ENSEÑANZA E INVESTIGACIÓN EN PSICOLOGÍA
VOL. 14, NUM. 1: 5-21
ENERO-JUNIO, 2009
EFECTOS DIFERENCIALES DEL BIENESTAR SUBJETIVO, AUTORREALIZACIÓN Y CELOS EN LAS FASES DEL AMOR PASIONAL Differential effects of subjective well-being, self-actualization, and jealousy in the passionate love phases Rozzana Sánchez Aragón Universidad Nacional Autónoma de México1
RESUMEN El presente estudio exploró en 348 hombres y mujeres de dos ciudades de la República Mexicana las diferencias en la autorrealización, el bienestar subjetivo y los celos en las cuatro fases del amor pasional: atracción, enamoramiento, amor obsesivo y amor desesperado. Los resultados indican los efectos diferenciales por sexo, ciudad de procedencia y etapas de la pasión en dichas áreas. Indicadores: Pasión; Bienestar subjetivo; Autorrealización; Celos.
ABSTRACT This research is focused on the exploration of the differences among the passionate love phases (attraction, infatuation, obsessive love, and desperate love) regarding to self-actualization, subjective well-being, and jealousy. Three hundred and forty-eight males and females from two main cities of Mexico participated in the study. Findings show differential effects by phases and, in some cases, between gender in subjective well-being and jealousy. Keywords: Passion; Subjective well-being; Self-actualization; Jealousy.
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Facultad de Psicología, Edificio C, Cubículo 23 PB, Av. Universidad 3004, Col. CopilcoUniversidad, 04510 México, D.F., tel. (55)56-65-01-58, fax (55)56-22-23-26, correo electrónico:
[email protected]. Artículo recibido el 21 de noviembre de 2007 y aceptado el 23 de marzo de 2008.
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En todas las culturas se reconoce el poder del amor pasional (Jankowiak y Fisher, 1992). Pero más que indagar su valor universal, la investigación histórica se inquieta por su fragilidad. A través de los años, tanto las autoridades políticas como las religiosas han sido los enemigos de los placeres del amor romántico y del cuerpo; asimismo, en la mayoría de las culturas los sentimientos elementales y poderosos de los amantes pasionales han sido vistos como una amenaza al orden y a las normas tradicionales de los grupos. En este contexto, la psicología transcultural ha estado interesada en evaluar las diferencias y semejanzas entre diversos grupos culturales o étnicos en lo tocante a la experiencia pasional. Así, cuando Aron y Rodríguez (1992) preguntaron a estudiantes preparatorianos mexico-americanos, chino-americanos y anglo-americanos si se habían enamorado, encontraron que 95% de anglo-americanos, 72% de chino-americanos y 86% de méxico-americanos habían estado al menos una vez enamorados en su vida. Con relación en las particularidades culturales, las familias tamiles, al sur de la India, dicen que cuando una persona se enamora sufre de mayakkam, término propio de este grupo que refiere al vértigo, confusión, intoxicación y desilusión del amor pasional (Trawick, 1990). Al igual que las diferencias entre grupos culturales, una variable que en forma consistente se utiliza en la investigación psicosocial –y particularmente en el tópico de las relaciones personales– es el sexo de las personas, es decir, su constitución biológica, lo que los hace ser hombres o mujeres. De esta suerte, numerosos autores han citado diferencias de este tipo en torno al amor o a la pasión, y otros han hallado que los hombres dan más importancia al amor pasional y al lúdico, mientras que las mujeres se inclinan más por el amor amistoso (storge), el lógico (pragma) y el posesivo o maníaco. Dichos énfasis obedecen a que, para cada sexo, el uso de uno u otro estilo ofrece más ventajas en el proceso evolutivo. En el contexto iberoamericano, los hombres y las mujeres perciben diferencias en la pasión real e ideal para la relación, y asimismo es la pasión el mejor predictor de la satisfacción en ellas. Hay quien señala que las mujeres muestran una menor tendencia a creer en el amor a primera vista y mayor en la intimidad, mientras que para ambos sexos se halla que a mayor intimidad, mayor pasión.
