo, de las emociones, que nos hace hacer y hacer cosas, desear cosas. El deseo nos va llevando a escenarios diferentes. Hoy nos ha traído aquí, pero ¿sólo nos ha traído el deseo? Puede ser el deseo de adquirir conocimientos, o de ver qué cara tiene el conferenciante; pueden ser deseos varios, puede ser el deseo de conocer algo diferente. También puede ser, como decíamos, el deseo de otra persona que ha estimulado el nuestro; el deseo del líder de un grupo, que si tiene autoridad sobre los miembros del grupo, puede moverlas a actuar. ¿Veis cómo existen fuerzas en nuestra personalidad, en nuestro cascarón, que nos obligan a hacer cosas? Por ejemplo, nuestro cuerpo tiene necesidades que todos los días tienen que ser cubiertas. Esta es una gran limitación que tenemos, simplemente por estar en este vehículo físico. Si no estuviéramos encarnados en el vehículo físico, no tendríamos ni que comer, ni que dormir, etc. Pero la obligación que nos impone esta materia, hace que nuestra vida esté condicionada y limitada por estos vehículos. Esto va a configurar mi identidad, que es lo que llamamos el Ego. El Ego, es la identificación que hacemos con los cuerpos y que crea esa entidad que configura nuestro falso yo. Siguiendo el ejemplo del azucarillo, si una gotita de café cae en el azucarillo ¿Sabéis lo que diría? Yo soy dulce, yo soy sólida, yo soy blanca. Fijaros lo que dice la gotita de café cuando está identificada con el terrón de azúcar y no pensáis que se confunde. Ella dice que es dulce y si la pruebas, efectivamente es dulce, porque está plenamente compenetrada, identificada con ese lugar donde ha caído.

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Y nosotros, ¿qué decimos de nosotros mismos? ¿En base a qué nos definimos? Normalmente nos vinculamos y nos identificamos con las tendencias o características que posee nuestra personalidad, lo cual configura el ego. La primera tendencia es una tendencia separativa. Mi ego se vive separado de todo. Yo sé que estoy aquí y vosotros allí, yo estoy separado de vosotros. Y además para encontrarme con vosotros, yo tengo que ‘romper el hielo’. Igual tengo más destreza o menos destreza, pero tengo que romper un hielo. Y si queréis podéis comprobarlo rápidamente; venid cualquiera de vosotros aquí al estrado donde estoy yo, y decid por ejemplo: “buenas noches”. Veréis que tenéis que hacer un esfuerzo, en algunos casos un gran esfuerzo, sobre todo aquellos que dicen que son tímidos. Quiero que os quedéis con esa potente idea de Separación que hace que cualquier experiencia esté marcada por ella. Nosotros estamos aquí todos juntitos, pero cada uno de nosotros está experimentando este momento de forma diferente. Yo estoy aquí con mi particular experiencia, que es completamente diferente a la vuestra. Cada una de las personas que estamos aquí, estamos vivenciando este instante de forma distinta, porque nos vivimos separados. Igual todos pertenecemos a una gran cafetera donde había mucho café, pero curiosamente cada gotita que somos fue a caer en un terrón distinto. La idea de ser distintos ¿veis que todos somos diferentes? ¿Habéis visto una cara como la de la persona que tenéis al lado? No la tiene nadie más. Nos vivimos separados, porque tenemos unos sentidos que nos dan la idea de la realidad y esa idea de realidad está basada en que veo distancia con otros cuerpos y formas, que son distintos a aquellos con los que estoy identificado. ¿Se podrá dar en algún momento una sensación o estado de unidad? Con los ojos abiertos veo separación, pero cierro los ojos y puede sentir que ha desaparecido esa separación que tenemos con las demás personas. Cuando alguien tiene un complejo, por ejemplo estar demasiado delgado, cierra los ojos, y desaparece el complejo, desaparece como experiencia visual. Esta idea, la de sentirse separado, está constantemente en nuestra vida, y luego esto se puede extremar más y es cuando nos sentimos diferentes a los demás y queremos además mantener ese toque de distinción, “Este es profesor de profesores”, así me siento más distinto y más

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distante de vosotros. En la medida en que soy más importante o tengo una importancia personal mayor, es como que me distancio más de los demás. La idea de separación, es la primera de las tendencias que tienen todos los egos. Si la idea de separación se va al extremo, uno se puede sentir distinto. ¿A que no te va la ropa que compra tu vecino? ¿Por qué será eso? Para no ir igual, y ¿por qué no vas a ir igual que el otro si es tu amigo? Pues para ti, puede ser una fatalidad tener una ropa igual que la de tu amigo, y ya no te la pones más. Siempre nos gusta distinguirnos, y el marketing se basa en eso, siempre nos gusta lo exclusivo, aunque sea más caro. Esto le gusta al ego, y ya puede ser con la ropa, con los coches, con los móviles, etc. No hace falta que estéis de acuerdo con lo que voy diciendo, pero lo vais pensando, si os parece. Nuestro ego también vive en el mundo de la superficie, es muy superficial. Esto va a levantar ampollas ¿yo superficial? Con lo profundo que soy, si hago Yoga y todo. Pero nuestro ego vive en la superficie, no conoce otra cosa, es como que sólo conoce las olas del mar, no conoce la profundidad, se desenvuelve en las olas, hace el surfismo de la vida. Es por su propia naturaleza, porque está comunicándose con el exterior a través de los sentidos y los sentidos sólo perciben lo que sucede en el mundo exterior, en la superficie de la vida. Esto también se puede llevar al extremo, en el sentido de que pueden existir personas que de pronto no tengan ninguna necesidad de profundizar, tienen una vida completamente en la superficie. No tienen ninguna necesidad más que vivir en el mundo de las formas, no quiero decir que sea malo, tienen esa vivencia. ¿Qué sucede en el mundo de las formas, de la superficie? Que todo está cambiando y cuando todo cambia, esto crea inseguridad en nuestra vida, aparece el miedo. Todos queremos un puesto fijo, una persona cerca que nos garantice el amor eterno. ¿Me vas a querer toda la vida, cariño? Le preguntáis esto a vuestra pareja, ¿no, verdad? Porque sabéis que nadie os puede prometer eso; ni vosotros mismos. Como dice Manolo García en una canción: “todos somos hijos del vaivén. Hoy parece que tenemos muchas ilusiones, que bien nos llevamos hoy y mañana una discusión, una bronca, entonces en ese momento, ya no quieres a tu pareja, pones en duda todo tu ‘amor’.

