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PROBLEMATICA SANITARIA Y AMBIENTAL DEL USO DE LOS PLAGUICIDAS EN PANAMA Jenkins Molieri Jorge Asesor en Salud Ambiental, OPS/OMS-Panamá1. Apdo. 7260, Zona 5, Panamá, Rep. de Panamá. Resumen: El uso inadecuado e irrestricto de los plaguicidas constituye uno de los principales problemas de salud pública de Panamá. Al revisar los datos de la importación de estas sustancias durante la década de los ochenta sorprenden los altos volúmenes, que no se corresponden con la baja contribución de la agricultura al PIB. La utilización intensa de los plaguicidas está causando contaminación de varios sustratos ambientales y de algunos alimentos. Se estima en forma conservadora que la población directamente expuesta es de 209,597 personas. Con la finalidad de caracterizar el perfil de las intoxicaciones agudas por estas sustancias en el país, se analizan comparativamente los datos de tres estudios seleccionados, encontrándose que la mayor parte de los casos son del sexo masculino, en la franja de 20-29 años; la principal causa de las intoxicaciones es laboral, y los intentos autolíticos superan el 20% de los casos. Se destaca el acentuado subregistro de las intoxicaciones. Siendo los plaguicidas mayormente utilizados los inhibidores de las colinesterasas es importante orientar las acciones hacia un monitoreo biológico de la población expuesta. Palabras clave:
Plaguicidas, Intoxicaciones, Panamá, Salud, Ambiente.
Panamá tiene una importante tradición sanitaria que pasa por su experiencia en la utilización de agentes químicos para la erradicación de vectores de enfermedades importantes, como los de la fiebre amarilla, la malaria y el dengue. La utilización de los plaguicidas en la agricultura en forma regular se remonta al menos a 1930. A pesar que la economía del país ha descansado tradicionalmente en los servicios -área bancaria, Zona Libre de Colón y corredor transístmico-, la utilización de los plaguicidas ha ido en continuo aumento. En 1989 el 75% del PIB de Panamá estaba asignado al sector de servicios, el más alto entre los países centroamericanos (PNUD, 1992.). CONSUMO NACIONAL DE PLAGUICIDAS A inicios de los años noventa Panamá contaba, en números redondos, con el 8% de la población de Centroamérica, representando su territorio el 14.4% de la superficie total de los siete países del Istmo. Entre los años de 1980 y 1989 Panamá importó un total de 68,883,284 kilogramos de plaguicidas, para un consumo promedio anual de 6,888,328 (Lamoth, L.,1992), o sea el 12.8% de las importaciones promedio anuales de Centroamérica para ese mismo periodo. En comparación con Centroamérica, de acuerdo a las cifras proporcionadas por Wesseling, C. y Castillo, L., (1992) resalta el hecho de que Panamá ocupa el primer lugar en la región en cuanto a la cantidad de plaguicidas por habitante y por hectárea cultivada, y el segundo lugar en términos de kilogramos promedio por trabajador agrícola. Sería importante actualizar estas cifras, puesto que las autoras consideraron una superficie agrícola de 4,000 Km2, cuando en 2 2 realidad el país reporta 5,770 Km (más 5,551 Km de superficie pecuaria, donde también se utilizan los plaguicidas). De la misma forma, en la elaboración de sus cuadros las autoras utilizaron la cifra de 7,505 toneladas de plaguicidas como promedio anual de consumo para el periodo de 1980-1989; nuestros cálculos, basados en cifras oficiales, arrojan la cifra ya indicada más arriba.
