REVISTA DE LA SEMANA

^aHS^s&E^s- 1} NUM. 5 2 . PRECIO I»E LA SI'SCUCION.—M.UT.IH, ¡MU- I.uroeros sueltos ;i '1 r s . ; tres meses _"2 r s , ; M.MS meses i'l rs. ; un año

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NUM. 5 2 .

PRECIO I»E LA SI'SCUCION.—M.UT.IH, ¡MU- I.uroeros sueltos ;i '1 r s . ; tres meses _"2 r s , ; M.MS meses i'l rs. ; un año SU rs.

REVISTA DE LA SEMANA.

iilorin se í'iinl'1 Gaela, i[iie está yii muy estrecliaihi y próxima á ser abandonada por la escuadra francesa, la opinión pública se fija en dos asuntos importantes : la conducta i le Austria y la guerra de los anglo-franceses con la China. Convienen linios en que dentro de tres meses, si Austria se obstina en defender por todos los medios que. tiene en su mano sus posesiones italianas de Venecia y l.omIwniía, estallará una guerra general que producirá grandes cambios y movimientos en Eun E] imperio austríaco tiene una gran fuerza para lucí:tlar con la Italia; Itli y los l i italianos l i l sabenfpero b b ltamlo saben 1 Que tiene muy poca para luchar contra las diversas na'í'l'dadesque lo constituyen, y á levantar esas nacióles boy muertas, pero cuyas esperanzas de resurse han despertado por los últimos sucesos, se 11 los esfuerzos de Víctor Manuel y de, Caribaldi. . a la lucha á Austria é Italia por la posesión de Vetnant ^ '' 0!ll ' lill 'dia, no seria, aunque dolorosa, tan alarla paz del resto de E Europa u r p a ,, pero lo seria ppara beertad: I11"' eso los liberales italianos, si se entabla -•".procurarán eslenderla, atacarán las costas de Dalp m é Híría,, favorecerán recerán la la insurrección de de Hungría Hungría ,, de de , via, de f.alitzia y procurarán que sus mismos súbdis ° sean los que hagan temblar en sus sillas al gabinete de na os gobiernos de las demás naciones ven un graV(T -. ^ e Peligro en estos probables movimientos, y para con-

MADRID, 25 DE DICIEMBRE DE 1860.

