El impacto del tratado comercial de 1942 entre México y Estados Unidos en el flujo comercial bilateral ( ) 1

Documento de trabajo para su presentación y discusión en el Seminario Interinstitucional de Historia Económica (26 de noviembre de 2012, Instituto Mor

10 downloads 40 Views 232KB Size

Recommend Stories


El tratado comercial de 1942 y el intercambio bilateral entre México y los Estados Unidos ( )
El tratado comercial de 1942 y el intercambio bilateral entre México y los Estados Unidos (1943-1950) Versión preliminar (favor de no citar sin autori

GUÍA COMERCIAL DE ESTADOS UNIDOS
2010 Oficina Comercial de Ecuador en New York - Estados Unidos Oficina Comercial de Ecuador en Los Ángeles - Estados Unidos Elaborado por: Karina Amal

CONVENIO COMERCIAL ENTRE EL GOBIERNO DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS Y EL GOBIERNO DE LA REPUBLICA DE CUBA
CONVENIO COMERCIAL ENTRE EL GOBIERNO DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS Y EL GOBIERNO DE LA REPUBLICA DE CUBA El Gobierno de los Estados Unidos Mexicanos

CONVENIO BILATERAL DE AYUDA MILITAR ENTRE EL GOBIERNO DE HONDURAS Y EL GOBIERNO DE LOS ESTADOS UNIDOS
CONVENIO BILATERAL DE AYUDA MILITAR ENTRE EL GOBIERNO DE HONDURAS Y EL GOBIERNO DE LOS ESTADOS UNIDOS Una tesis presentada a la Facultad de la Escu

Story Transcript

Documento de trabajo para su presentación y discusión en el Seminario Interinstitucional de Historia Económica (26 de noviembre de 2012, Instituto Mora). El impacto del tratado comercial de 1942 entre México y Estados Unidos en el flujo comercial bilateral (1943-1950)1 Autora: Dra. Isabel Avella Alaminos Departamento de Historia del Sistema de Universidad Abierta y Educación a Distancia, Universidad Nacional Autónoma de México. [email protected] Versión preliminar, favor de no citar sin autorización.

Introducción El texto que se presenta a continuación es parte de una investigación más amplia que está en curso acerca del impacto económico que tuvo el Tratado comercial que México y Estados Unidos firmaron en diciembre de 1942. Aunque se trata de un estudio de caso, la investigación se enmarca en una serie de estudios que desde las perspectivas histórica, política e internacionalista se han ocupado en años recientes de la repercusión de los acuerdos formales e informales en el devenir de la economía. Para poner en perspectiva la relevancia que tuvo la suscripción del Tratado comercial de 1942, es pertinente recordar que a partir de marzo de 1938, fecha de la expropiación petrolera en México, las relaciones de éste con Estados Unidos se volvieron tensas. Si bien los lazos económicos no se interrumpieron del todo, las transacciones comerciales padecieron trastornos temporales. No obstante, el inicio de la Segunda Guerra Mundial en septiembre de 1939 obligó a Estados Unidos a flexibilizar su postura y dio a México un margen de maniobra extraordinario para negociar con su vecino del norte.2 En este contexto ambas naciones suscribieron una serie de acuerdos, en buena medida coyunturales, cuyo fin era reforzar la unidad hemisférica y asegurar la mutua cooperación mientras durase la guerra. Uno de estos convenios fue el Tratado                                                                                                                         1 2

 Una primera versión de este documento fue presentada en el CLADHE III en octubre de este año.  

Blanca Torres, Historia de la Revolución Mexicana, período 1940-1952: México en la segunda Guerra Mundial, México, El Colegio de México, 2005 (or.1979), pp.9-31.  

 

1  

comercial bilateral suscrito en diciembre de 1942, mismo que entró en vigor en enero del siguiente año y se mantuvo en operación hasta diciembre de 1950. El Tratado de 1942 ha recibido poca atención por parte de los estudiosos, ni siquiera se le suele citar como el antecedente del TLCAN, a pesar de que constituyó el primer acuerdo comercial que México signó con Estados Unidos y que en verdad se aplicó. Contamos con dos análisis pormenorizados sobre el Tratado, el de Blanca Torres y el de Susana Chacón; ambas autoras realizaron una ponderación global del acuerdo examinándolo desde la óptica internacionalista y de las ciencias políticas, respectivamente, pero sin presentar un análisis sistemático del tipo de bienes que se incluyeron en el convenio ni del impacto de las concesiones otorgadas en el devenir real del comercio bilateral entre 1943 y 1950, es decir, mientras el acuerdo estuvo vigente. Este último examen constituye, justamente, el centro del presente documento de trabajo, y me permite establecer desde otra perspectiva hasta qué punto el Tratado fue una herramienta funcional para reforzar la cooperación México-Estados Unidos y en qué medida dicha cooperación giró o no exclusivamente en torno a las necesidades del conflicto europeo. Es pertinente advertir que el análisis se centra en la óptica mexicana sobre la cuestión. La hipótesis que se desarrolla en el texto es que el Tratado de 1942 tuvo un impacto más positivo y complejo del que se le ha reconocido y, en este sentido, fue una herramienta de cooperación al menos parcialmente funcional para México, no sólo durante la guerra, sino en la posguerra temprana. La investigación se fundamenta en documentación mexicana de la época, en particular en una publicación de la Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio que reprodujo el listado de todas las fracciones arancelarias afectadas por el Tratado, en los anuarios estadísticos de la Secretaría de la Economía Nacional de México (en adelante, S.E.N.) que se publicaron en el período estudiado, así como en bibliografía secundaria. En primera instancia, examino el flujo comercial que hubo entre México y Estados Unidos entre 1943 y 1950. En los siguientes dos apartados me refiero a las características de las concesiones arancelarias estipuladas en el Tratado y al impacto real de éste en el intercambio comercial bilateral.

 

2  

La trayectoria del comercio México-EEUU entre 1943 y 1950 Cuando el Tratado de 1942 comenzó a operar, las relaciones comerciales con Estados Unidos no habían logrado normalizarse del todo con respecto al momento de la expropiación petrolera. En términos absolutos (véase Gráfica 1), el valor de las exportaciones había retomado su crecimiento tan sólo a partir de 1941, y las importaciones, tras una aparente recuperación en ese mismo año, decayeron de nuevo en 1942. El monto de las importaciones mexicanas compradas a Estados Unidos se elevó a partir de 1943, a tal grado que ese año dicho valor rebasó por primera vez el de las exportaciones, situación que, pese a las fluctuaciones, se mantuvo hasta 1948, inclusive. De hecho, entre 1944 y 1948 la balanza comercial bilateral se tornó negativa para México, es decir, el valor de las importaciones hechas por México superó al de las exportaciones mexicanas adquiridas por Estados Unidos. La recuperación de las exportaciones fue menos contundente y tuvo también sus vaivenes; con todo, el valor de las ventas de mercancías mexicanas a la Unión Americana experimentó un paulatino ascenso entre 1943 y 1950.