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Necesitamos seguridad, es una búsqueda constante de nuestro ego. Nuestro ego vive en el más absoluto de los miedos, tiene miedo a la muerte, a envejecer, a que no le quieran, a que le echen del puesto de trabajo, a que no tenga dinero. No sé el vuestro, pero mi ego tiene muchos miedos. No digo que ello sea malo, simplemente estamos viendo características que aparecen en nuestro ego, que en algunas personas estarán más acentuadas y en otras menos, pero son características generales de todos los egos. Esto pasaba en Eibar, existía y existe la fábrica de máquinas de coser Alfa, entonces el que entraba a trabajar allí, era como que tenía el futuro asegurado. Hasta que Alfa, también empezó a tambalearse y entonces tampoco era un futuro asegurado. ¿Alguien tiene seguro su futuro? ¿Podemos vivir así en ese vaivén de la vida, en esa cuerda floja? La vida también nos está probando a ver la confianza que tenemos en ella y nos pone esos miedos e inseguridades en todos los ámbitos, en lo corporal, en lo afectivo; constantemente la vida nos está probando. Dice ¿a qué estás agarrado amigo, en qué estás basando tu vida? ¿En otra persona? Pues entonces reconoce que eso es muy vulnerable, porque en cualquier momento puede peligrar ¿La estoy basando en un trabajo, en algo que ahora me da un poder económico o una prosperidad? o ¿lo estoy basando en mi fuerza de trabajo, en mi propio poder? ¿Puedo dedicarme a esto hoy y mañana a otra cosa? ¿Nos comunicamos con esta búsqueda de seguridad? Porque si el Yoga es algo, es el arte de escuchar, de escuchar las voces que aparecen en nosotros. Estas voces son muy humanas también. Así de una forma habitual decimos “esto es muy humano”, pero esto en realidad pertenece a la parte de la personalidad. Cuando tenemos mucho miedo ¿qué hace el Ego? ¿Cómo os sentís más seguros, con 10 euros en la cuenta del banco o con 5.000 euros? El Ego cuando tiene miedo o inseguridad, se vuelve acumulativo, va adquiriendo cosas, aprovisionándose de cosas, va buscando las cosas, va buscando las cosas de la vida. Se va rodeando de todo aquello que le da seguridad. Si a mí los amigos me dan seguridad, yo me arropo con mis amigos, busco muchos amigos. Si lo que me da seguridad es el dinero, busco dinero. Fijaros, recuerdo un programa en ETB, que entrevistaban a personas que les había tocado la lotería, pero muchísimo dinero, y ¿sabéis?, seguían jugando a la lotería, esto me llamó la atención, es que no estamos seguros ni con uno, ni con dos, ni con diez millones. La seguridad no nos la garantiza nadie, ni el dinero, ni las personas, ni las agencias de seguros; el miedo hace que no encuentre seguridad en nada. Además, si el aspecto dominante en la personalidad es el miedo, no descansa nunca, está todo el día buscando seguridad en todos los ámbitos.

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Fijaros en el ámbito intelectual, quizás hoy alguien haya acudido aquí para adquirir más conocimiento. Imaginaros un profesor que necesita más datos, más información. Hay muchas personas que están en una constante carrera por tener más conocimiento y nunca están satisfechos, porque siempre les parece que saben poco, que no están preparados. O profesionales que no hacen más que cursos y más cursos ansiosamente, no con un afán de sana investigación, sino para calmar sus miedos. Estos en realidad hacen “curS.O.S” para ser salvados de su ansiedad. Nuestros egos no se sienten preparados nunca, entonces acumulan y acumulan; se pasan la vida acumulando. Cuando nos metemos en esa vorágine de acumular ¿qué nos pasa?; que empezamos a aferrarnos a las cosas, a vincularnos con ellas de forma enfermiza. Aquí surge el apego. Nos apegamos no sólo a las cosas sino también a las personas que nos dan esa seguridad. Si el trabajo nos da seguridad, yo me agarro al trabajo. Si mi pareja me da seguridad, yo me agarro a ella. No digo que esté mal, es lo que hay. ¿Os acordáis de todas estas tendencias? -

La idea de Separación.

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La idea de Superficialidad, de vivir en el mundo exterior.

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La idea de Inseguridad, de los miedos, de estar siempre temeroso de todo.

-

La idea de Acumulación y

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La idea de Posesión.

