Andrés Nieto Carmona: cara y cruz en la vida de un alcalde emeritense

Revista de Estudios Extremeños, 2010, Tomo LXVI, Número I, pp. 401-438 401 Andrés Nieto Carmona: cara y cruz en la vida de un alcalde emeritense JUA

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Andrés Nieto Carmona: cara y cruz en la vida de un alcalde emeritense JUAN CARLOS LÓPEZ DÍAZ Licenciado en Historia Becario de Investigación del Ayuntamiento de Mérida.

RESUMEN Como la de tantos otros republicanos la vida de Andrés Nieto Carmona estuvo marcada por el hecho clave de la historia contemporánea de España, la Guerra Civil. El presente artículo busca presentar sintéticamente su faceta como alcalde y político y el vuelco que el conflicto supuso para su vida hasta el punto de transformarla por completo. PALABRAS CLAVE: Nieto Carmona, II República, socialismo, batalla de Teruel, exilio. SUMMARY As the one of so many others republican the life of Andrés Nieto Carmona was scored by the key fact of the contemporary history of Spain, the Civil War. The present article looks for to present his facet like mayor and political and the upset that the conflict supposed for his life until the point to transform it by. KEY WORDS: Nieto Carmona, II Republic, socialism, battle of Teruel, exile.

Gracias a los trabajos de investigación de un importante grupo de historiadores preocupados por el pasado más reciente de nuestra región conocemos algo más a cerca de aquel amplísimo sector de extremeños que perdieron la Guerra Civil, cuyos dramas personales permanecían en el más ignominioso olvido, y obligados durante décadas a guardar en silencio su experiencia. La represión y el olvido no entendieron de lugares ni de nombres, aunque es cierto que sí de clases porque serían las conocidas como clases populares las que se lleven de largo el mayor correctivo. Quizás de estos, los que más altas cotas de sufrimiento conocieron por su lucha, fueron los hombres que Revista de Estudios Extremeños, 2010, Tomo LXVI, N.º I

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tomaron en sus manos la responsabilidad de trabajar desde la arena política por la República. Sobre todo si esa arena era la local, aquella en donde con más saña le cobró el vencedor la derrota al vencido. Nos estamos refiriendo a concejales, alcaldes, dirigentes obreros, etc. Podía existir además, una condición agravante: ser izquierdista. Aquella era un seguro pasaporte para más de treinta años de sufrimiento, en muchos casos con exilio incluido, o hacia un lugar mucho más truculento: las tapias de un cementerio, o alguna cuneta perdida. Fueron los alcaldes las presas más fáciles de cobrar porque, no en vano, eran los más significados, y las capturas más ejemplarizantes para el ejército africanista que abrió en canal la provincia de Badajoz1. Fueron sus víctimas propiciatorias porque por lo general estos hombres, que en la mayoría de casos pertenecían a partidos izquierdistas, personificaban la lucha que había llegado con la República, y del mismo modo los proyectos dispuestos a trastocar la base sobre la que se apoyaba el poder económico de las élites socioeconómicas. Salvo excepciones, eran personas sin formación de consideración, pero con un fuerte compromiso, marcada conciencia de clase, y además tenían la ventaja de conocer de primera mano los problemas que secularmente padecía su tierra. A diferencia de los grandes líderes republicanos, no conocían la teoría, la sufrían. Visionarios y emprendedores, resueltos a actuar, esta casta de humildes regeneracionista locales afloró a lo largo y ancho de la geografía española y, claro está, en Extremadura con mayor motivo.

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Como hemos comentado nos son ya pocas las biografías o reseñas a cerca de personajes que vivieron la II República y la Guerra Civil,. Sin la pretensión de recoger a todos no podemos dejar de señalar algunos de los más conocidos. Por ejemplo el trabajo de José María Lama sobre José González Barrero el que fuera alcalde de Zafra; Una biografía contra el olvido. José González Barrero, alcalde de Zafra en la II República. Diputación de Badajoz, 2000. Otro trabajo este sobre Montijo es el de Molano, Juan Carlos; Miguel Ángel Merino Rodríguez. Dirigente obrero y alcalde de Montijo; Diputación de Badajoz, Badajoz, 2002. Para Cáceres capital contamos con el trabajo de Manuel Veiga López sobre su alcalde Antonio Canales; Fusilamientos de Navidad. Antonio Canales tiempo de República. ERE, 1993. Una panorámica general lo ofrece ESPINOSA MAESTRE, Francisco: “La memoria de los alcaldes republicanos”, en Ayuntamientos y democracia en Extremadura, FEMPEX y Diputaciones Provinciales de Badajoz y Cáceres, Mérida, 2004.

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Sobre uno de esos olvidados alcaldes republicano queremos trazar una breve semblanza con la idea de ampliarla en futuros estudios. Andrés Nieto Carmona alcalde de Mérida de 1931 a 1934, cuando fue destituido, víctima de la depuración de socialistas emprendida por el gobernador José Carlos Luna, y de nuevo en los meses del Frente Popular, protagonizó una de las historias más desconcertantes, apasionantes y de cuantas puedan contarse. Nace nuestro protagonista en los albores del siglo XX, concretamente el 28 de abril de 1901 en la localidad pacense de Villanueva de la Serena. Hijo de Juan, un humilde jornalero, y de María “dedicada a las ocupaciones propias de su sexo”, según reza en la partida de nacimiento del protagonista. Poco o nada sabemos sobre los primeros años de vida en su Villanueva natal, aunque conociendo el ámbito familiar en que le tocó vivir, no es difícil suponer que su infancia y juventud hubieron de ser como la de tantos otros de su condición: dura y llena de sacrificios. Su formación académica debió de ser mínima. Este hecho le influiría la hora de apostar por determinados proyectos en su etapa como alcalde. Nieto, como a tantos otros de su generación (y de bastantes sucesivas) las circunstancias que le rodearon le negaron esa formación digna. Sobre este particular, muchos años después, el escultor emeritense Juan de Ávalos, amigo personal de Nieto, destacaría el hecho de que a pesar de no tratarse de una persona culta, conseguía empaparse de todo lo que le rodeaba y mostraba el más sincero interés por todos lo proyectos que se le presentaban, sobre todo si estos suponían un salto cualitativo. Los primero datos fidedignos que podemos ofrecer a cerca de su vida hablan de que Nieto llegó a Mérida en 1917 como joven factor de la MZA, y un año después, en 19182, ya tomó parte en la fundación de Sindicato Nacional Ferroviario de Mérida, o lo que es lo mismo la Asociación de Trabajadores y Empleados del Ferrocarril Zona XIX3.

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Entrevista a Don Andrés Nieto Carmona. Diario Hoy 12-6-1976.

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El paso de los años, y la más rotunda casualidad, nos ha deparado una curiosa anécdota. La sede social de este sindicato ferroviario estuvo ubicada en el corazón de El Barrio, barrio por excelencia de los ferroviarios. Años después, muerto el Caudillo y se restaurada la democracia en España el PSOE decide adquirirle a RENFE el edificio, situado significativamente entre

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La participación de Nieto en el mundo sindical no quedó en este sindicato ferroviario. Probablemente imbuido por una marcada conciencia de clase, algo normal ya que en 1917 había tenido lugar la gran, e ifructuosa huelga general, participó en la fundación de la UGT de Mérida, sindicato ligado al mundo ferroviario en Extremadura. No tenemos datos de la fecha exacta de fundación de la UGT emeritense pero es probable que coincidiera con el apogeo que la organización sindical y su matriz política, el PSOE, experimentaron con la dictadura del general Primo de Rivera. Sí conocemos la fecha exacta de la fundación del PSOE emeritense, la muy significativa del 1º de mayo de 1930. Así lo atestiguaría años después el propio Nieto4, y así lo corrobora su propio carné en el que aparece como afiliado número uno5. Con la UGT y del PSOE asentados plenamente en la ciudad, el número de seguidores y afiliados fueron subiendo poco a poco, tal y como quedará plasmado en las elecciones municipales del 12 de abril. LAS ELECCIONES DEL 12 DE ABRIL Y LA LLEGADA AL CONSISTORIO Las elecciones municipales de 12 de abril de 1931 llamadas a marcar un hito en la historia contemporánea de España fueron anunciadas en el BOP de 10 de marzo de ese mismo año, cuando ya la posición de Alfonso XIII era insostenible. Estas elecciones se regularon por la Ley Electoral de 1907, lo que ciertamente no sería algo que aportase tranquilidad a los partidos republicanos y obreros, acostumbrados a conocer el significado del término decimonónico “pucherazo”. Con todo, la conjunción se había encargado de presentar las elecciones locales como un auténtico plebiscito hacia la Monarquía. La estrategia a tenor de los resultados les saldría redonda.

las calles Calvario y Concordia, para residir allí su nueva Casa del Pueblo. La anécdota vendrá años después de esta adquisición cuando el edificio fue sometido a un importante lavado de cara. En la puerta norte, la que abre hacia la calle Concordia apareció un bellísimo letrero de azulejería azul que a modo de dintel de entrada recogía el nombre de la Asociación de Ferroviarios y Trabajadores Zona XIX, que con buen criterio permanece hoy día a la vista. 4

Hoy, 12-6-1976.

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Documentación personal de Andrés Nieto Carmona. Propiedad de la familia Pérez Nieto.

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En lo que respecta a Mérida la campaña transcurrió de forma tranquila, sin ningún incidente especial que mereciese mención. Veinte eran los concejales que se debían elegir: un alcalde, cuatro tenientes de alcalde y quince concejales. Tenemos referencias de que el 1 de abril hubo un mitin del PSOE en el que intervinieron figuras como Narciso Vázquez Torres. Si hablamos de resultados, a nivel regional lo primero que cabe destacar es que Extremadura fue la segunda región en la que mejores resultados obtuvieron los monárquicos sólo superada por Andalucía. En nuestra región un 39,4 % de los votos fueron monárquicos, y según datos de Gutiérrez Casalá en 82 localidades ganaron los monárquicos, en 41 igualaron a votos monárquicos y republicanos, en 22 ganaron parcialmente los republicanos, y sólo en 18 ganaron lo republicanos6. Chaves Palacios ofrece otras cifras más sencillas y comprensibles, estas basadas en el número de concejales: 482 eran republicano, 352 socialistas, 878 monárquicos y 147 de otros partidos. En Mérida los preparativos de las elecciones comenzaron con la elección de las mesas electorales de los diferentes distritos, anunciadas en el BOP de 31 de marzo. Estas quedaron de la siguiente manera: Distrito 1º- Sección 1ª Adjuntos: Bonifacio Calderón Gutiérrez y Rafael Castellanos Martínez. Suplentes: Fulgencio Álvarez Ruiz y Vicente Aragoneses López. Distrito 1º- Sección 2ª Adjuntos: Vicente Galán Gallego y Pedro María Moreno Gallardo. Suplentes: Santiago Alarcón Sánchez y Francisco Almendro Rodríguez.