400.00 350.00 300.00 250.00 200.00

Importaciones

150.00

Exportaciones

100.00

1949

1947

1945

1943

1941

1939

1937

1935

1933

0.00

1931

50.00 1929

Millones de dólares constantes

Gráfica 1. El comercio México-Estados Unidos 1929-1950 (dólares constantes 1940=100)

Fuente: Isabel Avella Alaminos, “De oportunidades y retos. Los engranajes del comercio exterior de México (1920-1950)” (tesis de doctorado en Historia), México, El Colegio de México, 2006, Cuadros J y K del apéndice.

 

3  

En tanto que en los años treinta el peso relativo de las transacciones mercantiles con la Unión Americana registró mínimos históricos3, durante la década de 1940 dicha participación proporcional fue más elevada, siempre superior al 60% en el caso de las importaciones, y al 70% en el de las exportaciones. Con todo, es pertinente hacer notar que se registraron vaivenes. En primer lugar, la importancia relativa de las importaciones de productos estadounidenses ascendió en los primeros años de la década, declinó bruscamente en 1944 y después volvió a incrementarse de manera más notoria, mientras que la relevancia de las exportaciones mexicanas destinadas a la Unión Americana declinó entre 1941 y 1946, tras lo cual atravesó un lapso de recuperación que culminó en 1950. El decrecimiento de las exportaciones en 1946 parece haber sido el resultado del fin del conflicto europeo y, con ello, del mercado excepcional generado por éste, pero su repunte posterior da elementos para poner en duda la visión convencional sobre el auge exportador durante la guerra y su interrupción tras 1945. Cuadro 1. Volumen de las importaciones mexicanas de bienes estadounidenses, 1943-1950 Unidades 1943 1944 1945 1946 Toneladas 444,206.00 671,560.00 1,188,223.10 749,075.96 Piezas 44,644.00 91,252.00 131,437.00 67,969.00 Metros cúbicos 0.00 0.00 488,849,824.52 450,367,080.41 Unidades 1947 1948 1949 1950 Toneladas 671,182.00 580,936.04 728,554.07 972,178.23 Piezas 78,517.00 65,616.00 46,306.00 58,921.00 Metros cúbicos 498,448,348.64 515,617,708.13 471,387,984.41 591,274,452.49 Fuente: Elaboración propia a partir de información de S.E.N., Anuario estadístico de los Estados Unidos Mexicanos 1943-1945, México, S.E.N., 1950, pp.696-697; Anuario estadístico… 1946-1950, México, S.E.N., 1953, pp.480-481, 483-484, 486-487.

Puesto que los registros del volumen de los flujos comerciales no se presentan en una sola unidad, es más difícil emprender un análisis global de cómo se comportó esta variable. Sin embargo, es factible apuntar varias tendencias generales (véase cuadro 1). El volumen de las importaciones mexicanas de productos estadounidenses registrado en toneladas, ascendió de manera constante entre 1943 y 1945, para luego desplomarse,                                                                                                                         3

En 1934 las ventas a dicho país constituyeron únicamente el 51.8% de las exportaciones mexicanas y en 1938 las compras de productos estadounidenses representaron sólo un 57.7% del total de las importaciones mexicanas, calculados con base en Isabel Avella Alaminos, op.cit., Cuadros J y K el apéndice.  

 

4  

tras lo cual, pese a un par de repuntes, no volvió a presentar niveles similares a los alcanzados en la primera mitad de los años cuarenta. Las mercancías medidas en piezas presentaron una trayectoria ligeramente descendente, con un pico en 1945 y dos declives importantes en 1943 y 1949. En contrapartida, el volumen de las mercancías medidas en metros cúbicos fue significativo sólo a partir de 1944 y mantuvo un comportamiento ascendente. En el grupo de mercancías importadas por pieza casi todos los artículos fueron maquinaria y equipo de diverso tipo4, mientras que en el segundo se agruparon petróleo y algunos derivados de éste5. Esto corrobora la dificultad que tuvo México en el período para adquirir bienes de capital, como se comenta en la literatura sobre la época.6 Al mismo tiempo, matiza la idea de que en la segunda mitad de la década de 1940 hubo más mercancías estadounidenses que entraron al mercado mexicano, ya que, de hecho, las toneladas importadas y, sobre todo, las vendidas por pieza, tendieron a decrecer después de 1945, sólo hubo un aumento significativo de la demanda mexicana de productos estadounidenses de la industria petrolera. Cuadro 2. Volumen de las exportaciones mexicanas a Estados Unidos, 19431950 Unidades 1943 1944 1945 1946 Toneladas 612,864.70 500,380.00 1,058,220.57 908,650.86 Cabezas 470,664.00 290,823.00 411,272.00 0.00 Metros cúbicos 301,068.00 152,156.00 660,933.00 1,216,710.00 Racimos 7,187,745.00 5,580,341.00 5,118,542.00 1,216,710.00 Unidades 1947 1948 1949 1950 Toneladas 1,190,247.75 1,103,280.49 1,194,162.77 1,315,554.71 Cabezas 0.00 0.00 0.00 0.00 Metros cúbicos 1,114,365.00 2,005,126.00 1,049,649.00 2,226,324.00 Racimos 7,216,252.00 5,643,463.00 5,161,253.00 4,599,789.00 Fuente: Elaboración propia a partir de la información de S.E.N., Anuario estadístico…1943-1945, pp.698-699; Anuario…1946-1950, pp.488-489.

En materia de exportaciones (véase Cuadro 2) la cantidad de mercancías se registró en toneladas, metros cúbicos, cabezas de ganado y racimos. El volumen de toneladas que México colocó en Estados Unidos no repuntó en realidad sino a partir de 1946, llegando a su máximo nivel en 1950. La trayectoria de las exportaciones                                                                                                                         4

Aparatos radio-receptores; arados; automóviles, camiones y chasises; generadores y motores eléctricos; maquinaria agrícola; tractores; aparatos automáticos de medición; material fijo para ferrocarril; máquinas para calcular; máquinas para escribir; aplanadoras y conformadoras.   5 Gas natural para combustible; gasolina cruda o refinada; petróleo combustible.   6 Por ejemplo, Susana Chacón, La relación entre México y los Estados Unidos (1940-1955). Entre el conflicto y la cooperación, México, F.C.E., 2008, p.149.  

 

5  

registradas en metros cúbicos (petróleo crudo, petróleo combustible, gasolina cruda, keroseno crudo, gas-oil; tablas, tablones y vigas de madera, fina y corriente) fue similar; desde 1940 dichas ventas decrecieron hasta llegar a un mínimo en 1944, y a partir del año siguiente se incrementaron hasta llegar a su máximo nivel, de nuevo, en 1950. En cambio la cantidad de racimos de plátano mexicano colocada por México en el mercado estadounidense ascendió de manera constante entre 1940 y 1943 inclusive, para luego presentar un comportamiento cíclico, pese a lo cual el volumen comercializado de plátano mantuvo su importancia. En contraste, el volumen de cabezas de ganado mexicano vendidas a la Unión Americana experimentó un declive constante a partir de 1941 y dejó de incluirse en los anuarios de la Secretaría Nacional luego de 1945, lo que probablemente refleja las consecuencias negativas del brote de fiebre aftosa en México en 1946 en la comercialización del ganado mexicano en el exterior.7 Para resumir, los datos anteriores sugieren que la segunda Guerra Mundial tuvo un efecto diferente en el volumen de las importaciones y las exportaciones mexicanas provenientes de y destinadas a Estados Unidos, respectivamente. Mientras que el grueso de las importaciones se incrementó en el primer lustro de los años cuarenta para luego decaer (salvo por los bienes de la industria petrolera), la cantidad de exportaciones decreció, por lo regular, en el mismo lapso y mostró, por el contrario, una clara recuperación en la segunda mitad de la década de 1940. Ahora bien, la composición de la balanza comercial evidencia diferencias importantes por lo que toca a los bienes comprados y vendidos por México de y a Estados Unidos entre 1943 y 1950. En materia de importaciones (véase cuadro 3), sobresale la compra constante –todos los años-, en niveles significativos de valor8, de diversos bienes de capital, como las maquinarias, y bienes intermedios, como la sosa. Otros artículos que aparecieron con frecuencia entre los diez productos de mayor valor dentro de las importaciones mexicanas fueron: cereales, trigo; motores; máquinas para cardar, hilar y tejer; refacciones para maquinaria; material fijo para ferrocarril; cañería de hierro y acero; aceite lubricante; papel en blanco; gasolina; y gas natural para combustible, no especificado. En este segundo grupo resalta, de nuevo, la presencia de                                                                                                                         7