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Hatfield y Rapson (1993) profundizan en su definición afirmando que el amor pasional es un intenso anhelo de unión con el otro, que se caracteriza por una emoción intensa y ardiente, con sus altas y bajas, frecuentemente considerada como aplastante, que tiende a propagarse rápidamente y a disminuir con el tiempo. Para Sánchez-Aragón (2000), la pasión es una etapa plena, vital y de enamoramiento, caracterizada por su irracionalidad y por la persistencia de los pensamientos dirigidos a la otra persona. Hay un gusto desmedido por el otro, una necesidad de estar cerca del otro constantemente, amor, alegría, “mariposas en el estómago”, ímpetu, desesperación, placer, goce, cariño, confianza y seguridad, todo lo cual hace que se le idealice. Pasión es sinónimo de desbordamiento emocional, deseo sexual intenso por la pareja, entrega sin medida y consumación sexual, en donde el erotismo y la sensualidad se plasman en mimos, besos y caricias. Yela (2000) menciona que la pasión es una de las primeras etapas de una relación, emocionalmente intensa, que provoca en el individuo desorden y falta de control. Ardisson (2001), por su parte, plantea que la pasión está asociada con el peligro y con la exploración de lo desconocido, y que es novedosa, excitante, impredecible e intensa. Así, aunque la definición del amor pasional involucra un lado encantador, implica también un lado oscuro. La prominencia de un lado sobre el otro dependerá de la reciprocidad que el amante sienta; por ende, el amor recíproco (unión con el otro) se asocia con la realización y éxtasis, mientras que el amor no correspondido (separación) se vincula con el vacío, la ansiedad o la desesperanza (Hatfield y Rapson, 1993). Los amantes pasionales pueden sentir un miedo pánico cuando se confrontan con la realidad de la persona que han idealizado; pueden sufrir enormemente al percatarse de que su amor no es correspondido. Al incitar la experiencia de los celos extremos, el amante puede sentirse vacío, desesperado, fuera de sí, lastimado, ansioso, mortificado, miserable y desgastado (Wreen, 1989). Los amantes son vulnerables a vivir un amor de tipo neurótico. Son adictos a la relación, dependientes, se sienten en un sube y baja emocional, es decir, en éxtasis en un momento, y ansiosos, asustados y solos en el siguiente. Tienden a experimentar una gran felicidad en su amor, pero al mismo tiempo sufren intensamente.
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Con base en estas nociones, que van de los aspectos intensos, positivos, tristes y profundos de la experiencia amorosa, con impulsos que la hacen oscilar entre el éxtasis y la desesperación, Sánchez-Aragón (2007) hipotetizó, y más tarde comprobó, la existencia de un continuo que va de la atracción al amor desesperado, pasando por el enamoramiento y el amor obsesivo, y plantea las siguientes definiciones: Atracción. Se refiere a la felicidad, goce, emoción, ilusión, plenitud sentida ante el pensamiento o presencia de la persona por la cual se siente enamoramiento. Asimismo, plantea lo placentero de satisfacer sus necesidades mutuas, compartir actividades, conocerse y cuidarse. Enamoramiento. Es conceptuado como el deseo intenso por explorar, tocar y relacionarse sexualmente, en donde el fantasear e inquietarse por la posibilidad de ver a la persona estimulan la sensualidad y el antojo. Amor obsesivo. Versa sobre la invalidez experimentada ante la ausencia del objeto de amor, misma que se manifiesta en la ansiedad, urgencia de ver a la persona, agonía, inseguridad, miedo y deseos de morir si no la tiene cerca. Amor desesperado. Tiene que ver con la búsqueda persistente de interacción con el objeto de amor, incluyendo el perseguirla, obligarla a hacerle compañía, acorralarla, imponerle su presencia, comprometiéndola a compartir espacios, presionándola o haciéndole bromas sobre temas sexuales con el fin de impedir que algo se interponga entre ellos y así lograr su atención o correspondencia. Así, al considerar el lado positivo y el negativo de la pasión, se hace evidente la vulnerabilidad de los seres humanos ante dicha experiencia emocional, la que va del bienestar y la realización personal a la desesperanza y los celos. Por esto, se torna necesario analizar tales aspectos. Bienestar subjetivo El bienestar subjetivo ha sido definido como la sensación de felicidad que los individuos perciben de su propia persona (autoconcepto, necesidades básicas), sus relaciones interpersonales (pareja, familia, hijos, vecinos) y su esfera laboral (Murrieta, 2004). Esta impresión surge de la evaluación individual de la propia vida y de la preponderancia del afecto positivo sobre el negativo. En concordancia, Brehm, Miller, Perlman y Campbell (2002) indican que el amor pasional es una intensa