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GUTIÉRREZ CASALÁ, José Luis; La II República en Badajoz, Edit Universitas, Badajoz, 1998. El propio título de la obra ya es confuso pues no se sabe si se estudia sólo a la capital de la provincia o a la provincia pacense. Casalá no fija a que realidad política alude cada uno de los parámetros en los que clasifica los resultados electorales. Como ejemplo, no se explica a que alude cuando habla de “victorias parciales republicanas”, y si no se dio la situación inversa, es decir, si los monárquicos no ganaron parcialmente en ninguna localidad.

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Distrito 2º- Sección 1ª Adjuntos: Vicente Acosta Maestre y Álvaro Delicado García. Suplentes: Leandro Gil Rodilla y José Gil Hernández. Distrito 2º- Sección 2ª Adjuntos: Fernando Ortiz Morán y Asensio Masegosa Álvarez. Suplentes: José Alves Ferrera y Vicente Gama Delgado. Distrito 3º- Sección 1ª Adjuntos: Francisco Gomero García y Ángel Chaviano Gómez Suplentes: Juan Carvajal Suárez y Reyes Díaz García. Distrito 3º- Sección 2ª Adjuntos: José Ábalos Collado y Antonio Gascón Sito (sic). Suplentes: Valentín Cadenas Juan y Feliciano Becerra Salguero. Distrito 4º- Sección 1ª Adjuntos: Manuel Correa Batalla y Pedro Vadillo Serrano. Suplentes: Antonio González Muñoz y Vicente Muriel Hernández. Distrito 4º- Sección 2ª Adjuntos: Juan Menado Tobalo y Vicente Morales Molina. Suplentes: Juan Muriano Candado y Antonio Pacheco Quirós. Distrito 4º- Sección 3ª Adjuntos: José Vadillo Serrano y Francisco Gárate Correa. Suplentes: Pedro Vivas Vadillo y Fermín Benítez Pulido.

Puede observarse la presencia de algunos de los personajes llamados a representar un papel relevante en los siguientes cinco años, por ejemplo Asensio Masegosa, Vicente Aragoneses López o Manuel Correa Batalla.

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Entre estos cuatro distritos fueron elegidos los 20 representantes municipales, y el resultado que arrojaron las urnas el 12 de abril fue parejo; 10 republicano-socialista y 10 monárquicos. Los republicano-socialistas fueron: Ricardo Cobos San Emeterio, Eugenio García Domínguez, Andrés Nieto Carmona, Martín Girbal Dueñas, Arturo Parras Fernández, Ramón Hortal Aparicio, Ramón Romero Romero, Antonio Alor del Fresno, Francisco Monje Cruz y Ernesto Zancada del Río. Por los monárquicos: Francisco López de Ayala y de la Vera, Luís Díez Fernández, Manuel Romero Martínez, Antonio Nogales Moreno, Miguel Sáez Díez, Fidel del Río Macías, Luís García Puente Grajera, Félix Valverde Grimaldi, Clemente Velázquez Martínez7 y Claudio Ferrero Fernández. Según datos del Gobernación estos veinte estaban clasificados en tres tendencias diferentes: monárquicos con 10 concejales, socialistas con 5 y antimonárquicos indefinidos otros 58. Mientras esos eran los resultados en Mérida, en el resto del país corría como la pólvora el rumor cada vez más intenso de que los resultados monárquicos no eran todo lo bueno que se esperaba. De hecho en las grandes ciudades, en las que el peso de la estructura caciquil estaba prácticamente amortizado, y en donde las ideas de la izquierda burguesa más calado habían alcanzado, la victoria republicana era irrefutable, de 51 capitales de provincia en 45 había ganado la conjunción republicano-socialista, incluso en núcleos como Madrid y Barcelona por un escandalosa diferencia. La monarquía se desplomaba estrepitosamente y su situación se hizo insostenible, Alfonso XIII había perdido el apoyo de casi todos los estratos de la sociedad, incluido un amplio sector del Ejército. La única salida era que el Rey abandonase el país, extremo que se confirmó el día 14 e inmediatamente se proclamaba la II República.

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Por desgracia no existen documentos que signifiquen de forma inconcusa a los candidatos con un partido, o la menos una tendencia, político. Esta clasificación esta elaborada basándonos en datos y actos previos y posteriores, que vinculan al candidato en uno u otro sentido.

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Archivo Histórico Nacional. Fondos contemporáneos. Serie A. Legajo 30 Carpeta 7.

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Suficientemente conocidas son las muestras de júbilo e ilusión desbordada que provocó la llegada de la “niña bonita”. También es conocido como se celebró en las dos capitales provinciales el advenimiento republicano, pero hasta la fecha no hemos sabido como festejaron los emeritenses la llegada de la república. La noticia tardó en llegar porque el lunes 13 la prensa no llegó a Mérida, a lo que se sumó los desesperados intentos monárquicos por ocultar la situación. A pesar de esto frustrados intentos la República parece que llegó con el apoyo de un amplio sector de la ciudad. La Libertad recoge una crónica que nos narra la proclamación de la II República en la ciudad: “Sobre las seis de la tarde (del 14) empezó a proclamarse por la ciudad de manera velocísima que se había proclamado la república en toda España. Esta propagación era debida a telegramas particulares que mostraban diversos sectores políticos. Media hora más tarde el entusiasmo era enorme en toda la ciudad, cerrando el comercio sus puertas como medida de precaución, cosa que fue innecesaria, pues el advenimiento de la República se celebró con el mayor orden y respeto. Presidida por los concejales republicano-socialistas se organizó una grandísima manifestación con la bandera tricolor, que recorrió varías calles de la población. Dando entusíasticos vivas a la II República. En el balcón del ayuntamiento fue ondeada la bandera republicana entre una multitud que invadía la plaza de la Constitución (…). El elemento femenino hizo su aparición llevando en el pecho la bandera tricolor. La manifestación se disolvió dentro de la mayor cordura y sensatez (…)”9.

Tras este feliz hecho, y con el gobierno provisional de la república conduciendo al país hacia el nuevo régimen a golpe de decreto, en medio de una gran ilusión popular, tuvo lugar la sesión constitutiva del Ayuntamiento republicano de Mérida. Era 16 de abril de 1931. Al margen de la incuestionable importancia que en sí tiene la sesión por su simbolismo y por lo que se ponía sobre la mesa: nada menos que la escenificación del tránsito de la monarquía a la República, esta primera sesión puede ser en sí misma símbolo de lo que iban a ser los siguientes cinco años de república en Mérida. Lleno el salón de Plenos hasta la bandera, y en un clima de entusiasmo y cordialidad el último alcalde de la Dictadura José Colomo

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Diario La Libertad de 17-IV-1931.

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Amarillas abrió la Sesión cediendo el puesto al concejal de mayor edad de los elegidos en las urnas, Ernesto Zancada del Río. Tras este gesto protocolario la elección del alcalde no se dilató mucho, ya que el primer candidato propuesto fue elegido. Aunque parezca paradójica la propuesta (ya veremos porqué) la hizo la minoría socialista en boca de su portavoz Andrés Nieto: Martín Girbal Dueñas, que contó con el apoyo unánime de republicanos, socialistas y monárquicos10. El sentido de la responsabilidad que el PSOE ejerció en la formación de este primer gobierno local es innegable ya que proponer a Martín Girbal, un por entonces maduro abogado, hijo de un afamado industrial de mismo nombre, no suponía otra cosa que hacer una concesión al estamento monárquico y conservador de la ciudad ofreciéndoles un nombre que aplacara los temores que había levantado la república en las élites socioeconómicas. Rechazando así a proponer un hombre republicano de izquierdas o un socialista hacían meritos para demostrar que la coalición no venía a emprender ninguna revolución. Sin embargo como anunciábamos, ya en esta primera sesión se vislumbraría lo que estaba por venir. Los republicano-socialistas ofrecieron a los monárquicos la segunda y tercera tenencia de alcaldía y puestos en la Permanente ya que entendían que la tarea de gobernar debía caer sobre el Ayuntamiento en pleno y no sólo sobre una parte de éste. No debió compartir esta visión la conjunción monárquica ya que “amablemente” cedió esos puestos a los republicanos-socialistas. Eso sí, ofrecieron en contrapartida todo el apoyo monárquico. Así tras esta negativa monárquica el cuadro de poder del primer Ayuntamiento republicano de Mérida quedó conformado de la siguiente forma: Alcalde, Martín Girbal Dueñas 1º Teniente, Eugenio García Domínguez. 2º Teniente Andrés Nieto Carmona. 3º Teniente Claudio Ferrero Fernández. 4º Teniente Antonio Alor del Fresno.

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La lealtad no fue mutua ya que Girbal no tardaría en abandonar sus tareas consistoriales y tres años después cuando se destituye al ayuntamiento de Nieto el propio Girbal será uno de los nuevos gestores radicales nombrados por la autoridad gubernativa.

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GOBIERNOS GIRBAL Y GARCÍA DOMÍNGUEZ El gobierno de Martín Girbal fue breve ya que el 25 de mayo presentó su dimisión irrevocable, no sólo como alcalde sino también como concejal. Los motivos de tan fulgurante dimisión son varios. En boca del dimisionario de carácter personal, sin embargo es probable que pesase mucho la petición que hizo el concejal Ricardo Cobos San Emeterio en el sentido de que se revisasen todos los acuerdos tomados por las corporaciones municipales desde el inicio de la Dictadura. Ya a esas alturas de mayo la presencia monárquica en el Consistorio, tan sólo un mes y medio después de ser proclamada la República, y como bien denuncia Andrés Nieto, era escasa11. Girbal no fue el único en dimitir, varios concejales monárquicos y republicanos abandonan a la vez el Ayuntamiento. La consecuencia fue que el normal funcionamiento de éste quedó seriamente comprometido. Eran tantas las expectativas abiertas que una pronta desilusión, aunque fuese a causa del “boicot” monárquico, hubiese hecho dudar a muchos del nuevo régimen. Afortunadamente como el número de dimisiones dejó al Consistorio con menos de la mitad de sus componentes, extremo este no permitido por la Ley Municipal, se pudieron convocar nuevas elecciones destinadas a cubrir las vacantes existentes. El gobernador civil las anunció para el 23 de agosto de ese mismo 193112. Los resultados de estos nuevos comicios van a convertir a la menoría socialista en mayoría. Este grupo, con su ya presencia mayoritaria en el Consistorio, da una nueva muestra de prudencia, favoreciendo que fuese alcalde Eugenio García Domínguez, liberal del partido de Alcalá-Zamora afamado industrial de la ciudad y uno de los empresarios del recién inaugurado cine María Luisa que años después sería asesinado víctima de la represión franquista.

