EL ESTRÉS Y LA MEMORIA

Monografía Curso de Capacitación Docente en Neurociencias Alumna: Patricia Sofía Fracchia www.asociacioneducar.com Mail: informacion@asociacioneducar.

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MONOGRAF ÍA

EL ESTRÉS Y LA MEMORIA

El estrés “El estrés surge como respuesta automática del organismo ante cualquier cambio ambiental, externo o interno, mediante el cual se prepara para hacer frente a las posibles demandas que se generan, como consecuencia de la nueva situación.” Término acuñado por el médico y fisiólogo vienés, Hans Seyle. ¿Qué es el Síndrome General de Adaptación (SGA)? Ante una situación desequilibradora, el organismo reacciona mediante una serie de ajustes fisiológicos específicos para cada estímulo. Y aunque los ajustes son específicos, la forma en que se produce es inespecífica.

Fases del Síndrome General de Adaptación El cuerpo reacciona frente al estrés en 3 etapas o fases: Fase de Alarma: Es la reacción inicial, es una respuesta de lucha o huida. La función es movilizar los recursos del organismo, las defensas. El organismo no se puede mantener de forma continua en esta fase, luego pasa a la Fase de Resistencia: El organismo intenta adaptarse al estresor. La activación fisiológica disminuye algo, manteniéndose por encima de lo normal. Se muestran pocos signos externos de estrés. La capacidad para resistir está debilitada. El organismo se torna crecientemente vulnerable a problemas de salud. Si el estresor continúa un tiempo excesivo, el cuerpo no puede mantener la resistencia y llega a la Fase de Agotamiento o Extenuación: Reaparecen los síntomas de alarma. La persona pierde la capacidad de resistencia y de adaptación del organismo. Sobreviene el colapso, probabilidad de enfermedad o muerte. Dentro de las enfermedades de la adaptación se encuentran las úlceras, hipertensión, infarto del miocardio y alteraciones nerviosas. Tipos de estrés - Estrés negativo – estrés positivo El estrés incentiva el desarrollo posterior y motiva al rendimiento. Mientras nos encontramos en la fase de adaptación, el estrés nos puede llevar incluso a rendimientos máximos. El estrés es en primera instancia positivo. Sólo demasiado estrés provoca enfermedades. Todos los esfuerzos mentales o físicos, todo proceso de solución de problemas, requiere de una cantidad determinada de energía de estrés. - Distrés o estrés negativo: es el estrés perjudicial que desencadena un desequilibrio fisiológico y psicológico. Es el mal estrés. Es la reacción/respuesta tensional desadaptativa, negativa, disfuncional, e insana ante un estímulo estresor. Es tensión excesiva que puede llevar a la ruptura del equilibrio. Es una grave amenaza para la salud y para la armonía de la personalidad.

- Euestrés o estrés positivo: es el estrés en el cual la persona interacciona con el estresor y mantiene su mente abierta y activa. Es el buen estrés. Es una reacción/respuesta tensional, funcional, positiva y saludable, ante un estímulo estresor, necesaria para lograr un objetivo. Es necesario para el aprendizaje de la vida, la madurez psicológica, el desarrollo de las capacidades adaptativas, la superación de dificultades. Permite el crecimiento integral de la persona y la personalidad.

