Educando para educar en la diversidad

Educando para educar en la diversidad AUTORA: SILVANA SANTÁNGELO [email protected] NIVEL: Terciario 3er y 4to año. INSTITUCIÓN NUESTRA SEÑORA

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Educando para educar en la diversidad AUTORA: SILVANA SANTÁNGELO

[email protected]

NIVEL: Terciario 3er y 4to año. INSTITUCIÓN NUESTRA SEÑORA DE FÁTIMA

RESUMEN En los últimos años, el debate sobre la diversidad en todos sus aspectos ha venido ocupando un lugar crecientemente preponderante. El entramado social se ha complejizado, coexistiendo cada vez más diferentes culturas, lenguas, prácticas y costumbres. Es por esto que el respeto y la atención a la diversidad deben ser los pilares fundamentales sobre los cuales recomponer el tejido social resquebrajado a partir de la desigualdad económica imperante y la creciente discriminación ejercida desde las culturas dominantes. Es en este sentido que la educación cobra un papel relevante para poder generar una sociedad más humana y justa, que promueva fundamentalmente una convivencia democrática basada en los derechos de igualdad y equidad. Hablamos de una escuela verdaderamente inclusiva, no sólo abierta a la diversidad, sino una escuela en y para la diversidad, que actúa desde ese paradigma. La igualdad de oportunidades se ha confundido frecuentemente con la homogeneidad de contenidos, métodos, ritmos y rendimientos, lo que inevitablemente ha provocado el fracaso de los más desfavorecidos y la inhibición de la singularidad de la mayoría de los niños y niñas escolarizados/as. Por ello, será conveniente empezar a hablar de la igualdad de oportunidades como equivalencia de posibilidades, opciones de valor equivalente, de contenidos, estrategias, expectativas y resultados, intensificando la atención personalizada a los niños/as y grupos más desfavorecidos, de modo que se potencien especialmente sus posibilidades peculiares Desde esta perspectiva, resulta fundamental procurar la formación de profesionales de la educación críticos de la realidad, que puedan identificar dispositivos discriminadores, interpelar los sentidos comunes que la sociedad ha cristalizado, asumiendo la defens a de las minorías y las culturas silenciadas y marginadas. Asimismo, docentes comprometidos en la conformación de una escuela cada vez más inclusiva, igualitaria (respecto de los derechos) y comprensiva, es decir una escuela en y para la diversidad.

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INTRODUCCIÓN: PRESENTACIÓN DEL TEMA En los últimos años, el debate sobre la diversidad en todos sus aspectos ha venido ocupando un lugar crecientemente preponderante. El entramado social se ha complejizado, coexistiendo cada vez más diferentes culturas, lenguas, prácticas y costumbres. Es por esto que el respeto y la atención a la diversidad deben ser los pilares fundamentales sobre los cuales recomponer el tejido social resquebrajado a partir de la desigualdad económica imperante y la creciente discriminación ejercida desde las culturas dominantes. Es en este sentido que la educación cobra un papel relevante para poder generar una sociedad más humana y justa, que promueva fundamentalmente una convivencia democrática basada en los derechos de igualdad y equidad. Hablamos de una escuela verdaderamente inclusiva, no sólo abierta a la diversidad, sino una escuela en y para la diversidad, que actúa desde ese paradigma. No obstante, resulta importante problematizar la utilización de algunos términos relacionados con esta temática, tales como interculturalismo y multiculturalismo, ya que en ocasiones se han acomodado a las intenciones de los enunciadores de turno, corriendo riesgos de no saber si anuncian pensamientos nuevos a las formas tradicionales de dominación. Nos interrogamos sobre el sentido de estas utilizaciones y cómo se hace presente en el discurso escolar. A lo largo de la historia de nuestro país, hemos atravesado diferentes versiones de diversidad: por un lado “el otro como fuente de todo mal”, por otro “el otro como sujeto pleno de un grupo cultural” y finalmente, “el otro como alguien a ser tolerado”. Cada una de estas versiones tuvo implicancias en el lenguaje escolar, delineando formas hegemónicas de abordar la diversidad y las diferencias. En la actualidad, si bien aún queda mucho camino por recorrer, se encuentra en construcción un modelo de escuela que reconoce que la heterogeneidad es un rasgo inherente y constitutivo de todo grupo humano, y que la idea es enriquecerse a través de esos diversos. La igualdad de oportunidades se ha confundido frecuentemente con la homogeneidad de contenidos, métodos, ritmos y rendimientos, lo que inevitablemente ha provocado el fracaso de los más desfavorecidos y la inhibición de la singularidad de la mayoría de los niños y niñas escolarizados/as. Por ello, será conveniente empezar a hablar de la igualdad de oportunidades como equivalencia de posibilidades, opciones de valor equivalente, de contenidos, estrategias, expectativas y resultados, intensificando la atención personalizada a los niños/as y grupos más desfavorecidos, de modo que se potencien especialmente sus posibilidades peculiares Desde esta perspectiva, resulta fundamental procurar la formación de profesionales de la educación críticos de la realidad, que puedan identificar dispositivos discriminadores, interpelar los sentidos comunes que la sociedad ha cristalizado, asumiendo la defensa de las minorías y las culturas silenciadas y marginadas. Asimismo, docentes comprometidos en la conformación de una escuela cada vez más inclusiva, igualitaria (respecto de los derechos) y comprensiva, es decir una escuela en y para la diversidad.

