LA LEYENDA DEL SUDARIO DE CRISTO

LA LEYENDA DEL SUDARIO DE CRISTO 'I't.oria y pi-ir.tic:t dtll Hu~ri:inisi~io\Iarxista Ix.ni~ii>ta,120p. Ed. Ull:i~iut.va,1,irna l 9 X t i Imperialis

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LA LEYENDA DEL SUDARIO DE CRISTO

'I't.oria y pi-ir.tic:t dtll Hu~ri:inisi~io\Iarxista Ix.ni~ii>ta,120p. Ed. Ull:i~iut.va,1,irna l 9 X t i Imperialismo y Deuda Externa en América Latiria, 130p., Instituto de Z n Paz, Li111a 1987. Ia Deuda E ~ t e ~y~Lai aRevuiución, 1lOp. IIPCIAL, Lima 1959

Kant y la Revolucibri Burguesa, 130p., CONCYTEC, Lirna 1990.

Mito y Realidad del Cristianismo, 130 p., CONCYTEC Lima 1990

1,IJIS GUSTAVO FLORI.:S QUELOIAXA

3LLP LEYENDA DEL SUDARIO

DE CFUSTO P~inieraEdición

Iri3tituto de lnvestigacibn para la Paz, Cultura y la Integración

IIPCUL/Departamento de P~iblicaciones

Prefacio

El ensayo sobre LA LEYENDA DEL SUDARIO DE CRISTO constituye junto con AllTO Y REALIDAD DEL C N S TUNISMO el intento de construcción de una$loso_fía científica de la religión, que lejos d e pretender negar el ní~cleo irracional de lo religioso aspira a explicitar cient8camente tanto cuantofuese posible su esencia. Pero al lado y junto a este intento epistemológico Gustavo Flores desarrolla unu Jlosa crítica alfrdeísmo vergonzante, que admite bajo cuerda la prueba cientíjica. Para el catolicismo la razón nopuede alcanzar por sí misma ciertas verdades por lo que admite unafacultad especial determinada por lafe y des tinada a la interpretación de los misterios. entonces es aquíjustamente donde Flores descarga toda su artillería para poner en evidencia lo contradictorio de apoyarse en la ciencia (análisis histórico, fotográfico, Jsico-químico, palinológico. neutrónico, entre otros)para demostrar una verdad defe (la autenticidad del Sudario de Cristo). Unido a la puesta en

c~t~idencia dcl mismo prirlcil~io.fidcistcccc~r-itrcicliciio -que por otro lndo lo asocict a la dcscor.r1posici0nde la imagen histórica tic Criste-c's~cíla rqfutacivrl niisnici de lus susodicl-iuspnteDcts cicritlficas eri-fa~lor dc la L-ercrciclcrdsindónica. Dc modo ciuc, en c3steensayo Gusta~~o F7ores no sólo aspira a la cor-istntccion de uncr cpisternologia rc~ligiosactbordariclo í.n lo posible Ltr-i niociclo maremático-. pone cri claro cl-fideísntorer deduce que fue una flagelación romana y no judía. Pero la verdad es que la flagelación romana era una pena extrernadamente dura, cuyos golpes al repercutir directamente los órganos internos y columna vertebral, asi como el cc:qzón, terniinaba provocando la muerte del reo. Y Jesús no era un sujeto robusto ni fuerte capaz de resistir una flagelación t3n brutal. Segundo, para un hombre frugal J- delgado como aparentemente era el Señor, bastando los 97 golpes de látigo con

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puntas de hierro para provocarle la muerte, por lo menos destrozar sus pulmones, lesionar gravemente el corazón, columna vertebral y otros órganos. Tercero; resulta bastante extraño que un gobernador romano ordene azotar a un reo para luego crucificarlo,cuando bastaba sólo una de estas penas para provocarle la muerte. La doble pena es contradictoria, más aún con tal verduguillo mortal. Cuarto, aun si asumieramos la absurda posibilidad de su supervivencia a la flagelación romana resulta verdaderamente risible para un hombre valetudinario cargar un madero transversal, áspero, no pulido y con un peso de 40 kilos por un trayecto de 500 metros, de los cuales 370 eran planos y 130 eran cuesta arriba. Verdaderamente se hubiera requerido de una fuerza hercúlea y de un físico envidiable para poder realizar tal trayecto después de un tormento despiadado. Sencillamente un cuerpo lacerado por los azotes hubiesen impedido realizar tal recorrido con las hemorragias internas provocadas. Lejos de poder cargar tal travesaño lo tendrían que haber sacado en camilla tras la azotaína. Por ende es una contradicción afirmar que pudo cargar tal madero por un trayecto tan largo inmediatamente después de una brutal flagelación. Quinto, resulta extrañísimo que en las huellas de la flagelación ninguna resulte superpuesta una sobre otra. Es

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como si los verdugos con una vista de lince o dotadas del mejor instrumental telemétrico hubiesen calculado castigar en áreas nuevas en cada azote, lo cual resulta increíble y ridículo. También observamos que en la zona de la columna, cayeron las bolitas de plomo varias veces, pero increíblemente no se detecta tumefacción, inflamaciones o heridas externas. Dichas bolitas de plomo poseían la fuerza suficiente para provocar roturas de piel y la hemorragia consecuente, pero nada de ello se aprecia en la síndone. Sexto, aún sin aceptamos la sugerencia de Mons. Ricci que el Señor llevaba una túnica al momento de cargar la cruz, no obstante la madera áspera de todos modos hubierapenetrado en el tupido tejido con sus filosas astillas, provocando horribles heridas en la espalda. Pero nada de ello se precia en el Sudario. El solo peso del travesaño combinado con el niovimiento del andar, sería suficiente para que las astillas atravesaran la túnica. Como vemos, espalda y hombros en vez de confirmar la autenticidad del Sudario lo que hace es convertirlo en leyenda mística

Los PIES Los pies que han dejado su huella en el Sudario no solarilente son grandes sino propios de un gigante. Calzaría 45 o 46, y no están deformados por estiramiento alguno de la tela.

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Lo cual es extraño dado que en los evangelios no se menciona al Nazareno como un hombre de gran estatura.

La impronta frontal del pie izquierdo falta por completo y se atribuye a la flexión de la pierna respectiva. La impronta frontal del pie derecho aparece entera pero con huellas digitales de manos enigmáticas. No se observa regueros de sangre por los dedos, lo cual sería lógico por la ley de la gravedad. Ricci lo explica apoyándose en 13 forma cómo el pie izquierdo iba sobre el derecho atravesado por el mismo clavo que los oprimió intensamente sobre la cruz. En el pie izquierdo no se aprecia el agujero del clavo y apenas se ve huellas de hemorragia, todo lo contrario sucede con el pie derecho. Pero la huella del borde inferior del pie izquierdo es extraño por ser excesivamente ancho y largo, atibuyéndose esta impronta a la forma cómo el lienzo envolvia los pies. Las huellas dorsales de los pies permiten apreciar manchas de sangre fuera del pie derecho y en las pantorrillas huellas de flagelación. Lo primero es explicado como una hemorragia posmortal, y sobre las huellas digitales se atribuye a Juan o José de Arimatea. En la impronta dorsal del pie izquierdo aparecen huellas de sangre que no pueden haber caído hacia abajo sino en sentido oblicuo transversal. El inefable Ricci lo explica por una arruga de la piel.

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Lo priniero que llama la atención es el tamaño enorme de Ics pies. Liiego la falta del reguero de sangre en los dedos del pie derecho, lo cual es ilógico y la explicación de Ricci ingeniosapero insatisfactoria. Después no se ve el agujero del clavo en dicho pie. Adeniás es muy fácil recurrir a las susodichas hemorragias posmortales para explicar la mancha de sangre que está fuera de él. También las huellas de sangre no naturales en la impronta frontal del pie izquierdo y los tres regueros inexplicables de la impronta frontal del pie derecho son difíciles de atribuir a razones anatómicas y geométricas en vez de pertenecer a cálculoserrados de un, o unos, pintores del sigloXTV. Pero lo que llama poderosamente la atención son las huellas de manos en las plantas de los pies. Aquí cabe preguntarnos ¿por qué sólo impresiones digitales en la parte dorsal y no frontal de los pies? ¿por qué tan sólo huellas de manos en la zona dorsal y no en otras partes del cuerpo? Parece como si se hubiese elegido esa zona para no entorpecer otras áreas del cuerpo ya ocupadas por golpes y heridas. Un rastro auténtico hubiese dejado huellas de manos por los brazos, hombros, espalda, piernas, resultando ridículo que sólo aparezcan en la planta de los pies.

Las &Itwos Las manos están poco manchadas de sangre, son unas manos finas y largas. Las llagas de los clavos no se hallan en las

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palmas sino como destaca Pierre Barbet (LAS LLAGAS DE JESUS Y EL SANTO SUDARIO, Barcelona 1953) en la zona del carpo, en un lugar llamado espacio de Destot, uno de los más sensibles, capaz de provocar un dolor espantoso al menor contacto hiriente. Los pulgares de ambas manos no se ven. La mano derecha está oculta, la mano izquierda no se ve. Se aprecian regueros de sangre de la mano que se extienden por los antebrazos y son debidos a los únicos movimientos posibles del crucificado: uno de agachamiento para relajar el cuerpo y otro de levantamiento para respirar. Pero Paul de Gail (ibid) se opone a esta interpretación de los movimientos posibles del crucificado pi.opuest0 por Mons. Ricci, y en cambio sostiene que la postura era innlovil debido a que los brazos se hallaban atados con cuerdas por los hombros en el palo transversal. De ahí los regueros rectilíneos de sangre de los antebrazos.