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Los conceptos y opiniones del autor no reflejan necesariamente los puntos de vista de la OPS/OMS sobre plaguicidas
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TABLA Nº 1 AMERICA CENTRAL: CONSUMO ANUAL PROMEDIO DE PLAGUICIDAS, 1980-1989* PAIS IMPORTAC. T. Kg./Persona Kg./Ha Kg./Km2 BELICE 433 2.6 8.7 19 COSTA RICA 9,924 4 16 195 EL SALVADOR 6,300 1.2 7.9 301 GUATEMALA 9,027 1.2 7.2 83 HONDURAS 10,760 2.6 13.3 95 NICARAGUA 9,772 3.1 15.3 70 PANAMA 7,505 3.4 18.8 97 CA 53,631 2.1 11.8 101 *Modificado de Wesseling, C. y Castillo, L. 1992.
Durante la década de los ochenta Panamá gastó aproximadamente entre 18 y 20 millones de dólares por año para la importación de plaguicidas, a pesar de ser el país de la región centroamericana donde la agricultura contribuía menos con el PIB (11% para el año 1989, lo que se explica por la mayor contribución del sector Servicios). Se estima que en la actualidad el país está importando unas 7,000 toneladas de plaguicidas por año, con un costo de alrededor de 30 millones de dólares. Es interesante anotar que en 1989 el 45% de los plaguicidas se introdujeron por el puerto de Almirante, el 23% por la ciudad de Panamá, el 14% por Puerto Armuelles y el 10% por David (IDIAP, citado en Lamoth, L. 1992). Esta distribución más o menos se corresponde con las zonas de mayor intensidad de uso, que es la zona bananera y hortícola de la provincia de Chiriquí, en el oeste del país. En 1993 se vendían en el comercio nacional 364 plaguicidas de los cuales el 38% eran insecticidas, el 30% herbicidas y el 25% funguicidas (Mora, L. comunicación personal, 1995). FIGURA Nº 1
%
PANAMA: CONSUMO DE PLAGUICIDAS EN TRES PERIODOS* 80 70 60 50 40 30 20 10 0
HERBICIDAS INSECTICIDAS FUNGUICIDAS
PERIODO 1970-79
PERIODO 1980-89
AÑO 1993
PERIODO
*Fuente: Cuarentena Agropecuaria, MIDA. Contraloría General de la República. En: Lamoth, L. 1992.
ESTIMACIÓN DE LA POBLACIÓN EXPUESTA
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En el año 1990 la Población Económicamente Activa de Panamá fue de 931,732 personas, siendo que el 58% de la misma era población rural (Chong, N. et al. 1994). En principio, esta población de 540,404 personas está generalmente expuesta, aunque en distintos grados de intensidad, a los plaguicidas. Chong, (op.cit.1994) estima el total de la población económicamente activa agraria expuesta a los plaguicidas en 574,757 personas. En la Encuesta de Hogares 1991-1993 se establece en 186,032 la población de 15 años y más ocupada en la agricultura, ganadería, caza y silvicultura, aunque de esta cifra están excluidos los indígenas y los residentes permanentes en viviendas colectivas. Es interesante señalar que el total de la población económicamente activa agraria cotizante a la Caja de Seguridad Social (CSS) expuesta a los plaguicidas se estima en 27,263 personas (Chong, N. op.cit.). Hemos podido constatar que los indígenas constituyen una proporción importante de los trabajadores agrícolas expuestos a los plaguicidas, de manera principal en las provincias de Chiriquí y Bocas del Toro, tanto en las zonas bananeras como en la horticultura de las tierras altas. Buena parte de la población indígena empleada en la agricultura es migratoria, según la demanda de su mano de obra. Tomando como base el estudio de Sinclair, F. (1993) la cifra calculada de población expuesta debería incrementarse al menos en 23,565 indígenas