¿Hay en alguna medida algo de todo esto? Esto son actitudes que nos llevan a unas acciones. Si mi ego tiene tendencia a acumular, yo también voy a ser muy competitivo, porque voy a querer tener más que los demás. No solo le basta con ser, tiene que ser más que los demás. También vive en la superficie, es un mundo de fachada, de imagen, siempre viéndose en base a lo externo. En la sociedad que vivimos, todo tiene que tener una fachada precisa. Si nuestra vida está basada simplemente en el Ego, es una vida de Sufrimiento, una vida que está avocada a sufrir por todo esto que os estoy diciendo, la idea de competición, del apego, de la inseguridad. Nuestro Ego también es caprichoso, busca constantemente satisfacer el

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deseo; vamos queriendo saciar sus caprichos, tiene necesidad de cambio, va buscando la novedad, la rutina no le va. No penséis que nuestro ego es disciplinado, tenemos que disciplinarlo, porque por él viviría dentro de la vida del capricho, de hacer lo que le da la gana. Os preguntaba si verdaderamente sentís estas fuerzas, estas tendencias de vuestro ego, pero quizás alguien reconozca algún otro aspecto. Porque quizás algunos ya se han dado cuenta que nosotros no somos solo eso, simplemente es la identificación con las formas físicas, emocionales y mentales las que han generado ese ego. Pero en realidad nosotros somos algo más. ¿Entonces, qué es lo que somos? ¿Qué es lo que nos hace ser de verdad humanos? Porque ¿no pensáis que todo esto que os he referido sobre el ego es más bien inhumano? Cuando el ego nos hace ser competitivos, incluso agresivos. Cuando nos hace solo buscar aquello que nos da satisfacción, con una idea puramente egocéntrica, egoísta de nuestra vida. Suelo pensar que es que seamos malos, sencillamente estamos dominados por esas fuerzas egoicas. Si una persona está dominada por sus miedos, cómo no va a ser celoso, o mezquino, cómo no va a proteger aquello que considera suyo. A veces, no puede hacer otra cosa y esos aspectos le desbordan; “es que he perdido la cabeza, en ese momento, es que me he alterado de tal manera que te pido perdón por lo que te dije”. ¿Os ha pasado alguna vez? ¿Habéis perdido los estribos de vuestra personalidad, de vuestra bestia? Que estas tendencias de pronto te han asaltado y no has podido refrenar, sujetar. Pues aquí viene lo gordo, para conquistar nuestro lado humano necesitamos trabajar, tomar conciencia de esa entidad que está también en nosotros y que somos nosotros. A esa entidad la conocemos como Alma; desde ella van a emanar las actitudes humanas, expresiones del verdadero Amor, de aquellos principios éticos, morales, de todo aquello que nos humaniza. Al igual que el cuerpo habla por medio de las sensaciones, o la mente a través del pensamiento; el Alma se expresa mediante un gesto interior que conocemos como Actitud. Es una Actitud con mayúsculas que proviene de lo mayúsculo de nosotros mismos; porque las actitudes minúsculas serían aquellas que provienen del ego: actitud competitiva, beligerante, prepotente, etc. Así, esa Actitud comienza a expresarse a través del principio ético por excelencia: ahimsa, no dañar. Cuando va despertando el Alma dejamos de hacer(nos) daño conscientemente a los demás. Es cierto que a veces también podemos hacer mucho daño de forma inconsciente. El

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daño no solo es de orden físico; lo ejercemos de muchas maneras, utilizando abusiva y egoístamente nuestras capacidades, nuestros conocimientos, vejando a otras personas, etc. También hacemos daño cuando las criticamos, cuando les ponemos a parir. A nuestro ego le suele gustar criticar, se regodea con el juicio desmedido, con el juicio poco amoroso. En realidad ello también demuestra nuestra propia debilidad; a veces para sentirnos ensalzados, parece que necesitamos mentir, poner a caldo al otro, difamar. ¿Esto, en alguna medida está surgiendo de vosotros, está voz de no hacer daño, de ser inofensivos? ¿0 se nos tiene que recordar, se nos tiene que dictar un mandamiento, una norma de no dañar al otro? Pues parece que sí, que alguien nos tiene que poner una norma, pero para qué se nos recuerda, para que podamos neutralizar la fuerza que tienen los aspectos que son dañinos y quieren prevalecer en nosotros. Empezar a activar lo humano en nosotros es empezar a no hacer daño, porque lo humano tiene relación con el aspecto Amor. Nosotros somos más humanos cada vez que manifestamos eso que somos. El Amor no solo es un modo de relacionarnos con los demás, “que amable es, que persona más atenta”, no, no, el Amor es una fuerza inherente a cada uno de nosotros y que tenemos que actualizarla constantemente en nuestra vida. En la medida que conectemos con esa fuerza, empezaremos a expresar actitudes amorosas, y a la postre, humanas. Pero en realidad, nadie nos tendría que recordar nada de esto, siempre y cuando estuviésemos conectados con esa fuerza. Pero mientras no estemos conectados con ese centro de Poder y de Amor, se nos tiene que recordar muchas veces lo interesante que es para nuestra vida no hacer daño a nadie. Cada vez que estamos haciendo daño, estamos siendo indignos (la DIGNIDAD tiene que ver con lo Superior) y además algo nos dice que eso no está bien. A nada que el Alma va despertando en ti, sabes que después de haber criticado a alguien o abusado, no te sientes a gusto, no te ves como un ser humano. Y si verdaderamente esta fuerza está ahí, y está vigente en nosotros, esa fuerza va a buscar el perdón, vas a tratar de buscar que la otra persona te perdone, le vas a pedir disculpas a la otra persona, pero de verdad, no solo desde el educado que dice “perdóname”, y por dentro no lo está sintiendo. Porque estoy hablando de actitud y la actitud es lo que pasa en el mundo invisible, es lo que va por dentro. El acto es lo que se ve, está en el mundo de la apariencia y en ese mundo nuestro ego es un artista, se desenvuelve muy bien. Y por eso he dicho antes, que nuestro ego cuida mucho su fachada, pero de tanto cuidarla al final ha descuidado su fondo, ha perdido la conexión con el fondo y está simplemente en el discurso, en la pose educada, ‘amable’, pero es simplemente eso, una pose. Los que ya hacéis posturas de Yoga ¿sabéis reconocer lo que es una pose y una postura? Una pose es una forma que adopta nuestro cuerpo, pero de cara a los demás, para que lo vean los demás. Pero, ¿eso te sirve? Te sirve cuando estás instalado en el ego, te sirve

