Sermón en el día miércoles 7 de noviembre de 2012. Título: LA LEY Y LA FE (PARTE 2) Biblia: Romanos 3:1-31 Predicador: Pastor Dong Han David Lee Iglesia Presbiteriana Reformada Esperanza Tte. 1ro. Leónidas Escobar 3913 c/ Av. Japón, Asunción, Paraguay www.evangelio123.org
[email protected] (595) 021-301-706 / (595) 0981-815-179 ******************* 1) ¿Qué ventaja tiene, pues, el judío? ¿o de qué aprovecha la circuncisión? 2) Mucho, en todas maneras. Primero, ciertamente, que les ha sido confiada la palabra de Dios. 3) ¿Pues qué, si algunos de ellos han sido incrédulos? ¿Su incredulidad habrá hecho nula la fidelidad de Dios? 4) De ninguna manera; antes bien sea Dios vera, y todo hombre mentiroso; como está escrito: Para que seas justificado en tus palabras, y venzas cuando fueres juzgado. 5) Y si nuestra injusticia hace resaltar la justicia de Dios, ¿qué diremos? ¿Será injusto Dios que da castigo? (Hablo como hombre) 6) En ninguna manera; de otro modo, ¿cómo juzgaría Dios al mundo? 7) Pero si por mi mentira la verdad de Dios abundó para su gloria, ¿por qué aún soy juzgado como pecador?
8) ¿Y por qué no decir (como se nos calumnia, y como algunos, cuya condenación es justa, afirman que nosotros decimos): Hagamos males para que vengan bienes? 9) ¿Qué, pues? ¿Somos nosotros mejores que ellos? En ninguna manera; pues ya hemos acusado a judíos y a gentiles, que todos están bajo pecado. 10) Como está escrito: No hay justo, ni aun uno; 11) No hay quien entienda, no hay quien busque a Dios. 12) Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno. 13) Sepulcro abierto es su garganta; con su lengua engañan. Veneno de áspides hay debajo de sus labios; 14) Su boca está llena de maldición y de amargura. 15) Sus pies se apresuran para derramar sangre; 16) Quebranto y desventura hay en sus caminos; 17) Y no conocieron camino de paz. 18) No hay temor de Dios delante de sus ojos. 19) Pero sabemos que todo lo que la ley dice, lo dice a los que están bajo la ley, para que toda boca se cierre y todo el mundo quede bajo el juicio de Dios; 20) Ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado. 21) Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas;
22) La justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él. Porque no hay diferencia, 23) Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, 24) Siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante al redención que es en Cristo Jesús, 25) A quien puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, ara manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados, 26) Con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús. 27) ¿Dónde, pues, está la jactancia? Queda excluida. ¿Por cuál ley? ¿Por la de las obras? No, sino por la ley de la fe. 28) Concluimos, pues, que el hombre es justificado por la fe sin as obras de la ley. 29) ¿Es Dios solamente Dios de los judíos? ¿No es también Dios de los gentiles? Ciertamente, también de los gentiles. 30) Porque Dios es uno, y él justificará por la fe a los de la circuncisión, y por medio de la fe a los de la incircuncisión. 31) ¿Luego por la fe invalidamos la ley? En ninguna manera, sino que confirmamos la ley.
