Orgullo para el humor gráfico cubano: Pedro Méndez (izquierda) recibe su premio José Martí por la obra de la vida, y Falco su mención del premio Juan Gualberto Gómez. Foto: Calixto N. Llanes
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¡A pululu! por JAPE LA primera vez que escuché esta frase dicha por Ruperto, recordé a mi padre, que siempre la decía. No con la misma intención del personaje creado por Omar Franco, pero sí de manera reiterada y con expresión acentuada. Hace poco me encontré con Omar y me contó que él tomó la palabra de sus mayores, de cuando era un muchacho y el término formaba parte del argot popular. También me dijo que jamás pensó que fuera a convertirse en una frase tan notoria, al punto de que muchos en la calle se la recuerdan constantemente a modo de saludo: «¡Dime, A pululu!». En realidad no me sorprende que una frase dicha por un personaje muy bien diseñado, en un programa humorístico de alta teleaudiencia, se pegue con rapidez en la gente. Ha sucedido desde tiempos remotos. Hasta donde alcanzan mis recuerdos está el «¡Atrevido!» o «¡Tú me’stá engañando!»
de Bernabé (Enrique Arredondo), el «¡Miraaa!» de Paco (Idalberto Delgado) y el más reciente «¡Lo digo y lo repito y no es matraca mía!» del Yeti de Punto G, interpretado por Adrián Morales, que trajo la frase de su antológico grupo La Seña del Humor de Matanzas. Hay muchas más, que saldrán a relucir cuando lean estas líneas. Para mí quien más aportes ha hecho a la fraseología popular, desde la comedia, ha sido la actriz Aurora Basnuevo, con su colosal personaje de Estelvina, escrito por Alberto Luberta, en el legendario programa radial Alegrías de sobremesa. «¡Qué vida más sana, qué aire más puro!», «Y entonces, ¿cómo quedo yo?», «¡Mantén tu latón con tapa!», «¡Eso es pa’que me reeeespete!», por solo citar algunas. El pueblo cubano es muy aprehensivo cuando se trata de la tele. Rápidamente hace suyas las frases o términos distintivos de series o telenovelas. Ocurrió con la palabra merolico, del culebrón mexicano
Gotica de gente; o paladar, de la novela brasileña Vale todo. Así sucede, se nos hace habitual al oído y la incorporamos a nuestro léxico como mejor nos convenga, aunque no siempre con el significado apropiado. Tengo un ejemplo cercano de algo que escuché hace poco. Yo caminaba detrás de un par de muchachas jóvenes, ambas delgadas. Una le decía, con cierto despecho a la otra: «¡Dile al Moro que no se haga el lindo, que él dice eso porque ahora yo estoy flaca, pero mucho tiempo que estuvo “muerto” conmigo. Que se acuerde de cuando estudiábamos en el pre, que yo estaba “a pululu”!». Mientras decía esto, con las manos y los brazos hacía gestos de haber tenido senos y trasero despampanantes. En mi huerto síquico se sembró la duda y al llegar a casa busqué en el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española. No encontré la frase a pululu. Lo más cercano fue el verbo pulular, del latín pullulãre, y decía:
¡SI EL AMOR LLAMA A TU PUERTA, ABRE QUE ES EL FUMIGADOR!
«Dicho de las personas, animales o cosas que abundan, o se multiplican rápidamente en un lugar. ||Dicho de un vegetal que empieza a brotar y echar renuevos o vástagos. || Dicho de una cosa de la cual comienza a originarse, provenir o nacer otra». También encontré la palabra pululación, que es la acción y efecto de pulular. Ahora no sé concretamente a qué se refería aquella muchacha. ¿En el pre le habían brotado atuendos a su cuerpo como boniatos, chopos y malangas? ¿No sería silicona? ¿Y qué pasó? ¿Por qué ya no estaba «a pululu»? En fin, todo esto forma parte de la idiosincrasia del cubano y su eterno maridaje con el humor y el choteo. Sirva este texto para felicitar una vez más a nuestro amigo Omar Franco, por su inmensa profesionalidad. Desde ahora les anuncio cómo se llamará su próximo espectáculo teatral… Así mismo: ¡A pululu!; y esta vez es posible que Cachita (Irela Bravo) «se vaya del aire», porque será la invitada especial. ¡Éxitos, amigos!
