TEMA 8 TENDENCIAS DE LA LÍRICA EN LA SEGUNDA MITAD DEL XX. PABLO NERUDA (texto base: Manual de LyLit. de

TEMA 8 TENDENCIAS DE LA LÍRICA EN LA SEGUNDA MITAD DEL XX. PABLO NERUDA (texto base: Manual de LyLit. de McGrawHill de 2º Bachillerato) 1- Contexto s

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TEMA 8 TENDENCIAS DE LA LÍRICA EN LA SEGUNDA MITAD DEL XX. PABLO NERUDA (texto base: Manual de LyLit. de McGrawHill de 2º Bachillerato)

1- Contexto social y cultural La Guerra Civil (1936–1939) supone una convulsión histórica en la vida de los españoles. El régimen de Franco impone una dictadura, caracterizada entre otras cosas por la represión política y la censura. España sufre, además, el aislamiento internacional durante diez años. Luego, ingresará en la ONU en 1955. En el aspecto político–social, las prohibiciones de toda clase, la falta de libertades o la pobreza cultural ahogan a una sociedad que va a mostrar mayor descontento a medida que va siendo posible el contacto con el pensamiento, la cultura y las democracias europeas.

2.-Etapas de la poesía española en la segunda mitad del XX 2.1.-La poesía de los cuarenta *Antes de hablar de los poetas que permanecieron en España, mencionamos a los poetas exiliados, pertenecientes a varias generaciones: del Novecentismo, como Juan Ramón y León Felipe; del 27, como Salinas, Guillén, Alberti…; otros más jóvenes, como Juan Gil Albert. El tema central fue el de la patria perdida y su nostálgico recuerdo. Caso aparte merece Miguel Hernández (1910-1942), a medio camino entre la generación del 27 y la del 36, su trayectoria sintetiza la inspiración popular y la habilidad técnica. El rayo que no cesa (1936) es un libro capital en su producción, cuyo tema, el amor como destino trágico, es representado por símbolos como el toro y el cuchillo. Incluye la famosa ―Elegía a Ramón Sijé‖, su amigo. En la guerra se alista en el ejército republicano y escribe Viento del pueblo y El hombre acecha, poesía de guerra, hecha para arengar e infundir ánimo a sus compañeros. Muere en una cárcel franquista poco tiempo después de acabar la guerra, tras escribir en ella Cancionero y romancero de ausencias donde vierte su dolor por su primer hijo fallecido y por su mujer y el segundo hijo ausentes. (*ver anexo final) *Aquellos que se sienten próximos al régimen representan lo que se ha dado en llamar poesía arraigada, una poesía de resonancias clásicas, desentendida de la circunstancia social de posguerra, con una métrica tradicional y temas intimistas, religiosos y familiares. Destacan por la calidad de su obra Leopoldo Panero, Luis Felipe Vivanco, Dionisio Ridruejo y Luis Rosales. *La poesía desarraigada, como la novela del momento, está representada por aquellos que expresan, con un lenguaje directo, un malestar existencial derivado, en buena medida, aunque no pudiera expresarse a las claras (censura), de las durísimas circunstancias. Angustia ante la muerte, la destrucción, vacío de la existencia y desolada soledad son los sentimientos dominantes en esta poesía de los cuarenta. 1