que viven en las zonas de intensidad agrícola, para dar una cifra total estimada de 209,597 personas expuestas a los plaguicidas, por su ubicación en el sector primario de la economía. Conviene aclarar que esta estimación es aún conservadora, ya que no incluye a la población trabajadora menor de 15 años que, como se ha señalado en varias ocasiones, participa del trabajo agrícola en el sector rural. Tampoco considera a las personas que viven en zonas aledañas a la utilización de estas sustancias, a los familiares de los trabajadores que se exponen a los plaguicidas almacenados en el hogar o en sus inmediaciones, lo mismo que a la ropa contaminada y utensilios de los miembros de la familia que trabajan en el campo, a los trabajadores de las plantas formuladoras, al personal de salud dedicado al control de vectores, a los fumigadores caseros, etc. RESIDUOS DE PLAGUICIDAS EN EL AMBIENTE Y LOS ALIMENTOS Hay algunos estudios que indican la presencia de residuos de plaguicidas en substratos ambientales, peces y crustáceos. Al menos desde 1972 se encontraron residuos en carne magra de vaca y en 1979 en leche de vaca, aunque en rangos permitidos. A inicios de los ochenta se encontró Endosulfán en arroz sin pilar y Clordano en frijoles. Lamoth, L. (op.cit.) ha reportado mortandad de peces, cangrejos, grillos, tortugas, camarones, etc., asociada a la contaminación ambiental por plaguicidas. En 1988 se investigó la presencia de residuos de plaguicidas en grasa de cerdo, bovinos, pollos, queso, mantequilla, huevos, margarina y algunas legumbres, encontrándose HCB, Lindano, Dieldrina, Clordano, Heptacloro epóxido y DDT, pero en límites permitidos (Espinosa, J. 1988). El estudio más reciente que conocemos de residuos de plaguicidas en alimentos es el Rodríguez, J. A. y Lamoth, L. (1994) en el que se examinaron 229 muestras de 32 cultivos de las provincias de Coclé, Chiriquí, Herrera, Los Santos, Veraguas y Panamá. Los análisis, que se realizaron en el Laboratorio de Sanidad Vegetal del MAG de Costa Rica, indicaron que el 22% de las muestras contenían residuos de plaguicidas y que el 20% de éstas presentaron violaciones a las normas internacionales. Más grave aun, algunos de los plaguicidas encontrados están prohibidos en el país, como el DDT, Dieldrín y HCB. No hay explicación de su presencia en alimentos, ya que no hay registros de importación reciente de estos productos. Los derrames accidentales de plaguicidas constituyen un capítulo aparte sobre el que hay pocos registros. Uno de los más recientes aconteció en 1992 en el área de Divalá, Chiriquí, cuando se derramaron al río Chiriquí Viejo más de 4,000 litros de Clorotalonil por causa del robo de la bomba de un tanque para cargar los aviones de fumigación. Los efectos ambientales del derrame se manifestaron a todo lo largo del río, hasta su desembocadura en el mar, observándose gran mortandad de peces y otros animales.
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INTOXICACIONES AGUDAS POR PLAGUICIDAS (IAPs) Una revisión reciente de las intoxicaciones de todo tipo reportadas en los hospitales de la República (con excepción del Hospital de Changuinola), nos muestra para el año de 1993 un total de 2,619 adultos y 1,385 niños intoxicados (De Patiño, H., et al., 1995). De estas cifras, solamente el 9.9% de los casos adultos correspondieron a IAPs. En el caso de los niños la cifra correspondiente fue de 3.2%. Es interesante señalar que el mes