 Blanca Torres, Historia de la Revolución Mexicana, 1940-1952: Hacia la utopía industrial, México, El Colegio de México, 2006 (1ª. Reimp., or.1984), pp.252-269.   8 Considero significativos aquellos bienes cuyas transacciones alcanzaron un valor tal, que quedó registrado en los anuarios de la S.E.N. de México.    

6  

bienes de producción; en segundo lugar, destacan los granos, es decir, bienes de consumo comestibles no procesados. Esta gama de bienes ilustra cuán importantes eran las importaciones para México, sobre todo de productos elaborados, incluso de aquéllos, como la gasolina, que eran fabricados con materias primas existentes en el territorio nacional. Cuadro 3. Principales bienes estadounidenses importados por México, 1943-1950 Tipo de Artículo9 Bien de capital Bien de capital/ bien de Automóviles, camiones y chasises10 consumo duradero Colores derivados del alquitrán de hulla Insumos procesados Hoja de lata en láminas Insumos procesados Instalaciones de maquinaria Bien de capital Nombre Arados

Manteca de cerdo y la compuesta

Bien de consumo comestible no procesado

Máquinas impulsadas por medios mecánicos, no especificadas Máquinas motrices, no especificadas

Bien de capital Bien de capital

Películas en blanco, sin revelar, para cinematógrafo y fotografía Sosa cáustica Tractores Fuente: Mismas del cuadro 1.

Insumos procesados Insumos procesados Bien de capital

Por lo que concierne a las exportaciones, las mercancías cuyo valor fue significativo en todos los años examinados (véase Cuadro 4) fueron materias primas (no procesadas o semi-procesadas) agrícolas, de la industria minero-metalúrgica y petrolera. En varios casos se trató de bienes de exportación tradicionales, que habían formado parte de la canasta de exportaciones mexicanas desde años atrás, como sucedía con la plata. Además de estos bienes, en diversos años hubo otras mercancías que formaron parte de los diez artículos más vendidos por México a Estados Unidos, a saber: plomo; cueros sin curtir; hilazas, hilos, cordeles y cables de henequén; pescados; ceras                                                                                                                         9

  Esta clasificación es la empleada en los índices de precios de importación por tipo de producto publicados por Enrique Cárdenas, aunque la decisión de cómo clasificar las mercancías enumeradas en la primera columna del cuadro es mía, La hacienda pública y la política económica 1929-1958, México, Fideicomiso Historia de las Américas/ F.C.E./ El Colegio de México, 2005 (2ª. Reimp.), Cuadro A.35.   10   En el contexto mexicano, dado que el automóvil todavía no era un bien de consumo duradero tan popular en la época, antepuse su función como bien de capital.    

7  

vegetales; carnes empacadas; y camarón. En este segundo grupo de bienes, se encuentran varias exportaciones no tradicionales –como las de la industria pesquera-, lo cual nos habla de la diversificación esporádica de los productos ofrecidos por México.

Cuadro 4. Principales bienes mexicanos exportados a Estados Unidos, 1943-1950 Nombre Henequén Café Chicle

Tipo de artículo Materias primas no procesadas – no comestibles Materias primas semi-procesadas – alimentos y bebidas Materias primas no procesadas – alimentos y bebidas Ixtle de palma y lechuguilla Materias primas semi-procesadas – no comestibles Plátano fresco Materias primas no procesadas – alimentos y bebidas Tomate

Materias primas no procesadas – alimentos y bebidas

Garbanzo

Materias primas no procesadas – alimentos y bebidas

Algodón Plata Cobre Zinc Petróleo crudo Petróleo combustible

Materias primas semi-procesadas – no comestibles Materias primas semi-procesadas – no comestibles Materias primas semi-procesadas – no comestibles Materias primas semi-procesadas – no comestibles Materias primas no procesadas – no comestibles Materias primas semi-procesadas – no comestibles

Fuente: Mismas del cuadro 2.

En suma, en el comercio exterior de México con Estados Unidos hubo una clara especialización: importaciones mexicanas de productos más elaborados, con un mayor componente tecnológico, en particular de la industria pesada, y exportaciones primarias (agrícolas, pesqueras) o de la industria minero-metalúrgica, por lo regular poco procesadas o de manufactura sencilla. Mientras que en el campo de las importaciones hechas por México el perfil de los productos comerciados no varió a lo largo del período, en las exportaciones sí es posible identificar el ascenso coyuntural de la venta de ciertas mercancías que no formaban parte del grupo de exportaciones que México solía vender. Cabe preguntarse, entonces, hasta qué punto la firma y operación del Tratado comercial bilateral de 1942 influyó en la estructura comercial hasta aquí examinada y en

 

8  

los cambios que experimentó mientras el Tratado se mantuvo vigente; o si fue, en cambio, la segunda Guerra Mundial un evento de más peso para definir estos rasgos. Características de las concesiones arancelarias del Tratado El Tratado contempló tres listas de mercancías: la Lista I correspondía a las concesiones arancelarias hechas por México para el ingreso de mercancías estadounidenses; la Lista II a los privilegios dados por Estados Unidos para la entrada de exportaciones mexicanas; y la Lista III incluía concesiones para varios bienes producidos en México, pero que, a diferencia de las obtenidas por aquéllos de la Lista II, sólo se mantendrían vigentes mientras se prolongara la segunda Guerra Mundial, no en tanto el Tratado siguiera en vigor. Cuadro 5. Tipo de importaciones mexicanas incluidas la Lista I del Tratado de 1942 Tipo de artículo Número Sector primario 18 Agricultura 16 Silvicultura 6 Ganadería 1 Avicultura 1 Sector secundario 185 Industria alimenticia 41 Industria no alimenticia 132 Industria extractiva 6 Minero-metalúrgica 1 Petrolera 5 Total 203 Fuente: Elaboración propia con base en la información de Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio, Tratado de comercio México-Estados Unidos, México, C.C.N.C., marzo de 1943, pp.107-167.