PROVINCIAS.— Tres meses "2Nr>.; seis meses M)rs. I ;tíio!H¡ rs.—ClBA, Pl'ERTO-KlCO Y KSTKANJllRO, i ;ifio 7 pesos. —AMERICA Y ASIA , 10 |>e entre dos aguas Mucho eeie- rito vamos a verlo en este momento. i nt:e los jóvenes espositores sobresalen sin duda al- libertades, e s , digámoslo asi, el cuadro de los escultobrarem >s que el gobierno, en vista de los felices resultados que han dado los ensayos hechos anteriormente en guna los seño es Bellver y Figueras, que presentaron res. Aquí puede el escultor lanzarse en las regiones para Barcelona, se aprovecha s con icimientus del señor obras di-iias de tenerse en cuenta, sin que nos olvidemos el vedada- casi en la estatua, de las complicadas composidel señor Ponzano, pues si bien no presentó ni is que una ciones, ¡pero cuántas dificultades no t ene que vencer! La Monturiol. sola obra y esa de pocas pretensiones, se ve sin embargo monotonía, la frialdad es su primer escollo, y para evitarlo Por esla revista y la parle no firmada de este nú- en ella la segura mano del ¡lustre maestro. se necesita un verdadero talento. El sen >r Morat lia fue mero, Es sin duda alguna el señor Bellver el que con mas el único que presentó en esta Esposicion un bajo relieve, NEMESIO FI:U>A>I>EZ CUESTA. pretensiones se presentó en la Esposicion \ puede decirse pero no estuvo tan feliz como fuera de desear. Representa esto muy bien en vista de que su Cristo muerto y su '• el sacrificio de Isaac, asumo cuya hermosa simplicidad, \~iriato victorioso, solidos obras de diversa índole, y se prestaba bastante á ser tratado en el bajo-relieve, pero con las cuales quiso probarnos su autor que siente y esa sencillez de composición fue loque mas perjudicó al comprende lo mismo las ideas delicadas y de senti- M/ñor Moratilla. Su bajo-relieve es bueno, nos complaESPOSICION DE BELLAS ARTES (1). miento que las vigorosas , y lo que es mejor todavía, cemos en consignarlo asi, pero exagerado en su escuela que sabe asimismo espresarlas. Su Cristo muerto es ! de planos que da mucha dureza á las figuras: agregúese XII. a no dudarlo su mejor oura : aquella ligura cuyo deli- a esto que la composición no pasa de mediana y que hay Es la escultura una de las ramas mis notables de las cado torso es digno de elogio, grandiosa en todas for- poca acción en ella y se comprenderá con cuánta razón bellas artes, rama que al parecer no tlorece hoy en nues- mas, bien modelada, llena déla mas herniosa morbi- liemos dicho que la monotonía y la frialdad , eran el printra patria, con aquel vigor, con aquella pujanza que d e - dez , no puede menos de atraer ¡lacia si todas las mi- cipal escollo que debían evitar los autores de bajo-researían cuantos se interesan p-ir el verdadero desarrollo radas inteligentes. Se ve en ella el santo y triste reposo lieves. del arte en España. Lo mismo que la pin 111 a, soportó de la muerte , y hay algo ahí de la divina belleza de Para conelmr hablaremos, aunque rápidamente,™ el duro cautiverio en que esta .estuvo durante algún Gristo. El asunto estuvo iiieu escogido y bien interpre- las obras presentadas por los tres Aran/.aru, S'ilmon y tiempo, pero al brillar la época de la regeneración , fue tado . pero también es verdad , que él de por si es ya la liaglieto , que si bien no se distinguen como las de 4™ menos feliz y arrastra boy desconocida su pobre existen- sublimidad y la belleza. I n delecto tiene sin emh'argo acabamos de hablar , esto sin embargo, no obsta pan cia. Li pintura de quien fue madre y maestra, leba ar- esta ligura , á quien no puede negársele que por lo r e - que. digamos , que la obra del primero de e>tos artistas, rebatado su poder; la multitud que se detiene entusias- gular está en carácter y tiene buenos rasgos, y es que sin delectos ni liedezas capaces de llamar la atención, tiemada au e el cuadro , pasa indiferente al lado de la her- siendo como hemos dicho , grandiosa en casi todas sus ne el mérito de estar bien entendida la ligura. No paralo mosa estatua, y no comprende cu uta mayor dilicultad partes, la cabeza es algo mezquina en formas. No es menos misino con la estatua presentada por el r-eñor Salmón, ofrece animar el duro mánnol , que. representar en el Ijello M l'irialo que sin duda alguna presento su autor (pnen no esluvo muy acertado al querer representarnos lienzo cualquiera escena á la cual el color pr sta desde ! para hacer contraste con su Cristo muerto. En el se ve la ale.oría del Viejo Testamento , pues solo logró darnos lue-o un encanto de que carecen ias obras de esuultura. J al guerrero vencedor de las siempre victoriosas águilas una ligura pesada aunque en carácter con el objeto Ademas la pura simplicidad de las composiciones es un romana^, su Cabeza es bella y llena de espresiou , y en (pie quería representar. Sin embargo , presenta algún"8 escoll mus que e; escultor tiene que vencer, para atraer el todo de la ligura, bastante bien innde.ada, se íiota partidos de paños y nos ni uca que su autor si no dessobre su obra las miradas indiferentes de un público, á energía y vida. Mas feliz que en el D.-sceiulimien/o, acer- ; cuida el estudio dé la noble arle á q.ie se dedica, podra quien agrada mas el brillante color y ia complicada com- tó a darle su verdadera espresion , cosa (pie IM logró cier- ! mañana jiresenlar obras mas dignas de su talento Mas posición del cuadro que la pureza de las línea> y la sen- tamente en esla última olua. Menos brillante en su con- ; feliz estuvo el señor Magüeto, si bien su obra no es ** cillez de los asu itos de. que dispone la escultura. cepción que las anterior' s, mas mezquinas las figuras, se ! ningún modo de la-- proporciones de la anterior. El uusro Desde que Grecia, ia artística Grecia, sucumbió al ve en ella algunos defectos de composición, cuyas dilieul ! de Murillo está bien modelado, se halla en carácter Y. peso de las legiones romanas, desd,; q ie un hijo del La- tades, grandes de suyo ya, no supo vencer por completo. A ! cabeza del ilustre pintor sevillano, tiene vida é inte"* cio di jo desde Goriuto.—¡(¡recia es nuestra! y no solo hizo pesar de todo, esta obras con sus defectos y con sus be- gencia trasportar á Roma las grandes obras artísticas de aquel ileías, anuncian en su autor un joven de quien done e s Por primera vez hemos visto reparada en cst Esposipueblo sin rival en las artes y en la liiosofia , las dos mas perarse bastante; y faltaríamos á un deber de conciencia cion, la especie de injusticia que se venia muriendo nobles ocupaciones del espíritu , sino que arrastró tras sí si asi no lo consignásemos. grabado en hueco, pues le separaban siempre (le la es" á los elegidos del arte para pedirles como a los cautivos i No presentó tantas obras el señor Figuer.is ¿ pero esto c iltura , de quien es una rama especial, si asi poílern hijos ile .lerusalem y los de liabiionia, que les divirtiesen j siguiticii algo, cuando la única que de el exisie en el sa- decirlo. Este clase de grabado fue bien conocido de i con MIS cantos, esde entonces, la escultura no dio un lón de la Trinidad es digna de nuestra consideración? su sabia antigüedad , y en nuestra patria, en tiempo de r*" paso mas háei i delante. israelita acometida ¡ior una s rpiunte , es va de. por sí hpc II, fue cuando el célebre italiano Jacomo TrezM Vs lis verdad que los griegos no colgaron sus arpas ,,n bello pensanneiiio. Si el autor supo sacar'de ella lodo hijo, le levantaron á una altura, de la cual decayó ue de las ramas e los sauces, como los hi|os de Juila, y el partido posiule, si está bien compuesta, bien com- pues visiblemente Sin embargo, cuando en tie ¡ n ^°j¡ s . que e señaroná los feroces habitantes de las orillas del pre dido el asunto, y ademas bastante estudiada ¿qué (.arlos III , gracias á la protección que este rey |11S Tíber á modular los ciúticos s i m e s , y les iniciaron en [Hiede pedirse al joven artista que nos presenta la limira pensó, las bellas artes probaron á salir de su leW'o > las dulzuras del arte; pero esto no fue bastante. Tras de de la Israelita en una jiostura valiente y sumamente difí- hubo quien como Prieto y Gil hiciesen reaparecer las torpezas del imperio vinieron las rudas hordas del cil para la escul m\i? buena escuela, jior tanto tiempo olvidada. No se jii Norte, que todo lo aniquilaron á su paso , tras las risueEn esta Esjwsícion se ven tres est (tuas de otros tan- decir que desde entonces el arte del gra ado e " " j o s ñas alegorías mitológicas, la- ensoñadoras creaciones dei tos célebres naturalistas, obras de los señores Ponzano, prosiguiese por la buena senda porque le impu impulsaroi cristiainsm i; la escultura retrocedió entonces á su esta- Pdgnueei y Rodríguez; desde luego, y á poco que se dos anteriores artistas, puesto que h ap ñass se c ue hoy , p q do primitivo é inlorme. las examine, se cena de ver que sus autores no las pre- tan algunos fe yy constancia { l u *. a l jó jóvenes que, con mass ffe Sin embargo, al Renacimiento le eslaba reservada la sentaron allí con pretensiones, pero asi y lodo son dig- tuna, siguen las huellas de su maestro señor i gloria de, levantar el arte de su postración , y levantarla á nos de que nos ocupemos de ellas. quien sostiene hoy día las buenas tradiciones. P¡ira 1 una altura tal que. aun boy es nuestra admira -io.i , f eui mpezaremos sin embargo, por asegurar que la del se- cuál sea el estado'actual del grabado en uceo en J1 ton 'es lúe cuando la escii'tiira volvió á presentarse en ñor Pagnucci, es una estatua de poco partido, y no luceá tra patria y lo desatendido que se halla, baste sabe q todo el esplendor de su belleza. Miguel Ángel , Cellnli y pesar de que no es nada mala , está bien modelada y el solo un esposi tur ha presentado trabajos de este: gL ^ ot otros artistas italianos, supieron dar al marmol las puras rostro e^ bástanle bueno. El señor Ponzano sí que podía bastanleafrasado por.ierlo. El señor Kernandez I •» ' turmas del antiguo, y bien pr uto la escultura cristiana en verdad sacar mas partido de su estatua, pues el traje fue el único que los presentó, y de (dios vamos a ° j da tu se apodero como si 'diéramos del ritmo antiguo y lo que de tan mal efecto es en la anterior, se. .reslabaen nos. Lo me|or que de este artista se ve, es *" (e aplico a las nueva creencias, üecerra, lierruguele, Gano, esla. á que su autor hiciese, al .o mas de lo que nos alguna el I níquel del retrato de la reina, que es iw» Hernández, dieron los que cu s l | . a j,.,,,.,., conocieron ha presentado. En la capa a pesar de estar bien idegada bueno cuino ejecución, pero no ciertamente coin 1' el divino secreto de animar el duro nrirniol • pero des- se observa • i u r c a en el modo de hacer , en la cabeza hay cído; no sucede lo mismo con los demás r e t r a t o - i l ^ pués que estos jasaron, d spues que el arle español en- poca vida y parece acada de mascarilla, pero encamino escepto U de un escultor y el del duque de lir» »> . tró en el triste periodo de su decadencia, ,-quo os lo que la eslalin está en proporciones, esta bien compuesta y merecen que nos ocupemos de ellos Distinguen L|j se halla? bien colocada lu lisura. Por ser su autor una perso- mero por estar bien grabado, pero en el ^ " " p r o (1) Vóansolos núnerjs Í7>, H , l'i, ís , i!), .¡o y ;;i. na de un talento como el señor Ponzano ha demos- echada á perder esta buena projnedad, por las ue v