A su vez, el estrés se puede clasificar como: - Estrés agudo o a corto plazo: es una reacción fisiológica y momentánea necesaria frente a una situación de peligro. Es la forma más común de estrés. Mejora la atención cerebral y aumenta la capacidad para almacenar información importante para proteger la vida. Puede ser emocionante y excitante en dosis bajas, pero demasiado, es agotador. No provoca daños severos. Los principales síntomas son: - Enojo o irritabilidad, ansiedad y depresión (las emociones del estrés) - Problemas musculares, cefalea tensional, dolor de espalda, dolor maxilar. - Problemas gastrointestinales: ardor, acidez estomacal, flatulencia, diarrea, constipación y colon irritable. - La hiperactivación conduce a hipertensión, taquicardia, sudor palmar, palpitaciones, mareos, jaquecas, manos y pies fríos y dolor del pecho. Es altamente tratable y manejable - Estrés crónico o a largo plazo: es el más destructivo, provoca desmotivación, agotamiento y depresión, se puede pasar al campo de la enfermedad. Se da cuando los estresores persisten. Es el estrés aplastante que desgasta día tras día, año tras año, sin soluciones ni esperanzas. Altera la capacidad de guardar información por provocar atrofia neuronal en el hipocampo. Provoca alteraciones metabólicas (hiperglicemia, hiperinsulinemia, diabetes tipo 2) cardiovasculares (hipertensión, arteriosclerosis), inmunológicas. El estrés crónico mata a través del suicidio, la violencia, los infartos, y probablemente, el cáncer.

Fisiología del estrés A nivel fisiológico, nuestro Sistema Nervioso Vegetativo Simpático se sobreexcita ante el peligro o amenaza de peligro, y por lo tanto, nuestro cuerpo comienza a bombear adrenalina hacia la sangre, hormona producida en las glándulas suprarrenales, situadas justo encima de los riñones. Cuando esto ocurre, la adrenalina modifica el estado de nuestro cuerpo: las venas se comprimen (vasoconstricción), aumentando su tensión arterial. Eso causa que la cantidad de sangre, nutrientes y oxígeno que llega a los órganos y al cerebro, disminuyan, eso es lo mismo que decir que todos los órganos de nuestro cuerpo quedan como “aguantando la respiración”. Al llegar menos nutrientes al cerebro, éste empeora su rendimiento, llegando incluso a desconectar ciertas zonas vitales para nuestro raciocinio, lo que produce despistes, errores, problemas de memoria, bajo rendimiento, también produce que nuestro cerebro quede mal nutrido.

También, nuestros músculos se tensan y nuestras defensas biológicas disminuyen, dejándonos más vulnerables a las enfermedades. El tracto digestivo se paraliza. Los glóbulos rojos se diseminan para facilitar la recepción de oxígeno y la entrega de dióxido de carbono. El factor de coagulación aumenta. Cuando hay estrés la boca se seca, la respiración se acelera, el pulso se dispara y a la par que el corazón late más de prisa, el cerebro ahora medio desconectado, también trabaja a un ritmo demasiado acelerado, a una velocidad en ciclos por segundo (hertzios), totalmente innatural y desastrosa. Tanto es así que si el cerebro llega a tratar ondas entre 20 y 43 Hz registradas en el encefalograma, recibimos una sensación de miedo, estrés, ansiedad o pánico. De hecho, si se bombea demasiada adrenalina al cuerpo y el cerebro aumenta tanto la velocidad que supera la barrera del individuo, que varía dependiendo de cada persona, entre los 20 hasta los 40 Hz, entonces se produce ataque de pánico que puede producir la muerte por ataque cardíaco o muerte por paro cerebral.

La memoria La memoria es la capacidad mental que posibilita a una persona registrar, conservar y evocar las experiencias (ideas, imágenes, acontecimientos, sentimientos, etc.). La memoria se clasifica según su duración y según su contenido o utilización. Según su duración: - Memoria sensorial: Es el almacenamiento inicial y momentáneo de la información que nos llega a través de los 5 sentidos, denominados registros sensoriales. Por ejemplo, A nivel visual: de escasa duración, menos de medio segundo. A nivel auditivo: también breve, entre uno y dos segundos de duración. - Memoria inmediata: Se limita a recordar mientras se mantiene la atención sobre lo percibido. Duración de menos de un minuto, y limitada a unos pocos objetos. - Memoria a corto plazo: es más duradera que la anterior, permitiendo recordar de segundos a minutos y hasta días. Su capacidad de almacenamiento es mayor que la de la memoria inmediata. - Memoria a largo plazo o remota: Mantiene la información desde semanas hasta toda la vida. Según su contenido o utilización: - Memoria de referencia: Contiene la información reciente y remota obtenida por experiencias previas. - Memoria de trabajo: Mantiene activa la información actual que hace a la resolución de la situación, conjuntamente con otra información guardada en nuestros bancos de memoria. - Memoria procedimiento o implícita: guarda esquemas implicados en procedimientos que se realizan automáticamente (cognitivos y motores), no precisan de la ejecución consciente. Se usa para el aprendizaje y conservación de destrezas y habilidades. - Memoria declarativa o explícita: Contiene los hechos del mundo y los acontecimientos personales del pasado que es necesario recuperar de manera consciente para recordarlos. Se clasifica en: - Memoria semántica: almacena las cosas que sabemos sin que exista una relación personal con ellas. Es el archivo general de conocimiento conceptual. - Memoria episódica: Contiene la información relativa a sucesos acontecidos en un momento y lugar determinados. Al recrear, se siente el estado mental del momento en el cual ocurrió.