OBJETIVOS Que el auditorio logre:

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Descubrir la necesidad de que las alumnas del terciario se sensibilicen ante las diversidades individuales y culturales y aprendan a respetarlas como principio fundamental de la inclusión en la educación inicial. Enmarcar con un marco teórico la posibilidad de comprender la integración e inclusión escolar en la educación inicial tanto en la diversidad cultural como en capacidades individuales. Estar convencido de la necesidad de preparar a los futuros profesionales de Educación Inicial que promuevan la inclusión en la diversidad cultural y en las necesidades educativas especiales, con una mirada abierta y personalizada.

EJES DE CONTENIDOS EJE I- DISCURSOS SOCIALES Y DEBATES SOBRE LA DIVERSIDAD EN LA EDUCACIÓN. Diversidad y desigualdad. Una escuela abierta a la diversidad vs. una escuela en y para la diversidad. Diferentes modelos de abordaje a la diversidad: diversidad social, diversidad cultural, diversidad de género, diversidad de capacidades. Legitimidad del Otro-Otra. La diversidad de capacidades, motivaciones, expectativas y representaciones. Los factores intrapersonales e interpersonales. La respuesta educativa a la diversidad de culturas y de alumnos. Inteligencias múltiples y diversidad. ¿Tolerar o respetar y aceptar la diversidad?

EJE II- ESCUELA Y DIVERSIDAD Diferentes abordajes de la diversidad en la escuela. Educación especial vs. Alumnos con Necesidades educativas especiales. Fracaso escolar. Escuela inclusiva. Críticas a la escuela como reproductora de desigualdades sociales. EJE III- DIMENSIÓN LEGAL Y CURRICULAR DEL ABORDAJE DE LA DIVERSIDAD EN LA EDUCACIÓN. Marco legal sobre diversidad. Leyes de educación en Argentina. La diversidad en los diseños curriculares para Nivel Inicial. La formación docente y el abordaje de la diversidad. Diversidad cultural en la educación inicial: pluralidad, identidad y valoración de las diferencias. Fundamentos de inclusión e integración de niños pertenecientes a diferentes culturas y/ o con necesidades educativas especiales. ESTRATEGIA METODOLÓGICA: Exposición oral. Audiovisuales: videos y power point. DESARROLLO: La Educación constituye un derecho de vital importancia para lograr la inclusión social pues permite el posicionamiento de las personas en relaciones de igualdad al desarrollar sus potencialidades para conocer, reflexionar e intervenir en la sociedad. A partir de la Ley de Educación Nacional Nº 26.206 y la Ley de Educación Provincial Nº 9.890 se propone garantizar la inclusión educativa a través de políticas universales y de estrategias pedagógicas