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EL MUSEO UNIVERSAL. arciones que en él se notan, sobre todo en la cabeza. p¡ boceto titulado Alegoría de Injusticia, no es ciertamente acreedor á nuestros elogios, pues ademas de no eStar concluida, ni compone, ni representa nada de lo nue su autor se propuso. Mas afortunado estuvo en su copia del Cuadro de las lanzas que. está bastante bien hecho, y st> ' 1;l " :l e " carácter, estando las cabe/as sumaniente'b'íen tocadas. Sentimos que el señor Fernandez no baya presentado alguna composición grabada , que es lo míe procedía en quien como él estuvo en el estranjero estudiando, y esas eran, en verdad, las obras (pie un esl lensionado debía presentar.

LA PLAZA. MAYOR. cono. M jardín oimiento del (o, donde ofrece sus frutas la l'erní, ttonde el tiire tribuía w/.s ares, do se sacian lns yntsinux ideas, en cunten , en fruías, en ilult es rj ycrlws; llciiuen , ííei/uen , llc/fucii, V'iiaun, remjan, ceninni, prodii/os, tacaños, prudentes, i/olosos, pues hoy paro todos íomcrcio en lo ferio, I". HAJUIN HE LA Cr.cz.

Plaza á la plaza Mayor; plaza ;i la plaza que es plaza como ninguna en la coi te, corrn ninguna en España. ¿Qué es verla plaza de toros, pina de cráneos formada, aplaudir llena de gozo, silbar ardiendo de rabia: Qué es la liesta del patrono de Madrid, fiesta ;¡o/¡ sánela, donde ninguno se limpia viendo que triunfa la Mancha: Qué es ver las secas orillas del Manzanares pobladas de retrecberas manólas, fuentes de vida y de gracia, que al enterrar la sardina echan por tierra las almas: Qué es ver, el dia del Corpus, la calle Mayor cuajada de bultos que huyen el ídem á ojos y manos largas: Qué es ver con todo su in/ini las verbenas celebradas, esposiciones nocturnas de enredos, roscas y albahacas. Y ipié son el Dos de Mayo, La Feria, Semana Santa, las procesiones del Dios Chico, las noches cristianas (le difuntos, San Eugenio con sus bellotas amargas, y Lavapics con su estirpe de Curros, Chatos y Pacas, cuando la plaza Mayor viste su traje de (jala? Cesantes sin cesantía, madres que, tenéis muchachas, gallos ile pera y bigote, tísicos pullos sin barba, diputados de... dispulas, políticos de la trampa para quienes es el voló prenda pretoria de bala; aspirantes á ministros (se quien Dios libre ¡i mi palria) cuyos discursos inspira un hambre d • tres semanas; gacetilleros falaces, niñas m-renus y lila1 cas; comediantes de chiripa que á la menor mareada entre toses y silbidos os quedáis tocando tablas, la plaza Mayor espera, "venid que es noche de Pascua y para honrar sus visitas luce su traje di; gala. Descendientes de l'elayo sus nueve avenidas guardan y dátil» música alegre tamboriles y chicharras, rabeles y panderetas, gallos, zambombas y gaitas. V como reina entre reinas, y sultana entre sultanas, regios presentes recibe de las provincias de España. (¡añosa de honra y provecho allí le ofrece Vizcaya en numerosos cajones gordas gallinas peladas.