Tanto la memoria declarativa como la memoria procedimiento son memorias a largo plazo.

¿Cómo afecta el estrés a la memoria? A nivel científico se sabe que el estrés a largo plazo perjudica el aprendizaje y la memoria. Pero ahora, las investigaciones muestran que incluso a corto plazo, el estrés también afecta las habilidades cognitivas. El aprendizaje y la memoria se producen y fijan en las sinapsis neuronales, los espacios de unión a través del cual las células del cerebro se comunican. En las dendritas se encuentran las espinas dendríticas que son pequeñas eventraciones. Cada una de estas espinas se comunica a través de una sinapsis con el botón terminal axónico de otra neurona. Cuanto mayor es el tamaño de la espina dendrítica, esta puede intercambiar mayor cantidad de impulsos eléctricos (información). Los científicos han detectado que cantidades elevadas de corticotropina, afectan los procesos de aprendizaje y memoria, la recolección, el agrupamiento y el almacenamiento de la información, ya que desintegran las espinas dendríticas de las neuronas del hipocampo (estructura fundamental en los diferentes tipos de memorias explícitas e implícitas / memorias conscientes e inconscientes). Afortunadamente, también vieron, que una vez que se eliminan las hormonas liberadoras de corticotropina, las espinas vuelven a crecer. Algo importante a destacar en relación a los temas expuestos, son las conclusiones obtenidas en un estudio realizado por la neuróloga Tallie Z. Baram, investigadora de la Universidad de California e Irvine. Descubrió que el afecto, las caricias y otros estímulos sensoriales contribuyen a desarrollar en los cerebros de los pequeños, actividades neuronales que aumentan la resistencia ante el estrés y las capacidades cognitivas. El afecto materno puede modificar los genes que controlan un mensajero clave del estrés, la hormona (angiotensina) liberadora de corticotropina. El cariño contribuye a que se reduzca y modele la liberación de dicha hormona, y esta característica contribuye para que en el futuro, estos pequeños posean mayor capacidad para afrontar situaciones estresantes al poder modelar las respuestas del estrés, pues sin la interferencia del exceso de estrés desencadenado por corticotropina, las dendritas de las neuronas del hipocampo (estructura fundamental en los diferentes tipos de memorias conscientes e inconscientes), por el contrario, pueden desarrollarse plenamente.

Prevención del estrés - Algunas ideas para intentar vivir sin estrés - Desarrollar una actitud mental positiva. - Revisar los hábitos personales: ¿realmente se dedica a distraerse o descansar los fines de semana?, ¿se deja suficiente tiempo para levantarse y desayunar calmadamente todos los días?, ¿es sana, equilibrada su alimentación?, etc. - Practicar ejercicios físicos. La práctica de ejercicio diario, potencia la producción de hormonas positivas para el organismo.

