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ENCUENTROS EN VERINES 1994 Casona de Verines. Pendueles (Asturias)
REFLEXIONES SOBRE EL MINOTAURO VASCO
Patricio Urquizu Buenos días, bon dia, bos dias, egunon: En primer lugar deseo agradecer al Ministerio de Cultura, y en especial al profesor Víctor García de la Concha, la amabilidad de invitarme a esta X Edición de los Encuentros de Escritores y Críticos de las Letras Españolas. Invitación que me da la oportunidad de estar de nuevo con viejos amigos, a los que encontré aquí hace unos cuantos años y cuyo resultado lo recogió el número 3 de Los Cuadernos del Norte, titulado “El Estado de las Poesías” (1986). Espero también que éstos sean por lo menos tan productivos como aquellos, para lo que no hace falta sean ecuménicos, pues como señala Jakobson, el éxito de una convención científica o poética, que no política, no depende del acuerdo, sino del nivel del debate. Cuenta Plutarco en sus Vidas Paralelas, que Minos pactó con Ática le enviarían en tributo siete bellos mancebos y siete hermosas doncellas. Que arribados a Creta estos jóvenes eran despedazados en el Laberinto por el Minotauro. O que perdidos en sus rodeos, y no pudiendo acertar con la salida perecían allí mismo. Mas que habiendo recibido uno de ellos, llamado Teseo, de parte de Ariadna un hilo, e instruido de cómo se podía salir de aquella encerrona, dio muerte al Minotauro y regresó llevando consigo a Ariadna y a los muchachos. Añade también al compararlo a Rómulo que “la mayor prueba de la superioridad de Teseo consiste en que éste, sin haber sido agraviado, en venganza ajena se arrojó sobre los facinerosos, y Rómulo y Remo, mientras en nada fueron molestados por el tirano, le dejaron que oprimiese a los demás”1.
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Biógrafos griegos, ed y trad. De A Ranz, Madrid, Aguilar, 1964 página 72
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La leyenda del Laberinto y el Minotauro, como es sabido, ha sido leit-motiv para creadores de todas las épocas, desde Catulo a Nikos Kazantzakis, pasando por Monteverdi, Strauss, Picasso o George Neveux... No intentaremos aquí entrar en detalles, sino reflexionar un poco sobre la significación del mito y sus posibles conexiones, aunque sean lejanas, con algunos escritores vascos y en concreto con Jon Mirande. El laberinto obviamente es el símbolo de un sistema de defensa y anuncia la presencia de algo precioso o sagrado, al que se tiene acceso a través de un viaje iniciático, sólo permitido a los elegidos. Y como señala Mircea Eliade, “los rituales laberínticos sobre los cuales se funda la ceremonia de la iniciación tienen justamente por objeto enseñar al neófito en el curso mismo de su vida terrestre la manera de penetrar sin perderse en los territorios de la muerte”2. En cierto sentido, la experiencia iniciática de Teseo en el Laberinto equivale a la búsqueda de las Manzanas de Oro del Jardín de las Hespérides, o del Santo Grial de la caballería medieval. Cada prueba volvía de nuevo, con su propio lenguaje, a penetrar en un espacio difícilmente accesible y bien defendido, en el que se hallaba un símbolo más o menos transparente del Poder, lo Sagrado y la Inmortalidad. A los ojos de los alquimistas, por ejemplo, el laberinto representa la imagen del trabajo perfecto de la Obra y las dificultades para alcanzarlas. Indica la vía que conviene seguir para lograr el centro donde se libra el combate de las dos naturalezas, y la del camino que ha de seguir el artista para poder salir de él. Es precisamente éste el sentido con que nos presenta el poeta y dramaturgo surrealista George Neveux su “nueva interpretación en Le voyage de Thésée (1943). Aquí el Minotauro se identificará con el Otro del autor, el otro rostro del propio héroe, equivaliendo la victoria sobre el monstruo a una victoria sobre sí. Interpretación que va de la mano también de la doctrina ascético-mística. La concentración sobre sí mismo a través de los mil vericuetos de las sensaciones, emociones e ideas, suprimiendo todo obstáculo a la intuición pura, y llegando a la luz sin dejarse fascinar por fuegos fatuos en las revueltas del camino. Por lo que la ida y retorno del laberinto serían el símbolo de la muerte y resurrección espirituales.