Dos libros de dos poetas del 27 sirvieron de revulsivo: Hijos de la ira, de Dámaso Alonso y Sombra del paraíso, de V. Aleixandre. Jóvenes autores de esta poesía desarraigada o existencial son Ángela Figuera, Carlos Bousoño, Gabriel Celaya o Blas de Otero. Este último es la principal figura y sus dos libros de este periodo, Ángel fieramente humano y Redoble de conciencia manifiestan el angustiado monólogo del autor desarraigado: entre la queja, el reproche y hasta el desafío a un Dios que no da respuesta a sus dudas, escribe con un lenguaje vehemente, áspero y de ritmo entrecortado. (*ver anexo final) 2.2.- La poesía de los cincuenta En los cincuenta, cobra fuerza una corriente latente en la poesía existencial de los años anteriores, la poesía social, la apertura del yo solo y angustiado al nosotros. Poesía como comunicación. Poesía como portavoz de la gente de la calle. Poesía como denuncia de las injusticias. Para llegar a todos ha de hacerse entender, por eso se sirve de un lenguaje claro y directo, sin sutilezas ni adornos, y con una temática colectiva: la solidaridad con obreros y campesinos, la represión política y la lucha por la libertad, la separación entre vencedores y vencidos, la reivindicación de una verdadera paz. La censura impide los ataques políticos directos y obliga al uso de alusiones veladas. Principales autores: Leopoldo de Luis, Eugenio de Nora, Ángela Figuera, Gabriel Celaya y Blas de Otero. Títulos destacados: Cantos iberos, de Celaya; Pido la paz y la palabra, de Otero. (*ver anexo final) 2.3.-La poesía de los sesenta A finales de los cincuenta, la poesía social pierde interés y pujanza. Una nueva promoción de poetas, nacidos hacia 1930 (luego llamados promoción o generación de los sesenta) renuevan la poesía. Algunos se inician con la poesía social, pero es en los sesenta cuando se da su apogeo. Para ellos, la poesía deja de ser ante todo comunicación y la conciben como conocimiento: el poeta no tiene claro de antemano un contenido que quiera comunicar, sino que el poema es una exploración mediante palabras. Para ello se necesita enriquecer el lenguaje, de modo que huyen tanto del prosaísmo como de su extremo opuesto, el preciosismo formal. Eligen, sí, un lenguaje realista, antirretórico y conversacional, un tono narrativo y personal (evocación de la infancia y juventud, nostalgia la brevedad de la vida, el amor y la amistad; la crítica de la situación española desde posiciones autobiográficas; la mala conciencia burguesa) y mantienen el compromiso moral con las circunstancias, pero sus temas, como hemos visto, los sacan de sus circunstancias personales, a menudo cotidianas y sencillas. (*ver anexo) Autores: Carlos Barral, Jaime Gil de Biedma, José Agustín Goytisolo, Ángel González, José Ángel Valente, Francisco Brines y Claudio Rodríguez. 2

2.4.- La poesía de los setenta: Los novísimos Un grupo de poetas nacidos entre 1938 y 1950, herederos de la generación anterior, que no han vivido la Guerra Civil y que han crecido influidos por los medios de comunicación, el cine, los tebeos y la música pop, han sido llamados promoción del 68(año de las revueltas estudiantiles) o grupo de los Novísimos, por la renovación radical que llevan a cabo en la poesía española. Ya algunas figuras de mayor edad como Blas de Otero, José Hierro o Vicente Aleixandre habían entrado en esa senda de renovación. Entre los poetas novísimos destacamos a Pere Gimferrer, Guillermo Carnero, Leopoldo María Panero (hijo de L.Panero), Antonio Colinas, Luis Alberto de Cuenca y Luis Antonio de Villena. Características comunes: *Influencias: se inclinan, salvo excepciones, por poetas extranjeros del XX, como Cavafis, Eliot, Pound o los surrealistas franceses. *Tono y actitud: oscila entre la frivolidad y la seriedad. Abrazan el esteticismo de las vanguardias, la experimentación con el lenguaje para crear poemas bellos y autónomos. Menosprecio de ideas y sentimientos. *Temas: motivos y asuntos heterogéneos, entresacados de la cultura clásica y de la popular (mitos del cine y la música, personajes de tebeos); amor y erotismo; evocación de lugares exóticos o refinados. En ocasiones, denuncian la sociedad consumista y la guerra. *Lenguaje: recursos vanguardistas como las imágenes irracionales surrealistas, las enumeraciones caóticas, los juegos tipográficos, la mezcla de fragmentos heterogéneos, collages. EL lenguaje cotidiano, por otro lado, se mezcla con un registro cultista. Verso libre, en general, extenso. (*ver anexo) 2.5.- La poesía de los ochenta Con los años, la mayoría de los novísimos evoluciona, en general, hacia una poesía basada en la experiencia personal y que valora por igual el contenido y la forma, se centra en los sentimientos y las vivencias, dotando a los poemas de cierta narratividad (partir de alguna anécdota o esbozando una historia). Otras líneas poéticas de estos autores son el clasicismo, la vuelta al surrealismo o la poesía del silencio o minimalista (en la línea de la poesía pura). Simultáneamente, surge una nueva promoción de poetas como Luis García Montero, Felipe Benítez Reyes o Carlos Marzal, que optan por un registro conversacional para presentar experiencias personales y afectivas desde la ironía y el escepticismo, con cierta visión desengañada de la vida que lleva a exaltar el instante. Entre los temas más frecuentes, los realistas (familia, amigos, circunstancias personales), en un ambiente urbano.