El distinto perfil de los bienes que México adquiría de Estados Unidos y de los que éste compraba al primero es notorio.11 En la Lista I México hizo concesiones                                                                                                                         11

En esta sección, en lugar de utilizar la clasificación de mercancías de Cárdenas que retomé en el primer apartado, dividí las mercancías con una clasificación propia que indica su origen por actividad económica, en vez de su función dentro de la economía como bienes de consumo o de producción. Esto, dada la dificultad de saber a ciencia cierta cuál fue el destino más común de muchas de las mercancías mencionadas en el Tratado.  

 

9  

arancelarias a 203 artículos (véase Cuadro 5), 138 de los cuales eran productos no alimenticios, en varios casos con un alto componente tecnológico. En efecto, al mismo tiempo que se contemplaron manufacturas de la industria ligera (v.gr. Telas), varias fracciones incluyeron bienes de consumo duradero y equipo moderno, como electrodomésticos, automóviles y máquinas de diversos tipos. Por lo que se refiere a los artículos alimenticios de la Lista I, la gran mayoría eran bienes procesados e incluían conservas, bebidas de frutas y alcohólicas, productos cárnicos y lácteos, frutas deshidratadas y cereales. Entre los artículos no procesados, destacaron frutas de clima templado, cereales, semillas y huevos. Al parecer, la demanda mexicana para varios de estos bienes en realidad era pequeña y se intentó ampliarla (v.gr. Ciruela pasa). Dicha impresión se refuerza por el hecho de que la Unión Americana aprovechó el pacto para introducir fracciones arancelarias nuevas de artículos estadounidenses de tres bienes del rubro de alimentos y bebidas -queso, sardinas y whiskey-, ninguno de primera necesidad en el contexto mexicano. Cuadro 6. Tipo de exportaciones mexicanas incluidas en la Lista II del Tratado de 1942 Tipo de artículo Número Sector primario 55 Agricultura 27 Apicultura 1 Avicultura 1 Ganadería 12 Pesca 8 Silvicultura 6 Sector secundario 77 Industria alimenticia 9 Industria no alimenticia 38 Industria extractiva 30 Minero-metalúrgica 20 Petrolera 7 Extracción de piedras 3 Otros 1 Total 133 Fuente: Elaboración propia con base en la información de la Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio, op.cit., pp.201-246.

 

10  

La composición de la Lista II era bastante diferente (véase Cuadro 6). De las 133 fracciones contempladas en ella, sólo 38 eran productos manufactureros no alimenticios; la suma de los bienes provenientes del sector primario, en cambio, ascendía a 55 mercancías, 27 de las cuales provenían de la agricultura. Entre los productos agrícolas hubo algunos que eran desde hacía tiempo exportaciones mexicanas de considerable valor –el café, el garbanzo, el chicle y el jitomate-, pero buena parte de ellos eran frutas y verduras cuya comercialización en el exterior por parte de México no había sido relevante hasta entonces (v.gr. Sandías, berenjenas). La mayor presencia de artículos de la industria minero-metalúrgica también es patente, con un total de 20, frente a uno en la Lista I; salta a la vista, una vez más, la presencia de metales industriales, estratégicos en el trasfondo bélico: espato flúor, plomo, zinc, antimonio y molibdeno. Cabe advertir que en los casos del guayule y de los metales de esta lista, podemos presumir que su inclusión en el Tratado reforzó las disposiciones de convenios específicos anteriores al acuerdo de 1942. Las disposiciones sobre el guayule estuvieron en consonancia con un convenio bilateral de abril de 1941 cuyo objetivo era desarrollar la industria del hule en suelo mexicano para asegurar el abasto del mismo en el contexto de la guerra.12 Por lo que toca a los metales, el Tratado de 1942 permitió prolongar el acuerdo temporal alcanzado por México y Estados Unidos el 15 de julio de 1941 (también conocido como Suárez-Bateman) para abastecer a Estados Unidos de los metales antes mencionados; más aún, a diferencia del acuerdo de 1941, no constreñía las ventas exclusivamente a las compras realizadas por la Federal Loan Agency.13 El perfil de los productos procesados alimenticios y no alimenticios de la Lista II es otra muestra de cuán distinta era la clase de bienes incluidos en ésta con respecto a los de la Lista I. Sólo había nueve productos alimenticios en la Lista II, y de ellos únicamente dos eran conservas (bayas y guayabas). La lista de productos no alimenticios era reducida y no incluía manufacturas de tanta complejidad tecnológica como las de la Lista I; en efecto, 18 de los bienes eran de los rubros de artículos y baldosas de barro, vestido y calzado y artículos de fibra. Las mercancías más complejas                                                                                                                         12

 “Memorándum de convenio para desarrollar una fuente de obtención de hule crudo”, en Senado de la República, Tratados ratificados y convenios ejecutivos celebrados por México, tomo VIII (1938-1942), pp.680-684.   13 La lista de artículos incluidos en el convenio de 1941 era más amplia, pero se concentraba en metales y en fibras, “Acuerdo de compra de Estados Unidos de América a México de excedentes de artículos estratégicos”, en ibídem, pp.689-694.    

11  

eran los ácidos y las películas; estas últimas jugaron un papel destacado durante la guerra, de hecho Estados Unidos incentivó la producción cinematográfica mexicana.14 Cuadro 7. Tipo de bienes incluidos en la Lista III del Tratado de 1942 Tipo de artículo Número Sector primario 1 Agricultura 1 Sector secundario 17 Industria alimenticia 3 Industria no alimenticia 14 Total 18 Fuente: Elaborado con base en Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio, op.cit., pp.247-252.

A diferencia de las Listas I y II, la Lista III sólo incluyó 18 artículos (véase Cuadro 7), 14 de los cuales eran productos no alimenticios. Este grupo se caracterizó por contemplar artículos de poca importancia económica, como juguetes y joyería, cuya venta, podemos suponer, se vio severamente afectada durante la segunda Guerra Mundial y, por tanto, requirió facilidades para mantener su comercialización; ello explicaría su introducción en el Tratado. Fuera de estos bienes, vale la pena mencionar la presencia de la semilla de algodón. Casi todos los artículos recibieron un estatus fiscal preferente, pero no tan grande como los artículos de las Listas I y II; la máxima rebaja arancelaria fue de 50%, concesión que favoreció a dos fracciones de botellas y redomas, canastas y bolsas, atún en conserva, dos fracciones de muñecas, juguetes y una fracción de artículos de joyería. En la Lista I, la distribución de los descuentos arancelarios favoreció a 73 bienes, 14 de ellos agrícolas (cereales, frutas, semillas, principalmente), 14 productos alimenticios (conservas, frutas secas, leche en polvo o pastillas, manteca de cerdo, cereales, grasas animales, sardina) y 45 productos no alimenticios, entre los cuales hubo 11 fracciones correspondientes a partes sueltas y refacciones, 8 a máquinas, tractores y trilladoras y 7 de aparatos no eléctricos.

                                                                                                                        14

 Anne Rubenstein, “Mass media and popular culture in the postrevolutionary era”, en Michael C. Meyer y William H. Beezley (ed.), The Oxford history of Mexico, N.Y., Oxford University Press, 2000, p.651.    