Cursor del 2016 U
Suplemento Científico Técnico de Juventud Rebelde
202
Domingo 13 de marzo de 2016. «Año 58 de la Revolución»
Ciencia vs. zika Científicos estudian medidas de control de vectores para combatir zika, dengue y chikungunya en las Américas
na investigación de científicos británicos y estadounidenses, publicada por la revista Nature Microbiology, reveló que el fenómeno de El Niño podría contribuir a la transmisión y propagación de enfermedades transmitidas por el agua, como el cólera, con importantes consecuencias para la salud pública. Según los expertos, en las tres últimas décadas surgieron nuevas variantes de patógenos en Latinoamérica, lo que coincidió con los tres episodios más significativos de El Niño (1990–91, 1997–98 y 2010). Otros casos llamativos se produjeron en 1997 y 2010, cuando dos variantes de la bacteria Vibrio parahaemolyticus provocaron infecciones causadas por el consumo de marisco contaminado.
I
EXPERTOS de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y de la Organización Mundial de la Salud (OMS) exhortaron esta semana a intensificar el control de los mosquitos que transmiten zika, dengue y chikungunya en las Américas, luego de tres días de reuniones en Washington. Según reseñó el portal oficial de la OPS, el nuevo Grupo Técnico Asesor de Entomología en Salud Pública busca formas de fortalecer los programas de control de vectores en los países de la región, incluyendo medidas específicas para el Aedes, también transmisor de la fiebre amarilla. Presidido por la doctora Karen Polson, de la Agencia de Salud Pública del Caribe, el equipo incluye a expertos en Entomología, control de vectores, enfermedades desatendidas, epidemiología, la gestión de resistencia a los insecticidas y otros campos relacionados, y está encargado de asesorar a la directora de la OPS, Carissa F. Etienne, en la búsqueda de maneras para reforzar la vigilancia, el control y la eliminación de las enfermedades transmitidas por vectores. Para ello, durante sus jornadas de trabajo en la capital norteamericana, los expertos revisaron una serie de recomendaciones centradas en las medidas de control integral de vectores, que incluyen diversas herramientas y estrategias para reducir el número de contagios. «El control de vectores es la mejor forma de luchar contra estas enfermedades», aseguró Karen Polson, para quien lo anterior y la entomología funcionan si se utilizan correctamente y se aplican en los países afectados por la plaga. El doctor Raman Velayudhan, especialista en Control de vectores en la OMS, señaló que existen dos mosquitos Aedes que transmiten cuatro enfermedades y tenemos muy pocas armas para luchar contra los problemas crecientes que representan el dengue, la fiebre amarilla, el chikungunya y el zika en la región. Además, en el control de Aedes constituyen desafíos el movimiento humano, y la adaptación del mosquito, su resistencia a los pesticidas y su capacidad de recuperación. De ahí que la participación comunitaria efectiva, con uso de métodos comprobados y herramientas nuevas, resulte lo más importante en el control vectorial.
nvestigadores de Estados Unidos realizaron un estudio que puede revolucionar los trasplantes de órganos mediante un procedimiento llamado desensibilización o filtrado de la sangre del paciente, para retirar los anticuerpos que podrían atacar el riñón donado. Realizada en 22 centros médicos y publicada en The New England Journal of Medicine, la investigación demostró un ajuste exitoso del sistema inmune de pacientes sensibilizados (con altos niveles de anticuerpos que rechazan el tejido foráneo), lo que les permitió aceptar el órgano de donantes no compatibles. Además, reveló que después de ocho años del trasplante, los 1 025 pacientes que recibieron riñones incompatibles y se mantuvieron tomando los medicamentos que los protegieron mientras su sistema inmune regeneraba sus propios anticuerpos, lograron vivir más años que los que estaban todavía en lista de espera o quienes habían recibido órganos de donantes muertos.