Comenzarenios el análisis por ésto último. En primer lugar, la dirección de los regueros de sangre de los antebrazos son diferentes unos de otros. Lo cual no tiene explicación ni por los pliegues de la piel, probable vellosidad, crucifwón por clavos o atado a madero. Aquí no hallamos posible posición del cuerpo, razones anatómicas, ley de gravitación o procesos de coagulación sanguínea que expliquen la dirección tan quebrada e independiente de cada reguero de los antebrazos. Estos parecen frutos de un descuidado capricho del artista. En segundo lugar, si los judíos estaban interesados en que la Gran

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Pascua no se profanase y si los romanos sabían que un crucificado podía morir antes de tres días siempre y cuando se le rompieran las piernas al reo para que muera por asfixia, entonces llama la atención que no pidieran el rompimiento de las piernas desde un principio dado que era Viernes o vísperas del día santo.Así las cosas la rápida expiración de Cristo fue un hecho afortunado para los judíos, lo cual es demasiada coincidencia. En tercer lugar, no hay reguero sanguíneo que se extendiera hasta la axila o plexo solar, como correspondería al caso. Esto aumenta la duda.

En cuarto lugar, los clavos no atraviesan las manos sipo las muííecas, lo cual contradice los evangelios y profecías. Este es un aspecto digno de tenerse en cuenta para vislumbrar cómo en Lirey del siglo XIV se habría constatado que las manos se desgarran al no soportar el peso del cuerpo, no ocurriendo lo mismo si el clavo pasaba por la muñeca, en el carpo. .4sí las cosas no importó contradecir el evangelio y las profecías ubicando los clavos en el lugar correcto con el fin de dar verosimilitud a la reliquia. En quinto lugar, resulta extraño que las manos del hijo de un rudo carpintero resulten largas y finas en vez de gruesas y cortas como corresponde a un trabajador manual. La forma de las manos es otra contradicción. Las huellas de las manos y antebrazos así como la estatura, pies, espalda, hombros, cabeza y rostro lejos de confirmar el verismo anatómico de la síndone permiten ex-

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traer conclusiones médicas que cuestionan su autenticidad. Todas las observaciones que hemos hecho a la descripción anatómica de la síndone desembocan en la siguiente conclusión: las huellas de la síndone de Turin representan no el cadáver de un hombre sino la figura de un hombre brutalmente azotado, coronado de espinas, herido con clavos en el carpo y con una herida en el costado.

LAI ~ E R I D DEI, A COSTADO Cuentan los evangelios que Pilatos al no creer en la ríípida expiración del crucificado envió mensajero a comprobar el hecho. El mensajero al verlo muerto ya no ordenó quebrarle las piernas sino que el centurión Lunginos le atravesó el costado con su propia lanza. Juan, que sabía de medicina, se sorprendió por la violenta y abundante eclosión de sangre y agua. En la síndone se aprecia la huella de una gran hemorragia que brotó del costado, es unamancha ovalada y oblicua que habría sido provocada por lalanza. Por la dirección de la herida que forma un ángulo recto se infiere que el centurión lo agredió a caballo, pues el cuerpo de Cristo debió hallarse a un metro del suelo, la lanza atravesó el pulmón y alcanzó la auricula derecha del corazón. Además de no coagularse la sangre del fallecido parece que en el sepulcro siguió brotando sangre posmortal en una hilera que se aprecia en la cintura dorsal.

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Al parecer los que escribieron los evangelios pertenecían a la diásporajudíay conocían sólo de oídas Palestina. Pues y en primer lugar, centuriones y legionarios romanos sólo llegaron a partir de la Guerra de Judea (6673) y no antes, que se empleaban tropas auxiliares reclutadas entre la población. Luego, y en segundo lugar, resulta bastante poco creíble que casi por todas partes del cuerpo de Jesús brotaran hemorragias posmortales (pies, costado del pecho, cabeza, brazos), esto hace suponer a algunos estudiosos que Cristo sobrevivió a la crucifwón. En tercer lug-de la lanzada debió brotar coágulos y no sangre y linfa, lo que es propio de un vivo y no de un muerto. En cuarto liigar, y constituyendo lo mas extraño de todo esto, y que invalida la hipótesis de que sobrevivió a la cruz, es la mancha ovalada y oblicua del costado. Por más chorro que brotara las leyes fisiológicas y de gravedad nos indican que de todas maneras la sangre debió escurrirse, pero misteriosamente en la síndone no se encuentra reguero de sangre de ese lado. Debía de existir un reguero que manchara la cadera, muslo y pierna, perg nada de esto existe. Por anatomía y geometría se imponen los regueros faltantes y su ausencia indican que al igual que en el caso de la cara, pecho y espalda, se prefirió sólo perfilar heridas, golpes y laceraciones en vez de la desfiguración real que correspondería al caso. Al parecer los hacedores de la sindone priorizaron la nitidez de la imagen en desmedro de su realismo borroso y tosco.

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En sexto lugar, un detalle tan notorio como una lanzada a caballo no podía dejar de mencionarse en el evangelio, pero extrañamente se omite este importante detalle. En consecuencia, o no hubo tal caballo y la síndone es falsa, o la sindone es verdadera y los evangelios se equivocan. De cualauier forma la dirección de la herida contradice la versión bíblica. Por último el chorro de sangre de la cintura dorsal, que es puesto como prueba concluyente de su autenticidad, se extiende extrañamente por toda la cintura dorsal como una delgada soguilla. Pero ello resulta imposible sin que el cadáver gire o el agónico se mueva, pero como los cadáveres no se mueven solos y los agónicos no se mueven con el pulmón atravesado y la aurícula del corazón destrozado entonces para un cuerpo inerme resulta inexplicable por razones fisiológicas, gravitacionales y lógicas dicho chorro de sangre por la cintura dorsal. Es cierto que una hemorragia posmortal no se le ocurriría prever a un pintor del siglo XN, pero ya hemos visto regueros de sangre artificiales, faltantes y otros donde no debiera haberlos, pudo también tratarse de un recurso para aumentar el dramatismo de la imagen. En consecuencia, la herida del costado no es una prueba incontrovertible de autenticidad debido a las contradicciones del relato (centurión, caballo) y las incoherencias médicas (en vez de coágulo brotó sangre y linfa) como fisiológicas (regueros de sangre inexplicables).

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Para el médico inglés W. Stroud (ATEATRiSE ON THE PHYSICAL CAUSA OF THE DEATH OF CHRIST, Londres 1968) la causa del fallecimiento fue lo que él llama "rotura del corazón". Para el cardiólogo italiano Achille Judica (LA MORTE PER CROCEFFISSIONE DEL CRISTO SINDONICO, en Sindon No. 19,1974) Cristo falleció del síndrome de desconclicionamiento, como hipotensión ortostática hemodinárnicaque condujo ala parálisis cardíaca en diástole. Mons. Ricci atribuye la muerte a un conjunto de factore~'comoagotaniiento, deshidratación, pérdidas de sangre en Getsemaní e insolación. Lo que sorprende aquí es por qué ninguno de estos peritos piadosos se pregunta cómo la brutal flagelación con bolitas de plomo a la romana no terminó por provocarle la muerte, dejarle paralítico o gravemente lesionado. Naturalmente ello rompería la vcr-sión evangélica y ese no es su propósito. En realidad, los noventisiete golpes habrían bastado para provocarle la muerte o al menos dejarle moribundo a un hombre que comía poco, ayunaba regularmente y cuyo único ejercicio físico eran las largas caminatas. Pero el Cristo sindónico no es el mismo que el Cristo evangélico, de gran estatura, fortaleza y resistencia descomunal. Es difícil admitir que falleciera en la cruz tras una brutal azotaina. Es más, ni siquiera es fácil admitir la realización de la flagelación misma por las

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incoherencias y contradicciones del relato que nos lleva a sostener que se trata de una novela mística. Pero frente a estasversiones que sostienen su muerte se levanta la teoría del médico norteamericano Federico Zugibe, profesor de la Universidad de Columbia, estudioso del sudario de Turín. Zugibe afirma que Jesús sobrevivió a la crucifxión, viajó al oriente, murió a los ciento veinte años y fue enterrado en Srinagar, India (JESUCRISTO NO MUNO EN LA CRUZ, USA 1985). Según Zugibe la verdadera historia de Jesús no la cuenta el evangelio de la Iglesia sino crónicas, documentos y testimonios boicoteados por el solio pontificio, éstos hablan de un Profeta que sobrevivió al suplicio de la crucifxión, huyó al Oriente con María, ésta murió en Murré, India, donde fue enterrada, y él vivió hasta los ochentidos años o según la versión de los Adhmadiyyas hasta los ciento veinte años. Su tumba estaría en Srinagar o en Kashmir actual. En su huida se le conoció con el nombre de Yuz Assaf, viajó a la India al finalizar su misión en Palestina, porque deseaba llevar su mensaje a las diez tribus perdidas de Israel. Como pruebas de la sobrevivencia a la crucifixión enumera Zugibe: (1)ninguno de los cuatro evangelistas asistió a la crucifixión ni tampoco hablan de muerte sino de expiración, sólo dejó de respirar; (2) la muerte por crucifwón se producía al cuarto día y no en seis horas, en los cuales pudo entrar Jesús

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en un estado de semi-inconsciencia; del pecho de Jesús no brotó coágulo como corresponde a un cadáver sino sangre y linfa, además en la sabana hay huellas de sangre que por la forma como se han escurrido son posteriores a la bajada de la cruz; y (4) José de Arimatea y Nicodemo curaron las heridas de Jesús, el cual apenas resucitado no deja que Magdalena lo tocara aún corivaleciente.