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AHMM. Libro de actas nº 97. Sesión de 25-V-1931. Este tipo de puyas de Nieto serían habituales a lo largo de su etapa como concejal, y algo menos como alcalde, y le irían granjeando la inquina conservadora. Boletín Oficial de la Provincia de Badajoz (BOP) de 3-VIII-1931.

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García Domínguez sí inició con más brío el camino edilicio y demostró hechuras y maneras, lidiando con unos y otros de forma digna. Sin embargo sus múltiples ocupaciones, era como dijimos industrial de varios ramos, iban a hacerle difícil cumplir con el cargo asignado. Eso, al menos, argumentó al presentar su dimisión como alcalde. No debe olvidarse el hecho de que García Domínguez era miembro único de su partido en la Corporación, dominada por los socialistas que fueron comprendiendo que sólo desde la alcaldía, y tomando el poder, podrían llevar a cabo sus proyectos. Tras la renuncia de Eugenio García (que a diferencia de Girbal no abandona en Ayuntamiento) en la última sesión del mes de octubre, Andrés Nieto, es proclamado por unanimidad nuevo alcalde de Mérida Paradójicamente Nieto no se encontraba presente en esa sesión. En aquellos momentos Nieto era el Consejero Delegado de la sociedad Productos de la Ganadería Extremeña, ya entonces agonizante, el mismo día que le proclamaron Alcalde se encontraba en Madrid en una reunión para gestionar el futuro de la industria. Sería en la sesión de 7 de noviembre cuando Nieto aceptó el cargo, y agradeció a todos sus compañeros el apoyo prestado. Podemos, pues, afirmar que con la proclamación de Nieto como alcalde es cuando verdaderamente echa a andar definitivamente la II República en Mérida, una etapa tan corta como pródiga en acontecimientos. ANDRÉS NIETO, UN ALCALDE PARA EL FUTURO Andrés Nieto, arquetipo de socialista de base; joven, sin formación académica, trabajador manual, y provisto de la insolencia y conciencia suficientes para enfrentarse a unas estructuras anquilosadas, personifica en su etapa como alcalde el ideal de regeneración a través de la política, y con la política como herramienta. Su única obsesión fue la de propiciar el espaldarazo definitivo que creía fundamental para colocar a su ciudad en las mejores condiciones posibles para recuperar el sitio que le pertenecía. El desarrollo de las circunstancias, como en otros muchos ayuntamientos extremeños, no fueron siempre el reflejo de una feliz arcadia, pero si hubo en muchos momentos gran expectación ante ansiados cambios que se veían más cercanos que nunca13.

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AYALA VICENTE, Fernando: “El precedente democrático; los ayuntamientos extremeños durante la Segunda República”, en op. cit, FEMPEX y diputaciones provinciales. Mérida, 2004.

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El estudio de los dos años y medio de Nieto al frente de la alcaldía emeritense es amplio y excedería los límites razonables fijados para este artículo. Por eso clasificaremos brevemente, la gestión de Nieto en varios apartados: política, cultura y educación, sanidad y lucha contra el paro. Tampoco nos olvidaremos de reflejar la carrera militar de Andrés Nieto durante la Guerra Civil y el mayor aldabonazo sufrido en toda su vida: los sucesos de Rubielos de Mora. Política. No debe extrañar que en una pequeña ciudad de provincia estuviese tan consolidada la estructura caciquil. De la misma forma, es cierto que ya durante el periodo de la dictadura de Primo de Rivera con la alcaldía de Francisco López de Ayala se marginó del poder político a las antiguas élites del caciquismo local. Como podrá suponerse no ocurrió lo mismo con el poder social y económico que permaneció prácticamente en las mismas manos que acostumbraba desde, al menos, la segunda mitad del siglo XIX, aunque por lo general confluían en las mismas manos. Puede imaginarse el impacto que en esos poderosos produjo la llegada al consistorio de un grupo de republicanos y socialistas que venían con el propósito firme de invertir la estructura socioeconómica existente. En Mérida, al igual que en el resto de España, la II República cogió con el paso cambiado al bloque conservador. No duraría mucho el anonadamiento conservador y ya la dimisión, prácticamente en bloque, de los concejales monárquicos anunciaba tambores de guerra. Ejemplo de lo expuesto es el enfrentamiento con la familia Pacheco Lerdo de Tejada, sobre todo con dos de sus miembros: Carlos y Antonio. El pago del impuesto de aguas, el de rejas salientes, el alojamiento de campesinos en sus tierras, y muchos otros encontronazos trufaron los cinco años de República. Quizás uno de eso encontronazos más sonados fue el de la disputa por las llaves de los bocines de Proserpina. Bien podría este pleito simbolizar uno de los caballos de batalla del nuevo régimen; el de favorecer a el bien de la colectividad frente al de los particulares. Los bocines del pantano y el uso de éste fueron cedidos en el siglo XVIII a Lucas Martín Milanés para la explotación de las aguas con el compromiso de mantener y reparar la muralla, y los propios bocines para mantenerlos en óptimo estado14. Ese agua sería aprove-

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Los bocines son las compuertas que permiten el paso de las aguas del pantano a las conducciones. La historia completa de la cesión en el AHMM libro de actas nº 50. Sesión de 6-V-1782.

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chada por la familia Pacheco para el lavadero de lanas de su propiedad, industria que durante gran parte del XIX propició pingües beneficios a la familia Pacheco gracias a la exportación de tejidos. Sea como fuere la conservación de las murallas no era la comprometida ya en las primeras décadas del XX por lo que las filtraciones de agua en ocasiones dejaban a la albuera de Carija prácticamente seca e inútil para la práctica de la pesca, uno de las formas con las que los campesinos completaban su dieta alimenticia, sobre todo en épocas de paro agrícola. Las denuncias se sucedieron ante la indiferencia de la familia Pacheco. El ayuntamiento de Nieto se plantó ante tal actitud de desdén, y en repetidas ocasiones requirió mediante cartas las llaves a los explotadores del pantano. A cada carta le sucedió el silencio y la indiferencia, y sobre todo un argumento taxativo, al menos para los disolutos concesionarios: los bocines pertenecían a la familia desde tiempos inmemorables y por lo tanto eran de su propiedad. Esta especie de derecho consuetudinario no convenció, lógicamente, al ayuntamiento quien tras algunas citaciones a los propietarios decide no continuar el litigio sabiéndose en la razón, además de sentirse en la obligación de defender los intereses generales. Nieto tira por la calle del medio y ordena cambiar las llaves de los bocines. La jugada del alcalde no debió ser bien recibida por Carlos Pacheco, ya que acudió a los tribunales para defender sus derechos. Como era de prever, tras alguna que otra apelación, los jueces dieron la razón al Ayuntamiento, aunque Nieto pagara su atrevimiento con una serie de demandas contra su persona interpuestas por la familia. El problema político más importante al que hubo de enfrentarse Nieto fue propiciado desde las propias filas republicanas, más concretamente por lo radicales emeritenses. Conocida es la animadversión mutua entre radicales y socialistas. En Mérida los dos primeros años de república la participación de los dos concejales radicales, Federico Pla y José Calderón15, fue activa e incluso apo-

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Federico Pla y José Calderón van a ser otras dos víctimas de la represión franquista a pesar de no tener precisamente ideas revolucionarias. Pla tuvo que soportar la perdida de dos hermanos, ya que pertenecía a una afamada familia pacense que vivió de cerca la represión. Sus hermanos Carlos y Luis fueron asesinados por orden de Yagüe. Él mismo se libró de la muerte gracias a la intervención de unos falangistas amigos de la familia. De lo que no se libró fue de la persecución a la que le sometió el sanguinario Gómez Cantos, por lo que se vio obligado a emigrar de Extremadura e iniciar un periplo por varias provincias españolas.

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yaron muchas de las propuestas de los socialistas. Ya en 1933 se empezaron a oír voces discordantes con el papel de los radicales en el Consistorio dentro del seno del partido, encabezadas por dos futuras figuras en ascenso dentro del partido: Asensio Masegosa y Ángel Pacheco Fernández,. Tras este enfrentamiento interno de los radicales la actitud de Pla y Calderón dentro del Consistorio cambió sustancialmente: lo que antes era colaboración y facilidades se tornó en abandono de funciones y confrontación, ni siquiera de forma personal, sino mediante emisión de comunicados firmados por ello, o por el partido, en los que denuncian los presupuestos municipales, más concretamente el del año 1933, precisamente el del año corriente que habían aprobado con sus votos. Las cuentas y presupuestos se convertirán en el caballo de batalla del Partido Radical emeritense para derrocar a Nieto. Sin entrar a valorar, porque requeriría más espacio del que disponemos, en profundidad el asunto de los presupuestos apuntamos que por las repetidas denuncias radicales a la Inspección de Hacienda, y a las campañas de los medios afines a los radicales y al conservadurismo como el Hoy o La Libertad, se sucedieron las visitas de representantes de las autoridades gubernativas para revisar los presupuestos, las cuentas de depositaría y las de la décima, sin que se encontrase nada punible, excepción hecha de ciertas partidas sobredimensionadas, por lo que el presupuesto era excesivamente elevado. Sin embargo una de las causas que motivó el ataque frontal de los radicales a las cuentas municipales es el impuesto de utilidades. Este impuesto gravaba las tareas industriales, comerciales y agrícolas, etc., y era utilizado normalmente como solución para paliar el déficit en los presupuestos. La cantidad a la que se elevaba en ese año de 1933 era de a 250.000 ptas. El impuesto perjudicaba sobre todo a las clases medias, industriales, comerciantes, etc..., precisamente el grueso de los votantes, y de los componentes, del Partido Radical16.