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EL ZIKA EN CIFRAS Hasta el momento, la transmisión autóctona o local del virus del Zika ha sido reportada en 31 países y territorios de las Américas, y los casos de microcefalia y malformaciones neonatales se concentran en Brasil y la Polinesia Francesa, aunque se detectaron dos casos en otras dos naciones vinculados a una estancia en Brasil, aseguró el doctor Sylvain Aldighieri, jefe de Alertas y Respuesta Epidemiológica de la OPS/OMS. «Nuestra herramienta más importante para combatir el zika —y al mismo tiempo el dengue y el chikungunya— es el control de los mosquitos Aedes aegypti que transmiten estas enfermedades», recalcó. Además, dado que estos viven en y alrededor de las casas, se requiere de un esfuerzo coordinado, con una mayor participación de la comunidad para reducir su número. Asimismo, el doctor Luis Castellanos,
jefe en la OPS de Enfermedades desatendidas, tropicales y transmitidas por vectores, explicó que el Grupo Técnico Asesor de Entomología en Salud Pública busca urgentemente cómo mejorar los métodos de control, que incluyen insecticidas y otras nuevas tecnologías. «Las recomendaciones del Grupo Técnico Asesor están siendo recopiladas por la OPS y se van a utilizar la próxima semana en la reunión mundial del Grupo Asesor de Control de Vectores en Ginebra, para examinar la respuesta de emergencia y las herramientas de control de vectores de la enfermedad del virus del Zika». Establecida en 1902, la OPS es la organización internacional de salud pública más antigua del mundo, que trabaja con sus países miembros para mejorar la salud y la calidad de vida de los pueblos americanos. Además, sirve de sede a la Oficina Regional para las Américas de la OMS.
uego de analizar los datos aportados por la nave Messenger, lanzada por la NASA en 2011, investigadores del Departamento de Física aplicada de la Universidad Johns Hopkins, en Maryland, Estados Unidos, descubrieron que el misterioso agente oscuro que cubre la superficie del planeta Mercurio es, en efecto, carbono, pero en la forma de grafito, y que proviene de los restos de una primera costra del planeta que más tarde fue cubierta por la actividad volcánica. Es probable —aseguran— que Mercurio haya tenido un océano de magma cuando era joven y su superficie muy caliente, y que en la medida en que se enfrió y sus minerales se cristalizaron, se hallan hundido todos menos el grafito, que habría sido abundante y se acumuló como la corteza original de Mercurio. Fuente: BBC Mundo Frase: Equipado con sus cinco sentidos, el hombre explora el universo que lo rodea y a sus aventuras las llama ciencia. Edwin Powell Hubble
Ciencia desde la base Una joven bióloga tunera hace de la investigación científica el sentido actual de su vida en un área protegida por JUAN MORALES AGÜERO
[email protected] MANATÍ, Las Tunas.— A sus 32 años de edad, la licenciada en Biología Mayumis Vega Polanco presiente que su realización profesional está ligada al proyecto ecológico donde labora. El entorno prácticamente virgen, donde conviven cinco formaciones vegetales en un área relativamente reducida, deviene auténtico tesoro para sus expectativas. —¿Cómo comenzaron tus inclinaciones por la ciencia? —La Biología me gustó desde que era estudiante de la enseñanza primaria, en especial por influencia de la asignatura El mundo en que vivimos. Siempre la encontré interesante. Ya en la secundaria, y a instancias de mi profesora, tomé parte en concursos a diferentes niveles relacionados con el tema. «Por esa época supe que en la Universidad se cursaba la carrera de Biología y al matricular en el Instituto Preuniversitario Vocacional Luis Urquiza comencé a prepararme para solicitarla. Llegado el momento, realicé la prueba de ingreso, salí bien y me asignaron la única plaza ofertada en la provincia». —Coméntame un poco sobre tu experiencia universitaria. —Mis cinco períodos académicos en la Universidad de Oriente, en Santiago de Cuba, figuran entre lo mejor que me ha ocurrido en la vida. Allí me enamoré más de la carrera, en buena medida por su excelente claustro de profesores y por todas las prácticas en el terreno. «Al graduarme en 2007, comencé a cumplir mi servicio social en la campaña antivectorial del municipio de Manatí, pero como mi esposo era de Camagüey me fui con él para allá. Allí trabajé tres años en el Centro de Investigaciones de Medio Ambiente, adscrito al Citma, como especialista en coleópteros». —¿Cómo te vinculaste a esta área protegida? —Cuando vine para Manatí en 2010 me hablaron de su existencia. Supe que necesitaban a una persona graduada en Biología, me presenté y me admitieron como especialista principal de la reserva ecológica. Creo que tomé una decisión trascendental, pues