Es comprensible que esta teoría haya sido rechazada por la versión católico-apostólico-romana dado que niega nada menos la resurrección y divinidad de Jesús. Su resurrección fue inventada por sus propios partidarios en connivencia con el crucificado para consolidar la nueva religión y para ello era necesaria su huida hacia la lejana India. A pesar de todo lo sugerente de la versión de Federico Zugibe que se inscribe en la escuela historicista de Jesús en la variante de profeta divinizado-no divino, ésta no se libra de objeciones. No explica, por..ejemplo, cómo sobrevivió a la flagelación romana, no rectifica pasajes evangélicos inverosímiles (cargar la cruz por quinientos metros), no responde cómo piido sobrevivir a la lanzada que le perforara el pulmón derecho y le rompería la aurícula del corazón sin la asistencia de expertos cirujanos cardiólogos que le suturaran las heridas internas con la rudimentaria medicina de hace dos mil años. Tampoco explica cómo pudo llegar a octogenario o longevo después de haber quedado delicado por el tormento de azotes

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y cruciíkión. Todas estas interrogantes abonan más bien a favor de la tesis de la escuela mitológica de Jesús y no de la escuela histórica, y hacen difícil aceptar las sugerentes ideas de Zugibe.

El análisis científico del sudario deTurin (médico, informático, arqueológico, palinológico, físico, químico y fotográfico) no prueban que se trata del sudario que envolvió el cuerpo de Jesús, ni aportan pruebas irrefutables de la pasión, muerte y resurrección de éste. Es más, contralo esperado fortalece los argumentos de la escuela mitológica sobre Cristo y debilita las posiciones de la escuela histórica. El análisis fotográfico lo único incuestionable que revela es que se trata de huellas impresas por quemaduras, la palinología la antigüedad de la tela hacia mucho antes del siglo 1, la arqueología comprueba que la técnica del tejido era ampliamente conocido desde hace cinco mil años atrás, la química y la fisica demuestran,que las improntas no son resultado de un proceso natural, la informática confirma su detalle tridimensional, el análisis neutrónico no encuentra restos hemáticos sino sólo esporas y una alta concentración de elementos inorgánicos (el oro como uno de los más abundantes), y la medicina revela que faltan muchos regueros de sangre y los que existen contradicen la mecánica del flujo sanguíneo.

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Sólo la interpretación interesada de las investigaciones de científicos piadosos pueden reforzar la teoría del origen sobrenatural de las liuellas de la síndone. La única explicación que se puede dar a los hechos clínicos, químicos, físicos, fotográficos e históricos de las huellas sindónicas es la teoría del origen humano de las mismas. ias incoherencias y contradicciones de las improntas sólo tienen explicación humana y no sobrenatural. Es erróneo presentar la legión de profesionales que dedican su atención al estudio de aquellas imágenes c e n o iin cuerpo homogéneo y univoco a favor de la autenticidad de la sindone, porque este asunto es parte de otro mayor que lo abarca, esto es, el de la autenticidad histórica de Jesucristo. Y de la respuesta a este último problema se supeditara grandemente la posición que se tome frente a la reliquia.

Naturalmente los Barbet, Judica, Ricci, Gail, Romanese, Moder y Stroud adheridos a la escuela histórica de Jesús interpretan el sudario como un conjunto de datos incuestionables acerca de su autenticidad. Por el contrario los partidarios de la escuela mitológica confirman e n muchos análisis de la síndone sus conclusiones acerca de ldhtenticidad histórica de Jesús.

CAPITULO VI11 INCOHERENCIAS LOGICAS "L,a verdad cristiana es inconzprensibley absurda, pues Ea muerte del Hijo de Dios es creíble porque es contradictorio, y su resurrección es cierta porque es imposibleJ'. Tertuliano 24.

Los azotes 25. Sudor y sñngre2ú. Golpe en la mejilla 27. Alniiceado 28. Criicificaclo yeiiterraclo 29. Mort a j a iiicoinpleta 30. Resurrección 31. Croriometrantlo el día Viernes 32 La Sínclone cle Besancon 33. ConclusiGn

El análisis cientifico del sudario reveló muchos detalles controvertibles pero tratándose de un personaje tan sui géneris podría esperarse en última instancia una desconcertante

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demostración por lo absurdo. Ha sido Manuela Corsini (op. cit) quien reconociendo lo limitado de las pruebas de la ciencia en favor de la identidad de las hueIlas sindónicas, propuso una supuestavía lógica para demostrar la identidad del hombre de i;i sinclone. En su femiente y devota lógica enumera como detalles reveladores de la identidad del sudario los siguientes: (1) fue azotado, (2) sudó sangre, (3) fue coronado como rey, (4) fue golpeado en la mejilla, (5) fue alanceado, (6) enterrado y crucificado, (7) no fue amortijado por la prisa, y (8) resucitó. 24.

LOS AZOTES

Resulta realmente absurdo y contradictorio que Pilatos deseando salvar al reo lo enviase al terrible tormento del azote romano. Este flagelo no lo tendría que haber salvado de morir sino que las bolitas de plemo tendrían que haber acabado con su vida, como ocurría siempre. Hasta aquí la contradicción lógica del relato evangélico, pero si revisamos lo dicho más arriba sobre las huellas del flagellum llegamos a la observación extraña y sospechosa de unas huellas dorsales y frontales que no se superponen ni causan regueros de sangre. Es más, los noventisiete golpes de látigo detectados le habrían permitido sorprendentemente caminar y llevar un peso sobre sus hombros de cuarenta kilos -el travesaño de la cruz- por una distancia de quinientos metros cuesta arriba. Todo lo cual es de unaincoherencia inaudita. De esos latigazos nadie salía caminando, y menos aún alguien que se sometía a ayunos continuos y que era frugal.

Incolierencias Lóaicas

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SUDOR DE SANGRE

Los evangelios relatan que Cristo sudó sangre al orar en Getsemaní (Lc 22:43,44) pero no que lo hiciera e.n la crucifixión. Por lo tanto, al interpretar huellas sindónicas como sudor de sangre, aún cuando el análisis neutronico confirmó que no hay restos orgánicos sino inorgánicos, no hace sino contradecir al evangelio. Por lo demás, el sudor de sangre no es exclusivo de los místicos sino también se halla presente en los archivos psiquiátricos de los estigmatizados hemorragias localizadas, propios de las neurosis de conversión o histeria. De esta manera el sudor de sangre no puede convertirse en un detalle iílentificador del personaje de la sindone como pretende Manuela Corsini. 26.

GOLPE EN LA MEJILLA

Cuentan los evangelios que estando Jesús ante el interrogatorio del sumo sacerdote recibió una bofetada o golpe en la mejilla ante respuesta suya displicente. Y el rostro de la síndone tiene las huellas de un fuerte golpe en esa zona. ¿Coincidencia o prefabricación? Pero nuevamente existe una contradicción, pues el evangelio habla de bofetada o golpe con la mano mientras que el análisis médico de la síndone encuentra que se trata de un golpe inferido con un objeto contundente, como un bastón por ejemplo. De esta forma la coincidencia se desvanece, sólo es de forma pero no

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de contenido. Además muchos crucificados pudieron recibir golpes en el rostro, o en la elaboración de la síndone se pudo tener en cuenta este detalle.

Es sumamente extraña la muerte del Señor en tan sólo tres horas, cuando el suplicio de la crucifurión solía durar l-iasta cuatro días. Para que no durase tanto se acostumbraba a romper las piernas con el fin de que murieran por asfixia. Dice el evangelio que Pilatos se sorpfiindió de la muerte rápida del polémico reo y para cerciorarse envió a un mensajero llamado Longinc, el cual lo atravesó con su lanza en un costado, brotándole sangre y linfa. Esta hemorragia aparece en la Síndone pero con regueros de sangre faltantes y que no. se condice con la mecánica del flujo saguíneo. Además del estudio médico se deduce que el lancero debió ir a caballo, nada de lo cual se mencionaenla biblia. Envez de un detalle identificador se convierte la huella de la lanza en un detalle confuso e incoherente. 28. CORONADO COXO REY

El evangelio habla de corona de espinas, las huellas de la sindone habla de un casco de espinas. Ello es una primera contradicción. Una segunda la hallamos en el rostro limpio de regueros de sangre, salvo el dibujado tres invertido de la frente. Además, que objeto tenía martirizándolo en la cabeza

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antes de la crucifwón si iba a ser primero flagelado. Los romanos no tenían nada contra él sino los judíos. Pero éstos últimos no lo azotaron. La corona de espinas no es un detalle iclentificador sino controvertible y refutable. 29.