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y de asignación de recursos que otorguen prioridad a los sectores más desfavorecidos. Estamos pues, ante un nuevo paradigma en la caracterización de la infancia como sujeto de pleno derecho. La inclusión hace frente a la exclusión, discriminación y desigualdad educativa aún presentes en nuestras instituciones. De allí la necesidad de modificar o transformar las prácticas institucionales para atender la diversidad, de involucrarse participativamente para comprender la realidad social y educativa, de crear oportunidades, de dinamizar la articulación con la escuela primaria, de repensar la evaluación. La presente exposición nos invita a transitar el trabajo cotidiano con otra mirada, como un proc eso de búsqueda permanente para responder a la diversidad, de identificar y remover barreras, de estar atentos a los obstáculos al aprendizaje, en especial de aquellos niños y niñas con mayor vulnerabilidad social y educativa, y desde ese lugar ofrecer una invitación al cambio de paradigma de nuestras alumnas, futuras profesionales de Educación Inicial. La diversidad presupone cuestionar el conformismo, las asimetrías sociales y, también, las injusticias. En este sentido, el mensaje de la diversidad no es neutro. Asumirla como relación significa, por lo pronto, aceptar la inter y multiculturalidad como un nuevo paradigma de organización social en el que conceptos como la responsabilidad social, la ciudadanía activa, el empoderamiento, la participación ciudadana y la democracia deliberativa se redefinen y vigorizan. La diversidad se produce en los más distintos campos: social, cultural, filosófico, religioso, moral y político. La diversidad, que a veces se define como pluralidad, "es un hecho fáctico de toda s ociedad en la que existe una variedad no coincidente de creencias, convicciones, sentimientos y puntos de vista acerca de asuntos que se repuntan importantes, como el origen y finalidad de la vida humana; la relación del hombre con una divinidad; la idea de vida buena y los medios necesarios para alcanzarla; la organización y distribución del poder...... etc". (Agustín Squella,Chile,2000) Debemos reconocer que históricamente ha habido intentos serios de negar la diversidad, de obstaculizar su incremento y su expresividad, de estigmatizarla como fenómeno que podría poner en riesgo la sobrevivencia de un proyecto social unitario. En ocasiones se suele ocultarla, invisibilizarla, inclusive combatirla y eliminarla. Los regímenes totalitarios, autoritarios y dictatoriales se han caracterizado, precisamente, por estos comportamientos antidiversidad. Una de las manifestaciones más severas de la negación de la diversidad es y ha sido el de la discriminación, construída sobre prejuicios y estereotipos irracionales que se han instalado en la cultura, en las actitudes y comportamientos de manera muy profunda. Todos estos intentos de supresión de la diversidad han estado acompañados de violaciones severas a la dignidad humana y a los derechos humanos. Se debe hacer notar que la relación de diversidad requiere como condición necesaria el reconocer al "OtroOtra" como un legítimo "Otro-Otra". En la invisibilidad, en el ocultamiento, en el silenciamiento del "Otro- Otra", es impracticable la relación de diversidad. Reconocer al "Otro-Otra" significa, en términos de Emmanuel Levinas, responsabilizarse por el "Otro-Otra", asumirlo, estar atento al "Otro-Otra". Es construir una "ética de la atención" en la que el "Otro-Otra" no es subsumido a lo Mismo, no se lo instrumentaliza y manipula. ( Emmanuel Levinas, España, 2000).