12  

Ahora bien, los bienes de la Lista I que recibieron más privilegios arancelarios fueron diversos: orejones de fruta (75%), elevadores para personas y su equipo (66.67%) y malta (64.71%). Otros 16 productos obtuvieron rebajas arancelarias de 50%; cinco eran del rubro de maquinarias, trilladoras y tractores (trilladoras, máquinas impulsadas por medios mecánicos en dos presentaciones, máquinas de coser de hasta 100 kgs y máquinas de calcular), otras cinco de partes sueltas y piezas de refacción (para chasises y automóviles, aparatos radio-receptores y aparatos fonográficos, bujías para motores de explosión) y tres de aparatos (aparatos para reproducir escritos, cinematográficos y linternas mágicas de 20 kilos, y para extinguir incendios). De lo anterior se desprende que, si bien los orejones, el artículo más favorecido de la Lista I, no era un bien de importancia para México, buena parte de las mercancías más beneficiadas eran de alta complejidad tecnológica y resultaban importantes para concretar el proyecto de modernización económica del país; al mismo tiempo, la presencia de varias partes y refacciones da cuenta de la demanda por parte de México de esta clase de bienes. En dicho sentido, vale la pena advertir también que dos de los productos de este grupo se relacionaban, de nuevo, con la industria cinematográfica. En contraste, los bienes cuyo estatus arancelario no cambió ascendieron a 130, 10 del sector primario y 120 industriales, dentro de los cuales destacaron 5 productos de la industria petrolera (gas natural de dos tipos y grasas lubricantes de tres categorías), 27 productos alimenticios (bebidas, conservas, lácteos, embutidos, esencias o extractos) y 87 no alimenticios. En esta última categoría, 9 de las mercancías pertenecieron a las fracciones de automóviles y camiones, otras 9 a vestido y calzado, 6 a telas, otros 6 a muebles, y el resto de los bienes se distribuyó entre los rubros de partes y refacciones, máquinas, electrodomésticos, láminas, lozas, lavabos, papel, artefactos, barnices, ceras, vidrios y artículos eléctricos. En todo caso, pareciera que para estas fracciones la concesión radicó en no imponer controles comerciales extraordinarios durante la coyuntura bélica que obligó a interrumpir el intercambio regular y a concentrar los esfuerzos productivos en la industria militar. Esto reviste mayor relevancia si consideramos que entre los artículos cuyo arancel fue consolidado había productos con alta demanda por la guerra, como gas natural, grasas lubricantes, tubos de cobre, cilindros de hierro o acero, varias categorías de automóviles y chasises para autos de más de cuatro cilindros.

 

13  

Por lo que toca a la Lista II, 78 bienes recibieron concesiones arancelarias, 27 de los cuales correspondieron al sector primario, 26 a productos no alimenticios y 16 a la industria minero-metalúrgica. En el primer caso 15 fueron bienes agrícolas (frutas, verduras y leguminosas) que -salvo por los garbanzos y los jitomates-, no formaban parte de la cesta tradicional de exportaciones mexicanas. La lista de productos de la industria minero-metalúrgica se compuso de metales industriales en varias presentaciones; en cambio la de productos no alimenticios comprendió mercancías no estratégicas y de manufactura simple, en particular seis fracciones de artículos y baldosas de barro y seis fracciones del rubro de vestido, calzado y blancos. A nivel individual, en tres artículos los privilegios arancelarios fluctuaron entre el 80 y el 100% a la baja: aletas de tiburón (100%), caoba aserrada (90%) y chiles en su estado natural (80%), sin tanta relevancia en la canasta de exportaciones, salvo por el tercero. La Unión Americana dio a México una rebaja arancelaria de 50% en la introducción de 41 artículos varios; entre ellos, descuella, sin duda, la inclusión de seis fracciones de minerales industriales (zinc, molibdeno y plomo), además de tres relativas a la industria petrolera (ciertas fracciones de petróleo crudo y petróleo combustible, algunas de asfalto líquido y aceite, y cierta kerosena). Otras concesiones favorecieron a diez productos agropecuarios, como el jitomate, los cítricos en caja y el ganado bovino. En cambio, en el caso de 55 bienes el arancel no sufrió modificación alguna, consolidándose en varios casos la exención arancelaria. Doce de ellos eran agrícolas mientras que otros diez eran productos no alimenticios. Por lo que toca a los primeros, encontramos algunas exportaciones mexicanas tradicionales (el henequén y el café), pero también un par de frutas, raíces y semillas. Dentro de los productos no alimenticios, resalta la inclusión de cuatro fracciones de artículos hechos de fibra y dos ácidos, es decir, de productos importantes en el marco de la producción de guerra. La inclusión en este grupo tanto de fibras en bruto como de productos derivados de ellas y la consolidación de su exención arancelaria refuerza, de nuevo, la continuidad que el Tratado de 1942 dio a las disposiciones del acuerdo Suárez-Bateman, cuyo primer inciso contemplaba justamente a diversas fibras y sus manufacturas.15

                                                                                                                        15

 “Acuerdo de compra de Estados Unidos de América a México de excedentes de artículos estratégicos”, en Senado de la República, op.cit., tomo VIII, p.694.    

14  

En suma, las concesiones arancelarias más importantes, tanto por su envergadura como por el tipo de fracciones a las que beneficiaban, se concentraron en las Listas I y II del Tratado. El patrón de los privilegios fue acorde con el tipo de productos relevante en el comercio bilateral tanto en el marco de la coyuntura bélica como de las necesidades de mediano plazo de ambas economías: bienes capital e intermedios para las importaciones mexicanas y bienes agropecuarios y minero-metalúrgicos para las exportaciones, aunque en este último rubro también se incluyeron varias manufacturas ligeras, lo cual sugiere, en principio, que el Tratado pudo haber coadyuvado a diversificar la canasta de exportaciones mexicanas durante los años cuarenta. Una ponderación general del efecto del Tratado en el comercio bilateral Las concesiones en el papel pueden o no tener repercusiones prácticas en los flujos comerciales. Por ello en este apartado confronto la relación de fracciones arancelarias incluidas en el Tratado de 1942 con la evolución real, por artículos, que tuvo el comercio de México con Estados Unidos entre 1943 y 1950.16 De las 203 fracciones arancelarias relativas a las importaciones mexicanas provenientes de Estados Unidos de la Lista I del Tratado, sólo 39 (19.2%) correspondieron a mercancías importantes en términos de valor para el intercambio bilateral realizado entre 1943 y 1950, según se desprende del análisis de los flujos comerciales registrados por la S.E.N. Ello significa que en el periodo estudiado las 180 fracciones restantes tuvieron poco peso en el valor del comercio mexicano con la Unión Americana. Dieciocho de las 39 fracciones tuvieron una presencia constante durante el período de estudio, esto es, aparecieron en los anuarios de la Secretaría en cada uno de los años examinados, en cambio cinco únicamente descollaron entre 1943 y 1945 y 16 despuntaron entre 1945 y 1950. En conjunto, las 39 fracciones correspondieron a 22 bienes comerciados (véase Cuadro 8). El perfil de los artículos que más se intercambiaron entre 1943 y 1950 fue bastante definido: las 18 fracciones correspondieron a grasas y lubricantes, manteca de cerdo, automóviles, máquinas y tractores y películas en blanco para fotografía.                                                                                                                         16

Realicé esta confrontación con base en la información de la Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio y la asentada en los anuarios de la S.E.N.; para el análisis de valor, transformé los valores corrientes en pesos en dólares constantes, utilizando los índices de precios publicados por Enrique Cárdenas, op.cit., Cuadros A.33 y A.35. También es pertinente señalar que mientras que la publicación de la Confederación refiere a fracciones, los anuarios de la S.E.N. enlistan mercancías, de manera que las equivalencias a las que refiero han sido establecidas por mí.  