De José Calderón sabemos que en febrero del 36 es nombrado Gobernador Civil de Murcia por lo que es probable que pasase a pertenecer a algún otro partido republicano que no fuese el radical. Sin embargo aparece como víctima de la represión franquista en la ciudad de Badajoz. Véase ESPINOSA MAESTRE, Francisco: La columna de la muerte. Edit. Crítica. Madrid, 2003. Apéndice documental. 16

Diario La Libertad de 27-X-1933.

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La reacción del pueblo fue como debía esperarse muy negativa y aunque al parecer los ferroviarios, también perjudicados por el impuesto, protestaron contra éste amargamente, fueron los industriales los que con más dureza descalificaron la actitud del Ayuntamiento. El colmo de los supuestos dispendio, el mayor objeto de escándalo para los radicales, fue la compra de un coche oficial para el ayuntamiento y su uso supuestamente electoral17. Nos confirma esta tesis de que fueron las clases medias y altas las que encabezaron la rebelión un escrito publicado en La Libertad firmado al parecer por elementos ferroviarios, industriales y otros sectores de la población, en el que se relacionaba la subida del impuesto, no con una flagrante necesidad que atender, por ejemplo el paro obrero, sino con la necesidad de enjugar una desorbitada deuda. Por eso, y abrogándose el sentir de todo el pueblo, el escrito pedía directamente la suspensión del repartimiento18. Las dos primeras inspecciones, como se ha señalado fueron pasadas con casi total solvencia, pero una vez llegaron las elecciones a Cortes y la consiguiente victoria radical-cedista las inspecciones continuaron. Una tercera dio los resultados buscados. Ésta fue especialmente aguda y repartió acusaciones para casi todos los miembros de la corporación, no sólo los socialistas, sino también a los dos radicales (Calderón y Pla), García Domínguez, e incluso a López de Ayala. Tras una enconada defensa por parte de Nieto y de su ayuntamiento contra la catarata de acusaciones, suerte esta echada, y el gobernador José Carlos Luna19 dicta el 17 de julio de 1934 la destitución de todos los

17

Véase RUIZ MAJÓN, Octavio: El partido republicano radical, 1908-1936. Edit. Tebas, Madrid, 1976,

18

Ib. de 28-X-1933.

19

La campaña de Luna contra los ayuntamientos socialistas desde el mismo momento de su proclamación como Gobernador fue tan obsesiva que sólo puede responder a un plan previo trazado. El inspirador del plan fue el ministro de la gobernación Rafael Salazar Alonso. Un vistazo a la prensa de la época confirma que la persecución a los ayuntamientos del PSOE fue implacable ya que los de este signo que fueron destituidos sobre pasa con mucho lo razonable..

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concejales así como su sustitución por otros elegidos directamente por él. Todos ellos, radicales20. Ya con el control del ayuntamiento la búsqueda de pruebas punibles con las que acusar a Nieto de mala gestión y dispendios va a ser casi obsesiva. En esta destacó Ángel Pacheco Fernández cuya dilección en la tarea llegó a resultar casi enfermiza. Incluso el propio Pacheco reconoció que los radicales estaban en el Ayuntamiento para buscar pruebas de las corruptelas socialistas. Nada ni nadie se iban a interponer entre Pacheco y su propósito, lo advirtió y de ello dio sobradas muestras desde su puesto de presidente de la Comisión de Hacienda. En esta misión Pacheco no dudó en acusar, y enviar ante los tribunales, a cuantas personas creía habían desarrollado de forma fraudulenta su trabajo, o habían consentido con su silencio los “desmanes” del manirroto Nieto. La lista de acusados es larga desde temporeros de oficina hasta al propio interventor de fondos. El caso más sangrante fue el de Maximiliano Macías. Macías había ocupado, a más de su encomiable tarea como arqueólogo durante más de treinta años, el puesto de depositario municipal de fondos, con una lealtad hacia el municipio y con una honradez que en no pocas ocasiones había merecido el elogio y reconocimiento de sus conciudadanos. Macías fue la víctima propiciatoria de un irredento Pacheco a quien no le tembló el pulso para acusar de fraude a las arcas municipales y de tener recibos no pagados a Macías. De paso arrastró con él en esa inicua acusación al resto de la corporación radical de la que formaban parte amigos de siempre del arqueólogo, como el propio alcalde Masegosa. Todo esto cuando era público y notorio que Macías se moría víctima de una enfermedad que le consumió en sus últimos meses de vida21. Macías pagó carísimo su colaboración con el Ayuntamiento del joven alcalde Nieto. El precio fue el oprobio de morir con la cruz de haber sustraído

20

AHMM, Sesión de 17-VI-1934. Los concejales que nombró Luna tenían el carácter de interinos y su plazo máximo de permanencia según la ley era de 60 días. No fue así y este ayuntamiento, con bastantes cambios eso sí, estuvo hasta el año 36 con lo que la legalidad de sus actuaciones está ya de principio puesta en entredicho.

21

CABALLERO RODRÍGUEZ, José: Maximiliano Macías y su tiempo (1867-1934). Historia íntima de las grandes excavaciones. Edit. Artes gráficas Rejas, Mérida, 2008. Caballero, el biógrafo de Macías narra magistralmente el discurrir de de Mérida en los años de vida del protagonista, tan importantes por los acontecimientos sucedidos para la historia futura de la ciudad. Dedica un sabroso capítulo a las conspiraciones de Pacheco contra Macías y sus inicuas acusaciones.

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dinero del erario público. Más grave incluso fue que se acusase de escamotear dinero destinado a pagar los sueldos de varios funcionarios municipales. Sin embargo las acusaciones eran, en su mayoría falsas. Al menos en lo que se refiere a los mandamientos de pago de nóminas, que pueden verificarse en un legajo del Archivo Histórico de Mérida, con la firma de los interesados22. Los meses irían pasando y la cruzada de Pacheco no dio ningún fruto, por lo menos si entendemos que los frutos que éste buscaba eran una condena judicial para las personas que tan tenazmente investigó. Nada dijeron los Tribunales contra los pleiteados, eso teniendo en cuenta que el ayuntamiento radical debía contar con todas las facilidades administrativas posibles ya que, tanto a nivel provincial como nacional las instituciones eran dominadas por el centro derecha. Lo más taimado que llevó acabo la administración de Masegosa fue la edición y difusión de un librito que bajo el título “Situación económica del Ayuntamiento de Mérida a 30 de junio de 1934” hacía un repaso de la gestión económica del alcalde Nieto. Sin valorar a fondo el librito, cuyo estudio requeriría una documentación económica paralela desaparecida, sí podemos asegurar que entre otras cosas se le endosa a la Corporación de Nieto gastos provenientes de tiempos de la dictadura de Primo de Rivera, e incluso de Corporaciones monárquicas y anteriores. A medida que pasaban los meses y la retahíla denuncias no daban los resultados deseados se fueron produciendo dentro de la Corporación interina un cada vez más insalvable abismo entre los propios radicales, con Pacheco de un lado y Masegosa y Girbal de otro, que finalizaría con el abandono por parte del primero de su puesto de concejal y la absoluta descomposición del Partido Radical en Mérida.

22

AHMM. Mandamientos de pagos. Legajo 625. Además, cómo destaca Caballero Rodríguez, esas nóminas presuntamente no solventadas eran de los meses de verano de 1933 un año antes de morir el arqueólogo, y coincidente con los fastos de Medea. Podría ser este un motivo para la distracción del depositario, pero ni esa fue la realidad.

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Para finalizar este apartado en el que se ha abordado sucintamente algo de la vida política, y problemática emeritense, y el papel desarrollado por Nieto Carmona, señalar al menos, que además de alcalde de Mérida, Nieto ocupó durante dos años el cargo de gestor en la Diputación Provincial de Badajoz, hasta que éste también fuese cesado por orden gubernativa. Educación y cultura. Sobradamente es conocida la apuesta republicana tanto por la educación como por la cultura. Eran dos de los problemas estructurales que arrastraba el país y desde un principio se trató de ponerles solución la república23. Por ejemplo la falta de centros de primera enseñanza era, sin ambages, dramática en toda España. Para subsanar esta clamorosa necesidad, sobre la que ya trabajó la dictadura de Primo de Rivera con resultados que al menos pueden calificarse de esperanzadores, el ministerio de Instrucción Pública de Marcelino Domingo elaboró un plan que contemplaba el propósito de levantar 25.000 escuelas en 5 años. A lo largo y ancho de la geografía española se alentó y ayudó desde el poder central para que en cada población se levantase al menos un nuevo centro de primaria. Mérida no fue ajena a este propósito. Desde finales del siglo XIX, concretamente 1889, no se construían nuevos grupos escolares cuando se hiciera en el solar que ocupó el palacio de Conde de la Roca el grupo escolar “Trajano” fruto del esfuerzo de aquel gran alcalde que fuera Pedro María Plano. Tras éste, en 40 años nada más se levantó de nueva planta en materia educativa. Para una ciudad que prácticamente había duplicado en pocas décadas su población, y en donde las nuevas escuelas que se iban creando eran alojadas en pisos de alquiler de forma temporal, era una necesidad de primer orden. A mediados de los años veinte del pasado siglo diez eran las escuelas que había en Mérida: cinco de niños y otras tantas de niñas. Fue entonces cuando Francisco López de Ayala y de la Vera, con la estrechísima ayuda del también emeritense Ignacio Suárez Somonte, Director General de Primera Enseñanza en la Dictadura, consiguió que se concediese a Mérida un nuevo grupo escolar. El propósito del ayuntamiento era que se instalase en la calle Nueva (de Suárez

23

Véase MOLERO PINTADO, Antonio: La reforma educativa de la II República. Edit Santillana, Madrid, 1977. Aunque antiguo sigue siendo un trabajo válido para conocer los propósitos que sobre educación traía la república.