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3.- Pablo Neruda (1904-1973) Es, posiblemente, el más popular de los grandes poetas en lengua castellana del siglo XX. Además, fue un maestro para poetas muy distintos, tanto los que se orientaron hacia lo social como los preocupados por las experiencias renovadoras del lenguaje poético. Su primer gran libro, Veinte poemas de amor y una canción desesperada (1924), mezcla influencias modernistas y rasgos vanguardistas (verso libre, imágenes visionarias, irracionales). Es una reconstrucción poética de experiencias amorosas juveniles y presenta a la amada esquiva y compañera a un tiempo en una triple dimensión: como fuerza de la naturaleza, como salvación existencial y como objeto de deseo sexual. Seguramente, este sea el libro de poemas más leído del siglo XX. (*ver anexo) En su segunda etapa (1925-36), fruto de una crisis personal escribe, en un lenguaje surrealista y alucinado Residencia en la tierra y su ampliación, Segunda residencia. Mediante enumeraciones caóticas e imágenes visionarias vierte una concepción negativa del hombre, enfrentado a un mundo regido por la destrucción. (*ver anexo) Su tercer ciclo es de poesía comprometida o social, de inspiración marxista. Se inicia con España en el corazón (1937, defensa de la República española), para culminar con Canto general (1950), exaltación de la inmensa naturaleza americana así como de la historia de los pueblos de ese continente. Esta mitificación de lo natural se mezcla y complementa con la denuncia del capitalismo imperialista, concretado en los Estados Unidos. (*ver anexo) Odas elementales está escrito paralelamente a este tercer ciclo y son un canto admirado y emocionado a las menudas y humildes realidades cotidianas. Finalmente, Cien sonetos de amor y Memorial de Isla Negra son poemarios autobiográficos. En prosa escribió un libro de memorias, Confieso que he vivido.

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Miguel Hernández Como el toro he nacido para el luto y el dolor, como el toro estoy marcado por un hierro infernal en el costado y por varón en la ingle con un fruto. Como el toro la encuentra diminuto todo mi corazón desmesurado, y del rostro del beso enamorado, como el toro a tu amor se lo disputo. Como el toro me crezco en el castigo, la lengua en corazón tengo bañada y llevo al cuello un vendaval sonoro. Como el toro te sigo y te persigo, y dejas mi deseo en una espada, como el toro burlado, como el toro. El rayo que no cesa (1936)

No me conformo, no: me desespero como si fuera un huracán de lava en el presidio de una almendra esclava o en el penal colgante de un jilguero. Besarte fue besar un avispero que me clama al tormento y me desclava y cava un hoyo fúnebre y lo cava dentro del corazón donde me muero. No me conformo, no: ya es tanto y tanto idolatrar la imagen de tu beso y perseguir el curso de tu aroma. Un enterrado vivo por el llanto, una revolución dentro de un hueso, un rayo soy sujeto a una redoma. El rayo que no cesa