 

15  

Asimismo, entre los bienes incluidos en el Tratado y registrados entre 1943 y 1945 estuvieron: aparatos fonográficos y radio-receptores, pieles curtidas y conservas alimenticias vegetales. El grupo de mercancías contempladas en el Tratado y registradas Cuadro 8. Importaciones mexicanas de artículos incluidos en el Tratado y registradas en los anuarios de la S.E.N., 1943-1950 Artículos Años Automóviles, camiones y chasises

1943-1950

Manteca de cerdo y la compuesta Máquinas impulsadas por medios mecánicos, n/e Películas en blanco sin revelar para fotografía Tractores Aparatos fonográficos y sus partes sueltas Aparatos radio-receptores Conservas alimenticias vegetales Pieles curtidas Barnices y colores preparados Carbonatos de potasio, de sodio, sulfato de potasio y sulfato de sodio calcinado Gas natural para combustible, no especificado Gránulos, grageas, pastillas, perlas y píldoras medicinales Grasas lubricantes Leche en polvo o en pastillas Lúpulo Máquinas para calcular Máquinas para escribir Motores para automóviles Motores y sus partes sueltas Telas de algodón

1943-1950 1943-1950 1943-1950 1943-1950 1943-1945 1943-1945 1943-1945 1943-1945 1945-1950 1945-1950 1945-1950 1945-1950 1945-1950 1945-1950 1945-1950 1945-1950 1945-1950 1945-1950 1945-1950 1945-1950

Fuente: Elaboración propia a partir de información de Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio, op.cit. y S.E.N., Anuario… 1943-1945 y Anuario… 19461950.

entre 1945 y 1950 fue más amplio y comprendió: telas de algodón varias, barnices y colores preparados, máquinas para escribir y calcular, motores para automóviles, así como gránulos, grageas, etc., en el rubro de productos no alimenticios; leche en polvo o  

16  

en pastillas en los productos alimenticios, y gas natural o artificial para alumbrado o combustible de la industria petrolera. Ahora bien, es importante establecer cómo fue la evolución del valor y el volumen de este conjunto de artículos para determinar si el Tratado fue o no un mecanismo que coadyuvó al intercambio de México con Estados Unidos. Por lo que toca a los bienes estadounidenses importados por México que aparecieron registrados entre 1943 y 1950, hubo un incremento sostenido en el valor de las importaciones de máquinas impulsadas por medios mecánicos y de tractores, aunque con desaceleración relativa a partir de 1947 y 1948, respectivamente; en el caso de los automóviles -por mucho el rubro con mayor valor-, la trayectoria ascendente se interrumpió en 1947, aunque experimentó una ligera recuperación después de 1948. En contraste, las películas presentaron una trayectoria sin grandes cambios; y aunque la manteca presentó más fluctuaciones, se mantuvo, como las películas, en un nivel de valor bastante bajo. La trayectoria del volumen de intercambio de estos productos corrobora las tendencias apuntadas por los datos de valor. La evolución de los bienes cuyo comercio se registró entre 1943 y 1945 es más cambiante; en aparatos radio-receptores y en conservas alimenticias vegetales el intercambio cayó en 1944 y repuntó en 1945, mientras que el valor de los aparatos fonográficos se desplomó en el curso de los tres años; sólo el de pieles curtidas –que desde 1943 estuvo muy por encima de los demás artículos- se incrementó. En este caso, sin embargo, el comportamiento del volumen fue diferente al del valor: en 1944 llegó a su mínimo, en tanto que ese año su valor alcanzó el máximo nivel del periodo; asimismo, a la par que el valor de las importaciones de conservas y de aparatos radioreceptores se incrementó entre 1944 y 1945, su volumen decreció entre 1943 y 1945. Así, en estos tres artículos las fluctuaciones de precios –no un aumento en el volumenexplican las alzas en el valor asentado en dichos años. El comportamiento de las mercancías del tercer grupo –el que se registró entre 1945 y 1950- fue todavía más dispar. Para empezar, el gas natural y los motores para automóviles tuvieron, por lo menos en uno de los años, un valor superior a los 10 millones de dólares. El gas mantuvo un nivel más o menos constante hasta 1948, luego se disparó en 1949 y al final cayó nuevamente a un nivel similar al observado antes de este último año. En cambio el valor de los motores tuvo un crecimiento constante hasta  

17  

1948, inclusive, decreció en 1949 y al final volvió a crecer, terminando el periodo en un nivel de intercambio a todas luces superior al que presentó en 1945. Fuera de los motores, el único producto que siguió una trayectoria similar –aunque en un rango de valor inferior- fueron las grasas lubricantes. Los gránulos, grageas, etc., carbonatos de potasio y sodio, máquinas para escribir y para calcular, y barnices y colores presentaron altibajos, pero en 1950 terminaron con una tendencia al alza, misma que fue más pronunciada para las máquinas para escribir, los barnices y los gránulos. Con excepción de las máquinas para escribir y calcular, el máximo valor de este grupo de artículos se situó en 1947. En contraste, el lúpulo, la leche y las telas de algodón terminaron el periodo con una tendencia a la baja, con la diferencia de que el valor del primero se desplomó entre 1946 y 1949, mientras que el monto de los otros dos bienes se elevó. En términos de volumen, la trayectoria de las mercancías de este tercer conjunto fue bastante semejante a la que presentó su valor, con algunas excepciones. La cantidad de motores de automóvil importados descendió de 1949 a 1950, aun cuando el valor de dicha importación siguió creciendo. Por el contrario, además de que el volumen de las importaciones de gas natural se mantuvo dentro de un rango más estable, sin cambios tan bruscos como los que sufrió su valor, fue ascendente de 1949 a 1950, a la par que su valor disminuyó en ese mismo lapso; por tanto, de nueva cuenta, en este caso el declive en el precio del gas explica la disparidad entre la trayectoria de su volumen y su valor. Por tanto, es factible afirmar que, en general, el año de 1947 –fecha, como se ha dicho ya, de la introducción en México de un sistema de licencias de importaciónconstituyó un punto de inflexión para el flujo de las importaciones mexicanas, aunque después de 1945 una mayor variedad de productos formaron parte de dicho flujo. En cuanto a las exportaciones, de las 151 fracciones arancelarias incluidas en las Listas II y III del Tratado, únicamente 30 (19.8%) correspondieron a mercancías con presencia significativa en el flujo comercial bilateral (23 mercancías en total), es decir, tuvieron una presencia relativa ligeramente superior a la de las importaciones consideradas en el acuerdo. De las 30 fracciones, sólo 2 (pescados y piña preparados) fueron de la Lista III, es decir, se confirma la escasa relevancia de las fracciones de la Lista III. El perfil de los productos exportados a Estados Unidos y referidos en el Tratado fue bastante tradicional, pues consistió en bienes agropecuarios, minerometalúrgicos y petroleros, aunque 2 artículos provinieron de la pesca y 4 fueron