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Mircea Eliade, Traité d’histore des religions, París, 1949, pág. 321
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La transformación del yo que se opera en el centro del laberinto, al término del paso de las tinieblas a la luz, marca la victoria de lo espiritual sobre lo material, y al mismo tiempo, de lo eterno sobre lo perecedero, de la inteligencia sobre lo instintivo, del saber sobre la violencia ciega... El creador, sea de donde sea, se adentra voluntaria y conscientemente, a sabiendas de todos los riesgos, en el Laberinto, en el que, cual nuevo Teseo, ha de luchar a muerte con el Minotauro. Uno de estos Teseos vascos será en la preguerra Esteban de Urkiaga “Lauaxeta”, que huyendo del laberinto jesuítico se sumergió en el de la política y la literatura publicando en Bilbao el año 33 su Bide-Barrija “Nuevos Rumbos”. En el poema clave del mismo, titulado ¡a la mar!”, dice así: Desnudo sobre la proa del barco, piloto de la altura, recorro los mares por caminos desconocidos. [...) Somos nuevos Ulises, pero no hay sirenas. Aquí no tuvo su cuna la encantadora Afrodita. Como nuestra raza. Somos jóvenes pionners...3. Esta búsqueda de nuevos rumbos, esta voz que abogaba por “circundar el cinturón de la Tierra, pero no con espuma ni esfuerzos vanos, sino con ideas”, con ideas incontaminadas y terranovas, hacen de Lauaxeta un nuevo Ulises, un pionero de una nueva tierra literaria, un nuevo Teseo ante el Minotauro tradicional, que responderá insidioso al título de su obra “Nuevos Rumbos” con críticas tituladas como “Rumbos peligrosos” o “¡Qué rumbos y qué ochocuartos!”, o “Vanguardismorik ez diagu bear”. No necesitamos vanguardismos. Comentaban los críticos que suficientes peripecias y vericuetos tenía ya de por sí el laberinto de la lengua y la sociedad vascas como para complicarlo aún más... sin embargo, Lauaxeta no cejó en su empeño y, aunque remodeló su estrategia, siguió entre otros a Federico García Lorca y a Maurice Maeterlinck, dando nueva luz a la poesía y al teatro euskaldun. Luz, que junto a la de otros Teseos que anunciaban el alba de una nueva época, de una nueva literatura, fue apagada por las hordas fascistas. Muchos de los que se enfrentaron con el Minotauro franquista perdieron su vida en el intento, y otros muchos tuvieron que tomar la amarga vía del exilio.
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Urkiaga’tar Estepan (Lauaxeta), Bide-Barriajak, bilbao, Verdes, Nuevos Rumbos, 1933, págs 137-139.
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En el exilio americano de Guatemala y Venezuela precisamente y de la mano de Jokin Zaitegu e Indima Ibiñagabeitia, traductores de los clásicos greco-latinos y directores de revistas Euzko Gogoa y Eman, publicará sus primeros poemas Mirande. Este escritor vasco, hijo de emigrantes suletinos en París, simboliza dentro del laberinto literario vasco, la ruptura y la heterodoxia, el nacimiento de un nuevo modo que se da por los años 50, modo en el que hay que incluir entre otros a Federico Krutwig (Getxo, 1921) y a Dominique Peillen (París, 1932). Miracle es uno de los pocos escritores vascos traducidos al castellano, mas no con la fidelidad y rigor exigidos, ya que tanto su novela La ahijada (Pamiela, 1991), traducida por Eduardo Gil Bera, como sus poemas Ilhun-Argiak “claroscuros” (Universidad del País Vasco, 1992), traducidos por Felipe Juaristi, tienen vacíos y errores graves. Intentaremos con las líneas siguientes subsanar algunas desidias y malinterpretaciones. Peillen, en su discurso de entrada en Euskaltzaindia “Real Academia de la Lengua Vasca”, nos presenta dos poemas y tres inéditas de Mirande4 dignas de más atención. De un lado nos presenta una traducción de Two Corbies de Edgar Allan Poe, hecha en 1946, así como un soneto de 1948, no recogido por Juaristi en una edición que pretende ser “crítica del conjunto de la obra total”. Por otro lado, las tres cartas a su amigo Jean Loustau, escritas entre febrero y abril de 1948. Éstas son de indudable importancia, pues nos dan claves del proceso ideológico y