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cuando todavía estás sacando valor de lo que crees ser y no eres, de la fachada; de lo que piensan los demás que soy. Pero cuando realmente conectamos con ese fondo, lo que te interesa es la actitud, lo que está en el invisible, me da igual lo que piensen los demás, lo que me interesa trabajar sobre todo es ese fondo y eso constituye una actitud. La actitud es una disposición que viene de dentro, que se puede estimular desde fuera, a través de un mandato moral “no dañar“, “haz el bien a los demás“, pero es desde dentro desde donde ella tiene que surgir. Si esa actitud no está vigente en nosotros, qué vas a poder hacer, qué vas a pedir a otra persona. ¿No os parece que si de verdad estamos haciendo una apuesta Valiente por la vida, una apuesta por un trabajo honesto, en cualquier ámbito de la vida, necesitaremos tomar contacto con nuestro interior? Necesitamos contactar con eso que es invisible, con la fuente de toda Actitud Moral, desde la que surgirá otro de los principios éticos, satya o veracidad, la actitud de ser veraz, de ser honesto con lo que hago, con lo que digo y con lo que vivo. De nada sirve tener un ‘dis-curso’ maravilloso si resulta que en el ‘curso’ de tu vida no está funcionando. Personas que hemos maquillado muy bien nuestro personaje, que nos ven maravillosas y resulta que no estamos viviendo nada de lo que estamos diciendo. ¿Sabéis el cáncer que puede producir esto? Puede producir cualquier enfermedad en el cuerpo, o ¿pensáis que el cuerpo no se entera de ese desajuste, de esa falta de veracidad que existe en nuestra vida? ¿Pensáis que el cuerpo no se entera? El cuerpo se entera de todo. La salud también depende de eso. Nosotros podemos contribuir mucho más en la salud desde ese ámbito que os estoy diciendo que desde la alimentación, respiración, ejercicio y descanso adecuado. Con ello no estoy diciendo que descuides estos aspectos (alimentación, respiración…), pero es necesario que pongas cada cosa en su sitio, cada uno de estos aspectos cubren un espacio de la salud, pero no pienses que es el todo de la salud. Pero esa honestidad, esa disposición interna, ¿no cubrirá también otro aspecto importante? ¿Queréis ser de verdad saludables? Comenzar a mirar dentro, a revisar nuestras actitudes porque si de verdad empezamos a revisar estas actitudes y empezamos a ordenarlas, igual empieza a funcionar nuestro cuerpo mejor, nuestro páncreas empieza a funcionar mejor, nuestras glándulas tiroideas también y así con todo. No sé si os encaja lo que digo, pero estoy convencido que esto funciona así, al menos en una buena parte de ello. La idea de veracidad, la de ser honesto, de ser honrado, no robar nada a nadie, parece una tontería pero ¿sabéis la de robos que se cometen hoy en día? No os habéis pillado nunca con

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esas ganas de atrapar algo que no es vuestro. Pero sobre todo, la idea que está detrás del robar, porque yo a través del robar ¿qué estoy cavilando? Pues qué a través del poseer voy a obtener más felicidad. Como ya lo veíamos antes, es una idea muy egoica, y por ende muy errónea, donde subyace la idea de acumulación, de posesión, de miedo, de inseguridad. Detrás del robo está todo esto, dice “pues yo no lo voy a coger porque eso no me lo he ganado” ¿decís esto? No es tan sencillo, cualquiera en su taller u oficina coge un tornillo o un paquete de folios porque considera que hay muchos y que en su casa le van a venir muy bien. Y el que es director de la Seguridad Social o de un Banco, va y desvía unos millones a su cuenta, ¡total, con todos lo que hay por aquí! Y en este caso, se dice ha existido un fraude, malversación de fondos, estos políticos asquerosos que se llevan un montón de dinero. Pero si igual en cada uno de nosotros habita esa misma tendencia, ya sé que en algunos está más acentuada que en otros. En otros no está ni acentuada, ni aparece. Pero a veces, no aparece por miedo, y dice, a ver si me pillan y ¡qué vergüenza! Otra actitud muy humana que irá surgiendo también desde nuestra Alma tiene que ver con la actitud de moderación, de templanza, de sobriedad, que implicará refrenar y contener las potentes fuerzas de nuestra naturaleza. Hacer posible que nuestra vida sea tranquila, bajar los ritmos con lo que vivimos, porque vivimos con unos ritmos acelerados. Necesitamos rebajar esos ritmos acelerados, no porque la calma sea lo ideal, sino porque a través de ella podremos conectar con lo que de verdad somos. Mediante las prisas, la agitación nuestra conciencia se sumerge en el mundo emocional, en ese mundo de deseo y no nos enteramos de lo que sucede en nuestro interior. Entonces una llave para entrar en nosotros es la paz, la calma, necesitamos calmar. En todo el trabajo del Yoga no se hace otra cosa que intentar calmar y calmar. Respiramos con ritmos tranquilos para ejercer un dominio sobre la energía que gobierna lo corporal y así hacer posible que todas las funciones vayan calmándose. Hacemos movimientos lentos, nos quedamos en posturas de inmovilidad, para seguir calmando. Nosotros ponemos mucho énfasis en accionar, activar; se nos ha educado en el hacer, pero no se nos ha enseñado a desactivar, a aflojar, tenemos que hacer algún tipo de trabajo para que esto se pueda producir. La templanza, la tranquilidad, son por tanto actitudes ciertamente humanas.