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experiencia sexual, que representa la combinación de la imaginación y la emoción y que motiva al ser humano a construir una mejor visión del mundo. Asimismo, ha sido visto como un éxtasis vertiginoso que brinda momentos de felicidad apasionada, euforia, excitación, risa y satisfacción (Fehr, 1993). Autorrealización La autorrealización describe el grado en el cual un individuo ha logrado sobrepasar sus necesidades biológicas y las transciende para alcanzar el nivel de salud mental óptima que le permite enfocarse en el bienestar de los demás. Dion y Dion (1988), en su teoría del amor romántico, proponen que los individuos con alta autorrealización experimentan al amor como más rico y satisfactorio, son más prácticos y menos idealistas que los individuos bajos en ella. Hatfield y Rapson (1993) apuntan al respecto que la pasión es un estado de excitación fisiológica profunda que incluye experiencias de realización y éxtasis, y Fehr (1993) reconoce que es un elixir mágico que hace que el ser humano se sienta realizado en la vida. Coherente con lo anterior, Villanueva (2004) encontró que las personas describen la pasión como felicidad, alegría, sensación de bienestar, gusto, regocijo y disfrute, optimismo, entusiasmo y ganas de vivir; con ella, “todo es bello”, se siente uno capaz de hacer cualquier cosa, se minimizan los problemas, se siente el deseo de ser mejor, de sentirse vivo, positivo, sin nada que pueda hacer que la persona se derrumbe y se dé por vencida; finalmente, expresan que implica satisfacción, placer y momentos gratificantes. En lo tocante a la autorrealización, hombres y mujeres reportan sentirse personalmente realizados, plenos, completos, seguros y contentos consigo mismos. Celos Por otro lado, aspectos como los celos han formado parte de la representación que se tiene de la emoción de la pasión, o bien del amor (Bers y Rodin, 1984; Wreen, 1989). Hablando de los celos románticos, Neu (1980) señala que estos surgen respecto de lo que se siente poseer o haber poseído y se teme perder; siempre existe un rival, real o imaginario. Ante la percepción de amenaza, la persona celosa experimenta
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reacciones emocionales tales como enojo, depresión, culpa, angustia y tristeza; básicamente, los celos hacen referencia al temor de la pérdida, al enojo por la traición y a la inseguridad (Hupka, 1981). 10
A su vez, Plutchick (1980) afirma que los celos son una emoción que mezcla enojo y miedo, estados afectivos que se pueden generar ante la percepción de pérdida del objeto amoroso. Sharpsteen y Kirkpatrick (1997) agregan que los celos son una reacción compleja pues tienen componentes internos y externos; los primeros incluyen emociones (dolor, enojo, ira, envidia, tristeza, miedo, duelo y humillación), pensamientos (resentimiento, culpa, comparación con el rival, preocupación por la imagen que se proyecta al exterior o lástima por uno mismo) y síntomas físicos (sudoración y temblor, falta de aire, calambres, desmayos, taquicardia y dificultad para dormir). El componente externo se expresa por medio de conductas tales como hablar abiertamente del problema o ignorarlo, gritar, llorar, hacer chistes al respecto, vengarse, abandonar la situación o ser violento. Con base en lo anterior, el presente estudio se propuso explorar las diferencias estadísticamente significativas en la percepción de bienestar subjetivo, grado de autorrealización y celos experimentados entre hombres y mujeres que se hallaban en cada una de las fases de la pasión, en dos ciudades distintas: México y Colima, la primera en el centro y la otra en el occidente del país.
MÉTODO Participantes Participaron en el estudio 348 sujetos, de los cuales 175 residían en la Ciudad de México y 173 en Colima, Col. De los primeros, 96 eran mujeres y 79 hombres, de entre 18 y 53 años, con un media de 25 años, cuya escolaridad se distribuyó de la siguiente manera: 69.6%, preparatoria; 29.7%, licenciatura, y 1.7%, posgrado. De los 173 sujetos de la ciudad de Colima, 90 eran mujeres y 83 hombres, de entre 19 y 29, años con una media de 19.46. La escolaridad fue la siguiente: 73.3%, preparatoria; 24.3%, licenciatura, y 2.3%, posgrado. Cabe mencionar que el total de sujetos reportó haber experimentado pasión en algún momento de su vida.