CRUCIFICADO Y ENTERRADO

En aquella época la crucifixión era una pena común para los criminales políticos y religiosos así como civiles. La pena excluía a los ciudadanos romanos y era frecuentes sobre esclavos y libertas. Una vez fallecido el crucificado no era reclamado por los familiares para no cubrirse de vilipendio, y era arrojado al pudridero. Sólo en casos muy excepcionales se entregaba el cuerpo, y cuenta el evangelio que así se hizo con el de Jesús. Aquí debemos preguntarnos si era realmente un personaje tan importante ¿cómo un historiador judío tan enjundioso y minucioso como Josefo Flavio -perteneciente al siglo 1-no lo tuvo en cuenta en su CRONICA DE LOS REYES JUDIOS? Si los familiares y amigos reclamaron su cadáver para no ser olvidado. Pero ante ello se extiende lo que se conoce como el "silencio del siglo 1". Para Manuela Corsini de Ordeig (op. cit.) el detalle de que un crucificado sea enterrado revela la identidad divina del hombre de la síndone. Pero realmente resulta insólito que José de Arimetea y Nicodemo como miembro del Sanedrín se expusieran tanto para reclamar el cadáver de un crucificado, y sin que ello provocara persecución sobre ellos; segundo, que

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Pilatos cediese tan fácilmente a entregar el cuerpo a sabiendas que con ello contribuía a despertar las sospechas de los recelosos jefes jtidios y mantener la tensión religiosa. Tercero, resulta ilógico que el cazurro militar romano Pilatos se complicara la vida de esta forma, cuando le hubiese bastado botar el cuerpo al pudridero o negándose a entregarlo para evitar disputas entre sectas religiosas. El relato evangélico presenta a Pilatos interesado en provocar disputas entre judíos y cristianos, entregando el cuerpo a los seguidores pero poniendo guardias en el sepulcro a solicitud del Sanedrín para impedir el robo y que se diga luego que éste había resucitado. Si proseguimos con esta hipótesis del interés político de Pilatos entonces es posible imaginar que a los mejores soldados no les robaron el cuerpo sino que se autosectiestraron el mismo con el fin de debilitar la fé judaica q u e bastantes problemas estaba causando- y mantener al pueblo ocupado y alejado del afán de independencia nacional. Sin embargo, esta conjetura para ser coherente adolece de un detalle, a saber, para dar verosimilitud a la resurrección los soldados tendrían que haber sido castigados severamente por no evitar la pérdida del cuerpo, pero nada de este se cuenta en los evangelios. Estos vacíos e incongruencias fortalecen la interpretación mitológica.

Incoherencias Lógicas

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MORTAJA INCOMPLETA

El amortajamiento completo suponía haber lavado el cadáver siete veces, barba y cabellos afeitados, ungir el cadáver, revestirlo con una túnica y finalmente envo1;erlo en el Sudario. Pero los tres sinópticos cuentan que el cuerpo fue envuelto en una sábana o lienzos con aromas, llevando al sepulcro cien libras de mirra y alóe. La prisa se debía al descanso sabatico que empezaba el mismo viernes al ponerse el sol, por lo cual las mujeres pensaban volver el domingo por la mañana para completar el arnortajamiento. Pero según la tradición católica Jesucristo resucitó el sábado y como el cuerpo no fue lavado dejó las huellas de la Pasión en la Síndone, que por una desconocida razón no se pegó al cuerpo. Corsini añade que salió Cristo del sudario levitando. Es en este detalle de la mortaja incompleta del cuerpo de Jesús donde se advierte no sólo el carácter inverosímil del relato sino la intención deliberada de dejar abierta la posibilidad desde el siglo lV de prefabricar pruebas materiales en favor de la existencia y resurrección del Señor. Pues en primer lugar, recién en nuestro tiempo se cuenta con plásticos antiadhesivos que se emplean como apósitos en casos de quemaduras y heridas graves. En el siglo 1el cuerpo martirizado descrito en los evangelios sinópticos después de treintitantas horas habría hecho que al secarse la sangre se pegara ésta a la tela con gran adherencia, y la separación hubiese roto la tela o desgarrado la piel, quedando el destrozo reflejado en las

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huellas sindónicas. Pero extrañadamente los supuestos coágulos de sangre no dejaron residuos orgánicos sino inorgánicos, tal como lo mencionamos antes sobre el análisis neutrónico. Por tanto, no hay restos de sangre ni de piel ni de pelo, la tela se separó prodigiosamente del cuerpo ensangrentado; y esto no es más que pura imaginería literaria carente de base experimental y posiblidad práctica. En segundo lugar, resulta ridículo y absurdo que los familiares de Jesús no se tomaran un breve momento por lavar el cuerpo una o dos veces al menos a sabiendas del deterioro q u e sufriría por adhesión de la sangre a la tela. Se da la inverosimilitud de recuperar el cuerpo para luego abandonarlo con descuido. Lo lógico hubiese sido que lo lavaran al menos y lo cubrieran luego con la sábana, hasta el domingo por la mañana que retornarían para afeitarlo, ungirlo y ponerle la túnica. El lavado del cuerpo, al menos una de las siete veces mandada por la norma, era la mínima y más elemental precaución que podían haber tomado, pero adrede fue dejando así en los sinópticos para facilitar en la práctica la reproducción de su imagen completa martirizada en la síndone. Creo que fue el principal error de los hacedores del relato evangélico el dejar aparentemente un detalle nimio pero de gran repercusión, tan ilógicamente construido. Pues el desorden y la desqrganización es inadmisible para el caso.

Incoherencias Lógicas

30.

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RESURRECCI~~Y

La inexplicable versión evangélica tendría un sólo propósito, a saber, que el hombre de la síndone salió vivo de su sudario por su propiavirtualidad, abandonando el sepulcro por resurrección. Los músculos de los glúteos y espalda no aparecen aplastados por su propio volumen, es como si las huellas frontaies y dorsales se hubiesen formado no por contacto sino por contagio e impresión, como si el cuerpo hubiese estado levitando, treintitantas horas, lo cual es improbable por no decir imposible. Pues, si hubiese levitado en presencia de los familiares estos se habrían dado cuenta de ello, si hubiese levitado después de que los familiares abandonaran el sepulcro al menos las huellas de sangre dorsales serían mas grande, pero como los sinópticos nada dicen sobre que el cuerpo levitara ni que el cuerpo pesara entonces se obtiene la paradójica conclusión de que el cuerpo no flotó pero tampoco pesó y que de ello no se dieron cuenta sus acompañantes al sepulcro, los cuales lo dejaron sobre un sudario con el cual no hubo contacto pero que al cabo de unas horas dejó huellas. Todo lo cual resulta hartamente imposible y fantástico. Para los partidarios de los milagros sólo la resurrección puede explicar la impresión nítida, natural, realista, sobria, sin deformaciones de todo el cuerpo; cuando por el contrario todos estos detalles revelan una clara intencionalidad humana.

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31.

CRONORIETKADO EL DIA VIERNES

Los sinópticos enfatizan la escasez del tiempo y su influencia en la impresión de las huellas sindónicas. Marcos dice que expiró cuando era la hora nona, es decir las tres de la tarde, Mateo cuenta que el atardecer llegó al Gólgota José de Arimatea entre las tres y quince y tres y media. Luego éste se encaminó a Pilatos para pedir el cuerpo. La Torre Antonia distaba un kilómetro y como se trataba de un asunto urgente debió ir sobre una mula o caballo o camello, aunque nada de esto se dke en el Evangelio, demorando por tanto unos cinco minutos por llegar, esto es, tres y treinticinco p.m. El procurador se encontraba ocioso y atendió sin demora a José de Arimatea, resolviendo enviar al centurión Longino para verificar tan repentino fallecimiento, ello llevaría unos cinco minutos más (3:40) para tomar la decisión. El centurión a caballo llegaría en cinco minutos más (3:45), el cerciorarse y herir el costado del Señor lellevaría unos diez minutos (3:55), su retorno otros cinco minutos (4p.m), y el informe al procurador concluiría a los quince minutos (4:lO). Es entonces cuando José de Arimatea después de esperar en el palacio de Plalatos desde las 3:35 pm. emprende el retorno tras pedirle el cuerpo, del crucificado (4:15). Con el permiso en la mano reclama el cuerpo comienza entonces la detenida labor de quitarle los clavos, descender10 y entregarlo a los familiares, lo cual llevaría unos quince minutos (4:30). Desde la recepción del cuerpo hasta su transporte al sepulcro tenían que correr la