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T.aredo, ansioso de dar á Jerez, alguna raspa, sus eslimados y frescos besugos desembanasta. Valencia y Murcia orgullosas le rinden dulces naranjas, Alicante sus turrones y sus corderos Navarra. 1.a Vega de fas manteca; miel esquisita la Alcarria, Toledo sus mazapaiK1' y Menorca sus granadas. Villalon su queso fresco, Andalucía sus pasas, Estremadura chorizos, A-turias sus avellanas, Castilla la Vieja pavos, Galicia carnes saladas. Aranjuez. sus hortalizas, Madrid su sopa almendrada y MIS mas sabrosos vinos Vepes, Tar neón y Argauda. 1.a plaza Mayor entonces en cora/.on transformada de Madrid, centro es de vida donde se agolpan ufanas las calles y las plazuelas a proveerse de savia. Quién grita en pro del cascajo, quien deliende la ensalada, qi.iéii el mostillo maueliego, quién la olorosa man/.ana y la jalea y el dulce ile membrillo y calabaza. Allí el pródigo banquero, alli el silbante sin blanca, allí las insoportables mamas que nunca se hartan; allí el mísero empleado de tres mil; la generala, la posadera, el cantante, el peluquero, las amas antojadizas del cura de la parroquia inmediata, van, vienen, miran, preguntan, regatean, compran, pagan, y vaciando sus bolsillos y llenando sus bautistas tornan á su bogar gritando: — i Qué plaza señor, qué plaza! —

individuos de una socie lad el conocimiento de, esos principios; del) n solo concretarse al modo de aplicarlos. l.as leyes del arte tienen ura existencia propia, y lo desconocido de esas leyes es la parte de aplicación, que ha ido dearroll'ndose en distinta forma según la índole de los pueblos con mas ó menos impulso según la vida \ lo adelantos de su civili ación El primer hombre colocado por Dios en el paraíso, como rey de la naturaleza, ante los variados y magníficos cuadros (¡ue se suceden á su visita, siente, ya en su alma el influjo de esas leyes, de es"S inmutables principios de eterna verdad; .irmoniza su pensamiento con el mundo estenor, y hace renacer ese mismo mundo en las sublimes regiones de la idea. Y sin embargo, colocad en sus manos una lira, y no sabrá, no podra traducir al lenguaje de la música aquellos bellísimos sentimientos. Ahí tenéis, p es, reflejadas lab leyes del arte en su esencia y en su aplicación. Las costumbres, que son la fuente donde se retrata la civilización de los países , contribuyen en gran manera á dar forma á todo lo que. tiene relación directa con su espíritu. Si buscamos la poesía de la edad media, encontraremos su triste sombra sepultada entre las ruinas de los castillos feudales. Los orgullosos y bárbaros señores de aquellos tiempos, que tenian las almenas de sus torres por dorados timbres, y por esclavos á los desventurados colonos que labraban' sus tierras, arrojaban un pedazo de pan á los trovadores porque envileciesen al genio, adulando en sus cantos al miserable despotismo. Si buscáis en algunas épocas los espectáculos de Roma, encontrareis horrorizados la sangrienta arena del circo. Aquel pueblo , que *eia arrastrarse por el lodo la púrpura de sus emperadores, •> que en Julia , la bija de Augusto , hallaba el ejemp'o de la mas escandalosa prostitución, acudía en tropel á presenciar con la sonrisa en los labios la lucha á muerte del hombre con las lieras ó del hombre con el hombre. ¡Mi! Si queréis comprender el influjo poderoso del : arte, ved á ese pueblo que, por la dureza cruel de sus costumbres, entra con los gladiadores en el circo y oye impasible el morituri te salutant, que es el horrible grito de la desesperación ; ved , digo, á ese pueblo, sediento de mas nobles impresiones, entrar en el teatro y derramar lágrimas de dolor ante el sentimiento del artista, ante el inspirado genio del principe déla escena romana, ante el idolatrado Hoscio.

¡Óh pl•' a ! plaza á la genle (¡ue en Noche-buena te aclama, y te desea y te busca, y te rodea y te asalta bebiendo vida en tu vida, algazara en tu algazara, y rumor en tus rumores y jarana en tus laranas jiara repetir a egre: — ; l'luza á la plaza de ¡'ascuas !—.