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Instrumentos Escala de Autorrealización. Elaborada para el presente estudio, consta de 31 reactivos, cuyo estímulo es la siguiente afirmación: “Cuando _____________ me corresponde y brinda lo que espero, me siento… (en armonía con la vida, conforme con lo que he logrado en la vida, etc.)”; cada uno con cinco opciones de respuesta tipo Likert, con recorrido de 1 (totalmente en desacuerdo a 5 (totalmente de acuerdo). Dentro de los análisis de validez se encontró que únicamente once reactivos de la escala discriminaron, los cuales, en el análisis factorial de componentes principales con rotación ortogonal de tipo varimax, se agruparon en tres factores con valor propio a 1 que explican 60.45% de la varianza, mismos que resultaron ser Salud mental, Seguridad y Creatividad. En cuanto a la confiabilidad de cada factor, ésta fue evaluada por medio del coeficiente alfa de Cronbach (Tabla 1). Tabla 1. Coeficientes de confiabilidad alfa de Cronbach para autorrealización. FACTORES Salud mental Seguridad Creatividad
Colima .73 .65 .65
Distrito Federal .78 .65 .54
Escala de Bienestar Subjetivo (Murrieta, 2004). Consta de 93 reactivos que evalúan qué tan a gusto o feliz se encuentra el individuo en el área personal, interpersonal y laboral. Su validez se obtuvo a través del análisis factorial, que arrojó diez factores con fuerte congruencia conceptual con la literatura especializada al respecto y con coeficientes de estabilidad robustos: Desempeño laboral (.95), Familia (.94), Pareja (.94), Economía (.91), Hijos (.92), Amigos (.89), Vecinos (.92), Necesidades Básicas (.87), Autoconcepto (.67) y Satisfacción con el trabajo (.87). El formato del instrumento incluía el estímulo: “Me siento….”, tras del cual el sujeto respondía a cada una de las oraciones (p.e., “con el cariño que expreso a mi pareja”, “con respecto a la atención que le brindo a mi pareja”, “con el respeto que me brinda mi pareja”, “con mi relación de pareja”, “con las actividades que comparto con mi pareja”) en términos de grados de bienestar. En cuanto a los coeficientes alfa de Cronbach para las muestras estudiadas, estos se muestran en la Tabla 2.
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Tabla 2. Coeficientes de confiabilidad alfa de Cronbach para bienestar subjetivo.
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FACTORES Desempeño laboral Familia Pareja Economía Hijos Amigos Vecinos Necesidades básicas Autoconcepto Satisfacción en el trabajo
Colima .82 .91 .90 .89 .84 .88 .91 .82 .81 .79
Distrito Federal .81 .92 .87 .91 .86 .87 .94 .82 .85 .88
Escala Multidimensional de Celos (Díaz-Loving, Rivera y Flores, 1989). Contiene 162 reactivos organizados en doce factores, agrupados de acuerdo a su contenido conceptual en dos dimensiones: Emociones y sentimientos, con los factores Respuestas emocionales generadas por celos (.95), Enojo (.91), Actitud negativa (.82), Dolor (.82), Control (.76) y Temor (.78); la segunda dimensión, Cogniciones y estilos, se halla conformada por los factores Obsesión por la pareja (.98), Suspicacia e intriga (.91), Confianza-desconfianza (.84), Confianza (.77), Frustración (.74) y Desconfianza (.70). El formato de esta escala es de tipo Likert con cinco opciones de respuesta, y evalúa el grado de acuerdo con cada ítem. La estabilidad total de la prueba es de .98. Los coeficientes para las muestras se reportan en la Tabla 3. Tabla 3. Coeficientes de confiabilidad alfa de Cronbach para celos. FACTORES Respuestas emocionales generadas por los celos Enojo Actitud negativa Dolor Control Temor Obsesión por la pareja Suspicacia e intriga Confianza-desconfianza Confianza Frustración Desconfianza