literario de Mirande, fuentes básicas de la ironía mirandeana estudiada por Jon Kortazar en su Laberintoaren oroimena. Gure garaiko olerkiqintzaz (La memoria del Laberinto. Sobre nuestra poesía contemporánea, Baroja, 1989). Dice Mirande a Lousteau: Nik maite dut neure herria Angles edo Frantses batek maite duen bésala. Euskalherri’ko dantza ta abesti herkoiak laket zaizkit naski; eusko edestia ikasten ari naiz; bainan geroari beha bizi behar ginukela deritzait. Nere ametsa, hauxe da: egun batez, Euzkadi izan dadien ludiko herrialde argituenetarik bat –IpharEuropa’ko errsuma ttipi zenbait diren bezala (gogoan ditut Holanda, Dinamarka, -Finlandia…) Ni ere kristotarra naiz –bai eta demokrata ere. Bainan izena baino nahiago dut izana (erraten ohi den bésala) eta ezin ahntz dezaket gehiegi aldiz arrotzek
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Euskera, Bilbao, 1989-2. págs. 429-465
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atzipetuak izan garela iragan denboran, Eliza edo Demokratagoa zai tzeko aitzakian- 1789’ko erkeldarrak “idemokratak” othe ziren geure lee.zaharra kendu zaukutenean? “demokratak” ordutik hunat, ikusi ditugun frantses jaurlaritzak, nahiz beren buruak hola deitzen? (Amo a mi pueblo como un inglés o un francés ama al suyo. Me encanta las danzas y canciones populares del país Vasco; estoy aprendiendo la historia vasca; pero me parece que deberíamos vivir mirando al futuro. Mi sueño es éste: que un día Euzkadi sea una de las naciones más ilustres de la tierra – como lo son algunos pequeños estados del Norte de Europa (pienso en
Holanda,
Dinamarca, Finlandia...) Yo también soy cristiano –incluso demócrata. Pero prefiero el ser al parecerlo (como dice el refrán), pero puedo olvidar que durante mucho tiempo hemos sido esclavos de extraños, que bajo la excusa de guardar la Iglesia o la Democracia¿acaso los que en 1789 nos robaron la ley vieja eran “demócratas” populares?” ,¿”demócratas”, acaso, los gobiernos franceses que de entonces a hoy han sido, a pesar de autoproclamarse como tales?). Evidentemente esta confesión aclara bastante la evolución que textos posteriores indican, pero que ya se apunta en el soneto de 1948: Ez abesti latiñik, ur deunik ez apaiz! Ez garbairik, anaiak, naizenean ilko Anaiaren garbaia gezurra bai da maiz. (¡No deseo cura, ni canciones latinas, ni agua bendita! Ni perdones cuando me muera, hermanos: Que es mentira muchas veces el perdón del hermano.) Este afán de sinceridad y autenticidad será precisamente una de las notas características de toda su obra. El corpus poeticum de Mirande es reducido. Unos setenta poemas. Y para entenderlos son claves tres documentos del año 53. El primero es el del prólogo5 que escribió a una selección de poemas que recopiló con la intención de editarlos en Caracas. En él se defiende de los ataques que
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Jon Mirande, “Ene jainko-eidol zaharra, lur!” Ed. Xavier Olarra, Elkar, 1984, págs. 15-16
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ha sufrido por escribir “poemas panteístas”, y contesta que no los ha compuesto por el bien moral de nadie, sino por simple solaz y for the happy few, para que los degusten unos pocos. El segundo documento es la entrevista que le hace Ibiñagabeitia para radio Euzkadi en París, y que se titula “Olerkarienean”6 (“En casa del poeta”). Aquí hace un repaso de sus filias y fobias. Por supuesto, Lauaxeta y Azitegi se hallan entre los amados. También habla de cómo ha hollado tierra vírgenes, todavía no mancilladas por poeta vasco alguno, como la masturbación, la paidofilia , el lesbianismo, etc. lo cual no tenía nada de raro, ya que hasta entonces la mayoría de los poetas vascos había pertenecido al clero. El tercer documento es el titulado “Liburu Lizunetaz”7 (“Sobre los libros pornográficos”), donde arremete contra la vigencia del binomio euskaldun-fededun (“vascongado y cristiano”), considerando que entre los vasquistas y nacionalistas del momento
podían
hallarse
perfectamente
tanto
panteístas
como
neopaganos,