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pesada piedra y conducir el cuerpo a la habitación sepulcral, todo lo cual consumiría otros diez minutos (4:55pm). Apoco menos de una hora de que se ponga el,sol (6pm) y de que'en~pieceel descanso sabático los familiare; y amigos disponian del tiempo suficiente para lavar y limpiar el cuerpo las veces que manda el rito, de afeitarle, ungirle, ponerle la túnica y ponerle la sábana. Aún cuando el Procurador y su centurión no se hubiesen demorado treinticinco minutos (desde las 3:35 hasta las 4:10 pm) desde la recepción en la Torre Antonia a José de Arimatea hasta su abandono, sino que los hubiese llevado veinticinco minutos más (4:35) de todos modos de hubiese dispuesto desde las 5:10 hasta las 5:45 (treinticinco minutos) para lavarlo, afeitarlo, ungirlo y ponerle la túnica y el Sudario. Pues, debían abandonar el sepulcro unos quince o diez minutos antes de que empiece el descanso sabático (6pm del Viernes) para dar tiempo de llegar a sus casas. Para dar verosimilitud al relato evangélico y a la versión de la escasez de tiempo, tendríamos que prolongar la duración que les tomó a los soldados en bajar el cuerpo de la cruz, en vez de 15 minutos unos 25 minutos, y el transporte al sepulcro otros 20 minutos y no quince. Todo esto sumaría unos quince minutos más que sumado a la anterior demora en la Torre Antonia haría que la llegada al sepulcro aconteciera a las 5:25. Corren la piedra e introducen el cuerpo (5:35), disponiendo de

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escasos diez minutos para lavar de todas formas el cuerpo, siquiera una vez, y cubrirlo con la sábana, sellar la entrada hasta el domingo (5:50) y y retornar a sus hogares a las 6pm. Como apreciamos, aún prolongando ilógicamente - por la premura y la distancia relativamente corta- el tiempo observamos que se tiene siempre el suficiente para no omitir el lavado del cadáver. Y éste no fue efectuado según las huellas sindónicas. Pero si tuvieron el tiempo para envolverlo en una sábana de lino limpia empapada de perfume ¿cómo no iba a tener tiempo para limpiar primero el cuerpo? {No es acaso absurdo que se prefiera cubrirlo antes de limpiarlo?. Cronometrar el día viernes ayuda a comprender que sí hubo tiempo para limpiar el cuerpo, pero su mención fue excluida en el siglo IV para favorecer la reproducción de la imagen sindónica. 32.

.LA MILAGROSA SIKDONE DE BESANCON

Entre los siglos XV, XVI y XVII se popularizaron las copias del Sudario deTurín. En 1523en un rincón de la catedral de Besancon apareció la síndone pero era de tan mala calidad que sus colores tenían que ser restaurados cada cierto tiempo. Pero sobre todo inducidos por su misteriosa aparición la feligresía la tomó por auténtica y su veneración provocó peregrinaciones. La jerarquía eclesiástica jamás prohibió exhibirla ni venerarla y por más de cientocincuenta años fue tomada por la reliquia original. Y lo que reforzó esta creencia fue el hecho

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de que hubo milagros. Producida la Revolución Francesa el Comité de Salud Pública se llevó la síndone de Besancon a Paris y en demostración de lo vano de las superticiones religiosas la convirtió en vendas para los heridos. P. de Gail (ibid) afirma que la historia de la síndone turinesa fue confundida con la síndone de Besancon, pero no explica cómo era posible que una simple y rústica copia produjera milagros, fuera venerada por siglo y medio, y no provocara controversia ni oposición del clero. Si d e s d e l o 3 pasó la reliquia a poder de los Duques de Saboya entonces ¿cómo no. protestaron por la veneración insultante de una copia?. Si el Sudario de los Saboya fue conservada en la capilla de Chambéry hasta 1578, siendo honrada por diversos Papas entonces ¿porqué no se prohibió la veneración y exposición de una vil copia como la de Besancon? Tal prohibición ya había ocurrido en 1355 y 1389 entre la colegiata de Lrey y el obispo de Troyes. Al parecer para contrarrestar la influencia de la Reforma protestante se multiplicó la veneración de síndones diversas. Aunque en realidad la milagrosa sindone de Besancon es una contradicción de carácter histórico no obstante el hecho de que ésta fuese milagrosa frente a la inerte síndone de los Saboya constituye a todas luces una incoherencia lógica. ¿Cómo podría explicar P. de Gail y los suyos la incoherencia de que una copia produzca milagros y el supuesto original no?. Fue tanto así que los revolucionarios del 89 al ir a buscar la síndone fueron al encuentro de la que era solamente venerada, auténtica, y ésa era la de Besancon, mientras que la de Tunn fue ignorada.

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33.

CONCLUSI~N

El análisis de la sindone evangélica demostró la falta de concordancia entre los evangelios y la síndone. El estudio histórico reveló la falta de documentos que autentifiquen la reliquia. La vía científica probó que no se trata del sudario que envolvió el cuerpo de Cristo. El sudario de Besancon hizo evidente que no es necesario ser el "original" para ser milagroso. Por su parte la via lógica lejos de demostrar la identidad del hombre de las síndone, como desea Manuela Corsini, lo que hace es negar su identidad debido aque los supuestos detalles I-eveladores que apela resultan contradictorios, fantásticos, ilógicos y absurdos, propios de una imaginería de una novela mística oriental. De este modo, los llamados "detalles identificadores" revelan no al crucificado sino el carácter mitológico del relato y de la reliquia.

CAPITULO IX LA LEYEEDA DEL SUDARIO La validaci6nseudocientijíca del sudario de Turin no es sino un seudo problema y maniobra desesperada de teólogos y cristólogas inflexibles, recalcitrantes y ultraconservadores suficientemente sagaces para adaptarse a nuestra época que exige pruebas racionalesy demostrarsu objetivo principal: la historicidad de Jesús. El autor 34.

La no historicidad de Jesíis 35. Carácter novelístico de los evangelios 36. Declinación del papado 37. Transformación de la Fe 38. La Leyenda

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La obra de la redención humana realizada por Cristo en la cruz y descrita por los apóstoles, en los evangelios, no encuentra su confirmación en el sudario de Turín. Tras analizarlo desapasionadamente no se ven en la reliquia características que permitan identificarlo como el que envolvió el cuerpo de Cristo. La infinita sabiduría de Dios no habría dejado una rúbrica divina tan controvertible, discutible históricamente y científicamente.

El esfuerzo representado en discutir la autenticidad del sudario de Turín está justificado al ayudar a confirmar: (1) La no historicidad de Jesús, sÜ inexistencia histórica; (2) El carácter novelístico de los evangelios; (3) La necesidad de contrarrestar el advenimiento del mundo moderno por parte de la iglesia católica en su trágico siglo XTV, (4) La contradicción entre la figura sindónica y la pasión de los relatos evangélicos que quedan cortos y discretos frente a éste; (5) Es una prueba material de la intención medieval por convencer de la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo; (6) Es un documento histórico- arqueológico que demuestra :a transformación del sentido de la fe en la conciencia de la humanidad, que va de 1á creencia en las fábulas de la profecía milagrosa a la convicción en los hechos de la profecía científica; y (7) Que el Sudario de Cristo es de carácter legendario.

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34. LA NO HISTORICIDAD DE JESUS

Los partidarios de la autenticidad del sudario de Cristo creen aportar una prueba más de la existencia de Jesús. En el fondo mediante la autenticidad se comprobaba la historicidad, para ello era necesario elaborar la trayectoria histórica de la síndone de Jerusalem a Constantinopla y luego de oriente a occidente, y una vez en suelo europeo constituir una historia más o menos coherente, entre reclamaciones, guerras e incendios de una época turbulenta de los siglos XIV, XV y Xb7. Es más los "autentificadores" no sólo recurrieron al arsenal científico sino que en todas las conjeturas parten de un lugar común, a saber lo indubitable de la existencia histórica de Jesús. Esto es que parten de un dogma que condiciona sus conclusiones. Por el contrario la investigación no fideísta del problema de Cristo iia conducido desde el siglo XVIII al desarrollo de la escuela mitológica con sus variantes de: (a). Jesús como mito astral (Dupuis, Drews, Niemojevski), (b) .mito artístico poético (escuela holandesa), (c). mito religioso (Robertson, W. Smith) , (d) .mito folklórico (Potanin) , (e). mito histórico social (Bauer, Engels). Pero en realidad no es necesario estar de acuerdo con las variantes de la escuela mitológica para concluir con la inautenticidad del Sudario de Turín, para ello basta un espíritu crítico, heterodoxo y racional. Los cristólogos conservadores y antimodernistas a ultranza (Carmichael, Thielike, Althaus) han alentado las prue-

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bas materiales de Cristo (P. de Gail, Barbet, Judica, Corsini) ante el fracaso de otras alternativas piadosas (arrianismo de Küng, emocionalismo de Bultmann, escatologiade Moltmann) y el avance del neohistoricismo ortodoxo (Conzelman, Barnikol, Dibelius, Heitsch) junto al mitologismo apóstata y hereje. 35. CARACTER NOVELISTICO DE LOS EVAi\iTGELIOS

La reliquia sindónica aún si fuera auténtica no confirma la veracidad de los evangelios sino su inexactitud, extraña parquedad e ilógica discreción. Cuando por el contrario se supone que el relato debió serabundante, detallado, exquisito ante el capítiilo mis importante como es la Pasión y Resurrección. Del examen médico hemos visto que la figura sindónica muestra una mancha en el costado donde se conoce que fue alanceado por un hombre armado desde un caballo, que José de Arimatea tenía que ganar tiempo en la ida y venida desde la Torre Antonia por lo cual debió ir sobre un transporte animal, éstos y otros detalles no figuran en los sinópticos, que parecen contados por judíos que no fueron espectadores en el Gólgota, o por novelistas místicos que no tenían la obligación de ser detallistas y concretos. Como e s sabido los Evangelios están plagados de incoherencias y contradicciones lógicas explicables por el carácter novelistico del relato, por lo cual la "prueba material" sindónica tenía que desbordar necesariamente la descripción