Colima .61 .74 .70 .66 .72 .73 .59 .67 .35 .48 .52 .66
Distrito Federal .66 .74 .62 .75 .71 .79 .74 .73 .42 .47 .61 .76
Escala Multifacética del Amor Pasional (Sánchez-Aragón, Reyes y DíazLoving, 2004) consta de 117 reactivos en formato tipo Likert con cinco opciones de respuesta que indican grados de acuerdo. Los ítems se en-
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cuentran divididos en cuatro dimensiones: Atracción, con 35 reactivos (“La presencia de […] llena mi vida de goce y enamoramiento”, “Me causa felicidad hacer planes con […]”, “[…] y yo nos complementamos”, “Adoro a […]”, “[…] siempre está cuando más lo[a] necesito”), Enamoramiento, con 21 (“Deseo intensamente a […]”, “Se me antoja […]”, “Explorar el cuerpo de […] me excita”, “Disfruto especialmente el contacto físico con […]”, “Me seduce la forma de ser de […]”), Amor obsesivo, con 41 (“No sé qué hacer si […] no está conmigo”, “Mi vida sin […] no tiene sentido”, “Me causa ansiedad estar separado[a] de […]”, “Mi vida gira en torno a […]”, “Tengo un constante miedo de perder a […]”) y Amor desesperado, con 20 reactivos (“Insisto en tener encuentros con […] aunque él/ella dude en aceptar”, “Debo tener a […] de cualquier forma”, “Perseguir a […] es la única forma de obtener contacto con él/ella”, “Me aprovecho de […] cada vez que tengo oportunidad”, “Nada ni nadie se puede interponer entre […] y yo”). La validez de la prueba se obtuvo a través de una serie de análisis factoriales que capturaron la esencia teórica en reactivos que operacionalizan las dimensiones. La confiabilidad fue evaluada por medio de análisis alfa de Cronbach, en el cual se obtuvieron los siguientes coeficientes: .94, .92, .97 y .92, respectivamente. En el caso de las muestras del Distrito Federal y la de Colima, ver la Tabla 4. Tabla 4. Coeficientes de confiabilidad alfa de Cronbach para las fases de la pasión. DIMENSIONES Atracción Pasión Amor desesperado Acoso
Colima .70 .88 .89 .79
Distrito Federal .82 .82 .91 .79
RESULTADOS Con el propósito de responder a los cuestionamientos iniciales, se realizó una serie de análisis de varianza para conocer las posibles diferencias que había en términos de bienestar subjetivo, autorrealización y celos en personas que se hallaban claramente ubicadas en alguna de las cuatro fases de la pasión. Los resultados indican efectos diferenciales por etapa de la pasión, por sexo y por ciudad, pero no en todas las dimensiones estudiadas.
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Bienestar subjetivo
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Se encontró que en la dimensión de pareja hubo diferencias por fase de enamoramiento, es decir, que las personas que se hallaban más satisfechas con su relación, con el cariño brindado y con las actividades compartidas eran aquellas que se ubicaban en la etapa de atracción, seguidas por las que estaban en las de acoso, pasión y amor desesperado (Tabla 5). Tabla 5. Diferencias por fase del enamoramiento en el bienestar subjetivo en la pareja. FASE Atracción Enamoramiento Amor obsesivo Amor desesperado F = (3/231), 4.059; p = .008
Dif. 1.92 1.50 1.44 1.75
De igual forma, se observaron diferencias en la misma dimensión, pero incluyendo la variable región, en donde se observa de inicio que las personas puntúan bajo en esta dimensión; sin embargo, quienes se sentían más a gusto con su relación de pareja eran, según el orden, quienes se hallaban en la fase de atracción (Colima), en la de amor desesperado en el mismo lugar, en las fases de amor desesperado, amor obsesivo, atracción y enamoramiento (Ciudad de México), y en enamoramiento y amor obsesivo (Colima) (Tabla 6). Tabla 6. Diferencias por fase de la pasión en bienestar subjetivo en a la pareja. FASE Atracción Enamoramiento Amor obsesivo Amor desesperado F = (3/321), 4.102; p = .007