mahometanos como ateos, y por supuesto, el bautismo no tenía nada que ver con la vasquidad. Por esta razón nos habló aquí, en esta tribuna hace diez años, Kortazar de la esencia pagana de Mirande, y en su Memoria del Laberinto..., de la influencia del pasado celta, del paganismo céltico precristiano en su ideología. Habría que puntualizar, empero, esta afirmación, ya que a pesar de que no faltan elementos mitológicos celtas en su poesía, así como las referencias mitológicas vascas. Éstas quedan patentes en su último poema, publicado en 1966 pero escrito hacia 1963, época de sus últimas colaboraciones en euskera, en la revista que codirigió en París, titulada “Igela”, euskaldun heterodoxoen errebista. Dice así el poema: SANGUIS MARTYRUM XXXIV Europar sinbesmenagatik bizia eman duten Euskaldun sorgin, Azti eta belhagileen orhotzapenetan. Jon Mirande I Ene herri on bakezalea, Eliza zuriz vetea, Goizerritiko Jaungoikoaren Herri haustetsi maitea 6 7
Andima Ibiñagabeitia, “Olerkarienean, Gernika, 1953, núm 23, págs. 98-102 Euzko-deya, parís, 1953, núm 355
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II Hire zerua garbi duk, Kheak Hegoak ditik ohildu; Oiharzun gabe hire orhoitzan Auhenak dituk ixildu… III Zuen auhenak, ene arreba Plazetan arrhausts eginak, Gozon beltz heiek erre zaituzten Euskalherriko sorginak! IV Sekula zeyn martyrioa Ez da khantatu euskaraz. Niketz orhoit naiz: dietzadala Bertso berriak sortaraz. V Zinez alpherrik hil zaretea? Galdu zarete orozbat? Ezin da…ezen zeun odola Date pagano-hazi bat. VI Zeun odolaz erein’utzue Europako laur hegalal, Zuhauiek eta zeun ahizpek, Oi! Aphez-eme aphalak. VII Belhaunik balhaum zeuri esker Da begiratu azkarra Geure leinuak asmaturiko Thelogia zaharra. VIII Zeun arrima Gazte-Lurrean Kontsolaturik daudenei. Arartekorzat harturik eta, Egiten diet egun dei. 7
IX Zeun bitartez hunki ailitza Zorioneko egoitzak Ortiz-Tor edo akher Beltzari Nik dagiodan othoitzak: X Zu, eta betze jainkoak ere Hor zinnetenak aspaldi, Gure arrazak adoratuak Gizaldirikan gizaldi, XI Mari Munduko, basajaun-jainko Okher jakitun osoa, Jainkoa zaintzen zenituztenak Ibaia eta basoa, XII Baal arrotza ukhatzen dugu, Zuentzat berriz sagara Eginen dugu aldareetan Zathozte, arren! Zain gara8. XIII Hil ez zaiturtr gizon beltz hauiek, Lotan zaudete bakharrik; Gure bihotzak adi’zazue! SANGUIS MARTYRUM XXXIV En recuerdo de las brujas, magos y adivinos vascos Que dieron su vida por la fe europea Jon Mirande I.
Oh pueblo mío, bondadoso y pacífico, lleno de blancas iglesias , pueblo amado y elegido por el dios Oriental.
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Tú cielo es límpido, pues el sur ha aventado los humos y ha acallado los lamentos en tu honor, sin eco...
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E. Xavier Olarra, págs. 84-86
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III.
Vuestro suspiros, ¡oh hermanas mías, brujas de Euskal, quemadas y hechas cenizas en las plazas por aquellos hombres negros!
IV.
Nunca fue cantado vuestro martirio en euskera. Mas yo os recuerdo y ofrezco estos versos nuevos.
V.
¿Acaso habéis muerto en vano? ¿Desaparecido para siempre? No, no puede ser..., pues vuestra sangre tal vez será semilla de paganismo.
VI.
Habéis regado con vuestra sangre los cuatro costados de Europa, vosotras hermanas, ¡oh sacerdotisas prudentes!
VII.
Gracias a vosotras se ha conservado firme de generación en generación la vieja teología creada por nuestros linajes.
VIII.
Y tomado vuestra intercesión llamo hoy a las almas que se hallan consolándose en la tierra de los jóvenes.
IX.
¡Ojalá que la oración que dirijo a Ortiz-thor o al Negrón Cabrón pueda hallar con vuestra ayuda las mansiones de la felicidad!
X.
Porque Tú y los dioses estabais ya ahí tiempo ha, admirados por nuestra raza, por los siglos de los siglos.
XI.
Mari Munduko, sabedora de todos los entuertos, y todos los dioses y diosas del bosque que protegíais ríos y selvas.
XII.
Negamos al Baal extranjero, y os ofrecemos altares. Venid, por favor, os esperamos.
XIII.
No habéis muerto a mano de estos hombres negros, sólo estáis dormidos. Oíd, pues nuestra súplica. Levantaos. ¿Despertad!