INTRODUCCIÓN Sé que para muchos no es fácil asimilar y sobretodo ubicar el pacto respecto a la fe. ¿Cómo relacionarlo? ¿Es primero la fe? ¿Es primero el pacto? ¿Puede existir el uno sin el otro? También muy pocos consideran que el pacto sea “ley” en que todos deben creer, deban obedecer, deban sujetarse a ella. Porque es difícil asimilarlo con la fe. Pero eso sucede porque los hombres creen que el pacto de Jesucristo se concretó estando Jesús como hombre en la tierra y muriendo en la cruz y resucitándose. Porque desde ese punto se inicia el perdón de pecados y la verdadera salvación. Mas esta concepción de la doctrina de Cristo crea más problemas y puntos discordantes, deja grandes lagunas doctrinarias en la salvación de los hombres del antiguo y respecto del nuevo testamento. O la salvación de los infantes. O cuando todo se basa en la fe y en la medida de la fe, caben preguntas como ¿se pierde la salvación cuando se pierde la fe? ¿Cuánta fe hay que tener para obtener la salvación? Y ¿cuánta es la fe que debe perder para declarársele que ha perdido la salvación? ¿Es la asistencia a una iglesia una medida justa y correcta de medir la fe y la salvación? ¿Y cómo se
miden las peleas, las discusiones, las divisiones? ¿Y qué cuando roban las ofrendas, o se malversan los tesoros de la iglesia? ¿Son hechos de fe o de hombre sin fe? Si la permanencia en la iglesia fuera la medida de la salvación, ¿aún robando, aun enseñando doctrinas de hombres, aun siendo ciego que guía a otro ciego se puede decir que tienen fe porque están en la iglesia? Verán que no existe nada fijo, nada consensuado, nada firme respecto a la fe. Porque lo más vulnerable, lo más flexible, lo más inestable es la fe. Y les digo que una persona, en un día puede pasar del cielo al infierno o vice-versa varias veces en un día. Todo esto surge porque está mal formulada el pacto de Jesucristo. Principalmente en ¿cuándo se ha establecido el pacto de Jesucristo? Si seguimos en esa tesitura de que el pacto de Jesucristo fue establecido estando el Señor Jesús y siendo que la biblia dice claramente que en ningún otro hay salvación, porque no ha sido dado otro nombre bajo el cielo en que podamos ser salvos (Hechos 4:12) ¿Cómo se salvaron los creyentes de la antigüedad si nunca conocieron ni les fue revelado el nombre de Jesús? ¿Y qué hay de los infantes que mueren incluso antes de tener conciencia o pensamiento demostrativo y expresivo?
De esta manera se puede pensar o concluir que existen o existieron tres o cuatro formas de salvación. Entonces podemos desechar la biblia porque no es un libro que contenga la Palabra de Dios. LA LEY = EL PACTO DE JESUCRISTO Por eso, yo enseño que en realidad, el pacto de Jesucristo ha sido establecido desde antes de la fundación del mundo. Porque fuimos destituidos de la gloria de Dios (Romanos 3:23), y dice que antes de la fundación del mundo, fuimos predestinados para ser “santos y sin mancha” en Jesucristo. Y ustedes saben que Jesucristo es la persona de Jesús quien nace como hombre y quien como cordero de Dios muere por los pecados de los hombres. ¿Cómo puede explicarse que tengamos necesidad de Jesucristo, que necesitemos ser santos y sin mancha, si aun el mundo no fue creado, ni el pecado introducido o cometido en la tierra por Adán y Eva? Cuando la biblia dice: “Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los
pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás.” (Efesios 2:1-3) Por eso, el pacto de Jesucristo ya fue establecido antes de la fundación del mundo, ya cuando todos estábamos destituidos de la gloria de Dios, nos ha escogido por su gracia para ser redimidos en Cristo Jesús. Es por eso, que todos los hombres desde Adán en adelante todos pudieron ser redimidos en Jesucristo. Claro que la obra de Jesús se efectivizó en la cruz y en su resurrección, pero en la realidad y consecuencia del pacto de Jesucristo todos ya fuimos salvados. Por tanto, un niño aun sin conciencia, aun muerto luego del nacimiento es aplicado y está en el pacto de Jesucristo; y si está en este pacto, no importa cuándo nazca, ni cuándo muera, ni en dónde nazca, siempre es salvado. Y así los predestinados, son salvos. Y este pacto de Jesucristo con todo lo que establece, con todo lo que salva, todo lo que limpia, todo lo establece respecto a la elección y también respecto a los no elegidos “ES LEY”. Y es la ley a la cual se refiere Romanos. Como lo dice Efesios 1:3-12 Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo, según nos escogió en él antes de la fundación del
mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia, que hizo sobreabundar para con nosotros en toda sabiduría e inteligencia, dándonos a conocer el misterio de su voluntad, según su beneplácito, el cual se había propuesto en sí mismo, de reunir todas las cosas en Cristo, en la dispensación del cumplimiento de los tiempos, así las que están en los cielos, como las que están en la tierra. En él asimismo tuvimos herencia, habiendo sido predestinados conforme al propósito del que hace todas las cosas según el designio de su voluntad, a fin de que seamos para alabanza de su gloria, nosotros los que primeramente esperábamos en Cristo.” Así que ya desde antes de la fundación del mundo, Dios escogió a los que serían salvados por medio de Jesucristo, y a los elegidos, a ellos llamó, y a los que llamó justificó y los glorificó. Si así está establecido todo, y la salvación no puede cambiar para el elegido, ni el no elegido acceder a la salvación en Jesucristo porque eso es ley y está establecido.
