EMPODERAMIENTO DE LAS MUJERES EN LAS DEMOCRACIAS DE LOS PAISES EN DESARROLLO. EXPERIENCIA DE REPUBLICA DOMINICANA

“EMPODERAMIENTO DE LAS MUJERES EN LAS DEMOCRACIAS DE LOS PAISES EN DESARROLLO. EXPERIENCIA DE REPUBLICA DOMINICANA” ROSA RITA ALVAREZ Directora Ejecu
Author:  Raquel Pérez Sosa

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“EMPODERAMIENTO DE LAS MUJERES EN LAS DEMOCRACIAS DE LOS PAISES EN DESARROLLO. EXPERIENCIA DE REPUBLICA DOMINICANA”

ROSA RITA ALVAREZ Directora Ejecutiva Mujeres en Desarrollo Dominicana, Inc. (MUDE)

Permanent Mission of the Dominican Republic to the United Nations

Global Foundation for Democracy and Development

6 DE MARZO DE 2012

Special Coordinator Civil Society Office of the President of the Sixty-Sixth Session of the General Assembly

República Dominicana es un país del Caribe, que comparte la isla Española con la República de Haití. Ocupa 48,670 kilómetros cuadrados y tiene una población de casi 9.9 millones de personas, de la cual el 51.1% son mujeres. Ellas viven, en la zona urbana, en un 68% y en la rural, aproximadamente en un 32%. Desde el siglo pasado las dominicanas han mantenido largas luchas por superar los factores que determinan las desigualdades sociales, económicas, culturales y políticas a las que las afectan. Esas luchas se han fortalecido

luego de la instauración de nuestro régimen

democrático y a partir de ahí, han sido proclamadas varias Constituciones, que han consignado avances legales que favorecen el desarrollo y la igualdad de las mujeres.

Un aporte muy significativo es el que está expresado en la nueva Constitución, cuyo artículo 39 dice: “todas las personas nacen libres e iguales ante la ley, reciben la misma protección y trato de las instituciones, autoridades y demás personas y gozan de los mismos derechos, libertades y oportunidades sin ninguna discriminación por razones de género…” Más adelante señala: “La mujer y el hombre son iguales ante la ley.

Se prohíbe cualquier acto que tenga como

objetivo o resultado menoscabar o anular el reconocimiento, goce o ejercicio en condiciones de igualdad de los derechos fundamentales de mujeres y hombres. Se promoverán las medidas necesarias para garantizar la erradicación de las desigualdades y la discriminación de género”.

Otros

avances, se expresan a través de leyes adjetivas y la ratificación de

acuerdos internacionales.

Por ejemplo, la feminización de la ley agraria, que

otorga iguales derechos a las mujeres en relación a la propiedad de la tierra y el

acceso al crédito; la ley que sanciona la violencia intrafamiliar y en contra de las mujeres;

la ley orgánica de educación que establece el principio de igualdad

educativa entre los géneros.

La reciente ley sobre la Estrategia Nacional de Desarrollo de República Dominicana de 2010 al 2030, que expresa el compromiso del Estado por la construcción de una cultura de igualdad y equidad entre hombres y mujeres. Así, como la ratificación de la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer (CEDAW) y la Plataforma de Acción de Beijing, entre otras.

Hoy se cuenta con un Ministerio de la Mujer, como entidad rectora de los asuntos de género y un Plan Nacional de Igualdad y Equidad de Género 2007 – 2017, diseñado por dicho Ministerio, en consenso con otras instituciones estatales, de la sociedad civil, movimientos de mujeres, congresistas e instancias de mujeres de partidos políticos.

Presentamos a continuación la situación de las mujeres en República Dominicana, en relación a los avances, logros y retos en materia de equidad e igualdad de género, en los aspectos políticos y de toma de decisiones, de la salud y la seguridad y de su inserción económica.

PARTICIPACION POLITICA Y EN LA TOMA DE DECISIONES

La participación política de las mujeres es fundamental para el avance de los derechos y las luchas de las mujeres y para la consolidación de la democracia, la justicia y la paz de los pueblos.

Los adelantos de las dominicanas, en relación a la toma de decisiones y su participación en las estructuras de poder, no se han producido en la misma medida que su contribución al desarrollo y la democracia.

Las estadísticas del organismo responsable de las elecciones en el país, indican que las mujeres están inscritas en el padrón electoral en un ligero porcentaje mayor que los hombres y que su participación directa en las votaciones de los dos últimos certámenes, tiene igual comportamiento. Las mujeres demuestran interés en los asuntos políticos.

A pesar de lo anterior y de contar con una ley de cuotas, que establece un 33% de mujeres, para los cargos congresuales y municipales, todavía no se ha logrado la misma, aunque si ha permitido aumentar la representación femenina.