Colima 2.29 1.47 1.26 1.95
México 1.57 1.52 1.60 1.62
Celos En lo que toca a esta variable, se encontraron mayores efectos. En principio, se observa que las personas que sienten más enojo, tristeza, miedo y dolor, mayor molestia, disgusto e irritación por la posible intromisión de un tercero (Reacciones negativas y Enojo); mayor amenaza de perder a su pareja y, por lo tanto, menos control sobre ellos (Control); mayor miedo, angustia y deseos de morir por la sola idea de perder a la pareja (Temor), y quienes se encuentran tan involucrados
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que quieren poseer todos los pensamientos del otro, sospechan de él(ella) y sienten celos (Obsesión), son aquellas que no se sienten correspondidas en su amor (Amor desesperado), seguidas por las que se encuentran en el amor obsesivo, la atracción y el enamoramiento (Tabla 7). Tabla 7. Diferencias por fase del enamoramiento en respuestas emocionales y enojo ante los celos, control, temor y obsesión. FASE Atracción Enamoramiento Amor obsesivo Amor desesperado
Reacciones 2.67 2.56 2.94 3.05 F = (3/269), 6.148; p = .000
Enojo 2.23 2.05 2.27 2.77
Control 2.37 2.23 2.67 2.88
Temor 2.68 2.64 3.19 3.31
Obsesión 3.03 2.86 3.25 3.53
F = (3/269), 10.890; p = .000
F = (3/276), 9.741; p = .000
F = (3/276), 10.275; p = .000
F = (3/276), 5.966; p = .001
Con respecto al factor de Actitud negativa ante los celos y dolor, es claro que quienes sienten más disgusto o inconformidad ante el contacto afectivo de la pareja con alguien más, así como sentimientos de desdicha y tendencias depresivas, son aquellos individuos en las etapas de amor obsesivo y amor desesperado, seguidos de los que se hallan en las de enamoramiento y atracción (Tabla 8). Tabla 8. Diferencias en fase de la pasión en actitud negativa hacia los celos y dolor. Atracción Enamoramiento Amor obsesivo Amor desesperado
3.34 3.39 3.71 3.65 F = (3/269), 4.351; p = .051
3.69 3.83 4.22 3.81 F = (3/269), 4.351; p = .005
Asimismo, se encontraron diferencias sexuales en torno a esta dimensión, en donde son las mujeres (3.97) quienes tienden a sentirse más acongojadas y con más sufrimiento ante la posible pérdida de la pareja que los hombres (3.78) (F = [1/269], 3.768; p = .053). El factor de Suspicacia e intriga muestra también diferencias estadísticamente significativas, evidenciando que las personas que vigilan constantemente a la pareja por la sospecha de un posible engaño (amor deseperado) son las no correspondidas (2.39), seguidas de las
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que se encuentran en las etapas de atracción (1.85), enamoramiento (1.82) y amor obsesivo (1.78) (F = [3/276], 13.510; p = .000). La frustración muestra un patrón distinto, en el que se observa que las personas que sienten más inseguridad y decepción por la posible falta de su pareja son las personas en amor desesperado (3.33), seguidas por las que se encuentran en amor obsesivo (3.22), enamoramiento (3.02) y finalmente atracción (2.99) (F = [3/271], 3.385; p = 0.19). Por último, en el componente de desconfianza se aprecia que quienes sienten más posibilidad de engaño en su relación son las personas en fase de acoso (2.48), seguidas por las que están en enamoramiento (2.01), atracción (1.97) y amor obsesivo (1.92) (F = [3/271], 6.907; p = .000).