¿Para qué sirve entonces la fe? Sé que esta es la pregunta que hacen los críticos del pacto de Jesucristo, y situar el pacto de Jesucristo al comienzo, antes de la creación del mundo. Pues justamente lo que combate esa laxitud que podría generar el pacto de Jesucristo en el hombre, pues cuando sepa que está en el pacto del Señor, dejará de esforzarse, dejará vencer y disfrutará del pecado. (dicen los críticos y detractores). Esto es porque no tienen conocimiento los instrumentos que Dios ha creado para evitar eso. Y es justamente “LA LEY DE LA FE”, que mide y es juzgado según la justificación que realiza el hombre en la fe de Jesús. LOS ABANICOS O LA LEY DE LA FE Realmente son conceptos y realidades más allá de nuestra comprensión natural, y solamente perceptible como espirituales. ¿Por qué les estoy hablando con el ejemplo del abanico? Porque si toda la torta fueran los hombres que Dios ha creado antes de la fundación del mundo, por causa de la rebeldía, por causa del pecado y de la destitución de la gloria de Dios, el Señor ha elegido a
un grupo de personas, que se representaría como una porción de la torta. Los hombres que están dentro de esa porción de la torta elegida, y con quienes Dios ha establecido el pacto de Jesucristo, todos están salvos. Y su número está preestablecido, nadie puede agregarse, ni pueden ser quitados. Significa que todas las personas que están dentro de esa porción que están dentro del pacto de Jesucristo serán salvados por la obra redentora de Jesús en la cruz, así que esa porción en realidad es el 100% de los elegidos y predestinados para salvación. Por tanto, como existe este pacto de Jesucristo, y como dice Hebreos 13:8 Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos. Es la razón de por qué Dios puede salvar a personas como Adán, Set, Noé, Abraham, Isaac, Jacob; porque la obra de Jesús como Cristo es INFALIBLE. Y como toda la Palabra de Dios, toda promesa de Dios, toda obra de Dios es igual, porque no existe imposible para Dios. Que personas que estén elegidas dentro del pacto de Jesucristo, significa que el cielo, la tierra puede desaparecer pero nunca la Palabra de Dios puede fallar, ni puede faltar. Por tanto, desde que fuimos elegidos en el pacto de Jesucristo, todas las
personas ya están salvadas, y Dios los ve santos y sin mancha. Por tanto, no importa cuándo nazca, ni importa cuándo muera y menos importa que crea, que tenga fe, o que confiese que Jesucristo es su Cristo y salvador. Todos ya están predestinados y todos ya están salvados en Cristo. Y es la razón de porque Jesús específicamente se encuentra con dos personas: Moisés y Elías, ambos del antiguo testamento. También habla de cómo Abraham está en el cielo y recibe a Lázaro. También Jesús habla de cómo es Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob. Que Dios no es Dios de muertos sino de vivos. Por tanto, lo que está queriendo mostrarnos aquí, es cómo todas estas personas están vivas, salvas habiendo recibido las bendiciones celestiales en Jesucristo. Y así dice la biblia hoy: Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante al redención que es en Cristo Jesús, a quien puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, ara manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados, con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que él sea
el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús. (v. 23-26) Entonces, ¿para qué “poner” el pacto de Abraham si ya existe el pacto en Jesucristo? Justamente para justificar a los creyentes por “LA LEY DE LA FE”. Hoy existen miles de creyentes verdaderos, elegidos desde antes de la fundación del mundo, que ya están en el pacto de Jesucristo. Pero no creen, ni viven en el pacto de Abraham. Como les dije, ¿cuántos pueden ser “discípulos” y seguir a Jesús dejando padres, mujer, hijos, posesiones? ¿Cuántos hoy pueden salir de Egipto y dirigirse a su tierra de la heredad prometida? ¿Cuántos pueden renunciar, pueden dejar sus vidas normales, naturales que están haciendo para seguir a Cristo? Por eso, el pacto de Abraham, a pesar que comprende a todos los creyentes que están en el pacto de Jesucristo; en realidad es un pequeño grupo de personas quienes creen y viven fielmente. Fíjense en el ejemplo de los discípulos quienes han dejado todo, y el joven rico quien se acerca a Jesús y quiere tener su vida eterna. Pero por no poder dejar sus riquezas, no pudo ser discípulo. O sea, no pudo entrar realmente en ese abanico de los “HACEDORES” del pacto de Abraham, de Isaac y de Jacob.