En la actual legislatura, en el caso del Senado de la República, su matrícula solo cuenta con un 9.4% de mujeres, la Cámara de Diputados/as tiene un 20.7%, y las representantes por el país, al Parlamento Centroamericano, totalizan un 20%.

Respecto al ámbito municipal, un 8% son alcaldesas y el 92% vicealcaldesas, producto, ésto último, de la opción de los partidos de llenar la cuota que exige la ley, feminizando las vice-sindicaturas. A pesar de parecer ésto un gran avance,

no deja de reflejar la subordinación de la mujer al hombre.

Las regidoras

representan un poco más de la tercera parte de la Asamblea Municipal, siendo este cargo, el único que alcanza la cuota mínima, lo que se debe entre otras cosas, a que la norma obliga a tener dos mujeres por cada cinco candidatos a regidores.

En el caso del Poder Ejecutivo, los cargos no son electivos y de los 21 Ministerios con que cuenta, hay solo 3 Ministras.

Las dificultades con que se encuentran las mujeres para superar los actuales desequilibrios en la participación política y espacios de toma de decisiones, están relacionadas en nuestro país a la falta de recursos y de apoyo para competir en las contiendas electorales, a las actitudes y comportamientos de políticos que descalifican la inserción de las mujeres en dichos espacios y el desconocimiento por parte de las mujeres de las leyes que favorecen su participación política.

Adicionalmente, las estructuras de poder político, condicionadas por una cultura tradicional de desigualdad, no se apegan totalmente a las leyes y mecanismos que favorecen la participación de las mujeres y por tanto no incluyen los intereses de éstas, ni incorporan la visión de género.

Las mujeres tienen una militancia igual a los hombres en los partidos políticos y la mayoría de ellas cuentan con más de 10 años de afiliación política, sin embargo, en los puestos de dirección de los partidos, los hombres triplican a las mujeres.

No obstante, es importante señalar que en la población general, se evidencia una valoración positiva a la inclusión y participación de las mujeres en los espacios de poder, a la capacidad política de las mismas y a los aportes que realizan.

En una encuesta de opinión, sobre Mujer y Política, auspiciada por el Ministerio de la Mujer, el 88% de las personas entrevistadas estuvo de acuerdo con que la mujer debe participar en la política a la par del hombre y deposita en ellas gran confianza para desempeñar cargos públicos.

Estamos frente a importantes

cambios en las percepciones de la población en relación a la capacidad y desempeño de las mujeres en esta área.

Sobre la equidad de género en el sistema de justicia, se han registrado grandes avances, tal vez, también, por el reconocimiento público de que las mujeres son más responsables, honestas y apegadas al rigor de la ley. En el 2010, el sistema de justicia ha integrado casi de manera paritaria, a mujeres y hombres a cargos judiciales de relevancia.

SALUD Y SEGURIDAD SEGURIDAD

Situaciones presentes, relacionadas a la salud y la seguridad de las mujeres en República Dominicana, se han convertido en riesgos que amenazan la autonomía, el empoderamiento físico y la vida de nuestras mujeres.

Nuestro país tiene una tasa de mortalidad materna de 159 por 100 mil nacidos vivos, aunque según otro método de cálculo, ésta ha bajado a 109.4 por 100 mil nacidos vivos.

Las principales causas de la mortalidad están vinculadas a la toxemia del embarazo y las complicaciones del puerperio, siendo las mismas, de alta preocupación para las mujeres, sobretodo porque se entiende que son causas prevenibles o se resuelven con una atención de mayor calidad y un seguimiento que garantice las visitas medicas después del parto.

El embarazo en las adolescentes dominicanas es otro factor de preocupación. Esta entre los cinco más altos de las Américas. Se embarazan 92 adolescentes por cada mil mujeres, entre los 15 y 19 años.

Situación que reproduce el círculo

de la pobreza, aumenta la deserción escolar, disminuye las posibilidades de empleo y tienen más probabilidades de fracaso en las relaciones con la pareja.

Es de gran preocupación que mientras en los otros grupos de edad, sobre los 20 años, disminuyen los índices de maternidad, en los grupos de adolescentes, continúan en aumento.

Otro indicador a tomar en cuenta y que expresa la autonomía y empoderamiento de las mujeres, esta vinculado a sus derechos sexuales y reproductivos. Planificar el número de hijos/as que desean tener, les permite manejar sus vidas de la manera mas adecuada y saludable.

En Dominicana, ha habido un progresivo empoderamiento de la mujer, respecto al número de hijos que desean tener y su capacidad de tomar las decisiones al

respecto.

La tasa global de fecundidad total en el 1991, era de 3.3, ha ido

descendiendo y para el 2007, estaba en 2.4, siendo en la zona urbana 2.3 y en la rural 2.8.