DISCUSIÓN La psicología, como parte de su aportación al estudio de las relaciones interpersonales, ha buscado identificar no solo la configuración semántica de los atributos, su proceso o sus formas de operacionalización, sino también el papel que desempeñan otras variables que en la experiencia o en lo conceptual parecen tener algún grado de asociación. Este estudio se propuso conocer las posibles diferencias entre los aspectos de autorrealización, bienestar subjetivo y celos en personas que se sitúan a sí mismas en alguna de las etapas del amor pasional descritas por Sánchez-Aragón y cols. (2004). El bienestar subjetivo mostró que las personas en la etapa de atracción –es decir, que se encuentran en proceso de enamoramiento, que buscan congeniar con la persona y que gustan de conocerla cada vez más– tienden a experimentar mayor goce, seguidas de las personas en fase de acoso, pasión y amor desesperado. Estos resultados pueden ser apoyados por la idea de que durante las fases de atracción y acoso, las personas están sumamente interesadas en conocer y tener la atención y afecto de la fuente de pasión; sin estar seguras por el momento de lo correspondidas que son, buscan establecer algún tipo de relación con el otro. En el caso de la pasión, la persona experimenta por definición un gran bienestar caracterizado por un alto grado de emoción y deseo (Fehr, 1993). En cuanto a las personas en amor desesperado, es claro que, al combinarse intensidades semejantes de emociones positivas y negativas (como la ansiedad, desesperación y sentimientos de vacío), se encuentran menos contentas (Sperling y
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Berman, 1991). Cabe mencionar que los resultados encontrados por fase de la pasión y región son congruentes con los anteriores en el caso de Colima, y ligeramente distintos para el de la Ciudad de México, donde los amantes pasionales son quienes puntúan más bajo en bienestar con la persona. Por su parte, la autorrealización no mostró efectos diferenciales por etapa del amor pasional, sexo o ciudad de procedencia, lo que indica que en la esfera de la madurez emocional y social los participantes son similares; así mismo, se está implicando la naturaleza misma de este atributo, pues al ser primordialmente individual y de realización, no está necesariamente mediado por sus relaciones sino por su propio proceso de cumplimiento de necesidades (Maslow, 1954). Por otro lado, los celos mostraron en la mayoría de sus dimensiones diferencias estadísticamente significativas. En el caso de las respuestas emocionales y del enojo ante los celos, así como en control, temor y obsesión, se observó el mismo patrón de resultados, de tal suerte que las personas en fase de acoso son quienes sienten más molestia, disgusto, irritación, enojo y tristeza ante la posibilidad de perder a su fuente de pasión, sentir una mayor amenaza de perder el control sobre ella, y mayor miedo, angustia y deseos de morir por la sola idea de perderla; finalmente, tienen un mayor involucramiento cognoscitivo y emocional con ella, lo que se ve fundamentado por Cupach y Spitzberg (1998), que señalan que quienes no son correspondidos en su amor tienden a ser quienes más buscan poseer a la otra persona, hostigándola y negándose a aceptar la intromisión de un tercero. El siguiente grupo que experimenta dichas reacciones son aquellos que creen que morirían si no tuvieran la fuente de pasión y que quedarían devastados ante la mera posibilidad de no contar con ella. Esto se apoya en el planteamiento de Hupka (1981), que establece que dichas emociones surgen ante la amenaza real o imaginaria de no tener al objeto amado, y es precisamente el grupo de los amantes desesperados quienes, dada su inseguridad, consideran permanentemente esa amenaza. Por su parte, los individuos que sienten atracción buscan establecer un vínculo romántico y tienen todas sus expectativas puestas en esa posibilidad, por lo que si se ve amenazada la relación, experimentarán emociones totalmente negativas. Al parecer, las personas en pasión son las que menos mal se sienten, lo que podría de-
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berse al matiz positivo que posee la pasión (Sánchez-Aragón, Reyes y Díaz-Loving, 2004) y a lo ocupada que se encuentra la persona deleitándose con la experiencia y su gran deseo sexual por el otro. 18