aquí, además de aprender todos los días, pertenezco a un colectivo laboral sumamente valioso y competente, donde hay comEdición: AILEEN pañeros con experiencia y sabiduría. INFANTE «El área protegida Bahía de Nuevas VIGIL-ESCALERA Grandes-La Isleta tiene casi 8 000 hectáreas y en su perímetro han sido identiDiseño: ABDEL ficadas 350 especies de plantas y aniALFONSO y males. Algunas son endémicas de Cuba ADRIANA y están amenazadas de extinción. Allí INFANTE desarrollamos una docena de proyectos investigativos». Corrección: EQUIPO DE —¿En cuáles de esos proyectos parCORRECTORES ticipas? —Atiendo cuatro proyectos. Uno consiste en monitorear el cocodrilo americano (Crocodylus acutus) para establecer su presencia y sus sitios de cortejo y cópula. El control de la supervivencia lo hacemos con los individuos que marcamos al nacer mediante el corte de
La licenciada en Biología Mayumis Vega Polanco durante su monitoreo del cocodrilo americano. Foto: Yaciel Peña de la Peña/ACN una escama de la cola. Los ponemos en libertad y, cuando los recapturamos, esa señal nos facilita conocer su número de orden y el año de su nacimiento. «Tenemos un caso curioso: una cocodrila fuerte y dominante que desova por aquí luego de trasladarse desde unos 14 kilómetros a través de los canales. Pone sus huevos en una zona de sustrato rocoso y rodeada de vegetación espinosa, a más de 500 metros de la fuente de agua más próxima. Luego se marcha por donde vino y no regresa. Nosotros nos hacemos cargo de la nidada, marcamos a los neonatos y los liberamos. Creemos que la elección del lugar de desove la hace a partir de las características del suelo». —Me han dicho que también tienes a tu cargo los arrecifes… —Sí, los sometemos a monitoreo para determinar su conducta ante los cambios climáticos. Como se sabe, los arrecifes intervienen en la formación de la arena en las playas y constituyen un ecosistema integrador muy sensible y complejo. En cuanto a los pastizales marinos, establecemos los tipos que predominan en el área. Además de garantizar la alimentación de varias especies, como el manatí
antillano y la tortuga, participan en el reciclaje del agua y la purificación de las corrientes. El proyecto afronta dificultades por carecer de equipos especiales para el buceo. Solamente disponemos de snorkel y caretas. —Hablaste del manatí antillano, ¿tiene un proyecto especial? —Aquí estudiamos el comportamiento de ese mamífero acuático (Trichechus manatus), una de las especies con mayor peligro de extinción en Cuba, en lo referente a sus zonas de alimentación y reproducción. Según las observaciones de los trabajadores del proyecto, se trata de individuos procedentes de otras áreas, que llegan a la nuestra, toman agua, se alimentan y siguen camino. Se ha conseguido ver algunos en horas del amanecer y del atardecer, incluyendo un ejemplar con su cría. Eso evidencia, de alguna manera, el crecimiento de su población y un logro del trabajo en la conservación de la especie. —También tomas parte en el estudio de los moluscos… —Sí, principalmente de los caracoles Liguus fasciatus y Polymita muscarum. Habitan, fundamentalmente, sobre una especie vegetal endémica conocida por
Bahía de Nuevas Grandes-La Isleta CREADA en 1995 y aprobada legalmente por el Acuerdo 6871/2010 del Comité Ejecutivo del Consejo de Ministros de Cuba como Reserva Ecológica Nacional, la bahía de Nuevas GrandesLa Isleta se localiza en la zona norte de las provincias de Camagüey y Las Tunas, y comprende una superficie de 7 880,26 hectáreas entre áreas terrestres y marinas. Contiene nueve formaciones vegetales en una zona relativamente pequeña, donde aparecen varias especies florísticas endémicas y en peligro crítico como el ébano amarillo (Trichilia pungens), y otras de distribución restringida como Ginoria koehneana, Coccothrinax salvatoris y Pimenta filipes, así como ejemplares de gran talla de especies maderables como la maboa (Cameraria latifolia), el ácana (Manilkara valenzuelana),
el ébano negro (Diospyros crassinervis) y el sabicú (Lysiloma sabicu). Además, posee una extensión considerable de lagunas interiores y marismas con un alto grado de conservación, y ecosistemas de barreras coralinas que atesoran una parte importante de las riquezas naturales propias de la zona. Entre sus especies animales amenazadas se encuentran el manatí (Trichechus manatus), el cocodrilo americano (Crocodylus acutus) y las tortugas marinas (Orden Chelonia). Nuevas Grandes-La Isleta constituye uno de los pocos ecosistemas de bahía cerrada que, por su aislamiento y el difícil acceso, unido a la ausencia de actividades económicas de gran impacto en los últimos años, ha permitido un bajo grado de contaminación, la conservación de los paisajes y la biodiversidad en sentido general.