Llevado por el calor natural de las afecciones (pie me dominan , me be detenido á considerar antecedentes que, por otra parle, dicen bastante en apoyo del objeto (pie me propongo. Si la elocuencia es la poer-ía :e la palabra, el teatro debió nacer de la poesía de las costumbres, val te tro debió mucho la elocuencia en MIS tiempos florecientes. No trillo de hacer la apología de los artistas escénics, de los ;iutores y actores; no. [) icio solo presentarlos como los muestra á los siglos el gran libro de la historia. Césir Augusto , para dar importancia a estudios que ta-nto entusiasmo despertaron en Konia, permitió las representaciones escénica á los mismos caballeros y senadores romanos, sin que incurriesen en nota alguna de infamia, llehogábalu habilitó á los cómicos para ejercer cargos importantes en la república. Nerón salió al teatro y fue muy aficionado á recitar tragedias , tanto que su ayo Séneca compuso tres para complacerle, La Medea, El Hipólito y Las Troya-ñas, á imitación de los griegos. El mismo justiniano, el célebre autor de las Instituciones , no tuvo reparo en casar con la famosa mujer del teatro, llamada Teodora. llago notar todo esto , para que no se estrañe la preponderancia que en la oratoria romana y en la griega tuvieron los estudos de las reglas del arte, y cuyos felices resultados y hermosos frutos se admiran en Lelio, en Cicerón , en Démostenos. Cicerón lenia un amor estraordinario al teatro. Siempre llevaba consigo las mus celebrad s tragedias y bis r e citaba con entusia mo, adquiriendo aquella entonación que en el foro sabia acomodar con brillante éxito á la parte patética de sus oraciones. Cuando le alcanzaron los asesinos que le quitaron la vida, le sorprendieron leyendo la Medea de Eurípides. Cicerón deliende á lioscio y hace de él grandes elogios, esclanmndo en uno de sus libros : «¿Quien dirá que no necesita el orador en este movimiento y situación oratoria del gesto y gracia de Roscio?.. » Asi, con la amistad y trato íntimo con este eminente cómico, ú quien distinguió el dictador Syla con la insignia noble del anillo de oro, y con su incansable constancia en los estudios literarios, Cicerón supo dar realce á sus naturales y brillantes dotes de orador, y con su atrevido genio y arrebatadoras palabras logró libertar á su patria de las maquinaciones de Cat.il¡na. Démosteles, después de inútiles ensayos de su juvenlud; d;; después de haber confundido mil veces sus acentos con el estruendo de las agitad s olas del mar Eocio , iiabia ya perdido to.las sus esperanzas de figurar en la oratoria , cuando el poeta y actor I,¡vio Andrónico le tomó por la mano como á un niño y le condujo con sus prudentes y acertados consejos á la tribuna que mas tarde se alzó en la gran plaza de Atenas. Demóslenes, desde

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Definen los preceptistas la literatura, el arle de hablar ó escribir en prosa y verso; y dicen (pie es arte la colección de reglas para hacer una cosa liien. Estas reglas en las artes son leyes que dictan al artista i lo que debe hacer y lo que debe evitar para que sus Obras aparezcan adornadas con las mayores perfecciones. Y estas leyes no nacieron en tal ó cual época de la vo: luntado el capricho del hombre, sino que son principios inmutables de eterna verdad , por lo misino que están • fundados en la naturaleza Yo creo ue la esencia de esas leyes brotó del seno de Dios con la criatura que hizo á su imagen y semejanza. El primer hombre debió ser el primer artista. No convengo con los autores que dicen que las leyes del arte , del verdadero arte , han sido desconocidas en la infancia del linaje humano y en los primeros períodos de la civilización de las naciones y que su comprensión se debió al interés de cierto número de individuos. Eslo es hacer nacer en el mundo lo que tiene su origen en la divinidad. Esto equivale á decir que la poesía, ese enlace espontáneo é irresistible del espíritu con la naturaleza, esima invención material del hombre con el objeto de satisfacer materiales noce ¡dados Si hay quien rebaje hasta ese punto la misión del artista, ya'no estrano que este noble título ande tan traído y tan ¡levado en la moderna sociedad. .. ,, • Acaso aquello- autores incurren solo en la latía do claridad Y precisión desús ideas, puesto que ellos convienen en que las reglas ó leyes del arte, son principios inmutables de eterna verdad, porque, se fundan en la naturaleza misma de las cosas Si asi lo creen , no pueden decir en términos absolutos que se debió al ínteres de los

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i- I 2

El,

aquolla tribuna , defendió o ni voz elocuente la independencia de su patria y llegó á libertarla de la tiranía de Filipo. lié ahí sujetos al estudio y á la aplicación de las reglas

MONASTERIO

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del arte á los dos primeros genios de la elocuencia del foro , á los dos modelos de los oradores de todos los países , á los dos hombres que llevaron en pos de sus irresistibles palabras los destinos de dos grandes pueblos, como

Orlen llevaba los arroyos y ¡los monles tras los mágicos acentos de su dulcísima lira. Pero el orador, en general, y en particular el abogado, no debe ser esclavo del materialismo de esas reglas, sino aplicarlas sencillamente al carácter y marcha i|ue ha de llevar en la forma su oración. De aquí Ia necesidad de conocer bien los preceptos de la literatura, para no confundir la índole de las distintas parles del discurso. III Aunque, al parecer , me separe un tanto de mi objeto principal, por lo relativo debo manifestar aquí la importancia de un criterio delicado f de un feliz ingenio al apreciar los hechos y as circunstancias que aparezcan en la causa que se defiende y que el orador del foro debe exaniinar profundamente en el retiro de su estudio. Los antiguos retóricos aconsejan con grande te patética del discurso, sin salirse nun- i ca de la verdad de los hechos, es de gran efecto el calor i de una imaginación fecunda, que presente los sucesos I con viveza á la vez que con naturalidad. j Los discursos que, como abogado liscal, pronunció Me- ¡ lendez Valdés, han sido siempre citados por susmagníti as descripciones de los cr menes. López, el gran orador espa- ! ñol de nuestro siglo, en sus lecciones de elocuencia, copia < con mil elogios la parte descriptiva de una acusación de ', Melendez por el asesinato de un honrado padre de familia, • verificado por el amante de su adúltera esposa y con el acuerdo de esta. Ks un modelo de elocuencia", en qué luce admirablemente la inspiración del artista. Después de haber presentado el teatro del crimen, que es la alcoba del desventurado esposo y padre que yace enfermo en el ; lecho; después de pintare!fingimiento cruel de la esposa, su sobresalto y terror, asi como la cobardía del alevoso ; asesino que asesta el puñal en el pecho de su indefensa ; víctima y que huye entre las tinieblas, continúa profundizando la impresión de horror que causa al narrar los hechos del crimen. ¡Qué verdad y qué viuor en sus palabras! ¡cómo, gradualmente, ya deteniéndose en lalignra de la exánime y destrozada víctima , ya elevándose hasta apostrofar á los reos y presentarlos ante el yerto cadáver y sus ensangrentadas ropas, cómo, digo . logra estremecer el alma de los jueces y dominaría con su acento poderoso!