En cuanto a la actitud negativa hacia los celos y dolor, se observa que las personas en amor desesperado son quienes sienten más inconformidad ante el contacto afectivo de la pareja con un tercero y más sentimientos de desdicha y tendencias depresivas. Esto es obvio cuando se aprecia que tienen todas sus expectativas de felicidad y plenitud puestas en su fuente de pasión, por lo que no tenerla les haría sentirse vacíos, desesperanzados y desganados emocionalmente (Sperling y Berman, 1991). De ahí que quienes no se sienten correspondidos muestran esta actitud dada su fantasía, que les hace pensar que la persona tiene que corresponderles, pues el acceso que puede tener la fuente de pasión hacia otras alternativas afecta de forma importante la posibilidad de recibir su atención y de ser amados por ella. En lo que toca a los apasionados y a los que se encuentran en la fase de atracción, también sienten la amenaza de perder a la persona amada, por lo que favorecen esta actitud, que abatiría la intensidad de su pasión. El dolor mostró también efectos por sexo; así, las mujeres se sienten más desgraciadas y tristes que los varones ante la posibilidad de perder la fuente de pasión. Este dato se ve sustentado en el trabajo de Feldman, Robin, Pietromonaco y Eyssell (1998), quienes encontraron que las mujeres se describieron a sí mismas como más emocionales, más abiertas a sus sentimientos, más ansiosas, más tristes y más complacidas que los hombres. Aunados a lo anterior, los datos indican que la intensidad de la emoción y las expresiones emocionales aumentan conforme acrece la intimidad, efecto que es mucho más marcado en las primeras que en los segundos. En lo concerniente a la suspicacia e intriga, las personas en acoso son quienes más sospechan un posible engaño de su fuente de pasión, por lo que vigilan cada uno de sus movimientos, continuando con las personas en atracción, pasión y amor desesperado. El primer efecto resulta claro ante la inseguridad que la persona puede tener de que se realice su amor, dada la inicial falta de reciprocidad; de igual forma se explicaría en el caso de la atracción, ya que por estar en una fase inicial todavía no se siente la certeza de la correspondencia (SánchezAragón, 2000). En el caso de la pasión y el amor desesperado, parecería
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que por definición el vínculo contiene cierta cantidad de incertidumbre, y con ello de inseguridad en lo que puede suceder cuando la fuente de pasión se relaciona con otras personas (Berscheid, 1983). En términos de frustración, las sensaciones de inseguridad y decepción ocurren en un continuo de lo negativo a lo positivo, de la atracción al acoso (Sánchez-Aragón, 2007), de tal suerte que los acosadores son quienes tienen menos certeza en la relación y por ello más inseguridad, seguidos por los que dependen emocionalmente del otro (amor desesperado), lo que favorece la decepción; les siguen los apasionados, que viven sus extremos de felicidad-tristeza (Hatfield y Rapson 1993) y los que están en atracción, es decir, sin nada en concreto, los que suelen tener oscilación de emociones tanto positivas como negativas. Por último, se encontró que la desconfianza desempeña un interesante papel. Las personas en acoso suelen desconfiar más de su fuente de pasión dado que no la poseen; las personas en fase de pasión sienten la posibilidad del engaño, pues es tan excitante esa etapa que temen fácilmente caer en el otro extremo emocional; quienes se encuentran en la atracción no están seguros del rumbo de la relación y eso les hace desconfiar, y los amantes desesperados están habituados a la incertidumbre emocional de su lazo. Resumiendo, los hallazgos en torno a los celos muestran una clara evidencia de que las personas en acoso, seguidas por las que se encuentran en la fase de amor desesperado, son las que experimentan más celos; en tercer lugar se hallan los participantes en la fase de atracción, y finalmente quienes se encuentran en la de pasión (Tabla 9). Tabla 9. Orden e importancia de las correlaciones para los factores de celos. FASE Atracción Enamoramiento Amor obsesivo Amor desesperado
RE 3 4 2 1
E 3 4 2 1
C 3 4 2 1
T 3 4 2 1
O 3 4 2 1
AN DO 4 4 3 3 1 1 2 2
S 2 3 4 1
F 4 3 2 1
DE 3 2 4 1
RE = Reacciones emocionales; E = Enojo; C = Control; T = Temor; O = Obsesión; AN = Actitud negativa; DO = Dolor; S = Suspicacia; F = Frustración; DE = Desconfianza. Nota. Orden dado por el tamaño de la correlación.
En conclusión, parece que la alianza entre la pasión y sus correlatos posee ciertos gradientes. La autorrealización mostró –como toda variable de orden individual– independencia, y con ello ningún efecto diferencial; el bienestar subjetivo –como variable individual, pero más en relación a un alter– tuvo impacto únicamente en la esfera romántica, y
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EFECTOS DIFERENCIALES DEL BIENESTAR SUBJETIVO, AUTORREALIZACIÓN Y CELOS EN LAS FASES DEL AMOR PASIONAL
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los celos –un constructo interaccional– demostró una complicidad imperiosa y peligrosa en términos emocionales para el amante pasional. Es necesario, pues, explorar más a fondo e identificar qué atributos psicológicos de sus interlocutores están también desempeñando los papeles centrales en tanta emocionalidad.
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