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literaria y entrar en contradicción con la misma. Por lo cual, de ningún modo demuestra la veracidad de los Evangelios. 36. LA DECLINACION CATOLICA

Entre los siglos XlV y XV la lucha intestina entre avaros cardenales comenzó a debilitar a la Iglesia romana, el Papa no era más que un príncipe feudal sacralizado, lo cual da pie al cisma católico, el comienzo de la emancipación religiosa nacional (Juan Huss, Jerónimo de Praga y Juana de Arco) y el Renacimiento con su amor a las letras, artes, ciencias y crítica de los dogmas. La descomposición y corrupción económica, política y moral de la Iglesia no sólo provocaría la Reforma protestante sino que por su lado recurría a toda clase de subterfugios para encandilar la fe entre la feligresía venida a menos. iY qué mejor que tener ante los ojos ingenuos del pueblo la síndone cristiana en la Casa de los Saboya para autentificar la reliquia! Su supuesta neutralidad y prestigio lo pondría a cubierto de las mofas de calvinistas y protestantes. Lo cierto es que la declinación del Papado en medio del advenimiento del mundo moderno es un factor primerísimo para explicarnos el origen de la figura sindónica y la resurrección de antiguallas medievales en el siglo XIV. 37. TRANSFORMACION DEL SENTIDO DE L4 FE

Como documento histórico arqueológico sometido a las más diversas pruebas es necesario reconocer que en nuestra

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era de adelantos científicos la fe religiosa se halla tan debilitada que se ve obligada a recurrir a una valoración racional como medio para fortalecer su creencia en la salvación. Es evidente que en la conciencia de la humanidad se viene operando desde el Renacimiento una transformación del sentido de la fe. Alexis de Tocqueville analizando el factor religioso en América escribía "...la incredulidad es un accidente, la fe es el único estado permanente de la humanidad ... la fe cambia de objeto, no muere" (LA DEMOCRACIA EN AMERICA 1, cap. IX).Y desde el mundo moderno la fe ha venido desplazándose hacia los hechos de la ciencia, hasta el punto que en el siglo XX ni la-misma religión puede sustraerse a su poderosa atracción. Este fenómeno lo hemos podido comprobar al pasar revista a los análisis fotográfico, médico, palinológico histórico, químico, físico, inforrnático, neutrónico y arqueológico de la síndone cristiana. Cuando en realidad este procedimiento es contraproducente para la religión misma por cuanto lo sobrenatural es irreductible a lo natural y humano. Y si lo humano prueba lo sobrenatural entonces éste deja de ser tal y la religib carece de sentido. Sólo el misterio inasimilable a la ciencia es lo que le da razón de ser a la fe religiosa. Hoy al hallarse ésta en retroceso histórico recurre en su periclitación a la fe científica. Solución sin salida y contraclictoria.

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En 1988fue remecido en su base el Centro Internazionale di Sindonología cuando se desvaneció las polémicas en torno a la autenticidad del Sudario de Turín tras ser sometida a la prueba del Carbono 14. Con ello quedó probado que el Santo Sudario fue utilizado tras los ataques de la Ilustración a la religión como un medio para disipar las criticas en torno al problema principal: la no-históricidad de Jesús. En realidad, y aún no considerando la prueba del carbono 14, resultaba bastante extraño que una reliquia arqueológica de hace dos mil años se conservara en tan buen estado, descontando los orificios por quemaduras y los remiendos. También es sintomático que el Sudario se constituyese en la Única prueba arqueológica en el mundo que mostrara tales imágenes entre las miles de tumbas halladas. No menos extraño es que la Síndone no mostrara restos hematicos, que debieron ser abundantes, sino al contrario residuos minerales y en especial oro y plata. Tampoco deja de llamar la atención la impresión que dala tela como envejecida artificialmente. Es por lo demás inexplicable que un tejido de lino tan sensible al fuego ni siquiera se achicharrara a una temperatura tan elevada como para derretir el cofre de plata de la capilla de Chambéry, ni que se quemaran los monjes rescatadores en medio de tal infierno. Es igualmente significativoque las huellas sindónicas no concuerdan con el relato evangélico en detalles nada intras-

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cendentes. Todo lo cual induce a pensar que se trató de hacer en el laboratorio de la Colegiata de Lirey una obra de arte más realista aun que sobrepasó al relato evangélico. No obstante, los resultados son harto problemáticos. A sabiendas que la flagelación romana llevaba por lo general a la muerte, las marcas de los azotes llega a 97, como dando a entender que no pretendían matarlo a latigazos. Sin embargo, un matemático tan conspicuo y cosmógrafo mayor del Virreynato del Perú en la primera mitad del siglo XVIII como el sabio limeño Pedro Peralta y Barnuevo en su PASSION YTRIUNPHO DE CHRiS TO (1738) se preocupó detectivescamente por calcular los azotes que recibió Cristo llegando a la cifra de jcinco mil! y el de sus heridas a 5,465.3i bien es cierto que su principal biógrafo, Luis Alberto Sánchez, advierte que este libro "vale por su grandeza y no por sus menudencias" (EL DOCTOR OCEANO, UNMSM p. 236), ello no e s óbice como para concluir que sobre la base de la escueta versión de los sinópticos se pueden extraer conclusiones distintas. Los controvertibles resultados científicos revelan que se trata de huellas impresas por quemaduras de origen no natural sino humano, con regueros que contradicen la mecánica del flujo sanguíneo. Ya las conclusiones anatómicas y médicas cuestionaban la autenticidad sindónica. Pero de todos los estudios realizados el más importante por sus consecuencias es el análisis histórico. ¿Qué fines perseguía la Iglesia ortodoxa de Bizancio, primero, y luego la Romana con la supuesta ostensión del Santo Sudario de Cristo? ¿Hasta qué punto les

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resultaba favorable para el restablecimiento del poder político del clero la posesión de la preciada reliquia? ¿Acaso no adquirían respetabilidad las prosaicas ambiciones terrenales de la teocracia si se investía con el Sagrado Sudario de Turín? EII primer lugar, la subasta del inefable soberano Balduino 11, de los clavos, un trozo del madero de la cruz y un pedazo de la tela del Sudario al rey galo San Luis es una muestra del cándido tráfico de reliquias de la época. El elevado precio alcanzado por las joyas religiosas en la alta edad media vino precedida por toda un tradición de falsarios que contribuyeron a intensificar el comercio de "tesoros" cristianos en las altas y bajas esferas. Ante esta situación es más que probable que existieran más de un Sudario -como el Mandilión de Edesa adquirido por el emperador bizantino Romano 1Lecano el 994y que al final éstos fuesen destruidos, perdidos y reemplazado por el de Turín. El Sudario de Turín compendiaría toda la experiencia de su confección a través de los siglos, logrando una obra bastante verosímil y realista. Con el paso del tiempo la credulidad supersticiosa de las masas propias de las épocas de tránsito histórico o épocas de crisis (helenistico-romana, renacimiento, ilustración) fue ameng u á n d o s e ~matizándose, requiriendo para su convencimiento de pruebas materiales cada vez más perfectas y apoyadas en lo posible por los medios de comunicación y pseudopruebas científicas.

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Ejercer en la actualidad el anticlericalismo a ultranza resulta una postura anacrónica, contraproducente y antipopular. La filosofía, la psicología, y antropología demuestran que la religión es un fenómeno histórico de la humanidad, que los pueblos modernos sin ser beatos son aún devotos, sin ser religiosos literales lo son funcionales, asumen una determinada religión sin cumplir mayormente con sus ritos. Mariátegui observando que el marxismo debía ser la religión de nuestro tiempo subrayaba el poder movilizador de los mitos sobre las multitudes. En este sentido, no se podrá suprimir la religión hasta que la humanidad esté en mndiciones de resolver el problema de la muerte, el dolor, la justicia social y la libertad. La crítica del cielo no se trocará en crítica de la tierra hasta que no se disocie por entero la religiosidad (estado de confianza de la conciencia) de la religión (dogma determinado). Y el camino recorrido por el Sudario de Turín es parte de este proceso histórico.

EPILOGO EPISTEMOLOGIA DEL SUDARIO DE TURIN

39.

