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EL AMOR QUE ENGAÑA LA FALTA EN MÍ Baydoun, M. Resumen: Creemos de forma engañosa que el objeto amado llena lo que nos hace falta y apacigua momentáneamente nuestro desamparo. Por lo tanto, nosotros somos seres incompletos mismo amando. El objeto amado se convierte en el representante ideal de la falta del sujeto, sin embargo es precisamente en este punto que se da la ética del amor y del psicoanálisis: tratar lo real por lo simbólico, haciendo valer el deseo. ¿Qué deseo? El puro deseo o el deseo de la muerte - aquel sin amparo de la fantasía, lo de gozo, de completitud, aquel que para el neurótico siempre irá desvelar la castración - el objeto que se ha perdido para siempre. Así, el amor hace falta, pues siempre anuncia el encuentro con la castración, con la falta de completitud. La elección del objeto amado, además, ocurre a través de la fantasía - ilusión mediadora de la relación del sujeto con el mundo, que revela la dimensión de su falta y desamparo, y, luego, apunta para su propio yo, revelando que el narcisismo se manifiesta en todas las formas de elección de objeto, sean narcísica o anaclítica. No importa la magnitud de las catexias alrededor de la representación mental del amado, el “yo” siempre reinará sobre el otro. Se supone, también, que el amor es clivado: se ama concomitantemente el objeto amado exterior de carne y su imagen fantaseada en el inconsciente. Esta duplicidad del amor refleja la imposibilidad de la fidelidad, pues se traiciona el objeto amado real recubriéndolo con el velo de la fantasía inconsciente que sólo puede jurar lealtad al narcisismo de quien ama. Palabras- clave: El Amor. Narcisismo. Fantasia. Falta.
Resumo: Ilusoriamente acreditamos que o objeto amado possui o que preenche a nossa falta e apazigua momentaneamente o nosso desamparo. Portanto, somos seres faltosos mesmo amando. O objeto amado torna-se o representante ideativo da falta e da carência do sujeito, e justamente nesse ponto encontramos a ética do amor e da psicanálise: tratar o real pelo simbólico, fazendo valer o desejo. Que 1
desejo? O puro desejo, o desejo de morte - aquele sem o amparo da fantasia, o de gozo, de completude, aquele que para o neurótico sempre irá desvelar a castração - o objeto perdido para sempre. Nesse sentido o amor é faltoso, pois sempre anuncia o encontro com a castração, com a incompletude. A escolha do objeto amado, além disso, se dá pela fantasia - ilusão mediadora da relação do sujeito com o mundo, que revela a dimensão da sua falta e de seu desamparo, logo, aponta para o seu próprio eu, revelando que o narcisismo se manifesta em toda forma de escolha de objeto, seja narcísica ou anaclítica. Não importa o quão fortes são as catexias ao redor da representação mental do amado, o “eu” sempre reinará sobre
o
outro.
Supõe-se,
também,
que
o
amor
é
clivado:
ama-se,
concomitantemente, o objeto amado exterior de carne e sua imagem fantasiada no inconsciente. Essa duplicidade do amor reflete a impossibilidade de fidelidade, pois traímos o objeto amado real recobrindo-o com o véu da fantasia inconsciente que só pode jurar fidelidade ao narcisismo de quem ama. Palavras-Chave: Amor. Narcisismo. Fantasia. Falta. EL AMOR QUE ENGAÑA LA FALTA EN MÍ El sujeto condenado a vivir en una búsqueda eterna de plenitud y felicidad ,ilusamente cree que el objeto amado que posee o que rellena su falta y calma momentáneamente su desamparo ,sin saber que está muy mal protegido contra el sufrimiento, principalmente cuando ama ,como lo dijo Freud. Luego, somos seres vacios aunque amemos. El amor es condenado a evidenciarnos la falta, el propio es vacio pues anuncia y trae en si la marca de la castración, de que está incompleto. Nasio (2007, p.56) afirma que el “ser que mas amamos sigue siendo inevitablemente el ser que más nos insatisface “. El objeto amado es el representante idealizado de la falta y la necesidad del sujeto, pues el se construye por la fantasía, ilusión mediadora de la relación del sujeto con el mundo, que revela la dimensión de la falta y del desamparo. “Solo captamos la realidad del elegido a traves de la lente deformante de la fantasía”. (NASIO, 2007, P.56). 2
La fantasía que recubre el objeto amado,
a traves
del velo que lo
trasforma en un representante ideal de suplencia de la falta es lo que permite a la ética del psicoanálisis y del amor: Tratar lo real por lo simbólico, haciendo sobreponer el deseo. Con la interpretación de los sueños (1900), Freud abre nuevas perspectivas para la comprensión
del ser humano. El imaginario se
vuelve objeto privilegiado del psicoanálisis, inaugurase una dimensión más allá de las amarras del tiempo, del espacio y de la conciencia. La realidad interna prevalece bajo la externa y el deseo se caracteriza por el deseo de continuar deseando, marcado por la castración. Las marcas de la falta y de las fantasías construidas en la singularidad subjetiva de cada sujeto apuntan para su propio yo, revelando el narcisismo que se manifiesta en toda forma de escoja objetual (analítica o narcisista), al fin el” yo” siempre reinará por sobre el otro. El concepto de narcisismo es de fundamental importancia para la psicoanálisis, pues a partir de el, nuevas conjeturas son establecidas por sobre las relaciones del objeto y sus destinos, idealizaciones del yo y principalmente identificaciones y escojas objetuales, como maneras de formar vinculo con el otro; siendo o poseyendo el objeto amado. Poseer un objeto amado, una relación amorosa, puede generar la ilusión de estar protegido de la soledad, del vacío existencial, por otro lado como dice Lacan (1985): “No hay relación sexual”. Hay una suplencia posible para el amor. “Lo que viene en sustitucion a la relación sexual es precisamente el amor”. (LACAN, 1985, p.62) El amor para la psicoanálisis esta también relacionado a la transferencia. Freud (1912) en el texto “Observaciones sobre el amor transferencial”, comenta que la mayor dificultad en análisis se encuentra en el manejo de la transferencia. La transferencia revela en análisis las condiciones y características de establecimiento de vínculos del sujeto.