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Somonte) donde había nacido el catedrático de Matemáticas, y así se hizo finalmente tras alguna que otra expropiación. El grupo escolar estuvo terminado en 1930, pero como pasaría con otras muchas cosas tuvo que ser la corporación de Nieto la que diera el impulso definitivo para que primero se recepcionasen las obras (lo que no había ocurrido) y después se dotase al centro del mobiliario necesario. El nuevo grupo, con seis nuevos grados, tres de niños y tres de niñas, que en principio iba a llamarse Suárez Somonte en homenaje al paisano ilustre abrió sus puertas con el nombre de grupo escolar “14 de Abril” a propuesta de la nueva administración republicana. Y para resultar más significativo si cabe, su inauguración fue el 14 de abril de 193224. Sin embargo el nuevo grupo no solucionaba la situación de déficit de escuelas de primera enseñanza que tenía la ciudad. Conocedor de ello, el alcalde Nieto se puso manos a la obra para conseguir nuevos centros de enseñanza. Contó en su propósito con la complicidad del ministro de Instrucción Pública, el socialista Fernando de los Ríos, que tantas y tan buenas cosas hizo por Mérida. Un asunto que supondrá muchos trastornos durante toda la República, el desalojo del “Hernán Cortés” por la supresión de la guarnición militar que albergaba, fue aprovechado por Nieto para rentabilizar las instalaciones del antiguo cuartel dando asiento allí a lo más variados servicios25. Allí se instalaron los dos nuevos grupos escolares conseguidos tras varias gestiones directas de Nieto y recibieron dos nombres muy significativos; “Joaquín Costa” y “Francisco Giner de los Ríos”26. Estos dos nuevo grupos

24

PULIDO ROMERO, Máximo: Recorrido por la Escuela Pública emeritense (1900-1950). Consejo Ciudadano de la Biblioteca, Mérida 1990. La obra de Pulido es una buena monografía sobre el desarrollo educativo en la ciudad durante la primera mitad del siglo XX.

25

El conservadurismo emeritense apoyado por algunos industriales enriquecidos a coste de los militares nunca digirió bien la marcha de los militares y se creó desde un primer momento una plataforma pro-regimiento que hostigó al ayuntamiento de Nieto para que intentase el regreso de las tropas, cuando a todas luces era esa una decisión que provenía de las altas esferas del poder. Ni que decir tiene que Azaña se convirtió en la bestia negra para los conservadores de Mérida. Pero lo curioso es que con los radicales en el poder, y con todo a su favor, tampoco consiguió el movimiento pro-regimiento que militar alguno volviese al cuartel. Tampoco cuando el jadeado Gil Robles fue ministro de la Guerra hubo nada que hacer. Los militares sólo volvieron a Mérida tras el 18 de julio de 1936.

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AHMM. Libro de Actas nº 100. Sesión de 11-7-1932.

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con tres grados para cada sexo debieron de suponer todo un acontecimiento en la ciudad ya que a su inauguración asistieron el Director General de Primera Enseñanza, Rodolfo Llopis y el Ministro de Instrucción Pública, Fernando de lo Ríos. No era suficiente con estos nuevos grupos y la voracidad de Nieto por conseguir centros educativos que produjeran la materia prima que ayudaría a traer el ansiado progreso no estaba saciada aún. En noviembre de 1932 se solicitó la construcción de un nuevo grupo escolar con dos grados de tres secciones cada uno, dos escuelas de párvulos y otra escuela de “anormales”, el término con el que se denominaba a los pequeños con discapacidad. Si se hubiese materializado la idea de Nieto Mérida hubiese quedado casi al completo satisfecha en lo que a escuelas de primaria se refiere. Sin embargo un embarullado debate en el seno del consistorio sobre la zona de la ciudad más necesitada de escuelas dilató su concesión. En pleno debate sorprendió al ayuntamiento de Nieto la destitución gubernativa y el grupo escolar no se llegó a construir. Es cierto que el ayuntamiento de Masegosa tampoco resolvió el asunto, más incluso, lo complicó todavía más al proponer una nueva ubicación en la zona de Mira al Río. La creación de nuevas escuelas no fue a más en toda la república, a pesar de los denodados esfuerzos de Nieto en los meses del Frente Popular. El proyecto educativo del Consistorio emeritense iba más allá de la primera enseñanza. Sus planes eran más ambiciosos y estaban encaminados a dotar de Mérida de unos centros educativos impensables hasta hacia pocas fechas; un instituto de segunda enseñanza y una escuela de artes y oficios. Ambos centros se hicieron realidad, beneficiándose de los planes de expansión que sobre esos estudios diseñó la Administración central, y de las muchas gestiones que Nieto realizó en Madrid para que al final el controvertido ex-cuartel “Hernán Cortés” albergase las dos instituciones. Los dos centros de segunda enseñaza perviven en la actualidad. El primero es el Instituto Santa Eulalia y el segundo la Escuela de Artes y Oficios, dos centros que en el año 2008 celebraron su 75º aniversario, y pudieron hacerlo junto con el cariño popular, muestra sin duda de que el ayuntamiento republicano consiguió sus propósitos. No es menos importante otro de los centros que vio la luz en aquel primer bienio: la Escuela Elemental de Trabajo, precedente directo de la, por muchos años instalada en Mérida, Formación Profesional. Cabe también destacar dentro de estos esfuerzos por extender la enseñanza y las últimas técnicas pedagógicas, y como modo de ayudar a las clases menos favorecidas, la creación de una cantina escolar, que también tuvo su Revista de Estudios Extremeños, 2010, Tomo LXVI, N.º I

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emplazamiento en el ex-cuartel. O la puesta en marcha, primero de las colonias escolares veraniegas en las que los niños de padres pobres tenían la oportunidad de salir fuera de la ciudad unos días y disfrutar de clima y medio óptimos. Quizás mereciese una mención aparte el ambicioso proyecto de creación de una colonia-sanitaria escolar permanente en la sierra de Ávila, proyecto en el que se consiguió implicar, a partir de la idea de Nieto, a muchos ayuntamientos de la provincia. Sólo la guerra lo truncó, e incluso se quiso que fuese un centro dependiente de la Universidad Central de Madrid. Pero no sólo eran importantes lo lugares y centros en los que se impartía la enseñanza, también lo eran los medios para llegar a ella. Con escasos medios económicos y con otras muchas partidas y necesidades que cubrir, el Ayuntamiento decidió ayudar a que lo hijos de los más pobres pudiesen acceder a los estudios de secundaria, e incrementó considerablemente el número de becados en los centros de segunda enseñanza, toda una muestra de sensibilidad educativa. A parte de esta vertiente educativa, en su mayoría dirigidas a los más jóvenes, no podía olvidarse el Ayuntamiento emeritense de la difusión de la cultura entre el pueblo. Por eso se fundó una Biblioteca Pública que se instaló en el antiguo depósito de aguas de la Puerta de la Villa. En esa biblioteca tuvo sus inicios la que hoy es la actual biblioteca “Juan Pablo Forner”. Otra contribución más de la República a la cultura local que se mantuvo en el tiempo27. Mucho podríamos decir de la cultura, ya que las iniciativas en este sentido apadrinadas por Nieto afloraron. Hay una que se alza sobre las demás. Nos estamos refiriendo al regreso de las representaciones teatrales a las viejas piedras del “marco incomparable”, siglos después de que la tierra se lo tragara junto a los mitos de la representación que pululaban por su escena. El cómo se fue urdiendo el plan para conseguir el regreso de las representaciones clásicas, la concatenación de factores y el juego de relaciones que se pusieron en liza para lograr tal fin, sería largo de contar y nos obligaría a remontarnos a por lo menos la década de los veinte. Fue aquel un proyecto que comenzó a tejerse en la ciudad dentro de los pequeños círculos culturales des-

27

La biblioteca pública fue un viejo anhelo principalmente del doctor García de Vinuesa junto a otros emeritenses, que sólo la decidida actitud de unos dirigentes republicanos poco contaminados por la inacción política secular llevó adelante.

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de incluso los tiempos en que el teatro sólo era “siete sillas”. Tuvo en ello indudable impronta Maximiliano Macías, excavador del teatro junto a Mélida. Juntos, empapados por los conocimientos del madrileño de otros proyectos similares en Europa, soñaron con ver teatro en su incipiente hallazgo. Cuando Andrés Nieto llega a la alcaldía acoge el proyecto, que hasta esos momentos no era si no un ruido de fondo de algunos círculos, y logra redimensionarlo al embarcar en el al que probablemente sea la persona que activó, gracias a su privilegiada posición, los mecanismos precisos: el ministro de Instrucción Fernando de los Ríos. Después se irían sumando, impresionados por la potencialidad de aquella idea, el referente cultural más importante de los primeros compases de la República, Miguel de Unamuno; Cipriano de Rivas Cherif, el que sería director del evento; y los artistas Margarita Xirgu y Enrique Borrás, sin duda gozosos ante el que podía ser el papel de sus carreras. Todas las piezas fueron encajando con la armonía que demandaba un acontecimiento irrepetible antes de ser realidad, para que aquel 18 junio de 1933, entorno a las siete de la tarde, las piedras bimilenarias volvieron a sentir suya la tragedia clásica. No exageramos al afirmar que fue uno de los acontecimientos culturales más importantes ocurridos durante los cinco años de vida de la II República, lo es sin duda porque allí se hizo realidad uno de los deseos más ardientes de aquel régimen: unir pueblo y cultura en un abarrotado teatro romano. Sanidad. En cuanto a sanidad pública y salubridad lo cierto es que Mérida no era un caso especialmente preocupante. Gracias a la red de cloacas romanas que se seguía utilizando en parte, el saneamiento era aceptable, y en tiempo del alcalde López de Ayala se había mejorado esta red, así como la de abastecimiento de agua, este sí un problema casi endémico de la ciudad. Nieto incidió en este aspecto y retomó un antiguo proyecto diseñado en 1923 por el ingeniero emeritense Casimiro Juanes, de traída de agua potable a la ciudad. Este proyecto pretendía traer el líquido vital desde el pantano de Cornalvo a la ciudad mediante una red de más de 17 kilómetros, aprovechando para ello el recorrido que ya utilizasen lo romanos con la conducción de Aqua Augusta. Tras muchos avatares, requisitos que cumplir y varios problemas de financiación la obra empezó para mayor alivio de muchos obreros en paro. Sin embargo cuando se dio inicio a la obra estalló la guerra y se perdía, ya para siempre, un proyecto que podía haber surtido de agua a la población con suficiencia y para muchos años.