¿CÓMO HACERLO? Ahora bien, educar en y para la relación de diversidad no es tarea simple. Encontrarse con la diversidad no es algo conquistable y accesible de manera sencilla. Es un aprendizaje que no se logra con un encuentro. En especial cuando hemos estado apegados a vivir en la homogeneidad, cuando no tenemos la suficiente flexibilidad y apertura para aceptar valores distintos, costumbres distintas, hábitos distintos, miradas distintas, tonalidades distintas. Encontrar identidades y sentir de cerca la diversidad Este documento fue presentado por sus autores como aporte original durante el 3º Congreso Pedagógico Marianista Página 4 de 10

es una experiencia bella y multicolor, de una riqueza inconmensurable, pero a su vez de mucha perplejidad y creadora de tensiones. Educar en y para la diversidad es enseñar a mirar de frente, aunque esa mirada cause sufrimiento, angustia, impotencia. Enseñar a que no se puede dar la espalda y decir: "No es asunto mío", aunque no sea asunto mío; o decir: "Por qué yo... que se preocupen otros, los más cercanos", aunque sea yo el más lejano de los lejanos. La educación en y para la diversidad está llamada a instalar expresiones y comportamientos que dicen: "¡Sí, esto es de mi incumbencia!", y a erradicar del lenguaje y en las acciones, manifestaciones como: "¡Yo me mantengo al margen!". Sólo de esta forma la educación se hace tributaria del primer artículo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos que, además de reconocer que todos nacemos libres e iguales en dignidad y derechos, exige que debemos comportarnos fraternalmente los unos con los otros. La educación en y para la diversidad en primer lugar hace notar que la diversidad es un derecho consagrado en múltiples instrumentos nacionales e internacionales. Requiere ligar este derecho con otra serie de derechos sociales, culturales, económicos y políticos, y mostrar las tensiones que la vigencia de estos derechos tiene en una sociedad que promueve la homogenización con fines de dominación. La educación en y para la diversidad está llamada igualmente a entregar argumentos normativos, éticos y políticos que muestren que sólo en una sociedad respetuosa y promotora de la diversidad es posible construir una democracia en donde todos y todas tienen el derecho a de cir su palabra, a deliberar lo público desde perspectivas distintas, a erradicar las discriminaciones y, de esta forma, a consagrar en el plano educacional el principio fundante de la Declaración Universal que establece que "toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquiera otra condición”. Así lo afirman los documentos como el Informe de Warnock, la Declaración de Salamanca (1994), nuestra ley 26378 (2008), la Convención sobre los derechos de las personas con discapacidad (2006), y la Ley de Educación Nacional 26206 (2004). En la actualidad, existen tantos contactos entre culturas y lenguas, entre prácticas y costumbres que se torna más necesario que nunca confrontar estos diversos sistemas de comunicación o cosmovisiones. El respeto y la atención de la diversidad son los dos pilares sobre los que se asienta el modelo de educación que se intenta como respuesta para la constitución de una sociedad con vocación de avanzar hacia el pluralismo democrático. Por otro lado, también es cierto que, entre los propios valores y los valores de los demás que puedan resultar inaceptables, se genera una tensión. Esta caracteriza a la tolerancia y la hace tan ardua o, como la califica el filósofo inglés Bernard Williams, una incómoda virtud. La intolerancia es el rechazo del otro por lo que hace, piensa y finalmente, por lo que el otro es. Negar la diferencia es no reconocer la diversidad con la pretensión de imponer la uniformidad. Es negación de la autonomía, es poner en tela de juicio la realidad y socavar el edificio de la certeza. La intolerancia, en definitiva, significa rechazar la duda que enriquece el deseo de descubrimiento... Las diferencias raciales, de lengua, de costumbres, etc. existieron y existen, y no pueden dejar de ser consideradas sino en el marco de la democracia. Pero la situación se complejiza actualmente porque se está conmocionando el propio andamiaje conceptual de la democracia. Nos preguntamos entonces sobre el alcance de la concepción de una escuela abierta a la diversidad en una sociedad democrática que es necesario redefinir.