bruja negra, y sobre el frijolillo. Se trata, en ambos casos, de árboles de gran tamaño, portadores de un hongo llamado fumagina, del cual se alimentan los referidos moluscos. Los estudios continúan, porque tal vez existan otras especies. Las investigaciones se hacen en diferentes formaciones vegetales, para identificarlas e incorporarlas consecuentemente al listado taxonómico. —¿Cómo procedes para mantenerte actualizada en tu especialidad? —Me nutro mucho de la experiencia de mis compañeros de trabajo. También suelo contactar con otros colegas de centros de investigación, tanto por correo electrónico como personalmente, cuando coincidimos en eventos como los simposios nacionales de la Empresa de Flora y Fauna,que tienen lugar cada dos años en Ciego de Ávila. Allí se exponen los resultados de las áreas protegidas. En dos oportunidades he presentado ponencias. «También asistí a las ediciones de la Convención Internacional de Medio Ambiente y Desarrollo correspondientes a 2013 y 2015, así como a la Convención Internacional Agroforestal, donde presenté un trabajo sobre el cocodrilo, con la coautoría de los trabajadores del proyecto, y publiqué dos artículos en la revista Flora y Fauna». —¿Cómo te insertaste en un equipo mayoritariamente masculino? —Los trabajadores me acogieron muy bien. Nos tratamos sin demasiados academicismos. Me acerco a ellos con humildad y el aprendizaje es recíproco. Se trata de personas muy ocupadas, que permanecen varios días al mes en el área protegida en condiciones muy difíciles. El resultado de mi labor depende en buena parte de ellos, porque son los que viven a diario con el entorno del área y luego me suministran la información. —¿Te has acostumbrado a trabajar como bióloga en el terreno? —Desde mi época de estudiante universitaria hice prácticas de campo y aprendí que el biólogo no se forma en las oficinas, sino en el terreno. Me encanta estar metida en el fango y alternar con los animales. No le temo a ninguno. Incluso hasta buceo. Vengo aquí cada vez que puedo. Creo que este es un magnífico lugar para hacer ciencia. Mis expectativas son seguir trabajando y aportando a la conservación de la biodiversidad. —¿Qué otros proyectos se trabajan en esta área? —Uno se dedica a las aves de bosque amenazadas, como el tocororo, la cotorra y el carpintero. Otro se circunscribe a las aves acuáticas, y estudia las colonias de nidificación que existen por toda el área. Se trabaja, además, en la flora amenazada y en el rescate de formaciones vegetales, fundamentalmente en la duna costera, donde el huracán Ike se ensañó con la vegetación autóctona. Otras direcciones son la eliminación de especies exóticas invasoras, como el marabú; el estudio de los reptiles del orden squamata; el mantenimiento de trochas contra el fuego, y la protección de los recursos forestales. Trabajo no nos falta por acá.
Trasplantes hepáticos en Pediatría
El proceder más complejo El Servicio de Cirugía Hepatobiliopancreática y Trasplante del Hospital Pediátrico William Soler ha trasplantado hasta el momento a 82 infantes de todo el país texto y fotos AILEEN INFANTE VIGILESCALERA y DARIAN BÁRCENA DÍAZ, estudiante de Periodismo
[email protected] MESES atrás Pedro Isaac Fonseca Calzadilla tuvo que despedirse de su escuela secundaria en Sagua de Tánamo, Holguín, y de sus compañeros de juego para cuidar de su salud. Una cirrosis hepática detectada con solo 14 años le cambió para siempre la vida a él y a sus familiares más cercanos. El 27 de enero Pedrito ingresó en el Servicio de Cirugía Hepatobiliopancreática y Trasplante (SCHT) del Hospital Pediátrico William Soler, y solo 13 días después entraba al quirófano para recibir un nuevo hígado. Luego de casi 18 horas en el salón, hoy muestra con orgullo la cicatriz salvadora que le devolvió las esperanzas. Según el doctor Ramón Villamil Martínez, especialista de primer grado en cirugía pediátrica y jefe del SCHT, este tipo de trasplante resulta una cuestión de vida o muerte porque, a diferencia de los riñones, para el hígado no existe ningún dispositivo artificial capaz de sustituir sus funciones a plena capacidad. Tras varios años de estudio, a finales de 2005 se dieron los primeros pasos para la creación de este servicio en el Hospital Clínico Quirúrgico Hermanos Ameijeiras, donde tuvieron lugar las dos primeras intervenciones. El traslado para su sede actual en el William Soler ocurrió en junio de 2006 y desde entonces ya suman 82 los trasplantes hepáticos realizados en sus instalaciones. «El SCHT constituye una de las estructuras más importantes de la institución médica y centra su atención en infantes con enfermedades hepáticas crónicas irreversibles