LA FILOCOFIA CIESTIFICA DE LA RELIGION

El método cientííico no sólo es eficaz en las ciencias naturales y ciencias formales sino que también es aplicable en las ciencias sociales y en particular las humanísticas. Podemos subrayar la filosofía de la religión: en efecto, podemos hablar de filosofía cientifica de la religión. En verdad la filosofía de la religión es una disciplina teórica y como tal no puede ser reducida a laboratorios de experimentación; pero así como aquí no podemos emplear directamente el método experimental tampoco tenemos que prescindir de la experiencia atesorada en las ciencias experimentales. Más aún cuando el método científico no es un conjunto de recetas infalibles y milagrosas, como suponen los metodólatras, sino una estrategia de investigación que cumple con las condiciones de contrastabilidad y

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compatibilidad con el grueso del conocimiento científico. Esta es la línea que divide a las hipótesis y teorías científicas de las no científicas, de esta manera la filosofía de la religión debiera ser compatible con la ciencia, quedar sujeta indirectamente al método experimental, ser empírica de este modo indirecto. En suma de lo que se trata es que la filosofía de la religión sea contrastable y comprobable aunque sea indirectamente, que esté de acuerdo con nuestras teorías científicas. El caso particular del Sudario de Turín es un buen ejemplo de objeto religioso que para su dilucidación requiere del examen epistemológico. Es un secreto a voces que hace muchos siglos pasó la épocacreadora de la religión y el eje de la culturacontemporánea ya no es la economía o la política sino la ciencia y la tecnología. De ahí que un componente cultural periclitado como la religión recurra a la ciencia para demostrar en nuestro caso que el Sudario de Turín es auténtico, que perteneció a Jesús. Aquí justamente reside la importancia del estudio epistemológico, del aliálisisdel método científico para explicar las teorías que interpretan el Sudario de Turín. Más aun el Sudario es un objeto concreto, una cosa que de hecho es susceptible de ser sometida ala experimentación de laboratorio, en suma un objeto material a la que corresponde que se ocupen las ciencias fácticas. Y así lo ha sido. Pero creer que la investigación de las ciencias fácticas se atienen a los "hechos positivos" es una ilusión positivista precientífica. La filosofía es inevitable compañera de la ciencia, jamás la investigación científica esta libre de supuestos filosóficos.Asi se comprende

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cóiiio la solución de un problema cientifico depende de su componente filosófico, y para analizar dicho componente planteando nuevas soluciones nada mejor que la Filosofía Científica de la Religión, como epistemología regional que desentierra el trasfondo filosófico de las investigaciones cientikcas del Sudario. La literatura sobre temas de Filosofía de la Religión puede clasificarse del siguiente modo:

(a) Impresionismo: apreciaciones fundadas en la experiencia personal vía intuitiva (religión inmanente filosoíías panteístas) o vía trascendente (religión trascendente - Iglesia). (b) Crítica social: fundada en datos parciales o en consignas ideológicas (racionalismo e ilustración).

(c) Filosofía literaria de la religión: análisis y descripciones impresionistas basados en datos escasos y que no llegan a ser teorías. (d) Filosofía científica de la religión: conjuntos de hipótesis veriticables y datos fidedignos, que han pasado por tres etapas de desarrollo y que coexiste aún: (i) filosofía de la religión descriptiva: colección de datos sin formulación de teorías patente en la antropología cultural.

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(ii) filosofía de la religión clásica: datos más precisos expresados en teorías verbales (modelos no matemáticos). Comprende las obras de Feuerbach, Marx, Freud, Weber, Kant, Hegel, Scheler, citando sólo a los más conocidos. A pesar de pertenecer a la época de grandes síntesis teóricas sus teorías son imprecisas y su interpretación discutible. (iii) filosofía de la religión avanzada: investigación empírica combinada con modelos matemáticos y comienzo de experimentación. Sugiere la búsqueda de datos de tipo insospechado y es resistido por la e s c d a idealista que se atienen a la intuición o revelación y por la escuela positivista que se apegan a los datos superficiales. Proponen modelos matemáticos de una cosa concreta compleja como sistema conceptual implica c a p tar tanto s u s componentes como s u s interacciones. Las teorías filosóficas que expliquen la religión en lugar de limitarse a criticarla, describirla y predecirla se parecerán a las teonas físicas que explican la propiedad, forma y naturaleza de un cuerpo en función de propiedades inaccesibles a los sentidos, tales como peso atómico, valencia, etc. Estas teorías tendrán variables conductuales, psicológicas, sociales, económicas, políticas y hasta tecnológicas. Variables que se enlazarán en hipótesis típicas religio-

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sas, como:

Donde y, es la variable religiosa en función de las variables conductuales M,, psicológicas Ni, sociales O,, económicas P,, políticas Q, y tecnológícas Ro. Cuando se propongan y confirmen teorías de este tipo, la religión pasará del estado subdesarro~$doy raquítico en que se encuentra actualmente a una etapa de desarrollo acelerado. Lo que hace falta no son más observaciones incontrolables, sino modelos teóricos preferiblemente matemáticos. Solamente con un buen puñado de teorías de este tipo podremos conprender cómo y por qué a la vida humana le acontece la experiencia religiosa. Una teoría general de lo religioso acabaría con la disyuntiva que lo empantana: reflejo divino 9 reflejo fantástico. Es posible que no se logre fijar conceptos generales, claros y adecuados de lo religioso mientras la psicología neurofisiológica no desentrañe el problema de la mente, la biología evolucionista y molecular la naturaleza de lo vivo y del organismo, la sociología avanzada explique los componentes e interacciones en la totalidad social, y la tecnología aclare los alcances antológicos y éticos de la teoría del control; y mientras los investigadores filosóficos de la

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religión no se decidan a dar un envión vigoroso a la modelización de la matemática. El resultado final de nuestro somero examen filosófico y metodológico de las principales direcciones de la literatura sobre filosofía de la religión puede resumirse así: (a) impresionisrno religioso, aunque de gran interés e s precientífico, (b) la crítica social y filosófica literaria de la religión es protocientifica, y (c) la filosofía científica de la religión, en sus tres etapas es el camino científico aunque no plenamente desarrollado. Bosquejando una filosofía científica de lo religioso diremos que ésta debe ser sistémica, o sea, la tesis de que los fenómenos religiosos son sistemas de la conciencia cuyas propiedade*básicas, tomadas una por una, son psicológicas, conductuales, sociales, económicas, políticas y tecnológicas, pero que se combinan de manera peculiar en el hombre religioso. E1 primer paso e s identificar los subsistemas de la conciencia religiosa responsables de los fenómenos religiosos. Y en segundo lugar identificar las variables o los componentes que determinen el fenómeno en cada instante. Estas combinaciones de propiedades básicas se llaman "leyes del fenómeno religioso" y son características de la religión. Este es el tercer paso (conjeturar leyes) para realizar un programa sistemista de lo religioso. Esta filosofía sistemista de la religión sería materialista, porque postula que son seres de carne y hueso los que padecen de la experiencia religiosa y sustentan su existencia por el solo hecho de poder sentirla y pensarla, es emocionalista al admitir la existencia de

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objetos emocionales (psíquico) distintos de los fisicos e intelectuales (constructos), y ficcionista al estar lejos de pedir que se admita la existencia por sí de dichos objetos religiosos postula que son inventados para conmover, enseñar, amenazar o explicar el mundo y la existencia humana. Y asumirá una epistemología realista que afirme que la teoría científica de la religión se refiere a objetos concretos y no a fenómenos ni observadores, por tanto sus fórmulas se referirán a cosas en sí. Dicho con ayuda de símbolos tenemos:

"Lo religioso existe psíquicamente pero no física ni conceptualmente" donde: (a)R existe conceptualmente= ECR (b) Rexiste físicamente = E,R (c) R existe psíquicamente=EpR. Por último una filosofía sistemista de lo religioso consta de las siguientes ramas: (a) Lógica de la religión, o investigación de los problemas lógicos, metalógicos así como la estructura lógica de lo religioso.

(b) Semántica de la religión, o investigación de los conceptos de referencia, interpretación, verdad y afines. (c) Gnoseología de la religión, para diferenciarlo de otro tipo de conocimiento.

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(d) Metodología de la religión, o estudio del método general de la investigación religiosa. (e) Ontología de la religión, o análisis de los supuestos metafísicos. (f) Axiología de la religión, o estudio de su sistema de

valores. (g) Etica de la religión, o estudio de las normas morales

que cumple o quebrantan la comunidad religiosa. 40. -

LA INTERPRETACION SEUDOCIENTIFICA DEL SUDARIO.

Para los deductivistas c m o Popper y los inductivistas como Carnap todas las teorías deben poder contrastarse diretamente con datos empíricos. Pero el asunto es que no toda hipótesis teoría científica puede contrastarse directamente con datos empíricos. Por ejemplo, las subpartículas que componen las partículas elementales postulado por la teoría de los quarks, las ondas gravitatorias propuesta por la teoría einsteniana de la gravitación, y la teoría termodinámica relativista no pueden contrastarse directamente, no han sido observadas todavía. La complejidad de los experimentos y teorías científicas actuales hacen que muchas veces no podemos estar seguros de si un dato experimental confirme o refute una hipótesis. Ello noslleva a distinguir dos tipos de contrastabilidad empírica: directa (cuando las proposiciones particulares de

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una hipótesis se pueden comparar con proposiciones obtenidas por experiencias controladas) e indirecta (mediante fórmulas o con ayuda de teorías). Pero una hipótesis o teoría también puede ser contrastable teóricamente cuando se la puede comparar con hipótesis o teorías contrastables empíricamente. No obstante, para que una idea pueda ser considerada científica es necesario que sea contrastable pero no es suficiente, esto es, que además debe ser compatible con el grueso del conocimiento científico. Las ideas incompatibles con la ciencia son teorías o hipótesis no científicas, la llamada seudocieencia (astrología, chamanismo, homeopatía, grafología,frenología, rabdomancia, entre otros). En síntesis, la frontera entre lo científicoy lo seudocientifico está señalada por las condiciones de contrastabilidad empírica (directa o indirecta) o teórica unida a la compatibilidad con el grueso del conocimiento científico. Esta precisión epistemológica es importante teórica y prácticamente porque no sólo nos permite distinguir las ideas cieritlficas de las que no lo son sino porque nos dan la pauta metodológica para evaluar los proyectos de investigación. Y con la síndone cristiana se han emprendido los más variados proyectos de investigación (médico,arqueológico,palinológico, fotográfico, físicoguírnico, histórico y neutrónico) cuyas conclusiones debemos confirmar si tienen estatus científico o seudocientífico. En realidad en los capítulos anteriores hemos analizado en detalle las falencias teóricas de cada estudio emprendido, así lo que nos corresponde aquí es demostrar por qué las conclusiones que autentifican el Sudario son

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seudocientíficas. Nos ocuparemos de tres ismos: idealismo, positivismo y materialismo, como componentes filosóficos de un determinado enfoque de investigación. En cada concepción distiguimos un componente ontológico y otro metodológico, x-ismo = (xismo ontológico, xismo metodológico) que formuladas de manera breve tenemos: a)

Itlealismo Ontología

101 El Sudario de Turín perteneció a Jesús. 102 Las huellas que presentan son resultado de su espíritu divino. 103 Puesto que las huellas son divinas su conocimiento se alcanza mediante la revelación de Ia Iglesia.