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LA EXPRESIÓN "ESCUELA EN Y PARA LA DIVERSIDAD" Hoy más que nunca, la diversidad de la población docente y de los alumnos, que sobreviene como consecuencia de la masificación de la enseñanza, nos pone en contacto con una gran heterogeneidad. Cada vez con mayor intensidad se pone en evidencia el cambio en la conformación del contingente escolar y docente. Se observa la afluencia de estratos sociales distintos de los que tradicionalmente ocupaban los cargos docentes. A ello se agregan las consecuencias del deterioro en s us condiciones laborales y en la calidad de la propuesta educativa. Todo esto complejiza la tarea de la formación y de la capacitación docente y demanda para su efectividad tener en cuenta la heterogeneidad de los puntos de partida para poder garantizar cierta homogeneidad en los puntos de llegada, es decir, en los resultados. En este contexto, se intenta construir en la escuela con mucho esfuerzo, el modelo de Educación para la Diversidad, de Educación Intercultural o, como suele ser llamada en Europa, Educación Multicultural, Pluricultural o Transcultural. Creemos más adecuada la expresión escuela en y para la diversidad. La preposición en remite a la complejidad del actual contexto sociocultural y económico-político; la preposición para, a la heterogeneidad de los destinatarios de la escuela, entendida como la institución educativa de carácter obligatorio. Nos referimos con esto a la necesidad de que la escuela se haga cargo de la diversidad de la población que "obligatoriamente" tiene que atender (Inicial, Primaria y Secundaria). La heterogeneidad, es un rasgo inherente y constitutivo de todo grupo humano. La explicitación de esta característica, conjuntamente con la posibilidad de enriquecerse a través de la diferencia, son los dos pilares sobre los que tendría que asentarse la concepción de la educación en y para la diversidad.

EDUCACIÓN ESPECIAL En la actualidad, la educación especial está planteándose una nueva forma de comprensión de la población que atiende. "Los alumnos con necesidades educativas especiales son el fruto del currículum tradicional, de la forma de organizar la escuela y la enseñanza bajo el mito de la homogenización". Es por ello que en la actualidad existe cada vez mayor acuerdo en identificar lo que unifica el campo de la educación especial. Ya no se tiende a definir a los "alumnos especiales" desde sus características individuales (dificultades de inteligencia, audición, visión, motricidad, etcétera), sino desde la respuesta que les debe dar el medio ambiente. Se cambia así el nombre de discapacitado sensorial, mental, etc., por el de alumno con necesidades educativas especiales (NEE). Con esta nomenclatura, se intenta poner de relieve el compromiso social y educativo frente a estos alumnos. Se considera que el etiquetamiento y la rotulación son modalidades de discriminación negativa, basadas en esa habitual predisposición humana de intolerancia frente a las diferencias. Se intenta de esta forma, mirar desde otra perspectiva el problema de las NEE: dejar a un lado la perspectiva de los alumnos con "sus dificultades individuales" para profundizar en el análisis de la propuesta educativa que se les brinda. Queremos destacar que la práctica cotidiana de integración de alumnos con NEE en las escuelas comunes muestra que esto se realiza, la mayoría de las veces, sólo en la medida en que la familia "presiona" para ella. En esas cosas, la escuela parece esforzarse para considerar admisible la diferencia. Pero son muy pocos aun los alumnos con NEE de sectores desfavorecidos integrados en el circuito de escolaridad común. Cuando la diferencia a la atipicidad del alumno tiene connotaciones sociales, se despliegan otros mecanismos de resistencia y de rechazo hacia la inclusión del alumno que es distinto. La clase escolar es concebida en su diversidad y considerada como el espacio privilegiado por excelencia para la expresión y el desarrollo plenos de la educación con, en y para la diversidad. No

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corresponde a la escuela determinar cuál es la identidad de los alumnos ni elegir para ellos una identidad. Pero es importante que les dé los medios para diversificar sus marcos referenciales, para que puedan vivir con plena legitimidad las diversas modalidades culturales de su medio ambiente. El objetivo de la educación intercultural es la pedagogía centrada en el que aprende, así como en la formación del que enseña, con capacidad para no generar segregaciones institucionales. La clase escolar es concebida en su diversidad y considerada como el espacio privilegiado por excelencia para la expresión y el desarrollo plenos de la educación con, en y para la diversidad. De las dos vertientes teóricas (educación especial e intercultural) que nutren la concepción de escuela en y para la diversidad, consideramos importante destacar algunas de sus ideas centrales: • • •