de mayor incidencia de intoxicaciones de todo tipo fue julio, con más de 300 casos reportados. En otros estudios se han indicado los meses de mayo, junio y julio donde se concentran la mayor parte de las IAPs, a como se corresponde con el ciclo agrícola de los pequeños y medianos productores de alimentos. En Nicaragua el pico de las intoxicaciones agudas por plaguicidas durante los años de 1986 y 1987 fue el mes de julio (MacConnell, R. MINSA), donde se explica por el ciclo agrícola del maíz, cuyas siembras generalmente comienzan con las primeras lluvias de mayo ; en esta época del año en 1987 se tuvo un brote epidémico de IAPs por Furadán y Metamidofós. En un estudio en el Hospital del Niño en la ciudad de Panamá entre abril y septiembre de 1990 se estimó que el total de las intoxicaciones por pacientes atendidos llegó al 0.26%, lo que sumaban 210 niños intoxicados por diversas causas (Credidio, I., Vergara, D., 1991). De ellos solamente 3 casos (1.4%) fueron causados por plaguicidas, lo que se explica por tratarse de una población infantil menor de 15 años ubicada en la ciudad capital. Una simple operación aritmética basada en la estimación de las IAPs dada por la OMS nos daría para Panamá una cifra esperada de 6,287.9 casos anuales de intoxicaciones agudas por plaguicidas. Tal como se ha señalado en otros trabajos (Jenkins, M. J., 1995) las cifras reportadas en Panamá son mucho menores. En 1993 el sistema sanitario captó únicamente 214 intoxicados, cifra que es casi treinta veces menor que la esperada teóricamente. Durante el periodo de 1970 a 1980 se reportaron en el país 2,577 casos de IAPs en una población agrícola de 149,142 (Chong, N. et al., op.cit.), es decir unos 234 casos de IAPs por año, ó 70.2 casos cada 600,000 habitantes por año. En los Estados Unidos la tasa de intoxicación aguda por plaguicidas es del orden de 1 caso por cada 600,000 habitantes por año. En el periodo 1966-67 se reportaron en la ciudad de Panamá 156 casos de IAPs, ocupando el quinto lugar del total de intoxicaciones agudas atendidas en hospitales (Díaz Mérida, F. y Tristán de Brea, L., 1992). En el periodo de 1975-1980 se reportaron en la provincia de Chiriquí 391 casos, correspondiendo 31 casos a menores de 15 años (8%) (Arjona, E., et al. 1981, en: Díaz Mérida, F. y Tristán de Brea, L. op.cit.). La CSS reportó en el periodo de 19811985 un total de 191 casos de IAPs en las provincias de Chiriquí, Veraguas y Panamá (Lamoth, L. op.cit). A fin de establecer la caracterización preliminar de las IAPs en cuanto a la importancia de los grupos químicos involucrados, hemos preparado la comparación de cinco estudios, a saber: CASO 1: Ciudad de Panamá, con 156 casos de IAPs en el periodo de 1966-1976. CASO 2: Ciudad de Panamá, con 55 casos reportados durante el periodo de 1966-1973. CASO 3: Tres provincias, Chiriquí, Veraguas y Panamá, en el año de 1985, con 191 casos reportados. CASO 4: Cuatro provincias, Chiriquí, Veraguas, Bocas del Toro y Panamá, en el periodo de 1980 a 1989. CASO 5: Siete provincias, durante el año 1993. Es claro que la importancia relativa de los grupos químicos está en correspondencia con varios factores que pueden modificarse con el tiempo.
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FIGURA Nº 2
PANAMA: IAPs SEGUN GRUPO QUIMICO. CINCO CASOS* OF 70 CB
% DE IAPs
60 50
OC
40
BP
30 20 10 0 CASO 1
CASO 2
CASO 3
CASO 4
CASO 5
CASOS
Fuente: Véase la Bibiliografía conforme los casos.