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Otra asunto que se desveló como problemático fue el de terminar de pagar el magnificó material quirúrgico con el que anteriores corporaciones habían dotado al hospital San Juan de Dios28. Y no fue esta una gestión simplemente rutinaria ya que el ayuntamiento de Nieto no terminó de pagar unos pocos plazos restantes de una deuda, sino que prácticamente abonó el total del coste de los aparatos, sobre los que ya pesaba una orden de embargo tramitada por la casa concesionaria. A pesar del mucho dinero gastado por este contratiempo (miles de pesetas) Nieto consiguió que se dotase al hospital con dos nuevos dispensarios: el antituberculoso, y otro para enfermedades venéreas. Además que se instalase un centro de Higiene Rural destinado a atender a los pueblos de la comarca, y descargar de pacientes el hospital emeritense. La aportación más innovadora del ayuntamiento socialista de Nieto a la ciudad en el capítulo sanitario fue la compra de un novísimo aparato de radiografías que se puso a disposición del hospital. Tal instrumento de innovación suponemos que sería muy bien recibido en un ámbito que no estaba demasiado acostumbrado a disfrutar de los avances tecnológicos, y que colocaría a Mérida, junto al resto de logros señalados, como una de las ciudades extremeñas con mejores servicios sanitarios. Paro obrero. La verdadera lacra de la república, fue el paro obrero, especialmente dramático en el mediodía peninsular. Una región eminentemente agraria como era la extremeña soportaba el problema estructural del paro obrero, sobre todo en las estaciones del año en las que las tareas agrícolas se reducían. En algunas zonas de la provincia de Badajoz (como la de Jerez de los Caballeros o la frontera con Portugal) cifras eran pavorosas. Como tantos otros, este fue un problema heredado por la República que se impuso una solución rápida. Solución para la que no estaba preparada, y menos en un contexto internacional de aguda crisis económica que no prestaba al no prestaba los mejores resortes para auspiciar una pronta solución. Sin embargo se intentó poner solución a ese grave problema, con una fórmula conocida menos meritoria: la obra pública. Bien es cierto que era esta una

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AHNN. Mandamientos de pago. Legajo 625.

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apuesta pasajera con la que se intentar contentar a la población parada hasta que la ansiada reforma agraria comenzase a asentar a braceros y yunteros y diese tierras en propiedad a los arrendatarios. De paso se renovaban (o creaban) ciertas infraestructuras que estaban en un más que precario estado. Los dos promotores principales de la lucha contra el paro y la pobreza arraigada en el agro español fueron los ministros de Trabajo y obras Públicas, Francisco Largo Caballero e Indalecio Prieto. Las principales acciones llevadas a cabo fueron las de arreglo y construcción de carreteras (que poco a poco se fueron dejando por orden de Prieto), la construcción de embalses y canales de regadío, y los arreglos cotidianos (calles, aceras, etc.)29. En Mérida el equipo de gobierno de Nieto diseñó un plan de pavimentación y arreglo de calles que propició jornales a bastantes obreros. Como en otros sitios para tal fin se creó una Oficina Municipal de Colocación Obrera y un censo de obreros en paro en el que no faltó (fue una denuncia constante) las polémicas por los supuestos favores a los afiliados a la Casa del Pueblo. No debe olvidarse, que una gran cantidad del dinero empleado se hizo con cargo a los fondos de la Décima, un impuesto que gravaba la décima parte de las rentas. Algunos de los proyectos ejecutados en Mérida en el año 1932 fueron los siguientes: arreglo de la explanada del matadero, arreglo de la explanada del primer descendedero del puente romano, cegamiento de los terrenos colindantes con la vía del tren, reparación y empedrado de la calle Baños, pavimentación con morrilo de la calle Peñato y otras así hasta un total de treinta30. Con los fondos de la Décima no podía prestar demasiada batalla el ayuntamiento emeritense al paro obrero, ya que los jornales que podía pagar no eran demasiados, ni por supuesto elevados. Hubo que esperar las ayudas del gobierno central. Así en 1931 le fue concedido un crédito de 10.000.000 ptas. a la región que se repartió de la siguiente forma: -Reparación de carreteras: 1186000 ptas.

29

Indalecio Prieto estaba convencido del poder del uso del agua como creador de riqueza y creía firmemente que al regar el mediodía peninsular el panorama en el campo español cambiaría radicalmente. Aunque para ese pretendido cambio era necesaria la resolución de otros factores diversos no andaba descaminado Prieto, sobre todo si tenemos en cuenta que el franquismo copió los planes de regadío había diseñado el ingeniero Lorenzo Pardo. Véase CARRIÓN, Pascual: La reforma agraria de la Segunda República. Edit. ORBIS, Barcelona, 1987.

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AHMM. Libro de Actas nº 99. Sesión de 28-12-1931.

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-Construcción de carreteras: 567096, 42 ptas. -Caminos vecinales: 3500000 ptas31. A Mérida le correspondieron 300.000 ptas. de este crédito. El ayuntamiento decidió que la inversión se centrase en la construcción de dos caminos vecinales: Mérida-Montijo y Mérida-Alange, y en la reparación de carreteras; por ejemplo la de Cáceres-San Juan del Puerto. En la construcción del primeroa de los caminos, el de Mérida-Montijo, hubo de sacar Nieto a relucir su capacidad como gestor. Aunque tuviera que bordear los límites que imponía una burocracia ininteligible. Para empezar a realizar las obras había que solicitar antes la concesión del crédito y los trámites eran como cabe suponer lentos. Los que más sufrían esa demora eran los obreros parados. Nieto decidió llevar a cabo un plan consistente en empezar las obras con el dinero de la Décima. Este dinero sólo se podía utilizar para pagar jornales, por eso se utilizaba en obras de materiales no muy costosos. Nieto consideró más importante el dar trabajo a los parados que atenerse a la estricta legalidad. El gesto era tan decidido como arriesgado pues el crédito prometido, por esa burocracia a la que hacíamos referencia, no fue finalmente concedido hasta el año 1933, por un valor de 249.807,17 ptas. En 1933 los fondos de la Décima se habían agotados sin que el camino se hubiese finalizado. Una hábil maniobra consiguió la salvación. Contrató con el destajista madrileño José Navarro Martínez la ejecución del tramo que quedaba por hacer y la vigilancia y cuidado de los ya hechos. El contrato también incluía una cláusula por la que se obligaba realizar la obra con obreros de Mérida, y otra con el compromiso de dejar en las arcas municipales el 5% de lo que recibiese del libramiento del crédito que la Jefatura de Obras debía abonar. A priori no se puede decir que se tratase de una mala gestión, al menos no lo podrían afirmar los obreros. Pero las enconadas pasiones político que comenzaba a estallar no admitían concesiones, por muy honrados que fuesen los propósitos y la gestora radical que presidió Masegosa, utilizó la gestión que Nieto hizo de los fondos de la Décima como argumento para denunciar a éste y a sus concejales por prevaricación y malversación de fondos. El resultado de esas

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AHMM. Libro de Actas nº 99. Sesión de 14-9-1931

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denuncias, como la de otras, fue negativo, pero la calumnia ya estaba en la calle. La Gestora radical nada dijo, sin embargo, sobre los cientos de obreros que no hubieron de esperar dos años para trabajar, evitándoles así muchas penurias . LA GUERRA Y LA TRAGEDIA Quedan por estudiar con mayor detenimiento importantes sucesos ocurridos durante los cinco años de la II República. Por ejemplo los detalles de la ominosa destitución del ayuntamiento de Nieto a manos del gobernador civil José Carlos Luna, brazo ejecutor del plan de expurgo de los ayuntamientos socialista trazado por el Ministro, y diputado por Badajoz, Rafael Salazar Alonso. Pero también otras que definen al Nieto persona y al alcalde innovador que apostó por comprar un coche para la alcaldía, que tantos ataques le valdría por parte de la oposición encabezada por el duo Pacheco-Masegosa. Queda por contar el bonito proyecto de creación de una tahona municipal con el que respondió a las exigencias de los industriales panaderos que reclamaban una subida de precios del pan. Con esa industria municipalizada quiso Nieto, y consiguió aunque pagando un gran precio político, que los menos pudientes obtuviesen pan barato. Por último, mencionar dos gestiones más que nos dan buena muestra de lo que se puede hacer en menos de tres años. Una fue conseguir desatascar la situación del Parador de Turismo, a medio acabar desde hacía unos años y que gracias a la gestión de Nieto abrió sus puertas en mayo de 1933, un mes antes de la representación de Medea, convirtiéndose así en uno de los primeros Paradores del país y en el primero de Extremadura. La otra gestión es quizás la más meritoria de todas las que hizo, pero tan bien la más exigente: el proyecto de socialización del matadero provincial de Mérida que ayudó a rescatar del desahució a la Sociedad Productos de la Ganadería Extremeña. Con su empuje, Nieto implicó a la Diputación Provincial en una pelea cuyo fruto más notorio fue conseguir que el Gobierno de la republica promulgase una Ley que expropiaba la Sociedad a sus accionistas y la dejaba en manos de la Diputación32.

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Gaceta de Madrid de 17-VIII-1932. Esta ley supuso tanto para Mérida que ese 17 de agosto se consideró como uno de los tres días de fiesta local anuales.

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Hubo posteriormente una vuelta de Andrés Nieto a la alcaldía tras la victoria del Frente Popular. En esos meses trató de reactivar viejos poryectos parados, y relanzar a la ciudad. Pero ya no hubo tiempo para más. La última Sesión a la que asistió Andrés Nieto fue la del 17 de junio, y lo hace en calidad de concejal, ya que había tenido una serie de enfrentamientos con la superioridad, de los que finalmente sería resarcido33. NIETO EN LA GUERRA CIVIL Lo días previos al golpe militar, con casi total seguridad, sorprenden a Nieto en Madrid donde sin duda debió recibir las noticias. Tuvo el alcalde emeritense que tomar una decisión importante, pasar de civil a miliciano. Aparece Nieto como uno de los defensores de Madrid, ya enrolado en las milicias Populares. El antiguo alcalde de Mérida no se iba a quedar en un simple miliciano. Aprovechó, sin duda, su estrecha relación con algunos diputados socialistas (caso de Simeón-Vidarte) para ascender dentro de las milicias populares de forma meteórica. En poco menos de un año Nieto pasa de ser un civil a teniente coronel. La vida de Nieto dentro del Ejército popular fue ajetreada. Pedro Corral, autor del trabajo: Si me quieres escribir. Gloria y castigo de la 84º Brigada Mixta del Ejército Popular34 afirma que en febrero de 1937 aprovechando la reestructuración que Rafael Méndez llevó a cabo del cuerpo de Carabineros ingresó en éste. La primera factura de sangre la pagó pronto, iba a ser en el alto de Celadas, no muy lejos de Teruel, donde viviría poco después la experiencia más dramática de su vida. Celadas estaba ubicado en la línea que separaba la España golpista de la republicana. Allí una bomba caída en el puesto de mando republicano hirió seriamente al, por aquellos entonces, comandante Nieto Carmona. Aunque Pedro Corral asegura que Nieto quedó parcialmente sordo a consecuencia de las heridas, la familia del ex-alcalde de Mérida habla de

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AHMM. Libro de actas nº 104. Sesiones de junio y julio.