el valor positivo de la diferencia; el enriquecimiento en la interacción con las diferencias; la no segregación de los alumnos diferentes, integrándolos en el sistema escolar, es decir, brindándoles condiciones de normalización; • el modelo de una pedagogía centrada en el alumno y su correlato sine qua non: la importancia de profundizar en la formación y la capacitación de los docentes. Creemos necesario hacer una sutil distinción entre los términos diferencia y diversidad. La palabra diferencia podría llegar a sugerir cierto parámetro de contraste, cierto modelo de referencia y hasta de excelencia. Mientras que el término diversidad remite descriptivamente a la multiplicidad de la realidad o a la pluralidad de realidades. Preferimos, entonces, hablar de diversidad. La diversidad considerada como valor implica orientar la educación hacia los principios de igualdad, justicia y libertad, y todo ello para establecer un compromiso permanente con las culturas y los grupos minoritarios. Ser diverso es un elemento de VALOR y un referente positivo para cambiar la escuela. Todo ello permitirá que los alumnos vayan adquiriendo una cultura distinta al vivir las diferencias entre las personas como algo valioso, solidario y democrático…” La educación en y para la diversidad es una práctica necesaria que lleva a un proceso complejo y dificultoso. Hacer visible la inclusión en el nivel inicial, focaliza el análisis con el reconocimiento del lugar que ocupa la intervención docente como habilitante y posibilitadora de múltiples experiencias educativas. Desde esta perspectiva, la evaluación se significa siempre en relación con el Otro, situado en un nuevo reconocimiento. La articulación comprendida como conjunto de continuidades pedagógicas y didácticas da forma y sentido a la experiencia escolar, donde la alfabetización es un elemento decisivo para la articulación entre Educación Inicial y Educación Primaria. En este marco, el juego se presenta como una estrategia didáctica que favorece la inclusión. ¿DE QUÉ HABLAMOS CUANDO HABLAMOS DE INCLUSIÓN EDUCATIVA E INTEGRACIÓN? Todos los individuos o grupos tienen derecho a ser diferentes o a ser considerados como tales. (Declaración de la UNESCO) La inclusión educativa, enunciada en el Art. 11 (LEN), se constituye en una nueva visión de la educación basada en la diversidad, es decir, en la aceptación y valoración de las diferencias y fundamentada en la creencia y en la decisión política de que la escuela y la comunidad es de todos, para todos y para cada uno.

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La inclusión se sustenta en un enfoque filosófico, político, social, económico y especialmente pedagógico para:  

La aceptación y la valoración de las diferencias. La definición de políticas que protejan el interés superior del niño y de los sujetos de la educación.  El desarrollo del sentido de comunidad, solidaridad y pertenencia plural.  La promoción de las alfabetizaciones múltiples.  El aprendizaje constructivo y la valoración de las capacidades de todos/as.  Una cultura educativa en la cual todos y todas se sientan partícipes. La UNESCO define la inclusión como una estrategia dinámica para responder en forma proactiva a la diversidad de los estudiantes y concibiendo las diferencias individuales no como problema sino como oportunidades para enriquecer los aprendizajes. Las diferencias en educación son lo común y no la excepción y la inclusión consiste precisamente en transformar de manera efectiva el sistema educativo y otros entornos de aprendizajes, para responder a la diversidad de estudiantes. Carlos Skliar postula y reflexiona:...nos hemos ocupado por la presencia de los niños/as en las escuelas, por lo que ha aumentado la oferta educativa y la matrícula..., pero aún no nos hemos preguntado ni ocupado por su existencia, aquí y ahora... Cuando vemos un niño nos emocionamos pensando en todo lo que llegará a SER, en vez de emocionarnos por lo que ES, hoy, aquí, ahora... Hay que arrancar a la infancia de la línea secuencial de la vida, verla, sin compararla con otras edades y significarla en su actualidad. Vale la pena aclarar que el concepto de inclusión es más amplio que el de integración. La educación inclusiva centra su preocupación en el contexto educativo y en cómo mejorar las condiciones de enseñanza y aprendizajes para que todos/as participen y se beneficien de una educación de calidad. En tanto, la integración supone la existencia de una previa separación o segregación. Este concepto está en relación directa con “ser admitido”, para estar en los mismos espacios y disfrutar de los mismos servicios que el resto de la población. En este proceso, el sistema educativo permanece más o menos intacto, mientras que quienes deben integrarse tienen la tarea de adaptarse. El peso de adaptarse recae sobre el alumno, por ser el portador de las dificultades. Inclusión e integración no son conceptos nuevos en Educación Inicial. ¿Tendremos, entonces, que repensar los modos y las formas de enseñar y de aprender, a la luz de los nuevos paradigmas? La Educación Inicial ha dado muestras de preocuparse y ocuparse en la búsqueda de estrategias que procuraran la “adaptación” de los niños/as. Lo novedoso e innovador, ahora, es pensar a ese “Otro” desde un lugar diferente, desde el lugar de lo que puede, de lo que es capaz de hacer solo y/o con ayuda, a su modo, a su tiempo, con sus estrategias, desde la pregunta: ¿Qué necesita ese Otro? ¿Qué le puedo ofrecer? ¿Cómo...? Cabe aclarar que la inclusión no significa una ruptura de los fines que persigue la integración: supone una instancia superadora, implica una reorganización de todo el sistema educativo para posibilitar el acceso, la permanencia y enriquecimiento progresivo y oportuno de las experiencias de aprendizajes de todos y cada uno de los alumnos/as.