Mas para el recien nacido que en la desnudez empieza probando ya la pobreza en que su madre lia vivido; v llora, siendo su llanto la fuente de su quebranto, que otro en el mundo no iguala... ¡qué noche-buena tan mala'. Para la niña que adora y ve su ilusión cumplida, con dulces lazos unida al hombre que la enamora, y, de azucenas formada, corona de desposada luce en su frente serena... ¡(¡lie noche-buena tan buena! Mas para la pobre niña víctima de un falso amor, que ve ya seca la Mor con que sus gracias aliña; y -obre su freí te mustia ¡leva el sello de la angustia que va robando su gala... ¡qué noche-buena tan mala! Para el mercader dramático que á dama y ¡IH an asedia con su drama ó su comedia, que aunque es arni/lo antipático lleno de inmoralidad, en pascua de Navidad se pone al fin en escena... ¡qué noche-buena tan buena! Mas para el pobre escritor que en el olvido zozobra porque guarda su gran obra desde enero el din ctor; y al ver espirar el año, ante el triste desengaño un hondo suspiro exhala... ¡que Soche-buena tan mala! Para el necio petulante que, sin mérito ninguno, por fatuo, por importuno, logra un destino brillante, y de algún ministro zote 1 fe¡Ja á sei' tan amigóte, que con el ministro cena... '¡qué Soche-buena tan buena! Mas para el sabio Pascual cpie en su i ubre pielenaer, al fin tendrá que comer las hojas del memorial; pues mientras cena el ministro, no sabe hallar mas registro (pie esperar en la antesala... ¡que Soche buena tan mala!

tocadas para (pie las bailen los mismísimos diablos. Y es que como ha nacido el Redentor del mundo, las loca Baca y no los músicos; esta es la verdad. Esolra (pie cruzaá paso de l.uchana, ó. como si dijeran)' s , á banderas desplegadas, pordelanlp de, nosotros, revela instintos superlativamente marciales; y al son del himno de Riego, |¡n(j. rase quizá, (pie va ¡i tragarse todo el imperio de'Marruecos. Veamos e-e grupo que desemboca á la derecha. Son asturianos, honrados hijos de Pilona ó de Pravia, que con unas cuantas paisanas suyas. caminan de seguro hacia la iglesia. ¿Ojio canta ese chiquillo que cabalga sobre los hombros de ese aguador r Oigamos. Arre, borriipiÜo, O.ue vamos a Belén , Une mañana • s fiesta Y" e' otro también. j El aguador celebra (vn grandes risotadas el cántico del I giuet" , hace un par de corvetas, de gusto, y continúa i trotando. Siguiendo nuestro camino, fácil es que tropecemos (pu s o todo lia de ser tortas y pan pintado) con algún cuelo á luz de los reverberos, producido acaso poruña s la palabra, por un solo gesto sin significación maldita , pero convei tídos, por la fuerza del mosto sorbido, que todo ID aumenta, en insultos de primer orden Todavía recuerdo uu lance por el estilo, ocurrido ¡ también en Noche-Buena, años há, lance en que no 1 hubo grandes voces, ni escándalo, sino míe se verificó i á la chita callando, y del cual resultó gravemente herido uno de los adalides. a quien su adversario , un momento antes de clavarle la navaja, haba dicho, con la fria calma de un consumado perdonavidas: —Lo que es tú , vas á , acer esta noche. A lo que contestó aquel : —Como que es Noche-Buena. Pero dejemos memorias desagradables, y alegrémonos, ó , si no podemos alegrarnos, envidiemos" la alegría de esas familias del pueblo laborioso y pacífico, que asoman por la izquien a, saltando y brincando, al son de panderetas, campanillas, guitarras, tambores y zambombas, y alternando en sus cantares el villancico inocente y religioso con la copla desenvuelta y profana; la copla qué empieza : Esta noche es Noche-Buena ^ no es noche de dormir,