 

18  

productos no alimenticios. El valor de exportación de siete de los 23 artículos descolló durante todo el período, pero dos sólo destacaron entre 1943 y 1945, uno entre 1945 y Cuadro 9. Exportaciones mexicanas de artículos incluidos en el Tratado y registradas en los anuarios de la S.E.N., 1943-1950 Artículos Café en grano Garbanzo Henequén Ixtle de palma y lechuguilla Petróleo combustible Petróleo crudo Plomo afinado Tomate Zinc afinado Ganado vacuno Vainilla Plomo en barras impuras Camarón fresco, crudo, seco o pelado Ceras vegetales Chile fresco y seco Gas-oil Hilazas, hilos, cordeles y cables de henequén Ixtle cortado y preparado Kerosena cruda Minerales naturales de antimonio Pescados frescos o refrigerados n/e Piña Plomo antimonial

Años 1943-1950 1943-1950 1943-1950 1943-1950 1943-1950 1943-1950 1943-1950 1943-1950 1943-1950 1943-1945 1943-1945 1945-1948 1945-1950 1945-1950 1945-1950 1945-1950 1945-1950 1945-1950 1945-1950 1945-1950 1945-1950 1945-1950 1945-1950

Fuente: Elaboración propia a partir de información de Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio, op.cit. y S.E.N., Anuario… 1943-1945 y Anuario… 1946-1950.

1948 y nueve entre 1945 y 1950 (Cuadro 9). Esto significa que, contrario a lo que podríamos esperar y en concordancia con la trayectoria del flujo bilateral esbozada en el primer apartado, fue justamente en el segundo lustro de los años cuarenta cuando una mayor cantidad de las exportaciones mexicanas que habían recibido concesiones en el Tratado pudo colocarse en el mercado de la Unión Americana.

 

19  

Entre los artículos cuyo valor quedó registrado en los anuarios de la S.E.N. entre 1943 y 1950 hubo cuatro bienes agrícolas que ya eran importantes en la canasta de exportación desde años atrás (henequén, café, garbanzo, jitomate), y dos metales industriales de primer orden. Por su monto, los tres productos punteros fueron el café en grano, el plomo afinado y el henequén; sin embargo, en tanto que la trayectoria general de estos bienes fue ascendente, el comercio de productos de henequén llegó a su cúspide en 1946 y terminó el periodo con un valor inferior al registrado en 1943. La evolución de los demás artículos de este grupo fue irregular, aunque es posible identificar varias tendencias: el ixtle y el garbanzo registraron los valores más bajos y de hecho en 1950 terminaron en un nivel inferior al de 1943; por su parte, el petróleo crudo y combustible, pese a los vaivenes que experimentaron, crecieron en importancia, en particular el primero; finalmente, el máximo valor del jitomate y el zinc afinado exportados se registró en 1947 y 1948, respectivamente, pero después fue decreciente. Una vez más, en general hubo coincidencia entre el comportamiento del valor y el volumen de estas mercancías. No obstante, la trayectoria ascendente del valor del café contrastó con la cantidad importada, que decreció ligeramente entre 1943 y 1948, luego aumentó al año siguiente, y terminó con una tendencia descendente. En el caso del henequén, su valor comenzó bajo y se disparó en 1946, para luego caer de nuevo; en cambio su cantidad disminuyó en forma constante hasta 1949, para repuntar en 1950, esto es, el alza de su valor de 1946 obedeció, de nueva cuenta, a movimientos en los precios. Asimismo, aunque el volumen del garbanzo siguió una senda similar a la de su valor, la recuperación que la leguminosa experimentó en 1947 fue mucho más pronunciada en términos de valor que de volumen. Finalmente, el descenso relativo de las exportaciones de plomo afinado fue mayor en volumen que en valor, lo mismo que su recuperación al final del periodo. La relevancia de los demás bienes de exportación estuvo más acotada en el tiempo. La vainilla y el ganado vacuno únicamente arrojaron valores y volúmenes significativos entre 1943 y 1945, y el valor y la cantidad importada de plomo en barras impuras los tuvo entre 1945 y 1948. En relación con este último, el monto exportado se desplomó en 1946, para luego recuperarse ligeramente, sin alcanzar de ninguna manera el valor que tuvo en 1945.

 

20  

Como he apuntado ya, los otros productos atravesaron su mejor momento del periodo entre 1945 y 1950. De entre dichas mercancías, las que más descollaron fueron, en primera instancia, los pescados y en segundo lugar el camarón, cuyo valor presentó un claro incremento conforme avanzó el quinquenio. En orden de importancia siguieron las manufacturas de henequén y las ceras vegetales, que alcanzaron su mayor valor en 1946-1947, aun cuando recuperaron su tendencia ascendente en los dos últimos años del lustro. La mayor parte del resto de los artículos llegaron a su valor máximo en 1948, con la salvedad del ixtle, la piña y el chile, cuyo mejor momento fue 1946. Por el contrario, el año del valor mínimo varió de acuerdo con la mercancía. Ahora bien, el ixtle, el chile y el zinc finalizaron el periodo con una tendencia al alza, en tanto que la piña, los minerales naturales de antimonio, el gas-oil y el keroseno terminaron a la baja. La misma trayectoria se registró para el volumen exportado de todos estos bienes, con dos excepciones: la piña, cuyo valor disminuyó a la vez que creció la cantidad de piñas exportadas al mercado estadounidense; y el plomo antimonial, cuya cantidad comerciada decreció al tiempo que su valor aumentó. Dentro del grupo de mercancías importantes entre 1945 y 1950, resalta la inclusión de dos productos pesqueros, dado el interés bilateral que desde el inicio de la década de 1940 se manifestó en el rubro a través de un convenio específico de 194217; además, la presencia de un par de productos no alimenticios nos refiere a la posibilidad que tuvo México en el lapso estudiado de exportar ciertos artículos más elaborados, aunque derivados del henequén, un bien tradicional de exportación. Ahora bien, cabe preguntarse qué tantas concesiones arancelarias recibieron los grupos de productos de importación y exportación integrados al Tratado y cuyo flujo comercial fue destacado entre 1943 y 1950. Al respecto, podemos señalar que de las 39 fracciones de bienes importados por México cuya relevancia se reflejó en el flujo comercial, en 23 (58.9%) casos se consolidaron los aranceles previos; esto sucedió con el gas natural o artificial para alumbrado –único bien exento de impuestos-; las grasas lubricantes; las pieles curtidas; los automóviles; los barnices y colores preparados; telas de algodón; los gránulos, grageas, perlas y píldoras medicinales; y las películas en blanco para fotografía. Esto es, la consolidación arancelaria se dio para mercancías que, en su mayoría, eran manufacturas.                                                                                                                         17

 “Memorándum de convenio sobre la misión de pesquerías”, en Senado de la República, op.cit., tomo VIII, pp.739-945.    