- Realizar actividades recreativas: (dibujar, pintar, tocar un instrumento musical, hacer jardinería, tallar, hacer cerámica, etc.) - Realizar actividades sociales (con la familia, con amigos, etc.). Siempre que no se transformen en rutina o compromisos ineludibles que, finalmente, agotan en vez de relajar. - Practicar actividades de relajación propiamente tal, como yoga, meditación, relajación muscular, etc. - Responsabilizarse por la propia vida: cada uno es responsable de lo que piensa, lo que hace, lo que siente y lo que decide, y de sus consecuencias. - Ser más flexible: todos tenemos necesidades, pero cuando se vuelven demasiado urgentes, aparece el estrés. Es importante intentar adoptar una filosofía flexible: cambiar lo que se pueda cambiar y aceptar lo demás. Ser tolerante con las diferencias. Saber que todos somos diferentes. Permitir las limitaciones personales. - Aceptar que la realidad es una mezcla de cosas buenas y malas. Adaptarnos a las situaciones. - Disfrutar el momento, disfrutar del placer. Hacer pausas. - Aceptarse y cuidarse. - Evitar excesos. - Expresar los sentimientos, positivos y negativos. Es importante aprender a decir "no", aceptar que los deseos de los demás pueden ser diferentes a los propios y que eso puede producir rabia, tristeza y decepción y que es bueno expresar estas emociones en forma adecuada. - Fijarse objetivos y metas, claras y realistas, y ajustados a los valores personales. - Pensar racional y creativamente: muchas veces son mejores las soluciones propias en vez de aceptar lo que los demás digan. - Administrar el tiempo y mantener el equilibrio entre las diferentes actividades. Priorizar. - Desarrollar aficiones, por ejemplo un hobby. - Hacer uso de los beneficios de la aromaterapia. - Establecer vínculos estables. - Dejarse tiempo libre. - Evitar el consumo de bebidas excitantes café, refrescos y alcohol. - Mantener regularidad en el sueño. - No presionarse y saber pedir ayuda. - Pedir ayuda profesional cuando sea necesario. - Leer material que pueda ayudar. - Emplear estrategias para la resolución de problemas en caso de corresponder. - Eliminar los edulcorantes artificiales, sobre todo aspartame que estimula en exceso el funcionamiento de las glándulas suprarrenales. - Revisar la forma en la cual se evalúa una situación: amenazante, desafiante

Conclusión Es fundamental comprender el valor que tiene conocer el funcionamiento de nuestra UCCM (unidad cuerpo - cerebro – mente) siendo conscientes de lo que el estrés produce, para que todos podamos ser más responsables de cuidarnos y cuidar a los demás, no generando situaciones estresantes innecesarias, y creando contextos humanos favorables para el crecimiento y desarrollo, sin tener que llegar a la necesidad de contrarrestrar los efectos nocivos del estrés. Como padres, docentes, cuidadanos, es nuestra obligación ser educadores también en esta materia.

Como enuncian el Dr. Roberto F. Ré y P. Mateo Bautista, en el prólogo de su libro "Vida sin distrés": "El estrés es materia de psicoeducación. Hemos de ser: - atletas de la olimpíada de la vida, - embajadores de distensión y la felicidad - gimnastas de la salud mental, propiciando mentes sanas en cuerpos sanos, en espíritus sanos, en sociedades sanas. Más vale promover el euestrés que prevenir el distrés. La persona psicoeducada vale por dos." Bibliografía El estrés, incluso de corto plazo, puede perjudicar la memoria y el aprendizaje. Nse. Marita Castro - Asociación Educar – Publicado 03/0214 El cariño materno aumenta la resistencia al estrés y las capacidades cognitivas. Nse. Marita Castro - Asociación Educar – Publicado 30/01/14 De la Vega, R. y Zambrano, A. Memoria [en línea]. Circunvalación del Hipocampo, septiembre 2007 [Consulta: 27 junio 2014]. Disponible en: http://www.hipocampo.org/memoria.asp. RÉ, Roberto F. – BAUTISTA, Mateo. Vida sin distrés – 125 preguntas y respuestas. Editorial San Pablo. 2007.

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