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En base a esa conexión con el Amor que Somos, surge otra fuerza, la generosidad; la actitud generosa ante la vida. Daos cuenta que se va a contraponer a la fuerza egoica de la acumulación. Si hay una tendencia a acumular, aparece esta otra fuerza que nos habla de soltar, de fluir, de desaferrarnos, de ser generosos en todos los ámbitos. Nos sentimos bien cuando somos generosos de verdad, no para obtener algo a cambio. A veces, nuestro ego adopta una pose generosa porque le parece más ventajosa, entonces le regala champán a su jefe, le hace la pelota al director, es generoso con el que tiene poder, autoridad. Pero eso ¿es en verdad generosidad? La generosidad además también tiene que ver con ‘gen’ y con ‘generar’, cuando uno es generoso genera también riqueza a su alrededor. Eso decía Sivananda: “Da, Da, Da, de lo que des, tendrás en abundancia, de lo que acumules, todo lo perderás” ¿Será verdad esto? ¿Se creerá nuestro ego que esto es verdad? Nuestro ego dice, generoso sí pero… Luego también hay que añadir inteligencia para saber cómo canalizar esa generosidad. Tampoco se trataría de un dar por dar; en ocasiones, las donaciones sin mesura hacen que la persona receptora se vuelva pasiva y ociosa y no genere fuerza para superarse. La generosidad tiene que ver sobre todo con estar disponibles y abiertos a servir, a ser útiles. Lo humano como lo relativo a lo amoroso, y lo amoroso también se expresa como comprensión; “el Amor es comprensión” sentencia Madhava. Hablábamos antes de la actitud de no dañar; no se basará también en la comprensión de que el daño que no quiero para mí, no lo querré para nadie. Se trata de una conquista, no de una simple propuesta. La propuesta no es tanto la de ser amoroso, sino la de crear las condiciones en la personalidad para que el Amor surja. Para ello el Yoga nos invita a escucharnos, a silenciarnos, a estar cada día más presentes en nuestra vida. Esto hay que ejercitarlo porque no surge de forma natural; de forma natural surgen las voces de la naturaleza egoica. Esa fuerza amorosa surge en base a prestar atención ahí, de fijar nuestra presencia en ello. El trabajo del Yoga nos está diciendo, vamos a calmar todo, vamos a hacer posible que se produzca un silencio en las voces de la personalidad para conectar con eso que somos; en base a esa conexión irán apareciendo las voces del Alma. Todos en realidad, estamos en este camino evolutivo, tratando de ser menos animales, menos egoístas, menos bestias, para

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convertirnos en más humanos. Al ir prestando atención a nuestra vida y sus circunstancias nos percatamos cada vez con más claridad de estas tendencias que os estoy hablando, tanto de las tendencias o fuerzas egoicas como de las tendencias o fuerzas amorosas o humanas. Cuando gobiernan las negativas, que llamamos las egoicas, nuestra vida tarde o temprano se ve avocada al sufrimiento y a la servidumbre. Lo humano por el contrario nos dignifica y nos libera. El Yoga nos propone que dediquemos un tiempo a la labor de estar con nosotros; a ‘quedar contigo’. Suelo decir que generalmente tenemos mucha facilidad para quedar con los demás; oye Juan ¿quedamos a tomar un cafecito y charlamos? ¿Para qué hacemos esto? Para compartir experiencias, afectividad, para conocernos, para divertirnos. Para conocer a alguien tienes que quedar con ese alguien y dedicarle tiempo y atención. Para conocernos a nosotros, ¿solemos quedar con nosotros? o ¿simplemente quedamos con nuestro trabajo, con nuestras lecturas, aficiones, o actividades? Pero, ¿con nosotros mismos solemos quedar? Voy a quedar conmigo; igual pensáis “esas tonterías no hago yo”. Sin embargo, esto también va a llegar a ser algo natural. Va a llegar un momento en que el hombre va a considerar necesario para su vida el quedar todos los días unos momentos con él ¿para qué? Para sentirse, para conocerse, para centrarse. Como os decía antes, toda la vida nos hemos pasado respirando y resulta que ahora tienes que ir a un lugar para que te enseñen a respirar. ¿Cómo es eso? Si toda la vida ha estado la respiración en mi cuerpo ¿por qué no he sido capaz de poner atención en ello? ¿Por qué no me he preocupado u ocupado en ello? Porque no me han dicho que puede llegar a ser interesante. A nuestro ego le han dicho que es interesante todo lo que acontece en el mundo exterior, el tener una posición determinada, un estatus, el estar bien colocado. El Yoga nos enseña a colocarnos en esa disposición interna, por ejemplo a través de una simple postura corporal, que promueva la colaboración con tu cuerpo, la relajación, la concentración, la presencia. Es muy interesante estar presente, porque cuando estas ausente ¿dónde estás? Estás fuera de ti. Si el Yoga hace algo, es retornarnos al centro, al presente, situarnos en aquello que somos, no en aquello que creemos ser. Y al actualizar lo que somos, emergerán sus esencias, sin hacer fuerza. No hay que hacer fuerza para ello, sino que simplemente hay que expresar lo que se es. Esta sería la idea, como conectar con la actitud humana desde el