Con la que acaba, ¡Ali! no l"n orador que no reuniese las especiaMi madre mande en lo suyo, les circunstancias de Alelen iez Valdés, no podría, no Oue en lo mió mando yo. " sabría tocar con tanta destreza Ins ocultos resortes del sentimiento. Melendez Valdés era un genio, era poeSi las calles están secas y serena la noche, muchas fata. Y dice con razón Kmilin (astelar, que la poesía es milias de la clase media y alg..nas, aunque pocas, de ' chico tiene l l l u l puntería tan certera, que don- tinos de la congregación tarraconense, los cuales no vol- prn'deii din- muestra la estatua yacente y algunos restos de pone el ojo pone i'l tini, [irueí>:i elocuente de que se vieron á dejarlo, permaneciendo en el hasla nuestros dias. iiK»l' conservados. Si prodigioso fue el hallazgo de la Virgen , no lo fue apiifa " l i i s a '' s l " s ejercicios 'I111' •' '•' 'Odrina ensliana ó Durante, el siglo XVI, siguieron activamente los trabamenos el orinen del monasterio, según una poética jos ;>S4 ile- ensanche como de ornato, en la iglesia con a [musa niusa: las capillas de Nuestra Señora de San Juan, San liern r X ln mejor suelen atravesar rápidamente el espacio, leyenda qii" la tradición ha .-onservado. ¿filien ¡«ñora la historia de Juan (íarín el ermitaño, el do, ¡Ecl Crueilijoy San líeuito, desde l.'il i á liiliO; el r e como siniestros aerolitos , man/ana- píxli-iilas ó patatas •rudas? capaces ile derribar ¡il infeliz á quien alcancen; cual, inducido á pecado por ma'ieia de Satanás, mat > á tablo mayor en I;il2; la sillería del coro en i.'ilO; el órla hija del Velloso y lúe JO purgó su de'íto arrastrándose gano en K>»2 y el pauteon del duque de Luna en KÍ2S. v no faltan nuil intencioiuulos que. con mazorcas ó peluásile bayon, dibujan loila prenda de paño y de lana que síe e años p ir el monte como bestia feroz , hasta que un Separadamente hieiéronse una nueva torre de campanas encuentran por delante, dejándolas como nevadas, pero niño ile pecho pronunció milagros.mienteaquellaspalabras: en I¿>r>I; varias olícinas p.ira monjes v laicos, entre ellas con «na nieve que no se quita á tre- tirones; tampoco «¡Levántate , Carin, pues Dios ya le ha perdonado.» La unos baños de convalecencia en la huerta hacia i;¡;)7; el es raro sorprender, teniendo cuidado , á tal cual concur- inocente liiquilda , encontrada viva en su sepulcro . fue dormitorio de monacillos en KÍÍ2; la enfermería de dorente empinando una bota, ó b.en durmiendo en un rin- una de las abadesas de la nue a casa q ie de resultas de nados con sus aposentos altos en UÍJO y (ii, la casa de la tal suceso se erigió, y Carin piuli aun llorar largo tiempo Cera la carnicería y gallinería en I o l 2 ; el horno y pacón la mona , como pudiera hacerlo en la cama. En tanto, varias voces varonil Js cantan villancicos en como simple donado al servicio de las monjas Aun hoy nadería en liiliO, etc. etc. Entonces Monserrat, con su airoso templete del s i el coro, acompañados de los rústicos instrumentos de se enseñan la cueva donde moraba el anacoreta, y unas ruinas impracticables, situadas perpendieularmente en- glo XIV, los claustros y torreones de la entra-la, y la costumbre, y el cura sigue oliciainlo. Aldeas hay donde, sii no se encuentran mejores, sirven de instru- j cima del convento, conocidas por Ermita di Diablo. variedad de, edificios que acallamos de mencionar, cuameatos almireces, cazos y sartenes; en otras, el tambo- ¡ Cl que llegando tras largo rodeo por el camino de , dras,, Dgranjas, ,...,, hospederías , _y. demás adyacencias esparcibd l enVonjunto por un muro iilmer i| v la gaita hacen el gasto, siendo ta'.es la inlemperan- j Coll ató , y al desembocar en la punta de San Miguel (1) i das en torno y abarcadas cia'y el de-enfreno lilarmónicos. que al dia siguiente la ; descubre la vista panorámica dei moderno edili'-io, ado- j nado yy torread > según usanza lie la edad media, g , d bia de, estadística sanitaria resulta con un aiun Mito considerable | sado á un allí cabezal de ppeñas ,, dando cara al Mediodía,, ofrecer' el aspecto mas risueño, semejando un pueblo de de sordos. difícilmente se hará idea de lo que fue el humilde san- segundo ó tercer orden , estraordinariainente animado no En algunas iglesias, p a a evitar confusión y escánda- tuario del siglo X, cuando se reducía á pequeñas cons- solo por la multitud de personas que allí residían, monlos, los varones tienen de ¡¿nado un sitio, y las he obras trucciones irregulares, sucesivamente agrupadas se- ges, eseolanes, donados, ermitaños y servidores, sino por otro al lado opuesto Lo que parece que *a no esta en —un las neeesi ades de la casa. Un modesto frontón bi- una inmensa población flotante de centenares y mises de uso es la antigua creuinnia de la adoración del Niño, zantino v cierta< señales que permanecen de la basílica almas, segun lo atestiguaba en lol í otro de los abades bastante generalizad . en España . y que consistía en de- de la edad media , dejan colegir cuánta seria su po- Fray Pedro do Burgos: con estas palabras: « Es cosa de positar ofrendas en el Nacimiento que, al electo , se pre- b:xva , bien distante por cierto de su ulterior engrande- mucha maravilla, ver aquí lautas diversidades de gentes de todos los paises, adonde se. estiende el nombre cristiaparaba, recibiendo á su vez, los heles que las hacían, mienlo. tortas y pan bendito, por mano del párroco. H ista trescientos años después de su fundación, enmu- no; porque no solo de Cataluña sino también de toda EsEn nuestros dias, la costumbre (pie es objeto de eslas dece la historia del convento, y si bien hay noticia de paña, Friiicia, Italia, Alemania y de otros muchos reinos breves líneas, ha quedado reducida á trasladarse de casa algunos priores durante aque.la'temporada nada consta y provincia , llegan aquí tantos y de tan diversos lenguaala iglesia, después de la colación; oír