Dámaso Alonso INSOMNIO

Madrid es una ciudad de más de un millón de cadáveres (según las últimas estadísticas). A veces en la noche yo me revuelvo y me incorporo en este nicho en el que hace 45 años que me pudro,

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y paso largas horas oyendo gemir al huracán, o ladrar los perros, o fluir blandamente la luz de la luna. Y paso largas horas gimiendo como el huracán, ladrando como un perro enfurecido, fluyendo como la leche de la ubre caliente de una gran vaca amarilla. Y paso largas horas preguntándole a Dios, preguntándole por qué se pudre lentamente mi alma, por qué se pudren más de un millón de cadáveres en esta ciudad de Madrid, por qué mil millones de cadáveres se pudren lentamente en el mundo. Dime, ¿qué huerto quieres abonar con nuestra podredumbre? ¿Temes que se te sequen los grandes rosales del día, las tristes azucenas letales de tus noches? Hijos de la ira (1944)

Blas de Otero HOMBRE

Luchando, cuerpo a cuerpo, con la muerte, al borde del abismo, estoy clamando a Dios. Y su silencio, retumbando, ahoga mi voz en el vacío inerte. Oh Dios. Si he de morir, quiero tenerte despierto. Y, noche a noche, no sé cuándo oirás mi voz. Oh Dios. Estoy hablando solo. Arañando sombras para verte. Alzo la mano, y tú me la cercenas. Abro los ojos: me los sajas vivos. Sed tengo, y sal se vuelven tus arenas. Esto es ser hombre: horror a manos llenas. Ser —y no ser— eternos, fugitivos. ¡Ángel con grandes alas de cadenas! Ángel fieramente humano (1950) EN EL PRINCIPIO

Si he perdido la vida, el tiempo, todo lo que tiré, como un anillo, al agua, si he perdido la voz en la maleza, me queda la palabra. Si he sufrido la sed, el hambre, todo lo que era mío y resultó ser nada, si he segado las sombras en silencio, me queda la palabra.

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Si abrí los labios para ver el rostro puro y terrible de mi patria, si abrí los labios hasta desgarrármelos, me queda la palabra. Pido la paz y la palabra (1955)

Gabriel Celaya LA POESÍA ES UN ARMA CARGADA DE FUTURO Cuando ya nada se espera personalmente exaltante, mas se palpita y se sigue más acá de la conciencia, fieramente existiendo, ciegamente afirmado, como un pulso que golpea las tinieblas, cuando se miran de frente los vertiginosos ojos claros de la muerte, se dicen las verdades: las bárbaras, terribles, amorosas crueldades. Se dicen los poemas que ensanchan los pulmones de cuantos, asfixiados, piden ser, piden ritmo, piden ley para aquello que sienten excesivo. Con la velocidad del instinto, con el rayo del prodigio, como mágica evidencia, lo real se nos convierte en lo idéntico a sí mismo. Poesía para el pobre, poesía necesaria como el pan de cada día, como el aire que exigimos trece veces por minuto, para ser y en tanto somos dar un sí que glorifica. Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejan decir que somos quien somos, nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno. Estamos tocando el fondo. Maldigo la poesía concebida como un lujo cultural por los neutrales que, lavándose las manos, se desentienden y evaden. Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse. Hago mías las faltas. Siento en mí a cuantos sufren y canto respirando. Canto, y canto, y cantando más allá de mis penas personales, me ensancho. Quisiera daros vida, provocar nuevos actos, y calculo por eso con técnica qué puedo. Me siento un ingeniero del verso y un obrero que trabaja con otros a España en sus aceros. Tal es mi poesía: poesía-herramienta a la vez que latido de lo unánime y ciego.

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Tal es, arma cargada de futuro expansivo con que te apunto al pecho. No es una poesía gota a gota pensada. No es un bello producto. No es un fruto perfecto. Es algo como el aire que todos respiramos y es el canto que espacia cuanto dentro llevamos. Son palabras que todos repetimos sintiendo como nuestras, y vuelan. Son más que lo mentado. Son lo más necesario: lo que no tiene nombre. Son gritos en el cielo, y en la tierra son actos.