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CORRAL, Pedro; Si me quieres escribir. Gloria y castigo de la 84º Brigada Mixta del Ejército Popular. Edit. Debate, 2004. Madrid.

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una sordera casi completa35. Lo cierto es que el que fuera Jefe de Sanidad de la 40º División de Nieto, Francisco Puchades, redactó en 1975 un informe al que hemos tenido acceso, y que Andrés Nieto adjuntó a la solicitud de mutilado de guerra de la que pretendía beneficiarse. En éste se aseguraba que a consecuencia de las perforaciones sufridas por el bombardeo había quedado completamente sordo36. Así que según informe facultativo Andrés Nieto se reincorporó al frente con una sordera considerable, total incluso. La incorporación tuvo lugar a los pocos meses, en el verano de 1937, y va ser entonces cuando se le nombre jefe de la 87º Brigada. En septiembre vuelve Nieto a ascender, en este caso a teniente coronel cargo desde el que ejercería el mando sobre la tristemente famosa 40º División y dentro de ella de la 84º Brigada Mixta. Los otros protagonistas de la historia iban a ser los soldados de esta 84º Brigada Mixta del Ejército Popular. Nace ésta en marzo de 1937 nutrida de varios batallones de voluntarios anarquistas entre los que destacaban el 333º Largo Caballero y el 334º Azaña. No conviene olvidar este detalle, de no menor importancia: el hecho de que estos dos batallones estuviesen formados por voluntarios anarquistas. Corral no parece mostrar mucha atención en la exposición del asunto a la condición de anarquistas, pero no es necesario traer a estas páginas los innumerables ejemplos de indicisplina protagonizados por soldados republicanos, para desgracia de la propia República y de su Ejército (en muchos casos de anarquistas). Los hechos empezaron a tejerse en la siguiente forma. Los hombres de la 84º Brigada Mixta pasaron varios meses sin entrar en combate, alejados del frente más candente, y a las espera de una guerra que parecía cada vez más incierta. No es difícil de suponer que esto ayudaría a propagar entre la tropa esa idealizada concepción de la guerra tan difundida entre los voluntarios republicanos. El impacto psicológico sufrido en el bautismo de fuego medró el ánimo de muchos de los soldados, a pesar de lo cual demostraron valor y entrega encomiables. Tampoco podemos obviar otra contingencia que sin duda influyó en el desarrollo de los acontecimientos, y es el hecho de la importancia dada en el

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CORRAL, Pedro: Op. cit.

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Documentos personales de Andrés Nieto Carmona. Propiedad de la familia Pérez Nieto.

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bando republicano a la toma de Teruel. Con este ataque pretendía Vicente Rojo distraer del frente madrileño a las tropas nacionales ocupadas en el asalto a la capital, a la vez que conseguía su desgaste para iniciar ataques en otros frentes37. Teruel era pues la mecha que encendería la pólvora con la que Rojo pretendió hacer estallas la hegemonía facciosa. De la importancia dada a la operación no caben dudas si nos fijamos en el dato de que tres cuerpos del ejército fueron puestos en liza: el XXIII, XX y XVII38. Para los expertos en historia militar, Teruel fue una de las batallas más dura de la Guerra Civil. Se desarrolló en medio de un temporal de frío y de nieve como no se recordaba en la zona, con las temperaturas más bajas del siglo factor este que no ayudaba a la tarea de unas tropas en su mayoría inexpertas39. En esas condiciones de extrema dureza se inició el 15 de diciembre el ataque a Teruel, a donde se llegó el día 21 del mismo mes. La toma de la ciudad fue durísima, a parte de por las condiciones climatológicas, por la resistencia numantina de las tropas nacionales que ocupaban la ciudad. Hubo que recurrir a la voladura de algunos reductos aplicando tácticas desarrolladas por los mineros asturianos durante la revolución de 1934, y el coste de vidas fue muy alto, incluidas las de algunos de los miles de civiles que se resguardaban en los edificios. Al frente de esa dura conquista, como fuerza de choque, la 84º Brigada de la 40º División comandada por el teniente coronel Andrés Nieto Carmona. Tras arduos combates y con la ciudad prácticamente tomada, a falta de algunos reductos como el Seminario, el Banco de España o los conventos de Santa Clara y Santa Teresa, se produce el día 31 una contraofensiva del bando nacional. A Franco no le importó desplazar a Teruel una ingente cantidad de tropas y posponer otras operaciones con tal de evitar el primer gran triunfo del bando republicano. Este contraataque coincide con una fortísima nevada que iba a romper las conexiones entre los distintos anillos de seguridad republicanos que rodeaban Teruel. Dejó a las tropas de Nieto completamente incomunicadas, y a sus soldados con un campo de visión, que en el mejor de los casos llegaba al metro.

37

Véase ROJO, Vicente: Alerta los pueblos. Edit Ariel. Barcelona, 1974

38

Véase ROJO, Vicente: España Heroica. Edit. Ariel. Barcelona, 1975.

39

BEEVOR, Anthony: La Guerra Civil Española. Edit. Crítica. Barcelona, 2005, pp. 463-485.

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Aunque Corral deja entre ver que fue la falta de confianza de Nieto en sí mismo la que le hizo retrasar a sus tropas a posiciones perimetrales40, lo cierto es que el testimonio de un carabinero que formó parte de la 84º Brigada recogido por Rafael Casas de la Vega en su trabajo sobre la batalla, deja claro que lo que hubo fue un ataque de pánico colectivo. A medida que pasaban los días y la plaza no caía de forma definitiva según el carabinero (del que no se da el nombre): “la gente empezaba a estar intranquila. Los sitiados, por el contrario, se mostraban cada vez más agresivos (…). Se decía que venía la caballería mora con grandes anillos en las orejas y cimitarras de esas de hoja ancha (…). Se decía que por cada dos soldados leales que matase les daban sus jefes un propina de dos pesetas, y que habían dado el dinero los duques y los obispos para alcanzar el poder”41. Como puede verse los viejos miedos atávicos y las bestias negras de las clases obreras, a las que se unía una nueva; los moros, hicieron acto de presencia para arredrar el ánimo de la soldadesca. Además las tropas resistentes del coronel Rey D´Harcourt conocedoras también de los ataques de sus correligionarios externos comenzaron a arrojar papeles en los que se podía leer: “Rojos, estáis perdidos. Más vale que os marchéis antes de que lleguen lo nuestros… ¡Ah! Y recuerdos a la Dolores”42. Así que no es de extrañar que el sentimiento pesimista, incluso de pánico, se instalase en unas tropas que no estaban preparadas para tales contingencias. Los soldados empezaron a “chaquetear” de forma masiva al grito de: “qué vienen. Qué nos cogen; son señoritos fascistas; los carabineros estorbamos a Prieto” 43, huyendo hacia las afueras”. Un informe del comisario político del XXIII Cuerpo del Ejército, de apellido Farré, decía sobre Nieto y sus mandos: “el mando de la 40º División salió precipitadamente hasta el kilómetro 6 de la carretera de Teruel a Valencia (antes estaba en el km. 1)”. De esto se deduce que Nieto estaba a las afueras de la ciudad y que fue el espectáculo de sus propios hombres huyendo en

40

CORRAL, Pedro: Op. cit.

41

CASAS DE LA VEGA, Rafael: Teruel. Edit. Luís de Caralt. Barcelona 1973, p. 123.

42

Ib., p. 124. La Dolores es evidentemente Dolores Ibarruri “Pasionaria”

43

Ib., p. 125.

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desbandada lo que le hizo retroceder a retaguardia y no al contrario. Sin embargo, y a pesar de que resulta evidente que fue un visceral ataque de pánico lo que produjo la espantada, los mandos de la operación, Rojo y Hernández Saravia, montaron en cólera al conocer la noticia, llegando incluso a valorar la posibilidad de hacer un juicio sumarísimo a los mandos de la operación. Al final pagó el pato Emilio Meléndez que fue relegado por Ibarrola al frente de la operación. Pero aunque esta vez se libró del castigo el dogal ya estaba atado al cuello de Nieto, el responsable directo de las divisiones que habían “chaqueteado”, víctimas del pánico. Una vez reestructuradas las fuerzas, e infringido un duro castigo que resultase aleccionador; seis hombres al menos fueron fusilados manu militari, las operaciones se reanudaron y finalmente Teruel cayó el día 7 de enero. Exhaustos y muy mermados los hombres de los batallones vuelve a la retaguardia, pero por poco tiempo. Los deseos de la tropa iban a chocar con los de sus superiores. Mientras que aquellos ansiaban regresar a sus casas, ya veremos porqué, Rojo y Hernández Saravia daban la orden de que la 84º reforzase el sector de La Muela. La primera causa para el desencuentro de subordinados y mandos ya estaba servida. El día 16 reciben una nueva orden, pero no la de volver a casa sino la de pasar a la reserva en Rubielos de Mora. En un clima de tensa indignación, un día duraría exactamente el paso a la ficticia reserva, justo hasta que el día 17 una potentísima contraofensiva franquista propinase terribles bajas a los republicanos acantonados en Teruel, que se ven en la inevitable necesidad de echar mano de tropas reservistas. En el parte de operaciones del día 18 de enero Hernández Saravia ordena que la 84º y la 87º marchasen urgentemente hacia Teruel, marcando de esta forma con una cruz la vida de 46 soldados, y la del teniente coronel que los mandó a fusilar. El parte ordenaba de forma taxativa que se pasase por las armas a todos aquellos que se negasen a acatar las órdenes. Ese era el inevitable destino que iba esperar a Nieto: tener que cumplir las órdenes. Cuando el mayor Iseli, encargado directo de movilizar a los soldados, le comunica a Nieto la negativa a cumplir las órdenes de dos batallones de la 84º, y la exigencia de éstos de que se cumpliesen las promesas que se les hizo, la situación explota de llenos en la cara de Nieto. ¿De qué promesa tan importante podían acordarse dos batallones en tales circunstancias? Al parecer en el fragor de la toma de Teruel un mayor de Brigada, apellidado Marquina había prometido a los soldados, si la operación llegaba a buen puerto, una fuerte cantidad económica, varias semanas de per-