IM1 Es estudio del Sudario sólo tiene sentido en el marco de la gracia divina

IM2La explicación última del Sudario de Turín debe buscarse en la fe.

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IM3 Las hipótesis y teorías religiosas sobre el Sudario se ponen a prueba observando el cornportamiento piadoso del investigador.

Ontología

PO1 El Sudario de Turín es un documento histórico arqueológico, un conjunto de I1hechospositivosI1contrastables empíricamente.

PO2 Los datos experimentales que presenta son sólo muestras de lo fenoménico pero no de la cosa en sí, de lo divino inanalizable.

PO3 Las huellas sindónicas son datos empíricos explicables en su naturaleza pero no en su origen.

PMl Sólo fenoménicamente puede ser estudiado el Sudario de Turín por la ciencia.

PM2 La explicación última del Sudario trasciende el análisis de los datos positivos. PM3 Las hipótesis y teorías científicas sobre el

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Sudario se ponen a prueba contrastando los datos empíricos que no existen independientemente del científico. c)

Materialismo Ontología

M 0 1 El Sudario deTurín es un documento arqueológico analizable por la ciencia. M 0 2 Los datos empíricos que presenta no se refieren a lo fenomenico sino a lo que es en sí. M 0 3 Las huellas gndónicas deben explicar su naturaleza y origen humano.

MM1 El estudio científico del Sudario se refiere a lo que es en sí MM2 La explicación última del Sudario no trasciende el análisis de los hechos positivos. MM3 Las hipótesis y teorías sobre la reliquia se ponen a prueba contrastando los datos empíricos que existen independientemente del científico.

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El idealismo ees insostenible porque cuando es coherente y radical, implica negar el valor del estudio científico sobre el Sudario. Y el positivismo es igualmente criticable porque si bien acepta que el sudario puede ser estudiado científicarnente éste se referirá sólo a lo fenoménico mas no a lo que es en sí. El materialismo, por el contrario, sin negar lo peculiar del fenómeno religioso y sin limitar la experimentación a lo fenoménico reconoce que el Sudario ha sido creado por el fervor religioso de los individuo$. En todas las investigaciones y análisis sobre el Sudario de Turín que hemos revisado encontramos un trasfondo filosófico positivista, que deja un nido abierto al idealismo precientífico. Todos estos esti~dios nos dejan constantemente la impresión de que se violan las leyes de la cientificidad: contrastabilidad y compatibilidad. Por ejemplo, el estudio palinológico demuestra que el lino tienen una antigüedad superior a los dos mil años, la arqueología manifiesta que la técnica del tejido se remonta a cinco mil años, el análisis físico-químico sostiene que las huellas no son resultado de un proceso natural, el estudio neutrónico no encuentra restos hemáticos sino sólo esporas y una alta concentración de elementos inorgánicos, la ciencia médica revela la ausencia de muchos regueros de sangre y la presencia de otros que contradicen la mecánica del flujo sanguíneo, la fotografía demuestra que se tratan de huellas impresas por quemaduras, y la historia confirma que es muy forzado y cuestionable remontar su trayectoria al siglo 1, y sin embargo a todo ello se superponen conclusiones fideístas incontrastables e incompatibles con el grueso del conocimiento científico.

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Todos estos estudios no aportan pruebas irrefutables que se trata del Sudario que envolvió el cuerpo de Jesús. Es más, ni siquiera pueden ser empleados para defender las posiciones de los que sostienen la existencia histórica de Jesucristo.

La hipótesis de que el Sudario de Turín perteneció a Jesús no es susceptible de contrastación empírica directa (ningún dato empírico decide algo sobre la identificación sindónica) o indirecta (se carece de fórmulas y teóricas contrastables. Una teoría es científica cuando es contrastable, si no lo es se convierte simplemente en una teoría no científica. Además la hipótesis sobre la autenticidad tampoco e s contrastable teóricamente, puesto que no se la puede comparar con teorías empíricas contrastables. No siendo dicha hipótesis contrastables por los datos experimentales que presenta, tampoco puede considerarse compatible con el grueso del conocimiento científico. De ahí que la comisión científica norteamericana de la Nasa, contraviniendo su propio papel, no hable como científico sin; de veredicto cuando atribuye el origen de las huellas a una misteriosa radiación corporal. Estas ideas no pueden por ello, ser tomadas en serio, sus esquemas metodológicas son superpuestos y tramposos, incontrastablese incompatibles, son viejas ideas precientíficas con la moderna envoltura científica, pero sólo envoltura porque por su contenido son hipótesis y teorías seudocientíficas, fácil de refutar empíricamente e incompatibles con el conocimiento cientifico.

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En cambio, la hipótesis o teoría que afirma la inautenticidad del Sudario de Turin será fácil de contrastar empíricamente y compatible con el conocimiento científico por las conclusiones que ofrecen los diversos estudios cientificos. La teoría científica que explica la inautenticidad del Sudario de Turín contendrá las variables siguientes: Estado v, (auténtico o inauténtico), variable histórico 4, variable fisico-químico X.,variable arqueológico 4,variable médica M,, variable neutrónica V,, variable palinológica reo, estas variables enlazadas forman la hipótesis siguiente:

Nuestro modelo teórico tiene un componente filosófico materialista que con su andamiaje ontológico naturalista y gnoseológico realista insufla el método científico para explicar la inautenticidad del Sudario mediante los requisitos de contrastabilidad y compatibilidad del conocimiento científico.

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INDICE GENERAL Prólogo (5)

CAPITULO 1 EL SUDARIO EVANGELICO 1. La mención evangélica (12) 2. Lienzo o Sábana (1 3) 3. El silencio del Nuevo Testamento (17) 4. Extrañas coincidencias (20) 5. Importancia del Sudario evangélico (24) 6. Conclusión (27)

CAPITULO 11 LOS SUDARIOS APOCRIFOS 7. La sábana de Santiago (30) 8. La recopilación de San Isidoro (32) 9. Las Cartas de San Braulio (34) 10. El libro del Abad ( 3 5 ) 11. La síndone del Rey Ahgar (36) 12. Conclusión (4 1)

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CAPITULO 111

EL SUDARIO DE TURIN 1 13. La síndone constantinopolitana (49) 14. La síndone del cruzado (54).

CAPITULO IV EL SUDARIO DE TURIN 11 15. El sudario de Lirey (56)

CAPITULO V EL SUDAAIO DE TURIN 111 16. El Sudario de la Casa de Saboya (67) 17. En incendio de la capilla de Chambéry (72) 18. Conclusión (76)

CAPITULO VI I~NALISISCIENTIFICO DEL SUDARIO 1 19. Análisis fotográfico (81) 20. Análisis arqueológico (86) 2 1. Análisis físico químico (89)

CAPITULO VI1 ANALISIS CIENTIFICO DEL SUDARIO 11 22. Análisis médico: estatura (94), rostro ( 9 3 , cabeza (96)

Indice General

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espalda y hombros (97), pies (100), manos (102), herida del costado (105), muerte y sobrevivencia (108) 23. Conclusión (1 1 1)

CAPITULO VI11 INCOHERENCIAS LOGICAS 24. Los azotes (1 14) 25. Sudor y sangre (1 15) 26. Golpe en la mejilla (1 15) 27. Alanccado (1 16) 28. Crucificado y enterrado (1 16) 29. Mortaja incompleta (1 17) 30. Resurrección ( 1 19) 31. Cronometrando el día Viernes (123) 32. La milagrosa síndone de Besancon (124) 33. Conclusión (126)

CAPITULO IX LA LEYENDA DEL SUDARIO 34. La no-historicidad de Jesús (129) 35. Carácter novelístico de los evangelios (130) 36. Declinación del Papado (131) 37. Transformación de la fe (13 1) 38. La Leyenda (133)

EPILOGO EPISTEMOLOGIA DEL SUDARIO DE TURIN 39. La filosofía científica de la religión (137) 40. La interpretación seudo-científica del Sudario (144)

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