Como puede observarse, en todos los casos menos en uno, el grupo químico predominante de las IAPs es el organofosforado, pero en los cinco casos los dos grupos inhibidores de la colinesterasa -organofosforados y carbamatos-, son los mayoritarios, hecho que tiene relevancia para la evaluación de riesgos, como se verá más adelante. CARACTERÍSTICAS DE LAS IAPS EN PANAMÁ Con la finalidad de poder buscar algunas pautas que sirvan como referencia en el comportamiento de las IAPs hemos comparado tres estudios de interés y seriedad sobre el tema. Uno es de la Lic. Hildaura de Patiño sobre las IAPs registradas en los hospitales de la República en 1993 (con excepción de Bocas del Toro), el de Díaz Mérida, F. y Tristán de Brea, L. de 1992, que explora las IAPS registradas en las provincias de Chiriquí, Veraguas, Bocas del Toro y Panamá durante el periodo de 1980 a 1989, y el otro el del Dr. Lucas E. Mora de 1995 que examina los registros de las IAPs en la provincia de Chiriquí durante el periodo de 1990-1994. A continuación se presenta un cuadro comparativo de algunos indicadores de importancia, completado con comunicaciones personales de los autores:
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TABLA Nº 2 COMPARACION DE ALGUNOS PARAMETROS DE TRES ESTUDIOS SOBRE LAS IAPs EN PANAMA 7 Provincias, 19931
Chiriquí, 1990-942
4 Provincias, 1980893 Nº de IAPs 302 626 464 Promedio IAPs/año 302 125.2 46.4 Masculinos 74.5 % 82.2% 80.4% Provincia/distrito/% Chiriquí, 33.4 %. Los Bugaba 30.5%. David Chiriquí,54.4%. casos Santos, 22.1 % 13.9 % Veraguas 22.9 % 20-29 años 37.2 % 37.9 % +29.4 %* 14 años o menos 14,5 % 13.2 % 15.9 % 9 años y menos 8.9 % 9.1 % Prom. días de hospital 7.3 días Mortalidad 5.9 % 7.6 % 3.8 % Accidental 26.5 % 20.1% 38.5 % Laboral 45.3 % 53.0 % 26.2 % Autolítica 26.8 % 21.1 % 18.3 % Inhibidores 37.7 % 43.2 % 62.0 % Colinesterasa Bipiridilos 33.4 % 31.7 % 16.6 % Clorofenoxi 3.3 % 1.9 % 4.9 % Organoclorados 1.9 % 1.9 % 4.3 % 1: De Patiño, H. 1995. Comunicación personal. 2: Mora, Lucas E. 1995. 3: Díaz Mérida, F. y Tristán de Brea, L. 1992. Las provincias estudiadas fueron Chiriquí, Veraguas, Bocas del Toro y Panamá. El 81 % de las IAPs se dieron en los años 1987-1989. * Esta cifra es mayor ya que no incluye los datos de la provincia de Coclé.
Algunos de los resultados de esta comparación son los siguientes: - Es claro el desequilibrio en el número de casos reportados en los tres estudios, a pesar de las distintas fechas y rangos de fechas que cubren. Se nota, p. ej. que los casos de IAPs durante 5 años en Chiriquí son mayores que los casos de 4 provincias durante 10 años. Una posible explicación podría estar en el desplazamiento de los patrones de cultivo en el país, aunque no hay evidencia de cambios dramáticos en los volúmenes y composición de las importaciones de plaguicidas durante las fechas indicadas. Es posible que la razón principal de las discrepancias se encuentre en deficiencias en los sistemas de diagnóstico, registro e notificación de las IAPs. - Hay un predominio de población masculina intoxicada por plaguicidas (cerca del 80%), a como se espera por su mayor dedicación a las actividades de la agricultura asalariada. - La provincia que presenta la mayor cantidad de IAPs es Chiriquí, consecuente con ser el lugar donde la agricultura es más intensa en el país; dentro de Chiriquí los mayores números de casos están en el distrito de Bugaba, y luego en David. - Casi un 40% de los casos de IAPs se ubican en la franja etaria de los 20-29 años. El porcentaje de IAPs en la población menor de 15 años es importante, llegando a ser cerca del 15% de los casos reportados. Lo anterior puede ser consecuencia del trabajo infantil en la agricultura. Llama la atención que cerca del 9% de estos casos corresponden a niños menores de 10 años. - La mortalidad promedio de los tres estudios es de 5.8 %, la que se considera alta calculada con base en estos estudios.