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Esto significa que inclusión e integración deben vincularse y re-pensarse en las prácticas para reconocerla como principio, proceso, acción social colectiva, que resulta de una construcción simbólica de los grupos humanos –comunidades de aprendizaje- comunidades educativas. Ella implica, además abordar la integración como un “medio estratégico-metodológico”, para lograr que la educación para todos/as sea de calidad, sin exclusiones. Por tal razón la integración puede ser definida, como una práctica para que la escuela sea inclusiva. Por tanto, lo central está situado en la creación de entornos inclusivos, lo cual implica: a) el respeto, la comprensión y la atención a la diversidad cultural, social e individual (respuesta de los sistemas educativos, escuelas y docentes a las expectativas y necesidades de los alumnos); b) el acceso en condiciones de igualdad a una educación de calidad; c) la estrecha coordinación con otras políticas sociales. Toda escuela tiene la responsabilidad moral de incluir a todos y cada uno. Una escuela hoy debe preguntarse si es lo suficientemente buena, como para atender a todos los niños/as de su comunidad. De esta premisa se desprende la necesidad de “EDUCANDO PARA EDUCAR EN LA DIVERSIDAD”, con nuestras alumnas de nivel Terciario, futuras profesionales de la Educación. “Si tú eres diferente a mí, tu diferencia, en lugar de perjudicarme, me enriquece” Saint Exupery

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BIBLIOGRAFÍA  Consejo general de Educación Gobierno de Entre Ríos (2010): Inclusión educativa: El desafío de enseñar y aprender en y para la diversidad. Documento de apoyo a los lineamientos curriculares para Educación Inicial.  Devalle de Rendo, A. y Vega, V. (2006): Una escuela en y para la diversidad. El entramado de la diversidad, Cap. 1,2 y 3. Buenos Aires, Ed. Aique.  López, N. (2005), “Equidad educativa y desigualdad social”.IIPE UNESCO, Módulo 2. Bs. As.  Magendzo, Abraham K. (2004): Educar para la diversidad. En la construcción de una sociedad democrática es imperativo reconocer la legitimidad del Otro-Otra. Bogotá, Diario Altablero  Neufeld M. R. y Thisted J. (compiladores) (1999): De eso no se habla…Los usos de la diversidad sociocultural en la escuela. Cap. 5 a 8. Buenos Aires, Ed. Eudeba.  https://youtu.be/K0usZT3LGOQ El cazo de Lorenzo 3:47  https://youtu.be/rUlFQrEcKsc Reflexión sobre la diversidad 3:25.  https://youtu.be/DBjka_zQBdQ Por cuatro esquinitas 3:02.

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