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El direccionamiento de ese amor transferencial en la análisis nos es para el analista pero para un lugar vacio, objeto a, y el analista se encuentra en la posición de volverse semblante de ese objeto a. El analista establece com el analizando un Eros platónico, idealizado, un amor en la alcoba de los significantes. Sin embargo, fuera del campo del análisis, el amor se permite ir más allá del eros platónico y de la alcoba de significantes. Todos desean ser amados, cada uno a su manera narcisista. Por consiguiente, es necesario saber que cuando amamos, amamos siempre un ser hibrido, constituido al mismo tiempo por la persona exterior a la que convivimos en el exterior y por la presencia fantaseada e inconsciente en nosotros mismos. Recíprocamente somos para él el mismo ser mixto hecho de carne e inconsciente. (NASIO, 2007, p.59)
¿Quien es la persona amada? ¿Quièn es mi objeto de amor? La psicoanálisis responde: El objeto a. “O a, al final, es apenas un nombre para designar lo que ignoramos, o sea, esa presencia incomprensible del otro amado en nosotros.”(NASIO, 2007, p.53). La deseada esencia del otro, lo que deseo de el, se refiere siempre a una búsqueda desenfrenada de nosotros mismos; el apasionado reproduce con el amado una alienación primera que tuvo con su otro, en una cierta compulsión a la repetición de las experiencias infantiles. Al fin, encontrar el objeto amado es en verdad reencontrarlo. Sócrates en el “Banquete” concluye que el amor no puede ser bello, pues todo amor se remite a la falta, a lo incompleto, a la imperfección, por lo tanto, no puede constituirse de belleza algo que sea imperfecto. De ahí el narcisismo del amor: el sujeto direcciona su amor al que él le gustaría ser o tener en la ilusión de completarse. Por lo tanto, la persona, y quien quiera que desee alguna cosa, desea forzosamente lo que no está a su disposición., o que no posee, o que le hace falta, ¿o no son esos justos los objetos del deseo y del amor? (SÓCRATES para AGÁTON, PLATÓN, 2002, p.139).
Diotima (PLATÓN, 2002) contra argumenta Sócrates y dice que el objetivo del amor no es ser bello, pero generar y crear lo bello. El amor es la vía de 4
creación inclusive de la inmortalidad. Inmortalidad esa de la propia especie, de las producciones artísticas y culturales, etc. El amor viabiliza la creación. “¡La procreación y el nacimiento son cosas inmortales en un ser mortal!”(DIOTIMA; PLATÓN, 2002, p.149). Por lo tanto, la creación de lo bello y de la inmortalidad a traves del amor, necesita del objeto amado incorporado en su existencia física, real y exterior. La fantasía se une a una presencia real, imaginaria y simbólica. Conforme a Nasio (2007), el lazo que une esta fantasía a la existencia física del amado es originado en la falta y no narcisismo del amante. Se supone, entonces que el amor es dividido en trozos : Amase concomitante al objeto amado exterior de carne y su imagen fantaseada en el inconciente.Esa duplicidad del amor refleja la imposibilidad de la fidelidad, pues traicionamos el objeto amado real o recubriendo con el velo de la fantasía inconsciente que solo puede jurar fidelidad al narcisismo de quien ama.
Bibliografia FERREIRA, Nadiá P. A Teoria do Amor na Psicanálise. Rio de Janeiro: Jorge Zahar Ed., 2004. Passo- a- passo; vol. 38. FREUD, Sigmund. Obras Psicológicas Completas de Sigmund Freud. Edição Standard Brasileira das Obras Psicológicas Completas de Sigmund Freud. Rio de Janeiro: Imago, 2006. ______. (1912) Observações Sobre o Amor Transferencial. Vol. 12. ______. (1914) Sobre o Narcisismo: Uma Introdução. Vol. 14. ______. (1921) Psicologia de Grupo e Análise do Ego. Vol. 18. ______. (1930[1929]) O Mal-Estar na Civilização. Vol. 21. LACAN. O Seminário, livro 20: mais, ainda. Rio de Janeiro, Jorge Zahar,1985 LEITE, Julia Cristina Tosto. Dimensões do Amor. Em: Agora. Rio de Janeiro. V. VIII n. 1 jan/jun 2005. 123-133. Disponível em: http://www.scielo.br/pdf/agora/v8n1/v8n1a12.pdf. Acesso em: 15 de fevereiro de 2012.
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NASIO, Juan- David. A Dor de Amar. Trad. André Telles e Lucy Magalhães. Rio de Janeiro: Jorge Zahar Ed., 2007. PLATÃO. Banquete. Martin Claret, São Paulo, 2002.
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