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- En dos de los estudios aparece claro que la causa laboral es la primer fuente de las intoxicaciones agudas. Sin embargo, el otro estudio señala la causa accidental como la primera. Los autores han referido la dificultad de recopilar esta información en los registros hospitalarios, debido a investigaciones deficientes. Se cree que como este dato no es indispensable para el tratamiento en los cuartos de urgencia donde generalmente hay mucho trabajo, su recopilación puede presentar dificultades. Las intoxicaciones por exposición ocupacional ocupan la primer causa a nivel mundial y a nivel de los países centroamericanos. - Es pertinente señalar la importancia que tienen los intentos de suicidios utilizando como vehículo los plaguicidas, dada la facilidad con que se obtienen, su bajo costo y alta efectividad para estos trágicos propósitos. Cerca del 20% o más de las intoxicaciones agudas con plaguicidas son autolíticas, y éste es el grupo que presenta la mayor mortalidad. El principal agente utilizado en la gran mayoría de los casos es el Paraquat (Gramoxone). La tasa de letalidad por suicidios reportada en uno de los estudios está alrededor del 25%, mientras que la letalidad por intoxicaciones laborales se ha reportado en el orden del 0.3%. En otro estudio sobre 33 casos de intoxicaciones agudas por Paraquat atendidas en el Hospital Regional Rafael Hernández de Chiriquí, se encontró que el 72% correspondían a intentos de suicidio. La mortalidad reportada con tratamiento de hemodiálisis fue del 18.2%. Cuando no se aplicó ese tratamiento (como ocurre en la mayoría de los centros asistenciales) la mortalidad por Paraquat fue del 68.2% (Niedda, M.1994) - Las principales intoxicaciones agudas son debidas a los insecticidas inhibidores de la colinesterasa (organofosforados y carbamatos), seguida de los herbicidas, donde se destaca el Paraquat. Se asiste a una progresiva reducción de las intoxicaciones agudas por insecticidas organoclorados, que se reportan en menos del 5%, a como se observa en gráficos anteriores. CONCLUSIONES - Los efectos agudos y crónicos resultantes de la exposición a los plaguicidas es uno de los problemas más relevantes de la Salud Pública de Panamá. El conocimiento de la magnitud, intensidad e implicaciones sanitarias de la exposición a estas sustancias todavía es limitado. - La población expuesta a los plaguicidas en forma directa en Panamá puede estimarse conservadoramente en 210,000 trabajadores del sector primario de la economía nacional. La población rural económicamente activa se estimó en 1994 en 574,757 personas, presumiblemente expuesta a estas sustancias. Con base en indicadores de la OMS y la experiencia en otros países centroamericanos podría esperarse que en Panamá ocurrieran unas 6,300 intoxicaciones agudas por plaguicidas (IAPs) cada año. Sin embargo, se reporta una cifra mucho menor que la esperada teóricamente. Varios autores concuerdan en que existe un marcado subregistro de las IAPs, a pesar que este tipo de intoxicaciones son de notificación obligatoria. El Ministerio de Salud y la Caja de Seguridad Social (CSS) con apoyo del proyecto PLAGSALUD promovido por la Organización Panamericana de la Salud (OPS/OMS), han puesto en marcha un sistema piloto de vigilancia epidemiológica de las IAPs a nivel del distrito de Bugaba en la provincia de Chiriquí, con utilización de una nueva ficha de registro obligatorio. El proyecto contempla en un futuro el monitoreo biológico de las enzimas estereásicas para evaluar la exposición y riesgo, y prevenir las intoxicaciones agudas. - Al momento, casi nada se conoce en firme sobre los efectos de la exposición crónica a los plaguicidas. Existen algunas quejas de trabajadores masculinos que dicen haber quedado estériles por la exposición al nematicida Dibromocloropropano (DBCP) y dermatitis cenicienta bien documentada por exposición a estas sustancias (Penagos, H. 1996). - Entre la población expuesta se encuentran segmentos más susceptibles por sus bajos indicadores de salud y nutrición, como es el caso de los indígenas. De la misma forma, es preocupante que otro segmento de la población, también de mayor riesgo como son los menores de 15 años, estén involucrados en cerca del 15% de los casos de IAPs. Esta situación es similar a la de otros países centroamericanos, como p. ej. Nicaragua, donde en 1986 el