misa, no con ran | acerca del progreso y vicisitudes del edificio , ¡gnorándo- jes, que ni ellos so entienden, ni los que tienen cargo recogimiento, por grande que se quier. tener , lo ual i se el origen de ese mismo frontón que acabamos de citar, de darles recado los pueden entender. Aquí vienen reyes, casi equivale á no oírla, y tornarse después cada mo- posterior sin duda al año 900 pero anterior al 1200 En el principes, duques y otros grandes señores, ricos y pobres chuelo á su olivo; hablamos de las personas de vida arre- terreno do las conjeturas, puede presumirse que la unión sabios é ignorantes, y de todos tanta multitud, que m u glada, pues respecto de las que no se hallan en esto de Aragón y Cataluña duranie el siglo Xll no dejaría de chas veces no caben en la casa, ni aun en la pla/.a que caso,se van á pasar el resto de la noche á los lugares de influir en la suerte de Monserrat, y siendo \a entonces está delante de la puerta, mas estínse muchos en la orgía, á las casas de juego, ó á las fondas, cites y tem- grande la devoción á Nuestra .-eñnra, emprenderíanse montaña entre aquellos riscos y cuevas y deba.o de 'os árboles, como mejor pued n; y allende esto, vienen las plos de Baco. construcciones numerosas, y hasta se reediliearia la igle- procesi nes de los pueblos comarcanos y otros distantes VENTURA R I I Z AGUILERA. sia, cuyo breve local no podia bastar á los muchos pere- que son mas de cuarenta, d>- manera que hay dias que grinos y devotos. Entone s cabalmente empezó á medrar esta casa con pingües adquisiciones, debidas á la libera- se hallan pintas mas de cinco mil personas, y muchos •lidad • ' ' • 'de - ' -los • • 'líeles, •' . . la . tutela . . . de. los reyes y el. amparo dias mas de mil, y si quisiésemos reducir á un cierto núbajo l:i abadía de líipoll que la gobernaba mediante sus de- mero la gente que viene todo el año cuántos serian cada ÜM PEREGMXA.CI0X A MONSERRAT (!). de dia, repartidos unos con otros, digo que habrá unos cualegados. Dos escrituras de 1223 y 127'!, son los primeros da- trocientos di's que iiiMios, de|ando aparte los pobres, que IV. tos que revelan el ensanche de ia iglesia, hablando de también unos dias con otros son obra de doscientos.» A. sus nuevos altares de Santa Catalina y Santa Ana. t n ul esto [lodeino- añadir que solamente de eclesiásticos en un PIADOSAS LEVEN» S . — EL MONASTERIO.—RE•!! din di de d lal Candelaria C '¡ue nace d ez siglos está recibiendo en Moiscrat Ls te del gran patio actual, y la inutilizada cisterna que i:>!)2, autorizando el acto varios obispos y magnates. loiiwiwjes del mundo católico. Formada procesión para está allí junto, volteada de paredones Por encargo y cuenta del rey don Felipe 11, Esteban 'raslailarla/iMaure.-a. cuando cruzaron el va le de •santa I Ji el segundo tercio de aquel siglo, los trastornos ge- Jordán trabajó en Valladolid'el altar inavor, que fue 'lana, detúvose h imagen, sin que esfuerzo alguno bas- nerales del reino, y otras circunstancias par ¡ciliares de traillo en ilJOt, y Francisco López de Madrid lo pintó y ara amoverla de allí, por cuya raz.m elevaron en el Monserrat, relluyeron en daño suyo, trayéndole á una doró cuatro años después, habiendo ascendido su total I (jiro lugar una pequeña iglesia (pie interinamente lamentable decadencia, hasta el advenimiento del rey coste, incluso el trasporte, á 30,000 ducados. Por igual luediiá cargo del cura de la ant •dicha parroquia. Católico. Kl dicaz celo y amor á la Virgen de esto ilustra- tiempo i.ristobal de Salamanca esculpía en Monistrol la imince años después, en S9:¡, rigiendo Vifredo el do monarca , mas aun que el re.stablecunien.o del orden sillería del coro, alta y baja, historiando en ella la vida, .poso el condado de Barcelona, alzabas'! ya sobre la público y la promoción de ilustres abades, le devolvieron pasión y resurrección" de Nuestro Señor Jesucristo, con varios santos cuvo trabajo importó oíros 10,000 ducaoiesia un conventill que según dicen cronistas, fue con creces el esplendor de sus épocas mejores. ((establecida la disciplina, restauradas las rentas, y dos á razón de 9 J cada silla. r,n 1599, estando presente Pulí' ^''"" " ' m ""J a s '. tomadas de San Pedro de las el n'Y don Felipe U, hízose la solemne tras ación déla riHH S ' '" í '° o l r " s l o H'eg'an en razón á las pocas segu- reorganizada la administración sobre mejores bases, toVír-én desde su antigua iglesia, donde permaneciera s e ndes que tan desierlo lugar ofrece para asilo de mu- das las fuerzas marchan aunadas, contribuyendo á dar tecientos años, asistiendo á la procesión cuarenta y tres «I fo' " l a S w " ls ' ( lei'audo el espíritu de aquellos tiempos, nueva vida y pujanza á la santa casa de Nuestra Señora. frailes legos, quince ermitaños, sesenta y dos mondes, ^ P ? 1 r '° ' o s a s ( ' U l s 'l" ( ! l.")r "'"'" se arredraba , las l:ji I Í70 el abad Róvere ,—después de (devado á la silla los escolanes y capilla de música, y varios caballeros que q'i" esa nueva Tebaida ha ofrecido siempre á pontificia bajo el nombre de Julio II,—labra un claustro acompañaban á S. M s tan gallardo y donoso como puede juzgarse p r el ala ,,0 J!™ contempla! ¡vas, y s i¡ire Indo d ser un lugar Elevado ya el temjilo al nivel que se requería fallaba trafi a ' '" s "' ) R r a i i a Virgen del cielo, no p trece, es- que todavía queda en pié; Inicia MSO se abren los ci- solo acabar algunos pormenores y comp'etar su decoración. mientos para un templo (le grandes dimensiones, obra «ncar q '"i O t l ' a s v!l '«°- ll(is (1(! l a l i ( ! r r ¡ l tomaran S'.bre sí el A eso principalmente consagraron sus tareas los distinlidad " S " ^'" iln ' ;l !f ministerio. Tradiciones de loca- (pie el rey don i''ernando yol abad fiarcí • de Cisneros, guidos abades del siglo XVII: las capillas y retablos del

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