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miso y un ascenso general. La promesa quizás resultase entonces tan descabellada como ahora, pero creíble al fin y al cabo, para unos hombres absolutamente desesperados y aterrorizados. Desconocedor, hasta ese momento, de la supuesta promesa Nieto reúne en el puesto de mando a sus hombres, y tras la reunión ordena que se comunique a los soldados amotinados que todo el que no quisiese volver al frente entregase el armamento para ser relevado. Era sólo un engaño, y los hombres que entregaron las armas fueron arrestados. El proceder seguramente no fue ni ético ni honroso. Treinta soldados, un tambor, tres sargentos y doce cabos se entregan y son desarmados y montados en un camión. Es ahí donde Corral descarga todo el oprobio exclusivamente sobre las espaldas de Nieto. Sobre él dice que experimentó en aquella coyuntura la posibilidad de ejercer un poder mayor del que tuvo como alcalde: “el de decidir sobre la vida y la muerte de los hombres bajo su mando”. También, de paso, insinúa Corral que así limpiaba Nieto la mácula que le supuso la desbandada de Teruel44. Ignora Corral una cuestión de fondo muy importante: Nieto no era militar de carrera sólo, como tantos otros, un civil que voluntariamente y por compromiso con la República se sumó a la lucha contra los facciosos. Difícilmente sintió la necesidad de decidir sobre la vida de otras personas, antes de esa desgraciada fecha. Corral echa mano de la vieja treta de fijar el acento sobre el aspecto que le interesa resaltar, para pasar casi de puntillas sobre otros. Un ejemplo es que Corral recoge la participación en los hechos de otros protagonistas de forma casi testimonial y no desarrolla su participación. En su citado trabajo hace referencia a una obra de Pompeyo García Sánchez, Crónica Humana de la Batalla de Teruel, en la que un veterano de la 84º Brigada, de nombre Aurelio Andréu Palacios, habla de la reunión de mandos a la que antes nos hemos referido. Asegura este veterano que la postura de Nieto estuvo muy influenciada por la presión del comisario político de la División, un joven de tan sólo 19 años perteneciente a las JSU y de nombre Manuel Simarro. No es de recibo, sabida la ascendencia que podían llegar a tener estos comisarios, que Corral cargue la responsabilidad del espantoso final de la historia exclusivamente a Nieto. Tampoco debemos olvidar las condiciones en las

44

CORRAL, Pedro: Op. cit.

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que se desarrolló la reunión, con un Nieto casi totalmente sordo y con orden taxativa de la superioridad: entrar en combate y castigar a los que se negaran a hacerlo. Sin disculpar la decisión final, con las terribles consecuencias que tuvo, no le debió resultar fácil tomarla, y asumirla. También parece que a Corral se le escapa en su argumento el desencadenante del problema: el mayor Marquina y su promesa, que colocó a Nieto y sus hombres ante el abismo. El veterano de la 84º Brigada que Casas de la Vega45, parece que sí tiene claro quien fue el culpable de lo ocurrido. A pesar de que asegura que la orden partió de Nieto, sobre el que expresa cierto descontento por no defender a sus hombres como lo habían hecho otros mandos (léase el ejemplo de Líster, aunque éste también “traicionara” a sus hombres) sus palabras no dejan lugar a dudas: “La culpa de todo la tuvo el comandante (sic) Marquina y sus promesas. Cuando en la noche del 31 de diciembre volvimos al frente, nos engañaron diciéndonos que si vencíamos la resistencia de los sitiados nos darían un importante premio (…) el mayor Marquina nos hizo saber que nos darían 1000 ptas. de premio a cada uno, tres meses de servicio y un ascenso general”. Con todo, lo cierto es que 46 hombres, todos ellos jóvenes, perdieron la vida bajo el fuego de sus propios compañero. Esa es la verdadera tragedia, otra cruel muestra de hasta que límites puede empequeñecerse en una guerra la condición humana. No sabemos si, como sostiene Corral, aquella fue una de las mayores tragedias de la Guerra Civil, tres años de luchas entre hermanos dan para mucho, y la sinrazón cubrió el campo de batalla en que se convirtió España, pero sí que otros muchos, simples civiles, perecieron víctimas de aquella tormenta de odios y de la posterior represión desencadenada. Tras este dramático suceso Nieto permaneció como mando del Ejército Popular. Luchó durante el resto de la guerra en la zona de Levante y permaneció en España hasta, al menos, el día 30 de marzo de 1939. Su destino fue el inevitable para los perdedores, el exilio. El suyo lo pasó durante casi treinta años ingresado en un centro mental en Inglaterra, a pesar de que sus capacidades psicológicas estuviesen intactas. Allí resistió años y años intentando aislarse del ambiente que le rodeaba ocupando su cabeza y su tiempo en la elabora-

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CASAS DE LA VEGA, Rafael: Op. cit, p. 210 y 211.

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ción de su propia ropa y calzado. Entre tanto, siempre abrigó el sueño de volver a España a reencontrarse con los suyos y poder al fin conocer a aquellos nietos de cuyo nacimiento sabía por cartas. No se cumpliría este anhelo hasta 1967, gracias a un permiso especial concedido por el Régimen dado el empeoramiento de la salud sufrido por Nieto. Afortunadamente llegó a tiempo para ver a su madre aún con vida, y para aprovechar los últimos de la propia en su auténtica pasión: la política y el Partido Socialista Obrero Español. Rápidamente tomó posiciones en el sector histórico del PSOE, gracias a su amistad con Víctor Salazar, Secretario General de la facción histórica y participó en la refundación en Extremadura y en Mérida del sector histórico le son encomendadas. Tuvo tiempo para retomar su antigua profesión de agente comercial y la vieja amistad con Juan de Ávalos, ya consagrado escultor de fama internacional. El reencuentro de los antiguos amigos fue emotivo y sincero, así lo demuestran las cartas que ambos se cruzaron hasta la muerte del ex-alcalde. Ávalos acogió en su fundición de Madrid a Nieto, agradecido como le estaba por haberle ayudado en sus inicios allá por los años treinta. NIETO EL VISIONARIO Si de algo dio muestras Andrés Nieto durante su etapa como alcalde es de una buena visión de futuro. Su obra como alcalde avala tal afirmación: centros de enseñanza, cuidados del incipiente patrimonio, atención al turismo, apuesta por la industria y el empleo, etc. Cosas menos grandilocuentes pero también muy significativas como la compra un vehículo para la alcaldía, la de un moderno aparato de rayos, u otro de radiodifusión con el pretendía se impartieran las modernas técnicas de pedagogía No había perdió Nieto a pesar de los años transcurridos, del exilio y de las calamidades, esa capacidad de vislumbrar un poco más allá que el resto. Así queda latente en dos entrevistas que el diario Hoy hizo al ex-alcalde emeritense, una en junio de 1976 y otra en septiembre de ese mismo año. En la primera de ellas se centra en el pasado y en su etapa como alcalde. En ella Nieto habla de algunos proyectos que al final no pudieron llevarse a cabo, pero cuya simple proyección en fecha tan temprana sorprenden, ya que alguno de ellos siguen teniendo hoy en día la categoría de proyectos. Otros se han llevado a cabo no hace muchos años. Así por ejemplo afirma que existía la intención de sacar la estación de ferrocarril hacia un zona más amplia o desviar el Albarregas “hasta su desembocadura y dejar doto su actual cauce por la Revista de Estudios Extremeños, 2010, Tomo LXVI, N.º I

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ciudad para su urbanización, consiguiendo un gran parque alrededor del acueducto de los Milagros”, actuación que se ha llevado a cabo, y en parte, sólo hace unos años46. También habla, ya a nivel regional, de que se pretendió electrificar los campos extremeños para lo cual se tenía incluso concertado el precio del kilovatio con una empresa eléctrica de Peñarroya, o de que se pretendió anexionar a Huelva para que así Extremadura constase con una salida al mar47. En la entrevista de septiembre Nieto muestra con sus declaraciones un apasionamiento innegable por la ciudad de la que fuera alcalde. Estaba seguro de que: “el crecimiento de Mérida es inexorable. Por su privilegiada situación central”48, que dice ya tuvieron en cuenta los fundadores. Tal vez por la experiencia que da el haber cumplido años, o tal vez por el olfato que para asuntos políticos tiene el que ha intervenido en ellos, hallamos a un Nieto que también opina de uno de los temas que habría de ser un problema para nuestra Democracia, lo hace con fidelidad a las ideas del socialismo: “el tan gravísimo anhelo de regionalización que estimo extremadamente alarmante y peligroso (…) . Yo me horrorizo, suponiendo una España de “Babel” , que ya ha empezado a descuartizar nuestro idioma español”. Continúa su diatriba, contra lo que hoy llamamos política de inmersión lingüística, con una contundente ironía: “me parece coactiva ironía, de jocoso embalaje, necesitar en un pronto futuro, tener que circular con un baúl lleno de diccionarios regionales para atravesar las fronteras lingüísticas”49. Empero lo dicho, se muestra Nieto como “un entusiasta regionalista” de Extremadura pero siempre anteponiendo el bien del Estado y la lengua española. Ante el vaticinio de los logros, que, según Nieto, iba a alcanzar Mérida en los años que se aproximaban, sólo cabe sorprenderse: una ciudad universitaria y sanitaria, una ciudad psiquiátrica, energía barata para los campos, una feria internacional permanente, sanear la vertiente del Albarregas y ser capital de Extremadura. Vaticinio que el tiempo ha demostrado era bastante acertado.

46

Diario Hoy de 12-6-1976

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Ib.

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Diario Hoy. 1-9-1976

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Diario Hoy: 1-9-1976

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Andrés Nieto sin embargo no tuvo tiempo de conocerlos, muere el 1 de noviembre de 1976 en Las Palmas de Gran Canaria, en casa de su hija Antonia, casi conseguida la democracia en su país y con la victoria socialista en unas elecciones generales aún por llegar. La vida de Andrés Nieto, igual que la de tantos otros españoles de su generación, estuvo envuelta en el drama y condenada al olvido. No pretendemos con esta pequeña biografía levantar una visión que sólo se enfrente a la que otros han creado de su persona. No hay un Andrés Nieto verdugo o un Andrés Nieto víctima, sino, probablemente, ambas cosas. Hay sobre todo un humilde protagonista, que contribuyó al desarrollo de aquella II República, que acabó como suelen acabar todos los intentos regeneracionistas de la historia española: silenciadas por la fuerza las palabras de esperanza y ahogadas en sangre las vidas de los españoles que las trajeron.

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