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porcentaje total de intoxicados por plaguicidas menores de 16 años fue de 17.1%; en 1987 fue de 17.8% y en el primer semestre de 1988 fue de 26.8%. (MacConnell, R. MINSA.) - Como resultado de la falta de conocimiento de la gravedad sanitaria de esta problemática no se han establecido políticas públicas de protección a la salud por causa de la exposición a los plaguicidas. Asimismo, faltan estrategias estratificadas y planes de acción concretos que incorporen los aspectos socioculturales de la problemática. - Se ha podido constatar la intensidad del uso de los plaguicidas en las tierras altas de la provincia de Chiriquí, conjuntamente con la escasez de equipo y medidas de protección a los trabajadores que aplican estas sustancias. En la tercera semana de abril de 1996 en la localidad de Cerro Punta 23 niños escolares de primaria y su maestro sufrieron intoxicación aguda por plaguicidas en su propia aula, ya que en horas de clases se fumigó un campo aledaño cultivado de cebollas con el plaguicida Tamaron. El propietario de la finca corrió con los costos de atención y tratamiento de los intoxicados que fueron atendidos por el Dr. César Vega del Centro de Salud de la localidad. - A pesar de que Panamá es el país centroamericano donde hay mayor número de plaguicidas prohibidos y restringidos (55 y 46 productos, respectivamente), hay más de 400 productos plaguicidas fácilmente accesibles en el mercado. La red de distribuidores de estos productos es muy eficiente y llega hasta los pequeños y medianos productores. La facilidad de acceso y el costo parecen ser dos de los factores importantes para la elección de estos productos como agentes preferidos para los intentos de suicidio (alrededor del 20% del total de los casos de las IAPs). - Los primeros agentes químicos plaguicidas responsables por las IAPs son los inhibidores de las colinesterasas (primero los organofosforados y luego los carbamatos) en una proporción que supera el 55% de los casos. Los importancia de los organoclorados en las IAPs han ido en descenso, superándolos actualmente en porcentaje de involucramiento los bipiridilos. Este hecho nos señala la importancia de fortalecer el sistema de vigilancia epidemiológica con un enfoque local de evaluación de riesgos, por medio del monitoreo biológico del nivel de actividad colinesterásica de la población laboral expuesta a los organofosforados y carbamatos. - En Panamá, al igual que en otros países de la región centroamericana, la tendencia es hacia una mayor utilización de estas sustancias, especialmente por parte de pequeños y medianos productores agropecuarios, hecho que dificulta aún más el éxito de campañas de educación, promoción y control para reducir los riesgos por la exposición. - Los estudios disponibles en el país señalan que existe una extensa contaminación de substratos ambientales y acumulación de residuos en alimentos. Muestras de peces del Golfo de Chiriquí han demostrado acumulación de plaguicidas, a como cabría esperar por causa de los aportes de la cuenca del río Chiriquí Viejo, posiblemente la cuenca más afectada por plaguicidas en el país. Se ha demostrado la bioacumulación de residuos, desde el suelo hasta la leche materna. - Los estudiosos de esta problemática han señalado varias debilidades para un abordaje integrado y coherente de estos temas. Es importante destacar los factores institucionales, los aspectos jurídicos y las dificultades de coordinación intersectorial. REFERENCIAS -Augusto, S. (1985). ASPECTOS GENERALES DERIVADOS DEL USO INADECUADO DE PESTICIDAS EN LA REGIÓN DE CERRO PUNTA Y SUS REPERCUSIONES EN LA SALUD HUMANA. Universidad de Panamá. David, Panamá. -Calderón, G. R., Ramos, Y. (1991). COMPILACION DE DATOS REFERENTE A LA INDUSTRIA DE PLAGUICIDAS Y SU IMPACTO SOBRE LA SALUD. San Salvador. 1991.
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