Mas estas llamadas no lograron el eco deseado. Es evidente que en el lenguaje poético de Mirande, la mitología amada es la céltica y vasca frente a la judeo-cristiana, pero sobre todo el panteón más invocado es el vasco, con sus “sorgin”, “azti”, “belhagile”, Ortiz-Thor, Akher Beltz, Mari-Munduko, los basajaun-kainko y jainkosas, es decir, los dioses y diosas del bosque. Esta reivindicación de mitos precristianos y exaltación del pasado halla su correspondencia lingüística en el uso de formas verbales y prefijos arcaicos, caídos en desuso, como el votivo ai-, utilizado por el poeta suletino del siglo XVII Aranaud Oihenart, pero que habían dejado de usarse ya hacia 1920. Este prefijo aparece en uno de los sonetos mirandeanos más conocidos, titulado “Eresi” (“Canción”), que empieza asi:
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Aineza gal bizia goiz batez [...] (¡Ojalá perdiera la vida un amanecer...) Forma que ha sido recuperada por la nueva generación de poetas como José Agustín Arrieta, Joseba Sarrionaindia, etc. Mas quisiera indicar aquí el uso fuera de contexto a que ha dado lugar la obra de Mirande, citando un párrafo de una carta suya a Peillen. Carta escrita en 1970 , dos años antes de su suicidio, y que transcribí, sin demasiado eco, al escribir la biografía apócrifa9 del mismo. Dice así en su carta fechada el 15 de noviembre en París: Adiskide maitiak: ...Atzo Ker Vreizhen izan nuan, Pennaud ikhusiko niala ustez. Ez zuzun han, bena bazuan mintzaldi bat bestaldeko ETA’ko euskaldun gazte batek emaite ziana politikaren gain, eta Helene Gueracague ere han zunzun, eta euskal culturas mintzatu dudu. ETAkoak marxismo leninismoa pheredikatu dikuzu Geracagasa beraren erranetik ez duzu idiologia honen althe, eta harriturik ere dena – bera marxisten “bide-lagun” egin duzuez beitu uste hurak gabe deus egin deikiala euskal Herrian. Ni gabe eginen dizie... somethings is wroten as The State of Euzkadi Shakespearek bésala erraiteko... Mila goraintzi, bai eta Roberti eta haren etxenkuer. Jon Mirande (Queridos amigos: ...ayer estuve en Ker Vreizh10 esperando encontrar a Pennaud. No estaba allí, pero había una charla de un vasco de ETA del otro lado, sobre la situación política. También encontré Helene Gueracague que me habló del cultura vasca. El de ETA nos predicó el marxismo-leninismo –según me dijo la Geracaga ella no es partidaria de esta ideología , pero lo que me extraña es que se ha hecho amiga de los marxistas, porque piensa que sin ellos no es posible hacer nada en Euskal Herria. Podéis construir sin mí lo que, escrito en términos de Shakespeare, sería algo como the State of Euzkadi... Un abrazo a ambos, y a Robert y su familia. Jon Mirande)
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Patricio Urkizu, Etsipenez. Jon Chahoren memoriozunak, donosita, Elkar, 1984 Casa celta de París, lugar de reunión de los bretones.
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Es más que probable que Mirande hubiera leído las críticas de Gide a la URSS en su Retour de l’URSS, escrita tras su viaje a Moscú, que supusieron como una ducha de agua fría a sus denuncias del capitalismo y su proclamación de simpatías por un Estado sin religión, sin clases de su íntimo amigo Peillen, recién viajado a la URSS. Para quienes vivimos en el laberinto, y lo habitamos cotidianamente, como nos dice Sarrionaindia: J. Dedalusek xinaurrien zangoetan lotu ditu hariak, Maskorraren elezaharrean bésala, eta xinaurri bakoitza Alde baterantza doa, hamaika bide ezberdin erakutsiaz. (J. Dedalus ata hilos a la pata de las hormigas, y cada hormiga parte hacia una dirección mostrando infinitos caminos diferentes)11. En la lucha contra el Minotauro, sin embargo, no caben ni todos los caminos ni todos los medios, pues es evidente y nos repite Ernesto Sábato lo que también todos sabemos: Ya no se puede dudar, después de terribles experiencias: el fin no justifica los medios, y es trágicamente ilusorio perseguir fines nobilísimos con medios innobles12. Gracias por vuestra atención. He dicho.
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Joseba Sarrionaindia, No soy de aquí, trad. Begoña Montorio, Arquitaletxe Hiru 1991 Ernesto Sábato, Apologías y rechazos, Barcelona, Seix-Barral, 1979, pág. 163.
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