Es el ejemplo de cómo todo Israel salió de Egipto, pero solamente dos (Caleb y Josué) estuvieron bajo el abanico de los que estuvieron en el abanico del pacto de Abraham, de Isaac y de Jacob. Y justamente esa fue la “justicia de fe” que hicieron esas dos personas. Así funciona la ley de la fe. En tiempos de Elías es igual, solamente los siete mil que no doblaron rodillas y que Jehová los guardó para su alabanza, son los que por “la justicia de su fe” son los que reciben toda la misericordia de Dios. Por eso les digo, no existe algo más vago, ni algo más inseguro, ni algo indefinido como la fe; porque todos dicen hoy: “YO TENGO FE EN JESÚS”. ¿Y cómo se puede establecer las reglas necesarias para determinar que esta fe en Jesús le sirva de JUSTIFICACIÓN? Para eso está el pacto de Abraham. Por eso, cuando Abraham salió de su tierra, de su parentela a la tierra que Jehová le indicó, esa es su primera justicia. Cuando se preocupó porque no tenía hijos, creyó en las palabras de Jehová cuando el Señor le mostró el cielo estrellado y dijo que sus hijos serían como esas estrellas del cielo en multitud. Esa fue su justicia. Cuando Jehová le dijo que circuncidara su prepucio porque esa sería la ley de la circuncisión, de que daría hijos y que todos los hijos subsiguientes que nacieran
obraran para que sirva de “justificación” de su fe en el pacto de Abraham. Finalmente el pacto de David es otro abanico que está dentro del abanico del pacto de Abraham. Se dan cuenta de cuánto un creyente debe cuidar su fe, debe vivir dentro de las leyes que determinan, que delimitan, que condicionan el pacto. ENTONCES LA FE ES MEDIBLE, LA FE ES VERIFICABLE. Porque se dirige hacia los condicionamientos que Jehová Dios ha puesto en sus Escrituras. Así que un creyente quien realmente tiene fe, debe poder, o mejor dicho, su fe en Jesucristo debe ser tan grande que condicione su vida y le conduzca para que entre en el abanico del pacto de Abraham en este mundo adúltero y pecador. ¿Se puede lograr eso? Sí. Poderlo, lograrlo, hacerlo posible, creerlo, vivirlo, perseverar en el pacto; eso es la justicia de tu fe. ESTA ES LA LEY DE LA FE. ¡PARA QUE NO EXISTA JACTANCIA! Hoy la biblia nos dice: “pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas”. ¿Qué puede pasar cuando un hombre se entera que está en el pacto de Jesucristo desde antes de la
fundación del mundo? Que haga lo que haga, sí o sí estará salvo y eso es inamovible, ni puede cambiarse nunca. Entonces, ¿no habrá jactancia? ¿no se quedarán a dormir en lo que han alcanzado? Pues justamente para que no existe jactancia, en cambio sí existe una justicia dentro de esta gracia que Dios ha llamado “pacto de Jesucristo”, establece una forma de juzgar entre todos los elegidos: y es “LA LEY DE LA FE”. Pero tengan en cuenta que esto no tiene nada que ver con la “salvación del alma”, porque la salvación del hombre está ya resuelto por medio del pacto de Jesucristo. Mas sí es medido “cuánta justicia de Dios que es por fe” hacemos por medio de la fe que tenemos en Dios. Y según esta justicia de Dios que es por fe, puede cambiar muchísimo en el conocimiento, en el avance, en el crecimiento, en las bendiciones, en las seguridades. También determina el futuro de la familia del creyente, para futuras generaciones. No es la fe libertina, ni es la fe libre. No sirve cualquier forma de expresión de la fe. La justicia de Dios que es por medio de la fe está bien determinada, bien delimitada. Nadie puede