que requieren de un trasplante, u otros como tumores y malformaciones en las vías biliares que necesitan algún tipo de intervención quirúrgica», afirmó el también fundador del servicio. Únicos de su tipo en el país, los departamentos de Hepatología y Cirugía hepatobiliopancréatica del Pediátrico capitalino reciben a diario a decenas de pacientes para su evaluación y tratamiento definitivo. «En el caso de las afecciones más severas e irreversibles se procede a su inclusión en el programa de trasplante, que engloba, además, a otros cuyo tratamiento no resultó efectivo», agregó Villamil Martínez. TRASPLANTE ADENTRO Una vez detectada la patología y valorada su magnitud, el tiempo de espera por un trasplante puede variar y depende de muchos factores como —y principalmente— la urgencia del paciente. «En este caso de peligro inminente para la vida, los especialistas del programa nacional de trasplantes desencadenan el protocolo de emergencia cero para hallar un donante en cualquier lugar del país en la mayor brevedad posible», aseguró. Asimismo explicó que en este caso o ante la aparición de un donante voluntario
Pedrito y su madre cumplen las medidas sanitarias que les permitirán regresar pronto a su casa.
El joven doctor Frank Rodríguez explica las complicaciones del proceso de extracción del órgano donado.
Fundador y jefe actual del SCHT, el doctor Ramón Villamil conoce los secretos del trasplante hepático en Pediatría.
fuera de La Habana, las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional aúnan esfuerzos con el SCHT para garantizar un rápido y seguro traslado del equipo médico y el órgano hacia el paciente que lo necesita, con el objetivo de disminuir al máximo el tiempo de exposición del órgano y de espera del enfermo. Para los especialistas consultados, el de hígado constituye el proceder más complejo, debido a las características anatómicas del órgano —muchos vasos, arterias, venas hepáticas y vías biliares extremadamente frágiles—, y porque al tratarse de la especialidad de Pediatría se vuelve mucho más difícil el proceso de encontrar un donante compatible con las características biológicas del paciente. Ante tal situación, el equipo multidisciplinario liderado por el doctor Villamil Martínez implementa tres técnicas para
realizar los trasplantes que necesitan sus pequeños pacientes: el donante vivo, la reducción hepática y el split o la bipartición hepática. «Amparada por la ley cubana, la primera comprende la disposición de cualquier familiar para ceder al paciente un fragmento de su propio órgano; la segunda reduce el tamaño del órgano hasta obtener el fragmento más idóneo, y la tercera consiste en la división del hígado, según el peso y tamaño del mismo. Esta última posibilita un trasplante doble», resaltó. Sobre las complejidades de este vital proceder, el también especialista de primer grado en Cirugía pediátrica Frank Rodríguez Rodríguez, quien desde hace un año garantiza la rápida y eficiente extracción del hígado que se trasplantará, aseguró que el mayor peso recae en la formación metodológica
y práctica del personal que interviene en cada paso. «Nuestra mejor arma es la preparación; sin esta no habríamos podido sortear ninguno de los obstáculos que a menudo enfrentamos. Este proceder, realizado siempre contrarreloj, demanda toda una infraestructura y organización milimétrica solo posible con la superación constante de cada uno de los integrantes del equipo», expuso el joven doctor. Aún así, una parte considerable del éxito de la operación escapa de las experimentadas manos del equipo médico. «Si bien los parámetros de supervivencia oscilan entre un 88 por ciento al año de vida, y un 70 por ciento de tres a cinco, el proceder significa un cambio absoluto en el estilo de vida del paciente. Las posibilidades de complicaciones disminuyen en gran medida, pero no desaparecen completamente», aseguró. Además, ante las probabilidades de rechazo, el paciente debe mantener una estricta y permanente disciplina con los tratamientos inmunosupresores para evitar la pérdida del órgano e incluso de la vida, y extremar las medidas higiénico-sanitarias para evadir infecciones que ataquen al ya deprimido sistema inmunológico de los trasplantados. Respetando estos consejos, aclaró, pueden desarrollar una vida armoniosa y normal sin ninguna limitación física. Los médicos le han dicho a Pedrito que le quedan pocos días ingresado y ya el pequeño cuenta los minutos que lo separan de su casa, familia y comida preferida. Incluso anhela a sus compañeros de clases y los exámenes que le permitirán estudiar Contabilidad el próximo curso. Desde el 9 de febrero la vida le sonríe de nuevo.