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planteamiento que se hace desde el sistema del Yoga, que es el sistema de la Vida. Cuando uno habla del sistema del Yoga, no está hablando de algo extraño que viene de Oriente, hablamos de algo que pertenece a la Vida. La palabra Yoga significa ganarse al Yo, establecerse en el “Yo”, en lo que yo soy, conectar con eso que soy. Pero para conectar tengo que dedicar tiempo a esto. Yo para conocer cualquier ámbito de mi vida, necesito dedicar tiempo. Si quiero conocerme a mí, necesito dedicarme tiempo y además todos los días, porque es un aprendizaje que nos va a llevar toda nuestra vida. Además, este aprendizaje no sólo se hace en un salón ahí recogido, sino que luego se traslada a las cosas que vamos viviendo. En cada instante de nuestra vida, podemos establecer esa disposición pedagógica, de aprendizaje, de conexión con lo que somos, en cuanto a la expresión, en cuanto a la vivencia. No se trata de hacer posturas o ejercicios complicados o extraños, se trata de hacer cosas sencillas que nos permitan convivir con nosotros mucho más armoniosamente. Esa sería la idea, que el conocimiento de nosotros mismos va a ser posible, que nosotros nos vamos humanizando, vamos alcanzando la condición humana. Mientras tanto seguimos siendo dominados por tendencias que pertenecen también al reino animal. Nosotros compartimos mucho con los animales y poco a poco tenemos que despegarnos, distanciarnos de estas tendencias y sólo lo podemos hacer en base a conectarnos con las que son verdaderamente humanas. Pues básicamente esto es lo que os venía a decir aquí, si ahora queréis hacer alguna pregunta, me dará pie a hablar de otras cosas. PREGUNTA: (No se entiende porque la persona no tiene micrófono). RESPUESTA: Somos complementarios, a veces para el estudio separamos el cuerpo de nosotros. Tú cuando te vas a comer un plátano, no te comes la cáscara, sabes distinguir claramente lo que es la cáscara y lo que es el alimento. Pues en nosotros también existe algo que es esencial, es aquello que nos da la Vida, aquello que somos de verdad. Pero lo que creemos ser está tan arraigado, tan hecho uno con nosotros, tan identificado con nosotros, que desprendernos de esa identificación nos va a costar toda la vida. Por ello todo esto se va a tener que producir en pequeños pasos. En ocasiones, se dan experiencias en la práctica de la relajación donde de pronto descubres que estás flotando encima del cuerpo y ves tu cuerpo abajo y tú, el centro de conciencia desde el cual estás observando, resulta que está fuera de él. En ese momento la concepción o vivencia que tú tienes de tu cuerpo, de tu personalidad, ya empieza a ser sustancialmente distinta. Has evidenciado que tú no eres tu

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cuerpo, que tu cuerpo está contigo y es un agregado que diría Sankaracharya. Pero tú no eres eso, tú esencialmente no eres eso, entonces tienes que descubrir lo que eres. Y además lo vas a descubrir a través del trabajo con lo que no eres; esta es la paradoja que se produce. Yo, a través de lo que no soy, voy a tratar de acceder a lo que soy. En el ejemplo que hemos puesto al principio ¿podemos separar la gotita de café? Tendríamos que producir calor, a través del calor podríamos evaporarla y luego a través de un alambique se condensaría y tendríamos de nuevo la gotita aislada. Por eso el Yoga también se define como “la Unión consciente con la esencia más pura de nosotros mismos”. Es la Unión consciente con esa esencia que somos; nuestro cuerpo sería la estancia de esa esencia. A efectos prácticos lo vamos a utilizar como si fuésemos nosotros. Además al ser nuestro vehículo de expresión, lo tenemos que utilizar sí o sí. Es igual que si a un fontanero le dices que no utilice sus herramientas porque no son él, él diría yo soy fontanero y además utilizo herramientas, que son la forma de expresar ese potencial que llevo en mí. Claro; tú sabes que tarde o temprano este cuerpecito habrá que abandonarlo, decirle adiós porque ya ha cumplido su función. Fijaros para qué hacer un trabajo de perfeccionamiento en lo corporal si después resulta que hay que abandonarlo; para qué vas a gastar energía en eso. Pues sencillamente porque a través de ese trabajo bien enfocado en lo corporal, pondremos orden en la condición energética de la personalidad lo que posibilitará un estado de paz y de silencio que nos conducirá a conectar con nuestro centro. De ahí la gran virtud del trabajo con el cuerpo, aunque a veces no esté suficientemente valorado. Yo soy un amante de las posturas de Yoga, de las asanas ¡es que he aprendido tanto con ellas!, quedándome a solas con la postura, estando ahí con ella, indagando en ella, estando ahí presente. Pero el cuerpo no es la meta; puede ser un buen camino para la trascendencia. Madhava nos dice que la única técnica propiamente de Yoga es la meditación, porque en ella se da esa Unión; todas las demás técnicas son preparatorias de la meditación. Pregunta: No se entiende porque la persona que la formula no tiene micrófono. Respuesta: Claro, si hay que reconducir algo, significa que está creando algún tipo de resistencia. La quemazón de decir “no es humano”, parece que es como algo malo. Pertenece al reino humano porque es donde se desenvuelven los sentimientos y emociones. Pero si hay que reconducir ¿por qué hay que reconducir algo que es tan humano? Pregunta:

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Respuesta: Me he explicado mal, yo no he dicho que no haya que reconocer eso, que hay que convivir con esto. Nosotros tenemos que reconocer todo lo que hay en nosotros. Yo he dicho, “yo no soy el cuerpo”, pero también he dicho que me estoy expresando a través del cuerpo, pero ciertamente mientras no conozca otra cosa, me viviré como cuerpo. Mientras no conozca otra forma de funcionamiento que no sean los deseos y el sentimiento, voy a vivir con ellos pero trataré de hacerlo lo más armoniosamente posible. Mientras yo no tenga otra luz que no sea la de la luna, yo voy a alumbrarme con la ella y pensando además que es la buena, es que me ilumina mis noches oscuras, mis tinieblas. Pero cuando aparezca el sol en mi vida, ni me acordaré de la luna. En su día hice un paralelismo en un librito que escribí titulado “Eres un solete”. Mi madre me decía eso de “eres un solete”. Cositas que me decía ella me han ido dando las claves. Cuando te dicen eres un solete, generalmente te lo dicen porque eres una persona maja. Pero decir eres un solete con las nuevas claves, significa que tienes sustancia solar, que eres plena luz y plena conciencia. Cuando nos vivimos como lunas, como con luz prestada, y es que en realidad nuestro ego es una luna que vive con luz prestada y cree que tiene luz. Cuando nos vivimos como lunas esto nos esclaviza, nos tiene atados, y esto es lo malo de ello. La ternura puede ser un buen sentimiento, puede expresar fenomenalmente el amor. La ira también puede expresar un sentimiento. No vamos a negar estos sentimientos porque consideremos que algunos son más o menos desagradables o destructivos. A nadie le gusta estar con ira, cabreado, por lo menos a mí no me gusta. Pero sé que a través de la ira, se van a mover muchas cosas y si estoy atento, me van a hacer reconocer aspectos de mí que todavía están atascados o dormidos. Esto le pasaba a Buda, una vez que iba con sus discípulos y llegó un enemigo de Buda y le insultó, le escupió y dicen que Buda se quedó tranquilo. Pero uno de sus discípulos saltó y dijo: Maestro, ¿le pego y le doy su merecido? Buda respondió: descansa, y le dijo a su agresor: “muchas gracias por darme la oportunidad de comprender hasta donde he podido alcanzar mi dominio sobre la ira”. Porque para él había sido una prueba de la vida para situar el nivel que había alcanzado en torno al dominio de ese aspecto. Y cuando esta persona ya se fue y le vino a pedir perdón al día siguiente, le dijo, a mí no me tienes que pedir perdón, no he sido ofendido en ningún momento, incluso sabes que te lo he agradecido porque ha sido un piedra de toque para comprender aspectos de mí.

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Con esta referencia que puede ser poética, puedes observar tus sentimientos, porque si el Yoga te dice algo es que tienes que vivir conscientemente. Conscientemente significa que no estás negando nada, simplemente te estás abriendo a lo que hay. Si hay ira y la estoy tapando, ocultando, no estoy haciendo ninguna buena labor, porque luego la tendré que sacar a la luz del solete y tendré que decir, ¡qué pasa con mi ira! Yo que creía que lo tenía todo resuelto, en esta situación fíjate como me he visto desbordado. Antes hemos dicho que el Amor es comprensión, pero el Amor también es aceptación de lo que hay. Voy a aceptar esa ira y voy a permitirme mirarla y sentirla. No tengo por qué hacer un trabajo directo sobre ella, lo cual correspondería más a una labor de tipo terapéutico o psicológico. El trabajo yóguico, por decirlo así, plantearía la aplicación de las técnicas para ordenar la energía y así poder acceder a la meditación. Que yo todos los días trate de conectar con lo que soy esencialmente; no hacemos un trabajo directo sobre aquellos elementos que nos duelen o limitan, sino que lo que perseguimos es que pasen a un segundo o decimoquinto plano situando lo Fundamental como primer plano; es decir que pierdan fuerza desde su propia condición egoica que los sustenta. Esto de los planos es muy interesante, a veces en el primer plano de mi vida, puede estar la ira, entonces tengo que hacer algo con ella, quizás un trabajo psicológico para hacer que la ira desaparezca. Pero, si yo soy capaz de poner en el primer plano de mi vida el trabajo de conectar conmigo a diario, con lo que yo soy auténticamente, entonces la ira también va a comenzar a perder fuerza y digo la ira como puedo decir la timidez o cualquier otro elemento que esté perturbando mi bienestar, mi equilibrio, mi plenitud. Yo por lo menos lo vivo así. Yo no he hecho otra cosa más que Yoga en mi vida. Me he pasado toda mi vida trabajando con el Yoga, dedicado al Yoga, meditando todos los días durante años. Yo no he hecho ningún trabajo específico para dar charlas ni para eliminar mi timidez, porque si yo os dijese lo tímido que era no me creeríais. Y en realidad llego aquí y a veces veo que está un poco acelerada la cosa, pero ya no está en el primer plano, ya no es algo que me impida hacer lo que tengo que hacer. Esto significa que en alguna medida esa limitación ya no tiene tanto poder. En este momento evolutivo nos encontramos muy identificados y condicionados por todo lo psicológico, incluso buscando un excesivo perfeccionismo en dicho mundo. Parece como que quisiéramos eliminar todo vaivén psicológico con ciertas técnicas mágicas. Algunos consideran que el trabajo meditativo o yóguico es algo muy lento; incluso relacionado con elementos de sugestión, de fe o de creencia en lo esotérico. Y no; esto no funciona por creencia, funciona por evidencia. Es algo que va calando, que te conecta de verdad contigo, que hace que seas cada día más consciente de lo que tú eres y tú tienes. Entonces; todos esos elementos a los que inconscientemente has dado fuerza con tus pensamientos, tus limitaciones, de pronto