21  

Los 16 bienes restantes recibieron concesiones diversas. Las mayores fueron para las máquinas no especificadas impulsadas por medios mecánicos y las máquinas para calcular, que obtuvieron una rebaja arancelaria de 50%, lo cual parece indicar que las concesiones que en la práctica fueron más sustanciosas se hicieron para bienes de producción, ya sea de capital, como las máquinas, o insumos para diversos procesos productivos (v.gr. El lúpulo para la cerveza y las telas para las llantas) y que, por tanto, dichos privilegios se vincularon con las necesidades de la industrialización mexicana. Finalmente, en el campo de las exportaciones, a 9 de 23 artículos (39%) se les consolidó el estatus arancelario previo, que en siete de los casos fue de exención total de impuestos. El resto de los bienes obtuvo rebajas arancelarias que fluctuaron entre 20 (pescado) y 80% (chile), siendo la disminución del impuesto en un 45-50% la concesión más común: 50% para petróleo crudo, petróleo combustible y keroseno, jitomates y una fracción de ganado bovino; y 45% para las tres fracciones de plomo. Lo anterior sugiere que la negociación de concesiones arancelarias en el Tratado tuvo mayor impacto por lo que toca a productos mexicanos de las industrias petrolera y minera. En este sentido, uno de los objetivos que llevó a México a firmar el Tratado de 1942 se habría conseguido, a saber, el aumento de las exportaciones petroleras a la Unión Americana.18 Conclusiones El examen cruzado de las concesiones arancelarias bilaterales que se incluyeron en el Tratado comercial de 1942 entre México y Estados Unidos y de los niveles de intercambio que hubo entre ambos países (en valor y volumen), permite llegar a algunas conclusiones generales en relación con qué tanto sirvió el acuerdo para reforzar los lazos comerciales y fomentar, así, la cooperación económica México-Estados Unidos en el contexto de la segunda Guerra Mundial y de la posguerra temprana. En primer lugar, el Tratado estipuló privilegios que favorecían, en principio, tanto a México como a Estados Unidos, pues las mayores concesiones, en términos relativos, se dieron a los bienes más comerciados por ambas partes a principios de la década de 1940. Mientras que la Unión Americana aprovechó el acuerdo para crear demanda mexicana para sus manufacturas y para incentivar la producción en México de mercancías alimenticias destinadas a Estados Unidos, México buscó garantizar la                                                                                                                         18

 

 Blanca Torres, México en la segunda Guerra…, p.159.   22  

obtención de bienes de capital y un mercado seguro para sus exportaciones. Tanto en el caso de las importaciones como en el de las exportaciones mexicanas contempladas en el Tratado, es importante reconocer que más allá de su función en el contexto bélico centrada en el abastecimiento de metales industriales, el acuerdo sirvió como un instrumento para cubrir necesidades específicas del mercado estadounidense en el mediano plazo. Empero, no debe magnificarse el impacto del Tratado, pues en la práctica menos de un 20% de las concesiones se refirieron a artículos importantes en el comercio bilateral. La entrada en vigor del Tratado desde enero de 1943 no contrarrestó las limitaciones impuestas por la segunda Guerra Mundial, pues si bien es cierto que el comercio de algunos de los bienes incluidos en el convenio se incrementó entre 1943 y 1945, fue en realidad el segundo lustro de los años cuarenta el momento más intenso en materia de comercio bilateral. De hecho, contrario a lo que se piensa con frecuencia, entre 1945 y 1950 el valor y el volumen de las exportaciones mexicanas más importantes destinadas a la Unión Americana tendieron a incrementarse. En consecuencia, parecería que no fue tanto el sesgo pro-importador del Tratado de 1942, sino más bien la estructura comercial que requería la industrialización mexicana en el corto plazo, lo que obligó a incrementar las importaciones mexicanas a un ritmo mayor al que tuvo el crecimiento de las exportaciones del país. Tan es así que la presencia relativa de fracciones de exportaciones mexicanas favorecidas por el Tratado fue incluso un poco mayor que la de las de importaciones. Asimismo, es claro que el sistema de licencias mexicano introducido en 1947 repercutió negativamente en las importaciones de diversas mercancías estadounidenses y marcó un antes y un después. El punto de quiebre para las exportaciones fue el año de 1948, aunque no es claro el porqué de ello. Por otro lado, la afirmación en el sentido de que Estados Unidos no proporcionó a México la maquinaria necesaria tendría que matizarse; es cierto que, en general, las importaciones de maquinaria decrecieron con el paso de los años, pero la trayectoria de los flujos comerciales por artículos muestra que uno de los rubros más favorecidos por el Tratado y cuyo desempeño descolló, sobre todo, entre 1943 y 1947, fue el de cierta maquinaria. Y si bien México no logró diversificar demasiado su canasta de exportaciones, el Tratado contribuyó a abrir el mercado estadounidense para las frutas y

 

23  

verduras mexicanas antes de la popularización de las agroindustrias en territorio mexicano a partir de los años cincuenta. Además, México consiguió elevar sus exportaciones petroleras destinadas a Estados Unidos. En suma, el análisis realizado apoya el argumento de que el Tratado funcionó, parcialmente, como una herramienta de cooperación bilateral con efectos limitados, pero positivos, no sólo para Estados Unidos, sino para algunas ramas productivas de la economía mexicana, en particular en la segunda mitad de los años cuarenta. Fuentes primarias Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio, Tratado de comercio MéxicoEstados Unidos, México, [C.C.N.C.], marzo de 1943. Secretaría de Economía Nacional (S.E.N.)- Dirección General de Estadística, Anuario estadístico de los Estados Unidos Mexicanos 1943-1945, México, S.E.N., 1950. -

Anuario estadístico de los Estados Unidos Mexicanos 1946-1950, México, S.E.N., 1953.

Senado de la República, Tratados ratificados y convenios ejecutivos celebrados por México. Tomo VIII (1938-1942), Tomo IX (1943-1946), Tomo X (1947-1948, primera parte), México, Talleres Gráficos de la Nación, 1974. Bibliografía secundaria Avella Alaminos, Isabel, “De oportunidades y retos. Los engranajes del comercio exterior de México (1920-1950)” (tesis de doctorado en Historia), México, El Colegio de México-Centro de Estudios Históricos, 2006. Cárdenas, La hacienda pública y la política económica 1929-1958, México, El Colegio de México/ Fideicomiso Historia de las Américas/ F.C.E., 2ª reimpresión, 2005 (1ª ed. 1994) (Sección de Obras de Historia). Chacón, Susana, La relación entre México y los Estados Unidos (1940-1955). Entre el conflicto y la cooperación, México, F.C.E./ Tecnológico de Monterrey, 2008 (Política y Derecho).

 

24  

Rubenstein, Anne, “Mass media and popular culture in the postrevolutionary era”, en Michael C. Meyer y William H. Beezley (ed.), The Oxford history of Mexico, N.Y., Oxford University Press, 2000, pp.637-677. Torres Ramírez, Blanca, Historia de la Revolución Mexicana, 1940-1952: Hacia la utopía industrial, México, El Colegio de México-Centro de Estudios Históricos, 1ª reimpresión, 2006 (original 1984) (Historia de la Revolución Mexicana vol.21). - Historia de la Revolución Mexicana, 1940-1952: México en la Segunda Guerra Mundial, 3ª reimpresión, México, El Colegio de México-Centro de Estudios Históricos, 2005 (original 1979) (Historia de la Revolución Mexicana vol.19).

 

25  

Get in touch

Social

© Copyright 2013 - 2024 MYDOKUMENT.COM - All rights reserved.