La ponzoña de la «plata viva» A mediados del siglo XX una rara enfermedad neurológica castigó a la ciudad japonesa de Minamata. Tras conocerse la causa, el hecho fue reconocido como uno de los mayores desastres industriales de la historia
Absorvido a través de la comida Absorvido a través de las escamas del pez
Tomado del sitio Una química irresistible. por JULIO CÉSAR HERNÁNDEZ PERERA POCO se habló durante mucho tiempo de la pequeña ciudad costera de Minamata, ubicada en la prefectura de Kumamoto, en la isla de Kyushu, al sur de Japón. Apenas se tenía como referencia que sus pobladores vivían apaciblemente del cultivo del arroz, de la pesca y de la producción de sal. Así fue hasta que en la década de los años 50 del siglo XX esa armonía fue quebrada por un mal que lanzó al pueblo a una dolorosa celebridad: en abril de 1956 una niña de cinco años, perteneciente a la localidad, causaba confusión entre los médicos: padecía una enfermedad desconocida. Al explorar en el vecindario de la enferma y en otros asentamientos pesqueros cercanos, afloraron cerca de 700 casos con síntomas parecidos. El cuadro clínico se distinguía por la aparición de convulsiones, pérdida temporal de la conciencia, deterioro intelectual, incoordinación de movimientos (ataxia), entumecimiento de manos y pies, debilidad muscular, alteración de la audición y el habla y temblores. Con frecuencia los enfermos llegaban a la parálisis, el coma y la muerte. Se empezó a advertir cómo muchas mujeres embarazadas tuvieron hijos con anomalías del sistema nervioso, principalmente parálisis cerebral, ceguera y sordera. Al manifestarse todas esas alteraciones en muchas personas a la vez, todo apuntaba a una enfermedad con comportamiento epidémico. Por tal motivo, a ese extraño padecimiento, del cual comenzó a especularse acerca de su origen infeccioso y altamente contagioso, se le bautizó con el nombre de la ciudad. Poco a poco las evidencias se aglutinaron en una eventualidad: todos los pacientes habían consumido pescado y marisco de la bahía de Minamata. Un grupo médico de la Universidad japonesa de Kumamoto dirigió las investigaciones —por cerca de dos años— hacia los peces, crustáceos y moluscos capturados en dicha ensenada, y arribaron a la presunción de que estaban envenenados. Pero… ¿con qué?
LA CAUSA Nuevas pruebas realizadas en el sedimento del mar registraron una notable contaminación por múltiples sustancias tóxicas, entre estas, altas dosis de mercurio. A principios de noviembre de 1956 los científicos llegaron a una conclusión inequívoca: la afección era secuela de una intoxicación por un metal pesado (el mercurio) que alcanzaba al organismo a través del consumo de pescado y mariscos. Hasta ese momento se conocía muy poco acerca de cómo el mercurio —sobre todo el orgánico, como el metilmercurio— llegaba a intoxicar al hombre: el tóxico se acumulaba en un organismo acuático (bioacumulación), se concentraba en las cadenas alimentarias (biomagnificación) y luego era ingerido por las personas a través de los productos del mar. Al término de aquellas indagaciones las miradas se enfocaron en un complejo químico-industrial, la compañía Chisso, la cual vertía sus desechos, de forma oculta, a las aguas de la bahía de Minamata. Esta fábrica se había instalado en 1908 en la región y fue considerada por decenios como la más avanzada de Japón. Las revelaciones eran axiomáticas: la citada empresa había emprendido desde 1932 la producción de acetaldehído mediante un proceso donde se empleaba el sulfato de mercurio como catalizador. De este se originaba el metilmercurio, uno de los desechos. Inexplicablemente, a pesar de todas las evidencias mostradas, Chisso se rehusó a suspender esa técnica hasta 1968; 12 años después de que se registraran las primeras víctimas mortales. Se trataba de un claro ejemplo de desidia y búsqueda del beneficio económico en detrimento de la salud de las personas, y en franco desprecio al medio ambiente. HISTORIALES Después de Minamata ocurrió otro gran incidente en 1971, en Iraq. Este país importó semillas de cebada y trigo tratadas con un fungicida a base de metilmercurio y las distribuyó para su siembra. A pesar de las advertencias, el