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empiezan a reducirse, a suavizarse y dejan de ser protagonistas en tu vida, pasando como decía a estar en un 2º, 3º, 4º plano. Ahora empiezas a vivir más centrado, eso se llama el centramiento, a vivir más desde el centro de lo que tú eres. A veces nos cuesta entender lo que significa eso de estar centrados; lo entendemos a la primera cuando nos acordamos de lo que es vivir en el polo contrario, descentrados. Esto es verdad, esto funciona así, no es una creencia, o un papelón que yo construyo. No os lo digo porque lo haya leído en un libro, es así porque en alguna medida lo estoy viviendo. Con esto no quiero decir que ya me encuentre en la cumbre de la evolución. No; estoy todavía trabajándome mucho, pero estoy ahí, haciendo lo que me parece que es adecuado, que es todos los días quedar conmigo a solas, conectar conmigo, en verdadera intimidad. ¿Sabéis lo que es quedar a solas con uno? No es quedar a solas con un pensamiento, o con un libro, o reflexionando, ni con el sentimiento; es quedar a solas con uno, con esa Presencia que somos. El día que te quedas a solas de verdad, te das cuenta de qué va todo esto. Te das cuenta de la grandeza que tiene este trabajo; descubres que ahora eso que empieza siendo algo modesto puede ir desarrollándose enormemente. Me pregunta una persona que cómo se queda uno a solas con uno. Pues a través de sencillas estrategias que nos concede la Ciencia del Yoga. La respiración es una de ellas; una llave que nos puede conectar con lo sutil. Una llave es una cosita pequeña que apenas tiene valor económico, pero ¿sabéis a todo lo que puede dar acceso una llave?, sin la llave de este local no podríamos estar aquí reunidos. A través de la respiración, que es una cosa sencilla, cercana, que está siempre contigo, puedes acercarte y conectarte con algo que es fundamental. En ese practicar la respiración conscientemente se produce una sintonía, se produce un compás que te conecta con Eso; es cuestión de experimentar. Tú, ¿cómo sabes qué sabor tiene el regaliz? Pues tendrás que probarlo, saborearlo; ponerte en acción. Yo te puedo estimular y decirte lo bueno que es todo esto, pero una cosa es el estímulo que yo entregue desde fuera y otra es lo que tú haces con él; quizás pueda motivarte y así decidas que en adelante vas a dedicar todos los días unos minutos a estar contigo, y además sin un afán productivo. Vas a estar unos minutos sin buscar productividad; aunque no sirva para nada, pero lo vas a hacer todos los días durante este año ¿le harías esta propuesta a tu ego? El pobre que está tan mediatizado por los frutos de sus acciones; que necesita a toda costa que su acción tenga siempre recompensa, que necesita esa fuerza del logro, de la adquisición, y que incluso por eso mismo ni disfruta de la acción, el fruto es lo único que le da satisfacción.

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Eso que decimos: “vive el presente y percibe que cada instante es único”. Estas frases que son bonitas y a veces incluso ciertas ¿cómo podrás vivirlas? ¿cómo las vamos a realizar de verdad? Tenemos que hacer algo para que eso se haga verdad, tendremos que poner atención para poder vivir el presente. Seguramente que en este instante ya existe gente que quiera irse de aquí y que ya le parezca que está siendo larga esta charla. Pero, ¿habéis observado esa queja interior? En ese momento, al observarlo, ¿os habéis dado cuenta que ya no estáis a gusto donde estáis?, que ya no estáis viviendo este presente sino esa queja. ¿Quién es el que se da cuenta de esto? Aquel que ejercita la presencia. Aquel que todos los días acude a la cita con el presente; porque estar presente es siempre muy interesante. Suelo relacionar la presencia con un señor o señora muy importante. Imagínate que nos enterásemos que aquí en Algorta va a venir una persona muy importante para vosotros, en el ámbito que sea, en aquel que más valoréis. Por ejemplo, si es en el ámbito religioso, pues que va a venir el Papa, o el Dalai Lama; si es en el ámbito deportivo que va a venir Ronaldo, o Nadal, etc. ¿Sabéis lo que haríamos? Nos vestiríamos todo elegante; estaríamos eufóricos o entusiasmados por la visita; decoraríamos las estancias que fuese a visitar…. Algo similar ocurre cuando la presencia visita cualquier ámbito, físico, emocional, mental…. Quedaros con la idea de que la presencia es eso que se da cuenta. Cuando esa presencia visita el cuerpo y posibilita sentir la mano y estar presente en la misma; simplemente por ello ya se produce una transformación en la mano. Será leve, no lo dudo, pero existe. Pero tú, haz esto todos los días y comprobarás la percepción que vas adquiriendo de tus manos. Ahora haz que esa presencia vaya a tu pie derecho ¿sabéis lo que hacen las células del pie derecho? Se ponen toda contentas, se engalanan, se visten bien. Las células funcionan igual que nosotros; los seres vivos que son las células, también se transforman. Ahora vete con esa presencia a observar tu ira, y ves que tu ira deja de ser tu ira, es una ira, pero diferente. Es una ira que está siendo observada, y una ira que es observada ya es diferente, ya no tiene nada que ver con una ira en la que estoy sumergido, en la que soy víctima, con la que puedo pasar horas enteras sin darme cuenta y no ser capaz de soltarla ¿O pensáis que la gente que esté con ira, con mala leche, no quiere soltarla? Sí quiere, pero no lo puede hacer porque su fuerza es más poderosa y queda enganchado en ella. No dispone de energía de presencia para poder trascenderla. Entonces ¿cómo tomar distancia de los elementos que acontecen en mí? A través de poner esta presencia.

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Om Shanti

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