Cantos iberos, (1955)

Jaime Gil de Biedma NO VOLVERÉ A SER JOVEN Que la vida iba en serio uno lo empieza a comprender más tarde -como todos los jóvenes, yo vine a llevarme la vida por delante. Dejar huella quería y marcharme entre aplausos -envejecer, morir, eran tan sólo las dimensiones del teatro. Pero ha pasado el tiempo y la verdad desagradable asoma: envejecer, morir, es el único argumento de la obra.

Poemas póstumos 1968

Pere Gimferrer Elegía Morir serenamente como nunca he vivido y ver pasar los coches como en una pantalla y las canciones lentas de Nat King Cole un saxofón un piano los atardeceres en las terrazas bajo los parasoles esta vida que nunca llegué a interpretar el viento en los pasillos las ventanas abiertas todo es blanco como en una clínica todo disuelto como una cápsula de cianuro en la oscuridad Se proyectan diapositivas con mi historia entre el pesado olor del cloroformo Bajo la niebla del quirófano extrañas aves de colores anidan Extraña fruta y otros poemas 1968 – 1969

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Pablo Neruda Puedo escribir los versos más tristes esta noche. . Escribir, por ejemplo: "La noche está estrellada, y tiritan, azules, los astros, a lo lejos". . El viento de la noche gira en el cielo y canta. . Puedo escribir los versos más tristes esta noche. Yo la quise, y a veces ella también me quiso. . En las noches como ésta la tuve entre mis brazos. ¡La besé tantas veces bajo el cielo infinito! . Ella me quiso, a veces yo también la quería. ¡Como no haber amado sus grandes ojos fijos! . Puedo escribir los versos más tristes esta noche. Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido, . Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella. Y el verso cae al alma como al pasto el rocío. . Qué importa que mi amor no pudiera guardarla. La noche está estrellada y ella no está conmigo. . Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos. Mi alma no se contenta con haberla perdido. . Como para acercarla mi mirada la busca. Mi corazón la busca, y ella no está conmigo. . La misma noche que hace blanquear los mismos árboles. Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos. . Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise! Mi voz buscaba el viento para tocar su oído. . De otro. Será de otro. Como antes de mis besos. Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos. . Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero. Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido. . Porque en noches como ésta, la tuve entre mis brazos, mi alma no se contenta con haberla perdido. . Aunque éste sea el último dolor que ella me causa, y éstos sean los últimos versos que yo le escribo. Veinte poemas de amor y una canción desesperada, (1924)

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SISTEMA SOMBRÍO De cada uno de estos días negros como viejos hierros, y abiertos por el sol como grandes bueyes rojos, y apenas sostenidos por el aire y por los sueños, y desaparecidos irremediablemente y de pronto, nada ha substituido mis perturbados orígenes, y las desiguales medidas que circulan en mi corazón allí se fraguan de día y de noche, solitariamente, y abarcan desordenadas y tristes cantidades. Así pues, como un vigía tornado insensible y ciego, incrédulo y condenado a un doloroso acecho, frente a la pared en que cada día del tiempo se une, mis rostros diferentes se arriman y encadenan como grandes flores pálidas y pesadas tenazmente substituidas y difuntas. Residencia en la tierra (1925-31)

AMÉRICA NO INVOCO TU NOMBRE EN VANO AMÉRICA, no invoco tu nombre en vano. Cuando sujeto al corazón la espada, cuando aguanto en el alma la gotera, cuando por las ventanas un nuevo día tuyo me penetra, soy y estoy en la luz que me produce, vivo en la sombra que me determina, duermo y despierto en tu esencial aurora: dulce como las uvas, y terrible, conductor del azúcar y el castigo, empapado en esperma de tu especie, amamantado en sangre de tu herencia. Canto general (1950)

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