Elementos que explican esta baja, es la prevalencia de anticonceptivos, que es de 70% y los programas de información y educación sexual y reproductiva. Además, de otros factores como el deseo de estudiar, emplearse y dar mejor calidad de vida a los hijos e hijas.

La violencia intrafamiliar y contra la mujer, constituye otra problemática relacionada a los derechos humanos y que afecta considerablemente a las mujeres. Sus causas son múltiples, pero sigue siendo la principal, en nuestro país, la cultura patriarcal.

Sus consecuencias incluyen, merma en su productividad, en su salud, disminución de su autoestima y seguridad y rezago en su participación en el ámbito público. Es un factor determinante para la feminización del VIH/SIDA.

Según la encuesta demográfica y de salud, el 20% de las mujeres, a partir de los 15 años, ha sufrido algún tipo de violencia de género y la prevalencia más alta está entre las mujeres jóvenes (entre los 20 y 39 años).

Los feminicidios, expresión más extrema de la violencia, sitúa a nuestro país como uno de los que tienen la tasa más alta de prevalencia.

El pasado año se

cometieron 234 feminicidios y en los últimos diez años, el promedio de asesinatos fue de 197 por año.

Sin embargo, el porcentaje de mujeres que denuncian los actos de violencia en su perjuicio, es muy bajo, exponiéndolas a situaciones de extrema tensión y psicotraumatizantes, que aumentan su vulnerabilidad.

EMPODERAMIENTO ECONOMICO República Dominicana está lejos de la meta en cuanto a la equidad e igualdad de género en el ámbito económico. El desempleo femenino (21.5%) es el doble que el de los hombres (10.1%) para el 2011; el pago por trabajo de igual valor es 30% menor que el hombre y el tamaño de la empresa tiende a ser más pequeña que aquella propiedad de un hombre. Las Mipymes representan aliadas importantes para las mujeres y en especial las de escasos recursos, como otra forma de generar ingresos. Para el año 2000, la propiedad de las microempresas en su mayoría las tenían las mujeres: 51.2% propiedad exclusiva de las mujeres y 8.8% propiedad conjunta.

Las mujeres todavía no han podido compartir sus responsabilidades familiares con las parejas y por tanto, muchas de ellas mantienen sus negocios cerca o dentro de la casa para poder conciliar la vida familiar y laboral. Estas responsabilidades se acrecientan para las mujeres solteras jefas de hogar, que se estiman en un 40% del total de hogares, de los cuales el 52% son pobres. Es por estas razones, que resulta de vital importancia que ellas tengan cercano acceso a los servicios financieros.

En la actualidad, el 36% de la población total de República Dominicana tiene acceso a los servicios financieros formales, mientras en los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), dicho porcentaje asciende al 96%.

La mayor cantidad de microempresas propiedad de mujeres están en el interior del país, específicamente zonas rurales y ellas han contribuido a la diversificación de los ingresos de sus hogares y al dinamismo de la microeconomía de las comunidades de dichas zonas.

Asociaciones sin fines de lucro dominicanas, como Mujeres en Desarrollo Dominicana

(MUDE),

tienen

décadas

trabajando

para

satisfacer

dichas

necesidades y promover su desarrollo. Sin embargo, el Estado debería fortalecer las alianzas con estas instituciones para procurar aumentar y ampliar el impacto en esas poblaciones.

Los ingresos de las mujeres se traducen en un aporte a la seguridad alimentaria y educativa de sus hijos e hijas y a su desarrollo personal, por lo que resulta vital invertir en las mujeres y encaminarlas a que tengan mayor control sobre los recursos económicos, por ende mayor autoestima y valoración en el núcleo familiar.

CONCLUSIONES

De lo expuesto anteriormente podemos señalar algunas conclusiones y sugerencias:

El sistema democrático de nuestro país ha sido un facilitador del adelanto en materia de igualdad de género y avance de las mujeres.

Las cumbres y conferencias internacionales y los acuerdos arribados han contribuido con los avances en esa materia, en nuestro país.

Los partidos políticos constituyen espacios fundamentales donde se expresa la democracia, por lo que producir cambios internos que permitan la participación igualitaria de las mujeres en los espacios de poder y toma de decisiones les proporciona un mayor desarrollo.

El Estado es el sector idóneo para liderar procesos orientados a desconstruir patrones culturales que mantienen las desigualdades en perjuicio de las mujeres y para diseñar y desarrollar políticas públicas con perspectiva de género.

La sociedad civil y los movimientos de mujeres deben continuar con el posicionamiento, visibilidad, aportes y vigilancia en relación a inequidades y desigualdades de género.

Las mujeres deben continuar sus procesos de sensibilización y formación para lograr su autonomía y empoderamiento político, social y económico.

Soñamos una República Dominicana, con pleno ejercicio de los derechos humanos y donde no exista la desigualdad de género. Entonces, tendremos un país con mayor desarrollo, justicia y paz.

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