poner otro fundamento de medición, ni enseñar u impedir otro método de justicia. Cuando Zaqueo convidó a Jesús en su casa, fue eso, simplemente una invitación y reposar en su casa. Recién cuando él declaró que la mitad de su bienes lo daba a los pobres y devolvería cuadruplicado si había estafado o engañado a alguno; Jesús le dijo que ha venido la salvación a esta casa, por cuando es también hijo de Abraham. LA LEY Y LA FE Ven que no existe ninguna forma de colisión entre la ley, o sea la ley del pacto de Jesucristo y la ley de la fe o la ley de la justicia de Dios que es por fe. Así también como dice en Efesios: “Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús, para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús. Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe.” (Efesios 2:4-9)
No utilicen la fe para la salvación del alma, porque eso ya nos fue dada por medio del pacto de Jesucristo. Mas sí la fe te puede salvar de muchas situaciones de tu vida, por creer y permanecer en el pacto de Abraham, en el pacto de Isaac, en el pacto de Jacob, en el pacto de Sinaí, en el pacto de David. Según la ley de la fe, una fe es verdadera en Jesucristo si eres capaz de creer en el pacto de Abraham y entras en el abanico de los pocos que viven bajo y según ese pacto. Todas las otras formas de fe que muestre un creyente, aun estando en el pacto de Jesucristo es imprevisible, es errático, es inconstante, y pronto a equivocaciones. Y es el único camino para que el creyente reciba también y entre en el abanico del Pacto de David. CONCLUSIÓN: Estar dentro del pacto de Jesucristo es una gracia increíble, pero Dios se ha provisto de instrumentos necesarios para que la palabra sea vivida en la justa medida de esa salvación otorgada. Es que la Palabra de Dios funciona tal cual se muestra en la biblia según la justicia de Dios que es por fe en que los hombres lo viven y realizan. Por eso, todo creyente debe ser un entendido en el pacto que está
viviendo, porque incluso a los que estamos dentro del pacto de Jesucristo existen justos juicios de Dios que se miden con fuego lo sobreedificado, que miden los talentos, que se miden por minas, que se piden por frutos. Hoy existe una exageración indescriptible en la práctica y uso que se hace de la fe en Jesucristo. Y cada uno justifica su proceder y según las realidades que les toca vivir. Mas se olvidan que todo hombre debe mostrar su fe ajustándose él a las leyes de Dios y no conduciendo a los hombres a una nebulosa indefinida y errática del pacto de Jesucristo. Esto tampoco quedará sin juicio. No existe fe en Jesús mientras no se guíe por una ley que muestre cuál es la justicia de Dios que es por fe. Por eso, tienen que esforzarse en entrar en el abanico del pacto de Abraham y luego en el abanico del pacto de David; y que ese abanico crezca para tu familia, para los hijos y para los hijos de los hijos. Justamente este libro de Romanos ayuda a los creyentes a entrar en ambos abanicos de los pactos, y a cómo permanecer en ellas. La fe no está por encima de la ley de los pactos, más bien se muestra la fe en Jesucristo de cada creyente por cuán fielmente se vive dentro de cada pacto.
Que Dios te bendiga.