grano fue molido y la harina se usó para hacer pan: murieron 500 personas y más de 6 500 fueron hospitalizadas. Sin conocer estas trágicas memorias puede ser fácil pensar por qué el mercurio avivó tanta fascinación en el pasado. Es el único metal que permanece líquido a temperatura ambiente, el elemento químico de número atómico 80. La palabra mercurio proviene del latín hydrargyrum, y esta a su vez de la palabra griega hydragyros, que significa plata líquida; por eso su símbolo químico es Hg. Hasta bien entrado el siglo XIX era habitual conocerlo en español por su nombre árabe, azogue, y en la antigüedad muchos lo creían como «primera materia» de la que todos los metales estaban hechos. El mercurio es, además, de las pocas sustancias que pueden reaccionar con el oro y por eso atrajo a quienes en la Edad Media practicaban la química mágica (alquimia), en busca de la «panacea universal» y la «piedra filosofal». Históricamente este metal ha tenido numerosas aplicaciones como la producción de espejos, termómetros, explosivos y lámparas fluorescentes. En la Medicina los compuestos mercuriales se usaron en el tratamiento (empírico) de la sífilis, como diuréticos —fármacos que aumentan la producción de orina—, purgantes, antisépticos y antiparasitarios. Todo ello a pesar de que desde tiempos remotos la exposición crónica a ese metal llevó a reconocer un padecimiento neurosiquiátrico conocido como «eretismo mercurial», distinguido por la presencia de temblor, timidez excesiva, irritabilidad, depresión, ansiedad, insomnio, pérdida de memoria, debilidad muscular y sueño agitado, entre otros. De todos estos síntomas, el que nunca faltaba era un temblor fino inconfundible que solía iniciarse en la lengua, labios, párpados y dedos de las manos. Subsiguientemente, este temblor se extendía a las manos en forma rítmica, interrumpido por contracciones musculares bruscas: por eso se le llamó azogados (por azogue) a quienes padecían una intoxicación mercurial y temblaban de esta forma. Después del desastre de Minamata y un sinnúmero de investigaciones, se sabe en la contemporaneidad que el mercurio no tiene funciones fisiológicas en el cuerpo humano y hasta ha sido imposible establecer un valor de seguridad (umbral) para sus efectos tóxicos. Puede encontrarse en el ambiente en diferentes formas (elemental, inorgánica y orgánica) y todas son dañinas. Por tales razones se ha bautizado como el «quijotesco chico malo de la tabla periódica», y se le ha dedicado un tratado internacional para reducir su uso. No obstante, aunque mucho se ha avanzado en el control de la emisión de este metal al medio ambiente, para que no se repitan infortunios como los de Minamata, la amenaza de la llamada «plata viva» sigue latente en varios lugares de este mundo. Algunas referencias consultadas: González-Estecha M et al. Efectos sobre la salud del metilmercurio en niños y adultos; estudios nacionales e internacionales. Nutr Hosp. 2014;30:989-1007.
UNA pequeña muestra de saliva es suficiente para que un biosensor desarrollado por investigadores de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), en España, analice la presencia de determinados biomarcadores (niveles alterados cuando existe algún tipo de tumor). La herramienta se ha probado con personas sanas, pero los científicos esperan poder contrastarla con pacientes que presentan tumores localizados en la boca, labios, lengua y glándulas salivales. «El biosensor se basa en la captura selectiva de dos biomarcadores (la proteína IL-8 y su mRNA asociado) directamente de la muestra de saliva, sin procesar ni diluir, empleando dos tipos de partículas magnéticas previamente modificadas con biorreceptores adecuados», explicaron los autores del estudio, reseñado por el sitio Noticias de ciencias y tecnología (NCYT). Además, otros estudios confirman que la detección simultánea de estos biomarcadores de distinta naturaleza (uno proteico y otro genético, ambos relacionados con la presencia de cáncer oral) permite elaborar un diagnóstico clínico más preciso. «Su detección minimiza la existencia de falsos positivos y negativos», apuntó Susana Campuzano, investigadora de la UCM y coautora del trabajo. «La determinación de uno de ellos genético (el mRNA) permite además un diagnóstico más temprano», añadió. Hasta el momento ninguna herramienta había conseguido reunir en un mismo biosensor el análisis simultáneo de estos marcadores y los científicos apuntan que el dispositivo se podrá emplear para detectar cáncer de cabeza y cuello, al identificarse también con muestras de saliva.